Discurso del Gobernado de Portuguesa el 4F Día de la Dignidad, desde Cuba

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Presentación a cargo del Embajador de Venezuela en Cuba Alí Rodríguez Araque. Sean muy bienvenidos y bienvenidas a este importante evento donde estaremos oyendo las palabras de uno de los protagonistas de los históricos eventos que ocurrieron en la Venezuela de 1992, que sintetizan, en la figura en nuestro inmortal Comandante Hugo Chávez, la conciencia, la rebeldía, la tradición histórica de patriotismo, del pueblo Venezolano, y de los pueblos de América. En el día de hoy, y está presente con nosotros el recuerdo de Hugo Chávez, y todos los que lo acompañaron y esta tarde tiene una particular relevancia el hecho de que este uno de los compañeros que formaron parte de todo ese proceso y que hoy ya como Gobernador del estado Portuguesa, uno de los más importantes de Venezuela, con gran tradición en las gestas, tanto de la independencia, como de la federación, y de muchos otros eventos históricos, tiene una particular relevancia en nuestro país, ya que el estado Portuguesa, es uno de los principales productores tanto agrícola como particularmente pecuario lo que lo convierte en una de las potencias agro económicas de Venezuela, pero además, es una de la regiones con tradición patriótica. Eso se expresa en ser uno de los estados donde el Chavismo tiene la fuerza más grande, más importante en el conjunto de la Nación Venezolana. Allí como una expresión de esa tradición fue llevado a la gobernación del estado nuestro querido amigo, nuestro compañero, el comandante gobernador Wilmar Castro Soteldo, hoy es representación de esas tradiciones revolucionarias y muy particularmente de la gesta que encabezo nuestro querido entrañable, inolvidable, camarada, compañero, líder, Hugo Chávez, de manera que es una oportunidad insuperable para conocer mucho de los hechos que ocurrieron en ese proceso y es por ello que ha sido nuestro invitado de hoy: Uno de los protagonistas fundamentales de todas estas gestas.

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Así que creo que es mejor oír a Wilmar Castro Soteldo, quien seguramente tendrá muchas cosas que contarnos. Con ustedes pues uno de los protagonistas de esa gesta Wilmar Castro

Palabras del Gobernador de Portuguesa Wilmar Castro Mi orgullo, mi cariño, y mi satisfacción por la presencia de ustedes en este acto, mi agradecimiento al Dr. Alí Rodríguez Araque, por permitirme, compartir algunas lágrimas y algunos nudos en la garganta, cuando escuchamos ese canto (de fondo se oye la canción de Dámaso Figueredo “Guanarito”), que muchas veces el compañero Hugo Chávez también entonó, porque de ahí viene este proceso…. A nosotros cuando militábamos en la juventud comunista nos decían, que los comunistas no lloraban, que los comunistas tienen que ser recios como el temple del acero... Bueno, los comunistas venezolanos creo que somos distintos, nosotros lloramos por el hermano que perdimos que se nos fue físicamente, pero que se nos sembró aquí en el corazón; porque ese llanto mitiga el dolor; mitiga la pena y levanta el espíritu; para que no desmayemos más nunca hasta consumirnos como él lo hizo, en este proceso histórico. Por eso quiero drenar mi dolor y mi llanto en este inicio, y agradecerles a ustedes la presencia, a los hermanos de nuestra gloriosa y heroica Fuerza Armada Bolivariana, muchachos que en ese entonces apenas eran subtenientes, tenientes algunos, que dejaron su vida, sus mujeres, sus sueños y sus esperanzas, en un proyecto que nunca tuvo plan B, nunca!!!. Ni el 4 de Febrero, ni el 27 de Noviembre, tuvieron plan B, era vencer o morir, y creímos haber muerto cuando se dieron los resultados políticos que en ese entonces se sucedieron; y así como el Ave Fénix, el pueblo y la esperanza de nuestro pueblo revivió y destacó gracias a esa frase (se refiere al “por ahora” que pronunció el Cmte. Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992), que sintetizó todo un camino, toda una trayectoria, todo un sueño. Eso es el 4 de febrero, eso el 27 de noviembre, eso fue el año 92 para el pueblo venezolano. La insurgencia de un grupo de muchachos y 3


muchachas: 36, 34 años tendríamos para ese entonces, que recogimos la lucha de viejos maestros, de viejos hermanos, como el Comandante Fausto, hoy embajador nuestro, plenipotenciario, amigo eterno, maestro eterno, embajador acá en la hermana República de Cuba: el compañero y amigo Alí Rodríguez Araque, para quien pido un fuerte aplauso, y mi agradecimiento por permitirme este honor. Le preguntaba yo a Alí cómo hablar de revolución y de Chávez acá en La Habana, donde quizás están enterrados los más profundos secretos personales, políticos incluso, íntimos de nuestro querido hermano. Sin embargo, me orientaba Alí, en la necesidad, quizás, de hacer un balance de cómo surgieron estos movimientos, entonces se torna interesante ver las coincidencias históricas, cómo por allá en los años 70, cuando ingresábamos a las distintas academias militares: Hugo por allá en el Ejército; Luis Reyes y mi persona en la Fuerza Aérea (1971 y 1973). Año 70, cuando las juventudes del mundo se levantaban como fuerza rebelde de cambio; estaban aquellos movimientos juveniles musicales, contestatarios, expresados a través de la música; estaban aquellos jóvenes de Francia, acelerando procesos de cambios en su país, en el famoso Mayo Francés (1968). Veníamos de una guerra fría que no era tan fría y que ustedes mejores que nadie (refiriéndose al público cubano presente) quizás conocen, que alimentaba a esa juventud rebelde. Venía la épica de Cuba, la épica del Che, en distintas regiones del mundo; la muerte de Kennedy, la muerte de líderes sociales en distintas partes del mundo, e ingresamos nosotros, quizás por meras necesidades económicas, que por la propia vocación como militares que pudiéramos haber tenido, a los institutos militares. Institutos militares que recogían del pueblo humilde a toda esa juventud con inclinación de patria, para servir al país, bajo el ideal bolivariano. Ese mismo pueblo que con Bolívar y su Ejército cruzó los Andes, desde los llanos áridos nuestros, hostiles como son, descalzo en alpargatas, patizambos, porque se les deformaba el pie como consecuencia de que tenían que meter el dedo gordo en el mecate para sostenerse en el 4


caballo, que era el único apero prácticamente que utilizaban para la monta. Y así como ese pueblo veguero (dícese del que nace a las orillas o vegas de los ríos), humilde acompañó a Bolívar, acompañó también a Zamora en sus luchas por la liberación de los campesinos, y así acompañaron a todos estos líderes que desde el seno de las Fuerzas Armadas venían insurgiendo contra modelos dictatoriales, es decir, nuestro Ejército, incluyendo el ejercito que se formó cuando el general Gómez (Juan Vicente Gómez) le da el Golpe de Estado a su compadre (1908); ha sido históricamente un ejército de extracción meramente popular, no solo su tropa, sino su liderazgo también, y muy especialmente de la región llanera y de la región andina, muy especialmente de esas zonas del país. Esa estirpe popular de nuestro Ejército, no se ve en otras regiones del mundo, incluso de nuestra América, en donde la corporación militar es una especie de casta, de élite, como quisieron convertirnos a nosotros con la llegada del neoliberalismo al continente y se comenzó una política de cambios, que comenzó por la supresión de las escuelas técnicas; se nos incorporó a nosotros a las universidades, al sistema universitario formal; pero luego comenzó como una especie de depuración para que solo ingresasen a las academias militares hijos de oficiales y que luego se reciclase ese personal con hijos y familias de los militares. Es decir, se nos cercó para conformar una nueva casta, con un nuevo linaje, con una nueva visión del mundo. Se nos encerró en los cuarteles, se nos prohibía el contacto con nuestro pueblo. Escuchaba yo las anécdotas de los muchachos, generales ahora, coroneles, cuando recordaban su época de subtenientes, y yo la mía también de subteniente, incluso de cadete. Se nos prohibía montarnos en los autobuses para no tener contacto con el pueblo, es decir, era una intencionalidad de desclasamiento del cuerpo militar, y luego la coraza del uniforme, ese uniforme que se convirtió en símbolo de represión contra el pueblo, es decir, el pueblo contra el pueblo; y los señalaba ahí el general Quiaro (Pedro Quiaro, agregado de Defensa de la embajada de Venezuela en Cuba) en la reunión antes de este acto: “Los generales eran una 5


especie de caja negra”, decía él, una caja que nadie sabía qué había allí pues. Era imposible que un general se tocara la mano con un soldado, con un subteniente, con un oficial subalterno, no! Tenía que andar en un carro blindado de último modelo y mantenerse a la altura; en los clubes privados de nuestra Fuerza Armada, en los hospitales privados de nuestra Fuerza Armada, de allí veníamos. Y luego esos años 70 por allá en el año 74, en los campos deportivos de la Escuela Naval de Venezuela, nos conseguimos por primera vez el compañero Hugo Chávez y mi persona, él como pitcher y primera base del equipo del Ejército, y yo pitcher y primera base del equipo de la Escuela de Aviación Militar, que nunca ganábamos un juego los aviadores, porque siempre fuimos maulas en deporte; siempre nos arrasaba el Ejército y la Guardia Nacional, que tenían un trabuco, y en esa época Hugo Chávez lanzaba como 90 millas, qué sé yo, y era buen bateador, y coincidimos como dice la canción de Maelo (referido al cantante puertorriqueño Ismael Rivera), que pareciera que “Dios los cría y ellos se juntan”, porque Luis Reyes (para entonces era el Primer Brigadier de la Escuela de Aviación Militar), también pelotero del equipo de la Fuerza Aérea, nos presenta allí. ¡Hugo, mira este muchacho veguero que viene de allá de los llanos! ¡Seguro que viene de Guanarito!, señaló Chávez, porque Hugo tenía mucha fijación con Guanarito, allí vivía su abuelo, y su padre Hugo Rafael iba mucho de Sabaneta para Guanarito, como maestro que era. Allí se enterró a su abuelo. Por eso siempre él entonaba esa canción (Guanarito), hermosa canción, hermosa poesía del maestro Dámaso Delgado. ¡Seguro que viene de Guanarito! Vengo de Turén Viejo, le dije yo. ¿Y qué posición juega?, Primera base (respondí), a veces pitcher; pero la primera vez que intenté pitchar, me la botaron de jonrón y más nunca consiguieron la pelota. Dejé de ser pitcher, mejor ser primera base.

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Comenzamos allí una relación hermosa, de camaradas, por esa afinidad que siempre hubo entre el Ejército y la Aviación. Cuarenta y un años hace de ese encuentro, Año 83, Bicentenario del Natalicio de nuestro Libertador, ya como Tenientes algunos, Capitanes otros… nuevamente el encuentro formal por las actividades propias de la fecha: Juegos Panamericanos, recuerdo. Ya había cierta organicidad dispersa (referido a los grupos de oficiales descontentos) de la Fuerza Armada, de oficiales, con cierta posición de liderazgo en sus respectivas promociones, que mostrábamos cierto descontento por lo que en el país estaba pasando. Esa llegada del neoliberalismo, como nuevo esquema de dominación, se sintió profundamente en el seno de nuestra Fuerza Armada, especialmente en los altos mandos, que parecieron ser las primeras víctimas de este modelo, cuando en una epidemia de perversión, de lujuria y de excesos, se fueron de bruces ante el hegemón imperial, e hicieron desafueros en cada una de sus fuerzas, y nosotros, allí, sin poder hacer nada. En el seno de la Aviación, bajo la sigla ARMA, recuerdo: Asociación Revolucionaria de Militares Activos, algunos decían de “militares aéreos”, comenzábamos a “conspirar”, y por allá en el Ejército, comandados y liderados por el camarada Hugo Chávez, el Ejército Bolivariano Revolucionario 200 (EBR - 200) también agrupaba en el liderazgo de cada una de las promociones, a muchachos como éstos (señalando a los oficiales de la FANB ubicados en el presídium del acto), que sin previo acuerdo, ya habíamos nosotros asumido cada uno en su espacio, ir a las escuelas como oficiales de planta, ir a los grupos de comando, donde había poder de choque, para desde allí, bajo el excusa de la Cátedra Bolivariana, que fue nuestro escudo protector, comenzar a despertar el sentimiento bolivariano propio, de esencia, de naturaleza, con el cual nació nuestro ejército. Año 83, ya el neoliberalismo mostraba más su cara, y en un acto digo yo, osado, hasta irresponsable, en palabras de Alí Rodríguez, que es un militante disciplinado, se nos ocurrió hacer una asamblea en Maracay, que es la cuna prácticamente de la Fuerza Armada Nacional, porque allí 7


se amuralló el general Gómez cuando asumió la dictadura desde 1908, creo, hasta finales de los años 20, hasta el 28, y Maracay es una ciudad que es un cuartel prácticamente. Entre Aviadores y Ejército, conforman la mitad de la población de Maracay, y allí se nos ocurrió hacer una reunión de más de ochenta oficiales en una casa, una locura, año 84, 85, y se incorpora el componente Aviación con el compañero Luis Reyes, mi persona y otros compañeros y compañeras; nuestras mujeres, como la subteniente Guillermina Celis Salas, por ejemplo; la subteniente Maritza Gamargo, por ejemplo, y nace el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200). (Allí se conformó el primer Directorio del MBR 200, integrado por Francisco Arias Cárdenas, Hugo Chávez y Wilmar Castro, junto a un Estado Mayor con los respectivos equipos de Personal, Inteligencia, Operaciones y Logística) Decía Hugo Chávez, ya no puede ser MBR, porque se incorporan otros componentes, y estaba la Armada, y estaba la Guardia Nacional también, incorporando cuadros, y desde allí se desplegó todo un proceso de captación que fijó su estrategia en el liderazgo… en el liderazgo y en la fuerza moral que cada uno de los cuadros que allí haríamos vida en este proyecto, que no tenía todavía forma ni figura; un proyecto que se inicia en principio, por la necesidad y el hecho ineludible de rescatar la moral de nuestra Fuerza Armada, el patriotismo, la dignidad, el honor, que son valores fundamentales de nuestro Ejército Bolivariano, y por otra parte, procurar el encuentro con nuestras raíces: no solo las raíces históricas de Bolívar, Rodríguez y Zamora, como reza nuestro himno (PSUV) por ejemplo, sino también, las raíces de nuestro pueblo. Y comenzamos a construir una especie de propuesta, más de carácter institucional, de rescate de esa nueva Fuerza Armada, y que luego viniese un grupo de notables, como le decíamos, de la sociedad civil y asumiera la direccionalidad política. Habíamos identificado un grupo importante, sin importar incluso, su planteamiento ideológico. Había allí voceros de la socialdemocracia, de la democracia cristiana y alguno que otro, de la izquierda venezolana tradicional. En ese proceso, donde la fuerza ya parecía insostenible, la “capitanada” (grupo conformado por los Capitanes) que llamábamos, y la “tenientada” (grupo conformado por los 8


Tenientes) que llamábamos, nos empujaba, nos empujaba cada día más:“¿Cuándo es que vamos a salir a la calle? El ímpetu de esa juventud rebelde no se hacía esperar, y en esos interines, la Inteligencia Militar comienza a detectar los focos y a dispersarlos. Nuestras mujeres, ausentes de lo que pasaba, dudaban de lo que estábamos haciendo, dudaban, porque cada uno de nosotros tenía “una negra”, (negra por cariño le decimos nosotros a nuestras mujeres, pues, nunca de manera peyorativa), y cada vez que escuchaban ellas esos rumores: “que vamos a la casa de la negra”, “que estamos en la casa de la negra”; creían que era alguna novia que estaba por allí. Por eso nos alejábamos y nos perdíamos. Y muchas de ellas (nuestras esposas) se enteraron de qué se trataba todo aquello el día que se dio esta rebelión importante, esta fecha histórica. Esa dispersión nos obligó a algunos a salir del país; muchos fuimos a parar a Centroamérica en misiones de paz de Naciones Unidas (ONUCA y ONUSAL); otros los mandaron a Europa; otros los mandaron a comandos por allá en la frontera, sin contacto alguno con la civilización, y por fortuna los cuadros fundamentales persistían en el seno de las unidades de combate. Ese 4 de febrero pudo haber sido el 27 y el 28, y 29 de febrero del año 89, pudo haber sido… Estando en plena insurgencia popular (Año 1989), ya nuestro movimiento tenía fuerza suficiente, pero no se terminaba de incorporar el Componente Aéreo. Faltaban algunos compañeros de unidades fundamentales que todavía dudaban, y, éramos Hugo y yo vecinos allá en el barrio San Bernardo de un pueblito cercano de la capital del estado Carabobo, en San Joaquín. Veía ahí una foto de la Negra Nancy (haciendo referencia a unas diapositivas mostradas donde aparece la compañera Nancy de Chávez), su querida esposa, que tú conociste Alí también; esa Negra heroína silente, como siempre fue ella, humilde. Estábamos allí de vecinos y explota el pueblo venezolano, que no se caló, ni soportó, ni permitió que el neoliberalismo clavara las garras en nuestro país. Salgo yo con una comisión de oficiales, a ver qué estaba pasando, a ver si las mujeres estaban bien, porque en esa urbanización vivíamos algunos oficiales 9


compañeros, comprometidos con el proceso insurreccional. Y, cuando le toco la puerta a la negra Nancy, sale Hugo, cubierto de lechina por todas partes, y lo primero que se me ocurre decirle fue: ¡hermano, pelamos este boche!, y me riposta el compañero Hugo Chávez: “Mataron al Catire Acosta, al Catire Acosta Carles”, decía él. ¡No puede ser! , le respondí… Acosta Carles era una de las piezas fundamentales del Movimiento Bolivariano también, y lo acababan de asesinar por allá en el Valle (populosa barriada de Caracas) de un disparo que no sabemos de dónde vino. Era un comando del Ejército, un guerrero, un luchador, nacionalista profundo. “No podemos hacer nada Wilmar”, fue la instrucción. “Esperemos a ver qué pasa, no repriman al pueblo, esa es la orden”… y empezamos los contactos allí con los distintos compañeros que tenían unidades de comando, para evitar participar en la masacre que allí se dio. 27, 28 y 29 de febrero del año 89, la masacre que el Presidente de entonces (Carlos Andrés Pérez), ordenó a nuestra Fuerza Armada, para con nuestro pueblo…. He allí la primera deuda, el primer motivo, gran motivo fundamental para nuestro movimiento, de resarcir ese daño. Diciembre de 1991, ya estando fuera del país, como parte de la misión de paz en Centroamérica (antes mencionada), regresamos a Venezuela para ver la posibilidad de que ese diciembre definitivamente, ya con los cuadros de la Fuerza Aérea claramente definidos, listos, diéramos la estocada…. No fue posible tampoco, porque la Inteligencia Militar había precisado también el movimiento de los Aviadores y las concurrencias de los compañeros del Ejército, quienes asumieron ese día (referido al 4F)la bandera y el bastión con la gallardía que nuestro Ejército siempre lo ha hecho, que no soportó la presión de estos muchachos y de los capitanes, de entonces, hoy comandos fundamentales del Alto Mando Militar Bolivariano, e insurge entonces el 4 de febrero con Hugo Chávez a la cabeza, y allí se sintetiza en esa acción, parte de lo que por años Alí, Julio (referido a Alí Rodríguez y a Julio Chirinos, el Cabito) y todos esos héroes anónimos, muchos, que en nuestros campos, en nuestras montañas, dejaron su sangre derramada por un nuevo mundo, por una nueva forma

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de vida… Allí se sintetizaba parte de ese esfuerzo!… una parte de ese esfuerzo. ¡No se pudo lograr el objetivo¡, dijo Chávez en sus palabras, por ahora… y no nos quedó otra alternativa a los aviadores, que ese día 4 de febrero tampoco pudieron salir al combate, que reagrupar las fuerzas, reunir lo que había quedado allí intacto de nuestro Ejército bolivariano y del resto de las fuerzas que también, de alguna manera no pudieron participar, como el caso de la Armada, y en apenas días, meses, pocos meses, el 27 de noviembre, la segunda estocada al neoliberalismo corrupto que aplastaba nuestro país! ¡Insurgen entonces los muchachos de la Fuerza Aérea con un doble compromiso!: primero la deuda del 27 y 28 de febrero del año 89, y segundo, la deuda del 4 de febrero con los hermanos del Ejército, que se lanzaron ante la presión de nuestro pueblo y de nuestros muchachos. Así que 4 de febrero; 27 y 28 febrero del 89; 4 de febrero y 27 de noviembre del año 92, pudiéramos analizarlos desde la óptica política como un evento. Como un solo evento, que venía madurando, que tenía raíces en las fuerzas insurgentes de los años 60, que se sintieron defraudadas por la traición del 23 de enero del año 58, y que no les quedó otra opción que coger la montaña. Se recogen en el año 92 entonces, todas esas intentonas, todos esos esfuerzos, todos esos sacrificios que nuestros mártires dejaron en el suelo patrio y fuera de los suelos patrios también, porque muchos de ellos fueron aniquilados en otros territorios, y comienza entonces una etapa distinta en la política venezolana. No deja de ser cierta a la frase de Hugo Chávez, cuando dice: “Se parte en dos la historia de Venezuela en el año 92”. Surge una forma distinta de la política. Viene luego el proceso que por las vías Constitucionales de entonces, ante la presión ferviente del pueblo y la Fuerza Armada, a comenzar procesos políticos, jurídicos y administrativos para la destitución del Presidente de entonces; y ya nosotros en la cárcel, con una visión también distinta de lo que al principio habíamos tenido, evaluando y procesando qué venía luego.

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Y creo que esa derrota coyuntural del año 92, más que derrota, fue una gran victoria, porque nos permitió en primer lugar valorar la propuesta que al principio habíamos tenido, de colocar algunos notables allí, que al final de cuenta resultaron no ser tan notables como creíamos, sino que eran más de lo mismo; eran simples fachadas. Eran una especie de notables tartufianos diría yo, y me disculpan el término, como el Tartufo de Moliere pues; llenos de pecados, detrás de ese rostro santurrón. Y allí se comienza un proceso acelerado de aprendizaje, de estudios, de redefinición incluso del proyecto, ya como un proyecto político claro, y comenzamos desde la cárcel a profundizar el estudio de Bolívar, el estudio de los teóricos del socialismo, del marxismo; el estudio de distintas corrientes de pensamiento político, para salir luego a enfrentar lo que el destino nos iba a deparar. Para ello teníamos 27 años y 6 meses que fue la sentencia que nos dieron, cuando nos sentenciaron por el delito de rebelión; y allí veríamos crecer a nuestros hijos y a nuestras hijas, quizás. La presión del pueblo fue tal, que no le quedó opción al gobierno de turno, que sobreseer la causa, y estos muchachos que estuvieron en esas rejas de la dignidad, pudieron ir a compartir luego con sus familias y a seguir formándose, porque luego les tocó formarse con el lastre que les lanzaron a cada uno de ellos, como parte de esa juventud rebelde que se alzó. Los mandaron para los sitios más inauditos que pudieron haber conseguido, a cumplir su tarea; les negaban el acceso a los cuarteles; el contacto con otros compañeros y compañeras; les prohibían a sus hijos y a sus hijas, a nuestros hijos y a nuestras hijas que se contactaran con los hijos y con las hijas de quienes históricamente fueron nuestros compañeros y compañeras. Ya era un veto total pues, un bloqueo, como el que este heroico cubano ha estado viviendo desde hace décadas, del imperio hegemón: un bloqueo moral. Éramos una especie de escoria allí, y esa etapa quizás fue mucho más dura, más cruel, que la que vivimos en las rejas de la dignidad, en las cárceles de la dignidad donde estuvimos, porque allí por lo menos, el pensamiento estaba libre, el sueño vagaba por esas sabanas, por esas montañas; traspasaba las paredes, y en esos sueños, esas utopías cada día se fortalecían mucho más. Fuera de la cárcel no nos daban chance de 12


pensar, era presión y guerra psicológica permanente, presión y guerra psicológica…. De allí viene este movimiento, un movimiento que si lo evaluamos desde la óptica clásica de la teoría política, pudiera definirse como sincrético. Era una especie de sincretismo político allí, porque convergían posiciones nacionalistas de distintas opciones: desde la más rancia ultraderecha nacionalista tradicional, hasta la más rancia ultraizquierda ortodoxa tradicional también. Y comienza entonces ese proceso de maduración que el compañero Chávez en su inteligencia, en su tesón, en su fortaleza, en su compresión plena de la naturaleza y esencia de nuestro pueblo, que se forjó en sus tiempos de teniente de oficial subalterno en las sabanas de Apure, en la universidad de Elorza como digo yo; allí se curtió Chávez en su pensamiento en la comprensión de la naturaleza de nuestro pueblo. Ese pueblo rebelde por esencia, virtuoso al momento de la resolución de problemas en la informalidad, en la vicisitud por las enormes dificultades que el propio llano tiene: sequías extremas y lluvias exageradas. Eso lo hace un ser versátil, rápido en las respuestas, zamarro (hombre astuto), resuelto en el combate, decidido, creyente, místico incluso… Atrapó Chávez esa esencia, de ese pueblo e hizo de esa esencia su más grande fortaleza. Por eso Chávez se atrevía a cantar un joropo, sin tener la voz del mejor tenor, o el mejor, qué sé yo, cantante del mundo; pero exudaba, transpiraba pasión en lo que hacía, que eso es muy propio del llanero y de la llanera también. Por eso no comprendían algunos compañeros de América Latina, cuando hablamos de Dios Todopoderoso y de Cristo, siendo revolucionarios; porque no es la idiosincrasia de nuestro pueblo la misma que pudiera tener, a pesar de que las raíces pudieran ser similares, nuestro pueblo rebelde como siempre fue ha sido y será, ha tenido una vocación mística importante. Y me atrevo yo a decir, a riesgo de ser cuestionado, que quizás esa izquierda nuestra tradicional, más allá de pretender construir un modelo propio de la naturaleza de su pueblo, pretendió siempre importar un modelo eurocentrista en esencia, y plasmarlo en nuestro continente. ¡Chávez nunca se vio tentado de ese ensayo¡, y por eso respetó las raíces del pueblo.

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Por eso, decía yo en una oportunidad en la Universidad de Río de Janeiro, en Brasil, cuando unos compañeros de izquierda (siendo invitado a un Foro sobre La Revolución Bolivariana) no me permitían ingresar al foro porque era un milico (militar), y cómo era eso que un milico iba a entrar allí. Y comenzaba yo a decir: bueno compañeros, nuestra revolución inicia el preámbulo de su Constitución invocando a Dios Todopoderoso, y nuestro pueblo alumbra a María Lionza y a Santa Bárbara bendita y al Negro Primero, y a Pedro Camejo, y alumbra a Hugo Chávez, ¡siempre lo ha alumbrado¡, porque es allí donde ese pueblo consigue la fortaleza de su fe, de su esperanza; y eso Chávez lo internalizó; Chávez lo atrapó y lo llevaba consigo. Entonces no es que Chávez era un político ecléctico. No, porque pudiera tildar cualquier teórico eclecticismo en esa visión de la vida. No. Simplemente ¡!!Chávez era un interpretador ferviente y respetuoso de la naturaleza y de las raíces propia de un pueblo.¡¡¡ Por eso cuando vamos a cielo Bielorrusia, Rafael (Rafael Salazar, musicólogo venezolano presente en el acto), vemos cómo el pueblo bielorruso, que no pudiera tener absolutamente nada que ver con las raíces de nuestro pueblo, adora a Chávez, porque Chávez interpretaba el sentir de ese pueblo cada vez que iba para allá; lo interpretaba y lo compartía con ellos, y con ellos construía respuestas; por eso cuando iba a Qatar o cualquier país árabe, el pueblo árabe, que allí sí tenemos raíces todos nosotros, veían a Chávez como su líder también, porque Chávez respetuoso de sus creencias, de su forma de vida, la interpretaba y con ella construía. Era una visión no negadora de la naturaleza, del cuerpo social, y por eso nuestra revolución, si quisiéramos teorizar sobre la política, se atreve en una osadía teórica, a proponer como sujeto histórico de este proceso al pueblo, al pueblo organizado, sin exclusión de ninguna índole, sin categorización de ninguna estirpe; porque allí concurren trabajadores, estudiantes, mujeres, indios, campesinos, campesinas, negros, blancos, sexo diverso, todos, clero (Aplausos); y eso generó algunos resquemores en sectores dogmático, de la academia especialmente de la izquierda, y

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querían negar entonces esa visión del compañero Chávez tildándolo de ecléctico, de reformista. Por eso yo me atrevo a hablar de sincrético; me atrevo a hablar de sincretismo, porque eso somos nosotros. Nosotros somos una expresión sincrética de la vida, somos negros, somos árabes, somos indios, indios aborígenes; somos Europa; y este proyecto extraño, que Mariátegui pudiera tildarlo o significarlo de nuestro americano, o el propio Martí, igual; el mismo Bolívar, que fue visionario y por eso de allí nos agarrábamos y nos agarramos y nos agarraremos siempre, de la visión unionista de Bolívar, nuestra americana de Bolívar, y por eso nos agarramos de Zamora en su lucha antiesclavista y a favor de los campesinos y de los pobres, y por eso nos agarramos del utopista y filósofo más grande que hemos tenido: Simón Rodríguez, maestro de maestros, cuando reflexionaba con Bolívar y luego con nosotros, porque no hemos dejado de revisarlo, sobre la visión solidaria, amorosa, afectuosa, del ser humano, con la vida y en la vida. Por eso dice Rodríguez: “El ser humano es sentimiento e ideas”, es decir, es afecto, es cariño, es amor y es conocimiento; es racionalidad y espiritualidad; ¡!y ese sentimiento y esos sentimientos y esas ideas y esa racionalidad y esa espiritualidad, son las que nos brindará la moral y las luces, con las cuales debemos conducir este proyecto¡¡¡. Allí están los grandes retos. Por eso adquiere visión mística la tarea que tenemos que llevar adelante. Demanda de una gran fortaleza espiritual para avanzar en la lucha, y muy especialmente en esta coyuntura… Nunca olvidaremos mi esposa y yo, que a las 11:30 de la noche aquel 8 de diciembre aciago del 2012… ¿2013?, el compañero Presidente ante las cámaras de televisión lanzó al mundo, con el estoicismo, la heroicidad, la gallardía, el coraje que siempre lo acompañó, lanzó allí su última proclama en vida, y todos nos quedamos paralizados. Me preguntaba mi mujer, ¿qué vamos a hacer? …No me preguntes, vieja, no me preguntes… Me refugié allá en mi pequeña biblioteca a tratar de buscar una respuesta a aquella situación para nosotros, trágica, y que recoge Alí en su libro allí, Antes de Que Se Me Olvide, en la página 227 del capítulo VIII, cuando 15


hace una semblanza sobre el futuro o el supuesto futuro del PSUV sin Hugo Chávez, y alerta allí Alí, el reto que se nos presentaría… Ese libro salió mucho antes de que nuestro Comandante Supremo pasase a la eternidad. En procura en una respuesta a esa pregunta de mi querida esposa, lo primero que se tropieza conmigo, es “Más allá del bien y del mal”, libro que siempre Hugo jurungaba sin caer las posiciones nihilistas que Nietzsche en algún momento pudo haber tenido. Y comienzo yo a leer allí entonces, y en mi interior a regañar a Hugo:¿Por qué hiciste tal cosa, Hugo? ¿Por qué no te cuidaste? ¿Por qué no procuraste esto o aquello? ….Tratando de flagelar aquel dolor, para mitigar la ausencia de la respuesta del ¿qué hacer? Y ante aquella lectura tan ruda como lo es esa obra de Nietzsche, se topó por un lado allí Sor Juana Inés de la Cruz, en un texto hermosísimo, que compiló allí algún autor, que se llama Polémicas, y revisaba allí a Sor Juana, en quien siempre me he refugiado cuando no hay respuesta de alguna cosa, y reviso allí la respuesta que Sor Juana le da al padre Antonio Vieira en un sermón que, en 1650 por allá, escribió sobre la grandeza del amor del Cristo o la fineza, como la llamaba Antonio Vieira (Sermón de Monterrey de Antonio Viera y Carta Atenagórica de Sor Juan Inés): la fineza del amor de Cristo. Y hace Antonio Vieira allí, una reflexión sobre esa grandeza del amor de Cristo, basado en los grandes teólogos de la Iglesia, como San Agustino, Santo Tomás y San Juan Crisóstomo. Y es San Agustino el que plantea que la grandeza de Cristo fue la de morir por su pueblo, por los hombres; y refuta fray Antonio, que no fue esa su más grande fineza, sino la de ausentarse más que morirse; porque decía fray Antonio, que el Cristo cuando muere, se despide de la vida, pero cuando se ausenta, se despide de los hombres. Y Sor Juana, quien era una rebelde contumaz, genial, le responde también a Antonio Vieira, tomando al Santo Agustino como guía, y le destaca que: sí es la mayor grandeza de Cristo el haber muerto por los hombres; porque decía Sor Juana allí, que el amor de Cristo hay que verlo en dos caminos, decía ella: del costo de quien ama, y que tuvo que tuvo que “pagar” por lo que ama, y la bondad que recibe quien es amado. Entonces, decía ella, es la más grande fineza del amor de Cristo, el enorme sacrificio, es decir, lo grande que tuvo que pagar, lo más sagrado que tuvo que entregar, que 16


fue su vida, para brindársela a ese pueblo, a esos hombres, y de esos hombres lograr las mayores bondades, que ellos como seres humanos, debieron o deben darle a la vida. Entonces decía yo, entre mí… !Me da la impresión de que el Hugo nos hizo una jugada muy de Cristo….¡ ¡El compañero Hugo Chávez no escatimó esfuerzo, para entregar su vida!; pagó grande la cuota; ¡pero seguramente ahorita que está allá arriba, está allí detrás de esa puerta, está allí afuera, está aquí. Nos ha permitido reunirnos aquí hoy, ha de estar feliz y orgulloso, porque las bondades de quienes recibió ese amor que él les dio, están viendo su fruto, no solo en Venezuela, sino en América Latina, en el mundo, y por eso nacieron de ese sacrificio experiencias como la de Ecuador, la de Bolivia, el retorno del sandinismo, la ruptura del bloqueo de Cuba, lo que está pasando en Grecia, lo que está pasando en España y lo que pasará en todos los pueblos del mundo.¡¡¡ Me regresó a Sor Juana y entonces me digo:“¿cuál es nuestro reto? Si partimos de la veracidad y acompañamos a Sor Juana en su análisis, entonces creo que el gran reto que tenemos los venezolanos y las venezolanas, ¡!!!Es evitar que Chávez se nos ausente, que Chávez se nos vaya, y es lo que quiere el imperialismo, es lo que quiere el enemigo, es lo que quiere que hagamos para que esa ausencia de nuestro corazón, de nuestra alma, se vaya disipando, y ese Chávez que llevamos aquí siempre, se pueda desaparecer. Ese es el reto, camaradas, que ese Chávez no se separe de este corazón, de este cuerpo, de esa alma, para que su sacrificio y su esfuerzo no hayan sido en vano¡¡¡. (Aplausos) Por eso gracias, Alí; gracias a ustedes por permitirnos. Gracias a Chávez que nos permitió estar aquí y que nos permitirá por siempre que esta unidad sea eterna y que esa utopía, sea la utopía concreta que Rodríguez, Bolívar, Zamora, y él, y Fidel con él, soñaron. (Aplausos) ¡Un gran abrazo, mi cariño eterno, muchísimas gracias! Véalo también en: http://patriafm.org.ve/ http://youtu.be/W6lUcmKQvNc?list=PL1HcXrjcCn_4oF4gx_ajLtOvz9nLwllqZ

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