Marcelo diaz berreta libro issu

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BERRETA | Marcelo D铆az

Goles Rosas Colecci贸n Suplementario


BERRETA | Marcelo Díaz

- ¿Y de dónde es usted, querida? - De allá, del sur… - ¿Pero de qué provincia? - No sé si es provincia, señor Galán, son chacras …

Yo me quiero casar… ¿y usted?


Primera edici贸n: Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1998


PARQUES Y JARDINES

Aprender a disfrutar de la sensación de inutilidad, al menos por unos instantes; es decir, ser capaces de dejarse bañar por el sol: “Aquí estoy ahora, tumbado al sol, de momento incorruptible, movido por la desesperanza”.

Peter Handke

dum cygnum ego fueram…

Anon. Carmina Burana


ONCE MANERAS DE CONTEMPLAR UN CISNE 1 Gruesas hojas de acelga, bajo esta luz, y geranios blancos en el lomo del cisne y geranios rojos en el cantero, bajo el tendal que ahora, ya cercano el mediodía exhibe sábanas blancas y sábanas azules.

2 Un cisne de cemento nunca es blanco. Se advierte, al acercarse, impureza en su textura, piedras que el tiempo ha dejado a la vista, grumos de arena, ademanes torpes en su hipotético andar.

3 Un cisne de cemento duerme en el ocre de unos caños de desagüe, entre hojas de acelga y ramos de perejil que alternan con un verde más claro, y el violeta, difuso, en la mata de lavanda.

4 Sus alas de cemento le impiden caminar.


5 Su signo es la carencia de mesura y utilidad. Quince kilos de hierro y plumaje de piedra invertidos en cuatro geranios blancos.

6 Bajo la lluvia, el d贸cil encorvarse de las varas de nardos, naranjas y blancos. Y la silueta imperturbable del cisne de cemento.

7 No cantan cuando mueren. Cuanto m谩s, acaban confundidos con la maleza o bien en una pila de hierros oxidados.

8 No hay lago cristalino capaz de soportar


el domĂŠstico bogar de un cisne de cemento.

9 No es improbable que una mano fugaz les restituya su dudoso esplendor, para ubicarlos en un lugar poco visible, con malvones, brutalmente pintados de azul y oro.

10 MediodĂ­a: sobre el cuello del cisne, la vacilante grafĂ­a del caracol.

11 Como la de las novias, la blancura de un cisne de cemento siempre da lugar a sospechas.


LUGARES DONDE NO ES POSIBLE HALLAR UN CISNE DE CEMENTO No es posible hallar un cisne de cemento en los amplios jardines de Buckingham Palace, ni es posible hallar un cisne de cemento en los alrededores de la Casa Blanca, en Washington D.C. No es posible hallar un cisne de cemento en Oxford. No es posible hallar un cisne de cemento en Harvard. No es posible vislumbrar, tras el incienso, la figura familiar de un cisne de cemento, ya sea recostado en el mármol vaticano, o bien bajo los frescos de la Capilla Sixtina; así como es un verdadero escándalo conceptual en una clasificación ornitológica seria, toda posible convivencia entre un cardenal y un cisne de cemento.


LA SALVACIÓN DEL CISNE DE CEMENTO 1 Es importante confinarlo a la maleza, solicitarle resignación ante las continuas cagadas de paloma, disuadirlo de que acaso sea un ángel.

2 Que se vea en él, en ocasiones, nada más que hierro, piedra y cemento. Que se vea en él, aunque no siempre, cifrada la memoria familiar.

3 Que a nuestras espaldas se perciba un leve batir de alas, de modo de obligarnos a girar y constatar su ubicación en el jardín.


GENEALÓGICA Fotografías de familia en las que invariablemente un niño posa contra una pared de bloques, bajo un parral. Gestos en los que se confunden el hijo, los padres, los nietos. Sonrisas repetidas a través de los años, la misma manía familiar de generar una ilusión de cierta consistencia: el mismo patio, la luz igual, cercano el mediodía, la silueta, borrosa, del cisne de cemento.


CISNE & SOCIEDAD Único sobreviviente de un país difícil en un tiempo difícil; indiferente o digno, a quién puede importarle. Si Rivadavia, Sarmiento o Roca se desdibujan en el corazón de una ciudad vencida, coloreados con mierda de paloma y aerosol azul; a este jardín, que conoció tiempos mejores, lo cruza ahora la manguera tricolor de quien supo cagarse en la miseria crónica de estas tierras y pintó el cisne de cemento con los oros del campeón.


SOLUBLE A la manera de un cacique centenario, impasible y sereno, impera en el yuyaje como quien sabe bien que nada real detenta, en nada incide, y nada es su poder. A su derecha se amontona la chatarra que el 贸xido corroe; a su izquierda la maleza invade los bordes del camino. Privado de grandeza, conserva, pese a todo, un aire digno, cierto estilo, entre flem谩tico y banal, para disolverse en la intrascendencia.


CUESTIONARIO

A- ¿Por qué razón sería imperioso declarar Ave Nacional de la Republica Argentina al cisne de cemento? ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

B- ¿Qué beneficios para la Poesía Nacional se derivarían de adoptar su canto por modelo? ¿Cuáles y de qué magnitud serían los perjuicios? --------------------------------------------------------------------------------------------

---------------------------------------------------------------------------------C- ¿Es posible que un cisne de cemento no deje huella al deslizarse sobre papel de arroz?


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D- Zorzal criollo y cisne de cemento, ¿deberían considerarse incompatibles o intercambiables? Justifique. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

E- ¿Qué clase de Leda se dejaría poseer por un cisne de cemento, habida cuenta de que a su escasa o nula capacidad de seducción siempre es posible oponer la inclaudicable rigidez de su cuello? --------------------------------------------------------------------------------------------


LAS RUINAS DE DISNEYLANDIA

Capitán Marcel, ¿dónde estás? Leopoldo María Panero


LAS MAÑAS DEL LAGARTO

Habiendo soportado las primeras heladas, el rigor de la escarcha ya disuelta bajo un sol demasiado benigno, da unos pasos de astronauta en el jardín. Afloja la bufanda y entrecierra los ojos; la calle se licúa en una mancha de luz. Las mañas del lagarto en días como estos: aprender a entibiarse como una piedra al sol, cruzar el mediodía con siseo de reptil.


NOCTURNO

Se pasea por las calles iluminadas y no sabe lo que ve. Ve un cartel entre otros, y otro cartel detrás. Y el desierto, detrás, como un cartón pintado. (Un rumor de pastizales secos). ¿Es esta una ciudad civilizada? ¿Es la joya del Sur? ¿Es el País del Diablo, como creían los indios, y la página blanca sobre la que nadie escribe nada? Un televisor coreano ofrece a la calle vacía un partido entre equipos chilenos; un Panasonic la sonrisa de Valeria Mazza. Llueve en Santiago, Valeria, mientras espero el micro, quince minutos, sentado en el zócalo de un comercio quebrado: un cómic de mutantes, un alfajor barato, y la luz azul de un patrullero otorgando a la noche su cuota de terror.


TRES COLORES

La manguera es verde, blanca y negra. El banderín del parabrisas verde, blanco y negro. El balde es verde (la manija negra). El gorrito es verde, blanco y negro y dice: ESTOS SON LOS COLORES DEL CAMPEÓN.


TARJETA POSTAL

Al Negro DĂ­az se le queman los chorizos. Los apaga echando agua con un jarrito azul de tapergĂźer.


DATOS DEL TIEMPO

También creías que la vida era un raid vertiginoso, encaramado a una coupé de fuego, mordiendo el nervio de la acción Pero esta noche no es un fulgor que te consume, sino el torpe declinar de una tarde agobiante que te tuvo como zombie frente al ventilador; cuando de pronto la tormenta trae la lluvia y una brisa del mar, apenas fresca, como toda bendición.


ONCE POSTALES DEL HOSPITAL PENNA para Christian

I Veinte calles de tierra, la loma al sol. II Los campitos de la morgue siempre fueron los más aptos para la práctica entusiasta del fútbol infantil. III El Bachicha. El Keko. El Luisito. El Negro. El Ariel. El hermano del negro. El hermano del Carco. El Carco. El Sapo. El Zurdo. El Chino. Y el Roberto (que es el que pone el fútbol). IV Las paredes blancas a la hora de la siesta. Una enfermera cruza, blanca, bajo el sol de un pabellón a otro, y atraviesa


el sendero de pinos. Carga vendas y potes con líquidos oscuros. V Apenas una brisa entre los pinos Y las finas hojas de los eucaliptos. VI Al Bachicha no hay, ni como insulto, ni como alabanza, que decirle hijo de puta, porque se ofende y se va; y el Bachicha es el único más hábil que tenemos. Otras cosas sí se le pueden decir, como güevón o pajero, que se ríe y no hay ningún problema. VII Al filo de la sombra, de una pila de escombros, el zigzagueo fugaz de la lagartija.


VIII Cada tanto una ambulancia interrumpe las acciones. Dos enfermeros cargan, por el pedregullo, al sol, un bulto en la camilla. El que tira adelante hace en voz baja un comentario; el otro disimula, guarda las formas, pero, se ve, no puede con la risa. Un tercero aparece, como zombie, en la puerta de la morgue se rasca la cabeza, trae un mate en la mano: Apuren, que se enfrĂ­a. Seguimos, seis a tres.


IX Lenta pasa, en la ruta, la 17. con obreros dormidos de la Coca Cola o la cervecerĂ­a.


X Dos de los monos más grandes del equipo rival (el de Boca y el de camiseta verde) capturaron una lagartija: la tienen de la cola (pobre bicho), y se retuerce, y brilla al sol. Se la quieren meter en el culo al gordito pecoso que traen de arquero. Pero no va a ser fácil:

El gordito no se deja.

XI A la vuelta, con los pinos alargando su sombra más allá de la calle, cuatro viejos esperan que les tomen la presión. Con el general muerto, ahora sí que perdimos.


Se dicen, lagrimean, gesticulan. A la vuelta, catorce a diez, perdimos otra vez.


SALDOS 1999

Orquídeas de plástico, estampitas, en este kiosko de la periferia que no tiene más que un cartel de Coca – Cola y un papel que escrito a mano avisa HAY CERVEZA FRÍA Alguien pintó de azul el piso de madera apolillada, y olvidó hacer otro tanto con las paredes. De todos modos, un afiche inverosímil con la leyenda MENEM 99 tapa con eficacia una mancha de humedad; y un par de negros frente al ventilador redondea de manera impecable ante el comprador ocasional la folklórica escenografía peronista de fin de siglo.


TARJETA POSTAL

El colorado practica vigor con una toalla: ya van tres minas que se levanta y no la puede parar con nada.


TORTUGOS

Torpes y aletargados, en el sopor de una tarde de domingo que sólo a ellos parece tocarlos, se sumergen en la contemplación de los cascotes que llueven a su alrededor. Una porción del alambrado ya cedió y los muchachos se recagan a toscazos ante su vigilancia impasible, re signados a padecer las escupidas y los cantitos consagrados a sus mujeres. En la eternidad que les demanda un parpadeo sueñan con detonaciones, y a la espera, tal vez, de una ocasión que se presente más propicia, sin que llegue a bullir su sangre fría, mascullan:

negros de mierda negros de mierda negros de mierda.


CERVEZAS Para Fabián

Bajo el toldo sucio de la Pizzería Avenida mi amigo dice así es la cosa, los amigos se casan o se mueren, se van lejos, tienen hijos que se les parecen. Así es la cosa, dice, la mano en el platito de maníes, la cerveza bien fría. Mi amigo todavía no sabe si se va o si se queda. Capaz me voy, dice, capaz no, no sé. Por lo pronto, Sergio y Sylvia buscan casa, el turco, me dijeron, ahora para en Costa Rica, Y Omar se va de vacaciones porque las puede pagar en cuotas. Papeles con poemas y botellas vacías.


TambiĂŠn se va Diciembre / Y ojo al mozo: ahĂ­ van tapitas para que el colectivo las hunda en el asfalto.


LAS RUINAS DE DISNEYLANDIA El Tato afanaba fasos en el kiosco de la esquina, meaba desde el techo a la vereda y un día se hizo cura. El Chile se choreó un Mercedes para ganarse una minita; fue a parar a Batán y en un tumulto turbio lo limpiaron. Miguel está pelado, pero es buen tipo. Norma, Laura y Marcela son maestras, y todas tienen más de un hijo. El Cabezón embarazó a la novia y se cagó la vida. El Topo se volvió abogado y si te ve, no te saluda. Yo un día regalé todos mis cassettes de Kiss, y ahora los extraño.


El Conejo era Campera Negra. La vieja le gritaba todo el santo día: Vas a terminar mal – le gritaba. Me la veo venir – le gritaba. Se casó con una gorda que lo hizo evangelista. El Panza transa merca de cuarta y levanta quiniela. Ya tuvo una entrada en Villa Floresta. La mujer le mete los cuernos. Ricardito es Teniente de Navío y sueña con un País definitivamente en Orden y con rapar a todos esos negros vagos de mierda. Claudia se fue a Chile. Silvina se fue a Santiago del Estero. El hermano del Mono se pegó un tiro en la cocina. Siempre jugaba al fútbol con nosotros;


era más chico, pero no se notaba. Vos un día cruzaste la mano de izquierda a derecha en el agua de la sierra. Escribiste una cosa que no sé. Yo en la misma que supiste: un tipo cuidadoso de no joder el sueño de nadie. Kwai Chang Caine caminando sobre papel de arroz.


NOTAS  Once maneras de contemplar un cisne. Alusión berreta a las Trece maneras de contemplar un mirlo de Wallace Stevens.  4/ Sus alas de cemento le impiden caminar. Cita incierta de cierto célebre verso de L Albatros de Charles Baudelaire.  8/ No hay lago cristalino… Hay un poema de Darío, Blasón, en el que el cisne de luz alba, de seda y de sueño, boga y boga en el lago sonoro. El mismo Darío en la introducción a Epístolas y poemas boga y boga en las ondas cristalinas.  Nocturno. Suerte de variación distante o eco remoto del siguiente poema de Enrique Lihn: Tú te paseas por el limpio malecón y no sabes lo que ves Ves una isla entre otras, perdida detrás de ellas, y eso es la Isla del diablo, un infierno en el que nopensóDante ni otro cojudo de su raza. ¿Es este un país civilizado? Yo personalmente creo que no. Este es un país bárbaro que vive una guerra permanente consigo mismo, una guerra no declarada. Se ha montado aquí una gran maquinaria. La Maquinaria del Ocultamiento de la Verdad en el Perú.


Hace ya dos décadas, Marcelo Díaz formó parte del grupo Poetas Mateístas, que llegó a sacar una antología (Antología Puesta al sol, 1990), pero también se dedicaba a grafitear la ciudad o a cubrir paredones, tal como lo hicieron con la revista mural Cornucopia. En 1998 sacó su primer libro de poemas, "Berreta" (Libros de Tierra Firme). Allí, Díaz comienza a intervenir claramente sobre los relatos y los objetos de la "cultura popular". Hace poco él mismo me decía: "Lo berreta es lo mismo que los nuevos ricos veneran como objetos kitsch, pero comprado en un todo x 2 $". Entendido: lo berreta tiene que ver con la pobreza también, con los márgenes del mercado, con lo que ya no tiene aura. Lo berreta no es un objeto de culto, porque los poemas de Díaz parecieran decir que no es lo mismo posar de kitsch que de grasa. Una cosa (diría Díaz) es coleccionar pequeños fetiches almodovarianos y otra haber nacido rodeado de ellos. Porque lo berreta tiene que ver con una identidad y con una historia. El que habla en los poemas de Díaz no defiende "lo berreta" como estética. Marca su presencia y lo reinstala. Por eso el gesto es político, como en "Diesel 6002" (VOX, 2001) que convierte la crónica policial en una historia de amor escrita bajo la presión dramática del barroco. Que sitúa la demencia amorosa de una loca escapada del Moyano en el lugar que ya le ha dado la literatura, el de los grandes relatos sociales y políticos, e incluso de clase.

ANA PORRÚA

Goles Rosas pirateado en mdp


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