el loco
higuita
y el escorpiรณn DE JAIME PALOMO COUSIDO CATERINA RIMELLI
A veces me gusta imaginarme jugadas absurdas. Jugadas que sé que ningún jugador se atreverá nunca a hacer. ¿Te imaginas lanzar un penalti con la cabeza? ¿Tirar una falta de tacón? ¿Rematar un centro con el culo? A nadie se le ocurriría hacer algo así en un partido… aunque sería divertido. Pero, ¿qué pasaría si hubiera un jugador lo suficientemente loco como para hacer alguna de estas jugadas sin sentido en un partido de máximo nivel? Sigamos imaginando: eres el portero de la selección de tu país. Un jugador del equipo contrario hace un centro, y el balón se dirige, suave, hacia ti. ¿Qué haces? Seguramente, atrapar el balón con las manos. Es lo que haría cualquier portero. Salvo que el portero se llame René Higuita.
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Higuita fue un portero colombiano que se inventó una jugada diferente. Una jugada temida… ¡por su propio equipo! Pero también, una jugada que podía transformar un partido aburrido en algo inolvidable. A esta extraña acción le pusieron un nombre: “El Escorpión”. Y a su genial autor, René Higuita, le pusieron un mote: “El Loco”.
capitúlo 1
El portero-delantero
Medellín es la segunda ciudad más grande de Colombia, después de Bogotá, la capital del país. La ciudad está cerca de Los Andes, la gran cadena de montañas de Sudamérica, cuyos picos llegan a alcanzar alturas de casi 7000 metros. La ciudad en la que nació Higuita en 1966 está a más de 1400 metros sobre el nivel del mar.
Estamos en la comuna Castilla, un barrio popular lleno de cuestas. Como siempre, hoy hace calor. Unos niños están jugando al fútbol en un campo de tierra. Se disputa un torneo entre colegios de la ciudad. Entre el público hay algunos ojeadores del Independiente de Medellín, equipo de la Primera División colombiana. Están buscando jóvenes talentos para el equipo.
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Los ojeadores ya se han fijado en un chico con el pelo largo y rizado que juega de delantero. Es bueno regateando y tiene facilidad para meter goles. De repente, en el partido ocurre algo inesperado: el portero del equipo se ha lesionado. No hay otro guardameta para sustituirle. Un jugador de campo tendrá que ponerse los guantes. Así que en la portería se coloca el chico del pelo rizado ... ¡y hace unas paradas increíbles!
Como no está acostumbrado a jugar de portero, el chico hace cosas un poco extrañas: sale de su área, regatea a los delanteros del otro equipo e intenta meter gol…dejando su portería vacía. Así empezó Higuita su carrera como portero. René tenía una agilidad y unos reflejos fuera de lo normal.
Y además, como había sido delantero, jugaba muy bien con los pies. Sus entrenadores quisieron aprovecharlo, e Higuita se convirtió en un portero único. Era un portero-jugador o incluso, a veces, un portero-delantero. Dentro del área, los porteros son una especie de superhéroes. Tienen el superpoder de coger el balón con las manos. En cambio, fuera del área pierden esa gran ventaja. Se convierten en jugadores normales. Es como si Supermán se quedara sin capa. Y, encima, dejan la portería indefensa. Pero a Higuita no le preocupaba excesivamente perder sus superpoderes. Se pasaba la mayor parte de los partidos fuera de su área. Si el equipo contrario galopaba a toda velocidad hacia su portería, René salía del área y se convertía en defensa. Si conseguía quitarles la pelota, intentaba regatear a los rivales.
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