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Científicos Guatemaltecos

RICARDO BRESSANI

EL PERSONAJE El doctor Ricardo Bressani Castignoli, nació en la ciudad de Guatemala el 28 de septiembre de 1926. Obtuvo la licenciatura en química en 1948 en University of Dayton, Ohio, con la ayuda de una beca del Colegio de Infantes de Guatemala y una maestría en 1951 en Iowa State University. Ese mismo año regresó a Guatemala en donde trabajó en el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP). En 1952, mediante una beca de la Fundación Rockefeller, realizó estudios de post grado en el área de bioquímica en Purdue University, Indiana, en donde obtuvo el doctorado en 1956. Seguidamente se reincorporó al INCAP, en donde se desempeñó como Jefe de la División de Ciencias Agrícolas y de Alimentos hasta 1993. Sus primeros trabajos versaron sobre el valor nutritivo del maíz, base de la alimentación guatemalteca. Las principales actividades de investigación realizadas por el Dr. Bressani han consistido en encontrar soluciones prácticas a algunos de los problemas nutricionales que afectan a la población, particularmente niños y mujeres en los países en desarrollo y en especial de América Central. Ha desarrollado harinas de algodón de alta calidad, harinas de leguminosas, de plátano y de cereales, dentro de las cuales sobresale la


Incaparina. Sus trabaj

os pioneros de 1956, aún son

citados en la literatura científica, igualmente lo son sus estudios sobre la nixtamalización en tortillas y otros productos, ligados íntimamente con la producción industrial y las mejoras nutritivas de dicho cereal. El proceso de nixtamalización consiste en cocer muestras de maíz con una concentración de 1.2% de cal durante 75 minutos, a 96°C, y posteriormente remojar durante 10 horas y lavar la mezcla. Sus hallazgos, basados en probar variedades diferentes de maíz, incluyeron grandes pérdidas de vitaminas del grupo B, disminución de la cantidad de fibra dietética y de ácido fítico, pero ganancias sustanciales en calcio y en menor cantidad, de niacina. En vista del problema de desnutrición energético-proteica entre la población de Guatemala, el Dr Bressani inició, a principios de 1950, un programa de investigación dedicado a desarrollar mezclas vegetales con proteínas de alta calidad para niños y adultos. Una serie de mezclas se formularon y se probaron exhaustivamente con especies animales, donde se demostró su valor nutricional y seguridad, antes de llevar a cabo pruebas en humanos. Diversos productos fueron desarrollados y lanzados al mercado a nivel local, incluyendo: Incaparina, Vitatol e Innovarína/Bienestarina. El Dr. Bressani desarrolló mezclas y productos alimenticios, como galletas, que han sido usadas en programas de alimentación para escuelas en Guatemala

El Dr. Bressani ha sido distinguido con múltiples reconocimientos entre los


cuales sobresalen: el Babcock Hart Award, del Institute of Food Technologists de Estados Unidos en 1970; el McCollum Award otorgado por la American Society of Clinical Nutrition en 1971; Doctor Honoris Causa de Purdue University en 1976; el Premio Mundial de la Ciencia ‘Albert Einstein’ otorgado por el Centro Cultural Mundial en 1984; Doctor Honoris Causa de la Universidad del Valle de Guatemala en 1991; el Premio ‘Abraham Horwitz’ otorgado por la Pan American Health Organization de Suiza en 1996; la Medalla de Oro en Ciencia y Tecnología, conferida por el Congreso de la República de Guatemala en 1997; la Orden del Quetzal en el Grado de Gran Cruz, otorgada por el Gobierno de Guatemala en 1999; el Premio México en Ciencia y Tecnología 2001 conferido por el Gobierno de México y el Premio Internacional Danone para la Nutrición 2003.

BIOGRAFÍA MARIO DARY RIVERA

Gracias al aporte del Lic. Fernando Díaz Coppel, en esta sección puedes leer una remembranza histórica del Lic. Mario Dary Rivera, fundador de la Escuela de Biología. El documento en su versión original está disponible abajo o como

Remembranza histórica del Licenciado Mario Dary Rivera presentada por el Licenciado José Fernando Díaz Coppel, Director de la Escuela de Biología con motivo de la celebración del Día del Biólogo, 21 de febrero del 2003 Bienvenidos todos a la celebración del Día del Biólogo. Estoy seguro de no poder hacer justicia, con unas palabras, a todo lo que el Licenciado Mario René Dary Rivera logró con hechos Fue un académico, investigador, impulsor de la conservación del medio ambiente, un estímulo y ejemplo para todos los que compartimos, ya no solo sus enseñanzas, sino sus inquietudes y sus aspiraciones. Futurista pero realista, impulsivo pero sereno, por algunos considerado de genio eruptivo, para otros como auténtico y expresivo, firme en sus ideas, pero receptor y respetuoso del ingenio de los demás. Ágil de pensamiento y habilidoso en las manualidades. Enemigo de la pereza, espíritu inquieto sin la capacidad de detener el tiempo para darle tiempo a su lucha


Nace en Sonsonete, El Salvador, un 21 de febrero de 1928, y de infante viene a Guatemala y estudia su primaria en el Colegio Lourdes y la Preparatoria en la Ciudad de Guatemala. Se recibe como Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto Nacional Central para Varones en 1944. Ingresa a la Facultad de Ciencias (como siempre lo dijo él, antes Naturales, hoy Químicas) y Farmacia, y cierra currículo en la Carrera de Química Biológica y su interés por el estudio de las plantas lo lleva a estudiar la Carrera de Química Biológica y su interés por el estudio de las plantas lo lleva a estudiar la Carrera de Química Farmacéutica, graduándose como Químico Farmacéutico en 1956. Sería Imposible enumerar los cursos y estudios de post grado que tuvo el Licenciado Dary aquí y fuera de nuestras fronteras, pero sí quiero hacer mención de los cargos y aportes a la ciencia y a nuestra nación que el Licenciado tuvo. La reseña más lejana que tengo del interés del Licenciado Dary por el ambiente es cuando aún no cumplía los 20 años y le gustaba recorrer los barrancos donde actualmente se ubica Ciudad Nueva y la Finca el Zapote. Recogía y coleccionaba algas y plantas del río. Las Vacas, en donde también gustaba de pescar Julines, siendo testigo presencial del proceso de contaminación de este río. Desde entonces confesó con sus amigos su interés en una asociación que estudiara las Ciencias Naturales en Guate4mala, y con su esfuerzo, se fundó la, en otra hora, Asociación Centroamericana de Ciencias Naturales, hoy Asociación Guatemalteca de Historia Natural. Fue él quien acuño el lema de la asociación, “por una conciencia ecológica nacional”. Estoy seguro que pocos saben de la belleza natural que disfrutamos ahora del lago de Atitlán, se la debemos al fundador de la Escuela de Biología. En tiempo del General Idígoras se había logrado financiamiento del Banco Mundial para un megaproyecto del INDE para usar las aguas de ese lago hacer una hidroeléctrica. Con mucho esfuerzo, logró que el Banco Mundial mandara un grupo de científicos, que él personalmente llevó a Atitlán, explicando los diferentes aspectos relacionados con la contaminación y destrucción del lago. El Banco bloqueó el financiamiento, y aparentemente, de esta experiencia, nació una resolución para que fuera requisito desde esa época, un estudio de evaluación de impacto ambiental para la aprobación de cualquier proyecto financiado por el Banco Mundial. Desde los años 60´s cuando trabajaba en el Servicio de Erradicación de la Malaria SNEM advirtió de la resistencia de los zancudos al DDT y la acumulación de este producto en la naturaleza. En los años 70´s el Licenciado Dary estaba muy vinculado con los problemas ambientales del país, tanto así que él preparó la ponencia que presentó Guatemala en la Conferencia Mundial de Estocolmo en 1972, la que dio paso a la Estrategia Mundial para la Conservación y para 1973 tenía el primer esbozo de Ley para la Conservación


del Medio Ambiente, que luego de algunas modificaciones, culminó con la Ley de Protección del Medio Ambiente que tenemos hoy en día, aprobada en 1986. Los conceptos del Licenciado Mario Dary fueron el pilar fundamental para la elaboración del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas, (SIGAP), siendo la columna vertebral del Decreto 4-89, Ley de Áreas Protegidas y el Consejo Nacional de Áreas Protegidas, CONAP. Con el entusiasmo y estímulo hacia los pobladores del oriente del país, el Licenciado Dary impulsó la creación del Museo de Estancuela con el apoyo de la AGHN. Su amor y dedicación a la Universidad de San Carlos le permitió ocupar en distintas oportunidades, cargos en la Junta Directiva de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia, así como represéntate del Colegio de Profesionales, y Representante de los Catedráticos en el Consejo Superior Universitario en repetidas ocasiones en donde dio sus valiosos aportes por más de diez años. En 1918, la Facultad de Ciencias Naturales y Farmacia, se separa de la Facultad de Medicina, y en 1947 cambia su nombre a Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia.. En 1964 se creó el Departamento de Estudios Básicos en donde la facultad tuvo un papel preponderante en la docencia de la Biología y la Química en toda la Universidad. El Departamento de Estudios Básicos cambió su nombre al de Estudios Generales, creándose entonces el Departamento de Biología. A principios de 1968, en la sesión del 29 de enero de ese año, el Licenciado Dary, en ese entonces vocal tercero de la Junta Directiva de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia, propuso la división de la Facultad en Escuelas, la creación de la Escuela de Biología, y el cambio de nombre de la Facultad, al original de Ciencias Naturales y Farmacia. En abril de ese año, con la colaboración de la Universidad de Pittsburg se elaboró la propuesta para la creación de la Escuela de Biología para otorgar grados equivalentes a carreras de nivel intermedio y licenciaturas. En septiembre de 1968, se suprime la Escuela de Estudios Generales y el Licenciado Dary integra la comisión para la creación de la Facultad de Ciencias, con las Cátedras de Química, Física, Biología y Química; sin embrago, el Consejo Superior Universitario no lo aprobó. El 11 de junio de 1971 el Licenciado Dary presenta un nuevo proyecto para la división de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia en cinco escuelas facultativas, y en sesión de Junta Directiva del 16 de junio de 1971 se aprueba dicha propuesta así como la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias químicas y Farmacia. En agosto y septiembre de ese año, se realizaron varias visitas a Costa Rica, y se invitaron a académicos de las ciencias biológicas de gran prestigio a nuestro país para la elaboración del proyecto y organización de la nueva Escuela de Biología. Sus aportes académicos son innumerables, estructuró cursos de Biología, Ecología, en distintas facultades, otros cursos específicos de Entomología, Malacología, Ficología,


Briología, entre otros. Desarrollo técnicas especiales, las cuales dejó plasmadas en gruías y manuales, que en su conjunto constituyen libros de texto, que todos en algún momento hemos tenido referencia. Su legado de conocimiento va desde las escuelas secundarias hasta las más altas esferas de la ciencia. La creación de los Biotopos fue otro legado a la humanidad por parte del Licenciado Mario Dary. En el seno de la AGHN, involucró a personeros del interior de la República para crear Comisiones del Quetzal en localidades como Cobán, Salamá, Yepocapa y otras, aprovechando el símbolo del Quetzal para estimular la conciencia conservacionista de personas y autoridades, siendo así que al conservar el Quetzal, se conservaba todo un sistema. A través de esta comisión del Quetzal, se logró que la municipalidad de Salamá diera en calidad de usufructo vitalicio a la Universidad de San Carlos un área, que es la que actualmente ocupa el Biotopo del Quetzal, que junto con el Sub-Programa de Investigaciones Forestales de la Escuela de Biología de ese entonces, fue el punto de partida para la materialización de otro de sus grandes proyectos, la creación del Centro de Estudios Conservacionistas, CECON. La idea de utilizar una especie significativa o clave, fue una estrategia que le dio resultado, y así trabajó con distintas comunidades creando el Biotopo de Monterrico para la Conservación de la tortuga verde, Chocón Machas par ala conservación del Manatí, y Cerro Cahuí para la conservación del pavo ocelado de Petén. Posteriormente se incluyeron los biotopos del norte de Petén. En una de las épocas más duras por la que ha pasado la Universidad de San Carlos de Guatemala en sus más de 300 años de historia, el Licenciado Dary el 16 de junio de 1981, por voluntad mayoritaria, con valentía asume el reto de dirigir los destinos de la Universidad de San Carlos, en donde no tardó en sentirse su fecundo trabajo en favor de la ciencia y su Alma Mater, creando la Dirección General de Investigación DIGI. Seis meses después de asumir el cargo de Rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala, cegaban la vida terrenal de este ilustre y talentoso hombre, que se empapó de las aguas de tantas fuentes del saber humano, la biología, la música, la paleontología, la astronomía, la sociología, entre otras, y todas ellas conjugadas en un espíritu firme y fecundo. Hemos sido testigos de sus logros, y la gran familia que ahora estamos reunidos somos fruto de la semilla que sembró y luchó porque germinara fuente y espero de todo corazón podamos seguir el camino que el Licenciado Mario Dary Rivera nos iluminó con la luz de su fe y su amor a la humanidad.

Doctor Rodolfo Robles Valverde Nació en la ciudad de Quetzaltenango, Guatemala, el 14 de enero de 1878, siendo sus padres don Francisco Robles y doña Trinidad Valverde de Robles.


A la edad de 9 años partió hacia California, EE. UU. efectuando sus estudios primarios en el Colegio Santa Clara en la ciudad del mismo nombre. Años más tarde regresó a Quetzaltenango en donde dos años después obtuvo el título de Bachiller. Fue enviado luego por sus padres a estudiar Medicina a Francia obteniendo el título de Médico y Cirujano de la Universidad de París, el 26 de julio de 1906. De regreso en Guatemala obtuvo su incorporación a la Escuela de Medicina de la Universidad de San Carlos. En el año de 1910 se radica definitivamente en la ciudad capital en donde sobresalió por sus conocimientos múltiples como lo atestiguan los diplomas otorgados a él; así, Francia le otorgó los siguientes: Miembro de honor de la Sociedad Académica de Historia Internacional; Miembro activo de la Sociedad de Geografía e Historia; Miembro de la Sociedad de Zoología; Titular de la Sociedad Nacional de Hortícultura; diploma de Microbiología y de Micología del Instituto Pasteur; Médico Higienista y Médico Malariólogo de la Universidad de París; Médico Colonial; Médico de Marina. Además, fue Miembro de la sociedad de Geografía de Washington. En Guatemala desempeñó muchos puestos dentro y fuera de su profesión: Jefe del Primer servicio de Cirugía de Hombres; Jefe del segundo servicio de Cirugía de Mujeres; Catedrático de las Facultades de Medicina y Farmacia; Vocal de la Facultad de Medicina y Farmacia; Decano de la Facultad de Farmacia; Diputado a la Asamblea Constituyente. El descubrimiento de la filaria Volulus en América lo armó "Caballero de la Legión de Honor" en París el 6 de julio de 1923 y 6 años más tarde Oficial de la Orden Nacional de la misma Legión de Honor. Su luminosa trayectoria dejó de existir el 8 de noviembre de 1939. Su obra: Todo comenzó en el mes de marzo de 1915, cuando el Dr. Rodolfo Robles por entonces 35 años de edad dedicado a su profesión hizo el descubrimiento de la enfermedad que le abrió las puertas a la fama. "Hace dos años, vino a mi consultorio una niña que presentaba los síntomas de una Erisipela Crónica de la cara que le sobrevenía con temperatura alta, con ardor y prurito a la vez de la región enferma, quejándose además de haber perdido la vista. El examen atento que hice de la enferma me reveló que no se trataba de la Erisipela producida por el estreptococo sino de una enfermedad para mí desconocida". Así se inicia el artículo publicado por la revista "Juventud Médica" por intermedio del Dr. Victor Manuel Calderón, entonces estudiante de Medicina, quien lo publicó a partir de la inolvidable conferencia que sobre su descubrimiento hizo el Dr. Robles el 4 de marzo ante la Sociedad Científico-Cultural "Juventud Médica", dando así la primera comunicación en Revista Científica de la existencia de esta enfermedad en América, con tan amplia visión del problema, que dejó un cuadro tan completo que en poco ha sido modificado. A partir de ese trabajo, numerosas publicaciones salieron a luz sobre este tema. El Dr. Pacheco Luna publicó sus primeros trabajos en 1918, a él le siguieron en orden cronológico la tesis del Dr. Calderón en 1920, las comunicaciones de Estévez, Morales, Mora, Flete Sáenz, Guerrero y Azurdia, las cuales vieron también la luz en la revista de la "Juventud Médica" y que abarcaron el período comprendido entre 1919 y 1924. Esta etapa separada por un espacio de 5 años, inicia una segunda etapa de la bibliografía guatemalense de la Oncocercosis iniciándose con la tesis del Dr. Constantino Alvarez en 1929, siguiéndolo a continuación los trabajos realizados en la dirección general de Sanidad Pública por los doctores Ochoa, Estévez, Marroquín G. Díaz y De León. Algunos extranjeros han colaborado en el estudio del tema entre ellos el Dr. Mario Giaquinto Mira y el Profesor Erwin Jacobsthal; sus publicaciones han salido en los boletines de Sanidad. Dicha bibliografía abarca hasta el año 1947 enriqueciéndose con los trabajos de estos últimos 17 años y cuya bibliografía pronto saldrá a luz.

DOCTOR ALDO CASTAÑEDA El nombre de Aldo Castañeda será para siempre asociado a la cirugía cardiovascular para niños. Pese a su experiencia como especialista, académico e investigador de nivel internacional, eligió Guatemala, el país de su padre, para entregar sus conocimientos. Él mismo dice: “uno no tiene que ser egoísta, debe enseñar a otras personas que puedan seguir la labor después de que uno muere”. En Estados Unidos capacitó a 48 médicos


que ahora son jefes en esa especialidad alrededor del mundo. En Guatemala lo ha hecho ya con tres galenos. La Fundación que lleva su nombre fue creada, no para darse notoriedad sino para ayudar a los niños de escasos recursos. “Yo vine aquí por los pobres, no para cobrar. A mí lo privado no me interesa”, dice con firmeza. Doctor Aldo Castañeda ¿Cuáles fueron sus razones para crear la Fundación? Cuando yo vine a Guatemala en 1997, Unicar (Unidad de Cirugía Cardiovascular) era una entidad del gobierno que sólo atendía las enfermedades del corazón que un adulto adquiere. Pero los bebés que nacían con un defecto en ese órgano, por malformación, quedaban fuera. Los niños morían y sólo vivían aquellos que tenían padres con dinero, quienes los podían llevar al extranjero para un tratamiento. En aquel entonces sólo me dieron dos camas en cuidados intensivos. No había nada más. Por eso hice la Fundación, que es burocrática, pero necesaria para recaudar fondos. No la puse a mi nombre porque pueden pensar que uno se levanta algo. Por eso no tengo ni firma. Las donaciones nacionales o extranjeras son controladas por la Superintendencia de Administración Tributaria. Por medio de la Fundación pudimos equipar todo. Ahora hay una gama de subespecialidades de cardiología pediátrica en Guatemala. Se reconstruyó la parte vieja de Unicar y en esto el gobierno no gastó ni un centavo. Soy guatemalteco Aunque el doctor Castañeda, de 75 años, nació en Italia dice: “Yo soy guatemalteco porque mi padre era de aquí”. Castañeda creció en Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial. Cerró el bachillerato en Suiza y vino a Guatemala en 1951. “Tenía miedo de que empezara una Tercera Guerra Mundial y no me quería quedar en Europa”. ¿Cómo fue su vida durante la Segunda Guerra Mundial? Creo que fui un niño normal, pero cuando tenía nueve años y vivía en Alemania empezó la Segunda Guerra Mundial, lo cual impactó el crecimiento de cualquiera. Había restricción de todo: comida, ropa, zapatos. Daban tarjetas por puntos para comprar un par de zapatos al año. Muchas veces tenía los puntos pero no había zapatos. Todo estaba reglamentado. Había un adoctrinamiento de la filosofía nazi en los colegios y la teníamos que aprender. Pero recuerdo como algo bueno las Olimpiadas de 1936, porque me interesaba mucho el deporte. Entre los 9 y 15 años fui impactado por la guerra; uno maduraba más rápido porque la muerte estaba alrededor. Cuando iba al colegio y faltaba algún compañero lo primero que pensaba era que lo mataron y no que podía estar enfermo. Muchas veces fue cierto. No había regalos y teníamos que correr hacia los sótanos de las casas o del colegio cuando sonaba la alarma anunciando los bombardeos. Cómo fue estudiar en la Universidad de San Carlos de Guatemala en aquel entonces. Estudié Medicina en la Universidad de San Carlos porque era el único lugar en donde había esa carrera. La Facultad de Medicina tuvo la fama de ser buena, pero no fue así, porque no había ni hay carrera académica. Los profesores que están en práctica privada son quienes dan clases. En el primer mundo, para la carrera académica se preparan especialmente en investigación, así se puede tener una visión más amplia de los problemas de la medicina y de sus ramas, por eso se puede ser un mejor profesor pues se dedica tiempo completo a la enseñanza. En Guatemala la gente que enseña no está a tiempo completo, y no hablo mal de ellos, pero no pueden competir con una persona que sí dedica muchas horas en un laboratorio


con alta tecnología. Pero es un poco difícil hacer cambios en la universidad porque los estudiantes se muestran antagónicos, no quieren exámenes de admisión. ¿Cómo puede ser bueno si hay tres mil alumnos de primer año? es complicado enseñar a una cantidad así. Sin embargo, desde el anterior rector se hacen esfuerzos importantes y eso es bueno. Especializado en el extranjero Una semana después de graduarse, Aldo Castañeda viajó a los Estados Unidos para entrenarse en el lugar donde había nacido la Cirugía de Corazón Abierto: Minnesota. Allí obtuvo maestrías y doctorado, hizo investigaciones, escribió dos libros y unos 400 artículos en revistas especializadas. Al retirarse de su trabajo en los Estados Unidos fue invitado para formar un centro pediátrico en Suiza. Ahí estuvo tres años y luego volvió a Guatemala. ¿Es usted el primer pediatra de corazón abierto? No. La primera operación se hizo en 1954 en Minnesota, en la universidad a la cual ingresé en 1958. Yo inicié las investigaciones para operar al niño a más temprana edad, porque me di cuenta que muchos pequeños llegaban tarde y el efecto de la cardiopatía congénita había afectado el músculo del corazón y los pulmones. Hice muchos experimentos, en la Universidad de Minnesota, con perritos de dos kilogramos de peso; fueron las bases científicas para trasladar el procedimiento al campo clínico, lo cual hice en Boston. Ahora eso es internacional. Otra cosa que hice en Minnesota fue prever que podía hacer experimentalmente un trasplante de corazón y pulmón al mismo tiempo, lo cual puede funcionar bajo ciertas condiciones que elaboramos. También estuve interesado en el efecto de la cirugía y la circulación de corazón y pulmón artificial sobre el cerebro. En su opinión ¿cuál ha sido el avance médico más importante en los últimos 20 años? Hay tantos avances enormes que hace difícil ser médico, porque la información que se genera en investigación es tal que aún si uno estudia día y noche es imposible estar al tanto de todos los adelantos de la medicina. Pero en lo más amplio posible, creo que la identificación del genoma humano o el material de herencia, la estructura del ADN (ácido desoxirribonucleico) es lo más importante y significativo. Los resultados de eso sobre la salud y la medicina son inmensos. Por eso no entiendo esas tonterías de que políticos y religiones cuestionan el estudio de las células madres. Digan lo que digan nadie parará eso, sólo retarda las investigación y el progreso. Eso brindará el campo para poder curar enfermedades que hasta hoy no se han podido, como la diabetes, la cual es controlada pero no curada, u otras neurológicas, como la de Parkinson. Para usted ¿las investigaciones científicas riñen con la religión, en especial la católica? La religión Católica a través de su existencia ha reñido con la ciencia. Desde que condenaron al pobre Galileo (Galilei) por decir que nosotros estamos alrededor del Sol y no al revés. Ese era un argumento difícil de aceptar para la iglesia porque había puesto al hombre en la tierra como el epicentro de la creación de Dios, cuando alguien dijo que no era así y que además no éramos los únicos sino que hay millones de galaxias en el universo, la iglesia reaccionó. Eso ha cambiado mucho. El Papa Juan Pablo II reconoció la equivocación con el juicio


a Galileo. Leí que un científico inglés, interesado en la gran explosión del universo, estuvo en una conferencia con el Papa y habló sobre cómo empezó el mundo, sobre los hoyos negros. Juan Pablo II inteligentemente dijo: “Estamos de acuerdo, sólo quiero que no vaya más allá de esa investigación porque eso sí es territorio de Dios. Nosotros aceptamos que hubo big bang o gran explosión, pero fue Dios quien la hizo”. Ahora se acepta que la Biblia es un libro alegórico y no literal. La evolución, que está probada, ha sido aceptada por la iglesia. Pero hay que reconocer que la ciencia no tiene todas las respuestas. Después de todo lo que usted ha hecho y ha podido conseguir ¿qué le falta por hacer? Hubiera querido hacer en Guatemala el mejor centro cardiovascular de Latinoamérica. Teníamos la oportunidad porque a mí me conocían en ese ambiente por iniciar el movimiento para operar al recién nacido lo más pronto posible. Hubiéramos hecho algo más grande con más dinero, pero lamentablemente no hubo visión o eco para eso. Si uno ve ahora en retrospectiva los millones que algunos señores de gobiernos se levantaron, me da más pena no haber podido hacer más. Si nos hubieran dado US$ 2 millones hubiéramos hecho lo más destacado de Centroamérica. Pero hicimos lo mejor que pudimos y quedó muy bonito. Tan bonito que hasta nos han criticado por lo bien que quedó. Hace lo que otros no hacen Al final de la entrevista y después de haber recorrido las instalaciones de Unicar con el doctor Castañeda, él se detiene frente a un cuadro, simplemente para enderezarlo y dice: “Siempre hago esto porque nadie más lo hace”. Y después de un momento exclama: “¡Ojalá y las donaciones sigan para continuar con el trabajo!

Juan Fernando Medrano Palomo Juan Fernando Medrano Palomo es un guatemalteco que, por su talento, ha destacado en el extranjero. Actualmente es profesor de la Universidad de Davis, California, donde imparte el curso de Genómica Animal, asunto relacionado con genética del crecimiento y obesidad en animales, y en el mejoramiento genético de la composición de la leche. Aunque lleva 21 años de residir en Estados Unidos, no olvida sus raíces ni la tierra que lo vio nacer, a la cual desea devolver algún día los conocimientos adquiridos. Es por ello que uno de sus propósitos es contribuir al bienestar de los guatemaltecos y de la humanidad, con descubrimientos científicos a favor de la salud. Entre las distinciones recibidas a lo largo de su carrera está la medalla de Ciencia y Tecnología 2001, otorgada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concyt). Reconoce que el apoyo de su familia ha sido fundamental para alcanzar sus metas, especialmente el de sus progenitores Antonio Raúl Medrano, médico urólogo, y Estela Palomo. “Mi profesión me apasiona, por lo cual, pese a tener que realizar un esfuerzo constante todos los días, es algo que hago con gusto”, comenta. También trabaja en Chile con un grupo de investigadores que indagan acerca del mejoramiento animal, estuidando la reproducción de salmones. Preparación Sus estudios primarios los cursó en el Colegio Americano en Guatemala, y estudió agronomía en la Escuela Agrícola Panamerican, El Zamorano, Honduras. Además, obtuvo una maestría y un doctorado en genética en la Universidad de Davis, California, en 1975. Debido a su experiencia ha sido invitado a foros, talleres y congresos en Centroamérica, México, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Chile, Francia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra y Suecia, entre otros países.


Afirma que su mayor logro fue ser reconocido como un cientĂ­fico destacado en el extranjero, y formar nuevos profesionales de la ciencia.


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