Libro de las mandangas
Accésit del VII Premio de Poesía infantil “Luna de Aire” 2009
Los poemas no son de quien los escribe, sino de quien los canta. Más aún estos, que juegan con la tradición popular, que es de todos y de nadie, tan mía como tuya y de ninguno. Pero hay poemas que nacen para una persona o de estar con ella: una niña que canta camino de la escuela, amigos que nos invitan a su vida, a pisar los charcos, a correr juntos, jugar a los haikus o al versocantazo... A los que dieron la chispa, ellos saben por qué, gracias: a Mela; a Oriol, Micaela y Cecilia; a Pedro, L. D., Eduardo, Elisa y Freddy; a Damián; y a Laura, Marta y Ana.
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de los textos: Darabuc (Gonzalo García Rodríguez). de las ilustraciones: Arturo García Blanco. de la edición: Universidad de Castilla-La Mancha.
Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. Director: César Sánchez Meléndez. Edición de 1.000 ejemplares. Diseño y maquetación: Grupo Desenfoque. I.S.B.N.: 978-84-8427-740-8 D.L.: CUFotomecánica e impresión: Impreso en España – Printed in Spain.
Libro de las mandangas Darabuc
Ilustraciones de Arturo GarcĂa Blanco
Son del Zacatín
El son del zacatín, el soniquete de este libro corretea por la plaza, se vende en el mercadillo por un céntimo de guasa. Por un sí, por un no, con un pie en el poyo, una mano en el bollo, la cabeza en la pared, una, dos, nueve, diez, bate de palmas y a leer.
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Geografia animal Cantan los gallos en Kirikistán, balan las cabras en Beeelezuela, ladran los perros en el Canaguá, chillan los puercos en la Patagroña, mugen los toros desde Cornugal, mayan los gatos de la Conmichina y las tortugas de Lechuguistán, hartas de ruido, cogen el hato y se ponen a andar.
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Tris, tras, a la sombra de un รกrbol, tris, tras, cabecea una liebre. Tris, tras, las tortugas se sientan, tris, tras, a mirar la carrera.
Aire del untado de chocolate Que yo no he sido, madre ni sé yo nada de ese turbio descuadre de la tableta, calamar violinista, ay, ay, ay, pulpo poeta.
Que se entró la vecina doña Pirata, con un hambre canina, la muy gamberra, calamar de montaña, ay, ay, ay, pulpo de tierra.
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Que vinieron ladrones cona la ganzĂşa a llevarse camiones de la bodega, calamar de sembrado, ay, ay, ay, pulpo de siega. Que vinieron marcianos en navecillas y me untaron las manos de chocolate, calamar de parterre, ay, ay, ay, pulpo de arriate. AdemĂĄs de que hoy tengo desgana, mamĂĄ, es que yo no soy nada dulcero, calamar mentiroso, ay, ay, ay, pulpo trolero.
Niño taciturno, tira de Saturno, niño peleón, tira de Plutón, niño zarigüeya, tira de la estrella, niño verderol, tira tú del sol, niño veintiuna, tira de la luna, niño veintidós, tira del adiós, adiós al que se va, que nosotros nos marchamos y la quedas tú.
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Suerte de las niñas de los mundos de abajo La que vive en una cueva, ¡qué breva! La que vive entre la lava, ¡qué pava! La que vive en el volcán, ¡alacrán! Si cayó en un socavón, ¡escorpión! Si cayó hasta el mismo infierno ¡qué cuerno!, ¡qué cuerno! Pero a la reina del pozo, alegría y alborozo, del pastel me como un trozo y otro trozo pa mi agüela, que la que no corre vuela y a ti te tocó parar.
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Comba de las olvidadas Flor de ciudad, María del Cemento, flor del momento, María del Reloj, flor de la troj, María de los Trigos, flor del mendigo, María del Cartón, flor de alcaudón, María de las Garras, flor de chatarra, María del Metal,
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flor de cristal, María Quebradiza, flor de las tizas, María Borrador, flor del calor, María del Abrazo, flor de los lazos, María Cursiló, flor del zurrón, María de la Oveja, flor de calleja, María de la Ciudad...
Caricia de la barbilla Para ir recorriendo con las manos la cara del bebé.
Esta barbilla para la chivilla, este bocón para el león, estas mejillas para las ardillas, esta nariz para el colibrí, estos ojinos para los misinos, gato come pez, comenzaré otra vez: Esta barbilla...
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Caricia de la panzuela Para improvisar alegremente, a la lengua loca, con las personas de la familia; y terminar, claro está, con unas cosquillas.
Pies pecigüelos, que se ría el abuelo, piernas piernucas, que se ría la hermanuca, manos manete, que se ría tu papete, brazos brazá, que se ría la mamá, frente frentuela, que se ría la abuela, panzuela y panzón, ¡ahora me río yo!
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Mandanga tímida del autor de este libro A lomos de un ermitaño cabalgué las olas. Pero mi cangrejo-tabla quedó varado en la playa. Al cabo de unos meses —muchos— un grupo de excursionistas enciende una hoguera y entona con las llamas, mil canciones. Yo los escucho en silencio, al fondo de la caracola.
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