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Un sendero morado en el desierto de sangre

Las calles de todo el mundo se tiñen del color de la revolución feminista

Natalia López Hernández

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Facultad de Psicología

Ríos de pañuelos morados, avalancha de gargantas desgarradas, pabellón de banderas de justicia.

Kilómetros de desierto pintados de morado, hormigas bailando sobre la piel, bebiendo el miedo y consumiendo las llagas marcadas por los puños agrios.

Voces agrietadas y luego cocidas con hilos de metal, levantan los corazones magullados y los ponen a saltar.

El viento enardecido embarca hacia el sendero de la rabia, las risas, los gritos, el llanto y los puños húmedos de adrenalina.

El desierto se baña de diamantina púrpura, el aire se tiñe de morado, deseando acuerpar a los ángeles mudos que lloran su inexistencia y pintan con sus cenizas las letras de los carteles que reclaman su muerte.

Las nubes quieren ser flores moradas, las flores moradas quieren tener alma, y las almas quieren ser mujeres libres.

[…continúa]

Jair Eduardo Antúnez Morales / Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9

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