Argensola Primaria by gozARTE

DOS SOLES DE POESÍA 450 años Lupercio y Bartolomé Leonardo Đ Argensola

Guía didáctica para primaria

Edita_Instituto de Estudios Altoaragoneses Gobierno de Aragón. Departamento de Educación, Cultura y Deporte Textos_Gozarte (Maribel Estébanez, Carlos Millán) Concepto gráfico_David Guirao Impresión_ARPIrelieve S. A. Depósito Legal_

¡¡¡Hola a todos, y sed bienvenidos!!! Pasad, pasad, que me presento: soy Bartolomé Leonardo de Argensola, para serviros. ¿Habéis oído hablar de los Argensola? Pues se refieren a mi hermano Lupercio y a mí, historiadores, cronistas… y también poetas. Mirad, mirad lo que decía de nosotros ni más ni menos que Cervantes:

Serán testigos desto dos hermanos, dos luceros, dos soles de poesía, a quien el cielo con abiertas manos dio cuanto ingenio y arte dar podía

¿Qué os parece? Pues eso no es nada. Lope de Vega, el escritor más popular de estos reinos, dice de nosotros: “vinieron a Castilla desde Aragón a reformar en nuestros poetas la lengua castellana”. Eso es un piropo, sí señor. Bueno, que vosotros venís a que os hable de mi hermano, ¿verdad? Ya hace cinco años que murió, aunque parece que fue ayer… pero no dejéis que me adelante, las cosas hay que empezarlas por el principio. Venid conmigo, que vamos a viajar en el tiempo hasta…

Barbastro

… Barbastro, nuestra ciudad. ¿Os gusta nuestra casa? Cuando la construyó mi padre era de las más modernas. En ella nacimos todos los hermanos: Lupercio, el mayor; luego, yo, y después, Pedro y Ana María, que es la niña de nuestros ojos. Me acuerdo de cuando jugábamos en la escalera del patio o nos asomábamos por las ventanas de la falsa, justo debajo del tejado, donde se guarda el grano, los jamones, la fruta… aquello era el paraíso, jajaja. Eso sí, mi familia no era de aquí. Mi madre, Aldonza, pertenecía a la nobleza de Cataluña y, por parte de mi padre, Juan, venían del otro lado del mar, de Italia. Mi bisabuelo se instaló en Barbastro hace aproximadamente cien años, y desde entonces somos tan barbastrenses como el que más. Por cierto, cuando nacimos mi ciudad estaba a punto de comenzar una nueva etapa de su historia, pues se convirtió en sede de una diócesis. ¿Sabéis qué es eso? Pues cada una de las provincias en las que se divide el mundo para los cristianos. Al frente de ella hay un obispo, y su iglesia se llama catedral. Barbastro ya tuvo obispo en la Edad Media, y cuando éramos unos niños lo volvió a tener. ¿Os imagináis? Empezó a llegar más dinero, visitantes, personajes importantes…

Universidad

Parece que Lupercio y Bartolomé estudiaron en las universidades de Huesca, la primera del Reino de Aragón, y Zaragoza, que se acababa de fundar en esos años. Bartolomé también iría a Salamanca.

Vosotros no tenéis edad de estudiar en la universidad, pero ya iréis. Lupercio, Pedro y yo sí que fuimos, y, aunque ha pasado mucho tiempo, me acuerdo de los profesores, de los exámenes… o de los estudiantes sopistas. ¿Habéis oído hablar de la sopa boba? Pues la repartían en los conventos para los que no tenían qué comer. La picaresca estaba a la orden del día, porque, cuando está en juego la supervivencia, no hay nada que agudice el ingenio como el hambre. Mis hermanos y yo no teníamos esos problemas. Además éramos buenos estudiantes. Íbamos a clase y escuchábamos cómo el profesor leía las lecciones. En el aula solo se podía hablar en latín, había que ser respetuoso con los profesores, no escribir en las mesas… y, si no, preparaos para el castigo, jajaja. Y claro, están los exámenes. ¿Vosotros habéis hecho alguno? En la universidad hay pocos, pero duros, y, por supuesto, orales. Solo se hacen para pasar de grado: primero, bachilller, luego, después de unos cuantos años, licenciado, y finalmente puedes llegar a ser doctor, como yo.

El edificio de la Universidad es el actual Museo de Huesca, aunque en época de los Argensola todavía no estaba construido el patio octogonal y se utilizaba el antiguo palacio de los reyes de Aragón.

Teatro

Hoy podéis ver la tele, navegar por Internet, ir al cine…, pero en la época de los Argensola el teatro era el entretenimiento más popular en España. Lupercio escribió tres obras que tuvieron gran éxito. ¿Habéis estado alguna vez? Pues es bastante distinto a cómo era entonces. Para empezar, hoy se puede ir al teatro de día o de noche, gracias a la luz eléctrica, pero entonces hacía falta la luz del sol, porque solo había candelas. Además, ¿os imagináis a todo el mundo hablando, comiendo, bebiendo, gritando…? Y más aún, ¿qué pensaríais si os dijeran que los hombres tienen que estar en una zona y las mujeres en otra? Vamos, que en solo 400 años ha cambiado bastante. Al principio las representaciones se hacían en el patio de alguna casa de vecinos, que alquilaban los balcones, las ventanas… Cuando empezaron a construirse teatros de verdad, imitaron esa misma forma y los llamaron corrales. ¿Os imagináis el ambiente? Mucho bullicio, la gente apiñada en el patio (algunos sentados y otros de pie), el alojero anunciando aloja, el refresco de moda… La gente rica o importante se sentaba en los balcones y, las mujeres, al fondo, en la cazuela, donde las iban a rondar sus galanes.

¿Os apetece jugar a ser autores de teatro? Pues entonces vamos a montar una de las tragedias de Lupercio: podréis recortar los personajes, construir un pequeño teatro, introducir “efectos especiales” y finalmente representar la historia.

Recortad por la línea verde

Instrucciones

1. Recorta esta página por la línea verde. 2. Pega a los personajes sobre una cartulina, recórtalos y móntalos sobre la base. 3. Dobla las páginas siguientes por donde lo indica para montar la caja de un escenario. 4. Marca los dos dobleces del suelo del escenario abajo del escenario.

Recortad por la línea verde

5. Pega la pestaña del suelo en la parte de

Doblad por las líneas de puntos

Recortad por la línea verde Pegad con pegamento esta superficie al teatro

Recortad por la línea verde

Para vuestra representación tenéis que simular diferentes ruidos: una tormenta, el mar, el viento… ¿Cómo lo haréis? ¿Podéis unir estos dibujos con el efecto correspondiente? Una flauta • Dos medios cocos • Soltar el aire de un globo • Un palo de lluvia •

• Galope de un caballo • Lluvia • Granizo • Huevos friéndose

Una plancha de metal fina •

• Tormenta

Arrugar un celofán •

• Mosquito

Un bote con judías secas •

• Canto de un pájaro

Una flauta • canto de un pájaro Dos medios cocos • galope de un caballo Soltar el aire de un globo • mosquito Un palo de lluvia • lluvia Una plancha de metal fina •tormenta Arrugar un celofán • freir huevos Un bote con judías secas • granizo

Doblad por la línea de puntos

Recortad por la línea verde

El teatro imita a la vida, y para lograrlo introduce “efectos especiales”. Los actores pueden aparecer por cualquier ventana del escenario, por una trampilla en el suelo, descolgándose desde arriba… Al público le encantan las sorpresas.

Pegad con pegamento esta superficie al escenario

Doblad por la línea de puntos

Lupercio escribió tres tragedias: Filis, Isabela y Alejandra. Son historias con personajes importantes, solemnes, serios, mientras que las comedias tratan de la vida de la gente normal. Si queréis, os cuento el argumento de Isabela para que la representéis en vuestro corral de comedias. El rey musulmán de Zaragoza, Alboacén, intenta conquistar a Isabela, una doncella cristiana que se niega renunciar a su religión y a su amor, Muley, que se ha convertido al cristianismo por ella. Se van a casar para ser felices y comer perdices, pero… Isabela se niega a conceder al rey sus caprichos, y está dispuesta incluso a morir como una mártir para salvar su honra. Ni siquiera cuando le muestran los restos sangrientos de sus padres y de su hermana ella se ablanda. Muere hasta el apuntador.

Argensola versus Lope Seguro que vosotros sois de los que se vuelven locos con las comedias de Lope, ¿no? Pues que sepáis que las tragedias de mi hermano gustaron mucho, y el mismísimo Cervantes las elogió en el Quijote. Lupercio quería que el teatro educara a la gente, no como Lope. Pero no me hagáis hablar, no me hagáis hablar… Las tragedias de Lupercio estaban ambientadas en la historia antigua y medieval de España. Él tenía claro que sus obras no solo tenían que entretener, sino también educar: el malvado era castigado y triunfaban los buenos. Resultado: tuvieron éxito, pero pronto se pasaron de moda. En cambio, Lope de Vega, que solo era tres años más joven, vio lo que quería el público de los nuevos tiempos y se lo dio. Mezcló todo lo anterior, añadió elementos propios y salió algo nuevo: historias de personas normales, con un ritmo trepidante, versos ligeros, mezcla de lo trágico y lo cómico, personajes que hablaban de forma diferente según su clase social… En fin, que Lope no escribía para los cultos sino para la gente normal, como él mismo dijo: Escribo por el arte que inventaron los que el vulgar aplauso pretendieron, porque, como las paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto.

Cómo se gana la vida un escritor

La gente nos conoce como poetas, pero la poesía no da de comer, amigos míos. Ni el teatro, a no ser que uno escriba obras sin parar, como Lope, y hasta él se tenía que buscar la vida al servicio de algún noble. Vivir de escribir es complicado, os lo digo yo. Si escribís una obra de teatro, por ejemplo, se la vendéis al autor de una compañía y ya nunca volvéis a cobrar, por muchas veces que la representen. A veces puede ser que os llegue algún encargo y os lo paguen un poco mejor, pero aún así. Mi hermano y yo éramos de buena familia, teníamos formación..., así que pudimos trabajar al servicio de personajes tan importantes como el duque de Villahermosa, la emperatriz María de Austria y el conde de Lemos, que se nos llevó hasta Nápoles. Gracias a eso pudimos dedicar nuestro tiempo libre a escribir. Así de sencillo.

¿Cómo se gana la vida hoy un escritor? Os propongo unas cuantos trabajos, pero seguro que se os ocurren más: • Puede ser free lance, o sea, que va por libre y hace de todo: hoy escribe un artículo para un periódico, mañana un libro por encargo… • Trabaja en un periódico • Corrige obras de otros autores en una editorial • Redacta notas de prensa en una agencia de publicidad • Es periodista en medios de Internet • Participa en concursos literarios • Publica y vende sus obras por Internet • Es guionista de cine o televisión • Cobra derechos de autor por la venta de sus obras

El oficio de historiador

Lupercio, más que poeta o escritor de teatro, se consideraba historiador. ¿Vosotros sabéis de qué tratan los libros de historia? Nos cuentan los hechos del pasado, intentan buscar las causas, explicar los motivos… Por cierto, ¿el mismo suceso contado por dos historiadores distintos es igual? A lo mejor no usan los mismos documentos, porque a veces la información está muy dispersa, ha desaparecido, alguien la ha hecho desaparecer interesadamente... O a lo mejor interpretan esos documentos de diferente manera. Con la información que tiene el historiador intenta contar lo que pasó, pero siempre quedan huecos. Algunos los rellenan con su imaginación, pero los más serios, como Lupercio, proponen una hipótesis. ¿Cómo trabaja? Busca documentos y comprueba que sean auténticos, consulta a arqueólogos, intenta ser imparcial buscando fuentes de todos los bandos, se cartea con historiadores de toda Europa… Bartolomé, en cambio, escribe historia pensando que la verdad hay que embellecerla para que sirva de ejemplo al lector. Por cierto, los dos hermanos no solo fueron historiadores, sino también cronistas del Reino. Una crónica nos cuenta la vida de un rey, los hechos más importantes de su reinado, las batallas… Es algo parecido al trabajo de un periodista, pues cuenta los hechos día a día. La Historia, en cambio, hay que dejarla reposar, como dice Lupercio, y trata de sucesos ocurridos hace mucho tiempo.

El mapa de Labaña En 1591 Zaragoza y Aragón se enfrentaron al rey. La cosa acabó con la cabeza del justicia, Juan V de Lanuza, rodando por el suelo y con el recorte de muchos de los privilegios de los aragoneses como resultado de la convocatoria de Cortes en Tarazona, que realizó Felipe II al año siguiente. Lupercio escribió su Información de los sucesos de Aragón en los años 1590 y 1591 por encargo de los diputados del Reino, pero añadieron tantas anotaciones que finalmente se negó a publicar la obra.

Después de todo aquello mucha gente estaba desmoralizada porque veían disminuir el protagonismo del Reino, y Lupercio propuso a los diputados hacer un gran mapa de Aragón en cuyos márgenes se grabara su gloriosa historia. Buscó al mejor cosmógrafo, el portugués Juan Bautista Labaña, y él mismo escribió el texto de los laterales. Sin embargo, el pobre murió antes de que se publicara y otra vez intentaron modificarla. Menos mal que yo me opuse rotundamente, y por fin el mapa se publicó con la historia que él dejó. Acabo de ver cómo ha quedado y estoy orgullosísimo de haber participado en lograr que pueda ser un verdadero hito en la historia de Aragón.

Nápoles Después de estar al servicio del duque de Villahermosa los Argensola son nombrados , respectivamente, secretario y confesor de la emperatriz María de Austria, hermana de Felipe II, y a su muerte pasan al servicio del conde de Lemos. Una suerte, porque el conde fue nombrado virrey de la ciudad más hermosa y divertida de la Europa de la época, Nápoles, y se los llevó con él. Lupercio, que estaba sobrecargado de trabajo como secretario del conde, decía: “No vivo en Nápoles, sino en mis aposentos. No como, sino a mediodía; acuéstome a las once, despierto antes de las cuatro…”. Aprovechó sus pocos ratos libres para dedicarse a su labor como cronista de Aragón en una ciudad cuya historia estaba relacionada con la nuestra desde la Edad Media, cuando los poetas decían que “hasta los peces del Mediterráneo llevan en sus escamas las barras del rey de Aragón”. Murió en Nápoles en 1613 después de haber quemado muchos de sus versos.

Dos soles de poesía

… pero no todos. Años después su hijo Gabriel publicó en Zaragoza las poesías de su padre y de su tío Bartolomé. Ninguno de ellos consideró la poesía como su ocupación principal, pero los dos nos han dejado versos fantásticos. Leed despacio este soneto, que habla de una mujer vieja y… ¡¡¡horrorosa!!! Fijaos en todas las palabras que utiliza para describirla e intentad descubrir a cuál de estas mujeres se refiere.

¿Por fuerza quieres, Lice, ser hermosa? O no tienes espejo o estás loca. ¿No consideras esa negra boca a todo el mundo por su olor odiosa; esa frente pintada y espaciosa por falta de cabellos, que no es poca, ni tu cuidado en componer la toca sobre la calva estéril y engañosa? Fortuna es ciega en cuanto distribuye, ni mira a quién desnuda o a quién viste, aunque contigo en dar tuvo descuento. Edad larga te dio, que a muchos huye; mas negó lo demás, y así saliste con mala cara y corto entendimiento.

¿Por fuerza quieres Lice ser hermosa? es la primera mujer de la izquierda.

Dos soles de poesía A una mujer que se afeitaba y estaba hermosa Yo os quiero confesar, don Juan, primero, que aquel blanco y carmín de doña Elvira no tiene della más, si bien se mira, que el haberle costado su dinero. Pero tras esto confesaros quiero que es tanta la beldad de su mentira, que en vano competir con ella aspira belleza igual de rostro verdadero. Mas, ¿qué mucho que yo perdido ande por un engaño tal, pues que sabemos que nos engaña así naturaleza? Porque ese cielo azul que todos vemos ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande que no sea verdad tanta belleza! • ¿Sabemos el nombre de la persona que habla? ¿A quién se dirige? ¿De quién está hablando? •¿Qué ha hecho doña Elvira? ¿Con qué lo compara? ¿Sabemos el nombre de la persona que habla? No ¿A quién se dirige? A don Juan ¿De quién está hablando? De doña Elvira ¿Qué ha hecho doña Elvira? Maquillarse para parecer más guapa ¿Con qué lo compara? Con los engaños de la naturaleza