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Opinión Hablemos de liderazgo

HABLEMOS DE LIDERAZGO

POR IGOR SÁNCHEZ BONIFAY Ingeniero civil, escritor

Teorizar sobre el liderazgo parece cosa sencilla, pero ser un líder de verdad es un desafío personal para unos pocos nada más, ¿o no? Sin duda que hablar de liderazgo es tratar uno de los temas sobre los que más se ha escrito en todos los tiempos, ya sea su concepto general o a través de una simple referencia a líderes históricos y contemporáneos, tanto por sus actos como por sus propios dichos o pensamientos.

Según qué autores consultemos podremos identificar diferentes tipos de liderazgo y desarrollar profusas tesis al respecto, lo que excede por mucho las pretensiones de esta “conversación”.

En lo personal, creo que hay una cosa fundamental que debe tener, y que diferencia a un buen líder de cualquier otra persona, la “visión”. El buen líder tiene una visión de futuro, de cómo deben o deberían ser las cosas, lo que le da una orientación y motivación muy claras para diferentes misiones, objetivos o “empresas”. Así, no importan los problemas, no importan las dudas, no importan las incertezas que se le presenten en el camino, pues nada de eso alterará en lo más mínimo su meta, lo que le permitirá encontrar respuestas y soluciones, ya sea de forma directa o a través de un proceso o trabajo específico, si cuenta además con la necesaria fuerza de voluntad.

Este reduccionismo extremo del líder tiene un complemento diversificador a través de sus valores, que es lo que en definitiva nos permite identificar diferentes tipos de liderazgo según los modelos que se han desarrollado al respecto en otros estudios y libros. Así, un mismo tipo de liderazgo no sirve para todos los propósitos (misiones) posibles y para cada propósito (misión) es posible identificar uno o más tipos de liderazgo útiles.

Un punto interesante aquí es que al hablar de los valores podemos caer en el sesgo de pensar entonces que los líderes son siempre virtuosos, pero en ocasiones esos valores pueden considerar virtudes negativas y ese liderazgo ya no sería tan positivo. Por ejemplo, la ambición si es moderada, bien intencionada, proporcionada y oportuna, puede ser una virtud, pero si es desmedida y precipitada, entonces puede llevar a decisiones y acciones terribles.

En este punto es conveniente destacar que cualquier persona puede ser su propio líder, es decir, ser señor de sí mismo, pero para liderar a otros es necesario además el ser capaz de transmitir su visión y valores de manera clara y motivadora. Un líder con buena retórica ya tiene la mitad del trabajo hecho.

Sin caer en la pretensión de derivar la conversación hacia un ejercicio de coach, creo que un buen tipo de liderazgo multipropósito debe considerar al menos los siguientes 7 conceptos: • Capacidad de dirigir u organizar el trabajo o las tareas, inspirado en su visión y valores. • Saber cuándo y cómo generar debates para lograr mejorar procesos o situaciones. • Gestionar acuerdos y sintetizar conclusiones. • Velar por la formación, capacitación y perfeccionamiento continuo del grupo humano. • Estar atento al bienestar de cada uno de los integrantes, para apoyarlos si fuese necesario. • Ser justo con todo el grupo que dirige, aplicando los reglamentos y leyes vigentes (premios o castigos). • Llevar un buen control económico y de gastos de la actividad.

Entonces, hay dos aspectos finales que es oportuno mencionar aquí, primero, es posible formar un líder, segundo, si el líder no es honesto/sincero en el ejercicio de los puntos anteriores inevitablemente fallará.

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