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PRESENTACIÓN
Sergio (14 años), Clara (14) y Mateo (13) son tres amigos a los que les gusta reunirse en un local para tocar y ensayar sus canciones favoritas. Juntos forman una banda de música que aún no existe. Todavía les queda mucho por hacer: encontrar un nombre, tener un repertorio propio, un grupo de fans y, sobre todo, un cantante. Y es que Sergio, por mucho que insista, no sabe cantar. Sin embargo, todo cambia cuando Álex (un compañero de Sergio, Clara y Mateo) les inscribe en un concurso de bandas emergentes en la ciudad. Sergio, Clara y Mateo comentan la posibilidad de inscribirse, pero surgen las dudas: cómo nos llamaremos, qué vamos a cantar y, sobre todo, quién será el cantante. Durante las siguientes páginas asistiremos al proceso de trabajo, de ensayos, de discusiones y de algún que otro drama adolescente que lleva a Sergio, a Clara y a Mateo a convertirse en Decibelia.
Esta es la historia de cómo Decibelia se va transformando hasta llegar a ser lo que es ahora.
A Sergio le encanta la literatura, escribir y tocar la guitarra con su banda. Además de tocar, compone las canciones. Tiene un carácter tranquilo y un poco melancólico, es muy inseguro y siempre tiene dudas.
Clara es un huracán, tiene mucha energía: toca la batería con un ritmo bestial. Es muy buena en cualquier deporte, pero jugando al tenis es la mejor. Su gran problema es concentrarse para estudiar, sobre todo, las malditas matemáticas.
Mateo toca el bajo y es el guía espiritual del grupo. Aunque tiene un talento natural para la música, prefiere jugar al fútbol, leer mangas o cocinar. Toca en la banda, básicamente, porque le gusta estar cerca de Clara. Quizás lo confesará algún día.
Lidia va al mismo instituto que Sergio, Clara y Mateo, pero un curso por debajo. Ninguno de ellos sospecha que pronto van a convertirse en grandes amigos.
Álex quiere ser el mejor amigo de Sergio y, por eso, siempre le propone sus originales ideas. No sabe tocar ningún instrumento, no canta ni compone canciones, pero la banda existe gracias a una de sus ideas.
Son las siete y media de la mañana de un jueves, 18 de junio. La noche ha sido calurosa, una noche más de verano que de primavera. Para Sergio ha sido eterna, el prólogo a una pesadilla de final desconocido. Pronto empieza el verano, pero él no sabe si este año va a tener vacaciones. Todo depende de si hoy tiene suerte o no.
Sale de la cama y apaga la alarma del despertador antes de la hora programada. No ha dormido nada: el calor, los mosquitos, los ruidos de los vecinos y de los motores de los coches, las luces de las farolas, los remordimientos, el miedo... El miedo. La horrible sensación de decepcionar.
Sergio se viste en silencio. Sale de la habitación y, sin hacer ruido, va a la cocina. Allí está su madre desayunando unas tostadas y zumo de naranja. Sergio ve su mochila en una silla. —Buenos días —murmura Sergio, con un poco de vergüenza mientras se dirige hacia la silla.
Sabe que su madre no le va a contestar. Todavía está enfadada con él, ¿o quizás está decepcionada?, ¿o triste?, ¿o todo a la vez? No lo sabe, pero no va a preguntar. Lo que sí sabe es que, si las cosas no le van bien en las próximas tres horas, va a vivir el peor verano de su vida. Sergio agarra la mochila y, sin decir nada, sale de la cocina.
Cuando ya está en el pasillo, oye la voz de su madre. Te he puesto en la mochila un zumo y un bocadillo de atún —le dice—. He leído que es bueno para la concentración.
—Gracias.
Vete, que vas a llegar tarde… y mucha suerte —dice su madre sonriendo por primera vez en muchos días.
Sergio llega al instituto. En la primera planta, los pasillos son como cuevas desiertas. Parece el hogar de algún fantasma invisible. El aire que entra por las ventanas mueve los papeles colgados de las paredes: dibujos hechos por los alumnos, carteles con los trabajos de fin de curso y las notas de los últimos exámenes. Algunas veces, estos papeles vuelan por la fuerza del viento. ¿Y si es un fantasma jugando con los papeles? Se pregunta Sergio mientras sube la escalera a la segunda planta. Se cruza con una alumna de tercero que baja lentamente las escaleras mientras repasa, muy concentrada, sus apuntes de Historia. Sergio piensa que no le ha visto. También se cruza con Ramón y Rafa, de primero. Aunque van un curso por debajo, los conoce por su fama, son unos auténticos frikis del fútbol: siempre están jugando partidos o hablando de sus equipos favoritos cuando vuelven a casa o durante las pausas de clase o, como ahora, que, en lugar de repasar para sus exposiciones orales, están hablando del último fichaje de su equipo favorito. Ellos tampoco le ven. Luego se cruza con Conchita, la profesora de Matemáticas, que no levanta sus ojos del móvil y tampoco le ve. A lo mejor es que también él es un fantasma. De repente, suena su móvil.
Clara ¡Mucha suerte! ��
Mateo Sobre todo, tranquilo. ¡Ánimo!
Álex
¡Seguro que sacarás buena nota! ✅
Mateo No es momento de pensar en eso, ¿no?
Clara
Lo importante ahora es la exposición oral. ��
Lidia Suerte. ����
Sergio Estoy tranquilo. ��
Sergio Pero, no sé si llegaré a tiempo a la reunión.
Sergio Sí, es verdad.
Son mensajes de sus amigos. Sergio siente un escalofrío por la espalda cuando ve el emoticono de Lidia. Sonríe como un tonto. De repente, en la puerta de clase ve a algunos de sus compañeros que, como él, tienen que hacer esta última prueba: son Enrique, Macarena, Cristian y Carmencita.
¡Sergio! ¿Preparado para esta nueva experiencia? le dice Cristian con ironía. En la puerta de clase, Ginés ha colgado un cartel con dos palabras: «Exposición oral».
¿No entráis?, ¿tenéis miedo? dice mientras se abre paso entre sus compañeros. Los demás le siguen.
¿Miedo?, ¿miedo a qué? pregunta Cristian, sentándose en su sitio—. Yo ya he estado aquí otras veces, pero tú no tienes ni idea de lo que te espera.
Dos segundos después, entra Ginés con una carpeta llena de papeles en la mano.
Por la cabeza de Sergio pasan miles de pensamientos: la exposición, las vacaciones, la banda, Lidia, la exposición, las canciones, la exposición, Lidia, Lidia, Lidia… ¡La exposición!
¡Buenos días! —saluda Ginés con una voz más grave de lo habitual—. A ver, por favor, nada en las mesas. Las quiero limpias.
Sergio siente que es su última oportunidad para no pasar todo el verano estudiando. Por un momento cierra los ojos y respira profundamente…
• ¿Por qué los pasillos del instituto están casi vacíos?
• ¿Qué significa ser «un friki» de algo? ¿Tú eres «friki» de alguna cosa? ¿Cuál?
• Sergio siente un escalofrío cuando ve el emoticono de Lidia. ¿Qué significa «sentir un escalofrío»? ¿Has sentido alguno últimamente? ¿Por qué?
• ¿En qué momento del curso escolar ocurre esta escena?
Dos meses antes…
Siento el retraso, es que la profe de Física y Química nos ha contado cómo van a ser los exámenes trimestrales…
¿Has empezado a estudiar?
No… he estado escribiendo canciones nuevas.
¿Has terminado alguna?
La verdad… no. Estoy un poco bloqueado.
¿Sabes algo de los demás?
Adiós, Lidia.
¿Quién es?
Ni idea... desde que ganamos el concurso, me saluda gente que no conozco.
¿A ti no te pasa?
¡Adiós!
¡Hola! Venimos a una reunión con el señor… Somos de Decibelia.
… Subijana.
Pues… no.
Aquí es... ¿nerviosa?
¡Mucho! ¿Y tú?
Clara me ha mandado un mensaje. Ya han llegado a las oficinas.
¡Sí! Os están esperando en la sala de reuniones de la planta 7.
Me tiemblan las piernas.
• ¿Puedes describir la escena en la que aparecen todos en Globo Discos?
• ¿Quiénes son las personas que hay en la sala?
¿Puedes identificarlas?
En el despacho hay una larga mesa de reuniones. A un lado, están Clara, Álex y Mateo. Clara parece que va a jugar una final de tenis. Mateo parece tranquilo. Él no se altera casi nunca. Álex, sin embargo, es todo lo contrario. Su extraña sonrisa indica que está muy nervioso. Siente una gran responsabilidad como representante de Decibelia. Todos saben que, aunque Álex no toca ningún instrumento, ni compone ni canta, es importante para la banda. Él es el creador del concepto «Decibelia». La mujer de la discográfica que los ha recibido les indica dónde tienen que sentarse: Sergio, junto a Clara. En el otro extremo, Lidia se sienta junto a Mateo. Frente a ellos, sus padres.
Has llegado tarde le dice a Sergio su madre en voz bajita y con la cara seria.
La mujer se sienta en un extremo de la mesa, tras un cartel donde pone su nombre: Paula Juárez. En el otro extremo está sentado un señor que lleva un traje muy elegante. Delante de él, un cartel con su nombre: Gabriel Subijana.
Bueno, creo que ya estamos todos dice el hombre—. En primer lugar, quiero presentaros a Paula Juárez, directora de arte de Globo Discos. Yo soy Gabriel Subijana, el director general. Os hemos convocado hoy para aclarar algunos puntos relacionados con el premio que vuestra banda, Decibelia, ganó en el último Concurso de Bandas de Gardenia.
Por cierto interrumpe Paula Juárez , estamos encantados con vuestra canción ganadora... ¡Es un temazo! ¡Un auténtico hit! De verdad, enhorabuena.
Gracias. Nosotros también estamos muy contentos con el resultado responde Álex.
Si os parece bien dice el señor Subijana—, podemos revisar juntos las bases del concurso. Veamos, el punto uno dice: «La banda ganadora tiene un plazo de ocho meses para presentar en Globo Discos siete canciones para la grabación de su primer álbum, como parte principal del premio».
El señor Subijana mira a los chicos y a sus padres. Suspira.
Han pasado ya seis meses desde que ganasteis el concurso, y no hemos recibido ninguna canción nueva. Eso significa que necesitamos seis más.
Los chicos se miran unos a otros. ¿Seis canciones más? ¿En solo dos meses? Sergio calcula la dimensión de ese trabajo: para escribir su primera canción ha necesitado casi ese tiempo. Las cuentas no le salen. Le parece imposible. Los chicos dicen que no con la cabeza, pero no abren la boca. Están asustados ante la responsabilidad, pero nadie quiere tirar la toalla.
• ¿Qué significa «tirar la toalla»?
• ¿En qué ocasiones puedes utilizar esta expresión? Pon ejemplos.
El plazo termina pronto y queremos saber cómo está la situación. Si no se presentan las seis canciones que faltan continúa Subijana , el premio pasa a la siguiente banda clasificada.
Eso quiere decir que Decibelia no graba el disco y… dice Álex.
Y, por supuesto, no se va de viaje a Nueva York dice Subijana.
El corazón de Sergio da un pequeño salto, también el de Clara, Mateo y Lidia. Los cuatro suspiran al mismo tiempo. Álex no sabe dónde mirar.
Perdone, pero creo que nosotros, los padres, también tenemos algo que decir dice el padre de Álex—. Lo que les pide es mucho trabajo y estamos preocupados. Creemos que puede ser una distracción para nuestros hijos. Ahora necesitan concentrarse y estudiar duro para pasar el curso.
Tienen ustedes toda la razón. Pero en los formularios de inscripción para el concurso se preguntaba si la banda tenía más canciones. Y aquí dice «tenemos siete canciones».
Los chicos miran a Álex. Él rellenó el formulario y eligió el nombre de Decibelia.
¿En serio? le pregunta Clara.
Era la única manera de participar en el concurso. Además, no pensaba en ganar.
¿Eso quiere decir que no hay más canciones? pregunta Paula Juárez.
Los chicos se miran unos a otros, se preguntan con la mirada, pero no dicen nada. Necesitamos una respuesta dice Subijana . Si creéis que no vais a poder hacer nuevas canciones, le damos el premio a la siguiente banda.
Chicos, pensadlo bien dice la madre de Mateo . Es mucho trabajo, y no vamos a aceptar un mal rendimiento en clase. Lo primero es terminar bien el curso.
Pero tienen que cumplir con su palabra dice el padre de Álex.
Dejad que hablen ellos dice la madre de Lidia . Es su decisión y su responsabilidad...
Poco a poco, en los ojos de Sergio desaparecen las dudas y los miedos, y brilla la determinación. Lo mismo pasa con el resto de Decibelia. El premio es un sueño del que no se quieren despertar, y el viaje a Nueva York es una experiencia que no se quieren perder.
Los cinco sonríen y asienten con la cabeza. Claro que podemos —responden al unísono.
Subijana sonríe.
Muy bien, pues nos volvemos a ver aquí dentro de dos meses. Nosotros, con un contrato de grabación, y vosotros, con seis canciones nuevas.
Un rato después, en el garaje de Mateo.
Seis canciones en menos de tres meses… ¿Cómo lo vamos a hacer?
Tenemos que intentarlo. Es una oportunidad.
¿De verdad?
¡Claro! Esto solo lo podemos conseguir si colaboramos todos.
Yo quiero ayudar, pero… no tengo mucho tiempo. Los lunes y los miércoles tengo entrenamientos...
...los domingos, partidos, los martes y los jueves ensayamos, los viernes estudio Matemáticas con Álex…
¡Es un estrés! Tranquila.
Lo importante es el torneo… Tienes que centrarte en eso.
¿Yo en qué puedo ayudar?
¿De quién es este peluche?
De Álex.
Qué raro, si tú vas a todos lados con Kiko.
Recuerdo que yo también tenía un amigo imaginario.
Las amistades cambian.
Álex, ¡tú eres imprescindible! Nos ayudas con las clases y organizas todo lo que hacemos en la banda, ¿qué más quieres hacer?
¡Qué mono!
¡Kiko! Me había olvidado de él.
Iba...
La mía se llamaba Begoña. Hace tiempo que no la veo.
Ahora no tengo tiempo para él.
Oye, ¿por qué no hacemos una canción sobre eso?
Sergio y Lidia, que viven en el mismo edificio, vuelven juntos desde el garaje de Mateo hasta sus casas. El cielo es de color lila, los días son cada vez más largos. Es un jueves de mediados de abril, y los dos están agotados después de un día largo que todavía no ha terminado.
De camino podemos parar en la papelería y comprar una libreta para escribir en ella ideas y las letras para nuestras canciones dice Sergio.
¡Buena idea! Aquí cerca hay una papelería, pero son las ocho menos diez y cierra a las ocho. ¡Vamos! ¡Corre!
Sergio suspira. Seis horas de clase, una reunión en la discográfica, un ensayo con la banda y ahora, después de todo el día de un lado para el otro, ¡tiene que correr!
¡Espera! grita.
¿Dónde están las libretas? pregunta Lidia a una de las empleadas que estaba en la caja.
La empleada, con los ojos muy abiertos, les señala la dirección que tienen que seguir. Cerramos en cinco minutos les dice mientras los ve perderse por un pasillo. Mira, ahí están dice Lidia.
Abren unas cuantas, tocan las cubiertas y las hojas de las más bonitas. Finalmente, eligen una pequeña libreta roja. Es la única que pueden pagar con el dinero que tienen.
Ilusionados, salen de la papelería en dirección a sus casas. El cielo es ahora de un color azul oscuro, casi negro.
Las farolas pintan las calles de naranja. Las caras de la gente se iluminan con las luces de los semáforos y de los escaparates.
¿Qué te parece si, en nuestro tiempo libre, nos juntamos en la azotea para trabajar en las canciones? pregunta Sergio.
Genial, ¡así puedo cantar a gritos! ríe Lidia.
Llegan al edificio y suben en ascensor hasta la planta de Sergio. No podría hacerlo solo, la verdad, pero juntos… creo que podemos.
¡Claro que sí! sonríe Lidia.
Las puertas del ascensor se cierran y Sergio se queda unos segundos en el rellano, delante de la puerta de su casa. La sonrisa de Lidia se ha quedado grabada en su cabeza. Feliz, Sergio abre la puerta de casa. Es la hora de cenar.
El tema de hoy, durante la cena, es la reunión que han tenido en la discográfica.
—¿Estás seguro de que vas a poder con todo? Escribir canciones es mucho trabajo, y además tienes las clases en el instituto, los trabajos para las clases, los exámenes… le dice su madre—.
Sabemos que siempre has sido responsable, pero tememos por tus estudios añade su padre—. Confiamos en ti, Sergio, pero si vemos que las notas bajan, tendrás que decir adiós a la banda. ¿De acuerdo?
Sergio asiente a todo lo que le dicen sus padres y promete que no va a olvidarse de las clases. Pero en su cabeza no deja de pensar en la sonrisa de Lidia. Le gusta la idea de pasar tiempo escribiendo con ella. La idea de oírla cantar a gritos, feliz.
Un rato después, en su habitación, Sergio recibe un aviso en su móvil. Mateo ha subido nuevas fotografías a su perfil. Hace mucho tiempo que no subía fotos, y la verdad es que son superchulas. Sergio clica y abre el perfil de Mateo.
Sergio lee y relee una reflexión de Mateo: Los hombres inventan palabras y enjaulan pájaros. Los pájaros que no viven en jaulas no conocen las palabras de los hombres. «Los pájaros libres no conocen la palabra libertad». Piensa que ahí hay un mensaje potente. Una buena canción. ¿Qué acordes puedo ponerles a estas frases?, se pregunta.
• ¿Quién aparece en más fotos y más menciones en el perfil de Mateo?
•¿Tienes un perfil en una red social?, ¿en cuál? ¿Qué publicas en tu perfil?
• Según el perfil de Mateo, ¿qué aficiones tiene?
•¿Puedes hablar de tus aficiones?
La habitación de Álex es un ejemplo de orden. Organiza la ropa en su armario según las estaciones del año, y por colores, y los libros de sus estanterías, por orden alfabético. En la pared, encima de su escritorio, tiene un corcho con un calendario, con horarios y papeles que le recuerdan sus obligaciones de cada día: todas las mañanas tiene clase en el instituto, los lunes y los miércoles por la tarde clases extraescolares de dibujo, los martes y los jueves encuentro con sus amigos de Decibelia, los viernes repasa Matemáticas con Clara, los sábados por la mañana va a clases de inglés y los domingos por la tarde lee o hace puzles con su padre.
En su escritorio hay tres cajones: en el primero guarda los lápices, todos con la punta perfecta. En el segundo, las libretas (el cuaderno de dibujo, la agenda de clase, los apuntes de inglés, su diario…). En el tercero, algunos juguetes: hay una figurita de Batman, un patito de goma y un héroe de acción. Álex tiene en las manos a Kiko, su peluche. Hace unos días que Lidia se lo encontró en el garaje. No sabe qué hacer con él. ¿Debe guardarlo en ese cajón? Kiko es especial. Le ha acompañado desde que era pequeño. A él le ha contado todos sus secretos.
¿Qué hago contigo? le dice mirando sus ojos de plástico. Kiko, como siempre, no responde—. Ya no tengo tiempo para ti, y en el cajón vas a tener buena compañía. Están Batman y el patito de goma, que son muy simpáticos, y Johnny (el muñeco de acción), que parece serio, pero luego es muy amable. ¿Qué dices? ¿Que no te cae bien Johnny? Bueno, pero es solo una primera impresión. Fíjate en Clara y en mí. Hace unos meses, yo no le caía bien, y ahora somos buenos amigos. ¿Cómo? ¿Que Clara es amiga mía solo porque la ayudo con las Matemáticas?
Eso es lo que hace Kiko: decirle a Álex esas cosas que no se quiere decir a sí mismo. Es la manera que ha encontrado para ser sincero consigo mismo y para luchar contra los pensamientos negativos. No estoy de acuerdo se responde Álex, mirando a Kiko . Creo que ahora somos amigos de verdad. Además, ella, Sergio y Mateo siempre me han aceptado tal como soy, y a ti también. ¿Qué me dices a eso, eh? Álex lo mira durante un rato. Suspira, no sabe qué hacer. Finalmente, mete a Kiko en el cajón y lo cierra.
¿Qué te parece nuestra azotea como lugar de trabajo?
Es muy tranquila. Además, huele muy bien. Huele a ropa limpia.
¿Sí? A ver... Hum, a mí me huele a limón. ¿De quién crees que es?
¿Tienes aquí la libreta de las canciones?
Claro, toma.
Libertad..., ¿qué te parece?
¡Me gusta!
Creo que es de la señora Agustina, la del tercero. Tiene un camisón como ese.
Mateo escribió en su perfil esa reflexión sobre los pájaros y la libertad. De ahí viene la idea.
¡Vaya! Me gusta. Es una letra muy bonita.
¿Qué título crees que podemos ponerle?
¿Tienes ideas para alguna canción más?
Me gustaría escribir algo desde el punto de vista de Kiko.
¿El muñeco de Álex?
Sí. Álex nunca se ha separado de él.
Bueno, no sé, ¿tú tienes alguna idea?
Pues… no...
Un jersey verde esmeralda, un camisón azul, unas medias a rayas y una falda de tul. a. Ahora es bastante popular. b. Participa en un torneo importante. c. No tiene tiempo para jugar con muñecos. .................................. d. Van a componer las canciones del disco. e. Hace unas fotos superchulas. f. Prepara bocadillos a menudo. .................................. g. No está estudiando para los exámenes. .................................. h. Ha mejorado mucho en Matemáticas. i. Han llegado más tarde a la reunión en la discográfica. .................................. j. Guarda juguetes en un cajón de su escritorio. .................................. a. En Globo Discos son muy fans de Decibelia. b. La banda debe componer siete canciones nuevas. c. Sergio nunca ha tenido un amigo imaginario. d. Mateo tiene sentimientos hacia Clara. e. Clara no tiene tiempo para estar con Mateo. f. Mateo sube cada día fotos a su red social. g. Clara y Mateo van a escribir las canciones nuevas. a. ¿ ............................................................? b. ¿ ............................................................? c. ¿ ? Libertad. d. ¿ ............................................................? e. ¿ ............................................................? f. ¿ .............................................................? g. ¿ ? h. ¿ ............................................................?
Oye, y si...
¡Anda!
Sí... ¡Eso rima!
Ja, ja, ja. ¡Lo escribo! Quizá podemos hacer un tema divertido.
¿De quién(es) hablamos? Escribe el nombre del personaje o personajes correspondientes.
Marca si estas afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F).
Escribe las preguntas a estas respuestas.
En la azotea.
De la señora Agustina.
Es pequeña y roja.
Kiko.
De rábanos, carne en salsa y cebolla.
Gabriel Subijana y Paula Juárez.
Estudia Matemáticas con Álex.
En cada lista hay un elemento incorrecto. Márcalo. 4 a. Están en el cajón de Álex. Un patito de goma Una figura de Batman Una fotografía b. Actividades extraescolares de Clara. Inglés Matemáticas Tenis c. Actividades extraescolares de Álex. Dibujo Inglés Música d. Puedes encontrarlo en el garaje de Mateo. Una moto Un sofá Libros de recetas. e. En el perfil de Mateo puedes ver fotos de estos temas. Paisajes Comida Pájaros
5
¿A quién corresponden estos objetos? Escribe el nombre debajo de cada uno.
En las páginas 20 y 21 vemos un día en la vida de Mateo. Descríbelo con tus palabras. ......................................................................................................................................................