VÍCTOR FERNÁNDEZ OMNIA VIA ROMAE VIENENT TODOS LOS CAMINOS VIENEN DE ROMA
Dedicatorias: A Necochea, la patria de mi infancia A la Boca, mi República adoptiva A mis padres A Alejandra. Agradecimientos: Mariela Alonso Rubén Betbeder Aldo Carrozza Elian Epeloa Norma Fenoglio Antonio Miniaci Connie Santillo Rafael Soto Jorge Taverna Irigoyen. Carla Moneta Gustavo Pérez Mariana Peters Daniel Protto, Textos: Rubén Betbeder Aldo Carrozza J. M. Taverna Irigoyen Diseño: Mariela Alonso para Grupo Babel. Fotografías: Víctor Fernández Traducciones al italiano: Rafael Soto
Obra de tapa: Panem et circenses N° 5 (Pan y circo N° 5), Óleo sobre tela, 180 x 180 cm, 2010.
VÍCTOR FERNÁNDEZ OMNIA VIA ROMAE VIENENT TODOS LOS CAMINOS VIENEN DE ROMA
Buenos Aires según Víctor Fernández ¿Y fue por este río de sueñera y de barro que las proas vinieron a fundarme la patria? Irían a los tumbos los barquitos pintados entre los camalotes de la corriente zaina. A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y como el aire. Jorge Luis Borges, Fundación mítica de Buenos Aires.
Víctor Fernández nos seduce a través de estas magníficas obras llenas de imágenes ancladas en escenarios pasados, en las que logra una síntesis entre otras civilizaciones y nuestra Buenos Aires. Es un artista de infatigable búsqueda en la construcción arquitectónica de la pintura, en la que ensaya diversas síntesis de lo espacial y lo estructural mediante diversas apelaciones a la iconografía edilicia y paisajística urbana. Artista oriundo de Necochea pero residente de la República de La Boca desde hace muchos años, Fernández erige escenarios para nuestras emociones. Los monumentos y edificios de la Roma Antigua como el Coliseo, el Foro, el Circo, y algunos típicos de la Paris del siglo XIX aparecen ahora apropiados por nuestra vida actual, son el escenario de nuestro fútbol, de las discusiones de nuestros políticos, de nuestros dramas económicos. Aprovechando su clara influencia europea, una de las características más salientes de la arquitectura de la ciudad de Buenos Aires, Víctor Fernández nos conecta con el pasado y nos hace reflexionar sobre nuestro presente, para proyectarnos hacia el futuro. Es un honor acompañar a un artista de su talento y dedicación. Ruben H. Betbeder Director de Artes Visuales y Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti
Buenos Aires secondo Víctor Fernández ¿Y fue por este río de sueñera y de barro que las proas vinieron a fundarme la patria? Irían a los tumbos los barquitos pintados entre los camalotes de la corriente zaina. A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y como el aire. Jorge Luis Borges, Fundación mítica de Buenos Aires.
Víctor Fernández ci seduce attraverso queste magnifiche opere piene di immagini ancorate in scenari passati, nelle quali riesce una sintesi fra altre civiltà e la nostra Buenos Aires. È un artista di infaticabile ricerca nella costruzione architettonica della pittura, nella quale saggia sintesi diverse di quello spaziale e di quello strutturale mediante diverse appellazioni all’iconografia edilizia paesaggistica urbana. Artista oriundo di Necochea ma residente nella Repubblica della Boca da tanti anni, Fernández erige scenari per le nostre emozioni. I monumenti e gli edifizi della Roma Antica come il Colosseo, il Foro, il Circo, ed alcuni tipici della Parigi del XIX secolo appaiono adesso appropriati della nostra vita attuale, sono lo scenario di nostro calcio, delle discusioni dei nostri politici, dei nostri drammi economici. Approfittando la sua chiara influenza europea, una delle caratteristiche più notevole dell’architettura della città di Buenos Aires, Víctor Fernández ci lega con il passato e fa riflessionare sul nostro presente, per progettarci verso l’avvenire.
È un onore accompagnare un artista del suo talento e dedicazione. Ruben H. Betbeder Direttore Arti Visive e Museo Provinciale di Belle Arti Emilio Pettoruti
Los tiempos de Víctor G. Fernández Extraña es la visión que, de conjunto, pueden ofrecer las pinturas de Víctor G. Fernández. Pareciera que todas hubieran emergido de un baño de tiempo antiguo. Y tal efecto no es sólo resultado de ciertas imágenes que sin duda los ligan, cuanto de una materia corroída por dentro, untuosa, de texturas secretas. Esos circos, esos coliseos, esas tribunas de notables, esas naves, parecieran querer devolver el ojo a otras dimensiones muy distantes, a historias contadas, a capítulos oídos pero no vividos. Sin embargo, su pintura es convocante. Como si personajes muy propios entraran en los escenarios y -por sobre las propiedades de la masa humana- cada cual desarrollara un rol. Víctor Fernández aborda planos mayores, de dimensiones. No obstante, sus construcciones se ubican en ellos, y como quien juega una teatralidad dramática, formulan perceptualmente una sensorialidad severa que dialoga con lo sensitivo. Es un espacio que no está quieto; que tiene vibraciones y desplazamientos; que interpreta la materia desde lo mineral; que pigmento a pigmento alcanza una polifonía de himno. Precisamente las obras que integran la fuerte serie Todos los caminos vienen de Roma, con títulos en latín, ratifican este último aserto. Su pintura, por sobre lo temático, supone un intento de celebración. Celebración del goce, del pecado, del dolor, de las riquezas, poco importa, pero celebración que tanto accede a alturas como a abismos, en una representación a veces embozada, fugaz pero precisa. En las obras que eslabonan Ave César, los mortales te saludan, el pintor concreta una atmósfera de viaje iniciático. Es la vida que termina; y a la vez, el hombre que todavía está atado a lo terreno, a la fisicidad de lo que puede tocar. El ámbito está trabajado con fluyente materia, como si el autor quisiera idealizar el instante, el tránsito, dentro de una cierta intención visual de efimereidad, de lo inasible. Este recurso (o mejor dicho esta intención) hace que su plano genere movimientos y dinámicas apenas perceptibles, en las cuales, sin embargo, se inscribe el motivo plástico buscado, la secuencia de cuerpos. Difumados cromáticos, deslizamientos de materia, cierta naturaleza arcaizante que emerge no necesariamente de los negros, dan al planteo compositivo una aria antica. Es la que se desprende de toda la serie de Navegare necesse..., aún en la Nº5, en que masas humanas fundidas dan una terrible visión de final compartido. Como puede suceder analizando Pan y circo -ocres, tierras, rojos- en que un circulo se concatena con un hemicírculo inferior, dando una idealidad de espacio transferido; o en Pan y circo Nº2, en que la imagen de la fiera, en primer plano y sin una definición de contornos, se sobrepone a la mancha roja del horror. Víctor G. Fernández -más allá de lo temático puro- ejerce sabiamente el control de sus valores. Es lo que se advierte en la muy sugerente serie Utopía de la Boca, en que mascarones de proa y barcos entretejen la idea del viaje, del mar, de los hombres que salen a cabalgarlo. Cada plano está teñido de tiempo. No hay representaciones directas: siempre una transustanciación del objeto, de la forma a la que se ha accedido, del contorno jerarquizador. Y esto es, seguramente, lo que importa. Esa capacidad clara y definida para retrotraer tiempos. Hacer que la materia-color transporte y dé altura al tema. Que las formas sean tanto continentes como contenidos, y expresivamente tornen fantástica una realidad posible. Nada menos. Quizá por ello su pintura posee un diálogo abierto con el receptor. No está ofrecida, simplemente, sino exige. Y es en esa propuesta plástica que su pincel madura y se enriquece, proyecta nuevos campos de visualidad y acerca planos de inquietante trasfondo. J. M. Taverna Irigoyen Miembro de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes Miembro de las Asociaciones Argentina e Internacional de Críticos de Arte
I tempi di Víctor G. Fernández Strana è la visione che, nell’insieme, possono offrire le pitture di Víctor G. Fernández. Sembrarebbe che tutte fossero emerse da un bagno di tempo antico. E quell’effetto non è solo il risultato di certe immagini che senza dubbio le legano, ma anche di una materia corrosa da dentro, untuosa, di testure segrete. Quei circhi, quei colossei, quelle tribune di notabili, quelle navi, sembrarebbero che vogliono ritornare l’occhio ad altre dimensioni molto distanti, a storie narrate, a capitoli uditi ma non vissuti. Però, la sua pintura è attraente. Come se personaggi ben propri entrassero sulle scene –e al di sopra delle proprietà della massa umana- ognuno svilupasse un ruolo. Víctor Fernández abborda piani maggiori, di dimensioni. Nonostante, le sue costruzioni ci si collocano e come chi gioca una teatralità drammatica, formulano percettualmente una sensorialità severa che dialoga con il sensitivo. È uno spazio che non sta fermo; che ha delle vibrazioni e traslazioni; che interpreta la materia dal minerale; che pigmento dopo pigmento riesce una polifonia d’inno. Appunto le opere che integrano la forte serie Tutte le strade vengono da Roma, con titoli in latino, ratifficano quest’ultima affermazione. La sua pittura, al di sopra dei temi, suppone un tentativo di celebrazione. Celebrazione del piacere, del peccato, del dolore, delle ricchezze, poco importa, ma celebrazione che accede ad altezze così come ad abissi, in una rappresentazione a volte nascosta, fugace ma precisa. Nelle opere che collegano Ave César, i mortali ti salutano, il pittore concretizza una atmosfera di viaggio iniziatico. È la vita che finisce; e allo stesso tempo, l’uomo che è ancora legato alla terra, alla fisicità di quello che può toccare. L’ambito è lavorato con materia che scorre, come se l’autore volesse idealizzare l’istante, il transito, dentro una certa intenzione visuale di fugacità, di elusività. Questa risorsa (piuttosto questa intenzione) fa che il suo piano susciti movimenti e dinamiche appena percettibili, nelle quali, però, s’iscrive il motivo plastico cercato, le sequenze di corpi. Sfumati cromatici, scorrimenti di materia, una certa natura arcaizante che emerge non necessariamente dai neri, danno alla proposta compositiva un’aria antica. E quella che nasce di tutta la serie di Navegare necesse..., anche nella Nº5, in cui masse umane fuse danno una terribile visione di finale condiviso. Come può accadere analizzando Pane e circo -ocre, terre, rossi- dove un circolo si concatena con un emicircolo inferiore, dando un’idealità di spazio trasferito; o in Pane e circo Nº 2, dove l’immagine della fiera, in primo piano e senza una definizione di contorni, si sovvrapone alla macchia rossa dell’orrore. Víctor G. Fernández –al di là della tematica pura- esercita saggiamente il controllo dei suoi valori. È ciò che si avverte nella molto suggerente serie Utopia della Boca, in cui polene e barchi intratessono l’idea del viaggio, del mare, degli uomini che escono per cavalcarlo. Ogni piano è tinto di tempo. Non ce ne sono rappresentazioni dirette: sempre una transostanziazione dell’oggetto, della forma a cui abbiamo avuto accesso, del contorno gerarchizzatore. E questo è, di sicuro, quello che importa. Quella capacità chiara e definita per retrotraere tempi. Fare in modo che la materiacolore ci trasporti e dia livello al tema. Che le forme siano continenti e allo stesso tempo contenuti, ed espressivamente tornino fantastica una realtà possibile. Senz’ altro. Forse perciò la sua pittura possiede un dialogo aperto con chi riceve. Non viene offerta semplicemente, ma esige. Ed è in quella proposta plastica che il suo penello matura e si arricchisce, lancia nuovi spazi di visualità e avvicina piani di conmovente sfondo.
J. M. Taverna Irigoyen Membro Onorario della Accademia Nazionale di Belle Arti Membro delle Associazioni Argentine e Internazionale dei Critici d’Arte
Víctor Fernández: la semántica del neoexpresionismo prismático. ¿Hay aún espacio en el arte contemporáneo para la pintura? Y en la pintura, ¿hay aún voz para las figuras? Pareciera que sí. Para decirlo está Víctor Fernández, un artista argentino con el don de la comunicación cromática. Sus cuadros son aforismos presentados en forma, que roban concreción expresiva al universo de frontera que le está dentro, donde su Ello encuentra su Yo. EI trabajo de Fernández es la confirmación que el proyecto del arte contemporáneo no conoce límites en el uso de los medios: una vez más, para los escépticos y para los retóricos del “nuovismo”, él demuestra que, en la plena libertad de los materiales y de las formas expresivas, la pintura no es un “lenguaje” muerto. No es un lenguaje muerto porque la pintura renace en sus dimensiones inusitadas mediante las “pinturas” de la que ella es portadora inagotable. Fernández posee con maestría una de estas pinturas. Es la del neoexpresionismo tonal cargado de profundos significados sociales. La suya, pues, es una pintura sostenida por un proyecto semántico-visual cuyo estilo es un mix de pinturas neorrealistas meditadas y transfiguradas, que encuentran soluciones compositivas de molde escenográfico, en el que la prefiguración espiritual de la vida se encuentra con la configuración mental de la ética. Por esto, cada cuadro es un aforismo: necesita decir (con la síntesis de imágenes descifrables) adónde estamos yendo. Y lo hace con claridad de elementos simbólicos e iconográficos, reuniendo las poéticas creativas del realismo existencial, del realismo mágico, del realismo social y del tonal. El resultado final es un neoexpresionismo prismático, hecho de sujetos compuestos y articulados que emergen de una realidad imaginada, no soñada, que toman cuerpo de una realidad interior sufriente, la cual ha metabolizado la figuración externa del mundo sin alterarla, que en cambio la ha reconstruido con las deformaciones útiles para abrir nuevas relaciones, exentas de peso gravitacional y cargadas de presagios interdictivos. Sus figuras, construidas sobre diversos planos, con racimos de pinceladas esfumadas, no presentan límites cromáticos sino solo semánticos, que vibran trémulas a la luz de una paleta de predominancia cálida. En los cuadros de Fernández, el significado prevalece sobre el significante sin trascender a la retórica, donde la cifra resultante del expresionismo, deviene cifra no de deformaciones para negar la realidad, sino para denunciar la deformidad de los comportamientos del hombre en la sociedad. En su último ciclo de obras (de notables dimensiones) Fernández nos hace comprender que todavía una vez más, todos los caminos llevan a Roma, y en particular a su cultura del espectáculo, del circo, a aquella cultura que debe entretener y distraer. Todo resulta fagocitado por la trituradora de carne circense. Hasta las tragedias son leídas sólo para traernos el sesgo lúgubre de la espectacularidad. De este modo, cada forma de miseria se hace noticia, perdiendo su profundo significado. Para denunciar esta degradación, Fernández utiliza la pintura para obtener la máxima atención: la pintura de calidad, es un medio de comunicación que, por un lado posee la lentitud de ejecución del autor, y por el otro, impone la lentitud de lectura del espectador. Francesco Bonami, famoso crítico de arte de fama internacional, tuvo sus inicios como pintor. En los años ochenta del siglo pasado, afirmaba que practicaba la pintura porque allí alcanzaba a soltar la máxima concentración y era el medio que mejor permitía “una ejecución meditada, lenta y gradual”, porque las formas expresivas que nacen y se realizan en el ímpetu de la ejecución “dejan al espectador una emoción sólo transitoria”. También Fernández evita suscitar una emoción transitoria. En cambio, quiere dejar el peso de la reflexión. Su pintura nos conduce a Roma: y es convincente en tal sentido porque tiene una filigrana europea. Es una recomposición contemporánea de posibles ór-
Victor Fernandez: la semantica del neoespressionismo prismatico. C’è ancora spazio nell’arte contemporanea per la pittura? E nella pittura c’è ancora voce per le figure? Sembra proprio di sì. A dircelo è Victor Fernandez, un artista argentino con il dono della comunicazione cromatica a grappolo. I suoi quadri sono aforismi messi in forma, che rubano concretezza espressiva all’universo di confine che gli sta dentro, dove il suo Es incontra il suo Io. Il lavoro di Fernandez è la conferma che il progetto dell’arte contemporanea non conosce limitazioni sull’uso del medium: ancora una volta, per gli scettici e per i retorici del “nuovismo”, egli dimostra che, nella piena libertà dei materiali e delle forme espressive, la pittura non è un “linguaggio” morto. Non è un linguaggio morto perché la pittura rinasce nelle sue dimensioni inusitate mediante le “pitture” di cui essa è portatrice inesauribile. Fernandez possiede con padronanza naturale una di queste pitture. È quella del neoespressionismo tonale che si fa veicolo di profondi significati sociali. La sua, dunque, è una pittura sorretta da un progetto semantico-visivo la cui cifra stilistica è un mix di pitture neorealistiche meditate e trasfigurate, che trovano soluzioni compositive di stampo scenografico, in cui la prefigurazione spirituale della vita trova contatti con la configurazione mentale dell’etica. Per questo ogni suo quadro è un aforisma: ha bisogno di dire - con la sintesi di immagini decifrabili - dove stiamo andando. E lo fa con nettezza di elementi simbolici ed iconografici, mettendo insieme le poetiche creative del realismo esistenziale, del realismo magico, del realismo sociale e di quello tonale. Il risultato finale è un neoespressionismo prismatico, fatto di soggetti compositi e articolati che emergono da una realtà immaginata ma non sognata, che prendono corpo da una realtà interiore sofferente ma non insofferente, la quale ha metabolizzato la figurazione esterna del mondo senza stravolgerla, che anzi l’ha ricostruita con le deformazioni utili per aprire nuovi legami, privi di peso gravitazionale e carichi di presagi interdettivi. Le sue figure, costruite su diversi piani prospettici con grappoli di pennellate sfumanti, non hanno confini cromatici ma solo semantici, che vibrano tremule alla luce di una tavolozza calda a timbro prevalente. Nei quadri di Fernandez, il significato prevale sul significante senza trascendere nella retorica, dove la cifra risultante dell’espressionismo diventa una cifra non di deformazione per negare la realtà, ma di deformazione per denunciare la deformità comportamentale dell’uomo nella società. Nel suo ultimo ciclo di opere - di notevoli dimensioni - Fernandez ci fa capire che ancora una volta tutte le strade portano a Roma, e in particolare alla sua tracimante cultura dello spettacolo, del circo, a quella cultura imposta che deve intrattenere e distrarre. Tutto viene fagocitato dal tritacarne circense. Anche le tragedie sono lette solo per trarne l’angolazione lugubre della spettacolarità. In questo modo, ogni forma di miseria si fa notizia, perdendo il suo profondo significato. Per denunciare questo degrado, Fernandez usa la pittura per ottenere la massima attenzione: la pittura di qualità è un mezzo di comunicazione che, da un lato possiede la lentezza esecutiva dell’autore, e dall’altra impone la lentezza di lettura del fruitore. Francesco Bonami, famoso critico d’arte di fama internazionale, ha avuto i suoi inizi come pittore. Negli anni Ottanta del secolo scorso, egli affermava che praticava la pittura perché questa riusciva a sprigionare la massima concentrazione ed era il medium che meglio permetteva “un’esecuzione meditata, lenta e graduale”, perché le forme espressive che nascono e si compiono nell’impeto dell’esecuzione “lasciano allo spettatore un’emozione solo transitoria”. Anche Fernandez non vuole suscitare un’emozione transitoria. Anzi vuole lasciare il peso della riflessione. La sua pittura ci conduce a Roma: ed è convincente in tal senso perché essa ha proprio una filigrana europea. È una ricomposizione contemporanea di possibili ordini
denes semánticos y simbólicos, que evocan la historia de arte del Novecento de la Escuela Romana, donde operaba Fausto Pirandello. Algunas obras de éste artista, como Spiaggia affollata del ’39, o Veduta di Villa Medici del ’44, son una referencia constructiva para la obra de Fernández. Ésta, como aquélla de Pirandello, se vale de una perspectiva desde lo alto, que toma forma más con los colores que con las líneas, y se enriquece de una figuración múltiple en sujetos y volúmenes, donde la narración pastosa y esgrafiada se hace portadora de temas fuertes y precisos. Las soluciones tonales de Pirandello se limitaban a la búsqueda de la coherencia formal de la obra. Fernández no. Él impulsa la tonalidad al servicio de la semántica. El trabajo tonal fernandeziano requiere una composición en la cual desaparece la división entre sujeto y fondo. Tanto el último como el primero se alinean semánticamente para construir el aforismo visual de la obra. Ambos son importantes y ambivalentes. Cuadros como “Panem et circenses”, “Ave Caesar, morituri te salutant”, “Navigare necesse, vivere non est necesse”, “Homo homini lupus” o “Se juega como se vive”, son pinturas en las cuales la ósmosis entre sujeto y fondo es total. ¿Cuál es el sujeto principal de cada obra? ¿Es la barca de desesperados clandestinos, o el Coliseo? ¿Son las fieras o el Coliseo? ¿Es el estadio de fútbol o el Coliseo? No hay un sujeto principal porque cada obra está construida sobre el principio de equivalencia semántica. Es esta fuerza envolvente de la obra de Víctor Fernández que deja el peso de la reflexión y regala el placer de la contemplación, lenta y profunda. La marca europea de la pintura de Fernández es visible también en la sintonía con los temas sociales y neoexpresionistas que comparte con el pintor alemán Daniel Richter. Ambos construyen el cuadro como escena de acciones animadas por figuras, para hacer madurar alegorías y simbologías de denuncia. Asonancias apreciables, existen entre ambos en las obras Tarifa del 2001 de Ricther y Ave Caesar, morituri te salutant del 2008 de Fernandez. Pero mientras Richter, con sus medios pictóricos más psicodélicos, queda en la desilusión del pesimismo casi nihilista de la posmodernidad, Fernández recoge el hálito de una esperanza: aquélla de una posible reconstrucción de la humanidad fundada sobre valores de la cultura universal sin límites temporales. Si todos los caminos llevan a Roma, es porque ésa ha sido nuestra cuna y el eterno retorno se perfila siempre en el horizonte; no está dicho, sin embargo, que este retorno deba calcar siempre los mismos pasos. La civilidad romana ha sido también poliédrica, respetuosa del derecho y de las tradiciones de los pueblos conquistados. Esta tolerancia es la simiente sembrada entonces y que puede germinar hoy, no bajo la óptica del dominio militar, sino en el contexto de la multicultura. Fernández recoge estas oportunidades de lectura. Por ello dice “Navegar es necesario”. Además, mirando hacia otras direcciones constructivas, me complace poner de relieve alegóricamente el éxito de su reciente obra “El puente y las estrellas”, donde volcando levemente el plano de perspectiva nos regala un puente entendido como construcción que, vista desde lo bajo, se dirige a lo alto, en modo incierto pero fructífero. Es una construcción que, sin la pretensión absolutista de Vladimir Tatlin, no busca señalar la época de ninguna revolución, sino celebrar el advenimiento del posibilismo, en el cual la conciencia de la fragilidad y de lo perecedero forman la estrategia de fuerza para afrontar el futuro. Por esto, Víctor Fernández es un pintor que mira al futuro sin la pretensión de ver en el futuro. Sus obras son tanto una advertencia como una luz, que se irradia a través de significantes tonales que nos circundan sin escape alguno. Aldo Carrozza Milán, junio 2010
semantici e simbolici, che rimandano alla storia dell’arte del Novecento della Scuola Romana, dove operava Fausto Pirandello. Alcune opere di questo artista, come Spiaggia affollata del ’39, o Veduta di Villa Medici del ’44, sono un riferimento costruttivo per l’opera di Fernandez. Quest’ultima, come quella di Pirandello, si avvale parimenti di una prospettiva dall’alto, che prende forma più con i colori che con le linee, e si arricchisce di una figurazione multipla a più soggetti e a più volumi, in cui la narrazione pastosa e graffiata si fa portatrice di temi forti e precisi. Le soluzioni tonali di Pirandello però si fermavano alla ricerca di una coerenza formale dell’opera. Fernandez no! Egli spinge la sua tonalità al servizio della semantica. Il lavoro tonale fernandeziano necessita di una composizione in cui scompare la divisione tra soggetto e sfondo. Sia quest’ultimo che il primo sono allineati semanticamente a costruire l’aforisma visivo dell’opera. Sono entrambi importanti e ambivalenti. Quadri come “Pane et circenses”, “Ave Caesar, morituri te salutant”, “Navigare necesse, vivere non est necesse”, “Homo homini lupus” e “Si gioca come si vive”, sono quadri in cui l’osmosi tra soggetto e sfondo è totale. Qual è il soggetto principale di ciascuna opera? È la barca di disperati clandestini, o il Colosseo? Sono le belve o il Colosseo? È lo stadio di calcio o il Colosseo? Non c’è un soggetto principale perché ogni opera è costruita sul principio dell’equivalenza semantica. È questa forza avvolgente dell’opera di Victor Fernandez che lascia il peso della riflessione e regala il piacere della contemplazione, lenta e profonda. Il marchio europeo della pittura di Fernandez è visibile anche nelle sintonie che egli ha con i temi sociali e neoespressionistici che condivide con il pittore tedesco Daniel Ricther. Entrambi sono portati a costruire il quadro come scena di azione animata da figure, per far maturare allegorie e simbologie di denuncia. Assonanze pregevoli vi sono tra i due nelle opere Tarifa del 2001 di Ricther e Ave Caesar, morituri te salutant del 2008 di Fernandez. Ma mentre Ricther, con i suoi mezzi pittorici più psichedelici, resta nel campo della disillusione, del pessimismo quasi nichilista della postmodernità, Fernandez coglie di più il fremito di una speranza: quella di una possibile ricostruzione dell’umanità fondata sui valori della cultura universale senza limiti temporali. Se tutte le strade portano a Roma, perché essa è stata la nostra culla e l’eterno ritorno si profila sempre all’orizzonte, non è detto però che questo ritorno debba calcare sempre gli stessi passi. La civiltà romana è stata anche molto poliedrica, rispettosa del diritto e delle tradizioni dei popoli conquistati. Questa tolleranza è un seme che fu seminato allora e che può ancora germogliare oggi, non nell’ottica del domino militare, ma nel contesto della multicultura interrazziale. Fernandez coglie queste opportunità di lettura. Per questo, egli dice: “E’ necessario navigare”. Inoltre, guardando verso altre direzioni costruttive, mi piace far emergere allegoricamente l’esito positivo e coinvolgente della sua recente opera “Il ponte e le stelle”, dove egli, capovolgendo umilmente il piano prospettico, ci regala un ponte inteso come costruzione che, vista dal basso, volge verso l’alto, in un moto incerto ma fruttuoso. È una costruzione che, senza la pretesa assolutistica di Vladimir Tatlin, non vuole segnare l’epoca di nessuna rivoluzione, ma vuole celebrare l’avvento del possibilismo, in cui la consapevolezza della fragilità e della composizione peritura formano la strategia di forza per affrontare il futuro. Per questo, Victor Fernandez è un pittore che guarda al futuro e non ha la pretesa di vedere nel futuro. Le sue opere sono sia un monito che una luce, che si irradia attraverso i significati tonali che ci avvolgono senza scampo alcuno.
Aldo Carrozza Milano, giugno 2010
De pinturas y caminos Siempre he creído que cada pintura se inicia mucho tiempo antes de ser comenzada “El arte sucede”, decía Whistler, y seguramente por ello es que nunca sé en qué lugar inesperado me está aguardando la próxima pintura. Porque es así… casi siempre las pinturas vienen a mí. El material (el tema, o la configuración) de lo que será una pintura, suelo encontrarlo en alguna esquina secreta, en una vieja fotografía, en alguna lectura, o en un noticiero de TV. También me aparecen en alguna película, en el contraste cromático de una hoja seca sobre el asfalto, en antiguas mitologías, en recuerdos o en sueños... En fin, desde todas partes me acechan pinturas que aguardan ser pintadas, y es cuando las percibo, (y solo entonces) cuando me siento habilitado para comenzarlas. Me gusta ver las pinturas como espacios fascinantes y abismales donde se cruzan lo “real”, lo soñado y lo imaginado; donde también convergen espacios, tiempos e historias diversos; donde lo individual se confunde con lo colectivo. Y es desde esa compleja trama que pinto. Acaso por ello, las intento caleidoscópicas, abiertas a múltiples sentidos y significados. Accesibles pero a la vez complejas. Y entonces las prefiero cuando no se agotan en la primera aproximación (de ser posible tampoco en la segunda); cuando invitan al espectador a sumergirse en ellas y completarlas con su propia mirada. Me desagradan tanto los exhibicionismos técnicos como la impericia, y entonces, pongo oficio y técnica al servicio del discurso plástico que anhelo. De allí mi modo de trabajo, a veces de lenta construcción, donde sucesivas capas de color construyen una trama de voluntad y azar que hace emerger formas y sentidos. Proceso de sedimentación, donde las estructuras compositivas y cromáticas, me preocupan mas que la descripción del tema representado. Suelo trabajar al mismo tiempo en series temáticas diversas, y prefiero asumir riesgos antes que refugiarme en la falsa seguridad de imitarme a mí mismo (porque sé que cuando se ha disfrutado haciendo una pintura, los demás lo perciben y comparten luego ese disfrute… y cuando uno se ha desapasionado o aburrido mientras pintaba, también será percibido). Me resultan inevitables el concepto y la pasión (luego en mis pinturas, acaso serán respectivamente geometría y gesto), y me resulta difícil separar modo de vivir y modo de crear. Porque en definitiva, si en los caminos del arte algo he aprendido, es que se pinta como se vive.
Víctor G. Fernández
Di pitture e cammini Ho sempre creduto che ogni pittura inizia molto tempo prima di essere cominciata “L’arte accade”, diceva Whistler, e di sicuro questo è il motivo per cui non so mai in quale luogo inaspettato mi attende la prossima pittura. Perche è così… quasi sempre le pitture vengono a me. Il materiale (il tema, o la configurazione) di quello che sarà una pittura, lo trovo spesso in qualche angolo segreto, in una vecchia fotografia, in qualche lettura, o in un notiziario di TV. Mi appaiono anche in qualche film, nel contrasto cromatico di una foglia secca sull’asfalto, in antiche mitologie, in recordi o in sogni... Insomma, pitture che si appostano ovunque e che aspettano essere dipinte, ed è quando le percepisco (e solo allora) quando mi sento autorizzato a cominciarle. Mi piace vedere le pitture come spazi affascinanti ed abissali dove s’incrociano quello “reale”, quello sognato e quello immaginato; dove anche convergono spazi, tempi e storie diversi; dove quello individuale si confonde con quello collettivo. Ed è da quella complessa trama che dipingo. Forse perciò, le intraprendo caleidoscopiche, aperte a molteplici sensi e significati. Accessibili ma a sua volta complesse.. E allora le preferisco quando non si esauriscono nel primo approccio (se possibile, neanche nel secondo); quando invitano lo spettatore ad affondarsene e completarle con il suo proprio sguardo Non mi piacciono nè gli esibizionismi tecnici nè l’imperizia, e allora, metto mestiere e tecnica al servizio del discorso plastico che desidero. Quindi, ecco il mio modo di lavorare, talora di lenta costruzione, dove successive mani di colore costruiscono una trama di volontà ed azzardo che fanno emergere forme e sensi. Processo di sedimentazione, dove le strutture compositive e cromatiche mi preoccupano di più che la descrizione del tema rappresentato. Di solito lavoro allo stesso tempo serie tematiche diverse, e preferisco prendere rischi invece di rifuggiarmi nella falsa sicurezza d’imitare me stesso (perche so che quando ho goduto facendo una pittura, gli altri lo percepiscono e condividono poi quel godimento… e quando ho perso la passione o mi sono annoiato mentre dipingevo, anche quello sarà percepito). Mi risultano inevitabili il concetto e la passione (dopo nelle mie pitture, forse saranno rispettivamente geometria e gesto), e mi resulta difficile separare modo di vivere e modo di creare. Perche finalmente, se nei cammini dell’arte qualcosa ho imparato, è che si dipinge così come si vive.
Víctor G. Fernández
“Todos los caminos vienen de Roma”
“Tutte le strade vengono da Roma”
“Aspice, Respice, prospice” (Mira el presente, observa el pasado, ve el futuro). Esta máxima acuñada en la Roma Imperial, nos recomienda el ejercicio de la memoria para mejor comprender la compleja trama del presente y hasta poder intuir lo por venir. Revisando la historia romana, no es difícil reconocernos en sus sueños, avatares, grandezas y miserias. Y a pesar de tiempos y distancias, la eterna ciudad y su cultura, de muchas formas aún se nos presenta a diario. La historia legendaria de sus luchas iniciales, apogeo, decadencia y caída, es síntesis y ejemplo del destino de la mayoría de las civilizaciones, y por qué no, de la propia condición humana. Naturalmente entonces, he intuido correspondencias que vinculan a migrantes clandestinos del Siglo XXI, con los esclavos gladiadores que en el circo de principios de nuestra era, ofrendaban su vida a algún César. El mismo circo monumental (por otra parte tan similar a nuestros estadios), donde me ha resultado absolutamente natural ubicar escenas de Wall Street, o alguna sesión parlamentaria. Siempre había creído que el arte es esencialmente transformador, en virtud de su fuerza primordial, y por ello eludía en mis obras explícitas referencias sociales. Pero casi sin quererlo, el devenir y el crecimiento de esta serie fueron comprometiendo mi producción con mis convicciones. A veces con dolor, otras con algo de impotencia o rabia; siempre anhelante y esperanzado, en estas obras me atreví a contar pequeñas historias contemporáneas, entretejidas con las ruinas de cierta eternidad.
“Aspice, Respice, prospice” (Guarda il presente, osserva il passato, vedi il futuro). Questa sentenza coniata nella Roma Imperiale, ci raccomanda l’esercizio della memoria per capire meglio la complessa trama del presente e perfino poter intuire quello che viene. Esaminando la storia romana, non è difficile riconoscerci nei suoi sogni, vicissitudini, grandezze e miserie. E malgrado i tempi e le distanze, la città eterna e sua cultura, in molte forme ancora ci si presenta ogni giorno. La storia leggendaria delle sue lotte iniziali, apogeo, decadenza e caduta, è sintesi ed esempio del destino della maggioranza delle civiltà, e perchè no, della propria condizione umana. Naturalmente allora, ho intuito corrispondenze che vincolano emigranti clandestini del Secolo XXI, con gli schiavi – gladiatori che nel circo degli inizi della nostra era, offrivano la loro vita a qualche Cesare. Lo stesso circo monumentale (anche così simile ai nostri stadi), dove mi è risultato assolutamente naturale situare scene di Wall Street, o qualche sessione parlamentaria. Avevo sempre creduto che l’arte fosse essenzialmente trasformatore, per opera della sua forza primordiale, e dunque eludevo nelle mie opere espliciti riferimenti sociali. Ma quasi senza volerlo, il divenire e crescimento di questa serie hanno compromesso la mia produzione con le mie convinzioni sociali. A volte con dolore, altre con un pò d’impotenza o rabbia; sempre anelante e speranzoso, in queste opere ho osato raccontare piccole storie contemporanee, intratessute con le rovine di una certa eternità.
Víctor G. Fernández
Víctor G. Fernández
Panem et circenses (Pan y circo) Ă“leo sobre tela, 160 x 160 cm, 2007.
Panem et circenses N° 5 (Pan y circo N° 5) Óleo sobre tela, 180 x 180 cm, 2010.
Nunc est heri crastinae diei (Hoy es el ayer de maĂąana) Ă“leo sobre tela, 150 x 150 cm, 2008.
Aspice respice prospice (mira el presente, observa el pasado, ve el futuro) Ă“leo sobre tela, 180 x 140 cm, 2008.
Panem et circenses Nº3 (Pan y circo N° 3) Óleo sobre tela, 180 x150 cm, 2007. Premio mención, Salón Nacional de pintura de Salta, 2007.
Homo homini lupus (Hombre, lobo del hombre) Ă“leo sobre tela, 200 x 150 cm, 2009.
Difficile est satiram non scribere (Es difícil no escribir sátiras) Óleo sobre tela, 180 x 180 cm, 2008. Exhibida en el Salón Nacional de Artes Visuales, 2008.
Panem et circenses Nº2 (Pan y circo N° 2) Óleo sobre tela, 180 x 180 cm, 2007. Exhibida en el Salón Nacional de Artes Visuales, 2007.
Nimium ne crede colori (No creas en los colores) Ă“leo sobre tela, 160 x 160 cm, 2008.
Ave Caesar morituri te salutant N° 3 (Salve César, los que van a morir te saludan N° 3) Óleo sobre tela, 190 x 150 cm, 2007. Premio Mención Salón Manuel Belgrano 2007.
Ave Caesar morituri te salutant (Salve CĂŠsar, los que van a morir te saludan) Ă“leo sobre tela, 1,60 x 1,60 cm, 2008.
Omne ignotum pro magnifico est (Todo lo desconocido es magnĂfico) Ă“leo sobre tela, 180 x 140 cm, 2008.
Vita via est (Vida es camino) Ă“leo sobre tela, 180 x 180 cm, 2010.
Navigare necesse vivire non est necesse (Navegar es necesario, vivir no) Ă“leo sobre tela, 180 x 180 cm, 2008.
Pila non maculata (la pelota no se mancha) Ă“leo sobre tela, 180 x 140 cm, 2008.
Ludimus ut vivimos (Se juega como se vive) Ă“leo sobre tela, 150 x 150 cm, 2010.
Me llamo Gladiador Ă“leo sobre tela, 80 x 120 cm, 2007.
Vita brevis ars longa (La vida es breve, el arte es eterno) Ă“leo sobre tela, 60 x 50 cm, 2008.
París en la pampa
París en la pampa
“Civilización” o “barbarie”… Una de las predominantes tensiones alrededor de la cual se ha configurado buena parte de nuestra vida cultural. Atávica contradicción, que desde la llegada de los primeros europeos a estas tierras ha tenido diversos nombres, y que promediando el siglo XIX encontró formas que perdurarían mucho tiempo: la barbarie (como siempre), sería patrimonio de lo aborígen, de lo popular, o simplemente de lo que se quedara afuera de las minorías ilustradas.
“Civilización” o “barbarie”… Una de las predominantes tensiones alrededor de la cual se ha configurado buena parte de nuestra vida cultural. Atávica contradicción, que desde la llegada de los primeros europeos a estas tierras ha tenido diversos nombres, y que promediando el siglo XIX encontró formas que perdurarían mucho tiempo: la barbarie (como siempre), sería patrimonio de lo aborígen, de lo popular, o simplemente de lo que se quedara afuera de las minorías ilustradas.
La civilización se parecería a Europa, y su arquetipo sería París. Horizonte omnipresente para la mayoría de nuestros artistas prominentes de fines del XIX, París ofrecía los modelos a imitar: la Academia, los talleres, las vanguardias, los cafés, el Salón Oficial… y el Salón de rechazados. Y hasta el presente, las Salas Nacionales de Exposición tienen su sede en el mítico “Palais de Glace”. Honrando mis orígenes y convicciones, he asumido siempre con orgullo mi “bárbara” condición, al mismo tiempo que he amado y sabido admirar las luces de la “cultura”. Profunda americanidad en la que hundo raíces, y horizontes lejanos que me invitan a nutrirme de la diversidad. Y acaso porque vivir y crear son la misma cosa, estas cuestiones sobrevuelan desde hace tiempo mis producciones, subyaciendo a las irrupciones de París en la pampa que ensayo ahora en esta serie de pinturas.
La civilización se parecería a Europa, y su arquetipo sería París. Horizonte omnipresente para la mayoría de nuestros artistas prominentes de fines del XIX, París ofrecía los modelos a imitar: la Academia, los talleres, las vanguardias, los cafés, el Salón Oficial… y el Salón de rechazados. Y hasta el presente, las Salas Nacionales de Exposición tienen su sede en el mítico “Palais de Glace”. Honrando mis orígenes y convicciones, he asumido siempre con orgullo mi “bárbara” condición, al mismo tiempo que he amado y sabido admirar las luces de la “cultura”. Profunda americanidad en la que hundo raíces, y horizontes lejanos que me invitan a nutrirme de la diversidad. Y acaso porque vivir y crear son la misma cosa, estas cuestiones sobrevuelan desde hace tiempo mis producciones, subyaciendo a las irrupciones de París en la pampa que ensayo ahora en esta serie de pinturas.
Fantasmagorías y urdimbres de gesto y materia, que intentan evocar la extrañeza de horizontes multiplicados y superpuestos, como estelas de lo que somos, lo que soñamos ser. Seguramente, (y por sobre todo) de lo que nos empeñamos en negar.
Fantasmagorías y urdimbres de gesto y materia, que intentan evocar la extrañeza de horizontes multiplicados y superpuestos, como estelas de lo que somos, lo que soñamos ser. Seguramente, (y por sobre todo) de lo que nos empeñamos en negar.
Víctor G. Fernández
Víctor G. Fernández
Sainte-Chapelle Ă“leo sobre tela, 200 x 150 cm, 2010.
Viollet le Duc y la toldería Óleo sobre tela, 200 x 150 cm, 2010.
Teatro Colón III Óleo sobre tela, 100 x 100 cm, 2010.
Teatro Colón IV Óleo sobre tela, 100 x 100 cm, 2010.
Los horizontes de la Patria Ă“leo sobre tela, 60 x 50 cm, 2010.
Montmartre Ă“leo sobre tela, 110 x 110 cm, 2010.
Utopia queda en La Boca
Utopia si trova in La Boca
Algunos aventuraron que en este rincón tantas veces postergado de la ciudad, comenzó Buenos Aires. Aquí la luz es distinta. También las casas, las calles y la gente. Una tarde fría de domingo, he visto cómo la imagen que presidía una procesión religiosa se desdibujaba entre el humo del asado que algunos vecinos habían improvisado en una esquina.
Alcuni avventurarono che in questo angolo tante volte dimenticato della città, è iniziata Buenos Aires. Qui la luce è diversa. Anche le case, le strade e la gente. Un pomeriggio freddo di domenica, ho visto come l’immagine che presiedeva una processione religiosa si confondeva tra il fumo dell’asado che alcuni vicini avevano improvvisato in un angolo. Sotto questo cielo, il Riachuelo e un porto prosperoso, configurarono lo spazio nel cui migliaia d’immigranti vi si stabilirono e anche trovarono e ci hanno dato un’identità. In modesti bar di questo sobborgo, suonarono la loro musica molti dei leggendari padri del tango.
Bajo este cielo, el Riachuelo y un puerto floreciente, configuraron el espacio en el que legiones de inmigrantes hallaron arraigo y además, encontraron y nos dieron identidad. En boliches de este arrabal, tocaron su música muchos de los legendarios padres del tango. Muy cerca del puerto, manos anónimas tallaron mascarones de proa, sin saber que daban comienzo a una página dorada de la historia de nuestro arte. Acá cerca vivían y pintaban (pintaban como vivían), Quinquela Martín, Victorica, Lacámera, Diomede… y todavía cada callecita, cada esquina y cada recodo del Riachuelo se parecen a sus cuadros. Con el azul y amarillo inundando corazones, aquí tienen lugar las celebraciones más apasionadas del fútbol. A esta barriada nunca le falta un loco trashumante. Y todos intuimos que ese loco es el alma secreta de nuestras calles. Caminando por aquí, y visitando el Museo de Quinquela Martín, supe para siempre que mi destino era pintar. Desde hace unos treinta años, celebro el vivir bajo estas estrellas. Si este barrio no existiera, seguramente daríamos en llamarlo con alguno de los nombres de Utopía. Afortunadamente existe, y nos hemos encontrado.
Molto vicino al porto, mani anonime intagliarono polene, ignorando che davano inizio a una pagina dorata della storia della nostra arte. Qui vicino vivevano e dipingevano (dipingevano como vivevano), Quinquela Martín, Victorica, Lacámera, Diomede… e ancora ogni stradina, ogni angolo ed ogni cantuccio del Riachuelo assomigliano ai loro quadri. Con il blu e il giallo annegando i cuori, qui si fanno le celebrazioni più appassionate del calcio. Questa borgata non manca mai di un pazzo transumante. E tutti intuiamo che quel pazzo è l’anima segreta delle nostre strade. Camminando qui, e visitando il Museo di Quinquela Martín, ho capito per sempre che il mio destino era dipingere. Da trenta anni, celebro vivere sotto queste stelle. Se questo quartiere non esistesse, sicuramente lo chiameremmo con alcuni dei nomi di Utopia. Fortunatamente esiste, e ci siamo incontrati.
Y entonces, de vez en cuando, me resulta irresistible pintarlo.
E allora, occasionalmente, mi risulta irresistibile dipingerlo.
Víctor G. Fernández
Víctor G. Fernández
Mascarón de proa IV Óleo sobre tela, 60 x 50 cm, 2009.
Navegar es necesario Ă“leo sobre tela, 60 x 50 cm, 2006.
El puente y las estrellas Ă“leo sobre tela, 190 x 140 cm, 2006.
Mascarón de proa Óleo sobre tela, 50 x 40 cm, 2006.
Babel en La Boca II Ă“leo sobre tela, 130 x 90 cm, 2010.
Babel en La Boca Ă“leo sobre tela, 60 x 50 cm, 2009.
VÍCTOR G. FERNANDEZ. Necochea, 1963. Es Maestro Nacional de Dibujo egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano”, Profesor de Pintura de la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón” y Licenciado en Artes, Instituto Universitario Nacional de Arte. Ha publicado numerosos artículos en medios nacionales, y dictado cursos, seminarios y conferencias sobre arte y educación en diversos ámbitos. Entre los años 2000 y 2002, dirigió el diseño de contenidos correspondientes al Plan de Estudios del Profesorado en Artes Visuales (en todos sus niveles) de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, que en la actualidad, en el ámbito del Consejo General de Educación, es documento de referencia para todos los profesorados en artes visuales provinciales. Fue Director de la Escuela Municipal de Artes Visuales (Municipalidad de Lomas de Zamora), desde 1997 hasta 2003. En 2004, coordina el desarrollo de un seminario acerca de “Las artes visuales y la Identidad Cultural” en el Centro Cultural de la Cooperación. En 2006 presenta “Las orillas de Utopía” exposición de pinturas, conferencia y proyección de un video de su autoría en el Centro Cultural “Elbtreppe” (Hamburgo) y en la Galería “Miniaci” (Milán). En 2006, dicta conferencias, con proyección de video de su autoría en La Maison D’Amérique Latine (Paris), Fondation Argentine (Paris), l’Institut de Hautes Etudes d’Amérique Latine (París), y el Centre Culturel Bellegarde (Toulouse). Desde 2005 es curador, y desde 2007 es coordinador del área educativa del Museo de Bellas Artes “Benito Quinquela Martín”. Principales muestras y premios: Salón Nacional de Artes Plásticas, Sección Pintura 1989, 1993, 1997, 1999, 2004, 2007 y 2008 | Salón Nacional de Dibujo y Grabado, Sección Dibujo 1993, 1998, 2002 | Salón de Artes Plásticas “Manuel Belgrano”, Pintura 1993, 1995, 1999, 2006, 2007, 2008 | Salón de Artes Plásticas “Manuel Belgrano”, Dibujo, 1991, 1995, 2001, 2005, 2008 y 2009 | Salón Nacional Anual de Santa Fe, Sección Pintura, 1995-1996- 2007 y 2010. 2009: Salón Nacional Anual De Santa Fe, Sección Dibujo. / Mención, Bienal de Pintura de Quilmes. | 2008: Exposición individual, Centro Cultural “Alberto Rougés”, San Miguel de Tucumán | 2007: Mención especial del jurado en el Salón Nacional Anual de Santa Fe, Sección Pintura. / Mención “Salón de Pintura a Nivel Nacional de la Provincia de Salta” / Mención, Salón Municipal de Artes Plásticas “Manuel Belgrano” | 2005: Exposición individual de pintura “Territorio de Cruces”, en el Centro Cultural de La Cooperación, Buenos Aires | 2004: Exposición individual “De la Geometría y su Sentido” en el Museo “Catedral”, La Plata | 2003: Galería “Miniaci”, Venecia – Positano, Italia. | 2002: Exposición individual “El Hilo Dorado” en El Museo “Benito Quinquela Martín”, Buenos Aires.| 2001: 2do. Premio “Premios Octubre”, Sección Pintura. / “Biennale Internazionale Dell’arte Contemporánea”, Florencia, Italia | 1999: Mención Salón Nacional de Artes Plásticas, Sección Pintura |1996: Exposición individual “Fundación Banco Patricios” | 1995: “Premio Braque”, Objetos; Embajada de Francia, Fundación Banco Patricios | 1994: “Premio Braque” de Pintura, Embajada de Francia, Fundación Banco Patricios | 1993: Premio A. Shaw de Pintura, Academia Nacional de Bellas Artes | 1990: Mención XII Salón “Colegio Ward”, Sección Pintura | 1985: 1er Premio Salón de Artes Plásticas de Lanús, Sección Pintura | 1983: 1er Premio Concurso de Pintura “Avenida de Mayo”, Dirección de Cultura MCBA / 1er Premio Concurso al Aire Libre “Colegio Ward” | 1982: Mención en el Salón Anual de Manchas de la Ciudad de Buenos Aires, Museo Eduardo Sivori. / 3er premio Concurso de Manchas “Ateneo Popular de La Boca”.
Insegnante Nazionale di Disegno, Scuola Nazionale di Belle Arti “Manuel Belgrano”, Professore di Pittura, Scuola Nazionale di Belle Arti “Prilidiano Pueyrredón”, Laureato in Arti, “Instituto Universitario Nacional de Arte. Ha pubblicato numerosi articoli in mezzi nazionali, ha fatto corsi, seminari e conferenze sull’arte e l’educazione in ambiti diversi. Tra gli anni 2000 e 2002, ha diretto il disegno di contenuti corrispondenti al Programma di Studi della Facoltà di Arti Visive (in tutti i livelli) della D.G.C.e E. della Provincia di Buenos Aires, la quale attualmente, nell’ambito del Consiglio Generale di Educazione, è documento di riferimento per tutte le facoltà di arti visive provinciali. È stato direttore della Scuola Municipale di Arti Visive (Municipalità di Lomas de Zamora), 1997 a 2003. Nel 2004, coordina un seminario su “le arti visuali e l’identità culturale” nel Centro Culturale della Cooperazione. Nel 2006, presenta “Le rive di Utopia”, mostra di pitture, conferenza e progezione di un video di cui è l’autore in: C. Culturale “Elbtreppe” (Amburgo), e Galleria “Miniaci” (Milano). Nel 2006, fa conferenze, con progezzione di video di cui è l’autore, in: La Maison d’Amérique Latine (Parigi), Fondation Argentine (Parigi), l’Institut de Hautes Etudes d’Amérique Latine (Parigi), Centre Culturel Bellegarde (Tolosa). Dal 2005, è curatore, e dal 2007, è coordinatore dell’area educativa del Museo di Belle Arti “Benito Quinquela Martín” Sintesi di esposizioni e premi: Salone Nazionale di Arti Plastiche, Pittura: 1989, 1993, 1997, 1999, 2004, 2007 y 2008. Salone di Arti Plastiche “Manuel Belgrano”, Pittura 1993, 1995, 1999, 2006, 2007 y 2008 | Salone di Arti Plastiche “Manuel Belgrano”, Disegno 1991,1995, 2001, 2005, 2008 y 2009 | Salone Nazionale Annuale di Santa Fe, Sezione Pittura 1995, 1996, 2007 y 2010 | Salone Nazionale di Disegno e Stampa, Sezione Disegno 1993, 1998, 2002. 2009: Salone Nazionale Annuale di Santa Fe, Sezione Disegno. / Premio Menzione, Biennale di Pittura di Quilmes. | 2008: Esposizione individuale, Centro Culturale “Alberto Rougès”, San Miguel de Tucumán. | 2007: Menzione Speciale Della Giuria, Salone Nazionale Annuale di Santa Fe, Sezione Pittura. / Premio Menzione “Salone di Pittura a Livello Nazionale Della Provincia di Salta”. / Premio Menzione, Salone Municipale di Arti Plastiche “Manuel Belgrano”. | 2005: “Territorio Di Croci”, individuale di Pitture Nel Centro Culturale Della Cooperazione, Buenos Aires. | 2004: “Della Geometria e Il Suo Senso”, Esposizione individuale Nel Museo “Cattedrale”, La Plata. | 2003: Galleria “Miniaci”, Venezia – Positano, Italia. | 2002: “Il Filo D’oro”, Esposizione Individuale Nel Museo “Benito Quinquela Martín”, Buenos Aires. / 2001: 2do. Premio “Premio Ottobre”, Sezione Pittura. / “Biennale Internazionale Dell’arte Contemporanea”, Firenze, Italia. | 1999: Premio Menzione Salone Nazionale de Arti Plastiche, Sezione Pittura. | 1996: Esposizione Individuale “Fondazione Banco Patricios”. | 1995: Selezionato “Premio Braque”, Oggetti, Ambasciata di Francia - Fondazione Banco Patricios. | 1993: Premio A. Shaw Di Pittura, Accademia Nazionale Di Belle Arti | 1990: Menzione XII Salone “Colegio Ward”, Sezione Pittura. | 1985: 1º Premio Salone di Arti Plastiche di Lanus, Sezione Pittura. | 1983: 1º Premio Concorso Di Pittura “Avenida de Mayo”, Direzione Di Cultura M.C.B.A. / 1º Premio Concorso All’aperto “Colegio Ward”. | 1982: Menzione Nel Salone Annuale di Macchie della Città Di Buenos Aires, Museo Eduardo Sivori. / 3º Premio Concorso di Macchie “Ateneo Popolare di La Boca”.