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‘Encontramos a su hija, la abusaron’

LA MENOR SE DIRIGÍA A LA SECUNDARIA TÉCNICA 49, CUANDO FUE INTERCEPTADA POR UN HOMBRE QUE LA ULTRAJÓ.

Ruby comenzó su rutina diaria, ocupándose de las tareas domésticas tras la partida de su hija hacia la escuela. Eran las nueve cuando el prefecto alertó que la menor no había llegado a clases. Un escalofrío recorrió su espalda al escuchar la llamada de un vecino: "Encontramos a su hija, la abusaron". La desesperación y el miedo se apoderaron de la madre.

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Mientras tanto, Sebastián Jiménez, residente del fraccionamiento 27 de Octubre, se levantó temprano para trabajar en su casa. Aún era de mañana cuando observó a una joven mujer salir de un terreno baldío lleno de matorrales. La chica, con la ropa desgarrada y sucia, lloraba y pedía auxilio desesperadamente.

La víctima resultó ser una estudiante de 14 años que se dirigía a la escuela secundaria técnica 49 en los Claustros de la villa Parrilla. Fue sorprendida por un hombre en su camino, pero no pudo dar más detalles sobre su agresor. Logró decir que la había abusado después de llevarla detrás de una construcción abandonada.

LA HALLAN VECINOS

Horas antes, la adolescente se despidió de su padre, Juan, quien notó que el reloj marcaba las cinco y media de la mañana. La prisa hizo que la chica saliera apresurada de casa rumbo a la escuela, pero nunca llegó. Su ausencia fue notada por el prefecto, quien alertó a los papás alrededor de las nueve de la mañana.

Cuando Juan y Ruby salieron apresurados de su casa para buscar a su hija, lo primero que hicieron fue llamar a su celular. La esposa de Sebastián, angustiada, contestó la llamada: "Sí, señora, encontramos a su hija, está mal".

La menor fue trasladada de inmediato a un hospital para recibir atención médica, mientras la incertidumbre y la indignación se apoderaban de los padres y de toda la comunidad.

CÁRDENAS. El destino de Jairo Hamet Pérez Valdivia fue trágico y lleno de desesperación. Desde la lejana ciudad de Monterrey, en el estado de Nuevo León, llegó a Cárdenas. Autoridades policiales tomaron conocimiento del funesto suceso que tendría lugar abordo de aquel autobús que lo trasladaba.

Fue alrededor de las 2 de la tarde cuando el personal de la empresa Enlace de Turismo recibió una llamada telefónica que sacudió la apacible rutina. Un autobús proveniente de Monterrey llevaba consigo el cuerpo inerte de Jairo, un hombre de tan solo 32 años.

Las autoridades municipales se presentaron. La zona fue acordonada, como un símbolo sombrío que advertía sobre el desenlace que allí ocurría. Era necesario realizar el peritaje.

En medio del caos y la desolación, los familiares del occiso se alzaron como figuras desgarradas por la desgracia. Con lágrimas deslizándose por sus rostros, revelaron que Jairo había luchado contra una enfermedad durante toda una semana.

En un intento desesperado por regresar a su tierra natal, buscando tal vez el consuelo y la esperanza que solo los lazos familiares pueden brindar, había emprendido ese fatídico viaje. Sin embargo, el destino había sido implacable, llevándoselo sin remedio con un fulminante infarto.

• El cuerpo del viajero quedó a bordo del autobús.

LOS DATOS DUROS RICARDO SEVILLA @sevillacritico

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