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MODA SHEARLING JACKET

Un clásico de todo armario es sin duda la chamarra con piel de oveja, que esta temporada regresa con propuestas innovadoras. Con diferentes cortes, colores o 4 WOMEN acabados puedes encontrar la pieza que más te agrade para lucir súper chic y bien abrigada. Te compartimos algunas ideas para que combines tu chamarra con otras prendas y accesorios que están en tendencia.

Top: HERON PRESTON Chamarra: STAND STUDIO Pantalón: DION LEE Bolsa: BALENCIAGA Zapatos: MACH & MACH

Top: PACO RABANNE Chamarra: BALENCIAGA Falda: ZEYNEP ARÇAY Bolsa: BOTTEGA VENETA Zapatos: AMINA MUADDI

Body: DIESEL Chamarra: URBANCODE Short: PHILIPP PLEIN Lentes: VERSACE Botas: PIFERI

Vestido: OFF-WHITE Chamarra: DANCASSAB Aretes: STERLING KING Bolsa: DOLCE & GABBANA Zapatos: GIANVITO ROSSI

VIAJES ESPECTACULAR

BELLEZA AL NATURAL

Uno de los grandes atractivos de Estados Unidos son sus parques nacionales. A lo largo de su territorio, 59 de ellos alcanzan esa categoría y resultan una visita obligada para los turistas.

Durante el otoño, sus vistas son espectaculares gracias al abundante follaje que anuncia el cambio de estación.

En esta temporada las temperaturas pasan de calurosas a frescas, y las coloridas hojas otoñales resplandecen en las montañas a medida que el tiempo se vuelve más agradable.

Aquí te enlistamos cinco de los parques nacionales de la Unión Americana que en esta temporada bien valen una visita.

ACADIA NATIONAL PARK, MAINE

El Parque Nacional Acadia protege la belleza natural de los promontorios rocosos más altos a lo largo de la costa atlántica de Estados Unidos, una gran cantidad de hábitat y un rico patrimonio cultural.

En un mapa puede parecer pequeño, pero el parque abarca un amplio territorio, incluidas la isla Mount Desert, la península Schoodic, Isle au Haut y otras islas exteriores.

Su mayor atracción en otoño son los pintorescos viajes por carretera que ofrece esta zona. Park Loop Road (Circuito del Parque para Automóviles), de 43 kilómetros y que cruza la costa de Maine, se diseñó como un complemento del paisaje natural y ofrece muchas vistas geniales.

Además, desde septiembre hasta mediados de octubre las hojas anaranjadas, rojas y amarillas hacen que sea un paseo atractivo y pintoresco. CIUDAD DE ENTRADA: BOSTON, MASSACHUSETTS, A 440 KILÓMETROS

YOSEMITE NATIONAL PARK, CALIFORNIA

Yosemite ha asombrado a los visitantes desde 1855, cuando por primera vez dos viajeros descubrieron tan maravilloso escenario. Excavado en el centro de Sierra Nevada Mountains por fuerzas geológicas antiguas, el esplendor y la biodiversidad que ostenta Yosemite son tales que la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1984.

El parque está lleno de hitos emblemáticos en cualquier temporada del año, desde las intrépidas pendientes de Half Dome (el pico más representativo de Yosemite con casi 2,700 metros de altura) y El Capitán, la roca de granito más grande del mundo. Ambos atractivos deslumbran a los escaladores.

Pero si escalar no está entre tus actividades favoritas, septiembre y octubre son los meses ideales para tomar fotografías y hacer excursiones al aire libre. Los visitantes pueden apreciar poderosos glaciares, cascadas y amplias hectáreas llenas de árboles de sequoia.

A lo largo y ancho de los 3 mil 108 kilómetros cuadrados podrás apreciar murciélagos, lobos grises, linces y búhos, por mencionar algunas de las diversas especies que habitan en las áreas protegidas. CIUDAD DE ENTRADA: SAN FRANCISCO, A 260 KILÓMETROS

ESPECTACULAR

BELLEZA AL NATURAL

GRAND CANYON NATIONAL PARK, ARIZONA

Impactante e inspirador, el Gran Cañón es un destino obligado para los viajeros. Declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, ofrece paisajes de ensueño que se pueden apreciar desde los miradores.

Hay muchas formas de disfrutar del esplendor natural del parque, una de ellas es realizar un recorrido en mula por el sendero South Rim o hacer rafting en el río Colorado; otra es dar un paseo en helicóptero y admirar el paisaje desde arriba.

Las temperaturas moderadas a lo largo del Colorado River, desde septiembre hasta fines de noviembre, hacen que el otoño sea una excelente ocasión para explorar las profundidades del Gran Cañón. CIUDADES DE ENTRADA: PHOENIX, A 360 KILÓMETROS, Y LAS VEGAS, A 435 KILÓMETROS

GREAT SMOKY MOUNTAINS NATIONAL PARK, CAROLINA DEL NORTE Y TENNESSEE

Es uno de los parques más visitados en todo el país gracias a su amplia variedad de especies vegetales y animales, pero sobre todo por la belleza de sus montañas, que regalan a los visitantes espectaculares postales.

Este parque natural, además, se reviste de un halo místico, ya que es hogar de los vestigios de la cultura de los Apalaches del Sur.

Si un adjetivo describe a las Great Smoky Mountains es quizá que son mágicas, especialmente después de una caminata por el Sugarland Mountain Trail. Desde el comienzo del sendero, cerca de Clingmans Dome, el punto más alto del parque, este camino de 19 kilómetros pasa por tres tipos de bosques: abetos y píceas; árboles con maderas densas, y árboles que se encuentran en la ensenada. Según la altitud, las hojas que se encuentran en el sendero lucen con las distintas tonalidades otoñales. CIUDAD DE ENTRADA: CHARLOTTE, CAROLINA DEL NORTE, A 265 KILÓMETROS

ROCKY MOUNTAIN NATIONAL PARK, COLORADO

A lo largo de sus más de 107,000 hectáreas puedes encontrar algunos de los paisajes más impresionantes del planeta.

Es un parque lleno de cumbres -algunas alcanzan hasta 4,000 metros- y caminos sinuosos que lo convierten en el favorito de montañistas, esquiadores, senderistas y excursionistas.

Uno de sus atractivos es el wapití macho, pues esta temporada exhiben sus astas y hacen sus llamados de apareamiento.

También abundan los alces americanos y los borregos cimarrón, amén de escurridizos leones de montaña, osos y coyotes. CIUDAD DE ENTRADA: DENVER, A 112 KILÓMETROS

LETRAS Mónica Rojas

DESENTIERRA HISTORIAS QUE QUEDARON SEPULTADAS BAJO LA NIEVE DE SIBERIA

Pepe Real El cometido que se planteó Mónica Rojas al escribir La niña polaca fue desenterrar historias que habían quedado sepultadas bajo la nieve de Siberia, darles voz a sobrevivientes polacos que fueron sometidos a trabajos forzados durante la Segunda Guerra Mundial y que tras su liberación tuvieron que huir de su país, ocupado por alemanes y soviéticos. Tras una travesía extenuante, cientos de aquellos polacos y sus familias fueron recibidos en suelo mexicano, quienes se instalaron en la Hacienda de Santa Rosa, en Guanajuato, comunidad que después sería conocida como La Pequeña Polonia en México.

La idea del libro, menciona la autora, tiene su origen en una novela muy corta que escribió hace varios años y que cuenta la historia de una sobreviviente del Gulag (campos de trabajo forzado) a la que conoció en León, donde se encuentra la comunidad de polacos que llegaron a nuestro país tras el doloroso destierro.

El tiraje de aquella novela fue muy pequeño pero, sorpresivamente, empezó a recibir muchos mensajes a través de sus redes sociales de personas que querían contar su historia. “Sentí una enorme responsabilidad con los sobrevivientes y sus hijos, así que de León a Varsovia fui desenterrando, con ayuda de ellos, más y más pasajes de lo ocurrido. Así nace La niña polaca, que es ante todo un respetuoso homenaje a las víctimas”.

El mayor desafío al que se enfrentó la autora para crear su novela fue sumergirse en el contexto histórico y espacial de los hechos, ya que era un tema con el que no estaba familiarizada; por ejemplo, para entender lo que ocurre al estar expuestos a temperaturas de menos 40 grados se fue a recostar en la nieve y fue analizando los efectos que el gélido ambiente iba causando en su cuerpo.

Otro reto fue seleccionar y depurar los testimonios para no dejar nada fuera. “Quería que La niña polaca reflejara nuestras conversaciones y, al mismo tiempo, irlas configurando sin perder de vista la historia y sus personajes. Por eso pasé siete años leyendo, entrevistando e investigando al respecto”.

La periodista y escritora poblana Mónica Rojas es embajadora de la organización Save The Children en México. Tiene una maestría en Literatura Española e Hispanoamericana por la Universidad de Barcelona y es candidata a doctora en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Zúrich, Suiza.

Como activista por los derechos de los niños ha publicado libros infantiles sobre migración, integración y la importancia del acceso a una educación de calidad. Fue finalista del IV Premio Auguste Dupin de Novela Negra en España con su novela Lobo.

¿Qué van a encontrar los lectores en tu libro La niña polaca?

Cuenta la historia poco conocida de la migración polaca a nuestro país. Durante la Segunda Guerra Mundial, Polonia fue ocupada en la zona occidental por los alemanes, y en la oriental por los soviéticos. El libro alude a la invasión del Ejército Rojo. Miles de polacos fueron llevados a los campos de trabajo forzado de Siberia, y tras su liberación, los sobrevivientes se quedaron sin hogar, así empezó su exilio. Ania es una jovencita que cumple 15 años en el vagón del tren que la transporta, junto con su familia, a Siberia. A través de sus ojos el lector se podrá adentrar, como lo menciona doña Elena Poniatowska, en uno de los periodos más oscuros y desconocidos de la Segunda Guerra Mundial.

(La niña polaca es) una emotiva novela que nos adentra en uno de los periodos más oscuros y desconocidos de la Segunda Guerra Mundial” Elena Poniatowska

¿Qué tanto hay de realidad y qué tanto de ficción en La niña polaca?

La niña polaca es un rompecabezas conformado por realidades. Quienes me regalaron sus testimonios me ayudaron a construir los personajes de la novela, así como a darle más vida a los espacios que se describen; es decir, la narrativa es ficticia, pero está sostenida en hechos reales.

Testimonios impactantes, sin duda…

Todos me impactaron, uno en particular me sacudió desde lo más profundo por su significación: una mujer me describió los campos de trabajo forzado de Siberia. Los polacos retenidos trabajaban en la taiga cortando árboles o extrayendo su resina bajo un frío de menos 40 grados centígrados. Para empeorar las cosas, el guardia que le tocó a esta mujer era un infame que sometía y golpeaba a la menor “falta”. El guardia era polaco.

Elegiste contar esta historia a través de la mirada de una niña, ¿cuál fue la razón?

Primero, porque me interesaba rendir homenaje a la primera mujer que me regaló su testimonio y, en segundo lugar, porque las mujeres dentro de los conflictos bélicos son vulnerables por el simple hecho de ser mujeres, su cuerpo se convierte en la representación del territorio ocupado cuando éste es atacado, sometido, abusado. Y las más vulnerables de las vulnerables son las niñas.

¿Qué enseñanzas o lecciones te dejó escribir La niña polaca?

Cuando empecé a escribir La niña polaca yo misma me estaba despidiendo de mi país para mudarme a Europa. Y aunque evidentemente me fui bajo circunstancias distintas, sentía la nostalgia a flor de piel. Evoqué al diente de león y sus semillas esparciéndose, a su tronco haciéndose más delgado por el golpe del viento, al sinsentido, y entonces, cuando conecté esa analogía con la vida de los sobrevivientes, que en su mayoría también son migrantes, fui sanando y entendí que aunque el viento nos lleve de un lugar a otro estamos siempre en casa, porque nuestra casa está en nosotros mismos.

¿Cuándo y cómo descubriste tu pasión por escribir historias?

Para hablar de mi pasión por escribir historias debo empezar por mi pasión por contarlas. Todo empezó en la infancia con mi abuela materna, que era una maravillosa contadora de cuentos y anécdotas. Luego estudié Comunicación, quería poner esa pasión al servicio de los demás, pues para mí el periodismo es precisamente eso, una causa. Después de muchos años me convencí de que debía seguir el camino de la literatura, que me llamaba desde hace tiempo.

¿Cuál es la mayor satisfacción que te da contar historias?

Es una pregunta muy bella que tiene una bella respuesta: contar historias y que los lectores le encuentren un sentido es lo que a mí me da sentido.

¿Qué escribes ahora?

Ahora, y como probablemente mi profesora Adriana LópezLabourdette, que es mi tutora en el doctorado, leerá esta entrevista, he de decir que estoy escribiendo mi proyecto que plantea un análisis de las mujeres mexicanas que escriben novela negra y cómo configuran sus personajes femeninos, sobre todo sus criminales. (Foto de la autora:

Cortesía Ömer Güven)

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