Guía de construcción participada

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Claves de éxito de procesos e iniciativas a favor de la Soberanía Alimentaria. GUÍA DE CONSTRUCCIÓN PARTICIPADA

Claves de éxito de procesos e iniciativas a favor de la Soberanía Alimentaria.

GUÍA DE CONSTRUCCIÓN PARTICIPADA


ÍNDICE pág. 4 PRÓLOGO pág. 6 INTRODUCCIÓN

PARTE I - Conceptualización

Reconocimiento – No comercial – Compartir bajo la misma licencia 3.0. Se permite libremente copiar, distribuir y comunicar públicamente esta obra siempre y cuando se reconozca la autoría y no se use para fines comerciales. Si se altera o transforma, o se genera una obra derivada, sólo podrá distribuirse bajo una licencia idéntica a ésta. Licencia completa: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/es/

Coordinación de la publicación: Assumpta Ayerdi Olaizola – Emaús Fundación Social Personas dinamizadoras del proceso: Unai Aranguren – EHNE Bizkaia, Olaia Larruskain – Emáus Fundación Social, Ferrán García – VSF Justicia Alimentaria Global, Assumpta Ayerdi Olaizola – Emaús Fundación Social Depósito legal: SS-1281/2013 Traducción: Emaús Fundación Social Revisión lingüística: L’Apostrof, SCCL Diseño y maquetación: Feldespako Impresión: imprenta Tamayo Donostia – San Sebastián, septiembre 2013 Para conocer el proceso en más profundidad http://emauseducaciontransformadora.wordpress.com/ Para descargar la publicación de modo gratuito: http://issuu.com/grupoemausfundacionsocial Con el apoyo de:

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EL CURSO DE UN RÍO. Origen, contenidos y corrientes de fondo

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Las fuentes del río. La Vía Campesina El rio se transforma en mar. La alianza campesina El rio suena. La propuesta campesina El rio y sus afluentes. Las alianzas Nuevos regadíos

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EL NOMBRE DEL RÍO. El contenido de la propuesta de Soberanía Alimentaria

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NADANDO EN LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

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El resultado de los talleres Confluencia de los talleres en el análisis general

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ATERRIZAJE LOCAL DEL CONCEPTO. De la teoría a la práctica

PARTE II – Criterios de éxito pág. 33

TIPOS DE EXPERIENCIAS ANALIZADAS. El paisaje

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ATLAS DE ACTUACIÓN

pág. 35 pág. 35 pág. 55 pág. 56 pág. 58

Introducción Análisis de los elementos considerados positivos y replicables Análisis de los elementos de mejora Cuestionario útil. Cosas que debería preguntarme sobre mi iniciativa Organicidad, un ejemplo

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CONCLUSIONES

ANEXOS

pág. 69 1. Listado de talleres y personas participantes en los mismos. pág. 71 2. Listado de casos analizados y visitas realizadas. pág. 72 3. Tabla-resumen: aportes a la conceptualización de la Soberanía Alimentaria. pág. 76 4. Tabla-resumen: aportes a la identificación de criterios de éxito de las experiencias de Soberanía Alimentaria. pág. 88 5. Díptico-progama del proceso formativo local. pág. 90 6. Díptico de presentación del proceso formativo local. pág. 92 7. Primera y última declaración de La Vía Campesina: Declaración de Mons y Llamado de Yakarta. pág. 99 8. Bibliografía utilizada.


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laitz corría ligera siguiendo el trajín de su abuela. Ella, con su quehacer cotidiano, le enseñó a amar el caserío, a respetar lo que la naturaleza nos ofrece, a cuidar la tierra y a los animales con cariño, a percatarse incluso de la planta más sencilla, a relacionarse con la gente del barrio, a intercambiar semillas y experiencias...en resumen, a valorar las cosas y bienes más pequeños. A vincular, en equilibrio, naturaleza y persona. A menudo le ayudaba a vender el género en las tiendas, mercados y casas...directamente. Volvía con la alegría de haber hecho bien su trabajo y logrado su sustento, con ese orgullo humilde de mantener vivo el caserío y, además, mejorar en cierta medida la vida de las gentes de la ciudad. Aun cansada por el trabajo se le notaba esa alegría de vivir que da el sentirse dueña de su propia vida. Pero su perseverancia no satisfacía al sistema impersonal insaciable, a aquel hombre lejano. La actividad de su abuela no daba de comer al capital. Y entonces llegaron las prohibiciones y las nuevas medidas, y cuando los padres de Alaitz asumieron la gestión del caserío cambiaron totalmente el ritmo y el estilo: que así no se podía seguir, que tenía que industrializarse, con más tierras y ganado que además había que exprimir,

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intensificando, con un solo tipo de producción, que todo ello exigía mayor tecnificación pero que así vivirían mejor, que se podían hacer ricos. Hicieron todo lo que se les pedía, pero....eran falsas promesas. A medida que Alaitz crecía veía más movimiento de dinero en casa pero también a sus padres cada vez más ocupados, cada vez más endeudados. Sin dinero en el bolsillo. Y, sobre todo, tanto ellos como el propio caserío, el hogar, cada vez más triste, más resignado. Atrapado, sin poder encontrar una solución. Alaitz ha crecido. El amor por la tierra que su abuela le trasmitió ha florecido. Quiere que la afición se convierta en oficio, en medio de vida. Ha dirigido sus estudios hacia la agricultura, encontrándose dos modelos cara a cara. Gran parte del profesorado todavía alaba el sistema productivo que llevó a la quiebra a sus padres y a muchas otras personas; pero ella ha intentado buscar el rastro de esa agricultura con rostro de mujer, valores humanos, acogedora, de cercanía, solidaria y sostenible que le enseñó su abuela. Además, ha estado en diferentes lugares del mundo, conviviendo, conociendo otras situaciones, echando una mano, y ha visto muy claro el continuado impacto negativo, en hambre y miseria, del violento modelo agrícola europeo de las últimas décadas. Pero ha encontrado, o está en vías de encontrar, una solución. Porque, tanto allí como aquí, se ha encontrado con personas que están haciendo una apuesta por otro modelo socio-económico, viable en ambos aspectos, desde la agricultura sostenible, con personas productoras y consumidoras que, desde el trabajo agroecológico, buscan la soberanía alimentaria.

“Soberanía alimentaria, el derecho de cada pueblo a decidir sus políticas agrícolas y alimentarias, siempre desde la sostenibilidad y garantizando una alimentación suficiente para todas las personas”. Un hermoso concepto con varias caras y aristas...y ¿nuevo? A ella le trae recuerdos de la infancia. Biodiversidad, campesinado soberano y libre, cooperación, salud, venta de cercanías, producciones de tamaño pequeño, trabajar en sintonía con la naturaleza, que la tierra, agua y semillas estén en manos del campesinado, la presencia y fuerza de las mujeres....escuchando todo esto, ¿cómo no recordar la sonrisa de su abuela Mari? Como Alaitz, somos muchos y muchas quienes andamos queriendo construir alternativas desde la soberanía alimentaria. Quienes reivindicamos que no es aceptable que haya nadie hambriento en el mundo; quienes creemos que todas las personas que queremos trabajar en el caserío tenemos derecho a permanecer y a hacerlo con dignidad. Tenemos un objetivo general, tenemos una herramienta, la Soberanía Alimentaria, pero es todavía una herramienta roma, que hay que afilar bien. Para empezar tenemos que ir completando el propio concepto, consolidándolo, embelleciéndolo y reforzándolo. Y aprender de las que ya van avanzando en este camino: qué puede servir, qué no, conocernos, apoyarnos, nutrirnos de la riqueza de las experiencias de otras personas, analizar y establecer criterios de éxito... Una de las razones principales de la sangría sufrida por la agricultura ha sido obedecer las promesas y sugerencias venidas de fuera. Por eso, necesitamos claves para

pensar por nuestra cuenta y pasar a la acción. Y esta guía pretende ser eso: una dirección, una referencia, que arroje luz para que nosotras hagamos nuestra propia reflexión. Para descubrir cómo adaptar a las diversas situaciones, realidades, personas y parajes este concepto de base tan sólida pero a la vez tan flexible que es la Soberanía alimentaria. Frente a la homogeneización, la riqueza de la diversidad. Porque hay sitio para todos y todas, pero en nuestra diferencia. Seguramente todavía no somos realmente conscientes del potencial y capacidad que tiene la Soberanía alimentaria como propuesta política; de lo beneficiosos que pueden resultar los aportes provenientes de sectores y ámbitos que recoge la propia propuesta pero variados como el feminismo, la economía solidaria, la ecología, el sindicalismo, desde lo local hasta lo estatal e internacional. Esta guía también nos ayudará a profundizar en este aspecto. Otro paso en ese camino lleno de obstáculos para llegar a la Soberanía alimentaria. Si le da a Alaitz alguna idea sobre cómo revitalizar el caserío en agonía de sus padres o alguna pista sobre a quién preguntar, no es poco. Y, si con los aportes aquí recogidos, difundiendo los aprendizajes, sembramos la semilla de solidaridad guardada por la abuela, los que estamos en el mismo camino nos miramos y nos da algo de luz para el futuro, enhorabuena por la guía.

Maite Aristegi Larrañaga Bergara, Julio del 2013

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menudo, en cualquier aspecto de nuestras vidas, nos enfrascamos en nuestro quehacer diario con un ritmo que nos absorbe en su sensación de urgencia, necesidad e inercia y, rara vez, nos damos el tiempo y espacio para parar, tomar perspectiva y revisar si nuestra acción mantiene coherencia con los ideales y razones que nos llevaron a iniciarla, si su planteamiento se ajusta a un análisis actualizado de la realidad o, siquiera, si estamos disfrutando en el camino. La Soberanía Alimentaria (SbA) es una propuesta viva y, como tal, en permanente construcción dialogada y participada. En este sentido, en la vorágine de la acción en varios frentes de las organizaciones y movimientos campesinos y sociales, resulta imprescindible este parar, poner encima de la mesa los debates presentes, anticipar los futuros y, básicamente, clarificar el proyecto político que dota de sentido a nuestra acción y la priorización de nuestras estrategias. Esto es más importante si cabe en la situación actual donde la crisis nos puede conducir a una huida hacia delante buscando soluciones rápidas a los ingentes dramas inmediatos. Por otra parte, el propio contexto de crisis sistémica y multidimensional y, en mayor medida, las medidas de ajuste y represión que las instancias interesadas y beneficiadas por el mantenimiento y potenciamiento del modelo neoliberal están impulsando como supuesta solución, están provocando un creciente malestar en la sociedad, una mayor claridad a la hora de identificar los frentes y un encuentro entre luchas diversas para proponer alternativas. Estas alternativas pasan en gran parte por un retomar el control de nuestras vidas y decisiones, de nuestra alimentación, de nuestros territorios, desde la autogestión, la movilización y el respeto a la naturaleza, a la diversidad de semillas, lenguas y culturas, así como desde el replanteamiento de las relaciones de género. En Euskal Herria, esta movilización pro-SbA también es creciente: reúne sindicatos agrarios y movimientos campesinos, economía solidaria, feminismo, finanzas éticas, ongds, ecología, asambleas de jóvenes, mundo académico, antidesarrollismo, jóvenes en proceso

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de instalación, grupos de consumo, administraciones públicas locales, etc. Paralelamente sin embargo, en esos mismos espacios se ha detectado la necesidad de formación interna, de dotarse de pautas prácticas que orienten en los procesos de implantación, de englobar en el discurso y en las alianzas las reivindicaciones rurales y urbanas, de jóvenes y mayores, hombres y mujeres, manteniendo además la perspectiva de los impactos, retos y aportes del Sur global.

• visitas formativas a experiencias locales de producción, transición a la agroecología, comercialización, empresa, movilización de las mujeres, organización, etc.

Recientemente, desde Emaús Fundación Social, junto con VSF – Justicia Alimentaria Global y EHNE-Bizkaia, a través del proyecto Construcción Participada: criterios de éxito para la implantación de la Soberanía Alimentaria, hemos dinamizado un proceso basándonos en estos análisis. La idea era que hombres y mujeres comprometidos en sus diferentes espacios con la SbA reflexionaran e intercambiaran ideas y experiencias, desarrollando un aprendizaje colectivo y compartido sobre dos ejes:

Queremos resaltar nuestra apuesta de construcción participada del conocimiento, valorando todos los saberes y vivencias, tanto desde lo racional como intuitivo, como elementos clave para las alternativas que estamos construyendo.

- Eje 1: los componentes esenciales de la SbA : qué dimensiones engloba, en qué medida esta propuesta proveniente de los movimientos campesinos va integrando tanto enfoques y reivindicaciones de organizaciones y movimientos sociales de ámbitos como el feminismo, la economía solidaria, la ecología, los derechos, etc., como de los nuevos retos y oportunidades que se vislumbran y actualizan las propias propuestas campesinas. - Eje 2: los componentes de éxito y/o fracaso de procesos a favor de la SbA: es decir, qué elementos se identifican como clave a la hora de emprender iniciativas y procesos (tanto por ejemplo de instalación, comercialización, como de incidencia, formación o creación de redes) de cara a lograr su sostenibilidad y éxito en tanto que alternativa real. Esta reflexión e intercambio se ha hecho principalmente en dos fases: - Fase 1: talleres de discusión en grupos pequeños con personas que pueden ser consideradas referentes en el ámbito de la SbA en los niveles internacional, estatal y vasco. - Fase 2: proceso de aprendizaje compartido a nivel local. Esta fase formativa con colectivos y entidades de Euskal Herria ha constado a su vez de varios hitos: • talleres de diálogo desde las vivencias de las personas participantes.

• viaje a Chile para conocer el trabajo de ANAMURI (Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas) desde la perspectiva de los dos aspectos antes mencionados.

Los aportes y aprendizajes recogidos en estas fases son la fuente principal que nutre las Claves de éxito de procesos e iniciativas a favor de la Soberanía Alimentaria. Guía de Construcción Participada que ahora publicamos. El fruto final consta de dos partes que siguen los ejes de la reflexión: - Parte I: analiza de los elementos principales que construyen la propuesta política de la SbA. Se trata de una mezcla de revisión bibliográfica y aportaciones directas de las personas que han participado en los diversos talleres, fuente de información principal para pasar por el filtro de las experiencias la documentación teórica. - Parte II: tomando como base las opiniones aportadas por las personas participantes en los talleres, analiza los aspectos más importantes a tener en cuenta en las diversas experiencias prácticas que, sobre el terreno, han trabajado aspectos relacionados con la propuesta de la SbA. Se han rescatado los aspectos que hemos considerado más destacables del aprendizaje extraído de dichas experiencias, tanto aquellos que mejoran las posibilidades de éxito de las experiencias basadas en la SbA, como aquellos que las pueden dificultar. Deseamos que este material pueda servir de herramienta a aquellas personas y colectivos que están poniendo en marcha procesos a favor de la SbA con una visión de transformación social, o estén pensando en hacerlo. Que contribuya también a la apropiación de los términos y transferibilidad de los aprendizajes, a fomentar el sentir colectivo e integrar aspectos emocionales y sociales en la Soberanía alimentaria desde la horizontalidad, a reforzar la voluntad de establecer sinergias y encuentros en primera persona entre mundo rural y

urbano, entre colectivos de sensibilidades y modos de funcionar dispares, y a plantear y replantear desde la acción los claves de nuestros procesos.

Agradecimientos Esta Guía no hubiera sido posible sin la participación activa y comprometida de todos los hombres y mujeres que han compartido sus experiencias y reflexiones en los talleres y visitas. 54 personas que no vamos a listar aquí pero con las que estamos profundamente agradecidas por sus aportes, por su predisposición abierta y por su confianza en el proceso. Sí queremos mencionar especialmente a aquellas personas que nos han acogido y mostrado las fortalezas y debilidades de sus iniciativas, sus sueños. Nos referimos a Arantza , Iker, Malu, Mikel, Patxi, Txato e Imanol, Txetxu y Teresa y, por supuesto, a todas las compañeras de ANAMURI. A todas ellas muchas gracias por su generosidad y la motivación que supone conocer sus vivencias. Mostramos además nuestro agradecimiento a Jeromo por facilitar la presentación del trabajo en Amayuelas, en el marco del III Encuentro de Jóvenes para un Mundo Rural Vivo. Tránsitos de la ciudad al campo. También queremos recordar a las administraciones públicas que han financiado el proyecto (Gobierno Vasco y Ayuntamiento de Donostia – San Sebastián) y a aquellas que han mostrado un interés en participar y difundir el proceso (Ayuntamientos de Donostia – San Sebastián, Ea, Durango, Hernani y Legazpi, y Diputación Foral de Gipuzkoa). Finalmente agradecer el trabajo de Olaia y Unai, maravillosos dinamizadores del proceso formativo local; la labor de Paul, Unzalu y Xarles en movilizar a las personas referentes en el ámbito de la Sba; y, por supuesto, la labor de Ferrán en procesar todo el material bruto y elaborar el documento final de estas Claves de éxito de procesos e iniciativas a favor de la Soberanía Alimentaria. Guía de Construcción Participada.

Assumpta Ayerdi Olaizola Emaús Fundación Social Grupo Donostia, Julio de 2013

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PARTE I

CONCEPTUALIZACIÓN

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1 Durante todo el texto aparecen frases marcadas en color azul, se refieren a elementos del apartado de conceptualización que se corresponden con elementos surgidos en los talleres que serán analizados en la segunda parte.


Latinoamérica, el paisaje que dio origen a la SbA

EL CURSO DE UN RIO

Origen, contenidos y corrientes de fondo 1. Las fuentes del río. La Vía Campesina El concepto2 de soberanía alimentaria (SbA) surge como reacción frente al sistema capitalista en el ámbito alimentario y la expansión generalizada de las teorías neoliberales que tiene lugar desde los años 80 del siglo pasado. A lo largo de estos años se produce (más allá del ámbito alimentario, aunque también en este) un choque entre dos realidades. Por un lado, el fenómeno globalizador y de liberalización económica; por otro la voz de alarma ante este fenómeno, que comienza a expandirse y organizarse como movimiento social global y que culmina en las revueltas de Seattle en el año 1999. Siendo más concretos, el desarrollo del modelo económico e industrial neoliberal ha ido acompañado también de la creación de nuevas estructuras de acción colectiva para protestar frente al mismo. La expresión máxima de estas estructuras de acción en el campo es La Vía Campesina (LVC) y el discurso que lo aúna es la SbA. La Vía Campesina constituye una evidencia de este proceso de organización y una respuesta explícita a la percepción de sus miembros de que sus preocupaciones, intereses y necesidades hasta entonces no se tenían en cuenta; es más, la percepción de que, como colectivo (campesinado), habían sido declarados no aptos o inviables. Como plataforma vehicular del movimiento por la soberanía alimentaria, La Vía Campesina ha sido un elemento fundamental en la construcción y concreción del concepto. El discurso de soberanía alimentaria a escala internacional bebe, pues, de este movimiento, y los discursos locales que se analizarán posteriormente son también manantiales que emanan de este movimiento. Para entender qué es la SbA y su evolución hasta la actualidad es imprescindible analizar, aunque sea mínimamente, el origen y la ruta que ha seguido su creadora y principal conductora aún hoy en día.

2 Especialmente en este apartado a menudo nos referimos a la Soberanía alimentaria como concepto. Se entiende que en realidad SbA es una propuesta política pero la primera parte busca precisamente desgranar los elementos que constituyen su núcleo conceptual, se entiende entonces que utilizamos concepto como construcción o imagen mental, por medio de la cual comprendemos la SbA.

El nacimiento de La Vía Campesina como movimiento campesino mundial se fue forjando en la década de 1990, especialmente en América Latina, a través de la fundación de lo que posteriormente sería la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC). ¿Por qué las raíces de LVC y de la SbA están en esa región? Básicamente porque América Latina es la región del mundo con la distribución más desigual de la tierra y la región experimentó un fuerte descenso del nivel de vida durante la “década perdida” de los años 1980, ya que las políticas neoliberales la golpearon con especial dureza. Como respuesta a ello, a lo largo esa década, América Latina vive un proceso continental de articulación de redes campesinas. Esto comenzó con la Conferencia Continental sobre Reforma Agraria y Movimientos Campesinos, celebrada en Managua en 1981, que reunió a organizaciones revolucionarias campesinas, organizaciones nacionales campesinas y a las organizaciones campesinas independientes, a partir de un proceso de intercambio de experiencias que condujo a un movimiento campesino latinoamericano embrionario. Las reuniones campesinas continuaron a escala continental hasta 1989, cuando un proceso similar se inició en Colombia durante la preparación de los “500 Años de los pueblos indígenas, afrodescendientes, campesinos y de Resistencia Popular Campaña Continental”. Como parte de esta campaña, se celebraron conferencias continentales cada año hasta 1992. Este es un hecho esencial para entender lo que es hoy en día el concepto de SbA. La dignidad y la naturaleza Tomando como referencia el poderoso simbolismo del quinto centenario de la llegada de Colón a las Américas, y en oposición a las grandes celebraciones previstas por los gobiernos, la Declaración de Quito de “500 Años de Resistencia Indígena” en 1990 esbozó la base de lo que se convertiría en un movimiento campesino transnacional. Las personas participantes expresaron su preocupación colectiva por la destrucción de la naturaleza. Frente a esta lógica de destrucción se defiende un lógica económica distinta, una economía moral si se quiere, donde las relaciones económicas comunitarias se basan en la lógica de la reciprocidad y de la producción para la subsistencia, en el sentido literal de la palabra, es decir, una producción que permite su reproducción y asegura que se puede seguir desarrollando en el futuro, lo que hoy en día tiende a llamarse “sustentabilidad”. Esta “economía moral” se interpone al paradigma dominante de la “economía de mercado”. Al denunciar la “dominación y explotación que sufre nuestro continente desde la llegada de los invasores”, la Campaña 500 Años reunió a organizaciones de los pueblos indígenas, campesinado, movimiento obrero, estudiantes, jóvenes, maestros/as, sindicatos, académicos/ as, movimiento feminista y los sectores populares urbanos, que cuestionaron las versiones “oficiales” de la historia de América Latina que prácticamente habían ignorado la resistencia a la conquista vistiéndola como un “encuentro de culturas”.

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Especialmente en los primeros textos de LVC, la reivindicación de los pueblos indígenas, de sus tierras, su cultura y su dignidad está muy presente.

sabido organizar y cohesionar esta resistencia a nivel mundial, cosa extremadamente difícil. Por ello, La Vía Campesina es considerada por muchos como el más importante movimiento social transnacional en el mundo. En contraste con otros sindicatos, sectores, profesionales y colectivos, el campesinado y las familias agricultoras han sido capaces de construir un movimiento estructurado, representativo y legítimo, con una identidad común, que vincula las luchas sociales en los cinco continentes. Ha sido identificado como uno de los movimientos de base “más innovadores en el establecimiento de agendas de políticas públicas y sociales”.

De ahí salió una idea esencial: los movimientos de las personas pobres y marginadas tienen como primer objetivo “recuperar su dignidad y su condición de ciudadanos e incluso como seres humanos”. La campaña ayudó a crear un proyecto profundo en la construcción de nuevas identidades colectivas y la unidad se forjó en la diversidad a lo largo del eje conceptual “de los pueblos” y su “derecho a la libre determinación y fortalecer la confianza de los pueblos oprimidos en su propia capacidad intelectual, moral y política para luchar y ejercer este derecho”. De nuevo la dignidad. Al mismo tiempo, afirmó la validez cultural del punto de vista de “los oprimidos”, en contraposición a los puntos de vista dominantes u oficiales.

Pero estábamos en el nacimiento de LVC en 1993. Esta adoptó esencialmente la estructura de la CLOC a escala mundial, con una Comisión Internacional de Coordinación (CIC), integrada por los coordinadores regionales de cada región (más tarde, se revisará para tener dos de cada región, hombres y mujeres).

Como vemos, aquí ya aparecen algunos elementos esenciales y forjadores de lo que se concretaría posteriormente en la propuesta de la SbA: una nueva forma de economía, una confrontación con el sistema capitalista, una recuperación de la dignidad, la creación de redes de resistencia y articulación transnacional, los pueblos como sujeto político, la creación de identidades colectivas, etc.

2. El rio se transforma en mar. La alianza campesina Los mismos problemas Mientras que en Latinoamérica se estaba construyendo la CLOC, organizaciones de campesinado familiar en la India, Europa y América del Norte también fueron llegando a la conclusión de que se necesitaba una lucha transnacional para enfrentarse a sus problemas y al neoliberalismo. Los problemas eran comunes y los enemigos también. Así 200.000 campesinos de toda la India celebraron la “Semilla Satyagraha”, una manifestación en Nueva Delhi contra las patentes de semillas por parte de las empresas multinacionales; 30.000 agricultores de toda Europa marcharon en contra de la reunión ministerial del GATT (precursor de la OMC) en Bruselas, y en América del Norte organizaciones agrícolas familiares comenzaron a construir conexiones internacionales con grupos afines de otros países. Nacimiento Pero fue en 1992, cuando las organizaciones campesinas y de agricultura familiar de América Central, el Caribe, América del Norte y Europa se reunieron en Managua (Nicaragua) durante el Segundo Congreso de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos o UNAG). Allí analizaron y discutieron el impacto de las llamadas políticas neoliberales en la agricultura y las comunidades rurales. Las personas presentes estuvieron de acuerdo en que las consecuencias brutales de este modelo ba-

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sado en el libre comercio, los precios bajos y la agricultura industrial (mayor empobrecimiento y marginación en el campo) eran totalmente inaceptables. Urgía desesperadamente un modelo alternativo, y sentían que la propia población campesina debía estar en el seno del desarrollo de las políticas rurales y alimentarias que inevitablemente afectaban a las comunidades rurales. Como seguimiento a la iniciativa de Managua, más de 70 líderes campesinos y campesinas y finqueros/as de todo el mundo se reunieron en Mons (Bélgica), en mayo de 1993. Fue en esa conferencia, la Primera Conferencia Internacional de La Vía Campesina, que el movimiento global se creó formalmente. Las personas participantes acordaron una declaración de propósito, así como una estructura organizativa, y definieron un marco muy general de políticas para proteger los derechos e intereses de las familias agricultoras. La Vía Campesina nace entonces como la ola de descontento campesino y es la “cresta” de esa ola en la esfera internacional. El derecho a existir y la lucha contra el capitalismo Como resultado de la penetración aguda del capitalismo en la agricultura, se ha predicho varias veces como un resultado inevitable (cuando no directamente deseable) la desaparición del campesinado familiar; sin embargo las comunidades campesinas no sólo se han negado a desaparecer (aunque el golpe sobre ellas es duro; sirva

de ejemplo la gran cantidad de la emigración rural-urbana), sino que en los últimos años se han organizado de una manera sofisticada y transnacional para responder a esta ofensiva del capitalismo tardío. Durante los últimos veinte o treinta años, en las zonas rurales del mundo, la política económica neoliberal ha golpeado de manera dramática el modus vivendi del campesinado familiar. La afirmación del derecho a seguir existiendo como tal ha sido la chispa que ha servido de ignición a uno de las mayores movimientos contestatarios actuales, que es también sin duda uno de los principales puntos de unión entre el campesinado en el mundo. La unión campesina Una de las consecuencias de la globalización ha sido una acción neoliberal colectiva comandada por las transnacionales que han sobrevolado fronteras y estados. Los actores se han mundializado, pero también los impactos y sus modus operandi. Esto, en el terreno que nos ocupa, ha provocado un efecto transcendental y quizás imprevisto: la transnacionalización de las personas afectadas. Organizaciones rurales y el campesinado de todo el mundo comparten los mismos problemas a pesar de que se enfrentan a distintas realidades locales. Esto sucede en muchos sectores sociales y económicos, sin duda, y uno de los mayores méritos de LVC consiste justamente en haber detectado este elemento y, sobre todo, en haber

En abril de 1996, el concepto de soberanía alimentaria formulado por La Vía Campesina se hizo público como resultado de la Conferencia Internacional de la Vía Campesina en Tlaxcala (México). Delegadas y delegados decidieron que deseaban una representación adecuada en ocasión de la Conferencia Técnica Internacional sobre Recursos Filogenéticos celebrada en Leipzig (Alemania) en junio de 1996. También querían estar presentes y llevar a debate público su propuesta en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación celebrada en Roma en noviembre del mismo año, así como en los foros paralelos de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC). El objetivo era animar a las organizaciones no gubernamentales (ONG) y OSC a discutir alternativas a las propuestas neoliberales para alcanzar la soberanía alimentaria. En noviembre de 1996 tuvo lugar la Cumbre Mundial de la Alimentación, organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el objetivo de abordar posibles estrategias para disminuir el hambre en el mundo. “Nosotros, La Vía Campesina, un movimiento creciente de trabajadores agrícolas, organizaciones de campesinos, pequeños y medianos productores y pueblos indígenas de todas las regiones del mundo, sabemos que la seguridad alimentaria no puede lograrse sin tomar totalmente en cuenta a quienes producen los alimentos. Cualquier discusión que ignore nuestra contribución fracasará en la erradicación de la pobreza y el hambre. La alimentación es un derecho humano básico. Este derecho se puede asegurar únicamente en un sistema donde la Soberanía Alimentaria esté garantizada” (La Vía Campesina, 1996). Este escrito es, en realidad, un llamado a que se escuche y se tengan en cuenta las opiniones y propuestas del sector campesino. Y esa opinión, esa propuesta, esa voz en def En las declaración final se apuntan ya algunos elementos esenciales de la SbA: “desafiar de forma colectiva” (al ambiente hostil contra los campesinos y pequeños agricultores); “Nos une el rechazo a las condiciones económicas y políticas que destruyen nuestras formas de sustento, nuestras culturas y nuestro ambiente”; “re-

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conoce la importancia de la contribución de las mujeres en la producción de alimentos”; se acusa a “los sistemas centralizados de producción, abasto y distribución de productos agrícolas”, a la “concentración de la riqueza”, a “las corporaciones transnacionales”, y se demanda que los campesinos y pequeños productores tengan el derecho de “controlar su propio destino”.

3. El rio suena. La propuesta campesina Una vez nacida LVC y aunque las organizaciones latinoamericanas miembros propusieron que el nombre podría ser traducido a cada idioma, las organizaciones de otros continentes insistieron en mantener “La Vía Campesina”, en parte como homenaje al papel de América Latina, y en parte debido a que “les gustaba como sonaba”. Aquí además debemos detallar otro elemento primordial y que a menudo pasa desapercibido. No se trata de la Vía Campesina sino de La Vía Campesina, es decir, El (en mayúscula) camino propuesto desde el campesinado. La propuesta campesina, en definitiva. Desde los distintos ángulos desde los que se puede mirar los problemas de la alimentación actual, la SbA representa el mirar ese panorama desde los ojos campesinos. Pero no solo campesina Sin duda, La Vía Campesina es una expresión de las nuevas culturas políticas de carácter global que cuestiona de forma práctica la mundialización desde una red fuertemente descentralizada, que problematiza conjuntamente una serie de ejes derivados de las políticas injustas y que propone un marco político y de acción claro y alternativo. La Vía Campesina es hoy la principal red de organizaciones de base con presencia en la antiglobalización o movimiento “altermundista”. Parece casi un milagro que de uno de los colectivos más degradados, denigrados y depauperados del mundo haya surgido la punta de lanza más sofisticada del movimiento opositor al capitalismo actual. La Vía Campesina puede considerarse como “el movimiento campesino internacional”, análogo al “movimiento ecologista internacional” o al “movimiento internacional de las mujeres”, pero con una diferencia fundamental: La Vía Campesina tiene más fuerza y más coordinación formal que cualquiera de esos dos ejemplos. Encontramos aquí el primer punto transcendental que es, de hecho, la tesis de partida de LVC: nos hallamos en un momento histórico de choque entre dos modelos opuestos e incompatibles. No hay, en el plano conceptual, matices ni grises ni medias tintas, es uno u otro. Haciendo de nuevo un resumen de este segunda fase vemos como la SbA, de la mano de LVC, se define como un objetivo político que es impulsado por un movimiento social transnacional, que es una propuesta lanzada

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desde el campesinado, detonada desde sus preocupaciones, su visión y su realidad, que como colectivo se reconoce y declara sujeto político y no puro objeto pasivo, que no solamente tiene voz propia y transnacional, sino que quiere que esa voz sea tenida en cuenta, y esa voz no sólo protesta, sino que también propone. A su vez, no hay pactos posibles entre los dos caminos propuestos; no hay terceras vías, un camino, el neoliberal, los extermina; el otro les puede proporcionar una vida digna. Se entiende aquí, y bajo un intenso proceso de ideologización que nace de la propia experiencia, de la realidad de explotación que está viviendo el colectivo, la actitud altamente crítica y de confrontación del movimiento y de la propuesta misma.

to social, las personas líderes rinden cuentas a la base y las decisiones suelen adoptarse por consenso o por lo menos democráticamente. Los movimientos sociales tienen poco personal en relación con su base, que por lo general es enorme. Suelen tener poca financiación externa en comparación con su tamaño e impacto. Quizás

La Voz “Cualquier discusión que ignore nuestra contribución fracasará en la erradicación de la pobreza y el hambre en las áreas rurales y urbanas.”, así empieza, ni más ni menos, la primera declaración que dio a conocer el concepto de la SbA en 1996. La Vía Campesina surge, al menos parcialmente pero sin duda muy claramente, en respuesta a una política de la representación que con demasiada frecuencia excluía las voces campesinas. La tendencia neoliberal a la privatización en la década de 1980 afectó a los organismos internacionales que, sobre el papel, tenían como función la asistencia y la ayuda a los países más empobrecidos. Estos, además de recortar la ayuda a los gobiernos, vehicularon (y condicionaron aún más) parte de esa ayuda a las ONG. Estas organizaciones, aumentadas de tamaño y a menudo dotadas de un papel interlocutor por estos mismos donantes, fueron capaces de hacer reclamaciones, pactos y negociaciones en nombre de las organizaciones campesinas. Fueron capaces de hacerlas, y las hicieron. Esta tendencia de las ONG para hablar “en nombre del campesinado” condujo a un líder de La Vía Campesina a declarar en 1996: “Hasta la fecha, en todos los debates mundiales sobre política agraria, el movimiento campesino ha estado ausente: no hemos tenido voz. La razón principal para la existencia misma de La Vía Campesina es ser esa voz.” Esto explica en parte también la relación que existe entre LVC y las ONG, así como el equilibrio de poder existente dentro del movimiento por la SbA a nivel internacional aún hoy en día. Movimiento social En su primera conferencia, La Vía Campesina se define ya como un movimiento campesino y como un espacio político para las organizaciones campesinas, elige su nombre y toma la decisión crucial de ser autónomo de las organizaciones no gubernamentales que en el pasado tantas veces habían “manejado” a las organizaciones campesinas. En la Segunda Conferencia en Tlaxcala, México (abril de 1996), La Vía Campesina se ratifica como movimiento, no sólo como una mera “coordinación”. En un movimien-

su característica más importante es que los movimientos sociales tienen capacidad de movilización, es decir, pueden poner a la gente en las calles por una protesta, una marcha, o llenar grandes salas para una convención o congreso (Rosset y Martínez 2005). Enemigo común En las décadas de 1980 y 1990 las organizaciones campesinas se enfrentaron a una drástica y rápida disminución de los precios de sus cultivos y de sus productos ganaderos. Ello fue así en gran parte debido a la ofensiva liberal para eliminar “barreras al comercio” entre las que se incluían las políticas de protección en frontera y de mantenimiento de los precios internos. Todo ello a través de la apertura del mercado bajo el ajuste estructural y los acuerdos de libre comercio como el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), la OMC y el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), así como a través de la condicionalidad forzada de recortes presupuestarios de necesidades sociales básicas impuesta a los gobiernos de estos países por parte de entidades donantes como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Música y letra ya antigua y muy conocida en muchos países y que ahora se ha convertido también en un hit europeo.

Antes decíamos que, al mismo tiempo que se transnacionalizaba la acción neoliberal, lo hacía la resistencia a ella. Esa acción neoliberal se encuentra comandada por las empresas transnacionales; pues bien, el primer round ganado por las organizaciones campesinas fue el desarrollar un análisis político que las identificó (a las empresas transnacionales y al capital financiero internacional) como fuerzas impulsoras detrás de la OMC, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), los acuerdos de libre comercio y otros marcos y formas en los que ese neoliberalismo se concretaba. Estos eran los actores que salían claramente beneficiados de estas políticas. Una vez visto esto, la organización campesina supra o transnacional se convirtió en un imperativo. Si el enemigo real está más allá de las fronteras estatales y es también el enemigo real de sus homólogos en otros países, se debían unir fuerzas con los compañeros y las compañeras. Aunque visto desde ahora puede parecer casi obvio el análisis de identificación del “enemigo” y sus plataformas políticas vehiculares, en aquel momento no lo era en absoluto y el ser capaces de realizar ese análisis y formular un discurso contrahegemónico fue otro gran acierto. Así, estas organizaciones empezaron a ponerse en contacto entre sí, especialmente en América Latina. El hecho de ver que las organizaciones de distintos países se enfrentaban a los mismos problemas los llevó a encontrar las causas comunes e identificar los enemigos comunes, tal como se había intuido. La Quinta Conferencia se celebró en Maputo (Mozambique), en octubre de 2008, en medio de la crisis alimentaria mundial, la precrisis financiera, la ambiental y la energética, que en su conjunto representan la crisis del capitalismo neoliberal. La Vía Campesina define aquí al capitalismo como la fuente última de los problemas que enfrenta el mundo rural, y las empresas transnacionales (ETN) fueron identificadas como el peor enemigo de la población campesina y agraria de todo el mundo. Acción directa La historia típica en un país típico es que cuando la población rural alcanza un cierto nivel de maltrato, de movilización, de ira, de protesta y de masa, las autoridades ofrecen negociar y crean comisiones mixtas de estudio y otras formas de aparente resolución de conflictos. El resultado habitual es que la movilización pierde impulso y las demandas nunca llegan a materializarse ni las promesas a cumplirse. En general, todo parece indicar que las organizaciones situadas fuera del poder establecido son las más eficaces en el logro de sus demandas cuando son más confrontacionales, y menos eficaces cuando toman posiciones más conciliadoras e invierten sus energías en el diálogo. Esto que encontraron en la academia lo sabían muy bien las organizaciones miembros de LVC. Por lo tanto, no debería ser una sorpresa que La Vía Campesina tienda a ser más conflictiva que otros actores internacionales en temas rurales y tienda a participar en la protesta y en subir el tono y la agresividad de los debates (en sentido positivo). Esto se ve claramente demostrado por su oposición militante y sin matices a la

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OMC, donde ante los cantos de sirena para entablar negociaciones respondían con un “fuera la agricultura de la OMC” para pasar inmediatamente después a un “fuera la OMC”. Existe consenso en que ha sido una combinación de las protestas ciudadanas por las calles, lideradas por LVC, y los disonantes conflictos de intereses internos lo que ha mantenido bloqueada a la OMC. Acción-negociación Las tácticas políticas de La Vía Campesina son más “fuera” que “dentro” de las negociaciones, y más de protesta que de vestíbulo, aunque cada vez más hace ambas cosas: a veces puede participar (directamente o casi siempre de la mano de sus aliados en el lobby) dentro de las negociaciones pero siempre en coordinación con el exterior. Cuando La Vía Campesina “toma” una institución (como la FAO, por ejemplo) o un tema, la estrategia suele ser ocupar y defender el espacio político, y en cuanto el debate cae a lo meramente “técnico”, vuelve a elevarlo al terreno ideológico y moral (el bien y el mal). Esto ha demostrado ser una estrategia eficaz para cambiar los términos del debate sobre muchas demandas. Trabajo interno, formación La Vía Campesina se da cuenta de que el espacio de política exterior que ha ocupado en el plano internacional es desproporcionadamente grande en comparación con su propio grado de desarrollo político interno y organizativo. Se da cuenta de que en cierto sentido ha tenido más éxito de lo esperado, y sus propuestas han llegado a estar por delante de la propia organización. Así pues, toma la decisión de centrarse en su fortaleza interna, por lo que dedica mayor esfuerzo a la formación interna de sus organizaciones miembros, al fortalecimiento de los mecanismos de funcionamiento y a la construcción de las secretarías regionales para asegurar un compromiso sostenido regional y local. Este es un reto fundamental, ya que algunas organizaciones son mucho más débiles que otras. Eso ocurrió en la Cuarta Conferencia celebrada en Itaici, cerca de Sao Paulo (Brasil), en junio de 2004. Además, muchos miembros nuevos se habían añadido, especialmente de Asia y África. El ya existente Comité Internacional de Coordinación se consolida, la decisión de rotar el Secretariado Internacional de Honduras a Indonesia significa también un salto cualitativo. LVC abandona su cuna. Cohesión

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de hoy que un movimiento pueda ser coordinado por un musulmán, e incorporar a los cristianos, hindúes, budistas y miembros de muchas otras religiones, junto con radicales marxistas y ateos. La mística juega un papel clave en hacer esto posible. Todas las reuniones de La Vía Campesina comienzan con una mística utilizando imágenes poderosas y símbolos ─típicamente semillas, tierra, agua, fuego─ para crear un fuerte sentimiento de pertenencia colectiva y compromiso (ver Issa 2008). El intento de (re) crear, mantener y fortalecer una identidad campesina es una clave, un “pegamento” que ayuda a mantener La Vía Campesina junta. Hay un sentido consciente de la construcción de un “orgullo de agricultor” que fue una de las motivaciones de su creación en los años 90. En los discursos de La Vía Campesina y sus reuniones, es común escuchar frases que reiteran que la agricultura es una de las ocupaciones más importantes para cualquier sociedad. Existe una fuerte sensación de que el campesinado es imprescindible para la humanidad; sin embargo, han sido excluidos de los proyectos de la mayoría de los países.

4. El rio y sus afluentes. Las alianzas Aunque parece muy lejano en el tiempo, en 2001 el movimiento altermundista estaba en plena ebullición con la celebración del Fórum Social Mundial en Porto Alegre. Allí se acordó la necesidad de una convención mundial sobre la soberanía alimentaria que se organizó ese mismo año en la Habana y que reunió a casi 400 personas representantes de unos 60 países y más de 200 organizaciones. Paralelamente a la Cumbre Mundial Alimentación +5, en Roma en el año 2002, se realizó el segundo Fórum sobre Soberanía Alimentaria, que tuvo como representantes a unas 700 ONG, OSC y movimientos sociales. Este foro paralelo fue coordinado por un Comité Internacional de Planificación de ONG/OSC (CIP). Como resultado del foro paralelo se publicó la declaración “Soberanía Alimentaria: un derecho para todos” (Foro de ONG/OSC para la Soberanía Alimentaria, 2002). Como vemos, desde sus inicios ha existido la voluntad y la necesidad de aglutinar diversos actores alrededor de la propuesta de la SbA más allá de su detonador inicial, el campesinado, y la creación de alianzas y redes difícilmente puede separarse del propio concepto de la SbA. Los dos grandes momentos para la SbA fue el mencionado de La Habana y el encuentro Nyeleni en Mali el 2007.

Junto al énfasis en la formación interna y la mejora de los circuitos de información y decisión, se busca conscientemente incrementar el sentido de pertenencia grupal. Se profundizan los mecanismos de las místicas (ceremonias compartidas) como una especie de pegamento social dentro de La Vía Campesina.

Este encuentro supuso un paso adelante definitivo en la construcción del modelo de la soberanía alimentaria y en el trabajo en alianzas para vincular las luchas campesinas a otros sectores, como los trabajadores, el sector informal urbano, ecologista y los movimientos de mujeres y de derechos indígenas, y en Mali participaron todos estos sectores.

El tema de la unidad en la diversidad en el terreno cultural es también crucial. Es de destacar en el mundo

Vemos que ya desde su inicio La Vía Campesina ha proporcionado un espacio para formar una red y analizar

conjuntamente cuestiones y problemas, así como desarrollar nuevos conceptos y alternativas. Abajo-arriba Todo esto se ha logrado a través de un proceso de abajo-arriba. Es decir, las luchas locales ya existían (miles de ellas); todo indica que lo que la SbA ha hecho es darles un cuerpo de análisis común, y relacionarlas entre ellas, conectarlas. Todo esto se resume en el fortalecimiento de las demandas universales y la lucha. El lenguaje La soberanía alimentaria es un concepto acuñado por la apropiación activa del lenguaje, y ese es otro de los grandes logros de este movimiento. A menudo la discusión sobre el uso de las palabras parece una tontería y da la impresión de que la lengua sea irrelevante para “la luchas reales”. No es así, la importancia de la lucha en el campo de los significados, en el campo lingüístico y semiótico, es transcendental. El poder de interpretar, la apropiación activa y la invención del lenguaje, son herramientas cruciales para los movimientos emergentes que buscan visibilidad y el reconocimiento de sus opiniones y acciones. De hecho, eso es exactamente lo que ha ocurrido con LVC y la SbA, ya que el término ha sido recogido en todo el mundo. La soberanía alimentaria ofrece un sofisticado intento de desarrollar una suerte de humanismo internacional de todo el sistema agroalimentario. La llamada es un intento activo de incitar a la transformación del contexto capitalista y situarlo supeditándolo dentro un contexto de valores universales (principios como la dignidad, la soberanía individual y comunitaria, o la autodeterminación, por ejemplo). Esta política campesina reafirma el derecho a producir alimentos como un acto social y político de primera magnitud contra los efectos desestabilizadores y excluyentes del modelo neoliberal. Se trata de un clarísimo ejemplo de apropiación del lenguaje: el uso del concepto de “derecho”. Los textos de LVC combinan derechos que ya son reconocidos en la legislación internacional vigente, por ejemplo el de la alimentación adecuada, con derechos que no existen aún formalmente, por ejemplo el “derecho a producir alimentos de forma sostenible o ecológica” o “los derechos campesinos”. Este segundo uso es de carácter político. Este uso transgresor del lenguaje se entiende como un importante motor de movilización social. El argumento es que los cambios a nivel legal poco impacto tienen si no van acompañados de una movilización social (por los depositarios de tales derechos) que desarrolle su contenido. Por otro lado, desafíos con un enfoque de derechos (y movilización social posterior) pueden ser un mecanismo para cambiar el contexto conservador, ya sea como parte de una movilización social más amplia y respaldada y legitimada, o bien como un medio para asociar características de derechos convencionales a nuevos dominios.

5. Nuevos regadíos Feminismo Ya desde la conferencia de LVC en México, el tema de género se considera fundamental para su funcionamiento interno. Y, después de la conferencia de Tlaxcala, las mujeres de la CLOC, en su primera asamblea, exigieron que las mujeres ocuparan el 50 por ciento de todos los espacios de representación. Durante los siguientes años, en las sucesivas declaraciones de LVC y del movimiento por la SbA el tema del género y, más concretamente, del feminismo aparece pero tímidamente y más como elemento interno de un intento de funcionamiento igualitario que como una demanda específica en sí. No fue hasta Maputo, donde la conexión entre el capitalismo y el patriarcado aparece con fuerza. “Uno de los temas que fue muy claro en esta Quinta Conferencia es que todas las formas de violencia que enfrentan las mujeres en nuestras sociedades ─entre ellas la violencia física, económica, social, cultural y machista, y la violencia basada en las diferencias de poder─ también están presentes en las zonas rurales y las comunidades, y como resultado, en nuestras organizaciones. Esto, además de ser la principal fuente de injusticia, también limita el éxito de nuestras luchas. Reconocemos la relación íntima entre el capitalismo, el patriarcado, el machismo y el neoliberalismo, en detrimento de los campesinos, de las mujeres y de los agricultores del mundo”. Reconocemos el papel central de la mujer en la agricultura para la autosuficiencia alimentaria, y la especial relación de las mujeres con la tierra, con la vida y con las semillas.” La reivindicación interna del feminismo en LVC ha llevado a algunas organizaciones miembro a realizar cambios similares en su estructura interna. Este es un efecto positivo spin-off que la organización internacional puede tener a nivel nacional. Sin embargo, la declaración política es una cosa, pero la realidad puede ser más difícil de lograr. De hecho lo es. Si estamos de acuerdo en que la ideología patriarcal se encuentra en el centro de las tendencias capitalistas de comercio y exportación, entendiendo que los sistemas económicos, el de la producción y el de la reproducción, no son autónomos, entonces no podemos más que estar de acuerdo en que la lucha feminista y la lucha por la soberanía alimentaria están en la misma senda. Las dos se definen, en el sentido expresado anteriormente, como anticapitalistas. Esta conexión entre la esfera productiva y reproductiva significa que las personas que están en el mercado de trabajo productivo tienen necesidades diarias, por lo que el trabajo familiar es absolutamente necesario para que el mercado y la producción capitalista funcionen. Se nombra a menudo al patriarcado como la “mano invisible” de la vida cotidiana, pues el sistema capitalista goza de las ventajas del desplazamiento de los costos de producción hacia la esfera doméstica, por lo que el trabajo reproduc-

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tivo sería una condición necesaria para la existencia del sistema económico. Históricamente las actividades necesarias para la reproducción humana, “sostenibilidad de la vida” o “mantenimiento” incluida la alimentación, a pesar de ser obviamente imprescindibles para la sobrevivencia, no gozan de reconocimiento social ni han sido económicamente valoradas por ninguna sociedad.

de funciones sociales históricas, como la función nutricia, corre el riesgo de limitarse a un mero reconocimiento simbólico, lo que puede incluso servir para reforzar la tradicional división sexual del trabajo, si no se utiliza como una oportunidad política para poner en cuestión la propia organización del sistema económico, desde la idea de que los sistemas económicos no son autónomos.

En el caso de las mujeres campesinas, esto ha sido especialmente claro. La invisibilización de su aportación a la economía agrícola ha sido y es evidente.

Y no solo eso, el reconocimiento del aporte histórico de las mujeres a la producción de alimentos debería articular propuestas encaminadas a una mayor igualdad en las relaciones privadas entre hombres y mujeres del campo, en la lógica de que las propias organizaciones de mujeres campesinas han reconocido que el sistema patriarcal de relaciones está instalado en las comunidades y vida cotidiana.

Y es que las mujeres han estado históricamente vinculadas al descubrimiento, la investigación y la creación de la alimentación desde la invención de la agricultura. Han experimentado, han hibridado semillas, han seleccionado lo comestible de lo no comestible, han preservado alimentos, han inventado y refinado la dietética culinaria y sus instrumentos. Tienen una larga tradición de recolectar, escoger y propagar variedades de semillas para sus usos alimenticios y medicinales. Son las protectoras primarias de los recursos genéticos en el mundo y la biodiversidad. En definitiva, han desarrollado mecanismos de producción, procesamiento, distribución; lamentablemente, teniéndose que enfrentar a las relaciones desiguales del trabajo no pagado. Y así podríamos seguir durante muchas páginas. Pero a pesar de la enorme importancia social y económica que tienen estas actividades, son invisibles y han estado y siguen estando sistemáticamente devaluadas en la sociedad. Pero no sólo es un problema de invisibilidad; junto con ella aparece igual de evidente la desigualdad de género que existe en el ejercicio de los derechos en el mundo rural, como por ejemplo en el acceso al crédito, a la tierra y a la asistencia sanitaria, a la titularidad de la explotación, la brecha salarial, la falta de ingresos propios o la inequidad en la repartición de los ingresos, cuando ambos miembros de la pareja ejercen su actividad en la explotación, entre otros. Para lograr la igualdad de género es preciso superar barreras legales pero también amplias barreras culturales presentes en las sociedades rurales. El feminismo dentro del movimiento por la SbA pero especialmente dentro de LVC reconoce haber hecho primero un proceso personal de reconocimiento de ser sujetas de derechos, así como de la opresión que afecta a las mujeres del campo. Ya hemos visto que, discursivamente, la propuesta de soberanía alimentaria está alineada con la justicia de género. Y eso se ha ido ganando con el tiempo. SbA incorpora una agenda de reivindicación de la valoración de la función social de las mujeres campesinas en torno al proceso de la producción alimentaria, y una agenda de reparación en el ámbito de las relaciones sociales de género dada la anulación de la participación femenina desde la división patriarcal del trabajo. El tema ahora mismo es cómo lograr que dicho reconocimiento se transforme en un vehículo de empoderamiento de género. Porque, a menudo, la revalorización

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Desde la noción de soberanía alimentaria, las propuestas con contenido de género más claras están asociadas al acceso equitativo a la tierra, al crédito y a la capacitación. Sin embargo, se está aún lejos del plano de las relaciones privadas de género, de lo que ocurre “puertas adentro”, del involucramiento de los hombres en la responsabilidad de proveer alimentos para sus familias y comunidades. Un análisis político de género desde los principios de la soberanía alimentaria nos debiera conducir a considerar una inclusión en condiciones de igualdad de hombres y mujeres en todas las fases. Es decir, soberanía alimentaria con reforma agraria, sí, pero una reforma agraria que asegure la tenencia de la tierra de manera equitativa entre hombres y mujeres, si no, no es reforma agraria; soberanía alimentaria con defensa de las semillas, sí, pero que asegure la participación igualitaria de hombres y mujeres en los procesos de reproducción, multiplicación e intercambio, dando a todas las actividades igual valor y jerarquía.

Agricultura sostenible-Agroecología

VI Conferencia de LVC. Yakarta (Indonesia), 2013

Uno de los elementos que ha ido apareciendo con mayor o menor fuerza es también el del modelo de producción, la llamada “agricultura campesina sostenible”, hasta considerarse la promoción de prácticas de cultivo agroecológicas como uno de los pilares de la soberanía alimentaria, de modo que la agroecología ocupa, junto con las otras reivindicaciones, el centro del escenario. Se reconoce que el tema de la tecnología de la producción, que los modelos productivos, son también lucha ideológica, se politizan, y se acepta el desafío de promover prácticas entre sus miembros que sean consistentes con la perspectiva de la “lucha entre modelos”. Es más, se explicita que no se trata de un tema técnico, sino político. Así nos encontramos con muchas organizaciones miembros con programas internos que promueven activamente la transición de la agricultura convencional, químico-intensiva, hacia una agricultura más ecológica.

En el momento de escribir estas líneas se celebra la VI Conferencia de La Vía Campesina en Yakarta (Indonesia). En este caso aparece más acentuada la necesidad de coalición rural-urbana, la unidad de acción entre campo y ciudad. Otro aspecto destacado es el cuidado de la naturaleza, de la tierra.

Guiados por estas motivaciones se han creado programas de agroecología en muchos países en los cinco continentes, se ha producido material de formación, se han auspiciado ferias y redes de intercambio, se han abierto escuelas regionales de formación en Venezuela, Paraguay, Brasil, Nicaragua, Indonesia e India, por ejemplo, además de docenas de escuelas a nivel nacional y regional.

También se explicita claramente el rechazo al capitalismo, se subraya la apuesta por la agroecología y se aúna la soberanía alimentaria a la justicia social, lo que conlleva la lucha contra el patriarcado y el racismo de cualquier clase o tipo. Dado el incremento de la represión y la violencia, destaca también el llamamiento a la lucha contra la violencia ejercida contra las mujeres y en favor de la paz y la desmilitarización. Destaca finalmente la importancia de la formación, la educación y la comunicación a través del intercambio de conocimientos mediante metodologías y contenidos de formación cultural, política, ideológica y técnica.

La soberanía alimentaria apela al derecho de los pueblos a decidir cómo producir y qué producir, además de vincular esa producción con el consumo. Desde una óptica feminista habría que estar muy atentas a cómo está repartido el poder y la toma de decisiones en los espacios en los que se ejerce este derecho a decidir. Dicho de otra manera, deberíamos profundizar en cómo asegurar el ejercicio de la democracia interna en las comunidades y pueblos. SbA es, básicamente, según hemos visto, una propuesta de democracia radical. Lo que sirve para la clase campesina sirve para las mujeres como sujeto político. Si la soberanía alimentaria alude a los procesos de producción, preparación y consumo de alimentos, una función que ha sido social e históricamente asignada a las mujeres en todas las sociedades, cabe la reflexión acerca de considerar que dichas actividades en su dimensión reproductiva y no remunerada debieran ser actividades asumidas como una responsabilidad de toda la sociedad, y no solo de las mujeres, como parte del mandato sexual. En definitiva, se trataría de politizar en este sentido el espacio alimentario en todas sus dimensiones.

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EL NOMBRE DEL RIO.

El contenido de la propuesta de soberanía alimentaria Aunque nacido en LVC y pilotado aún por ella, muchas ONG, organizaciones de la sociedad civil, organizaciones de agricultores y agricultoras y sus movimientos sociales han contribuido al desarrollo y al dinamismo del concepto. Ven la soberanía alimentaria como una alternativa a los problemas del hambre, la pobreza y la degradación medioambiental y social relacionados con la alimentación. Como decíamos al principio, ha existido la corriente discursiva que concibe al campesinado como esencialmente precapitalista, y por lo tanto con todos los atributos asociados de “anticuado” y anacrónico. Pero precisamente son las sociedades rurales las que están proponiendo una forma alternativa de vivir la modernidad. La propuesta de la soberanía alimentaria encarna la construcción de nuevos derechos y la transformación de la sociedad en su conjunto. La Vía Campesina trabaja en muchos temas, pero tal vez su objetivo resumido pudiera ser la defensa de la vida campesina mediante la construcción, la propuesta y la defensa de un modelo alternativo de alimentación y de agricultura llamada soberanía alimentaria de los pueblos. Actualmente constituye un paradigma alternativo para enmarcar las cuestiones sobre los alimentos y la agricultura. Como hemos visto, el concepto se hace público en 1996 en la II Conferencia de LVC en México. Desde entonces, se viene utilizando como una especie de término paraguas, o casi mejor, un término embudo, que recoge diferentes aguas: modelo alimentario, hambre, pobreza rural, desarrollo rural, medio ambiente, etc. Un espacio común donde se encuentran enfoques particulares para varios de estos problemas. Sin duda, un elemento constituyente del concepto es el de contrapropuesta. “Propuesta” en el sentido de crear una alternativa coherente y rigurosa, y “contra” porque aparece como la lucha de modelos, la confrontación con el modelo predominante. La SbA es un marco político de referencia que denuncia y desafía explícitamente las políticas neoliberales agroalimentarias que destruyen la supervivencia de la pequeña producción y del propio planeta, al tiempo que construye la alternativa a estas. Es también un marco político nuevo para la gobernanza de la agricultura y la alimentación; de él surge un argumento político de peso que refocaliza el control de la producción y el consumo alimentario en el seno de procesos democráticos enraizados en sistemas alimentarios locales. El punto de vista neoliberal dominante es ver la comida y la agricultura como poco más que la producción de materiales intercambiables para el comercio. Por el contra-

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rio, la soberanía alimentaria afirma que la alimentación y la agricultura son mucho más que el comercio, y que la producción para el mercado local y nacional es más importante que la producción para la exportación desde la perspectiva social y ambiental, y también lo es para el desarrollo económico local y nacional, así como para hacer frente a la pobreza y el hambre, para preservar la vida rural, el medio ambiente, y para gestionar los recursos naturales de una manera sostenible. Se sostiene que todos los países y todas las personas deben tener el derecho y la capacidad de definir su propia alimentación, agricultura y políticas agrícolas; deben tener el derecho a proteger sus mercados internos y a dedicar presupuestos del sector público para la agricultura (que pueden incluir subvenciones que no conduzcan a una excesiva producción, a exportaciones, al dumping o a hacer daño a otros países). LVC considera que son los bajos precios lo que enfrenta a las personas agricultoras de todo el mundo y que lo que se necesita es pasar de mecanismos que refuercen los bajos precios a otros que promuevan precios justos para los agricultores y los consumidores.

La soberanía alimentaria se definió por primera vez como: “el derecho de todas las naciones a mantener y desarrollar su propia capacidad de producir alimentos básicos respetando la diversidad cultural y productiva. Tenemos el derecho a producir nuestro propio alimento en nuestro territorio. La soberanía alimentaria es una precondición para llegar a la verdadera seguridad alimentaria” Posteriormente, el concepto se amplió para incluir otras formas de organización además de la nación e incluyó el concepto más amplio de “derecho a la alimentación”, en contraposición a “seguridad alimentaria”. De este modo,

en 2002 el Foro de ONG y Organizaciones de la Sociedad Civil para la Soberanía Alimentaria lo definió como: “el derecho de las personas, las comunidades y los países a definir sus propias políticas agrarias, pesqueras, laborales y agrícolas que sean apropiadas a sus circunstancias específicas, desde el punto de vista ecológico, social, económico y cultural. Engloba el derecho real a los alimentos y a la producción de alimentos, lo que significa que todas las personas tienen derecho a alimentos seguros, nutritivos y adecuados culturalmente y a recursos para producirlos, y la capacidad de mantenerse ellos mismos y sus sociedades”. En el Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria en 2007 se acordó una definición más simple: “La soberanía alimentaria es el derecho de las personas a alimentos adecuados desde el punto de vista saludable y cultural obtenidos a través de métodos sostenibles y ecológicos y su derecho a definir sus propios sistemas alimentarios y agrícolas” (Declaración de Nyéléni 2007, www.nyeleni.org). Y actualmente, La Vía Campesina define la soberanía alimentaria como: “el derecho de las personas, los países y las uniones de estados a definir sus políticas agrícolas y alimentarias sin transferir materias primas agrícolas a los países extranjeros. La soberanía alimentaria organiza la producción y el consumo de alimentos en función de las necesidades de las comunidades locales, dando prioridad a la producción para el consumo local. La soberanía alimentaria engloba el derecho a proteger y regular la producción agrícola y ganadera nacional y a proteger el mercado doméstico de entradas de excedentes agrícolas e importaciones de bajo coste de otros países. Las personas sin tierra, los campesinos y los pequeños agricultores deben tener acceso a la tierra, al agua y a las semillas, así como a los recursos productivos y a los servicios públicos. La soberanía y la sostenibilidad alimentarias son una alta prioridad, más que las políticas comerciales”. La incorporación de un número cada vez mayor de colectivos, la creación de redes, el intercambio de experiencias y las transformaciones del contexto global mundial, han provocado una evolución progresiva del discurso de la soberanía alimentaria desde La Vía Campesina. Éste se ha ido enriqueciendo y actualmente representa, de hecho, un marco político para poner en práctica un nuevo modelo de sociedad. Por un lado, se consigue así

aglutinar otras muchas luchas (movimientos ecologistas, urbanos, de justicia ambiental, de lucha contra empresas extractivas, de afectados por conflictos bélicos, etc.) que también tienen como objetivo el rechazo radical al sistema neoliberal. Por otro lado, se incorporan nuevas dimensiones (producción sostenible, participación democrática en la toma de decisiones políticas, etc.) basadas en la construcción de relaciones sociales distintas a las del marco imperante. Paralelamente, se amplía el enfoque desde la producción hasta la integración de los diversos actores y elementos del sistema alimentario, al incorporar aspectos de distribución y consumo. Se trata, por tanto, de un desplazamiento en horizontal (al resto de actores implicados en la alimentación) y en vertical (con el resto de actores implicados en la lucha contra el sistema capitalista actual). De este modo, el concepto adquiere cada vez mayor relevancia en todo el mundo. De hecho, la soberanía alimentaria ofrece a los diferentes agentes implicados diversas alternativas para contextos y realidades distintos, pero todas ellas se enmarcan en el mismo paradigma (agricultores/as, gobiernos, ciudadanía, ONG de desarrollo, movimiento ecologista, movimiento feminista, etc.). La propuesta de SbA coloca en el centro del debate y de esas políticas justamente a esas personas. Más adelante, pero –y esto es importante– sin perder la centralidad de ese colectivo, indica que estas son cuestiones que afectan a toda la sociedad y que esta tampoco ha estado presente en estas políticas. En 1996, en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en Roma, LVC presentó un conjunto de elementos (requerimientos) que ofrecían una alternativa a las políticas mundiales de comercio y profundizaban en el derecho a la alimentación y en la forma de conseguirlo de manera efectiva y estable. Estos son los puntos clave: • La alimentación como un derecho humano básico. • Reforma agraria. Propiedad y control sobre la tierra para las personas sin tierra que la trabajan, indígenas y especialmente las mujeres. • Protección de los recursos naturales. Cuidado y uso sostenible de los recursos naturales. • Reorganización del comercio de alimentos. Priorización del consumo interno. • Paz social. Derecho a estar libres de violencia y de opresión. • Control democrático. Participación de los pequeños productores, información veraz, procesos de toma de decisiones abiertos y democráticos. Buena gobernanza. El cambio propuesto por la SbA se concreta en la toma de decisiones en el ámbito de las políticas agroalimentarias y en la defensa de un modelo agroalimentario con unas características particulares.

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El marco político de la SbA incluye un conjunto de principios que ofrecen una base común para que personas y países definan sus políticas agrícolas y alimentarias, así como sus modelos de producción y patrones de consumo de alimentos. Ahora bien, aunque el grado de acuerdo entre ONG, OSC y movimientos sociales alrededor de los objetivos para alcanzar la SbA es fuerte, al amparo de ese marco político general distintos grupos han enfatizado diferentes cuestiones. Esto es así fundamentalmente porque el marco de política para alcanzar la SbA es bastante exhaustivo y flexible y, básicamente, contextual. La mayoría de definiciones de soberanía alimentaria actualmente incluyen los siguientes elementos: • Prioridad a la producción agrícola local para alimentar a los pueblos localmente. • Acceso de los productores y productoras de pequeña escala, pastores, pescadores artesanales y otras personas sin acceso, a tierra, agua, semillas, razas de animales y crédito. De ahí la necesidad de la reforma agraria, de la lucha contra los OGM y patentes sobre semillas, razas de animales y genes; del libre acceso a semillas y razas de animales para las personas productoras de alimentos, y para resguardar el agua como un bien público que debe ser distribuido de forma equitativa y usado sosteniblemente; y del acceso seguro a áreas de pesca para las comunidades de pesca artesanal. • El derecho a la alimentación. • El derecho a la producción de pequeña escala, a producir alimentos y el reconocimiento de los derechos del campesinado. • El derecho de los consumidores a decidir qué consumen y cómo y por quién es producido. • El derecho de los países a protegerse de importaciones agrícolas y de alimentos tasados por debajo de su valor. • La necesidad de que los precios agrícolas estén vinculados a los costos de producción y de detener todas las formas de dumping. Los países o uniones de Estados están en su derecho de imponer gravámenes sobre las importaciones excesivamente baratas, si se comprometen a utilizar métodos de producción sostenibles y si controlan la producción en sus mercados internos para evitar excedentes estructurales (manejo de la oferta). • La participación de la población en la toma de decisiones en política agrícola. • El reconocimiento de los derechos de las mujeres productoras que desempeñan un papel principal en la producción agrícola en general y en la producción de alimentos en particular. • La agroecología no es solamente una forma de produ-

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cir alimentos, sino también de alcanzar medios de vida sustentables, paisajes vivos e integridad ambiental. Mientras que este conjunto de elementos puede encontrarse en casi todas las definiciones de soberanía alimentaria, la combinación específica de factores, así como el enfoque concreto, varían en diferentes definiciones. Por tanto, el matiz político y contextual del concepto de soberanía alimentaria resulta en una amplia gama de críticas y propuestas diversas. Por ello, en el plano conceptual suelen presentarse varios ejes de acción comunes dentro de los cuales se articulan las diversas reivindicaciones. Desde el movimiento por la soberanía alimentaria se entiende que la única manera de lograr cambios radicales en el sistema alimentario que permitieran alcanzar la soberanía alimentaria es mediante la organización social y la creación de alianzas. Si bien los actos individuales son importantes y permiten evidenciar que un cambio en los hábitos y aptitudes es posible, sólo desde el trabajo colectivo y grupal se pueden acometer cambios estructurales. El desarrollo de políticas agrarias con la participación de las personas que intervienen en el sistema alimentario constituye un requisito fundamental para que en el centro de dichas políticas estén las personas que producen los alimentos y las personas que los consumen. Este conjunto de elementos puede encontrarse, de una manera u otra, en casi todos los textos de SbA; pero la combinación específica de factores, así como el enfoque concreto, varían. Dado el matiz político y contextual del concepto, surge una amplia gama de propuestas. En el terreno conceptual suelen presentarse varios ejes de acción comunes dentro de los cuales se articulan las diversas reivindicaciones que la CIP resumió en cinco áreas de acción prioritarias: • Derecho a la alimentación • Acceso a recursos productivos • Enfoque agroecológico de la producción • Comercio y mercados locales • Organización social y políticas agrarias De esta manera, la SbA pasa a erigirse en una propuesta para construir una sociedad basada en valores opuestos al sistema globalizador. Así se entiende que la Sba no es solamente una forma de resistencia o solidaridad, sino la única estrategia viable para alimentar a la población mundial y a las generaciones futuras. Implícitas en todos los puntos anteriores, las políticas públicas se suman como sexto pilar necesario para que aquellos sean efectivos. Las cinco áreas prioritarias de acción mencionadas están ampliamente suscritas por todos los proponentes de la soberanía alimentaria y con frecuencia se las menciona como los cinco “pilares” o “principios” de la soberanía alimentaria.

tados y defendiendo opciones aparentemente opuestas. El acercamiento y el encuentro en la SbA de estos dos movimientos es también un factor a tener muy en cuenta.

NADANDO EN LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 1. El resultado de los talleres Después del análisis de los discursos que, sobre el concepto de SbA, han aparecido en los distintos talleres realizados en el marco del proyecto, podemos apreciar tres elementos que constituyen su núcleo medular. Se trata de elementos que adoptan distintas formas y que son descritos desde distintos ángulos o puntos de vista según sea el lugar desde donde la persona que habla vive su experiencia y trabajo con la SbA, pero que en el fondo se reiteran en todos estos espacios. 1. El primero de todos ellos (y que, como hemos visto, es seguramente el elemento detonador de la propuesta de SbA) es la toma de decisiones sobre las cuestiones agroalimentarias. Quién decide quién produce los alimentos, cómo, dónde; quién decide lo que comemos; quién diseña las cadenas y redes agroalimentarias; quién condiciona los hábitos de consumo, etc. La democratización de la toma de decisiones en el ámbito agroalimentario es un elemento forjador del discurso de la SbA. Este es un nexo común explicitado en todos los ámbitos (IN, EE, LC) y, sea cual sea el punto de vista desde el que se analiza, vive o trabaja la SbA (categorías): la reclamación que hace la Sba de un espacio de decisión ocupado ahora por actores que no representan ni defienden los intereses generales. Naturalmente, de esa reclamación florecen diversos argumentos, diversas formas de conseguir ese espacio, como diversas son las formas que adopta ese espacio de decisión, pero como concepto definitorio está claro. 2. Otro concepto de consenso reside en la reconexión de esferas y áreas que ahora (y por culpa del actual sistema socioeconómico que se identifica como capitalismo) están separadas. En concreto, se asocia la SbA a la reconexión con la naturaleza, la reconexión comunitaria y la reconexión alimentaria. Es decir, la SbA es una lucha contra un sistema que nos ha separado de la concepción holística de la naturaleza y que la ha supeditado a los intereses económicos. El movimiento ecologista radical se manifiesta aquí en su plenitud y no es casualidad. La actividad agraria es consubstancial a la relación con la naturaleza, y constituye el eje del territorio de cualquier región. Si exceptuamos la zonas claramente urbanizadas, el resto del territorio de alguna manera está ocupado (por activa o pasiva, por acción u omisión) por las actividades agrarias y forestales. Sin duda es uno de los factores que seguramente explican la importancia que el movimiento ecologista más confrontacional al sistema predominante ha visto en la SbA. Esto es especialmente importante, ya que estos dos movimientos (el agrarista, podríamos decir, y el ecologista) han estado durante mucho tiempo enfren-

La reconexión comunitaria o la dimensión colectiva de la propuesta de SbA bebe, por un lado, del primer punto (la democratización y el empoderamiento) y el “re” inicial indica que es un elemento que existía pero se ha perdido. Dicho de otra manera, el capitalismo aplicado al sector campesino (y al resto del ámbito agroalimentario) supuso la especialización productiva y la alienación colectiva, una suerte de desmenuzamiento de la actividad agraria, de individualismo, unido a la desaparición gradual de sistemas de propiedad colectivos, la pérdida de acceso a los recursos productivos, el alejamiento del campesino respecto del consumidor, la pérdida de identidad como colectivo y también la pérdida del propio concepto de comunidad, de localidad, de espacio físico donde nos movemos. Por ello es fundamental esa reconexión colectiva, esa recuperación de la noción misma de comunidad. De hecho, la SbA entró de seguida en esta dimensión al hablar del derecho de los pueblos, y este elemento (quién es el sujeto político, quiénes son los “pueblos”) ha dado no pocos quebraderos de cabeza a quienes defienden la SbA, no tanto en el plano conceptual como en su traslación real. Y de aquí pasamos a la defensa del territorio, como concepto y como realidad, y de lo local, de la localidad, así como de la diversidad. Relacionado con todo ello, encontramos la reconexión con la alimentación. El ya famoso deskilling alimentario, efectivamente, pero también el deskilling rural y el deskilling campesino. Es decir, la distancia terrible que existe entre la mayor parte de la población que no tiene relación directa ni con la producción de alimentos ni con el medio rural (aunque viva en él) y lo que come o el lugar donde vive; la importancia, en definitiva, que tiene para la sociedad la alimentación; la importancia de los distintos impactos ─y sobre todo su magnitud─ que genera un tipo de sistema alimentario u otro. 3. Pasar de aquí al siguiente punto definitorio es automático: la dignificación del trabajo campesino, del campesinado como colectivo, la llamada a visibilizar su importancia para la sociedad. Un estigma social que existe en todo el mundo. La necesidad de que se les tenga en cuenta, que se escuche su voz, especialmente en los temas que les atañen directamente, en las políticas agroalimentarias. Y de esta manera se cierra el círculo, con la reclamación de un espacio de decisión, con la democratización de la toma de decisiones, que fue el detonante de todo este movimiento. En palabras de di Masso, la SbA se concreta en la democratización de la toma de decisiones en el ámbito de las políticas agroalimentarias y la garantía del derecho a una alimentación adecuada a través de la recampesinización de la agricultura y la relocalización de sistemas agroalimentarios sostenibles. Es decir, democracia, recampesinización y relocalización sostenible. Existen aún tres elementos más que surgen de los talleres.

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4. Por un lado, la concepción de que la SbA es, en realidad, una apuesta alternativa total, es decir, de cambio social no solamente agroalimentario. Y ello se deduce de sus planteamientos sectoriales, sí, pero también de que ese nuevo sistema agroalimentario es imposible sin un cambio social más amplio. No puede existir la Sba en el sistema socioeconómico actual, vamos, como una burbuja. De ahí la alianza (también conceptual) con el resto de movimientos por el cambio social. 5. El otro elemento es el feminismo. La lucha feminista en la conceptualización de la SbA es evidente. Como también lo es que la incorporación de elementos de la lucha feminista en el marco conceptual de la SbA se debe a la lucha de las mujeres que forman parte del movimiento y que han visto claramente que, por un lado, faltaba un eje fundamental en las primeras definiciones (y también agendas de acción), y por el otro, que el espacio agroalimentario era un espacio paradigmático de sus luchas y que la confluencia del movimiento campesino y el feminista tenía muchos ele-

mentos interesantes para sus luchas. 6. El último elemento, en realidad, es una especie de epílogo o anexo a lo dicho hasta ahora. Son valores que el concepto de Sba pone encima de la mesa, que emanan de su propuesta política y se contraponen a los que impregnan el sistema alimentario dominante. La confianza, la interdependencia, los cuidados, la visión holística, la defensa de la diversidad, el valor no monetario, la dignidad, el respeto, la solidaridad o la inclusividad son los más detectados. También encontramos aspectos como que se trata de una apuesta propositiva, en positivo y creativa, que sitúa la vida en el centro a diferencia del sistema dominante que sitúa en el centro la mercancía, que recalca los valores antipatriarcales, que defiende la transmisibilidad (o sostenibilidad para futuras generaciones). Todo ello, todos estos valores o perspectivas vitales, se propone que impregnen esas nuevas formas de democracia, de organización en la toma de decisiones, tanto en las propias del movimiento como en las que afectan al conjunto de la sociedad.

2. Confluencia de los talleres en el análisis general Hasta ahora hemos visto la conceptualización de la SbA bajo dos perspectivas. Una, la más general, está basada en los textos existentes; la otra, la más particular, se fundamenta en las opiniones de las personas que han participado en los talleres. Hemos marcado con color distinto los conceptos del análisis general que más se recogen en los talleres. En las líneas que siguen condensamos algunas de estas reflexiones compartidas en un solo apartado. Todos estos ejes tienen en común la voluntad de garantizar la participación de agricultores, agricultoras y comunidades locales en la toma de decisiones y el acceso a los recursos. Se trata, pues, de crear espacios y términos de participación que aseguren el empoderamiento de los actores implicados en el sistema alimentario. De esta manera, se puede decir que la soberanía alimentaria pasa de ser un elemento tangencial de respuesta a una propuesta para construir una sociedad basada en valores opuestos al sistema globalizador. En contra de la industrialización y la mercantilización de la agricultura, la soberanía alimentaria defiende el derecho de la gente a definir sus propias políticas agroalimentarias basadas en sistemas de producción de alimentos sostenibles desde los puntos de vista medioambiental, social y económico, y apropiados culturalmente a sus circunstancias únicas. De hecho, esta propuesta es el primer enfoque de abajo arriba que se ha propuesto para reducir el hambre y la pobreza, así como para promover un desarrollo rural sostenible. Trata el problema del hambre y la pobreza desde la perspectiva de los derechos humanos y no desde una perspectiva mercantilista, e integra todos los elementos que definen la vida misma y la cultura. Desde este punto de vista, la propuesta antepone el fomento y la promoción de los mercados locales y de los productores frente a la producción para la exportación y la importación de alimentos. Todas las propuestas requerirían de cambios trascendentales en la actual regulación de las políticas internacionales de agricultura y comercio, ya que el alcance de las principales instituciones internacionales y los principales tratados tendría que ser cambiado. La soberanía alimentaria, más que una propuesta para un cambio único de políticas en uno de los regímenes internacionales, es un marco para cambiar la amplia gama de políticas agrícolas en el mundo entero. En definitiva, la soberanía alimentaria aborda la temática no sólo del hambre, sino también del desarrollo en general, desde un enfoque de derechos, que abarca desde el derecho a la alimentación, hasta la reivindicación del reconocimiento de los derechos del campesinado, el derecho a producir y el derecho al acceso y la gestión de los recursos productivos, tales como la tierra, el agua, los bosques, las semillas, el ganado y la biodiversidad, para su uso sostenible. Pone a las personas que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y las empresas. Promueve

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el comercio transparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, y los derechos de las personas consumidoras para controlar su propia alimentación y nutrición. Para el relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación, la soberanía alimentaria entiende el comercio como un medio, no como un fin en sí mismo, pues da primacía al derecho a la alimentación por encima de la agricultura industrial orientada a la exportación. Prioriza el mercado y la economía locales, y promueve una agricultura y una pesca a pequeña escala, en manos de los productores y productoras familiares, indígenas, pastores y pescadores artesanales, y por tanto, una producción, distribución y consumo de alimentos basados en principios de sostenibilidad económica, social y medioambiental. En definitiva, sugiere que para terminar con el hambre es necesaria una distribución democrática del acceso a los recursos productivos y, por tanto, ataca las causas nacionales e internacionales del hambre y la pobreza. Para ello, la soberanía alimentaria centra su atención tanto en el marco internacional (OMC, FMI, BM, etc.) como en las políticas nacionales que pueden orientarse hacia la reducción de la pobreza rural y la eliminación del hambre y la desnutrición. Como decimos, a partir de esta base común, surgen diferencias de índole práctica o estratégica a la hora de abordar la mejor manera para hacer efectivos estos principios comunes, las medidas necesarias para implementarlos. Esto no es visto como una barrera sino como una afirmación de la propia validez del concepto, ya que este emana de unos discursos enfocados a la autodeterminación de las comunidades locales para buscar soluciones locales a sus problemas (siempre dentro de los objetivos y valores comunes compartidos). Si hiciéramos un listado de diferentes atributos que sistemáticamente aparecen en los discursos de SbA encontraríamos: • Emancipación • Participación/gobernanza • Choque de modelos • Internacionalización/Red • Dignidad • Embudo/Paraguas • Movilización • Acción colectiva • Subversión del lenguaje • Voz propia y voz crítica • Centralidad campesina • Contextual pero con marco común (diferentes énfasis locales o sectoriales)

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ATERRIZAJE LOCAL DEL CONCEPTO. De la teoría a la práctica

Hasta aquí hemos visto la conceptualización de la SbA, el marco común; pero nos encontramos ante un concepto que es en realidad y al mismo tiempo teoría y práctica, enunciado y acción, denuncia y propuesta concreta, marco global y respuesta local. En los talleres, al mismo tiempo que se analizaba el concepto se analizaba el modo de llevarlo a la práctica concreta, lo que enlaza la primera parte de este estudio con la segunda. Y es en el aterrizaje concreto y real de la propuesta donde encontramos algunas diferencias que, a su vez, son devueltas al concepto general en forma de matices, énfasis o prioridades. Lo mismo ocurre con el tránsito de la teoría a la práctica; es en la praxis y en la estrategia donde aparecen algunas disonancias entre actores. Esto obviamente es la historia cien veces repetida, pero en el caso de SbA resulta especialmente claro, dado el carácter local de las luchas, las resistencias y propuestas, y su consubstancial naturaleza contextual. Mostramos aquí algunos de estos discursos. Si bien es fácil encontrar semejanzas y acuerdos entre los diagnósticos de los problemas del sistema alimentario dominante, así como en sus impactos, y también en el marco teórico de la propuesta, es a la hora de llevarla a la práctica donde surge un amplio abanico de opciones y posturas. La formación del sistema agroalimentario dominante es un proceso directamente vinculado con el desarrollo de la agricultura industrializada y la expansión de las fronteras comerciales pilotada por las empresas transnacionales. Ello supone una subordinación de la alimentación y del proceso agrícola a los intereses industriales. Este no es un fenómeno nuevo, pero sí que lo es en cuanto a su predominio sobre toda la alimentación, no solamente sobre unos pocos alimentos. Este modelo conlleva un alto coste ambiental en términos de consumo energético, de recursos y de contaminación. Implica, asimismo, una expulsión de la producción familiar campesina de su actividad, lo que dificulta enormemente su supervivencia en el proceso. En definitiva, el modelo predominante significa una concentración del poder de decisión en detrimento de la producción y el consumo, una pérdida de autonomía ejemplarizada en el modelo basado en la gran distribución y contra ejemplarizada en las posibilidades de los circuitos cortos. El proceso de desempoderamiento de estos dos sectores es clave y también lo son las consecuencias de la reestructuración que sufre el sector agrario en su inserción en el proceso de alimentación global. Como contestación a todo este proceso, se han venido

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creando y desarrollando toda una amalgama de lo que podríamos llamar redes alimentarias alternativas (RAA). Estas redes encuentran parte de su inspiración en dos atributos que son dos corrientes de fondo sociológicas actuales de la alimentación: la calidad y la localidad. Estas RAA están constituidas por una variedad considerable de prácticas que conllevan impactos diferentes sobre las estructuras alimentarias dominantes. Algunas de ellas desafían realmente al modelo y persiguen reequilibrar la distribución de poder de las estructuras alimentarias convencionales con un marcado objetivo de emancipación y autonomía. Estas RAA son las que, en base a una acción colectiva, persiguen un cambio estructural. La propuesta de SbA es paradigmática de las RAA fuertes; de hecho, constituye su máximo exponente, con su componente de democratización de la toma de decisiones en el ámbito de las políticas agroalimentarias y la garantía del derecho a una alimentación adecuada a través de la recampesinización de la agricultura y la relocalización de sistemas alimentarios sostenibles. ¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo? Es importante diferenciar el concepto de la SbA de las diferentes propuestas que forman el entramado de RAA, incluso de las RAA fuertes que pueden compartir los objetivos comunes pero difieren en el énfasis, las prioridades y la praxis. Aunque en la mayoría de casos la SbA es el marco común de referencia de los movimientos agroalimentarios transformadores, si se analiza con detalle encontraremos una diversidad de diferentes aproximaciones y sensibilidades, y la realidad sugiere que quizás el grado de solidez de una agenda política común construida alrededor de este referente no sea tanta. Cabe reiterar que nos referimos a la construcción de una agenda política común (praxis), no al concepto en sí. Preguntas del estilo de: “¿Cómo se pasa del discurso a la práctica?”, “¿Qué es lo prioritario?”, “¿Con quién lo hacemos?”. Y todo ello no hace sino redefinir sobre la marcha el propio concepto de la SbA, una vez este es manoseado (en el buen sentido) y usado por las RAA transformadoras locales. Aparecen entonces discursos-tipo alrededor, no tanto de lo que es la SbA sino de la construcción efectiva de la SbA en un territorio. Algunas diferencias son conceptuales y otras pragmáticas, pero sin duda existen consensos y tensiones. Algunas de las tensiones típicas giran alrededor del papel que distintos actores deben jugar en la construcción efectiva de la SbA y respecto a la acción política o estrategia a seguir en este proceso de construcción. Diferencias sobre todo en el cómo y en el quién. El qué es mucho más consensual, se basa en un proceso empoderador de democratización de la toma de decisiones en el ámbito agroalimentario y se materializa en un cambio de modelo con una serie de características compartidas que hemos analizado profusamente aquí.

Quién Muchas de las divergencias aparecen en la determinación del papel que deben jugar los diferentes actores en la construcción de la SbA y en la relación que hay que establecer entre ellos. Uno de los actores que siempre interviene en la ecuación es la administración. Lo mismo sucede con el papel de las organizaciones campesinas versus el resto de actores, o con el grado de purismo ideológico en la creación de redes. Administración: Los discursos oscilan entre una autonomía total respecto a la administración, entendiéndose que esta es una parte más del sistema a derrocar, hasta aquellos que piensan que es del todo imposible construir la SbA sin la administración, y dan peso a la concepción de la SbA como política pública. En medio de estas dos posturas podemos encontrarnos con los discursos que otorgan algún tipo de relación y la asumen como un actor que influye (aunque sea negativamente) en esa construcción. En paralelo se acostumbra a encontrar en casi todos los discursos (excepción hecha de los de índole más anarquista o autogestionaria) la idea de la defensa de lo público, en el sentido de apropiarse, para la ciudadanía, de las estructuras administrativas. Asumiendo que lo público (la gestión del bien común) debe concebirse como un terreno de batalla y que hay que reconducir a la administración adoptando estrategias diversas de relación con ella según convenga, generalmente actuando a la contra (denuncias) pero también intentando encontrar grietas y oportunidades. Purismo: ¿Para quién está abierta la puerta de la SbA? ¿Hay líneas rojas que delimitan con quién trabajar y con quién no? Veremos en la segunda parte que este ha sido uno de los elementos identificados como problemáticos en las experiencias prácticas de SbA. Este aspecto aparece como especialmente delicado cuando hablamos de actores productivos, del campesinado. En algunos casos se

tiende la mano hacia la pequeña y mediana producción en general, sin darle la misma importancia a otros aspectos como el sistema de producción; en cambio, en otros discursos más moralizantes, la ausencia de coincidencia ideológica o politización las dejaría fuera. Este tipo de relación se ve especialmente bien con el desarrollo de los mercados locales en función de que se consideren secundarias o no las motivaciones que convergen en la generación de esos mercados. Lo importante es el hecho en sí de aprovechar la oportunidad para la construcción efectiva de la SbA, al menos en parte, mientras que la convergencia ideológica o la confluencia política se deja para más adelante en el proceso. En otros casos, ese es un prerrequisito para crear esos mercados y con esos actores o no. Cuando hablamos de elementos moralizantes o de convergencia ideológica, nos referimos a un purismo ideológico, es decir, es sinónimo de actitudes excluyentes de aquellas sensibilidades que, si bien pueden simpatizar con las prácticas de SbA, e incluso materializarlas, no comparten los mismos postulados ideológicos o motivaciones. La presencia de este elemento tiene unos efectos significativos en la creación de redes y en el trabajo real de los movimientos. Cómo La acción colectiva forma parte de la SbA; es intrínseca del concepto desde su origen. Se trata de una propuesta detonada desde la base social y que se construye de abajo arriba. Pero no todos los discursos entienden lo mismo por acción colectiva. La concepción va desde la movilización, una expresión colectiva en la calle, hasta otra más pedagógica donde la acción colectiva se asocia a un cambio de hábitos, a una cotidianidad. En el primer caso, la SbA se consigue a través de la movilización social que requiere de una concienciación previa, claro. En el segundo, se construye alrededor de un proceso de adquisición

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de ciertos hábitos sin necesidad de movilización, y la concienciación puede ser anterior o generarse después. Es más, puede que estos hábitos no vayan acompañados de concienciación alguna y, si eso es así, la construcción de la SbA no implicaría compartir un mismo proyecto ideológico (de la misma manera que tampoco los que viven en el medio de vida capitalista comparten el mismo proyecto capitalista). Encontramos, entonces, una dualidad entre la concienciación-movilización y los nuevos hábitos con concienciación previa, posterior o sin ella. En esta segunda visión, existe aquí un grupo motor que detona un resultado y, como resultado de ello, luego aparece la concienciación de masas, el hábito. Entramos en una segunda dualidad entre proceso y resultado. El énfasis puesto en el resultado (que tiende a ser una acción detonada desde arriba para luego impregnar abajo) conlleva el riesgo de que no se genere el proceso empoderador, y por ende de apropiación del proceso que llevará a una apropiación del resultado y, así, a garantizar la viabilidad de la propuesta. Aparecen otros interrogantes sin respuesta aparente en los talleres. Además de la dualidad entre el proceso y el resultado, cuando analizamos la práctica concreta de la SbA nos encontramos con la dualidad estructura-acción como ámbitos de incidencia para la transformación social. Esto es, ¿desde dónde se detona el cambio? ¿Desde un cambio de las estructuras institucionales o desde las acciones “individuales”? La visión más estructuralista nos dice que lo prioritario es el papel del sistema económico-político y que es esta estructura, supraestructura en realidad, la que dificulta la construcción de la SbA. En la otra visión se dice que el papel estructural existe pero no es el principal caballo de batalla actual; existen otras razones, otras dinámicas sociales de contexto que pesan más que la estructura económico-política a la hora de analizar los problemas de construcción y avance de la SbA. Elementos como la desmovilización social, la desafección democrática, el alejamiento campo-ciudad, las cuestiones relacionadas con los valores sociales imperantes, la falta de cultura política o las carencias organizativas, todos ellos son elementos que tienen que ver con la capacidad de las personas para ser efectivamente sujetos políticos y agenciarse de ese cambio propuesto. Aquí la acción del movimiento a favor de la SbA se inserta en dinámicas más amplias y no todo es culpa del sistema, sino que a este sistema se le suman limitaciones operativas del propio movimiento a modo de (in)acciones o carencias organizativas, por ejemplo. Según esta visión, el problema principal para la construcción de la SbA radica en la persona (individualmente o como miembro de un grupo) y en su (in) capacidad de agencia para contribuir al cambio. La acción política, pues, pasa más por modificar factores que influyen en esta capacidad de agencia que por intentar modificar variables externas a las personas. Aunque, sobre todo, hay que tomar en cuenta que esa “adormecida” capacidad de agenda, ese desempoderamiento, son, en cierta medida, también resultado planificado del sistema neoliberal. Por lo tanto no se trata de una dualidad excluyente sino de un trabajo equilibrado en ambos aspectos: la lucha hacia

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afuera, la confrontación al sistema, las propuestas respecto a las estructuras y el trabajo hacia dentro, en lo interno de los colectivos y movimientos. En esta situación, ¿cuál es el papel del marco institucional de toma de decisiones en un contexto de transformación social? ¿Cómo afrontar la falta de democracia de las instituciones y sus procesos y reclamar al mismo tiempo unas políticas públicas? ¿Cómo reclamar más democracia si las propias instituciones o mecanismos formales se consideran no democráticos? ¿Políticas públicas sí, pero vehiculadas por quién? ¿Son necesarias nuevas estructuras? Se tiende a señalar al sistema político actual como parte del entramado de intereses capitalistas que determinan las malas políticas agrarias y alimentarias. Este es un enfoque estructuralista del poder y de la relación con el poder. El cambio social posee un innegable componente estructural, ¿pero solamente? Los discursos de SbA también vislumbran una tensión sobre el cambio político en lo referente al papel, la acción de las personas, de las prácticas individuales como potencial de cambio. Y también se encuentra una clara tensión entre práctica e ideología. Es decir, la SbA conlleva un proceso de transformación social pero en su concreción real en propuestas concretas, ¿esta transformación social debe centrarse en la capacidad de agencia de las personas?, ¿Qué y cómo deben gestionar las redes y alianzas que lleven a cabo un determinado proyecto a favor de la SbA? La resolución en cada caso de esas tensiones parece relevante para el avance de la propuesta. Una misma práctica de SbA puede haber sido detonada por varias causas o motivaciones, algunas ideológicas, otras no. Entonces, ¿es deseable una identidad colectiva menos centrada en las prácticas y más en la ideología para hacer efectivo el objetivo de la SbA o a la inversa? ¿Se comparten motivaciones, expectativas o prioridades estratégicas? ¿Existe una agenda común de transformación? Existen movimientos y propuestas más centradas en una cosa o en la otra. En realidad, el movimiento agroalimentario transformador más centrado en la práctica es más amplio (cuantitativamente) y más gente se siente identificada con él que el puro de SbA, que sin duda es más rico, más potente y más articulado en el plano conceptual. Todo indica que es necesario un equilibrio entre integridad y transigencia, entre la acción política como movilización social y como cambio de hábitos, entre la diversas dicotomías relacionadas con una tensión original entre ideología y práctica. En cualquier caso, la democratización en la toma de decisiones en el sistema agroalimentario es uno de los principios de la SbA. Estaríamos hablando entonces de una suerte de democracia alimentaria, pero la SbA la supera, ya que añade a la dimensión del proceso, la dimensión del resultado al definir muy claramente el modelo. Y eso enriquece y concreta la cosa, pero al mismo tiempo la complejiza. Veremos algunas de estas cuestiones en el apartado que sigue.


PARTE II

CRITERIOS DE ÉXITO


TIPOS DE EXPERIENCIAS ANALIZADAS. El paisaje

Esta segunda parte se ha nutrido de las experiencias particulares que han aportado las personas que han participado en los distintos talleres. Unos talleres que han sido la fuente principal a partir de la que hemos escrito estas líneas. Las experiencias concretas aportadas, todas basadas en mayor o menor medida en el marco de la soberanía alimentaria, se han desarrollado en diversas partes del mundo, con distintos actores implicados y con contextos también claramente diferenciados.

peraran la capacidad de intervenir en la alimentación, de retomar las riendas de la misma y ofrecer un sistema alimentario más justo social y ambientalmente. En todas las experiencias presentadas aparece esa voluntad emancipadora. Pero en la inmensa mayoría de experiencias también aparece la voluntad conectora de esas dos esferas (productiva y de consumo), es decir, el trabajo sobre los mercados locales, entendidos como ese espacio donde se encuentran producción familiar y consumo. La práctica totalidad de experiencias que las personas participantes han traído a los talleres como experiencias positivas de donde sacar aprendizajes han sido intervenciones sobre los mercados locales y, en concreto, sobre la construcción de mercados alimentarios locales. ¿Por qué? ¿Por qué esa aplastante mayoría? Sugerimos una razón y dos consecuencias.

Decíamos en la primera parte de esta Guía que uno de los logros de la SbA fue el identificar que los problemas a los que se enfrentaba el campesinado familiar en todo el mundo eran básicamente los mismos, independientemente del lugar o la región. Esa unidad en los problemas y en la respuesta teórica aparece también en la práctica aunque con diferencias.

La razón es que el trabajo dedicado a la construcción de los mercados locales reúne a buena parte, si no a todas, de las reivindicaciones que forman el corpus teórico de la SbA y que agrupa, bajo un mismo proyecto, el trabajo sobre la mayoría de los elementos que se consideran nucleares y esenciales para la SbA, que la definen como proyecto político y alternativa radical al sistema alimentario dominante.

Y es que decíamos también que uno de los atributos esenciales de la SbA era la democratización del sistema alimentario, es decir, y resumiendo mucho, que la parte productiva (el campesinado) y la parte consumidora recu-

Parece que es el cajón práctico que contiene más elementos de trabajo y los más importantes. Trabajando sobre mercados locales trabajamos, entonces, sobre casi todo lo que propone la SbA y, con las diferencias particu-

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2. Análisis de los elementos considerados positivos y replicables 1. Detección de una necesidad

ATLAS DE ACTUACIÓN 1. Introducción El texto que sigue no pretende ser una suerte de recetario que contenga los ingredientes necesarios para elaborar un proyecto exitoso basado en la soberanía alimentaria. Seria cuando menos irresponsable prometer una especie de libro de autoayuda de cómo tener éxito en nuestros trabajos. Lo que pretenden estas líneas es mostrar los aprendizajes que han obtenido los distintos colectivos que han transitado ya por experiencias reales de aplicación de la soberanía alimentaria. Unos aprendizajes que hemos tratado de sistematizar y ordenar para que sean un mapa, necesariamente incompleto, donde se señalan los principales elementos del paisaje con los que seguramente nos encontraremos y cómo apoyarnos en ellos o evitarlos según sea cada caso. Y ello porque las personas que previamente han caminado por ese paisaje los han localizado, visto, tocado y vivido.

lares de cada caso, pero también de la manera como lo propone, con su modus operandi. Trabajar para construir mercados alimentarios locales supone hacerlo necesariamente en red, en una compleja red con intereses a menudo no coincidentes, con motivaciones diversas y con ritmos distintos. Supone trabajar organizadamente, en el sentido de trabajar planificadamente pero también en el de trabajar con organizaciones o agrupaciones, adopten estas la forma que adopten. Supone trabajar sobre un tema complejo que involucra elementos tan sensibles como precios y modos de vida. Supone un trabajo sobre las relaciones de poder. Supone un trabajo sobre el patriarcado y las relaciones de dominación hombre-mujer que se establecen tanto dentro de las organizaciones como en las redes creadas para construir esos mercados. Y supone muchas veces una interlocución, en mayor o menor medida, con las administraciones. Aunque todos estos elementos pueden estar presentes en otras iniciativas diferentes de la construcción de mercados locales, todo parece indicar que existe un elemento que destaca por encima de los demás y que, de hecho, propondremos como el punto de partida para realizar una intervención en SbA: dar una respuesta a una necesidad clara e inmediata. Y según indica esa mayoría de experiencias sobre mercados locales, la mayor necesidad es la de dar salida a la existente producción campesina de alimentos y poder consumir esos alimentos. Las dos caras de la misma moneda.

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Esa era la razón. Vayamos ahora hacia las consecuencias. Este hecho (la preponderancia de las experiencias de mercados locales) nos da además dos pistas sobre las características que tienen las experiencias exitosas. Por un lado, la importancia de lo local (o regional) para solucionar problemas existentes en el ámbito agroalimentario. Siempre se dice, y con razón, que existen múltiples capas de actuación, desde lo local o hasta lo internacional, de lo micro a lo macro, y que existen también múltiples flujos y canales de conexión entre esas capas, como ascensores que conectan lo más local con lo más global. Que incluso en las dimensiones más macro existe una aplicación local. Y parece que el tema de los mercados locales tiene, precisamente, un componente local muy intenso, es un ascensor muy claro que comunica luchas y posicionamientos globales con la concreción local. La segunda consecuencia o pista tiene que ver con que el objetivo que busca la intervención a favor de la SbA sea una palanca de cambio social. Es decir, algo que transforma de manera duradera la estructura o el funcionamiento de una sociedad dada. El cambio social es un fenómeno colectivo, no individual, estructural y no coyuntural, que presenta cierta permanencia y que modifica la historia colectiva. Encontrar qué elementos prácticos (en el sentido de realizar la teoría, de llevar a la práctica cotidiana esa teoría) de la SbA pueden tener esas características transformadoras es un elemento central en la planificación de una intervención de esta naturaleza, y todo parece indicar que los mercados locales reúnen esas características de cambio social.

Las experiencias aportadas nos indican que es el primer y necesario paso. La intervención a favor de la soberanía alimentaria debe intentar dar respuesta a una necesidad manifestada por alguno de los actores implicados en ella. Dicho de otra manera, nuestro proyecto debe dar una respuesta a una necesidad clara y concreta. A partir de aquí hay una serie de valores añadidos que hacen ganar peso a esta necesidad: • Que sea percibida como tal por actores clave de la SbA. Puede que no se tenga del todo clara la respuesta o la solución, pero la necesidad sí debe sentirse claramente. • Que sea una palanca de cambio. Como decíamos anteriormente, existen muchas necesidades en torno a los sistemas alimentarios basados en la SbA, pero no todas tienen la misma capacidad de cambio social o, siendo menos ambiciosos, de cambio estructural en el ámbito que sea. Es decir, esa necesidad detectada no se trata de un problema puntual que afecta a un

Cada experiencia es única. Cada proyecto es único también. El número de factores, incluido el azar o la suerte, que actúan sobre ellos es grande y las interacciones que surgen entre ellos todavía lo son más. Aun con todo, tampoco podemos pensar que nada sirve de otras experiencias similares. Analizando las diferentes y diversas experiencias que nos han presentado las personas que han participado en los talleres encontramos pautas comunes, puntos que por su reiteración han de ser forzosamente importantes. En ellos nos hemos basado para redactar esta segunda parte. Las guías de viaje sirven para orientar nuestra ruta, en función de lo que queramos ver, en función de nuestro presupuesto, de nuestros gustos, del tiempo, del contexto particular, adaptaremos lo que nos dicen esas guías, lo comentaremos con nuestras amistades, buscaremos información alternativa y, finalmente, emprenderemos el viaje. Cuando regresemos, si pudiéramos hacer nuestra propia guía de viaje, sin duda sería distinta a la que hemos utilizado, cambiaríamos algunas cosas, corregiríamos otras, porque cada viaje es único; pero la guía, si está bien hecha, siempre es útil. Con ese espíritu hemos redactado estas líneas.

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número reducido de personas, coyunturalmente. Se trata de un problema de raíz estructural que afecta a todo un colectivo social y que les impide de manera significativa llevar a la práctica la SbA. Esta detección de la necesidad puede venir de donde sea pero más temprano que tarde va a tener que implicar a las personas o colectividades afectadas de alguna manera. Ahí entramos en el segundo punto: 2. Detección-implicación de actores De entre todos los actores que, de alguna manera, “tocan” el problema o la necesidad, debemos destacar dos, cuya presencia en general incrementa la posibilidad de éxito. Las organizaciones campesinas y la presencia organizada de mujeres. En los dos casos, cuanto más politizadas estén, mejor. A este respecto, cabe destacar también que una cosa es el grado o la intensidad de politización y otra es su capacidad para tejer redes o alianzas. A menudo se tiende a pensar que una organización o un actor altamente politizado solamente trabaja con otros actores igualmente politizados y en el mismo sentido que él. Es decir, que organizaciones muy politizadas sólo trabajan con organizaciones que piensan como ella. Y a la inversa, que alguien que trabaje con actores muy diversos en realidad no tiene un grado de politización alto. En realidad, las experiencias muestran la importancia de ambas cosas, del grado de politización y de la capacidad para trabajar en red con actores distintos, y que precisamente es un criterio de éxito el tener esa capacidad. 3. Estructura de pilotaje o coordinación Aunque puede diferir en el tipo de estructura (incluso en la misma existencia de estructura formal), todo indica que la existencia de un grupo estable de coordinación resulta imprescindible. Dentro de este grupo (y se extiende al resto de relaciones en red) son igualmente importantes aspectos como la práctica participativa y el tipo de liderazgos. Ahondaremos más adelante en este tema.

una serie de elementos que ayudan a la consecución de los objetivos. Nos referimos aquí a la acción en el sentido de hacer, no tanto en el movilizar, en el hacer real la soberanía alimentaria, construirla, no tanto hablarla. O sea, si hablamos de mercados locales debemos hacer mercados locales; si hablamos de reequilibrar las relaciones de género, reequilibrarlas; si hablamos de bancos de semillas, hacerlos; etc. Es a través de estas acciones concretas, reales, útiles y eficaces como cristalizan las redes, como se encuentran nuevos actores y se refuerzan las alianzas existentes, o como se elaboran alternativas viables, por ejemplo. También es la forma como aparecen las aristas o las rugosidades que no existían en la teoría y ponen a prueba el proyecto. 6. Formación y aprendizajes El elemento formativo aparece también como constante. Una formación que es tanto interna como externa y que abarca una serie de herramientas variadas, así como temáticas también diversas aunque predominan dos: la formación ideológica y la formación en el trabajo en red. 7. Redes El éxito de buena parte de las experiencias analizadas se basa en el buen trabajo en red. Esto tiene que ver en parte con el apartado de la estructura o forma de coordinación del proyecto, pero obviamente va más allá. Existen varias redes, las alianzas estratégicas, las alianzas ideológicas o las redes sectoriales o para proyectos concretos, entre otras. Saber identificarlas, crearlas, dinamizarlas y trabajar en ellas es clave.

1. Objetivo claro, concreto y focalizado 2. Objetivo que responde a una necesidad, es útil 3. Existencia de grupo motor (presencia de campesinado y feminismo)

4. Planificación Resulta altamente recomendable la existencia de una planificación, de un camino planificado, en fases, que nos lleve al destino deseado. Obviamente todas estas planificaciones han de ser suficientemente flexibles y reevaluadas pero es importante dedicar un tiempo a planificar el qué, el cómo, el con quién, y las diferentes fases. La estrategia es, como en otros aspectos de las luchas sociales, realmente importante para la SbA a la luz del análisis de las experiencias aportadas y los comentarios realizados en los talleres. 5. Acciones concretas Otro de los aspectos clave es realizar acciones. Es en la acción, en el dinamismo del trabajo, donde aparecen

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4. Tener claro adónde vamos, qué pretendemos. Estrategia y táctica 5. Presencia y participación del grupo organizado de mujeres 6. Planificación 7. Creación de red/alianza 8. Mapeo de actores 9. Existencia de organizaciones de consumo crítico / conexión rural-urbana 10. Formación 11. Implicación de las administraciones públicas 12. Comunicación 13. Actitud 14. Contestataria/Confrontacional

1. Detección de una necesidad La capacidad para detectar una necesidad ha sido el primer paso en la mayoría de experiencias analizadas. Esa necesidad puede ser un problema detectado y la iniciativa respondería entonces a su solución total o parcial. También puede surgir como alternativa a una situación de partida o como un nuevo camino aún no explorado que abre nuevas posibilidades y rutas para avanzar en la SbA. “Surge de una situación de crisis del sector. Búsqueda de soluciones ante esa situación.” “Creación de una alternativa que funciona bien” Como hemos comentado anteriormente, en la mayoría de las ocasiones esta necesidad tenía que ver con resolver la venta o comercialización de la producción de alimentos por parte de la producción, y la de consumir alimentos por parte de las personas consumidoras. En definitiva, por conectar a través de muy distintas formas de mercados locales la producción con el consumo. Esta necesidad en concreto surge, en parte, de un problema (el sistema alimentario dominante impide la viabilidad de las producciones campesinas) y, en parte, de una nueva

ruta o alternativa ex novo, es decir, de una nueva producción agraria que ni tan siquiera ha entrado en el sistema dominante y quiere salir de él, sino que directamente ha optado ya de entrada por estos nuevos canales. Evidentemente hay más necesidades que esta, aunque podemos decir después de analizar las experiencias presentadas que esta actúa como clave de bóveda de otras muchas. El acceso a recursos productivos (semillas, agua, tierra, etc.), un sistema de producción basado en la agroecología, nuevos hábitos de consumo o la creación de nuevas y más favorables políticas públicas, por poner cuatro ejemplos, son arrastrados, como una red de pesca, por este nudo que es la comercialización. En cualquier caso, ser capaces de detectar una necesidad es el primer paso. La palabra “una” no es baladí. Una segunda capa de criterios de selección de la necesidad nos indica que debemos focalizar: ser capaces de separar elementos que siempre son complejos e interrelacionados y deshojar aquel elemento nuclear que vamos a trabajar. Un núcleo que, además de ser concreto y focalizado, sería bueno que fuera palanca de cambio. Este elemento puede ser tan aparentemente ambicioso como conseguir una nueva gobernanza alimentaria mundial o tan aparentemente sencillo como crear una cooperativa de consumo agroecológico. En el primer caso se requieren unas cosas y en el segundo otras, pero el enfoque no difiere tanto en la necesidad de enfocar. Uno de los casos expuestos fue el de la reforma del Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO. LA necesidad en este caso estaba clara: conseguir un espacio multilateral y formal, dentro del sistema de Naciones Unidas, donde estuvieran presentes la voz y las demandas de las organizaciones que apuestan por la SbA. En el segundo caso se trata de construir un espacio de consumo transformador que, además de permitir vender y consumir alimentos, consiga crear nuevas formas de relación y, en definitiva, de democracia alimentaria que es una de las bases de la SbA. En todos los casos se ha analizado, por la vía que sea, de manera más o menos formal o académica, una situación compleja para abstraer de ahí la necesidad sobre la que actuar y de ahí el objetivo de la intervención, proyecto o como queramos llamarle a la iniciativa. Sin duda uno de los primeros pasos consiste en identificar correctamente la necesidad o el elemento que queremos cambiar o impulsar, el objetivo de nuestro proyecto. Esto marcará muchas cosas, pero entre ellas afectará directamente a otra de las áreas clave: la red o alianza. Tanto al tipo de actores que la conformarán como, y sobre todo, el grado o la probabilidad de que estos se apropien de ese objetivo y el trabajo sea más fructífero. ¿Por qué? Básicamente, según se ha identificado en los talleres,

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porque cuando el objetivo planteado es percibido como útil para los actores de la alianza, esta funciona mucho mejor. No hay que empujarla ni perder demasiado tiempo en pensar el modo como implicarla o de intensificar su trabajo, porque todo esto se da de manera más o menos natural. ¿Y cuándo es percibido como útil un determinado objetivo? En general cuando resuelve una de sus necesidades más apremiantes. Cuanto más la resuelva (o sea percibida como capaz de resolverla) y cuanto más apremiante sea esa necesidad, más útil será percibida.

útil, es fácil que consigamos crear una red de trabajo sobre ese tema, y el primer paso estará dado. El hecho de que consigamos que esa red de trabajo funcione bien ya será otra historia; lo analizaremos un poco más adelante. Es posible que esa solución propuesta a la necesidad, por ejemplo, de encontrar canales de distribución de los alimentos producidos o de disponer de semillas adaptadas al territorio o de mejorar en las prácticas agroecológicas agrícolas, no haya sido percibida aún como tal, es decir, que estemos abriendo un nuevo camino, eso en general también puede resultar interesante.

• Campesinado organizado • Consumo organizado • Movimiento feminista organizado • Administraciones públicas

El modo de identificar las necesidades principales de nuestras alianzas para seguir avanzando en la soberanía alimentaria es un mundo. En los talleres se indicó la necesidad de escuchar lo que nos dicen, de estar al día de sus luchas, problemas, reivindicaciones, de saber cuáles son sus agendas y sus planes de trabajo; pero para que todo ello sea posible es necesario un paso previo que a veces, por evidente, se nos pasa por alto. Hay que estar ahí. Es decir, para escuchar o saber cuáles son sus necesidades (o, incluso, para entrever algunas necesidades que aún no han sido del todo detectadas por ellas), hay que estar en relación con estos actores. Y esa relación no puede hacerse, en general, de golpe. Es decir, hay un paso que es inherente al poder identificar bien el elemento en el que vamos a trabajar y que este sea realmente útil para nuestras alianzas, y es trabajar esa alianza. En la literatura clásica sobre el trabajo en red, se identifican varias fases en esta “relación” (identificación, conocimiento, reconocimiento, colaboración, coordinación, cooperación y trabajo en red). No vamos a entrar a detallar cada una de estas fases, simplemente indicaremos que, en general, estar ahí no es un producto inmediato sino que hay que trabajarlo. De todas maneras, en algunas de las experiencias vemos que, si realmente hemos identificado bien la necesidad y la propuesta es interesante y percibida como

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2.2 Red Tal como hemos constatado repetidamente, un proyecto tiene más posibilidades de éxito si responde a una necesidad, pero hay que completar la frase de la siguiente manera: si responde a una necesidad colectiva. Ni una sola de las experiencias exitosas se ha producido trabajando en solitario ni a través del trabajo de una organización, por grande y poderosa que sea. Es necesario el trabajo en red, el trabajo colectivo. También nos parece importante destacar que, en los talleres, se reconocía igualmente que ese trabajo colectivo no es un trabajo de un colectivo de personas, sino de un colectivo de personas organizadas. Una organización que puede ser muy variable y distinta pero en donde existe un grado de conexión, de estructuración entre esas personas. Es decir, en realidad estamos hablando de que debemos trabajar sobre una necesidad colectiva que aglutine a diferentes asociaciones u organizaciones, y por tanto, estamos hablando del trabajo en red.

Un buen resumen de este apartado lo constituye la siguiente reflexión aparecida en uno de los talleres:

Cuando hablamos de actores implicados en nuestra iniciativa concreta a favor de la SbA debemos destacar por su importancia a uno de ellos: el campesinado. Más adelante veremos que otro de los factores de éxito identificados es que este campesinado esté organizado; por tanto podemos hablar de que un actor cuya presencia es clave, muy clave, es el campesinado organizado. Dicho de otra forma, nuestra iniciativa en general debería estar en sintonía con las necesidades del campesinado, de la fase productiva de los alimentos, debería serles útil. Si no es así, vamos a tener una red sin ese actor o, en el mejor de los casos, con un grado de implicación campesina bajo y eso, excepto en iniciativas muy puntuales que por temática puedan no necesitar una gran implicación campesina, no es bueno. En los talleres también se ha visto que otro actor importante es el que tiene que ver con el consumo y, de la misma forma que en el campesinado, es bueno que sea un consumo organizado, si queremos su implicación activa. Finalmente, otro actor que hay que tener en cuenta acostumbra a ser el movimiento feminista dentro de la SbA. Veremos más adelante los distintos tipos de actores que, en general, se ha visto que es bueno que formen parte de la alianza de trabajo y que, siguiendo con el razonamiento actual, si queremos su implicación activa es importante que la iniciativa responda a sus necesidades o intereses reales, ahora enumeraremos a algunos de ellos.

ción inicial de la iniciativa, la planificación, la asistencia y orientación, el seguimiento del progreso, la resolución de conflictos, etc.

Es muy importante dar respuestas reales a necesidades de los colectivos. Que los proyectos den respuesta a las necesidades colectivas, especialmente del campesinado y el consumo. Cuando no se dan respuestas realistas o son respuestas a necesidades individuales aunque estas estén agrupadas (no es lo mismo un grupo de gente que una colectividad), el proyecto acostumbra a fracasar o en cualquier caso no es un proyecto transformador. 2. Estructura de trabajo Además de trabajar con un buen tema, un buen objetivo, también es un elemento muy importante lo que podríamos denominar la estructura de trabajo. Es decir, cómo nos organizamos para trabajar. Ahí podemos distinguir una serie de dimensiones o vectores. 2.1 Grupo motor Se ha identificado como factor de éxito la existencia de un grupo motor estable. La denominación puede ser esa u otra (grupo de coordinación, grupo dinamizador, núcleo duro, etc.), pero en cualquier caso se refiere a un grupo de personas representativas de organizaciones que proporcionan orientación, dirección y control al proyecto. Uno de los términos anglosajones más utilizados es de steering committee, tomando el término que se aplica a la colección de componentes, conexiones, etc. que permite a un vehículo seguir el curso deseado. Las funciones del comité pueden incluir elementos como la construc-

2.3 Forma de trabajar en red (ya sea dentro del grupo coordinador, o bien entre este y el resto de componentes) El trabajo en red implica una determinada forma de trabajar que incorpora una serie de principios que han sido identificados en los talleres y que confirman otras fuentes de información sobre este tipo de estructuras de trabajo. Reconocimiento de la diversidad. Trabajar en red no significa que todas las partes deban pensar o actuar igual. De hecho, si trabajamos en red es justamente para lo contrario, para enriquecernos y complementar a nuestra organización. Tampoco se trata de que sean antagónicas o incompatibles sino que compartan unos mínimos valores y objetivos comunes, aquello tan matemático y sociológico del mínimo común múltiple. Horizontalidad. La relación entre las distintas partes de la red es una relación entre iguales. Ello no quiere decir, en absoluto, que todas las partes sean iguales, hagan lo mismo o que todas hagan de todo. La relación entre iguales significa reconocer que todas las tareas y funciones, desde las más sencillas hasta las más complejas, son fundamentales. Autonomía e interrelación. Este es un punto muy importante. Los colectivos que trabajan en red tienen plena capacidad para decidir sobre el desarrollo de sus funciones y tareas particulares. Es decir, el trabajo en red es altamente descentralizado, pero esa autonomía no puede separarse de la interrelación, de la conexión y comunicación permanentes. Encontrar ese equilibrio no siempre es fácil.

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Sinergia y trabajo en equipo. El que se haya escogido de manera casi universal la imagen de la red para referirnos a este tipo de trabajo colectivo es porque sus partes deberían verse a sí mismas como un nudo, como una parte de un entramado mucho más amplio donde cada nudo está conectado de alguna manera con otros y todos ellos se necesitan para que la red funcione. Sólo la red puede conseguir el objetivo común.

principios básicos del trabajo en red es evitar todo procedimiento innecesario y conseguir una estructura y un funcionamiento que sean eficaces y simples. Debemos tener siempre claro que la red no es una finalidad en si misma sino una herramienta para lograr el objetivo común. Los dos elementos esenciales para simplificar la red es tener eso en mente y acompañarlo de confianza y comunicación efectiva entre las partes.

Pertenencia. La red pertenece a sus partes. La manera como se expresa esa pertenencia es variable, pero en general es a través de la participación representativa, es decir, cada colectivo está representado en la red mediante personas delegadas u órganos de representación. Además, forma parte de la red quien participa en ella desde una participación activa (el hecho de que sea más o menos activa depende, como es de suponer, de muchos factores pero, como hemos dicho antes, la utilidad del trabajo y el clima de trabajo son claves).

Liderazgo. El trabajo en red no funciona sin liderazgo, aunque no se trata de un liderazgo personalista (por más que a veces se encarne en una persona) sino compartido.

Compromiso. Significa asumir responsabilidad y riesgo y es necesario que los colectivos que formen la red lo tengan. El grado de compromiso puede ser (suele ser) variable. Objetivos comunes. Es un elemento fundacional y fundamental de una red. Un grupo de organizaciones se juntan para hacer algo en común y para ello deben compartir, al menos, un objetivo. Hemos visto que uno de los puntos de la red es la diversidad, necesaria para que una red sea tal y una de las razones por la que existen (juntar elementos distintos, con distintas capacidades, visiones, herramientas, etc. en pos de un objetivo común) y cada colectivo puede tener, además del común, su objetivo particular en la red, mientras estos no sean contradictorios con el común. Pero sí a la inversa: el objetivo común no puede ser ajeno a los objetivos particulares de cada una de las asociaciones, sino que ha de incluirlos en todo o en parte. Todas las partes de la red han de sentir como propios los objetivos comunes. Comunicación transparente y permanente. La comunicación recíproca, el diálogo y el intercambio de ideas son la forma básica del trabajo en red y un elemento esencial. Eso no quiere decir estar todos los días reunidos, ni que todo tenga que ser comunicado. Acción común. La razón de ser de una red es trabajar para la acción, para hacer cosas reales y efectivas. Compartir ideas es importante, preparar, planificar, teorizar, analizar, todo ello es importante pero si nos limitamos a eso y no hacemos, la red se deshinchará como un globo aerostático sin aire caliente. Es la acción común lo que da vida a las redes. Aquí es importante unirlo con uno de los elementos analizados. No resulta conveniente crear una red y luego ver qué se hace en ella, sino al revés. Es cuando tenemos intención de hacer algo, de llevar a cabo una iniciativa concreta cuando buscaremos las asociaciones y los actores, e incluso redes existentes que nos puedan ayudar a llevarlo a cabo. El eje de rotación de una red es la acción conjunta. Simplicidad y flexibilidad organizativa. Uno de los

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Creatividad. Otro material que actúa como pegamento de unión entre las partes que constituyen una red efectiva es la creatividad. Nuevos enfoques a antiguos problemas, nuevas manera de actuar o de proponer. El pisar territorio más o menos virgen e inexplorado, ya sea en las acciones, en las dinámicas de trabajo, en las denuncias, etc. sirve de motivación y es un potente creador de sentimiento grupal. Ambiente y clima de trabajo. El clima de trabajo, a diferencia del clima atmosférico, se tiene que trabajar. No nos es ajeno, no nos viene dado casi como por casualidad, en función de la mayor o menor fortuna que hayamos tenido en relación a las personas que trabajan habitualmente en la red. Como otros muchos aspectos de las relaciones en red, también se tiene que cultivar para que, efectivamente, el clima de trabajo sea el mejor posible para llevar a cabo nuestra actividad. Puede parecer un elemento accesorio, un además, pero las experiencias analizadas nos demuestran que es uno de los ejes centrales de éxito. Incluso en las redes o alianzas más decantadas hacia temas técnicos o ejecutivos, o incluso en espacios de trabajo colectivo con actores no del todo afines pero sí necesarios para llevar a cabo el proyecto específico, en esos espacios también el resultado final varía mucho en función de cómo se sientan las personas que dedican horas a trabajar en esa red. Tampoco podemos olvidar que, aunque inicialmente una red puede constituirse por motivaciones diversas, al final acaba convirtiéndose en un grupo de personas más o menos estable que trabajan conjuntamente y el sentirse cómoda, escuchada, útil, valorada y el encontrarse en un ambiente acogedor, limpio y que avanza en los objetivos resulta altamente importante. 3. Comunicación Otro de los elementos que se han considerado necesarios para avanzar correctamente en las iniciativas a favor de la SbA ha sido la comunicación. No nos referimos aquí a la comunicación interna o de flujo de información dentro de la red de trabajo, sino a la comunicación como una herramienta más (y extremadamente importante en nuestros días) dentro de la estrategia para el cambio social que pretende nuestro proyecto en concreto. Nos referimos a la necesidad de conectarse (a través de las herramientas de comunicación necesarias y adap-

tadas) a distintos actores, a los públicos objetivos, y también de incidir a través de las distintas herramientas que la comunicación nos ofrece. Aparece como necesario, por tanto, el disponer de un buen plan comunicativo teniendo en cuenta a quién queremos llegar y cómo lo vamos a hacer para que esta comunicación sea realmente efectiva. Aparecen elementos como la necesidad de aprovechar el “efecto llamada” que tienen las experiencias que funcionan, o sin llegar a eso, que pueden funcionar, esto es, experiencias que ofrecen alternativas viables a una situación dada y que pueden atraer a nuevos actores interesantes y ampliar el efecto de la intervención, visibilizándola. También la necesidad de demostrar la viabilidad de las propuestas, así como la de replicar experiencias exitosas, y poner en valor lo que se hace, lo que se consigue. Otro elemento destacado dentro de esta esfera comunicativa era la demanda de una especie de mapa de experiencias, de organizaciones, de puntos focales que permita saber qué hay ya activo tanto temática (el tema en concreto que se quiere trabajar) como geográficamente (quién trabaja estos temas cerca de donde nos encontramos). 4. Formación Repetido y remarcado en diversas ocasiones, la formación aparece como un elemento central de éxito de las experiencias analizadas. Podemos disgregar este apartado en tres elementos: metodología, temática, y dentro de esta básicamente dos, la formación ideológica y la formación de trabajo en red. La metodología es tan importante como el contenido: metodología en el sentido de estudio o elección de un método pertinente para un determinado objetivo. Además de adaptada (al contexto, al público objetivo), la formación es muy importante que sea útil, y que dé herramientas y conocimientos prácticos reales. De hecho la palabra real aparece como transversal a muchas de las experiencias propuestas y ello merecerá una mención aparte. Por lo que respecta a los contenidos, se han destacado elementos como la formación política, especialmente sobre el campesinado. Esta formación se vislumbra como clave para uno de los actores y, al mismo tiempo, clave en las iniciativas para la SbA. Y ello por diferentes motivos. Uno para no perder en ningún caso la persecución del objetivo transformador final, aunque inicialmente haya que dar pasos intermedios; otro para realzar el sentimiento grupal; también para resistir los diversos envites a los que se verá sometido el actor y el propio proceso por parte de las dinámicas que empujan en sentido contrario y que, voluntaria o involuntariamente, pueden generar división en el seno del movimiento. También como elemento que mantiene vivo el necesario sentimiento de confrontación con el sistema. Hemos visto como uno de los elementos

más valorados, tanto en la propia conceptualización del término de la SbA como cuando esta es llevada a la práctica, es justamente su actitud combativa y confrontacional con el sistema alimentario dominante. En cualquier caso y por diferentes motivos, como los expuestos, la presencia de un alto grado de formación y conciencia política incrementa claramente las posibilidades de éxito de una iniciativa. Esto sirve para todos los actores implicados, pero resulta especialmente clave en el caso del campesinado. La creación de una cultura, de un aprendizaje, sobre el trabajo en red aparece también como una temática importante a trabajar en la formación; seguramente la segunda más importante junto con el trabajo ideológico. A menudo diversas actitudes o procesos problemáticos del trabajo en red se podrían haber solventado con una formación sobre este modo de operar. Evidentemente la formación no garantiza el éxito del trabajo en red, pero sí que incrementa las posibilidades de éxito y la experiencia, las horas de vuelo, a medida que este trabajo se va desarrollando, va creando al mismo tiempo esta cultura de trabajo asociativo. Algunas de las iniciativas más valoradas por las participantes en los talleres se refieren justamente al efecto que estas han tenido como laboratorio de trabajo colectivo y asociativo. De nuevo podemos resumir este apartado con las aportaciones de algunos de los talleres: La formación y los conocimientos sobre cómo trabajar colectivamente son muy importantes. Tanto los conocimientos y la práctica del trabajo y la toma de decisiones dentro de las organizaciones (liderazgos, horizontalidad, democracia interna, manejo de asambleas, etc.) como entre organizaciones (saber trabajar en red). Y un añadido a este factor consiste en la adaptación de los espacios, lenguajes, formas, etc. para cada situación o actor, por ejemplo en nuestro caso “deberíamos potenciar espacios agradables, más informales, más divertidos”. También debemos mejorar la formación política del campesinado y tener estrategias contra la cooptación de ciertas iniciativas proSbA por parte del agronegocio. Por ejemplo, en los mercados alternativos (“orgánicos, justos, locales y todo eso”), si te despistas, el modelo de capitalismo verde se come al mercado campesino real, y además la coexistencia de los dos es imposible y, por tanto, es necesario disponer de estrategias anticooptación. Hay, por tanto, que tener estrategias constructivas pero también destructivas. “No solamente crear alternativas sirve, hay también que denunciar, que molestar.” En muchos casos, cuando se trabaja una alternativa real al modelo dominante, este puede responder intentando dividir al movimiento, la red o la iniciativa, una estrategia que a menudo significa la división de las comunidades o de las organizaciones campesinas. Y frente a ello lo que no sirve es que la dirigencia diga verticalmente: “No, no firmen esos contratos”. La única opción para solucionar esto es la intensificación del trabajo de formación política de base, “inocular como la vacuna”, es

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decir, la creación de un pensamiento crítico. También la acción directa es un buen elemento en este sentido: “la acción es una muy buena formadora”. Incrementar el pensamiento crítico de las bases, más allá de servir como agente antidivisor del movimiento, es de por sí un elemento de éxito. El tipo de formación o acción para conseguir ese resultado dependerá del contexto, pero tampoco podemos olvidar sistemas de formación y comunicación de masas. 5. Actores clave (organizaciones campesinas, administraciones públicas) Anteriormente hemos destacado la importancia de implicar a los actores clave en nuestro proyecto. ¿Cuáles son? Obviamente dependerá de la iniciativa en sí, y tan importante como determinar el objetivo concreto y focalizado que nos proponemos abordar lo es hacer un buen mapa de actores. En algunos casos, este se ha hecho a conciencia y aplicando una metodología clara, en otros se ha hecho más intuitivamente; en algunas situaciones se ha realizado a priori y en otras mientras se desarrolla la experiencia. Entre tanta diversidad se han destacado cuatro actores y de ellos algunas características relevantes para tener en consideración. • Campesinado organizado Difícilmente una experiencia de SbA, pequeña o grande, muy local o muy global, sea de la temática que sea, va a funcionar si el campesinado no se encuentra implicado. No solamente hay que implicar al campesinado sino al campesinado organizado. Y aún mejor si está organizado e ideologizado. Por tanto, aquí hay que pensar en dos cosas: la una es qué organizaciones campesinas existen en nuestro terreno de juego concreto; la otra, cómo implicarlas. Si analizamos las experiencias presentadas nos daremos cuenta de que, en realidad, la implicación de las organizaciones campesinas no significa que vamos a visitarlas con un proyecto en concreto e intentamos convencerlas de que formen parte del mismo, sino que el proyecto debe surgir de una relación anterior. Puede que el proyecto intensifique esa relación o que la amplíe, pero debe existir una relación anterior, ya que una de las características esenciales para el éxito es la confianza entre los actores y ello no se consigue sin que existan previamente muchas horas trabajando juntos. Por tanto, uno de los consejos aparecidos en los talleres es que, más que empezar buscando un objetivo y luego a las organizaciones campesinas para llevarlo a cabo, lo mejor sería buscar la red donde estamos junto a las organizaciones campesinas, identificar cuáles son, ver qué agendas tienen, qué les preocupa o qué temas están trabajando, y sobre eso intentar crear el proyecto. La otra consideración se refiere a tener muy en cuenta la naturaleza específica de la o las organizaciones campesinas con las que vamos a trabajar. La lógica será distinta si se trata de un sindicato agrario o de una asociación, si es una organización de amplio espectro o bien está más focalizada en un tema o territorialmente, etc.

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Tenemos que entender esa alteridad y convertirla en una fuerza capaz de dinamizar en vez de dificultar. • Consumo organizado De la misma manera que resulta indispensable la presencia de campesinado organizado en el proyecto, también se considera muy importante la presencia de otra de las partes de la cadena agroalimentaria, el consumo. A diferencia del campesinado familiar, el consumo es un actor mucho más difuso como categoría. Por consumo nos referimos aquí al colectivo social que directamente está implicado en el consumo de los alimentos a los que orientamos nuestra intervención. Por ejemplo, si nuestro proyecto se basa en comedores escolares nutridos por alimentos provenientes de un esquema de soberanía alimentaria, el consumo seria la comunidad educativa, el alumnado, los padres y madres, etc. Si nos referimos a un mercado municipal, el consumo seria la comunidad que compra en ese mercado. Si nos referimos a una iniciativa que pretende conectar directamente a un grupo de campesinos organizados con una cooperativa de consumo, evidentemente el consumo es esa cooperativa. Como vemos, el actor es menos concreto que el campesinado pero siempre, o casi siempre, existe y es importante que se cuente con él. El consumo, en general, también se encuentra organizado en todos los países o regiones, desde niveles muy locales y concretos (las mencionadas cooperativas de consumo, por ejemplo) hasta otros de escala mayor (por ejemplo, organizaciones de consumidores estatales, con divisiones por temática). Incluso los de menor escala pueden agruparse en redes o coordinadoras de consumo alternativo. Igual que buscamos las fisuras existentes en la producción, trabajando con los colectivos que no siguen el esquema alimentario dominante o que quieren salir de él, lo mismo pasa con el consumo. Cuando contamos con el consumo consciente y organizado en nuestro proyecto sus posibilidades de éxito aumentan. • Movimiento feminista organizado Lo ampliaremos en el siguiente apartado, pero el enfoque feminista es uno de los elementos que han sido detectados como factor de éxito. Digamos aquí que, más allá de que se incorporen las demandas del movimiento feminista tanto en el interior de las redes de trabajo y alianzas como en el exterior, eso es, en el proyecto mismo y en sus objetivos, más allá de eso, lo que resulta importante es que este hecho sea pivotado alrededor de un colectivo, de un grupo organizado en torno a esta lucha, tanto dentro de la alianza como fuera, y no tanto como iniciativa individual de un grupo de personas. Dicho de otra manera, se ha visto como un elemento importante incorporar elementos de la lucha feminista en las iniciativas por la SbA, pero al mismo tiempo que esta incorporación no provenga de una demanda individual disgregada, normalmente, de un grupo de mujeres que forman parte del proyecto en alguna de sus fases o estructura, sino que este grupo de mujeres esté organizado y en contacto con organizaciones feministas ya formadas y con experiencia.

Administraciones públicas Respecto al papel de las administraciones públicas en la construcción de la SbA podemos distinguir entre la actitud de parte de las personas que participaron en los talleres y la realidad última de los proyectos analizados. Parte de la actitud inicial se sitúa, cuando menos, en la prevención ante la posibilidad de que las administraciones públicas apoyen realmente la construcción de la SbA. Existe cierto recelo ante este actor que es considerado como una parte integrante del sistema que propulsa el sistema alimentario dominante. Este discurso tiende a reivindicar una autonomía alta del propio movimiento hasta llegar a manifestar que la administración no es necesaria para conseguir el éxito del proyecto. Al mismo tiempo existe la percepción de que la SbA se entiende como política pública y, en tanto que tal, la administración es absolutamente imprescindible. Entre los dos discursos existe una gama de grises, que es la mayoritaria, donde se concluye que hay que tener algún tipo de relación con un actor que inevitablemente influye (positiva o negativamente) sobre el proceso de construcción de la SbA. No sólo eso, sino que existe (en casi todos los discursos) una idea de responsabilización para con lo público. Todo ello sería lo referido a las actitudes iniciales o al discurso sobre el rol que deben jugar las administraciones públicas en la construcción de la SbA. Pero cuando entramos en el terreno del análisis de la realidad, de los proyectos que están construyendo esa SbA, nos damos cuenta de que siempre “lo público” (entendido como gestión del bien común) y las administraciones públicas forman parte del campo de batalla del movimiento, de que hay que reconducir las administraciones hacia la SbA adoptando estrategias diversas de relación con ellas según convenga, actuando a la contra, denunciando prácticas y políticas contrarias a la SbA; pero también intentando encontrar puntos en común para un trabajo conjunto, e incluso, en un terreno más neutral, exigiendo por lo menos que actúe por pasiva y no entorpezca iniciativas concretas. Resulta claro también que las administraciones tienen un papel muy importante que jugar si se quiere trascender la marginalidad y llegar a amplios sectores sociales. Ahora bien, es evidente también que la relación con la administración requiere de un trabajo previo para fortalecer la base social directamente implicada en el proceso. 6. Feminismo Aparece también la necesidad de dar un peso importante a las mujeres o, en palabras de uno de los talleres, “cuando participan las mujeres mejor”. La cuestión es de qué modo asegurar su participación y su implicación. Este fue uno de los criterios de éxito más claros y con-

sensuados. La “manera de hacer de las mujeres” aporta a los proyectos de SbA una serie de ingredientes que incrementan su posibilidad de éxito. ¿Por qué? • Liderazgo inclusivo (“liderazgo entrañable”, “liderazgo feminista”) • Formas de relación (que van desde lo interno en una organización, pasando por las relaciones entre organizaciones de la alianza, hasta relaciones externas con otros actores no directamente afines). “Cuando existen organizaciones de mujeres o con alta presencia de mujeres en una alianza, la cosa funciona mejor”. • Mejora el acceso al mercado campesino. “La mujer entiende el mercado como un espacio de relación social, de grupo, más que un tema de dinero”. También se alertó del peligro de adoptar una visión “romántica” y aconflictiva de la mujer, por ejemplo los hombres también ven en el mercado un espacio de relación, pero el tipo de relación y las motivaciones y lo que se obtiene de ellas es distinto. • Las mujeres suelen ser las impulsoras, las generadoras del primer empujón en aspectos clave de la SbA como la producción agroecológica o los mercados locales. En el primer caso se menciona que seguramente tiene que ver con la preocupación por la salud y, de manera general, el cuidado familiar que hace que la agricultura química sea vista como fuente de problemas. En el debate “SbA y mujeres” se incorporan dos elementos más allá de los criterios de éxito. 1. La relación SbA y feminismo es un camino de ida y vuelta. Es decir, muchas practicas feministas dan impulso a la SbA, pero también muchas prácticas de SbA ayudan a romper prácticas patriarcales. Por ejemplo, la diversidad de cultivos frente al monocultivo hace que las relaciones en la explotación cambien radicalmente. Ahora existen diversos cultivos con diversas prácticas (por ejemplo, frutales, cereal, huerta, animales, etc.) y parte de la actividad productiva que antes era exclusivamente masculina es ahora compartida por ambos sexos, como también la toma de decisiones. Eso ayuda al tránsito de “un patriarcado absoluto a otro relativo”. Cuba nos sirve como ejemplo. 2. Algunos elementos sobre cómo favorecer la participación real de las mujeres en el movimiento por la SbA, en concreto, en LVC: • Mantener los espacios de mujeres antes/después de los mixtos • Analizar cuáles son las razones concretas por las que las mujeres no pueden asistir a ese evento en condiciones de igualdad • Utilizar en las sesiones las dinámicas adecuadas

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• Formar en liderazgos femeninos; se cita la “Escuela de Quito” 7. Acción (construcción/destrucción, confrontación) En la conceptualización de la SbA hemos visto que el mismo concepto lleva implícita una forma de hacer política. Todas las experiencias analizadas entienden que la acción colectiva es intrínseca a la SbA, por lo que podemos decir que es una propuesta detonada desde la base social y que se construye de abajo arriba. Dentro de este apartado podemos distinguir algunos componentes: - Acción entendida como movilización. En tanto que demanda política contestataria, la SbA se conseguirá como fruto de una movilización social. Con mayor o menor intensidad, adoptando distintas formas, algún tipo de movilización aparece como imprescindible en todos los casos analizados. Incluso entendiendo que el cambio de normativas o de marcos políticos puede ser realmente útil para avanzar en la SbA, este no se traduce automáticamente en un cambio de la realidad, sino que hay que trasladar, que arrastrar más bien, los cambios en políticas públicas a la realidad y conseguir que esos cambios sean efectivos y no puro papel mojado. Para que exista esa movilización o acción colectiva aparece como necesario un proceso de concienciación previo. En este punto sí habría que mencionar un aspecto que consideramos importante. Excepto en el taller con presencia internacional y por las personas que desarrollan su actividad justamente en un contexto internacional y fuera del Estado español, el punto de la movilización como criterio de éxito no surge con fuerza de manera espontánea. Una vez se menciona, entonces sí que se subraya como imprescindible. Eso no ocurre así, como decimos, cuando existen personas que trabajan fuera del Estado donde de entrada ya es señalado como un elemento muy importante para que las propuestas de SbA sean finalmente realizadas con éxito. - Acción entendida como construcción. - Acción entendida como confrontación con el sistema dominante. Tan importante como crear y construir las alternativas, aparece la acción confrontativa y desafiante con respecto al actual modelo agroalimentario dominante. Ese desgaste dirigido hacia el modelo predominante es, en parte, una actitud que debería estar presente en todas las acciones a favor de la SbA y es, en parte también, un conjunto de iniciativas concretas de denuncia y erosión. La correlación de fuerzas es tan desequilibrada que, en muchas ocasiones, las alternativas propuestas no consiguen plenamente sus objetivos si no existe, al mismo tiempo que se construye, una destrucción del modelo imperante. Este puede adoptar distintas formas y objetivos específicos, pero es importante su presencia. Por lo que respecta a la actitud, se refiere a mostrarse

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siempre duros y críticos con el sistema dominante, marcando claramente sus consecuencias y mecanismos de actuación, y a tener muy claro el objetivo final hacia el cual se camina, aunque existan pasos intermedios. Aquí tanto el lenguaje como las acciones concretas son muy importantes para mostrar esa actitud claramente beligerante contra un sistema injusto. También se resalta la importancia de desmontar de manera rápida y efectiva las distintas falsas soluciones que, ante los problemas que denuncia la SbA, el propio sistema dominante crea, especialmente las empresas del agronegocio. - Acción entendida como hacer. Se considera que ahora es urgente transformar la teoría (el discurso de la SbA) en práctica (acciones concretas para avanzar hacia la propuesta). Se considera también que el corpus teórico (tanto a escala global como local) es suficientemente extenso y preciso como para volcar ahora las energías en llevarlo a la práctica. Se comparte que es la construcción de agendas comunes ―agendas comunes de acción comunes, de movilización, de proyectos concretos…― lo que hará avanzar la SbA. El no perder de vista la acción entendida como hacer cosas reales no discursivas que avancen en la SbA es otro de los elementos destacados como necesario para que esa iniciativa sea exitosa.

Red

Campesinado organizado

Estrategia

Implicación administraciones públicas Organizaciones Propuesta real y concreta

Actitud Ideología

ACTITUD En un punto anterior hacíamos referencia al clima existente en las redes como factor de éxito. En realidad, algo que podríamos llamar de diversas maneras pero que aquí hacemos como actitud es un elemento que debería impregnar otras partes de nuestra intervención. Desde la comunicación (cuando sea necesario), la formación, los mensajes, etc. En definitiva se trataría, según las aportaciones de los talleres, literalmente, de hacer feliz a la gente, incrementar su nivel de satisfacción, tanto de los directamente implicados como de a quien lancemos nuestro mensaje, un mensaje por otra parte que sea agradable, tratando de conseguir lo que se puede llamar un contagio positivo. Pero no solamente se hizo referencia a este tipo de actitud, llamémosla, más amable o constructiva, sino también a otras con diferentes matices; de estas destacan dos. Por un lado, una actitud de tener las cosas claras, es decir, estar absolutamente convencidos de nuestra propuesta y de que es más justa y mejor que el sistema dominante al que la SbA se enfrenta. Cuando hablábamos en el apartado sobre la conceptualización de esa claridad en el discurso que ofrece la SbA, esa contundencia y seguridad que transmite la alternativa, lo mismo podemos decir de las iniciativas que intentan llevarla a la práctica.

Confrontación con el sistema Comunicación Feminismo

Acción

Formación

Iniciativa realmente transformadora

El otro elemento destacado es el rigor y la seriedad en las propuestas y las iniciativas. No seriedad entendida como antagonismo a alegría, sino seriedad en el sentido de transmitir la sensación de que lo que hacemos lo hacemos con una base sólida y contrastada.

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Red

Asociacionismo

Red

Asociacionismo

Cultura del trabajo colectivo

Cuidar la relación entre actores (inclusiva y constructiva)

Ritmos distintos Crear red organizada Distintas necesidades

Distintas espectativas

Involucrar actores clave ausentes en la red (identificación e implicación)

Respeto por la autonomía Aprovechar las redes existentes

Formación y cultura del trabajo en red

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Distintas motivaciones

Mapear, contactar involucrar a las redes existentes

Trabajo de dinamización

Trabajo de acogida

Promover la participación de las redes existentes

Claridad en objetivos, proceso, dinámicas

Utilidad de la red (para sus integrantes)

Logros

Dinámicas participativas y de liderazgo

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Presencia de organizaciones

Comunicación

Presencia de organizaciones

Comunicación

Exitencia de grupo motor

Existencia de referentes

Estabilidad del grupo motor

Visibilizar lo que se hace

Presencia de liderazgo

Tipo de liderazgo

Crear efecto llamada Replicar experiencias

Presencia de organizaciones campesinas

Poner en valor lo que se hace, lo que se consigue

Mapa de experiencias, organizaciones, puntos focales

Puesto del equipo

Existencia de acciones comunes de organizaciones trabajando en red

Existencia de acciones comunes

Campesinado organizado

Intercambio de experiencias

Cohesión intraorganización

Trabajar herramientas de comunicación efectivas, dirigidas, adaptadas. Con objetivos claros y planificados

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Existencia de formación

Campesinado ideologizado

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Existencia de estrategia

Propuestas reales

Propuestas reales

Diagnóstico

Fases Acciones que sean palancas de cambio social Focalización objetivo

Necesidad de hacerse real

Equilibrio entre el purismo ideológico y la realidad compleja

Planificación

Puesto del equipo Acciones útiles, atractivas, demandadas

Puesto del equipo

Prisa lenta

Transición

Proceso

Necesidades y respuestas surgidas de las bases

Importancia de las soluciones de mercado

Dar respuesta a problemas concretos

Intentar abordar respuestas completas, no parciales

Puesto del equipo

Importancia del trabajo en red

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Importancia de la acción

Acciones desafiantes, confrontacionales al modelo imperante

Acciones que construyan alternativas

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Formación

Actitudes

Mensajes positivos

Acogida

Formación temática Mensajes constructivos

Formación política Metodologías adaptadas al contexto y al público

Formación práctica real y útil

Mensajes esperanzados Cuidados Crear buen ambiente

Formación política a actores clave

Contagio energético

Incrementar el nivel de satisfacción

Formación sobre el trabajo colectivo y en red

Creacción cultura trabajo en red Respeto Inclusión Puesto del equipo

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Administraciones públicas implicadas

Como resultado del trabajo en los talleres hemos recopilado los diversos elementos surgidos en ellos en forma de piezas. Se trata de visibilizar de manera rápida lo comentado hasta ahora y hacerlo de forma integrada y completa. Hemos agrupado los diferentes elementos destacados en los siguientes grupos para luego, dentro la mayor parte de ellos, desgranar los ítems que lo componen: • Red • Comunicación • Confrontación con el sistema • Organizaciones • Acción • Estrategia • Campesinado organizado • Ideología • Propuesta real y concreta • Feminismo

Necesidad de políticas públicas favorables

• Iniciativa realmente transformadora Necesidad de presión e interlocución

• Implicación de las administraciones públicas • Formación • Actitud

Políticas públicas al servicio de las demandas locales

Necesidad de acción colectiva sobre las administraciones públicas

Cambios legislativos no implica cambio real necesariamente

3. Análisis de los elementos de mejora A veces, tan útil como una guía de viaje que nos muestre los lugares de interés es una que nos muestre los lugares a evitar o, como mínimo, a tener en cuenta. Existen algunos elementos del paisaje que han recogido los talleres sobre experiencias en SbA que estarían marcados con un símbolo de peligro en un mapa. Hemos destacado los siguientes: Purismo A estas alturas ya hemos visto hasta qué punto es importante el trabajo en red (en una red afín, naturalmente) para conseguir nuestro objetivo y avanzar en la construcción real de alternativas basadas en la SbA. También cuáles son algunos de los ingredientes esenciales de ese trabajo en red o en alianza. Incluso los distintos tipos de alianza que pueden convivir (las estratégicas, las tácticas, las de trabajo, las políticas, etc.). EL trabajo con otros siempre tiene una fragilidad extrema, es difícil conseguirlo y fácil romperlo. Uno de los elementos que se han identificado como rompedor de ese trabajo colectivo

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necesario es una suerte de actitud, pero que impregna diversos ámbitos de los expuestos hasta ahora. Podríamos utilizar la palabra purismo para referirnos a una actitud excluyente hacia aquellas sensibilidades que, si bien pueden simpatizar con prácticas de SbA (e incluso materializarlas), no comparten los mismos postulados ideológicos o motivaciones. Puede compartir pocas, algunas o muchas, pero el purismo se refiere a la exclusión de todas ellas a menos que compartan la práctica totalidad de un determinado postulado ideológico. Estas actitudes se traducen en elementos moralizantes que impiden, de facto, trabajar con actores, proyectos o acciones con los que no exista convergencia ideológica total. A efectos prácticos acostumbra a traducirse en la ausencia de dos actores, a menudo, importantes. Por un lado, el campesinado familiar no politizado en el sentido que reclama la construcción de la SbA. Un campesinado que en algún caso puede acercarse a algunas prácticas que propone la SbA (venta directa, circuitos cortos, producción ecológica), pero que lo hace desde una visión más práctica y menos ideológica, esto es, con unas motivaciones iniciales que son más bien obtener mejores precios o mejores condiciones para su trabajo, más que una convergencia ideológica. En muchos contextos (por ejemplo, el del Estado español), este colectivo es, de hecho, el mayoritario entre el campesinado familiar y en muchos casos se ha considerado que, sin su participación activa en el movimiento o en la experiencia concreta, difícilmente esa experiencia será transformadora en sentido amplio y afectará a las capas mayoritarias de la sociedad. En cualquier caso, sea como fuere, sí que aparece como un elemento importante, al menos, a considerar en nuestro proyecto. El otro actor que a menudo es excluido por ese purismo ideológico son las administraciones públicas. Ya se ha hablado antes de este punto y aquí simplemente recordaremos que, a veces, es importante contar con la implicación de las administraciones, que a veces estas estarían dispuestas a formar parte del proyecto aunque a menudo sus motivaciones no son tanto de convergencia ideológica con la SbA (o no totalmente) como de otra naturaleza, y que en estas ocasiones hay que valorar la pertinencia de seguir trabajando con ellas a pesar de eso, si la iniciativa concreta así lo demanda. Ese purismo o esa demanda excesiva de convergencia ideológica que se manifiesta en actitudes moralizantes y excluyentes constituye también un grave problema para la creación y el buen funcionamiento de las redes o alianzas, y es un aspecto que se debe tener muy en cuenta. Dependencia del voluntariado También aparece como elemento a considerar una excesiva dependencia del voluntariado. Quizá convenga explicar bien este punto. Se refiere no tanto a la presencia de voluntariado, cosa que no sólo es positiva sino que debería potenciarse, como al hecho de que el proyecto esté basado en el voluntariado exclusivamente o en un alto porcentaje. En realidad, aunque se habla de volun-

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tariado, se está refiriendo a dos componentes: tiempo de dedicación y estabilidad en la dedicación, y no al hecho de que esa actividad sea remunerada o no. Hecha esta salvedad, a efectos prácticos, se indica que en la mayoría de experiencias exitosas se ha hecho del todo necesaria la existencia de personas que dispongan de esos elementos: dedicación constante y amplia. Horas y estabilidad en el trabajo, y esas características en general van asociadas a la presencia de personal contratado que, de alguna manera, sea el motor ejecutor de la iniciativa. Cuando una experiencia está sustentada en el trabajo puntual e inestable de un grupo de personas (con puntas de dedicación pero también con valles y con una desincronía entre las necesidades de dedicación propias de la iniciativa y las posibilidades reales de dedicación), se resiente y difícilmente se logran los objetivos. Dicho esto, también se remarca la necesidad de incorporar a las personas o colectivos menos profesionalizados, y el trabajo tanto de acogida como de desarrollo de las actividades es muy importante. Dependencia de subvenciones y proyectos públicos Bajo este epígrafe se señalan los efectos colaterales negativos que, a menudo, suponen una dependencia excesiva de las ayudas y subvenciones públicas. Aquí es muy importante destacar un equilibrio entre la necesidad de implicación de las administraciones en muchos casos y esta necesidad de independencia. En realidad, el peligro señalado se concreta en la sustentabilidad de la iniciativa más allá de las ayudas públicas que, a menudo, son inestables y coartan el resultado final y el proceso en sí mismo. Por tanto, se trataría de evitar por un lado que esa ayuda vaya condicionada a un proceso o a unos resultados que dificulten claramente el objetivo final de la iniciativa a favor de la SbA, y por el otro que la iniciativa sea demasiado dependiente de esos fondos públicos de manera que, si se terminan (y tarde o temprano, se terminan), el proyecto se acabe irremediablemente.

dad, es decir, es una necesidad con la que se encuentran muy a menudo el o los actores implicados? • ¿Cómo se ha diagnosticado esa necesidad? ¿Se ha validado lo suficiente?

A continuación detallamos algunas cuestiones que nos pueden ayudar. Naturalmente no se trata de un examen ni nada parecido, sino de un intento de ordenar las cuestiones surgidas en los talleres en un formato que nos pueda ayudar a mejorar la acción.

• ¿Es una red o alianza excesivamente personalista? ¿Su funcionamiento depende demasiado de una o pocas personas y no del compromiso de la organización?

• ¿El objetivo tiene suficiente componente de transformación de la realidad?, ¿de transformación sistémica?

Sobre el campesinado

• ¿Permite incorporar nuevos actores relevantes a la red actual?

• ¿El objetivo concreto de la iniciativa responde a sus necesidades?

Sobre el liderazgo • ¿Existe un grupo motor estable? ¿Hay mujeres en él? ¿Mujeres con visión feminista? • ¿Existe un liderazgo? • ¿Se trata de un liderazgo motivador, inclusivo, asegura la participación? • ¿Es un liderazgo reconocido y admitido? ¿Cuál es el origen de ese liderazgo? ¿Tiene legitimidad? • Sobre el trabajo en red • ¿Cómo ha surgido la red de trabajo? ¿Por confluencia ideológica? ¿Por confluencia en la temática de trabajo? • ¿Existe suficiente diversidad? • ¿Se reconoce la importancia de cada una de las partes, sea cual sea su cometido? • ¿Existe suficiente autonomía para cada organización dentro de la alianza?

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• ¿Existen acciones comunes? • ¿Existe un objetivo común? • ¿Existe participación efectiva de cada organización en la red? Si fuera que no, ¿por qué? • ¿Existe suficiente comunicación necesaria (no más ni tampoco menos), efectiva, útil y transparente?

Sobre el objetivo

• ¿Existe suficiente simplicidad organizativa?

• ¿Existe un objetivo claro y concreto?

• ¿Hay un buen clima y ambiente de trabajo?

• ¿Ese objetivo responde a una necesidad clara y precisa de algún actor relevante?

• ¿Existe un alto grado de creatividad?

• ¿El objetivo tiene suficiente componente de cotidiani-

• ¿Existen organizaciones o grupos de mujeres organizados con visión feminista?

• ¿El objetivo permitirá crear un proyecto o una iniciativa con una propuesta práctica, real y alternativa?

• ¿Existe una agenda común de trabajo?

4. Cuestionario útil. Cosas que debería preguntarme sobre mi iniciativa

• ¿Existen organizaciones campesinas en la red?

• ¿Falta algún actor relevante para el proyecto que queremos realizar?

• ¿Existe implicación de la administración o las administraciones competentes? • ¿Existen organizaciones de consumo crítico? • ¿Han trabajado juntos alguna vez? • ¿Se ha valorado la posibilidad de reunir actores que nunca han trabajado juntos pero que es necesario que lo hagan? • ¿Qué motivaciones iniciales existen en cada uno de los actores para trabajar en el proyecto?

• ¿Forman parte de la alianza?

Sobre las administraciones públicas

• ¿Existen organizaciones campesinas en nuestro proyecto? ¿Tienen un alto componente de ideologización?

• ¿Existe un componente de política pública en nuestro proyecto?

• ¿Existe componente de lucha feminista dentro de él?

• ¿Existen marcos normativos, del tipo que sean, que dificulten o favorezcan nuestro objetivo concreto? ¿Se han analizado suficientemente? ¿Se han elaborado propuestas apropiadas?

• ¿Es una organización suficientemente representativa de la realidad del campo? • ¿Está suficientemente implicada en la alianza? ¿Y en el proyecto concreto? • Sobre las acciones • ¿Podemos resumir en una sola frase lo que queremos hacer? • ¿Las acciones responden de manera clara a la necesidad manifestada? Es decir, ¿le dan una respuesta clara?

• ¿Existen personas dentro de las administraciones proclives a trabajar a favor de nuestra iniciativa? Si fuera que no, ¿se han buscado lo suficiente? • ¿Estamos hablando en nombre de quien no nos corresponde ante las administraciones? ¿Está funcionando suficientemente bien la comunicación y la transparencia dentro de la alianza en las relaciones con las administraciones? (En caso de que esta no esté dentro de la alianza)

• ¿Son percibidas como útiles y factibles?

Sobre la estrategia y la planificación

• ¿Son acciones movilizadoras o que permiten la movilización?

• ¿Existe un programa operativo claro de qué vamos a hacer, con quién, dónde y cuándo?

• ¿Son acciones muy específicas o conectan fácilmente con la realidad social?

• ¿Cómo se ha generado esa estrategia? ¿Se ha consensuado?

• ¿Son acciones claramente desafiantes al sistema dominante? ¿Lo confrontan?

• ¿Es suficientemente flexible para adaptarse a una realidad cambiante?

• ¿Son acciones que ayudan a la construcción de alianzas?

• ¿Contempla todos los aspectos necesarios? (Por ejemplo, los comunicativos, los formativos, los de acción directa o movilización, los de interlocución con las administraciones, etc.) ¿Están correctamente armonizados esos aspectos de manera que se alimenten unos a otros? ¿Se está teniendo en cuenta el momentum? Es decir, ¿se ha valorado el timing de las acciones concretas y se ha visto cuándo es el momento adecuado para hacerlas, sea por agenda política, sea por agenda comunicativa, sea por necesidades de la actualidad mediática, política, de los actores, etc.?

• ¿Son acciones con contenido operativo, o bien dibujan escenarios deseables pero sin explicitar claramente el modo de transitar hacia ellos? Sobre los actores implicados • ¿Están todos los actores necesarios? • ¿Cómo se ha realizado el mapeo de actores? • ¿Existen organizaciones campesinas en el proyecto?

• ¿Existe alguien que tiene una visión global de la iniciativa y que controla todos los aspectos de la planificación? ¿Si es que sí, se comparte correctamente esa

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información con los demás actores necesarios para evitar malentendidos y cohesionar las acciones y el propio proyecto? Sobre el feminismo y la presencia activa de mujeres

Como ejemplo paradigmático de esto se cita el caso de los mercados campesinos en Colombia (Bogotá). El eje sobre el que pivota su éxito es una organización campesina (organización en el sentido de campesinado organizado, no de una única organización o de una estructura sin más).

Finalmente, una cuarta dimensión de esta organicidad radica en la formas de relación entre los actores, unas formas que son constructivas, pragmáticas e inclusivas sin que ello signifique perder de vista el objetivo concreto de la actuación y su componente transformador.

• Más allá de la retórica, ¿existe la participación activa de mujeres en nuestra iniciativa? • ¿Qué mecanismos concretos se han puesto en marcha para que esa participación sea efectiva? • Más allá de la retórica, ¿se está incorporando la visión de género tanto en lo interno como en las iniciativas mismas? ¿Qué se ha incorporado concretamente? • ¿Existen espacios específicos de trabajo para las mujeres? ¿Existen espacios específicos de trabajo mixto? Sobre las actitudes • ¿Damos un mensaje optimista? • ¿Ofrecemos la imagen de una alternativa real? • ¿Generamos buen ambiente dentro de la alianza? ¿Hay respeto por las distintas visiones y opiniones?

El segundo elemento es una estrategia y una planificación (cómo hacer que existan mercados campesinos en Bogotá), que incluye varios elementos, desde el lobby político a escala local, pasando por una estrategia de sensibilización hacia actores clave, una de formación interna (tanto ideológica como técnica), una sobre los aspectos más prácticos (precios, estudios de mercado, logística, identificación de zonas, productos, etc.) y, por supuesto, también una estrategia de alianzas. Muy relacionado con la estrategia y la planificación está lo que podríamos llamar “prisa lenta”, es decir, tener claro que el proyecto necesita de un tiempo (varios años) para obtener un resultado significativo.

• ¿La gente se siente, mayoritariamente, cómoda? ¿Y útil? ¿Y escuchada? ¿Participan diversas personas con asiduidad o, por el contrario, la participación real está monopolizada por algunos actores o personas?

• Alianzas de organizaciones • Alianza rural-urbana • Factibilidad de la propuesta (“pueden ofrecer alimento barato y bueno”)

• Lobby y apoyo administrativo • Buen trabajo en red de intraorganización campesina y extra

• ¿Conectamos en actitud con otros sectores de la sociedad? ¿Con cuáles? ¿Hay alguno con el que deberíamos conectar y no lo hacemos? ¿Por qué?

La organicidad de la propuesta concreta de SbA es un criterio fundamental de éxito para las participantes en la sesión. Esa organicidad se refiere a una serie de elementos:

• Organización campesina

• Sensibilización pública

• ¿Damos una imagen de novedad, de innovación, de frescura?

5. Organicidad, un ejemplo

En este ejemplo observamos los siguientes criterios de éxito:

El tercer elemento seria esa estrategia de alianzas y apoyos: alianzas de fondo y apoyos puntuales. Entre los primeros estarían personas-clave del ámbito académico y ONG, y entre los apoyos, la administración local, por ejemplo.

• La existencia de organizaciones • La existencia de organizaciones campesinas • La existencia de organizaciones campesinas ideologizadas o con una estrategia para conseguirlo • La existencia de organizaciones campesinas con una estrategia clara y concreta acerca del proyecto de SbA en cuestión • La existencia de una alianza entre estas organizaciones

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CONCLUSIONES


El texto que tienes entre las manos pretendía servir de herramienta a aquellas personas y colectivos que están poniendo en marcha procesos a favor de la Soberanía Alimentaria con una visión de transformación social, o estén pensando en hacerlo. Pretendía, como apuntaba Maite en el prólogo, aportar “claves para pensar por nuestra cuenta y pasar a la acción”, transfiriendo los aprendizajes generados desde la experiencia y reflexión personal y colectiva. En lo que se refiere a la primera parte, nos encontramos ante un concepto que es al mismo tiempo teoría y práctica, enunciado y acción, denuncia y propuesta concreta, marco global y respuesta local. Un elemento aglutinador de una gran amalgama de luchas y propuestas sobre diversos ejes. Todos estos ejes tienen en común la voluntad de garantizar la participación del campesinado y las comunidades locales en la toma de decisiones referentes a la alimentación. Se trata pues de crear espacios y términos de participación que aseguren el empoderamiento de las y los actores implicados en el sistema alimentario. De esta manera, se puede decir que la Soberanía Alimentaria es una respuesta-propuesta para construir una sociedad basada en valores opuestos a los del sistema globalizador. En contra de la industrialización y mercantilización de la agricultura, del acaparamiento de bienes comunes y naturales, la Soberanía Alimentaria defiende el derecho de la gente a definir sus propias políticas agroalimentarias basadas en sistemas de producción de alimentos sostenibles desde los puntos de vista medioambiental, social y económico, y apropiados culturalmente a sus circunstancias únicas. De hecho, constituye la primera propuesta de abajo a arriba para reducir el hambre y la pobreza estructural, así como para promover un desarrollo rural sostenible. Trata el problema del hambre y la pobreza desde una perspectiva de los derechos humanos y no desde una perspectiva mercantilista, integrando todos los elementos que definen la vida misma y la cultura. La Soberanía Alimentaria, más que una propuesta para un cambio único de políticas en las instancias internacionales, es un marco de referencia para cambiar la amplia gama de políticas agroalimentarias en todos los niveles. En definitiva, la Soberanía Alimentaria abor-

da la temática no sólo de la alimentación, sino de los modelos sociales, económicos y políticos en general, y pone a aquellas personas que producen, distribuyen y consumen alimentos, en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias e intereses de los mercados y de las empresas. La Soberanía Alimentaria es un marco común que se realiza, se manifiesta, en acciones concretas. Es, podríamos decir, un elemento básicamente contextual que se concreta en las prácticas englobadas bajo ese epígrafe y que, mientras se realizan, redefinen al mismo tiempo el concepto en un viaje de ida y vuelta. Si bien se comparten la inmensa mayor parte del contenido teórico y práctico de la Soberanía Alimentaria, sí aparecen matices y prioridades distintas que beben de distintos enfoques, necesidades o contextos. Como decimos, a partir de esta base común, surgen diferencias de índole práctica o estratégica a la hora de abordar la mejor manera para hacer efectivos estos principios comunes, las medidas necesarias para implementarlos. Esto no es visto como una barrera sino como una afirmación de la propia validez del concepto ya que este emana de un discurso enfocado a la autodeterminación de las comunidades locales para buscar soluciones locales a sus problemas (siempre dentro de los objetivos y valores comunes compartidos). • En los talleres realizados se han reforzado los ejes de democracia, empoderamiento, recampesinización y relocalización. En concreto se destacan: • La democratización de la toma de decisiones en el ámbito agroalimentario es un elemento forjador del discurso. • La reconexión con la naturaleza, la reconexión comunitaria y la reconexión alimentaria. • La dignificación del trabajo campesino, del campesinado como colectivo, la llamada a visibilizar su importancia para la sociedad. • La concepción de que la Soberanía Alimentaria es en realidad una propuesta alternativa total, es decir, de transformación social, no solamente agroalimentaria.

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• La lucha feminista en la conceptualización de la Soberanía Alimentaria es evidente. Si estamos de acuerdo en que la ideología patriarcal está en el centro de las tendencias capitalistas de comercio y exportación, entendiendo que los sistemas económicos, el de la producción y el de la reproducción, no son autónomos, entonces no podemos más que estar de acuerdo en que la lucha feminista y la lucha por la soberanía alimentaria están en la misma senda. Las dos se definen, en el sentido expresado anteriormente, como anticapitalistas. Ahora bien, que discursivamente la propuesta de soberanía alimentaria está alineada con la justicia de género, no significa que la cosa esté hecha. Soberanía Alimentaria apela al derecho de los pueblos a decidir cómo producir y qué producir, además de vincular esa producción con el consumo. Desde una óptica feminista habría que estar muy atentas a cómo está repartido el poder y la toma de decisiones en los espacios en los que se ejerce este derecho a decidir. Dicho de otra manera, profundizar en cómo asegurar el ejercicio de la democracia interna en las organizaciones, comunidades y pueblos. Soberanía Alimentaria es básicamente, según hemos visto, una propuesta de democracia radical. Lo que sirve para la clase campesina sirve para las mujeres como sujeto político.

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• Y, el último elemento, que en realidad es una especie de epílogo o anexo a lo dicho hasta ahora. Valores que pone encima de la mesa el concepto de Soberanía Alimentaria, que emanan de su propuesta política y que se contraponen a los que impregnan el sistema alimentario dominante : la confianza, la interdependencia, los cuidados, la visión holística, la defensa de la diversidad, el valor no monetario, el colectivo y lo colectivo, la dignidad, el respeto, la solidaridad o la inclusividad son los más destacados. En la segunda parte, en lo referido a elementos de éxito en las experiencias basadas en Soberanía Alimentaria, encontramos también cierta unidad dentro de la diversidad, es decir, existe un cuerpo bastante cohesionado de elementos que las personas participantes en los talleres han coincidido en destacar como elementos claves para que las iniciativas basadas en la Soberanía Alimentaria tengan éxito, y al mismo tiempo ciertos componentes contextuales en función de la experiencia concreta compartida. Quizás destacar la predominancia de las iniciativas basadas en la comercialización de alimentos, en los mercados locales y de proximidad, así como la impor-

tancia dada al trabajo en red y a la necesidad de saber trabajar en estos espacios y con este enfoque. El resto de elementos nucleares se pueden resumir en disponer de: 1. Un objetivo claro, concreto y focalizado. 2. Un objetivo que responda a una necesidad, que sea útil y percibido como tal por los y las actores implicados. 3. La existencia de un grupo motor (con especial atención a la presencia del campesinado y del feminismo). 4. Disponer de una estrategia clara y de una planificación realista y coherente. 5. La creación de alianzas. 6. Elaborar un buen mapeo de actores. 7. La necesidad de formación, especialmente ideológica y política.

8. La importancia de la implicación Administraciones públicas, sobre todo en lo local. 9. La absoluta necesidad de la comunicación. 10. Tener una amalgama de actitudes coherentes con lo que se defiende y que ayuden a avanzar en el proceso. 11. No perder nunca la actitud crítica y de denuncia. En definitiva la propuesta política de Soberanía Alimentaria aparece como más viva, más dinámica y más adaptada a las distintas realidades que nunca. También muestra un grado de madurez acorde a sus más de 20 años de vida y parece que la mayor parte de la energía del movimiento para conseguir la auténtica revolución en el sistema alimentario dominante que representa la Soberanía Alimentaria está volcada en pasar de la teoría a la práctica, en sencillamente no dejar ni un instante de llevar a la práctica acciones que emanan de la necesidad de una democratización radical del sistema alimentario y una apuesta decidida por una construcción social opuesta al neoliberalismo imperante partiendo de la alimentación, para llegar a todos los rincones de la sociedad.

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ANEXOS


ANEXO 1 LISTADO DE TALLERES Y PERSONAS PARTICIPANTES EN LOS MISMOS

TALLER 1 • Eva Torremocha – IFOAM (Federación Internacional de movimientos de la agricultura ecológica)

• Patricia Dopazo – Revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas

• Freddy Congo - FENOCIN (Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras), Escuela Nacional de Agroecología – Ecuador

• Tom Kucharz - Ecologistas en Acción

• Gustavo Duch – Revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas

TALLER 4 • Aitor Larrañaga – Iniciativa Aramaio

• Henk Hobbelink – GRAIN

• Amaia Uribe – Emaús Fundación Social

• Paul Nicholson – EHNE Bizkaia, La Vía Campesina

• Andoni Mujika - Bagara

• Peter Rosset – Centro de Estudios Para el Cambio en el Campo Mexicano (CECCAM), apoyo técnico de la Campaña Global para la Reforma Agraria de La Vía Campesina

• Paul Nicholson – EHNE Bizkaia, La Vía Campesina

TALLER 2 • Eneko Viñuela – VSF Justicia Alimenaria Global • Fernanda Couñago Otero – Amarante-Setem • Isabel Villalba Seivane - Sindicato Labrego Galego

• Pedro Lizarralde – Iniciativa Aramaio • Saioa Polo – Mugarik Gabe TALLER 5 • Aitor Larrañaga – Iniciativa Aramaio • Jakoba Rekondo – Fundación Zerain

• Iñaki Varela Pérez – Verdegaia

• Maite Aristegi – Movimiento Campesino Etxalde – Nekazaritza Iraunkorra

• Lidia Senra Rodríguez - Sindicato Labrego Galego

• Paul Nicholson – EHNE Bizkaia, La Vía Campesina

• Txetxu Núñez – Movimiento Campesino Etxalde – Nekazaritza Iraunkorra

• Pedro Lizarralde – Iniciativa Aramaio

TALLER 3 • Andoni García – COAG (Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas) • Belén Solana – CERES (Confederación de Mujeres del Mundo Rural) • David Gallar – ISEC (Instituto de Estudios Campesinos) • David Sánchez – Amigos de la Tierra • Jeromo Aguado – Plataforma Rural y URPF (Universidad Rural Paulo Freire)

APRENDIZAJE COMPARTIDO LOCAL • AHT Gelditu Elkarlana (Coordinadora contra el Tren de Alta Velocidad) • AntiguaOtarrak Kontsumo Taldea (grupo de consumo) • Añorgako Gazte Asanblada (asamblea de jóvenes) • Arrasateko Tximitxarte Kontsumo Taldea (grupo de consumo) • Ayuntamiento de Donostia • Ayuntamiento de Durango

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• Ayuntamiento de Ea

• Fundación Cristinaenea

ANEXO 2

• Bionekazaritza

• Gasteiz Trantsizioan

• Bizilur

• Larrabetzuko Eskola

LISTADO DE CASOS ANALIZADOS Y VISITAS REALIZADAS

• Cooperativa Agroecológica Uztaro

• Movimiento Campesino Etxalde – Nekazaritza Iraunkorra

• Desazkundea

• Mugarik Gabe

• Deustuko Baratza Kontsumo Taldea (grupo de consumo)

• Nekasarea

• Agroecología campesina en Cuba

• Oiz-eperdi Elkartea (asociación)

• Alianza de Soberanía Alimentaria de los Pueblos (ASAP)

• Diputación Foral de Gipuzkoa • Donostiako Bidezko Merkataritzako Taldea (grupo de comercio justo)

• UPV • Uribe Kostako Agroasanblada (agro-asamblea de jóvenes)

• Ekoliderrak

• Txirbilenea Kulturgunea Sestao (centro cultural)

• Esnetik Koop.

• Ayuntamiento de Hernani

EXPERIENCIAS ANALIZADAS

• Mercados campesinos en Canadá (Toronto, Vancouver)

• AMAP - Associations pour le maintien d’une agriculture paysanne (Francia)

• Mercados campesinos Estado español (Andalucía, Euskal Herria, Catalunya)

• ARCO – Agricultura de Responsabilidad Compartida (Estado español)

• Movimiento Campesino Etxalde – Nekazaritza Irankorra

• Avances en el desarrollo del Derecho a la alimentación como reivindicación basada en la SbA

• Nekasarea (Bizkaia)

• Bagara (Alto Deba) • Canales cortos de comercialización en Andalucía • Creación del CIP - Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria • Comisión de mujeres en LVC • Cooperativa Esnetik (Ugao) • Cooperativa Laneko (Gizaburuaga) • Ecoconsum (Catalunya) • Ecogermen (Valladolid) • Ecovida (Brasil) • Escuelas campesinas vinculadas a la CLOC – LVC • Flexibilización de las barreras legislativas de carácter sanitario para la producción y comercialización en canales cortos (Estado español y Francia)

• Proceso de participación de la Sociedad Civil en la reforma del CSA – Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (FAO) • Proceso Nyeleni • Programa de formación a jóvenes en proceso de instalación de EHNE-Bizkaia • Titularidad compartida en las explotaciones del Estado español VISITAS REALIZAS • Productor en reconversión del modelo intensivo a procesos agroecológicos, visita en sus invernaderos. Ugao. • Conversatorio con un miembro de la ejecutiva de EHNE-Bizkaia, promotor también del movimiento campesino Etxalde- Nekazaritza Iraunkorra y de la cooperativa Esnetik. Ugao. • Gestión de comedores escolares. Larrabetzu

• Fundación Zerain

• Cesta de Basaburu. Itxassou.

• GUreztatu, proyecto para revitalizar el mercado (Arrasate)

• Euskal Herriko Laborantza Ganbara. Ainhize - Monjolose.

• Iniciativa de Desarrollo Rural de Aramaio

• Producción de una sindicalista campesina, activa en organizaciones de mujeres, conocedora de la metodología campesina a campesina. Conversatorio sobre su experiencia y sobre la iniciativa de Economato. Ozaeta.

• Lucha antitransgénica en el Estado español • Matadero de Erralde (Durango) • Mercados campesinos en Ecuador • Mercados campesinos en Colombia (Bogotá)

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• Mercados campesinos en Argentina (Misiones, Rosario)

• Proyecto integral de desarrollo socio-laboral local: producción ganadera, venta y restaurante desde la iniciativa de una mujer vinculada al sindicato. Zeanuri.

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ANEXO 3

VALORES Y MODOS DE FUNCIONAR

APORTES A LA CONCEPTUALIZACIÓN DE LA SBA Aportes de talleres de personas expertas. (Aportes de participantes en aprendizaje compartido.)

DIGNIFICACIÓN CAMPESINA

Sba da esperanza porque se da importancia a las personas. Da autoestima a baserritarras. Dignificación campesina: no solo económica, sino también en cuanto a valoración del trabajo realizado (complejidad) y visibilización. Revalorización de conocimientos previos y realidades existentes (excluidas en modelo dominante y oficial).

RECUPERAR, RECORDAR, RECONOCER, REVALORIZAR

MODELO ALTERNATIVO ANTICAPITALISTA

La Sba no da prioridad al lucro, está en contra de la propiedad privada y a favor de volver al sentido de lo común, y no sitúa al hombre por encima de la naturaleza sino que lo ve como un subsistema dentro de la biosfera. Alternativa clara contra el capitalismo. No contaminarla con intereses mercantiles y políticos. Movimiento y concepto no asimilable, no fagocitado por el sistema, que no lo mercantilice.

En cuanto a recuperar y recordar, se considera que se está haciendo un trabajo importante en torno a las semillas, y queda en el aire si se está haciendo el mismo hincapié en la recuperación de conocimientos y saberes.

INCLUSIVO

La Sba debe incluir las diferentes formas de entender el campo, tanto desde el punto de vista de la producción como del consumo, así como de las diferentes sensibilidades en torno a él (feminismo, ecologismo…). También lo consideramos inclusivo en el sentido de que los problemas del campo son de toda la sociedad.

ALIANZAS

Capacidad aglutinadora horizontal (diferentes actores dentro de un territorio) y vertical (mismos actores en diferentes territorios).

PROCESO

Contenido conceptual en movimiento, un camino por recorrer, que nunca termina. Alternativa, camino.

EFICIENCIA

Económica, ecológica, social. Austeridad.

LO COMÚN, COMUNITARIO

SbA es un modo de vida, una forma de vida, una propuesta para la sociedad, defensa de lo común, que se inserta en una necesidad moderna actual de superación del individuo, del simple voto, para ir a buscar a la colectividad a la comunidad.

Estos conocimientos nos llevan al camino a recorrer, mediante el cambio social y económico. ECONOMÍA RURAL

Economía no capitalista.

DECRECIMIENTO

Simplicidad, sentido común, racionalidad campesina.

PENSAMIENTO SISTÉMICO U HOLÍSTICO

Contrario al positivismo y al pensamiento lineal que sustenta al sistema capitalista.

Se considera que queda camino por recorrer en cuanto a lo común/comunitario, ya que tanto desde el punto de vista del consumo como de la producción, en gran medida se parte de iniciativas individuales.

Equilibrio entre sujeto y colectivo.

PROPOSITIVO, POSITIVO, CREATIVO

Propositivo, positivo, creativo: hemos de reinventar lo rural como algo vivo. A nivel social, rescatamos el punto positivo de que el avance en la Sba en EH es un proceso más rápido de lo que pensamos.

Superación de parcelación y reduccionismo. Ver más allá de lo material y económico. SbA como propuesta de los cuidados. En la práctica no se incluye habitualmente.

COSMOVISIÓN

Buen vivir y amalurra/madre tierra. Reconexión de las personas con la comunidad y el medio, sin ver a naturaleza como recurso. Promover reconexión desde la tradición y cultura propias. En gran parte hemos perdido esa tradición ancestral y es difícil acceder a ella.

DIVERSIDAD

LOCAL FEMINISTA

Recuperar concepto indígena de que la persona no es nadie sin el medio, sin la tierra. Identificación y unión entre personas y el medio. El medio ambiente no es un recurso sino que tenemos que conectar con él. También recuperar lo comunitario. La persona en el centro unida a la tierra. La persona y la comunidad van unidas. Comunidad de sujetos.

PARTICIPATIVO, AUTOGESTIONADO

Incluyendo emprendizaje social

Más allá del conocimiento. Lo emocional, trascendental.

TRANSPARENCIA Y CONFIANZA ENTRE PERSONAS

Conocer el proceso de producción y consumo, qué se elabora y conocerse entre las personas, transparencia.

VALORES ANTIPATRIARCALES

Ya que en el debate sobre “modelo alternativo” una de las conclusiones era la falta de la perspectiva feminista, tanto en la teoría como en la práctica de la implantación de la SbA en EH, consideramos que es desde el punto de vista de los valores y formas de funcionar básicas donde debemos empezar a pararnos a reflexionar sobre estas cuestiones.

SbA como propuesta de los cuidados, necesidad de visibilizar elementos ocultos de la alimentación, ya que el sistema invisibiliza tanto lo negativo como lo positivo. Pone luz sobre aspectos de corriente feminista dentro de SbA, los valoriza y defiende. La SbA utiliza, al menos en discurso, la economía de cuidados.

PONER LA VIDA EN EL CENTRO

Importante destacar que se debe poner la vida en el centro, pero haciendo especial hincapié en no tener en cuenta solo la vida humana.

Cuestionamiento de relaciones de género y de análisis de acceso a recursos, participación, demandas e intereses de mujeres.

ECOCEPENDENCIA E INTERDEPENDENCIA

Unidos a las anteriores, estos valores resumen las ideas comentadas, en cuanto a dependencia con la naturaleza e interdependencia entre las personas, por lo que nos parece importante destacarlos.

Recuperar el conocimiento y el poder local, mercado local… Se asocia local a femenino y a cotidiano. Los liderazgos que promueva la SbA son femeninos.

Hace falta una reflexión sobre el feminismo en la Sba, estudiar el feminismo campesino, el neo- ruralismo y la importancia de la igualdad. VISIÓN POLÍTICA GLOBAL Y LOCAL

Primero plano político, del pueblo y de los pueblos. Apuesta nacional. Va por encima de nacionalismo. Para conseguir la libertad es importante tener el derecho en el ámbito nacional. Cómo manejar ese enlace? Sba en la que no entrasen intereses partidistas, especulativos.

ECOLOGISTA ANTIDESARROLLISTA

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Existe una falta de concienciación que comienza con la educación, aprender a desaprender. Perder la concepción del paradigma tecnológico industrial.

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PRODUCCIÓN Y CONSUMO DE ALIMENTOS

DERECHO DERECHOS VULNERADOS

Por ejemplo, el derecho a una alimentación adecuada y a elegir la alimentación de nuestros hijos/as en los comedores escolares se topa con obstáculos legales respecto a la introducción de productos locales y cocinas colectivas.

PODER DE DECISIÓN, EMPODERAMIENTO, DERECHO A DECIDIR, AUTONOMÍA, EMANCIPACIÓN

Recuperar la capacidad de decidir y el poder. Sba como proceso de empoderamiento – emancipatorio.

DERECHO COLECTIVO DE LOS PUEBLOS A DECIDIR

Derecho del pueblo. Importante no unirlo a concepto nacionalista sino a derecho del pueblo. Apuntalar el atributo de propuesta sistémica o transversal, rompiendo las barreras de estados y concepción N-S. Es un problema de DÓNDE RADICA LA CAPACIDAD DE DECISIÓN, y esta no está en estados. Estrategia potente a usar en plano político de pueblos en defensa de soberanía nacional.

CONTROL DEMOCRÁTICO. DECISIÓN POLÍTICA. POLÍTICAS PÚBLICAS

Es uno de los atributos más consensuados. Radicalidad democrática de la propuesta de Sba. Derecho campesino de decidir sobre la alimentación y derecho campesino a poder producir alimentos, capacidad para poder producir, tener acceso a lo necesario para producir. Control democrático. Qué comemos, cómo y dónde se produce y comercializa. Justicia para personas productoras y consumidoras, la ciudadanía.

Sba por nuevas formas de gobernanza y democracia real. Un movimiento de transformación socio-política-económica. Control democrático, decisión política transformadora. A la tierra y mercados. Así como a las semillas, agua, energía.

DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES

Esta capacidad de decidir también debe existir en la explotación familiar o dentro de movimiento campesino, sobre todo en el caso de las mujeres.

DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Derecho a la alimentación para todas las personas.

DERECHOS DE LA NATURALEZA

MODELO AGROECOLÓGICO, CAMPESINO

Importante señalar la diferencia entre baserritarra-campesinado y agricultor/a: 1. En el baserri se produce para el autoconsumo, la autosuficiencia, llevando al mercado lo sobrante para conseguir lo que no se produce en el propio caserío. 2. La persona agricultora produce para vender y consume en su hogar lo sobrante.

DERECHO ACCESO A RECURSOS PRODUCTIVOS

Sostenible, ecológico y autóctono.

ALIMENTACIÓN BUENA, LIMPIA, LOCAL, DE TEMPORADA, CERCANA.

Existen límites estructurales para conseguir este consumo alimentario responsable y limpio; en el caso vasco la tierra por ejemplo, sería necesaria previamente una reforma agraria.

NUTRITIVA

La Sba ofrece alimentos nutritivos.

PONE EN VALOR LA ALIMENTACIÓN VS MERCANCÍA

PRECIO JUSTO, CONSUMO CONSCIENTE Y COMPROMETIDO. VENTA DIRECTA.

SOBERANÍA ENERGÉTICA. SOSTENIBILIDAD Y AHORRO

Conciencia de consumo y la importancia de la alimentación. Pero consumo no debe ser lo único central. El consumo como termómetro. Transparencia. Así, son dignos de destacar los importantes cambios que en poco tiempo se están dando en el consumo, si bien reconociendo la falta de conciencia política en este sentido. Se presenta como clave la venta directa, pero necesaria la diversificación frente al canal casi exclusivo de los grupos de consumo. Sba y soberanía energética, no se pueden separar.

NO TANTO AUTOSUFICIENCIA COMO REGULAR COMERCIO

Además de los derechos antropocentristas se incorporan los de la propia naturaleza, y el equilibrio necesario entre el ser humano y la naturaleza.

DERECHO DE PARTICIPACIÓN

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ANEXO 4

NUEVOS MODELOS DE GESTIÓN: Buscar nuevos modelos de gestión, ni pública ni privada. Cuidado con casos de autogestión dentro de la gestión pública. Ni publico ni privado, colectivo y autónomo.

APORTES A LA IDENTIFICACIÓN DE CRITERIOS DE ÉXITO DE LAS EXPERIENCIAS DE SBA

TENER ESTRATEGIAS CONTRA LA COOPTACIÓN DE CIERTAS INICIATIVAS PRO-SBA POR PARTE DEL AGRONEGOCIO: Estrategias constructivas y destructivas para evitar la división, desde el fomento del pensamiento crítico. También acción directa contra el agronegocio.

Aportes de talleres de personas expertas. (Aportes de participantes en aprendizaje compartido local)

ESTRUCTURA JURÍDICA PARAGUAS: Creación de estructura jurídica para mantener la visión, estrategia y para hacer de paraguas de las múltiples actividades. Pero que no sea el objetivo, sino una estrategia, un medio.

CRITERIOS ÉXITO

CRITERIOS FRACASO

Integrar aspectos emocionales y sociales (visitas, excursiones, compartir otros momentos personales, etc.) a la hora de crear colectivo y para llegar a otros colectivos.

DEFINICIÓN, CONCEPTO El movimiento ha tenido éxito en la CREACIÓN DEL CONCEPTO, LANZAMIENTO DE LA PROPUESTA Y AGLUTINACIÓN DE FUERZAS.

El movimiento no ha tenido aún éxito general sobre la agroindustria y sobre los estados

CRITERIOS FRACASO

Crisis de modelo organizacional de la izquierda, retos de horizontalidad y de integrar mujeres.

RELACIONES HORIZONTALES: entre administraciones, ciudadanía y asociaciones.

Falta visibilizar lo que se hace, uso de nuevas tecnologías limitado. Las nuevas tecnologías amplían las posibilidades de comunicación pero se corre el riesgo de excluir a grupos concretos que no tienen acceso a ellas o no tienen costumbre. Necesidad de crear agenda alternativa, ser referentes.

ORGANIZACIÓN CAMPESINA, BUEN TRABAJO EN RED INTRAORGANIZACIÓN Y EXTRAORGANIZACIÓN. Organización en el sentido de campesinado organizado, no de una única organización o estructura. Colaboración, cooperación, que sean las claves del trabajo compartido para la creación de sinergias y alianzas.

Uso de terminologías inadecuadas, generalmente técnicas, necesaria para grupos más especializados pero muchas veces incomprensible para otros sectores.

ORGANICIDAD: existencia de organizaciones y estructura, ideologizadas, con estrategia. Existencia de alianzas entre estas organizaciones. Flexibilidad ideológica, sin ortodoxias. ESTRATEGIA Y PLANIFICACIÓN DE PRISA LENTA: que incluyen diversos elementos: desde el lobby político a nivel local, pasando por una estrategia de sensibilización hacia actores clave, una de formación interna (ideológica y técnica), una sobre aspectos más prácticos (precios, estudios de mercado, logística, identificación de zonas, productos…) y estrategia de alianzas. ALIANZAS Y APOYOS: alianzas de fondo: personas clave del ámbito académico y ONGDs, y apoyos puntuales: administración local. Lo primero es conocernos y hacer redes, gestionar todos los motores, unir fuerzas. Fomentar el conocimiento mutuo y visibilizar la hetereogeneidad como algo positivo.

Comenzar y avanzar poco a poco, con flexibilidad, según las posibilidades de cada momento y contexto, sin esperar una estabilidad y seguridad estancas.

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Falta incorporar inmigración y exclusión.

Generar empleo con contrataciones sin discriminación por rango de edad, sexo, procedencia (local, inmigrante) y de carácter indefinido.

GESTIÓN, ORGANICIDAD, ESTRATEGIA Y ALIANZAS

Empezar algo sin esperar a que lleguen las condiciones ideales, empezar también aunque no se encuentren los socios desde el principio y sin complejos entre gente con trayectoria y gente nueva en la militancia.

Importancia de llevar lo político y las palabras a la práctica y a los colectivos.

Elegir forma jurídica más adecuada. Dificultades para que las personas quieran implicarse en una cooperativa.

Sobre la Sba hay diferentes puntos de vista. Lo importante es su capacidad de hacer redes. Es una propuesta política y de valores, pero debería ser también un CONCEPTO PÚBLICO, común para todos.

PLANIFICAR Y PRÁCTICO: Trabajar en dos niveles: planificar - no perder el norte y prácticas -ejemplos. En cuanto a la planificación de proyectos, hay que trabajar las motivaciones antes de comenzar el proyecto en si para asegurar el compromiso de las partes implicadas. Desde la horizontalidad, mas allá de la planificación y puesta en marcha, proponemos lo siguiente, como sistema circular: diagnostico – planificación – practica - análisis/reflexión-diagnóstico.

Falta participación y transformación social. Para la transformación social, hay que conseguir llegar a otros grupos que no están directamente relacionados con la soberanía alimentaria.

CULTURA COOPERATIVISTA: hábito de hacer cosas juntos, autogestión, recuperar el termino original, sin animo de lucro.

Sba cuenta con el potencial de unir a gente de ámbitos y espacios muy diversos. Importancia de trabajar la pertenencia y red, el espíritu comunitario.

CRITERIOS ÉXITO

ASOCIACIONISMO: Usar y promover el asociacionismo existente, potenciando redes y sinergias. Planificación participativa de los colectivos. Es importante llegar a sectores no directamente relacionados con la soberanía alimentaria usando temas gancho que nos permitan ir incluyendo este tema de reflexión (ej: huertas/jubilados, semillas/pequeños agricultores...), añadir a colectivos, gremios profesionales, etc.

FALTAN MAPAS DE QUIÉN HACE QUÉ PARA ARTICULACIÓN

FORMAS DE RELACIÓN ENTRE AGENTES: constructivas, pragmáticas e inclusivas.

ESTRATEGIA PROGRESIVA: por fases. Al hablar del ritmo y de proyectos progresivos, hay que tener en cuenta un marco global con un objetivo final concreto pero entendiendo la situación de todas las partes, atendiendo sus necesidades y respetando los ritmos, y marcar objetivos intermedios.

Crecimiento rápido de las iniciativas: diferentes implicaciones y motivaciones, no buena acogida de nuevos miembros en las iniciativas.

RITMOS Y AUTONOMÍA: Respeto por diferencia de ritmos y autonomía de los colectivos, sin saturación purista ni teórica. Conseguir autonomía, ir entendiendo conceptos. Cada grupo va a su ritmo.

Faltan herramientas de gestión desde la economía solidaria. Falta imaginación, visión de futuro, proyección tanto para la financiación de iniciativas como para su seguimiento.

BUENA COMUNICACIÓN: una buena estrategia comunicativa. Si no se comunica no existe. La capacidad de llegar a la gente es limitada y el esfuerzo muy grande. Mejor comunicaciones horizontales y una comunicación para la práctica real. Necesidad de proyectar una visión positiva, constructiva con buenos ejemplos, en clave de “Sí que se puede”. Nuevos canales alternativos de comunicación/información y contrainformación.

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CRITERIOS ÉXITO

CRITERIOS FRACASO

DIAGNÓSTICO, TRANSFERIBILIDAD, VIABILIDAD y PROCESOS DE APROPIACIÓN y RELEVO EFECTO LLAMADA DE LO QUE FUNCIONA. Efecto llamada de prácticas y casos locales que funcionan. VISIBILIZAR FACTIBILIDAD DE PROPUESTAS. REPLICAR MODELOS. Replicar modelos, no crecer sino funcionar con la mínima unidad de viabilidad económica.

Pérdida de la cultura del caserío debido a la industrialización.

Experiencias rentables pero que no tienen relevo, si no se introduce la ideología política somos sensibles.

ACOGIDA Y TRANSFERIBILIDAD. Preparar la acogida de nuevos integrantes (protocolos de acogida), así como la transferibilidad de las experiencias. DEMOSTRAR VIABILIDAD ECONÓMICA. Demostrar la viabilidad económica (ej. Se reducen costes produciendo en agroecológico) cuando la gente ve que es viable, la gente vuelve a la tierra. Lo viable, el baserri.

PROPUESTAS POSITIVAS, CONSTRUCTIVAS Y REALES. Comenzar con lo que tiene más probabilidad de éxito, más fáciles, desde esas pruebas piloto, expandirlas. Además, las iniciativas deben dar respuestas a problemas reales de la gente, dar alternativas a corto plazo. COMPAGINAR FACTIBILIDAD CON POLITIZACIÓN DE PROPUESTA.

RESPUESTAS REALES A NECESIDADES DE LOS COLECTIVOS: El colectivo da fuerza: hay que educar en este valor. Construir el colectivo compartiendo desde el inicio las ideas, no una vez que ya están desarrolladas, construirlas juntos. Compartir necesidades y capacidades.

CRITERIOS FRACASO

LIDERAZGO, DINAMIZACIÓN Y REFERENCIAS LIDERAZGOS ESTABLES. Se debería concretar mejor lo que significa. Importancia del liderazgo en positivo: no individualizado, personalizado ni masculinizado; no debe ir vinculado al poder unilateral y monolítico. Promover liderazgos horizontales y colectivos. Pasar del triángulo al círculo. Liderazgos temáticos (¡¡cuidado con la especialización!!), rotacionales y reparto de responsabilidades. Incentivar la cultura de la participación.Es necesario cambiar hacia una cultura basada en la corresponsabilidad y la participación para cambiar las dinámicas actuales. Toma de decisiones y puesta en práctica colectiva. Reparto de responsabilidades. El liderazgo no debería verse como un coto de poder sino como una responsabilidad que implica servicio al colectivo. Fundamental el tratamiento de la emocionalidad en las dinámicas participativas así como en general en todos los procesos colectivos.

Fragilidad de iniciativas si falta un relevo generacional con perspectiva ideológica.

GRUPO MOTOR: Importancia de un grupo motor. Clave la fuerza y sacrificio de ciertas personas referente. Vemos la importancia del grupo motor como punta de lanza en un comienzo pero también la necesidad de que posteriormente deje paso a una transición que revitalice, ilusione y no enquiste liderazgos negativos.

DEMOSTRAR LA EFICACIA DE LA PROPUESTA. A diferentes niveles, a nivel social, menos costosa para administraciones, a nivel ambiental, etc.

ARTICULAR Y POTENCIAR INICIATIVAS DE TRANSICIÓN HACIA MODELO IDEAL. Hace que incentivar ese cambio, existen elementos sociológicos resistentes. Hay que trabajarlos.

CRITERIOS ÉXITO

Problema de relevo.

PUNTOS DE REFERENCIA: Es importante conseguir personas referentes, que saben lo que hacen las demás, puntos focales de conocimiento detectados y que estén vivos para unirlos en red.

Pero, cuidado con las personas de referencia, son necesarias pero hay que ser conscientes de las luchas de poder, egos, etc. Crear condiciones para limitar esas tendencias.

LIDERAZGO INCLUSIVO, FEMENINO. Evitar masculinizar mujeres y envejecer jóvenes, sino de aprovechar la diversidad que representan. Los casos de éxito están vinculados al liderazgo femenino, ligado a la sostenibilidad y a ejercerlo de manera diferenciada al modelo masculino dominante.

El liderazgo femenino sólo se da en organizaciones de mujeres, existencia también de mujeres que ejercen liderazgo masculinizado. El liderazgo carismático y masculino conlleva menor participación e implicación, así como dificultad de relevo.

Cuando no se dan respuestas realistas o son respuestas a necesidades individuales aunque éstas estén agrupadas el proyecto fracasa / las personas no se apropian del proceso.

Acción directa, no sólo discurso. Las acciones van cambiando la red, el colectivo, replanteando estrategias. DIAGNÓSTICOS Y PLANES PARTICIPADOS. Analizar todos los puntos y desde lo recogido buscar las acciones más prácticas posibles. Hacer partícipe a la población y llevar adelante las acciones desde la participación. Universidad, sectores preocupados por falta de salud de personas, sociedad y cambio social. Diagnóstico realizado analizando cooperativas, cultura y euskara, izquierda europea, etc.

Cuando las propuestas son radicales, sociológicamente surgen resistencias. Nola egin bidea “batzatik zurira” ailegatzeko.

Aprender de errores y conflictos: cómo se ha salido de ellos. Hacer evaluación continua.

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CRITERIOS ÉXITO

CRITERIOS FRACASO GÉNERO Y MUJERES

VISIBILIZAR Y CUESTIONAR. Visibilizar el rol de la mujer y cuestionar funcionamiento, organización, toma de decisiones. En vez de hablar de rol de la mujer pondríamos rol de las mujeres para que no haga referencia a un prototipo de mujer. Además habría que puntualizar cómo se querría visualizar a las mujeres, es decir, el objetivo de la visualización. Se tiene que seguir trabajando la visibilización y empoderamiento en los grupos mixtos.

Dificultad de llevar el protagonismo de las mujeres en la elaboración del discurso de la Sba (La Vía Campesina) a la realidad concreta de las organizaciones campesinas y sociales estatales y locales y a su capacidad de decisión.

DAR UN PESO IMPORTANTE A LAS MUJERES: la manera de hacer de las mujeres aumenta la posibilidad de éxito. Si las mujeres están activas los proyectos funcionan. Hay que dividir proyecto vital o proyecto laboral y que haya corresponsabilidad para no caer en el rol de mujer biológica/hombre civilización, y cargar de nuevo a las mujeres con todo el peso. Por otro lado, hay que valorar el trabajo que han hecho las mujeres y reconocerlo ya que siempre ha sido el más equilibrado y respetuoso con el medio.

Algunas metodologías no apropiadas para mujeres – La forma de trabajar y hablar es masculina. Necesidad de feminizar organizaciones. Las metodologías que impiden la participación de las mujeres no son participativas.

FORMAS DE RELACIÓN – con alta presencia de mujeres en una alianza la cosa funciona mejor. Buscar otras formas, espacios, modos, formatos de participación. Realmente hay una alta presencia de mujeres pero quizá en la toma de decisiones su voz no está tan tenida en cuenta como debería. Importancia del ambiente y los espacios informales para la comunicación, sociabilización de mujeres y el intercambio de saberes entre generaciones.

Dificultad del discurso feminista de Sba entre el campesinado familiar convencional.

Hace falta que se instalen muchas mujeres desde un planteamiento de agricultura campesina familiar para que sea posible esa nueva realidad que se busca en la propuesta de soberanía alimentaria. En general más campesinado pero, además, invirtiendo la proporción hombres/mujeres. Ellas, en general, no buscan mecanización, grandes escalas ni inversiones.

CRITERIOS ÉXITO

VÍNCULOS E INDEPENDENCIA. Vínculo con la municipalidad pero con estructura independiente. Aún cuando haya buena relación con el Ayto. las decisiones se retrasan mucho, se convierte en cuello de botella, mediante estructuras como la de fundación se cuenta con la administración pero se avanza independientemente de quién ocupe los cargos. La fundación es quien decide y quien une a los grupos.

MÉTODOS PARTICIPACIÓN. Introducir elementos sobre cómo favorecer la participación real de mujeres en movimiento Sba: dinámicas adecuadas, formación liderazgo femenino, porqué no participan mujeres en condiciones de igualdad, mantener espacios de mujeres, encuentros de mujeres previos a las generales de cada iniciativa, red…. Además habría que establecer unos tiempos y unos momentos del trabajo que permitan la participación de todas las personas interesadas en los procesos. Así como cuidar el lenguaje y las formas de expresarse de forma que no sean imperativos y sí inclusivos. Y sería bueno que surgiese la necesidad por parte de las mujeres que forman parte de los colectivos de crear grupos de mujeres, pese a que muchas veces no se cree que sea una prioridad o necesario.

USO DE RECURSOS MUNICIPALES: Uso de recursos municipales disponibles: tierras, instalaciones, asociaciones… El protagonismo debe ser del movimiento social, y la Administración aportar los recursos.

CRITERIOS FRACASO

Multiplicidad y caos de registros, licencias… falta de sensibilidad y voluntad del personal técnico de la administración pública. Dificultad de coordinar ritmos de colectivos sociales e instituciones políticas.

Análisis estético del paisaje, sin tomar en cuenta a baserritarras.

IMPLICACIÓN E INCIDENCIA: Implicar a administraciones públicas locales que apuestan por políticas inclusivas. Con los que no apoyan hacer un trabajo de incidencia junto a otros actores.

Creatividad, espontaneidad e impulso de las mujeres frente al formalismo, seriedad y necesidad de protagonismo de los hombres: favorece la puesta en marcha de iniciativas colectivas transformadoras. Quizá en este punto se refleja más una visión antigua que no corresponde con las mujeres de hoy. Las mujeres han sido impulsoras de la vida rural y agrícola (se han encargado de los cuidados, de las semillas, del huerto, de la casa) pero cuidado! Esto no significa que se la tenga que seguir sobrecargando de trabajo! Se ve al hombre como cabeza del caserío, que lleva el tractor (cada vez un tractor más grande) mientras que es la mujer la que hace que todo lo demás tire para adelante. Por otra parte, tenemos que ser cuidadosos al idealizar a la familia como eje central ya que en su concepto convencional reproduce muchas desigualdades. FEMINISMO. Muchas prácticas feministas dan impulso a la Sba, pero también muchas prácticas de Sba ayudan a romper prácticas patriarcales. Aspectos complementarios de SbA y feminismo.

Facilitar las ideas de generar empleo rural de las mujeres, creando encuentros entre ellas para que no sientan que son las únicas, para que compartan sus tecnologías, complementándolo con procesos de empoderamiento personal.

VÍNCULO CON ADMINISTRACIONES PÚBLICAS e INCIDENCIA

Colectivos y hombres del sector de izquierdas/alternativo tampoco han interiorizado la perspectiva de género en sus valores y modos de funcionamiento (de organizar asambleas y espacios, de participar, división de tareas, asunción de responsabilidades y roles).

RELACIÓN SOCIAL Y PREOCUPACIÓN POR LA COMUNIDAD. La mujer entiende mercado como un espacio de relación social, de grupo, más que un tema de dinero. Las mujeres suelen ser impulsoras de aspectos claves de Sba, por su preocupación por salud, cuidado familiar… (ej. Producción agroecológica, semillas o mercados locales).

PRESENCIA DE MUJERES: la Sba encaja mejor con la idea de alimentación que tienen las mujeres que los hombres. Tiene en cuenta lo social, las relaciones, su capacidad de transformación...

Se ve como necesario un aprendizaje entre los colectivos y se ve como punto débil el miedo y los prejuicios que se tienen frente al feminismo.

ARTICULACIÓN CON OTROS ACTORES: crisis de sindicalismo agrario convencional – no hay mucha capacidad de incidir en las políticas agrarias, o hacemos alianzas o nada. Articulación con, por ejemplo, pequeño comercio para que vean al movimiento para la Sba como complementario y no como competencia. Políticas públicas de fomento y beneficios fiscales para el pequeño comercio, mercados municipales, etc.

Sba como política pública.

Problemas de la Administración: separación administrativa y de competencias, diferentes departamentos que llevan el tema, etc. La Sba tiene que ser una política transversal.

De entre las Administraciones públicas, son los Ayuntamientos quienes tienen el control de los terrenos, y la vinculación más directa con la población, así como el conocimiento de la realidad local, por lo que son ellos quienes tienen que tener un mayor papel. A este argumento, se contrapone la apuesta por el “comunitarismo”, porque tampoco los ayuntamientos sean dueños de la tierra. Es precisa la insumisión a normativas europeas, PAC, etc. Equilibrio entre el necesario control de la producción y la autogestión/autosuficiencia. Las subvenciones pueden ser necesarias, pero hay que reflexionar muy bien para quién son y hasta cuándo se dan. Independencia de subvenciones.

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CRITERIOS ÉXITO

CRITERIOS FRACASO RECURSOS Y PRESUPUESTO

Uso de préstamos solidarios

Recursos y presupuestos: dificultad para trabajar la economía alternativa por diferencias de ritmo entre Sba y economía solidaria.

Gastos mínimos. Aportación de recursos no monetarios, municipales y privados. Valorizar el conocimiento local y tradicional que se puede recuperar. Buscar fórmulas mixtas que impliquen personas productoras, consumidoras, endidades colaboradoras. No repetir ideas de emprendizaje sin más sino adaptarlo a cada realidad en colectivo. Luego se podría establecer una red.

Análisis estético del paisaje, sin tomar en cuenta a baserritarras.

Usar más la imaginación/creatividad que el bolsillo: no siempre es necesario el dinero para comenzar, ni todo es susceptible ni deseable que esa valorizado en términos monetarios. Uso de recursos municipales disponibles: tierras, instalaciones, medios de difusión, etc. Concepto público-común del pueblo, del territorio: comprar suelo (ej. Zerain) o utilizar el público. Evitar la venta especulativa de la tierra.

No hay que idealizar el funcionamiento de las tierras comunales, no siempre la gestión es participativa e inclusiva.

CRITERIOS ÉXITO

CRITERIOS FRACASO FORMACIÓN

EN CONSUMO: Formación y sensibilización sobre importancia de decisiones de consumo.

RECOGER CONOCIMIENTOS. Uso del conocimiento local campesino.

Perfiles variados entre baserritarras. Dificultades cuando las personas baserritarras no están organizadas y politizadas. Auge de grupos de consumo sólo por comer bien pero sin ideología o enfoque global. Grupos de consumo no politizados (nombre “grupo de consumo”: no implica componente político y no ayuda a salir del rol de consumidor/a tradicional).

Plan de formación que se vincula a promotores locales e institutos populares.

Tenemos interiorizada la cultura de consumo de gran superficie.

Demanda de formación agroecológica y política, sobre todo de mujeres jóvenes.

Formación convencional no vale.

NUEVAS TECNOLOGÍAS. Nuevas tecnologías para la comercialización, online.

Necesitamos un mapa porque no sabemos lo que hacemos.

VISIÓN GLOBAL-LOCAL. Mantener conexión global-local de las experiencias, da esperanza y autoestima a las personas y colectivos, dignidad al campesinado.

No se trata de ir al pasado, se necesita otra tecnología.

El movimiento tiene capacidad de incidir en PEDAGOGÍA, DE ROMPER ESQUEMA NORTE-SUR.

Falta sistematización.

POLITIZAR LAS INICIATIVAS LOCALES: apoyar las iniciativas locales realmente transformadoras – es decir iniciativas integradas en proyectos políticos. Para ello la formación política es necesaria. FORMACIÓN POLÍTICA DEL CAMPESINADO.

Iniciativas solo individuales desde el consumo sin componente colectivo.

FORMACIÓN Y CONOCIMIENTOS DEL TRABAJO EN COLECTIVO: Conocimientos y práctica de trabajo y toma de decisiones (metodologías de gestión y liderazgo) dentro de las organizaciones como entre las organizaciones (trabajo en red). Adaptación de espacios, lenguajes, formas para cada situación o actor. INCREMENTAR EL PENSAMIENTO CRÍTICO DE LAS BASES. También se apunta la necesidad de incorporar sistemas de formación y comunicación de masas.

No tener clara la diferenciación en lo que realmente es ecológico y lo que no.

FORMACIÓN UNIVERSIDAD RURAL Y EDUCACIÓN POPULAR. Formación como debate e intercambio. Metodologías de universidad rural. Localizar quién sabe qué. Encuentro entre agricultura y universidad, horizontalidad y legitimidad en los saberes y lenguajes. Encuentro entre personas productoras y consumidoras, que las primeras también participen en la construcción de las ideas. Claves la formación y el asesoramiento, tanto en lo técnico agroganadero como en lo que se refiere a la gestión económica, las formas jurídicas, etc. FORMACIÓN DE BASERRITARRA A BASERRITARRA. Formación de baserritarra a baserritarra, personas interesadas jóvenes y mujeres. Jóvenes de 2 o 3 generaciones de baserritarras con punto de vista político.

Paso al ecológico de manera individual, viendo solo posibles beneficios de ese nicho de mercado.

Clave como punto de encuentro entre el campesinado que resiste en un panorama de descampesinización. TRANSICIÓN. Importancia de la transición, y la formación para ello. La clave es la ideología.

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Pérdida de conocimiento de lo local.

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FORMACIÓN DE PERSONAS DINAMIZADORAS. Se busca gentes que se coordina y que tiene ganas de aprender y escuchar, baserritarras con visión evolutiva independientemente de tipo de producción. Necesaria una motivación muy fuerte, para mantener este impulso y no sentirse solas importante el contacto con otras experiencias individuales o colectivas que comparten el mismo enfoque.

CRITERIOS ÉXITO Falta de relevo generacional.

FORMACIÓN PRÁCTICA. Trabajando con jóvenes sobre cómo realizar planificación, comercialización, formas de trabajo… Buscar formatos nuevos para vincular a las personas (incluyendo Auzolan, actividades de ocio, etc.), fomentar participación virtual y presencial (no sólo nuevas tecnologías). Valor de disfrutar de la vida, ser feliz. Importancia de las relaciones para mantener la motivación, de saberse no solo en la lucha y alternativa.

No sabemos trabajar en red, estamos aprendiendo. Costumbre de no compartir lo que investigamos y funciona, las tecnologías que vamos aplicando.

CRITERIOS FRACASO PRODUCCIÓN-COMERCIALIZACIÓN

VÍNCULO DE PROYECTOS PRODUCTIVOS CON EL ENTORNO, CON OTRAS REDES Y EXPERIENCIAS. Entender los circuitos cortos de comercialización como decisión colectiva, acercamiento entre producción y consumo, punto de reunión entre personas.

Dogmatizar lo ecológico.

Necesario explicar a las personas consumidoras cómo se comen, cocinan y conservan los productos: se introducen alimentos tradicionales pero ya olvidados en la dieta. PEQUEÑO CAMPESINADO Y JÓVENES. Apoyo a jóvenes agricultores/as y pequeño campesinado.

Dificultad de equilibrio entre los parámetros de la economía solidaria y del mercado.

CRITERIOS DE PRODUCCIÓN: agroecología, presupuesto 0, no producciones intensivas, biodiversidad. Realizar todo en el mismo lugar desde la producción hasta la venta. Basarse en capacidad de producción local (humana y geográfica). Diversificar el tipo de producciones y parcelas, buscando la complementariedad e integralidad, además de respetando la naturaleza. Incluir más rotaciones en lotes y parcelas más pequeñas. Adecuarse por una parte al medio (terreno, clima, etc.) y, por otra parte, al entorno social (cesión de terrenos, posibles canales de comercialización). Lucha biológica: insectos para el control de plagas. Lombricompost. biodigestor para crear metano para meter calor al semillero.

Proyectos de gran producción conllevan dependencia de créditos en el sistema bancario convencional. No hay que producir con calidad para vender caro sino por principio.

Hacer el ciclo completo, personalizarlo, sacar semillas, importante elegir el fruto para que no vaya degenerando. Probar continuamente variedades nuevas, avanzar y mejorar también en el oficio de agricultor. Ser consciente de que todo el trabajo de un año puede perderse por una mala cosecha. Colaborar entre caseríos con producciones diferentes (pasto, estiércol, maíz para ganado, pan….) para la producción y también comercialización. Pero mejor unirse pocos caseríos que montar una gran cooperativa. Buscar reutilización y sostenibilidad en envases. DEMANDA. Gran demanda e interés por parte de la sociedad, para consumir productos y para tener huertos. Demanda de huertos urbanos. 0 O POCO INTERMEDIARIO, COMERCIO JUSTO. Trabajar en la producción, transformación, venta: sin intermediarios y quedándose con el valor añadido. Nueva construcción del precio, desde la ética, sin especulación ni abuso.

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Cultura de que ya está todo hecho y de que todo nos lo den hecho.

En algunos grupos de consumo, no suficientes productos locales y se meten cosas de fuera.

Vínculo y recuperación de la Sba: alimentaria, energética y patrimonio cultural.

Se necesita una sociedad organizada, no individual, crear alianzas, no se necesitan sólo personas que coman el producto, es algo más. Es importante que las personas sean conscientes de concepto global. No es comer barato y local.

El movimiento tiene capacidad de incidir en AGROECOLOGÍA Y CIRCUITOS CORTOS DE COMERCIALIZACIÓN.

Diferentes perfiles de baserritarras, muchos jóvenes con ganas de trabajar pero con presupuesto cero.

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ANEXO 5

CAMBIAR CONSUMO. Conseguir y convertir los consumidores, si cambia el consumo cambia todo.

DÍPTICO-PROGAMA DEL PROCESO FORMATIVO LOCAL

Que la red de personas consumidoras también se constituya como asociación. Sensibilizar allí donde la gente va y está cómoda, en su ambiente.

Lo difícil es llegar a quien no identifica el problema ni siente la necesidad de cambio, concienciar en ese difícil y profundo cambio de valores.

Introducir productos locales en las fiestas locales. Comedor escolar: 215 niños/as – 5 o 6 personas productoras, iniciativas para participación de madres, padres y alumnado (huerto, compost, gallinero móvil). ASPECTOS SOCIAL DE AGROECOLOGÍA. En la primera fase, la gente quiere ecológico y local y se pierde la parte social de agroecología. Hay que ir construyendo camino, no anular a personas con ganas de trabajar porque no tienen punto de partida puro de Sba.

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Más que el tamaño de las producciones el problema es la dependencia, de los créditos, las ayudas, las grandes inversiones.

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ANEXO 6 DÍPTICO DE PRESENTACIÓN DEL PROCESO FORMATIVO LOCAL

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ANEXO 7 PRIMERA Y ÚLTIMA DECLARACIÓN DE LA VÍA CAMPESINA: DECLARACIÓN DE MONS Y LLAMADO DE YAKARTA

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Llamamiento de la VI Conferencia de la Vía Campesina Egidio Brunetto - 9 al 13 de junio

rechazar la agenda de la “Economía Verde” y a continuar construyendo la Soberanía Alimentaria.

(Yakarta, el 12 de Junio de 2013) Nosotros, La Vía Campesina, venimos a extender nuestro llamado urgente a tejer hilo a hilo la unidad a nivel global entre organizaciones del campo y la ciudad para participar activa, propositiva y decididamente en la construcción de una nueva sociedad, basada en la soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad. Nos encontramos aquí convocados por el espíritu de nuestros amigos y líderes, y todos aquellos cuyo coraje y compromiso con nuestras luchas nos inspiran. La Vía Campesina, un movimiento internacional campesino que reúne a más de 200 millones de campesinas y campesinos, pueblos indígenas, pescadores, recolectores y trabajadores agrarios. Con la creatividad de las mujeres y el entusiasmo de nuestros jóvenes venimos de 150 organizaciones y 70 países. Estamos en Asia, hogar de la mayoría de campesinas y campesinos del mundo para festejar nuestros primeros veinte años de lucha.

Nuestras luchas Soberanía Alimentaria Ya – Transformando el mundo

Comenzamos nuestro camino en Mons (Bélgica) en el año 1993 y articulamos nuestra visión radical de la Soberanía Alimentaria en 1996 en Tlaxcala (México), logrando reposicionar al campesinado, hombres y mujeres como actores sociales centrales en los procesos de resistencia a la agenda de comercio neoliberal y en la construcción de alternativas. Los pueblos de la tierra somos actores indispensables en la construcción, no sólo de un modelo de agricultura distinto, sino de un mundo justo, diverso e igualitario. Somos nosotras y nosotros los que alimentamos a la humanidad y cuidamos la naturaleza. Las generaciones futuras dependen de nosotros para el cuidado de la tierra. Hoy más que nunca, otro mundo es urgente y necesario. La destrucción de nuestro mundo a través de la sobrexplotación y desposesión de los pueblos y la apropiación de los bienes naturales está produciendo la actual crisis climática y profundas desigualdades que amenazan a la humanidad en su conjunto y a la vida misma. La Vía Campesina dice un rotundo NO a esta destrucción impulsada por las corporaciones. Nosotros estamos construyendo nuevas relaciones entre los seres humanos y con la naturaleza sobre la base de la solidaridad, la cooperación y la complementariedad. En el corazón de nuestra lucha está en la formulación de una ética para la vida que atraviesa todas nuestras acciones y búsquedas. La Vía Campesina se ha comprometido a dar visibilidad a todas las luchas locales alrededor del mundo, asegurando que sean entendidas desde una perspectiva internacional y contribuye a involucrarlas en un gran movimiento global por la soberanía alimentaria, el cambio social y la autodeterminación de los pueblos del mundo. Llamamos a todas nuestras organizaciones, a nuestros aliados y amigos, amigas, hermanas y hermanos en la lucha, y a todos aquellos comprometidos con un futuro mejor a continuar caminando juntos y juntas, a

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La Soberanía Alimentaria es el eje central de la lucha por un proyecto de justicia social que hoy convoca a amplios sectores del campo y la ciudad. La soberanía alimentaria es el derecho fundamental de todos los pueblos, naciones y estados a controlar sus alimentos y sus sistemas alimentarios y a decidir sus políticas asegurando a cada uno alimentos de calidad, adecuados, accesibles, nutritivos y culturalmente apropiados. Ello incluye el derecho de los pueblos para definir sus formas de producción, uso e intercambio tanto a nivel local como internacional. Durante las últimas dos décadas nuestra visión de la Soberanía Alimentaria ha inspirado a una generación de activistas comprometidos con el cambio social. Nuestra visión del mundo implica una revolución agrícola que significa profundas transformaciones agrícolas, socioeconómicas y políticas. La Soberanía Alimentaria ha enfatizado la importancia crucial de la producción local y sustentable, el respeto por los derechos humanos, precios justos para los alimentos y la agricultura, comercio justo entre países y la salvaguarda de nuestros bienes comunes contra la privatización. Hoy estamos frente a la mayor crisis de nuestra historia y la misma es una crisis sistémica. Las crisis alimentaria, laboral, energética, económica, climática, ecológica, ética, social, política e institucional están llevando al colapso en muchas partes del mundo. En simultáneo, la crisis energética se agudiza día a día frente al agotamiento de los combustibles fósiles y es enfrentada con falsas soluciones que van desde los agrocombustibles a la energía nuclear, la cual ha demostrado ser una de las peores amenazas para la vida sobre la tierra. Rechazamos el capitalismo, que en este momento se caracteriza por un agresivo flujo del capital financiero y especulativo hacia la agricultura industrial, la tierra y la naturaleza. Esto ha generado un inmenso acaparamiento de tierras, la expulsión de campesinas y campesinos de su tierra, la destrucción de pueblos, comunidades, culturas y sus ecosistemas, creando migraciones y desempleo masivos. Esto genera masas de migrantes económicos y refugiados climáticos y desempleados, incrementando las inequidades existentes. Las transnacionales en complicidad con los gobiernos y las instituciones internacionales están imponiendo, bajo el pretexto de la Economía Verde, monocultivos de transgénicos, la megaminería, las grandes plantaciones forestales, la imposición de plantaciones de agrocombustibles, la construcción de grandes represas, el fracking y los oleoductos o la privatización de nuestros mares, ríos, lagos y nuestros bosques. La Soberanía Alimentaria recupera el control sobre nuestros bienes comunes devolviéndolos a manos de las comunidades.

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La Agroecología es nuestra opción para el presente y para el futuro La producción de alimentos basada en la agricultura campesina, el pastoralismo y la pesca artesanal sigue siendo la principal fuente de alimentos en el mundo. La agricultura campesina de base agroecológica constituye un sistema social y ecológico que está conformado por una gran diversidad de técnicas y tecnologías adaptadas a cada cultura y geografía. La agroecología elimina la dependencia de los agrotóxicos; rechaza la producción animal industrializada; utiliza energías renovables; permite garantizar alimentación sana y abundante; se basa en los conocimientos tradicionales y restaura la salud e integridad de la tierra. La producción de alimentos en el futuro estará basada en un creciente número de personas produciendo alimentos en forma diversa y resiliente. La agroecología protege la biodiversidad y enfría el planeta. Nuestro modelo agrícola no solo puede alimentar a toda la humanidad sino que también es el camino para detener el avance de la crisis climática enfriando el planeta a través de la producción local en armonía con nuestros bosques, alimentando la biodiversidad y la reincorporación de la materia orgánica a sus ciclos naturales. Justicia social y climática, y solidaridad A medida que avanzamos y construimos a partir de nuestra diversidad cultural y geográfica, nuestro movimiento por la soberanía alimentaria se ve reforzado, integrando la justicia y la igualdad social. Practicando la solidaridad por sobre la competencia, rechazamos el patriarcado, el racismo, el imperialismo y luchamos por sociedades democráticas y participativas, libres de explotación de las mujeres, los niños, los hombres o la naturaleza. Demandamos justicia climática ya mismo. Quienes más sufren este caos climático y ecológico no son los que lo han provocado. Las falsas soluciones de la economía verde para continuar el crecimiento capitalista están empeorando la situación. Se crea una deuda ecológica y climática que debe ser corregida. Por esta razón demandamos la inmediata detención de los mecanismos de mercados de carbono, geoingeniería, REDD y los agrocombustibles. Ratificamos la necesidad y nuestro compromiso de luchar en forma permanente contra las corporaciones transnacionales, entre otras cosas, boicoteando sus productos y rechazando cooperar con sus prácticas de explotación. Los Tratados de Libre Comercio y los acuerdos de inversión han creado condiciones de extrema vulnerabilidad e injusticias para millones. La implementación de estos tratados trae como resultado la violencia, la militarización y la criminalización de la resistencia. Otra consecuencia trágica de los mismos es la creación de una masa masiva de migrantes mal pagados, con trabajos inseguros e insalubres y con

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violaciones de sus derechos humanos y discriminación. La Vía Campesina ha logrado colocar los derechos de los campesinos y campesinas en la agenda del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU y llamamos a los gobiernos a ponerlos en práctica. Nuestra lucha por los derechos humanos está en el corazón de la solidaridad internacional e incluye los derechos y protección social de los agricultores migrantes y trabajadores de la alimentación. Las luchas por el derecho a la tierra, a la alimentación, al trabajo digno, contra la destrucción de la naturaleza, son criminalizadas. Son cientos los compañeros y compañeras que han sido asesinados en los últimos años y otros muchos ven amenazadas sus vidas o son perseguidos y encarcelados, frecuentemente con el apoyo o la complicidad de las autoridades públicas. Un mundo sin violencia y discriminación contra las mujeres Nuestra lucha es para construir una sociedad basada en la justicia, la igualdad y la paz. Exigimos el respeto de todos los derechos de las mujeres. Rechazando el sistema capitalista, patriarcal, la xenofobia, la homofobia y cualquier tipo de discriminación, reafirmamos nuestro compromiso en lograr una equidad total entre hombres y mujeres. Esto requiere el fin de toda forma de violencia contra las mujeres, doméstica, social e institucional, tanto en las zonas rurales como en las zonas urbanas. Nuestra Campaña contra la Violencia hacia las Mujeres está en el corazón de nuestras luchas. Paz y desmilitarización

La Reforma Agraria Integral, vista como una distribución masiva de tierras junto con el apoyo con recursos para la producción y el sustento, debe garantizar el acceso permanente a los jóvenes, las mujeres, los desempleados, los sin tierra, para complementar a las pequeñas fincas, a los desplazados y todos aquellos que estén dispuestos a participar en la producción a pequeña escala de alimentos agroecológicos. La tierra no es una mercancía. Deben reforzarse las leyes existentes y crear nuevas para protegernos de la especulación y un marco jurídico que impida la especulación con ellas y su acaparamiento. Continuaremos nuestra lucha en defensa de las tierras y los territorios. Semillas, bienes comunes y agua Enaltecemos a las semillas, el corazón de la Soberanía Alimentaria, con el principio Semillas Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad, reafirmado hoy por cientos de organizaciones en todo el mundo. Nuestro desafío pasa hoy por seguir manteniendo a nuestras semillas vivas en manos de nuestras comunidades, por multiplicarlas en el marco de nuestros sistemas campesinos. Continuaremos la lucha contra su apropiación a través de diversas formas de propiedad intelectual y su destrucción por su manipulación genética y otras nuevas tecnologías. Nos oponemos a los paquetes tecnológicos que combinan transgénicos con el uso masivo de pesticidas.

Los ciclos de la vida fluyen a través del agua y ella es una parte esencial de los ecosistemas y la vida. El agua es un bien común y como tal debe ser protegido.

Nos duelen y nos honran los cientos de campesinas y campesinos que han sido amenazados, perseguidos, encarcelados, asesinados por sus luchas. Continuaremos exigiendo rendición de cuentas y castigo para quienes violan los derechos humanos y los derechos de la naturaleza. Demandamos también la liberación inmediata de todos los presos políticos.

Nuestra gran fortaleza es crear y mantener unidad en la diversidad. Nosotros tenemos una visión del mundo inclusiva, amplia, práctica, radical y esperanzada como invitación a unirnos en la transformación de nuestra sociedad y la protección de la Madre Tierra.

Defendemos una Reforma Agraria Integral que ofrezca plenos derechos sobre la tierra, reconozca los derechos legales de los pueblos indígenas a sus territorios, garantice a las comunidades pesqueras el acceso y el control de las zonas y ecosistemas de pesca y reconozca el acceso y el control de las tierras y las rutas de migración de pastoreo. Esta es la única manera de asegurar un futuro para los jóvenes del campo.

• Nos comprometemos a crear espacios especiales para potenciar a nuestros jóvenes. Nuestra mayor esperanza hacia el futuro es la pasión, energía y compromiso de nuestros jóvenes articulada en los jóvenes de nuestro movimiento. Nos vamos de esta VI Conferencia Internacional de La Vía Campesina dando la bienvenida a las nuevas organizaciones que se han integrado al Movimiento, seguros de nuestras fortalezas y llenos de esperanzas hacia el futuro.

¡Por la tierra y la soberanía de nuestros pueblos! ¡Con solidaridad y lucha!

Seguimos hoy enfrentando la Leyes de semillas que, de la mano de los intereses de las corporaciones, son privatizadas y mercantilizadas. Seguimos enfrentando a los transgénicos y luchando por un mundo libre de transgénicos.

Vivimos un incremento de conflictos y guerras para la apropiación, proliferación de bases militares y criminalización de la resistencia. La violencia es intrínseca a este sistema capitalista mortal basado en la dominación, la explotación y el pillaje. Nosotros estamos comprometidos con el respeto, la dignidad y la paz.

Tierra y territorios

• Nuestras principales herramientas son la formación, la educación y la comunicación. Estamos fomentando el intercambio de conocimientos acumulados hasta el presente con metodologías y contenidos de formación cultural, política e ideológica y técnica; multiplicando nuestras escuelas y experiencias de educación de nuestras bases y desarrollando nuestras herramientas de comunicación desde nuestras bases.

Construyendo desde nuestras fortalezas

• Las movilizaciones populares, la confrontación con los poderosos, la resistencia activa, el internacionalismo, el compromiso con los movimientos de base locales son esenciales para lograr cambios sociales efectivos. • En nuestra heroica lucha por la Soberanía Alimentaria continuaremos construyendo alianzas esenciales con los movimientos sociales, los trabajadores y organizaciones urbanas y de las periferias, con migrantes, con quienes luchan contra la megaminería y las megarepresas, entre otras.

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ANEXO 8

Texto para el Debate del V Congreso de la CLOC-VC.

mer.” Agriculture and Human Values

BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA

La Via Campesina y Agroecología*. Peter M. Rosset y María Elena Martínez

López, D., & Badal, M. (2006). Los pies en la tierra. Reflexiones y experiencias hacia un movimiento agroecológico . Barcelona: Virus.

*Dentro de El libro abierto de La Vía Campesina. Celebrando 20 años de lucha y esperanza. (2013)

Badal, M., Binimelis, R., Gamboa, G., Heras, M., & Tendero, G. (2010). Arran de Terra. Indicadors participatius de Sobirania Alimentària a Catalunya. Barcelona: Entrepobles, IEEP. Calle, Á. (2005). Nuevos movimientos globales. Hacia la radicalidad democrática. Madrid: Editorial Popular. Calle, Á. (2007). El estudio del impacto de los movimientos sociales. Una perspectiva global. Revista Española de Investigaciones Sociológicas Calle, Á. (2009). Aproximaciones a la democracia radical . Madrid: Editorial Popular. Calle, Á. (2009). Democracia en movimiento. Relaciones Internacionales Calle, Á., & Gallar, D. (2010). Nuevos movimientos globales y agroecología: el caso de Europa. ISDA, Montpellier. Calle, Á., Soler, M., & Vara, I. (2009). La desafección al sistema agroalimentario: ciudadanía y redes sociales. I Congreso Español de Sociología de la Alimentación, Gijón. Cuéllar Padilla, M., & Calle Collado, Á. (2009). Sistemas participativos de garantía. Poder, democracia y agroecología . I Congreso Español de Sociología de la Alimentación, Gijón. Cuéllar Padilla, M., & Sevilla Guzmán, E. (2009). Aportando a la construcción de la Soberanía Alimentaria desde la Agroecología. Ecología Política Desmarais, A. A. (2007). La Vía Campesina. La globalización y el poder del campesinado . Madrid: Editorial Popular. Desmarais, A. A. (2007). La Vía Campesina: globalization and the power of peasants . Halifax: Fernwood. Desmarais, A. A. (2008). The power of peasants: Reflections on the meanings of La Vía Campesina. Journal of Rural Studies Di Masso, M. (2012) Redes alimentarias alternativas y soberanía alimentaria. Posibilidades para la transformación del sistema agroalimentario dominante. Tesis doctoral Sociología por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)

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Claves de éxito de procesos e iniciativas a favor de la Soberanía Alimentaria. GUÍA DE CONSTRUCCIÓN PARTICIPADA


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