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Azul, como el pájaro del poeta

Existe una línea que separa lo inseparable más allá de la verdad del horizonte. Donde el fin de lo terrenal y lo incorpóreo intentan, infinitamente, tocarse sin conseguirlo... Una linde entre lo divino y lo humano imperecedera. Ese algo que nos hace reconocer nuestra perversa existencia.

A veces, y sólo a veces, se consigue comprender y participar de esa energía que fluye, incesante, recortando las dos partes de este mundo. La música, la poesía, la pintura... son esa llave.

Son pocos los llamados a comprender que la realidad de esa unión inmaterial la recorre una fuerza que difícilmente se nos presenta por mucho que intentemos discernir el valor de lo que tenemos delante. La máxima concentración no implica descubrir su belleza. La mente más entrenada no tiene la certeza de revelar su importancia.

En la obra de Alicia DobleO ese secreto está mostrando, en cada uno de los dobleces que conforman la obra, que la mirada debe ser limpia y serena para poder percibir su verdadera magnitud y grandeza en la construcción de un mundo que tan sólo podrá visitarse si conseguimos ver pasar..., en el horizonte, al pájaro azul del poeta.

Miguel Melero

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