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Mateo Antepasados de Jesucristo Estos son los antepasados de Jesucristo, descendiente de David y de Abraham: 2Abraham fue el padre de Isaac, Isaac de Jacob y Jacob de Judá y sus hermanos. 3Judá tuvo con Tamar a Fares y a Zera; Fares fue el padre de Jezrón y Jezrón de Aram. 4Aram fue el padre de Aminadab, Aminadab de Naasón y Naasón de Salmón. 5Salmón tuvo con Rajab a Booz; Booz tuvo con Rut a Obed y Obed fue el padre de Isaí.
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6Isaí fue el padre del rey David, y David tuvo a Salomón, cuya madre fue esposa de Urías. 7Salomón fue el padre de Roboán, Roboán de Abías y Abías de Asá. 8 Asá fue el padre de Josafat, Josafat de Jorán y Jorán de Uzías. 9Uzías fue el padre de Jotán, Jotán de Acaz y Acaz de Ezequías. 10Ezequías fue el padre de Manasés, Manasés de Amón y Amón de Josías. 11Josías tuvo a Jeconías y a sus hermanos durante el cautiverio en Babilonia. 12Después del cautiverio, Jeconías tuvo a Salatiel. Salatiel fue el padre de Zorobabel, 13Zorobabel de Abiud, Abiud de Eliaquín y Eliaquín de Azor. 14Azor fue el padre de Sadoc, Sadoc de Aquín y Aquín de Eliud. 15Eliud fue el padre de Eleazar, Eleazar de Matán y Matán de Jacob. 16Jacob fue el padre de José, esposo de María, y María fue la madre de Jesús, el Mesías. 17Así que desde Abraham hasta David hubo catorce generaciones; de David hasta el cautiverio, otras catorce; y desde el cautiverio hasta Cristo, catorce más.
Nacimiento de Jesucristo 18Así fue el nacimiento de Jesucristo. Su madre, María, estaba comprometida con José. Pero antes de la boda, el Espíritu Santo hizo que quedara encinta. 19José, su novio, como era un hombre recto, quiso romper el compromiso en secreto, para no manchar el buen nombre de la joven. 20Mientras pensaba en esto se quedó dormido y un ángel se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas casarte con María, porque el hijo que lleva en las entrañas lo concibió ella del Espíritu Santo. 21María tendrá un hijo y lo llamarán Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». 22De esta manera se cumplió lo que el Señor había anunciado a través del profeta que dijo: 23«¡Miren! La virgen concebirá y tendrá un hijo y lo llamarán Emanuel» (que quiere decir «Dios está con nosotros»). 24Al
despertar de aquel sueño, José obedeció las palabras del ángel y se casó con María, no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que nació su hijo. Cuando el niño nació, José lo llamó Jesús. 25aunque
Visita de los sabios Jesús nació en un pueblo de Judea llamado Belén, durante el reinado de Herodes. Llegaron a Jerusalén varios sabios del oriente, 2y preguntaron: —¿Dónde está el recién nacido rey de los judíos? Vimos su estrella en el lejano oriente y venimos a adorarlo. 3Al oír esto, el rey Herodes y la ciudad entera se turbaron. 4Inmediatamente Herodes convocó a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros religiosos del pueblo judío. —¿Saben ustedes dónde nacerá el Mesías? —les preguntó. 5—El Mesías nacerá en Belén de Judea —le respondieron—. Así lo dijo el profeta:
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6«Y tú, Belén, que estás en Judá, no eres la menos importante de Judá, porque de ti saldrá un caudillo que guiará a mi pueblo Israel».a 7Entonces Herodes mandó llamar secretamente a los sabios, y averiguó la fecha exacta en que habían visto por primera vez la estrella. 8—Vayan a Belén y busquen al niño —les dijo—. Cuando lo encuentren, avísenme, para que yo también pueda ir a adorarlo. 9Al terminar la audiencia con el rey, los sabios reanudaron el viaje. ¡Y la estrella que habían visto en el oriente los iba guiando hasta que se detuvo sobre la casa donde estaba el niño! 10Los sabios se llenaron de alegría cuando vieron la estrella. 11Entonces entraron en la casa, y al ver al niño con María, su madre, se postraron ante él para adorarlo. Luego abrieron sus alforjas y le ofrecieron como tributo oro, incienso y mirra. 12Después Dios les avisó en sueños que no regresaran a donde estaba Herodes, y por eso se fueron a su país por otro camino.
La huida a Egipto 13Cuando los visitantes ya habían partido, un ángel del Señor se le apareció a José en sueños y le dijo: «Levántate y huye a Egipto con el niño y su madre, y quédate allá hasta que yo te avise, porque el rey Herodes va a buscar al niño para matarlo». 14Aquella misma noche huyó José con María y el niño hacia Egipto, 15donde habrían de permanecer hasta la muerte del rey Herodes. Así se cumplió lo que había predicho el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi Hijo».b 16Entonces Herodes se puso furioso por la burla de los sabios y mandó matar a todos los niños varones que vivieran en Belén y sus alrededores y que tuvieran dos años o menos. Lo ordenó así tomando en cuenta el tiempo que los sabios le habían indicado. 17Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: 18«Gritos de agonía y llanto incontenible se escuchan en Ramá; es Raquel que llora desconsolada la muerte de sus hijos».c
El regreso a Nazaret 19Cuando Herodes murió, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José en Egipto, 20y le dijo: «Levántate y regresa con el niño y su madre a Israel; porque los que querían matarlo ya murieron». 21Así fue como José regresó a la tierra de Israel con el niño y su madre. Pero en el camino se enteró de que Arquelao, hijo de Herodes, reinaba en Judea, y tuvo miedo de ir allí. 22Luego Dios le indicó en sueños que fuera a Galilea; 23y se fueron a vivir a un lugar llamado Nazaret. Así se cumplieron las predicciones de los profetas que afirmaban que Jesús sería llamado nazareno. Juan el Bautista prepara el camino En aquellos días, Juan el Bautista comenzó a predicar en el desierto de Judea. 2Este era su mensaje: «Arrepiéntanse de sus pecados porque el reino de los cielos se ha acercado». 3Siglos atrás, el profeta Isaías había hablado de Juan y lo describió así:d
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«Una voz clama en el desierto: “Prepárenle el camino al Señor; que nada le estorbe a su paso”». 4Juan usaba ropa hecha de pelo de camello y se la sujetaba con un cinto de cuero. Su alimentación consistía en langostas del desierto y miel silvestre.
a. Miqueas 5.2 b. Os. 11.1. c. Jer. 31.15. d. Isaías 40.3
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5Toda la gente de Jerusalén, de todo el valle del Jordán y de toda Judea, iba al desierto a escucharlo. 6A los que reconocían que eran pecadores, él los bautizaba en el río Jordán. 7Y cuando vio que entre los que iban a bautizarse había muchos fariseos y saduceos, les dijo: «Crías de víboras, ¿quién les dijo que así podrán escapar de la ira de Dios que vendrá sobre ustedes? 8Demuestren, antes de bautizarse, que están arrepentidos. 9No crean que les basta con decir que son descendientes de Abraham, porque Dios puede sacar hijos de Abraham aun de estas piedras. 10El hacha está lista para talar los árboles que no den fruto y arrojarlos al fuego. »11Yo bautizo con agua a los que se arrepienten de sus pecados; pero después de mí vendrá alguien que es más poderoso que yo y él bautizará con el Espíritu Santo y fuego. ¡Yo ni siquiera soy digno de desatar sus zapatos! 12Él está listo para separar la paja del trigo; quemará la paja en un fuego que nunca se apaga y guardará el trigo en su granero».
Bautismo de Jesús 13Jesús fue desde Galilea a donde estaba Juan en el río Jordán, para que lo bautizara. 14Pero Juan no quería hacerlo. —¿Cómo va a ser eso? —le decía Juan a Jesús—. ¡Tú eres el que debería bautizarme a mí! 15—Juan —le respondió Jesús—, bautízame, porque nos conviene cumplir lo que Dios manda. Y Juan lo bautizó. 16Cuando Jesús salía de las aguas del bautismo, los cielos se abrieron y vio que el Espíritu de Dios descendía sobre él en forma de paloma; 17y una voz de los cielos dijo: «Este es mi Hijo amado, y en él me complazco». Tentación de Jesús El Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto para que el diablo lo tentara. 2Luego de pasar cuarenta días y cuarenta noches sin probar bocado, Jesús sintió hambre 3y el diablo se le acercó. —Si eres el Hijo de Dios —le dijo—, haz que estas piedras se conviertan en pan. 4—¡No! —le respondió Jesús—. Escrito está: “Para vivir no sólo es importante el pan: debemos obedecer todo lo que manda Dios”. 5Entonces el diablo lo llevó al lugar más alto del templo de Jerusalén. 6—Si eres el Hijo de Dios —le dijo—, tírate desde aquí. Las Escrituras dicen que Dios enviará a sus ángeles a cuidarte, y ni siquiera te tropezarás con las rocas. 7—Pero las Escrituras también dicen: “No pongas a prueba a tu Dios” —le respondió Jesús. 8Finalmente el diablo lo llevó a la cima de una alta montaña y le mostró las naciones del mundo y la gloria que hay en ellas. 9—Todo esto te lo daré si de rodillas me adoras —le dijo. 10—¡Vete de aquí, Satanás! —le respondió Jesús—. Las Escrituras dicen: “Sólo al Señor tu Dios adorarás, y solamente a él le obedecerás”. 11El diablo se fue, y ¡los ángeles llegaron a atender a Jesús!
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Jesús comienza a predicar 12Cuando Jesús oyó que habían encarcelado a Juan, regresó a Galilea. 13Pero no mucho después dejó Nazaret y se trasladó a Capernaum, junto al lago, en la región de Zabulón y Neftalí. 14Así se cumplió la profecía de Isaías: 15«Tierra de Zabulón y Neftalí, que estás en el camino al mar, al otro lado del Jordán, Galilea, donde tantos extranjeros habitan: 16El pueblo que estaba en tinieblas vio una gran luz y al pueblo que andaba en regiones de sombra de muerte le resplandeció la luz». 17Y
desde aquel mismo instante Jesús comenzó a predicar: «Arrepiéntanse de sus pecados porque el reino de los cielos se ha acercado».
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Llamamiento de los primeros discípulos 18Un día, caminando Jesús a orillas del lago de Galilea, vio a dos pescadores que tiraban la red al agua. Eran Simón, mejor conocido por Pedro, y Andrés, su hermano. 19«Síganme y los convertiré en pescadores de hombres», les dijo Jesús. 20Inmediatamente dejaron la red y lo siguieron. 21Un poco más adelante vio a otros dos hermanos, Jacobo y Juan, que estaban sentados en una barca, con Zebedeo su padre, y remendaban las redes. Cuando Jesús los llamó, 22dejaron a su padre a cargo de lo que estaban haciendo y siguieron a Jesús. Jesús sana a los enfermos 23Jesús recorrió toda Galilea enseñando en las sinagogas, proclamando las buenas noticias del reino y sanando las enfermedades y dolencias de la gente. 24Su fama llegó hasta Siria, y le traían todo tipo de enfermos: No había enfermo, endemoniado, loco o paralítico que le trajeran y a quien no sanara. 25Y dondequiera que iba lo seguían multitudes enormes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, toda Judea y de los territorios al este del río Jordán. Las bienaventuranzas Al ver que la multitud se le acercaba, Jesús subió a un monte. 2Allí se sentó, y cuando sus discípulos se le acercaron comenzó a enseñarles: 3«¡Dichosos los que reconocen su pobreza espiritual, porque de ellos es el reino de los cielos! 4¡Dichosos los que lloran, porque serán consolados! 5¡Dichosos los mansos, porque el mundo entero les pertenecerá! 6¡Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque quedarán satisfechos! 7¡Dichosos los que tienen compasión de otros, porque Dios tendrá compasión de ellos! 8¡Dichosos los que tienen un corazón limpio, porque verán a Dios! 9¡Dichosos los que hacen la paz, porque serán llamados hijos de Dios! 10¡Dichosos los que sufren persecución por ser justos, porque el reino de los cielos les pertenece! 11»Dichosos ustedes cuando alguien los ofenda o persiga o diga todo tipo de mentiras contra ustedes por ser mis discípulos. 12¡Alégrense mucho, porque en el cielo les espera una gran recompensa! Así fue como persiguieron a los profetas antiguos.
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La sal y la luz 13»Ustedes son la sal del mundo. Si la sal pierde el sabor, ¿para qué va a servir? ¡Sólo para que la boten y la pisoteen por inservible! 14»Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no puede esconderse. 15Nadie enciende una lámpara para esconderla bajo un cajón, sino que la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa.16¡Así dejen ustedes brillar su luz ante toda la gente! ¡Que las buenas obras que ustedes realicen brillen de tal manera que la gente adore al Padre celestial! El cumplimiento de la ley 17»No vayan a creer que vine a anular la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas. Al contrario, vine a darles su verdadero significado. 18Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni la parte más pequeña e insignificante de la ley se pasará por alto, hasta que ésta se cumpla totalmente. 19Por eso, el que desobedezca el más pequeño mandamiento, y así les enseñe a los demás, se convertirá en la persona más pequeña del reino de los cielos; pero quien obedezca y enseñe los mandamientos de Dios, será grande en el reino de los cielos. 20Les advierto que, a menos que ustedes sean más justos que los fariseos y los maestros de la ley de Dios, no podrán entrar al reino de los cielos. El homicidio 21»Ustedes saben que bajo la ley de Moisés la regla era que el que matara sería castigado. 22Pues yo añado que el que se enoja contra su hermano está cometiendo el mismo delito. El que le dice “idiota” a su hermano, merece que lo lleven al juzgado. Y el que maldiga a una persona, merece ir a parar a las llamas del infierno. 23Por lo tanto, si mientras estás presentando tu ofrenda delante del altar, te acuerdas de pronto de que alguien tiene algo contra ti, 24deja allí mismo tu ofrenda. Vete primero a reconciliarte con tu hermano y luego
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regresa a presentar tu ofrenda. 25Reconcíliate con tu enemigo de inmediato antes que sea demasiado tarde, te lleve a juicio y te arrojen en la cárcel. 26Te aseguro que tendrás que permanecer allí hasta que pagues el último centavo. El adulterio 27»Ustedes saben que está escrito en la ley: “No cometerás adulterio”. 28Pero yo les digo: Cualquiera que mira a una mujer y desea acostarse con ella, comete adulterio en su corazón. 29Así que si uno de tus ojos te hace pecar, sácatelo y échalo lejos. Es mejor perder un miembro del cuerpo, y no que el cuerpo entero sea echado al infierno. 30Y si tu mano derecha te conduce al pecado, córtatela y échala lejos. Es mejor quedarse manco que ir al infierno. El divorcio 31»También está escrito: “El que quiera separarse de su esposa, debe darle un certificado de divorcio”. 32Pero yo les digo que el hombre que se divorcia de su esposa, excepto cuando ésta haya sido infiel, hace que ella cometa adulterio y que el que se case con ella también lo cometa. Los juramentos 33»Ustedes también saben que hace mucho se dio este mandamiento: “Cumplan lo que le juren a Dios”. 34Pero yo les digo: Nunca juren. No juren por el cielo, porque es el trono de Dios; 35ni juren por la tierra, porque es donde él pone sus pies; ni por Jerusalén, porque Jerusalén es la capital del gran Rey. 36Ni siquiera juren por su propia cabeza, porque no pueden volver blanco o negro ni un solo cabello. 37Es suficiente con que digan “sí” o “no” y nada más. Si dicen algo más, seguro viene del maligno. Ojo por ojo 38»Ustedes saben que está escrito: “Ojo por ojo y diente por diente”. 39Pero yo les digo: No paguen mal por mal. Si los abofetean en la mejilla derecha, presenten la otra. 40Si los llevan a juicio y les quitan la camisa, denles también el abrigo. 41Si los obligan a llevar una carga un kilómetro, llévenla dos kilómetros. 42Denle al que les pida, y no le den la espalda al que les pida prestado. El amor a los enemigos 43»También conocen el mandamiento que dice: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. 44Pero yo les digo: ¡Amen a sus enemigos! ¡Oren por quienes los persiguen! 45De esta forma estarán actuando como hijos de su Padre que está en el cielo, porque él da la luz del sol a los malos y a los buenos y envía la lluvia a los justos y a los injustos. 46Si ustedes aman sólo a los que los aman, ¿qué de extraordinario tiene eso? ¡Aun la gente mala puede hacerlo! 47Y si sólo saludan a sus hermanos, ¿qué hacen de más? ¡Aun los paganos hacen eso! 48Ustedes deben ser perfectos, como su Padre que está en los cielos es perfecto. El dar a los necesitados »¡Mucho cuidado con andar haciendo buenas obras para que los demás los vean y admiren! ¡Los que así lo hacen no tendrán recompensa del Padre que está en el cielo! 2Cuando den alguna limosna, no lo anden proclamando como los hipócritas, que tocan trompetas en las sinagogas y en las calles para que la gente se fije en lo caritativos que son. ¡Les aseguro que, aparte de eso, no tendrán otra recompensa! 3Pero cuando hagan algún bien, háganlo discretamente. 4¡Ah, pero el Padre de ustedes, que conoce todos los secretos, los recompensará!
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La oración 5»Y cuando oren, no hagan como hacen los hipócritas, que oran de pie en las esquinas y en las sinagogas para que todo el mundo los vea. Les aseguro que aparte de eso, no tendrán más recompensa. 6Pero cuando ustedes oren, háganlo a solas, a puerta cerrada; y el Padre de ustedes, que conoce todos los secretos, los recompensará. 7»Cuando estén orando, no hagan como los paganos que se ponen a repetir la misma oración, porque piensan que mientras más palabras usen más los va a escuchar Dios. 8No
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los imiten. Dios Padre sabe exactamente lo que ustedes necesitan antes que se lo pidan. 9Ustedes oren así: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10Venga tu reino y cúmplase en la tierra tu voluntad como se cumple en el cielo. 11Danos hoy los alimentos que necesitamos, 12y perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos han hecho mal. 13No nos metas en tentación, mas líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria para siempre. Amén”. 14»Su Padre celestial los perdonará si perdonan a los que les hacen mal; 15pero si se niegan a perdonarlos, su Padre no los perdonará a ustedes. El ayuno 16»Cuando ustedes ayunen, no lo hagan en público como los hipócritas, que tratan de aparentar que están pálidos y desaliñados para que la gente se dé cuenta de que ayunaron. Les aseguro que, aparte de esto, no tendrán más recompensa. 17Pero cuando ustedes ayunen, lávense la cara y arréglense, 18para que nadie, excepto el Padre que ve lo secreto, se dé cuenta de que están ayunando. Y el Padre, que conoce lo secreto, los recompensará. Tesoros en el cielo 19»No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre echan a perder las cosas y donde los ladrones roban. 20¡Háganse tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que puedan corromper, ni ladrones que les roben!, 21pues donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón. 22»Los ojos son la lámpara del cuerpo. Si tu ojo es bondadoso, andarás en la luz; 23pero si tu ojo es maligno, estarás sumido en la oscuridad. Y si tu luz no es más que oscuridad, tu oscuridad ¡qué negra debe ser! 24»Nadie puede servir a dos amos. No puedes servir a Dios y al dinero, pues amarás a uno y odiarás al otro, o servirás a uno y despreciarás al otro. De nada sirve preocuparse 25»Por ello les aconsejo que no se preocupen por la comida, la bebida o la ropa. ¡Es mucho más importante tener vida y un cuerpo, que tener qué comer y qué vestir! 26Fíjense en los pájaros, que no siembran ni cosechan ni andan guardando comida, y el Padre celestial los alimenta. ¡Para él ustedes valen más que cualquier ave! 27Además, ¿qué gana uno con preocuparse?; ¿podemos acaso alargar nuestra vida aunque sea una hora? 28¿Para qué preocuparse de la ropa? ¡Miren los lirios del campo, que no tejen su propia ropa, 29y ni aun Salomón con todo su esplendor se vistió jamás con tanta belleza. 30Si Dios cuida tan admirablemente las flores, que hoy están aquí y mañana se queman en el fuego, ¿no los cuidará mucho más a ustedes, hombres de poca fe? 31Por eso, no se anden preocupando por la comida o por la ropa. 32¡Los paganos son los que siempre se andan preocupando de esas cosas! Recuerden que su Padre celestial sabe lo que necesitan. 33Lo más importante es que primero busquen el reino de Dios y hagan lo que es justo. Así, Dios les proporcionará todo lo que necesiten. 34No se preocupen por lo que sucederá mañana, pues mañana tendrán tiempo para hacerlo. Ya tienen suficiente con los problemas de hoy. El juzgar a los demás »No juzguen a los demás, para que Dios no los juzgue a ustedes, 2porque de la manera como juzguen a otros, así Dios los juzgará a ustedes; Dios los va a tratar de la misma forma en que ustedes traten a los demás. 3¿Cómo te atreves a mirar la paja que está en el ojo de tu hermano, si tienes una viga en el tuyo? 4¿Cómo le pedirás a tu amigo que te deje sacarle la paja que tiene en su ojo, si la viga que tienes en el tuyo no te deja ver? 5¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en tu ojo, para que puedas ver bien cuando estés sacando la paja del ojo de tu hermano. 6»No le den lo que es santo a los perros, ni echen perlas delante de los puercos; porque son capaces de pisotearlas y luego dar media vuelta y atacarlos a ustedes.
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Pidan, busquen, llamen 7»Pidan y se les concederá lo que pidan. Busquen y hallarán. Toquen y se les abrirá la puerta. 8Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
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9¿Si
su hijo le pide pan, ¿quién de ustedes será capaz de darle una piedra? 10Y si le pide pescado, seguro que no le dará una serpiente venenosa, ¿verdad? 11Pues si ustedes que son malos saben dar buenas cosas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se las pidan! 12»Haz a otros todo lo que quieras que te hagan a ti. En esto se resumen las enseñanzas de la ley y de los profetas. La puerta estrecha y la puerta ancha 13»Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conducen a la perdición; por eso muchísimas personas los prefieren. 14En cambio, estrecha es la puerta y angosto el camino que conducen a la vida, y muy pocas personas los hallan. El árbol y sus frutos 15»Cuídense de los falsos maestros que se les acercan disfrazados de ovejas, pero en realidad son lobos capaces de destrozarlos. 16De la misma manera que uno puede identificar un árbol por los frutos que lleva, así podrán identificar a esos falsos profetas por la forma en que se comportan. ¿Quién confunde una vid con un espino o una higuera con abrojos? 17El buen árbol produce buenos frutos; y el malo, malos frutos. 18Es imposible que un buen árbol produzca frutos desagradables. Por otro lado, es imposible que un mal árbol produzca buenos frutos. 19Por eso los árboles que dan malos frutos se cortan y se queman. 20Igualmente, una persona se conoce por las acciones que realiza. 21»No todos los que se dirijan a mí llamándome “Señor, Señor”, entrarán en el reino de los cielos. Allí sólo entrarán los que obedezcan a mi Padre que está en el cielo. 22El día del juicio muchos me dirán: “Señor, nosotros predicamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios y realizamos muchísimos milagros”. 23Pero yo les responderé: “A ustedes nunca los conocí. Apártense de mí, porque sus obras son malignas”. El prudente y el insensato 24»Todo el que presta atención a mis enseñanzas y las pone en práctica es tan sabio como el hombre que edificó su casa sobre una roca bien firme. 25Cuando llegaron las lluvias, las inundaciones y los huracanes, la casa no se derrumbó porque estaba edificada sobre roca. 26Pero el que oye mis enseñanzas y no las pone en práctica, es como el tonto que edificó su casa sobre la arena. 27Cuando llegaron las lluvias, las inundaciones y los fuertes vientos, la casa se derrumbó y su ruina fue irreparable». 28Cuando Jesús terminó de impartir estas enseñanzas, la multitud que lo había escuchado quedó admirada, 29porque enseñaba como alguien que tiene gran autoridad y no como los escribas. Jesús sana a un leproso Jesús descendía de la colina seguido de una multitud inmensa 2cuando, de pronto, un leproso se le acercó y se puso de rodillas ante él. —Señor —suplicó el leproso—, si quieres, puedes curarme. 3Jesús, extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: —Quiero. ¡Ya estás curado! E instantáneamente la lepra desapareció. 4—No te detengas a conversar con nadie —le ordenó entonces Jesús—. Ve en seguida a que el sacerdote te examine y presenta la ofrenda que requiere la ley de Moisés, para que les conste que ya estás bien.
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La fe del centurión 5Cuando Jesús llegó a Capernaúm, un capitán del ejército romano se le acercó y le rogó 6que sanara a un sirviente que estaba en cama paralítico y que sufría mucho. 7Le respondió Jesús: —Iré a sanarlo. 8—Señor —le dijo entonces el capitán—, no soy digno de que vayas a mi casa. Desde aquí mismo puedes ordenar que se sane mi criado y se sanará. 9Lo sé, porque estoy acostumbrado a obedecer las órdenes de mis superiores; además, si yo le digo a alguno de mis
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soldados que vaya a algún lugar, va; y si le digo que venga, viene; y si le digo a mi esclavo que haga esto o aquello, lo hace. 10Al oír esto, Jesús se maravilló y les dijo a quienes lo seguían: —¡En todo Israel no he hallado una fe tan grande como la de este hombre! 11Óiganme lo que les digo: Muchos gentiles, al igual que este soldado romano, irán de todas partes del mundo a sentarse en el reino de los cielos con Abraham, Isaac y Jacob. 12En cambio, muchos israelitas que deberían estar en el reino, serán arrojados a las tinieblas de afuera donde todo es llorar y crujir los dientes. 13Entonces Jesús le dijo al soldado: —Vete; lo que creíste ya se ha cumplido. Y el criado se sanó en aquella misma hora. Jesús sana a muchos enfermos 14Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, la suegra de éste estaba en cama con una fiebre muy alta. 15Jesús fue y la tocó, y la fiebre la dejó; y ella se levantó a servirlos. 16Por la noche llevaron varios endemoniados a Jesús. Bastaba una sola palabra para que los demonios huyeran y los enfermos sanaran. 17Así se cumplió la profecía de Isaías: «Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias».e Lo que cuesta seguir a Jesús 18Al ver Jesús que la multitud crecía, pidió a sus discípulos que se prepararan para pasar al otro lado del lago. 19En eso, un maestro de la ley de Dios le dijo: —Maestro, te seguiré vayas adonde vayas. 20—Las zorras tienen guaridas y las aves nidos —le respondió Jesús—; pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni dónde recostar la cabeza. 21Otro de sus seguidores le dijo: —Señor, te seguiré pero déjame que vaya antes a enterrar a mi padre. 22Pero Jesús le contestó: —No, sígueme ahora. Deja que los que están muertos se ocupen de sus muertos. Jesús calma la tormenta 23Entonces subió a una barca con sus discípulos y zarparon de allí. 24Durante la travesía se quedó dormido. Poco después se levantó una tormenta tan violenta que las olas inundaban la barca. 25Los discípulos corrieron a despertar a Jesús: —¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo! 26—Hombres de poca fe, ¿a qué viene tanto miedo? —les respondió. Entonces, se puso de pie, reprendió al viento y a las olas, y la tormenta cesó y todo quedó en calma. 27Pasmados, los discípulos se decían: «¿Quién es éste, que aun los vientos y la mar lo obedecen?» Liberación de dos endemoniados 28Ya al otro lado del lago, en tierra de los gadarenos, dos endemoniados le salieron al encuentro. Vivían en el cementerio, y eran tan peligrosos que nadie se atrevía a andar por aquella zona. 29Al ver a Jesús, le gritaron: —¡Déjanos tranquilos, Hijo de Dios! ¡Todavía no es hora de que nos atormentes! 30Por aquellos alrededores andaba un hato de cerdos, 31y los demonios le suplicaron a Jesús: —Si nos vas a echar fuera, déjanos entrar en aquel hato de cerdos. 32—Está bien —les respondió Jesús—. Vayan. Y los demonios salieron de los hombres y entraron en aquellos cerdos. Estos se despeñaron desde un acantilado y se ahogaron en el lago. 33Los que cuidaban los cerdos salieron corriendo y se fueron a la ciudad a contar lo sucedido, 34y la ciudad entera vino al encuentro de Jesús y le suplicaron que se fuera de aquellos lugares. e. Isaías 53.4.
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concordancia A
Abba Mr 14.36 Abednego Dn 1.7; 2.49; 3.12, 16, 19 abogado Job 16.19; Hch 24.1; Tit 3.13 abundante Pr 12.11; 13.23; 20.13; Is 30.23; Ez 17.7; 2 Co 1.5; 9.10 acusador Sal 109.6; Ap 12.10 Adán Gn 4.25; 5.1, 3-5; Jos 3.16; 1 Cr 1.2-4; Os 6.7; Lc 3.38; Ro 5.14, 15; 1 Co 15.22, 45; 1 Ti 2.13-14; Jud 14 adivinación Gn 30.27; Lv 19.26; Dt 18.10; Hch 16.16 adivino Jos 13.22; Dn 2.27 admirable Sal 139.14; Is 9.6; 28.29; 1 Ti 6.13 adoptó Éx 2.10; Hch 7.21 adoración Job 1.20; Is 29.13 adoradores 2 R 10.19, 22 adversario Est 7.6; Jer 30.14 afán Pr 19.2 agradecer 1 Ts 3.9 aguijón 1 Co 15.55-56; Ap 9.10 águilas 2 S 1.23; Sal 103.5; Pr 23.5; Is 40.31; Jer 4.13; Lm 4.19 ahorcó 2 S 17.23 alabanzas 1 Cr 29.10; 2 Cr 29.27; Sal 9.2; 33.2; 40.3; 66.8; 75.9; 81.1; 115.17; 147.1; 149.6; Pr 27.21; Is 42.10; Am 8.3; Ro 15.11; Stg 5.13 alabar 1 Cr 6.31; 23.4, 5; 2 Cr 5.13, 14; 7.6; 31.2; Esd 3.10; Sal 33.1; 122.4; Is 44.15; Lc 1.64; 5.25; 13.13; 19.37; 1 Co 14.16 alabarlo Sal 48.1 alabastro Est 1.6; Mr 14.3; Lc 7.37 alegrarme Job 9.27; 2 Co 2.3 alegrías 1 P 3.8; Ap 18.23 Alejandría Hch 6.9; 18.24; 27.6; 28.11 Alejandro Mr 15.21; Hch 4.6; 19.33, 34; 1 Ti 1.20 alfarero 1 Cr 4.23; Is 29.16; 41.25; 64.8; Jer 18.3, 6; Mt 27.7, 10 Altísimo Gn 14.18-20, 22, 23; Nm 24.4, 16; 2 S 22.14; Sal 9.2; 21.7; 46.4; 47.2; 50.14; 57.2; 73.11; 77.10; 78.56; 82.6; 92.1; 107.11; Is 14.14; Dn 3.26; 4.2, 17, 24, 25, 32, 34; 6.18, 21; 7.18, 22, 25, 27; Mr 5.7; Lc 1.32, 35, 76; 6.35; 8.28; Hch 7.48; Heb 7.1 altivez Sal 75.10; Is 13.11; Jer 48.29; Mt 18.4; 2 Co 10.5 altivo Job 20.6; 40.12; Pr 21.24; Is 16.6 amabilidad 1 P 3.16 amable Pr 15.1; 25.15; Hch 27.3; 28.7; Fil 4.8; 1 Ti 3.3; 2 Ti 2.24 amalecitas Gn 15.7; Éx 17.8, 11; Nm 13.29; 14.25, 43, 45; Jue 3.13; 10.12; 12.15; 1 S 14.48; 15.5-8, 18; 27.8; 30.1, 9, 13, 16; 2 S 1.1, 8, 13, 15 amar Dt 10.19; 19.9; 2 Cr 19.2; Sal 89.33; 98.3; 119.36; Pr 12.1; Ec 3.8; 9.6; Is 49.15; 57.9; Ez 33.31; Os 10.2; Mr 12.33; Ro 12.9; Ef 5.28, 33; 2 Ts 3.5; Tit 2.4; 1 P 3.10; 1 Jn 4.20 amoroso 1 R 8.22, 23; Job 10.12; Sal 18.50; 144.2; Jer 32.18; Os 14.5; Jl 2.13
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Amós Am 1.1; 7.8, 10, 12, 14; 8.2; Lc 3.25 Ana 1 S 1.2, 5-9, 12, 13, 19, 22, 26; 2.1, 20, 21; Lc 2.36, 38 Andrés Mt 4.18; 10.2; Mr 1.16, 29; 3.18; 13.3; Lc 6.14; Jn 1.40-42, 44; 6.8; 12.22; Hch 1.13 aplaudan Sal 98.8; Am 4.5 apóstol Mt 10.2; 26.14; Mr 3.14; 6.30; Lc 6.13; 9.10; 11.49; 17.5; 22.14; Hch 1.2, 3, 26; 2.14; 3.4; 4.2; 8.18; 15.2; 20.38; Ro 16.7; 1 Co 1.1; 4.9; 9.1-2; 12.28; 15.7, 9; 2 Co 1.1; 12.12; Gá 1.1, 19; 2.7-9; Ef 1.1; 2.20; 3.5; Col 1.1; 1 Ts 2.7; 1 Ti 1.1; 2.7; 2 Ti 1.1, 11; Heb 3.1; 1 P 1.1; 2 P 1.1; 3.2; Jud 17; Ap 2.2; 18.20; 21.14 apostolado Hch 1.25 Areópago Hch 17.19, 20, 22, 34 Ariel 2 S 23.20; Esd 8.16; Is 29.2 Arimatea Mt 27.57; Mr 15.43; Lc 23.51; Jn 19.38 Aristóbulo Ro 16.10 armadura 1 S 17.38; 31.9, 10; 1 R 22.34, 38; 1 Cr 10.9, 10; 2 Cr 18.33; Sal 18.39; 35.2; 91.4; Is 59.17; Jer 46.3, 4; 51.3; Ro 13.12; Ef 6.11, 13 Armagedón Ap 16.16 arpa Gn 4.21; 31.27; 1 S 10.5; 16.15, 16, 17, 23; 18.10; 19.9; 2 S 6.5; 1 R 10.12; 2 R 3.15; 1 Cr 13.8; 15.16, 20, 21, 28; 25.1, 3, 6, 7; 2 Cr 5.11, 12; 9.11; 20.28; 29.25, 26; Neh 12.27; Sal 33.2, 3; 43.4; 45.8; 49.4; 57.8; 71.22; 81.2; 92.3; 98.5; 108.2; 137.5; 144.9; 147.7; 150.3; Is 24.8; Dn 3.5, 10; Am 6.5; 1 Co 14.7; Ap 5.8; 14.2; 15.2; 18.22 arrepentimiento Lv 23.32; 2 Cr 33.19; Is 22.12; Jer 3.10; Jl 3.12, 13; Jon 3.5; Mt 11.21; Hch 19.4; 26.20; 2 Co 7.9 arrodillar Gn 24.11, 26, 48; Éx 4.31; 24.1; Jue 7.5; 1 R 8.54, 55; 18.42; 2 Cr 6.13; 7.3; Esd 9.5; Neh 8.6; Est 3.2, 5; Sal 95.6; Dn 6.10; Mt 14.33; 20.20; 27.29; Mr 5.33; Lc 22.41; Hch 9.40; 10.25; 20.36; Ef 3.1, 14; Fil 2.10 Artajerjes Esd 4.7-9, 11, 23; 6.14; 7.1-5, 7-9, 11-12, 21; 8.1; Neh 1.1; 5.14; 6.7; 13.6 Aserá Éx 34.13; Dt 7.5; 12.3; 16.21; Jue 3.7; 6.25, 30; 1 R 16.33; 18.19; 2 R 13.6; 18.4; 21.3-5, 7; 23.4, 6-7, 14-15; 2 Cr 14.3; 15.16; 17.6; 19.3; 24.17, 18; 31.1; 33.3, 19; 34.3-4, 7; Is 17.8; Mi 5.14 astrólogo Is 47.13; Dn 2.2, 4, 10, 27; 4.7; 5.7, 11, 15 ayunar Lev 23.26, 27; Jue 20.26; 1 S 7.6; 30.13; 2 S 1.12; 12.23; 1 R 21.9; 1 Cr 10.12; 2 Cr 20.3; Neh 9.1; Est 9.31; Jon 3.4, 5; Zac 7.5; Mt 6.16; 9.15; Mr 2.20; Lc 5.35; Hch 13.3; 14.23 ayuno Lv 16.31; 23.29; 1 R 21.12; Esd 8.21; Est 4.3; Sal 69.10; Is 1.12, 13; 58.4-8; Jer 36.6, 9; Jl 1.14; 2.12, 15; Zac 7.3; 8.19; Lc 2.37; 18.12; Hch 27.9 azotar Éx 9.18; Dt 7.15; Jue 8.16; 2 Cr 10.14; Neh 13.25; Job 9.35; Is
1.5, 6; 53.5; Jer 37.15, 16; Ez 32.24; Mt 10.17; 24.51; Mr 15.15; Lc 18.33; Jn 19.1; Hch 5.40; 16.22, 23; 22.25, 29 azufre Gn 19.24; Dt 29.23; Job 18.15; Sal 11.6; Ez 38.22; Lc 17.29; Ap 9.17; 14.10; 19.20; 20.10; 21.8 B baales Jue 18.33; 2 Cr 28.2 Babel Gn 10.10; 11.9 Balaam Jud 11; Ap 2.14 bálsamo Gn 37.25; 43.11; 2 S 5.23; 1 Cr 14.14; 5.13; Ez 27.17 Barjesús Hch 13.6 Barrabás Mt 27.16-17, 20-21, 26; Mr 15.7, 11, 15; Lc 23.18-19; Jn 18.40 Bartimeo Mr 10.46, 50 bautismos Heb 6.2 Bautista Mt 3.1; 11.11-12; 14.2, 8; 16.14; Mr 6.14, 24-25; 8.28; Lc 7.20, 33; 9.19 bautizado Mt 20.22; Mr 10.38; 16.16; 1 Co 1.13-14 bautizados Hch 1.5; 8.16; 48; 11.16; 1 Co 12.13; Gá 3.27 Beelzebú Mt 10.25; 12.24, 27; Mr 3.22; Lc 11.15, 18-19 Betania Mt 21.17; 26.6; Mr 11.1, 11-12; Lc 19.29; 24.50; Jn 1.28; 11.1, 12.1 Betsabé 2 S 11.3-4, 26; 12.24; 1 R 1.11, 28, 2.13; 1 Cr 3.5 Betsaida Mt 11.21; Mr 6.45; 8.22; Lc 9.10; 10.13; Jn 1.44; 12.21 Booz Rt 2.1, 8, 11, 14, 19; 3.2; 4.1, 8-9, 13, 21; 1 Cr 2.11-12; Mt 1.5; Lc 3.32 brujería Dt 18.10; 2 R 21.6; Is 47.9; Gá 5.20; Ap 21.18 búfalo Dt 33.17; Nm 23.22; 24.8 Buz Gn 22.20-23; 1 Cr 5.14; Job 32.2, 6; Jer 25.23 C cadena Dn 4.15, 16, 29; Lc 13.16; Ap 20.1 Caifás Mt 26.3-4, 57; Lc 3.2; Jn 11.49; 18.13-14, 24, 28; Hch 4.6 Caín Gn 4.1-3, 5, 8-9, 15-17; Jos 15.48-62; Heb 11.4; Jud 11 Calavera 2 R 9.35; Mt 27.33; Mr 15.22; Lc 23.33; Jn 19.17 Caldea Is 13.19, 47.1; Jer 25.12; Ez 23.15-16 caldeo Gn 11.28, 15.7; 2 R 24.2; Hch 7.2; Esd 5.12 Caleb Nm 13.3-15, 30; 14.6; 32.12; Dt 1.36; Jos 14.6, 13-14; Jue 3.9; 1 S 25.3; 1 Cr 2.18-19, 24, 42, 46, 48-49, 50; 4.15; 6.55-59 cáliz 1 R 7.26; 2 Cr 4.5 calumniador Job 5.21; 1 Co 6.10 Caná Jos 16.8; 19.28; Jn 2.1; 21.2 cantares Cnt 1.1 cántaro Gn 24.14-18, 45-46; Jer 13.12; Mr 14.13; Lc 22.10; Jn 4.28 cántaros 1 R 18.33; Job 38.37-38; Jer 48.12
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concordancia
cantor 2 S 23.1; 1 Cr 6.33-38 Capernaúm Mt 4.13; 8.5; 11.23; 17.24; Mr 1.21; 2.1; 9.33; Lc 4.23, 31; 7.1; 10.15; Jn 2.12; 4.46; 6.17, 24, 59 Carmelo Jos 12.8-24; 19.24-26; 1 R 18.19-20, 42; 2 R 2.25; Cnt 7.5; Is 33.9; 35.2; Jer 46.18; 50.19; Am 1.2; 9.3; Nah 1.4 cavernas Is 2.21; Heb 11.38 cayado Sal 23.4; Ez 29.4 Cefas Jn 1.42; 1 Co 1.12; 3.22; 15.5 censó Éx 30.11-12; Nm 30.15; 2 S 24.1 centurión Mt 27.54; Mr 15.39, 42, 45 ceñidos Ap 1.13, 15.6 cerdos Mt 8.30-33; Mr 5.11-14, Lc 8.32-34; 15.15-16 césar Mt 12.16-17; Lc 2.1; 3.1 Cesarea Mt 16.13; Mr 8.27; Hch 8.40; 9.30; 10.1, 24; 11.11; 12.19-20; 18.22; 21.8, 16; 23.23, 33; 24.1; 25.1, 4, 6, 13, 24 cetro Gn 49.10; Est 4.11; 5.2; 8.4; Sal 45.6; 108.8; Pr 22.8; Mt 27.29 cielo Gn 1.8, 2.4; Éx 2.24, Dt 1.28 ciervo Dt 12.15, 15.22; Sal 42.1; Pr 7.22; Is 35.6 címbalos 2 S 6.5; 1 Cr 13.8; 15.16, 19, 28; 16.5, 42; 25.1, 6; 2 Cr 5.12-13; 29.25; Neh 12.27; Sal 150.5 circuncidado Gn 17.12, 34.14; Éx 12.44; Ez 44.9; Hch 7.8; Ro 2.27; 1 Co 7.18-19 circuncidan Jr 9.25-26; Jn 7.23 circuncidarse Gn 34.18-19; Éx 12.48; Gá 2.12 circuncidó Gn 17.23; 21.4; Hch 16.3 circuncisión Jos 5.2-3; Jn 7.22; Ro 3.1; 4.11; Gá 5.11; Col 2.11 Ciro 2 Cr 36.22-23; Esd 1.1-2, 7; 3.7; 4.3; 5.13; 6.3, 14; Is 44.28; 45.1, 13; Dn 1.21; 6.28 clavos Éx 27.19; 1 Cr 22.3; Jer 10.4; Jn 20.25 clemencia 1 R 1.51; Job 9.15 codicia Job 22.23; Pr 21.25; Lc 11.39 codiciado Job 31.9; Hch 20.33 codiciar Ro 7.7 codiciosos 1 S 8.3; Job 20.20; 1 Ti 3.8 coherederos Ro 8.17 concubina Gn 22.24; 35.22; Jue 8.31; 19.1, 2 S 3.7; 21.11; 1 Cr 1.32-33; 2.46, 7.14 condenación Esd 10.10; Mt 23.33; Jn 3.19; Ro 3.8; 5.16, 8.1; 2 Co 3.9; 1 Ti 3.6 confiadamente Ez 39.6; Heb 4.16 confiar Job 4.18-19; Sal 118.8; Jer 30.3; Mt 25.21; Fil 3.4 confusión Dt 8.25; 1 S 14.20; Est 3.15; Hch 19.32; Stg 3.16 congregación Éx 12.16; Hch 15.30 congregados Dt 5.22; Hch 2.2 conquista Dt 9.1; Jos 1.15; Pr 21.22; Am 7.12 conquistador Mi 1.15 conquistarla Nm 13.30; Ez 21.23 consagración Éx 29.27; Lv 8.22; 2 Cr 7.9 consagrada Éx 30.29; Lv 27.28, Hag 2.12 consagrar Lv 10.1; Jue 17.3 consagrarlo Éx 29.36; Ez 43.26 Consejero 2 S 15.31; 1 R 4.2-6; Sal 27.30; Is 9.6 consejeros 2 S 15.12; 1 R 20.7; 2 Cr 25.17; Is 3.14 consiervos Mt 24.29 consolación 2 Co 1.13; Hch 4.36 Consolador Jn 14.16, 26; 15.26; 16.7
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280 convencer Job 32.13; Pr 25.15; Tit 1.9 convertido Éx 1.9, 7.15; 1 S 28.16; Est 5.11; Job 12.4, 17.6, 19.8; Sal 18.28, 44.14; Is 17.1; Jer 2.14, 21; Lm 5.15; Ez 23.43, 35.3; Os 2.2, 11; Zac 11.3; Mr 11.17; Lc 19.46; Jn 4.46; Ap 18.2 cónyuge 1 Co 7.15 copero Gn 40.13; 2 R 18.17; Neh 1.11 corazas 2 Cr 26.14; Neh 4.16; Ap 9.9 corazones Nm 14.36-38; Dt 29.4; 1 Cr 29.17; Sal 44.18; Pr 24.25; Is 47.12; Jer 32.40; Ez 21.15; Nah 2.10; Lc 16.15; Hch 1.24; 14.17; Ro 5.5; 8.27; 2 Co 1.22; Gá 4.6; Ef 1.17; 3.17; Fil 4.7; Col 3.15; 2 P 1.19 Cordero Jn 1.29, 36; 1 Co 5.7; Ap 5.6, 8, 12-13; 6.1, 3, 5, 7, 9, 12, 16; 7.9-10, 14, 17; 8.1; 12.11; 13.8; 14.1, 4, 10; 15.3; 17.14; 19.7, 9; 21.9, 14, 22-23, 27; 22.1, 3 Coré Gn 36.5; Éx 6.21; Nm 27.3; 1 Cr 1.35; 2.43 corintios Hch 18.8; 2 Co 6.11 Corinto Hch 18.1, 19.1; 1 Co 1.2; 2 Co 1.1 Cornelio Hch 10.1, 3-4, 7, 17, 22 coronado Gn 17.18; Lc 19.15; Heb 2.9 coronas Sal 65.11; Ez 23.42; Ap 4.10 coronaste Sal 8.5; Heb 2.7 coros 1 Cr 6.31; Neh 40-41; Sal 98.5 corregir Pr 23.13; 2 Ti 2.25 corruptible 1 Co 15.50, 53 cosechas Gn 4.12, 41.47; Lv 25.14-16; Dt 28.51; Jue 6.4; 1 S 8.12; Neh 10.35; Sal 78.46, 96.12; 105.35, 107.37; Pr 3.9; Is 7.20, 19.9; Jer 5.17, 31.12; Ez 19.7, 34.26; Os 2.9; Jl 1.11; Am 4.7; Zac 8.12; Stg 5.18; Ap 22.2 costado Gn 16.16; Éx 25.12; 26.26-27; 36.31-32; 2 S 2.16; Ec 2.11; Ez 40.19; Jn 19.34; 20.20, 25, 27; Hch 12.7 costilla Gn 2.21-22; Nm 6.20 creada Heb 12.27 creado Gn 6.7; Neh 9.6; Job 38.21; Sal 86.9; 102.18; Is 54.16; Ez 28.13; Jn 1.3, Col 1.16 creador Gn 14.19, 22-23; Dt 32.6; Job 4.17; Sal 146.6; 149.2; Pr 14.31; 17.5; Ec 12.1, 6; Is 17.7; 40.28; 43.15; Hch 4.24; Ef 3.9; 1 P 4.19; Ap 10.6 Creta Am 9.7; Hch 2.10, 27.7; Tit 1.5 crisol Sal 66.10; Ez 22.18-20 cristiano Hch 26.28; Ro 8.9; 1 P 4.16 cristianos Hch 11.26; Ro 15.26, 31 critican Mt 26.10; 1 Co 6.8 críticas Job 6.25-26; 16.4 crucificado Mt 28.4-5; Mr 16.6; Jn 19.32; 1 Co 1.23; 2.8; Gá 2.20; 6.14 crucificados Mr 15.32; Jn 19.31 crucifícalo Mt 27.22-23; Mr 15.13-14; Lc 23.21; Jn 19.6, 15 crucificar Mt 26.2; Jn 19.15; Heb 6.6 crucificara Lc 23.23 crucificaran Mt 27.26; Mr 15.15; Jn 19.16 crucificarán Mt 23.34 crucificarlo Mt 27.31; Mr 15.20 crucificaron Mt 27.38; Mr 15.24-25; Lc 23.33; Jn 19.18, 41; Hch 2.36 crucifiquen Mt 20.19 crucifíquenlo Jn 19.6 cruz Mt 10.38; 16.24; 27.32, 40, 42; Mr 8.34; 15.21, 30, 32; Lc 9.23; 14.27; 23.26; Jn 19.17, 19, 25, 31; Hch 2.23; 1 Co 1.17-18; Gá 5.24; 6.12, 14; Ef 2.16; Fil 2.8; 3.18; Col 1.20; 2.14; Heb 12.2 cuerno Éx 27.2; 38.2; 1 S 16.1, 1 R 1.39; Dn 7.8, 11, 20-21, 26; 8.5, 8, 12, 21 cuervo Gn 8.7; Dt 14.17; Sal 147.1
cuervos 1 R 17.4, 6; Job 38.41; Pr 30.17; Is 34.11; Lc 12.24 cueva Gn 19.30; 23.19; 50.13; Jos 10.16- 18, 22-23; Jue 15.8, 11; 1 S 22.1; 24.3; 2 S 17.9; 23.13; 1 R 19.9; 1 Cr 11.15; Sal 44.19; Is 11.8; Jer 7.11; Nah 2.11; Mt 21.13; Mr 11.17; Lc 19.46; Jn 11.38 cuevas Jue 6.2; 1 S 13.6; 14.11; 1 R 18.3-4, 13; Job 30.6; 37.8; Is 2.19; Ez 33.27; Heb 11.38; Ap 6.15 Chipre Nm 24.24; 1 Cr 1.5-9; Is 23.1, 12; Jer 2.10-11; Ez 27.6; Hch 4.36; 11.19-20; 13.4; 15.39; 21.3, 16; 27.4 chismes Pr 18.8; 26.20, 22; Mt 15.19; 2 Co 12.20 chismosas 1 Ti 5.13 chismoso Pr 11.13, 16.28; 20.19 chivos Gn 30.35-36; 31.10, 13-15; Nm 7.17; 29.20; Esd 6.17; Heb 10.12-13, 19; Ro 10.4 D dádivas Ro 11.29 daga Jue 3.16, 21, 23; 2 S 20.8, Dalila Jue 16.4, 6, 8, 10, 12-13, 18 Dámaris Hch 17.34 danza 1 S 21.11; Sal 30.11; 150.4; Cnt 6.13 danzaba 2 S 6.14 danzaban 1 S 18.6; 30.16; 2 S 6.5 danzan Is 22.13 danzando Jue 11.34, 2 S 6.16, 21 dardos 2 S 18.14; Job 6.4; 41.7; Ef 6.16 Darío Esd 4.5, 24; 5.5-7; 6.1, 6, 12-15; Neh 12.22; Dn 5.30-31; 6.1, 6, 9, 25, 28; 9.1; 11.1; Hag 1.1, 15; 2.10; Zac 1.1, 7; 7.1 Debar 2 S 9.4-5; 17.27 Débora Gn 35.8; Jue 4.4-6, 9-10, 14; 5.1, 7, 12, 15 decapitados Ap 20.4 decapitaron Mt 14.10 decapitó Mr 6.27 Decápolis Mt 4.25; Mr 5.20; 7.31 Delaías 1 Cr 3.24; 24.18; Esd 2.60; Neh 6.10; 7.62; Jer 36.12, 25 Demetrio Hch 19.24, 38; 3 Jn 12 demonio Mt 15.22; 17.18, 21; Mr 5.8, 9; 7.26, 29-30; Lc 4.35; 7.33; 8.29; 9.42; 11.14; 13.11; Jn 8.49; 10.20, 21; Hch 16.18; 19.15 derramamiento Lv 17.3, 4; 2 S 14.11; Ez 22.2, 13; Heb 9.22 desanimarse Lc 18.1 descendientes Gn 5.1; 6.9; 9.24; 10.1, 20, 21, 26, 30, 31; 11.10, 27; 12.7; 13.15, 16; 15.5, 13-15, 18; 16.9; 17.6-10, 12, 19; 18.19; 19.32; 21.13, 23; 22.17, 18; 24.7; 25.4, 18; 26.3, 4; 28.13, 14; 32.12; 35.11; 36.1, 9-13, 16, 17, 19, 43; 46.4, 5, 15, 19-22; 49.7; Sal 25.12; 68.26; 78.71; 83.8; 102.28; 105.6; 107.27; 111.15; 132.11, 12; 135.20; Is 53.10; 54.2; 57.3; 59.21; 60.15; 61.9; Jer 2.9; 11.4; 17.25; 29.32; 32.39; 33.22, 25, 26; 35.19; 47.5; Ez 20.5, 6; 40.46; Dn 11.4; Am 7.16; 9.8; Abd 1.10, 19; Mi 1.5; Nah 1.14; Mal 1.4; Mt 4.8; Lc 1.55; 3.8; Jn 8.33, 36; Hch 4.25; 7.5; 13.23, 26; Ro 9.5, 29; 2 Co 12.22; Gá 4.16; Heb 4.16; 7.5; 11.12, 18 deslumbrados Is 62.2 desobediente Ro 10.21; 1 R 13.22; Os 11.2; 2 Ti 3.2 despeñadero Mr 5.13; Lc 8.33 desvalidos Sal 9.11; 10.17; 133.23 detenido Jos 10.14; 1 R 18.44; Ez 22.21
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El templo y sus atrios Esta vista panorĂĄmica del templo, realizada por el seĂąor Alec Garrand, nos brinda una imagen de la estructura y los grandes atrios alrededor del templo.
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La magnífica estructura de —¡Maestro, mira! ¡Qué cincuenta metros de alto piedras más impresionantes! que construyó Herodes ¡Qué edificios! impresionaba al discípulo que Jesús le respondió: —¿Ves le dijo a Jesús: todos estos grandes edificios?
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De ellos no quedará una piedra sobre otra, pues serán derribados. (Marcos 13.1-2) Jesús también usó el templo para ilustrar su resurrección, cuando dijo: —Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar. Los judíos dijeron: —Les llevó cuarenta y seis años en construir este templo, ¿y tú dices que en tres días lo puedes volver a contruir? Pero el templo del que él hablaba era su propio cuerpo. (Juan 2.19-21)
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