APARICION DEL CRISTIANISMO
Cruz cristiana
Se divide en dos periodos: Primero: del 1 al 313, año del fin de las Persecuciones Romanas. Segundo: del 313 al 692, conversión acabada del Imperio Romano y de los pueblos
bárbaros invasores, del todo ya católicos. Naturalmente, esta división es capaz de mucha flexibilidad.
Preparádose desde hacía Siglos con el Judaísmo Mesianico:
El Pueblo Judío. Arranca de Abraham, el hebreo que unos 1.850 años antes de Jesucristo se trasladaba de Caldea a Palestina. Dios irrumpía en la Historia con las apariciones al patriarca, a quien prometía darle un descendiente que sería el Salvador o Mesías. Por las nociones que tenemos de la Biblia, no hace falta que historiemos aquí las peripecias del pueblo judío desde los Patriarcas hasta que tomó posesión de Palestina, su tierra prometida: Moisés, Josué y los Jueces, para llegar a la Monarquía hacia el año 1.040 con Saúl, David y Salomón. Aquella monarquía se dividió y constituyó dos reinos separados, dos Estados independientes: Israel al Norte con Samaría como capital, y Judá al Sur con su capital Jerusalén. No obstante, el Mesías o Cristo futuro, sería la esperanza del linaje de Abraham, de los hebreos, israelitas o judíos, como los llamaremos siempre.
Mientras tanto, esta era roma
El Imperio Romano. Desde el año 63, como hemos visto, Con la ciudad de Roma en el corazón de Italia, el Imperio se extendía desde el Asia Menor, el Mar Negro y el Océano Pérsico en el Oriente hasta el extremo de España en el Occidente, etc. Palestina, donde nacerá Jesús, era parte del Imperio Romano, aunque formaba sólo un rincón sometido a Roma, una provincia procuratorial, vigilada por la Siria vecina. Era gobernada desde Cesarea por un Procurador, de modo que los judíos no eran ciudadanos romanos, sino unos simples súbditos del Imperio soberano. En la Roma antigua las costumbres eran sobrias y las creencias religiosas giraban en torno a los dioses lares o domésticos. Conquistada Grecia, pronto los romanos asimilaron todos
los dioses incontables de la mitología griega, aunque Júpiter, Juno y Minerva fueran las deidades supremas. Después se hicieron con todos los misterios de Oriente y Egipto, de modo que al fin, con tantas divinidades encima, llegaron a no creer en ninguna y Roma fuera prácticamente atea. La diosa Roma y el divino Emperador no eran dioses, sino la representación simbólica del ser o de los seres supremos que vagaban por las alturas y que no cuidaban para nada de los hombres. La altura científica a que había llegado Grecia estaba en evidente decadencia. Sócrates, Platón y Aristóteles, que se formaron la idea de un dios único, ya no tenían influencia alguna en el pensar del Imperio, en el que dominaban la doctrina y prácticas de los materialistas epicúreos y de los austeros estoicos. Siempre hubo pensadores y moralistas sensatos, pero, en general, las costumbres habían bajado a una degradación moral inconcebible.
Paralelamente y en forma contrastante
Jesús predica, realiza milagros, se ve rodeado de turbas y cada vez se convence de la necesidad de más trabajadores que sigan un día su obra. Buen conocedor de los hombres, se pasa toda una noche en oración con el Padre barajando nombres: -De entre tantos discípulos que me siguen, ¿a quiénes escojo? Necesito doce. Porque el nuevo Pueblo de Dios, prefigurado en el antiguo Israel, ha de estar basado sobre otros Doce, y se definen los elegidos: Pedro y Andrés, Santiago y Juan, Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, Santiago el de Alfeo y Judas Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote. Buen organizador, Jesús establece la unión entre ellos escogiendo a uno como cabeza y jefe, que hará visiblemente las veces suyas, Cabeza y Jefe invisible. El escogido es Simón, al que ya había llamado Cefas (que significa piedra en hebreo), y le dice solemne: “Tú eres Roca, y sobre esta roca edificaré yo MI Iglesia. Y te aseguro que todas las fuerzas del infierno no podrán contra ella” (Mt 16,18). Crucificado, muerto y Resucitado Jesús, les confiere a los apóstoles el poder sobre el pecado: “Reciban el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados” (Jn 20,22) Y antes de subir al Cielo, en gesto solemne les da el último encargo: “Se me ha entregado todo poder en el cielo y en la tierra. ¡Vayan, pues! Y hagan discípulos de todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28, 18-20). Los Doce Apóstoles, tendrán sucesores incontables a los que llamamos Obispos, que por Jesús se jugarán incondicionalmente la vida, a fin de estar dispuestos a llevar el Evangelio a todas las gentes. La Iglesia, el Pueblo nuevo de Dios, “tiene como meta el Reino; como estado, la libertad de sus hijos; y como única ley, el precepto del amor”.
Una vez dispersa la Iglesia para lograr su misión.
¿Cuándo ocurrió la dispersión de los Apóstoles? No se sabe. Parece que pasado el año 42, aunque algunos, por lo visto, regresaban ocasionalmente a Jerusalén. Las vías o calzadas del Imperio, como nuestras carreteras de hoy, eran magníficas y se viajaba con facilidad. Pero, ¿quiénes marcharon y adónde fue cada uno? El libro de los Hechos de los Apóstoles no dice nada de ninguno. Sólo nos podemos fiar de tradiciones orales de Iglesias locales. Todos, o casi todos, murieron mártires. Pedro marchó casi seguro a Antioquía y Roma, pero volverá a Jerusalén y, con toda seguridad histórica, acabará su vida en Roma. En los tres primeros siglos se va a desarrollar la niñez, adolescencia y juventud de la Iglesia medio de unas persecuciones inauditas. Son las famosas Persecuciones Romanas que se desenvolverán a todo lo largo y ancho del Imperio.
Empiezan las persecuciones
Los Apóstoles empezaron a movilizarse por los años cuarenta; permanecían en Jerusalén, aunque la Iglesia se extendió por otras partes de Palestina, como Jope donde estuvo Pedro; por Samaria, adonde fueron Pedro y Juan para ver lo que había hecho el diácono Felipe. Pero la Iglesia prosperaba poco en Judea, y los Apóstoles eran perseguidos de cuando en cuando
De los catorce distritos de la ciudad, tres quedaron convertidos en cenizas y siete más medio deshechos por un fuego que abrazó toda la zona. El pueblo empezó a echarle las culpas a el Emperador Nerón, que para desviar los malos rumores, hizo correr la voz: -¡Los cristianos! ¡Los cristianos!... Y vino la feroz persecución. Fueron arrestados primeramente los que se declaraban cristianos.
Emperador Nerón, dando resolución de “muerte” a los cristianos. 54-68 d.C.
Diferentes formas de asesinatos públicos de los Cristianos por su fe (Martírio) Siglos I, II y parte del III
ARTE PALEOCRISTIANO: Primer Periodo El arte paleocristiano es el nexo de unión entre dos grandes etapas de la cultura y el arte occidental. Nos referimos a la Antigüedad Clásica y a la Edad Media Cristiana. Para el estudio del arte europeo de la Edad Media es imprescindible realizar un acercamiento al arte paleocristiano pues en él se van a gestar dos manifestaciones artísticas de la importancia del templo basilical y la iconografía narrativa y simbólica del Cristianismo. De esta última, por ejemplo, sobresale el crismón, que será ampliamente utilizado en periodo romano. Por tanto, se denomina Arte Paleocristiano al desarrollado en las primeras comunidades cristianas de los siglo II y III hasta la caída del Imperio Romano de Occidente. El arte paleocristiano se puede dividir en dos grandes periodos:
Periodo de persecución y clandestinidad (siglos II y III), Periodo del gran arte paleocristiano en tiempos del Cristianismo como religión oficial del Imperio (parte del siglo IV). En esta fase será, por contra, un arte protegido e impulsado por las grandes jerarquías eclesiásticas de la época.
Se desarrolla entre Finales del siglo II y siglo III, años en los que las comunidades cristianas son perseguidas en el Imperio. Las dos manifestaciones arquitectónicas de este periodo son las Domus Ecclesiae y los Cimeterios (cementerios) Domus Ecclesiae
Las Domus Ecclesiae fueron lugares para la celebración del rito cristiano, por tanto son equivalentes a las iglesias parroquiales posteriores. No tenían una forma especial debido a que se empleaban normalmente viviendas romanas normales de dos pisos adaptándola a las funciones que necesitaban dividiéndola con tabiques.
Cimeterios (cementerios)
Durante esta fase los enterramientos cristianos tenĂan lugar en dos posibles lugares: los areae y las catacumbas.
Areae
Lugares donde las tumbas estaban cubiertas por losas. Por el ritual funerario de la época, era frecuente encontrar en estos cementerios salas o lugares con mesas donde se celebraban los ágapes funerarios que se celebraban tras el entierro.
Catacumbas
Los cristianos encontraron problemas, durante este periodo de clandestinidad, para conseguir terrenos para sus enterramientos. Cuando las conseguían y se completaban se veían obligados a aprovechar el terrenos abriendo galerías subterráneas entrecruzadas. Aunque estos lugares eran estrechos, podían tener decoración, especialmente si el difunto pertenecía a clases adineradas, como los patricios romanos, construyéndose, incluso, pequeños mausoleos.
Finalmente, el ascentamiento
La Paz decretada por Constantino el año 313 es una fecha clave. La Iglesia, en medio de tanto dolor, ha llegado a su mayoría de edad, con todos los pros y contras con que se desarrolla la vida de cualquier sociedad. Con esta paz, vendrá a la Iglesia el florecer el progreso de la doctrina cristiana enseñada por los llamados Santos Padres, aquellos grandes Obispos y Doctores que nos transmitieron, conforme a la Tradición, la fe más pura de Jesús y de los Apóstoles. Aunque se producirán también en la Iglesia las grandes herejías de la antigüedad, combatidas por los Concilios ecuménicos o universales, tan famosos y trascendentales como Nicea, Éfeso o Calcedonia. Cuando vino la paz a la Iglesia el año 313, el emperador Constantino levantó las dos Basílicas, haciendo coincidir el centro de cada una sobre el lugar exacto de los sepulcros. La
de Pedro en el Vaticano se derribó en el siglo dieciséis para levantar el grandioso templo actual, y Miguel Ángel centró la imponente cúpula sobre el lugar del sepulcro. La de San Pablo fue destruida por un incendio el año 1823, y la actual, grandiosa también, se centra sobre el sepulcro del Apóstol.
Emperador Constantino Magno, S. III d.C.
San Pedro y San Pablo Apóstol, S. I d.C.
ARTE PALEOCRISTIANO: Segundo Periodo El año 311 fue una fecha especialmente significativa para explicar el cambio que se va a producir en el arte cristiano, de un arte típico de comunidades pobres y semiclandestinas a un arte monumental y rico. En esta fecha se promulgó el primer edicto de tolerancia, el Edicto de Valerio Augusto, aunque tendrá más importancia el Edicto de Milán, del año 313, del mismo carácter tolerante que permite el culto cristiano sin ningún tipo de cortapisas.
Ambos fueron promulgados por el emperador Augusto Valerio, pero al acceder al trono el emperador Constantino se da un cambio, si cabe, más favorable para la iglesia cristiana puesto que una gran parte de la familia de Constantino se va a convertir al cristianismo e incluso se especula sobre si el propio emperador se hubiese convertido al final de su vida. Este proceso de dignificación del cristianismo culmina en al año 380 cuando el emperador Teodosio proclama a la iglesia cristiana como iglesia oficial del Imperio. A partir del año 313 los altos dignatarios de la Iglesia se van a convertir paulatinamente en autoridades del Imperio. De este modo, las jerarquías eclesiásticas van a pasar a ocupar importante cargos de la administración pública y la Iglesia cristiana se convierte gradualmente en una institución de poder estrechamente ligada al emperador y a la administración imperial. Como consecuencia de ello, la liturgia cristiana comenzó a adoptar elementos característicos del protocolo imperial. Se va a solemnizar y, en consecuencia, va a necesitar un nuevo vocabulario artístico que iguale los edificios cristianos con los grandes edificios públicos, palacios y templos de la sociedad romana. En esta nueva etapa el arte cristiano es financiado por el alto clero y por las clases patricias e incluso por los propios emperadores. Consecuencia de esta alto poder económico nos encontramos con un arte con tendencia al lujo muy considerable y realizado, por tanto, con materiales nobles especialmente costosos. Las principales manifestaciones de este arte van a ser dos: la arquitectura eclesiástica y la pintura monumental que se va a plasmar a través de los mosaicos (musivaria, el arte de los mosaicos).
Los nuevos templos cristianos: las basílicas
El principal problema que se plantea la Iglesia en estos momentos es encontrar un modelo arquitectónico para realizar sus celebraciones litúrgicas con toda pompa. Evidentemente tiene muchos tipos de edificios a su alrededor que pueden inspirarles, como los propios templos romanos, pero pronto se deshecha esta idea debido por un lado a planteamientos puramente religiosos (reminiscencias de religiones paganas no deseadas…) y por otro lado porque en los templos romanos no entra la multitud, pero en las celebraciones cristianas sí. Una vez que el Cristianismo fue legalizado y posteriormente elevado a la categoría de Religión Oficial, los cristiano llegaron a tener una enorme influencia política en el Imperio, por lo que sus construcciones van a ser de gran calidad y valor. Para la construcción de los templos cristianos se rechazó el modelo de templo anterior romano por su asociación al paganismo. Se adoptó entonces la basílica, edificio de múltiples usos ya que no tenía ninguna función específica y menos aún de carácter religioso. Tiene su origen en la cesión que hizo Constantino de varias de estas construcciones para la celebración del culto eucarístico, tras su conversión al cristianismo. Las basílicas romanas eran edificios de forma rectangular de tres o más naves en número impar separadas por columnas, que solía tener una cabecera sobreelevada respecto al resto rematada en una exedra. Tenemos grandes ejemplos
La basílica de San Juan de Letrán, Siglo IV cumple todas las características, lo que la convierte en uno de los prototipos de templo paleocristiano con arcos sobre las columnas.
San Pedro del Vaticano, Siglo XVI, también típica, con interior dividido en cinco naves, está construida sobre el circo de Nerón, donde se produjo el martirio y donde fue enterrado el apóstol.
La iglesia de la Natividad, Siglo IV, en Belén, y la del Santo Sepulcro combinan la planta basilical con la centralizada, colocando en la cabecera de la basílica un mausoleo con un deambulatorio de columnas que servía para exponer las reliquias que ahí se guardaban. En España son buenos ejemplos de estas basílicas paleocristianas la de Santa María, en Palma, con ábside rectangular; c y Son Bon, en Menorca, y otras en la costa mediterránea de la Península.
Edificios de planta centralizada: martyria y baptisterios
Si las basílicas para el culto tienen planta longitudinal, Las plantas centralizadas se van a reservar para los martyria y para los baptisterios, con funciones litúrgicas distintas. Los martyria fueron construcciones de carácter funerario. En occidente van a tender a convertirse en plantas de cruz griega y normalmente estarán unidos a la iglesia, mientras que en oriente adquieren una gran monumentalidad y se convierten en templos normalmente poligonales que estarán exentos. Los baptisterios, en occidente serán de planta octogonal y estarán próximos a la iglesia, pero exentos, mientras que en oriente serán pequeñas salas de planta cuadrangular unidas al templo.
Mosaicos y sepulcros
Al margen de la arquitectura, el arte paleocristiano tiene en los mosaicos y la escultura funeraria de los sepulcros dos de sus más importantes manifestaciones artísticas. La técnica del mosaico paleocristiano es la misma que el periodo anterior, pero lógicamente, cambia la iconografía. Se eligen temas de carácter fuertemente simbólico y religioso. Por su parte, en los sarcófagos paleocristianos de los siglos IV y V, frente a los del siglo III que sólo nos ofrecían aspectos puntuales de la doctrina cristiana, se pretende resumir los principios básicos de la doctrina cristiana en su totalidad. Los sarcófagos se leen de izquierda a derecha y, si tienen dos registros, primero se lee el registro de arriba y luego el de abajo.
Podemos resumir
Desde los orígenes del cristianismo, esta religión había segregado sus propias formas artísticas a partir de la tradición clásica grecorromana y oriental. El realismo clásico es sustituido por el expresionismo cristiano. A la perspectiva y al modelado sustituyen las figuras planas y sin fondos. La realidad espiritual a la física, la iconografía al peso estético.
El hecho de que el cristianismo se difundiera primero por las provincias romanas de Oriente va a suponer una influencia anticlásica de un arte tradicionalmente simbólico y expresivo (Egipto, Persia, etc). Además el hecho de que esta nueva religión se difundiera antes entre las clases sociales más bajas, conlleva la necesidad de usar un lenguaje más claro y fácilmente comprensible por los fieles. Como la liturgia cristiana exige la congregación de todos los fieles, las paredes de sus catacumbas primero y de sus basílicas después, se llenarán de imágenes y escenas elocuentes cuya narrativa no ofrezca lugar a dudas. Si unimos estas dos características: simbolismo y sencillez iconográfica, al retroceso cultural general, al proceso de esclerosis artística, de regresión y primitivismo al que se ve condenado todo el Imperio Romano a partir del siglo III por motivos económicos y políticos, todo ello nos da como resultado lo que va a ser la tónica general del arte cristiano-occidental hasta el despertar del naturalismo gótico en el siglo XIII.
CARACTERISTICAS DE ESE ARTE Podemos distinguir varias características principales de este tipo de arte entre las que están: 1. Tiene una variedad de colores un poco limitada. 2. Se conforma con representar a un número pequeño de figuras y con diferentes objetos. 3. Es una pintura que sugieren en vez de figurar. 4. Todas las figuras están dirigidas al espectador, colocadas de frente. 5. Utilizan catacumbas que son derivadas de los panteones públicos. 6. Es muy difícil encontrar alguna obra que contenga representaciones divinas ya que la esencia divina les era imposible de representarlas, aunque a partir del s IV se pueden ver algunas. 7. Desde una vista formal es común los niveles de jerarquización de las figuras, las más importantes se representaban más grandes que el resto, también es común la perspectiva inversa, las figuras que están detrás tiene un tamaño mayor, también es habitual el interés del gesto, la desproporción y en alguna que otra ocasión el desnudo aunque este último desaparecerá con el tiempo.