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Luz y Tinta

Núm. 92 - Julio 2019

Especial

50 años de la llegada del hombre a la luna

Agrupación Fotográfica Almeriense (Afal)

Presentación

Este número 92 llega a nuestro kiosco virtual con un retraso de esos que consumen los nervios del más templado. Confieso que hace días que no miro el calendario para que no se me pudra la sangre, que lleva varias semanas hirviendo en el mar rojo de la impaciencia. Pero, en fin, todo pasa y todo queda, como dijo el poeta, y hoy podemos salir de nuevo a la palestra, aposentar los ímpetus y comenzar a pensar en el próximo número, pues ya se sabe que la noria no para.

Los miembros de Moldeando la luz saben la razón de este retraso, que se anunció en su día y que no es otra que el proceso de migración de nuestra red social dentro de la plataforma Ning. Proceso lento, tedioso y, sobre todo, laborioso que ha consumido más tiempo del inicialmente previsto y que, aunque ha conseguido sus objetivos de manera brillante, nos ha sometido a todos a una cura de humildad y paciencia. A partir de ahora, tanto Moldeando como Luz y Tinta seguirán los caminos habituales y se cumplirán los plazos en la medida de nuestras fuerzas y del inevitable corsé del tiempo.

Al respecto de la migración dentro de la plataforma Ning, tengo que abrir un paréntesis y dejar algo muy claro. En algunos comentarios de la página, incluso en algunos correos privados, se nos ha agradecido a los administradores de Moldeando la luz el trabajo y el esfuerzo realizados. Pues bien, para que quede claro y para que a nadie nos pongan medallas que no merecemos, este trabajo y este esfuerzo lleva la firma exclusiva de José Luis Cuendia Palacios, “Guendy”. Durante veinte días con gran parte de sus noches “Guendy” se dedicó en exclusiva a ese proceso en soledad. Personalmente le transmití mi solidaridad y el ánimo que se puede derivar de entender y apoyar lo que estaba haciendo. Pero nada más. El mérito es suyo, exclusivamente suyo, con lo cual todos esos agradecimientos colectivos deben remitirse a quien realmente los merece, Guendy.

Aclarado esto, y para abreviar esta presentación, debo recordar que, aunque este número llega con retraso —en parte por la migración y en gran parte también por su contenido y su número de páginas, con dos especiales que redondean la marcha última de nuestra revista—, compensará la espera hasta el próximo, que llegará en el mes de septiembre, tras la pausa habitual de agosto, en que aprovecharemos para tomar aire, para repensar los próximos números y para vivir con inquietud la sensación de vértigo que se siente cuando vemos aparecer en el horizonte el número 100, número redondo por excelencia que habrá que celebrar en su día como Dios nos dé a entender, dentro de nuestras posibilidades y dentro de ese rincón de la imaginación que se despierta cada vez que debemos enfrentar un nuevo reto.

Francisco Trinidad

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36Foto: Rudolf Stricker

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Un coche a mi disposición

F.T.

Si algo tengo que reprocharle a mi marido, de los cuatro años en que viví con él, fue el episodio del coche, un Renault 5, utilitario pequeñito, pero cómodo y práctico, que “puso a mi disposición” —son sus palabras textuales— cuando llevábamos ya dos años casados, un poco para mi comodidad y otro poco para epatar a sus amistades. “Puede servirte para ir a la compra al supermercado y para tus desplazamientos por la ciudad”, me dijo. Lógicamente, para los viajes y las vacaciones, y para cuantos desplazamientos hacíamos juntos utilizábamos su flamante Mercedes.

Alberto Miralles, mi marido, ahora mi ex, aunque como no he tenido otro extraño llamarle así; mi marido, por tanto, es un empresario de éxito: heredó una pequeña empresa de su padre y a base de esfuerzo, y sobre todo de organización (nunca he visto persona más minuciosa en los detalles y más atenta a los compromisos), ha conseguido levantar un pequeño imperio: una empresa de más de trescientos trabajadores y varias empresas auxiliares que nutren a la matriz de materias primas y otros servicios a precios muy competitivos, pues el beneficio se obtiene en conjunto.

No me extrañó por tanto el ‘regalo’ del R-5, porque alguna vez habíamos hablado de ello y porque él contaba con que, una vez criados los hijos que tuviéramos, pudiera incorporarme, como licenciada en Derecho que soy, al departamento jurídico de su empresa; y el coche supondría una ayuda en todos los desplazamientos.

Pero aquellos hijos no vinieron. Tras muchas idas y venidas al ginecólogo y a cuantos especialistas oíamos o nos decían que podían ayudarnos, quedó claro que yo jamás podría tener hijos. Desde entonces las relaciones con mi marido se enfriaron radicalmente. El hombre atento y detallista que se había casado conmigo se convirtió en un compañero de cama hosco y desdeñoso que pasaba muy poco tiempo en casa, siempre como de paso, y que me dirigía la palabra por pura educación. Noté su sufrimiento, aunque él no creo haya reparado nunca en el mío propio y en el que su actitud me producía.

Así pasamos varios meses, sumidos en la abulia y en la pesadumbre, hasta que una noche en que llegó tras haber bebido más de una copa, me planteó el divorcio sin rodeos. No opuse ninguna renuencia; al contrario, yo también estaba harta de aquella situación que nos llevaba al abismo

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Detalle de una estantería de la librería de Urueña especializada en fotografía

y el soto eran siempre los mismos, mientras las pilas de ladrillo y los bloques de cemento y las montañas de piedra de la ciudad cambiaban cada día, y con los años no restaba allí un solo testigo del nacimiento de uno, porque mientras el pueblo permanecía, la ciudad se desintegraba por aquello del progreso y las perspectivas de futuro”.

Cuenta en un lugar cercano extramuros con uno de los monumentos mas bellos, la ermita de La Anunciada. Mirando y remirando sus arquillos ciegos y sus decorativas bandas lombardas resulta difícil de entender qué hace un templo del románico catalán en medio del páramo castellano. Lo curioso es que nadie haya logrado desentrañar tal misterio.

Nosotros, venidos de lejanas tierras, pintadas de verde y de agua, con imponentes montañas que nos guardan, nos encontramos sobrecogidos ante tanta inmensidad, pero a la vez enormemente satisfechos de que nuestros ojos conocieran la diversidad de paisajes que nuestro país puede ofrecernos, encima mestizamos nuestro “bable” con el que dicen que hablan en la provincia de Valladolid, que presumen de ser el castellano más puro.

Los amantes de la fotografía disfrutamos en un lugar como aquel, donde los horizontes infinitos solo se ven alterados por las alquerías de los pastores, o los rectángulos verdes de las tierras de regadío, salpicadas en las quemadas superficies de secano. Allá a lo lejos se adivina un pueblo que nos dicen que es Tordesillas, y en algunos lugares los campos se tiñen de rojo de la flor de las amapolas, que alterna con la diminuta flor de la manzanilla, para regalar ese cromatismo a nuestros ojos.

Un paisaje al que uno no se cansa de buscar nuevas perspectivas y en el que inspirarse para poner voz y música a ese libro que, página a página sigue escribiendo Urueña. Es el mismo lugar al que el poeta Antonio Colinas dice van a morir las arias de Häendel, “un espacio en que la nada es todo y el todo es la nada”

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Repertoriode Fotógrafos Españoles

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Imagen de Rudy and Peter Skitterians en Pixabay

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Agrupación Fotográfica Almeriense Afal

Exposición de Afal en 2006, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo

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Afal

La Agrupación Fotográfica Almeriense (Afal) fue un colectivo de fotógrafos españoles creado en 1950 como una asociación para la difusión de la fotografía y la renovación del lenguaje fotográfico. De ámbito local, fue ampliando horizontes hasta hacerse internacional. En 1955, bajo la presidencia de José María Artero García y el secretariado de Carlos Pérez Siquier, se impulsaron nuevos objetivos que proponían romper con la tradición pictorialista instalada en la sociedades fotográficas. Uno de sus objetivos fue editar una revista, que desde 1956 se convirtió en su principal medio de expresión. Entre los fotógrafos que formaron parte de Afal, se encuentran Paco Gómez, Gabriel Cualladó, Ramón Masats, Oriol Maspons, Xavier Miserachs, Francisco Ontañón, Carlos Pérez Siquier, Alberto Schommer y Ricard Terré. Grupo heterogéneo en sus planteamientos fotográficos, coincidió en la preocupación por el humanismo y el reportaje social como formas de expresión. Afal se convirtió pronto en portavoz del nuevo realismo documental.

En enero de 1956 se lanzó el primer número de la revista Afal. Revista Bimestral de fotografía y Cine. Nació como un boletín social al estilo de los editados por la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, pero en el cuarto número cambió la línea editorial. Crítica con el pictorialismo y dirigida a la fotografía documental y humanista, desvelaba una preocupación por la imagen como instrumento de cultura y comunicación. Se editaron 36 números hasta 1963, aunque de modo discontinuo. Cada número dedicaba un porfolio a un fotógrafo o a un grupo, y recogía artículos y colaboraciones extranjeras. Acercó la obra de los grandes maestros europeos y americanos a los fotógrafos españoles y dio a conocer el trabajo de estos en el exterior, lo que llevó a que Edward Steichen, comisario de The Museum of Modern Art de Nueva York, invitara a algunos de los miembros del grupo a participar en la exposición The Family of Man, celebrada en el museo americano en 1959.

En 2006 el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo acogió la muestra Afal. El grupo Fotográfico 1956-1963.

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26Imagen de la exposición. Una aproximación a AFAL. Museo Reina Sofia, Madrid, 2018.

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Paco Gómez

Autorretrato

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Diana, por Igor

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Girl who likes to show off, por Yuri

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In the corners of our ancestors ., por Nadima

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