GUÍA RÁPIDA PARA EL CUIDADO DE CACTUS Y OTRAS SUCULENTAS Todo lo que tenés que saber para tenerlos en casa Si hoy compraste tu primer cactus o ya tenés varios pero te gustaría saber más sobre cómo cuidarlos para que crezcan sanos y fuertes, esta Guía Rápida te puede ayudar…
CONTENIDO
Introducción Riego y fertilización Luz necesaria para plantas crasas Macetas Sustratos Si tu planta se está pudriendo Cómo tratar las Plagas Algunos insecticidas caseros
Introducción Las plantas suculentas son aquellas que pueden adaptarse a tiempos de larga sequía y calor extremo gracias a que reducen su transpiración y presentan una superficie reducida para así evitar la pérdida de agua. En esto consiste su “suculencia”. Ellas almacenan agua en épocas de humedad, guardándolas en las hojas, los tallos o en las raíces. Los cactus pertenecen a la familia Cactaceae y son el mejor ejemplo del poder de adaptación de este tipo de plantas. Poseen un tallo o una columna en donde se almacena el agua y están recubiertos por areolas, una estructura especializada de donde surgen las espinas, los vástagos nuevos y en muchas ocasiones, las flores.
Las especies dentro de estas familias pueden pertenecer a hábitats muy diferentes. Muchos cactus, como los del género Ferocactus, son en realidad verdaderos habitantes del desierto. Otros, como los del género Echinopsis, viven en las praderas, los del género Oreocereus viven en las altas montañas y los del género Epiphyllum viven en selvas y muchas veces ni siquiera en el suelo, sino sobre otras plantas. Si bien son las plantas suculentas más conocidas, sólo son una de las muchas especies que existen. Se incluyen también en este grupo las plantas crasas, que han desarrollado diferentes cualidades para almacenar el agua, como pueden ser unas estructuras rígidas entrelazadas que forman rosetas, hojas simplificadas o engrosadas o bien un bello reflectante y de color claro.
Por lo tanto, todos los cactus son suculentas, pero no todas las suculentas son cactus En el caso de los cactus, sus lugares de procedencia (siempre, desérticos y poco dados a las lluvias) han transformado a lo largo de los siglos sus hojas en espinas como una manera de ayudar a la planta a tener sus propias reservas de agua (que se guardan en el tronco). Por increíble que parezca, las espinas no solo protegen del sol sino que además ayudan a no deshidratarse en el proceso de fotosíntesis y a capturar las pequeñas gotas de agua del rocío de la mañana A diferencia de los cactus, las crasas conservan el agua en sus hojas carnosas y, según el riego al que las sometamos, se dilatan más o menos.
De una u otra forma, el grupo de plantas suculentas logra lo que muy pocos grupos consiguen: adaptarse a su entorno para sobrevivir.
Riego y fertilización Muchas personas piensan que los cactus y otras plantas suculentas requieren muy poca cantidad de agua. Por un lado es cierto que este tipo de plantas son resistentes y generalmente pueden sobrevivir en tales circunstancias, pero lo cierto es que necesitan riego y fertilización en forma regular. Pero: Solo hay que regarlas cuando la tierra este totalmente seca. Apréndete esto de memoria porque es el secreto para cuidar nuestras suculentas. Para esto te puedes ayudar con un palito de madera, introduciéndolo con muchísimo cuidado en el sustrato; si el palito sale tierra pegada no debes regarla, pero si al sacarlo no sale nada entonces es horade regarlas.
Durante su período de crecimiento (primavera y verano), necesitarán agua más o menos una vez por semana, siempre y cuando notes que la tierra está completamente seca y en cada riego, dale un buen remojo, hasta que el agua salga por los agujeros de drenaje de las macetas.
Se le puede añadir una vez cada 15 días y diluido en el agua de cada riego, un fertilizante equilibrado que tenga más o menos las mismas proporciones de nitrógeno, fósforo y potasio. Por ejemplo un 10/10/10. En la época de descanso, cuando el clima se enfría y se acorta la duración de los días, debemos aumentar el intervalo entre riegos generalmente al doble y siempre cuidando que el sustrato de las macetas esté bien seco antes de volver a regar. Si tus plantas se mantienen en el interior de la casa, en una sala climatizada durante el invierno, necesitan más agua que si están al aire libre. En cualquier caso, no fertilizar las plantas durante el período de descanso. Otro dato importante: el agua de la canilla a menudo puede tener un grado de alcalinidad muy duro, lo que significa que contiene altas concentraciones de minerales disueltos. Estos minerales pueden acumularse en el „suelo‟ de la planta causándole daño. Esta es una buena razón para que sean periódicamente trasplantadas. El agua de lluvia es sin duda la mejor opción, si podés juntala y almacenala, si no te es posible, obviamente podés utilizar agua de la canilla, preferentemente dejándola reposar un par de días antes de efectuar el riego.
Fertilizante para Cactus
Natural
Si te gustan las cosas naturales tenés un método para crear tu propio fertilizante o abono : el té de banana. Este es rico en potasio y también contiene un poco de fósforo, además de ser natural, sencillo de preparar y económico.
Para ello, necesitás 4 ó 5 cascaras de bananas picadas en cuadros de un tamaño ni muy grande ni muy chico (cabe señalar que mientras más madura esté la cáscara mucho mejor), después hervilas en un litro de agua dentro de una olla o cualquier recipiente durante 15 minutos. Colá el preparado para poder retirar las cascaras y dejá enfriar el líquido resultante. Sólo resta diluir el litro de té en 2 litros de agua para poder aplicarlo posteriormente a tus plantas. Ahora, usalo para regar normalmente. Cabe mencionar que esto lo debes hacer en la temporada en que los cactus están floreciendo o dando fruto ya que es en este momento cuando más necesitan del potasio para que tengan un mejor desarrollo y una excelente floración además de acelerar un poco su crecimiento Lo podés usar tanto en tus cactus como en cualquier otra planta, ya que todas necesitan de potasio, fósforo y nitrógeno para poder crecer sanas y vigorosas.
Luz necesaria para plantas crasas La mayoría de estas plantas necesitan luz brillante, pero no todas pueden tolerar la luz solar intensa y directa, especialmente en combinación con altas temperaturas. La intensidad depende de la especie.
que
pueden
soportar
Una suculenta que se cultiva en condiciones de luz óptima es más probable que florezca y crezca sana. Hay algunos signos generales que te indicarán si está recibiendo mucha o muy poca luz, los nombramos a continuación:
Demasiada luz: si esto ocurre, puede cambiar de color, teniendo un look “blanqueado por fuera”, o tonos amarillos o incluso naranjas y rojos. Tené en cuenta que estos síntomas también pueden indicar otras cosas, como una enfermedad o un exceso de agua, así que usá el sentido común al hacer tú diagnóstico. Si repentinamente la movés a un lugar de luz muy brillante, o si bruscamente la exponés al sol directo, puede llegar a quemarse. Esto suele suceder rápidamente y puede generarle cicatrices y pérdida de hojas o tallos, así que permanecé alerta y tomá precauciones para evitar que se quemen.
Muy poca luz: Si esto pasa, la planta se puede “etiolar”. La etiolación es un proceso de alargamiento de la planta frente a la falta de luz solar. Esto no siempre resulta en la muerte, pero puede debilitarla y hacer que se vea menos atractiva. Por ejemplo, un cactus que es normalmente redondo va a comenzar a estirarse y alargarse desde su centro. Para evitarle el sufrimiento, tenés que ubicarla en un lugar más iluminado, pero en forma gradual para que logre adaptarse. En la mayoría de los casos, es bastante normal que una planta se incline lentamente en dirección a la luz. Si notás que un cactus columnar que se encuentra en el interior de tu
casa se está doblada hacia la ventana, podés girar la maceta para exponer a la luz la parte que estaba a la sombra
Macetas: Vienen en todo tipo de estilos y están hechas de muy distintos materiales. Los más utilizados suelen ser el plástico y la arcilla o cerámica (esmaltados o sin esmaltar). Los cactus y las crasas pueden cultivarse con éxito en macetas hechas de cualquier tipo de material, y elegir una sobre la otra es generalmente una cuestión de gusto personal. Las macetas de plástico son generalmente más baratas, más ligeras, ocupan menos espacio en comparación con la arcilla o una vasija de barro con las mismas dimensiones interiores y son fáciles de limpiar. Las plantas dentro de recipientes de plástico también tienden a requerir menos riego en comparación, sobre todo, a las macetas de barro sin esmaltar. Sin embargo, el peso extra del barro y la cerámica proporcionan estabilidad para las plantas altas o inestables. Sin importar el material de la maceta, lo que si debes permitir es un buen drenaje. Es muy difícil cultivar exitosamente un cactus o cualquier suculenta en un recipiente que carece de orificios para tal fin. Estilos de macetas: según la especie de cactus que tengas, podés hacer una adecuada elección en cuanto al estilo de maceta que necesitás.
Por ejemplo, muchas especies de cactus tienen raíces fibrosas que permanecen cerca de la superficie del suelo. Para tal planta no tiene ningún sentido una maceta estrecha y profunda; una maceta poco profunda con un diámetro relativamente grande se adaptaría mucho mejor. Otros, tienen un sistema de raíz tuberoso, profundo y masivo debajo de la tierra y requieren una maceta adecuada a ese sistema de raíces.
Sustratos: Sobre este tema se ha escrito mucho. Cuando hablamos de sustratos para cactus pareciera que cada quien tiene su propio “libro” al respecto, dado que esta información está relacionada con experiencias locales, en función de la posibilidad de conseguir los elementos necesarios para armar el sustrato más conveniente. Desde nuestra experiencia particular, proponemos: Primero, se debe tener en cuenta a la hora de preparar el sustrato para cactus que debe ser ligero, aireado y muy permeable. Como mencionamos anteriormente, un buen drenaje es fundamental. Estas cualidades imposibilitan que el agua quede estancada después de los riegos para evitar posibles pudriciones de las raíces y la muerte futura de la planta. En verano, el sustrato debe ser regado con mayor frecuencia porque la elevada permeabilidad provoca
que se seque a mayor velocidad por las elevadas temperaturas. Algunos de los compuestos que se pueden utilizar para la preparación de sustrato para cactus son los siguientes: 1. Tierra negra (La que se vende en los Viveros y Supermercados). 2. Humus de lombriz 3. Arena fina de río 4. Grava o arena gruesa 5. Perlita 6. Carbón vegetal 7. Fragmentos pequeños de ladrillos y lozas 8. Vermiculita NOTA: En Formosa es bastante difícil conseguir algunos de estos elementos, como la arena gruesa y la vermiculita, por lo que podés armar un sustrato general mezclando: Tierra negra de jardinería, Humus de lombriz, Perlita y Carbón común partido en pequeños pedacitos y si conseguís, un poco de resaca de río que también se vende en bolsas en algunos viveros. Las proporciones las podés ir manejando en base a tu propia experiencia, por ejemplo: Tierra negra 50% Humus de lombriz 10% Perlita 20% Arena de río, carbón partido o grava 20%
Trasplantes y cambio de macetas: Idealmente, las plantas deben ser trasplantadas cada año para proporcionarles tierra nueva, mayor espacio y para inspeccionar y resolver problemas con su sistema radicular.
Si notás que tu planta “desborda” de su maceta, o que tiene raíces que crecen hacia fuera a través de los agujeros de drenaje, es hora de cambiarla a una maceta más grande. Para sacarla, inviertí la maceta y dale unos suaves golpes para aflojar el suelo y liberar las raíces. A continuación, despejá con cuidado la tierra vieja adherida a las raíces, teniendo mucho cuidado de no romperlas (podés ayudarte con un palito de esos para brochettes). Este es un buen momento para inspeccionar la presencia de plagas y para retirar partes de raíces secas o desprendidas Replantala en la maceta nueva, que debe ser un poco (no mucho) más grande que la anterior y en proporción con la planta. Para empezar, cubrí los agujeros de drenaje con una capa de piedritas o carbón triturado, y después poné la planta en la nueva maceta con el sustrato medianamente húmedo. NO la riegues inmediatamente, dejala en un lugar fresco lejos de la luz solar directa y esperá unos días antes de regarla para que, si alguna raíz fue dañada, pueda sanar y el exceso de agua no la pudra ya que las pequeñas raíces son muy susceptibles a infecciones bacterianas o fúngicas.
Para trasplantar un cactus sin pincharte, una buena “herramienta” que podés utilizar si no tenés guantes apropiados, es una hoja de papel de diario doblada con la que vas a rodear el cactus para manejarlo sin peligro
SI TU PLANTA SE ESTÁ PUDRIENDO
Cómo tratar las Plagas en tus plantas Métodos preventivos para tratar de evitar el uso de insecticidas sistémicos. Un insecticida sistémico es el que al aplicarlo en la planta, penetra hasta sus tejidos y a través de ellos se reparte por todas sus partes. De esta forma se convierte en venenosa para la plaga, aunque al aplicarse no cubra toda la superficie de la planta, o no caiga directamente sobre los parásitos. Los cactus y suculentas son, sin duda, un tipo de plantas muy resistentes. Sin embargo, también tienen problemas. Los pulgones, caracoles, babosas y nematodos son algunos de los invitados que pueden dejar huella en tu colección. Entre las plagas más comunes que se dan en cactus y otras plantas suculentas, se encuentran: Cochinilla Algodonosa: Ningún texto de cuidados básicos estaría completo sin hablar de las plagas, y sobre todo no estaría completo si no habláramos de nuestra pequeña amiga, la cochinilla, quien es de las más populares. Estas son pequeños insectos de aproximadamente 3mm. de longitud, que se cubren ellas mismas bajo una cubierta algodonosa con forma ovalada. Su presencia indica la invasión por parte de esta especie. Una planta infestada suele dejar de crecer, se debilita y a menudo sucumbe a la putrefacción. Las cochinillas viven toda su vida adulta dentro de sus fortalezas algodonosas y se nutren de la savia de la planta. Estas las protegen de los depredadores y del contacto con los plaguicidas.
Las infestaciones leves pueden ser manejadas frotando las zonas con un hisopo de algodón empapado en alcohol, el cual disuelve la cubierta, dejándolos indefensos. Los insecticidas sistémicos a menudo se utilizan para controlar los ataques de las cochinillas. Las cochinillas también pueden atacar las raíces de las plantas, en cuyo caso se llaman “cochinilla de raíz”. Si no ves señales de plaga en una planta que parece enfermiza, las cochinillas de raíz podrían ser las culpables. Para eliminarlas, debés lavar las raíces con agua o sumergirlas en un insecticida sistémico y replantarlas. Ácaros o Araña Roja: Son bichos muy pequeños casi invisibles a simple vista. Estas plagas se encuentran a menudo en sus telarañas blanquecinas cerca de la superficie de la planta. Se alimentan de su savia.
Las plantas infectadas desarrollan a menudo manchas amarillentas que más tarde pasan a un marrón oxidado. Las más débiles son susceptibles a infecciones secundarias y al ataque de hongos. La araña roja prospera en condiciones cálidas y secas y no le gusta la humedad, por lo que el riego con un rociador por encima de la planta puede desalentar el ataque de estos ácaros. Los ácaros no son insectos y los insecticidas a menudo tienen poco efecto en ellos. Sin embargo, se recomienda el uso de un acaricida. Escamas: La escamas son insectos de tamaño de la cabeza de un alfiler que aparecen como manchas marrones.
Las cáscaras son realmente duras y cubren al insecto para protegerlo. Como muchos otros insectos, se nutren de la savia de la planta. Los brotes a gran escala pueden ser tratados de manera similar a las infestaciones de cochinilla. Frotá con un cepillo de dientes usado embebido en agua jabonosa hasta eliminarlas y en lo posible, realizá aplicaciones regulares (semanales) de insecticida en aerosol.
Mosca blanca: Son una de las plagas de cactus y suculentas que más se conocen, aunque estas atacan principalmente a las suculentas. Son pequeños (2 mm) insectos voladores blancos y pueden ser vistas volando alrededor de plantas. Si se examina la parte inferior del follaje, se observará el estado inmaduro de las ninfas no voladoras, que también deben ser eliminadas. Las ninfas secretan una sustancia azucarada que fomenta el moho negro en las plantas. Aplicá regularmente un insecticidas en aerosol. Una sola aplicación no será suficiente para eliminar todas las fases de desarrollo de estos insectos. Controlá que las aplicaciones surtan efecto.
Algunos insecticidas caseros: Mosca blanca y Cochinilla algodonosa: Dientes de ajo y alcohol: Poner dos dientes de ajo y 1/2 litro de alcohol a macerar durante dos días. Pulverizar sobre las hojas y tallos y si es necesario, limpiar todo con un hisopo.
También sirve diluir 2 cucharadas de Detergente o jabón blanco en 1 litro de agua sola o con alcohol y pulverizar. Otros remedios: Mezclar colillas de cigarrillos con agua es un excelente remedio contra pulgones, cochinillas y otros insectos, debido al olor que desprende el tabaco. También, a la hora de preparar el sustrato podés añadirle carbón vegetal molido, ya que es muy buen remedio para prevenir hongos.
Estos son algunos de los cuidados básicos que debes tener en cuenta para que tus cactus crezcan sanos y fuertes. Lo demás, lo harán la dedicación, el tiempo y el cariño que le dediques a tus plantas.
Formosa, abril de 2018
Algunas de las sugerencias que publicamos en nuestra pรกgina Flor de Cactus Formosa