Defensa siciliana kasparov & nikitin

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DEFENSA SICILIANA G.Kasparov

N.Nikitin


INDICE Introducción .............. " ........ . . ... ... ....... .... ......

1.

SCHEVENINGEN CLASICA

1.1 1.2 1.3. 1.4 1.5 1.6 1.7 1.8 1.9

2.

13 16

22 30 37 44 55 64 74

Introducción .... . .. .. .. ... .... .... .. ...... . ... .. .. . .. 9.... e5... ........................................... 9. ... Ad7 ............................................ 10. Cb3 ...... ... . .. ..... • ..... ... . ......... .. . . . . . .. . Fianchetto blanco: 6. g3... . . .. ... .. . ... . . . .. ... ... .....

81 87 91 97 107

EL ATAQUE KERES

3.1 3.2 3.3

4.

Introducción ... .. . ... ... ... .... ... .. ....... ..... ... .. 9. Rhló 9. Af3........................................ 9. Ae3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.0el . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ......... . . . . . . ........ 10. Del Dc7 .. .. ...... .... .. ..... .. ............ ....... 11. Og3 .............................................. Sistemas con Cbd7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7. o-o Oc7............................................ Continuaciones 7. f4y7. Ae3 ...........................

SCHEVENINGEN MODERNA

2.1 2.2 2.3 2.4 2.5

3.

9

Introducción .... . .. ... .... ..... ...... . ...... . ..... . .. 6 .... a6 .............. . . .. ....... ..... ... ... .... ...... 6. ... Cc61 .... .. . ... ...... . . .. .. .. . .. ..... ... ... .. .. ..

115 129 135

OTROS SISTEMAS

4.1 4.2 4.3 4.4 4.5 4.6

a

Alternativas Blancas en la 6. jugada .. .. . . . . .... . ..... . .. 6. f4 ................................................ a Alternativas Negras en la 8. jugada... .... .. ... .... . . . . . . 9. Ad3 a6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . 6. f4 a6 ............................................. Sistemas con f4yOd2 ..... . . . ....... . . . .. ... ..........

147 151 160 170 176 184


5.

EL ATAQUE SOZIN

5.1 5.2 5.3

6.

Introducción . . . . . ...... ...... ..... ... ... ... ... ....... Planes con 7. a3 y 7 . . . . a6 .... .. . .. . ... . . .. . .. .... ... . .. 6. . . . Db6 . . . . . . . . . . . . .. .. . . .. ... ... . . . .. ... . .. ... ....

189 202 208

EL ATAQUE VELlMIROVIC

6.1 6.2 6.3

Introducción ...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • .. ... a Alternativas Negras en la 9. jugada.. . ....... . ........... 7. o o . a6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . " .... ...

Apéndice de Partidas. .

.

.

.. , . .. . . . . . .. ... ..... . . . . . . .. . . .. .. . . ..

213 228 232 243


SIGNOS CONVENCIONALES

+ x

jaque captura

71

jugada dudosa

;!;

ventaja mínima blanca

0-0

enroque corto

f

ventaja mínima negra

0-0-0

enroque largo

±

ventaja blanca

buena jugada

"+

ventaja negra igualdad

11

jugada exc'elente

7

mala jugada

+-

ventaja decisiva blanca

n

grave error

-+

Ventaja decisiva negra

17

jugada interesante

00

posición complicada


INTRODUCCION

La Defensa Siciliana es una de las aperturas más populares de nuestro tiempo. La teoría de la apertura es ampliada y perfeccionada en cada compe­ tición importante, lo que supone la aparición de nuevas evaluaciones que modifican continuamente las ya existentes. Por otro lado, y a pesar de los muchos años de investigación y análisis, así como de su larga vida en la pra­ xis de torneo, subsisten posiciones acerea de las cuales teóricos y jugadores prácticos no consiguen ponerse de acuerdo para establecer un dictamen cla­ ro y tajante. Afortunadamente, el ajedrez es un juego y no un terreno de absoluto cálculo matemático, por lo que consideramos que estos "secretos sicilianos" no deben sino añadir nuevos adeptos al estudio de la apertura. La llamada Variante Scheveningen (*) es una de las variantes más profun­ das de la apertura, tanto en el aspecto estratégico como en el táctico. Suele considerarse que apareció por primera vez en la escena de los torneos en el de Scheveningen, 1923, y que se puso de moda alrededor de diez años más tarde. Sin embargo, y durante una sesión de trabajo en el libro CHIGORIN, uno de los autores descubrió que la variante ya habla sido jugada en la partida Chigorin/Paulsen (Berlín, 1882), partida, por cierto, en la que las blancas adoptaron una estrategia verdaderamente moderna, produciéndose una po­ sición que podrla ser enmarcada en la ahora conocida como Scheveningen Clásica. Quisiéramos destacar dos características de la. Scheveningen: 1) Las negras tienen ventaja de peones centrales: e6 y d6 contra e4, pero el llamado "pequeño centro" es utilizado como base de la defensa de las ca­ sillas centrales e5, d5, e5 y f5. Si las negras avanzan sus peones del centro (a menudo, e6-e5), con frecuencia lo hacen únicamente para impedir e4-e5. Las negras habitualmente operan en el flanco de dama, a fIn de explotar la columna 'c' semiabierta. El caballo de c3 es el objetivo tradicional, ya que bloquea la columna, además de proteger el peón 84. La liquidación del caballo suele garantizar parcialmente a las negras la resolución de sus proble­ mas de apertura, y a este objeto es frecuente el sacrificio de calidad Tc8xc3.

C-) Nombre de las playas y puerto de La Haya. 9


2) Las piezas blancas dominan el centro, lo que les permite orientar el juego hacia diversas áreas del tablero. Normalmente, las blancas intentan ex­ plotar su ventaja espacial para concentrar sus fuerzas en el flanco de rey, donde acostumbra refugiarse el rey negro. Como resultado de estas consideraciones, el juego transcurre por cauces que suelen inspirarse en los planes ya descritos. Se producen asl posiciones confusas, aunque al mismo tiempo elásticas de modo que el éxito dependerá no sólo del conocimiento teórico de las posibles posiciones, sino que en mucho mayor grado dependerá de la comprensión de los matices contenidos en las formaciones elegidas, de la decisión y energla en la conducción del ataque (o contraataque) y del momento en que éste decida emprenderse. Existen numerosos ejemplos en los que la posición negra está perdida, pero también en los que lo está la blanca, ya que cualquiera de estos bandos ha podido fracasar en la organización de operaciones suficientemente activas, de modo que el bando que tenIa la iniciativa se encuentra con que ésta ha pa­ sado a manos de su oponente. En tales casos, no es infrecuente que las ne­ gras sean las protagonistas finales en el proceso. La teorla de las aperturas se ha desarrollado hasta tal punto que ya nadie puede tener la seguridad de haber obtenido ventaja en la primera fase del juego. La mayorla de los sistemas de apertura concluyen ahora con el dicta­ men "juego igualado", 'Juego complicado, de doble filo': etc. Incluso los maestros más experimentados no se atreven a zanjar juicios de este tipo, ya que, en modo alguno esas evaluaciones significan que la partida concluirá forzosamente en tablas. Ahora bien, la elección de la apertura es más que nada una preparación a la partida, no una febril búsqueda de "variantes ga­ nadoras". La elección del sistema de apertura no sólo debe ser acorde con el propio estilo de juego, sino que en esa decisión deben pesar también las circunstan­ cias en que tendrá lugar la partida. Con esto queremos significar que la aper­ tura no ha de ser elegida sólo en función del estilo, sino también en función de otros factores (contexto), tales como la situación en el torneo, caracterls­ ticas del oponente y otros elementos relevantes. Al mismo tiempo, por su­ puesto, hay que tratar de evitar "caer en manos del enemigo". a Sistema Scheveningen reúne todas estas exigencias, aportando en la gran mayorla de los casos una defensa flexible para las negras. En el presente libro los autores han tenido como objetivo la aportación y análisis del estado teórico-práctico de la Variante Scheveningen, prestando especial atención a las ideas subyacentes en la apertura, a los métodos y pIa­ nes de lucha más empleados y al estudio de las posiciones más problemáti­ cas. Sobre la base de la experiencia práctica indicaremos las continuaciones más lógicas y características en la batalla de la apertura. Ocasionalmente dejaremos el terreno de la práctica cuando la jugada más idónea no hay sido aún realizada en el ámbito del ajedrez de torneo. En la tentativa de describir nuestras propias ideas a menudo ha tenido lugar un en­ frentamiento con la praxis, pero debemos manifestar que deseamos contri-

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búir con la mayor cantidad posible de material relevante, limitando éste, al mismo tiempo, a los fragmentos característicos más interesantes de la parti­ da. Esperamos que, como consecuencia de este planteamiento, el libro sea especialmente recomendable a jugadores de primera categorla o candidatos a Maestro (digamos de hasta 2300 E/o), asl como a aquellos que mantienen una relación profesional con el ajedrez. A los jugadores di!! primer grupo po­ demos recomendarles que dirijan su atención al aspecto conceptual del libro, a fin de que puedan adquirir un conocimiento más profundo de la apertura. A los del segundo grupo les pedir/amos nos disculpen si enfatizamos sobre el rigor analítico y la buena selección de las partidas elegidas. A lo largo del libro hemos consagrado la mayor parte del tiempo a aquellas variantes y líneas que se producen más frecuentemente en la práctica de torneo. Los autores son igualmente responsables del material y análisis que for­ man parte de la segunda edición de la Enciclopedia de Aperturas (volumen 8, líneas 880/885). El presente libro, sin embargo, no es una mera transcripción de dicho trabajo. De hecho, hemos aportado aquf una mayor dosis de enfo­ que personal, como se refleja en nuestras evaluaciones que, por otro lado, se ha tratado sean lo más objetivas posibles. Somos conscientes, claro está, de que el tiempo evidenciará que nues­ tras evaluaciones no han sido correctas en un cien por cien, pero s� desde luego, que estaban sólidamente fundadas y que eran inspiradoras de especí­ fica reflexión. Y esto es importante si tenemos en cuenta que el libro se dirige a jugadores e informadores de alto calibre. Una advertencia: aquellos que lean el libro con ánimo de obtener una linea universalmente ganadora no conseguirán su objetivo. Los autores demuestran aquí que el jugador que gana la batalla de la apertura es el jugador más fuerte. Estimamos que el ajedrecista que busque en este libro una suerte de brújula en el confuso laberinto de /a Scheveningen quedará sa­ tisfecho. El lector puede tener confianza en nuestros análisis, pero no debe olvidar nunca la máxima: "Crea, sí, pero verifique. " *

*

*

11


1. SCHEVENINGEN CLASICA

1.1. INTRODUCCION (1. e 4 e5 2. Cf3 e6 3. d4 ed 4. Cxd4 Cf6 5. Ce3 d6 6. Ae21

sólido y no menos excitante que otras lineas de la Variante Scheve­ ningen. Naturalmente, el juego de doble filo es inevitable y los sacrifi­ cios (o contrasacrificiosl abundan, ya que las blancas tienen como obje­ tivo nada menos que el rey negro. 6. . . .

Entre los jugadores poco familiari­ zados con la teoría de la Defensa Si­ ciliana es creencia general que esta modesta jugada conduce a un juego menos interesante que 6. g4 ó 6. Ac4. Sin embargo, no es asl; el sis­ tema que se orígína con 6. Ae2 pue­ de no ser tan directo, pero es más

a6

En la Scheveningen Clásica esta jugada se considera obligatoria, ya que asegura una importante casilla para la dama en e7 y prepara el con­ trajuego en el flanco de dama, con b7-b5. Se efectúa en el sexto movi­ miento de acuerdo al principio "cuan­ to antes, mejor". La teoría y práctica recientes han alterado parcialmente esta concepción, ya que mientras que la jugada a7-a6 sigue conside­ rándose útil, no se estima ya, en cambio, que sea imprescindible en la

13


primerísima fase de la partida. Así, un moderno "tratamiento" de la Scheveningen se ha ido imponiendo, según el cual las negras difieren esta jugada profiláctica. Por algún tiempo fue eclipsada por su hermana mayor, pero 6. ... a6 sigue resistiendo los embates de la moda y en la actuali­ dad tenemos dos métodos de con­ ducir la defensa: Clásico y Moderno. Los méritos de estas dos concepciones se consideran equilibrados por los "connoisseurs" de la Defensa Siciliana. Ae7

7. O-O

La práctica ha demostrado que los planes relacionados con un retraso del desarrollo del flanco de rey no conducen a nada bueno para las ne­ gras, teniendo en cuenta el rápido desarrollo de las fuerzas blancas. Realmente, todavía no hay ningún objetivo concreto para las negras, a diferencia de cuando las blancas han enrocado largo. Por consiguiente, la acción en el flanco requerirá su tiem­ po y una preparación sólida, lo que sólo puede ocurrir una vez que las negras hayan completado su desa­ rrollo y enrocado debidamente. He aqur unos ejemplos que mues­ tran los riesgos en que las negras pueden incurrir si difieren ... Ae7: 7 . ... Cc6 S. Ae3 Dc7 9. f4 Diagrama Sigue no siendo tarde para jugar 9. ... Ae7, pero... 1) 9 . ... Ca5?! 10. f5 Cc4 11. Axc4 Oxc4 12. fe fe 13. Txf61 gf 14. Dh5+ RdS 15. Df7I (Lasker/Pirc, 1935), ó 14

2

10. . oO e5 11. Cb3 Cc4 12. Ag5! Cxb2 13. Del Cc4 14. Axf6 gf 15. Cd5; ó 10 . . oO Ae7 11. Del b5? 12. Dg3 b4 13. fe fe 14. Dxg7 TgS 15. Ah5+ RdS 16. Df7 Tf8 17. Cxe6+ Axe6 1S. Dxe6 bc 19. e51 2) 9. ' o O b5? 10. Cxc6 Dxc6 11. e5 . de 12. fe Ac5 13. Af3 Axe3+ 14. Rhl, y en ambos casos las blancas tienen ataque decisivo. Estos ejemplos, por supuesto, en­ fatizan sobre el "sentido común" en la apertura, y no evidencian que las negras estén perdidas después de 9. oO, Ca5 lO. f5. Incluso después de 10. o O , Ae7, por ejemplo, las negras pue­ den oponerse a 11. Del con 11. ' o O Cc4 12. Axc4 Dxc4 13. Dg3 0-0, con­ tinuando con 14. Tadl RhS 15. fe fe 16. e5 de 17. Dxe5 Ad7, y la iniciativa blanca llega a punto muerto. Las negras, por otro lado, pueden evitar tanto 9. ... Ca5, como 9 . ... b5 en búsqueda de juego original, a base de·9 . . o O Ad7, aunque después de lO. a4 el segundo jugador no ten­ ga mejor opción que trasponer a la Variante Clásica, con 10. oO' Ae7. Si las blancas desdefian jugar 10. a4, en­ tonces las negras obtienen contra-


juego en el flanco de dama. 10. Del, por ejemplo, parece más lógico.

aguda y peligrosa para ambos ban­ dos, siempre y cuando las negras realicen pronto ... b5. Las sutilezas de la variante serán discutidas más tarde, en relación con el avance e4e5 de la Scheveningen Clásica. ¿ Qué podemos concluir acerca de estas líneas? Se diría que las negras no debieran precipitarse en enrocar, pero, por otro lado, Itampoco debie­ ran diferir el enroque demasiadol El tiempo, en resumidas cuentas, lo es todo.

O-O

8. f4

Las negras disponen ahora de varias opciones, como alternativa a 10. ... Ae7. 1) 10. ... Cxd4 11. Axd4 Ac6 12. Af3 (ó 12. Axf691 13. Ah5 0-0-017) 12. ... Ae7 13. Og3 O-O 14. Tae1 g6, trasponiendo a una confortable línea de la Variante Clásica, ya que el alfil blanco se halla mal situado en f3. 2) 10. ... b5 11. a3 (11. Af3 b4 12. Cce2 Ae7 13. Og3 0-0 conduce igual­ mente a una posición de doble filo. Las complicaciones derivadas de 14. e5 de 15. fe Cxe5, o 15. ... Oxe5, son perfectamente jugables para las ne­ gras). Aquí el juego se bifurca en dos direcciones: 2.1) 11. ... Cxd4 12. Axd4 Ac6 13. Af3 e5 14. fe de 1 5. Og3 Ad61? 16. Oxg7 ed 17. e5 Axe5, o la parecida 2.2.) 11. . . . Ae7 12. Og3 0-0 13. e51 (todas las demás jugadas condu­ cen a posiciones que son cuidadosa­ mente discutidas en la Variante Clá­ sica, por ejemplo, 13. Rhl, 13. Tadl y 13. Tael). Observamos que en estos casos resulta una partida tácticamente

Esta es la jugada más lógica, pero en absoluto la única a considerar. Si las negras juegan cuidadosamente pueden retrasar el enroque a fin de organizar sus fuerzas en el ala de da­ ma: 8. ... Ad7 (8. ... Cc6 9. Cxc6 bc 10. e5 Cd5 11. Ce4 ) 9. Ae3 Cc6. La partida Tukmakov/Petrosian, 1973, continuó 10. a4 Cxd4 11. Oxd4 Ac6 12. Tfdl O-O 13. a5 Tfc8 14. Af3 d5! 15. e5 Cd7 16. 'Ce2 Ab5, con ex­ celente juego para las negras. En lugar de ello, las blancas po­ drían inclinarse por líneas standard, como 10. Del, forzando práctica­ mente a las negras a trasponer a las líneas principales, ya que con 10 .... e5 las blancas consiguen la iniciativa después de 11. Cxc61 Axc6 12. fe de (12. ... Cxe4? pierde por 13. Tdl Ah4 14. Cxe4 Axel 15. Cxd6+ Tf8 16. Txf7 + Rg8 17. Ac4 b5 18. Ab3) 13. Og3, con amenazas sobre g7 y e5. Después de 10. . . . Oc7 11. Og3.

Diagrama Tenemos ejemplos prácticos, tan­ to de 11. ... g6 12. Tadl Cxd4 13.

15


Cxc61 14. Tael l .Qb8 15. a4. Las ne­ gras no tienen contrajuego que les permita neutralizar la amenaza e4e5, lo que las sitúa en una posici6n difícil. 8 . ... Dc7 9. Ae3 Cc6 10. De1 Cxd4 11. Axd4 b5 responde asimismo al objetivo de un rápido desarrollo de fuerzas en el flanco de dama.

Axd4 Ac6 14. e5 de 15. fe Cd7 16. Af31 ± (Zeshkovsky / Petkevich, 19n), como de 11. ... h5 12. Tadl (12. Dxg771 Tg8 13. Dh6, que conce­ de a las negras la opci6n de las ta­ blas, con 13. ... Tg6 14. Dh8 + Tg8, o de continuar con 13. 0-0-01 12. ... h4 13. Df2 0-0-0 (o 13. ... b5 14. Af3 b4 15. Cce2 e5 16. fe de 17. Cb3 h3 18. g4 Cd81 = Hort/Filipowicz, . 1971) 14. h3 Tdg8 15. Cf3 Ch5 16. Tfel RbS 17. a3 Cd8 18. Ad3 f6 19. f5 g6, con juego agudo, Suetin/To­ lush, l958. Pero, ¿es imprescindible avanzar el pe6n 'h'? Las blancas pueden for­ zar e4-e5, replicando a 11. ... h5 con 12. Af31 h4 (12 . ... 0-0-0 13. e51 de 14. Cxc6 Axc6 15. fé ;t) 13. Df2 TeS (13. ... b5?, 14. e51 013. ... 0-0-014.

Después de 12. Dg3 0-0 (pero no 12. ... b4?, 13. e5 de 14. fe bc 15 . Dxg7 Tf8 16. ef, con fuerte iniciativa de las blancas) la partida entra en el esquema clásico. Sin embargo, las blancas pueden intentar explotar la situación del rey negro en el centro, a base de 12. e5 de 13. fe. En este momento no tendrla sentido 13. ... Ac5, ya que después de 14. Df21 Axd4 15. Dxd4 Cd7 16. Axb51 las blancas ganan, lo que s610 deja por considerar 13. ... Cd7 14. Ce4 Ab7, de donde debemos concluir que la defensa es dificil después de 15. Ad3 O-{) 16. Dg3. Después de 8. ... O-{) las blancas deben decidir acerca del desarrollo de su alfil dama. En efecto, ¿es conveniente desarrollarlo inmediatamente a e3, o a b2? ¿o bien es preferible olvidarse por un rato de él y proseguir la fase final de la aper­ tura, reagrupando las fuerzas para operar en un área determinada del tablero?

1.2. (1. e 4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf66. Cc3 d6 6. Ae2 a6 7. o-o Ae78. f4 0-0)

Consideraremos dos posibles con­ tinuaciones,

16

a) 9. Rh1 b) 9. Af3


a) 9. Rh1 9. Rh1

En los casos en que el desarrollo del alfil dama se difiere esta jugada no puede calificarse de meramente profiléctica, sino que de hecho cons­ tituye una necesidad, pues evita po­ sibles clavadas a lo largo de la diago­ nal a7-g1. Ahora las negras han de tener en cuenta la amenaza posicio­ nal f4-f5, así como el golpe 94-e5. Después de f4-f5, e6-e5, la casilla d5 qu�da debilitada, pero de otro modo las blancas jugarían f5xe6, lo que ataría al alfil eS a la defensa del pun­ to e6. Dc7

9....

1) 11 . ... Ce8 12. Ae3 Dc7 13. Ca4 de 14. Ab6 Db8 15. Af2, y aquí, en lugar de 15. ... Db4?1 16. Cb6 Tb8 17. fel Txb6 18. a3! Da5 19. b4 t (Romanishin/Dorfman. 1981) es me­ jor sacrificar calidad, con 15. ... ef 16. Cb6 Cf6, lo que conduce a una posición complicada. 2) 11 . . .. de 12. fe Cd5 (12. . .. Cd7 13. Af4 Ag5 14. Dd6 TbS 15. Ce4, con mejores chances para las blan­ cas, Ubilava/Mihalchishin, 1979) 13. Ce41 c5 (a 13. .. . Dc7, 14.Cd61, con la amenaza c2-c4-c5, seria muy fuer­ te) 14.De1 Ab7 15. Dg3 Rh8 16. CgS Axg5 17. Axg5 Dc7 y también en es­ te caso la posición es buena para las blancas (Mestel/Stean, 1982). 10. 84

A 9. . .. Cc6 seguiría 10. Cxc6 (o también 10. Cb3) 10. . .. bc 11. eS

Diagrama

y ahora:

Un sistema estratégico intrincado comienza aquí, cuya concepción co­ rresponde a Maroczy. Las blancas no permiten a su oponente la jugada expansiva b7-b5, cortando asi la ini­ ciativa negra en el flanco de dama, al tiempo que se reservan la posibi­ lidad de operar en otras zonas del ta­ blero. 17


Si las blancas desean jugar el sis­ tema Maroczy, 10. a4 es la mejor ju­ gada.A 10. Af3 podría seguir 10. Cc6 (véase variante 21, y 10. e5. A menudo se juega 10. f5, a fin de debilitar el dúo de peones negros centrales, tras el cambio 11. fe fe. Contra tal avance recomendamos 10. e5 11. Cb3 b5 12. Af3 Ab7, que puede considerarse como un método igualador para l as negras. El movimiento 10.De 1 encierra una idea incisiva. En este caso, si 10. b5, las blancas pueden rea­ grupar sus fuerzas a base de 11.Af3 Ab7 12. e5 de 13. fe Cfd7 14. Dg3 Rh8 15. 'Af4, después de lo cual se llega a una posición típica de la Scheveningen, con la ventaja de que el alfil ha llegado a f4 en una sola ju­ gada y de que el rey blanco se halla resguardado. En la partida Beliav­ sky/Ribli, 19n, las blancas empren­ dieron un fuerte ataque después de 15. Cb671 16. Ce4 C8d7 17. Ag51 Axg5 18. Cxg5. Oo,

Oo'

Al mismo tiempo, se refuerza el control de d5, amenazándose con res­ tringir aún más el juego negro, con a4-a5. La respuesta negra es prácti­ camente forzada.

Oo,

Oo.

Oo,

Otras sutilezas adicionales de este sistema son mencionadas en nuestro análisis de la línea 7. 0-0 Dc7 8. f4 Ae7 9.Rhl 0-0 10. De 1 b5 11. Af3 Ab7. En respuesta a 10.De 1 las ne­ gras pueden igualmente jugar 10. Cc6, lo que conduce a otras posicio­ nes de la Scheveningen Clásica, que estudiaremos más adelante.

11.

oo.

b6

La recomendación de Capablanca, 11. Ca5 12.Cxa5 Dxa5 13. Del Rh8 parece ser insuficiente para igualar. Después de 14. Ad2 Dc7 (ante la amenaza 15. Cd51 15.a51 las blancas mantienen una pequeña pe­ ro sólida ventaja. Oo.

12.Af3

Oo,

10. O o, 11. Cb31

Cc6

La famosa partida Maroczy/Euwe, 1923, alcanzó esta posición, a través del popular sistema a base de Rhl y Cb3. Después de 12. . . . Ab7 13. Ae3 Cb4?7 (las negras podían haber man­ tenido una posición sólida jugando 13. Tfd8 14. De 1 Cd7 15. Td1 Tab8 16.Df2 Ac81 14.De2 d5 15. e5 Ce4 16. Axe4 de 17.Dt2 b5 18. ab ab 19. Cd4 Ac6 20. Dg31 1as blancas ob­ tuvieron clara ventaja. El plan de Euwe (que involucra un rápido avanoo .

La segunda clave del plan de Ma­ roczy . Las blancas no permiten el cambio Cc6xd4, en razón de que las negras conseguirían así algún espa­ cio para el despliegue de sus fuerzas. 18


ce d6-d5) es incorrecto y únicamen­ te sirve para acentuar el dominio blanco del centro. Por otro lado, 12. oo . Ab7 es probablemente prematu ­ ro, ya qu e hace más difícil la defensa del peón 'b'. 12. Ad3 también su ele jugarse, originando este movimiento una forma­ ción más agresiva. Por ejemplo: 12. oo . Ab7 13. De2 Cd7 14. Tf3 Cb4 15. Th3 Tfe8 =, o bien 13. Df3 Cb4 14. Dc4 g6, con la amenaza e5 y d5. De­ bemos concluir, sin embargo, que la poco económica maniobra Afl-e2-d3, en conjunción con la jugada a2-a4, no es fructlfera para las blancas. 12. o o . 13. De1 14. Ae3

Td8 Tab8! Ca51

Ahora se comprende la idea sub­ yacente a la jugada 13. o o. Tab8: des­ pués de 15. Cxa5 se abrirla la colum­ na 'b', en beneficio de la torre negra. Conviene precisar que el juego no se alterarla de modo significativo en el caso de que las blancas hubiesen de­ sarrollado su dama por e2. 15. Td1 16. Ac1

Las blancas inician la preparación para lanzar un ataque "a la bayone­ ta" en el flanco de rey. De este mo­ do, tratan de prevenir cualquier posi­ ble contrajuego a lo larg o de la dia­ gonal a7-g1. La inmediata 10. g4 podrfa ser con­ trarrestada con una operación cen­ tral enérgica: 10. Cc6 11. g5 Cxd4 12. Dxd4 d51 , o bien 11. Cxc6 bc 12. g5 Ce8 13. f5 ef 14. ef d51 Por otro lado, la maniobra de caballo, des­ pués de 10. g4 Cc6 11. Cde2 b5 12. g5 Cd7 13. Cg3, permite a las n egras reagruparse con 13. b4 14. Cce2 Ab7 15. Ae3 Tfd8 16. c4 Cc5= (Klovan/Platonov, 1972) . 10. f571 tampoco es muy pelig roso para las neg ras, qu e pueden contes­ tar 10. e5 11. Cb3 b5 12. a3 Ab7 13. Ae3 Td8 14. Cd2 Cbd7 15. Rhl Taca 16. De2 Cb6 17. D12 Cc41 :¡: (Petrosian/Smyslov, 1949). Es igualmente inocuo 10. Cde2 Cc6 11. b3 b51 12. Ab2 Ab7 13. Rhl Tfd8 14. a3 d5! 15. ed b41 16. ab Cxb4= (Su etin/Spassky, 1963) . o o '

oo.

o o .

10. oo.

Cc6

Cc4

b5

Ahora la torre respalda el avance del peón 'b', propiciando a las ne­ gras un juego prometedor (Foltys/ Benko, 1948). b) 9.Af3 9. Af3 10. Rh1

Dc7

19


11.

9417

...

Las blancas no tienen tiempo de retirar el caballo: 11. Cb3 TdB 12. g 4 d5113. e 5 Ce4 114. Axe4 d e 15. De2 b6 darla excelente contrajuego a las negras. Alguna iniciativa tendrían, en cam­ bio, las blancas con 11. Cxc6 bc 12. e5 Cd5 13. ed Axd6 14. Ce2, con la amenaza c2-c4. En la partida Geller/Sax, 1975, las blancas g anaron brillantemente: 11. a4 TbB 12. Ae3 Ca5 13. De2 Cc4? 14. e5! de 15. Cdb51 ab 16. Cxb5 Dd7 17. Dxc4 Cd5 l B. Aa7 TaB 19. Db3! pero esa victoria fue consecu encia de la pérdida de tiempo en la manio­ bra Cc6-a5-c4. Las negras disponen de un camino más sólido de desarro­ llo: 11. . .. Cxd4 12. Cxd4 e5, o bien 11. . .. Ad7 12. Cb3 (a 12. g4 las ne­ gras pueden reconstruir su posición, a base de 12. . .. Cxd4 13. Dxd4 Ac6 14. g5 Cd7 15. Gd5?1 Axd5 16. ed e51 �, Fernandez/Gufeld, 1974) 12. .. . Ca5 13. Cxa5 Dxa5 14. Del (14. e5 de 15. fe Dxe5 16. Axb7 Ta7 17. Af4 Da5 �) 14. . .. Dc7 15. eS CeB. Estas líneas, como puede verse, evi­ dencian un razonable contraju ego para las negras. El gambito 11. e5! ? conduce a si­ tuaciones muy confusas. Si las ne­ gras juegan 11. . . . de 12. fe Cxe5 13. Af4 Cfd7 14. Tel se encuentran en dificultades para deshacerse de la clavada. Por ejemplo: 14. ... Ad6 15. Ce41 -. En lugar de aceptar el peón, las negras deben jugar 11. . . . Cxd4 12. Dxd4 de 13. fe Ac5 14. Dh4 Cd7. La sólida 11. Ae3 conduce habi­ tualmente a un juego pacifico. Por ejemplo: 11. . . . Ad7 12. Del Cxd4 13. Axd4 e51 ? 14. fe de 15. Dg3 Ad6 16. Ae3 Ae6 17. Ah6 CeB lB. Tadl 20

f5, conforme a un an álisis de Un­ zicker que data de 1976. Con 11. g4 el juego o se hace más agudo. Las blancas proyectan empu­ jar este peón a g5 y a continuación formar una amenazadora línea com­ puesta por 94-f4-g5, pero esto sólo puede conducir a un debilitamiento de su posición en el centro e incluso en el flanco de rey. 11 . ...

Cxd4

La posición negra es suficiente­ mente sólida, por lo que también po­ dría jugarse 11. . . . TeB 12. g5 Cd7 13. a4 AfB 14. Ag2 TbS 15. Ae3 Cb6, pero el cambio en el centro permite a las negras espacio para maniobrar, asl como una buena diagonal de ope­ ración para el Aca, por lo que la tex­ tual aparece como la jugada más ló­ gica. 12. Oxd4

Cfd71

12. ... e5 constituiría un tremendo error posicional.Después de 13. Dg11 las negras pierden la batalla por el control de d5, ya qu e a 13. . . . ef las blancas replicarían 14. g5 1 (he aquí por qué es importante el tiempo omi­ tido en el desarrollo del Ac1) y se apoderan firmemente de la iniciativa, después de 14. , . . Cd7 15. Cd51 ±. 13. g5

La tentativa de restringir la iniciati­ va negra en el flanco de dama, con 13. a4, permite a las negras (además de la inmediata 13. . . . b6) la interesante posibilidad 13. . . . Af6 14. Dd2 TfdB {pero no 14. . . . Axc3?, por 15.


Dxc3 Dxc3 16. bc;!; 1. que resulta su­ ficiente pra igualar. Por ejemplo: 15. g5 Axc3 16. Dxc3 Dxc3 17. bc CcS 18. Ae3 Ad7 19. aS Ac6, o bien 15. Ce2 d51 16. ed Cb6 17. g5 Ae7. 13. . . .

b5

Después de 11. . . . Cxd4, el mejor sistema de defensa es 13. . . . Te8 14. a4 b6 15. Df2 Ab7 16. Ae3 Af8, ya que los alfiles negros ocupan buenas posiciones para operar y, al mismo tiempo, resulta difícil para las blan­ cas romper la defensa del flanco de rey. Por ejemplo: 17. Tgl g6 18. Tg3 Ag7 19. Th3 b51 20. ab ab 21. Txa8 Txa8 22. CxbS Tal+ 23. Rg2 Dc6 24. c4 Aa6 25. De2 Ta2 26. e5 dS� (Tahll Andersson , 1976).

17. Dd2 e1 18. Axf4 Ce5 y 15. Dd2 Cb6 16. Axb6 Dxb6 17. a3 TaeS son equivalentes, mientras que l S. Ag2 TaeS 16. a3 Dc41 17. Tadl Tfe8 18. h4 Af8 19. Tf2 Dxd4 20. Axd4 Tc4 21. Af3 Tec8! � (MesteI/Beliavsky, 1974/75). En consecuencia, sólo queda la posibilidad de la avalancha de peones. 15. f5 16. Ag2

ceS

Esta jugada asegura el ulterior avan ce del peón 'f'. Por otro lado, el alfil puede desplazarse a h3, a fin de incrementar la presión sobre e6. Por ejemplo: 16. . TfeS 17. fe fe 18. Ah3 Dd7 19. Tadl Ac6 20. Cd5 Ad8 21. Cf4. En la partida Jasin/Stein, 1965, las blancas propusieron un sacrificio de peón: 16. f6 gf 17. g f Axf6 18. Ah6, pero las negras sacrificaron, a su vez, calidad, con lo que obtuvie­ ron la iniciativa: 18. Rh81 19. Axf8 Txf8 20. Tadl Td8 21. Ag2 Ag7. oO

o O ,

16. . .. 17. f6

14. Ae3

Ab7

Las blancas no pueden reforzar su pOSición: 15. Tf2 TaeS 16. Tgl e51

Tfe8! Af81

Las blancas han perdido la iniciati­ va. Su ataque en el flanco de rey ha llegado a punto muerto y las n egras tienen ahora buenas chances de crear contrajuego en el flanco de dama.

21


1.3. (1. e4 e5 2. Cf3 e6 3. d4 ed 4. Cxd4 Cf6 5. Ce3d6 6. Ae2 a6 7. f4 Ae7 8. A e3 De7)

En este capítulo estudiaremos aquellas líneas en que las blancas desarrollan el alfil dama a e3, pero sólo aquellas en las que el segundo jugador se desvía de las llamadas lí­ neas principales. Después de 9. 0-0 las negras difie­ ren a menudo el enroque, con 9. . . . Cc6. Ahora, s i 10. Af3, la falta de presión sobre el centro les permite concluir tranquilamente su desarrollo bien con 10. . . . O-O 11. g 471 Cxd4 12, Axd4 e5 13. Ae3 ef 14. Axf4 Ae6 15. Rhl Tac8 16. Tel Cd71 (Spassov/ Kozma, 1965), o bien con 10. . . . Ad7 11. Rhl Cxd4 12. Axd4 e5 13. Ae3 Ac6 14. Del 0-0 15. Dg3 ef 16. Axf4 Cd7, con la amenaza . . . Ce5. En cual­ quier caso, las negras han obtenido la igualdad. Las blancas pueden jugar también Af3 antes de enrocarse. Por ejem=

22

plo: 9. Af3 0-0 10. De2 Cc6. En este caso, 11. 0-0 constituye una mera transposición de jugadas, pero 11. O0-0 permite que la partida tome un rumbo original. El encuentro Quinte­ ros/Diesen, 1977, continuó 11. . . . Tb81 12. g 4 Cxd4 13. Axd4 Cd7 14. g5 b5 15. Dg2 b4 16. Ce2 Te871 (16. . .. Cc5! 17. Rbl a51 = ) 17. h4 e5 18. Af2 ef 19. Cxf4 Ab7 20. Rbl Ce5 21. Cd5 Axd5 22. ed Af8 23. h5, y el ata­ que blanco se anticipa al de su opo­ nente. Aun así, el esquema con el enroque largo y el alfil en f3 no es convincente. Las negras pueden ju­ gar 11. .. . Cxd4 12. Axd4 e5 13. Ae3 Ae6 14. f5 Ac4 15. Dd2, y ahora, tanto 15. . . . Tfd8 16. g4 (o 16. b3) 16. ... d51 , como 15 . . . . b5 16. g4 b4 17. Ca4 d51 18. Cb6 Tad8. En ambos casos, las negras tienen buenas con­ trachances. Dirijamos ahora nuestra atención hacia la jugada 9. Ae3. ( 1. e4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 c4 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 Cc6 7. 0-0 Ae7 8. f4 0-0. 9. Ae3 Esta es la posición más usual: el alfil adopta una confortable posición y la dama es liberada de la defensa del caballo d4. 9. . .

,

a6


Ahora las blancas dispon en de elección. Pueden inclinarse por tras­ ladar la dama a g3, a fin de presionar sobre el enroque negro, o bien pueden optar por varias jugadas de tipo profiláctico que refuerzan con­ siderablemente su posición. La juga­ da a elegir dependerá naturalmente del plan que decida adoptarse. Consideremos: a) 10. Rh1

b) 10. a4 a) 10.Rhl 10. Rh1 11

golpes centrales: 12. d5! 13. ed Cb41 (13. oo . Td8 es más flojo, debi­ do al sacrificio 14. dc! Txdl 15. Taxdll. La partida Leow/Stean, 1973, prosiguió 14. de Axe6 15. f5 Axb3 16. cb Tad8 17. Dcl Cd3 18. Dbl De51 19. Tf3 (19. Axb6 Ad6! �) 19. Cxg 4, y las negras tienen un fuerte ataque. Ahora consideraremos: oo.

oo.

a1) 10.

a2) 10.

oo,

Cxd4

oo,

Ad7

al) 10. o o ' 11. Dxd4

Cxd4

Después de 11. Axd4 Dc7 12. Del b5 llegamos a un trpico esquema SCheven ingen, que estudiar emos más adelante. La captura con la dama añade ori­ ginalidad a la partida. La dama ocu­ pa una fuerte posición central, ejer­ ciendo su influencia a todo lo largo del tablero. 11.

oo.

Dc7

He aquf un caso en el que las blan­ cas, al efectuar una jugada simple­ mente "útil" no pretenden crear de inmediato problema alguno al opo­ nente, sino que esperan su reacción, en la esperanza de que desvele pre­ maturamente sus planes. Si, en lugar de 12. Af3, las blancas se arriesgan a jugar 12. 94, entonces el juego en ambos flancos, con el centro no estabilizado, puede ser pe­ ligroso, dando lugar a trpicos contra23


12. Tad1

b5

Las negras pueden, igualmente, jugar 12. ... e5. ya que después de 13. Dd3 b5, la debilidad de la casilla d5 es inesencial. Tras 14. fe de 15. Ag5 Ab7 16. Dh3 b4! 17. Axf6 Axf6 18. Td7 DeS! las chances están equi­ libradas. (Beliavsky/Kochiev, 1 976), 13. e5 14. Dxe5

Db81

Sólo asf pueden las negras defen­ der a su dama, al tiempo que asegu­ ran la casilla b7 para su alfil, solucio­ nando todos sus problemas de aper­ tura. Después de 15. DxbS TxbS 1 6. Aa7 Ta8 17. Ab6 Ab7 18. a3 TteS 19. Aa5 g6, el juego está igualado (Vogt/ Andersson, 1975), si bien para con­ seg uir esta igualdad las blancas de­ ben efectuar dos jug adas precisas: 20. Ab41 Ad8 21 . Ad6 = .

24

10. .. .

Ad7

de

La captura de peón, 14. fe, no ocasiona a las negras ningún proble­ ma, en relación con el desarrollo de sus piezas: 1 4. .. . Cd7 (14. .. . Td87 15. Df4±) 15. Af3 TbS, o bien 15. Af4 Td8 16. Df27 Ab7 1 7. a3 Ac5 18. Dh4 ef8 19. Ad3 Cg6 20. Dh3 Ac6 =+= (H artston/Andersson, 1975). Por el contrario, la posición negra se ha consolidado y la debilidad del peón e5 se hace patente. La captura del peón con la dama libera a las blancas del problema de mantener un punto avanzado en e5, ya que 1 4 . . . . Dxe5 15. fe Cd7 con­ duce a la pérdida de la calidad, tras 16. Af3 Tb8 1 7. Aa7. 14. .. .

a2)

1 1. D el

A 11. Af3 las negras podrfan jugar convencionalmente, 11 . . . . Dc7, y a 12. a4, 12. . .. Ca5 sería perfectamen­ te posible. Por ejemplo: 13. Dd3 TaeS 14. Tael Cc4. Si 12. Cde2, las negras obtienen excelente contra­ juego con 12. . .. eS 13. f5 d51 1 4. Cxd5 Cxd5 1 5. Dxd5 Ttd8. Tampoco es muy útil la jugada 11. a4. Las negras pueden completar su desarrollo sin dificultades, e incluso pueden permitir que el peón alcance a5 después de 1 1 . . . . Cxd4 12. Dxd4 Ac6 13. Af3 TeS 14. a5, ya que dispo­ nen de un contrajuego central que les concede la igualdad: 14. . . . d51 15. e5 Ce4 1 6. Cxe4 de 17. Ae2 Dxd4 1 8. Axd4 f51 (Pritchett/Andersson, 1 976) . La impotencia de 11 . a4 tam­ bién se hace patente tras una res­ puesta más conservadora, 1 1. . . . TeS, recomendada por Polugaievsky. En la variante 12. Cb3 Ca5 1 3. eS Ce8


14. Cxa5 Dxa5, las negras ganan un valioso tiempo, consiguiendo la igual­ dad: 15. Af3 Ac61 16. Ad4 de 17. fe Td8 ( Geller/Polugaievsky, 1978) . Contra 12. Del, aparte de la habi­ tual 12.... Cxd4, recomendaremos una jugada que explota la insuficien­ cia de a2-a4, aprovechando al mismo tiempo la posición de la torre en eS: 12. ... Cb4I, y si 13. Tdl g6 14. Dg3 Txc3 15. bc Cxe4, con suficiente compensación por la calidad. 11. . . .

b5

Cxd5 16. ed edl 17.Dxe7 Af5 18. Tacl Te8 19.Dg5 DeS 20. c3 h6 21. Dh5 dEl, Szabo/Larsen, 1976. oo.

2) 13. Dg3 b4 14. ab Dxb4 15. Cxc6 (15. Tfdl Dxb2 16. Cxc6 Axc6 17. Ad4 Db7.f, Sibarevic/Kasparov, 1979) 15. . Axc6 16. eS Ce4 17. Cxe4 Axe4 18. ed Axd6 19. Tadl Axc2 20. Td4 Db8 21. Af3 e51 22. Axa8 ed 23. Axd4 g6= ( Kavalek/ Larsen, 1970). oo

3) 13. Ad3 es un poco más com­ plicado, ya que las negras no pueden llevar a cabo su plan standard, 13. . Cxd4 14. Axd4 eS (Sznapik/Lan­ geweg, 1981) en razón de 15. Cd5 Cxd5 16. ed ed 17. Dxe7, y no dispo­ nen de la posibilidad de jugar . Af5. Tampoco es suficiente 14. Ac6, pues las blancas quedan mejor des­ pués de 15. e5 de 16. fe Cd7 17. b4! (Dobosz/Jansa, 1979) . Las neg ras, sin embargo, pueden avanzar el peón 'b', 13. b4 14. Cxc6 Axc6 15. ab Dxb4, y ahora, tras 16. e5 de 17. fe, la dama puede ini­ ciar un comando, con 17. . oo Dg4! l!n agudo final se producirfa después de 16. Cd5 Cxd5 17. ed Dxel 18. Tfxel Axd5 19. Txa6, mientras que 16. Ta3, 16. Tfb8 17. Tb3 Da5 conduce a la igualdad. o o

Después de 11. . . .Dc7, la partida revierte a la posición standard. 12. 83

Ob81

oo

oo.

14

oo.

oo.

Una jugada original, posible gra­ cias a la rutinaria 10. Rhl. La dama negra no sólo controla e5, sino que igualmente apoya el avance del peón 'b'. Las negras no tienen dificultades contra algunas continuaciones que ahora veremos: 1) 13. Af3 Cxd4 14. Axd4 eS 15. Cd5 ( 15. Ae3 Ac6 16. Tdl Te8= ) 15.

4) La jugada 13. Tdl puede dar origen a un bonito ataque, tras 13. Cxd4 14. Axd4 Ac6 15. Dg 3 Db7 16. Af3 Tad8 17. Tfel a571 (17. g6 00 ) 18. Cd51 ed (después de 18. Rh8 19. Cxe7 Dxe7 20. Ac3, las blancas tienen clara ventaja, Sznapikl Adamski, 1978) 19. ed Ae8 20. Txe71 Dxe7 21. Tell pero en lugar de 14. Ac6 las negras debieran jugar sim­ plemente 14. oo. e5, y tampoco es obligado jugar 13. Cxd4. El avan.oo

oo.

oo.

oo.

oo.

25


ce del peón 'b' a b4 es aquf aún más efectivo que contra 13. Ad3, ya que el peón a6 sigue "en pie". b)

10.a4

b1) 11 . . . . TdSf

10. 84

Una útil jugada que restringe la actividad de las negras y que, al mis­ mo tiempo, evidencia que los planes de juego blancos no tienen por qué limitarse al flanco de rey. 10. ... 11. Rh1

Dc7

Insistiendo en la profilaxis, lo que pone de relieve que la estrategia blanca es viable. Al mismo tiempo se invita a las negras a mostrar sus car­ tas. Las blancas esperan 11. .. . Ad7, antes de retirar su caballo a b3. Si en lugar de ello se jug ase 11. Cb3 b6, la formación Maroczy es menos efectiva, con el alfil ya desa­ rrollado a e3. Después de 12. Af3 Tb8 13. Oe2, las negras cuentan con varias configuraciones posibles para sus piezas. Por ejemplo: 13. . .. Ca5 14. Cxa57 (después de este cambio las blancas deberán proceder con extrema cautela, ya que las piezas negras disponen de gran libertad de movimientos, que compensa amplia­ mente los defectos de su cadena de peones. En lugar de 14. Cxa5 es más prometedor el plan 14. g4 Cc4 15. g5 Cd7 16. Acl TeS 17. Ag2, o bien 14. Cd2 Td8 15. Rhl Ab7 16. Df2 Cd7 17. Tael, aunque incluso en estos casos las neg ras tienen el control de los acontecimientos) 14 . . . . ba 15. Tabl Tb41 16. Tfdl Ab7 17. Ad2 d5 18. ed ed (Alieshin/Aramanovic, 26

1947), o bien 13. ... Cd7 14. g4 Cc5 15. g5 TeS 16. Ag2 Cb4 17. Cd4 e5! 18. fe de 19. Cf5 Af8 20. Of2 Ae6 IDolmatov/Palatnik, 19781. Examinemos las jugadas de torre:

b2) 11 . . .. TeS asf como otras jug adas menos im­ portantes: 1) 11. . . . Ad7 12. Cb3 b6 13. Af3 (13. g4 d51 7 14. ed Cb4 15. de Axe6) 13. . .. TbS 14. Oe2 Ca5 15. Cxa5 (si 15. Oxa6 Cc41 es peligroso) 15. . . . ba 16. Tabl Ac8 17. g4 TeS 18. g5 Cd7 19. Of2 Ab7= (Vogt/Schmidt, 19761. 2) 11. . . . Cxd4 12. Oxd4 e5 13. Od3 ef 14. Axf4 Ae6 15. Tadl Tfd8 16. Og3;; con pequeña iniciativa blanca (Velimirovic/Janosevic, 1974). 3) 11. . . . Ca5 12. Del (12. Od3 e5 13. Cf5 Axf5 14. ef Tad8= ) 12. . . . Cc4 13. Acl Ad7 14. b3 Ca5 15. Ab2 Cc6 16. Cxc6 Axc6 17. Ad3 e5 18. Oe2, y las blancas disponen de una pequeña ventaja espacial (Karpov/ Tukmakov, 19711. bl) 11.

' "

TdS!

Esta es la respuesta lógica y con­ secuente a las jugadas blancas. La torre se traslada al centro, aseg uran­ do el contrajuego allf, en caso de un ataque de peones blancos en el flan­ co de rey. Al mismo tiempo, la ma­ niobra tfpica e6-e5xf4 abrirá la co­ lumna 'e' aislando el peón e4. La práctica ha demostrado que 11. . . . Td8, por otro lado, no es l a única ju-


gada disponible, como ya hemos vis­ to en nuestros comentarios anteriores. 12. De1 La idea implícita en la jugada 11 . . .. Td8 queda desvelada en caso de 12. Af3 CeSI y las negras consiguen buen contrajuego en cualquiera de estas Iíneas: 1) 13. De2 Cxf3 14. Txf3 b6 1S. Tafl Ab7 16. Tg3 Cxe4 17. Cxe4 Axe4 18. Cxe6 fe 19. Ad4 eS, de acuerdo a un análisis de Jansa. 2) 13. Ae2 b6 (el caballo también puede volver a c6) 14. Cb3 Cad7 1S. Af3 Ab7 16. De2 TaeS (H aag/Jansa, 1976) . 3) 13. CdbS ab 14. CxbS DaS 1S. fe de 16. Oe2 Ad7 17. Ad2, confor­ me a un análisis de H onfi (19n) . En lugar de 12. Del, las blancas pueden evitar la ruptura central ju­ gando 12. Cb3. Ahora es peligroso continuar con 12. .. . dS 13. eS d4, debido a 14. ef Axf6 (14. . .. de 1S. fe±) 1S. Ce41 de 16. Cxf6+ gf 17. Ad3±. Las negras pueden, no obs­ tante, igualar siguiendo la estrategia de Maroczy. La partida Reshevsky/ Ree, 1978, siguió 12. Cb3 b6 13. Del TbS 14. 0121 Cb4 1S. Af3 eS! 16. aS ba 17. CxaS Cc6 (la operación 17. . . . ef 18. Aa7 Cg4 19. Axg4 Axg4 20. AxbS TxbS 21. Oxf4 Ae6 22. Tf2 Af6 favorece a las blancas) 18. Cc4 y aquí 18. .. . Cb41 19. b3 Cd7, y, se­ gún los análisis de Reshevsky, las negras disponen de buen contra­ juego. En nuestra opinión, también se hubiese igualado con 14. . . . CaSo 12. ... 13. Axd4

Cxd4 e5

14. Ag117 Pues de otro modo la inclusión de las jugadas 11. a4 Td8 permitirla a las negras ejecutar su característico contragolpe central: 1) 14. te de 15 Ae3 (no es posible lS. Og3) 1S. . . . Ae6 16. Og3. Las blancas no tienen ninguna amenaza concreta, de modo que las negras pue<;len mejorar su posición sin difi­ cultades. 16. ... OaSI 17. AgS Rh8 18. Ad3 Td7 19. CdS71 AxdS 20. ed TxdS 21. Axf6 Axf6 22. Oh3 e41 23. Axe4 ThS � (Raman/Kasparov, 19m. 2) 14. Ae3 et lS. Axf4 Ae6 16. Og3 tampoco permite obtener ven­ taja a las blancas. Por el contrario, la excelente base de eS para las piezas negras les concede mejores chances en la lucha subsiguiente: 16. . . . Cd71 17. Ad3 CeS 18. CdS AxdS 19. ed g6 20. c3 At61 .21. Ac2 Ag7 22. Ot2 TaeS 23. Tadl TeS � (Karpov/Ribli, 19m. La textual es una idea original de Efim Geller. 27


14. 15. 16. 17.

.. . a51 Ab6 Txf4

ef TeS Db8

En la partida Geller/Tahl, 19n, las blancas obtuvieron ventaja después de 17. . . . d5 18. Df2 de? 19. Ac4! Ae6 20. Axe6 fe 21. Cxe4. Las ne­ gras pueden, sin embargo, mejorar la defensa. En lugar de 17. ... d5 pue­ den reagruparse, a base de 17. . . . Ae6 18. Dd2 Cd7 19. Ae3 Ag51 pero el error de Tahl fue abrir el centro antes de haber completado su desa­ rrollo. Después de 18. . . . Ae6 (en lu­ gar de 18 . . . . de) las negras hubieran limitado la actividad del alfil e2, obte­ niendo una posición satisfactoria. Por ejemplo: 19. Ad3 del 20. 'Cxe4 Cd5! b2) 11 . . ..

Te8

ra a la torre eS, que ademés presio­ narla sobre el peón blanco e4, presión que compensarla la debilidad del peón negro d6. 12. Af3

Una de las claves de la jugada 11. . .. Te8 quedarla revelada si la dama blanca emprende su ruta habitual: 12. Dell Cxd4 13. Axd4 e5 14. fe de 15. Dg3, y en este momento las ne­ gras juegan 15. . .. Ad8!, protegien­ do este alfil a caballo y dama, simul­ téneamente, a la vez que el peón central queda defendido por la torre e8. Después de 16. Ae3 Rh8 17. Ag5 Ae6 18. Tadll Cg81 (1Ia ú ltima sutile­ zal a 18. . . . TeS seria muy fuerte el sacrificio de calidad 19. Txd81 , con la amenaza 20. Dh4, bosquejando un ulterior sacrificio de calidad con 21. Txf6) 19. Ae3, con chances parejas. (TahllAndersson, 1976) . 12. ...

Tb8

Una útil jugada de espera, que li­ bera a la torre de la esfera de influencia del alfil blanco. 12. . . . Cxd4, se­ guido de e6-e5, también es posible. 13. Del

Un método tipico de mantener la tensión en la apertura. Las negras proyectan cambiar en d4 en el mo­ mento oportuno, seg uido de e6-e5 y cambio de peones en f4, lo que libe28

Después de 13. e51 ? de 14. fe Cxe5 15. Af4 Ad71 16. Ag3 Ad6 17. Ae4 Cfg4, las blancas no pudieron aprovechar la clavada de las piezas pesadas, en la partida Ghinda/Urzi­ ca, pero la jugada 13. e5 merece con­ sideración. Otros planes se han eje­ cutado en esta posición, pero todos ellos han conducido a posiciones con chances igualadas:


1) 13. Af2 Af8 14. Tel Cd7 15. De2 Cxd4 (15 . . . . Ca5!?) 16. Axd4 b6 17. e5 de 18. fe (Razuvaiev/Kaspa­ rov, 1978). Aqur, 18. . . . Ac51 cendu­ ce a excelente contrajuego de las neg ras. 2) 13. Dd21? Cxd4 14. Axd4 e5 15. Agl! ef 16. a5! Ae6 17. Ab6 DeS 18. Dxf4 Cd7 19. Aa7 Ta8 20. Ad4 Ce5, con lucha complicada (Geller/TI­ moshenko, 1980) . 3) 13. De2 Cxd4 14. Axd4 e5 15. Ae3 Ae6 16. Tfdl Ac4 17. Df2 b5 18. ab ab 19. Ta7 Tb7, con posibilidades parejas (Balashov/Kavalek, 1976) . Con la jugada 13. Del las blancas limitan la elección de planes de su oponente, que debe realizar ahora el avance del peón 'e' y cambio subsi­ guiente. Por otro lado, las blancas pueden desplazar rápidamente a su dama de la columna 'e'. 13. . . .

e5

Las blancas mantienen ahora una pequeña ventaja posicional, si las blancas ejecutan la maniobra stan­ dard 13. . . . Cxd4 14. Axd4 e5 15. Aa7 Ta8 16. Ae3 Ae6 17. Dg3 ef 18. Axf4 Cd7, partiendo de 19. Ag4, como en la partida Dolmatov/Timoshenko.1979. 14. Cb3 15. Ax14 16. 0 g3

e1 Ae6

18

. La pareja de caballos Cb3/Cc6 aporta un toque de originalidad a es­ ta posición. Por supuesto, serra pre­ ferible jugar con las blancas aqur, pero la defensa negra es muy sólida. En la partida Marjanovic/Tringov, 1979, las negras permitieron que el caballo de b3 tomase parte en el jue­ go demasiado pronto: 16. .. . Ce5?1 17. Cd41 Cfd7 18. Tadl Af8 19. Cf51 y la iniciativa blanca se hace peligro­ sa: 19... . b5 20. ab ab 21. Tf2 b4 22. Cd51 En lugar de 16. ... Ce5, las ne­ gras hubiesen obtenido una posición más sólida jugando 16. . .. Rh8, Y si 17. Tadl Tbd8 18. Cd5 Axd5 19. ed Ce5 20. Cd4 Cfd7 21. Cf5 Af8. Todas estas experiencias y análisis demuestran que las negras obtienen una posición más prometedora des­ pués de 11. .. . Td8, que después de 11 . .. . TeS, que es demasiado pasivo.

29


1.4. 10. Del (1) ( 1. e4 e5 2. Cf3 e6 3. d4 ed 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 a6 7. 0·0 Ae78. f4 o-o 9. Ae3 Cc6 10. Del)

Una agresiva continuación que, indiscutiblemente, es la línea más popular contra la Scheveningen Clá­ sica. Las blancas preparan un ataque de piezas contra el rey enemigo. La constante oscilación en las evalua­ ciones de las distintas variantes, con­ sideradas tanto aqui como en el pró­ ximo capitulo, es una de las razones que fundamentan la gran populari­ dad de la defensa. La jugada 10. Del puede también encontrarse en la posición que resul­ ta de jug ar 8. . . . Dc7 9. Ae3 Cc6. En este caso, las negras deben enrocar, ya que cualquier actividad prematura en el centro o en el flanco de dama podrfa tener consecuencias nefas­ tas. Por ejemplo: 10. . . . Cxd4 11. Axd4 e57 12. fe de 13. Dg3 Ac5 14. Axc5Dxc5 + 15. Rhl Rf8 16. Cd51 ± (Boleslavsly/Book, 1948) , o bien 10. . .. Cxd4 11. Axd4 b57 12. e51 de 13. fe Cd7 14. Ce4 Ab7 15. Cd6+ Axd6 16. ed Dxd6 17. Tdl Dc7 18. Df2±., de acuerdo a un análisis de Tolush. Aún más recientemente se pensa­ ba que era necesario jug ar 10. . . . Dc7 e n repuesta a 10. Del, l o mismo que parece obligado 6. .. . a6. La po­ pularidad de la Scheveningen Clási­ ca hoy dia ha rechazado este dog­ ma, revelando importantes matices 30

en la formación de ambos bandos. Las negras ya no tienen miedo a per­ mitir el avance e4-e5 en muchas va­ riantes, considerando que el control de casillas a lo largo de la diagonal a8-hl es más importante. Pero esta ecuanimidad es el resultado de un exacto conocimiento de los recursos defensivos con que se puede contar en posiciones previamente conside­ radas pelig rosas. Estudiaremos aho­ ra las continuaciones: a) 10. . .. Cxd4 b) 10 . . . . Ad7 a) 10. .. . Cxd4 10. . . . 11. Axd4

Cxd4 b5


Al ahorrar el tiempo de la jugada Dd8-c7 las negras han obtenido un beneficio. En efecto, no es fácil para las blancas situar un peón en e5, ya que después de 12. e5 no es posible 13. fe, debido a la situación de la da­ ma negra en d8 y, como se ha dicho, no es fácil para las blancas preparar el avance porque entre otras razones deben estar pendientes del posible ataque sobre su peón e4, después de 12. . . . b4. La jugada profiláctica 12. a3 soluciona sólo parte del pro­ blema, como veremos a continua­ ción , dejándonos con la cuestión esencial: ¿cómo ejecutar el avance e4-e5 con el mayor efecto posible? y, por otro lado, ¿es la amenaza b5-b4 realmente peligrosa? a1) 12.a3 a2) 12 . Td1

al) 12. a3 13.0g3

Ab7

Está claro que las blancas sólo han diferido sus intenciones agresivas por una jug ada y ahora que el peón a3 ha paralizado el avance de su ho­ mónimo negro de b5, vuelven a si­ tuar su punto de mira hacia el flanco de rey y el centro. A 13. Af3, las negras pueden jugar 13. . . . Dc7 14. e5 de 15. fe Cd7, o bien la sólida 13. .. . Cd71? Después de 14. Tadl Dc7 1 5. Rhl Tad8 16. Df2 Ac6 y las blancas tienen una po­ sición más prometedora (Butnorius/ Magerramov, 19781. 13. ...

AcG

Las negras continú an su prepara­ ción del avance del peón 'b'. Debe­ mos considerar el plan con 13. . . . Ac6 más constructivo que otros pIa­ nes que con frecuencia se observan en la práctica de torneo. Otros desa­ rrollos mostrarán por qué, pero an­ tes de continuar n uestro análisis de 13. . . . Ac6 veamos otras alterna­ tivas: 1) 13. '" g6 14. Af3 (14. f5 e5 conduce a un juego ag udo) 14 . . . . a51 (1 4. . .. d5 Y 14. . . . Cd7 también son suficientemente sólidas) 15. Tadl b4 16. e5 Axf3 17. ef Axf6 18. Axf6 Dxf6 19. Txf3 bc I Byrne/ Stean, 19751. O bien 1 4. Ad3 TeS (1 4. . . . a5! también es aqur perfecta­ mente aceptable. Por ejemplo: 15. f5 b4. Tampoco es malo 14 . . .. Ch5 1 5. De3 Dd7 16. Tadl Cxf4 17. Dxf4 e5 18. Axe5 de 19. Dxe5 Dd6, Suetin/ Anikaiev, 1974) 1 5. f5 e5 1 6. Ae3 Txc31 17. bc Cxe4 18. Dg4 Cf6 19. Dh3 DeS! , con suficiente compen­ sación por la calidad (Jansa/Harts­ ton, 1975). =

31


2) 13. . . . Tc8 14. Ad3 (14. Rh1 es más preciso aqul, ya que no bloquea la columna 'd': 14. . .. Te8 15. Tad1 Ata 16. e5. En la partida Karpov/ Andersson, 19n, se jugó 14... . g6 15. Ad3 Ch5 16. De3 Dd7 17. Ae2 Cxf4?1 18. Dxf4 e5 19. Dg3 ed 20. Ag4, con juego agudo y una partida aproximadamente igualada. En Jugar de 17. . . , Cxf4 Gligoric sugiere 17. . . . Cg7, ó 1 7. .. . Cf6 como métodos igualadores más dignos de confianza) 14. . . . TeS 15. Rhl Af8 16. Dh3 e51 (justo a tiempol las blancas se dispo­ nían a jugar e4-e5!) 17. fe de 18. Cd5 Axd5 19. ed g62O. Ac3 Ag7 21. Tad1 Tc522. d6 TdSl :¡: (Dlaz/Andersson, 1976) . 14. Ad3

Dd71

Una clave importante del plan ne­ gro. La dama, desde d7 sirve para proteger a la pareja de peones a6-b5,, "tocando", por otro lado, indirectamente al alfil d4 enemigo, lo que im­ pide la maniobra 15. eS de 16. fe. 15. Tae11

Las blancas han concluido su pre­ paración: la apertura ha finalizado y con el desarrollo armónico de sus fuerzas las blancas pueden estar sa­ tisfechas del resultado. ¿Y las ne­ gras? Sus defensas son lo bastante sólidas, pero no parece que dispon­ gan de contrajuego para equilibrar las amenazas de ataque enemigas. Esto nos obliga a concluir que las blancas tienen mejores chances de cara -al medio juego. No se puede, sin embargo, decir lo mismo si las blancas desdeñan jugar 15. Tael: 32

1) 15. Rhl aS 16. Tael b4 17. ab ab 18. Cdl g6 (Lanka/Ligterink, 1978) . 2) 1S. e5 de 16. Axe5 g6 17. fS ChSI 18. Dg4 e1 19. Axf5 AcS+ 20. Rhl De7 (H echt/Larsen, 1972) . Ninguna de estas alternativas plantea serias dificultades a las ne­ gras. aS

15. . ..

En la partida Ostojic/Kaplan, 1975, las blancas obtuvieron clara ventaja después de lS. . . . TaeS 16. Rhl Ad8 17. eSI de 18. Axe5 g6 19. Dh3 CdS 20. Ce4 f5 21. Cc5, pero la torre no pinta nada en e8.De hecho, participaría más en la lucha desde a8. 16. Tf317 Un recurso un tanto inesperado, que refuerza el poderío ofensivo de las blancas. 16. e5 (no 16. Dh3? e51 ) 16. . . . de 17. AxeS conduce a cauces más tran­ quilos, pero que igualmente implican juego agudo: 17. . . . g6 (17. . . . b4 18. .ab ab 19. Ce4! ±) 18. f5 Ch5 19. Dh3 ef 20. Axf5 Db7 21. Ae4 Tae81 16....

b4

Diagrama Esta es la posición crítica y es ver­ daderamente interesante desde el punto de vista analítico. Parece co­ mo si las negras hubiesen "llegado antes", pero mediante un sacrificio de caballo las blancas abren la diago­ nal para su alfil rey, asl como la co-


a2) 12. Tad1

lumna 'e' para la torre, iniciando un peligroso ataque directo.

17. Cd51 18. e d

ed Axd5

La investigación analítica y la ex­ periencia práctica de la posición muestran los siguientes resultados. 1 ) 1 9. Txe7 Dxe7 20. Te3 (20. Axh7 + Rh81 ) 20. . . . Ae6 21. Axh7 + Rxh7 22. Dg57 (después de 22. Dh4+ Rg8 23. Tg3 Ag41 24. Txg4 Tfe8 25. Txg7+ las blancas pueden hacer tablas, análisis de Minie) 22. . . . Th8 +" (Bellón /Larsen, 1977). 2) 1 9. Axh7 + Rh81 (19. . . . Rxh7 21 Dh4 + Rg8 21. Txe7 -después de 21 . Tg3 Ae6 22. Txg7+ no hay más que tablas- 21. ... Dg41 22. Dxg4 Cxg4 23. Tg3, con mejores chances en el final, Kupreichik/Langeweg, 1975) 20. Dh4 (20. Txe7 Dxe7 21. Dh4 Axf3 22. Ag6+ Rg8 Y el ataque blanco ha sido rechazado. 20. Tfe31 Nunn) 20. . . . Og4! 21. Oxg4 Cxg4 22. Th3 Af6, con juego complicado y de doble filo.

Las blancas incorporan su torre a la lucha y se preparan para hacer frente al enemigo con el poderoso avance e4-e5. La defensa del peón 'e' en ese caso a menudo se basa en motivos tácticos, mientras que el avance b5-b4 - como muestran de­ tallados análisis- tiene sus inconve­ n ientes. En algunos casos se han producido otras continuaciones en las que las blancas ignoran la inicia­ tiva de su oponente en el flanco de dama. 1 ) 1 2. Af3. Tahl considera muy precisa esta jugada, pero se dirfa que esto es en gran parte cuestión de gustos. Las negras no están obliga­ das a situar su dama en c7, ya que la amenaza a4-a5 no es en modo algu­ no temible. Después de 12... . b4! 13. Ca4 (13. e5 del 14. Axe5 Ab71) 13. . . . Tb8 14. e5 de 1 5. Axe5 Tb5, las negras no están peor, de acuerdo a un análisis de Magerramov, de 1977.

33


2) 12. Ad3. Es esta una continua­ ción directa y poco investigada. Las blancas proyectan efectuar el avance e4-e5 después de dos jugadas pre­ paratorias, Rh1 y a4. En respuesta a b5-b4 piensan emplazar su caballo en c4. La parti da Kovacs/Ornstein, 1976, continuó 12. . . , Ab7 13. Rh1 Ac6 14. a4 b4 15. Cb1 Db8 16. Cd2 e5 17. fe de 18. Ae3 Db7 19. Ag5 Ce8? (19. . . . Ch5= ) 20. Axe7 Dxe7 21. Cc4 a5 22. De3, con una peque­ ña ventaja blanca. Parece, sin em­ bargo, que tras 12. Ad3 las negras deberían tener tiempo de reagru­ parse confortablemente y de organi­ zar un contrajuego que condujese a la igualdad. Así, estimamos más consecuente el avance del peón b5 en l as jugadas 12 y 13. 12. '"

13. Af3

Ab7

A primera vista esto parece arries­ gado, considerando la oposición Td1/Dd8, pero es una jugada per­ fectamente válida. La sólida repu­ tación de otro método defensivo, a . base de 12. . . . Dc7 13. e5 de 14. fe Cd7 15. Ce4 Ab7 (15. . . . Cxe5? 16. Dg3±) tiene muy en cuenta el resul­ tado favorable de la partida Geller/ Tahl, 1976, en la que se jugó 16. Cf6+ Rh81 (pero no 16. . . . gf? 17. Dg3+ Rh8 18. ef Dxg3 19. fe+ , ga­ nando) 17. Dh4 h6 18. Dh5 Ac5l , con ulterior análisis de Magerramov: 19. Cxd7 Dxd7 20. c3 De71 21. Tf61 Ae4! Lamentablemente, esto fue re­ futado por una brillante idea de A. Ivano'!: 17. Ad3! h6 18. b41! y ahora resulta que todo lo que se necesita para ejecutar un ataque efectivo es vedar la casilla c5 a las negras. Des­ pués de 18. . .. Tfd8 19. Ch5 Cf8 20. 34

c31 Axb4 21. Dg3, el ataque blanco no puede ser atajado (A. Ivanov/ Magerramov, 1980). Desde el punto de vista posicional parece dudosa la idea de intentar la simplificación mediante 12. . . . b4?1 13. Ca4 (13. e5 de 14. fe Cd7 15. Af3 Tb8 16. Aa77 bcl�, o bien 16. Ce4 Da51�) 13. . . . Cxe4 14. Af3 f5 15. Cb6 Tb8 16. Cxc8 Txc8 17. Axe4 fe 18. Dxe4 Dd7, ya que las negras se quedan con varios islotes de peones y sólo pueden esperar unas tablas jugando con gran precisión.

El plan de las blancas es claro: tra­ tan de jugar e5, expulsando el caba­ llo de f6 y, previo cambio del distan­ te pero peligroso alfil negro de b7, iniciar un ataque en el flanco de rey, incorporando a la batalla el caballo de c3, vía e4. Las negras no disponen de medios para impedir el avance e4-e5, pero con sus próximos movimientos sí pueden evitar el viaje del caballo de c3. 13....

Dc7


Otros intentos han sido: H 13. b4. Después de 14. Ca4 Da5 (14. . . . a5 15. e5 Cd5 también es posible) 15. e5 de 16. fe Cd5 17. Cb6 Tad8 18. Rhl Cxb6 19. Axb7 Ac5 conduce a un juego equilibrado, mientras que 14. e5 puede llevar a un agudo final de torres: 14. Axf3 15. Txf3 bc (15. de? 16. fe Cd5 17. Ce4 Dc7 18. Dg3 TaeS 19. c3 Dc6 20. Cf6+ Axf6 21. ef, Geller/Grigorian, 1976) 16. ef Axf6 17. Dxc3 Tc8 18. Axf6 Txc31 (18. gf? 19. Txd61±', o bien 18. Dxf6 19. Axd8 Txf3 20. c3 d5 21. f5±) 19. Axd8 Txf3 20. Ae7 Txf4 21. Axf8 Rxf8 22. Txd6 Ta4 23. a3 Re7 24. Tb6 f5. oo.

o o .

o o .

oo.

oo.

2) 13. Ce8. Momentánea tran­ sición a una defensa pasiva. A 14. e5 las negras pueden oponerse al tras­ lado del caballo a e4, jugando 14. Axf3 15. Txf3 d5, pero tanto el caba­ llo de e8 como la torre f8 quedan fuera de juego. En la partida Diesen/ Hort, 19n, las negras consiguieron una aproximada igualdad después de 14. a3 Dc7 15. Df2 Ac6 16. e5 Axf3 17. Dxf3 TeS 18. Rhl Dc6, ya que el caballo negro puede llegar a d5 o f5. Las blancas, no obstante, pueden mejorar su juego. o o .

oo.

La del texto es la jugada más acor­ de con los principios rectores de la posición. Las negras asumen que su defensa será suficientemente sólida, ya que el Af3 no puede unirse al ata­ que contra el rey. En consecuencia, permiten que las blancas lleven a cabo su plan. 14. e5 15. fe 16. Axb7 17. Ce4

de Cd7 Oxb7

Esta es la posición crítica. La parti­ da Zeshkovsky/Petrushin, 1973, muestra que f7 es el punto débil en el entorno defensivo del rey negro: 17. Tac8? 18. c3 Rh8 19. Tf41 b4 20. Dg3 bc 21. bc Tc4 22. Tdfl ±. El contrajuego negro se basa en au­ mentar la presión sobre el peón e5, con el fin de atar a las piezas blancas a su defensa. En este sentido, 17. Dc7 es lo mejor. Después de 18. Td3 Cxe5 19. Dg3 f6 20. Cxf6+ Axf6 21. Txf6 Txf6 22. Axe5 De5 + 23. Ad4 018, o bien 18. Cf6+ Rh8 19. Cxd7 (19. Ch5 Dxc2) 19. Dxd7, las ne­ gras tienen la situación controlada, según análisis de Vainshtein. Tam­ poco ofrece muchos problemas a las negras 18. Cf6+ Rh8 19. Cxd7 Dxd7 20. Td3 Tac8 21. c3 b4 22. Tb3 bc 23. bc Db7 24. De3 Db2 25. a4 De2, Olafsson/Panno, Buenos Aires 1980. Pero ¿cómo pueden defender­ se las negras después de 18. Dg3 Rh8 19. Cd61 7 7 Hartston considera que las blancas tienen mejores chan­ ces. En nuestra opinión, sin embargo, con 19. Rg8 se mantiene el equili­ brio si las blancas juegan, por ejemoo.

' O o

O o '

oo.

35


plo, 20. Txf7 Txf7 21. Cxf7 Dxc2 22. Dg4Dg6. b) 10. . . . Ad7

10. . . .

Ad7

Esto es menos popular que 10. .. . Cxd4 11. Axd4 bS, pero es una con­ tinuación perfectamente jugable, en la que las negras difieren el desarro­ llo de su dama. El alfil se desplazará a c6, donde ocupará mejor posición que en b7. Después de b7-bS, la da­ ma negra puede dirigirse a b7, incre­ mentando así la presión sobre el peón e4, y, si en un momento dado se cambian los alfiles de casillas blancas, su ulterior ubicación en c6 será excelente. 11. Tad1

Después de 11. Dg3 bS 12. a3 Cxd4 13. Axd4 Ac6, las negras dis­ pondrán de amplia elección para el emplazamiento de su dama. En co­ nexión con este plan ofensivo, es interesante la partida Vukcevic/Si­ gurjonsson, 1976 14. Ad3 Dd7 lS. Tael (lS. eS de 16. ÁxeS g6 17. fS ChS 18. Dg4 ef 19. AxfS Da7 + 20. Ad4 AcS= ByrnelNajdorf, 1976) lS. ... aS 16. Dh3 eS 17. fe de 18. AxeS (18. CdS Ad8) 18. . . . Dxh3 19. gh b4 20. ab ab 21. Cdl AcS+ 22. Rg2 Tae81 'f. 11. . . 12. Axd4

Cxd4 Ac6

13. Af31

Dc7

.

36

Las amenazas blancas fuerzan a la dama negra a situarse en c7, pero esto constituye una pequeña victoria moral, por cuanto las blancas no han obtenido ventaja significativa alguna en la apertura. Es cierto que después de 14. eS CeS lS. Rhl Td8 16. Td3 de (16.... bSI7) 17. fe g6 18. Df2 Td7 19. Axc6 Dxc6 20. Tf3 Dc47 (mejor es 20. ... Cg717 21. Txf7 CfS 22. Txf8 + Axf8, con contrajuego, Ge­ lIer) 21. Ae3 Ah4 22. Dg1 AdS7 23. AcSl Ae7 24. Axe7, las blancas ga­ naron ejecutando un ataque directo al rey, en la partida Geller/Sigurjons­ son, 19n, que continuó 24. . . . Txe7 2S. De3 Cg7 26 . b 3 Dc7 27. Ce4 CfS 28. Cf6 + Rg7 29. Th31 Las blancas hubieran tenido más dificultades en organizar su ataque si las negras hubiesen jugado 14. . . . de lS. fe Cd7. Por ejemplo: 16. Axc6 Dxc6 17. Ce4. La posición originada (por transposición de jugadas) en la partida Tahl/Andersson, 1976, en la que las blancas, después de 17. . . . bS 18. Td3 TadS 19. Tg3! Dxc2 20. De3 Dc4, podrlan haber ganado rápi­ damente con 21. Cf6 + 1 Cxf6 22. ef


Txd4 23. Txg7 + Rh8 24. fe, ó bien 21. . . , Axf6 22. ef g6 23. Tg4 e5 24. Dh6 Cxf6 25. Txf6 ed 26. Th4 Tfe8 27. Txg6 + etc. , conforme al análisis de Tahl. En lugar de 17. . . . b5 es mu­ cho más fuerte 17 . . . . Dc71 , con idea de responder a 18. Cf6+ con 18. ... Rh8. También es mucho mejor 17.

... Tad8 1 8. Tf8 Rh8. Por otro lado, el cambio 14. . . . de, no es impera­ tivo, y las negras pueden jug ar 14. . . . Cd7 15. ed I de otro modo segui­ rfa 15. . . . d5) 15 . . . .Axd6 16. Axd6 Dxc6 17. Dg3 g6 18. Rh1 Ac5, con su ficiente contrajuego paré' la igual­ dad.

1 .5. 10. De1 ( 1 1 ) ( 1 . e4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 a6 7. Ae7 8. f4 o-o 9. Ae3 Cc6 10. De1 Dc7)

Han pasado más de cincuenta aflos desde el nacimiento de la Va­ riante Scheveningen , durante los cuales, n aturalmente, ha tenido lu­ g ar un interminable debate teórico en el que se han ido contrastando todas sus ideas y jugadas. Sin em­ bargo, pese al transcurso de los tiem­ pos y de las modas, esta posición sigue siendo clásica de la Schevenin­ gen. Con su ú ltima jugada las blan­ cas liberan la casilla d1 para una to-

0-0

rre y el Ae2 se prepara a tomar parte activa en la lucha por el centro y el flanco de dama, toda vez que pro­ yecta instalarse en f3, o incluso to­ mar parte en el ataqu e al flanco de rey, mediante Ad3. La dama se diri­ ge a 93, desde donde reforzará las operaciones en el centro ( avance e4e5) a la par que presionará sobre el enroque negro. En una palabra, exis­ te un amplio abanico de planes para las blancas y la posición está llena de dinamismo. En estas circun stancias, la transición a una operación decisi­ va puede producirse en cualquier momento, lo que significa que el jue­ go requiere fineza, caracterfstica que generalmente depende del tempera­ mento del jugador. Las blancas pue­ den forzar ahora sus preparaciones para el asalto al flanco de rey, y pue­ den, asimismo, adoptar medidas preventivas a fin de restringir el con­ traju ego de su oponente. Examinare­ mos, a continuación, las posibilida­ des a) 11 . a4 y b) 11. Rh1 , reservan37


do la discusión de 1 1 . Og3 para el próximo capítulo. Mencionemos al mismo tiempo las siguientes alternativas: 1) 1 1 . g4 ( movimiento agresivo que, sin embargo, constituye una continuación ilógica, por cuanto res­ ta efectividad a la ulterior Og3) 1 1 . . . . Cxd4 1 2. Axd4 e5 1 3. fe de 14. Og3 Ac5 15. Axc5 Oxc5 + 1 6. Rh1 Ae6 17. g5 Cd7 y a nuestro entender las negras tienen una posición más prometedora, ya que el peón de g5 no puede retroceder para proteger a su rey. 2) 1 1 . Af3 Cxd4 12. Axd4 e5 1 3 . Ae3 b5 1 4. T d 1 Ae6 1 5. a 3 Tb8. Aquí las negras tienen clara superioridad, gracias a sus operaciones en el flan­ co de dama. 3) 1 1 . Cb3 b5! 12. a3 Ad7 1 3. Af3 Tfd8 1 4. Tf2 Ae8 1 5. g4 Cd7 16. g5 Cc5 y el peón b5 garantiza a las ne­ gras el espacio necesario para las operaciones del flanco de dama. 4) 1 1 . a3. Un tanto profiláctica . Las blancas mantienen vedada la ca­ silla b4 para el peón b5 y el caballo c6, pero también constituye una cier­ ta pérdida de tiempo. Por consi­ guiente, las negras no tienen mayo­ res dificultades para igualar. Por ejemplo: 1 1 . . . . Cxd4 12. Axd4 Ad7 1 3 . Og3 Ac6 1 4. Rh1 b5, o bien 1 2. . . . e5 1 3 . fe de 1 4. Og3 Ac5 1 5. Axc5 Oxc5 + 1 6. Rh1 Rg8, ó 16 . . . . Oe7, con igualdad. 5) 1 1 . Td 1 . Esta es una intere­ sante concepción. Las blancas espe­ ran el cambio . . . Cxd4, después del cual la dama desde e1 apoyará el avance e4-e5, en cuyo caso la torre estará bien situada en d 1 . Pero, na-

38

turalmente, las negras tienen diver­ sas opciones y más de una permite minimizar la validez de la jugada de torre. Por ejemplo: 1 1 . . . . Ad7 1 2. Af3 Tac8 ( 1 2 . . . . Cxd4 1 3. Txd41 e5 1 4. Td2i) 1 3 . Og3 Cxd4 ( 1 3 . . . . b5 14. e5t) 14. Axd4 Ac6 1 5. e5 de 1 6 . f e ( 1 6. Axe5 conduce a un juego igualado) 1 6 . . . . Cd7 1 7 . Ce4 Axe4 18. Axe4 Ac5 1 9. Tfe 1 Cxe5 20. Axh7 + Rxh7 21 . Txe5 Axd4 22. Txd4 Oxc21-:¡: ( ScheneiderISchmidt, 1 9791. a) 1 1 .a4

1 1 . a4 Un esquema profiláctico, con ju­ gada de espera . Las b lancas impiden b7-b5, esperando, al mismo tiempo, que las negras sean las primeras en revelar sus planes. El peligro es que 1 1 . a4 puede constituir una pérdida de tiempo que permita a las negras construir una sólida defensa en el flanco de rey, lo que sería muy signi­ ficativo. Esta es la razón por la que 1 1 . a4 se vea con menos frecuencia que 1 1 . Rh1 o, incluso, que 1 1 . Og3.

11 . . . .

Cxd4

En conjunción con 1 1 . . . . Ad7 de­ bemos mencionar dos originales ideas: 1 ) 12. Cb3 Cb4 1 3 . Ad1 ! ? d5 14. e5 Ce4 1 5. a5t (Tukmakov/Be­ liavsky, 1 973). 2) 12. Og3 Tfc8 ! ? 1 3. Tae1 Od8! ? 14. Cxc6 Axc6 15. Ad4 g6 16. Ad3 d5 17. e5 Ce4 1 8. Oe3 Ab4 1 9. Axe4 de 20. Tdl Axc3= ( Sigurjonsson/ Panno, 1 9751.


12. Axd4

e5

Sólo esta jugada concede una sig­ nificación independiente a 1 1 . a4. Después de 1 1 . o o . Ad7 1 2 . Cb3 la partida, por el contrario, adquiere los contornos de la formación Maroczy.

como 17. Tfbl, 1 7 . e5 y 1 7 . Ah6. Pero incluso después de 14. Axf4 pueden asegurar las negras el con­ trol de la casilla e5, lo que debe con­ ducir a la igualdad. Por ejemplo: 1 4. o o ' Ae6 1 5 . Dg3 Cd7 ( 1 5. o o . Tfd8 es inferior: 1 6 . Ah6 g6 17. Rhí TaeS 1 8. Ag5 Ce8 1 9 . Tae l , con desagradable presión sobre el centro, Dolmatov/ Tahl, 1 979) 16. Ah6 Dc5 + 17. Rhl De5 1 8 . Af4 Dc5 19. Cd5 (19. b4 Dxb4 20. Tabl Dc5 21 . Txb7 Tfe8 conduce a juego complicado) 1 9. oo. Axd5 20. Ah61 g6! (Tahl considera satisfactoria la posición negra, des­ pués de 20 . . . . Dd4) 21 . Axf8 Axt8 22. ed Dxc2 23. Df2 Ce5, con sufi­ ciente compensación por la calidad.

14. . . . 1 5. 093 16. Ad4 1 3 . Ae3 Después de 13. fe de 14. Dg3 TeS 1 5. Rhl Ad81 16. Ae3 Rh8, la posi­ ción está equilibrada, remitiéndonos a la partida Tahl/ Andersson, 1 976, que ya ha sido comentada. Aprove­ chemos para mencionar que hay otro método defensivo en relación con esta línea: 1 6 . o o . Ae6 17. Ah6 g6 18. Tadl Tac8 1 9. Df2 Ae7 20. Ag5 Cg41, que dio buen juego a las ne­ gras en la partida Zeshkovsky/Gar­ cía, 1 974.

13. oo' 1 4 . Txf4

ef

Otra continuación igualmente vá­ lida es 1 4 . Axf4, dado que sería peli­ groso capturar el peón b2: 1 4. o o . Db6+ 1 5. Rhl Dxb2 1 6 . Dg3, que implica una serie de amenazas tales

Ae6 Cd7

Una original, pero no demasiado efectiva idea de Boris Spassky es 1 6. Tafl Ce5 17. Tf51 ? TfeS 18. Th5 g6 1 9. Rhl Af8 20. Ah6 Axh6 21 . Txh6 De7 = (Spassky/Kavalek, 1 977) .

16.

o o.

Ce5

Este caballo paraliza la pareja de alfiles blancos y ahora, a fin de obte­ ner ventaja, las negras deben buscar algún camino concreto de hacerse con la iniciativa. Después de 17. Ad3 (17. Tafl TaeS 1 8 . b3 Da5 19. Ad l Ad8'f es más flojo) 1 7 . o o . Da5 (17. o o . Tfe8 1 8 . Tafl At8 1 9. Cd5 Axd5 20. ed g6, Georgiev/ Ermenkov), 1 8. Rhl TaeS 1 9. Ce2 Tfe8 20. Ac3 Dd8 21 . Cd4 Ag5 22. Cf5 Axf5 y el juego nunca dejó la senda de la igualdad (Larsen/Andersson, 1 974) . Un poco más arriesgada, pero también algo

39


más prometedora, es la jugada de M agerramov, 22. o o . g6. Por ejem­ plo: 23. Cxd6 Txc3 24. Cxe8 Tc8 25. Tffl Cxd3 26. cd Ae7 27. d4 Oxe8 28. d5 Ad7 29. eS Ab4 f b) l 1 . R h l 11. Rh1

Las blancas apartan su rey de la diagonal a7-h l , a fin de evitar posi­ bles contrajuegos basados en ese factor. Por otro lado, invitan a las negras a que muestren sus cartas. No es fácil para las negras encon­ trar un plan que explote la última ju­ gada blanca. Así, en el esquema 1 1 . o o . Aál12. Af3, y a 1 2. . oo Tfd871 segui­ ría 1 3 . Of21 Taba 14. Tadl Ae8 1 5. g4 Cxd4 1 6 . Axd4 b5 17. g5, con ini­ ciativa blanca, como en la partida Sajarov/Korchnoi, 1963. Estudiaremos ahora dos planes para las negras.

b1) 11.

oo

b2) 1 1 .

oo.

40

. Cxd4

Ad7

bl) 1 1 . oo' 12. Axd4

Cxd4 b5

Las negras pueden jugar también 12. o o . e5 1 3 . fe de, y aunque des­ pués de 14. Og31a profiláctica 14. o o . Ac5 n o e s posible, tras 1 1 . R h l , sí existe la posibilidad de jugar 14. o o' Ad61 , que hemos contemplado a�­ tes, con el rey blanco en g l . La POSI­ ción del rey en hl no cambia el enjui­ ciamiento de la idea. Asl, tanto 1 5. Txf6 ed 1 6. Oxd6 Oxd6 17. Txd6 dc 18. bc Ae6, seguido de Tfc8, como 1 5. Ae3 Ce8 16. Cd5 Oxc2! 17. Tf21 Ae6 18. Af3 Oc6 19. Tcl Ob5, dan mucho juego a las negras. Examinaremos a continuación ideas que impliquen el avance oo. b7-b5, para demostrar la viabilidad de la defensa negra, incluso en las circunstancias más desfavorables, como en la línea 1 1 . Og3 Cxd4 12. Axd4 b5. Es natural afirmar que si este plan es suficientemente sólido contra 1 1 . Og3, también debe serlo si las blan­ cas juegan la menos activa 1 1 . Rh1. 1 3 . e5 Después de 13. Ad3 Ab7 14. a 3 Cd7! 1 5. Og3, son las negras quienes situarán un peón en eS, aniquilando asi la actividad de los alfiles blancos. Cierto es que surge una nueva forma de conflicto, en torno a las casillas d5 e5 y f5. Por ejemplo: 15. oo, e5 16. fe Cxe5 17. Cdl Tfe8 18. Ce3 Af8 19. Tf5 g6 20. Axe5 Txe5 21, Cg41 con la iniciativa ( Polovodin/ Adamski, 1980). Aparentemente, 16. ... de 17. Ae3


Dd6 18. Cd5 Ad8, seguido de f7-f5, daría paso también a la igualdad. Continuaciones como 13. a3 Ab7 1 4. Dg3, es decir, aquellas en las que la dama blanca se sitúa rápidamente en g3, serán estudiadas en otros ca­ pítulos. 1 3. . . .

de

También es posible 1 3 . . ,. Ce8, que conduce a una posición pasiva, pero sólida. Después de 14. Af3 Ab7 15. Axb7 Dxb7 1 6. Ce4 TeS 17. c3 Dd51 las negras tienen buen juego (Bellón/ Ungureanu, 1 9n) . Tampo­ co encierra particular dificultad para las negras el avance 1 5 . f5: 15 . . . . Axf3 1 6. Txf3 de 17. Axe5 Dc4 o bien 17 . . . . 0c6.

14. Axe5

...

Interesantes complicaciones sur­ gen con 14. fe Cd7 1 5. Ad3 ( 1 5. Af3 Ab7 16. Axb7 Dxb7 17. Ce4 TaeS 1 8. c3 Od5 1 9 . Td l , Gligoric, 1 978) 1 5. . . . Ab7 16. Ce4 (está claro que la ju­ gada preventiva 1 1 . Rh 1 ha hecho peligrosa la captura del peón: 16 . . . . Cxe5 17. Og3 fe 18. Cxf6 + Axf6 1 9.

Txf6 Txf6 20. Axe5 Df7 -pues no se dispone de la posibilidad 20. . . . Oc5 + I - 2 1 . Axf6 Oxf6 22 . Tfl Oxb2? 23. Oc7 ± ) . Hay, sin embargo, un camino sólido para conseguir la igualdad: 16 . . . . Tad81 17. De3 (la partida es más fácil después de 17. Og3 Axe4 18. Axe4 f51 1 9. ef Dxg3 20. hg Cxf6 =, o bien 17. c3 Cxe51 18. Og3 16 19. Cxf6 + Axf6 20. Tx16 Txf6 21 . Axe5Txd3= ) 17 . . . . Cxe51 18. Ab6 Dc6 19. Axd8 Txd8 20. Og3 Cxd3 2 1 . cd Od5 y los dos fuertes alfiles compensan la pequeña des­ ventaja material de las negras, según análisis de Honfi ( 1 976). 14. . . . 15. Ad3

D b6 Ab7

Existe una idea de Tahl, no verifi­ cada en la práctica, que se basa en una celada: 15 . . . . Cg41?, con idea de responder a 1 6. De4, con 1 6 . . . . f51 y si 17. Oxa8 Ab7 18. Ad4 Dc61 19. Ae4 fe 20. Oa7 e51 (20. ' " e3 21 . Tf3) 21 . Ae3 (21 . fe e31) 21 . . . . efl 22. Txf4 Txf4 23. Axf4 e3, ganando. La idea de Tahl tiene su lógica si las negras consiguen cambiar el caballo por el alfil e5, en cuyo caso el rey puede sentirse seguro. 1 6 . D h41 1 7 . 0931

h6

Las blancas han conseguido pro­ vocar una debilidad en el enroque negro y ahora el peón g7 se encuen­ tra en su punto de mira, de modo que las negras han ·de defenderse pasivamente .. Si las blancas hubiesen jugado di­ rectamente 1 6 . Og3, entonces, tras 16 . . . . Ch5 17. Oh3 g6, o bien 16 . . . .

41


g6 17. DgSI Dd81 18. DhS Te8 19. Tadl Af8 20. Dh3 De7! las negras habrfan reforzado su posición.

17. .. . 18. 15 19. Txf5

Ce8 ef Ad6

La ventaja posicional e iniciativa de las blancas se van desvanecieado. Después de 20. Tafl Td8 21 . a3 AxeS 22. TxeS Cf6 (Gufeld/Pla­ tonov, 1 974) las negras no deberfan perder. Algo más activo es 21 . a4, pero incluso tras 21 . . . . b4 22. Ce4 Axe4 23. Axe4, las negras tienen una posición aceptable, si bien no deben esperar más que tablas. b2)

11. . . .

Ad7

20. Axc6 TeS ;!; (Bellón/GarcJa, 1976) 13 . . . . Ab7 14. eS Ce8 l S. Dg3 Cc4 1 6 . Acl Tc8 17. Ce41 , con ventaja ( Lalev/ Kirov, 1 98 1 ) . 2) 1 1 . . . . Te8 12. a4 Cxd4 1 3. Axd4 eS 14. fe de 1 5. Og3 Ad81 (con una sola jugada se solucionan tres problemas: la defensa del peón eS, de la dama y del caballo f6) 16. Ae3 Rh81 = (Tahl/ Andersson, 1876). 3) 1 1 . . . . Rh8 (si las blancas pue­ den esperar, también pueden espe­ rar las negras. Esta retirada es útil, ya que después de Og3, ya no se amenaza Ah6) 12. Af3 Ad7 1 3. a4 TaeS 14. Tadl Cxd4 lS. Axd4 eS, con igualdad (GligoriclNajdorl, 1946). En lugar de 1 2. Af3 es más activo 1 2. Og3, pero esta idea será discutida en otro capítulo. 12. a4 Otras continuaciones causan po­ cos problemas a las negras:

1 ) 12. Cf3 dS1 13. eS Cg4! 14. Ag l f6! :¡: (Matanovic/Portisch, 1 964) . 2 ) 12. Cb3 Tfd8 13. Af3 bS 14. Tel b4! lS. Ce2 eS! :¡: (Vajda/Kotov, 1 948 ) , 3 ) 1 2. Af3 eS! 1 3. CfS AxfS 1 4 . ef Cd4 l S. Axd4 ed 16. Ce2 Oxc2 1 7. Cxd4 Oxb2 18. Cb3 Tae8 19. Axb7 Ad8! 20. 093 aS:¡:. Antes de analizar en detalle esta jugada, examinemos otras posibles continuaciones: 1 ) 11. . .. CaS?1 12. Td l l bS 13. Af3 (también merece una ojeada el sacri­ ficio de peón 1 3. eSI? de 14. fe DxeS l S. Af4 DcS 16. Af3 Ab7 17. b4! Dxb4 18. Axb7 Tad8 1 9. Cc6 Axc6

42

4) 1 2 . Tdl bS 1 3. Ad3 Tfd8 14. a3 Tab8 1 S. Cb3 b4 16. ab Cxb4= ( Kuij­ pers/Gligoric, 1 967). S) 1 2. Og3. Esta es probablemen­ te la continuación más prometedora y la que más se ha jugado en los tor­ neos hasta ahora, pero debido a su significación postergaremos mo­ mentáneamente su estudio hasta el


próximo capítu lo. Con la jugada 12. a4 las blancas no sólo evitan el avance del peón 'b', sino que amenazan bloquear el flan­ co de dama con a4-a5. 12.

o o .

Cxd4

Después de 1 2. o o ' Ca5 13. Tdl Cc4 14. Acl Tac81 1 5. Af3 ( 1 5. b3 Ce51 16. Ab2 Cg6= ) 1 5. o o . g6 16. g4 Ce8 17. f57! Dd8 18. b3 Ce5 ( Diazl Balashov, 1 975) las negras tuvieron un juego excelente. Las blancas per­ dieron la iniciativa con 1 3. Tdl. De­ bieran haber jugado 13. Dg3 Cc4 14. Acl y tratar de explotar los inconve­ nientes de la hermosa, aunque un tanto inestable posición del caballo en c4.

13. Axd4 14. 093

Ac6

Las blancas amenazan con el blo­ queo 1 5 . a5, y si 14. o o . Tac8, 15. e5! seria muy fuerte, ya que tras 1 5 . o o . de 16. Axe5, la dama no tiene una casilla adecuada. Si 14. o o . g6, las blancas consi­ guen fuerte iniciativa con 1 5. f51 e5 1 6. Ae3. Por ejemplo: 1 6. o o . Rh8 1 7 . Dh4! (o bien 17. f g f 9 1 8. Ah6±) 1 7 . o o . Dd8 18. Ag5± (Shamkovichl Murey, 1 975) . Tampoco es mejor 16 o o . Cxe4, se­ gún un análisis de Shamkovich : 1 7 . Cxe4 Axe4 18. f61 Ad8 19. c4! d5 20. Dh4 Rh8 (20. o o . Dd6 21 . Tad 1 1 ± ) 2 1 . Dh6 TgS 22. Ag5 ± . Shamkovich también ha refutado otro ensayo, en su partida con Grefe, donde se jugó 16. o o . d5 17. fg hg 18. ed Cxd5 1 9. Ac41 ± , descartando igualmente la posibilidad 1 6. o o . b5 en su partida contra Sherwin del mismo año: 17. Ah6 Tfc8 18. Ad31 Rh8 1 9. Dh3 b4 20. f9 fg 21. DeSl ± .

14.

oo.

b61

Una solución confortable a todos los problemas negros, bando que evita así el bloqueo, hallando al mismo tiempo una buena casilla para su dama, desde donde no sólo presionará sobre el peón e4, sino que también podrá apoyar el avance del peón 'b'. Después de 1 5. De3 Db7 16. Af3 ( 1 6.e5 Axg2 + 1) 16. oo. b5, difIcil mente puede concebirse al­ guna ventaja para las blancas.

43


1. 6. 10. De1 (111)

( 1. e4 c5 2. Cf3 d6 3 . d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 eS 6. Ae2 a6 1 . o-o Ae1 8 . f4 Cc6 9. Ae3 0-0 10. De1 Dc1 1 1 . 093)

Esta es la continuación más direc­ ta y agresiva . Las blancas trasladan su dama a una excelente posición de ataque, donde a la par que plantea amenazas sobre g1 puede a poyar el avance del peón e4. Después de 1 1 . Dg3 las negras de­ ben optar por uno de estos dos pia­ nes: sea cambiar caballos en d4 (lo que situará al alfil dama blanco en una posición amenazadora), sea per­ mitir que el caballo d4 se retire a f3. a) 11.

oo,

Cxd4

b) 11.

o o .

Ad1

a) 1 1 .

o o .

Cxc14

11. oo. 12. Axd4

Después de lo ya dicho acerca de la viabilidad de 10. o o . Cxd4 1 1 . Axc14 b5 1 2. Dg3 Ab1, las negras no deben temer la posición del diagrama, pese a que, naturalmente, pueden atrave­ sar situaciones diffciles. En lugar de 1 2 . o o . b5 sería prema­ turo abrir el centro antes de desarro­ llar el flanco de dama: 12. o o . d5? 13. Rhl de 14. Cxe4 ±. Es tarde también para transponer a otra variante: 1 2 . o o . Ad7?1 1 3. e51 d e 14. Axe5 Db6 + 1 5. R h 1 ceS 1 6. Ad3 f6 1 7 . Dh41 g6 lS. Ce4± ( Hartston/ Ciocaltea, 1 911/721. 1 3 . a3

Cxc14 b5

El inmediato avance 13. e5 no concede a las blancas ventaja algu­ na, ya que las negras no tienen debi­ lidades. Después de 1 3. o o . de, las blancas pueden elegir entre: 1) 14. fe Ac5 1 5. Axc5 Dxc5 + 16. R h 1 Cd7 17. Tae1 b4 (también es bueno 1 1 . o o . Ab7) lS. Ce4 Dxe5! 19. Cf6 + RhS 20. Dh41 Cxf6 21. Af3 Dxb21 (21 . . . . DbS 22. AxaS DxaS 23. Txf61±) 22. AxaS Ad7, análisis de Altschuler, 1960.. 2) 14. Axe5 parece peligroso, pero 14. o o . Dc5 + coloca a las blan­ cas a la defensiva: 1 5. Rhl Ab7 1 6. Ad3 (se amenazaba 1 6 . o o . b4, segui·

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do de 17 . . . . Oxc2) lS . . . . gS! 1 7 . Tael ( e l ataque a base de 1 7 . f 5 se rechaza con la sencilla 17 . . . . Ch51 y después de 1 7 . a3 Tfd8 1 8. Tael DeS 19. Te2 Ch5 20. Oh3 f51, las negras están bien) 17 . . . . b4 18. Cdl Ch5 19. Oh3 fSI I 20. OxeS + Tf7 21. Ac4 Taf8 22 . Aba Rh8! 23. Cf2 Tg7 24. Cd3 Oc81 25. AdS AxdS 2S. OxdS Cg3 + I ± ( Reshevsky/B rowne, 1977). La idea 13. Af3 Ab7 14. Tael, con la amenaza e4-e5, tampoco es muy prometedora. Después de 14. . . . Tad81 1 5. R h l b4 l S. e5 Ce8 1 7 . Axb7 del 1 8 . AxaS71 ( 1 8. Axe5 = ) 18 . . . . ed 19. Ce2 Oxc21 las negras obtuvieron ventaja en la partida Heuer/Tahl,1977. Con la jugada 13. a3 las blancas evitan el avance del peón 'b' y conti­ núan reforzando su posición, antes de avanzar el peón rey a e5. 13. . . .

Ad7

13 . . . . Ab7 parece más natural, pero el alfil ocupará la gran diagonal desde cS. De hecho, la amenaza sobre e4 será real cuando el alfil se halle en cS,la dama en b7 y, a veces, el peón en a5. Estos planes serán examinados a continuación, pero antes veamos algunos fragmentos instructivos de partidas, que permiti rán familiarizarnos con las sutilezas de la posición: 1 ) 14. Tael d5 (el juego pasivo no es aquí recomendable: 14 . . . . AcS 15. Af3 Tad8 l S. e5 de 1 7 . Axe5 ObS + 18. Rhl, Ovoiris/Polugaievsky, 1 98 1 . Ahora las negras deben jugar con cuidado para no permitir el ata­ que enemigo, quizá 18 . . . . Td7 1 7 ) 15. ed Ac51 l S . Axc5 Oxc5 17. Of2, con juego igualado. (Aronson/Mascari­ nas, 1 980 ) . 2 ) 1 4. Tadl AcS 15. Af3 Tac8 (más débil es 1 5 . . . . Ob7 1 S. Tfe117 Tfd87 17. Cd51 ed 18. ed Ae8 19. Txe7 Oxe7 20. Tel Of8 2 1 . Axf6 Td7 22. Ae4 hS 23. Og4, con fuerte ataque, Ouiñones/Fernández, 1 977) 1 S. e5 de 1 7 . fe Axf3 18. ef Oxg3 1 9 . hg Axdl 20. fe TfeS 21 . Txdl fS,con un final de carácter agudo. 3) 14. Rhl gS (14 . . . . Tfd8 1 5 . Tael Ce8 l S. Ad3 Tac8 1 7 . Of21 Td7 18. AbS Ob8 1 9. e51±. Sax/Tompa, 1 974) 1 5 . f5 e5! l S. Ae3 d51 1 7 . ed Cxd5 18. Cxd5 Axd5 1 9. fS71 ( 1 9. c3l 7 ) 1 9 . . . . Ac5 20. AhS Tfe8 21 . Og5 Tad81 22. Ag7 OcS + (Zucker­ man/Grefe, 1 977).

Las negras completan su desarro· 110, si bien no juegan el alfil dama inmediatamente por la gran dia­ gonal.

4) A 14. Ad3 las negras se las arre­ glan para liberar su posición, con 1 4. . . . e51 ( 1 4 . . . . gS 1 5. f51 Tae8 l S . Oh3 ± 1 5. f e Ch51 l S . Oe3 de,y des­ pués de 1 7 . AbS OdS 18. Tadl Cf4

45


19. Ae2 Og6= ( B ronstein/ Kotov, 1 9471, o bien 17. Axe5 Oxe5 1 8. Tf5 De6 19. Txh5 g6, con juego agudo. La inmediata 1 4 . . . . Ch51 ? es tam­ bién una posibilidad real. 1 5. Oh3 Cxf4 1 6 . Txf4 e5 podría ser seguido por 17. Tg4 ed 18. Oh6 g6 19. Tg3 dc 20. Th3 Ah4! 21 . Txh4 f6, con juego de doble filo.

14. R h 1

...

Las blancas impiden que l a dama negra escape con jaque después de 1 5. e5 de 1 6 . Axe5. El alfil de e2 con­ trola la casilla h5, impidiendo el avan­ ce e6-e5. Las blancas pueden también tras­ ladar la torre de a1 al centro, con 1 4. Tae1 . Por ejemplo: 14 . . . . Ac6 15. Tf3 b4 16 . ab Oxb4, con juego agudo.

14. . . .

Ac6

Las negras no tienen la posibilidad de avanzar su pe6n a e5. Por el con­ trario, el avance e4-e5 es inevitable, de modo que han de prepararse para contrarrestarlo. La defensa más na­ tural consistiría en reforzar g7, mo­ viendo el caballo a e8, pero esto sig­ nificaría el enclaustramiento de la torre f8. Al desplazar el alfil a c6 las negras liberan la columna 'b' para sus piezas pesadas, asegurando el avance b5-b4. Todavfa no podrán resentirse los efectos de la batería Ac6-0b7, pero las blancas deberán, tarde o temprano, pensar acerca de sus pa­ sibles consecuencias.

1 5. Tae1

46

Las blancas disponen de un am­ plio abanico de planes, con tenden­ cia a juego complicado, lo que re­ querirá mucha atenci6n por parte de las negras. Así, 11 1 5_ Ad3 e5 (vale la pena anali­ zar el plan 15 . . . . Ch5 16. Oh3 Cxf4 17. Txf4 e5 18. Cd5 Axd5 1 9. ed g6 20. Ac6 ef 21 . Oh6 f6 22. Axg6= ) 1 6. fe Ch5 17. Oh3 de 18. Axe5 Oxe5 19. Tf5 Od41 20. Txh5 g6 21 . e5 Ad71 22. Og3 Og41 y esto, evidentemente, es materia para pensar . . . 21 1 5. e5 de 1 6. Axe5 Ob7 1 7. f5 ef 18. Txf5 ceS 1 9. Te1 f6 20. Af4 Tf7, con juego complejo ( Kuzmin/ Kochiev, 1 9n1. De este ejemplo se concluye que una torre en e1 haría más efectivo el avance del pe6n e4. 31 1 5. Af3 Tac8 16. Tae1 Tfd8 1 7 . Te2 Cb81 18. Of2 Tb819. e5 Axf3 20. Oxf3 b4I, como en la partida Suetin/ Panchenko, 1 979. 15.

' "

Ob7

Las tentativas de crear contra­ juego por otros medios tienen rela­ ci6n cnn el desarrollo de la torre a8:


1 ) 1 5 . . . . TabS. Las negras desean jugar b5-b4, pero las blancas les fuer­ zan a actuar a la defensiva con el avance del peón 'e': 16. e51 Ce8 1 7 . Ad3 ( 1 7 . b41 ? d e 1 8 . f e f51 1 9. ef Oxg3 20. hg es un ensayo original de jugar en todo el tablero. Pachenko/ 0snos, 1 982, pero después de 20 . . . . Cxf6 21 . Af3 Axf3 22. g f Tbd8! se produce una posición equilibrada) 17 . . . . g6 (se puede, como antes, cambiar en e5, pero es peligroso di­ ferir la jugada g7-g6: 17 . . . . b47 1 8. Oh3 g6 19. Te31 bc 20. ed Axd6 21 . Oxh7 + , con mate) 18. edl Axd6 1 9 . Oh4 Od8 20 . Oh6 Axa3 21 . Ce2 Ac5 (pero no 21 . . . . Ae7 22. f51 ef 23. Txf51 ±, con fuerte ataque, Sznapik/ Niklasson, 1 978). Esta posición de medio juego es muy interesante para el análisis i ndependiente. Las blan­ cas tienen peón menos, pero la acti­ va posición de sus piezas y la coor­ dinación de sus acciones, en res­ puesta a las operaciones negras del flanco de dama, les conceden meja­ res posibilidades después de 22. c3 ó 22. Ae5 Od5! 23. Oh31 (pero no 23. Tf3? Oxf31 , ganando) 23. . . . Tc8 24. Cc3 Od7 25. f51 ef 26. Acf5. Las blancas, de hecho, pueden elegir entre muchas posibilidades atracti­ vas en su jugada 18: 18. Te3, 18. Oh3, 1 8. Ce4, 18. f5 ef 19. Axf5, e incluso 18. Cd1 fe 1 9 . fe Od8 20. c3 Ah4 21 . Oh3 Axe1 22. Txe1 Cg7 23. Oh6 ( Shislov/ Aronson, 1980). El método de la defensa "a distancia" no puede ser recomendado. 2) 15 . . , . Tae8. Con dos ideas: después de . . . Ad8, el peón 'e' pue­ de ser avanzado a e5, y hacer inofen­ sivos los ataques que las blancas puedan desplegar contra 15 . . . . Tac8

16. Ad3 e5 1 7 . fe Ch5 1 8 . Oh3 de 19. Ae3 g6 20. Ah6 Cg7 21 . Oc 1 l ( Be­ liavsky/García, 1975) o bien 1 6. Af3 Td8 (con el alfil en f3 en avance e4-e5 es menos efectivo, por lo que las negras pueden mejorar la posi­ ción de su torre) 1 7. Of2 Ob7 18. e5 de 19. fe Cd7 20. Ce4 Oc7 21 . c3 Axe4 22. Axe4 Ac5 23. Te3 (Thal/ Balashov, 1 976). En cualquiera de estos casos, las blancas mantienen una cierta iniciativa, con chances de éxito. 3) 15 . . . . Tac8 ( las negras mejoran la posición de sus torres, en espera del chaparrón blanco) 16. Ad3 Tfd8. A 1 6 . . . . e5 habría que evaluar cui­ dadosamente las consecuencias de la combinación 17. fe Ch5 18. Oh3 de 1 9. Cd51 Axd5 20. Axe51 Oxe5 21 . ed Og5. (Habría que aclarar que si las negras hubiesen jugado 1 5. '" Tae8 esta combinación habría fa­ llado, a causa de la sencilla respues­ ta 21 . . . . Oxd5. Aquí, sin embargo, las negras pierden a causa de 22. Axh71 Rxh7 23. Tf5. En la partida Karpov/ Balashov, 1 9n, las blancas ganaron un peón después de 21 . . . . Od6 22. Oxh5 g6 23. Of3) 22. Tf5 0h41 (la debilidad de la primera fila salva a las negras. Después de 24. Oxh4 Axh4 25. Txh5 Axe 1 , las blan­ cas deben forzar un jaque perpetuo) . 16. Ad3 A 16. Af31as negras pueden situar inmediatamente su torre en d8, 16 . . . . Tad81 1 7 . e5?1 de 18. fe Ch51 , mientras que a 1 6. e5 seguiría 1 6 . . . . de y las blancas n o pueden conse­ guir ventaja ni con 1 7 . fe Ce4, ni con 1 7 . Axe5 g6.

47


16 . . . .

b4

Lógico, pero no el único plan de las negras. La experiencia ha demos­ trado igualmente la solidez de otros esquemas. Por ejemplo: 1) 16 . . . . Tad8 17. Dh3 h6 18. Te3 b4 1 9. ab Dxb4 ( Hartston/ Larsen, 1 974). 2) 16 . . . . g6 17. f5 Ch5 18. Dh3 ef 19. Txf51 Ad7 20. Te3 Af6. Análisis de Barczay. 3) 16 . . . . a5 1 7 . e5 de 18. Axe5 g61 17. a b

...

Realmente, n o parece que haya el mfnimo riesgo posicional con 1 7 . C d l b a 1 8. bao Las negras n o tienen puntos débiles en su defensa, y des­ pués de 18 . . . . d51 ? 19. e5 Ce4 ó 1 8. . . . Ch5 19. Dg4 ( 1 9. De3 Cxf41 o bien 19. Dh3 Cxf4 20. Txf4 e5 21 . Tg4 ed 22. e5 g6) 19 . . . . Cf6 20. Axf6 Axf6 2 1 . e5 de 22. fe Ae7 23. Dh3 h6! re­ chazan el ataque a su rey, trasladan­ do el centro de gravedad de la lucha al otro lado del tablero, donde la po­ sición blanca es ruinosa. 17. . . . 18. Ce2

Oxb4 Ob7

Diagrama

Se ha creado una posición diná­ micamente equilibrada, con juego activo para ambos bandos. Por ejemplo: 1 9. e5 Ch5 (inferior es 1 9. . . . de 20. Axe5 Ae4 21 . Axe4 Dxe4 22. Cd41 Dg6 23. f5 !, con clara ven-

48

taja, Pritchett/Sigurjonsson, 1 975) 20. Dh3 g6 21 . Cg3 del (si 21 . . . . Cxg3? 22 . hg las blancas podrán su­ mar el peón 'h' al ataque) 22. Axe5 Cg7 23. Ce4 (o bien 23. Ac3 b4 24. Ce4 Axc3 25. be De7 1 ) 23 . . . . f6 24. Ac3 Ad5 ( Ermenkov/ Estévez, 1 9n1. Además de esta serie forzada de lan­ ces, las blancas pueden iniciar una nueva fase de maniobras: 1 9. Rgl l ? g6 20. De3 a5 2 1 . Cg3 a4, pero esto no cambia el enjuiciamiento de la posición del diagrama. b) 1 1 . . . . Ad7 1 1. ...

Ad7

Este es uno de los caminos que permiten a las negras marcar el ritmo en la presente posición. Se trata de un plan flexible : las negras renuncian a cambiar los caballos o bien difieren ese posible cambio, a lo que seguiría . . . Ac6. Cierto es que esta maniobra no siempre se traduce en su favor. Merece la pena mencionar que la posición producida se alcanza a me­ nudo por inversión de jugadas. Por ejemplo: 6 . . . . Cc6 7. Ae3 Ae7 8. 0-0


0-0 9. f4 Ad7 10. Del Dc7 1 1 . Dg3, a6, etc. Después de 1 1 . . . . Ad7 las blancas deben decidir el momento oportuno para efectuar el avance e4-e5, ya que la esencia del conflicto está liga­ da a este avance. Una vez más, el "tono" de la lucha dependerá del ca­ rácter del jugador y del modo en que éste concibe el ritmo de agresión, características que serán una buena muestra de su estilo, particular­ mente en posiciones como ésta. A los jugadores impacientes les re­ comendamos que analicen una pa­ radójica idea de Ljubojevic. b 1 ) 1 2. e5 b2) 12. Cf3 b3) 12. Tad 1 b4) 12. R h 1 b1) 12. e5! 7

...

36

parece haber tomado en serio este inmediato ataque central que, en cualquier caso, da lugar a toda una serie de amenazas. Las blancas, al concentrar sus fuerzas en el centro, hacen cambiar radicalmente la naturaleza manio­ brera de la lucha. Con su última ju­ gada intentan explotar el hecho de que el alfil d7 ha quitado momentá­ neamente al caballo f6 su mejor casi­ lla de retirada. 12 . . . .

de

Es probable que con la retirada 1 2. . . . Ce8 las negras obtengan una po­ sición perfectamente sostenible. Por ejemplo: 1 3. Tadl de 14. fe f51 1 5. Ac4!? Cxd4 16. Txd4 Ac5 17. Th4 TeS ( Durao/Spassov, 1 977). Pero no hay que olvidar que las blancas pue­ den mejorar su juego ( 1 3. Cf317) y que, por otro lado es evidente que la retirada del caballo constituye una pequeña victoria para las blancas. A continuación analizaremos la acep­ tación del sacrificio. 13. fe

Cxe5

Con el rey negro en g8 perderla in­ mediatamente la captura con la da­ ma: 13 . . . . Dxe577 1 4. Cxc6. 14. Af4 15. Tad 1 1

I Sorprendentel En más de medio siglo de práctica y examen analftico de la Variante Scheveningen nadie

Ad6

La idea básica de esta jugada es tener atacado el alfil d6, pues con este tipo de presión las negras nece­ sitarán tiempo, Isea para defender el caballo e5, sea para defender al de­ fensorl Ahora bien, esto no es tan simple. En la partida Ljubojevic/ 49


Andersson, 1976, las negras no pu­ dieron parar el ataque blanco: 15 . . . . Ob8 16. Td3 Ce8 17. Ce4 Ac7 18. Tc3 Cc6 19. Axc7 Cxd4 20. Ad3 Oa7 21. Cc5 Ab5 22. Ae5 Cc6 23. Axh7 + Rxh7 24. Tf41 f6? 25. Oh3 + Rg8 26. Th41 Cd8 27. Ad41 etc. Más tarde se descubrió un modo de mejorar la de­ fensa: 24 . . . . f51 ? 25. Th4 + Rg8 26. Og6 Cxe5, o bien 24. . . . Cxe5 25. Th4 + Rg8 26. Oxe5 Ob61 27. Tch3 f61 Lamentablemente . . . ¡también las blancas pueden mejorar su juegol El ajedrecista que desee penetrar en estos laberintos deberá proceder a un exhaustivo análisis personal. Si bien la idea de Ljubojevic no re­ futa la construccion clásica de la Scheveningen, sr se trata de una emprendedora provocación que constituye u n serio test a la solidez de la defensa en todas las bifurcacio­ nes del avance e4-e5. b2)

el avance e4-eS. De hecho, esta ju­ gada se produjo en una posición si­ milar hace más de un siglo, en la par­ tida Chigorin/Pau lsen (188 11. Las blancas ganaron el juego, de exce­ lente factura estratégica. Un enfoque similar de la batalla se produce después de 12. Ad3, si las negras contestan 12 . . . . Cb4. Sólo en el esquema 12. . . , b5 13. a31 llevaron a cabo las blancas el progra­ mado avance del peón 'e': 13 . . . . Rh8 14. Tadl (otro plan merece aqur consideración: 14. Rh l TabS l S. Cxc6 Axc6 16. Ad4 Tbd8 17. Tael Ob7 18. Oh3, Janosevic/Gligoric, 1972) 14 . . . . Tab8 l S. Cf3 b4 16. ab Txb4 17. eSI de 18. fe Ch5 19. Oh3 g6 2O. Ah6 ( G ligoric/Ostojic, 1965l. Las negras, por su parte, pueden adoptar un camino más sólido hacia la igualdad: 12 . . . . C b4 13. e5 de 14. fe Ce8 15. Ae4 f51, y si, por ejemplo, 16. ef Oxg3 17. 17 + Tx17 18. hg Ct6. 12 . . . .

Una enérgica y motivada reacción al flirteo sobre el cambio de caballos: . con esta retirada las blancas fuerzan

50

Cb4

Las negras no pueden impedir el avance del peón a eS: 12 . . . . e5? 13. f51 (amenazando 13. Ag5 y 13. Ah6) 13 . . . . ChS 14. Of2, con clara ventaja. Por consiguiente, las negras deben prepararse contra este avance. La estabilización del centro -12 . . . . d5 13. e5- también se traduce en ventaja de las blancas, debido a las pobres perspectivas del Ad7: 13 . . . , ChS 14. Of21 g6 15. Ab6 ObS 16. Cd4 Cg7 17. Ad3 (Trifunovic/ Najdorf, 1948) . Por otro lado, si se emprenden operaciones de flanco, 12 . . . . bS 13. eS Ce8, las negras comenzarán a sentir la fuerza del alfil de casillas


blancas enemigo: 14. Ad31 f5 15. ef. Así pues, el deseo de eliminar este alfil es tan comprensible como correcto. La jugada 12 . . . . Cb4 tiene, además, dos méritos. El blanco bási­ co es Cxc2, pero existe otra ventaja menos evidente: después del avance e4-e5 uno de los caballos podrá i ns­ talarse en d5. La experiencia ha de­ mostrado que tras 1 3. e5 (a 1 3. Cd4 pueden proporcionarse tablas con 1 3 . . . . Cc6) la iniciativa puede pasar a manos de las negras, con 13 . . . . Cfd5 (suficientemente sólido es 13. . . . ceS 14. Tacl f51 adueñándose inme­ diatamente de la casilla e4 para el caballo, o bien 14 . . . . Ac6 15. a3 Axf31 1 6. Txf3 Cc6! 17. Ad3 de 18. f5 ef 19. Txf5 Td8 20. Tf2 g6, Gipslis/­ Koblents, 1 964) 14. Cxd5 ( 1 4. Ad4 Cxc3 1 5. bc Cxc2 1 6. ed Cxd41 +) 14 . . . . Cxd5 1 5. Ad4 Oxc2 1 6. ed Af6 1 7. Axf6 Cxf6, y ahora 18. Of2 Dxb2 19. Ce5 Tac8 20. Af3 Tc2 :¡: (Gipslis/ BOkuchava, 1 964).

por los peones. Con 13 . . . . b5 1as negras proyectan cambiar el caballo por el alfil, en con­ diciones más favorables. 14 . a3

Cxd3

15. cd

Ob71

Una jugada esencial. Las negras amenazan b5-b4, tras cuyo avance podrán explotar las debilidades en la estructura de peones blancos del flanco de dama. Es peligroso para las blancas jugar 16. b4, a causa de 16 . . . . a5, así como 16. e5, debido a 16 . . . . Cd5 17. f5? Cxe3 18. f6 Cf5 +. Uri método más eficaz de reforzar la posición en el centro es 16. Tae1 , pero también aquí, después de 16 . . . . a5 17. e5 Cd5, las negras habrán obtenido una partida absolutamente igualada . b3) 12. Tadl

13. Ad3 La resupuesta natural 13. Tac l , seguido d e 1 4 . a3, expulsando e l ca­ ballo, requiere una acción enérgica de las negras, a fin de conseguir la igualdad: 13 . . . . d51 14. ed Cbxd5 1 5. Cxd5 edl 16. Ad4 Ch5, o bien 15 . . . . Cxd5 16. Ad4 f61 17. Cel Ad6 18. 13 . . . .

b5

El cambio 13 . . . . Cxd3 14. cd re­ fuerza el peón e4. El caballo blanco no regresaría entonces, a d4, donde no amenazaría nada, pero las blancas podrían emplazar su torre al en c l , ocupando l a columna. E l alfil negro sería prácticamente inútil, encerrado

Una decisiÓn lógica, a fin de incor­ porar la última reserva al centro del tablero. Subsiste, sin embargo, la

51


duda de si esta torre ha de situarse en d1 o en el . En este sentido, con­ sideraremos como posición funda­ mental la que se produce con 12. Tad1, comentando, en su caso, las diferentes posibilidades que permitiría 12. Tae1. 12 . . . .

b5

Raramente se aplica aquí el con­ tragolpe 12 . . . . d5, pese a que no es fécil para las blancas refutarlo. Por ejemplo: 13. ed edl o bien 13. e5 Cxd4 14. Axd4 Ce4 15. Cxe4 de 16. c3 Ac6. Debemos señalar que en este caso la torre en e1 no tendría ningún objeto. Hay que considerar también la de­ fensa 12 . . . . Cxd4 13. Axd4 Ac6 14. Ad3 e5 15. fe Ch5 16. Dh3 de. Des­ pués de 17. Ae3 las blancas tienen una pequeña iniciativa, esté la torre dama en dl o en e l , pero en el caso de la variante 17. Cd5 Axd5 1S. ed ed 19. Dxh5 g6 20. Dh6, la torre resulta 'perfectamente inútil en dl después de 20. . . . DdS! 21. Tf3 Ag5! , mientras que de hallarse en el podría mostrar todo su potencial con la decisiva 21 . Te5!, seguido de 22. Th5! 13. eS La tranquila 13. a3 permite a las ne­ gras su elección habitual: 13. . . . Cxd4 14. Axd4 Ac6 15. Rhl TadS 16. Ad3 Db7, o bien 13 . . . . b4 14. ab Cxb4 15. Rhl TbS 16. eS ceS, que conducen a posiciones conocidas. Sólo requiere especial considera­ ción la idea de Ljubojevic, 84-e5, con la torre situada en e l . Examinemos, pues, 12. Tael b5 13. e5! ?

52

Después de 13 . . . . CeS 14. Cf3 Cb4 15. Adl las negras tienen una posición sólida, aunque restringida. Si se acepta el sacrificio 13 . . . . de 14. fe Cxe5, las blancas no necesitan perder el tiempo regresando con la torre a d l , pues pueden obtener una posición aguda con cierta compen­ sación por el peón después de 15. Ah6 Ce8 16. Af4 Ad6 17. Ce4. 13 . . . .

de

Después de 13. . . . CeS 14. Cf3 b4 15. Ce4, el cambio de peones se re­ vela fuerte. 14 . fe

Ce8

Es peligroso tomar el peón: 14 . . . . Cxe5 15. Af4 Ad6 16. Cb3! con l a im­ parable amenaza Txd6. Después de 1 5. Cf3 Cb4 16. Td21 Ac6 17. Cd4, es posible evaluar la posición como ligeramente favorable a las blancas, sobre todo en razón del momenténeo confinamiento del Ce8 y de la TfS. La posición negra es, no obstante, sólida, y después de 17 . . . . Ab7 18. Af3 TdS 19. a3


Cd5, las negras casi han igualado, ya que pueden activar el caballo vfa g7. b4) 12. R h 1 Una útil jugada profiláctica. D e este modo y u n a vez sorteadas las posibles amenazas a lo largo de la diagonal gl -a7, las blancas tienen más posibilidades de efectuar la ruptura e4-e5. Los métodos de ata­ que no difieren sustancialmente de los ya comentados, pero sf debemos ceñirnos a la discusión de las sutile­ zas que implica este particular orden de jugadas. Por supuesto, esta posi­ ción puede alcanzarse jugando Rh1 en la 10a . u l1a. jugadas. Por ejem­ plo: 11. Rh1 Ad7 1 2. Dg3.

12 . . . .

b5

Examinaremos ahora otras conti­ nuaciones en las que se manifieste la relevancia de la situación del rey en h1.

1) 12 . . . . Cxd4 13. Axd4 Ac6 14. Tael b5 15. a3 (después de 15. e5 de 16. Axe5, las negras ya no disponen del jaque en c5, lo que les daba tan buenas contrachances en la partida Reshevsky / Browne, mencionada. Sin embargo, la inclusión de las ju­ gadas Rhl y Ac6 conceden a las ne­ gras la posibilidad de cre2r contra­ juego, utilizando la poderosa baterfa que opera en la gran diagonal: 16. '" Db7 17. f5 b4 18. Cdl Ae41 19. Ce3 Dc6 20. Tf4 g6 21. fg fg ( Petrienko/ Balberov, 1979) 15 . . . . g6 ( un méto­ do de juego más sólido, en esta posi­ ción, es 15 . . . . Db7, lo que no permi­ te a las blancas el avance f4-f5. De este modo, la partida, por i nversión de jugadas, llegarla a una posición bien conocida, después de 16. Ad3 b4, o bien podrlan obtener las negras una partida igualada tras 16. e5 de 17. Axe5 g6) 16. f5 e5 17. Ae3 Rh8 (17 . . . . Axe4 pierde por 18. fg Axg6 19. Txf6 Axf6 20. Cd5 Dd8 21. Ab6 Ah4 22. Axd8 Axg3 23. A16! ) 18. Dh4 gf 19. Ag5 Cg8 20. Txf5 Axg5 21. Txg5, con lucha complicada ( Schmidt/Janosevic, 19n). 2) 12. . . . Tfe8 13. e51 de 14. fe (es posible capturar en e5, dado que el ataque sobre g7 ya no es efectivo, aunque esto reduce la "ventaja ne­ gra" conseguida a rafz de la inclusión de Rhl y Ac6) después de 14 . . . . Cxe5 15. Ah6 g6 las blancas pueden optar entre 1 6. Ag5 Cd5 17. Axe7 Txe7 18. Cf5! e1 19. Cxd5 Dc5 20. Cxe7 + Dxe7 20. Tael 016, seguido de . . . Ac6, y 16. Af4 Ad6 17. Tad1, con las desagradables amenazas 18. Cdb5 y 18. Cb3, enfatizando la ines­ table posición del Cf6. La jugada 18.

53


. . . TfeB tiene más inconvenientes que ventajas. 3) 12 . . . . RhB. Las negras también valoran una útil jugada de espera li­ quidan?o la amenaza sobre g y neutralizando momentáneamente la ruptura central, pues si 13. e5?1 de 14. fe Dxe5! 15. Cxc6 Dxg3, ya que la jugada intermedia Ce7 + no es po­ sible. La réplica más molesta a la profiláctica jugada de las negras es 13. Tadl . Después de 13 . . . . b5 14. e5 de ( más resistente es 14 . . . . CeB) 15. fe Dxe5 (o bien 15 . . . . CeB 16. Cf3 ± , Larsen/ Hort, 197B) 16. Af4 Dc5 17. Cb3 Da7 l B . Ae3 DbB 19. Txf6! Dxg3 20. hg Axf6 21 . Txd7 (análisis de Lepeshkin) y después de 13 . . . . TadB 14. e5 de 15. fe Dxe5 16. Af4 Dc5 17. Cb3 Da7 l B . Ac71 TeS 19. Txf6 Axf6 20. Txd7 b5 21 . Ce4! (pero no 21. Dd6? Ce51 "+, Kudrias­ hov/Arbakov, 1981) y las blancas tienen clara ventaja . En la última va­ riante, en lugar de lB . . . . TcB consti­ tuirá una defensa más tenaz el posi­ ble sacrificio de calidad l B . . . . b5 19. AxdB AxdB, pero aun así la igualdad está lejos del alcance de las negras.

7

1 3. e5!7 Las blancas pueden ejecutar este avance un poco més tarde, sin sa­ crificio de ningún tipo: 1 3. a3 b4 (a 13. . . . TabB?! se responde con el avance central, con gran fuerza, ya que la torre queda clavada, así como la dama: 14. e5 de 15.fe Cxe5 16. Txf61 Axf6 17. Af4 b4 18. Ce4 RhB 19. Ad3 Da5 20. Cxf6 gf 21. Dh4 Cg6 22. Dxf6 + RgB 23. AxbB, con venta­ ja decisiva) 14. ab Cxb4 15.e5 (la in­ clusión de las jugadas 15. Af3 TabB no intensifica el efecto de la ruptura 16. e5 CeB 17. Ae4 g6 l B. Cdl?! de 19. fe f5! 20. c3 fe y las negras se apoderan de la iniciativa - Taborov/ Averkin, 197B) 15 . . . . CeB 16. Tadl de 17. fe f5! l B. ef Axf6 ( pero no l B . . . . Dxg3 19. fe Txfl 20. Txfl y la amenaza de 21. TxfB + + cuesta una pieza) 19.Ce4 Dxg3 20. hg Cd5 y las negras no están peor. 1 3. . . .

de

La alternativa 13. . . . CeB 14. Tadl RhB 15. Cf3 f5! 16. ef Cxf6 17. Cg5 d5 l B . Dh4 concede la iniciativa a las blancas. 14. fe

Cxe5

Atacando a la manera de Ljuboje­ vic, 15. Ah6 Ce8 16. Af4 Ad6 17. Ce4 Cc4 l B . Cxd6 Ccxd6 se llega a una aguda posición, en la que las blancas tienen suficiente compensación por el peón sacrificado, y en la que aún pueden complicar más el juego con el sacrificio 15. Txf61?, después del cual entrará en liza el Cc3. No hemos podido llegar a una conclusión defi­ nitiva acerca de la corrección de esta 54


linea, y sólo nos hemos encontrado con algunos análisis y el simbolo oo. He aquí las líneas: 15. Txf6 Axf6 1 6. Cf3 Ac6 17. Af4 Axf3 (17 . . . . b4 1 8. Axe5 Axe5 19. Dxe5 Dxe5 20. Cxe5 Axg2 + 2 1 . Rxg2 be 22. b4 Tfd8, Hoen/Ogaard, 1977,00) 18. Axf3 Tac8 19. Te1 Cxf31 20. Axc7 Cxe1, o bien 16. Af4 b4 17. Ce4 Rh8 18.Cf3 Dxc2 19. Cxf6 gf 20. Cxe5 fe 21 . Ad3 ef 22. Dh3 Dxd3 23. Dxd3 Ac6 24. Dd4 + f61

Para finalizar este capítulo debe­ mos decir que nos parece sintomá­ tico el hecho de que nuestra discu­ sión de la Scheveningen Clásica deba terminar en confusas complicaciones y una evaluación general poco clara. A medida que pasen los años podremos aprender todos más y más acerca de esta vieja variante, si bien por nuestra parte estamos casi convencidos de que es inaprehen­ sible.

1 .7. SISTEMAS CON ... Cbd7 ( 1 . e4 e5 2. Cf3 e6 3. d4 ed 4. Cxd4 Cf6 5. Ce3 d6 6. Ae2 a6)

Con el desarrollo del caballo dama por d7 las negras pretenden crear contrajuego en el flanco de dama lo antes posible. Entretanto, ese caballo controla el avance e4-e5 para, a continuación y una vez fina­ lizado el desarrollo, instalarse en c4, vía b6, o bien situarse en c5 a fin de atacar el peón e4. Con el caballo en d7, por otro lado, puede apoyarse el propio avance e6-e5, caso de que sea necesario romper la cadena de peones blancos. El inconveniente básico de este desarrollo es claro: las negras entre­ gan la i niciativa al enemigo, ya que éste dispondrá de ventaja en el cen­ tro y de más espacio para maniobrar. Por regla general, las blancas com­ baten este sistema a base de una presión de peones o piezas sobre el flanco de rey, mientras que las ne­ gras buscarán el momento adecua­ do para contraatacar en otros

frentes. El carácter de los aconteci­ mientos recuerda, a veces, a las co­ rridas de toros, donde la fuerza bruta compite con la maestria y la expe­ riencia . 7. o-o En sucesivos capítulos serán exa­ minadas otras continuaciones. Esta es la más habitual. Diagrama 7. . . .

Cbd7

Con este orden de jugadas las ne­ gras tratan de movilizar su flanco de dama a base de b7-b5, Ab7 Y Tc8 o Dc7, antes de desarrollar su flanco de rey. Las blancas, a su vez, inten­ tarán realizar el avance e4-e5, expul­ sando el caballo de f6 e intensifican-

55


suele obstruir, de algún modo, la ac­ tividad de dama y torre, por lo que el caracterfstico avance e4-e5 es más diffcil de realizar. En tal caso, las ne­ gras pueden intentar 8. . . . b5, sin temor al juego agudo que se produ­ cirá en el flanco de dama tras 9. a4. Por ejemplo: 9 . . . . b41 10. Cc6 Dc7 1 1 . Cxb4 d5 12. Dd4 Ac5 1 3. Cbxd5 ed 14. Cxd5 Dd6 1 5. Dxg7 Cxe3 16. Dxh8 + Cf8 17. fe Ad6, como en la partida Beliavsky/Stean, 1 975. a) 8.f4 do la presión de su potencial ofensi­ vo en el flanco de rey. I;s generalmente aceptado que el inmediato avance 7. . . . b5 es prematuro, como consecuencia de la partida Smyslov/Kotnauer, 1 946 : 8 . Af3 Ta7 9 . De2 Tc7 10. Td1 Cbd7 1 1 . a41 ba 1 2. Cxa4 Ab7 1 3. e5! Cxe5 14. Axb7 Txb7 1 5. Dxa6 Db8 1 6 . Cc6 Cxc6 17. Dxc6 + Cd7 18. Cc51! dc 19. Af4 Ad6 20. Axd6 Tb6 2 1 . Dxd7 + I ( 1 :01. Realmente el ataque blanco causa una fuerte impresión. Sin embargo, no hay razón para pensar que las negras deban perder a causa de la inatractiva jugada 8. Af3. En nuestra opinión, 8 . . . . e5 puede ser perfecta­ mente considerada. Por ejemplo, 9. Cf5 d5 10. Ag5 d4 1 1 . Cd5. También merece consideración 8 . . . . Cfd7, Y si 9. e5 Ta7 (pero no 9 . . . . d5, por 10. Cxd5!l 10. ed Ce5. Examinemos ahora dos jugadas: a) 8. f4 y b) 8. a4. Pero antes es con­ veniente acotar que la jugada profi­ láctica natural 8. Ae3, generalmente da lugar a posiciones igualadas, por transformación de jugadas, después de 8 . . . . Dc7 o bien 8 . . . . Ae7. El alf.:

56

8. f4

b5

9. Af3

Ab7

Una vez más las blancas se enfren­ tan a un dilema: ¿debe jugarse e5 inmediatamente, o es preferible re­ forzar antes la posición 7

a1 ) 10.a3 82) 10.eS Parece fuerte 10.Rhl, ya que 10. . . . b4 1 1 . e51 es favorable a las blan­ cas: 1 1 . . . . Axf3 12. Dxf3 de 13. Cc6


DeS 14. fe Cxe5 15. Cxe5 bc 16. b3 Ae7 17. Cc6 ± (Mujin/Grushevsky, 1964) . Después de 10 . . . . Dc7, sin embargo, se llega a la variante a) por inversión de jugadas, con 11. a3. 10. Tel puede propiciar resultados sorprendentemente rápidos para las blancas. Por ejemplo: 10 . . . . Cb611. a4 (11. a3 Dc7 12. 94 h61 = ) 11. . . . b4 12. Cd51? ed 13: ed + Rd7 14. Cc6 ( LepeshkinlYurkov, 1963). Pero después de la natural 10. . . . Ae7 la ruptura 64-e5, a pesar de la torre de e l , no es efectiva, dado que las ne­ gras disponen de contrajuego a lo largo de la diagonal g l -a7: 11.e5 Axf3 12. Dxf3 (12. Cxf3 de 13. fe Cg4) 12. . . . de 13. Cc6 (13. fe Ac5) 13. . . . Db6 + 14. Ae3 Ac5l También puede recomendarse 10 . . . . TeS, ya que el espectacular ataque 11. a4 b4 12. Cd51 Tc41 13. Cf5 no tiene éxito inmediato: 13 . . . . Db8 14. Dd3 TeS 15. Cxf6 Cxf6 16. Cd4 Ae7 17. Ad2 o-o, con juego igualado, Morovic/ Christiansen, 1978. al)

10. a3 Son ahora las negras quienes tie­ nen la oportunidad de elegir. Pueden, por ejemplo, reforzar el control del punto e5, jugando 10 . . . . Dc7, o bien completar el desarrollo de su flanco de rey, considerando luego jugadas activas. El plan con 10 . . . . TeS es u n tanto arriesgado, y a que el rey aún no ha dejado el centro. En este caso las negras tratan de crear juego de piezas en el centro y flanco de dama, con la esperanza de contrarrestar así el ataque blanco en el flanco de rey.

al.1) al.2)

10. . .. De7

10 . . . . TeSI

al.l) 10 . . . .

De7

11. De2 La última jugada negra es exclusi­ vamente defensiva, lo que permite a las blancas amplia elección de movi­ mientos. También son buenas las maniobras Dd1-el -g3, como 11. Rh1 Ae712. Del Tb8. Dado que las negras no han des­ arrollado aún su Af8, conseguirlan contrajuego si las blancas se deciden por 11. g4: 11. . . . eS (11 . . . . h6 12. De2 e5 es peor, debido a 13. Cf5 g6 14. Cxh61 Axh6 15. g5 Ag716. gf ;t:) 12. Cf5 g6 13. Ce3 ef 14. Ced5 Axd5 15. Cxd5 (15. ed g5) 15 . . . . Cxd516. Dxd5 Tc8 = .

11. . . .

Ae7

Es obvio que las blancas intentan jugar g2-g4, para impedir lo cual pro-

57


puso Simagin una medida drástica, 1 1 . . . . h5, pero es difícil creer que el avance del peón 'h', que quita un só­ lido refugio para el rey en su flanco, pueda ser bueno para las negras. Evi­ dentemente, si sus oponentes jue­ gan con pasividad, entonces las ne­ gras habrán solucionado todos sus problemas de apertura: 1 2. Ae3 Ae7 1 3 . Tadl Tc8 14. Af2 Dc4 15. Del Cg4 1 6 . Ae2 Dc7 17. Axg4 hg 18. De2 Cf6 19. Td3 Aa8! 20. e5 Db71 ( Bobkov/Simagin, 1 963 ) . Las negras, en cambio, dificilmente tendrán opor­ tunidad de igualar si las blancas jue­ gan con vistas a efectuar la ruptura e4-e5. Así, 1 2 . R h l 1 e5 (de otro modo las blancas consiguen su ob­ jetivo: 1 2. o o . Ae7 13. e51 de 1 4. fe Cg4 15. Af4 g5 1 6. Axg4 ±, o bien 1 5. Axb7 Dxb7 1 6. Cf3 ± ) 1 3. Cf5 g6 1 4. Ce3 ef 1 5 . e51 Cxe5 1 6. Ced5 Cxe5 1 7 . Cxd5 Axd5 18. Axd5 Tc8 19. Axf4 Dxc2 20. De l ! Df5 21 . Da5 ± . La posición d e la dama en e2 con­ cede a las negras una posibilidad de contrajuego a base de 1 1 . o o . Tc8. Por ejemplo: 1 2. R h l Dc4 1 3. Dxc4 Txc4 1 4. Cb3 Tc8 1 5. Ad2 Cb6 1 6. Ca5 Aa8 1 7 . Ae3 Cc4 18. Cxc4 Txc4 1 9. Ae2, con mejores chances para las blancas, en un complicado me­ dio juego (Hartston /Sigurjonsson, 1 975/76). Diagrama

12. R h 1 Si las blancas n o desean desarro­ llar de inmediato el Acl, la jugada del texto no es simplemente útil, sino imperativa : las blancas desplazan a su rey de la diagonal g l -a7, plantean-

58

do amenazas ligadas al avance del peón e4. La inmediata 1 2. e5 no ten­ dría gran efecto, debido precisamen­ te al contrajuego que permite la si­ tuación del rey blanco en la mencio­ nada diagonal: 1 2 . o o . de 1 3 . fe Ac51 14. Ae3 Cxe5 15. Axb7 Dxb7 1 6 . Cxe6 Axe3 + 1 7. Dxe3. L a posición puede parecer favorable a las blan­ cas, debido a las intimidantes ame­ nazas sobre la columna 'e'. Las ne­ gras, sin embargo, tienen un juego aceptable, tanto si éste se desarrolla pacíficamente, 1 7. o o . fe 18. Dxe5 Db6 + 1 9 . R h l 0-0 20. Tae1 7 Cg4!, como si toma un cariz más com­ plejo, 1 7 . o o . Ceg4 18. Cxg7 + - ( 1 8 . Cc7 + Rd7l ) 1 8 . o o . Rf8 1 9. Dc5 + Rxg7 20. Txf61 Cxf6 2 1 . 095 + Rf8 22. Dh6 + Rg8 23. Dxf6 h6 24. Tel Tb8! 25. Rfl Th7 26. Te7 Dc81 'F , o bien 17 . . o o Cfg4 1 8 . Cxg7 + Rf8 1 9. CeS + Re8 20. Dg57 Db6 + 1+ . Las blancas pueden igualmente jugar 1 2. g4, pero antes o después tendrán que retirar el rey a h l .

12.

'oo

Tb8


Las negras liberan a su dama de la necesidad de proteger el alfil, au­ mentando asf el control real de e5, pero con TbS sólo se neutraliza una de las amenazas blancas.

diado a fondo un interesante y origi­ nal método de contrajuego que, en nuestra opinión, prueba la factibili­ dad de 10 . . . . TeS.

1 1 . De1 13. g4! Esta posición debe considerarse como favorable a las blancas, ya que tienen el flanco de rey en su poder, mientras que no se ve contrajuego para las negras en otros sectores del tablero. Antes de seguir adelante debemos mencionar un plan menos efectivo, que implica el fianchetto del alfil dama. La partida Tahl/Smyslov, 1 959, sirve para ilustrar qué pueden hacer las negras contra un plan tan poco enérgico (véase diagrama 44) : 1 1 . De1 Ae7 1 2 . R h 1 TbS 1 3. b3?1 0-0 1 4. Ab2 Tfe8 1 5 . Dg3?1 Af8 1 6 . Tae1 e51 1 7 . Cf5 Rh8 1 8. Dh4 ef 19. Dxf4 Ce51 = . a 1 .2)

10. . . .

TcS!

Como ya hemos señalado antes, ésta es una jugada más arriesgada, pero también más acorde con la lógi­ ca de la estrategia negra, pues se in­ corpora la última pieza al juego, amenazándose de inmediato al sacri­ ficio de calidad. Por ejemplo: 1 1 . R h 1 Txc3!? 1 2 . bc Cxe4. Con el rey en g 1 , el avance en e5 no es efec­ tivo: 1 1 . ' " Axf3 1 2 . Cxf3 de 13. fe

Cg4 +, . Sólo plantean problemas a

las negras dos jugadas de dama: 1 1 . De2 y 1 1 . De1 . El maestro soviético Magerramov, sin embargo, ha estu-

A 1 1 . De2 seguirfa 1 1 . . . . Dc7, sien­ do posible continuar con la maniobra Dc7-c4. Por ejemplo: 1 2 . g4 Dc4! 1 3. Df2 h51?, con juego agudo. Suele creerse que 1 1 . Del obliga a las negras a contestar 1 1 . . . . eS, des­ pués de lo cual las blancas, con 1 2 . Cf5 g 6 1 3 . f e Cxe5 14. Ch61 Ae7 1 5 . D g 3 Tc4! 1 6. Ad2 Cxf3 1 7. Dxf3, se aseguran la iniciativa, en una situa­ ción aguda, como en la partida Aro­ nin/Smyslov, 1961 . Ahora bien, Tahl recomienda 1 1 . . . . b4, en lugar de 1 1 . . . . Tc4.

11 . . . .

Tc41

Esta es la clave de la defensa ne­ gra, basada en la creación de una inin terrumpida cadena de amenazas concretas, que obliguen a distraer a las blancas de sus preparaciones en el flanco de rey.

59


12. Ae3 Complicaciones resultantes del avance 12. eS de 1 3. fe Ac51 1 4. Axb7 Axd4 + 1 5. Ae3 Axe5 16. Axa6 Cg4 17. Axb5 Cxe3 favorecen a las negras. A la retirada del caballo 12. Cb3, las negras pueden contestar 12 . . . . eS 1 3 . Dg3 g6, con juego satisfacto­ rio. 12 . . . .

a2) 10. e5 Esta es la continuaci6n más aguda y la más consistente, de acuerdo a los requerimientos de la posici6n. Las blancas no pierden el tiempo in­ tentando mejorar su posici6n o en neutralizar las amenazas enemigas. En lugar de ello, tratan de aprove­ char su pequel'la ventaja en el desa­ rrollo y espacio, optando por el ata­ que inmediato.

60

47

Dc71

Las negras no s610 impiden 1 3. b3, sino que también plantean la po­ sibilidad de un sacrificio · posicional de calidad. Después de 1 3. Af2 Ae7 es peligroso recomendar 14. g4 a las blancas, pero tanto 14. Cb3 eS 1 5. f5 g61 1 6. Cd271 Txc3, como 14. e571 de 15 fe Cxe5 16. Axb7 Ceg41 , con­ firman el éxito de la estrategia negra en la apertura y, evidentemente, la inoperancia de 10. a3.

10. . . . 1 1 . Cxf3

Con el rey blanco en g 1 seria me­ nos peligroso capturar con la dama. Por ejemplo: 1 1 . Dxf3 de 12. Cc6 Db6 + 13. Rhl e41 14. Cxe4 Cxe4 1 5. Dxe4 Cf6 1 6. Df3 Tc8 17. CeS Ad6 18. Ae3 Dc7 1 9. c3 O-{) (Schwarzl Simagin, 1 964) .

Axf3

La estrategia negra en la apertura se mantiene al borde del abismo: las blancas han efectuado el avance 84-e5, lo que les garantiza el dominio del centro y, consecuentemente, la ;>osibilidad de trasladar las piezas para ejecutar un ataque directo en el flanco de rey. Las negras, mientras tanto, no disponen de ningún con­ trajuego, de modo que han de con­ centrar sus esperanzas en la diago­ nal a7-g 1 , que las blancas no contro­ lan.

11 . .. .

de

No hay modo de evitar una tem­ prana apertura de lineas. 1 ) 1 1 . ' " Cg4 no permitirá la tran­ quilidad. 12. De2 b4 ( 1 2 . . . . d5 13. f51 ± , o bien 12 . . . . de 13. fe Cdxe5 1 4. Cxe5 Dd4 + 1 5 . Rhl Cxe5 1 6.


Af41 ± ) 1 3. Ca41 (es importante el control de los puntos b6 y c5. A 1 3. Ce4 es una buena respuesta 13. " , d51 Y las negras consiguen cerrar la posición en su propio beneficio. Por ejemplo: 1 4. Ceg5 h6 1 S. Ch3 AcS + 1 6. R h l 0-0 17. Cel Dh4 1 8. Cd3 Tfe8 1 9. Ad2 f51, o bien 14. Cg3 AcS + 1 5. R h l h51 1 6. Cg5 Db6 17. Ch371 g6 18. Tf3 aS 19. Cfl Da6 :¡: , Mednis/Gheorghiu, 1 974) 1 3. . . . DaS (tampoco se consigue la igual­ dad con 1 3. " , d5 14. f51 o 13 . . . . de 14. fe CcS 1S. Dc41 o bien 1 4. " , Cb6 1 S. De41 Dd51 1 6 . Dxg4 Cxa4 17. a31 ±) 14. b3 DbS 1 S. Del ( l S. c4 bc 1 6. DxbS ab 17. Cxc3 de 18. CxbS Ac5 + 19. Rhl 0-01 :¡: ) lS. " , Cc5 1 6. h31 Y la defensa negra no es fácil.

2) Se corre el riesgo de caer bajo un fuerte ataque tras 1 1 . " , b4 1 2. ef bc. Simagin, que ha analizado ex­ haustivamente estas posiciones y que más de una vez ha ensayado la consistencia del juego negro, consi­ dera que 1 3. fg Db6 + 14. R h l Axh7 1 5. b3 Cf6 es más que aceptable pa­ ra las negras. Por ejemplo: 1 6. f517 e51 17. AgS Dc6 18. Del h61 1 9. Ah4 0-0 20. Tdl Tfe8 (Gligoric/Simagin, 1963). El mismo Simagin ha precisa­ do la linea más peligrosa para las ne­ gras: 1 3. fSI Db6 + 1 4. R h l cb 1 5. Axb2 Dxb2 1 6. fe fe 1 7 . f7 + Rd8 18. Cd4 Cc5 1 9 . Tbl , evaluando esta po­ sición " ± " en vista de la desafortu­ nada colocación de las piezas ne­ gras, muy mal coordinadas.

1 2. fe

12.

",

b4

También aquí la jugada Cg4 tiene dudosa reputación, en razón de las siguientes variantes (después de 1 2 . " , Cg4): 1 3. De2 ( 1 3. D e l b4 1 4. Dg3 es menos exacto, a causa de 14. '" , h51 15. Ce4 CcS 1 6. CxcS AxcS + 17. R h l Cf2 + 18. Txf2 h41 19. Dxg7 Ddl + 20. Cgl Axf2 21 . Ae3 Dxal 22. Axf2 0-0-0, con ventaja negra. Este bonito análisis de Zaitsev re­ quiere, no obstante, el respaldo de la práctica, pues, por ejemplo, en lugar de 14. Dg3 parece más fuerte 14. Ca4) 1 3. ", Dc7 (la jugada 1 3 . . . . b4 fue dejada de lado tras la partida Bykovsky/Cheremisin, 1965, donde se continuó 14. Ca41 DaS 1 5. b3 TeS 1 6 . Cg51 y, por otra parte, 13 . . . . Tc8 requiere juego enégico después de 14. Af4, como, por ejemplo, 14. " , Tc41 l S. Ag3 Db6 + 16. R h l De3) 14. R h l b4 1 5. Ce4 Cgxe5 1 6 . Af4 Dc4 1 7 . Df21 y las blancas tienen una peligrosa iniciativa.

61


1 3. e11 La retirada del caballo, aqur, al borde del tablero permitirla a las ne­ gras mejorar considerablemente su posición, activando su propio caba­ llo: 13. Ca4 Cd51 14. Ag5 Ae7 15. Axe7 Dxe7 ( Nehmetdinov/ Bukic, 1975). be 1 3. . . . Axg7 14. 1g 0.0 15. b3 16. Ae3 Las negras se las han arreglado para completar su desarrollo, pero los defectos en la cobertura de peo­ nes de su rey conceden mejores chances a las blancas. b) 8. a4

Este movimiento no significa la transición a una lucha posicional, sino una tentativa de iniciar el ataque en el centro y flanco de rey, limitan­ do previamente la actividad del ene­ migo en el flanco de dama. Con el caballo en d7, en lugar de c6, la juga­ da a2-a4 es considerablemente más fuerte.

b6 Ab7 Diagrama

Aqur, al igual que antes, las ne­ gras disponen de dos posibilidades, siendo la elección de cualquiera de ellas una cuestión de gusto o de estilo.

62

b1) 1 0. . . . 1 1 . De2

8. a4

8. . . . 9. 14 10. A13

b 1 ) 10 . . . . Dc7 b2) 10 . . . . TeS

Dc7

Este es el plan más lógico, aunque hay otras jugadas que requieren consideración: 1 ) 1 1 . g4 Cc571 12. De2 Ae7 13. Dg21 0-0 14. g51 Ce8 1 5. Ae3 eS 16. Cde2 Ac6 1 7. f5 Ad8 18. Dg41 ± ( Kopaiev/ Alatorzev, 1938). 1 1 . . . . h6 es más fuerte que 1 1 . . . . CeS. Si 12. De2 ( 1 2. g5?1 hg 13. fg d51) las negras pueden elegir entre 12 . . . . g6 y la muy aguda 1 2 . . . . eS 13. Cd5 Dc51 ? 1 4. b4 Dxd4 + 15. Ae3 Cxd5 16. Axd4 Cxf4 17. Dd2 Ch3 + 18. Rg2 Cg5 19. Ae3 Cxf3 y es difrcil de­ cir qué bando tiene mejores chan­ ces. (Análisis de Magerramov). 2) 1 1 . f5 eS 12 Cb3 Cc5?1 ( 1 2 . . . . h6, seguido de Ae7 = ) 1 3. De2 Ae7 14. Rh1 h6 1 5. Ad2 Tad8 16. Ae1 t ( Botvinnik/Kan, 1943) .


3) 1 1 . R h l Ae7 ( 1 1 . . . . TeS 1 2. De2 Dc4 merece ser analizado) 12. De2 ( 1 2. e5 es prematuro: 1 2 . . . . de 13. fe Cxe5 14. Af4 Axf31 1 5. Cxf3 Ad6) 1 2. . . . Tc8? (un instructivo error que cuesta el pe6n a6. Des­ pués de 1 2. . . . O-O, la lucha se man­ tiene) 1 3. e51 Axf3 14. Cxf3 de 1 5. fe Cg4 1 6. h3 h5 17. Dxa6, con ventaja decisiva. (Tal/ B rowne, 1976/ .

11 . . . .

Ae7

Tambien merece consideraci6n la lucha inmediata por e5, que encaja mejor en la 16gica de los planes ne­ gros: 1 1 . . . . e51 ? 12. Cd5 Cxd 5 1 3. ed g6 14. Cc6 ( 14. Ta3?1 Ag7 1 5. Tc3 Cc5 1 6. b4 e4 +" ) 14 . . . . Ag7 15. fe Cxe5 16. Cxe5 Axe5 17. Ah6! f61 = ( S myslov /Grigorian, 1976/. En lugar de 1 2. Cd5 las blancas pueden seguir el consejo de Grigo­ rian y luchar por la ventaja, con 12. Cf51 Por ejemplo: 1 2 . . . . g6 1 3. fe de (seria interesante verificar en la prác­ tica 13 . . . . Ce5 14. Ch6 Ag7, seguido de Cfd7, f6 y Re7) 1 4. Ch61 , o bien 12 . . . . h6 13. Ce3 Ae7 1 4. R h l ef 15. Cf5. 12. As3

Dg2 e51 1 5. Cf5 d5 1 6 . ed e4 17. Cxe4 Cxd5 1 8. Ad2 Ce6 ( B utno­ rius/ Platonov, 1 976), o bien 1 3. Af2 Cc5 1 4. Tadl Tfd8 1 5. Ag3 Af8 1 6. Ah4 (Minic/ Antunac, 1 978) . b2) 10. . . .

TcS

Si esta maniobra es posible, con peones en a3 y b5, ¿ por qué no ha­ brla de serlo en esta posici6n ? 1 1 . e51 En la lucha por la i niciativa, 1 1 . Del es un movimiento útil y más s6lido. Por ejemplo: 1 1 . . . . Tc4 12. e5 Axf3 1 3. Cxf3 de 14. fe Cg4, o bien 1 1 . . . . Dc7 1 2. Rhl h51 ? 1 3. Ae3 Ae7 1 4. Tdl Cg4 1 5. Ag l g5 1 6 . fg Cde5 17. h4 (GelJer/Barczay, 1 9n ) . En ambos casos las blancas mantienen su ventaja de apertura.

1 1. 12. 13. 14.

... Cxf3 fe De2

Axf3 de Cg4 Dc7

0-0

Aparte de esta s6lida jugada, me­ rece la pena examinar la . formaci6n defendida con éxito por el maestro búlgaro Dementiev: 1 2 . . . . Tb81? 1 3. Tdl g6 1 4. Cb3 0-0 1 5 . Tfel e51 ( R u miantsev/ Dementiev, 1973). Después de 12 . . . . 0-0 las blancas habitualmente juegan 1 3. R h l , pero es asimismo digna de atenci6n 13. g4, que conduce a una lucha compli­ cada y de doble filo: 13 . . . . Cc5 14.

63


Ahora se hace clara la respuesta a la cuestión planteada en nuestras notas a 1 0. o o . TcS. El peón a6 está indefenso, debido a que el peón 'b' fue avanzado a b6. Y si a6 cae, cae igualmente la importante casilla b5 en poder de las blancas. Las negras deben basar su contra­ juego sobre el peón e5. Después de

1 5. h3 Cgxe5 16. Cxe5 Cxe5 17. Dxa6 Ac5 + , las chances son iguala­ das, lo mismo que en caso de 1 5. Af4 Dc41, pero las negras diflcilmen­ te podrán aspirar a la igualdad con 1 5. Dxa6 Ac5 + 1 6. R h l Cf2 + 17. Txf21 Axf2 1 S. Cb5 ( l S. Ce4 Ac51 + ) lS. o o . Dxc2 19. Cd6 + .

1 .8. ( 1 . e4 c5 2. Cf3 e6 3.d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 a6 7. o-o Oc7)

En este capítulo examinaremos continuaciones en las que las negras retrasan el desarrollo del caballo dama, conservando la posibilidad de jugarlo a d7 o a cS. La apertu­ ra evoluciona más tranquilamente que en otras lIneas, pero determina­ dos avances de peón y algu nos gol­ pes dan lugar a mayor variedad de planes estratégicos, que a menudo implican u n complicado juego de maniobras.

8. f4

La continuación más enérgica . A S. Ae3 las negras pueden responder S . . . . b5. Por ejemplo: 9. 13 Ab7 10. Dd2 Cbd7 1 1 . a4 b4 12. Ca2 d51 o bien 9. f4 b4 10. e5 bc 1 1 . ef gl 12. bc Ab7 13. Dd3 Cd7 14. Cb3 TcS 1 5. c4 TgS, con una posición perfecta­ mente jugable en ambos casos. La más activa, S. Ag5, tiene menos efecto ya que no se traduce en ven­ taja de ningún tipo para las blancas: S. o o , Ae7 9. Dd3 Cbd7 10. Tadl b5 1 1 . a3 Ab7 ( Gurgenidze/Zaichik, 1974).

8.

oo,

Ae7

8. o o ' b5 es muc)lo menos atrac­ tivo ahora, dado que el peón 'f' ya se halla en f4: 9. Af3 (9. e5 b4 10. A13 bcl conduce a juego agudo después de 1 1 . Axa8 cb 12. Axb2 de 13. fe Dxe5 14. Cc6 Oc7 1 5. CxbS Oa71 1 6. Ad4 OxaS 1 7 . Tb1 Ae7, Shajzade/ Mujin, 1 964) 9. o o . Ab7 10. e51 de 1 1 . fe. La dama negra no puede defen­ der el alfil, controlando, al mismo tiempo, e5, mientras que la retirada

64


1 1 . o o ' Cfd7 se tráquce en clara ven­ taja blanca. Por ejemplo: 1 2. AJ<b7 ( la alternativa 12. Af4 Cc6 13. Cxc6 AJ<c6 1 4. Ce4 AJ<e41 1 5. AJ<e4 Td81 16. 013 Ac5 + 17. R h l O-O es mejor para las negras, + ) 1 2. o o , Dxb7 13. Dh5 g6 1 4. Dh4 Ag7 1 5. Ce4 AJ<e5 1 6. Cf3 Db6 + 17. R h l Ag7 1 8. Cfg5 ( Riumin/ Ragozin, 1 934) , E n respuesta a 8. f4 las negras no debieran apresurarse a jugar 8. . . . Cbd7, ya que en tal caso pueden elegir las blancas entre un plan de bloqueo, a base de 9 . a4, y un plan de juego agudo, con 9. g41 b5 1 0 . a3 Ab7 1 1 . Af3 Cc5 12. De2 e5 1 3. Cf51 ± ( N ezhmetdinov/Tahl, 1 961 ) . Para profundizar en la posición po­ demos ahora echar un vistazo a una idea de Dementiev: 9 . Af3 Tb8 1 0. a4 g6 1 1 . Ae3 e51 12. Cde2 b6 13. Del Ab7 1 4. Td l Ae7 1 5. g4 efl 1 6 . Cxf4 (Zeshkovsky/ Dementiev, h6 1 972), o también 10. Rh1 b5 1 1 . eSl de 12. Cc6 Tb6 13. fe Cxe5 1 4. CxeS Dxe5 15. Af4 Dc5 1 6 . Dd2 ± ( Klo­ van/ Dementiev, 1972). 'Ahora las blancas deben decidir si vale la pena perder un tiempo con la generalmente buena jugada 9. Ae3, o si, por el contrario, deben intentar explotar la falta de presión sobre d4, Jugando inmediatamente 9. Af3, im­ pidiendo el posible contrajuego negro en el flanco de dama. a) 9. Af3!

bl 9. R h 1 cl 9. Ae3 En vaso de 9. a4, las negras dispo­ nen de tres opciones: 9 . . . . Cc6, 9. oo' 0-0 1 0. Cb3 Cc6 1 1 . a5 b6 1 2.

Dxb6 + 13. R h l Td8 14. Af3 aS (Trin­ gov/Ornstein, 1974) y 9. o o . b6 10. ' Af3 Ab7 1 1 . eS de 1 2. fe Cfd7 1 3 . AJ<b7 Dxb7 1 4. 094 Ac5 1 5. R h l AJ<d4 1 6 . Dxd4 Cc6 1 7 . Dd6 Cdxe5 ( Chiburdanidze/Platonov, 1900 ) , con juego aceptable en tocos estos ca­ sos. 9. g4 es prematuro: 9 . . oo d5 1 0. ed Cxd5 1 1 . Cxd5 ed y el peón 'g' está pendiente de un hilo. al 9. Af3'

9. Af3 Es ésta una jugada lógica y útil que permite a las blancas optar tanto por un plan posicional, con a4, como por un ataque en el ala de rey, con g4. El mejor emplazamiento para el Acl será determinado por los acon­ tecimientos futuros. Ahora, por su­ puesto, las negras pueden continuar con 9 . . . . Cc6, encauzándose el jue­ go por Irneas ya estudiadas ante­ riormente.

9.

oo'

Cbd7

Una vez más, es posible 9. o o . 0-0 1 0. De2 Cc6, pero ese no es el tema del presente capítulo.

10. R h 1 Diagrama Una pasiva jugada profiláctica, que elimina las amenazas a lo largo de la diagonal g l -a7. A 10. g4 1as ne­ gras pueden continuar 10. o o . h6 1 1 . De2 g6, o bien 1 1 . h4 g517 1 2. f9 hg 13. Axg5 d5 ( 1 3 . . . . b51 7, seguido de

65


1 1 . g4!

Ab7 Y 0-0-0) 14. Dd2 de 1 5. Cxe4 Cxe4 1 6 . Axe4 Axg5 17. hg Th41 18. Df2 Txg4 + 1 9. Ag2 Ce5, con juego agudo ( Dfaz/Nikolic, 1976).

1 0. . . .

0-0

En ocasiones se encuentra la cu­ riosa maniobra 10 . . . . Cf8/ 1 1 . . . Cg6, pero el beneficio que pueda derivar­ se del largo viaje del caballo es más bien dudoso: 1 1 . De1 Cg6 1 2. Ae3 O­ O 1 3. Td1 71 e5 14. fe de 1 5. Cf4 Ab4 ( Darga/ Petrosian, 1 96 1 ) permite a las negras concebir esperanzas de igualdad, pero no más. En respuesta a 10 . . . . Cf8, las blancas, por otro lado, pueden intentar otras dos posi­ bilidades: 1 1 . g4 h6 12. f5 eS 1 3. Cde2 Ad7 1 4. Cg3 b5 1 5. a3 Ac6 1 6. Rg2 C8cJ7 17. h4 Ch7 18. Th 1 , Y 1 1 . Cb3 Cg6 12. g3 0-0 1 3. Ae3 Tb8 1 4. a4. En este último caso se nota la ausencia del caballo en el flanco de dama. Aquf, 10 . . . . TbS 1 1 . a4 b6?1 se re­ futa con 1 2. e5 de 13. fe Cxe5 14. Af4 Ab7 1 5. Te1 Cfd7 1 6. Axb7 Txb7 17. De2± ( Sajarov/ Kasparov, 1976).

66

1 1 . De1 permite excelentes posibi­ lidades a las blancas, por lo que tam­ bién debe considerarse una buena continuación. La partida Zeshkovs­ ky/Cheremisin, 1 964, siguió: 1 1 . . . . Te8 1 2. g4 Cf8 13. g5 C6d7 1 4. a4 b6 1 5. Dg3 Cg6 1 6. Cde2 Ab7 17. h4 Af8 18. Ag2± . El inmediato avance del peón 'g' también plantea a las negras serios problemas, ya que el caballo f6 aún no dispone de la casilla d7 para su retirada . Después de 1 1 . g4 Tfd8 1 2. g5 Ce8 13. Ag2 Cb6 1 4. f5 e5 1 5. Cde2, las blancas están preparadas para emprender el ataque sobre el rey ( Nikitin/Nei, 1 952) . b) 9. R h 1 9. Ah1

Una importante medida preven­ tiva: las blancas preparan el avance e4-e5, de acuerdo a los métodos tra­ dicionales de la Scheveningen Clási­ ca . Sin embargo, tienen la intención de emplazar al alfil dama en una po-


sición más activa que e3, es decir, f4. La necesidad de la jugada textual en esta estrategia se pone de eviden­ cia al examinar la continuación 9. Del 0-0 10. Og3. En esta posición, además de 10 . ... b5 11. e5 Ce8 y 10. ... Cc6, que conducen a situaciones conocidas, existe un plan original, aunque un tanto arriesgado: 10. ... Ob61711. Ae2 Oxb2 .12. Af2 Db4 13. Tabl Da5. La dama regresa a c7 y las blancas no obtienen compensación por el peón, de modo que han de actuar enérgicamente: 14. Cf51 ef 15. Ab6, pero aún así la lucha está lejos de quedar definida, pues tanto 15. ... Cxe4 16. Cxe4 Dxa2 17. Ad4 f6 Y 18. ... Df7I, como 15. ... Oxb6+ 1 716. Txb6 fe 17. f5 Cc6, se­ guido de d6-d5, conceden a las ne­ gras buenas posibilidades de de­ fensa.

9....

0-0

Sería peligroso iniciar operaciones en el flanco, con el rey aún en el centro: 9 . ... b5 10. Af3 Ab7 11. e51 de (11. ... Cfd7? 12. ed Axd6 13. Cdxb5) 12. fe Cfd7 13. Axb7 (aqui hay que mencionar una interesante idea del Maestro Internacional hún­ garo Rigo: 13. Ag5 Cxe5 14. Cdxb5 ab 15. Cxb5 Db6 16. Axb7 Dxb7 17. Dd61, que permite una réplica, tam­ bién de interés: 17. ... Cbc6 18. Cc7+ Dxc7 19. Dxc7 Axg5 20. Txf77 Ad81 21. Db7 TbS, ganando) 13. ... Oxb7 14. Dg4 Y las negras no tienen nada mejor que 14. ... 0-0 15. Ah6 g6 16. Axf8 Cxf8, y las blancas tie­ nen clara ventaja.

También es posible 10. a4, con in­ tención de seg'Jir el mismo plan de la partida, pero restringiendo previa­ mente la actividad negra en el flanco de dama. Después de 10. ... b6 11. Af3 Ab7 12. e51 Ce8 13. Ae3 Cc6 14. De2 g6 15. Tadl, las blancas consi­ guieron ventaja (Geller/Mihalchis­ hin). Aparentemente, las negras de­ berían desarrollar su caballo por c6, transponiendo a la Scheveningen Clásica.

10 .. ..

b5

El GM Andersson se encuentra a sus anchas en la defensa de posicio­ nes como la que se produce tras 10. ... Cbd7 11. Af3 Te8 12. g4 Cb6 13. a4 Af8 14. Dg3. Sin embargo, y pese a que Tahl no pudo derrotarle tras 14. ... Cc4 15. g5 Cfd7 16. Cde2 Tb8 17. b3 Ca5 18. Ab2 Cc6, todos esta­ remos de acuerdo en que aquí es mucho más fácil atacar que defen­ derse.

11. Af3 12. e5

Ab7 CeS

10. De1

67


Una posición problemática. Si 12. '" de 13. fe Cfd7, nos hallamos con otra bien distinta. Antes de analizar ésta, podemos concluir que las blan­ cas han conseguido una pequefla victoria moral, ya que su alfil dama puede ser desarrollado tanto a f4 como a g5. Por otro lado, las blancas han podido expulsar el caballo de f6, debilitando así la defensa del rey negro, sobre todo las casillas f7 y g7. Ahora bien, el resultado del juego dependerá de quiénes son más rá­ pidas, si las negras en capturar el peón e5 o las blancas en el traslado de sus piezas al flanco de rey .. En este sentido, será decisivo el control de la casilla e4. AsI, 14. Axb7 Dxb7 15. Dg3 Rh8 (merece atención el sa­ crificio de calidad 15. ... b4 16. Ah6 g6) 16. Af4 b4 17. Cce2 (este es el precio de 14. Axb7?1) 17 . ... Cc6 le da la iniciativa a las negras (Chibur­ danidze/Gufeld, 1981). Mucho más fuerte es 14. Dg3 Y ahora las negras pueden elegir entre 14. ... Axf3 15. Cxf3 Rh816. Ag5 Cc617. Ce4 h618. Af4 Cb4 ( Dlaz/Machado, 1981) y 14. '" Rh8 15. Af4 Cc6 (es posible que sea más preciso el cambio previo15. ... Axf3) 16. Cxc6 (16. Cf51? g5 17. Cxe7 gf conduce a terribles compli­ caciones, Sibarevic/Antunac, 1977) 16. ... Axc6 17. Ce4. En esta última variante, las blancas están un poco mejor, pero lo peor para las negras ya ha pasado. Al retirar el caballo a e8, las negras protegen g7, pero también relegan a la torre de f8 a la defensa de f7 por un cierto tiempo. El otre �aballo puede ir a d7 para atacar e5, sin blo­ quear la diagonal del alfil.

13. f51

68

13. Dg3 plantea diflciles proble­ mas a las negras, ya que las blancas pretenden completar su desarrollo antes de iniciar la avalancha de peo­ nes. Por ejemplo: 13. ... Cd7 14. a3 (14. ed Axd615. Ce4 Tc816. c3 CcS, Klovan/Ermenkov, 1978) 14. ... Tc8 15. Ae3 Cb6 16. Tael Cc4 17. Axb7 Dxb7 18. Acl g6 19. Ce4 Dd5 20. Ct3. Este fragmento de la partida Sznapik/ Jansa describe bien el ca­ rácter de la lucha tras 13. Dg3 y es tI­ pico evaluar esta posición como "poco clara". El inmediato avance del peón '1' constituye una decisión agresiva pero responsable. Las blan­ cas crean así, inmediatas amenazas, tales como f5-f6 y fSxe6, pero sellan también el destino del peón e5.

13. .. .

de

N o e s fácil contrarrestar el avance del peón f Por ejemplo: 13. ... b4?1 14. f6 bc 15. Axb7 Dxb7 16. fe Dxe7 17. bc y la falta de oposición para el Acl es desagradable para las negras. O bien 13. ... Axf3 14. Cxf3 b415. f6 gf 16. edl Axd6 17. Ce4 Rh8 18. Ad2! Cc6. Esta posición se produjo en la partida Karpov/Ermenkov, 1980. Después de 19. Dh4 Ae7 20. Ag5! o bien 19. c3 a5 20. Tcll las blancas tendrlan mejores chances, pero estimamos que las negras po­ drían seguir jugando con posibilida­ des defensivas. '

'.

14 . fel

Axf3

El caballo es intocable: después de 14. ... ed 15. Cd5 Axd5 16. Axd5 Cc6 17. ef+ Rh8 18. Axc6 Dxc6 19. Dxe7, o bien 15. ... Dd816. Cxe7+


Dxe7 17. Axb7 Dxb7 18. e71, las blancas ganan. 15. ef+ 15. Cf5 es menos claro, tras 15. ... fe, o incluso 15. ... f6. 15. ... 16. Cxf3

Txf7

La tormenta que tan repentina­ mente habla surgido desaparece con la misma rapidez, con un balance de igualdad material. Queda planteada ahora la siguiente cuestión: ¿Consti­ tuye el peón eS una debilidad? Un vistazo al problema deberá tener en cuenta la relativa fuerza de los juga­ dores en la evaluación de la posición resultante. Por el momento, la ex­ periencia indica que las chances son aproximadamente iguales, después de 16 . ... Cd7 17. Ae3 Dc6 18. Tdl Ab4 19. Ad2 Cd6 (Jansa/Suba, 19801. Es probable que este dicta­ men de la práctica se aproxime mu­ cho a la verdad. c) 9. Ae3

9. Ae3 Aunque esta jugada se produce con más frecuencia en la práctica, es posible Que sea menos consecuente que 9. Af3. Normalmente, el alfil se halla en e3 cuando el caballo dama negro está en c6, a fin de liberar a la dama de la defensa óel caballo d4. Ahora bien, con el caballo en bS, no es necesario defender el caballo d4 y, por otro lado, la eventual falta de control sobre e5 permite a las blan­ cas buenas posibilidades de efectuar

el avance 94-e5. En este sentido, el alfil e3 es pernicioso, puesto que al bloquear la columna 'e' no apoya, sino que más bien dificulta la ruptura mencionada.

o-o

9 . ...

Las negras pueden elegir aquf en­ tre 9. ... Cbd7, ya comentada, y 9. ... Cc6, que traspone a la Scheve­ ningen Clásica. Pero si las negras juegan 9. ... b5, las blancas conse­ guirlan la iniciativa con 10. 651 de 11. fe Cfd7 12. Af3 Ab7 13. Axb7 Dxb7 14. Dg41 Tf8 15. Dxg7 b4 16. Ca4, como en la partida Popov/ Balash.ov, 1974. Claro que eso fue consecuen­ cia de haber jugado mal las negras, Que podrfan haber tomado el peón en la jugada 11: 11. ... Dxe5 12. Af4 Dc5 13. Af3 Da7 y, en lugar de 12. '" Ab7, deberían haberse decidido por 12. ... Ta7. En este caso, las blancas seguirlan igualmente con la inicia­ tiva, pero Is negras dispondrfan de blancos para su contraataque. Después de 9. ... 0-0 las blancas se hallan en una encrucijada. Pue­ den iniciar su avalancha de peones en el flanco de rey, tratar de jugar en todo el tablero, o bien concentrar sus esfuerzos en el avance del peón e4. Diagrama Examinaremos cuatro métodos de juego, a partir de la posición del dia­ grama: e1) 10. g4

c2) 10. a4 e3) 10. Rh1 c4) 10. De1

69


Las blancas pueden decidirse por una continuación más sólida de su estrategia, incorporando sus piezas pesadas a las proximidades del rey enemigo: 12. Ad3, seguido de Dh5 y la maniobra Tfl-f3-h3. 12. ...

13.16

cl)

10. g4 Una jugada tan activa es posible gracias a la 3usencia de c6 del caba­ llo de dama negro, y como resultado de no disponer las negras del típico contragolpe 10. Cxd4 1 1. Axd4 e5. 10 . ...

Cc6

Esta no e; una transposición a la Schevening'ln Clásica, ya que el peón avanza inmediatamente a g5. 10. '" be· (sangre fría) permite a las blancas lanzar confortablemente su ataque a la bayoneta: 1 1. g5 Cfd7 12. f5, mientras que 10. ... d5 1 1. ed Cxd5 12. C><d5 ed 13. Af3 Td8 14. Dd2 Cc6 conduce a una posición en la que el peón aislado d5 resulta ser más importante que la posible com­ pensación E-n forma de juego activo de piezas. 11. g5 12. f5

70

Cd7

Cde5 Ada

Las blancas han conseguido no poco en el flanco de rey, pero las defensas permanecen intactas. Des­ pués de 14. fg Rxg7 15. Dd2 b5, se diría que no debieran perder la cabe­ za y jugar la profiláctica 16. a3, antes de emprender el ataque. En la parti­ da Sax/Stean, 1977, las blancas, sin embargo, atacaron directamente: 16. g671 hg 17. Ah6+ Rg8 18. Axf8 Rxf8 19. Cxc6 Dxc6 20. Ad3 Rg7 2 1. Ce2 Ab7 y poca cosa queda de la po­ derosa formación ofensiva de las blancas. c2)

10. a4 El juego sólido posicional contra la actividad negra en el flanco de dama es aquí más apropiado, ya que las negras aún no están listas para con­ traatacar en el centro. Después de 10 . ... Cc6 1 1. Cb3 b6, las negras pueden trasponer al Ataque Maroc­ zy, ya estudiado en los primeros ca­ pítulos. Aquí analizaremos lo que pOdría suceder si las negras rehúsan la transposición.

10. '" 11. Af3

b6 Ab7


presionando, al mismo tiempo, sobre e4. Después de 15. Og3 Cc5 16. e5 Cfxe4 17. Cxe4 Cxe4, las chances están equilibradas. c3)

10. Rh1 La retirada preventiva del rey de la diagonal a7-g1 es, como ya hemos comentado anteriormente, muy útil y tiene conexi6n con planes de jue­ go concretos. Ahora las negras pue­ den mover 10. Cc6 6 10. Cbd7, que darian lugar a posiciones ya co­ mentadas y suficientemente s6lidas. o o .

12. De1 Además de la textual es perfecta­ mente jugable 12. e5 de 13. Axb7 · Oxb7 14. fe Cfd7, asi como también 12. g4 Cc6 13. g5 Cd7 14. Cb3 Tfe8 15. Ag2 Af8 16. li4 Ca5, e incluso 12. Oe2. Todas estas alternativas con­ ducen a posiciones de doble filo.

12.

o o .

10.

oo.

o o.

bS

Cbd7

Otro método de defensa es 12. Cc6 13. Og3 b5.

o o ,

13. Tad1 Es pe:igroso exponer al rey con 13. Af2 Tfe8 14. g4?! debido a 14. e51 15. Cf5 ef 16. g5 Ce5!, según análisis de Magerramov. o o .

13. 14. Rh1 o o '

Tfe8 Af8

La fase de apertura ha concluido satisfactoriamente para ambos juga­ dores. Las negras comienzan a ame­ nazar con el avance de su pe6n 'e',

11. eS!? Las blancas rompen en el centro, explotando su momentánea ventaja de desarrollo.

11.

o o .

de

71


El ajedrez contemporáneo consi­ dera perfectamente defendibles po­ siciones como la que sigue: 11. ... Ce8 12. Ad3 Cd7 13. Df3 Ab7 14. Dh3 g6 Y ahora, 15. f5 ef 16. e6Ce51 (pero no 16. ... Cc5, por 17. Cxf51gf 18. Axf5, con ataque, Bohm/Ree, 1980) 17. Ag6 Cg7 18. Axg7 Rxg7 19. ef Db61, pero también aqui es más difIcil defenderse que atacar.

12. fe

ventaja blanca, en la partida Barle/ Ribli, 19n. c4)

10. De1

Cfd7

I La amenaza es más fuerte que su ejecuciónl Después de 12. ... Dxe5 las negras pierden inevitablemente material: 13. At4 Dc5 14. At3 Ta7 15. Axb8 Td7 16. Cce2 Ttd8 17. b41 Dxb4 18. c3, etc.

13. Cf51 La clave del juego blanco. Des­ pués de 13. At3 Ab7 14. Af4Cc6 15. Cxc6 Axc6 16. De2 Tac8, tenemos una batalla de complejas maniobras, con chances equilibradas.

13 . . . .

Cxe5

Después de 13. ... ef 14. Cd5 Dd8 15. Cxe7 + Dxe7 16. At3 Cxe5 17. Axa8, las blancas han ganado cali­ dad y sus piezas siguen siendo ac­ tivas.

14. Af4 Una posición t1pica de la última tase de la apertura y comienzo del medio juego, de la que se requiere un análisis más minucioso. Las ne­ gras pueden elegir entre 14. ... At6 Y 14 . ... et 15. At3 Ta7 16. Cd5 Dd6 17. Axe5 Dxe5 18. Tel, con pequei'la

72

10 ....

b5

Una estrategia de espera, a base de 10. ... Cbd7, concederla a las ne­ gras restringida pero sólida posición, y la inclinación a realizar esta jugada dependerá, como en tantos otros casos, de gustos y preferencias te­ tensivas. He aqul dos ejemplos ca­ racterlsticos: 1) 10. ...Cbd7 11. At3Cb6 12. Rhl Cc4 13. Acl e5 14. te Cxe5 15. Ag5 Ae6 16. Dg3 Rh8 17. Ae2 Dd7 18. Tadl (Zeshkovsky/Bonsch, 1979). 2) 10 . ... Te8 11. Dg3 Cbd7 12. Ct3 e5 13. Cg5 b5 14. te de 15. Tadl Ab7 (Tahl/Andersson, 1976). Si, en lugar de 12. Ct3, las blancas húbie­ sen jugado 12. At3 Tb8 13. a4, ha­ brlan obtenido alguna iniciativa, pero no más que eso.


ci6n del Ce8 y la Tf8 no ayudan a las negras.

11. Af3 Con la dama en el es peligroso sa­ crificar inmediatamente el pe6n: 11. e5 de 12. fe Dxe5 13. Af3 Ac51 14. Axa8Cg41

Ab7

11. 12. e5 oo.

Toda la estrategia blanca, a partir de 10. Del, se basa en este avance, pero el momento en que ha de efec­ tuarse depende en gran parte del es­ tilo de cada jugador. Aun aquí las blancas pueden desplegar sistemá­ ticamente todas sus fuerzas de re­ serva antes de avanzar el pe6n. Por ejemplo: 12. a3 Cbd7 13. Tdl Tfe8 14. Dg3, pero no hay que olvidar que en tal caso también pueden reagru­ parse las negras.

12.

de

oo.

Después de 12. Ce8 las blancas pueden incorporar la Tal a la lucha, asegurándose así la iniciativa: 13. Tdll Ce6 (13. Cd7 no cambia na­ da) 14. Dg3 b4 15. Ca4! g6 16. Cb31 (las negras tienen todo bajo control, tras la inferior 16. f5 Cxd4 17. Axd4 ef 18. Axb7 Dxb7 19. Txf5 Dc6) 16. de 17. Cbc5 ef18. Dxf4. o o '

oo.

oo.

13. fe

La retirada del caballo a la posi· ci6n más elástica d7 le permite pre­ sionar sobre el centro y supone un ci�rto freno a las intenciones blan­ cas de atacar al rey. Las pr6ximas jugadas deben ahora responder a cuestiones relativas al pe6n e5: ¿c6mo enjuiciar, en definitiva, a este pe6n? ¿se trata de una cul'la que difi­ culta la defensa negra, o, por el con­ trario, constituye una debilidad que compromete a las blancas en el final?

14. 0g31 Si las blancas cambian inmedia­ tamente en b7 reducen la presi6n sobre e5, pero también abandonan la posibilidad de trasladar el caballo de c3 al flanco de rey, vla e4. Des­ pués de 14. Axb7 Dxb7 15. Cf3 b4 16. Ce2 Cc6 17. Dg3 Ac5 18. Axc5 Cxc5 19. Tael Tad8, las chances es­ tán equilibradas, como en la partida Balashov/Beliavsky, 1974. Tampoco hay problemas para las negras des­ pués de 15. Dg3, por 15. Ac51 16. Rhl Axd4 17. Axd4 Cc6 18. Tadl Oc7 19. Tfel Rh8 y en esta posici6n las blancas se resienten de la debili­ dad de su pe6n e5. o o .

Diagrama

Cfd7

Si 13. ceS 14. Dg3 Cd7 15. Tadl, las blancas habrán incorpo­ rado, una vez más, su torre a la lu­ cha. Después de lS. b41 16. Ca4 Axf3 17. Cxf3 Ac518. Cxc5 Axc519. Af2 Axf2 20. Dxf2, se enfatiza la ba­ talla del centro, mientras que la posio o .

oo.

14.

oo .

Rh8

El problema de efectuar el cambio de alfiles en el momento adecuado no es menos delicado que el de ele­ gir, el momento propicio para el avance e6-e5. A 14. Axf3, las oo .

73


blancas pueden optar bien por 15. Cxf3 Ac5 16. Axc5 Cxc5 17. Tael Cc6 18. Cg5 Tad8 19. Tf6 Cxe5 20. Txe5 Cd7, bien por 15. Oxf31? Cb6 16. Og4 Oxe5 17. Tael Ac5 18. Rhl f5 19. Oh4 0f6 20. Oxf6 Txf6 21. Cxf5, continuaciones ambas difíciles de evaluar. Con 14. ... Rh8 1as negras liquidan

la amenaza Ah6, dificultando la ma­ niobra de traslado del caballo (Cc3e4-g5). Las blancas deben buscar el medio de incrementar su potencial de ataque, pues de otro modo se ha­ llarán ante la amenaza de entrar en un final con la debilidad de e5. Pare­ ce que este bando puede luchar por la ventaja, con 15. Axb7 Oxb7 16. Tf41? b4 17. Ce4 Cxe5 18. Cxe6 Cg6 19. Cxf8 Cxf4 20. Oxf4 Axf8 21. Tfl, pero de todos modos la debilidad de e5 garantiza a las negras suficiente contrajuego y la mejor manera de al­ canzar su objetivo es con 16. ... Cc6. En lugar del plan posicional, las blan­ cas pueden, por otro lado, jugar 15. Tadl. Por ejemplo: 15. ... Cc6 16. Axc6 Axc6 17. Cxc6 Oxc6 18. Ce4 Tad8 19.Cg5 Rg8 20. c3, como en la partida Ghinda/Jansa, 1979, o bien 15. Af4, pero en ambos casos las negras disponen de contrajuego para conseguir la igualdad.

1.9. Continuaciones 7. f4 Y 7. Ae3 (1. e4 c5 2. Cf3 d6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 eS 6. Ae2 a6)

En este capítulo examinaremos continuaciones en las que las blan­ cas no se apresuran a enrocar o in­ cluso prescinden por completo del enroque.

a) 7. f4 b) 7. Ae3 al 7. f4

7. f4 74

Esta continuación es considera­ blemente menos popular que 7. 0-0, pero sólo como resultado de los ca­ prichosos dictados de la moda. A los autores les parece 7. f4 bastante más prometedora que 7. 0-0, ya que aporta abundantes posibilidades. En el análisis final las blancas pueden reconsiderar, además, el regreso a líneas conocidas, jugando 0-0.

7. . . .

Dc7


8. Cc6 9. Ae3 Ae7, pero ¿qué su­ cede si uno "siente" el deseo de ju­ gar el caballo por d7? o o .

9. g4 10.95 11. 84

Cb6 Cfd7

Las blancas controlan el juego en ambos flancos. Después de 11. . .. g6 12. Dd2 Ag7 13. Cde2 Cc5 14. De3 Cc4 15. Df2 (Karpov/Ljuboje­ vic, 1978) las blancas han ganado claramente la batalla de la apertura. Ahora no es fácil avanzar el peón 'b'. Las blancas ganan pieza después de 7. oo. b57 8. e5 de 9. fe Cd5 10. Cxd5 Dxd5 11. Af3 Dxe5+ 12. Rf2 Ta7 13. Af4, 7. Cbd7 conduce a una posición muy restringida, tras 8. Af3. Tampoco vale para las negras cuestionar la diagonal a7-g1, con 7. oo' Db671, a causa de 8. a3 Ae7 9. Ae3! y ahora 9. ... Dxb2 perdería la dama tras 10.Ca4.

b) 7. Ae3

7.Ae3

o o '

8. Af3 8. a4 b6 9. Af3 también es posible, pero más digno de atención es jugar de acuerdo al esprritu del Ataque Keres, que estudiaremos en otros capítulos. En la partida Klovan/Pa­ latnik, 1973, las blancas obtuvieron un ataque amenazador después de 8. g417 b5 9. g5 Cfd7 10. a3 Cb6 11. f5Cc6 12. Cxc6 Dxc6 13. 0-0 Cc4 14. fe fe 15. Axc4 Dxc4 16. Df3 Ta7 17. Ae3 Td7 18. g61 8.

oo.

Cbd7

No es demasiado tarde para regre­ sar a l¡f Scheveningen Clásica, con

Merece la pena considerar esta posición, ya que también puede pro­ ducirse en la Variante Najdorf: 5. a6 6 . Ae3 e6 7 . Ae2, etc. Evidente­ mente, si las blancas eligen enrocar corto, la jugada 7. Ae3 dejará de ser "original Scheveningen". Veamos tres bifurcaciones significativas: o o .

bl)7.

o o '

Cbd7

75


y ahora,

b2) 7. ... Dc7 b3) 7 . ... Ae7 7. ... b5 es considerado prematuro y prueba de ello es la siguiente refu­ tación en plan Smyslov (con relación a 7. 0-0 b5): 8. Af3 b4 9. e5 de 10. Cb3 Dxdl 11. Txdl e4 12. Cxe4 Cd5 13. Txd5 ed 14. Cffi+ gf 15. Axd5 Y las blancas tienen vengaja material ( Horvath/Sax, 1976). 7. ... e5 es perfectamente jugable. Después de 8. Cf5 (8. Cde2 Ab7) 8. ... d5 9. Ag5 d4 10. Cd5 Da5 11. Ad2 Dd8, ¿acaso tienen las blancas algo mejor Que 12. Ag5? bl)

7. ... 8. 84

Cbd7

Además de este plan, Que tiene por objeto el bloqueo del flanco de dama, veremos a continuación otras posibilidades, Que dan lugar a un juego más vivo: 1) 8. f4 b5

76

1.1.) 9. f51? las blancas intentan de­ bilitar d5, para apoderarse a conti­ nuación de esa casilla 9. ... e5 (9 . ... b4 10. fe bcl? 11. ed+t) 10. Cc6 Dc7 11. Cb4 Ab7 12. a4 (las blancas mantienen una pequeña iniciativa posicional después de 12. Cbd5 Axd5 13. Cxd5 Cxd5 14. Dxd5) 12. ... bal 13. Txa4 Ae7 14. 0-0 0-0 15. Rhl Tfb81 16. Axa6 Cc51 con buen juego para las negras (Zeshkovsky/ Polugaievsky, 197611.2) 9. Af3 Ab7 10. a3 Dc7 11. De2 Ae7. Ahora las blancas jue­ gan normalmente 12. O-O, pero tam­ bién pueden optar por un buen y agresivo plan, con 12. g4 Cb6 13. O0-01 Cc4 14. g5Cd7 15. h41 Cxe3 (15. ... Cxa3 16. h51) 16. Dxe3 0-0-0 17. f5± ( Klovan/Petkevich, 197012) 8. g41 h6 ( como mostrará el desarrollo del juego, este movimien­ to no dificulta los planes blancos y únicamente debilita la defensa. Por consiguiente, merece consideración 8. ... Cc5, lo Que coloca a las blancas ante la disyuntiva de jugar una línea aguda, ya Que el juego posicional, a base de 9. f3, seguido de 0-0, no parece justificado. Después de 9. Af3 h6 10. h41, tanto 10. ... Dc7 11. De21Cfd7 12. b41 Cb3I? 13. Cdxb5 ab 14. Cxb5 Db8 15. cb d5 16. ed Axb4 + 17. Rfl 0-0 18. Dc41 -análisis de Minev, 1976-, como 10. ... e5 11. Cf5 g6 12.Cg3 Ae6 13. De21 Da5 14. Ad2 Dc7 15. a41, Zesh­ kovsky/Pokojowczyk, 1976, condu­ cen a ventaja blanca, pero las negras pueden mejorar el juego en los movi­ mientos 9°/10°, y, por ejemplo, 10 . ... g6 es perfectamente válido) 9. f4


9. ... bS (dado que el peón 'f' ha sido avanzado ya a f4, la respuesta 9 . ... CcS puede ser contestada con 10. Af3) 10. gS hg 11. fg Th3 ( después de 11. .. . b4 las negras echan más leña al fuego, pero pueden seguir ju­ gando en condiciones razonables) 12. Af21 Txc31 13. gfl Th3 (13. ... TcS es un poco más resistente, pero también en este caso conseguirían ventaja las blancas después de 14. ClIe61 DaS+I lS. c3 fe 16. b4 Da3 17. bc Dxc3+ 18. Rtl Cxc5) 14. Cxe6! DaS+ lS. c3 te 16. fgl Axg7 17. Dxd6 Th6 18. Tgll At8 19. Tg8 Dd8 20. 0-0-01 De7 21. Dc6 Tb8 22. Aa71 Rf7 23. Tg21 Y las blancas ga­ naron rápidamente en la partida Zeshkovsky/Browne, 1976. Por supuesto, las negras pueden jugar ahora 8. ... 0-0, trasponiendo a lineas ya examinadas. 8. 9. 10. 11.

... f4 Af3 0-0

b6 Ab7 Tac8

Es ésta una posición crítica y rele­ vante para la evaluación negra de apertura. Este bando debe ahora re­ solver el problema del sacrificio de calidad en c3, que ha de efectuarse en el momento preciso, pero que de ningún modo as fácil de determinar. 1) 11 . ... Txc3 12. bc Cxe4 y aun­ que este caballo consigue una fuerte posición en el centro, la falta de de­ sarrollo del flanco de rey y la debili­ dad de los peones a6 y b6 no permi­ ten a las negras la posibilidad de ha­ cerse con la iniciativa. Naturalmente, si sus oponentes no juegan con la debida energra, entonces sí podrfan las negras reforzar su posición. Por ejemplo: 13. Ce2? Dc7 14. Del dS! lS. Ad4 AcS 16. Cg3? 1 tSI 17. De3 0O 18. AxcS bc 19. aS eS 20. Ce2 gSI (Mednis/Browne, 1975). Pero las blancas no tienen por qué conceder a su adversario tiempo para consoli­ darse: 13. c4 Dc7 14. De2 Ae7 1S. aSI ba 16. fSI eS 17.Cb3 0-0 (17. ... a4 18. Axe4 Axe4 19. Txa4 es más resisten­ te) 18. CxaS Aa8 19. Rhl (Ostojic/ Barczay, 1976) , Si 13. Del (más fuer-

77


te es la inmediata 13. f51) 13. ... d5 14. Axe4 de 15. a5 b5 16. f51 e5 17. Ce61 fe 18. fe Cf6 19. Td1 (llyn/Vais­ man, 1975) 19. . .. Ad5. De modo que 11. ... Txc3 no basta, aparente­ mente, para conseguir la igualdad. 2) Las blancas no tienen palticu­ lar dificultad para iniciar el ataque contra 11. ... Dc7. Así, 12. De11 Ae7 13. Td1 O-O 14. g4.

3) Las negras salieron con éxito de la apertura en la partida Tahll Browne, 1975, después de 11. ... Ae7 12. e5 Axf3 13. Dxf3 de 14. Cc6 Dc7 15. Cxe7 Dxe7 16. Dg3 The81 pero si las blancas no hubiesen in­ tentado forzar los acontecimientos, jugando 10. De2, en lugar de 12. e5, su posición habría sido preferible. b2)

7....

cuenta que 6. ... Dc7 no es el mejor método de defensa contra ese siste­ ma, como tampoco e2 es la posición más agresiva para el alfil rey. En ré­ plica a 8. g4 recomendamos tanto 8. . .. h6 9. f4 b5 10. g5 hg 11. gf Cfd7 12. g6 Ce5 (o bien 9. a4 d5 10. ed ed 11. h4 Ab4 12. Rf1Cc6 13. Rg2 Axc3 14. bcCe4, como 8 . ... b5. Por ejem­ plo: 9. g5 Cfd7 10. a3 Cb6 11. f4 C8d7 12. 0-0 Ab7 13. f3 e5 14. Cb3 Ca41 ( Byrne/Kavalek, 1972). En cada caso, se produce una posición com­ plicada. Las negras no han efectua­ do jugadas tan malas en la apertura como para que 8. g41es haga caer en desventaja. 8. ... 9. At3

b5 Ab7

¿Por qué no 9. ... b47

Dc7

10. a3 Si las blancas tratan de forzar acontecimientos en el centro, con 10. e5, entonces se llegará a una po­ sición ya estudiada: 10. ... de 11. Axb7 Dxb7 (11. ... ed 12. Axaa de merece atención) 12: feCfd7 (12. ... Dxg27 es peligroso -13. Tg1 Dh3 14. De21) 13. 0-0 Cc6. Después de 14. Cxc6 Dxc6 15. Dh51 g6 16. Dh4 Ag7 17. Ah6, las blancas mantuvieron una pequeña iniciativa, pero el peón e5 es débil ( Ghinda/Ungureanu).

10. . . 11. De2 12. Cts .

8. f4 Una vez más las blancas pueden intentar aquí el Ataque Keres, a base de 8. g4, sobre todo teniendo en

'7 8

Cbd7 eS h6

La inmediata 12. ... g6 permite la típica maniobra 13. fe de 14. Ch6,


que interfiere el normal desarrollo negro. 13.

96

9. 10. f4

Cfd7

o o .

0-0

Después de 14. Cg3 ef 15. Axf4 Ce5 16. Tad1 Ag7 17. Rh1 0-0, las chances son aproximadamente igua­ les (Suetin/Platonov, 19n). b3)

7.

oo,

Ae7

Una útil jugada de espera, que di­ fiere la decisión del esquema de de­ sarrollo hasta el movimiento pró­ ximo. 8.94 Después de 8. f4 Cc6 u 8. Cbd7, el juego revertirá a líneas usuales de la Scheveningen Clásica. Ahora el con­ cepto negro está justificado, ya que la partida llega por transposición de jugadas a una linea poco provechosa (para las blancas) del Ataque Keres, ya que se ha jugado 6. Ae2. o o .

8. 9. 95 o o '

b5

Contra 9. a3 las negras disponen de dos buenos planes: 9. Ab7 o incluso 9. d5 10. ed Ab7, que abre el juego en el centro, exponiendo la debilitada estructura de peones en� miga. oo,

o o .

La jugada "extra" Ae2 ha origina­ do una situación en la que la debili­ dad del peón g5 no permite a las blancas una útil profilaxis, de modo que su caballo dama será, ahora, ex­ pulsado a un extremo del tablero. Después de 10. b4 11. Ca4 Ab7 12. Af3 Cc61 13. h4 0-0, las negras tienen un magnIfico juego. Por ejem­ plo: 14. O-O Cxd4 15. Axd4 e51 16. fe de 17. Af2 Ac6 18. c3 Da5 19. b3 Tfd81 20. cb Dxb4� ( Byrne/Polu­ gaievsky, 1975), o bien 14. Ce2 Da5 15. b3 Cc51 16. Cb2 Tfd8+ análisis de Polugaievsky, 1975). Tenga presente el lector que las posiciones en que el alfil blanco se desarrolla a d3 serán examinadas en otros capltulos. o o .

79


2. SCHEVENINGEN MODERNA

2.1. INTRODUCCION (1. e4 e5 2. Cf3 d6 3. d4 ed 4. Cxd4 Cf6 6. Ce3 eS 6. Ae2 Ce6)

No hace mucho que una forma­ ción Scheveningen sin ... a6 resul­ taba inconcebible. Según Tarta­ kower, era precisamente el peón lI6 negro lo que permitía mantener in­ tacta la fortaleza Scheveningen, al igual que la cariñosa ama protege cuidadosamente al niño. Un cono-

cimiento profundo de los puntos clave de la Scheveningen no puede negar, en modo alguno, que la juga­ da ... a6 sea generalmente útil, pero desde luego sr cuestiona su absoluta necesidad. Una reevaluación similar de la necesidad de jugar ... Dc7 tam­ bién se está llevando a cabo, aunque en menor grado. De este modo, en el "bosque" Scheveningen nos encontramos ocasionalmente con al­ gún pequeño sendero en el que no hay prisas por jugar ... a6, o en el que la dama no necesita instalarse tampoco en c7. Tal economización del tiempo en la apertura tiene una profunda significación: las negras intentarán primero contrajuego en el centro, y, como se verá en el análisis que sigue, en algún ataque standard en el flanco de dama el peón 'a' lle­ gará al punto a5 en un solo movi­ miento, en lugar de dos.

81


Aparte de 6. ... Cc6 puede igualmente jugarse 6. ... Ae7, dentro del mismo espíritu, transponiendo ha­ bitualmente a la línea principal, des­ pués de 7. 0-0 Cc6. Para aquellos que gustan de las excepciones, trans­ cribimos un fragmento de la partida Adorjan/Trifunovic, 1972: 6. ... Ae7 7. 0-0 Ad7 8. Cdb5 Ac6 (8 . ... Axb5 9. Axb5+ Cc6 también merece con­ sideración) 9. Af4 e5 10. Ag5 Cxe4 11. Axe7 Axe7 12. Cxe4 Axe4 13. Dd2, con fuerte iniciativa por el peón sacrificado. Mencionemos, de paso, que 6. ... Cbd7 también conduce a juego original: 7. f4 Cc5 8. Af3, o bien 7. Cbd5 Cc5 8. Ag5 a6 9. Axf6 gf 10.Cd4.

7.0-0 8. Ae3

Ae7

Aunque en nuestro ánimo está sintonizar con las ideas ortodoxas de la variante, sobre las cuales debe ba­ sarse nuestra investigaciÓn, permlta­ senos considerar el fianchetto del alfil dama. Después de 8. b3 0-0 9. Ab2.

82

Las blancas han utilizado un tiem­ po valioso y, por consiguiente, no pueden esperar demasiado. Antes de atacar al rey enemigo, deberán pro­ ceder a alejar al propio de la diagonal a7-g1, así como defender o retirar el caballo d4. Esto da a las negras mu­ cho tiempo para crear contrajuego. Por otro lado, desde b2 el alfil sÓlo apunta a g7, mientras que desde e3 presionaba sobre ambos flancos. Después de 9. Ab2 hay dos buenos planes para las negras: 1) 9. ... Da5 10. Dd2 Td8 11. Tad1 Cxd4 12. Dxd4 Ad7113. Ah1 Ac614. f4 d51 15. ed Axd5 16.Cxd5 Txd5 17. Dc3 Dxc3 18. Axc3 TeS= . 2) 9. ... a6 10. Ah1 Ad7 11. f4 Db61 12. Cxc6 (12. Ca4 Dc71) 12. .. . Axc6 13. Ad3 (13. Af3 De31) 13. .. . Cd7 14. e5 Cc51 15. ed Axd6= (Schwarz). En la práctica se suele optar por apartar al rey del centro lo antes pa­ sible, mientras que la teoría conside­ ra más prometedor 7. Ae3 Ae7 8. f4, ya que las blancas conservan la posi­ bilidad de enrocar en uno u otro lado. Por ejemplo: 8. f4 a6 9. Dd2 Dc7 10. 0-0-0, o bien 8. ... Ad7 9. Cdb5 Db8 10. 94 a6 11. Cd4 d5 12. edCxd5 13. Cxd5 Ah4+ 14. Af2 15. Axf2 ed (la reciente partida Ku­ preichik/Kasparov, UASS 1982, puso sobre el tapete una tercera po­ sibilidad, 8. ... 0-0. Ahora 9. Dd2 fue contestada por 9. ... e51 que explo­ taba la poco convincente situación de la dama en d2. El juego blanco pronto se deterioró, y después de 10. Cf3 Cg4 11. 15 Cb4 12. Ad3 d51 13. Cxd5 Cxd5 14. ed e41 15. Axe4


Te8 16. 0-0-0 Af6, la presión sobre la columna 'e' fue demasiado intensa: 17. Ag5 Txe4 18. h3 Ce5 19. Axf6 Dxf6 20. Cxe5 Dxe5- + N.d.T.) 8.

0-0

o o,

Estamos demasiado habituados a ver esta jugada en la práctica, pero cuando se desea un máximo de pre­ cisión hay que convenir en que más correcto es 8. Ad7. En efecto,ya que el centro no está abierto y que el enroque está asegurado, una tal supereconomización del tiempo de juego merece atención y análisis. Las negras propulsan el desarrollo de sus piezas, imprescindibles para la creación de contrajuego. Hasta el momento la factibilidad de esta idea no ha sido refutada. oo,

e5 17. Ae3 Ac6 y la compresión va cediendo. La idea de jugar 9. Cb3 a6 10. a4, habitualmente desagradable para las negras, no tiene efecto aquf. (sin las jugadas f4, 0-0) ya que en respuesta a 10. Ca5 las blancas no consiguen nada con 11. e5, mien­ tras que tras 11. Cd2 0-0 12. f4 Dc7 13. De1 b5 la iniciativa pasa a manos de las negras. Sólo queda, pues, considerar 9. f4 Cxd4. Después de 10. Axd4 Ac6 11. Dd3 0-0 12. Dg3, o bien 1 1. Ad3 0-0 12. De1, el juego alcanza posiciones bien estudiadas, con posibilidades aproximadamente iguales. Sólo 10. Dxd4, enfatizando sobre el dominio central, plantea a las negras algún que otro problema, pero no excesi­ vamente difIcil: 10. Ac6 11. e5 de 12. fe Cd5 13. Cxd5 Dxd5 14. Dxd5 Axd5 15. Ab5+ Ac616. Axc6 bc 17. Tad1 Tb8, con final igualado. o o .

o o .

9. f4

Asf, después de 9. Cdb5 Db8 10. a4 0-0, la tentativa de comprimir el "muelle siciliano" con 11. f4 (11. Af4 ceS 12. Ag5 a6 13. Cd4 Cc6 no es mejor) 11. Td8 12. Af3 Ae8 13. De2 no tiene éxito. Después de 13. a6 14. Cd4 (14.Ca3 d51 15. ed ed y el caballo queda fuera de juego) 14. Dc7 15. Tad1 Cxd4 16. Axd4 oo,

o o .

oo.

No tiene sentido que las blancas retiren su caballo de d4, por miedo a un posible cambio: 9. Cb3 a61 (mejor que 9. Ad7 ó 9. Dc7) 10. a4 y el oo'

oo,

83


camino más fácil para la igualdad es 10. ... b6 11. f4 Ab7 12. Af3 Cd7 ó 12. ... DcS, es también perfectamente jugable y conduce a bien conoci­ das, aunque más complicadas po­ siciones. La costumbre para la reforma del dogma Scheveningen, que estamos examinando en este capItulo, al prin­ cipio sólo pasaba por 9. ... Ad7. Más tarde durante el período de "expe­ . rime �tación práctica" cuando apareció su aspecto negativo, fueron lle­ gando a escena sus competidore�, negando también la absoluta necesI­ dad de la jugada a7-a6. Concentre­ mos ahora la atención en uno de sus rivales, postergando el examen de otros movimientos para capítulos ul­ teriores. 9. ...

Dc7

El cambio previo 9. ... Cxd4 10. Axd4 pretende la obtención de espa­ cio para maniobrar y la liberación de la diagonal después de 10. ... b6, a fin de presionar sobre el centro. Sin embargo, no es suficiente para la igualdad ya que se trata de una ma­ niobra suficientemente defensiva. Al renunciar a toda actividad trpica en el flanco de dama las negras permi­ ten a su oponente atacar al rey por el camino más natural: 11. Dd3 Ab7 12. Tadl TcS (12. ... g6 13. f5 e5 es algo mejor) 13. Dg3 d5 14. edl ed 15. Rhll TeS 16. Ad3 Af8 17. Dh3 g6 (17. ... h6 18. Df51 ±i 18. f51 Ag7 19. fg hg 20. Df3 Te6 21.Ce2± (Ostojic/ Ciocaltea, 1975), Hay una segunda posibilidad que provoca una crisis en el sistema 9. ... Cxd4 y es precisamente 10. Dxd4,

84

que permite a las blancas presionar en el centro. Por ejemplo: 10. ... b6 11. Af3 Ab7 12. Tadl (12. Tfdl Dc8 13. a4?1 Td8 14. Rhl d5! = ) 12. ... Dc8 (12. ... TeS 13. Da41 ±) 13. e5 de 14. fe Ac5 15. Df4Cd5 16.Cxd5;t. Con 9. ... Dc71as negras tratan de obtener la formación más conforta­ ble posible para sus fuerzas, con Cd4 b3. De hecho, después de 10. Cb3 pueden trasponer no sólo a los sistemas ya reputados como válidos, a base de 10. ... a6 11. a4 b6, sino que también pueden explotar la po­ sición de su peón en a7, completan­ do su desarrollo: 10. .. b6 11. Af3 Aa61 12. Tf2 Tfd8 13. Del TaeS 14. Tdl Ac4 (Ciocaltea/Tahl, 1974). Las complicaciones resultantes de 15. Cd4 Cxd4 16. Axd4 e5 17. Ae3 d51 18. fe Cxe4 19. Axe4 de 20. Ad4 Ab4 21. Dxe4 Axc3 22. bc Axa2 23. bc Axa2 son favorables a las negras. En respuesta a la jugada profilác­ tica 10. Rhl las negras pueden ele­ gir entre 10. ... Cxd4 11. Dxd4 (11. Axd4 e5=) 11. ... e5 12. Dd3 ef (pero no 12. ... Ad7? 13. fe de 14. Txf6! Axf6 15. Cd5, con ataque) 13. Axf4 Ad7 14. Tadl Ac6 y la linea más conservadora 10. ... Ad7 11. Del (11. Cf3 Tfd8 12. Del e5=) 11. ... Cxd4 12. Axd4 Ac6 13. Dg3 TadS. Esta posición se hizo famosa a raí� de la partida Suetin/Bagirov, 1963, en la que las blancas sacrificaron brillantemente su dama después de 14. e5 de 15. Axe5 Db6 16. f5 ef 17. Txf5 Ad6 18. Dxg7 +!? Rxg7 19. Axf6+ Y ganaron. Más tarde se de­ mostró que con la audaz 19. ... Rg6 las negras hubiesen refutado el ata­ que, por lo que en lugar de 14. e5 comenzó a jugarse 14. Tael, des.


pués de lo cual sigue una serie de jugadas forzadas: 14. ... b6 15. Ad3 (tras 15. eS de 16. Axe5 Db7 se hace clara la idea de 14. ... b6: 17. Ad3 g6 18. Dh3 b5! 19. a3 aS) 15. ... eS �6. fe Ch5 17. Dh3 de, que conduce a un interesante - y lo que es más impor­ tante- instructivo medio juego que pone de relieve métodos trpicos de ataque y defensa, caracterrsticos de la Scheveningen.

72

11. Cb3 efl 12. Axf4 Ae613. Tdl CeS 14. Dd2 a6, o bien 11. fe de 12. Cf5 Axf5 13. ef Cb4! 14. Tcl Cfd5 15. Cxd5 Cxd5 16. Af2 e4. Aquí las ne­ gras pueden estar satisfechas del desenlace de la apertura. El simple cambio 11. Cxc6l, sin embargo, plan­ tea a las negras una dificil elección: bien jugar con un peón aislado 11. ... bc 12. fe de, o bien sufrir la tor­ tura de la casilla d5: 11. ... Dxc6 12. f5 a6 (12. ... Cxe413. Ab51) 13. Af3.

11. Axd4

eS!

73

1) 1 8. Cd5 Axd5 19. Axe51 (19. ed

ed 20. Dxh5 g6) 19. .,.. Dxe5 20. ed Dg5 21. Tf5 Dh4 22. Dxg4 Axh4 23. Txh5 Axel 24. Axh7 + con tablas por jaque perpetuo. 2) 18. Axe51 Dxe5 19. Tf5 Cf41 20. Txe5 (20. Dg37 pierde inesperada­ mente, debido a 20. ... Dxf51 21. ef Axg2+ ) 20. ... Cxh3 21. Txe7 Cf2+ 22. Rg1 Cxd3 23. cd Txd3 24. Txa7 Td2 25. b3 f51 26. Cd5 Rh81 27. Tc7 Aa8 y, a pesar de su peón de más, las blancas han de luchar por la igualdad.

10. De1

Cxd4

El inmediato avance del peón 10. ... eS también parece prometedor:

Las negras realizan a tiempo la maniobra liberadora programada, obteniendo como consecuencia de ello un buen juego. Una vez más, hay que insistir en la necesidad, para los jugadores, de la Scheveningen, de conocer los aspectos fundamen­ tales de la posición, que se reprodu­ cen en diversas líneas y situaciones características. 1) 12. Ae3 ef 13. Axf4 (13. Txf4 Ae6 14. Dg3 Cd7 15. Ad4 CeS 16. Tafl a6 17. a4 Tac8 18. Rhl 00 Ermenkovl Andersson, 1980). 13. ...

85


Ae6 (una línea peligrosa es 13. ... Db6 + 14. Rhl Dxb27 lS. Dg3 Rh8 16. eS de 17. Axe5, con fuerte ata­ que, en vista de la amenaza CdS) 14. Dg3 Tfd8 lS. Tadl Dc6 16. Ah6 g6 17. AgS ChS 18. De3 AxgS 19. DxgS Db6+ 20. Rhl Dxb2, con juego complicado (Petrushin/Espig, Berlín 1980). 2) 12. fe de 13. Dg3

bien después de 16. ... De7 17. Tadl h6! 18. Dg3 b6 (Spassky/Tahl, 1974). Esta irreprochable conclusión ló­ gica fue aplastada por algunas muje­ res. "Cherchez la femme.. l" Resulta que nada importa donde se halle el rey blanco ya que las negras dispo­ nen de otra defensa paradójica: 13. .. , Ad61 Y aunque las blancas parecen tener dos continuaciones "ganado­ ras", ambas son refutadas de idénti­ co modo: a) 14. CbS ed lS. Cxd6 ceS b) 14. Txf6 ed lS. Dxd6 Dxd6 16. Txd6 dc 17. bc Ae6

ICuán obtusa puede a veces ser la teorla ajedrecístical Hasta hace poco se consideraba que con el rey blan­ co en gl la única jugada para las ne­ gras en esta posición era 13. ... AcSI que aparece suficiente después de la obligada continuación 14. AxcS Dxc5+ lS. Rhl Rh8. La torre blanca de fl es muy agre­ siva, pero si las negras consiguen reagruparse con Ae6 y Cd7 entonces la iniciativa blanca desaparecerá al instante. Las blancas, no obstante, disponen de tablas con 16. Txf6 gf 17. Dh4 Tg8! 18. Dxf6+ Tg7 19. Tdl Ae6 20. Td8+, pero ¿pueden jugar en busca de algo más? Las negras tienen una posición sólida en la va­ riante 16. Dh4 Db6 17. Ad3 h6! 18. CdS CxdS 19. ed Dd61 20. c4 fS, o

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y en ambos casos se produce un fi­ nal equilibradol Pero la perplejidad no acaba aquíl Las blancas pueden intentar ganar menos precipitada­ mente, a base de, por ejemplo, 14. Ae3 Ce8 lS. CdS (lS. Tadl Ae61 16. CbS Dxc2 17. Td2 Dc6) y a 1S. ... Dxc2 16. Ah6 -lo que parece el fin, ya que la casilla g7 no está protegida después de 16. ... AcS+ 17. Rhl Dxe2 18. Cf6+ Rh8 19. Cxe8-, pero aquí las sei)oras sonríen ... : 16. ... fS 17. AhS Rh8 (Zaitseva/Mino­ gina, 1978) y 16. ... Rh8 17. Ad3 Dxb2 18. Axg7+ Cxg7 19. Dh4 ChS 20. DxhS T g8 y ese es el final del ata­ que blanco. Los análisis personales de parecidas situaciones son muy útiles, ya que muestran la profundi­ dad del ajedrez y las posibilidades ocultas de cada posición. La continuación 9. ... Dc7 es, en nuestra opinión, más flexible que 9. ... Ad7, ya que permite trasponer. tanto a la Scheveningen Clásica, como al sistema 9. ... Ad7.


2.2 M o d e r n Schev e n i ng e n : 9 . . . e5 1 e4 cS 2 �f3 d6 3 d4 cd 4 �xd4 N6 S �c3 e6 6 Ae2 �c6 7 0-0 Ae7 8 Ae3 0-0 9 f4 eS 75

Th is system of play was worked out by a Grandmaster duo, Spassky and Bondarevsky . I t is also related to a number of hi ghly economical modi­ ficati ons of the Scheveningen . Black begins his operations in the centre, not wasting any time on prophy­ laxis, and paying no attention to the weakness of the dS point. In return for yielding the dS square to his opponent Blac k obtains a no less comfortable post at eS . After the exchange eSxf4 the weak­ ness of the Pe4 will make up for the weakness at d6. Praxis has shown that continuations such as 1 0 �fS AxfS 1 1 ef ef 1 2 !3xf4 d S ! 1 3 <;'!Jh 1 !3c8 o r 1 0 fe d e 1 1 t;)fS AxfS 1 2 !3xfS *aS ! 1 3 <;'!Jh 1 !3ad8 1 4 *g1 g6 1 S !3Sf1 �d4, Stean-Tal ,

1 9 74, are not promising for White. 10 �dbS a6 1 1 fe is a more cunning idea which gives Whi te a positional edge in the middle game after 1 1 ... de 1 2 �d8 Axd8 1 3 �d6, as i1 the game Dol matov-Dorfman, 1 98 1 . But instead of 1 1 ... de, 1 1 ... �xeS 1 2 l-cld4 dS ! ? deserves analysis, and the very author of the idea recommends another p lan for equality, 1 0 ... ef 1 1 Axf4 l-cleS when the knight will all the same have to go back. Besides the fundamental varia­ tion 1 0 l-clb3, di scussed below, we must look at the situation which arises after 1 0 l-clxc6 be 1 1 fe de. W 12 Ac4? ! �g4! 1 3 *xd8 Axd8 1 4 AcS Ab6! 1 S Axb6 ( 1 S �a4? .llxcS 1 6 �xeS �e3 ) 1 S ... ab 1 6 !3fe1 bS, Black has everything under control . He may run into difficulty after 1 2 *xd8 in con­ junction with the promi sing ex­ change of heavy pi eces on the d­ fi I e and subsequent transition i nto the endgame with a defective pawn structure on the queenside. The capture with 1 2 ... .llx d8 no longer h as any effect, because Wh ite can pia y 1 3 .ilcS .ilb6 1 6 �a4! .ilxcS 1 S �xeS, so Black must slowly play for equal ity after 1 2 ... !hd8 13 Eiad1 .ile6. 87


10. Cb3

a) 11. Axf4 b) 11.Txf4 a)l1. Axf4

11. Axf4

El plan negro está claro: se trata de situar el alfil en e6 y efectuar el avance d6-d5. Bondarevsky y Spassky basan el contrajuego negro, después de 10. Cb3, en la jugada 10. ... a5, pero la debilidad crónica de las casillas d5 y b5 aseguran ventaja posicional para las blancas tras 11. a41 Cb4 12. Ahll Ad7 ( una formación inferior es 12. ... Oc7 13. Tcl Ae6 14. Cd21 ef 15. Cb5 Od8 16. Axf4, con ventaja evi­ dente, GellerlSpassky, 1974. Quizá 12. ... d5 13. fe Cxe4 conceda a las negras mayores probabilidades de igualar. Si 12. ... Ae6, 13. Af3 Oc7 14. Tf2 Tfd8 15. Td2 Ac4 16. Ogll Cd7 17. f5 h6 18. Ae21 - Pritchett). 13. Af3 Oc7 14. Tf2 Tfe8 16. Td2 b6 16. Ogl Taba 17. h3 AtB ( Yudovichl Aazuvaiev, 19n). El sistema 9. ... e5 comienza actualmente a revivir, como consecuencia de una reeva­ luación de la posición resultante tras 10. Cb3 ef.

Consideraremos ahora:

88

Ae6

Ahora las blancas no podrán im­ pedir el avance 12. ... d5. Es eviden­ te que 12. Af3 supone una posición pasiva para el alfil y después de 12. ... Ac4 13. Tf2 Ce5 14. Td2 Oc7 la partida está igualada. Contra 12. Del, es bueno 12. ... d5 Y también se alcanza la igualdad con 13. e5 Cd7, as! como con 13. ed Cxd5 14. Cxd5 Oxd5 15. Og3 0151 (Van der Wiel/ Panchenko, 1981). Las blancas, por tanto, permiten 12. ... d5 en las condiciones menos desfavorables para ellas. Mencionemos, de paso, que tam­ bién puede llegarse a esta posición a través de la Variante Boleslavsky: 1. e4 c5 2. Cf3 Cc6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 e5 7. Cb3 Ae7 8.0-0 0-0 9. f4 ef 10. Axf4 Ae6.

12. Rh1

d51

Existe otra modificación de la idea de Spassky, que podría tener un fu­ turo desarrollo: 12. ... 0b6 13. Del (13. Cd5 Axd5 14. ed Ce5= ) 13. ... a5. Por el momento, esta posición debe considerarse favorable a las blancas, en razón de la debilidad de b5. Por ejemplo: 14. Ab51 Cb4 15. Ae3 Oc7 16. Oc4.

13. eS

Cfd7

13. ... Ce4 14. Ad3 conduce a una situación complicada. 14. ... f5 (el


plan a base de 14. .. . Cxc3 15. bc od7 - 15. ... 96 16. Cd4 Cxd417. cd Tc8 18. Ah6! Bronstein/Knaak, 1977- 16. oh5 g6 17. oh6 Tfc8, Sznapik/Knaak, 1977, con idea de jugar od7-d8-f8 es demasiado rebus­ cado y poco convincente) 15. ef Axf61 16. Cxd4 de 17. Cc5 ed (17. ... Ad51?) 18. Cxe6 dc 19. oxc2 Cd4, con chances equivalentes para ( Zeshkovsky/Tukmakov), ambos 198 1) Al retirar el caballo a d7 las negras conceden a �u enemigo la ventaja de la pareja de alfiles, pero mantienen un fuerte control del centro, lo que da lugar a un enfrentamiento más in­ tenso que 13. ... Ce4. Ambos ban­ dos tienen buenas chances de pro­ bar su maestrfa en la lucha por la ventaja.

14. Cxd5

Cdxe5

15. Cxe7+ , buscando a continua­ ción un modo de activarlos.

15. c4 Como ha mostrado la experiencia, 15. Cxe7+ oxe7 16. Del conduce a una posicion en la que la pareja de caballos negros no sólo protege ade­ cuadamente todos los objetivos de ataque, sino que, al mismo tiempo, impide que los alfiles blancos entren en juego. Por ejemplo: 16. ... Tad8 17. og3 Cg6 18. Ag5 f6 19. Ae3 Tfe8 (Klovan/ Zeshkovsky, 1981) o bien 16. ... Cg6 17. Ag3 f51? 18. Af3 f4 19. Af2 0f7 20. Cd4 Ac4 (Marjano­ vic/Tarjan, 1980). No es mejor tam­ poco 16. Cd4. 16. ... Tad8 17. Cxc6 Cxc6 18. Ad3 Cb4 :¡: (Bielczyk/ Vogt, 1977).

15.... 16.Del

Ag51

A 16. Ag3 seguirla 16. ... Ah4, mientras que después de 16. Cc5 Axf4 17. Txf4 b61 18. Ce4 b51 las blancas se encuentran inesperada­ mente a la defensiva: 19. b3 bc 20. Axc4 (20. bc oa51) 20. ... Rh81 21. oh5? (las blancas podrlan mantener la igualdad con 21. h3 f5 22. Cec3) 21. ... Axd522. Axd5 (22. Tadl g61 23. Dh6 Axe4 24. Txd8 Taxd8 25. h3 f5, con posición ganadora) 22. ... oxd5 23. Th4 h6 24. Tdl oa51 y las negras ganaron rápidamente en la partida Geller/Kasparov, 1981).

y he aquí que se ha producido una nueva posición problemática. Las blancas pueden elegir entre mejorar la suya en el centro, a base de 15. c4 y obtener la pareja de alfiles con

16.... 17. Cxf4

Axf4

Se ha creado una posición de equilibrio dinámico en la que una vez

89


más el par de caballos negros sopor­ ta su enorme carga y garantiza una buena partida. Por ejemplo: 17. ... De7 18. Dc3 Tad8 19. Tael Rh8 20. a3 16 (Kuzmin/Kasparov, 1981), o bien 17. ... Ag4 18. Axg4 Cxg4 19. Del Te8 20. Dg3 C16 21.. Tadl Dc7 ( Tahl/Kavalek, 198 2),

b} 11. Txf4

12. Cd4

11. Txf4

.

Por supuesto, después de 12. Rhl d51 el juego queda inmediatamente igualado, pero también es jugable 12. Cd5, dado que la torre protege el peón e4, aunque este movimiento permite a las negras una confortable elección entre 12. ... Axd5 13. ed Ce5, seguido de ... Cfd7, y 12. ... Cd7 13. Cxe7+ Dxe7 14. Del Cde5 15. Cd4 Cxd4 16. Axd4 Tac8 17. c3 a6 18. Dg3 16 ( Petrushin/Kozlov). Después de 12. Del las negras tam­ bién tienen un juego aceptable: 12. ... Cd713. Tfl Cde5 14. Cd5 Ag5 15. Dd2 Axe3+ 16. Cxe3 Dg5 17. Tadl g6= ( TahllVogt, 1981).

12 . ... 11. ...

Cxd4

Ae6

Es necesario que las negras reali­ cen esta útil jugada, incluso al precio de reducir sus chances de avanzar en el centro. Explotando la falta de amenazas sobre d6, las negras pueden jugar 11. ... Cd7, reforzando e5 y amena­ zando el cambio de alfiles de forma provechosa. 12. Tfl Cde5! (el caba­ llo de c6 debe controlar a su seme­ jante de b3) 13. Cd5 Ag5 14. Dd7 Axe3 15. Cxe3 Ae6 16. c3 Dg5 17.

90

Tadl Tad8 18. Cd5 ( Dolmatov/ Stoi­ ca, 1981). El peón e4 controla pun­ tos del territorio enemigo y el peón d6 sólo "toca" puntos del propio campo. Todo esto equivale a una minima ventaja blanca, pero con una defensa precisa las negras deben ser capaces de igualar. Otra formula­ ción de esta idea es posible: 11. ... Ce8 12. Tfl Af61?, seguido de Ae5.

Nadie ha contemplado aqui 12. ... d5, a pesar de que después de 13. ed Axd51, o 13. Cxe6 fe 14. ed ed, las cosas no estén claras...

13. Axd4 Las blancas han completado una beneficiosa operación: se han des­ prendido de un pasivo caballo, han situado su alfil en una posición acti­ va y, por fin, han impedido la rup­ tura d6-d5.


13.... 14. Rh1 15. Tf 1

Cd7 Ag5 Ce5

Todas las piezas negras tienen buenas perspectivas. La partida está igualada. Por ejemplo: 16. Agl Cc4 17. Axc4 Axc4 1S. Tf3 Af6.

2.3. (1. e4 c5 2. Cf3 d6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 e6 6. Ae2 Cc6 7. o-o Ae78. Ae3 0-0 9. 14 Ad71

Con la jugada 9. ... Ad7 1as negras crean el soporte básico para llevar a cabo la operación de reagrupamiento central, a base de lO. . .. Cxd4 1 1. Axd4 Ac6 y sólo entonces jugarán e6-e5, ya que en ese momento el alfil protegerá la casilla d5. El peón fre­ cuentemente permanece en e5, limi­ tando la actividad de los alfiles blan­ cos, mientras que la operación stan­ dard del flanco de dama se efectuará sin pérdida de tiempo, pues el peón 'a' llegará a a5 en un solo movi­ miento. Ahora las blancas no consiguen nada con lO. Cdb5 DbS 11. a4 Td8 12. Af3 Ae8 13. De2 a6, o bien lO. Af3 e51, o bien lO. Ad3 Cxd4 11. Axd4 e5 12. Ae3 Cg4! Veremos dos posibles continua­ ciones:

al 10. Rh 1 bl 10. De1 10. Cb3 será examinado en el próxi­ mo caprtulo. a) lO. Rhl 10. Rhl

Esta "útil" jugada profiláctica se encuentra a menudo en la práctica, pero desde luego no es la más enér­ gica. 10. .. .

Cxd4

Después de lO. ... a6 el juego tras­ pone a la Scheveningen Clásica. Una idea original de Suetin, lO. DbSI7 11. A13 Tfc8 12. De2 Cxd413. Axd4 e514. Ae3 Ae6 15. Df2 b5, fue empleada con éxito en la partida Klovsky/ Suetin, 1968: 16. f517 ( 16. fe de 17. Cd5= ) 16. ... Ac4 17. Tfdl b4 1S. Ce2 d51 19. Ag5 del 20. Axf6 ef, con ventaja negra.

91


11. Axd4 12. Dxd4 también es jugable. La dama ocupa una fuerta y segura po­ sición en el centro y las blancas pue· den tener éxito jugando precisamen­ te en el centro o incluso en el flanco de dama, sobre todo si las negras actúan convencionalmente. Por ejemplo: 11. ... Ac6 12. TadlDc7 13. f5 e5 14. Dd3 Tfd8 15. Cd5 Axd5 16. ed Tdc8 17. c4 Dd8 18. b41± ( De­ mentiev/ Kopylov, 1972). En lugar de 12. ... Dc7, tal vez 12. ... d5 13. eS Ce4 permita la igualdad. 12. ... Da5 conduce a una dura lucha: 13. f5 eS (13. ... De51? 14. Dd3 h6 15. Af2 Tfd8), o bien 13. b4 Dc7 14. b5 Ad7 ( también es posible 14. ... Ae8), con idea de jugar Cf6d7-c5) 15. e5 Tfd8! e incluso 12. ... Db8 13. Af3 Td8 14. Dc4 Tc8 15. De2 b5 16. Ad4 b4 (Vogt/ Bonsch, 1981)' 11. . . . 12. Ad3

Ac6

El intento de volcar el juego al flanco de dama, con 12. Af3, no es prbmetedor. Después del cambio las negras tendrán espacio para manio­ brar y podrán igualar sin dificulta­ des: 12. Af3 Cd7 13. a4 e51 14. Ae3 ef 15. Axf4 Ce5 16. Axe5 de 17. Ae2 Dd4! o bien 16. Ae2 Ag5 17. Ag3 Te8 18. Cd5 Tc8 19. c3 Ah4 ( Ciricl Krogius, 1965). También hay una maniobra es­ tereotipada que funciona contra 12. Dd3: 12. ... Cd7 13. Dg3 e5! Con 12. Ad3 las blancas tratan de crear presión en el centro y de prepa­ rar el ataque contra el flanco de rey. 12. ...

92

Cd7

También es posible jugar 12. ... a6, pero la retirada del caballo es más lógica. Las negras no sólo in­ tentan limitar la actividad de los alfi­ les enemigos, con ... e5, sino que además tratarán de cambiar uno de ellos, con Cd7-c5.

13. De2 Una interesante concepción. Las blancas impiden la operación de cambio con Af6 y tratan de llevar su torre al ataque, con Tfl-f3-h3. La más agresiva 13. Dh5 consigue apa­ rentemente los mismos objetivos, pero realmente no es as!. De hecho esta situación inestable de la dama permitirla a las negras consolidar su defensa de varias maneras. Asl, 13. ... g6 14. Dh3 e51 15. fe de 16., Ae3 Ag5, o bien 13. ... Af61 14. e5 g61 15. De2 de 16. fe Ag7 17. Tael Dh4. 13. ...

e5

Esto :lO es imprescindible en modo alguno, pero es consecuente. Tam­ poco es fácil para las blancas obte­ ter ventaja contra 13. ... Cc5: 14.


Axc5 dc 15. e5 Db61 15. Tabl Tad8 17. Ce4 Axe4 18. Dxe4 gS 19. b3 Td4= . Otra alternativa suficiente­ mente sólida es 13. ... aS 14. Tadl b5 15. Tf3 e5 15. Ae3 AfSI 17. Th3 (17. Cd5 Axd5 19. ed TeSl 19. fe Cxe5 20. Th3 gS=) 17. ... ef 18. e5 gSI En la partida Liberzon/ Boles­ lavsky, 1966, las blancas obtuvieron beneficio con el sistema .13. De2: 13. ... aS 14. Tad1 Dc7 15. Tf3 e5 15. Ae3 ef 17. Axf4 Af6 18. Th3 gS7 19. Ac4 Ce5 20. Cd5 Axd5 21. Axd5 Tac822. c3.pero aun aqul las negras habrlan obtenido un confortable jue­ go con 18. ... Ae51 19. Cd5 Axd5 20. ed Axf41 ( también es posible 20. ... 95) 21. Axh7+ Rh822. Ad3+ AhS 23. De4 151 +" . Después de 13. ... e5 14. Ae3 ef 15. Axf4 Dc7 15. Cd5 Axd5 17. ed Af6, las chances están equilibradas. b) 10. Del

negras, evidentemente, pueden tras­ poner a una formación de la Scheve­ ningen Clásica jugando 10. . .. aS, lO. ... Dc7 11. Og3 aS, o incluso 10. ... Tc8 11. Tdl aS 12. Rhl b5 13. e5 Ce8 14. Dg3 Dc7 15. Td2 Cxd4 15. Axd4 AcS 17. Ad3, con pequefía ini­ ciativa de las blancas (Vogt/Beni, 1979). 10. ... 11. Axd4

Cxd4 Ac6

Las negras no deben apresurarse en definir la futura posición de su dama. Aqul concluye la primera parte de su estrategia de apertura, con ánimo de efectuar 96-e5. b1) 12. D93 b2) 12. Ad3 bl) 12. D93

9617

10. De1

Este es el plan más enérgico y se basa en un ataque directo al rey. Las

Una interesante concepción de Korchnoi. Las negras liquidan radi­ calmente las espontáneas amenazas

93


sobre g7, cortando al mismo tiempo la diagonal del alfil blanco, si éste se dispusiera a ocupar d3. La teoría considera 12. ... Da5 igualmente fuerte y su idea se puede percibir en las variantes 13. Ad3? Db41 14. Df2 Cg4 y 13. Af3 Tfd8 14. Tael d5 15. ed Ac51 Hay una tercera variante que refrenda la solidez de 12 . ... Da5 13. a31 g6 14. Ad3 Ch5 15. Df2 Cxf4 16. Dxf4 e5 17. Df2 ed 18. Dxd4 Dc5=. Los autores estiman que es en esta variante donde las blancas pueden mejorar su juego. Así, en lugar de 14. Ad3, consideramos más fuerte 14. f5, con poderosa iniciati­ va, debido al alejamiento de la dama negra del flanco de rey. También consideramos cuestionable la jugada 17, pues 17. b4 es mucho más fuerte que 17. Df2. 13. ffil? Esta es la continuación más enér­ gica y más acorde con el espíritu de la posición. El juego tranquilo no será precisamente lo que ponga de relieve los defectos de la última juga­ da negra, es decir, el debilitamiento del conjunto de casillas negras en la fortaleza del rey. He aquí algunos ejemplos característicos: 1) 13. De3 Da5 14. e5 de 15. fe Cd5 16. Cxd5 Dxd5 17. Af3 Dc4=, o bien 13. ... Cd7 14. Tadl Da5 15. Dd2 Ad8 16. Ae3 Cf6=. 2) 13. Af3 b5 14. a3 a5 15. Tadl b4 16. ab ab 17. e5 Axf3 18. Dxf3 be 19. ef Axf6 20. Dxc3 Axd4+(=) (Minic/ Korchnoi). 3) 13. Ad3 Ch5 (13. .., b5?1 14. f5! e5 15. Ae3 b4 16. Ac41 Rh8 17.

94

Cd5;!:) 14. Df2 Cxf4 15. Dxf4 e5 16. Df2 ed 17. Dxd4 Da5 18. Rhl (18. Cd5? Axd5 19. Dxd5 Dxd5 20. ed f5 + Evans/ Shamkovich, 1980) 18. ... De51, con juego igualado (Zhda­ nov/Kapengut, 1966). 13. ... 14. Ae3

eS Cxe4

14. ... Axe4 15. fg Axg6 es muy peligroso: 16. Ah6 Db6+ 17. Rhl Tfc8 18. Tabl, seguido de h2-h4-h5, que constituye una desagradable amenaza. Ahora las negras no dispo­ nen de contrajuego activo, de modo que la aceptación del peón está to­ talmente justificada. Pero suponga­ mos que hay contrajuego. Por ejem­ plo: 14. ...b5!? 15. a3 a5 16. hg fg 17. Ah6Te8? ... 15. Cxe4

Axe4

A pesar de su peón de más, la po­ sición negra parece amenazada, en vista de la debilidad en la fortaleza real, la amenaza concreta f5-f6 y la falta de coordinación en sus piezas.

16. Ah6 Una provechosa jugada que des­ vía a la torre de la defensa del rey. Es más débil 16. Ad3: 16. ... Axd3 17. cd Rh8 18. fg hg 19. Dxe5 Ad6 20. Dd4 Te8, con chances para ambos bandos.

16 . ...

TeS

Las negras deben soportar un fuerte ataque después de 16. Db6+ 17. Rhl Dxb2 18. Axf8 Txf8


19. Ad3 Axd3 (19 . ... Ad5! 7 20. c4 Ac6 21. fg hg 22. Axg6 fg 23. Dxg6+ Rh8 + -, Vogt, pero Nunn, en cambio, no está de acuerdo con este dictamen y califica a la posición de "confusa", indicando: 24. Txf8+ Axf8 25. Tf1 Ag7 26. h4 De2 27. Tf5, donde recomienda a las negras que opten por el jaque perpetuo) 20. cd Dd4 21. Tacl b5 (Vogt/Mühring, 19m y 16. ... Axc2 17. Axt8 Axf8 18. gf hg 19. Df3 Db6 + 20. Rhl Af5 21. Ac41 (Veróczy/ Savereide, 1978).

b2)

12. Ad3 Esta jugada no tiene las ventajas de 12. Dg3. Por otro lado, la manio­ bra del alfil permite a las negras más oportunidades de elegir el plan futu­ ro, ya que no deben preocuparse por la casilla g7.

17. Rhl Aunque la formación atacante blanca parece muy peligrosa, lo cier­ to es que no hay amenazas concre­ tas de mate. Ahora las blancas ame­ nazan expulsar al alfil enemigo de e4, con 18. Ab5 Ac6 19. Ac4, debili­ tando aún más las defensas del rey. Es terrible tener que recomendar que las negras se defienden con 17 . ... Rh8 18. fg fg, pero se requieren ner­ vios bien templados (y optimismo) para adoptar otra como 17. .. . Af8 18. Axf8 Txf8 19. f6 Rh8. En este caso toda la defensa negra se basa en el poder del alfil e4 y en la manio­ bra defensiva Tg8 y g5. Por ejemplo: 20. c3 g51 o bien 20. Dg51 Dc8 (20. ... Axc27 2 1. Tf3! ±) 21. Af3 Df522. Dh6 Tg8 23. Axe4 Dxe4. La posición que se produjo en la jugada 15 es ti­ pica de la apertura y se presta a aná­ lisis independientes de métodos de ataque y defensa en general. Aun­ que consideramos que la posición merece el símbolo 00, nuestra sim­ patía, debemos admitirlo, está del lado blanco.

12. ...

Cd7

Las negras pretenden efectuar el cambio de alfiles de casillas negras, lo que reduciría las amenazas contra su rey, o bien limitar la actividad de los alfiles blancos jugando la rutina­ ria e6-e5. La profilaxis sería, en este caso, prematura: 12. ... g6 sólo aumenta el poder del alfil d4. Des­ pués de 13. Td1 a6 14. Rh1 b5 15. e5 de 16. Axe5! (16. fe no es suficiente: 16. ... Dxd4 17. ef Axt6 18. Axg6 Dg4 19. Ce4 fg! :¡:) 16. ... Cd7 17. Ae4 y los alfiles blancos presionan con fuerza. Hay, sin embargo, una interesante maniobra que raras veces puede pro­ ducirse en la Siciliana: 12. ... Dd7!7

95


amenazando Cg4 y e6-e5. A 13. h3 las negras pueden emprender opera­ ciones activas en el flanco de dama a base de 13. b5 14. a3 a5, pero tampoco 13. a4 Dg4 14. Dg3 puede impedir que las negras obtengan un juego aceptable con 14. f51 15. ef ef 16. h3 Af6 17. Ce2 Ch6 18. Of2 a6 19. Cc3 Rh8 20. Tael Cg8 21. Ac4 Tae8= (Matanovic/ Udovcic, 19651. La tentativa negra de reafirmarse en la casilla e4 mantiene atadas a las piezas blancas. Más interesante fue el juego blan­ co en la partida Robatsch/Malich, 1971: 13. Tdl b5 14. Axf61? Axf6 15. e5 Ae7 16. f5, pero la posición negra se reveló suficientemente sólida tras 16. ef 17. Axf5 Dc7 18. Cd5 Axd5 19. Txd5 de 20. Dxe5 Ob6+ 21. Rhl Af6=. En lugar de 16. f5 Tahl reco­ mienda 16. ed Axd6 17. Ce4 Axe4 18. Axe4, pero incluso asi la ventaja blanca es minima. oo .

Rhl Af6 15. Axf6 Cxf6 16. Oh4 Tfe8 17. Tde' e5. BOleslavsky propone 18. f5 que aparentemente no repor­ ta nada a las blancas después de 18. Tad8 19. Te3 De7 20. Tg3 Rh8 21. Og5 Df822. Tel d5. oo.

o o .

14. fe

Este es el camino fácil hacia la igualdad, aunque 14. Cxe5 15. Rhl Af61 16. Oe2 Cd7! también es sólido. La excelente base de e5 ga­ rantiza buen juego a las negras. Por ejemplo, 17. Ac4 Axd4 18. Txd4 Ob6 19. Txd6 Oxb2 20. Od2 Ce5 (Ma­ tanovic/Korchnoi, l965). oo,

oo.

13. Tad1 A 13. Dg3 seria posible 13. e5. Por ejemplo: 14. Ae3 efl 14. Axf5?1 0b6+ 16. Rhl Dxb2'f o bien 14. fe de 15. Axe5 Cxe5 16. Dxe5 Db6+ 17. Rhl Oxb2 18. Tadl Oa31 o bien 15. Ae3 Ac51 =. oo.

13.

oo.

e5

13. Dc7 conduce a una lucha más conservadora después de 14. o o.

96

de

15. Af2 16. Ac4 17. Ab3

Ac5 Db6

Después de 17. Cd5 Oxb2 18. Axc5 Cxc5 19. Ce7+ Rh8 20. Cxc6 bc, las blancas no tienen compensa­ ción por el peón sacrificado: 21. Axf7 Dxc21 22. Tcl Oxe4.

17.

oo.

Cf6

La partida esté igualada. A fin de liquidar la bateria negra sobre la dia­ gonal a7-g1, las blancas deben efec­ tuar cambios y en tal caso la debili­ dad de e4 deja pocas esperanzas de conseguir la ventaja.


2 .4 . (1. e4 cS 2 . Cf3 d6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 Cf6 7. o-o Ae78. Ae3 o-o 9. f4 Ad710. Cb3)

La retirada del caballo constituye la respuesta más desagradable a 9. ... Ad7. Al evitar el cambio, las blan­ cas impiden la estrategia negra habi­ tual y en la mayorfa de los casos ob­ tienen una posición -ya comentada en el capitulo sobre la formación Maroczy- en la que el Ad7 suele estar mal colocado. De todos modos y puesto que no existen amenazas concretas sobre las negras, éstas pueden invertir un par de movimientos en coordinar la operación de sus piezas. El proble­ ma, sin embargo, radica en que el centro se halla totalmente en poder de las blancas, y que el contrajuego en el flanco de dama es demasiado lento comparado con la avalancha de peones blancos en el flanco de rey. Examinaremos las subvariantes:

a) 10. . . a5

al 10. ... a5 .

%

_.-

Las blancas consiguen el excelente puesto avanzado de b5 para su ca­ ballo, lo que dificulte la maniobra de las piezas negras. Tampoco hay grandes esperanzas de poder efectuar el avance d&-d5, siendo, en cualquier caso, dudosa su efectividad.

Esto no solamente fija el peón a5, sino que al mismo tiempo asegura la base de b5. La jugada 11. a3 es ilOgi­ ca y las negras igualan después de

cl 10. ... a6

.

, ".. "

11. 841

.

b) 10. ... Dc7

10 . .

. ,

a5 Diagrama

Una jugada activa que, no obstan­ te, constituye un error estratégico.

1 1. ... a4 12. Cd4 ( 12. Cd2?1 d51 13. ed ed'fl 12. ... Cxd4 13. Dxd4 Ac6 14. Af3 Cd7= (Fichtl/ Savon, 1974).

11. . ..

e5

97


La jugada 11. ... e5 tiene dos obje­ tivos. En primer lugar, veda la casilla d4 al caballo de b3. En segundo lugar, las negras esperan realizar el avance ... d6-d5, sin' permitir que las blancas avancen, a su vez, e4-e5, Es peligroso diferir el movimiento del texto: 11. .:' Cb4 12. Af3 Ac6?! 13. Cd41 g6 (13. Db8 14. De2 TeS 15. Tadl Rh8 16. Cdb5 Ta6 17. Td2 Td8 18. Tfdl d5 19. e5 Cd7 20. Df21±, Klovan/Vasiukov, 1968) 14. Tf2 e5 15. Cxc61 bc 16. fe de 17. Dfl ± (Karpov/Spassky, 1974). o o '

12. Rh1 Hay otro esquema posible para las blancas, que ocasiona no pocos quebraderos de cabeza a las negras: 12. Tf2 Cb4 13. Af3 Dc7 (la maniobra 13. Tc8 14. Rhl Tc4 también re­ sulta poco efectiva después de 15. fe de 16. Td2 Dc7 17. Dgll Ad8 18. Tadl Ac6 19. ac5, con clara ventaja, Geller/Reshevsky, 1970) 14. Td2 b6 15. De2. Después de 15. TfeS 16. fe de 17. Tadl Tab8 (Christiansen/ Zichichi, 1980) las negras mantienen el equilibrio con dificultades. o o .

o o .

12. ... 13. Ab51

Cb4

Ac6

Después de 13 . ... Ag471 14. Dd2 Tc8 15. Tacl (15. Df27 Txc3!) 15. . "

98

bc de

14. Axc6! 15. fe 16 . D e2!

Las negras han liquidado las debi­ lidades de d5 y b5, pero a cambio de sufrir mayores problemas. Los peo­ nes a5 y c6 son muy débiles y el contrajuego sobre la columna 'c' ya no es posible. Por otro lado, las blan­ cas disponen de magníficas bases en c5 y, sobre todo, en c4. No está cla­ ro si las negras serán capaces de crear algún tipo de caos en el tablero recurriendo a sus peones débiles, a fin de justificar el plan elegido. Des­ de luego, un simple "plan de campa­ ña" no será suficiente. Por ejemplo: 16 . ... Dc8 17. Ac5 Axc5 18. Cxc5 Cd7 19. Cxd7 Dxd7 20. Dcl Tad8 21. Ce3 (Moiseiev/Klein, 1978). Sólo después de 16. Ca6 17. Dc4 Dc7 hay alguna esperanza para la de­ fensa. o o .

b) 10. ... Dc7 10. ...

En el esquema a base de 12. Tf2 las blancas dejan el alfil en una po­ sición [)asiva. Aquí, sin embargo, se le asigna un papel más activo, sobre todo considerando que las negras en modo alguno desearán el cambio de alfiles de casillas blancas.

13. ...

Ae6 16. fe! las blancas obtienen gran ventaja, con sorprendente rapidez (Suetin/Sax, 1976).

'

Dc7 Diagrama

Si las negras desean adoptar una estrategia de espera, esta jugada tie­ ne más perspectivas que 10. ... a6, que debilita innecesariamente la es­ tructura de peones. 10. ... Dc7 es esencial en cualquier caso, si las ne­ gras tratan de "cazar" el caballo b3. La inmediata 10 . .. , Ca5 tampoco es buena, ya que después de 11. e5 Ce8


jugar 12. ... Ca5, consiguiendo la igualdad, esp,.culando con la inde­ fensa posición del caballo blanco: 13. Cxa5 Axb5 14. c4 Ad8l 15. cb Axa5 16. e5 de 17. fe Td8=. 11. ...

12. Ad3 de 13. fe Cxb3 14. ab Ac6 15. Af4, las blancas mantienen una amplia ventaja espacial. Debemos igualmente llamar la atención de los jugadores de torneo sobre la maniobra 10. ... Db8, con idea de b7-b5. Por ejemplo: 11. Rhl b51 12. Axb5 Cxe4. Las negras tam­ bién consiguen una posición confor-

d5!

11. ... Tfd8 (o bien 11. ... Tfc8) 12. g5 Ce8 probablemente conceden a las negras buenas posibilidades de­ fensivas, pero a primer vistazo no parece que dispongan de una posi­ ción muy activa. Sin embargo, la vieja regla "un ataque de flanco debe ser contrarrestado por un ataque en el centro" sigue vigente.

12. ed

table tras 11. a4 Cb4! 12. Af3 Td8 13. Tf2 Ac6 14. Cd4 Ae8 15. Td2 d5·16. e5 Cd7 ( Petrushin/Godes, 1975). Después de 10 . ... Dc7 las blancas deben elegir el momento adecuado para el avance del peón 'g':

b1) 1 1. 94 b2) 11. Af3 bll

11. 94 Hay una idea tentadora que se basa en provocar a las negras a ju­ gar la inútil (en la situación que se comenta) ... a6: 11. Cb5 Db8 12. Af3 a6? 13. Cc3 Dc7 14. g4±. Pero en lu­ gar de 12 . ... a6, las negras pueden

Las blancas pueden conseguir una pequeña ventaja con 12. e5. Por ejemplo: 12 . ... Ce4 13. Cxe4 de 14. c3 Tfd8 15. Dbl, o bien 12 . ... Ce8 13. Cb5 Dc8 14. Ad3 g6.

12. . ..

Cb4!

Un magnrfico hallazgo de Prit­ chett. Ahora, después de 13. de

99


Axe6, las piezas negras se activan e inmediatamente hacen sentir su pre­ sencia contra la avalancha de peo­ nes blancos. Esto muestra el aspecto negativo del avance g2-g4. La es­ tructura de peones que defienden al rey blanco se halla completamente indefensa, lo que concede a las ne­ gras buenas chances en la lucha que sigue. En lugar de 12 . ... Cb4 es más flo­ jo 12. ... Cxd5, 13. Cxd5 ed. Después de 14. Af31 ( sería peligroso 14. Dxd5 Cb4 15. De4 TeS, o bien 14. ... Tad81l las blancas conservan su alfil y con él la fortaleza que circunda al rey, además de una cierta ventaja posicional.

13. Af3 14. Cxd5 15; Axd5

C bxd5 Cxd5 ed

La debilitada cobertura de peones del rey blanco y la pareja de alfiles compensan a las negras la debilidad de su pe6n d5.

b2)

11. Af31 Diagrama Esta es, sin duda, una decisi6n más sabia que 11. g4. Las negras no realizan ninguna actividad, de modo que las blancas pueden disponer de tiempo para reforzar su control del centro, manteniendo en reserva el avance g4. Además de 11. Af3 hay que consi­ derar 11. Rhl Tfd8 12. Del, que

100

también se juega, pero después de 12 . ...TaeS, seguido de ... AeS (con­ tra g2-g4), se produce una situaci6n similar.

11. . ..

Tfd 8

Aquí las negras cambiaron de di­ recci6n desventajosamente en la partida Klovan/Beliavsky, 1974, de­ biendo sufrir un fuerte ataque tras 11. ... Ca5?1 12. e5 de 13. fe Cxb3 (la captura del pe6n conducida a pérdi­ da de pieza: 13. ... Dxe5 14. Ad4 Dc7 15. Cxa5 Dxa5 16. Axf6 14. ef Ac5 15. ab! Axe3+ 16. Rhl (hasta este momento estamos siguiendo un análisis publicado por Boleslavsky en 1973) 16. ... Tfd8 17. Ae4 Ac6 18. Of3 Ah6 19. Axc6 Dxc6 20. Dh3 Td2 21. Ta4 Tad8 22. Tg41 Rf8 23. Dh41 ±. Esto significa que es nece­ sario incorporar la torre al juego. De todos modos, la textual no es la jugada más fuerte y no s610 por­ que responda a un plan relacionado con .. , Ae8 y ... Cd7. En la partida Honfi/Hübner, 1974, las negras obtu­ vieron juego satisfactorio después de 11. ... TaeS 12. De2?1 (mejor es


12. Cb5 Db8 13. c4 a6 14. Cc3 Tfd8 15. Ab6 Tf8 16. g4) 12. ... Ca5 13. Cxa5 Dxa5 14. g4 Ac6 15. g5 Cd7 16. Téldl Tfd8 17. Ag2 b5 18. a3 b4 19. ab Dxb4 20. Acl, y ahora 20. ... Af81

12. Cb51 Si las blancas juegan de inmediato 12. g4, entonces las negras disponen tanto de 12. ... Ae8 como de 12 . ... Ca5, ya que el Ad7 está protegido por la torre. Después de 13. g5 Ce8 14. Cxa5 Dxa5 15. Del Af81 las ne­ gras pueden finalmente conseguir un contrajuego activo basado en el avance del pe6n 'b'. La maniobra 12. ... Ca5 también es válida contra otras jugadas blan­ cas, por ejemplo 12. Tf2 6 12. De2. Esta es otra ventaja de 11. ... Tfd8. Contra 12. De2, las negras pueden construir una s61ida defensa, a base de 12. ... Ae8. Por ejemplo: 13.Tadl Cd7 14. g4 a6 15. g5 b5 16. a3 Cc5 17. f5 Cxb3 18. cb Ce5 19. f6 Af81

12 ....

Ob8

13. c4 13. a4 es menos peligroso para las negras: 13. ... e5 14. Cc3 Cb4 15. Dd2 Ag41 16. De2 Axf3 17. gf Ch5= IBalashov/Kuzmin, 1974). Después de 13. c4 se proJuce una posici6n crrtica para la est,ategia de espera iniciada con 10. ... Dc7. La práctica ha demostrado qüe después de 13 . ... a6 14. Cc3 b515. c51 b4 16. Ca4 Ae8 17. Del dc 18. e51 Dc5 19. Axc5 Db51 20. Axe7 Ccxe7 21. Cac5 a5 22. Tc1 TaeS, las negras tienen suficiente contrajuego: 23. Axd5 Cxd5 24. Ce4 a4 25. Cbc5 a3 26. ba Cc3I:¡: IDiesen/Rodriguez, 1976). Pero las negras pueden también rea­ gruparse antes de avanzar el pe6n 'b': 14. ... Ae8 15. De2 Cd7, con idea de ... Cc5, y sólo a continuaci6n, b7-b5. La fase inicial de la partida se ha completado. Las blancas disponen de ventaja espacial y de una cierta iniciativa, pero la posici6n negra es jugable y sin debilidades. La verda­ dera lucha se mantiene en vilo. c) 10. ... a6

10 . ...

a6 Diagrama

Una jugada de espera que garan­ tiza una cierta estabilidad a la dama negra en c7 y que provoca una acti­ vidad prematura del oponente. Al jugar 10. ... a61as negras deben pre­ pararse para consumir un tiempo en la "defensa pasiva", confiando en la solidez de su tlosici6n. Las blancas pueden elegir entre

101


jugar 11. a4, abortando toda posible actividad del adversario, y ejecutar su propio plan de ataque, colocando a las negras a la defensiva.

el) 11. Af3 e2) 11. 84

de calidad, que conduce a complica­ ciones favorables a las blancas: 15. Ad4! ObS 16. Axe5 Oxe5 17. Txf6 Ad6 18. Tf3 Oxh2 + 19. Rf2 Ac6 20. Ohl ± (Makarychev/Moiseiev, 19681. Tampoco concede la igualdad a las negras 11. ... Oc7 12. g41 b5, a causa de 13. g5 Ce8 14. a3. Las ne­ gras no pueden jugar 14. ... e5 debi­ do a 15. f5, Y una táctica de espera en este caso seria suicida: 14. ... TbS 15. Oe2 0c8 16. Og2 a5 17. Tf2 a4 18. Ccl y nada puede detener el ata­ que blanco !';obre el rey ( Suetin/Po­ lugaievsky, 1966). Hay otro intere­ sante esquema que puede ser adop­ tado por las negras: 11. ... Oc7 12. g4 Tfb8 13. g5 Ce8 14. Ag2 b5, que se produjo durante la partida Harts­ ton/Langeweg, 1967. El inconve­ niente de esta formaci6n, sin embar­ go, es la pasividad del caballo en e8.

cl)

12.94

Aea

11. At3 Constituirla un error la inmediata 11. g4. Las negras podrlan respon­ der 11. ... b5 12. g5 Ce8, después de lo cual las blancas no serian capaces de mantener intacta la cadena de peones 84-f4-g5 y, al mismo tiempo, de proporcionar una casilla acepta­ ble al Cc3, una vez que sea atacado por el pe6n b4. Por ejemplo: 13. Af3 b4 14. Ce2 e5 +, o bien 13. Od2 b4 14. Ca4 TbS 15. Axa67 Ca51 +" o bien 13. Od2 b4 14. Ca4 TbS 15. Axa67 Ca51 +'.

11. . . .

TbS

11.... b5 12. e5 de 13. fe Cxe5 14. Axa8 Oxa8 es un tentador sacrificio

102

La diferencia entre las jugadas 11. ... Dc7 y 11. ... Tb8 es claramente ilustrada por la variante 12 . ... b5. 13. g5 Ce8 14. Od2 Cc7 15. a41 (Tahl considera que 15. Og2 es lo mejor, con idea de 16. f5 6 16. e5) 15. . .. b4 16. Ce2 d5 17. e5. Aqul se revela im­ portante la elecci6n de la jugada 11, ya que las chances blancas son cla­ ramente superiores.

13. 95 14. Ag4 15. h4

Cd7 b5 Cb6

El plan defensivo iniciado con 12. ... Ae8 es bien conocido desde la partida IIyn-Zhenevsky / Samisch, 1925, pues se alcanz6 a partir de la


posici6n lO. Dd2 Ob8 11. Cb3 Tfd8 12. Tadl Ae8 13. Af3 Cd7 14. Df2 a6 15. Td2 Oc7 16. Tfdl Tab8, etc. Aunque la posici6n negra parece un poco restringida, se dirra que los recursos defensivos son suficientes para rechazar el ataque blanco: 16. fS Cc4 17. Oe2 Ad71 c2)

11. a4!

(12. ... de 13. fe Cxb3 14. ef AcS 15. AxcS CxcS 16. fg± no es bueno, ni tampoco lo es 13. ... Ce8 14. CxaS OxaS 1S. Oxd7±) 13. Cxa5 OxaS 14. Ce4 Oc7 1S. Ad4 Ac6 16. Ad3, Ovoi­ ris/Kuzmichov, 1979, y s; 16. ... Td87 17. Cf6+!±' o bien 14. Dd2 Oc7 lS. Ad4 f6 16. Oe3! de 17. fe fe 18. Ab6 DeS 19. Txf8+ Axf8 20. Tdl! Cd6 21. OxeS OfS22. a5! y las blancas mantienen s61idamente la iniciativa (Kapengut/Mijalchishin, 1973). Aqul hay dos posibilidades! c2.1) 11 ... Tac8 .

c2.2) 11 ... b6 .

c2.1)

11. .. .

Las blancas no s610 impiden que el pe6n negro alcance bS, sino que en algunos casos amenazan jugar a4aS, impidiendo incluso que el mismo pe6n se instale en b6, ya que el peón a6 seria muy diffcil de proteger, pues requerirla la defensa de piezas. Con sus pr6ximas jugadas las negras de­ ben tomar una decisi6n: permitir o no que el pe6n blanco alcance aS y, lo que es más importante, avanzar o no su propio pe6n 'b'. El inmediato bloqueo del pe6n, a base de 11. ... CaS tiene sus incon­ venientes, el más importante de los cuales es el debilitamiento en torno a la casilla e5. Después de 12. eS! Ce8!

Tac8

La práctica ha descartado otras posibles formaciones defensivas, que no sólucionan los problemas negros. Por ejemplo: 11. ... Cb4 12. a51 Ac6 13. Ab6 Db8 14. Od2 (con idea de 1S. Ocl) 14. ... dS 1S. eS Cd7 16. Ad4 bS 17. Ag41 96 18. Tfel TeS 19. f51 gf 20. Axf51 con devastaci6n total (Karpov/ Cobo, 1972); o bien 12. ... dS 13. eS Ce4 14. Ad3 (Kar­ pov considera un método más fuerte 14. Ab6 DeS lS. Cxe4 de 16. c4, se­ guido de Od2±') 14. ... Cxd3 lS. cd Cxc3 16. bc Tc8 17. Dd2 Oc7 18. Tfcl AbS 19. Ad4 Dd7 20. De3 Aa4 21. CcS± (Geller/Bukic, 1976). 11. ... eS es más débil. La partida Sax/ Hulak, 1976, prosigui6 12. CdSI Cxe47!13. fe de 14. Ad3 Cf6 15. Ab6 Dx8 16. Cxf6+ Axf6 17. Txf6 9f 18. OhS±.

103


12. a 5

15. ... e57 podria ser contestado por 16. Cxc6 bc17. Ca4 ± .

97

13. Ab6 14. Db21

Db8

La convencional 14. Af3 es una pérdida de tiempo. Después de 14. ... Cb4 15. Tf2 e51 16. fe de 17. Td2 Ae6 18. Cd5 Axd5 19. ed e41 20. d6 Ad8 21. Ta4 Axb6 22. ab Cd31 las negras incluso se las arreglaron para conseguir ventaja ( Pritchett/ Hart­ ston. 1975), pero s610 a causa del error blanco cometido en una posi­ ci6n equilibrada. La jugada profiláctica 12. Rhl per­ mitiría a las negras ejecutar su plan de bloqueo, con 12 . ... Ca5, ya dis­ cutido. En este caso, después de 13. e5 Ce8 14. Cxa5 Dxa5 15. Dd2 Ac6 16. b4 Dc7 17. b5 ab 18. ab Axg2+ ( Tukmakov/ Polugaievsky, 1972), la TeS cumpli6 su cometido. Otra con­ tinuaciones conducen asimismo a un juego igualado: 15. Af3 Ac6 16. Ad4 de 17. fe Td8 18. Axc6 bc 19. Ce2 Cc7 (Geller/ PoIugaievsky, 1978), o bien 15. Ce4 Dc7 16. a5 Dxc21 17. ed Cxd618. Cxd6 Axd619. Tcl De41 Otra variªnte que tampoco reporta ninguna ventaja a las blancas es 13. Cd2 Dc7 14. Del Cc6 15. Df2 Cb4 16. Tfcl Ac617. Ab6 Db8.

12 . ...

Oc7

La partida Torre/ Gheorghiu, 1981, condujo a unas rápidas tablas des­ pués de 12. ... Cb4 13. Af3 Ac6 14. Cd4 Dc715. Tf2 d5. Pero las blancas podrian haber jugado más s6lida­ mente, con 15. f5, lo que les hubiese permitido retener la iniciativa, ya que

104

14. ... 15. Tfc11

Cb4

Esta es la clave de las maniobras blancas. Después de 15. Tacl sur­ gen inesperadas complicaciones: 15. ... Txc3 16. bc Ca21 Ahora, por otro lado, las blancas desean dedicarse a la "caza" del caballo: 15. ... Ac6 16. Cdll d5 17. e5 (17. c371 Cxe4 18. De3 Ad61 es innecesariamente agu­ do) 17. ... Ce4 18. De3, consiguien­ do clara ventaja posicional después de 18. ... Ad7 19. c3 Cc6 20. Cf2. Las negras no tienen opci6n. 15. ... 16. 15

eS

La desafortunada posici6n del ca­ ballo (16 . ... Ac6 17. Cdl d5 18. c3 Cxe4 19. Del) fuerza a las negras a realizar una incierta operaci6n en el centro:16. ... d517. Cxd5 Cbxd518. ed Axf5. Las negras han conseguido salir de la apertura sin pérdidas ma­ teriales, pero no han podido obtener


la igualdad. Después de 19. c4 será dificil para ellas establecer un blo­ queo adecuado contra la amenaza­ dora barrera de peones blancos en el flanco de dama.

c2.2)

11. ...

b6

En comparación con los resulta­ dos favorables de la Scheveningen Clásica, el esquema a base de b6 se complica a causa de la posición del alfil d7: lejos de su casilla "natural", en b7, deja, de este modo la defensa del peón a6 a otras piezas. Por otro lado, facilita la tarea de proteger la debilidad crónica de las blancas (e4) y ocupa una útil casilla de retirada en el campo negro. Todo esto ocasiona una serie de dificultades a las negras en el sistema con 11. ... b6, aunque no irremediables, pero que si requie­ ren gran paciencia y precisión en la defensa.

92

•• m .. '

12 . At3

Las blancas cuentan con un am­ plio abanico de planes, desde el avance de los peones 'a' y 'b' hasta el ataque directo al rey. En cuanto concierne al mismlsimo plan a elegir, se trata, una vez más, de una cues­ tión de estilo. Para ser honestos, el plan que se inicia con 12. Af3 no es més que una de las diversas estrate­ gias prometedoras. Antes de seguir adelante, conside­ remos otros posibles esquemas, deteniéndonos en sus aspectos clave: 1) 12. Tf2 Oc7 13. Ot11 Cb4 14. At3 TaeS 15. Td2 Ac6 16. Df2 Cd7 17. Cd4 Ab7. Las maniobras blancas fueron elegantes, pero un tanto pe­ rezosas, por lo que las negras han conseguido una posición satisfac­ toria. 2) 12. Rh1 Oc7 13. Oe1. Las blan­ cas se reagrupan y se -disponen a ju­ gar de acuerdo a las líneas de la Scheveningen Clásica, preparando un ataque de piezas contra el rey enemigo. Pero en este caso las juga­ das del ala de dama (a4 y Cb3) per­ miten a las negras la posibilidad de contrajuego: 13. ... Cb4I? 14. Cd4 e51 15. fe de 16. Og3. Las blancas sólo necesitan una jugada para rom­ per la resistencia y proteger el peón c2, por lo que las negras deben en­ contrar la mejor defensa de su dama, a fin de obligar al caballo d4 a retirar­ se. Las posibilidades son: 16. ... Od6 17. Tad11 ed 18. e5 Ce41 19. ed (las negras disponen de una elegante de­ fensa después de 19. Cxe4 Og6 20. Txd4 Axa4 21. c3 Cc2) 19. ... Cxg3 + 20. hg Axd6 21. Txd4 Ac5 22. Txd7 Axe323. Ac41 Cxc2 24. Tdxf7 Txf7

105


25. Txf7 Ah8 26. Cd5 Ac5 27. Cc7 y las blancas ganan un peón: 16. ... ceS 17. Cf5 Axf5 18. ef Ah8 (18. .. Cxc2 19. Cd51 es peligroso) 19. Tacl Cf6, con un juego complicado, pero aproximadamente equilibrado; y, por fin, 16. .... Tfc8 17. Ah6 g6 18. Cf5 Axf5 (18. ... Ad8 también es perfectamente jugable) 19. Txf5 Cxc2 20. Tafl Dd6 y las negras se defien­ den con éxito. .

3) 12. g4 Ac8 13. g5 Cd7 14. Dd2 Te8 15. Af3 Ab7 16. Ag2 Af8 17. Tf31 con iniciativa blanca en el flanco de rey. Con 12. Af3 las blancas pretenden situar su dama en e2 y asegurar la conexión de sus torres. Sólo er.ton­ ces procederán al avance del peón 'g'. 12. ...

Dc7

Hay otro posible esquema que merece ser analizado: 12. TbS 13. De2 Dc81 14. Tadl Ca5 15. e5 Ce8 16. Cxa5 ba 17. Acl Tb41 18. Ae4 de 19. fe Ac5 + con chances igualadas.

106

Pero la solidez de esta disposición de piezas puede ser cuestionada con 14. Af2, seguido de Ag3 o Ah4, en cuyo caso no está claro que las ne­ gras puedan igualar. Una posición pasiva pero sólida fue alcanzada en la partida Aibli/ Spassky, 1973: 12 . ... Tc8 13. g4 Ae8 14. De2 Cb4 15. g5 Cd7 16. Dg2 Rh8 17. Rhl Cc5. 13. De21 Un magnffico emplazamiento para la dama, desde donde participa en la batalla a todo lo largo y ancho del tablero, atando a la torre enemiga a la defensa del peón 'a' y preparándo­ se para trasladarse a g2 en apoyo de la avalancha de peones del flanco de rey. La inmediata 13. g4 Tfd8 14. g5 Ce8 y 13. ... Ac8 14. g5 Cd7 15. Ag2 TeS también eran posibles. Vale la pena examinar una situa­ ción similar, después de 13. Ahl, a la que frecuentemente se llega también a través de la Scheveningen Clásica, en este orden de jugadas: 6. Ae2 a6 7. 0-0 Ae7 8. f4 0-0 9. Ahl Cc6 10. Ae3 Dc7 11. a4 Ad7 12. Cb3 b6 13. Af3. La jugada 13. Ahl es menos enérgica y menos fuerte que 13. De2 y es lógico asumir que las negras pueden, en el primer caso, conseguir igualar más fácilmente. He aquf dos recomendaciones para las negras: 1) 13. ... Tab8 14. g4 (a 14. De2 las negras consiguen reorganizarse con 14. ... Ca5! 15. Cd2 b5 16. ab ab 17. e5 ceS 18. D12 Cc6, con igualdad, Vogt/Tompa, 1979) 14. ... Ac8 15. g5 Cd7 16. Ag2 TeS 17. Ccl Af8 18. Cd3 b5, con igualdad (Geller/Mujin, 1973).


2) 13. ... Tfd8 14. Oe2 Ae8 15. Af2 Cd7 16. Ag31 Tdc8? (16. ... Cc5=) 17. Tad1 Af6 18. e51 de 19. fe Ae7 20. Cd4 Cxd4 21. Txd4 Ta7 22. Tg41 con ataque blanco (Geller/ Korchnoi, 1971). También se ha en­ sayado 16.Cd51? ed 17. ed Cce5 18. fe Cxe5 19. Ad4 (TImoshenko/Plato­ nov, 1975), con chances equilibradas, tanto después de 19. ... Cxf3 20. Txf3 Af8, como de 19. ... Atal? 20. Axe5 de 21. d6 Axd6 22. Axa8 Txa8.

13. . ..

Tfc81

Las negras intentan reagruparse con Ae8 y Cd7, de modo que trasla­ dan su torre a una posición más útil, en lugar de caer en la posibilidad de ser encerrada en el flanco de rey, por sus propias piezas. Contra 13. ... Ac8, la jugada de

Boleslavsky 14. Oc4 (con idea de 15. Cd5) fuerza la "fea" respuesta 14. . .. Ad8, ya que si 15. e5?1, 15. ... d51 Una defensa interesante pero muy pasiva es 13. ... Ae8 14. g4 Cd7 15. g5 Cc5 16. Ag2 f61? 17. h4 Af7 18. f5 Rh8-t, (Spassky/Petrosian, 1973). 14. g4 15. g5 16. Og2

Ae8 Cd7

Esta pos una posición fundamental para evaluar la factibilidad de la aper­ tura negra y el consiguiente método defensivo. Las blancas disponen de amplio espacio, por lo que proceden a ejecutar el plan esbozado en la nota acerca de la jugada 13. Oe2, pero no hay demasiadas posibili­ dades de éxito. Las negras mantie­ nen una fuerte posición defensiva, aunque tampoco pueden contar con chances de contrajuego activo.

2.5. FIANCHETIO BLANCO: 6. g3

El fianchetto del alfil blanco de rey constituye uno de los métodos de juego más sólidos para luchar contra la Scheveningen. El alfil de g2 para­ liza el juego negro del flanco de dama, dificultando también el avan­ ce d6-d5. En consecuencia, el ata­ que a la bayoneta del flanco de rey será tanto más amenazador cuanto que será iniciado sólo una vez com­ pletado el desarrollo. La primera ta­ rea de las negras consistirá en hallar el despliegue óptimo de sus piezas, a fin de p.,oder iniciar algún tipo de

contrajuego en el flanco de dama. Muchas de las posiciones que estu­ diaremos en este capítulo pueden ser alcanzadas en un orden de juga­ das muy variado, incluyendo no sólo la Scheveningen Clásica, sino tam­ bién las variantes Paulsen y Taima­ nov. Cuando las blancas desarrollan su alfil por g2, las negras se enfrentan a los mismos problemas de la Variante Clásica, es decir, jugar o no... a6, dónde situar.el caballo dama y, en general, precisar una economía del

107


turno de juego para desarrollar o no el flanco de rey, etc.

a) 6. ... Cc6 b) 6. ... a6, seguido de ... Cbd7 e) 6. ... a6, seguido de ... Ce6 a) 6. ... Cc6

6. ... 7. Ag2

El método natural de desarrollo, 8. ... Ae7 9. 0-0 0-0 coloca a las negras en una difrcil situación tras 10. e51 de 11. Dxe5, ya que no es fácil para ellas desarrollar su flanco de dama. Por ejemplo: 11. . .. Db6 12. a4 Ad6 (12. ... Ad7 13. a5 Da6 14. Tdll, se­ guido de Afl) 13. Db51 Dc7 14. a5 a6 15. Db61 con clara ventaja (Larsen/ Kavalek, 1975).

.

a2) 7. ... Ad7, (otras) a1)

7. ... 8.0xd4

Ad7

8. ... Ce6

La falta de presión sobre el centro permite a las negras diferir por un tiempo el enroque. En primer lugar, pueden tomar medidas profilácticas contra la amenaza posicional Cd4xc6, seguido de e4-e5. Y ahora:

a1) 7. ... Cxd4

Cxc6, pero se potencia la fuerza del Ag2. Las blancas, por otra parte, dis­ ponen de un fuerte centro, amena­ zando jugar e5 y abriendo la gran dia­ gonal. Por consiguiente, las negras no deben retrasar el traslado de su alfil a c6.

Cxd4

9. eS Contra la sólida 9. 0-0 las negras tienen tiempo de reforzar su centro, a base de 9. ... Dc7.

9. .. 10. 0xeS .

Con el cambio de caballos las ne­ gras evitan la amenaza posicional

108

de Ae6

Este es el modo más fácil de parar las amenazas 11. Axb7 Y 11. Cb5. Por otro lado, las negras quedan con el problema del peón débil de c6 y las blancas retienen una pequeña pero duradera ventaja posicional después de 11.· Axc6+ bc 12. 0-0 Ae7 13. b3 Cd7 14. De4 Af6 15. Ab2 O-O. Parece, sin embargo, que los recursos defensivos negros son sufi­ cientes. La otra posibilidad para las negras es 10. ... Ab4 11. 0-0 Db8 12. Af4 Dxe5 13. Axe5 0-0-0, línea que impli­ ca un sacrificio de peón: 11. Axb7


TbS 12.Ag2 Tb5 13. De2 Dc7. Todo esto requiere, sin embargo, ser cui­ dadosamente verificado.

cas tendrán ventaja en el final, pero por el momento estamos en un com­ plicado medio juego, con posibilida­ des recrprocas.

a2)

8.0-0 7. ...

Ad7

En la mayoria de los casos se efec­ túa este movimiento para evitar la dislocación de los peones del flanco de dama, pero les eso tan terrible? Consideremos la posición tras 7.. . Ae7 8.0-0 0-0 9. Cxc6 bc lO. e5 de 11. Dxd8 Txd8 12. Axc6 TbS.

La mayorra de peones blancos en el flanco de dama se equilibra con el juego de las torres sobre las colum­ nas 'b' y 'd' Y tampoco hay que olvi­ dar que las negras pueden avanzar sus peones de las columnas 'e' y 'f'. He aqur un instructivo ejemplo de juego negro, partida LarsenlAn­ dersson, 1981: 13. Tdl Ad71 (las ne­ gras pueden permitir el cambio de al­ files, pero no de torres, ya que des­ pués de 13. ... Txdl 14.Cxdl, el Acl pronto entrada en juego) 14. Axd7 Cxd7 15. Rfl Tb71 16. Ca4 TeSl 17. c3 f5 18. b3 Rf7 19. c4 e4 y las blan-

Las blancas pueden retirar su ca­ ballo, evitando el cambio en d4, pero, como veremos, este cambio no elimina las dificultades de las negras.

8. ...

Aa7

8. ... a6 revierte a la variante b).

9. Cce2 En esta posición las blancas dispo­ nen de una amplia elección de planes complicados y activos, pero en ge­ neral todos ellos están relacionados con un refuerzo del centro, seguido de ataque en el flanco. Examinemos algunos de ellos: 1) 9. Ae3 0-0 10. De2 Da5 (tam­ bién es posible 10. ... Cxd4 11. Axd4 Ac6 12. Ttdl Da5) 11. Tadl Cxd4

109


12. Txd4 e5 13. Td2 Ae6, con juego igualado. 2) 9. Tel 0-0 10.Cxc6 Axc6 11. e5 de 12. Axc6 bc 13. Dxd8 Tfxd8 14. Txe5 Ab4, o bien 11. a4 Dd7 12. Te3 Tfd8 13. Td3 Ce8 14. b3 (Browne/ Petrosian, 1972) con juego aproxi­ madamente equilibrado. 3) 9. b3 0-0 10. Ab2 Tc8 11. Cxc6 Axc6 12. a4 a6 13. Tel Dc7 14. De2 Tfe8 15. Tadl Db8 16. Td2 d5!, con lucha complicada (Shamkovich/Sax, 1979). 4) 9. Cdb5 Db8 10. Ag5 0-0 11. Axf6 Axf6 12. Dxd6 Td8 13. a4 a6 14. Dxb8 Taxb8 15. Cd6 Cd4 16. Cxb7 Txb7 17. e5 Txb2 18. ef gf, con juego complejo (Wedberg/Sznapik, 1980). 5) 9. Cde2 Db817 10. h3 b5 11. a3 a5, o bien 9. ... O-O 10. b3 Tc8 11. Ab2 Da5 12. h3 Tfd8 13.Rhl Ae8 14. Del b5 15. a3 Db6 16. Tdl b4 17. ab Cxb4 18. Td2 a5 19. Cd4 Tc51 20. Cdl d51 y las negras se han apodera­ do de la iniciativa. 6) 9. h3 0-0 10. Cde2 Db8 11. a4 Cb4 12. g4 Td8 13. g5 Ce8 14. Ae3 d5 15. ed ed 16. Cxd5 Cxd5 ( lskov/ Ligterink, 1982). Con 9. Cce2 las blancas pretenden situar el peón en c4, en cuyo caso el tandem c4-e4 controlará el centro del tablero. No se puede explotar el momentáneo debilitamiento de d5, ya que si 9. ... d5, las blancas con­ siguen ventaja con 10. ed Cxd5 11. c41 9.

..

.

0-0

10. c4 En la partida Zeshkovsky/Kaspa-

1 10

rov, 1981". las blancas intentaron re forzar su ala izquierda con la menos enérgica 10. a4 y tras 10. ... Tc8 11. c3 (11. Cb5 d51) 11. ... a6, se deci­ dieron por atacar en el flanco de rey. Siguió: 12. h3 Dc7 13. g471 pero las negras ejecutaron de inmediato un contragolpe en el centro: 13. ... d5! 14. ed Cxd5 15. Axd5 ed 16. Cf4 Ac5 17. Cb3 Aa7 18. Dxd5 Ae61 19.Cxe6 fe 20. De4 Txf21 y obtuvieron fuerte ataque.

10. ... 11. b3

Tc8 a6!

Esta jugada se realizará ahora en el momento adecuado y de ningún modo puede considerarse profilácti­ ca. Después de 12. Ab2 b5! 13. cb Cxd4 14. Cxd4 ab 15. Dd2 Db6 16. Tacl Tfd8, las chances son similares (Gligoric/Boleslavsky 1953). b) 6. ... a6 (+ ...Cbd7)

6. ...

a6

Las negras difieren el destino del Cb8, para finalmente situarlo en d7.

7. Ag2 8.0- 0

Dc7 Ae7

No hay una gran profundidad en el hecho de que las negras retrasen el desarrollo de su caballo dama: se trata, simplemente, de que quieren evitar el cambio Cxc6. De todas ma­ neras, a veces se encuentra 8. Ad7, en lugar de 8. ... Ae7, pero no tiene sentido iniciar acciones en el flanco de dama sin la previa movilización del flanco de rey. A 8. ... Ad7 las


blancas habitualmente responden 9. Tel, y las negras no tienen nada mejor que regresar a los cánones. Por ejemplo: 9. ... Cc6 10. Cxc6 bc 11. Ca4 Tb8 12. c4 c5 13. Cc3 Ae7 14. Af4 0-0 15. e5 Ce8 16. Dd2, con ventaja posicional.

Después de 9. De2, las negras consiguen buen juego con 9. ... Cc6!

9. ... 10. h3 11. g4

Cbd7 0-0 Tfd8

No 11. ... Cc5 12. g5 Cfd77, en vista de 13. b4! 12. Cg3

b5

Aparentemente lo mejor. La natu­ ral 12. ... Tab8 acelera el ataque blanco: 13. g5 Ce8 14. f4 b5 15. a3 Ab7 16. f5.

13. eS En caso de 13. g5 Ce8 14. a3 Ab7 15. f4 d5, las negras ganan un pre­ cioso tiempo, apuntando al centro después de 15. ed Cb61

9. Cde2 Las blancas deben decidir adonde jugar el Acl y, al mismo tiempo, han de prepararse para lanzar un ataque a la bayoneta en el flanco de rey. En conexión con esto trasladan su ca­ ballo central a g3. Como, por otro lado, las negras aún no han desarro­ llado su caballo de b8, el ataque de peones puede lanzarse de inmediato: 9. f4 0-0 10. g4! Cc6 11. Cxc6 bc 12. g5. Y ahora podría seguir 12 . ... Cd7 13. f5 ef 14..ef d5 15. Rhl Ad6 16. Dh5 TeS 17. f6 g6 18. Dh4 Cc5, o bien 12. ... Ce8 13. f5 ef 14. ef d5 15. Rhl y en todo caso se produce una posición de doble filo, con posibili­ dades para ambos bandos. 9. Cce2 es más flojo y puede refu­ tarse con 9 . ... Cbd7 10. b3 Cc5!

13. ... 14. Axa8 15. De2

de Cb6

Las blancas no pueden salvar el alfil: 15. Df3 Cxa8 16. Dxa8 Ab7 17. Da77 Ac5, con ventaja decisiva para las negras. 15. ...

Cxa8

Ahora las blancas deben tomar medidas contra las amenazas sobre la diagonal a8-h1. Por ejemplo: 16. f4 Ac5 + 17. Rh2 (17. Ae3 ef +) 17. ... Ad4, o bien 16. Td1 Td4 17. Ae3 Tc41 0 16. Tel Ab7 17. Dxe5 Ad6 18. De3 Ab6. Las negras tienen suficiente com­ pensación por la calidad sacrificada. 111


Concluimos ya examinando va­ riantes con el desarrollo del caballo dama por c6, esquema que consti­ tuye una práctica considerablemente 'más extendida en los torneos, sobre todo en el pasado. Como ya hemos mencionado, esta variante tiene rele­ vancia no sólo dentro del Sistema Scheveningen, sino también en los sistemas Paulsen y Taimanov. c) 6.... a6 (+ ....Cc6)

6. ... 7. Ag2

a6 De7

Las negras, si lo desean, pueden adoptar un esquema que excluye esta jugada. Por ejemplo: 7. ... Ad7 S. 0-0 Ce6 9. Ae3 Ae7 10. De2 O-O.

consiste en reagrupar las fuerzas, de modo que tras 11. Tadl Dc7 llega­ mos a una típica posición de apertu­ ra a partir de la cual comenzará a esbozarse el medio juego. Antes de iniciar avances de peón en el flanco de rey, las blancas deben retirar su caballo central, a fin de evitar el con­ tragolpe standard ... Cc6xd4 y . . . eS­ e5. 12. Cb3 b5 13. a3. Este tipo de jugadas profilácticas permite a las negras ganar tiempo para organizar un contrajuego efectivo. Por ejemplo: 13 . ... Tac8 14. f4 b4 15. ab Cxb4 16. Cd4 TfdS 17. g4 e5 lS.Cf5 Axf5 19. ef d51 (Klovan/Platanov, 1964). o bien 13. ... TabS 14. f4 b4 15. ab Cxb4 16. Tcl (las negras amenaza­ ban 16. ... Cxc2 17. Dxc2 Aa41l 16. ... Tfc81 17. h3 Ac6 lS. Cd4 AaS 19. Af2 Dc4 20. De3 AdSI ( Dubinin/ Estrin, 1962). con excelente contra­ juego para las negras. Por supuesto, en lugar de 10. De2, las blancas pue­ den optar por muchos otros planes, pero las posiciones derivadas de esas alternativas generalmente re­ vierten a esquemas ya estudiados.

8.0-0

La experiencia, sin embargo, ha puesto de evidencia que c7 es la úni­ ca casilla válida para la dama negra contra el fianchetto del alfil blanco. Esto es comprensible: dada la situa­ ción ideal de las piezas blancas, las negras no tienen justificación objeti­ va para emprender de inmediato operaciones activas. Por consiguien­ te, su mejor plan contra el sistema f3 112

Cc6

Esta jugada es la más exacta, ya que después de S. ... Ad7 9. Tell Cc6, las blancas obtienen buena posición con 10. Cxc6 bc (10 . ... Axc6 11. Dc517) 11. Ca4 TbS 12. c4 eS 13. Cc3 Ae7, llegándose a una variante favorable para las blancas, ya que el Ad7 está mal situado. A S. ... Ae7 9. f41 O-O la ausencia de la amenaza Cxd4 permite a las blancas iniciar operaciones en el flanco inme­ diatamente, con 10. g4 Cc6 11. Cxc6 bc 12. 95.'


novsky/Spassky, 1962), o bien 9. Tel Ae7 10. Cxc6 bc 11. e5 de 12. Txe5.

Después de 8. ... Cc6 las blancas pueden reforzar su posición en el centro manteniendo en reserva la avalancha de peones para la segun­ da fase del medio juego. Vale la pena considerar la estrategia de medio juego característica del primer caso, ya que nada podría ilustrar mejor las perspectivas del ataque a la bayo­ neta: 9. Cde2 Ae7 10. h3 Ad7 11. Ahl b5 12. a3 0-0 13. g4Rh8 (13. ... Tfd8 14. g5 ceS es otra posible y sólida defensa) 14. Cg3 b4 15. ab Cxb4 16. g5 Cg8 17. f4 (es evidente que sin la ayuda del peón 'f' las blanpps no serían capaces de penetrar en la for­ taleza negra, pero ahora las negras abren el centro) 17. ... d51 18. ed ed y las negras tienen una partida per­ fectamente jugable, ya que sería pe­ ligroso capturar el peón: 19. Cxd5 Cxd5 20. Dxd5 Ab51 21. Tel Tad8 (análisis de Bondarevsky). Consideremos ahora otras opcio­ nes para las blancas, basadas en una estrategia central: 9. b3 Ae7 10. Ab2 0-0 11.Cce2 e51 12. Cxc6 bc 13. c4 Ag4 14. f3 Ah5 15. Cc3 Cd7 16. Rhl Cc5, con juego igualado (Shia-

I Una posición original! En lugar del habitual ataque a la bayoneta tenemos un juego vivo de piezas. A 12. ...Cd5 13.Cxd5 cd 14. Af4 Ad6 seguiria 15. Dxd5 Axe5 16. Dxe51 Si 12 .... Ab7 13. Af4 Ad6, las blancas efectúan un sacrificio posicional de calidad: 14. Txe6+ fe 15. Axd6 Dd7 16. Ac51 Dxdl 17. Txdl Td8 18. Tel Af7 19.Ce41 Axe4 20. Axe4 The8 y a pesar de su ventaja material, las ne­ gras deberán luchar duramente por unas tablas (Browne/Langeweg, 1972), Una excursión aún más sor­ prendente de la torre fue propuesta por Boleslavsky como réplica a 12. ... Ad6, 13. Df31 Ad7 14. Tg5Rf8 15. Txg7 Rxg7 16. Ah6+ Rg6 17. De31 Da5 18. Cd51 con mate inevitable, o bien 14. ... Tg8 15. Dxf61 gf lE). Txg8+ At8 17. Ah6 Re7 18. Ae31 con tuerte ataque. Sólo 12. ... 0-0 13. Af4 Db7 permite a las negras ob­ tener un juego igualado. Se conside­ ra que después de 14. Te3 Td8 15. Td3 Txd3 16. Dxd3 Ad7 17. b3 AeS 18. De2 Td8 19. Ca4 Cd5 20. Ad2,

1 13


las blancas tienen mejores chances (Barczay/Espig, 1976). Esto es cier­ to, pero las negras pueden mejorar su juego, con 14. ... Ac5, por ejemplo, en lugar de 14 . ... Td8. En este caso, si 15. Td3 Cd5 16. Cxd5 edl y vía libre para el alfil de casillas blan­ cas. En nuestra opinión, las negras han solucionado todos sus proble­ mas: si 17. Tb3, 17 . ... Da7. Volviendo al diagrama 99, consi­ deraremos otras dos alternativas pa­ ra las blancas:

Después de 10. ... h6 las blancas pueden replicar 11. f4 0-0 12. g4 Ad7 13. h4 b5 14. g5 Ch7 15. Ae3 b4 16. Ce2 y el juego negro en la apertura no ha sido muy convincente. El rey blanco está rodeado por sus piezas, con el muro e4-f4-g5-h4, en el que los peones son piedras bien asenta­ das. El contragolpe 16. ... d5 sólo conduce a las pérdida de un peón tras 17. ed ed 18. Dxd5 Tac8 19. a5! Cb8 20.Ced4! y las blancas dominan todo el tablero (Nunn/Tahl, 1982).

1) 9. Ae3 Ae7 10. De2 Ad7 11. Tadl 0-0. Esta posición fue exami­ nada antes, cuando el caballo blan­ co se alejaba del flanco de rey con 12. Cb3. Pero las blancas pueden optar por no mover el caballo del centro: 12. f4 Cxd4 13. Axd4 Ac6 14. f5 e5 15. Ae3 b5 (Sax/Cvetkovic, 1974), o bien 12. h3 b5 13. a3 Cxd4 14. Axd4 Ac6 15. g4 Tfe8 16. f4 Db7 (Leinl Jansa, 1965),

Resumiendo, el sistema con g3 constituye un método de juego muy sólido para las blancas, especial­ mente si no se apresuran a intensi­ ficar la lucha. El mérito básico de este sistema es su aparente falta de inconvenientes, sobre todo si lo comparamos con los agudos siste­ mas a base de 6. f4 y 6. g4. De todos modos, si las negras se mantienen alerta y bien familiarizadas con las sutilezas de la Scheveningen, pue­ den obtener una sólida posición, contra 6. g3, incluso no conociendo todas las complejidades de la va­ riante.

2) 9. a4 Ae7 10. Cb3 h61? Es difí­ cil recomendar este método de de­ fensa. En lugar de 10. ... h6 podría jugarse 10 . ... b6, siguiendo la pauta defensiva contra la formación Ma­ roczy de la Scheveningen Clásica.

114


3. EL ATAQUE KERES

3.1. INTRODUCCION (1. e4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. g41

Este rápido y agresivo avance de peón fue introducido en la praxis de torneo por Panov, en 1939. Un poco más tarde Keres comenzó a adoptar regularmente la variante, recibiendo el sistema reconocimiento interna­ cional, por lo que fue bautizado con su nombre. A medida que los años

han ido pasando, la evaluación de algunas líneas ha cambiado, pero el sistema sigue siendo uno de los más agresivos, además de constituir una de las formaciones más peligrosas para las negras. En primera instan­ cia, el Ataque Keres era un modo de ganar tiempo con relación al sistema 6. g3, Y las blancas disponfan sus fuerzas a base de Ag2, 0-0, h3 Y Cd4-e2-g3, avanzando más tarde los peones 'f' y 'g'. Esto se consideraba normal y ha sido aplicado hasta ahora por un cierto número de gran­ des maestros. Actualmente, sin embargo, se considera más peligro­ so para las negras el plan Ae3, Dd2, 0-0-0, ya que los peones del flanco de rey avanzan rápidamente. Las jugadas que caracterizan el Ataque Keres pueden evitarse por varios caminos. Por ejemplo, si el caballo rey se deja en g8, jugando en

115


su lugar 4. ... Cc6. En este caso, las blancas pueden jugar 5. c4, o bien 5. Cb5 d6 6. Ae2 Ae7 y después de 7. 0-0, 7. ... Cf6. La jugada 4. ... Cc6 forma parte de la Variante Taima­ nov, por lo que no entra en el objeto de este libro. Un plan más original para las blancas fue realizado en la partida Zaitsev/Fet, 1980, que con­ tinuó: 4. ... d6 5. Cc3 Ae7 6. g41 a6 7. Ae3 b5 8.Ag2 (8. Tg1 Ab7 9. a3 habría sido más preciso, ya que las blancas podrían responder a 9 .... h5 con lO. g51, comprimiendo el flanco de rey negro) 8. ... Ab7 9. 0-0 h5 lO. gh Cd7 11. a3 Dc7 12. f4 Cgf6 13. De2 Txh5 14. f5! e51 15. Ce6 fe 16. fe Dc41 17. ed + Axd7 y tablas, a pesar de que la posición negra tiene mejo­ res perspectivas. Naturalmente, la adopción de un determinado orden de jugadas es cuestión de gustos, de moda e inclu­ so de impulsos del ajedrecista. Aun sin examinar todos los refinamientos y sutilezas del Ataque Keres, se pue­ de concluir a priori que el avance del peón 'g' no puede decidir la batalla, teniendo en cuenta que las primeras cinco jugadas negras constituyen un sistema de desarrollo natural y lógico. Hay una cierta dosis de aventura, a primera vista, en la jugada g4, aun­ que al mismo tiempo, está refrenada por un profundo fundamento posi­ cional. Se trata de explotar el hecho de que las negras han efectuado una serie de jugada� que no son particu­ larmente activas, de modo que las blancas tratarán de avanzar el peón a g5 cuanto antes, para asegurar no sólo una ventaja espacial en el flanco de rey, sino también a fin de estable116

cer un control absoluto de las casi­ llas centrales. El beneficio de toda la estrategia de la apertura depende del grado de éxito con que las blan­ cas lleven a cabo su plan. Al mismo tiempo, el avance del peón a g5 an­ tes de haber completado el desarro­ llo y, en consecuencia, antes de haber situado al rey en seguridad, pueden crear serias debilidades en el campo blanco. Las negras, sin em­ bargo, no deben intentar la refuta­ ción de ese avance a base de empren­ der una inmediata acción central, toda vez que las piezas blancas do­ minan el centro. 6... d5, por consi­ guiente, casi fuerza la sig'Jiente po­ sición, francamente mala para las negras: 7. ed Cxd5 8 .Ab5+ Ad7 9. Cxd5 ed 10. De2 + Ae7 11. Cf51 y la partida Nikitin/Cherepkov, 1958, continuó 11. Af8 12. Axd7 Cxd7 13. Af4 Da5+ 14. c3 Te8 15.Cxe7 Dc5 16. Ae3 Oxe7 17. O-O-O±. En ocasiones las negras juegan 6. ... Ae7, que usualmente traspone a las variantes ya mencionadas. 6. ... Ae7 no tiene particular significación, aunque involucra algunas sutilezas, que deben tenerse presentes. Así, después de 7. g5 Cfd7 8. Cdb5 Cb6 9. Af4 e5 10. Ae3 Ae6 11. f4 ef 12. Axf4. Diagrama las negras sacrifican un peón para alejar a su rey del centro, y obtienen buen juego: 12. ... 0-01 13. Dd2 (13. h4 f6 14. Axd6 fg) 13. ... Cc6 14. Cxd6 (14. 0-0-0 Ac41 :¡: . Mednis/ Amos, 1970) 14. ... f61 La economra de 6. '" Ae7 queda bien patente en el siguiente plan: 7.


g5 Cfd7 8. h4 Cb61 9. Ae3. Después de 9. oo, d5 las blancas ni siquiera disponen del tiempo necesario para completar su desarrollo con De2 y O0-0, Y 10. Ab5+ Ad7 es aceptable para las negras. Si este bando no quiere permitir que el alfil vaya a b5, puede jugar 9. o o , 0-0 10. De2 d5, ya que después de 11. 0-0-07 e51 podrán continuar con ... d4. En el sistema sin ...Cc6, donde el juego prosigue 7. g5 Cfd7 8. h4 a6 9. Ae3 b5 10. a3 Ab7 11. Od2.

la jugada "normal" 11. o o . Cb6 (11. o o . Cc5 12. f3 Cc6 es mejor, pero ;j; es un error, debido a la posición del alfil en e7, lo que permite a las blancas obtener un fuerte ataque mediante un sacrificio de pieza: 12. Cxe61 fe 13. Dd41 Cc4 14. Dxg7Rd7 15. Axc4 bc 16. 0-0-0 Of8 17. Txd6 + 1 (Karklins/Commons, 1972). Más dificil es evaluar las conse­ cuencias de la jugada 6. o o . e5. Las negras debilitan la casilla d5, pero pueden contar con adecuado con­ trajuego en las casillas negras del flanco de rey. Las blancas pueden elegir entre dos continuaciones na­ turales: 7. Ab5+ Ad7 8. Axd7 + Oxd7 9. Cf5 h5 10. Ag5 Ch7 (si 10. o o ' Cxg47 11. h31) 11. Ad2 hg 12. Oxg4 g613.Ce3 Ah6 14. 0-0-0 (!.iber­ zon/Murey, 1978) y 7. Cf5 h5 8. f31 (las negras tendrian mejores posibi­ lidades después de 8. g5 Cxe4 9. Cxg7+ Axg7 10. Cxe4 d5; o bien 8. Ag5 hg 9. �e3 Ae6 1.0. Dd2 Cc6) 8. o o . hg 9. rg g6 10.Ce3 Ae7 11. Ag2 Cc6 12. h3 Cd4 13. Dd3 Ae6 14. Ad2 Cd7 15. 0-0-0 Cc5 16. Of1, como en la partida Brasket/Benjamin. Como el lector apreciará, en ambos casos las blancas conservan su ventaja posicional, pero los autores estiman que ello se debe a impreciso juego por parte de las negras. La continua­ ción 6. o o . e5, que estabiliza el cen­ tro y tiene una lógica innata, merece cuidadosa atención. Ahora nos embarcaremos en una travesia con escala en las tres varian­ tes más comunes en la práctica de torneo. 6. oo. h6 es el tema del pre­ sente capitulo.

6.

oo.

h6 1 17


la linea principal. La otra respuesta natural, 7. ... e7, da lugar, sin em­ bargo, a que la partida tome un rum­ bo original. Por ejemplo:

Con 6. ... h6 las negras pretenden mantener el caballo en f6, desde donde participa en la lucha por el centro, conteniendo también en al­ guna medida la avalancha de peones en el flanco. No es, sin embargo, fácil alcanzar con éxito ambos obje­ tivos, ya que el avance del peón 'h' compromete seriamente el enroque negro y guarecer al rey en el flanco de dama llevará algún tiempo. las blancas pueden ahora jugar:

al 7. Tg1 bl 7. Ag2 c l 7. Ae3

dI 7. g6 al 7. Tg1

7. Tg1 las blancas quieren expulsar al caballo, con ayuda de sus peones, por lo que eliminan la oposición de torres en la columna 'h'. El caballo puede ser desafiado con 7. h4, por supuesto, pero generalmente, tras 7. h4 Cc6 8. Tg1, el juego traspone a

1 18

1) 8. Tg1 dS 9. AbS+Rf8 10. eSI? 110. ed Cxd5 11. Ad2 no es recomen­ dable, ya que después de 11. ... Af6 12. Cf3 Cxc3 13. Axc3 Axc3 14. bc Oxd1 15. Txd1Re7, las negras tienen mejores chances) 10 . .., Cfd7 110. ... Ce4 11. Cxe4 de parece peligroso, ya que después de 12. g5 hg las negras se enfrentan con 13. Axg5, pero des­ pués de 13 . .. . a6 14. Aa4 OaS+ 15. c3 Oxe5 16. Axe7 +Rxe7 17. Og4 g6 o incluso un inmediato 17. ...Cd7 no se ve compensación alguna por el peón sacrificado.) 12. 0e2 IRadulov ha propuesto una sólida, aunque no particularmente agresiva formación para las blancas: 11. Cf3 Cc6 12. Af4 g6 13. 0d2 Rg7 y las defensas ne­ gras se mantienen en pie) 11. ... Axh4 12. Ae31? CxeS 13. 0-0-0 Cbc6 14. Cb3 a6 1S. Axc6 Cxc6 16. f4 Ae7 17. gSllas blancas tienen una fuerte iniciativa, asf como gran ventaja en desarrollo, a cambio de los dos peo­ nes sacrificados ISokolov/Stohl, 1981/82). la idea de Sokolov es muy


interesante y aporta buenas perspec­ tivas a las blancas. 2) 8. Th3 dSI (después de 8.... Cfd7 9. gSI hg 10. hg Txh3 11. Axh3, el sacrificio en e6 se convierte en una amenaza real) 9. AbS+ Rt8 10. eS Cfd7 (10 . ... Ce4 merece considera­ ción) 1 í. Af4 (11. De217) 11. ... Db6 12. Cb3 (diflcilmente podemos con­ siderar mejor la recomendación de Hübner, 12. Dd2 Cc6 13. Cxc6 bc 14. Afl) 12. Cc6 13. De2 a6 14. Axc6 bc lS. 0-0-0 aS y las negras tienen la ini­ ciativa (Torre/Hübner, 1979). 3) 8. Df3 hS 9. gh CxhS 10. AgS Cc6 11. 0-0-0 AxgS+ 12. hg DxgS+ 13.Rbl Cxd4 14. Txd4 Ad7 lS. Txd6 Ac6 16. Ae2 g6, con parecidos chan­ ces. 4) 8. Ag2 g6 9. gS hg 10. AxgS (10. hg Txhl+ 11. Axhl Cfd7 12. CdbS Cb6 13. Af4 eS 14. Ae3 a6 lS. Dxe7 Rxe7 = ) 10. ... Cc6 11. CdbS ChS 12. Af3 a6 13. Axe7 Rxe7 14. AxhS TxhS y la iniciativa pasa a ma­ nos de las negras (Matulovic/Sax, 1976).

7 ....

Cc6

Una jugada útil y responsable, pero no la única. Las negras dispo­ nen de otras continuaciones, 7. ... a6 y 7. ... Ae7, que aseguran condi­ ciones favorables para el avance de su peón ' d'. Ahora las negras pue­ den elegir entre:

81) 8. Ae3 a2) 8. h4 al) 8. Ae3

Aqul examinaremos el plan en el que las blancas no se apresuran a efectuar el avance del peón 'h', sino que prefieren completar el desarro­ llo. Esto es algo muy coherente con una de las ideas fundamentales de 6. g4: el rey negro tiene problemas para salir del centro. En lugar de 8. Ae3 suele jugarse también 8. Ae2, pero después de 8. ... dSI o de 8. ... DaS 9. Cb3 Dc7 10. h4 dSI las negras tienen un juego ex­ celente. La jugada 8. Ae3 es más efectiva porque fortifica la posición blanca en el centro. 8. ...

d5

Cualquier retraso en el avance de este peón permitirla a las blancas desplegar la bayoneta en el flanco de rey. Por ejemplo: 8. ... a6 9. h41 DaS 10. Cb3 Dc7 11. gS hg 12. hgCd7 13. g61 La inclusión de 8. ... a6 9. h4 antes de jugar dS resta efecto a este golpe: 9. ... dS 10. ed CxdS (10. ... ed7 11. gSI hg 12. gh±.) 11. CxdS ed (11. ... DxdS7 12. Ag21 DaS+ 13. c3 ±) 12. De2 Ae7 13. 0-0-0 y es difi­ cil para las negras crear contrajuego, garantizando al mismo tiempo la se­ guridad de su rey. 9. Ab5 Las blancas fuerzan al alfil eS a to­ mar posición pasiva. La defensa del caballo con la dama no es convin­ cente: 9. ... Dd67 10. f4 Cxe4 11. Cxe4 de 12. Cxc6 bc 13. Dxd6, ga­ nando, o bien 9. ... Dc7 10. ed ed 11. De2 Ae7 12. g5 hg 13. Axg5, con fuertes amenazas. 119


9. 10. ed 11.De2 oo.

Ad7 ed Ab41

Txd5 + ReSl 19. Axc6 bc 20. TeS g61 Y las negras se apoderan de la inicia­ tiva.

13. 0-0-0 14. Ad4+ 16. Axc3

Axc3 Ce4 0-0

Las negras han solventado sus problemas de apertura. Después de 16. Ad41 Oa51 17. Axc6 be 18. f3 Cg51 19. h4 Tfe8 20. Od3 Ce6, su contraataque puede resultar peli­ groso. a2) A primera vista parece extraordi­ nariamente arriesgado, pero, como muestra el análisis, se trata de una justificada decisión. Las blancas no pueden aprovechar el jaque descu­ bierto debido a que sus dos piezas más importantes se hallan en la co­ lumna 'e'.

12. Cxc6

107

Axc61

12. oo. bc es inferior: 13. Ac5 + Ce4 14. Axb4 cb 15. Cxd5. 12. o o . Axc3 + conduce a una in­ mediata catástrofe después de 13. Ad2 + I La idea básica de las negras se aclara después de 13. Ac5 + Rd711, e inesperaaamente surge una agudrsima posición: 14. 0-0-0 (pero no 14. Axb4, 14. o o . Te8:¡:-) 14. o o . Axc31 (el alfil blanco resulta estar envenenado: 14. o o . Axc57 15. Cxd5 Rc8 16. Cxf6 Oxf6 17. Oa6 + Rb8 18. Cxf6 Oxt6 19. Td7 Of4 + 20. Rbl 0b4 21. Oxc6 Tc8 22. Od5 f6 23. a3 0b6 24. Tg3, ganando) 15. bc Te8 16. Od3 Oa5 17. Of5+ Te6 18.

120

8. h4

8.

oo.

d51

Incluso aqur, es ésta la forma más activa de luchar por el centro, aun­ que la realidad de la jugada g4-g5 hace los problemas negros mucho más complicados. El ataque al cen­ tro con 8. . oo e5 también merece atención. Ya hemos comentado an­ teriormente las particularidades de


esta forma de la estructura de peo­ nes en nuestras notas a la jugada 6. eS. Los resultados de la inclusión de dos jugadas blancas, 7. Tg1 Y S. h4 pueden tornarse en favor de las ne­ gras. Por ejemplo: 9. Cf5 h 10. Ag5 hg 11. Cd5 (11. Ce3 Ae7 +) 11. o O . Axf5 12. Axf6 Da5+! 13. c3 Axe4 14. Ab5+. A los amantes de la de­ fensa del pequef'ío centro podemos recomendarles una variante menos forzada del tipo S. o o . Cfd7 9. g5 hg 10. hg 6, o incluso S. o O , g6 inme­ diatamente, lo que, sin embargo, garantiza a las blancas una prolon­ gada iniciativa. El avance de la cadena de peones del flanco de rey. con S. oO' h5 no so­ luciona, en nuestra opinión, los pro­ blemas negros de apertura. Las blan­ cas retienen ventaja espacial y la ini­ ciativa. Por ejemplo: 9. g5 Cg4 10. Ae2 Db6 11. Axg4 Dxd4 12. Ae3 Dxdl+ 13. Axd1 Ad7 14. Cb5 RdS 15. Ae2 a6 16. Ab6+ RcS 17. Cc3, seguido de f4 y 0-0-0, o bien 9. gh Cxh5 10. Ag5 ef6 (el carácter de la lucha difrcilmente se modifica con 10. oO.Ob6 11.Cb3 a6 12. Ae3 Oc7 13. Ae2) 11. h5 Db6 12. Cb31? Cxh5 13. Th1 g6 14. Ae2 Ad7 15. Db21 (15. Axh5 gh 16. Txh5 TgS, 00 ) 15. o o ' a6 16. 0-0-0 Oc7 17.Rb1.

9

9. Ab5 Una maniobra trpica, que obliga al alfil negro a ocupar una posición pa­ siva. Otras dos tentativas de asegu­ rar la iniciativa también son acepta­ bles para las blancas: 1) 9. Cxc6 bc 10. g517 hg11. hg Cd7 (las chances parecen aproxima­ damente iguales después de 11. ...

Ce4 12. Cxe4 de 13. OxdS+ RxdS 14; Ag2 Th41 15. Thl Txh1 16 Axh1 : f5 17. gf gf 1S. Axe4 Ad7, o bien 13. Og4 Oa5+ I 14. c3 Of51) 12. g6 f6 13. ed cd 14. Ab5 Ab4 15. Oe2 Dc71 16. Ad2 De5 (lvanovic/Sznapik, 1981) con una complicada lucha de doble filo. 2) 9. ed Cxd5 10. Cxd5 Dxd5 11. Ag2 Oa5+ 12. Ad2 De5+ 13. Ae3 Ad7 14. Cxc61 Axc6 15. Axc6 + bc 16. Dd41 (Beliavsky/Ghinda, 1980). Con una pequef'ía venta;a en desa­ rrollo las blancas prop)nen entrar en el nal, donde tendrál las mejores chances, gracias a su l?ctivo alfil y a los defectos en la estructura de peo­ nes negros del flanco ce dama. Apa­ rentemente, no conv'ene a las ne­ gras simplificar para ¡:ntrar en un fi­ nal en el que como mJcho tienen ta­ blas. La idea 13. oO , Cb4I? merece consi.deraci6n, a fin de instalar el ca­ ballo en d5. Después de 14. c4 Ac51 15.Rf1 (15. o O , Axd4 se amenazaba y 15. Cf3 hubiera sido neutralizado con la simple 15. oo, Oc7) 15. ... 0-01 16. a3? TdSI La últirna jugada blanca s610 se menciona, obviamente, con fines ilustrativos, a fin de mostrar el género de peligros que amenazan a las blancas. En cualquier caso, las chances de las negras no son infe­ riores.

fi

9. 10. ed oo,

Ad7 Cxd5

Debido a la amenaza 11. 95 las negras no pueden rehusar el cambio de caballos.

11. Cxd5

ed

121


13.De2 Si la dama ocupa la casilla f3 las negras pueden enrocar largo inme­ diatamente. Con la dama en e2 no es tan fácil para el rey negro abandonar el centro.

13. 14. 15. 16.

12. Ae31 la tentativa de atacar directamen­ te concede a las negras buen contra­ juego, como ha demostrado Liber­ zon: 12. De2+ Ae7 13. CfS AxfS 14. gf Rf81 1S. c3 Af6 16. Ae3 OaSI, o bien 13. Ae3 0-0 14. Axc6 bc 1S. gS cS. las blancas, con un sacrificio de '

peón, pretenden incorporar al juego Ias piezas del flanco de dama, del modo r"!1ás rápido posible.

12 ....

Dxh4

En la partida Karpov/Spassky, 1980, las negras aceptaron el sacrifi­ cio de peón de otra manera: 12. ... Ae7 13. Od2 Axh4 14. 0-0-0 Af6 1S. CfS AxfS 16. gf a6 17. Axc6+ bc, pero debieron sufrir un fuerte ataque después de 18. AcS. la pérdida de dos tiempos en el trayecto del alfil negro es muy arriesgado. Un análisis ulterior mostrÓ que las negras hubie­ sen conseguido una confortable po­ sición jugando 13. ... Cxd4 14. Axd7+ Oxd7 1S. Axd4 Oe6+ 16. Rf1 0-0 17. Te1 Oa61

122

... Axd4+ Axd7+ Ae3

Cxd4 De7 Rxd7

En el complicado final que se pro­ duciría tras 16. Oxe7+ Axe7 17. Axg7 The81 18. 0-0-0 Ag5+ 19. Rb1 Rc6, la actividad de las piezas negras compensa los defectos de su estruc­ tura de peones.

16. ... 17. 0- 0- 0

TdS RcS

Las negras no serán capaces de mantener su peón extra debido a que necesitarán gastar tiempo en el desarrollo de su flanco de rey, asr como en la defensa de las debilida­ des del flanco de dama, pero su po­ sición sigue siendo más que acep­ table. Por ejemplo: 18. ObS a6 19. Ob3 0b41 20. TxdS Oxb3 21. Txd8 + Rxd8 22. ab Ad6, o bien 18. Of31 0e41 19. Oxf7 Td7 20. Of5 OxfS 21. gf b6 22. Ad4 hSI b) 7. Ag2

7. Ag2 Se trata, a primera vista, de una modesta jugada, pero es en realidad una muy lógica concepción, cuya base consiste en el clásico reagru­ pamiento de las piezas blancas antes


de inidar el ataque a la bayoneta en el flanco de rey. Las blancas no hos­ tigan precipitadamente al caballo negro de f6, pero aceleran el desa­ rrollo, a fin de probar que 6. ... h6 fue una pérdida de tiempo. El otro desarrollo posible del alfil, 7. Ae2 Cc6 8. Ae3, permite a las ne­ gras igualar con el contragolpe clá­ sico 8. ... d5 Y si 9. ed ed 10. 0-0 Ab41

Ce5) 10. ... Cc6 11. Ae3 y las negras no tienen contrajuego en compensa­ ción por su debilidad crónica, es de­ cir, el peón 'd'. 8. h31

Otro esquema de desarrollo puede ser igualmente recomendado, 8. ... Ae7 9. Ae3 (9. Cde21) 9. ... Ce5 10. f4 Cc4 11. Af2 Ad7 12. b3 Da5 13. Dd3 Ca3 14. 0-0 Tc8 15.Cce2 0-0 16. c3 Tfd8 17. Tac1 (Hort/Andersson, 1980), o bien 9. ...Cxd4 10. Dxd4 e5 11. Dd3 a6 12. 0-0-0 Ae6 13. f4 b5 14. f5. En ambos casos las negras pueden luchar por la igualdad. Una formación pasiva, como 8. ... Cxd4 9. Dxd4 Ad7 10. f4 Ac6 11. Ae3 Ae7 12. 0-0-0 Cd7 obliga a las negras a una defensa precaria.

9. Ae3 10.De2 7. ...

Cc6

7. ... a6 y 7. ... Ae7 también son posibles, pero habitualmente condu­ cen a posiciones ya estudiadas, por inversión de movimientos, es decir, situaciones del tipo 7. ... a6 8. h4 d5, o bien 7. ... Ae7 8. h4 g6 9. g5 hg 10. hg Txh1 + 11. Axh1 r,h5 12. Af3 Cg7 13. Ae3 Cc6 14. Dd2 Cxd4 15. Axd4 e5, con juego complicado. Seria un error de las negras em­ prender una inmediata ruptura cen­ tral, con 7. ... e5 8.Cf5 h5 9. g5, ya que no disponen de la jugada 9. ... Cxe4. 7. ... d5 tampoco es correcto, en razón de 8. ed Cxd5 9. Cxd5 ed 10. h31 (pero no 10. Df3 Cc6 11. Ae3

Ad7

Ae7

El viejo método 10.Cde2 0-0 11. O­ O también es interesante, aunque después de 11. ... Ca5 12. b3 b5 13. a3 (13. e5 del) Dc7 14. Dd2 Tac8, las negras tienen contrajuego. La teorla defensiva contemporánea tiene en alta consideración 10. ... g5. Por ejemplo: 11. Dd2 Ce5 12. b3 Da5 13. f4 gf 14. Axf4 Ac6 15. Dd2 h5 16. g5 Ch7 17. h4Cf8 (con idea de Cfg6l. y aqul todas las fuerzas negras asegu­ ran la fortaleza del punto clave e5. 10. De2 es el comienzo de un plan más lógico y prometedor, introdu­ cido en la práctica por el Gran Maes­ troRobert Byrne.

10. .. a6 .

123


Las negras no pueden prescindir de esta jugada. Si 10.... Tc8 11. f4 Cxd4 12. Axd4 Da5 13. e5 de, es fuerte 14. Dxe51 con ventaja blanca (Byrne/Estévez, 1973).

11. f4 12.Df21

Dc7

Las blancas dificultan un posible enroque largo de las negras y prácti­ camente las obligan a emprender algún tipo de acción en el centro, que en la situación dada sólo mejora ligeramente su posición: 12. ...Cxd4 13. Axd4 e5 14. Ae3 (14. Ab6?1 Dc41 = ) 14. ... ef 15. Axf4 Ae6 16.O0-0 Cd7 17. Thfl 0-0-0 Y las negras no tienen contrajuego que compen­ se la ventaja posicional blanca.

con clara ventaja de las blancas (Be­ lova/Minogina, 1981). Ninguna de estas ideas ha sido suficientemente contrastada en la práctica, lo que nos permitirá obte­ ner conclusiones definitivas acerca de sus méritos. En nuestra opinión, no obstante, 7. ... Ae7 no es menos prometedora que la jugada del texto.

c) 7.Ae3

7. Ae3

a6

En la mayorra de los casos 7. Ae3 revierte a posiciones ya analizadas. Por ejemplo: 7. ... Cc6 8. Tgl, o bien 8. h3 Ad7 9. Ag2. Después de 7.... a6 se llega a una posición que tam­ bién puede alcanzarse en otro orden de jugadas: 5. ... a6 6. Ae3 e6 7. g4 h6 (la variante Najdorf, por ejemplo). Hay dos alternativas a 7. ... a6 que merecen consideración: 1) 7. ... e5 8. Ab5+ Ad7 9. Axd7+ Dxd7 10. Cf5 g6 11. Cxh6 Axh6 12. g5 Cg4. 2) 7. .. , Ae7 8. Df3 Cc6 9. Cxc6 (9. Tgll?l 9. ...bc 10. 0-0-0 e51 11. Tgl Ch71 (pero no 11. ... Ae6 12. h4 Ch7 13. g51 hg 14. hg Cxg5 15. Og3 f6 16. f4 ef 17. Axf4 Ob6 18. Axd6,

124

8. 013 Esta jugada inicia un original trasla­ do de la dama que se encuentra con enorme frecuencia en la praxis de torneo, lo que la distingue de otras continuaciones, de distinto interés: 1) 8. h4 b5?1 9. a3 Ab7 10. Ag2 d571 11. g5 hg 12. hg Txh1 + 13. Axh1 Cxe4 14. Cxe61 Cxc3 15. Oh51± (Zeshkovsky/Mijalchishin, 1981). Naturalmente, el juego negro en el flanco de dama, aún sin desa­ rrollar, es poco efectivo, pero inclu­ so 8 . .. Cc6 conduce a ventaja blan­ ca tras 9. Tg1, como ya se ha co­ mentado anteriormente. Las negras,


sin embargo, pueden obtener con­ trajuego con 8. ... e51? 9. Cf5 g6. Por ejemplo: 10. Cxh6 Axh6 11. Axh6 Txh6 12. g5 Th8 13. gf Ae6 14. Cd5Cd71 2) 8. De2 b5 (8. ... ceS es posible) 9. a3 Ab7 10. f3 Cbd7 11. h4 d5 12. ed Cxd5 13. Cxd5 Axd5 14. 0-0-0 Dc7, con lucha compleja (Sax/Ghin­ da, 1979) 15.Cxb5?I ab 16. Txd5 b41

f4. Las negras hubieran podido obte­ ner excelente contrajuego, sin em­ bargo, con 10. ... Cg61 11. f4 e51 12. fe de 13. Cf5 Ab4 14. Cxg7 + Rf8 15. Axh6Rg81 9.Dh3

711

3) 8. Tgl Ae7 9. Df3 Dc7 10. h4 Ctd7 11. g5 Ce5 12. Dg3 hg 13. Axg5 Axg5 14. hg (14. Dxg5 De71) 14. ... CbeS 15. Cb3 Ad7 16. 0-0-0 0-0-0 17. t4 Cg6, con juego complicado (Velimirovic/Hübner, 1979). 4) 8. f3 b5 9. Dd2 Ab7 10. 0-0-0 Cbd7 11. a3 Tc8, con chances equi­ valentes, según Geller.

8 ....

Cbd7

8. ... e5 es ahora insuficiente, de­ bido a 9. Cf5 g6 10. Cxh6 Axh6 11. g5Cg4 12. gh Cxe3 13. Dxe3 Ae6 14. 0-0-0 o bien 9 .... Ae6 10. 0-0-0 g6 11. g5 hg 12. Cxd6 + Axd6 13. Axg5 Ag4 14. Dxf6 Dxf6 15. Axf6 Axd1 16. Axh8 Af3 17. Tgl (Novikov/Avsha­ lumov, 1981) con clara ventaja de las blancas en ambos casos. 8 ....Cc6 es perfectamente posi­ ble, obligando a las blancas a defen­ der el peón 'g'. Ahora las blancas deben continuar 9. Tgl, ya que 9. Dh3 Cxd4 10. Axd4 e51 cambiarla las tornas. Hay un bonito ejemplo de ataque en la partida Horvath/Zinsel, 1980, que ilustra el castigo que espe­ ra a quienes se ocupan de "arañar" peones en la apertura: 9. ... Ce5 10. Dh3 Cexg4? 11. Txg4 e5 12. Cf5 g6 13. Th4 gf 14. ef d5 15. 0-0-0 d4 16.

9 . ...

Ce5

Ahora, a 9. Ce5 seguiría 10. g51, pero el contragolpe 9 . ... eS parece, una vez más prometedor y darla origen a una situación extre­ madamente aguda, después de 10. Cf5 gS ll. g5 (11. Cg3 Cb61 12. Ae2 h5 13. Dh4 Ae7! + Ermenkov/Polu­ gaievsky, 1978) 11. ... gf 12. ef d5 13. 0-0-0 d4 14. gf dc 15. Ac4 Dxf6 16. f4 Cc5. Estas complicaciones se resolvieron en favor de las negras en la partida Sax/Gheorghiu, 1981, de modo que las blancas, en lugar de 10.Cf5, debieran haber continuado más pacíficamente. Después de 10. Cb3 CbS 11. f3 AeS, las chances se equilibran.

10. f3 11. Cb3

e5 Ae6 125


El cambio 11. Cxb3 es prematuro, ya que permite a las blancas el con­ trol del centro, con 12. ab Ae6 13. Ac4! Axc4 14. bc Dc8 15. Dfll

12. Cxc5 Después de 12. 0-0-0 Cxb3 13. ab Da5 14. Rbl Tc8, las negras consi­ guen contrajuego sobre la columna 'c' y en el centro, en conjunción con la posibilidad del avance d6-d5. Al cambiar en c5 las blancas liquidan estas contrachances con ánimo de controlar Ia-casilla d5.

12. . . . 13.Dg 3

dc

Ad6

El sacrificio de peón 13. ... Ae7 14. h4 Da5 15. Dxe5 0-0-0 es conoci­ do desde la partida SaxlTukmakov, 1978, aunque no parece que conce­ da a las negras suficiente contra­ juego tras 16. Ac41 Ad6 17. Axe6+ Rb8 18. Df5 fe 19. Dxe6 The8 20. Df71 Quizá las negras pueden mejo­ rar en algún momento su secuencia de juego, pero la posición, después de 13. Dg3, no justifica que las ne­ gras puedan jugar de manera tan aguda, pues ambos bandos se hallan igualmente desarrollados.

14. 0-0

d)7. g5

126

Esta es la reacción más lógica y más generalmente aplicada contra 6. ... h6. Ahora, después de 8. ... a6 se producida una posición similar a la Variante Najdorf, mientras que tras 8. ... Cc6 la posición se parece al Ataque Rauzer. Sin embargo, con los peones 'g' y 'h' fuera del tablero, nos hallamos ante una situación que no favorece a las negras, ya que su rey no puede guarecerse en su flan­ co natural y esto limita considerable­ mente la elección de formaciones aceptables para sus piezas. El hecho de que las negras dispongan de un� torre que esté controlando la seml­ abierta columna 'h' no cambia la evolución de la posición, ya que el juego tendrá lugar en el centro del tablero. El problema fundamental que deben afrontar las negras será, pues, la evacuación de su rey de la zona de batalla. d1) 8. ... a6

d21 8. ... CeS d1)

hg

a6

8.... Diagrama

De7

14. ... Dc7 es un error, a causa de 15. Ab5+. Ahora las negras se aseguran el enroque largo y han solucionado to­ dos sus problemas de apertura.

7. g5

8. Axg5

9. Ag2 Es difícil conceder preferencia a cualquier otro plan. Tanto 9. f4 Cbd7 10. De2 (10. Df317) 10. ... Ae7 11. O0-0 Ch5 12. Axe7 Dxe7 13. De3 Cdf6 14. Ae2 e5 (Kavalok/Szabo, 1007) como 9. Dd2 b5 10. a3 Cbd7 11. f4 Ab7 12. Ag2 Dc7 13. 0-0-0 Cb6 14.


De2 Cc4 15. h4 ( Kosten/Kurajica, 1980) conducen a luchas complica­ das donde la elección de plan es meramente una cuestión de gusto. Con el alfil en g2, las negras proba­ blemente deban desarrollar su caba­ llo dama por c6, ya que después de 9. Ag2 Cbd7 10. De2 Dc7 11. 0-0-0 las blancas pueden desarrollar fácil­ mente el ataque. 9. ... 10. De2 11. 0-0-0

Ad7 Ae7 Dc7

Las blancas controlan un amplio espacio, pero las defensas negras son sólidas. Las continuaciones 12. f4 Cc6 13. Cf3 Ch5 14. Axe7 Cxe7 15. Dd2 Cg6 16. Ce2.0-0-0 y 12. h4 Cc6 13. f4 0-0-0 14. f5 Rb8 dejan a las blancas con una pequeña iniciati­ va, pero las negras tienen grandes posibilidades de igualar el juego.

d2)

8. . . .

Cc6

9 .Dd2 Esta es la jugada que se produce con más frecuencia en los torneos, aunque es posible que 9. Cb3 sea más prometedora, dado que la dama puede ser situada tanto en d2 como en e2. Por ejemplo: 9. Cb3 a6 10. f4 Dc7 11. De2 b5 (o bien 11. ... Ae7 12. Ag2 Ad7 13. 0-0-0 ;!;, o bien 11. ... Ad7 12. 0-0-0 Tc8 13. Ag2 b5 ;!; . La partida Karasev/Krogius, 1971, siguió 12. 0-0-0 b4, con juego com­ plicado, pero 12. a3! es más fuerte, limitando el contrajuego negro, al tiempo que se conserva la iniciativa en el flanco de rey. Hay otro posible orden de juga­ das, aún más sutil: 9. h41 Db6 10. Cb3, con lo que las blancas mantie­ nen su elección de casillas para la dama, pero por otro lado las negras están obligadas a gastar tiempo en la retirada. Por ejemplo: 10 . ... a6 11. De2 Dc7 12. 0-0-0 b5 13. Ah3 Ae7 (13 . .., b41? 14. Cd5 ed 15. ed + Ce7) 14. f4 Ab7 15. Thel e5 16. fe Cxe5 17. Dg2 ± (Zhuravlev/Pyaeren, 19m.


9. .. .

Db6

Es útil desviar al caballo blanco de su activa posición central, pero las negras 'd eben tener cuidado con no retrasar su desarrollo. 9. ... Ad7 10. 0-0-0 Db6 11. Cdb51 0-0 12. Ca4 (Zaitsev/Zhelial\dinov, 1966), con ventaja blanca, lo mismo que 9 .... Ad7 10. 0-0-0 a6 11. f4 Db6 12.Cf31 Dc7 13. e5 (Nikitin/Goldin, 1971). Ahora el caballo debe dejar el cen­ tro, ya que tanto 10. 0-0-0 Cxd4 11. Dxd4 Dxd4 12. Txd4 a6 13. f4 (13. Ca4 Cd71) 13. ... Ad7 14. e5 Ac51 como 10. Ae3 Cg4 11. Ca4?1 Dd8 12. Ag5 Cxd41 favorecen a las negras, as! como también 10. Cdb5 a61 11. Ae3 Dd8 12. Cd4 Cg4 13. Ag5? Cxd4.

El plan a base de 11. ... Dc7 (con idea de b7-b5-b4) parece arriesgado, ya que el rey sigue en el centro, haciendo así sospechosa toda opera­ ción temprana en el flanco de dama. A pesar de todo, la praxis aún no ha encontrado un método para refrenar una linea con el dictamen "±'''. 1) 12. Ae3 b5 13. Ag2 b4 14. Ca4 TbS 15. f4 e5 16. h3 Ae6 (16. ... Ad7 17. Df21 Cd4 18. Cxd4 ed 19. Axd4 Axa4 20. e51 con ataque) 17. Df2 Cd7, con juego complicado (Shers­ hnev) Pokrovsky, 1973/74J. 2) 12. f4 b5 13. Ag2 b4 (13. ... Ab7 14. De31 b4 15. Ca4 Cd7 16. eS d5 17. f51±. Razuvaiev/Commons, 1978) 14. Ca4 e5 15. fe de (Ghin­ da/Nunn, 1979). =

10. Cb3

a6

Interesante, aunque no pueda considerarse estrategicamente co­ rrecta es la idea de Magerramov 10. ... Ce5 11. De21 (11. Ae2 Th31J 11. ... Ad7. Hay dos maneras en que las blancas pueden conseguir ventaja: 12. 0-0-0 TeS 13. f4 Cc4 14. Td4 Ca5 15. Dd2 Cxb3 16. ab Cg4 17. Ae2±' (Chiburdanidze/Erenska, 1978) y 12. f4 Ceg4 13. e51 Ac6 14. ef gf 15. Dxg4 Axhl 16. Axf6 Txh2 17. Ad4, más acorde con el tono de un libro monográfico. Es más peligroso mover el caballo una jugada más tarde: 10. ... Ad7 11. 0-0-0 Ce5. La partida Mariotti/ Balashov, 1976, continuó 12. Ae3! Dc7 13. f4 Cc4 14. Axc4 Dxc4 15. e51 de 16. fe Cd5 17. Cxd5 ed 18.Ca5! ±, donde las negras carecen de com­ pensación por su pobre desarrollo.

11. 0-0-0 128

Ad7

Después de 11 . . . Ad7 la partida adopta un carácter más pacifico. .

Las negras se las han arreglado para no caer en serio peligro y no tie­ nen grandes dificultades para com­ pletar su desarrollo. De todos mo­ dos, no han conseguido aún la igual­ daci ya que las blancas llevan la voz cantante en todo el tablero. La posi-


ción .del rey negro en el flanco de dama no será lo bastante sólida y la coordinación de sus piezas en tan restringido espacio se revelará difícil. El juego puede ahora bifurcarse en varias direcciones, que dictarán las jugadas siguientes, pero en todo caso las blancas tendrán la iniciativa. 1) 12. Ae3 Dc7 13. f4 b5 14. Ag2 TeS (Stein/ Krogius, 1964/65). 2) 12. Af4 CeS 13. Ae3 Dc7 14. f4 Cc4 15. Axc4 Dxc4 16. e5 (Aomanis­ hin/Krogius, 1971). 3) 12. Ag2 Ce5? (más sólidas son 12. ... Dc7 ó 12. ... Ae7) 13. f4 Cc4 14. Dd4 Dc7 15. e51 Ch7 16. Ah4± (Chiburdanidze/Kushnir, 1970). 4) 12. f4 Dc7 13. Ae2 b5 14. a3 b4 15. ab Cxb4 16. Af3 Tb8? 1 16. ... Tc81 17. Rb1 e5= ) 17. e5 de 18. fe Ch7 19. Ae3± (Záitsev/Padevsky, 1980). 1 2. h4 . .. El plan más frecuente: las blancas liberan a su torre y pretenden situar el peón en h5 con ayuda de su alfil, después de lo cual el soporte del Cf6 comienza a tener fisuras.

12. . ..

De7

En principio las negras deberían poder prescindir de esta jugada. Por ejemplo: 12 . ... Ae7 13. Ae2 0-0-0 14. h5 Rb8 15. f4 Ac8 16. Af3 Cg8, pero la jugada de dama que libera espacio para el peón b7 es más ac­ tiva.

13. Ae2

Ae7

13. ... b5 14. a3 b4 15. ab Cxb4 17. f4 Tc8 18. Abl eS también es posible. Las negras, al dejar el peón en b7, preparan una guardia para su rey.

14. 15. 16. 17.

f4 h5 Af3 Oe3

0-0-0 Rba Ae 8

Esta posición, que constituye un esquema defensivo característico de las negras, se produjo en la partida Spassky/Aibli, 1976. La posición negra es sólida pero pasiva. Por con­ siguiente, no debe sorprender que las evaluaciones de la línea 6. ... h6 concluyan por nuestra parte con el dictamen "pasiva e insuficiente para igualar el juego".

3.2. (1 e4 e5 2. Cf3 e6 3. d4 ed 4. Cxd4 Cf6 5. Ce3 d6 6. g4 a6)

Diagrama En este capítulo consideraremos la variante en que las negras inician

el desarrollo en el flanco de dama, sin jugar el caballo a c6. Con este enfoque pretenden coartar las acti­ vas operaciones de las blancas así

129


nerse con ella a posiciones de la Va­ riante Najdort. En consecuencia, además de 7. ... h6, consideraremos otras tres continuaciones: 1) 7. ... b5 8. g5 b47 9. gf bc 10. fg Axg7 11. b41 (11. b3 Cd7 12. Tg1 Af6 13. Dh51 tampoco es malo, ya que las blancas tienen la iniciativa, Zeshkovsky/Dvoiris, 19801.

como presionar sobre la diagonal a8h1 lo más rápidamente posible, apun­ tando al peón e4. El grave inconve­ niente de este método es obvio: el caballo de d4 no está atacado, lo que hace mucho más diffcil el contra­ juego negro.

7·951 Si las blancas comienzan a pensar acerca de reforzar el centro o jugar en el flanco de dama, su ataque en el flanco de rey pronto desaparecerá, y si esto sucede quedarán en evidencia los defectos del temprano avance del peón 'g'. A 7. Ag2 las negras pueden continuar 7. ... Cc6 sin preo­ cuparse acerca de 8. Cxc6 bc 9. e5, debido a 9. ... Cd5 10. ed Dxd6 11. Ce4 Dc7 12. c4 Cf41 13. Axf4 Dxf4 14. Cf6+ Re71 (Planinc/Ribli, 19731. Después de 7. a4 las negras dispo­ nen de varias continuaciones: 7. ... Cc6, 7. ... d5 Y 7. ... e5. En todos es­ tos casos el avance del peón 'a' por parte de las blancas se revela ino­ perante. Merece la pena detenerse en la ju­ gada 7. Ae3, ya que puede traspo-

130

2) 7. ... d5 8. e5 Cfd7 (8. ... Ce4 9. Cxe4 de 10. Ag2 Da5+ 11. Dd2 Dxe5 también es posible) 9. f4 Ae7 10. Df3 Cc6 11. 0-0-0 g51 12. Dh3 Cxd4 13. Axd4 gf 14. Rb1 Ac5, con chances iguales (Zeshkovsky/Pa­ latnik, 19801. 3) 7. ... e51 8. Cf5 g6. Dado que e3 está ocupada, la única continua­ ción posible para las blancas es el gambito 9. g5 gf 10. ef, introducido en la praxis de torneo por el ajedre­ cista húngaro Perenyi. El sacrificio de pieza intensifica la situación, pero no parece que las blancas tengan compensación suficiente después de 10. ... d5 11. Df3 d4 12. 0-0-0 Dc7.

7. . . .

Cfd7


Aqul las blancas deben elegir un plan: a) 8. Ag2 b) 8. Ae3 a) 8. Ag2

8.Ag2 Las blancas pretenden desenca­ denar rápidamente la avalancha de peones, sin invertir tiempo alguno en profilaxis. Algunas veces se ha jugado 8. Ac4, que invita a las negras a caer en la celada 8. ... b57 9. Axe6 fe 10. Cxe6 Da5 11. Ad21±, pero en lugar de 8. ... b57 el caballo d7 podrla to­ mar una posición activa, lo que per­ mitirla a las negras reagruparse: 1) 8. ... CeS 9. Ae2 (9. Ab3 Cbc6 10. Cxc6 Cxc6 11. Ae3 Ae7 12. f4 Ca5=) 9. ... b5 10. a3 Cbc6 11. Ae3 Cxd4 12. Dxd4 Cc6 13. Dd2 Ae7 14. f4 O-O 15. 0-0-0 DaS = . 2) 8. ... Cb61 9. Ae2 (9. Ab3 dSI 10. ed ed = ) 9. '" e5 (9 . ... dS tam­ bién es posible) 10. Cb3 Ae6 11. Ae3 Ae7= .

8. . . .

b5

Más sólido, por supuesto, e s 8. ... Cc6, pero dado que sólo estamos estudiando las lIneas derivadas de 6. ... a6, en las que las negras no jue­ gan .,. Cc6, . no procede considerar esa posibilidad aquf. Las negras también pueden inten­ tar guarecer a su rey en el flanco de dama, con 8. ... Dc7 9. 0-0 Cc6 10. Cde2 b5 11. a3 Ab7 12. Cg3 Cb6 13.

f4 0-0-017 y ambos bandos han enro­ cado en el flanco menos habitual. Ahora se debilita el ataque a la bayo­ neta, pero la posición del rey negro en el flanco de dama tampoco per­ mite a las negras emprender opera­ ciones activas y su limitado espacio de maniobra dificulta la obtención de contrajuego en otras zonas del ta­ blero. Las blancas, por otro lado, pueden jugar 10. Cxc6 bc 11. t4 d5±.

9. f4 Las blancas mantienen igualmente una fuerte iniciativa después de 9. Ae3 Ab7 10. O-O. Por ejemplo: 1) 10. . . . Cb6 11. Dg4 Cc4 12. Acl g6 13. b3 Ag7 14. Tdl Cc6 15. Cce21 ( Liberzon/ Espig, 19721. 2) 10. ... Cc5 11. a3 Cc6 12. f4 Ae7 13. Dg4 Cxd4 14. Axd4 e5 15. fe Ce6 (Sax/Georgiev, 19801.

9 . .. , 10. f517

Ab7

Un interesante ataque de gambito, que agudiza el carácter de la lucha. Una vez más, las blancas pueden op­ tar por conducir el ataque por medios menos drásticos: 1) 10. a3 Cb6 11. O-O Dc7 12. Rhl g6 13. f5 (Damjanovic/Petrosian, 19781. 2) 10. 0-0 b4 (10. ... Cc6 es más SÓlido) 1 1. Cce2 Cc5 12. Cg3 d5 13. e5 Cc6 14. Ae3 g6 15. a31 Cxd4 16. Dxd4 ba 17. b4! (Sveshnikov/Geor­ gadze, 1978).

131


3) 10. h4 Cc6 11. Ae3 Tc8 (única) 12. 0-0 Ae7 13. f5 Cxd4 14. Axd4 e5 15. Ae3 Cb6 16. f61 (Jolmov/Don­ chenko, 1980).

10.

14. Ce61 Db6+ 15. Rh1 las blancas han planteado a su oponente proble­ mas difrciles de solventar. b) 8. Ae3

oo.

b4

Las negras no pueden permitir la apertura de Irneas 10. ef 11. De21, o bien 10. e5 11. Cde2 Ae7?1 12. f61 gf 13. Cg31 fg 14. Cf5±, de modo que deben jugar con energra.

S. Ae3

oo.

oo.

11. fe La retirada del caballo 11. Cce2 no sólo es desventajosa para las blan­ cas, sino que facilita la tarea de las negras.

11. 12. ef+ oo.

bc

Después de 12. ed+ Cxd7 13. O-O, o bien 13. Cf5+ las blancas también se hacen con la iniciativa "a cambio de nada", aunque la textual parece ciertamente peligrosa.

12. 13. 0-0+ oo.

Rxf7 ReSI

Esta posición no se ha producido aún en la práctica y su evaluación tendrá influencia para que algún dra sea o no puesta sobre el tapete. ¿ Pueden las negras restringir la acti­ vidad del caballo d4? Los autores estiman que las blancas tienen ata­ que compensatorio por el material sacrificado. Sin embargo, es difícil "arañar" algún peón aquí. Después de 14. Df3 Ce5 15. Dxc3, la defensa negra no es fácil, pero después de

132

Esta es la continuación más popu­ lar. Hay mucho donde elegir dentro de la enorme actividad de torneo vol­ cada sobre estas Irneas de juego, por lo que reseñaremos algunos planes interesantes: 1) 8. a4 Cc6 9. Ae3 Cde5 10. Ae2 (10. Cb3 Ca5) 10. Cxd4 11. Dxd4 Cc6 12. Dd2 (con idea de f2-f4) ase­ gura ventaja espacial. la idea de cambiar elCd7 por el Cd4 se encuen­ tra a menudo en la práctica, pero es demasiado lenta, por lo que tiene poco efecto. o o .

2) 8. Tg1 b5 9. a3 Cb6 10. Tg31? Ab7 11. Ag2 Cbd7 12. b3 g6 13. Ab2 eSl 14. Cde2 h6 15. h4 hg 16. hg Ae7 17. Dd2 Cc5 (Brueggemann/Espig, 1970). Aunque las negras se han apoderado de la iniciativa, la forma­ ción blanca, con 10. Tg3 y 11. Ag2


es original y deberá ser erosionada por la competición, antes de pro­ nunciarnos al respecto. 3) 8. f4 b5? (8. . . . Cc6 9. Ae3 Ae7 y esta posición será analizada más adelante) 9. f5 ef (9. ... Ce51?) 10. Cxf5 Ce5 11. Af4 C8c6 12. Cd5 Ae6 13. Oe2 T� 14. 0-0-0 (Beliavsky/ Vogt, 19801. Las blancas tienen fuer­ te ataque. 4) 8. h4 b5 9. h5 Ab7 (9. ... b4·10. Cce2 Ab7 11. Cg3 Cc5 12. Ag2 d5 13. g6 hg 14. hg Txhl+ 15. Axhl de 16. gf+ Rxf7 00 Y requiere minu­ cioso análisis) 10. Ag2 Cc6 11. a3 TeS, con posición complicada favo­ rable a las blancas (Cardoso/Petro­ sian, 1975) . 8. .. .

la práctica esta "amplia" estrategia. El ataque blanco puede revelarse peligroso después de 9. f4 Ab7 (9. ... b4!? es más flojo, ya que las blancas han ganado un tiempo tras 10. Cce2 Ab7 11. Ag2 Cc5 12. Cg3 Cbd7 13. 0-0) 10. f51? b4. Tahl considera que después de 11. fel bc 12. (,t+ (12. ed + Cxd7 :j:) 12. . . . Rxf7 :3. Ac4+ ReS 14. 0-0, o bien 14. bc, las blan­ cas tienen grandes posibilidades de ataque, si bien no existe un método evidente de conducir la ofensiva.

b5

Continuaciones como 8. . . . Oc7 u 8. ... Ae7 son demasiado P¡'",IIdS.

9. a31 Una modesta pero muy útil juga­ da, ya que fija el dúo de peones ne­ gros por un tiempo considerable. Ahora las blancas pueden ocuparse de organizar la bayoneta en el flanco de rey. El avance 9. a4 inicia el juego so­ bre todo el tablero y sólo puede con­ ducir al éxito si hay una marcada di­ ferencia en la fuerza de los conten­ dientes. La partida Smyslov/Vogt, 19n, continuó 9. ... b4 (9 . ... ba!?) 10. Ca2 Ab7 11. Ag2 Cc5 12. Cxb4 Cxe4? (12. ... Axe4 13. Axe4 Cxe4 14. Og4 d5=) 13. Og4 d5 14. Cd3 Ae7 15. h4 Cd7 16. 0-0 0-0 17. Tfdl TeS 18. c3 y aunque las blancas se impusieron, no se ha vuelto a ver en

9. ...

Cb61

La praxis ha emitido ya su juicio acerca del traslado del caballo a c5, juicio negativo ya que en realidad no hay amenaza concreta sobre el peón e4 y desde c5 el caballo estorbará el tradicional contrajuego negro sobre la columna 'c'; 9. ... Ab7 10. Od2 Ae7 11. h4 Cc5 12. f31 Oc7 13. 0-0-0 Cbd7 14. Axb51± (Fischer/Najdort, 1960), o bien 9. ... Ab7 10. Tgl Cc5 11. Og4 Cbd7 12. 0-0-0 Ae771 13. f41 Cxe4 14. Cxe4 Axe4 15. Ag21 Axg2 16. Oxg2 0-0 17. f5 ef 18. Cxf51± (Vasiukov/Ojindjihashvili, 1972).

133


Habitualmente, las jugadas 9. . .. Cb6 y 9. ... Ab7 conducen a las mismas posiciones.

119

10. Tg1 10 . ... h6 es una buena respuesta a 10. f4, ya que después de 11. g6 Dh4 + la posición de ambos reyes es incierta. 10. Dd2 sitúa a la dama en un puesto insuficientemente agresi­ vo. La partida Korsunsky/Timos­ henko, 1979, continuó así: 10. ... Ab7 11. 0-0-0 C8d7 12. f4 TeS 13. Ad3 Cc4 14. Axc4 Txc4 15. Thel Cc51 16. Agl Ae7 17. b3 Txc31, con posición complicada. 10. Ag2 CSd7 11. f4 no parece lo bastante sólido, ya que las blancas amenazan con la ruptura f4-f5-f6, y a 11. . . . e5 podrían contestar 12. Cc61 Dc7 13. Cb4 t, y no 12. Cf5?, 12. . . . g 6 13. Cxd6+ Axd6 14. Dxd6 Cc4 15. Dd3 Cxb2 16. Dd5 Cc41 17. Ah3 0-01 lS. DxaS Da5 19. Ad2 C7b6'F (Estrin/Espig, 1971). Una interesante concepción es el plan de ataque directo: 10. h4 Ab7 11. h5 C8d7 12. Th31? Y después de 12. . . . Ae7 13. g61 Af6 14. Dg4 De7 15. gf + Rxf7 16. 0-0-0 el rey negro se halla seriamente amenazado (Pokojowczyk/Sznapik, 1978). Las blancas también quedan mejor tras 12. ... Cc5 13. Dg4 Dd7. Con la jugada de torre las blancas preparan el avance inmediato de peones, cuyo objetivo es el peón e6 enemigo: l el alfil dama negro tiene ya trabajo, sin haberse movido de su casilla inicial!

10. . . .

134

CSd7

11. h4 Un auténtico rompecabezas se ori­ gina con el avance del peón 'f': 11. f4 Ab7 12. f5 e5 (12. ... ef 13. ef;!;) 13. Ce61 Shamkovich publicó un exhaustivo análisis sobre esta línea en 'Chess Life and Review', en enero de 1979. La variante fundamental discurre así: 13. ... fe 14. Dh5+ 1 Re71 15. fe Rxe6 16. 0-0-01 Re7 17. g6 Cf6 lS. Ag51 DeS 19. Ah41 Cd7 20. Ah3 RdS 21. Axd7 Rxd7 22. Axf6 gf 23. Df5+ De6 24. g7 Dxf5 25. gh=DI Ah6+ 26. Rbl Axe41 27. Tg7+ 1 Axg7 (27. ... Re6 28. Dxg7+ 1 Re6 29. Cxe4 Dxe4 30. Dc71;!;). Unas escaramuzas verdaderamente bellas y complicadas, que requieren verifi­ cación práctica.

11. ... 12. h5

Ab7 g6

Sería peligroso para las negras permitir g5-g6.

13. Th11


El momento culminante en la ba­ talla de la apertura. Las negras no han conseguido crear contrajuego y la iniciativa blanca en el flanco de rey amenaza con tornarse peligrosa. A 13. ... Ag7 podría seguir 14.hg hg 15. Txh8+ Axh8 16. Cdxb5! ab 17. Cxb5, y después de 13. .. . Tg8 14. hg hg 1!? Th7 Ag7 16. Df3 Cf8 17.

Th1, las negras se enfrentan a una difícil defensa. En consecuencia, se diría que las negras debieran desviar­ se del análisis anterior, replicando a 8. Ae3 u 8. Ag2, con 8 . ... Cc6, pero este método, como ya hemos sefla­ lado anteriormente, corresponde estudiarlo en otro capítulo.

3.3. ( 1. e4 c5 2. Cf3 d6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 e6 6. g4 Cc6!)

6. ....Cc61 constituye la respuesta más lógica al ataque de flanco de las blancas. A base de desarrollar natu­ ralmente sus piezas, las negras crean presión en el centro, lo que obliga a las blancas a resolver el problema de su caballo en d4. Otra jugada lógica de desarrollo (6. ... Ae7l ya ha sido estudiada.

7. g5 Las blancas no pueden prescindir de esta jugada, ya que después de 7. Ag2, el peón g4 cae, tras 7. ... Cxd4, mientras que a 7. Ae3 ó 7. h3, puede responderse con 7. ... Ae7 ó 7. '" d5. Con la expulsión del caballo de f6 las blancas se aseguran por algún tiempo el dominio del centro.

7 ... .

Cd7

Sería un error el cambio de caba­ llos antes del desarrollo del alfil rey. Después de 7. ... Cxd4 8. Dxd4 Cd7, las blancas dificultan seriamente el desarrollo del flanco de rey negro.

Una de las primeras partidas en que se jugó 6. g4 (Keres/Bogoljubov, 1943) continuó: 9. Ae3 a6 10. Ae2 Dc7 11. f4 b6 12. f5 Ce5 13. fe fe 14. a4 Ae7 15. h4 Dc5 16. Dd2 Dc7 17. Tfl Ab7 18. Ad4 Tf8 19. O-O-O±. Después de 7 . .. . Cd7, las blancas se encuentran en una encrucijada. Pueden emprender operaciones ac­ tivas en el centro, o bien optar por un ataque al rey negro, tanto a base de piezas como de peones.

a) 8. Cdb5 b) 8. Ae3 a) 8. Cdb5

8. Cdb5 Diagrama Hay consideraciones posicionales que permiten a las blancas crear amenazas concretas, pese a hallar­ nos en una fase tan temprana del juego. Entre esas consideraciones se

135.


encuentra la debilidad del punto d6 -un peón importante para las ne­ gras-, y la posibilidad de incremen­ tar la presión sobre el mismo. Por otro lado, las negras tienen ciertas dificultades de maniobra, por lo que durante un tiempo estarán limitadas a un restringido sector del tablero.

Cb6

8 . ...

Esta es la única casilla aceptable para el caballo, ya que 8. ... Cde5 provoca el avance del peón '1': 9. f4 Cg6 10. h4, o bien 10. Ae3 a6 11. Cd4 Cxd4 12. Dxd4±. Si 8. Cc5 9. eS permitirfa 10. Cd51 Af4 CeS (9. Ce6 11. Ae3±), y ahora 10. b41 CaS 11. a3 Ae7 12. Ag31 es fuerte, ya que el caballo de bS molestará durante largo rato a las piezas negras. oo

oo.

9. Af4

Ce5

Todo el ataque se basa en esta ju­ gada que no es, en modo alguno, e\lidente. La dama no sólo libera as! dl para las torres, sino que permite, al mismo tiempo, el ataque sobre d6 y el caballo e5. Por otro lado, plan­ tea diversas amenazas ocultas, como 11. AxeS de 12. g61 Es tentador a primera vista forzar a las negras a prescindir del privilegio de enrocar, mediante 10. AxeS de 11. Dxd8+ Rxd8 12. ()'()'O+ Ad7 13. Ae2 a6 14. Cd6 Axd6 15. Txd6, pero las blancas tienen peor final, en ra­ zón de sus débiles peones del flanco Rc7 16. Td3 h61 17. de rey: 15. Tf3 Taf8 18. Tgl g6 (Vitolinsh/Ka­ pengut, 19761. oo.

10.

Cg61

oo.

Las negras no pueden atacar el a6, a causa de 11. caballo con 10. ().().Ol ab 12. Axe5±. g6 sólo La reacción natural 10. sirve para ayudar a las blancas: 10. ... a6 12. ()'O·O g6 11. Dh31 Ad7 (11. Cbc4 13. Axc4 Cxc4 14. Cxd6+ Axd6 15. Axd6 Db61 16. Ca4 Dc6 17. Dc31 ±.) 12. ().().O Db8 13. Dg31 Y la oo.

Menos útil, pero perfectamente jugable es el método defensivo a eS 10. Ae3 Ae6, donde base de 9. las negras fijan la estructura de peo­ nes centrales sin motivo especial. oo.

10. Dh51

136

oo.

oo'


catástrofe sobre d6 es inevitable. La praxis también se ha pronun­ ciado sobre lO. ... Ad771 11. Axe5 de (11. ... g67 12. Axd6±.) 12. g6 a6 13. gf+ Re7 14. Ca3 Dc7 1S. 0-0-0 g6 16. Dh4 + Rxf7 17. Cc4 Cxc4 18. Axc4 Ae7 19. Dg31 Y las blancas tie­ nen clara ventaja, debido a la deses­ perada posici6n del rey negro y a la concreta amenaza de ataque a base de h2-h4-hS (Szabo/lvkov, 1973).

11. Ag3 El alfil ha de retirarse, ya que 11. Axd6 Axd6 12. Tdl seria refutado con el inesperado recurso 12. ... 0-01 13. Cxd6 De71 y con su rey en el cen­ tro y retraso en el desarrollo, las blancas deberán concentrarse en conseguir la igualdad, a pesar de su "sano" pe6n de más. Por medio de lé! retirada de alfil a g3, las blancas mantienen en obser­ vaci6n al pe6n d6 e intentarán crear un ataque directo al rey jugando pre­ viamente en el centro. Contra la retirada 11. Ae3 los auto­ res recomiendan 11. ... a6 12. Cd4 d51 13. 0-0-0 Ab4 14. Cde2 0-0 15. h4 Cc4 16. ed DaSI con juego extraor­ dinariamente complejo.

11. . . 12. Cbd4 .

a6 Ae7

12. ... h6 serIa un error, debido a 13. gh Txh6 14. DaSI y serIa dificil que el rey negro escape del cerco. 12. ... dSI sin embargo, merece aten­ ci6n, con lineas similares a las ya co­ mentadas.

13. 0-0-0 14. Rbl

AxgS+ 0-0

16. Tgl Con el sacrificio de un pe6n las biancas han conseguido presionar en el centro y flanco de rey. Después de lS. ... Af6 16. f4 Dc77 17. Td31 las blancas consiguieron rápidamente ataque en la partida Chiburdanidze/ Kozlovskaya, 1979, pero esto no ha­ brla sucedido si en lugar de 16. ... Dc7 las negras hubiesen jugado 16. ... eSI 17. fe CxeS, con s6lida posi­ ci6n defensiva y pe6n de más para las negras. b) 8. Ae3

8. Ae3 El orden de jugadas preciso. Las blancas no comprometen a su alfil rey en una sola diagonal y al mismo tiempo liberan a la dama de la defen­ sa del Cd4. Se contempla, asimismo, la posibilidad del enroque largo. A pesar de todo, tampoco es fácil para las negras solucionar sus pro­ blemas dé apertura, tras 8. Ae2. El avance d6-dS será más difícil y pasa­ rá algún tiempo antes de que las negras consigan encontrar algún tipo de contrajuego. Después de 8. ... a6 se llega a una posici6n que puede producirse igualmente por in­ versi6n de jugadas, tras 6. ... a6, y ahora procederemos a los análisis mencionados en el capitulo intro­ ductorio al Ataque Keres. Diagrama 1) 9. Ae3 CdeS 10. 0-0 h6 11. gh Dh4 12. Cf3 Cxf3 13. Dxf3 g6 14. Tad1 Axh6, con juego complicado (Ubilava/Anikaiev, 1976).

137


122

tablero, o bien forzar el avance del peón 'd', o, por fin, retener a su rey en el centro y preparar contrajuego en el flanco de dama.

b1) 8 . ... Ae7 b2) 8. . . Cb6 .

b3) 8 .. a6 .

.

bll 8. ..

2) 9. f4 Db6 10. Cb3 h6 11. Oe2 hg 12. Ae3 Dc7 13. fg CceS 14. 0-0-0 bS, y de nuevo las negras tienen una posición satisfactoria (Byrne/Peters, 1975). 3) 9. h4 (éste es el plan més peli­ groso. El peón '1', como veremos en los ejemplos que siguen, es mejor dejarlo en su casilla de origen, por tiempo indefinido) 9. ... Cxd4 (a 9.... Oc7, es una fuerte réplica 10. h5) 10. Dxd4 b5 11. a41 (contra la conven­ cional 11. Ae3 Ab7 12. f4, las negras consiguen crear contrajuego con 12. .., TeS, seguido de ... Tc4) 11. ... eS 12. Odl ba 13. f4 Ab7 14. f5 TeS 15. 0-0. Las chances blancas son mejo­ res. (Aazuvaiev/Aee, 1975). Volvamos al plan a base de 8. Ae3. Las negras deberén ahora reve­ lar su estrategia de apertura y, natu­ ralmente, las jugadas de la in. batalla serén dictadas por la decisión estratégica adoptada por el ene­ migo. Las negras, con su próxima juga· da, pueden inclinarse por alejar a su rey del centro, preparandO a conti· nuación contrajuego en el medio del

138

,

Ae7

El comienzo de un plan absoluta­ mente lógico y sólido. Las blancas deberén ahora desvelar sus intencio­ nes, ya que se amenaza el peón g5. En ocasiones se han cambiado inmediatamente los caballos, pero esto no alivia las dificultades de las negras: 8. ... Cxd4 9. Oxd4 Ce5 (9. ... a6 -véase Keres/Bogoljubov, 1943, ya resef'lada) 10. Ae2 Cc6 11. Dd3 Ae7 12. Af4 0-0 13. 0-0-0 eS 14. Ae3 Ae6 15. Cd5 Oa5 16. a3 (Nunnl Jansa, 1979). Este ha sido un tlpico ejemplo de la lucha que suele produ­ cirse cuando los caballos se cambian en fase temprana. Las blancas no atacarén al rey enemigo con peones, pero sr tratarén de mantener una ini­ ciativa duradera que les garantice un total dominio del centro, atando a las piezas negras a la defensa del peón d6. Contra 8. ... Cde5 (si 9. f4 Cxd4 10. Axd4 Cc6) podemos reco­ mendar 9. Cb3, después de lo cual las negras pueden elegir entre la reti­ reda del caballo tras f2-f4, o bien re­ forzar su posición en el centro con ayuda de una original, aunque estra­ tégicamente arriesgada operación: 9. '" h6 10. hg g517 11. Ae2 0f6. Después de 8. ... Ae7 las blancas


pueden optar por trasferir sus objeti­ vos de dama o bien por preparar su ofensiva de peones. bU} 9 . h4 b1.2} 9. Tg1! b1.1}

9. h4 En principio no es muy importante qué peón se adelanta. Si 9. f4 hay que contar con la posibilidad 9. . .. h6, aunque el juego de doble filo que se produce tras 10. hg Txh6 11. f5 Ah4 + 12. Re2 Ag5?1 13. Cdb5, o bien 10. g6 Ah4+ 11. Rd2, es bene­ ficioso para las blancas.

9. .. .

0-0

Esto parece arriesgado, pero como ha demostrado la préctica, se trata de un aceptable método de de­ fensa. Sus aspectos positivos son evidentes: las negras pondrén en jue­ go sus fuerzas para efectuar opera­ ciones en el centro y flanco de dama. Por otro lado, y a fin de tener éxito en

su ataque, las blancas deberén pro­ ducir huecos en la protección de peo­ nes del rey negro, lo que no es, en modo alguno, tarea fécil. Las negras también pueden jugar 9. ... Cb6, en lugar de 9. ... 0-0, ya que a 10. f4 podrian elegir entre 10. ... d5 y 10 . ... h6, lo que no resulta­ ria desventajoso. Por ejemplo: 11. Ag2 hg 12. hg Txh1+ 13. Axh1 Cc41 14. Ac1 Db6, o bien 11. gh Axh4 + . 9. ... a6 conduce habitualmente a una transposición de jugadas, sobre todo si las blancas juegan 10. Dd2. Así, 10. ... Cxd4 11. Dxd4 0-0 12. 0-0O b5 13. Tg1 TbSl 14. h5 b415. Cd5?! (15. Ce2 e51 16. Dc4 Cc5 00 ) 15. ... ed 16. h6 Ce5 17. f4 Dc7 00 (Poko­ jowczyk/TImoshenko, 1979). En al­ gunos casos se ha visto 10. De2, cuya idea básica radica en utilizar las co­ lumnas centrales para operar en el medio del tablero. Qué puede suce­ der si las negras juegan sin precisión puede verse en la partida KarpovI Dorfman, 1976: 10. De2 Dc7?1 11. O0-0 b5 12. Cxc61 Dxc6 13. Ad41 b414. Cd51 ed 15. Axg7 Tg8 16. ed Dc7 17. Af6 Ce5 18. Axe5 de 19. f4±. Si las negras hubieran jugado la maniobra standard 10. ... Cxd4 (en lugar de 10. ... Dc7) la partida adoptaría un carác­ ter incierto y con posibilidades reci­ procas, después de 11. Axd4 0-0 12. 0-0-0 b5. Por ejemplo: 13. a3 Ab7 14. f4 Da5, o bien 14. '" TeS, y si 15. h5? e5 16. Ae3 Txc3, etc. 10.Dd2

Es demasiado pronto para definir la posición del Af1. 1} 10:Ac4 Cb6 11. Ab3 (u 11. Ae2} 11. ... d5 12. ed ed 13. De2 Ab4=

139


(lvkor/Gligoric, 1966) . 2) 10. Ag2 a6 11. f4 Cxd4 (11. ... TeS 12. 0-0 At8 13. f571 Cde51 es po­ sible, aunque un tanto pasivo) 12. Dxd4 b5. El alfil de g2 difícilmente po­ drá asistir a la avalancha de peones. Después de 13. Dd2 Cb6 14. b3 Dc7 15. f5 d51; 13. f5 d51; o bien 13. h4 b41 14. Dxb4 (14. Ca4 e5 15. Dxb47 d51"F) 14. ... TbS 15. Dd4 e5 16. Dd2 ef 17. Axf4 Txb2 (Savon/Espig, 1972) se producen complicaciones favora­ bles a las negras, mientras que si 13. 0-0-0 Da5 14. a3 TbS, o bien 14. f5 b4, las chances en la lucha que sigue son aproximadamente iguales. 3) En respuesta a 10. f4 las negras no deberán apresurarse a jugar e6-e5, ya que después de 10. f4 Cxd4 11. Dxd4 e5, las blancas ganan un tiempo importante y esto podría conducir a una situación en la que las negras dis­ pondñan de pocas perspectivas, en vista de la debilidad crónica de d6. Las negras pueden desarrollar tran­ quilamente sus piezas del flanco de dama, sin preocuparse excesivamen­ te del avance del peón 'f, anticipan­ do el emplazamiento de la dama en d2: 10. ...a6 11. Dd2 Cxd4 12. Dxd4 b5 13. 0-0-0 Ab7 14. Ae2 e5, o bien Da5, con juego aceptable. La lucha Dobosz/Danailov, 1979, vale la pena de ser examinada: 11. Df3 TeS 12. 0-0-0 Af8 13. g6 fg 14. Ac4 Cb6 15. Ab3 Ca5 16. h5 g5 17. fg Cbc4. Además de 10. ... a6 hay que tener en cuenta la jugada de Magerramov 10. d517 que necesita el respaldo de la práctica. El juego podrfa seguir: 11. ed ed 12. Ag2 TeS 13. Cxd5 Ac5. Aparte de 10. Dd2, las blancas pueden jugar su dama a e2, pero esto no plantea mayores problemas a las oo.

140

negras, que pueden decirse tanto por 10. Cb6 como por 10. a6. oo.

10.

oo.

oo.

a6

11. ().().O

E� posible que 11. f4 Cxd4 12. Dxd4 b5 13. 0-0-0 Ab7 14. Tg1 sea algo más preciso. En este caso la rup­ tura standard 14. ... e5 15. fe Cxe5 conduce a leve ventaja posicional de las blancas: 16. Ae2 TeS 17. Cd5 Axd5 18. ed TeS 19. Rb1 AtB 20. Dd2 De7 21. Ad4 Db7 22. Ac3 (Katz/Ti­ moshenko, 1981). Pero en lugar de 14. e5 debería jugarse 14. ... Da5, forzando 15. a3. oo.

11. 12. Axd4 oo'

Cxd4

Como ya hemos visto en nuestras notas a 9. ... 0-0, la captura con la dama conduce a juego de doble filo, con posibilidades recíprocas. 12. 13. a31 oo.

b5


Una profilaxis necesaria, ya que 13. f4 concede a las negras buen contra­ juego: 13. ... b4 14. Ce2 Ab7 15. Ag2 aS 16. Cg3 b31, o bien 14. Ca4 eS 15. Ae3 ef 16. Axf4 DaS 17. Axd6 Axd6 18. Dxd6 Dxa4 19. Ac4 DaS 20. g6 DeSl (Schoneberg/Tukmakov, 1967).

13. . . 14. f4 .

14. .. .

Ab7

Da5

La convencional 14. ... eS 15. Ae3 ef 16. Axf4 Ce5 conduce a una posi­ ción favorable a las blancas, después de 17. Cd5 TeS, ya que el Ae7 tiene pocas perspectivas. Después de 14. ... Da5 el ataque a base de 15. g6 fg 16. Ah3 se contrarresta con la sencilla 16 . .. e5. A 15. Rbl merece estudio 15. ... Ad81 16. Ae3 CeSl Por ejemplo: 17. Ag2 Ac7 18. h5 b4 19. ab Dxb4 20. g6 Tab8, o bien 17. b4 Dxa3 18. be Aa51 .

bl.2) 9. Tg11

Con esta jugada las blancas prepa­ ran un ataque de piezas sobre el ala de rey, caso de que las negras enro­ quen corto. La torre proyecta la ma­ niobra gl-g3-h3. Por otro lado, desde gl, la torre aumenta la efectividad de la ofensiva de peones, protegiendo, al mismo tiempo, al peón g5. 9. Dh5, con el mismo objetivo, concede buen· contrajuego a las negras, debido a la debilidad del peón 'g': 9. ... g61 10. Ddl (10. Dh6 Af8/) 10 . ... Axg5 11. Axg5 Dxg5 12. Cxc6 be 13. Dxd8 Tb81 14. h4 Dc5:f (Pirc/Ciric, 1965).

9 . ...

Cb61

Esta maniobra, con el subsiguiente avance de peones en el centro, tie­ ne especial valor como método uni­ versal de lucha contra el ataque 6. g4. Las negras pueden esperar ahora la igualdad, prosiguiendo el juego conforme a los métodos "sicilianos". Por ejemplo: 9. ... a6, con las si­ guientes posibilidades: 1) 10. Dh5 O-O 11. Tg3 Te8 12. O0-0 (12. Th3 Cf8) 12 . ... g6 13. De2

14 1


Af8 14. Rb1 Dc7 15. h4. En la partida Van Riemsdyk/Najdorf, 1978, las ne­ gras jugaron 15. ... Cxd47 16. Axd4 b5 17. h5 Y el ataque blanco, en el que el alfil d4 juega un importante papel, se revela peligroso. Después de 15. ... b51as chances se hubieran equilibrado. 2) 10. Dd2 0-0 11. 0-0-0 Cxd4 12. Axd4 b5 13. f4 (13. a3 Tb814. Tg3 TeS) 13. ... b4 14. Ca4 Da5 15. b3 Ab"7 16. Ag2 e51 o bien 12. Dxd4 b5 13. f4 Da5 14. f5 b4 15. g6 (15. f6 Ad81 16. fg TeS) 15. ... hg 16. fe bc 17. ed Af6 18. Dd5 Db4. 3) 10. h4 0-0 11. h5 Cxd4 (11. ... Cde5 12. f4 Cxd4 13. Axd4 Cc6 14. Ae3=) 12. Dxd4 Ce5 13. Ae2 (13. Tg317 Axg5 14. 0-0-0 00 ) 13. ... Cc6 14. Dd2 b5 15. 0-0-0 (15. a3 Da5 16. f4 b4, o bien 15. g6 Af6) 15. ... Da5 16. g6 b4. 4) 10. Ae2 0-0 11. f4 Te8 12. Dd2 Cxd4 13. Axd4 b5 14. a3 Ab7 15. f5 Ce51 16. 0-0-0 Dc71 (Balashov/ Spassky, 1976). Los ejemplos antes consignados sólo deben servir de referencia acer­ ca del curso que más o menos deben tomar ataque y defensa en posicio­ nes similares. El éxito favorecerá al bando que sepa ejecutar su ataque con mayor rapidez.

10. Dh5 . La realización consistente de esta concepciÓn. A 10. Tg3 es bueno 10. ... d5, después de lo cual podrla seguir 11. 0-0-0. 10. ... d5 también es una bue­ na respuesta contra 10. f4 : 11. ed ed 12. Df3 Ab4 13. Cxc6 bc 14. Ad4 0-0 15. 0-0-0 Af5 :f (Damjanovic/Ree,

142

1970). También es bueno 10 . ... e5 : 11. Cf5 Axf5 12. ef d5! 13. Axb6 Dxb6. Las blancas no consiguen nada positivo con 10. Ab5 Ad7 11. Dh7 g6 12. De2. Después de 12 . ... TeS! 13. 0-0-0 0-0 14. Cxc6 (14. f471 es más flojo: 14. ... Ca5 15. f5 ef 16. ef d5! + Gheorghiu/Najdorf, 1966 ) 14. ... Axc6 15. Axc6 Txc6 16. f4 Cc4 17. f5 Da5 y las negras tienen excelente juego.

10. . . .

96

10 . ... 0-0 es peligroso: 11. Tg3 Cxd4 (11 .... g67 12. Dh6 Cxd4 13. Th3±) 12. Axd4 (12. Th3 Cxc2+ 13. Rd2 h6!) 12. ... e5 13. Axb6, y las blancas conservan la ventaja debido a su control del punto d5. Pero me­ rece consideración 10 . ... Ce5, ya que la tentadora 11. AbS+ Ad7 12. Cxe6 se neutraliza simplemente con 12. ... g6 13. Cg7+ 7 Rf8 14. i)h6 Rg8! +.

11. De2 12. Cb3

e5 Ae6


Esta complicada posición aún no se ha producido en la práctica de tor­ neo. Su evaluación es diffcil. El jue­ go directo por la conquista de dS no aporta el resultado apetecido: 13. Axb6 abl 14. CdS AxdS 1S. ed Cd41 16. Cxd4 ed 17. DbS+ I Rt81; 13. (}.(}. O Cc4 14. CcS Cxc3 1S. Cxe6 es un tanto mejor, pero en tal caso las negras disponen sea del sacrificio de dama 1S. ... Cxdl 16. Cxd8 Cxc3 17. bc Txd8, sea de la continuación más tranquila 1S: ... fe, que conduce a un juego más o menos igualado.

fS g6 1S. Thfl Ag7 16. h4, la posi­ ción blanca es claramente superior. En nuestra opinión, la maniobra Cd7-b6 merece mantenerse viva, pues guarda relación con una de las reglas fundamentales de la estrate­ gia: "un ataque de peones en el flan­ co debe ser combatido con un con­ tragolpe en el centro". Al trasladar el caballo a b6, las negras generalmen­ te no encuentran dificultades para ejecutar el avance liberador d6-dS, y, a veces, e6-eS. Los alfiles podrán jugar libremente y el Ata puede de­ sarrollarse directamente a b4.

b2) 9.Dd2

"8....

Cb6

Una jugada interesante, acorde con el espíritu de la posición.

128

Los autores estiman que esta dis­ posición de las piezas blancas es la que puede hacer más daño a las ne­ gras. Hay métodos suficientemente explorados contra otras continuacio­ nes que conceden a las negras me­ dios suficientes para la creación de contrajuego. 1) 9. f4 dS 10. eS Av4 11. a3 Axc3 + 12. bc CaSI 13. Cb5 Cbc4. 2) 9. h4 dS10. AbS Ad7 11. ed ed 12; De2 Ae7 13. (}.(}.O (},O.

La primera vez que se vio esta ju­ gada fue en la partida Krogius/Pe­ trosian, 1958. El futuro campeón del mundo concibió este movimiento en conexión con la ocupación de c4 por el caballo, maniobra que requiere gran cantidad de tiempo, y después de 9. Dd2 CeS lO. (}.(}.O a6 11. f4 Cec4 12. Axc4 Cxc4 13. De2 bS71 14.

3) 9. a4 Ca5 10. t4 dSI 11. ed Cxd5 (11. ... ed 12. Ag2 Ab4 13. (}.O (}.Ol = también es posible) 12. AbS+ Ad7 13. CxdS ed. 4) 9. AbS Ad7 lO. Cb317 a6 11. Ae2 Ae7 12. h4(}.0. S) 9. De2 Ae7 (9. ... Cxd4 10. Axd4 Dxg5 11. DbS+ I DxbS 12. Cxb5 Rd7 13. Cxa7 Txa7 14. Axb6 Ta8 1S. Ab5+ Re7 16. (}.(}.O Ad7=) 10. h4 dS 11. (}.(}.O (}.O 12. Ag2 Ce5 13. Cb3 Ab4.

143


9. 10. 11. 12 .

... ad 0-0-0 Ab51

d5 ad Aa7

El emplazamiento pasivo de las piezas negras es más importante que el peón d5. En la partida Van Riems­ dyk/Tahl, 1979, se produjo un medio juego de doble filo, tras 1<!. Cb3 0-01 13. Cxd5 Cxd5 14. Dxd5 Dxd5 15. Txd5 Cb4 16. Te5 Ad6 17. Ta5 b6 18. Ag2 bao

12. ... 13. Cb31

Ad7

Esta posición es crítica para la eva­ luación de 8. ... Cb6, pero en modo alguno para la definitiva evaluación del plan que implica el traslado de' caballo a b6, con idea de reforzar el avance d6-d5. En la posición del diagrama las blancas obtuvieron ventaja en la par­ tida Kremenetsky/ Andrianov, 1980, después de 13 . ... Cc471 14. Dxd5 Cxe3 15. fe a6 16. Axc4 Ae6 17. De4, pero mucho más fuerte es, en nues-

144

tra opinión, 13. ... Ae6, que mantie­ ne la capacidad defensiva de la posi­ ción negra. Incluso si esta evalua­ ción no es del todo correcta, la idea Cd7-b6 nos sigue pareciendo viable en las jugadas 9 y/o 10. b3) 8. ...

a6

Aqui estudiaremos las tentativas negras de forzar contrajuego en el flanco de dama. El análisis de la posi­ ción es interesante, ya que la situa­ ción puede producirse en distintos órdenes de jugadas como, por ejem­ plo, 6. ... a6 7. g5 Cd7 8. Ae3 Cc6.

9. Dd2 Hay aquí, por supuesto, distintas continuaciones posibles, algunas de las cuales suficientemente sólidas. Consideraremos tres ideas intere­ santes: 1) 9. h4 Dc7 10. De2 b5 11. Cxc6 Dxc6 12. Ad4 Ab7 13. 0-0-0 0-0-0 14. a3 Cb6 15. Th3 y las chances de las


blancas son r:nejores ( Korsunsky/ Eingorn, 1979), 2) 9. Tg1 Dc7 10. f4 b5 11. a3 TbS 12. Dd2 ceS, con juego de doble filo (Sax/Tringov, 1978), 3) 9. a4 Cde5 10. Cb3 d51? 11. ed ed 12. Dxd5 Ag41 13. Ag2 Dxd5 14. Axd5 Cb4 15. Ae4 f5, con chances recrprocas (Bronstein/Tahl, 1976).

9. 10. 11. 12.

.. ().().O Dxd4 h4 .

Dc1 Cxd4 b5 Tb8

Las blancas tienen ventaja de es­ pacio y mantienen la iniciativa, pero como se vio en la partida Hort/An­ dersson, 1973, la batalla no hace más que comenzar: 13. Rb1 b4 14. Ca4 Ab7 15. b3.

Así pues, el Ataque Keres (6. g4) es un arma peligrosa contra el Siste­ ma Scheveningen de la Siciliana. Requiere audacia, juego empren­ dedor y precisión por parte de am­ bos bandos, ataque y defensa.

145


4. OTROS SISTEMAS

4.1. ALTERNATIVAS BLANCAS EN LA SEXTA JUGADA (1) (1. e4 eS 2. Cf3 e6 3. d4 ed 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d61

En este capftulo estudiaremos tres sistemas con enroques opuestos, en los que las blancas juegan f2-f4 des­ pués de la sexta jugada. La moda ha arrinconado estos viejos sistemas, pero siguen siendo perfectamente jugables.

al 6. Ag5 bl 6. Ae3 el 6. Ab5+17 al 6. Ag5

6. Ag5 Diagrama

tarde. Su principal defecto es que permite una amplia elección de sis­ temas defensivos a las negras. Asf, con 6. .. Cc6 nos encontramos en el Ataque Rauzer, mientras que con 6. ... a6 nos hallamos en la Variante Najdorf. Por otra parte, si las negras enrocan corto, el alfil f5 reduce las .

Perfectamente lógico y muy útil, pero pese a ello esta jugada s610 se ve en los torneos muy de tarde en

147


posibilidades ofensivas blancas, jus­ tificándose esta afirmación en algu­ na medida porque las blancas deben ser muy prudentes al jugar f2-f4. En este punto consideraremos úni­ camente aquellas líneas indepen­ dientes de las variantes Rauzer y Najdorf. Ae7

6....

9.Axe7 Cxd2 10.Axd8 Cxfl 11.Ac7 Ca6 12.Axd6. 7. . ..

a6 b5

8. 0-0-0

Las negras pueden jugar aquí Cc6, revirtiendo alAtaque Rauzer. 9. Ad3

Después de 6. ... h6 7.Axf6 Dxf6 8.Dd2 a6 9. f4 1as negras se encuen­ tran demasiado atrasadas en el desa­ rrollo. La formación a base de 6 . ... Cbd7 7.Ddb5 h6 8.Af4 Ce5 9.Dd41 también es peligrosa, ya que las ne­ gras pierden un peón tras 9 ... a6 10. Cxd6 + y 11.Axe5.

Jugadas como 9. a3 (9. ... Cbd7 10. f3) no encajan en el espíritu del enroque largo ... Ab7

9....

10. f4

.

7.Dd2

Más sólido es lO. Thel Cbd7 11. f4. 10 . ...

. A 7. f4 h6 8.Ah4 seguirla la liqui­ dación combinativa: 8. ... Cxe4 9. Axe7 Cxc3 10.Axd8 (si 10.Dg4, en­ tonces 10. . . Rxe7 11. bc g6 conce­ derla a las negras peón de ventaja y fuerte posición) 10. ... Cxdl llo Txdl RxdB 12. Cb5 Cc6 13. Cxd6 Re7 15. c3 (Steiner/Najdorf, 1935), Las chances negras en el final no son inferiores. Obsérvese que la mis­ ma liquidación puede producirse también en respuesta a 7.De2 : 7 . ... h6 8.Ah4 Cxe4 9.Dxe4Axh4 10. Cf3 Ae7, con ventaja negra (Gutman/ Guinda, 1981). Pero la cosa no es tan sencilla. En lugar de la errÓnea 9. Dxe4? las blancas disponen de una interesante elección entre 9. Db5+ Y 9. Axe7 Cxc3 10. Dc41 Rxe7 11. Dxc3, con buen ataque a cambio del peón. Esta combinación no funciona contra 7. Dd2 : 7. ... h6 8.Ah4 Cxe4 .

148

b471

Sólido y correcto parece lO. ... Cbd7. Ahora, al capturar un peón, las negras retrasan peligrosamente su desarrollo. 11. Cce2

Cxe4

Diagrama 12. Axe4 13. Axe7 14. Cg3 15. Thel

Axe4 Dxe7 d5

Las blancas han incorporado a la lucha todas sus piezas y en su próxi­ ma jugada recuperan el peón, ya que 15 . ... f5 no es posible debido a 16.


ilustran bien las peculiaridades del juego en posiciones dinámicamente equilibradas, que se originan en es­ tos esquemas de desarrollo. 8.0-0-0 9: Ae2

Cgxf5 ef 17. Cxf5. Su ventaja está fuera de toda duda. b) 6.Ae3 6. Ae3 Aqu[ el juego regresa a los esque­ mas Scheveningen después de 6. ... Ae7, aunque es fácil encontrar ejem­ plos de juego sin respiro, como 7. h41 7 0-0 8. Cb3 Cc6 9. Ad3 a6 10. De2 b5 11. 0-0-0 Cb4 12. g4, con po­ sibilidades para ambos bandos (Be­ lIón/Andersson, 1980). 6. ...

a6

7. 0f3

Cbd7

El desarrollo del caballo por c6 también es posible. Por ejemplo: 7. ... Cc6 8. 0-0-0Ad7 9. Dg3 Db8 10. f4 b5 11. e5 de 12. Cxc6Axc6 13. fe b4 14. Ce2 Ce4 15. Df4 g51 7 16. Df3 Ag7 17. h4 Db7 (Fedorowicz/Kaplan, 1980), o bien 7. .. . Dc7 8. 0-0-0 Cc6 9. Ae2 Ae7 10. Dg3 0-0 11. f4 Ad7 12. e5 Ce8 13. Rbl Tc8 14. Ad3 fe 15. fe Cxe5 16.Af4Ad6 (Ljubojevic/ Andersson; Ul75). Ambos ejemplos

Ae7

El plan de ataque de las blancas está claro. En primer lugar, el peón 'g' avanzará, expulsando al Cf6 y asegurando el dominio del centro. Sólo entonces se procederá al avan­ ce del peón 'f'. Estas situaciones guardan mucho parentesco con el Ataque Keres, tanto en objetivos como en método. Veamos dos frag­ mentos característicos, que mues­ tran cómo puede ir tomando forma la lucha: 1) 9. ... Dc7 10. g4 Ce5 11. Dh3 b5 12. g5 Cfd7 13. f4 b4 14. Cbl Cc4 15.Axc4 Dxc4 16. b3 Dc7 17. g6 Cf6 (Ljubojevic/Sax, 1975), 2) .9. ... 0-0 10. g4 Dc7 11. g5 Ce8 12. Thgl b5 13. a3 Tb8 (Sax/Vogt, 1975). Las posiciones que se producen se caracterizan por un gran dinamis­ mo y chances aproximadamente iguales. En la medida en que las po­ sibilidades de complicar la lucha sean grandes, el éxito sonreirá al contendiente más emprendedor. c) 6.Ab5+!? 6. Ab5 + 17

149


16. Td2 Ae7 17. Thdl c4 (Voitkevic/ SOkolov, 1980). 7. Ag5

Db6

En beneficio de un rápido desarro­ llo, las blarlcas no asignan un precio demasiado alto a la pareja de alfiles. Así, a 7. ... a6 seguiría 8. Axd7+ Axd7 9. f4. Quizá las negras debie­ ran también dar preferencia al desarrollo, con 7 . ...Ae7, en lugar de 7. .. . Db6 ó 7. .. . ab. 8. Axf6 Una interesante idea del maestro letón Vitolinsh. Las blancas tratan de desarrollar rápidamente sus pie­ zas. La evacuación de su rey al flan­ co de dama es acorde con su estra­ tegia fundamental, pues de ese modo entrará en juego la torre de al. El combate tendrá lugar a lo largo de las diagonales centrales. 6. . ..

Cbd7

La otra defensa al jaque (6. ... Ad7) conduce a un juego igualado tras 7.De21 , y ahora: 1) 7 . ... a6 8. Axd7+ Cbxd7 9. AgS Ae7 10. 0-0-0 0-0 11. f4 TeS 12. Rbl (Vitolinsh/Timoshenko, 1981). 2) 7. ...Cc6 8.Ae3 a6 9.Axc61 bc 10. 0-0-0 cS 11.Cb3 Dc7 12. g4 Ac6 13. f3 Ab7 14. gS Cd7 1S. h4 0-0-0

150

9. Dd3 10 . Axd7+ 11. 0-0-0

gf a6 Axd7

Al final se ha llegado a una posi­ ción en que las negras cuentan con el par de alfiles, pero este factor to­ davla no tiene gran significación. El fuerte centro de peones negros se debilitará con el avance de cualquiera de los peones y de no ser así los alfiles diflcilmente podrán disponer de libertad de acción . Las chances están equilibradas, según muestra el siguiente análisis de Bagirov: 11. ... DaS (11. ... 0-0-0, con idea de Rb8, Ac8, es más pasivo) 12. Rbl bS 13. f4 b4 14. Cce2 Ae7 lS. 1S eS 16. Cb3 DbS. 6. AbS+ requiere, evidentemen­ te, un análisis más riguroso, además del consiguiente respaldo de la prác­ tica.


4.2 . ALTERNATIVAS BLANCAS EN LA SEXTA JUGADA (11) (1. e4 c5 2. Cf3 e6 3 . d4 cd 4 . Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. f4)

Discutiremos aquí sistemas en los que las blancas tratan de hacerse con la iniciativa por métodos enér­ gicos. En tales casos suele conside­ rarse el enroque largo, seguido de un ataque a la bayoneta en el flanco de rey, apoyado por la activa posi­ ci6n de la dama. La torre dl ejercerá notable presi6n en el centro y s61 0 el alfil rey participará como espectador en esta primera fase de la partida. Así pues, el sistema que considera­ mos aquí es similar en espíritu y rit­ mo al Ataque Velimirovic, que será estudiado en el último capitulo . Cc6

6. .. .

1.1) 7. Cb3 Cc6 8.Ae2 (si 8.Ad3, 8 ... d5 9. eS Cd7 10 . De2 Cc5 es digno de consideraci6n) 8. . Ae7 9. Af3 0-0 10. De2 a5 11. Ae3 Dc7 12. a4 b6 13. 0-0 ;t (TImoshenko/Mijal­ chishin, 19731. .

.

Sin ninguna duda la respuesta más lógica, aunque la práctica re­ ciente ha demostrado la factibilidad de otras dos continuaciones: 1) 6 . ... Db617 Diagrama Como el pe6n 'f' se halla en f4, con esta jugada se dificulta el enro­ que corto de las blancas, así como el desarrollo del alfil cl. Estas dificulta­ des pronto serán, no obstante, re­ sueltas, existiendo diversos métodos válidos para obtener ventaja a favor de las blancas .

.

1.2.) 7. Cf3 Cc6 8. Ad3 Ae7 9. De2 0-0 10. g4 (el sacrificio del pe6n 'b', 10.Ad2 Dxb2 11. Tbl Da3 12. O­ O, también ofrece buenas perspec­ tivas, pero el avance del pe6n 'g' es más agudo) 10. ... Cxg4 11. Tgl Cf6 (la posici6n, después de 11 . .. . f51 7 12. ef ef 13 . Ad2! Ah4+ ! 14. Rfl Cd4 15. Cxd4 Dxd4 16. Cb5 Dc5 17. h3, Gulko/Tukmakov, 1970, parece un rompecabezas) 12. Ad2 Cb4 13. 0-0-0 Cxd3 + 14. cd g6. Las blancas tienen buenas perspectivas sobre la columna 'g', ahora que ha desapare151


cido el peón 'g' pero la posición negra no muestra particular debili­ dad y no será fácil penetrar en ella. 1.3) 7. a3 Cc6 8.Ae3Ad7 (el peón de b2 está envenenado: 8. oo, Dxb2 9.Ca41 y la dama queda atrapada) 9. Ae2. Las blancas jugarán luego Dd2 y decidirán dónde guarecer su rey. Es posible que esta jugada de peón sea lo mejor, subrayando la inefecti­ vidad del movimiento de la dama negra. 2) 6.oo.Ae7 7.Ae3 (las negras no tienen problemas después de 7.Ad3 0-0 8. 0-0 Cc6 9. Cf3 : 9. oo.Cb4 lO. Del b6, o 9. oo. e5 lO. Del ef 11. Axt4 Cg4 12. Cd5 Cge5, o incluso 9. b51? 10. Cxb5 Db6+ 10. Rhl Cxe4 12. Axe4 Dxb5 13. b3Af6, con­ tinuaciones todas ellas relativamente aceptables, pero los autores consi­ deran superior la recomendación de Gutman 9. b6, y si 10.Del, 10. Cd7 11. Dg3 Cc5. Las negras elimi­ nan el alfil de d3 y controlan las casi­ llas clave d4 y e5) 7 . ... 0-0 8.Df3 e51 (de este modo las negras evitan el desagradable y complejo plan de ataque a base de Cxc6, seguido de f4-f5) 9.Cf5 (otras retiradas del ca­ ballo serán estudiadas al analizar 6. Cc6) 9. oo,Axf5 10. ef. oo.

oo.

oo.

oo.

Diagrama 10. oo' Da5 (el sacrificio de peón 10 . oo' e4 11 . Cxe4 Cxe4 12. Dxe4 no consigue nada tangible después de 12. oo . Ah4+ 13. g3 TeS 14 . Dxb7 Txe3+ 15 . Rf2, ni tampoco después de 12. d5 13.Dd3 Cc6 14. a31Af6 15.0-0-0 TeS 16. Rbl Ca5 17. g4 Cc4 oo,

152

18.Acl Db6 19. ob31 -- Yudasinl Lukin, 1981) 11. 0-0-0 (también es posible 11.Dxb7, si bien tras 11. oo' Cbd7 12.Da6 oc7 13. 0-0-0 Tfc8 14. Da4, las negras han conseguido algo parecido a contrajuego) 11. e4 12. Dh3 TeS 13. Ad4 Cc6 14.Ac4 ob4. Veamos un interesante fragmento de la partida Kupreichik/Sigur­ jonsson, 1980: 15. Axf6 Axf6 16. Ab3 Cd4 17. Cd51 Txc2+ 18. Rbl Cxb3 19. Cxf6+ gf 20. Rxc2 Tc8+ 21. Rb1 Cd2+ 22. Ra1 Tc2 23. Da31 Dxa3 24. bao En este agudo final las chances de las blancas son más rea­ les ya que su rey entra en juego rápi­ damente. oo .

7. Ae3

Otras continuaciones tienen co­ nexión con la retirada del caballo del centro, siendo 7. Cf3 la más intere­ sante, ya analizada en la Ifnea 6. ob6 7.Cf3. Las negras, por supuesto, no están obligadas a jugar ... ob6. En la partida Van Mil/Ligterink, Amsterdam, 1982, pudo verse 7. Ae7 8.Ad3 0-0 9. 0-0 Cd7 10. De1 b6 11. Ae3 Ab7 12. Dg3 TeS, pero, oo.

oo'


¿por qué retirarse tan pronto del centro? 7. . . .

Ae7

De nuevo, una jugada del tipo "lógica y natural". Pero la posición negra no es tan pobre que no permi­ ta más de un método igualador. El espacio que dominan las blancas en el centro no está suficientemente fortificado y las negras pueden ex­ plotar ese factor avanzando de inme­ diato uno de los peones centrales: 7. ... d5, sin embargo, sólo conduce a reforzar la posición blanca en el cen­ tro después de 8. e51 Cxd4 9.Axd4 Ce4 10. Ad3. Más significativo es 7. ... e51 después de lo cual es inevita­ ble una intensa contienda central. Ahora, si 8.Cxc6 be 9. f5, las negras no pierden tiempo con Af8-e7, sino que avanzan rápidamente a d5: 9 . ... Da5 10. Df3 Tb8 11. 0-0-0 d5 12. ed Aa31 En el caso de que el caballo se retire a f3, 8 . ... Cg4 9. Agl ef. o bien 9.Ad2 Db6, deben ser conside­ radas. Sólo queda 8. Cde2, llevando el caballo a la defensa del peón, 8. . . . Cg4 9 .Agl', pero l a torpe configu­ ración de piezas Ce2, Afl costará inevitablemente tiempo a las blan­ cas, ya que deberán desplegarlas hacia ¡rosiciones más útiles en el flanco de rey. Las negras deberían especular con esta circunstancia. Un buen ejemplo lo constituye la parti­ da Sibarevic/Andersson, 1978: 8. Cde2 Ae7 9. Dd2 a6 10. h3 b5 11. Cg3 Da5 12. Ae2 ef 13.Axf4Ae6 14. 0-0 0-0 y las negras tienen la inicia­ tiva. Otro método de contrajuego para

las negras resultó inesperadamente prometedor debido al poco econó­ mico desarrollo del flanco de rey: 7. ...Ad7 8. Df3 a6 9. 0-0-0 Dc7 10. g4 Cxd4 11.Axd4 (11. Txd4 d51? 12. ed Cxd5 13. Cxd5 ed 14. f5 Ac6 15.Af4 Da5 16. De3+ Rd7, Chudinovsky/ Porovsky, 1980) 11. ... e5 12. fe de 13. Dg3 Ad6! 14. Ae3 Ae6 y las ne­ gras no tienen problemas, pero ¿qué decir de las blancas ...? Las jugadas 7 . . .. e5 y 7. ...Ad7 se han experimentado poco, pero ambas son merecedoras de un análi­ sis serio. 8.0f3 La dama toma una buena posi­ ción. Sin interferir con el desarrollo de sus piezas, las blancas no sólo preparan operaciones en el flanco de rey, sino que también restringen el juego del flanco de dama. Gaprindashvili ha jugado en algu­ nas ocasiones 7: Cf3 y De2, estiman­ do que la casilla f3 es mejor para el caballo. Otras veces se ha visto en esta posición 8. De2, con ideas simi­ lares.

153


La ventaja fundamental de 8. De2 es que está poco analizada, lo que deja a las negras abandonadas a su propio designio. Las desventajas son evidentes: el camino para el alfil rey está bloqueado y el rey sólo puede enrocar en el flanco de dama. Las negras disponen de abundantes al­ ternativas para su esquema de desa­ rrollo: 1) 8 . ... e5 9. Cf3A6 10. 0-0-0Da5 11. Rb1= (Gaprindashvili/Kuschnir, 1972). 2) 8. ... Cxd4 9.Axd4 O-O 10. 0-0O Da5 11.Af271 (11.Del b6!=) 11 . ". d51 12. Ael de 13.Cd5 .Dxd5! 14. Txd5 ed 15.Ac3Ae6=. 3) 8. .. , 0-0 9. 0-0-0 d51 10. e5 Cd7 11. Dh5 Te8 12 .Ad3Cf8=. 8. ...

Dc7

La última jugada de desarrollo, con la que las negras toman bajo control el punto e5, liquidando al mismo tiempo la desagradable posi­ bilidad de la oposición Tdl/Dd8 y protegiendo el caballo c6, lo que dará paso al avance de los peones 'a' y 'b'. Las negras, eventualmente, conservan asimismo la opción de evacuar su rey hacia el flanco de dama. 9.0-0- 0 No hay que decir que ésta es la continuación más consecuente y la más temida por las negras. El sólido plan que parte de 9.Ad3, seguido de enroque corto, será considerado más adelante. 154

Veremos ahora: a) 9 . . .. a6 b) 9 . ... 0-0 a) 9. ". a6 9. ...

a6

Las negras preparan el enroque largo y, en la esperanza de poder realizarlo en el momento adecuado, esperan un tranquilo desarrollo por parte de las blancas. Por ejemplo: 10.Ad3Ad7 11. Thgl 0-0-0. Hay que mencionar que operaciones drásti­ cas en el centro podrían revelarse fa­ tales: 9. .. Cxd4 10.Axd4 e5 11. fel Ag4 (11. . " de 12 . Dg3 M6 13. Dxg7±) 12. Og3Axdl 13.Dxg7 Tf8 14. ef� .

10.941 De este modo las blancas fuerzan a sus oponentes a enrocar corto, después de lo cual la partida tomará un carácter agudísimo. Otra contí­ nuación, 10. Tgl va dirigida contra la posibilidad e6-e5, pero permite a las negras jugar 10. ... Ad7 11. g4 0O-O 12. g5 Ce8, aunque esta posición sea un tanto restringida. Diagrama 10....

0-0

Dado que el centro aún no ha sido abierto, es posible diferir el enroque, aunque una &strategia así no está exenta de riesgos. Hay dos continua­ ciones que merecen ser analizadas:


1 1.95 12. T91

1) 10. ... Cd7 11. g5 b5 12.Ad3, Y ahora no 12. ... Ab7 13.Dh3 Cc5?! (13. ... O-O-OI ?) 14. g61 b4 15. gf+ Rxf7 16. Cxe6 Cxe6 17. Cd5+ (Gut­ man/Petkevich, 1976) pero quizá sea mejor 12. ... Cc5 inmediatamen­ te, seguido deAd7 y enroque largo. 2) 10. ... Cxd4 11.Axd4 (11. Txd4 b5 12. g5 Cd7 13. h4Ab7 14. f5 Ce5 15. Dh3 efoo) 11. ... e5 12. fe de (12. ...Axg4 13.Dg3±) 13.Dg3Ad6 14. Ae3 0-0! (14 . ...Axg4 es peligro­ so, debido a 15. Td31 o incluso 15. h3 Axdl 16.Dxg7 Tf8 17. Dxf6 Ah5 18. Ab5+ ab 19. Cxb5±) 15. g5 Ce81 16. Cd5 Dc61 (Iprecisamente asil 16.. .. Da5 pierde tras 17.Cf6+ I gf 18. gf+ Rh8 19. Tgl, seguido de Ah6 y ataque de mate.A 16. ...Dc6 17. Cf6+ las negras cuentan con la retirada 17 . ... Rh8, Y el Ad6 está protegido después de 18. Cxe8 Txe8) 17. h4 Ae6, Sikora/llyn, 1976. Gracias al puesto avanzado d5 la po­ sici6n blanca es preferible, pero las negras disponen de posibilidades de contrajuego en el flanco de dama y pueden contar con una eventual igualdad.

Cd7

b5

La tentativa de construir una for­ taleza a base de 12. '" Cxd4 13. Axd4 Te8 (con idea de ...AtS) es in­ justificadamente pasiva. Después de 14. f5 g6 15. Af61 Af8 16. fg fg 17 . e5! Cxe5 18. Axe5 de 19. Ce4 Ag7 20. Cf6+ Axf6 21. gf Tf8 22. Ad31 las blancas obtuvieron fuerte ata­ que, partida Kupreichik/Pjaaren, 1975. Parece que 12. ...Cxd4 13. Axd4 sitúa al alfil en una fuerte posici6n, lo que resulta inconfortable para las negras, a menos que este bando pueda reforzar de manera concreta la variante.Aqui, 13. ... b5 se tradu­ ce en clara ventaja blanca tras 14. f51 Ce5 (14. . .. b4 pierde por 15. Axg71 bc 16. Tg3! Ab7 17.Axc3 Tfc8 18 . fel Ce5 19. ef+Cxf7 20. g6± (Petrzh­ elka/Michailov, 1975) 15. Axe5 de 16. f6Ac5 17. fg Td8 18. Tg3 Txdl+ 19. Cxdl (Andersson/Espig, 1969). 13. Dh5

155


Esta posición es considerada favo­ rable a las blancas, a causa de la bo­ nita partida Haritver/Popov, 1976: 13. ... Cxd4 14. Axd4 b4 15. Td3! Te8 16. Th3Cf8 17 . g6! fxg 18. Txg6! e5 19. Cd5 Dd8 20.Ac41±, pero los recursos defensivos de las negras son suficientes, siempre y cuando no faciliten el traslado de la Tdl a h3.Después de la lógica 13..,. b41 el tentador sacrificio 14. Cd5 ed 15. Cxc6 Dxc6 16. ed Dc7 17 .Ad4, no funciona: 17 . ... CeS l (17 .... Ce5?! 18. fe de 19.g6 !±) Axg7! Af5 , o bien 17 . Ad3 g6 18. Dh6 Te81 19. Ad4 Af8 20. Dh4 Cc5-:r. Esto significa que en respuesta a 13. ... b4 las blancas deben retirar el caballo, 14. Cce2, pero entonces sigue 14 . ... g6! Y después de 15. Dh6 TeSl 16. Tg3 Ata 17 . Dh4 Cc5, o bien 15.Dh4 ceS 16. Cg3Ad7, el juego entra en una fase complicada y de doble filo. La ruptura 13. f5, en lugar de 13. Dh5, no es demasiado fuerte: 13. ... Cde5 14.Dh3 b4! 15.Ca4 exf (mejor que 15 . ... Cxd4 16. Axd4 ef 17. Cb61 ) 16.Cxf5 (16. ef Cxd4 17.Axd4 g61 ) 16. ... TbS= Y conduce el juego por cauces aceptables para las ne­ gras.

10. Cdb5 Esto plantea a las negras proble­ mas más complicados. Otras juga­ das blancas más evidentes no re­ quieren gran precisión por parte de la defensa: 1) 10. Ae2 a6 (puede también in­ tentarse 10. ...eS 11. CfSAxfS 12. ef TaeS, seguido de ... Ttd8) 11. g4 Cxd4 12.Axd4 bS (el alfil e2 defiende la dama, de modo que la ruptura 12. ... eS 13. fe Axg4 -13. .. , de 14. Dg3- no resulta, en razón de 14. ef Axf3 lS. fe Dxe7 16. Axf3) 13. gS Cd7 14. DhSAb7 1S. fS eS 16. Ae3 Ttc8 17 . f6 b41 18. fe bc 19.Ad3 TeS, obviamente concede ventaja a las negras (Chejov/Hort, 1976).

2) 10. Td2 a6 11. g4 Cxd4 12. Axd4 eS 13.Ae3Ae6= . 3)

±

b) 9 . ... 0-0 9.. . .

o-o

La jugada más natural y, al mismo tiempo, la más audaz de que dispo­ nen las negras. Este método de de­ sarrollo sitúa al rey en el mismo blanco de la avalancha de peones, pero, por otro lado, ¿por qué debe­ rían las negras temer un ataque di­ recto, si no han efectuado ninguna jugada antiposicional? 156

Una continuación venenosa que requiere juego enérgico y exacto por parte de las negras. 10. ... Cxd4 11. Axd4 eS 12. fe de 13. Dg31 Posición critica de la línea, cuya más natural e


incluso convencional respuesta es 13. ...Ad6, que a primer vistazo pa­ rece eliminar la base de las amenazas blancas.Ahora, tanto después de 14 Cb5 edl 15. Dxd6 Dxd6 16. Cxd6 Cxg4, como de14.Af2Ab41 15. g5 (15. Cd5 Cxd5 16. ed hace absurda toda la estrategia blanca de aper­ tura)15 . ... Ch516. Cd5 Cxg3 17 . Cxc7 Cxhl 18. Cxa8 Cxf2, el caballo negro obtiene más rendimiento que su semejante blanco. La jugada 14. Ae3I , sin embargo, hace extraordi­ nariamente difícil la '¡ida de las ne­ gras. Las blancas pueden ahora con­ seguir un final ganado después de 14 . ...Ab4 15. 95 Ch516. Cd51 Cxg3 17. Cxc7 Cxfl 18. Thxf1 Ah3 19. Cxa8 Axfl 20. Txfl Txa8 21. Tdl, con la amenaza Td7, Grünfeld/Dür, 1981. El efecto del sacrificio de peón 13. ... Da5 14.Axe5 Ae6 no es claro en modo alguno, de modo que la evaluación definitiva de 10. g4 y, na­ turalmente, de todo el plan derivado de 8 . ... Dc7, descansará sobre los resultados de los análisis y praxis de la posición resultante después de13. ... Cg4 14. Cd5 Dd6, o incluso 14 . .. . Dd8, preparando ... Ah4 y .. . Dg5+ . Los autores estiman que el edificio negro es firme, pero ¿ qué piensa el lector 7 Después de estudiar los aspectos más relevantes de ataque y defensa, a partir de10. g4, no es dificil eva­ luar las consecuencias del juego en otras lineas: 10. Tgl Cxd4 11. Axd4 e5 12. fe de 13.Dg3Ad6 (ahora la re­ tirada del Ad4 es menos nociva para las negras, sobre todo teniendo en cuenta que el peón 'g' se halla aún en su casilla de origen y que la única amenaza seria de las blancas es Cb5.

Por ejemplo: 14. Ae3Ab4 1 15. Ag5 Axc3 16. Axf6 Axb2+ 1 17 . Abl g6 +) 14. Cb5 Da51 15. Cxd6 ed16. Ac4 Ae6 también concede a las ne­ gras excelente contrajuego. 10. ... 11. 94

12 . Cd4 13. Axd4

Db8 a6 Cxd4

La maniobra blanca iniciada con 10. Cdb5 es incisiva y obliga a las negras a reaccionar contra el avance del peón '9', de modo menos enér­ gico del que se desearra, pero los recursos defensivos negros son sufi­ cientes. Consideraremos ahora dos posibilidades: b1) 13. ... e5 1 . b2) 13. ... b5 bl) 13 . ...

e5 1

Lo más sencillo, más sólido y ver­ daderamente correcto: contragolpe 157


central contra ataque de flanco. Las negras podrán conseguir ahora la igualdad, pues las blancas son obli­ gadas a entrar en una larga variante simplificadora. Ag41

14. 95

Una sutileza necesaria. Después de 14 . ... ed 15. gfAxf6 16. Cd5, las negras no disponen de la jugada ... Dd8, mientras que 15. ... dc 16. fe cb+ 17 . Rb1 Te8 18. f51 da lugar a un ataque decisivo. 15 . 0g3! 16. gf

ed

Un fuerte ataque parece surgir tras 16. Txd4Ae6 17 . f5, pero la con­ tra-combinación 17. ... Cxe41 18. Txe4 d51 y se vuelven las tornas. dc cb+

16. ... 17. fe 18. Rb1

El peón negro de b2 sirve para proteger al monarca blanco. 18. ... 19. ef= 0+

Axd1 Oxfa

Diagrama Las negras tienen ventaja material y una posición sólida: todo cuanto han de hacer es evitar caer en la ten­ tación de defender su exceso de ma­ terial del flanco de dama (recuérdese nuestra nota a 18. Rb1)Y si las blan­ cas restablecen la igualdad material, lo harán a costa de entregar la inicia­ tiva. Por ejemplo: 158

1) 20. Ac4 Ah5 21. Dh3 g6 22 . Dd7 b5 23.Ad5 Te8. 2) 20. Tg11 g61 (20. ... Tc8 21. Ad31 ;!;; 20. ... d5 21. Dd3Dc5 22 . TgSl ) ± 21. Dd3Ah5 22. Dd5! Dh6! La clave del plan negro. Ahora la torre protegerá el punto g7, mientras que la dama se prepara para competir en el "concurso de captura de peones": 23. Dxb7 Tf8 24. Tg5 Af3! 25. h3 Dh41. o bien 23. Tg5 Tf8 24.Ac4 b5 25.Ab3Ae21 o. por fin, 23. Ac4 Tf8 24. Dxd6 Af3 25. f5 Axe4 26. f6 Te8 27. De7 Df8. b2) 13 . ... 14. g5

b5 Cd7

Este camino también conduce a las negras a la igualdad, pero su tra­ yecto está lleno de peligros, diffciles de eludir, a menos que se esté abso­ lutamente compenetrado con los puntos clave de la posición. 15 . Ad3


La continuación más lógica y na­ tural, en conexión con el siguiente sacrificio de caballo. No se ve otro método más efectivo de proseguir el ataque. El plan a base de 15. h4 es demasiado lento: 15. ... b4 16. Ce2 eS 17.Ae3 ef 18. Cxd4 CeS 19. Og3 Ab7 20. CdS AxdS 21. TxdS Oc7 22. Ad4 Tfc8. La cautelosa 15. a3 permi­ te a las negras sondear la defensa del rey enemigo: 15 . ... b4 16. ab Dxb4 17. DhS CcSI 18. Tgl Tb8 19. b3Ab7! (análisis de Shamkovich ). 16. ... 16 . Cd5�! 7 17 . ed

b4 ed ...

de rey, 17 . ... fS, ó 17. ... g6, pero ¿después de este avance podrán re­ sistir las defensas del rey negro? 17 . . ..

g6!

IJusto asfl 17. ... f5 conduce a la pérdida de la partida, como sucedió en el encuentro Tahl/Larsen, 1965, que continuó 18. Tdel Tf7 19. h4 Ab7 20. AxfS y las blancas obtuvie­ ron la victoria. Los últimos análisis muestran que las negras no pueden rechazar el ataque, ni siquiera con la mejora 18. ...Ad81, tras la combina­ ción decisiva 19. Axg7 Rxg7 20. DhSI y no hay defensa contra la amenaza 21.Dh6+ Rg8 22. g6. 18. Tde1

Los dos fuertes alfiles apuntan a la zona en que está situado el objetivo y si se les permite efectuar sus dis­ paros impunemente, el ataque pron­ to llegará a un desenlace favorable a las blancas. En efecto, ¿cÓmo esca­ par del sacrificio standard si, por ejemplo, se juega 17 . ... CcS? 18. Axh7+Rxh7 19.DhS+Rg820.Axg7, etc. 7 Las negras deben cortar inme­ diatamente la diagonal delAd3, avan­ zando uno de los peones del flanco

El avance del peón 'h' parece aquí más peligroso. 18. h4 CcS 19. hS Cxd3+ 20. Txd3 AfS 21. hg l pero según análisis de Shamkovich, las negras tienen defensa: 21. ... gfl 22. Txh7 Rxh7 23. Te3 Dc7 24. De2 Ta711 2S.Axa7Ad81 26.Ad4 Rg8 27. Dh2 Dh7. La inmediata 18. Dh3 no consigue su objetivo tras 18. ... Cf6 19. Dh6 ChS 20. Ae2 Te8 21. Axh5 Af81 :¡:. Con la jugada del texto las blancas intentan impedir que el alfil alcance la casilla f8. 18. . . . 19. 0h3

Ad8 Ce5

19 . ... Ab6 pierde, por 20. Axg61 fg 21. Te7. 2O. 0h6

Ab6!

Las negras rechazan el ataque: 21. Axb6 Cxd3+ 22. cd Dxb6 23. h4 159


Ag4 "+, si bien subsiste una Cierta presión, especialmente en la lInea 21. fe Axd4 22. Te41 Af2/1 23. Tf1 Da7, � bien 23. e6 fe 24. deAb71 Este análisis precisa el respaldo de la praxis, por supuesto, pero en cual-

quier caso se puede concluir que en las tremendas complicaciones que se originan con 13. b5 14. g5 Cd7, las chances de las negras no son in­ feriores. o o ,

4.3. ALTERNATIVAS NEGRAS EN LAS" JUGADA (1. e4 cS 2. Cf3 e6 3. d4 ed 4. Cxd4 CtS 5 . Ce3 d6 6 . f4 Ce6 7. Ae3 Ae7S. Df3)

En este capitulo estudiaremos: al S. oo. Ad7 b} S.

al 8. 8.

oo.

oo.

oo.

e5

Ad7 Ad7

Las negras no definen todavía la posición de su dama. Sus planes in­ mediatos consisten en el cambio de caballos en d4 y el traslado del alfil dama a c6, después de lo cual se di­ ficultará momentáneamente el avan­ ce e4-65. Por otro lado, se facilita su propia ruptura d6-d5. Obviamente, son posibles también otros esque­ mas de desarrollo: 8. ... Cxd4 9. Axd4 0-0 10. 0-0-0 Da5, en cuyo caso la lucha se centrará por algún tiempo en torno a la casilla eS, sien­ do curiosamente objetivos contra­ puestos los avances e4-e5 y e6-e5. ¿Qué será más fuerte? La inmediata 11. eS de 12. fe Cd7 concede a las negras un objetivo de ataque en eS. La profiláctica 11.Dg3 patina ante la 160

sencilla maniobra 11 . . ..Ch5 12. Og4 (12. De3 Cxf41l 12. oo. Cf6 13. Dg3 Ch5 y tablas. Es posible que la solu­ ción esté contenida en la variante 11. Axf6 Axf6 12. Txd6 Axc3 13. Dxc3 Dxa2 14. Rd2\ Da4 15. Ad3 b6 16. b3 Da3 17. e5Ab7 18. Tal, colocando a las negras en una difícil posición de­ fensiva. 9.0-0-0

Con el rey todavía en el centro es arriesgado el golpe 9. g4: 9 . ... Cxd4 10.Axd4 e5! 11. fe de 12. Axe5Da51 9.

oo.

0-0

Diagrama Sería muy peligroso que las negras retrasasen el enroque una jugada más, debido al temible avance del peón 'g'. Por ejemplo: 9. a6 10. g4 Cxd4 11. Txd41 y las blancas ob­ tienen clara ventaja tanto después de 11. d5 12. ed Cxd5 13. Cxd5 ed o o .

oo'


743

14. Dxd5 Ac6 15. De51 como de 11. ... e5 12. fe Cxg4 13. ed Af6 14. Cd5 10. Tg1 La continuación més natural. Las blancas pretenden avanzar el peón 'g', en cuyo caso es muy posible que se abra esa columna y que, en con­ secuencia, la Tgl pueda jugar un im­ portante papel. En esta posición las blancas disponen de varias alternati­ vas, aunque ninguna de ellas parece aportar gran cosa: 1 ) 10. Cdb5 Db8 11. g4 a6 12.Cd4 Cxd4 13. Txd4 Ac6 14. g5 Cd7 15. Tg1 Te8=. 2 ) 10. Cb3 a51 11. Cd2 (11. Ca4 e5 12. f5 Cb4 13.Cb6 a41 14. Cd2 a3 1 11. ... e51 12. f5 Cd4 13.Axd4 ed 14. Ce2Db61 15. Cc4 Dc5 16. Txd4Ab5. Las negras tienen fuerte iniciativa por el peón. 3) 10.Ae2 Cxd4 11. Axd4 Ac6 12. g4 Da5 (12. ... d5!?l 13. g5 Cd7 14. Thgl b5.

La posición del diagrama puede ser muy útil a todo aquel que desee mejorar su habilidad combinativa. Ademés de 15. Dh5 (con idea de Dh6) 15. ... 96 16. Cd51 ed 17. Dh6, o bien 15 . ... Ce5 1 b4, y la posición permite, entre otras cosas, las interesantes posibilidades 15. Td3! Y 15. f5, pero en todos los casos parece que las negras pueden rechazar el ataque. 10. .. . 11. Axd4

Cxd4 Ac6

Una vez més debe tenerse presen­ te la posiblidad de 11. ... Da5, si bien en este caso 8. ... Ad7 parece un tanto superfluo. A 12. 94 las negras pueden sacrificar un peón con 12 . ... d5, Y si 12. e5, 12. ... Ce81 (12 . .. Ac6? 13. efAxf3 14. fe, con idea de gf;!;) y son poco claras las conse­ cuencias de la operación 13. Dxb7 Cc7 14. ed Axd6 15.Ae5Axe5 16. fe Tfb8 17. Df3Ae8, con la amenaza ... Db6. .

12·94

d5 16 1


Una vez más se plantea aquf una cuestión que interesará a los jugado­ res de ataque: ¿hasta qué punto es serio el ataque blanco tras 12. Oa5 13. g 5 Cd7 14. Oh5 ? A los autores les parece que el ataque es ciertamente muy serio, pero, ¿cuál es su opinión? La posible respuesta 14. b5 15. f5 b4 16.Axg71 ocasiona la derrota: 14. e5 15. fe de 16. Ae3 g6 17. Oh6 Tfd8 18.Ac4 Cf8 19. Cd51 y, fi­ nalmente, 14. Tfd8 15. f5 ef 16. Ac41 con fuertes amenazas. Lo ex­ peditivo de estas Ifneas de juego no es sorprendente. Si lo comparamos con la idea análoga de la jugada 11, aquf el peón blanco consigue alcan­ zar g5, expulsando el Cf6 y, en con­ secuencia, la defensa del rey negro queda en entredicho, reduciéndose igualmente sus chances en el centro del tablero. o o .

oo .

oo.

oo.

o o .

8.

e5

oo.

Con esta jugada las negras inten· tan evitar posiciones con enroque en flancos opuestos, lo que implica que al crear obstáculos al enroque largo de las blancas asumen las dificulta­ des que pueden originarse como consecuencia de las debilidades de peones en el flanco de dama. El contragolpe ... e5 también pue­ de efectuarse en el turno anterior, es decir, en lugar de 7. Ae7, cuando incluso parece más fuerte, ya que si 8. Cxc6 bc 9. fe, las negras pueden replicar 9. Cg41 10. Af4 Ob6. 8. Cf3!, sin embargo, sella ventaja blan­ ca, debido a su desarrollo superior, tras 8. Cg4 9. Od2 Cxe3 10. Oxe3 ef 11. Oxf4. oo.

oo.

oo.

145

13. e5

Es muy peligroso e ilógico abrir el centro: 13. Axf6! Axf6 14. ed ed y aún más peligroso es, después de ello, tomar el peón: 15. Cxd5 Axd5 16. Oxd5. Con 16. Ob61 los dos inválidos de b2 y g1 no pueden resta­ blecerse de inmediato. o o '

13. 14. Rb1 o o .

Ce41 Ac61

Es muy diffcil transformar la pe­ queRa ventaja espacial de las blancas en algo tangible, ya que las negras no tienen debilidades ni piezas "ma­ as" en su posición. b) 8. 162

oo.

e5

9. Cxc6

La retirada del caballo no plantea problemas serios a las negras: 1) 9. Cf5Axf5 10. ef Cd4 11.Axd4 ed 12.Cb5 Oa5+ 13. c3 dc=. 2) 9. Cde2. Una idea interesante. En vista de la amenaza posicional 10.


f5, que reduciría sensiblemente el, campo operativo delAc8, las negras deben, sea cambiar inmediatamente en f4, lo que sólo facilitarfa que el caballo blanco alcanzase la mejor ca­ silla, sea prepararse para cambiar su alfil por el caballo. Hay, aquí, dos planes aceptables: 9. ... ef 10, Cxf4 0-0 11. h3 Ce5 12. Df2 b6 13. Ad4 Ab7 14. 0-0-0 Dc7 15. Tel Ac6 16. g4 Db7 17. Dg2 Cfd7, con juego (Bronstein/Furman, complicado 1965) y 9. ... Ag4 10. Df2 Da5 11. Cg3 0-0 12. h3 ef 13.Axf4 Ae6 y las chances de las negras no son inferio­ res. tos autores prefieren la segunda alternativa, debido a las dificultades con que se enfrenta el caballo blan­ co, pero, como casi siempre, es cues!ión de gustos. 3) 9, te (si 9. ... de 10. Cf5 Axf5 1 i. ef Cd4 12.Axd4 ed 13. 0-0-0) no se traduce en nada positivo para las blancas, ya que las negras pueden sustituir 9. ... de por un plan más interesante: 9 . ... Cxe5! 7 10. Ab5+ At8 (también podría jugarse 10. ... Cfd7 11. De2 0-0) 11. De2 Cfg4. A costa del derecho a enrocar, las ne­ gras se apoderan del fuerte punto e5 y de la posibilidad de desarrollar ade­ cuadamente sus piezas menores. La partida Auderfer/Lepeshkin, 1966, prosiguió de modo instructivo: 12. Af4 a6 13.Aa4 Cg6 13.Aa4 Cg6 14. Ag3 h5 15. 0-0-0 h4 16.Ael Cf4 17. Df3 Ce51 18. Dfl h3 19. g3 Cg2 20. Ad2Ag4=. 9. ... be Aqul se bifurca nuestro análisis: bl) 10 . fe b�) 10. f5

b1) 10. te de

10 . fe

El GM Zaitsev propuso en esta po­ sición una paradójica idea: 10. ... Cg41 7 11. ed Dxd6 12. Af4 Ce5 13. Dg3Af6. En este momento y eon ta­ les debilidades en su cadena de peo­ nes, las negras no pueden afrontar la lucha por métodos posicionales y el sacrificio de peón aporta una solu­ ción lógica, pues permite un activo juego de piezas. Las blancas no dis­ ponen de muchas continuaciones que les garanticen ventaja.AsI, a 14. Ac4, 14. ... De7! es muy fuerte, amenazando ... Cxc4 y ... Ah4. La continuación más responsable 14. Ad3 TbS 15. Cdl (15. 0-0-0 Txb21 l conduce a una posición en la que el peón de ventaja no participa. 11. Ae4

O-O

Los peones aislados de a7 y c6 y la presión enemiga sobre la columna 'f' es el precio que las negras deben pagar a fin de dificultar los planes agresivos de sus oponentes. Por otro lado, de este modo pueden in­ tentar buscar juego sobre la columna 'b'. Diagrama 12 . h31

Las blancas están obligadas a efectuar esta jugada profiláctica, ya que contra la natural 12. O-O, las ne­ gras ejecutarlan la maniobra de cam163


Furman, 1966 ). El alfil de casillas ne­ gras es necesario para la defensa de su rey. 1 2. ...

bios 12 . ... Cg41 13. Tadl Cxe31 La aceptación del sacrificio de dama 14. Txd8 Axd81 es peligrosa, mientras Que 14. Axf7+ Rh8 15. Dxe3 Db61 16..Dxb6 ab conduce a una posición en la Que la actividad de las piezas negras compensa la pérdida del peón. Al impedir el acceso de las piezas negras a g4, las blancas dejan a sus oponentes el problema de encontrar otros caminos de contrajuego acti­ vo. Las chances blancas consisten én organizar un ataque sobre el rey enemigo, aprovechando la abierta columna 'f', o bien en el cambio de piezas pesadas y explotación de las debilidades a7 y c6 en el final. La praxis ha demostrado Que las negras no están peor en esta posi­ ción, pero la igualdad no puede con­ seguirse por métodos anticuados. Los ejemplos Que siguen ilustran los peligros con Que se enfrentan: 12. h3 ·Da5 13. 0-0 Ac5 14. Rhl Ad4? 15.Ag51 Ae6 16. Axf6Axc4 17.Dg4 g6 18. Dg5±', o bien 12 . . ..Ab4 13. 0-0Axc3 14. bcAe6 15.Ab3 Da5 16. Ag51 Dc5+ 17. Rh2 Cd7 18. Dg3 Rh8 19. T�dl Cb620. Tf6± (Kuzmin/ 164

Ae617

El comienzo de un plan estratégi­ camente arriesgado. Las negras abandonan por completo su estruc­ tura de peones en una tentativa de obtener contrajuego, mientras las blancas se ocupan de enrocar. Pero, a pesar de la considerable experien­ cia práctica de 12. ...Ae6, no .debe­ mos olvidar la posibilidad de una de­ fensa directa a base de la maniobra 12 . . .. ceS 13. 0-0 Cd6, después de lo cual ha de retirarse el alfil de c4, entregando una de las diagonales a las negras. En nuestra opinión, las negras obtienen un juego absoluta­ mente satisfactorio en las variantes Que siguen: 14. Ad3 Ae6 15. b3 Da5 16. Ce2 (16. Ca4 Cc41= ) 16. ... c5: 14. Ab3 Da5 15. Tadl Aa6 16. Tf2 Cc4, o bien 15. Tfdl Cb5! 16. Ca4 Cc7, con idea de ...Ae6. 13. Axe6 Sin análisis detallados es difícil entender cuándo el peón 'c' está me­ jor situado en c6 y cuándo lo está en c5, donde sólo parece estorbar el camino de su alfil de casillas negras. La praxis, sin embargo, ha confirma­ do Que si las negras no dejan su peón en c5, sino Que lo empujan hasta c4, pueden obtener buen con­ trajuego, gracias a la apertura de li­ neas, como por ejemplo 13. Ab3 c5 14.De2 Tb8 (también puede jugarse la inmediata 14.... c4 15.Axc4 Ch51 ) 16. Dxh5 Axc4 17. Rf2 f51, con fuer-


te conhajuego) 15.Axe6 (algo mejor es 15. TblAxb3 16. ab, pero incluso pquf, tras 16. ... Tb41 17. Ag5 ¡:4 las negras tienen todo controlado; y contra 15. o-o es muy fuerte 15 . ... DeS!) 15. ... fe 16. Q..O (después de 16. b3 7 las blancas deben luchar por la igualdad: 16. ... c41 17.Dxc4 DeS! 18. O-O Dxc4 19. bc Tb4!, Tahl/ Balashov, 1973, partida en la que Tahl no pudo conseguir ni las tablas) 16. ... Txb2 17.Dc4 Dc81 y gracias a su peón doblado de ventaja, las ne­ gras dominan más casillas en el cen­ tro y, por consiguiente, tienen mejo­ res éhances.Después de 13.Ab3 c5 14. Axe6 fe 15. De2, las negras lle­ van a cabo su plan de contrajuego, que está conectado con la posición del rey blanco aún en el centro: 15. ... c4! 16.Dxc4Ch51 17.Dxe6+ Rh8 18. Cd5Ah4+ 19. Rd2Cg3 20. Thdl Da51 21. Rcl Ce2+ 22 . Rbl Tab8, con ataque de mate. Las blancas, por consiguiente, de­ ben tener bajo vigilancia el peón de c6 hasta que completen el desarrollo. 13. .. 14. De2 .

fe

Si las blancas consiguen alejar a su rey del centro en breve, entonces el resto de la partida será una mera cuestión técnica, gracias a la debili­ dad de la cadena de peones negros. Por ejemplo: 14 . ... TbS 15. Q..O I Txb2 16. Tabl1 Tb4 17.Da6Dc7 18. a3 Txbl 19. Txb1 Ta8 20. a4!± (Hübner/Petrosian, 1970). 14 . .. .

Db8

El sacrificio de caballo parece ten­ tador, ya que después del mismo las

negras dispondrán de una hermo� cadena de peones. Hay dos maneras de llegar a ello, pero en ambos casos las blancas con'siguen ventaja: 14 . ... Da5 15. Dc4 Cd5 16. ed cd 17. Da4 Dc7 18. Q..O-O d4 19. Ce4 Db7 20.Ag51, y 14. ... Cd5 15. ddAh4+ 16. Rdl cd 17.Ac51 Con la jugada 14 . . .. DbS las ne­ gras activan su dama, a fin de limitar las acciones de su colega blanca. 15 . Tab11

A 15. Q..O Dxb2 16. Dc4 seguiría 16. ... Db4 17. Dxe6+ Rh8. Las ne­ gras obtienen suficiente contrajuego después de 15. Q..Q..O Db4 16. a3 Da5 17. Dc4, con 17 . ... Rha. Por ejem­ plo: 18. Td3 Tfe8 19. Ca4 Ch5 20. Tc3Cf4 (Kuindzhi/Balashov, 1974). 15 . ...

ceS

Dado que el movimiento de la Tal ha eliminado la posibilidad de enro­ car largo, merece consideración el sacrificio de caballo: 15 . ... Cd51? 16. ed Ah4+ 17. Rdl cd 18. Ac5 Tc81 y resultará diffcil para las blan­ cas la coordinación de sus piezas. 16. Af2 17.0-0

Cd6 Db4

Las blancas se las han arreglado para poner su rey a resguardo, pero las negras han activado su dama, consiguiendo el control de c4, de gran importancia. Lo único que resta es encontrar una buena posición operativa para su alfil. Después de 18." a3 Dc41 19. Tfel AdSI 20. Tad1 Dxe2 21. Txe2 Cc4, las negras trasla­ dan su alfil a b6 y consiguen igualar 165


el juego: 22. Ca4 AbS 23. Cxb6 ab �4. b3 Cxa3 25. AxbS Cb5. b2) 10. f51

147

Una interesante concepción del Maestro Internacional belga Boey. Las blancas desean fijar la estructura de peones en el centro y, desdeñan­ do la apertura de la columna 'b', si­ tuar a su rey en cl, El fin de permitir el mortífero avance del peón 'g'. En este sentido, el avance de f5 sirve para cortar a las piezas negras de la defensa de su rey, en caso de que éste se instale en g8. El alfil de fl se desplazaré a b3, desde donde domi­ naré la diagonal a2-g8, manteniendo en observación los importantes es­ caques d5 y f7. La hermosa cadena de peones c6d6-e5, que permite a las negras con­ trolar el centro implica el1.realidad un compromiso defensivo, ya que limita la capacidad de maniobra de las pie­ zas negras. El peón cS bloquea inclu­ so la columna "siciliana" (columna 'c'), obteniendo a cambio la colum166

na 'b', cuyo control, sin embargo, no equivale al de la anterior. Si el juego se desarrolla con tranquilidad, las negras conseguirén cambiar su pasivo alfil, consolidando asf su po­ sición, pero no deben esperar que los acontecimientos se sucedan có­ modamente, ya que las blancas se disponen a lanzar un ataque a la ba­ yoneta en el flanco de rey a la menor oportunidad. Las negras, por consi­ guiente, deberén tomar activas y ré­ pidas contramedidas, lo que supone la destrucción de su fortaleza central tan pronto como avance el peón 'd'. Esta ruptura no estaré exenta de pe­ ligros y aunque a primera vista pare­ ce que existen diversos planes tenta­ dores de desarrollo, lo cierto es que se trata sólo de una impresión y que no todos estos planes pueden mere­ cer la calificación de aceptables, una vez que se les ha sometido al riguro­ so test del anélisis. 10 . . ..

Da5

La inmediata ruptura d6-d5 con­ duce a serias dificultades, ya que los peones d5 y e5 sólo se convertirán en objetivos de ataque, tornéndose insegura la posición del rey negro en el centro. La evaluación negativa del avance 10. ... d5 se basa en las Ifneas 11. ed Cxd5 12. Ab51 Cxe3 13. AxcS+ Rt8 14. Dxe3 lb8 15. ldl Dc7 lS. Cxd5 Dxc6 17. Cxe7± y 11. ... cd 12. 0-0-0 e4 13. Dh31 Da5 14. Ab5 + Rf8 15. g4 ± . Las negras no pueden conseguir buenas condiciones para la ruptura intercalando 10. ... 0-0 11. 0-0-01 pues ahora 11. ... d5 (aquf es insufi­ ciente el traslado del caballo: 11. ...


sencia de contrajuego activo para las CdZ 12. h41 Cb6 13. g4± ) 12. ed cd, negras, si bien después de 14. Rbl donde la posición Td1/Dd8 y la im­ Dc7 15. Acl 0-0-0, este bando goza posibilidad del avance ... d4 (debido ciertamente de una sólida posición. a la oposición Df3/Ta8) conspiran También es posible 10. ... Tb8, lo para arruinar el juego negro. Des­ que generalmente conduce a una pués de 13.Ac41 e4 14. De2 Dc7 15. transposición de jugadas después de Cxd5 y la ventaja blanca es evidente 11. 0-0-0 Da5 12. Ac4 0-0 13. Ab3. (Ree/Reshevsky, 19741. Son azarosas las desviaciones de 10. ... g6 no es suficiente para la esta transposición que implican el igualdaa. Las negras tratan de efec­ avance del peón 'g': 12. g4 d5 13. ed tuar diversos cambios de peones en Txb2114. Rxb2Aa3+ �, o bien 13. el flanco de rey, . liquidando así el g4 d5 14. ed Txb2 15. d6 Dxc3 16. proyecto blanco de lanzar su ofensi­ Ab3 Txb3 17. de Db2+ 18. Rd2 va "a la bayoneta", pero después de Td3+1 19. Rxd3 e4+, etc. 11. g4 h5 12. g5 Cg4 13. f6! Cxe3 14. Llevar la dama a a5 constituye una Dxe3Af8, no serán capaces de man­ continuación flexible que no sólo eli­ tener en pie sus efectivos del ala de mina la oposición Tdl/Dd8, sino rey, sin pérdidas materiales. que también libera la casilla d8 para Otra jugada profiláctica en el flan­ la torre. co de rey se revela igualmente inade­ cuada: 10. ... h5, con idea de impe­ 11 . Ac41 dir g2-g4. Las negras contienen mo­ mentáneamente el avance de los peones blancos, pero a un costo tre­ Las blancas deben asumir el posi­ mendo, ya que su rey tendrá dificul­ ble acceso del alfil negro a b4. Por tades para encontrar un refugio sóli­ ejemplo: 11. g4 d5 12.Ad2Ab4, y si do. Naturalmente, mientras que no 11. 0-0-0, las negras pueden, sea se abra el juego este factor no se aplicar un plan similar, 11. ... d5 12. hará sentir. Por ejemplo: 11. Ac4 . ed Ab4 -en este caso como un Cd7 12: 0-0-0 Cb6 13. Ab3 Aa6 14. gambito, después de 13.Ad2 0-0 14. Rbl Cc4 15. Acl, pero ¿cómo se dc Tb8 -, sea cambiar los alfiles de conseguirá que entre en juego la casillas blancas, a base de 11. ... torre de h8? Aa2 12. Axa6 Dxa6, seguido de en­ Las negras pueden reagruparse roque largo. con más éxito si emprenden la ma­ Al trasladar su alfil a b3, vía c4, las niobra de inmediato: 10. ... Cd7 11. blancas no sólo evitan .este cambio, Ac4 Cb6 12.Ab3Aa6 13. 0-0-0 Cc4. sino que defienden sólidamente el Hay una curiosa excursión de caba­ peón b2. llo en la linea 14.·De2 Cxe3 15.Dxa61 DeSl (15 .... Cxdl 16. Dxc6+ Rf8 Diagrama 17. Txdl±) 16. Dxc8+ Txc8 17. Tdel Cg4 18. h3 Cf6 19. g4 Cd71 El Ab7 11. ... aspecto negativo de este curioso modo de reagrupamiento es la auEsto no es particularmente sutil 167


� �

-

.t

pero se trata de una continuación sólida. Cuando las negras avancen el peón d6, su pareja de alfiles tendrá trabajo en abundancia. Las negras deben buscar el método más prove­ choso y, al mismo tiempo, más rápido de abrir el centro, pues de otro modo la jugada 10. .., DaS resultará ser una pura y simple pérdida de tiempo y las blancas harán efectivo su juego en el flanco de rey. Asr, el traslado del caballo a b6, que hemos considerado en la última jugada es aqur demasiado lento, en razón de que la dama negra ha dejado d8: 11. ... Cd7 12. ().().O Cb6 13. Ab3 As6 14. 161 gf lS. Txd61 Axd6 16. Dxf6 Rd7 (16. ... Tf8 17. Dxd6 Td8 18. Dxc6 + Td7 19. AcS Tg82O. Axf7.±) 17. Tdl Tad8 18. Dxd6 + ReS 19. Dxc6 + Rbl!20. CdS±'. La ruptura inmediata 11. ... dS conduce a juego de gambito: 12. ed Ab4 13. Ad2 e4 (13. ... ().O 14. O-(),O Cd lS. CxdS±') 14. Cxe4 Axd2 + 1S. Cxd2 ().O 16. ().().O cd 17. Ab3 Y las negras no tienen suficientes contra­ chances. La maniobra 11. ... Aa6 suficiente­ mente l?ólida y prometedora, ya que

168

las negras tratan de eliminar el mo­ lesto alfil blanco y sólo entonces ini­ ciarán operaciones en el centro. Después de 12. Ab3 (más flojo es 12. De2 Axc4 13. Dxc4 (),OI 14. Dxc6 TfeS =F) 12. ... ().O 13. ().().O Cd7 14. g4 CcS surge una posición crítica en la que las blancas deberán despren­ derse de uno de sus alfiles. El cam­ bio lS. AxCS resulta favorable a las negras tras 1S .... dcl 16. h4 (16. Td7 AgS +) 16. ... c41 17. Aa4 Taca (con idea de ... Ab4) 15. g5 Cxb3 + 16. cb dS conduce a una aguda posición en la que es dificil evaluar las chances de cada bando. Por ejemplo: 17. 16 Ab41 18. fg Tfd8, o bien 17. ed Ab4 18. Ad2 cdl (más flojo es 18 . . .. Axc3 19. Axc3 Dxa2 20. dc Dxb3 21. De4 Tfe8 22. g6±.) 19. Dxd5 Dc7 20. Thel T1e8, con idea de ... Tada. También puede recomendarse el plan a base de 11. ... TbS, cuando la ruptura d6-d5 se ejecuta en conjun­ ción con un ataque al punto más dé­ bil de la posición blanca, el peón b2. En este caso, 12. Ab3 no es muy prometedor: 12. ... d51 13. Ad2 Ab4 (13. ... d47 14. Cd5 Dd8 15. Cxf6 + I Axf6 16. ().().O ().Q 17. h4, con idea de jugar g4, y ataque decisivo) 14. (). ().O d4 15. Cbl ().O 16. a3 Axd2 + 17. Cxd2 Cd7 18. g4 CcS= (Sigurjons­ son/Ola1sson, 1976). Después de la audaz 12. ().().O, sin embargo, se ori­ gina una situación excepcionalmente interesante, en la que las negras tienen la posibilidad de explotar la debilidad de b2, de manera fugaz. Diagrama Con este 1in, sólo existe un cami­ no: el al1il de e7 debe entrar inme-


149

diatamente en juego, por medio de 12. ... d517 Las distintas lineas resul­ tantes de 13. ed parecen un puzzle y si bien hoy en dla las blancas pare­ cen salvar la situaci6n, quién puede predecir qué pasará mal'lana. El lec­ tor puede verificar y analizar las si­ guientes variantes: 13. ... Txb2! (más flojo es 13. ... Aa317 14. ba Dxc3, debido a 15. Axa71 Db2 + 16. Rd2±) 14. d61 (es peligroso capturar la torre: 14. Rxb2 Da3 + I 15. Rb1 Dxc3 16. Ab3 cd 17. Axd5 -las blan­ cas obtuvieron ventaja por otro ca­ mino en la partida Balashov/An­ dersson, 1978: 17. Ag5 De7 18. Axf6 Axf6 19. Aa4 + Rf8 20. Dxd5- 17. ... e41 18. De20-0 19. Ab3 Cd51 20. Ad4 Dxd4= ) 14 . ... e4! 15. Cxe4 Txc2 +116. Rxc2 Axf5 17. Td4 Axd6 18. Tfl Ag6 19. Txd6 Ae4 + 20. Dxe4 + y las blancas consiguen un contraataque decisivo. La praxis ha demostrado que una preparaci6n más elaborada del avan­ ce d6d5 (12. ... 0-0 13. Ab3) es un plan más prometedor. Ahora, en lugar del sacrificio de torre en b2, las negras pueden entregar calidad en b3, liberando automáticamente al

propio rey de las amenazas a lo largo de la diagonal a2-g8. Por ejemplo: 13. Txb3 14. cb d5 15. ed cd. En la Gaprindashvili/Hartoch, partida 1976, las blancas ganaron tras 16. Txd51 Cxd5 17. Cxd5 Ad6 18. Cf6 + gf7 19. Ah6, pero 18 . ... Rh8 haría incierto el desenlace de la lucha, ya que ambos reyes se hallarlan en pe­ ligro. La validez del plan que se inicia con 11. ... Tb8 puede asimismo veri­ ficarse por métodos más apacibles: 13. ... Cd7 (en lugar de 13. ... Txb3J 14. g4 Cc5 15. Axc5 dcl 16. Tb41 17. a3 Td41 con chances similares.

0-0 12. 0-0-0 13. g4 Las blancas deben apresurarse, pues 13. Ab3 s610 es una pérdida de tiempo, toda vez que el rey negro ya ha dejado el centro. Después de 13. ... d51 tenemos: 1) 14. ed cd 15. Cxd5 (15. Axd5 e41 16. Axe4 Cxe4 17. Cxe4 Dxa2) 15. ... Axd5 16. Axd5 e41 17. Axe4 TabS 18. Ad5 Txb2 19. Rxb2 Aa3+ 20. Rbl Dxd5 21. Dxd5 Dxd5 22. Txd4 Tb8 +, con tablas. 2) 14. Ad2 Ab41 (peor es 14. ... d47 15. Cd5 Dd8 16. Cxf6 + I Axf6 17. h4, con ataque) 15. a3 Axc3 16. Axc3 Dc7 17. ed cd 18. Dg3 Ce4 19. Dxe5 Dxe5 20. Axe5 Cf2 y juego in­ cierto.

13. . 14·951

d5

..

Diag�ama El punto culminante de la lucha. Dado que "la bayoneta" blanca no

169


puede ser más amenazadora y que la apertura de la columna 'g' es inevi­ table, las negras deben desprender­ se de una pieza que es vital para la defensa de su rey, el alfil e7. Por con­ siguiente, la natural 14. ... dc 15. gf Axf6 sería un error, pues la inespe­ rada 16. Td61 crearía un ataque im­ parable: 16. ... Tfd8 17. Txf61 gf 18. Dg3+ Rf8 (no hay salvación con 18. ... Rh8 19. Dh41 Td6 20. Tgl Tg8 21. Txg8+ Rxg8 22. Ah6 y mate) 19.

Ca411 Dxa4 2O. Ac5+ ReS 21. Dg8 + Rd7 22. Tdl+ , etc. 14. ... Cxe4 15. Cxe4 de 16. De2 es claramente infe­ rior ya que no hay defensa contra las amenazas devastadoras g6 o f6. En esta peligrosa situación, sólo se ve una defensa para las negras: 14. ... d4 15. gf Axf6 16. Ad2 dc 17. Axc3 Da5. Las negras han consegui­ do escapar del ataque directo, aun­ que su posición sigue siendo un poco peor debido a su defectuosa estructura de peones del flanco de dama, pero después de 18. b31 Tad8 19. Txd8 (19. Rb2 Td41) 19. ... Txd8 20. Rb2, la ventaja blanca es mínima. Por supuesto, jugar una variante tan aguda, por parte de las negras, sólo para desembocar en un final tan pa­ cífico no puede ser del gusto de todo el mundo, pero como el lector atento puede suponer hay otras bifurcacio­ nes analíticas que podrían resultar prometedoras. La posición negra que resulta de la variante 10. f5 pue­ de ser considerada perfectamente jugable y sólida.

4.4. (1. e4 c5 2. C13 e6 3. d4 cd 4. Cxd4 cts 5. Ce3 d6 6.14 Ce6 7. Ae3 Ae78.013 Oe7 9. Ad3 a6)

a) 10. 0-0

b) lO. Cb3

a) 10. 0-0

lO. O-O

0-0

Diagrama

170

A esta posición se llega a menudo en otro orden de jugadas: 1. e4 c5 2. Cf3 Cc6 3. d4 cd 4. Cxd4 e6 5. Cc3 a6 6. Ae3 Dc7 7. Ad3 Cf6 8. 0-0 Ae7 9. f4 d6 10. Df3 O-O. En comparación con la Scheveningen Clásica, las blancas han conseguido situar su al­ fil en d3 en un solo movimiento e in­ cluso la dama ha conseguido econó-


752

1

micamente una buena posición ofen­ siva, en lugar de la maniobra de dos tiempos Od1-e1-g3. Las blancas no temen el cambio de alfil por caballo después de Cc6-b4-xd3, ya que en tal caso estarían listas para ocupar rápidamente la columna abierta 'c', reforzando al mismo tiempo su posi­ ciOn en el centro. Ahora no son fruc­ tíferas ni 11. g4 ni 11. Oh3, debido a 11. ... Cxd4 12. Axd4 eS, por lo que las blancas deberán buscar otro mé­ todo de consolidar su posiciOno

11. Ahl Una inteligente medida profilác­ tica. Al retirar su rey de la diagonal g1-a7, las blancas evitan la maniobra liberadora standard 11. ... Cxd4 12. Axd4 eS 13. fe de 14. Dg3 AcSI La práctica, sin embargo, ha de­ mostrado que la inmediata 11. Tae1 no facilita en modo alguno la tarea de las negras en la apertura. Así, después de 11. ... Cxd4 12. Axd4 eS 13. fe de 14. Og3.

Diagrama

14. ... AcS 1S. AxcS DxcS+ 16. Ahl, las negras no pueden descansar en el plan defensivo 16. ... Ah8 17. Txf6 gf 18. Dh4 Tg8, dado que las blan­ cas pueden jugar 17. CdSI CxdS 18. DxeS Ae6 19. c4110 que requerirá un serio trabajo de reparaciOn. SOlo aquí se hace sentir la fuerza de 11. Tael, pues a 19. ... Dc7 seguiría 20. ed y la DeS está protegida por la torre. Las negras tienen sus esperan­ zas de contrajuego en el centro pues­ tas en 19. ... f61 y después de 20. Dxe6 Cb4 21. Abl Tae8, pero es pre­ ciso verificar esta idea cuidadosamente: Además de 16. ... Ah8, las negras pueden jugar 16. ... Ce8 016. ... Dd6, pero en ambos casos las blancas sitúan su caballo en dS y marcan el compás del juego. No obs­ tante, las negras pueden explotar la situación del rey en gl de otro modo. Volviendo al diagrama, tene­ mos 14. ... Ae61 después de lo cual está claro que el peón e5 es tabú: lS. DxeS Ad6 16. OgS Axh2 + 17. Ahl h61 o bien lS. AxeS OcS + 16. Ahl ChS! el salto del caballo a dS no re­ sulta: 1S. CdS7 AxdS 16. ed AcSI 17. AxcS DxcS + 18. Ahl e41 SOlo resta

17 1


por considerar 15. Rhl, lo que per­ mite a las negras reagruparse con 15. ... Cd7 16. Ae3 TfeS 17. Cd5 Axd5 18. ed g6, lo que, a fin de cuen­ tas, iguala el juego. Una situación más complicada para ambos bandos se produce si las negras descartan la simplificación contestando a 11. Tael con 11. ... Ad7 Y completando as! su desarrollo. Después de 12. Dg3 (claramente in­ ferior es 12. g4 Cxd4 13. Axd4 e5, as! como 12. Cde2 b5 13. g4 b4 14. Cd1 Ac8 y 12. Cb3 b5 13. a3 b4 e incluso 12. a3 Tab8 13. Dg3 b5 14. Ct3 b4) surge otra interesante posición "sici­ liana"

en la que es necesario sopesar los aspectos positivos y negativos del Ad3 en comparación con la situación del mismo alfil en e2 de la Scheve­ ningen Clásica. Después de 12. ... b5 13. e5 de 14. fe Ce8 15. Cf31 las blancas están claramente mejor, mientras que en caso de 12 . ... Ch5 13. Dh3 disponen de fuerte ataque. Por ejemplo: 13 . ... Cxf4 14. Axf4 Cxd4 15. e5 Cf5 16. g4 de 17. gf ef 18. 16 Ac5 + 19. Tf21 Axf2 + 20. Rfll h6 21. Dg4 g5 22. Dh5. O también

172

13. ... Cxd4 14. Dxh5 g61 (14 . ... Cc6? 15. Tf31 ±; 14. ... Af6? 15. f5 Ae5 16. f61 gf 17. Txf6I±') 15. Dh3 Cc6 16. f5 Dd8 17. Ah6 Ce5 (17. ... TeSl 18. e51 Cxe5 19. Txe5 de 20. fg hg 21. Axg61) 18. Axf8 Axf8 19. f6. Sólo 12. ... Rh8 mantiene en pie la defensa blanca y evita una catástro­ fe inmediata, si bien después de 13. Cf3 no presenta chances reales de equilibrar el juego.

11. .. .

Ad7

La inmediata 11. ... b5 concede a las blancas un fuerte ataque con 12. e51 Cxd4 13. Axd4 de (13. ... Ab7? 14. Dh3 ±) 14. Axe5 Db7 15. Dh3. Existe, sin embargo, otra estrategia que merece consideración: 11. ... Ttd81? 12. a3 Cxd4 13. Axd4 b5 14. Tae1 ceS 15. Dg3 Ab7 16. e5 de. En lugar de 14. Tael, las blancas pueden intentar el ataque sin pérdida de tiempo, a base de 14. e5, pero esta continuación sumerge la partida en una auténtica borrasca después de 14 . ... de 15. fe Txd41 16. Dxa8 Cg4 17. Ce2 Dxe5, o bien 14. ... de 15. Axe5 Da7 16. Ce4 Ab71 17. Axf6 Axf6 18. Cxf6 + gf 19. Dh5 Dd41 20. Dxh7 + Rt8.

12. Teal 12. Dg3 b5 13. e5 de 14. Cxc6 Axc6 15. fe constituye otro método de ataque basado en una tentativa de explotar la debilidad del punto g7, en la variante 15. ... Cd7 16. Af4 Cc5 17. Ah6. Después de 17. ... g6 18. Axf8 Axf8, sin embargo, las blancas quedan con calidad de ventaja, pero también con los problemas deriva-


dos de la. defensa del peón e5. La partida entra ahora en una nueva fase en la que la ventaja blanca no es muy grande. 12. ... 13. a3

b5

13. g4 es un modo menos original de proseguir el ataque y es importan­ te mostrar su concreta refutación: 13. ... Cxd4 14. Axd4 e5 15. fe (15. Cd5 Cxd5 16. ed Ah41) 15.... de 16. Cd51 Od61, pero conviene asimismo tomar nota de la agitada partida Mijalchishin/Taborov, 1978, donde, en lugar de 14 . ... e5, las negras ju­ garon 14. ... Ac6 15. g5 Cd7 16. Cd51 Od8 17. Oh5 (la continuación correcta era 17. Ce31, pero de haber­ se producido estaríamos privados del curso de los acontecimientos que tuvieron lugar en la partida ...) 17. ... ed 18. Tf3 Ce5119. fe g6.

754

Th6 Ae8 (SÓlo después de detallados análisis se descubrió la defensa co­ rrecta: 25. ... Af8! 26. Txg6+ Rh8 27. Te71 Ae81 28. Af5! Oc811 29. Axc8 Txc8 JO. h41 Rh7). En la partida se jugó 26. Txg6+ Rh8 27. Th6+ , con tablas por jaque perpetuo. Esta fantástica lucha ilustra el alto grado de potencial táctico latente en la Si­ ciliana, l aun a pesar de que ambos contendientes hayan enrocado en el mismo flancol 13. ...

Tab81

Las negras amenazan . con abrir la columna 'b' . 14 . Cxc6 15. Dh31

Axc6 Tbd81

La única manera de atajar la ame­ naza vinculada al avance del peón 'e'. 16. Ad4 La ruptura 16. e5 de 17. fe no es peligrosa. Por lo contrario, después de 17. . " Oxe5 18. Ab6 Txd31 19. cd Od6 20. Agl Td8, son las negras quienes marcan la pauta. Ahora, las blancas amenazan de nuevo el avan­ ce del peón 'e', y si 16. ... g6, pue­ den responder 17. f5, que sería muy peligroso, de modo que las negras no tienen elección.

20. Oxh7 +! Rxh7 21. Th3 + Rg8 22. ed6 16 23. e511 y las blancas, con toda una dama de menos, consoli­ dan pacíficamente la posición de sus piezas: 23. ... Axd6 24. efll (¿quién necesita el alfil negro?) 24. ... Tf7 25.

16. ... 17. fe

e51 de

Las negras pueden estar satisfe­ chas con el resultado de la apertura. Todas sus piezas participan ell el jue-

173


go y la posición de su rey es sólida. Obviamente, no es peligroso 18. Ae3, ni tampoco lo es la variante for­ zada 18. Cd5 Axd5 19. Axe51 Oxe5 20. ed Oxb2 21. Txf6 g6= (Novo­ pashin/Korchnoi, 1962). b) 10. Cb3 10 . Cb3 Las blancas adoptan medidas que impiden radicalmente la maniobra de cambios en el centro, trasladando temporalmente su caballo a una po­ sición pasiva. 10 . .. 11 . 0-0 .

b5 Ab7

Esta posición también se produce en la Vañante Paulsen tras 1. e4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 cd 4. Cxd4 a6 5. Cc3 Oc7 6. Ad3 Cc6 7. Ae3 Cf6 8. 0-0 b5 9. Cb3 Ae7 10. f4 d6 11. 0-0. Menos exacto es 11. ... 0-0, aunque sería arriesgado para las blancas jugar 12. e5, a causa de 12. ... de 13. fe Cxe5 14. Oxa8 Ceg41, pero existe un mé-

174

todo alternativo de ataque, con 12. g41, ataque sin embargo que no re­ viste gran peligrosidad si se contra­ rresta con una defensa precisa: 12. ... b4 13. Ce2 e5 14. f5 (14. g5 Cg4 15. f5 Cxe3 16. Oxe3 Oa71) 14. ... d51 15. Cg3 Ab7 16. g5 de 17. Cxe4 Cxe4 18. Axe4 Cd4 (Ghizdavu/Fernández, 1972). Ambas jugadas, 12. eS y 12. g4, serían absolutamente absurdas contra 11. ... Ab7. Otras continua­ ciones, después de í 1. ... 0-0, por ejemplo 12. Tael, 12. a3 ó 12. a4, conducen a una lucha complicada. Las blancas disponen aquí de una amplisima elección de planes de ata­ que: 1) Pueden jugar sobre todo el ta­ blero, con 12. a4 b4 13. Ce2 Ca5 14. Cxa5 (después de 14. Cbd4 Cc4 15. Acl d5 16. e5 Ce4, las negras tienen todo bajo control, Spassky/Bujtin, 1960) 14. ... Dxa5 15. g4 Dc7 16. g5 Cd7 17. Cd4 g6, con juego compli­ cado. 2) Pueden aplicar una profilaxis previa en el flanco de dama: 12. a3 TeSl (a 12. ... 0-0 pueden entrarse en la interesante línea 13. Oh31 b4 14. Ca4 ba 15. Tax3 d5 16. eS Ce4 17. Cbc51) 13. Tael 0-0 14. Oh3 b4. Otro rompecabezas. A 15. ab Cxb4 16. eS de 17. fe seguiría 17. ... Oxe51 18. Txf6 Cxd31 y las negras pasan al ata­ que. Kupreichik sacrificó un caballo contra Tahl en 1970: 15. Cd51 ed 16. ed Cb8 17. Ad4 g6 18. Tf3 Y ganó, pero más tarde pudo demostrarse la incorrección del sacrificio: 18. ... Axd5 19. Tfe3 Ad8! 20. Oh4 Cbd7 21. Dh6 Ob7 22. Tg3 Ab61 3) Pueden preparar el ataque al rey con 12. Oh3, pero como ha pues-


to de evidencia la praxis, no es im­ prescindible que las negras enroquen ahora. Pueden jugar tanto 12. ... Tc8, como 12. ". Cb4 13. a3 Cxd3 14. cd e5. Incluso pueden intentar 12. ". h51 13. Rhl Cg4 14. Agl g6 15. Tael At6 16. e5 de 17. Cc5 Ac8 18. Of3 Tb8. En opinión de Gutman, quien ha investigado a fondo méto­ dos similares de defensa con el rey en el centro, las chances aquí están equilibradas. Bien, pero ¿qué pasa si las negras enrocan? Si las blancas no consi­ guen dar mate, qué pinta entonces la dama en h3 ? 12. . " 0-0 13. Tael (el sacrificio de peón es incorrecto: 13. e5? de 14. fe Cxe5 15. Af4 Ob6 +1) 13. . " Tad8 (también pue­ de jugarse 13. ... Tac8 14. a3 b4, re­ virtiendo a la partida Kupreichikl Tahl, antes citada) 14. g4 Cb4 15. g5 'Cd7 16. f5 Cxd3 17. cd efl 18. ef Tfe8, y ahora parece claro que em­ plear el peón 'f' como ariete no abre suficiente brecha: 19. f6 Af8 20. fg Axf7 21. Txf7 Rxf7 22. Oxh7 Txe3! 23. Txe3 Ce5 y la posición del rey blanco pronto será objeto de contra­ ataque y hay que tener presente que el Ab7 negro no tiene contraparte. La preparación más natural para el ataque es desarrollar la Tal. 12. Tal

Cb41

Ya hemos considerado qué podrfa suceder si el rey negro se refugia en el flanco de rey. Por otro lado, es im­ posible recomendar 12. . 0-0-0, ya que las piezas blancas están bien si­ tuadas en el centro como para lanzar un serio ataque contra el flanco de dama. Después de 13. h3 Cd7 14. "

Of2 Tdg8 15. a4 b4 16. Cb51 el ata­ que blanco está en el buen camino (Ciocaltea/Andersson, 1974). 12. " . Tc8 es posible aunque conduce a posiciones bien conocidas tras 13. Oh3 Cb4 14. a3 Cxd3 15. cd 0-0 16. Og3 e5 (Gheorghiul Stein, 1971). La jugada 12. ... Cb4 es lógica, debido a que desplaza del juego al alfil de rey blanco, reduciendo el po­ tencial ofensivo de este bando. =

13. a3 14. cd

CxdJ d5

El enroque corto es otra continua­ ción sólida, pero la textual mina el peón e4, creando nueva presión sobre el centro en el momento ade­ cuado. Si las negras difieren este golpe un turno, con 14. ". Tc8 15. Og3, el avance del peón 'd' ahora serfa un error, que se pondría de re­ lieve con 16. e5. 15. Ad4 La debilidad del peón 'e' no permi­ te que las blancas pongan sus miras en la casilla c5: 15. Tcl de 16. Cxe4 Axe4! 17. de Db7 18. Cc5 Axc5 19. Axc5 Cxe4. 15. . .. 16. Cxe4

de

La actividad de las piezas blancas es de naturaleza pasajera, pero los defectos de su posición son perma­ nentes. Las negras disponen de dos métodos prometedores para luchar por la iniciativa: 16. .'" O-O 17. Axf6 Axf6 18. Cxf6 + 9f 19. D93 + Rh8 20. Oh4? Tg8, o ... Oe7; y 16. . " Ad51 17. Tcl Od8, con el alfil fuerte

175


en sus manos y una cadena de peo­ nes sin defectos. Así'pues, el despliegue de las pie­ zas blancas en conexión con el enro­ que corto es interesante y dinámico,

pero concede chances a las negras ... siempre y cuando éstas conozcan bien las sutilezas y resortes de la va­ riante.

4.5. (1 . e4 c5 2. Cf3 d6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 e66. 14 a6)

En este capItulo serán considera­ dos los sistemas Scheveningen a base de f4, donde las blancas desa­ rrollan su alfil de rey no a e2, sino a d3, y el Cb8 entra en juego vla d7, bien de inmediato, bien después de algunas jugadas. 7. Ae3 En algunas ocasiones se alcanza esta posición en un orden de jugadas característico de la Variante Najdorf: 5. ... a6 6. Ae3 e6 7. f4, etc. Hay otro sistema perfectamente aceptable, que consiste en jugar 7. Ad3, antes de desarrollar el Acl.

156

En este caso, la dama a menudo moverá a e2, a fin de apoyar el avan­ ce del peón 'e', mientras que el alfil de dama se desarrollará por d2, a fin de no estorbar la acción de la dama, defendiendo, al propio tiempo, al Cc3. Esto permitiría a las blancas operar en el flanco de dama, una es­ trategia poco usual en la Schevenin­ gen. Una situación extremadamente dinámica y aguda se produce al adoptar este esquema, similar en in­ tensidad a la que se origina tras 7. Ae3. He aqul algunos ejemplos carac­ terísticos de la lucha después de 7. Ad3: 1) 7. ... Cbd7 8. Df3 (la posición tras 8. 0-0 Db6 9. Ae3 Dxb2 10. Ccb5 ab 11. Cxb5 Ta5 es interesante para el análisis) 8. ... Dc7 9. a4 (después de 9. g4 ó 9. Ae3 el juego se desarro­ lla dentro de las lIneas esbozadas a lo largo del texto) 9. ... Cc5 10. 0-0 b6 11. Ad2 Ab7 12. b4 Ccd7 13. Tael Ae7 14. Dh3 0-0-0 15. De3 The8 16. De2, con amenazadora iniciativa de las blancas en el flanco de dama (Ghizdavu/Ayansky, 1971). 2) 7 . ... Dc7 8. 0-0 9. a3 Ab7 10.

176


Oe2 Cbd7 11. Rh1 Ae7 12. Ad2 Tc8 13. b41 Cb6 14. a4 ba, con lucha compleja, en la que las piezas blan­ cas tienen el papel más activo (Gufeld/Espig, 19801. .

3) 7. ... b5 8. e5 (más sólido es 8. O-O Ab7 9. Oe2 e5 10. Cb3 Cbd7 11. Ad2 Ae7 12. Cd1!?) 8. ... de 9. fe Cd5 (9. ... Cfd7 10. Cxe61 conduce a una masacre) 10. Og4 Cb41 11. O-O Cxd3 12. cd Ac5 13. Ae3 O-O 14. Rhl Axd4 15. Axd4 Ad7. con lucha com­ plicada, aunque las chances de las np.gras no son inferiores ( Kupreichik/ Anikaiev, 1979). 4) 7. ... Cc6 8. Cf3 (8. Ae3 ya ha sido discutida) 8. ... Ae7 O-O Oc7 10. Rhl b5 11. e5 de 12. fe Cd7 13. Af4 Cc5= . Es difícil conceder preferencia a una jugada de alfil sobre la otra, de modo que nos limitaremos a obser­ var que el sistema que parte de 7. Ad3 es menos conocido. Las blancas pueden mantener en reserva sus intenciones acerca del desarrollo de sus alfiles, jugando pre­ viamente 7. Of3, Y si 7. Ob6 (la iniciativa blanca se desarrolla aún más rápidamente si se permite que el caballo sioa en d4: 7. ... Oc7 8. g4 b5 9. g5 Cfd7 10. a3 Ab7 11. Ad3 Cc5 12. f5 e5?! 13. Cde2 Cbd7 14. Ae3 Ae7 15. Cg3 g6 16. 0-0-0 Cxd3 17. Txd3, con un control semitotal de la posición negra. Balashov/Najdorf, 1980) 8. Cb3 Oc7 9. g4 b5 10. Ad3. Aquí las negras pueden elegir entre 10. ... h67! 11. h4 b4 12. Ce2 h5 13. g5 Cg4 14. Ad2 Db6 15. g6 fg 16. e5; 10. ... b4 11. Ce2 Ab7 12. g5 Cfd7 13. Ae3, y, finalmente, 10 . ... Ab7 11. g5 Cfd7 12. Ae3, pero en todos o O .

estos casos las blancas conservan la iniciativa. Después de 7. Ae3 las negras de­ ben decidir el momento en que el peón 'b' ha de ser lanzado en cam­ paña ya que eso es, después de todo, la clave de ... a6. al 7. ... Oc7 bl 7. ... b5 a) 7. ... Oc7 7. ...

Oc7

Por el momento nadie puede decir si es necesario que las negras avan­ cen ahora el peón 'b' y, por otro lado, es difícil concluir qué jugadas normales de desarrollo dañen la po­ sición negra en estadio tan temprano de la contienda. Con 7. ... Oc7 las negras conservan la posibilidad de trasponer a una Scheveningen Clási­ ca, jugando. el caballo dama por c6. Además de 7. Dc7 también podría jugarse 7. ... Cbd7. Por ejemplo: 8. Df3 e51 9. Cf5 g6 10. Cg3 ef 11. Axf4 Ce5 12. Df2 Ae7 13. 0-0-0 Da5, o bien 8. Ad3 b5 9. e5 de 10. Cc6 Dc7 11. fe Ab7 12. ef Axc6, con juego complicado. Quizá 8. a4 sea la mejor réplica a 7. .., Cbd7, con objeto de practicar una estrategia "de fortifi­ cación". Aquí se bifurca el estudio en: a1) 8.0f3 a2) 8.94 al) 8.0f3

177


los méritos de b5-b4 no están claros, las blancas no deben perder tiempo en la profiláctica 9. a3. 9. ... 10. g4

Ab7 Cfd7

Es posible aquí 10. ... Cc6 11. g5 Cd7, pero es preferible que las ne­ gras se reserven la elección de esca­ que para el caballo dama. 11. 0-0-0

8....

b5

Diferir aún más el avance del peón ' b' dejaría las manos libres a las blan­ cas para jugar en el centro. 1) 8. ... Ae7 9. 0-0-0 (contra 9. g4 las negras pueden emprender opera­ ciones centrales, con 9. ... d51? 10. ed Ab41) 9 . ... Cbd7 10. g4 Cc5 11. g5 Cfd7 12. Dh3 b5 13. g6 b4 14. gf + Rxf7 15. Cce2 y las blancas tie­ nen buenas perspectivas, gracias a la inestable defensa del rey negro, como ha demostrado Tahl. 2) 8. ... Cbd7 9. g4 (si 9. 0-0-0, la mejor continuación es 9. ... b5 10. Ab3 b4 11. Cb1 Ab7 12. Cd2, con juego complicado - Tahll 9. ... b5 10. g5 b4 11. gf bc 12. fg Axg7 13. b3 Ad3 14. Tg1 Af6 15. Dh5 Cc5 16. b4 Cxe4 17. Cxe6, con fuerte ataque (Ligterink/Tahl, 1967). 9. Ad3 9. g4 Cfd7 10. Ad3 Ab7 conduce a una inversión de jugadas. Dado que

178

b4

Menos definitorio pero perfecta­ mente jugable es 11. ... Cc5, con idea de 12. ... Cbd7. Después de 11. ... b4, la partida Kupreichik/Zilberstein, 1976, conti­ nuó 12. Cce2 Cc5 13. Rb1 Cbd7 14. Thf1 g6 15. f5, y en esta posición las negras obtuvieron contrajuego, que se revelÓ suficiente para igualar, con 15. ... Ce5.

a2) 8. g4

758


Una continuación lógica, en el espíritu del Ataque Keres, que obliga a las negras a reaccionar enérgica­ mente para evitar la asfixia. 8. ...

d51

Después de 8. ... bS?1 9. gS Cfd7 10. Ag21 Cb6 .11. 0-0 Ab7 12. De2, las negras no podrán crear suficiente contrajuego. Contra 12. ... Cc4 es bueno 13. Af2, ya que no sirve 13. ... Cxb2? debido a 14. CcxbS, y si 12. ... Cad 13. a4 b4 14. Cdl eS lS. fe de 16. Cb3 Ae7 17. CaS 0-0 18. Cxb7 Dxb7 19. b3, Y las negras que­ dan relegadas a una defensa pasiva (Romanishin/Balashov, 1975I. Con la dama en c7, es posible, sin embar­ go, que 8 . ... h6 resulte válido. Por ejemplo: 9. gS hg 10. fg Cfd7 11. g6 CeS 12. gf+ Dxf71? 9. e5 10. a3

prosiguió 11. fS CxeS 12. De2 Cbc6 13.0-0-0 Ae7 14. Ag2 Ad7 lS. AxdSI y las blancas rápidamente llevaron a cabo un fuerte ataque. Según los úl­ timos análisis, la captura 11. ... DxeS no es jugable, a causa de 12. Dd2 AcS 13. 0-0-0 Cc6 14. h4 Axd4 lS. Axd4 Cxd4 16. Dxd4 D>.d4 17. Txd4, con el consiguiente ataque de peo­ nes en el flanco de rey. En opinión de los autores, sin embargo, esta posición difícilmente puede juzgarse como beneficiosa para las blancas. Después de 17. gh 18. Txh4 Cf8 (con el plan Ad7, Tg8 y ... 0-0O) las negras no tienen problemas. La idea gS precisa el ulterior es­ paldarazo de la praxis. O o .

O o '

o o '

o o.

b) 7. ... bS 7. ...

b5

Cfd7

Keres estimaba que valfa la pena invertir un tiempo en esta jugada profiláctica, ya que 10. Df3 permitiría la entrada en liza del Af8: 10. ... Ab41 11. Ce2 Cc6 12.0-0-0 Cb6 y las negras han conseguido una acepta­ ble formación para sus piezas. 10. . .

g517

Es posible jugar más tradicional­ mente con 10. ... Cc6 11. Df3 CcS (con idea de seguir ... Ad7 Y .. 0-0O), pero con el inesperado golpe en el ala de rey la negras se deciden por un arriesgado plan -que, por cierto, aún no ha tenido refutación- diri­ gido contra el centro blanco de peo­ nes. La partida Keres/Bilek, 1960, .

8.0f3 Las blancas inician un despliegue standard de sus fuerzas, concen­ trando de manera óptima su influen-

179


cia sobre el centro del tablero. En lugar da 8. Df3, Keres propuso en su día un interesante sacrificio de peón: 8. eS de 9. fe CdS 10. CxdS DxdS 11. Ae217 DxeS 12. Dd2, que dictaminó favorable a las blancas. Ahora bien, tras 12. ... Ab7 13. Af4 DcS 14. 0-0-0 Ae7 la ventaja blanca de desarrollo dista de ser sustancial, y los puntos a lo largo de la colum­ na 'd' están bien protegidos. En la partida Gipslis/Sigurjonsson, 1976, las negras consiguieron reprimir el ataque: 15. Cb3 Dc8 16. Ad6 Dd81 17. Db4 Axd6 18. Txd6 DgS+ 19. Td2 De7 20. CcS 0-0, conservando su peón de ventaja. 8. ...

Ab7!

Una jugada necesaria, obstacu­ lizando el avance e4-eS. Las blancas deben, ahora, tomar una decisión crítica: atenuar el im­ pacto del avance b5-b4, o ignorar el ulterior avance del peón bS. bl) 9. a3 b2) 9. Ad3

9. a3 Esta jugada profiláctica manten­ drá a la raya por un tiempo al peón bS y, a primera vista, parece reforzar la posición blanca en el centro. Como contrapartida, las negras ga­ nan tiempo para proseguir con su desarrollo.

180

combinación 10. . . . TeS 11. 0-0 Txc3 12. bc CcS, debido al retraso de las negras en el desarrollo, lo que hace ardua la búsqueda de cualquier tipo de contrajuego real. Después de 13. De2 (13. a4 bal 14. Tfbl Ae8:f:) 13. .. . Cfxe4 14. c4 bc 15. Axc4 Ae7 16. fS eS 17. Cb3, la ventaja blanca es evidente. Aqul hay, sin embargo, una interesante idea vinculada al fianchetto del alfil rey negro: 10 . ... g6 i 1. 0-0 Ag7 12. Tael 0-0 13. Dh3 TeS. La debilidad del peón d6 no es importante, mientras que el peón g6 reduce enormemente la actividad del alfil d3. Por otro lado, no hay que pensar en que el alfil de fianchetto pueda desarrollar actividad a lo largo de la diagonal al-h8. Ahora, a 14. Cf3 es jugable un sacrificio de cali­ dad: 14. ... Txc3 15. bc Axe4. Lo mejor para las blancas es 14. fSI pero después de 14. ... efl 15. ef CeS, las blancas, en nuestra opinión, tienen buen juego.

11. 0-0

bl)

9. ... 10. Ad3

Parece que ésta es la continuación más consecuente. Difícilmente pue­ de considerarse prometedora la

Cbd7 Ae7

0-0


También merece consideración 11. TcS, con lo que las negras pueden lanzarse a operaciones acti­ vas aun con su rey sin enrocar, debi­ do a que la oposición Ab1/ Df3 difi­ culta las operaciones blancas en el centro y flanco de rey. En la partida Smyslov/ Tahl, 1963, las blancas no consiguieron llevar la delantera: 11. Tc8 12. Tael Cc5 13. g4 g6 14. g5 Cfd7 15. Dg3 e51 16. Cf3 0-0 17. f5 TeB18. Ch4 d5= . 11 . .... Dc7 es igualmente posible y si, por ejemplo, 12. Tael Cc5, las ne­ gras ·tienen una fuerte posición. AparE'.[ltemente, lo mejor para las blancas es 13. Af2. La inmediata 13. g4 concede a las negras buen juego, según análisis de Keres, tanto con 13. d5, como con 13. h5 14. g5 Cg4 15. f5 d4 16. Af4 Db6. '0 0

o o .

o o .

o o.

para las negras, a base del consabi­ do sacrificio de calidad: 13. Txc3 14. bc Cc5 15. Af2 Da5 16. g5 Cfd7, posición en la que la debilidad de los peones blancos en el flanco de dama es contrapeso suficiente por la cali­ dad. Por otra parte, las negras pue· den igualmente decidirse por un jue· go centra!: 13. . .. g6 14. Cde2 e5 15. f5 d51 Con 13. Dh3 las blancas eliminan la posibilidad 13. Txc3 14. bc Cxe4, pues seguiría 15.. Axe4 Axe4 16. Cxe6!±. oo.

oo.

13.

Cc51

.0 0

14 . Af2

Si 14. e5 de 15. fe, las negras pue­ den tomar en d3: 15. Cxd3 16. cd (16. ef Axf6:¡:) 16. Cd5:¡:. Ahora las blancas tienen defendi­ do el peón e4 y preparan el avance g2-g4-g5. Las negras no deben apre­ surarse a capturar en d3 ahora, ya que el centro blanco se reforzarla, abriéndose la columna 'c'. Tampoco es conveniente para las negras rom­ per el centro con d6-d5. Por ejem­ plo: 14. . d5? 15. e5 (15. ed Cxd3 16. cd Cxd5 17. Cxe6 fe 18. Dxe6 + Tf7 :¡:) 15. . Cfe4 16. Axe4 Cxe4 11. Cxe4 de 18. f5 ef 19. Cxf5 Txc2 20. Td1 De8 21. Td7! ±. oo.

oo.

12. Tae1 Las blancas completan su movili­ zación y se preparan para liberar a la dama de la defensa del peón 'e', lo que no se puede hacer sin esta juga­ da, ya que si 12. Dh3, 12. Tc8! 13. g4 Y ahora es fuerte el sacrificio stan­ dard de calidad 13. Txc3 14. bc Cxe4. o o ,

oo.

12.

' 0 0

0 0

0 0

Taca

Un caballo en c5 obstruiría la co­ lumna 'c', reduciendo las posibilida­ des negras. Después de 12 . Cc5 13. Dh3 Cxd3 14. cd Cd7 15. Tf3 Af6 16. Af2, las blancas tienen mejores chances. oo.

13.Dh3 Si 13. g4 hay una buena posibilidad

14.

o o '

g6

El par de peones e4-f4 concede al­ guna ventaja a las blancas en el cen­ tro, pero las negras, aparentemente, pueden ejecutar de inmediato una ruptura en el centro (e6-e5, o bien d6-d5) equilibrando las posibilidades. 18 1


b2) 9. Ad3

Cbd1

Es posible avanzar inmediatamen­ te el peón 'b': 9. ... b4 10. Cce2 Cbd111. g4, pero esto sólo conduce a posiciones ya estudiadas. De cual­ quier modo, es mejor aprovechar el turno con una útil jugada de desa­ rrollo. Hay otro plan defensivo que mere­ ce ser analizado: 9. ... Ae7 10. g4 gSI7 11. g5 Ch5 12. 0-0-0 Cd7 13. f5 Ce5 14. Oh3 b4 15. Cce2 Cxd3 + lS . cd Axg5 17. fe Axe3 + 18. Oxe3 O­ (Platonov/Ojindjihashvili). La jugada 9 . ... Ae7 es sólida, pues a lO. g4 se­ guiría la maniobra natural de reagru­ pamiento 10. ... Cfd7 11. g5 Cc5.

' torre en eS es aquí inefectivo) 11. Cce2 ceS 12. Cg3 h57 13. a3 h4 14. Cge2 Cfxe4 15. Cxe61 fe lS. ab Cg3 17. AgS + Rd7 18. Og4 Cxe2 + 19. Oxe2 Ce4 20. Ad4 Cf6 21.Tfel ±. En lugar de 12 . ... h5, las negras debe­ nan simplemente jugar 12, ... Ae7, con una sólida y prometedora posi­ ción. Por ejemplo: 13. a3 d51 o bien 13.f5 e5 14. Cde2 d5. El plan, a base de g41 por medio del cual las blancas intensifican la agre­ sión en la apertura, es muy peligroso para las negras. 10. ...

b4

Aparte de este avance, tendente a agudizar el juego, hay otros dos pia­ nes que merecen análisis y posible­ mente deban ser recomendados:

10. g4 1) 10 . ... hS ll. 0-0-0 TeS 12, Cce2 Cc5 1 3. Cg3 Cxd3 14. Txd3 gS 15. Tfl h5 16. gh (lS. g5 h41) 16. . . . Cxh5 17. f5 ef 18. Cdxf5 gf 19. Cxf5 Th7 20. Rbl Oc1, con juego de doble filo (Kupreichik/Tukmakov, 1978) .

No hay que decir que ésta es la continuación más agresiva, pero 10. 0-0 es la jugada más natural, que ' aportó un rápido éxito a las blancas en el partida Christiansen/Reshevsky, 19n: 10. ... b4 (lO. ... CeS71 11. aJl± pues el emplazamiento de la

2) 10. ... Cc5 11. g5 b4 (si 11. ... Cfd7, es bueno 12. a3) 12. gf be 13. fg Axg7 14. b417 (también es intere­ sante 14. Tgl cb 15. Tbl Oa5+ lS. Re2; 14. bc Oc7 15. Tbl 0-0-0 lS. Re2 conduce a un juego con posibilidades reciprocas, tanto después de lS.... f517 como de 1S. . .. The8 17. Thgl Ah8 18. f5 e5, Hübner/Portisch, 1980) 14. ... Cxd3 + 15. cd TeS lS. Oh51, o bien 15.... Oe1 1S. Tgl Af6 17. Tacl TeS 18. Oh5 Rd7 19. e51, con ataque, Sigurjonsson/Helmers, 1982.

-

182

11. Cce2

eSI7


Sin este contragolpe la jugada 10. ... b4"sólo habrfa servido para mejorar la posición blanca. Por ejemplo: 11. . . . Ce5?1 12. Cg3, y ahora 12. ... Dc7 13. 0-0 g6 14. f51 (Balashov recomien­ da abrir el juego en el flanco de dama: 14. a3 ba 15. Txa3) 14 . ... gf 15. gf e5 16. Ag5 Ae7 17. Axf6 Axf6 18. Ch5 De7 19. Cb3, o bien 12. . . . g6 13.0-0O Cxd3 + 14. cd Ag7 15. f5 ef 16. Cdxf5 gf 17. Cxf5 Afa 18. Thfl Dd7 19. Ad4 DeS 20. Rbl (Balashovl Gheorghiu, 19n1. o incluso 12. ... d5 13. e5 Cfe4 14. 0-0-0 Da5 15. Rbl, casos todos en que las blancas con­ servan la iniciativa. La posibilidad de efectuar opera­ ciones centrales por parte de las ne­ gras cuando su rey aún no se halla enrocado, depende de consideracio­ nes tácticas y, por consiguiente, requiere minucioso análisis. 12. Cb3 El desplazamiento más activo, 12.

Cf5, no interrumpe las operaciones

negras. Después de 12. ... d5 13. Cfg3 Ac51 14. g5 de 15. Cxe4 Cxe4 16. Axe4 Axe4 17. Dxe4 Axe3 18. Dxe3 0-0 19. 0-0-0 Dc7 20. Rbl TaeS (Balashov/Spassky, 1978) las chan­ ces resultan ser equivalentes. Con la retirada del caballo a b3, las blancas dificultan el proyectado desplaza­ miento del alfil enemigo a c5. 12 . . . .

d5

Una audaz decisión que inespera­ damente concede a las negras una seria iniciativa en el centro, basada en la desafortunada posición de la dama blanca en f3. Como resultado de esta

ruptura serán las negras y no las blan­ cas quienes dicten la conformación final de peones en el centro. 13. Cg3

Los jugadores que defienden el bando negro en la Scheveningen sue­ le llegar a esta posición un tanto a pesar suyo y su temor se basa en las dos partidas que siguen: 1) 13. . .. ef 14. Axf4 de 15. Cxe4 Cxe4 16. Axe4 Axe4 17. Dxe4 + De7 18. Dxe7 + Axe7 19. 0-0-0 0-0-0 20. Thel The8 21. Cd4, con ventaja de­ cisiva de las blancas (Kupreichikl Magerramov, 1978), y 2) 13 . . . . Ae7 14. 0-0-0 Dc7 15. g5 de 16. Cxe4 Cxe4 17. Axe4 Axe4 18. Dxe4 0-0 19. f5 Tfd8 20. f6I, también con clara ventaja blanca (Ligterinkl Panno, 1980). La situación es menos clara des­ pues de 13. ... de 14. Cxe4 Cd5 15.O0-0 Dc7 16. f5 Ae7 17. g5 Cxe3 18. Dxe3 h6. Nuestra opinión, sin embargo, es 1�


que después de 13. ... Dc7 14. g5 Cxe4 15. Cxe4 TeSl? el enjuiciamiento de la posición es problemático. Una tal intensificación de la lucha es el resultado lógico de avanzar el peon 'b' en la 10 a. jugada. Después de 16. Cg3 d4 17. Ae4 Axe4 18. Dxe4 de 19. 0-0-0 los dos bandos tienen la igual-

dad y también ... I buenas chances de victorial Una vez más, también aqui se requiere un análisis intensivo de las distintas posiciones para poder acer­ carnos a un conocimiento serio de la variante y emitir, en consecuencia, un dictamen responsable.

4.6. SISTEMAS CON f4 Y Dd2 11. e4 c5 2 . Cf3 CcS 3 . d4 cd 4. Cxd4 e6 5. Ce3 d6 6. f4 Cf6 7. Ae3 Ae78. Ae2 0-0 9. Dd2 1

alfil de f3 y doblando la presión sobre la gran diagonal blanca. El inconveniente de este plan radi­ ca en su lentitud, lo que permite a las negras crear contrajuego en el flanco de dama. El lugar de 9. Dd2 las blan­ cas pueden transformar su posición jugando 9. Af3 a6 10. De2 Dc7 11. O0-0, pero esto no modifica nuestra evaluación acerca de las posibilidades blancas. Tras 11. . . . Cxd4 12. Axd4, por ejemplo, las negras disponen de suficiente contrajuego: 12. ... e5 13. Ae3 Ae6 14. f5 Ac4 15. 0d2 b5 16. g4 b417. Ca4 d5 18. Cb6 TabS. He aqui otra posición en la que es posible el enroque en flancos opues­ tos. 'EI esquema a base de 9. Dd2 tie­ ne sus propias peculiaridades. El Ae2 apoyará el avance del peón a g4, pu­ diendo situarse más tarde en la diago­ nal hl-aS. La dama, desde d2, crea amenazas sobre el centro y puede, eventualmente, trasladarse a g2 para sumarse al ataque sobre el rey enemi­ go, protegiendo al mismo tiempo el 184

Las negras pueden adoptar ahora una de las defensas siguientes: al 9 . .. a6 .

bl 9 . .. eS .

En caso de 9. ... Ad7, seria desa­ gradable 10. Cdb5. Por ejemplo: 10. .. ceS 11. 0-0-0 a6 12. Cd4 Cxd4 13. Axd4 Ac6 14. Af3 Cf6 15. g4 DaS 16. .


g5 Cd7 17. Rbl, Y la amenaza 18. Cd5 sitúa·a las negras a la defensiva. a) 9. 9.

oo.

a6 a6

oo.

.

de 13. Ae31 b5 14. a3! Axg4 15. Axg4 Cxg4, el peón no constituye compensación alguna por la tremen­ da ventaja posicional de las blancas: 16. Cd5 Db7 17. Thgl Cxe3 18. Dxe3 f6 19. f5! Merece consideración el avance del peón 'd': 11. d5 12. ed edl? 13. g5 Ce4 14. Cxd5 Dd8. o o .

Esta jugada es necesaria si las ne­ gras deciden adoptar un plan stan­ dard de contrajuego y a fin de liqui­ dar posibles amenazas contra el peón d6. 10. (}.(}.O

Dc7

Incluso aquí falla 10. Ad7 11. g4 Cxd4 en su intento de conseguir la igualdad, debido a 12. Dxd4 (también es posible 12. Axd4, pero capturando con la dama las blancas no perderán un tiempo jugando Af3) 12. Ac6 13. g5 Cd7 14. h4 TeS 15. h51 e5 16. Dd2 ef 17. Axf4. Si las negras tratan de llevar su alfil (AcS-d7-c6), enton­ ces la jugada a7-a6 se revela una pér­ dida de tiempo. 10. Dc7 tiene lógi­ ca conexión con los planes negros de desarrollo. Es perfectamente posible 10. Cxd4 que ofrece chances a los dos bandos después de 11. Axd4 e5 12. Ae3 b5 13. Cd5 Cxd5 14. ed ef 15. Ad4 Af51 (TimoshenkolVilela, 1981). o o ,

oo'

o o .

12. 96

Independientemente del amenaza­ dor trIo de peones (e4, f4, g5) se di­ ría que las blancas deben recorrer un largo camino antes de que puedan crear una amenaza concreta. En efec­ to, para atentar contra el corazón del centro negro (e6) y trasladar las pie­ zas pesadas a la columna 'h' se re­ querirán muchas jugadas. Una larga y poco realista campaña o al menos así lo parece. 12.

Cd7

oo,

El cambio 12. Cxd4 13. Axd4 Cd7 revierte a la linea que más ade­ lante se menciona.

o o .

10. d51 es digna de seria consi­ deración. Si las blancas cierran el centro, con 11. e5, entonces se arries­ gan a caer bajo un ataque inmediato: 11. Cd7 12. Cb3?1 b5 13. Af� Ca5. oo,

13. ffil

Una continuación lógica y directa, en la que jugará un inesperado papel la dama blanca. Diagrama

o o .

11. 94

b5

Es peligroso para las negras jugar 11.. ,. Cxd4 12. Axd4 e5, con inten­ ción de ganar el peón 'g'. Después

Ha surgido una posición extrema­ damente confuSa, en la que la cues­ tión esencial es: ¿qué peones son más peligrosos? 13.

oo,

b4 185


En lugar de la jugada del texto, durante la partida Itkis/ Popov, 1977, se vio 16. ef bc 17. Dxc3 Cde5 18. 16 Ad8 19. Af4 Cg6 20. Dh3 Rh8 Y la victoria blanca queda descartada. La evaluación de la variante depende de la posición que se produce tras 16. g6. Aquf hay gran cantidad de traba­ jo para 100s analistas. b) 9. ... e51 9 . .. .

Después de 13. ... Cxd4 14. Axd4 b41 15. f61 el alfil dama blanco ocupó una posición preponderante, que garantiza a sus piezas una prolonga­ da iniciativa sin gran esfuerzo: lS . ... bc 16. Axc3 Cc5 17. fe Dxe7 18. eS de 19. Dd3 Cd7 20. Af3. La textual es más complicada y peligrosa. 14. f6 15. Thg11

.

f5

15 . .. . bc pierde de inmediato con­ tra 16. Dxc3 Cxd4 17. gf + Rh8 18. fe Dxc3 19. Axd4 +. Tampoco es mejor 15. ... Rh8 16. CdSI ed 17. Cxc6 Dxc6 18. Ad4. 16. g61

186

765

gf

Esta es la jugada de Tseitlin que, audaz y eficazmente, insufla vi­ da a la posición. La lucha requerirá audacia en el ataque por parte de las blancas, mientras que las negras de­ berán llevar a cabo una defensa exacta. 15 . ..

eSl

Una continuación nueva y poco ensayada en la práctica. Las negras han situado a su rey en seguridad y ahora abren el centro, a fin de acti­ var a sus alfiles. Debilitan conscien­ temente d6, considerando que obtie­ nen compensación adecuada en la debilidad del peón e4 blanco. 10. Cf3

10. Cts no es bueno: 10. ... Cxe41 11. Cxe7+ Dxe7 12. Cxe4 et. Por otro lado, 10. Cxc6 bc 11. te de con­ duce a una posición igualada, ya que la debilidad de los peones c6 y e4


son equivalentes. Merece atención la retirada 10. Cb3, ya que de algún modo atenúa el efecto de la ocupa­ ción de g4 por las piezas negras. Así, no es bueno 10. ... Cg4, debido a 11. Axg4 Axg4 12. f5, mientras que los cambios tras 10 . ... ef 11. Axf4 Tea 12. 0-0-0 Afa 13. Axd6 Axd6 14. Dxd6 Dxd6 15. Txd6 Cxe4 16. Cxe4 Txe4 son favorables a las blancas tras 17. Af3. Aparentemente, las ne­ gras deberfan responder 10. .,. ef 11. Axf4 Ae6, y ahora, tras 12. 0-0-0, pueden jugar 12. ... Ce5 o bien 12. ... Axb3 13. ab Ce5, o incluso 13. ... DaS.

10. . .. 11. Axf4

ef

Ag41

Con esta maniobra de alfil (con idea de Ah5-g6) las negras incre­ mentan su presión sobre el peón 'e', con posibilidad de conseguir la igual­ dad. Por ejemplo: 12. 0-0-0 Tea 13. Ac4 Ah5 14. Cg5 Ce51 o bien 13. h3 Ah5 14. Thel DaS 15. Ab5 Tac8 16. Rbl Afa= (Ghinda/Jansa, 1982). El sistema de defensa a base de 9. ... e5 no es menos prometedor que el iniciado con 9. . . a6, pero requie­ re ser contrastado en la práctica. .

187


5. El ATAQUE SOZIN

5.1. INTRODUCCION (1. e4 c52 . Cf3Cc63. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3d66.Ac4)

Este orden de jugadas ha sido adoptado frecuentemente, aun cuan­ do las blancas pueden trasponer al Ataque Rauzer (6. Ag51. En nuestros dras, el Ataque Sozin se produce normalmente en el siguiente orden: 1. e4 c5 2. Cf3 Cc6 3. d4 cd 4. Cxd4 eS 5. Cc3 Cf6 6. Ae3 d6 7. Ac4, o bien 1. e4 c5 2. Cf3 d6 3. d4 cd 4. Cxd4 ef6 5. Cc3 e6 6. Ae3 Ae7 7. Ac4. 6. Ac4

Esta jugada natural era bien cono­ cida antes de que el Sistema Sche­ veningen entrase en la práctica. Por entonces, el desarrollo del alfil a c4 constitura, sin embargo, un intento de desalentar a las negras en el sen­ tido de renunciar al fianchetto de rey, con g6 y Ag7. AsI, por ejemplo, la apertura de la partida Schlechter I

lasker, 1910, continuó 6. ... g6 7. Cxc6 bc 8. e51 Cg4 9. eS f5 10. 0-0 Ag7 11. Af4 Db6 12. Ab3 Aa6, con juego complicado. Pero la jugada 6. . . . 96 es insuficiente para la igual­ dad, ya que después de 7. Cxc6 bc 8. e5 Cg4 9. Af41 las negras tienen dificultades en el desarrollo, mien­ tras que 9 . ... d5 10. Cxd5 Ag7 11. Cc3 conduce a clara ventaja blanca. Las negras pueden, sin embargo, fianchettar su alfil de rey jugando la previa 6 . . . . Ad7. En este caso, tras 7. Ab3 g6 se produce una posición tlpica de la variante del Dragón, con sus peculiaridades y problemas. Las blancas pueden enrocar corto. Por ejemplo: 8. 0-0 Ag7 9. Ae3 O-o 10. h3 TeS 11. Dd3?I Ce5 12. De2 Txc3 13. bc Cxe4 14. Del Dc7 '+ (Hennings/ Taimanov, 19671. Sus perspectivas, . por supuesto, son mejores con el enroque largo. Natu189


ralmente, no procede analizar aqul exhaustivamente este tipo de posi­ ci6n, ya que constituye el objeto de otros libros temáticos, pero sI po­ demos mencionar algunos ejemplos: 6. Ad7 7. Ab3 g6 8. f3 Cxd4 9. Dxd4 Ag7 oo,

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166

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1) 10. Ag5 Da5 11. De3 0-0 12. Ah6 Tfc8 13. 0-0-0 Dc5 14. Dd2 Ah8 = .

14. Dxe3 Da5 15. f4 0-0 16. h3 e6= , mencionada en 1969. En respuesta a 7. Ab3 las negras podrlan optar entre seguir el cauce del Drag6n (7. ... g6) y la Scheve­ ningen (7. e6) ya que nada bueno resulta de otras posibilidades . o o ,

1) 7. a6 8. Ae3 Cg4?1 9. Cxc6 bc 10. Df3 Cf6 11. e5± . oo.

2) 7. TeS 8. f3 a6 9. Ae3 Da5 (o bien 9. Ca5 10. Dd3 b5 11. g4 ±) 10. Dd2 e6 1 1. 0-0-0 Ae7 12. g4 ±. En respuesta a 7. O-O las negras pueden jugar 7. e6 y considerarse satisfechas ya que han evitado las peligrosas posiciones resultantes de enroques opuestos en el Ataque So­ zin. Si en lugar de ello se decidiesen por los esquemas del Drag6n, con 7. ... g6, tendrlan que enfrentarse con la interesante idea de Boleslavsky 8. Cxc61 7 Por ejemplo: 8. Axc6 9. Ag5 Ag7 10. Cd5! Axd5 11. ed 0-0 12. Tel, o bien 8. bc 9. f4 Dc7 10. e5l de 11. fe Dxe5 12. Axf7 + Rxf7 13. Dxd7, con clara ventaja posicio­ nal blanca en ambos casos. 6. e5 no es digna de recomen­ daci6n, ya que tras 7. Cde2 o incluso 7. Cf5, el contrajuego negro que pu­ diese compensar la debilidad d5 no se ve por ningún lado. La interesante maniobra 6. ..: Db6, con idea de alejar al caballo blanco del centro, se considera en otro caprtulo. En este punto debemos establecer un paréntesis para considerar algu­ nas peculiaridades del orden de juga­ das. Si 1. e4 c5 2. Cf3 Cc6 3. d4 cd 4. Cxd4 e6 5. Cc3 d6 6. Ac4, las negras no disponen de nada mejor que 6. Cf6, ya que en respuesta a 6 . ... Db6 oo.

oo.

oo,

oo'

oo.

2) 10. Ag5 0-0 1 1. 0-0-0 h6 12. Ah4 Ac6 13. De3 Cd771 (13. Da5 es más s6lido) 14. Txd6 g5 15. Tg61 e6 16. Txg7 + Rxg7 17. Af2 ;!; (Tahl/ Stein, 1969), oo,

3) 10. Ag5 0-0 11. De31 b5 12. h4 a5 13. a4. ba 14. Cxa4 TbS 15. h5 Cxh5 16. 94 Cf6 17. Ah6 ;j; (Ciocal­ tea/Stein, 1970). Después de 8. f3, las negras no deben cambiar en d4, pero pueden trasponer al Ataque Yugoslavo en la Variante del Drag6n, con 8. Ag7 9. Ae3 0-0 10. Dd2, o bien adoptar la recomendaci6n de Fischer, 8. Ca517 9. Ag5 Ag7 10. Dd2 h6 11. Ae3 Tc8 12. 0-0-0 Cc4 13. De2 Cxe3 oo.

oo,

190

oo,

o o ,


las blancas contarran con la fuerte jugé!da 7. Ae31 y en este caso serra peligroso aceptar el peón con 7 . ... Dxb2, por 8. Cdb5 Db4, y las negras tienen la debilidad de d6 y retraso en el desarrollo. Después de 9. Ae2 no hay continuación satisfactoria para las negras. Así, 9. ... a6? 10. Tbl Da5 11. Ab6.± o bien 9. ... Da5 1 0 . Ad21 Dd8 11. Af4 Cc5 (11. . . . e 5 12. Cd51) 12. Dd41 '± . Es posible, sin embargo, otro or­ den de jugadas que permite a las ne­ gras el privilegio de un curioso viaje de caballo : 1. e4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ac4 Ae7 7. Ae3 0-0 8. Ab3 Ca6 1 ? , un sistema in­ teresante aunque raramente emplea­ do, que tiene un cierto parentesco con el Ataque Sozin y donde las ne­ gras tratan de eliminar inmediata­ mente el Ab3. En c5, por otro lado, el caballo está mejor situado que en a5, ya que desde aquel punto ataca el peón e4 enemigo. Las blancas de­ berán sacar el máximo partido a su fuerte caballo centralizado, pues de otro modo lal iniciativa pasará a manos de su oponente. Merece la pena analizar dos planes de desarro­ llo para las piezas blancas: 1) 9. f3 Cc5 10. De2 (la dalna está aqur un poco mejor situada que en d2, ya que después de 10 . Dd2 a6 1 1 . g4 Dc7 12. g5 Cfd7 13. h4 b5 15. g6 Ce5 15. gf + Txf7, el peón t3 está atacado, aunque quizá las blancas puedan mantener el carácter agudo de la posición, con 16. Dg2) 10 . ... a6 11. g4 Dc7 12. g5 Cfd7. Aqur, ju'n­ to con 13. 0-0-0 (y, por qué no, 13. 0-07) es posible el lógico pero arries­ gado ataque sobre el peón e6: 13. f4 b5 14. f5.

2) 9. f4 Cc5 10. Df3.

10 . ... a6 (si 10 . ... d5 - Novo­ pashin/Tahl, 1962- 11. ed ed 12. O-O Te8 13. f5! t ) . Las blancas no pueden ahora continuar con un plan basado en el enroque largo, dado que el peón e4 es débil y está presionado por el Cc5: 11. 0-0-0 Dc7 12. g4 b5 13. f5 Ctxe41 + , o bien 13. e5 de 14. fe Cfe41 :¡: (Hübner/Ree, 1971). Tampoco es bueno 11. g4, debido a 11. ...d5 12. e5 Cfe4. En consecuencia, resta considerar 11. 0-0 Dc7 12. f5, a fin de impedir el desarrollo del alfil dama negro a b7, pues de este modo queda atado a la defensa del peón 66. La réplica 12. .. . e5 permite a las blancas tomar la iniciativa con 13. Cde2 Cxb3 14. cb h6 15. Cg3 b5 16 . Ch51 Ab?? 17. Axh6. No obstante, si las negras mantienen la presión sobre el centro no parece haber ningún camino que conduzca a ventaja blanca. Asr, por ejemplo, 12. ... b5 1 3. fe te 14. Dh3 Cxb3 1 5. ab b4 16. Ca4 e5 15. Cf5 Tb8, o bien 12 . . .. Cxb3 13. cb Ad7 14. Tacl Dd8 15. fe fe 16. Dh3 De81 y en ambos casos las negras dispo191


nen de suficiente contrajuego. El sis­ tema 8. . .. Ca6 requiere ulterior aná­ lisis y la definitiva "prueba de fuego" de la práctica. 6. . . .

e6

La base conceptual de la jugada 6 . Ac4 h a experimentado un profundo trastorno ya que con el tiempo se ha demostrado la viabilidad del peque­ ño centro negro (con e6 + d6). Casi 50 años después de que el maestro soviético Sozin propusiera un siste­ ma estratégicamente rico y bien construido para las blancas que hoy lleva su nombre. El Ataque Sozin es uno de los mé­ todos más agudos del juego contra el esquema Scheveningen. Tanto el desarrollo del alfil por c4 como el avance del peón 'f' a f5 (y, a veces, incluso el del peón 'g' a g5) están concebidos para debilitar la casilla d5. Si las negras deciden no sopor­ tar por más tiempo el alfil, cambián­ dolo por su caballo, sus posibilida­ des de contrajuego en el flanco de dama se verán notablemente redu­ cidas. 7. Ab3

En cuanto a 7. a3, véase el capítu­ lo siguiente. Si 7. 0-0 Ae7 8. Ae3 0-0 9. f4, las negras pueden efectuar inmediata­ mente un contragolpe central, con 9. ... d5 10. ed ed. Después de 11. Ae2 Te81 12. Rhl Aa3 13. ba Txe3 consiguiendo una evidente ventaj� (Grünfeld/ Taimanov, 1950) . Contra 7. Ab3, las negras dispo­ nen de dos planes. Pueden, en pri192

mer lugar, poner a su rey en seguri­ dad o bien decidirse por emprender operaciones en el flanco de dama. El primer plan será estudiado aquí, mientras que el segundo será objeto de estudio en el capítulo próximo. 7. . . .

Ae7

8. Ae3 No es conveniente diferir el desa­ rrollo del alfil dama ya que sin su apoyo y el de la torre al es difícil conseguir nada positivo en el centro. As/, a 8. f4 1as negras cuentan con 8. .. . Cxd4 además de la ya menciona­ da 8. ... 0-0. Ahora, tras 9. Dxd4, las negras pueden seguir por uno de estos dos caminos: 1) la muy aguda línea 9. ... e51 7 10. fe d e 1 1 . Dxe5 (11. Aa4 + Ad7) 11. ... 0-0 12. Ag5 h6 13. Ah4 Cxe4 14. Cxe4 Axh4 + 15. g3 Ah3 1 , Bat­ skan/ Lotsov, 1970. 2) la "simplemente" aguda 9. ... 0-0.


La dama, que parece ocupar una amenazadora posici6n en d4, de hecho s610 interfiere la répida finali­ zaci6n del desarrollo blanco. Contra 1 0. 0-0, es un buen plan 1 0. ... b61 amenazando 1 1. ... d5. Después de 1 1 . Rhl , tenemos: 2. 1 ) 1 2. Tel d51 13. ed Cg4 1 4. Ce4 Ac5 1 5. Dd2 Dh4 1 6. g3 Dh5 1 7 . Cxc5 b c "+ (Klavin/ Boleslavsky, 1 957). 2.2) 1 2 . Tf3 d51 1 3. ed Ac5 1 4. Da4 Ab7 1 5. Ae3 ed 1 6. Ad4 y ahora, en lugar de 1 6. .. , TeS 1 7. Tdl Cg4 (Fischer/Geller, 1962), 16. ... a61 1 7. Axf6 gf habría ganado, ya que b6-b5 es imparable. En lugar de 1 1 . Rhl es mejor 1 1 . Dd3 pero incluso así tras 1 1 . ... Cd7 1 2. Ae3 Ab7 1 3 . Tadl Dc8! 14. Cb5 Cc5, las negras tienen adecuado contrajuego. Las negras tampoco tienen mayores dificultades si las blancas juegan 1 1. Ae3, en lugar d e 1 1. 0-0. Por ejemplo: 1 1 . Ae3 Cg41 1 2 . 0-0 (1 1 . 0-0-0 e51 ) 1 1 . ... b6 1 2. Rhl d5 1 3. Agl Aa6 o bien 1 0. Ad2 a6 1 1 . 0-0-0 Dc7 12. Thgl Cd7 1 3. g4 Cc5 14. g5 b5. Cuestionar la octava jugada (8. Ae3) tampoco conduce a resultados concretos para las blancas (8. 0-0 0-0 9. Rhl ). Las negras disponen de dos mo­ dos de igualar: 1) 9. ... Cxd4 1 0 . Dxd4 b6 1 1. Ag5 ( 1 1 . f4 Aa6, etc) 1 1 . ... Ab7 1 2. Tadl ( 1 2 . f4 Tc8 1 3. f5 Tc5!) 12 . ... Dc8 1 3. f3 Td8. 2) 9. . . . Ca5 1 0. f4 b6 1 1. e5 Ce8 12. f5 del 1 3. fe ed 1 4. ef + Rh8 1 5. fe= D Dxe8 1 6. Txf8 + Axf8 1 7.

De2? Aa61 'F . En la partida Neikirch/ Botvinnik, 1900, las blancas se abs­ tuvieron de jugar 12. f5, pero fueron aniquiladas a causa de la debilidad de su primera fila: 1 2. Tf3 Cxb3 1 3 . Cc6 Dd7 1 4 . Cxe7 + Dxe7 1 5. a b 161 1 6. ed Cxd6 1 7. Td3 Cf5 1 8. Ta4 De8 19. Ce4 b51 20. Ta5 Ab7 2 1 . Cd6 Cxd6 22. Txd6 Td81 8. ...

0-0

La continuaci6n 8. ... a6 seré estu­ diada en el pr6ximo capitulo. Ahora las blancas pueden elegir entre: a ) 9. f4

b) 9. 0-0 a) 9. f4 9. f4

Con esta jugada las blancas se re­ servan la posibilidad de enrocar en el flanco de dama.

9 . ...

Cxd4

Otras jugadas son inferiores. Por ejemplo : 1 93


1 ) 9. Ad7 10. 0f3 Cxd4 1 1 . Axd4 Ac6 12. fS eS 13. Af2 bS 14.

13. 0-0

oo.

O-O-O±.

2) 9. CaS 10. Df3 b6 1 1 . eS de 12. fe Ab7 13. ef Axf3 14. fe Oxe7 l S. Cxf3 Cxb3 16. ab ±. oo '

3) 9. eS 10. fe Cg4 1 1 . Agl Cxd4 12. Oxd4 CxeS 13. 0-0-0 Af6 1 4. CdS, o bien 12. oo. de 13. Oxd8 Txd8 1 4. CdS Ad6 1S. 0-0-0. oo.

10. Axd4

b51

La posición que resulta de 1 1 . a3 Ab7 12. Oe2 aS se produjo en la par­ tida Shaposhnikov/Gurevich, 1 964, que prosiguió 13. OxbS Oc7 14. Od3 a41 l S. Axa4 eSI 16. Ae3 ef 17. Ad4 dS 18. eS Ce4 1 9. AbS Ah4+ y las negras consiguieron ventaja. Esta idea que implica sacrificios de peo­ nes volvió a verse en 1 972, en la 4" partida del match Fischer/Spassky por el tItulo mundial. 11. e5 12. fe

La indefinición del peón bS es ilu­ soria ya que si 13. Cxb5, 13. OaS+ 14. Cc3 CxeS, recuperándose el peón con buen interés por la inver­ sión. Las negras, al mismo tiempo, se las arreglan para conservar mag­ nIficas diagonales para sus alfiles que proyectan instalar en b7 y cS, después de lo cual procederán a sus planes de asedio sobre el peón eS. La aguda continuación 13. Og4 AcS 1 4. 0-0-0 puede tener éxito para las blancas si sus oponentes juegan descuidadamente. Por ejemplo: 1 4. 0b6 lS. Ce4 Axd4 16. Txd4 CxeS7 ( más sólido es 16. Rh81 17. Thdl CxeS 1 8. OhS f61 4=) 17. Cf6 + Rh8 18. Oh3 gf 1 9. Th4± ( Barle/Beliav­ sky, 1 971 ) . Después de 13. Og4 las chances de las negras no son peores: 13. b4 14. Ce4 Ab7 l S. Cd6 Axd6 16. ed Cf6 17. Og3 ChS 18. Og4 Cf6 (análisis de Gheorghiu), o bien 13. AcS 14. 0-0-0 Axd4 lS. Dxd4 OgS+ 16. Rbl OxeS :¡: (análisis de Krogius). La recomendación de O'Kelly 1 3. Of3 Tb8 14. Ce4 Ab7 lS. 0-0-0 no consigue dar el zarpazo que pueda poner en peligro la posición negra: l S. Oc7 1 6. Thel CcS 17. AxcS AxcS = . AsI pues, la jugada textual crea más problemas a las negras. oo '

o o .

oo .

oo.

oo.

de Cd7

oo.

13 .

oo.

a6

13. b47 14. Ce4 Ab7 l S. Cd61 Axd6 16. ed Og5 17. Oe2 AdS 1 8. Tadl ± ( Fischer/Olafsson, 1 961 ) . Con 13. Ac5 se origina un agudo final: 14. AxcS CxcS l S. Oxd8 Txd8 o o '

o o ,

1 94


16. Cxb5 Aa6 17. Ac4 Tab8 ( Fischer/ Geller, 1 962) donde las negras, pese a su peón de menos, consiguieron mantener el equilibrio y finalmente entablar el juego. La reputación de la jugada 13. 0-0 y, en consecuencia, � e todo el plan 9. . . . Cxd4 dependerá del enjuicia­ . miento de la posición producida tras la jugada del texto. 14. Ce4

La partida Fischer/Spassky, 1 972, . continuó más sólidamente pero me­ nos enérgicamente, con 14. a3 Ab7 1 5. Od3, y después de 1 5 . . . . a51 1 6. Cxb5 Cc51 17. Axc5 Axc5+ 18. Rhl Og5 1 9. Oe2 Tad8, las blancas man­ tuvieron el equilibrio con grandes dificultades. El ataque directo tampoco es peli­ groso para las negras: 14. Of3 Cc51 15. Axc5 Axc5+ 16. R h l Oc71 17. C94 Ab7 18. Og4 Tad8 =+= (Ciocaltea/ Gheorghiu, 1 9731. Tampoco es me­ jor 1 4. Oh5 Ab7 15. Tad1 Cc51 16. Axc5 Axc5 + 1 7. Rhl Oc7 18. Td3 Tfd8 1 9. Th3 h6 20. Tg3 Td2! 21 . Ce2 Tad81 22. Cf4 Tf21 '+ ( Kuzmin/ Ermenkov, 1 9761. Igualmente ino­ fensiva para las negras es 14. Og4 Ab7 1 5. Tadl Cc51 16. Rhl Cl<b3 17. ab Oc7 1 8. Td3 Tfd8 =+=, y lo mismo puede decirse de 1 5. Txf7 Rxf7 1 6. Axe6+ Re8 17. Oh5+ g6 1 8. Oxh7 Oc7 1 9. Tad1 Cxe5! (análisis de Gheorghiul. 14 . . . 15. Cd6 16. ed .

Ab7 Axd6 Og5

17. Tf2

El peligro fundamental para las blancas no reside en la amenaza de mate en g2, sino en el avance d& los peones 'e' y 'f', que reforzarán de modo significativo el potencial ata­ cante negro. Por ejemplo: 17. Oe2 e5 18. Ae3 Og6 1 9. Tadl Rh8 2O. c3 Ae2 21 . Of27 I f51 22. Og3 DeS 23. Ag5 f41 24. Of2 Og6 25. Ae7 Tf51 26. Tfel Ac6 =+= ( Klaman /Gligoric, 1 972) o bien 20. h4 f5 21 . h5 016 22. a4 f4 =+= ( Browne/Oonner, 1 9741. Si las blancas consiguen retener a la pareja de peones enemigos en la región de la quinta fila, mientras pe­ nen en movimiento a su mayoría de peones del flanco de dama, enton­ ces tanto su par de alfiles como el peón pasado de d6 se revelarán muy fuertes. La jugada 17. Tf2 concede a las blancas mejores chances de solu­ cionar estos problemas: la dama queda liberada de su función defen­ siva y la Tf2 no puede considerarse que se halle en una posición pasiva. Dos partidas del maestro Bangiev ilustran bien las posibilidades de la posición olanca. 195


1 ) 17 . . . . e5 18. Ac3 e4?1 1 9. Ofl l Og6 20. Tel !, Tae8 21 . Te3 Ce522. d7! Te7 23. Axe5 Txe5 24. Txf7, con victorIa ( Bangiev/Shmarin, 1971 ) . 2 ) 17 . . . . Ad5 18. Td21 Axb3 ( 18. . . . Ac4 ;t) 19. ab e5 20. Af21 Tfc8 21 . 0e2 Tc622. c4 TadS 23. c5 Of5 24. Tcl Oe6 25. Tc3 15 26. b4± (Ban­ giev/Chernikov, 1975). Estos juegos demuestran que no es bueno para las negras avanzar precipitadamente el peón 'e'. En efecto cuando se sitúa en e5 incre­ ' menta la fuerza del alfil b3, mientras que en e4 obstruye la actividad de su propio alfil de b7. Las negras debe­ rían forzar el cerco del peón d6 y, fi­ nalmente, parece que la mejor juga· da es . . . 17. . :. 18 . c4

a51

Ahora, si 18. a4, 18 . . . . Ta61 es muy fuerte. Así, 19. Od2 Oxd2 20. Txd2 b4 21 . Ae3 Tfc8 (con idea de 22 . . . . Ae4 y, más tarde, . . . Tac6). Después de la jugada del texto, el peón d6 se halla en peligro. 18. . . .

a4 1

No 18 . . . . Ta6 19. c5! e5 20. Ac3 Oe3! 2 1 . Oel l Oxc5 22. Axa5 y no está claro quién está mejor. 19. Ac2

20. Axa4 21 . Axd7 22. Ab6

bc Tfd8 Txd7 Tc81

Las negras amenazan . . . Tc6 o . . . Oe5. 1 96

b) 9. o-o 9. O-O La continuación más sólida, que consideramos línea principal. Las blancas alejan del centro a su rey, preparando la movilización comple­ ta, con f4, Of3 y Tadl . El carácter de los acontecimientos futuros será de­ terminado por las próximas jugadas de las negras. Consideraremos: bl ) 9 . . . . a6 b21 9 . . . . Cxd4 b31 9 . . . . Ad7 b4 ) 9 . . . . Ca5

-bl) 9 . .. . 10. f4

a6 Oc7

El plan de las negras es claro: pre­ paración de b7-b5, pero su ejecución requiere un juego exacto. Aparentemente, las negras no de­ berían perder tiempo en la maniobra Cc6-a5, ya que el caballo blanco de d<t presiona fuertemente sobre el cenUo. Así, después de 10 . . , . Ca5 1 1 . Of3 Oc7, las blancas obtuvieron un fuerte ataque en la partida Boles­ lavskyl Aronin, 1 949, con 12. g41 b5 ( 12, . . . Cxb3 13. abl y 12 . . . . Cc4 13. g5 Cd7 14. Cf5! no es bueno para las negras) 13. g5 Cd7 14. Cxe6 fe 1 5. Axe6 + Rh8 16. Cd5 Od8 17. Oh5. Si 10. . . . Ad7, es muy fuerte 1 1 . f51, como e n l a partida Fischer/Lar­ sen 1 97 1 : 1 1 . . . . OcS? 12. fe Axe6 ' 13. Cxe6 fe 14. Ca4.±. Incluso si las negras eligen la mejor respuesta, 1 1 .


. . . Cxd4 12 : Axd4 ef 13. ef Ac6, las blancas siguen estando mejor gra­ cias a la actividad de sus alfiles y al fuerte peón de f5. La idea de Fischer funciona igualmente contra este tipo de defensa, en el turno anterior: 9. . .. Ad7 1 0. f4 Dc8 1 1 . f51 (sencillo y también fuerte es 1 1 . df31 ) 1 1 . .. . Cxd4 12. Axd4 ef 13. Dd31 fe 14 . Cxe4 Cxe4 1 5. Oxe4 Ae6 1 6. Tf3 Oc6 17 . Tel y, a pesar de su peón de más, las negras deben luchar por empate (Fischer / Larsen, 1 971 ). 11. O f 3

Ad71

Las negras mejoran la coordina­ ción de sus piezas y preparan el avance del peón 'b' . 1 1 . . . . b5 hubie­ ra sido prematuro, en vista de 12. e51 Cxd4 13. Axd4 Ab7 14. ef Axf3 1 5. fe Dxe7 16. Txf3. La inadecuada 1 1 . .. . Ca5 ya ha sido vista anterior­ mente.

avance, lo que debilitaría el escaque d5 . Jenkin ha demostrado que otras continuaciones permiten a las negras igualar sin dificultades: 1 ) 12. g4 Cxd4 13. Axd4 n5 14 . fe de 1 5. Og3 Ac61 1 6 . Tae� Ad6 1 7. Af2 b5= . 2) 12. h3 b5 13. g4 Cxd4 14. Axd4 Ac6 1 5. g5 Cd7 16. Ce2 Ce5 17 . Cg3 Cxb3 18. ab e5 19. Ae3 ef 20. Axf4 g6 =. 3) 12. Tadl b5 13 . f5 Cxd4 1 4. Axd4 b4 15. Ce2 e5 1 6. Af2 Ac6 17. Cg3 a5 ; o e5 15. Cd5 Cxd5 16. Txd5 ef 17 .Axf4 Ae6 =. 12. . . . 13. Axd4

Si 13 . .. . e5, las blancas controla­ rán el punto d5 con 14 .Af21 (pero no 14. Ae3 Ac6 15. g4 b5 1 6. g5 Cxe41 17. Cxe4 Ob7 +) 14 . . . . Ac6 15. g4. 14. a 3 15 ·94

12. f51 La continuación más fundada : las blancas inician un ataque inmediato contra e6, con ánimo de provocar su

Cxd4 b5

a5

La posición blanca merece prefe­ rencia, gracias a sus activos alfiles . Jenkin indica la siguiente linea: 1 5 . . . . b4 1 6 . ab ab 17 . Txa8 Txa8 1 8. g5 bc 1 9. gf Axf6 20. Axf6 gf 21 . fe Axe6 22. bc, si bien la transforma­ ción de la ventaja en esta posición puede resultar muy difícil, en vista del poco material que resta sobre el tablero. De todos modos, es mejor para las negras 1 5. . . . h6, contenien­ do el avance del peón 'g'. As!, 16. h4 Ch7 17. Og3 0d8. 1 97


b2) 9.. .. 10. Axd4

Cxd4 b5

g 6 1 6 . Tdl . Las blancas están mejor. Las negras aún no han resuelto el problema de su Ab7. La continuación 10 . . . . a6 1 1 . f4 b5 revierte a posiciones ya conside­ radas, tanto después de 12.a3 Ab7 13. Dd3 a5, como de 12. e5 de 13. fe Cd7. 1 1 . Cxb51 La tranquila 1 1 . a3 Ab7 12. Dd3 no plantea ninguna dificultad a las ne­ gras, que pueden jugar 12.. . . a5! , como en la partida Fischer/Spassky, 1 972.

Las negras inician un inmediato contrajuego en el flanco de dama. También es posible 10 . . . . Da5 y 10 . . . . b6. La maniobra 10 . . . . Da5 sólo es digna de atención vinculada al plan 1 1 . f4 e51 , pero esta idea aún no ha salido al ruedo. Después de 10 . . . . b6 1 1 . f4 Aa6, pocas perspectivas hay para las ne­ gras. La maniobra Ac8-a6-c4, con idea de cambiar alfiles, es demasia­ do larga y, como consecuencia· de ello, las blancas podrán incorporar todas sus piezas a la lucha: 12. Tf31 (mejor que 12. Tel Dc7 13. f5 Ac4 14. e5 de 1 5. Axe5 Dc6! ) 12 . . . . Ab71 (las negras no pueden efectuar la ruptura d6-d5 en el momento propi­ cio: 12 . . . . Dc7 13. Th3 Tfd8 14. Rhl e5 15. Ae3 Ac4 16. f5 Axb3 17. ab Dc6 18. Ag5 d5 1 9. Axf6 de 20. Dg4 Axf6 21 . Cxe4.±) 13. De21 ( 13. Th3 e51 14. fe de 1 5. Axe5 Ac5 + 16. Rhl Cxe4 =) 1 3. . . . d5 14. e5 Ce4 15. Th3 1 98

11. ... 12. c4 13. cb 14. 094 15. De2

Aa6 Axb5 Cxe4 Cf6

Gracias a sus fuertes alfiles y a la mayoría de peones en el flanco de dama, las blancas están mejor, sobre todo si las negras se apresuran a rea­ lizar avances de peón: 15 . . . . e5 1 6. Ac3 ± . Fischer, sin embargo, no pudO demostrar la superioridad de la posición blanca, en su partida contra Kochnoi, 1 970: 15 . . . . Cd71 1 6. De3 Af6 17. Axa7 Da5 18. b6 Ad81 1 9. Tadl Cxb6 20. Axb6 Axb6=. Si las blancas hubiesen optado por 16. Tfdl Af6 1 7. Ae3 habrían consegui­ do ventaja, gracias al avance del peón 'a'. b3 ) 9. . . . 10. f4 11. Axd4

Ad7 Cxd4 Ac6


13. Cxb5

Jenkin recomienda 13. Tae1 b4 14. Dc41 bc 15. Dxc6 cb 16. f5 e5 17. Axb2, pero después de 1 3 . . . . a51 1 4. a3 TbS las blancas no han consegui­ do nada. Simagin pronuso otra idea: 13. Tadl b4 14. e5 bc 1 5. ef Axf6 16. Axf6 Dxf6 17. Txd6 Tac8 18. f51 pero esta idea aún no ha apa­ recido en la práctica de torneo. 13. Cxb5 es sin duda la jugada más acor­ de con el esplritu de la posición. Esta línea no difiere significativa­ mente de b2), que acabamos de es­ tudiar. En cualquier caso, las blancas pueden jugar 12. Df3 b5 13. a3 a5 14. Tael . Al mismo tiempo no hay ven­ taja para las blancas en la maniobra 12. Dd3 b5 13. e5 de .14. fe Cd71 1 5. Ce4 ( 1 5. Cxb5? Cc5:V) 1 5. . .. Axe4 1 6. Dxe4 Cc5 1 7. De3 Dc7 18. c3 Cxb3 19. ab a5 20. Tf3 Tac8= (Mi­ nic/Sofrevsky, 1 965) ni con 12. De1 b5 13. Tdl b4 14. e5 bc 1 5. ef Axf6 16. Dxc3 Axd4 + 17. Dxd4 d5 18. f5 Db6= (Neikirch/Hartoch, 1 967). En muchos casos, sin embargo, las blancas juegan 12. De2 en la posi­ ción del diagrama, preparándose para introducir en juego la Ta l . 12. De

13. .. .

Axb5

Después de 13 . . . . e5 14. fel (pero no 1 4. Cxa7 Ad71 1 5. Af2 DbS 1 6. Da6 Cxe4 1 7. Ad5 Cxf2 18. Axa8 Ch3 + :v) 14 . . . . de 1 5. Ae3 a6 1 6. Cc3 Cxe4 1 7 . Txf71 las negras que­ dan con peón de menos ( Fischer/ Nievergelt, 1 959 ). 14. Dxb5

Cxe4

175

b5

Las negras no pueden conseguir la dislocación del par de peones blancos, con 86-e5, ya que después de 12. Da5 las blancas juegan 13. f5 y fuerzan el debilitamiento decisivo de la casilla d5 : 13 . . . . e5 14. Af2 Tac8 1 5. g4 Cd7 1 6. h4 h6 17. Rg2 Dd8 1 8. Thl Cc5 19. Axc5 dc 20. Tad1 ± (Zuckerman/Spassov, 1 967 ).

La evaluación de todo el plan ini­ ciado con 12. De2 depende del enjui­ ciamiento de esta posición. Las blan­ cas cuentas con la pareja de alfiles, 1 99


pero las negras tienen un fuerte ca­ ballo en el centro. A fin de que las negras puedan progresar en esta po­ sici6n, es esencial que realicen el avance d6-dS, pero entonces' las blancas iniciarán el ataque a base de f4-fS, seguido de c2-c4. Las blan �as, no obstante, no podrán consegUir la victoria s61 0 con'el pe6n 'c' : 1 S. Dd3 dS 16óc4 dcI 17. Axc4 Cd6= (Bannik/ Boleslasvky, 1955) , o bien lS. De2 d5 1 6. Tadl Ate 17. Axf6 Cxf6 1 8. c4 aSI 1 9. cd a41 20. Ac4 ed 21 . Rhl DaS=¡: (Neikirch/Simagin, 1 9651. En primer lugar es preciso activar el Ab3 y a este fin se avanza el pe6n 'f' . 1 6 . 151

Af61

Es conveniente eliminar rápidamen­ te uno de los peligrosos alfiles blancos.

El avance de los peones ahora s61 0 contribuye a crear debilidades: lS . . . . e5?1 16. Ae3 Cf6 (algo mejor es 16 . . . . Ag5 17. De2 Axe3 + 18. Dxe3 Cf6 ;t) 17. Tadl Cg4 18. De2 Ag5 19. Dxg41 o bien 15 . . . . d571 1S. fe fe 1 7. DeSl DdS 18. Txf8 + 1 Txf8 1 9. DxdS AxdS2O. Axa7 ± ( Penrose/Petersen, 1 96 1 1 . 16. 0d31

No tiene sentido para las blancas entrar en la variante 1 6. AxfS DxfS 1 7.fe Dd4 + 18. Rhl fel 19. AxeS + Rh8, pero tampoco es suficiente para obtener ventaja lS. Tadl Axd4 + 17. Txd4, dado que la torre (d4) no está muy bien situada: 1 7 . . . . d 5 1 8. T4dl a51 19. fe f e 20 . c4 Dc71 = (Neikirch/Mt)hring, 1 9661 . 16. . " 17. Axf6

200

d5

Las blancas no mejoran su posi­ ci6n con 17. Tadl , ya que la respues­ ta 17 . . . . De7 crea la amenaza de cambiar el alfil con . . . Cc5, lo que equilibrarla las posibilidades. Cxf6

17. ... 18. c4 1

Esto debe ser jugado inmediata­ mente, ya que tras la preparatoria 18. fe fe, 19. c4? se refuta con 19 . . . . DbS + 20 . Rhl Ce4I:¡:. 18. .. ,

Ob6 + 1

En la partida Fischer / Lombardy, 1959, las negras permitieron el cam­ bio de damas, con 18. . . . db 19. Dxd8 Tfxd8 entrando asl en un final inferior: 20. Axc4 eS 21. Tfel e4 22. Tad l ±. dc ef TadS

19. Rhl 2O. 0xc4 21. Tx15

Las blancas tienen una pequeña ventaja posicional, asegurada por su activo alfil y el par de peones a2 + b2, a quienes deberá enfrentar el pe6n negro de a7. A pesar de todo, las negras, con un preciso juego defen­ sivo, debieran ser capaces de conse­ guir tablas. b4) 9 . ... 10. f4

CaS b6

Diagrama Ahora las negras disponen de ) a posibilidad de cambiar el Ab3 en el


columna 'f': 16. Tf2. Generalmente : se considera que 1 5 . . . . Ac5 (en lu gar de 15 . . . . Oc7) 16. Tadl Oe7 acarrea la igualdad, pero 17. Ca4 ga­ rantiza una pequeña ventaja para las blancas. 12. f5

de

Si 12 . . . . ef 13. e61 Cc7 14. ef + Rh8 1 5. Cxf5 es fuerte. 13. fe

momento adecuado, pero al mismo tiempo debilitan su control de la ca­ silla e5, dejando igualmente libre el caballo de d4. La fuerza de la jugada puede verse en la línea 1 1 . f57 e5 12. Cde2 Cxb3 13. ab Ab7 14. Cg3 d51 Las blancas tampoco pueden ob­ tener beneficios de otro método de ataque: 1 1 . Of3 Ab7 1 2. g4 Tcal 13. g5, ya que las negras pueden incluso hacerse con la iniciativa sacrificando calidad 13 . . . . Txc31 14. gfl (inferior es 14. bc Cxe4 1 5. Og4 0cal 1 6. Tf3 Cxb3 17. an f5 l a. Oh4 e5 19. Th3 h6 - Padevsky/Botvinnik, 1956) 14 . . . . Txe3 15. Oxe3 Axf6 16. Tadl Cxb3 17. ab a6 l a. e5 del 19. Cxe67 Dca 20. Cxfa Oc61 , con fuerte ataque (R ubezov/Borisenko, 1 960). Las aspiraciones blancas deben basarse en el inmediato avance del peón 'e'. 11. eS

CeS

El cambio de peones 1 1 . . . . de 12. fe Ce8 concede a las blanc as la opor­ tunidad de incorporar su dama al ataque sobre el rey enemigo: 13. Df3 Ab7 14. Og3 Cxb3 15. ab Oc7, y también de crear presión sobre la

Cxb3

Hay una curiosa partida entre Ge­ lIer y Vatnikov ( 1 949) en la que las negras se rindieron, después de 13. . . . f6 14. Cf5 Cxb3 1 5. Cd51 Cd4 16. Cdxe7 + Rh8 17. Cg6 + . Con el alfil en e3 no es bueno 13 . . . . ed: 14. ef + Rh8 1 5. fe O Oxe8 1 6. Axd4. =

14. Cc6! 15. Dxd6!

Dd6

Otra curiosidad, partida Bilek/Pe­ trosian, 1 961 : 1 5. Cd57 Ah4116. ef + Txf7 17.Txf7 Cxa l ! 18. Ofl Af6 19. Cxf6 + Cxf6 y en este momento fue­ ron las blancas quienes se rindieron. Axd6 Axe6

15. .. . 16. ab

Las negras necesitan aquí un buen asesoramiento, pues amenazan ser aniquiladas por la conjunción de una serie de factores: peones de a7 y b6, la torre f8 fuera de juego y el restrin­ gido campo de acción de sus alfiles. 17. Cxa7

Gligoric

menciona

otro fuerte 201


plan: 1 7. Cb5 Ad7 18. Ccxa7 Ac5 1 9. Axc5 bc 20. Ta4 Tb8 21 . Ta5. 17. .. .

Tb8

No es mejor 1 7. . . . Cf6 1 8. Axb6 Tfb8 1 9. Cc61 Txal 20. Txal Tc8 21 . Ca7 TbS 22. Cab5! Af8 23. Ac71 ± (Kostro/Doda, 1957).

18. 19. 20. 21. 22.

Ta6 Txb6 Axb6 Af2 Cab5

Cf6 Txb6 TbS Cg4

Las negras no tienen compensa­ ción por el peón sacrificado y debe­ ( Fischer/Korchnoi, perder rfan 1 962) ,

5.2. PLANES CON7. a3 y 7. .. a6 ( 1 . e4 c5 2. Cf3 Cc6 3. d 4 c d 4. Cxd4 C f6 5. CeJ d 6 6 . Ac4 e6 7. a3) '

En este capftulo estudiaremos pIa­ nes en los que las negras juegan 7. . . a6, alcanzándose posiciones que a .menudo pueden producirse igual-

Las blancas construyen un refugio para el alfil, de modo que no deba temer el acoso del caballo enemigo. Sin embargo, con el movimiento del texto se pierde un tiempo importan­ te y las negras pueden aprovecha rse de ello para conseguir ventaja de va­ rios modos. Los planes que siguen pueden ser recomendados: Ae7

7. ...

La pa rtida Minic/Timman, 1974, a6 8. Ae3 Dc7 9. Aa2 prosiguió 7. Ca5 pero después de 10. De2 ó 10. f5 b5 1 1 . Df3, las blancas están mejor. oo,

8.0-0 En el encuentro Vasiukov/Djura­ sevic, 1 96 1 , las blancas jugaron 8. 202

mente en la Variante Najdorf. Consideraremos en primer lugar la. jugada 7. a3.

Aa2, y después de 8. : 0-0 9. Ae3 Dc7 10. f4 a6 1 1 . Df3 Cxd4 1 2. Axd4 e51 13. Ae3 ef 1 4. Dxf4 Ae6 15. 0-0 Tfe8 1 6. Ab3 Af8 Y las negras consi­ guieron un juego igualado. oo

8. 9. Aa2

0-0

oo.

10. 0xd4

Cxd4

b6!

Diagrama 1 1 . f4 no resulta a causa de 1 1 . . . . d51 - una original pero infructuosa tentativa es 1 1 . b41? Aa6! 1 2. Tel Dc7 13. Ab2 Tac8 14. Ab3 Tfd8 15. f4 Ac4 (Smirnov/Nikitin, 1 965). Sólo queda, por consiguiente, el plan basado en la presión sobre el peón d6.


e6 a6

6. Ac4 7. Ab3

Aquí hay dos continuaciones bási­ cas para las blancas: a) 8. Ae3 b) 8. 0-0

11. 12. 13. 14.

Ag5 Ah4 Tad1 Tfe1

h6 Ab7 Tac8

Contra 14. Td2 las negras dispo­ nen del tlpico sacrificio de calidad, 14 . . . . Txc3 15. bc Cxe4 16. Axe7 Dxe7 17. Td3 d5 18. Db4 Dc7 19. Th3 TcS (Zhuravlev/Suetin, 1962). 14. ...

TeSl

El j uego está equilibrado. Las blan­ cas no pueden jugar 15. b4 debido a �5 . . . . Txc3 16. Dxc3 Cxe4 17. Axe7 Cxc3 1S. AxdS Txd81 19. Ta1 d53f , Y las negras podrán reagruparse con DdS-c7 y TfdS, neutralizando la pre­ si6n sobre la columna 'd'. Analicemos ahora la jugada 7. . . . a6: 1. 2. 3. 4. 5.

e4 Cf3

d4

Cxd4 Cc3

eS Cc6 cd Cf6 d6

Quizá sea más exacto, sin embar­ go, el inmediato avance del pe6n '1': S. f4 Ca5 9. f51 y después de 9 . . . . Cxb3 10. a b las negras han perdido la oportunidad de jugar 10. . . . b5, pero la transposici6n a líneas norma­ les, con 10 . . . . Ae7 11. Ae3 0-0 -de­ bido a que las negras han perdido tiempo en la maniobra Cc6-a5xb3permite a las blancas situar sus fuer­ zas en posiciones 6ptimas tras 12. Df3. Por ejemplo: 12. . . . Ad7 13. g41 e5 14. Cde2±, o bien 12. . . . e5 13. Cde2 d571 14. 0-0-01 ( 14. ed7 e41 15. Dh3 Cxd51 16. 0-0-0 Axf51 �, Roma­ nishin/DOrfman, 1976) 14. . . . d47 15. Cxd4 ed 16. Axd4 Da5 17 . e5± Análisis de Dorfman. a) S. Ae3 8. Ae3 Diagrama 8.. . .

Ae7

Las negras pueden intentar activar las acciones en el flanco de dama. Asr, por ejemplo, 8 . . . . Dc7 9. f4 Da5, pero el mejor desarrollo de las blancas les asegura la ventaja, tanto después de 10. f5, como de 10. g41 7 d 5 ( 10 . .. . e5 11. Cf5 g 6 12. fe d e 13. 203


9 . f4 Es posible aquí transponer al Ata­ que Velimirovic, con 9. oe2 0-0 10. 0-0-0.

9. . ..

Axc4 oxc4 1 4. Df3 oc7 1 5. Tae1 Ab4 1 6. f51 ± (Vaisman/Mititelu, 1 973). Hay otra continuación más lógica: 8 . . . . Ca5 9. f4 b517 ganando tiempo puesto que se omite la jugada . . , oc7. Si 10. e5 ( 10. 0-0 revierte a la variante b) 10 . . . . de 1 1 . fe, las ne­ gras pueden defenderse con 1 1 . . . . Cxb3 1 2 . a b Cd5 y si 1 3. of3 Ab7 14. Cxd5 oxc6, o bien 13. of3 Ab7 1 4. O­ O od7. Si las blancas juegan 10. f517, entonces después de 10 . . . . e5 1 1 . Cde2 Cxb3 12. ab, las negras, a pesar del hecho de que se hallan retrasadas en el desarrollo, pueden elegir entre 12 . . . . Ae] y la arriesgada 12 . . . , b4, como sucedió en la parti­ da Parma/Tukmakov, 1971 : 13. Cd5 Cxd5 1 4. oxd5 TbS 1 5. 0-0 Ae7 1 6. Cg371 ( 1 6. oc6 + 71 Ad7 1 7. oxa6 constituiría otro error, a causa de 1 7. . . . Ab51:¡:, pero subsisten algunas chances de obtener ventaja, con 1 6. c4) 1 6. . . . Tb51 1 7. 0c4 ( 1 7. oc6 + Od7 1 8. oxd7 + Rxd7:r) 1 7. . . , 0-0 18. Tad1 Ab7 1 9 . oe2 f61 20. c3 bc 21 . bc oa81 con lucha complicada. Con 8 . . . . Ae71as negras se asegu­ ran el enroque en el momento en que lo consideren preciso. 204

Oc1

9. . . . 0-0 conducirá a líneas ya consideradas. Con 9 . . . . oc7 las ne­ gras ganan tiempo para la creación de un contrajuego activo. Las blan­ cas deben jugar enérgicamente ahora y la estrategia adoptada por las negras conduce a un j uego agu­ do y de doble filo. Las negras pueden, evidentemen­ te, enrocar tras un cambio previo en d4: 9. '" Cxd4 10. Axd4 0-0. En tal caso, conviene tener presente el de­ sarrollo del juego en la partida Her­ mlin/Shamkovich, 1 972: 1 1 . of31 7 b5 12. e5 ( 12. Axf61 hubiera sido más fuerte) 12 . . . , de 13. fe ( 13. Axe5 0b61 ) 1 3. . . . oxd4 1 4. ef Ac51 15. 19 Td8 1 6. Tad1 0e5 + 1 7. 0e4 Txd 1 + T Es prematuro jugar 9 . . . . d5 ya que las blancas pueden cerrar el centro con 10. e5 Cd7, quedando mucho mejor tras 1 1 . Dh5. 10 . Of3

CaS

La continuación que mejor cumple con los requerimientos de la posi­ ción. Esta jugada se revela útil tanto si las blanca.s enrocan corto, como largo. Si las negras j uegan 10 . . . , Ad7, entonces tras 1 1 . 0-0-0 TeS, las blan,;as no deben encontrarse con mayores problemas. Después de 12. g4 g6 13. g5 Ch5 14. f5 es muy dificil para las negras conseguir la coordi­ nación de sus piezas. En la partida


Vasiukov/Titenko, 1961, las blancas pronto obtuvieron una decisiva ven­ taja posicional después de 14. ... CeS 1S. De2 Cc4 16. f6Ad8 17.Axc4 Dxc4 18. Cb3. Contra la natural 10. ... 0-0 11. O0-0 bS, las blancas pueden dirigir el juego hacia las complicaciones, con 12. eSI Cxd4 13.Axd4 (después de 13. Dxa8 Cc61 14. efAxf6 lS. Ce4 Ae7 las blancas no tienen suficiente compensación por la dama) 13. ... Cd7 14. f5 Y es difícil para las negras encontrar una defensa ' contra las amenazas sobre las tres diagonales, a saber: 1) 14 Ab7 1S. Dg3 de 16. fe fe 17.Axe6 + ± . .

•. .

2 ) 14. .. . Cxe5 lS. AxeS d e 16. Dxa8 Ah7 17. Da7 Ac5 18. Td71 Dxd7 19. Dxc5±' 3) 14. ... ef 15. e6 fe 16.Axe6+ Rh8 17. Dxa8Ab7 18. Da7 Ta8 19. Cd51± 4) 14. ... de 15. fe ed 16. Cd5 Ag5 + 17. Rbl Dd8 18. e71 ± .

11.0-0 Una sólida continuación que no permite a las n.egras gran elección, ya que tras 11. ... 0-0 consiguen una posición insatistactoria, como ya se ha comentado anteriormente. Pero las blancas pueden jugar de modo más agudo y se diría que más fuerte con 11. g41 0-0 12. g5 Cd7 13. 0-0-0 (13.Axe6?1 permite obtener contra­ juego a las negras, con 13. ... Ce51 14. fe fe 15. Dg3 Cc4) y ahora es real la amenazaAxe6: 13. ... b5 14.Axe6 Ce5 15. Cd51 Dd8 16. fe' fe 17.

Cxe7 + Oxe7 18. ed. ±. Si las negras capturan en b3, 13. ... Cxb3 + 14. ab, �ntonces, después de 14. ... b5, seguiría 15. f5 Ce5 16. Dg3, pero es­ ta idea, como siempre; requiere el test de la práctica.

11. ... 12. g4

b5

Es . di�no de atención 12. a3, ya que limita la actividad de las negras en el flanco de dama. Por ejemplo: 12. ... Cc4 13.Axc4 be 14. g4. Pero en esta posición, la única jugada vis­ ta en la práctica es 12. e5Ab7 13. Dg3 de 14. fe Ch5 15. Dh3 (los aman­ tes de las tablas rápidas disfrutarán de la línea 15.Axe6 Cxg3 16.Axf7+ Rd7 17.Ae6+ Re8 18.Af7+, etc.) 15. ... Cxb3 (si 15. '" Dxe5 es deci­ sivo 16.Axe6I: 16. ... Cf6 ;7. Tael, etc.) 17. Cxb3 Dxe5 18. Ca5 b41 19. Cc4 Dc7 20. Oxh5 g6 21. De2 bc con juego intenso para las negra� (Bannik/Taimanov, 1954/.

12. 13. 14. 15 . 16. 17.

... g5 g61 gf + ab Cd1

h5 Cg4 Cxb3 Rxcf7 b4

17. f5 Ce5 conduce a complicacio­ nes poco claras después de 18. fe+ Rg8 19. Og2, o incluso 19. Cd5!? El autor de 14. g6, Jenkin, evaluÓ la posición resultante tras 17. Cdl, como favorable a las blancas. La amenaza f4-fS es realmente desagra­ dable para las negras y aun con la mejor jugada, 17. ...Af6, las blancas tienen chances de conseguir el éxito' si bien la posición conserva su �a�

205


racter agudo y, por consiguiente, es un tanto incierta e imprevisible. b) S.OO -

8. 0- 0 Al jugar S.Ae3 (a), las blancas se reservaban la opción de enrocar lar­ go. En esta linea, sin embargo, enro­ can corto para incorporar la Thl al juego, lo que tiene considerable sig­ nificación, en conexión con el avan­ ce e4-e5.

Ca5

8. ...

Las negras no pueden contrarres­ tar 9. f4 jugando S. ... Da5 9. f4 Cxd4 10. Dxd4 d5, ya que 11.Ae31 Cxe4 12. Cxe4 de 13. f51 conduce a gran ventaja blanca, en razón de su desarrollo y de haberse abierto al centro.

9. f4

b5

Las negras pretenden atar las pie­ zas de su oponente a la defensa del peón 'e', a base de jugarAb7 y cam­ biar el caballo dama por elAb3. Sólo entonces se ocuparán del desarrollo del ala de rey. En problema de este plan es que las negras van a remol­ que en el desarrollo y que, además, las blancas dominan el centro. Diagrama

10. Ae3 La inmediata 10. e5 conduce a grandes complicaciones: 10. ... de 11. fe Ac51 12. Ae3 Cxb3 (12. ... Cc67 13. Df31±) 13. ab Cd5 14. Df3

206

0-0 15. Cxd5 Dxd5 16. Dxd5 ed 17. b41Ab6 1S. c3 y las blancas tienen poco fundamento para jugar por la victoria. Un juego poco claro se produce tras 10. f5 Cxb3 11. ab e51 Por ejem­ plo: 12. Cdxb5Ab71 13. Ca3 Cxe4 14. Cxe4 (14. Cc4 d51"+) 14. ...Axe4 15. Cc4 Dc71 16. Ce3I;!; o 12. Cde2 Ab7 13.Ag5!7 (no se consigue ven­ taja con 13. Cd5 Cxe4 14.Ae3 TeS, ni con 13. Dd3 Db6+ 14. Rh1 Dc61 15. Cg3 h51 ni, por fin, con 13. Cg3 h5 14.Ag5 h41 15.Axf6 Db6+ 16. Rhl hgl +) 13. ... Db6+ 14. Rhl Cxe4 15. Cxe4 Axe4 16. Cc3Ab71 17. Cd5 Dc5! lS. c4 bc 19. bc Dxc4 20. Ce3, con una pugna ciertamente complicada. Con 10.Ae3 las blanca protegen el caballo d4 y amenazan la ruptura 64- e5, que seria verdaderamente desagradable para las negras. Por ejemplo: 10. ... b4 11. e51 de 12. fe Cxb3 13. ab bc 14. ef cb 15. Tbll gf 16. Df3Ad7 17. Cc61 con victoria. Tampoco es bueno 10. ...e5 11. Cf5 g6 12. fe Cxb3 13. ab de 14. DxdS+ RxdS 15.Ag5 ± .


10. ...

Cxb3

Sería posible defenderse contra la ruptura e4-e5 sencillamente con 10. ... Dc7, pero en tal caso habrra que contar con 11. Df3Ab7 12.Axe6 fe 13. Cxe6 Dd7 14. f5, o incluso 11. f5 e512. Cde2Ab7 13. Cd5. Con 10. ... Cxb3 las negras des­ plazan el peso específico de la lucha hacia la diagonal a8-h1.

bc 19. be Axc4 20. Cf51) 18. Ag5 Ag7 19.Af6. Con 13. ... Cd71as negras intentan pr9sionar sobre el peón e5 .

14. Dh5 15. Dh3

g6 De7

11. ab Ahora entra en juego la Ta1 a tra­ vés de la columna 'a'. La tentativa de utilizar la columna 'e ' también mere­ ce consideración: 11. cbl?Ab7 12. e5 Cd5 13. Cxd5Axd5 14. f5 Dd7 15. fe fe 16. Tc1 g6 17. Cf3Ae7 18. Cg5 de 19. Dg4±. (Furster/Osnos, 1970). 11. ...

Ab7

Aún aqur resulta prematuro

el

avance 11. ... b4: 12. Cc6 Dc7 13. Cxb4 d5 14. Dd41 Cxe4 15. Cxe4 de 16. f5± 12. e5

de

Una vez más, el avance del peón 'b' sólo conduce a situaciones pro­ blemáticas para las negras: 12 . ... b4 13. ef be 14. f51 e5 15. fgAxg7 16. Dg4Af6 17. Ce6, con fuerte ataque (Matojin/Karabanov, 1962).

13. fe

Cd7

Si el caballo va a d5, las blancas obtienen clara ventaja posicional: 13 .... Cd5 14. Df3 Dd7 15. Cxd5 Axd5 16. Dg3 g6 17. Tad1 Db7 (17. ...Ag7 no resulta, a causa de 18. c41

La posición crítica de la linea 10. Ae3. Todo lo que han de hacer las negras es jugar ...Ag7 Y ... 0-0, des­ pués de lo cual se revelará decisiva la debilidad del peón e5. Las blancas, por consiguiente, no tienen tiempo para maniobrar: 16. Cf3Ag7 17. Cg5 Cxe51 18. Cge4 (18.Af4 h6 19.Axe5 hgl) 18. ... 0-0 19.Ag5 f6 20.Af4 b4+. Las consecuencias de la com­ binación 16. Tad1 Ag7 17. Ag51? Dxg5 son poco claras. Las blancas pueden entablar con 18. Cxe6 te 19. Txd7 Rxd720. Tf7+ Rd8 21. Dd3+ Ad522. Cxd5 Re8 23. Cf6+ , pero la tentativa de conseguir más que el empate puede conducir a una catás­ trofe, como ocurrió en la partida Damjanovic/Krogius, 1967: 18. Txf7 Rxf7 19. Dxe6+ Rt820. Cd5Axd5 21. Dxd5 Te8 22. Dd6+ De7 23. Tf1 + Cf6 24. Ce6+ Rg8.Aunque,

207


naturalmente, no debemos juzgar la idea 17. Ag5 en función de un solo juego. Krogius estima que el plan 16. Cdxb5 ab 17. Cxb5 Cxe5 lS. Tadl Ag7 19. Cd6+ RfS 20.Ac5 es peli· groso. Si las blancas son reticentes en sacrificar, disponen de otra intere­ sante posibilidad: 16. TaelAg7 17. Ah61, con buenas chances de canse-

guir ventaja, como por ejemplo, si 17. ... 0.0 1S.Axg7 (17. Ce471Axe5 lS. Cf3Axb21�) 18 .. . . Rxg7 19. Ce4 Axe4 20. Txe4 Tac8 21. c3, con buen juego. Si 17. ... Axe5, 18. Txe5 Cxe5, las blancas están mejor tras 19 . Ag7 Dc5 20. De31 (20. Axh8 Dxd4+ 21. Rhl Dg41) 20. ... Cg4 2 1. Df41

5.3 . (l. e4 c6 2 . Cf3 Cc6 3 . d4 cd 4. Cxd4 Cf6 6. Cc3 d 6 6. Ac4 Ob6)

Aquellos ajedrecistas que no de­ sean hacer los equilibrios en la cuer­ da floja que supone el Ataque Veli­ mirovic, pueden intentar esta manio­ bra de dama, que expulsa el caballo blanco de su fuerte posición central.

b) 7. Cdb5

e) 7. Cde2 d) 7. Cb3 a) 7. Cxe6

7. Cxc6 8. 0.0

El sacrificio de peón 7.Ae3 Dxb2 S. Cdb5 es incorrecto: S. ... Db41 9. Ad3 Da5 10.Ad2 Dd8 11. Cd5 Cxd5 12. ed Ce5 13.Ae2 a6 14. Cd4 Dc7 15. 0.0 g6. Por consiguiente, el ca· bailo debe ser jugado.Analizaremos:

a) 7. Cxc6

208

bc

A primera vista parece inocuo y sin embargo es el comienzo de una operación venenosa, a cargo de las blancas. A costa de reforzar un tanto la masa de peones centrales del enemigo, las blancas eliminan sus problemas sobre la columna 'c' y se preparan para lanzar sus propios peones (con c4 y e4) sobre el centro del tablero. Por ejemplo: 8. ... e6 9. b31Ae7 10.Ab2 0.0 11. De2 e57 12. Rhl Dc7 13. Tael Cd7 14. Ca4Ab7 15.Ad3 Tfe8 16. c4Ag5 17. Dc2 h6 lS. b4 y las blancas tienen la iniciati· va en el flanco de dama (Karpov/ Stein, 1971). Pueden recomendarse dos planes para las negras:


1) 8 . ... g6 9. b3 (9. De2 Cg4! 10. Ab3Ag7 11. h3 CeS 12.Ae3 D8S 13. f4 A86=. Vasiukov/Mititelu, 1967) 9. ...Ag7 10.Ab2 0-0 11. Dd3 aS 12. Tael Aa6 13. eS de 14. Ca4 Axc4 (Honfi/Cobo, 1972). 2) 8. ... e6 9. b3 (9.AgS DcS 10. Axf6 Dxc4) 9 . ...Ae7 10.Ab2 0-0 11. De2 Cd7! 12. Ca4 Dc7 13. f4Ab71 14. Tf3 TaeS lS. Tafl (lS. Tg3 eS 16. Dg4Ats=) lS . ... g6 16. Ad3 (16. fS71 efl 17. De3Af6 18. Dh6Axb2 19. Cxb2 dSI:¡: (Hass/Radulov, 1975) y después de un eventual c2c4 se produce una complicada posi­ ción, con chances para ambos -bandos .

c) 7_ Cde2 7. Cde2 8. 0-0

e6 Ae7

La maniobra de caballo (Cd4e2-g3), con objeto de reforzar el po­ tencial ofensivo en el flanco de rey, fue ideada por Fischer y también Ljubojevic es partidario de jugar asL

b) 7. CdbS 7. Cdb5 8. Ae3

a6

Es muy peligroso para las negras capturar el peón: 8 . ... DaS 9. Cd4 Cxe4 10. Df3 fS 11. Cxc6 bc 12. 0-001 dS 13. CxdS cd 14.AxdS TbS lS. Ac6+ Rf7 16.Axe4 e6 17. TdS! ed 18. AxdS+ Re8 19.Ad2 Ab4 20. DhS+, con ataque decisivo (Bednar· sky/Minev, 1975). En la actualidad la teoría recomien­ da para las negras una formación sólida, aunque no demasiado pro­ metedora: 8. ... DaS 9. Cd4 e6 10. O­ OAe7. Y ahora, si 11.Ab3, 11. ... 0-0 12. f4 Ad7 13. 151 Cxd4 14.Axd4 Tac8 lS. feAxe6 16. CdSAxdS 17. ed Tce8 18. c3Ad81, con pOSición equilibrada (Bilek/Hort, 1971). Después de 8. ... Dd8 puede lle­ garse alAtaque Velimirovic: 9. Cd4 e6 (9. ... Cg41 10. Cxc6 bc 11.AgSI Db6 12. Dd2 h6 13. Ah4 gS! 14. Ag31l 10. De2 0-0-0.

9. Ab3

0-0

9. ... a6 10. Dd3 0-0 11. Dg31 Rh8 12.AgS Dc7 13. Tadl:! fue jugado en la partida Ljubojevic/Radulov, 1975. Tras 9. '" 0-0 nos hallamos ante una posición dinámica, típica­ mente "siciliana", rica en matices tácticos.Asr: 1) 10. Rh1 CaS 11.AgS DcS 12. f4 bS 13. Cg3Ab71 (13. ... b4 es infe­ rior, debido a 14. eSI de lS.Axf6 gf 16. Cce4 Dd4 17. DhS Cxb3 18. Dh61 ef 19. ChS fS 20. Tadl1± Fischerl Benko, 1958) 14. ChS b41 lS. Ca4 Dc7 16. Cxf6Axts 17.Axf6 gf 18. Dg4+ Rh8 19. Dh4 Tg8'f.

209


2) 10. Cg3 CaS 11.AgS Oc7 12. Od2 a6 13. Tadl Td8 14. Tfel bSI lS CfSI? ef 16. Axf6 Cxb31 17. ab Axf6 18. CdS Od71 19. Cxf6 + gf 20. Oh6Ab7, con juego agudo (Ljubo­ jevic/Ribli, 1972). d) 7. Cb3 7. Cb3 8. Ae3

e6 Oe7

Parece que ésta es la reacción más peligrosa contra la jugada negra 6. ... Ob6: puesto que han debido per­ der tiempo con la retirada del caba­ llo (Cb3) las blancas lo recuperan ahora, expulsando la dama conAe3. Las blancas disponen ahora de una lInea de la Scheveningen que les resulta favorable.

9. f4 La retirada del alfil a e2 hubiese conducido el juego al terreno del Sistema Maroczy: 9.Ae2 a6 10. a4 b6 11. f4Ae7 12.Af3 TbS 13. De2 CaSI 14. Cd2 O-O, donde las negras no tienen problemas. Las blancas, en principio, esperan introducir complicaciones a base de 9. f4. Por ejemplo: 9. ... a6 10. De2 bS 11.Ad3Ae7 12. g4! h6 13. 0-0- 0, etc., si bien la lucha resultante no podría describirse de otro modo que "compleja". Las blancas, con 10.Ad3, juegan de modo menos agresivq: 10. ... bS 11. a3Ab7 12. O-O Ae7 13. Of3 TcS 14. Tael O-O, que lleva a una posi­ ción ya examinada y en la que las chances son parejas.

9 . ... 210

Ae7

10. O-O 11. Ad3

a6

Las blancas pueden limitar el movimiento del peón 'b' a la sexta fila, pero en tal caso deberán consi­ derar el cambio de alfiles. Por ejem­ plo: 11. a4 b6 12.Ad3Ab7 13. Of3 Cb4, o bien 12. ... Tb8 13. Oe2 Cb4 14 . Af2 0-0 lS. eS CfdS 16. CxdS CxdS 17.Ad4 Cb4! b5

11 . . . .

Las negras no necesitan apresu­ rarse en enrocar, ya que entonces las blancas podrían avanzar con su peón 'g' (g2-g4-g5) y la dama podría instalarse en una posición más agre­ siva.Así, 11. 0-0 12. g41 b5 13. gS Ce8 14. OhSI g6 lS. Oh6± (Fischer1 Saidy, 1967).

12. 0f3 13. Tae1

Ab7

La continuación más natural. Con­ tra 13. Dh3 la mejor respuesta con­ siste en jugar 13. ... Cb4 14. a3 Cxd3 lS. cd e51 16. Tacl Ob8! (17. g47 h51:¡:, Tukmakov/Csom, 1971). El avance 13. a4 se combatiría con 13. ... b4 14. Ce2 CaS, y ahora, 15.Ad4 eS 16. Cxa5 Oxa5 17. fe de 18. Of5 O01=. =

Diagrama

Esta es una posición típica de la variante 6. ... Db6 7. Cb3. Las blan­ cas han completado su desarrollo y esperan a que las negras enroquen.


13 .

oo,

Cb4

Las negras difieren el enroque, di­ ficultando asf los planes blancos a corto plazo, pues es demasiado pronto para iniciar el avance del peón 'g'. Después de 14. Dh3 e51 15. a3 Cxd3 16. cd 0-0 17. Tc 1 Dda, o bien 14. Dg3 g6 15. a3 Cxd3 16. cd h5 17. Tc1 Dda (Vogt/Hort, 197 1) las negras tienen una posición sólida. Si las negras pueden hallar una respuesta más dinámica a 7. Cdb5, entonces 6. ... Db6 será una buena ' réplica alAtaque Velimirovic, preci­ samente en este orden de jugadas: 1. e4 c5 2. Cf3 Cc6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6.Ac4.

211


6. EL ATAQUE VELlMIROVIC

6.1. I NTRODUCCION 11. e4 c5 2. Cf3 Cc6 3. d4 cd 4 . Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ac4 eS 7. Ae3 Ae78.De2)

Con estas jugadas se inicia una de las variantes más agudas de la De­ fensa Siciliana, en la que las blancas proyectan enrocar largo y atacar ini­ cialmente con el pe6n 'g', a modo de ariete: una vez en g5 este pe6n ex­ pulsará el caballo de f6, reforzando no s610 el control blanco del centro, sino que de esta forma las blancas podrán igualmente llevar sus piezas a los puntos id6neos para ejecutar un ataque directo contra el rey ene­ migo. El enroque en flancos opues­ tos intensifica, naturalmente, el tono de la lucha, incrementando el valor de cada jugada, de ahf que sea más importante que nunca la exactitud en defensa y ataque.Ambos bandos luchan desde una fase temprana por inclinar la balanza en su favor y esa ventaja consistirá en mantener la ini­ ciativa, unas veces, y otras en apo-

derarse de ella sacrificando material. El Gran Maestro yugoslavo Velimi­ rovic fue el primero en analizar y tra­ bajar a fondo la variante, empleando en la práctica el sistema, con las ju­ gadas 8. De2 y 9. 0.0.0.

213


Las negras pueden seguir ahora dos planes de juego: a) completar antes que nada el desarrollo de su flanco de rey, para contraatacar lue­ go én el flanco de dama, o bien b) dejar al rey en el centro, mantenien­ do la Th8 en reserva y emprender inmediatamente operaciones en el flanco de dama, con ánimo de apo­ derarse de entrada de la iniciativa. En este capítulo consideraremos el juego después de la natural 8 . ... O-O 9. 0 -0-0 Oc7, dejando otras posi­ bilidades en la jugada 98, para el capítulo siguiente, y, por fin, alter­ nativas en la jugada 88 serén estu­ diadas en el último capítulo.

8

.

• "

9. 0-0-0

0-0

Ahora quedan perfectamente di­ bujadas las líneas de la batalla. La Td1 dificultará eventuales acciones centrales de las negras, de modo que esta bando deberé confinar sus operaciones de contrajuego al flanco de dama. Las blancas, en cambio, disponen de abundantes posibilida­ des, como el avance del peón 'g' hasta 95, que permitirá crear chan­ ces ofensivas, además del avance f2f4-f5, que amenaza no sólo con debi­ litar la posición del rey negro, con f5f6, sino también puede potenciar la acción del alfil de casillas blancas, con el consiguiente peligro sobre los puntos vitales e6 y f7 de la posición negra.

9. . . .

10. Ab3

214

Dc7

Se podría intentar el ataque inme­ diato, sin perder un tiempo conAc4b3. Sin embargo, en la actualidad no se considera una buena idea ya que las negras pueden activar més tarde sus piezas para aprovechar la posi­ ción del alfil en c4. Las blancas con­ siguen un final razonable tras 10. Thg1 a6 11. g4 Cxe4 12. Cxe4 d5 13. Ad3 de 14.Axe4 e5 15. Cf5Ae6 16. Of3 Tfd8 17.Axc6Axf5 18. gf Oxc6 19. Oxc6 bc 20. c4. Si las negras intentan 11 . .. , Ca5, pueden transponer a una posición que se estudia más adelante, con 12. Ab3 Cxb3 13. ab Cd7. 12.Ad3 con­ cede la igualdad a las negras des­ pués de 12. ... d51 13. ed Cxd5 14. Cxd5 ed 15 . Of3Ae6 (15. '" Td81? 16.Axh7 + 00 ) 16. g5 g61 17. h4 Cc41 18. h5 Cxe3, según análisis de Savon. Las negras podrían, asimismo, in­ tentar salvar un' tiempo, omitiendo ... a6. Por ejemplo: 10. ...Ad7 11. g4 Ca5 12.Ad3 (12.Ab3Ac6 13. f3 d5=) 12. ... Tfc8 13. g5 Ce8 (con idea de ... Cxc4), o incluso 10. ... Ca5 11. Ad3 e5 12. Cf5 (12. Cb3 Ae6) 12. ...Axf5 13. ef d5. 10. ...

a6

Hasta que la torre no se halle en g1, la maniobra ... Ca51 ... Cxb3 constituiré un error. El hecho es que elAb3 y el Cd4 son las piezas blan­ cas más peligrosas dado que presio­ nan sobre e6.Aquí, el principio del marcaje (hombre a hombre) de! fútbol o del baloncesto es apropia­ do: el Cc6 debe continuar en 1e.1lsión sobre su semejante de d4, níientras que elAb3 queda bsfQ ¡g responsa­ bilidad del Cf6, que vRijará a cS, 'lía


d7, Y desde c5 seré cambiado (o puede serlo) por el alfil. Después de 10. : Ca5, el Cd4 no tendrá oposi­ ción y la iniciativa blanca en el flan­ co de rey se desarrolla por sí sola: 11. 94 Cxb3 + 12. cb a6 13. g5 Cd7 14. f4 Te8 15. h4 b5 16. g61 hg 17. h51±.

factor decisivo y no, desde luego, los peones.

oo

Las blancas pueden elegir ahora entre:

Cxd4

11. 12. Txd4 oo .

El lugar de la torre no es, evidente­ mente, el centro del tablero, repleto de peones y piezas menores, pero la captura con el alfil está fuera de lu­ gar, a causa de 12. eS 13. fe del (13. Ag4 14. efAxe2 15. fe±) 14. Ae3Ag4, ganando calidad. oo.

O o .

a) 11.14 bl 11. Thg1 cl 11. 94

d) 11. Rb1 a) 11. f4

11. 14

785

12. 13. Tf1 14. a3

b5 Tab81

oo.

Aquí se hace patente el punto fla­ co de la estrategia blanca, bando que ahora es obligado a comprome­ ter las defensas de su rey, cosa que es peligroso, debido a 14. b4 15. Ca4 eS 16. Tc4 DaS 17. Tc6Ab7 18. Ab6 Db51 oo.

Ad7 aS

14. 15. 15

O o .

La iniciativa ha pasado a manos de las negras, iniciativa que parece verdaderamente peligrosa. bl 11. Thgl

11. Thg1 Aquí las blancas tratan de presio­ nar sobre el peón e6 y forzar una de­ bilidad en d5. Este es un plan, sin embargo, que consume mucho tiempo y en posiciones agudas en las que los reyes están situados en flancos opuestos, es la seguridad de los monarcas lo que constituye el

Diagrama Las blancas empuj arén el peón 'g' sin pérdida de tiempo, preparando así el camino para la maniobra Tgl­ g3-h3.

215


1) 15. h4 b4 16. Ca4 Ab7 17. g6 hg 18. h5 e51 � (Zuckerman/Paoli, 1970). 2) 15. Tg3 Te816. Oh5 g617. Oh4 b418. Cce2Ab719. Th3 Cf8. 3) 15. Dh5 g616. Dh6 Te817. Tg3 Af8 18. Dh4 b4 (18. . . . Ag7 19. Th3 Cf8 20. e5 d5 00 ) 19. Cce2 Ab7 20. Th3 h5 21. Cg3 Ag7.

1 1 .. . .

b5

Ahora las negras pueden defen­ derse trasladando el caballo a c5, pero después de 11. . . . Cd7 12. g4 b5 se llega a una posición que exami­ naremos en c ) . 12·94

b4

Con estas jugadas, vistas por pri­ mera vez en la partida Matulovic/ Nikitin, 1966, comienza la línea fun­ damental de la variante. El plan a base de 12. . . . Cxd4 13. Axd4 Cd7 será examinado en cl. 12. . . . Ca5 también merece con­ sideración. El hecho es que, tras 12. . . . Ca5 13. 95 Cxb3+ 14. ab Cd7, la Tgl estarla mejor en su casilla de ori­ gen, especialmente después de que se ha abierto la columna 'h'. En este contexto, la jugada 11. Thgl puede ser considerada una -a veces dos­ pérdida(s) de tiempo, lo que permite a las negras obtener contrajuego, que en ocasiones desemboca en si­ tuaciones complicadas, como por ejemplo: 216

4) 15. f4 b4 (15. . . . Te8! ?) 16. Cf51? Cc51 (es peligroso para las negras jugar 16 . . . . ef; 17. Cd5 Dd8 18. ef Te8 19. g61 fg 20. fg Af6 21. Dh5 hg 22. Txg6Ab7 23. Ab61 ± ) 17. Cxe7+ Oxe7 18. e51 bcl 19. ed cb + 20. Rxb2 (20. Rbl Da7 21. b4 Ca41l 20 . . . . Da7 21. Of2 Ca4+ 22. ba Ob7+ 23. Ra3Ad7. 5) 15. Cf5 ef 16. Cd5 Dd8 17. ef TeS 18. Of3 (18. g61 ) 18 . . . . Tb8 19 16 Ata 20. g6 hg 21. Txg6 Cc522. fg Ae71 T (Córdova/ Ermenkov, 19n 1 . 1 3 . Cxc6 El ataque blanco es menos peli­ groso después de 13. g5 bc 14. gf cb + 15. Rbl Axf6. El peón e6 sigue vivo y molesta las operaciones del Cd4 y, lo que es más importante, también del Ab3. En la partida Matu­ lovic/Nikitin, 1966, ya mencionada, siguió: 16. 0131 Ae51 17. Ah6 g6118. Dc31 Ad7 (aún más fuerte es 18. . . . Ab7 19. f4Af6 20. Axf8 Txf8 21. Aa4 Oa51, o bien 20. e5 de 21. Cxe6 fe 22. Axe6+ Tf7 23. Td7 Oxd7T) 19. f4Af6 20. Axf8 Txf8 21. Aa4 TeS y la partida entró en un final favorable a las negras. Si las blancas desean evitar las complicaciones resultantes, deben elegir cuidadosamente el orden de


jugadas. Después de 13. CdS ( Stein/ Velimirovic, 1974) el juego se encau­ zó hacia una tranquila posición de chances parejas, 13. . .. CxdSI 14. Cxc6 Cxe3 15. Cxe7 + Oxe7 16. Oxe3 a5 17. Aa4 Ab7 1a. gS TfeS. 13 . . . .

Oxc6

Por supuesto, es menos arriesga­ do jugar 13 . . . . bc 14. Cxe7 + Oxe7 15. Ad41 cb + 16. Axb2 Ab7, pero las negras tendrán entonces Que re­ montar una dura lucha adversa para conseguir la igualdad. 14. Cd51 7

ed

Nadie ha intentado aún 14. . . . CxdS 1 5. ed Ob7 16. de fe, a pesar de Que las negras dispondrfan ahora de contrajuego, avanzando el peón 'a': 17. f4 a5 la. f571 a4 19. Axe6 + Axe6 20. fe b3 21 . Rb1 Oe41 � . 15. g51

La clave del ataque blanco: su amenaza de recuperar (con interés) el material sacrificado, con Ab3 + d5

es absolutamente real. Las negras deberán poner ahora sus miras en la debilitada posición del rey blanco, como resultado de la corta ausencia del alfil, comprometido en una cace­ ría ( Ab3xdSxa8). 15 . . . .

Cxe4

No se trata de codicia, sino de una tentativa de impedir Que se abra la columna 'g', evitando asf Que las to­ rres blancas entren en juego. La práctica ha refutado lS . . . . de 1 6. gf Axf6, Que en otros tiempos se consi­ deraba aceptable: 17. Ad5 ( 17. Ad4 sólo conduce a la igualdad tras 17. . . . Axd4 1 8. Axd4 Ae6I) 17 . . . . Oa4 y ahora las negras se encuentran bajo la presión de un fuerte ataque, como se demostró en la partida Ostapenko/ Yartsev, 1969 : 18. OhS Ae6 (no hay salvación con la . . . . b3 1 9. Axb3 Od7, ya que las blancas continúan con 20. Txg7 + Axg7 21 . Tgl Oh3 22. Ad4 ± ) 19. Txg7 + I Axg7 20. Tg1 TfeS 21 . Txg7 + I Rxg7 22. Oh6 + Rg8 23. Axe4 b3 24. Axh7 + Rha 2S. AfS + Rga 26. Oh7 + Rf8 27. Ah6 + Re8 28. Oga + Re7 29. AgS + Rd7 30. Dxf7 + Rc6 31 . Axe6. Boleslavsky intentó defender esta posición, llegando en sus explora­ ciones analfticas a la jugada 31 . ' " De41 y ahora 32 . Dd7 + Rb6 33. Ae3 + RaS, pero esto sólo condujo a la evaluación ± en la jugada 41 : 34. Axb3 Tc!) 35. a4! (con idea de 36. Ad2 + , 37. aS + ) 35 . . . . Ohl + 36. Rd2 TaeS 37. OfS+ Tc5 38. AxcS TxcS 39. Of4 Oc6 40. c3 Rb6 41 . h41 � . No hay modo alguno de Que las negras resuelvan su doble pro­ blema, es decir, la defansa del rey y 217


la promoción del peón 'h' blanco. 16. Axd5

Oa41

Aquf no hay cabida para una in­ versión de jugadas: 16 . . . . Cc3 17. bc Oa4 18. Ab31 Oa3 + 19. Rbl bc 20. Acl ±

Af5 + 25. Ral Axg6 + . (Pinkas/ Kunstowicz, 1 9761. 3) 18. Axh7 + Rxh7 19. Oh5 + Rg8 20. g6 fg 21 . Oxg6 Af6 22. Ad4 b31 23. Axf6 Of4 + + . 4) 18. Ad4 g61 19. Af6 Axf6 20. gf Oxa2 21 . Oh5 Oa l + 22. Rd2 Oxb2 23. Axg6 fg 24. Txg6 + Rh8 25. Oh6 0c3 + 26. Rcl Tg8 27. Tdgl Oal + + ( Rodig/Oueball, 1 9741. 17. . . 18. bc .

Las blancas deben elegir ahora entre capturar la torre con los consi­ guientes riesgos de ser atacadas o bien limitarse a recobrar material, manteniendo las posiciones activas de sus piezas. 17. Axa8

La otra captura ( 17. Axe4) resta­ blece la igualdad material y a prime­ ra vista parece amenazar ataques combinativos sobre el rey negro, pero tras una defensa precisa se repelen todos los intentos: 1 7 . . . . Ae61 y ahora: 1 ) 18. Axa8 Txa8 19. b3 Oxa2 20. Ad4 Tc8 =F . 2 ) 18. g 6 h g 1 9 . Ad4 Oxa2 20. Oh5 Tac8 21 . Axg6 hg 22. Txg6 Txc2 + 23. Rxc2 Oc4 + 24. Rbl 218

Cc3 Ae61

El éxito del contrajuego negro de­ pende de la rápida movilización de sus fuerzas y de la habilidad para distribuirlas en el área del tablero en que suceda la acción . 18 . . . . bc serfa un error, a causa de 19. Td4 Oxa2 20. Rdl l _ Después de 1 8. . . . Ae6 las blancas no pueden dormirse con su torre de ventaja: 19. Ae4 Oa3 + 20. Rd2 Oxc3 + y tablas, o bien 1 9 . Ad5 Axd51 ( pero no 19 . . . . Oa3+ 20. Rb1 Axd5 21 . c41 ± ) 20. Txd5 Oxa2 21,. Ad4 Te81 con chances equilibradas. 19. Ad4 parece más prometedor, pero también aquf disponen las ne­ gras de suficiente contrajuego: 19. . . . be 20. Axc3 Txa8 21 . g6 hg 22. Txg6 Of4 + 23. Ad2 Of5 (también es posible 23 . . . . Oe51 7 24. Oxe5 de 25. Txe6 Aa3 + y tablas) 24. Tg3 TbS. c) 1 1 . g4 11. g4

Esta continuación directa es la más lógica y peligrosa para las ne­ gras. En primer lugar, las blancas expulsan el Cf6 y sólo entonces deci­ den su plan de ataque.


c1) 11.

oo,

Cd7

El objetivo de la maniobra de ca­ ballo es claro. Las negras pretenden liquidar el Ab3 en el momento ade­ cuado, pero entonces el alfil de casi­ llas negras será la única pieza que proteja a su rey. Naturalmente, lle­ var a cabo una buena defensa de modo tan económico requerirá de las negras una extrema precisión y una comprensión absoluta de las su­ tilezas contenidas en la posición. De nuevo, hay dos posibilidades: Las negras disponen aqul de una pequeña selección de continuacio­ nes aceptables. La experiencia prác­ tica de los últimos diez años permite concluir que el único plan ofensivo tiene conexión con la maniobra de caballo Cf6-d7-c5. La maniobra de caballo en cues­ tión consiguió gran popularidad a ralz de la victoria de Larsen sobre Fis­ cher en 1 970 ( Palma de Mallorca, Interzonal . N.d.T.) y gracias a esa victoria debe su reputación de de­ fensa aceptable, tanto contra 1 1 . g4 como contra 1 1 . Thg 1 . Ahora las negras deben decidir si cambian el caballo d4 antes de pro­ ceder a la maniobra citada. En cual­ quier caso, se producirán posiciones agudas y difíciles de evaluar, que re­ quieren un cálculo concreto y pre­ ciso. c1) 11.

o o ,

Cd7

c2) 11.

oo .

Cxd4

c1.1) 12. Cf5 1 7 c1.2) 12. 95

Otras jugadas son menos prome­ tedoras: 1 ) 12. Cxe6. Este método com­ binativo de explotar la debilidad de d5 no es tan efectivo como el consi­ derado en c 1 . 1 ) : 12. fe 13. Axe6 + Rh8 1 4. Cd5 Dd8. El caballo de d5 parece "hermoso", pero la be­ lleza en ajedrez sólo es verdadera­ mente válida si puede transformarse en ventaja tangible y este caballo, de hecho, es realmente inútil. Después de 1 5. Axd7 Axd7 16. Ab6 De8 17. Cc7 Df7 18. Cxa8 Txa8, las blancas pueden restablecer el equilibrio ma­ terial, pero la iniciativa será de su oponente. o o ,

2) 12. f4. A veces las blancas in­ tentan rápidamente la marcha del peón 'f', pero sin su alfil de casillas blancas no es fácil que puedan tener éxito en el centro. AsI, 'por ejemplo: 219


12 . . . . CcS 13. fS Cxb3 + 14. ab bS 1 5. Thf1 Ad7 1 6. gS b4 17. 16 bc 18. bc Ad8 19. DhS Cxd4 20. Axd4 eS ( Brueggeman/Semkov, 1978). Las negras también pueden seguir la re­ comendación de Boleslavsky: 13 . . . . bS 1 4. Thg1 b4 1 S. Ca4 Ad7 16. Cxc6 Cxb3 + 17. ab Axc6 18. gS ef 19. ef TeSl 20. Cb6 Dxb61 21 . Axb6 Axg S + 22. TxgS Txe2 = . 3) 12. Axe6 Cxd4 favorece obvia­ mente a las negras. 4) 1 2. Thg 1 (con idea de seguir CfSI merece la pena de ser analiza­ do: 12 . . . . CcS 13. CfS bS (las blan­ cas montarán un amenazador ata­ que sobre la columna ' g ' , si 13 . . . . Cxb3 + 14. a b ef 15. gfl l 1 4. Cxe7 + Cxe7 1 5. gS Ab7 16. Ad4 Cx03 + 17. ab eS y las negras tuvieron buen jue­ go en la partida Lukin/Zaichik, 1980, donde la jugada 12. Thg1 se reveló una pérdida de tiempo. c1.11 12. Cf5 13 . Cd6 14. gf

eF Od8

Las blancas tienen buena com­ pensación por la pieza: el alfil de ca­ sillas blancas se ha activado, más el excelente puesto avanzado dS y la influencia restrictiva del pe6n fS, que mantiene el Ac8 fuera de juego. Por otro lado, puede protegerse e:4 con el peón f2, que también podría ser avanzado a f4 para minar la potencial base negra de operaciones de eS. Al mismo tiempo, las amenazas a lo lar­ go de la columna abierta 'g' son muy desagradables para las negras. 14. ...

Ca5

Si 14 . . . . C16, las blancas rompen la posición enemiga, con 1 5. Thg1 Rh8 16. Ab6 Dd7 17. Cc7 TbS 18. f4 Cxe4 19. Ae61 fe 20. fe± . 15. Thg1

Después de 15. Cxe7 + Dxe7 16. Ad5 C16 17. Thg1 Rh8 18. Df3 Cxd5 19. Txd5 (Velimirovic/Bukal, 1 97 1 ) las negras podrran haber mantenido sus defensas, conservando su pe­ queña ventaja material, de haber ju­ gado 19 . . . . Cc6. 15 . . . . 1 6 . ab

Cxb3 +

El análisis de Velimirovic continúa 16 . . . . Rh8 17. Ad4 16 18. Dg4 Tg8 19. Cf4 CeS 20. Axe5 fe 21 . Cg6 + I hg 22. Dh3 + Ad4 23. Txd6 De7 24. Tdxg6± . Las negras, sin embargo, no están obligadas a aceptar este regalo, sino que pueden jugar 12. '" Cc5!, conti­ nuando con su plan de desarrollo. Estimamos que esta idea les conce220


de más oportunidades de obtener un contrajuego activo. AsI: 1 ) 13. Thgl b5 14. Af4 Ce5 1 5. Od2 efl 16. Cd5 Ced3 + I 17. Rbl Od8 18. cd Cxb3 19. ab fg :jO . 2) 13. Cxe7 + Oxe7 1 4. g5 ( 14. 0d21 ? Td8) 14 . . . . b5 15. Thgl Ab7 16. Oh5 b4 17. Ca4 Cxe4 1 8. Tg4 g6 19. Oh6 Ca5 20. Th4 Cxb3 + 2 1 . ab f51 :jO . 3) Hay otro sacrificio "tranquilo" muy interesante: 1 3. Cxg7 Rxg7 1 4. g5, pero aún no ha sido intentado en la práctica. cl .2) 12. g5

CeS

1 ) 14. f3 Ad7 1 5. Og2 b4 16. Cce2 Cxb3 + 17. ab a5 1 8. g6 fg 19. h5 Cxd4 20. Cxd4 g51 21 . Axg5 Axg5 + 22. Oxg5 h6 23. Og4 Tf7 24. Thgl a41 � ( Fischer/Larsen, 1970) . 2) 14. Rbl Cxb3 ( 1 4. ' " b4? 15. Cd51 ed 1 6. Cxc6 Cxb3 1 7. Cxb41 Cc5 18. Cxd5 Ob7 19. Ad4 Ae6 20 . Cf6 + ? ± ) 1 5. a b Ad7 1 6. h5 Cxd4?1 17. Txd4 Ac6 18. g6 fg 19. hg h6 20 . Cd51 ed 21 . ed Ae8! 22 . Axh6 Axg61 con juego agudo (Roos/Codrois, 1 970). 3) 1 4. Cxc6 Oxc6 1 5. g6?1 Cxb3 + 1 6. ab fg 17. h5 g5 18. h6 g6 :jO . 4) 1 4. g6 fg 15. h5 Cxd4 16. Txd4 g5 17. h6 g6 1 8. Thdl Ad7 (Zhelnin/ Moscalev, 1 978) . 5) 1 4. h5 b41 15. Ca4 Cxd4 1 6. Txd4 Ad71 ( 1 7 . Txb4Ab5 :¡: ) . E l ataque del peón 'f es menos peligroso: 13. f4 b5 1 4. Thfl TbS 15. f5 b41 Con la jugada del texto las blancas conservan la posibilidad de incorpo­ rar a la columna 'h' torre y dama. Esta posición requiere ulterior estu­ dio, ya que a menudo se produce en un orden diferente de jugadas: 1 1 . Thgl Cd7 12. g4 Cc5 13. g5, etc. 13. . . .

13. Thg1 Una inmediata avalancha de peo­ nes seria demas:ado lenta y conce­ derla a las negras tiempo suficiente para crear contrajuego en el flanco de dama: 13. h4 b5 y ahora:

Ad7

Una jugada lógica que eleva al máximo el grado de coordinación de las piezas negras. No hay necesidad de que el alfil dama vigile la casilla b7. Se necesita en d7, desde donde establece guardia sobre la importan­ te diagonal c8-h3, al tiempo que de­ fiende el peón e6. Pero si se tiene en cuenta que la Ta8 tiene su radio de 221


acción en el flanco de dama y que la Tf8 debe permanecer donde está y proteger as! a su rey, entonces la coordinación de estas torres no pa­ rece esencial, de modo que tal vez pueda ganarse tiempo omitiendo ... Ad7 Y jugando 13. ... b5 en su lugar. El lema "llegar primero" no deja elección a las blancas: dado que no tienen tiempo de llegar antes con el rodillo de peones, está claro que deben atacar al rey enemigo con sus piezas:

1) 14. Tg3 Cxb3+ 15. ab b4 16. Oh5 bc 17. Th3 h61:¡:- . 2) 14. Cxc6 Cxb3+ 15. ab Oxc6 16. Ad4 b4 (16. ... Te8 17. Af6 Af8 es una posibilidad digna de ensa­ yarse) 17. Af61 (17. Oh5 bc 18. Oh6 cb+ 19. Rxb2 eS 20. Axe5 Oxc2 21. OhS+ Rg8 22. Tg4 Ob5! 23. bc Oe21:¡: Bonin/ Shamkovich, 1976) 18. ... e5 19. Axe7 Txe7 20. Oc4 (qui­ zá 20. Oe317) 20. ... Tc7 21. Oxc6 Txc6 22. c4 bc= (Oydyshko/Mo­ chalov, 1975). 3) 14. Oh5 g6 15. Oh6 Tfe8 16. Tg3 (16. Cxc671 Cxb3+ 17. ab Oxc6 18. Ad4 Affl 19. Oh4 b4 20. Td3 hS:¡:-) 16. ... Af8 17. Oh4 b4 (17. ... Ae7)

222 :

18. Cc61 (18. Th3 hS -¿quién quiere intentar 18. ... Ag7 19. Oxh7+ Rf87 - 19. gh bc 20. 0f6 -20. Cxc6 Cxb3+ 21. ab eSloo - 20. ... Rh7 21. Cf3 Cxe4 00 Magerramov/ Tahl, 1974) 18. ... Cxb3+ 19. ab Oxc6 20. Ad41 hS 21. gh.± (Pereira/ Varabiescu, 1981). La fuerza del ata­ que es más seriamente cuestionado con 13. ... Ad7, en lugar de 13. ... bS, con la jugada 15 . ... Tfc81 y el juego blanco es interrumpido por la amenaza de mate en c2. Mochalov ha analizado la no menos compli­ cada variante que se origina con 14. ... b4!7 : 15. Cxc6 Cxb3+ 16. ab Oxc6 17. Ad4 Ab71 (17. ... Td8 18. Td31 bc 19. Tf31± Grigorov/Spassov, 1975) 18. Tg41 (18. CdS7 ed 19. Oh6 Oxc2+ 20. Rxc2 Tfc8+ , con idea de 21. ... gh :¡: o bien 18. Af6 Tfc81 :¡:) 18. ... bcl 19. Th4 cb+ 20. Axb2 Oxe41 21. Txe4 Axe4 � . lS. Tg3 es aún peor: 15. ... bcl 16. Th3 h6 17. Tgl Cxb3+ 18. cb Cxd4 (18. ... OaSI7) 19. Axd4 cb+ 20. Rxb2 eS 21. gh g622. Tc3 Rh71 ó 22. Txg6 + Rh81 + . ,

4) La maniobra 14. Ad5 podría constituir un serio argumento contra 13. ... bS. Si 14. AdSI7 Ad7 lS. Cxc6 Axc6 16. AxcS dc 17. Axc6 Oxc6 18. e5, seguido de Ce4. La aceptación del sacrificio de alfil es peligrosa: 14. ... Cxd4 15. Axd4 ed7 16. CxdS Ob7 17. Cf6 + I Rh8 18. Oh5 h6 19. gh g6 20. Txg61 + -. 14. Tg3

Una vez más, la continuación más enérgica. Es demasiado tarde para iniciar la marcha del peón '1': 14. f4 bSI lS. f5 b41 16, g6 Cxb3 17. ab f9


18. fg bc 19. DhS hg 20. Txg6 Tf7 21. Th6 gh 22. Tg1+ AgS 23. AxgS Tg71:¡:- (Benjamfn/ Liberzon, 1980). 14.

o o .

Tfc81

La idea de esta jugada es atacar el Cc3 a su casilla en vista de la ame­ naza de mate latente sobre c2. Al mismo tiempo se hace accesible una casilla para la maniobra del Ae7. Por algún tiempo, el rey negro es aban­ donado a su propio sino, frente a las incursiones potenciales de las fuer­ zas blancas. Ocho afios de esperien­ cia han demostrado, no obstante, la viabilidad de la posición negra. 15. Dh5 16.Dh6 17.Dh4

g6 Af8 Ae7

2S. AxeS± Donchev/Semkov, 1978) 23. fS gf 24. Ch4 (24. g6 f41) 24. ... f4 2S. Cf51 y no hay modo de atajar el ataque blanco. Esta es la posición crrtica en la que son las blancas quienes deben decidir si aceptar o no la implfcita oferta de tablas: 18. Dh6 Af8, etc. La alternativa es buscar nuevas vras u objetivos de ataque. La praxis y las monograffas analfticas existentes demuestran que la posición negra es defendible. Por ejemplo: 1) 18. Th3?1 hS 19. f4 Cxd4 20. Axd4 Cxb3+ 21. ab eSI :¡:-. •

2) 18. CfS Cxb3+ 19. ab ef 20. CdS DaS 21. Cxe7+ Cxe7 22. Ad4 Da1+ 23. Rd2 DaS+ 24. Re2? (24. Rcl Da1+ , tablas) 24. ... fe 25. Dh61 Ag4+ I 26. Txg4 Cf5 y las blancas se (Panchenko/Kochiev, rindieron 1973). 3) 18. f4 bS 19. Cxc6 Dxc6 20. Ad4 hS 21. Td2 b4 22. AdS bcl 23. Axc6 cd+ . "+ (Lysenko/loseliani, 1976). 4) 18. Cde21 hS 19. f4 bS 20. fS Cxb3+ 21. ab b4 22. Cf4 bc 23. bc Da5! 24. fg fg 2S. Cxg6 Rg7 26. Cxe7 Cxe7 27. Ad4+ eS 28. g6 Cg81 29. DxhS Cf6IT. c2) 11.

Si 17. bS, 18. Th3 Cxb3+ 19. ab af7l? es extraGrdinariamente arriesgado. 20. Dxh7+ Rf8 21. f4 Ce7 tuvo lugar en la partida Vitoms­ kis/Vitolinsh, 1972, pero actualmen­ te se encuentra refutado: 22. Cf31 eSI (22. ... b4 23. Ad41 eS 24. fe de

o o .

Cxd4

o o ,

El cambio de caballos resulta, en principio, ventajoso. La torre no ocupa una posición interesante en el centro, la presión sobre e6 se atenúa y ahora será más fácil jugar b7-bS. Hay, no obstante, un aspecto favo-

223


rabie a las blancas en la posición de su torre y es que dispondrén de una amenaza extremadamente peligrosa con el avance del peón 94-e5, ya que, como consecuencia de ello, la torre dispondrá del desplazamiento Td4-h4. Aqul, sólo una precisa de­ fensa podrá neutralizar tal amenaza. Por otro lado, si las negras tienen 'in mente' el cambio de caballos, éste es el momento oportuno de efec­ tuarlo, pues su postergación permi­ tirla que las blancas acelerasen su ataque. AsI, 11. ... b5 12. g5 112. Cxc6 Oxc6 13. a51 Cxe4 14. Cd5 0b7 15. Of3 también es fuerte "+ 12. ... Cxd4 13. Axd41 Cd7 14. Oh5 Cc5 15. Thgl. Ahora, el Ad4 juega un papel activo y, tal vez, decisivo incluso. La posición a que hemos llegado debe examinarse con lupa, ya que tam­ bién puede alcanzarse tras 11. Thgl b5 12. g4 Cxd4 13. Axd4 Cd7 14. g5 Cc5 15. 0h5.

' Oh61 ±, o bien 16. ... 1671 17. gf Ax16 18. Axf6 Txf6 19. Cd51±) 17. Td3 e5 18. Axe5 b4 19. A16I (con idea de 20. Oh6) 19. , .. Axf6 20. gf Oxf6 21. Cd51± (Kavalek/Poluga­ ievsky, 1966). 2) 15. ... Ab7 16. A16 Tfc8 17. Tg4 b4 18. Th4 Axe4! 19. Txe4 bc 20. Th4 Cxb3+ 21. Rb1± IBordo­ nada/Pavlov, 1974). 12. Txd4

Cd7

No es recomendable el contragol­ pe central 12. ... e5, ya que debilita el punto d5, activando el Ab3. En respuesta a dicho avance las blancas cuentan con dos planes de ataque y éstos tratan de explotar los factores mencionados: 1) 13. Tc41 Od8 14. g5 Cd7 15. Txc81 0xc8 16. Cd5 Ad8 17. h4 y el Ab3 es más fuerte que la Ta8, 2) 13. Cd51 Cxd5 113. ... Od7 14. Cb6 Oxg4 15. f3 Oh3 16. Cxa8 ed 17. Axd4 Ae6 18. Cc7±) 14. Txd5 Ae6 15. Td3 Tac8 16. Ad5 y las negras carecen de contrajuego. 13. 95

Aqul tenemos dos ejemplos de la praxis de torneo, que ilustran el mé­ todo y la fuerza del ataque blanco: 1) 15. ... Cxb3+ 16. ab Od8 116. ... b47 es inferior: 17. Af6 bc 18.

224

b5

Esta jugada es más eléstica que 13. ... Cc5, que aleja al caballo de­ masiado pronto del flanco de rey. Contra 13. ... Cc5 el GM Bronstein propuso un interesante sacrificio de peón: 14. eSl de 15. Th4 g6 16. Th61? con idea de doblar torres en la columna 'h' después de jugar h2-h4h5. Tras 16. ... f5 17. h4 Cxb3+ las blancas pronto consiguen crear ame­ nazas concretas. Por ejemplo: 18.


... f4 19. Ad2 b5 20. Txh71 Rxh7 21. h5 Axg5 22. Ce4 Tf5 23. hg+ Rg8 24. Th7 f3 25. Del Axd2 + 26. Dxd2 Dxh7 27. Dd8+ Rg7 28. gh Rxh7 29. Cd6 e', 30. Dh4+ (1:0) (Filipov/ Kask, 1975). En lugar de 16. ... f5 es más fuerte 16. ... b51 : 17. Axc5 (17. h4 Ab7 18. f3 e41 19. f4 Cd3+ 1) 17. ... Dxc5 (17. h4 Ab7 18. f3 e41 19. f4 Cd3+ J) 17. ... Dxc5 18. Ce4 Dc6! Por ejemplo: 19. h4 Ab7 20. f3 Dd7 21. De3 Dd41 'f .

como con 15. ... f5 16. ef Txf5) 15. ... ef 16. Cd5 (no hay suficiente com­ pensación por el peón tras 16. ef Axf5 17. Tfl Dd71 o bien 16. Ad5 TbS 17. ef Axf5 18. Tfl Dd7) 16. ... Dd8 17. ef (a 17. e5 las negras pue­ den rechazar el ataque con 17. ... Cxb3+ 18. ab de 19. Cf6+ Axf6 20. T xd8 Axd8 21. Ac5 Te8:¡:, pero debe considerarse la interesante idea de atacar en la columna 'g' : 17. Tgl TeS 18. Df2, con idea de Cf6+ ) 17. ... Axf5 18. Tfl Ae6:¡: . 3) El sacrificio de peón, 14. e5, conduce a un verdadero rompecabe­ zas de complicaciones, pero si las negras se defienden con precisión pueden rechazar el ataque:

14. Dh5

El ataque sobre la columna 'h' con las piezas pesadas puede ser organi­ zado rápidamente, de modo que sea más prometedor que la avalancha de peones. 1) 14. h4 Cc5 15. h5 Ad7 (15. ... f5 16. ef Txf5 es otra defensa acep­ table) 16. g6 a51:¡: . 2) 14. f4 Cc5 15. f5 (no hay tiem­ po para efectuar jugadas prelimi­ nares, como 15, Tfl ó 15. Df2, ya que las negras tomarlan la inicia­ tiva, tanto con 15. ... b4 16. Txb4 a5,

3.1) 14. ... de 15. Th4 Td8 16. Dh5 (16. Tgl Ab7 17. Txh71 g6 18. Th6 Af8, pero no 17. ... Rxh77 18. g6+ I f9 19. Txg6, según análisis de Wagner, 1980) 16. ... Cf8 17. Ce41 Ab7 18. Cf6+ I Axf61 (18. ... gf? 19. Tgl f5 2O. g6 fg 21. Axe6+ Cxe622. Dxh7+ Rf8 23. Dh8+ Rf7 24. Th7+ , ganando) 19. gf Axhl 20. fg Rxg7 21. Ah6+ Rg8 22. Dg5 + Cg6 23. Df6 Tdl + 11 24. Rxdl Dd8+ , análisis de Velimirovic. 3.2) 14. ... Cxe5 15. Dh5 (si 15. Th4, tanto 15. ... g6 como 15. ... Dc61 son buenas) 15. .. . Ab7 17. Tg3 Tfc8 18. Th3 Cf8 19. Tdh4 Ag21 20. Tg3 Dc6 + . 4) Además de 14. Dh5, las blan­ cas pueden iniciar su ataque con las piezas pesadas, jugando 14. Tgl (con idea de Tgl -g3-h3), pero dado que la torre ha dejado la columna 'h', la maniobra Td4-h4-h6, combi­ nada con h2-h4-h5, ha perdido algo de su defecto y el sacrificio de peón, 225


después de 14. ... CcS lS. eS, impli­ ca ahora un gran riesgo. Por ejemplo: lS. ... Cxb3+ 16. ab de {pero no 16. ... dS 17. Th4 DxeS? 18. Dd3 g6 19. Ad41 DxgS+ 20. TxgS AxgS+ 21. Ae3 Axh4 22. Dd4 Ae7 23. Ah61.± (Musil/Haag, 1974) 17. Th4 g6, o bien lS. Tg3 g61 16. eS (16. h4 Tb8 17. hS aSI) 16. ... de 17. Th4 fSI Despyés de 14. Tgl CcS, 1S. DhS g6, tampoco resulta 16. Dh6: 16. ... fSI 17. gf Axf6 18. h41? Axd4 19. Axd4 Cxb3+ 20. ab eS 21. Ab6 Df71 22. CdS Ae6 23. hS AxdS 24. hg Df4 + , ganando. Al jugar 14. DhS las blancas exclu­ yen la posibilidad 14. ... CcS, ya que en tal caso seria mucho más fuerte lS. eS. 14. ...

Tfd81

Esto podria parecer arriesgado, pero constituye una bien calculada defens¡¡, en la que se habilita para las piezas menores la casilla f8. Ade­ más de 14. ... Tfd8, las negras dispo­ nen de otra continuación basada en la misma estrategia defensiva: 14. ... g6 1S. Dh6 Te8 16. Tgl (16. eS At8 17. ed Db7!) 16. ... Af8 17. Dh4 TbS 18. Tg3 Ag7 19. Tdl b4 20. Ce2 Cf8 21. f4 aS (Vetemaa/ Panchenko, 1979). Una idea similar es 14. ... Ab7 15. Tgl g6 16. Dh6 Tfe8 17. f4 Af8 18. Dh3 TaeS 19. Tg4 Cc5 20. Th4 hS 21. gh Rh7 22. Tg4 aS 23. fS a4 24. Dg3 ef 25. ef Txe3 26. Dxe3 ab 27. Og51 Rg81 (Kiss/Foisor, 19791. Después de 14. ... Tfd8 llegamos al punto culminante de la lucha. 15. Th g 1

El ataque con lS. eS de .16. Th4

226

Cf8 17. Ce4 Ab7 18., Cf6 + se refuta con 18. ... Axf61 como ya se ha de­ mostrado en nuestras notas a 14. DhS. A primera vista, sin embargo, parece peligroso el ataque contra f7, después de lS. eS de 16. CdSI ed 17. AxdS, pero tras 17. ... ed 18. Dxf7+ Rh8 19. Axd4 AxgS+ 20. Rbl DeS1 21. AxeS CxeS, las negras tienen ventaja. Igualmente efectiva es la defensa contra lS. CdS : lS. .. , ed 16. AxdS CeSI 17. f4! Ag4 18. Dh4 TaeS 19. c3 Ae6 20. Axe6 Cg6 21. Dg4 fe:¡:- (Kuzmin/Udovin, 1976). 15. ...

g6

También es posible lS. ... Cc5, con una idea similar, ya que a 16. e5 las negras construyen su defensa como sigue: 15. ... g6 16. Dh3 d51 17. Th4 Dxe5 18. Ad4 Cxb3+ 19. ab Df5 20. Txh7 Dxh3 21. Txh3 e5:¡:-. 16. Ch6

Es necesario impedir el avance h7h5. [a jugada 16. Dh4 sólo puede ser efectuada con la intención de llevar a cabo el avance del peón 'f', pero el sentido de las anteriores jugadas blancas se ha perdido y ahora surgen complicaciones: 16. ... Cc5 17. f4 Tb8 18. fS aS 19. Rbl a42O. CdS ed 21. AxdS Ae61 la posición resultante favorece a las negras, como ya se vio en la partida Radulov/ Ribli, 1972. 16. . 17. CM ..

Af8 Cc5

Las negras pueden forzar tablas jugando 17. ... Ae7. 18. Tg3


Esta posición es' extremadamente aguda y dificil de evaluar. Mante­ niendo el statu quo en el centro, cada bando juega en "su propio" flanco. Después de 18. Tb8 19. Th3, las negras pueden elegir entre dos continuaciones arriesgadas, pero aparentemente aceptables: 19. Ag71? 20. Dxh7+ Rf8, Y 19. h5 20. gh Rh7 21. Df6 b41

Tce822. Axf7+ I etc. 12. Dh5 13. g4

oo,

d) 11. Rbl 11., Rbl

Cxb3

14. cbl

o o.

oo,

Cc5 .

Una segunda sutileza contenida en el movimiento profiláctica del rey es que las blancas amplían el área de sus operaciones, en la que ahora se incluye la columna 'c'; a partir de este momento será necesaria una gran precisión por parte de las ne­ gras para poder resistir contra un tan amplio frente de combate. 14. 15. Thgl 16. Txd4 o o .

Ad7 Cxd4 f61

798

Una jugada paradójica. Las blan­ cas pierden tiempo en una jugada profiláctica, pero investigadfl. La idea pertenece a Velimirovic. Cd7

11. oo.

Uno de los méritos de la 11" juga­ da blanca queda patente por el desa­ rrollo de la partida Velimirovic/ Csom (1974), donde se "estrenó" la variante: 11. b5?1 12. Cxc6 Dxc6 13. Ad41 Ab7 14. Thel Dc7 15. a3 TaeS 16. f41 e5 17. fe de 18. Cd51 Axd5 19. ed ed 20. Dxe7 Dxh2 21. d6 oo.

Esta posición es un tanto inusual en el Ataque Velimirovic. Las negras no han conseguido avanzar su peón 'b', pero han fortificado sus defen­ sas y mejoraao la coordinación de sus piezas. Velimirovic considera que las blancas retienen la iniciativa con 17. Tcll, pero las negras disfru­ tan de una sólida posición tras la sencilla 17. Ac6 18. Cd5 Dd8 19. oo.

227


Cxe7+ Dxe7. En caso de 17. f4, las negras pueden aproximarse a la igualdad con 17. ... Dd8 (la partida Ligterink/ Rodríguez, 1978, siguió con la menos precisa 17. ... b5 18. f5

Tac8 19. g51 ef 20. g61 hg 21. Txg6 Tf7 22. a3 Ad8 23. Tdl Db7 24. Th61 + -) 18. f5 De81 19. Dh4 Df7. La jugada 11. Rb1 merece, sin duda alguna, ulterior estudio.

6.2. ALTERNATIVAS NEGRAS EN LA NOVENA JUGADA (1. e4 e5 2. Cf3 Cc6 3. d4 ed 4. Cxd4 Cfli 5. Cc3 d6 6. Ac4 eS 7. Ae3 Ae78.De2 0-09. 0-0-0)

Aquí examinaremos aquellas lí­ neas en que las negras no desean entrar en las ya consideradas en el capítulo anterior, sino que prefieren desviarse en la 9" jugada. Debemos mencionar que si las blancas enrocan corto en este mo­ mento estarán invalidando su juego precedente y las negras, en conse­ cuencia, no tendrían que afrontar mayores problemas. Por ejemplo: 9. 0-0 Cxd4 10. Axd4 Da5 11. Tadl Ad7 12. Ab3 Ac6 13. f4 eS 14. fe de 15. Tf5 Ac51 16. Axc5 Dxc5+ 17. Rhl Tad8 18. Cd5 Axd5 19. ed e41 � (Jasin/ Bravdarevic, 1964), o bien 9. ... a6 10. Tadl Dc7 11. Ab3 b5 12. a3 Cxd4 13. Axd4 Ad7 14. Dg4 Afli 15. Axfli Cxf6 16. Dg3 Ab7

el 9.

..

. Cxd4

dI 9 .. Ad7 .

el 9

.

.

.

..Da5

al 9. ... d5 9. ...

d5

= .

Las blancas pueden jugar también 9. Ab3, que revierte a las líneas nor­ males, tras 9. ... a6 10. 0-0-0. Si jue­ gan las negras 9. ... d5, con 10. ed ed 11. 0-0 se llega a una posición en la que el juego evoluciona en torno al peón dama aislado. a) 9 .. d5 .

.

bl 9 .. a6 .

228

.

Este es un plan arriesgado. Las negras esperan compensar la inmi­ nente avalancha de peones con una enérgica acción central, pero el pro­ blema consiste en que aún no han


'completado el desarrollo. Con el rey blanco en cl, el peón 'd' aislado no juega un mayor papel en la lucha tras 10. ed ed. Por ejemplo: 1,. Ab3 Te812. Cf3 Ae6, o bien 11. Ag5 TeS 12. Thel Ag4 13. f3 Ad7. La res­ puesta más sólida a 9. ... d5 es la recomendación de Boleslavsky, 10. Cf31, a fin de ultimar un juego activo de piezas en el centro. Así, 10. ... Cxe4 11. Cxe4 Da5 12. Ad2 Da4 13. Ad3 de 14. Dxe4 Dxe4 15. Axe4 f6 (15. ... Ad7 ·16. Ag5!±) 16. Ae3 e5 17. Ad5+ si bien, tras 17. ... Rh8 (con idea de ... Ad7, .... TfdS) las negras debieran igualar. Tampoco es peligroso 10. Ab3, debido a que las negras pueden ju­ gar 10. ... Ca5. El avance ". e5 se tornarla favorable a las negras. La oposición Td1-DdS permite, por otro lado, a las blancas llevar a cabo una interesante combinación. 10. Cxe617 11. ed 12. de

fe CaS

Las blancas tienen suficientes peones por la pieza, y si consiguen completar su cadena de peones, con f5 y g4, se aproximarán a la victoria. 12. ...

D c7

Otro buen método de defensa es 12. ... DeS 13. Ab5 Cc6 14. Thel a6 15. Ac4 b5 16. Ab3 Ca5 17. Ad5 TbS (Zaitsev/Wittmann, 1968), 13. AdS

Cc61

No es bueno 13. ... De5?, 14. f4 Df5 15. h3 Axe6 16. g4± (Zaitsev/

Gik, 1967). Con 13: .. , Cc6 las ne­ gras amenazan la captura del alfil en d5. A 14. Ab3 pueden repetir posi­ ciones, con 14. ... Ca5. Quizá sean más fuertes 14. Dc4 ó 14. Thel, que conducen a una lucha complicada, con mejores chances para las blan­ cas. b) 9. ... a6

9. ...

a6

Esta jugada traspone habitual­ mente a las líneas principales, des­ pues de 10. Ab3, pero las negras pueden adoptar la original idea del Gran Maestro Beliavsky, jugando 10. ... DeSl? De este modo, la dama participa en la defensa del flanco de rey, incluyendo el escaque g6, siem­ pre que las blancas procedan al avance del peón 'g'. La ventaja prin­ cipal de 10. ... DeS consiste, sin em­ bargo, en que se evita 11. g4, ya que se perdería un peón tras " . ... Cxd4 12. Txd4 e5. Las blancas pueden ju­ gar 11. Thgl Cd7 12. g4 Cc5 13. g5 y aplicar métodos ofensivos ya consi­ derados en capltulos precedentes. Velimirovic recomienda que las blan­ cas jueguen 11. f4 Cd7 12. g4 Cc5 13. Rbl b5 14. f5 Cxb3 (14. ... Af6 15. fe fe 16. Cf51;t, Velimirov/ Spassov, 1974) 15. ab, pero después de 15. ... Ab7, las negras, a nuestro juicio, tienen una posición sólida y buen contrajuego en el flanco de dama. c) 9. ... Cxd4

9 .... 10. Axd4

Cxd4 DaS

. 229


Esta forma de ejecutar la manio­ bra... DaS es menos favorable a las negras que en e), ya que el alfil blim­ co ocupa un puesto útil en d4. No hay necesidad para las blancas, por otra parte, de perder tiempo con la retirada del alfil a b3.

Cc5 19. b4 .±. las negras pueden intentar también 10. ... TeS, con lo que obtienen un juego satisfactorio, según Boleslavsky : 11. f4 Ca51 12. e51 de 13. fe Cxb3+ 14. ab Cd5 15. Cxd5 ed 16. Thfl AcS. 10. ... 11. 151 12. Axd4

11. e5 Las blancas pueden también con­ seguir una fuerte iniciativa con 11. Thg1. 11. ... 12 . AxeS 13. Cb5

de b6

Db8 Cxd4

las negras deben jugar 12. eS, a fin de eliminar la amenaza 84-e5, pero después de 13. Af2 la ventaja blanca es indiscutible. e) 9. ... DaS

la pieza correcta: 13. Ab5 falla a causa de 13. ... a61 14. Ac6 Ta7 15. Ab8 Ab71 16. Axa7 Axc6:r.

9. . . .

Da5

200 13 ..., 14. Ac3 15. Td4

A86 084

las blancas tienen la iniciativa (Bogdanovic/Shamkovich, 1963, continuó 15. ... Axb5 16. Axb5 Dxa2 17. Thd1). d) 9. ... Aól 9. ...

Ad7

Esta jugada libera, en principio, la casilla eS para una torre. 10. f41 También es posible 10. Ab3. Por ejemplo: 10. ... Db8 11. f4 Cxd4 12. Txd4 b5 13. 151 b4 14. fe fe 15. Cbl±, o bien 13. ... ef 14. ef Axf5 1S. g4 Ae6 16. g51 Cd7 17. Axe6 fe 18. Dg4

230

las negras controlan la casilla eS y van a efectuar la maniobra Ac8-d7c6, seguido de TaeS y Tfd8. 10. Ab3 Si 10. f4, la respuesta más simple de las negras es 10. ... Cxd4 11. Txd4 Ad71 12. Tfl Ac6 13. f5 d51


10. ...

Cxd4

10. ... a6 es inferior, en vista de 11. Thg1 Cxd4 12. Axd4 b5 13. g4 b4 14. g5 Cd7 15. Cd51 ed 16. Axd5 Tb8 17. g6, con ataque muy fuerte. Tam­ poco es bueno 10. ... Ad7 11. Cdb5 Ce8 12. f4 a613. Cd4 Cxd4 14. Axd4 Ac6 15. f51 11. Axd4 '12. Rb1

Ad7

12. g4 es prematuro debido a 12. ... e51, pero 12. f4 e5 13. Cd5 Cxd5 14. ed f6 15. Ac3 Ob6 16. g4, mere­ ce consideración. La pérdida de tiem­ po en relación con la defensa del peón e4, con f3, permite a las negras obtener buen juego por diferentes medios. Así, por ejemplo 12. ... Ac6 13. g4 d5 14. g5 Ch5. La jugada 12. Rb1 fuerza a las ne­ gras a revelar sus planes. Se trata, en cualquier caso, de una jugada 'útil, ya que la defensa del peón 'a' con el rey libera al alfil de esa res­ ponsabilidad. Por otro lado, el rey se aparta de la diagonal c1-h6. 12....

Ambos bandos han completado el despliegue de sus fuerzas. Las blan­ cas tienen claramente más chances de crear juego activo. La partida podría continuar así: 14. g4 d5 15. ed I Cxd5 16. Cxd5 Axd5 17. Ac3 Oc5 18. Axd5 Txd5 19. Txd5 I')xd5 20. Td1 Oc5 21. f51, según análisis de Jolmov. Las blancas pueden tam­ bién intentar 14. f51 e5 (14. ... ef 15. ef Tfe8 16. Od3± ) 15. Af2 d5 16. ed Cxd5 17. Cxd5 Axd5 18. Oxe5±, mientras que la partida Geller/ Fis­ cher, 1967, prosiguió 14. Thf1 b5 15. f5! b4 16. fe bc 17. ef+ (Murey sugirió 17. Txf61 gf 18. ef+ , con ataque muy fuerte) 17. '" Rh8 18. Tf51 0b4 19. Of11 y las blancas obtu­ vieron fuerte ataque. Podemos resumir las lecciones de estos dos capítulos como sigue: el plan 8. ... Ae7 9. 0- 0-0 0-0 conduce a posiciones complicadas y de doble filo. El juego negro es suficiente­ mente sólido, pero este bando ha de mantenerse muy alerta y conducir la defensa con suma precisión.

Ac6

Si 12. ... b5 las blancas pueden elegir entre 13. Axf6 Axf6 14. Txd6 y 13. f4 e5 14. Cd5 Cxd5 15. ed Af6 (15. ... f6 16. fe fe 17. Axe51 ± ) 16. Ac3 Ob6 17. g4± . Si las negras jue­ gan 12. ... Tad8, entonces es bueno 13. Oe31 : 13. ... b6 14: Axf61 gf 15. Cd511 Tfe8 (15. ... ed 16. Txd5 Oa6 17. Th5 Ag4 18. Og3±) 16. Oh61, ganando, según análisis de Fischer. 13. f4

Tad8

231


6.3. 7 .. a6 .

(1. 84 c5 2. Cf3 Cc6 3.d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ac4 e6 7. Ae3 a6)

A primera vista, el principio del rá­ pido desarrollo parece alterarse con 7. ... a6, pero si con ello se consigue un rápido contrajuego en el flanco de dama, la jugada quedará perfec­ tamente justificada. 8.De2

Las blancas, por supuesto, pue­ den revertir a la Sozin Clásica, eon 8. 0-0. El enroque largo es más arries­ gado, pero más lógico y más acorde con el esplritu de la posición, pues de este modo las blancas concentran la máxima cantidad de fuerzas en el centro. 8 ....

Dc7

La inmediata acción 8. ... Ca5 9. Ad3 b5 choca con la fuerte réplica 232

10. b41 Después de 10. ... Cb771 11. 0-01 son las blancas quienes atacan en el ala de dama: 11 . ... e5 12. Cb3 Dc7 13. Ad2 Ad7 14. a41 ba 15. Cxa4 Ae7 16. Ae3± (Mestrovic/Po­ lugaievsky, 1972). Evidentemente, el caballo no esté bien situado en b7, donde sólo puede paralizar el juego negro. Mejores chances ofrece el sa­ crificio de peón 10. ... Cc4 11. Axc4 bc 12. Oxc4. En la partida de Firmianl Zaltsman, 1979, las blancas obtuvie­ ron ventaja tras 12 . ... Ab7 13. 0-0 TeS 14. Od3 d5 15. eS Cd7 16. Af4 Axb4 17. Cce2 Ae7 18. Og3 96 19. Ah6, pero merece análisis la conti­ nuación 13. ... d5 14. ed Cxd5, don­ de actuaron ambos alfiles negros. No tiene mucho sentido jugar 8. ... Ad7 9. 0-0-0 b5 10. Ab3 Od8 (es demasiado tarde para 10. ... Ae7 : 11. Cxc6 Axe6 12. Axd4 eS 13. e51 ± ) 11. g4 Cxd4 12. Axd4 e5. Las blancas, explotando su ventaja de desarrollo, abren ahora el juego: 13. g51 ed 14. gf de 15. e51 cb + 16. Rbl ±.

9. O-G-O Los jugadores prácticos pueden considerar el activo e inmediato plan 9. Ab3 Ca5 lO. g4, que gana un tiempo. Es demasiado pronto, por otro lado, para definirnos sobre el


contragolpe 10. ... h5, ya Que el úni­ co caso Que se ha visto en torneo es la partida Brueggemann/Atanasov, 1978, Que continuó: 11. g5 Cg4 12. g6 Cxb3 13. ab fg 14. h3 Cxe3 15. Dxe3 Ae7 16. Tg1 g5 17. Cf3 g4 00 . También hay Que analizar 11. gh, Que crea nuevos objetivos de ataque en el flanco de rey. Una continua­ ción más sólida Que en la partida hubiera sido 10. ... b5 11. g5 Cd7.

Tc111; o bien 13. ... Cc5 14. Cxc5 dc 15. Aa4+ Ad7 16. Axd7+ Dxd7 17. Cb3 Db51 14. f5 e5 15. Ce6 (la retira­ da 15. Cf371 es mucho menos fuer­ te: 15. ... Cxb3 16. cb Axe4 17. 0-0 Db7 18. Cd2 Ac6 19. Tf2 Db51�, Aoth/Kasparov, 19801 15. ... fe 16. fe Cc51 17. Cxc5 dc 18. Ad5 0-0-0 19. 0-0-000, o bien 13. Cd517 ed 14. ed Cc5 15. Cc61 Cxc6 16. Axc5+ Ae7 17. Aa4 Ad7 18. dc Axc6 19. Df3 Axa41 7 20. Dxa8+ Ad71 21. Dxa6 (21. Dxh8 Dxc5 + 1 21. ... Ac6 22. Ab6 TaS 23. Dxa8 Dxb61 - + . Después de 9. 0-0-0 las negras pueden elegir entre: al 9 ... CaS y .

bl 9. ... Aa7

En esta posición es fundamental, antes Que nada, evaluar las conse­ cuencias del sacrificio en e6 y esto es mejor hacerlo en casa. El análisis muestra Que las variantes del sacri­ ficio no son peligrosas para las ne­ gras: 12. Axe6 fe 13. Cxe6 Dc41 14. Dxc4 Cxc4 15. Cc7+ Ad8 16. Cxa8 Cxe3 17. fe Ab7 �, o bien 12. Cxe6 fe 13. Axe6 Ce5 14. Cd5 Dc41 15.· Cf6+ gf 16. Axc4 (16. Dh5+ 7 Ae7 17. Axc4 Ag4 18. gf+ Ad71 � 116. ... Ag41 17. Axb5+ Af7 18. Axa6 Axe2 19. Axe2 Cac4 00 . Es más natural atacar e6 a base de peones. 12. f417 puede contestarse con 12. ... b4, de lo Que resultarén complicaciones virulentas: 13. Ca4 Ab7 (13. ... Cxb3 14. cbl Ab7 15.

Las negras, sin embargo, no pue­ den jugar 9. ... b5, ya Que tras 10. Cxc6 se enfrentan con problemas. Las blancas obtienen ventaja tanto después de 10. ... Dxc6 11. Cxb5 Cxe4 12. Ca7 Db7 13. Cxc8 Dxc8 14. Ab3, con idea de Aa4+ , como de 10. ... be 11. Dxc4 Ab7 12. CeS Dxe4 13. Cxe4 Cxe4 14. Cxe4 Axe4 15. f3 Ad5 16. Cb6. al 9. ... CaS

9. ...

CaS

S610 ahora Que el rey blanco se halla en el flanco de dama deben las negras acelerar su contrajuego. 10. Ad3 Si 10. Ab3 las negras deben jugar 10. ... b5 11. g4 (11. 13 Ae7 12. g4 O­ O 13. g5 Ch51 14. f4 g6 15. f5 b41 16.

233


Cbl Cxb3+ 17. ab e51 18.16 ed 19. fe Dxe7 20. Axd4 a5 21. Thdl Te8 :¡: (Thal/Gipslis, 1981) 11. ... Cxb3+ 12. abo Ahora pueden elegir entre 12. ... Ae7, trasponiendo a las Irneas principales (b), o bien explorar terri­ torio desconocido, con 12. ... Ab7 ó 12. ... g6 13. g5 Ch5. 10 . ...

b51

Volviendo a su plan. No tendría sentido mezclar sistemas con 10. ... Ae7 11. g4 b5 12. g5 Cd7 13. Cf51 ef 14. Cd5 Dd8 15. ef Ab7. 203

.

Otras continuaciones conducen a juego agudo y de doble filo: 1) 11. f4 b4 12. Cbl e5 (12. ... Ab71?) 13. Cf5 g6 14. fe de 15. Ag5 Cd7, con juego agudo ( Ljubojevic/ Musil, 1975). 2) 11. g4 b4 12. Cbl Ab7 (la arries­ gada 12. ... d5 no es fácil de refutar: 13. ed Cxd5 14. Ae4 Cxe31 15. Dxe3 TbS 16. Cd2 Ad6= (Kengis/Pe­ trushin, 1980) 13. Cd2 Ae7 (aqur la torre en dl es aún más pasiva, por lo que la apertura del centro está plena­ mente justificada, de modo que por qué no 13. ... d51? -El ataque direc­ to se tornarra adverso para las blan­ cas: 14. e5 Dxe5 15. f4 Dd6 16. f5 e5 17. Af4 Cd7:¡: (Shlekis/lvanov, 19m 14. g5 Cd7 15. f4 Cc5 16. Rb1 d5 17. e5 0-0-0, o bien 17. ...Cc4, con juego complejo, como en la par­ tida Malevinsky/Shevelyev, 1970. 11 ....

¿ Puede permitirse el avance del peón a b4, después de lo cual el ca­ ballo blanco quedará temporalmente situado fuera de juego? Al situar el alfil en d3 las blancas han reducido sustancialmente la ac­ tividad de la torre d1 y por algún tiempo su control del centro se ha debilitado. Por consiguiente, parece lógico efectuar una jugada profilácti­ ca, que les permitirá a las blancas fortificar más tarde su posición. 11. 83

234

Ab7

El hecho de que las blancas deban perder tiempo con 11. a3 constituye una pequeña victoria moral .para las negras, que pueden ahora emplear su turno para encauzar su esquema de desarrollo preferido. Pueden, por consiguiente, jugar como lo han hecho con la textual, o bien incli­ narse por 11. ... Ae7. La partida Malevinsky/Petrushin, 1980, siguió 11. ... TbS 12. Ad2 Cc4 13. Ae1 Ae7 14. f4 0-0 15. g4 d51 15. ed Cxd5 17. Cxd5 ed 18. Cc6 Af61 19. Axc4 bc 20. Cxb8 Dxt4+ 21. Ad2 DxbS oo. 12.14


Es posible 12. g417 así.como tam­ bién 12. Ag517 Ae7 13. f4 0-0 14. Cdxb500. 12. ... 13. Thf1 14. g4 15. e d

Ae7 0-0 d5!

S i 15. e5, entonces e s bueno 15. ... Ce4. 15. ... 16. Cxd5 17. Rbl

Cxd5 Axd5 Cc4

Las negras tienen buen juego (Tisdall/Dorfman, 1977). b) 9 . ... Ae7

9.. . .

Ae7

El objetivo blanco en la variante en que las negras enrocaban en la octa­ va jugada era el rey negro, pero la presión central jugaba un papel me­ nos importante. Ahora considerare­ mos sistemas en los que las negras aún no han enrocado, si bien están preparadas para hacerlo en cualquier momento. Las blancas deben encon­ trar un plan suficientemente fle­ xible y que sea bueno tanto si las ne­ gras deciden retener su rey en el centro, como si se inclinan por lle­ varlo al ala de dama. Las negras, por su parte, no deben perder un tiempo enrocando, sino que deben intentar el aprove­ chamiento del tiempo ganado para presionar en el flanco de dama o, a veces, jugar incluso en el centro. Si . consiguen forzar a las blancas a JU-

gar algo tan inactivo como f2-f3, en­ tonces su estrategia de apertura habrá quedado justificada. 10. Ab3 L as blancas pueden replicar con juego agresivo a las agresivas juga­ das negras. 10. Thgl hubiera sido la mejor respuesta, con el objetivo evi­ dente de avanzar el peón a g5, lo que debilitarla la posición negra en el centro. Las neyras disponen de varias continuaciones obvias, pero ninguna de ellas parece suficiente para con­ seguir la igualdad: 1) 10. ... b5 11. Cxc6 (después de 11.Ab3 O-O12. g4 b413. Cd5, llega­ mos a una disposición bien conoci­ da) 11. ... Dxc6 12. Cxb5 Cxe4 13. Ca7 Db7 14. Cxc8 Dxc8. Las blancas siguen conservando una pequeña iniciativa, pero las negras pueden conseguir contrajuego sobre las co­ lumnas 'b' y 'e'. 2) 10. ... 0-0 revierte a la nota so­ bre 10. Ab3, tras 10 Thg1 a6 (capítu­ lo 6.1). 3) 10. '" Ca5. Aqul las blancas probablemente deberlan regresar a las lineas principales, con 11. Ab3, ya que tras11. Ad317 b5 12. a3 (si12. g4 de inmediato, entonces 12. '" b4 13. Ca4 Cd7 14. Cb3 Dc61 + es bue­ no para las negras) y ahora las ne­ gras disponen de tres confortables opciones: 3.1) 12 . ... Ab7, con idea de jugar d5. 3.2) 12. ... Cc413. Axc4 Dxc4.

235


3.3) 12. ef dS.

oo .

e517 13. CfS Axf5 14.

En todos los casos las negras ob­ tienen contrajuego.

12. ab g6 13. gS Ch5. Las conse­ cuencias del sacrificio '14. CfS no están claras: 14. ef l S. Cd5 Dc6! 16. Ad4 Axg5+ 17. Rbl Tg8!, pero no 17. 0-07 18. DxhSI gh 19. Ce7+ Axe7 20. Tgl + , con mate. Una posición de doble filo surge tras 14. f4 bS 1S. fS b4 16. Ca4 0-0. o o .

oo.

10;

Ca5

oo.

Las negras 1'10 deben buscar la igualdad llevando su rey al flanco de dama: 10. -Ad7 11. 94 Cxd4 12. Txd4 Ac6 13. g5 Cd7 14. f4 CeS 15. Thdl Cxb3+ 16. ab 0-0-0. Después de 17. Df2 b5 18. fS, las negras han perdido la posibilidad de jugar en el flanco de dama y serán comprimidas hasta llegar al colapso. 10. b5 tampoco es promete­ dor, a causa de 11. Cxc6 Dxc6 12. Ad4 Ab7 (si 12. 0-0, es fuerte 13. Cd51) 13. Thel l 0-0 14. f4 Tac8 (in­ cluso después de 14. Dc7 lS. e51 están mejor las blancas) 15. Cd51 DeS (15 .... ed 16. ed Cxd5 17. Axg7 Cxf4 18. Dxe7 Rxg7 19. Txd6±) 16. Cxf6+ gf 17, f5 e5 18. Dh51 Rh8 19. Td3 Tg8 2O. Axf7, Y las blancas tie­ nen una excelente posición (Hübner/ . Hort, 1972). o o .

oo,

oo.

oo.

11.941 IPrecisamente asíl El ataque con el peón 'f no es efectivo: 11. f4 b5 12. f5 Cxb3+ 13. ab b41 14. Ca4 e5 15. Cf3 Ab7:¡:. Al avanzar el peón 'g' las blancas tratan de reducir la presión sobre su peón 'e', sin estancar el ataque. . 11.

oo .

b5

Hay una interesante idea de Be­ liavsky, que implica el bloqueo de la avalancha de peones: 11. Cxb3+ oo.

12. g5 13. ab

Cxb3+ Cd7

Ambos bandos se hallan dispues­ tos para la batalla. Las negras inten­ tan atar las piezas blancas a la defen­ sa del peón 'e', después de lo cual enrocarán. Las blancas han com­ pletado su desarrollo y cuentan con un fuerte caballo en d4, pero no les resulta fécil encontrar un plan acti­ vo. Hay dos caminos de fortificar su posición: 1, pueden avanzar sus peones en el flanco de rey a fin de romper el muro de peones negros, con g5-g6; 2, un plan combinativo, método a emplear caso de que el rey negro permanezca en el centro. En tal caso, el monarca deberá afrontar las amenazas de la artillería pesada blanca, concentrada sobre . las columnas centrales. 14. b471 es un plan inefectivo y arriesgado. Las blancas adoptan me­ didas radicales para impedir el avan­ ce del peón 'b' enemigo, pero con el avance del propio no han más que facilitar la apertura de líneas a favor de las negras. Después de 14. O01 15. f4 a5 16. Ccxb5 Db7 17. f5 abl 18. f6 gf 19. Thg1 Rh8 20. gf Cxf6 21. Ah6 Tg8, las negras han recha­ zado el ataque, consiguiendo clara ventaja (Christiansen/Tukmakov, 1972). oo.


Aqul se bifurca nuestro análisis en dos caminos: a) 14. h4 b) 14. Cf517 Si las blancas avanzan el peón 'f' (f2-f4) entonces el peón 'e' queda atacado tras 14. ... Cc5. El plan a base de 14. h4 es más peligroso, ya que su objetivo (después de f4-f5 y g5-g6) es no solamente dislocar la estructura de peones negros, privan­ do al enemigo del privilegio de enro­ car, sino también, en algunos casos, de emprender operaciones sobre la columna 'h'. a) 14. h4 14. h4

El enroque puede ser fatal para las negras: 14. ... 0-0 15. g61 hg 16. h5 Y además estarfa en contradicción con su estrategia de apertura: enrocar cuando el enemigo efectúe una juga­ da inesencial. 14. ... Cc5 parece bastante natu-

ral, ya que amenaza ganar el peón 'e' tras ... b4. Sin embargo, este movi­ miento tiene una reputación negati­ va basada en la partida Radulovl Hamann, 1968 : 15. b4 Ca4 16. Td3 Dc47 17. Cbl l Dxb4 18. c3 Da5 19. Cc6± . Es dudoso, pese a ello, que las blancas puedan conseguir venta­ ja con 15. b4 Y 16. Td3, pero la juga­ da 16. ... Dc4 tampoco parece que sea el camino correcto para las negras. En su lugar, proponemos algún movimiento del alfil cS, o in­ cluso 16. ... Cxc3 17. Txc3 Db7, que darla a las negras un juego satisfac­ torio. Las blancas probablemente contestarlan a 14. ... Cc5 con 15. h5, después de lo cual, 15. ... b4 16. Ca4 conduce a posiciones ya conside­ radas. 14. ... Ab7, con las mismas ame­ nazas sobre el peón 'e', se encuen­ tra con frecuencia en la práctica. Después de 15. f3 b416. Ca4 Cc5 17. h51 Cxa4 18. ba Da51 Larsen estima que las negras están bien. 15. h51 plantea problemas más diflciles a las negras. Es peligroso capturar el peón, ya que las negras perderían mucho tiempo, cayendo bajo un fuerte ataque: 15. ... b4 16. Ca4 Axe4 17. f3 Ab771 18. g6 hg 19. hg Txhl 20. Txhl ceS 21. CxeS dc22. gf+ Rxf7 23. Ce6± (Podgaietsl Butnoris, 1975). Hay otras respuestas a 15. h5, ta­ les como 15.... b4 16. Ca40-0-0; 15. ... CtBI7 16. Ca4 0-0-0 17. Ca2 Da5 18. Rbl 0-0-0 19. 96 hg 20. hg Txhl 21. Txh1 f5; o bien 15. ... b4 16. Ca21 Da5 17. Rbl Axe4 18. f3. Todas estas jugadas conducen a posiciones en las que las blancas mantienen la iniciativa con firmeza. Los autores

237


no creen que la praxis vaya a modi­ ficar la evaluación de estas variantes y, por lo tanto, hay que admitir que 14. ... Ab7 no fuerza a las blancas a efectuar una jugada superflua, es decir, pasiva y que, por consiguien­ te, debe considerarse una suerte de "Tiro al aire" . Ahora procederemos a analizar el avance inmediato del peón 'b'. 14. ...

b4

¿Y el bloqueo del peón 'a' negro? ¿Acaso no es importante? A esto de­ bemos responder que la posición del caballo a 4 es inestable. Por ejemplo: 15. ... Cc516. f3 Ad71 17. h5 Cxb3+ 18. Cxb3 Axa4 y las negras no están peor. Es cierto que las blancas pue­ den olvidarse de su peón central y jugar más enérgicamente con 16. h5, en cuyo caso la tarea defensiva de las negras es más difícil, pero la posi­ ción puede mantenerse. En varios juegos las blancas ganaron rápida­ mente, pero en cada caso los análi­ sis han demostrado que la posición era defendible. Permrtasenos, ahora, extraer algunas muestras de la jun­ gla: 1) 16. ... Cxe4l? 17. g6 Ad818. h6 fg 19. hg Oxg7. 2) 16. ... Ad7 17. g6 Cxb3+ (pero no 17.... Af6? 18. e51 Axe5 19. Of31 (}.O 20. gf+ Rh8 21. Ag5, con la amenaza h6 + -, Razuvaiev) 18. Cxb3 Axa4 19. gf+ Rxf7.

15. Ca21 Por algún motivo se ve con más frecuencia15. Ca4, pero en principio es difícilmente explicable por qué esta jugada es mejor que la del texto. Indaguemos. ¿Es importante el con­ trol de c5? ya ha sido probado que tras 15. ... Cc5, 16. Cxc5 es la con­ tinuación menos prometedora, puesto que priva al Cd4 de su mag­ nIfica base de operaciones: 16. ... dc 17. Cf3 a5 18. Cd2 a4 19. ba Txa4 20. Cc4 (}.O 21. Og4 Aa6:¡:-. (Cox/ Netkars, 1974).

238

3) 16. ... Ad717. Rbl Axa4 (pero, ¿por qué no 17. ... Cxe4 18. g6 f5, o incluso 17. ... Cxa4 18. ba g67) 18. ba Cxa4 19. g61, con juego agudo (Planinc/Beliavsky, 1975): 19. ... Af62O. gf+ Oxf7 21. Oc4Q-OI Por otro lado, hay que decir tam­ bién que el desplazamiento del caba­ llo hacia a2 no es, propiamente hablando, una retirada, ya que ame­ naza el peón 'b'. 15. .. .

Ab7

Otras continuaciones, dignas de consideración, no han sido practica­ das aún en torneo:


1) ,15. ... a517 16. Cb5 (las negras proyectan jugar ... Aa6 y ... 0-0-0) 16. ... Dc6 17. Dc41 (17. Ca7 Dxe4, ó Db7=) 17. ... Cc51 18. Cxd6+ Axd6 19. Txd6 Dxd6 20. Axc5 Dc71 21. Tdl e51 y no parece que haya ningún medio de continuar el ataque.

con 19 ... 0-0, por 20. h61, sino con 19. ... Af61 20. gf+ Rxf7. La situa­ ción asf originada es de doble filo, pero los alfiles negros operan bien en la defensa. .

b) 14. Cf51 7

2) 15. '" Cc5 16 . Cxb4 Cxc4, con juego agudo. 16. h51 17. Rb1 18. f3

Oa5 Axe4

14. Cf517

207

206

Nos encontramos ahora ante una posición crftica para la evaluación de la defensa 15. ... Ab7.

18. .

. .

Ad5

18. ... Af5 permitió un bello ata­ que en la partida Ljubojevic/Hamann, 1975 : 19. Cxb41 Dxb4 20. Cxf5 ef 21. Ad41 Cc522. h6 Ce6 23. hg Tg8 24. Af61 Rd71 25. Txh7 Tae8 26. Th8 Axf6 27. Txg8 Axg7 28. Txe8 Rxe8 29. g6! -Tampoco es malo 19. Cc61 Después de la jugada textual las blancas pueden jugar 19. g6, a lo que las negras no deben contestar

El Gran Maestro Velimirovic tiene la patente de este sacrificio, a cambio del que las blancas obtienen buena compensación en forma de presión sobre las columnas abiertas en el centro, asf como un buen blanco, el rey negro, que se ha retrasado en su posición inicial. No tiene sentido rechazar el sacri­ ficio, desde la partida Zaichik/Kor­ sunsky, 1975, que reveló un método convincente de obtener un fortfsimo ataque para las blancas: 14. ... b4 15. Cxg7+ Rf8 16. Dh5 Rxg7 17. Ad4+ Ce5 18. f4 bc 19. fe cb+ 20. Axb2 dS 21. ed Ac5 22. Dh6+ Rg8 23. Tbfl. También da excelente jue­ go a las blancas 15. Cxe7 bc 16. Cxc8 cb+ 17. Rxb2 Txc8 18. Td2± (anfllisis de Boleslavsky).

239


La aceptación de los sacrificios depende, naturalmente, de cada po­ sición concreta y en el caso pre­ sente y puesto que no han cometido errores de bulto, las negras no tienen por qué temer el castigo de un ata­ que de mate. 14 . 15. Cd5 16. ef

ef Od8 Ab7

El caballo de dS debe ser destruído inmediatamente. Después de la na­ tural 16. ... 0-0, las negras pierden rápidamente: 17. f61 gf (17. '" Cxf6 18. Ab61.±) 18. Ad4 CeS 19. gf Axf6 20. Thgl + Ag7 21. AxeS, aniquilan­ do la posición negra (Velimirovic/ Sofrevsky, 1965). 17. 161 18. The1

gf

18. gf AxdS 19. fe es inferior, debi­ do a 19. ... OaSI 20. Ad4 Tg8 Y es di­ ficil para las blancas demostrar que su ataque vale una pieza. Las blancas adoptan una estrate­ gia ociara y correcta, concentrando de manera óptima su potencial en el área en que tendrá lugar la futura batalla.

18....

Axd5

El enroque seria replicado con 19. Cxffi 20. Cxe7+ Oxe7 21. Thl+ Rh8 22 . Ad41 ±, o bien 19 . .. Axf6 20. Og4+ Rh8 21. Cxf6 Cxf6 22. Ad4 TgB23. Te811 TxeS 24. OgS Te6 25. Tgl, ganando, según los análisis de Velimirovic.

91

.

19. Txd5

240

Finalmente, las negras deben olvi­ darse para siempre del enroque. Si 19. ... 0-020. gf Axf6 21. Tgl+ Rh8 22. ThSI Ag7 (si 22. ... Tg8, enton­ ces 23. Txh7+) 23. Txg7 Rxg7 24. Og4+ Rh8 2S. OfS, con mate. Tam­ poco es mejor 20. '" Cxf6 21. TgS+ Rh8 22. Ad4 Tg8 (o 22. . . . TeS ) 23. Oxe7±. Por consiguiente, la torre toma la posición de su rey en g8. La situación así planteada es muy interesante, y la evaluación de 14. CfS debe resumirse como que se trata de una jugada que mantiene el equilibrio.

Tg8

°

La posición negra parece peligrosa dado que sus piezas se hallan parali­ zadas y que su rey está retenido en el centro. El Gran Maestro Brons­ tein considera que no es necesario para las blancas forzar aqul los acon­ tecimientos, pero que deben conti­ nuar situando a su oponente ante posiciones crIticas. En nuestra opi­ nión, no deberían subestimarse los recursos defensivos negros ya que tampoco la praxis, por otro lado, ha demostrado aún que exista ventaja blanca en esta posición. Examine­ mos algunas posibilidades.


1) 20. Af4 parece la jugada más peligr:osa y que concede la iniciativa a las blancas tras20. ... RhS. Gheor­ ghiu propone que las negras fuercen ahora las tablas con 21. Oh5 Oa5 (pero no 21. ... Tg7 22. Txe7 Rxe7 23. Axd6 + Re6 24. c41 bc 25. bc Txg5 26. Oh3+ f5 27. f4+ + - Ma­ tanovic/Musil, 1973) 22. Oe2 OdS, etc., pero esta sugerencia sólo pue­ de tener sentido si se demuestra que las blancas pueden obtener ventaja tras 22. ... Ce5 (en lugar de 22. ... OdS) 23. gf Axf6. Por ejemplo: 24. Txd6 TeS (con idea de 25. ... Cd3+), o bien 24. Rb1 0b4 25. Ah6+ Ag7 26. Oe3 0h4. Las negras tienen problemas más difíciles de re­ solver después de 21. Axd6 Axd6 22. Txd6, donde el caballo está práctica­ mente sentenciado a muerte. Si 22. ... fg 23. 0d2 Ta7 24. 0b41 a51 (24. .. , Rg77 25. Od4+) 25. Txd7 + ab 26.TxdS+ Rg7 27. TxgS+ RxgS 2S. Te5 f6 29. Txb5 Ta1+ 30. Rd2, las negras luchan por las tablas. 22. ... Ta7 23. gf Tg6 24. Oe3 Tc7 25. Oh3 redunda aparentemente en favor de las blancas, pero la posición negra es defendible jugando con precisión. La continuación natural 22. ...Txg5 permite a las negras rechazar el ata­ que con sencillez. Asl, 23. f4 Tg6 24. f5 Tg5 25. h4 Txf51 26. 0e4 Te5 27. Txd7 Txe4 28. TxdS+ TxdS, etc. Hay otro camino aceptable: 22. ... TeSl? 23. gf (23. Od2 fgl 24. Txd7 016 00 ) 23. ...Tg6 24. Od2 (24. Od3 Oa51�) 24. ... Tc7 25. Td1 Txf6 26. Txd7Txd7 27. Oxd7 Db6. 2) crea ello, RfS,

20. Ad2 es muy molesta, pues la amenaza 21. Aa5. A pesar de las negras deben jugar 20. pues ahora 21. Aa5 serfa com'"

batido con 21. ... Dxa5 22. Dxe7+ Rg7 23. Te3 TaeS 24. gf+ RhS 25. CxeS Cxf61 +. Las blancas sólo pue­ den proseguir su ataque jugando 21. Dh5, a fin de replicar a 21. ... Rg7 con 22. Te3 (con idea de jugar Ac3, pero 21. ... Tg7 libera la casilla gS para el rey, crea:1do problemas a las blancas en su intento de mejorar la posición. 3) Las blancas, por supuesto, pueden intentar mejorar su posición inmediatamente, a base de 20. h4, apoyando la cabeza de puente de g5. Pero aún así disponen las negras de una posición sólida: 20. ... TeS 21. Af4 Rf8 22. gf (22. Dh5 Da5 23. De2 Ce5, etc.) 22. .. . Cxf6 23. Tf5 Tc51 y ahora, no 24. Ah6+ ReS 25. Txf6Te51�. 4) El plan de ataque a base de20. gf Cxf6 21. Tf5 es más peligroso para las negras. Las blancas modifi­ can ligeramente su frente de ataque. Olvidándose del peOn 'd', crean fuer­ te presiOn sobre las columnas 'd' y 'f. El alfil se hace demasiado fuerte, cortando el posible escape del rey por f8 (Ah6) o amenazando la dama (Ab6). Al mismo tiempo puede hos­ tigar al caballo (Ad4). La dama d f3 f6 crea molestias para el caballo de f6, as! como amenazas a lo largo de la gran diagonal. Las medidas defensi­ vas naturales (21. ... Tg6 22. Ab61 Dd7 23. Df3 TbS 24. Txf6 Txb6) conducen a un final inferior para las negras tras 25. DaS + OdS 26. Txe7+ Rxe7 27. Txf7+ Rxf7 2S. DxdS± (Kupreichik/ Beliavsky, 1974). Las negran pudieron rechazar el ataque blanco después de 21. ... TbS 22. Aa771 Tb7 23. Ad4 Cg4 24. Df3 DeSl (24. ... Td77 25. Dh31 Ce5

I�'

241


26. f4±) 25. Dd5 Ch6 26. Th5 Tg6 27. f4 Tc7+ (Taborov/Korsunsky, 1976), si bien las blancas tal vez pue­ dan mejorar su juego con 22. Ag51 Las negras pueden b.uscar nuevos horizontes defensivos con, por ejem­ plo, 21. ... Cg41? 22. Ag5 Ce5, o bien 21. ... Cd7, y probablemente es lo mejor que pueden hacer. Volvemos as! a la cuesti6n central planteada en este capItulo: ¿deben las negras emprender inmediatas operaciones en el flanco de dama con 7. ... a6? Los análisis preceden­ tes esperamos sitúen esta cuestión en la perspectiva adecuada. Ahora que hemos alcanzado ya el centro del laberíntico Ataque Veli­ mirovic podemos proceder a un pe­ queflo balance de nuestras experien­ cias analíticas. Así, una vez vistas muchas variantes tan hermosas como complicadas, debemos enten­ der el principal y un tanto trágico

242

inconveniente de la variante. En efecto, los acontecimientos se suce­ den con demasiada rapidez, lo que conduce a planes de juego con cia­ ras y definidos objetivos. En ciertos casos, para llegar a alguna conclu­ si6n debemos sumirnos hasta la ju­ gada 20 640 ... Pronto llegará el Oia en que teóri­ cos y analistas habrán realizado una minuciosa disección de las posicio­ nes hasta la jugada 35 y en este pun­ to pocos serán los jugadores que de­ seen embarcarse en tan monstruosa travesfa teórica, por lo que es muy posible que los tratados de apertu­ ras de 1990 escriban: "El plan que se inicia con 8. De2 y 9. 0-0-0 ha desa­ parecido de la praxis de torneo ya que después de (y aquf se menciona­ rá una linea de 25 jugadas) el ataque blanco no es peligroso y el juego se encamina hacia un final favorable a las negras."


APENDICE DE PARTIDAS

(1) CHIGORIN/PAULSEN Berlín, 1981 1. e4 2. Cf3 3. d4 4. Cxd4 5. Cb3 6. Cc3 7. a3 B. Ae2 9. 0-0 10.0d3 11. 14 12.093 13. Ae3

c5 Cc6 cd 0b6 Cf6 e6 Ae7 0-0 a6 Oc7 d6 Ad7

Diagrama Llegamos así a una posición clási­ ca de la Variante Scheveningen, a partir de la cual se irán conforman­ do los reclprocos planes de juego. 13. ...

TadB7

La teorla, avalada por muchos afios de torneos, recomienda que la torre dama negra se instale en la co-

a

b

c

d

e

f

gh

lumna 'c', antes o después del golpe ... b5. Paulsen tiene "in mente" la ruptura ... d5. 14. Cd2 15. e5 16. Cf31

d5 CeB

' La estrategia central d las ha llevado en definitiva, a colocar su propio caballo (e8) en una posi­ ción sumamente desventajosa. La última jugada blanca es muy fuerte, pues incorpora el caballo al flanco de

243


rey, planteando la amenaza concreta f5, gracias al importante control de las casillas d4 y e5. 16. .

f5 Oba Tea

oo

17 .

la. Ab6 19. Ad3 20. Ce2 21. Ae3 22. b3 23. MI

No servirla 33. ... Cb6 porque per­ mitirla intensificar la presiOn sobre la columna 'h' ; 34. Rg1 Cc4 35. Dh2 g336. Oh3 Cxe3 37.Txh7, etc. 34. 0g3 35. 0xg4

Ce7 Caa Ca5

b5 Cb77

Cda

Una defensa pasiva permitirla a las blancas aprovechar decisivamente la columna 'h' como catapulta de ata­ que. AsI, 35. Ac8 36. Dh3 Tf7 37. Th61 (amenazando 38. Axg6l 37. Rf8 38. Cf3 d4 39. Axd4 Txf4 40. Ac5+ Re8 41. Txh7. Paulsen, por esa razOn, trata de llevar la partida hacia un terreno táctico. o o .

oo.

En vista del ataque que se avecina sobre su rey, las negras trasladan este caballo a fl. Sin embargo, hu­ biera sido mejor23. Cc41 activan­ .do la lucha en el flanco de dama. oo.

35. 36. Txh71 37. Txh7 oo.

38. Th6

39. Txg6+ 40. A12 41.0M 42. Tga 43. g6 44. 0xe7+

a 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30.

244

b

b41 Ced4 g41 Cg5 hg Rg2

Thl

c

d

e

f

Oe7 Cda fg Axg5 g6 Tba Tf7

31. Th6

Tg7

32. Tahl 33. T6M

Cf7 Tfa

9

h

Cb67 Txh7 Tf7

Ce4 Rfa

Aea Re7 Rd7 Te7 Negras rinden

Esta partida constituye un buen ejemplo de cOmo inyectar vida al jue­ go blanco en la Variante Schevenin­ gen. El genial gran maestro Chigorin da toda una lecciOn magistral, com­ primiendo metódicamente la posi­ ciOn negra a partir del momento en que este bando comete una inexac­ titud.


(2) SMYSLOV/SPASSKY Moscú, 1961 1. 2. 3. 4.

e4 Cf3 d4 Cxd4

5.Cc3 6. Ae2 7.0-0 8 . Ae3 9. 0e1 10 . Axd4

eS d6 cd Cf6 a6 Cc6 e6 Ad7 Cxd4 Ac6

La tipica maniobra de cambio del activo caballo blanco, seguida de presión sobre el peón e4. Después de 11. f41 Cxe4 12. Ah51 d5 13. Cxe4 de 14. Tad1, con ventaja blanca en desarrollo. Smyslov, al jugar con cierta pasividad, se enfrentará ahora con problemas. 11 . Ad3 12. Ae3 13.Td1

e5 Ae7 0-0

Esta jugada tiene por objeto refor­ zar el peón e4, liberando asf al Cc3 de su defensa, al que Smyslov pre­ tende trasladar al flanco de rey, en cuyo sector atacará a base de piezas. b5

14. . . . 15. Ce2 16. Cg3

Oc7 Ad7

Hay que controlar f5 para proce­ der oportunamente al contragolpe ... d5. 17. h3

Ahora las blancas proyectan avan­ zar f3-f4. 17. . . . 18. 0f21

Tfe81

18. f4 sería replicado con 18. ' d5. Las blancas, con la textual, evi­ tan la oposición de dama y Te8. Tac8 Ae6

18. . . . 19 . b3 20. a41

Este es un método efectivo de lu­ char contra el control negro del pun­ to c4, ya que al mismo tiempo se pone en evidencia la debilidad de a6.

20....

ba

TeS

21. Axa6 ,

Si 21. ... ab 22. Axc8 bc 23. Axe6 cdD 24. Axf7 + , etc.

22. Ab5 23 . be

14. f3

Tec8 d51

Después de 23. ... Dxc2 24. Dxc2 Txc2, la ventaja blanca es indudable.

245


24. Ab6

El peón c2 no puede defenderse: 24. Td2 d4 25. Ag5 Cg41 24 . . , 26. Rh1 26. aS Xl. 28. AxaS

41. Df41

41 . . . . 42 . e41 43. Txdl 44. Dd4 46. Td1 46. eS 47. Del 48. Te1 49 . e61 50. e6 51. Txc4

62.086+

b

a

c

d

e

f

9 h

29. f41 Solventada la lucha inmediata en el flanco de dama, las blancas toman la iniciativa en el flanco de rey con esta ruptura.

29. . . 30. Dxf4 .

l1. Cxh6

32. Tb1 33. Rg1

h6

34. Tb6 36. Td6 36. Rh2

Tg6 Dc7 Dc3

38. Dxd4

De7 DaS

37.861

246

Dd7

Td5 Txdl TtS Rg7

g5 Tf4 Da4 Ad5 Axe6 Tc4 Dxc4 Negras Rinden

(3 ) GELLER/ ANIKAIEV Minsk, 1979 47° Campeonato de la URSS 1. e4 2. Cf3

eS

l. d4 4. Cxd4

ed Cf6 d6

S. Cc3 ef ChS Dxh5

g6 Tc5

La jugada decisiva. Las piezas negras están atadas a la defensa de la primera fila, en vista del mate . Ahora se revelará un factor determi­ nante el peón pasado de c2.

Db7 d471 Ab4 AxaS Txa6

.

39. Te11 40. Te2

6. Ae2 7.0-0 8. f4 9. AeJ 10. a4

eS

Ae7

�O

Ce6 a6 Ad7

Digno de considerar es 10. ... e5 11; Cb3 ef 12. Axf4 Ae6 13. Rh1 d5, con la debilidad b6, que se torna favorable a las blancas.


11.At3

Ca5

�.�':

También son posibles las conti­ nuaciones 11. ... Cxd4 12. Axd4 Ac6, y 11. ... Dc7 12. Db3 b6. 12 . De2

."

Dc7

Si 12. ... Tea 13. e51 13. 94

Ttc8?

las negras comprometen asi la defensa de su rey. Mejor hubiera sido 13. ... Cc4 14. g5 Ce8, y ahora, si 15. Cf51 Ad8 (15 . ... eH 16. Cd5 Dcl3 17. Dxc4) 16. Ad4 ef 17. Cd5 Dc8. Geller estima que con 18. Tael las blancas prosiguen su ataque con buenas chances a cambio de la pie­ za entregada. 14. g5 15 . t5

Ce8 CeS

Si 15. ... Cc4 16. te fe 17. Ag41 16. Ah5!

las blancas apuntan a f7. Por ejemplo: 16. fe fe 17. Ag4, minando asimismo el punto e6. 16. ...

gS

17. fg 18. Of2

fg

a

b

c

d

e

f

9

h

22. Ad4+, 6 18. Cg7 19. Axg6 hg 20, Df7 + Rh7 21. Tf3 e522,Cf51 , 'o

19, Cf31

Cg 7

Si 19. ,.. Cf7 20, Ch4 Ce5 21. Axg61 hg 22,Cxg6 y mate.

20. Cxe5

Tf8 Cxh5?

21. Cf7 22, Cd 5 1 1 23. Ch6+ 24. 0f7+ II 25. Txf7+

ed Rg7 Txf7 Rh8 Af6

26. Ad4+ 27. Txf61

Diagrama

18. . .

Ce5

Menos efectivas son 18.... gh 19. Cd5 ed 20. Df7 + Rh8 21. Cxc6 Axc6

a

b

c

d

e

9 h 247


Negras rindE;ln, pues si 27. ... Cg7 28. Tf7 Tg8 29.Te71

(4) STEIN/SPASSKY Leningrado, 1963 31° Campeonato de la URSS 1. e4 2. Cf3 3. d4 4. Cxd4 5. Cc3 6. Ae2 1. 0-0 8 . f4 9. Ae3 10.De1 11. Af3 12 . e5 13. fe

eS d6 ed Cf6 e6 a6 Ae1 0-0 De1 b5 Ab1 de Cfd1

a .

Axf3

Es perfectamente posible aquf 14. ... Rh8. 15. Cxf3

Si 15. Dxf3, 15. ... Cb6, seguido de Cb8-d7, con amenazas concretas sobre el peón e5.

248

Cambiando el activo alfil blanco y neutralizando la concreta amenaza sobre g7. Dxe!i+

16. AxcS

La teoría considera jugable 13 .. . ceS 14. Dg3 Cd7 15. Tadl b4 16. Ca4 Axf3 11. Cxf3 Cc5, y después de 18. Cxc5 Axc5 19. Af2 Axf2+ 20. Dxf2 TeS 21. Td2 De1 22. Cd4 Tc5, con idea de Ce8-c7-d5. Sin embar­ go, la superioridad espacial de las blancas es evidente y las negras de­ berán sufrir para liberarse del marti­ rio. 14.Dg3

Ae5

15 . . . .

b

c

d

e

f

9

h

Aquf se equivocan las negras. Era mucho mejor 16. ... Cxc51, y des­ pués de 17. Tael Cc6 18 . Cg5 Tad8 19. Tf6 Cxe5 20. Txe5 Cd7 21. Cxe6, el juego desemboca en un final igua­ lado. 17. Rhl

Tampoco esto es lo mejor. Con 17. Tf21 quedaba protegido el peón c2 y se preparaba un eventual dobla­ je de torres sobre la columna 'f'. Por otro lado, es inverosfmil que las nagras pudieran aprovecharse de la clavada. 11. . . . 18. Tael

Ce6 Ce7

Si 18 . ... b4 19. Ce4 Dxc2 20. Tf2 Y


la darT1a negra deberá replegarse desventajosamente. 19. Ce4

La Unea profiláctica 19. a3 a5 20. Tal convierte el juego blanco en ab­ solutamente defensivo. 19. '"

21. ... 22. Dh3 23. Dxf5

Dc7

Un tanto mecánico. Después de 19. . . . Dxc22O. Cf6+ Cxf6 21. ef Cf5 22. De5 Dc4, las negras tal vez pue­ dan conservar el peón de ventaja.

20. Cfg5 1

tiempo. Era mejor 21. Dh31 h6 22. Cf3 'Dxc2 (serIa interesante 22 . ... Cxe5 23. Cxe5 Dxe5 24. g4 Ce7 25. Cf6+ Dxf6 26. Txf6 gf, seguido de Ce7-d5) 23. g4 Ce7 24. g5 Cf5 25. Tg1. Ahora' la ventaja pasa a manos de las negras. ef h6 g61

Si23. ... hg7 24. Cxg5 g6 25. Dh3 Y mate. 24 . Dh31

Cf51

Las negras deben jugar con preci­ sión para no caer bajo fuerte ataque. Así, a 20. ... Dxe5 seguirla 21. Dh41 h622. Cf31 y si 20. .. . Cg6 21. Cxh7 Rxh722. Dh3+ Rg823. Cg5. Tam­ poco sería mejor para las negras 20. .. . h6 21. Cxf7Txf722.Txf7Rxf723. Df3+ Rg824. Cf6+ gf 25. ef, etc.

Un grave error seria 24. Dxd77 Dxd7 25. Cf6+ Rg7 26. Cxd7, por 26. . .. Tfd8 Y uno de los caballos perece. Dxe5

24. . . .

Sencillo y bueno era 24 . .. . Rg7 .

25. Dxh6 26. Dxha+

Dha Rxha

Xl. Cd6

8 7

6 5 4 3 2 Arriesgado, en plenos apuros de

a

b

e

d

e

f

9

h 249


Las blancas no tienen compensa­ ción por la calidad, a pesar de que sus piezas sean activas . Después de 27. ... Rg71 28. h4 (si 28. Te7 Rf6 1 29. Txd7 Rxg5 30. Cxf7 Rf6) 28. ... Cb6 29. Te7 CeSl 30. Td7 Cxd6 31. Ce6 + Rf6 32. Cxf8 Cc4, las negras aseguran su ventaja, pero el apremio del reloj les hizo equivocarse . La par­ tida siguió 27 . . . . Rg8 ? 28. Te7 Ce5 29. h3 Cc6 30. Tc7 Cd8 y una vez superado el Zeitnot, ambos contrin­ cantes acordaron la paz en la juga­ da 65.

(5) MO RGADO /KLETSEL Correspondencia, 1981/82 10° Campeonato Mundial

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.

e4 Cf3 d4 Cxd4 Ce3 Ae3 Ae2 f4 Af3 e5 Axb7

eS d6 ed Cf6 a6 e6

Oe7 b5 Ab7 de Oxb7

Merece considerarse el sacrificio de calidad 11. ... ed 12. AxaS de.

12. fe 13. O-O

Cfd7

a

b

c

13. b41? 250

e

f 9 h

Esta jugada, que podrra encajar en la categorra de las habitualmente ca­ lificadas de "naturales", va a dar lugar a un ejemplo de análisis de lar­ go alcance y que, sin embargo, per­ mitirá un rápido desenlace. Es pro­ bable que las negras hayan replicado eon excesiva brusquedad, provocan­ do asr un recrudecimiento de la lu­ cha, considerando, además, que tanto el desarrollo, como la coordi­ nación .de las piezas tenran que incli­ nar la balanza en favor de las blan­ cas.

14. 0h5 15. 0h3

g6 be

O tra plausible y más tranquila pasibilidad era 15. ... Cc5 16. Cce2 Cbd7, o bien 16. ... Ag7 17. Cf5 gf 18. Axc5 Cd7.

16. Txf71 Diagrama

d

eb

A cambio de la pieza las blancas han conseguido un fort/simo ataque, aún a pesar de que deban perder un tiempo en bloquear la casílla bl con


la torre atacada por el pe6n. Natural­ mente, no era posible 16. ... Rxf77, por 17. Dxe6+ Rg7 18. CfS + I gf 19. Ah6 + + , pero hubiera sido mejor 16. ... DdSI 17. Tafl AcSI 18. Txh7 Tf8, y las negras quizá pudieran ha­ berse defendido con éxito.

17. Dxe&+ 18. Tbf 19. Dc4

Rd8 Ac5 Te8

Si 19. ... Axd4 20. Dxd4 1 Cc6 21. DdSI

20. Rh1 Contra 20. e6 las negras dispon­ drfan de un interesante plan de sal­ vaci6n: 20. ... De41 21. AgS + ReS 22 . ed + Cxd7 23. Txd7 Rxd7 24. DxcS TeS 2S. Cb3 1 Re8 1 26. DcJl TxgS 27. Tell Txg2 + 28. Rf1 Te2" 29. Txe2 b1D + 30. Rf2 Dxe2 + 31. Rxe2 Oh1 y tablas tras 32. Dh8. La retirada del rey blanco, por el contrario, acaba con las esperanzas de las negras.

20. .. .

No hay jugada . El ajedrez por co­ respondencia permite el análisis concienzudo de las variantes. He aquf toda una serie de posibilida­ des: al 20. ... CxeS 7 21. AgSI; b) 20. ... Axd4 21. Dxd4 Cc6 22. Txb2 Dc7 23. OdSI TxeS 24. Tf8 + ; c) 20. . .. Ta7 21. Txh71 TxeS 22. AgS + TxgS 23. Ce6 + ; d) 20. ... Cc6 21. ed CcxeS 22. ed Cxd7 23. Ce6 Txe6 24. Dxe6; e) 20. ... aS 21 . e6 De4 22. ed Cxd723. Txb2 Dxe3 24. Txd7 Rxd7 2S. DdS + ; f) 20. ... Db4 21. DdS Ta7 22. Cc6 1 1 Cxc6 23. AxcS TxeS 24. Tf8. 21. CeS + 22.Dxe&

23. Dxe3 24. Te71

Golpe imprescindible y exacto. Si 24. Txh7 Dxa2 2S. Th8 + Rc7 26. Df4 + Rb7 27. Db4 + Rc71 28. Txb2 Dal + 29. Tb1, ganando la torre de h8. 24. ...

Txe5

TxeS Axe3 Dd5

Cf&

Si 24. . .. Rc7 2S. c4 DfS 26. Dg3 Rc6, y después de 27. Teel, la ven­ taja de las blancas es evidente . 25. Te5

26. Td1 + 1 27. DeSl

Db7 Cbd7

Decisivo. Si 27 . ... blD 28. Df8 + Rc7 29. TcS + 1 CxcS 30. Dd6 + ; 27. ... Db8 28. Te3 1 blD 29. De7 ( + -).

a b c d e

f

g h

27.... 28. Dc&!

087 Negras rinden 251


Si 28. ... Dd41 29. Dxa8 + Rc7 30. Teel

(6) GELLER/KASPARO V Moscú, 1981 1. e4 2. Cf3 3. d4 4. Cxd4 5. Cc3 6. Ae2 7.0-0 8. Ae3 9. f4

c5 e6 cd Cc6 d6 Cf6 Ae7 0-0 e51

Una económica y típica ruptura central en la Scheveningen .

10. 11. 12. 13.

Cb3 Axf4 Rhl eS

ef Ae6 d5 Cd7

También es posible, y quizá mejor, 13. .. . Ce4.

14. Cxd5 15. c4 16. Cc5

Cdxe5 Ag5

Una jugada que impide que las ne­ gras se hagan con la iniciativa. Más tarde se demostró, no obstante, la superioridad de 16. Oc 11

1 6. ... 17. Txf4

Axf4

a b c d

e

f

9 h

Ingenioso. No es preocupante 18. CxeS fe 19. Txf8 + Dxf8, porque si bien el peón eS queda aislado, tam­ bién es cierto que tras su avance a e5 puede considerársele (¿por qué non como un peón pasado.

18. Ce4 19. b3

b51

Si 19. cb Axd5 20. bc Cg6, las blancas pierden.

19. .. 20. Axc4 .

bc Rh81

La preponderancia de las blancas en el centro se hace sentir en varian­ tes como, por ejemplo, 21. h3 f522. Cec3, de ah! la retirada del rey negro. 2'. Dh5?

Axd5

22.Axd5

Diagrama

17. ... 252

b61

Si 22. Td1, 22 .. .. g61 23. Dh6 23 ( . De2 Axc4) 23. ... Axe4 24. Txd8 Tfxd8 25.h3 f5 26. Th4Td7.


22.

oo .

23. Th4 24. Td1

Si 14. ceS, 15. ed AxdS 1S. Cb5, activándose ambos alfiles blan­ cos.

Oxd6 h6 Oa61

oo'

Especulando con la debilídad de la primera fila, lo que impide, entre otras cosas, 25. TdS. Por otro lado, 25. Dg5 seria replicado con 25. ... 16! 2S. TxhS+ gh 27. DxhS + Rg8 28. Cxf6 Txf6 29. Dxf6 Dc7. 25 . b4

26. Cf6 27. Tf1

Oxb4 Oe71 Tfd81

Blancas rinden. Si 28. Dg5, 28. Dxf61

0b6

15. Axe5 16. f5

las blancas prosiguen su plan de ataque sobre el flanco de rey, abrien­ do columnas y diagonales. Suetin descart61as continuaciones 16. Tb1, por simple y pasiva, y 16. Ad3, a causa de 1S. Ch51 17. Dh3 g6 18. f5 ef 19. Axf5 161 oo.

oo.

16. 17. Txf5

ef

'oo

Si17. Ac7, 17. Dxb2 18. Axd8, las blancas deben olvidarse de su ataque sobre el enroque: 18. Txd8 19. Tab1 Dxc2 20. Tfc1 Dd2 21. Td1 Ce41 con cierto eontrajuego de las negras. oo.

(7) SUETIN/BAGIRO V leningrado, 1963

1. 2. 3. 4. 6. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14.

e4 Cf3 d4 Cxd4 Cc3 f4 Ae3 Ae2 0-0 De1 Dg3 Axd4 Rh1 e6

c5 e6

ed Cf6 d6 Ce6 Ae7 0-0 De7 Ad7 Cxd4 Ae6 Tad8

oo'

17.

Ad61

oo.

la clave de la defensa negra. Des­ pués de 18. Tx16 Axe5 19. Dxe5 (19. gf, y si 18. AxdS Txc6 Dxb21l 19. Txd61 oo.

En su empe�o de ser originales, las blancas se embarcar en un azaro­ so ataque. Hubiera sido mejor 14. Ad3, seguido de Tae1, manteniendo latentes todas las amenazas sobre el centro y el flanco de rey.

14.

oo,

de

a

b c d

e

f

9

h 253


18. Dxg7+17 Espectacular sacrificio de dama, efectuado de-modo intuitivo, pero también sobre la base de considera­ ciones prácticas, dada la actividad de las piezas blancas y las consi­ guientes amenazas que se ciernen sobre el rey negro.

18. ... 19. Axf6 +

20.Taf11 Se amenaza 21. ThS + Rg6 22. Th4 y, si posible, 23. AhS + 6 23. Ad3 + .

Rxg7 Rh67

A primera vista parece que el rey negro se halla más expuesto en g6, sin embargo ésta era la casilla correc­ ta a que debla desplazarse. Tras 19. ... Rg61 20. Ad3, las negras podrlan haber rechazado el ataque con 20. ... Ae71 21. Axe7 Txd31 y ahora, si 22. TgS Rh623. cd Te81 (no23. . Dxb2 7, por 24.h4I) 24 Af6 Te61 Hay, no obstante, una réplica más fuerte a 19.... Rg6: 20. Tafll y si las negras juegan 20. ... h67, 21. Ad3 hS 22. TgS + Rh623. Ag7 + 1 RxgS 24. h4 + Rg4 2S. AfS + Rxh4 26. Af6+ Rg3 27. Ce2 + + ; o bien 20 . . Ae7 21. TgS + (no 21. Axe7 f61) 21. ... Rh622.ThS + , seguido de mate. El ataque s610 se rechaza con 20. ... De31 21. Ad3 Rh6. Después de 22. Axd8 Txd8 23. Txf7 Td7 24. CdSI 'AxdSI 2S. Tlf61 RgS 26. TfS + Rh4 27. Txd7 Dcl 28. Afl Axg2 29. Rxg2 Dxc2, o bien 22. Cdl Dd2 23. TSf2 Dxf2 24. Tbxf2 Tde8 2S. Ac3 fSI, con ventajosa iniciativa para las ne­ gras. La correcci6n o incorrecci6n del sacrificio de dama seguramente da­ rá lugar aún a gran cantidad de letra impresa, pero lo que es indudable es que esta hermosa combinaci6n de .

.

254

Suetin constituye un momento este­ lar dentro de la producci6n de la Va­ riante Scheveningen.

.

.

a

b

c

20....

d

e

f

gh

De371

Nueva inexactitud. Mejor hubiera sido 20. ... Ae7 21. Axe7 f61 y ahora, si 22. Axf6 Txf6 23. Txf6 + Rg7 24. Tf7 + Rh8 2S. Ad3. Después de la textual, la situaci6n comienza a decantarse en favor de las blancas.

21. Th5+ 22. Th41

Rg6 Af4

Unica.

23. Thxf41

h5

Si23. . .. Dh3, 24. Ce41

24. Axd8 25. Ad3 +

Txd8 Txd3


Después de 25. ... Rg7 26.Txf7+ Rg8 27. Ac4 Rh8 28. T7f5 Aea 29. Cd5, las negras devuelven la calidad.

26. 7:1. 28. 29. 30.

ed Tf6+ Txf7 Rg1 Tff2

Oxd3 Rg6 h4 Oe3+ Rh6

Era probablemente mejor 30. h3 31. gh Af31

31. Ce21 32. Cf4 33. Td1 34. h3 35. Cd5 36. Cf6+

Rh6 a6 a4 Rh1 Oc5

Con sus últimas seis jugadas las blancas han conseguido ventaja, re­ .forzando significativamente su po­ sición, y después de

36. ... 31. a3 38. Cg4 39. Te1 40. Ce3 41. 'Cf6

Rg7 Rg6 Rh1 Od6 Rg6

materializaron su ventaja.Las negras se rindieron.

(8) TO LUSH/KOTO V Moscú,1945

1. e4 2. Cf3 3. d4 4 .. Cxd4

5. Cc3 6. g3 7. de2 8. Ag2 9.0-0 10. h3

d6 Ce6 Ae1 a6 Oe1 Ad7

Era posible 10. ... b5 11. a3 Ab7 12. Ae3 0-0, seguido de .... Ca5 y ... Tfd8. 11. Rh1 12. a3

b5 0-0

13. g41 El tradicional ataque sobre el flan­ co de rey. Este avance es fuerte dado que la casilla d7 no está dis­ ponible para el Cf6. 13. ...

Rh8

Si 13. ... Tfd8 14. Cg3 b5 15. ab Cxb416. g5 ceS. 14. 15. 16. 17.

Cg3 ab g5 f4

b4 Cxb4 Cg8 Ae67

A primera vista parece natural. Sin embargo, la ocupación de c6 permite a las blancas especular con la inestable posiciÓn del Cb4. Era po­ sible obtener contrajuego con el inmediato golpe central 17. ... d5 1 18. ed ed 19. Cxd5 Cxd5 20. Dxd5 Ab5 21.Tfe1Tad8. 18. Cee21

c6 e6

ed Cf6

Con la amenaza 19. c3. 18. ... 19. Ad2

Ab5 d5 255


20. Ae31 21. Ch51

Si 30. Ag6.

de 16

o o

. Df7, 31. Dh6 + Re8 32.

31 .0x16+

32. Oh6+

8

33.0g5+ 34.0xc5 35. Tdl+ 36.0e6+ 37. Ab4+ 38.0c7+ 39. f5+ 4O.0f4+ 4 1 . 0g5+

7 6 5 4 3 2

b c d

a

22. Cxg711

e

f

9

h

oo .

Rxg7 Cd5

25.0h5

Arrecia el ataque blanco. Si 25. o o . Tf7, 26. g6 hg 27. Dxg6 + Rfa 28. Tg11 25.

oo.

26. Tgl No 26.

oo.

Tfd8 Ac5

Cxc3, por 27. gf +.

27. gf+ 28. Txg8+I 29. Axh7+1

Rf8 Rxg8

Jugada decisiva: si' 29. 30. f7+I

29. 30. Og61 oo,

256

Negras rinden. Si 41. oo' Rh8 42. Ac3 +, y si 4 1 . Rf7, 42. De7+. I Un hermoso ataquel oo'

Axe2

Si 22 . Rxg7,23. Cd41 Dd7 24. Axe41 Alá1 25. Dh51

23. Oxe2 24. Axe4

0f7 Re7 Rd7 Oxh7 ReS Rf8 Rf7 Rg6 Rh6 Rg7

Rf8 Cxf6

(9) KARPO V/SPASSKY Leningrado,1974 Match de Candidatos 1 . e4 2 . Cf3 3. d4 4 .Cxd4 5. Ce3 6 . Ae2 7 . 0-0 8 . f4 9. Ae3 10. Cb3

e5 e6 cd Cf6 d6 Ae7

0-0 Ce6 Ad7

En vista de que las negras podrran contemplar la maniobra típica Cxd4 y ...Ac6, las blancas retiran su caballo del centro. o o .

Dxh7

1 0 . oo .

a571

Un plan estratégicamente dudoso.


Parece más adecuado continuar con 10. ... Dc7, o con 10. ... a6. 11. a41

Cb4

Sólo con 11. ... e5 12. Rhl Cb4 puede esperarse atenuar la presión de las piezas blancas. 12 . At3

Ac6

Ahora el caballo podrá regresar a su magnífica base de operaciones. 13. Cd41 14. Tt2 16 . Cxe6

g6

eS

19 .Ag4

h571

Dudoso, por el evidente debilita­ miento del enroque. Mejor parece 19. ... Dc7.

20. Axd7 21. De41 22 . Td2 23. Tf11

Dxd7 Ah4 De7

I Una jugada de dominación...1

Con 15. Cdb5 se mantenía la ven­ taja de apertura. Karpov, sin embar­ go, ha concebido un plan basado en la dislocación de la estructura de peones negros, con presión posicio­ nal sobre todo el tablero. 15.. .. 16 . fe

Después de 18. ... Ae6, las blan­ cas se apoder arlan del importante escaque c4 : 19. Tcl Tfd8 20. Ae2 Td41 21.b3.

be de

23. . . . 24. Cb1

Tfd8

El caballo desaloja c3 para el peón, con ánimo de expulsar así la pieza más activa de las negras. Al mismo tiempo se prepara para iniciar la maniobra de traslado a f3. 24 .. .. 25. Rh2! 26. c3 27. Te2 1 28. Cd2 29. Cf3

Ob7 Rg7 Ca6 Tf8 Ad8 16

Con sus maniobras las blancas han conseguido que la torre negra abandone la columna 'd', columna que ahora procederán a ocupar.

30. T d21 a

b

17. 0fl l 18. h3

e

d

� e

f

Oe8 Cd7

9

h

Ae7

Si 30. .... Cb8, 31. Cg5! 31. Oe61

32. Txd8

Tad8 Axd8

257


' apertura. Era más activo 10. Cdb5 Db8 11 . Ae3 a6 12. Ca3.

33. Tdl

1 0. ... 11. c3?1

TeSl

Pasivo. Las blancas tratan de for­ talecer su posición en el flanco de dama, pero en lugar de ello debieran actuar más activamente en el flanco de rey . Si, ahora,11. Cb5,11. ... d51 12. ed Cxd5. 11. ...

a b 33. . .. 34. Ac5

c d e

f

g h

Cb8 Th8

35. Txd81 Un digno remate para una partida estratégicamente ejemplar. Las ne­ gras se rindieron. Naturalmente, si 35. ...Txd8, 36. Ae7.

(10) ZESHKO VSKY/KASPARO V Frunze,1981

1. e4 2. Cf3 3. d4 4. Cxd4 5. Cc3 6. g3 7. Ag2 8. 0- 0 9. a4 1 0. Cc2? 1

c5 e6 cd Cf6 d6 Cc6 Ad7 Ae7 0-0

Con esta dudosa jugada las blan­ cas dejan esfumar su ventaja de

258

a6

Jugada profiláctica y flexible. Era digno de consideración 11. ... e51 ? 12. Cf5 Axf5 13. ef Dd7 14. Dc2 Cd4 15. Cxd4 ed. 12. h3 13. g4

Dc7

El movimiento 13. Ae3 permitirla a las negras actuar en el flanco de dama: 13 . ... Ca5 14. b3 b51 etc. 13. . . . 14. ed?1

d51

Las blancas están retrasadas en el desarrollo, por lo que era preferible 14. Cxc6 Axc6 15. e51, presionando en el centro. Las negras, no obstan­ te, no quedarían mal tras 15.... Ce41 16 . f3 Cc5 17. f4 f61 14. . .. 16. Axd6?1

Cxd5

Una decisión cuestionable: las blancas esperan poder compensar la ausencia del alfil con la ganancia de un peón.


16. .. .

ed

16. Cf4

Ae3 Ab81 22. f4 Tce8, las puertas de la posición blanca se abren de par en par. Si, por ejemplo, 20. Dg2 Ce5 21. Ae3 Cf3+ 22. Rhl Ch423. De4 Cf3 1 , etc.

a b c d e f gh 16. .. . 17. Cb3

Ac51

Si 17. Ae3, 17. ... Axd4 18. cd Qd6, o bien 17. ... Ce7 18. Cf5 Cxf5. 17 . ... 18. 0xd5

Aa71

Si 18. Ae3, 18. ... Ab8, seguido de g7-g5. 18....Ae61

Esta jugada, pese a su aspecto paradójico, guarda relación con los conceptos de tiempo y desarrollo. En efecto, las negras especulan con el retraso blanco en la movilización de sus piezas del flanco de dama, por lo que tratan de abrir rápidamen­ te lineas, creando amenazas con­ cretas. 19. Cxe6 20.094

fe

Después de 20. Dxe6+ Rh8 21;

a b c d e

f

20. . . .

Txf21

9

h

Un sacrificio que mina decisiva­ mente la posición del rey blanco . 21. Txf2 22 . Dg2

Og3+

Si el rey va a hl se producirra una variante forzada: 22 . ... Dxh3 + 23. Rgl Axf2+ 24. Rxf2 Tf8+ 25. Re2 011+ 26. Re3 Del+ 27. Rd3 Td8+ 28. Cd4 Ce5+ . 22.... 23. Rf1

Axf2+

Inferior a 23. Rh1, aunque tam­ bién en este caso serra extremada­ mente peligroso el ataque negro:23. ... Dd31 24. Af4 Tf81 25. Ah2 Aa7, etcétera. 23 ....

DeSl

259


Mucho mejor que 23 ... Dh4, por 24. Re21 y el ataque se acaba. .

24. Af4 25. Dxf2

La linea principal. Otra posibilidad es 10. ... Dc7 11. Dd2 b5 12. a3 Ab7. 11. Dxd4 12. Dd2 13. Axf4 14. Ae2

Dxf4 Dc4+

Blancas rinden.

(11) KARPOV/HORT Moscú. 1971 c5 d6 ed Cf6 eS Ce6 Cd7 a6

1. e4 2. Cf3 3. d4 4. Cxd4 5. Cc3 6. g4 7. g5 8. Ae3 9. f4

Otro plan, permitirla a medio 'juego Cd51 Dxd2+ Ae6 18. Rc1.

eS 8f ceS Ae6

a base de 14. . .. Da5, las blancas dejar el con clara ventaja: 15. 16. Rxd2 Ad8 17. Tad1

8 7 6 5 4 3

Otros planes posibles son 9. Dd2, vinculado con el enroque largo, o el preferido por el campeón mundial Karpov, 9. Tg1, en relación con el avance del peón 'f. 9. . . .

Ae7

La jugada 9. '" h6 se castiga con 10. Cxe61 fe 11. Dh5+ Re7 12. Ac4 DeS 13. Dh3, o bien 12. Ah3 DeS 13. Dh4. El sacrificio ae caballo puede evitarse jugando 9. ... Cxd4 10. Dxd4, y ahora 10 h6, a lo que podría seguir 11. ().().O hg 12. fg Ce5, pero las blancas pueden conseguir ventaja con 11. gh Dh4+ 12. Rd21 Con 9 Ae7 se entra en uno de los más transitados cauces teóricos. .

.

260

Este es el momento táctico preci­ so en que las blancas deben efectuar el salto del caballo. Si 15. ().().O. Da51 15. 16. edl •..

Axd5

..•

..•

10. Tgl

15. Cd51

Cxd4

Si 16. Dxd5, las blancas deberán permanecer pendientes del peón e4, mientras que de este modo ha con­ seguido la ventaja de la pareja de al­ files, sin concesión alguna de su parte.


16. . . . 17. Ae3

Cg6 h6

I Fulminantel La torre blanca ha desarrollado una actividad asomo brosa. Ahora no es posible 27. Dxh5, por 28 . Txf6 Dhl + 29. Afl Cg830. Del+, ganando. o o .

Arriesgado. Las negras tratan de pescar en aguas turbias, pero a costa de seguir comprometiendo el desarrollo. Ah4+ gh Af6 Ae5

18. ghl 19. Rdl! 20. Axh6 21. c3.

27. .. 28. Td3 29. Txd5 30. Td31 .

Cxd6 Txh6

De4

Muy fuerte. Hort, por inercia, "ataca" ahora, cuando debiera de­ fenderse...

8

30.... 31. Rc2 32. Dxh6 33. Dg61

7 6 5 4

Dhl+ Dxal Ae5

Aquf SObrepasaron su tiempo las negras, aunque las posibilidades de supervivencia de su rey eran mI· nimas.

3 2

b

a

c

d

e

f

9

h

22. Tg41

Una jugada profunda. Las blancas tratarán de materializar su ventaja de un peón y a este fin; a la par que la torre alcanza su máxima actividad, se neutraliza la acción de la dama negra, es decir, su posible desplaza· miento a h4. 22. . 23.h4! 24. Tb41 25. h5 26. Tf4 27. Tf3! ..

Df6 Df5 Af6 Ce7 De5

(12) POKOJOWCZYKmMOSHENKO Polanica Zdruj, 1979 1. E4 2. Cf3 3. d4 4. Cxd4 5. Cc3 6.04 7. g5 8. Ae3 9. h4

10.Dd2 11. Dxd4 12.0-0- 0

.c5 e6 cd Cf6 d6 ceS Cd7 a6 Ae7 Cxd4 0-0 b5

261


S .t� S� �.t111 11 t 1 it ft i/;¡ft 4J ft ftftft W§ .lt §

8 7 6 5 4 3 2

a

b

c

d

e

f

9

h

Una aguda posición, típica de los esquemas "sicilianos": el curso de los acontecimientos se inclinará a favor de aquel que sepa plantear amenazas con mayor rapidez y pre­ cisión. 13. Tg1

15. Cd5

Agresivo, pero no forzosamente lo mejor. La jugada natural 15. Ce2 podría ser contestada con 15. ... Dc7, 15. ... Cc5, o incluso 15. ... e51 16. Dc41 Cc5 17. Axc5 Dc7 18. Cd41 dc 19. Cf5 Ae6. ed

15. . .. 16. h6

Ce5

Una catástrofe para las negras re­ sultaría de 16. ... 167: 17. Dxd5+ Tf7 18. g61 hg 19. Dxf7+" Rxf7 20. Ac4+ Rf8 21. hg. 17. 14

Dc71

Las negras tratan de mantener el punto e5. 18. ed

El plan de las blancas consiste en jugar h4-h5 y g5-g6. Si 13. f4, 13 . ... Da5 14. f5 b4 y las negras tienen contrachances. Tb81

13. ... 14. h5

b4

Mejor que 18. hg7, por ejemplo: 18. . . . Td8 19. fe de 20. Da7 Dxa7 21. Axa7 Tb7. 18. .. .

Af51

19. Tg2 20. Tdd2

T1c81

La casilla c2 debe ser reforzada. No es posible 20. Axa6, a causa de 20. ... Axc2 21. Axc8 Ae4 + . 5 4 3 2

a

262

20. . . . 21. ab 22. Rd1

1 i/;¡ ft 4J ftftft �§ b

c

d

e

Después de 22. fe de 23. Da7, podrfa producirse una curiosa va­ riante: 23. .. Da5 24. Dxa6 Txc2+ 25. Txc2 Del+ + . .

f

9

h

b31 Txb3


Oh3 + + , y también si juegan 28. A93: 28 . ... 961 29. 9f Ag4 + 30. Rxg4 Oh5 + + . Otra posibilidad es 28. Aa7 Dh5+ 29. Rg3 094 + 30. Rf2 Dh4 + 31. Rf3 Ae4 + 32. Dxe4 Dh5 + 33. Re3 Oh3 + , aunque tampoco aquí es envidiable la posi­ ción blanca.

8 7 6 5 4

28 .... 29. Tg3 30. Tf2

3 2

Dh3+ Of1+ Te3+ !

Blancas rinden. a

b

22. . ..

c

d

e

f

9

h

Af61

Un sorprendente movimiento que inyecta vida al contraataque negro. El propósito de esta jugada es anular la amenaza de la dama blanca sobre g7. SI ahora 23. gf7, 23. . . . Cf31 24. Txg7 + Rh8, con decisiva presión sobre c2. 23. cb 24. Re2 25. Db4

Dc1+ Cf31

Mejor era 25. Da41 Cxd2 26. Axd2 Ad31 27. Rxd3 Dxf1+ 28. Te2 Axb2 29. De4 ;\a81, pero aún así la posi­ ción resultante es favorable a las negras. 25. 26. Z7. 28.

(13) ZESHKOVSKY/KASPAROV Minsk, 1979 47° Campeonato de la URSS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. S. 9. 10.

e4

Cf3 d4 Cxd4 Cb5 c4 C1c3 Ca3 Ae2 0-0 11. Ae3

c5 e6 cd Cc6 d6 Cf6 Ae7 Ae7 0-0 b6 Ce51?

Aquí debería considerarse la posi­ bilidad 11. ... Ab7. 12. f4

... Rxf3 Af2 Ag17

TeSI Dxf1+ Oh1

Un error, consecuencia del Zeit­ nol. Si capturan el alfil las blancas reciben mate: 28. gf Oh5 + 29. Rg3

Un plan posicional y menos em­ prendedor es 12. f3 Ab7 13. Tc1 Tc8 14. Ad4, etc. 12. ... 13. Af3 14. De2

Ced7 Ab7 Dc7

263


También puede jugarse 14. ... TeS, Y si 15. Tfd1, 15. ... Dc7 16. Tac1 TaeS. 15. Tae1

Neutralizando la posibilidad 15. ... d5 16. cd Axa3. 15. . . . 16. g4 17.0g2

Tae8 ceS d5

Era interesante aqul 17. ... g517 18. fg Cfd7 19. Ae2 Ce5, o bien 18. f5 Rh8.

B �� �� �t.,1 t

8 7 6 5 4 3 2 1

��

�1

1'�

ft ft � ft � � {Q:.A ft 'Y �Y::m f.�, � }�� a

b

e

d

e

f

9

h

18. eS

La captura en d5 permitirla contra­ juego de las negras sobre el punto d3. AsI, 18. cd Cd31 19. d6 Axd6 20. Cd5 (ó 20. Ccb5 Dxc1 + 21. Axc1 Ac5 + I 22. Rh 1 Cf2 + 23. Txf2 Axf2 24. Ad2 ab 25. Dxf2 Cxe4) 20. .. . Cxd5121. Txc7 Cxe3 22. De2 Cxf4, etcétera. 18. . .. 19. ed 2O.b4

264

Cfe4 ed

Parece mejor 20. Tfd1 Tfd8 2'. b4 Cxc3 22. Txc3 d4 23. Axd4 Axf3 24. Dxf3 Dd7. 20. 21. 22. 23.

... Txc3 Axd4 Ce21

Cxc3 d4 Od7

Un oportuno y útil reagrupa­ miento. Después de 23. Ae3 Axf3 24. Dxf3 Ca4 25. TxeS TxeS, pese ál peón de más las blancas deben pasar a la defensiva. 23. . . . 24. Texf3 25. Ae31

Axf3 cee

La jugada precisa. Un grave error serIa 25. Axb6?, por 25. ... Dc6, y si 25. Aa', 25. .. . Tc41 25. ...

f517

Las negras tratan de plantear pro­ blemas radicales en el flanco de rey, a fin de abrir un frente de combate. 26. ef 27. Rh1 28. a3 29. 15

Axf6 Od5 0c4

Si 29. Cel, las negras obtienen compensación después de 29. Cd4 30. Axd4 Axd4. 29. ...

Dxc2

Las negras, en apuros de tiempo, buscan las tablas. Podran haber in­ tentado29. .. . Cg530. Axg5 Axg5.


3O. 0xe2 31. fe 32. a4

Txe2 Te6

pero no tienen por qué pensar sólo en salvarse. 11.0h517

Se firmó la paz.

( 14) MIHALCHISHIN/TABOROV Daugavpils, 1978 1. e4 2. Cf3 3. d4 4. Cxd4 5. Cc3 6. f4 1.0f3 S. Ae3 9. Ad3 10. G-O 11. Tae1 12. Rh1

e5 d6 ed Cf6 e6

Ae7 Ce6 Oe1 a6 G-O Ad1

b5 Cxd4 Ae6

Era estratég icamente más arries­ gado 14. ... e5 15. fe de 16. Cd5 Dd6 17. Ae3 Cxd5 18. ed f6 19. De4 g6 20. g5, con iniciativa de las blancas. 15. g5 16. Cd5

11 . . ..

ed

Con 17. ... e5 la posición negra se debilitarfa (d5),' acentuándose el dominio de las blancas.

a � a� '"' �.t.lll 6 1 . .,t, Al 5 '< 1 1 ft� 4 11 �ftft 3 � l' 2 ft1tft :& § ÉL r:; 8

7

Una jugada habitualmente útil. Más consecuente y enérgica era, sin embargo, 12. Dg3. 12. ... 13. g4 14. Axd4

Las blancas intensifican el ritmo de su ataque, apresurándose a crear amenazas directas sobre el rey negro. Era de considerar la maniobra 17. Ce3, seguido de Ce3-g4. Las negras podrfan responder: 17. . . . e51 18. Ac3 ef 19. Dxf4 Ce5 20. Tg1 f61 21. gfAxf6.

Cd1 OdS

Probablemente puedan defen­ derse las negras con 16. . . . Axd5 11. ed e5 18. fe Cxe5 19. Axe5 de 20. De4 g6 21. Dxe5 Ad6 22. De2 Dd7,

.

?

a

b

e

d

e

9

h

1S. Tf3

No parece poder alcanzarse el éxito con la continuación "natural" 18. ed. En efecto, después de 18. ed Axd5+ 19. Rg1 g6 20. Dh6, las ne­ gras disponen del excelente contra­ golpe 20. ... Ce51 y ahora, 21. Te3 Dd11 22. fe Dg4+ 23. Tg3 Dxd4, o si 265


21 fe Axg5 22. Oh3 de 23. Txe5 Ae6 24. Txe6 Oxd4. Tampoco es correcto el sacrificio 18. AXg7 de1 19. Txe4 Cc51 Mihalchishin, en consecuencia, se embarca en una Unea más azarosa: lleva una de las torres a h3 y prefiere que sea la Tfl la protagonista de la maniobra, toda vez que a la Tel le tiene reservado un papel operativo en la columna 'e'. Asi, a 18. Te3 podrla seguir: 18. ... Ce51? 19. fe Axg5 20. Th3 h6, o bien 18. ... Te8 19. ed Axd5 + 20. Rgl Cf8 21. Axh7 (21. Th3 g6 22. Oh6 f6) 21. ... Cxh7 22. Th3 Ae4 (no 22. . .. Rf8, por 23. Axg7+!) 23. f5 Axg5 24. Oxh7+ Rf825. Oxg7+ Re726. Oxg5+ Rd7. Más perspectivas ofrece, en cam­ bio, el interesante avance 18. e51, y si 18. ... g6 19. Oh6 de5 20. Txe51, con las siguientes posibilidades: a) 20. ... Cxe5 21. Axe5 de 22. Axg6 d4 + 23. Rgl Tf7I, 24. Axf7 Rxf7 25. Oxh7 + Re6 26. Oh3 + Rd527. Axd41 Rxd61, y

2O.0xh7+

Muy bonito este sacrificio de dama y no necesariamente incorrec­ to, puesto que obligado, como se deduce de la retirada 20. Og4: 20. ... Axg5 21. ed de 22. Axe4 Axe4 23. Txe4 f5 24. Oh3 Oxd6, ganando.

18. ...

Ce51

Insuficiente eran tanto 18. ... TeS, como 18. ... de 19. Th3 ed+20. Rgl h6 21. gh Af6 22. hg Axd4 23. Rfl Rxg724. Oh6+. 19. fe

g 61

Si 19. ... Axg5 20. e6 fe21. ed. 266

Rxh7 Rg8

22. ed6

f6

Unica. Si 22. Af6, 23. Axf6 Oxf6 24. gf de 25. Axe4 Te8 26. The3 Txe47 27. Txe4 Te8, y ahora 28. d71 Txe4 29. Txe4 Axe4+ 30. Rg1 Y el pe6n d7 no puede dete­ nerse. 8 7 6 5 4 3

b) 20.... Ac5 21. Tf3 (21. TeS? I Axd4) 21 . ... f5 22. Th3 Tf7 23. Txf5 (no 23. Oxg6? hg 24. Te8 Tf8!) 23. ... gf 24. g6 Axd4 25. gf Rxf7 26. Oxc6 Cf627. Axf5 OeS28. Txh71 Rg81

20. ... 21. Th3+

2

'M<

B �

}[

a�

1 ��fr 'J: 1 1 7- 1 '" ',>11: �ft 11 � ftil'fft ft ,

a

b

c

d

e

f

9

h

23. e51

Bonito, ¿no es verdad? Tras el sacrificio de dama, las blancas conti­ núan su ataque con jugadas "sua­ ves"... 23. ...

Axd6

A pesar de la difícil situación en


(15) KERES/HINOLE Hastings, 1964/65

que sigue hallándose su rey, las ne­ gras podlan haber rechazado el ata­ que de modo más efectivo: 23. ... fe 24. de (si 24. Axe5 Af61 25. gf Txf6 26. Th6 d4+ 27. Rgl Tfl + 1 1, Y si 28. Txfl Dg5+, ó 28. Rxfl 0f8+ , ganando) 24. ... Oxe7 25. Txe5 Og71 El juego podrfa haber seguido ahora: 26. Te6 Oxd4 27. Txg6+ Rf7 28. Th7+ Re829. Te6+ Rd8 30. Td6+ Rc8 31. Txc6+ Rba 32. Tcc7 Ob6, o bien 26. Th6 Tf4 27. c3 Txd4 (27. ... 0f7 28. Te3!) 28. cd Ae8 29. Txe8 Txe830. Txg6 Te3, etc. 24. ef1 25. Th6

Tf7

La tentativa de explotar los peones f6 y g5, con 25. Axg6, falla tras 25. Ae8 26. Ad3 Oc81 27. Th4 Ac51 28. g6 Axd4. O o ,

25.

Ae8?

Oo,

Ante la presión del Zeitnot las ne­ gras yerran su camino. La partida se ganaba con 25. Af81 (no 25. ... Th7? 26. f7+!) 26. Txg6 Rh8 27. Te71 Ae8 28. Af51 Oc81 1 29. Axc8 Txc830. h4 Rh7 31. h5 Txe7.

1. e4 2. Cf3 3. d4 4; Cxd4 5. Ce3 6. Ae3 7. a3 8. Ad3 9. 0- 0 10. f4 11. Of3 12. Tael

e5 e6 ed a6 De7 Cf6 b5 Ab7 d6 Cbd7 Ae7 Ce5

La apertura, que se ha iniciado con jugadas caracterlsticas del Siste­ ma Paulsen, se ha transformado en una posición de la Variante Se he­ veningen. En este momento son usuales las continuaciones 13. Rhl, 13. Og3, o incluso 13. Af2, con ánimo de concentrar las piezas en el centro. Keres, sin embargo, opta por un avance de flanco, planteando una situación crítica.

O o ,

26. Txg6+ 27. Th6+ 28. Tg6+

Rh8 Rg8

Se acordaron las tablas. I Una partida fantástica y excep­ cionalmente atractival

13. g4 17 14. g5

8 7 6 5

a 1

4 3 2

ft a

h5 Cg4

� ¡ �� �:1 1 1�

11

ft1

4Jftft� 4JiLQ:ty

.ftft b

c

d

ft

§� e

f

9

h

267


15.151

Jugada drástica que plantea ame­ nazas sobre los puntos e6 y f7 (avan­ ce g5-g6). Después de la partida Keres recomendó 15. ... d51 16. Af4 Db6, con una posición aguda e insó­ lita en esta apertura. Las negras de­ bieran haber jugado conforme a los patrones caracterlsticos del sistema. 15. ... 16. Dxe3

El rey negro se ha cobijado en el flanco de dama y ahora las negras disponen de dos fuertes amenazas: 30. . . Dd4 Y 30. . .. Txf7 31. Cxf7 Dc41 .

30. Ae6

Cxe3 eS

Las negras son obligadas a debili­ tar la casilla d5. Por otra parte, cuen­ tan con el peón h5 como eventual fuerza de ataque. 17. 18. 19. 20.

Cf3 Rhl Dd2 a41

Cd7 DeS Tc8

Las blancas emprenden manio­ bras en el flanco de dama, con obje­ to de explotar su ventaja de desa­ rrollo. 20. . . . 21. Cd5 22. Cxe7 23. f6+ 24. gf+ 25. Cg5 26. Ae271

b4 aS Rxe7 gf Rd8 TfB

Mucho mejor era 26. De2, man­ teniendo el control de los peones c2 y e4. 26.... 27. Axh5 28. Te3 29. Axf7 268

dSJ de Re71 RbS

a

b

c

30....

d

e

f

9

h

Txf67

Las negras se equivocan cuando disponlan de una buena posición, llena de perspectivas. As!, podrla haberse jugado30. ... Tcda 31. Axd7 Dd41 32. Del Dxd7, o mejor aún, 30. ... Dd41, Y si 31. Tdl Txf6. Las blan­ cas, en consecuencia, tendrlan que jugar en este caso 31. Del, después de lo cual las negras disponen de todo un abanico de posibilidades. 31. Txf6 32. Axe8

Cxf6 Axe8

Las negras capturan con el alfil a fin de impedir que la torre blanca acceda a h3, lo que permitirla una relativamente fácil transformación de la ventaja material.


33. Ten! 34.0xe3 36. Rg1 36. 0e5+ 'D. Oxa6+ 38.0eS+ 39.0g3 4O.0e3 41. Cf3!

e3!

b4 bc

11. ... 12. gf 13. fg

Ab7+ Oe6 Ra8 Rba Ra8 Oe6+ OdS

8 7 6 5

Negras rinden.

E t

Axg7

4 3 2

( 16) HUBNER/PORT!SCH Abano Terme, 1980 Mateh Candidatos 1. e4 2. Cf3 3. d4 4. Cxd4 S. Cc3 6. Ae3 7. f4 8.0f3 9. Ad3 10. g4

a

eS d6 ed Cf6 a6 eS b5 Ab7 Cbd7

b

e

f

9

h

Mejores perspectivas se obtenlan con 14. Tg1, o con 14. b4. Esta cap­ tura y 'Ia imposibilidad de enrocar condicionan seriamente la posición de las blancas en el centro. 14. . . .

CeS

La Teorla contempla igualmente las posibilidades 10. ... h6 y 10 ... .

Oe7

También era posible 14. Da5 15. Ad2 ().().O, y 15. ... f517 16. Tg1 fe. 1S. Tb1

b4.

d

14. be

Uno de los sistemas más incisivos, iniciando e! ataque a la bayoneta in­ cluso antes de poner en seguridad al propio rey. 10. ...

c

()..()..O

Hubiera sido más que dudoso 15. ... Cxd3+71 : 1ti. cd Dxc3 17. Re21 Axd47 18. Thc11 16. Re2

The8

11. gS

Si 11. a3, 11. ... d5

Más o menos equilibrada seria la posición resultante de 16. ... f5 17. 269


. Txb7 Oxb7 18. ef Oxf3+ 19. Rxf3 Cxd3 20. cd. Las negras buscan más.

Interesante golpe táctico en esta compleja posición. Las negras po­ dían luchar por la ventaja jugando 30. Oxb2 + 31. Rxb2 Axg4 32. Od2 Te6 33. Ra3, con las espadas en alto. Pero al omitir esta posibilidad sucumbirán ante un fuerte ataque. oo .

17. Thg1 18. f5 19. Cb3

Ah8

e5 Cxe4!

Si las blancas hubiesen retirado su rey a f2 en la jugada 16, esta combi­ nación no sería posibia. 20. Axe4 21. Rd2 22.012

0c4+ Axe4 Rd7

Mejor era 22. ... Af6, Y si 23. Ab6 Td7, seguido de Af6..d8. 23. Ab6 24. Re1

TbS Aa8?1

. Las negras quieren liberar a su dama de la defensa del alfil, pero era preferible 24. ... Oxc3 25. Aa5 Oc6 26. Td1, o también 24. ... Af6 25. Td1 Ag5+ 26. Rb2. 25. Cd2 26.16

Mejor 26. ... Of4.

o o '

27. c4 28. Tg41 29. Tb2 30. Cc41

270

Oa4 Ad5?

Tf61, y si 27. Of5, 27. Axe4 083+ Ae6

30.

oo'

31. Cxe5+!

Si 31.

oo.

Oh37 de

Rc8?, 32. Tg3!

32. Td4 + I

Ad5

Si 32. ... ReS, se producirla un remate fulminante: 33. Td8+ I Txd8 34. Oc5+ y mate en e7 ó a7. 33. 34. 35. 36.

Txd5+ Te5 Rb1

Te6+ 37.0e2

Re6

OhS+ Of4 Rffi h6

Como es de imaginar, ahora se produce una rápida ejecución del rey negro, que deambula por el centro del tablero como alma en pena. 38. Tb3 39. Tf3 40. Tb3

RgS

Od4 Od5

41.0g4+

Negras rinden. Una tensa y complicada partida,


La efensa iciliana e una de la apertura más populare del ajedrez. Gary a parO\ ) leksander ikitin analizan en e te libro una de la variantes mál> profundas de la apertura. la \'ariante che\'eningen. prestando c. pecial atención a la ideas l>ubyacentc de los método!. y plane de juego más empleados. a!.Í como el e tudio de la po icione!. má problemática . obre la base de la e periencia práctica indican las continuaciones más lógica y caracterí ticas en la batalla de la apertura.


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