1 minute read

FEMINISTA COLOMBIANO

La osadía de convocar la danza, el baile, la marcha, el color, la alegría, la risa, la juntanza alrededor de la digna rabia como parte del cambio que queremos ver y acuerpar, en la calle, en la casa, en el aula, en el trabajo, en la cama, resulta altamente subversivo, amenazante y revolucionario. Sara Fernández. En este escrito pretendo mostrar diferentes aristas de las implicaciones del trabajo de quienes nos llamamos feministas y de la amenaza neoconservadora con tintes fascistas que enfrentamos diariamente en nuestro trabajo en Colombia, que bien sabemos, es una situación que se expande globalmente y que estamos registrando en otras latitudes. Celebro la conjunción generacional que hoy se expande en el país de mujeres de todas las edades, condiciones y características que abierta y públicamente se llaman y se nombran feministas. Pensarse y nombrarse feminista es un proceso personal, ético y político, que se realiza todos los días, se dice, se nombra y se hace. Soy muy consciente que nombrarse feminista es también un reto, un desafío y un atrevimiento que estamos pagando caro quienes lo hacemos…leer más

Advertisement

This article is from: