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ES TIEMPO DE COLABORACIÓN EXTREMA
Se propuso el camino de la colaboración extrema como forma de avanzar hacia un Chile más próspero, sostenible e inclusivo. El concepto planteado por Leonardo Maldonado, Presidente y socio fundador de Gulliver, se distingue de la colaboración tradicional, la que tiende a darse entre conocidos donde existe confianza basal. La colaboración extrema, sin embargo, establece que es posible y necesario aprender a trabajar juntos a pesar de no tener la confianza como condición de base. El planteamiento e invitación que hizo es que, dada la urgencia y magnitud de nuestros desafíos debemos ser capaces de trabajar juntos, con quienes no conocemos, en quienes no confiamos e incluso con aquellos que competimos.
Desde aquí aparece la oportunidad de instalar y repensar la colaboración como un acto colectivo, creativo y orientado al bien común y superior, y que a los distintos actores les haga sentido. Esto significa colaborar en torno a una épica común, un sueño y una aspiración compartida que promueva un horizonte satisfactorio para todas las partes. Esto requerirá la suma de talentos, capacidades e intereses, pero no requiere la imposición de un acuerdo común en todas las dimensiones. Esta épica colectiva y movilizadora puede construirse en base a algunos acuerdos comunes, entre algunas personas y por algunos momentos, descartando dramáticamente la ambición de tener que estar de acuerdo todos en todo, todo el tiempo.
Esto es un cambio de paradigma, se sostiene que la colaboración extrema no se propone como una visión ingenua, sino como un método que se puede escalar basado en propósitos. Colaborar cuando hay cariño es fácil, cuando no hay cariño o confianza es más difícil: ahí está ITACA, es contracultural.
En esta línea, Marcela Bravo, Gerenta General de Acción Empresas, panteó que asumir el desafío de transformar sistemas a nivel global con la magnitud y velocidad necesaria para alcanzar un desarrollo sostenible, requiere de niveles extraordinarios de acción y coordinación transversal a todas las industrias y sectores de las sociedad.
Algunas de las reflexiones de las conversaciones en grupo:
» “Aceptar que este tipo de colaboraciones puede generar ruido y levantar miedos, y el miedo nos paraliza”
» “Venimos desde una educación basada en la competencia, en la búsqueda de éxito, perseguir indicadores y no valorar los procesos, desestimando el valor que genera invertir tiempo en diálogos con otros”
» “Desde la colaboración se genera un círculo virtuoso, se construye confianza, puedes cambiar la mirada y ver a tu competidor como un posible aliado”.
Necesitamos M S
Espacios De Encuentro
En las diferentes conversaciones se relevó la importancia del encuentro. Se agradeció permanentemente la oportunidad que significa darse tiempo de estar, conocer y escuchar al otro. Además de hacer el encuentro en una región, fue muy valorado el convocar a actores de las diferentes provincias del Biobío, así como de otras regiones del país, develando el dolor de la centralización.
Se destacó la relevancia de privilegiar el diálogo generoso orientado a explorar y trabajar por el bien común. Estos diálogos abiertos contribuyen a cuidar más la diversidad y facilita entender al otro y su realidad sin intentar persuadirlo o cambiarlo a lo que cada uno cree que es lo correcto. Se planteó la necesidad de conectar más a las grandes compañías, con medianas y pequeñas empresas. Invertir en estas instancias de diálogo y escucha activa permite que emerjan nuevas oportunidades para resolver problemáticas considerando distintas perspectivas, capacidades, talentos e intereses. Son insospechadas las oportunidades de acción concretas que podemos encontrar al abordar problemáticas comunes.
La falta de afecto aparece como la base de los problemas sociales. En contraposición, el afecto y el reconocimiento es el vehículo esencial para movilizarnos y superar nuestros problemas. Los encuentros son oportunidades para ensayar diálogos más afectuosos. Asimismo, se relevó la importancia de relacionarse desde la vida cotidiana -tal como se promovió en el ITACA 2030desde el quiénes somos y no desde el qué hacemos, reconociendo que hay una historia e identidad tras cada persona. Conocernos desde este lugar y no desde lo curricular permite vernos como iguales. Sólo desde este tipo de conversaciones se puede generar un diálogo que permita ver puntos comunes para construir puentes y llegar a ITACA.