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PROVINCIA
Lunes 10.11.14 SUR
La presión vecinal empuja a los municipios a extremar el control del ruido en los bares Los ayuntamientos critican la normativa andaluza que impide que los pubs tengan terrazas y abogan por compatibilizar el ocio nocturno y el descanso
El caso de Marbella
mos que se exigen para dar rienda a las divisiones para desarrollar cada una de las actividades. Desde la patronal marbellí, englobada bajo las siglas del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT), piden una revisión de la norma andaluza a tenor de su carácter generalista. «En zonas turísticas es necesario flexibilizar el uso de la música tanto en lugares abiertos como cerrados», apunta el presidente del colectivo empresarial, Juan José González, que se muestra muy crítico al respecto. «Si se aplica la norma de una forma absolutamente estricta no se podría tener ni una televisión porque en cuanto empiece a sonar música ya estás en ilegalidad; por lo tanto, el Nomenclátor necesita una actualización que recoja las peculiaridades de las distintas zonas de Andalucía», señala González. Por su parte, la concejala de Comercio en Antequera, Belén Jiménez (PP), reconoce que las sanciones «normalmente se ponen porque alguien avisa de que está molestando un local determinado y casi siempre es por incumplimiento de horarios o porque esté la música muy alta». En Fuengirola, en los últimos meses, dando un paso más en la tarea de compaginar ocio y descanso, los locales impiden sacar las copas en vaso de plástico a la puerta, opción hasta ahora muy empleada por los fumadores. En Estepona, los vecinos de la zona del puerto han perdido, de momento, una reclamación en los tribunales de diez millones de euros contra el Ayuntamiento, al entender el juzgado que el Consistorio sí está actuando contra los ruidos de los bares.
Así lo confirma, al menos, el concejal de Industria del Ayuntamiento de Marbella, José Eduardo Díaz (PP), quien subraya que apenas una veintena de establecimientos funcionan de esta forma en toda la ciudad. Entre otras cosas, por los metros míni-
En esta información han colaborado: : Agustín Peláez, M. C. Jaime, Antonio J. Guerrero, Nieves Castro y Leandro Pavón.
lo, que ha de aprobar la correspondiente ordenanza, pasando por la Administración del Estado y las Comunidades Autónomas y, por supuesto, las resucitadas Diputaciones, como implicados debemos estar todos los ciudadanos por el mero hecho del respeto que nos deben merecer los demás. Es la ley la que viene acotando un férreo régimen de vigilancia, inspección, control y disciplina acústica, erigiéndose en un importante elemento disuasorio para los infractores, que no pueden permanecer impasibles ante la amenaza de una sanción que puede llegar a los 300.000 euros (para infracciones muy graves, claro está – vid. Decreto andaluz 6/2012, de 17 de enero). Finalmente, hemos de llamar la atención sobre la Adminis-
tración que debe estar más sensibilizada por su cercanía a los ciudadanos. Me refiero a los ayuntamientos que, ante la denuncia de cualquier vecino, deben ser escrupulosos en el ejercicio de sus competencias, cumpliendo y haciendo cumplir la normativa, ejerciendo las medidas necesarias controlando la efectiva insonorización de locales y adoptando los acuerdos pertinentes, inmediatos y ejecutivos para evitar perturbaciones por ruidos intolerables. La jurisprudencia ya ha sido sensible, condenando nuestro Alto Tribunal a aquellos ayuntamientos que, por omisión, no han actuado con tales competencias, a indemnizar por vía de la responsabilidad patrimonial a los vecinos perjudicados.
:: EUGENIO CABEZAS. Las molestias que ocasionan los ruidos de bares, discotecas y pubs son una de las quejas vecinales más recurrentes en los municipios de la provincia desde hace muchos años. Sin embargo, sentencias ejemplarizantes como la que en 2008 dictó el Tribunal Supremo, condenando al Ayuntamiento de Vélez-Málaga al pago de una indemnización de casi 5,5 millones de euros para 18 vecinos del edificio Ipanema, por no atajar los ruidos en la zona de El Copo durante más de una década, han empujado en los últimos meses a los consistorios a extremar las medidas de control en este ámbito. Así lo ha hecho, por ejemplo, el Ayuntamiento de Nerja, que desde mediados del pasado mes ha desmantelado la docena de terrazas que había en la zona de la movida de la plaza Tutti-Frutti y la calle Antonio Millón, en cumplimiento de la normativa andaluza que impide que los bares con música puedan montar sillas y mesas en el exterior. Una regulación que los consistorios malagueños, especialmente los gobernados por el PP, critican con mucha dureza. «No se puede olvidar el aspecto turístico y la alternativa de ocio que ofrecen las terrazas, sobre todo, en municipios como Nerja que ofrecen esta excelente opción para disfrutar del buen clima de nuestros pueblos. La Junta de Andalucía debería tomar conciencia de esta necesidad económica y social sobre todo en aquellos municipios que, como Nerja, están declarados formalmente como Municipios Turísticos por el Consejo de Go-
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a apreciación de un mayor o menor ruido está impregnada, obviamente, de la subjetividad de quien lo padece. Por ello ha sido una constante de nuestro legislador la fijación de valores de emisión acústica y la adopción de estrategias de reducción del ruido a límites tolerables. A nadie se le escapa que el nivel de tolerancia no puede ser el mismo en una oficina que en una estancia de lectura o en un dormitorio. Es de importancia capital evitar la exposición regular y prolongada a niveles sonoros elevados. El ruido, como elemento perturbador del medio ambiente atmosférico, percute sobre el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado, que fue elevado a principio rector de la política social
En Nerja el Ayuntamiento ha retirado terrazas de la plaza Tutti-Frutti tras dispararse las quejas. :: E. CABEZAS
La sentencia por los ruidos de El Copo, en Torre del Mar, marcó un antes y un después bierno de la Junta de Andalucía», sostienen desde el gobierno del PP. En Vélez-Málaga, la mayoría de los pubs que contaban con terrazas han cambiado su licencia a la de cafetería, tras la entrada en vigor en 2011 del Nomenclátor Andaluz de Espectáculos Públicos de la Junta. El problema es que como cafetería deben cerrar una hora antes. Según la normativa andaluza, el horario de cierre de estos locales finaliza a las dos de la madrugada, y una hora más los viernes, sábados y vísperas de festivo. En cambio, los pubs con música pueden abrir
una hora más, hasta las 3.00 horas. Esta situación ha provocado un profundo malestar en el sector, hasta el punto de que el Ayuntamiento, gobernado por el PP, ha llegado a solicitar oficialmente en varias ocasiones a la Junta de Andalucía la modificación de la normativa por «entender que perjudica a las ciudades turísticas». «Creemos que la norma debe conciliar el derecho al descanso de los vecinos con el disfrute. Somos partidarios de que la norma autorice a los pubs a poder contar con terrazas y a las cafeterías ampliar su horario de cierre. No es comprensible que los restaurantes, por ejemplo, no puedan tener música en vivo en la calle», dice el alcalde, Francisco Delgado (PP). Marbella es «escrupulosa» en el cumplimiento de la normativa. Los pubs con altavoces a toda mecha en las terrazas pasaron a mejor vida y no han dejado huella en el munici-
ALEJANDRO HERNÁNDEZ DEL CASTILLO
ABOGADO DE GVA & ATENCIA
NO PUEDE HABER RUIDOS ILIMITADOS Las perturbaciones por ruidos intolerables afectan a la integridad física y moral y a la intimidad personal
y económica por el Constituyente. Las perturbaciones por ruidos intolerables y la contaminación acústica afectan a derechos fundamentales como a la integridad física y moral, a la intimidad personal y familiar y a la inviolabilidad del
domicilio. Para preservar tales derechos hay que implicar a todos los agentes administrativos, desde la Unión Europea, que en 2003 ya inició una andadura encaminada a la evaluación del ruido ambiental, hasta el municipio más minúscu-
pio, según el Ayuntamiento. No obstante, el ingenio de los empresarios ‘burla’ al Nomenclátor con una fórmula legal: la división de grandes locales que han gestionado su licencia de discoteca o sala de fiesta y cafetería o restaurante o bar. A ojos del Consistorio marbellí se trata de establecimientos distintos, pese a que compartan fachada y en muchos exista incluso una puerta de conexión interior y sean propiedad del mismo dueño. No obstante, ni siquiera en estos casos la música del pub se cuela a la terraza del negocio anexo.
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