FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 1
ENTREVISTAS
12
12 Ex Deportistas 12 Historias de vida • Carlos Wagenpfeil – tiene una flota de remises • Claudio Benetti – enseña en una escuela de fútbol de Aldo Bonzi y Lomas del Mirador • Fernando Moner - trabaja con equipos de fútbol de Japón • Daniela Krukower – entrena a la Selección Nacional de judo • Sergio Víctor Palma – trabaja como periodista en una radio • Verónica Alfonso – entrena hockey en Belgrano Athletic Club • Miguel Angel Giachello – busca talentos futbolísticos en el interior del país • Ricardo González – dirige el basquet del Club Palermo • Omar Catalán – entrena en escuelas de fútbol en Irak • Alejandro Lanari – es médico deportólogo • Rubén Bruno – trabaja en la Secretaría de Deportes del Municipio de Malvinas Argentinas • Marcelo Domínguez – dirige el Atlanta Boxing Club
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 2
2 I FOCO DEPORTIVO MARZO DE 2011
FOCO DEPORTIVO ENTREVISTAS
12
12 Ex Deportistas 12 Historias de vida • Carlos Wagenpfeil – tiene una flota de remises • Claudio Benetti – enseña en una escuela de fútbol de Aldo Bonzi y Lomas del Mirador • Fernando Moner - trabaja con equipos de fútbol de Japón • Daniela Krukower – entrena a la Selección Nacional de judo • Sergio Víctor Palma – trabaja como periodista en una radio • Verónica Alfonso – entrena hockey en Belgrano Athletic Club • Miguel Angel Giachello – busca talentos futbolísticos en el interior del país • Ricardo González – dirige el basquet del Club Palermo • Omar Catalán – entrena en escuelas de fútbol en Irak • Alejandro Lanari – es médico deportólogo • Rubén Bruno – trabaja en la Secretaría de Deportes del Municipio de Malvinas Argentinas • Marcelo Domínguez – dirige el Atlanta Boxing Club
DE FLASHES Y FOCOS Presentamos 12 entrevistas que recorren la vida de otros tantos ex deportistas argentinos. Es un reflejo del trabajo de los alumnos de Periodismo Gráfico II, del Centro de Estudios Terciarios River Plate en 2010. La idea inicial fue ir en la búsqueda de algunos protagonistas de distintas proezas del deporte nacional para reflejar su actualidad y, en el camino, recuperar las sensaciones y vivencias de aquel tiempo de éxitos y gloria deportiva. En clase nos preguntábamos: ¿qué y cómo recordarían los protagonistas sus logros deportivos?, ¿cómo vivieron el paso de la euforia, los autógrafos, las entrevistas en medios televisivos o salir en las tapas de diarios y revistas, a vivir una “vida normal”?, ¿qué le sucede a quien fue capaz de
FOCO DEPORTIVO
generar pasiones, de emocionar o provocar fanatismos, después que los focos y los flashes dejan de posarse en su tarea? Iniciamos para ello una investigación y búsqueda que intentó reflejar logros nacionales e internacionales en distintos deportes. Así surgieron íconos del box como Marcelo Domínguez o Sergio Víctor Palma; fugaces
Presidente Área Educativa Prof. Marcelo Fernández Nape
estrellas futbolísticas como Rubén Bruno, Omar Catalán o Claudio Benetti; la para muchos desconocida Verónica Alfonso; quien trajo al ídolo má-
Vicepresidente Área Educativa Sr. Carlos Brendani
ximo de Independiente desde Zárate hasta Avellaneda, el único integrante
Rector Lic. Sergio A. Acosta
quero que se recibió de médico y se especializó como deportólogo mien-
Coordinadora Pedagógica Lic. Delia M. Oprinari
de la generación del 82 que decidió alejarse para siempre del voley; el ar-
tras jugaba profesionalmente; un Fernando Moner ídolo en tierras niponas, la judoca Daniela Krukower y el campeón mundial de básquet en
Secretaria Lic. Patricia Madonis
1950, Ricardo González.
PERIODISMO DEPORTIVO
curricular: “la entrevista”. Quieren también recuperar la historia de de-
Directores Periodísticos Gonzalo Bonadeo José Luis Barrio Director de estudios Lic. Jorge Fasce Jefe de Redacción: Fernando Pazos
Las próximas páginas van más allá del desarrollo y evaluación del tema
portistas de alta competencia después del retiro. Un momento para el que no siempre se preparan. Bienvenidos entonces aquellos deportistas de ayer, hoy entrenadores, periodistas, remiseros, técnicos, buscadores de nuevos talentos o empresarios. Decidimos que valía la pena hacer nuevamente foco en ellos.
Alumnos: Ileana Brandán Daiana Cejas
Fernando Pazos
Profesor de Periodismo Gráfico II
Sandra Cavazzini Federico Cometti María Eva Iglesias María Nayar Juan Manuel Nahoum Nicanor Olivetto Juliana Palleros Fernanda Riffo Sebastian Saijo Diego Sole Mariano Villafuerte
Publicación de distribución gratuita del Centro de Estudios Terciarios River Plate.
MARZO DE 2011 AÑO 3 I Número 3 DISEÑO Y PRODUCCIÓN GRÁFICA HALABI Diseño O’ Higgins 2559 3º “B” Tel. 4 782-2007 E-mail: halabidis@fibertel.com.ar
Centro de Estudios Terciarios River Plate (A-1304) Registro de Propiedad Intelectual Exp. Nro. 111150. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio gráfico, electrónico o mecánico, sin consentimiento del editor. Las notas firmadas no necesariamente reflejan la opinión del editor.
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 3
MARZO DE 2011 FOCO DEPORTIVO I 3
“El Mono te dejaba ganar un mango, Beto Márcico te cortaba las piernas” María Eva Iglesias
1992 llegaba a su fin y los dos clubes más importantes de la Argentina disputaban la última fecha del Torneo Clausura. Boca, que recibía a San Martín de Tucumán, tenía un punto más que su clásico rival. Tras la lesión de José Luis Villarreal, apareció en escena un joven cordobés de 18 años, con melena abultada y hambre de gloria: Claudio Edgar Benetti. Noventa minutos después sería el responsable de dejar atrás una racha de once años sin título de campeon. Reconoce que como estuvo acomodado solo hizo trabajos de cadete: “…llevaba cartas, pagaba impuestos, como el teniente era fanático de Boca y, además, el club solicitaba que me dieran permiso para entrenar, no resultó tan duro como para otros compañeros”. Si bien desconocía lo que había ocurrido en la Escuela de Mecánica de la Armada, se enteró por relatos de los cabos. “Un día estaba de guardia y escuché ruidos arriba, en los módulos. Parecía como si estuvieran corriendo camas. Subí para ver qué pasaba y no había nadie…”.
A los 12 años hizo el gol que más recuerda de su infancia. Jugaba en General Paz Juniors y marcó contra Belgrano de Córdoba, club por el que aún hoy simpatiza: “fue muy emocionante, pero no pude gritarlo”, recuerda. Aunque le daba vergüenza, decidió hacerlo cuando sus padres se separaron. “Pasábamos una mala situación económica. Recuerdo que hablé con mi vieja y le dije que me iba a Capital. Ella no quería saber nada, pero no teníamos otra opción. Estábamos comiendo salteado, un día sí un día no”. A los 14 años ya conocía el objetivo: jugar al fútbol profesionalmente. Eso lo impulsó a hablar con su abuelo para que le comprara el pasaje a Buenos Aires. Cuando llegó a Retiro luego de dormir todo el viaje y haber llorado desconsoladamente antes de partir, tomó dos colectivos que lo llevaron a “La Candela”. Allí entrenaban las divisiones inferiores de Boca Juniors. Al llegar sintió mucho miedo y fue a hablar con un empleado que atendía el buffet para preguntarle a quién podía ver para probarse. El hombre le señaló a un señor que estaba de espaldas. Un Benetti adolescente se le acercó. Aquel señor era Ernesto Grillo. Le comentó que venía de Córdoba para jugar en Boca. Grillo preguntó si había traído bolso, lo mandó a descansar y le avisó que a la tarde comenzaba la práctica. Su equipo jugó contra los titulares de la 6ta. división. Perdieron 3-2, pero él metió los dos goles. “Lo que me dio fuerzas para esa prueba fue la necesidad de ayudar a mi familia”. Al finalizar la práctica Grillo convocó para el día siguiente: “…quería verme de nuevo para corroborar que no hubiera sido suerte de principiante”. En la próxima práctica jugó para el equipo titular e hizo un gol. Entonces Grillo lo acompañó a la cancha de Boca para hablar con el presidente Antonio Alegre. “Cuando Ernesto nos presenta, Alegre me dio la mano y me dijo: -¿cómo le va pibe?, -¿cómo le va señor?, le respondí. El viejo me dijo: ‘no me digas señor, decime Antonio’. Benetti cree que Dios le puso a Grillo en el camino. Recuerda que fue él quien habló con dirigentes para que le pagaran los viáticos que mandaba a su madre a Córdoba. Cuando soñaba con el debut en primera, al cumplir 18 años, tuvo que ingresar en el servicio militar, más precisamente en la ESMA.
-¿Cómo fue el debut en primera? Futbolísticamente excelente y económicamente caótico. Debuté en primera el 18 de julio de 1991 contra Gimnasia y Esgrima de La Plata, a los 18 años. Jugábamos la liguilla Libertadores en cancha de Vélez. El “mono” Navarro Montoya salió mal y le hicieron un gol de nuca, perdimos 1 a 0. Entré los últimos 20 minutos y fueron consagratorios. Terminó el partido y me fui en el 172, estaba lleno de hinchas de Boca y no me conocía nadie. Al otro día en la tapa de Sólo fútbol decía: “Boca es un infierno, lo único positivo, el debut de Claudio Benetti”. Claudio ansiaba que su madre viniera a vivir a Buenos Aires, algo que resultaba imposible porque él vivía en una pensión con el papá y, además de tener poco espacio allí, la relación entre los padres no era buena. Todo cambió cuando Navarro Montoya habló con el presidente del club. “A la semana me citaron Alegre y Heller en su despacho. Me dijeron que como veían mi sacrificio para llegar a primera querían premiarme. ‘¿Saben lo que pasa?, yo juego para aliviar la situación que vive mi familia’les aclaré”. El presidente le dio un juego de llaves y lo felicitó. Y el jugador se mudó del pequeño cuarto que habitaba en el barrio de Flores, a un departamento de tres ambientes a ocho cuadras de “La Bombonera”. Le compró un boleto de avión a la madre y la llamó: “prepará todo, quiero que vengas a Buenos Aires”.
este partido”. Se me paralizó el cuerpo, temblé. Había jugado 4 partidos en primera, pero éste era diferente. La semana anterior los nervios lo envolvieron: “Entrené toda la semana re cagado, me ardía el estómago”, cuenta. Sin embargo, estaba seguro de tener las herramientas necesarias para no defraudar. Recuerda el consejo que le dio Giunta: “nene, vos jugá tranquilo, porque para correr y hacer burradas estoy yo. Te paso la pelota y hacés lo que venías haciendo, no hagas nada raro porque es una final. No te vuelvas loco, ni te cagues”. Concentraron toda la semana y el viernes a la noche, la hinchada de Boca cortó el paso de la calle donde estaba ubicado el hotel, pusieron un camión en cada esquina. “Había como mil personas gritando ‘Boca campeón’. Algunos integrantes de la 12 se subieron al techo de uno de los camiones y saltaron hasta que se abolló”. El 20 de diciembre de 1992 el estadio de Boca Juniors estaba colmado. Luego de más de una década ansiaban volver a llamarse “Campeones”. Cuando el plantel esperaba para ingresar al campo de juego, Claudio Benetti comprobó que la Bombonera latía: “Estábamos en el túnel y caía tierra arriba porque la gente saltaba”. Al pisar el césped pensó en sus padres, en todo el esfuerzo que habían hecho para que llegara allí. “Ese momento no lo puedo comparar con nada, ni siquiera con el nacimiento de mis hijos”, asegura. El gol que perpetuará en la memoria de todos los hinchas xeneizes, partió de una jugada en la que Blas Armando Giunta interceptó el balón en la mitad del campo de juego y se lo pasó a Benetti. “Pasé a dos jugadores de San Martín de Tucumán y llegué a la punta del área. Grillo siempre me decía que cuando se ataca por los costados hay que patear cruzado porque el arquero puede ver el primer palo, pero no el segundo. Y le hice caso”. Claudio recuerda que se subió al alambrado para festejar el tanto: “fue una descarga emocional. Quedé blando. Los últimos minutos del partido estaba fusilado, no tenía resto físico para seguir jugando. Varios de mis compañeros le pedían al árbitro que lo termine porque si perdíamos nos
- Hola, ¿podría hablar con el señor Claudio Benetti? - ¿Quién habla? -El productor de Mirtha Legrand - ¿Quién te comunicó que entrabas de titular en la final contra San Martín de Tucumán por la lesión de José Luis Villarreal? Cuando finalizó el partido ante Platense (la anteúltima fecha del Torneo Apertura), Blas Giunta me dijo: “Preparate pendejo que vas a jugar vos”. Yo no le di bola porque Blas estaba loco. Al día siguiente nos enteramos que la lesión de Villarreal era un hecho. Estaba entrenando y Tabarez me llama: “vas a jugar la final. A mí no me tenés que demostrar nada porque yo te conozco como jugador y sé que clase de persona sos. Esta oportunidad que te estoy dando es para que te consolides en primera. Sé que tenés las condiciones necesarias para
mataban a todos, incluido él”. Al mediodía del día siguiente regresó a su casa y recibió un llamado: - Hola, ¿podría hablar con el señor Claudio Benetti? - ¿Quién habla? -El productor de Mirtha Legrand Su madre, que había atendido el teléfono, creyó que era una broma y le dio el tubo a Claudio: “me pasaron con Mirtha. Me felicitó y me invitó al programa, dijo que podía ir con mi familia. Yo no quería saber nada, pero finalmente me convenció y acepté”. En la mesa había 4 invitados: Graciela Alfano, Jorge Lanata, Teresa Calandra y Claudio Benetti. “Había tres juegos de cubiertos,
yo no entendía nada. Miraba a la Alfano, que estaba sentada al lado mío, para ver cual de todos agarraba, y la imitaba. Ella se limpiaba con la servilleta la comisura de los labios y yo hacía lo mismo”. -¿Cómo era la relación de aquel grupo? Al año siguiente de salir campeones, había muchos celos entre Navarro Montoya y Márcico. El grupo estaba dividido en dos: Los halcones y Las palomas. El capo de las Palomas era el Mono y el de los Halcones, Márcico. La pelea era porque Navarro Montoya ganaba más que el Beto y, además, se disputaban la cinta de capitán. - ¿A cuál pertenecías? A ninguno. No tenía poder de decisión porque a los más chicos nos decían: “vos pendejo no podés hablar porque tenés 10 partidos en primera”. Uno tiene que cerrar la boca le guste o no. Hay que pagar derecho de piso. Aunque no estaba en ningún bando, tenía más afinidad con el grupo del mono porque él te dejaba ganar un mango, el Beto te cortaba las piernas. Teníamos que jugar dos partidos contra el Sevilla de España: uno en cancha de Boca y otro en Córdoba. El Mono propuso que vayan los jugadores de reserva a jugar a Córdoba así se ganaban el dinero del premio. Y nosotros jugábamos en La Bombonera y nos llevábamos el premio y la recaudación del partido. Márcico no quiso. Nos reunimos en el medio de la cancha y votamos: “levanten la mano quienes están de acuerdo para que el partido de Córdoba lo juegue la reserva” -dijo el Mono; y ahí tuve que votar. Agaché la cabeza y levanté la mano. Había 15 jugadores a favor de Navarro Montoya y 7 a favor de Márcico. También, confiesa que no tuvo continuidad en aquel equipo que salió campeón porque “no quise entrar en el manoseo del club. Querían bajarme el dinero del contrato y darme a préstamo porque habían traído a dos jugadores para mi puesto”. Por eso decidió ir a jugar por dos años a Chile. Luego, regresó al fútbol argentino para vestir la camiseta de su querido Belgrano de Córdoba. “Me tocó jugar contra Boca, le ganamos 1-0 y yo metí el gol. No lo grité, pero salté el cartel de publicidad y le hice un gesto de reverencia a la hinchada de Belgrano. Los hinchas xeneizes me insultaron muchísimo. Son las cosas del fútbol”. En la actualidad, Claudio Benettti se dedica a enseñar a niños y adolescentes todo lo que aprendió durante la etapa de inferiores y como jugador profesional. Es profesor de fútbol en escuelas de la localidad de Aldo Bonzi y Lomas del Mirador. Intenta combinar el juego actual “que es más físico” con los conocimientos que adquirió de Grillo, Sotelo, Gutiérrez, Potente y Carapela. “Me encanta enseñar y darle a los chicos las herramientas para que puedan ir a probarse a los clubes y sean grandes jugadores”, afirma. -¿Aquel 20 de diciembre aparece en tus sueños? Sí. Y cuando me despierto siento mucha nostalgia. Recuerdo a mis padres que ya no están, veo los recortes de los diarios y me emociono mucho. Me hace muy feliz que mi nombre quedara grabado en la historia del club más grande de Argentina.
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 4
4
I FOCO DEPORTIVO MARZO DE 2011
“Un amigo me llamó desde Buenos Aires y me recordó que yo había nacido en Argentina” Juan Manuel Nahoum
Nació el 6 de enero de 1975, en Capital Federal. Ex yudoca, se destacó en la categoría de hasta 63 kilos. Participó de Campeonatos del Mundo y de Juegos Olímpicos. Sus mayores logros fueron: Medalla de oro Mundial de Osaka 2003, 9° puesto en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, 5° puesto y diploma en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, logros que la constituyen en la mejor deportista argentina en su disciplina.
La historia de vida de Daniela es digna de una película de cine. Tuvo que superar duros obstáculos, aunque todos tienen final feliz. “Cuando tenía 7 años nos mudamos con mis padres y dos hermanos desde Colegiales a Israel. Allí crecí, estudié e hice el servicio militar obligatorio”. En Israel es obligatorio que todos los jóvenes al cumplir 18 años presten servicio militar. Los hombres realizan un servicio de 3 años y las mujeres de 21 meses. Para ambos existe luego la posibilidad de ser contratados, si es que el ejército los requiere, durante unos años o incluso de por vida. Recién una vez terminado el servicio pueden empezar la universidad. “Cuando me presenté para cumplir con esa obligación sentía una angustia tremenda. Quizá porque en Israel se decía que era muy duro pero por suerte los 21 meses se me pasaron bastante rápido”, cuenta Daniela mientras intenta recordar alguna vivencia durante el servicio militar. “A los 8 años comencé a practicar Judo porque una de mis compañeras lo hacía. Me acuerdo que la primer clase no me había dejado nada conforme, pero mi familia insistió para que siguiera”. En 1984, Daniela se consagraba campeona juvenil en el Torneo de Hapoel, que se disputaba en la ciudad israelí. En 1995, con tan solo 19 años, iniciaba su largo camino compitiendo con mayores, coronándose campeona del Campeonato Israelí Senior. Cuando tenía 24 años, la Federación israelí empezó a apoyar a su rival en la categoría y por ende, quedó afuera de los Juegos Olímpicos de Sydney. “Se me vino el mundo abajo. Parece increíble, pero esa semana un amigo me llamó desde Buenos Aires y me recordó que yo había nacido en Argentina. Lo único que recordaba era mi casa de Colegiales. Y al sensei Fukuma, que enseñaba judo en River, donde se entrena-
ban mis hermanos, mientras yo los imitaba jugando, a los 5 años”. Afirma que de no haber sido por el llamado de su amigo, hubiera adelantado el retiro 11 años. “Escribí un mail a la Federación Argentina de Judo para ver si podía representar a mi país. Lo tengo guardado, no sabés como me río cuando lo leo, es que en ese momento tenía un castellano muy básico”. A las dos semanas recibió un llamado. “No le entendía mucho a Oscar, porque con mis padres sólo hablaba hebreo”. Oscar Cascineri, titular de la Federación, le pidió que volara a Buenos Aires cuanto antes. “Fue una decisión muy difícil de tomar. Lo analicé largamente con mi familia y finalmente decidí volver hacia la Argentina”. La yudoca olímpica se compró un pasaje abierto y cambió su vida en un mes. Con 24 años, edad avanzada para arrancar una carrera profesional en esta disciplina, tomó una gran decisión que transformó radicalmente su vida. “Cuando llegué a Buenos Aires, sentí que yo nunca me había ido”, comenta Daniela, quien tras muchas idas y vueltas se instaló en lo de una tía, con sus cinturones negros y se dedicó a vender perfumes, actualmente tiene su propia marca. “Mi entrenadora, Laura Martinel, era la mano derecha de Oscar Cassineri, y le aconsejó que confiara en mí para hacer una gira por Europa”. Allí disputó tres torneos Grand Prix europeos y consiguió tres medallas derrotando a una campeona invicta. “En la gira, fue la primera vez que defendí los colores argentinos. Cuando me puse el judogui (atuendo que usan para pelear) se me cayeron unas lágrimas. Era defender y volver a la casa donde nací”, dice una Daniela que al recordarlo aún se emociona. Lo curioso es que en esos torneos que disputó, se encontró con muchos amigos de su ya antiguo país. “Los israelíes que estaban también me apoyaron y no entendían cómo fue que logré esos resultados”. Sin embargo, no se le hizo fácil adaptarse a la vida de Buenos Aires. Mucho menos al idioma. A los dos meses de haber vuelto a la Argentina, recibió un llamado sorpresivo pero alegre. Era su madre. “Habíamos hablado dos o tres veces, escucharla era hermoso. Esa vez, me llamó para decirme que las autoridades Israelíes habían echado a la entrenadora nacional que no me había convocado a los Juegos de Sidney 2000, y que su reemplazante me quería allá para formar parte del plantel olímpico.” Krukower o “La Dama de Hierro” como ella se define, le contestó que ya había tomado una decisión: quedarse en la Argentina. Su mayor logro fue la medalla de oro en el Mundial de Osaka 2003. “Parecía una estrella mediática, al mejor estilo Ricardo Fort, aunque me duró 5 o 6 días. Me daba un poco de vergüenza, pasaba por todos los kioscos de diarios y estaba en casi todas las tapas de las revistas. Yo de pie, levantando la copa. Además, Julio Grondona, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino, me invitó al Salón Dorado de la
AFA para felicitarme y me regaló una remera de la Selección de Fútbol autografiada por los jugadores y entradas para Argentina–Bolivia, que se disputaba ese fin de semana. Hasta me llamaron de la producción del programa de Susana Giménez. No lo podía creer. Estuve en lo de Susana ese domingo, algo que jamás me hubiera imaginado”, cuenta Daniela que recuerda que la diva le preguntó si se podría defender de un ataque de robo callejero: “estuve a punto de mostrarle y revolear por el aire a uno de sus Susanos”.
ronda había vencido a la australiana Catherine Arlove y en la siguiente fase me tocó la norcoreana Won Ok. Fue en la única oportunidad que sentí que me “afanaron” la lucha. Me pusieron una sanción que no merecía y de ahí en más fue imposible remontar la pelea. Luego de ese incidente no me pude recuperar psicológicamente y perdí en el repechaje contra la holandesa Willeboordse, en los papeles una rival accesible. En ese momento, la idea del retiro estaba mucho más cerca. Las injusticias te tiran abajo. Y la tercera, en la semifinal de los Jue-
“Amo mucho a mi deporte y siempre intenté representar a la Argentina de la mejor forma posible aunque no me hayan brindado a mí las mejores posibilidades para representarla”. ¿Existe una pelea que te haya marcado? Varias, pero hay tres que no me las olvido más. La primera, la final del Mundial del 2003 en Osaka, contra la cubana Driulis González. Ella me había derrotado en la semifinal de los Juegos Panamericanos del 2002, por lo que fue una verdadera revancha. En Japón me estaba matando, era casi imposible que ganara, pero en esos momentos, más en el último round, uno saca fuerzas de donde no tiene. Y me tocó ganarle, tal vez con suerte, pero fui campeona, algo con lo que soñé desde chica. La segunda en los Juegos de Beijing. En primera
gos de Atenas 2004. Venía de ser campeona del mundo en 2003, y era una de las máximas favoritas a la medalla de oro olímpica. En pleno combate con la coreana Bok Hee, me doblé el tobillo y no pude continuar con la pelea. Creo que fue uno de los días más tristes de mi vida, porque sentía que la medalla estaba ahí nomás. Igual finalicé en el quinto lugar y me galardonaron con un diploma olímpico. No me quitó el sueño. Estar en un Juego Olímpico es grandioso. El judo, al igual que otros deportes no tan populares en la Argentina, no es apoyado por el Estado. Y para Daniela, no fue la
Palmares Campeona mundial en Japón 2003 Medallas de bronce en Juegos Panamericanos (Santo Domingo 2003 y Río de Janeiro 2007). Medallas de oro en Campeonatos Panamericanos (Brasil 2003 y Buenos Aires 2009). Campeona Campeona Argentina 2000, 2001, 2002, 2003, 2004, 2006. Noveno puesto en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 5° puesto y diploma en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Medalla de oro Juegos Odesur de Buenos Aires 2006 Medalla de oro Torneo British Open 2004 Campeona Israelí Senior 1995 1996 1997 1998 1999 Campeona Israelí Jr. 1984 1985 1986 1987 1988
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 5
MARZO DE 2011 FOCO DEPORTIVO I
excepción. “Hay tantas cosas para mejorar. En los Juegos de Atenas de 2004, fui acompañada por un médico que no sabía colocar un codo en su lugar y para Beijing 2008, me prohibieron ir con mi entrenadora (Laura Martinel). Ese mismo año, el 2008, me bajaron la beca de la Secretaría de Deportes, y al mismo tiempo se daba a conocer a través de los medios que el Estado había aumentado un 15 por ciento todas las becas de los deportistas para impulsar la práctica de los deportes. Desastroso. En el 2007, hice una gira por Japón, Brasil y Europa, y no recibí un solo peso. Y eso que era para prepararme para los Juegos Olímpicos. Pude ir gracias a que en ese entonces tenía sponsors. Igual, entrené y competí sin entrenador ni kinesiólogo y a veces dormía en hosterías de tercera categoría. Cuando les reclamaba el dinero, los funcionarios me decían que después de los Juegos, hablábamos. En los Juegos Panamericanos del 2002, mi preparador físico y el que sin duda me llevó a mis mejores resultados, no recibió nunca un sueldo ni ningún reconocimiento por parte del Estado. Ni hablar de las instalaciones del CENARD, que teóricamente es un centro de alto rendimiento deportivo. En muy pocas oportunidades tuve la chance de entrenarme sobre ese tatami (superficie en donde se lleva a cabo el combate), ya que no reúne la más mínimas condiciones para hacerlo. Es así, si entrenaba ahí, me lesionaba”, declara Daniela. “Amo mucho a mi deporte y siempre intenté representar a la Argentina de la mejor forma posible, aunque no me hayan brindado las mejores condiciones”. A los 35 años, la yudoca olímpica anunció su retiro. “No tener un objetivo claro a corto plazo y sentirme realizada como deportista me llevó a tomar la decisión de dejar la actividad. Fue una decisión muy difícil de tomar, que me llevó un tiempo. Es muy complicado digerir el retiro para cual-
5
arrollo futuro del judo argentino. Siento que estoy preparada para llevar adelante una selección”.
“Cuando defendí los colores argentinos por primera vez y me puse el judogui (atuendo que usan para pelear) se me cayeron unas lágrimas. Era defender y volver a la casa donde nací.” quier deportista, pero cuando no existen motivaciones ni un objetivo que alcanzar, se torna más dificultoso”. A meses de haberse alejado de la alta competencia, “La Dama de Hierro” afirma que en esta nueva etapa por comenzar, va a tener más trabajo que antes. “Me destaco por ser multifacética. Hace unos meses abrí una empresa de diseño Web y gráfico, donde soy programadora. En mis etapas de yudoca, estudié cosmiatría, homeopatía, masajes. Siempre hice algo aparte del de-
porte. Me eligieron como entrenadora nacional de la selección. Se me dio la chance de presentarme a un concurso para el puesto y no lo dudé. Unas semanas después me comunicaron la buena noticia. Es un cargo muy motivador y con mucha responsabilidad. Pienso viajar por las provincias para detectar talentos en todo el país”. Como todo deportista que ama su deporte, se le hace muy difícil alejarse de él. “Me entusiasma mucho la posibilidad de aportar toda mi experiencia para el des-
¿Qué cambios considerás importantes para el judo argentino? Mi idea es reestructurar el judo femenino con un programa de trabajo que permita estar más en contacto con los atletas, formar un equipo de elite, seguirlos de cerca con profesionales y especialistas del Departamento Médico de la Secretaría de Deportes de la Nación. Y, obviamente, tener instalaciones donde se pueda practicar de manera óptima este deporte. La UNESCO en 1981, recomendó la práctica de judo para los chicos de hasta 14 años, por la formación física y la divulgación de valores integrales. Daniela tomó la idea y creó la Fundación Krukower, para que niños y niñas se formen en el judo y en la vida. “Mi idea es enseñar judo por su armonía y porque hace hincapié en los valores de la humildad y el respeto, ya que para poder aprender, necesitás de un compañero. Queremos trabajar con la gente con menos posibilidades. A partir de los 4 años se puede practicar judo. Para los más grandes, intentaremos crear un espacio con talleres laborales. La idea es apuntar a toda la familia. También buscaremos un área para enseñar distintas disciplinas a sordos y ciegos”, dice Daniela esperanzada en que el proyecto resulte una buena opción para todos los chicos que quieran acercarse a la Fundación. Para todos los interesados, pueden ingresar a www.danielakrukower.com.ar/fundacion. “Este es un desafío personal y una manera de agradecer al deporte y a los que confiaron en mí alguna vez”, finaliza diciéndonos Daniela Krukower, mostrándonos que además de haber sido un hito del Judo Argentino, no se olvida de sus comienzos y se la ve muy comprometida con los que vendrán.
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 6
6
I FOCO DEPORTIVO MARZO DE 2011
“Unos fanáticos en Japón querían que bendijera su casamiento” Ileana Brandán
Debutó en San Lorenzo y a los veinte se fue a vivir a Japón donde jugó por años y trabajó como periodista en el Mundial de 2002. También, pasó por el fútbol español -en la Filial del Atlético de Madrid- creyendo que “me iba a ser más fácil, pero mi rendimiento fue muy malo”. “Cumplí el sueño de ser jugador de fútbol, pero lejos de mi familia. Desde chico lo único que hacía era jugar, donde fuera. Vivía en una casa donde con saltar un tapial ya estábamos en la canchita. En ese momento no teníamos Internet, ni existían la WII, o la play 3, entonces nos divertíamos jugando al fútbol”. -¿Dónde comenzó jugando? “En Mercedes, en un equipo que se llamaba UOM. Después me fui a probar a Huracán y quedé. Pero una semana antes que cierre el libro de pases me dejaron afuera de un campeonato amistoso internacional, entonces me fui a probar a San Lorenzo.” Mudarse a Buenos Aires no fue fácil. “El Pelado” de Mercedes llegó cuando trasladaron a su padre (empleado del ferrocarril) a Tapiales. Antes de llegar a Huracán se había probado en seis clubes como delantero. “Pero el destino quería que fuese defensor. A los 15 años era suplente hasta que un día el titular se olvidó los documentos y pude jugar yo.” -Cuando recuerda el día de su debut, ¿Qué es lo primero que le se viene a la cabeza? La verdad es que en lo previo era un manojo de nervios. Pero una vez que empezó el partido me olvidé de todo. Me relajé y pude disfrutarlo más. Fue contra Deportivo Merlo, en cancha de Huracán jugando par San Lorenzo. ¿Cómo fue la experiencia de jugar en equipos no tan reconocidos? En realidad a los 20 años me compran de Japón y me fui. Ese fue el cambio más grande que podía haber hecho. Una cultura distinta, otro idioma, muy lejos de toda mi familia. Fue un salto bastante alto. Cuando volví a la Argentina, fui a Tucumán a jugar en Atlético. La verdad fue una linda experiencia porque la gente del interior es muy cálida. También jugué en Unión de Santa Fe, donde la pasé muy bien. ¿Cómo tomó la decisión de ir a Japón? Era tan joven que en realidad fue una decisión familiar. Yo estaba de novio con mi actual esposa y entre todos evaluamos los pro y los contra y al final decidimos que lo mejor era irme. Era julio de 1988, fue una decisión difícil pero acertada.
-¿Fue fácil la adaptación? Al principio me decía ‘que lindo vivir en Japón’, te impresionan los autos, los edificios, la organización, la limpieza, el trato cotidiano. Pero a medida que pasaban los días me fui dando cuenta que a pesar de todo extrañaba lo mío. Y no solo vivir en la Argentina, sino también mi ciudad: Mercedes.
Nacional donde se jugó la final de ese Mundial, se casó una pareja fanática mía. En el altar estábamos el cura y yo. ¡Ellos querían que les diera la bendición! Viví cosas muy locas, por ejemplo estar siempre descalzo dentro de tu casa. Es una costumbre, todos
hacía kinesiología, trotaba y me molestaba… tenía contrato hasta diciembre. Faltaba todo el año, pero el club me pidió que me quedara como Relaciones Públicas del club. Fue una especie de reconocimiento por haber jugado tanto tiempo ahí…
Me entrené como el mejor, me cuidé siempre, hice muchos esfuerzos para llegar lo más alto que podía. Desgraciadamente no me dio por la táctica, técnica, por lo que fuere… pero dentro del fútbol no me guardé nada.
- ¿Le quedaron amigos en Japón? Sí, un montón de amigos. Algunos ahora son técnicos, jugadores prácticamente no quedan, se retiraron todos. De su paso por Platense tiene un recuerdo que quedó en la memoria de todos lo hinchas del Calamar. El 22 de febrero de 1998 el equipo de Saavedra le ganó a Boca por 4 a 0 en la Bombonera. “Fue algo muy lindo. En esa época Platense a Boca le ganaba o le empataba, pero nunca perdía. Nos iba muy bien. Antes de ese partido le habíamos ganado 1 a 0 en cancha de Platense y empatado 2 a 2 en cancha de Vélez. Pero obviamente, ganar 4 a 0 en la cancha de ellos, que tenían un muy buen equipo: Caniggia, Schelotto, Riquelme, Solano fue muy lindo.
- ¿Cómo fue su experiencia como periodista durante el Mundial Corea-Japón 2002? “Muy linda. La disfruté como ex jugador, o sea, me podía equivocar en una pregunta, a veces no le ponía el micrófono a los entre-
vistados… ¡me perdonaban todo! Me sentí muy cómodo, cubrí la Selección Argentina y Riquelme, Lucho González o Simeone me trataban como si fuera uno más. Es más, en el 2000, en unas eliminatorias que le ganamos a Venezuela 5 a 0 en cancha de River, la Bruja Verón estaba peleando con el periodismo y la única entrevista que dio fue a mí para Japón. Tenía ciertos privilegios, tenía amistad con Sorín, Caniggia, con Pablo Caballero con el que había sido compañero en Unión de Santa Fe.” Si bien corrió con ventajas para hacer notas y trabajar como periodista, nunca tomó la iniciativa de estudiar Periodismo Deportivo, aunque reconoce que “me hubiera gustado pero no para seguir en el medio sino porque me interesa saber un poco más. Conocer un poco más del medio”. Pero él se corregía y aprendía mirándose. “Me gustaba mirarme. Te sirve a pulir los errores, vas corrigiendo cosas.” Luego pasó por España. Un fútbol totalmente distinto, donde le costó la adaptación futbolística, “…pensé que iba a ser más fácil. Si bien jugué de titular, mi rendimiento fue muy malo. Jugué en la Filial del Atlético de Madrid, pero siento que es el único club donde defraudé, realmente no les rendí”. -¿Qué diferencias hay entre el fútbol japonés, el español y el argentino? El japonés era un fútbol muy rápido, menos técnico. En el español era muy fuerte, más rápido, me costaba adaptarme. El fútbol de Argentina es el más lindo, sobre todo por la buena técnica. En mi época cada equipo tenía dos o tres figuras rutilantes, en River jugaban Francescoli y el Beto Alonso… Además de jugar en España y Japón, en el fútbol local pasó por San Lorenzo (donde debutó), por Atlético de Tucumán, Unión de Santa Fe y Platense. Elegir un club por el que sienta más cariño no fue fácil. “Te digo la verdad, no hay uno. Si tengo que elegir sólo uno, no lo encuentro. En Tucumán me trataron bien, en Santa Fe, también. En San Lorenzo, Huracán y Platense no tuve problema. -¿Atesora algún recuerdo de cuando era jugador? Sí, tengo muchas fotos, videos, de todo. En 1993 en Japón sacaron a la venta unos muñequitos míos. A fines del 2002, en el Estadio
los que entran, entran descalzos y no ensucian las casas. -¿Tuvo alguna cuenta pendiente en su vida deportiva? Los jugadores siempre queremos jugar en los equipos más grandes, en la Selección. Pero no siento ningún dolor ni arrepentimiento porque nunca me guardé nada. Me entrené como el mejor, me cuidé siempre, hice muchos esfuerzos para llegar lo más alto que podía. Desgraciadamente no me dio por la táctica, técnica, por lo que fuere… pero dentro del fútbol no me guardé nada. Empecé a los 18 me retiré a los 34. Lo disfruté mucho, jugué en 10 u 11 equipos y en otros países: España y Japón. ¿Cree que se retiró a la edad justa? Sí, estaba jugando en Japón, con toda la familia. En el 2003 fuimos de pretemporada a una isla y me lesioné el tendón de Aquiles. Durante esos 20 días no me pude recuperar, corría y me dolía, me infiltraba y me dolía,
-¿A qué se dedica en la actualidad? Traigo chicos de Japón a perfeccionarse en la Argentina. Algunos vienen por una o dos semanas, otros por un mes, y a veces por seis meses o un año. Me encargo de armar amistosos, del alojamiento, la comida, los traslados. Ellos vienen a perfeccionarse, yo me ocupo de solucionarles toda la logística.
Ping-Pong Ídolo Futbolísticamente: Maradona ; de la vida: m viejo.
Una camiseta que cambió con un rival Michael Laudrup.
Equipo ideal con ex compañeros Chilavert; Luís Málvarez, Sergio Marchi, Daniel Riquelme; Leonardo Madelón, Fabián Carrizo, Blas Giunta; Fernando Di Carlo, Walter Perazzo; Daniel Ahmed
Una tarjeta roja Jugando para Platense contra Huracán, íbamos perdiendo. Choqué con Barijho, nos caemos, me insulta y yo lo pateo desde el suelo. Adelante del árbitro. Esa noche en la apertura de Fútbol de Primera mostraron esa patada.
Un técnico Bielsa Por ver a qué equipo pagaría una entrada Del fútbol argentino, Godoy Cruz. Me gusta cómo juega, es un fútbol muy vertical que no especula, juega igual de visitante o de local. Internacional: el Barcelona. El delantero más difícil que tuvo que marcar Caniggia me costó desde las inferiores y también “El Pichi” Escudero padre.
Un árbitro Castrilli, porque no favorecía a los quipos grandes. De los actuales: Baldassi. Un estadio La Bombonera, se mueve el piso, se escuchan más los gritos. Un partido inolvidable Por la Copa del Emperador, en Japón, en tiempo suplementario íbamos 1 a 1 y metí un gol de cabeza, ganamos, fuimos a la final y salimos campeones.
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 7
MARZO DE 2011 FOCO DEPORTIVO I
El hombre de los milagros
7
Daiana Cejas
Convirtió el histórico gol que le adjudicó a Racing la Supercopa del ‘88, luego de 21 años de sequía. Rememora su época como jugador de fútbol y cuenta en detalle anécdotas y experiencias. Hoy, convive con sus dos pasiones: el fútbol y Cristo.
“Fue como tocar el cielo con las manos”. Esa es la sensación de Omar Catalán cuando recuerda el gol que le permitió a Racing quedarse con la primera edición de la Supercopa Sudamericana. Definió aquel momento como “el techo de su carrera”. El ex futbolista confiesa que, cuando ve el video, fusionado con el relato de Víctor Hugo Morales, “se me pone la piel de gallina de la emoción”. Y lo acredita como “el recuerdo más lindo que le dejó el fútbol”. Su primer club fue Almagro. Osvaldo “Chiche” Sosa lo hizo debutar en la primera donde jugó durante cinco años, y logró el ascenso a la B y el subcampeonato del torneo posterior. Luego fue vendido a Quilmes donde salió campeón. Esto fue fundamental para que los clubes de primera división fijaran sus ojos en él. Entonces, fue transferido a Racing, donde lo consideran un histórico. Tiempo más tarde, se retiraría en Deportivo Armenio, en la Primera B Metropolitana. Hacía veintiún años que Racing no se coronaba campeón. Aquel 18 de junio de 1988, con Alfio Basile como director técnico, terminó la mala racha. El equipo había encontrado un estilo de juego que sedujo a sus hinchas como hacía mucho no pasaba. Contaba con un arquero brillante. Sumado a una defensa que trabajaba en conjunto y se entendía a la perfección. Además de un mediocampo inundado de despliegue, quite y creación, y con una excepcional delantera que gozaba de inteligencia, desborde, movilidad y gol. La final del primer torneo que la Confederación Sudamericana de Fútbol sumara a la tradicional Copa Libertadores de América enfrentaba a Racing de la Argentina y Cruzeiro de Belo Horizonte-Brasil. Racing había derrotado a Cruzeiro en el partido de ida por 2 a 1 en Avellaneda. La revancha era en el mítico estadio Mineirao. Patente en la memoria de Omar Catalán quedaron aquellas sensaciones al salir al campo de juego y pisar el verde césped: “había 120 mil personas, fue impresionante. Los primeros 20 minutos parecía que los espectadores brasileños se nos tiraban encima, algo realmente impactante”. Dirigía el uruguayo Juan Daniel Cardelino, y aunque al conjunto de Basile le alcanzaba con un empate, el gran golpe llegó a los 43 minutos del primer tiempo. Con una gran escabullida del rápido y desbordante Catalán se abrió el marcador. El Mineirao repleto enmudeció, salvo la hinchada racinguista, que alentaba desde un rincón. El segundo tiempo se embebió de coraje, garra y corazón. Lo más difícil fue mantener el resultado. Se aguantó todo lo que se pudo. Pero a los 37 minutos del segundo tiempo Robson convirtió el gol del empate. Faltaban escasos minutos. Cuando Cardelino dio por terminado el cotejo estalló una mezcla de alegría, delirio y llanto: Racing gritó campeón. La formación de aquel equipo fue: Ubaldo
Fillol; Carlos Vázquez, Gustavo Costas, Néstor Fabbri, Carlos Olarán; Jorge Acuña, Miguel Ludueña, Miguel Colombatti, Rubén Paz; Omar Catalán y Walter Fernández. La principal característica que pudo imprimirle Basile fue el control de pelota; quite y toque de primera, contraataque y capacidad de llegar rápidamente al gol. El valor de aquel logro se dimensiona aún más cuando la estadística arroja que fue, hace 23 años, el último título internacional de la institución de Avellaneda. “Ningún periodista daba un centavo por Racing”, pero ellos confiaban en sí mismos. Catalán distinguió a Alfio Basile como “el técnico más importante e influyente que tuve. Un hombre simple y motivador. Muy claro en los conceptos. Las charlas técnicas no duraban más de 15 minutos”. Y señaló que era un buen grupo humano, que contaba con tres jerarquías diferentes: los cracks, las figuras y los buenos jugadores. “La mayoría de ellos ya habían jugado mundiales” recuerda. Omar no guarda muchas cosas de su época como jugador, aunque sí atesora el diminuto pantalón y la camiseta con los que hizo aquel gol emblemático. Entre risas, admite que aún tiene la casaca a pesar que la quiso intercambiar con un jugador de Cruzeiro: “…estaba tan caliente y enojado por
Gancedo, Fernando López, Juan Pietravallo y Javier Villarreal. En su iglesia de Tapiales contribuye con jóvenes de 20 años, haciendo actividades que los atraigan. La define como un club social, donde cantan, juegan al metegol, al ping-pong y, por supuesto al fútbol. Pero aclara que siempre se basa en un mensaje bíblico acorde a las necesidades y problemas de cada edad. Se lo nota orgulloso de su compromiso con la fe: “…mis dos pasiones son el fútbol y Cristo”. A pesar del significado de aquel gol en Brasil, Catalán es un hombre sencillo, ‘no se la cree’, y manifiesta que no es una cara famosa. Sin embargo, “cada tanto algún loco se acuerda de mí”. Un día cuando trabajaba de taxista, un hincha de Racing que vio la foto con su nombre y apellido, “…se volvió tan loco, que por poco se pasa al asiento de adelante. Es muy lindo sentirse reconocido”. Este hombre que debutó y se retiró en el ascenso, se destaca por ser muy optimista. Por lo cual no tardó en encontrar el lado positivo de no ser reconocido públicamente, “… es la mejor forma para mantener la privacidad. Puedo ir a un restaurant, sentarme y pasar totalmente desapercibido”. No se considera un ejemplo de vida, pero desea que en él la gente pueda ver a su Cristo, para sea atraída por su devoción.
“Había 120 mil personas, fue impresionante. Los primeros 20 minutos parecía que los espectadores brasileños se nos tiraban encima, algo realmente impactante”. perder la final, que me miró mal y el canje no tuvo éxito”. Su vida ya no depende de correr detrás de una pelota. Apenas se retiró, abrió un videoclub pero no le fue como esperaba. También apostó por una panadería y un ciber, que tampoco cumplieron con las expectativas. Entonces, decidió probar suerte como taxista. Incluso compartió vehículo con Tito, su padre. Pero el ámbito deportivo lo aguardaba, definitivamente era lo suyo e hizo el curso de director técnico. Actualmente, es entrenador de fútbol y trabaja tanto en el interior como en el exterior. Estuvo en el norte de Irak, y orgulloso destacó que “increíblemente aman a los argentinos, nos admiran.” Allí trabaja fundando escuelitas de fútbol. El ex delantero, explica que el proyecto constó de dos etapas de seis meses. Entre ambas retornó dos meses a la Argentina para descansar y recobrar fuerzas. Y dilucidó que “los iraquíes están en un comienzo de muchas cosas, y una de ellas es el deporte”. El propósito fue mostrar cómo desarrollar una escuelita de fútbol a partir de los 6 o 7 años, ya que en aquel sitio trabajaban a partir de los 14 o 15 años. Catalán cree que a esa edad “…los chicos no aprenden más a jugar”. También le tocó viajar a varias ciudades de Sudamérica, recorrió escuelas y trató de mostrarles a los niños cómo es el fútbol de la Argentina: la pasión, el fervor de las hinchadas. Por supuesto, que nunca falta el relato de su gol en la final de la primera edición de la Supercopa. Entusiasmado menciona que su pasión fue, es y seguirá siendo el fútbol. “Es una pasión que nunca se termina”. El 7 de septiembre de 1992, Catalán refiere haber tenido un encuentro con Cristo. A partir de ahí su vida, y su fe, están depositadas en Él. Colabora en una fundación cristiana, llamada “Palabra de Vida”, sirviendo a Dios junto a otros futbolistas como Jonathan Santana, Jairo Patiño, José Chamot, Leonel
En diez años de carrera salió tres veces campeón y se fue dos veces al descenso. Entre todo lo bueno, se quedó con las sensaciones de estar dentro de un vestuario, recuerda a muchos compañeros famosos y no famosos que formaron parte de su vida. Y califica al fútbol como una herramienta para poder vivir. En cuanto a lo negativo, se remonta a la época en la que jugaba en Almagro, y recuerda que no podían empatar dos partidos seguidos y menos perder, porque los barrabravas del club iban a visitarlos “…con unos palos enormes, a modo de amenaza”. En cuanto a las razones de su precoz retiro del fútbol, Catalán recuerda que a pesar de tener todo acordado para seguir en Racing, su representante no arregló y lo sacó del club. Luego, pasó a Deportivo Armenio, donde jugó muy poco. En ese momento, se enojó con su empresario y decidió no jugar más. A la hora de elegir al jugador más importante con el que le tocó compartir un vestuario, Catalán nombra rápidamente a Ubaldo Matildo “ el Pato” Fillol. “Para mí era un lujo, es el mejor arquero de la historia del fútbol argentino”. Elegir a un compañero le resultó más difícil. Por eso escogió a dos: Fabio Costa y Ramón Medina Bello, con quienes compartía la habitación en la concentración. También destacó que con el uruguayo Ítalo Ortiz, le quedó una gran amistad. El ex jugador dio su punto de vista sobre el presente del fútbol argentino. “Hay un importante progreso en cuanto a la infraestructura, la calidad de los campos de juego, los niveles de entrenamiento, en lo referente a la medicina, y el cuidado del jugador, tanbién en la alimentación. Las inferiores se están tomando cada vez más en serio, porque es lo que genera dinero. River, Boca y Vélez están a la altura de clubes europeos. Sin embargo, creo que el fútbol argentino está devaluado. Cuando surge un jugador de 17 años que juega más o menos bien lo venden. Y no todos los días surge un Tévez o un Agüero. Antes los equipos argentinos mantenían más tiempo a sus figuras, algunos incluso jugaban toda su vida en un mismo equipo. Cada club tenía su emblema: Alonso en River, Gatti en Boca, Bochini en Independiente, Coco en San Lorenzo. Todos tenían un número diez o un arquero como símbolos de su equipo. Esto ya no pasa, hoy el dinero manda. El jugador piensa en su porvenir y contra eso no se puede hacer nada”.
Con un derroche de sonrisas, rememora la inolvidable anécdota de su primer auto, en sus primeros entrenamientos: “Yo tenía que llegar a Hindú Club, en mi Fiat 1500 que se caía a pedazos. Eran las 8 de la mañana, iba por el centro de Caseros, y vi que salía humo del capot. Estaciono, abro la tapa, y claro, al entrar oxígeno, se prendió fuego. Como estaba fresco, tenía en el auto una campera hermosa que amaba. Cuando me di cuenta que no tenía matafuegos, no me quedó otra alternativa que agarrar la campera. Estaba apunto de pegarla al motor, la miré y me dije ¡má sí, prendéte fuego! Como era hora pico empezaron a parar varios autos y dos o tres que se bajaron con matafuegos lo apagaron. Entonces, llamé a mi papá, que tenía un taxi, para que me llevara al entrenamiento. Con ese mismo auto fui al primer entrenamiento en el estadio de Racing. Como llegué temprano estacioné casi en la puerta del vestuario, y cuando me iba veo que alrededor estaba lleno de autos último modelo…, yo me quería morir. Como tenía poca Racing 2 – Santos 0 batería si no arrancaba la primera G: Iglesias; Colombatti (R) vez no arrancaba más. Me senté y
SuperCopa 1988
le hablaba al auto, parecía un loco, le pedía ‘no me podés fallar’. Me concentré bien, di vuelta la llave, y nada, no arrancó. Me quería morir. Bajé lo más rápido que pude, miré que no hubiese nadie alrededor y lo acerqué hasta una bajadita para poder empujarlo. En eso escucho ‘Cata ¿qué pasó?’, me di vuelta y era Eduardo Saporitti, que tenía una flamante Renault Fuego blanca resplandeciente. No sabía dónde meterme. A partir de ese día no fui nunca más en el Fiat 1500, tomaba el colectivo”. Dentro del mundo deportivo, pasó momentos buenos y malos.
Santos 0 – Racing 0 SEMIFINALES: Racing 2 – River Plate 1 G: Borelli (RP); W. Fernández x 2(R) River Plate 1 – Racing 1 G: Gutierrez (RP); Fabbri (R) FINAL: Racing 2 – Cruzeiro 1 G: Robson (C); W. Fernández (R); Colombatti (R) Cruzeiro 1 – Racing 1 G: Omar Catalán (R); Robson (C)
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 8
8
I FOCO DEPORTIVO MARZO DE 2011
“El básquet era más popular antes que ahora”
Sebastián Saijo
La “Generación Dorada” le otorgó al básquetbol argentino su lugar en el universo. Se trata de un reconocimiento y espacio que no obtuvieron los mismos campeones mundiales de 1950, únicos en la historia. Proeza que incluyó lograr el torneo en forma invicta superando a Estados Unidos por catorce puntos en la final disputada en el mítico Luna Park. Como todo grupo, aquel equipo tenía un jugador destacado, una figura. Ricardo Primitivo González era el capitán y emblema de aquella selección nacional. Hay que tener mucho afecto para llamarlo “El Negro” pero es “un amor de persona” como la calificó tiempo después, Alejandro Pérez, periodista especializado en este deporte. El capitán de aquella selección nos abre las puertas de su segunda casa, el Palermo Club. Una institución emblemática para el básquet en los años 50, con la gira histórica en 1951, su encuentro con Evita y el apoyo que recibieron por parte del General Juan Domingo Perón. La emoción de los minutos finales a la consagración del primer y único título mundial en el básquetbol argentino. Los viajes a los Juegos Olímpicos de Helsinki y esa famosa suspensión de la Confederación Argentina de Básquetbol. Una gloria del deporte que revolucionó dos décadas y perdió su prestigio en veinte años.
putado en Buenos Aires, en su única sede: el Luna Park. Diez países, incluyendo a los Estados Unidos, último campeón de los Juegos Olímpicos en Londres, que venía de arrasar a Francia por 44 puntos en la final. El “negro” se entusiasma cuando habla de aquel equipo, “…todos estábamos en la misma sintonía, nadie burlaba las reglas del entrenador Jorge Canavesi”. Fue una preparación muy intensa en River Plate con entrenamientos de hasta seis horas por jornada. “Tirábamos cien tiros libres por día, cincuenta a la mañana y cincuenta a la tarde. El promedio era entre 35 y 40 convertidos, aunque cerca de la competición algunos acertaban los cincuenta”. El plantel tenía un promedio de tiro de cancha de 65% y en la línea de foul, un contundente 82%. “Esos números hoy te sacan campeón”, afirma Ricardo. Los dirigidos por Canavesi llegaron a la
la sociedad fue observando y valorando de distintas maneras los logros obtenidos por estos dos equipos. Como ese gran argentino (Su encuentro con Evita y Juan Domingo Perón) En 1951, el Club Palermo preparó una gira por Europa. Estaba todo en regla: los pasajes, la estadía y los partidos a disputarse. Pero llegó una orden “de arriba”: no podíamos viajar para no desprestigiar lo conseguido hacía un año. “Para la época, un viaje semejante era imposible dejarlo pasar. Una amiga me dijo que Evita iba a estar en la inauguración de un policlínico entonces todo el equipo, incluyendo el cuerpo técnico, se acercó al lugar. Empilchados para la ocasión, formamos una pasarela para esperar a Evita”. La explicación fue breve y la respuesta enorme, “nos esperaban al otro día a las ocho de la mañana en la presidencia para ha-
Un comienzo “Primitivo” El “Negro” González, comenzó su recorrido en el Club Social y Deportivo Añasco, ubicado en el barrio de La Paternal. Un club que “no se podía federar porque la cancha no era reglamentaria y jugaban tantas divisiones que no alcanzaban los horarios de un día para que todos puedan compartir el viejo y gastado parquet”. Allí concurrían cientos de chicos que pasaban horas intentando llegar al aro, embocarla y salir corriendo a contarle a sus padres que habían metido un doble. “Si existieran los clubes de barrio, los chicos no andarían por ahí”, dice González con angustia, aunque ve llegar a varios entusiasmados y con ganas de jugar. Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque le otorgó al capitán de la selección la posibilidad de jugar en plenitud y demostrar que había en él un talento a punto de estallar. El nombre clave fue Juan Fleita, su primer entrenador, que le recomendó ir a jugar a Sportivo Buenos Aires. También jugó varios torneos con la Federación Porteña y en el Torneo Argentino defendiendo los colores de Capital. En 1948 ya estaba cansado de soportar presiones por solamente hacer lo que le gustaba: jugar al básquet en Gimnasia y Esgrima de Velez Sarfield. Entonces decidió tomarse un colectivo y bajarse en la calle Aráoz. El Club Palermo brillaba por su fachada y por centenares de jugadores que se acercaban a practicar todos los días. “Te voy a dar un dato de Osvaldo Ricardo Orcasitas, periodista de la revista “El Gráfico”: en aquellos años había 1.700.000 jugadores federados. Hoy no llegamos a 70.000”. ¿Qué pasó? Ricardo cree que el ocaso de los clubes de barrio generó la decadencia del básquetbol argentino. “En Capital había 30 o 40 equipos. Estoy seguro que el básquet era más popular antes que ahora. Si sumás la Liga Nacional, el Torneo Nacional de Ascenso y Liga B hay solo cuatro equipos de Capital Federal.
Los mejores del mundo Cuando tuvieron la oportunidad de demostrar que se podía entrar en la historia, no la desaprovecharon. Capitaneado por Ricardo González, la selección argentina llegó en su mejor momento al Mundial dis-
me sentía muy bien”. Luego tuvieron que pasar cuarenta años para que la selección nacional disputara un nuevo juego olímpico.
Nuevas reglas y el salto de calidad ¿Sigue viendo algún partido de básquet? Sí, sí…veo siempre. Hoy tenemos la posibilidad de ver la NBA desde la comodidad de tu casa. También veo mucho el fútbol. Observo la Liga Inglesa, Española e Italiana. Los trató de grabar, pero debo reconocer que ir a la cancha tiene otro sabor. Hace cuatro décadas, la línea de tres puntos, era una quimera probada por John Naismith en 1933 pero que no recibió su aprobación hasta 1968 por la American Basketball Asociation. Los primeros en implementar la línea de 6, 25 metros. En la temporada 1979/80, la National Basketball Asociation decide adoptar los tres puntos y mucho tiempo después, la Federación Internacional de Básquetbol se agrega en 1984. ¿Con qué regla está en desacuerdo? El básquet es extraordinario. Vive renovándose. Yo pienso que con tres o cuatro reglas chiquitas en el fútbol, cambiaría mucho. El gol es el motivo. Hoy, un jugador no llega al límite del tiempo de posesión porque a los 20 segundos, tenés a un contrario presionándote y estás obligado a lanzar. Y respecto a la altura, yo fui a un Sudamericano en 1947 con una regla ridícula, la altura permitida era 1, 90 metros. ¿El básquet tuvo su salto de calidad? Sí, y la Liga Nacional tuvo mucho que ver. ¿Sabes que pasa? Cuando éramos chicos, un jugador brasileño tenía asegurado su porvenir…
Ayer y hoy, el capitán de la Selección Campeona Mundial de 1950
final promediando 58 puntos por partido y con más de 300 puntos en todo el campeonato. Atrás habían quedado: Francia, Brasil, Egipto y otra vez los galos para poder acceder al encuentro decisivo contra los norteamericanos. El 3 de noviembre a las 16 horas era la gran cita. El estadio desbordaba de público y alegría.El primer tiempo cerró con diez puntos abajo. Canavesi decidió jugar la segunda mitad con lo mejor que tenía y lo dieron vuelta: el resultado fue 64 a 50. “La noche de las antorchas” marcaba un hecho histórico en la intersección de Avenida Corrientes y Bouchard. La gente salió a festejar con una antorcha, homenajeando a los doce hombres que habían conseguido ser los mejores del mundo. La sonrisa al recordar ese momento es interminable y la emoción inevitable, “en el minuto final la gente invadió la cancha. Se encendieron todas las luces y nosotros estábamos muy contentos.” La “Generación Dorada” es lo más cercano con el segundo puesto en el Campeonato Mundial de Indianapolis en 2002 y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004. ¿Puede hacerse una comparación? De ningún modo. El juego se modificó mucho y
blar con el Perón”. El mensaje del General fue muy claro, debían viajar y si realizaban una buena performance, les regalarían siete días en París. “Fue una gira excelente, ganamos todos los partidos y fuimos a conocer a París. Con Palermo nos enfrentamos con las selecciones de España y Francia”.
La suspensión que sentenció el final Con la llegada a los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952, una noticia en la concentración argentina paralizaba los corazones de muchos: Evita fallecía a los 33 años. Toda la delegación, de común acuerdo, desfiló con una corbata negra en la fiesta inaugural. Las críticas llovieron desde Buenos Aires. A su vuelta, el poder de turno en la Confederación liderado por el Dr. Amador Barros Hurtado, los acusaba de “profesionales” y les aplicaban una suspensión que jamás fue levantada. Barros Hurtado era presidente de la Asociación Platense de Básquetbol y su familia estaba muy ligada al gobierno de turno. “Tenía 31 años y estaba en mi plenitud. Renuncié a mi trabajo en el City Bank para poder viajar. Aparte, ya estábamos designados para las olimpíadas de Melbourne al año siguiente. Muchos dejaban de jugar pero yo
¿La mejor persona que le dejó este deporte? Mis compañeros, acá en el Club Palermo tengo muchos amigos también. Inclusive, hace poco querían que viaje al Mundial de Turquía, pero por cuestiones personales no lo pude hacer. ¿Una acción que lo marcó en su vida deportiva? El cariño de la gente. El nombramiento para ingresar al Salón de la Fama y luego el llamado de la gente de la Confederación y de Horacio Muratore, presidente de la FIBA. Me llamaron, estaban muy contentos. Es muy gratificante. ¿Los reconocimientos llegaron tarde? Llegaron tarde, pero “Nunca es tarde cuando la dicha es buena”.
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 9
MARZO DE 2011 FOCO DEPORTIVO I
9
Le atajé un penal a Maradona en el San Paolo Cuando era chico tenía muy en claro que iba a ser médico. Después empecé a jugar al fútbol y me gustó. Pero siempre supe que lo mío era la medicina, apenas tuve que relegarlo para cuando terminé de jugar. Juliana Palleros -¿Hincha de Central? -Totalmente. -¿Y antes? -Antes era de Boca, de chico. Pero la verdad es que después empecé a jugar y viviendo en Rosario no podés dejar de ser hincha local. -¿Cómo fue salir campeón, luego del ascenso, y por primera vez en la historia en Primera División? - Llegué justo cuando Central ascendió. Fue espectacular porque fue un equipo que se formó para jugar en Primera, con muchos jugadores nuevos que no nos conocíamos entre sí. Fue una doble sensación: llego al club se arma el equipo nuevo y salimos campeones. Fue una experiencia espectacular que yo no medí en toda su magnitud en aquel momento porque no lo entendía. Después, cuando estuve unos años más en Rosario, me di cuenta lo que significaba lo que habíamos hecho. Fue el último campeonato que ganó Central. -¿Quién era tu ídolo, tu referente? -Fillol, sin dudas. Yo lo veía atajar a Fillol y trataba de corregir mis errores haciendo lo que él hacía.
-¿Por qué arquero? -La realidad es que yo aterricé en el arco por varios motivos. Uno es que si tenía que vivir del fútbol jugando con las piernas me moría de hambre… Sí, en cambio, me destacaba en todos los deportes que se jugaban con las manos: voley, básquet. El puesto de arquero es un puesto muy especial, tiene una responsabilidad distinta y a mí siempre me gustaron esos desafíos. Fui arquero por una mezcla de incapacidad motriz y del gusto por las responsabilidades importantes. -La gente de Deportivo Italiano le tiene un cariño muy especial, hasta tienen una peña con su nombre. -Sí. Tiene una connotación importante porque mi padre jugó en Deportivo Italiano cuando se armó el club hace muchísimos años. Él me llevó y empecé a jugar en el club donde él ya había jugado. Además hice todas las inferiores y llegué a la Primera: fui un chico que se había formado en el club y que llegó a la Primera. Además se dio un hecho futbolístico que me favoreció: atajé los penales con los que Deportivo Italiano ascendió a Primera División. Fue la única vez que estuvo en la historia en la Primera A, y a pesar que no volví a jugar allí nunca más la gente me tiene mucho aprecio. -¿Cómo fue la llegada a Rosario Central? -Cuando salimos campeones con Deportivo Italiano llegó una oferta de Rosario Central. Era una gran oportunidad para jugar en uno de los grandes de la Primera división. Estaba casado, con una hija recién nacida y me faltaban materias para recibirme de médico, la mudanza a Rosario… era una decisión compleja. -¿Cómo fue la relación con la hinchada rosarina? -Tuve una relación extraordinaria con la hinchada, de hecho en el segundo año empecé como capitán del equipo. Después estuve casi cuatro años más como capitán, nunca tuve problemas. Es más, me sigue pasando que cada vez que voy a Rosario la recepción es muy buena.
-¿Qué significó la convocatoria a la Selección, a pesar de no seguir luego? -Fue de las satisfacciones más grandes que yo tuve con el fútbol. Estuve veintitrés partidos en la Selección, jugué uno y después entré en cuatro o cinco amistosos, pero ese que jugué los noventa minutos valieron todo el sacrificio que hice toda la vida. Por supuesto me quedó pendiente la posibilidad de seguir, porque en realidad cuando había jugado me había ido bien, pero para el Mundial no me citaron... Pero bueno, jugamos en la Copa América, salimos campeones y yo fui parte de ese equipo. -¿Quién fue la persona que más te enseñó en el fútbol? -Angel Tulio Zof, el técnico de Central. Lo tuve cinco años, me enseñó a disfrutar del fútbol. Otro que quiero destacar es a Ramón Cabrero. Fueron dos técnicos que me enseñaron a disfrutar, a sacarle presión para poder estar dentro de una cancha sin creer que uno no puede equivocarse. Aceptar que uno es humano y que se puede equivocar como cualquiera, permite jugar más distendido y cometer menos errores. -¿Cómo fue el paso por Argentinos Juniors? -Argentinos Juniors fue el último club en el que yo jugué de titular y con el que conseguí un campeonato. Prueba de lo importante que fue para mí, es que cuando terminé el último partido en Argentinos Juniors dije: ‘si salimos campeones no juego más’. Y lo conseguí, el fútbol me dio todo lo que me tenía que dar. Después vino lo de Boca, que fue una circunstancia. -¿Cómo fue esa experiencia en Boca? -Lo de Boca fue transitorio, simplemente me convocan porque Abbondanzieri se lastima y necesitaban un arquero en condición de libre. Cuando llegué al club, deciden no operar a Abbondanzieri y como él puede seguir jugando yo no tenía lugar en el equipo. Estaban Córdoba, Abbondanzieri y después estaba yo. A esa altura ya tenía mi consultorio y trabajaba un montón, por eso digo que lo de Boca fue un paso, nada más. Pero también fue la experiencia de poner un pie dentro de un equipo al que siempre miraba desde afuera.
-¿Qué significó el paso por México? -Significó mucho. En primer lugar, una hija. Tengo una hija mexicana (risas), y sin dudas fue lo mejor que me traje de allá. Y en segundo lugar significó estar en una institución distinta, ver el fútbol de otra forma, en una sociedad que vive el fútbol sin presiones. Además la universidad donde yo fui a jugar, me dio la oportunidad de hacer mi especialidad médica. Era una situación ideal: podía estudiar y seguir con mi carrera y al mismo tiempo jugar al fútbol. México fue un buen paso. -¿En qué parte de la carrera futbolística empezaste a estudiar medicina? -Yo me recibí jugando. Cuando me fui a México me faltaba una materia. En la primera oportunidad que tuve, las primeras vacaciones, vine a la Argentina, la rendí y me volví a México recibido. Allá hice la especialidad. O sea que fui estudiando a lo largo de la carrera, mi meta era recibirme. No la hice en seis años, pero bueno yo no tenía apuro... -¿Qué es lo que hacés hoy? ¿En qué consiste tu trabajo? -Yo soy médico especialista en medicina deportiva, tengo un centro de rehabilitación deportiva y un consultorio donde me dedico a prescripción de actividad física para pacientes. Atiendo a personas que tienen hipertensión, obesidad, diabetes. Y en el otro consultorio hacemos rehabilitación a deportistas y no deportistas que tengan lesiones. Mi tercer trabajo es en el CEFAR, donde dirijo el Departamento Médico de la institución que tiene jugadores libres y además una escuela infantil que pertenece al Barcelona de España. -¿Por qué no en un cuerpo técnico? -Fui el médico de Almagro y Banfield. Luego de veintidós años sin sábados ni domingos por concentraciones y viajes, cuando terminé de jugar al fútbol y empecé otra vez a ser médico de equipos… no me gustó nada. Quería recuperar mi vida familiar y por eso no trabajo en equipos de fútbol. -¿Qué cambiarías de tu carrera profesional? -No, no cambiaría nada. Si tuviese la posibilidad de jugar al fútbol otra vez no dudaría ni un instante. Fue apasionante y una alternativa muy distinta a lo que puede significar cualquier otro trabajo. Siempre digo que empecé a trabajar cuando dejé de jugar al fútbol. Al fútbol nunca lo consideré un trabajo, fue un gusto. La medicina fue una pasión de toda la vida, desde que yo tengo uso de razón supe que iba a ser médico. -¿Por qué no guardás recuerdos de tu carrera futbolística? -Porque para mí la vida viene mañana. Es vivir el hoy, y pensar en lo que voy a hacer en el futuro. Se ve que todavía no me llegó mi momento para sentarme a analizar lo que hice. No quiero perder tiempo de mi vida actual mirando para atrás. Lo que hice, hice, me tocó vivirlo y punto. A veces pienso en contarles a mis hijos o a mis nietos algunas cosas que me pasaron, pero no me gusta. Mi familia está haciendo álbumes de toda mi carrera, son un montón, pero no los abrí nunca. A veces alguno no me cree… Por ejemplo: ¡en el Estadio San Paolo de Nápoles le atajé un penal a Maradona! Faltaba un minuto para terminar y ganábamos 1 a 0 con Rosario Central. En eso dan un penal solo para que terminara empatado el amis-
toso. Pateó Diego y atajé. Cuando cuento esto me dicen: ¡qué le vas a atajar un penal a Maradona! -¿Qué cosas son las que te hacen seguir día a día? - Disfruto muchísimo el trabajo de un cuerpo médico de fútbol. Después de haber estado tantos años como jugador conozco los códigos, lo que es el vestuario, la forma de pensar de un futbolista. Acá me encuentro con muchos jugadores que no tienen club y que están medio relegados del sistema, entonces me parece que la función que tengo acá al margen de lo médico, es este acompañamiento a jugadores que están en una etapa que es medio brava. Por otro lado la atención médica, y la ayuda a la persona que no está bien a través de la actividad física, que es lo que hice toda la vida, me entusiasma todos los días. También doy charlas, conferencias. Poca gente tiene la suerte de trabajar de lo que realmente le gusta, es una bendición. Todas estas cosas me hacen levantar a la mañana y tener ganas de arrancar. - ¿Qué diferencias hay entre el fútbol de ayer y el de hoy? -Lo describo en un ejemplo. A mí Zof me marcó porque era la primera vez que yo veía un técnico que hablaba poco y que paraba las prácticas solamente cuando algún jugador no jugaba bien al fútbol. Lo vi parar las prácticas de fútbol cuando un defensor tiraba la pelota afuera. Entonces venía y decía: ‘no muchachos, miren la gente que viene y llena esta cancha, viene a ver un espectáculo bueno, si usted tira la pelota afuera la gente no va a venir más, o sea nosotros tenemos que dar buen espectáculo’. Hoy veo demasiada garra, mucha lucha, poco interés por guardar esta línea. El fútbol ha cambiado, prevalece la parte física y menos la técnica. -¿Como hincha de Central, cómo viviste el descenso? -Significó dolor. El descenso le puede pasar a cualquiera que tenga una mala campaña o un par de malas campañas. Central es una institución grande que estuvo muy mal manejada, se cometieron muchos errores, gente que no tiene nada que ver con el fútbol y de repente están dirigiendo una institución. Da pena porque es un club grande con una cantera de futbolistas enorme y hoy está peleando el Nacional B. -¿El mejor arquero de hoy? -A mí me gusta como ataja Carrizo, con algunas cosas que por ahí yo le cambiaría (risas). Me parece que es muy completo, es un arquero que tiene sus condiciones para estar donde está. Me gusta mucho más el estilo que tiene él que el arquero de la selección, pero bueno, hay que hacer méritos para estar ahí.
Angel Zof, su mejor técnico
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 10
10
I FOCO DEPORTIVO MARZO DE 2011
Héroe por una noche… Diego Sole
22 horas y 11 minutos del jueves 14 de agosto de 1975: “…vi que Héctor Bargas me cruzaba la pelota desde treinta metros. Corrí rápido y con el rocío de la noche trastabillé. Ricardo Préstamo, el número 4 de Argentinos Juniors, pensó que me caía y se confió. Para su desgracia, me tiró un sombrero y la pelota me pegó en la cabeza y salió hacia adelante. Quedé mano a mano con el arquero. En esos diez segundos se me cruzaron muchísimas cosas por la cabeza, ver al arquero, esperar que cambiara el paso y tocar la pelota por debajo de su cuerpo hacia el segundo palo. Recordarlo me emociona”, dice. Fue gol. Gol de campeonato. Gol que terminó con dieciocho años de frustración millonaria.
Bruno en el Museo de Rver.
Rubén Bruno es un jugador ignoto en el mundo del fútbol, pero no en el universo de River. En tan solo 90 minutos se convirtió en héroe para más de medio país y “carnero” para unos pocos. Bruno nació el 16 de Mayo de 1955 en el barrio de Saavedra, hijo de Irma Cristóbal López y Vicente Bruno. A los diez años, su papá lo llevo a jugar a River, donde hizo todas las inferiores. Recuerda que la camada del ‘56 era una gran categoría, les decían “la maquinita”, tenían grandes jugadores: Leonardo Labonia, Pedro Gómez y Bargas entre los más destacados. Su referente por aquel entonces era “El Mono” Mas. Cuando nombra a Pinino le brillan los ojos. “Era un wing de la ostia (sic), goleador, un jugador eléctrico, dejaba un surco por la raya, y marcó una época en River.” Recuerda que el padre de Oscar Mas le decía: “Pibe, preparate porque cuando Pinino no juegue más acá, vas a ocupar su lugar, y te van a putear a vos, me decía.” Camino a la confitería del club, mientras recorríamos el anillo interno del “Monumental”, Rubén recordó anécdotas de su padre cuando les acercaba sándwiches para él y sus compañeros después de los entrenamientos, o los veranos que pasaba en la pileta del club. Describe el escenario y dice:
cosas, de recordar el pasado y de hablar de viejos amigos. Gómez trabaja hoy en el club, se desempeña como entrenador de fútbol del equipo femenino de River. Cuando Pedro se va, nos sentamos en una mesa y le pedimos a Abel, uno de los mozos de la confitería, que nos trajera dos cafés. Recién entonces Rubén se desató y empezó a relatar lo ocurrido en agosto de 1975. “En ese invierno del ‘75 no se vivían tiempos felices en el fútbol nacional. Los jugadores de primera se levantaron en una huelga que duró de miércoles a viernes. La huelga pareció armada para que River no diera la vuelta”, recuerda. Varios equipos de la primera división, entre ellos River, se sumaron al conflicto. Los “Millonarios” eran punteros, sólo les restaba jugar dos partidos, frente a Argentinos Juniors de visitante y Racing de local. La huelga de agremiados determinó que varios jugadores del equipo de 1ra. no quisieran jugar el partido frente a los “bichitos colorados”. Allí entraron en la historia estos juveniles. La relación con el equipo de primera antes del conflicto era buena, de respeto mutuo. Bruno recuerda que Reinaldo Merlo lo quería mucho, que lo agarraba en una especie de “abrazo de oso” y le decía: “Este es mi pollo”. El mismo día que les confirmaron que tenían que jugar, habían regresado del entrenamiento y estaban almorzando. Federico Vairo, técnico de reserva, y el profesor Rodríguez, les comunicaron que por la huelga de jugadores tenían que jugar el partido definitorio con Argentinos. La noticia los tomó por sorpresa: “Fue una de las alegrías más grandes de mi vida, después de tantos años, iba a representar a River en una final”, recuerda con lágrimas en los ojos. Para decidir si jugaban el partido hubo una votación previa de la que participó todo el equipo. De veinte jugadores sólo uno votó en contra. Eran las seis de la tarde cuando salieron para el estadio de Vélez, donde Argentinos hacía de local. Con una fuerte custodia policial el micro iba escoltado hacia Liniers por una caravana de miles de fanáticos que cantaban y deliraban con la posibilidad de dar la vuelta. Atrás habían quedado la huelga y todos los problemas del fútbol, lo único que importaba era que River saliera campeón después de 18 años.
“Fue una de las alegrías más grandes de mi vida, después de tantos años, representar a River en una final.” “No cambió nada, está todo igual”, dice Bruno que por aquel entonces se entrenaba con la Selección sub-20 que dirigía el “Flaco” (César Luis) Menotti. Uno de los artífices de la epopeya del 75’, fue Ángel Labruna: “Angelito era un grande, sabía mucho de fútbol, podía leer los partidos, tenía idea de lo táctico, de cómo arengar a los compañeros a la hora de jugar. Guardo un gran recuerdo de él, lastima que no nos dirigió en aquella final, sino Federico Vairo”, opinó Bruno. Al llegar a la confitería del club nos encontramos con un compañero de aquellos años, Pedro Gómez. Cuando se vieron se fundieron en un abrazo y no pararon de contarse
-El gol del campeonato, ¿provino de una jugada preparada? -Sí. En el entretiempo hablé con Héctor Bargas, que era mi compañero en la Tercera división, y le pedí que me cruzara la pelota en diagonal, porque normalmente esa jugada nos daba resultados. -¿Qué cosas te pasaron por la cabeza por ese momento? -Cuando entramos a la cancha, nos hizo un clic y nos dimos cuenta de la responsabilidad que teníamos, la cancha estaba repleta y era toda gente de River. Entonces vimos muchos fotógrafos, cantidad de banderas de River, millones de papelitos, y eso nos jugó en
contra. Pero en realidad no fue preocupación, sino un pequeño estrés por ver tanta gente, por lo que estábamos por hacer: jugar un partido tan importante. -¿Qué pasó después del gol? -De ser un desconocido, pasé a ser el tipo más popular de Argentina por diez días. Salí en todos los diarios y revistas: Siete Días, Gente. Hice notas todos los días. En realidad
pudo calzarse la casaca “milrayitas” y fue subcampeón a sólo dos puntos de Estudiantes de Caseros. La llama del futbolista Bruno se consumía inexorablemente. El goleador del conjunto de Lomas de Zamora fue Lanza, con 21 anotaciones, a sólo un par de Carlos Danton Seppaquercia. El antihéroe ya no salía en la tapa de los diarios y su nombre no se escuchaba en los relatos. Por ello decidió un viaje a Chile para jugar
“El padre de Oscar Mas decía “pibe preparate porque cuando Pinino no juegue mas acá, vos vas a ocupar su lugar, y te van a putear”. creo que lo más lindo fue la satisfacción de mis viejos que habían hecho tanto esfuerzo y sacrificio por verme llegar a jugar en primera. Lamentablemente, después no pude jugar en River, pero su alegría era que yo había convertido el gol de la victoria y del campeonato. -¿Qué imágenes atesorás de aquel día? -Fue apoteótico ver a tanta gente llorar, ¡vi a gente comer el pasto del campo de juego! Después del gol estaba como loco y tuve una crisis de nervios: había una tensión muy fuerte y tras el festejo sentí un shock. Tuve que salir. Cuando terminó el partido la gente se metió dentro del campo y nos sacó la ropa. Fue terrible, mucha emoción. -¿Causó malestar que “los pibes” jugaran ese partido? -Sí. Por muchísimo tiempo tuvimos el mote de carneros. Pero deben entender que jugamos porque quisimos. Votamos el día del partido y de los 20 concentrados, sólo Rubén Cabrera dijo que no. Algunos nos vinieron a pedir que no juguemos el partido porque podía traer consecuencias. Pero a nosotros no nos importó, River estaba primero. Las consecuencias que trajo esa decisión heroica fue que muchos de aquellos jugadores no pudieron seguir su carrera en River, a la mayoría los dejaron libres, algunos fueron a jugar a clubes de menor categoría y otros se retiraron. -¿Cómo fue el reencuentro con Alonso, Jota Jota (Lopez)...? -Difícil. Muy difícil. En el trato te dabas cuenta de que las cosas habían cambiado mucho. La relación se tornó más tensa, ellos pensaron que nosotros los habíamos traicionado. Creo que si nos encontráramos ahora, cada uno seguiría su camino. -¿Qué fue de tu vida? -Hay gente que está marcada por ser un ídolo y otros que están en el medio. Estaba para ubicarme en el medio, pero pasaron muchas cosas raras. Aquellos “pibes” merecíamos mejor suerte… El tiempo pasó y la euforia también. Aquellos que consiguieron lo que otros ilustres no pudieron, rápidamente se fueron perdiendo entre la muchedumbre y fueron dejados de lado del fútbol grande. El tal Bruno aguantó dos años en los Millonarios, con sólo 11 partidos jugados y dos goles. En 1977 quedó libre y fichó para Los Andes en la primera B. Durante 10 sábados
en el Huachipato. Regresó con pena y sin gloria a explotar sus últimos cartuchos en Unión de Zapala e Independiente de Neuquén. Rubén se retiró del fútbol profesional con tan solo 28 años, debido una lesión en el talón de Aquiles. El Dr. Seveso (padre) y todo el cuerpo médico del club lo trataron y curaron. El tratamiento duró seis meses. Cuando lo cuenta aún se nota agradecido, ya que aunque no era jugador del club, lo atendieron como si lo fuera. Rubén sigue ligado al fútbol, aunque no de manera profesional. Es director técnico de un equipo en un country, y aclara “así despunto el vicio“. También trabaja en la Municipalidad de Malvinas Argentinas, en la Secretaría de Deportes. No se cree un héroe pero sí un agradecido por la oportunidad que le tocó vivir. “Fui un ‘tipo’ afortunado, un hombre tocado por la varita mágica de Dios, que pudo cumplir su sueño de campeón”. Con tan sólo 18 años, él y sus compañeros fueron los responsables de hacer felices a miles de hinchas y romper con la mala racha de los fatídicos 18 años sin títulos.
Bruno no jugó solo, este fue el “Equipo de la Historia”…. Vivalda (arq) Rafaelli (def) Ponce (def ) Sapia (def ) Joneton (def) Cabrera (vol) Bargas (vol) Gomez (vol) Bruno (vol) Labonia (del) Groppò (del) Federico Vairo (DT) Trayectoria River Plate 1975 – 1977 Los Andes 1978 – 1980 Huachipato 1981 Central Norte de Salta 1981 Union Zapala de Neuquén 1981 Independiente de Neuquén 1981 – 1982 Palmares Torneo Metropolitano 1975
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 11
MARZO DE 2011 FOCO DEPORTIVO I
11
“El boxeo es una parte de mi vida” María Nayar
El ex campeón mundial de la categoría Crucero comenzó a entrenarse en el gimnasio del club Huracán, el mismo que Ringo Bonavena. En 1987 debutó como amateur en la categoría medio pesado, peleó en 40 oportunidades, 35 fueron victorias, 3 derrotas y 2 empaEl 4 de abril de 1991 debutó como profesional en Concepción del Uruguay venciendo por nocaut a Gustavo Vázquez. 3 años después llegó su primera derrota, luego de 15 victorias consecutivas. Fue campeón argentino Crucero entre 1993 y 1995, año en el que se consagró campeón mundial crucero C.M.B (Confederación Mundial de Boxeo) título que mantuvo hasta 1998, cuando se lo arrebató Juan Carlos Gómez. Fue campeón argentino y sudamericano pesado entre 2002 y 2005. En diciembre de 2006 colgó los guantes luego de derrotar a Fabio la Mole Moli. Por sus logros fue premiado con dos Olimpia, recibió la llave simbólica de la ciudad Quilmes, recibió dos Premios Jorge Newbery, el FIRPO de Oro y en siete oportunidades el premio a la mejor pelea del año. Luego del retiro su vida siguió ligada al mundo del boxeo. Desde 2007 es el director del gimnasio de boxeo del club Atlanta y entrenador de numerosos pupilos entre los que se destacan Lisandro el Carnicero Díaz, Pablo Farias y Guido Pitto.
momento él no era negocio para el boxeo. “Hoy te digo que me dio mucha satisfacción, pero en ese momento estaba re caliente. Ahí me di cuenta que iba a ser campeón del mundo: le había dado una paliza al que había sido uno de los mejores campeones del mundo en la categoría. Yo sabía que había ganado y me di cuenta que estaba capacitado para poder llegar a un título del mundo.” El 25 de julio de 1995 llegó el momento de la consagración. Fue en Francia ante el local Akim Tafer ¿Qué recordás de esa pelea? “Él era enorme y pensé que no iba a dar el peso pero estuvo adentro de la categoría por un kilo. Fue una pelea muy pareja, venía abajo en las tarjetas y se me estaban acabando las fichas. Pero después lo pasé por arriba. Le metí tres derechazos seguidos y le gané por nocaut técnico en el noveno round. La alegría fue increíble, siempre supe lo que quería y sabía como conseguirlo”. Defendió el título con éxito en cinco oportunidades derrotando a Reinaldo Giménez,
bate tuvo que estar nueves meses fuera del ring ya que sufrió un corte muy grande y tuvieron que operarlo para reconstruirle la ceja.
Una pelea para recordar, otra para olvidar ¿Hay alguna pelea que recuerdes especialmente? “Tengo un recuerdo muy particular. Mi abuelo falleció cuando mi papá era chico y nunca había tenido una foto suya. Una de sus hermanas consiguió una y me la llevó a una pelea. Me la mostraba a cada rato y me decía ‘el viejo te va a ayudar’. En ese momento le conteste mal porque estaba nervioso y además yo nunca conocí a mi abuelo. Cuando terminó la pelea, gané, y estábamos esperando con Rivero, para que me hagan el antidoping. Entonces sale el médico me llama: “Plácido Domínguez”, grita. Con mi viejo nos paramos y corrimos hasta la puerta del doctor y le preguntamos por qué me había llamado así.
Sus comienzos Empezó a entrenarse en 1985, a los 14 años, junto a sus amigos el Mono Cabral y Fabián Tripa Junquera, en el club “Santa Fe” en Lomas de Zamora. “Empecé para hacer algún deporte, moverme un poco y bajar de peso”, recordó el gordo, como le dicen desde niño. “Hice prácticamente toda mi carrera en Huracán”. Alternaba con la Federación de Box, porque en el club no tenía con quien guantear. Asegura que fue una etapa muy linda de su vida. Tuvo la suerte de trabajar con Rago que le iba pasando toda la experiencia que había acumulado con Bonavena. “Cuello fue el técnico de toda mi vida. Fui su primer boxeador, aprendía a entrenar conmigo”. ¿Qué despertó tu pasión por el boxeo? “La decisión de dedicarme de pleno al boxeo la tomé un día que fui al Luna Park con mis amigos, peleaban Hugo El Pajarito Hernández y Juan Martin Látigo Coggi. Fue una pelea espectacular, el estadio estaba lleno y me acuerdo que salí tirando piñas. Tuve la suerte de aprender en escuelas de boxeo con grandes maestros, como Rago y Carmelo Cuello, mi entrenador y amigo de toda la vida. Sin dudas, Coggi fue un referente para mí. Fuimos campeones del mundo en la misma época, hoy sigue siendo un gran amigo, igual que su hijo que lo vi crecer y hoy veo sus peleas”.
Su etapa profesional Su primera pelea como profesional fue el 4 de abril de 1991 en Concepción del Uruguay enfrentando a Gustavo Vázquez. De esa pelea lo primero que recuerda es: “Durante todo el viaje me dijeron: ‘salí para los costados no salgas para adelante’. Yo salí para adelante y me comí un piñazo que me rompió la ceja”. Asegura haber salido confiado y que nunca dudó porque supo lo que quería arriba del ring. En el tercer round lo tiró dos veces y ganó por nocaut. “Desde ahí hice un curso acelerado de boxeador y comprendí todo lo que representaba: el valor del esfuerzo, del cuidado, de la voluntad y de la perseverancia. En su séptima pelea se consagró campeón argentino crucero luego de ganarle a Néstor Giovannini, que tenía más de 50 peleas y tres de ellas como retador del título mundial. “Lo pasé por arriba y terminé ganando la pelea por descalificación en el cuarto round porque me pegó varios cabezazos.” “Me robaron la pelea frente al francés Anaclet Wamba, en Salta”. Era el 3 de diciembre de 1994, su pelea número quince, la primera por el título mundial y su primera derrota. Domínguez asegura haber ganado esa pelea por cuatro puntos y cree que en ese
Marcelo Dominguez enel Atlanta Boxing.
Sergio Kozen, Patrice Aousissi, José Arimatea Da Silva y Akim Tafer. “Siempre fui muy cerebral y pensante, aunque muchos pensaron que era solamente un pelador, a la mayoría las gané con mi cabeza. Contra Aousissi estuve a punto de perder la corona porque nadie quería pelear conmigo.” Muchos de sus rivales se habían caído, la pelea en Francia surgió casi de imprevisto y llegó con cinco kilos de más a una semana del combate. Hasta el tercer round se encontraba perdido hasta que pudo frenar el ataque de su rival y se fue levantando de a poco. “En el descanso del noveno y décimo round vi que me miraba con cara de asustado. Yo lo miré con cara de malo y le hice la seña de que le iba a romper la cabeza. Se levantó de golpe y vino a encararme. Pensé que me quería pegar pero vino a darme la mano, se dio media vuelta y se fue de la pelea. Gané por nocaut técnico. Lo gané con la cabeza.”
El mítico Luna Park El Palacio de los Deportes fue testigo del arte boxístico de grandes campeones: Carlos Monzón, Nicolino Locche, Pascual Pérez y Omar Narváez ganaron su titulo mundial en este emblemático escenario porteño. Marcelo Domínguez también pasó por ahí, fue en el año 2002 cuando enfrentó y derrotó a Fabio la Mole Moli. Esa fue la primera y la única vez que peleó en el Luna Park. Cuenta con satisfacción que fue uno de los que más entradas vendió: 16.000 personas colmaron el estadio. “La gente gritaba mi nombre, se ponían de pie y aplaudían. Son cosas impagables que se valoran muchísimo. El reconocimiento de la gente vale más que un triunfo.” La pelea que más sufrió fue con Ibarra en 1993 en la Federación. Después de ese com-
“¿No te llamás así?” -No, le respondo. Mira de nuevo la planilla y me dice: “Ah no, Marcelo Domínguez”, dice acá. Fue algo que nos quedó muy grabado a los dos. La verdad es que esa noche el viejo estuvo ahí. Otra que recuerdo mucho es la del título del mundo. Fue una de las más importantes, aunque no se vio acá. El ruso Valuev medía 2,17 metros. Creo que haberme subido a pelear con ese tipo fue una locura y le llene la cara de dedos. Todos me tomaban por loco, y yo les decía ‘a este tipo le gano’. Si bien el fallo fue negativo porque nos robaron yo siento que gané por cuatro o cinco puntos”. -¿Hay alguna de la que te querías olvidar? -“Una que gané el título sudamericano con Pedro Franco, un amigo. Alguien contra quien no quería pelear. El pibe tenía que pelear y le dije: ‘vamos a pelear loco’. Él no quería, le volví a insistir: nos pegamos tantas veces porque no nos podemos pegar una vez más, él era quien me ayudaba a hacer guantes. El entorno de la pelea fue muy malo porque la hermana estaba enferma de cáncer y él necesitaba la plata sí o sí. La noche anterior me dijo que la hermana se estaba por morir. Fue una pelea muy difícil de afrontar, encima era un amigo. Le gané el título sudamericano de los pesados a una persona de las que se encuentra en muy pocos lugares. Actualmente tiene una asociación civil que colabora con 180 chicos que no tienen dónde comer, él los alimenta, los saca de la calle. Un día estaba haciendo un festival a beneficio para juntar comida para los comedores. Yo me olvidé de comprar algo y como no podía llegar con las manos vacías, agarré el cinturón y le dije:
‘tomá esto es tuyo, te lo gané en mala ley’. Y se lo di adelante de todo el mundo. Esa fue una de las peleas que quisiera olvidar. El 2 de diciembre de 2006 fue su última pelea como boxeador profesional en la que venció por tercera vez a La Mole Moli. “La decisión la tomé porque ya había cumplido una etapa. Había logrado todo lo que se podía lograr, gané todo lo que se podía ganar en dos categorías distintas (crucero y pesado).” Considera que el boxeo había dejado de ser un negocio para él. “Mi familia me estaba mirando, y yo veía como sufrían cuando peleaba”.
De boxeador a entrenador En 2007 llegó al Club Atlanta con el título de director del Atlanta Boxing Club, el gimnasio del club de Villa Crespo. Por medio del Subsecretario de Deportes se puso en contacto con el presidente de la institución y desde entonces forma parte del grupo de trabajo del gimnasio. -¿Cómo definís tu estilo de trabajo? -Me molesta mucho la indisciplina. Soy el peor de todos, no por cómo enseño sino por lo exigente. Los chicos que vienen conmigo saben que vienen a entrenar, el que no me rinde, no me cumple, sabe que pasa a segundo plano”. En el gimnasio tiene diez boxeadores profesionales. Los mas reconocidos son Lisandro el Carnicero Díaz, Guido Pitto y Pablo Farias. “Farias tiene un cañon en su puño derecho, pero trabajamos mucho más en defensa porque todavía no comprendió que no debe exponerse tanto”. Es un boxeador que le da seguridad, cuando le sale una pelea no le importa ni con quien ni donde, la agarra y después pregunta cuánto va a ganar. Eso me gusta mucho. Pitto piensa más, se aguanta el golpe y sabe trabajar tanto en larga como media distancia y en la corta distancia, pero no tiene mano de nocaut”. Cuando agarró a Lisandro Díaz le decían que estaba loco, y hoy es campeón argentino y todos quieren pelar con él. “Me encantaría sacar más campeones para que mi familia sepa que si me alejo tanto tiempo de mi casa es por algo.”
El boxeo y el boxeo femenino “El boxeo es una parte de mi vida. Fue mi infancia, lo que me sacó de la calle, me crió y me educó. Me permitió satisfacciones y ser alguien en la vida, es el 50% de mi persona. El boxeador es lo más noble que hay, en menos de diez segundos puede dominar las pulsaciones y abrazar al tipo que le estaba pegando y eso no pasa ni en el fútbol ni en el rugby. Hay que ejercer violencia pero no por eso somos violentos”. Domínguez no se declara muy amante del boxeo femenino. “El problema de la mujer boxeando es que son más histéricas peleando, si en ese momento le sacas los guantes se agarran de los pelos. Tienen menos técnica, pero no porque no aprenden sino porque tienen más violencia que el hombre. El hombre la domina, la mujer te quiere pegar, no miden”. Hacia el final de la entrevista, Marcelo Domínguez se atreve a darles un consejo a los que quieren empezar a practicar este deporte: “Primero que lo piensen. No les diría que no peleen, pero sí que tengan en cuenta un buen trabajo o estudio. ¿Sabés cuántos boxeadores hay que no llegan a nada? Tienen que entender que sin muchas pilas y amor, no llegás a ningún lado, y también estar preparados para enfrentar lo que venga. En el boxeo hay un solo misterio: cuidar el cuerpo. El principal consejo que les doy es: Cuidáte, porque los golpes no son para menos.”
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:18 Página 12
12
I FOCO DEPORTIVO MARZO DE 2010
Cuando vi una pelea por tv pensé que siendo boxeador podría ‘fajar’ a mi padre Fernanda Riffo
Nació el 1 de enero de 1956 en La Tigra, Chaco. Se hizo profesional al cumplir veinte años, y en sus primeros años de actividad ya había ganado los campeonatos nacionales de Argentina en los gallos y supergallos. El 15 de diciembre de 1979 peleó contra Ricardo Cardona en Colombia. Disputaron la corona supergallo de la AMB, pero Palma perdió una discutida decisión en quince vueltas. Ocho meses después, noqueó en cinco asaltos a Leo Randolph en Washington, coronándose campeón mundial supergallo de la AMB. Sin embargo, el 12 de junio de 1982 pierde, en Miami, el titulo ante Leo Cruz. Luego de caer por puntos en quince vueltas. Se retiró en 1985, pero retomó en 1989. Hizo dos combates, los cuales ganó por decisión y colgó definitivamente los guantes en 1990. Decisión que debió tomar obligado después de una fuerte lesión en los nudillos.
sin que se notara. Por ejemplo, recuerda que, en esa época, Santos entrenaba a Carlos Monzón, quien tiraba el jab despegando antes, del piso, el pie izquierdo. De modo que al llegar el jab, el peso completo del cuerpo se iba cayendo
vaban a hacer su trabajo con ellos para tenerme cerca de ellos, porque no era mucho lo que yo hacía. Además en el Chaco, en esas épocas, cuando alguien era inútil se le decía Puerco, y yo era un Puerco. Era un inútil (risas).”
Leo Randolph como rival
Sus comienzos A los quince años conoció a un boxeador profesional, quien le dio la dirección del Luna Park. Allí le sugirió que preguntara por Santos Zacarías, su entrenador de siempre, ya fallecido. De esta manera, Sergio Víctor Palma cuenta: “recuerdo, me causa gracia y me parece impor tante comentarlo: lo primero que pensé cuando vi boxeo por tv fue que siendo boxeador podía fajar a mi padre y me resultó muy seductor… al fin y al cabo nunca llevé acabo tan macabra intención, cuando tuve la posibilidad de ver a mi viejo, ya grande, había como tres neuronas más activa en mi croqueta”. Al recordar sus comienzos, instantáneamente nombró a Zacarías. Aseguró que era un hombre muy honesto, orgulloso y que hacia muy bien su trabajo. Además destaca: “cuando venía alguien al Luna Park, que a él le concedía algún respeto siempre los obser vaba y les “choreaba” con una actitud eclesiástica. Siempre se quedaba con lo mejor de todos lo que pasaban por el Luna Park,
me levantaron el brazo eligiéndome campeón mundial, estuve en paz conmigo, con todos los que habían creído en mí, con mis sueños y descubrí que no había llegado a ningún lado, que después iba a tener que bajar de ahí, pasar por la ducha y al otro día levantarme e ir ’’. Años más tarde, regaló el cinturón a Tigra, el pueblo donde él nació. Testificó que el título debía quedarse con ellos porque les impor ta más que a él. Según sus ideales, lo que él perseguía valía mucho más que esa bijouterie. Que simplemente refleja por lo que él luchaba.
“Era muy fuer te, era joven y creo que más joven que yo. Era un poco más robusto que yo y más alto’’. De esta manera, caracteriza a Leo como boxeador. Sin embargo, treinta años después de haberse enfrentado tuvieron un contacto telefónico por medio de una radio. Allí Randolph le contó: “Peleamos hasta las cinco de la tarde. A las diez de la noche reaccioné, quise ir a saludarlo, me dijeron que ya lo habían llevado a su pueblo. Y me enteré recién 30 años después que no lo habían llevado nada, que estaba tan hecho pelota que dijo que me dijeran que ya se había ido…le pegué mucho. Le pegué mucho porque era muy fuer te y sopor to mucho. Tremendo lo que sopor tó. Le pegué muchísimo pero tuve que pegarle más porque él era orgulloso e hizo todo por sopor tarlo pero en realidad confesó en Agosto pasado, cuando hablé por teléfono con él, que desde que le pegué el kit derecho en el primer round nunca más supo dónde estaba.” Luego de esta pelea Randolph se retiró para nunca más volver. Actual-
-‘’ Muchas años después me di cuenta que me había creído que no tenia que creérmela. ’’ sobre ese pie que anteriormente se había levantado, dándole de base al golpe la potencia. Esto es lo que llamaría técnica pura. A los diez años tuvo su primer trabajo con sueldo en una farmacia del Barrio de Caballito, Capital Federal. Anteriormente trabajó en el Chaco cosechando algodón y maíz. Sin embargo, el ex boxeador asegura: “En realidad mis familiares me lle-
Cuando ganó el título mundial Al recordar el momento del triunfo afirma: “… fue un instante muy lindo, un instante que no superó los 15 segundos, no tengo una medida. Yo estaba muy eufórico, soy muy eufórico durante, ni antes ni después. Durante el hecho hago todo lo que puedo, antes no puedo hacer nada y después ya lo hice. Cuando
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:19 Página 13
MARZO DE 2010 FOCO DEPORTIVO I mente se encuentra viviendo en su cuidad natal Tacoma, Washington, donde trabaja como operador de tránsito y supervisor.
Su profesión boxística luego del título “Ahí entran a tallar cuestiones educativas, sociales…“no te la vayas a creer” y esas cosas. Muchos años después me di cuenta que me había creído que no tenía
13
tuación social: ¿Cuál es la manera de combatir la pobreza? Con educación, porque deseamos lo que conocemos. Por eso la idea es mostrarle que el mundo es mas grande que el pequeño universo que los crío y que hay más opciones, más posibilidades pero las tiene que crear uno.”
El boxeo como deporte Para él, es par te del ser humano en todo sentido porque tiene recursos im-
“Le pedía al flaco que me quitara los cables, que me dejara morir’’ que creérmela. Pero todas las enfermedades psicológicas que sufre una persona que pasa por ese experiencia… bueno no me salvé de ninguna…“
La pelea más importante Según Palma fue la primera vez que disputó un Campeonato Mundial. En Barranquillas, Colombia, el 15 de diciembre de 1979 ante Ricardo Cardona. Allí aprendió que la suerte es humilde, asegurando que aquella pelea fue maravillosa para él. Además agregó: ‘’Fue el comienzo de un momento mágico, el momento más lindo que me tocó. Entre 1978 y 1981 que boxeé con Cardona fueron mis momentos más lindos como boxeador. Una experiencia muy linda.” -¿Y la derrota mas significativa? - Cuando perdí el Campeonato Mundial. Estábamos en guerra y me la pasé llorando.Perdí con Leo Cruz el 12 de junio de 1982, durante Malvinas. - ¿Por qué cree que tuvo a la Guerra de Malvinas tan presente? - Porque la guerra de Malvinas fue una experiencia muy… se ve que en alguna de mis encarnaciones anteriores he estado en alguna guerra y me resultaba insoportable. Yo no hice la colimba porque soy clase 56. Sentía que alguien estaba muriendo en algún lugar mío. - Entonces ¿La época de la dictadura como la vivió? - En eso fui totalmente inconsciente, yo crecí en la década del setenta caminando por Corrientes, por Pueyrredón hasta Florida. He recorrido Florida de punta a punta, y me metía en las librerías que estaban abiertas las 24 horas, se podían leer prólogos enteros. Asegura que le gusta leer mucho. Aprendió a los cinco años gracias a la patrona de su madre. Comenzó leyendo historietas. Actualmente, y luego de su accidente, debe ponerse los anteojos constantemente y por esa razón lee mucho menos. Sin embargo cuenta: ‘’Acabo de escribir una historia autobiográfica que vamos a editar con unos amigos. Para ayudar a los chicos de Chaco para que puedan conocer Buenos Aires. Porque discutíamos como se podía hacer para salir de la pobreza: los pobres son pobres porque no saben administrase. Y en una si-
prescindibles para la super vivencia. Entre ellos, saltar, correr con velocidad o resistencia. De esta manera, el ex campeón afirma: “El boxeo es el deporte más antiguo de la humanidad. Forma par te de la vida del ser humano, el boxeo es la lucha porque la vida misma nos prepara para una batalla.”
El boxeo y los amigos “Los boxeadores somos individualistas, nos cuesta relacionarnos. Tengo mis dos mejores amigos boxeadores, tengo dos entrañables amigos, uno es: Héctor Luis Patti, que vive en Mar del Plata con su familia y Armando Nicolás Pérez Puebla, que está viviendo en Canadá. Nos hemos preparado juntos, nos hemos criado juntos.” -¿Hubo mucha gente mal intencionada? -De todo. La vida se vive de ida. Pero no debemos interpretar que el presente es un replay del pasado. Las experiencias sirven pero no para tomarlo en ese sentido.
Boxeador que admira “Admiro mucho a Mohamed Ali, pero no como boxeador sino por su propia condición que da de tipo destacado. Lo usó para mostrar mucha soberbia, mu- cho orgullo. Los negros trataban de parecerse a los blancos, a él eso le resultaba humillante, entonces estaba como elemento de orgullo de los negros. Es un tipo que dedico su vida a pelear.” - ¿Que nos podés decir de Bonavena? - Fue un tipo muy pillo, muy… sobretodo muy pícaro, y tuvo siempre intenciones comerciales respecto a su actividad como boxeador. Él entendió que siendo boxeador podía tener una meta para ganar dinero y lo quiso como tal. Pero la mayoría de los boxeadores
-‘’Lo primero q pensé cuando vi boxeo por tv, fue siendo boxeador podía fajar a mi padre’’ boxeamos para que nos quieran, pero él sabia vender lo que él vendía. Lo que él tenía que lograr era que lo compraran, vos comprabas una entrada para ver que el ganara, para ver que perdiera.”
‘Mi última pelea…’ Cuando reaparecí luego de 5 años de inactividad me rompí el escafoides (es un hueso de la muñeca) y cuando re-reaparecí, le pregunté al flaco para que me diga si podía seguir o no y me rompí este nudillo. Entendí que me estaba explicando que no. Pero cuando acepté eso no necesité más del conteo, disfruto mucho mi actividad como docente, como periodista…“
- Luego de esta decisión ¿Te sentiste olvidado por la prensa? - Apenas decidí dejar de boxear, reali c e una c o nferen c ia d e pre n sa pa ra c o municarlo. Pero el único periodista que fue a mi conferencia de prensa fue Cacho Rubio, y fue porque tenía día franco y me tenía simpatía y quería ver qué era eso. (risas).
“Luego de colgar los guantes…“ Dejó el ring en 1990 y después de un año dio clases de gimnasio, de boxeo en lo competitivo y de ar tes marciales. Actualmente se encuentra trabajando como periodista en una radio. Detalla su participación periodística asegurando: “Es
para poder opinar tenia periodistas especializados. La par te que hago y que me permitió hacer periodismo es aprender a escribir. Pienso más en donde poner las comas, los puntos y comas, etc. Mi ambición en cuanto a escribir es inmensa para que salga bien.
Accidente automovilístico El accidente fue el 21 de junio de 2004, pero el 21 de septiembre, de ese mismo año, le dio un infar to cerebral a raíz de un coagulo de una ar teria. De esta manera, quedó hemipléjico. Por esta razón, recuerda: ‘’Le pedía al flaco que me quitara los cables, que me dejara morir, para no ser la plaga de mi familia y me mandó a laburar. Al principio no podía comer, entonces miraba los programas gourmet para relajar mi hambre. El ser depor tista durante muchos años me ayudó a rehabilitarme.”
Dios en su vida Asegura creer mucho en él pero también en los hombres. Cuenta que diariamente le pide que le permita aprender cosas que valgan la pena conocer. Además agradece que la gente lo aprecie tanto pero también lo compromete, valora eso y da la vida por ello.
Su actualidad Tiene un hijo que se llama Santiago Nazareno Palma, con él convive en un depar tamento ubicado en el barrio de Balvanera, Capital Federal. En cuanto a las parejas que lo acompañaron cuenta: ‘’Cuando dejé de boxear estaba recién separado y ya estaba con mi segunda pareja, con una vida muy conflictiva, muy rara pero evidentemente era un camino que tenía que pasar para aprender cosas que tenía que aprender. Que me sir vieron mucho gracias a dios, después terminé mi segunda pareja para empezar la tercer pareja hasta que termine con ella y desde entonces hace años que soy sol-
“Durante el hecho hago todo lo que puedo, antes no puedo hacer nada y después ya lo hice.’’ una actividad muy linda, el periodista es la neurona sensora del organismo social.” “Es la que tiene que avisar lo que pasa. De ahí en mas me gusta tomarlo todo a la tremenda. Te enteraste de algo, tenes que decirlo. Esa es tu función. Y en mis posibilidades intento hacerlo. Una vez me llamaron la atención cuando estaba trabajando en radio El mundo, porque daba demasiada opinión. Y la radio
tero (risas)…nunca discuto con yo’’. Finalmente afirma que los boxeadores son muy difíciles de acompañar porque son muy individualistas, no en el sentido de orgullosos o egoístas sino que es la incapacidad que asumieron.
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:19 Página 14
14
I FOCO DEPORTIVO MARZO DE 2010
“Entre ‘Lucha’ Aymar y yo está la mejor jugadora argentina de todos los tiempos” Las Leonas aparecieron en 2000, conducidas técnicamente por Sergio “Cachito” Vigil. Pero, ¿dónde y cuando se sentaron las bases de ese equipo?, ¿fue hace sólo una década?, ¿hubo antes otros referentes? Las respuestas surgieron de las palabras de Verónica Cecilia Alfonso, nacida el 2 de julio de 1952. Jugadora del Belgrano Athletic Club, es considerada por muchos como una de las mejores de la historia del hockey sobre césped femenino. Sandra Cavazzini Marjorie, su madre, era jugadora de hockey y nadadora. Sin embargo empujó a “Vero” y a sus hermanas a abrazar un deporte de equipo, ya que consideraba que la natación era muy sacrificada. “A los 8 años integraba el equipo de menores de 16”, relata Alfonso mientras sale de la cancha en la que minutos antes trabajaba con Teresita y su hermana, dos niñas de las categorías infantiles del club. “De chica mi mamá nos llevaba, a mí y a mis amigas, a todos lados, en tren, en colectivo…no había giras, pero sí jugábamos en San Fernando o en Lomas”. Los entrenamientos se realizaron en el club hasta 1980, año en el que una reglamentación prohibió compartir canchas con otros deportes. Entonces se construyeron dos canchas en el ‘anexo de Pinazo’, en el kilómetro 45 de la ruta a Pilar, donde ahora compiten todas las categorías del club. Si bien los grupos de niñas que abarcan hasta la 7ma entrenan en el club, se hizo un convenio por 10 años con Centro Naval, donde armaron una cancha de hockey y dos de rugby, para que el resto de las categorías pudiera hacerlo allí. Verónica recorre los espacios del BAC con la misma soltura con que una persona se movería por su casa. Eso la llena de orgullo. Entra en un edificio, muestra las camisetas autografiadas que pertenecieron a diferentes figuras del club, entre las que se encuentra la 9 de la Selección Nacional de Hockey, dedicada y firmada de su puño y letra. Finalmente ingresa en un salón que recuerda a los fundadores ingleses que fueron a la guerra mundial. Allí todo es de madera: hay fotos y vitrinas con algunos recuerdos y trofeos. -¿Cómo fue la convocatoria para la preselección en 1971? - Fue muy emocionante, porque no teníamos un referente en cuanto a un Seleccionado anterior. Lo único que sabíamos era que en el año ’67 Argentina había perdido con Inglaterra 10 a 0. En el ’63 y ’67 hubo jugadoras de Belgrano pero no les había ido bien. En 1971 nos nombraron a tres de nosotras, mi hermana entre ellas, y fue de lo más emotivo. Además teníamos al Bebe Barreiro de entrenador que nos entrenaba y enseñaba mucha técnica, como a los caballeros. Cuando íbamos a entrenar siempre comentábamos que de 60 tenían que quedar 16, fuimos pasando diferentes pruebas y entonces, las conversaciones en el auto eran: “No, vos quedás seguro, hoy jugaste bien”. ¡Finalmente quedamos todas las de Belgrano! Alfonso cree que su buen rendimiento se remontó a cuando practicaba atletismo en la escuela. “Eso me sirvió para soportar el entrenamiento de alta competencia, que era muy pesado, de nivel internacional”. Pero también asegura que “hay que sacarse el sombrero ante los entrenadores que tuvimos: Jorge Querejeta y Miguel Ángel ‘Pucho’ Mac Cormik, fueron visionarios de cómo se debía trabajar. Los seleccionados anteriores habían tenido entrenadoras, y ellos tenían una visión más profesional a pesar del amateurismo. Eran profesionales y nos entrenaban como tales: con la exigencia de los
entrenamientos, la cantidad de horas y la preparación física. Nos hacían jugar contra varones, caballeros de primera división. Con ellos lo único que hacíamos era correr y darle velocidad, porque en realidad es difícil armar jugadas y jugarles mano a mano por la potencia que tienen, pero sí con los de una 5º división, por ejemplo, ahí sí nosotras nos imponíamos sobre ellos. Eran todos entrenamientos así, de esa forma suplíamos la falta de competencia que teníamos. Nosotras jugábamos cada dos años. Había dos federa-
-¿A qué se denominó Copa Josselyn de Jong del ’72? ¿Cómo fue obtener ese primer subcampeonato? - Nosotras fuimos como a un mundial, se la llamó Copa “Josselyn de Jong”, pero tenía la misma organización que un mundial. Yo era goleadora del equipo argentino con cinco goles. Debimos haber sido un gran equipo porque nadie esperaba que ganáramos, y llegamos a desplazar a Alemania que era una gran potencia. Para llegar a la final debíamos vencer a las alemanas. Recuerdo
Alfonso y la histórico tribuna del BAC
ciones en Europa, una era la FIH, que es de caballeros y mujeres, y la otra era la IFWHA, International Federation Women Hockey Association, que agrupaba sólo a las mujeres. Entonces, viajábamos cada dos años, no existía el Champions Trophy, los Panamericanos ni las Olimpíadas”.
que nuestro entrenador nos decía: “Bueno, vamos a mostrarles el mismo equipo al que le ganaron”, en referencia a un amistoso previo en el que habíamos perdido 3 a 1. A los 5 minutos del partido, las delanteras empezamos a cruzarnos, yo me iba a la punta, la punta se venía al medio, y como
“El hockey de Argentina es hoy el deporte mejor posicionado a nivel mundial. Pero no podemos compararnos con Holanda. Supongo que todo lo cultural se transmite en los deportes y nosotros no somos un país en el que se planifique...” En 1980 se incluyó por primera vez dentro del programa olímpico al hockey femenino. El equipo nacional se había entrenado durante cuatro meses. “Un tema político incidió sobre lo deportivo”, recuerda Verónica, en referencia al boicot encabezado por Estados Unidos en tiempos de la Guerra Fría. En esa ocasión Sudáfrica se alzó con las medallas.
ellas hacían marcas personales se volvían locas. Les ganamos 1 a 0. En la final estaba el cónsul argentino. En el primer tiempo ganábamos 1a 0 con un gol mío. En el entretiempo nos decíamos “somos campeonas del mundo, chicas”, pero había que sostenerlo… Holanda tenía un equipazo, les dieron por válido un gol tirado desde afuera del área, empataron… Cuando sali-
mos de la cancha caminamos hacia el árbitro y, algunas en castellano y otras en inglés le dijimos con una sonrisa: “Usted es el peor árbitro que tuve en mi vida”. En ese mismo campeonato, hicimos bailar la conga a la jugadora holandesa que dio nombre al torneo, quien entonces tenía 80 años. -¿Y en el ’74? - En el ’74 hice 7 goles, fui la goleadora del torneo, y en el ’76 convertí 9, pero hubo una jugadora holandesa que hizo 10. Estaba en la cancha ese día, la vi servir el penal. Mis goles eran todos de cancha, servía los corners cortos así que no podía convertirlos, todos eran de cancha. Sabía que iba empatada con una holandesa y me ganó. En el 1974 recibí el Olimpia de Plata. Fue un gran año, merecimos ganar ese mundial porque jugamos todos los tiempos extras posibles. Algunas compañeras salieron llorando, a mí no se me cayeron lágrimas porque estaba orgullosa igual, había sido un partidazo. -¿Por qué se negó a jugar el mundial del ’78? - Querejeta y Mac Cormick fueron grandes entrenadores, modelos a seguir, exigentes pero con la flexibilidad necesaria a la hora de entender situaciones. Cuando llegas a lo más alto y quedas con un subcampeonato, hay que trabajar aún más. Tenía muchas expectativas y el nuevo entrenador hacía concesiones que no pude soportar. Entonces hablé con la gente de la Asociación (Argentina de Hockey) y les expliqué lo que me pasaba, lo que veía, las diferencias y preferencias hacia ciertas jugadoras. Creo que a Cecilia Rognoni le pasó algo parecido, pero ella no lo manifestó en el lugar indicado, primero se lo contó a un periodista y después hubo repercusiones… Pero era joven y perfeccionista, hoy no sé si actuaría de igual modo. Combinar entrenamientos y vida laboral implicaba por entonces un gran esfuerzo. Entre las prácticas y las competencias locales e internacionales, trabajó primero como profesora de inglés, luego como secretaria, se casó y pronto las prioridades fueron otras. “En el ’83 jugué mi último mundial, fueron 12 años dedicados a la Selección, aguanté mucho, el resto de mis compañeras se fueron enseguida”. Tras ese evento internacional dijo basta a la selección: “…quería tener un hijo, y no se disfruta de la misma manera cuando las responsabilidades son otras”. -¿Siguió relacionada con el hockey? - Jugué hasta los 46 o 47 años, en primera A al principio y en la división B más tarde. Ahora tenemos A, B y C, pero hace 10 años, cuando abrimos la B, trajimos a Gabriel Minadeo como entrenador y le pedí volver a jugar y así lo hice. Superada la etapa de jugadora, entrenó a las más pequeñas del Belgrano Athletic por siete años. Descansó, estudió y se recibió de abogada, pero su amor por este deporte hizo que volviera a incorporarse a las filas del BAC, ahora a cargo de lo que denomina una “clínica o escuelita” para goleadoras. “Trato
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:19 Página 15
MARZO DE 2010 FOCO DEPORTIVO I
de transmitirles toda mi experiencia. Tenía el arco metido en la cabeza, y eso se da cada tantos años. Es como “Lucha” (Aymar), ella es habilidosa. En cambio, lo mío era el gol, era muy habilidosa para mi época, sobre todo si se tiene en cuenta el mal estado de las canchas en las que jugábamos. Pero ella no es gol, es habilidad amistosa: hace un caño, pasa a tres o cuatro, somos diferentes. -¿En qué otras cosas son distintas? -Yo era habilidosa pero no jugaba en el puesto en que juega Lucha. Mi posición era la de 9 y a ella la han puesto hasta de 5, entonces baja mucho en defensa, y desde ahí sale perseguida por tres jugadoras que la están marcando y ella sigue sola. En cambio a mí me mentalizaron para jugar de la línea de 22 en ataque, y eso no significa que no defendía, al contrario, me movía mucho, pero “me comía la pelota” (sic). En la 22 en el ataque era gol, corner corto o penal, siempre forzaba al contrario. Además el juego ahora es más rápido, más de ida y vuelta. Las canchas de césped sintético son fabulosas, no hay errores, la superficie plana es espectacular. -¿Y qué opina de los cambios en el Reglamento que introdujo la FIH? - Son magníficos. Con el autopase uno puede seguir con la pelota y se hace más sencillo. Además se quitó el offside, se puede girar con la pelota como en el fútbol, y también el penal fue mejorado…sin dudas todo esto beneficia al juego.
15
- Más allá de los logros deportivos obtenidos por las Leonas, ¿cómo ve el equipo? -Me fascina verlas, siento que todo nuestro esfuerzo no ha sido en vano. El hockey de Argentina es hoy el deporte mejor posicionado a nivel mundial. Pero no podemos compararnos con Holanda. Supongo que todo lo cultural se transmite en los deportes y nosotros no somos un país en el que se planifique, no lo hacemos tampoco a nivel político. Pero (Carlos) Retegui es un gran técnico, temperamental, le auguro un futuro próspero. Se desempeñó en la Subsecretaría de Deportes. Hoy trabaja con los derechos del deporte en el Colegio Público de Abogados, donde funciona el Instituto de Derecho del Deporte. Allí busca un espacio en el que fusionar sus dos pasiones. En la escuelita de goleadoras transmite su experiencia, liderazgo, coaching, su visión periférica innata. Claudia Medici, participante de cinco mundiales como jugadora y luego coordinadora de la Leonas aseguró que Verónica Alfonso fue una de las mejores jugadoras de todas las épocas, con gran poder de gol y porque a nivel internacional fue reconocida por su estilo único. -Si tuvieras que elegir a la mejor jugadora de todos los tiempos, ¿quién sería? -Lucha y yo.
Verónica y sus alumnas.
Un chico que cumplió sus sueños Mariano Villafuerte
Esta historia comienza allá por el año 1968, cuando disputaba un torneo en su Zárate natal para el club “El Central”. La varita mágica lo tocó cuando directivos de Independiente de Avellaneda lo convocaron a una prueba de seis meses.
Llegó a la pensión como todos los chicos del interior: con una mochila cargada de ilusiones. A los pocos meses debutó en la 3º frente a Tigre e hizo cinco goles: “fue uno de los días más inolvidables de mi carrera”. Terminó el tiempo de prueba y llegaba la hora de la verdad. El club tenía que decidir si hacía uso de la opción por un chico de 16 años que convenció a partir de buenas actuaciones: la futura promesa se quedaba en Avellaneda. A fuerza de trabajo, sacrificio y goles un año después debuta en la primera del club frente a Gim-
nasia y Esgrima de La Plata de la mano de Nito Veiga. Reemplazó nada menos que a “Chirola” Yazalde, histórico jugador del club rojo, que estaba lesionado. A partir de este momento se aferró al puesto y a fortalecer la ilusión con la que había llegado. Con los goles se ganó el cariño de la gente para quedarse con el Metropolitano de 1971. En el 72 volvió tras una lesión, pero aquel amor de la gente se le volvió en contra y el club decidió transferirlo a préstamo a Estudiantes de la Plata. Allí tuvo la oportunidad de codearse con jugadores como la “bruja” Verón o Medina, y de sumar experiencia para luego volver al club de sus amores. Ya en 1973 toca el cielo con las manos y entra en la historia grande del fútbol argentino obteniendo la Copa Libertadores con Independiente. Cuando recuerda ese momen- to la emoción invade su cuerpo y lo cuenta con la alegría de aquel chico que a los 16 años dejó Zárate para triunfar en la gran ciudad. “Fui el goleador del torneo y tuve la suerte de entrar en la final y anotar el gol decisivo frente a Colo Colo en Montevideo en tiempo suplementario para ganar la tan ansiada Copa”. Ese mismo día debutó en la copa un chiquitín, también de Zárate, que luego se convertiría en una de las figuras más rutilantes de toda la historia del equipo rojo, Ricardo Bochini.
“Yo traje a Bochini” “Como ya estaba consolidado como jugador de primera división, la gente que manejaba el
fútbol amateur me consultó qué jugador de Zárate podía traer para las divisiones inferiores del club. Hablé con mi hermano y me dijo: “llévate a Richard”. Entonces hablé con los padres que me dicen: ‘no sabemos si va a querer porque hace unos meses viajó a Buenos Aires y lo rebotaron de San Lorenzo porque era bajo y muy flaquito’. Lo convencemos para que hiciera una prueba por quince días y quedó. ¡Con edad de sexta división hizo más de 60 goles! Además de la gloria alcanzada, también recuerda una anécdota de aquella final disputada en Uruguay. Poco tiempo antes había sucedido la tragedia aérea de los rugbiers uruguayos que iban de gira a Chile. Antes del comienzo del partido expusieron las partes del avión encontradas en la cordillera, como reconocimiento hacia los que perdieron la vida, hecho que movilizó el aliento de todos los presentes el día de la final. Si bien este logro lo marcó para todo su vida tiene una espina clavada en el corazón: no jugar la Copa Intercontinental con la Juventus. El destino quiso que unos meses antes lo transfirieran a Chacarita. ¿Integraste algún seleccionado nacional? “En 1971 fui convocado para un torneo Juventudes de América que iba disputarse en Paraguay, por el DT Bravo, pero luego fue suspendido. Ya en el 75 jugando para Newell´s, César Luis Menotti, me dijo que me iba a tener en los planes de cara a la Copa del Mundo que
iba a disputarse en la Argentina en 1978. Pero el destino me llevó a Francia, para hacer mi experiencia internacional… en ese entonces una vez que te ibas del país era casi imposible integrar algún seleccionado”. A propósito de la valoración del combinado nacional, recuerda: “… la selección, al revés de lo que sucede ahora, te desprestigiaba. No se tenía la misma profesionalidad, se juntaban un par de días antes de jugar algún amistoso o torneo y ya. Hay un antes y uno después de Menotti ya que la profesionalizó y le dio el prestigio actual”.
“Jugar en la otra vereda” Tuvo también la posibilidad de vestir la camiseta del Racing Club de Avellaneda, acérrimo rival de Independiente. Giachello admite que “…si bien la rivalidad existía no era como ahora, uno tranquilamente podía pasar de un club a otro. Los clásicos se vivían intensamente pero no eran la barbarie que se vive hoy cuando estos dos equipos se enfrentan”. En 1982 una operación de rodilla precipitó el final, debió abandonar el deporte que tanto amaba y el que le dio la posibilidad ser una persona reconocida. Señala al actual presidente, Julio Comparada, como el único que les dio el reconocimiento que se merece un jugador campeón de América, cuando les entregó a cada uno de los históricos de la institución un carnet vitalicio para poder ir a ver al club de sus amores por el resto de su vida.
FOCO DEPORTIVO FINAL - ORIGINAL:Layout 1 20/05/2011 13:19 Página 16
16
I FOCO DEPORTIVO MARZO DE 2011
“El voley me dio todo pero ya es algo archivado en mi vida”
Federico Cometti
Cuando Argentina cerró el tercer set frente a Japón, todo el estadio Luna Park estalló en alegría y los miles de personas allí presentes se apresuraron a despegarse de sus asientos para poder bajar a festejar con el equipo. El seleccionado nacional acababa de ganarle al conjunto oriental por un contundente 3-0 y de esta manera se quedaba con el tercer puesto en el Mundial de voley. Era la noche del 15 de octubre de 1982 y se escribía una nueva página de gloria para el deporte argentino. Carlos “Buby” Wagenpfeil era uno de los integrantes del equipo que esa noche conseguía la gran hazaña para el voley nacional. Nació un 6 de junio de 1957, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Carlos comenzó practicando el deporte en las calurosas tardes de verano, en la playa. “Mis padres tenían un hotel, por lo que me pasaba toda la temporada en la playa, jugando. No era beach-voley específicamente, sino un 6 contra 6 en la arena”, cuenta el ex voleibolista argentino. Sus condiciones fueron mejorando gracias a la práctica y fue entonces que a los 11 años, su madre lo llevó al club Teléfono. “Era muy chico comparado con el resto, pero gracias a mis capacidades podía jugar hasta con los más grandes”, recuerda. Luego de su paso por el club, las circunstancias de la vida hicieron que conociera a un amigo chileno que jugaba al básquet y Wagenpfeil dejó por un tiempo el voley para comenzar a practicar un nuevo deporte. Con 14 años recién cumplidos, el joven deportista decidió probarse en el Club Atlético River Plate para continuar jugando al básquet. Fue el destino, o una simple casualidad, que cuando se estaba dirigiendo al microestadio del club de Núñez pasó algo totalmente inesperado. “Estaba caminando hacia el gimnasio cuando salió alguien de la cancha de voley y me preguntó si sabía jugar, ya que estaban armando un equipo. Sin dudarlo, entré y así fue que jamás llegué a la cancha de básquet”, recuerda Wagenpfeil. Esa tarde, fue netamente superior al resto y cuando terminó el entrenamiento se sintió orgulloso por “haber jugado mucho mejor que los demás”. Pero grande fue su sorpresa cuando le dijeron que no estaba asegurada su inclusión en el equipo. “Salí y me dijeron que no sabían si iba a quedar, que por las dudas volviera la semana que viene. Definitivamente escuchar eso me pinchó”, rememora “Buby”, llamado así por su familia y amigos. Sin embargo, Carlos no se dio por vencido y continuó yendo cada martes, hasta que finalmente le comunicaron la noticia tan esperada: había quedado en el equipo de River Plate. Jugó allí durante 5 años, cuando pasó al club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. “Estuve en GEBA 3 años, donde salí campeón argentino. Después me fui a Ferro, donde gané 4 campeonatos más”, enumera el ex voleibolista. A la carrera de Carlos Wagenpfeil se le agregaron 11 años en los que jugó en clubes de Europa, y un extenso ciclo de 13 años defendiendo la camiseta albiceleste en la Selección Argentina.
El camino al Mundial no fue para nada fácil. En el año 1975 el entrenador coreano Young Wan Sohn se convirtió en el nuevo seleccionador argentino, como parte de un convenio entre la Confederación, la Secretaría de Deporte y Corea. Luego del penoso desempeño de la Selección durante el torneo mundial de Italia 1978, que finalizó en el puesto 22º de 24 equipos, llegó una gira por Europa de 60 días. Con condiciones para nada favorables (los jugadores sólo tenían 2 juegos de camisetas), apenas ganaron 8 de 45 partidos. A poco del comienzo de lo que sería el campeonato del mundo del ’82, se realizó otra gira, esta vez el destino fue China, que era uno de los candidatos al título. En Pekín, con un estadio colmado, perdieron 3-0. El último tramo fue el clasificatorio en Río de Janeiro, Brasil, donde quedaron en el puesto 13° de 14 participantes. Las expectativas para el campeonato que se disputaría en nuestro país no eran alentadoras, tanto por el desempeño previo de la Selección como por el deporte, que no tenía la popularidad de otros como el fútbol o el básquet. “La gente no nos conocía, el voley pasaba muy desapercibido. Creo que la gente comenzó a acompañarnos desde el principio sólo por curiosidad”, cuenta Buby Wagenpfeil. ¿Qué expectativas tenías para este Mundial? Las mejores. Era un Mundial que se iba a jugar en nuestro país, con todo lo que eso significa. Había que demostrarle a la gente que se podía y tratar de revertir todas las malas actuaciones anteriores. Con respecto a la experiencia con un entrenador de otra nacionalidad, Buby aclara que “en cuanto a los conceptos técnicos no era complicado ya que en el voley son siempre los mismos y eso era fácil de entender. Con respecto a la comunicación cotidiana, tratábamos de entendernos como podíamos”, rememora. “Sin dudas una de sus mayores virtudes era los jugadores que seleccionaba, tenía un ojo especial para eso. Creó un clima favorable de combate en el equipo”. Pese a que el plantel para el torneo de 1982 era prácticamente nuevo, Carlos Wagenpfeil fue el único que se mantuvo vigente. “Quedé yo solo de lo que fue el plantel que jugó en Italia, el mayor de todos. Era un equipo relativamente nuevo, con muchos pibes. Para mí fue muy importante ser el único, pero a su vez un gran desafío ya que quien debía adaptarse al nuevo equipo era yo y no al revés”, confiesa. ¿Qué significó haber jugado un Mundial en nuestro país? Para el voley argentino, que no era tenido en cuenta por nadie, fue muy importante. Ese torneo significó un punto de inflexión. A partir de ahi comenzamos a ser reconocidos por la gente y creo que empezamos a tener un poco más de respeto por las selecciones de otros equipos. Luego de este Mundial, ya no fue tan fácil ganarle a la Argentina como se pensaba de antemano. Argentina jugó en Rosario la fase inicial. Venció 3-0 a Irán fácilmente, luego consiguió una victoria más angustiosa ante su par de México por 3 a 1 y cayó con Japón por 3-1. El clima entre la gente y el equipo era cada vez mejor. “Cuando entrábamos en el estadio de Newell’s a todos nos temblaban las piernas, el techo no se veía de la cantidad de papelitos que volaban. Se vivía con muchisima intensidad”. La segunda ronda se jugó en el estadio Luna Park, en Buenos Aires. Fue una fase soñada, donde la Selección ganó todos los
partidos que disputó. Fueron triunfos por 3-2 ante Corea, Canadá y el más emotivo con Alemania. “Fue un partido inolvidable, de los que más recuerdo. Perdíamos 2-1 en sets y 14-11, parecía que ya estaba todo perdido. Pero con esfuerzo y garra pudimos darlo vuelta de una manera increíble”, rememora Carlos. El último encuentro de la fase también fue muy emocionante, una contundente victoria ante China por 3-0. “Fue una paliza ante uno de los principales candidatos al título. Fue en ese partido que nos dimos cuenta que estábamos en condiciones de poder llegar a integrar el podio”. El sueño se estancó en la semifinal contra la Unión Soviética por 0-3, un rival que estaba algunos escalones más arriba del conjunto local; pero volvió a crecer cuando Argentina venció a Japón y se quedó con el último lugar del podio, algo que nunca había sucedido hasta el momento. “No lo podíamos creer. Lo vivimos con muchísima alegría porque era algo que sin duda alguna marcaba historia”. El mérito conseguido cambió la vida de todo el plantel. “Lo que más recuerdo es que andábamos por las calles y la gente nos saludaba en todos los semáforos. Comenzamos a ser conocidos y eso era algo que no lo esperábamos ni tampoco estábamos preparados. Días después de haber conseguido el tercer puesto, salí a un bar con mis amigos y cuando entré toda la gente que estaba presente se puso de pie y comenzó a aplaudir. Eso no me lo olvido más”, rememora un emocionado Wagenpfeil. Con respecto a su participación en la Selección Argentina, Carlos siente “el orgullo de cualquier jugador que tiene esa posibilidad”, pero que como fue una experiencia de muchos años defendiendo la camiseta celeste y blanca “el paso del tiempo hizo que para mí terminara siendo algo común, te terminás adaptando”, confiesa.
¿Cómo siguió tu vida deportiva luego del Mundial? Después de jugarlo tuve la posibilidad de irme a Europa, algo que no era para nada fácil para un jugador de voley argentino. Estuve allá durante 11 años, algo para nada común. Sin dudas el Mundial me dejó muchas cosas positivas. Con los compañeros de ese plantel todavía tenemos la mejor relación, nos vemos de vez en cuando. Con quienes continúo teniendo mayor contacto es con Waldo Kantor y Raúl Quiroga. El retiro llegó en el último año que Carlos Wagenpfeil jugó en Europa. “No fue una decisión muy complicada de tomar para mí porque ya lo venía pensando desde hace tiempo. Tuve una lesión en la rodilla que nunca se me curó del todo. Me operaron tres veces y comencé a tener limitaciones en mis movimientos, por lo que ya no pude volver a ser el de antes. Además de eso, tenía bien en claro qué era lo que quería continuar haciendo de mi vida luego del voley. Creo que por eso no resultó algo difícil”, cuenta. El ex voleibolista había comenzado a estudiar Ciencias Económicas, carrera que debió postergar luego de su viaje a Europa cuando le faltaban 8 materias para recibirse. Cuando regresó a nuestro país intentó retomar, pero unas reformas en el plan de estudios hicieron que se agregaran más asignaturas, razón por la cual se tornó más difícil de seguir, aunque piensa concluir la carrera en algún momento. Hoy, está abocado al sector empresario y se encuentra a cargo de una flota de taxis en Villa Martelli. “Fui el único del
plantel del ’82 que no siguió relacionado al voley. Me ofrecieron varias veces el cargo de entrenador de la Selección, de Manager, pero nunca quise. Disfruto mucho mi tiempo libre, me gusta ver por televisión cualquier deporte y hago buceo con mi familia”, cuenta Buby. “En mi casa siempre hay algún partido puesto en el televisor, y de vez en cuando nos juntamos a jugar al voley, pero sólo por diversión. Tengo 3 hijos, uno varón, pero que juega al rugby, está claro que no sacó mis genes”, bromea. ¿Qué significó el voley en tu vida? Sin dudas me dio todo. Disfruté muchisimo de haber jugado tanto tiempo en Europa, de haber representado a nuestro país durante 13 años, habiendo participado en 3 mundiales y de un juego olímpico. Gracias al voley conocí mucha gente amiga y varios lugares del mundo que no podría haber hecho si no hubiera sido jugador. Sin embargo es algo ya archivado en mi vida, lo dejé atrás. No me olvido de todo eso pero no quiero continuar ligado al voley, porque tengo en claro que no quiero depender de nada ni nadie. Estoy tranquilo en este trabajo, y tengo más tiempo libre para disfrutar de otras cosas que antes no podía y de pasar más momentos con mis hijos. Puedo tomarme vacaciones cuando quiero, si necesito faltar lo hago. Es algo totalmente distinto, con otro tipo de responsabilidades. Luego de ese tercer puesto ningún otro equipo de voley argentino pudo llegar más lejos en un torneo internacional. “Creo que se debe más que nada al recambio de jugadores. Aunque no se pudo llegar más lejos, creo que la Selección no está mal, va por el buen camino. Como dije antes el desempeño que tuvimos en el Mundial del ’82 cambió un poco la imagen nuestra que tenían los demás equipos de los otros países. Ya no resulta fácil jugar contra Argentina”, reitera Wagenpfeil. “Si tuviera que elegir un jugador que haya marcado historia en la Selección sin dudas me quedo con Hugo Conte. Creo que nunca va a haber otro como él, era un distinto, de esos que dejan muchisimas cosas positivas”. Si tuvieras que elegir un recuerdo que te haya dejado el voley, ¿cuál sería? Muchos, no puedo elegir uno solo. Las participaciones en los mundiales, el juego olímpico, el paso por Europa, son todas cosas que no me las voy a olvidar. La imagen de toda la gente festejando con nosotros en el Luna Park, eufórica y llevando en andas al entrenador, siempre va a estar presente en mi cabeza. Pese a que Carlos “Buby” Wagenpfeil no continúa ligado al voley, su nombre siempre estará relacionado con el mismo, por haber formado parte de un plantel que con mucho esfuerzo y predisposición logró meterse en la historia del voley argentino y el deporte nacional. El recorrido de la Selección Nacional en el mundial de 1982:
Irán 3-0 México 3-1 Japón 1-3 Canadá 3-2 Alemania 3-2 Corea 3-2 China 3-0 Unión Soviética 0-3 Japón 3-0