historias

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Texto Bíblico: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12). Quiero mostrarles algo que traigo aquí, ¿saben qué es ?

Sí, es un calendario. ¿Cuántas hojas tiene? Sí, tiene 365 hojas cuando está nuevo, porque el año tienen 365 días, son muchos días, ¿verdad? A éste calendario ya le hemos arrancado algunas hojas, o sea, los días que ya transcurrieron, pero quedan muchas hojas. Estamos iniciando el año 201_. Hoy es día___ de enero. Las hojas que arrancamos nos indican que los días ya pasaron y nada podemos hacer para que regresen, no podemos volver a vivir el día de ayer. Cada día que transcurre queda registrado en el Libro del cielo con nuestras acciones. A veces nuestro comportamiento no es bueno, hay días que nos portamos más mal y no nos acordamos que está siendo registrado en el libro.

Piensen un poco, haber si se acuerdan; ¿Cómo se portaron el día de ayer?, ¿obedecieron a papá?, ¿ayudaron a mamá a barrer?, ¿su hermanito o hermanita les pidió uno de sus juguetes y aunque ustedes no lo estaban usando, no se lo quisieron prestar? Todas nuestras acciones quedan registradas, si fueron buenas, qué bueno; si nos portamos mal, qué pena, porque el día que pasó ya no vuelve. Sí pensáramos más lo que hacemos, no entristeceríamos a Jesús con nuestro comportamiento. Él quiere que en este año nuevo seamos mejores que el año pasado. Quiere que pensemos bien las cosas antes de hacerlas para no equivocarnos. Y si nos portamos mal, debemos de pedir perdón a las personas que les hicimos mal; y también debemos pedirle perdón a Jesús. Jesús te ama y quiere ayudarte en este año para que seas un mejor niño o niña con papá, mamá y con tus hermanitos o amiguitos. ¿Quieres ser un buen niño o niña en este nuevo año? ¿Sí? Jesús está feliz con tu decisión y te va ayudar a cumplirla.

Noemí Gil Gálvez


El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano” (Proverbios 18:24).

¿Alguno de ustedes se ha mudado de casa? ¿Alguno se ha ido a vivir a otra ciudad u otro país? Es muy difícil dejar a los amigos y los lugares que tanto queremos, sin embargo a veces es necesario hacerlo por razones diversas, por el trabajo de papá, por un asunto de la familia, etc. Enrique vivía muy feliz con sus padres y hermana, tenía muchos amigos en la escuela y en la iglesia, con los cuales jugaba todos los días.

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A varios de sus amigos los había conocido desde que estaba muy pequeño y habían crecido juntos, iban a la misma escuela y a la misma iglesia. Además, Enrique, contaba con un hermoso perro que se lo habían regalado desde que era un cachorrito, y éste lo seguía a donde quiera que él iba.

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Un día, papá y mamá le dijeron a Enrique y a su hermana Yadira que se iban a vivir a otro país. Los niños se pusieron muy triste porque iban a dejar su linda casita, sus amigos y a su querido perro. ¡Cómo iban a extrañar todo lo que ellos querían! Se hicieron los preparativos, se vendieron los muebles y el perro quedó encargado con una familia. Enrique pensaba que pronto regresaría para tener a su mascota de nuevo en su casa. Además en el nuevo lugar donde vivirían no tenían amigos, tendrían que hacer nuevas amistades, pero, ¿cómo le harían si no sabían el idioma que se hablaba en ese país? Cuando el curso escolar se inició, el papá llevó a los niños a la escuela, y les dijo a los maestros que sus hijos no sabían hablar el idioma. ¡Cómo se sentían tristes los niños porque no podían entender a sus compañeritos, cómo extrañaban a su escuela con sus amigos, a su iglesia, su antigua casa y a su querido perro! Asistir a la escuela les era difícil porque las tareas y los exámenes a veces no los entendían y se equivocaban, hasta que poco a poco fueron aprendiendo. Se sentían felices porque ahora sabían un nuevo idioma y podían hablar con sus compañeros de la escuela y así tener nuevos amigos. No es fácil dejar a los amigos y los lugares donde hemos crecido. En este mundo estamos de paso. A veces vivimos en una ciudad, a veces en otra. Pronto, muy pronto tendremos un hogar nuevo que Jesús está preparando y donde ya no nos separaremos de nuestros amigos. Serán un lugar donde tendremos amigos para siempre.

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cielos…;

Isaías 42:5

“Así dice Jehová Dios, Creador de los

Qué hermoso es escuchar el canto de las aves al despertar en las mañanas; qué hermoso es ver las plantas llenándose de flores; los árboles vistiéndose de nuevas hojas, todo esto nos anuncia que ha llegado la primavera. Es una época muy hermosa del año; hasta las personas nos sentimos diferentes pues nos contagia los maravillosos cambios de la naturaleza.

En el otoño, a muchos árboles se les caen las hojas, las plantas dejan de dar flores, los jardines no son tan atractivos como en la primavera. Al llegar el invierno, la época de frío, las plantas parecen como que están dormidas, sus ramas se ven como si estuvieran secas. En casa de Liza, cada año, semanas antes de que llegue la primavera, su mamá siembra semillas en el jardín que tienen frente a su casa, En ese año, había hecho lo mismo. Liza era muy curiosa, conforme pasaban los días, iba a ver si las plantitas estaban naciendo. Un día, salio al jardín y se emocionó mucho, porque estaban asomando por la tierra,

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unas plantitas muy pequeñitas. Las semillas que mamá había sembrado estaban empezando a crecer y ahora tenían unas nuevas plantas. Cada año su mamá sembraba diferentes plantas que daban flores. A la familia entera le gustaba ver el jardín lleno de flores de muchos colores. Todos trabajaban para que las plantitas crecieran bien y las malezas no las ahogaran, por eso algunos domingos se ponían a trabajar para que el jardín luciera hermoso.

Las plantitas fueron creciendo, y cada día Las plantitas fueron creciendo, y cada día Liza se paseaba por el jardín para verlas. Un día, las estaba observando y se dio cuenta que ya empezaban a tener unos pequeños botones. ¡Qué alegría! Las plantas ya iban a empezar a florecer. Pronto el jardín estaría de nuevo, lleno de colores. Algo que le llamaba la atención a Liza era ver de qué color serían las flores de cada planta. Cuando pudo ver bien los colores de los botones, se dio cuenta que unas serían blancas, otras moradas, otras rosas y otras amarillas.. ¡Qué lindo se iba a ver el jardín, en esa primavera! Mamá había escogido unas lindas plantas con flores de muchos colores -Mamá, dijo Liza. -¡Qué hermosas plantas escogiste este año! Me gusta mucho, que nuestro jardín se llene de flores. -Sí, contestó♪ la mamá. -Va a estar muy hermoso como otros años. Me gusta el tiempo de la primavera porque me hace recordar el poder del Creador, al ver como las plantas crecen. Unas pequeñas semillitas

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al nacer y crecer, pueden dar hermosas flores, que nos alegran al verlas. Jesús, nuestro Creador, hizo un mundo lindo para que gozáramos de todo lo que había creado.

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“Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año…” (1 Samuel 2:19). Todo lo que tenemos son regalos que Jesús nos ha dado. Uno de los mejores regalos que nos dio, ¿quieren saber qué es? Son las madres. Desde que estamos pequeñitos son nuestras madres las que nos cuidan, nos dan de comer, nos cambian, nos enseñan a caminar, a hablar, en fin, la mayor parte de lo que vamos aprendiendo de pequeños es porque mamá nos lo enseña. Las madres nos las ha dado Jesús en todos los colores, tamaños y formas. Pero sobre todo, nos las han dado con un gran corazón para querernos a pesar que a veces no nos portamos bien con ellas.

Una mamá que ama a Jesús, siempre va a querer lo mejor para cada uno de sus hijos. Hace muchos años vivió la Sra. Afable, (afable quiere decir, cordial, agradable). A veces se ponía triste porque no tenía hijitos, y cuánto anhelaba tener uno.

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Ella vivía en una casa muy bonita porque su esposo tenía mucho dinero. Ellos eran muy religiosos y asistían al templo para adorar a Dios. En cierta ocasión que ellos fueron al templo, la Sra. Afable oró y le pidió a Jesús que le diera un hijito. Le dijo: -Si me das un hijito, te lo voy a dedicar todos los días de su vida. La Sra. Afable no le contó a su esposo porque había orado especialmente. Pasó el tiempo, y cuando supo que estaba esperando un bebé, estaba ella muy contenta. Llegó el el día y nació un lindo niño. ¡Qué feliz estaba la Sra. Afable! ¡Cuánto quería a su bebé! Y muy contenta se dedicó a cuidar a su hijito. Desde pequeñito, se le dijo que iba a estar dedicado al servicio del templo toda su vida. A este niño, le pusieron por nombre Samuel, el nombre de su madre fue Ana, que quiere decir afable, ella lo amó mucho y cuidó de él. Finalmente tuvo que llevarlo al templo para que se quedara allí a vivir, pero cada año lo visitaba y le llevaba un regalo. Era una pequeña túnica que tejía durante todo el año, y mientras la tejía oraba para que su hijito fuera obediente y sirviera con amor a Jesús en el templo. ¡Qué buena madre tuvo Samuel! Ustedes también tienen buenas madres. Ayúdenles y quiéranlas mucho. Cuando ustedes crezcan y ellas sean ancianas, cuídenlas como ellas cuidan de ustedes ahora. Siempre den gracias a Jesús por la madre que él les dio.


“Oíd, hijos, la enseñanza de un padre” (Proverbios 4:1).

En estos días se celebra el Día del Padre. Es un día especial y pueden aprovechar para agradecer a papá todo lo que hace por ustedes. Pero sobre todo agradecer a Jesús porque les ha dado un papá que trabaja y los cuida. Por alguna circunstancia, no todos los niños tienen un papá , pero tienen un Padre en los cielos, que los cuida y los ama mucho. Y eso es lo más importante.

Hubo una vez un hombre muy, pero muy rico. Tenía muchos animales y muchos sirvientes. Por lo tanto había mucho trabajo en su campamento; y como él era el dueño de todo, debía de saber lo que sucedía cada día, Este buen hombre, amaba a Dios sobre todas las cosas. Había dejado a su familia y su hogar por ir a vivir al lugar que Dios le había dicho que viviera. Él y su esposa no tenían hijos, pero un día, Dios le dijo que iban a tener un hijito. Los esposos se pusieron muy contentos con tan buena noticia..

Noemì Gil Gàlvez

Pasó el tiempo y qué alegría hubo en el campamento cuando nació ese hijo tan deseado y esperado. Le pusieron por nombre: Risa, bueno eso quiere decir su nombre: Isaac


LA ABUELITA DE OBED

“Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano…” (Levíticos 19:32).

La Biblia nos dice que debemos de honrar a los ancianitos. Honrar a los ancianos o a los abuelitos es respetarlos y cuidar de ellos. Muchas veces cuando las personas se vuelven ancianas, su familia no las quieren y no las cuidan. Pero es muy importante que los ancianitos sean amados. Ellos alguna vez fueron jóvenes, fueron niños como ustedes, pero los años van pasando, y así como ustedes están creciendo, ellos también crecieron y han cumplido muchos años. Si les pregunto si tienen abuelito, muchos me pueden decir que si, y no uno, sino dos, tres y hasta cuatro pueden tener. Es muy bonito que los niños disfruten de la compañía de sus abuelitos, que aprendan muchas cosas cuando están con ellos porque han vivido muchos años y todo lo que saben lo pueden compartir con los niños. La casa se había preparado, estaba de fiesta. Los esposos estaban muy contentos: iban a tener un hijito. Qué feliz se sentían por ese regalo que Dios les iba a dar. Realmente era una fiesta porque iba a nacer el primer hijito en ese hogar.

Pero no solamente los esposos estaban felices, había una anciana que vivía en el hogar y estaba también muy feliz, porque iba a ser abuelita. Estaba deseosa de tener un nietecito o nietecita y poder cuidarlo. Cuando nació el niño le pusieron por nombre Obed, que quiere decir: Siervo de Dios. Qué lindo significado, ¿verdad? Pronto la abuelita Noemí se hizo cargo de él. Cuidó del niño desde que era un bebecito y le enseñó muchas cosas en compañía de su madre. Noemí fue una gran mujer. Quiso mucho a su nuera Rut, tanto que ésta dejó a su pueblo por irse a vivir con ella y cuidarla. Cuando Noemí llegó a ser abuela de Obed, también hizo lo mejor que pudo, ella amaba a Dios sobre todas las cosas y ayudó a educar a su nietecito, porque quería lo mejor para él.

Agradezcan a sus abuelitos lo que hacen por ustedes. Hay muchos ancianitos en la o en el vecindario, aunque no sean Noemì Giliglesia Gàlvez sus abuelitos, quiéranlos mucho. Dios nos los da para que los amemos y los hagamos felices.


Ó “Y Jehová dio gracia al pueblo delante de los egipcio, y les dieron cuanto pedían…” (Éxodo 12:36).

Las fiestas son muy bonitas. Hay muchas tipos de fiestas: de bodas, de cumpleaños, de aniversarios, en fin, se celebran por cualquier causa. Pero, ¿sabían ustedes que la Recolección es una fiesta? Claro que sí. Es la Fiesta de la Recolección, y es que fiesta quiere decir alegría, regocijo y eso es lo que debemos de sentir cuando se nos invita a recolectar. Por lo general a las personas no les gusta recolectar, quizás porque no se ha comprendido que es una celebración importante, durante la cual se dedica tiempo para pedir donativos para ayudar a quienes no tienen. La Recolección viene celebrándose desde hace muchos años y y se origina de la ocasión cuando el pueblo de Israel iba a salir de Egipto. Las diez plagas habían caído sobre el pueblo egipcio, y ahora el Faraón les estaba dando permiso para salir del país. Los egipcios querían que los israelitas salieran rápido, temían que si se quedaban más tiempo todos morirían. Moisés le ordenó al pueblo que le pidieran a los egipcios: alhajas de plata y oro y vestidos. El pueblo obedeció la orden de su líder y empezaron a pedir a los egipcios, éstos querían que se fueran lo más pronto posible y les dieron de todo lo que les pidieron. Dios estaba dirigiendo esta recolección. Sabía que en el desierto tiempo después, necesitarían de lo que ahora estaban recibiendo. Dios quiere que recolectemos. Hay muchas personas que van a dar de su dinero, aunque tengan poco o mucho, para que podamos Noemì Gil Gàlvez ayudar a quienes lo necesitan. ì

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En la Fiesta de la Recolección, debemos de unirnos todos. Grandes y pequeños. Ustedes como son niños pueden salir con su papá o su mamá.

O, si son miembros del club de Aventureros, también pueden recolectar con el club. Oremos para que con la Recolección de este año podamos ayudar a muchas personas necesitadas.

Noemì Gil Gàlvez ì

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Ú “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:11).

Me imagino que en muchas ocasiones ustedes han recibido regalos, ¿verdad? ¿Les gusta recibirlos? ¿Les gusta que los regalos sean grandes o chiquitos? Del tamaño que sean es lindo recibirlos y es importante agradecer a las personas que nos los dan, aunque sean cosas muy sencillas. No es importante el valor, sino el cariño con que nos la dan y por lo tanto debemos apreciarlos.

de la tierra de Israel, hicieron planes para visitar a ese nuevo rey. Ellos también Hace muchísimos años, unos hombres eran personas muy importantes y muy ricos se dedicaron a estudiar querían conocer al niño rey y llevarle mucho y descubrieron que era unos regalos. Hicieron los preparativos, ya tiempo de que naciera un rey, que el viaje iba a tardar muchos días porque el rey de los judíos. Eran en aquella época no había aviones como los personas muy sabias, que hay ahora. Estos sabios, descansaban de y aunque vivían día y viajaban de noche porque ellos conocían muy lejos mucho de las estrellas y estaban siguiendo a una de ellas, pensaban que era la que estaba indicando que el rey había nacido. contestaban. La noticia llegó Cuando llegaron a Jerusalén le preguntaron rápidamente al palacio y los hicieron a las personas dónde estaba el rey que dirigirse a ese lugar para preguntarles había nacido. ¿El rey? ¿Cuál rey? sobre el rey que andaban buscando. Preguntaban los judíos, aquí no ha Llamaron también a los sabios judíos y nacido ningún rey, por lo menos llegaron a la misma conclusión que nosotros no lo sabemos, estos sabios del oriente. Sí, había nacido un rey, pero no sabían donde estaba. El rey les dijo a los sabios que cuando lo encontraran le avisaran donde se encontraba el niño, porque él también quería ir a llevarle regalos.

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Los sabios del oriente salieron tristes porque no sabían hacia donde ir, pero en la noche al salir las estrellas, vieron de nuevo la estrella que los había guiado y la siguieron. Por fin llegaron a la casa y encontraron a ese niño, que era realmente el Rey del cielo. Sacaron sus hermosos regalos que habían traído y le adoraron. Lo más importante no eran los regalos que le estaban dando, sino que le daban su corazón, al reconocer a Jesús como su Rey. En esta época el mundo celebra el nacimiento de Jesús con muchos regalos y fiestas, pero lo más importante es que nosotros lo recibamos como Rey en nuestro corazón, ese será el mejor regalo.

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