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Director Espiritual
Triple Compromiso
José Miguel Verdugo Rasco
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Director Espiritual
Queridos hermanos. Nos adentramos en un nuevo año, el de 2023, con una nueva normalidad, superada ya la pandemia que tantos estragos ha causado a nivel mundial. Damos Gracias en primer lugar al Señor por ello y pedimos por todos los que han partido a la Casa del Padre por causa de esta enfermedad.
Nos encontramos en un escenario nuevo, un escenario vulnerable, complejo y cambiante. Y en ese ambiente, a veces hostil incluso, encontramos siempre un asidero al que agarrarnos, un lugar tan seguro como estable y perenne, como es el Amor de Dios.
En este escenario, quienes nos aferramos al Señor y a la Santísima Virgen, en estos tiempos que corren, los hermanos del Sol tenemos un triple compromiso.
En primer lugar, con la Iglesia Universal. Como ya os he expresado a lo largo del pasado curso cofrade, el papa Francisco, en su esfuerzo por acercar la Iglesia a una sociedad cada vez más secularizada y cambiante, diseñó un nuevo método que ha llamado «Sínodo de la Sinodalidad» y que consiste en un camino de reflexión que implica a todos los bautizados: obispos, sacerdotes y laicos y les compromete a participar de forma más activa en la vida de la Iglesia.
Este Sínodo arrancó el pasado mes de octubre de 2021 y ya hemos concluido la primera etapa. Durante varios meses, se desarrolló una fase diocesana de consulta a las iglesias locales, y un año después, en octubre de 2022, se abrió la fase continental, para que las Conferencias Episcopales de todo el mundo profundicen en las conclusiones de las Iglesias locales. Esta fase durará hasta octubre de 2023. El itinerario sinodal supone una fase diocesana: octubre 2021-agosto 2022, ya realizada; una fase continental: de octubre de 2022 a marzo de 2023, en proceso de realización; y una fase de la Iglesia universal, que se realizará en octubre de 2023 y octubre 2024.
Por lo tanto, El objetivo es que la Iglesia, a nivel continental o regional, dialogue sobre las aportaciones realizadas por las Iglesias particulares. Pero también sigue siendo un tiempo de escucha y de discernimiento de todo el pueblo de Dios para reflexionar sobre el tema principal del Sínodo: «Cómo caminamos juntos hoy». Os invito a estar informados y reflexionar juntos, a la vez que a rezar para que el Espíritu Santo ilumine a los responsables en esta fase del Sínodo a llevar a buen puerto la Misión del Señor.
En segundo lugar, un compromiso con la Iglesia particular. Recientemente nuestra Archidiócesis ha publicado un nuevo Plan Pastoral Diocesano, el primero del episcopado de nuestro querido señor arzobispo D. José Ángel Saiz Meneses. Os invito a
estudiarlo y a asumir el papel importante que nuestro Pastor nos ha dado a las Hermandades y Cofradías como dique de contención contra la secularización, un instrumento valiosísimo, una semilla de Fe que el Espíritu Santo siembra en nuestra Tierra en forma de Piedad Popular.
Por último, y no por ello menos importante: un compromiso con nuestra Hermandad, pero no solo con la institución, sino con todos y cada uno de sus hermanos. Somos una Hermandad pequeña en número y la única forma de crecer en el Amor y la Espiritualidad es unidos en la Fe y en el amor a nuestros hermanos, independientemente de las opiniones que tengan, los problemas personales o las rencillas del pasado.
Una Hermandad dividida, a corto plazo, pierde su sentido pastoral, y a la larga, puede verse resentida. Es muy importante que recemos para combatir al Pecado, que como en cualquier institución de nuestra sociedad o ámbito de la vida, anda al acecho esperando cualquier momento de debilidad para alejarnos de Dios.
Y ya para terminar: no olvidemos a nuestro barrio, a nuestros vecinos y feligreses, sean o no devotos de la Hermandad o incluso profesen o no la Fe católica: ellos son el ámbito más cercano a nosotros, donde tenemos capacidad real de influencia para empezar a cambiar el Mundo, un cambio que debe comenzar a nivel individual dentro de cada uno de nosotros.
Espero que a lo largo de este curso podamos compartir momentos de gran espiritualidad y cercanía con el Varón de Dolores en el Santísimo Sacramento del Altar y la Santísima Virgen, Nuestra Señora del Sol.
Recibid mi fraternal abrazo y bendición.