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Carta Director Espiritual
Queridos hermanos en Cristo:
Es un placer dirigirme a vosotros en una nueva edición del Boletín de nuestra querida Hermandad del Sol, y en especial a la nueva Junta de Gobierno que desde el pasado mes de junio viene gestionando nuestra Corporación, a la que brindo mi más afectuosa bienvenida y tiendo la mano en nombre mío y de la Parroquia para comenzar una andadura juntos.
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Una andadura que no es otra que la de Cristo el Señor, que quiere ante todo que sigamos su ejemplo para que todos gocemos de la Vida Eterna. Para eso, es indispensable que le demos Gloria a lo largo de toda nuestra vida terrena, cumpliendo sus Mandamientos, participando de los Sacramentos y al amparo de la Santa Madre Iglesia.
Quiero hacer especial hincapié en la importancia de dos aspectos para nuestra vida cristiana a nivel personal y sobre todo a nivel de Hermandad, de Comunidad. El primero de ellos es la Unidad en el Señor: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todos los hermanos del Sol debemos permanecer unidos en la Fe, independientemente de nuestros criterios u opiniones.
Os llamo, pues, a la Unidad. Cristo está en el prójimo, en el necesitado, que encontramos a veces en la calle, sin vivienda, trabajo o alimento y en ese hermano que necesita tomar un café, desahogarse, el que necesita comprensión y compasión o simplemente el que necesita apoyo ante un momento difícil. No desperdiciemos la oportunidad que nuestros Sagrados Titulares nos dan de acercarnos a nuestros hermanos.
El otro aspecto es la Oración, pero no solo por nosotros y por nuestras intenciones, sino por las del Santo Padre, la Iglesia, el pueblo de Dios y nuestros pastores, en especial a nuestro arzobispo D. José Ángel, a quien aprovecho para dar la bienvenida a su nueva Sede y por quien nos encomendamos.
Precisamente nuestros obispos necesitan más que nunca de nuestra oración y reflexión. El papa Francisco los ha convocado para el año 2023 a un Sínodo del que se espera sacar conclusiones para la vida de la Iglesia. El Santo Padre sabe que los obispos no pueden aportar lo mejor de sí si no es con ayuda del Espíritu Santo, sus virtudes y también de nuestra oración.
Por eso, nos ha convocado a todas las diócesis a orar, a reflexionar sobre la sinodalidad, a sacar conclusiones y a trasladarlas a, en nuestro caso a nuestro obispo. Como Hermandad y parte de la Archidiócesis, espero que aportemos nuestro granito de arena en este camino sinodal. Como Director Espiritual os lo agradeceré.
Encomendémonos al Santo Cristo Varón de Dolores de la Divina Misericordia, por intercesión de Nuestra Señora del Sol, Inmaculada, Salud de las almas y del cuerpo, para que juntos podamos alcanzar en plenitud estos dos aspectos, muy importantes para la Hermandad en los próximos años.