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AcadĂŠmico del Departamento de FilosofĂ­a y Humanidades de la Universidad Alberto Hurtado. mfiguero@uahurtado.cl. Texto Publicado en Pressaco, Carlos (ed.) La actualidad de Hannah Arendt, LOM Ediciones, Santiago, 2006

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La dura y crítica carta de Scholem, en muchas ocasiones citada en parte de su contenido, se encuentra en la siguiente recopilación de textos: Hannah Arendt, Una visión de la historia judía y otros ensayos, Paidós, Barcelona, 2005, pp.137-143.

3

Ibíd., p.150

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Hannah Arendt, Hombres en tiempos de oscuridad, Gedisa, Barcelona, 1990, pp.39-40

5

Sobre las críticas pueden verse: Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén, Lumen, Barcelona, 1999, pp. 426427; Hannah Arendt, Una visión de la historia judía y otros ensayos, Paidós, Barcelona, 2005, especialmente los últimos textos del volumen; también Richard Bernstein se refiere a las críticas en “La responsabilidad, el juicio y el mal”, en VVAA Hannah Arendt, el legado de una mirada, Sequitur, Madrid, 2001, p. 34; en R. Bernstein El mal radical:una indagación filosófica, Buenos Aires, 2004, pp. 285-314 6

Esta aprehensión es la misma que han tenido la mayoría de los estudiosos del Holocausto al verificar lo difícil que resulta encontrar las categorías apropiadas para expresar lo sucedido. El horror desplegado ha roto toda continuidad histórica tentando incluso a considerar lo ocurrido como “indecible”, a Giorgio Agamben ésta le parece una pésima alternativa: “¿por qué indecible? ¿Por qué conferir al exterminio el prestigio de la mística?...Decir que Auschwitz es “indecible” o “incomprensible” equivale a adorarle en silencio, como se hace con un dios; es decir, significa, a pesar de las intenciones que puedan tenerse, contribuir a su gloria.” Giorgio Agamben, Lo que queda de Auschwitz. Homo sacerIII, Pre-textos, Valencia, 2000, p. 32. La grandeza de Hannah Arendt reside también en haber sido una de las primeras en realizar un esfuerzo de comprensión y expresión del horror del totalitarismo, fue una lúcida “pionera” en el esfuerzo de hacer justicia a lo ocurrido y a las víctimas.

7

L. Kohler, H. Saner (comp.) H. Arendt-K. Jaspers Correspondence 1926-1969, Harcourt Brace Jovanovich, New York, 1992, p.166 (carta del 15 de Febrero de 1951)

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“El Holocausto había empequeñecido todas las imágenes heredadas del mal. Con ello, invirtió todas las explicaciones anteriores de las acciones del mal. Repentinamente, se supo que el mal más terrible del que tenía noticia la memoria humana no fue la consecuencia de la disipación del orden, sino de una regla del orden impecable, sin defecto e incontrolable. No fue la obra de una muchedumbre incontrolable y desmandada, sino de hombres de uniforme, obedientes y disciplinados, que se ajustaban a las normas y eran meticulosos por lo que se refiere al fondo y a la forma de sus instrucciones. Pronto se supo que esos hombres, en cuanto se quitaban el uniforme, no eran malos en absoluto. Se comportaban como casi todos nosotros. Tenían esposas a las que amaban, niños a los que mimaban y amigos a los que ayudaban y consolaban si estaban afligidos.” Bauman, Z. Modernidad y Holocausto, Sequitur, Madrid, 1997, p. 2007.

9

Ingerbord Nordmann, “Hannah Arendt: las vías hacia la acción y el pensamiento políticos” en Debats, Edicions Alfons el Magnànim, nº 37, Valencia, Septiembre 1991, p. 43.

10

Hannah Arendt, De la historia a la acción, Paidós, Barcelona, 1995, p. 32.

11

Zigmunt Bauman, Modernidad y Holocausto, Sequitur, Madrid, 1997. (Este libro destaca por su hondura y penetración, tanto como por la riqueza de la bibliografía que cita). El siguiente pasaje sintetiza la tesis básica de Bauman: “En mi opinión, la lección del Holocausto es la necesidad de…ampliar el modelo teórico del proceso civilizador con el fin de incluir su tendencia a degradar y deslegitimar las motivaciones éticas de la acción social. Debemos tomar en consideración que el proceso civilizador es, entre otras cosas, un proceso por el cual se despoja de todo cálculo moral la utilización y despliegue de la violencia y se liberan las

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aspiraciones de racionalidad de la interferencia de las normas éticas o de las inhibiciones morales. Hace ya tiempo que se reconoció que una de las características constitutivas de la civilización moderna es el desarrollo de la racionalidad hasta el punto de excluir criterios alternativos de acción y, en especial, la tendencia a someter el uso de la violencia al cálculo racional –entonces debemos aceptar que fenómenos como el del Holocausto son resultados legítimos de la tendencia civilizadora y una de sus constantes posibilidades.” (p.37) 12

Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo, Taurus, Madrid, 1998, p. 10

13

Hannah Arendt, De la historia a la acción, Paidós, Barcelona, 1995, pp. 29-30.

14

Ibíd.., p. 31.

15

Idem.

16

“La expresión “fabricación de cadáveres” para definir los campos de exterminio, había sido utilizada ya en 1949 por Martin Heidegger, maestro de Arendt en Friburgo hacia la mitad de los años veinte. Y, curiosamente, la “fabricación de cadáveres suponía también esta vez –como ya en Levi– que para las víctimas del exterminio no se podía hablar de muerte, que no morían verdaderamente, que no eran más que piezas producidas en un proceso de trabajo en cadena…las víctimas veían negada, así, la dignidad de su muerte” Giorgio Agamben, Lo que queda de Auschwitz. Homo sacerIII, Pre-textos, Valencia, 2000, p. 76 (Agamben se refiere a una conferencia que dictó Heidegger en Brema titulada Die Gefarh (El peligro), y por la que fue duramente criticado).

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Günter Gaus, “Entrevista con Hannah Arendt”, en Revista de Occidente,nº 220, Madrid, septiembre de 1999, pp.88-89.

18

Giorgio Agamben, Homo sacerI, El poder soberano y la nuda vida, Pre-textos, Valencia, 1998, p. 211. Agamben es el autor contemporáneo que ha desplegado los ejercicios de comprensión más audaces, descarnados y críticos sobre el Holocausto. En este libro penetra en las condiciones jurídico-políticas propias del campo de concentración y llega postular que en éste radica el “nomos de lo moderno.”

19

Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén ….p. 431

20

Richard Bernstein, “¿Cambió Hannah Arendt de opinión? Del mal radical a la banalidad del mal” en Fina Birulés (comp.) Hannah Arendt. El orgullo de pensar, Gedida, Barcelona, 2000, pp. 235-257. Considero que el verdadero desafío que Arendt (nos) plantea en lo relativo a esta cuestión es su tesis de que “sólo el bien puede ser radical”, ahí deja algo digno de ser pensado.

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Hannah Arendt, De la historia a la acci贸n, Paid贸s, Barcelona, 1995, p. 109

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Hannah Arendt, Eichmann en Jerusal茅n. Un estudio sobre la banalidad del mal. Lumen, Barcelona, 1999, pp. 46-47

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Ibíd., p.46

25

Ernst Kaltenbrunner fue un abogado de Linz que llegó a ser jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich, en uno de cuyos seis departamentos –la Sección IV, al mando de Heinrich Müller– Eichmann trabajó como jefe de la Subsección B-4.

26

Ibíd., p. 47

27

Hannah Arendt, De la historia a la acción, Paidós, Barcelona, 1995, p. 109

28

Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén. . Un estudio sobre la banalidad del mal. Lumen, Barcelona, 1999, pp. 373-374

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Ibíd..,p. 375

30

Cita tomada del interesante artículo de ArturoKlenner, “¿Qué significa la responsabilidad personal en una dictadura?” en Revista Polis, Universidad Bolivariana, vol. 3, nº 8, 2004

31 Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, Lumen, Barcelona., 1999, p. 192 32 Ibíd..,p. 55

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Ibíd..,p. 436. En esta línea considérese el siguiente pasaje de Zygmunt Bauman: “Una de las características más singulares del sistema burocrático de autoridad es, sin embargo, la escasa probabilidad de que se descubra la singularidad moral de la propia acción y que, descubierta, se transforme en un doloroso dilema moral. En una burocracia, las preocupaciones morales del funcionario no se atreven a centrarse en la situación de los objetos de la acción. Se trasladan a la fuerza en otra dirección: el trabajo que hay que hacer y la perfección con que se realiza. Por lo que se refiere a los “objetivos” de la acción, no importa mucho ni cómo les va ni cómo se sienten. Sí es importante, sin embargo, la rapidez y la eficiencia con que el actor hace lo que sus superiores le han dicho que haga”, en Bauman, Z, Modernidad y Holocausto, Sequitur, Madrid, 1997, p. 217.

38

Ibíd., p. 78

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41

Cf., Martin Heidegger, Serenidad, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1989. He desarrollado algunas de las proyecciones contemporáneas de esta distinción en mi artículo “Pensamiento calculador y desarraigo existencial” en Revista Mensaje, Santiago, 2002, nº 515, pp. 38-42; también en el artículo de próxima publicación “La fuga del pensar. Las lecturas de Martin Heidegger y Hannah Arendt”

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44

Hannah Arendt, La vida del espíritu, Centro de estudios constitucionales, Madrid, 1984, p. 222

45

Idem.

46

Ibíd.., p. 223.

47

I. Kant, Crítica del juicio, § 40, citado en Hannah Arendt, Conferencias sobre la filosofía política de Kant, Paidós, Baercelona, 2003, p.84

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Hannah Arendt, Entre el pasado y el futuro, Península, Barcelona, 1996, p. 232

49

Jurgen Habermas, Perfiles filosófico-políticos, Taurus, Madrid, pp. 200-222. A pesar de los reparos que tiene con algunos planteamiento de la pensadora, es notoria su cercanía en este punto.

50

Hannah Arendt, La vida del espíritu, Centro de estudios constitucionales, Madrid, 1984, p.233

51

Hannah Arendt, Conferencias sobre la filosofía política de Kant, Paidós, Baercelona, 2003, p. 79.

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IbĂ­d.., p.82

53

Hannah Arendt, Los orĂ­genes del totalitarismo, Taurus, Madrid, 1998, p. 576

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Hannah Arendt, Entre el pasado y el futuro, PenĂ­nsula, Barcelona, 1996, p. 223

58

Cornelius Castoriadis, El avance de la insignificancia, Eudeba, Buenos Aires, 1997, p. 281

59

Hannah Arendt, Entre el pasado y el futuro, PenĂ­nsula, Barcelona, 1996, 208.

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