LIBRO IV
1. Cuando el genio que mora en nuestro interior ordena y manda de acuerdo con la Naturaleza, toma frente a los acontecimientos una actitud tal que pueda en todo momento y según las circunstancias modificarla sin esfuerzo ni pesar. No tiene preferencia por una materia determinada, y si adopta un sistema, solo es bajo condición. Cuando tropieza con algún obstáculo hace de este un motivo de ejercicio, y, cual el fuego, se apodera de todo cuanto encuentra a su paso. Que la luz de un farol se apagaría, pero una hoguera consume todo lo que se le echa y las llamas son cada vez más grandes. 2. No hagas nada sin reflexión ni fuera de las reglas que determina el arte. 3. Para descansar se buscan las apacibles soledades del campo, las orillas del mar o las serenas montañas. Tú también deseas esto ardientemente y con frecuencia. Y, sin embargo, todo esto no es sino prueba de vulgaridad de espíritu, ya que en cualquier momento que elijamos podemos buscar un retiro incomparable dentro de nosotros mismos. En ninguna parte, en efecto, puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo como en la intimidad de su alma, sobre todo si posee esos dones preciosos que, por sí solos, constituyen la libertad del alma, y entendiendo por libertad del alma el estado de un alma en que todo está perfectamente ordenado. Goza, pues, sin cesar de esta soledad y recobra en ella nuevas fuerzas. 31 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx