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Número 1

NORMALISMO

Chihuahua, Chih. Septiembre de 2008

¿Y NOSOTROS QUÉ, “NOMÁS” MIRANDO? Desde La Benemérita Escuela Nacional de Maestros En un llamado a integrar el frente de escuelas normales para la defensa del normalismo y la educación pública, estudiantes, profesores y trabajadores de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM) aseguraron que la transformación de dichas instituciones debe ser resultado “no de imposición aberrante, sino de la plena participación de sus comunidades para fortalecer su misión de formación de docentes, y no para convertirlas en tecnológicos que formen mano de obra barata”. En asamblea general, manifestaron su rechazo a la aplicación de la Alianza por la Calidad de la Educación y desconocieron a Elba Esther Gordillo, líder del gremio magisterial, como portavoz y representante de los intereses del magisterio, por lo que reiteraron su “repudio total a la intención de acabar con las normales públicas para convertirlas en instituciones para técnicos en turismo”. Ante dicha situación, hicieron un llamado a todos los normalistas, docentes, egresados y trabajadores a que se sumen a un gran frente nacional y a construir un plan de acción que impida “uno de los más graves retrocesos en la historia de la educación en México”.

El rector de la UNAM responde a propuesta de Gordillo de desaparecer dichos planteles Muchos mexicanos extraordinarios, producto de la formación en normales, advierte el Dr. Narro: Señaló que en la transformación del sistema educativo se debe ser muy cuidadoso para no generar algo que afecte al país. Asimismo, reconoció que es necesario impulsar una “profunda revisión” de la formación académica, desde preescolar hasta posgrado, y “encontrar mejores salidas en todo terreno, en una mejor preparación para los alumnos”. Enfatizó que “lo que se tenga que hacer, debe ser resultado de una revisión compleja e integral del sistema educativo, sin lanzar a nadie al desempleo ni seguir haciendo las cosas simplemente como se hacen”. Por su parte, profesores con más de 30 años de servicio en la Benemérita Escuela Normal de Maestros (BENM) advirtieron que “acabar con el normalismo en México sería dar el tiro de gracia a la educación pública del país, pues lo que está de fondo no es el modelo de formación de docentes, sino la destrucción de la piedra angular de un sistema educativo pensado para servir a la sociedad, y no como negocio que puede redituar buenos o malos dividendos”.

Se pronuncia Gordillo por convertir normales en técnicas La Jornada On Line Publicado: 18/08/2008 13:23 México, DF. La lideresa magisterial Elba Esther Gordillo Morales se pronunció este lunes por terminar con el desempleo que generan las escuelas normales y convertirlas en escuelas de técnicos y de actividades productivas. “Ya no es posible seguir formando a un mayor número de normalistas cuando no hay mercado de trabajo”, expresó Gordillo en la inauguración del ciclo escolar 2008-2009 encabezada por el presidente Felipe Calderón. En el acto realizado en la Escuela Primaria "Tlacoquemécatl", en la colonia Del Valle, la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) solicitó al mandatario que ninguno de los mentores se quede sin empleo. Consideró que el sistema de escuelas normales ha sufrido un quiebre, por lo que pidió al Ejecutivo federal que mediante la Secretaría de Educación Pública (SEP) se revise la formación de docentes. "Queremos que las instituciones que hasta hoy eran (escuelas) normales sean instituciones para (formar) técnicos en turismo, en actividades productivas; que ningún mexicano se quede sin empleo", manifestó. Asimismo, señaló que "hemos rogado" para que los profesores que reprobaron el Examen Nacional de Ingreso al Servicio Docente y Asignación de Plazas reciban becas para mejorar sus conocimientos en áreas como Matemáticas, Inglés, Español o Pedagogía a fin de que no queden desempleados. En el mismo acto, la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, dijo que sólo habrá estímulos y recompensas para quienes aprobaron el citado examen. Es de recordar que 67 por ciento de 71 mil personas que realizaron la prueba en busca de una plaza magisterial reprobó la misma. Vázquez Mota dijo que para los aspirantes que alcanzaron el puntaje mínimo, habrá plazas por vacancia que ocuparán a lo largo del ciclo escolar, se podrán incorporar a la campaña en contra del analfabetismo y aspirar a una beca para estudios de especialización.

RICA MC’PATA En contra de las Escuelas Normales “Sin ninguna autoridad moral, académica ni pública, la señora sentenció a las normales a desaparecer” Sergio Darío Malpica

LOS GRANDES AMIGOS DEL NORMALISMO 1

Tiro de gracia Graciela Gutiérrez, docente de la BENM con más de 30 años de servicio, afirmó que “ni siquiera con Porfirio Díaz se vivió un embate tan fuerte para acabar con el normalismo; por el contrario, fue en este periodo histórico cuando se vivió un nuevo impulso, a pesar de que era un dictador. Hoy vemos con indignación que se quiere dar el tiro de gracia al normalismo, y con ello a la educación pública, que tiene visión de compromiso social y está al servicio de los más pobres”.


LA JORNADA martes 26 de agosto de 2008 Luis Hernández Navarro Normalismo: el asesinato de Minerva Una enorme escultura de Minerva, la diosa de la sabiduría, las artes y las técnicas de la guerra en la mitología romana, adorna el patio del edificio de la Escuela Normal de la Independencia, en el estado de México. Mide cinco metros de alto por tres de ancho; en la mano derecha sostiene una bandera y en la izquierda la antorcha del conocimiento. No es casualidad: Minerva es, también, la deidad tutelar del normalismo. Pero, a pesar de su peso simbólico en la educación nacional, la vida de Minerva corre peligro. Elba Esther Gordillo se propone ultimarla. Con el pretexto de que el sistema educativo no puede absorber los docentes egresados de las escuelas normales, ha dispuesto convertirlas en instituciones formadoras de “técnicos en actividades productivas”. La afrenta no es poca cosa. Fiel a los designios de la tecnoburocracia que rige la Secretaría de Educación Pública (SEP), la líder vitalicia dispara de muerte contra una institución central en el sistema educativo nacional. Las escuelas normales han sido las responsables de la formación de los profesores de educación básica desde las pasadas tres décadas del siglo XIX. La educación pública es impensable sin el normalismo, de manera que atacarlo es otra agresión contra la educación pública. Más aún cuando hay evidencias sólidas de que faltan docentes en muchas escuelas. La inmensa mayoría de los maestros de educación básica que se encuentran en servicio se reconocen normalistas. El normalismo es su identidad y motivo de orgullo. En esta institución se resumen algunas de las mejores tradiciones del trabajo del magisterio nacional. Llamar a su desaparición es una provocación descomunal. Para los estudiantes provenientes de los sectores más pobres, hijos de trabajadores, campesinos y de maestros, el normalismo es una de las pocas vías de ascenso social existentes. Clausurarla, como pretende la maestra, implica cerrar, aún más, las esperanzas en un futuro un poco menos malo en las familias de menores recursos. Es, además, una actividad preponderantemente femenina: 68 por ciento de los estudiantes de escuelas normales son mujeres y 32 por ciento hombres. En las licenciaturas de educación preescolar, primaria, secundaria y especial el porcentaje del alumnado femenino es aún mayor. Sólo en la licenciatura de educación física hay una proporción mayor de varones. Eliminar el normalismo es una forma muy peculiar de defender la causa de las mujeres. El normalismo ha sufrido importantes cambios internos. En los últimos 35 años han tenido siete reformas curriculares. En promedio, una cada cinco años. Ninguna se ha preocupado seriamente por resolver los graves problemas de infraestructura que sus instalaciones tienen. En más de una el Banco Mundial ha metido seriamente la mano. Elba Esther Godillo propone cerrar las normales públicas, pero guarda silencio sobre el destino de las privadas. En 2003 había en México 457 escuelas normales; 60 por ciento eran públicas y 40 por ciento privadas. En ellas se atendía a 169 mil alumnos, 60 por ciento en escuelas públicas y 40 por ciento en privadas. No es infrecuente que muchos de los dueños de las normales particulares sean dirigentes sindicales aliados de Gordillo. Se trata de un magnífico negocio nacido de las relaciones de complicidad que mantienen con las autoridades educativas y que se complementa por su capacidad para ofrecer plazas como docentes a los egresados de sus instituciones escolares. De paso, el charrismo gremial ha considerado a las escuelas normales públicas y a las dependencias educativas encargadas de su administración como parte de su cuota de poder. En meses recientes se ha levantado una fuerte crítica a la forma en que se contrata a los egresados de las normales. Pero la crítica debe centrarse en las autoridades educativas. Resulta que, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la asignación de las nuevas plazas docentes en 2003 era decidida exclusivamente por la autoridad educativa en 11 estados, en tres dependía enteramente de la sección sindical y en 18 entidades federativas se repartía a partes iguales. En 13 estados existían mecanismos de elección y en 19 no se aplicaba ninguno. Al pedir la muerte de Minerva, Elba Esther Gordillo ha perpetrado una nueva afrenta contra el magisterio nacional. Está aún fresca la indignación ante la reforma a la Ley del ISSSTE que expropió las pensiones de los trabajadores al servicio del Estado. Entre los educadores del país el descontento corre como reguero de pólvora. La defensa del normalismo no es una nostalgia antimoderna. En él se resume el ethos gremial. Esa forma de ser de los maestros de base ha sido desafiada. Y de ese desafío difícilmente saldrá bien librada. SECUESTRO

OLÍMPICAS

OPINIONES Consuelo Yánez, destacó que con más de 100 años de existencia, la normal de maestros ha sido formadora de varias generaciones de destacados docentes y pedagogos que forjaron un sistema de enseñanza al servicio del pueblo y para el pueblo”. Aseguró que la mejor defensa del normalismo está en las aulas y en el trabajo diario de miles de profesores, a quienes se les responsabiliza de los malos resultados académicos, “sin pensar que las condiciones socioeconómicas de alumnos y maestros pueden ser factor determinante en el proceso educativo”. Blanca Chávez, convocó a egresados y docentes en activo de todas las normales públicas –rurales y urbanas– de México a “sumarse a una lucha por el normalismo, pero fundamentalmente por la enseñanza pública, que es la que está en vías de desaparecer con la firma de una alianza que atenta contra los principios rectores del proyecto educativo que nos heredó la Revolución”.

RETRATOS DE FAMILIA

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“la tarea”, Revista de Educación y Cultura de la Sección 47 del SNTE

Apuntes sobre los orígenes del normalismo en México Felipe Plascencia Vázquez* El reclamo de la independencia de los pueblos americanos y su proceso para erigirse en Estados nacionales no solamente constituye un período de profundas transformaciones políticas y sociales, merced al cual se van gestando en la población sentimientos de identidad y pertenencia orientados hacia la idea de nación; al mismo tiempo se instala en la conciencia de los actores la clara necesidad para fortalecer ese proceso a través de la educación. El ejercicio de la libertad precisa de un basamento insustituible: la difusión del alfabeto. El deslinde entre la ignorancia y el saber requiere de la instrucción como un derecho general de los individuos. Derecho fundamental para el advenimiento de una convivencia democrática y una plena integración social. Pero esta transformación sólo es explicable, en la medida que surge y se afirma la educación pública como un deber del Estado y como un patrimonio común de los ciudadanos. En este contexto, el normalismo, que equivale a la presencia y acción de las generaciones de maestros que han hecho posible la educación, debe admitirse como una de las fuerzas decisivas que han impulsado el desarrollo de la nación. En consecuencia, se puede afirmar que el normalismo constituye un movimiento social y una fuerza histórica. Aún cuando la idea sobre la obligación de educar a la población se advierte con claridad expresa desde la independencia, la concepción y sistematización moderna en lo referente a la formación de profesores en nuestro país es relativamente reciente. Se asume como una necesidad social en el siglo XIX una vez consumada nuestra independencia. Hombres como José María Luis Mora y Lucas Alamán tuvieron gran confianza en la nueva nación y en el poder transformador de la educación. Los propósitos para aumentar el número y la propagación de escuelas primarias se enfrentaron a un escollo: Primero, había que preparar maestros, Esta condición marcaba un problema, ya que el gremio de maestros había sido abolido en 1814; el Ayuntamiento de la Ciudad de México se hizo cargo de examinarlos y darles licencia. No se puede dejar al margen el carácter de metrópoli centralista de la ciudad, luego, no resulta difícil imaginar cuál pudo ser el panorama para el resto del país. La primera escuela normal fue la lancasteriana que de acuerdo con este sistema de enseñanza mutua se abrió en la segunda mitad de 1823, subsistió poco tiempo debido a la falta de estudiantes. En 1824, por decreto expedido el 30 de diciembre, el congreso Constituyente de Oaxaca, dispuso el establecimiento de la Escuela Normal de Enseñanza Mutua. Al año siguiente se funda la de Zacatecas y en 1828 se abrió un plantel semejante en Guadalajara. Hacia el año en 1870 la compañía lancasteriana empezó a decaer. Para esas fechas el país había fijado ya los grandes objetivos de la educación nacional contenidos en las leyes orgánicas de educación en 1867 y 1869. Surgía ya la nueva corriente de la pedagogía mexicana. Tal es el caso de la Escuela Modelo de Orizaba fundada por Enrique Laubscher, quien preconizaba los principios de la enseñanza objetiva; en 1895 se incorporó a esta obra el pedagogo suizo Enrique C. Rébsamen. Para él, la educación tenía como fin último la libertad y debía servir a los intereses nacionales. Para Rébsamen, la educación resultaba indispensable en la consolidación de la unidad nacional, la cual no sería posible sin antes instruir al pueblo. Había que liberarlo mediante la instrucción para que existieran bases de lo que él preconizaba como la unidad intelectual y moral. Pero esta virtual redención de las masas por la vía de la educación requería de un extraordinario esfuerzo, dado el carácter incipiente del sistema educativo. Rébsamen, afirmaba convencido... "El secreto está en la educación de las masas populares y el factor principal en las escuelas normales; pero, ¿qué entiendo por escuela normal?... ¿El plan de estudios para formar sabios, el edificio elegante y los gabinetes repletos de material escolar, las bibliotecas apretadas por gruesos volúmenes o el brillante profesorado desfilando majestuosamente como el cortejo de un rey? No, señores, nada de eso. Vais a oírme, ¡Escuchad!... Lo que caracteriza a la escuela normal es la aplicación teórico-práctica de la doctrina para formar hombres y para formar ciudadanos, y esta doctrina como tal, debe ser científica y debe ser práctica". Sin duda, la notable obra de Rébsamen al fundar la Academia Normal con cursos de perfeccionamiento para profesores se constituyó en un importante semillero de eminentes maestros, a los cuales en buena medida se debe el antecedente del normalismo mexicano. Ellos fueron voceros y propagadores de este impulso pedagógico fundando instituciones semejantes, la Escuela Normal de Jalapa en 1885, la Escuela Normal de la Ciudad de México en 1887, en cuyo proyecto trabajó Ignacio M. Altamirano. Posteriormente surgen las Escuelas Normales de Ciudad Victoria, de Coahuila, de Querétaro, de Colima, donde desde 1885 funcionaba ya la Normal para señoritas; la de Guanajuato, Sonora, Morelia. Para el año de 1900, funcionaban en el país 45 escuelas normales. En 1901, el presidente Porfirio Díaz nombró a Rébsamen Director General de Enseñanza Normal.

Bases doctrinarias del normalismo Para Rébsamen, las escuelas normales tienen como misión fundamental la aplicación teórico-práctica de la doctrina para formar hombres y para formar ciudadanos, doctrina que debe ser científica y práctica. A la vez, resalta la importancia de la educación de las masas populares en tanto que abre cauces a la afirmación de ciudadanos libres. Se advierte la prevalencia de un pensamiento liberal que exalta la libertad como condición esencial del ejercicio de la ciudadanía. En la ceremonia de inauguración de la Escuela Normal de Profesores de la Ciudad de México, el 24 de febrero de 1887, el Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Joaquín Baranda, en profusa pieza oratoria, asentaba estas ideas: "Al tratar de crear la escuela, surge en el acto necesidad de formar al maestro. Como al establecer el templo se piensa en el sacerdote: como el fundar la religión se cuenta con el apóstol; como para hacer la propaganda es indispensable el misionero; así para levantar los institutos de instrucción primaria a la altura de su objeto trascendental ha sido necesario pensar en el maestro de escuela, que es el sacerdote, el apóstol de la religión del saber, el misionero que derrama

¿Qué dicen los exalumnos de las Escuelas Normales: Del Estado, de Saláices, de Saucillo, de Gómez Farías, Parral, Sta. Teresa….. 3

¿NADA?


En cuanto al papel de las escuelas normales, el ministro Baranda, precisa las funciones que han de cumplir:"El hombre de Escuela Normal explica bien el objeto de tal Institución, sirve de norma y da la regla a que debe ajustarse la enseñanza, es la escuela matriz o central de la que se derivan las demás escuelas. En la Normal se forma y educa al maestro, perfeccionando sus conocimientos y aprende prácticamente a transmitirlos, haciendo en las escuelas anexas la clínica del profesorado. Enseñar a enseñar. Este es el programa de las escuelas normales... Formando y educando al maestro en la Normal, enaltecidos y recompensadas de sus arduas tareas; adoptando el mismo método, uniformados los textos, difundida bajo idénticas bases la instrucción primaria, ésta será el fundamento invulnerable de la libertad, de la democracia y de la independencia nacional". En esta parte del discurso del ministro, encontramos fundamentos medulares del normalismo. La palabra y enseñanzas del maestro encierran un germen de libertad. El maestro enseña ciencia y no puede ser dogmático; él expone un conocimiento objetivo que puede ser discutido, confrontado, pero no impuesto, por el contrario, debe ser construido apoyándose en la razón, la experimentación y la comprobación. Por otra parte, la función de la escuela en su sentido de patrimonio del pueblo, está comprometida a fortalecer la democracia como una condición insalvable que garantiza la convivencia y la relación respetuosa de sus miembros. De no ser así, la esencia del acto educativo se desvirtúa; se convierte en mera instrucción si acaso, anulando toda posibilidad para que el alumno alcance la plena autonomía en su actividad intelectual. Años más tarde, concluido el período de la lucha armada iniciada en 1910, en pleno proceso de conformación de la Secretaría de Educación Pública, Vasconcelos, con motivo de la celebración del día del Maestro, exhorta a los maestros en los términos siguientes: La Revolución es hija nuestra y les entrega una enorme responsabilidad... hoy que la Revolución de verdad ha triunfado, hoy que la justicia y el bien común empiezan a abrirse paso, la nación vuelve los ojos a los maestros para que consoliden la obra tan dura costa realizada, para pedirles que aseguren su porvenir lisonjero". De este mensaje podemos derivar otro elemento de doctrina para el normalismo: la acción de los maestros es factor decisivo en la instauración de la justicia y el bienestar común como bienes que han de surgir de la escuela. El cumplimiento de esta grave responsabilidad reclama, de acuerdo al discurso de Vasconcelos, la afiliación de los maestros a una cruzada de redención social, Al respecto, Samuel Salinas Álvarez y Carlos Imaz en su obra de Maestros y Estado, comentan:"Maestro mártir, maestro apóstol, maestro santo, maestro soldado de la cultura, maestro redentor del alma del hombre, miserable maestro mal vestido, pero engalanado del alma". "Maestro mártir, maestro apóstol, maestro santo, maestro soldado de la cultura, maestro redentor del alma del hombre, miserable maestro mal vestido, pero engalanado del alma". En su momento, el cardenismo descargaría en los maestros, una nueva función, la cual a su vez, marca otra fundamentación del normalismo. Les correspondía a los maestros desempeñarse como los gentes de la transformación social. Serían ellos los promotores de múltiples tareas: llevar a la comunidad la luz del alfabeto, acercar a los pueblos los elementos básicos de la salud, del saneamiento, la electrificación, la apertura de brechas y caminos para romper el aislamiento de las comunidades, propalar la doctrina socialista; promover la organización de los campesinos para reivindicaciones agrarias; litigar la justicia; activar la economía de los grupos marginales; en suma, ser ejecutores y promotores de la nueva política de masas. Se trataba de maestros rurales de nuevo cuño. Tal vez en ningún otro momento histórico como en esos años los maestros estuvieron más ligados con el pueblo. Emotivamente vinculados con sus causas. Conscientes de un compromiso social hicieron de la educación una poderosa fuerza de orientación y transformación. Imbuidos de esa convicción enfrentaron hasta el martirio la persecución reaccionaria. Ellos sentaron las bases para un nuevo perfil de la nación. La trayectoria de las Escuelas Normales Rurales: algunas huellas para estudiar

Tacámbaro, estado de Michoacán, la primera escuela de este tipo dependiente de la recién creada Secretaría de Educación Pública (SEP). Su objetivo era preparar maestros para las comunidades rurales y centros indígenas, propiciar el mejoramiento profesional de los maestros en servicio e "incorporar al progreso general del país los núcleos de población rural de las zonas donde se establecieran las escuelas. Con este objetivo se abrieron varios programas e instituciones, entre ellos las Escuelas Normales Rurales, fundadas primero por iniciativa de varios gobiernos estatales y retomadas escuelas".

El estado emergido de la Revolución mexicana de 1910, emprendió un ambicioso proyecto educativo que pretendía transformar la vida de los campesinos a través de la expansión masiva de escuelas rurales. Cantidad de docentes -al principio llamados misioneros-, convertidos en "todólogos" (que lo mismo enseñaban el alfabeto a niños y adultos, que curaban enfermos y realizaban construcciones y gestiones para hacer llegar agua a los pueblos u obtener créditos para la producción agrícola) fueron involucrados en esta misión dentro de una escuela abierta a la comunidad.

Al parecer, las primeras normales funcionaron en edificios ya existentes, con muy pocos recursos. En 1923 la SEP marcó un programa de estudios para ellas y en 1926 expidió bases para

Las instituciones de educación normal que existían desde el siglo XIX no sólo eran insuficientes sino también inadecuadas para preparar profesores capaces de llevar a cabo semejante tarea de transformación del mundo rural. Recurrir a profesores "improvisados" fue necesario, al igual que propiciar su "mejoramiento profesional" y la preparación de los futuros maestros que debía ser cercana a la realidad del campo mexicano. Con este objetivo se abrieron varios programas e instituciones, entre ellos las Escuelas Normales Rurales, fundadas primero por iniciativa de varios gobiernos estatales y retomadas como propias por el gobierno federal que en 1922 creó en

su funcionamiento. Lograron sobrevivir gracias al trabajo solitario de maestros y estudiantes sin mayores apoyos ni orientaciones por parte de la SEP. Dicho autor cita a Moisés Sáenz, quien relatando su visita a la escuela de Tacámbaro decía que “el sentido de la labor creadora de este plantel se resumía en la inscripción de un cartel colocado en uno de sus salones: ¡No pedagogismos, sino inspiraciones de la vida. Las necesidades del pueblo son los fines de la educación!” 4

Continuará en el próximo número, Si sale.


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