Juan Francisco Donoso Game
1 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
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DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Corporaci贸n Editora "Manuel Andes"
e PUB v1.0 Alias 01.01.12
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Juan Francisco Donoso G. Corporación Editora "Manuel Andes" Primera edición 1995 Diseño portada: Álvaro Sevilla Diagramación: Álvaro Sevilla Impresión: Editora Argudo Hnos. Conversión a pdf - ePub Héctor Zambrano Auxiliar en Diseño Gráfico Digital Secap - Ibarra - 2016 ISBN: 9978 - 82 - 643 - 2 Número de registro de derechos de autor: L 2175 Corporación Editora "Manuel Andes" Av. El Inca No. 2314 y Amazonas Teléfonos: 403 974 • 412 387 Fax: 403 974 Quito, Ecuador
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Sinopsis Este diario nos permite, por primera vez, convivir en las trincheras con nuestros combatientes del Alto Cenepa, La obra, resume la actitud profesional y patriótica, especialmente, de los comandos paracaidistas ecuatorianos, El Capitán - Pato Negro - que nos confía sus experiencias de guerra es una persona plural al que confluyen muchos, sino todos, los actores del malhadado conflicto al que nos llevara el populismo electorero fujimoriano. El lector, como en pocas obras, es atrapado por un devenir que, cada vez, le involucra hasta confundirlo en el contexto como un combatiente más. Difícil abandonar la lectura; de hacerlo, equivale a abandonar la trinchera... Donoso, el autor, se ciñe a la verdad para recaudar tan dramáticos instantes de nuestra historia; su texto, alejado de todo sensacionalismo, es sereno, profundo, maduro, humano; profundamente humano, conmovedor y cívicamente sugerente. ¡Es la guerra desde dentro, sin intermediarios! Por ello, este libro, bien puede ser, que lo es, la gran condecoración que el pueblo entrega, sin reservas, a sus Fuerzas Armadas. Raúl Armendáriz A.
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PRÓLOGO Cuando niño, leí un libro titulado "CASTILLOS EN LA FRONTERA" del autor lojano Luis Demetrio López Rodríguez. En esa obra se relata, desde una perspectiva humana, los trágicos acontecimientos vividos por el pueblo y sus soldados, con motivo de la agresión peruana en 1941. Recuerdo todavía la vivida emoción que estremecía mi espíritu, cuando de la mano del escritor, transitaba por los parajes fronterizos y por las épicas jornadas del valor y sacrificio, de abnegación y sufrimiento de aquellos hermanos que vivieron tan cerca, la mayor tragedia de nuestra triste historia territorial. Ha pasado más de medio siglo. El Ecuador, país pequeño, pacífico, posiblemente demás confiado, tuvo, a inicios del terrible año de 1995, que enfrentar otra agresión. Pero esta vez, todos los ecuatorianos se levantaron como un solo puño para defender su integridad y dignidad. No estaban dispuestos a sufrir una afrenta más. Las Fuerzas Armadas, sorprendidas inicialmente por lo inesperado de la ofensa, reaccionaron rápidamente y con gran valor y profesionalismo supieron cumplir su deber. Todavía no se silenciaba el lúgubre sonido de las armas en las ya históricas breñas del Cenepa, cuando aparecieron ya varios libros que analizaban desde distintas ópticas los pormenores del conflicto. Todas esas publicaciones fueron y serán útiles para poder comprender mejor las razones de esa guerra absurda, provocada por los militares peruanos a espaldas de su pueblo, en contra del pueblo hermano. Pero, desde el punto de vista de los heroicos combatientes, actores principales de esta trama histórica, es la obra de Juan Donoso, la primera que se ha escrito o, por lo menos, la primera que yo he leído. ¡Y cómo me ha emocionado esta lectura! Hasta la risa y hasta las lágrimas. Porque todavía, en el pecho de este soldado que se va volviendo viejo, late con igual vigor el corazón del niño que hace casi medio siglo se estremecía de dolor mientras leía las aventuras trágicas y heroicas de los Castillo, en esas fronteras idealizadas, escenario de amores y batallas. Pocos, como Juan Donoso, tan llamados a escribir un libro de esta naturaleza. El, un idealista persistente, un militar polifacético: Pintor, poeta, novelista y, especialmente, buen soldado. El, un paracaidista que amó y ama tanto a su Ejército y a sus alas doradas. El, a quien sus antiguos camaradas jóvenes podían abrirle sus diarios y confidencias, ha producido una obra que será leída con entusiasmo por muchos ecuatorianos, quienes podrán, a través del mágico vehículo de la palabra, vestirse con su traje camuflado y trasladarse a las selvas inmortales del Cenepa para vivir horas de valor y angustia, de exaltación patriótica y amargura, de camaradería y abnegación, de sentimiento del deber y de temor, junto a esos jóvenes soldados y oficiales que inmortalizaron sus nombres y el de
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su institución inscribiéndolos con brillo permanente, en las páginas de una historia nacional que ha comenzado a ser menos trágica y deprimente. A través de las páginas del presente libro, el lector puede introducirse en el día a día de un oficial paracaidista que recibe diferentes misiones, que llega al Cenepa y combate en el sector de TIWINTZA y que, en el corto tiempo que dispone para ello, registra en sus libretas que agota una detrás de otra, no solamente los acontecimientos de que es actor y testigo, sino los sentimientos, las emociones, las reflexiones que provoca en su espíritu esta singular experiencia para la que el soldado mejor entrenado nunca estará suficientemente preparado, y que solamente es perceptible en su dramática complejidad para aquellos que tuvieron la oportunidad de vivir, en carne propia, los particulares efectos de una guerra. Pero, si bien la narración se refiere básicamente a las experiencias del capitán paracaidista y de sus tropas y camaradas más cercanos, no por eso deja de registrar la valerosa participación de pilotos, médicos, mecánicos, abastecedores, comunicadores, ingenieros; en fin, de todos los que participaron, desde cada una de sus especialidades, en el cumplimiento de la sagrada misión de los soldados: Defender la Patria y su dignidad. Y no habría sido completa la narración si el Capitán no recogiese el extraordinario comportamiento del pueblo ecuatoriano, expresado en tantas y tan singulares demostraciones de apoyo y de afecto. Ese pueblo que se quitó el pan de la boca para enviárselo a sus soldados. Esos niños que escribieron con lágrimas esas tiernas cartas que arrancaron también lágrimas de los ojos de los bravos guerreros y que les comprometieron con la decisión de no dejarles una herencia de vergüenza e indignidad. Esas mujeres que prepararon las raciones de nuestros alimentos ancestrales para que lleguen a los combatientes. Esos sacerdotes y religiosas que enviaron con sus rezos las imágenes, estampas y medallas con la representación de los santos de nuestras devociones de ecuatorianos.... Juan Donoso, escribe estas páginas con el corazón. Porque debió haber estado de corazón con nosotros en los días aciagos de la agresión, sufriendo las mismas o peores angustias, alegrándose de nuestras alegrías, compartiendo las mismas incertidumbres; en fin, como todos los viejos soldados deseando estar ahí, donde la suerte quiso que pudiéramos representarlos. Me complace, sobremanera, que este libro esté enfocado a los avatares de los verdaderos protagonistas de estas páginas de honor que registrará con especial relieve la Historia Patria; de esos oficiales y soldados que fueron los auténticos héroes de esta epopeya magna. De esos abnegados camaradas que cumplieron con su deber, estoicos e impertérritos, en medio de tan grandes dificultades; de esos compañeros por los que siento tanto orgullo y a quienes debo tanto como su Comandante; a quienes pagaron esa deuda de honor que
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siempre tuvimos los militares ecuatorianos con nuestra querida Patria, la que les dignificará permanentemente como a sus mejores hijos. En estos días oscuros de nuestra pobre Patria, con el corazón dolido ante el diario espectáculo del escándalo y la infamia, al observar cómo, quienes menos hicieron para defender su dignidad, se solazan en denigrarla, quiero creer que la sangre de nuestros muertos, heridos y mutilados no fue derramada en vano, que un nuevo Ecuador tendrá que comenzar a construirse sobre las ruinas dejadas por el ánimo depredador e irresponsable. Es posible que las diáfanas páginas de este diario de un capitán-soldado, sirvan para motivar otra gran respuesta nacional, como aquella de los días de la guerra, que nuestro destino de nación está esperando.
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Introducción Al escribir estas páginas tuve, ante mí, los rostros con quienes, en algún momento, compartí en los cuarteles de las Fuerzas Especiales y que hoy, a través de este libro, les rindo homenaje, pues, supieron ser varones cívicos por la Patria, sacrificados y decididos en el cumplimiento de su deber. Ellos, valientes soldados, "entraron" sin precio en el área de combate; por el contrario, lo hicieron con la devoción de ser los privilegiados que anhelaban pagar, con lo que se paga para salvar a la Patria: pundonor, sufrimiento, sangre y vida... La obra está basada en el testimonio sereno y concreto de los combatientes paracaidistas del Alto Cenepa, a los que, el Ejército y la Nación, les debe mucho. Sin embargo, este diario, de ninguna manera deja de lado, el heroísmo demostrado por otros hombres que, sin ser paracaidistas, estuvieron allí y es más, no habiendo estado en el frente de combate, desde cualquier lugar, su predisposición de presente, de cuerpo, de unidad, fue rotunda y decidora. Mi gratitud con aquellos camaradas que recordaron, para mí, sus experiencias y sentimientos en el frente de combate. Igualmente, estoy agradecido con aquellos que me permitieron el acceso a sus diarios íntimos. Mi reconocimiento, a los Jefes de repartos menores, por la confianza dispensada al permitirme la lectura de los borradores de sus Informes de Combate. ¡Sin la ayuda de todos ellos, este libro no se hubiera escrito! Estoy convencido que el pueblo ecuatoriano, sin excepción, gracias a los medios de comunicación, a la veracidad y seriedad de la información, supo demostrar una enorme solidaridad; pero, con seguridad, ese pueblo nuestro, no conoce el conflicto por dentro; su valoración a nuestros soldados ha sido a través de terceros; por ello, ahora, tendrán la oportunidad de revivir, de vestirse por unas horas de militar y de trajinar por semejantes escenarios -renglón y página son trincheras de pundonor- para saberse, un combatiente más. Este es un testimonio que aspira -lejos de dramatizar o hacer uso del cursi triunfalismoremarcar la profesionalización de nuestros sacrificados soldados. En la obra, día a día, se ubican las duras y patrióticas experiencias de un personaje que siendo yo, no soy sólo yo, sino él, tú, nosotros, vosotros: todos. Singular o plural no importa: ¡Somos todos los creyentes en la dignidad nacional! Ojalá, entre los lectores de este libro, se encuentren los familiares de los que estuvieron en el frente, para que se sientan, más que antes, orgullosos de sus padres, esposos, hermanos o hijos guerreros. General Juan Francisco Donoso Game. Quito, 3 de Agosto de 1995
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PRIMERA LIBRETA Acabo de obtener una libreta de bolsillo. Mi intención: escribir en ella un diario de esta guerra no declarada...
Este proyecto no es nuevo, lo tengo desde que, en el Curso Avanzado de Arma, en condición de oficial de la Plana Mayor de un Batallón, llevé el Diario de Guerra en un ejercicio de campaña en la provincia de El Oro. Es muy interesante el Diario de Guerra, se lo redacta, dependiendo de las circunstancias, cuando suceden las acciones o al finalizar el día.
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Jueves 2 de Febrero de 1995 Hoy, estuve en el Departamento de Operaciones de la Comandancia General del Ejército. ¡Tienen algo para mí! Debo dar los nombres de nueve saltadores operacionales, reunirlos y prepararlos para una misión que podría ejecutarse "al otro lado".
Como no tenía en mi memoria todos los nombres y era necesario escoger a los mejores, acudí al Departamento de Personal a revisar los listados de los paracaidistas. Entregué la nómina de doce especialistas en salto libre operacional: dos tenientes, tres sargentos y siete cabos. De este grupo, serán citados un oficial y nueve de tropa, quienes se concentrarán a órdenes mías, en el Coca, lugar desde donde decolará el avión.
Es interesante que se nos emplee de acuerdo con nuestra formación de Fuerzas Especiales, y que podamos ejecutar lo que se debe hacer "dentro" de esas dos palabras. Queremos una oportunidad para realizar "trabajos" en la retaguardia del enemigo; en este combate muchos ecuatorianos somos capaces de hacerlo y de no ser así, por lo menos, que se nos envíe, como decimos en nuestra jerga: "a donde queman las papas"...
Voy, cargado mis prendas personales, mi equipo de capitán y "mis buenas intenciones"; debo estar, después del almuerzo, en el aeropuerto del Ejército, para enrumbarnos al Coca. Antes de subir al camuflado "Hércules C-130" majestuoso e impaciente, en espera de su carga- la familia, triste y llorosa, con los niños asidos a las faldas maternas y asustadas sus miradas, nos despiden en la plataforma de vuelo.
Tranquilos y con gran ánimo, militares de diferentes jerarquías, partíamos para los puestos de frontera, procurando serenidad en los adioses. Algún compañero embromón, percatado de mi tierna despedida con María, pasó tarareando a Daniel Santos:
- Te metiste a soldado y ahora tienes que aguantar. El avión se deslizó por la pista hasta elevarse majestuosamente, por los cielos. Nosotros, en los asientos de verde lona, procurábamos calzar los rostros en las ventanucas y espiar, como despidiéndonos, al maravilloso Quito.
La altura y el giro que efectuó la aeronave para tomar el rumbo requerido, permitió que, poco a poco, nuestras pupilas se llenaran de avenidas y casas, cada vez, más lejanas y
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diminutas. En los balcones, miles de banderitas ecuatorianas, flameaban adioses y consignas... No pudimos evitar que se nos empañen los ojos.
Con rumbo a la amazonia y deseoso de entablar conversación, grité al capitán Raúl Pérez, otro paracaidista, que estaba en el asiento vecino:
- ¿Te acuerdas de nuestro primer salto en paracaídas? - ¡No! Mañana, mi mujer le ha de llevar al sastre.
Solté una carcajada. Conversar con semejante ruido, era hacer el diálogo de los sordos: cada uno dice lo suyo, creyendo entender al otro.
Al rato, zambullidos en nuestras mentes, hurgábamos los recuerdos, solitarios y silenciosos, en la mitad de los cien pasajeros...
Doce años atrás, amparado en la juventud y urgido por la superación profesional, como tantos militares ecuatorianos de nuestro Ejército, acudí a la Brigada No. 9 "Patria".
La Escuela de Fuerzas Especiales -famosa por los cursos fuertes y de alto riesgo representada por la cara de bravos y corajudos instructores, me acogió en la fría cercanía del Cotopaxi. A ella acudía, procurando ser acreedor de la insignia de los paracaidistas; aquella insignia dorada, digna de lucirla en mi uniforme de subteniente del Ejército.
¡El primer salto, recuerdo, inolvidable!
Voceríos de mando, coros y canciones, inhibían temores y acortaban minutos. Rugiendo en el espacio, nos acercábamos a la zona de lanzamiento. En ese "imperio" del Jefe de Salto, con gritos y zapateos en el piso -cuando más recios más valor para sí mismos el rato menos pensado estuve, corajudo, en el marco de la puerta, observando un espacio azulado, abrupto, interminable...
Tras la precipitación al agujero, el viento frío del vacío, sobrecogió mi aliento. El templón que péndulo el cuerpo, fue el aviso que se había abierto la seda. Ahora, sostenido por la cúpula y las cuerdas, gozaba de la paz majestuosa del inacabable cielo. Un gran silencio,
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propio del infinito azulado, recogió mi espíritu, haciéndome sentir pequeño en el espacio y gigante en la proeza.
Jamás, ser alguno, podrá sentir con tanta fuerza la libertad como cuando, emancipado, se vuela... Esa migración mágica y encantadora me acercó a lo indescifrable. Lastimosamente, pronto concluiría esta admirable aventura, lejana de lo terrenal y cercana a lo divino.
El soldado no ha de demostrar su valor tan sólo en los momentos de la lucha. Lo ha de hacer en la preparación en los cuarteles, en las pistas de instrucción, en los cursos de formación militar y en las marchas que preceden al combate y... en fin, en la vida...
Los recuerdos de los primeros pinos de paracaidista se cortan abruptamente. Miro, con enojo, al causante inoportuno. Pálido -papel y muerte- un bisoño soldado, por enfermo, débil o "chuchaqui", está vomitando.
Desagradable y vergonzoso; escribo un dicho de mi vieja arma, la Caballería: "Con pendejos ni a bañarse, porque pierden el jabón".
Contemplo la alarma en rojo que el piloto ha encendido. Mi "Omega" de combate me señala, que en cinco minutos estaremos posándonos en el Coca.
Aterrizaje sin saltos: buen piloto. Corre la nave y se detiene. Se abren las puertas. Comenzamos a salir. Rutina de aeropuerto: olor fuerte a gasolina quemada; bultos que bajan; ojos anhelantes, saludos, preguntas, gritos, chequeo de la nave y etcétera... Un calor de más de treinta y cinco grados nos recibe pegajoso, obligándonos, arremangar la blusa camuflaje...
En la Brigada Coca, el día es de gran trajín. Cada cual en lo suyo -enjambre humanofuncionando contra reloj, van y vienen, retirando de las bodegas el equipo y el armamento. Los polígonos están abiertos y no se cansan del pun pun de las armas. Bajo un sol abrasador que no perdona, grupos humanos en formaciones militares, pasan trotando o reciben instrucción.
Nombrado comandante de un reparto pequeño de Operaciones Especiales y orgulloso por esta distinción, me presenté a mis oficiales y tropa, revisé la misión y los planes que deberé cumplir y asumí el mando con fe... Sentados en círculo, dialogamos de esto y de aquello, compenetrándonos en nuestro deber. Después de tres horas de haber arribado,
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encolumnados y cantando: "En un buen día de salto, la historia mía es así", acudimos a las bodegas a retirar el equipo y el material de combate.
Raúl Pérez, designado en "algo similar a lo mío" en Tiputini -supuestamente el sector más peligroso de ésta Brigada- también anduvo en lo suyo y no nos vimos sino a la hora de la merienda. Características propias de nuestros nuevos repartos, nos permitirán, más pronto de lo pensado, estar juntos; eso me agradó y así lo manifesté:
- Repentinamente, te visitaré. - En cualquier momento serás bienvenido.
Antes de ir a nuestros dormitorios, con el clásico apretón de manos de los paracaidistas, nos despedimos un tanto cansados.
La trompeta, con su lúgubre toque de silencio, nos recuerda a cuatro vientos, que son las diez de la noche y que debe imperar la obligada calma en todo el cuartel. Sólo los Guardias y los Imaginarias, en garitas y dormitorios, atentos velarán por el reposo de los soldados; el resto, roncarán sus sueños, en las camas cuarteleras...
Solitario en mi estancia, "moneando" el radio de transistores -diminuto pero cumplidor- no encuentro noticias interesantes. Sentado en la cama, le cambio de pilas. Discurro que "esta idea de cambiar a pilas nuevas para tener mejores noticias", podría ser un buen chiste contra nosotros, los pastuzos. Sonrío. Es hora de reposar. Para dormir sin picaduras de zancudos, el mosquitero cubre el catre, siguiendo la dirección de la puntiaguda carpa; reviso e identifico inoportunos resquicios y... cierro este día.
Viernes 3 de Febrero Muy por la mañana saludé con mi mayor Edgar "el loco" Narváez. Valiente y hasta temerario oficial paracaidista, gran saltador libre, campeón panamericano de esa especialidad. Formado en la legendaria e inmortal arma de Caballería, es poseedor de una traviesa guitarra, lista a entonar las tradicionales canciones de cuartel. Su compañía, franca, sencilla y muy agradable hace rememorar la vida militar con los sentimientos más puros y recordados a través del canto, la poesía y la anécdota. Mi mayor Narváez y su Grupo de Operaciones Especiales, realizan trabajos de reconocimientos en el sector de Yasuní.
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Alentados por un fuerte y cariñoso abrazo siempre me supo dispensar su amistad, comentamos sobre la situación que vivíamos y como el destino se ha encargado de ponernos prontos en la frontera, en momentos que la Patria nos necesita. Dios sabe cómo hace las cosas... Estamos listos para pelear contra un enemigo que, por este frente, somos iguales en número y medios. Quizás, podríamos atacarlos y destruirlos, pero la disposición de defender nos impide hacerlo. La política nacional y los mandos castrenses hacen sus análisis. Nosotros sólo cumplimos y sin mayores comentarios; pero, a veces tenemos ganas de rebelarnos y de embestirlos y sacarles la mierda por felones y abusivos. Bueno, aquí la moral está a ciento cincuenta mil pies y sigue subiendo...
La presencia del comandante de Brigada, se dio a la hora del almuerzo. Mientras dábamos buena cuenta de un bagre recién pescado, llegó a visitarnos; dialogamos y compartimos impresiones. El compañerismo establece la conexión entre todos los elementos de un ejército, crea la unión y la completa confianza, vincula y fortalece la virtud de obedecer y refleja, en su espíritu, aquel aforismo: ¡La unión hace la fuerza!
La actitud de generosa amistad entre los paracaidistas incomprendida a veces y descreditada otras la recibimos como legado de nuestros superiores, hoy, en servicio pasivo; todos, queridos y respetados. Esta actitud viene por la identidad en la forma de pensar, proceder y sentir a la Institución y a la Patria y... hasta la vida; así como también, por convivir tantos años y correr los mismos riesgos y aventuras donde el peligro jamás camina en busca de jerarquías.
Mientras almorzamos, escuchamos noticias en el radio. Los ataques peruanos contra Coangos, Cueva de los Tayos, Base Sur y Tiwintza, continúan sin éxitos. El país vive en gran expectativa. El mundo tiene puesta la vista en esta confrontación absurda, no iniciada por nosotros. Se han producido combates en diferentes sitios, para impedir que patrullas peruanas alcancen terrenos favorables. ¡Esos, no nos avergonzarán como en otras ocasiones!
Todos estos días estaremos en Nuevo Rocafuerte.
Lo bauticé como: "mi comarca", al sector donde trabajaré con mi reparto.
Pueblo bonito y pujante, al margen derecho del no Napo, progresa paulatinamente. Las calles -bueno, la principal adoquinadas, con faros y luminarias dan un aspecto muy vistoso a la orilla del hermoso río. Tiendas y almacenes advierten que el comercio es próspero y
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que las familias podrán adquirir, algo más de lo indispensable, evitando tener que trasladarse a las grandes ciudades.
En el cuartel, corren rumores de que fueron detectadas órdenes del Ejército sureño, para que se inicien operaciones ofensivas, desde el sector de Cabo Pantoja, frente a nuestra área de responsabilidad.
Atentos y esperando más informaciones, transcurrió el día.
Los peruanos han acometido a los puestos militares del Alto Cenepa, con apoyo de helicópteros rastrillados; pero, emprendieron retirada, ante la presencia de aviones de nuestra Fuerza Aérea. El Comando Conjunto, a través de mi general Víctor Bayas, reafirmó que las fuerzas ecuatorianas mantienen todas sus posiciones.
¡Bien, sereno mando militar! Las tropas están imbuidas de mucho valor. Ya no habrá más ignominias ni baldones como en el 41. ¡Si hoy es el día, que lo sea! Y de ser así, pintaremos las páginas de la historia con valentía y sangre...
Anuncian que pasarán noticias, a las ocho de la noche, por el canal de TV peruano. Veremos, por supuesto, que falsedades transmiten a su pueblo. Son muy hábiles en las comunicaciones y les tienen engañados; pero, algún día, sabrán la verdad: ¡nunca hemos sido los agresores, ni hemos iniciado la contienda! No se puede ocultar esta aseveración y hoy, ante la comunidad internacional, estamos obligados a hacerla prevalecer por doquier.
Ellos nos están atacando en el Alto Cenepa, desde hace días. Nosotros nos defendemos y nos defenderemos, indomables y como sea, hasta cuando terminado el último cartucho, sólo quede el digno brillo del puñal...
Las noticias, en la noche, nos llegan claramente por la pantalla chica, pero no traen mayores novedades ni trascendencia...
Se habla de la guerra de la información. En conceptos periodísticos, el país que logre colocar, los razonamientos y escenas de combate de su ejército, en canales internacionales o en la primera página de los rotativos más importantes, habrá ganado la guerra de los noticieros y las comunicaciones.
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Por ahora, algún periodista peruano trashumante, hace referencia -tratando de manipular la conciencia de su pueblo, con algo simple y doméstico que esta guerra la ha iniciado nuestro Presidente, "para así ocultar un problema de su nieta y evitar que vaya a la cárcel"...
¡En una guerra, la primera víctima es la verdad!
Sábado 4 de Febrero No hubo el tal ataque desde Cabo Pantoja. Sabemos que los rumores son bolas interesadas que echan a rodar, en procura de conseguir un daño psicológico. De todas maneras, estuvimos alertas...
Hoy, escuchando el boletín de nuestro Comando Conjunto, confirmamos que mantenemos las posiciones y que las Fuerzas Armadas ecuatorianas responderán con valentía a cualquier ataque del sur. Sus soldados no darán ¡ni un paso atrás!.
Muy bien, así se habla. Esto levanta el espíritu combativo de las tropas. Tanto miedo que nos meten, siempre con sus amenazas, los peruanos. Como que no fuésemos tan o más profesionales que ellos.
Son las diez de la mañana. Fui al hospital un momento. Debía visitar a unos soldados que se encontraban un poco enfermos: problemas de clima y alimentación. Los soldados, en todos los ejércitos del mundo, son "maquinitas" de comer, lo que les pongan al frente: va para adentro...
Al volver, me encontré con mi "body", Jaime Anda, que venía a relevarme con su personal.
En los Cursos de Fuerzas Especiales, los instructores nos agrupan en parejas -"bodys". Así, desde el comienzo y hasta la graduación aprendemos a ayudarnos entre sí, cimentando un gran espíritu de compañerismo y solidaridad. Recuerdos, con este gran amigo, nos unieron por un saludable momento.
Después de almuerzo, saldré para Tiputini con mi gente. Si es para una buena misión, gracias; pese a que, ya estoy acostumbrándome en "mi comarca"...
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A las dos de la tarde, sentado en una banca de tablillas de guadua, desgajando una naranja, espero la canoa que nos transportará río arriba.
Hecha de un gran árbol, milenaria en su textura, ahuecada a punta de hacha y machete, las piraguas son las más seguras y rápidas para navegar en los ríos de nuestra amazonia. El motor fuera de borda las provee de gran velocidad. La destreza del motorista y el "ojo" del boga, para surcar por los mejores cauces y "entrar bien en los remolinos", proporcionan garantía a pasajeros y carga.
Bueno... ahora estoy en el centro de esta frágil y ligera canoa; subimos por el río Ñapo hacia Tiputini. Gracias al deslizamiento sin sobresaltos, puedo escribir con buena letra, aunque a ratos salpica agua al papel. ¡Los muchachos van llenos de ilusiones! Mucho "ñeque" en el corazón y la mente. Una tras otra, se entonan canciones de los paracaidistas. Todas hacen referencia a sus vivencias y tradiciones. "La canción de los Comandos", "En un buen día de salto", "El camarada suicida", "Mancha roja", "Papas con ají", salen al aire acompañadas con las notas del rondín del cabo Andrés Ponce.
Extraoficialmente, sé que nos dirigimos al Cóndor, para apoyar o relevar a nuestros compañeros que combaten. ¡Ojalá que así sea! Estamos, sin duda alguna, muy motivados...
Son las seis de la tarde. Continuamos, aguas arriba, surcando este generoso río. Un hermoso paisaje nos acompaña de lado y lado. Es la hora del sol maravilloso; sólo en el oriente ecuatoriano se puede apreciar tal colorido. El rojo atardecer, reflejado en las aguas y en la enmarañada selva, matiza, generoso, de verdes y ocres crepusculares; es un nacimiento a la melancolía, el imponente y espectacular sol que se oculta, que se va, que se despide...
A mi memoria, la tarde, el astro rey y el río, me traen recuerdos -año 1980 de cuando fui subteniente. Me desplazaba -cargado de ilusiones y libros- con el pase al destacamento Ceilán, en la margen del Río Curaray. Como que el tiempo no hubiese transcurrido, los paisajes en la amazonia ecuatoriana, plenos de belleza y misterio, continúan iguales y enigmáticos en su verde y espesa longevidad.
El imponente espectáculo, silenció el canto de los alegres soldados, obligándolos al reservado ensueño. El ruido del motor, el golpetear del agua en la canoa y el chirrido monótono de los escondidos grillos, es el nuevo fondo musical de la contemplación...
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Esto es muy emocionante... no sé cómo explicar. Llevo el sentimiento de ecuatoriano y de soldado en la sangre. Esta tierra nuestra muy nuestra, desde ayer y desde siempre- es, simplemente, maravillosa y a nadie la podemos entregar. Ella, nació para ser admirada con respeto, sin humillaciones invasoras.
La noche se está presentando con toda su obscuridad. Se torna, cada vez, más difícil continuar escribiendo.
Hoy, antes de salir de Rocafuerte, hablé con mi querida esposa y supe que a Pedro, mi único retoño, le dio gastroenteritis, pero que ya pasó lo más difícil; sin embargo, continúa en el Hospital. Le pido, al Todopoderoso, que cuide y proteja a mi familia, para quienes va todo mi amor, mi cariño y...
No es bueno, en estos lugares, recordar a la parentela porque entra la nostalgia y, de ocurrir así, se contagia la tropa... Debo estar alegre y transmitir ese espíritu a toda mi gente. ¡Sólo con una moral alta, seremos capaces de cumplir con éxito cualquier misión!
No veo bien, el río se hace cada vez más estrecho y menos profundo. La canoa salta como encabritada y hace ininteligible mi letra.
Hasta pronto.
Domingo 5 de Febrero Con mi reparto, nos encargamos de la instrucción en pistas de reacción y tiro instintivo para el personal de tropa que debe ir a primera línea. Los soldados sin que sea nada nuevo para ellos con este entrenamiento, se re ambientan a los disparos, a la selva y al peligro. Todo el día, de sol a sol, en este trabajo monótono, no hay nada interesante para nosotros.
¡Deseamos entrar al frente de combate!
Después de la merienda, hay noticias. Hoy, en la tarde, se han librado fuertes combates con patrullas peruanas que intentaban dominar el terreno alto de Cóndor Mirador. ¿Qué hago aquí?... mi misión, está al otro lado de la Cordillera del Cóndor.
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¡Ojalá, alguien se acuerde de mí y me lleve para allá!
Lunes 6 de Febrero Volvemos de trotar con el personal y llegamos empapados.
Dos horas a campo través y con este clima, suda cualquiera. Como colofón a las dos horas de gimnasia, unas pocas flexiones y respiraciones profundas, siempre, son buenas; luego, a las duchas y listos para el desayuno. Hay que estar en perfecto estado físico, "por si acaso"...
Sabemos que hoy, a las cinco y media de la mañana, la Fuerza Aérea Peruana ha bombardeado Cóndor Mirador. Estamos muy preocupados. ¡Aquello debió ser un infierno! Necesitamos, urgente, el boletín oficial.
Nuestro Centro de Comunicaciones no quiere especular. La guerra es un proceso demasiado serio. Desde todo punto de vista, una falsa noticia a las tropas, puede ser de impredecibles consecuencias.
Vengo del Centro de Mensajes. ¡Qué alivio! El Comando Conjunto, desmintió informaciones peruanas sobre la caída de los puestos militares de Cueva de los Tayos, Base Sur y Tiwintza. ¡Vivan, nuestros compañeros! Duro con ellos, muchachos.
Por la televisión se informa a la nación que las bajas ecuatorianas acumuladas hasta este día, ascienden a 10 muertos y 26 heridos. Los desaparecidos, que eran dos, ya se encuentran reincorporados a sus unidades. ¿Cuáles serán los muertos y de ellos, cuántos paracaidistas? ¿A cuántos compañeros y amigos no los volveremos a ver?... Me invade la tristeza.
Han tenido el honor de morir por su Patria. ¡Réquiem a sus vidas inmoladas con valor!
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Martes 7 de Febrero Supervigilaba el trabajo en las pistas, cuando fui llamado, con urgencia, al Comando de Brigada.
Recibo disposiciones concretas. Saldremos todos los oficiales y tropas paracaidistas hoy, a las cuatro de la tarde, hacia Patuca.
Luego del almuerzo, el cielo se encapotó y no hay techo para desplazamientos aéreos. Otro día más aquí. Mañana, Dios mediante, estaré en la Brigada Cóndor, para lo que sea. Aprovecho para escribir y anotar que siento una emoción grande e inexplicable. Presiento gran entusiasmo y espíritu militar me invade- que vamos a salir muy airosos de este conflicto. Con mucha pasión y fé viajaremos a donde la historia de nuestro País, quizá, nos tiene un sitio de optimismo.
No vamos pensando en morir por la Patria, sino en matar y en sobrevivir por ella; vamos a sobrepasar cualquier obstáculo a costa de lo que fuere. Sólo así, no volverá la guerra invasora y alevosa del sur... Quién sabe..., el Perú expansionista es imprevisible.
Las noticias del interior son reconfortantes y comprometedoras. El pueblo ecuatoriano en todas las Provincias, unido como nunca sobre la causa de su verdad y justicia, nos tienen confianza y nos apoyan incondicionalmente.
Ante las experiencias bélicas mundiales, estamos con suerte. La crisis de desconfianza comienza, siempre, en aquellos que no combaten. Es en retaguardia donde comienzan esas crisis. En lugar de ver la situación con tranquilidad y lógica, prefieren opinar sobre las exageraciones; más, en nuestro País, en buena hora, esto no se está dando. Más bien, hay un estupendo fervor cívico..., un nunca visto y grande fervor militar... ¡Parecería que el ejército del país es la nación en armas!
Conocemos que las manifestaciones populares brotan espontáneas en todas las ciudades. Que las calles se llenan de desfiles cívicos y que, en todas las casas, se enarbola el Tricolor, como en los mejores días. ¡El Ecuador es una sola bandera! El presidente Sixto Durán Ballén -emocionalmente obligado- se presentó en el balcón del palacio de Carondelet, a contestar el saludo de miles de estudiantes que hicieron vibrar al País por su derroche de patriotismo, solidaridad y pundonor.
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Juan Francisco Donoso Game
Imposible que nosotros, los soldados, ante semejantes manifestaciones cívicas, podamos fallar en nuestra misión de defender la soberanía amazónica.
El grito de "Viva la Patria", de nosotros los soldados, es más comprometedor estos días.
Miércoles 8 de Febrero El viaje en el avión de transporte y carga C-130, fue normal.
Decolamos a las seis de la mañana. Pisamos Patuca antes de las ocho.
En el aeropuerto, con mis camaradas paracaidistas que salían del frente de combate, nos abrazamos en una fusión de alegría, emoción y patriotismo.
Llegan de cumplir, como varones y profesionales, su deber y luego de permanecer recién los relevan, más de dos meses en los sectores de La Cueva de los Tayos, Base Sur y Tiwintza.
¡Allí están Luis "Tiburón" Aguas, el eficiente Wágner Bravo y los valientes de Quevedo!
¡Linda tropa, carajo! Resistieron y guerrearon con valentía, por más de sesenta días y no permitieron que el militar peruano se salga con la suya en el Alto Cenepa.
"Estresados" por las experiencias vividas ninguna guerra es fácil, todas son traumatizantes-, los rostros flacos, pálidos y ojerosos, reflejaban los estragos del trabajo, de las noches sin dormir y de las privaciones en la alimentación. Los fibrosos cuerpos denotan un cansancio visible, un cansancio que les honra... Sus uniformes, enlodados, raídos y trasudados, tienen la dignidad del momento.
Traen trofeos de la guerra: boinas verdes, botas, mochilas, cantimploras y morrales del Ejército adversario.
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Juan Francisco Donoso Game
Dialogamos con algunos oficiales, entre otros con el mayor Iván Navas, los capitanes Luis Lara, Isaac Ochoa, Aquiles López, Pablo Alarcón, Edwin Castro, los tenientes Mario Corrales, Jorge Cisneros, Patricio Quelal, Carlos Taipe, René Morales, Napoleón Camacho y muchos sargentos, cabos y más valientes que salían del combate.
Nos comentan que los peruanos maniobran por algunos ejes de proyección y emplean técnicas especiales de guerra en selva y contraguerrillas. Que operan valientemente y con decisión, mas, nuestra preparación, uso del terreno y mística, se está imponiendo. Nos informan que organizan sus repartos con cuarenta y hasta setenta hombres. Actúan desde bases clandestinas y que retornan a la misma base, después de cada operación. Están empleando técnicas antisubversivas y de comandos. Se alimentan de raciones de combate que las transportan individualmente. Que realizan continuos reconocimientos aéreos utilizando helicópteros MI-8, para luego hacer desembarcos aéreos. Utilizan técnicas de empleo en masa apoyados por grandes volúmenes de fuego de morteros y de artillería de 105 mm. Su Fuerza Aérea, realiza bombardeos con aviones "Sukoy" y "Camberra". Y, por fin, que hay peruanos por toda el área y aquel que divisa primero a la patrulla opuesta, es quien gana...
El Ecuador entero, debe mucho a los paracaidistas de Quevedo que cumplieron ejemplarmente su misión. Esta valiente unidad que -no como arrogancia sino como un retosiempre tuvo como lema: ¡El Ejército primero, nuestra unidad la primera del Ejército! Ha cumplido ejemplarmente su misión.
Son las dos de la tarde. Los últimos reportes del frente de combate hablan de que los peruanos están utilizando gases y lanzallamas. Hay preocupación en el Estado Mayor.
Militarmente: en el frente de combate, se han tomado las providencias del caso. En el campo diplomático: los reclamos correspondientes... El empleo de guerra química se va contra los Convenios Internacionales de la Guerra. Reales, no pesimistas, sabemos que esas "protestas" en semejantes niveles internacionales, serán intrascendentes, pero... Hay que hacerlas y dejar constancia enérgica.
Soy urgido al puesto de mando de la Brigada.
Dirigiéndome a esa dependencia, escucho gritos y vivas en el Centro de Comunicaciones. El día de hoy, a las ocho y cuarenta y cinco de la mañana, fue derribado un helicóptero
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Juan Francisco Donoso Game
peruano que al incursionar territorio ecuatoriano, atacaba a la Base Sur y Coangos. ¡Viva ese artillero y su puntería!
Son las tres y media de la tarde. Recibo la misión de conformar, parte de la reserva de los Agrupamientos Carlomagno Andrade y Miguel Iturralde.
Reviso los planes vigentes. Estudio las cartas topográficas del sector, para familiarizarme con semejante terreno. Procuro planificar todo lo que me será útil; hay que prevenir el mejor mando a las tropas. Chequeo el listado de los oficiales y tropa que están dentro: los conozco a todos, son mis camaradas paracaidistas. Es tranquilizante y produce alivio saber con quién estaré y con quién contaré: guste o no guste, la élite del Ejército...
Sentado en una cama del dormitorio del personal del Grupo de Fuerzas Especiales No. 26, listo para salir, veo que cruza la puerta una singular figura.
Medianamente alto, ancho de osamentas y carnes. El pelo, bigote y barba poblados propios de los de su raza, son ensortijados y retintos. Carnes y músculos presionan el uniforme camuflaje, a poco rompen las costuras. Porta un filudo puñal y un pistolón en el cinto, amén de dos cantimploras que más pasan, generosas, fuera de sus fundas que dentro de ellas. Es "El Faisal" un libanés, gran amigo del Cuartel, que vive en la ciudad de Quevedo- armado hasta los dientes; otra vez, está para defender a su segunda Patria...
Es muy sugestivo dialogar con este interesante personaje. Es un patriota asimilado que se siente más ecuatoriano que cualquiera.
Después del grito:
- ¡Me heermano, vusto de verte! Un abrazo fuerte y franco nos confunde.
El rostro perlado de sudor, tiene una amplia sonrisa. Su corazón lleno de sentimientos y su español lleno de imperfecciones invita, habla a gritos al "ñeque" y al coraje a todos los militares que le escuchan. Rebosa sinceridad, valentía y amor al Ecuador.
- No ha de ser la Patria donde uno nace, sino por la que uno puede matar.
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Juan Francisco Donoso Game
Alude, blandiendo un tremendo cuchillo que sólo en sus manazas no parece machete.
Nos sentimos felices con su compañía, simple, afectuosa y llena de lealtad. Le reciprocamos.
Patrullas peruanas que quisieron tomarse el Destacamento de Coangos, fueron bombardeadas, hoy a las dos de la tarde, por nuestra Fuerza Aérea, siempre presta a la lucha.
¡En el ambiente de Patuca, se respira aire de guerra!
Los aviones, cuando decolan, rugen y silban por el peso de las bombas y retornan, desocupados, para volver a lo mismo. Los helicópteros con sus "rokets", salen y aterrizan cumpliendo misiones de combate. Las tropas, vestidas de camuflaje y mime- tizados sus rostros, portan el armamento individual y la "carga básica" de munición, listas a partir donde sea y en cualquier momento. Los rostros reflejan decisión y su deseo de emplearse bélicamente, les brota por los poros.
¡El espíritu militar, es increíble! Más tarde, escribiré mayores detalles...
Jueves 9 de Febrero Supuestamente, el Presidente de la República, venía a visitarnos. Esperamos un buen rato. ¡Falsa alarma! "El abuelito" no llegará.
- ¡Todos a sus obligaciones; el que sabemos, no vendrá! ¡Habrá nuevas órdenes! Vocean los parlantes.
Acudimos a retirar armamento y equipo adicional de la bodega de intendencia y material bélico. Mi nombre, repetidamente, se grita por los altavoces con la clave de la jerarquía, como es el procedimiento operativo normal de seguridad en los cuarteles.
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Acudí al llamado. Un buen paquete de cartas, tanto para mí como para el personal de mi reparto, me es suministrado. Fue un buen momento para bromear con la gente, mientras les entregaba la esperada correspondencia. Cada carta, era recibida previo el pago de treinta a cuarenta pechadas, dependiendo si era de su amada o no... Unos, quedaron debiendo, por tantas cartas; otros, hubiesen querido hacer, por lo menos treinta pechadas... Embromones, algunos soldados, ayudaban a pagar, siempre y cuando les permitan leerlas. La chacota y la risa franca, propia de personas alegres y sin inhibiciones, brota espontánea entre la buena tropa...
El Presidente de la República ha llegado, se encuentra en una reunión con el Estado Mayor, presidido por mi general Paco Moncayo. Los vi de lejos. El "Abuelito" ha rejuvenecido con la guerra; mi general ha envejecido y enflaquecido un tanto...
Luego de ello, nos invitan a saludar con el Presidente.
Algún oficial, le asegura:
- No habrá ni un paso atrás, Sr. Presidente. Confíe en nosotros.
En tanto le estrecha la mano al primer mandatario.
- Confío plenamente en Uds.! Responde, con su acostumbrada y bonachona sonrisa.
Por la tarde, casi a la noche, se presentó un cabo primero a ponerse a órdenes mías.
¡Será mi sombra en ésta guerra! Permaneceremos juntos en las buenas y en las otras. Es el radio operador y mensajero designado para mi reparto.
Más pequeño que alto, de complexión robusta, se sostiene en fuertes y arqueadas piernas de caballería. La insignia en el pecho -alas desplegadas alrededor de una cúpula- le identifica como paracaidista; el parche de Comandos en el hombro, es una garantía de buen soldado. Arremangado la camisa del uniforme, deja ver sus fibrosos brazos, musculosos y fuertes.
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- Permiso mi capitán, se presenta el cabo Luis Aguilera. Recibí la disposición de ponerme a sus órdenes como radio-operador. - Bien venido, cabo. ¿ Y qué nominativo es el mío en esta guerra?. - Ud., es Pato Negro, mi capitán. - Bonito está mi apodo. Bueno si yo soy Pato Negro, tú eres, desde ahora mi fiel "Condorito No dejo de observar, burlón y afable, su pronunciada nariz y su cuadrado cuerpo sobre unas piernas de playo.
-Ja, ja, ja... Su orden mi capitán. Todos me dicen así... Debo parecerme, por lo menos en algo, a ese bicho...
¿Hemos estado juntos antes de ahora, cabo Aguilera? - Fui alumno suyo, en el Curso 182 de Comandos. - Entonces, sí que nos conocemos... - En buena hora, mi capitán. Le presenté mi afectuosa mano. La estrechó con fuerza, respeto y con el apretón de los paracaidistas - mano cruzada a la altura del corazón y ojo con ojo-. Iniciábamos, así, una relación profesional en los momentos más duros para la Patria.
Sentados en un tronco, nos pusimos a trabajar inmediatamente. Familiarizarse con la "Rakal", revisar las frecuencias y los nominativos de otros comandantes y probar los enlaces, nos ocupó más de una hora. Es importantísimo entrar en la perfección de las transmisiones. ¡Sin comunicaciones, la guerra está perdida!
- Este es Pato Negro... éste es Pato Negro... ¡Cambio!
En la frecuencia correspondiente, buscamos contacto, para probar nuestra radio.
- Pato Negro... éste es Papá Oso... ¡Cambio!
- Mi mayor "loco" Narváez, con su Compañía de Operaciones Especiales, lista para lo que sea, ya está en los alrededores de Tiwintza.
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Viernes 10 de Febrero Nos levantamos muy temprano, llenos de entusiasmo. Tal vez hoy sea el día de movilizarnos hacia el área del conflicto.
Estamos preparados para entrar "donde la pólvora huele y el disparo silba": ¡A la "línea de fuego"!
Recibimos las últimas informaciones sobre el enemigo. Nos recuerda su forma de operar, su armamento y sus uniformes y, especialmente, como identificar y reconocer a los diferentes tipos de aeronaves adversarias que están operando en este conflicto.
Hoy la Fuerza Aérea Peruana, ha intensificado el bombardeo en nuestras posiciones. Durante los combates, dos aviones supersónicos "Sukoi" y un "Subsónico A-37", han sido derribados por nuestra Fuerza Aérea, en sin igual batalla. Deben haber sido esos "guambras" valientes de Taura; para ello se han preparado tanto... Los peruanos estarán "con la sangre en el ojo". ¡Duro con ellos queridos camaradas del aire!..
Por la tarde, nos dieron disposiciones para entrar al frente de combate.
Subimos al helicóptero "Súper Puma" para desplazarnos y alguien comenzó a tararear una vieja canción militar. Nos contagió. Jamás hemos cantado con tanta fuerza y patriotismo. Con brillo en los ojos estábamos haciendo un juramento interno... a gritos:
Por Dios juro sagrada Bandera, en el aire, en el mar o en la tierra, en la paz o en la horrísona guerra, defenderte hasta airoso morir. Si extranjera ambición algún día ultrajarte pretende atrevida perderemos gustosos la vida para hacerte lucir con honor.
¡Sobrevolando la milenaria selva..., entramos a Tiwintza!
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Sábado 11 de Febrero Ayer por la tarde nos ordenaron, con urgencia, ingresar al frente de combate.
Una patrulla del Grupo de Fuerzas Especiales No. 26 se encuentra, aferrada, combatiendo en la Cueva de los Tayos y tiene enemigos a la retaguardia. Mi misión, junto con la Compañía de Operaciones Especiales No. 19 de Papá Oso, que está en El Maizal, será atacar dicha posición por la retaguardia y, de ser posible, rescatar a nuestros compañeros.
Llegamos, cuando no se podía observar a simple vista a no ser por los visores nocturnos que portábamos. Estos, incómodos pero muy prácticos aditamentos, son útiles, pasadas las siete de la noche, para mirar casi como que fuese de día.
Recibo una contraorden:
- Pato Negro... Suspenda operación ordenada, ya no es necesario. /Espere nuevas órdenes!
No se escuchan detonaciones en la selva aledaña; decidimos pernoctar en El Maizal.
Los valientes del Grupo de Fuerzas Especiales No.25, han contraatacado con éxito. Nos toca esperar aquí, a mil quinientos metros de Tiwintza. La selva es montaraz, la topografía abrupta. El suelo es húmedo y los senderos son fangales. Hace un calor pe-gajoso. Cualquier cantidad de mosquitos, quieren alimentarse de nosotros, pues, pican hasta por sobre la ropa.
A eso de las once de la mañana, pudimos observar volando a gran altura, algunos aviones peruanos. Iban hacia nuestro interior, sobrepasan el río Santiago. Nos preguntamos:
- ¿A dónde irán con sus ataques? ¿Dónde soltaran sus criminales bombas? ¿Por qué sobrevuelan nuestro territorio?
Sin embargo, con descaro, nos hacen aparecer ante el mundo como los agresores... ¡Ah diplomacia de la anti historia!
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Juan Francisco Donoso Game
A las once y treinta de la mañana, desde el Destacamento Banderas, nos pasa un mensaje circular de mi general Moncayo: "dice estar orgulloso de las tropas que están a su mando". Ello reconforta...
Después de almuerzo, salimos a reconocer el frente del área. Fue una agradable sorpresa encontrarme con el capitán Gonzalo Olmedo y su gente. Forman la fuerza de reacción de Tiwintza. Nos dimos un cariñoso abrazo. Juntos estuvimos, primero de alumnos y luego de instructores, en la Escuela de Fuerzas Especiales.
Con su patrulla, viene de recorrido; se les nota cansados; le acompaña el teniente Alex Vinueza; han llegado hasta un kilómetro antes de Base Sur. Nos despedimos deseándonos suerte...
Por la noche, los peruanos, quisieron destruirnos con bombardeos. Seguramente interceptaron nuestro "enlace de fin de jornada" y pensaron que éramos tan reclutas para quedarnos en el sitio desde donde salimos al aire con nuestras radios. Las Cándidas bombas, cayeron muy lejos de la nueva posición...
El silbar de las granadas en el aire, antes de la fuerte detonación, pone nervioso a cualquiera, pues, el ruido aterrador es sinónimo de destrucción y muerte. La mejor forma de evitar ser heridos por las esquirlas de las bombas, es construir trincheras y que sean muy hondas.
Nuestras herramientas de zapa individuales, trabajan rápidamente, profundizando los huecos. Debajo de los árboles o cerca de ellos, son los mejores sitios para los fosos individuales. Lastimosamente, las raíces de los gigantescos bosques dificultaban el quehacer. A veces, las hormigas y otras musarañas, molestan rabiosas. Repelentes u orines son buena solución para las "intrusas"...
Deben haber muchas víboras por aquí, especialmente la temida Equis.
Todavía no hemos tenido ningún percance con estos reptiles. La mordedura inocula un veneno peligroso, mortal en un diez por ciento de los casos. El tratamiento más eficaz, la inyección antivenenosa. Los enfermeros, en cada reparto militar, llevan estos sueros antiofídicos. ¡Ojalá nunca los usen!
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Continuamos todo el día, en el área de responsabilidad, trabajando en los fosos y trincheras. Como dicen las tropas: ¡Sacando más callos a las guarangas manos! Nuestra posición, está bien preparada; los estragos de ataques aéreos nos tienen sin cuidado. Ponemos en práctica un sinnúmero de trucos de guerra.
Este primer día, no pasó nada. Hasta aquí, todo muy tranquilo.
Papá Oso, recibe la orden de enviar gente y acudir a un helipuerto, construido recientemente por el enemigo, a una hora de aquí. El mando necesita identificar su ubicación exacta en base a las coordenadas con el "GPS" -Sistema Global de Posicionamiento-.
Una patrulla de seis hombres con el capitán Wilson Salinas, partirá para ese trabajo, cuando el sol esté en el cénit. Pido incorporarme a esa misión.
- El soldado ni se presta ni se niega, capitán. Cada cual cumple la misión que le asignan... Guarde fuerzas y entusiasmos, ya le llegará la suya... Replica el mayor Narváez, mientras limpia su fusil.
Lo que sucede es que quisiera algo de acción. ¡No comprendo cómo puede estar un soldado metido en una trinchera y después decir que ha combatido!..
Son las seis y cuarenta y cinco minutos de la tarde y la patrulla aún no retorna. Estamos en una espera impaciente, no tanto porque se necesite informar, sino por la lógica preocupación de que algo les podía suceder. Enhorabuena, no se han escuchado detonaciones, lo que certifica que no han tomado contacto con el enemigo.
Los aviones que vimos pasar, a las once de la mañana, han atacado Banderas y Numpatakaime. Este último sitio, es un área habitada por los miembros de la Comunidad Shuar. Asentamiento de dignos ecuatorianos que viven su mundo ecológico de paz; ¿cómo se sentirán con sus inermes familias al ser bombardeados sin razón y sin sentido?... Esta guerra estúpida, como toda guerra, no pregunta a quién, ¡grita el allí va!.. En fin, pobre gente...
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Estuvieron de paso hacia la Loma de las Loras, los capitanes Matías Villalba, Johny Amores y el teniente Byron Martínez. Traían un herido grave para evacuarlo a Patuca.
Les combinamos a unos sorbitos de café oloroso y pitadas de un cigarrillo espantador de moscos.
- Oye Matías, qué es de esa amiga guapa que tenías en Guayaquil, portadora de un busto impresionante.
Le pregunta el capitán Amores.
-Amiga, no era... ¡fue algo más! Fue un buen pasatiempo porteño. Más, como dice la canción y ahí no entra tu apellido: Amores de segunda, no me interesan ya... Claro que del busto, me acuerdo a cada instante... aunque no hay tiempo para ello por aquí...
- Pero... no quisieras tenerla contigo por una hora-
Intervine, mundano.
- No, porque mi coronel, el que sabemos, donde sabe que hay prominencias, ordena sacar las coordenadas con el GPS...
Todos reímos.
Siempre es bueno saludar con queridos cantaradas, intercambiar noticias y experiencias y... acordarse de tiempos idos. Tenían cigarrillos frescos y raspadura. Ésta o cualquier otro dulce, se la debe comer rápido y no guardarlo cerca de uno: es manjar para las hormigas que, en este clima y sector, las hay por millones y de todo tamaño y color.
La patrulla al mando del capitán Wilson Salinas que fue al helipuerto, retornó sin novedad. En buena hora.
El recorrido fue más largo de lo imaginado. Hay quienes dan órdenes de recorridos aparentemente fáciles, basados tan sólo en la lectura de la carta topográfica; mas, cuando
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corresponde hacer ese recorrido en el terreno, las lomas, los esteros y quebradas se hacen enormes; en tanto que en el papel, se dibujan imperceptibles.
Llegaron muy cansados. Agua caliente de Yerba Luisa y pinol y... a dormir para reponer fuerzas para el otro día.
Los datos geográficos pedidos sobre el helipuerto, son informados directamente a "Flecha Uno". En ese contacto radial escuchamos que, mi mayor Fernando Proaño -responsable del destacamento de Tiwintza - reporta que el cabo Chávez está volado un pie y que debe ser evacuado urgentemente. Seguro que es grave.
¡Maldita guerra! ¡Peruanos expansionistas!
Domingo 12 de Febrero Nos despertamos -cinco de la mañana- con un bombardeo ensordecedor de aviación, artillería y morteros, que duró más o menos cincuenta minutos. Respondimos con fuego de morteros de 81 mm. Esperamos, en vano, un ataque por tierra. Les tenemos más de una sorpresa a estos vecinos hijos de perra.
Las esquirlas han cortado las líneas de comunicaciones. Estamos incomunicados, por el sistema alámbrico. Viene un trabajo duro para el personal de transmisiones: revisar las líneas a lo largo de las instalaciones que están sordas. A más de lo pesado que es, en sí mismo, este trabajo, hay dos peligros inminentes: peruanos en el área y minas sembradas por el adversario y... hasta por nosotros mismos.
Mi mayor Patricio Gallardo, oficial de Transmisiones -sacrificado en su función como todos los de esa arma cuando están en el terreno es el encargado de velar por los enlaces dentro del "Área Veneno" - nombre con el que lo han identificado a este sector del Alto Cenepa-.
El hombre de transmisiones es como el médico responsable: no hay horario, ni de día ni de noche, para atender al paciente...
Antes de mediodía, nos encontramos con el Teniente Giovanny Calles y su patrulla. Viene de hacer un escudriñamiento en la elevación 1209. El sol perpendicular se filtra entre las
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ramas. Todos buscamos sombras. Tomamos agua de su cantimplora. Por hacer conversación, le iba a preguntar por su padre, nuestro viejo y querido profesor de Matemática en el Colegio Militar "Eloy Alfaro". Pero, más bien, le pregunté si ya se casó. Me responde que sí y que tiene una niñita y un varoncito que lleva su nombre. Este "colorado", fue siempre un muy buen militar y un estupendo atleta.
¡Nos despedimos! Cada cual por su lado, tomó su destino...
Son las diez de la noche. Luego de preparar un café caliente en mi jarro de campaña, del cual compartimos todos, comentamos de lo sucedido en la tarde, cuando fuimos a traer granadas de morteros, a Tiwintza.
No bien salíamos de nuestra base, hubo un combate con las patrullas enemigas que querían infiltrarse a nuestras posiciones. La extraordinaria percepción de un soldado, hizo que identifiquemos a la retaguardia de una columna que iba, por el sendero, a nuestro campamento con intención de atacarnos. Nosotros, sin que se percaten... tras ellos.
Les seguimos, con grandes precauciones, hasta un descenso, donde abrimos fuego a discreción, mientras les gritábamos saludos a su... presidente. La mayoría escapó en desbandada poniendo a "buen" recaudo sus vidas. Otros, valientes, quisieron contraatacar. Les rechazamos con fuego cruzado. Fue horrible la muerte de un peruano mestizo. Del disparo, en el estómago, se le salían los intestinos y él, desesperado y a dos manos, los sostenía, en tanto que sus ojos, extremadamente brotados, nos pedía algo que nadie lo podía dar, mientras le borboteaba sangre por la boca con cada sílaba que intentaba pronunciar...
Tres cadáveres quedaron en el camino. Reconocimos su gran arrojo y valentía. Sepultarlos ese instante: imprudencia, por decir lo menos. Podía haber un contraataque o fuego de algún perdido... Así es esta sucia guerra... ¡Y algo más, maldita sea!.. Los rasgos somáticos de los peruanos son parecidos a los nuestros... Al fin y al cabo, todos tenemos de indios y de españoles... ¡Cholos, nacidos por aquí o por allá!
La situación se tranquilizó por la tarde. Informamos del hecho y en clave recibimos la misión de hostigar en el transcurso de la noche. Cada media hora, un mortero de 81 mm abrirá fuego, por el sector que creemos están reagrupándose. Desde la una de la mañana y hasta las cuatro de la madrugada, alargaremos el fuego desde la retaguardia de Tiwintza, hacia el oeste, que suponemos puede estar ocupada. Ojalá estos morterazos hagan sus estragos. Para qué se meten a invadir territorios bien defendidos.
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Retornamos, con cautela, al sector del combate. Las bajas de los que atacamos a medio día debieron ser algunas. A más de los tres muertos, encontramos dos más, les dimos humanitaria sepultura. ¡Día cruel... descansaré un rato...!
Nuestra posición, en esta madrugada, está más resguardada que nunca. La tropa, en sus puestos, dormita la vigilia. Al disparo de los morteros y desde sus inclinadas bocas se ilumina, temporalmente, el área. Es cuando, los techos de plásticos de las trincheras individuales, semejan brillantes planchas del mejor acero, sin embargo, pese a su liviandad, sirven para protegernos de las lluvias.
Tenemos gran seguridad perimetral. Bueno, aquí estamos ¡cabrones!; vengan por donde quieran...
Se escuchan detonaciones enemigas, no sabemos dónde están cayendo sus malditas bombas y granadas. De seguro están "horquillando" el fuego de sus armas de tiro curvo. Un disparo largo, uno corto; ahora, el largo más corto y el corto más largo hasta dar en el blanco. ¡Ojalá su bombardeo no venga acá!
Continúan las explosiones a la distancia. ¡Dios y mi trinchera me protegen!.. Me vuelve el sueño... Nos vemos mañana... ¡Chao!
Antes de apagar mi linterna, me percato que en mi "bunker" se han arrinconado mi mayor Edgar Narváez, Matías Villalba, Johny Amores y Byron Martínez. Cual más cual menos, coro de leones rugientes, denotan, hasta de dormidos, su "gran espíritu de guerra": ¡otro fuego de ronquidos terribles! Les observo con ternura y cariño filial...
Cada uno de ellos -como cualquier ciudadano ecuatoriano- hace dos meses y lejos de aquí, trajinaban su mundo de deseos, de aspiraciones, afanes y sueños... Más hoy, en este sector alrededor de Tiwintza, pedacito de jirón patrio en la Cuenca del Río Cenepa, como buenos profesionales, sólo proceden bravos y valientes, audaces y sacrificados, en el cumplimiento del deber...
Siento afecto y hasta compasión al verlos dormir como niños grandes... ¡Dios bendiga su sueño y sus vidas!
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Lunes 13 de Febrero Amanece, son las cuatro y media de la madrugada. El silencio del enemigo nos preocupa.
Ya no atacan por aire sus locas naves. No persisten con los tiros curvos de la artillería y morteros, ni han retornado las infructuosas y duras oleadas de sus tropas terrestres. Tengo la corazonada que se están concentrando al este de Tiwintza, para incursionar con una operación en grande. ¡Sería muy peligroso! En fin, aquí estamos. Por lo pronto, voy a prepararme agua con raspadura o "Fresco Solo" y un puñado de pinol.
Son las seis de la mañana. El sol se filtra por las cortinas de los árboles, levantando el vaho neblinero del misterio y la melancolía. Bueno... en estos momentos pienso mucho en mi familia. Deseo que Pedrito esté ya saliendo a la Escuela, con el sacón que le obsequié en su onomástico y que tanto le gusta portarlo. Que su abnegada madre -la esposa del sol-dado es muy sacrificada- le esté auxiliando en los deberes y en sus comidas. Un beso desde este campo de combate, les envío mi cristiana y lejana bendición. ¡Adiós! ¡Cómo les quiero y les extraño!
La artillería, retumbando cielo y tierra, desde media mañana, descarga odio todo el día. Están realizando ataques masivos. Felizmente, sólo un disparo acertó en nuestra posición, luego, alargaron los fuegos. Nosotros, también repelimos, pues, el sargento Héctor Guatatuca - observador adelantado- localizó enemigos; abrimos fuego con los morteros de 81 mm. Esperamos haber dado en el blanco. No sólo para destruir y matar, sino -ironíapensando "en lo que cuesta" cada tiro fallido...
Llegó, de paso, el teniente Byron Borja, el artillero que derribó un avión y un helicóptero con sus misiles. Bajó, contento, de la montaña. Hoy tuvo su relevo: los tenientes Ramón Urbina y Fredy Vásquez. Artilleros antiaéreos que con cinco voluntarios y cuatro reservistas y algunos misiles, van a ubicarse en la posición denominada "Baigón". El joven artillero relevado, pese a su ostensible cansancio y la empalidecida cara de muchacho bonachón, irradiaba confianza y felicidad. La satisfacción del deber cumplido y el caro deseo -dos meses de combate- de salir a ver a su familia, lo tienen risueño. ¡Se lo merece, si señor! Y...¡Puf¡..Tomar un baño... está tan sucio... ¡Lo necesita, por favor!
Los peruanos, desde que fueron derribados sus helicópteros de combate y aviones supersónicos, no han repetido los vuelos diurnos con la misma intensidad. Más, por las noches, continúan con mayor vehemencia -por aquí y por allá-, en misiones repetidas de bombardeo.
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A medio día hipos, carreras, sobresaltos, comida regada y comida recogida, fue el almuerzo, interrumpido por los malditos disparos.
A las cuatro de la tarde -gran alegría, protegidos en su movimiento por dos helicópteros "Súper Puma", se incorporan a nuestra área de responsabilidad un grupo de reservistas que ayudarán a la logística. También llegaron -venían de retaguardia- el resto de la Compañía de Operaciones Especiales de Papá Oso y dos médicos bien equipados: doctores Sebastián Benítez y Jefferson Pérez. Civiles patriotas que trabajan en el UTIM y que voluntariamente entran a ser útiles por su País. Ellos le ayudarán al teniente Carlos Verdesoto, nuestro médico que, con sus dos enfermeros, no se alcanza con tanto herido y paciente...
¡Buena falta nos hacían todos y cada uno de los recién llegados!
Por las trincheras, corrió una mala noticia. En la recta de Coangos fue interceptado y emboscado el reparto de mi mayor "Chovi" Fernando Hidalgo, cuando se dirigía a Base Sur. Seis heridos y él perdido, es el momentáneo resultado.
Estuvimos muy preocupados, pero cuando la sinfonía de los grillos nocturnos comenzó, ya nos informaron que ese buen compañero y soldado fue rescatado, después de tres horas. Ya se encuentra con su gente, sin novedad. Los heridos en esa emboscada, fueron evacuados. Esperamos que no haya desenlaces fatales. Estoy más tranquilo por lo de mi mayor "Chovi" Hidalgo. Aquí se sufre por todo y por todos...
Nos disponemos a pasar la noche, siempre, con grandes seguridades en el improvisado campamento.
Minas "Claymore" -bocas sonreídas para la muerte-, cubren las rutas de entrada, en espera de castigar con sus dardos de muerte, al enemigo que caiga en su trampa. Fusiles y ametralladoras, esperan que alguien hale el impaciente gatillo, para repiquetear exterminio. ¡Todos atentos! La moral de oficiales y tropa es alta, contagiosa y estimulante.
Sabemos que este suelo es de ancestral presencia nacional. Sus primeros habitantes, la familia ecuatoriana Tiwis, lo bautizó con su apellido al asentarse a las orillas del río -wintza en quechua significa río-. En conclusión, ya lo ven, Tiwintza, viene a ser río de los Tiwis, río y territorio de nuestros indígenas orientales. ¡Suelo ecuatoriano!
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Juan Francisco Donoso Game
Esta porción del Alto Cenepa, es el principal objetivo del nipón Fujimori, para asegurar su campaña electoral. Ya anunció -miente o le hacen mentir- que tropas peruanas han conquistado Base Sur, Tiwintza y Cueva de los Tayos: ¡El populismo, manipula los falsos sentimientos nacionalistas!
Pero... ¡El juramento está echado!. Amparados en la verdad, lo defenderemos hasta la muerte.
Martes 14 de Febrero El día de hoy, tranquilo y divertido como ninguno. Sólo nos llegaron tres morterazos. Venían con su característico silbido. Desde las trincheras, les contestamos con un "yucazo", mientras continuábamos en nuestras labores de rutina: arreglo de las posiciones y trincheras, limpieza del armamento y, para los centinelas adelantados, alerta para evitar sorpresas.
Estamos conscientes y debemos reconocer los esfuerzos del pueblo ecuatoriano para armarnos, teniendo, como tenemos, tantas necesidades. Con semejante vecino, una condición bélica disuasiva y defensiva es la que conviene a la Patria. Hoy les hemos "faltado el respeto" a los soberbios. No ha sido la cosa "un ejercicio o una maniobra de instrucción de no más de ocho días", como manifestó, arrogante, el Jefe del Comando Conjunto peruano.
A media mañana, hubo la grata y sorpresiva visita de periodistas internacionales y nacionales. Entraron acompañados por mi teniente coronel Luis Bolívar Hernández. Con esta decena de reporteros, de diferentes países y, como siempre, cumpliendo su labor con responsabilidad, Diego Oquendo y Alfonso Espinoza de los Monteros, llegaron a trabajar. Se dieron -también nos dieron- un baño de popularidad. Entrevistaron a los oficiales y a todo el personal: afectuosamente, nos acompañaron un buen momento.
Centenares de veces, en diferentes ceremonias y variados escenarios, portando los más elegantes uniformes para merecer el acto, hemos llevado la vista al Pabellón Patrio, para contemplarlo desplegado y hermoso entre los sones de bandas y canto del Himno Nacional. Siempre nos hemos emocionado. Más, como esta vez, en las laderas del Alto Cenepa, nunca...: ¡Cómo brota el corazón!
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Juan Francisco Donoso Game
Sucios de sudor y lodo, mal formados en la desaliñada ladera, gritando entre lágrimas el ¡Salve, Oh Patria, mil veces! !Oh Patria. . ., veíamos como subía -por largo chaguarquero y fea soga- el Tricolor Ecuatoriano para, con lo mejores amarillos, azules y rojos, flamear todo su esplendor de dueño y señor de esta comarca acariciado por los vientos de Tiwintza. En sus pliegues, flota el alma de la nación con todas sus aspiraciones, sus alegrías, su dignidad y su tristeza: nosotros, bajo de ella, reafirmábamos fidelidad eterna a la Patria.
Los periodistas extranjeros, sobrecogidos, nos miraban respetuosos, con brillo en sus ojos extraños.
Su presencia fue importante para demostrar a América y al mundo que, aunque pequeños en población y en tamaño, los ecuatorianos no hemos retrocedido ni un paso en la defensa de nuestra soberanía frente a un gran poderío bélico que quiere, una vez más, avasallar con prepotencia.
Con la certeza de los "GPS" -aparatito satelital- rio que con matemática certeza, da las coordenadas del punto en donde se hace la lectura- y con la explicación de mi teniente coronel Luis Hernández, en la carta topográfica, fuimos convincentes en señalar que Tiwintza, el de la familia ecuatoriana Tiwi, el de la Cuenca del Alto Cenepa, es el único de la Amazonia. No sólo es el mismo del que se trató en Itamaraty -las coordenadas que certificaban los mismos datos-, sino que es el mismo ecuatoriano de ayer, hoy y siempre.
Un periodista extranjero me obsequió una cajetilla de cigarrillos rubios:
- Se lo doy por el día de la amistad.
Gracias por el regalo y gracias por recordarme que hoy miércoles 14 de febrero es el día, también, de los enamorados. -Cariñosos recuerdos a mi esposa, de la que siempre estoy enamorado-. Pero el mismo periodista -flaco, pelo largo de melcocha, cara con barbas hirsutas y oliendo los sobacos a "Lavan- da"- me hizo una pregunta con sabor a ironía:
- ¿Qué nombre le pondría Ud. a esta guerra?
Aplasté contra el suelo, con mi bota, el "Malboro" recién encendido y me retiré. -Ergo: no se debe tener imprudentes reacciones con la prensa-.
38 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
"Comiéndome mierda" por su pregunta pende- ja... me fui a dialogar conmigo mismo, detrás de un árbol.
Miércoles 15 de Febrero En la mañana se escucha un helicóptero sobrevolar toda la zona. No sabemos si es nuestro. Por si acaso los misiles le apuntan. El día se presenta bastante tranquilo. Nos visitaron más periodistas. Yo no bajé. Me encontraba muy ocupado. Estaba viendo algo que trajo un Comando de un patrullaje. Hay cosas que en este diario no se las puede narrar... ¡La guerra es bárbara y sucia!
Por la tarde llegaron en el último vuelo diecisiete ecuatorianos de la comunidad Shuar. Son los Arutam: los ángeles de la selva. Su espíritu guerrero levantó la moral de los soldados. Fueron calurosamente recibidos. Los paracaidistas les tenemos mucho afecto y respeto a los Shuar. El creador de los Iwia y ahora de los Arutam, fue el coronel Gonzalo Barragán -papá Arutam- que también fue Comandante de los paracaidistas y de los comandos, en la década pasada. Desde allí, la identificación y su forma ortodoxa de combatir, los identifica como grandes camaradas. Buen número de soldados Iwia, han hecho cursos de formación militar en la Escuela de Fuerzas Especiales. Las experiencias benéficas son mutuas.
Por el conocimiento y dominio de la selva, serán -no hay ninguna duda al respectovaliosísimo aporte para el cumplimiento de nuestra misión. Entre sus virtudes, las principales: dominar la selva en toda la extensión de la palabra. Expertos en orientación y supervivencia, trabajan por la noche casi como de día. Descollan en materia de escondites y emboscadas. Son agresivos por formación y capaces de atacar en todas partes... En trabajos en conjunto con los comandos y paracaidistas, cualquier misión especial tiene todas las posibilidades de éxito.
Fueron asignados a cada reparto los Arutam. Se les hizo conocer la misión, los planes y recibieron disposiciones para su mejor empleo. Los dividimos en cinco grupos, pero como la noche está iluminada por un cuarto de luna, se retiraron a conversar.
Dialogaban, en posición de cuclillas como es su costumbre. El cigarrillo pasaba de mano en mano. Mientras hablaban en su lengua, se les notaba exaltados por algo. Su jefe de grupo, el sargento Armando Antuni, los trataba de apaciguar... ¿Cómo no quisiera conocer qué dicen? Al final -el ambiente se puso pesado- sus ternillas abiertas oteaban los olores de su selva y sus ojos rasgados y llenos de un brillo extraño, algo prometían o algo amenazaban...
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Juan Francisco Donoso Game
Antes de "arrimar mi extremidad de dormir" como dicen las tropas, sintonizo HCJB "La Voz de los Andes" en mi "Compañerito" -así lo bauticé al diminuto de transistoresprocurando escuchar las ultimas noticias de la capital.
No se han registrado incidentes en ningunos de los bandos en combate. Se está materializando el cese de fuego desde las doce horas del día 14. Nosotros recibimos esa disposición de parte de mi general Paco Moncayo y la estamos cumpliendo a rajatabla. Ojalá concluya esta guerra.
Introduzco al radio en su bolsita de plástico para que no se moje y se silencie... Un beso, atrasado, a la familia por el día de los enamorados. Busco una estrella mensajera... Todo está muy obscuro y... Dios mediante, hasta mañana.
Me despiertan. Son las once de la noche. Me reporto por la radio:
- Aquí Pato Negro... ¡Cambio!
La disposición la recibo claramente. Consolidar el dispositivo y mejorar las posiciones. Cerrar todas las avenidas de aproximación peruanas y sus rutas de abastecimientos. Mantener el constante patrullaje del área. Derribar aeronaves que intenten penetrar espacio aéreo del dispositivo. Atacar inmediatamente al enemigo que intente consolidarse en el terreno. Mantener informado al escalón superior.
¡Más claras no podían ser las órdenes; Se reafirmaba... De aquí en adelante, todo dependerá de nosotros.
Jueves 16 de Febrero Salimos muy temprano a la base de Tiwintza; está a mil metros de aquí. Pasamos todo el día en ese sitio que es tan importante para todos los ecuatorianos. Aquí, en este pedazo de territorio se fija nuestros empeños de dignidad, valentía y entrega total. No hay soldado que no esté dispuesto a lo que sea por esa palabra: dignidad.
Una patrulla de la Compañía de Operaciones Especiales fue a rescatar el cadáver del sargento Segundo Chimborazo Talahua, que había quedado en una pica del Cenepa, cuando el 31 de Enero, la patrulla del teniente Napoleón Camacho -el valiente sargento era parte de
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Juan Francisco Donoso Game
ella- combatió con tropas peruanas infiltradas en nuestro sector. Logramos llevarle, a costa de mucho esfuerzo y dolor moral, hasta Tiwintza. Un helicóptero "Lama", trasladó los restos mortales de este valiente. Fue muy triste... Falleció sacrificándose por su Ecuador y peleando, valerosamente, por la heredad territorial. Así son los malditos y lamentables casos de esta guerra. Hoy fue él, mañana...
Cuanto heroísmo se vive diariamente por aquí. Entiéndase por heroísmo el gran esfuerzo que hace el soldado para realizar actos extraordinarios y hasta exponer su vida en beneficio de sus compañeros de Ejército, de su Patria. Sólo pensar en lo que significa caminar, con la zozobra de muerte, entre una selva traicionera, con enemigos emboscados dispuestos a abrir fuego al primer ruido...
Fuimos visitados por mi general Paco Moncayo, mi coronel José Grijalva y mi teniente coronel Marco Játiva. Después del clásico saludo militar -la manifestación más ostensible del respeto- se dieron los buenos días con el estrechón de manos propio de los paracaidistas. Esa identificación tan simple, cuando es sincera, gusta mucho a la gente por ser sinónimo de adhesión. El respeto y adhesión deben ir paralelos. El respeto, engendra adhesión cuando el jefe está inculcado de nobles lazos de afecto para sus compañeros de cuartel, y la adhesión comienza cuando los hechos meritorios del superior, fortalecen los sentimientos de estimación de todos.
Aterrizaron para elevar la moral de las tropas; su estancia fue, sencillamente, positiva.
Diez de la mañana. ¡Otra vez periodistas en el área!
Su presencia, tan importante la primera vez, ahora está... "demasiado familiar". Al enfoque de sus cámaras, parecemos bichos raros. Sabía que no estaría "el melcocha de los tabacos", pero lo busque, infructuosamente, entre grabadoras y cámaras. Quieren las fotos y reportajes más sensacionalistas y nos hacen, a veces, algunos -felizmente no todos- las preguntas más imprudentes e inoportunas. Estos deberían volver a sus universidades a repetir algunas materias o hacer el curso de reporteros de guerra.
Un periodista que no posee criterio y que anda tras "la gran noticia", es una amenaza con Patente de Corzo.
A propósito de ¿Cómo lo llamaría Ud. a esta guerra?, reconozco que no hubo ironía en la pregunta del "melcocha". El periodista que nos visitó, quería la primacía para bautizar a esta contienda con un buen nombre.
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Juan Francisco Donoso Game
La Guerra Santa. La Guerra de los Cien Años. La Guerra de los Cuatro Días. La Guerra del Desierto. La Primera y la Segunda Guerra Mundial. La Guerra de las Malvinas. La Guerra Fría. Tanto nombre falso puesto para identificar a semejante barbaridad humana en la que el hombre es lobo del hombre. Para algunos periodistas, para que sea una buena guerra, más que saber quién tiene la razón, necesita un buen nombre. Todavía la del Alto Cenepa no la tiene. Seguramente para la prensa internacional, todavía, no es ésta una buena guerra. Pero en fin, viendo mis botas y mi ropa, yo ya la bautizo: ¡La guerra del lodazal!.
Todo fue que salgan del área los helicópteros con los reporteros, cuando comenzaron a tabletear las ametralladoras enemigas: ello nos alarmó a todos.
Un contacto radial con una patrulla, informó que había sido localizada una base de peruanos. Más tarde supimos que la misma patrulla fue emboscada... Hasta el momento no conocemos resultados.
Hace un rato me acerque a dialogar con Armando Antuni, jefe del grupo de Arutam que llegó ayer:
- Deseas un cigarrillo, Armando. - Gracias mi capitán, préndele. Yo no tengo fósforos. - ¿De qué hablaban ayer mientras estaban reunidos? La lumbre iluminó el rostro tenso del Shuar. - Si te incomodo, no me contestes• Continué
- Bueno... Nosotros diciendo que si soldados que tienen sus familias en interior, vienen bravos y machos a pelear por estas tierras, con mayor razón nosotros que somos nacidos y dueños de esta selva. - Pero... ¿sólo por eso estaban tan molestos?
El humo ahuyenta a los moscos que nos acosan. Son manchas de arenillas y anofeles hambrientos.
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Juan Francisco Donoso Game
¡No!. Es otra cosa... Vos no conoces como pensamos los Shuar. Ellos quieren hacer tzantzas de todo peruano que vean. Yo dije no, no...que no es de Cristianos... Ellos, diciendo que yo no les joda, que ellos no tienen mi religión... Que ellos respetan el mandato de los ancianos que les trasmitieron el poder y los secretos de la guerra y la sabiduría antes de entrar al combate. Ellos, definitivamente, cortarán la cabeza para tzantzas... ¿Cuántos saltos en paracaidistas tienes? Preferí interrumpir y cambiar de tema, pues, Armando estaba muy perturbado ante sus bélicas costumbres ancestrales...
- Me quedé con cincuenta y dos el año anterior. En mi grupo soy uno de los que más ha saltadoSu sonrisa habla de su orgullo como paracaidista. Su rostro cobrizo tiene dignidad y fuerza.
Este Iwia, que está al mando de los Arutam, tiene una formación militar desde el año 1980, cuando se formó un grupo élite con guerreros nativos de la amazonia. Se buscaba fusionar las técnicas militares y modernas con las particularidades propias de los Shuar: el tiempo les ha convertido en uno de los mejores combatientes en la selva.
El término Iwia, salido de la mitología Shuar, quiere decir Demonio de la Selva. La sumatoria de sus potencialidades individuales -extraordinarias en su hábitat- más el adiestramiento militar y la utilización del material y armamento en dotación de nuestras Fuerzas Armadas, con una mística de patriotismo que el coronel Barragán supo imprimirlos, ha producido un combatiente de primera, del que ,se siente orgulloso nuestro Ejército y el pueblo ecuatoriano. Estos, hacen honor a su identificación: ¡Demonios de la Selva!
Por la noche y antes de ir a mi "suite", escucho la "HCJB" en una radio 4031. ¡Perú no ha firmado la Paz y por ende la guerra continúa! ¡Son unos hijue-putas!
De seguro que se aprovecharon de nuestro cumplimiento al cese de fuego, para reorganizar sus fuerzas en desbandada y reorganizarse en material y personal. Fijo que van a continuar con los ataques.
- ¡Que el Señor nos bendiga por ingenuos! Adiós.
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Juan Francisco Donoso Game
SEGUNDA LIBRETA Amigo, otra vez de vuelta. Abro este segundo diario.
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Juan Francisco Donoso Game
Viernes 17 de Febrero No hubo nada en especial, escuchamos las mismas noticias: Perú no firmó el acuerdo de Paz. Tampoco aceptó un cese temporal de fuego -a insinuación de la Cruz Roja Internacional- para evacuar cadáveres en la zona. El olor de los cuerpos en putrefacción se lo detecta a la distancia. Es inhumano pensar que los pobres soldados deban ser carroña de los animales, por el pecado de defender una causa o simplemente, por cumplir una orden. Al realizar patrullajes, en más de un sitio, se encuentran muertos o fragmentos de cuerpos destrozados en estado de descomposición total: más de una vez nos correspondió, humanamente, enterrar a los peruanos...¡Insensibles, sus compañeros!
Por acá la guerra continúa, pues, siguen atacándonos y las actividades bélicas se las ve a cada instante.
Cuando al desplazarnos en los patrullajes de reconocimiento se detecta la presencia de aéreos, inmediatamente, nos "congelamos" bajo un árbol o un chaparro, hasta lograr su identificación. No vaya a ser una aeronave peruana que, al localizarnos, se lance en picada disparando sus ametralladoras o nos "ploteen", para ordenar fuego de artillería o de morteros.
Recibimos raciones de combate americanas. Nos proveen "las mulitas", apodo con que se les conoce a los reservistas. Valiente y sacrificada gente, encargados de traernos los abastecimientos por semejantes lodazales. Con cuestas, resbalones y caídas, en horas y hasta en días inacabables llegan con alimentos, munición y medicinas. ¡Salud bravos muchachos!
Volviendo a lo de las raciones de campaña americanas, éstas no tienen nuestro "bouquet", pero dimos cuenta de ellas en tiempo récord. Las malas lenguas dicen que son portadoras de algún producto que hace bajar o desaparecer los deseos sexuales. Sea o no verdad, en estas trincheras no tenemos tiempo para soñar en féminas. ¡Burlas, sí!
Los paracaidistas y comandos ecuatorianos son una tropa muy especial, dispuesta, en las horas libres, a compartir la charada y llenarse de carcajadas; mas, en los instantes de la "seriedad", son combatientes de primera.
En el almuerzo, a propósito del asunto de las raciones, los soldados no pararon de embromar al soltero Apolinario Páez.
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Juan Francisco Donoso Game
Que el sargento solterón sólo se alimenta de raciones de combate y por eso, cuando ve una mujer, busca en ella la marca de la fábrica, el gatillo, el porta fusil y la cartuchera. Que para él, hay mujeres fusil, mujeres ametralladora y hasta mujeres escopeta. Que una mujer escopeta le "pateó" en el hombro y que con una mujer fusil, tuvo un tiro fallido. -Claro que el bravo sargento Apolinario Páez, no se encontraba presente-. Este ánimo es bueno y es termómetro de que su espíritu militar y, por ende, el combativo, lo tenemos en su punto. ¡Tropas que ríen en los momentos de descanso, a la hora del combate tienen la moral alta!
Sábado 18 de Febrero Muy temprano, escuchamos las clásicas detonaciones de combate.
A los golpes secos de las bombas y granadas -vienen acompañadas por un silbido macabrose suma el ra ta ta de las ametralladoras y fusiles, manteniéndonos en una zozobra que ya la hemos dominado. Están luchando cerca de Tiwintza. Sí, Tiwintza es una base de operaciones ecuatorianas, su defensa no sólo está en ese destacamento sino en sus alrededores y puntos críticos. Una patrulla al mando de mi mayor Eduardo Vaca, del Grupo Especial de Operaciones, ha sido atacada en un sector muy importante, denominado Montañita. Los peruanos quieren desalojarlos de esas posiciones, para continuar hacia Tiwintza.
El capitán Fredy Narváez, con doce hombres de su reparto, salió a reforzarlos y se trabaron, también, en contienda. Parece que los soldados peruanos son numerosos. En cinco minutos -luego del clásico parte al inmediato superior- saldrá Papá Oso, con un grupo, para apoyarlos. Está muy tenso. Jamás lo vimos así. Justificable. Es su hermano el que está combatiendo. Entre paréntesis, es un error, enviarlos al mismo sector del frente de combate, a dos hermanos...
Los del mayor Vaca, se habían aferrado en un combate de encuentro con disparos a corta distancia. Los segundos, los de Fredy Narváez, están prontos a reforzarlos, posiblemente, tengan que afrontar el combate cuerpo a cuerpo. ¡Vaya Ud. saber lo que suceda en la tupida y enmarañada selva!
Cuando llegamos, los ayes por doquier, daban cuenta de los heridos. Las lesiones, especialmente de las bayonetas, producen un dolor insufrible y los enfermeros están
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Juan Francisco Donoso Game
ocupados en taponar heridas. Los paquetes sanitarios individuales se habían terminado y los nuestros, cuando llegamos, de algo sirvieron.
Buscamos enemigos para exterminarlos, pero ya habían salido o ya les habían sacado del área. Dos peruanos, que estaban tras un tronco, nos obligaron, con su actitud agresiva, a que los liquidemos. No murieron inmediatamente... Uno de ellos rezaba...
Los peruanos, también, han metido tropas especiales para combatir en esta lucha. Parece que tienen experiencia en combate irregular, por lo de Sendero Luminoso, pues, algunas de sus actitudes militares es de soldados profesionales bien adiestrados para esa clase de contienda.
A nuestros heridos los evacuamos, un poco a retaguardia, para atenderles con mayor tranquilidad y eficiencia. Dos Equipos de Combate reforzados nos dieron la seguridad perimetral, para no recibir sorpresas del adversario. Realizadas las primeras curaciones a nuestros camaradas -asunto que nos demoró un buen rato- retornamos, bastante tarde, al campamento.
Un helicóptero -qué eficientes profesionales son nuestros pilotos del Ejército- esperaba listo para llevar a los heridos más graves.
"Tarzaneando" y a "full", el "Lama", se perdió por entre los árboles; llevaba a quienes necesitaban de otro tipo de cuidados, aquellos que no estábamos en capacidad de proporcionarlos.
Cuarto de hora de retraso nuestro o del helicóptero y la obscuridad total hubiera complicado esa operación. ¡Es indispensable la precisión!
Pese al dolor que nos embargaban las bajas en combate, tuvimos una pequeña alegría.
El helicóptero nos había traído encomiendas.
Una carta de mi familia, bajo el poncho de aguas, la leí más de una vez con ayuda de mi linterna, para que no se vea la luz. ¡Ojalá me quede tiempo... debo contestarles lo más pronto! Les quiero mucho, no saben lo motivado que me siento, para continuar en pie de lucha.
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Juan Francisco Donoso Game
Creo que no hay noticia más esperada, ni carta más bien recibida, que aquella que llega a la trinchera del combatiente. Cuántas veces -en el fragor de la lucha- se la busca, empapada de sudor, para leerla, para sentirla cercana a lo que uno tanto quiere.
Estoy impresionado. Este día ha sido muy duro. Las escenas serán difíciles de olvidarlas... Bueno... me llaman por la radio para darme disposiciones:
- ¡Aquí, Pato Negro! Cambio...
Salgo para cortar una columna peruana que avanza. Nos guían los Arutam y los visores nocturnos. El resto de la patrulla, encolumnada, guiada por la cinta luminosa que se distingue en la gorra del que va delante, camina cautelosa.
Llegamos al lugar donde estaba el capitán Ronald Contreras con una patrulla reforzada. Ya había dispersado al enemigo. Nos narraron que mataron a dos y que otros fueron heridos.
La noche ha entrado con toda su obscuridad. Tenemos que improvisar una base de combate. Nos acomodamos en la selva, como tantas veces lo hicimos en instrucción de Comandos. Sólo los grillos parecen estar dispuestos.
Cuidamos de la seguridad perimetral. No sólo con los centinelas, un tantito adelantados, sino con trampas anti-personal. Luego, acostados y en círculo -cada cual tiene un frente que responder- apuntando las armas en dirección del avance enemigo. Muy cerca de las manos, granadas y puñal. Nadie puede gatear y peor caminar erecto. ¡Aquel que así lo haga es enemigo y hay que darle lo que corresponde! Con las "eslingas", nos amarramos, ligeramente, para sentir que, con un halón, nos despertaremos unos a otros. Esta cuerda reglamentaria en cada combatiente- sirve para tantas cosas, como el pañuelo al cuello.
A propósito del pañuelo en el cuello, los soldados de pavimento, creen que de guapos lo portamos. Esta telita tipo bufanda grande, compañera de los comandos y paracaidistas, la cargamos con nuestro uniforme camuflaje color selva -absurdo que la Policía, que está en las ciudades, use camuflaje- y va en el cuello o en la cabeza, dispuesta a ser sudadero, torniquete, cabestrillo, porta cantimploras, primer filtro de aguas sucias, porta fusil o limpia fusil, protector de orejas ante los malditos zancudos y arenillas, trapo para el "cucayo", bufanda para el frío, pañuelo para sonarse y, porque no decirlo -en trincheras no hay ateos-, hasta para enjugar lágrimas de varón.
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Juan Francisco Donoso Game
Dentro de la base de patrullas donde pernoctamos, si alguien tiene que cumplir sus necesidades biológicas, deberá hacerlo en su propio sitio, cavando un orificio, acomodándose como pueda... luego, a taparlo con la tierra. Para evitar los ronquidos que guiarían al enemigo que busca sorprendernos, hay que dormir boca abajo. Y si de dormir se trata, con un ojo abierto y el otro... ¡también por si acaso! Prohibido prender luces, fósforos o cigarrillos. Prohibido hablar; todo con señas convencionales o improvisadas. Para cortar los imprudentes y delatadores estornudos y toses, se presiona la garganta o debajo de la nariz, según el caso. Otro sistema que suele dar buen resultado: empujar con fuerza la lengua contra el paladar.
La noche ha impuesto un silencio escalofriante, la luna llena -faro gigantesco- se filtra por entre las ramas de esta selva milenaria. Ojalá no llueva, aunque parece que viene una sudestada. Este es el único uniforme seco. A nuestros cuerpos, pegados al aguanoso suelo, sólo les cubre el siempre húmedo y sudado traje de campaña. Si no vienen los peruanos, ojalá, tampoco venga ningún bicho o alimaña-
Duermo con sobresaltos. Bobamente se me ha metido en mi cabeza, que los peruanos vendrán a buscarme por ser el comandante de este pequeño reparto...
La noche -boca de lobo- está obscura y tétrica.
Domingo 19 de Febrero Muy por la mañana, "las mulitas nos reabastecieron".
Llegó el Agrupamiento "Alfaro", al mando de mi mayor Diego Albán, otro camarada de Fuerzas Especiales. Viene a relevarnos. Entregado el sector y las consignas; nuestra misión está en otro lado...
Partimos para la "Y", cargados como nadie. Cada uno lleva mil cartuchos de fusil, ocho granadas de mano, dos cantimploras con agua y raciones individuales para tres días. El machete y el fusil de repetición automática -nuestros fieles compañeros- no nos desamparan jamás. Nos turnamos, entre todos, transportando las granadas para nuestras armas de apoyo. Minas antipersonal, para armarlas en sitios de paso obligado, también las cargamos.
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Juan Francisco Donoso Game
Para transportar semejantes pesos en semejantes senderos, donde el lodo pegajoso llega hasta casi las rodillas, se debe tener una estupenda condición física. Y con el enemigo por todas partes, ¡una gran condición anímica! El terreno es selvático en su totalidad y completamente irregular, el suelo es suave y húmedo y, en algunos lugares, se forman pantanos por la exudación de vertientes, las grandes precipitaciones y el excesivo lodo. La neblina, cómplice del enemigo o protectora nuestra -dependiendo de la situación- se presentará en cualquier instante.
La columna, a través de la trocha zigzageante, se mueve lentamente, no tanto por el peso y el mal camino, sino por las precauciones que se debe tener. Vista y oído, -antenas maravillosas-, agudizados en espera de detectar al enemigo y evitar sorpresas. Al suelo, hay que mirarlo detenida y constantemente, para evidenciar indicios de trampas o minas peruanas.
Dos Arutam, van adelante, dentro del grupo de seguridad de vanguardia. Es interesante verlos caminar en la selva, no solamente por ese sentido "cuasi animal" de orientación, sino por su maravillosa vista, oído y olfato.
En un sitio denominado La Piedra, nos detuvimos a descansar. Hace un calor de infierno, la ropa trasudada se aferra al cuerpo. No tengo agua en mi cantimplora. "Condorito", mi fiel mensajero, me facilita compartir la suya. ¡Buena falta nos hacía! Aunque el agua tratada pastillas purificadoras de dotación- sabe a medicina, es preferible ingerirla antes de tener que soportar retortijones y otras dolencias, por beber aguas infestadas...
Tomé contacto por radio, reportando nuestra posición. De aquí en adelante, deberemos tener más cuidado. Entraremos en una zona muy peligrosa. Descansamos diez minutos: es suficiente. Más, no conviene porque se enfría el cuerpo y se comienza a sentir los dolores ocasionados por los correajes de la carga que llevamos.
Sentado en la ribera de este riachuelo, limitado por piedra, bejucos y musgo -bautizado de Culebrilla, por los vericuetos que hace en su caminar- escribo estas líneas, pensando en mi esposa, para decirle que aprecio mucho lo que estoy haciendo y que mi sacrificio es, también, por ella y por mi hijo.
Observo un tronco seco donde han grabado, la cúpula con el rayo -identificación paracaidista- y han escrito ¡Viva el Ecuador! Debe haber sido alguno del Grupo de Fuerzas Especiales No. 26, que estuvo por aquí, combatiendo días atrás. A lo mejor, los de Isaac
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Juan Francisco Donoso Game
Ochoa que tan duros momentos pasaron y donde afloró, con tanta fuerza, la valentía y el sacrificio. O el de Aquiles López o de Lucho Lara que, también, por estos sitios, tuvieron tantos encuentros con los peruanos. Bien lo que hace nuestro Ejército, es por una Patria digna, nueva, como la que dijo Sixto y como la deseamos todos los ecuatorianos.
¡Con el mismo y silencioso "Viva el Ecuador" del tronco, guardo este arrugado diario!
Adelante -son las cinco de la tarde- tomamos contacto con los elementos de seguridad de los Grupos de Fuerzas Especiales 24 y 27. Lo hacemos sin problemas, gracias al "santo y seña" y a las señales convencionales de identificación.
Luego de los saludos de rigor -un viejo árbol de Romerillo en flor nos da amparo- nos reunimos los comandantes, a fin de planificar las operaciones del otro día.
Atacaremos, conjuntamente, la loma 1199. Pero antes, habrá que apoderarnos y asegurar la 1240, puesto que ansían tomarse, paulatinamente, los peruanos. La unidad de pensamiento y acción es, quizá, la más difícil de realizar, pero, no es intrincado ponernos de acuerdo. El objetivo a tomarse es uno sólo y... como buenos profesionales, hablamos el mismo idioma: ¡Cumplir la orden!
Los pasos, aparentemente doctrinarios y escolásticos, permiten planificar, sin omitir nada. Iniciamos con una ligera revisión de la situación que vivimos, especialmente, del enemigo en el área y del terreno. La identificación de la misión a cumplirse es clara y de ella se desprende cómo, cada reparto, ejecutaremos la tarea. Algo de logística y administrativa -a esta altura son muy pobres- se dispone. Antes de retirarnos, para dar órdenes a nuestras tropas, despejamos incógnitas y llevamos a cabo las últimas coordinaciones.
Me corresponde ser una especie de reserva de la Compañía de Operaciones Especiales No. 19.
Sin temores ni miedos, pero con una actitud de respeto al día que vendrá y a los peligros de un combate, escuchamos las disposiciones que, en forma clara, nos imparte, ahora, Papá Oso. A su reparto se lo ha puesto el nombre de mi Mayor Rafael Granda, en homenaje al compañero paracaidista que falleció, prematuramente, cuando acompañaba a ese buen militar y mejor hombre: mi General Carlomagno Andrade.
51 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Mañana, será un día muy duro. Procuremos descansar, para recuperar fuerzas... Por información de interceptación y guerra electrónica sabemos que, a la madrugada atacarán, Tiwintza y sus alrededores. Como siempre, nos defenderemos bravamente. ¡Dios está con los justos!
Lunes 20 de Febrero Salimos, a las cinco de la madrugada, rumbo a la elevación 1240. La luna generosa aún nos acompaña. Estamos detenidos... La vanguardia da alerta que alguien viene... ¡Son de los nuestros! Retornan de cumplir su misión. Se les nota muy cansados. Conversamos con el mayor Luis Silva y el capitán Jorge Merino; en tanto que revisan a las tropas los capitanes Marcelo González, Pepe Pastor y los tenientes Gustavo, "Gemelo", Iturralde y Patricio Cabrera. Traen un muerto en los combates del día anterior. Es el cabo Enrique Analuisa. Valiente en el cumplimiento del deber y en la defensa de su Patria. Me da mucha pena: habíamos estado juntos algunas veces. ¡Era un cumplido militar y un buen instructor!
La selva tiene un silencio tétrico. Uno que otro bicho camina por las hojas y uno que otro macaco chilla a lo lejos. Mandé una patrulla adelantada para reconocer y asegurar un punto de llegada y evitar sorpresas, al arribarlo.
Los muchachos están con mucho "ñeque", sin embargo de portar limitados abastecimientos. Tuvimos que compartir nuestras vituallas y munición con los de la "Y" que, por lo pronto, estaban medio abandonados y desabastecidos.
El silencio no me gusta. Puede haber mucha gente en el área. Por eso han huido los animales. El Arutam me hace notar la peligrosa calma... Su olfato, su vista y, especialmente, su oído se han agudizado al ciento por ciento. El rostro -bronce y caneladenota mucha preocupación. Bueno, Dios bendiga nuestro viaje... Más tarde continuaré escribiendo...
Es cuarto para las diez de la mañana. La pica es un lodazal pegajoso, causino; al fin llegamos al pie de la loma que es nuestro objetivo.
Estamos en una especie de base de partida para el ataque. Escribo, en tanto hacen un reconocimiento adelantado los tres Equipos de Combate.
52 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Al retornar, nos reportan que el enemigo, aparentemente, descansa. Esto es una pesadilla, ya que no podemos pedir apoyo de fuego por las distancias en las que nos encontramos de las armas de tiro curvo. Los peruanos, sí tienen fuego de artillería. Nosotros no disponemos, aquí, en este sector, de esa arma, limitándonos sólo al fuego de tiro directo y al apoyo de los morteros de 60 mm, luego, de darse... al combate cuerpo a cuerpo.
Dejaré de escribir. Ahora voy a organizar mi pequeña mochila porque vamos un poco más adelante y, con el resbalón que tuve, como que algo se ha aflojado...
- Su orden, Rayo Grande -
Pronunciamos con alegría.
¡Ya era hora de atacar y no sólo defendernos! Sé que desalojaremos a esos infelices.
El ataque fue de sorpresa.
Al disparo seco, sin ecos, que voló la cabeza de alguien que fumaba bajo un árbol, entramos al asalto gritando como demenciados. Dos centinelas habían sido silenciados momentos antes. La mayoría de peruanos que creíamos que estaban en el área, seguramente salieron de reconocimiento. Había pocos. Algunos quisieron rendirse, pero lo hicieron en una forma tan rara, que sonaba a estratagema. Otros se dispersaron, loma abajo, por el sitio contrario al que entramos. Seguirlos era imprudente... ¡El objetivo está tomado; eso es lo que importa!
Seguridad perimetral. Búsqueda de prisioneros de guerra. Recopilación de material abandonado. Recepción de novedades de los repartos. Tenemos tres bajas... uno se desangra profusamente... tiene el brazo herido. Los enfermeros hacen lo imposible...
- Aquí, Pato Negro. Sector sur de la Loma 1240, en poder nuestro. Novedades en personal y material, las informaré luego. - ¡OK! Repórtese en una hora.
Escuchamos, a la distancia, la voz de nuestro superior, mi teniente coronel Jorge Costa.
53 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
- A cavar trincheras. Puede haber un contraataque. ¡De aquí no nos saca nadie! ¡Carajo!
Gritó alguien
La noche estuvo tranquila hasta que a las cuatro de la madrugada, que comenzaron a explotar minas por el sector de Tiwintza.
A partir de esa hora, permanecemos acostados, bajo el manto de un amanecer estrellado. La luna tierna se esconde y se descubre entre las intermitentes nubes. Ya nadie duerme. Parece que va a llover.
Lejos de esta loma, se escuchan tiros esporádicos. Si vienen por acá, por nuestras trampas y minas, menuda sorpresa se van a llevar...
Martes 21 de Febrero A las seis y media de la mañana, Tiwintza, fue atacada.
Escuchamos, a la distancia, el fragor. ¡Retumba la selva! Oficiales y tropa, están en sus posiciones en todos los frentes, repeliendo los ataques y evitando la caída en manos invasoras.
Tiwintza está asediada. Ahí están defendiéndola, con sus valientes de la Escuela de Selva, los mayores Fernando Proaño y Patricio Terán; los capitanes Gonzalo Olmedo y Johny Amores; los tenientes Byron Martínez, Giovanny Calle, Jorge Tapia, Uwe Llori, Alex Vinueza y Carlos Verdesoto y el subteniente Robert Frías.
Tras de Tiwintza, en el maizal, con mi mayor Diego Albán y sus tropas, combaten los capitanes: Marcos Castillo, Fernando Alomía y Cristóbal Carrillo; los Tenientes: Nelson, colorado, Bedón, Javier, buho, Bedón, Neto Muñoz, y el otro "Gemelo" Gustavo Iturralde, listos a lo que venga.
54 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Oleadas de huestes peruanas, son rechazadas, tras valientes intentos por cumplir una orden absurda. Para el Presidente peruano y para los mandos militares, Tiwintza se ha convertido en pesadilla y obsesión.
Fuego de artillería, morteros, "RPG-7", ametralladoras y más armas letales dejan escuchar un interminable lenguaje de muerte. Pero, creemos que fueron repelidos profesionalmente por nuestras fuerzas... ¡Ya lo certificaremos!
Nosotros nos encontramos en la parte sur de la elevación 1240, pensábamos ir a la 1199, pero al percatarnos que una columna peruana avanza, Papá Oso decide atacarla. Me ordena que constituya su reserva...
Rogelio, el guía Arutam, me explicó que, a cincuenta metros de nuestra posición, se habían detenido. Con gran cautela, arrastrándonos por el suelo, fuimos a observarlos.
Subían a reorganizarse y arribaban -echando manos a las cantimploras- cansados y sin ninguna seguridad... Venían del sector de la "Y" y eran los que intentaron tomarse Tiwintza y, talvés, mataron o hirieron a nuestra gente. Papá Oso dispuso que, de ser necesario, les de apoyo de fuego y seguridad; en otras palabras, que permanezca atento y observando lo que iba a suceder...
La Compañía de Operaciones Especiales No. 19, con el mayor Narváez, los capitanes Salinas y Contreras, los tenientes Suárez y Benalcázar y el subteniente Flores, al mando de sus valientes soldados, quisieron tomarlos por sorpresa para exterminarlos con furia y revancha. Eran las diez de la mañana. ¡Así fue!
Les dejaron acercarse lo más que pudieron. Los peruanos, venían confiados -supuestamente su base estaba asegurada-. Traían heridos y se les veía fatigados. Parecía que iban a chocarse con los nuestros... estaban bajo las miras de los fusiles. Se detienen. Unos proceden a desequiparse y otros a sentarse. Hacen comentarios, a gritos, sobre el ataque que venían realizando a Tiwintza. Socarronamente comentaban, despertando nuestra venganza:
- Creo que les sacamos la mierda a los monos.
55 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Alguien, con cara de terror, detectó la presencia de nuestras tropas, pero fue demasiado tarde.
Un disparo le voló la tapa de los sesos al que parecía el comandante. Dio tres pasos en redonda antes de desplomarse fulminado. Esa fue la orden para que nuestras tropas abrieran fuego.
Las armas vomitaron muerte largo rato. Los cuerpos daban cabriolas por los aires, para caer en escorzores de tragedia con ayes y quejas. Era increíble mirar como los bultos reaccionaban -cual golpe de trescientas libras en el centro- saltando, impelidos, hacia atrás. Desde nuestro puesto -tribuna bárbara* pudimos contabilizar, alrededor de diecisiete muertos peruanos. Había tantos heridos como ayes salían de la selva...
Los que escaparon de la emboscada, se reorganizaron en menos de quince minutos y contraatacaron nuestras posiciones. La buena ubicación de las armas, dispersó a la mayor parte de ésta columna enemiga formada por cerca de cien hombres, que se lanzó valiente y agresiva. Las bajas peruanas fueron considerables. No sabemos el número; imposible contabilizarlos, solo "ellos" lo sabrán. Cerca de dos horas duraría todo este infierno.
Luego, estuvieron para rodearnos por todos los lados. Amagan por el frente y atacan por los flancos.
¡Sus empeños y arrojos son muy grandes... sus errores también!
Cómo es posible que, un soldado profesional, dispare su RPG-7 al descubierto, con su abastecedor junto a él y desde la posición de pie; para, luego, esconderse tras un árbol, recargar el arma y, vulnerable, querer repetir el tiro. Su imprudencia estuvo en la mira del subteniente. Flores. Otros salían a disparar por disparar. O son muy pendejos o nos consideran un ejército de reclutas, que no sabemos ni el "a b c" de la profesión. Estuvieron equivocados; a ello se debe la cantidad de sus muertos. Más parece que sus mandos les dijeron, vayan y conquisten...
Recibí la orden de sembrar minas, en la zona norte, para evitar posibles incursiones nocturnas. Dentro, nuestra posición está resguardada.
56 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Las ráfagas de fusil, por la noche, luciérnagas perversas, pasan por sobre nuestras cabezas. Un "RPG-7" pega cerca del árbol donde se encontraba mi mayor Edgar Narváez con el capitán Ronald Contreras.
El tiempo corre. Hay ráfagas por doquier. No nos han ubicado con precisión... Quieren que contestemos el fuego para, así, localizarnos y batirnos. Fue lógica y precavida la orden: ¡Disciplina y restricciones de fuego!
Esperamos un ataque por cualquier flanco. Papá Oso, se ha cambiado de lugar y está en la posición con el teniente Guido Galindo. La noche se vuelve más peligrosa. Retumban los disparos de nuestros morteros de 81 mm. Se escucharon encarnizados combates en la Piedra, Base Norte y Tiwintza. En la Piedra está el capitán Jorge Merino, gemelo Silva, en el Cenepa mi Mayor Ramiro Rey y en Tiwintza mi mayor Fernando Proaño. En otros sitios deben estar otros compañeros, pero no los identifico. Cada quien con las suyas, peleando, valientemente, por su Patria.
¡Qué el Todopoderoso bendiga a nuestros soldados!
La guerra, si bien ya no es aérea, los combates por tierra se vuelven más frecuentes y más violentos. Embisten cada diez o veinte minutos en toda el área del Alto Cenepa, con toda su fuerza y poderío bélico. ¡Qué órdenes recibirían estos malditos que están "echando todo en el asadero"!
Gracias a Dios, heridos de gravedad no los hay. En estas circunstancias, serían hombres muertos. Estamos lejos de cualquier evacuación y hasta de cualquier reabastecimiento. Lastimados y contuzos existen bastantes; entre ellos se procuran primeros auxilios. Yo tengo un golpe en el codo izquierdo que no me permite agarrar bien el fusil. Con un poco de mentol chino -medicina que no le falta a mi buen "Condorito"- me pasará...
Ojalá podamos mantener esta posición, por lo menos hasta cuando vengan los observadores. Estábamos, medianamente, con abastecimientos hasta el día de ayer. Para hoy día: restos... No sé qué comeremos mañana. Papá Oso es el más preocupado. Al fin y al cabo, él está al mando y es suya la responsabilidad frente a las tropas.
Me acerco a platicar. Está arrimado a un árbol caído. Él y sus tropas resguardan esta elevación. Ella es muy importante. Junto al jefe, está su mensajero, el "Mono" Fustillos, de la ciudad de Milagro, de ahí su apodo. Soldado responsable y leal hasta la muerte. ¡Como toda esa tropa estupenda que tiene nuestro Ejército!
57 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Papá Oso, alza la vista al cielo y repone:
- Juro ante Dios y ante la Patria, defender hasta el último cartucho y con la última gota de mi sangre. Es bien duro, pero la historia quiso que aquí se pongan nuestros nombres y así lo haremos...
Se calla. Entra en lo que se conoce como "la soledad del mando". Todos los que tienen mando -cuando más autoridad peor- en el conflicto del Alto Cenepa, están preocupados y obsesionados. Los subordinados les comprendemos y les respetamos...
Haciendo eco al mutismo en que cae -llevado por sus responsabilidades jerárquicas- con el soldado Fustillos y "Condorito", nos acurrucamos en la trinchera. Junto a otros sacrificados soldados, vivimos el tic tac de los minutos...
Un viento frío se viene al hueco. Nos estremecemos. En el ambiente hay tristeza, pena y muerte. Agarro con fuerza la medalla cristiana que mi madre depositó en mi cuello con sus manos de mujer trabajadora. En mi recuerdo, está la infinita ternura de sus ojos llenos de lágrimas... La tengo muy presente. Me despidió con una bendición cristiana -como toda madre- murmurando:
- Cuídate hijito, mis oraciones estarán siempre contigo.
Llueve torrencialmente como sólo en esta selva se da. El cielo relampaguea compartiendo con la guerra. La trinchera está inundada. Pisamos en troncos para protegernos del lodazal. No podemos salir para nada... Hay un fuerte olor a evacuaciones y emanaciones humanas. En los orificios, hechos en las enlodadas paredes, las alimentadoras, granadas, cigarrillos y trozos de raspadura, están a buen recaudo. En otro -ventana sin salida- la estampa de Jesús del Gran Poder, puesta por alguien, tiene su altar y cuatro flores marchitas.
- Recemos... Recemos el padre nuestro-
Incita un soldado. Un segundo repone:
- ¡No! Recemos la nuestra. La oración de los paracaidistas.
58 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Con voz grave y decidida, uno, dos, cinco, ocho y más, inician el coro:
Dadme, mi Dios, lo que te resta; dadme, lo que jamás nadie te pide. Yo no te pido el descanso, ni la tranquilidad; ni del cuerpo, ni del alma. Yo no te pido la riqueza. Ni el éxito, ni siquiera la salud. Todo eso, mi Dios te piden tanto, que no debes tener más... Dadme, mi Dios, lo que te resta. Dadme, lo que la gente rechaza. Yo quiero la inseguridad y la preocupación. Yo quiero la tormenta y la fatiga. Y que tú me la des, mi Dios, definitivamente. Que yo esté seguro de siempre tenerlas. Porque no siempre, tendré el coraje de pedírtelas. Dadme, mi Dios, lo que te resta. Dadme, lo que los demás no quieren. Pero, dadme también ¡el coraje, la fuerza y la fe!
Un silencio molesto, presagio de muerte, impera en la trinchera.
¡Hoy, ha sido un martes negro!
59 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Miércoles 22 de Febrero A la luna, en su cuarto menguante, todavía se la ve. Van a ser las cinco de la madrugada. La noche fue -como todas las noches en la cordillera- muy fría. Estuvimos tensos, esperando el ataque enemigo. No vinieron por acá. Atacaron desde la madrugada Tiwintza, ya que saben que los observadores militares viajarán a ese lugar y quieren que, cuando ellos lleguen, los vean de dueños... Eso no se dará. ¡Quienes defendemos Tiwintza, Base Sur, Base Norte, El Maizal, La Piedra, la "Y" y otros sitios, no renunciaremos jamás a nuestra misión!
Por acá, ojalá cambie un poco el panorama. De seguir aquí, sin abastecimientos, entraremos en problemas mayúsculos que podrían concluir en un gran caos. El mando superior, no es que no nos abastezcan porque les falló la planificación o peor porque no tienen o no quieren, sino que en la situación especial en que nos encontramos, les es prácticamente imposible... ¡Deben estar preocupados y sufriendo por nosotros! Estamos aislados y rodeados de enemigos...
Son las siete de la mañana. Parece que fuera las cinco de la madrugada. Está todavía obscuro, la selva tupida, que nos rodea e impide la claridad, nos protege.
El uniforme de "repuesto" está mojado, pero se puede secar en unos tres días. Si hoy no hace sol como en los anteriores días, lo dejaré botado... No botado. ¡No!.. Puede ser mancillado... ¡Lo enterraré!
Percibimos detonaciones de fusilería a unos cien metros; el enemigo durmió a doscientos metros de nuestra posición y no se escucha novedades. Papá Oso tiene la misión de tomar contacto con Pablo Almeida, Chico Vargas y Cuchillo "Loco" Narváez, pero le es muy difícil.
Los peruanos han rodeado la loma en que nos encontramos. Quieren entrar y no pueden. Nos "ablandan" con fuego de morteros. Es un punto crítico para los abastecimientos de ellos, pues, aquí se les corta su paso.
Hay que mantener esta posición. Mi mente está en blanco. No se me ocurre, por el momento, como se solucionará este problema. Ojalá podamos aguantar otro día más...
60 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
- El que se defiende pierde la iniciativa-
Lo dijo alguien que debe haber estado en un caso parecido.
Mi capitán Wilson Salinas, segundo en el mando de Papá Oso, moviendo la cabeza:
- De seguro, estamos más pendejos que pulpos en garaje.
Sonrío por la comparación. El capitán es un ejemplo especial en semejantes instancias, tiene ánimos hasta para gastarse una broma...
Esperar aquí y aguantar lo que venga, con el mismo valor, es nuestra tarea. Nos han atacado varias veces en el día. Han sido rechazados con el fuego cruzado de todos los lados. Otro disparo de RPG-7 llegó a unos tres metros de donde me encontraba y llovían las balas sobre la posición. El fuego de artillería y morteros, conmocionaba y hacía temblar el suelo.
En la tarde, atacaron por el flanco oeste. Les dimos de baja a tres que, locamente, quisieron entrar en nuestras posiciones. Por un rato, estuvieron quejándose. No podíamos hacer nada; ni siquiera auxiliarles para llevarlos de prisioneros. Ahora están muertos igual que otros dos en el sector de La Pica. Uno de ellos era un médico. Le quitamos todas las medicinas e implementos quirúrgicos.
Estamos con una baja: el cabo José Quishpe. Ha sido herido en la pierna, en acto de valentía, mientras resguardaba su posición. Lo está tratando el enfermero con la medicina del ex-médico peruano. Quishpe se retuerce del dolor, a cada rato, pero no se queja. ¡Carajo, es un cholo valiente!
Está más obscuro que nunca. La pobre vista da paso al oído. Estamos escuchando con la mayor atención: rastreando algún ruido extraño.
Mi mayor Narváez, conforma un grupo con catorce del personal de todos los repartos, a órdenes del subteniente Galindo, para conseguir agua en algún riachuelo cercano al pie de esta loma. No llueve, por lo menos, para alimentarnos del cielo. Son las siete de la noche y no retornan. ¡Ojalá no les haya ocurrido algo lamentable!
61 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Ese líquido es vital, todos estamos sedientos. Hasta ayer por la mañana, nos proveíamos de agua lluvia. No sabemos qué hacer... ¡Esto está cada vez más feo! Sin agua, sin abastecimientos, con escasa munición, sin comunicaciones, con un herido que parece que se nos va, una patrulla perdida y los malditos peruanos que quieren entrar y siguen disparando sus morteros, sin haber hecho caso alguno al tal alto al fuego...
Los observadores que estuvieron "de paso", por Coangos, oyeron muy claramente -pese al ruido del tableteo de las ametralladoras y el sonido de explosiones- las órdenes del Comandante de la División de Selva peruana, general López Trigoso:
¡Ataquen Tiwintza y conquístenla!
Nosotros tenemos veinte y cinco muertos y setenta y un heridos. Ellos nos están gritando desde sus tumbas:
- ¡Ni un paso atrás! ¡Siempre Listos! ¡Viva la Patria!
Jueves 23 de Febrero A las diez de la mañana, recibimos la orden de abandonar el área porque va a ser batida con fuego de artillería.
El enemigo se ha concentrado en la ladera sur; evacuaremos la loma por la ladera norte.
La preocupación de Papá Oso nos contagia a todos. No vuelve la patrulla de Galindo. Tampoco podemos dejar a alguien para que les informe que deben abandonar el área. Como tampoco podíamos pedir que se detenga el fuego hasta que retornen... Está en un dilema. Comparte de este particular con mi teniente coronel Eduardo Vergara. El indica -desde su puesto de mando cerca de Banderas- que salgan las tropas del área inmediatamente; pues, la artillería comenzará a disparar; forma valedera para desaferrarnos del enemigo.
Debemos desalojar el área rápidamente, pero si estamos rodeados de peruanos, qué ruta es la más apropiada para salir de la colina...
62 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
¡Saldremos por donde la selva esté más tupida! Como quien dice, la determinación tiene un desasosiego esperanzado...
Nos damos seguridad, mientras descendemos la colina, pensando en el fuego y en el movimiento. Sabemos que si nos trabamos con el enemigo, sólo saldremos si nos dividimos en dos grupos: el uno avanza, el otro que protege con el fuego y... Viceversa.
Los cuerpos de varios soldados peruanos destrozados y esparcidos en la balacera de anoche, nos hablan de la crueldad de esta guerra.
Habían llegado a sólo cincuenta metros de nuestra posición.
Es medio día. Estamos, en este momento, en un alto de la columna, la tensión es muy alta. En cualquier momento caemos en una emboscada. Enemigos, tenemos en toda el área. Dios mío, ayúdanos a llevar a todo el reparto al punto indicado. Con seguridad nos necesitan para defender Tiwintza.
Allá vamos. Estamos avanzando lento, muy lento...
La columna se detiene. Hay alguien delante. Casi lo disparan los de vanguardia. Es un compatriota herido con una esquirla en la cabeza. El Arutam Jesús Ancuash, tiene una lesión en la frente que le ha paralizado el lado izquierdo del cuerpo, especialmente la pierna. Lo encontramos que retornaba casi arrastrándose.
Improvisada camilla; lo transportamos en brazos de sus compañeros paracaidistas...
Se ha desangrado considerablemente. El rostro es de barro cocido; sus labios no dicen un ¡ay!; tiene un raro estoicismo o una insólita forma de sufrir. ¡Impresiona su resignada valentía!
La Compañía de Operaciones Especiales No. 19, con todas las seguridades, avanza lentamente. ¡Es muy duro! Admiro el coraje de oficiales y tropa que sin comer ni beber cuatro días, peleando jornada tras jornada, casi sin dormir, sacan fuerzas no sé de dónde.
63 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Inspirados en la confianza y el afecto -alma y sustento del espíritu de cuerpo- se ayudan mutuamente. Para transportar a sus compañeros enfermos, se turnan. En semejantes pendientes, llenas de lodo y de cruzadas raíces, procuran la mayor precaución, pues, cada caída es un ¡ayyy! de los heridos. Estoy palpando como el compañerismo es el secreto de la disciplina y el orden. Súmase, a ello, el recelo y el temor; el enemigo está por doquier y, en cualquier momento, nos puede disparar.
Escuchamos una mina a retaguardia, es una de las cinco que se dejó. Entendemos que los peruanos nos persiguen como perros de presa.
¡Ojalá hayan volado, con la explosión de la mina, por los aires y se detengan, en sus intenciones!.
No utilizamos los pocos senderos existentes. Vamos abriendo pica por la enmarañada selva. No lo hacemos con los machetes porque suenan sino con las manos, aun cuando se lastimen. Gracias a estas precauciones, no hemos tomado contacto con peruanos, en esta área infestada de adversarios. Excepto con uno que estaba herido en el camino, a quien lo matamos, puesto que abrió fuego intempestivamente.
Un Arutam que se subió a un árbol, lo tenía visto desde rato, cuando nos acercábamos al río. Queríamos llevarlo como prisionero de guerra... ¡Valiente, el pobre infeliz, prefirió morir de un tajo!
Remordidas las mandíbulas, con todos los sentidos atentos, vamos con valor y creo que con la bendición de nuestros seres queridos.
¡Qué alegría! Llegamos a la pica de La Piedra, cerca de las cinco de la tarde. Hemos caminado todo el día. Al fin, un lugar asegurado por nuestras tropas.
Gran sorpresa fue encontrarnos con "Mags" Garrido. Un muy buen oficial y un viejo amigo que, lastimosamente, se retiró muy temprano de la vida militar. Me comenta que se ha presentado voluntariamente, con otros oficiales y tropas de la Asociación de Comandos y Paracaidistas en servicio pasivo, para ser útiles donde la superioridad castrense los designe. Muchos de ellos, están en diferentes frentes de combate y, los más viejos, con actividades importantes en el interior. "Mags", desde días atrás, combate a órdenes de los mayores Hegel Peñaherrera y Luis "Superman" Castro, sus ex-compañeros en la Escuela de Fuerzas Especiales.
64 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Físicamente sigue igual: fuerte y denotando optimismo. Hoy, es un granjero progresista y estudiante de la Universidad en la ciudad de Ibarra. Dejando familia, trabajo y estudios se presentó, espontáneo, a defender su Patria como muchos valientes y patriotas reservistas.
Después de un cariñoso abrazo con sus antiguos camaradas, pudimos comer, tomar agua a los cuatro días y conversar con todos los oficiales de los problemas y dificultades pasadas. Todos concuerdan en que falta más gente combatiente y fuego de artillería en las posiciones; pero nuestras piezas... están, aún, demasiado lejos.
Nos conversan que en el ataque peruano a Tiwintza del día 21, fueron heridos el sargento Washington Grefa y el cabo Segundo Rodríguez y se les daba por perdidos al teniente Giovanny Calles y a un Arutam. Al otro día, se encontró el cadáver del teniente Calles con un tiro en el ojo, otro en el corazón y despojado de todas sus pertenencias.
Giovanny Calles Lascano, ha muerto combatiendo heroicamente por la defensa de Tiwintza. ¡Por la defensa de su Patria!
Sus compañeros, oficiales y tropa, en el centro de la base de Tiwintza -geografía representante de la soberanía y dignidad de la Patria- cubrieron su cuerpo con el Tricolor Nacional y, con lágrimas de valientes en sus ojos de camaradas y amigos, guardaron un minuto de silencio en memoria del Heroico Teniente de Infantería. Quien más lloró -en tanto temblaba de indignación- fue el teniente Alex Vinueza, camarada de muchos cursos, fiel y gran amigo de Giovanny. Para el teniente Vinueza, como para algunos compañeros que tanto le quisieron y admiraron al valiente inmolado por la Patria, será muy dura esta realidad... Habrá que, por siempre, guardar y venerar su nombre y su recuerdo con orgullo institucional...; la Patria y la nación ecuatorianas le deben un eterno agradecimiento... Por lo pronto, aquí, en el Alto Cenepa: ¡al héroe: vengarlo!
El "perdido" Arutam, se ha salvado por la suerte de encontrar una cueva de animales, donde se escondió parte del día y toda la noche del 21. El Shuar observó -en el más absoluto silencio de esa noche-como los peruanos retiraban, por decenas, a sus muertos y heridos...
Mientras quita el lodo a su bota con la punta del machete, "Mags" Garrido, continua:
65 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Si es que salimos de esta guerra, tendremos un cambio marcado en nuestra conducta. La vida es maravillosa, hoy la aprecio más que nunca... Creo ser un buen padre, un buen esposo y un buen hijo. Procuraré ser un hombre más realizado y más hogareño. El teniente Arturo Velasco -silencioso cumplidor de su deber para con la Patria- mientras, con su cuchillo, hace pedacitos un banco de raspadura, con voz franca y altiva:
- Con los compañeros conversábamos y coincidíamos que el auténtico valor es hacer sin testigos, lo que seríamos capaces de hacer delante de la gente. ¡El verdadero valor, es el que le dicta el deber propio! La mayoría de valientes en este conflicto han estado solos con su conciencia, solos en este infierno con olor a muerto, donde nadie podrá presentar "el informe" de sus actos. ¡Su fuero interno: su conciencia... Los crean o no, será su único orgullo!
Comparte el dulce con todos y guarda su puñal.
Viernes 24 de Febrero La noche fue muy tranquila. Hemos descansado y ahora tengo la misión de continuar a Tiwintza.
Un Equipo de Combate, se quedará para reforzar la seguridad y apoyo que "Mags" Garrido y los suyos requieren.
Nos encaminamos con el máximo de cuidado. Tiwintza está rodeada de peruanos, desde hace días.
Llevamos cargando a dos heridos. Como siempre el movimiento de avance es lento y muy cauteloso. La vanguardia hace reconocimientos adelantados. Alternadamente nos convertimos en nueva vanguardia, dando protección al frente, para compartir el trabajo más duro: ir de "punteros". Los Arutam se cambian de vez en cuando. La gente va con todo cuidado dándose seguridad a izquierda y derecha y arriba y abajo. Estamos a unos ochocientos metros de Tiwintza. Es un día caluroso. El sol, en la pica que corre medio despejada, entra filtrándose en la selva y dando sombras y formas de contrastes multicolores. Parecen esas películas norteamericanas del sufrido Viet Nam.
66 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Tres de la tarde. Hemos llegado a Tiwintza sin novedad, gracias a Dios.
Los hermanos Narváez: Fredy y Edgar, al encontrarse, se dan un singular abrazo. A quienes hacemos de testigos de este encuentro, no podemos evitar que se nos humedezcan, un poco, los ojos. Ellos, se contuvieron, seguramente pensando que no es bueno llorar frente a las tropas...
Debemos tener una facha lamentable. Algunas libras de peso se han ido quedando y nuestros rostros, sucios y barbados, tienen las facciones del insomnio. Los uniformes sucios y rotos se han convertido en harapos...
Ya en Tiwintza, apenas llegamos, pasamos a recibir disposiciones de mi teniente coronel Jorge Costa, que había tomado el mando del sector, días antes.
Nos da un saludo de bienvenida y felicita la actuación de las tropas. Procede, luego, a hacernos conocer la situación actual y a reorganizar el dispositivo.
El Grupo de Fuerzas Especiales Na 27 en La Piedra; la Compañía de Operaciones Especiales en la elevación 1209 y La Pica; el Grupo de Operaciones Especiales, como unidad de maniobra, y la Escuela de Selva, continuarán, como siempre, defendiendo Tiwintza.
Yo recibo la orden de salir a ocupar una loma cerca de Trueno Dos, para asegurar la vía que va hacia el destacamento de Banderas. Son las tres de la tarde y debemos partir lo más rápido.
Antes, fuimos, al Puesto de Socorro.
Fue triste ver a la patrulla del subteniente Guido Galindo, aquella que fue por agua el día 22. Habían sido heridos en una emboscada, tanto él como tres de su personal. Llegaron una hora tras de nosotros. Valientes muchachos, combatieron y salieron bien librados.
De paso le visitamos al cabo Carlos Agama que se encontraba convaleciendo de su herida. El 20 de febrero, fue emboscada su patrulla en la confluencia del Tiwintza y el Cenepa y tomado, nuestro tricolor, por los peruanos... Carlos Agama, con actitud temeraria y
67 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
relevante la recuperó, saliendo herido de esa acción. Feliz por su proeza -aunque en el lecho del dolor- sueña con izar la bandera en cualquier ceremonia cívica...
Bueno... estamos para salir a loma Trueno Dos. Después de un momento..., partiremos con todo el ñeque.
Nuestro objetivo, una colina al norte de Tiwintza. Aquí fue donde, hace dos días, ocho soldados nuestros, fueron emboscados y muertos por los peruanos. En aquella ocasión y en una audaz reacción del teniente Miguel Iturralde -digno hijo de su progenitor, ese gran general tempraneramente fallecido fue reconquistada por él y nueve valientes.
Miguelito -diminutivo heredado de su padre-un instante antes de lanzarse al ataque, tuvo que eliminar a un peruano, pese a que temblara su brazo de joven caballeroso cuando apuntaba a la cabeza del centinela, lo hizo... y se lanzó con los suyos, furioso y gritando, para matar al secular enemigo, recuperar a los compañeros, parte del armamento que estaban entrampados en la loma y desalojar al adversario. -"Siempre invoqué a Dios, a mi padre, y siempre los sentí conmigo sabemos que comenta, orgulloso y emocionado hasta las lágrimas, el teniente Miguel Iturralde Maya.
Cerca de donde estamos, pasa la pica que lleva al destacamento de Banderas. Esta sirve para abastecimientos. Por ello y por mucho más, es un objetivo ambicionado por el enemigo que busca tomarse a como dé lugar...
Pasamos por Trueno Uno y compartimos un jarro de leche en polvo y un poco de pinol, con los tenientes Suárez y Flores.
Desde que nos sentamos a dialogar, las hormigas, hicieron de las suyas en nuestras humanidades. Creo que estuvimos en pleno camino de las "arrieras" que, agitadas y bravas, dejaron de transportar hojas para ir a mordernos. Jamás pensé que habrían tantas; el repelente, ya no nos protege.
Preferí retornar a mi campamento lo más rápido posible...
En medio de un denso y antipático calor y a la hora de los zancudos -seis de la tardeacomodamos nuestros bohíos improvisados. En ellos pernoctaremos, no sé por cuántos días.
68 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Nos topamos con mi mayor "Superman" Castro, eficiente paracaidista que hace honor, por su fortaleza, al mote puesto en las aulas estudiantiles. Está con el ojo tapado. Días antes y a la media hora de entrar al Maizal, se "bautizo" bajo un bombardeo peruano; una esquirla le hirió cerca del ojo.
Nos comentó de la posibilidad de enlazarnos con Quito a través de radioaficionados. Con un poco de suerte, a partir de las ocho de la noche, se sale con la capital. ¡Ojalá podamos!
Jugueteando con el dial para salir al aire, fue muy festivo escuchar las barbaridades e insultos de todo calibre que se mandan entre radioaficionados ecuatorianos y peruanos. Alguien dijo:
- Parecen miembros del coro de la casa de la cultura; perdón, del congreso...
Soltamos la carcajada.
De mono hijo de tal y de gallina hijo de cual y otras linduras más se dicen, poniendo al rojo vivo los electrones de las ondas cuando salen al espacio... Hombres y mujeres concursan en insultos de grueso calibre.
Bueno... nos está cayendo un aguacero y empieza a mojarse este diario, que busca ser fiel reflejo, de lo que sucede aquí, minuto a minuto en el mismísimo frente de combate. El plástico está abombado por la lluvia, se romperá en cualquier momento, debo desalojar las aguas. Escribiré más tarde.
Durante la noche hubo alarma en la periferia de nuestra posición; parece que algún peruano quiso infiltrarse y cayó en las trampas produciendo ruidos y alarmando a nuestros centinelas adelantados. Una ráfaga de fusil rompió el silencio despertándonos a todos que prestos empuñamos el arma; luego, la ametralladora del sector oeste, lanzó fuego por dos ocasiones dejándonos pendientes por largo rato...
Mañana sabremos qué mismo pasó.
69 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Sábado 25 de Febrero Son las seis de la mañana. Busco un rayo de sol que me seque un poco los pies. Estos pasaron mojados toda la noche. Además "Condorito" y su mentol chino me aliviarán las picaduras de las hormigas de Trueno Uno.
Hoy vamos a organizar nuestra posición y hacer huecos para posibles ataques, especialmente de morteros. Así, también, hay que efectuar un patrullaje minucioso y rastrillar, en la parte oeste de nuestra área, para determinar si hay enemigos infiltrados.
Los disparos de anoche han cumplido su misión: ahuyentaron a los peruanos que querían infiltrarse. De su intento han quedado dos cadáveres. El uno por una ráfaga de ametralladora, pues ésta, casi lo divide en dos; el otro, con un disparo en el pecho, estaba aún tibio. Una falla en los procedimientos de combate peruanos -seguramente producto de la guerra de guerrillas- es abandonar a sus heridos y a sus muertos.
Las tropas antiguerrillas actúan con procedimientos egoístas e información triunfalista que les perjudica. Son desalmados e indolentes. Inhumanos, no sólo con el enemigo -quizás eso tiene lógica- sino, con sus propios compañeros, que es lo peor-
Recibí la misión de avanzar y dar seguridad a "Baygón" -el área de nuestros misiles que, el día anterior, había sido atacada-.
Iré con el teniente Pablo Benalcázar y su gente, que ya estuvo con nosotros en la matanza del adversario, el día 22.
En este empeño, a lo mejor tomamos contacto con otros compañeros paracaidistas que, desde días atrás, continúan combatiendo en "Área Veneno".
Últimamente, estamos siempre pensando en fulano y en sutano. En dónde estará y, especialmente, cómo estará. Al fin de cuentas somos compañeros de aulas de ese gran sesquicentenario Colegio Militar "Eloy Alfaro"; al que ingresamos cuando apenas teníamos doce años.
70 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Debíamos salir hoy, pero decidí que mi gente descanse un día más. Estamos con problemas de hongos en los pies. Pero si sabemos combatir a los peruanos, no vamos a dejarnos ganar por estos parásitos...
El teniente Pablo Benalcázar se adelanta a "Baygón" a procurar seguridad perimetral en esa área.
Por la tarde, nos organizamos y descansamos tranquilos.
Una patrulla que salió a realizar reconocimientos, se topó con el capitán Yuri Torres y el teniente Pablo Barragán, hombres de Fuerzas Especiales del agrupamiento "Carlomagno Andrade". Ellos iban en dirección a Tiwintza a retirar abastecimientos..., no han comido casi doce días. Se han nutrido -inimaginable océano de vitalidad- de la abnegación a su Patria. Fueron, puestos a prueba: el cumplimiento del deber, la firmeza del espíritu militar y las energías psíquicas al servicio de las circunstancias... También, con sus tropas, supieron combatir valiente y constantemente.
Domingo 26 de Febrero Realizamos tiros de morteros sobre el área que debemos rastrillar.
Mi teniente coronel Eduardo Vergara, ordena suspender el fuego. Las granadas, peligrosas, golpean muy cerca de las áreas propias. No es reclutada de los morteristas: ¡Tras de cada tiro, los platos bases se entierran en el lodazal, desviando de los objetivos los impactos!
Luego del desayuno, salimos de la base e iniciamos el rastrillaje. Agua con raspadura, pinol y tostado son suficientes para el resto del día. En las cantimploras: té con limón. Ayer nos servimos una ración de combate Chilena y fue bastante buena. Ya vamos recuperándonos. Los huesos se están escondiendo.
Todo el día nos ha llovido y la gente está estilando. Sólo los pies parecen estar un tanto secos, gracias a las botas de caucho.
71 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Es medio día. Ha escampado un poco. Hemos caminado por un sendero muy escabroso, para los que van delante la trocha, es piso duro, para los que van detrás, un fangal; no se detectan rastros del enemigo. Debemos cambiar de modalidad si queremos encontrarlos: no iremos por el sendero. Línea recta. Avanzaremos sólo con rumbos de las brújulas y con la innata orientación de los Arutams.
Ahora si hemos encontrado huellas de peruanos, pero la lluvia los va borrando sin poder identificar hace que tiempo trajinaron por aquí. Con suerte, esperamos caerles por la retaguardia. Hay que caminar con mucho cuidado, pisando primero con el talón y luego toda la planta, para evitar ruidos en el desplazamiento. ¡En buena hora el ruido de la lluvia oculta nuestro desplazamiento! Entre todos, nos damos seguridad perimetral; cada cual tiene su frente de responsabilidad. Nuestro transitar es lento. Como dicta la doctrina, la experiencia y la prudencia cuando se hace "rastrillaje" de una área. Al primer ruido extraño nos "congelamos". Inmóviles, con nuestra ropa camuflaje -se prolonga con el mismo el color a la cara y las manos- más algunas ramas que portamos en el cuerpo, nos mimetizamos en el entorno, proveyéndonos, así, de una protección pasiva.
Retornamos muy cansados a la media noche:
- Aquí Pato Negro, reportándose sin novedad.
Estoy tan fatigado, que se me cierran los ojos antes que este diario...
Lunes 27 de Febrero Amanecía y "Condorito" me despierta silbando "dianas". Está junto al mayor Hegel Peñaherrera. Este buen amigo había llegado de madrugada a la base de patrulla. Respetando mi profundo sueño esperó el sol, para meterme una pajita en las orejas y nariz y gozarse de mis fastidios...
-Buenos días mi mayor- Embromando mi próximo ascenso.
Luego del desayuno se despide, sin antes recordarme que hoy es 27 de Febrero.
72 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
¡Feliz día del Ejército ecuatoriano! Que mejor que servirte, querida Institución, cumpliendo nuestro deber y confiando en los planes y en las órdenes impartidas por nuestros superiores. Sabemos que el Ejército es el brazo armado del Estado y la salvaguardia de la nacionalidad y que su fin no es otro que procurar la honra, integridad e independencia de la Patria... Guardamos el íntimo convencimiento de que el honor en las filas del Ejército no es, no puede ser, una palabra vana. Tenemos una fe inquebrantable en la fortaleza de la conciencia moral y la preparación profesional de toda la Institución, para ello, desde años atrás, se ha realizado una enorme, sacrificada y ennoblecedora labor en todos los cuarteles. Nada ni nadie podrá separarnos de ese concepto honrado y firme, lógica consecuencia de la labor de nuestros Jefes y Oficiales -no araron en el mar- que dedicaron largos años de desvelos y de enseñanzas para modelar el sentimiento de honor de sus subordinados y prepararnos para cumplir con la Patria.
Los hechos, felizmente, querido Ejército, nos revelan airosos. Hoy, más que nunca, se ha comprobado que las batallas no se ganan con discursos de señores gritones, reumáticos y adiposos, sino con las armas prestas-
Desde la nueve de la mañana, estamos patrullando toda el área. A medio día llegamos al sector en donde fueron atacados las tropas del teniente Javier Ortiz y que se defendieron tan bravamente. Por doquier, se veían rastros de la encarnizada lucha que se dio aquí.
Encontramos algunos cadáveres peruanos; da pena verlos pudriéndose al sol. Impresionó ver un par de piernas en un sendero. Mutiladas, más arriba de la rodilla, metidas en sus botas de caucho, estaban paradas en la mitad del lodo; habían interrumpido, para siempre, su vocación de hacer camino al andar, como dice el poeta Antonio Machado. El material abandonado, era evidencia, de la precipitación con que debieron huir del conflicto. Fredy Narváez encontró un fusil FAL, lo desarmó para entregarlo... o tenerlo de "recuerdo".
Luego, organizamos la base y salimos para Tiwintza a traer abastecimientos. Nos reciben con un caldo de gallina y una cola, que sería, no hay duda, un rancho especial, por el día del Ejército.
Tras evaluar los trabajos realizados y planificar los de mañana, compartimos con mi mayor Julio Pacheco, segundo comandante del Grupo 24, que visitaba a las tropas. Conversamos hasta casi las once de la noche. Pudimos hacerlo tranquilamente, gracias a un refugio de tipo Viet Nam en forma de codo y para adentro tres metros que nos da completa protección.
Dormiremos, creo yo, sin sobresaltos bajo miles de estrellas y en la mitad de un gran sitio y un gran nombre para todos los ecuatorianos: Base Tiwintza.
73 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Antes de que se me cierren los ojos, concluyo escribiendo que estamos preocupados porque las tropas peruanas elucubraciones de trinchera- pueden atacarnos aprovechando que hoy es día del Ejército, en rememoración a Tarqui y el triunfo de cuatro mil quinientos bravos colombianos -ecuatorianos- sobre diez mil peruanos, allá por el año 1829.
Por la noche, a lo mejor, se les ocurra atacarnos, hoy es una mala fecha para ellos...
Martes 28 de Febrero El amanecer es tranquilo. Los "mulitas" llegaron con abastecimientos; cruzamos impresiones. Alguien, con picardía, preguntó:
- ¿Porqué no vendrán, los plásticos de Urdesa o de la González Suárez, a cumplir la Conscripción ?. - Las moscas sólo están a la hora del pastel... Mejor que no lleguen por aquí. Nos estorbarían por aniñados... En las subidas tendríamos que arrastrarlos y en las bajadas, darles la mano.
Hay sonrisas sarcásticas entre estos valerosos jóvenes ecuatorianos, que cumplen el deber en forma por demás sacrificada y sencilla.
Se escucha una explosión cercana y gritos de:
- ¡Herido!, ¡herido! ¡Enfermero!, ¡enfermero!
Se cortan las actividades. No sabemos qué pasa. ¡Corremos a averiguar!.. Maldita sea..., fue terrible verlo...
El subteniente Devi Salgado de la Compañía de Operaciones Especiales No. 19, cayó en una trampa y está casi mutilada toda su pierna.
74 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Fue desesperante. La hemorragia no le paraba con nada. Con gran valentía y cierta preocupación nos preguntaba:
- ¿Creen que salga de esto?- Y haciendo referencia de la pierna que ya no había -¿Qué pasa con mi pierna; la siento pesada y caliente?
Con gran eficiencia, vino un helicóptero y, en treinta minutos, lo evacuamos.
Son las cuatro y media de la tarde. Nos visitó mi general Paco Moncayo. Siempre es buena y alentadora su presencia. Conversamos un rato, nos da su apreciación:
- Fujimori y el alto mando militar peruano están obsesionados en Tiwintza.
Nos dejó una orden, antes de partir en su "Gacela". Salimos -una vez más- con otra misión. Nos trasladaremos al frente de Tiwintza, para dar "alarma temprana" y evitar desagradables sorpresas.
Buscaremos, el área conveniente. El terreno que nos permita darnos seguridad perimetral y observar por donde vienen los peruanos. Nos apoyaremos en un campo minado y aseguraremos la base. Allí nos defenderemos si nos atacan y si pasan cerca, caerán en emboscadas.
Son las seis y media de la tarde. La noche está entrando... En esta área de suelo un poco seco, dormiremos... Si es que nos dejan dormir...
Miércoles 1 de Marzo ¡Qué coraje! Toda la noche nos jodieron las hormigas. Sólo eso nos faltaba.
Estamos tomando un café con arroz y atún, para aguantar el día. La "salvación" en estos parajes ha sido el atún. Si salgo de ésta le hago un monumento muy respetable, pero no volveré a comerlo jamás. Con más bríos, prepararemos nuestra posición. Hay que reconocer el área y revisar cuál es el mejor lugar. Ayer, llegamos cuando la noche había entrado. Creo que nos cambiaremos a otro sitio.
75 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Acabo de terminar de construir mi posición, creo que debo dar cuenta de una ración peruana encontrada luego de una emboscada. Es bastante buena. Leche condensada y galletas de soda para el desayuno. Para el resto del día: grated de sardinas, frijoles con tocino, legumbres con carne y albóndigas, té o mate filtrante y seis caramelos de limón.
Sentado en un tronco, admiro la naturaleza, hermosa creación de Dios, y el hombre torpemente, la destruye; nosotros, a la postre, la estamos defendiendo...
Las más variadas especies de animales, especialmente insectos, viven este mundo tranquilo de ecología generosa y exuberante. Hemos alterado su hábitat..., creo que por eso nos picaron las hormigas anoche. Estaban furiosas por nuestra intromisión.
¡Nosotros, sólo buscamos un lugar para sobrevivir!
Se escuchan muchos vuelos a Tiwintza y Coangos. Ojalá sean los Observadores, para terminar esta carnicería humana. Tengo mis dudas. Son demasiados guapos y futres para apurarse en incomodidades...
Por las noticias conocemos que se han entregado, oficialmente, a la Cruz Roja Internacional, siete prisioneros peruanos capturados en los combates. Ojalá nos entreguen a nuestros dos heridos, especialmente, al sargento Julio César Chalá paracaidista de los viejos- que ha perdido el ojo y se encuentra herido. Felizmente, no ha corrido la misma suerte que el soldado Carlos Yuqui Medina, cuando, prisionero en manos peruanas, lo torturaron y le asesinaron, contra todas las leyes y convenciones de la Guerra.
Pobre sargento, qué tranquizas le tocaría soportar en los interrogatorios. En buena hora que, en los cursos de Fuerzas Especiales y en la fase de instrucción sobre Prisioneros de Guerra, aprendemos con dureza y realidad, cómo debemos comportarnos para no ser "doblegados" ni física ni emocionalmente, por el adversario.
Por la tarde me informan que, por la Pica de las Dantas, se acerca una patrulla peruana.
Salimos más que volando, con el capitán Raúl Pérez y el teniente Víctor negro Rocha, a emboscarlos. Escogimos el sitio adecuado. Nos colocamos en "L". Cuando lleguen al riachuelo y tengan que subir la contrapendiente, allí será el ataque-
76 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Son las cinco de la tarde. Dejamos pasar a la vanguardia para que caiga el grueso. Venían encolumnados. Casi todos visten "short" y camiseta camuflaje. Portan una pequeña, pero buena mochila de combate. Pocos tenían cascos, otros gorros negros y la mayoría "jokeys". Irónicamente, las botas de caucho que calzan, son ecuatorianas: "Siete Vidas". Están armados de fusil Fal y con dotaciones de RPG-7 y morteros de 60 mm.
La granada de mano lanzada, fue suficiente orden de atacar. Tres minutos de fuego ensordecedor fueron suficientes. Pronto, sólo quedaba el eco de las metrallas...
El viento se llevó la neblina de pólvora; las aguas estaban rojas. ¡Como hace quinientos años en Yahuarcocha!
La obscuridad es total, con el cielo encapotado. Son las dos de la madrugada y no concilio el sueño. La "Cama", plástico extendido, está muy dura y la almohada, mi viejo morral, me tuerce el cuello. No sé qué me pasa. "Condorito" ronca cerca de mí, le envidio...
Las escenas de la Pica de las Dantas, me vienen a cada rato...
Jueves 2 de Marzo Me llamaron a coordinar, en el Puesto de Mando. Aún no iniciábamos el trabajo, cuando escuchamos explosiones. Nos llaman de la base, por radio, para informarnos. El cabo Ezequiel Bohórquez, patrullando por el frente, cayó en un campo minado peruano y se voló la pierna; es posible, que también, pierda la otra.
Dios mío, seguimos perdiendo más gente; ésta es nuestra octava baja, en el sector. Dos oficiales y seis voluntarios.
Debemos apresurarnos a traerlo a este buen Clase.
Son las diez de la mañana y nos encontramos delante de Tiwintza, esperando que disminuya el caudal del río, para poder regresar a la base.
77 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
El rescate del cabo Bohórquez fue una odisea. Casi se nos ahoga, pero pudimos salvarlo gracias a la destreza y arrojo del teniente Washington "colorado" Suárez y el cabo Antonio Bustos. Hicieron algo digno de anotar.
Cuando el río estuvo menos caudaloso -ya no podíamos esperar más, el cielo se estaba encapotando para otra lluvia- iniciamos la evacuación.
Papá Oso dispone que crucemos un cabo de orilla a orilla y lo templemos de árbol a árbol. Con un mosquetón y tres "eslingas", colgamos el cuerpo del "negro" Bohórquez. Antes, le habíamos vendado el muñón y cubierto, la pierna amputada, con un poncho de aguas.
Mas, en la mitad del trayecto, uno de los árboles cede y el cuerpo se precipita al agua. Le perdemos de vista; pero una mancha roja que pintaba el río, nos revela al herido.
El teniente Suárez y el cabo Bustos, sin pensar dos veces, se lanzan a la corriente en procura de rescatar al compañero que, inerme, desesperado por sus heridas, con el peso del agua metida e inflando el poncho, era lastre que se fondeaba al piso.
Con gran fortaleza y empujados por la desesperación de salvarlo, peleando contra la corriente y el peso, lograron llevarlo cerca de la orilla. Allí, ya fue asunto nuestro. En tierra reanimamos al inconsciente mutilado, en tanto que sus salvadores, cansados y tendidos boca arriba en la orilla, metían aire a sus pulmones para recuperar fuerzas.
Cargarlo al accidentado para su evacuación, fue tarea dura. El cabo Ezequiel Bohórquez debe pesar cerca de ciento ochenta libras... después de perder su pierna.
El cielo se trastornó entre trueno y trueno y el camino era un pantanal con resbaladeras. Las botas de caucho chas chas, cansadas de caminar se entrampaban involuntariamente en el lodo. El corte en la cara del pobre Cabo era lavado por las aguas de la impertinente lluvia; sin embargo, una mancha dibujaba el trayecto con huellas rojas.
Un documento preparado por Perú -en presencia de los garantes y ausencia ecuatoriana- ha sido presentado a nuestra delegación en Brasil, para que lo suscriban inmediatamente.
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Juan Francisco Donoso Game
El contenido de la propuesta fue rechazado inmediatamente. No podía ser de otra manera, porque incluía la exigencia peruana de iniciar la demarcación inmediata en la Cordillera del Cóndor... por donde ellos pretenden.
Con infructuosos debates, se han cerrado estas conversaciones. ¡Cancillería está peleando, también, su propia guerra! La frase del arzobispo Federico González Suárez: "Si es hora de que el Ecuador desaparezca, que desaparezca, pero con las armas al hombro y en los campos de batalla, y no envueltos en los hilos de la diplomacia" ¡No Se Dará!
Con la lluvia de ayer, se nos inundaron las trincheras; pasamos la tarde, achicando el agua con los cascos.
Por más que exprimíamos la ropa, ésta no se secaba. Algo me picaba detrás de la rodilla. Una pareja de garrapatas estuvo incrustada esperando, no sé qué, para subir a mejores lugares.
Con el fuego de un cigarrillo, se achicharraron y se desprendieron, aliviando mis muy rascados pellejos. Luego..., el mentol chino de "Condorito".
Sábado 4 de Marzo Otro día lluvioso. Recibo disposiciones de mantener la seguridad del frente.
Envié una patrulla de reconocimiento hacia el suroriente, para descubrir algún avance enemigo.
Sentado, bajo un plástico que ya está inflado, escucho la lluvia de la selva. Pienso en mi familia y en mis buenos amigos. Hay tormenta de rayos con un estruendo terrible. Viene a mi memoria lo que le pasó, días atrás, cerca de la loma 1212, al teniente Mauricio Espín cuando, con su patrulla, preparando una emboscada al enemigo, les cayó un rayo en mitad de la tormenta, hiriendo a siete de su personal y destruyendo la radio para los enlaces. ¡El colmo de la mala suerte, para el guambra Espín!
Por la noche, le escucho a mi "Compañerito". La intransigencia del Perú, torna interminables las negociaciones. Su pretensión es de colocar inmediatamente los hitos sobre
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Juan Francisco Donoso Game
la Cordillera del Cóndor. Parece que nos quieren presionar, para hacer más fáciles las negociaciones. Perú pretende forzar a la diplomacia a un acuerdo, en base a una solución militar. ¡Cuidado Cancillería! Ampárense en nosotros... Preferible que se cumpla lo que dijo el arzobispo González Suárez. Desaparezcamos, aquí, peleando... y no envueltos en los hilos de una falsa diplomacia.
Domingo 5 de Marzo Otro día más. ¡También amaneció lloviendo! El sonar del agua en el plástico me es muy peculiar.
Hoy tenemos que dirigirnos a Tiwintza, pero con esta lluvia ojalá no crezca el río para poder cruzarlo. Aguaceros tan frecuentes y torrenciales complican las operaciones militares. Tengo para un día de abastecimientos.
Son las diez de la mañana. Escampa un poco y me dirijo a Tiwintza.
Bueno, las cosas se ponen mejor. De Tiwintza me traje abastecimientos para tres días. Sopa "Maggi", queso y "Fresco Solo", serán "bocatto di cardinale".
Al llegar a la Base de Patrullas, tengo una grata sorpresa; un maravilloso mensajero, me ha dejado una carta de mi familia.
¡Estupendo!. Es muy larga, porque cada quien me ha escrito algo. Esposa, hijos, padre, madre, hermanos, cuñados, vecinos y hasta mamá Eloísa, la negrita empleada que me cuidó de niño. ¡Es una carta muy linda! En ella me dicen que enviaron un cartón con una torta; ésta, jamás llegó. Bueno... así son las cosas por acá. Si puedo comunicarme con la casa, les diré que no me envíen tortas, se suelen perder. ¡Siempre habrá un más muerto de hambre que yo!
Son las seis de la tarde. Sentado en mi bohío escribo para decir que estoy contento, aunque bien mojado de tanto llover; pero, se respira un aire de paz. Ojalá que estos "gallinas" no jodan otra vez; la situación se tornaría más crítica, para ambos bandos...
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Juan Francisco Donoso Game
Hoy fueron relevados el Grupo de Fuerzas Especiales No. 24. Es posible que la próxima semana nos releven también a nosotros... Bueno, anoto que me regalaron una fosforera y otra libreta, en buena hora porque ya se acaba ésta. ¡Chao!
Lunes 6 de Marzo Escuchamos las noticias y sabemos que, recién, para el 9 de Marzo, vendrán los Observadores. Amaneció una bonita mañana, Dios bendiga este día.
Son las cuatro de la tarde. Ya regresó, sin novedad, la patrulla que fue a reconocimientos en la Loma Grande. Me preparé un arroz con atún y un jarro de "Fresco Solo", he quedado como nuevo...
Pude bajar al río y, por lo menos, me lavé la cara; a los tiempos. ¡Estamos como dicen los muchachos: "calidad"!
Sentado en mi posición, releo las cartas recibidas y me lleno de alegría. Con ellas, tengo más valor para seguir en el frente. Si bien es cierto que las cosas están tranquilas por acá, pero la tensión sigue igual. No se puede confiar en "esos"...
Estamos mejorando nuestras posiciones y listos para recibir cualquier ataque enemigo. La gente se encuentra casi recuperada físicamente y con mucho ñeque. Veamos si puedo receptar noticias en mi "Compañerito".
El día de hoy fue muy lindo, con un sol esplendoroso, tiempos que no lo veíamos. Sólo "Condorito" está mal; los dolorosos retortijones le tienen pálido y sudando. Ernesto Chuimdia, el Arutam alegre, le preparó unas pócimas que apestaban a demonios; parece que mi mensajero tiene estómago muy fino, el brebaje lo empeoró... El improvisado médico le dice:
- Aguanta. Sé macho. Ya te has de componer. Peor es el picado de culebra...
Me retiro del ayayay de mi fiel mensajero, deseándole que le pase pronto su dolor de estómago. Hay algunos enfermos, especialmente, con sangrado intestinal. Las aguas malas y... puntos suspensivos.
81 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Escribo a la sombra de un generoso y oloroso Canelo. Estos momentos son agradables para meditar y descansar después de los días tan duros que nos ha tocado vivir.
Se escuchan muchos ruidos de helicópteros, de lado y lado. Parece que relevan a las tropas. Espero que en unos pocos días también nos llegue el turno y podamos retornar junto a la familia y a los buenos amigos. Gracias a la suerte o al destino, estamos con vida y completos; ¡ojalá continuemos así!
Son las cuatro de la tarde. Se acaba de escuchar, a lo lejos, una explosión y otra más y otra más cada minuto. Escuchamos siete explosiones y ráfagas de fusil. Es posible un ataque enemigo por acá también. Atentos, alertas y rápidos, todos estamos ya en los puestos. Escribiré más tarde.
Fui a comunicarme con "Rayo Grande" y me comuniqué con "Frosnago". Me hace conocer que el capitán Jorge Merino informaba que, en el sector de los mayores Luis "Gemelo" Silva y Carlos "Pastuzo" Obando, se encontraban en pleno combate. Espero que sean sólo las patrullas que se encontraban infiltradas y que estaban retornando, sino... quiere decir que las cosas se complicaron nuevamente.
Con esta situación, por acá, las tropas están en los huecos de sus posiciones, esperando cualquier circunstancia.
La tarde se pone tensa. En el silencio se escucha el pun de una mina que se activa en la lejanía. Ojalá sea para una patrulla de peruanos y no para un nuestra.
"Condorito" -los ruidos de pólvora le quitaron sus dolencias- con señas me pide órdenes para la radio. Estoy este momento QAP -en espera- para cualquier disposición.
Chequeando esta libreta, es la última hoja libre... Bueno... me despido de ella, considerando que ha sido la fiel testigo de lo acontecido y que la escribí en todas las horas duras de esta guerra, como también, en las de inmensa alegría de seguir cumpliendo con el deber: !Ni Un Paso Atrás!.
Dios bendiga a nuestro Ejército, ilumine y acompañe a nuestros Embajadores. Adiós.
82 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
TERCERA LIBRETA ¿Será esta la última?. ¡No lo creo!
83 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Martes 7 de Marzo Vivimos momentos de máxima alerta. Después de las siete explosiones y las ráfagas de fusil escuchadas a la distancia; nos indican que hay combates por el sector de los mayores Luis Alfredo Silva y Carlos Obando. Dios, haz que todo salga bien y dales tu protección. Allí están, también, los capitanes Fausto Bravo, Marco Medina, Orlando Fuel, Cayetano Saltos, Washington Buñay, Geovanny Obando y Raúl Pérez, mis buenos camaradas. Sabemos que están en el Cenepa con sus tropas combatiendo bravamente, entre otros, los mayores Carlos "Tacho" Miño, Germánico Naranjo y Ramón Enríquez, los capitanes Wilson "Jhoao" Toalombo y Efraín Egas, los tenientes Miguel Orellana y José "Nacho" Fiallo y los subtenientes Luis Pinto y Carlos Proaño. Comentan que "Nacho" Fiallos se voló una pierna por sacar a un compañero de un campo minado. . . ¡Siempre fue un gran amigo!
También a nosotros, nos atacaron los peruanos a las siete de la noche, con ráfagas de ametralladora y tiros de fusiles; emplearon cualquier cantidad de munición.
Alcanzamos con las justas a llegar a las posiciones que estaban llenas de lodo y nos metimos en picada. Las balas zumbaban y cruzaban brillando por sobre nuestras cabezas.
Luego, no sé por dónde, pero se oye disparos con un eco interminable y selvático. Después de un momento, el silencio vuelve y la noche se pone tensa.
Son las doce de la noche, disparan de nuevo. La tenebrosidad es muy obscura; pero en el silencio, identificamos que los disparos nos vienen por la retaguardia de nuestras posiciones. Persisten en su intento de desalojarnos y tomarse esta loma. Se escuchan disparos que no tienen repercusión... pero quien sabe una bala perdida-
Bueno, cuatro de la madrugada, ya está amaneciendo.
Miércoles 8 de Marzo Sabía que eso iban a hacer. No permitir que lleguen los observadores, para continuar su maldita guerra.
84 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
- ¡Bueno aquí estamos carajo, si quieren guerra la tendrán!
No se reportan heridos en mi personal. Hoy puede ser un día muy peligroso. Voy hacer un balance de las actividades que sucedieron ayer noche.
Envié una patrulla a reconocer quinientos metros a la redonda, para serciorarme si han quedado peruanos "congelados", aunque tengo el presentimiento que nos dimos entre nosotros, por el enlace que tuve por radio con "Rayo Grande".
Es medio día, ya regresó la patrulla; no vio pisadas alrededor.
Todo comenzó con una explosión en el campo minado delante nuestro. Cómo diablos explotaría... Talvés algún animal. Un bisoño reservista procedió a abrir fuego, pensando que por allí quería entrar el enemigo. En Tiwintza -que se encontraba personal "recién entrado"- se alocaron para disparar contra nosotros que estábamos unos cuatro cientos metros adelante. Las balas cruzaban nuestras cabezas; bueno ya pasó... No hay desgracias que lamentar.
Sólo quienes conocen esta selva, justificarían estas reclutadas. Todo que sirva de lección. Felizmente mi general Moncayo y el Estado Mayor, estarán recaudando -para un futuro lleno de experiencias- hasta los últimos pormenores de este conflicto... Si salimos bien librados de ésta... claro está.
El sargento Aníbal Sánchez fue a traer abastecimientos. Llegó, hasta con mayonesa, papas, aceite, fideos, etc. Nos hallamos super contentos... Creo que, a este ritmo, pronto recuperaré mi peso normal. Con esta comida y sus calorías, ya podremos intentar algún tipo de gimnasia ligera que siempre es buena y entretiene a las tropas. Estoy satisfecho por la faena y doy gracias a Dios porque todo sale muy bien...
Las noticias que escuchamos son interesantes. "Nuestro abuelito" ha rejuvenecido con esta guerra; sus achaques por aquello de su columna vertebral recién operada, han desaparecido.
Patriota, decidido y ágil -en cuarenta y ocho horas tres países- visitó Brasilia, Buenos Aires y Santiago, entrevistándose con sus homólogos. Su decisión de dialogar con los tres Presidentes de los cuatro países garantes nos conforta. Agotar los esfuerzos para encontrar una solución pacífica al conflicto, es una buena noticia. A los Presidentes Cardoso, Menem y Frei les ha manifestado la importancia de sus gestiones como garantes. La pronta
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consecución del cese al fuego y la suspensión de los ataques peruanos a territorio ecuatoriano es la más racional empresa, en una época de integración; de no ser así, aquí estamos: ni un pasó atrás.
¡Bien, muy bien!. Nuestro Presidente, y los otros representantes de los poderes del Estado; especialmente, se escucha, que Heinz Moeller y algunos políticos, han estado a la altura de las circunstancias. Blasco Peñaherrera, Edgar Terán y Diego Cordovez también realizaron lo suyo en los Estados Unidos.
Jueves 9 de Marzo Las cosas están cada vez mejor. Todos recuperados de las pequeñas o grandes dolencias. El cuerpo humano, alentado por la fuerza de la convicción, alcanza una increíble fortaleza. ¡Aquello es la fe! Esa fe que mueve montañas... ¡Esa fe cívica, fundamentada en una realidad histórica!
El día amaneció con un sol esplendoroso. Antes, no tuve ojos para mirar la belleza circundante. Esta selva milenaria es un encanto deslumbrante. Los gigantescos árboles coquetean con las nubes y cuelgan, adornándose, serpentinas de orquídeas y clavelinas; miles de animales, no tienen porque bajar a tierra, y habitan dichosos en los foliares. Razón tienen los Shuar para vivir felices en este paraíso... ¡ Por supuesto, cuando no atacan los peruanos y no hay guerra!
Comenzamos escuchando las noticias de la "HCJB". Indican que mañana entran los Observadores. Su misión será velar por la estricta aplicación de la Declaración de Paz de Itamaraty.
Ya los veremos con sus gorros, brazaletes y camisetas blancas, superpuestas a los uniformes de las Fuerzas Armadas de cada uno de sus países, sudando la gota gorda y observando sin observar nada.
¡No!".. Por supuesto es una broma.
Papel importantísimo y de singular valor cumplen los observadores en el afán pacificador de los pueblos. Yo, fui uno de ellos en Nicaragua, hace algún tiempo. La sola presencia de
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los Observadores, es una esperanza de distensión y diálogo, para los pueblos envueltos en problemas bélicos.
Viernes 10 de Marzo Llegó el día ansiado. Con esperanza sí, pero no con desesperación. Hoy arribarán al área del Alto Cenepa los Observadores y de acuerdo lo convenido, nos trasladarán a Coangos o posiblemente a Patuca. Nuestro movimiento se lo realizará, cualquier día de estos.
Sentado en este bohío doy, nuevamente, gracias al Señor por tenernos con vida y completos. He visto tantos mutilados por las minas, que no deja de ser un peligro el estar en esta zona. Hay minas y trampas por todo lado. Por ello, dentro de nuestra base, nos sentimos más seguros. Las tropas comentan:
- Es de machos, salir a patrullar.
Hay sectores que creemos que están minados; por ello, con un palo largo, nos vemos obligados a golpear el suelo para que exploten los artefactos malditos. Dos veces nos ha dado resultado, la explosión hace saltar lodo y ramas por los aires...
En la tarde, atacaron el sector del capitán Jorge Merino Silva y nos pusimos en máxima alerta. Conocemos que está herido por astillas en todo el cuerpo; un RPG-7, impactó en un árbol cercano. Su reparto ha enfrentado una escaramuza entre patrullas que reconocían el mismo terreno. Ha tenido suerte, en esta lucha, este fiel representante de la familia Silva estirpe de muchos militares-.
Al escuchar ruidos, en el flanco oeste de mi posición, ordené abrir fuego en esa dirección, sin recibir respuesta. Envié una patrulla con el sargento José Salazar, a verificar la presencia del enemigo y, a 150 metros, disparó para ver si alguien responde.
Aparentemente no hay enemigo en nuestro sector. Se incorporaron tranquilos; mas, no podemos confiarnos. . .
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Por la noche, quisimos escuchar noticias en la radio, nos fue imposible. Las últimas informaciones que tenemos, dicen que los observadores no llegaron debido a últimos cambios -Perú da dilatorias- no se conoce para cuándo vendrán...
Nunca llegaré a comprender el verdadero papel de la OEA y la ONU... a no ser que me inviten, a mí también, a sus cocteles...
Sábado 11 de Marzo Amanecimos con otro hermoso día. Felizmente no llovió por la noche y dormimos tranquilos. Una pasajera llovizna vino con el amanecer. Ahora estamos saliendo para Tiwintza a recibir disposiciones. Escribiré más tarde.
Me encontré con Fausto Bravo, nos dimos un entrañable abrazo que terminó con el donativo de un puñado de habas tostadas. Le pedí que se cuide mucho. Sé que es valiente; pero, hay que cuidarse..., podemos cometer imprudencias...
Luego, retornamos a mi posición. "Condorito", se ha conseguido "El Cacique de las Galápagos". Estoy obsesionado con esta obra y concluiré de leerla hoy. Ya veremos quién tiene otra novela para hacer intercambios y lecturas, cuando el tiempo lo permita. La lectura nos "desestreza"...
Aquí, sentado en el bohío del capitán Salinas, fumando un cigarrillo, conversamos de todo y de nada... La situación es incierta.
Los zancudos zumban alrededor de nosotros. Buscan el sitio propicio para lanzarse en picada. Estos moscos, por acá, son muy bravos. Le pican hasta al fusil. Desde hace días les perdimos respeto, ya no les hacemos caso. Las preocupaciones han sido otras y sus venenosos aguijones, ya no nos producen ronchas.
Tenemos que acostumbrarnos a ellos. No escoge uno a los enemigos... ¡se los sufre!
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Domingo 12 de Marzo El día pasa tranquilo. Envié una patrulla a revisar los campos minados, las trampas y hacer un recuento del sector de nuestra responsabilidad. Otra patrulla, salió a Coangos con los enfermos de la
Compañía de Operaciones Especiales; cada vez son más los problemas gastrointestinales, a causa de las aguas que hemos ingerido.
Nos enviaron unos pollos y una cocineta, pero el tanque de gas no sirvió. Alguien lo llevó a un sendero de ingreso, lo puso explosivos en la base, le pegó piedras en su contorno, el sistema de activación listo y le convirtió, con imaginación, en una bomba terrible.
Repartí las aves y, dentro de un momento, comenzaré a prepararme un par de pollos con tomate, cebollas y "Ajínomoto".
Hombre que ha vivido solo, es buen cocinero. Será un suculento pollo a la Tiwintza. "Condorito" los está pelando. Guardo esta libreta y "manos a la masa"... perdón, al ave-
Creo que estuvieron deliciosos. La mitad de un pollo se comió el sargento Edison Pino, la otra "Condorito". Mi "pichón", casi me lo termino. Guardé unas tres presas, para el rato de hambre.
Son las seis y media de la tarde. Una lluvia tremenda golpea mi plástico. Se han hecho muy comunes y familiares estos ruidos en la selva. En estas tempestades, el ambiente se torna feo y tenebroso. Acabo de leer otra novela: "Mansiones Verdes"...
Bueno, lo que quedó del pollo, lo despacharé este instante. ¡Chao!
Procedí como un recluta; no lo protegí; las hormigas están dando cuenta de los restos del "Pollo a la Tiwintza". Voy a matarlas como se matan a los invasores: sin piedad.
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Lunes 13 de Marzo Nos visitaron los médicos psicólogos, la gente se portó muy bien. No hubo nada de importancia. Hay gran colaboración. Más parecía un diálogo de amigos y... sí lo son. ¡Queridos compatriotas!
En mi caso, conversamos un buen rato. Sé que me dicen loco, como a la mayoría de paracaidistas, pero no por desequilibrios ni por rayados, sino por nuestros arrebatos y el amor a la aventura, al peligro; en fin...
Pero, poniéndome cuerdo -léase serio- no sé quién pueda sacarme ésto que tengo dentro. Creo que pasará mucho tiempo para librarme de este martirio interno que se presenta con frecuencia.
Soy soldado, formado para la guerra y de ella, la más dura, la irregular. Pero... eso de ver morir y lo que es peor disparar para matar y ver agonizar, es cosa muy seria. Hay ciertos gestos, ciertos lamentos y, especialmente, ciertos ojos, mezcla de interrogación, coraje y pena, que no creo que un hombre, por más insensible que sea, deje de recordar en algún momento de su vida.
Lo que se vio y se pasó aquí ha sido espantoso. Estoy consciente que no se nos quitará, por algún tiempo, las escenas vividas. Ese olor mezcla de selva, pólvora quemada, lodo podrido y carroña humana... ¡Dios, tú sabes cómo se hicieron las cosas! La estúpida guerra es así, acógenos en tu perdón.
Bueno... Esta no parece, páginas de un diario, sino confesiones a un psicólogo o...
¡Creo que necesito un sacerdote con urgencia!.
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Martes 14 de Marzo Supimos que ayer llegaron los Observadores a Patuca y que hoy tienen que entrar al área de combate; pero... no se conoce nada más.
Estoy sentado en un pedazo de árbol destruido por la guerra; sintonizando noticias, escuchando y escuchando...
Nos llegan, desde alguna radiodifusora, gratas melodías de pasillos y boleros. Cada una de sus letras tiene una dedicatoria comprometida. Hay que tener algún valor frente a la nostalgia. Me doy cuenta que mi comportamiento no es el mismo. Debería la guerra haberme hecho más duro, pero estoy tierno y muy susceptible; parece que ahora soy más contemplativo.
Cuando leí las cartas que nos enviaban los niños ecuatorianos, junto a las raciones, escapularios y rosarios, me dio ganas de llorar emocionado. Me contuve... por la tropa. No es bueno que a su comandante lo vean llorar. No sé si antes fui así, pero... bueno, ahora lo soy. Posiblemente, ese es el cambio que comienza a operarse en mí.
Las cartas eran lacónicas, tipo telegrama, pero qué ternura, qué inocencia, qué civismo, qué humanidad.
Hay dos que las recuerdo:
"Soldado, te quiero mucho, cuida nuestra bandera, no la dejes que la traten mal y la destruyan porque no habrá otra y regresa con ella".
Y la siguiente:
"Si tienes hijos, avísame para llevarles al parque a pasear, para que se olviden de ti y no lloren".
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Dios mío, cómo traicionar la confianza y convicción de tanto niño; ¡cómo regresar sin su bandera altiva!
Vuelan helicópteros por el sector; parece que llegan más abastecimientos. Bueno... no tengo más que escribir, siempre dando gracias a Dios. Soy, como la mayoría de los ecuatorianos, fiel creyente del Todopoderoso. A más de ello ¡en los terremotos y en las trincheras, no hay ateos!
Miércoles 15 de Marzo Hoy ocurrió algo simpático.
Llegó un sacerdote, desde Patuca, a darnos misa.
La ceremonia, en un altar improvisado, contó con la mayoría de las tropas. Faltaron aquellos que profesan otra religión y el personal que está de guardia, dando seguridad al área.
Al joven sacerdote le acompañaban dos acólitos; uno de ellos portador de una guitarra maluca. Maluca no sólo por el mal intérprete, con su "santa" voz; sino, porque además, la guitarra no era ningún "Stradivarius"...
Concluido el culto religioso, mi mayor "loco" Narváez, le abordó al "trovador" religioso:
- Amigo, quiero pedirle un favor. - El que Ud. guste señor oficial -
Le contestó, muy comedido el joven que, contagiado del ambiente, sostenía la guitarra como si fuera un fusil.
- Quiero que nos venda su instrumento. - Mire, eso es muy difícil porque...
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Papá Oso no le dejó continuar.
- Olvídese amigo, o nos deja la guitarra o Ud. se queda aquí de voluntario.
Viendo la determinación del que ahora tiene el "Stradivarius" y la cara de los que le rodeaban, ya se imaginó él, en esa selva, patrullando, combatiendo y matando... y con otro instrumento...
Bueno, pero cuesta cara.
- No importa... ¿y cuánto vale? Papá Oso ya templaba las cuerdas.
- Ciento veinte mil sucres... y al contado. - Sabe amigo que no tenemos dinero, pero... no hay problema. Yo le firmo un recibo y Ud. le cobra a mi general Moncayo.
El curita, cumplida su misión pastoral, desapareció con sus acólitos y uno de ellos, con un recibo por ciento veinte mil sucres, caminaba, detrás, silenciosamente.
Al rato, alrededor de la guitarra rasgona, los alegres paracaidistas, olvidando los momentos difíciles que están pasando, entonaban, a voz en cuello, sus canciones cuarteleras. Ahí, en un papel, Edgar Narváez, Papá Oso, junto con mi mayor "Jimo" Anda -días antes se había incorporado al sector- improvisaron una canción dedicada a Tiwintza:
"Coangos, Maizal, Tiwintza, hermoso valle de mi Ecuador, donde tropas paracaidistas la defendieron con pundonor, donde tropas paracaidistas la defendieron duro hasta morir.
En el Alto Cenepa nuestro, una defensa se organizó,
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con el nombre Miguel Iturralde; ese agrupamiento al enemigo expulsó; con el nombre Miguel Iturralde, ese agrupamiento, al enemigo venció. A nuestro Ecuador entero yo le dedico ésta canción. Ahora que ya estás libre, Tiwintza mía, yo te quiero mucho más; Ahora que ya estás libre, Tiwintza mía, yo te quiero mucho más".
La selva milenaria -público silencioso- escucha al gritón coro de valientes.
Jueves 16 de Marzo Cinco y cuarenta de la mañana. Un día más, vivos y sanos.
Estos lugares, no sólo por el enemigo sino por la cantidad de trampas y minas existentes, son extremadamente peligrosos. El mando superior y los comandantes de los repartos menores, han dado disposiciones concretas y restricciones al respecto; pero, cuando salimos a patrullar en cumplimiento del deber, se 1 54 JUAN FRANCISCO DONOSO G.
Escuchan dos o más explosiones y tras de ellas, casi siempre, no faltan soldados mutilados. Es horrible ver estos cuadros: su cara de terror, los ojos desorbitados, sus cuerpos huelen a carne quemada y las partes voladas, terminan en serpentinas de tiras y pellejos que chorrean, imparables, agua sangre.
¡Maldita sea, qué doloroso es todo ello! Mejor cierro éste diario y no escribo nada...
Son las cuatro de la tarde. Aquí, sentado en la orilla del cristalino río Tiwintza, escuchando el golpeteo de las aguas entre las piedras, vuelve a mi mente mi familia, mi hogar, mi hijo, mis amigos, mi círculo social, mis aventuras, mis esperanzas... Creo que la mayor ilusión ya se ha cumplido: pelear por mi Patria; ahora falta continuar, sacrificadamente, mi carrera profesional. Alguien decía: si un oficial no siente en su mochila de soldado el bastón de general, debe retirarse a buscar otros destinos. Será, que lo que hemos pasado, nos obliga a agradecer a Dios de tenernos con vida, o será que mi bastón se cayó en algún lugar de la
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trinchera, que no pienso en generalatos ni etcéteras. En la guerra hay que pensar en la Patria y no más, lo otro, sabe a cálculos inoportunos, a matemática vil y deshonesta.
Los días, por acá, están aburridos. Esperando noticias, aislados en la inmensidad de esta jungla milenaria. Jungla virgen hasta ayer y hoy, violada por el populismo de Fujimori.
Pero ella, silenciosamente, se está desquitando. El desquite sencillo de la selva es que la mayoría portamos hongos, especialmente en las extremidades, procuramos desterrarlos de cualquier forma.
Me aconsejaron que introduzca los pies en una solución de agua y formol. La tropa me vio y se reía a carcajadas, por las carreras y saltos que tuve que dar, como si estuviese pisando brasas o bailando apache...
Si digo que hay que cuidar los pies y las piernas como a nuestra mejor herramienta, alguien pensará que estoy haciendo culto a la tontera. Mas, sólo los que sentimos lo importante que es tener, en la guerra, pies sin problemas y piernas fuertes, nos darán la razón.
Un poco de gimnasia ligera, para manteneros ágiles y en forma, realizamos diariamente. Qué sabemos, a lo mejor mañana se reinician operaciones y... ¡hay que estar preparados!
Un baño en el riachuelo -buena falta nos hacía-es tan agradable, ayuda a la circulación sanguínea y al sistema nervioso.
A las nueve de la mañana, preparé mi desayuno. Un jarro de café que me supo a gloria y tres galletas húmedas, entretuvieron al estómago que espera otros "manjares". Listos y en forma, pasamos el día perfeccionando los refugios y trincheras. Tres patrullas, desde muy temprano, escudriñan áreas aledañas y nos protegen en el sector, gracias a ellos y a los centinelas, podemos darnos ciertos "lujos"...
A las cuatro de la tarde, "almuenda" -mezcla de almuerzo y merienda- preparada dos horas antes; horas donde todos quieren meter mano en la cocina, pues, en esa diligencia, el tiempo se pasa "comadreando en probadas y sopladas". Han llegado algunos víveres desde el interior que se cuecen en las cajas de las granadas -ollas improvisadas- y si comemos mal -a buena hambre no hay pan malo- no es por falta de alimentos, sino porque, a algunos "cocineros", les sobra o falta aliños o:
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- Me descuidé y se quemó el arroz.
Me siento orgulloso de mandar y estar aquí con esta tropa que demuestra coraje, rudeza y valor en los momentos más duros de nuestras vidas; pero, cuando vuelve la calma, son sencillos y hasta tiernos en esta monótona y larga espera.
Sé, que al salir de "Área Veneno", los comandantes deberemos preparar nuestros informes al mando superior. Conversamos, con los oficiales y sargentos, frecuentemente sobre el combate; todos creemos haber cumplido con nuestro deber. Los superiores en la planificación, los inferiores en la ejecución. A la pregunta:
- ¿Mi capitán, cuándo incursionamos sobre los destacamentos peruanos?
Mi respuesta es siempre la misma:
- ¡Cuando nos ordenen!
Carácter y espíritu de decisión no nos falta, pero aquí no estamos para locuras de impredecibles consecuencias. Si atacamos nos dirán -los garantes de por medio-, que somos los agresores y además... no sé si convenga, a los pueblos, generalizar esta guerra, que, por el momento, está localizada.
Para juzgar a alguien y más aún a los jefes que deciden, hay que estar parados en el lugar, en el instante y en sus botas; no después... Peor escuchar a los estrategas de pizarrón y en la ciudad... Por eso alguien, con sorna, decía: Los mejores generales asoman, después del resultado de la guerra.
Ya tendremos "genios" analizadores. Para algunos oficiales, el trabajo sedentario de cuartel y los empleos subalternos de Estado Mayor, en los que han pasado los tres cuartos de su vida, los forman únicamente para el análisis y la crítica. Son gente que han olvidado los principios, ellos se quedan sólo en los procedimientos...
Aquí, en esta guerra, hemos visto con gran claridad, que el mando no es un don o atributo. Los comandantes, en cualquier nivel, han sufrido privaciones e incomodidades, tanto como
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las tropas; mas, junto a ellas, han tenido que suplir exigencias en el orden moral e intelectual. El principio de autoridad es la base del mando y el mando tiene que ser único para poder ejercer autoridad. Para entusiasmar a los hombres, en el campo de batalla, el ejemplo y la palabra del jefe son necesarios y hasta imprescindibles.
Me es difícil por radio tomar contacto con Giovanna y por ende con mi familia. Giovanna y "su clan" -admirable familia Murillo, vive en Quito- siguen sin escatimar tiempo ni gastos, permitiéndonos, hasta en el extranjero, el enlace con nuestras familias. ¡Dios los bendiga, por la bondad de sus corazones!
Tendremos que esperar. Creo que el personal del Grupo de Fuerzas Especiales No. 24 vendrá a relevarnos para poder volver a casa, por unos días. Buena falta nos hace. Los del 24, peleando al oeste de Tiwintza, con mi Mayor "Chovi" Hidalgo, los capitanes Lucho Toapanta, Marcelo Pozo, Marco "Chico
Ve" Vargas, Luis Borja, Pablo "Guambrito" Almeida, Germán "Loco" Vásconez, el teniente Eduardo Valenzuela y el "Suche" Walter Machado y a esa tropa valiente y aguerrida.
Nos preocupa qué pasará, cuando salgamos de aquí, con Tiwintza, Base Sur y Cueva de los Tayos. Amamos, más que antes, este pedazo de territorio patrio. ¡Cuánto sacrificio humano hubo en este lugar! Por él matamos y estuvimos dispuestos a morir. ¿Habrá la misma fuerza y el mismo apoyo para nuestros diplomáticos?... ¡Sólo el tiempo lo dirá!
Y con nosotros los militares, después... ¿Qué?
Volverá a repetirse esa premonición que alguien sentenció: "En tiempo de paz, todos vilipendian al soldado, en tiempo de guerra todos se acuerdan de él".
Felizmente, en nuestro País, el soldado es querido y respetado, especialmente en provincias fronterizas, donde se lo ve en su trabajo, en sus empeños y comprenden, con mayores razonamientos y vivencias, su función y sacrificio. Hay un respeto mutuo entre civil y militar. El soldado sirve a la Patria con las armas, como otros la sirven con las herramientas del trabajo o con la fuerza de su ingenio...
En estos días, la defensa de la dignidad fortaleció los sentimientos ciudadanos: hay fe y esperanza, firmeza de espíritu y capacidad de resistencia. Hay confianza en nosotros y
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solidaridad entre los civiles. Para Ripley: los medios de comunicación colectiva trajeron una vasta información:
"Representantes de todos los partidos políticos -banderías a un lado-, se reunieron patrióticamente el 27 de Febrero, Día del Civismo, en el Colegio Militar "Eloy Alfaro" y pusieron sendas ofrendas florales a los héroes de la Patria, para luego suscribir -muy maduros y señeros, así es como siempre los quisiéramos ver- un documento de solidaridad y fraternal entendimiento, en estas horas difíciles para la nación ecuatoriana".
Después del almuerzo, llegó un "Super Puma". Tenía por objeto relevar a los Arutam. Estos y los paracaidistas, se despidieron con abrazos, como buenos hermanos de combate y de nacionalidad. Fue muy emotiva la ocasión; entre bromas y despedidas, intercambiamos recuerdos. En manos de Armando Antuni deposité mi boina roja de paracaidista; él se la calzó al instante. Armando, a su vez, me entregó su pañuelo de frente, con la palabra Arutam en letras amarillas. Luego... nos fundimos en un gran abrazo.
El mundo es pequeño y da vueltas: ¡Ojalá nos volvamos a ver con este gran hombre y mejor ecuatoriano!
En el sector de nuestra responsabilidad, hemos realizado cualquier cantidad de trabajos de "organización del terreno". Trincheras, fosos individuales, pasadizos, refugios, trampas y campos minados están para proteger, a quienes nos relevarán en próximos días, de cualquier intento peruano de atacar.
El personal de oficiales y tropa, en sus momentos de descanso -"taller de Legarda"- se han dedicado a trabajar en troncos, convirtiendo a sus puñales asesinos en gubias talladoras. Insignias de paracaidistas, calaveras, rostros de mujer y figuras de Cristo, están para "exposición y concurso".
El día que salgan de aquí, se llevarán sus "obras de arte", para obsequiarlas a sus seres queridos...
Hoy, después de almuerzo, comenzó el relevo. Entraron tropas descansadas. Inmediatamente -habrá que aprovechar la luz del día- recorrimos la Base de Patrullas y su periferia. Ayudados de los binoculares identificamos los senderos de acceso, especialmente, la ubicación de los campos minados y trampas; también los sectores que baten las armas de tiro curvo, con sus numeraciones y datos para los posibles blancos de los morteros y artillería. Los radioperadores explicaban, a sus conmilitones, frecuencias y nominativos.
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Los enfermeros, informan sobre las medicinas que tendrían mejor uso con las gentes que quedan. Munición, explosivos, material y otros implementos, útiles a nuestros camaradas, se les deja para su provecho. Los ingenieros de combate, en forma detallada, cotejan el terreno y los planos de los campos minados. La explicación sobre el enemigo, su forma de operar, sus debilidades y vulnerabilidades, son proporcionadas luego de la merienda. Mi fiel "Compañerito" -que sólo necesitaba de pilas nuevas- se quedará, quizá para siempre, en los alrededores de Tiwintza...
Es casi media noche. Salgo un momento de mi bohío. Miro al cielo. La luna llena está esplendorosa... Los fosos están colmados de soldados. Permanecen despiertos. Unos piensan: en qué pasará, mañana...; otros: en lo que vivimos, ayer.
Viernes 17 de Marzo Se eleva el "Súper Puma". La puerta abierta del helicóptero nos permite divisar, con claridad, el sector de nuestra antigua "morada"; ella, disimulada y escondida por el mimetismo, es la misma selva, en su milenaria permanencia. Trincheras y fosos que pudieron ser sepulcros -deben estar por ahí o por allá- ahora alojan a otros decididos combatientes.
Nos vamos alejando del "Área Veneno". Más de un soldado, en el helipuerto, agita, con manos y gorras, afectuosas despedidas. La Bandera Tricolor, en la verde espesura, flamea todo su colorido. Es el lienzo de las glorias patrias, ondulando dignidad. Es la misma que en el combate estimuló coraje en los soldados, consolidó su profesionalismo y afirmó la ética, haciéndolos capaces de todos los heroísmos, de todas las abnegaciones, de todos los sacrificios... Con ella se lanzaron los combatientes sin reparar en el peligro; en su derredor, cuando estuvo amenazada, se agruparon dispuestos a morir, antes que abandonarla. Protector y agradecido, el Tricolor, también, envolvió el cadáver del caído en el campo del honor. Tengo un nudo en la garganta. Sólo la Bandera reconoce -por eso se agita con los aires de Tiwintza- y nos recuerda nuestros derechos y obligaciones amazónicos...
Observo a mí alrededor: toda la tropa que "sale" tiene en su cara la dureza del pundonor. No sé qué nos pasa. Nadie está alegre. Necesitábamos salir y ahora no lo queremos hacer... Como que nuestra misión debía continuar allí abajo... ¡Carajo, no quiero escribir!.. Lanzaría esta libreta a la espesura, si supiera que al hacerlo me fuera a olvidar de todo lo pasado...
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Once de la mañana. En Patuca todo es premura y gritos por todos lados. Acostumbrados al ritmo lento y al silencio de la legendaria montaña, me llama la atención tanta agitación. ¡Ya me había olvidado cómo es la vida de cuartel!
Después de almuerzo, acudimos a las bodegas y rastrillos; el equipo y armamento utilizados en el frente, debemos entregarlos. Así lo hacemos. Un bravo sargento, que no se "casa" con nadie, nos enfila en su meticulosa "entrega-recepción".
Son las cuatro de la tarde. Ojalá no se dañe el tiempo y haya "techo" para los aviones y podamos salir; si no... Será mañana. En fin la espera es tensa; ese ser o no ser, ese dejar o no dejar, nos acusa: un soldado no debe abandonar el combate; en fin...
Salimos de Patuca, antes que las lluvias impidan que los aviones decolen...
Estamos próximos a aterrizar en Quito. Las luces de la ciudad se ven a la distancia. Son las 7 de la noche. Los vehículos, en las carreteras -culebrillas luminosas-, van y vienen por todos los costados.
La orden de "ajustarse los cinturones para el aterrizaje", despierta a más de un adormitado soldado. El cansancio aún les dura...
Me parece que estos difíciles días han sido un sueño o mejor, una larga pesadilla.
Vengo de una guerra a la que fui con el deseoso desvarío, como cualquier soldado profesional, de guerrear y, poco a poco, se tornó en un duro y lacerante sacrificio. Vengo de matar y ver morir. Vengo de un riesgo y de una temeridad. Vengo de ver sufrir y sufrir. Vengo de ver sangre de "ésos" y de los nuestros... Mi cuerpo no está herido, he salido bien librado ésta vez.
No puedo decir que venimos con el alma herida; por el contrario, volvemos orgullosos de haber defendido a nuestra amada Patria, lo hicimos con sacrificio y entrega total. Esta guerra, creo, deberá ser el guión para los destinos del futuro; pero, personalmente, creo que no somos los mismos de antes, hemos crecido a expensas de la dignidad nacional.
¡Nadie que salga de la crueldad de un combate, podrá ser igual en sentimientos y actitudes!
100 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
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Estamos sobrevolando Quito, en dirección al aeropuerto Mariscal Sucre. Otra nave pidió pista antes que la nuestra y tiene preferencia. Nuestro "Búffalo" nos lleva a dar una vuelta sobre la ciudad. Parece que estamos saludándonos mutuamente. Con éste recorrido por la periferia reafirmaríamos lo bonita que es la "carita de Dios", ella, la querida capital, con sus mejores luces, nos hace señas, para que olvidemos la lóbrega y tétrica selva y los difíciles días de combate.
Aquí van llegando los mejores soldados, los paracaidistas, los que estuvieron en el Alto Cenepa defendiendo a su Patria. Relevamos a unos compañeros, otros nos relevaron a nosotros, pero somos de los mismos. De diferentes jerarquías, de diferentes edades, de diferentes provincias, pero una sola raza: ¡ecuatoriana, carajo!
¡Estos soldados pusieron todo de sí! Pusieron su entrega, su sacrificio y su sangre. Mataron para no dejarse matar. Murieron para que otros no mueran. Fueron mutilados sus miembros para que no se mutile la Patria. Regaron su sangre, roja como su boina, para que se consolide la bendita unidad ecuatoriana.
Es que la Patria nos pedía: ¡no ser agredida una vez más!
Llegamos con humildad y decoro, sin afán de recompensas ni reconocimientos. Nadie va a la guerra en búsqueda de condecoraciones. Razón tiene el poeta militar cuando dice:
- En esta carrera nuestra, nadie se hace millonario, somos ricos en la gloria de vivir ilusionados y el tesoro está en el alma, que siempre vuela en lo alto.
Estamos arribando con sencillez y modestia, sin afán de galardones. ¡Hay que esperar lo que sea! Un viejo general y gran amigo de sus tropas los paracaidistas, solía decirnos que el soldado tiene que saber que tres cosas le llegarán en cualquier momento: la ingratitud, la injusticia y la calumnia y que la única forma de vacunarse contra ellas, es hacer lo que se deba hacer, juzgado tan sólo por su propia consciencia...
El avión, ya en tierra, silencia sus motores.
Me despido cariñosamente de los pilotos; en mí, abrazan a toda la tropa... Soy el último en salir del terminal aéreo... Nadie nos recibe... No conocían de nuestra llegada...
101 DIARIO DE UN COMBATIENTE EN TIWINTZA
Juan Francisco Donoso Game
Con mi maleta de campaña, sucias las botas con los lodos del Alto Cenepa, camino por las calles frías de Quito...; la gente va y viene...
Es posible que le interese conocer mi nombre. Estoy dispuesto a revelarlo: soy un soldado ecuatoriano. Combatiente del Alto Cenepa. Soy uno de todos o todos en mí..., da lo mismo. Soy yo, tú, él, nosotros, vosotros. ¿Singular o plural?. No importa...
¡Sí, señor!.. ¡Somos todos los creyentes en la dignidad nacional!
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Juan Francisco Donoso Game
AUTOR Juan Francisco Donoso Game Distinguido profesional militar, General de la República, supo desempeñar con dignidad y solvencia, las múltiples y delicadas funciones que le encomendaron dentro y fuera del país; en todas ellas fue evidente su estatura de líder: don de mando, conocimientos, respeto y mucho más de comprensión.
Donoso, siempre alternó el quehacer profesional con la cultura; ahora, alejado de su querida vida militar, y sin embargo entrañado en ella, continúa su otra profesión, escribir y pintar. . . Fruto de ella es, precisamente, la publicación de dos obras: una de cuentos, El Mayor, La Culebra y Yo - narraciones depositarías de las vivencias de cuartel - y el Cacique de las Galápagos, novela que fuera traducida al inglés y cuya aceptación se evidencia en la gran acogida que el público ha sabido dispensarlo.
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