La estructura agraria centroamericana

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La estructura agraria centroamericana En un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, sobre el Crecimiento económico centroamericano, se explicaba que “el modelo entero de desarrollo en Centroamérica ha sido excluyente y concentrador, lo cual quiere decir, con otras palabras, que han sido pésimas sus efectos sobre la distribución del ingreso”. La región centroamericana ha dependido históricamente de la Agricultura, ese ha sido el sostén básico de su economía. Del Sector primario-exportador han obtenido los centroamericanos sus ingresos, a pesar de los esfuerzos que se iniciaron en los años 60 con programas como la sustitución de importaciones y la diversificación de las exportaciones. El rasgo más sobresaliente de la estructura agraria de los países de la región es la dicotomía latifundio-minifundio. El latifundio dedicado generalmente a cultivos comerciales de exportación, con gran concentración de activos productivos, financiamiento, técnica y canales adecuados de distribución; y el minifundio produciendo, en condiciones generalmente precarias, granos básicos para la alimentación de la población centroamericana La estructura social agraria en Centroamérica La estructura social agraria Centroamericana se apoya sobre todo en la gran propiedad rural que presenta dos sistemas diferentes, uno moderno, altamente tecnificado con una acentuada concentración de recursos productivos, constituido por la plantación y las fincas de agricultura de exportación, y otro tradicional, con grandes propiedades en las que predominan las haciendas dedicadas a la ganadería, a la producción de bienes destinados al consumo interno y a la obtención de una renta de la tierra. Las encomiendas españolas que tenían como base económica la concentración y utilización de la mano de obra, ejercieron una influencia que todavía se refleja en determinados aspectos del sistema agrícola tradicional de la región. En efecto, el acoplamiento del minifundio a la hacienda, sea en forma de “milpas”, de “pegujal” o de “acuaro”, tiene por función principal suministrar mano de obra al hacendado en los


períodos de mayor actividad agrícola. De esta manera, el trabajador rural es al mismo tiempo un campesino y un obrero. De ahí, la posición social mixta que caracteriza a la gran mayoría de los trabajadores agrícolas de Centroamérica, con la sola exclusión de las áreas de desarrollo de las plantaciones donde se concentran los asalariados agrícolas y de los pequeños núcleos de campesinos autosuficientes. La movilidad social se reduce prácticamente a dos circuitos cerrados que siguen a los ciclos biológicos de los cultivos; es decir, cultivos de subsistencia, cosecha de productos de exportación y de nuevo cultivos de subsistencia.

La Comisión Económica para América Latina denomina plantación a la gran unidad económica agrícola orientada casi siempre a producir para el mercado externo: implica actividades de alta densidad de capital y un nivel técnico que se dedica a la producción, comercialización, y en ocasiones a la industrialización de productos agrícolas tropicales. En Centroamérica existen plantaciones cafetaleras, azucareras y algodoneras, pero las más importantes se dedican al cultivo, industrialización y comercialización del banano y sus subproductos. Las principales plantaciones de Centroamérica dirigen su producción de café, azúcar, banano y algodón principalmente a los mercados de los Estados Unidos, con cerca del 50 % del valor total de exportaciones. Esos artículos constituyen la principal fuente de divisas de las economías de los países centroamericanos. Otra categoría socioeconómica existente en el medio rural centroamericano que confirma la persistencia de formaciones mixtas en las relaciones sociales de producción lo constituyen los semi-obreros agrícolas, que son un tipo intermedio entre los obreros agrícolas y los campesinos. Son los que en algunas épocas del año venden su propia fuerza de trabajo al hacendado, al finquero, o a otros agricultores para obtener un complemento de su ingreso familiar. Los semi-obreros agrícolas constituyen la capa social más numerosa de la agricultura centroamericana, al incluir gran parte de los asalariados agrícolas (colonos, mozos, voluntarios, rancheros, destajistas, cuadrilleros,


etc.) y de los campesinos pobres, obligados a trabajar temporalmente fuera de sus parcelas.

Centroamérica es la región de América Latina con el más extenso historial de suscripción de acuerdos y tratados a favor de la integración regional. El tema social en la Integración Regional Centroamericana: Una de las más fuertes críticas que se hacen al Mercado Común Centroamericano, es que en la práctica no atendió temas sociales, ambientales y culturales, dejando por fuera incluso, en el ámbito económico, al sector agrícola que representaba el mayor generador de empleo y divisas para la región en esa época. Esta situación fue en parte debida al hecho que la integración en los años como la reforma agraria y laboral. Debido a esto y después de la crisis económica y política de la década de los ochenta, el 13 de diciembre de 1991 se suscribió el Protocolo a la carta de la ODECA, conocido como el Protocolo de Tegucigalpa, que da vida al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) como sistema articulador de la integración centroamericana, el cual está integrado por los Estado Miembros Originales de la ODECA (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) y por Panamá que se incorpora como Estado Miembro Derivado de dicho protocolo el SICA se organiza en cinco subsistemas que son: político, económico, social, ambiental y cultural y educativo. El tema ambiental fue agregado en 1994 como resultado de la aprobación de la Alianza para el Desarrollo Sostenible de Centroamérica. la inclusión de la temática social al Protocolo de Tegucigalpa hace referencia a la creación de una comunidad económico – política, se alude el problema de la pobreza extrema y se propone un sistema regional de bienestar y justicia económica y social, así como el desarrollo sostenido social en los Estados miembros y en la integración en su conjunto. El planteamiento fundamental de la propuesta de bases para una política social consiste en hacer de Centroamérica una región de paz y desarrollo sustentable, enfrentando conjuntamente y solidariamente los problemas de desempleo, desintegración social, discriminación, marginación y pobreza. La política social se considera, en este contexto, un instrumento que contribuye al logro de los objetivos de la integración centroamericana. Se propone hacerla operativa en dos áreas nacionales: las políticas macrosociales, a través del fortalecimiento institucional y de los procesos de toma de decisiones, los sistemas de información gerencial y la consolidación de la gestión; y las políticas


microsociales o sectoriales dirigidas a la atención de problemas sociales y segmentos poblacionales específicos. Los objetivos que se presentan para la política social reiteran el compromiso por la superación de la pobreza, el fomento de la cohesión social y el respeto a las garantías individuales. El Fondo Monetario Internacional fue creado mediante un tratado internacional en 1945 para contribuir al estímulo del buen funcionamiento de la economía mundial. Con sede en Washington, el gobierno del Fondo Monetario Internacional son los 184 países miembros, casi la totalidad del mundo. El Fondo Monetario Internacional es la institución central del sistema monetario internacional, es decir, el sistema de pagos internacionales y tipos de cambio de las monedas nacionales que permite la actividad económica entre los países. Sus fines son evitar las crisis en el sistema, alentando a los países a adoptar medidas de política económica bien fundadas; como su nombre indica, la institución es también un fondo al que los países miembros que necesiten financiamiento temporal pueden recurrir para superar los problemas de balanza de pagos.

Funciones del Fondo Monetario Internacional Por conducto de la supervisión que realiza de la política económica de los países miembros, el Fondo Monetario Internacional examina sobre todo el conjunto de los resultados económicos, un concepto que suele conocerse como “resultados macroeconómicos”. Esto incluye el gasto total (y sus componentes principales como gasto de consumo e inversión empresarial), producto, empleo e inflación y también la balanza de pagos del país, es decir, la posición externa representada por las transacciones de un país con el resto del mundo. El Fondo Monetario Internacional se centra principalmente en la política macroeconómica —a saber, las medidas de política que tienen que ver con el presupuesto público, la gestión de las tasas de interés, el dinero y el crédito, y el tipo de cambio— y la política del sector financiero, que comprende la regulación y supervisión bancarias y de otras entidades financieras. Además, el Fondo Monetario Internacional presta atención a las medidas de carácter estructural que influyen en los resultados macroeconómicos, comprendida la política del mercado laboral que repercute en el empleo y el comportamiento de los salarios. El Fondo Monetario Internacional asesora a los países miembros sobre la manera en que pueden mejorarse las medidas aplicadas en estos sectores para alcanzar de manera más eficaz objetivos tales como un alto nivel de empleo, baja inflación y un crecimiento económico sostenible, o sea, el tipo de crecimiento que puede mantenerse sin que conduzca a dificultades como inflación y problemas de balanza de pagos. Los fines del Fondo Monetario Internacional también han cobrado importancia debido al simple hecho de que ha crecido el número de países miembros. Desde los 44 países


iniciales que participaron en la creación del Fondo Monetario Internacional, se ha cuadruplicado con creces el total de países miembros, una circunstancia que ha obedecido sobre todo a la obtención de la independencia política de muchos países en desarrollo y, más recientemente, a la desintegración del bloque soviético. En la medida que América Central va progresando, el FMI continuará colaborando con las autoridades en sus esfuerzos de reforma mediante asesoramiento de política económica y asistencia técnica, con el objeto de mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos América Central está avanzando con sus esfuerzos de integración. Ya se han observado claras indicaciones de esta tendencia en la concertación del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana (CAFTA-RD), el inicio de las negociaciones sobre un acuerdo de asociación con la Unión Europea, y una creciente inte-gración entre las economías centroamericanas, un ejemplo de la cual es el establecimiento de una unión aduanera. No obstante, estos esfuerzos tienen que ser complementados por reformas en otros ámbitos para que se materialicen los beneficios de la integración y la región se encuentre en mejor posición de hacer frente a choques adversos mérica Central ha realizado un gran avance hacia la recuperación de su estabilidad macroeconómica y ha continuado integrándose aún más a nivel mundial y regional 2

. El reto que enfrenta ahora es consolidar este avance, mejorar el desempeño de su crecimiento económico para reducir la pobreza de manera significativa y disminuir las vulnerabilidades, inclusive las que están vinculadas con una mayor integración. El mayor reto que enfrenta América Central es cómo reducir la pobreza generalizada y reducir la brecha de ingresos con países más desarrollados. Pese a que en América Central mejoró la estabilidad macroeconómica y recientemente se recuperó la actividad económica, las tasas de crecimiento promedio del último decenio no llegaron a los niveles récord de los decenios de 1960 y 1970. La mejora en el desempeño del crecimiento de América Central dependerá en gran medida de la capacidad de los países para poner en práctica reformas que eleven la productividad.


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