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Junto a e-jazz existo, and I´m Feeling God..............Luza Kova
Junto a e-jazz existo, and I’m Feeling Good
Luza Kova @luza_kova
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Desde que puedo recordar, en mi casa siempre se ha escuchado música: para bailar, cantar, realizar tareas o fiestear, más no de una manera reflexiva. Y en temas de música, mi padre fue una influencia notoria: como muchos adultos nacidos durante los sesenta, creció con el rock, herencia que pasó a mi hermano mayor, quien a su vez me educó a mí. Y aunque también gracias a los gustos de mi madre, pasé mi infancia escuchando un collage de música disco, baladas, pop y cumbias; el mucho tiempo que estuve a solas, volvió de la radio mi mejor amiga.
Fue durante la adolescencia en que me topé con una estación donde solamente se transmitía jazz y conocí a un puñado de intérpretes (prácticamente todos ellos hombres). Apunté algunos títulos y artistas entre mis tareas, pero usualmente retenía poca información. El jazz sólo me era útil como música de fondo para estudiar, y en mi imaginario tenía presentes algunos éxitos salidos en películas o series de televisión. En realidad, los géneros musicales con los que me identificaba emocionalmente eran grupos con inclinaciones al punk y al rock. Me sentía enfadada, indeseable y sola; necesitaba escuchar que otras personas sentían la misma frustración y melancolía como yo. Y aunque tenía algunas amigas, no mostraban el mismo interés por mis grupos, ni por mis conciertos.
Escuchaba música hecha por hombres y para hombres; así que lo lógico fue comenzar a salir con ellos. Creí que me comprenderían, pero solo necesitaban una porrista, de lo contrario, intentaban explicarme pasivo-agresivamente un mundo que yo ya había escuchado bien. Entre aquellos exes, tuve uno que, empeñado en afirmarse “intelectual”, solía poner a Louis Prima cuando dormíamos juntos… Y no me quedaron ganas de escuchar nada más. Tal vez, perduraron mis tendencias a enamorarme de sujetos con los mismos gustos musicales que yo, pero el apego por el jazz no lo hizo.
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