HECHOSe IDEAS R E V I S T A
PUBLICACION
RA DICAL MENSUAL
DIRECTOR: ENRIQUE EDUARDO GARCIA N* 1
BUENOS AIRES
JUNIO 1935
A modo de presentación Después de una lucha cruenta e incesante que se prolongó más de un cuarto de siglo, para asegurar el cumplimiento legal de las garantías preconi zadas por nuestra carta magna y de haber conquistado el poder público, que ejerció poco menos de tres lustros, el radicalismo volvió al punto de partida, sin que la inmensa obra realizada importase poco ni mucho para contener el avance de la reacción, que enseñoreada por las circunstancias, truncó el desenvolvi miento normal de nuestras instituciones y arrasó con las conquistas más ele mentales obtenidas hasta ese entonces* Fue menester un sacudimiento de esa naturaleza, para que la conciencia de la masa despertase a la realidad y pulsase en su fantástica evidencia el retroceso que importó cambio semejante. Con la abolición de todas las garantías constitucionales, el poder arreba tado por asalto, se presentó en. su cruda desnudez ante la ceguera momentánea del pueblo, que poco después abría tamaños ojos y desentrañaba del marasmo la torpeza cometida* * * * Abierto el camino a la reacción, quedó expedita la vía de la delincuencia política, con su secuela de corrupciones administrativas; mientras las cárceles del país, los cuarteles del ejército y las bodegas de los barcos de la armada na cional, sirvieron para acallar durante el régimen dictatorial y su sucedáneo, el pensamiento de los hombres libres, que, perseguidos y vejados, no transigieron jamás con la indignidad de la sumisión* “Afortunadamente, los perseguidos merecían, por su elevación de espíritu, los favores de la adversidad.” ¿Había fracasado la democracia? No había fracasado* Y tan no había fracasado, que aquel movimiento re volucionario realizado sin el concurso de la masa, mereció de ésta el desdén, y a los pocos meses — cuando se consultó su opinión por medio del plebiscito bo naerense— el repudio más completo*
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Sin embargo, no hay duda de que la misma había contemplado en forma pasiva el advenimiento de la dictadura, evidenciando no haber poseído la con ciencia necesaria como para discernir estrictamente sobre la magnitud del paso dado. Su repudio posterior fue la reacción al cercenamiento de las libertades constitucionales, que la enfrentaron a una serie de reflexiones que hasta entonces no se había planteado. * * * De manera, pues, que no había fracasado la democracia. Había triunfado la reacción ante la pasividad de un pueblo, cuya conciencia adormecida olvidó un pasado no muy lejano, permitiendo la realización del asalto, planeado bajo el imperio de las garantías que cercenaron a la colectividad, una vez colmado el logro de aspiraciones inconfesadas e inconfesables. Y no hay duda que, culpable de ello, fue el propio radicalismo. *
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Forjado en días gloriosos para la argentinidad, el radicalismo hizo revivir en el pueblo los anhelos de libertad, por cuya causa sus hombres se lanzaron en una verdadera cruzada redentora* que, siempre epilogada con sacrificios persona les en aras del idealismo, fue poniendo jalones inconmovibles en el desenvolvi miento de nustra democracia. Con su advenimiento al poder, una nueva era se inició, en la que no sólo se llegó a cumplir estrictamente desde el gobierno el restablecimiento de las ga rantías reclamadas desde el llano, sino que se afrontaron los problemas más arduos de política institucional, social y económica, en cuya solución siempre se consultaron los intereses de la colectividad. Ahí está su labor constructiva y dignificadora en materia de enseñanza pública; de profilaxis social; de solución pacífica de los conflictos entre el capital y el trabajo, amparando la suerte de los obreros; de política internacional; de defensa de las riquezas de nuestro suelo contra la codicia del capital extranjero, etc.; que confirman la pureza de sus ideales, frente a la obra nefasta de los moralistas septembrinos y a la campaña demagógica o intencionalmente aviesa de quienes quisieron arrasar con tan no vísimas conquistas, * * * Paralelamente a esta labor, le faltó, quizá, al radicalismo, la acción que consolidase la conciencia partidaria. Tampoco se ajustó al concepto psicológico de educación integral y de ahí también su responsabilidad en los extravios del pueblo. Y esta labor es la que habrá que emprenderse en la hora presente. Coin cide en ello el pensamiento de losf hombres dirigentes, cuyas definiciones concre tas ya se han exteriorizado. Somos partidarios de una democracia consciente, entendiendo a ésta por —
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una masa integrada de hombres espiritualmente sanos y, si cabe, con la mínima ilustración que es posible exigir; pero con el sentimiento fírme de saber posponer sus intereses subalternos a los que suponen el bien de la colectividad* El radicalismo, que logró la unidad nacional, debe realizar esta labor* Cuenta para ello con su acervo moral e ideológico, que arranca de las raíces de nuestra historia y se proyecta al futuro, con siempre renovados bríos de conquistas democráticas* A esta obra, que entraña un esfuerzo superior y exige una aplicación in teligente, se debe la aparición de HECHOS E IDEAS* Las inquietudes espirituales que siempre fueron fuerza latente en nuestro partido, reclaman en esta hora su predominio* No para desplazar a nadie ni para utilizar esta circunstancia como trampolín utilitario, sino para contribuirá en armonía a forjar una nueva conciencia que este a tono con los ideales) que plas maron el más grande movimiento de opinión política de nuestra patria, y con los problemas de la hora presente, que reclaman de los hombres una mayor) comprensión e inteligencia*
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Glosas Políticas El proceso bonaerense Las fuerzas políticas y apolíticas que gestaron el movimiento del 6 de Septiembre, justificaron su acción subversiva contra los poderes constitucio nales, afirmando en aquel entonces que, “la inercia y la corrupción adminis trativa, la ausencia de justicia, la anarquía universitaria, la improvisación y el despilfarro en materia económica y financiera, el favoritismo deprimente co mo sistema burocrático, la politiquería como tarea primordial de gobierno, la acción destructora y denigrante en el ejército y en la armada, el descrédito in ternacional, logrado por la jactancia en el desprecio a las leyes y por las acti tudes y expresiones reveladoras de una incultura agresiva, la exaltación de lo* subalterno, el abuso, el atropello, el fraude, el latrocinio y el crimen. . (manifiesto del 8 de Septiembre, 1930), fueron las causas determinantes de aquellos sucesos» A más de cuatro años de distancia de tales acontecimientos, los errores y abusos denunciados estrepitosamente, lejos de ser comprobados, fueron, en cambio, la forma política y administrativa que caracterizó a los gobiernos que se sucedieron en el país. No es esta una mera afirmación inspirada en banderías, sino la conclu sión lógica que se extrae de la minuciosa documentación hecha pública por los fautores más entusiastas y decididos de la gesta revolucionaria, en ocasión del juicio político promovido por la legislatura bonaerense contra el gober nador titular. * * * En efecto, con fecha 12 de marzo, un núcleo de diputados afectos al situacionismo formulan la iniciación del juicio político al ex gobernador in vocando los siguientes fundamentos; 1Q— Haber desorganizado y desquiciado la Administración de la provin cia como consecuencia de la continua remoción, sin causa justifica da, de sus colaboradores en las tareas de gobierno. 2Q— Haber traicionado los principios de la Constitución, que ha jurado solemnemente respetar, llevando a las altas posiciones del gobierno a personas que no reúnen las condiciones constitucionales para el desempeño de los cargos y que hacen pública confesión de sus prin
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cipios antidemocráticos, combatiendo nuestras instituciones republi canas. 3*— Haber evidenciado notoria inconducta política y absoluta incapacidad para el desempeño del cargo. 4*— Haber malversado, derrochado y defraudado fondos públicos. 5*— Mantener desintegrado el Poder Judicial, en términos que ocasiona serias perturbaciones en su funcionamiento. 6Q— Haber utilizado su influencia y su investidura oficial para beneficio de sus intereses particulares y en perjuicio de los intereses del Estado. *
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Esta acusación fue el corolario del alzamiento del ex-gobernador contra el partido que lo había exhaltado al poder, por reivindicar para su gobierno el “ideal ético y cívico de la revolución” . Rotos los lazos que lo vinculaban al partido denunció por intermedio de sus defensores ante el tribunal de enjuicia miento, que “el Partido Demócrata Nacional, no es sino una liga de caudillos, agrupados y unificados por la trabazón de sus intereses particulares, cuyos recur sos dependen de la tolerancia de los juegos prohibidos y de las exacciones a que se somete la ejecución de las obras municipales y la concesión de los servicios pú blicos.” Este estado lastimoso de descomposición, de los partidos pre-revolucionarios fue debido a la “acción desarrollada en aquel entonces por los partidos polí ticos minoritarios que no tuvieron más objeto que expulsar del gobierno al1 partido mayoritario; ni otra vista que la conquista del Estado para usufruc tuarlo” , agrega la misma defensa. Y por si esto fuera poco, sostuvo, además, este concepto: “el movimiento, cuyo contenido no va más allá de la conquista del Poder por el Poder mismo; que no tiene un sistema para substituir al imperan te”, (tal fue el contenido real que poseía el movimiento reaccionario del 6 de Septiembre) “no es, ni puede ser una revolución” . Y con referencia a las “cla ses dirigentes” , a las famosas “minorías selectas” , afirma que “sólo acreditaron las aptitudes del viejo burocratismo improductivo, aislados de la realidad ar gentina.” * * * Los episodios bonaerenses revisten una importancia singular por cuanto prueban que los mismos inspiradores del movimiento subversivo, los mismos que hoy se erigen en herederos directos de aquel movimiento, no han vacilado en pro clamar en un acto solemne el fracaso de la llamada revolución de Septiembre. No podía ser de otra manera, desde que un movimiento que no respondía a nin guna exigencia histórica, sino a intereses de la vieja oligarquía por usufructuar del Estado, y cuyo logro pudo obtenerse dado el desconcierto existente en las fuerzas políticas afectas al gobierno de aquel entonces, debía tener el lógico y na tural desenlace al que hoy asiste el país. La liquidación prematura de las llamadas fuerzas revolucionarias, la des
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composición que trabaja a esos organismos políticos, es la comprobación plena y definitiva que ninguna finalidad elevada y patriótica inspiró aquellos aconteci mientos, sino un propósito inconfesable de acrecentar sus privilegios en desme dro de la libertad y de las instituciones democráticas y republicanas. Inadvertidamente tanto el tribunal de enjuiciamiento del ex-gobernador, como la defensa de éste, integrada en su totalidad por hombres directamente vinculados al movimiento del 6 de Septiembre, han ahorrado a las generacio nes futuras la tarea poco grata de juzgar aquellos sucesos; inadvertidamente, pues han demostrado el contenido intrascendente, los objetivos subalternos que se persiguió al alterar el ritmo regular de nuestras instituciones democráticas re trotrayéndonos a épocas que creíamos definitivamente relegadas a la historia de un pasado siniestro y obscuro, que hoy pugna por querer sobrevivir.
La situación política y el mensaje presidencial ¿Qué juicio le merece al Poder Ejecutivo el actual estado político del país? A juzgar por los conceptos emitidos en el mensaje, las fuerzas políticas ac tuantes “no gozan de la confianza ciudadana” y, por consiguiente, “una caren cia de fe en las instituciones que nos rigen” sería la característica predom iante en la conciencia popular. ¿En qué medida son exactas estas apreciaciones? Si se ha querido aludir a las fuerzas políticas afectas al situacianismo, es incuestionable que no “gozan de la confianza ciudadana” , precisamente porque no constituyen para el sentimiento popular ninguna garantía para las institu ciones republicanas y democráticas que nos rigen. Pero si la apreciación oficial pretende hacerla extensiva a todas las agrupaciones políticas, resultaría sin ningún asidero en la realidad, pues los actos comiciales realizados últimamente en al gunos distritos electorales evidencian, por el contrario, que las masas ciudada nas dispensan sin reserva alguna un amplio apoyo a los partidos responsables, que responden a necesidades históricas y no a intereses circunstanciales, como es el rasgo más saliente de los grupos políticos oficialistas. Esto probaría, además, que las masas ciudadanas lejos de haber perdido su fe en las instituciones, se arrai ga cada vez más. *
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Enuncia el Mensaje Presidencial el propósito de reformar la ley electoral, introduciendo el sistema de la representación proporcional, a fin de que todos los sectores en que se divide la opinión pública estén representados en los cuerpos colegiados. El sistema que se auspicia, entendemos que procedería si nuestro ré gimen institucional se rigiera conforme a los cánones del gobierno parlamentario y no revistiera la forma presidencialista estatuida por la Constitución. Resulta
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inexplicable e inoportuna esta proyectada reforma cuando en todos los países que se rigen por el sistema del gobierno parlamentario tratan de conferir mayo res privilegios al poder ejecutivo — el abortado proyecto Doumergue en Fran cia— , restringiendo las facultades del poder legislativo, inspirados para ello en la teoría de los ‘"ejecutivos fuertes” que el gobierno actual viene ejercitando re gularmente, prescindiendo de los poderes legislativos. Para un gobierno que no ha demostrado mayores escrúpulos en el respeto por los tributos constituciona les del poder legislativo, resulta incomprensible y contradictoria una reforma de esa naturaleza. Además la representación proporcional tendería a anarquizar los partidos políticos segregándolos, al estimular las ambiciones desmedidas de los arrivistas y aventureros que pululan en los mismos. En vez de tender a la formación orgánica de los núcleos de opinión, el poder ejecutivo preferiría con esas inicia tiva provocar* una proliferación de núcleos que no responderían, en la mayoría de los casos, a ninguna exigencia nacional, sino a consultar intereses de círculos. Lejos de extirpar el “personalismo” , como parece ser su propósito, la medida proyectada sería también una manera ideal de provocar su surgimiento, al reavi var* el sensualismo de los impacientes e irresponsables. Juzgamos, pues, las re formas proyectadas como el caballo troyano que el actual ejecutivo intenta in troducir en los partidos políticos mayoritarios, con la ingenua creencia de poder disminuir su inevitable gravitación en la vida pública argentina. Si en realidad fueran sinceras las expresiones de ver los partidos políticos mejorados en sus costumbres, no creemos que las iniciativas oficiales lo logren. Antes bien, ellas contribuirán a perturbarlos. * * * Entre las muchas inquietudes reformadoras que en materia política animan al poder ejecutivo se cuenta también una pretendida reglamentación del funcio namiento de los partidos políticos, con miras, según se afirma, a corregir íos vicios imperantes en los mismos. Es una característica de todos los gobiernos que se proclaman “apolíticos” — pero que practican todos los vicios de la po lítica electoral— asignarles a las medidas que emanan de su órbita administra tiva un poder milagroso. Así como algunos gobiernos dictatoriales creen po sible, mediante un decreto o una ley provocar la lluvia y el buen tiempo, de la misma manera consideran factible corregir “ipso-facto” todos los males que aquejan a la naturaleza humana, con una cualquier medida de gobierno. De ahí que nos resulte absurdo y utópico pretender, con un simple' úkase guberna tivo, suprimir las deficiencias que traban el normal, funcionamiento interno de los partidos políticos. ¿Acaso el gobierno provisional no dictó igualmente me didas que reglamentaban la marcha de los partidos, con la “patriótica” intención, entre otras muchas, de disgregar al radicalismo? ¿Cuáles han sido sus resultados concretos obtenidos? Pues que las mismas entidades políticas que con más calor prohijaron esas medidas son las que terminaron desperdigándose en completa descomposición y en medio de la burlona indiferencia popular.
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Estimamos, en cambio, que los supuestos o reales vicios existentes en las agrupaciones políticas, se irán gradualmente corrigiendo con un constante y per manente ejercicio de las modalidades democráticas. Porque así como andando es cómo se aprende a caminar, también mediante la ejercitación de los instru mentos que la democracia ha creado es cómo alcanzaremos un perfeccionamiento de los partidos. Pero para ello es condición indispensable que la intro.misión oficial no se produzca. Por consiguiente, creemos que todas las medidas que se proyecten desde lo alto con miras a estructurar caprichosamente los partidos políticos está destinada, en forma irremisible, a caer en el vacío. La experiencia histórica, por otra parte, es demasiado aleccionadora.
Responsabilidad, sí; Jerarquía, no.— Existe una marcada propensión en partidos de naturaleza democrática, co mo el radicalismo, a emplear frecuentemente expresiones que, por su conteni do específico, pertenecen al exótico vocabulario de los partidarios de los regíme nes liberticidas. Lejos de ser acogidas con sentido crítico, como correspondería, esas expresiones son adoptadas y difundidas con insistencia pertinaz, creando una atmósfera de confusión que facilita y estimula la penetración de su nociva influencia. Sin duda alguna la amplia profusión alcanzada por la literatura fascistizante donde afloran a cada paso los lugares comunes como “jerarquía” , “obediencia” , “autoridad” , etc., está envenenando insensiblemente no pocas conciencias. Mientras estas veleidades fascistas se circunscriben a innocuas extt riorizaciones dentro de los organismos partidarios, pueden no asignársele mayor importancia, pero cuando se pretende extender el principio “jerárquico” a la misma organización del Estado democrático, subvirtiendo su actual estructu ra, sin percibirse que ello implicaría la negación de la soberanía popular, redu ciendo esta a una calificación arbitraria de “capacidades”, entonces el divorcio con los tradicionales principios democráticos es absoluto. Y así es como los partida rios de la “jerarquización” del régimen democrático, frente a la posibilidad con creta de realizar sus principios harían fascismo sin saberlo. Solamente una arraiga da convicción democrática y una definida posición principista podrá ponernos a cubierto de exóticas sugestiones y posibles desviaciones. ¿Debe un organismo político de esencia democrática como el radicalismo, cuyo patrimonio ideal lo constituye el anhelo ferviente de revalorizar los in mortales principios de Libertad, adoptar expresiones que, aparte de constituir la consigna inalterable de la reacción mundial, implican el tácito sometimien to y la renuncia total de todas las prerrogativas individuales ante la divinización del estatismo ultra-autoritario? Decididamente no. Si por jerarquía queremos significar la gravitación lógica y natural, a tra vés del proceso selectivo que se opera en el engranaje partidario, mediante el cons tante y permanente ejercicio de los instrumentos democráticos que permita el surgimiento de los más conscientes y capacitados para regir los destinos del par-
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tido; si con ello queremos consagrar el principio de que tanto en los cuerpos di rectivos como en la función pública, no caben los advenedizos o audaces que tratan, al margen de sus organismos naturales, cimentarse una personalidad sin la necesaria madurez, adoptando equívocas posturas ideológicas, entonces no es el principio de jerarquía que debe reclamarse sino el de la responsabilidad. Res taurar el principio de la responsabilidad; he aquí, a nuestro entender, la tarea esencial que incumbe a todo honesto y sincero militante de un organismo de mocrático. Pero, para ello, es menester interpretar la libertad como una posi bilidad de cumplir su propio deber y obrar a plena luz del sol. Rechazamos, pues, el principio de jerarquía, el cual, si bien ha podido llegar a tener una significación concordante con el espíritu liberal-democrático, en cam bio con la aparición de las tendencias fascistizantes, sean de izquierda como de la derecha, se ajusta a organizaciones que por su naturaleza autoritaria y estruc tura interna, son la antítesis de todo organismo que ha crecido y se ha desarrolla do al calor de los principios democráticos. Anhelamos, en cambio, ver restable cido el principio de la responsabilidad, sea para la función pública como para las funciones directivas, vale decir, el predominio de aquéllos que hayan acreditado en su larga y tesonera actuación pública una conciencia libre y disciplinada for jada en el sentimiento del deber.
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Responsabilidad de la hora P O R
MARCELO T. DE ALVEAR En los últimos años, transcurridos bajo el apremio de circunstancias ex cepcionalmente difíciles, he podido constatar con verdadero orgullo cívico el florecimiento de una nutrida prensa radical, dedicada al estudio diario de los graves problemas de orden político, institucional y económico, que preocu pan fundamentalmente al pueblo argentino. El solo hecho de que semejante prensa, de amplio objetivo docente, pudiera subsistir y extenderse, demostró la fecunda evolución de la conciencia ciudadana y la potencialidad de las fuer zas espirituales del partido. Y cuando a los periódicos de combate, por así de cirlo, se agregan publicaciones esencialmente destinadas a la propagación de ideas políticas y a la dilucidación de las trascendentales cuestiones de gobierno, como es el propósito perseguido con la aparición de HECHOS E IDEAS, puede asegurarse que el Partido Radical ha alcanzado un grado de plena madurez inte lectual o no está lejos de alcanzarlo. Ha sido una constante preocupación de mi vida cívica en las filas del partido, sugerir el debate en torno a las ideas básicas de nuestro programa cons tructivo. Entiendo que sólo de este modo, propiciando la discusión en la serena esfera del pensamiento, podrá irse poniendo al día nuestro ideario político, pa ra ajustarlo a las múltiples necesidades del progreso nacional y a las exigencias planteadas por la evolución espiritual de nuestro pueblo. En general, la U. C. Radical ha tenido el acierto intuitivo de recoger e interpretar con fidelidad las aspiraciones colectivas. Y en el curso de su ya lar ga y azarosa historia, ha tratado siempre de realizar esas aspiraciones, trans formándolas en soluciones concretas en la práctica del gobierno, virtualizando de este modo el pensamiento central de su itinerario político: imperio efectivo de la justicia social mediante la aplicación leal y auténtica de los principios cons titucionales. Pero no es difícil comprender que este enunciado genérico y hasta cierto punto impreciso, no basta para responder a los complejos problemas de la hora actual. Muchos de estos eran desconocidos en la Argentina no hace siquie ra un cuarto de siglo; algunos han cambiado simplemente de posición en el me
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canismo de nuestra vida nacional, y otros, considerados de máxima importan cia en la época del advenimiento del radicalismo al poder, han quedado rele gados a una categoría secundaria. Anotemos por ejemplo, lo que sucede con nuestro régimen de gobierno. Entre los años 1915 y 1930, pudo considerarse definitivamente afianzados los principios democráticos, que se traducían en la práctica por el ejercicio efec tivo de las libertades políticas y la vigencia real de las garantías individuales. ¿Qué queda hoy en pie de ese régimen de protección de la colectividad social? Sin duda permanece el aparato legal, formal, 'del sistema; pero detrás de la apariencia imperan situaciones irregulares, antidemocráticas, y por lo tanto, anti-constitucionales, que han desnaturalizado las más grandes conquistas de nuestra gesta política liberal. He aquí, pues, señalado al pasar un grave pro blema que no existía prácticamente hace apenas un lustro y que es necesario replantear ahora. Otro tanto puede decirse de la organización de la economía nacional, de la industria, de la política comercial, de nuestro régimen educacional, de las re laciones exteriores. Y en un terreno de otra índole deben merecer nuestra de tenida atención la administración de justicia y el régimen administrativo gene ral, trabajados hoy por factores que conviene examinar con desapasionamiento, pero con prolijo cuidado. Todas estas ramas de la actividad individual y co lectiva, han sido de una manera o de otra lesionadas por los acontecimientos mundiales de los últimos veinte años y muy principalmente por los desdicha dos sucesos de que fué víctima la Argentina desde 1930. Si el partido Radical se propone verdaderamente realizar desde el gobier no una obra leal de saneamiento político, administrativo y económico, es in dispensable que ahora mismo, cuando su posición opositora le permite conserservar una gran amplitud de concepción ideológica y desdeñar la presión de in tereses creados, inicie la meditada elaboración de un programa serio de acción, con el que pueda mañana afrontar las tareas gubernativas sin verse apremiado por las circunstancias ni sujeto a peligrosas improvisaciones. Tiene que pre pararse para el gobierno, si quiere cumplir debidamente su misión. Nunca ha sido más difícil que ahora gobernar un gran pueblo, y nunca, como ahora el arte y la ciencia del gobierno han exigido más talento, pureza moral y vigor intelectual. Se podrá, sin duda, realizar una gran obra de re dención social dejándose guiar por un sano instinto y por una desinteresada intuición; pero las dificultades de la hora presente han superado en mucho la intuición y el instinto de los hombres mejor dotados de estos elementos natu rales. Los hombres responsables de la U. C. Radical deben pensar en estas co sas con seriedad. El partido está en el deber de dar un contenido vivo y actual a su programa, para que el pueblo conozca con exactitud los objetivos que persigue y la medida en que se propone satisfacer las grandes exigencias y ne cesidades de la Nación.
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E L DEBER DEL
M0 MENTO P O R
JOSÉ LUÍS CANTILO La Unión Cívica Radical ha abandonado la abstención para reconquistar, por medio del comido, las posiciones públicas que le fueran arrebatadas violenta mente. Esta actitud ha merecido, dentro y fuera de sus filas, diversas interpre taciones. Para los irreductibles importó una declinación; para quienes creían que las exigencias del país estaban por encima de pasajeros intereses o agravios, una consecuencia lógica de la nueva orientación impresa al partido por sus hom bres dirigentes. De cualquier manera que se la considere, ha planeado problemas varios; para unos, nuevos; para otros, viejos. Los innovadores creen que la hora de manda no solamente un cambio de postura, sino un cambio fundamental en los objetivos; los tradicionalistas — los llamaré así para singularizarlos — entienden que mientras no se allanen los tropiezos acumulados por la dictadu ra, el papel de la Unión Cívica Radical no puede ser sino el que caracterizó siempre su acción y sus propósitos. Son extremos que deben aclararse y coordinarse para evitar perjudiciales perturbaciones y sobre todo, motivos de desorientación en la masa partidaria. Si la libertad electoral fuera un problema resuelto, vale decir, si en esta hora incierta, tuviéramos la plena seguridad de que será respetado el veredicto de las urnas, borraríamos del horizonte político el más negro de los nubarro nes que amenazan la tranquilidad del país. Desgraciadamente el ambiente está preñado de dudas e inquietudes. No me sumo a quienes piensan que, llegado el momento, encontraremos cerrado el camino de la legalidad, pero tampoco, al analizar desapasionadamente la situación, puedo dejar de considerar justifi cadas las aprensiones de cuantos hablan de tentativas de regresión, urdidas en las sombras por políticos de lance. Sean cuáles fueren los hechos de mañana, es indudable que en las circuns tancias actuales, no han desaparecido los problemas que originaron e impulsa ron al radicalismo en la vida cívica argentina. Dejarlos de lado, para encarar otros, sin duda de considerable importancia, pero posteriores en el desenvolvi-
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miento de los acontecimientos, a los que deben considerarse primarios, a aqué llos sobre los cuales reposa la posibilidad de cualquier evolución futura, me parece prematuro y peligroso. Comprendo que la juventud, apasionada por nuevas maneras de ver y flamantes teorías sociales y económicas, procure impacientemente traerlas al de bate, apremiada por las incitaciones, más hábiles que sinceras, de quienes afec tan desdén por todo lo pasado y en particular por la democracia, tal cual la con cibieran nuestros antecesores. Sin desdeñar esa inquietud y creyéndola indis pensable en el momento propicio, hago ahora cuestión de oportunidad. ¿Cuáles fueron las consecuencias del movimiento de Septiembre? ¿Trajo aquél, acaso, una modificación substancial en los usos y costumbres imperan tes antes de la ley Sáenz Peña? ¿Convirtió en realidad alguna de las rotundas promesas formuladas por sus promotores? Volveremos a la acción cívica en todo el país — frescos aún los sucesos ocurridos en la Provincia de Buenos Aires, que tan explicable estupor produje ron en la opinión— movidos por el anhelo, de restablecer la verdad democráti ca, tal como la planearon y defendieron hasta el sacrificio los ciudadanos mi litantes en la Unión Cívica Radical durante su cruzada inolvidable de cua renta años. El electorado no puede exigirnos en la hora actual sino firmeza y since ridad en nuestros actos; propósitos elevados y nobles; desinterés y patrio tismo para reconquistar el gobierno; amplitud de miras y serenidad inspirado ras de confianza. Más que aparatosos programas de gobierno o soluciones precipitadas de los intrincados problemas que constituyen la preocupación de otros pueblos, la opinión anhela nuestra prudencia, previsión y solidaridad para encarar los problemas propios, de acuerdo con los más altos y trascendentes intereses del país. La aventura ofrece a menudo, engañosas apariencias. Satisface momen táneas aspiraciones, generalmente personales. Pero los hombres de gobierno, con concepto preciso de sus deberes y responsabilidades, ni pueden, ni deben comprometer el porvenir de su pueblo, al azar de inconsistentes improvisacio nes. He aquí porqué circunscribo la acción presente de la Unión Cívica Radi cal, a términos menos deslumbrantes, pero más positivos. Ninguno me parece tan urgente como nuestra cohesión partidaria. Si pretendemos llevar al ánimo de los electores, la convicción de que el país será gobernado con mesura y efi ciencia, debemos comenzar por ofrecer la certidumbre de una disciplina severa e inflexible. Entendámonos bien. Disciplina no significa sometimiento incondicional; ni predominio forzado de ideas retrógradas; ni cerrar ojos y oídos a la expe riencia propia y ajena; ni obcecación cerrada para oponerse a los plausibles progresos presentes o futuros. Bienvenida la evolución bienhechora, pero den tro de una organización inconmovible, a base de una acrisolada lealtad a los ideales y principios que constituyeron y constituyen la esencia misma del radí-
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calismo; exenta de estériles agitaciones; extraña a todo móvil o procedimiento contradictorio con los ejemplos de rectitud y abnegación ofrecidos en la larga trayectoria recorrida, por los ciudadanos más eminentes del partido. Así concibo que vayamos al comido y así también que afrontemos, des pués del triunfo, las inquietudes inherentes al bienestar político, social y eco nómico, suprema aspiración de los pueblos civilizados.
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La Paz S o cia l y los Partidos Políticos P O R
MARIO SAENZ . .
Et pax in térra hominibus bonae votuntatis. .
Desde el 6 de Septiembre de 1930 el país no ha podido recobrar todavía su verdadera tranquilidad. En este orden público, que desde entonces sobrellevamos, hay algo de pre cario, inconsistente e inseguro, porque nunca, como ahora, nos hemos sentido menos garantidos por los poderes del Estado. Y esto es lógico, porque siendo la garantía del orden una función pri mordial del Estado tenemos el convencimiento de que no podrá protegerlo mientras él mismo esté en peligro. Nunca, como ahora, nos han parecido tan ilusorios aquellos nobles pro pósitos de la Constitución Nacional: afianzar la justicia, consolidar la paz interior, promover el bienestar general, asegurar los beneficios de la libertad. . . Y, sin embargo, esas garantías son indispensables a la fecundidad de to das las labores y esenciales al goce pleno del bienestar colectivo. *
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Desde el 6 de Septiembre de 1930, la paz social está llena de rumores. La población vive en permanente zozobra. Con ó sin coherencia, con o sin presunciones de eficacia, hombres forá neos por su ideología ó por su origen, — llámense comunistas o fascistas— amenazan destruir las conquistas logradas por la acción de nuestro pueblo, cu yo espíritu ha sido y es profundamente pacífico, liberal y democrático. Nadie niega que, antes del 6 de Septiembre, existieran ya los gérmenes de esta inquietud perturbadora, en estado latente. Pero es, también, innegable que aquel movimiento exacerbó su desarrollo a causa de su propia filiación y de sus procedimientos, fundados, como en la acción directa del comunismo, en el predominio de la fuerza y en la exclusión de una clase social o agrupación po lítica. 15
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Desde entonces, el jornal de los obreros, los salarios de los trabajadores, el sueldo de los empleados, todo ha disminuido, sincrónicamente, como es de ri gor, con la desvalorización de la moneda, el aumento de los costos de la vida y la sanción de nuevos impuestos, todo ello devorado por esta especie de paz armada en que vive el Estado para precaverse del asalto de sus enemigos inte riores. La inquietud social y el malestar económico — que nadie puede disimular y que todos lamentan— se agrava aún y se complica fatalmente con el retro ceso sufrido por el país en el respeto de sus instituciones políticas, desde el día en que la violencia alteró el ritmo normal de nuestra vida constitucionalmente organizada. Por todo ello, el 6 de Septiembre quedará, en nuestro anales, marcado para siempre como día nefasto. * . * * Pero, los pueblos que llevan en su entraña una incoercible vocación por la democracia, tienen también en su mismo ser todos los elementos para re construir o reconquistar ese ambiente de paz y de concordia. Discernir cuáles son los elementos adecuados y ponerlos a la tarea de la reconstrucción es la empresa primordial del momento. Empresa dura, por cierto, en la cual todos deben cooperar, y en primer término los partidos políticos, pues, por eso, y exclusivamente por eso, pueden justificar con nobleza y dignidad su mejor razón de existir. Yo aspiro a que la Unión Cívica Radical ocupe la vanguardia de esta avanzada restauradora de la Constitución y de la Ley, porque sólo el acata miento al mandato de la Constitución y de la ley, bastan para garantir la paz, la paz bienhechora y fecunda, la única que hará posibles todos los progresos del cuerpo y del espíritu. . . ¿Cuál sería el partido político que podría disputarle el cumplimiento de este deber? Deber patriótico por excelencia, no puede ser cumplido por los grupos teorizadores o pragmáticos del comunismo: abominan ellos de la nacionalidad, desconocen el nexo de justicia que debe vincular el trabajo con la recompensa, el mérito con la consideración colectiva, y por odio de clase invierten la desigual dad que combaten creando una nueva desigualdad, un nuevo privilegio. Su primer paso hacia la conquista del poder, por la acción directa, desordenada y homicida es el pecado original que los condena a buscar la paz por medio de la guerra. Confiar, para esta empresa, en los conglomerados conservadores, — inclu sos el fascismo y el hitlerismo, incubados en países no democráticos y a favor de causas circunstanciales y locales— no parece tampoco razonable. Los países de América tienen una misma tradición, diametralmente opues ta a la de Europa, y aún cuando soliciten y acojan la impregnación de las cul turas europeas, como colaboración en el progreso humano, esa misma tradi ción y su modalidad liberal los encamina hacia un destino político diferente.
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¿Cómo, con tan arbitrarios prejuicios, habrían de reparar esos conglo merados la enorme lesión que ellos mismos causaron el 6 de Septiembre im pulsados por su ambición egoísta, por su ausencia de generosidad y su concepto inhumano de aprovechamiento del hombre por el hombre, so pretexto de una superioridad sobre las masas muy discutible en materia intelectual y totalmen te falsa en las regiones de la moral y de la actividad laboriosa?. . . La paz social es el fruto genuino de la democracia y no puede ser instau rada o restaurada sino por Jos demócratas sinceros, y, para tales conglomerados la abominación de la Democracia es el primer postulado de su programa po lítico. *
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Acometer y llevar a cabo la empresa patriótica de volvernos al cauce de las instituciones, al imperio de la justicia y al respeto absoluto de la Ley, en que ella se traduce, debe ser la obra de la Unión Cívica Radical. Ningún partido político mejor preparado por su difusión nacional y por su arraigo en el pueblo. Ninguno tampoco más obligado por la amplitud y la pureza de su doc trina democrática, como que su programa es, esencialmente, la Constitución Nacional. Acaso — digámoslo también— esta amplitud demasiado abstrac ta sea su único defecto, llegado el momento de las soluciones concretas. La masa popular ha permanecido siempre fiel a estos principios demo cráticos generadores de la paz social y ha ratificado invariablemente su adhe sión al partido que mejor los trasunta. Su fe en ellos no ha padecido una claudicación, desde que fuera sancio nada la Ley Sáenz Peña, ni en los días sombríos de la dictadura, como lo prueban, en forma harto elocuente, los comicios históricos del 5 de Abril de 1931, en la Provincia de Buenos Aires. La dictadura tuvo que arrasar las urnas para arrebatarle aquel triunfo, sin poder quitarle la gloria de haberla derrotado con las armas pacíficas del sufragio. No hay en nuestra historia un ejemplo más patente de fe en el sufragio y de repudio de las Tiranías. Después la abstención decretada por el partido, interrumpió, temporal mente esta confrontación de los anhelos populares, con las sectas reaccionarias. Pero, retomado luego el camino de los comicios, nuevos jalones revelan la persistencia del pueblo en su voluntad de reorganización pacífica, y acredi tan, a la vez, su inalterable adhesión al programa de la U. Cívica Radical: Tucumán, Catamarca, Entre Ríos, La Pampa, Chaco, Misiones, elecciones provinciales ó municipales, todas y cada una de ellas han señalado un triunfo de la democracia. Es evidente que el pueblo sabe discernir con qué principios y con qué métodos políticos ha de asegurarse el porvenir de la República. . . ♦
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En materia de Ciencias Sociales y Políticas? hay PROBLEMAS DEL DIA Y PROBLEMAS DEL DIA SIGUIENTE. No acontece lo mismo en Ciencias Matemáticas, donde todos los proble mas son siempre de actualidad a fuerza de ser inactuales. Un problema aritmético difiere, a este respecto de un problema económi co o financiero, en que aquél dará siempre igual resultado, en tanto que éstos pueden, según las circunstancias, conducir al éxito o llevar al fracaso. No desconocemos, por tanto, la existencia de numerosos problemas, to dos interesantes, para la prosperidad de la Nación, pero, afirmamos que, en es tos momentos, el primer problema, cuya solución debemos apresurar es el del restablecimiento de la paz social, bajo cuyo amparo será únicamente factible la solución de los demás. Desde el fondo de la isla solitaria, cobra hoy, para nosotros, nueva re sonancia el clamor apocalíptico del Aguila de Patmos: PAZ, EN LA T IE RRA, PARA LOS HOMBRES DE BUENA V OLUNTAD.
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Las Provincias Argentinas Unión CIVICA RADICAL P O R
PACÍFICO RODRIGUEZ VILLAR Irigoyen era contrario a que el radicalismo se encerrara en un programa, Dor entender que su función era superior a todos los preceptos que se pudieran ordenar como laudables proyectos de acción política. La Unión Cívica Radi cal era para él, la Nación en marcha, que retomaba para seguir su camino los dictados prístinos de Mayo, faltos de cumplimiento, no obstante el tiempo transcurrido, por la grave conjuración de adversas fuerzas fomentada por los arraigados localismos. Y reconociendo la influencia perniciosa de ambientes li mitados, iba en contra de ellos diciendo que la Nación debía estar presente con todas sus actividades allí donde fuera menester acelerar el vitalismo progresista. Y al influjo de este pensamiento proyectó el ferrocarril a Huaytiquina, que la dictadura malogró. Pensaba abrir en el Norte una brecha de vida para todas las provincias argentinas de aquella región y para los países hermanos y vecinos de la zona, en el ánimo de producir un movimiento profundo y sacudir todo ese mundo que parecía huir de la realidad contemporánea. Y en este orden de ideas iba al fondo del problema jurídico constitucional en lo que respecta a las provincias. Sin entrar a discurrir sobre la preexistencia de la Nación o Provincia, entró derechamente a resolver su bienestar económico como derivación de la frase aquella de que las autonomías son para los pueblos y no para los gobiernos. Cuando deje efectivamente el radicalismo de ser el único partido alejado de la función directiva; cuando esta ola de ideas extrañas haya pasado para de jar solamente el recuerdo de un momento de extravío, por el que todas las N a ciones han pasado; cuando la voluntad popular gobierne por medio de sus re presentantes y sean los radicales quienes de nuevo marquen derroteros por don de han de impulsarse las energías del país, en este momento adormecidas; cuan do sean una verdad el sufragio popular y la soberanía del pueblo, los gobiernos podrán emprender sin desconfianza su obra patriótica y fijar su mirada y con ella todo su pensamiento en el porvenir de la Nación, dejando de lado ya, —pues esa parte se habrá cumplido— los problemas electorales, cuya esencia constituye la base de todos los otros problemas que se nos puedan presentar, des de que nunca podremos imaginar una patria grande con su gran alma libertado ra subyugada o constreñida.
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Esta hora ha de llegar sin duda alguna, cualesquiera que sean las contin gencias que surjan, Tarde o temprano, el país retomará su cauce representativo republicano en la realidad de su derecho, porque no habrá nada que pueda cambiar las corrientes de la vida argentina que vienen rodando desde el fondo mismo de su Historia, Esto llegará, sin duda alguna, y la tarea de la democra cia en el futuro del país estará como siempre descargada de rencores. Los hom bres, como las comunidades políticas, para vencer, deben comenzar por ven cerse ellos mismos. Siempre han fracasado en los pueblos los partidos políticos que llevaron en los pliegues de su bandera la inscripción de la venganza. *
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El cuadro de muchas provincias argentinas es el exponente más claro de la obra desgubernamental de medio siglo. Ellas representan en sus modalidades vitales un sistema de desarrolló en que no es el interés general el punto princi pal de mira; los principales intereses aparecen supeditados a razones sociales que representan también en cada una de las regiones donde se asientan, la ca sa matriz de los comercios políticos. Política y comercio giraron de este modo bajo un mismo rubro y las riquezas de las provincias han estado manejadas así, durante muchos años, indistintamente desde los escritorios de las empresas y la Casa de Gobierno. Encierra este sistema la causa originaria de dos resul tantes completamente antidemocráticas, a saber: la formación de núcleos directi vos donde no son las capacidades manifiestas los motivos de especial califica ción social sino las vinculaciones de cada una y en cualquier forma con los que ejercieran el poder y manejaran los capitales; y, por otra parte, el abandono del pueblo, reducido a las condiciones más miserables, en todos los sentidos, como para que por su propia debilidad total sirviera mejor, más obediente mente, a los intereses directivos. Subversión tan profunda, tan dolorosamente honda, de los preceptos que fundamentaron nuestros gritos nacionales de independencia, produjo como con secuencia natural que las regiones supeditadas al ausentismo de las promesas libertarias se quedaran estancadas en su evolución, ofreciendo después de lar gos años de luchas cruentas y después que la República apareciera desenvolvién dose en formas orgánicas, orientada verbalmente con rumbos de progreso, la misma configuración sociológica y material de los tiempos lejanos del coloniaje. Nada de aquello que debió seguir a los dogmas que como clarinada de auroras po pulares lanzó Mariano Moreno a la faz de la tierra, se identificó en la vida na cional con leyes ni modelando costumbres ni sembrando energías. En la rea lidad de los hechos se ha ido en contra de los preceptos esenciales de Mayo, usu fructuando su enunciación en beneficio de intereses particulares de grupos, lo que equivale a denunciar rotundamente la falacia vergonzosa de los usurpadores del poder público que no solamente conspiraron contra el pasado de la Pa tria, utilizándolo como motivo de sus declamaciones; no solamente conspiran contra el presente, sino que también lo hacen contra el futuro de la nacionalidad, porque quieren mantenerla estacionaria o conservadora, cuando las voces de los ámbitos del mundo piden radicales renovaciones. *
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Las provincias del Norte deben recibir el impulso inicial que las despierte a la vida de su siglo. Tienen en sus entrañas riquezas ingentes capaces de ha cer la felicidad de millones de argentinos si sé las somete al usufructo de un tra bajo sabiamente legislado que procure la equitativa distribución de los benefi cios, de manera que de la explotación de esas riquezas surja, no un grupo de familias adineradas, sino un pueblo nuevo, formado por individualidades sa nas y confiadas en el esfuerzo propio y en la vigilancia tutelar del Estado. Hay que penetrar en las montañas con los elementos poderosos de la industria mo derna y buscar en su muda inutilidad del momento las bases sobre la que pue da asentarse el rumoroso trabajo que convierta su mole silenciosa en una col mena fructífera. Hay que ir allí con capitales, con ciencia y con brazos para ha cer de ellas una de las nuevas fuentes de la grandeza nacional y para que los argentinos del porvenir sepan llevar sus esfuerzos hacia las industrias que de allí se deriven y aprendan consiguientemente a trabajar con capacidad los pro ductos de la tierra para ofrecerlos a las necesidades de su país y del Universo como frutos de sus músculos y su inteligencia. Muchos de los caminos de hierro extendidos durante el pasado no con sultan los dictados de un criterio con vistas al porvenir. Han respondido en su colocación a los mismos intereses centrales que dirigían las provincias y son me dios circunstanciales de transporte, que han de ser rectificados para que su uti lidad no pueda ser discutida y para que sus beneficios se traduzcan en efectos generales. Los caminos de las provincias han sido hechos sin ningún plan or gánico y han servido para ser inaugurados en beneficio de temerarias consa graciones políticas; no han servido jamás para intensificar el comercio de las re giones que cruzan y si han encerrado tal propósito en algunos casos, la inha bilidad de la idea queda demostrada con la ineficacia del resultado. *
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Existen muchos pueblos, pero muy muchos, en las zonas cordilleranas, quiero decir, en los primeros contrafuertes, donde perduran las mismas dificulta des que en la época de la conquista. Cruza actualmente la mensajería en el si lencio de las noches, dejándose sentir a ratos la voz chillona de los postillones que apuran las muías; una de éstas hace que tira mientras las otras trabajan. El camino bordea a poca distancia de un cerro que se pierde en el horizonte. De tar de la serranía se confunde con las nubes crepusculares y no se sabe si son éstas las que aparecen distantes o la mole inmensa de granito que infunde en el viajero la obra de Dios en la Naturaleza. Todavía se ve en muchas provincias el viejo arado de formas y materia les rudimentarios, hundiéndose en la tierra; todavía sé ve en los valles y en las serranías el tipo clásico de la región, salpicado de sangre castellana, luciendo en la cara una barba rala y larga; todavía dominan las costumbre de ese tipo, una conformidad asombrosa que le hace mirar con indiferencia todo aquello que no signifique mantenerse en su estado de permanente quietud; vive aún ese hombre raro, cuya mirada parece perderse de continuo en el recuerdo de las ac
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tividades remotas de su raza, como si descansara de las luchas aquellas que sos tuvieran sus antepasados y como si se sintiera en la situación de un intruso en su propia tierra, ahora que le falta el dominio de lo que fuera otrora su imperio legendario. De estas regiones salieron los ejércitos que combatieron por la libertad en América, y en caso necesario volverían a formar regimientos. *
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La contemplación medidativa de la vida de algunas provincias induce a pensar en la premiosa necesidad de mejorarla. Las variantes que se observan en la estructura y el alma de esas poblaciones no señalan la parábola progresiva, desde los tiempos de la Colonia hasta el presente, los mejoramientos elemental mente aceptables. Estamos en mora vergonzante en este sentido y las provin cias, tal como se ofrecen a la observación, constituyen un clamor que debe lle gar a los corazones argentinos para que comprendamos que ellas merecen la celosa atención de los poderes públicos, entre otras razones porque ellas sig nifican en su hora el apoyo virtual y material de la Nación al realizar sus gran des aspiraciones de libertad, de independencia, de progreso y de civilización, y •que al comprometerse sin reparos y con todos los sacrificios para la consecu ción de estas altas finalidades, implícitamente declaraban hacerlo por necesida des latentes de nuevas orientaciones que sentían maternalmente en su seno. *
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Y no se diga que faltan en la población los elementos primordiales del carácter para emprender obras de voluntad. La Historia nos enseña que, por el contrario, la población criolla de esas regiones se ha caracterizado por indus triosa, llegando también al plano superior de la producción artística, siendo aún en nuestros días productos apreciados y dignos de admiración los tejidos multicolores que han salido de los hogares autóctonos. Los viejos caminos del Norte tienen recordaciones que se extienden hasta la leyenda, lo que viene a significar que han sido construidos en épocas remotas y obedeciendo a necesi dades de tiempos en nada similares a los presentes. Sin embargo, los caminos son los mismos y la acción de los gobiernos no se ha hecho sentir en esas rutas que han servido de comunicación a los indígenas, para mejorarlos de modo que pudieran ser ahora exponentes de una nueva civilización. No hay, pues, que achacar a la idiosincrasia de la población criolla el atra so de aquellas regiones adonde el brazo extranjero no ha llegado todavía; debe atribuirse ese atraso a los malos gobiernos que han dejado que la apatía y el desgano se apoderasen de las poblaciones argentinas, sometiéndolas a una ex plotación vergonzosa, consintiendo que llevaran una vida animal y no reco nociéndoles derechos que han debido otorgar, por imposiciones, a los obreros. Hoy todavía se ven en los barrancos de nuestros ríos interiores, familias enteras morando en cuevas inmundas porque todavía ahora un hombre tiene que tra
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bajar por cincuenta centavos de jornal mientras se amontonan millones, por otras partes, a costa de estos inhumanos sacrificios. Se hicieron las leyes de protección al obrero comenzando por las ciuda des, es decir, obedeciendo al temor o a la conveniencia política del momento; no se hicieron por generosidades de espíritu ni por patriotismo, porque en estos casos ellas debían haber ido en primer término a proteger el trabajo del humil de compatriota que en la lejana comarca se debate falto de recursos en un am biente hostil. Hay que hacerlas ahora, porque es necesario vigorizar al argenti no, antes que nada, fundamentando para él y para los suyos, situaciones esta bles, sólidas y afectivas, a fin de que no se sienta menos fuerte que aquel hom bre que llega a nuestras playas retozando rebeliones que ha comenzado a bal bucear en la estepa o en la esclavitud, y que las quiere lanzar en busca de pro sélitos en nuestras tierras de libertad. *
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Hecha la legislación que propicie el trabajo en esas provincias desoladas, cruzados sus territorios, por vías de comunicaciones modernas, será conveniente pensar en buscar a los productos de sus industrias caminos nuevos. Este era el pensamiento de Hipólito Irigoyen. No todo ha de ser para Buenos Aires ni todo debe salir del puerto de Buenos Aires, pequeño ya para servir de gran portada para el trabajo inmenso del país. Por los caminos de la Cordi llera, rumbo a Chile y rumbo al Norte, hay que tender brazos de confrater nidad en forma de líneas férreas para que lleven al Pacífico y sus regiones los productos del trabajo argentino y nos traigan de los países hermanos del con tinente los frutos de sus esfuerzos que nosotros necesitemos, por los medios más directos y fáciles de comunicación. Una gran política comercial es menester desarrollar en este sentido porque hay en ello un interés nacional y sudameri cano y nosotros, que hemos tenido la alta misión de llevar al continente, del Sur al Norte, para encontrarnos con la otra fuerza que venía en contrario sentido y paralelos propósitos, las palabras de la emancipación, debemos continuar por las mismas rutas la parte que nos corresponda en la obra del progreso conti nental. Porque no debemos olvidar que si nuestra independencia no llegó a existir y a sentirse fuerte sino cuando encontró solidaridad en las hermanas na ciones de la América del Sud, nuestro progreso no será completo sino cuando se halle entrelazado por fuertes vínculos armónicos con el progreso y el interés del continente. *
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Estos conceptos fundamentales sobre la acción en las provincias los es cuché un día conversando con Hipólito Irigoyen y los mantengo frescos én mi pensamiento por la unción patriótica que puso en su conversación en aque lla tarde inolvidable. Para llegar a estas cosas el país debe volver a su realidad constitucional.
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Las nacionalidades que sobresalen siempre, son aquéllas que mantienen luminosas en sus altares la llama del amor a su tradición y a lo que les es co mún. Los pueblos que se pierden o se deforman son aquéllos que han dejado disminuir su patriotismo, y entiéndase que es permitir la realización de este fenómeno el consentir que la patria sea tan sólo úna palabra para el usufructo del esfuerzo de una mayoría, no formada por los procedimientos legítimos del pueblo y transformada en pseudo-aristocracia dirigente. Sólo existe, en mi sentir, en la democracia de verdad el verdadero patrio tismo, cuando es sentimiento de justicia, de libertad, de premio a los afanes honestos y de aplauso sincero para todo aquél que concurra con su inteligencia o con su maestría al engrandecimiento del común patrimonio. *
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Sea nuestra voz, pues, en las horas agitadas, el toque de clarín que junte en comunión de esperanzas todos los corazones nacidos para el bien. Sea nues tra tierra, hija de la libertad, y en cuya amplitud inmensa se ofrecen todos los aspectos y los climas, al trabajo ordenado de los hombres del mundo que quieran habitarla con buena voluntad, una de las regiones que escape a esta fiebre de desunión y de anarquía que sólo conduce a aumentar el número ya horrible de los males irreparables. Sea nuestra bandera, que sólo habla de co sas celestiales en sus colores y de sucesos relevantes en su historia, el pabellón de la paz y la armonía, y que se cumpla a su sombra sagrada la ley de las evo luciones que marca la hora que pasa, sin manchar para nada con sangre de hombres el suelo de bendición que la sostiene. Formamos patria de libres: nació ayer nuestra nacionalidad rompiendo cadenas de esclavitud; nuestros hombres símbolos hablaron con el verbo de la más pura democracia. Ellos se alzaron en la hora primera para esbozar el pro grama de la vida nacional con la luminosa clarividencia de los hombres astros que se llaman genios; son sus palabras, todavía, los dogmas de nuestra mar cha y de nuestras luchas, y vamos siguiendo los caminos que ellos nos indican con la fe calurosa que sugieren los grandes ideales. De los viejos pleitos que en los viejos mundos plantean situaciones violentas, nada nos toca tomar a nuestro cargo; hemos aparecido sobre la haz de la tierra saturados de democra cia y toda vez que las camarillas de las humanas pretensiones desviadas qui sieron falsear el concepto de nuestra histórica razón de ser, nos hemos alzado como en la hora de Mayo para repetir; una vez más que no se deben tener su gestiones contra la libertad del país.
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POLITICA Y
ECONOMIA P O R
C A R L O S M. N O E L Conferencia pronunciada el 7 de Abril en el “ Teatro Indepencia”, de la ciudad de Mendoza
He venido a vuestra ciudad, al pie del Ande, para traeros la palabra cor dial y amiga de un hombre de Buenos Aires que piensa como vosotros y que desea contribuir al estudio y a la meditación de los problemas sociales que agi tan la hora presente. Mucho he reflexionado sobre el carácter que debía dar a mi exposición. Confieso que estuve tentado por el tema exclusivamente político. El partido ha ganado dos batallas: una en Catamarca, la primera provincia que ha dado a su legislatura diputados radicales después de la noche triste del 6 de Septiem bre y la otra en Entre Ríos, donde el radicalismo unido frente a la reacción, libró una acción memorable que ha despejado, en gran parte, el cielo de la política nacional, ahuyentando ciertas esperanzas y aclarando el camino hacia el porvenir. Esos sucesos de Entre Ríos han encendido en toda la República esperanzas felices y se oyen clamorosos los deseos de seguir el ejemplo de lo ocurrido allí con el partido y ver reunido al radicalismo, verlo uno solo, como en 1916, la época de sus grandes entusiasmos en que comenzó la era triunfal. Son los lógicos choques, que la lucha democrática impone, aún dentro mismo de los partidos, los que han podido las más de las veces producir divi siones entre sus hombres, pero salidos todos del mismo hogar, con iguales idea les e idénticos propósitos no podemos sino unirnos en esta hora tan grave pa ra la República, porque peligran sus instituciones, porque es atacada la razón de ser de nuestra Nación, porque hay que defender las libertades, la libertad cuya pérdida se ha considerado siempre signo o motivo de decadencia, en las ar tes, en las ciencias y en la economía como en la vida moral. Hay que defender lo que el radicalismo ha impuesto en el pensamiento del pueblo argentino y por tanto en su vida misma, esa visión de un camino que se le abre amplio y claro, como nunca apareció. Tenemos que unirnos para defender nuestras conquistas amenazadas, porque esas conquistas no se habían conseguido por casualidad o súbitamente,
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no habíamos llegado a esa meta de un salto o de un vuelo* Las obtuvimos lle vados de la mano por los grandes hombres que fueron nuestros jefes, guiados a su vez por las meditaciones de la filosofía y que supieron armonizar la dis cordia entre el mundo ideal y la realidad, confiriendo idealidad a lo real y realidad a lo ideal* La unidad Radical es una necesidad para el pueblo argentino y una vez producida ha de ser fuerte, inescindible, para hacer estériles los conatos de ac tualizar lo inactuable, evitando la consiguiente caída en el despotismo, que re baja la inteligencia y abate la voluntad* Pero esta unidad, para que sea sólida, ha de estar, sobre todo, vitaliza da por ideas comunes. Los intereses se quiebran, las amistades pueden, romper se; las ideas no. Por eso me alentaron a hablaros de algo que no sea exclusivamente de política, las confidencias de un amigo mendocino, que me trajo la noticia, de que en esta provincia, los correligionarios radicales habían organizado “Peñas” con el objeto de discutir y comentar los problemas sociales y económicos de actualidad. Os traigo pues, un puñado de ideas que aún cuando vienen de Buenos Aires, desearía que no las contemplárais como forasteras, pues si alguna preo cupación he tenido siempre, ha sido la de sentirme argentino y la de mirar los problemas en función de la nación entera. LO QUE DIFERENCIA A LA U. C. R. DE OTROS PARTIDOS
Una de las diferencias fundamentales entre la U. C. R. y los otros parti dos es precisamente esa: la de tender hacia una identidad de propósitos en el orden nacional. Los otros partidos en cambio, a pesar de la: marca común con que han sido designados últimamente, son de origen y de orden puramente localistas, resa bio de un caudillismo anacrónico, que tanta sangre y tanta miseria causó a la República. De ahí que bajo el rótulo común de Demócratas nacionales, caben los grupos heterogéneos del uriburismo distinguidos con designaciones de partidos o de organizaciones fascistas; caben también los que sabiendo que la demo cracia tiene todavía una vitalidad superior a sus anhelos de destruirla, se de claran con reticencia, liberales, caben también los socialistas, que para demos trar su completo olvido del valor de la palabra se apellidan por lujo indepen dientes y caben, en fin, doloroso es; decirlo, los amigos de ayer que nos aban donaron en las horas difíciles y que, olvidando moral y doctrina, pactaron con los enemigos de siempre. Frente a esa sinfonía de opiniones que los sordos y los pillos encuentran maravillosa y que sólo un humorista pudo haber bautizado de “Concordan cia” está la U. C. R. unida por sentimientos comunes, leal y sincera en sus profundas convicciones democráticas, tratando de crear una orientación homo
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génea en sus cuerpos de oradores capaces de explicar con conceptos claros, pues tos al día según las exigencias actuales, las necesidades económicas y políticas del país que el partido interpreta, sustenta, persigue y satisface. Los oradores forman la energía que mueve la máquina de una demo cracia. Por perfecto que sea un pueblo, siempre ha de necesitar un estímulo que lo despierte, que le haga ver los aciertos o los errores de sus dirigentes. En una Nación que se precia de libre los gobiernos los conquistan los oradores. He aquí la razón por la cual debemos darles una unidad de pensamiento para la acción futura, he aquí porqué debemos exigirles un amor sincero por la verdad, por la probidad intelectual y por la misión social a que están lla mados. UNIDAD DE PENSAMIENTO EN LAS ACTIVIDADES PARTIDARIAS
Como soldados en una batalla, los oradores deben tender hacia una in dispensable unidad de miras, para lanzarse por todo el territorio a derramar con ideas comunes el tesoro de su inspiración y de su entusiasmo por el bien público. No se puede pretender y realizar nada sin ideas directrices y no se puede convencer a nadie de estas ideas, si no se las ha comprendido cabal e íntegra mente. El radicalismo, fuertemente apoyado en sus principios tradicionales, busca en todos los dominios de la actividad los medios de restablecer las relaciones de la sociedad argentina, sobre bases que sean sólidas a fuerza de ser justas, dando a cada hombre la conciencia de sus deberes, pero también el goce de sus dere chos. La política, ya lo hemos dicho, es hoy esclava de la economía. La crisis que aplasta al mundo, proviene en línea recta de los falsos princi pios que durante un siglo han trabajado en la economía. Un grave pecado de inteligencia, la ha orientado desde tiempos atrás. Es ta desgraciada equivocación ha pesado sobre el objeto mismo de sus investiga ciones: "Ciencia de las riquezas se decía." "Ciencia que hace conocer los me dios con que la riqueza se forma, se distribuye y se consume". Se ha olvidado nada menos que al hombre, agente necesario de toda formación, de toda distri bución de riqueza, se ha excluido al orden humano, que está llamado en con secuencia, a presidir las operaciones de las cuales, la riqueza es sólo la materia y el instrumento. Omisión que debía Conducir a pensar y a obrar, necesariamente, como si los hombres fueran hechos para la riqueza y no las riquezas para los hombres. Omi sión también que a fuerza de pensar en la distribución de la riqueza, dejaba para la filosofía, el problema pavoroso de la miseria, del hambre y de la desocupa ción. Es menester que nos situemos en otro punto de vista, que tratemos de re componer nuestras ideas, haciéndolas girar en torno al verdadero protagonista, del drama de la economía.
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Como Copérnico, debemos reconstruir el sistema planetario sobre la base de que no es el sol el que gira en torito a la tierra, sino ésta, la que gira alrededor del sol. Así la economía dejará de ser un ensayo inútil de guarismos sin realidad positiva, para tornarse una ciencia concreta. • Perderá esa exactitud abstracta, fría y falsa de las fórmulas algebraicas, para convertirse en una ética y una her menéutica social. Su estudio versará más que nada sobre la miseria contemporánea, sobre el problema de la desocupación y del hambre, sobre los factores humanos y extra humanos de estas calamidades sociales, y sobre la posible superación de dificul tades, que no son insalvables. LA INDUSTRIA DEBE SER FISCALIZADA Y ORIENTADA EN SU PRODUCCION
Hablar de distribución de la riqueza, mientras el mundo marche como aho ra, es más bien una ironía inoportuna. Bien lo sabréis vosotros. La experiencia ha sido dura: Vinicultura y viticultura castigadas, perdidas la generosidad del suelo, el fruto del trabajo y los desvelos de los fuertes hijos de esta provincia. ¿Cómo no proceder contra la falsificación, la competencia desleal que significan fábri cas de vinos instaladas en otras regiones que hacen vinos sin uvas o adulteran los nobles productos que de aquí salen? La industria debe ser fiscalizada, orientada en su producción y distribu ción por gentes del oficio, interesados de verdad en sus progresos, por represen tantes de quienes cultivan la uva y elaboran el vino, que han entregado a esta actividad su trabajo o su capital y no a comisiones constituidas por personas ex trañas en esas actividades y al medio en que se desarrollan. Y eso hay que hacerlo cuanto antes, pues todo día que se demora, contri buye a empobrecer1el presente y a hipotecar el porvenir. La crisis actual no es, como las pasadas, una crisis eventual. Es la crisis de un sistema — el liberalismo económico— y las tentativas del espíritu huma no que no se resigna a pasar sin dificultades de un mundo a otro en el cual ya no cabe la "libre competencia" la "oferta y la demanda" y la "liquidación" que al quebrar organizaciones estables, precipitaría la ruina de todos. EL PROBLEMA DE LA DESOCUPACION Y EL PROGRESO DE LA TECNICA
El progreso social está en retardo con el progreso científico. El síntoma más agudo de esta crisis de fondo, está en la aparición del des ocupado. ¿No es verdaderamente pavoroso lo que pasa en el mundo? Miles de hombres sin trabajo ambulan por las calles viviendo de la ca ridad pública. En Estados Unidos 10.000.000 de familias no saben, desde hace varios años, si comerán a la noche. Mujeres, hombres y niños soportan estoicamente una miseria de ciudad sitiada. ¿Es posible que haya todavía quienes piensen
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que es éste un mal pasajero que puede resolverse con el viejo “dejar hacer” ; 1‘dejar pasar” ? Los norteamericanos cobraban en 1929, 2.100 billones de pesos de sala rios, en 1932 cobraban apenas la mitad. En Alemania en 1929 cobraban 456 billones y en 1932 330 billones. ¡Y esas cifras han ido decreciendo! El “Bureau International du Travail” avalúa en 1.800 billones de fran cos la pérdida anual del poder adquisitivo resultante de la desocupación. Este es el resultado de la técnica, del empleo cada vez más intenso de la energía tomada del carbón o del petróleo, que hace mover las máquinas y subs tituir, de más en más, al hombre. La máquina en lugar de beneficiar a toda la sociedad ha traído ventajas exclusivamente para una clase social: la capitalista. Pero ésta se encuentra enre dada en sus propios hilos, y la falta de consumo viene a trabar las ruedas y a generalizar el desconcierto. ¿Romperemos por eso las máquinas? ¿Volveremos a abrir los surcos con el arado de bueyes? ¿Retornaremos a la fabricación casera, a mano? No; es imposible pensar que podamos renunciar a los instrumentos del progreso, que han libertado al hombre de un peso que soportó estoicamente durante tantos años. Lo que hay que hacer es adaptar la estructura social al nuevo ambiente económico que debe aliviar a todos equitativamente, en lugar de enriquecer a algunos y empobrecer a los más. La desocupación rompe el pacto social. El trabajo es un deber, pero tam bién un derecho; a todo hombre se le debe proporcionar la oportunidad de encontrar una tarea digna y bien pagada. '
EL TRABAJO HUMANO NO PUEDE SER UNA MERCANCIA
El trabajo no es una mercancía que puede estar sujeta a la ley inhumana de la oferta y la demanda. Todo hombre, por el solo hecho de nacer tiene derecho a la vida. Este derecho es el de legítima defensa contra los enemigos naturales: el hambre, la enfermedad y el frío. Al vivir en sociedad, el hombre no entiende que ha renunciado a su dere cho a la vida, sino que acepta transformarlo en derecho al trabajo, puesto que es el único medio, dejado al desheredado, para no morirse de hambre. Es pues claro que si el trabajo le falta, su condición es inferior a la del salvaje que ejerce su derecho vital apoderándose de lo que le es indispensable para su existencia. Si bien la propiedad es sagrada, como lo entiende la U. C. R., es también cierto que debe1ser accesible a todos los hombres de buena voluntad: el derecho al trabajo, es, pues, inherente al derecho de propiedad. Los actuales sistemas de producción hacen que se disminuyan de más en más el número de obreros, que al carecer de jornales dejan de ser consumido
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res. De manera que en lugar de acrecentar el consumo para una producción mayor, hacemos disminuir el número de consumidores. Hay que tratar de realizar la adaptación de nuestra vieja sociedad al pro greso incesante de la técnica y evitar así la super-abundancia de los bienes útiles. Repartir la riqueza equitativamente quiere decir: hay que repartir el tra bajo. No es posible dejar librado al azar de la libre competencia el trabajo hu mano. Es necesario distribuirlo racionalmente. “La libre concurrencia — decía Pío XI en la Encíclica del Quadrajésimo anno— se ha destruido a sí misma; a la libertad del mercado ha sucedido una dictadura económica” . El trabajo humano, factor importante en la producción del siglo pasa do, es de un valor secundario en la producción en serie. En la fabricación de un automóvil americano que vale 15,000 pesos, no hay más que 770 pesos de salarios pagados. Los obreros no fueron perjudicados por las máquinas, mientras el des envolvimiento industrial no llegó al grado a que debía subir con el siglo de la energía. Antes, los instrumentos y las máquinas eran casi enteramente hechas a mano, hoy hasta las mismas máquinas son hechas a máquina. En solo 150 años se ha pasado de una civilización donde todo era raro, porque salía de la mano del hombre, a otra en donde todo abunda. Y la paradoja es ésta: Habiendo aumentado la producción en una for ma desorbitada, medio mundo está muriéndose de hambre, de consunción y de frío. El progreso técnico convirtió al esclavo en siervo, al siervo en proleta rio y a éste lo dividió en dos clases: la de los que tienen trabajo y la de los desocupados. EL PROCESO SOCIAL Y TECNICO NO HAN MARCHADO PARALELAMENTE
Claro está que el trabajo, técnicamente hablando, no es el mismo; antes era fuerza bruta y cierta habilidad o destreza para su empleo. Hoy es vi gilancia y competencia. Se trabaja más con los sentidos y con el cerebro que con los músculos y los hombros. Lo lógico, que es también lo inevitable, es adaptar el progreso social al técnico. Es una ilusión muy común el suponer las cosas y las organizaciones co mo inmutables. Diríase que nada nos enseña la fugacidad de nuestra propia vida y la contingencia, que es la ley de la mayor parte de nuestros actos. Leyes y principios que parecían inconmovibles como la ley de la oferta y la deman da, hoy son antiguallas que pueden respetarse con la condición de que se sepa que han pasado a la historia. . ¿No estamos viendo cómo la oferta sigue creciendo mientras la deman da disminuye? ¿No estamos viendo cómo a pesar del “dejar hacer, dejar pa
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sar”, todos los gobiernos intervienen en la producción y en el consumo; có mo los productores de cada país piden barreras aduaneras, protección a las industrias fundamentales, ayuda y subvenciones de todo orden? Es que nos encontramos ante un mundo revolucionado por la técnica: un mundo en el cual la abundancia existente provoca la miseria por la incom petencia de un sistema social puesto al servicio de una sola clase: la capitalis ta, en lugar de serlo en beneficio del pueblo* Hay que decir sin temor, que nos encontramos ante el dilema de aspi rar al gobierno para que las cosas sigan como están, o llegar a él, para realizar, sobre la base de nuestra auténtica opinión popular una verdadera revolución en el orden económico y en la organización social; una revolución que por el hecho de ser necesaria y de estar maduramente preparada en el llano, trate de realizar lo que no saben o no pueden hacer los gobiernos que no han sur gido del pueblo. LOS DOS CAMINOS OFRECIDOS: EL DE ROMA Y EL DE MOSCU
Dos soluciones se nos ofrecen en bandeja de plata: el experimento ruso y el fascismo italiano. Son dos dictaduras que no han salido del estado revolucionario a pesar del tiempo transcurrido desde que se establecieron. Todas las dictaduras nos cuentan la misma historia de la transición. T anto el bolchevismo, como el fascismo, son hijos naturales del materialismo histórico. Ninguno de los dos sistemas ha podido conciliar su propia existencia con la libertad civil. Cierto que nos dicen, que eso pasará, que es necesario el purgatorio de la dictadura, para llegar al paraíso de la nueva sociedad. Los autores de "La Revolution Necessaire” , Aaraon y Dandieu, nos ofrecen un silogismo de gran valor demostrativo. Las dictaduras son ellas mismas la negación del control popular que significa el sufragio; ahora bien, el sufragio es el único medio que tienen; los gobiernos de renovarse sin sangre, lo cual quiere decir que las dictaduras tienden a ser sistemas estables, que du ran cuanto pueden. “Dictadura y transición", dicen los autores citados, son términos con tradictorios. Y agregan: "La dictadura del proletariado o bien será dictadura o bien asegurará el triunfo del Estado. . ., es decir, la dictadura no será tran sitoria, tenderá a constituirse sólidamente, a convertirse en definitiva. Comunismo y fascismo, implican, pues, la negación de la conquista más preciada del siglo pasado: el cotejo de los gobiernos por medio del voto po pular y su renovación periódica. He aquí a lo que no podemos renunciar sin lucha. -Y hay motivos con cretos para que no nos dejemos seducir por las sirenas. Los dirigentes rusos, hablaron primero de una etapa de transición, después de un plan de cinco años, ahora de un nuevo pl an. . . y mientras tanto el pueblo ha soportado los ayunos más largos de la tierra. Eso sí, en Rusia no hay desocupados, pe ro lo triste del caso es que no por eso deja de haber hambrientos.
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IDEAS LA ECONOMIA DIRIGIDA Y LA REPRESENTACION FUNCIONAL
¿Y en Italia? Allí ha hecho también fortuna, cierta “economía diri gida. “ Analizando las discusiones básicas del Congreso de Amsterdam de 1931 M. Bertrán de Juvenal notó que el término mismo “economía dirigida", fórmula básica del Congreso, presentaba grandes dificultades de interpreta ción. Y es natural, porque muchos congresistas habían pensado que entre una economía dirigida al modo soviético y una economía capitalista que con tinuara “no dirigida", era difícil escoger. El destino de una economía dirigida cuando no es ordenada, es decir, puesta en función de la felicidad de los más, se extravía y choca con resis tencias que sus métodos de acción no pueden vencer. En esa “economía dirigida" el estado tiene la palanca del mando. Agre ga al poder militar y civil, el total poder económico. Así se ahoga la iniciativa individual y las emulaciones útiles: todo vendrá, de ese monstruo con una gran cabeza, pero sin corazón, que se llama el Estado. Italia intentó la economía dirigida y creó las corporaciones. Pero al bus car la conciliación de estas con el absolutismo político, las empobreció tanto que las ha convertido en un juguete más en manos del Duce. En Italia, como lo hace notar agudamente Rosentock Franck, el sistema de representación funcional, ha sido bastardeado, al ponerlo al servicio de los intereses de un partido político: el fascismo. Según la ley de 1928, los gremios presentan al Gran Consejo Fascista, una lista de 800 ciudadanos a los cuales, ciertas instituciones, agregan 200 nombres más. De estos 1.000 nombres el Gran Consejo Fascista selecciona 400 y aún se reserva el derecho de poner, entre estos 400, algunos nombres, que no ha yan sido incluidos. Con estos cuatrocientos nombres en la mano, el ciudadano italiano con serva la libertad de votar por sí o por no, sin tener siquiera el derecho de rea lizar enmiendas. Así un propósito inteligentemente concebido, se malogra por las ne cesidades políticas de una dictadura que desdeña el control auténtico del vo to, dándole en cambio una caricatura del mismo. Faltaría saber, qué haría el señor Mussolini, si un día la mayoría del pueblo italiano votara por no. Mas, por ahora, no es de temer que esto suceda. La isla de Lípari, y el aceite castor son todavía buenos argumentos. LO QUE CONVIENE PARA UN PAIS DEMOCRATICO COMO EL NUESTRO
En un país democrático como el nuestro, más que de economía dirigida debemos hablar de economía coordinada. Y eso nos basta. La economía de be ser dirigida o coordinada para un fin preciso: la repartición equitativa de la producción entre los individuos de todas las escalas sociales, suficientemen-
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te amplia, bastante general, como para que sea respetado el bien común de la sociedad entera. La justicia social no tolera que una clase de ciudadanos impi da a otra obtener una justa parte de los frutos de una técnica que ha hecho más abundante la producción de las riquezas. Si la distribución de la pro ducción del mundo no sirve sino para darnos un puñado de ricos, enfrenta dos a una multitud de indigentes, es que hay desorganización, es que algún resorte social, muy importante, está fallando en la máquina de nuestra so ciedad. La cuestión no es solamente económica y política sino también moral. Para propender a la elevación del proletariado facilitando el acceso de un mayor número a los beneficios de la propiedad, hay que empezar por in filtrar el respeto a la dignidad humana, reavivando en los corazones la llama de la dignidad y de la justicia. iParece increíble que no se haya advertido todavía que un hombre que sustenta a su familia no debe ganar el mismo salario que otro que no tiene más obligaciones que las personales! Hasta ahora sólo ha pesado en la balanza de la fijación de los sueldos, la capacidad de producción, sin tener en cuenta las necesidades de los asala riados. La aparente justicia de esto, es solo ficticia, si se tiene en cuenta que el hombre no es sólo una máquina de producción, puesto que sostener una familia es cumplir un fin social que. no debe ser mirado ni como una carga, ni como una desgracia. Es necesario que el padre de upa familia proletaria, pueda mirar a cada hijo, como una bendición de Dios, y no como una boca más, que restará un poco del escaso pan de cada uno. Los privilegiados de la fortuna deben tratar con sus obreros observan do las normas humanas de la equidad. La reforma de nuestra sociedad debe venir paulatina o violentamente: todo dependerá de la inteligencia que la clase capitalista demuestre, al renunciar espontáneamente a los ingentes be neficios de la técnica, que sólo le pertenecen en parte. La prudencia es la hermana de la justicia, pero la pusilanimidad es su peor enemigo. FASCISMO Y COMUNISMO NO SON LOS COMIENZOS DE UN REGIMEN NUEVO
La revolución se hará, porque la humanidad no puede resignarse a desaparecer en el caos actual. La pura luz de la verdad está indicando el ca mino. i Fascismo y comunismo no son los comienzos de un régimen nuevo, son sólo los síntomas de éste que termina. Nuestra generación está en medio de la batalla. Esta revolución va teniendo también su porcentaje de víctimas. Diríase que ningún cambio puede realizarse en el mundo sin tener su cosecha de ca bezas humanas.
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Está costando más que la revolución francesa. Pueden verse las vícti mas en los campamentos de desocupados, muertos? de hambre y de frío y tam bién — ¿por qué no?— en las oficinas del Wall Street, en las cabezas perfo radas por un balazo de pistola, de decenas de pobres millonarios arruinados que no supieron entender su misión. Al reorganizar la sociedad sobre la base de un régimen adaptado a las condiciones nuevas de la gran industria, debemos propender a la formación de sindicatos paralelos de patrones y obreros, unidos por comisiones mixtas. Habrá que crear cajas de previsión y retiro en cuya administración ten gan los obreros una ingerencia directa. Los sindicatos — cuya existencia ya denuncia la quiebra del liberalismo económico al imponer otras condiciones que las de la ley de la oferta y la. demanda— serán las células del futuro organismo económico. El principio fundamental sobre el cual debe basarse la constitución de estos sindicatos de formación mixta, tenderá a que cada uno de sus miem bros tenga el derecho efectivo de mejorar las condiciones de su trabajo y de contribuir eficazmente a fijarlas. Creemos pues, que todo trabajador debe formar parte de una organiza ción pública, participando, por vía de referendum a su reglamentación. En realidad se trata de crear sobre una sociedad atomizada, una socie dad organizada. Pero sin destruir el átomo ni trabar su individualidad. Nuestro programa mira más hacia el Norte que hacia Europa. Estamos más cerca de Roosevelt que de Mussolini. Nos acerca al gran presidente norteamericano su honda y sincera preo cupación por la justicia social, su afán de no privilegiar a, nadie, ni a los agri cultores, ni a los industriales, ni a los asalariados. Pero las características raciales y económicas de los Estados Unidos, son tan distintas de las nuestras, que cometeríamos el más gravé de los pecados si quisiéramos imitarlo. ESTAMOS MAS CERCA DE ROOSEVELT QUE DE MUSSOLINI
En efecto, la libertad política en los Estados Unidos es muy relativa. El presidente Roosevelt es un celoso defensor de ellas, pero en los Estados U ni dos los presidentes han sido las más de las veces prisioneros de los trusts, de los dictadores Morgan, Kreuger, Meyer, que son los que en realidad han gobernado el país. Debemos buscar una solución auténticamente argentina, acorde con las ideas de nuestro tiempo. Los sindicatos patronales y obreros, regidos por códigos especiales constituyen una tentativa interesante que debemos estudiar con atención. “El poder económico a los sindicatos" es un buen lema, pero “nada del poder económico a los gobiernos" es mucho más interesante aún. En otras palabras: la dirección política y administrativa, al Estado, pe ro el poder económico a los gremios.
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He aquí la solución que ofrezco a vuestra meditación y a vuestra cor dura. Arranquemos de manos del Ejecutivo el poder económico, así como la revolución francesa arrancó al Jefe del Estado el poder judicial y el legisla tivo. Creemos los sindicatos, con función de organizar nuestra economía; la repartición de la riqueza y la regulación de la producción y el consumo. Así la organización del trabajo nacional en lugar de ser como en Ita lia, un arma más en manos de la dictadura, constituirá para los Ejecutivos fuertes un freno de innegable importancia. Casi podríamos decir que en una sociedad así organizada, difícilmente podría sostenerse un gobierno tiránico. Pero, claro está, que el nuevo orga nismo deberá ser una auténtica expresión de los gremios y no una ficción de éstos como lo es en la Italia fascista. Este pensamiento encuadra no sólo dentro de la tradición democrática argentina, sino que también se asienta en la doctrina que el partido Radical se ha ido formando. 1
IRIGOYEN TUVO LA VISION DEL PROBLEMA SOCIAL
Irigoyen tuvo verdadera comprensión del problema social y buscó por los medios más sencillos y más rápidos a su alcance, la elevación de la clase humilde. El lugar en que enseñó fué su casa, austera como su espíritu. Nadie me jor que él supo comprender que una sola alma, vale tanto, a veces, como un inmenso auditorio. Sabía comunicar la generosidad de su pensamiento, ya fuera conversando a solas con uno, ya en el reducido círculo que solía reunir en su gabinete. Su pensamiento se despojaba entonces del ropaje abstracto de sus escritos y vivía ardiente y comunicativo, determinando, en quienes le escuchaban, esa concentración en sí mismo que convierte una sola idea, en una orientación, en una vocación intelectual o social. Nadie ha realizado más generosamente el don de sí mismo a una obra. Porque si era político, era también un creyente, constantemente preocupado por los problemas más ar duos. De sus labios escuché siempre con interés el anhelo de una mayor jus ticia social, y de una mejor inteligencia entre obreros y patrones a quienes reunía paternalmente en el saloncito de su despacho, para escucharles, alentar les o aconsejarles. Expresión de aquel interés que me comunicara Irigoyen hace muchos años, son estas ideas que he traído a vuestra meditación. De que ellas están preocupando al partido, y no son sólo fruto de una opinión ocasional, son buena prueba el discurso del Presidente del partido, doctor Alvear, cuando al hacerse cargo de su puesto, vertió autorizadas opi niones e invitó a los hombres del partido a meditar sobre los problemas eco nómicos y sociales tratando de encontrar fórmulas tendientes a lograr una mayor justicia social, sin olvidar la clara luz de las tradiciones argentinas que el partido radical ha sabido interpretar con tan honesta fidelidad. Las
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autoridades locales del partido recogieron la invitación y en el Teatro San Martín de Buenos Aires se expresaron por primera vez, ideas al respecto. Poco más tarde la Convención de la Provincia de Buenos Aires, auspició la Dirección del Estado en la función económica del pueblo. Debo también citar el plan de acción propuesto por el ex diputado nacional doctor Gilberto Zabala, tendiente a que el partido adopte un proyecto de organización políti ca, social y económica, que consulte la doctrina radical y el documentado tra bajo del doctor Carlos J. Rodríguez “Hacia una nueva Argentina Radical", libro que por su erudición hace honor a la intelectualidad de nuestro partido. Así honramos a los muertos ilustres mientras nuestro presidente el doc tor Alvear, recogiendo la bandera que Irigoyen depositara en sus manos, por voluntad expresa, recorre el país, pueblo por pueblo, como en Entre Ríos, no tan solo para darnos una victoria fácil, sino principalmente, para salvar nues tras instituciones y nuestro honor de argentinos. Correligionarios de Mendoza: Os agradezco la generosidad de vuestra atención y os invito a observar científicamente y con calma los hechos económicos y sociales, para interpre tarlos y mejorarlos a la luz de las tradiciones sociales del partido, que le han legado la memoria imborrable de sus jefes ilustres.
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Un ensayo de Parla mento P rofesional visto por B arthou P O R
J o s é P. TÁMBOR1N1 La trágica muerte de Luis Barthou dió actualidad a su pequeño libro "La Politique”, difundido entre los lectores de habla española por la traducción del Conde de Romanones. Las breves páginas de Barthou, escritas con gracia, co nocimiento y simpatía, son la confidencia de un hombre de letras, político has ta el tuétano, que ha vivido la política desde la comuna al consejo de minis tros. No asume la confidencia el tono personal autobiográfico, pero está en las entrelineas de su prosa ágil, espontánea, reveladora de su cultura humanista. Se la capta en la anécdota oportuna y en el retrato magistral de sus colegas. Hoy que con diversos argumentos son muchos los que ensayan su pun tería contra los políticos, debe ser leído este testimonio de un espíritu esclarecido que no disimula su simpatía por el político que entrega todo a su pasión por el gobierno de la cosa pública, a veces hasta su propia reputación. Es que Bar thou había experimentado en carne propia la conmovedora verdad de esta sen tencia suya: "El político a quien se tenga por más afortunado, ha conocido, conoce o conocerá la decepción irritante, humillante y dolorosa de la mala for tuna." ¡Qué diferencia entre Luis Barthou y James Bryce escribiendo sobre el mismo tema! Aquél moja su pluma en la propia sangre y escribe con generosa tolerancia porque todo lo comprende por haberlo vivido. James Bryce no in curre nunca en el acento personal. Instituciones, hombres y hechos son obser vados con flema británica, en la actitud de un disector en el anfiteatro de ana tomía. La boga del corporativismo, doctrina en lo fundamental elaborada por De Michelis, personalidad eminente del régimen mussoliniano, cuyo reciente libro La Corporazione nel Mondo ha sido acogido con entusiasmo por los que han convertido a la Roma fascista en la fuente de sus ideas de gobierno, torna interesante el recuerdo de las observaciones que Barthou formulara sobre el parlamento francés de 1919, que por circunstancias históricas notorias con tó entre sus miembros numerosos diputados técnicos. Suponen los corporativistas que el ideario de 1789, que ha señoreado du-
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rantc todo el siglo diecinueve, ha hecho crisis, y que la humanidad se encami na desde el fin de la guerra europea, sin itinerario preciso, hacia nuevos rum bos. “El ambiente europeo — dice Mijail Mauvilesco, corporativista, profesor rumano de economía política— está lleno de puntos de interrogación.'' “Las “valencias" del alma de los pueblos están libres a la espera de una vinculación estable con un sistema de ideas y de soluciones sociales." La referencia de Barthou, sobre el tímido e imprevisto ensayo de par lamento profesional de 1919, es aleccionadora. La cámara, renovada en más de sus dos terceras partes, además de los combatientes la caracterizaron los téc nicos. “Nunca los técnicos, dice Barthou, reclamados desde hacía tanto tiempo como la salvación, habían presentado en el Parlamento una masa tan com pacta, tan variada, tan escogida, rica en “actividades privadas" y entusiastas en cuanto al servicio del bien público". En la acción de estos “nuevos" que representaban la aspiración de un parlamento técnico, se cifraron grandes esperanzas. El movimiento de reno vación, por extraña ironía, se hizo bajo el signo de Clemenceau, que tenía a la sazón setenta y ochos años de edad y cincuenta de vida pública. El ensayo tenía el valor de realizarse por imposición del ambiente, sin sujeción a una ley, obedeciendo al estado de ánimo del pueblo francés, aparentemente fa tigado del político nacido del sufragio universal. De sus resultados habla Barthou en términos que revelan el fracaso de la ilusión del parlamento profesional. Lo hace con su acostumbrada impar cialidad, pero con juicio categórico, diciendo que “los técnicos, esperados con impaciencia y saludados con entusiasmo, mataron la idea ingeniosa y seduc tora de un parlamento profesional". En lo que se equivocó Barthou fué en pronosticar que los partidarios de lo profesional, como elemento activo de una regeneración nacional, habían infligido a su ideal un mentís del que no se levantaría. La idea ha vuelto por el camino de Roma yt entraña una doble amenaza contra el liberalismo económico y la ciudadanía. Porque el corporativismo so color de representación profesional persigue el despotismo económico del Estado y la abolición del sufragio universal. No es mi ánimo ahondar en tema tan vasto. Sólo quise recordar cómo vió Barthou, mucho antes del advenimiento del fascismo italiano, un ensa yo de representación profesional.
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yrigoyen P O R
HORACIO
B* OyHANARTE
Tres momentos culminantes — ya que no se puede hablar de ciclos en una nación que cuenta sólo ciento veinticinco años— tiene la historia argentina: la Independencia; la Constitución de 1853; la Reparación Nacional. El primer período lo llenan los hombres de la gesta primogénita debatién dose con el poder de la metrópoli en el momento preciso, en que nace la patria antes que en los hechos, en el pensamiento de algunos soñadores y de algunos videntes. El segundo lo forman las luchas intestinas cuando perdidas las án coras que nos amarraban a la larga noche colonial, que dura tres siglos, nod aventuramos, sin brújula y sin timón, por el mar encrespado e ignoto de los acontecimientos; en que braman las furias del instinto, repercutiendo la vas tedad de nuestro desierto, con el entrechocarse de todas las desorientaciones y de todos los heroísmos. El primer período comienza con el grito inicial, dado en la Plaza Mayor en 1810, que describe una parábola luminosa hasta Ituzaingo en 1826. Lo forman dieciséis años que dura el parto de la nacionalidad. El segundo, que va desde la inmolación de Dorrego hasta que Buenos Ai res asume el rol de Capital Federal, suma cincuenta y cuatro años, un poco más de medio siglo. El período de la Reparación, en cuyo término nos debatimos después de la inicua y criminal “incidencia” , lo cubre la lucha que se inicia en 1889 por la aplicación del derecho, con la reunión del Jardín Florida, hasta el adveni miento de la primera y única presidencia legítima, que se inaugura en 1916 con la ascensión del doctor Yrigoyen. Forma este un período de veintisiete años, a los cuales hay que agregar los dieciocho que van desde ese momento hasta 1930, o sean cuarenta y cinco años, casi la otra mitad de la historia patria. Este lapso, tal vez, el más arduo tiene un precursor y un realizador, ambos de la misma estirpe: Alem e Yrigoyen. Aquél vislumbra y éste reali za; aquél entrevé y éste forja. La nacionalidad, llegada que hubo a su pubertad quiso ser independiente y esto lo obtuvo en sólo diez y seis años de un gue rrear indómito, en que improvisó generales a sus leguleyos; en que hizo sol
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dados invencibles, por igual, a los petrimetes de sus ciudades y a los pobla dores rurales que esculpieron las primeras páginas de nuestra crónica sin saber leer ni escribir, desde el lomo "en pelo" de sus cabalgaduras criollas. En cambio la empresa de ser libres, cuando ya éramos independientes, ha llenado casi, toda la historia argentina, abarca más de un siglo de su fasto. Esta tarea secular perseguida con denuedo y con altivez, con sangre y sin re nunciamiento, llega a realizarla un hombre, al cual por antonomasia se le lla ma El Hombre, al frente del movimiento de opinión más ilustre y tesonero que haya jamás marcado rumbos dentro y fuera de la nacionalidad. ¡He aquí la obra de Yrigoyen! Por eso se le debe llamar el Libertador. Su puño recio cortó las ligadu ras góticas que ataban al país al más miserable de los predominios. El creó la República en el derecho, él fundó a la Nación en la legalidad; él dió direc tivas y consignas de honor a las muchedumbres burladas y espectantes, en la Democracia. Pertenece por eso, a la rara estirpe, a la abolida genealogía de los fundado res de pueblos. En la trabazón geométrica de su cerebro nació la patria redi mida; surgió como Palas de la frente de Júpiter esta cosa eterna y evangélica: la nacionalidad para todos, el bien y el resguardo para los humildes y para los sufrientes. Llenó — como ningún otro argentino, como ningún otro americano, al igual que el mayor de los hombres del mundo — una tarea pública que se dilata por medio siglo; y, ejemplo único y admirable, de extremo a extremo, sin un desvío, sin una mácula, sin la sombra siquiera de un remordimiento. Por el camino torcido y sombrío de los pactos y de las alianzas, reconociendo la ilegalidad, no pidiendo, sino aceptando lo que se le ofreció tantas veces, pudo llegar un cuarto de siglo antes; pero no a la cabeza del pueblo como llegó sino opaquecido por la vecindad delincuente de los usurpadores. Pero él quiso dar este soberbio ejemplo al pasado y al porvenir de su ra za; él quiso decirles que más arriba del Ideal, está el carácter. El suyo ha si do el más perfecto, el más volcánico, el más inconmovible que se haya arre bujado bajo la frente de un pensador y de un patriota. Llegó solo — si puede llamarse soledad a la compañía fervorosa de todo un pueblo — y partió solo, dejándonos la certitud del triunfo en su memora ble apoteosis final. No hay, difícilmente habrá, un dolor como el dolor de su partida, un homenaje como el tributado por más de diez millones de almas asomadas tremantes a su sepultura. ¡Para morir así valía vivir como él vivió! Yacentes con él estaban los tres años de su última vía crucis; de las más abyectas afrentas, al más misericordioso de los seres. Nadie — ningún hombre nacido de mujer — en la doble amplitud de la Historia y del mundo, ha en trado a la Inmortalidad con un séquito semejante. Nadie tampoco lo ha me recido como él: manos probas y creadoras; corazón magnánimo; mente egre gia que orientaba hacia el porvenir, como faro en noche tempestuosa y enne grecida. Sólo la Unión Cívica Radical que fué su creación, reaccionando sobre sí
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misma, ha podido, a su vez, engendrar un tal arquetipo, — realizando el mi lagro del verso del Dante al referirse a la madre de Dios, “virgine madre figlia del tu Figlio” — de un epítome como el que duerme su sueño de gloria en el mausoleo de Julio. Hizo más que Moisés: entró en la Tierra Prometida y aunque parezca paradoja murió vislumbrándola. Desde la Isla — donde en el porvenir se al zará su estatua como la que alumbra la entrada de Nueva York desde el mar, con la diestra encendida por la llama jamás extinta de la Libertad — auscul tando con sus ojos de profeta, la negrura comarcana, vió, de nuevo corporizada, rigiendo la vida del pueblo, su Obra imperecedera. El sabía mejor que na die que no existe Calvario infructuoso para el Destino de las multitudes. Des de su futuro peñasco andino, cuidará las puertas inviolables del hogar colecti vo; verá pasar de ida y de vuelta los bajeles de la opulencia y del ensueño. Desde allí presidirá, hoy mismo la victoria, la revancha futura que se acerca, la que él nos entregó con el legado genesíaco da su labor; con el endiosamiento de sus exequias griegas. La Revolución, que los inconscientes han tenido la osadía de despertar, ya está realizada en la conciencia del Pueblo: torpe es quien no lo vea: nadie ni nada la detendrá. Habremos, entonces, entrado en la cuarta etapa de nuestra Historia; en que construiremos una otra arquitectura económica, social y legista; renovador período en el cual siguiendo su inspiración y su ejemplo se fundará una nueva Argentina: tan grande como él la concibiera; tan justa como él la evidenciara; tan humana y tan poderosa como lo merece el holocausto de todos los már tires.
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M e n s a j e de Radicalismo P O R
M A R T I N S. N O E L Diríasc que dentro del caos dominante y del proceso político que pade ce el país, se fortaleciera en razón y en espíritu, la función orgánica y salva dora del Radicalismo como único resorte de la voluntad nacional. Esto decimos porque las nuevas circunstancias semejan justificar esta im ponente movilización del partido como respondiendo secreta y dinámicamente a las directivas de la H. Convención Nacional que, en uno de- los actos demo cráticos de mayor significación que registra el civismo de la República, ha pro mulgado la concurrencia al comicio. Y de este mandato que conduce a un nuevo período de amplias y deci sivas proyecciones, nace en nuestras conciencias algo así como el deber de res ponder a esta decisión encaminada a servir, no a un electoralismo meramente usufructuario de las posiciones públicas, sino encargado de defender con verda dera autoridad doctrinaria, el ideario de nuestro programa el que, una vez más, identificándose sustantivamente con la constitución, sale en defensa de nues tro régimen institucional y de las libertades conculcadas. Observemos, pues, en su exacta dimensión, la trascendencia de la hora y las causales que gravitan para mejor afianzar nuestra acción depuradora y constructiva. De modo que, en primer término, acertamos a discernir que las fuerzas inexorables de los acontecimientos nos han ido conduciendo hacia las soluciones más adecuadas y que mejor coinciden con las exigencias de nuestro devenir y responsabilidad política. Así, mientras los demás partidos se han ido agotando y diluyendo en la promiscuidad disolvente de la anormalidad, el Radicalismo se ha fortificado en el sacrificio 'señalando imperativamente'1 al país el recto camino de} la aus tera voluntad y moral de un pueblo. Conscientes de nuestros derechos, abandonamos la postura abstencionis ta, que es un medio y no un fin, para defender la legitimidad de nuestros prin cipios fundamentales amparados en el derecho y en la razón. El hermoso triunfo alcanzado en Entre Ríos es fiel reflejo del premio jus-
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ticicro por el cual el sufragio popular ratifica, ante la opinión pública, la fuer za y el prestigio de la U. C. R. El electorado ha sabido señalar ya el camino, dando su voto al gran par tido encargado de salvar la estructura misma de la República aniquilando así, a quienes pretenden, por el odio y la reacción, retrotraernos a los caducos mol des del régimen oligárquico. Nuestro partido nació y se organizó para realizar obra grande y durade ra. Su función es nacional y polariza, por tanto, de un extremo a otro de nuestro panorama político, la decisión soberana de todos los argentinos. En su triunfo radica implícitamente la posibilidad de organizar medular mente las modernas aspiraciones que buscan el perfeccionamiento de un nuevo orden de equilibrio ‘ social y económico'', conciliando los intereses esenciales del capital y del trabajo en un plan de gobierno capaz de regular su normal fun cionamiento.
Mas analicemos previa y escuetamente, las tradiciones que nos permiten el formular esta afirmación tan categórica. La U. C. R. se apoya en dos trayectorias tentaculares de la mayor soli dez. Es la una de raíz histórica, profundamente nacional e idealista, que deter minó nada menos que el resurgimiento auténtico de la esencia democrática de la emancipación. Nuestro primer apóstol, Leandro N. Alem, resucita, al extinguirse el pa sado siglo, la sustancia libertadora que encendió la fe heroica de los piróceres de Mayo con el verbo elocuente y la energía de un Mariano Moreno. Historia viva que despierta el básico sentimiento constructivo de las Re públicas de América y que constituye el sedimento de nuestra argentinidad. Con la libertad individual en una mano y con la igualdad ante la Ley en la otra, rompe aquel tribuno, lo$ moldes y resabios coloniales que alimenta ba el rancio nepotismo de las clasesi privilegiadas. Este es el prólogo revolucionario del 90 y del 93. Pero la verdadera revolución social, y he aquí la segunda trayectoria de carácter ideológico, se inicia desde el gobierno radical, luego de obtenida la libertad de sufragio por la ley Sáenz Peña. Entonces el Presidente Irigoyen con visión precursora y clarividente, practica los principios de la organización del capital y del trabajo mediante la defensa de los derechos del proletariado asegurado así, en sus pri meros pasos, la posibilidad del perfeccionamiento de la vida obrera. Misión idealista y tutelar del insigne demócrata, que alienta por igual al obrero y a la juventud buscando la nivelación de todos los intereses, e iniciando de tal suerte, el orden integral, que hoy reclama perentoriamente el país. En esto radica, a ciencia cierta, el contenido formal de su testamento po lítico. Este es, por de pronto, el mensaje de los que, nacidos en las postrimerías del siglo XIX, nos toca cumplir reivindicando su idealismo democrático ante
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las flamantes generaciones así como entroncando medularmente la continuidad de tal voluntad ideológica. Aunque alejados del viejo mundo, asistimos al derrumbe del régimen ca pitalista liberal que ha fracasado trágicamente, al no cumplir con su deber, des encadenando como fatal consecuencia la gran guerra europea. Se dirime, por tanto, en el plano universal a través de dos luchas extre mistas, el hallar nuevas orientaciones que salven, dentro del proceso, para bien de los pueblos, el ideario de la democracia. Es pues menester buscar una convivencia más adecuada al espíritu y al sentido de las actuales exigencias vitales. Y es, dentro de este combate, que el patriótico nacionalismo de la U.C.R. acoge las flamantes doctrinas en virtud de ser el único partido capaz de fijar rumbos dentro del desconcierto de las ambiciones extremistas y sectarias. El creará de seguro la fórmula de equilibrio a que se aspira conciliando su valiente tradición cívica y popular al diapasón de los dictados de una moder na estructura social. Esta es su función primordial frente a las oligarquías “pseudo fascistas” que amenazan comprometer a nuestros organismos institucionales, fuentes de nuestro actual progreso y que constituyen el precioso legado de los estadistas que las crearon. Baste sólo el evocar la noble e insigne figura de Bernardino Rivadavia. Es además indispensable el reconquistar los caminos espirituales que nos rediman del materialismo imperante — que no es otra cosa más que el fruto de aquel egoísmo individualista del utópico positivismo que determinó el de rrumbe del siglo XIX. No basta por consiguiente el solo progreso de lo material si no está esti mulado y debidamente apuntalado por una potente fuerza espiritual de honda raíz nacional y auténtico contenido moral: Esto es acaso lo que radica en la entraña y constituye el nervio del Radicalismo. Por ello es también que, el comunismo fanático así como el socialismo, sólo procuran a las masas una religión sin alma, convirtiéndose en nuestra tie rra en plantas exóticas. Sus exégetas y defensores: Saint Simón, Engels y Karl Marx fracasan en la obra porque su doctrina hiere de muerte a las verdaderas aspiraciones de nuestro proletariado. La falta de idealismo de ambos sistemas: capitalismo li beral y socialismo, destruyen las fuentes de entusiasmo ya en el anonimato de la cantidad de dinero o en el número de la misma masa prescindiéndose, por tan to, del alma humana. Esta es la esencia de la reacción espiritualista y libertadora que surge rom piendo la última de las servidumbres y como destruyendo el carácter irracional y específico de lo exclusivamente material. Dentro pues de esta realidad del nuevo orden de cosas y de la terrible an siedad dominante, no es hoy posible gobernar sin escuchar el llamado de las exigencias proletarias que reclaman el goce y la aplicación de las ventajas ad —
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quiridas por el maqumismo industrial en busca de la felicidad y bienestar co lectivo. De modo que la dicha gravitación de las fuerzas populares fija la res ponsabilidad de nuestros deberes cívicos creando el clima político que ha de guiarnos para mejor establecer los términos exactos de nuestra doctrina. De suerte que la U. C. R. negando al comunismo soviético y combatiendo a la reacción fascista, que como dijéramos, no son sino expresiones exóticas y dictatoriales de derechas y de izquierdas extremistas, impondrá su voluntad na cionalista remozada siempre en las prístinas fuentes populares de su origen y de su patria tradición. Este pensamiento hinca tan profundamente en nuestra sensibilidad que puede igualmente proyectarse en el plano de lo estético o sen timental. Ningún país está en mejores condiciones que la República Argentina para cumplir con la cruzada que le señala la época, creando por sus fuerzas y por la independencia de América el nuevo sistema de humano perfeccionamiento. Sin predominios de castas ni de clases, libres de erróneos'prejuicios, por nuestra potencia telúrica, por la riqueza de nuestro suelo e ingénito idealismo podemos, mejor que las naciones de occidente, responder al llamado de las exi gencias del siglo. Escuchemos, pues, esta voz de la Providencia. Y como una visión de la realidad contemplaremos, cómo el Radicalismo irá realizando a través de toda la República una acción redentora en la que no desmayará porque está firme mente espaldado en el cumplimiento de una misión que radica en la defensa misma del orden constitucional y en, los destinos que: La tradición y la juven tud exigen de su enérgico nativismo, de su corazón criollo y de su perseve rante voluntad nacionalista. Manteniendo su intransigencia principista y bajo el ascendiente de su credo político la U. C. R. sabrá unificar en una obra serena y superior, el con curso de los ciudadanos inspirados ea su programa de gobierno y en la disci plina de su organización partidaria — destacando esa fuerza suya— la única apaz de pacificar al país fomentando su grandeza y salvando la dignidad ciu dadana. Así iremos preparando la Argentina del mañana, fortaleciendo en la con ciencia del obrero, del campesino y del universitario, la estructuración de un programa orgánico cuya definición, al resolver los problemas de una mejor nivelación de las fuentes de riqueza, satisfaga ese llamado de la ansiedad colec tiva, despertando además en nosotros la satisfacción, no sólo del deber cum plido, sino el legítimo orgullo de argentinidad postulando ante América el concepto esencialista de nuestra misión Continental.
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Desde el momento mismo en que las consecuencias económicas de la gue rra obligaron a varias grandes naciones que participaron en ella a adoptar me didas de excepción, en lo que se refiere a su economía interna y a sus relacio nes comerciales con el exterior, hemos asistido al florecimiento exuberante de teorías del más variado color, que nos ofrecen, — completamente gratis, por supuesto,— el remedio infalible para todos nuestros males; una especie de pa nacea universal para salvarnos de cuanta contrariedad estuviese perturbando nuestra economía, nuestras finanzas, nuestra moneda, etc., etc», Y detrás de las teorías generosamente ofrecidas, asoma siempre la figura sonriente del autor, envuelta en la característica modestia de quien pretende humildemente evitar a la doliente humanidad una catástrofe. ¡Cosas de este siglo! *
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Apenas terminada la guerra, la mayoría de los países europeos entraron a preocuparse con terror de las cifras de su balanza comercial. Se explica fácil mente esa preocupación, puesto que esas cifras traducían el estado de su mer cado interno de trabajo. El primer problema que se les cruzó en el camino, fue una pavorosa desocupación, que aumentaba vertiginosamente a medida que eran desmovi lizados los ejércitos y regresaban a la vida civil los millones de hombres hasta entonces sepultados en las trincheras del frente. En segundo lugar, todos esos países se encontraban en la necesidad peren toria de proveer a las exigencias de una fantástica' deuda exterior e interna, que no se podía atender sin dotar al fisco de la facultad de “expropiar” , permíta seme la palabra, gran parte de la renta nacional, mediante impuestos o de cual quier otra manera de apariencia más o menos legítima. Fuera de esas graves cuestiones, otras no menos serias obligaron a los go biernos europeos a intervenir activamente en la economía de la Nación. Así, por ejemplo, debieron atender con auxilios en especie o subsidios en efectivo a
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la reconstrucción de las regiones devastadas por la guerra. Y por encima de todas esas preocupaciones, hubieron de pensar, desde el día siguiente de la firma de los Tratados de Paz, en la posibilidad de una nueva conflagración, cuya even tualidad, todo lo remota que se quiera, exigía la estructuración especial de su economía y de su régimen de producción, para proporcionarlos a las necesidades monstruosas de semejante acontecimiento. La guerra de 1914-18 había pro bado cuán insuficientes habían sido las previsiones y medidas adoptadas en las épocas normales, para atender a una contienda de vasta escala y larga du ración. Por esta razón fundamental se explica, por ejemplo, la política de protec cionismo agrario de Francia y sobre todo de Italia, cuya industria apenas si satisfacía normalmente una reducida parte del consumo interno. También puede explicarse así, en cierta medida, la política comercial adoptada por la Gran Bretaña respecto de sus colonias y dominios, a los que se vió precisada a con ceder franquicias económicas y comerciales, en detrimento de ciertas naciones extranjeras — entre las cuales se encuentra también, por desgracia, la Argen tina—, con las que hasta entonces había mantenido las mási cordiales y prove chosas relaciones. A poco andar, casi todas las actividades de la economía nacional habían caído bajo el control o la intervención abierta o más o menos disimulada, del Estado, con excepción de algunos grandes países, que mantuvieron invariable, o casi tanto, su antigua tradición liberal. La política económica del fascismo italiano es el más acabado ejemplo de esa intervención coercitiva del Estado. En cuanto a la ingerencia estatal en Rusia, no quiero aquí referirme a ella, por que constituye un capítulo divorciado en absoluto con todo sistema coetáneo o anterior, y no puede ser englobado en una referencia de carácter general. Toda la economía de Europa, inclusive la complicada y confiscatoria or ganización de su régimen financiero, responde, pues, en definitiva, a eso que allá se llama “defensa nacional”, y que no es otra cosa, en resumidas cuentas, que la preparación de la guerra futura. La multiplicación astronómica de las. cifras de los presupuestos oficiales; el desenfrenado proteccionismo, especial mente eu favor de determinadas industrias; la imposición prohibitiva sobre las importaciones en algunos países, en particular sobre la importación de granos; la fiscalización, mediante un control estricto y severo de algunas categorías de empresas industriales y financieras; la absorción, mediante impuestos fabulosos, de una alta cifra de las entradas privadas; todo eso sólo traduce, en el fondo, la preocupación de los Estados por las futuras contiendas internacionales. *
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En América, siguiendo el tradicional itinerario de nuestro espíritu imi tativo sometido a las influencias dominadoras de la civilización europea, nos hemos habituado rápidamente a “pensar” las dificultades europeas como si fueran propiamente nuestras. Y tanto las hemos pensado, que, si no las tenía mos, las hemos inventado y hoy estamos muy seriamente dedicados a buscar remedios y soluciones, como si nuestros males fueran los mismos. Como que»
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para completar la similitud aparente de los problemas, hemos resuelto hasta darles los mismos nombres y proceder, en consecuencia, aplicando, poco menos o poco más, los mismos procedimientos. Ni siquiera nos hemos tomado a tiempo el trabajo de hacer la menor dis tinción entre problemas sudamericanos, o mejor dicho, argentinos — en cuanto pudieran interesarnos a nosotros— , y los que tan gravemente preocupan al go bierno y al pueblo de los Estados Unidos, por razones que en manera alguna nos alcanzan. Y, sin embargo, es notorio que en materia económica e inter nacional, aquel país no tiene con nosotros más que una comunidad muy rela tiva y limitada de intereses y semejanzas, ocasionada principalmente por la ubicación geográfica sobre el mismo meridiano. No obstante lo cual, nos he mos dejado arrastrar por una generalización enfermiza, perdiendo tontamente la oportunidad de defendernos contra complicaciones de todo orden, que se han extendido hasta nosotros como si verdaderamente fueran parte de una ineluc table fatalidad histórica. Ahora, envueltos ya en el mecanismo enloquecido de la crisis universal — crisis moral, económica, política y social— , nos vemos forzados a seguir pacientemente su trayectoria desorbitada, y al parecer no nos queda otro re curso que soportar pacientemente sus desastrosas consecuencias, en espera de una reacción favorable en cuya génesis poco podemos intervenir. Lo peor es que nuestros hábitos mentales nos inclinan a admitir esa situación extraña como si fuera necesaria y natural. Y en eso estamos. * * * Parece que nos hemos lanzado definitivamente, con una inconsciencia mag nífica, en el camino trajinado por todas las convulsiones europeas. Y lo se guimos o pretendemos seguirlo valientemente, tanto en lo político como en lo económico. Se explica, así, que no hayan dejado de repercutir sobre nosotros ninguno de los fenómenos que en esas dos direcciones agitaron y agitan al viejo mundo. Es interesante, siquiera sea a la ligera, ver las consecuencias. En lo político, tenemos aquí las abortadas tentativas de las extremas de izquierda y derecha; en lo económico, estamos en pleno ensayo de una economía diri gida 4sui géneris” , ensayo sin plan y sin criterio, un poco a saltos y otro poco a tumbos. * * * Comprendo que hoy no es muy fácil hablar desapasionadamente de po lítica. Sería necesario desprenderse totalmente de prejuicios partidarios y pre venciones personales y esto no es tan sencillo como muchos creen. En la Ar gentina hemos visto, en estos últimos años, tal desenfreno de pasiones políticas y tan generosa siembra de odios y rencores, que nadie puede asombrarse de en contrar los espíritus prevenidos y muy profundos los surcos que separan a los hombres de partidos diferentes. Sin embargo, como el tema que aquí abordo
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me interesa objetivamente, me será más cómodo superar las dificultades apun tadas. *
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Desde 1920, poco más o menos, data entre nosotros el movimiento co munista. Modesto en sus comienzos, no mucho más difundido en la actuali dad, se ha caracterizado en todo momento por la exaltación vocinglera de su prédica y por el ardor apasionado e hiriente de su literatura. Si se recorre sus producciones; si se examina con tranquilidad el aluvión de publicaciones, fo lletos y libros comunistas netamente argentinos, sorprende no encontrar, sino por excepción, el estudio de un problema propiamente local, nacional. Sea que esa literatura aborde cuestiones agrarias o industriales, o económicas, o sociales, o políticas, se expresa en un español pensado con un pensamiento internacional. Son internacionales, vale decir, especialmente europeos, sus puntos de vista y sus conclusiones, sus principios básicos y hasta su forma dialéctica: todo, los problemas y la lógica. Los teorizantes del comunismo aborigen argentino (¿es exacta esta expresión?) no se han ocupado jamás de cuidar el sentido de su pensamiento, ni su dirección. Parten siembre de principios, puntos de vista y soluciones ultramarinas, concebidos, adoptados o realizados en medios geográ ficos y sociales totalmente diferentes al nuestro, para aplicarlos a problemas y dificultades sudamericanos, argentinos, cuando lo elementalmente lógico sería recorrer el camino inverso: conocer primero el problema y después buscarle una posible solución en el ideario comunista. Todo lo chocante de la prédica comunista desarrollada entre nosotros de riva principalmente de esa oposición entre el medio y la teoría, entre la tesis y la realidad. Si el comunismo ha progresado algo, este progreso ha sido rela tivamente insignificante y sólo se ha extendido parcialmente a un magro sector de intelectuales (y algunos pseudo-intelectuales "soi-disant” de izquierda), y ' a una tenue capa de la población obrera económica e intelectualmente más de’, preciada. Y aún así, ese progreso se debe más a las virtudes demagógicas del s programa que a la comprensión de sus postulados fundamentales por las masas. *
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i Desde 1930 tenemos en el país también el extremismo del signo opuesto, i el extremismo de derecha. Más clara y sintéticamente: el fascismo, al que hoy se agrega el nazismo (?) argentino. Uno y otro, con características genuinas de superficialidad aborigen. Empieza por ser sospechoso el hecho de que el extremismo de derecha haya nacido, no mediante una lenta elaboración de abajo arriba previa permeabilización de las diferentes capas sociales por la acción de principios de política y gobierno, sino precisamente gracias al apoyo de un gobierno irregular, sur gido de un acto de fuerza. Es notorio que ese gobierno no traía al poder ningún concepto serio ni fundamental en ninguna de las materias que componen das mis elementales preocupaciones de los gobernantes de la hora actual. Se limitó
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simplemente a ocupar las posiciones públicas, sin plan, sin ninguna organi zación planeada con anticipación, sin ningún concepto director de su política. Y sólo posteriormente, apremiado por la necesidad de defenderse contra la cre ciente oposición del pueblo entero de la República, huérfano de cualquier apoyo, inventó sus famosas “legiones”, y, a falta de mejor fundamento para esa me dida, para esa creación tan ajena al ambiente argentino, les colgó el sambenito de un programa fascistizante, que ni sus mismos pregoneros acababan de en tender. Lo único que evidentemente entendían es que ese programa les servía y les serviría en adelante, para mantenerse en el poder; en lo que sus cálculos les fallaron largamente. Es notable, por otra parte, que por su estructura interna, por su idiosin crasia y por las características de su acción, nuestro extremismo derechista no pueda existir sino al amparo de les poderes públicos. Cada vez que ha iniciado un movimiento de cualquier naturaleza, en, un terreno distinto al circunscripto por las influencias oficiales, ha carecido de todo apoyo popular, de todo sen timiento de simpatía en las masas y hasta muy limitado en las clases más con servadoras de la sociedad argentina. Su acción social fue y es un permanente fracaso. Las circunstancias mencionadas bastan, por sí solas, para descalificar se riamente a ese extremismo antidemocrático, nutrido en la violencia. Por otra parte, es suficiente el examen menos exigente de las extrañas tesis que en dife rentes oportunidades ha enunciado como inspiradoras de su acción, para com prender que son artificiales, incoherentes, desnaturalizadas; carentes de profun didad, de amplitud y de perspectiva. Pero es interesante, de todos modos, detenerse en los cuatro o cinco pun tos fundamentales de su programa confesado. Los grupos ultra-reaccionarios de la derecha empiezan por llamarse “apolíticos” , cuando todo su programa, inclusive en su aspecto económico y social, es esencialmente político, en la acep ción más clara y cabal de la palabra; paradoja extraña y burda en boca de gentes que pretenden estar colocados por encima del nivel común de la acción de los partidos. Pero hay algo que interesa recalcar. Ninguno de los puntos programados por el “fascismo” argentino, tiene referencia directa, estrictamente hablando, a necesidades propiamente argentinas. Ninguno de sus postulados económicos, políticos o sociales, responde a aspiraciones surgidas de la vida colectiva argen tina. Todo es allí secundario, imitativo; trasplante sin arraigo o injerto es téril. En ningún momento, en ninguna parte del pretendido programa de re construcción social — tomando esta expresión en su sentido más amplio— , los fascistas argentinos aparecen ofreciendo soluciones para problemas autóctonos, realmente nuestros, dentro de las modalidades y las exigencias del espíritu ar gentino. Todas las soluciones que propugna se limitan a transportar -—impor tando de medios físico-sociales totalmente diferentes al americano y, sobre todo, al específicamente argentino— , principios apriorísticos para nosotros, para aplicarlos a título de terapéutica, que resulta incongruente y desconsiderada, para males que, si existen, no tienen ni la misma etiología ni las mismas ca
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racterísticas nosológicas que aquellos que provocaron originariamente las me didas propiciadas. Finalmente, es curioso anotar la paradojal contradicción siguiente: en la actitud mental y de hecho, como en el programa de los fasci-nazistas crio llos, el elemento dominante es típicamente extranjero, cuando sus apóstoles en estas latitudes se presentan rumbosamente como los ultra-nacionalistas por de finición. * * * Existe en la actualidad una frondosa literatura político-económica, creada en pocos años, en torno a los grandes problemas surgidos con el advenimiento del fascismo italiano. Se ha hecho o se intenta llevar a cabo una revisión total de todos los conceptos admitidos hasta hace poco, poco menos que como ar tículos de fe, en materia de política, de sociología; y hasta de moral y¡ religión. Inmediatamente después de la gran guerra se puso de moda la expresión: "re novación de valores"; después de 1923, este revisionismo crítico tomó un carácter exasperado, verdaderamente destructor, en tanto que sus cualidades constructivas no aparecían claras en ningún sentido. Fundamentalmente, toda la teoría de las derechas de hogaño giran en torno de dos conceptos esenciales: La incapacidad política de las democracias creadas durante el siglo XIX y la insuficiencia de la actual estructura económica, del régimen económico occidental, para responder a las pavorosas exigencias de la vida civilizada, de acuerdo al "standard" mínimd adecuado a las necesidades de las masas. Se olvida, parece que deliberadamente, que la democracia en Inglaterra no es de creación reciente y que en el orden económico, a través de sus largos siglos de existencia, ha afrontado y superado con éxito todas las vicisitudes y todas las crisis y ha permitido construir ese vasto imperio, sin igual en ninguna época de la historia humana. Y se desprecia intencionadamente esta verdad gigantesca: que la democracia política inglesa no sólo ha podido subsistir vic toriosamente a pesar del cambio fundamental de su estructura; económica desde el siglo XVII hasta la fecha, sino que ha ofrecido el mejor medio para el des arrollo de la gran economía contemporánea, hecho confirmado, por otra parte, como contraprueba, por el portentoso crecimiento político e industrial de los Estados Unidos de América. Todo esto no ha impedido que surjan, o mejor dicho, que resurjan los regímenes despóticos en algunos países de Europa, con la infantil pretensión de innovar algo fundamental en el acervo político de nuestra vieja civilización. Y ante la necesidad de justificar de alguna manera el despotismo, naturalmente se carga en la cuenta de la reconstrucción económica todos los desmanes, todas las arbitrariedades, todas las violencias, que constituyen el cortejo fatal de los regímenes de fuerza, así esté depositado el poder en las manos más capaces y al servicio de la inteligencia más esclarecida. Se nos ofrece, en cambio de tantos males — males que apenas si niegan débilmente hasta los más entusiastas partidarios de las nuevas dictaduras— ,
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la "nueva economía", dirigida, "planificada", controlada, coordinada, o como quiera llamársela. Y bien, ¿qué ha resuelto, qué dificultades ha vencido, qué problemas ha superado, esa famosa nueva; economía? * * * Pese a mis deseos, no podría en este artículo extenderme en demostracio nes documentadas y completas. Para el caso, lo más útil sería realizar un aná lisis, así fuese breve, de las estadísticas de que podemos disponer, procedentes, naturalmente, de los países que actualmente viven bajo el régimen de la econo mía — ¿y por qué no también la política?— dirigida, nuevo período terrenal pregonado a todo lujo por la propaganda al estilo de este siglo; pero es claro que aquellas estadísticas tendrían que ser confrontadas y contrastadas con las que también publican los gobiernos de países democráticos, que nc* pueden me recernos menos fe que las anteriores. Pero ese análisis sería un poco largo y fatigoso; en consecuencia, vamos a limitarnos a consignar, "grosso modo", algunos resultados cuya significación está al alcance de todo el mundo. La Banca Commerciale Italiana, especie de institución bancaria oficial del gobierno fascista, que prácticamente controla y fiscaliza todo el movimiento económico, financiero y bancario del Reino, suele publicar anualmente un vo luminoso tomo de estadísticas, en el qué se resume todo el movimiento produ cido durante el año. Ahora bien: para juzgar debidamente los resultados, ten gamos en cuenta que deliberadamente hemos escogido a Italia como término de comparación y medida, porque es donde el sistema de la economía dirigida ha tenido prácticamente su origen y donde el régimen lleva mayor duración y se ha establecido mejor. Pues bien: las cifras que brinda ese anuario de la Banca Commerciale no pueden ser más desalentadoras. El comercio internacional de Italia ha caído en franca línea de crisis (después de 1923, naturalmente); la deuda exterior e interna ha crecido verticalmente; la producción industrial, o se ha mantenido estacionaria con relación a la época pre-fascista, q ha descendido sensiblemente, y, en todo caso, vale bastante menos que antes y1no encuentra fácil colocación en el mercado exterior; en cuanto al mercado interno, su capacidad de absor ción sigue las fluctuaciones de los salarios medios de la población obrera, es decir, de acuerdo a una ley de economía completamente burguesa, con el agre gado de que los salarios obreros en Italia son en la actualidad bastante bajos absoluta y relativamente, en comparación, por ejemplo, con los que ganan los obreros ingleses y aún los franceses, en sus respectivos países. Finalmente, la desocupación, ese pavoroso fantasma de los países europeos principalmente, apenas si se ha modificado o no se ha modificado en absoluto. ¿Dónde están, pues, las ventajas del régimen? Los entusiastas respon den con énfasis: En la grandeza actual de Italia, en su poderosa posición como potencia internacional. Bien, estamos de acuerdo. Italia es en la actualidad más respetada como potencia de primer orden que no lo ha sido, quizás, en
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ningún momento de su historia, a partir del Imperio. Pero, observemos que este resultado no es de ningún modo una consecuencia del régimen, sino pura y exclusivamente del gran talento, de la capacidad directiva, de la energía y el carácter del jefe efectivo del Estado, Benito Mussolini. Pero también es cierto que Mussolini encontró excelente materia prima en un pueblo italiano ya for mado por Cavour y Mazzini y Garibaldi; héroes éstos y pueblo aquél, que nada deben a las concepciones políticas del despotismos fascista. Iguales o semejantes reflexiones podrían hacerse respecto del otro gran país europeo, Alemania, que desde hacen casi tres años se encuentra sometido a la dirección económica y a la barbarie política de ese fascismo sui-generis, lla mado en ultra-Rhin “nacional-socialismo” , o simplemente “nazismo” . Pero aquí todavía podríamos agregar algunos comentarios menos amables, ya que nos encontramos frente a un despertar confesado de instintos primitivos y sentimientos bárbaros, que complican singularmente el panorama y obligan a esperar tiempos más claros para sancionar la condenación definitiva, que irre misiblemente deberá venir, si el vocablo “humanidad” tiene algún sentido fue ra del diccionario. Contentémonos con decir que en el orden económico, Ale mania no ha dejado de empeorar su situación desde 1933 y en el orden polí tico internacional, ese país, que en la época citada había conseguido polarizar en su derredor las simpatías casi unánimes del mundo no directamente intere sado en la vigencia del Tratado de Paz de Versailles, se encuentra hoy aislado diplomáticamente y espiritualmente repudiado, en Oriente y en Occidente. El carnavalesco Hitler de las grandes paradas puede estar enteramente satisfecho de la obra del Hitler de la Wilhelmstrasse. *
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Frente a los resultados someramente apuntados en Italia y Alemania, di gamos tan solo dos palabras sobre el estado económico financiero de Inglate rra, por ejemplo. Bástenos señalar el hecho, inaudito en estos tiempos, de perfecto equilibrio de su enorme presupuesto, con un superávit que en 1934 alcanzó a muchas decenas de millones de libras esterlinas, hasta el punto que, quizá por primera vez en su historia, el fisco pudo devolver parte de lo reci bido en sus arcas a los contribuyentes, en efectivo y no en promesas. Y no hablemos de su industria, hoy como siempre la primera del mundo por su calidad y por su expansión, pese a la gravísima crisis vivida desde 1929. Y a todo eso, ni un solo día, ni un solo instante, fue necesario rozar si quiera las tradicionales libertades públicas y privadas. La libertad inglesa ha salido resplandeciente de las sangrientas llamaradas que durante una década es tán consumiendo a los países del continente. Y la democracia inglesa sigue im pertérrita, enseñando a los pueblos el camino del porvenir.
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Psicología del Estado Político Social Argentino P O R
ALFREDO ACOSTA Tres son los estados estructurados de la vida colectiva en función de pue blo organizado, y tres también los elementos esenciales de esos estados: alimen to, orden, libertad. En reducción sintética, los estados pueden expresarse así: El cuerpo biológico social requiere alimentación física suficiente y ciertas comodidades, con trabajo adecuado para obtenerlas: Estado económico. Para el desarrollo y satisfacción de sus funciones psíquicas y fisiológicas, crecimien to, propagación, salud, educación física y mental, culturación manual, indus trial, artística y científica, etc., etc., requiere orden: Estado Social. Pero sobre estos bienes, sin duda inestimables para la vida social, su espíritu exije otro que considera superior a todos y hasta la misma vida; exije libertad para las ma nifestaciones de su genio constructivo y creador: Estado Político. Este repre senta el cerebro social, centro nervioso donde residen las funciones superiores de la sociedad: instituciones, orden jurídico, etc., etc. NORM ALIDAD SOCIAL El primer bien debe proporcionárselo suficientemente, sin esclavitud ni agotamiento, un sistema económico humano y justiciero, que contemple el va lor adquisitivo del trabajo con relación a las necesidades de la vida y a la uti lidad que este produce, para lo cual se requiere la intervención previsora de la autoridad Estado. El equilibrio resultante entre esa exijencia y la autoridad previsora del Estado que la pone al alcance de la sociedad en condiciones equi tativas, eliminándola de injusticias, establece el orden económico. El segundo, emergerá de la concordancia entre las exijencias colectivas de mejoramientos, de cambios y renovaciones provechosas para el desarrollo general de la vitalidad social, y la acción de la autoridad del Estado en cuanto las atiende, las considera y las resuelve: orden social. El tercero, el más precioso de todos, la libertad, será el resultado del equilibrio que se establece entre el ejercicio de todos los derechos consagrados por las leyes, y el respeto y resguardo de ellos por la autoridad Estado: orden político.
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El constante equilibrio en estos tres estados entre las necesidades colectivas y los; servicios de la autoridad Estado, fundamenta la paz social. En otros tér minos: el orden social depende del equilibrio entre pueblo y Gobierno. Altera do ese equilibrio, por actos arbitrarios, por ejemplo, se altera el orden. ANORMALIDAD SOCIAL Tres causas, a su vez, aparte de otras menos principales y de orden dis tinto que se conjuntan, pueden alterar el equilibrio de relación mutua de estos estados sociales con la autoridad del Estado, determinando la intranquilidad del orden público. Sería, una, la incapacidad del Gobierno para asegurar la obtención del primer bien en forma suficiente, sin esclavitud y sin dolor; ge nerándose huelgas y alzamientos en defensa del trabajo: desorden económico* Sería, otra, la ineptitud o dejadez del Gobierno para la consideración y resolu ción de los problemas que plantea el movimiento social, en su desarrollo cor poral, mental y moral, determinándose amagos anárquicos: desorden social* La última consistiría en el abuso de la autoridad, impidiendo o dificultando el libre y honesto ejercicio de los derechos naturales, de los civiles y políticos con sagrados por las leyes germinándose rebeliones reivindicadoras, reacciones de las energías colectivas contra la fuerza que oprime el derecho: desorden políti co, CONSECUENCIAS En los tres estados sociales predichos, que si bien distintos, son insepara bles, se reproducen los fenómenos de esos mismos estados en la vida individual* En esta, la alteración en cualquiera, de ellos, por escasez de alimentos, de como didades, de salud, de privación de derechos, repercuten en el conjunto vital* Otro tanto acontece en lo social: en uno y otro se produce desorden. Y si las fuerzas opositoras a las de resistencia vital, individual y social, llegan hasta el dominio absoluto de las últimas, sobreviene la desaparición de la vida, reem plazada, en lo social, por el Caos* Spencer advirtió estos tres estados sociales desde su punto de vista bioló gico, si bien no los determinó con referencia al orden social general, preocu pado únicamente en mecanizarlos. De haberlo hecho, sin someterlos a riguro so régimen biológico, habría satisfactoriamente resuelto el problema mecánico del movimiento social que tan genialmente se propuso, abandonando su con cepción biológica cerrada de la sociedad que extravió su portentoso talento, em peñado en simplificar* y en reducir a un solo término la influencia de lo que era naturalmente compuesto. Así lo dió a entender, aunque casi de paso, nuestro sabio José Ingenieros. Citamos a Spencer en apoyo científico de la división de los estados sociales, porque ellos aparecen reflejados en la admirable labor del sabio a cuyo genio investigador debemos el descubrimiento de1la Gran Ley de la Evolución, apenas intuida por Demócrito y con genial anticipación per cibida por Lamarck. Aplicando este criterio de observación psicológica a la actualidad políti co-social argentina, fácil será dar con la residencia de las causas que mantienen
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alterado el equilibrio entre pueblo y gobierno, determinando el régimen de alarma que impera en el país desde setiembre de 1930. A esa investigación pa samos, tema que ha de ofrecernos cuadros que serían dignos de las pinceladas magistrales del autor de “Germinal”, el insuperable artista que prestaba alma hasta a las cosas, o de las intuiciones maravillosas de la psiquis individual y co lectiva con que en “Quo Vadís?” Sienkiewicz nos sorprende. MARASMO A DM IN ISTRATIVO El 6 de setiembre de 1930, una rebelión militar triunfante interrumpe el ritmo constitucional de la Nación. ¿Cómo pasó aquel hecho a la simple vista tan raro por la forma de su ejecución, por todas las circunstancias que le rodea ron, que a todos dejó con la boca abierta por la sorpresa? Hipólito Irigoyen era un varón lleno de hermosas cualidades personales. La austeridad, probidad, bondad, sinceridad, nobleza, todo esto era en él in separable, y todo estaba abrillantado por levantadas virtudes cívicas que le ha cían olvidarse de sí mismo, de sus intereses y comodidades para sólo pensar en el bienestar y grandeza de la patria. A librarla de las oligarquías corrompidas y despóticas que la oprimían, consagró la vida, considerándola una misión de impulsión histórica, y se dispuso a cumplirla con espíritu de sacrificio, a sólo vigor de virtudes, y con admirable abnegación. Libertada la democracia al final de un cuarto de siglo de constante bata llar, el pueblo, con el que estuvo siempre encariñado, cuyas penas sentía y le preocupaban, lo consagró su primer presidente constitucional en 1916, y por segunda vez en 1928. Pero, como acontece a la mayoría de los gobernantes, y especialmente a los que llegan a una avanzada edad sobrellevando una vida de prolongado y rudo batallar, no pudo sustraer su espíritu a la fijación de un sentimiento que llega a asumir las características de una neurosis en su se gundo período presidencial. Esta anomalía psíquica consistía en suponerse poseído de una suficiencia espiritual y física, que le hacía innecesaria la asis tencia de consejeros oficiales en la compleja gestión de los asuntos públicos del Estado. No necesita concurso ni colaboración de nadie en su labor, recelando siempre de que se la echen a perder. La obra tenía que resultar muy superior a las solas fuerzas de un hombre. La administración termina por resentirse, y los mismos radicales por inquietarse y lamentar la situación; todo lo que favorece el ambiente conspiratorio que ya se respiraba en la ciudad, al que Irigoyen poca atención le prestaba, motivando ello la renuncia del ministro de la Guerra. Si los otros ministros y altos funcionarios, advirtiendo el sentimiento de res ponsabilidad que determinó la renuncia del General Dellepiane hubieran imi tado su actitud, el marasmo administrativo habría desaparecido, y la fecha del 6 de setiembre no habría pasado a la historia. EL PAIS SIN GOBIERNO En esta situación, alejado Irigoyen del gobierno por una grave dolencia, se produce el minúsculo movimiento del 6 de setiembre de 1930, encabezado
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por el general Uriburu; y, no obstante su insignificancia espiritual y material, obtiene pleno éxito. ¿Cómo pudo ser eso? Sencillamente porque, como en Irigoyen se reconcentraba toda la autoridad y toda la actividad del Estado, ausente éste dél gobierno, no hubo gobierno ni autoridad, sino una ficción de autoridad y de gobierno sin personalidad representativa, sin espíritu de res ponsabilidad y sin "el coraje" que ese espíritu determina. Efectivamente: ante el avance lento y fácilmente contenible de Uriburu al que acompaña poco efectivo de tropa militar y ninguna ayuda civil, el vice presidente en ejercicio del P. E., se siente desconcertado. Permanece indeciso, desorientado, sin atinar a tomar ninguna determinación defensiva, no obs tante ser urgido a que lo hiciera por el ministro Abalos, miembro del gobierno que parece conservar la lucidez normal. La nube de marasmo, existente, que en esos momentos se espesa y se agranda, va oscureciendo toda la casa de go bierno casi vacía de correligionarios, y no obstante tenerse al alcance de la ma no poderosos elementos de defensa, no se utilizan. Era tanta la perturbación psíquica que vagaba en aquella Casa, que a la pregunta que al vice-presidente le formula en la mañana el doctor Amando González Zinmermann — uno de los contados legisladores que tuvieron ese día el coraje y el sentimiento de la responsabilidad colectiva— sobre que significaba el vuelo de aviones militares sobre la ciudad, cuando eso estaba prohibido, contestóle el doctor Martínez “que eran aviones militares que perseguían a un aeroplano que andaba arro jando volantes". Contestación falsa y desatinada, porque bien le constaba al vice-presidente, que todos los que volaban eran aviones rebeldes. Lo que sucedía, era, que el vice-presidente no se sentía jefe del gobierno ni vinculado a su obra, no se sentía autoridad, ni se sentía responsable de lo que pasaba, sensación que determina en él un estado de conciencia paralizante de todo impulso de combatividad, como bien lo revelaba en estas palabras que repetía nervioso: "No quiero oír tiros. No quiero que corra sangre." ¿Era mie do, cobardía? No. Era carencia de espíritu, de estímulo, para autorizar sacri ficios en defensa de una autoridad de qu^ se sentía carente, por desvinculación con la autoridad que se le había delegado. Compruébalo este hecho: a las doce de ese día, inquirido por el doctor González Zinmermann sobre qué medi das pensaba tomar para la defensa, evadió la respuesta, limitándose a rogarle que se corriese hasta el domicilio de Irigoyen y le dijese: "que no se veía claro, por que todo estaba medio oscuro". A lo que el legislador observó: "pero esta infor mación no dice nada. ¿Por qué no precisa hechos?" "No, no. . . dígale eso, na da más, y que disponga lo que quiere que se haga". Lo que equivalía a decir, 'que vigile y defienda él su autoridad y su obra". EL GOBIERNO SE E N T R E G A Y así, en medio de esta incoherencia, de esta indecisión, de este no saber qué hacer ni querer hacer, transcurrían los minutos y las horas, malgastándose en inútiles comentarios y en discusiones en las que, el vice-presidente y el mi nistro de la Guerra, no se entendían. "¡Disponga V d .! . ., decíale el vice. "O r dene Vd., que es el presidente", contestaba el ministro. Y de allí no se pasaba.
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Mientras tanto, Uriburu, a paso lento, continuaba el avance hacia la plaza de Mayo. De propia iniciativa, dos batallones de Palermo se corren hacia la calle Santa Fe por la que venía Uriburu, para impedirle el, paso. Este sortea el peligro escurriéndose hacia la calle Córdoba, por la que prosigue tranquilamen te el avance, sin contar con más auxilio que el de su propia audacia y del in estimable que le brinda el estado psicológico del gobierno, factor principal de terminante del éxito. Así llega a la Casa Rosada, en abandono, sube tranqui lamente las escaleras, siéntase en el sillón presidencial vacío y asume el gobierno. Luego, como acontece en los momentos de confusión producida por una honda crisis social, se improvisa una muchedumbre morbosa compuesta de criminales, alcoholistas, amorfos, degenerados, que aprovechan la impunidad del momento para revelar todo lo más ruin que en ellos se oculta, cometiendo estragos, incendios y las más perversas profanaciones. NO HUBO TRA ICIO N Habiendo estado el gobierno, durante todo el proceso del 6 de setiembre, en condiciones tan ventajosas, por el gran efectivo de tropas con que contaba para dominar la agresión, su derrota sin pelea, su entrega, lisa y llana, causó estupor en la Nación entera, llegándose a calificar de traición lo que sólo fue la consecuencia de la ausencia del espíritu de coraje colectivo, determinado por la falta de colaboración, de solidaridad y de responsabilidad en la obra de gobier no, absorbida toda entera por el presidente. Esa desvinculación de la obra y de la autoridad del Estado con los hombres llamados a servirla, reducidos al rol de mecánicos privados de iniciativa y desprovistos de autoridad, hizo que los más de estos, por no decir casi todos, no apareciesen por la Casa de Gobierno en todas aquellas largas horas de incertidumbre y de peligro, o lo hiciesen sin entusiasmo, sin aporte de coraje y de energía. Parecían desvinculados, desin teresados con la suerte del gobierno en riesgo. Esta misma impresión era refle jada en la ausencia de elementos partidarios. De otro modo, si otro hubiera sido el ambiente psico-colectivo determi nado por la gestión del gobierno; si la función administrativa se hubiera des arrollado en colaboración activa y respetuosa; si el gobierno en vez de ence rrarse en la personal suficiencia, se hubiera socializado, abriendo sus puertas y poniéndose en contacto con todos los intereses afectados a su acción, por medio de sus colaboradores en función activa que los sirviesen y despachasen; si así hubiera sido, todos, ministros, senadores, diputados, funcionarios, todos alti vos y dignos por la respetabilidad merecida en sus cargos, por los servicios efec tivos que prestaban al país, todos, dirigentes políticos, correligionarios, tocados de orgullo por la obra en marcha, todos habrían corrido, como traídos por campanazos de arrebato, a la plaza de Mayo, a la Casa de Gobierno, portando cada uno entusiasmo, responsabilidad, coraje, energía y deseos de arrostrar el peligro en defensa de las instituciones y de la obra de gobierno, con lo que ha brían hecho reaccionar al vice-presidente, o le habrían obligado a asumir re sueltamente la actitud requerida por las circunstancias. Habrían estado bravos, porque defendían su obra.
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Si esa rebelión se hubiera producido en la primera y brillante presidencia de Irigoyen, habría sido ahogada y dominada en el acto por la sola fuerza de la reacción social* Nada de eso pasó esta vez. El sentimiento colectivo de solidaridad y co raje no se hizo notar, como si todos sé sintieran inhibidos por un descontento largamento contenido. RESPONSABILIDADES De modo que la ausencia de Irigoyen, de una parte, y el ausentismo par tidario del otro, que no aportó at la Casa Rosada el coraje colectivo requerido en esa hora, se conjuntaron y contribuyeron! a determinar el marasmo y la pa ralización mental de hombres que no se sentían dentro del gobierno, de cuya obra y responsabilidades no se sentían copartícipes, no obstante tenerlas, y muy serias, por la conservación de cargos que pudieron declinarse si no eran debi damente considerados, actitud digna y severa que, con toda seguridad, habría hecho desaparecer la monomanía de la omnisufíciencia presidencial, despertán dola a la realidad y ahorrando al país todos los males qué se siguieron. Demás está decir que el desconcierto y marasmo psíquico, por ondulación de contagio, propagóse rápidamente a todo el país, entregándose sin lucha todos los gobier nos provinciales. Los comandos de las regiones militares, después de algunas dubitaciones, siguieron el ejemplo. DICTADURA — SU JEFE Y CORIFEOS Producida la crisis de gobierno del 6 de setiembre de 1930, el poder cons titucional es reemplazado por una dictadura. El período de transición que ésta representa, fué utilizado para el bien, poniéndose al unísono con las institucio nes y con el pueblo que las amaba, o se distrajo en la satisfacción de intereses in feriores, empeñados en restaurar la dominación despótica de las oligarquías abatidas en 1916? Al jefe de ella, digamos antes, que no nos mueve la menor intención die dañar su memoria. La curiosidad científica que se denota en toda esta pieza nos pone a cubierto de la tacha de semejante mezquindad. No nos sentimos detractores de nadie. Señalamos hechos y buscamos sus causas, la verdad en el documento humano, sin interesarnos las personas, máxime cuando en concep to científico, no jurídico, las sabemos irresponsables de sus actos. Precisamen te por eso buscamos, dentro y fuera de ellas, las causasi determinantes y ocasio nales a que obedecieron, las que, en ningún momento dependieron del arbitrio individual, sino de factores psíquicos y de ambiente a cuya dependencia no puede substraerse la personalidad humana, por más que a ella le pase desaper cibida, Tolstoi, al reducir con su genial observación e impresionantes cincela duras, a sus propias dimensiones a Napoleón, no tuvo, por cierto, la inferior* intención de menoscabar la personalidad del conquistador, siéndole el hombre
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indiferente fuera del aspecto verista y científico de su propósito, más intuido que deliberado, como lo fué el de Sarmiento en su “Facundo” . Decíamos que el jefe de la dictadura no pudo ubicarse en la altura lím pida y serena reclamada por el bien público, haciéndolo en la llanura fangosa donde germina la peste de los intereses inferiores y flotan los microbios del de lito, y, desde ella presidió el período de transición. Y tuvo que ser así, porque una enfermedad maligna corroía su organismo, factor fatalmente favorable al desarrollo de anomalías y trastornos psíquicos conducentes a neurosismos peligrosos, en cuyos estados prevalecen las cualidades mentales inferiores. Esta situación condújole a ser fácil víctima de las sugestiones malsanas de políticos desalmados, sobrevivientes de un régimen caduco, despótico y corrompido, em peñados en restaurarlo al amparo de una dictadura sin frenos ni ley. SUSPENSION DE GARANTIAS — PERSECUCIONES Para conseguir este propósito, era necesario reducir, hasta anularla, la in fluencia activa y preponderante de las muchedumbres en los movimientos po líticos y sociales contemporáneos, porque la saben adversa. Para ello se apela a la violencia, al amparo de la suspensión de las garantías constitucionales que impera durante todo el período de la dictadura. Pero esa suspensión sólo rige para las muchedumbres; de divisa radical. Los confesante^ de este credo no pue den tener comités políticos, ni reunirse, ni escribir, ni hablar. Sólo pueden ser, y son, perseguidos, encarcelados, ultrajados y atrozmente calumniados. Sino se habían comido hasta la caja fuerte del Tesoro Fiscal, había sido porque el hierro era demasiado duro. Y, sin embargo, ni un centavo faltaba de la c¿ja. Pero al dictador se le llenaba la cabeza con cuentos de latrocinios, de malver saciones, de desfalcos, que servían de sugestiones inspiradoras de desprecio y de repulsión hacia los radicales, al par que se le halagaba llamándole el salvador de la patria, el super-hombre, cuya obra era sólo comparable con la grandeza de la obra de San Martín. En suma, confesarse radical en esos días, era lo mismo que confesarse cristiano en los tiempos de Nerón. Cuando las prisiones de tierra no bastaron para encerrar tanta víctima, las naves de guerra se convirtieron en cárceles flo tantes, los marinos en carceleros. Y si se quiere una comprobación, que no admite réplica, de la extrema perturbación psíquica que dominaba al gobierno dictatorial, baste decir que, el entonces Ministro del Interior, Sánchez Soron do, declarábale con todo desenfado, a una delegación santafecina de radicales impersonalistas que encabezada por los doctores Mosca y Ferrarotti, le entre vistó, que, “ellos tendrían todas las garantías electorales; no así los radicales irigoyenistas, porque si éstos triunfasen tendrían que hacer otra revolución para derrocarlos.” ¿Se quiere una confesión más delatora de un estado pato lógico más lamentable? U n reflejo más nítido de la anormalidad reinante? En este medio, el impulso, la tentación persecutoria se va haciendo cada vez más fuerte, más dominadora y desconsiderada.
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IDEAS NEUROSISMO DICTATORIAL
Aspirando el aire de ese ambiente de delincuencia y de serviles adulonerías, en el que, la persecución y el exterminio del adversario se impone con toda la fuerza de deber irresistible, la fiebre del dictador acrece por momentos, en variados matices hiperestésicos, llegando a presentar, en algunos de ellos, el aspecto de la neurosis que perturbó el espíritu de Juárez Gelman, aunque si bien tan autoritario como Uriburu, éste lo superó en frenesí despótico, y aun al mismo Rosas en desatar y aplicar la violencia. Si Rosas, para intimidar a sus adversarios políticos, tuvo su sembradora de terror en la MAZORCA, Uriburu la tuvo en la legión cívica, asociación tan criminal como aquélla, y horrorizó más que Rosas en la aplicación de torturas. Si para Rosas los "unitarios” eran salvajes indignos de garantías individuales, para Uriburu los "radicales” eran indignos de los derechos de ciudadanos. EXTERMINIO POLITICO RADICAL A Juárez, lo encegueció una morbosa vanidad autoritarista que se com place en que todo, en lo político, esté sometido a su voluntad, vanidad adulonamente halagada por sus cortesanos palaciegos que celebran sus errores como aciertos. A Uriburu, lo perturbó una obsesión morbosa de exterminio político radical, obsesión que fué en él lo que en Nerón el frenesí de exterminio cristia no; y así como éste arrojaba sus cuerpos al zarpazo de las fieras, U riburu los entregaba al zarpazo de sayones endemoniados, no menos fieras que aquellas bestias salvajes. Y sus cortesanos, como los de Juárez, esmerábanse en exacerbar esta neurosis, manejando ardidosamente todas las formas del halago y de la insidia. ¿Quién no sabe que nada hay más eficaz que aplaudir un acto insen sato para incitar a repetirlo y a excederlo, sin que el autor advierta, porque es tá trastornado, la maldad del mismo? Así pudo llegar hasta complacerse en las mortificaciones de un noble anciano, tan cargado de virtudes y de méritos como ningún otro hombre público los tuvo jamás. Impresionado por los informes de sus corifeos que lo hacían instrumen to de sus ambiciones, llegó a ser en U riburu una convicción obsesionante la de que el Radicalismo, era un conjunto de delincuentes que necesitaban purifi carse, y que, hasta tanto esto no sucediera, había que cerrarle el camino del poder público. Pudo, así, llamar inescrupulosa a la misma probidad per sonificada en Hipólito Irigoycn, como pudo Rosas, en sus accesos de trastor no mental, llamar salvaje a la más alta cultura personificada en Sarmiento. Como se ve, el dictador confundía a una parte mínima, con el todo, h a ciendo responsable a la Unión Cívica Radical, no de delitos, porque no exis tían, sino de la indiferencia culpable de funcionarios que no supieron reaccionar contra la absorción administrativa, origen de la pasividad funcional, indiferen cia que el propio radicalismo castigó abandonándoles a su suerte el 6 de se tiembre. ( Continuará ) .
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El Capital y el Trabajo en la Italia Fascista P O R
GAETANO SALVEMIHI (Traducido por Aldo Pechini) Gaetano Salvemini, autor del presente estudio, es un prestigioso publicista e historia dor italiano, actualmente exilado de su patrii. Militante político, es talvez el más activo animador del movimiento antifascista internacional, habiendo hecho sentir su cálida y au torizada palabra en las Universidades más famosas del mundo; en Francia, Inglaterra, Norte América y Canadá, donde se encuentra actualmente dictando un curso de historia italiana. Escasamente conocido en nuestros medios intelectuales y políticos, Salvemini tiene acreditado en Europa un sólido prestigio como autor de estudios considerados como defi nitivos sobre la Revolución Francesa y la Edad Media, y además, por sus profundas inves tigaciones en el terreno de la pedagogía y educación. Como político se ha caracterizado por la agudeza de sus visiones y la precisión de sus juicios, siendo proverbial su honestidad intelectual, desde que no hay afirmación de Salvemini que no se apoye en una seria do cumentación. Por otra parte, su figura de pensador y escritor se complementa por sus condiciones de organizador, correspondiendo a su iniciativa la famosa exposición interna cional de la prensa antifascista realizada en Alemana poco antes del advenimiento dñ na zismo. A él se debe también la coordinación de los estudios críticos realizados contra el fascismo italiano, bajo todos sus aspectos, políticos, económicos y diplomáticos. Actualmente forma parte del elenco director del movimiento antifascista italiano "Giustizia e Libertá" en unión de prestigiosas personalidades de ía Italia liberal y de mocrática, como Roselli, Lussú, Tarchiani, Ciancia y otros. Además de una abundante cantidad de ensayos y folletos es autor de los siguientes trabajos: "Magnati e popolani in Firenze dal 1280 al 1295"; "Studi Storici"; "La Rivoluzione francese"; "Poblemi educativi e sociali deiritalia d'oggi"; "Cultura e Laicitá"; "La dictadura fascista en Italia"; "Mussolini diplomátco" y en preparación "El Estado Corporativo". NOTA DEL TRADUCTOR.
PRIMERA PARTE I.—-LAS ORGANIZACIONES LEGALMENTE RECONOCIDAS
En la sociedad moderna revisten una importancia excepcional todos aque llos organismos, por medio de los cuales, patronos y obreros celebran y fisca lizan los contratos colectivos de trabajo. Una de las mayores pretensiones de que se jacta el fascismo consiste en haber dado a los conflictos entre el capital y el trabajo una solución que favorece a ambas partes. "La legislación de los demás países — afirmaba el entonces Ministro de Justicia, Rocco, en los fun-
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damcntos del proyecto de ley enviado al Senado sobre Disciplina Jurídica de las Relaciones Colectivas del Trabajo— está dominada por el principio de la lucha de clases; nosotros estamos satisfechos de haber superado este principio en Italia” El “corporativismo” fascista es exaltado como la más elevada y pura crea ción del genio político del fascismo. U n perito en derecho internacional, el Profesor P. M. Brown, de la Universidad de Princeton, anunció en los Estados Unidos, que: "La más interesante manifestación de esta función del Estado se " encuentra en el sindicalismo, esa estupefaciente creación del fascismo para so" lucionar el intrincado problema de las relaciones entre el capital y el trabajo. " Los patrones y obreros de las distintas industrias o profesiones están agru mados en corporaciones diversas con representaciones comunes en consejos " especiales, para la fijación de; los salarios, condiciones de trabajo, etc. Se ha " establecido, también, un mecanismo eficaz para allanar las dificultades sin ” recurrir a la huelga. Ninguna otra nación posee, al parecer, nada que se le ” aproxime al éxito fascista en la protección de los intereses del capital y el "trabajo. Todo esto constituye un resultado extraordinario, merecedor del "más cuidadoso estudio y admiración." ¿Cuáles son las características de este triunfante "corporativismo" fascis ta? La ley del 3 de: abril de 1926 establece que en toda provincia será legal mente reconocida una sola organización de patrones y obreros. Nadie está obli gado a pertenecer a la organización de su oficio o profesión, pero todos están igualmente obligados a pagar una cuota anual a la organización legal, sean afi liados o no (1). Esto constituye un verdadero gravamen que deben pagar por intermedio del perceptor de impuestos (2 ). Los funcionarios sindicales no ne cesitan desplegar un trabajo muy agotador para mantener elevado el número de sus afiliados. Les bastará con permanecer apoltronados, mientras el percep tor de impuestos se encarga de asegurarles sus sueldos (3 ). (1) He aquí una circular dirigida a los comerciantes minoristas de la ciudad y provincia de Milán, por el comisario designado por el partido fascista para crear la corporación respectiva. Apareció publicada en el "Avanti", el 30 de setiembre de 1926: "Considero de utilidad recordarle que todos los minoristas italianos deberán pagar una contribución anual a su corporación legalmente reconocida. La ley, a la vez que obliga a todo vendedor al detalle a pagar una cuota a la corporación, le impone par ticipar de las actividades de ésta únicamente para aquellos que hayan declarado su voluntaria y explícita adhesión a la misma. Considero, asimismo, conveniente llamar vuestra atención acerca de la necesidad para todo minorista de dar su espontánea adhesión. Por lo tanto, incluyóle un formulario para la so licitud, donde está claramente indicado el monto de la contribución que le corresponde abonar durante el año 1926, rogándole lo devuelva debidamente firmado antes del 10 de setiembre, conjuntamente con el importe de vuestra contribución. Le recuerdo que, aunque no quisiera afiliarse a la corporación, deberá igualmente abonar su cuota". (2) Villari, "Fascisí experiment", pág. 147, escribe: Las asociaciones investidas de poderes re presentativos pueden imponer una cuota a todas las personas representadas". Villari no explica el valor y el alcance de ese pueden. (3) Según Sir Leo Chiozza Money ("Daily Mail", febrero 7 de 192 7), el corporativismo fas cista tiene una gran semejanza con el "trade-unionismo británico". "En Inglaterra — escribe— los obrero* están prácticamente obligados a pertenecer a una "trade-union". — Sir Leo no advierte ninguna dife-
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Las organizaciones a las cuales el gobierno niega el reconocimiento legal, pueden subsistir como asociaciones de facto, lo que equivale a es tar privadas de todo derecho legal. Además, únicamente los miembros de las asociaciones legales gozan de los beneficios de las pensiones por enfer medad* de las instituciones de beneficiencia, etc., a las que todos los trabajado res están obligados a contribuir. Pero lo que es aun más importante, es que los miembros de las asociaciones legales gozan de privilegios sobre los demás para obtener trabajo (1 ). Como lo afirmara el “Times” , el 4 de febrero de 1927, “los privilegios acordados únicamente a las organizaciones reconocidas están de tal forma calculados que eliminan a los competidores” . Por otra parte qfuien intentare crear una organización de facto cometería un acto ilegal de oposición al régimen (2 ). En 1931 los jefes de la Acción Católica, tratando de obtener ventajas del reconocimiento acordado en 1929 a todas las asociaciones que tuvieran fines religiosos, siempre que estuvieran bajo el control de los obispos, (art. 43 del Tratado de Letrán), intentaron constituir, al margen de los sin dicatos fascistas, organizaciones obreras católicas destinadas a velar por el “desarrollo espiritual” de sus asociados. La tentativa fue inmediatamente so focada. El secretario general del partido fascista, Giuriati, en un discurso pro nunciado el 20 de abril de 1931, reclamó para las asociaciones fascistas única mente el derecho de velar por los intereses, tanto espirituales como económicos de los trabajadores. En consecuencia, en la actualidad no existe ninguna orga nización de facto (3 ). *1
rencia entre una organización a la cual un obrero puede rehusarse a pagar la cuota anual, y una corpo ración que percibe las contribuciones de los que son afiliados y los que no lo son, por intermedio del perceptor de impuestos. Destacamos de tanto en tanto — es imposible señalar todas— algunas de las muchas falsificaciones que circulan fuera de Italia acerca de cosas italianas, a fin de que los lectores se percaten de la colosal campaña de propaganda llevada a cabo por oersonas mal informadas y poco escru pulosas. (1) La Carta del Trabajo, art. XXIII, establece que “los patrones deben dar preferencia a los miembros del partido fascista y de las organizaciones fascistas, teniendo en cuenta la antigüedad de su afiliación". Con fecha 2 de marzo de 1928 el Ministerio de los Transportes estableció que en todos los contratos de construcciones ferroviarias, los empresarios se comprometían, necesitando mano de obra, a dar preferencias a los miembros del partido y de las asociaciones fascistas, teniéndose en cuenta, para ello, su antigüedad. ( “Tribuna", 2 de marzo de 1928). Las oficinas de colocaciones se rigen por la misma práctica (art. XI de la Carta del Trabajo). En el “Popolo d'I'talia", 24 de febrero de 1928, un vo luminoso personaje del régimen, el profesor Arias, escribía acerca de esto, lo siguiente: “La oferta de trabajo será en adelante! fiscalizada por el Estado. Los patrones deberán dar preferencia a los miembros del partido y de los sindicatos, conforme a su antigüedad. Sin las oficinas de colocaciones los sindicatos fascistas no habrían podido dar los resultados apetecidos para la selección de los trabajadores y el me joramiento de su capacidad técnica, como asimismo de su valor moral". De esto se desprende que tanto la capacidad técnica como el valor moral se identifican con la antigüedad fascista. (2) Sobre las violencias cometidas contra los trabajadores de MolinelLa en 1926, cuando inten taron crear asociaciones de facto, véase: Salvemini, "Simple Annal of fascism" en “Atlantic Monthly", julio 1927. (3) C. Heider, “Capital and Labor under Fascism", Nueva York, Columbia University Press, pág. 236 y siguiente.
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A LOS OBREROS QUE PRESTAN SERVICIOS PUBLICOS NO SE LES PERMITE AGREMIARSB
Para los obreros ferroviarios, correos y telégrafos, teléfonos y, en general» para todos los empleados del Estado, Comunas, etc., la ley les prohíbe la agre miación en sindicatos de oficio. Solamente les está permitido promover orga nizaciones de socorros mutuos y de capacitación profesional. Sus directores na cionales son designados por el secretario general del partido fascista; el presi dente de cada directorio designa, a su vez, a los secretarios de las secciones locales. Las organizaciones legalmente reconocidas de patronos y obreros, de to das las categorías y de todas las provincias, forman las Federaciones provincia les de los patrones y Asociaciones provinciales de obreros. Las Federaciones nacionales las constituyen las federaciones y asociaciones de oficio de todo el país. Aquéllas, a su vez, forman doce Confederaciones nacionales, seis para los patrones y seis para los obreros: 1^, Industria; 2°, Agricultura; 3*, Co mercio; 49, Crédito y seguros; 59, Transportes terrestres, y 6Q, Transportes marítimos y aéreos. Como se advierte, patronos y obreros no tienen ningún derecho de agru parse conforme a las afinidades económicas que sienten espontáneamente. ¿Los sastres son industriales o artesanos? ¿Los editores de diarios son industriales o intelectuales? Los colonos que trabajan ellos mismos, pero que también em plean jornaleros, ¿son patronos o trabajadores? En todos estos casos esca brosos el gobierno, en su omnisciencia, decide, estableciendo las categorías a las cuales pertenece cada cual. El gobierno redacta y reforma los "estatutos” que deben regir la vida de las organizaciones nacionales, provinciales, locales y ra tifica las designaciones de los presidentes y de los directores de las Confedera ciones y Federaciones nacionales. Los secretarios y los consejos de las organi zaciones provinciales y locales, a su vez, deben ser confirmados por el consejo nacional de la Confederación a la cual pertenecen. Sus resolucionts deben ser ratificadas por la jerarquía superior de su organización y por el prefecto de la provincia. En el caso de las Federaciones y Confederaciones nacionales, la vi gilancia sobre ellas es ejercida por el Ministerio de las Corporaciones, quien fiscaliza los balances, modifica o anula cualquier decisión (1 ). Los presiden tes, consejos y secretarios de cualquier categoría o rango deben "ofrecer inob jetables garantías de lealtad nacional” (o sea fascista). Estos pueden ser des pedidos por el gobierno apenas dejan de poseer una suficiente dosis de indiscu tible fidelidad al régimen. El gobierno puede designar, y lo hace frecuente mente, comisarios extraordinarios para dirigir cualquier organización, del grado que ella sea. Puede suprimir el reconocimiento legal a una organización si el Ministerio de las Corporaciones lo considera necesario "por serios motivos” . Contra sus decisiones no se admite ningún recurso de apelación. Una organi zación, pues, goza del reconocimiento legal y sus consiguientes privilegios,1 (1) Art. 3 de la ley 3 de abril 1926 y artículos 15. 23, 29, 30 de la reglamentación respec tiva dictada el 1* de Julio.
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siempre que obedezca a las normas comunes a todas las organizaciones del ré gimen fascista, o sea, si se somete al contralor de los hombres de confianza del partido dominante y del gobierno** El entonces presidente de todas las Confederaciones Nacionales de los Sin dicatos fascistas, Rossoni, declaró en la Cámara de Diputados, el 9 de diciem bre de 1925: "Todos aquellos que están por ingresar a las asociaciones fas cistas, especialmente cuando son las únicas reconocidas, deben abandonar la ilusión de que se incorporan como dueños"* "En ellas nos encontrarán a nos otros. Las organizaciones reconocidas son fascistas* No será nunca posible tra bajar en el seno de los sindicatos contra nuestro régimen y nuestra revolución". Mussolini mismo, en un discurso pronunciado el 31 de julio de 1926, proclamó: "Las organizaciones son reconocidas, garantidas, protegidas por el Estado corporativo y viven dentro de la órbita del fascismo* Ellas aceptan la doctrina y práctica fascista* Están dirigidas por jefes invariablemente enrola dos en el partido fascista* No puede ser de otra manera". El entonces secretario general del partido, Augusto Turati, en un dis curso pronunciado el 21 de febrero de 1927, afirmaba: "N o sólo en la vida política y administrativa, sino también en las organizaciones económicas, los camisas negras de probada lealtad, deben estar en todas partes ocupando los puestos de mando". Y el mismo día, en el "Lavoro d'Italia", Rossoni repe tía: "Debe rechazarse la creencia de que las organizaciones de patrones y obre ros puedan escapar al control del partido fascista. Siempre hemos sostenido que la selección de los dirigentes para las organizaciones económicas debe ser hecha por el partido. Rechazamos el engaño de la neutralidad política (1). El 1* de noviembre de 1927, el subsecretario de las Corporaciones llamó la atención del Gran Consejo sobre la "necesidad de hacer más estricto, rígido y decisivo el control sobre los funcionarios de las organizaciones legalmente re conocidas y más efectivas las sanciones contra ellos". El Gran Consejo se apre suró a dictar diez y seis normas directrices para las organizaciones legales. La tercera de estas normas establece: "La elección y el control de los dirigentes de las organizaciones deberá efectuarse con. una severidad cada vez mayor". En una circular, emanada del Ministerio de las Corporaciones, el 9 de noviembre de 1927, se ordenaba a las organizaciones que enviaran las listas de todos sus funcionarios, reservándose la autoridad superior la atribución de indicar los cambios a efectuarse. En un discurso pronunciado en la Cámara el 15 de marzo de 1928, el subsecretario del Ministerio de las Corporaciones declaraba: "Vigilemos la formación y selección del personal de las organizaciones legal mente reconocidas, en colaboración con el Ministerio del Interior y el Secreta riado del Partido". En 1933 la vigilancia continuaba siempre con la mayor rigidez (2). (1) Mlle. Lion, "Pedigree of Fascism", pág. 231, afirma fríamente: ''Las nuevas asociaciones *o deben tener ningún color político’'. (2) El subsecretario del Ministerio de las Corporaciones declaró en la Cámara el 10 de marzo ét 1933: ”En lo concerniente a la selección de los cuadros, la vigilancia ejercida por el Ministerio, con el auxilio político del partido, se ha desarrollado y se desarrolla en forma atenta y rigurosa".
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LOS PRESIDENTES O SECRETARIOS DE ORGANIZACIONES EJERCEN UNA VERDADERA DICTADURA
Todo presidente o secretario, en el seno de su propia organización, es una especie de Mussolini en miniatura. El "dirige y representa a la organización» es responsable de la misma y ejerce poderes disciplinarios sobre sus miembros". Nadie puede ingresar en la organización de su oficio si dicho secretario no lo admite. Por otra parte, el secretario tiene facultad para expulsar a cualquiera de sus miembros que, a su juicio, sea "indeseable desde el punto de vista moral o político". Las reuniones de las organizaciones locales y los Congresos de las Federa ciones o Confederaciones nacionales, pueden celebrarse cuando la autoridad gubernativa o del partido lo consientan o consideren necesarios. En enero de 1928 los chauffeurs de Milán celebraron, en debida forma, una asamblea de su organización; al siguiente día apareció en los diarios una nota de la Federación desautorizando la reunión celebrada la noche anterior, por no estar debidamente autorizada por las jerarquías superiores. Varios de los dirigentes de la agrupación fueron detenidos, conjuntamente con muchos chauffeurs que habían asistido a la asamblea. El 18 de noviembre de 1928 apareció en la prensa una circular del Ministerio de las Corporaciones anunciando que no se realizaría ningún congreso nacional hasta nueva orden; en el caso de que fuera necesario celebrar reuniones locales, estaba severamente prohibido dar a publi cidad lo relacionado con ella. Por lo demás, las reuniones locales, como asimismp los congresos provinciales y nacionales, son convocados al solo efecto de celebrar conmemoraciones y ceremonias y para nada más. U n personaje fascista, más o menos importante, pronuncia un discurso exaltando a Musso lini y al régimen; algún secretario da lectura de un informe, produciéndose una aparente discusión y a veces ni siquiera esto, y la actuación del secretario o del Consejo es aprobada por aclamación. Si alguien tuviese la temeridad de emitir críticas o intentase formular molestas preguntas, sería expulsado de la agrupación como "indeseable desde el punto de vista nacional" y podría ocurrirle que a la mañana siguiente le sorprenda la visita de algún miliciano para hacerlo entrar en razones. En mayo de 1928, el secretario del Sindicato de la Agricultura, al inau gurar el congreso de la organización declaró ante Rossoni, entonces presidente de todas las Corporaciones nacionales, lo siguiente: "H oy dictaréis las normas que deberemos seguir. Tenemos un solo orgullo, el de considerarnos intérpre tes de vuestra voluntad, por cuanto sabemos que vuestra voluntad está al ser vicio del "duce". Estamos aquí para escuchar vuestras órdenes". Rossoni re plicó: 'En los sindicatos fascistas no permito la menor reserva en lo concer niente a los mandamientos del "duce" y de la revolución". "Ninguna reserva". El 6 de abril de 1933, el Congreso de la Confederación Nacional de las Corporaciones de la Industria, que cuenta con dos millones de asociados, se limito a un discurso del presidente y otro de salutación del representante del
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partido fascista; después de lo cual uno de los congresistas declaró que toda discusión “resultaba superflua"; otro propuso que el presidente de la Confe deración fuera confirmado en el cargo por aclamación; un tercero dio lectura de la composición del directorio nacional, invitando a la asamblea a aclamar los; la asamblea los aclamó, y, por último, el subsecretario de las Corporacio nes pronunció una conferencia sobre el sindicalismo fascista, terminando el acto* ( “Lavoro Fascista'', 7 abril 1933)* En su perorata, el mencionado subsecretario, entre otras muchas ameni dades, afirmó: “Iniciase mañana vuestra verdadera actividad sindical* Es ne cesario constituir, no sólo en el papel sino también en la realidad de la vida organizada, los sindicatos provinciales; es menester dar vida a las secciones, haciendo de manera que los obreros tomen contacto con sus organizaciones, discutan en las asambleas acerca de sus necesidades, sobre los balances anuales, sobre la actividad de los dirigentes, expresándose libremente* Sólo así el sin dicato llegará a convertirse en algo vivo y fecundo''* Un “empleado de un establecimiento particular de Florencia'' formuló el siguiente comentario al discurso del subsecretario, publicado en un semanario de su ciudad, “L'Universale" (25 abril 1933): “Muy poco de lo que debe iniciarse mañana ha ocurrido hasta ahora* A mí jamás se me ha ofrecido la posibilidad de tener contacto, de discutir en las asambleas, de expresar. . ., etc* La invitación es oportuna, sobre todo en lo que respecta al contacto. Sería bastante desagradable si estos benditos sindicatos se redujeran, en el concepto de la mayoría de los inscriptos, a una especie de sociedad de seguros''. En la revista “Problemi del Lavoro'', febrero 1933, un obrero que se cuidó muy bien de hacer público su nombre, deploraba que no fuera posible, ni siquiera a los obreros “ inteligentes y competentes, expresar muchas verdades útiles de ser conocidas'': las razones de estos impedimentos son las siguientes: 1*) porque no se realizan regularmente reuniones de categorías para discutir, y 2*) porque se respira siempre un aire de desconfianza y temor tal, que nadie quiere exponerse a ser acusado de opositor al régimen, con sus indeseables con secuencias personales y familiares, como segura e inevitablemente ocurriría''. Concretando, la masa de los afiliados no tiene en las organizaciones nin guna participación activa. Cuando los fascistas hablan de asociaciones de pa tronos y de obreros, cuando envían telegramas de homenaje al “duce", cuando celebran contratos colectivos, etc., debemos tener presente que esas actitudes no son adoptadas, por los afiliados de las organizaciones, sino por los funcionarios de la misma, quienes deben dar cuenta de su gestión no a los afiliados sino a sus superiores jerárquicos, al gobierno y a los dirigentes fascistas. LAS “ELECCIONES” INTERNAS
¿Conforme a qué procedimiento y por quienes son elegidos los secretarios locales y provinciales, los presidentes, secretarios y consejos de las Federaciones y Confederaciones nacionales? La ley del 3 de abril de 1926 establece que los presidentes y secretarios son “elegidos o designados", absteniéndose de hacer
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cualquier otro agregado. La reglamentación dictada el 1* de julio de 1926 dejaba esta cuestión todavía en el misterio. Para poder ver con claridad en todo esto es necesario estudiar todo ese diluvio de 4'cartas" con que el gobierno ha disciplinado el funcionamiento de las organizaciones locales, provinciales y na cionales (1). Además, cabe señalarse que en la Italia fascista, más que en cualquier otro país, existe al margen de la ley escrita y muchas veces por en cima de ella, la ley no escrita que integra y con frecuencia altera la primera, y sin cuyo conocimiento no se obtiene sino una idea bastante desfigurada de la realidad. Esta ley no escrita se advierte examinando las noticias menudas que publica la prensa sobre el funcionamiento diario de las instituciones. Los estatutos de las organizaciones locales querrían que los secretarios fueran designados por los afiliados. Pero lo que en los estatutos ha dado en llamarse "elecciones" no es nunca una verdadera y real elección con votaciones secretas de listas de candidatos libremente propuestas a los electores por los distintos comités. La "elección" se produce generalmente de la manera si guiente: alguien en el seno de la asamblea, de acuerdo con los funcionarios salientes y con los jerarcas locales del partido, propone los nombres de los que deben ser "elegidos", o invita a la asamblea a "elegirlos" por aclamación; al gunas veces el presidente de la asamblea lleva su escrúpulo hasta pedir que voten por signos — levantando la mano o poniéndose de pie— ; el resultado es que la asamblea aprueba siempre por unanimidad y aquel que osare votar en contra se convertiría en una "oveja marcada". En las organizaciones provinciales y nacionales, la masa de los afiliados no tiene ni siquiera la función de "aclamar", porque en las asambleas que rea lizan estos organismos intervienen solamente los funcionarios provinciales y nacionales. Estos últimos son designados por los presidentes de los organismos nacionales. A su vez, en los congresos nacionales ellos "eligen" los presidentes y los directores de las organizaciones nacionales. Pero aún estas mismas "elec ciones" se realizan conforme al procedimiento fascista usual: la asamblea vota por aclamación una lista previamente confeccionada entre bastidores por los presidentes y directores salientes, de acuerdo con los jerarcas del partido. En la sesión celebrada por la Cámara el 10 de marzo de 1933, el subsecretario del Ministerio de las Corporaciones afirmó que las "categorías deben reunirse fre cuentemente, discutir sus problemas y designar sus dirigentes” . Pero, como de costumbre, se trataba de palabras que carecían de realidad. Esto lo confirma el mismo orador al declarar que: "El Gobierno y el partido — que se encuen tran presentes en toda nuestra actividad— podrán obtener de esta intensifica ción de la vida gremial, elementos útiles de juicio, aún en lo que concierne a la designación de los dirigentes". Como se advierte, la "elección" queda siempre a cargo del gobierno y del partido.1
(1) La Gazzetta Ufficiale ’ y el “Bolletino del Lavoro” , de julio de 1926, insertan estos do cumentos. Los estatutos de la9 asociaciones del trabajo han sufrido muchas modificaciones; la última redacción data de 1932.
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INDUSTRIALES “GRANDES Y PEQUEÑOS”
Bajo el punto de vista formal en todo esto no existe ninguna diferencia entre las organizaciones patronales y obreras; ambas están bajo el contralor del partido fascista* Las mismas disposiciones legales, aplicadas a distintos grupos sociales, no pueden dejar de producir consecuencias diversas* Entre los patrones mismos existe una diferencia entre grandes y pequeños. Los grandes industriales y comerciantes, los grandes latifundistas, los banqueros más impor tantes, llegan fácilmente a un acuerdo entre ellos en las reuniones sociales y gremiales, y aún con los jerarcas locales, provinciales y nacionales del partido sobre las personas que deben ser 4'designadas'' para dirigir sus organizaciones* De ahí que estas últimas posean como presidentes, secretarios y directores a personas que gozan de su absoluta confianza, no sólo de los jerarcas del par tido, sino también de aquellos patronos que tienen gran influencia en sus res pectivos sectores económicos* En la Confederación de los industriales y en la Confederación de los banqueros ocupan sus puestos directivos, actualmente, las mismas personas que se hallaban antes del 1926* Aún en aquellas Con federaciones patronales, en cuya dirección se encuentran hombres nuevos, son generalmente personas que gozan de una gran confianza de los patronos que poseen las fábricas más importantes. Tomemos, por ejemplo, las personas que fueron "designadas” en enero de 1932 para constituir el directorio de la Confe deración de la industria por el período 1932-35* Estas son: 1) A* S. Benni, con sejero delegado de una importante empresa metalúrgica; 2) A. Bocciardo, gran constructor naval; 3) E. Parisi, constructor de edificios y propietario a la vez; 4) G. Agnelli, consejero delegado de la más importante fábrica de automóviles, la F* I. A. T ., de T urín; 5) G* Donegani, presidente del trust de las industrias químicas "Montecatini” ; 6) Edgardo Marpurgo; 7) Victorio Pelcese; 8) G. Cenzato, y 9) Pirelli, de la más importante fábrica italiana de artículos de goma. Es evidente que un directorio compuesto por personas como estas, repre senta perfectamente los intereses de la gran industria italiana. Si extendiéramos este examen de la Confederación a las federaciones y a las organizaciones pro vinciales y locales, encontraríamos que los cuerpos directivos están ocupados por poderosos capitalistas o en su defecto por personas de su absoluta confianza. Los que no tienen voz en este capítulo», son los pequeños patronos, cuyas funciones se reducen a pagar las cuotas y mirar lo que los "tiburones” creen conveniente hacer. Transcribo a continuación un comunicado oficial de la Confederación de la industria publicado por los diarios el 17 de julio de 1926, que dice: "En los últimos días han aparecido en la prensa noticias acerca de una asociación tendiente a organizar las industrias menores* La Confederación de la industria previene que una iniciativa semejante choca abiertamente con la línea adop tada por el gobierno* El partido fascista ha expresado claramente que el exclu sivo derecho a representar a los industriales italianos corresponde a la Confe deración y, por consiguiente, ninguna otra organización podrá ser reconocida por el gobierno. La Confederación advierte, por último, a los pequeños in dustriales que deberán inscribirse en su respectiva rama de la Confederación”.
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El significado de este documento sólo puede ser apreciado si se tiene en cuenta que la Confederación se encuentra bajo el contralor del trust de la in dustria metalúrgica, el cual es rigurosamente proteccionista, mientras que las industrias menores podrían, en el caso de que les fuera permitido constituir una unidad independiente, reclamar la libre importación del hierro. En las organizaciones obreras no existe diferencia alguna entre grandes y pequeños, entre elementos activos y pasivos. Todos son pequeños y todos son pasivos. Entre éstos no existen, como entre la clase capitalista, núcleos de per sonas más pudientes e influyentes que puedan maniobrar entre bastidores de acuerdo con los jerarcas del partido dominante. Un industrial adinerado puede, toda vez que se le ocurra, tomar el tren para Roma, en la certidumbre de ser recibido y escuchado inmediatamente por los dirigentes de su organización o por los jerarcas del partido; pero los centenares y millares de trabajadores que están a su servicio no pueden tomar el tren y ser recibidos por los altos perso najes que están radicados en Roma. La masa es demasiado numerosa, y no pudiendo reunirse libremente para expresar sus ideas y encontrar una voz co lectiva, está condenada a permanecer siempre informe, inerte y muda. Los textos jurídicos afirman que “pueden ser nombrados o elegidos para los cargos sociales únicamente aquellos que pertenezcan a las categorías o que de éstas sean lai expresión” . Como lo observara el diputado fascista Lusignoli en la sesión de la Cámara de Diputados el 8 de marzo de 1933, “a través de esta fórmula cualquiera puede ser, sea como fuere, la expresión de la categoría” . Cuando las organizaciones legalmente reconocidas hubieron de ser constituidas en 1926, el gobierno designó presidente para todas las categorías a Rossoni, qúien en su vida había realizado todos los oficios, menos el de “ trabajador auténtico” ; Rossoni designó los secretarios de las organizaciones provinciales y locales a personas que “por lo menos en un 90 °fo habían pertenecido a las tropas de asalto” . (Discurso pronunciado en la Cámara por el diputado Bognotti, el 9 de marzo de 1933). De esta forma es cómo se constituyó desde lo alto la jerarquía destinada a encuadrar a los trabajadores italianos. En di ciembre de 1928, Rossoni, por motivos que se desconocen, fué relevado de la presidencia de las organizaciones obreras, las que fueron confiadas a los pre sidentes, secretarios y comisarios extraordinarios designados por el Ministerio de las Corporaciones de acuerdo con el secretario del partido fascista. Como se desprende de todo esto, los funcionarios que dirigen las organizaciones obre ras no representan bajo ninguna forma a la masa afiliada; en vez de “trabaja dores auténticos” son “funcionarios, empleados de las organizaciones centra les" con la misión de gobernar las asociaciones locales de conformidad con las instrucciones que reciben del gobierno y de los jerarcas del partido dominante. Ante un estado de cosas semejante, es natural que los patronos — o para ser más exactos, los poderosos hombres de negocios que tienen la virtud de pro ducir en las asociaciones patronales la lluvia y el sereno, mantienen grandes dia rios y hacen prevalecer entre bastidores sus intereses— , estén satisfechos de la
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manera cómo se desenvuelven sus organizaciones. Estas nunca dieron lugar a discusiones ni a lamentaciones (1) . En cambio, entre los funcionarios enviados por el partido para fiscalizar las asociaciones obreras, los hay quienes anhelarían que se le concediera a la masa de afiliados un poco de libertad e iniciativa. En enero de 1928 algunos de estos fascistas solicitaron tímidamente que se adoptara el método de elección libre para los secretarios, afirmando que no existía ya ningún peligro de que los opositores al partido fascista pudieran obtener el control de las organizacio nes obreras. El secretario general del partido, en enero 22 de 1928, rechazó la petición, sosteniendo que "el sistema de nombrar a los dirigentes desde lo alto, sistema fundamentalmente fascista, había producido excelentes resultados, como ser el de haber suprimido toda supervivencia de la mentalidad democrática. Nosotros somos — terminaba— un ejército de creyentes y no una masa de miembros organizados". En el libro "La carta del lavoro illustrata e commentata" (págs .71-73), publicado en 1929 bajo los auspicios del secretario general del partido y del M i nisterio de las Corporaciones, se afirma: "El partido no puede abandonar a las organizaciones a sí misma hasta tanto no hayan desaparecido los vestigios so cialistas que todavía son numerosos en las masas de los trabajadores urbanos. El contralor del partido sobre las organizaciones obreras es, pues, indispen sable. Solamente cuando un general estado de ánimo fascista se haya formado, será posible refundir el sistema político con el social". La demanda formulada sobre elección de los cargos electivos continuó circulando secretamente. El l 9 de abril de 1930 el Ministerio de las Corpora ciones reclamó del Gran Consejo un pronunciamiento sobre la exigencia de que la designación de los dirigentes "revistieran un carácter cada vez más tepresentativo" por medio de "elecciones indirectas de más de un grado", que permitirían a los afiliados elegir a los electores que, a su vez, se encargarían de la designación de los funcionarios. El Gran Consejo estimó que también esta era una mistificación peligrosa, decidiendo, el 8 de abril, que "no se modi ficaría en el futuro el sistema de elección de los dirigentes; los nombramientos, de conformidad con el espíritu de la legislación corporativa fascista, deben con ciliar la necesidad de los grupos económicos de poseer una representación, con las exigencias políticas del régimen". La conciliación se obtenía y se obtiene aún sacrificando la representación a las exigencias políticas. Hemos llegado al punto esencial para la comprensión del sindicalismo fascista (2 ). (1) Edmundo Rossoni, uno de los líderes del "sindicalismo fascista", escribía en lia "Gazzetta del Popolo", el 28 de junio de 1930: "Los críticos ignoran habitualmente las asociaciones patronales, no porque sean descuidablcs sino porque, según opinión corriente, son consideradas perfectas. Como resul tado de este sistema, las asociaciones patronales han permanecido en todos los tiempos y bajo todos los climas políticos, inmutables en la forma y en la acción". (2) Mlle. Lion, "The Pedigree of Fascism", pág. 232, escribía en 1927: "Por el momento, no existiendo personas calificadas para ser elegidas, y careciendo los afiliados del hábito de elegir a sus representantes conforme a su valor técnico y buen sentido, les dirigentes son designados por el gobierno. Esto constituye un punto débil de la organización ,aun cuando es evidente con carácter transitorio". Todos los documentos que pueden obtenerse demuestran lo contrario de esa afirmación. Miss Harder, "Capital
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Lo que Mussolini y sus amigos pretenden, no es que los obreros estén real mente representados en las organizaciones, sino que los sindicatos “en su fun cionamiento se ajusten a los fines para los cuales han sido creados y recono cidos” (1). El 27 de setiembre de 1930, el ministro de las Corporaciones, Bottai, formuló las siguientes declaraciones: “Nosotros deseamos que los diri gentes sean fascistas al cien por cien, porque nuestra constitución es típica y ex clusivamente política. Reclamamos que los dirigentes sean fascistas para poder evitar, en el terreno práctico, todas las desviaciones que puedan conducirnos a la construcción de un orden sindical distinto del que nos proponemos” . Un jurista del régimen da las siguientes explicaciones: “Es menester evi tar un error de interpretación muy común, según el cual las organizaciones le galmente reconocidas, son juzgadas como representativas de intereses diversos al del Estado. Este punto de vista lesiona la exigencia centralizadora y unitaria del sistema fascista. Los sindicatos no son comunidades capaces de vida autó noma, sino simples cuadros directivos de la masa. Los sindicatos son jerarquías del Estado en la esfera económica de la comunidad nacional. Mussolini ha calificado a los sindicatos fascistas como “instrumentos del régimen” (2 ). “El sindicalismo fascista — enseña con tono más conciliador uno de los inventores del sistema, Rossoni— es un instrumento del partido, del régimen y de la revolución” (Harder, “Capital and labor” , pág. 64), y el secretario del par tido les dictó a las organizaciones legalmente reconocidas la lección siguiente: “Sí; vosotros constituís la base del Estado, pero la constituís no porque el Estado vive de vosotros, sino en cuanto el Estado disciplina y regula vuestras funciones y vuestras actividades. Fuera de esta expresión del Estado, vosotros volveréis a la nada” . ( “Lavoro Fascista” , 19 de abril de 1930). i
(C ontinuará).
and Labor under Fascism’’, páginas 109, 166-7, 221, 2, 5 y 2 77, ha pnesto en evidencia el carácter no electivo de los funcionarios de las organizaciones, hecho esencial para comprender el “sindicalismo fas cista”. Como es natural, los agentes de la propaganda fascista hacen lo posible para ignorarlo. Y tam bién lo ignoran esos escritores extranjeros que obtienen, sin ningún sentido crítico, sus informaciones en las fuentes fascistas y hablan de “sindicatos’' fascistas, ''uniones'’, “corporaciones ’, suponiendo que en el seno de ellas los dirigentes son designados por sus afiliados, como ocurre en Francia, Inglaterra y América. H. W. Schneider y S. B. Chough tienen tal convencimiento sobre este aspecto, que en su libro "Making Fascists’’, Chicago, Univer6Íty Press, 1929, pág. 22, afirman que “los sindicatos constituyen la única institución en la cual existe democracia; los delegados a los Consejos federales provinciales son ele gidos por medio de votaciones en el seno de los sindicatos y los consejos provinciales, a su vez, designan a los miembros de los Consejos nacionales, quienes eligen el directorio. Todo esto) está en abierta opo sición con la organización del partido y de la burocracia. Por otra parte, esta situación está destinada a cambiar pronto, pues el régimen fascista sentirá la fuerza democrática de los sindicatos, o el partido fascista violará la constitución de los sindicatos e incorporará el entero mecanismo sindical en la dicta dura”. Los autores pusieron en tiempo futuro lo que ya existía bajo sus propios ojos. (1) Informe de la comisión parlamentaría sobre el proyecto, convertido en ley, de abril 3 de 1926. "Atti Parlament2ri“ , XXVII legislatura, doc. 624 A, p. 6. (2) Costamagna, “I principi generali dclla dottrina fascista dello Stato” . Fantini, “II Partito Fascista”, pág. 64.
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A TRAVES DEL MUNDO La miseria creciente de los campesinos europeos EL NIVEL DE VIDA DE LOS AGRICULTORES ITALIANOS. - LA DESOCUPACION — L as condiciones en q u e se desenvuelven los cam pesinos italian o s, com o ig u alm en te los de to d a E u ro p a y A m érica, revisten c o n to rn o s realm ente trágicos. T o d a s las m e didas proyectadas p a ra u n a ay u d a eficaz a los trab a jad o re s de la tierra h a n resu ltad o , en casi to d o s los casos, in suficientes o im p o te n tes an te la m a g n itu d del p ro b lem a. E sta es la co n clu sió n a q u e se llega, en c u a n to a la situ ac ió n de los ag ricu lto res italian o s, le y en d o u n artíc u lo del señ o r V icen te N a rd i, p u b lic ad o en el d ia rio " L a v o ro Fascista'", cuyos p árrafo s m ás esenciales rep ro d u cim o s: D ice el se ñ o r N a rd i, refirién d o se a los a g ri cultores de la z o n a de F o rli, lo sig u ien te: " F re n te a casi 1 5 .0 0 0 fam ilias de " m e d ia n ero s" (m e z z a d ri) y 4 .5 0 0 p ro p ie ta rio s y arren d a tario s cu ltiv a d o re s directos que a b sorben la casi to ta lid a d de la su p erficie c u l tiv a b le de la p ro v in c ia de F o rli, se re g istra b an al 31 de ju lio de 1 9 3 4 , re g u la rm en te in scrip to s en las o ficin as de colocaciones de la ag ric u ltu ra, 1 9 .6 4 1 jo rn a le ro s, de los cuales 2 .4 0 8 m ujeres. " E sta cifra, b a sta n te elevada ev id en te m ente, n o presen ta caracteres de estab ilid ad y siguiendo las oscilaciones de las in sc rip ciones en las oficin as de colocaciones se d e duce q ue existe la tendencia a un aumento de la categoría de los jornaleros. E n efecto, en la m ism a fecha de 1 9 3 3 , los in sc rip to s ascendían a 1 8 .1 8 5 (a fines de a ñ o a 1 8 .4 3 8 ) ; u n au m en to , p o r co n sig u ien te, en el espacio de doce meses de 1 . 4 5 6 jo r n a leros.
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"L a s raz o n es de esta afluencia de jo rn a le ros a las o ficin as de colocaciones de la agri c u ltu ra so n conocidas: un id ad es fam iliares de "m e d ia n e ro s" q u e se reducen p o rq u e los jó venes reciben escasa re trib u c ió n en una fam ilia num ero sa, cuyo réd ito h a d ism in u i d o fu ertem en te, precisam ente c u a n d o las ne cesidades h a n a u m e n ta d o en relación con el an te -g u e rra ; deficiencias de capacidad de los h o g ares; fam ilias de co lo n o s de las m o n ta ñas q u e a b a n d o n a n el so lar p a ra substraerse al peso de las g randes deudas y a u n estado de m alestar m u y d u ro ; o b rero s de o tro s sec tores de la p ro d u c c ió n , especialm ente indus triales y el arte san a d o de los pequeños cen tro s ru rales q u e carecen de tra b a jo ; el mismo in c re m en to d em o g rá fico de la categoría de los jo rn alero s, cuyas d ific u ltad e s económicas n o h a n a fe cta d o el índice de n atalid ad ele v ad o . ¿ C ó m o e n c u en tra o cu p a ció n esta ma sa de jo rn a le ro s? "E s in d iscu tib le q u e en el solar de los "m e d ia n e ro s" o c u ltiv a d o p o r los propieta rios, ‘especialm ente h o y , a consecuencia de la fu erte c o n tra cc ió n de lo s réd ito s agrarios, el jo rn a le ro e n c u en tra tra b a jo con mucha di fic u lta d . A lg u n o s d ía s de cosecha, otros cu a n to s de trilla y a lg u n o s o tro s en peque ñ as tareas en los cam pos, en d onde los bue n o s ag ric u lto res a p esar de to d o consiguen m a n te n e r en sus p ro p ied a d es u n ritm o de p ro d u c c ió n v erd a d eram e n te d ig n o de elogio. P e ro v eam o s cuáles so n en el m unicipio de F o rli el p ro m e d io de tr a b a jo y de salario de u n jo rn a le ro desde el 19 de en ero hasta el 31 de ag o sto de 1 9 3 4 . L o s d ato s que referire m o s so n rig u ro sa m e n te exactos y ofrecen la m a y o r g a ra n tía ;
HECHOS
e id ea s
Día* de tra bajo
Remover nieve • • • *2q díaS Trabajos agrícolas vanos 1U 9 Cosecha de ftu ts 6 Siega . • 18 T rilla................* • ‘ • Y
Trabajos de utilidad pu blica y saneamiento . 15 Trilla de otros cereales
Total
5 65 días
Remunera ción 32 liras
120
„ „
152 „
102
2 6 0 ,f 230 „ 4 0 f> 9 3 6 liras
"¿Cuál puede ser el salario presum ible desde el 19 de setiem bre hasta el 31 de d i ciembre? Si estudiam os los d atos relativos al mismo período de 1 9 3 3 , advertim os u n promedio de trab a jo de 3 0 días con u n a g a nancia de 360 liras. Y si querem os ser o p timistas, agreguemos estos d atos a los p r i meros y tendremos entonces, 95 días de tr a bajo con una retribución de 1 . 2 9 7 liras en un año. "Esto significa que un jornalero del mu nicipio de Forli habrá ganado 3 . 5 5 liras por día como promedio. "¿Puede un obrero con fam ilia v iv ir con este salario? T éngase presente que el cálcu lo se ha hecho refiriéndose a u n jo rn a le ro de un municipio que ofrece la m a y o r p o si bilidad de trabajo. En la mayoría de los
municipios de la provincia, especialmente en Ruellos de montaña, difícilmente un jorna lo llega a percibir 1.000 liras en un año. "De este duro m alestar p o d rá n salvarse so lamente las familias de jo rn a le ro s d o n d e existen dos o más unidades fam iliares, p ero generalmente en las fam ilias co n stitu id as p o r matrimonios jóvenes, con h ijo s de co rta edad, quien trabaja y percibe salario es u n o solo y son pocos los casos en q u e la m u je r puede aportar una eficaz ay u d a económ ica al marido. De la sintética, p ero elocuente e x p o sición formulada más arriba, h a y q u e llegar 1la conclusión que, un obrero que trabaja 9) días en un año y queda desocupado los -70 restantes no puede mirar ciertamente conserenidad el presente.
Ante una situación com o la q u e ac ab a mos de exponer no creemos q u e sea p o sib le
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Perm anecer inactivos, esperando el m ilagro ael cielo, o correr tras las prom esas, que si P an ten id o u n rico y vistoso florecim iento « o pueden p o r ahora, d arn o s resultados alentadores. “ M u y poca co n fian za puede tenerse en los tu rn o s de tra b a jo que se h a n a d o p ta d o con d u reza desde hace m uchos años, en el cu ltiv o de los terrenos de sobrantes, en los trab a jo s de u tilid ad pú b lica y de saneam ien to , en la reconstrucción de los viñ ed o s en las colinas, en el desplazam iento de la m a n o de obra a o tras provincias. P o r o tra p arte, problem as que p resentan estos caracteres de extrem a urgencia n o ad m iten soluciones re m otas. E stam o s en vísperas del in v iern o , p o r lo ta n to es m enester preocuparse de la suerte de los 1 9 .0 0 0 jo rn alero s de la p r o vincia. “ Y hay que preocuparse aún más que en los años anteriores, porque mientras por un lado los salarios están sometidos a un pro ceso de “ reajuste” a la situación de nuestra agricultura para facilitar un mayor empleo de mano de obra, por otra parte se advierte una tendencia en los propietarios de tierra a restringir al mínimo la actividad de los cam pos, con lo que se malogra todo seno pro pósito de aliviar la desocupación. N o so tro s
creem os firm em en te q u e p a ra hacer fre n te eficazm ente a la d ifícil situ ac ió n que a tra v e sam os es necesario su p e ra r la fase de re la ja m ie n to en q u e están cay en d o m u ch o s a g ri cultores y m o v iliz a r to d a energía m o ra l y económ ica.
“Talvez los medios falten para ello y los agricultores efectivamente pasen por una situación difícil. Si esto es cierto, no lo es menos el hecho que la masa de los jor naleros de la provincia se encuentra en con diciones de indigencia más que evidente, es pecialmente en las zonas de alta colina y de montaña E ste cu a d ro p esim ista de la situ ac ió n de los ag ricu lto res italia n o s, en u n a z o n a de las m as p ro g resistas de Ita lia , ex p u e sta p o r el se ñ o r N a rd i, m ilita n te fascista, a h o rra t o d o c o m e n ta rio y p ru eb a , a la vez, la im p o ten cia en q u e se deb ate el fascism o p a ra d a r u n a so lu c ió n h u m a n a al p ro b le m a agrario»
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HECHOS ASPECTOS QUE OFRECE EL PROBLE MA DEL LATIFUNDIO EN ESPAÑA E n u n o de los ú ltim o s n ú m ero s de la re vista francesa " L u '\ se publica u n cu ad ro estadístico sobre la actual d istrib u ció n de las tierras en E spaña, que ilu stra a m p lia m ente acerca de la enorm e g rav itació n que ejercen los grandes terraten ien tes en el te rren o de la econom ía y, com o u n a lógica consecuencia, en el d esen v o lv im ien to p o lítico de la penín su la. E l cuadro de referencia establece la si guiente d istrib u c ió n del suelo:
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D e este cu ad ro se ve claram ente q u e un p eq u eñ o n ú m e ro de grandes p ro p ietario s que apenas co n stitu y e n el u n o p o r ciento de la p o b la ció n agrícola to ta l d isp o n en de más de la m itad de la superficie del suelo. Si se considera ta m b ié n a los cam pesinos medios, se advierte que ju n to con los grandes p ro p ietario s disponen del 85 % del suelo, m ien tras representan só lo el 15 % de la pobla ción agrícola to ta l. E l n o h ab e r resuelto este enorm e p ro b lem a social, es considera d o com o u n o de los grandes errores de la p rim era rev o lu ció n de 1 9 3 1 , cuyas conse cuencias po líticas se están experim entando actualm ente.
Cantidad
o|o del total de superf.
ofo del total
Núm. de Hect. por propiet.
Núm. de Hectv por grupo
4 6 4 .0 2 2 .6 5 .0 0 .4
2 3 .2 0 0 15 8 0 0 5 .0 0 0 1 .0 0 0
5 1 .5 3 5 .2 1 1 .1 2 .2
4 5 .0 0 0
1 0 0 .0
G randes p ro p ietario s ........... C am pesinos acom odados . . P equeños p ro p ietario s . . . . C am pesinos pobres .............. P ro le ta ria d o agrícolo ...........
5 0 .0 0 0 700 000 1 .0 0 0 000 1 .2 5 0 000 2 .0 0 0 .0 0 0
1 14 20 25 40
T o t a l .............................
5 .0 0 0 .0 0 0
100
__
* * * EL PROBLEMA AGRARIO EN HUNGRIA — E l fu n d am e n ta l p ro b lem a social de H u n gría es el problem a agrario. P a u l K eri en u n estudio aparecido en ‘E uropaeische H e íte ” Hectáreas de 0 de 5 de 10 de 2 0 de 50 de 1 0 0 de 5 0 0 m ás de
Núm. de propiet.
a 5 10 a 20 a 50 a a 100 500 a a 1 .0 0 0 1 .0 0 0 T o ta l
p u b lica u n cu a d ro sobre la distribución de las tierras entre la p o b lació n agraria que ex plica de u n a m anera elocuente las bases so bre las cuales reposa la d ic tad u ra de Horthy y de G oem boes. E l cu ad ro a rro ja las si guientes conclusiones:
. . .
Superficie
9 1 2 .9 3 2 160 516 125 59 2 5 4 .9 8 8 12 6 6 5 9 .3 7 8 1 .4 3 2 1 .2 4 5
1 .7 0 7 .0 7 9 1 .4 2 7 .4 2 2 2 .1 8 5 .3 2 7 2 .0 0 1 .7 7 6 8 6 1 .4 6 6 1 .9 3 6 453 9 9 5 .3 7 5 4 .8 1 7 .5 2 0
1 .2 7 8 .7 4 8
1 5 .9 3 2 .4 1 8
L o prim ero que surge de este c u a d ro es el enorm e parcelam iento de la pequeña p r o piedad. A p ro x im ad a m en te el 8 0 % de los
p ro p ie ta rio s de tierras poseen propiedades inferiores a las 5 hectáreas, el resto del 20 p o r ciento se co m p o n e en su m ayor parte
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HECHOS de campesinos con p ro piedades in ferio res a las 20 hectáreas. P o r el co n tra rio , u n a ín fima m inoría ( 1 2 4 5 p ro p ie ta rio s) poseen grandes extensiones de tie rra y acap aran ca si el treinta p o r ciento del suelo. E stos te rra tenientes ocupan en calidad de braceros a un gran núm ero de cam pesinos pobres ca rentes de tierra. Al lado del g ran la tifu n d io surge u n a industria m o n o p o liza d a, fu ertem en te p r o tegida, donde los capitales de los te rra te nientes encuentran u n fácil em pleo, al cual acuden las grandes m asas de desocupados de las campañas. La situación de los p a rtid o s p.Míticos re fleja fielmente esta situ ació n social del p u e blo húngaro. LA MISERIA DE LOS CAMPESINOS POLACOS ¿Cuáles son las condiciones de v id a del campesino polaco? D arem o s alg u n as cifras. Veinte y cu atro m illones de a g ric u lto res viven en P o lo n ia . E n 1 9 2 1 , al re a liz a r se el primer censo de la p o b la ció n , ex istía n 3.262.000 de p ro p ietario s agrícolos de los cuales 2 .1 1 1 .0 0 0 — o sea el 6 4 .7 % — p o seían m enos de cinco hectáreas. E stá esta blecido que para sostenerse u n a fam ilia de campesinos necesita u n a p ro p ied a d de cinco hectáreas, com o m ín im o . E n consecuencia desde hace quince años el 6 0 % de la p o blación campesina h a estado co n d en ad a al hambre. A ctualm ente ig n o ra n d o los resu l tados del censo de la p o b la ció n p rac tica d o en 1931, debe presum irse q u e el n ú m e ro de estos propietario s alcanza al 7 0 % . A l rededor del 4 0 % de estos p ro p ie ta rio s n o poseen más que dos hectáreas de tierra. D u rante el período de la p re-g u erra y a u n a n tes de esta ú ltim a crisis la em igración a América y F rancia y el éxodo hacia las ciu dades atenuaban la g ravedad del p ro b lem a. Interrumpida la em igración, la p o b la ció n de las ciudades ha venido a u m e n ta n d o . L a des ocupación agrícola está en p ro g re sió n co n s tante y existen m ás de seis m illones de p e r sonas que no en cu en tran o cu p a ció n en las ciudades. La crisis al p ro p ag a rse a Los m edios eco
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n ó m ico s débiles h a p ro v o c a d o graves c o n secuencias. E sta em p ezó con la caída de los precios. E l trig o cu y o precio era de 1 6 0 francos el q u in ta l en 1 9 2 7 h a descendido a 5 4 francos en 1 9 3 4 ; el centeno h a su frid o u n a d ism in u ció n de 1 2 5 fran co s el q u in ta l q u e se v en d ía en 1 9 2 7 a 4 2 fran co s en 1 9 3 4 . L o s dem ás p ro d u c to s agrícolas h a n ex p e rim e n ta d o u n a d ism in u c ió n an á lo g a . E n cam bio, los a rtíc u lo s m a n u fa c tu ra d o s lejos de su frir la m ism a b aja, h a n e x p e ri m e n ta d o u n au m e n to . U n ag ric u lto r p ag a p o r los a rtíc u lo s en u m erad o s a c o n tin u a ción, en k ilo s de centeno, en la sig u ien te p ro p o rc ió n :
1927-28 10 10 10 10 1
kilos kilos kilos kilos kilo
de azúcar . . de sal . . . de jabón . . de petróleo . . de tabaco . .
kgm. 36 8 52 16 141
1934
kg. 110
26 109
42 572
N o tiene n ad a de aso m b ro so si el co n su m o de estos artícu lo s h a d ism in u id o n o ta b lem en te a g ra v a n d o así la d epresión de la ec o n o m ía n acio n al. L o s cam pesinos ade m ás están e x tre m ad a m e n te en d eu d ad o s y p a ra p ag a r al fisco necesitan vencer grandes d i ficultades. U n p ro p ie ta rio de tres hectáreas de la p ro v in c ia de M a lo p o lsk a deb ía v en d e r en 1 9 2 7 , 1 5 7 k ilo s de centeno p ara p ag ar sus im p u esto s. H o y , el m ism o cam pesino de be v en d er 5 0 1 k ilo s de centeno p a ra p a g a r el m ism o im p u esto . L a situ ac ió n creada a los ag ric u lto res p o lacos p o r la crisis m u n d ia l, ag ra v ad a ta m b ién p o r el régim en d ic ta to ria l im p e ran te , es catastró fica. U n a catástro fe q u e alcan za a 2 0 m illo n es de h o m b res. LA FINANCIACION DE LA INDUSTRIA JA PONESA — T o d o s lo s grandes países e x p o rta d o re s, especialm ente en los m ercados de E ste de E u ro p a , su fren los efectos de la o fen siv a de e x p o rta c ió n ja p o n esa . L a fu e rz a de p e n e tra ción del J a p ó n en los d istin to s m ercad o s
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HECHOS
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a u m e n ta cada vez m ás. G randes sum as se d estin a n p ara co n q u ista r los m ercados m e d ia n te u n a p ro p a g a n d a técnica. L o s p r o d u cto s japoneses q u e n o son de p rim e ra ca lid a d g an a n to d a suerte de te rren o en los países de civilizació n in ferio r. L a p r o p a g an d a jap o n esa c o n stitu id a p o r com isiones de estudios, exposiciones de m u estras y fe rias am bulantes, ab so rb en sum as fan tásticas. L a s in d u stria s ja p o n esa s d u ra n te lo s dos ú ltim o s años h a n d e b id o d e stin a r sum as enorm es p a ra la renovación, técnica de su " o u tilla g e ” in d u stria l. A este respecto n o p o co s se p re g u n ta n co m o el J a p ó n p u ed e m o v iliz a r g randes can tid ad es de d in e ro . E l J a p ó n , p aís de fo rm a c ió n cap ita lista recien te, su fre p rin c ip a lm e n te p o r la fa lta de ca p itales, lo q u e c o n tra sta claram en te con la e x p o rta c ió n de p ro d u c to s a precios e x tre m a d a m e n te b ajo s. L as in vestigaciones p ra c tic a das p a ra establecer d e d ó n d e p ro v ie n e n los fo n d o s de la in d u stria ja p o n e sa h a n d a d o resu ltad o s so rp re n d en tes. Se h a p ro b a d o q u e el d esarro llo de la in d u s tria y la o fe n siv a de k e x p o rta c ió n están fin an c iad a s, en g ra n
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parte, p o r g ru p o s financieros am ericanos y europeos. P o r ejem plo, en la in d u stria eléc trica, la “ W estin g h o u se” y la ‘'G eneral Elec tric ’' tien en p articip acio n es im p o rta n te s; la in d u stria del v id rio y porcelan a ja p o n esa que está in u n d a n d o los m ercados m u n d iales con a rtíc u lo s ex tre m ad a m e n te b ajos, está fin an ciada p o r el g ru p o belga L ib e y s O w ens; el g ru p o A rm stro n g -W ic k e rs está interesado en la in d u stria de los a rm a m en to s y de la in d u stria pesada. L a p a rtic ip a c ió n financie ra de lo s g ru p o s e x tra n je ro s h a sid o apre ciada o ficialm e n te p o r los japoneses en 2 .4 0 0 m illo n es de yens. L o s capitales ame rica n o s o c u p a n el p rim e r lu g a r. L o s princi pales p ro v eed o res de fo n d o s q u e exige la in d u stria ja p o n esa so n lo s b an co s I. P . M or gan, K u h n , L o b , co m o ta m b ié n el Firts N a tio n a l y el N a tio n a l C ity B a n k , los cua les tie n en in v e rtid o m ás de 2 5 0 m illones de dólares. L o s cap itales ingleses representados p o r W e stm in ste r B a n k y el B a n q u e Rothsch ild , tie n e n u n a p a rtic ip a c ió n en la indus tria ja p o n e sa q u e asciende a 4 0 m illones de lib ra s esterlinas.
HECHOS
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La Historia del Partido Radical a través de sus documentos por S1R Iniciamos la presente publicación transcribiendo el acta de constitución de la Unión Cívica, como aft! ti manifiesto “A los pueblos de la República", que fiíma, en primer término, el Dr. Alem. Como deducirá el lector, no podríaii inchrirsd ambos documentos en la historia de La Unión Cívica Radical, si no fuera, precisamente, que la formación de ésta la realizaron todos los firmantes que maltBfieron los principios revolucionarios, después de fracasado el movimiento de Julio de 1890. El epígrafe que in titu la esta sección, compendia una fin alid ad y enuncia u n p r o pósito. Tal propósito responde al p ro g ra m a de acción que se h a im p u e sto H E C H O S E IDEAS, el que se define y o rie n ta d e n tro del concepto d o ctrin ario q u e in fo rm a su razón de ser, y cuyos n o b ilísim o s p rin c ip io s sunrentará inconm ovible desde sus p ág in as. La historia del rad icalism o a rg e n tin o constituye la simiente p ro m iso ra de m u c h as conquistas trascendentales p a ra la p rác tica democrática de los pueblos y el o rig en b á sico de una evolución in stitu c io n a l, q u e se concreta en la dolorosa ex p e rim en tac ió n ▼ivida durante cuarenta años. HECHOS E ID E A S dedica esta sección a «a historia que, boy p o r h o y , reg u la la exis tencia misma y el d esenvolvim iento de la n a ción. No pretende con ello in s titu ir u n a cá tedra de concepción filosófica o d o g m á tic a, *i exponer una sensibilidad lite ra ria ; m a s sí levantar una tribuna de exposición c o rre la cionada de todo lo que pertenece al p asa d o ! al presente histórico de la U n ió n C ív ica Radical. Estas páginas ofrecerán a la ap reciació n inteligente y penetración su til de sus le c to res una relación docum entada de to d o s los hechos que, en jom adas m em orables y a t r a vés de cuatro décadas, tu v ie ro n al P a r tid o Radical como nervio activo y a n im a d o r. Bien sabido es que fue decisiva la in flu e n
cia de su elevada y patriótica acción — en cualesquiera de las posturas que adoptara — para que se modificaran prácticas y sistema* viciosos, e hiciera cambiar, de modo fun damental, la fisonomía institucional y cívi ca del país. Sabido es, también, que ningún partido o conglomerado — que por lo general fue ron inorgánicos y de vida efímera— de lo* que surgieron y actuaron en el medio cívi co argentino, desde nuestra emancipación política, o aun después de la organización básica del 53, puede, como el Partido Ra dical, invocar una tradición ideológica tan honrosa y enorgullecerse de un acervo mo ral tan inmenso. Y por eso mereció del pueblo lo que nin guna otra conjunción política: el grande ho nor de que lo considerara como el único in térprete de sus aspiraciones, como el único depositario de sus glorias y defensor heroi co de sus derechos; pues, afrontando sacri ficios infinitos, amasó con su dolor y su sangre la arcilla de su fe legendaria, plas mando con su martirologio sublime la re dención del alma-pueblo, quien esculpiera su propia historia en el granito de la barri cada y en las cárceles! Vayamos, pues, al génesis mismo de esa historia. Desentrañemos la amplitud tras cendental de un Ideal, cuyo encumbramien to al ideario de la patria es obra del pueblo^ y pertenece al pueblo.
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HECHOS E l m i t i n d e la j u v e n t u d e n el “ J a r d í n F l o r i d a ” C o rresp o n d e su b ray a r, u n a v ez m ás, el concepto su p erio r q u e emerge de la a c tu a ción que le cu p o a la ju v e n tu d en la gesta ción rev o lu cio n aria de 1 8 9 0 , desde sus p r o legóm enos. L os elevados p rin cip io s dem ocráticos que su sten tab a los trad u c ía en en u n ciad o s enér gicos, pues fustig ab a con valerosa a ltiv e z a la o lig a rq u ía del régim en ensoberbecido. Su exaltación p a trió tic a se ro b u stec ía con la so lid arid ad ilim ita d a del p u eb lo to d o , y se ag ig an tab a an te la evidente realid ad del caos p o lític o e in stitu c io n a l que sin g u la riz ó a la época. C o m o p ro em io de u n a bella esperanza, q u e ad q u iriría relieve con hechos p o ste rio res, es el m o v im ie n to inicial de la ju v e n tu d en el “ J a rd ín F lo rid a ” , efectuado el l f de septiem bre de 1 8 8 9 . D eja o ír sus clarin ad as ju v e n ile s y el p u e b lo le responde am p lia m en te. L o s h o m b res m ás en cu m b rad o s en el co n cep to p ú b lic o lo ap o y a n y resp a ld an co n su fe id e o ló g i ca. Se realiza el h istó ric o m itin y se c o n sti tu y e la U n ió n C ív ica de la J u v e n tu d , la que, in te rp re ta n d o el v e rd a d e to estado de á n im o de la o p in ió n , san cio n a su d eclara ción de p rin cip io s, co n cretad a en la sig u ie n te tra n sc rip c ió n : ” 19 C o n s titu ir en esta C a p ita l u n c e n tro ” p o lític o b a jo la d e n o m in a c ió n de U n ió n ” C ív ica de la J u v e n tu d . ” 2 9 C o n c u rrir a so sten er d e n tro del fu n ” cio n am ien to le g ítim o de n u estra s in s titu ” ciones, las libertad es p úblicas, en cu a lq u ie r ” p u n to de la n a c ió n d o n d e p elig ren . ” 3 ? L e v a n ta r co m o b a n d e ra el lib re cjer” cicio del derecho de su fra g io , sin in tim i” dación y sin fra u d e, y co n d e n a r to d a in ” terv en ció n o ficial en lo s tra b a jo s electo” rales. ” 4 9 P ro te s ta r c o n tra to d o ac to q u e tu r ” be o im p id a el lib re ejercicio del d erecho ” electoral y perseg u ir el castig o de los cul” pables p o r to d o s los m ed io s legales.
” 59 Proclamar la pureza de la moral ” administrativa en todas sus ramas.
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” 6 9 H acer p ro p a g a n d a p a ra le v a n ta r el ” e sp íritu p ú b lic o , in sp ira n d o a los ciuda” d an o s u n ju s to celo p o r el ejercicio de sus ” deberes cívicos. 7 9 P ro p e n d e r a g a ra n tir a las p ro v in ” cias el p le n o goce de su a u to n o m ía y a ” aseg u rar a to d o s los h a b ita n te s de la Re” p ú b lic a los beneficios del rég im en m uni” cipal. ” 8 9 A p o y a r las in ic ia tiv a s q u e tengan ” p o r o b je to asegurar, p o r la acción propia ” de los ciu d ad an o s, los elem entos de la de” fensa n ac io n a l. ” 9 9 T o m a r p a rte activ a en los movi” m ie n to s electorales, co n sid eran d o el ejer” ciclo del s u fra g io co m o u n deber del ciu” dadano. ” 1 0 . I n v ita r a la ju v e n tu d independien” te del resto de la R e p ú b lic a a constituir ” cen tro s p o lític o s de acu erd o con los pro” p ó sito s q u e q u e d a n en u n ciad o s. ” 11. C o n c u rrir a u n m o v im ie n to po” lític o general, q u e en carne los altos fines ” q u e p ersig u e la ju v e n tu d independiente."
La asamblea del “Fron tón Buenos Aires” -— C o m o al c o n ju ro de u n solem ne jura m e n to , q u e co n d e n sa ra u n an h e lo universal el p a ís se hace eco y resp o n d e al noble es fu e rz o de la ju v e n tu d . E n ella se polarizan los e sp íritu s a n g u stia d o s p o r el tu rb ió n que lo s asfix ia. H ac ia ella co n v erg en las esperan zas, a u n las de los q u e se h a lla n equidis ta n tes. E ti ese e sta d o e sp iritu a l se cristaliza un im p e ra tiv o cate g ó ric o q u e eslabona las vo lu n ta d e s y d isc ip lin a las conciencias; plas m a n u ev o s caracteres en u n a com unión de se n tim ie n to s que, a u n q u e opuestos algunos, sea ello en el o rd e n m o ra l o afectivo, y aun p o lític o , p e ro co n co rd es en aceptar lo que el d esig n io h istó ric o del m o m e n to les impo n ía , de le v a n ta r c o m o u n láb aro redentor la su p re m a id e alid ad de la p atria, ante la ab s o lu ta co n c u lc ac ió n de la soberanía popu la r y el d e rru m b e eco nóm ico y monetario, q u e era y a fa ta l, in ev itab le. D e la m e m o ra b le asam blea realizada en
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HECHOS el Frontón B uenos A ires, el 13 de abril de 1890, surge la U n ió n C ívica, que la p re side el doctor L ean d ro N . A lem , genio y ac ción, artífice su til y fo rja d o r de te m p era mentos, que con la belleza de su verbo crea dor, cincelaba las conciencias ciudadanas. El anuncio del m itin tu v o la v irtu d de provocar la renuncia del gabinete ín te g ro tres días antes de su realización, pues la fu erza impetuosa de la o p in ió n p ú b lica hacía ta m balear al m u n d o oficial. El doctor L ea n d ro N . A lem fué, en ese acto, el concepto lacerante y la e x terio riza ción viril del carácter ciu d ad a n o q u e irra diaba la ju v en tu d arg en tin a. E n la v isió n infinita de cada arg e n tin o estereo tip ó la imagen de la p a tria d ep rim id a.
Discurso del Dr. Alem
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“Se me ha n o m b ra d o p resid en te ^ de la Unión Cívica — expresaba— y p o d éis estar seguros que no he de o m itir n i fatig as n i es fuerzos, ni sacrificios, n i responsabilidades de ningún género p ara resp o n d er a la p a triótica misión que se m e h a co n fia d o . “La misma em oción q u e m e em b arg a ante el espectáculo co n so lad o r p a ra el p a triotismo de esta im p o n e n te asam blea, n o me va a permitir, co m o deseaba y co m o d e bía hacerlo, p ro n u n cia r u n discurso. A sí, pues, apenas voy a decir u n a s p ocas p a la bras, pero palabras que so n v o to s ín tim o s, profundos, salidos, señores, de u n c o ra z ó n entusiasta y dictados p o r u n a conciencia sa na, libre y serena. U n a v ib ra c ió n p ro fu n d a conmueve todas m is fib ra s p a trió tic a s al contemplar la resurrección del esp íritu cí vico en la heroica ciudad de B u e n o s A ires. Sí, señores: una felicitación al p u e b lo de las nobles tradiciones que h a c u m p lid o en hora tan infausta sus sagrados deberes. N o es solamente el ejercicio de u n d erech o ; n o es solamente el cum plim iento de u n d eb er c í vico; es algo más: es la im p erio sa exigencia de nuestra dignidad u ltra ja d a , de n u e stra personalidad abatida; es algo m á s to d a v ía , señores: es el grito de u ltra tu m b a , es la v o z airada de nuestros benem éritos m ay o res q u e nos piden cuenta del sag rad o te sta m e n to cuyo cumplimiento nos en co m en d aro n . “La vida política de u n p u e b lo m a rc a la
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co n d ició n en q u e se en cu en tra: m arca su n iv el m oral, m arca el tem p le y la energía de su carácter. E l p u e b lo d o n d e n o h a y vida p o lítica , es u n p u e b lo c o rro m p id o y en d e cadencia, o es v íc tim a d e u n a b ru ta l o p re sión. L a v id a p o lític a fo rm a esas g randes agrupaciones, q u e llam ésm olas com o ésta, p o p u lares, o llám eselas p artid o s p o lítico s, so n las q u e desenvuelven la p erso n alid ad del ciu d ad an o , le d an conciencia de su derecho y el se n tim ien to de so lid arid ad en los d esti n o s com unes. 4'L o s grandes p ueblos, In g la te rra , los E s ta d o s U n id o s, F ran cia, son grandes p o r es ta s luchas activas, p o r este roce de o p in io nes, p o r este d ise n tim ien to p e rp e tu o que es la ley de la dem ocracia. S on esas luchas, esas no b les riv alid ad es de los p artid o s, las que en g e n d ran las buenas in stitu cio n es, las d e p u ra n en la discusión, las m e jo ra n con re fo r m as saludables y las v ig o riz a n con en tu sias m o s generosos q u e nacen al calo r de las fu e rz a s v iriles de u n p u eb lo . 4P e r o la v id a p o lític a n o p u ed e hacerse sin o d o n d e h a y lib e rta d y d o n d e im p e ra u n a co n stitu c ió n . ¿ Y p o d em o s co m p a ra r n u es tr a situ ac ió n desgraciada con la de los p u e b lo s q u e acabo de citar? S itu ac ió n g ra v í sim a, n o só lo p o r los m ales in te rn o s, sin o p o r aq u éllo s q u e p u d ie ra n afectar al h o n o r n ac io n a l, cuya fib ra se d eb ilita. Y o p re g u n ta ría : en u n a em ergencia delicada, ¿qué p o d ría h ac er u n p u e b lo en erv ad o , a b a tid o , sin el d o m in io de sus d estin o s y e n tre g ad o a g o b ern a n tes ta n p eq u eñ o s? 4‘C u a n d o el ciu d a d a n o p a rtic ip a de las im p re sio n es de la v id a p o lític a , se id e n tific a co n la p a tria : la am a p ro fu n d a m e n te, se g lo rifica co n su g lo ria , llo ra co n sus desastres, y se ve o b lig a d o a defen d erla p o r q u e en ella cifra las m ás n o b les a sp ira c io nes. P e ro , ¿se en tien d e en tre n o so tro s así, de alg ú n tie m p o a esta p arte ? 44Y a h ab é is v isto los d u ro s ep íte to s q u e lo s ó rg a n o s del g o b ie rn o h a n a rro ja d o so b re esta m a n ife sta c ió n . Se ríe n de los d ere chos p o lític o s, de las elevadas d o ctrin as, de lo s g ran d es ideales; b e fa n a los líricos, a los re ta rd a ta rio s q u e v ie n en co n d isidencias de o p in ió n a e n to rp e c e r el p ro g re so del p aís . . ¡B á rb a ro s! C o m o si en los ray o s de la lu z, p u d ie ra n v e n ir e n v u e lto s la esterilid ad y la m u e rte . Y ¿q u é p o lític a es la q u e h acen ellos? E l g o b ie rn o n o hace o tra cosa q u e e char la c u lp a a la o p o sic ió n de lo m a lo q u e sucede en el p aís. Y ¿q u é h acen estos sabios eco n o m istas? M u y sa b io s en la ec o n o m ía
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HECHOS p riv ad a, p a ra enriquecerse ellos: en c u a n to a las fin an z as p ú b licas ya veis la desastrosa situ ac ió n a q ue n o s h a n tra íd o . " E s in ú til, co m o decía en o tra ocasió n : n o n o s salvarem os c o n p ro y ecto s n i con cam bios de m in istro s; y expresaré en u n a frase v u lg a r: ¡esto n o tiene v ueltas! N o h ay , n o pu ed e h ab e r buenas fin a n z a s d o n d e n o h a y buena p o lítica . B u en a p o lític a q u iere decir respeto a los derechos; b u e n a p o lític a quiere decir aplicación recta y correcta de las rentas públicas; b u en a p o lític a qu iere decir protección a las in d u stria s líc ita s y n o especulación av e n tu re ra p a ra q u e ganen los p arásito s del p o d e r; b u e n a p o lític a quiere decir exclusión de fa v o rito s y de em isiones clandestinas. " P e ro , p a ra h acer esta b u en a p o lítica , se necesita grandes m óviles, se necesita fe, h o n rad ez, nobles ideales; se necesita, en u n a p alab ra, p a trio tism o . P e ro con p a trio tism o se puede salir con la fre n te altiv a, con la es tim a c ió n de los ciudadanos, con la co n cien cia p u ra , lim p ia y tra n q u ila , p ero ta m b ié n con los bolsillos livianos. Y con p a trio tis m o n o se p u ed e te n er tro n c o s ru so s a pares, palcos en to d o s los te a tro s y fro n to n e s, n o se p u ed e a n d a r en c o n tin u o s festines y b a n quetes, n o se p ued e reg a lar d iad em as de b r i llan tes a las dam as, en cuyos senos fem e n tid o s gastan la v id a y las fu e rz a s q u e d e b ieran u tiliz a r en b ie n de la p a tria o de la p ro p ia fam ilia. "S eñ o res: V o y a c o n c lu ir p o rq u e m e sie n to ag itad o . E sta asam blea es u n a v erd a d era resurrección del esp íritu p ú b lic o . T e n e m o s q u e a fro n ta r la lu c h a co n fe, co n decisión. E ra u n a v erg ü e n z a , u n o p ro b io , lo q u e p a s a ba entre n o so tro s: to d a s n u e stra s g lo rias es ta b an eclipsadas; n u e stra s n o b les tra d ic io n e s o lv id ad as; n u e s tro c u lto b a sta rd e a d o ; n u e s tro te m p lo em p ez ab a a d esp lo m arse; y, se ñores, y a p arecía q u e íb a m o s resig n a d o s a in c lin a r la cerviz al y u g o in fa m e y r u in o so: apenas si alg u n o s n o s s o n ro já b a m o s de sem ejante o p ro b io . H o y y a to d o c a m b ia ; este es u n a u g u rio de q u e v a m o s a Recon q u ista r n u estra s lib e rtad e s y v a m o s a ser dig n o s h ijo s de lo s q u e fu n d a r o n las P r o vincias U n id a s del R ío de la P la ta ." T o d a s las em ociones, to d o s los s e n ti m ie n to s dem ocrático s del p u e b lo , e stalla b an con la in te n sid a d d e las tem p estad es, s u b ra y a n d o con a tro n a d o re s a p la u so s las v ib rac io n es p a trió tic a s de lo s o rad o res. E l trasc en d e n ta l v a lo r de su s co n c ep to s ac en
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tu a b a la afirm a c ió n rev e lad o ra d e ese m o m e n to su p rem o . U n a m o n ta ñ a de lu z aso m ab a en el h o riz o n te ensom brecido de la p a tria , escar necida p o r la v e n a lid a d y la c o rru p c ió n en to d a s su s m an ifestacio n es. P o r eso Jo sé M a n u e l E stra d a , co n exal ta d o esp íritu de p a trio ta y de creyente v irtu o so , fu stig ó acerb am en te al d esp o tis m o palaciego y execró la licencia. " E n esta asam blea — decía— se expresa " la ra z ó n y el se n tim ie n to de la R ep ú b lica " en tera en los m o m e n to s esp an to so s p o r " q u e atra v iesa; y ta n g ran d e u n an im id a d " e n la crisis, co n c ie rta n p a ra salv arla espí" ritu s disidentes en graves y fu n d am e n ta" les cuestiones de g o b ie rn o . " N o im p o rta . L o g re m o s ju n to s el dere" cho de d isc u tirla s y el p o d e r de resolver" las. E se derecho y ese p o d e r so n nuestros " y n o s h a n sid o a rre b a ta d o s en u n saltea" m ie n to p o lític o sin ig u a l en la historia, " y e n c am in ad o al sa lte a m ie n to financiero " q u e n o s a r r u in a ; y , ¡g racias a D io s! nos " d esp ierta p a ra n o v o lv e r a d o rm ir, ¡ciu" d a d a n o s!, si te n e m o s en las venas sangre " ard ie n te de a rg e n tin o s y m erecem os vivir " a la so m b ra de u n a b a n d e ra q u e no fla" m eará so b re g en eracio n es p o ltro n a s ni se" p u lc ro s de c o b a rd e s!"
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Acta de constitución de la Unión Cívi ca, sancionada por dicha asamblea y dada a publicidad días después " L o s c iu d a d a n o s de la U n ió n Cívica, reu n id o s en A sam b lea P o p u la r el día trece de A b ril d e m il o c h o c ie n to s n o v e n ta , en el lo cal del F r o n tó n B u e n o s A ires, h a n resuelto: " l 9— C o n s titu ir u n C o m ité General que rep rese n te y p resid a la U n ió n Cívica en la C a p ita l, e in v ita a lo s dem ás ciudadanos de la R e p ú b lic a a o rg a n iz a r centros políti cos q u e re sp o n d a n a lo s p ro p ó sito s que ella p ersig u e, de a c u e rd o co n lo s principios acla m a d o s en el m e e tin g d e la ju v en tu d inde p e n d ie n te c e le b ra d o el 19 de Setiembre de 1 8 8 9 en el te a tro J a r d ín F lo rid a. “ 2 9— E l C o m ité G en e ra l se compondrá
HECHOS de una Junta Ejecutiva y de una Comisión de Propaganda. “3*—£a Junta Ejecutiva se compondrá de los siguientes ciudadanos: “Presidente: Dr. Leandro N. Alem. “Vice-presidentes: Dr. Mariano Demaría y Dr. Bonifacio Lastra. “Tesorero: Sr. Manuel A. Ocampo. “Vocales: Dr. Francisco A. Barroetaveña, Dr. José Juan Araujo, Teniente Coronel Joaquín Montaña, Dr. Enrique S. Quinta na, Sr. Tomás Santa Coloma, Dr. Diego T . R. Davison, Dr. Emilio Gouchon, Sr. Fer mín Rodríguez, Dr. Jorge Morris, Dr. Ma nuel A. Montes de Oca, Dr. Angel Casares, Sr. Agustín Vidal. “Secretarios: Dr. José S. Arévalo, Joa quín Castellanos, Doctor Alberto V. López, Dr. Abel Pardo, Rufino de Elizalde, Cornelio Saavedra Zavaleta, Rodolfo Solveyra, Carlos E. Zuberbuhler, José M. Mendia, Dr. Narciso Sosa. “49—Tendrán voz y voto en la Junta Ejecutiva los presidentes honorarios de los Clubs Parroquiales, señores: . “Teniente General Bartolomé Mitre, Dr. Bernardo de Irigoyen, Dr. Vicente Fidel Ló pez, Dr. Aristóbuío del Valle, Dr. José Ben jamín Gorostiaga, Dr. Luis Sáenz Peña, Dr. Pedro Goyena, Dr. Miguel Navarro Viola, Dr. Mariano Varela, Teniente Gene ral Juan Andrés Gelly y Obes, Dr. Manuel Gorostiaga, Dr. Antonio E. Malaver, Sr. José Manuel Estrada. “59—La Junta Ejecutiva nombrará las comisiones especiales que juzgare necesario. “69—Compondrán la Comisión de Pro paganda los siguientes ciudadanos: “Comisión Nacional: Teniente General Bartolomé Mitre, Dr. Bernardo de Irigoyen, Dr. Vicente Fidel López, Dr. José Ben jamín Gorostiaga, Dr. Luis Sáenz Peña, Dr. Aristóbuío del Valle, Dr. Pedro Goyena, Sr. José Manuel Estrada, Dr. José M. Gu tiérrez, Manuel Ocampo, Dr. Mariano^ Va rela, Teniente General Juan Andrés Gelly y Obes, Dr. Antonio E. Malaver, Dr. Mi guel Esteves Sagui, Dr. Luis Lagos Gar cía, Dr. Juan José Montes de Oca, Dr. Juan Carballido, Dr. Francisco Ramos Mejía, Dr. Isaac P. Areco, Emilio Castro, Ma nuel Láinez, Ambrosio Olmos, Pastor Senillosa, Felipe Senillosa, Dr. José M. Rosa, Dr. Mariano Marín, Marco Avellaneda, Dr. Lucio V. López, Dr. Angel E. Casares, Dr. Carlos Salas, Dr. Ceferino Araujo, Belisario Roldán, Dr. Juan José Romero, Na
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ta lio R o ld a n , M a n u e l R ic a rd o T re lle s, J a c in to L . A rá o z , D r. M a n u e l O b a rrio , D r. E m ilio L am arca , D r. In d a le c io G ó m ez, L e o n a rd o P erey ra, D r. M ig u e l G o y en a, F r a n cisco B . M a d ero , C o ro n e l J u lio C am p o s, D r. M a u ric io G o n z á le z C a tá n , E x eq u icl R a m o s M e jía , A g u s tín V id a l, M a ria n o B illin g h u rst, J u s to M . P iñ e ro , L u is A n d ra de, J u a n C a rra n z a , D r. A d o lfo Saldías, D r. L e o p o ld o M o n te s de O ca, D r. E m ilio G o n z á le z V id ela, D r. C a rlo s L lo v e rá s, D r. F r a n cisco J . O rtiz , D r. R o b e rto L lo v erás. " C o m is ió n lo cal: D r. J o a q u ín M . C u llen , D r. A n to n io B erm ejo , D r. A le ja n d ro de N evares, D r. F ed eric o T o b a l, D r. E n riq u e G arcía M e ro u , D r. A b el A y e rz a , In g e n ie r o E m ilio M itre y V ed ia, D r. Jo sé M a tía s Z a p io la , D r. Jo sé M a ría C a n tilo , D r. J u a n C a rlo s B e lg ran o , D r. C a rlo s A . E stra d a , P e d r o V a ra n g o t, In g e n ie ro R ó m u lo A y erza , D r. L u is B eláu steg u i, D r. E n riq u e del A r ca, D r. N ic a n o r G . d e N evares, D r. F r a n cisco A y e rz a , D r. J u li o P u e y rre d ó n , D r. D a n ie l S. T e d ín , D r. D a m iá n T o r i n o , D r. E n riq u e N a v a rro V io la , G a b rie l C a n tilo , D r. E n riq u e S. P érez , R u f in o P a sto r, C a r lo s A . A ld a o , A n to n io L anusse, M ig u e l A . P á e z , L u is C . G arcía, A d o lfo J . P u e y rre d ó n , D r. E d u a rd o C o p m a rtin , M ig u e l T o rres A g ü e ro , J u a n S eñ o rán s, A lfre d o L a v a lie, M a rtín V ie d m a , A n d ré s E g a ñ a , L u d o v ic o M a cn a b , D r. J u a n D . M a g lio n e , D r, M a r tín A . M a rtín e z , G u ille rm o Z a p io la , M a n u e l B . F e rn á n d e z , E d u a r d o Casares, D r. E rn é s to W e ig e n M u ñ o z , J o s é S an to s P a r d o , A lfre d o B . F e rn á n d e z , N ico lás N o c e tti, S am u e l A lb e rú , F e lip e M a rtín e z d e H o z , A v e lin o C a b re ra, A d ria n o R ossi, D r. Jo sé D . B o n eo , J u a n A . S enillosa, A r t u r o de G a in z a , A lb e rto G elly, D r. C e fe rin o A r a u j o ( h i j o ) , D r. G e rm á n A ra n d a , D r. M a n u e l A v ila , J u a n Jo sé M a tto s, D o m in g o D u te y , A n d ré s W . M erea, F é lix F . B ernasco n i, M a n u e l R o m e ro , A n g e l A g u ila r, D r. A n to n io M . Silva* J o s é V aras, E n riq u e A m a y a , A lb e rto L av e rn e , Jo sé M . M e n d ia , B e n ito H . L ascan o , J o s é M . D ra g o , C a rlo s S a k m a n , A b e la rd o C ig o rra g a . D r. J u a n B . J u s to , P a b lo D ía z , J u a n P . P ica b ea , A v e li n o R o ló n , Jo sé A . F ría s, F ed eric o Ib a rg u re n ( h i j o ) , C á n d id o G a lv á n , A le ja n d ro G o ro stia g a , F ra n c isc o A rg e rích , J u a n L a n g d o n , N a rc iso E stra d a , E n riq u e F in o c h ie to , J o s é M . A g ü e ro , D r. E d u a r d o O liv e r, D r. J o rg e D u p u y , D r. F é lix E g u s q u iz a , M a r celo T o r c u a t o de A lv ea r, P e d r o S a lv a d o res, A lb e rto R o ja s, D r. A u re lio G ó m e z , R u -
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fin o de E lizald e, F é lix C haves P a z , C leto det, J u liá n N o rb e rto M a rtín e z , Ingeniero S an ta C olom a, J u a n Iz q u ie rd o B ro w n , C a r H o ra c io B u sto M o ren o , B elisario L y n ch , Dr. los F ern án d e z, D r. J u li o C . Casal, E d u a r P e d ro Passo, F ran cisco M o lin a ( h i j o ) , B en d o B enítez, D an ie l M ac-K iern an , J u a n M acja m ín B u tteler, J u lio G o rin i, A lb e rto P o n L ean, D r. S an tiag o O 'F a rre ll, A n to n io A z sati, A lb e rto C aprile, A rtu ro Echegaray, p eitía , H o n o rio Sein, A lfred o F . P o t, M a J u a n L lerena, In g e n ie ro M arcial R . C andion u e l J . S an ab ria, J u s to G o n z á le z A cha, ti, B a rto lo C a ffe ra ta, D o m in g o C ichero, D r. J u a n M alco n m , A b ra h a m R osquellas, SaM ig u e l fe rre y ra , J u a n C arlo s M o lin a, C ar lu stia n o G alu p , N ic a n o r E ze iza , M ig u el los de la B arra, S ebastián Casares, A urelio S m ith , E lad io J . O tam en d i, D r. P e d ro C . H u e rg o , Jo sé M . G ó m ez, Jo sé M . Agüero, Itu rra ld e, A ristó b u lo D u ra ñ o n a , B e n ito C a D io n isio E squivel, E m ilio O n ru b ía , Pedro sal, J u a n Francisco O liver, V e n tu ra R a m í C. L ó p e z , S ergio M . P iñ e ro , J o rg e H aynard, rez, D r. C a y e ta n o R ey G rim au , D r. A n to D r. J o a q u ín A m o ed o , J u a n B. O tam endi, nio M . F erra ri, D r. E n riq u e F ig u ero a, D r. D r. A u g u sto Ig arzá b al, F elip e P . Fernández, E d u a rd o C o ro n a d o , R afael C u to , D r. A n g el F rancisco A n d re u , M a n u e l A costa Caráoso, F errey ra C ortés, D r. A n g el P iz a rr o L astra , C arlo s P a p sd o rft, D a n ie l C ran w e l, D octor J u a n C o ro n ad o , C o rn e lio C . V era, L u is R o Ism ael P iñ e ro , A d o lfo M u jic a , T o m á s A. d ríg u ez, E la d io C añedo, A lb erto S. F e rn á n L e B retó n , M . A . P ó rte la , D r. L u is B. M oli dez, J u lio M orales, D o c to r E d u a rd o O liver, n a, Ig n ac io P a sto r, B a rto lo m é P eris, D o m in S a n tia g o M u n is, Z acarías B o n o rin o , Jo sé g o Bassio, A lfre d o A n to n in í, L u c in d o AlbaM a tía s Z ap io la, A rtu ro A m o ed o , D o c to r rengue, L in e o B o n eti, E m ilia n o B ernal, J o M a rtín S puch , L u ís S aen z P e ñ a ( h i j o ) , sé B regante, L o re n z o B ussio, S ebastián CuarV e n tu ra Fació, A u g u sto A . F ern án d e z, tin o , Jo sé C a ro n i, G u ille rm o C a ro n i, F ran E u s ta q u io B arreira, A n g el M oldes, V icente cisco C arrega, F ran cisco C u a rtin o , José F. P . M ussis, J u a n C . M a rg u e irat, R o d o lfo de S ánchez, S eb astián C u a rtin o , P e d ro DegroG aín za, J u a n A n to n io B aya, R e in a ld o V i so, P a b lo D e lfin o , L u is D elfin o , L o re n z o Fella r ( h i j o ) , D r. N arciso Sosa, C arlo s O li rri, G e ró n im o F e rra ri, A g u s tín Solezzi, Fé ver, J o a q u ín C astellanos, Jo sé M a ría M u lix G astelú, Jo sé G astelú, J u a n M órtola, ñ iz , F rancisco B. P ico , M a rtín P ico , Ig n ac io P a b lo B adaracco, Severo O n g an ía , J u a n PaO yuela, G erm á n F rers, M a n u e l D o lz , M a r ro d i, E m ilio P e ra lta , A g u stín R ossi, Santia tín V iñales, D r. G u ille rm o U d a o n d o , M o g o V errin a, O c ta v io T . G o n z á le z , J u a n Car desto S ánchez V ia m o n te , In g e n ie ro A lb e r lo s M ilb erg , J o s é M . L lo v e t, C arlo s Beascoto de G ain za, N ico lás C a z ó n , Jo sé M a ría chea, C arlo s F . V id ela, E la d io G o n zá lez ViC a rra n z a , F elip e G. S enillosa, A n g el G a dela ( h i j o ) , J u lio M o re n o , D e m e trio Sagasllardo, F e rm ín de Irig o y e n , A lb e rto J . G a tu rn e, R e m ig io L u p o , R o d o lfo B unge, Gorché, In g en ie ro M a n u e l S. O cam p o , E n riq u e g o n io R a m íre z , C la u d io N . S tegm an, A lon de G ain za, E le o d o ro M o n ta rc e, C u p e rtin o so A y erza , Jo sé A . Z e m b o ra in , Jo sé A . Ve del C am p o , P e d ro F ra g u eiro , J u a n J . M a n lar, E m ilia n o C eleri, D ió g en es C ortés, Ernes silla, Jo sé M . B arb o sa, Jo sé Silveira, N ésto C a z a b a n , A u g u sto B. S arm ie n to , D r. En th o r C arb alh o , C a rlo s P eñ a, F ra n cisc o C asa riq u e K lap p e n b ac h , A m é ric o B onetti, Dr. res, D r. M a rtín M . T o rin o , D r. A le ja n d ro S a n tia g o A . K lap p e n b ac h , P e d ro Gandulfo, F errari, M a ria n o E ch en ag u cia, Jo sé M . P a l P e d ro G o ro stiag a , D r. C e fe rin o A rau jo , Dr. m a, G asp ar Reissig, C o ro n e l Jo sé M . G ó C eled o n io P ereda, D r. E lia s G irado, Inge m ez, M a n u e l V íale, D r. T o m á s C an ev a ro , n ie ro R ó m u lo A y erza , D r. R a m ó n N . EizeD r. F rancisco A rz e n o , B e n ja m ín M a rtín e z ga, D r. B e rn a rd in o B ilb ao , Ig n ac io Casas Rede H o z, R ic a rd o B avio, M a n u e l V ale n zu e d ru ello , Jo sé M . D u ra ñ o n a , Jo sé A. Mastai, la, J u s to M . P iñ e ro , A n to n io O . Iria rte , R a fa e l C o b o , In g e n ie ro L u is M apelli, Dr. J u a n B. V elar, M a ria n o S aavedra Z av a leta, A u g u s tín E lias, D r. M ig u e l Ferreyra, Cor D r. C arlos N o v illo Cáceres, D r. M a rtín de n elio S aavedra Z av a leta, E m ilio Castella G ain za, E líseo C an av eri, D r. R ic a rd o G u enos, E ste b a n D . R isso, J u a n Jo sé Molina, rrico, R ica rd o C am ere, H e rn á n A y crza, Jo sé M . C a rra n z a , E ste b a n A drogué, HorA g u stín Pegasano, D o m in g o R e p e tto , M a te n sio M ig u e n s, D r. B ra u lio R om ero, Enri nu el F. E scobar, A lfre d o A lo n so , D r. J u lio q u e U rie n , D r. A b el M ira n d a , D r. Félix R. N . R ojas, D r. J u liá n F e rn á n d e z , D r. F r a n B u rg o s, D r. A n g el J . V illa , M acedonio Man cisco A yerza, M á ria n o E . S au b id et, D r. F e d a re s, In g e n ie ro E n riq u e A . de T oledo, Dr. lipe R u fin o , J u a n N ecol, D r. J u a n L u ís J u lio A rra g a , In g e n ie ro Ig n a c io Oyuela, Dr. M a rtín , In g en iero P o n c ia n o L ó p e z S au b iA n to n io A rra g a , D r. M ig u e l G . M éndez, Dr. —
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HECHOS José J. Hall Ventura Coll, Horacio C. Vá rela, Delfcr del Valle, Bernardino Bilbao, Ricardo Lynch, José Manuel Estrada (hijo), Matías Fernández, Máximo González, Car los María del Castillo, Carlos M. Urien, Mi guel Veccar Varela, Francisco Gómez Moli na, Fernando S. Ferro, Doroteo González Videla, Máximo Silveyra, José Gregorio Berdier, Francisco Wright, Manuel Llovet, Eu logio Aráoz, Adolfo Hudson, Julio Crámer, Bartolomé Vivot, Dr. Oscar Liliedal, Juan Esteban Coronado, Adolfo Salas, Julio C. Sánchez, Juan Lanús, Dr. Pablo N. Cartens, Dr, Darío B. Rodríguez, Manuel R. Baudrich, Manuel J. Guerrico, Dr. Manuel Dellepiane, Emilio Gauna, Pedro Blombcrg, Carlos Hoevel, Ernesto Cañas, Bartolomé Maquinlay, Justiniano R. Lynch, Ricardo M. Oliver, Carlos García Quirno, Camilo E. de Alvear, Alberto Rojas, E. A. Maquin lay, Felipe de Elizalde, Juan José Barreira, Víctor M. de Besabe, Pedro Cabrera, Eduar do P. Fernández, Francisco de las Carreras, Celindo Castro, Carlos Fernández Alceyra, Germán Fres Lynch, Pablo Fernández, Juan A. Bernasconi, Federico Helguera, Jorge Klein, Martín Jacobe, Enrique Lauson, Car los P. Lumb (hijo), Carlos Llambi, Ernes to Mayol, Martín Ocampo, Leonardo Pereyra Irada, Dionisio Quesada, Luis R. Quesada, E. Rodríguez Lubari, Julián J. Solveyra, Avelino Sánchez Víamonte, H. A. Titemborg, Vicente Casares, Francisco Villanueva, Ignacio Casas, Juan Videla, Ven tura Lynch, Jorge Brown, Arnold Alejan dro Sívori, Paúl Maschivitz, Carlos de Aizaga^ Sebastián Bianchi (hijo'),'’ Enrique Nolting, Alfredo L. Domínguez, Lázaro Elortondo, Luis P. Molina, Juan B. Ocimpo, Dr. Moisés Lucero, Antonio H. Salas, Juan Felipe Justo, Antonio Ernesto Salas, Narciso M. Lugones."
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Es innegable que el país vive un estado de inquietud. Un ritmo acelerado hace precipi tar los acontecimientos en una sucesión incontenida de actitudes categóricas y preci sas. El 17 de abril, o sea cuatro días después del mitin del Frentón Buenos Aires, la Junta Directiva de la Unión Cívica, cuya presidencia ejercía el doctor Alem, le habla al país con la verdad descarnada, exponién dole los fundamentos que definía su acción
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y e x h o rta n d o a los ciu d ad an o s a secu n d ar la m ism a, en el sig u ien te m a n ifiesto :
A L O S P U E B L O S D E L A R E P U B L IC A “ L a J u n ta ejecutiva de la U n ió n C ív ica considera de u rg en te necesidad dirigirse in m e d ia ta m e n te a los p u eb lo s de la R epública, in fo rm á n d o le s de los trascendentales aco n teci m ie n to s p o lític o s q u e acaban de d esarro llar se en esta capital, y e x h o rta n d o a los c iu d a d an o s de las p ro v in cias p a ra q u e fo rm e n n ú cleos v ig o ro so s de o p in ió n , se cu n d a n d o lo s p ro p ó sito s de reacción p o lítica , económ ica y a d m in istra tiv a m an ifestad o s p o r la U n io n C ív ica en el g ra n m eetin g del 13 del co rrie n te . “ L o s g o b ie rn o s de la R e p ú b lic a se carac te riz a n en la ac tu a lid a d p o r estas p e c u lia rid a des d o m in a n te s: in e p titu d y desquicio g u b e r n a m e n ta l — d esp ilfarro e in m o ra lid a d en la a d m in istra c ió n p ú b lica, especialm ente en el m a n e jo del te so ro y en la gestión de los B a n cos de estado— ; su p resió n del lib re su fra g io en la elección de los legisladores y de le s je fes del estado, ree m p laz an d o estas fu n cio n es im p o rta n tísim a s de lo s p u eb lo s libres, con farsas electorales y v erg o n zo so s trasp aso s del m a n d o ejecutivo, im p u e sto s con la fu e rz a o el frau d e, según las circu n stan cias; u n n o ta b le descenso m o ral, p o lític o y leg isla tiv o en los cu erp o s encargados de d ic ta r las leyes, m a n ifestán d o se sum isos y obsecuentes se rv id o res de las m alas pasiones de los g o b ern an tes y de la codicia de lo s círculos, en v ez de ser sus m ie m b ro s rep resen tan tes a ltiv o s del p u e b lo so b eran o , g u a rd iá n de su d ig n id a d e ilu s tra d o s p ro m o to re s del p ro g re so g eneral; en fin , ta n to en el o rd e n n ac io n a l co m o en los g o b ie rn o s de p ro v in c ia e n tro n iz a d o el a rb i tra rio y la in m o ra lid a d . “ E sto s fu n e sto s facto res del desquicio y desg o b iern o , h a n c o n d u c id o al p aís al estad o ru in o s o y de su m isió n en q u e se en cu en tra, sin v id a libre, sin v id a rep u b lican a , y s u frie n d o los estra g o s de u n a crisis trem en d a, q u e m a ta rá las in d u stria s nacionales. “ E n u n a época de genial p o stra c ió n del e sp íritu p ú b lic o , después de las ú ltim a s elec ciones presidenciales, p arecía que esos g o b ie rn o s p erso n ales te n ía n su b y u g a d o s los p u e b lo s co n m a n o férrea, au x ilia d o s en su o b ra n e fa n d a p o r el in d ife re n tism o de m u chos m alo s c iu d ad a n o s y p o r la perversa c o m p lic id a d de o tro s. F u é entonces, el V de S ep tiem b re del a ñ o ú ltim o , c u a n d o la ju v e n -
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HECHOS tu d independiente la n z ó la v o z de alarm a co n tra ta n to s abusos y arbitrariedades g u b er n ativ as; concitó a la lucha cívica p o r el d e recho violado, fo rm u la n d o p rin cip io s salva dores d e n tro del o rden constitucional, y em p ren d ió luego la o rg an iz ac ió n de centros p o líticos p arroquiales que respondieran a su in iciativa p atrió tica . 4‘E n esos p rin cip io s se reclam aba p ara la R ep ú b lica el im p e rio de la lib e rtad de su fra gio; la responsab ilid ad efectiva de los ad m i n istrad o res pú b lic o s; la m ás p u ra m o ralid ad gub ern ativ a, el castigo severo de to d a v io le n cia o frau d e co n tra el libre su fra g io y de to d a m alversación del te so ro pú b lico , el respeto de las a u to n o m ía s provinciales, robustecer en to d as partes el régim en m u n icip al, y, p o r ú l tim o , p ro v o ca r el d esp ertam ien to de la vida cívica nacional, ta n ab a tid a en to d o el país, in sp ira n d o a los ciu dadanos u n ju sto c :‘o p o r sus derechos p o lítico s y p o r sus deberes cí vicos. “ L a ban d era de la ju v e n tu d fu á salu d ad a con entusiasm o, p o r n u estro s grandes h o m bres de to d o s los p a rtid o s p o lític o s tra d ic io nales, que n o h a b ía n p a c ta d o con los a b u sos del p o d er. A ta n generosa in ic ia tiv a si g u ió la fo rm a ció n d e n u m ero so s clubs p o lítico s p arro q u ia le s q u e ac la m aro n los m is m o s p rin cip io s, y p re p a ra d a y ag itad a así la o p in ió n , el d o m in g o 13 del corriente, o b ed e ciendo a u n lla m a d o p a trió tic o , se congregó en esta ciu d ad u n m e etin g im p o n e n te p a ra c o n s titu ir el co m ité d irec tiv o de la U n ió n C ívica, circ u lan d o lu e g o p o r las calles la m ás en tu siasta y p o p u lo sa p ro cesió n cívica de q u e h a y a m em o ria en n u e s tro país. 4‘E n este m eetin g g ran d io so se h a co n d en sa d o en bases d efin id as p o r la o p in ió n p ú blica, adversa a los m a lo s g o b iern o s de la época, fu s io n a n d o to d o s lo s h o m b re s in d e p en d ien tes de la R e p ú b lic a la b an d e ra h a si d o u n a m ism a, reacción co n stitu c io n a l; al m ed io p rác tico y eficaz, la u rg e n te y v ig o ro sa o rg an iz ac ió n cívica del p u e b lo en la ca p i ta l y en las p ro v in cias. 44H a sido ta n g ran d e e im p o n e n te este sig n ific a tiv o m o v im ie n to de o p in ió n , q u e a u n an tes del acto p ú b lic o h a p ro d u c id o u n h ec h o p o lític o sin precedentes en n u e s tro p a ís: los cinco m in istro s del P re sid en te de la R e p ú b li ca q u e se creían in co n m o v ib le s d ía s antes del m eeting, p rese n taro n sus ren u n cias, cay en d o estrepitosam en te u n g ab in ete q u e desdeña b a co n soberbia la in flu e n cia d e la o p in ió n p ú b lic a .
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Esa renuncia en masa de los cínrr* tro s nacionales, con q u e parece que se quisó n e u tra liz a r las p ro porciones del m eeting só lo sirvió p ara au m en tar la concurrencia pu»s el p u eb lo ya n o ve n i encuentra m ás saWacion q u e en sus p ro p ias fuerzas organizadas con h áb il energía. 8 düas ‘‘P ero , el m o v im ien to reaccionario ha p ro d u cid o tam b ién o tro resu ltad o de tras cendencia p o lítica p ara la R epública, y es la solem ne declaración de tres personajes del p a rtid o im perante, en cartas dirigidas'al P residente de la N ación, en las cuales afir m a n term in an te m e n te que sus posibles cand id a tu ras a la presidencia p ró x im a quedan elim inadas, pues ellos n o consentirán que sus nom bres sirvan de b an d era electoral. 44L a caída estrepitosa de u n gabinete sin base de o p in ió n , las te n tativ as de reorgani za ció n del m in isterio c o n personalidades q u e o fre zc an m ejores g aran tías de reaccio n a r co n tra los abusos g u b ern ativ o s y el acon tecim ien to sensacional de esas declaraciones sobre fu tu ra s can d id atu ras a la presidencia, h a n sid oaco n tecim ien to s p o lític o s de la m a y o r im p o rta n cia , im p u esto s al partido d o m in a n te p o r la a c titu d vigorosa y deci d id a de la oposición, o rg an izad a en el mee tin g del 13 del co rriente. C onviene que el p u e b lo aproveche la enseñanza elocuente de ese g ran triu n fo de la o p in ió n pública. 44E s necesario n o o lv id a r q u e au n cuan d o h a y a n desaparecido esas posibles candi d atu ra s, q u ed a to d a v ía m o n ta d a la funesta m á q u in a oficial, c o n stitu id a p o r la liga de g o b ern ad o res y p o r la je fa tu ra única en ma n o s del P resid en te de la R epública, pudiendo co n ella im p o n e r al p aís la personalidad que sea de su a n to jo . M ie n tras ese mecanismo in c o n stitu c io n a l y depresivo en nuestro de co ro rep u b lican o am enace a la nación con im posiciones presidenciales, el p aís n o puede v iv ir en p a z y en lib ertad , sino entre peli g ro s y graves p ertu rb ac io n e s económicas. E s necesario entonces q u e b ra n ta r ese siste m a o p resiv o , p o r m edio de la organización enérgica del p u eb lo , y q u e éste ejercite los derechos p o lític o s q u e só lo a él pertenecen. 44G o n to d o , los acontecim ientos de tras cendencia referid o s tie n en g ran importancia p o lític a p a ra to d o el país, y envuelven una en señ an za elocuente; so n u n estímulo podero so p a ra c o n tin u a r co n to d a actividad y en erg ía la o rg a n iz a c ió n cívica del pueblo en la c a p ita l y en las p rovincias, com o el úni co m e d io de sa lv ar al p aís de u n inminente d e rru m b a m ie n to p o lític o , económico y cons
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HECHOS titucional; y p o r ú ltim o nos im p u lsan a dirigir este m anifiesto sin p érd id a de tie m po a todos los h o m b res independientes de la República, a to d o s los buenos ciudadanos, pidiéndoles su valio so concurso p ara la sal vación com ún, antes de d irig irn o s in d iv i dualmente a cada u n o de ellos. “C onciudadanos: E l m o m e n to es su p re mo, el país sufre los estragos de u n a crisis terrible, política, financiera y bancaria, que agita hondam ente el in te rio r de la R e p ú b li ca, y echa p o r tie rra el créd ito ex terio r de la nación y de las p ro v in cias. L a p rim e ra o r ganización vigorosa de la o p in ió n pú b lica independiente h a d errib ad o en m asa al g a binete nacional, h a m u e rto p ara siem pre tres posibles candidatu ras a la presidencia fu tura, y ha d ad o al p aís u n a enseñanza elo cuente de lo que puede el p u e b lo b ien o rg a nizado y fu erte en su derecho. “Invocando los m ás caros se n tim ien to s de amor a la p atria, a sus in stituciones, al p r o greso de la R epública, a las tradiciones g lo riosas de nuestro s antepasados, y a la f u tu ra grandeza nacional, o s ex h o rta m o s a se cundar en todas p arte s los p ro p ó sito s de la
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U n ió n C ívica, o rg a n iz a n d o v ig o ro sam en te las fu erzas p o p u lares. “ B uenos A ires, ab ril 1 7 dé 1 8 9 0 .“ F irm a b a n este m an ifiesto : D r. L ea n d ro N . A lem , presidente; M a ria n o D em a ría y B o n ifa cio L astra, vicepre sidentes; M a n u e l A . O cam p o , tesorero. V ocales: D r. F ran cisco A . B arroetaveña, D r. Jo sé J u a n A ra u jo , T e n ie n te C o ro n e l J o a q u ín M o n ta ñ a , D r. E n riq u e S. Q u in ta na, T o m á s S an ta C o lo m a, D r. D ieg o T . R . D av iso n , D r. E m ilio G o u ch o n , F e rm ín R o dríg u ez, D r. Jo rg e M o rris, D r. M a n u e l A . M o n te s de Oca, D r. A n g el E . Casares, A g u s tín V id al. Secretarios: D r, Jo sé S. A révalo, J o a q u ín C astellanos, D r. A b el P a rd o , R u fin o de E lizald e, C o rn elio S aavedra Z av aleta, R o d o lfo Solveyra, C arlo s E . Z u b e rb ü h le r, J o sé M . M e n d ía, D r. N arciso Sosa.
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0 Continuará) .
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Bibliografía " F O N T A M A R A " , de Ignacio Sílone Una poderosa novela antifascista BREVE NOTICIA SOBRE EL AUTOR— Ig n ac io S ilo n e cu e n ta tre in ta años de edad. N ac ió en lo s A b ru z z o s. A causa de u n te rre m o to acaecido d u ra n te el a ñ o 1 9 1 5 m u rió su fam ilia. S olo sa lv aro n S econdo T r a n q u illi — (v erd ad e ro n o m b re de S ilo n e ) y su h erm a n o R ó m u lo . D esde m u y j o v en Ig n ac io fu e afilia d o al P . C . ita lia n o , fig u ra n d o com o delegado al I lle r . C o n g re so de la I. C . ( 1 9 2 0 ) . C o la b o ró h a sta 1 9 2 7 en el “ S ta to O p e ra io ” . D e te n id o en E sp a ñ a p o r o rd en de P rim o D e R iv era, co n o ció en M a d rid la C árcel M o d e lo . P e rio d ista a p a sionado, se consag ró a la p ro fe sió n de las letras h ac ie n d o de ello u n m o d e sto recurso de vida. M ie m b ro del C . C . del P . C . I. fu e e x p u lsad o en 1 9 2 7 p o r tro tz k is ta , s i m u ltán e am e n te con F ero ci y S a n tin i. E n la actu alid ad , — en fe rm o y a m en a za d o p o r sus enem igos— , v iv e en S u iz a dedicado ex c lu sivam ente a la lite ra tu ra . T ra b a ja d o r ac tiv o , h a re a liz a d o m u c h ísi m o s escritos p o lític o s c o n tra el fascism o. T a m b ié n le atra e el te m a p u ra m e n te lite rario . A d em ás de “ F o n ta m a r a ” es a u to r de o tro s dos lib ro s: El fascismo, su origen y desarrollo, y Un viaje a París, in te g ra d o este ú ltim o p o r rela to s y p o em as de F o n ta m ara. Ig n ac io S ilo n e es u n p o e ta de g ra n sen tid o p o p u la r. N o sería p o sib le decir h a sta d ó n d e están presentes lo s h ec h o s reales q u e h isto ria , — y d o n d e co m ie n z a el lib re ju e g o de su fan tasía . L o cierto es q u e F o n ta m a ra es F o n ta n a ro sa (F u e n te r o s a d a ), y que, p o r o tr a p arte , lo s a c o n te cim ien to s q u e se d esarro llan en la n o v ela n o so n ajen o s a
la v erd ad irre fu tab le , in d e stru ctib le a ú n p a ra lo s m ism o s fascistas— , ta l el c ú m u lo de p ru eb a s q u e p resen ta. B aste saber q u e R ó m u lo — el h e rm a n o de S ilone— fu é asesi n a d o en u n a cárcel de Ita lia . “ F o n ta m a ra ” se h a e d ita d o en catorce id io m as. J u n t o co n las “ M e m o ria s” , de Germ a n e tto y “ M u sso lin i v is to p o r d e n tro ” , de K u rella, fo rm a la m ás a lta trilo g ía literaria ita lia n a an tifascista de h o y , la única que interesa al lecto r in d e p en d ie n te . L . T ro tz k y fu é el p rim e ro q u e destacó el v a lo r de “ Fonta m a ra ” , d e n u n c iá n d o lo co n u n a n o ta crí tica en tu siasta. EL ARTE AL SERVICIO DE LA POLITICA— N in g u n a n o v ela c o n tem p o rán e a provoca al ig u a l q u e “ F o n ta m a ra ” la necesidad de p la n te a r u n a v e z m á s el p ro b lem a ya lar g am en te d e b a tid o en to r n o al destino y las pro y eccio n es del arte. D e c ir la verdad, no b asta. L o s co n c ep to s te m p o ra rio s pueden ser in d isp en sab les a lo s p rin c ip io s que se a g ita n al d ía, — co m o u n a v erd ad de hoy q u e se desvanece co n las pasio n es que se des in fla n . L a a p a ric ió n de T o n ta m a r a ” des b a ra ta las te n d en c ias sociales que dividen la p ersp e ctiv a artístic a , im p o n ien d o su ca te g o ría de p rim e ra clase a p esar de su esti lo p o p u la r, de m a n o to sca y botines de sue la rem a ch a d a. L a s lu c h a s del campesinado fo n ta m a re n se ofrecen la argum entación par tic u la r a u n arte p o lític o — o si se quiere re v o lu c io n a rio — y S ilo n e m ism o no se pro p u s o re a liz a r co n “ F o n ta m a ra ” sino una o b ra de a v a n z a d o carácter político, en la cu al se d e te rm in a la relació n de los traba
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HECHOS jadores con los aspectos m ás sim ples de la vida, — tom and o la defensa de los seres h u millados, ofendidos y ex p lo tad o s. Toda literatu ra es la h isto ria del d o m i nio de la natu ra lez a p o r el h o m b re . C u a n do se estudia a u n in d iv id u o , u n a fam ilia o un Estado surgen — a ú n c u a n d o el a u to r no se lo p ro p o n g a— las div isio n es p o líti cas provocadas p o r las fo rm a s a n tag ó n ic as del desarrollo de las estru ctu ras económ icas. Ahora bien: si se a n a liz a la m a rc h a d e d i chas categorías, — o b ien cu a lq u ie r ciencia históricosocial— , co n v ien e te n e r p rese n te que el sujeto está d ete rm in a d o en la m e n ta lidad, del m ism o m o d o q u e en la realid ad . Los grados sociales rep rese n tan etap as de la existencia. Así, pues, n o es p o sib le fu n d a mentar una literatu ra p o lític a si sólo se tie ne en cuenta u n arte de " e lite " . N in g ú n arte nace a p rio ri — c o m o re su lta d o de u n análisis crítico o de u n a escuela— , n i la li teratura de masas su rg irá co n v e rtid a en p a ragolpe político en tre los q u e g o b ie rn a n y los gobernados. “FONTAMARA” Y LA CULTURA LAICA— Los elementos que in te g ra n las filas de la reacción son los q u e bu scan en to d o m o mento de azuzar los a n ta g o n ism o s re lig io sos. De ésta fo rm a es p o sib le d istra e r la atención de una im p o rta n te m a y o ría , des baratando su preo cu p ació n p o r los p ro b le mas más im portantes e in m e d ia to s d e la si tuación económica y p o lític a . E s u n a v ie ja táctica reaccionaria la de d iv id ir p a ra g o b e r nar. El pueblo debe estar alerta c o n tra estas emboscadas y no dejarse im p e le r a u n a g u e rra fratricida, a una m asacre p o lític a c o m o es toda cruzada co n tra d e te rm in a d a s fra c ciones religiosas. Los fontamarenses n o tie n e n p re ju ic io s religiosos, si bien la m a y o ría se ín te g ra p o r buenos creyentes. E llos m ism o s n o so n res ponsables de sus creencias. Ig n o ra n q u e " la religión es el opio del p u e b lo " y lu c h a n p o r una vida mejor en la tierra. Q u ie re n h a c e r de la tierra un cielo. 'Fontamara nunca fu e u n c u ra to — re la ta Silone.— La p a rro q u ia es d e m asiad o p o
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IDEAS b re p a ra m a n te n e r u n cu ra ; p o r eso la igle sia só lo se ab ría en las g ran d es solem nidades, cu a n d o v en ía del lu g a r p rin c ip a l d o n A b b acch io p a ra decir la m isa y ex p licar el e v a n gelio. H ace dos años, los fo n tam aren se s en v ia ro n u n a sú p lica al o b is p o p a ra q u e ta m b ién n u e stra iglesia tu v ie ra u n sacerdote f i jo . A l cab o de a lg u n o s d ía s fu im o s in f o r m a d o s desde la cabeza del d istrito , q u e n u e s tra sú p lica h a b ía sid o b ie n aco g id a y q u e d eb íam o s p re p a ra m o s p a ra feste ja r la lle g a d a del p rim e r cu ra. N a tu ra lm e n te , h ic im o s to d o lo p o sib le p a ra p re p a ra r u n a b u e n a re cepción. Se lim p ió p ro lija m e n te la iglesia. E l ca m in o q u e su b e a F o n ta m a ra fu e a rre g la d o . . . T o d a la re g ió n salió al e n c u e n tro d e su cu ra. D esp u és d e u n c u a rto de h o ra de c a m in o v im o s u n g ra n g e n tío q u e se a p r o x im a b a . . . C u a n d o e stu v im o s cerca de la g en te de la cabeza del d istrito , n o s co lo ca m o s a lo s co stad o s d el c a m in o p a ra aco g er en m e d io de n o so tro s a n u e s tro cu ra.
" E n el m ism o in s ta n te el g e n tío del lu g a r p rin c ip a l se a b rió y, sin a v a n z a r, e m p u jó co n u n a llu v ia de p a ta ta s y p e d ra d a s al n u e v o cura, b a jo la fo rm a de u n a sn o v ie jo v e stid o co n los a ta v ío s sa g ra d o s. . . "F a rsa s d e esta ín d o le n o se o lv id a n f á cilm en te, a ú n c u a n d o la gen te del lu g a r p r i n cipal se en carg ab a sie m p re d e ju g a rn o s a l g u n a s n u e v a s ." Si b ie n esta a n é c d o ta su e n a u n ta n to a an ticlerica lism o , y a se d escu b re en el a u to r el e s p íritu ateo , al m a te ria lista . " F o n ta m a r a " es u n a p ru e b a de lo q u e im p o r ta la in s tru c c ió n laica. P e ro F o n ta m a r a n o p o d ía se g u ir sie n d o escen ario de farsas in o c en te s. C u a n d o lle g an lo s fascistas, el e sp ec tác u lo se tra n s fo rm a v io le n ta m e n te . L o s p o lític o s q u ie re n d e s tru ir c o n u n cred o o s c u ro la i n flu e n c ia n e b u lo sa d e la ig lesia: “ — ¿Q u é cu e n ta s? — p r e g u n tó el h o m b re c illo de la fa ja tr ic o lo r a T e ó f ilo , el S a c ristá n . -— In v o c o la p a z — re s p o n d ió el h o m b re de la iglesia. “ — A h o ra te v o y a d a r la p a z , — a g re g ó rie n d o el p a n z u d o , e h iz o u n a se ñ al a F ilip p o el B ello .
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HECHOS " F ilip p o el B ello se acercó a T e ó f ilo y le d ió u n a bofetada.
"Teófilo se llevó una mano a la mejilla golpeada y , después de haber mirado a su alrededor, preguntó, tímidamente: " — ¿ P o r qué? . . . " — ¡ V i l ! . . . ¡ V i l ! . . . — co m en zó a ch illar el h o m b recillo de v ie n tre tric o lo r. — ¿ P o r qué n o reaccionas? ¡ V il! " L o s fascistas bu scan de p ro v o c a r la reac ción en el h o m b re vejad o , p a ra ju stific a r su m uerte en u n a lu ch a sim u lad a. L u e g o si gue el saqueo, las violaciones, los estupros. E l recu erd o de la In q u isic ió n revive. Se h a cen declaraciones blasfem as de los n o m b res santos p ara p ro v o c a r iras san g rien tas. H a y que d esp ertar el o d io . Se invoca a D io s sa crilegam ente, en c u b rien d o b a jo su in v o c a ción p ro p ó sito s de p a rtid o , de e x p lo tac ió n p ecu n iaria y de p ro p a g a n d a u ltra m o n ta n a , racista y antisem ita . L o s se n tim ien to s in to lerantes se desbocan. Se avasalla el derecho de conciencia. Se co m ien z a p o r q u e m a r lo s lib ro s ya que n o p u ed e n a rm a r la h o g u e ra in q u is ito ria l p a ra q u e m a r a los h o m b res. L a educación que o to rg a el E s ta d o d eja de ser laica y las creencias religiosas n o son y a del d o m in io p riv a d o . L a clase q u e ab arca to d a la enseñanza es el v o to de o b ediencia ciega al n u e v o D io s sensual, h in c h a d o de o d io . E l ejem p lo de " F o n ta m a r a " es u n a p o derosa re q u isito ria en fa v o r del laicism o. E n la n o v ela de S ilo n e se d en u n c ia n lo s re su l ta d o s b á rb a ro s a q u e in d u c e la d esen fren ad a tira n ía de u n rég im en p o lític o , c u a n d o s u p rim e la libre d e te rm in a c ió n d e los cu lto s y d esb arata la c u ltu ra laica. UBICACION DE “FONTAMARA”. — F o n ta m a ra . ¡F u e n te a m a rg a l A l n o rte del la g o desecado del F u c in o , alred ed o r de u n a iglesia m e d io en ru in a s, e n clavadas en el d o rso d e u n a c o lin a p e d re g o sa se en c u en tra n u n ce n te n a r de casuchas. S o n to d a s de u n p iso , irre g u la re s, in fo rm es, ennegrecidas p o r el tie m p o y re sq u e b ra ja d a s p o r el v ie n to y la llu v ia , de te ch o s m a l c u b ie rto s con te jas y resto s de to d a ín d o le . L a m a y o r p a rte d e a q u e llo s cu b iles n o tie
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n en m ás que u n a ab e rtu ra q u e sirve de p u e r ta, v en ta n a y chim enea. E n el in te rio r, sin p av im en to , con los m u ro s en b ru to , viven, d uerm en, com en y p ro crea n ju n to s , sobre la p a ja , los h o m b res, las m u jeres y sus hijos, los asnos, los cerdos, las cabras y las galli nas. D ic h o n ú cleo de casas, de anim ales y de h o m b res, fo rm a la aldea m ás p o b re y retra sada de M arsica. Se lla m a F o n ta m a ra . — ¡F u e n te am arg a! N o tra ta re m o s de destacar el aspecto pa n o rá m ic o de la v illa, n i de h ac er u n estudio psicológico de los seres q u e h a b ita n las casas m iserables. S ilo n e h a d escartad o el análisis de las piezas an ím icas del m ism o m o d o que lo se n tim e n tal y lite ra rio p a ra conform ar su n o v e la al p u lso v io le n to de la lucha an tifascista. E m p le a n d o la conversación sim p le y g ráfica del " c a fo n e " (cam p esin o po b re ) n a rra en fo rm a im p re sio n an te, cauti v a n d o al le cto r p o r la o b je tiv id a d de los ar g u m e n to s y la a m a rg a su b stan cia que fluye de la d o lo ro sa ex periencia. L o s hechos desas tro so s de la d ic ta d u ra fascista se evidencian p o r sus delitos, sus a tro p e llo s, sus mentiras y sus h o rro re s. " F o n ta m a r a " es u n a o b ra elaborada ma g istra lm e n te co n u n a su g estiv a fórm ula de recursos sim ples, de arte m o d e sto , sin forma n i estilo clásico. ¿ C ó m o p u d o encumbrarse d e p r o n to e n tre ta n ta lite ra tu ra revoluciona ria y m erecer q u e lo s m a estro s la señalaran a la a te n c ió n del m u n d o ? U n grave proceso h u m a n o se d esan g ra en su s páginas. “Fon ta m a r a " es u n a h is to ria de hechos multitu d in a rio s. E l a m b ie n te es recio ; el espíritu co le c tiv o se eleva p o r so b re lo s caracteres in d iv id u a le s p re sio n a n d o la psicología social, p e ro sin re d u c ir la fig u ra de cada hombre. L a lu c h a p o r la ex isten cia se denuncia en su p r o p io to rm e n to . E l fu e rte im p u ls o an tifasc ista de “Fonta m a r a " , — su arra stre , el entusiasmo tor m e n to s o q u e p ro v o c a — obedece a que no p osee a rtific io s in te le ctu a les de ninguna es pecie. T r e s in d iv id u o s — la eterna trilogía d e lo s p a ria s p ro le ta rio s — padre, madre e hi jo , s in p a n y en tie rra ex trañ a — cuentan a l a u to r d e la n o v e la lo s tristes sucesos en
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h e c h o s los cuales fueron obligados a p a rtic ip a r des de el advenim iento de la trágica d ic tad u ra fascista. N o am p arab an bienes m ateriales, que por o tra p arte n o poseían. L u c h a b a n por el m endrugo diario. C u a n d o lo quisie ron resguardar co n tra los usurpadores, fué necesario perder la lib ertad o la vida. En Fontam ara to d o s los h ab itan tes eran pobres. T ra b ajab a n la tie rra ajena lo g ra n do así — en un conchavo de sol a sol— que se les rem unerara con u n a ín fim a soldada. Habían vivido en esta fo rm a desde la etern i dad; para ellos el m u n d o era esa p eq u eñ a llanura emergida del desecam iento del la g o Fucino. Si alguno de los "c a fo n e " poseía algunas hectáreas, n o p o r ello dejaba de ser tan pobre cual sus vecinos. L o s “ c a fo n i" fontamarenses v iv ía n solam ente en c o n d i ciones telúricas. L a ignorancia, el a n a lfa betismo y los prejuicios, h iz o q u e ig n o ra ran el proceso m aterial de la época. C o n la pérdida de la tierra q u e la b ra b an se inicia la formación del proceso in te rio r de los p o bres individuos. ¿Q uién p o d ía ex p licar a los “cafoni" las causas que ellos n o descu brían en los hechos? E l u ltra je, el desp o jo , el hambre, aguzó la reflexión, la co m p re n sión de los espantados cam pesinos. De pronto los fo n tam aren ses se v ie ro n envueltos en una ca n tid ad de re m o lin o s so ciales que les h iz o conocer el exilio, la cár cel o la muerte. A sí se im p u so el fascio a un reducido conglom erado de seres p rim iti vos y laboriosos. L o s tres p ró fu g o s q u e se salvaron de la m asacre decretada p o r lo s criminales encum brados con la d ic tad u ra, son quienes h isto rian los actos v an d álico s. El concepto personal de los n arrad o res n o aparece en la novela, que escapa de ta l f o r ma a la crítica directa o a la p o lém ica. E l fondo angustiado del padre, la m a d re y el hijo, surge en la precisión, en la e x a ctitu d , en la verdad del dram a q u e describen; es el eco de un profu n d o d o lo r q u e se desahoga desconcertadamente re c o rd a n d o el desastre que no pueden entender, cu y o o rig en les re sulta inexplicable. No ha bastado el sacrificio de B e rn a rd o Viola, ni la presencia del S ó lito D esco n o ci do —la carne y el esp íritu de la rev o lu ció n
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q u e se gesta— n o ; el “ c a fo n i" n o descifra el pasado n i descubre el p o rv e n ir. Su des tin o está c o n te n id o en u n a p re g u n ta clam o ro sa: — ‘D espués de ta n ta s p en as y ta n ta s lu chas, de ta n ta s lág rim as y ta n ta s desgracias, de ta n ta sangre, ta n to o d io y ta n ta deses peració n , ¿q u é debem os hacer?
NATURALEZA Y MISION DE “FONTAMARA” L o s m o v im ien to s h istó ric o s — n o im p o rta su m a g n itu d n i su reflejo — ■ nacen cu an d o los ob stácu lo s n atu ra les desaparecen en fo rm a p erm a n en te . D ich o s o b stá c u lo s p u ed en desaparecer p o r causas p rogresivas o regresivas. L o s elem entos económ icos están presentes p erm a n en te m e n te y n o es d ifíc il descubrirlos; en ú ltim o caso se echa m a n o a u n len te de au m e n to . H a y q u e ap re n d er a ver valiéndose de to d o s lo s elem entos. E n el d eterm in ism o h istó ric o -so cia l n o es fácil d escu b rir en los hechos la relació n de la c a u sa al efecto. S ó lo p o d em o s d e fin ir el carácter de las m an ifestacio n es h istó rico -so ciales si d estap a m o s la estru c tu ra económ ica q u e o c u l ta n . L o s “ c a fo n i" n o su p ie ro n in te rp re ta r lo s hechos, p e ro los h ech o s m ism o s les o b lig a r o n a p ro ced er en defensa de sus intereses. B e ra rd o V io la descubre m o m e n to s an tes de m o rir, q u e su sacrificio lo g ra rá u n ir a lo s “ c a fo n i" . “ L a U n id a d . . . E s decir, la s o lid a rid a d . E s decir, la fu e rz a . E s decir, la lib e rta d . E s decir, la tie rra , (la tie rra sin a r r ie n d o ) . “ — Si, el fre n te ú n ic o c o n tra el fascism o. C o n la u n id a d lo s “ c a fo n i" a fro n ta n la lu c h a y aparecen en el c a m p o p o lític o . O p in a n . “¿Qué debemos hacer?” — p re g u n ta n ; p ero antes, y a en u n c ia n el m o tiv o de sus desgracias. “ N o s h a n ro b a d o el ag u a, ¿q u é debem os h a c e r ? " ; “ en n o m b re de la ley v io la n n u e stra s m u jeres, ¿q u é d e bem os h a c e r? " ¡F u e n te am arg a! — H u m o ris m o desga rra n te ; carne v iv a, lla g a ab ie rta , n o b le re q u isito ria p o r la u n ió n de to d a s la s fu e rz a s liberales c o n tra las tira n ía s. E s necesario leer “ Fontamara” , p a ra sen-
HECHOS t ir los dictados de la época, el lla m a d o de la lib e rtad :
Libertó va cercando, che é si cara, Come sa chi per lei vita riñuta. Dante-Purg.— C a n to V
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L ib e rta d q u e — n o d u d am o s— p ro n to rein teg rará a su h o g a r al S ó lito D esconoci do, el héroe y m á rtir de la lib ertad , el h o m bre que la lib e rtad va b u scando!
Lázaro LIACHO .
"La economía corporativa fascista doctrinal y practica" por I» Rosenstock-Franck E l señor R o se n sto c k -F ra n c k n o es u n a n tifascista m ilita n te . E s u n estudioso h o n es to : antes de fo rm arse u n ju ic io se h a d o c u m en tad o , con libros, revistas, d iarios fascistas y antifascistas y c o n entrevistas realizad as en Ita lia con person alid ad es del m u n d o c o rp o ra tiv o , etc. Su estu d io es u n a d em o lició n del m ito c o rp o rativ o , d em o lic ió n calm a, o b je tiv a, p ero fu n d a m e n ta l y despiadada. L a h i pocresía del fascism o n o es p a ra n o so tro s u n a revelación de ú ltim a h o ra . P e ro p a ra q u e u n e x tra n je ro vea, o m e jo r d ic h o sien ta este aspecto del rég im en n o b asta u n a só lida p rep a ra ció n económ ica q u e n o se deje in flu e n cia r p o r lo s neo lo g ism o s de m o d a, n i u n a experiencia de los hechos sociales q u e le p e rm ita a d v e rtir lo p elig ro so q u e es d e d u cir la realid ad social de u n decreto o de u n a ley o de u n a C a rta d el L a v o ro , sin o q u e so n necesarias cualidades h u m a n a s q u e n o son de o rd en cien tífic o sin o de o rd e n m o ra l. Y el señor R o se n sto c k -F ra n c k h a estableci d o con ex tre m a c la rid a d “ ese d o b le d iv o rc io entre la p rác tica y la legislación, p o r u n lado, y e n tre a q u é lla y la d o c trin a p o r o tro s” (p á g . 4 2 6 ) . E n el o rd e n sin d ical com o en el o rd e n c o rp o ra tiv o , el a u to r e x a m in a la d o c trin a (m e jo r d ic h o las d o c tri n as) , la legislación y la p rá c tic a del rég im en , e ilu stra estos 4'd iv o rc io s” en tre d o c trin a , legislación y p ráctica. N o s m u e stra " c o m o pro feso res liberales, co m en ta rista s oficiales, pensadores an im ad o s de n o sta lg ia s socialis ta s o jóvenes y en tu sia stas p erso n a lid a d es persig u en su quim era, sin in te n ta r en n in g ú n m o m e n to la a p ro x im a c ió n in d isp en sab le en
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tre la d o c trin a y la v id a ; las experiencias dia rias del o p o rtu n is m o m ás b a n a l y las ideo logías m ás ex altad as sig u en su s respectivos cam inos sin q u e éstos lleg u en n u n ca a en co n tra rse” (p á g . 4 2 6 ) . Si estos “ divor cios” , considerados en sus relaciones con los d irig en tes fascistas so n nau seab u n d as, se to r n a n trágicas c u a n d o se co n sid eran en rela ció n con las n u evas generaciones, para las cuales “ es general p ro d u c ir en tu sia sm o en los jó v en es m ed ian te el calo r que se les com uni ca desde a fu e ra ” (p á g . 2 3 4 ) , creciendo en esta atm ó sfera de e x tra v io e hipocresía. D e estas falsas ex altacio n es pasem os a la m iseria p rác tica . E l se ñ o r RosenstockF ra n c k n o s m u e stra q u e en ‘'Ita lia todo el m u n d o se o c u p a de los salarios menos los asalariad o s” (p á g . 1 7 1 ) , “ a p esar de todas las declaraciones de la C a rta , de las vaca ciones p agadas, de las ind em n izacio n es por d esp id o y de to d a la p o lític a social, es indu d ab le q u e la c o n d ició n del p ro letariad o ita lia n o h a e m p e o ra d o desde el advenim iento del fascism o ” (p á g . 1 6 6 ) . ¿ Y qué decir de ese E sta d o , su p re m o re g u la d o r de la eco n o m ía n ac io n a l? “ A q u í el ab ism o que en la Ita lia ac tu a l sep ara la ley escrita de las realizacio n es prácticas se ensancha y profun d iz a ” (p á g . 3 2 2 ) . E l a u to r e x a m in a d etallad a m en te algunos aspectos de la ec o n o m ía ita lia n a , sobre todo aq u ellas d o n d e el rég im en proclam a haber o b te n id o los m a y o re s éx ito s gracias a la in te rv e n c ió n del E sta d o . L a p o lítica de los precios, p o r ejem p lo . “ E sta s dos bajas con ju g a d a s (d e los p recio s al p o r m ayor y al
,S n o fu ero n p riv ativ as de Italia, e encuentran con la m a rino niundw * » y¡dénticas en In g la te rra y yor frecuen 3 5 3 ). “E n resum en, d e las F rancia ( P ^ # uechas a la v ez sobre los comprobaci p e c io s al p o r m e n o r ffloyimiento podem os deducir, m u ch o por
menorj
de °S e el efecto in m ed iato de la presión T v t e a t i v a , la acción n o rm al del ju e g o d l a o f e r t a y de la dem anda sobre el m e r cado i t a l i a n o . N o es absolutam ente im p o n e h a l l a r en esta serie de experiencias so bre p o lít ic a de abastos u n verdadero ejem „10 de dirección de la econom ía y de lo s precios"
(págs- 3 6 0 - 6 1 ) .
L o mismo pu ed e afirm arse “ con la ley sobre consorcios obligatorios, q u e es letra m uerta, con las oficinas y los sindicatos de venta, que nacen u n b uen día de entusias mo, se desenvuelven bien q u e m al y se ex tinguen entre la m a y o r co n fu sió n ” (p á g i na 3 9 2 ) . E n fin, “ en m ateria de co n tro l, la Ita lia de h o y n o h a in v e n ta d o n ad a. T o d o el sistema proteccionista es el v ie jo e q u ilib rio de la ag ricu ltu ra y la in d u stria que buscaba G iolitti. L a form a, las m o d a lidades varían; el fondo es el mismo: las
barreras aduaneras, d u m p in g , subvenciones gubernamentales, primas a la ex p o rtació n , exen cion es fiscales. L o s tru sts y los consor cios quedan m u y atrás de la cartelización 2 lcm an a y quizá es u n g ran bien p a ra la eco n om ía italiana, p ero n o h a y en ello n in gún descubrimiento. E n c u a n to a los sal v am en to s bancarios, ¿son esencialm ente d i ferentes de los que h a n realizado, con varia fo rtu n a, muchos grandes países de E u ro p a
y A m é ric a ? ” (p á g . 3 9 3 ) . E n co n c lu sió n , “ cu a n d o la p rác tica fascista se in sp iró en los m éto d o s de la ec o n o m ía d irig id a fracasó casi siem pre. Sus in te rv en cio n es p o sitiv a s n o h a n sid o sin o p u r o o p o rtu n is m o , a u n q u e sus m o tiv o s m ás p r o fu n d o s h a y a n sid o a l g u n as veces de o rd e n p o lític o e h is tó ric o ” (p á g . 3 9 6 ) . E l a u to r co n stata q u e “ los reg ím en es de d ic tad u ra si n o in v e n ta n n a d a n u e v o en m a teria económ ica, conocen, en ca m b io , y los practican , to d o s lo s errores de los re g ím e nes d em o crático s” , “ las decisiones a d o p ta das ap resu rad am en te, sin g ra n d iscu sió n , sin apelación a la o p in ió n p ú b lic a, n o so n m e jo re s q u e las q u e in sp ira n la ta n v itu p e ra d a “ elecciónitis” (p á g . 3 2 0 ) . E l ju ic io m ás ben év o lo q u e q u isiera fo rm u la rse so b re el ré gim en, es q u e en el te rre n o ec o n ó m ic o n o hace n i p e o r n i m e jo r d e lo q u e h a r ía u n rég im en d em o crático . A ú n así, este ju ic io ben év o lo sería su ficien te p a ra d em o ler to d o el edificio de las arg u m e n tac io n e s co n q u e el régim en p rete n d e ju s tific a r su p r o p ia ex is tencia. E n cam bio, en lo s d em ás te rren o s, c u á n to s elem entos n e g a tiv o s y c u á n ta s d es trucciones! E l se ñ o r R o se n sto c k -F ra n c k te rm in a su estudio, “ d esean d o a rd ie n te m e n te q u e Ita lia recupere, en u n a atm ó sfe ra de lib e rta d p o lítica, las co n d icio n es in d isp en sa b les p a ra la a u to n o m ía del p e n sa m ie n to ; las ú n ic as q u e p e rm ite n q u e el p e n sa m ie n to capte, in te rp re te e in flu en cie las realizacio n es de la v id a d ia ria” (p á g . 4 2 6 ) . X. X.
"La Bancarrota del Capitalismo y los Planes Económicos" por Francisco S. Níttí L as nuevas fórm ulas económ icas q u e h a n aflcrado en el terreno de la econom ía, co mo consecuencia del recrudecim iento de la crisis mundial, han llegado a ad q u irir en t o das las capas de la sociedad m o d ern a u n a penetrante difusión, suscitando las m ás a p a
sio n an tes co n tro v e rsias en tre p restig io so s econom istas y h o m b re s de E sta d o . M o n o p o liz a la aten c ió n de éstos lo s lla m a d o s p l a nes de reco n stru cció n económ ica, o sea, la d e n o m in ad a “ ec o n o m ía d irig id a ” . C o m o u n a v alio sísim a c o n trib u c ió n al
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en la o rg an iz ac ió n m o d e rn a — es absurda. E n el fo n d o la h ip o cresía consiste en la ne cesidad q u e tie n en los socialistas de n o p lan te a r el p ro b lem a en sus v erd ad ero s térm i n o s q u e hacen de él u n d ilem a: o la exis tencia de la p ro p ie d a d p riv a d a y p o r lo ta n to la p ro d u cc ió n basada en la lib ertad y resp o n sa b ilid ad in d iv id u a l o la abolición de la p ro p ie d a d p riv a d a con el E sta d o con v ertid o en el ú n ico ca p italista y p ro d u c to r y b asan d o su activ id ad sobre u n plan econó mico; en o tro s térm in o s, a saber: o el plan o la libertad.
esclarecim iento de su v erd ad ero co n ten id o y alcance, ofrecem os a n u estro s lectores la o p in ió n a u to riz a d a de u n o de los m ás re p u ta d o s econom istas m odernos, el d o c to r F rancisco S. N itti, q u ie n en carta p a rtic u la r d irig id a al d o cto r Jo sé C h iu m ie n to , direc t o r del diario ita lia n o " L a N u o v a P a tr ia " , de esta capital, ex p o n e a grandes rasgos los p u n to s esenciales de su n u ev o lib ro en p re p aració n titu la d o : " II fa llim e n to del cap i talism o o i p ia n i eco n o m ic i", d o n d e se a n a liza las d istin ta s tendencias p red o m in an te s en la econom ía m oderna* A p ro v e ch a n d o , pues, el gentil o fre c im ie n to del D r. C h iu m ien to , presentam o s u n e x tra c to de las ideas del d o cto r N itti, co m o u n a p rim ic ia p a ra n u e stro país.
E n la realid ad to d o el p ro b lem a radica en saber cuál de los dos sistem as asegura el m a y o r re n d im ie n to y p u ed e d a r m a y o r im p u lso a la p ro d u cc ió n .
¿QUE ES EL CAPITALISMO?
EL PLAN O LA ECONOMIA DIRIGIDA
E l lib ro com ien za p o r d em o strar la a b su rd a arg u m en tac ió n de los n u ev o s a p ó s to les del socialism o, quienes p a ra entregarse al " p la n ism o " , h a n u tiliz a d o el p re te x to del fin del capitalism o. ¿Q u é es c a p ita lism o? Sostiene N itti q u e este v o cab lo h a a d q u irid o u n uso co rrien te recién a h o ra ; n in g ú n g ran econom ista lo h a em p lead o en el pasad o y el m ism o L ittré en su fam o so diccio n ario p u b lic a d o en 1 8 8 2 lo ig n o rab a . Su p o p u la rid a d se debe a M a rx , q u ie n lo h a em pleado con d istin to s sig n ificad o s y a m e n u d o co n trad icto rio s. A ra íz de u n e rro r h istó ric o en que h a b ía caído M a rx , creía que el capitalism o es u n fen ó m e n o de los ú ltim o s cu a tro siglos, m ie n tras q u e N itti afirm a que está p ro b a d o q u e el cap ita lism o h a ex istido siem p re en to d a s las sociedades que alca n za ro n cierta fase del p ro g reso . Se dice que el cap italism o se fu n d a en la exis tencia de la gan a n cia; p u es bien, el m ism o M a rx reconoce q u e la gan an cia es la base de to d a fo rm a de p ro d u c c ió n q u e n o se p o d rá su p rim ir n u n ca. LA OBTENCION DEL PRODUCTO INTEGRO DEL TRABAJO L a idea que el tra b a ja d o r p u e d a o b te n e r el " p ro d u c to ín te g ro de su tr a b a jo " — p ro d u c to q u e nad ie sería c a p az de d e fin ir
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A d m ita m o s el p la n en h ip ó te sis: ningún p la n económ ico p u ed e ser ap licad o sin la su p resió n co m p leta de la lib e rta d económi ca y de la lib e rta d p o lític a . E n el sistema del p la n la elim in ació n de to d a resistencia es co n d ició n in d isp en sab le p a ra su funcio n a m ie n to . N o so tro s su frim o s — añade N it ti— u n a g ran dep resió n económ ica; no es la declinación del sistem a capitalista, ‘■sino q u e es, p o r efecto de la g u erra, la declina ció n de to d o s los sistem as. L a guerra y la p o st-g u e rra h a n d e s tru id o la so lid arid ad eco n ó m ic a p ro v o c a n d o la e x p lo sió n de los na cio n alism o s económ icos. L o s estados euro p eo s q u e an tes eran 2 5 y después h a n llega d o a 3 5 , a u m e n ta ro n los gastos públicos desde el 2 0 0 al 4 0 0 o |o ; p a ra ciertos pro d u c to s las ta rifa s ad u an eras, después del 1 9 2 9 , h a n lla g ad o a ser h a sta siete veces' su p e rio r al v a lo r de la p reg u e rra. L os dife ren te s sistem as de p ro te c c ió n indirecta — em b arg o s, cuotas, etc., lim ita c ió n de toda clase de tra b a jo — h a n im p e d id o la libre circu lació n de los h o m b re s y los productos. N o h a y excesos de capitales n i exceso de p ro d u c c ió n p o rq u e n o existe intercambio: n o es u n fen ó m e n o eco n ó m ico sin o político. U n o de los c a p ítu lo s m ás b rillan tes y con vin cen tes del estu d io de N itti es aquél don de se d em u estra q u e es a b su rd o querer pre v er el p o rv e n ir. A g re g a N itti que ni los
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S in ab o lir la p ro p ie d a d p riv a d a D e M a n quisiera reducirla ú n icam en te a las em presas d o n d e la o b ra in d iv id u a l o cu p a el p rim e r lu g ar: el p e q u e ñ o cu ltiv o , el p e q u e ñ o com er cio, el artesanado, etc. E>ice N itti a este res p ecto q u e se trata de una estrategia más que de un programa, y esta estrategia tie n d e a llev ar a las clases m edias a h acer causa co m ú n con el p ro letariad o p a ra re a liza r lo que, desde el p u n to de vista re v o lu c io n ario p a re ce im p o sib le alcanzar.
mismos grandes pensadores h a n p rev isto nunca las form as económ icas q u e h a n n a cido de la realidad. La parte esencial del lib ro de N itti está constituida p o r el exam en p ro fu n d o que h a ce de los cuatro planes de econom ía estatal, cuya experiencia se está actu alm en te rea li zando: el plan bolchevique, el p la n fascista, el plan am ericano y el alem án. C o n excep ción del prim ero que h a n acid o de u n a si tuación de necesidad, to d o s los o tro s n o m o difican en nada la fo rm a de la p ro d u cció n , sino que pretenden som eterla a u n a discipli na. En Italia, de acuerdo con las recientes declaraciones de M u sso lin i, el resu ltad o h a sido que tres cuartas p artes de la in d u stria y la agricultura están a cargo del E sta d o . Y el Estado que debían p en sar en colm ar sus déficits a costa de las m ás grandes d ific u lta des llega a encontrar los recursos necesarios para continuar rea liza n d o su p la n . La idea del plan sin la com pleta ab o li ción de la propiedad p riv ad a y sin la su p re sión de la libertad y de la dem ocracia, es irrealizable. EL PLAN DE MAN Sostiene N itti que los socialistas belgas aceptando el plan de M a n n o só lo h a n re nunciado a la lucha de clases, sin o q u e h a n ingresado en el terren o que E ngels m u y ju s tamente definía com o “ socialism o u tó p ic o ” . De Man habiendo llegado a la convicción que el marxismo n o te n ía m ás n in g ú n f u n damento teórico, y que n in g u n a de las p re visiones de M arx se h a n realizado, h a q u e rido cambiar rum bo. Y se h a d ich o : “ p u es to que la catástrofe p rev ista p o r M a rx n o se ha producido y q u e los m o v im ien to s n a cionales prevalecen sobre los de acción in ternacional, y pu esto que las clases m edias en lugar de desaparecer au m en tan , h a y que proceder por grados. E n lu g a r de d errib ar de un solo golpe la p ro p ie d a d p riv ad a , h a y que destruir el capitalism o fin an c iero lim i tándose a la nacionalización del créd ito y de los bancos, a la fo rm ació n de los m o n o polios de las empresas de servicio de u tili dad general, del carbón, del h ierro , de la electricidad, etcétera.” —
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P e ro esta am bición n o es so lam en te u tó pica. L as grandes asociaciones de cap ita lis ta s n o pertenecen a u n o s cu a n to s de ellos: son p ro p ie d a d de u n g ran n ú m e ro de p e qu eñ o s capitalistas. L as clases poseedoras d e b en co m p ren d er que la ex p ro p ia ció n p r o pu esta p o r el p la n D e M a n , n o es sino la p rim e ra e ta p a . . . S obre to d o h a y que d i sip a r la ilu sió n que este p la n p u ed a resolver la crisis económ ica en lo que ella tiene de p a rtic u la r en Bélgica. L as d ificu ltad es que h o y aq u e ja n a los belgas n o d eriv an de la fo rm a de la p ro d u cc ió n sin o del hecho q u e la m a y o r p a rte de la p ro d u cc ió n está desti n ad a al e x tra n je ro : pues bien, los o b stá cu los q u e se o p o n en al in tercam b io son h o y sim plem ente form idables. ¿C ó m o u n a p r o du cció n cu y o fu n c io n a m ie n to resultare m ás costosa, p o d ría m e jo ra r las condiciones del in tercam b io ? E l com ercio de Bélgica es actu alm en te m ás im p o rta n te que el del J a p ó n , de I ta lia, C a n ad á y de las m ism as In d ias; B él gica su p e rp o b la d a debe asp irar a u n a econo m ía de intercam bios, pues ella sufre p reci sam ente de la falta de ese in tercam b io . D e M a n se declara c o n tra rio a to d a a u ta rq u ía económ ica, la q u e en efecto sería p a ra él el suicidio. P ero u n a p ro d u cc ió n co n v ertid a en fu n c ió n de E sta d o determ in a necesaria m en te la au ta rq u ía . Si el p la n eco n ó m ico ru so h a p o d id o fu n c io n a r a pesar de sus re su ltad o s n ad a b rillantes, se debe al h e c h o qué R u sia n o tien e u n v erd ad ero com ercio ex terio r. E n to d a s p artes d o n d e se h a in te n ta d o el ejercicio p ú b lic o (e sta ta l) del crédito, los efectos h a n sid o desastrosos. “ Bélgica, se p re g u n ta N itti, ¿posee u n a ca te g o ría de h o m b res d o ta d o s de u n a v ir tu d —
HECHOS E IDEAS excepcional y de altru ism o ? ¿L as in stitu c io nes p o p u lares y socialistas de créd ito h a n sid o m e jo r adm in istrad as que las otras?'* N itti deja la respuesta a cargo de los belgas. EL PLAN DE MAN Y LA DESOCUPACION U n a de las prom esas de D e M a n h a lla m ado la atención de N itti de .una m anera p articu la r: la que afirm a que el plan te n d rá el efecto de hacer desaparecer la desocupa ción. ¿C ó m o se llega a eso? ¿D e qué m a nera el carbón, las m áq u in as, los p ro d u cto s textiles que n o se consiguen v en d er p o d rá n venderse m a ñ an a cuando, de aplicarse el p la n socialista, serán fabricadas p o r establecim ien tos m ás costosos com o son los del E stad o ?
T5e Man prevé para sus expropiaciones el pago de indemnizaciones equitativas, pero esta operación ocasionaría enormes emisiones en un país como Bélgica, donde el presu puesto del Estado y la deuda pública calcu lada a oro han crecido en las proporciones considerables que se conocen. P o r o tra parte, ¿cuál sería el v alo r de las indem nizacio n es? ¡La n a c io n a liz a c ió n del crédito em p u ja ría a to d as las em presas
con fuerces déficits, inclusive y sobre todo las em presas au tó n o m as, a descargar el peso de sus déficits sobre el E sta d o . A dem ás no so n solam ente las grandes em presas las que su fre n p o r las restricciones del m ercado in te rn acio n al y p o r la depresión del consumo; ta m b ié n las peq u eñ as in d u stria s son víctimas de estos m ales. ¿Q ué h a ría en fa v o r de ellas el E sta d o co n v e rtid o en ú n ic o d u eñ o del cré d ito de acu erd o con el ensueño de D e Man? E sta ú ltim a crítica p erm ite ju z g a r la con sistencia de la so lu ció n idílica soñada por D e M an , q u ie n piensa q u e su p la n podría realizarse sin choques y sin catástrofes gra cias a u n acuerdo am igable entre obreros y clases m edias: esto es p u ra fan tasía, afirma N itti. L a ú nica h ip ó tesis p o sib le consiste en la solución v io le n ta . . . ¿D e M a n y sus discíp u lo s h a n pen sad o en lo s efectos que tal so lu ció n en g en d raría en u n p a ís que, por su e stru c tu ra económ ica y dem ográfica, n o pue de q u ed a r u n so lo m es aislado, sin perecer? E sta es la v isió n siniestra q u e deja en el es p ír itu del lecto r el análisis frío , penetrante e irrefu tab le de N itti.
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A ldo P echini.
HECHOSe IDEAS R EV ISTA
RA D ICA L
PUBLICACION MENSUAL DIRECTOR: E N R IQ U E E D U A R D O G A R C IA N’ 2
BUENOS AIRES
JUNIO 1935
Glosas p o lítica s Jfrígoycn La memoria imperecedera de Hipólito Yrigoyen ha merecido una vez más el cálido homenaje del alma simple y ardiente del pueblo de la República. Las multitudes argentinas, en una elevada manifestación de sentimiento y de fe, han refirmado los ideales civiles y humanos que durante cincuenta años fue ron profesados con inalterable devoción por Yrigoyen. Pretender sintetizar en breves líneas lo que ha significado en la evolución política argentina su per sonalidad, es una tarea superior a nuestras fuerzas. Todo un ciclo histórico, donde abundan por igual las trágicas alternativas y las apoteósicas consagra ciones, abarca la vida política del Jefe desaparecido. Con limpia ejecutoria de estadista, de revolucionario y de conductor se ciñó por dos veces la más alta investidura de la República. La obtuvo en medio de una teoría de anhelos nuevos y de bien definidas aspiraciones. En su recia figura de combatiente por la libertad, en su espíritu rebelde contra todas las impurezas, en su fe ardiente por un ideal civilizador y humano, y, sobre todo, por su conciencia rectilínea, Yrigoyen polarizó hasta el momento de expirar las inquietudes y los afanes renovadores de las masas oprimidas argentinas que aspiraban al amplio goce de todos sus derechos. Fue durante muchas décadas el incorruptible abanderado de la juventud y durante muchas generaciones, su ejemplo, su austeridad y abnegación conti nuarán iluminando las conciencias. Había en Yrigoyen una exacta comprensión del alma popular, un sentimiento profundo de la grandeza argentina y una línea ética de sinceridad y de justicia social. Asignó relieves preponderantes a los valores morales del pueblo argentino que lo impulsó, con todas sus fuerzas y vigor, a mantener encendida la llama del idealismo democrático contra el sensualismo que siempre caracterizaron a las llamadas clases gobernantes. Im primió a la naciente democracia argentina un contenido de guerra de pueblo contra una aristocracia fundada en el privilegio, al bregar con indomable te nacidad por el imperio de la soberanía popular. Convirtió en una realidad la igualdad civil y política facilitando la gravitación en los destinos del país a las categorías sociales colocadas hasta entonces al margen de todo derecho. Fue el más genuino forjador de la Democracia argentina y quien dotó al radicalismo de un contenido de elevada justicia social y de una conciencia política supe—
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rior. Fue, en suma, el severo depositario del sentimiento nacionalista y guar aian celoso de la dignidad nacional. Toda su existencia fué un sacrificio a la idea y un magnífico holocausto al bien colectivo, HECHOS E IDEAS se asocia a las solemnes celebraciones que en oca sión del segundo aniversario de su muerte ha tributado el pueblo argentino, al campeón de las libertades públicas y de la Democracia argentina.
La paz en el Chaco De todo el estrépito oficial producido últimamente en esta Capital, lo único que merece ser destacado es el provocado por el cese de las hostilidades entre Paraguay y Bolivia, El pueblo argentino, como el de toda América, se ha asociado espontánea y jubilosamente a la celebración de este acontecimien to, que devuelve la paz a dos países hermanos, después de una cruenta lucha de años con grandes pérdidas de vidas humanas y destrucción de cuantiosos bienes materiales. Sin embargo, lo que para algunos es el resultado de traba josas y afanosas negociaciones diplomáticas de las cancillerías, para nosotros la paz alcanzada es la resultante de un agotamiento de material humano y de la escasez de recursos económicos de los contendientes. Renacida la paz en Amé rica, vencidos los obstáculos que impedían una mutua comprensión entre am bos países, surge de este conflicto un interrogante: la necesidad perentoria de establecer y delimitar las responsabilidades. Subrayamos esta exigencia por que no es posible mantener en la ignorancia a los pueblos de América acerca de las causas reales que han determinado el conflicto guerrero. Se ha afirmado, con todos los caracteres de verosimilitud, que la existencia de poderosos in tereses internacionales no serían ajenos a la contienda, una de cuyas fases, la sangrienta, acaba de terminar. Los pueblos de América y particularmente los de Paraguay y Bolivia, están interesados en que se descorra el velo que oculta la verdad. Por lo demás, así lo reclama el decoro y la dignidad de toda Amé rica. No bastan los tratados y las ceremonias protocolares para asegurar la paz; son necesarias una comunidad de sentimientos y una unidad de miras continentales que surjan de una identificación de los intereses materiales de las naciones del Centro y Sudamérica para alcanzar una paz duradera y fecun da. Pero, para ello, es menester conocer las causas y fines de ese conflicto san griento y la naturaleza de las presiones o influencias extrañas que han actuado entre bambalinas. El pueblo argentino, identificado con el apostolado pacifista que siem pre han profesado y practicado los gobiernos radicales, no puede menos que acoger con regocijo este primer paso dado hacia la pacificación de América. T anto más cuanto ello confirma, por otra parte, el hecho histórico que la gra vitación argentina en la armonía continental ha sido siempre enaltecida por todos los pueblos de América; armonía que nunca ha estado mejor garantiza da y asegurada su efectividad que durante los gobiernos de Yrigoyen y Alvear. Y nunca la armonía continental ha sido más endeble y menos sincera que cuan do el radicalismo cesó de gravitar en los destinos del país y los pueblos de América eran presa de gobiernos tiránicos. Sin suscitar suspicacias ni recelos con presuntos sueños hegemónicos, sin espectaculares declamaciones, sin pactos.
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pacifistas de proyecciones universales y sin posturas catedráticas, el radicalismo consolidó y afianzó la Paz de América sobre las bases del sagrado respeto de las soberanías nacionales, inspirándose en el pensamiento emancipador de los forjadores de la independencia americana. Volviendo hacia las clásicas fuen tes de la emancipación argentina y sudamericana es como los gobernantes ac tuales hallarán las sabias inspiraciones para garantizar los principios de liber tad, sin los cuales la vida autónoma, la paz y el bienestar de las naciones de este continente serán un mito.
Sanción que se imponía Interpretando el anhelo común del radicalismo del país, el Comité Nacio nal ha dispuesto la disolución de la Convención de la Capital. Las razones que han motivado la adopción de tan extrema y justificada medida son de masiado notorias para que las puntualicemos. Bástenos señalar la circunstan cia que ese organismo estaba funcíonalmente incapacitado para llenar las exi gencias estatutarias más elementales. El estado permanente de perturbación en que se debatía, como consecuencia de una lucha intestina inferior, constituía un serio desmedro moral para el radicalismo que lo inhabilitaba para orientar y representar al partido en el distrito de la Capital. Otra de las causas que jus tifican la medida adoptada, es la deficiencia de orden orgánico que adolece su organización y lo que hace aún más justificada su disolución. De ahí, pues, que la alta representación del Partido, el Comité Nacional, respondiendo a una exigencia del radicalismo de la República, con juicio sereno y madura reflexión, se haya visto precisado a adoptar una medida saludable, que no sólo salva su autoridad, que debe ser indiscutida, sino que echa las bases para una nueva reconstrucción de la Convención de la Capital, conforme a las exigencias del momento. Abrigamos la confianza que el nuevo organismo que surja es tará más capacitado y su acción más eficiente para afrontar con clara noción de su responsabilidad las contingencias de las luchas futuras. Por otra parte la medida dictada por el Comité Nacional robustece y acrecienta la confianza que la masa partidaria tiene depositada en él, al velar por las sanas normas demo cráticas sin reparar en las medidas enérgicas cuando ellas se hacen necesarias. No sólo el radicalismo de la capital ha acogido con muestras inequívocas de entusiasmo la decisión del alto organismo partidario que viene a librarle de una molesta pesadilla, sino también el radicalismo de la República, empeñado como está en reforzar con encomiable esfuerzo los cuadros partidarios para las luchas que se avecinan, la aplauden sin reticencias porque ella contribuye a sal var los prestigios morales del radicalismo. A las numerosas adhesiones y demos traciones de solidaridad que le han sido justicieramente testimoniadas al Comité Nacional agregamos, modestamente, la nuestra.
Una conferencia mas Con la misma solemnidad con que fuera inaugurada la Conferencia Co mercial Panamericana, clausuró sus sesiones. Si escasa fue la espectativa des pertada en el momento de su apertura, no menor ha sido al dar por terminadas
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sus tarcas. Demasiadas conferencias y congresos internacionales de toda índole se han celebrado en el mundo, sin que ninguno de ellos surtiera los frutos apetecidos, para que los pueblos americanos hayan fincado mayores esperanzas en el que acaba de realizarse. Cuando más habrá servido para estrechar víncu los amistosos entre los elencos gubernativos americanos dentro, siempre, de las consabidas fórmulas convencionales. No se crea que ello ha sido debido a la ausencia de problemas comunes que interesan a los países hispano-amerícanos. Por el contrario: ningún continente posee problemas de una naturaleza tan común e íntima como éste. No sólo existe un nexo espiritual que vincula a los pueblos de América latina, que arranca de su propio origen y de su común cultura, sino que preocupan problemas de índole material que se relacionan con la soberanía de las Naciones que integran parte de este continente, y que debiera haber impulsado a los círculos dominantes a adoptar comunes posicio nes de defensa. Sin embargo, los representantes de 21 países americanos duran te veinte días de sesiones, han creído más oportuno producir 61 "recomenda ciones” y "declaraciones” que no entrañan ni siquiera una remota posibilidad concreta de realización. En realidad se trata de simples y cómodas expresiones de anhelos que no comprometen a nadie. Ningún problema de intereses gene rales para los pueblos de Hispano-América ha sido abordado con valentía. Pues es de suponer qúe no se considerarán problemas trascendentales para el porvenir de los pueblos americanos tratar sobre el "régimen sanitario para el tránsito de vegetales”, "fomento turístico”, "cheques para viajeros” , "parques nacionales”, "giros postales” , etc., etc. Por lo demás, ni siquiera se ha podido escuchar en esta ocasión expresio nes de profundo sentido americanista, como fué dable escuchar en la Confe rencia celebrada en Montevideo y que constituyeron un valiente estimulante pa ra tonificar a los que aún creen que los pueblos hispano-americanos pueden y deben llenar históricamente una función autonómica y libre de todo tutelaje ex tranjero. Ni siquiera fueron pronunciadas palabras aleccionadoras, aunque de un sabor irónico como las que el: entonces presidente de los| Estados Unidos, Wilson, dirigiera a los delegados del Centro y Sud América en ocasión de inaugu rarse el Congreso Comercial del Sur, en Mobila (Alabam a). "Hay una cosa especial — decía Wilson— en la historia de los países hispano-americanos, de que estoy seguro que éstos se dan cuenta cabal. Habéis oído» hablar de "con cesiones” otorgadas a los capitalistas extranjeros en la América Española. Ja más oiréis hablar de concesiones a capitalistas extranjeros en los Estados Uni dos. A ellos no se les otorgan aquí concesiones: lo que se hace es invitarles a invertir su capital. El trabajo es nuestro, si bien le damos una franca acogida al capital que invierten en él. Nosotros no les pedimos que suministren el ca pital y hagan el trabajo. Es una invitación, no un privilegio; y las naciones que, en virtud de estar fuera del campo principal de las empresas y actividades modernas, se ven obligadas a otorgar esas concesiones, están expuestas a que los capitalistas extranjeros dominen acaso en sus asuntos domésticos: una condición nacional que siempre es peligrosa y que puede llegar a ser intole rable.” Palabras sabias y oportunas que debieron ser pronunciadas en la Conferen cia Comercial Panamericana como una refirmación del pensamiento ameri canista!
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Fallo arbitrario Un decreto de un gobierno inconstitucional que se singularizó por su des precio a las leyes y a las formas jurídicas que regulan el desempeño de las ins tituciones, ha sido temerariamente exhumado por un juez en lo Federal, para desconocerle personería como entidad política a la Unión Cívica Radical de la Capital. Tal acontecimiento que más que asombro causó estupor, debe interpretar se como una nueva arbitrariedad, que se suma a las que el radicalismo viene soportando desde el 6 de septiembre a la fecha. Y lo más asombroso de este fa llo no se circunscribe única y exclusivamente a la pretendida exclusión del ra dicalismo metropolitano de las actividades políticas, sino a la peregrina doctri na sustentada, que toma como fundamento legal a lo que está viciado de ilega lidad y pretende fijar jurisprudencia sobre lo que no tiene asidero jurídico, por más que el mencionado decreto no haya sido observado por ninguno de los partidos políticos. Por poco que se ahonde en el mismo fallo, se ve claramente, que el propio juez no le atribuye mayor valor al decreto esgrimido, por cuanto de ajustarse a su estricto cumplimiento, tendría que haber condenado a la dispersión al radicalismo metropolitano, cosa que no se ha atrevido a disponer, ya que lo incita a “encuadrarse dentro de los términos del mismo” . Resulta sencillamente absurdo pretender negar personería a una entidad política escudándose en una disposición gubernativa cuya fuerza legal es do blemente nula: en primer término, porque proviene de una autoridad de “fac to”, constituida al margen de todo respeto por las normas constitucionales y cuyo surgimiento no respondió a otra finalidad que la de destruir al partido al cual se pretende negar personería y, además, porque un decreto de carácter administrativo no puede legislar sobre hechos que sólo son de competencia exclusiva del Congreso. Pero lo que resulta paradojal de esta exigencia judi cial, es cuando se pretende negar personería a un partido político que actúa en el orden nacional, en representación de intereses puramente del país, con sus organismos' legítimamente constituidos y con hombres a su frente que han acre ditado responsabilidad moral y política indiscutibles. Sin embargo núcleos facciosos de esta capital, que responden a intereses circunstanciales, y cuyos elementos directivos están integrados por adversarios políticos e irresponsa bles, gozan de esa precaria personería judicial. Por lo demás entendemos que la única autoridad habilitante — no me diando disposiciones legales emanadas por cuerpos responsables como el Con greso— para conceder personería, no ya jurídica sino política, es aquélla que emerge del pueblo de la República. Y no creemos que exista alguien que pue da negar que la personería de que goza a este respecto el radicalismo excede en mucho a la de los demás partidos políticos. Negar, pues, personería a la Unión Cívica Radical, valiéndose de argucias pseudo-legales viciadas de nulidad, es desconocer la evidencia: que el radicalismo es la única entidad política nacio nal que con justicia puede jactarse de tener personería. La justicia federal que no siempre se ciñe al rigor de/ la letra de los textos legales, bien pudo tener en
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cuenta en esta ocasión un hecho que no puede desconocerse y olvidar por un instante disposiciones que están invalidadas por el carácter arbitrario de su contenido.
El Gobierno Radical de Entre R íos Con los auspicios de la Unión Cívica Radical se ha constituido el nuevo gobierno de Entre Ríos presidido por el Dr. Eduardo Tibilettí, después de una memorable consagración popular que en su hora cobró amplias repercusiones en el escenario político nacional. Al cabo de cinco años de austero y honroso aislamiento, de fáciles críticas y sutiles ironías, el radicalismo ofrece al país su primer gobierno, el cual surge investido de grandes responsabilidades. Cir cundado de enemigos ocultos y declarados, con un poder central desafecto, por sus orientaciones y orígenes, el cual no trepidará en trabar su normal funcio namiento mediante la sorda hostilidad de sus funcionarios más encumbrados. Será una nueva prueba a la cual pretenderán someter al radicalismo las fuerzas regresivas que maniobran en la sombra, pero nos alienta la fe y el optimismo que la Unión Cívica Radical saldrá dé cada peligro a que se le exponga, reno vada en su conciencia y en las costumbres, apagadas las antiguas divisiones y con el espíritu puesto al servicio del perfeccionamiento de nuestras institucio nes. Preparado para cimentarse en las pruebas de una política seriamente de mocrática, de esa democracia que vive y se alimenta de la libertad y la toleran cia, de la justicia y de la responsabilidad, el gobierno radical del Dr. Tibiletti constituirá la mejor y más segura garantía de orden y de respeto para todos los derechos ciudadanos. El nuevo gobierno tiene en materia administrativa e institucional las hue llas trazadas por su predecesor, el cual no sólo se ha acreditado como uno de los más ejemplares de la República sino también como un gobierno regular y respetuoso de los derechos ciudadanos. Las inquietudes renovadoras y cons tructivas que alientan al nuevo gobierno tendrán ocasión propicia para mate rializarse, asegurando la extensión de iniciativas, como la colonización agrí cola, cuya amplia realización basta para consagrarlo. Fortalecido por una efec tiva base popular que lo sustenta, está en condiciones privilegiadas para aco meter una obra proficua en favor de los intereses de la altiva provincia y de^ consolidación de las bases democráticas del Estado. No obstante las naturales dificultades que se le opondrán, abrigamos la certidumbre que el nuevo gobier no que se inicia sabrá superarlas con energía y responsabilidad, prestigiando así al radicalismo y a los hombres que han asumido la ardua tarea de una recons trucción pacífica y ordenada de todos los cimientos de nuestra nacionalidad.
El capital monopolista El debate suscitado alrededor del comercio de carnes y el hondo malestar agrario que reina en las zonas maiceras del país, han puesto en evidencia que las fuentes vitales de la vida económica de la Nación, la ganadería y la agrí-
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cultura, se encuentran sometidas al arbitrio incontrolable del capital mono polista extranjero. Si a esto se añade que otraá ramas no menos importantes de la producción, como los transportes, luz, etc., se encuentran en condiciones análogas, el cuadro que presenta la economía del país no puede ser más des consolador. Desde la tribuna parlamentaria ha sido patentizada la caracte rística agresiva y absorbente de los monopolios que actúan en el terreno de la economía, amparados y protegidas por los poderes. La opinión pública ha po dido comprobar que la ganadería se halla virtualmente en ruinas a consecuen cia de dos factores esenciales: la acción extorsiva de un monopolio extranjero y la criminal tolerancia de un gobierno que le dispensa toda clase de privilegios. Este monopolio no sólo alcanza, como podría suponerse, a la industrialización y venta de las carnes destinadas a la exportación, sino que sus tentáculos han empezado a extenderse al mercado interno amenazando con la ruina inminente de un importante sector de la producción y del comercio afines sin que se haya adoptado medida alguna para impedirlo. Además se han puntualizado hechos graves que revelan la desmedida protección oficial que ha llegado hasta los extremos de desgravar de impuestos a los frigoríficos y otorgársele privilegios para la obtención de divisas; se han denunciado defraudaciones al fisco con la complacencia de altos funcionarios; se han registrado beneficios cuantiosos o b tenidos por los frigoríficos que ascienden a muchas decenas de millones, extraí dos a costa del productor argentino; se ha probado que las informaciones es tadísticas oficiales están viciadas de falsedad para encubrir deliberadamente la expoliación monopolista; se ha desacreditado oficialmente a las industrias ar gentinas; se ha obstruido el fomento de las cooperativas cuyas difusión habría permitido quebrar el monopolio imperante; se han ocultado los costos de producción; se ha evidenciado además que una entidad surgida para controlar el comercio de carnes, como la Junta Nacional de Carnes, está convertida en un organismo que conspira contra los intereses de los ganaderos argentinos, y por último, se han denunciado abogados que al tiempo que son militantes políti cos y profesan un ' 'nacionalismo” frenético, están al servicio de empresas que atenían contra los intereses del país. Tales son a grandes rasgos las desalenta doras comprobaciones que ofrece la situación actual de una de las principales fuentes de nuestra riqueza nacional. *
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Frente a esta perfecta y siniestra conjuración de intereses que lesionan las bases mismas de nuestra independencia económica y afecta el decoro de la N a ción, las fuerzas productivas se debaten en medio de la impotencia, careciendo del amparo y protección que merecen. El Estado, que por su naturaleza debie ra velar por los intereses generales, se ha convertido, en cambio, en un instru mento dócil y obsecuente de las oligarquías propias y extrañas, limitándose a simular una aparente defensa de la producción nacional, mediante la ampli ficación espasmódica de sus facultades y de su fuerza burocrática en perjuicio de las energías productoras del país. Necesariamente nuestra estructura política y económica con las formaciones monopolistas que se están creando — hasta ayer a! amparo de los gobiernos radicales se caracterizó por sus francas tendencias a la democratización de las fuentes de la riqueza nacional permitiendo el fácil ac
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ceso a todos los hombres de trabajo sin distingos ni privilegios— tendrá que experimentar los efectos del régimen excluyente de los monopolios. La propa gación de estos en el terreno de la economía exigen para su desenvolvimiento garantías y condiciones propicias que sólo puede concedérsela un determinado régimen político. ¿Qué será de nuestro régimen institucional, de las libertades públicas, de los derechos ciudadanos si el patrimonio de la riqueza nacional y privada se transfiere a las combinaciones monopolistas extranjeras? Mientras no se libere a la economía argentina de las influencias extrañas que la deforman, es incuestionable que toda nuestra organización política y social ofrecerá los caracteres precarios e inestables que caracteriza a los países cuya economía está concentrada por el capital extranjero. No se concibe un régimen democrático, con instituciones libres, si a ello no corresponde una organización económica adecuada que permita el libre desenvolvimiento, sin trabas ni limitaciones esta tales, de todas las actividades creadoras. Los monopolios extranjeros han sido justamente definidos como las avanzadas del imperialismo y éste, a su vez, significa para los países sometidos bajo su férula la servidumbre, la miseria y la pérdida de la. paz interior. Ejemplos de éstos abundan en el Centro y Sudamérica. El mejor amparo de sus intereses que siempre han encontrado los monopolios capitalistas extranjeros ha sido en los países cuyos gobiernos, tras la máscara de ' ‘fuertes", han necesitado alimentarse con la ayuda financiera proveniente del exterior. Son demasiado elocuentes los ejemplos que ofrece América. Ibáñez en Chile; Leguía y Sánchez Cerro en Perú; Siles en Bolivia; Machado en Cuba; Gómez en Venezuela, etc., etc., han sido quienes "patrió ticamente" hipotecaron el porvenir de esos países entregando las fuentes natura les de su riqueza al monopolio extranjero, a cambio de una liberalidad ilimi tada de créditos, para luego caer sin gloria cuando los consorcios financie ros, a consecuencia de la crisis del 1929, se vieron impedidos de continuar alimentándolos. Nuestro país tampoco ha podido substraerse a este proceso; la mejor y más exacta caracterización de este período post-setembrino es pre cisamente el recrudecimiento de una penetración del capital monopolista, agre sivo y absorbente, secundado por una oligarquía política nacional que se precia con jactancia de ser la depositaría de la dignidad nacional. Sin dejarnos seducir por las especulaciones demagógicas de los extre mismos, que se deleitan recomendando soluciones catastróficas frente a estos problemas, juzgamos que dentro de la órbita constitucional y jurídica actual existen los remedios para impedir que el país se convierta, gradual y progresi vamente, en una factoría extranjera. Pero para ello se necesitan gobiernos cu yos funcionarios no subordinen esas soluciones a las posibles alternativas de la política comercial exterior del Reino Unido — aludimos a las audaces de claraciones ministeriales— sino consultando los intereses nacionales. Para aco meter una obra de esta naturaleza y magnitud, que angustiosamente demanda el país, no serán ciertamente ios gobiernos "fuertes", con la deleznable "base de sustentación" que poseen, quienes la realizarán, sino un gobierno que sea la expresión genuina de la voluntad popular. No abrigamos ninguna animad versión hacia el capital extranjero; antes bien, creemos que su inversión debe ser estimulada por* cuanto constituye un factor inseparable de nuestro progreso, pe ro a condición que ello no suponga el otorgamiento de privilegios que socaven
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las bases efectivas de la soberanía nacional y entrañen, por consiguiente, un peligro para las instituciones. Y en el caso particular del comercio de la carne se ha sugerido una solu ción que consulta ampliamente los intereses de los productores argentinos; el monopolio del comercio exterior por parte del Estado dejando la industriali zación del producto a cooperativas o entidades autónomas compuestas de ca pital privado argentino. Este principio que ha tenido parcialmente un principio de ejecución durante los gobiernos radicales en cuanto a la explotación petrolí fera, aporta en esta ocasión una experiencia aleccionadora digna de ser imitada. Pero, según lo ha anticipado el Ministro de Agricultura, el monopolio es tatal sería absurdo. . . porque contrastaría con las orientaciones políticas del Reino Unido. Sin embargo creemos que sólo un gobierno lo suficientemente fuerte en cuanto a su base popular, será capaz de no dejarse seducir por el ali ciente extranjero y lo suficientemente nacionalista para no reparar en las exi gencias de las potencias extranjeras.
£1 Gobierno contra los agricultores Les agricultores de una vasta zona del país se encuentran agitados ante la negativa oficial a elevar el precio básico del maíz a $ 6 .— . En alegatos bien fundamentados se ha probado que el precio existente de $ 4.40 no es remune rados a las serenas peticiones formuladas por los trabajadores de la tierra, la Junta Reguladora de Granos — otra de las tantas entidades parasitarias anexa das al Ministerio de Agricultura— las ha desestimado, después de haberlas ca lificado de “demagógicas” , aduciendo que la producción mundial de ese cereal excede en mucho al consumo, razón por la cual no procede una elevación de precios. No obstante habérsele significado que la Argentina es la única fuente de producción y abastecimiento de maíz que suple en estos momentos las ne cesidades del consumo mundial, lo que le permite gravitar en la fijación de los precios, el Ministro de Agricultura, por intermedio de la Junta Reguladora de Granos, ha creído más “patriótico” y beneficioso para los intereses del país, consultar antes las exigencias de las compañías que monopolizan el comercio exterior de cereales y dominan los mercados extranjeros. A las argucias oficiales los agricultores han probado fehacientemente que las cifras estadísticas invocadas no reflejan la verdad. Además se ha señalado que el precio básico de $ 4.40 puesto en dársena — que representa un promedio de $ 3.00 para el agricultor— no alcanzá a cubrir el costo de producción. De tal suerte ante una empecinada negativa oficial a satisfacer las necesidades de nuestros campos, los agriculto res, impelidos por un principio de conservación, están resueltos a no entregar el maíz sino al precio básico de $ 6.00. El gobierno, por su, parte, seguro de su fuerza y de su capacidad de resistencia, espera vencer por el hambre a los agricultores. Coinciden en este criminal intento las grandes compañías ex portadoras que monopolizan di comercio de cereales, ligadas, como es notorio, a la Junta Reguladora de Granos, que equivale decir el Ministerio de Agricultu ra, Mientras tanto los agricultores argentinos, confiados en la justicia de la
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causa que sostienen y que el pueblo de la República los secunda con su sim patía, se han cruzado de brazos. ^ Una vez más se pone en evidencia que las actuales orientaciones econó micas del gobierno y los-íntereses dominantes en él, están en abierta oposición con los intereses generales del país. En efecto: hasta una época reciente, eí agricultor argentino consideraba los elevados arrendamientos como uno de los factores más serios que le impedían obtener una justa remuneración de sus productos; hoy, lejos de verse aligerado de esta carga que durante los períodos de prosperidad gravitaban sobre el costo de producción, ha visto surgir nuevos elementos que conspiran contra sus intereses. Se suman a los elevados arrenda mientos, las cargas que involucran la ingerencia del Estado en la pretendida protección de la agricultura que sólo ha servido de pretexto para allegarse recursos fiscales. Actualmente el agricultor' argentino no sólo es explotado por los grandes terratenientes, cómodamente guarecidos en la Junta Reguladora de Granos, sino también por el Estado y por las Compañías exportadoras. En ua estudio reciente dado a la publicidad se establece que el productor agrícola es víctima de una expoliación que, traducida en cifras, significa: el 28.7 % del valor del producto lo absorben los fletes ferroviarios; el 24 °/o la utilidad lí quida lo obtiene el gobierno de la Nación con I05 cambios; del 28 al 32 % lo recibe el propietario del campo y el fisco provincial y sólo el 15 % pertenece al productor. De lo que se infiere que entre las compañías extranjeras, el Es tado y los arrendatarios, forman una conjuración de voraces succionadores de las energías de la Nación, cuyas víctimas propiciatorias son, en primer término, los agricultores y luego los ganaderos argentinos.
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Los Sofism as deI
Banco Central P O R
LUIS ROQUE GONDRA I El estudio de las teorías con las cuales se trata de explicar cómo actúa el sistema bancario, por el trámite del llamado Banco Central, sobre la producción industrial y la actividad comercial, — teorías en las cuales, consciente o incons cientemente, se inspiran todos los proyectistas— , conduce lógicamente a consi derar los fenómenos dinámicos de la moneda, el crédito, la industria y el comer cio, vale decir, al estudio de las fluctuaciones económicas* “Podemos, dice Vilfredo Pareto, con un propósito de análisis considerar ciertos estados económicos medios, del mismo modo que consideramos el ni vel medio de las aguas del océano; pero aquéllos no son sino simples concep tos, privados todos ellos de existencia real* Las ondas y las mareas agitan sin cesar la superficie del océano; y así, movimientos ondulatorios de toda suerte agitan el agregado económico" (1)* Las ondas serían en este agregado los movimientos oscilatorios parciales, que resultan forzosamente de la falta de adaptación exacta entre la demanda y la oferta, esto es, entre el consumo y la producción que por fuerza lo precede; las mareas, las grandes crisis generales y periódicas, con sus dos fases de ascenso y descenso, de prosperidad y depresión, que algunos prefieren hoy denominar conjuntura económica y también ciclo económico ( 2 ). En general, los movimientos de los fenómenos sociales tienen lugar en forma ondulada. La crisis general, sobre la que influyen factores psicológicos y sociales, es, pues, una variante o caso particular, que no excluye, sino que, por el contrario, supone movimientos de amplitud mucho mayor (movimientos seculares, y también milenarios, probablemente); o de amplitud mucho me nor: anuales, estacionales, etc* El ciclo diario depende del hecho que ei hombre duerme de noche, se1 (1) (2)
V. Pareto, Cours d’economie politiqne, yol. II, núm. 927. L. R, Gondra, Elementos de Economía Política, núia. 51 £.
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dirige al trabajo y come a horas determinadas. El ciclo semanal depende de la media fiesta del sábado y de la fiesta del domingo. El ciclo estacional a su vez depende con frecuencia del efecto conjunto de varias causas, de una combinación del clima y de las costumbres. Las personas no llevan los mismos vestidos en junio y en diciembre. Los efectos de tales fluctuaciones dependen en parte de su extensión y en parte de su regularidad y de la posibilidad de preverlos, no sólo en cuanto al tiempo, pero también en cuanto aj la calidad de los bienes y servicios que serán demandados. Si se trata de productos típicos o de serie, el productor prepara su provisión durante la estación muerta. Si no fuese por esta posibilidad, dice Clark, la demanda de juguetes y otros obse quios sería una calamidad industrial; y los Reyes Magos, más que santos pa tronos, una maldición para la humanidad (3 ). II La crisis general es, esencialmente, un fenómeno de los tiempos contem poráneos. Los escritores de otras edades no la conocieron con los caracteres típicos de la variación cíclica. No ignoraban las fluctuaciones de la actividad económica ni, en general, la forma ondulada de los movimientos sociales; pero no advirtieron la periodicidad de las crisis generales (4 ). Aunque sólo disponemos de estadísticas deficientes o imperfectas para tiempos anteriores al siglo XIX, numerosos documentos nos permiten saber que la formación y la afluencia del ahorro a la producción y al comercio, que constituyen uno de los factores más importantes de la crisis general, eran en tonces elementos accesorios de la actividad económica. La población relativa mente exigua, el desarrollo incipiente de la producción industrial y el aisla miento de la política mercantilista, — proteccionismo extremo a cuya barbarie retrocede hoy el mundo,— limitaban a términos mezquinos la transformación del ahorro en capital industrial y comercial. En las demandas de crédito prevalecían probablemente los préstamos usurarios de consumo sobre los préstamos productivos. Los banqueros y ahorradores o rentistas aprovechaban las angustias financieras, el desorden y los despilfarros de las casas reales y señoriales. Fueras del comercio internacional (expuesto a grandes percances y quebrantos, por la inseguridad de los mares y las dificultades naturales de una navegación lentísima), y del crecimiento de la deuda pública, las oportunidades de la inversión productiva del ahorro son contadas y de muy poca importancia. Debe, pues,; invertirse, casi de necesidad, en la compra de acciones de compañías privilegiadas que explotan, como mono polio, el tráfico de países lejanos, y en la especulación sobre fondos públicos, motivando con frecuencia operaciones arriesgadas y temerarias, como la lla mada crisis de los tulipanes en Holanda (1637), el sistema! de Law en Fran (3) G. M. Clark, Studi sull’economia dei costi coatanti, cap. VIII, pg. 2. Nuova Collana di economisti, vol. V, págs. 255 y sigs. (4) Cf. B. Crocc, La filosofía di Giambattista Vico, págs. 123-124. J. Grizziotti-Kretschmann, Ricerche sulle fluttuazioni ecenomicbe di lunga durara, Giornale degli economisti, julio, 1933.
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cia, bajo la Regencia (1716) y el escamoteo financiero de la South Sea Company en Inglaterra (1720) (5). Ciertas actividades económicas no se substraían a las alternativas de la fluctuación; pero ésta sólo se hacía sentir en zonas muy limitadas. La masa de la población no sentía sus efectos, ni soportaba otras oscilaciones que las ocasio nales de la guerra, de la tiranía real o señorial y de los agentes naturales, como sequías, inundaciones, malas cosechas, epidemias, etc. Y estas oscilaciones, más que ciclos económicos, eran crisis de miseria o de pauperismo, algo así como formas larvadas, rudimentarias, de la crisis propiamente dicha ( 6 ). III Lo que embrolla y obscurece la explicación de la crisis general es la con fusión frecuente entre causas e interdependencia de los fenómenos económicos, de donde nacen las explicaciones erróneas o fragmentarias. Si dos fenómenos, A y B son interdependientes, lo único que podemos afirmar es que a toda variación de A corresponderá una variación de B; y recíprocamente. Pero de tal afirmación no se deduce que A sea la causa de B; ni que B sea la causa de A. "Las funciones de nutrición de los animales se ha llan en relación muy estrecha con las formas orgánicas de los mismos, a tal punto que los dientes de un animal fósil nos permiten conocer cómo se ali mentaba. Mas no se puede decir que las funciones de nutrición sean la causa de las formas orgánicas. . . Decir que el león es feroz porque se sustenta de pre sas, es verdad en parte, pero no más verídico que se sustenta de presas porque es feroz. En realidad no hay aquí una relación de causa y efecto, sino una re lación de interdependencia" (7 ). En un conjunto de fenómenos económicos y psicológicos y de otros fe nómenos sociales, vinculados entre sí mediante relaciones de interdependencia, tómase uno de ellos, más o menos arbitrariamente, como si fuese la causa úni ca de la crisis. Así se dice, por ejemplo, que ésta resulta de un exceso de consumo o de un exceso de producción; o bien, de la inmovilización excesiva de capitales o de abusos del crédito. Tales maneras de considerar los fenómenos son erró neas, porque toman la parte por el todo, el detalle por el conjunto. No puede ser aceptada por buena una teoría de la crisis, dice E. Barone, si sólo consigue explicar los que se han denominado movimientos oscilatorios parciales; porque el fenómeno de la crisis no depende únicamente de la exis tencia de aquellos movimientos que, en la actividad económica, lejos de ser ex cepcionales, constituyen la regla ( 8 ). Depende del hecho que muchos movi mientos oscilatorios parciales se desarrollan simultáneamente y en el mismo sentido. (5) (6) (7) (8)
Gondra, op. cít., ibíd. Gondra, op. cit., ibíd. Pareto, Proemio, Biblioteca di Storia Económica, vol. I, pág. XIII, Milán, 1903. Gondra, Elementos, núm. 512.
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Las teorías corrientes se pueden agrupar así: 1) teorías que buscan la ex plicación de la crisis en fenómenos naturales; 2 ) teorías que la buscan en fe nómenos de distribución; 3) teorías que la buscan en fenómenos de circu lación (9). IV Las teorías del tercer grupo atribuyen, como acaba de decirse, la crisis a fenómenos de circulación monetaria. En 1810 señalaba ya David Ricardo las causas de la depreciación de los billetes y las consecuencias funestas de un exceso de emisión de los mismos. 4'La depreciación actual de los billetes de banco, es cribía, ha sido provocada por las emisiones excesivas del Banco [de Inglaterra] ” (10). En sus encuestas de 1832 y 1840 Jones Loyd (Lord Overstone) des arrolló esta teoría, tomando como ejemplo las crisis de 1825 y 1837. Según Loyd, esas crisis habían sido provocadas por el exceso en la emisión de los bi lletes de banco. Esta teoría inspiró poco después, en 1844, por iniciativa de Sir Robert Peel, la reforma de la ley orgánica del Banco de Inglaterra, que puso un límite a la emisión de aquellos billetes a cambio de títulos de crédito. Las crisis de 1847, 1857, 1864 y 1873 demostraron la insuficiencia de la teoría y la ineficacia, en este sentido, de la reforma. "La teoría monetaria de la crisis, dice Foá, es un fénix singular de nues tra ciencia, que, varias veces consumido por un riguroso análisis crítico, resurge siempre intacto de sus propias cenizas . . . ofrece, sin embargo, la ventaja de una tentativa de síntesis que tengo por infinitamente sugestiva, aunque de vez en cuando el resultado deba estimarse por incompleto o insuficiente. Esa tentati va de síntesis (agrega) es especialmente visible en algunas modernas versiones de la teoría monetaria del ciclo, las cuales se destacan de las precedentes y de otras contemporáneas, en cuanto no implican la reducción de todas las causas de la crisis a una causa única y fundamental, sino que intentan contemplar todas las causas desde un solo ángulo visual, y fundir las relaciones fundamentales de producción y distribución que son como su cimiento en los términos mone tarios que forman su vestidura" ( H ) . Tales son las versiones ingeniosísimas que de este tipo de teorías dan los economistas ingleses D. H. Robertson y J. M. Keynes. Robertson distingue el ahorro improductivo, cuya forma principal es la transferencia de poder adquisitivo al Estado, esto es, la inversión del ahorro en títulos de la deuda pública, del ahorro productivo, que comprende clases, a sa ber: ahorro espontáneo (spontaneous lacking), que corresponde a la noción tradicional, corriente, del ahorro, entendido como diferencia entre rédito mo netario y gasto de consumo; ahorro automático, esto es, ahorro forzado, que resulta de la inflación monetaria o exceso de emisión de billetes y de la expan sión o exceso del crédito ban-cario, con transferencia consiguiente de poder*1 (9) Gondra, Elementos, núm.. 528. (10) Gondra. Elementos, núm. 529. (11) B. Foá, Recenti teorie monetarie del ciclo, Giornale degli economisti, diciembre, 1931.
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adquisitivo o poder de consumo, de persona a persona y de grupo a grupo (automatic lacking) ; y, por último, ahorro inducido, que tiene lugar cuando, a raíz de haber disminuido el poder adquisitivo de la moneda, por exceso de emisión de billetes y de crédito y consiguiente alza de los precios, los empresarios dis minuyen la producción, para restablecer una justa proporción entre el valor de la cantidad producida y el de los stocks o disponibles existentes (induced lackíng) ( 1 2 ) \
Estas distinciones, demasiado sutiles, no tienen otro fin que explicar las aceleraciones y retardos sucesivos de los ciclos de la producción, de los cuales, las variaciones de los stocks o disponibles son, a juicio del autor, uno de los índices más significativos» En rigor sólo dan nuevos nombres a conceptos har to familiares de las viejas teorías monetarias» Sabemos, en efecto, desde los tiempos de David Ricardo, que el abuso de las emisiones de billetes inconverti bles origina un alza general de los precios, que repercute de distinta manera sobre los individuos, favoreciendo a unos y perjudicando a otros. Los individuos perjudicados por el abuso de la emisión, que hoy se de nomina inflación monetaria, por hallarse ahora más pobres, se ven forzados a reducir sus consumos y a redistribuir sus réditos monetarios, a fin de adaptar los al nuevo estado de pobreza que la inflación les crea. Los favorecidos, en cambio, aumentan sus consumos y, por esto mismo, contribuyen a estimular el movimiento del alza, en otros términos, redistribuyen también sus réditos mo netarios, adaptándolos al nuevo estado de riqueza con que la inflación les fa vorece. Todos los que tienen réditos monetarios fijos, rentistas, empleados, cier tas categorías de trabajadores, vendedores sujetos a contrato, etc., se ven per judicados por la inflación y consiguiente alza de los precios. Por el contrario, todos aquéllos que tienen réditos monetarios variables, empresarios, industria les, comerciantes, deudores, etc., se ven beneficiados por ella. Si el fenómeno se contempla del punto de mira de la producción y repar tición del dividendo nacional, como lo hacían los viejos economistas, habla mos, como ellos, de redistribución de dicho dividendo, esto es, de variación de los réditos monetarios individuales en que aquél se descompone. Si se le contempla del punto de mira del consumo, hablamos, como Robertson y, en general, como todos los adeptos de las nuevas teorías del crédito y la moneda, de redistribución o transferencias de consumos de individuo a individuo, y de grupo a grupo: nombres que ahora damos, según la nomenclatura de moda, a lo que los viejos economistas llamaban redistribución de los réditos mofnetarios, que todos los individuos efectúan: unos, forzados por la inflación, desde que se ven más pobres (es el Erzwungenes Sparen de Schumpeter y el automatic lacking de Robertson), otros, favorecidos por ella. El mismo fenómeno se produciría de inmediato, si el gobierno, por un acto arbitrario, quitase a unos individuos una parte dq sus réditos monetarios, (12) D. H. Robertson, Banking polícy and the price level, págs. 44-45, Londres, 1926. Cr* Robertson, Theories of banking polícy, Económica, vol. V1JI, 1928, pág. 134. Foá, op. cit., ibid.
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y la distribuyera entre otros individuos. Los primeros se verían forzados a dis minuir, sus consumos, esto es, se verían sometidos a un proceso de ahorro forza do o automatic lacking. Los otros, en cambio, los favorecidos por la distribu ción, podrían aumentar los suyos. En suma, el gobierno habría operado una transferencia forzada de consumos o de poder adquisitivo. Hay, según Robertson, aumentos deseables de la producción. El siste ma bancario, esto es, el conjunto de los bancos comerciales, debe, pues, por el trámite del banco central, aparejar el aumento de crédito y medio circulante capaz de provocar aquellos aumentos. Pero el descenso de la producción no siempre es un mal. Unos y otros, sin embargo, aumentos y disminuciones, se tornan excesivos, por varias causas monetarias y psicológicas que el banco central debe reprimir con las tres armas de que dispone. Si se quiere provocar un aumen to deseable de la producción, aquel banco baja la tasa del, descuento o interés de los préstamos y compra títulos consolidados de la deuda pública. Provoca de tal suerte una expansión del crédito y una inflación monetaria. Si, por el contrario, quiere moderar o neutralizar ese aumento, alza la tasa y vende los títulos consolidados, y hasta llega, si es necesario, al racionamiento del crédito. Muchos años antes que Robertson, en 1898, el profesor sueco K. Wícksell, estudiando un problema de práctica bancaria, descubrió (o creyó descu brir) que el sistema bancario, modificando la relación entre la tasa del des cuento bancario (tasa efectiva o tasa de mercado) y la tasa del interés corrien te de los negocios (tasa natural o tasa neutra, definida por él, entonces, como aquélla que no provoca ningún aumento o disminución de los precios), po día influir sobre éstos. En otros términos, si todos los empresarios de la pro ducción y del comercio, necesitan para sus negocios del crédito de los bancos, el sistema bancario puede perjudicarlos o beneficiarlos, cobrándoles una tasa de interés igual a la de ganancia prevista, o una tasa menor. En el primer caso les inducen a desistir de sus negocios; en el segundo, les inducen a realizarlos. De ahí las que Keynes denomina variaciones inducidas de la tasa de ganan cias (13). El sistema bancario puede, por consecuencia, provocar si conviene, y neu tralizar si es dañosa, el alza de los precios. Puede, por tanto, abreviar la de presión y tal vez suprimirla, y moderar o estimular la prosperidad, según con venga. V No es enteramente exacto afirmar, como lo hace J. Stamp, que "el huevo con tan poca ostentación puesto por Roberston, en su libro: Banking policy and the price level, fué como empollado por J. M. Keynes" (14). A lo sumo, el huevo no sería otra cosa que el sutil análisis de las distintas* formas del aho rro, expuesto por D. H. Robertson en aquel libro, publicado en 1926, y que, (13) (14)
J. M. Keynes, Treatise on money, vol. I, págs. 155, 166 y 183, Nueva York, 1930. Citado por Foá, op. cit., ibid.
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en sustancia, encontrábase ya en un pasaje muy citado de J. Stuart Mili (1 5 ). Porque, como se dirá, las proposiciones fundamentales de Keynes, sobre las cuales habría de volver más extensamente en su Treatise on money, que vió la luz pública en 1930, hallábanse ya expuestas en su libro anterior, Atract on monetary reform, publicado en 1924, es decir, dos años antes de la obra de Robertson. En este primer libro sobre la moneda, que abre brillantemente Keynes, con un capítulo sobre las consecuencias sociales de la inflación monetaria, dis tingue aquél la clase activa (especuladores, hombres de negocios, empresarios, obreros) de la clase inactiva (rentistas o ahorradores). Años antes, en 1916, Vilfredo Pareto había distinguido la clase o cate goría formada por los individuos cuyos réditos monetarios son esencialmente variables (clase S o clase de los especuladores), de la formada por los individuos de réditos monetarios fijos (clase R o clase de los rentistas). En los individuos de la primera prevalece el instinto de las combinaciones, según lo denomina el autor; en los de la segunda, el de la persistencia del agregado. Los primeros son activos, emprendedores, belicosos: industríales, comerciantes, banqueros, espe culadores, ciertas categorías de trabajadores, etc. Los segundos, por el contra rio, son inactivos, mansos, pusilánimes: rentistas o ahorradores (1 6 ). Si pre firiésemos valernos de un lenguaje más llano y pintoresco, diríamos la clase de los lobos y la de los corderos. La experiencia demuestra que es fácil degollar a los corderos para brin darlos a los lobos; y que, por el contrarío, es imposible, hasta por motivos fi siológicos, degollar a los lobos para sustentar a los corderos. La iniciativa de la producción, hasta cuando es inconveniente y perjudicial para la colectividad que forman lobos y corderos, es de los lobos. Es, en cambio, función impor tantísima de los corderos, producir y acumular la lana especialísima, que llama mos ahorro, el cual sirve para permitir la iniciativa' de los lobos, y para reparar el daño que aquella iniciativa, cuando es inconveniente, no deja de ocasionar. En los períodos de convulsión económica es frecuente la degollación de los cor deros, con beneficio inmediato de los lobos, que ven aumentada su capacidad de consumo (ahorro forzado y transferencias de consumo), y a la larga, con grave daño de los mismos, que pueden llegar hasta extinguirse, por falta de la carne y la lana de los corderos. Durante los períodos de tranquilidad, en cambio, se atenúa la voracidad de los lobos y se restituye a su normalidad la producción de la lana o ahorro a cargo de los corderos. Es fácil ahora comprender el exacto sentido de algunos pasajes de Keynes. “Una mudanza en el nivel general de los precios, escribía, esto es, un cambio en la unidad que determina las obligaciones de los deudores de dinero (los cuales toman las decisiones que ponen en movimiento la producción) hacia loá acree dores (quienes permanecen inactivos una vez que prestaron su dinero), efectúa (15) J. Stuart Mili, Principies of political economy, libro I, cap. V, pg. 4; libro III, cap. XI, pg. 1, nota, pág. 512. Londres, 1915. (16) Pareto* Trattato di Sociología, vol. II, núms. 2233-2234.
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una redistribución de riqueza entre los dos grupos. . . los que componen el grupo activo, pueden, si preven tal cambio, conducirse de modo que reducen al mínimo lo que pierden en( ventaja del otro grupo, o aumentar lo que ganan a costa del mismo, si el previsto cambio en el valor de la moneda se verifica. Si pre ven una disminución, ellos, como grupo, pueden tener interés en limitar la producción, aunque tal ocio forzado empobrezca la sociedad en su conjunto. Si preven un aumento, puede convenirles tomar más dinero prestado e inflar la producción, llevándola más allá del punto en que su rendimiento efectivo es apenas suficiente para compensar a la sociedad, en su conjunto, del esfuerzo realizado. . . La inflación es, pues, injusta, y la desinflación, dañosa. De las dos, si se prescinde de inflaciones exageradas, como la de Alemania, la desin flación es acaso peor; porque es peor, en un mundo empobrecido, provocar la desocupación que desilusionar a los rentistas” (1 7 ). En términos más llanos: es peor, en, un mundo empobrecido, provocar el hambre de los lobos que de gollar a los corderos. De tal manera, ingeniosa y hábil, Keynes justificaba entonces la inflación monetaria. El problema de la producción, según él, dependía de factores ex clusivamente monetarios, en cuanto a la posibilidad de aumentarla o disminuir la: dependía en suma de fenómenos epiteliales de circulación monetaria. Esta superstición, como dice un renombrado escritor contemporáneo, le induce a creer que una nación puede, mediante la disciplina de su moneda, suprimir los ci clos comerciales y asegurar un empleo constante de sus masas obreras, yj que la razón de la crisis de 1930, está en que después de la gjuerra, los bancos, par ticularmente, después del retorno (por él tan censurado) al tipo áureo, han mantenido una tasa de interés harto elevada, o en el hecho de una errónea p o lítica monetaria, que conmueve las bases de la sociedad capitalista (18). VI Sobre estos mismos temas vuelve Keynes en su Treatise. El ahorro es una función social de suma importancia; pero su inversión, esto es, su transforma ción en nuevos capitales industriales, es el fundamento de la prosperidad. Todo acto de ahorro que no va seguido de un acto de inversión productiva del mismo, lejos de enriquecer, empobrece a la colectividad, pues a la larga, sólo sirve para reparar o financiar el daño que, por exceso de ahorro improductivo, experimen tan los productores. "Que pueden darse ahorros sin inversiones, dice Keynes, es cosa evidente si se considera lo que acaece cuando un individuo se abstiene de gastar en el consumo su' rédito monetario. N o importa lo que haga él con su ahorro (sea que lo deposite en un banco, pague una deuda o compra una casa o títulos), si no se acompaña con un acto sucesivo de inversión por parte de un empresa»(17) (18)
J. M. Keynes, A tract on monetary reform, págs. 33 y 40, Londres, 1924. A. Loria, Keynes salla moneta, La Riforma sociale, marzo-abril, 1931.
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rio. Hay en el mercado un comprador de menos de bienes de consumo, cuyo precio, por consiguiente, disminuye. Esta disminución de los precios aumenta el poder adquisitivo del resto de la colectividad. . . Si los otros individuos pro cediesen a reducir correspondientemente su gasto de consumo y aumentar en consecuencia su ahorro, ello sólo tendría el efecto de aumentar después el poder adquisitivo de aquella parte del rédito que gastan. Entretanto los: que ahorran se hallan individualmente más ricos por el importe de su ahorro; pero los productores de bienes de consumo que han vendido su producción a un precio más bajo, hállanse más pobres por un importe igual” (19). De tal manera, el ahorro, en vez de aumentar el dividendo nacional, ori gina simplemente una doble transferencia: una, de consumo, de los que aho rran a la clase general de los consumidores; y otra, de riqueza, de los producto res a los rentistas, permaneciendo invariables el consumo total y la riqueza total. El ahorro resulta, pues, abortivo, según la expresión de Robertson (2 0 ). Pero si los consumidores reparten sus réditos monetarios entre ahorro y consumo, en la misma proporción en que lod[ productores reparten el costo tal tal de la producción entre bienes de consumo y nuevos bienes de inversión (o capitales nuevos), el importe del ahorro corriente resulta igual al volumen de las nuevas inversiones, lo cual significa que a todo acto de ahorro corresponde un acto equivalente de inversión productiva del mismo, y la producción total se halla entonces en equilibrio; en otros términos, la tasa del interés corriente resulta igual a la tasa natural, según la nomenclatura de Wicksell, de quien en gran parte procede la construcción de Keynes. Por último, si el volumen de las nuevas! inversiones es mayor que el aho rro corriente, el gasto de los consumidores aumenta respecto al flujo de bienes producidos, y el precio de los bienes de consumo tiende a subir. El excedente de las nuevas inversiones sobre el ahorro corriente se vuelve posible, no por abstención voluntaria de consumo, sino por abstención involuntaria, que deri va del hecho que el valor real de los réditos monetarios ha disminuido por efecto del alza de los precios (automatic lacking de Robertson). Ahorro y consumo, según Keynes, son actos que, lejos de aumentar o dis minuir, como se piensa de ordinario, la riqueza de la colectividad, originan sim plemente transferencias de consumo, esto es, redistribuciones internas. Dado el sistema bancario existente (conjunto de bancos dirigidos por el banco cen tral), los efectos del ahorro que no va seguido de una inversión correspondien te son análogos a los de la desinflación monetaria; los del consumo, cuando el movimiento no es general y de la misma intensidad para todos los grupos, aná logos a los de la inflación. “De tal manera, concluye nuestro a u t o r , el primer anillo de la sucesión causal es el comportamiento del sistema bancario; el segundo, el coste de las nuevas inversiones y el valor de las mismas; el tercero, el hecho de producirse
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Keynes. Treatise, vol. I, pág. 178. Keynes, Treatise, vol. I, pág. 174.
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beneficios o pérdidas; y el cuarto, la tasa de remuneración; ofrecida por los em presarios a los factores de la producción. Variando el precio y la cantidad del crédito bancario, el banco central regula el valor de las inversiones; del valor de éstas respecto al del ahorro dependen los beneficios [o las pérdidas] de los productores; la tasa de remuneración ofrecida a los factores de la producción tiende a subir o bajar, según encuentren los empresarios un beneficio o una pér dida; y el nivel de los precios de la producción colectiva es la suma del coste monetario de la producción (rate of efficiency-earnings lo denomina Keynes) y de la tasa media de los beneficios de los empresarios. . . El nivel de los pre cios de la producción total oscila sobre o debajo del costo monetario medio de la producción, según, la manera cómo el sistema bancario determina el valor de las inversiones a sobrepasar el ahorro corriente o a permanecer debajo dei? mismo” ( 2 1 ). VII Lo que en la concepción de Keynes no parece lógicamente construido es la extraña y poco menos que incomprensible armonía en que pretende presentar la iniciativa individual de los empresarios y rentistas, por una parte, y la acción decisiva que atribuye al sistema bancario, por otra. Si los consumidores sqn enteramente libres para distribuir su rédito entre gasto de consumo y ahorro y para invertir este último en títulos industriales o en depósitos de ahorro, y si también lo son los empresarios para dirigir la producción, cómo se concília esta libertad con el poder que atribuye al sistema bancario de inducir a unos y otros? ¿Pueden los primeros contrarrestar la acción inductiva del sistema bancarios, o substraerse a ella, como quiera que sea? Y si pueden, ¿cómo se con ciba esta libertad con el poder del sistema bancario, y a qué queda éste redu cido? Es difícil dar una respuesta satisfactoria a estas preguntas; y hasta se advierte que el propio Keynes se las ha debido formular. "Con esto no se afirma (dice después de resumir sus principales conclusiones) que el sistema bancario sea el único factor de la situación (la negrita pertenece al texto ci tado) ; el resultado neto depende de su política, conjugada con toda otra especie de factores. Pero en cuanto el sistema bancario sea libre en su acción y se desen vuelva según planes determinados, interviniendo como factor de equilibrio, puede contralorear el resultado final [de la producción]” ( 2 2 ). Esa concepción se nos presenta, pues, con la endeblez lógica de otros sis temas híbridos, como el corporativismo fascista y la llamada economía dirigi da o maniobrada, de la que parece una mera variante en cuanta intenta supri mir la libre concurrencia bancaria. Adolece del mismoi defecto fundamental que aquéllos: el de ser como una forma de eclecticismo infecundo entre los sistemas
(21) (22)
Keynes, Treatíse, vol. I, págs. 174, 180 y 182-183. Keynes, Treatíse, vol. I, pág. 183.
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de la libre concurrencia y del Estado comunista, que termina por estirílizarse en su impotencia para conciliar el principio de libre iniciativa privada con la organización gubernamental o social de la producción. No todos los individuos reaccionan de igual modo al alza o a la baja de loo precios, en el casa normal o caso de equilibrio. Unos aumentan sus consumos donde otros los disminuyen, provocando en los precios, movimientos de dife rente amplitud y opuesto sentido: los movimientos oscilatorios parciales de que se hizo mención. ¿Por qué, en un momento dado, reducen o, por el con trario, aumentan sus gastos de consumo, y provocan así movimientos generales descenso o ascenso de los precios? A estas preguntas, la concepción de Keynes, echando mano de la soco rrida transferencia de consumo que origina el procéso de ahorro forzado (o automatic lacking) sólo sabe dar una respuesta: el poder misterioso, recón dito, del sistema bancario, que constituye, como se dijo, "el primer anillo de la sucesión causal". Y esta respuesta no hace sino alejar la dificultad sin resol verla. ¿Cómo y por qué inicia su movimiento el primer anillo de la sucesión causal, esto es, el sistema bancario? El razonamiento de Keynes entraña, como en general el de Wicksell y Robertson, una petición de principio que invierte los términos del problema: la prosperidad es grande, se dice, porque abunda el crédito y el medio circulante (esta abundancia es- la obra del primer anillo de la sucesión causal, es decir, del sistema bancario). Pero también puede decirse que el medio circulante y el crédito abundan (y se mueve el primer anillo), porque la prosperidad es grande. Lo correcto sería decir, por consiguiente, que entre prosperidad, por una parte, y crédito y medio circulante, por otra, medían relaciones de interdepen dencia, que no es lícito trocar arbitrariamente en relación de causalidad. El cré dito y el medio circulante abundan, cuando la prosperidad aumenta. De donde no se deduce que la abundancia de crédito y medio circulante sea la causa de la prosperidad. No hay duda de que la posibilidad de realizar las ganancias previstas por los empresarios depende, si no en todo, en parte por lo menos, del comporta miento del sistema bancario. Pero la previsión de ganancias es a veces incierta, tanto para los empresarios como para los banqueros; y sumamente difícil para unos y otros la posibilidad de sobreponerse a las pérdidas presentes y al des aliento que lógicamente infunden, aunque "la tasa del interés a que los empre sarios capitalizan actualmente el valor de los frutos futuros! de los nuevos bienes de inversión", como» dice Keynes, ofrezca la perspectiva de beneficios. En consecuencia, no basta para provocar el alza de los precios o para moderar oi neutralizar su alza, que el sistema bancario se halle dispuesto a re gular la tasa del interés y a inflar o* contraer el créditd y el medio circulante, si las condiciones de equilibrio no admiten la eficacia de tales medios. U n alza moderada no detiene la especulación; un alza fuerte podría dañar gravemente a la producción. Y recíprocamente, una baja no provoca el movimiento de alza de los precios, si no existe la previsión de ganancias; o si el desaliento y el
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pánico las neutralizan, y agravan los fenómenos del atesoramiento, que dan lugar a que el volumen del ahorro exceda en mucho tal vez al coste de las nuevas inversiones. Una experiencia reciente lo ha demostrado. Ni las enmiendas introduci das a la ley americana de Reserva Federal, por la llamada ley Glass - Steagall, en febrero de 1932, con el propósito de provocar la expansión def crédito y de la moneda: y, simultáneamente, un movimiento de prosperidad o alza de pre cios, ni los cáusticos de las emisiones desatentadas dispuestas por el presidente Roosevelt, mediante la N. I. R. A., inspirados por los mismos propósitos, han logrado su objeto. Al dictarse la ley Glass - Steagall, detuviéronse por algún tiempo el ate soramiento y la exportación de oro. Poco después, en mayo de 1932, reanu dábanse fuertemente, como si el temor que inspiraba la perspectiva de la in flación reagravase tales tendencias, cuyo desenlace fué, por último, el pánico de febrero de 1933. La N. I. R. A., por su parte, ha desnaturalizado por com pleto el sistema: de la Reserva Federal, substituyéndola con un mecanismo burocrático-demagógico de economía pésimamente dirigida, del que es ahora parte integrante, y en el que ya no quedan ni vestigios de las teorías neo-wicksellianas que inspiraron a su tiempo la organización de aquel sistema. No puede decirse si produce más estupor la desenvoltura de sus dirigentes, intrépidos experimentadores in anima vile, más parecidos a un equipo de rugby que a un grupo de gobernantes, según observó espiritualmente A. Mauroís, testigo presencial de los primeros pasos de aquéllos, o el cataclismo financiero a que conducen el país. Lo que parece cierto (y aquí nos interesa)' es que los muy débiles síntomas de reacción no deponen en favor de la N. I. R. A. ni demuestran la verdad de la concepción de Robertson y Keynes. La depresión no disminuye, a pesar del exceso de inversiones y de las repetidas transferencias de consumos, incesantemente alimentados por la inflación monetaria y por un crecimiento gigantesco de la deuda pública; ni se prueba, por otra parte, que, de no mediar la N. I. R. A., el restablecimiento no hubiera sobrevenido más pres tamente, como ya empiezan muchos a pensarlo (23). V III Las alternativas con que el ahorro afluye a la producción y se transforma en capitales, en nuevos bienes de inversión, como dice Keynes, no bastan por sí solas para explicar la crisis. Intervienen, además, factores psicológicos que in fluyen por manera decisiva sobre sus movimientos. Los hechos prueban que corrientes alternadas de optimismo y pesimismo
(23) Cf. Gondra, Elementos, núm. 381; A. Maurois, Chantiers Américains, París, 1933, pasgim; G. del Vecchio, La crisi del dollaro, Giornale degli economisti, diciembre, 1933; P. Meynial, La vie économique aux E tats. Unís, Revue d'économie politique, noviembre-diciembre, 1933; J. Broide, La política monetaria y bancada de los Estados Unidos en la postguerra, tesis (inédita) presentada a l"a Facultad de Ciencias Económicas, Buenos Aires, 1935.
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se propagan entre las clases de los rentistas y los empresarios. Sobre la manera cómo se pasa de uno a otro estado, determinando el cambio de actitud de aquellas clases, se han hecho algunas conjeturas ingeniosas y probablemente ciertas. El retraimiento de la depresión dura generalmente dos o tres años, si factores ocasionales no contribuyen a prolongarlo,^ como ha ocurrido después de la gran guerra de 1914, principalmente, por la exacerbación del naciona lismo económico. Mientras aquel retraimiento persiste, la tasa del interés tiende a descender, y las reservas en efectivo de los bancos aumentan, sin que el sistema bancario pueda evitar, con los medios a su alcance, la preferencia de los rentistas por los depósitos de ahorro. Una baja del interés pagado a esos depósitos no inclina las preferencias de aquéllos hacia los títulos o negocios de actividad pro ductiva, sino hacia los títulos de la deudai pública, esto es, hacia los títulos más representativos del crédito de consumo improductivo, aunque las conversiones de aquella deuda, frecuentes durante la depresión, provoquen la baja del in terés de los mismos. Esa baja representa, como la del interés de los depósitos bancarios, la prima de seguro que cubre los riesgos a que el ahorro se halla expuesto mayormente durante la depresión; porque, mientras ésta dura, el rentista prefiere la mayor seguridad al mayor fruto. Entretanto, los precios y, más particularmente, los beneficios de ciertas empresas empiezan a elevarse; las personas jóvenes que no han asistido al pánico anterior llegan a la mayoría de edad y se inician en los negocios, contagiando su optimismo a los otros. Renace la confianza y con ella la convicción de que el estado favorable de los negocios subsistirá indefinidamente, por la tendencia tan natural a representarse el porvenir con los colores del presente. El movi miento de ascenso de la nueva crisis comienza. Son estos los errores alternativos de optimismo y pesimismo que, según Pigou, constituyen la causa dominante de las oscilaciones rítmicas propias de la actividad industrial. Sobre tales errores, la influencia del sistema bancario, según lo demuestra la experiencia, es ínfima o no se hace sentir, hasta porque, tanto el de optimismo como el de pesimismo, cuando nacen, dice Pigou, tienden a difundirse y a crecer, por las reacciones que se producen entre las diversas partes del mundo de los negocios, entre las cuales media cierto grado de inter dependencia psicológica (2 4 ). Por último, Keynes admite, aunque de una manera implícita, que el pro greso económico, tal como resulta del aumento de la riqueza colectiva, es o debe ser continuo, pues afirma que las transferencias de consumo, o sea, de riqueza, cuando tienen lugar de la clase activa a la inactiva, no aumentan aquella riqueza. Desconoce, pues, incurriendo en inexplicable contradicción, la ley del ritmo a que se halla sometida la actividad económica, y que, precisamente, trata de explicar con sus ecuaciones fundamentales de la moneda. Esas transferencias, crecientes durante la depresión, no empobrecen, antes (24)
Gondra, Elementos, pg. 525.
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bien, enriquecen a la colectividad, aunque de momento disminuyan la riqueza de los empresarios, porque aumentan el flujo de acumulación de ahorro, que se invertirá con mayor beneficio de aquélla, cuando se inicie de nuevo la prosperi dad» La disminución que experimenta la riqueza de los empresarios, por otra parte, es efecto de transferencias, mejor dicho, de reducciones del capital inver tido (la empresa que costó 100 se transfiere a otras manos mejores o más afor tunadas a menos de 100, por efecto de liquidaciones judiciales o extrajudicia les) , que preparan o apresuran el restablecimiento de la prosperidad» T al es, a lo que entiendo, el proceso de ahorro inducido (induced lacking) a que se refiere Robertson, más razonable, sobre este punto, en cuanto admite descensos bene ficiosos de la escala productiva, según se ha dicho. Hay además otro sofisma en que incurren, como se ve, hasta escritores de la talla de Keynes. Para liquidar los malos negocios y apresurar el fin de la depresión, es necesario promover de algún modo el alza de los precios o esperar a que se inicie. Los hechos demuestran, en cambio, inexorablemente lo contrario: para que aquel movimiento de alza se reanude, es menester liquidar previamente. Si, entretanto, el flujo de la inflación crece, la falsa prosperidad que se provoca con ella no elimina las causas de la depresión; muchos rentistas son expoliados del fruto de sus ahorros; la liquidación sólo se realiza en apariencia, provocando las consabidas transferencias de consumos, de los corderos a los lobos, mejor dicho, degollándose a los corderos, para brindarlos, como presa, a los lobos famélicos de la depresión, sin advertir que, de tal modo, prepárase, a¿ la larga, la muerte o extinción de aquéllos. La fre cuencia de la depresión aumenta, y aquélla se trueca en un estado crónico (25). “Perturbar el ahorro, escribía en 1927, mucho antes de la reciente expe riencia norteamericana, desilusionando a los rentistas, es cosa por lo menos tan grave como perturbar la producción, provocando la desocupación. . . Si el flujo de ahorro con que se irriga la producción se detiene o simplemente dis minuye por el temor y por el empobrecimiento que la inflación provoca en los rentistas, se perturban funciones importantísimas del proceso productivo, a saber, la de reintegrar o mantener en buen estado los capitales existentes y la de fabricar capitales nuevos que el desarrollo industrial demanda de una manera incesante. Se perturba, en consecuencia, la demanda de capital personal, esto es, la demanda de brazos. ” IX En estos tiempos de actividad vertiginosa, cada uno de los problemas particulares que se ofrecen a nues;tra consideración, cualquiera sea el ángulo visual desde el que le contemplemos, nos conduce, por la fuerza- de los hechos, a este dilema: es necesario decidirse entre una concepción de libertad económica y política que, dentro de ciertos límites acreditados por una experiencia secular, respeta la iniciativa individual, sin llegar a los extremos de la licencia — concep(25)
Foá, op. cit., ibid.
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ción que con harta impropiedad suele denominarse liberalismo, y es risible a veces ver zaherida y refutada por quien no tiene de ella ni asomo de sospecha— , y la que se le contrapone, y estima esta libertad como anarquía, desorden y dilapidación del dividendo nacional, fuente de injusta repartición, que beneficia a los ricos y daña gravemente a la masa de losl trabajadores. Hay que decidirse, pues, entre un gobierno de libertad, respetuoso del caudal de cultura que llamamos garantías individuales y, por tanto, de la libre iniciativa individual o personal — condición necesaria de bienestar y de verda dero perfeccionamiento institucional— > y un gobierno de dictadura, desdeñoso de aquellas garantías, que tiene por causantes de los males que hoy afligen al mundo, y que, por consiguiente, quiere suprimir para remedio de aquellos males. El hecho de haberse reprochado con serio fundamento a las nuevas teorías del crédito y de la moneda, que hacen del sistema del banco central un meca nismo por cuyo trámite puede gobernarse la producción y' la distribución de la riqueza, su impresionante parecido con los métodos industriales y bancarios de la dictadura bolchevista nos está demostrando que el problema fundamen tal, frente a la gravedad ocasional de depresión por que atraviesa el mundo, no consiste tanto en una mera cuestión de arte o técnica bancaria, cuanto en la necesidad de resolver aquel angustioso dilema. Por desgracia, los hechos no nos autorizan a decir que nos hallemos pró ximos a una solución, aunque algunas veces ciertos síntomas halagadores nos traen un poco de esperanza y de consuelo. Acabamos de ver, por ejemplo, cómo la Francia conservadora, representante de una obstinada y vigorosa tradición de libertad, contrae alianza política internacional, en la que asoma de nuevo la fuerza de la tradición histórica, con la Rusia comunista y enemiga de aque lla libertad. Y mientras en Francia se hace sentir el deseo de atenuar la pre vención hostil hacia Tá Rusia bolchevista, óyense también en ésta, voces de concordia, que nos hablan, por vez primera, después de muchos años, de respetar la dignidad humana, que, hasta poco tiempo hace teníase por senti miento dé clase, puramente burgués y capitalista; de proteger el hogar y el sen timiento de familia; y de atenuar los extremos de la opresión económica, porque acaso empieza por fin a comprenderse que es fatiga infructuosa y absurda el intento de sofocar la libertad humana. Tal vez, al deponerse la intransigencia de estas dos posiciones extremas, nos aproximemos a la solución que buscamos anhelosamente: a una solución que no sea eclecticismo infecundo, simple amalgama de cosas inconciliables, sino que, recordando, como quería el conde De Maistre, a los pueblos, los be neficios de la autoridad, y a los gobiernos, los de la libertad, nos lleve a una objetiva y cuidadosa definición de los límites y garantías con que ha de ro dearse la intervención del Estado en la actividad privada, si el interés de la sociedad, libre de toda contaminación de egoísmo individual, ha de armonizar verdaderamente con la fecundidad inagotable de la iniciativa personal. Junio de 1935.
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La U nión Cívica Radical y el Ejército P O R
DELFOR d e l VALLE La Unión Cívica Radical, expresión de¡ la mayoría del pueblo argentino, se ha reintegrado a la vida cívica, después de las horas inciertas que sucedieron al alzamiento militar que determinó la caída del gobierno constitucional que la voluntad de la Nación, expresada por un millón de ciudadanos, consagrara en las urnas, Y digo constitucional, pues es notorio que Hipólito Irigoyen fué exaltado a la segunda presidencia en comicios libres e irreprochables, bajo el gobierno del doctor Marcelo T . de Alvear y los partidos opositores a la Unión Cívica Radical, gozaron de todas las garantías para ejercer sus derechos. Todos los poderes del Estado realizaban dentro de la Constitución sus funciones sin entorpecimiento alguno; la libertad de reunión garantizada y la de la prensa absoluta, hasta llegar a la licencia. El presidente Irigoyen era el blanco de los dicterios e injurias, mientras que sereno, marchaba imperturbable en medio del torbellino de miserias que lo envolvía. Nada podía, pues, justificar el atentado de Setiembre, La U, C, R. y sus hombres representativos fueron objeto efe; persecuciones indignas y calumniados vilmente. Muchos de ellos encarcelados, deportados y víctimas de todo género de ultrajes y sometidos a procesos ante una justicia que, olvidando su sagrada misión, sirvió mansamente los planes liberticidas de la dictadura, e Irigoyen, dos veces presidente, anciano y enfermo, fué confina do a la isla de Martín García, También él caía envuelto en esos procesos acusado de administrador infiel, él, que era el prototipo de la honestidad y que hizo lo que ningún mandatario había hecho hasta entonces, donando sus emo lumentos a la beneficencia pública y renunciando a todos los halagos del poder, pues, apóstol de un gran ideal, continuó haciendo vida de anacoreta en el mo desto hogar, desde donde predicara la doctrina redentora, en cuyo culto con sumió toda su existencia. Los procesos tuvieron su fin, cuando se produjo por el tiempo transcu rrido la prescripción, porque la justicia obsecuente con la dictadura no se atre
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vió a dar un fallo absolutorio, que necesariamente debía producirse, y así se conseguía, por otra parte, que la sospecha sombreara las reputaciones de ciu dadanos honorables. Era necesario destruir por todos los medios la gran fuerza popular y para ello se comenzaba por enlodar a sus cabezas dirigentes, olvidando que las grandes causas se magnifican por el sacrificio y que se arraigan más en las almas, el anhelo de la justicia, cuanto más se las persigue y afrenta. Pero el fallo de la opinión pública, de más alto valor moral que los ca suísticos de los jueces, se alzó imponente para vindicar a los inmolados a la furia vengativa, de quienes se sentían pequeños para sufrir la confrontación. El fallecimiento de Irigoyen, que conmoviera dolorosamente a la Repú blica y la multitud que lo acompañó a su última morada, en apoteosis; gloriosa, fue la vindicación de su nombre y la condenación de los que mordidos por pasiones insanas, pretendieron borrar su magna obra, como creador de la demo cracia nacional. Ese mismo fallo de la opinión es el que destruyó la miserable conjura, urdida contra un partido que durante cuarenta años luchó por la libertad y por el derecho, afrontando todas las vicisitud;es y echando a la hoguera puri ficados, fortuna, familia y cuanto hay de más caro al corazón del hombre. La calumnia miserable que se cebó en la reputación del radicalismo, para destruir sus nobles atributos, ha quedado hecha trizas y ojalá los que han usufructuado del motín de setiembre, al ser juzgados por sus contemporáneos1y la historia, puedan obtener el mismo fallo. Lo deseo sinceramente co'mo ar gentino. * * * La abstención de la U. C. R., su ausencia de la vida pública, mantenía una incertidumbre, que ha sido despejada y su vuelta al comido, recibida con vivo regocijo por la opinión, pues su concurso asegura el retorno a la norma lidad tan anhelada. Solamente los usufructuarios del movimiento de Setiembre han revelado sobresalto por la presencia de la U. C. R. en el comido, porque saben bien que si ésta goza aunque sea de una relativa libertad, se impondrá por su fuerza idealista y numérica. Esta perspectiva les hace perder el sentido de la realidad, hasta el punto de afirmar que aunque la U. C. R. triunfase, no se le entregaría el gobierno del país, porque cuentan para ello con el ejército. Esta afirmación audaz y agraviante para las fuerzas armadas de la N a ción, después de hacerla circular en todos los corrillos como un venticello, ha tenido su protocolización oficial en la asamblea que el partido Conservador de Buenos Aires ha realizado el mes pasado en, Morón, para proclamar su fór mula gubernativa. En esa asamblea, un orador, en su embestida desorbitada contra la Unión Cívica Radical, ha lanzado las palabras que reproducimos más abajo y que, a
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más de una amenaza subversiva, implican la injuria más grave que pueda infe rirse al ejército. Para el orador, si la U. C. R, venciese en los comicios, no habría otra solución que el motín por el ejército y como su consecuencia fatal la dictadura, que se encargaría de aniquilar la fuerza popular que representa la mayoría de la opinión nacional. He aquí sus palabras, que no necesitan mayor comentario y que revelan en qué cifran sus esperanzas de seguros derrotados. Dijo el orador: “ ¿Es posible quei por primera vez en la historia de la humanidad, los fu gitivos del régimen depuesto por una revolución triunfante, retornen en» seguida al usufructo del gobierno sin haber repudiado siquiera a los causantes y res ponsables de esa revolución? ¿Tiene derecho moralmente el pueblo de la Repú blica de pedirle al glorioso ejército argentino, su noble y decisivo colaborador en la jornada del 6 de Setiembre, que mañana le presente armas tan luego a alguno de esos ciudadanos que hasta hoy se solidarizan con los supuestos ideales y la; presunta moral de los prófugos de 1930? ¿Es concebible que el electorado cons ciente del país someta al presidente de la República, valeroso soldado de la re volución, a1la tortura de entregar el bastón de Bemardino Rivadavía a cualquier representante de esa fuerza regresiva, quien aun contra su voluntad llegaría al poder con mensajes de odio, con inquietudes de desquite y con urgencias de venganza?” ¿Puede concebirse algo más delirante? Desde luego, aunque se trate de un desplante temerario, conviene señalarlo, para aleccionar a los que servirían de instrumento de tan descabellados planes liberticidas. Si tal monstruosidad pudiera consumarse, habría que pensar que nuestra patria, constituida y libre, no sería sino tribu de bandoleros, indigna de figurar entre los pueblos civilizados del orbe. * * * Es evidente que se pretende infiltrar en el ánimo del ejército la especie absurda de que la U. C. R.; alcanzado el gobierno, se lanzaría en una carrera desatentada de venganzas y persecuciones contra sus componentes, como repre salia de la participación que algunos de ellos tuvieron en el movimiento de Setiembre. Es una afirmación desprovista de fundamento alguno, pues la tra dición y la historia de la Unión Cívica Radical la desautoriza. Si algún partido político se esmeró en enaltecer al ejército, fué el nuestro, tanto en la oposición como en el gobierno. Jamás miró en e} ejército su enemigo, ni dudó tampoco de que fuera la garantía de sus derechos y libertades. Hagamos un poco de historia. * * * Cuando el doctor Roque Sáenz Peña, elegido presidente por el "régimen", con la abstención de la U. C. R,, en aquella histórica conferencia con el doctor Irigoyen, antes de asumir el poder, en la que le garantizó bajo su palabra de —
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honor de caballero y de presidente que pondría todo su empeño y su autoridad para que el pueblo pudiese concurrir a comicios honorables y garantidos, como los reclamara la U. C. R. como culminación dé sus esfuerzos, ésta, haciendo fe a esas promesas, arrió la bandera revolucionaria, para concurrir a los comicios. La primera prueba del cumplimiento de su promesa la rindió el doctor Sáenz Peña, presentando a la U. C. R. la ocasión de ejercer sus derechos cívicos, en la concurrencia a los comicios de renovación de los poderes del go bierno de la provincia de Santa Fe, Esta fue intervenida y el radicalismo, presidido por el doctor Irigoyen, se lanzó a la justa comicial. Esa lucha, se recordará, fué ardiente y entusiasta y como por ciertos sig nos que su desarrollo presentaba, despertaron dudas los procederes del inter ventor, el doctor Irigoyen solicitó del doctor Sáenz Peña presidiera el acto electoral el jefe de las fuerzas militares de Santa Fe y los oficiales destacados en la provincia, a lo que accedió el doctor Sáenz Peña, Ese jefe militar no era radical, el doctor Irigoyen no lo conocía1y, sin embargo, tuvo iabsoluta con fianza que bajo su amparo la elección se realizaría regularmente. Así sucedió. Este recuerdo revela el concepto que el doctor Irigoyen tenía del ejército y cuánto valoraba sus atributos de dignidad y de respeto a las instituciones y a la soberanía del pueblo. Durante su primera presidencia, y en el tiempo que estuvo al frente de la segunda, el doctor Irigoyen confió misiones delicadas y de alta representa ción a miembros del ejército, designándolos gobernadores de territorios, mi nistros diplomáticos y otros cargos importantes, y repitiendo el caso menciona do de Santa Fe, encomendando a jefes y oficíales del ejército la vigilancia de actos électorales realizados en las provincias bajo su gobierno. Entre los altos jefes del ejército a quienes el doctor Irigoyen confiara cargos de responsabilidad se puede señalar al General Uriburu, jefe en 1930, del movimiento de Setiembre, y al actual presidente de la República, Estos antecedentes hacen hasta ahora inexplicable la razón por la cual determinados elementos del ejército siguieron al jefe de la revolución y sólo puede atribuirse el hecho a la influencia de camaradas y al am biente de rebeldía que se había creado contra el gobierno depuesto, por una prensa complicada, que saltó sobre todas las vallas para desautorizar ante la opinión al doctor Irigoyen, abusando de la magnanimidad de éste y de su respeto a las libertades de reunión y de prensa, que no intentó jamás menos cabar, por más que en esas reuniones y en esa prensa se le mortificara con irrespetuosidadets y denuestos. Coincidiendo con esa campaña demoledora, se hacían circular dentro del ejército, versiones extrañas y maliciosas para el jefe del estado. Se llegó a ase gurar que el Dr. Irigoyen se resistía a recibir los armamentos adquiridos en el extranjero bajo la presidencia del Dr. Alvear, cuando la representación radical en el Congreso, le había otorgado su voto. También se hizo circular en las filas del ejército otra burda especie. U n buen día, dos distinguidos y altos je fes militares, llegaron hasta el despacho del Dr. Irigoyen, haciéndole saber el
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descontento y alarma que existía en el ejército, ante la indiferencia culpable del gobierno, porque se aseguraba que el Sr. Ibáñez, mandatario de Chile, para desviar la oposición de su país, tramaba una invasión del territorio argentino, sin que se adoptara medida alguna de seguridad y de respeto hacia la Nación. El Dr. Irigoyen, desautorizó en absoluto la ridicula invención, conven ciendo a estos jefes de su absoluta falsedad y asegurándoles que, por el contra rio, era el mandatario de Chile que, por medio de un representante ante nos otros, solicitaba del Presidente argentino, hiciera vigilar a jefes del ejército chi leno, residentes en nuestro país, para impedirles siguieran conspirando contra su gobierno» De esa manera se creaba una atmósfera propicia en el ejército para consu mar el atentado contra las autoridades constituidas. La misma conducta observada por el Dr. Irigoyen, la siguió el Dr. Alvear al asumir la presidencia de la República en 1922 respecto al ejército, enalteciendo a sus miembros con cargos de confianza y llevando al .Ministerio de Guerra al coronel Justo, actual presidente, en cuyo cargo se destacó su perso nalidad, facilitándole más tarde que alcanzara su suprema ambición de llegar a la presidencia de la República. Y ya que nos referimos al doctor Alvear, su solo nombre es suficiente para apreciar el grado de adhesión afectuosa para el ejército del presidente de la U. C. R., como que constituye para él un título de legítimo orgullo de su pro sapia, ser nieto del héroe de Ituzaingó, general Alvear, su abuelo paterno, y nieto por línea materna del general Pacheco. ¡Cómo imaginar que el jefe actual de la Unión Cívica Radical podría inspirar, mañana, si eí partido llegase nuevamente al poder, una política de venganzas ruines y persecuciones contra quienes visten el glorioso uniforme del ejército custodia de su bandera! El joven comandante, que al frente de un batallón de ciudadanos formara con las divisiones del ejército, en los ejercicios doctrinales realizados en Currumalán, cuando no existía la conscripción, mantuvo siempre a través del tiempo la solidaridad y camaradería con sus compañeros del ejército permanente, y lle gado al gobierno, así lo demostró. ,
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Por otra parte, la historia de la U. C. R. acredita la profunda vinculación que existió entre ella y el ejército. Durante su acción revolucionaria, a partir desde el 90, la U. C. R. la realizó con su concurso. Los movimientos reivindicatoríos de la soberanía po pular de 1893 y 1905 contaron con su apoyo. Pero hay que establecer la fundamental diferencia entre esos movimientos y el alzamiento de Setiembre. La U. C. R., cuando hubo de recurrir a la vio lencia, cerrados todos los caminos de la legalidad, aquéllos tuvieron un carácter eminentemente popular con sus direcciones civiles y responsables, de modo que la presencia de cuerpos del ejército en sus filas significó solamente su concurso,
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dejando en manos de los ciudadanos su ejecución y proyecciones, y quienes los encabezaban lo hacían bajo compromisos de honor de no participar en las funciones del gobierno en ningún caso, entregando al pueblo los destinos del país, considerándose excluidos para dirigirlo, por el mismo hecho de ser el resul tado de su acción* El movimiento de Setiembre sólo fue de carácter militar* Su único director y responsable, su jefe, que asumió, el gobierno, declaró que lo había hecho sin el concurso de ningún partido político — es decir, que ese movimiento no había, tenido carácter civil— y desde el primer momento se convirtió en una dicta dura, no alcanzando a disimularla ni el título de “gobierno de facto” que la prensa complaciente le asignó. Por eso la U* C. R* hizo público su repudio y sus hombres dirigentes acep taron las consecuencias que su actitud les impuso, no para agraviar a los mili tares que prestaron su concurso al derrocamiento del gobierno constitucional, ni para comprender en ese repudio a toda una institución, sino para que no quedara el precedente funesto que las fuerzas creadas para sostener las instituciones se convirtieron en elementos destructores de gobiernos que, como el depuesto, surgía de la soberanía nacional, sometiendo la vida y la libertad de los ciudadanos a la voluntad arbitraria y sin ningún control de quienes se apoderaron del poder* *
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No tiene, pues, la U. C. R. cuenta pendiente alguna que arreglar con el ejército, y triunfante, lo considerará siempre como la institución que la Carta fundamental le ha asignado en la administración del país: defender ía inte gridad y la soberanía de la Nación y ser guardián de su honor y de sus liber tades. En homenaje de estos elevados conceptos, la U. C* R. no puede contem plar a las fuerzas armadas de la República sino con un alto espíritu de justicia* La U* C. R* no teme la balandronada de los energúmenos que la comba ten, como no teme al ejército, compuesto de ciudadanos que han salido de sus propios hogares, como no puede creer que jefes y oficiales cultos y pundonorosos olviden la augusta misión que tienen en la existencia eterna de la nacionalidad. Estas líneas, que he trazado con toda la sinceridad que abona una vida modesta pero consagrada a servir ideales que están por encima de todos los pre juicios e intereses, han sido inspiradas no por el propósito de congraciar vo luntades, sino para proclamar la verdad y expresar cuán profundo en su cariño de argentino por los ciudadanos a quienes les ha tocado en suerte ser el sostén de sus instituciones* Siendo casi un niño, formé en las filas del ejército. Mis ascendientes fueron militares, y cuando por vez primera ocupé una banca en el Congreso Nacional, mi preocupación constante fué gestionar todo lo que pudiera contri buir al bienestar y a la seguridad de quienes, en una hora solemne, ofrendem sus vidas para mantener las glorias conquistadas*
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Obedeciendo a ese alto concepto, en el período parlamentario de 1894 al 98, como diputado nacional, promoví y obtuve 13 sanción de diversas leyes, como la creación de las Intendencias Militares y los Depósitos de remonta del ejército, que funcionan hoy, prestando grandes servicios a la administración. Y estoy seguro que si igual cosa hubiese sucedido con el proyecto de Montepío Militar que presenté, se hubiesen evitado mayores recargos en el presupuesto de la Nación. No es por un espíritu de vanidad que traigo estos recuerdos, sino para evidenciar, contra maliciosas interpretaciones, que lo escrito en favor de la tesis sostenida, no es inspirado por razones circunstanciales, sino obedeciendo a viejas convicciones y porque pienso que contribuyo a despejar una atmósfera creada para despertar prejuicios infundados, contra un partido que puede, como nadie, invocar su más puro nacionalismo e incapaz de atentar contra todo lo que constituye la augusta entidad de la patria, en sus múltiples manifestaciones como pueblo constituido. Junio de 1935.
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Las E s c u e l a s Revisionistas P O R
ERNESTO C BOATTI La crítica a la democracia se enfoca desde distintos puntos de vista; unos con el propósito demoledor de sustituir sus fundamentos históricos, de respe to al individuo y a la libertad incorporados a todas las normas jurídicas que han caracterizado a la política liberal y positiva del siglo pasado; por la con cepción de un Estado totalitario que absorbe al individuo dentro de la colecti vidad en un finalismo materialista e integral. Y otros sin abandonar las lí neas maestras de la libertad y del respeto a las mayorías, critican la posición actual de los gobiernos construidos sobre las bases del parlamentarismo y del liberalismo económico, atribuyendo al actual estado de inquietud y de ma lestar de las masas, a la incapacidad del Estado democrático parlamentario de resolver los árduos problemas que dejó la guerra, y que engendraran esta cri sis, que por su duración e intensidad se parece más a una crisis de transforma ción de posiciones y de valores, que a una de las tantas crisis cíclicas económicas o financieras, que caracterizaron la evolución de la producción capitalista. En este artículo nos ocuparemos de analizar en rápida revisión los argu mentos que aportan al debate quienes se colocan en la segunda de las funciones que acabamos de mencionar. No seguiremos el orden cronológico de su apari ción en la enumeración de las distintas teorías; guía más bien esta investiga ción el propósito de tomar los dos grandes núcleos que caracterizan esta posi ción crítica; es decir, las doctrinas política económicas y las políticas so ciales. Comenzaremos esta exposición sintética con las teorías de Bernard Lavergne, a quien no le interesa cuáles podrían ser las mejoras a introducir en tal o cual país de América o de Europa, pues que tales procedimientos variando según el sitio y lugar admiten infinitas interpretaciones. Para el autor son to dos ellos problemas secundarios, pues sería la base misma del Estado la que se encuentra en esta época afectada; por otra parte el Estado moderno todo, está enfermo. Gobiernos fascistas con poderes personales fuertes y gobiernos democrá ticos que descansan sobre el consentimiento de los gobernados, pueden desde
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el punto de vista de este autor darse la mano, pues la crisis es general y los al canza a todos por igual* Un solo problema, pero cada día más angustioso es el que debe considerarse y en la solución de esta pregunta básica: ¿Cuál es la fuente o cuáles son las fuentes de donde debe surgir el Poder del Estado mo derno?, que vale decir: ¿cómo se explica el sufragio universal, que todos los estados contemporáneos, a excepción de la Rusia Soviética, proclaman, más o menos hipócritamente, como el solo fundamento de su autoridad?; en esta solución, decíamos, están contenidas todas las posibilidades de salvación para la democracia; y concluye proponiendo el doble sufragio, el individual y el social* La esencia de esta teoría, que ocupa una posición intermedia y que más bien busca conciliar las dos fuerzas, la económica y la política y de cuya falta de sincronismo surgen las perturbaciones que caracterizan el dinamismo social de esta época, podría sintetizarse en tres puntos básicos: l 9) Sienta primero, la concepción central que todo hombre, cualquiera que sea su posición en la sociedad, tiene el derecho, mas, tiene el deber de "ex presar, con o sin intermediario, un doble sufragio” * Siempre los autores to man como punto de partida un axioma cuya evidencia deslumbra: un hombre, un voto. Ya que el hombre considerado desde el punto de vista político, ha sido siempre para la escuela individualista una entidad indisoluble, última, re belde en consecuencia a toda reducción* Para Lavergne la idea dualista que él sustenta, está pues en las antípodas del pensamiento clásico y tradicional en materia de sufragio* Admite como fundamental la doble naturaleza del hom bre en tanto que consumidor de servicios públicos y como colaborador y coproductor de esos mismos servicios; y cree que rechazar esta dualidad orgáni ca podría traer consecuencias que él prevé graves* 29) Encuentra que no pueden llamarse pobres pero sí insuficientes todas las razones de orden metafísico y abstracto, tal la creencia cartesiana en la igual dad de la razón humana; y justifica en consecuencia el sufragio universal en motivos más concretos, en razones que por ser evidentes no habían sido desta cadas suficientemente: Así deja establecido, coincidiendo con la escuela clásica a quien pretende colocarle las banderillas de su crítica "que es un hecho mate rial y que se impone con clara evidencia que nadie puede vivir sin recurrir a los servicios públicos” , reconociendo en esta causa la razón inmediata y principal del sufragio universal individual* Así interpretado el sufragio, puede ser creencia mística e irracional, pero interpretado de conformidad con la doble función del hombre, el sufragio se transforma en una regla elemental, apta a admitir la adhesión de todos y tan responde a la verdadera naturaleza humana, que si no existiera habría que in ventarlo. 39) Establece que el voto funcional nada tiene de común con las formas modernas o antiguas del sufragio corporativo. La función característica de este voto es la de integrar en el Estado los
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para Laski el gran peligro que prevé como móvil para lanzar los grupos so ciales a la anarquía o a la insurrección, es la injusticia; cuando los pueblos sien ten sus efectos se revelan y pueden seguir a los agitadores audaces que los im pulsan convirtiéndose en sus presas; pero si la actividad gubernamental mane ja la coacción de acuerdo con normas establecidas, la libertad que espía siem pre para revelarse, transforma sus fuerzas de rebelión en impulsos que se dilu yen en sistema de libertades, que pueden convertirse en reformas que impli can la implantación de nuevos tipos institucionales o una nueva visión del Estado. No hemos de seguir el pensamiento de Laski en su plan de reformas que abarca las instituciones políticas, las instituciones económicas, el poder judicial y la organización internacional. Nos basta destacar la postura revisionista que adopta frente al problema que implica la transformación del Estado para man tenerle su carácter democrático; y destacar también la urgencia con que señala la necesidad de adoptar nuevos rumbos para conjurar el fermento revolucio nario que se agita en lo profundo de la masa, que contempla) como un motivo permanente de protesta la exhibición grotesca de la riqueza y de la injusticia “que ha convertido nuestra vida social en una cosa tan burda, artificiosa y afectada/' Para él es incompatible la absurda división de pobres y ricos, en un mundo donde la imprenta lleva el conocimiento y la ciencia a todos los cere bros; donde las comunicaciones facilitadas por el transporte mecánico va rea lizando la unificación económica del mundo; y donde las desigualdades cultu rales tienden a desaparecer para caer dentro de un mismo índice de elevación espiritual. Hay que cuidar entonces que ese fermento que está en el fondo de la mayoría que rechaza los fundamentos morales de un sistema que enardece los ánimos para derribarlo, no desemboque en una revolución brutal y fulmi nante que arrasaría con los fundamentos mismos del actual Estado. Hay en tonces que aprovechar las inquietudes de nuestra época que exigen que dentro de las condiciones del sistema actual puedan y deban verificarse trascendentales modificaciones, para salivar los designios más altos de la especie humana, en cuya cumbre, interpretando el pensar de este gran reformador democrático, podríamos colocar la luz inextinguible de la justicia, de cuyo impulso arran ca la fuerza dominante de la evolución humana. Para el ilustre profesor de Lille, René Hubert, el problema de la crisis porque atraviesa el complejo democrático, no estaría tanto en las causas eco nómicas y sociales propiamente dichas, sino en lias dificultades que existen en los regímenes democráticos de conciliar el principio de autoridad indispensa ble para el gobierno de los pueblos con la organización democrática; no hay así problema más importante, ni más urgente, que definir el principio y el objeto de la autoridad. Y esta importancia es todavía más grande en la democracia, pues lo característico de este régimen es que la obediencia debe ser consentida, valei decir que ella no se imponga sino por su propia virtud. De esa proporcionalidad dinámica en que debe establecerse el equilibrio político de la Nación, la justicia, la solidaridad y la norma, formarán el poli-
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gono de fuerzas permanentes que darán vida al nuevo Estado; de modo que sin justicia y sin disciplina, no habrá Estado, si éste ha de ser la expresión de una solidaridad consentida, viviente y activa. La posición de Nitti, para quien parece escrito el aforismo de Cousin: "La crítica es1la vida de la ciencia"; es bien conocida a través de su producción última y sobre todo en su gran libro: La Democracia. No es posible en los lími tes de este artículo resumir la magnitud de esa obra que puede ser, desde el pun to de vista crítico e histórico, fundamental. Sólo queremos destacar los tres enemigos de la sociedad actual que él señala: los grandes capitalistas, el co munismo, sobre todo en la forma espúrea del bolchevismo; y el nacionalis mo que excita todas las pasiones bélicas. Son los tres jinetes del Apocalipsis que avanzan en medio del desorden en que vive el mundo, angustiado por el miedo a una nueva guerra que no sa be o no quiere evitar. Y en el seno de esa grande inquietud, lo guía la luz del pensamiento de Hegel, para encontrar en el hombre moral, la fuerza que le hará salvar esta etapa dolorosa de negación y de miseria; "la libertad, que es el único régimen de sano vigor que permite todos los contrastes y hace que se revelen todas las energías nuevas". La libertad que no es herencia, sino conquista, y que hay que mantener a todo precio a fin de conciliar las formas económicas de coopera ción, con las formas políticas que no han de sacrificar nunca ni la libertad de pensar, ni la libertad de reunión, para poder 'levantar la nueva arquitectura de la Sociedad fundamentada sobre la civilización moral y humanista. Para completar siquiera sea en esta forma rápida la literatura política, crí tica de los conceptos básicos de la democracia, tendríamos que detenernos con la dedicación debida ante obras de tanta profundidad de pensamiento como la de Laun y la de Kelsen; pero estos autores conjuntamente con Joseph Bartehelemy y B. Mirckine Guetzenitch, nos servirán de materia de estudio para un pró ximo artículo, en el cual estableceremos la evolución del concepto democrático de Estado tomado desde los puntos de vista filosófico, jurídico y constitu cional. Diremos ahora dos palabras a propósito del movimiento revisionista ini ciado recientemente en Francia. Para ello dejaremos de lado toda la abundan te producción, más literaria que política, que continúa desarrollándose alrede dor del pensamiento de Maurrás; ni tampoco consideraremos por ahora la inte-, resante polémica que ha motivado los proyectos de reforma iniciados desde el gobierno por Doumergue; y desde el libro y la prensa por un grupo de escri tores que no observan una sola línea de ataque sino que se colocan desde los más diversos sectores, que van desde Charles Benoist, Tardieu y Daniel Halevy y hasta los Juvenel, Jacques Berdoux, presidente del Comité técnico para la reforma del Estado, Jean Gheano, Luden Rumier, Emanuel Beirl, Jules Romain, Drieu la Rochelle, Marcel Deat, Antoin de Mun, Emile Labarthe; y tantos otros más o menos brillantes, que aportan en general al debate un vigo roso ardor polémico más que un nuevo y original pensamiento. Haremos un corto aparte con el movimiento que se agrupa alrededor de
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HECHOS E IDEAS v:-y' las revistas Esprít, y L'Ordre Nouveau. A. Dandieu, fue el animador espiri tual de este grupo de jóvenes que se embarcaron en esta lucha, sosteniendo el revisionismo de las ideas democráticas, hasta reivindicar para la persona el valor fundamental de este nuevo combate que uno de sus líders, Denis de Rougemot define así: "contra la reacción, afirmamos que el orden establecido, no podría ser ni definitivo ni suficiente. Contra el marxismo, afirmamos que la evolución necesaria no entraña, una mejora del género humano, ni conduce ne cesariamente al paraíso terrestre, A los unos y a los otros les reprochamos el deshumanizar al hombre, por ignorancia de su naturaleza verdadera," Las palabras de orden para esta marcha juvenil inspirada en un gran fer vor espiritual, fueron dadas por el Jefe del grupo poco antes de morir: Pri macía de lo espiritual; revolución necesaria. Dandieu y R. Arón, en "La Revolution Necessaire'V resumen en cuatro puntos el objetivo de su lucha. 1) No más proletarios, es decir, no más hombres destinados exclusiva mente a las formas más serviles del trabajo. Estas serán llevadas sobre el con junto del cuerpo social. 2) Desenvolvimiento extremo del maqumismo y de la racionalización del trabajo, a fin de disminuir al mínimum el trabajo servil e índifereneiado. 3) Organización de los cuerpos profesionales destinados a reglar y provocar las formas creadoras del trabajo. 4) Creación de un servicio civil encargado de repartir sobre el conjunto social el trabajo indiferenciado, de modo a utilizar hasta la menor partícula de trabajo, sin provocar la desocupación. La desaparición prematura de Dandieu, espíritu culto, de una rara capa cidad intelectual, no ha dado tiempo a que pudiera objetivar más su pensamien to, que en algunos; aspectos está muy cerca de de Peguy, ya que sus enunciados demasiado generales no permiten advertir la forma de realización de esos pro pósitos sin apartarse demasiado de los principios, sin los cuales no es posible estructurar la democracia.
Morón, 20 de Junio de 1935.
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“HECHOS E IDEAS” (EL PROBLEMA GANADERO) P O R
DIEGO ORTIZ GROGNET
"Hechos e Ideas", nombre de esta ya prestigiosa revista radical, que ha conquistado a la opinión partidaria de improviso, sugiéreme la pauta a que debo ajustar este artículo. "Hechos", desea, según su título, y opino que los quiere palpitantes, vivos, que sean captados en su existencia actual para poder advertir su metamorfosis futura; además demanda "Ideas", el complemento de su designación, como un imperativo tan necesario de la hora en que se vive, para que ellas, buenas o malas, despierten otras de modo que al contacto de las mismas surja la luz en la orientación y el programa nuevo de la U. C. R., pre ciso y categórico, por los problemas inmediatos a resolver que la República tiene. Aquellos que constituyen una aspiración más remota, que no tienen aún el perfil de lo inmediato y concreto, que poseen ¡la característica de una ne bulosa, por ser simples sentimientos instintivos de las masas, irán paulatina mente diseñándose en el tiempo, por cuanto contienen el germen pujante de las reivindicaciones del pueblo, hasta adquirir en el futuro la brillantez de la idea, que será la acción y la obra de un claro programa de gobierno de la Unión Cívica Radical. Sintético tendrá que ser este artículo, pues los "hechos" y las "ideas" se expresan rápidamente, porque son seres que tienen personería aislada y se muestran tal como son, los unos fuera de nosotros, las otras en nuestro íntimo pensamiento, que adquieren también al manifestarse, algo de los "hechos", con la diferencia que los "hechos" son acontecimientos existentes, consumados; y las "ideas", "hechos" a operar sobre los que existen como tales para que éstos cambien y dejen de ser como son. Bien expuesto así el espíritu de esta colaboración para la revista HECHOS E IDEAS, surge perentoria a mi espíritu esta pregunta: ¿Cuál es uno de los hechos inmediatos que preocupan a la opinión pública? Indiscutiblemente, res pondo, la discusión sobre el problema ganadero. El debate del Senado ha puesto'de manifiesto una vergüenza nacional. Es asombroso que el monopolio de las carnes por las empresas capitalistas extranjeras haya tenido y tenga los privilegios que se han señalado en perjuicio de nuestra economía. Desde hace
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tiempo se sabía, aunque no con amplitud de los detalles como los expuestos, la explotación de que eran víctimas nuestros productores, Pero, al señalarse esos “hechos” sobre nuestra ganadería y el comercio de carnes, no se ha visto, ni se ha indicado, cuál puede ser la solución del problema; se le ha criticado con elocuente razonamiento, pero no se han dado los remedios, y es natural que si no se buscan las “ideas” para evitar los males, los “hechos” actuales de los frigoríficos, pasados los instantes de la atención y curiosidad pública, conti nuarán como hasta ahora, ahogando cada día más en la miseria al productor, y explotándolo por medio de sus hábiles juegos y maniobras. El convenio anglo-argentino sobre la importación de carnes argentinas a la Gran Bretaña ha fijado la cuota de carne enfriada que la República Argen tina tiene derecho a exportar hasta el mes de noviembre del año 1936, fecha en que vence el tratado comercial entre las des naciones. Por el artículo 3o del expresado tratado se reservó a los auténticos productores un 15 % sobre el total de la carne “chilled” , quedando el 85 restante a favor de los frigorí ficos. Sabido es que del 15 %, un 4 °¡o comprendía a las exportaciones del frigorífico de Gualeguaychú y Frigorífico Municipal, de manera que quedó un 11 % disponible para los productores. Esta famosa cuota, que tanto ha dado que hablar, constituye, en realidad, un porcentaje ridículo, comparado con el asignado a los frigoríficos. La importancia del negocio de carnes para los ganaderos argentinos no estriba, en realidad, en la expresada insignificancia de esa cuota permitida a los productores, sino en comenzar a administrar ellos mismos el mercado in terno del país, que es muy1 superior al volumen de toda», la carne que se exporta a la Gran Bretaña. Notorio es'que el consumo interno alcanza al 70 % y que todo lo exportado por los frigoríficos y lo permitido a los productores sólo llega al 30 % de nuestra producción ganadera. Ese 70 % casi en su totalidad también es aprovechado por los frigorí ficos, en perjuicio de la producción! argentina. Este “hecho” , grave para nues tra ganadería, que constituye una realidad, exige una “idea” para resolver tal anacronismo, a fin de que desaparezca su influencia desastrosa en nuestra eco nomía. ¿Cómo puede resolvérsele? Sencillamente, tratando de que el Frigo rífico Municipal trabaje al máximo para los productores y prohibiendo a los frigoríficos extranjeros que dentro del territorio de la Nación se inmiscuyan en ese comercio, que quedará así reservado únicamente a las cooperativas y sociedades de ganaderos argentinos. Si no fuese posible de entrada absorber todo ese comerció por las sociedades argentinas, y a fin de no dislocar nuestro comercio interno de la carne, podría adjudicársele a los frigoríficos una cuota por la parte que los ganaderos argentinos en sus establecimientos industriales dejasen de aprovechar, pero bien entendido que a medida que surgiesen los fri goríficos argentinos en el territorio nacional, paulatinamente irían perdiendo esa cuota las sociedades extranjeras dentro del mercado interno, para ser ad quirida por los argentinos. La ley 11.747, que crea la Junta Nacional de Carnes, preceptúa en sus artículos 7Q, 8 Vy 99 que el Frigorífico Municipal debe pasar a los productores, pero a pesar de los casi dos años de existencia de la
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El Radicalismo DE
S A N T A FE P O R
TEÓFILO A+ MEANA La intensa actividad del radicalismo de Santa Fe señala el comienzo de la renovación de nuestras costumbres cívicas que engendrarán las soluciones de mocráticas reclamadas por la hoy confusa y agitada vida nacional. Esta acti vidad coloca a los ciudadanos radicales directamente ante la responsabilidad de la designación de los hombres llamados a regir* el gobierno de la provincia. Es la prueba de fuego a que nos somete la Nación; después de cinco años cíe for zada exclusión de la vida cívica, después de cinco años durante los cuales nues tro sentimiento radical se esclareció y obró como la fuerza de fusión de las energías populares, esta actividad es la manifestación de la conciencia demo crática que será la garantía de que nuevos métodos de convivencia partidaria consagrarán el efectivo y constante perfeccionamiento de la organización del partido. Con el voto directo desaparecen los peligros inherentes a los complicados mecanismos electorales que aprisionan la voluntad popular en exclusivo bene ficio de pocos. Con él se ha dado responsabilidad activa a la masa partidaria y participación directa en la formación de los cuadros partidarios que han de ser en el futuro los comandos de la cosa pública. Con el voto directo todos los factores efectivos de la riqueza y la cultura nacional adquieren presencia en el seno del partido y en la función pública; todos los intereses, todás las aspira ciones, todos los ideales, concurren así a robustecer y substanciar el alto y su: perior ideal que es el programa de la Unión Cívica Radical. Al reincorporarnos a la vida cívica, después de cinco años de violenta ex clusión, no debemos olvidar que el radicalismo de Santa Fem ó cumple, como podría suponerse, un acto de mera significación local. T odo el radicalismo del país pone allí a prueba su! capacidad para interpretar y expresar concretamente las exigencias y realidades de cada uno de sus miembros. Las fuerzas locales del radicalismo actúan en base a sus particulares características, reproducen las ne cesidades sociales y políticas de su propio medio provincial, sin renunciar a la necesaria autonomía que ese mismo medio impone. Los radicalismos provin ciales reciben la consagración nacional únicamente en la coordinación, colabo
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ración y disciplina de conformidad con las directivas de los supremos orga nismos partidarios que ellos mismos orientan y forman. En el seno del radicalismo no hay posibilidad de vida para fuerzas ais ladas, para movimientos fragmentarios ni disidencias perturbadoras. La unidad del partido se afirma en el perfecto funcionamiento y acuerdo de cada uno de sus órganos, en la clara estructuración de los partidos provinciales, en la iden tidad del sentimiento nacional y de la fe democrática que la Unión Cívica Ra dical ha sabido mantener siempre viva, pese a todas las persecuciones, a todos los errores propios y extraños. La unidad del partido hace del radicalismo la expresión del pueblo de la República y nos concede el derecho a regir legítima mente los destinos de la vida nacional. De ahí que deba ser un principio sa grado el mantenimiento de la unidad y cohesión del radicalismo y el fortale cimiento de los vínculos solidarios con los órganos superiores y con los hom bres que con probidad y abnegación tienen el timón del partido en el orden nacional. El radicalismo, pues, vuelve a la vida cívica fortalecido en la adversidad, consolidada su unidad, con la firme voluntad de todo el pueblo de la Nación de afirmar el imperio de la Constitución, afianzar sus instituciones democrá ticas, restableciendo la justicia y el orden social que nuestros prohombres no cesaron de proclamar, practicar y enseñar. Decidido a mantener las bases democráticas de las instituciones republi canas, el1radicalismo de Santa Fe se ha impuesto el estricto cumplimiento de! la Constitución, como garantía necesaria y suficiente para la concreta realización de su programa social y político. El constituye la base de la estabilización social de la República, porque es el único partido que se apoya en la totalidad de las masas trabajadoras y en la de los pequeños productores. De ahí que el radicalismo encierre en su seno todas las infinitas fuentes de la riqueza y grandeza nacional. Para la necesaria defensa de sus elementos constitutivos el radicalismo no tolera, como nunca lo ha tolerado, las exóticas infiltraciones antidemocráticas que se proponen perturbar y ofuscar a la masa partidaria para destruir su cohesión y unidad, que es la esencia de su vigor. Las actividades perturbadoras de los extremos de derecha e izquierda, impulsados por sugestiones extrañas y enemigas de los supremos intereses del país, concurren en el propósito de frag mentar, desarticular y anarquizar la sociedad argentina. Hemos asistido, du rante nuestro forzado alejamiento de la vida pública, al triunfo de todas las arbitrariedades, al ensayo criminal en el cuerpo vivo de la Nación de sistemas identificados con intereses antagónicos con la soberanía nacional. Como un resabio de esos efímeros sistemas estamos asistiendo a la inepta manía de re gular la economía y la producción con medidas burocráticas, que cuando no están inspiradas en intereses extranjeros, son mezquinas presunciones de querer gobernar a un pueblo que los rechaza. Subvertidas lasl instituciones, descono cido el principio autonómico de los Estados argentinos, restringidas las liber tades públicas bajo la máscara de la falsa prédica nacionalista, que ofende las tradiciones mismas del sentimiento argentino, se ha osado afirmaü que con ello
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se salvaba el país del peligro radical. Así es cómo la lucha contra el radica lismo se ha resuelto en sus efectos en la lucha contra los cimientos de las libres instituciones, contra la Constitución, contra la estabilidad social y el bienestar general. De ahí, entonces, que el radicalismo sei erija contra los absurdos planes económicos y sociales con que se quiere aniquilar las libertades de pensar, de trabajar, de producir, de poseer para sí y disponer de lo propio. Una vez más el radicalismo refirma su voluntad de mantener los beneficios de las conquistas democráticas para todo el pueblo. La Unión Cívica Radical es y debe ser el partido de las realidades polí ticas y sociales. La visión realista de los elementos y factores de la vida pro vincial nos trazan los lineamientos de la obra de gobierno que incumbe rea lizar a los hombres del radicalismo. Las renovadas costumbres cívicas, la per cepción clara de la función orgánica de los partidos provinciales, ha de llevar al gobierno de la provincia a los hombres que se proponen gobernar y no en sayar fórmulas y programas ajenos al medio en que han de aplicarse. Irán los que sean la manifestación de la sensibilidad partidaria y la> que el voto di recto ha ofrecido posibilidades de expresarse inmediata y concretamente. El pueblo de Santa Fe, por otra parte, es la reunión de fecundas indivi dualidades consagradas al trabajo, es el conjunto social de preciosas conden saciones de modestas riquezas, fruto del esfuerzo inteligente y previsor, es la suma de sólidos capitales familiares que representan la auténtica reserva moral de la nacionalidad, que son el baluarte de la fe democrática sobre la cual se asienta majestuosa la Patria. A la clara visión, pues, de la realidad provincial ha de ajustarse la obra constructiva y eficiente del radicalismo. Habrá de traducirse en una acción legislativa que realice el propósito de liberar la producción y el trabajo de las asfixiantes cargas fiscales impuestas sin consultar los verdaderos intereses de los productores; ha de dar a la provincia la legislación que asegure el equilibrio social de las fuerzas productivas y ga rantice a las masas trabajadoras el fruto de sus esfuerzos y purificar también las instituciones democráticas de todas las impurezas que los intereses extraños han introducido. Cualquiera sea el resultado de la intensa agitación democrática que vive el partido en Santa Fe, la unidad del mismo ha de primar. Los organismos provinciales no deben dejar de vivir la vida del partido, que comprende a toda la Nación, y en ningún momento pueden dejar de observar los deberes implí citos a su colaboración: disciplina para con el Comité Nacional, que es el expo nente de la tradición unitaria del radicalismo. Disciplina que debe sentirse como la comprensión y respeto de las formas democráticas como esencia de la misma Democracia.
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Con fe de videntes se emprendió la tarea de estructurar de nuevo al país, adecuándole para la función superior del gobierno propio, a la que no estaba acostumbrado. Después, deslumbramiento de cumbres, mirajes de horizontes imprevis tos, problemas humanos de amplitud insospechada que conmovían al mundo, rumor de marea creciente, siniestro crujir de instituciones multiseculares que tambaleaban minadas en sus cimientos, labor afanosa de titanes creciendo con las necesidades e improvisándose con ellas para salirles al paso: todo eso y algo más: comprensión indulgente, perdón para el extravío, corrección para el ye rro, lección perenne de ecuanimidad, eso fué el primer gobierno radical. N o la gratitud nacional, el alma nacional que fué por él trasuntada fiel mente", ha de nimbar en la historia la personalidad singular del varón sustan tivamente argentino que fué Hipólito Irigoyen. Si grande y árdua fué la gestión del prim er período de gobierno del radica lism o, n o lo fué m enos la del segundo. C o n traíd o s los hom bres a su labor de responsabilidad y patriotism o, sin claudicaciones n i desfallecimientos pro siguieron la obra de reparación iniciada para consolidar u na grande y efectiva democracia. Vicios, errores y defectos, inherentes a todas las agrupaciones humanas, a todas las instituciones en trance de cristalización, que sólo llegan a lo per fecto después de depurarse en el tiem po y la experiencia, fueron anotándose y corrigiéndose con lealtad, a medida que despuntaban, ya como tendencias de magógicas con que la deficiencia cultural de las masas confundía la aptitud pri m ordial de acaudillar m ultitudes en el suburbio, con la capacitación reflexiva y honda de dirigir pueblos desde el gobierno; ya con la avasalladora tendencia de las mayorías a constituirse en oligarquías o en unicatos. Quedan documentadas en páginas de aleccionadora sabiduría política, mensajes presidenciales en que se anotan estos males y se indican los remedios urgentes a aplicárseles. Paralela a esta obra, el impulsado ritm o de crecimiento del país, el es tím ulo al desarrollo de su riqueza, la protección a la vida industrial incipien te, dentro de normas discretas que no alteren fundamentalmente el equilibrio de nuestra economía y nos vayan preparando para las etapas ulteriores. Pero, los desalojados de ayer, mientras tanto, vigilaban urdiendo en la sombra la maquinación incomprensiva y dañina, que, si tenía miras al bene ficio personal, era lesiva a las conquistas institucionales logradas y a los pro fundos anhelos del pueblo. De un solo golpe, la democracia argentina retrogradó en cincuenta años. A la armonía del juego institucional, desde luego imperfecto, qué duda cabe, pero legal, benéfico, tolerante, fraterno y dentro del que cabían todas las coy rrecciones a los defectos anotados, todas las reparaciones y enmiendas a los errores que pudieran haberse cometido, toda la amplitud de posibilidades a las aspiraciones de mejoramiento social, sucedió la violencia y el bochorno de la fuerza erigida en árbitro de la vida civil de la Nación, a la que se afrentó con una dictadura. 142
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Con fe de videntes se emprendió la tarea de estructurar de nuevo al país, adecuándole para la función superior del gobierno propio, a la que no estaba acostumbrado» Después, deslumbramiento de cumbres, mirajes de horizontes imprevis tos, problemas humanos de amplitud insospechada que conmovían al mundo, rumor de marea creciente, siniestro crujir de instituciones multiseculares que tambaleaban minadas en sus cimientos, labor afanosa de titanes creciendo con las necesidades e improvisándose con ellas para salirles al paso: todo eso y algo más: comprensión indulgente, perdón para el extravío, corrección para el ye rro, lección perenne de ecuanimidad, eso fué el primer gobierno radical. No la gratitud nacional, el alma nacional que fué por él trasuntada fiel mente, ha de nimbar en la historia la personalidad singular del varón sustan tivamente argentino que fué Hipólito Irigoyen. Si grande y árdua fué la gestión del primer período de gobierno del radica lismo, no lo fué menos la del segundo. Contraídos los hombres a su labor de responsabilidad y patriotismo, sin claudicaciones ni desfallecimientos pro siguieron la obra de reparación iniciada para consolidar una grande y efectiva democracia. Vicios, errores y defectos, inherentes a todas las agrupaciones humanas, a todas las instituciones en trance de cristalización, que sólo llegan a lo per fecto después de depurarse en el tiempo y la experiencia, fueron anotándose y corrigiéndose con lealtad, a medida que despuntaban, ya como tendencias de magógicas con que la deficiencia cultural de las masas confundía la aptitud pri mordial de acaudillar multitudes en el suburbio, con la capacitación reflexiva y honda de dirigir pueblos desde el gobierno; ya con la avasalladora tendencia de las mayorías a constituirse en oligarquías o en unicatos. Quedan documentadas en páginas de aleccionadora sabiduría política, mensajes presidenciales en que se anotan estos males y se indican los remedios urgentes a aplicárseles. Paralela a esta obra, el impulsado ritmo de crecimiento del país, el es tímulo al desarrollo de su riqueza, la protección a la vida industrial incipien te, dentro de normas discretas que no alteren fundamentalmente el equilibrio de nuestra economía y nos vayan preparando para las etapas ulteriores. Pero, los desalojados de ayer, mientras tanto, vigilaban urdiendo en la sombra la maquinación incomprensiva y dañina, que, si tenía miras al bene ficio personal, era lesiva a las conquistas institucionales logradas y a los pro fundos anhelos del pueblo. De un solo golpe, la democracia argentina retrogradó en cincuenta años. A la armonía del juego institucional, desde luego imperfecto, qué duda cabe, pero legal, benéfico, tolerante, fraterno y dentro del que cabían todas las co rrecciones a los defectos anotados, todas las reparaciones y enmiendas a los errores que pudieran haberse cometido, toda la amplitud de posibilidades a las aspiraciones de mejoramiento social, sucedió la violencia y el bochorno de la fuerza erigida en árbitro de la vida civil de la Nación, a la que se afrentó con una dictadura.
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Desde ese momento, se abre un paréntesis angustioso* Las mismas fuer zas oscuras que en los días lejanos de los orígenes chocan, llevando al país a la anarquía, vuelven a encontrarse* Felizmente no ha pasado en vano el tiempo, ni ha sido vano el viril es fuerzo constructivo. El panorama ahora, ha cambiado fundamentalmente; y el clima espiritual, es otro bien diverso. Pese a quien pese, la batalla esta vez ha de librarse en el campo de los comicios; y ha de ser el veredicto de las urnas quien se imponga. A la coalisión de fuerzas retardatarias que agrupa en su favor el feuda lismo argentino, abdicando de la dignidad civil de la Nación que quiere a su ejército como el brazo armado de su poder, pero no como guardia pretoriana que le proporcione amos y menos generales, salvadores providenciales de sus destinos, a esta coalisión retardataria que, al margen de toda ley mantiene ar mado el brazo de las facciones, y opone organizados los intereses — sean éstos militares, eclesiásticos o económicos— del privilegio; ha de salir al encuentro una fuerza avasalladora e irresistible que encarna todos los anhelos vitales de una democracia ya estructurada, la Unión Cívica Radical. Para desalojarle del gobierno, fué preciso desquiciar al país, pisotear sus instituciones, detenerle en el camino de sus progresos. Queda por ahí alguna Ley, que hablará al porvenir con elocuencia trágica: la que le negaba el camino del comicio, la que ingenuamente le desconocía, porque su retorno era negativo (sic) al espíritu de una revolución que le había usurpado el mando. Pero, el radicalismo, con sus errores y sus imperfecciones, viene desde hace décadas escribiendo la historia de la democracia argentina en su proceso evolutivo y encarnando las aspiraciones del alma popular, que se traducen en anhelos de justicia y en patrióticos propósitos de engrandecimiento colectivo. Ha pasado por las grandes pruebas de la vida y de la acción; y ha salido de ellas incólume. En la abstención, primero; en el gobierno, después; en la proscripción, más tarde; las fuerzas morales que le dieron origen, n a han hecho más que acentuarse, precisarse, definirse. Como la misma alma popular que le alienta y estimula, cada día es más grande y más generoso. Es así cómo le vemos en este momento presentarse ante la Historia, dis puesto a retomar la dirección de los destinos del país, maduro por la experien cia, consagrado por el dolor de la persecución injusta y del exilio inicuo, sereno y magnífico en la plenitud de sus ideales de bien común; y en la plenitud de su capacidad de traducir en acción esos ideales.
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De Marcelo T* de Alvear Para "HECHOS E IDEAS"
En el 2o. Aniversario de la
El 3 de Julio, día de la muerte de Hipó lito Yrigoyen, quedará inscripto en los ana les del partido como la fecha de más poderosa sugestión evocativa. Pero al rendir homenaje a nuestro gran procer civil, fundador efecti
Muerte
vo de la democracia argentina, estamos obli
de
gados los radicales a hacer ante nosotros mist mos un balance de nuestros actos y un exa
Hipólito
men sincero de nuestra conciencia y cuidar de
Yrigoyen
que el nombre de Yrigoyen no sirva para apuntalar intereses o pasiones, ni que se in voque su recuerdo para mezclarlo en la tra ma de las pequeñas cuestiones partidarias, sus citadas por el diario bregar de hombres o de grupos.
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la ley da Transformación Agraria da Entre Dios P O R
BERNARDINO C HORNE Uno de los problemas más importantes a resolver en el país es el de la tierra, el cual se vincula al de la población y al del urbanismo. El latifundio y la despoblación de nuestros campos — el 60 °/o de la población vive hoy en las ciudades— siguen siendo puntos que deben considerarse enérgicamente, por acción directa. Todas las reformas agrarias han comenzado con la distribución de la tierra, porque es lo más visible y lo más justo. Este aspecto tiene íntima relación con varios c importantes problemas económicos y sociales. En Entre Ríos hemos planeado como punto básico de la acción del gobierno en la campaña, su división, dentro del principio jus tísimo que establece que la tierra debe ser de quienes la trabajan. Con la ley de transformación agraria — inspirada en esa idea— hemos ido al fondo del problema. En virtud de ella no sólo se distribuirá tierra, sino que se matará el individualismo que caracteriza a los agricultores y se los orientará dentro de nuevas fórmulas de convivencia. El plan enunciado im plica una real y efectiva reforma agraria. La ley faculta al P. E. para comprar tierras con el objeto de ser distri buidas entre agricultores capaces y seleccionados. Un Consejo Agrario cen tral, compuesto por siete miembros: un representante del Banco de Entre Ríos, uno de la Federación Entrerriana d e,Cooperativas, un senador y dos diputa dos, el director del Departamento Agrícola-Ganadero y un representante de los colonos beneficiarios, es el encargado de llevar el control técnico y admi nistrativo de las colonias, el que aconseja la compra de campos, estudia las solicitudes de agrarios y asesora sobre su admisión, o rechazo. En cada colonia existen Consejos locales de colonos, elegidos directamente por ellos, los cuales intervienen en toda obra de mejoramiento, en la exclusión de los que no cumplen con las prescripciones legales o reglamentarias, en el otorgamiento de títulos y en todo otro acto de beneficio colectivo. Dependen del Consejo Agra rio Central. Cada colonia constituye un núcleo con su individualidad propia, sus
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cultivos c industrias» su escuela rural adaptada al medio y su cooperativa* Exis te» además, en cada una de ellas un encargado, que es técnico, el cual dirige en la reserva fiscal los cultivos modelos, viveros, planteles y da enseñanza práctica a los colonos e hijos de éstos* Como se ve, una organización así tiende a matar el individualismo, como decía anteriormente, y a encauzar a los trabajadores dentro de nuevas normas de vida, no sólo del punto de vista técnico y de su capacidad para el trabajo, sino de su enseñanza para resolver los problemas en conjunto* U n nuevo es píritu y un hombre mejor saldrá, indudablemente, de estos verdaderos labo ratorios de nuestro progreso agrario* La ley contempla la compra de campos por convenio y por expropiación, calificando ésta. Se emiten títulos para con su venta formar un fondo propio, pudiéndose pagar los campos con los mismos. Hasta ahora todas las compras se han realizado pagaderas en títulos, existiendo mucha oferta. Se han ofre cido más de 150.000 hectáreas en esas condiciones. La primera parte del plan deberá cumplirse en diez años, ubicándose en primer término los agricultores arrendatarios e hijos de colonos; luego se introducirán nuevos núcleos, to mados de las razas más adaptables, seleccionándolos. El Gobierno lleva compradas unas treinta mil hectáreas. Se han organi zado e inaugurado las colonias oficiales N 9 1 y N 9 2 , las cuales están en marcha. Actualmente se subdividen dos nuevos campos, donde deberán formarse dentro del año corriente las N 9 3 y N 9 4. Tenemos plena fe en el éxito del plan y en sus consecuencias favorables para la economía. Transportada esta acción a toda la República, tendría consecuencias im previsibles. Hay que poblar y subdividir nuestra tierra, crear consumo e in dustrias, para que el país deje de ser un simple país productor, para que no tenga que andar golpeando las puertas de los viejos países consumidores del mundo. Para ello se debe resolver el problema de la tierra y abrir nuevas co rrientes a la inmigración seleccionada. En pocas palabras, poblar bien y trans formar nuestros latifundios en medios de; trabajo. JUNIO 1935.
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Psicología del Estado Político Argentino Por A L FR E D O
ACOSTA
(Conclusión) BATALLA ELECTORAL DE BUENOS AIRES
En fin, después de tantas y tan crueles persecuciones, suponen deshecha a la Unión Cívica Radical y se disponen a repartirse y a ocupar los gobiernos, convocando a elecciones en cuatro provincias, principiando por la de Buenos Aires, El triunfo electoral era una fija para los dictatoriales, por desconocer o no tener en cuenta dos principios de psicología colectiva. Uno, que las perse cuciones, en vez de disminuir y destemplar, agrandan las muchedumbres por contraste de sugestión simpática, y retemplan, por contraste de refirmación de fe, el espíritu de la colectividad hostilizada. El otro, que no se ganan victorias comiciales, por más despliegue de violencia que se haga, sin contar con el sen timiento colectivo del electorado, como no se ganan batallas guerreras sin con tar con el espíritu de la tropa. Por más genio militar que el jefe; tenga, y por más rigor que despliegue, de nada le servirán si la muchedumbre — ejército— no siente interés en batirse, en exponerse y en sacrificarse por la victoria. En cambio, si el espíritu combativo lo domina, hasta las fallas tácticas del jefe, y cualesquiera otra desventaja, la suple y la salva el denuedo intrépido de la tropa. Si un Napoleón hubiera estado al frente del ejército de Rosas en Caseros, igual mente hubiera sido vencido, por carencia del espíritu combativo que le sobraba al de Urquiza. Aquél estaba hastiado de la tiranía, que ya no tenía interés en defender, mientras que el de Urquiza se sentía impulsado por el deseo entu siasta de abatirla; fenómeno psico-colectivo que no escapó a la genial penetra ción de Mitre cuando dijo: "que era un ejército que estaba vencido antes de combatir". Fué lo que sucedió en, la batalla electoral de Buenos Aires, librada’ el 5 de abril de 1931. Frente a una muchedumbre sin el espíritu que infunde a las masas la persecución de nobles propósitos colectivos, se alinea la muchedumbre radical, iluminada por la radiante luz de la libertad y de la dignidad nacional que defiende, sumándose al entusiasmo de sus adeptos los contagiados por la nobleza de sus ideales y por lá serenidad y altivo desdén con que han soportado tantos padecimientos. Y no obstante todas las desventajas con que fué a la contienda, todas las allanó el entusiasmo y decisión de luchar y de exponerse
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por el triunfo de la democracia. La victoria fue completa, cumpliéndose la ley psicológica que asigna a las persecuciones colectivas gran poder de sugestión proselitista, al par que afirman la fe en el credo y retemplan el; espíritu de los perseguidos. Esta derrota electoral, tan rotunda como inesperada, los llena de estupor, avivando la neurosis, que los agita. Y, predispuestos como están para el delito, afiebrados por una morbosa ambición del poder, no se detienen ante la mag nitud del nuevo que van a cometer. Inducen al dictador a que se saque la careta de respeto a la soberanía popular, desconociendo el veredicto de las urnas, porque ese veredicto importa el repudio del pueblo al cuartelazo de setiembre. ¿Qué importan la ley, las instituciones, la moral, la fama del país, los magnos intereses económicos que van a herirse, ante el peligro de la pérdida de: los go biernos? Y ya que las cárceles, los exilios, los confinamientos y las persecu ciones no han bastado para aniquilar al coloso, en este caso el pueblo, repre sentado por el radicalismo, se apelará también a la barbarie de las torturas para someterlo. Así se llega hasta el suplicio. DOS ALMAS FRENTE A FRENTE
En los períodos de crisis social, en los que las peores pasiones colectivas fermentan, desapareciendo el respeto a la ley, la majestad de la justicia y hasta los vínculos de parentesco, florecen siempre los criminales, los malhechores, los desalmados y sayones de instintos feroces, ávidos de emociones fuertes, de es tragos, de incendios, predispuestos a todas las perversidades, a toda clase de profanaciones y a toda clase de delitos, constituyendo todos una sola alma que se deleita en el daño y se gozaj en el sufrimiento humano. Frente al alma su friente, pero altiva, idealista y sana de la muchedumbre radical, álzase, iracun da y delirante por la derrota, el alma de aquella otra muchedumbre morbosa que representa al conservadorismo y que aplaude a la tiranía. Muchedumbre sin ideal, perezosa y apegada a la servidumbre, que sólo pide crueldad, pan y juegos, como la muchedumbre neroniana. Mientras ésta festeja y aplaude las persecuciones, los confinamientos, las prisiones y las deportaciones de los ra dicales; mientras ésta ríe y se goza en sus padecimientos y en sus torturas, tan bestializadas como la muchedumbre parisiense que aullaba de placer ante los sufrimientos de Cuasimodo; mientras esta muchedumbre criminosa y criminal, sin sentimientos fraternales, ni sensibilidad nacional se recrea y deleita ante los cuadros horrorosos de suplicios medioevales y lanza vivas al despotismo, la otra, sufre, calla y se desangra por la libertad. Son dos almas, dos ideologías, dos culturas distintas que están frente a frente, representando, la una, el ocaso de una civilización político-económicosocial decrépita y corrompida, sintetizada en la dpresión y el privilegio; la otra, la aurora naciente de una nueva, más elevada y más humana civilización, sin tetizada en la libertad, en la justicia social y en una más digna elevación de la vida colectiva. Por esa ruta, iluminada por los relámpagos del genio creador de la Nación, surca los espacios de la patria el alma radical, y nada ni nadie podrá detener su vuelo histórico ni abatir la fuerza colectiva que la impulsa hacia la meta de sui definitiva realización social.
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IDEAS LOS SUPLICIOS
El general Aldao, que se sentía devorado, como Uriburu, por una en fermedad terrible, cuyo dolor le perturbaba la mente, predisponiéndole a la demencia criminal, gozábase, excitado por el vocerío placentero de la solda desca semibárbara y alcoholizada que le rodeaba, en traspasar con su lanza el cuerpo del prisionero indefenso, Uriburu, excitado por la fobia antirradical que saturaba el palacio de gobierno, acusando una anestesia mental deplorable, dureza a que suelen conducir las dolorosas molestias del mal que lo consumía, complacíase en la aplicación de torturas horribles a los encarcelados políticos, sin excluir a camaradas militares de alta graduación, martirios cuyas descrip ciones emocionantes, a la vez que vergonzosas para la civilización argentina, registráronse en las columnas de algunos diarios de la época. En ambos cua dros, la bestia humana saliendo de su ocultación, aparece viva y excitada por una roja visión criminosa. Nerón, pulsando el laúd de oro y cantando, ilumi nado por las llamas que devoraban a la omnipotente Roma, no acusa un peor estado psicopático denunciador de la triste enfermedad que lo atormenta. DIGNATARIOS Y JUECES
Era tanta la embriaguez persecutoria criminal reinante alrededor del dicta dor, que asumiendo, finalmente, todos los caracteres de la psiquis colectiva inferior y primitiva, recae en la adoración de la violencia, tanto más placentera y voluptuosa cuanto es más repugnante. Vióse, así, a altos dignatarios del cenáculo dictatorial, imitando a los togados eclesiásticos de la Inquisición, apro ximarse al antro de los suplicios para deleitarse en la escucha de los ayes des garradores de las víctimas en martirio. Los gemidos quejumbrosos vibraban en las ondas que los! trasmitían adoleciéndolas con fúnebre sonido, mientras los dignatarios, disimulados tras los cortinajes de las puertas, fumando sus ciga rrillos, reprochaban la heroica lealtad de los mártires, diciendo en voz baja: “Ellos tienen la culpa, porque se emperran en no delatar a los jefes de la cons piración” . Y con esto, sin ninguna emoción de condolencia, excusaban la im piedad, mientras seguían los ayes, y ellos seguían escuchando, a la espera de alguna revelación sensacional, tranquilos, indiferentes, como si los nobles mártires no fueran sus hermanos. A tan bajo grado había descendido el sentimiento ético ert las esferas ofi ciales, que hasta los jueces oían aquellos ayes sin horror. La ondulación de la morbosidad epidémica criminal había también impresionado, con su contagio psíquico, el sentido ético de la justicia. Pudo, así, tanta maldad, quedar sin castigo. ¿Qué juez iba a castigar a los monstruos martirizadores sin que el dictador lo echase de su estrado, como con otros había pasado? La justicia es taba sin jueces. EL CAMINO DEL COMICIO SE CIERRA
De un ambiente semejante no podían surgir sino engendros tiránicos y desorbitados. Así surgió la facultad monstruosa del “veto” dictatorial a las candidaturas radicales, con lo que quedó sepultada, a los pies del César, la noble estatua de la Democracia, tallada en granito heroico y con tanto sacri ficio por el genio redentor de la Unión Cívica Radical,
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El plan liberticida se consumaba cerrándole el camino del comido a los radicales, que se retiran en filas cerradas, serenos, radiantes de fe en el genio re constructivo de la Patria, tanto más firmes y altivos cuanto más se sienten los únicos cruzados de la libertad en medio de aquel turbulento oleaje de barbarie y delitos que la golpea, pero que no la rinde, dispuestos a defenderla, a sufrir y a morir por ella, semejando en este aspecto la invencible fortaleza espiritual y la serena placidez de los cristianos de aquellos tiempos de furor persecutorio, que no por lejanos, dejaron de tener un parecido con los uribureanos. Desde ese momento el sufragio quedó sometido a la autoridad, copiándose el régimen italiano. CRISIS FINANCIERA ECONOMICA Y MORAL
Y en tanto que la Unión Cívica Radical, recogida en la abstención y gua recida en las catacumbas de sus mártires, ve aumentarse sus huestes y acrecer sus prestigios, sus adversarios distraen el tiempo en disputarse los despojos elec torales de que se le hizo víctima. Y, mientras la crisis financiera y económica, agudizada por patentes despilfarros fiscales, gastándose en el solo infamante servicio de espionaje en el interior y en países limítrofes — en el que no faltan encopetadas damas— y en dádivas a cierta clase, ingentes, fabulosas sumas; mientras el monstruo opresor de laboriosos y productores robustece sus ten táculos, alimentado por la avalancha insaciable de impuestos y gabelas que asfixian al comercio, a la industria y a la producción; mientras la desocupación y la ruina social acrece hasta llevar al pueblo de la miseria a la desesperación, los culpables de tanto daño sólo se preocupan en repartirse, gruñéndose entre ellos, la túnica mancillada de la Nación. LOS NUEVOS PODERES
Del estado de cosas descrípto surgieron los nuevos poderes que hoy man dan en la Nación. Evidentemente han surgido de comicios mutilados, a los que le fué impedido concurrir a la más poderosa entidad cívica del país. Ante ningún criterio ímparcial, sano y sensato, aun sin versación en materia jurídicoconstitucíonal, podrían esos poderes pretenderse, en tales condiciones, realmen te representativos de la voluntad soberana de los pueblos. Y, mientras esas condiciones subsistan, no puede considerárseles sino como una continuación de los poderes de la dictadura. La Unión Cívica Radical lo pensó así; no por haber sido ella la entidad democrática despojada del sagrado derecho del voto, sino porque el hecho no' consentía otra interpretación jurídica. Colocada en este punto, serena, aca llando agravios, fija la mirada en todos los intereses de la Patria, meditó y di jo: Dos caminos quedan a seguir en la obra de la reconstrucción institucional: el de la paz o el de la guerra — comisión o revolución. Y agregó: admitiendo que estos poderes son, por vicio de origen, una continuación de los creados por la dictadura, nada impide que, retornando al propósito de contribuir, con la concurrencia al comicio, a la normalización ins titucional que tuvimos durante la autoridad de ayer, no podamos repetirlo y hacerlo efectivo ahora durante la autoridad que la continúa. La autoridad de hoy, es la misma que la de ayer, habiendo sólo variado las condiciones de tiempo que harás más largo el camino a recorrer hasta la definitiva realiza
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ción de la obra, A ella debemos ir, se dijo, siempre, naturalmente, que se ga rantan comicios libres y honestos, los únicos que la Unión Cívica Radical pue de honorablemente frecuentar. Si esto no sucediera, el tránsito por el otro ca mino se impondría entonces como una necesidad superior a todos los demás in tereses, porque arriba de la dignidad nacional no cabe concebir ningún otro, Claro que el tránsito por ese camino demandaría gran preparación y mucho tiempo. Sereno, generoso y patriótico razonamiento que conciliaba el interés ins titucional con el interés de la Paz. El orientó el sentimiento partidario y por sus vías encauzóse su reorganización y disciplina. CAUSAS DE LA PERSECUCION RADICAL
La causa que impulsa el espíritu persecutorio a la Unión Cívica Radical, está bien manifiesta. Es concentrar esta en su seno la mayoría del electorado nacional. Para dominar su influencia se necesita matar el comido. En esa obra se está. Una minoría que se denomina 'selecta" no obstante las satura ciones atávicas que le inferiorizan y que ponen de relieve en todas sus violen cias y tropelías, está afanada en suplantar el régimen democrático, bajo el pre texto de haber fracasado, con el egoarquismo, con el régimen de la teoría del super-hombre, con las oligarquías irresponsables y disolutas. Para eso supri men la libertad de prensa y el derecho de oposición. Para prestigiar el propósito antedicho, invócase a Italia como expresión de la civilización superior de tipo nietszquiano. Ilusión que se acaricia no por que para ellos tenga realmente importancia científica, sino porque ven en ella la guillotina del comido que les es adverso. Bien saben ellos que en la obra mussoliniana todo es artificio destinado a desaparecer, en cuanto las casusas político - económico - sociales, paralizadas por la violencia, retomen su influen cia, como a su hora desaparecieron y desaparecerán todos los imperialismos, ju n tamente con sus obras, por haber sido realizadas al margen del espíritu social, por el solo arbitrio individual. Las civilizaciones no se imponen por pretensos heroes, por alucinados providenciales ni por ridiculas minorías selectas. Se ha cen ellas mismas, en la diaria lucha y en la diaria labor de los pueblos, y ellas mismas se modifican, obedeciendo a factores a las voluntades individuales, a las voluntades individuales, a impulsos de las nuevas necesidades de la vida. UN EJEMPLO DE ESA CIVILIZACION
En cambio, los prosélitos de la teoría nietszquiana, supervivencia de esta dos conscientes ya pasados, no citan a Norte América, el prototipo del genio creador de la Democracia, en donde todo se ha construido a puro vigor de rea lidad y de libertad, a puro vigor de, labor colectiva y de espíritu social, a pura base de respeto institucional, sin más inspiración que la de su propio genio nacionalista. ¿Bajo qué régimen se ha creado en el mundo, sin guías provi denciales, sin amos, sin tutores, sin despotismo, con sólo gobernantes surgidos del pueblo, con sólo respeto a la ley, con sólo, homenaje a todos los derechos, una civilización más superior y en brevedad de tiempo más sorprendente? Si en aquella nación hubiera aparecido un déspota, el pueblo se lo habría tragado. Si algún gobernante arbitrario hubiera osado mutilar el comicio del
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sufragio popular, el pueblo y el ejército lo habrían corrido. Allí, las bayonetas son de la ley, no son de los gobernantes. Allí, no hay más soberano que el pueblo. Si allí apareciese un tutor, el pueblo lo encerraría en un manicomio. Allí, no hay opresiones, ficciones, tanteos ni simples esperanzas como en Italia. Todo, allá, es vida de pueblo en libre actividad, todo es realización admirable, maravillosa. Allá, no existe el culto al Estado, sino el culto a las instituciones. Allá, la democracia no fracasa, porque se le practica honesta mente. Fracasa donde no se le practica, donde se le profana, donde los go biernos de libertad son reemplazados por gobiernos de autoridad. DOUMERGUE RINDE HOMENAJE A LA DEMOCRACIA.
La teoría del individualismo libertador expuesta con tanto calor por Stirner, supervivencia del espíritu medioeval, es sin duda apta para germinar despotismos, mandones ensoberbecidos, autoritarios, vanidosos y alucinados; pero de ningún modo mandatarios normales, cultores del nuevo espíritu hu manitario, observadores de la realidad, respetuosos de todos los derechos y pe netrados de responsabilidad, capaces de obras grandes y duraderas en colabo ración social, en consulta con todos los intereses que se agitan en el seno de la Nación. En estos momentos, a Doumergue, envejecido en la acción pública, se le encomienda la patriótica tarea de la pacificación social de Francia.* El ilustre ciudadano dase cuenta, con exacto sentido de la realidad, que esa obra no la puede realizar el gobierno solo; y entonces, buscando restablecer el equilibrio entre el pueblo y gobierno que está alterado, sin apelar al autoritarismo contra producente y estéril, se dirige a su pueblo diciéndole con sinceridad y sencillez republicana: "amigos míos: se trata de una obra que yo sólo no puedo reali zar; pero que, con la colaboración de todos ustedes se podría realizar." Con este respeto al espíritu público proceden los gobernantes que viven de la reali dad, y así realizan obras grandes y bellas. Los otros, los individualistas, en casos tales, en vez de proceder con esta serena cordura, en vez de apelar al pue blo, apelan a las persecuciones y a las bayonetas, porque todo lo quieren hacer a fuerza de la fuerza, como Mussolini, que tiene amordazada a Italia, desde el rey hasta el último campesino. En fin, la teoría en aplicación social, da la sensación de una carreta a la que, cambiándosele la junta de equinos sanos y vigorososos que la arrastran, por otra más lustrosa y con más tendencias atávicas, pudiera aquélla cambiar su espíritu, su contextura y andar más rápido, como si el espíritu y la contex tura sociales fueran cosas cambiables a capricho y la sociedad obedeciera en su avance al arbitrio individual. También para estos ilusionados a lo Ibsen, las batallas las hacen y las ganan los jefes y no el espíritu y la acción de las tro pas. De igual manera discurre nuestro Martín Gil cuando ataca temas que es capan a su especialidad científica, en la que tanto se distingue. LA FUERZA, RAZON DE DOMINIO
En realidad, lo que se persigue, atacándose a la Democracia, en la que se resumen la conciencia colectiva y el alma social, es la dominación política
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violenta de los pueblos por superindividuos — egoarquismo— , o por minorías individualistas — oligarquía— haciéndola reposar, para excusar el zarpazo li berticida, en teorías exhumadas de los confinamientos científicos en que yacían, y desnaturalizándolas, además. Ese espíritu, que ha invadido el escenario con temporáneo, no admite el concepto del alma colectiva ni del alma social. Sólo contempla al individuo aislado, y a la violencia como instrumento de dominiocaso típico del actual momento argentino. Los cultores de la teoría de la fuerza como razón de poder dominante, mientras se la niegan a la mayoría popular, por incapacidad, la admiten para una sola, o para cierta cantidad de unidades humanas — puestas de los más ávidos y voraces explotadores de la producción social— selectos fuertes. Y en último sostén de su tesis, apoyándose en la ley de la lucha por la vida, en la que, según Darwin, triunfa y se perpetúa el más fuerte y perece el más dé bil; ley formulada como consecuencia de lo que el sabio naturalista había ob servado se producía en el reino animal en libertad primitiva, aplicándola ana lógicamente a las sociedades humanas, sin notar que éstas no se desarrollan en el mismo medio ni en idénticas condiciones. Una inmensa muralla psicológica se interpone entre los dos reinos. Sin que esto importe negar que en uno y otro no existan devoradores; pero por otras causas y respecto de distintos seres. En aquél, los semejantes, los leones, por ejemplo, no se devoran entre sí. Por otra parte, en lo humano no hay lucha de exterminio, sino de arrebato de pro ducción, por falta de justicia que ampare la equitativa partición de su utilidad entre los que la laboran. De resultar exacta la aplicación de esa ley al medio humano, habría que convenir en que el ladrón que se enriquece robando al hombre honrado z\ que sume en la miseria, es un fuerte triunfador, y el honrado un débil que debe perecer. Que el librero editor de la inmortal obra Don Quijote, era más fuerte que Cervantes, porque mientras éste fuerte espíritu crador, explotado por el li brero, languidecía y moría en la miseria, aquél se fortalecía y se enriquecía con el fruto del trabajo del genial artista. Y, porqué no decir, que en vez del más fuerte, era el más pillo, producto de una injusta partición de la utilidad del trabajo? Aquí aparece una rata devorándose un león, fenómeno extraño al reino de los animales en libertad. Pero, si los prosélitos de la teoría de la dominación de los fuertes — fuertes porque disponen de la fuerza bruta y de los privilegios que ellos mismos se crearon— mentan y se cobijan en la comentada ley, no confiesan, en cam bio, como se los reprocha el talentoso economista Aquiles Loria, que D ar win, observando que en lo humano social, las injusticias y el privilegio hacían que el parasitismo triunfase sobre la fortaleza, declarase, en su ancianidad, ' ‘que su ley no se cumplía en el mundo humano” . Sin duda, la ley es cierta y se cumple en el reino animal inferior. Pero no es cierta ni se cumple en la lucha humana, trabada en su libertad y explo tada por injusticias y privilegios que ponen al fuerte a disposición de las ga rrapatas. tábanos y zánganos que absorben el jugo de su producción, y que, sobre la miseria y el dolor de los fuertes, fundan sus riquezas y poderíos. Esto fué lo que en Inglaterra observó Darwin, y lo que, melancólicamente, confesó antes de morir.
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El Capital y al Trabajo en la Italia Fascista Por G A E T A N O S A L V E M I N I SEGUNDA PARTE II. — LA COLABORACION DE CLASES Las organizaciones de oficios legalmente reconocidas, o sean, los repre sentantes de los grandes intereses en< las asociaciones patronales y los funciona rios que gobiernan los sindicatos obreros, discuten y determinan los contratos colectivos que se relacionan con la fijación de los salarios, horas1de trabajo, etc. Los contratos entran en vigor solamente cuando el prefecto de !la provincia o el Ministro de las Corporaciones — según se refiera el contrato a una o más provincias— autoriza su publicación en el Bollettino degli Annunzi Legali Del11a Provincia, o en la Gazzetta Ufficiale del Regno (1 ). Una vez publicado el contrato todos los patrones y obreros están obligados a ponerlo en ejecución conforme a sus disposiciones, sean o no miembros de lias organizaciones. (Pa rágrafos 1, 5, 6 y 10 de la Ley del 3 de abril de 1926). LA MAGISTRATURA DEL TRABAJO
Cuando los funcionarios de las organizaciones no logran allanar el con flicto de intereses, la disputa se transfiere a la Magistratura del Trabajo, ya sea a los efectos de aplicar los contratos existentes o establecer nuevos. Las deci siones de la Magistratura del Trabajo son obligatorias para ambas partes. Aquél que se rehusare a acatar esta decisión se hace pasible de prisión hasta un año. La Ley establece que la Magistratura deberá tener en cuenta *'la suprema necesidad de asegurar la continuidad de la producción/' Esta fórmula está ex plicada por las siguientes palabras contenidas en el informe que el Gobierno acompañó a su proyecto: “La comunidad tiene interés que la producción sea mantenida a un costo que no sea excesivo, y a precios que permitan a los pro ductos italianos competir con las extranjeras". La necesidad de resistir a la com petencia extranjera ha sido siempre, en todos los países del mundo el caballo de (1 ) E n j u l i o d e 1 9 2 8 , en la p r o v in c ia d e C r e m o n a se c e le b r ó u n c o n t r a t o d e tr a b a jo , el cual a p a r e c ió p u b lic a d o e n lo s ó r g a n o s lo c a le s . I n m e d ia t a m e n t e e l M i n i s t e r io d e la s C o r p o r a c io n e s la n z ó un c o m u n ic a d o o f ic ia l en e l c u a l d e c la r a b a q u e d ic h o c o n t r a t o d e b ía c o n s id e r a r se c o m o u n a s im p le p ro p u e sta d ir ig id a a las a u to r id a d e s s u p e r io r e s d e l E s t a d o p o r la s o r g a n iz a c io n e s lo c a le s .
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batalla de los patrones cuando tratan de reducir los salarios u oponerse a su aumento. La Magistratura del Trabajo se compone de tres jueces y dos peritos en cuestiones del trabajo y de la producción. Estos últimos son designados por el magistrado de más elevada categoría de la provincia de una lista de ciudadanos "de la más acrisolada conducta moral y política” . Para evitar el peligro de que un obrero sea designado perito, el art. 54 de la reglamentación de fecha l Q de julio de 1926, establece que los peritos deberán poseer diplomas universitarios o títulos equivalentes ( 1 ). SUPRESION DEL DERECHO DE HUELGA
Las huelgas están prohibidas y castigadas con penas progresivas, según sean de carácter económico o de solidaridad, sean producidas en empresas pri vadas o del estado. La pena máxima es de siete años de cárcel, en caso de huel gas que traten de presionar a las autoridades públicas. El Ministro de Justicia Rocco, en los fundamentos que acompañó al pro yecto de ley a la Cámara, justificó la abolición del derecho de huelga con la siguiente teoría moral y política: "El Estado no es Estado, ni es soberano, si no está en condiciones de administrar la justicia en los conflictos entre las clases y categorías sociales, impidiendo el ejercicio de una justicia privada, co mo está prohibido a los individuos y a las familias.” ¿Quién es el Estado? El Estado es una abstracción. Lo que interesa, cuan do se trata de negocios corrientes, es de saber quién "administra la justicia” en nombre del "Estado” . Bajo el régimen fascista, en las cuestiones concer nientes al trabajo, encontramos desde el más ínfimo grado, que los contratos se preparan entre los hombres de confianza de los capitalistas y los funcionarios designados desde lo alto para gobernar los sindicatos obreros: "las contiendas sobre los salarios — sentenció el diputado Giardini en la Cámara el 25 de no viembre de 1931— son tareas que incumben a los dirigentes.” En el grado más elevado encontramos los jueces y peritos de la Magistratura del Trabajo. Sea en los grados inferiores como superiores los trabajadores no tienen voz. Ellos representan en el "Sindicalismo” fascista la misma función que los ani males en la Sociedad Protectora de Animales. La primera sentencia, conforme a la nueva Ley, fué pronunciada el l 9 de' julio de 1926. Catorce obreros, hombres y mujeres, habíanse declarado en huelga en una hilandería de Carrosia, Provinia de Génova. "Desde el día que los fascistas ocuparon la Cámara del trabajo de Novi— declaró uno de los huelguistas— estamos aislados y sin guía. Los patrones aprovecharon la oca sión para reducir los salarios aproximadamente en un 40 %. Habiendo resul (1 ) M lle L io n , T h e P e d ig r e e o f F a s c is m , p á g . 2 3 2 , d e s c r ib e el s is te m a d e la s ig u ie n t e m a n e r a : " E s s e n c illa m e n te m a r a v illo s o . L o s d e le g a d o s d e lo s d o s s in d ic a t o s se e n c u e n tr a n y d is c u te n a f o n d o . S i n o lo g r a n p o n e r s e de a c u e r d o , lo s s in d ic a t o s m is m o s se e n c u e n tr a n y d is c u te n el ca so ! S i el' a c u e r d o fu e r a i m p o sib le v u e lv e n ’a e n c o n tr a r s e , p e r o e s ta v e z en p r e s e n c ia d e u n m a g is t r a d o e s p e c ia l.” S ir C b l o z z a M o n e y ( D a ily M a il, 7 fe b r e r o 1 9 2 7 ) , e s c r ib e : " U n a c o r te e s p e c ia l de a p e la c ió n , in te g r a d a , p o r c o n s e je r o s p e r it o s , d e sig n a d o s p o r p a tr o n e s y o b r e r o s 1 ( ¡ s i c ! ) d e c id e e l c a s o ."
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tado inútiles nuestros esfuerzos para inducir a los sindicatos para que interven gan, estamos obligados a recurrir a la huelga". Algunas mujeres sospechadas de ser inspiradoras del movimiento fueron condenadas a seis meses de prisión. (Stampa Turin, 2 de julio 1926). L'Observer, de Londres, del 11 de setiembre de 1927, publicaba: "E! tribunal de Pisa ha tomado una decisión importante. Estableció que el abando no del trabajo constituye invariablemente un delito. Cuando surje un conflic to entre las dos partes, el único recurso que disponen son los, organismos com petentes establecidos por la Ley para resolver las controversias del trabajo. El delito de huelga — termina la sentencia— está penado, ya sea perpetrado por razones políticas o para obtener un tratamiento mejor y, aún cuando, se trata de defender un innegable derecho.** Los "lock-outs" están prohibidos como las huelgas. Este hecho es desta cado por la "propaganda" como una demostración de la igualdad que reina en el sindicalismo fascista entre el capital y el trabajo. Pero, es evidente que donde los obreros; no pueden declararse en huelga, los patrones no tienen nin guna necesidad de recurrir a las amenazas o represalias del cierre. Cuando un patrón declara que no puede mantener los salarios a un cierto nivel o el per sonal completo, no se llama "lock-out", sino clausura debido a "motivo jus tificado" ( 1 ). LOS CONTRATO» COLECTIVOS
Los admiradores del "sindicalismo" fascista afirman que éste ha logrado introducir en Italia un sistema para regular el mercado del trabajo, por medio de los contratos colectivos. La verdad es que antes de) la conquista fascista, las federaciones gremiales habían establecido ampliamente los contratos colectivos en todas las ramas de la producción. Bastará recordar el contrato colectivo ce lebrado en setiembre de 1920 por la Federación de los Obreros Metalúrgicos que fijaba las condiciones de trabajo para casi 500.000 obreros. Este conve nio dejaba librada a las organizaciones providenciales la tarea de precisar los salarios locales, estableciendo el salario mínimo aplicable, superior del 20 % al mínimo entonces en vigor; aseguraba a los obreros el derecho a una indemniza ción — dos días de salarioi por cada año de trabajo— en caso de despido; va caciones anuales de seis días pagos; revisión bimensual de los salarios en rela ción con las fluctuaciones del costo de la vida y* por último, los obreros con quistaban el derecho de elegir comités de fábricas que, en cada establecimiento re presentaban sus intereses en las cuestiones concernientes a la disciplina interna. Contratos análogos se concertaron para la industria textil, los gráficos, pe riodistas y administradores de diarios, etc. También en la agricultura existían contratos colectivos, en el norte de Italia, aún antes de la guerra, extendiéndose después de esta a las otras zonas del país. Por consiguiente no era necesario im-1 (1 ) L aY o ro D 'I t a lia , 5 d e s e tie m b r e 1 9 2 9 : 4'E « n o t o r io q u e lo6 p a tr o n e s p u e d e n r e d u c ir el n ú m e r o d e e q u ip o s d e o b r e r o s o su fu e r z a , s in c la u s u r a r le s e s t a b le c im ie n t o s y p o r c o n s ig u ie n t e en “ io c k -
•n t” .
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ponerles a las masas obreras la disciplina militar de una organización burocratizada y centralizada, para convencerlas de la ventaja proveniente de la adopción de contratos colectivos de trabajo. Lo cierto es que todos los oficios y profesio nes han sido obligados por la ley de abril de 1926 a organizarse y preparar con tratos colectivos. Un solo oficio ha sido abandonado al dominio del “laissez fai re, laissez passer”, sin sindicatos y sin contratos, colectivos: el de las sacerdotisas de Venus. Como consecuencia el número de estos contratos ha crecido en forma desmedida después de 1926. EXTENSION DE LOS CONTRATOS COLECTIVOS
Según un comunicado oficial publicado en los diarios el 31 de marzo de 1933, se afirmaba que hasta el 31 de diciembre de 1932 se habían celebrado 566 contratos nacionales y 10.026 contratos locales (1)* Pero lo que interesa a los obreros y patrones no es el saber si el número de contratos aumenta o disminu ye, pero si merced a los nuevos contratos aumentan o disminuyen los sala rios ( 2 ). Por ejemplo en febrerq de 1928 se firmó en Roma un contrato colectivo para la industria metalúrgica. He aquí una unidad que debe añadirse a las esta dísticas de los contratos colectivos fascistas. Este contrato substituye al celebra do en setiembre de 1920, al cual nos hemos referido anteriormente. Si compa ramos Jos dos contratos, encontramos que el contrato fascista de febrero de 1928, estipulaba que debía establecerse un salario mínimo, pero su monto debía ser fijado en los contratos locales, por las organizaciones locales de patrones y obreros (art. I 9) ; las organizaciones debían tomar comq base los salarios míni mos aplicados en cada establecimiento en los últimos tres meses del año 1926 y reducirlos en un 2 0 °fo; en otras palabras, el salario mínimo dejaba de ser una cifra fija para toda Italia, no reducible por acuerdos locales, porque un hombre no puede vivir con menos, sino debía ser el' 80 °¡o de los salarios mínimos apli cados a fines de 1926, después de cuatro años de presión fascista. En ningún caso los nuevos salarios debían “provocar pérdidas a la empresa/' (art. 5°). Las mul tas disciplinarias fueron elevadas del 20 al 60% . El máximo de trabajo ex traordinario por semana, tomada la jornada de ocho horas como normal, se eleva de ocho a diez horas. En caso de dificultades los obreros serían repre-
(1 ) H a s ta q u é p u n t o esta s c ifr a s p u e d e n ser to m a d a s en c u e n ta , n o lo sá b e m e * . S e g ú n lo s d ates p r e s e n ta d o s al S e n a d o p o r el M i n i s t e r io d e la s C o r p o r a c io n e s en m a r z o d e 1 9 3 1 ( I . L . O . ln fo r m a tio n s S o c ia le s , 3 0 m a r z o 1 9 3 1 ) , lo s c o n t r a t o s c o le c t iv o s c o n c e r ta d o s en 1 9 2 8 f u e r o n 1 . 7 4 4 lo s celebrados en 1 9 2 9 a lc a n z a r o n a 1 .1 5 6 ; p e r o s e g ú n Las in f o r m a c io n e s c o m u n ic a d a s p o r el G o b ie r n o a la I. O . L . ( R e v e n I n te r n a tio n a le d u T r a v a i l, G in e b r a , m a r z o 1 9 3 1 , p á g . 4 4 4 ) , lo s c o n t r a t o s fu e r o n 4 2 7 en 1 9 2 8 y 1 . 2 4 8 en 1 9 2 9 . T o d a s las e s ta d ís tic a s fa s c is ta s s o n m á s b ie n in e s ta b le s , c o m o c o r r e s ponde a o b r a s d o n d e La im a g in a c ió n p o é t ic a t ie n e u n a g ra n p a r te .
y
(2 ) M r . C h o u g h , en e l H a w a r d B u s in e s R e v ie w , a b r il d e 1 9 3 2 , p á g . 3 0 4 , se im a g in a q u e el gran n ú m e r o d e c o n t r a t o s c o l e c t iv o s es u n " ín d ic e d e l c o n s id e r a b le p r o g r e s o en la c o n c e r t a c ió n d e acuerdos s a t is f a c t o r io s e n tr e la s d o s c la s e s ” . N o se r ía e l c o n t e n id o s in o e l n ú m e r o de lo s c o n t r a t o s q u e p erm itiera m e d ir la b o n d a d d e lo s c o n tr a to s m is m o s . C ie n g a r r o ta z o s se r ía n m á s s a t is f a c t o r io s q u e u n o , no s ó lo p ara q u ie n lo s d á , s in o t a m b ié n p a ra q uien , lo s re c ib e , p o r q u e c ie n es s u p e r io r a u n o .
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sentados por personas designadas por los funcionarios sindicales. Los fondos destinados a ayuda mutua y las pensiones contra enfermedad de cada esta blecimiento, no serían designados por fiduciarios designados por los obreros sino por los encargados) de los funcionarios sindicales. Los industriales se com prometieron a ocupar solamente obreros enviados por las oficinas de colocacio nes establecidas por las organizaciones legalmente reconocidas. Estas oficinas están obligadas a dar preferencias a los miembros de las organizaciones fas cistas. Los méritos del nuevo contrato pueden ser apreciados por el hecho que el Presidente de la Confederación Nacional de los Industriales, Benni, en una entrevista publicada en el Corriere Della Sera ( l 9 de febrero de 1928) decla raba: 4'Es con un sentido de profunda pena que los industriales exigen sacri ficios a sus obreros, pero éstos deben comprender, como sin duda comprenden, que la producción tiene sus necesidades. Pretender un determinado standard de salarios es inútil cuando el costo de la producción es demasiado elevado en pro porción a las posibilidades de venta. Una reducción de salarios, un pequeño sacrificio hoy, puede evitar un sacrificio mucho mayor mañana” (1 ). Es muy probable que en febrero de 1928 los 500.000 obreros metalúr gicos habrían renunciado voluntaria y complacidamente a aumentar con una unidad, las estadísticas de los contratos colectivos concertados por los fascistas. LA REDUCCION DE LOS SALARIOS
Para que los lectores se formen una idea concreta de la masacre a que han sido sometidos los salarios desde 1927 en adelante en los contratos colectivos fascistas, tomemos otro ejemplo: el de los 180.000 trabajadores del arroz, en su mayoría mujeres. El 16 de marzo de 1927, los representantes de los culti vadores de arroz y los funcionarios de los sindicatos celebraron un contrato de salarios para la cosecha de la próxima estación, sobre la base de la cual los tra bajadores que emigraban de otras provincias a las zonas arroceras, percibirían 19.50 liras al día en vez de 22.50, los que habitaban cerca de los arrozales 18.90 en vez de 20.40. La duración de la cosecha es de 30 a 40 días. Después1 (1) La prensa de todos los países fué inundada de telegramas que proclamaban que, por pri mera vez en Italia, los obreros metalúrgicos habían obtenido un contrato de trabajo nacional que fijaba un salario mínimo, vacaciones anuales y oficinas de colocaciones: vale decir, la propaganda presentó como conquistas de 19 28 aquellos fragmentos del contrato del año 1920 que habían sobrevivido a la ma sacre fascista dev 1928. Hasta el corresponsal parisién del Daily News, un diario no sospechado de simpatías fascistas, se dejó desviar por los diarios franceses adictos a la propaganda y envió el si guiente telegrama (28 de febrero 1928): "Un gran éxito de Mussolini. — Un mensaje de Milán anuncia que Mussolini considera el pacto celebrado con los metalúrgicos, recientemente firmado, como el más grande éxito que su Gobierno ha obtenido en el terreno de la industria desde la asunción del poder. Ese pacto estipula las formas y reglas para la gestión para varios centenares de dueños de es tablecimientos. Un salario mínimo y, en principio, la jornada de ocho horas es lo que se establece; cada establecimiento contará con una caja para enfermos y de ayuda mutua con contribuciones iguales para obreros y patrones. Por otra parte, se establece una rígida disciplina en las fábricas, fijándose una es cala de multas que oscilan entre el 20 y el 50 o|o del salario. Los obreros gozarán de seis días anuales de vacaciones pagas y si los establecimientos cambiaran de propietario, sus derechos permanecerán in tactos. También se fija una compensación proporcionalmente a la duración del servicio en caso de des pido."
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de iniciada la cosecha en más de quince días, los patrones declaran que ellos no podían abonar los salarios establecidos, porque el precio! del arroz en ese Ín terin había disminuido en un 25 %. Si e'l precio del arroz hubiera aumenta do, nadie hubiera pensado aumentar los salarios de los trabajadores. Los funcionarios de los sindicatos ofrecieron generosamente una ulterior reducción de 19,50 a 18.90 y de 18,90 a 18.30, Los patrones entendieron que era insuficiente. La disputa fué elevada a la Magistratura del Trabajo. Es ta, por sentencia del 14 de julio de 1927, admitió- que los patrones tenían de recho a una revisión del contrato de, salarios en vista de' la caída de los precios, pero no a 4'dejar que las consecuencias del nuevo estado de cosas recayera úni camente sobre los trabajadores"; permitió las disminuciones ofrecidas por los funcionarios de los sindicatos, y ordenó a los trabajadores la restitución a los patrones de lo que habían recibido en exceso (1 ). Los obreros sufrieron una ulterior reducción del 7 1|2 °/o en 1928. En 1929 obtuvieron un aumen to del 1 1 12 %, pero fueron obligados a aceptar una nueva reducción del 17 y medio % en 1930 (2 ). En 1931 los patrones solicitaron una nueva poda del 35 °¡o sobre los salarios de 1930. Los funcionarios sindicales, como de costumbre, se apresuraron a ofrecer una reducción del 20 % ; la Magistratura del Trabajo fijó la reducción en el 24 %. (La Stampa, junio 19 de junio de 1931. T u rín ). En el año 1932 los precios del arroz aumentaron. Puesto que las ante riores reducciones de salarios habían sido justificadas por la caída de los pre cios el aumento obtenido en 1932 habría debido conducir a un reajuste de los salarios. Por el contrario, en el diario oficial de los sindicatos Lavoro Fascista, 10 de abril de 1932, se lee: "Los sindicatos agrícolas (o sea los funcionarios que los gobiernan), tomando en consideración los intereses de la producción, no creen aconsejable que deban beneficiarse por el mejoramiento ded mercado», y consienten que los salarios de 1932 sean los mismos que los de 1931". El 14 de mayor y el 31 de mayo' de 1933 los diarios dieron a publicidad el contrato que regiría para 1933. La consecuencia de esto ha sido una nueva reducción: el salario de las obreras forasteras descendió de 10.64 a 10.50 por día; el de las trabajadoras locales de un promedio de 10 liras a 8.80. De tal modo, desde 1926 a'l 1933, el salario diario de esas mujeres descendió de 22.50 y 20.40 a 10.50 y a un promedio de 9.30, o sea, hubo una poda del 53 %.
(1) Corriere della Sera, 20 de julio 1927; I. Q j L’Informations Sociales, 25 de julio 1927, pág. 13 7, y l 9 de agosto de 192 7, pág. 191. El Times, 16 de julio 192 7, refirieron la sentencia en los siguientes términos: “La Magistratura del Trabajo (establecida para resolver las disputas entre patrones y obreros) rechazó ayer el recurso de la Federación de los trabajadores agrícolas contra un^ disminución de salarios a los cosechadores superior a 60 céntimos admitidos por la Federación d«f los Sindicatos Fas cistas. La Magistratura ordenó a los patrones pagar lo atrasado retenido por ellos mientras el caso se encontraba bajo juicio". ¡He aquí cómo se escribe la historia! (2) de 1931.
Estos datos aparecieron durante la discusión ante la Magistratura del Trabajo en junio
HECHOS
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IDEAS LOS
OBREROS
TRATURA
Y
DEL
LA
M A G IS
TR A B A JO
Asistiendo a la vía crucis de estas pobres obreras, cuyo trabajo es malsa no y penoso, hemos encontrado dos casos en el cual la Magistratura del Tra bajo ha fallado en una contienda entre los patrones y los funcionarios que di rigen los sindicatos. En ambos casos se ha desarrollado la misma maniobra; los obreros reclamaban una grave disminución de salarios; los funcionarios ofrecían una menor; pues bien: la Magistratura del Trabajo en estos casos o confirmó las concesiones hechas por los funcionarios o concedió a los patrones una reducción mayor, sin aceptar enteramente sus peticiones. Como conse cuencia, los funcionarios proclamaban haber derrotado a los patrones y elevaban un himno a La Magistratura del Trabajo. El 18 de setiembre de 1927, du rante el Congreso de los trabajadores (o sea de los funcionarios de los. sindica tos agrícolas), de la provincia de Milán, el secretario provisional de los sindi catos fascistas presentó al presidente de la Confederación Nacional, Rossoni, en nombre de las cosechadoras, "una estatua de bronce representando la FE, co mo recuerdo de la primera sentencia de la Magistratura del Trabajo, ante la cual Rossoni había sostenido la causa de los trabajadores." (Corriere Della Se ra, 19 de setiembre 1927). Al mismo tiempo que esto acontecía, los salarios ha bían sido reducidos. Otro caso de esta comedia se produjo en enero de 1928 cuando los arma dores, no satisfechos con las reducciones acordadas en 1927, reclamaron que los sueldos mensuales fueran nuevamente rebajados de liras 575 a 468, para los marineros de buques de cargas. Los dirigentes sindicales propusieron una re baja para los marineros de buques de pasajeros a 560 y 535 si los interesados fueran o no casados, los sueldos de los marineros de buques de carga a 550 y 525. La Magistratura del Trabajo aceptó las propuestas de los funcionarios sindicales para los marineros de los buques de pasajeros y redujo al mismo ni vel de los marineros de los buques de carga. (Corriere Della Sera, 12 de enero 1928). Nuevas gritas de triunfo por la victoria de los sindicatos y de gloria por la magnanimidad de la Magistratura (1 ). Análogo procedimiento se observó en julio de 1933 para con los salarios de los obreros empleados en la industria de la seda. Estos salarios habían sido reducidos en un 50 % entre los años 1926 al 1933, conforme se desprende de las declaraciones de los organizadores fascistas ante la Magistratura del Traba jo. Los industriales reclamaban ulteriores reducciones que para algunas cate-(I) (I ) Míss Haider: Capital and Labor nnder Fascism, pág. 199, refiriendo con plausible objetividad los dos casos tratados en 1927 por la Magistratura del Trabajo, llega ai la conclusión que en “ninguno de les dos casos existo justificación para afirmar — como lo hacen algunos— que 1a Magistratura haya sido adversa a los obreros’’. El juicio es correcto, si se limita a examinar el debate judicial, sin tener en cuenta los hechos que la precedieron. Si se consideran las reducciones de salario realizadas anteriormente .a la decisión de la Magistratura, debe convenirse que esta decisión es el 3Cto final “serio” de una comedia “no seria”. Lo cómico de la situación está cm el hecho que, no dándole ra2 Ón a los patrones, la Magis tratura les consintió reducir los salarios.
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gorías llegaban hasta el 33 %. Los funcionarios sindicales “ofrecían una re ducción muy inferior” . La Magistratura del Trabajo de Milán falló en el sentido que las reducciones no debían superar el 12 %. La Magistratura —comentó el El Lavoro Fascista, 12 de julio 1933— respondió ampliamen te a las expectativas de los trabajadores”. En mayo de 1932 el procedimiento para reducir los salarios de los traba jadores agrícolas de la provincia de Cremona fuá algo distinto. Aquellos tra bajadores habían perdido entre los años 1927 al 1931 del 20 al 35 °/o de su salario, vale decir, los asalariados fijos habían sufrido una reducción anual de liras 3.000 a 2.050; los jornaleros adventicios de un salario de dos liras por hora a 1.60 - 1.70. En 1932 los patrones reclamaron una nueva reducción del 20 %. Los funcionarios sindicales se rehusaron. La disputa fue transferi da a la Magistratura del Trabajo de Brescia. Después de tres días de discusio nes públicas y privadas los dirigentes sindicales aceptaron la reducción recla mada por los patrones, antes de que la Magistratura produjera su fallo ofi cial; o sea el salario anual de los asalariados fijos descendió de 2.050 a 1.640 liras y el salario horario para los jornaleros adventicios descendió de 1.60 1.70 a 1.30 - 1.40 liras por hora. Después de lo cual a la Magistratura no le quedó sino la función de telegrafiar a Mussolini que “los principios de la co laboración, de solidaridad de clase, de devoción al interés superior de la Na ción, proclamados por el fascismo, habían encontrado su realización.” (Co rriere Della Sera, T de junio 1932). A esta altura el lector sospechará que no nos limitamos únicamente a pre sentarle algunos casos excepcionales, elegidos maliciosamente para desacreditar el sindicalismo fascista. Permítaseme, pues, señalar otros hechos para disipar cualquier sospecha de este género. EL
C O STO
DE
LA
V ID A
Según los cálculos del profesor Mortara, tomando como base el índice 100 para 1913, los números índices de los salarios y el costo de la vida desde 1922 al 1925, eran los siguientes: Costo de la vida 1913 1922 1923 1925
- 14 . : .............. ......... ( 29 sem.) ......... ......... ( 1er. sem.) (29 sem.)
100
100
498 495 628
salarios
.... ___ ___
505 480 545
Esta clase de cifras debe ser siempre utilizada con cautela, porque el crite rio con que han sido calculados los números índices de los salarios y del costo de la vida son más bien arbitrarios y además independientemente de esto, los promedios son siempre engañadores: el término medio entre un hombre enfer mo de indigestión y uno que muere de hambre, es un hombre que ha hecho un buen almuerzo. Sin embargo, en su conjunto, las cifras elaboradas por Mor-
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tara, sobre la base de los datos más atendibles, nos permiten afirmar que antes de la “marcha sobre Roma” los salarios reales de los obreros italianos eran un poco más elevados que los que regían en vísperas de la guerra, y que en los primeros tres años del régimen fascista descendieron notablemente debajo de ese nivel. Las organizaciones legalmente reconocidas nacieron durante la pri mavera del año 1926. El l Qde julio, Mussolini concedió a los patrones la fa cultad de aumentar la jornada de trabajo de 8 a 9 horas. “La hora adicional — declaró en un reportaje al Daily Mail, 2 de julio de 1926— deberá traba jarse sin aumento de salario únicamente en aquellas industrias, como las tex tiles, que soportan la competencia extranjera. En las industrias prósperas el pago adicional por la hora extraordinaria se fijará por medio de negociacio nes entre las organizaciones que representan el capital y el trabajo.” En marzo y abril de 1927 la prensa desplegó una intensa campaña para probar que, como consecuencia de la política de estabilización de la lira, ini ciada en agosto de 1926, el costo de la vida debía descender y el Estado fascista lo lograría. El 2 de mayo de 1927, los sindicatos fascistas de la provincia de Brescia celebraron un congreso al cual asistió el secretario general del partido. Este pronunció el consabido discurso, terminando por afirmar que la estabi lización de la lira no había producido la esperada caída de los precios al por menor, porque los “patrones agrarios no habían podido todavía reducir los salarios.” “Es evidente que sacrificios hay que reclamarles a todos.” Después de haber abandonado el mitin en medio de ovaciones, uno de los funcionarios presentes propuso “que los trabajadores de la provincia de Brescia, llenos de entusiasmo y de disciplina, reconociendo en las palabras del Secretario! del Par tido el verdadero espíritu que debe animar a todos los italianos, desde el más encumbrado hasta el más humilde, le confiaran la tarea de determinar el monto de la quita que debía hacérseles en sus salarios.” La propuesta, huelga decirlo, fué votada sin que se oyera una voz de oposición. Por consiguiente el secre tario general telegrafió al “duce” que los campesinos fascistas de la provincia de Brescia aceptaban una reducción del 10 % de sus salarios (Corriere Della Sera, 3 de mayo 1927). Por toda Italia se produjo una virtuosa emulación entre los funcionarios de los sindicatos a quien primero y más generosamente podaba, no en las suyas, sino en los salarios de los demás. (Corriere Della Se ra, 10 de mayo de 1927 y Popolo D'Italia, 10 de mayo de 1927). La quinta esencia de toda esta farsa la ofreció, en el Corriere Della Sera, 25 de junio*1 (1) Los industriales, sostenidos por el Prof. Gini, intentaron objetar los cálculos de Mortara. Pero éste pudo destruir sus falacias sin mayor esfuerzo. “Las partes interesadas — escribía— son las últi mas capacitadas para una opinión imparcial". Prospettive Economiche. 1926, pp. 453-4). Por otra parte, después de esta controversia Mortara estimó conveniente suprimir el capítulo sobre el trabajo en sus Prospective, del año 192 7 y de los años subsiguientes, Pero desde el año 1928, al calcularse los índices de los «alarios tomó como base los datos suministrados por la Confederación Nacional de la Industria, órgano de e«os mismos industriales, que en 1926 eran “los menos capacitados para dar una opinión imparcial". Como resultado de esto, desaparecieron de la Prospettive del año 1929, pág. 454, la del 1930, pág. 517, y 1931, pág. 459, los números índices que habían sido publicados en la Prospettive del año 1927, pág. 442, y en el 1928, pág. 442, apareciendo en lugar de, ésas otras series, en base a las cuales los salarios, lejos de haber disminuido en 1923, habrían aumentado realmente.
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1927, el encumbrado personaje De Stefani, escribiendo: "El asalariado, en su simplicidad mental, razona así; si el costo de la vida disminuye en un 5 % y mi salario del 10 %, ¿quién es el que obtiene el beneficio de esta diferencia? Desde enero a agosto de 1926, el costo de la vida ha aumentado en Milán de 146 a 150; sin embargo, durante ese período, nadie pensó en aumentar mi sa lario." , La reducción de mayo de 1927 fue insuficiente para satisfacer a los pa trones. En un discurso pronunciado el 9 de julio de 1927, Benni, Presidente de la Confederación de la Industria, declaró: "En cuanto a los salarios de los obreros no serán reducidos de una manera equivalente a la estabilización de la lira; no podría serlo porque considerándola comparativamente pequeña re ducción del costo de la vida y la reducción de los salarios producidas ien un tiempo breve, no es posible, por el momento, exigir mayores sacrificios a los obreros." No alcanzó a transcurrir tres meses que llegó el momento de los mayores sacrificios. El 3 de octubre de 1927, el directorio nacional del partido fascista lanzó el siguiente comunicado: "El directorio del Partido, se ha reunido bajo la presidencia de S. E. Benito Mussolini, Jefe del Gobierno y duce del fascis mo. El secretario general del partido informó que los patrones desean hacer presente la necesidad de una disminución de salarios para ajustar el costo de la producción al crecido valor de la lira. Después de una breve discusión, el duce ordenó que las demandas de los patrones fueran tomadas en consideración, provincia por provincia, de conformidad a las instrucciones emanadas por el Ministerio de las Corporaciones y por el secretario del partido. La reducción no podrá ser inferior al 10 °fo y superior al 2 0 % de los salarios existentes, por cuanto en el primer caso no estaría relacionada al reajuste propuesto, y en el segundo caso excedería la presente disminución del costo de la vida." Aquí surgió una duda: ¿las reducciones debían ser agregadas a la precedente de mayo de 1927 que ascendía a un promedio del 10 %? El directorio del Partido resolvió la cuestión de la manera siguiente: "La nueva disminución, agregada a la anterior, no podrá ser superior a un total del 2 0 por consi guiente, si ya se ha producido una disminución del 10 % , la nueva reducción no podrá exceder del 10 % ." Sin embargo, al día siguiente apareció un comuni cado oficial del mismo directorio que anunciaba la necesidad de tener prfesente los casos en que "considerando la situación de ciertas industrias fuera necesario superar el 20 % ". (Corriere Della Sera, 8 de octubre 1927. Informaciones so ciales, 31 de octubre 1927, pág. 161-3). A las organizaciones locales se les facultó únicamente a ejecutar las reduc ciones "de conformidad con las instrucciones del Ministerio de las Corporacio nes y del secretario general del Partido". (1 ). 1 (1) En un discurso pronunciado en Trieste el 30 de junio de 1929, el secretario general del partido recordó a "nuestros camaradas” , los patrones, que no debían olvidar "que hacía un año y medio el fascismo había ordenado una reducción de un décimo de ios salarios y posteriormente otro décimo” . En una carta al Daily News de 18 de junio de 1925, Villari trasmitía la siguiente información: "Con res pecto a los salarios, éstos han sido reducidos del 10 al 20 %. 'Estas disminuciones han sido aceptadas des-
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Durante los comienzos del 1928, los salarios continuaron sufriendo otras reducciones (1 ), El 19 de agosto de 1928, Mussolini ordenó solemnemente que no habría más reducciones (2 ). Sin embargo, los salarios continuaron descen diendo sin respeto para las órdenes del "duce"* Las mismas estadísticas oficia les han debido reconocer que los salarios descendieron del número índice 545 en el primer semestre de 1928, a 537, en el primer semestre de 1930 (3)* En agosto de 1930 la Confederación de los Sindicatos agrícolas dio a las re particiones dependientes instrucciones en la cual se leía: ‘'Hemos efectuado reducciones de salarios para aliviar la crisis* No es, pues, cosa de volver a hablar de las mismas"* (Corriere Della Sera, 17 agosto 1930)* N o habían transcu rrido tres meses y el "cosa de volver a hablar", se presentaba, y de qué manera. En noviembre de 1930 el gobierno redujo el sueldo de sus empleados en un 12 ■% y ordenó a las administraciones locales hacer lo mismo* Los patrones y las organizaciones sindicales, de conformidad con la política establecida por el gobierno, ordenaron de inmediato nuevas reducciones de salarios del 8 al 10 por ciento en las industrias y del 15 hasta el 2 0 % €n Ia agricultura, admitien do que "en algunos casos podría llevarse a superar también el 20 A es tas reducciones de salarios sólo podían tener derecho solamente aquellos que "poseen una capacidad productiva del 100 % ", la que determinarían en cada caso los mismos patrones. Además se establecía que las reducciones "no debían ser calculadas matemáticamente, o sea, no tendrían en realidad ningún lími te" (4). A estas reducciones generales es necesario agregar las que se producían en los distintos sectores de la producción, sea en una provincia o- en otra, co mo consecuencia de las negociaciones entre patrones y funcionarios sindicales de los distintos oficios, o a raíz de los fallos d|e la Magistratura del; Trabajo. Lo ocurrido con las cosechadoras de arroz, marineros, obreros de la seda, los; jor naleros de la provincia de Cremona, antes mencionados, podrían ser acompa ñados por centenares de casos semejantes* Por ejemplo, en agosto de 1931 ti salario de los campesinos fué reducido en un 10 % en la provincia de Man tua (Lavoro Agricolo Fascista, 30 de agosto) ; el invierno siguiente supnés de una libre discusión entre patrones y obreros” . H. W. Schneider, Italy Incorpor'ated, New York, Italian Historical Society, 1928, p. 12, afirmó que en 1927 la organización fascista “determinaba los límites más allá de los cuales los salarios no podían seij reducidos’’. He aquí una manera inteligente para convertir una medida que perjudicó a los obreros reduciendo los salarios, en una medida que los protegió de toda excesiva reducción. (1) Por ejemplo, en Milán, en marzo 1928, todos los salarios fueron reducidos de liras una a 0.65 por día. En Turín los salarios de los metalúrgicos, reducidos en un 20 % por efecto del contrato celebrado en febrero pasado, sufrieron una nueva quita del 5 %, etc. (2) Corriere della Sera, 4 agosto 1928. (3) Mortara, Prospettive, 1931, pág. 459. En la correspondiente al 1932, pág. 566, el número índice del 1928 descendió de 545 a 530; en consecuencia? en vez de registrarse un descenso entre el 1928 y el 1930, de 545 a 53 7, tenemos un aumento de 530 a 53 7. Misterios de {as estadísticas fas cistas. (4) Estas fórmulas increíbles se leen en las “Instrucciones" enviadas por la Confederación de los agricultores a sus secciones, determinándoles el criterio al cual deben atenerse para reducir los salarios de los campesinos. Lavoro, 6 de diciembre 1930.
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frió una nueva reducción de un 14 % en la provincia de Piacenza (Lavoro Agricolo Fascista, 31 enero 1932) ; en abril de 1932 en la provincia de Forli, se redujo del 8 al 12 % (Corriere Delta Sera, 8 abril 1932). En la zona me ridional de la provincia de Milán el jornalero recibía en 1928, después de las reducciones del año 1927, 1.70 liras por hora en invierno y 1.80 lira en ve rano; en 1932, recibía 0.65 céntimos por hora en invierno y en verano (1 ), etcétera, etc. t LAS
FUNCIONES
SINDICALES
En las negociaciones y discusiones llevadas a cabo ante la Magistratura del Trabajo los funcionarios de los sindicatos de las distintas categorías no aportan ningún serio conocimiento de las materias que deben tratar. En el otoño de 1932 los carniceros tenían por secretario a un arquitecto, los curti dores un doctor en medicina y los metalúrgicos» a un comerciante fallido. ¿Có mo podrían estos incompetentes (2), que por añadidura no tienen que rendir cuenta a sus asociados, defender los intereses de los obreros, aunque tuvieran la voluntad y la libertad de hacerlo ?¡ En las negociaciones, los patrones, cuando reclaman reducción de salarios, se rehúsan sistemáticamente a dar a conocer el estado real de sus empresas para demostrar que las reducciones son necesarias, y en esta resistencia están secundados por los funcionarios del gobierno y del partido. Un alto exponente de los sindicatos escribe: ‘'Mientras a las orga nizaciones obreras continúan llegando pedidos de reducciones de salarios, no se les ofrece a ellas la posibilidad de examinar todos estos elementos de tiempo, rendimiento e instalaciones técnicas necesarios para una exacta apreciación de los pedidos mismos. Es menester que la organización de los trabajadores se encuentre ella también constantemente en posesión de todos los elementos de la producción. Y también para evitar que se otorguen reducciones a quienes no las necesitan y, en cambio, negarlas a quienes realmente tienen necesidad/' (Lavoro Fascista, 2 de junio 1933). Dada la inexperiencia de los funcionarios, los contratos fueron preparados durante los primeros años casi siempre en Roma, en las oficinas del Ministe rio de las Corporaciones, por empleados del mismo. Un buen día el Ministe rio encontró que era oportuno descargar este trabajo sobre los consejos nacio nales de las Confederaciones (3 ). Los secretarios de las organizaciones loca(1) Lavoro Agricolo D’Italia, 23 nov. 1927; Lavoro Agricolo Fascista» 15 de mayo y 13 de nov. 1932. (2) Esta incompetencia ha sido notada también por Miss Harder, Capital and Labor, pág. 221-2. Sin embargo; Mlle. Lion, The Pedigree of Fascism, pág. 232». afirma: "Los secretarios deben poseer un diploma que compruebe sus conocimientos técnicos y económicos de los problemas que deben tratar. El hecho que deban pertenecer al oficio o a la profesión que representan y que de hecho la ejercen, elimina a todo secretario profesional de los sindicatos que, viviendo en su puesto de organizador, es capaz de hacer cualquier cosa para conservarlo". Todo esto es pura invención. (3) Discurso de Bottai, ministro de las Corporaciones, 26 setiembre 1930: "Hubo un período que la gran mayoría de íos contratos colectivos de trabajo se confeccionaban aquí, en el Ministerio, porque los sindicatos (o sea los funcionarios de los sindicatos) no poseían, todavía la experiencia nececaria y las
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les n_> tienen otra función que recibir desde Roma los contratos ya confecciona dos y notificarlo a los afiliados ( 1 ) . El 31 de octubre de 1931, los diarios publicaban ruidosamente la noti cia de que Mussolini, aceptando las propuestas de las organizaciones, prohibía en lo sucesivo, toda reducción de salarios. T al era lo que se leía en los grandes titulares que encabezaban el comunicado oficial. Pero leyendo detenidamente el comunicado mismo se descubría la prohibición de efectuar reducciones ge nerales, no aquéllas, sin embargo, que fueran necesarias hacerlas en cada grupo en razón de las especiales condiciones de rendimiento y de organización técni ca. Las reducciones continuaron como antes y aun peor, pero se producían de pocas a la vez, en forma intermitente y sin ruido. Toda vez que se produjo una reducción, los obreros han tenido la satisfacción de leer en los comunica dos oficiales sobre los acuerdos celebrados, la fórmula según la cual las partes ‘‘habían dado prueba en las negociaciones del más plausible espíritu de coo peración de clase/' (2 ). “Nada es más deseable — decía el príncipe de Metternich— que la colaboración entre el hombre y el caballo, pero es necesario set organizaciones invitaban al Ministro a intervenir. Nos hemos sometido a un ímprobo trabajo para poder confeccionar un gran número de contratos colectivos. Luego lejs encarecí a los presidentes de las Confede raciones de ahorrarle al Ministerio esta fatiga típicamente sindical que incumbe a las Confederaciones. Ocurrió que estas últimas respondieron brillantemente a su misión". En un discurso pronunciado en el B. I. T. de Ginebra, en junio de 1927, Rossoni tuvo la audacia de declarar que: "No es cierto que nosotros hacemos los contratos de trabajo a espaldas de los trabajadores. 'Existen/ órdenes firmadas preci samente por mí, donde se exige que na debe entrarse en negociaciones sin la participación! de los obreros. El principio democrático no es violado en nuestro país. Quizás es aplicado en una forma distinta. Musso lini mismo ha declarado recientemente que el régimen fascista es en su esencia nada máf que una gran democracia"* (1) Un periodista inglés escribió en el Daily Express del 26 de enero de 1927: "El objetivo de Mussolini es eliminar las huelgas y la solución de todas l^s controversias en las industrias mediante confe rencias en la mesa redonda entre el capital y el trabajo". El mismo Mussolini declaró al periodista: "Mi gobierno está organizado como una central eléctrica. .Existen ochenta y dos llaves de contacto con dis tintos sujetos y distintos intereses — hancos, industrias, sindicatos, empleados, agricultura, etc— y todos subdivididos en varias ramas. Cuando me llega alguna cuestión para ser resuelta, me basta con apretar — es un modo de decir— un cierto botón y puedo ponerme en contacto con los representantes oportunamente elegidos por las partes interesadas, obteniendo así todos los conocimientos técnicos que necesito. Consulto a mis ministros y la cuestión es resuelta ipso facto” . Representantes elegidos es una fórmula ambigua que el "duce" se cuidó muy bien de explicar por quienes eran elegidos. El pefiiodista, a su vez, no insistió y no dijo que ^n las conferencias de la "mesa redonda" el capital está representado por los delegados de los capitalistas, mientras que el trabajo está representado por funcionarios, en cuya designación los trabaja dores no tienen voz. Sir Leo Chiozza Money, escribiendo en el Daily Mail, de 7 de febrero 1927, muestra un candor todavía más deslumbrante que el periodista del Daily Express: "Es imposible negar el mérito de una ley que, de hecho, convierte a Italia en un club nacional, cuyos miembros son invitados (sic) y colo cados en condiciones de ejercitar la libertad individual (sic) en las actividades corporativas. Lo cierto es que la nueva ley construye! un sindicalismo jurídicamente ingenioso, y considera con ojos imparciales a los patrones y obreros". (2) He aquí un ejemplo de estos comunicados dignos del Dr. Pangloss. Le fué ofrecido al público inglés por el Times, 29 febrero 1932: "Una nueva prueba de la política- de colaboraron en el terreno industrial, aplicada en Italia por medio del sistema corporativo, es el acuerdo obtenido!» por los estableci mientos Fiat de Turín. Una nueva reducción del 10 % de los salarias, decidida hace algún tiempo y luego dejada en suspenso, será aplicada mañana". El presidente', del Bapco de Italia, en su informe de marzo 1933, escribe: "Las reducciones de los salarios, contenida en los límites impuestos por las indeclinables necesidades de la industria, han sido aceptadas por los obreros con franco espíritu de colaboración y de comprensión de las necesidades de la hora presente". (Resto del Carlino, 3 1 de marzo 1933).
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el hombre y no el caballo/’ En la colaboración de las clases fascistas, los patro nes hasta hoy fueron siempre el hombre y los trabajadores el caballo. EL
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SO BR E
S A L A R IO S
¿Cuáles han sido durante el año 1932 los resultados del sistema sobre los salarios de los obreros? El 29 de marzo de 1932, el entonces1 secretario de la Confederación de la Industria y actualmente subsecretario del Ministerio de las Corporaciones, Biagi, escribía en el “Corriere della Sera” : “Entre junio de 1927 y diciembre de 1928 el salario de los obreros disminuyó en un 20 % aproximadamente. Una ulterior disminución de cerca del 10 % se efectuó en el 1929, y en noviembre de 1930 se produjo una rebaja general, que en algu nos casos no superó el 18 %, mientras que en otras circunstancias alcanzó al 25 %. Otros muchos reajustes se llevaron a cabo en 1931” . El 7 de marzo de 1933, un alto funcionario de los sindicatos fascistas, De Marsanich, afirmó en la Cámara que “desde hace cuatro años, en algunos millares de contratos estipulados en todos los sectores de la producción los sa larios fueron sistemáticamente rebajados, hasta alcanzar porcentajes bastantes notables” , y agregaba: “la colaboración de clases no puede ser entendida como el sacrificio de una clase en beneficio de otra” . En ell diario “II Lavoro Fascista” , 2 de junio de 1933, otro alto funcio nario de los sindicatos fascistas, Clavenzani, afirmó que las organizaciones sin dicales, sobre los salarios rebajados en 1927, habían acordado a los patrones en los últimos cinco años las siguientes reducciones: vidrieros, del 30 al 40 °/o ; obreros del afirmado, 40 % ; industria de la lana, 27 °¡o ; industria de la seda, 38 % ; metalúrgicos, 23 % ; ediles, 30 % ; industria de la madera, 18 %; empresas de agua, gas y electricidad, 22 % ; gráficos, 16 °¡o\ industrias extrac tivas, 30 % ; industria del mueble, 20 %. Como todas estas informaciones han sido proporcionadas por autoridades fascistas, no es posible sospechar que ha yan sido preparadas “con la intención de desacreditar el sindicalismo fascista” . Es probable que ellas revelen tan sólo una parte de una realidad mucho más dura. Si a las disminuciones que han tenido lugar en los cinco años, desde 1928 hasta junio de 1933, se agregan las de 1927, debemos convenir que los obreros industriales, entre el 1927 y el 1933, han perdido en conjunto tío menos del 50 % de su salario. En lo que respecta a los trabajadores agrícolas, un informe del Congreso nacional de la Confederación de los Trabajadores Agrícolas afirma en el mes de setiembre de 1931 que los salarios de los campesinos- de Reggio Emilia: han sufrido una disminución del 30 % a partir del 1926; en Lombardía, el 34 %, y en algunas provincias las reducciones han llegado al 40 y hasta el 50 %. ( “Lavoro Fascista” , 20 junio 1932). Si a éstas les agregamos las disminu ciones producidas por todas partes después de setiembre de 1931, deberá con venirse que en los salarios agrícolas desde 1926 hasta 1932 se ha producido un cercenamiento que en ningún lugar ha sido inferior al 55 y4 que en muchos
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lugares alcanzó el 60 %. Un funcionario sindical escribía en julio de 1932: '"Los agricultores han establecido la política del 40 % , o sea, no podemos pre sentarnos a una discusión sobre los salarios sin que se nos pida una rebaja por lo menos del 40 ("Lavoro Agricolo Fascista'', 31 julio 1932). Des pués de producida la reducción de noviembre, de 1930, Mussolini afirmó en un discurso pronunciado el 18 de diciembre de 1930, que los salarios de los cam pesinos no debían en ningún caso ser inferiores a 8 liras por día; pjero según los mismos documentos oficiales, en noviembre de 1932 existían en Italia me ridional salarios de 0.70 céntimos por hora para los hombres y de 0.35 para las mujeres, vale decir, por una jornada de 9 horas, salarios de 6.30 y 3.25 liras por día. (Sindicato e Corporazione, enero 1935, pág. 155). En Lavoro Fascista, 20 de mayo de 1933, un colaborador que debe haber perdido la paciencia para expresarse así, observaba que "para justificar la exce siva habilidad de una parte (la de los! patrones), la impotencia para resistir de la otra (la de los funcionarios sindicales) y quizás de la hipocresía común", había prevalecido la costumbre de "cambiar el nombre de las cosas con el objeto de dar un carácter leve a las que son graves": reducir los salarios se dice hoy realizar un reto que armonice; arrebatarle tres o cuatro liras a un po bre desgraciado es nivelar los vértices, y cercenar repetidamente los precios a destajo, se de dice limar ligeramente las tarifas* Expresiones toda^ estas petrarquianas, a las cuales nosotros preferimos, por ejemplo, ésta, que es digna de Dante, que las juzga y sintetiza todas: far man bassa sui salari (arrasar con los salarios). (Continuará).
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NOTAS ECONOMICAS ¿CUANTO CUESTAN LAS JU N TA S REGULADORAS? L a nueva p o lític a económ ica in stau rad a p o r el actual g o b iern o n o sólo p erm ite al E stad o u n a ingerencia cada vez m ay o r en ciertas ram as vitales de la p ro d u cció n , sin o que tiene, tam b ié n , sus exigencias b u ro c rá ticas, cuya im p o rta n cia y m a g n itu d se m a n tienen discretam ente ocultas. E n efecto, re su lta u n a tarea n ad a fácil p o d er establecer ap ro x im ad am en te el m o n to a que ascienden los presupuestos con los cuales se sostienen los nuevos organism os económ icos, co m ú n m en te conocidos con el no m b re de ' ' 'ju n ta s reg u lad o ras” . S u ex acto c o n o c i m ie n to p erm itiría conocer có m o la b u ro c ra cia, com puesta generalm ente de técnicos y expertos, desem peñan la llam ad a “ econom ía d irig id a” , practicada p o r el P o d e r E je c u ti vo, u n papel p rep o n d e ra n te y, adem ás, el g rad o en que g rav itan sobre los intereses de la m ism a pro d u cc ió n que se pretende “ p r o teger” . P o r o tra parte, resulta u n lu g a r co m ú n afirm a r q u e la ingerencia estatal en u n desarrollo in u sitad o de los ap a rato s b u rocráticos, a través de los cuales las o lig a r quías industriales, allegadas a los o ficialis mos, m a n io b ran im p u n e m e n te co n tra los intereses de las dem ás categorías de p ro d u c tores y de las masas consum idoras, que en ú ltim a instancia, son las que cargan con las erogaciones derivantes del so sten im ien to de esos organism os. L a com p ro b ació n de esto ú ltim o surge de u n fu g a z análisis de los presu p u esto s de sólo dos ju n ta s, la R eg u la d o ra de V in o s y la J u n ta N acio n al de C arnes, pues en cu a n to a las dem ás resu lta im p o sib le o btenerlos. LA
JU N T A
REGULADORA
DE
cunscribe a co m p ra r uvas y estu d iar el o to r g am ien to de créditos con g ara n tías p r e n darias, funciones to d as estas de com petencia del B anco de la N ació n . E n cu a n to a la efi cacia de su gestión es n o to ria m e n te conocida la resistencia y desco n ten to p ro v o cad o entre g ran n ú m e ro de bodegueros, “ trasladiátas” (p eq u eñ o s b o d e g u e ro s), y entre el n u m e ro so g rem io de v iñateros. C ateg o rías to d a s es tas que n o tien en n i v o z n i v o to en el teñ o de ese o rg an ism o cuya dirección técnica y a d m in istra tiv a se encuentra en m an o s de u n a ín fim a o lig a rq u ía in d u stria l do n d e p re d o m in a n los “ congelados” . E sta J u n ta , com o las sim ilares, cuesta a la in d u stria v itiv in íc o la, en c u a tro meses de fu n cio n a m ie n to , casi m ed io m illó n de p e sos. Véase el p resu p u esto co rrespondiente a los meses de febrero, m a rz o , ab ril y m a y o del co rriente a ñ o : I n c is o
l 9.
I te m
1.
P ersonal
p e r m a n e n te
P a r tid a 1
S
P r e s id e n t e
y
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1 P e r s o n a l d e s t in a d o a la
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( p o r u n a s o la v e z ) .............................................. 1 5 4 . 4 0 9
T o t a l d e l in c is o 1 * ........................................
I n c is o
2 .
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Ite m
284.409
1
V IN O S — 1 A lq u i le r
E sta en tidad desem peña, en su rad io de acción, u n a fu n ció n lim itad a, pues se cir
de
M end oza, R a fa e l
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lo c a le s
San
. . . .
Juan,
en R ío
B u en os N egro
A ir e s , y
San S.450
HECHOS 2 Viáticos, movilidad y pasajes del perso nal permanente y fle te s......................... 3 Viáticos y movilidad del personal tran sitorio ............................................... 4 Propaganda y publicaciones . . . . 5 Instalación de oficinas y elementos para para las mismas...................................... 6 Eventuales y vario s............................... 7 Aporte p atronal.....................................
14.000 87.540 10.000 50.000 10.000 1.200
Total inciso 2 * ................................. 181.190 A estas sum as debe agregarse la can tid ad de 2 6 0 .0 0 0 pesos correspondientes a los sueldos de los directores técnicos y a d m i n istrativ o s p o r el resto del año, lo que h a ce que el presup u esto to ta l de la J u n ta R e g u lad o ra de V in o s sea de pesos 7 2 5 .5 9 9 anuales. ¿Se h an visto com pensados de esos gastos la in d u stria vin íco la y sus p ro d u c tores? C o n exclusión de pocos beneficiados de la in d u stria, el resto h a e x terio riza d o en reiteradas ocasiones su descontento y o p o sición a la gestión de la J u n ta . LA
JU N T A
N A C IO N A L
DE
CARNES—
L a in n o cu id ad de esta en tid ad h a sido evidenciada concreta y elocuentem ente en la reciente investig ació n del com ercio de carnes. M ás de u n o rg an ism o destin ad o a ejercer u n co n tra lo r efectivo de los frig o rí ficos en defensa de los intereses ganaderos argentinos, con stitu y e u n apéndice de los frig o rífico s extran jero s. N i siquiera la co m p ilación de los d atos estadísticos que son de su incum bencia se realiza directam ente, si n o que son su m in istrad o s p o r las co m p a ñías frigoríficas, generalm ente falsos. S in em bargo, este o rg an ism o absorbe la sum a de 8 3 8 .0 0 0 anuales p ara su sostenim iento, fondos que pro v ien e n del im p u esto del u n o p o r ciento que se aplica a la v en ta de g anado.
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u n m u n d o en que dichos m ercados están desapareciendo ráp id am en te, la tendencia h a cia los acuerdos especiales de reciprocidad com ercial, p a rticu la rm en te aquéllos de ca rácter bilateral. E ste m o v im ie n to se h a o b servado en la A m érica L a tin a n o solam en te en los tra ta d o s q u e recientem ente se ce le b ra ro n entre v arias naciones am ericanas, si n o ta m b ié n en los q u e se llev aro n a cabo con países europeos. C o n so lo m encionar los acuerdos celebrados entre naciones am erica nas: A rg e n tin a y C hile, P e rú y C hile, B ra sil y A rg e n tin a , U ru g u a y y Brasil, C u b a y C hile, y los pasos p relim in ares q u e se h an d ado p ara la celebración de tra ta d o s b ilate rales entre los E stad o s U n id o s y varias re p ú b licas de la A m érica L a tin a , se dem uestra am p liam en te cuáles son las tendencias ac tuales de las relaciones com erciales in te rn a cionales. E stas tendencias parecen representar o tro aspecto de los p ro g ra m as del nacionalism o económ ico, ya que im p o rta n te s naciones ex p o rta d o ra s h a n acudido a acuerdos com ercia les bilaterales de carácter especial com o m e d io p ara alcan zar o co n so lid ar su posición en ciertos m ercados de ex p o rtació n . D e acuerdo con estos tra ta d o s com ercia les bilaterales, los países que negocian tales tra ta d o s h a n sacrificado u n a p osición p ro tegida en general, p o r o tra p arte que parece ofrecerles m ayores ventajas, co n stitu y e n d o la m ás im p o rta n te de éstas la v e n ta ja que ase g u ra u n a p o sició n m ás sólida com o com p e tid o r en aquellas naciones en d onde exis ten las m ayores posibilidades p ara u n gran m ercado. P o r esta ra z ó n , la p rep aració n de p ro g ram as de tales acuerdos comerciales, ha c o n stitu id o u n a m edida de ay u d a económ ica a fin de p ro teg er los intereses de los ex p o r tad o res m ás im p o rta n te s en los d istin to s p a í ses.
LOS TRATADOS COMERCIALES ECONOMIA “CORPORATIVA” Siguiendo la p o lítica de a u m e n ta r las ex portaciones se h a desarrollado, en la b ú sq u e da de nuevos m ercados de ex p o rta ció n en
A l apreciar los efectos de la ú ltim a crisis económ ica to d a v ía en curso, lo que m a-
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HECHOS yorm cn tc interesa desde u n p u n to de vista político , n o es ta n to la cifra de los capitaJes dispersos, de las em presas en b an carro ta, de la m a n o de o b ra desocupada o de los créditos congelados, com o las nuevas relacio nes que se h a n id o fo rm a n d o en tre los o r ganism os p ro d u cto res y el E stad o , ju z g a d o éste com o p o d er p o lític o central, ejecutivo y legislativo (g o b ie rn o ), o com o ó rg an o s burocráticos que poseen u n a específica f u n ción reg u lad o ra en el te rren o económ ico (ju n ta s, corporaciones, in stitu to s m o v iliza dores, e tc .). E l concepto de ' ‘econom ía c o rp o ra tiv a " se em plea co n ju n ta m e n te con o tro s concep tos de "eco n o m ía p ro g ra m á tic a ", "re g u la d a " , " d irig id a " , o "p la n ific a d a ", sin que con ello se qu ie ra expresar alg o d istin to de éstos: si alguna diferencia deba establecer se, reside en que con la locución "e co n o m ía co rp o ra tiv a ", se quiere expresar u n a u lte rio r precisación del concepto la to de "e co n o m ía d irig id a ", en el sen tid o que en ella se realiza la econom ía d irig id a p o r m ed io de las corporaciones. U n a correcta en u nciación de conceptos n o p o d ría sino d istin g u ir n etam en te u n a econom ía co rp o rativ a y u n a econom ía d iri gida. N o se puede en efecto, d efin ir u n a o rg an izació n económ ica y p o lítica valién donos irreflexiv am en te de la n o m e n cla tu ra em pleada p o r la casta g o b ern an te y sus serviduies. U n a o rg an iz ac ió n puede, en efecto, definirse con el n o m b re de determ inadas en tidades solam ente cu an d o a través Je esas entidades se expresan efectivas fuerzas eco nóm icas y p o líticas y sean cuerpos vivos y actuantes. L a v ita lid a d de u n a en tid ad eco nóm ica se m ide p o r la sensación de su n e cesidad. P o d ría llam arse co rp o rativ a esa o r ganización en las cuales las corporaciones fu eran au tó n o m as, poseyeran v o lu n ta d p r o pia y representaran, en sus m anifestaciones de v o lu n ta d , la v o lu n ta d de los p ro d u c to res inco rp o rad o s b a jo el doble aspecto de in tereses económ icos conscientes y de v o lu n ta d política. Si la en tid ad es u n sim ple in s tru m ento de u n a v o lu n ta d diferenciada (p o r
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ejem plo la v o lu n ta d del E sta d o o de los i n tereses que p ro te g e ), n o será aquélla quien dará la m edida y la d efin ició n de la o rg a n iz ac ió n , sin o el a u to r de la v o lu n ta d efec tiva. N o existe u n a v o lu n ta d c o rp o rativ a con eficacia d eterm in a n te en las relaciones económ icas, sino que existe u n a v o lu n ta d estatal, influ en ciad a o coartada. E l hecho que to d o s em pleen el térm in o "e co n o m ía c o rp o ra tiv a ", com o sin ó n im o de "e co n o m ía d irig id a ", dem uestra que nadie posee la sensación de que se p rep are u n a u n a n ueva realidad económ ica fu n d a d a sob:> las corporaciones, sin o que to d o s j u z gan el c o rp o rativ ism o com o u n p articu la r aspectc del estatism o. E s éste el único as p ecto b a jo el cual p u ed e considerarse ra z o n ablem ente las corporaciones y los o rg an is m os económ icos; de d iez personas, nueve n o lo g rarán disociar sus perspectivas sobre el o rd en c o rp o ra tiv o de la p o lític a interven cionista y de la fu n c ió n estatal centra lizad ora y reg u lad o ra que revela la co y u n tu ra . E n las entidades co rp o rativ as (en n u es tro caso actú an con la d en o m in ació n de ju n ta s ) , sean financieras, sindicales, de asis tcncÍ 2 o de seguros, se advierte la ausencia de to d a v o lu n ta d creadora que revele o rien ta iones sistem áticas y precisas rep resen tan do en cam bio u n a vacía am plificación b u rocrática. L a ru id o sa p ro p a g a n d a g u b er n ativ a h a co m u n icad o u n ex tra ñ o am o r co r p o ra tiv o en alg u n as categorías de la p o b la ci^n, los cuales se h a n h a b itu a d o a consi derar los acontecim ientos económ icos desde el á n g u lo visual de las entidades y de la p re em inencia del E sta d o sobre la dinám ica de los intereses ind iv id u ales y, p o r co n sig u ien te, co n fu n d ir sus p ro p ias aspiraciones con el d esarrollo del E sta d o c o rp o ra tiv o ; es así co m o en ciertos países m ien tras cada u n o c o n sum a realizan d o sus negocios, a perder, a ganar, a ro b ar o hacerse robar, se p ro c la m a que el interés in d iv id u al se ha e x tin g u i do y que to d o reside en el E stad o , o en les org an ism o s económ icos. E n verdad, desde u n p u n to de vísta ab s tra c ta , n o se concibe u n a o rg a n iz a c ió n
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HECHOS económ ica que n o sea co n tro la d a y reg u la d a; h asta el abastecim ien to ab so lu to , la co m p leta separación en tre econom ía y p o lítica, su eñ o de los liberales p u ro s, es u n a econo m ía p ro g ra m ad a p o rq u e resp o n d e a d eter m inados planes p re-o rd en ad o s, y la v o lu n ta d abstencionista del E sta d o d eterm ina, si bien de u n a m an era neg ativ a, los aconteci m ien to s económ icos. E s necesario, pues, acu d ir a los conceptos relativ o s y de co m ú n enten d im ien to . D irem os en consecuencia que a las m u y abusadas locuciones de econom ía p ro g ra m ada, co n tro lad a, d irig id a, regulada, pía* n ificada o co rp o ra tiv a n o se le puede dar o tro significado que el de u n a o rg an iz ac ió n económ ica en la cual el p o d e r público con criterios p re-o rd e n ad o s y d eterm in ad o s fi nes que interesan a la p ro d u cc ió n y la d is trib u c ió n de la riq u eza, in flu y e sobre la li bre m archa de la econom ía, o de u n a m a nera negativa con fre n o s y lim itaciones, o de u n a m anera p o sitiv a, con u n a serie de m edidas que v an desde los sim ples estím ulos y protecciones h a sta la asu n ció n directa, p o r p arte del E sta d o , de em presas con fines capitalistas. L a eco n o m ía reg u lad a p o r c o n siguiente es d istin ta p o r la pre-exístencia de u n a p la n o rg án ic o y sistem ático sobre el cual se ensaya la acción estatal ( p o r ejem plo, el p la n q u in q u e n a l ruso, p o lític a am ericana de la N ir a ) . N o c o n stitu y e n m a n ifesta cio nes de econom ía reg u lad a, dirig id a, p ro g ra m ad a o co rp o rativ a, to d a s esas m edidas re gistradas p o r la p o lític a económ ica y f i nanciera, q ue el E sta d o siem pre h a te m a d o en to d o tie m p o p a ra la ad m in istra ció n de la cosa p ú b lica, así sean de g ra n im p o rta n cia p ara la v ida económ ica de la n ac ió n ; p o r lo dem ás deberem os lla m a r c o rp o ra tiv a o d i rigida la p o lítica de los derechos aduaneros, co rp o rativ a o d irig id a la in fla ció n o d efla ción y la p o lític a del redescuento, c o rp o rativ a o d irig id a la o rg a n iz a c ió n de los tr i butos, y tam b ién — p o r q u é n o — c o rp o ra ti va o dirigida la ru in o sa m a rc h a de la b a la n za com ercial y de los d éficit de p resu p u esto . P o r esas razones q u e h em o s señ alad o p o
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dem os a firm a r con seg u rid ad q u e la p o líti ca del in te rv en cio n ism o estatal n o entra en los cuadros de u n a eco n o m ía regulada o d i rig id a y n o co n stitu y e, de p o r sí, la liq u i dació n de la eco n o m ía cap ita lista; ella se de m u estra caótica y deso rg an izad a, com o efec tu a d a b a jo el im p u lso de im postergables ne cesidades co n tingentes. C O N T R A LOS A V A N C ES D EL T O T A L IT A R IS M O C o n rara u n a n im id a d la p rensa nacional h a fo rm u la d o críticas severas al fallo recien te de la C o rte S u p rem a de los E sta d o s U n i dos, p o r el cual se declaran in c o n stitu cio nales alg u n o s de los C ó d ig o s elaborados p o r el P resid en te R oosevelt, llegándose en al g u n o s cases, a sostener que la decisión del A lto T r ib u n a l estaba in sp ira d a en los in tereses de u n a po d ero sa o lig a rq u ía in d u s tria l y financiera, interesada en el fracaso d> la N .I .R .A . N a d a m ás in c ierto ; a nues tr o en ten d er el fa llo co n stitu y e u n a reiv in dicación v alien te del co n stitu c io n alism o de m o c rá tic o c o n tra las tendencias totalitaria* que en N o rte A m érica, com o en to d as p a r tes, están a d q u irie n d o u n a insospechada d i fu r.i e n . D em a sia d o e x p líc ito resu lta el fa llo para q u e p u ed a dársele u n a in te rp re ta c ió n a n to ja d iz a o terg iv ersar su v erd ad ero alcance. E l A lto T r ib u n a l h a so sten id o en los fu n d am en to s de su sentencia que la ‘'facultad
del gobierno para formular códigos constituye una impropia delegación de poder y excluye prácticamente toda legislación fe deral sobte salarios y horas de trabajo”. Y m ás adelan te agrega q u e “el Congreso es tá facultado para salmr al país de los efec tos desastrosos de la depresión mediante la reglamentación del trabajo a base de salarios mínimos y horarios máximos de trabajo” C o m o se advierte, im p lícitam en te se consa gra el san o p rin c ip io dem o crático de que so lam en te las in stitu c io n es representativas están fac u ltad a s p a ra legislar y ad o p ta r to das las m ed id as co n d u cen tes p a ra aliviar a
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HECHOS las industrias de los efectos de la depresión económ ica. E l “ p ro v id en cialism o ” p o lítico , ta n en boga en n u estro s tiem pos, recibe en el fallo u n ru d o y decisivo golpe de m u e r te. P o r o tra parte, lejos de desconocer el d e recho a u n m ín im o de seg u rid ad eco n ó m i ca p ara los trab ajad o res, m ed ian te la f ija ción de salarios m ín im o s y reg lam en tacio nes sobre la jo rn a d a de tra b a jo , el fallo lo estatuye en fo rm a ex p lícita e intergiversa ble. ¿D ó n d e está, pues, el co n ten id o reac cionario del fa llo ju d ic ia l? P o r m ás que nos esforcem os h o n e sta m e n te p o r e n c o n tra r lo n o lo hallarem o s. Se aduce, tam b ién , que es inadm isible que p o r respeto a ciertos es crú p u lo s form ales se corra el riesgo de m a lo g ra r u n p la n triu n fa n te de reco n stru cció n económ ica. ¿P ero d ó n d e radica la su b sta n cia de la D em ocracia sin o en el respeto de las fo rm as dem ocráticas? P recisam en te t o dos los d espotism o s m o d e rn o s h a n em p e z a d o p o r desconocer las formas d e m o c rá ti
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IDEAS
cas del sistem a representativo, de las p re rro gativas y facultades que le son inherentes, p ara d ar paso al p rin cip io to ta lita rio del E stad o , consagrando el p rin c ip io del 4‘h o m bre p ro v id e n c ia l'', que en el caso de los E s tad o s U n id o s lo h a b ría sido el P residente R oosevelt y el tru s t de los cerebros que lo secunda. E l fallo co n stitu y e, sin lu g a r a dudas, u n serio a p e rcib im ien to p a ra los go b ern an tes y an q u is — y u n a d u ra lección p ara los t i ran u e lo s— cuyas frecuentes transgresiones co n stitu cio n ales am en a za n con cu b rir de desprestigio a las in stitu c io n es y d e sn a tu ra liz a r sus fines de ju sticia. Y n o o b s ta n te las d ificu ltad es que h a deb id o vencer, el p resid en te R o o sev elt lejos de levantarse con la su m a del p o d e r co m o m u ch o s espera b a n , o p tó , en u n gesto que le h o n ra , so m e te r a la ap ro b a ció n leg isla tiv a del C o n g reso los p rin c ip io s básicos de sus plan es ec o n ó m icos y financieros, d esp o ján d o lo s de la b a se delezn ab le que p o seían .
LA REPUBLICA A R G E N T IN A EN CIFRAS EXTENSION TERRITORIAL 2 .7 9 2 .7 1 3 KILOMETROS CUADRADOS 1913 Población ..........................Unidad 7 .4 8 2 .3 0 0 Superficie cultivada ......... Hcctár. 22.8 9 7 7<70 (1) Renta* nacionales según pre supuesto ......................... $ papel 3 70.851 000 Por h a b ita n te ................. 4 9 .6 Gastos administrativos „ ,, 4 0 3.43 9 O00 Deuda pública nacional con solidada .......................... „ 1 .2 3 8 .0 0 4 .1 0 0 Por h a b ita n te ............ 165.5 Circulación fiduciaria (31 de diciembre) ............... 8 2 3 .2 6 3 .0 0 0 Por h a b ita n te ............ „ 110.0 Stock de oro en la Caja de oro 2 3 3 .1 9 7 700 Conversión .................... Im p o rtac ió n ......................... papel 1 . 1 2 7 .7 8 8 .9 0 0 Por h a b ita n te ............ 1 5 0 .7 E x p o rta c ió n ....................... „ 1 .1 7 9 .9 0 0 .0 0 0 Por h a b ita n te ............1 „ 1 5 7 .7 (1 )
Año. agrícolas 1912J13, 1922|23 y 1932 y 33.
— 173 —
1923 9 .5 3 2 .2 0 0 23.4 9 6 .7 0 0 (1)
1933 1 2 .0 2 9 .6 0 0 2 6 .7 4 2 .0 0 0 (1)
6 6 9 .9 76.200 70.3 643.3 0 7.700
8 6 1 .9 0 0 .0 0 0 71 7 8 8 5 .5 0 0 .0 0 0
1 .3 1 5 .7 5 3 .7 0 0 1 38.0
2 .7 7 3 .3 0 0 .0 0 0 2 3 0 .6
1 .3 6 2 .5 6 4 .0 0 0 142.9
1 .2 1 3 .9 2 0 .0 0 0 100.9
4 7 0 .6 0 0 .1 0 0 1 .9 7 3 .7 0 4 .8 0 0 2 07.1 1 .7 5 3 .0 9 3 .8 0 0 183.9
2 4 6 .8 4 2 .7 0 0 8 9 7 .1 4 8 .9 0 0 7 4 .6 1 .1 2 0 .8 4 1 .5 0 0 9 3 .2
1913 C o m e r c io Por
e x te r io r ,
to ta l
F lu v ia l
302.000
,, ,,
(3 1
de
167
390.9
29.900
62.800
29.400
178.400
156.800
50.700
40.300
62.700
25.900
167.300
1.463.515.000
3.442.623.000
3.605.400.000
575.655.000
1.070.307.000
792.800.000
,,
1.540.818.000
2.670.427.000
3.099.700.000
,, ,,
456.532.600
735.936.100
417.112.300
. .
d ic ie m b r e ): $ papel
E n c a j e s ................................. D escu en .
2.017.990.400
203.100
. .
D e p ó sito s
P r in c ip a le s
U n id a d
M a r ít im a F lu v ia l
3.726.798.600
308.4
M a r ít im a
E m ig r a c ió n :
B ancos
900
h a b i t a n t e .................
I n m ig r a c ió n :
1933
1923
2.307.688
y a n t ic i p .
. .
" ,,
e x p o r ta c io n e s :
P r o d u c to s
gan aderos
.
P o r cen ta je d el to ta l
. .
%
P r o d u c t o s a g r í c o lo s
. .
$ papel
P o r cen ta je d el to ta l
. .
P r o d u cto s
f o r e s t a le s
P o r cen ta je d el to ta l
684.129.500
% $ papel
. .
38.7
937.933.500
58.0 24.131.800
%
37.
42.0
647.027.300 57.7
53.6 40.411.800
2 .0
33.433.400
2 .3
3.
F e r r o c a r r il e s : E x t e n s i ó n .......................... V ia je r o s
tr a n sp o r ta d o s
M e r c a d e r ía s
...................
K m s.
32.494
34.053
41.593
U n id a d
83.322.300
119.829.400
139.944.400
T o n e la v
42.033 C en so
300
38.876.200
1914
C en so
1922
38.793.400 C en so
1930
E x is te n ia de g a n a d o : B o v i n o s ................................
U n id a d
C a b a l l a r ..............................
,,
M u l a r .................................... A sn a r
.....................................
C a p r i n o ............................... P o r c i n o ............................... O v in o
. . . .
25.866.800
37.064.900
32.211.855
8.323.800
9.432.400
9.858.111
565
,, ,, ,,
IC O
623.4001
260.200 4.325
289.400J
300
4.819.800
2.900.600 43.225
500
1.039.420 5.647.396
1.436.600
3.768.738
36.209.000
44.413.221
PROPOSITOS “REVALUACIONISTAS” EN FRANCIA L as sensibles m o d ificacio n es que se regis tr a n en la situ a c ió n m o n e ta ria in te rn a c io nal, h a n em p ez ad o a re p e rc u tir seriam ente en F ran cia, susc ita n d o p ertu rb ac io n e s p o líticas que se reflejan en la in e stab ilid ad de sus gobiernos. H asta a h o ra , F ra n cia , eje del blo q u e áureo, h a lo g rad o resistir las seduc to ras insinuacio n es que p ro v ien e n de los sectores financiero s p a ra que tam b ié n ella p ractiq u e m an ip u le o s m o n e tario s co m o u n recurso tra n sito rio p a ra salv ar las co n d i ciones difíciles del era rio p ú b lic o . L as co
rrien tes de o p in ió n fav o rab le a u n a desvalo riz a c ió n ad q u ieren en ciertos círculos m a y o r fu erza . E sta tendencia se ve robusteci da p o r el caos m o n e ta rio m u n d ia l, el cual se aleja cada v ez m ás de la anhelada esta b iliza ció n . E n efecto, Bélgica para salvar las insinuaciones bancarias desvaloriza su m o neda en u n 2 8 % ; el fran co su izo y el flo rín h o lan d és h a n em pezado a sentir los efectos de la especulación después que las ú ltim a s m edidas g u b ern ativ as se concentra b a n en el fra n co francés. M ie n tras ta n to in
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HECHOS terviene la declaración ex trem ad am en te im p o rta n te del señor M o rg e n th a u , secretario del T e so ro am ericano en fav o r de la esta bilización, co n firm a d a p o ste rio rm en te p o r declaraciones de la Casa B lanca. S in em b ar go la decisión corresponde ad o p tarla a los ingleses los cuales parecen dar la sensación de ir m u y cautos en esta m ateria, tem erosos de perder las v en tajas ob ten id as con la des v alo rizació n len ta de los ú ltim o s años. E l m in istro C ham b e rla in h a declarado ú ltim a m ente que sería fú til estabilizar la m o neda antes que la situ ació n económ ica h ay a m e jo ra d o . N o está descartada la p resu n ció n de que las auto rid ad es m o n etarias inglesas desean ver antes el d erru m b e de las m o n e das adheridas al b lo q u e áureo que se m a n tienen su per-valo rizad as, p ara d a r a la es te rlin a con la nu ev a estabilización, el lu g a r y la fu n ció n reg u lad o ra que te n ía antes de la guerra. Q ueda p o r saber h asta qué p u n to F ra n cia quiere o pued e m a n ten e r la p a rid a d á u rea. E s in d u d ab le q u e su enorm e reserva de o ro ( 8 0 m il m illo n es) que significa u n a g a ra n tía m etálica del 8 0 % de la circulación fid u ciaria p o d rá resistir los ataques de la es peculación. P ero , según los estudiosos, ju z gan que su posició n está m in a d a en el in te rio r: p o r u n lad o el d éficit fin an ciero que se calcula de 10 a 12 m il m illones de fra n cos y, p o r el o tro , la firm ez a y v ig o r que dem uestran las tendencias en fa v o r de la des valo rizació n , pro p iciad as p o r los círculos financieros. P a ra detener las exp o rtacio n es de o ro que ascendían a m ás de 4 m il m i llones el p rim e ro de m ay o y que 3 0 días después se elevaba a seis m il m illones, el B anco de F ran cia fijó la tasa de interés p a ra descuentos del 2 .5 al 6 % . E l g o b ie rn o de F lan d in , p o r su p arte , ap ro v ech ó esta si tu a ció n p ara reclam ar plen o s poderes y rea liz ar econom ías d raconianas. P e ro esas m e didas n o só lo e n c o n tra ro n u n a te n a z resis tencia que lo o b lig ó a d im itir sino que se las rep u ta insuficientes; la m a n io b ra de la ele v ación del interés, eficaz antes de la guerra cuando to d a s las m o n ed as estaban ligadas
E
IDEAS al p a tró n -o ro y n o ex istían obstáculos para la circulación de los capitales, n o es de efi cacia alg u n a en las circunstancias actuales. E l déficit del p resu p u esto n o es posible eli m in a rlo si subsiste el actual nivel de gastos m ilitares, erogaciones estas ú ltim as en cons ta n te au m en to . D e ah í que los directores de las fin an z as francesas consideran que a la p o stre se vean obligados a d esv alo rizar el fran co , el cual entre las m uchas desventajas que ofrecería, se co n ta ría la v en taja p ara el fisco de d isp o n er u n a m asa enorm e de m i llones derivados p o r el a u m e n to del v alo r nominal de la reserva áurea. T ra ta ría se de u n a op eració n sem ejante a la realizad a en tre n o so tro s, con la diferencia que los fac tores que p o d ría n in d u c ir m a ñ an a al g o b ie rn o francés serían de u n a n a tu ra le z a m u y d istin ta y en circunstancias m u y excepcio nales. C o n u n a d esv alo rizació n del 2 0 °/o el g o b ie rn o francés se b en eficiaría con el equivalente al 2 0 % sobre los 8 0 m il m i llones de oro, o sea 16 m il m illones. U n a desv alo rizació n en cam b io del 3 0 % sig n ific aría p ara el g o b ie rn o u n beneficio de 2 4 m il m illones. L a te n tac ió n es dem asiado fuerte, p o rq u e elim in a ría p ro v iso riam en te la necesidad de n u ev o s im p u esto s y evita rea liz a r econom ías. A dem ás la desvalorización co n stitu y e u n im p u e sto silenciosam ente p a g ado p o r to d o los poseedores de billetes, au n q u e el p ú b lic o la sienta m enos. Sin em b a rg o d em asiado g ran d e es la preo cu p ació n y resistencia de los g ru p o s p arla m en tario s p o r las consecuencias p o líticas que p o d ría te n er la “ rev a lu ac ió n ” de las reservas' m e tálicas. L as elecciones generales se re a liz a rá n d e n tro de u n añ o . L as derechas, fe r vientes p artid arias de la revaluación, se sien ten d erro tad as de an tem an o . E sp eran , sin em bargo, im p o n e r con u n a cam p añ a de p á n ic o la desvalorización, p a ra luego especu la r sobre ella y reclam ar u n g o b ie rn o d ic ta to ria l y la po sterg ació n de las elecciones. P e ro estas m a n io b ras h a n sido fru stra d as p o r las fu erzas de iz q u ierd a y m oderadas, ag ru p ad as en to rn o al gabinete L av al. N o o b sta n te la fu erte o p o sic ió n q u e en-
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HECHOS
E
IDEAS
A TRAVES DEL MUNDO Alemania EL FRACASO DEL PLAN DEL DOCTOR SCHACHTS De sem ana en sem ana se m u ltip lic an los índices que nos p erm iten su p o n er que la aplicación del n u ev o p la n del D r. Schachts se ha v u elto im posible, o m e jo r dicho, que Berlín ya n o quiere seguir la p o lítica eco nóm ica anunciad a p o r el d o cto r Schachts. L o dicen, en p rim er lugar, las tendencias que desde el com ienzo del a ñ o acusa el d esarro llo del com ercio ex terio r. Se h ab ía p ro y ec tado la reglam en tació n de las im portaciones de m anera que dism inuyera el balance co mercial desfavorable, llevándolo al nivel de las exportaciones. P ues bien, en el p rim e r mes de este año el balance desfavorable ( 1 0 5 m illones de m arcos) es ya cu atro veces m ás elevado que el p ro m ed io m ensual del añ o precedente: 2 4 . 0 0 0 . 0 0 0 de m arcos. L a cau sa'p rin cip al de este enorm e excedente de las im portaciones h a y q u e buscarla n o ta n to en la dism inució n de las exportaciones c u a n to en u n a u m en to m u y sensible de las im portaciones (8 ,5 % en relación con el mes de enero de 1 9 3 4 y 1 0 0 p o r cien en relación con el p ro m ed io m ensual de 1 9 3 2 ) . E xiste o tra circunstancia m ás elocuente, que nos induce a su p o n er que la experiencia del n uevo p la n m u y p ro n to se p o d rá c o n siderarla com o d efin itiv am en te liq u id ad a. E l autor de ese plan, el d o cto r Schachts, p re veía no sólo u n a restricción de las im p o r taciones y u n eq u ilib rio de la b alan z a co mercial, sino que an u n ciab a tam b ién u n a li m itación de lo q u e h a d ad o en llam arse la ■obra de la creación de tra b a jo . E sto apareció
ta n to m ás necesario p o r cu a n to n o h ab ía n in g u n a p o sib ilid ad de fin an ciar nuevos p ro yectos n i tam p o co p ro seg u ir los tra b a jo s ya iniciados. C u a n d o Schachts elaboró su n u e v o p la n se en co n tró colocado frente a la a l te rn a tiv a de decidirse a reducir la acción en fa v o r de crear tra b a jo o de em barcarse en la ex p an sió n del crédito. E stab a perfectam ente claro que to d a m edida de restricción sucesi va de los tra b a jo s te n d ría com o consecuen cia u n descenso de la co y u n tu ra ; p o r o tra p arte, era ta m b ién evidente que no se p o d ían pro seg u ir los tra b a jo s con el m ism o ritm o sin recu rrir a la ex p an sió n del crédito, a la em isión de nuevos billetes, vale decir, sin rec u rrir a la inflación. E n tre ta n to el d o cto r Schachts con su n u ev o p la n se h ab ía p ro n u n cia d o en fav o r de la p rim e ra so lu ción. P ero la ley p ro m u lg a d a el 2 0 de fe b rero — ley que a u to riz a la ex p an sió n del créd ito en p ro p o rcio n es que no pueden ser lim itad as p o r H itle r— parece in d icar que en el terren o de la p o lítica financiera y del crédito Schachts retrocede y ab a n d o n a el "n u e v o p la n " . E n efecto, se tra ta de evitar el te m id o descenso de la c o y u n tu ra , intensificando, m ediante m étodos de financiación p u ra m e n te inflacionistas, la p ro d u cció n de Los "e rs a tz " (su c e d á n e o s). L a prim era consecuen cia del ab a n d o n o del nu ev o p la n es u n n u ev o au m en to de las im p o rtacio n es (sobre to d o en lo que se refiere a m aterias p rim as y artícu lo s sem ielaborados necesarios para la fabricación de los " e rs a tz " y el au m e n to de los créditos de los países que su m in istran esos p ro d u cto s. O tra consecuencia es la ace leración de la alza de los precios en A lem a nia. P ues p o r u n lado las inevitables faltas de p ag o d eten d rán la afluencia de las m a te
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HECHOS rias p rim as del exterior, y, p o r o tr a p arte, la expansión del crédito q u e se prevé n o de ja rá de p ro d u c ir u n a u m e n to considerable de los billetes en circulación. L a agravación de la b a la n z a com ercial desfavorable que contradice las disposiciones del n u ev o p lan, y la ley del 2 0 de febrero, que o to rg a plen o s poderes en m ateria de créditos al d o cto r Schachts, so n índices se guros del fracaso del p la n que “parecía corno
el preludio de una nueva e importante eta pa de la economía de guerra del Reich” . E x isten poderosas razo n es p a ra su p o n e r que esta n ueva etap a de la p o lític a económ ica y financiera del d o c to r S chachts n o re sp o n de al o b je to de aliv ia r las dificultades eco nóm icas de los o tro s países europeos n i las dificultades de la econom ía m u n d ia l en ge neral. EL TESORO DE GUERRA A lg u n o s órg an o s de p u b lic id a d europeos, entre los cuales se cu en tan la “ A g en zia E c o nóm ica e F in a n z ia ria ” , de R o m a, y “L e C a p ita l” , de P arís, h a n d en u n c ia d o la ex isten cia de u n apreciable tesoro de guerra de A lem ania en el exterior. U n a p erso n alid ad del m u n d o fin an ciero de L o n d res — afirm a el ó rg an o ita lia n o — , m u y conocido en los m edios internacionales, declara que a su en tender A lem ania posee actualm ente en el ex tra n je ro y especialm ente en A m sterdam , S u i za y E stados U n id o s, n o m enos de 5 0 0 m i llones de lib ras esterlinas, que co n stitu y en su fo n d o de guerra. A lem an ia em plearía ese d in ero p ara abastecerse de to d a clase de m a terias prim as y p ara proceder, al m ism o tiem po, a su rearm e. L as explicaciones del d octor Schachts, respecto a la falta de m e tálico en A lem an ia serían u n a sim ple a stu cia p ara g anar tie m p o y llevar a cabo su rearm e. E n lo que concierne al o rigen de esos fondos, la m ism a p erso n alid ad recuerda que d u ran te u n v iaje realizad o en 1 9 2 3 p o r Brasil, U ru g u a y , A rg e n tin a y C hile, los b a n cos alem anes radicados en estos países le —
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E
IDEAS
h a b ía n sugerido co n fidencialm ente vendíes ra n los m arcos. E stas ventas fu ero n absorbi das p o r to d o s aquellos q u e aú n te n ía n con fia n z a en la m o n ed a alem ana. E sta m ism a p erso n a lid a d estim a que p o r ese pro ced im ien to h a n p o d id o re u n ir u n a sum a a p ro x im a d a a 1 .0 0 0 m illones de libras esterlinas. In m e diatam en te, estos fo n d o s fu ero n puestos b a jo el c o n tra lo r de las au to rid ad es alem anas, las cuales los tra n sfe ría n y d ep o sitab an com o si fu eran em préstitos en las p lazas conside radas al ab rig o de to d o riesgo. P o r su p arte, “ L e C a p ita l” , de P arís, afirm a q u e la R eich sb an k procede ac tu a l m ente, p o r o rden del g o b iern o del Reich, a p racticar u n censo co m p leto de to d o s los ca pitales alem anes en el ex tra n je ro . E n él se fija n las in fo rm acio n es que deben su m in is trarse, sean sociedades, firm as com erciales y particulares, con el sim ple o b je to de llevar u n a estadística, deb ien d o contener los in fo r m es necesarios p ara u n a discusión eventual con los países ex tra n jero s sobre las op eracio nes de com pensación. C o n ello n o es m en o s cierto que A lem an ia tra ta de darse cuenta exacta de la im p o rta n cia , n a tu ra le z a y dis trib u c ió n de los m edios de cam b io con los. cuales puede d isp o n e r y o p era r en el e x tra n jero . EL CONFLICTO RELIGIOSO E l p ro fe so r C harles Sarolea explica en “ T h e C o n te m p o ra ry R e v ie w ” los m otivos, de la n u ev a “ K u ltu rk a m p f” alem ana, que ya n o o p o n e los católicos a los p ro testan tes, sin o la n z a el E sta d o racista co n tra to d as las' iglesias cristianas. “ P o r p rim e ra v ez la “ K u ltu rk a m p f” se disp o n e a a b rir los o jo s al h o m b re m edio. R ecuerda a m illones de alem anes h onestos e in g en u o s que lejos de u n ir al p u eb lo alem án, el h itle rism o lo divide y q u e en lu g a r de co n d u c irlo a u n m ás elevado nivel de ci v ilizació n , lo vuelve a su m erg ir en la b a r barie. P o r p rim e ra v e z m illones de alem a nes co m ien zan a en ten d er que la te o ría dc>
HECHOS la raza nórdica n o es sin o u n a n u ev a fo rm a de la “ a u to -s u p e ra c ió n ', la m ism a m ag alo m an ia que te rm in ó con la catástrofe del añ o 1 9 1 4 , E llo s co m ienzan a entender que la supresión despiadada de to d a lib e rtad p o lítica y espiritual a que asisten n o es sin o el a n tig u o despotism o agravado, el m ism o que h iz o sus ensayos y fracasó d u ran te la guerra m u n d ia l” .
LOS CATOLICOS P ierre M onisse p u b lica en el “ B u lletin M ensuel” de la o ficin a de in form aciones alem anas u n tra b a jo en q u e p o n e en evi dencia el con flicto entre la conciencia reli giosa y la lealtad p o lític a que a to rm en ta ac tu alm en te a los católicos alem anes. “ T e n e r que disculparse de to d a sospecha p o r u n a a c titu d de irrep ro ch ab le lealism o, tener que d istin g u ir cuidadosam ente entre H itle r y R osem berg en la esperanza que el p rim ero llegará a ro m p er su so lid arid ad con el segundo y a p referir a esta co m p añ ía co m pro m eted o ra la de ellos, tener que d esp o jar al nacional-socialism o de su v en e n o p ara sentirse frente a él com o ante u n g obierno cualquiera en los cuadros norm ales de la p o lítica in tern a, he ah í cuáles parecen ser en la h o ra actual la táctica y las esperanzas de los católicos alem anes en su c o n ju n to . N o se puede negar que a m e n u d o esas p o la ri zaciones se h an hech o sin elegancia y al p re cio de desagradables reproches y es m u y p o sible que haya h ab id o oposiciones irre d u cti bles. E n to d o caso este es el hecho. E n cu an to a su resu ltad o final, depende esen cialm ente de lo qué h ará el régim en: la suerte de los católicos cam biará to ta lm e n te siem pre que H itle r escuche a sus teóricos o a sus políticos, según siga siendo rev o lu c io nario hasta el fin al o se aburguese. P ero n i el m ism o H itle r sabe a d ó n d e irá el rég i m en som etido com o está a las presiones en sentido co n tra rio de su derecha y de su iz quierda.”
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Italia LAS 40 HORAS SEMANALES Y LA DESOCUPACION Se recordará q u e Ita lia fu é u n o de los p r i m eros países en adherirse a las recom enda ciones sancionadas p o r la C onferencia In te r n acio n al del T r a b a jo relativas a la ad o p ció n de las cuaren ta h o ras sem anales com o u n o de los ta n to s m edios conducentes p ara re m ed iar los efectos del p a ro o b rero . D esde hace m uchos meses su aplicación se h a h e ch o efectiva en to d o el reino. Acerca de los resu ltad o s obten id o s, h a b la m u y elocuente m en te la prensa oficiosa del régim en fascista y en p a rtic u la r el Lavoro Fascista del 3 de m a y o pasado, en cu y o ed ito rial el señor G in o M a n fre d i em pieza p o r afirm a r que la can tid a d de obreros ab sorbidos con la a p li cación de las 4 0 h o ras sem anales asciende a 2 0 0 .0 0 0 , lo cual es considerado com o u n fracaso, si se tiene en cuenta que se calcula ba su p e ra r los 5 0 0 .0 0 0 . E l ed ito rialista a trib u y e este fracaso a la circunstancia de que g ran n ú m e ro de o b rero s desocupados son obreros n o especializados, difícilm en te utilizab les. M ás adelante agrega que “ los trab a jad o re s italian o s h a n aceptado con co m p ren sió n y disciplina u n a m edida q u e se tra d u c ía en u n a reducción del 1 6 .6 5 % del jo rn a l diario, sabiendo que este sacrifi cio se resolvía en tra b a jo p ara sus co m p añ e ros y llevaba u n a n u ev a lu z de esperanza y de fe en los hogares que v eían así ase g u ra d a el p a n d iario . P o r lo dem ás, en el curso de la aplicación del acuerdo h a su rg id o la d u da y la preo cu p ació n de que sus resu ltad o s p o d ría n ser fru stra d o s a c o rto p la zo p o r m ed io de u n a h á b il m a n io b ra que se efec tu a ría m ed ian te variaciones leves, p ero p r o gresivas, de las ta rifa s del tra b a jo a des ta jo ” . D e esto se desprende que m ie n tras en el ex terio r los ó rganos afines y los que n o lo so n al régim en fascista celebran en tu sia sta m ente la aplicación del régim en de las 4 0
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HECHOS h o ras semanales, los voceros oficiales del ré gim en to ta lita rio confiesan, en c u a n to a los resultados obtenidos, u n ro tu n d o fracaso. E ste resulta ta n to m ás sensible p o r cu an to adem ás de n o aten u ar, co m o se esperaba, los efectos del p aro , lo p o co que se realiza en ese sentido es a costa de las m ism as m a sas trab ajad o ras que, com o en Italia, ven re ducidos sus salarios en u n 1 6 . 6 5 % com o com pensación p o r la reducción de la jo r n a da de trab ajo , rep ercu tien d o com o lógica consecuencia en su nivel de vida y en su capacidad adquisitiv a. D e d onde la ap lica ción de las 4 0 h o ras n o co n stitu y e en Italia n in g ú n rem edio p ara el p aro . P o r o tra p a r te, com o m u y bien lo destaca u n in fo rm e reciente de la O ficin a In tern ac io n a l del T r a b ajo , “es sig nificativ o que en Bélgica, C h e coeslovaquia, Italia y P o lo n ia, n o se h a re g istrado tendencia de dism in u ció n en el p a ro, a pesar de que los salarios c o n tin ú a n b a ja n d o " . CONTROVERSIA SOBRE LA DEUDA PU BLICA ITALIANA T ra n sc rib im o s del " T h e E c o n o m ist" , del 23 de febrero de 1 9 3 5 , el sig u ien te cu ad ro y com entario sobre la deuda pú b lica ita lia na. D ice la prestigiosa y d ifu n d id a p u b li cación inglesa: "L o s elem entos de la deuda p ú b lica ita liana es posible reu n irlo s ex trayéndolos del " C o n to riassu n tiv o del T e s o ro " , del "R e n d ico n to G enerales C o n s u n tiv o " y de los " R a p p o rti delle C o m m issio n i d i fin a n z a della C am era e del S e n a to ". U n análisis d etallado de los d istin to s elem entos c o n d u cen a la siguiente conclusión. E n m é rito a las fechas diversas a q u e se refieren los d is tin to s elem entos, las conclusiones deben c o n siderarse com o apro x im ad as. E n m illones de liras: 1.— Deuda consolidada ........ Deuda redimible ........... Deuda flotante .............
9.892 82.099 11.276 103.267
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2. — Deuda del Tesoro . . . .
798
3. — Crédito del Banco de Ita lia ................................... 1.773 4. — Empréstito Morgan . . . .
960
5. — Deudas varias ............
8.370
6. — Saldos pasivos
5 .9 8 7
..........
7. — Deudas de las entidades autónomas 1.184 8. — Pagos diferidos a su va lor actual
30.000 a32.000
Total de la deuda del E s ta d o ................. 152.339 a 154.348 " ¿ A cu á n to ascendía el to ta l de la deuda estatal antes del presente régim en? P u ed e darse u n a respuesta estadística solam ente con m u chas reservas, en ra z ó n de los cam bios m o n etario s p ro d u cid o s, de las diferencias en el sistem a de co n tab ilid ad , etc. C o n estas re servas puede, sin em bargo, afirm arse que u n a cifra entre 1 0 0 m il m illones y 1 0 5 .0 0 0 m illo n es de liras representaba a p ro x im a d a m en te la siguiente (en m illo n es de liras) : Año 1922 (millones) Deudas varias Pagos diferidos a su valor actual . . Total
.
97 a 101
3 a
4
. 100 a 105
Año 1934 (millones) 122.300
30.000 a
32.000
152.300 a 154.300
" P a r a q u e el p ara lelo fu era ex acto debe ría incluirse ta n to el ac tiv o co m o el pasivo. In d u d ab le m en te las actividades estatales h a n au m e n ta d o desde 1 9 2 2 , p e ro las estadísticas son ta n in trin cad as que es im p o sib le in te n ta r u n a apreciación. E l te so ro ita lia n o a u m e n ta ría g randem ente sus m uchos m érito s en m ateria de estadística financiera si p u b lic a se u n cu a d ro reg u lar y sin tético de to d o s los activos y pasivos, calculados sobre u n a base u n ifo rm e, d u ra n te las fechas m ás im p o rta n -
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HECHOS tes, p o r ejem plo 1914, 1922, 1927 y 1934” . C o m o se advierte, resu ltan innecesarios los com entarios. S olam ente nos lim itam o s a señalar que al 31 de enero de 1 9 3 5 el to ta l de la deuda consolidada, redim ible y flo tan te, au m en tó en casi 2 .0 0 0 millones., pasando así de 1 0 3 . 2 6 7 a 1 0 5 . 0 0 4 m i llones.
* * * L a info rm ació n p u b licad a p o r “ T h e E con o m ist” h a m erecido del actual m in istro de H acienda del reino, señor T h a o n di Revel, las siguientes aclaraciones: “ N o q u ie ro d ejar de ap ro v ech ar la o ca sión que se m e ofrece p ara rectificar u n a in sinuación sobre las fin an z as italianas, in si nuaciones que después de h ab er sid o p u b li cadas p o r diversos diarios del ex terio r en co n tró h o sp italid ad en ese ó rg a n o serio de la fin an z a inglesa q u e es el “ T h e E co n o m ist” . Q u iero referirm e al espejism o de la com paración en tre la situ ació n de la deuda p ú b lica italian a al 3 0 de ju n io de 1 9 3 4 con la existente d u ra n te el ad v en im ien to del fascism o, ,o sea al 3 0 de ju n io de 1 9 2 2 . Según las cifras publicadas, n u estra deuda pública ascendería en trece años de régim en fascista de 9 3 . 0 0 0 a 1 4 9 . 0 0 0 m illones, con u n a u m en to de 5 9 . 0 0 0 m illones, que representaría la deuda c o n tra íd a en estos años p ara hacer fren te a excesivos gastos p a ra las grandiosas o bras públicas realizadas p o r el fascism o. E n esta afirm ació n se o cu l ta el p ro p ó sito de o p o n e r a la llam ada f i n an z a de desp ilfarro de los regím enes d em o cráticos, u n a p rete n d id a fin a n z a de end eu d a m ien to exagerado de los regím enes a u to ritarios. A h o ra bien, las cifras p u blicadas merecen ser rectificadas, p o r cu a n to n o co rresponden n i a la realidad de los datos n i a la esencia económ ica de los datos que debe resultar de u n a sana y lógica in terp retació n . L os d ato s oficiales ta l co m o resu ltan de los docum entos q ue a su tie m p o fu e ro n p u b li cados, son al 3 0 de ju n io d e 1 9 2 2 y al 3 0
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de ju n io de 1 9 3 4 , los siguientes, en m illo nes de liras: C on so lid ad o , respectivam ente, 4 4 . 4 4 8 y 9 . 8 9 2 ; redim ibles, respectiva m ente, 1 2 . 1 5 2 y 8 3 . 7 2 5 ; flu ctu an te, res pectivam ente, 3 6 . 2 5 6 y 1 0 . 6 2 5 . T o ta l, respectivam ente, 9 2 . 8 5 6 y 1 0 4 . 2 4 2 . T e n ie n d o en cuenta ta m b ié n los p agos d iferi dos, cu y o v a lo r actu al ascendía al 3 0 de ju n io de 1 9 2 2 a 4 . 0 5 7 m illones y al 3 0 de ju n io de 1 9 3 4 a 2 4 . 0 6 6 m illones, las cifras q u e hem os señ alad o ascienden, respec tiv am en te, a 9 6 . 9 1 3 y 1 2 8 . 3 0 8 m illones, con u n a u m e n to entre el a ñ o 1 9 2 2 y el 1 9 3 4 de 3 1 . 2 9 5 m illones” .
*
*
*
A estas “ aclaraciones” del m in istro ita lia n o replica, a su vez, “ T h e E c o n o m ist” , a firm a n d o : “ E l m in istro h a o lv id a d o v a rias o tras p artid as de las deudas que se en cu e n tran en las estadísticas oficiales, las cu a les llegan a la conclusión que el au m en to de la deuda pú b lica es considerablem ente m u c h o m a y o r de lo que dice el m in istro ” . A lu d ie n d o a los 2 9 . 0 0 0 m illones in v ertid o s en o bras públicas, q u e com pensaría, a ju ic io del m in istro , el au m e n to de la deuda, o b serva el ó rg a n o inglés: “ ¿H asta qué p u n to estos 2 9 . 0 0 0 m illones representan el v alo r actu al de los tra b a jo s públicos realizados en el p asado? L a severa deflación de los precios en el decenio pasado h a d ism in u id o p ro b ab lem en te en m u ch o esta c if r a . . . L a carga real de la d eu d a p ública es n a tu ra l que h a a u m en ta d o u lterio rm en te p o r el hecho que los precios h a n caído de 7 3 0 a fines de 1 9 2 2 (ín d ice B ach i) a 4 2 0 a fines de 1 9 3 4 . L a situ ació n del balance está lejos de ser alen tad o ra. L as preocupaciones que se tie n en en el ex terio r sobre las dificu ltad es f i nancieras de Italia, agravadas en m u c h o p o r las com plicaciones con A bisinia, están refle jad as p o r la g rad u al y c o n tin u a declinación de las cotizaciones de las obligaciones ita lianas en L o n d res y N u ev a Y o rk . M u ch o s se p re g u n ta n : ¿saldrá Ita lia del p a s o ? ” .
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Pol oní a LA REFORMA CONSTITUCIONAL L a D ieta polaca h a a d o p ta d o el 23 de m arzo , p o r 2 0 0 v o to s co n tra 1 3 9 , la n u ev a C o n stitu ció n . L a m a y o ría de los dos te r cios, necesarios p ara la refo rm a de la C o n s titu ció n , n o h a sido alcanzada, lo que, des de luego, n o tiene m u ch a im p o rta n c ia p ara los dirigentes fascistas, p ero h a p e rm itid o a la oposición lib eral lam entarse sobre la violación del derecho. L a nu ev a C o n stitu c ió n significa la lega lizació n y el desarrollo del sistem a fascista basado sobre la extrem a concentración de los poderes del E sta d o en m anos del g o b ier n o. C o n stitu y e u n a co m binación especial de los m étodos hitleristas y de los del fascism o italian o . L os poderes del presidente del Se n ad o son ilim itados. E l presidente del Se n ad o decide de la g u erra y de la paz, co n cierta y ratifica los acuerdos con los o tro s países. T ie n e el p o d er de a n u la r u n v o to de desconfianza del P a rla m e n to y, en caso de dim isión, él n o m b ra a su sucesor. T o d a de cisión del P a rla m e n to c in clu so la concer niente a la v o ta ció n del presu p u esto p uede ser su p rim id a p o r el presidente del S enado y p o r el Senado, n o m b ra d o en u n a tercera parte p o r el presidente. L a n u ev a C o n s ti tu c ió n n o conoce n i seguros sociales, n i asis tencia a los niños, n i el p rin c ip io de g ratu itid a d escolar que estaba in sc rip to en la a n ti gua C o n stitu ció n . E n lo q u e concierne a las elecciones p a ra la D ie ta y el S enado, la nueva C o n stitu c ió n se expresa de u n a m a nera extrem adam en te confusa. E l p rin c ip io de las elecciones p ro p o rc io n ales h a sido s u p rim id o . L a reg lam en tació n del sistem a electoral será o b je to de u n decreto especial que el g o bierno se p ro p o n e p u b lic a r m u y próx im am en te. Se afirm a, a u n q u e n o o f i cialm ente, que el d erecho a p resen tar ca n d i datos para la D ieta y el S en ad o n o será re conocido m ás q u e a las ad m inistraciones m unicipales y com unales, a las C ám aras de
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IDEAS com ercio y a las C ám aras industriales, así com o a los sin d ica to s reconocidos p o r el g o b iern o . D u ra n te los nueve años de la d o m in a ció n de P ilsu d sk i las m asas n o h a n conocido m ás q u e la p o lític a fascista del te rro r ag ravado, de la su p resió n de to d o s los derechos p o líti cos y de las conquistas sociales. P e ro la n u ev a C o n stitu c ió n c o n trib u y e al so m e ti m ie n to de to d a la v id a social y p o lítica en P o lo n ia . A taca a to d as las organizaciones que g o za n de alg u n a independencia respec to al g obierno. S u p rim e co m p letam en te el su frag io universal, así co m o las ú ltim as su pervivencias de las libertades de p rensa y re u n ió n . P ero , ante to d o , la n u ev a C o n s titu ción deja al g o b ie rn o las m anos libres p ara la p rep a ra ció n de la guerra.
México DISTRIBUCION DE TIERRAS ENTRE LOS CAMPESINOS C o n m o tiv o del l 9 de m ayo, y en v irtu d de las disposiciones de la L ey A g raria, el g o b ie rn o m ex ican o h a d istrib u id o 5 5 3 .0 0 0 hectáreas de tie rra cu ltiv ab le entre 3 7 . 0 0 0 jefes de fam ilias cam pesinas. L a m a y o ría de las tierras d istrib u id as están situ ad as en el E sta d o de Jalisco. E s esta la p rim e ra d is trib u c ió n de tierras que efectúa el actual g o b ie rn o del presidente C árdenas, te n d ien te a la ráp id a realizació n del p ro g ra m a rev o lu c io n a rio establecido p o r el gob iern o en fa v o r de las m asas cam pesinas. E n só lo nueve años de vigencia de la L ey A g ra ria se h a n re p a rtid o m ás de nueve m i llones de hectáreas y rad ic ad o en ellas a m ás de 7 0 0 m il fam ilias cam pesinas, p o r u n v alo r de 3 5 0 m illones de pesos m ex ica nos. M as lo h ec h o h asta ah o ra es conside ra d o co m o el f ru to de largos desaciertos, errores y cavilaciones d u ra n te los p rim ero s años. A l co m ien zo fu é le n ta y m u y d ifi cultosa y después rá p id a y acelerada (el p re sidente R o d ríg u e z d istrib u y ó 6 0 0 . 0 0 0 h ec
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HECHOS táreas entre 6 5 . 0 0 0 fam ilias d u ra n te el a ñ o 1 9 3 3 ) ; actualm en te la refo rm a ag raria m e xicana va en v elo z crescendo y es de espe rar que a lu z de la experiencia n o ta rd e en entregar la m a y o r p a rte del suelo m ex ican o al m a y o r nú m ero de p ro p ietario s. N o o b stan te la o b ra realizada, n o faltan , sin em bargo, algunos observadores e x tra n je ros, com o el m ie m b ro de la U n iv ersid a d de O k lah o m a, M au rice H alp e rin , que conside ran el p ro g ram a rev o lu c io n ario de la n ac io nalizació n de las fuentes n atu rales com o u n fracaso. R efiriéndose a los resultados o b te nidos con la refo rm a agraria, afirm a que cerca de 12 m illones de personas son cam pesinas ( 3 / 4 de la p o b la c ió n ) y después de cerca de diez años de d istrib u c ió n de tierras, ap ro x im ad am en te el 2 6 % de la p o b la ció n cam pesina h a recibido p oco m enos del 2 /2 % del área de la república. M ás aun, cerca de nueve m illones de m exicanos to d a v ía tra b a ja n en grandes haciendas y p la n ta ciones y son v irtu a lm e n te peones; a p ro x i m adam ente tres m illones de cam pesinos h a n recibido u n a p arte peq u eñ ísim a de tie rra p a ra la b ra r su p ro p ia salvación. N o o b stan te las com probaciones pesim is tas practicadas p o r el p ro fe so r y an q u i, n o es posible desconocer que u n a refo rm a del ca rácter de la im p la n ta d a en M é x ico deba tr o p ez ar p ara su m aterializació n co n n o pocos obstáculos e inconvenientes. P e ro u n h echo es evidente: que M é x ico m arch a con p ru d e n cia a la aplicación in te g ral de su p ro g ra m a rev olucionario, co m o lo es el de la n a c io n a lizació n de las fu en tes n atu ra les de sus r i quezas.
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xícan E agle debe efectuar p ara apelar del de creto que le in tim a el p ag o de derechos de im p o rta c ió n y ex p o rta ció n vencidos, cuyo m o n to asciende a 7 . 5 0 0 . 0 0 0 pesos m ex i canos. E sta sum a ad eudada h a sid o desti n ad a p o r las au to rid ad es p ara la fin an c ia ción de la refo rm a ag raria y p ara proveer ag u a a u n a v asta z o n a del país. E l o rig en de esta incidencia radica en el fallo de la S u p rem a C o rte de Ju stic ia de M é x ico d eclarando in c o n stitu cio n a l y derogada la concesión que se le o to rg a ra a la C o m p a ñ ía M ex ican E agle p ara la ex p lo tació n de tierras fiscales en A m a tla n , las cuales o cu p a desde 1 9 0 6 . R esu lta in ad m isib le que sindicatos fin a n cieros ex tra n jero s desacaten los fallos de la ju sticia cu a n d o ellos n o favorecen sus in te reses, llegándose, com o en este caso, a u ti liz a r de la in flu en cia que g o za n en los res pectivos países de o rigen p a ra re h u ir las res ponsabilidades. E s u n a p ru e b a m ás del desenfado y audacia q u e d em u estran en L a ti noam érica esas in stitu cio n es p ara la conser vació n de sus privilegios. Y asom bra ver có m o los gobiernos ex tran jero s se p restan gustosos a dispensarles el ap o y o q u e recla m an , au n cuando ello tie n d a a m enoscabar la d ig n id a d y los intereses de los países de A m érica. A caso n o sean ex trañ as a las c o n tin u a s p ertu rb acio n es que so p o rta el p aís h e rm a n o la ingerencia de -estos consorcios ex tran jero s, acostum brados a actu ar en A m érica cual si se tra ta ra de tierras c o n q uistadas.
Brasil
UN CONSORCIO FINANCIERO AGRESIVO
LA COLONIZACION JAPONESA
L as' auto rid ad es francesas, b ritán icas y holandesas h a n sid o instadas p o r los círcu los financieros q u e responden al consorcio B . R . I . p ara que fo rm u le n u n a reclam a ción dip lo m ática an te el g o b ie rn o de M é x ic o con el o b je to de elu d ir el depósito de dos m illones de libras que la C o m p a ñ ía M e-
D espués de la g uerra la em igración eu ro pea al B rasil se in te rru m p ió . A p ro v e c h a n d o esta circunstancia, el m in istro de F in a n zas del J a p ó n creó en 1 9 1 7 u n a S ociedad C e n tra l de E m ig rac ió n (la K aigai K ag y o K a is h a ), cu y o cap ital asciende actu alm en te a nueve m illones de yens. E sta sociedad es
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tá encargada de la co lo n izació n de la z o n a central del Brasil. O tra co m p añ ía (la N am bec C o rp o ra tio n ), co n stitu id a en T o k io en 1 9 2 8 con u n cap ital de 3 0 m illones de yens, con el apoyo del B anco del J a p ó n y de v a rios industriales y b an q u ero s japoneses, es tablecieron colonias japonesas en el N o rte del Brasil, m ien tras q u e el tru s t M iy a tsu k a tr a ta de enviar p io n ers n ip o n es en las zo n a s forestales. E sta em igración jap o n esa n o es u n éxodo de gente que está aprem iad a en su país, co m o lo era el caso d e la em igración europea; trátase, en cam bio, de u n a o rg an iz ac ió n cen traliza d a y d irigid a p o r el g o b iern o japonés. L os em igrantes n o v a n solos; ellos están a y u d ados p o r el cap ital jap o n és y este sistem a recuerda el establecim iento de las co m pañías europeas en la C h in a e In d ia d u ran te los si glos X V II y X V II I. L o s bancos japoneses, y en especial m o d o el 4‘B anco T a iw a n ” y la “ Y o k o h a m a Specie” , poseen u n a sucursal en R ío de J a n eiro y fin an cian la o b ra de los colonos nipones.
L A S P O B L A C IO N E S IN D IG E N A S D E A M E R IC A “ T ie rra F irm e ” , la n u ev a im p o rta n te re vista m ad rileñ a que dirige el conocido p u blicista E n riq u e D ie z C añedo, p u b lica u n d o cu m en tad o estudio de A ngel R o sem b lat sobre el desarrollo de la p o b la ció n in dígena de A m érica. E l a u to r com p ru eb a q u e n u m éricam ente la p oblación in d íg e n a au m en ta incesante m ente en m ucho s países am ericanos (M é x i co, G uatem ala, S alv ad o r, N icarag u a, E c u a dor, P erú, B olivia y P a r a g u a y ), los que en co n ju n to , inclusive los m estizos, abarcan el 82 % de la p o b la ció n in d íg en a de las tres A m éficas. E n m u ch as leg io n es de estos países no existen blancos y m ás de u n m i lló n y m edio de in d io s m exicanos ig n o ra n —
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el idiom a español. P o r o tra p arte, el m o v i m ie n to in d íg en a va extendiéndose en M é xico, P arag u a y y en el P erú . L íderes exal tad o s pred ican el racism o am ericano y la v u elta al Im p e rio de los Incas y de los A z tecas. L o s izq u ierd ism o s ap ro v ech an lo m ás posible este m o v im ien to . ¿N os e n c o n tra m os fren te a u n verd ad ero renacim iento in dígena? E l a u to r del estudio, R osem blat, n o lo cree, n o o b sta n te los sín to m as. “ Es exacto, com o se desprende de las es tadísticas, que la p o b la ció n in d íg en a está en c o n tin u o au m en to , lo que p e rm itiría pensar que la raz a o las raz as am ericanas en lu g ar de extinguirse m arch an h acia u n n u ev o flo recim iento. P e ro n o debem os d ejarn o s en g añ ar p o r las cifras: este au m en to es in fin i ta m en te in fe rio r al del resto de la p o b lació n y esos indígenas lo son cada d ía m enos y son cada v e z m ás m estizados, inclusive los de los E stad o s U n id o s y de l a , G ro e n la n dia. A trav és de la z o n a periférica el b la n co y el m estizo c o n tin ú a n p en e tran d o en la z o n a nuclear. E l E sta d o m o d e rn o n o puede re n u n c iar al ap o rte de esas enorm es m asas de poblaciones n o asim iladas, y el sistem a a d m in istra tiv o , el servicio m ilita r, el tra b a jo asalariado, el com ercio y la escuela, a y u dados p o r la ex p a n sió n del id io m a español y de las co stum bres m odernas, son los in s tru m e n to s eficientes de esa asim ilación. L a p en etració n del español es la p en etració n de la cu ltu ra occidental. E s en su m e jo r sig n i ficación u n a m estización cu ltu ra l y, p o r lo ta n to , la desnacionalización. 44¿C uáles son las conclusiones a que se a rrib a co n estas consideraciones? Si el p r o ceso sigue co m o h asta ah ora, si el b la n co y el m e stiz o o cc id e n taliza d o conservan su h e gem onía en la vid a p o lític a de las naciones am ericanas, si en la v id a económ ica persiste la tendencia m o d e rn a hacia la in d u stria liz a ción, la z o n a periférica in v a d irá siem pre m ás h o n d am en te la z o n a nuclear, y n o o b s ta n te el a u m e n to rela tiv o de la p o b la ció n in d íg en a, entre dos o tres siglos el in d íg en a desaparecerá, ab so rb id o p o r la p o b la ció n b la n ca” .
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La Historia del Partido Radical a través de sus documentos por S1R LA GESTACION REVOLUCIONARIA E l se n tim ien to cívico del p u eb lo resurgía, en to d a su p o ten cialid ad , co m o de u n m aras m o letárgico. L a idea rev o lu c io n aria se en cam ó en la conciencia colectiva; su adv en im ien to , c o m o recurso salvador, tu v o lu g a r el l 9 de septiem bre de 1 8 8 9 , al realizarse el g ran m i tin de la ju v e n tu d en el ‘ ‘J a rd ín F lo rid a ’’, cuyo significado p asó a la h isto ria com o u n sim bolism o de la arg e n tin id a d . Se sabe — p o rq u e así lo expresa el p r o p io d o cto r A lem — que ese día, p o r in te r m edio de u n a p erso n a de su relación, u n g ru p o de oficiales del ejército o frecía su co lab oración a los o p o sito re s del gob iern o . Parece que, p o r p rin cip io s, el d o c to r A lem n o era p a rtid a rio de acep tar u n a c o lab o ra ción m ilita r para cu alq u ier em ergencia re volu cio n aria, sino, m ás bien, de darle a ésta u n carácter n etam e n te civil* C o n p o ste rio rid a d a este p rim e r o fre ci m ien to , convíno se u n a en trev ista en casa del d o cto r del V alle, a la q u e co n cu rriero n alg u n o s oficiales, en tre los q u e se h allab a el cap itán L am as, del E sta d o M a y o r. E ste o ficial — según lo expresa el d o cto r del V alle, en carta d irig id a al d o c to r B arro etaveña— , le m anifestó q u e "llev a b a la re p re sentación de 33 oficiales del ejército, q u e se h a b ía n obligado, b a jo ju ra m e n to , a co o p e r a r en la o b ra d e la U n ió n C ív ica, p a rtic i
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p a n d o en u n a rev o lu ció n , y que — así lo consigna te x tu a lm e n te en la carta m encio n a d a — -, " n o bu scab an p ro v ec h o n i v en taja s in d iv id u ales; que n o p ed ían n i q u ería n as censos; q u e n o a c ep tarían recom pensas de n in g ú n género; que n o p re te n d ía n m an d o a lg u n o ; q u e h a b ía n sa b id o que h ab ía u n a ju n ta rev o lu cio n aria de la q u e y o fo rm a b a parte, y q u e v en ían a ponerse a sus ó rd e nes, con la fu erza de q u e d isp o n ían , para defender a las libertades públicas, com o ciu dad an o s y com o soldados de u n p u eb lo li bre, p ara quienes la C o n stitu c ió n era la ley su p rem a de la tie rra ’’. " E l ca p itá n C astro S u n d b lan d — c o n tin ú a el d o cto r del V a lle— me h iz o declaraciones análogas, em p eñándose noblem ente en q u e me diera cuenta exacta del desinterés y de la elevación de m iras que los an im ab a a ellos y a sus rep resen tad o s’’. E l generoso y noble o frecim ien to fu e acep tad o p o r la U n ió n C ívica, o b te n ien d o luego la adhesión de m uchos o tro s jefes y oficiales pertenecientes al E sta d o M a y o r y a diversos regim ientos. E n u n a reu n ió n de carácter general que rea liza ro n los oficiales com p ro m etid o s, y en la q u e estuvieron presentes los doctores A lem , del V alle, el general C am p o s y otros, en representación de la J u n ta R e v o lu c io n a ria, se p u so en evidencia la fu erza in c o n trastab le y real del ejército, con que co n tab a la revolución, y el esp íritu rev o lu c io n ario q u e p red o m in ab a en el am b ien te m ilita r.
HECHOS EL DOCTOR ALEM Y EL ESTADO REVO LUCIONARIO — C orresponde reseñar, de paso, la acción y o b ra del docto r A lem , realizad a sin decli naciones y rin d ie n d o culto a sus fervorosas inquietudes de g ran repúblico, desde el p e río d o p rerrev o lu cío n ario h asta los m o m e n to s decisivos de su cu lm inación. C o m o presidente de la U n ió n C ívica y jefe de la revolución, fue el alm a y el co ra z ó n im p u lso r de la m ism a. E l p u eb lo y los colaboradores insignes que le secunda b an c o n stitu ían las células vivificadoras que ap o rta b a n la savia v iril y to n ific an te de sus rebeldías p atrias a la g ran o b ra idealista de ese lu c h ad o r incansable. Su recia co n te x tu ra m oral, en la que se ab ro q u elab a u n a inflexible conciencia cívica y la v o lu n ta d decidida de servir los ideales de la rebeldía en gestación, n o sabía de d e presiones espirituales. C onsciente de su res pon sab ilid ad y c o n n a tu ra liz a d o con la re vo lu ció n , la viv ía en to d a su in ten sid ad em ocional, tem p la n d o sus fibras de v a ró n predilecto con la su g estio n ad o ra atracción del deber a cu m p lir con la p a tria . Y así, sin d ejar entrever u n gesto de cansancio, sea m o ral o físico, o u n rictus de desaliento, a u n q u e fuere pasajero ; sin d en o tar u n estado de decepción o de a m a r gor, ante el cú m u lo de dificultades y c o n tratiem p o s que h u b o de a fro n ta r, tra b a ja ba en las h o ras del día y de la noche, te n diendo los h ilos invisibles del m o v im ien to . M u c h o se h a d ic h o y escrito ya respecto de la sem blanza perso n al del d o cto r A lem , en sus aspectos m o ral, p o lítico y social. N o cabe, pues, reeditar conceptos en ese sentido. P o r o tra parte, ello n o en tra en los p ro p ó sitos de esta crónica, que sólo se lim ita a coordinar las acciones y ex poner, con sus consecuencias, los hechos m ás cu lm in an tes de la h isto ria p o lític a del país, en aquella época, y cuyos actores, con la entereza y energía m oral q u e se n u tría en la ín tim a vehem encia de sus sen tim ien to s p atrió tico s, se im pusieron el deber de ob ten er, a costa
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de to d o s los sacrificios h u m a n o s, la lib e ra ción de las in stitu cio n es y el de hacer efec tiv o el im p erio de la C o n stitu c ió n .
* * * L a activ id ad o rg a n iz a d o ra de la U n ió n C ívica adquiere ex p a n sió n y o rg a n iz a sus fu erzas en to d a la R e p ú b lica. E l concenso p ú b lic o h a sa b id o v a lo ra r la trascendencia h istó rica de la m isió n que se h a im p u esto , y la prestigia con su ad h esió n in c o n d icio nal, p rim ero , y le responde con la elocuen cia de los hechos después. O rg a n iz ad as las huestes revolucionarias, el p ro n u n c ia m ie n to p o p u la r debía p ro d u c ir se el 21 de ju lio . M a s la delación, si la h u b o , o la sospecha, p u so sobre aviso al g o biern o , q u ie n to m ó m edidas de prevención, lo que o b lig ó a la J u n ta R e v o lu c io n aria a p o sterg arlo . E n efecto; el je fe m ilita r del m o v im ien to y o tro s jefes del ejército, co m p ro m etid o s a to m a r p a rte en el m ism o, fu e ro n detenidos dos días antes. C ie rto es que el g o b iern o n o estaba en posesión de detalles m ás precisos, y q u e desconocía lo s p o rm en o res m ás im p o rta n te s de la conspiración. Se h allab a com p letam en te a obscuras, especialm ente en lo que se refiere a la p a rtic ip a c ió n del ejér cito, cuya ab so lu ta fid elid ad le h a b ía g a ra n tiz a d o , p o r su h o n o r, el m in istro de G u e rra, general L evalle. S in em b arg o el ejército y la arm ad a es ta b a n , en su to ta lid a d , id en tificad o s con la rev o lu ció n . N o tre p id a ro n en ju g arse las situaciones de q u e d isfru ta b a n d e n tro de las in stitu c io n es arm adas, in d u d a b lem en te de h alag ad o ras perspectivas p a ra sus ju sta s as piraciones de soldados. Y co m p ren d ien d o que las circunstancias ap rem ian tes a q u e se h a b ía llegado o b lig ab an a a d o p ta r d eterm i naciones categóricas y definidas, p ed ían , exigían, q u e sin m ás dilació n n i vacilacio nes se procediera de in m e d ia to a la acción, pues h asta m e d iaro n am en azas de que, de n o ser así, re tira ría n su a p o y o a esa gesta cívica, desligándose de sus com prom isos.
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HECHOS M ú ltip les factores, visibles u n o s e in v isi bles o tro s, se o p o n ía n a rea liza r la asp ira ción suprem a y d eterm in a b an situaciones de angustiosa in certid u m b re y de desconcierto, que, im placables, so m etían a ru d a p ru eb a el esp íritu de sacrificio y el ferv o r p a trió tic o de esos hom bres. P ero ante el esp íritu rev o lu c io n ario de la o p in ió n nacional, y cediendo a la p resió n de los m ilitares com p ro m etid o s, la J u n ta h u b o de transigir, conviniéndose en que la rev o lu ció n estallaría en la m ad ru g ad a del 23 de ju lio , n o o b stan te estar com penetrados de las dificultades q u e d eb ían so rtea r y el ries g o que ello co m p o rtab a. E m p ero , ésta fué nu ev am en te d iferida a pocas ho ras de su estallido, es decir, el 2 2 p o r la noche, y en circunstancias ta n excep cionales, q u e im p o n ía el an g u stio so ap re m io de las horas, la J u n ta R ev o lu c io n aria d ió la con trao rd e n . E l d o cto r A lem , delegado p o r la J u n ta R evolucionaria, h u b o de explicar a los o fi ciales que p ed ían se p rec ip ita ra el p r o n u n ciam iento, los m o tiv o s, p o r dem ás graves, que d eterm in ab an la po sterg ació n , p le n a m ente justificad a. P o r o tra p arte, la J u n t a n o p o d ía n i debía asum ir ta m a ñ a responsabilidad, p reci p ita n d o inco n su lta m en te el estallido, q u e co m p ro m etía ta n valiosos intereses m orales y m ateriales de la N ac ió n . C o n el á n im o apenado, la J u n ta debió a fro n ta r to d a s las asechanzas de la adversidad y las consecuen cias desagradables de esta n u ev a in te rru p ción, pues los oficiales co m p ro m etid o s se g u ían p resio n a n d o con ren o v ad o s b río s y la decisión irrevocable de concretar el estallido revolucionario, sin m ás dem oras. R e sp o n diendo a esa dem anda, q u e ya c o n stitu ía u n a visión obsesionante, la J u n ta decidió f i jar, indefectiblem ente, la m a d ru g a d a del 2 6 de ju lio p ara su realización. H ab ía u n an im id a d de v o lu n tad es, y el p u eb lo to d o , en u n h erm o so gesto de en tereza cívica, se cuadra altiv o y valiente en h o lo cau sto de su ideal p a trio . Y la rev o lu ció n estalla in co n ten ib le, con
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to d a la b ra v u ra legendaria de los p a trio ta s criollos, el 2 6 de ju lio de 1 8 9 0 . L a J u n ta R e v o lu c io n aria se dirige a los p u eb lo s de la R ep ú b lica y les explica la ra z ó n y ju sticia del p ro n u n c ia m ie n to en el si g u ien te m a n ifiesto : EL MANIFIESTO REVOLUCIONARIO “ C onocem os y m edim os la responsabili44 d ad q u e asum im os ante el p u e b lo de la 44 R ep ú b lica. 44 H em o s p en sad o en los sacrificios q u e 44 d em anda u n m o v im ie n to en que se com 44 p ro m ete la tra n q u ilid a d p ú b lica y la v i44 d a m ism a de m u ch o s de nu estro s conciu44 dad an o s; p ero el consejo de p a trio ta s ilus44 tres, de los grandes varones, de los h o m 44 bres de b ien de to d a s las clases sociales, de 44 to d o s los p artid o s, el v o to ín tim o de las 44 p ro v in cias o p rim id as y h asta el sentim ien44 to de los residentes ex tran jero s, n o s em 44 p u ja a la acción y sabem os que la o p in ió n 44 p ú b lica bendice y aclam a n u estro esfuer44 zo, sean cuales fueren los sacrificios que 44 dem ande. 44 E l m o v im ie n to rev o lu c io n ario de este 44 d ía n o es la o b ra de u n p artid o . 44 E sencialm ente p o p u la r e im personal, no 44 obedece n i responde a las am biciones de 44 círcu lo n i h o m b re p ú b lic o alg u n o . 44 N o derrocam os el g o b iern o p ara sepa44 ra r h o m b res y su b stitu irlo s en el m a n d o ; 44 lo derrocam os p o rq u e n o existe en la fo r44 m a co n stitu c io n al; lo derrocam os p ara de44 v o lv e rlo al p u eb lo , a fin de que el p u eb lo 44 lo rec o n stitu y a sobre la base de la v o lu n 44 ta d nacio n al y con la d ig n id a d de o tro s 44 tiem pos, d estru y e n d o esta o m in o sa o li44 g arq u ía de advenedizos que h a d esh o n ra d o 44 an te p ro p io s y ex tra ñ o s las in stitu cio n es 44 de la R ep ú b lica. 44 E l ú nico a u to r de esta rev o lu ció n , de 44 este m o v im ien to sin caudillo, p ro fu n d a 44 m en te nacional, larga, im pacientem ente 44 esperada, es el p u e b lo de B u en o s A ires, 44 que, fiel a sus tradiciones, rep ro d u ce en la 44 h isto ria u n a n u ev a ev o lu ció n reg eneradora
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HECHOS 44 que esperaban anhelosas todas las p ro v in 44 cías argentinas. 44 L as arm as del ejército se lev an tan p ara 44 g aran tizar el ejercicio de las instituciones. 44 L a C o n stitu c ió n es ta n to co m o la bande44 ra, y el soldado que la d ejara perecer sin 44 prestarle su brazo , alegando la obediencia 44 pasiva, n o sería el ciu dadano arm ad o de 44 u n p u eb lo libre, sino el in stru m e n to y 44 cóm plice de u n o s déspotas. 44 E l p erío d o de la rev o lu ció n será breve; 44 n o d u rará sino el tie m p o necesario p ara 44 que el país se org an ice y el g o b ie rn o esta44 blezca la elección. E l elegido p ara el m an 44 do suprem o será el que triu n fe en com i44 cios libres, y ú n icam en te q u ed arán excluí44 dos com o can d id a to s los m iem bros del go44 b ie rn o revolu cio n ario , que espontánea44 m ente ofrecen al p aís esta g ara n tía de su 44 im parcialidad y la p u re z a de sus p ro p ó si44 t o s / ' F irm ab a n este m a n ifiesto ; L ea n d ro N . A lem , A ristó b u lo del V alle, M a ria n o D em aría, M iguel G oyena, J u a n Jo sé R o m ero y L u cio V icente L ó p e z .
* * * In fo rtu n a d am e n te , y p o r circunstancias cu y o secreto aú n n o h a sido develado p ara la h isto ria, la rev o lu ció n h a b ía fracasado en su fin alid ad m ás in m ed iata, cual era la de o b ten er el triu n fo m aterial. Si bien que p o r diversos m o tiv o s y ló gicas deducciones, atribúyese ta l fracaso, en tre otros, al m u y fu n d a m e n ta l de u n a desdi chada infidencia de u n jefe del ejército, quien, in v ita d o p o r el jefe m ilita r de la re volución, generaí C am pos, h a b ría co m p ro m etid o su adhesió n a ta n n o b le causa, n o es posible sostener, al respecto, n in g u n a aseve ración p o r la falta ab so lu ta de concretos. T re s días de lu ch a intensa so stu v o el p u e b lo alzado en arm as c o n tra el régim en p re potente. T re s días batióse con, a rro jo y h e roicidad sublim es. Y el 2 9 de ju lio h u b o de capitular, m ed ian te las siguientes bases convenidas entre el g o b iern o y la com isión
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m ediadora, q u e la c o n stitu ía n B en jam ín V ictorica, L u is S áenz P eñ a, F rancisco M a dero y E rn e sto T o rn q u is t: 44 19 N o se seguirá ju ic io n i procedim ien44 to de n in g u n a especie co n tra los que h ay an 44 to m a d o p arte en el m o v im ien to revolucio44 n ario , m ilitares o civiles. 44 2 9 L o s cuerpos de lín ea q u e h a y a n to 44 m a d o p a rte en la rev o lu c ió n serán con44 ducidos p o r sus jefes y oficiales a sus res44 pectivos alo jam ien to s, q u e d a n d o dich o s 44 cuerpos, desde ese in stan te, a las órdenes 44 del g obierno. 44 3 9 L o s jefes y oficiales y tro p a de la. 44 a rm a d a q u ed a n en ig u al co n d ició n q u e el 44 ejército de tie rra . E l jefe de cada b u q u e 44 h ará entrega a la p erso n a q u e designe el 44 g obierno. 44 4 9 L o s ciu d ad an o s arm ad o s d e ja rá n 44 sus arm as en el P a rq u e y se d isolverán p a44 cíficam ente. 44 5 9 L o s cadetes v o lv e rá n a ser ad m iti44 dos en sus respectivas escuelas/* P o r ley del 3 0 de agosto de ese m ism o año, el C o n g reso N a c io n a l dió fo rm a legal a. las bases convenidas. F irm a d o el arm isticio, la J u n ta R e v o lu cionaria d irig ió al p u eb lo el m an ifiesto c u yo te x to ín te g ro se tran scrib e a c o n tin u a ción, p o r co n sid erarlo de u n a im p o rta n c ia excepcional: “ AL PUEBLO DE LA REPUBLICA 44L a n o ta del señ o r general M a n u el C am 44 pos, jefe de las fu erzas revolucionarias, 44 que se p u b lic a a c o n tin u ac ió n , explica las; 44 causas que nos h a n o b lig a d o a aceptar la 44 m ediación ofrecida p o r los señores d o cto 44 res L u is S áenz P eñ a y B e n ja m ín V icto rica 44 y señores F rancisco B. M a d e ro y E rn e sto 44 T o rn q u is t. L a escasa existencia de m u n i44 ciones, que só lo n o s h u b ie ra p e rm itid o 44 p ro lo n g a r p o r pocas h o ras el com bate, só44 lo h a b ría d ad o p o r resu ltad o n u ev o s de44 rra m am ien to s de sangre de soldados y 44 ciudadanos, sin v e n ta ja a lg u n a p a ra efc 44 éx ito de la causa revolucionaria.
HECHOS “ L a revolució n h a b ía recibido inform es que le m erecieron entera fe sobre la exis tencia necesaria de m un icio n es en el P a r que de A rtille ría, suficiente p ara p roveer el n ú m ero inm en so de ciudadanos que de b ían co n cu rrir a arm arse, y a quienes fue im posible d o ta r de las m uniciones p ara llevar adelante la acción ofensiva y deci siva de la revolución* E n esta, situación, la J u n ta R ev o lu cio n aria h iz o to d o s los esfuerzos posibles p ara conseguirlas en la ciudad, p ero esos esfuerzos h a n sido in fructuosos. N o se ocu lta a la J u n ta R e volu cio n aria la observación que p o d ría h a cerse p o r h ab e r p ac ta d o el día 2 7 u n a r m isticio que p ro p o rc io n a ría al p o d er o fi cial el m edio de o b ten er elem entos del in terior, pero cu m p le su deber declarando que si ese arm isticio se co n v in o , y si él tu v o p o r o b je to el d a r se p u ltu ra a sus m uertos y aten d er a la asistencia de los heridos, tu v o ta m b ié n com o p ro p ó sito cu l m in an te d ar tie m p o a a u m e n ta r la p ro v i sió n de m unicio n es y a q u e llegasen los elementaos p o p u la re s de las p ro v in cias in m ediatas a la C a p ita l, que se le o frecían a cada in stan te p o r ciudadanos espectables y decididos p o r la causa nacional. 44 L a J u n ta R ev o lu c io n aria se abstiene de en trar en o tras consideraciones, dadas las condiciones del estado de sitio que le im piden ser m ás explícita y espera sólo el m o m e n to de que esa situ ac ió n n o rm al desaparezca p ara hacer públicos, con el desarrollo necesario, los in fau sto s m o titiv o s q u e la h a n o b lig a d o a proceder en la fo rm a que establecen las bases, conve n idas p o r la C o m isió n m ediadora. 44 L a J u n ta R ev o lu cio n aria, al te rm in a r este m anifiesto , cum ple con el a lto deber de m an ifestar su agradecim iento a los se ñores jefes y oficiales del ejército y a r m ada, así co m o a los nobles soldados, que, asociándose a los num ero so s ciu d a d an o s arg en tin o s, h a n co n c u rrid o con
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44 sus v irtu d e s cívicas y su esfuerzo perso44 n a l a la causa de la rev o lu ció n . — Bue44 nos A ires, 2 9 de ju lio de 1.890. — P o r 44 L a J u n ta R ev o lu c io n aria : L ean d ro N . 44 A lem , A . del V alle, M . D em aría, M iguel 44 G oyena, L u c io V . L ó p e z ." *
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E l 3 0 de ju lio , al discutirse la ley de es ta d o de sitio, el senador P iz a rro , haciéndose cargo del sen tir colectivo y en u n em ocio n a n te arran q u e de elocuencia, a la vez que de sinceridad p o lítica, defin ió exactam ente la situación real del gobierno con esta fra se, que sin tetiza el concepto trascendental de aquél m o m e n to h istó ric o : " L a revolu ción está vencida, pero el gobierno está muerto." C iertam ente, el g o b iern o se h allab a v ic to rio so , en apariencia; m as, pese a ello, ya le era im posible poderse m an ten er. N o era suficiente h ab e r d o m in a d o p o r la fu erza ese su p rem o esfuerzo de la conciencia n a cional, n i bastaba p ara aq u ietar las exteriorizaciones del rep u d io que h ab ía g erm in a d o en el alm a colectiva. E l p u e b lo h ab ía ru b ric ad o con su sangre el noble sacrificio que la p a tria y su co n ciencia cívica le h a b ía n exigido. L a rev o lu ció n fu é vencida, p ero ese sacrificio de sangre y de vidas útiles que le dem andara, n o resultó estéril en sus consecuencias m e diatas e inm ediatas, p ara la estru ctu ra p o lí tica y social del país. E l g o b ie rn o cayó, arrastra n d o en su caí da, para siem pre, to d a u n a época, m arca d am en te n efasta y v ergonzosa p ara la R e p ú blica. V ale decir que los rev o lu cio n ario s del 90 m erecen la g ra titu d de la N ació n , p o rq u e en u n bello ejem p lo de altiv ez cívica, ja lo n a ro n u n a etapa m ás en su progreso p o lítico , in stitu c io n al y económ ico.
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(Continuará) .
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Bibliografía "Deberismo Filosófico Social" Por el Dr. Laurentíno Olascoaga D esde la m ás rem o ta a n tig ü ed a d se en cuentra el deber d o m in a n d o las p reo c u p a ciones del ho m b re. H állasele en las form as p rim itiv as de legislación, m o ral y religión, co n ten id o en las leyes de carácter d iv in o ; en las religiones históricas (Z o ro a stro , B rah m a, B uda, C onfu cio , M oisés, Jesús, M a h o m a, etc.) ; se p ro lo n g a de escuela en escuela a través de las filo so fías griega y ro m an a ; persiste en los pensadores de los p rim ero s si glos cristianos, en los de la edad llam ada M o derna — sean m ísticos, racionalistas o u to p ista s;— y llega a nu estro s días p o r diversos cam inos y alternativ as, p ara en tra r decidida m ente en el cam po de la sociología. C ada época y, d e n tro de ella, cada escuela tien en del deber u n co ncepto diferente; p ero todas coinciden en la afirm ació n del deber com o "im p e ra tiv o ca teg ó rico ". A q u ella d i versidad ta m p o co excluye o tro s im p o rta n te s p u n to s de contacto, co n c o rd an d o religiones y sistem as en fu n d a r el deber so b re la recom pensa y el castigo. E l D r. L au re n tin o O lascoaga dedica las dos prim eras partes de su Deberismo Filosófico-Social a la fa z retro sp ectiv a del asu n to . D el análisis a que som ete los p rin cip io s fundam entales de cada credo o te o ría se des prenden las analogías antedichas, llegándose a la com probació n de que las form as e in terpretaciones que el deber1 h a ex p e rim en ta do hasta el presente n o cu m plen su fin a li dad n i ju stifican su ra z ó n de ser. B u en o es to d o p rin cip io — m oral, filosófico, social, etcétera— , capaz de m e jo rar al h o m b re. A la lu z de esta prem isa es evidente que los principios h asta h o y — con co m itan te o s u cesivam ente— do m in a n te s en el m u n d o , h a n
fracasado. E l h o m b re sigue siendo u n lo b o p a ra el h o m b re. P e o r to d a v ía ; algunos h o m bres, en n ú m e ro insignificante, accionistas de fábricas de arm a m en to s — p o r ejem plo — , n o vacilan en p ro v o ca r guerras y sacri ficar m illones de sem ejantes suyos — sean co m p atrio ta s o ex tra n jero s— , al solo efecto de a u m en ta r sus ganancias p o r el consum o fo rz a d o de m aterial bélico. O tro ejem plo: u n g ru p o — m ás in sig n ifican te que el an te rio r— de hacendados, p e rtu rb a la p a z in te rio r de su país, h u n d e la econom ía n acio n a l y se esfuerza p o r h u m illa r a su p ro p io p u eb lo e n tre g án d o lo a m erced de m a n d a ta rios ex trañ o s y feroces; to d o eso p o r ape nas m ás de tre in ta dineros. L os personajes co n stitu y en tes de u n o y o tro g ru p o se lla m an , sin em bargo "c iv iliz a d o s" y " p a trio ta s " o "n a c io n a lista s", g o za n de los bene ficios del p ro g reso y de la cu ltu ra, se rigen, al parecer, p o r leyes com unes y dicen p ro fe sar u n a relig ió n de am o r. E n el orden p a r tic u la r y co tid ia n o n u estra co n d u cta co n tradice a cada m o m e n to los predicados de la m o ral que hem os h ered ad o y que, a nues tra vez, trasm itirem o s a la generación si guiente. E n cualquier esfera y a to d a h o ra se verá p ro b a d a la ineficacia de los p o stu la dos filosóficos y religiosos q u e hasta' ahora se d ic taro n p ara reg lar n u estra conducta. C a be p en sar que, o bien esos p o stu lad o s no se avienen a la n a tu ra le z a h u m a n a, o bien n o la co n tem p lan en su fa z verdadera, u n i versal, p erm an en te. E l D r. O lascoaga des carta la p rim era de esas p robabilidades, en lo to c an te al deberismo, declarando que no preten d e hacer de cada h o m b re u n C risto, p rete n sió n que califica de absurda. " N o es
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necesario aspirar al h o m b re p erfecto — d i ce,— p u esto qu e la im perfección es h u m a n a . . . ” B astará con evitar, corregir o ate n u a r las im perfecciones que, sin serle in h e rentes, le son im puestas p o r el am biente v i ciado, la m ala educación y m uchos o tro s factores derivados, según la explicación m ás verosím il, de u n a pésim a d istrib u c ió n de bienes y p roducto s. E n las p o strim e rías del sig lo X V I I I se p re n u n c ió u n a reacción c o n tra los deberes en cu an to dogmas, oponiéndoseles los dere chos, h asta entonces teórica y p rácticam en te inexistentes p ara la inm ensa m a y o ría. D e fin ie ro n lá reacción los “ enciclopedistas” franceses al proceder a u n a revisión crítica de to d o s los conocim ientos. L ejo s de esca p a r al exam en, la relig ió n y la m o ral su m i n istra ro n tem a ab u n d a n te p ara la iro n ía y el sarcasm o. L a revisión p ro n to se c o n v irtió en dem olición. E l p en sam iento se h iz o arie te al pasar del cam p o de las creencias al del D erecho; y al extenderse de éste a la P o líti ca, en tró de llen o en la v id a real y p ro d u jo la m ás grande de las revoluciones aco n tecidas antes de 1 9 1 7 . L a crítica del deber tra jo la negación del deber. E s que las re acciones intensas se p ro d u cen de ex trem o a extrem o. L a negación del deber es la m ás genuina expresión del régim en in d iv id u alis ta en que vivim os, régim en lleno de c o n tra dicciones, siendo q u iz á la m en o r de todas, la pretensión de im p o n e r u n cú m u lo de g ra n des deberes al m a y o r n ú m ero , en beneficio de aquéllos pocos que n o quieren aceptar p ara sí deberes de n in g u n a especie. L as posiciones absolutas son fu n d a m e n ta l m ente perecederas. P o r eso la negación del deber es ta n insostenible co m o el d ogm a ce rrad o que el m ism o im plicaba antes. 'V o lv e m os al deber con u n a conciencia m ás clara de su índole y funciones. L a escuela “ deberista ” se inicia con o b je tiv o s precisos: el bien in d iv id u al d en tro o p o r m e d io del bien ge neral. A ese efecto reúne en Deberismo, el D r. O lascoaga, los elem entos dispersos en los principales credos y sistemas, p ara fo rm a r con ellos u n cuerp o de d o ctrin a am p lio , fle xible, capaz de reg ir la co n d u cta en relación a nuestros sem ejantes. D e p e n d ien d o de esta relación — sea ella pasiva, activa o n e u tra — , el bienestar y el m alestar del ho m b re, se su
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p o n e q u e o rie n tá n d o la p o d rá evitarse, si n o todas, al m enos la m a y o r p a rte de las desave nencias y, consiguientem ente, sus efectos. Et deberismo — define el D r. Olascoaga^— es u n p rin c ip io de m o ra l filosófica al cual de ben ajustarse las acciones h u m a n a s o la co n d u cta p articu la r, p a ra beneficiar la vid a en b ie n de u n a civ ilizació n que lleve lo s p u e b lo s a la perfecta d ic h a . . . E s el conjuntode acciones u o m isio n es ideológicas o físicas, que, su jetas a las disciplinas de la conducta, p o r u n a c u ltu ra su p erio r, satisfacen la co n ciencia in d iv id u a l y general, co m o ley su p re m a de la v id a . . . E l deberism o com o escue la filosófico - social, es p en sam ien to y es ac c ió n .” ¿E n q u é consiste la diferencia entre el de ber que in fo rm a la escuela del D r. L au ren tin o O lascoaga y el de casi to d o s sus p red e cesores? E n q u e el “ deberism o” n o am en aza con castigos n i p ro m ete prem ios. Se tra ta aq u í, n o de deberes im p u esto s p o r m a n d a to d iv in o n i p o r ajenas presiones, sin o lib re m ente elegidos y aceptados; y, p o r eso, sin te m o r a represalias n i interesada aspiración, a recom pensa alg u n a. “ E l deberism o — de clara el a u to r— n o es u n a religión, n i una^ te o ría p o lítica, n o va co n tra relig ió n alguna, n i co n tra orientaciones p o lítica s; tiene la in dependencia ab so lu ta de su creación, y su p ro p ó sito indeclinable de fo rm a r escuela f i losófica y social con sus p rin cip io s p ro p io s ad ap tab les a to d as las religiones y a to d as las p o lític a s.” L a en ju n d io sa o b ra q u e co m en to está, en cierto m o d o , em p aren tad a con las ilustres del p en sad o r francés J . M . G u y au ( 1 ) y de n u estro Jo sé In g en iero s ( 2 ) ; y acaba de ser im pensadam ente co n firm ad a p o r recientísim as aseveraciones de M an u el A z a ñ a y A n dré G ide, dos personalidades ta n distintas, com o d istantes entre sí, y sin em bargo co in cidentes en que la única felicidad posible con siste en la aceptación de un deber. J. SA M ET.
(1) gación. (2)
Esbozo de nna moral sin sanción ni obli-~ Hacia nna moral sin dogmas.
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"Un precursor de la enseñanza. El Padre Reyes" Por Ricardo M. Fernández Mira “ E n la form a ció n de estas precoces n a cionalidades de A m érica — dice A rtu ro M ejía N ieto, que p ro lo g a la o b ra que nos o c u p a— , h a h ab id o raros esp íritu s que h a n desem peñado u n a fu n ció n m ú ltip le en u n a com unidad em b rio n aria y p rim itiv a, tr a ta n d o de estabilizarla y p o d er crear u n c o n glom erado social que fuese a rm ó n ico a la vida h u m a n a ” . T a l es el caso del p resb ítero d o cto r José T rin id a d Reyes, fu n d a d o r de la U n iv e rsi d a d N acio n al de T cg u c ig alp a, que d io tem a al escritor R icard o M . F ern án d e z M ira p a ra tra z a r la bio g rafía del que ta n to g rav itó en el desenvolvim iento cu ltu ral de H o n d u ras, com o así en la v ida p ú b lica de la citada nación centroam ericana, desde los co m ien zos y hasta pro m ed iar el sig lo pasado. A través de las breves p ág in as de este ensayo, la fig u ra del P ad re Reyes adquiere sim p á ticos relieves, com o sim pática y enaltecedo ra fué la obra de este p recu rso r de la ense ñan z a h o n d u reñ a , d o ta d o de la excepción::!
cu ltu ra que evidenció, co m o filósofo, poe ta, o rad o r, m atem ático , m úsico y sacerdote. A spectos estos que estudia el señor F e rn á n d ez M ira en fo rm a p o r dem ás sintética. Sin que esto im p o rte u n a crítica, creemos q u e el a u to r se h a d eten id o m ás en m a ri posear sobre el tem a, que en a h o n d a r la psicología del p ersonaje y el m edio en que le tocó actuar. P e ro n o o bstante, la fig u ra del P adre Reyes surge n ítid am e n te , au ro lead a a la dis tancia, p o r el tesón y el am o r q u e im puso a su obra, en la que destaca el a u to r, ta m bién, el h ab e r fo rm a d o la p rim e r biblioteca pública, “ con u n a im p o rta n te im p re n ta, que fu é la p rim e ra que se in tro d u jo en H o n d u ras” . C o m p letan el lib ro , ed itad o p o r la libre ría “ C erv an tes” , u n a poesía satírica, el tes ta m e n to — d ic tad o dos días antes de sú m u erte— y la rep ro d u cció n de varias p a r titu ra s m usicales, to d o ello del P adre R e yes.
Libros recibidos y que comentaremos:
Diarios y periódicos recibidos:
— El Gobierno "de facto" y su responsabilidad, por Leonardo Viola. — Glosa a los hombres de Rosas y don Bernardo ■de Yrigoyen, por Federico F. Monjardin. — Geografía de América y Antártica, por Jorge A. Boero. (Cuadragésima tercera edición, ampliada). — La profesión de procurador, por T. O. Ratto Valerga.
— "Democracia", La Plata. — "Clamor", Capital Federal. — "Alborada", Justo Daract (San Luis). — "La nuova Patria degli Italiani", Capital Fe deral. — "Nueva Vida", Avellaneda (Bs. As.). — "El Ciudadano", Carlos Casares (Bs. As.). — "El Pueblo", Villaguay (Entre Ríos). — "Reflejos", Villa María (Córdoba)*
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