Reseña Histórica Fábrica Imbabura

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HISTORIA DE LA Fร BRICA TEXTIL IMBABURA

Manuel Vallejos, ex trabajador de la Fรกbrica Textil Imbabura junto a la mรกquina Toledo

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CONSTRUCCIÓN DE LA FÁBRICA

Construcción de la Fábrica Textil Imbabura

En el año de 1922 se adquiere los terrenos para la construcción de la primera fábrica y empresa textil de Imbabura y una de las quince Industrias creadas en el Ecuador en la década de los veinte, en 1923 llegan a nuestro país los hermanos Francisco y Antonio Dalmau, empresarios españoles, los cuales fundan y crean la fábrica textil Imbabura y la planta eléctrica con ayuda del ciudadano español Señor Lorenzo Tous.

Misa campal celebrada el 6 de mayo de 1924 antes de la bendición de la primera piedra en la Fábrica Imbabura

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LOS PRIMEROS TRABAJADORES Los empleados y obreros eran de dos clases sociales primeros realizaban labores administrativas y pertenecían a las clases “nobles” de la ciudad, mientras los obreros hacían el trabajo manual y provenían de los sectores medios y humildes; consecuentemente, los sueldos de estos últimos eran mucho menores en comparación con los de los empleados. Algunos de los primeros empleados de la Fábrica Textil Imbabura

En las fotografías se puede como por la vestimenta, a los menores de edad de ambos sexos, por ese tiempo los varones menores de dieciocho años no podían utilizar pantalones largos, sino pantalones cortos hasta la rodilla o unos pocos centímetros más abajo y con tirantes para sostenerlos.

Algunos obreros y obreras en la fábrica

Obreros y obreras de la fábrica en 1930 después de la inauguración con su jefe

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EL FERROCARRIL LLEGA A LA FÁBRICA

Estación del ferrocarril de Ibarra en 1930

El General Eloy Alfaro, en su segundo período presidencial (1906- 1912) inició la construcción de la línea férrea que uniría la costa y la sierra para con esta obra de ingeniería monumental tratar de integrar a los pueblos ecuatorianos y proyectarlos

General Eloy Alfaro, mentalizador y constructor del ferrocarril

hacia un futuro de desarrollo económico, social y cultural. Lamentablemente el “Viejo Luchador” no pudo concluir su sueño, fue derrocado por el ejército y un grupo de fanáticos, azuzados por sus enemigos políticos, lo mataron e incineraron el 28 de enero de 1912.

Años más tarde, cuando se desempeñaba como Presidente de la República el doctor Isidro Ayora, el ferrocarril se acercó a la fábrica y se realizó un acto solemne en los patios de la entrada de la fábrica.

Una de las locomotoras del tren Ecuatoriano cruzando la calle General Enríquez en Andrade Marín

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EL PITO DE LA SIRENA

Trabajadores saliendo de uno de los turnos luego del pito de la sirena, instrumento muy sonoro que se

En los primeros meses que la fábrica inició su producción, cuando se trabajaba más de ocho horas diarias, el encargado del control de ingreso y salida de los obreros disponía de un pito de aire muy sonoro y característico que se lo tocaba diez minutos antes de la hora de inicio de las labores,; es decir, era una especie de advertencia para los empleados. Quien hacía sonar el pito salía algunos metros de los predios con

trabajo, el pito volvía a sonar en la puerta de entrada a las instalaciones de la fábrica, pero ya no con esa vehemencia del que sonaba diez minutos antes. Este sonido indicaba que la jornada laboral había empezado y

todos los trabajadores y empleados debían estar listos frente a sus escritorios o máquinas de trabajo. La faena comenzaba con aquel interés, responsabilidad y tesón, propios de los trabajadores de esa época.

estaban por llegar al trabajo, escucharan el silbato y apuraran su paso para concurrir a tiempo. A la hora exacta de ingreso a los respectivos turnos de

Trabajadores listos para comenzar sus labores


LA FÁBRICA Y SUS DIRIGENTES AYUDAN A TRANSFORMAR LA PLAZA DE ATUNTAQUI EN PARQUE Desde 1895 había en Atuntaqui cuatro piletas de agua para abastecer a toda la población, no existía agua entubada todavía en el pueblo. Para llegar a estas fuentes, el agua hacía un recorrido a cielo abierto, por los bordes de las calles y, en algunos tramos muy pequeños, el líquido vital era conducido por canales internos construidos de piedra, a manera de túneles. La pileta principal, la más grande y bella, se encontraba en la parte superior de la plaza del pueblo (hoy parque), casi en el centro. Era una verdadera obra de arte, tanto por su tamaño como por su calidad de tallado en piedra. Las otras tres piletas un tanto rudimentarias, construidas también en piedra,

Plaza de Atuntaqui a los pocos años de convertida en Parque Central, al fondo de la fotografía parte de la iglesia

fueron a manera de cajón grande y con una pequeña grada de descenso para facilitar a los lugareños la recogida del agua.

Columna de piedra en el centro de la plaza, al fondo la torre de la iglesia solo dos cuerpos y sin reloj

Como el pueblo iba creciendo y los aires de cantonización se hacían más fuertes, era necesario disponer de un parque que le diera al pueblo un aspecto de ciudad. Se conformó un comité patriótico denominado “Pro Embellecimiento de Atuntaqui”, integrado por algunos altos dirigentes de la Fábrica Textil Imbabura y presidido por Julio Miguel Aguinaga, de seguro el hombre más importante de la historia de este pueblo. Este comité tomó la decisión de convertir la plaza en parque; en él su emblema principal debía ser una gran columna de piedra.

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Trasformaciรณn de laplaza en parque. En el centro la columna tallada con las piedras de la pileta que en ese lugar existiรณ

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PRIMERA HUELGA DE LA FÁBRICA

Trabajadores en 1936, año en que se realizó la primera huelga

Desde el mes de noviembre de 1934 ya se contaba con un reglamento de trabajo, pero los administradores de la fábrica hicieron trabajar a los obreros más de ocho horas diarias. Ante estos atropellos del patrono, el sindicato se puso al frente de las justas demandas clasistas y realizó el reclamo correspondiente por vías ordinarias entregando sendos comunicados a los administradores y también reuniéndose con ellos con el injusticia. Lamentablemente, el pedido de la organización no fue atendido.

Ante esta actitud prepotente de los administradores, a mediados de 1935, en el año que se desempañaba José María Velasco Ibarra, los miembros del sindicato decidieron realizar una huelga porque las charlas, discusiones y estrategias planteadas fueron rechazadas. La mayoría de los trabajadores de la fábrica paralizaron las actividades aun arriesgando sus puestos de trabajo durante veinticuatro horas. Esta actitud valiente y decidida hizo que los administradores, luego de algunas horas de diálogo, tomaron la decisión de aceptar y hacer cumplir las ocho horas

diarias de trabajo y las horas laboradas, luego de este horario, deberán ser pagadas como horas extras. Fue el primer triunfo de los sindicalistas, y lo más importante, se dejó sentado un precedente par las futuras generaciones gremiales. La mayoría entendió que los patronos no pueden ni deben jugar con los intereses de los obreros.

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SEGUNDA HUELGA DE LA FÁBRICA

Trabajadores en 1936, año en que se produjo la segunda huelga en la Fábrica

En los últimos meses del año 1936, cuando ejercía la presidencia de la República, por medio de una dictadura, el ingeniero Federico Páez, los directivos de la fábrica empezaron a reducir la producción y, por ende, a recortar los turnos de trabajo, en especial de los obreros pertenecientes al sindicato, con el indudable afán de destruir la organización clasista y de esta manera librarse de aquellos trabajadores que, según los patrones tenían un tinte político, y para colmo, comunista; lo cual era realmente falso, pues a este grupo de luchadores el único motivo que les impulsaba a organizarse siempre fue la defensa de los derechos de ellos y sus semejantes. Toda esta estrategia desestabilizadora contra el sindicato tramada por los patrones, desencadenó una crisis económica para un buen número de obreros y sus familias, crisis que se evidenció en

un palpable deterioro de la calidad de vida de los trabajadores; las remuneraciones percibidas por los trabajadores se reunieron a más de la mitad y sólo se trabajaba un promedio de tres días a la semana. A pesar de los sufrimientos y temores de quedarse sin trabajo, estos hombres nunca claudicaron y, por el contrario, estas

Obreros de la sección "reparación de cilindros" que en el año de 1936 participaron en la huelga

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actitudes amedrentadoras hicieron que el sindicato y en general la clase obrera se uniera en la lucha de una manera férrea y monolítica. Con la aprobación del Ing. Federico Páez se conformó un estamento denominado “Congreso Obrero Textil” compuesto por seis representantes de este sector y uno del gobierno. Al cabo de tres meses de lucha en el Congreso Obrero Textil, los representantes de los trabajadores consiguieron la normalización del trabajo en la fábrica; es decir, los obreros laborarían

diariamente las ocho horas; no se de ningún acto de represalia para con los obreros que defendían los intereses de sus compañeros; y se aumente en un 25% el salario base. Según documentos encontrados referentes al tema, la huelga duró más de treinta días, a pesar de que el Congreso Textil siguió trabajando por dos meses más. Se llegó a un acuerdo verbal entre las partes para reiniciar las actividades en el centro fabril.

razón y no la prepotencia. El sindicato salió de este problema con la frente en alto y la satisfacción del deber cumplido en función de mejorar la vida laboral y familiar de los afiliados. A pesar de lo acordado, al cabo de varios meses, los patronos despedirían a varios de estos dirigentes sindicales. De todas formas, se volvió la normalidad en Atuntaqui y en consecuencia vino una especie de tranquilidad para las familias de empleados y obreros.

Nuevamente triunfó la clase obrera. Se impuso la

Trabajadores en 1936, año en que se produjo la segunda huelga en la Fábrica

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ATUNTAQUI SE TRANSFORMA EN CANTÓN ANTONIO ANTE

Muchos trabajadores de la fábrica en su momento fueron parte del Concejo Municipal de Antonio Ante

La Fábrica Textil Imbabura fue uno de los ejes y motor para el desarrollo socioeconómico de Atuntaqui y, sin lugar a dudas, fue un fundamento y argumento decisivo para aprobarse su cantonización. Varios de quienes lucharon con ahínco por la cantonización, fueron directivos, empleados y obreros de la fábrica.

estar muy lejos de Atuntaqui, no todos los habitantes del pueblo conocían la ciudad de Ibarra, las personas se trasladaban a pie, con mulas o caballos. - Las ayudas económicas del Estado para el pueblo de Atuntaqui fueron siempre muy limitadas, la mayoría de dinero se quedaba en Ibarra.

Existieron algunas razones para que los atuntaqueños, ya a inicios del siglo pasado, opten decididamente por independizarse de la tutela de Ibarra:

decisiva para tomar el camino de cantonización fue la característica de los hombres y mujeres sin par de Atuntaqui. Estas personas tenían un

- Por esos años la capital de los imbabureños parecía

en la región: trabajadores,

Atuntaqueños en una minga haciendo un alto en sus actividades para almorzar .

muy valientes, orgullosos, extraordinariamente creativos, con espíritu de autonomía y grandes deseos de progreso, cualidades hasta hoy en día mantenidas.

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Comité Central Pro- Cantonización de Atuntaqui. De izquierda a derecha, sentados: Enrique Andrade, Juan Manuel Maya, Cesar Frixone, Julio Miguel Aguinaga, Amadeo Andrade, Zoilo Soasti; de pie:....., Antonio Tábara, Leonidas Montalvo, Julio Armas, Leonardo Rocha, Miguel Ángel Andrade.

Se desarrolló la primera sesión del cabildo, un 2 de marzo de 1938, en esta sesión inaugural se nombró, por voto nominal, a Julio Miguel Aguinaga como presidente del municipio; la vicepresidencia recayó en el ingeniero César Frixone y la secretaría en el señor Daniel Calderón.

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FUNDACIÓN DEL "SINDICATO TEXTIL FÁBRICA IMBABURA"

Algunos de los trabajadores de la fábrica presentándose al acuartelamiento en Ibarra

Corría el año de 1938, en el que la conscripción militar era obligatoria para todos los hombres del país, por lo cual muchos de los trabajadores de la fábrica tenían que cumplir con este deber cívico; debían presentarse en el cuartel de Ibarra para ser asignados y trasladados como conscriptos a las diferentes guarniciones militares del país. Por esta razón, algunos de los trabajadores de la fábrica que demostraban liderazgo en la clase obrera declinaron en sus objetivos momentáneamente, pero otros seguirían la lucha por la defensa de los intereses de sus compañeros; querían fundar un sindicato con todas

las de ley y convertirlo en un verdadero puntal o soporte de la clase trabajadora. El primer sindicato denominado “STAI”, formado el 14 en noviembre de 1935, no tenía realmente un personería jurídica reconocida, a pesar de que sus estatutos estaban inscritos en el Ministerio de Previsión Social. No existía en esos años un marco legal que le permitiera actuar sin ningún inconveniente. Por esta razón y como consecuencia de la segunda huelga desarrollada en 1936, en la fábrica fueron despedidos de sus puestos de trabajo algunos de los dirigentes de este primer sindicato.

En el año de 1938 el Gobierno expidió el Código del Trabajo; en él estaba inmersa la Ley de Sindicalización Obligatoria, mediante la cual las empresas a su interior tienen que promover la conformación de los sindicatos. En 1938 se eligió democráticamente la directiva de un nuevo sindicato y por cuestiones estratégicas, a pedido de la gerencia de la fábrica, cambiaría su nombre por el Sindicato Textil de la Fábrica Imbabura la cual adquirió una estructura orgánica, funcional y legal, convirtiéndose en la base para el trabajo y desarrollo de las futuras directivas.

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LA JUVENTUD OBRERA CATÓLICA "J.O.C." El Cura Párroco de Andrade Marín, doctor Heriberto Rocha cumplió una tarea fundamental en el desarrollo social, económico y cultural. Permanentemente organizó clubes y asociaciones. En esta época no había televisión y muy pocos tenían radiorreceptores; por lo tanto la manera usual de hacer la propaganda fue mediante hojas volantes, en las que, con un lenguaje muy característico de esos años, se invitaba a las personas a deleitarse con las programaciones artístico- culturales. Todo el elenco artístico de las programaciones estaba formado por integrantes de la Juventud Obrera Católica, quienes luego de las duras tareas realizadas en la fábrica, asistían a ensayar las obras por presentarse. Integrantes de la Juventud Obrera Católica (JOCISTAS) en un paseo a la laguna de Cuicocha, realizado el 24 de mayo de 1941

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CONSTRUCCIÓN DE LOS BARRIOS OBREROS (1946)

Los directivos de la fábrica junto con la Caja del Seguro, en un terreno ubicado en el costado oriental de la Plaza Libertad fueron construidas algunas casas consideradas muy modernas para ese tiempo; se utilizaron por primera vez el ladrillo y una mezcla de cemento, lodo y paja.

Parte del sector denominado Barrio Obrero, frente a la Escuela de los Hermanos Cristianos

Estas urbanizaciones cambiaron la concepción de la gente de Atuntaqui. Al poco tiempo se dieron cuenta que, tanto el diseño como la estructura de estaban acorde a la modernidad y adelantos urbanísticos. Tenían una funcionalidad no experimentada por los trabajadores de la fábrica de aquel entonces.

Dirigentes de la clase trabajadora y Municipio anteño que lucharon por la creación de un colegio textil

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LA HUELGA DE LOS 48 DÍAS (1948) El gerente Otto Seifert, como todo un buen alemán, manejaba la fábrica con mucho orden y disciplina, hacía un ambiente de productividad, aunque en ocasiones tomaba decisiones radicales y unilaterales, en ciertas circunstancias se llegó a tratar de una manera nada amable a sus dirigidos y hasta se atentó los derechos de los obreros. Los trabajadores sentían la necesidad de un aumento de sueldo; según sus dirigentes, desde hacía algunos años atrás no había incremento de los salarios, a pesar de utilidades que la fábrica producía anualmente, como consecuencia directa de la calidad de trabajo de los empleados y obreros. Por las circunstancias antes mencionadas, los trabajadores presentaron una serie de peticiones ante la Inspectoría de Trabaja o de Imbabura. Este pliego fue impugnado por Otto Seifert, entonces, se organizó un Comité de Huelga. Dicho comité, muy respetuoso de la ley y siguiendo el órgano regular en estos casos, al no tener una respuesta positiva del patrono, el 3 de septiembre de 1948, en Asamblea General de Trabajadores, dispuso la paralización de las actividades.

Inmediatamente se tomaron las instalaciones de la fábrica, hasta ser atendidos en sus peticiones. Ante estos hechos se conformó un Tribunal de Conciliación y Arbitraje integrado por representantes de los trabajadores, de los patrones y de la Inspectoría del Trabajo. La máxima autoridad de esta última instancia presidía este tribunal. Luego de varios días de intensas negociaciones, ante los justos pedidos de los trabajadores y las pruebas presentadas por estos, el Inspector vdel Trabajo dictó un fallo a favor de los huelguistas; teóricamente de hecho. Pero no fue así. El Gerente de la fábrica apeló el

Policías y trabajadores de la fábrica en un momento de camadería a pesar de estar en huelga

fallo ante el Director Nacional del Trabajo por inconformidad con esta sentencia. Transcurrido más de un mes de huelga, no había pronunciamiento del Director Nacional del Trabajo. En estos momentos había desesperación de muchos obreros, pues no tenían el primó el sentido de unidad y solidaridad para salir adelante ante las adversidades.

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