CASA DEL OBRERO MUNDIAL REGISTRO 6653
Licenciado ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR Presidente Constitucional de México. PRESENTE
La CASA DEL OBRERO MUNDIAL, es una representación de trabajadores, que fue fundada en México el 22 de septiembre de 1912, con la intervención de los gremios de: tipógrafos, canteros, sastres, profesionistas, zapateros, hilanderos, carpinteros, conductores, tranviarios, empleados, metalúrgicos, pintores, panaderos, electricistas, mecánicos de la fábrica de armas, albañiles, talabarteros, meseros, oficios varios y los diputados: Jesús Urueta, Hilario Carrillo, Jesús M. González, Serapio Rendón, Román Morales, Juan Sarabia y Heriberto Jara. También participaron treinta y dos mujeres de oficios varios, encabezadas por la compañera Esther Torres. La Casa del Obrero Mundial, en su primera etapa, abrió las puertas hospitalarias de su hogar, en Matamoros 105, en la actual colonia Morelos, de la Ciudad de México, permitiendo nutrirse de ideas disímbolas para enriquecer la filosofía del movimiento reivindicador. Anarquistas, anarcosindicalistas, sindicalistas, comunistas, cristiano-socialistas, masones, maderistas, librepensadores; contaron con una tribuna. Ante ello, los enemigos del proletariado, iniciaron una campaña de difamación, en las columnas de los diarios, así fue que la Casa del Obrero Mundial distribuyó numerosas obras, entre las que se pueden mencionar: ¿Qué es la propiedad?, Solución de del problema social, Confesiones de un revolucionario y La única salvación, de Pedro J. Proudhon; Dios y el Estado y Federalismo y socialismo, de Miguel Bakunin; La gran revolución, La conquista del pan, Palabras de un rebelde, Memorias de un revolucionario y Las prisiones, de Pedro Kropotkin; Anarquía, Entre campesinos y En el café, de Enrique Malatesta; El hombre y la tierra y Evolución y revolución, de Eliseo Reclus; El capital y Manifiesto comunista, de Carlos Marx; Mi comunismo, de Sebastián Faure; Filosofía del anarquismo, Las alergias del destierro, La gran huelga, Revolución cristiana y Revolución social, de Carlos Malato; Cuestiones sociales y Organización, agitación y revolución, de Ricardo Mella; Vía libre y Evolución proletaria, de Anselmo Lorenzo; ¿Cómo haremos la revolución?, de E. Pataud y E. Pouget; La organización del trabajo, de H. Chabane; El confesor, la confesión y la confesada, de P. Chinysky; Triunfos nuevos, de Alberto Ghiraldo, y Cantos rojos de Angel Falco.
Matamoros 105, Colonia Morelos, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México, C.P. 06200 Tel. (55) 2121 5724 congresori@hotmail.com
En diarias reuniones, los valientes activistas de la Casa del Obrero Mundial, en principios de 1913, destacaban por su perseverancia; Luis Méndez, Pioquinto Roldan, Rosendo Salazar, Santiago R. de la Vega, Antonio Díaz Soto y Gama, Rafael Pérez Taylor, Felipe Gutiérrez de Lara y Epigmenio H. Acampo. El Administrador de la Casa, Eloy Armenta. El 7 de febrero de 1913, toca a la puerta de la Casa del Obrero Mundial, una excepcional generación intelectual conformada por: Agustín Aragón, Jesús Urueta, José Domingo Ramírez Garrido, Narciso J. Fernández, Diego Arenas Guzmán, José Santos Chocano, Serapio Rendón y José Colado. En las frecuentes reuniones celebradas en esos días, los miembros de la Casa nutrieron su pensamiento en el ideario de los Mártires de Chicago. Ellos pensaban así: August Spies: “Podéis, pues, sentenciarme; pero que al menos se sepa que en Illinois ocho hombres fueron sentenciados a muerte por pensar en un bienestar futuro, por no perder la esperanza en el último triunfo de la libertad y la justicia”. Jorge Engel: “Vuestras leyes están en oposición con las de la Naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar”. Alberto R. Parsons: “Sobre vuestro veredicto quedará el del pueblo, para demostraros vuestras injusticias sociales, que son las que nos llevan al cadalso; pero quedará el veredicto popular para decir que la guerra social no ha terminado por tan poca cosa”. Adolfo Fischer: “Si la muerte es la pena correlativa a nuestra ardiente pasión por la libertad de la especie humana, yo digo muy alto: ¡Disponed de mi vida!”. Luis Lingg: “No es por un crimen por lo que nos condenáis; es por nuestros principios. Os desprecio, desprecio vuestro orden, vuestras leyes, vuestra fuerza, vuestra autoridad. ¡Ahorcardme!”. Al amparo de esas ideas de hombres que cayeron en el vecino país del norte, la Casa del Obrero, engalanó su nombre con la palabra: “Mundial”. Adoptó la bandera roja y negra, como símbolo de lucha y aspiraciones de la naciente Casa del Obrero Mundial. Fue así que, en 1913, formalmente se rindió homenaje de admiración y respeto a los luchadores mencionados, caídos en 1886, con una serie de actos que materialmente hicieron temblar al usurpador Victoriano Huerta, y poderes facticos de aquel momento. El Día del Trabajo, tiene su antecedente, en la Primera Internacional celebrada en septiembre de 1886, en Ginebra Suiza. Allí se tomó el acuerdo de que el 1 de mayo de cada año los trabajadores de todo el mundo reavivarían sus demandas, entre ellas las de lograr la implantación de una jornada máxima de trabajo de ocho horas.
En julio de 1889, nació en Paris la Segunda Internacional, en donde se analizó todo el contenido libertario de los sucesos de Chicago, y para simbolizar su glorioso significado se afirmó como tesis: “La lucha por la consecuencia lógica de sus necesidades, tiene una razón legitima de ser. Fundados en esa razón, los Mártires de Chicago, se transformaron en heraldos incorruptibles de ideas avanzadas de redención humana, en adversarios irreconciliables de la explotación del hombre por el hombre y en enemigos irreductibles de todas las infamias de la burguesía, elevando la expresión de sus sentimientos al sublime ideal de la reivindicación de los sagrados derechos del proletariado universal. La Delegación Francesa presentó la iniciativa de simbolizar en el Primero de Mayo, la esencia y las grandes dimensiones del significado de la brillante epopeya de Chicago. El Congreso, haciendo acopio de la grandeza y todo lo que de sublime tiene la tragedia de Chicago, aprobó la iniciativa, sus resoluciones se condensaron en los siguientes puntos: Se establece el Primero de Mayo, como el día de la Solidaridad Mundial de los Trabajadores, en cuya fecha elevarán su encendida protesta en todo el Universo por los crímenes y atropellos de la burguesía y por los encarcelamientos originados por cuestiones sociales. El día Primero de Mayo, las Agrupaciones Obreras de todo el mundo llevarán a cabo actos de manifestación pública, en señal de protesta por el crimen monstruoso de todos los tiempos, consumado por el imperialismo yanqui el 11 de noviembre de 1887. El Primero de Mayo el Proletariado Universal celebrará actos tendientes a exaltar la memoria de los Mártires de Chicago, en justa remembranza a la gloriosa gesta y a su sacrificio, haciendo resaltgar la nobleza de sus ideales.
En cumplimiento al espíritu de la Segunda Internacional, la Casa del Obrero Mundial, se aprestó a recordar con varios actos la Jornada de Chicago, el 1 de mayo de 1913. Con tal propósito se nombró la Comisión Organizadora de la Manifestación, que quedó integrada por los compañeros: Eloy Armenta, Santiago J. Sierra, Heriberto Jara, Hilario Carrillo, Jacinto Huitrón, Epigmenio Ocampo, Pioquinto Roldán, Luis Méndez, Agapito Barranco, Severiano Serna, y Salvador Pérez. Los que se acercaron al gobernador del Distrito Federal; General Samuel García Cuellar, para pedir autorización del evento. Así el Primero de mayo de 1913, abriendo la manifestación, la Banda de Guerra y de Música de la Escuela Industrial de Huérfanos, cuyas instalaciones se encontraban frente al viejo jardín de Tlatelolco. Seguidos por integrantes de la Comisión Organizadora de la Casa del Obrero Mundial, llevando en alto una bandera roja, cruzada por una franja negra. Se calculó que ese día participaron en la manifestación 25 mil personas alineadas por organizaciones obreras, afines a la causa de la Casa del Obrero Mundial. El recorrido se realizó partiendo de la Plaza de Armas, pasando frente a Catedral y los Portales, para continuar por San Francisco, hasta el Hemiciclo a Juárez. Allí ante el monumento del Patricio de Guelatao, habla Rafael Pérez Taylor, seguido de Jacinto Huitrón, el orador principal
Antonio Díaz Soto y Gama, continua Luis Méndez, culminando con la intervención de Epigmenio H. Ocampo. Siguiendo el programa, los dirigentes disponen la columna a que se dirija a la Cámara de Diputados, para entregar el pliego de peticiones. Al medio día los manifestantes arribaron al recinto legislativo. Los diputados renovadores se encontraban reunidos en sesión, en el denominado Salón Verde. Los diputados Gerzayn Ugarte y Serapio Rendón, salieron al encuentro de los visitantes, cuyos representantes hicieron entrega de un pliego de peticiones de la Casa del Obrero Mundial, entre las cuales figuraban las siguientes: jornada máxima de trabajo de ocho horas, ley sobre indemnizaciones por pago de accidentes de trabajo y reconocimiento obligatorio por parte de los patrones de la personalidad de los líderes de las Uniones y Sindicatos de los trabajadores. Dando respuesta por demás fraterna el diputado Serapio Rendón, que a pocos meses fue asesinado por órdenes de Victoriano Huerta. Continuó aquella conmemoración, encaminándose el contingente a la Plaza de Santa Catarina, para rendir homenaje al Héroe de Nacozari. Hablan Pioquinto Roldán, Modesto Escalona y Luis Méndez. A las tres de la tarde continúa la celebración de aquel primer Primero de Mayo obrero, con una kermesse, en el Tívoli del Eliseo. Para darse cita por la noche, en el Teatro Xicotencatl, hoy el Teatro de la Ciudad, hace uso de la palabra la Soprano Josefina Llaca, que cantó previamente el Himno Nacional, seguida por los señores Luis Méndez, Felipe J. Flores, Juan Sarabia y el diputado Isidro Fabela, con elocuente e incendiario discurso en favor de la clase obrera del momento y para la posterioridad. Esta breve reseña, sacado del Relato Histórico, publicado por Ediciones Casa del Obrero Mundial, bajo el registro: 03-2019.100112365800-01; es un recuerdo de los orígenes de la Tercera Transformación de México, en la cual el Movimiento Obrero de principios de del siglo pasado, se inspiró de la causa que originó la brutal masacre de trabajadores en Chicago; que luchaban por un trato justo y humano ante el devastador impulso del capital, coronando con el martirio a obreros que fueron reconocidos e inmortalizados en la Segunda Internacional de Paris. Hoy en México, se viven los abusos de patrones desalmados que ante la posibilidad de ver disminuida su fortuna, despiden a trabajadores sin importarles la falta de seguridad social y manutención para ellos y sus familias, atentando en contra de la estabilidad de nuestro país. Ante la brutal pauperización de la clase trabajadora, por ello y recordando la grandeza de las causas de los trabajadores, por este medio acudimos a usted para solicitar se decrete de inmediato el pago de un salario mínimo a todo aquel ciudadano mexicano hombre o mujer mayor de edad, que no tenga trabajo formal. La emisión de una ley de Suspensión de pago de cuotas rentísticas, de casa habitación. La entrega de despensas a personas sin trabajo formal. Estos tres puntos resultan indispensables para la subsistencia de la clase trabajadora y un gobierno progresista como el que encabeza, está comprometido con ello.
Así mismo, ante el embate del capital a la fragilidad de la clase obrera, es de estudiar la posibilidad de iniciar expropiaciones de empresas que contraríen el buen desarrollo de la causa de los trabajadores, pues es claro que ha sido afectada en exceso la clase obrera y el rescate de económico de una empresa que explota a sus trabajadores es equiparable a alimentar un parasito social, que daña a la patria.
Atentamente Por el Comité Ejecutivo Nacional “SALUD Y REVOLUCION SOCIAL
Co. Herlindo Alberto Robles Pérez Secretario General