REVISTA MEMORIAS

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CONTENIDOS 24

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58 EDITORIAL PÁG. 02

EFEMÉRIDES PÁG. 03

INDEPENDENCIA

HISTORIA DEL MUNDO

La primavera de los pueblos Las revoluciones populares europeas de 1848 PÁG. 28

PÁG. 58

SIGLO XX

La Campaña del Perú y la Batalla de Ayacucho

Un presidente contra el imperio

9 de diciembre de 1824

A 100 años del derrocamiento de Cipriano Castro

PÁG. 06

SIGLO XXI

El golpe electoral de 1998 y la caída de la "Cuarta República" NOTICIAS PÁG. 62

LA HISTORIA EN LIBROS PÁG. 63

PÁG. 32

NUESTRAMÉRICA

La United Fruit Company, una multinacional de la muerte PÁG. 22

HISTORIADORES DE VENEZUELA

Miguel Acosta Saignes PÁG. 52

SIGLOS XX

Noviembre de 1948: El mandato fugaz de Rómulo Gallegos PÁG. 54

LUGAR DE MEMORIA

Argelia Laya PÁG. 57

MEMORIAS DE VENEZUELA NOVIEMBRE DICIEMBRE 2008

La masacre de las bananeras en 1928

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EDITORIAL "LA PLANTA INSOLENTE DEL EXTRANJERO...”

E

l 9 de diciembre de 1902, el general Cipriano Castro, presidente de los Estados Unidos de Venezuela, vio plantarse sobre la línea costera del país los buques de las flotas extranjeras, ostentando su insolencia de poderosos. “En la rada de La Guaira, hace pocos momentos, las escuadras alemana e inglesa sorprendieron y tomaron en acción simultánea y común, tres vapores indefensos de nuestra Armada que habían entrado en dique para recibir reparaciones mayores”, informó el presidente Castro en su famosa proclama de ese día. “Hecho innoble, porque es fruto del contubernio inmoral y cobarde de la fuerza y la alevosía”. El trabajo de descrédito sobre la figura de Cipriano Castro se prolongó durante un siglo a partir de entonces, como si la historiografía hubiera seguido la línea editorial de la prensa colonialista de 1902, que tanto difamó y colaboró con el desprecio hacia el presidente andino.

Se nos ha dado a pensar que la proclama del 9 de diciembre es una pura retórica, artificio de palabras, en boca de un político inconsistente. Pero el hecho, cuyas circunstancias y efectos pueden apreciarse mejor hoy, iluminados por experiencias recientes, es que la proclama de “la planta insolente” constituyó la respuesta psicológica, mediática —se imprimieron y distribuyeron miles de ejemplares— y asimétrica de un presidente sin recursos militares frente a un acto de avasallamiento por parte de dos grandes potencias imperiales. “El duelo es desigual porque el atentado ha sido consumado por las dos naciones más poderosas de Europa contra este nuestro país que apenas convalece de largos y dolorosos quebrantos y porque ha sido realizado de aleve manera.” La proclama de Cipriano Castro fue su artillería del pensamiento, con la que movilizó al pueblo de Venezuela e inició el linaje de los gobiernos antiimperialistas del siglo XX en el continente. La alevosía, ese enemigo silencioso y circundante que tanto menciona Castro, no dejaría de perseguirlo hasta el 19 de diciembre de 1908 —y quizás más allá, en sus días de exilio—, concretada en la traición de Juan Vicente Gómez, con el auspicio directo del imperio estadounidense. La proclama del 9 de diciembre termina con una invocación: “Y hoy, que por una feliz coincidencia conmemoramos la fecha clásica de la gran batalla decisiva de la Libertad Sudamericana, la batalla de Ayacucho, hagamos votos por que nuevos Sucres vengan a ilustrar las gloriosas páginas de nuestra historia patria.”

MEMORIAS de Venezuela, cien años más tarde, hace suyos esos votos, y presenta a sus lectores y lectoras el relato de la complicada hazaña política y militar de la liberación del Perú —y la reducción del último poderío español consistente en Suramérica—, llevada a cabo a dúo por Bolívar y Sucre, en un derroche de inspiración libertadora que hoy debe llenarnos de asombro por su desmesura. La traición volverá a asomar su rostro en 1948, cuando Rómulo Gallegos, primer presidente elegido por el voto popular y directo, es dejado solo por su propio partido a merced de los intereses del imperio, hecho que se examina en nuestro reportaje “Noviembre de 1948: El mandato fugaz de Rómulo Gallegos”. El voto universal y directo dará un último giro sorprendente al siglo XX venezolano cuando el “golpe” democrático del 6 de diciembre de 1998 trae al poder a la Revolución Bolivariana, derrocando limpiamente en sus propias urnas a la “democracia” representativa puntofijista inaugurada en 1958. MEMORIAS de Venezuela celebra la primera década de este acontecimiento rememorando, en su sección SIGLO XXI, “El golpe electoral de 1998 y la caída de la ‘Cuarta República’”. Con este número 6 completa MEMORIAS de Venezuela su cobertura de los seis bimestres del año 2008 y su primer año de existencia. Saludamos la cálida recepción de nuestro pueblo lector y su sustento de este proyecto de la memoria, el cual está dedicado a él con el mayor esmero.

EN PORTADA Juan Vicente Gómez y Cipriano Castro (s/f ). Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional.

AGRADECIMIENTOS Biblioteca Nacional (Archivo Audiovisual, Colección Antigua, Colección Bibliográfica) / Archivo Histórico de Miraflores / Galería de Arte Nacional-CINAP / Museo Bolivariano / Cadena Capriles (Archivo Fotográfico).

MEMORIAS DE VENEZUELA NOVIEMBRE DICIEMBRE 2008

MEMORIAS de Venezuela Nº 6 Noviembre / Dieciembre 2008

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CENTRO NACIONAL DE HISTORIA / PRESIDENTE Arístides Medina Rubio CONSEJO EDITORIAL Arístides Medina Rubio / Carmen Bohórquez / Pedro Calzadilla / Luis Felipe Pellicer / Enrique Nóbrega / Lionel Muñoz Paz / J.A. Calzadilla Arreaza COORDINACIÓN EDITORIAL Y REDACCIÓN J.A. Calzadilla Arreaza COORDINACIÓN DE INVESTIGACIÓN Lionel Muñoz Paz COORDINACIÓN ADMINISTRATIVA Lucy Morán ASISTENTE EDITORIAL Rosanna Álvarez ASISTENTE DE INVESTIGACIÓN Diana Pérez EQUIPO DE INVESTIGACIÓN Y REDACCIÓN Diana Pérez Mendoza / Carlos Alfredo Marín / Rocío Castellanos / Simón Sánchez / Eileen Bolívar / Mireya Dávila / Alejandro López / Andreína Bravo / Lorena González / / Joselín Gómez EQUIPO DE ICONOGRAFÍA Rosanna Álvarez / Osmán Hernández INFOGRAFÍAS Rosanna Álvarez / Carlos Alfredo Marín EQUIPO DE APOYO Rosángel Aguirre / María Milagros Carvajal / Yoleidy Morillo / Cristel Romero / Esthela Rincones / Manuel Capote / Miguel Dorta / Jesús Camejo / Manuel Almeida / Gema Sulbarán / Fernando Guevara / Johangel Hidalgo. ARTE Y DISEÑO IDEOGRAF C.A. CORRECCIÓN Violeta Mendoza IMPRESIÓN Fundación Imprenta de la Cultura ISSN 1856-8432 DEPÓSITO LEGAL Nº PP200702DC2753 CENTRO NACIONAL DE HISTORIA Final Avenida Panteón, Foro Libertador, Edificio Archivo General de la Nación, PB / Tlf.: (0212) 509-58-26 / 24 CORREO ELECTRÓNICO centronacionaldehistoria@gmail.com / memoriasdevenezuela@cenhisto.gob.ve PÁGINA WEB www.cenhisto.gob.ve


BOLÍVAR

EN

CAPILLA ARDIENTE. FRANCISCO A. QUIJANO. 1912. MUSEO BOLIVARIANO.

EFEMÉRIDES

17 de diciembre de 1830

fines de 1830, en un dormitorio de la quinta San Pedro Alejandrino, cerca de Santa Marta, en una cama de marquesina, circundado de una poltrona de terciopelo y una cómoda de caoba, el Libertador Simón Bolívar emprendería la campaña de su agonía. Recaídas constantes, dificultades para caminar, alucinaciones progresivas, tos persistente e insomnio recurrente, habían sido algunas de las afecciones sufridas por el deteriorado Bolívar, que culmi-

A

naba el viaje para abandonar su amada Colombia y partir al destierro. Traicionado por unos y desacreditado por otros, el sueño de la Unión suramericana se resquebrajaba al compás de los quebrantos físicos y espirituales del Libertador. Los pronósticos médicos anunciaban un fatídico final. Junto al desmoronamiento de su salud, el Libertador sufría hondamente los embates de sus enemigos contra su reputación y su amor a la libertad. El 10 de diciembre, ya grave, dictó su testamen-

to y su última proclama: "No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión…" Siete días más tarde, moribundo, recibía la extremaunción. El 17 de diciembre de 1830, a la una de la tarde, según parte médico, rodeado de muy pocos amigos, muere a los 47 años de edad Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco. Aún se albergan dudas sobre las verdaderas causas de su muerte.

MEMORIAS DE VENEZUELA NOVIEMBRE DICIEMBRE 2008

"MIS ÚLTIMOS VOTOS SON POR LA FELICIDAD DE LA PATRIA"

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NOVIEMBRE

EFEMÉRIDES

Fuerza indígena contra la dominación. En el pueblo de Gibraltar, ubicado en el estado Zulia, los Quiriquire, grupo aborigen de filiación Caribe, se sublevaron el 1 noviembre de 1600 contra la dominación española, manteniendo esta población bajo su control por más de diez años. Asesinato de un mandatario Nacional. A las 9 de la mañana del 13 de noviembre de 1950, el vehículo en que circulaba el teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud, Presidente de la Junta Militar de Gobierno, fue interceptado por un grupo de individuos armados, quienes posteriormente lo asesinarían en una quinta en la urbanización Las Mercedes de Caracas.

armas, para apoderarse entender y explicar, han convenido...” Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, 25 de noviembre de 1820. En las tierras de Trujillo, los enviados plenipotenciarios Antonio José de Sucre y el brigadier español Ramón Correa, firmaron el 25 de noviembre de 1820 el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, con el objetivo de dar un cese a las hostilidades e iniciar negociaciones para una paz definitiva entre España y la Gran Colombia. “Jamás se ha visto operación militar con tanto arrojo, pericia y disciplina ejecutada…” José Antonio Páez al Secretario de Estado y del Despacho de Guerra. Noviembre 1823. Al mando del general José Antonio Páez, las fuerzas republicanas toman el 8 de noviembre de 1823, la plaza fuerte de Puerto Cabello, obteniendo así la última plaza en posesión de las fuerzas realistas en Venezuela.

La rebelión Inca contra la dominación española. En la noche del 4 de noviembre de 1780, el cacique mestizo y descendiente inca, José Gabriel Condorcanqui o Tupac Amaru II, se levantó en armas contra los abusos cometidos por los corregidores del Perú.

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Nuevo ataque al gobierno de Pérez. Nueve meses después del alzamiento militar del 4 de febrero, encabezado por Hugo Chávez Frías, se produce una nueva insurrección armada el 27 de noviembre de 1992, al mando del contralmirante Hernán Grüber Odremán y el general de brigada de la Fuerza Área Francisco Visconti Osorio. Esta acción se denominó “Movimiento Cívico Militar 5 de julio”, y estuvo acompañada por organizaciones políticas que adversaban al gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez.

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“Deseando los Gobiernos de Colombia y España transigir las discordias que existen entre ambos pueblos; y considerando que el primero y más importante paso para llegar a tan feliz término es suspender recíprocamente las

El Estudiantado se declara en Huelga en defensa de la Constitución y contra el plebiscito! Hacia las grandes jornadas!!! Boletín Informativo de la Junta Patriótica, N° 6. Noviembre 1957. En protesta formal contra el plebiscito convocado por el régimen perezjimenista, los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela se declararon en huelga el 21 de noviembre de 1957, procediendo a realizar una serie de manifestaciones en los diferentes centros de educación superior del país.

“Al conquistar nuestras libertades hemos conquistado una nueva arma; esa arma es el voto” Francisco Madero. Francisco Madero encabeza el 20 de noviembre de 1910 un movimiento revolucionario contra el presidente Porfirio Díaz, iniciando de esta manera la Revolución Mexicana.


EFEMÉRIDES

“El Plebiscito es un monstruoso fraude para la voluntad popular. En un desafío brutal a la dignidad civil de la Nación.” Volante impreso de la Junta Patriótica. Diciembre, 1957. Por medio de una maniobra política continuista, y dejando sin efecto la participación electoral de los partidos políticos, la dictadura de Marcos Pérez Jiménez convocó el 15 de diciembre de 1957 un plebiscito confirmatorio, en lugar de elecciones libres y generales.

“Vuestro valor ha ganado ayer en el campo de batalla, un nombre para vuestro cuerpo, y aún en medio del fuego, cuando os vi triunfar, le proclamé el Batallón Vencedor de Araure...” Simón Bolívar. 6 de diciembre de 1813. Luego de seis horas de combate, las fuerzas realistas comandadas por José Ceballos y José Yáñez son derrotadas el 5 de diciembre de 1813 por las tropas patriotas en la Batalla de Araure. La lanza que mató al Taita. En la Provincia de Barcelona muere de un lanzazo el realista José Tomás Boves, durante la misma acción en que eran vencidos los patriotas José Félix Ribas y José Francisco Bermúdez, el 5 de diciembre de 1814 en la Batalla de Urica.

“Estoy seguro que hoy estamos escribiendo páginas para una nueva historia” Hugo Rafael Chávez Frías. 7 de diciembre de 1998. Con el 56.5% de los votos válidos, el candidato por el partido MVR (Movimiento Quinta República), Hugo Rafael Chávez Frías, ganó el 6 de diciembre de 1998 las elecciones

La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Articulo I. Principios Fundamentales. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Mediante referéndum popular, el pueblo venezolano votó y aprobó el 15 de diciembre de 1999 la nueva Constitución Bolivariana, redactada por los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente, derogando de esta manera la Constitución de 1961. “Las repúblicas de Venezuela y Nueva Granada quedan desde este día reunidas en una sola, bajo el titulo glorioso de República de Colombia.” Artículo I, Ley Fundamental de la República de Colombia. 17 de diciembre de 1819. En la ciudad de Angostura, en la margen Sur del río Orinoco, Simón Bolívar y los integrantes del Congreso de Angostura dictaron el 17 de diciembre de 1819, a través de la Ley Fundamental de la República de Colombia, la creación de la República de Colombia, conformada por Venezuela, Nueva Granada y ulteriormente el Ecuador. Un legado Azteca. En la Plaza Mayor de la ciudad de México es excavada el 17 de diciembre de 1790 la

imponente Piedra del Sol, donde se halla profusamente tallado el complejo calendario utilizado por la cultura Azteca.

“¡Soldados! Sobre el campo de Ayacucho habéis completado la empresa más digna de vosotros. 6.000 bravos del Ejército Libertador han sellado con su constancia y con su sangre a independencia del Perú y la paz de América...” Antonio José de Sucre. 10 de diciembre de 1824. Al mando del Ejército Unido Libertador del Perú, el general de división Antonio José de Sucre pone fin a la dominación española en América del Sur, al derrotar a las fuerzas realistas el 9 de diciembre de 1824 en la Batalla de Ayacucho.

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DICIEMBRE

presidenciales de Venezuela, erosionando de esta manera el dominio político que ostentaban los partidos tradicionales: Acción Democrática y Partido Social Cristiano Copei.

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INDEPENDENCIA 1810-1830 REPÚBLICA, LIBERACIÓN E INTEGRACIÓN

“Estaba sentado en una pobre silla de vaqueta” oaquín Mosquera, político neogranadino, desembarcó en el Perú cuando regresaba de Chile en los primeros días de 1824. Sabido era que su amigo Simón Bolívar, Libertador Presidente de Colombia, se hallaba en el territorio peruano desde septiembre de 1823 en calidad de “Presidente en campaña”, dirigiendo personalmente las fuerzas auxiliares colombianas y el diezmado ejército del Perú, llamado expresamente por el gobierno y el Congreso de aquel país a fin de salvar la tambaleante república. El Libertador, encaminándose hacia Lima desde el Norte por la insalubre ruta del desierto, se había estacionado en el pueblo costero de Pativilca, a unos tres días de marcha de la capital peruana. Sufrió allí una terrible crisis de salud en la que creyó ver la muerte. El mismo Bolívar describió a Santander los inquietantes síntomas: “Es una complicación de irritación interna y de reumatismo, de calentura y de un poco de mal de orina, de vómitos y dolor cólico. […] Yo no puedo hacer un esfuerzo sin padecer infinito. Ud. no me conocería porque estoy muy acabado y muy viejo; en medio de una tormenta como ésta, represento la senectud. Además, me suelen dar, de cuando en cuando, unos ataques de demencia, aun cuando

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MUSEO BOLIVARIANO

J

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El Libertador de Colombia Bolívar y Joaquín Mosquera en Pativilca.

BATALLA DE AYACUCHO La empresa de la liberación suramericana iniciada en 1809 tendría su episodio culminante en la planicie de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824.


DEL BOCETO PARA LA

BATALLA

DE

AYACUCHO. MARTÍN TOVAR

9 de diciembre de 1824

DETALLE

Y

TOVAR, 1889. IMAGEN: FUNDACIÓN

DE

Y LA BATALLA DE AYACUCHO MUSEOS NACIONALES - GAN-CINAP.

LA CAMPAÑA DEL PERÚ

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LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

INDEPENDENCIA

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INDEPENDENCIA LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

Riva Agüero, con mucha hipocresía, rogó al Libertador de Colombia su protección, pero insinuándole que actuaría bajo su mando. Bolívar, como Presidente de Colombia, no podía aceptar ponerse a las órdenes de otro mandatario, ni creía

EN: AYACUCHO, LIBERTAD

DE

AMÉRICA,

DE

LUIS ENRIQUE TORD. LIMA, 1974.

en lo absoluto que ello beneficiaría su actuación militar.

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JOSÉ DE LA MAR Y AGUSTÍN GAMARRA serían los dos grandes jefes militares peruanos participantes en la Batalla de Ayacucho.

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estoy bueno, que pierdo enteramente la razón, sin sufrir el más pequeño ataque de enfermedad y de dolor.” El Libertador no cumplía aún los 41 años. El ministro Joaquín Mosquera visitó al Presidente de Colombia en los días en que éste ya se recuperaba. Su testimonio de aquel encuentro es elocuente: “Seguí por tierra a Pativilca y encontré al Libertador ya sin riesgo de muerte, pero tan flaco y extenuado que me causó su aspecto muy acerba pena. Estaba sentado en una pobre silla de vaqueta, recostado contra la pared de un pequeño huerto, atada la cabeza con un pañuelo blanco y sus pantalones de jin, que me dejaban ver sus dos rodillas puntiagudas, sus piernas descarnadas, su voz hueca y débil y su semblante cadavérico.” El Libertador y Mosquera repasaron los acontecimientos que agudizaban la crítica y peligrosa situación del Perú. El neogranadino la rememora en su carta: “Usted recordará —escribe Mosquera a su destinatario— que en aquella época el ejército peruano, fuerte de 6.000 hombres, se había disipado sin batirse; que el ejército auxiliar de Chile nos había abandonado regresando a su país; que no quedaban más fuerzas que unos 4.000 colombianos y 3.000 peruanos. La fuerza de

los españoles ascendía a 22.000 hombres. Los peruanos, divididos en partidos, tenían anarquizado el país.” Ante tantos males juntos, Mosquera exclamó en una interrogación al Libertador: “’¿Y qué piensa hacer usted ahora?’ Entonces, avivando sus ojos huecos, y con tono decidido, me respondió: ‘¡Triunfar!’.” Perplejo, Mosquera siguió inquiriendo: “¿Y qué hace usted para triunfar?”. Bolívar, “cono tono sereno y de confianza”, le respondió: “Tengo dadas las órdenes para levantar una fuerte caballería en el Departamento de Trujillo; he ordenado tomar a servicio militar todos los caballos buenos del país, y he embargado todos los alfalfales para mantenerlos gordos. Luego que recupere mis fuerzas me iré a Trujillo. Si los españoles bajan de la cordillera a buscarme, infaliblemente los derroto con la caballería; si no bajan, dentro de tres meses tendré una fuerza para atacar. Subiré la cordillera y derrotaré a los españoles que están en Jauja”. Sería exactamente lo que haría. Pero en aquellos inicios del año 1824 nadie —ni siquiera el mismo Libertador— podía imaginar que para el mes de diciembre el Perú habría sido libertado del imperio español y toda la América Meridional salvada de su principal amenaza militar.


INDEPENDENCIA

1820 Revolución liberal en España. La Escuadra Libertadora zarpa de Valparaíso con San Martín a la cabeza. Desembarcan en Paracas y luego en Huacho, en la costa central del Perú. Primer “Grito de la Libertad” de San Martín en el balcón de Huaura, en Huacho. El batallón realista “Numancia”, compuesto por soldados y oficiales criollos, se pasa al bando patriota. 1821 Motín de Aznapuquio. San Martín, por el Reglamento Provisorio, crea los departamentos de Trujillo, Tarma, Huaylas y Lima. El virrey La Serna se retira de Lima y San Martín ingresa a la capital del Virreinato. Un Cabildo Abierto en Lima declara la Independencia y San Martín la proclama en la Plaza de Armas. 1822 San Martín crea la Sociedad Patriótica de Lima. Victoria del Ejército Colombiano en Pichincha (Quito). San Martín parte hacia Guayaquil a entrevistarse con Bolívar, cosa que ocurrirá en julio. Ante el reconocimiento de la preponde-

rancia de Bolívar, San Martín instala el Congreso y se retira del Perú. 1823 Derrota patriota en Torata, al Sur del Perú. Lo mismo sucedió en Moquegua. José de La Riva Agüero es designado Presidente del Perú. El Congreso peruano llama a Bolívar a conducir la guerra contra los realistas. Llega Bolívar al Perú. Se promulga la primera Constitución del Perú. El marqués de Torre Tagle pasa a ocupar la presidencia. Riva Agüero, acusado de traición a la patria por el Congreso, es apresado por sus oficiales y enviado a Guayaquil. 1824 Torre Tagle es destituido y Bolívar es nombrado Dictador. Los realistas ocupan Lima y Rodil toma el Real Felipe (El Callao). Bolívar decreta la libertad de los esclavos. Batalla de Junín. Batalla de Ayacucho. 1825 Muere asesinado en Lima Bernardo de Monteagudo. Bolívar disuelve el Congreso peruano y decreta la abolición de la mita. En el Alto Perú, el Libertador resuelve la creación de Bolivia. 1826 Capitulación de Rodil en el Real Felipe (El Callao). Bolívar se retira del Perú y deja un Consejo de Gobierno que jura la Constitución y proclama a Bolívar Presidente Vitalicio. 1827 Un Cabildo Abierto en Lima rechaza la Constitución Vitalicia y reinstaura la de 1823. El Perú bolivariano había terminado.

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LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

DEL

El territorio del Perú, conquistado para la Corona española por Francisco Pizarro en 1533, es atravesado por la colosal mole de los Andes a todo lo largo, de Norte a Sur, por todo el centro. Al Oriente la sierra desciende para fundirse en la verde amazonia. Al Occidente, los Andes desaparecen en la profundidad del Océano Pacífico, dejando entre el mar y las cimas una franja costera de anchura variable, en su mayor parte desértica, dominada por corrientes que impiden la visita de las lluvias. Sobre esa franja se yergue, a poca distancia del océano, la ciudad de Lima. Cuando el general José de San Martín, con el apoyo de la República de Chile, desembarcó a la cabeza de tropas argentinas y chilenas en la costa del Perú en 1820, y se dirigió a Lima, el ejército español evacuó la ciudad sin combatir para hacerse fuerte en la sierra, radicándose en el Cuzco, la tradicional ciudad de los virreyes. Desde 1810, cuando tuvieron lugar los primeros intentos independentistas, hasta 1824, la fuerza militar española nunca había sufrido una verdadera derrota. San Martín, aclamado como Protector del Perú, asistió a la declaración de Independencia promulgada por la Municipalidad de Lima el 28 de julio de 1821. El Libertador del Sur consiguió levantar un apreciable ejército peruano que reforzara a sus tropas auxiliares, pero no llegó a realizar una campaña exitosa que afectara al poder español amurallado en las cordilleras de oriente y occidente, capaz de descender a la costa a voluntad, azotar Lima y apoderarse de las fortalezas de El Callao, principal puerto del Perú. Cuando el Protector San Martín, luego de la enigmática entrevista con Bolívar en Guayaquil, renunció a la presidencia en septiembre de 1822, la situación peruana se tornó confusa. Ante la vacante presidencial, el Congreso del Perú —constituido en 1821 bajo la protección de San Martín— nombró una Junta de Gobierno de la cual fue miembro el mariscal José de La Mar, pero el fracaso estrepitoso de una expedición militar intentada por el nuevo gobierno contra el ejército realista en la sierra (en la cual se perdió gran parte del ejército levantado por el Protector) precipitó su destitución por parte del Congreso, el cual se vio obligado a designar como presidente a José de la Riva Agüero, jefe del Partido Popular. El Libertador observaba con preocupación estos sucesos desde el recién liberado Sur de Colombia: los departamentos del actual Ecuador. Ya había enviado un contingente de tropas auxiliares colombianas a Lima, bajo la responsabilidad del general Antonio José de Sucre, en calidad de Ministro Plenipotenciario, y aguardaba la solicitud de su cooperación personal por parte del gobierno peruano. Sabía que el poderoso ejército realista, instalado en su posición inexpugnable, no sólo era una amenaza para el endeble gobierno de Lima, y no sólo representaba el último bastión colonial en territorio suramericano. Así como antes habían intervenido contra la emancipación en Quito y en la Nueva Granada, las fuerzas españolas del Perú podían dirigirse nuevamente al Norte, constituyendo una amenaza para la seguridad de la gran República de Colombia. Bolívar sabía que el gobierno peruano terminaría por llamarlo. Su preocupación mayor estaba en obtener de Colombia una fuerza de 12.000 hombres equipados, sin la cual creía que no habría posibilidad de éxito en el Perú. Hasta vísperas de la Batalla de Ayacucho, el

CONDERACIÓN BUSTO

El difícil caso peruano

LIBERTADOR ORDEN PERUANA. 1824. COLECCIÓN MUSEO BOLIVARIANO

LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

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INDEPENDENCIA LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

CAMPAÑA

DEL PERÚ Ejército Patriota

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Ejército Realista

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INDEPENDENCIA LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

Bogotá nunca enviaría los contingentes solicitados por el Libertador. Había muchos celos, por parte de los políticos, de las glorias acumuladas por los líderes militares en el Sur, y temor de ser desplazados por ellos

COLECCIÓN MUSEO BOLIVARIANO

a su regreso de las heroicas campañas. JUEGO DE INSIGNIAS Y CONDECORACIONES. Pendón que portaban los Húsares de Colombia. Condecoración Escudo Vencedor en Junín y Ayacucho. Cinturón de la Espada del Perú

Dos presidentes, dos traiciones Riva Agüero, con mucha hipocresía, rogó al Libertador de Colombia su protección, pero insinuándole que actuaría bajo su mando. Bolívar, como Presidente de Colombia, no podía aceptar ponerse a las órdenes de otro mandatario, ni creía en lo absoluto que ello beneficiaría su actuación militar. No esperaba menos que plenos poderes en su campaña de liberación. Bajo el pretexto de estar aguardando la autorización de Bogotá, postergó su desplazamiento al país vecino. Entretanto, Sucre lo mantenía informado del torbellino de intrigas e inhabilidades que reinaba entre la dirigencia peruana. Una nueva fase de la crisis se produjo cuando el gobierno peruano decidió emprender otra expedición contra la cordillera, al mando del mariscal Andrés de Santa Cruz. Bolívar y Sucre previeron el resultado. Los últimos cuerpos del ejército peruano, ante la incapacidad de remontar las posiciones realistas, literalmente se dispersaron. Santa Cruz regresó a la costa con sólo 800 de los 5.000 hombres que habían partido. El general español José de Canterac, aprovechando la salida de las tropas republicanas hacia el Sur, bajó a la costa desde Jauja, al frente de 9.000 hombres, y saqueó Lima. El Congreso y el gobierno, incluyendo a Riva Agüero, quien lideraba un feroz movimiento anticolombiano, se refugiaron en El Callao bajo la protección de Sucre y las tropas colombianas. Secretamente, Riva Agüero había entrado en comunicaciones con los jefes españoles buscando una alianza contra Bolívar y los colom-

bianos. El Congreso destituyó a Riva Agüero acusándolo de traidor a la patria, y nombró al marqués de Torre Tagle como Presidente. El Libertador de Colombia arribó a Lima el 1 de septiembre de 1823. El día 10, el Congreso le conferiría la suprema autoridad militar en todo el territorio.

El enemigo colombiano Bolívar había manifestado con toda honestidad a Riva Agüero el espíritu de sus intenciones, cuando éste le solicitó auxilio: “Colombia hará su deber en el Perú: llevará sus soldados hasta el Potosí, y estos bravos volverán a sus hogares con la sola recompensa de haber contribuido a destruir los últimos tiranos del Nuevo Mundo. Colombia no pretende un grano de terreno del Perú, porque su gloria, su dicha y su seguridad se fijan en conservar la libertad para sí y en dejar independientes a sus hermanos.” Al cabo de poco tiempo crecerían nuevamente los sentimientos anticolombianos, que la seductora presencia de Bolívar había disipado temporalmente, en el seno de aquella precaria oligarquía. El movimiento era liderado esta vez por el otro presidente: Torre Tagle. Se acusaba infundadamente a la potencia colombiana de tener pretensiones sobre el Perú, y al Libertador de Colombia de albergar ambiciones dictatoriales. En una de sus numerosas cartas a Santander desde el Perú, Bolívar observaría: “En toda la América Meridional, no hay más que Colombia que sea fuerte; todo lo demás se desbarata fácilmente. Cada día se pone peor el Sur de América; el día que yo me vaya del Perú se vuelve a perder, porque no tiene hombres capaces de sostener el Estado.” También le recordaba insistentemente los 12.000 colombianos

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Libertador esperaría el arribo a las costas peruanas de este contingente, el cual nunca llegó por obra de los políticos en Bogotá, incluido el vicepresidente Santander.

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INDEPENDENCIA LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

Mediante la derogación de unos poderes especiales, el Libertador quedaba separado del mando de las tropas auxiliares colombianas e inhabilitado para conferir ascensos y recompensas entre los combatientes. GENERAL JOSÉ MARÍA CÓRDOBA. ANTONIO ESTEBAN FRÍAS, 1926. COLECCIÓN PALACIO FEDERAL LEGISLATIVO. FOTOGRAFÍA: ALFREDO PADRÓN.

tiempo a la llegada de las tropas. Torre Tagle, que ya venía fraguando un pacto con el virrey La Serna, encontró la excusa perfecta para entrar en contacto directo con el general Canterac. En los documentos interceptados, el presidente peruano expresaba al jefe español la necesidad de afrontar juntos al “enemigo común”, es decir: Bolívar. El 5 de febrero se sublevó la guarnición de El Callao, compuesta de tropas argentinas. Enarbolando la bandera española, liberaron a los prisioneros realistas y declararon su lealtad a España, disponiéndose a asaltar Lima. El 10 de febrero, ante la crisis, el Congreso confirió al Libertador el supremo mando militar y político, declaró en suspenso al presidente Torre Tagle y él mismo cesó en sus funciones. Bolívar quedaba así convertido en dictador de la desfalleciente república. El general Sucre quedó investido como Jefe del Ejército Unido. El 28 de febrero el Marqués de Torre Tagle, el Ministro de Guerra don José Berindoaga, Conde de San Donás, el Vicepresidente don Diego de Aliaga y muchos empleados del gobierno, se declararon afectos a la causa realista, acompañados por numerosos oficiales y cuerpos militares peruanos y argentinos. Cuando el general español Monet avanzó para tomar Lima aprovechando la circunstancia, dispuesto a librar combate, encontró para su sorpresa una ciudad que lo recibía festivamente.

La Campaña de Junín

MEMORIAS DE VENEZUELA NOVIEMBRE DICIEMBRE 2008

JOSÉ MARÍA CÓRDOBA. El joven general neogranadino arengará en Ayacucho a su división grancolombiana con el célebre grito: "¡Armas a discreción, paso de vencedores!".

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pertrechados sin los cuales le sería imposible su trabajo de liberación. La leva militar era muy difícil y escasa. “El país es patriota —dice a Santander—, pero no quiere el servicio militar; es bueno, pero apático; tiene víveres y bagajes, pero no muchas ganas de darlos, aunque se les pueden tomar por la fuerza.” Bogotá nunca enviaría los contingentes solicitados por el Libertador. Había muchos celos, por parte de los políticos, de las glorias acumuladas por los líderes militares en el Sur, y temor de ser desplazados por ellos a su regreso de las heroicas campañas. Santander, quien fue hipócrita en todo momento, confesó al Libertador que, pese a haber buscado mucho, no había encontrado una ley que le permitiera enviarle los 12.000 hombres. Bolívar comenzó a llamarlo entonces, irónicamente, “el hombre de las leyes”. Era el preámbulo de la enemistad. Bolívar, quien aún confiaba en él, encomendó al presidente Torre Tagle proponer un armisticio a los españoles, todo con el fin de dar

Bolívar ordenó un repliegue general de las fuerzas republicanas hacia la ciudad de Trujillo, al Norte de Lima, sobre la franja costera. Sucre condujo las tropas colombianas y las leales a la República que quedaban en Lima. Para su parcial alivio, el Libertador recibió desde Guayaquil unos contingentes colombianos, que no pasaban de 2.500 hombres, mandados por el general neogranadino José María Córdoba, veterano de Boyacá y de Pichincha. Instalado en Trujillo, como bastión de la República peruana, Bolívar dedicó todo su empeño a la organización del Ejército Unido Libertador. En un despacho de su secretaría dirigido al gobierno de Bogotá, podía leerse: “Si Su Excelencia el Libertador no estuviera tan penetrado de que perdiéndose el Perú se perdería el Sur de Colombia y de la imposibilidad de salvar nuestro ejército retirándose, ya lo habríamos hecho […] La suerte, pues, de Su Excelencia y del ejército de su mando es invariable. Morir o triunfar en el Perú.” El Libertador había solicitado auxilio de tropas a los gobiernos de Chile y de Buenos Aires, pero no obtuvo respuesta favorable. Los argentinos y chilenos que se batieron en Junín y Ayacucho por la patria americana habían venido con San Martín en 1820. Al mariscal La Mar, que había permanecido en el campo republicano, le escribiría: “Discipline la fuerza de su mando, así de caballería como de infantería. Si no hay fusiles, hay lanzas […] Tome usted 5.000 reclutas para que


INDEPENDENCIA

BATALLA

DE

JUNÍN. ANTONIO HERRERA TORO, 1904. COLECCIÓN PALACIO FEDERAL LEGISLATIVO. FOTOGRAFÍA: ALFREDO PADRÓN.

LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

le queden 1.000 o 2.000 […] cada pueblo, cada hombre sirve para alguna cosa; pongamos todo en acción para defender a este Perú hasta con los dientes. En fin, que una paja no quede inútil en toda la extensión del territorio libre.” Una de las claves del éxito en la Campaña de Junín, y quizás en toda la Campaña del Perú, estuvo en el cuidado que puso Bolívar en la organización y dotación de su fuerza de caballería. Consciente de que los caballos de la costa se lastimaban en los pedregales de la cordillera, dispuso el endurecimiento de los cascos y la confección de herraduras y clavos apropiados. Los hombres que subieron a la inmensa cordillera bordeando abismos espeluznantes a 5.000 metros de altura, rumbo al Cerro de Pasco, montarían mulas, llevando a sus preciados corceles tirados del diestro. Del mismo modo, el Libertador ordenó disponer de “lanzas finas como las que usamos en Venezuela”, que medían tres varas y media, mientras que las lanzas españolas medían sólo dos varas.

La laguna de Chinchaycocha y la pradera de Junín El general Canterac, estacionado en el Valle de Jauja, fue sorprendido por los informes de un inesperado movimiento de las fuerzas patriotas por el paso de Pasco. En innumerables hileras habían subido los hombres del Ejército Unido desde la costa, contra toda previsión de los rea-

listas. El general Sucre, en la avanzada, había preparado concienzudamente toda la logística de apoyo para el ascenso del ejército a la cima: refugios, depósitos de leña seca, víveres y otros insumos, esperaban a los hombres a lo largo de su escalada sigilosa. Cuando Canterac decidió movilizar sus tropas hacia el Norte para interceptar a Bolívar, ya la mayor parte del ejército patriota había alcanzado la planicie a los pies del Cerro de Pasco. El 2 de agosto, en aquella pampa a más de 4.000 metros, el Libertador pasó revista a sus cerca de 8.000 hombres. En su proclama les diría: “¡Soldados! Vais a contemplar la obra más grande que el cielo ha podido encargar a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud. ¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de 14 años de triunfos; ellos, pues, serán dignos de medir sus armas con las vuestras, que han brillado en mil combates. ¡Soldados! El Perú y la América entera aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria; y aun la Europa liberal os contempla con encanto; porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del universo”. A las dos de la tarde del 6 de agosto los dos ejércitos se avistaron. Canterac marchaba hacia el Norte al frente de su vanguardia de caballería, bordeando la ribera oriental de la laguna de Chinchaycocha, con la intención de cortar la retirada al Ejército Unido, que marchaba hacia el Sur por la ribera occidental. Bolívar avanzó decididamente hacia el

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BATALLA DE JUNÍN. "¡Soldados! Vais a contemplar la obra más grande que el cielo ha podido encargar a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud."

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INDEPENDENCIA

ENCUENTRO

DE

BOLÍVAR

Y

SUCRE

EN

DESAGUADERO. MANUEL OTERO, 1883. MUSEO BOLIVARIANO.

LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

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Bolívar y Sucre se reencuentran, después de la Batalla de Ayacucho, en el río Desaguadero, en el Alto Perú, futura Bolivia.

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Sur, intentando atacar a su vez la retaguardia de Canterac. El general español hizo contramarcha, buscando la batalla. Ambos ejércitos corrían desbocadamente uno frente al otro, a ambos lados de la laguna, buscando desembocar en la llanura de Junín. El Libertador encomendó la carga al general argentino Necochea, quien se batió bizarramente hasta caer prisionero y luego fue liberado por los llaneros. El general inglés Miller, que había servido con Páez, y los Húsares de Colombia al mando de José Laurencio Silva completaron la faena: sorprendiendo a los realistas con la táctica venezolana del “¡Vuelvan caras!” y con sus larguísimas lanzas, desbarataron su caballería. A los bravos peruanos que sostuvieron el feroz combate Bolívar los honró nombrándolos Húsares de Junín. Ya caída la noche, Canterac se retiró a toda marcha, dejando un reguero de pertrechos que luego recogerían los patriotas. Abandonando el Valle de Jauja y Huancayo al Ejército Unido, retrocedió hacia el río Apurímac, en dirección al Cuzco, a reagruparse con las fuerzas del virrey La Serna.

La Campaña de Ayacucho Dominado el Valle de Jauja por el Ejército Unido, y con una sólida posición en la Cordillera Oriental, el Libertador decidió descender de la sie-

rra para organizar las fuerzas patriotas en la costa, previendo la necesidad de contar con una reserva sólida en caso de un revés en las montañas. Quería retomar Lima, ahora liberada de la amenaza constante, y también suponía que los 12.000 colombianos estarían por arribar al Perú. El general Sucre quedó al frente del ejército. Simultáneamente, se recibió el inoportuno despacho de Bogotá: mediante la derogación de unos poderes especiales, el Libertador quedaba separado del mando de las tropas auxiliares colombianas e inhabilitado para conferir ascensos y recompensas entre los combatientes. Sucre y los demás oficiales firmaron un pliego de apoyo al Libertador, protestando ante el gobierno de Bogotá, que éste no envió. Decidió aceptar la disposición del Congreso —tras la cual se adivinaba una maniobra de Santander para resultar Presidente en las venideras elecciones— con la mayor sobriedad. “En lugar de darme las gracias por mis servicios, se quejan de mis facultades”, escribió al vicepresidente. En cuanto a la guerra, lo alentaba la profunda confianza que tenía puesta en Antonio José de Sucre. Entre agosto y diciembre de 1824 el general Sucre libró una campaña de marchas y contramarchas. La Serna movilizó sus fuerzas hacia el Norte contra el Ejército Unido, decidido a no dejarlo avanzar hacia el Cuzco. Sucre, por su parte, había recibido del Libertador


INDEPENDENCIA LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

Bolívar convocaría al Congreso del Perú el 10 de febrero de 1825. Éste, en la euforia del triunfo, lo declararía Presidente vitalicio en calidad de Padre y Salvador del Perú, ofreciéndole un millón de pesos que Bolívar no aceptó.

JOSÉ GIL

DE

CASTRO. MUSEO BOLIVARIANO.

la sugerencia de tener la mayor cautela. Bolívar, quien pensaba constituir en la costa un ejército tan poderoso como el de la sierra, temía un descenso masivo de los ejércitos españoles. En un oficio de su secretario, Bolívar advertía a Sucre “que de la suerte del cuerpo que V.S. manda, depende la suerte del Perú, tal vez para siempre, y de la América entera, tal vez por algunos años”. Asimismo, le recordaba “que cuando en una batalla se hallan comprometidos tantos y tan grandes intereses como los indicados, los principios y la prudencia, y aún el amor mismo a los inmensos bienes de que nos puede privar una desgracia, prescriben una extremada circunspección y un tino sumo en las operaciones”. Sucre debía eludir la batalla cuanto le fuera posible, y no aceptarla sin tener la certeza del éxito. Las tropas españolas seguían siendo muy superiores en número, y su habilidad para las marchas forzadas en las alturas andinas era prodigiosa. Bolívar las había descrito así: “Los soldados de los godos andan quince o veinte leguas en un día, y su alimento lo llevan en un saquito de coca y en otro de cebada, o maíz cocido o tostado. Con esto marchan semanas y semanas…” La estrategia de La Serna era desbordar al ejército de Sucre avanzando hacia el Norte, siempre a alturas superiores a las ocupadas por él, intentando así cortarle la retaguardia de sus bases en Huancayo y Jauja. Sucre logró burlarlo con hábiles y veloces maniobras, hasta que el 3 de diciembre, en la quebrada de Collpahuaico, sufrió una emboscada desde la altura por parte de las tropas del general Valdés. Los batallones Vargas, Vencedor y Rifles sufrieron la carga de la fusilería realista perdiendo cerca de 300 hombres. Sucre, en lugar de desanimarse, y más bien impaciente por librar el combate definitivo, escribió: “Este insuceso ha hecho creer a los españoles que nos hallamos gravemente lesionados; por lo mismo, presentarán batalla cuanto antes”. El Libertador, cambiando su postura inicial, le respondería: “Querido general: está usted autorizado para hacer lo que mejor le parezca; y esta autorización no recibe ni modificación ni restricción alguna”. Sucre tenía ahora plena libertad de acción.

Simón Bolívar, Libertador de Colombia y del Perú, en 1824

El 7 de diciembre el Libertador completó su campaña de la costa penetrando en Lima, sin hallar resistencia. El día 8 Sucre dispuso las fuerzas del Ejército Unido en la meseta de Ayacucho, a unos 3.500 metros de altura, al pie del cerro de Cundurcunca, ofreciendo la batalla final. Los realistas dominaban la altura, con más de 9.000 hombres. El ejército patriota no alcanzaba los 6.000 soldados, repartidos en cuatro divisiones: la División Peruana al mando de La Mar, ocupando el ala izquierda; la 2ª. División de Colombia al mando de Córdoba, ocupando la derecha; la caballería republicana, compuesta

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Al pie del Cundurcunca

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BATALLA DE

AYACUCHO. EN: AYACUCHO, LIBERTAD DE

AMÉRICA, DE

LUIS ENRIQUE TORD. LIMA, 1974.


INDEPENDENCIA

COLECCIÓN MUSEO BOLIVARIANO.

Vista de la planicie de Ayacucho desde el cerro de Cundurcunca.

BATALLA

DE

AYACUCHO. EN: AYACUCHO, LIBERTAD

DE

AMÉRICA,

DE

LUIS ENRIQUE TORD. LIMA, 1974.

LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO

GENERAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE. "Tres horas de un obstinado combate han asegurado para siempre los sagrados intereses que Vuestra Excelencia se dignó confiar al Ejército Unido."

sioneros, entre ellos el Virrey La Serna y sesenta jefes y oficiales, mil cuatrocientos cadáveres y heridos enemigos y multitud de otros elementos militares”. Bolívar convocaría al Congreso del Perú el 10 de febrero de 1825. Éste, en la euforia del triunfo, lo declararía Presidente vitalicio en calidad de Padre y Salvador del Perú, ofreciéndole un millón de pesos que Bolívar no aceptó. Al victorioso general Sucre, modificando el rango tradicional peruano de Gran Mariscal, máximo grado del ejército, lo nombró “Gran Mariscal de Ayacucho”. La Municipalidad de Lima obsequió al Libertador la célebre espada cubierta de diamantes que hoy se guarda en Caracas. Simón Bolívar sería Presidente del Perú hasta 1827, cuando, en su ausencia, una asamblea general derogó la Constitución propuesta por él y colocó en la presidencia al mariscal José de La Mar. PARA

SEGUIR

LEYENDO

...

Juan Friede. La Batalla de Ayacucho. 9 de diciembre de 1824 (Publicación conmemorativa del Sesquicentenario de la batalla). Lima, Banca de la República, 1974. Vicente Lecuna. La Batalla de Ayacucho. Caracas, Tipografía Americana, 1937. Indalecio Liévano Aguirre. Bolívar. Biografía. Biblioteca Familiar. Augusto Mijares. El Libertador. Caracas, Academia Nacional de la Historia / Presidencia de la República, 1987. Alfonso Rumazo González. Antonio José de Sucre. Gran Mariscal de Ayacucho. Biblioteca Familiar.

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por los Granaderos y los Húsares de Colombia, al mando del general Miller, ocupando el centro y la 1ª División de Colombia al mando de Jacinto Lara, en la línea de reserva. La mañana del 9 de diciembre el general Sucre arengó a las tropas: “Soldados, de los esfuerzos de este día depende la libertad de Sur América. Otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Viva el Perú! ¡Viva Colombia! ¡Viva la América libre! ¡Viva el Libertador!” Descendiendo del Cundurcunca, el general Valdés atacó el flanco izquierdo de Sucre con su poderosa división, tratando de cruzar la profunda quebrada que bordea el campo y de penetrar el centro de los patriotas. La división de La Mar resistió heroicamente el embate de las tropas realistas. No pudiendo enviar fuerzas de la reserva cuando los soldados bisoños de La Mar flaqueaban, Sucre ordenó al general peruano resistir hasta la muerte. Cuando el español Monet intentó penetrar con su división en el campo descendiendo del cerro por el centro, Córdoba, al mando de sus veteranos colombianos le salió al paso, destruyendo los batallones realistas uno a uno. Al frente de sus tropas, dio la célebre orden: “¡Armas a discreción, paso de vencedores!”. El general neogranadino treparía con sus hombres la altura del Cundurcunca y tomaría prisionero al mismo virrey La Serna. En menos de cuatro horas de combate el ejército español se hallaba en desbandada. Sucre informaría al Libertador inmediatamente: “Los últimos restos del poder español en América han expirado el 9 de diciembre en este campo afortunado de Ayacucho. Tres horas de un obstinado combate han asegurado para siempre los sagrados intereses que Vuestra Excelencia se dignó confiar al Ejército Unido. Han pasado cuatro horas que terminó la batalla y diferentes cuerpos persiguen los dispersos enemigos en varias direcciones. Por este momento el Ejército Libertador ofrece a Vuestra Excelencia como sus trofeos en Ayacucho, catorce piezas de artillería, dos mil quinientos fusiles, más de un mil pri-

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NUESTRAMÉRICA

LA MASACRE

DE LAS BANANERAS EN 1928 La United Fruit Company, una multinacional de la muerte ctualmente, en Colombia se pueden ver en las plazas públicas, con mucha más frecuencia, grupos de familias víctimas de la violencia que luchan por que un día el Estado reconozca su responsabilidad por la desaparición y desplazamiento de sus familiares. Se han convertido en luchadores que día a día arriesgan su integridad por hacer visibles las injusticias cometidas contra comunidades enteras; campesinos que han sido masacrados y estigmatizados en uno y otro bando en que drásticamente fue dividida la población colombiana desde hace medio siglo, para justificar las masacres y las desapariciones de hombres, mujeres y niños. Lastimosamente, las masacres y desapariciones se convirtieron en el pan de cada día y representan un período doloroso de la historia colombiana que parece no acabar. Hoy en día representan el grado de desintegración y deshumanización que ha alcanzado el conflicto armado en Colombia; durante décadas el país progresivamente se ha ido sumiendo en una violencia masiva con millones de victimas. Ya en los primeros decenios del siglo XX, figuraron en el contexto nacional asesinatos colectivos que guardan similitudes con eventos actuales; la mayoría de las masacres en Colombia se han llevado a cabo sobre poblaciones rurales con la acción directa de las fuerzas armadas legalmente constituidas o con su complicidad en asocio con ejércitos privados o fuerzas paramilitares. El matar a familias enteras o a grupos de personas se inscribió como una forma de represión y terror sistemática, agenciados desde el Estado y sus fuerzas policiales y militares, desde el período de la violencia partidista en Colombia, en la década de 1940 y 1950. No obstante, ya desde la década de los veinte, si bien eran eventos aislados en el tiempo y no estaban aún incorporados como un comportamiento habitual de represión, se pueden identificar masacres efectuadas contra organizaciones sindicales que luchaban por defender los derechos a organizarse en pro de igualdades laborales.

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MIGUEL ABADÍA MÉNDEZ. Miembro del partido conservador y presidente de la República de Colombia en el periodo 1926-1930. Fue el responsable de la masacre de 1928 en Ciénaga Magdalena.

Uno de los tantos acontecimientos tristes que la mente de muchos colombianos vagamente recuerda es La masacre de las bananeras, ocurrida el día 6 de diciembre de 1928, en Ciénaga Magdalena, contra trabajadores de la multinacional bananera United Fruit Company, hoy llamada Chiquita Brands. Lo que más sorprende al iniciar un recuento de los hechos ocurridos en la zona, es encontrarse con que


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La orden de disparar los fusiles contra la multitud se originó directamente desde instancias del gobierno conservador de Miguel Abadía Méndez, quien representaba el último gobierno del periodo denominado Hegemonía

Las condiciones de trabajo en las plantaciones de banano explotadas por la United Fruit Company eran prácticamente de carácter esclavista.

la orden de disparar los fusiles contra la multitud se originó directamente desde instancias del gobierno conservador de Miguel Abadía Méndez, quien representaba el último gobierno del periodo denominado en la historia de Colombia Hegemonía Conservadora (1886-1930).

La masacre de las bananeras Es importante recordar que, desde 1918, los obreros de la multinacional frutera venían exigiendo mejoras laborales. Habían manifestado su inconformismo ante las condiciones tan precarias, y casi de esclavitud, en las que vivían y trabajaban dentro de las plantaciones. Para entonces, la orga-

nización sindical fue la mejor opción de luchar colectivamente por los intereses de los trabajadores de la multinacional. Entre los principales dirigentes de la organización sindical estaban: Raúl Eduardo Mahecha, quien fuera señalado como el jefe de todo el movimiento obrero de la zona; Erasmo Coronel, asesinado en la masacre; Pedro M. del Río, representante obrero encargado de realizar las negociaciones con la multinacional; Bernardino Guerrero, secretario de Mahecha, muerto el día de la masacre, y Nicanor Serrano, también comisionado para discutir en la Gobernación del Magdalena el pliego de peticiones. Los líderes sindicales, en consulta con sus bases, llegaron a la decisión de lanzarse a la huelga a mediados del mes de noviembre de 1928. En esa ocasión elaboraron un pliego de peticiones para que fuera escuchado, analizado y aceptado por las autoridades norteamericanas de la United Fruit Company.

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Conservadora (1886-1930)

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GENERAL CARLOS CORTÉS VARGAS, comandante militar del Magdalena, ordenó fríamente la matanza de los trabajadores. Se daría posteriormente el lujo de narrar "la verdad" de estos acontecimientos, en su libro Los sucesos de las bananeras.

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La reacción del gobierno nacional no fue la esperada. El ejecutivo brindó un apoyo incondicional a la multinacional bananera. Los días pasaron y la huelga se mantuvo en pie. El presidente Abadía Méndez llamó al general Carlos Cortés Vargas, jefe de la Segunda División de Barranquilla, y quien el día 13 de noviembre de 1928 había sido nombrado comandante militar del Magdalena, para que en su nueva condición de jefe civil y militar de la zona bananera reprimiera severamente las protestas de los trabajadores de la multinacional United Fruit Company. Los trabajadores habían esperado infructuosamente que se nombrara una comisión negociadora conformada por representantes de la multinacional y del gobierno, con el objetivo de discutir los puntos que contenía el pliego de peticiones. Los rumores infundados iban y venían de lado y lado; finalmente, lo ocurrido entre los días 5 y 6 de diciembre de 1928 fue el resultado de la intransigencia por parte del gobierno y de la multinacional frente a los trabajadores de las bananeras. La Ley 69, proclamada el 30 de octubre por el presidente Abadía Méndez, que restringía y penalizaba cualquier tipo de organización obrera, fue la excusa perfecta para no llegar a ningún acuerdo con los huelguistas. Por el contrario, las posibilidades de negociación laboral se limitaron a 5 minutos, los mismos minutos que le dieron a la multitud para que desalojara la plaza de Ciénaga y desistiera de sus peticiones. El jefe civil y militar de la zona, Carlos Cortés Vargas, declaró el estado de sitio en la zona bananera. Anunció tener conocimiento de un buque estadounidense en aguas colombianas dispuesto a intervenir a favor de los intereses norteamericanos de la United Fruit Company; luego dio instrucciones precisas para ubicar grupos de ametralladoras en las esquinas de la plaza, en caso de que fuera necesario comenzar

a disparar contra la multitud, y anunció su primer decreto donde indicaba la disolución de cualquier tipo de reunión conformada por más de tres personas. En la madrugada del 6 de diciembre, después de unos pocos intentos por persuadir a la multitud, Cortés Vargas dio la orden de dispersarla bajo una lluvia de disparos que segaron la vida de miles de personas que sólo pretendían ser escuchadas.

“Unos revoltosos comunistas” Las víctimas de la masacre de las bananeras fueron miles. No obstante, hay diferencias con relación al número exacto de victimas. El mismo 6 de diciembre de 1928, las cifras oficiales tan sólo reconocían que se había dado muerte a 9 “revoltosos comunistas”, como fueron llamados por sus victimarios. Un informe oficial para el Departamento de Estado de los Estados Unidos reconoció que fueron más de mil los asesinados en 1928, cifra confirmada por un representante de la United Fruit Company desde Bogotá, el 29 de diciembre del mismo año. Así mismo, Jorge Eliécer Gaitán, líder político colombiano que sería asesinado en 1948, presentó en septiembre de 1929, cuando era diputado, una investigación adelantada por él mismo, donde se afirmaba que la cifra era cercana a las 2.000 víctimas. En 1967, fue Gabriel García Márquez quien instituyó la cifra de 3.000 muertos, cuando publicó su magistral obra Cien años de soledad. Más allá de las miles de victimas directas, hay que contar las personas que fueron perseguidas, desplazadas, y algunas confinadas a prisión sin previo juicio, quienes, según declaraciones posteriores, fueron igualmente ejecutadas por las Fuerzas Armadas para evitar que se conociera la verdad. En este sentido, uno de los aportes más importes dados por Gaitán en su investigación fue la publicación de una carta que sirvió


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¿Por qué se dio la orden de masacrar a los obreros de la multinacional apostados

EN: LOS

SUCESOS DE LAS BANANERAS, DE

CARLOS CORTÉS VARGAS.

en los alrededores del tren de Ciénaga Magdalena?

Los trabajadores habían esperado infructuosamente que se nombrara una comisión negociadora conformada por representantes de la multinacional y del gobierno. En la imagen: trabajadores de la zona bananera del Magdalena transportando el producto.

¿Por qué entraron en huelga los trabajadores de las bananeras? La zona del Urabá antioqueño, el departamento del Magdalena y el de Córdoba, han sido tradicionalmente territorios propicios para el cultivo del banano. Por tanto, el lugar donde multinacionales norteamericanas con mucho poder, no sólo económico sino principalmente político, como la United Fruit Company, en la actualidad llamada Chiquita Brands, han fijado sus intereses comerciales para controlar el monopolio de frutas tropicales como el plátano y la piña desde principios del siglo XX. De la misma manera lo han hecho en países como Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Ecuador, Nicaragua y Australia, entre otros. Es absolutamente pertinente preguntarse por qué razón protestaban los trabajadores de las bananeras en 1928. ¿Por qué se dio la orden de masacrar a los obreros de la multinacional apostados en los alrededores del tren de Ciénaga Magdalena? Frente a este último cuestionamiento no existe una respuesta que justifique la acción realizada por el gobierno nacional, no en defensa de los derechos de sus ciudadanos, ni de la explotación soberana de sus recursos naturales, sino en favor de los intereses del capital extranjero. Se observan varias motivaciones

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como testimonio, escrita por el presbítero Francisco C. Angarita. En ella afirmaba: “Es cierto, y lo supe porque así me lo manifestó el señor Víctor Pineda Barros, ex alcalde de este Distrito, que la policía había recibido orden del jefe civil y militar [general Carlos Cortés Vargas] para ultimar a los individuos que se encontraban en la cárcel de esta población con motivo de la huelga, tan pronto como los huelguistas se presentaran aquí. Parece que esta orden la dio el jefe civil y militar de la plaza cerca de la cárcel, pues algunos presos se impusieron de ella. Yo, temiendo que en realidad de verdad los huelguistas se presentaran aquí, ignorando el peligro en que pondrían a los infelices presos, o que, también los mismos militares fingieran un asalto, para tener un pretexto que justificara su crimen, traté de evitar ese derramamiento de sangre inocente, haciendo lo que pudiera. Por lo tanto me limité a salir repetidas veces a la cárcel cada vez que se oían las descargas cerradas que hacían las avanzadas, pues a cada una de ellas me parecía que ya se estaba llevando a cabo la inicua orden. Al día siguiente hablé con el jefe civil y militar acerca de lo que me habían informado, el cual me lo confirmó diciendo que era orden del Ministerio de Guerra y que si el caso llegaba se cumpliría. Yo le manifesté con alguna entereza que me opondría a ese asesinato aun a costa de mi vida”.1

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La protesta iniciada el 13 de noviembre respondía a la organización y creación paulatina de organizaciones obreras que buscaban establecer vínculos de solidaridad laboral y posibilidad de ayuda entre los obreros. cubriera accidentes laborales y diera la dotación de habitaciones en condiciones de sanidad dignas. Disminución del precio de venta del banano para las empresas que mantenían relación comercial con la United Fruit Company. Además de los anteriores puntos, el pliego de peticiones planteado en 1928 incluía la solicitud de un aumento salarial del 50%, préstamos por vales, semana laboral de seis días con dominicales remunerados, pago semanal, contratación colectiva y establecimiento de más hospitales, así como la suspensión de los comisariatos instaurados para controlar a los trabajadores en las plantaciones.

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Ley 69 o “Ley Heroica”

TELEGRAMA ENVIADO EL 6 DE DICIEMBRE DE 1928 POR EL CÓNSUL DE LOS ESTADOS UNIDOS EN SANTA MARTA AL DEPARTAMENTO DE ESTADO URGENTE 5 AM / DICIEMBRE 6 Anoche fue declarado el Estado de Sitio en la Zona Bananera y Provincia de Santa Marta. Hubo demostraciones contra el gobierno, las cuales fueron dispersadas por unas pocas tropas. Los sentimientos en contra del gobierno por parte del proletariado y las tropas es muy alto y está en duda que podamos depender del gobierno colombiano para protección. Puedo respetuosamente sugerir, que mi solicitud para un buque de guerra estadounidense, colocado en las cercanías, sea otorgada y que éste esté pendiente de mi llamado y que la estación inalámbrica de la United Fruit utilice las siglas UJ pues estamos sin comunicación telegráfica y no existe otro medio de comunicación con Santa Marta. Se ha admitido que el carácter de la huelga ha cambiado y que los disturbios son una manifestación de tendencia subversiva.

que impulsaron a los trabajadores a organizarse sindicalmente y presentar el pliego de peticiones compuesto de los siguientes puntos: Pago por salario. No querían seguir recibiendo su pago por trabajo cumplido. La United Fruit Company implementaba una forma de explotación que beneficiaba ampliamente sus intereses, manteniendo a los trabajadores en condiciones de desigualdad y precariedad. Permiso para que los obreros pudieran comprar sus alimentos y demás útiles necesarios para la supervivencia en otras tiendas o bodegas que no fueran las de la multinacional. Vinculación laboral directa. Los trabajadores eran vinculados por medio de contratistas. Solicitaban que la multinacional cumpliera con la normativa legal que la obligaba a brindarle a sus trabajadores un seguro colectivo que

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La situación política por la que atravesaba el gobierno conservador de Miguel Abadía Méndez lo llevó a tomar decisiones desesperadas frente a los justos reclamos de sindicatos de trabajadores de la zona bananera. La protesta iniciada el 13 de noviembre respondía a la organización y creación paulatina de organizaciones obreras que buscaban establecer vínculos de solidaridad laboral y posibilidad de ayuda entre los obreros. También, trataban de establecer alianzas con las asociaciones campesinas que venían haciendo frente a los abusos cometidos por la multinacional bananera United Fruit Company. Desde que Abadía Méndez inició su gobierno conservador en 1926, las protestas de los trabajadores en todo el país aumentaron considerablemente. Para ese mismo año, y como una esperanza para los obreros, nació el Partido Socialista Revolucionario (PSR), que fue duramente reprimido por las autoridades. En 1927 el gobierno aprobó un decreto de Alta Policía que le permitió detener a casi todos los delegados a la Convención Nacional del PSR de ese mismo año. Las propuestas del PSR llegaron a ser aplicadas por el sindicato de las bananeras, pues sus líderes eran a su vez integrantes de este partido; bajo sus orientaciones los trabajadores iniciaron la lucha por mejoras laborales contra la United Fruit Company. Con el objetivo de reprimir este tipo de organizaciones sindicales, Abadía Méndez proclamó el 30 de octubre de 1928 la Ley 69 o “Ley Heroica”, instrumento jurídico represivo contra cualquier tipo de organización obrera. Entre otras cosas, la ley prohibía las organizaciones que atacaran o desconocieran la “legitimidad del derecho de propiedad”, fomentaran la “pugna de clases” o promovieran o sostuvieran “huelgas que no se sujeten a las leyes que las regulen”, y castigaba la divulgación de publicaciones, escritos y carteles que apoyaran cualquiera de los actos declarados ilícitos. El juicio a los sindicados de violar la ley correspondería a las autoridades de policía. Dos meses después, esta ley se convertiría en el arma utilizada por el gobierno para justificar la masacre de las bananeras. Arma que había sido manipulada por la United Fruit Company para proteger sus


NUESTRAMÉRIACA LA MASACRE DE LAS BANANERAS EN 1928

El financiamiento paramilitar deChiquita Brands Es importante señalar que, antes de la arremetida paramilitar que sufrió la zona bananera del Urabá antioqueño y el departamento de Córdoba en la década de 1990, había una organización sindical de los trabajadores del banano más o menos fuerte, que defendía sus derechos laborales. Los asesinatos selectivos y masacres ejecutadas por los paramilitares desarticularon esta tradición organizativa de los trabajadores bananeros. La alianza creada entre la multinacional Chiquita Brands, que hasta 1969 fuera la United Fruit Company 2, y los grupos paramilitares de la zona bananera quedaron al descubierto en el año 2007, cuando se abrió un proceso penal en Estados Unidos contra la multinacional, por el financiamiento económico y en armamento otorgado a los grupos paramilitares durante los años de 1997 a 2004, a fin de implantar su propio régimen de seguridad en torno a la recolección y venta de banano. Durante el juicio, la multinacional se declaró culpable de los cargos por financiamiento, de más de 1.7 millones de dólares, a los paramilitares acusados de múltiples crímenes de lesa humanidad. El juez, paradójicamente, autorizó que la multinacional fuera multada por una suma de 25 millones de dólares, la cual, además, sería cancelada en cómodas cuotas de 5 millones cada una. Algo repugnante, si se tiene en cuenta que ese dinero nunca llegará a las familias victimas de las accio-

DE

nes genocidas de los paramilitares, y que los montos en realidad no repararán todo el daño ocasionado. En la actualidad, el proceso judicial abierto en Colombia está por terminar; no porque se haya determinado la culpabilidad ni mucho menos porque se dictara la sentencia, sino porque el tiempo límite para llevar a cabo las investigaciones finalizará en tres meses. Los testimonios de los jefes paramilitares sometidos al llamado proceso de paz, no han sido suficientes para vincular penalmente a los dirigentes de la multinacional Chiquita Brands, la misma que hace 80 años llevara a cabo junto con el gobierno la masacre de las bananeras. NOTAS 1 Revista

Credencial Historia. (Bogotá - Colombia). Edición 190. Octubre de 2005. 2 La empresa cambió su razón social en 1969 y sus dueños, entre los que se cuenta el ex presidente de los Estados Unidos George H. W. Bush, decidieron cambiarle el nombre. TEXTO: ROCÍO CASTELLANOS PARA

SEGUIR

LEYENDO

...

“Diciembre 6 de 1928. La masacre de las bananeras”. Revista Credencial Historia (Bogotá - Colombia). Edición 190. Octubre de 2005. Gabriel García Márquez. Cien años de soledad. Cátedra, Letras Hispánicas, 1997. Jorge Orlando Melo. ¡Colombia es un tema! (A propósito del estatuto de seguridad de 1978) Bogotá – Colombia, 2008. Eduardo Posada Carbó. “La novela como historia. Cien años de soledad y las bananeras”. Boletín Cultural Bibliográfico, Vol. 35, núm. 48, 1998.

MEMORIAS DE VENEZUELA NOVIEMBRE DICIEMBRE 2008

intereses económicos y, a la vez, reafirmar su influyente poder entre los altos mandos de la política nacional. Desde Bogotá, se llevó a cabo toda una campaña mediática contra la huelga. Los diarios conservadores anunciaban en sus principales titulares, de forma deliberada, que en la zona bananera se había conformado “un frente bolchevique”, “una conspiración comunista”. Señalamiento dirigido a crear pánico entre la población. Se necesitó estigmatizar al contrario para justificar la acción violenta.

GAITÁN EN MITIN. EN: LOS MEJORES DISCURSOS JORGE ELIÉCER GAITÁN. JORGE VILLAVECES, 1968.

JORGE ELIÉCER GAITÁN investigará a fondo y denunciará la bochornosa masacre de las bananeras. "Aparece bien claro que los obreros sí quisieron transigir y que la compañía se negó porque quería seguir explotándolos, mantenerlos en la miseria. No quería entrar en transacciones y por eso pedía el estado de sitio, lo mismo que Cortés Vargas, para solucionar con la bala un problema económico y proteger su miserable codicia. Naturalmente el gobierno no ejerció ninguna presión para que se reconociera la justicia a los obreros. Éstos eran colombianos y la compañía era americana, y dolorosamente sabemos que en este país el gobierno tiene para los colombianos la metralla homicida y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano.” JORGE VILLAVECES. / LOS MEJORES DISCURSOS DE JORGE ELIÉCER GAITÁN. 1919-1948/. BOGOTÁ, EDITORIAL JORVI, 1968.

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HISTORIA DEL MUNDO

LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS ara el año de 1847, Europa afrontaría una profunda crisis económica que tendría como resultado una eclosión de las fuerzas populares de magnitudes inimaginables. La actuación de los regímenes absolutistas imperantes en los estados europeos desde 1815 —tras la celebración del Congreso de Viena— incrementaría aún más el despertar de un pueblo que se sumergía en la miseria y en su carencia de derechos. En pocas semanas aquellas protestas, emergentes en un sector ignorado de las sociedades industriales capitalistas, se propagarían a través de las fronteras, generalizándose en diferentes países europeos durante los primeros meses de 1848. Francia, Alemania, Austria, Italia, Checoslovaquia, Hungría, parte de Polonia, Yugoslavia y Rumania, serían centros de estos movimientos populares que lograron socavar por un momento todos los gobiernos y monarcas absolutistas de la época. En 1848, el proletariado europeo irrumpió como clase conciente, fuerte y avasallante, que demandaba no sólo derechos políticos sino también reformas tanto en la organización de la economía como en la organización social, con el fin de mejorar la calidad de vida de una multitud de trabajadores pobres que habían surgido paulatinamente dentro del poderoso desarrollo del capitalismo europeo. Sin embargo, la baja burguesía liberal —que en un principio apostó por las demandas de los obreros y campesinos— se alió nuevamente con la alta burguesía pata reprimir a las clases trabajadoras y dar fin a las revoluciones populares de

1848. LOUIS-ANTOINE GARNIER. PARÍS. COLECCIÓN ANTIGUA BIBLIOTECA NACIONAL.

Las revoluciones populares europeas de 1848

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EN: HISTOIRE

DE LA RÉVOLUTION DE

P

La crisis económica de Europa durante el año 1847 se traduciría en las luchas populares que para el año 1848 socavarían las bases de los regimenes absolutistas, dando paso al proletariado como nuevo actor político.

aquel año, que son recordadas como “la primavera de los pueblos”.

Las barricadas surgieron en París Una plaga que acabó con las plantaciones de patatas y las malas cosechas durante todo el año 1847, sumadas a la percepción de las ostentosas riquezas de los banqueros, serían los factores que acelerarían una nueva revolu-

ción en Francia en el año 1848. Por su parte, la burguesía liberal tenía una mínima participación política y la pequeña burguesía, los obreros y los campesinos, carecían totalmente de derechos electorales. Fue así como, a comienzos de año, tuvo lugar una serie de exigencias políticas a través de la solicitud de una reforma electoral, la cual buscaba el derecho al sufragio por parte de estos grupos y la reduc-


HISTORIAS DEL MUNDO LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS

DEL MANIFIESTO COMUNISTA DE CARLOS MARX Y FEDERICO ENGELS (1848)

social o al exterminio de ambas clases beligerantes.”

“Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen

“La burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto. Al medico, jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al sabio, los ha convertido en sus servidores asalariados… La burguesía ha desgarrado el velo de emocionante sentimentalismo que encubría las relaciones familiares, y las redujo a simples relaciones de dinero.”

“La burguesía ha sometido el campo al dominio de la ciudad. Ha creado urbes inmensas; ha aumentado enormemente la población de las ciudades en comparación con la del campo, sustrayendo una gran parte de la población al idiotismo de la vida rural. Del mismo modo que ha subordinado el campo a la ciudad, ha subordinado los países bárbaros o semibárbaros a los países civilizados, los pueblos campesinos a los pueblos burgueses, el Oriente al Occidente.”

“Os horrorizáis de que queramos abolir la propiedad privada. Pero en vuestra sociedad actual la propiedad privada está abolida para las nueve décimas partes de sus miembros. Precisamente porque no existe para esas nueve décimas partes existe para vosotros. Nos reprocháis, pues, el querer abolir una forma de propiedad que no puede existir sino a condición de que la inmensa mayoría de la sociedad sea privada de propiedad.”

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Los postulados expresados en el Manifiesto Comunista de Carlos Marx y de Federico Engels se convirtieron en los principios ideológicos de las revoluciones proletarias que recorrieron toda Europa durante 1848.

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HISTORIAS DEL MUNDO

DE LA RÉVOLUTION DE

1848. LOUIS-ANTOINE GARNIER. PARÍS. COLECCIÓN ANTIGUA BIBLIOTECA NACIONAL.

LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS

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EN: HISTOIRE

INTERNACIONAL COMUNISTA

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1864: Se funda en Londres la Primera Internacional organizada por Carlos Marx y Federico Engels, bajo el nombre de Asociación Internacional de los Trabajadores. 1889: Federico Engels funda la Segunda Internacional en París. 1919: Es fundada por iniciativa de Lenin y Trotsky la Tercera Internacional, con el fin de extender la Revolución Proletaria a todo el mundo. I Congreso Mundial de la Internacional Comunista.

ción del censo electoral, el cual resultaba excesivo para la época. Sin embargo, la respuesta del rey Luis Felipe de Orleans fue de negación total. Bajo estas condiciones, el descontento se hacía más palpable y la voluntad de una reforma electoral se sumaba nuevos partidarios. Los obreros, estudiantes y la pequeña burguesía se organizaron en grandes comandos de acción. Reuniones públicas y clandestinas eran realizadas diariamente para deliberar y presionar a la Monarquía para que convocara la reforma. El 22 de febrero del año 1848, el gobierno absolutista, sin previo aviso, prohibió e impidió la celebración de una reunión pautada por los estudiantes y obreros. Para colmo de

1922: II, III y IV Congreso Mundial de la Internacional Comunista, celebrados en Moscú. 1924: V Congreso Mundial de la Internacional Comunista, en el cual se adoptan nuevos estatutos para la Internacional. 1935: VII Congreso Mundial de la Internacional Comunista se reunió en Moscú. Ante el auge del fascismo, se da paso a la política de Frentes Populares. 1938: Trotsky y sus seguidores fundan la Cuarta Internacional, con el fin de defender la “revolución permanente” y oponerse a las tesis de Stalin. Esta Internacional fue de gran impacto en América Latina y en sectores universitarios del mundo. 1956: La Tercera Internacional se disuelve luego de la muerte de Stalin.

INTERNACIONAL SOCIALISTA 1889: La Segunda Internacional es el principal antecedente de la Internacional Socialista, debido a que la mayoría de sus miembros eran socialistas reformistas. 1917: La Segunda Internacional

males, las autoridades movilizaron simultáneamente a la guardia nacional sobre las calles parisinas, lo cual encendió aún más la llama revolucionaria. En consecuencia, el proletariado organizado llamó a la insurrección. El pueblo volcado a la calle clamaba por doquier: “¡Viva la Reforma!” Los árboles que bordeaban las aceras de París fueron desapareciendo junto con miles de adoquines para erigir más de dos mil barricadas. Francia se incendiaba de nuevo. Para los días 23 y 24 de febrero, los arsenales de París cayeron en manos de los sublevados. Por su parte, el rey Luis Felipe, ante la gravedad de la situación huyó de la ciudad dejando al Estado acéfalo.

se fragmenta en dos bandos que se hacen irreconciliables: los reformistas y los revolucionarios. 1921: En Viena, los reformistas de la Segunda Internacional rechazan la guerra, pero también al comunismo. 1923: Se crea la Internacional Socialista y Laborista por parte del ala reformista o social demócrata de la Segunda Internacional. 1951: Congreso de Frankfurt en el que los partidos socialdemócratas del mundo declaran que se oponen al comunismo: su premisa es el establecimiento del llamado socialismo democrático. 1959: La Internacional Socialista deja de ser una organización de clase y revolucionaria, para ser una asociación de todo el pueblo que busca un mejor reparto de los bienes dentro del capitalismo. En la actualidad aún existe la Internacional Socialista, cuenta con la filiación de 170 partidos políticos y organizaciones de los cinco continentes, y promueve en el mundo las ideas socialdemócratas.

La Segunda República era proclamada el 25 de febrero de 1848. Este nuevo gobierno contaría con un miembro socialista, Luis Blanc, quien implantaría la jornada laboral de 10 horas y crearía los Talleres Nacionales para los obreros. Sin embargo, hacia mediados de junio, la pequeña burguesía que había estado al lado de la clase obrera, temiendo sus avances, se alió con la alta burguesía, iniciándose así el proceso de contrarrevolución. El 22 de junio de 1848, se cerraron los Talleres Nacionales y más de 100 mil obreros quedaron nuevamente en la calle. Las barricadas y las protestas de los obreros no se hicieron esperar. La insurrección de la clase proletaria cundió rápida-


HISTORIAS DEL MUNDO LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS

Pronto el resto de Europa sintió la ola revolucionaria de Francia. Simultá-

Manifiesto Comunista Al tiempo que triunfaba la revolución parisina de 1848, se publicó el 24 de febrero de 1848, en Londres, el Manifiesto del Partido Comunista. A fines de 1847, la Liga Comunista Alemana, aceptando los planteamientos teóricos y políticos de los jóvenes Carlos Marx y Federico Engels, les había encargado la redacción de un borrador sobre los principios e ideales comunistas. Los postulados allí expresados se convirtieron en los principios ideológicos de la revolución proletaria que recorrió toda Europa en 1848. Marx y Engels, a partir de este momento, iniciaron sus trabajos por la unificación de Alemania, domiciliándose en la ciudad de Renania. El Manifiesto Comunista, famoso desde entonces, detalla los principios de la comprensión política de la sociedad burguesa y perfila las acciones de una revolución proletaria que buscará la derrota del capitalismo y la instauración del socialismo, a través de la proclamación de una República democrática.

Las protestas no se hicieron esperar. La insurrección del proletariado se encendió en cada esquina de París.

El movimiento obrero en el resto de Europa Pronto el resto de Europa sintió la ola revolucionaria de Francia. Simultáneamente, la revolución del proletariado llegó a todas las regiones europeas. El 2 de marzo Alemania se alzaba contra la monarquía; Baviera, el 6 de marzo; Berlín y Viena el 11 y 13 de marzo respectivamente; Hungría el 15 de marzo; el 18 de marzo afloraría en Milán, Sicilia y Nápoles, así como en el resto de Italia. En otros territorios, como España, Rumania e Irlanda, se hizo sentir la fuerza de la clase obrera. En cada región, los regímenes absolutistas se vieron debilitados y fueron destronados progresivamente. Los demócratas checos, a través de un movimiento liberal, lograron la renuncia de Klemens von Metternich. El sentimiento nacionalista y unitario se conglomeró en Alemania e Italia. El emperador Fernando I vio restringido sus poderes por la formación de una Asamblea Constituyente, y Federico Guillermo IV de Prusia debió aceptar una nueva constitución de tipo censitaria. Sin embargo, al igual que en Francia, las revoluciones populares en el resto de Europa, a pesar de su repentino éxito, no durarían más de seis meses. Todas se iniciaron simultánea-

mente, cuando el proletariado surgió como una clase combativa y revolucionaría, y los obreros y campesinos dieron su vida por el avance de la revolución. Fueron las masas populares las que tomaron el control del poder europeo, pero la pequeña burguesía, temerosa de la fuerza del proletariado, viró su posición en contra de los obreros, debilitando sus intenciones y el alcance revolucionario. Así, para fines de 1848, la revolución de las masas populares había sucumbido. Sin embargo su resplandor se propagaría en el tiempo como un emblema de las luchas de los sectores oprimidos en la búsqueda de sus reivindicaciones sociales. PARA SEGUIR LEYENDO ...

A. Efimov, D Yalkine, L. Zoubok y otros, Historia Moderna de 1645 a 1918. México, Editorial Grijalbo, 1964. Eric Hobsbawm. La era del Capital, 1848-1875. Barcelona, Editorial Crítica. 1998. Carlos Marx, Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850. Moscú, Editorial Progreso, 1975. Jean Sigmann, 1848: Las revoluciones románticas y democráticas de Europa. Madrid, Siglo XXI Editores. 1977.

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Aparición del

EN: HISTOIRE

mente por todas las calles y suburbios de París. Mecánicos, carpinteros, ferroviarios y obreros calentaban las calles, mientras las mujeres y niños cuidaban a los heridos, fundían balas y llevaban agua a los insurgentes. Por su parte, el nuevo gobierno confió la embestida oficial al general Cavaignac, conocido por su crueldad y astucia militar. La matanza y la represión no tuvieron piedad: más de 2.000 mil obreros fueron fusilados, 20 mil apresados y 3.500 condenados. El 25 de junio la derrota del proletariado era una realidad. Carlos Marx, al referirse a la fraternidad de las clases antagónicas en París en 1848, expresó con dolorida ironía lo siguiente: “Esta fraternidad resplandecía delante de todas las ventanas de París en la noche del 25 de junio, cuando el París de la burguesía encendía sus iluminaciones, mientras el París del proletariado ardía, gemía y se desangraba.”

DE LA RÉVOLUTION DE 1848. LOUIS-ANTOINE GARNIER. PARÍS. COLECCIÓN ANTIGUA BIBLIOTECA NACIONAL.

neamente, la revolución del proletariado llegó a todas las regiones europeas.

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POSTAL. ARCHIVO AUDIOVISUAL DE LA

BIBLIOTECA NACIONAL.

SIGLO XX 1899 – 1999 ESTADO, PETRÓLEO Y DEMOCRACIA

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EN EL EXILIO.

A 100 a単os del derrocamiento de Cipriano Castro CASTRO

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UN PRESIDENTE CONTRA EL IMPERIO

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UN PRESIDENTE CONTRA EL IMPERIO

SIGLO XX

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SIGLO XX UN PRESIDENTE CONTRA EL IMPERIO

ARCHIVO HISTÓRICO

DE

CIPRIANO CASTRO. EL COJO ILUSTRADO. AÑO 1899

MIRAFLORES.

CIPRIANO CASTRO DE LA RESTAURACIÓN A LA TRAICIÓN

El gobierno restaurador emprendido por el general Cipriano Castro, enfrentando a oligarquías criollas y a potencias extranjeras, sería truncado por la traición de su compadre Juan Vicente Gómez.

La Revolución Liberal Restauradora único sustento. La farsa del llamado “Libera- La Ceiba, a pico de botella, aguardaban con n país hundido en el caos político y en la bancarrota era Venezuela en 1899. Una “bala perdida” acababa de concretar, en marzo de 1897, la última desgracia nacional con el asesinato de Joaquín Crespo, en el sitio de La Mata Carmelera, en Cojedes, dejando al país a merced de un gobierno anodino, débil e ilegítimo que se caía solo, como un cambur maduro. Era el gobierno de Ignacio Andrade, impuesto ese mismo año de 1897 por el mismo Crespo, con el escamoteo de los votos del “Mocho” Hernández, a quien se daba como seguro ganador, y con su caudillesco liderazgo como

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U 32

lismo Amarillo” ya no daba para más. Muerto Crespo, último César de una hegemonía que había dominado al país por más de cincuenta años, Caracas se encontraba presta a recibir a la próxima oleada de caudillos que tuvieran a bien preparar sus bestias y sus máuseres para tomar el poder. “Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos” parecía ya ser la receta para trazar, en lo sucesivo, los rumbos de la nación, y así lo había entendido un puñado de andinos de pura cepa cuando, la noche del 23 de mayo de 1899, en Bellavista, una hacienda en las cercanías de Cúcuta, “al calor de un cafecito y de un garrafoncito de ron

sus cabalgaduras y chamarretas, ajustados los revólveres,” la orden para invadir Venezuela rumbo a Caracas. Su líder, Cipriano Castro Ruiz, un fogoso y apasionado general y político tachirense, de 41 años, proveniente de una familia de clase media de Capacho Viejo, de ideas liberales, ya experimentado como gobernador de la sección Táchira del Estado Los Andes en 1888, durante la presidencia de Juan Pablo Rojas Paúl, y luego como Comandante de Armas en 1890, durante la presidencia de Andueza, aunque sus primeras andanzas militares y políticas, se remontaban a 1878, cuando estuvo entre los protagonistas de una revuelta


SIGLO XX UN PRESIDENTE CONTRA EL IMPERIO

Al amanecer del día 24 ya se encontraban en Capacho, donde Castro pasa revista y lanza su primera proclama. Allí se les unen unos cuantos centenares

ARCHIVO AUDIOVISUAL

DE LA

BIBLIOTECA NACIONAL.

HENRIQUE AVRIL. ARCHIVO AUDIOVISUAL BIBLIOTECA NACIONAL.

de hombres más, provenientes de Colón, Lobatera, Táriba y Tovar.

Durante la presidencia de Cipriano Castro se configura el Estado moderno centralizado a partir de la creación de un cuerpo militar unificado, y poniendo fin a la estructura caudillesca que tenía como base las acciones guerrilleras de montoneras y macheteros.

será su centro de operaciones hasta 1899. Igual decisión toma Juan Vicente Gómez, quien se refugia en otra hacienda, cercana a Bellavista, llamada Buenos Aires. Es durante este período de siete años cuando se consolida la estrecha alianza entre los dos compadres, a la luz del próximo proyecto de don Cipriano: La Revolución Liberal Restauradora, que comenzaría aquella noche del 23 de mayo de 1899 y que los conduciría a la toma del poder central en Caracas y a la restauración de la Constitución, violada por el gobierno de Andrade. “Si yo muero, compadre, insista en esta causa. Le tocará la gloria de hacer flamear en el Capitolio la bandera de nuestras reivindicaciones”, dice don Cipriano a Juan Vicente, mientras a sus espaldas se cierran, por última vez, los portones de Bellavista. “No se preocupe, don Cipriano, eso no ocurrirá”, responde el

compadre de La Mulera, mientras “ruedan dos lágrimas por sus pesados párpados de caimán”. La revolución había comenzado. Eran 60 al salir de Bellavista, entre ellos “la flor de los oficiales ciprianistas”: Pedro María Cárdenas, Régulo Olivares, José Antonio Dávila, Luis Valera, Román Moreno, Calixto Escalante, Eliseo Sarmiento, Santiaguito Briceño Ayestarán. Más adelante, días después, se les uniría, escapado de su familia y del seminario, un joven de 16 años llamado Eleazar López Contreras. “¡Si persiste, será su verdadera vocación! Déjelo ir. Quién sabe qué fortuna le aguarda”, dice don Cipriano al cura que trataba de retenerlo. Con él, ya eran tres los futuros presidentes de Venezuela que venían en aquel pequeño ejército; cuarenta años de gobierno. Al amanecer del día 24 ya se encontraban en Capacho, donde Castro pasa revista y lanza

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autonomista contra la imposición desde Caracas, por parte de Guzmán Blanco, de jefes y delegados militares en la región. Es en esta época de luchas entre facciones liberales antagónicas en el Táchira, en 1886, durante el entierro del coronel Evaristo Jaime, derrotado por Castro en Capacho Viejo y muerto en el combate, cuando éste conoce a “otro joven casi de su misma edad, lento y pausado de movimientos, de encapotados ojos astutos y que revela una fuerza obstinada y segura”. Dueño de una finca en La Mulera, cerca de San Antonio del Táchira, este joven, de nombre Juan Vicente Gómez Chacón, próspero labriego y ganadero, conocedor de todos los vericuetos del Táchira y de su frontera con Colombia, “zamarro, taciturno y calculador”, aparentemente fiel segundón, acompañará, a partir de ese momento, al inquieto “Aguilucho de Los Andes” en casi todas sus incontables aventuras militares y políticas. Hasta 1908. Durante el gobierno de Andueza, en 1890, luego de ocupar el cargo de Comandante de Armas, Cipriano Castro es electo diputado por Táchira al Congreso y se traslada a Caracas, donde se relaciona estrechamente con el círculo de Andueza, apoyando su causa “continuista” y combatiendo la Revolución Legalista emprendida por Crespo en contra de su gobierno. Con el triunfo de ésta, en 1892, Castro decide retirarse a Cúcuta, a la hacienda Bellavista, que

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SIGLO XX

ARCHIVO AUDIOVISUAL BIBLIOTECA NACIONAL.

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La Guardia Negra, cuerpo de élite del ejército de Cipriano Castro.

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su primera proclama. Allí se les unen unos cuantos centenares de hombres más, provenientes de Colón, Lobatera, Táriba y Tovar. En Capacho no había suficientes alpargatas, y mucho menos armas, para equipar a tantos combatientes. Cuando una señora preguntó a don Cipriano por las armas, éste respondió “Ésas las tiene el enemigo más adelante, mi doña, no se preocupe. Ya se las habremos de quitar”. Ese mismo día, después de una buena pisca, prosiguieron la marcha. Luego de cinco meses de guerra contra las fuerzas de Andrade por Táchira, Mérida, Trujillo, Lara y Yaracuy, el Ejército Restaurador se anota su última victoria, la más contundente de todas, y también la más sangrienta, en Tocuyito, estado Carabobo, el 14 de septiembre de 1899, con un saldo de más de mil muertos. En esta batalla, Castro sufre una caída del caballo, luján-

dose una pierna, motivo por el cual debe ser trasladado a la cercana Valencia para ser atendido. “Siempre vencedor, jamás vencido”, aunque aporreado, don Cipriano, “El Gran Restaurador de Venezuela”, entra a Valencia en una carroza que enviara a Tocuyito el doctor Ramón Tello Mendoza, quien había ofrecido su suntuoso lar valenciano para alojar a don Cipriano mientras se recuperaba, “a falta de un hotel digno para residencia presidencial”. Había caído don Cipriano, momentáneamente, en los dulces brazos de la peligrosa oligarquía de Valencia, los mismos que alguna vez acogieron y arrullaron a Páez. En la misma habitación donde se alojó don Cipriano también hubo espacio para su compadre Juan Vicente, quien venía de la batalla con ciertos quebrantos. Cuando algún visitante indagaba por la presencia de este desconocido de

ojos encapotados, don Cipriano aclaraba: “Es Juan Vicente; es como hermano mío”. Precavidos montañeses, ambos compadres ocultaban sendos revólveres bajo sus almohadas; nunca se sabe. Fueron esos días en Valencia, para don Cipriano, sin todavía haber tomado el poder, su primer contacto con la vida de Jefe de Estado que le aguardaba en los años sucesivos; su primera prueba de fuego dentro de las entrañas del poder. Mientras gozaba de “los mejores y diligentes cuidados” en su lecho de Restaurador herido, desfilaron ante sus ojos todos “los elementos”, como se refería el doctor Tello Mendoza a toda la gama de doctores, generales, agricultores, capitalistas, curas, politiqueros, chismosos, intrigantes o aduladores que se hicieron presentes para la ocasión. Brandy “Hennessy” para todos. Don Ramón echa la casa por la ventana. Entre “los elementos” que por allí pasaron destacó, en calidad de emisario del presidente Andrade, la figura del general Manuel Antonio Matos, banquero, férreo defensor de los intereses del capital extranjero en Venezuela, “uno de los hombres de negocios más inteligentes de la América del Sur”, según se comentaba en la banca de París; “internacionalista”, para contrastar con el “nacionalismo liberal” del “Mocho” Hernández, el más temido de sus adversarios, quien conocía los pormenores de los orígenes “amarillos” de su inmensa fortuna. Las gestiones de Matos para hacer posible un encuentro entre Castro y Andrade fracasan. Por otro lado, la apatía de las fuerzas gubernamentales ante la defensa del cada vez más debilitado gobierno es creciente, como ocurre con las fuerzas del general Luciano Mendoza, quien, todavía fuerte en La Victoria, aguardaba a las fuerzas restauradoras para un encuentro que nunca llegó a darse. Ya nadie puede tomarse en serio a Andrade ante el indetenible liderazgo de Castro. Todos, incluyendo a Matos y Mendoza, parecen ahora inclinarse hacia la conciliación con el Gran Restaurador de Venezuela. El 19 de octubre, finalmente, el presidente Andrade hace sus maletas y se va del país, rumbo a las Antillas, dejando encargado de la presidencia al general Víctor Rodríguez. El cambur maduro ya estaba caído. El resto del recorrido de Castro y su ejérci-


SIGLO XX

ARCHIVO AUDIOVISUAL BIBLIOTECA NACIONAL.

UN PRESIDENTE CONTRA EL IMPERIO

to de valientes montañeses, desde Valencia hasta Caracas, se hace por un camino de flores, aclamaciones y arcos triunfales, y, además, en el confort del flamante Gran Ferrocarril de Venezuela, el “de los alemanes”. Mientras ascendían hacia Caracas por la serpenteante vía férrea, el compadre de La Mulera susurra al oído del Gran Restaurador: “Ya ve, don Cipriano, cómo todo salió ‘con bien’.”

La guerra contra Cipriano Castro Cipriano Castro comienza su convulsa presidencia bajo el signo de una aguda crisis económica derivada de la disminución en los ingresos fiscales, como resultado de la baja en los precios de las exportaciones agrícolas y de la enorme deuda externa que por muchos años había venido acumulándose y a cuyas exigencias no estaba el gobierno en capacidad de responder. El ambiente de conciliación que al principio parecía prosperar en torno a la figura del Gran Restaurador, con su promesa de “nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos”, no tardó en degenerar en una compleja madeja de nuevos conflictos, tanto en lo nacional como en lo internacional. Por un lado, surge, desde finales de 1899, el conflicto con los banqueros, quienes se niegan a dar créditos al

gobierno para paliar la difícil situación económica. Por otro lado, el viejo caudillaje, llaneros, orientales o corianos, acostumbrados a un rol protagónico dentro de la vida pública en los tiempos del Liberalismo Amarillo, no se acostumbran al nuevo orden de cosas impuesto por un estrecho círculo de desconocidos, un “liderato de nuevo cuño”, proveniente de las hasta ese entonces ignoradas regiones andinas. Con la decisión de Cipriano Castro de encarcelar a los más importantes banqueros, encabezados por Manuel Antonio Matos, las dos vertientes de la situación comienzan a conjugarse para producir levantamientos e insurrecciones a todo lo largo y ancho del país. En octubre de 1900 se levanta Nicolás Rolando en Guayana, luego Celestino Peraza en los llanos, Pedro Julián Acosta en oriente, Juan Pietri en Carabobo, mientras Carlos Rangel Garbiras invade desde la conservadora Colombia con tropas colombianas. Eran levantamientos dispersos, sin una verdadera coordinación central, circunstancia que los hizo, por un tiempo, fácilmente dominables por un poder concentrado y coherente como el constituido por la nueva oficialidad andina, con hombres como Juan Vicente Gómez a la cabeza. A esto se suma el hecho de que Cipriano Castro, desde el comienzo de su

A finales del siglo XIX Venezuela se encontraba librada al débil gobierno de Ignacio Andrade. La farsa del llamado "Liberalismo Amarillo" mostraba signos de decadencia que anunciaban su fin. De arriba hacia abajo: Antonio Leocadio Guzmán, Joaquín Crespo, El "Mocho" Hernández, Ignacio Andrade.

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Cipriano Castro con su Consejo de MInistros.

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Entre "los elementos" que por allí pasaron destacó, en calidad de emisario del presidente Andrade, la figura del general Manuel Antonio Matos, banquero, del capital extranjero en Venezuela

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EN: CASTRO

Y

GÓMEZ. IMPORTANCIA DE LA HEGEMONÍA ANDINA. CARLOS SISO. EDITORIAL ARTE, 1985.

férreo defensor de los intereses

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mandato, había asumido el propósito de reforzar y modernizar las fuerzas armadas, en tamaño, en armamento y en formación militar. Comenzaba, de esta manera, a quedar atrás la época de las montoneras, la de los antiguos caudillos regionales que con unos cuantos chopos y una ternera en la plaza instauraban su poder en una región. Se imponía ahora un estilo de guerra moderna que ya empezaba a reflejarse en cada vez más frecuentes encontronazos de arcaicos lanceros y macheteros contra máuseres de repetición y cañones Krupp. Pero este desbalance habría de durar poco tiempo, hasta finales de 1901, cuando los intereses de los viejos caudillos y de los capitalistas criollos comienzan a combinarse con los del capital extranjero, representado por compañías como la asfaltera New York & Bermudez Company, que desde hacía más de dos décadas, gracias a una concesión que alegremente le hiciera Guzmán Blanco, venía explotando salvajemente la fabulosa riqueza de la llamada “laguna de asfalto” de Guanoco, en el estado Bermúdez, sin ningún beneficio importante para el país, en una época en que las grandes potencias, y especialmente los Estados Unidos, desarrollaban grandes sistemas de carreteras. Se enciende, de esta manera, la chispa de la llamada Revolución Libertadora, planificada en hoteles de París, Nueva York o Londres por Manuel Antonio Matos en asociación con capitales extranjeros.

El general y banquero Manuel Antonio Matos, acompañado de su Estado Mayor, encabezó la Revolución Libertadora en contra de la administración de Castro.

Al apoyo de la New York & Bermudez Company a la nueva revolución se suma el de la Compañía Francesa del Cable Interoceánico y el de la compañía alemana del Gran Ferrocarril de Venezuela. Gracias a un aporte de 100.000 dólares de la New York & Bermudez Company, Matos adquiere un barco en Londres y suficiente armamento moderno para organizar una acción de tipo filibustero o pirata, mediante la cual reparte tropas, armas y municiones a lo largo de la costa venezolana en apoyo a diferentes caudillos locales en guerra contra Castro. Este barco se llamó el “Ban Righ”, aunque luego fue rebautizado por Matos con el nombre de “Libertador”. La Revolución Libertadora encendió nuevamente al país por los cuatro costados durante un período de dieciocho meses, a partir de diciembre de 1901. Con la batalla de La Victoria, entre octubre y noviembre de 1902, la Libertadora recibe un duro golpe que la debilita significativamente. A los pocos días de esta

batalla, dos escuadras navegan desde Europa hacia nuestras costas, una alemana y otra inglesa, para imponer un bloqueo a Venezuela a raíz del asunto de la deuda externa. Al reclamo de estas dos potencias se adhieren Francia, Bélgica, Italia, Holanda, Estados Unidos, España y México. El bloqueo dura dos meses, durante los cuales los invasores atacan La Guaira, y Puerto Cabello. Venezuela no se queda de brazos cruzados ante el ataque y logra al menos disuadir a punta de cañonazos, con unos antiguos cañones destartalados que se encontraban en la fortaleza de San Carlos, al acorazado alemán Panther, al quedarse éste atascado en un bajo en la barra del Lago de Maracaibo. El asunto del bloqueo se resolvió por la vía diplomática al interceder Estados Unidos “a favor” de Venezuela ante las potencias europeas, convirtiéndolo en un tema de las cortes internacionales, como la de La Haya, y superándose así la fase bélica del conflicto. La iniciativa de los Estados Unidos no derivaba, sin embargo, de


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Caída y ocaso de Cipriano Castro Los conflictos internacionales no cesaron después de la derrota de la Revolución Libertadora. Los reclamos y juicios contra las compañías extranjeras, como la asfaltera, el ferrocarril alemán y la compañía del cable francés interoceánico, continuaron en los años sucesivos, avivando el conflicto diplomático con las potencias europeas y con los Estados Unidos, lo cual con-

dujo a la ruptura de relaciones con varios países, primero con Francia, luego con Holanda y finalmente, en 1908, con los Estados Unidos. En 1907 Cipriano Castro comienza a presentar los síntomas de una enfermedad renal aguda y debe ser operado. Una primera operación, que se realiza en Venezuela, fracasa. El gobierno se pone en contacto con un eminente especialista en una clínica de Berlín para que viaje a Venezuela a operarlo de nuevo. El médico no puede abandonar sus actividades en la clínica y Castro debe viajar a Berlín para ser intervenido. En 1908, Castro se ausenta del país, dejando como encargado de la presidencia a su compadre de La Mulera, Juan Vicente Gómez. Gómez, desde sus victorias contra la Libertadora, había venido acumulando un poder militar en torno suyo; su propia gente. Se dice que cuando Castro cayó enfermo ya Gómez, previsivo, tenía guardada una buena cantidad de máuseres en una hacienda de Maracay. Y sucedió lo que sucedió. En diciembre de 1908, con el apoyo de una fuerza de intervención norteamericana custodiando nuestras costas, Gómez, “caimán aguaitando en el caño”, toma el poder definitivamente, no permitiendo el regreso al país del presidente Castro. “Unos salen y otros dentran”, comentó el ahora tirano de los ojos encapotados. Castro terminó su vida en el exilio, trasladándose por varios países, España, las Antillas, Estados Unidos, y finalmente Puerto Rico, donde falleció en 1924. La feroz campaña mediática que se había montado en su contra desde los tiempos del bloqueo, con todo tipo de burlas, incluyendo alusiones racistas, se prolongó hasta

Fotografía tomada a Castro en Nueva York durante su exilio, en el año 1913.

después del derrocamiento. Asimismo, Castro, durante este período, fue objeto de todo tipo de persecuciones por parte de espías y funcionarios del gobierno de Gómez y del de los Estados Unidos. En 1912, Castro es humillado en Ellis Island, en Nueva York, por funcionarios de inmigración norteamericanos. La actitud antiimperialista del presidente Cipriano Castro y su ardiente defensa de la dignidad de Venezuela se mantuvieron hasta su muerte. En 1917, ante la negativa de Juan Vicente Gómez de involucrar a Venezuela en la Primera Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos, cínicamente, trató de cautivar a Cipriano Castro para derrocar a Gómez, pero Castro no cayó en la manipulación, aun actuando a favor del gobierno de su compadre traidor. TEXTO: LEONARDO NAZOA BOLÍVAR

PARA SEGUIR LEYENDO ... Cipriano Castro en la caricatura mundial. Caracas, Instituto Autónomo Biblioteca Nacional-FUNRES, 1980 Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 1997. Enrique Bernardo Núñez. El hombre de la levita gris. Caracas, Monte Ávila Editores, 1986. Mariano Picón Salas. Los días de Cipriano Castro (4ª edición). Caracas, Academia Nacional de la Historia.

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ningún altruismo particular de la gran potencia imperial, sino del respeto a la Doctrina Monroe, que no permitía intervenciones militares en el territorio americano por parte de potencias europeas, reservándose así para ellos solos el derecho a intervenir, como lo acababan de hacer en Cuba. América para los “americanos”. El bloqueo, con su desenlace, ayudó a fortalecer el poder político de Cipriano Castro, al agrupar en torno a él y a su posición antiimperialista a fuerzas que antes le eran adversas, como las del “Mocho” Hernández, quien no sólo fue liberado de la cárcel, como muchos otros, sino que recibió además el nombramiento de Ministro Plenipotenciario en los Estados Unidos, cargo en el cual duraría muy poco. En los meses siguientes al bloqueo fueron reducidos los últimos focos de la Revolución Libertadora, tarea que culminó con la toma de Ciudad Bolívar por Juan Vicente Gómez. La derrota final de la Libertadora y del caudillaje tradicional se debió al sentido estratégico de Juan Vicente Gómez y marcó su ascenso político y militar, contribuyendo sustancialmente a la consolidación del poder de Cipriano Castro y a la estabilización de su gobierno.

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CRONOLOGÍA DE CIPRIANO CASTRO

DATOS

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Cipriano Castro al inicio de su carrera política.

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12 de octubre de 1858: Nace en Capacho, estado Táchira. 1876: Se opone a la candidatura del general Francisco Alvarado a la presidencia del estado Táchira. 1878: Trabajaba como administrador del periódico El Álbum, cuando participó en la toma de San Cristóbal junto con un grupo de autonomistas que rehusaban someterse a la autoridad del nuevo presidente del estado. 1884: Un incidente de carácter personal que lo enfrenta al cura párroco de Capacho, el padre Juan Ramón Cárdenas, causa su encarcelamiento en el retén de San Cristóbal, de donde se fuga, 6 meses después, para refugiarse en Cúcuta. Allí conoce a su futura esposa, la joven Zoila Rosa Martínez, doña Zoila. 1886: Acompaña a las fuerzas invasoras de los generales Segundo Prato, Buenaventura Macabeo Maldonado y Carlos Rangel Garbiras, quienes, una vez más, enarbolan la bandera autonomista frente a los atrope-

llos del gobernador de la sección del gran estado Los Andes, general Espíritu Santo Morales. 1888: Cuando Carlos Rangel Garbiras es designado presidente del gran estado Los Andes, Castro accede a la gobernación de la sección Táchira, posición desde la cual comenzará a construir su propia base de poder regional. 1890: Se encarga de la Comandancia de Armas y posteriormente es electo diputado por la sección Táchira al Congreso Nacional. La actuación de Castro en el Parlamento le permitió darse a conocer entre las esferas políticas caraqueñas, y en especial en el círculo del entonces presidente Raimundo Andueza Palacio. Marzo de 1892: Regresa al Táchira, donde recibe la colaboración de Juan Vicente Gómez,

Emilio Fernández y Francisco Antonio Colmenares Pacheco, con quienes organiza un ejército para enfrentarse a la Revolución Legalista que se ha fomentado en todo el país, y que tiene entre sus principales jefes a Joaquín Crespo. Luego de exitosos combates en Palmira y San Juan de Lagunillas, entra a Mérida con la intención de marchar hacia Caracas, pero el avance de Joaquín Crespo contra las fuerzas anduecistas, indicativo de una masiva victoria de la revolución, lo obliga a desistir en su apoyo a Andueza. 1892-1899: Marcha al exilio y permanece todos esos años en su hacienda, en las cercanías de Cúcuta. 23 de marzo de 1899: Comienzo de la Revolución Liberal Restauradora. Castro sale

Doña Zoila de Castro. Esposa del Restaurador.

del Táchira y comienza su avance por el país. 22 de octubre de 1899: Entrada de Castro a Caracas y triunfo de la Revolución Liberal Restauradora. 1900: Alzamiento y prisión del Mocho Hernández. Julio 1901: Rangel Garbiras invade desde Colombia, con efectivos conservadores, y los castristas, a su vez, invaden a Colombia, siendo derrotados en Curazúa, en septiembre. Noviembre de 1901: Estalla la Revolución Libertadora, acaudillada por Manuel Antonio Matos,

Entrada de los Andinos a Caracas en 1899, Cipriano Castro a la cabeza.


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financiada “por el Trust del Asfalto” y prácticamente vencida en La Victoria. 9 de diciembre de 1902: Proclama de Castro ante el bloqueo anglo-germano: “La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria”. 17 de diciembre: El ministro estadounidense en Venezuela, Mister Bowen, se convierte en el negociador de Castro. Doctrina Drago contra el «cobro compulsivo de las deudas». 13 de febrero de 1903: Firma del Protocolo de Washington, que suspende el bloqueo y obliga a Venezuela a pagar a las potencias reclamantes, reservando a tal efecto 30 por ciento de los ingresos aduaneros. 21 de julio de 1903: La batalla de Ciudad Bolívar líquida los restos de La Libertadora. 22 de febrero de 1904: El Tribunal de La Haya decide que

las potencias agresoras (Alemania e Inglaterra, también Italia) tendrán trato preferencial en el pago de las reclamaciones. 1905: Castro es electo Presidente hasta 1911. 1906: Ruptura de relaciones entre Francia y Venezuela. Suspensión de relaciones entre Colombia y Venezuela. 9 de abril de 1906: Anuncia intempestivamente su decisión

Juan Vicente Gómez.

por parte de espías enviados por Juan Vicente Gómez. 1917: A pesar de sus pésimas relaciones con el gobierno de Estados Unidos, funcionarios de este país, disgustados por la actitud neutral de Gómez ante los sucesos de la Primera Guerra Mundial, establecen contacto con él para que encabece una posible reacción en contra del gobierno venezolano, lo que no obstante Castro rechaza. 5 de diciembre de 1924: Muere en la ciudad de San Juan de Puerto Rico. Sus restos reposan en esa ciudad hasta el 25 de mayo de 1975, cuando fueron repatriados e inhumados en un mausoleo de su pueblo natal. El 14 de febrero de 2003 serán trasladados al Panteón Nacional.

Proclama dirigida al pueblo venezolano por el Presidente Castro durante el bloqueo a las costas venezolanas.

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Castro inspeccionando las tropas junto a su compadre Gómez.

de abandonar el poder y le cede el mando a Gómez. Mayo-junio de 1906: La Corte, próxima a Castro, orquesta una especie de rogativa nacional destinada a promover su retorno, conocida como “La Aclamación”. 1907: Castro enferma gravemente. Se produce un fenómeno llamado “La Conjura”, del cual Gómez es el más beneficiado. Junio de 1908: Ruptura de relaciones con Estados Unidos y Holanda. 24 de Noviembre de 1908: Castro sale al exterior para operarse. 19 de Diciembre de 1908: “La Reacción” le da el poder por 27 años a Gómez. Buques norteamericanos en La Guaira. 1909: Proceso contra Castro. 1910: Gómez se convierte en Presidente electo. Inicio de las “fiestas del Centenario”. Diciembre de 1912: Castro sale misteriosamente de Tenerife, cónsules y diplomáticos se lanzan a una desaforada labor de espionaje e información. Febrero de 1913: Castro es detenido en EEUU y anda por todos lados, “sin patria”. Gómez impone el continuismo alegando una “invasión de Castro”. 1916: Finalmente Castro se establece en Santurce, Puerto Rico, bajo una estrecha vigilancia

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PERFILES

DATOS MEMORIAS DE VENEZUELA NOVIEMBRE DICIEMBRE 2008

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Cipriano Castro nace el 12 de octubre de 1858 en el pueblo tachirense de Capacho Viejo. José del Carmen Castro, agricultor de mediana posición, y Pelagia Ruiz fueron sus padres. Cumplidos los veintidós años, el joven Castro ha realizado estudios más o menos regulares en San Cristóbal. Intentará la vocación religiosa en el Seminario de Pamplona, Colombia, donde permanecerá dos años; cultivará su afición por la música —el violín, por ejemplo— y el baile; se interesará por los negocios propios de la ganadería y el comercio provincial.

JOAQUÍN CRESPO. MUSEO BOLIVARIANO.

San Cristóbal será para Castro el escenario en que se desarrollarán sus dos vertientes vitales, a saber: primero, se inicia en la política local; segundo, obtiene experiencia en lo militar. En ambas —y gracias a su oratoria y a su carisma— logra hacerse una figura de autoridad y se gana la confianza del gobierno regional y central. Ya en 1888 será designado presidente de la sección Táchira —para entonces integrada en el “Estado de los Andes”—, y en 1890 no sólo será electo diputado al Congreso de la República, sino también nombrado Comandante de Armas del estado.

Cipriano Castro se vincula al círculo del presidente Raimundo Andueza Palacio, seguidor de la línea liberal instaurada por Antonio Guzmán Blanco años antes. En 1892, con la ayuda de Juan Vicente Gómez y otros dirigentes andinos, organizará un ejército en defensa del gobierno para enfrentarse a la Revolución Legalista liderada por Joaquín Crespo. Sin embargo, luego de ver el avance triunfante de Crespo sobre las tropas anduecistas en todo el país, Castro decide retirarse de la empresa bélica y se exilia por siete años (1892-1899) entre Bucaramanga, Curazao y Cúcuta.

ATRIBUIBLE A JUAN AGUSTÍN RIERA: SANTA LUCÍA (DETALLE). CIRCA 1623. COLECCIÓN MUSEO DIOCESANO DE CORO "LUCAS GUILLERMO CASTILLO".

DE UN RESTAURADOR

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Durante el exilio Cipriano Castro observará la descomposición del liberalismo tradicional, primero en manos de Joaquín Crespo y luego de su sucesor, Ignacio Andrade. Varias son las ideas que va madurando al respecto: “Hay que extirpar malas costumbres y conciliar intereses concertados si se quiere hacer un buen gobierno. Quien lo haga debe estar ungido por la voluntad popular, de lo contrario fracasará […] hay que dar sitio a las nuevas ideas frente a los viejos ideales que se derrumban”, escribe en 1897.

Con la colaboración de Juan Vicente Gómez, Manuel Antonio Pulido, Froilán Prato, Emilio Fernández, Régulo Olivares y Santiago Ayesterán, entre otros oficiales de confianza, organiza la invasión del territorio venezolano desde Cúcuta, el 23 de mayo de 1899. Cipriano Castro será el jefe supremo de la denominada Revolución Liberal Restauradora. El Restaurador entrará triunfante a Caracas el 22 de octubre, recibiendo en sus manos el poder político. Castro llegaba a la capital con la misión de reorganizar la República bajo el “régimen federal y conforme a los principios liberales”.

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Si bien el propósito de promover “Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos” es la bandera enarbolada el 24 de octubre de 1899 en la alocución de Cipriano Castro ante el Congreso Nacional, pronto el régimen instaurado entraría en insalvables contradicciones: el Restaurador conservaría en su gabinete las viejas figuras del liberalismo acérrimo. Sin embargo, Castro supo implantar el rigor militar y la obediencia tenaz para frenar y disipar los levantamientos caudillescos en el país. Reorganizó y promovió la Fuerza Armada Nacional para tener la capacidad de irradiar un poder central en toda la República. En junio de 1907 Castro dirá: “Ya las revoluciones en Venezuela pueden compararse con el coco con que las amas de crianza asustan a los chicos. Ya en esta tierra los que quieren perturbar el orden no cuentan ni con jefes que dirijan la guerra, ni con pueblos que los secunden, ni con elementos para hacerla”.

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La enemistad de Cipriano Castro con los banqueros criollos, quienes se niegan a hacer a la República los préstamos solicitados, tendrá por consecuencia extrema la última guerra civil en Venezuela, cuando el banquero venezolano Miguel Antonio Matos, con el apoyo de las compañías extranjeras New York and Bermudez, la Compañía del Cable Francés y la empresa alemana del Gran Ferrocarril de Venezuela, junto con otros caudillos regionales, se pone al frente de la llamada Revolución Libertadora, iniciada el 19 de diciembre de 1901. En estos combates, que se prolongarán hasta mediados de 1903, el general Juan Vicente Gómez adquirirá una preponderante estatura militar.

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El mandatario venezolano se niega a reconocer las deudas, entonces la armada alemana y la inglesa, el 9 de diciembre de 1902, bloquean las costas venezolanas desde Trinidad hasta la Guajira. Tres días después se suman a la cobranza los ávidos reclamos de Francia, Holanda, Bélgica, España y México. La agresión se torna aún más grave cuando los invasores capturan los navíos de la Armada de Guerra nacional, hundiendo varios de éstos, bombardeando luego a Puerto Cabello el 13 de diciembre e intentando forzar la barra del lago de Maracaibo entre el 17 y el 21 de enero, frente a la fortaleza de San Carlos, desde donde con cañones arcaicos fueron repelidos.

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Pero no se reduciría a esto la vocación interventora de las potencias frente al frágil país venezolano. El reino de Gran Bretaña, el imperio alemán y el reino de Italia darán respaldo militar a las abultadas pretensiones de compañías y de súbditos de aquellos países que han sufrido pérdidas económicas en Venezuela por causa de las guerras civiles. Los montos reclamados al gobierno de Cipriano Castro son astronómicos. Las potencias exigen que sea él quien pague por todos los perjuicios que alegan haber sufrido los extranjeros.


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La proclama del 9 de diciembre de 1902 será el fuego de artillería de Cipriano Castro contra la invasión en ciernes: “¡Venezolanos! ¡La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria!”. Sus ecos recorrerán el país y el mundo. El Restaurador ordena la preparación general del ejército para responder a la agresión foránea. En las principales ciudades del país se producen ruidosas manifestaciones de apoyo, en lo que sería una importante afloración de nacionalismo antiimperialista. Lastimosamente, ningún país latinoamericano alza la voz en defensa de Venezuela, con la noble excepción del canciller argentino Luis María Drago, quien emite la famosa Doctrina Drago, la cual denuncia la ilegalidad del cobro violento de una deuda ejercido por grandes potencias en detrimento de Estados pequeños.

Pronto llegaría la enfermedad para el Presidente Castro, y con ella el comienzo de una etapa muy dura. El 23 de noviembre de 1908 abandona el poder y deja encargado al vicepresidente Gómez: era preciso viajar a Berlín para someterse a una intervención quirúrgica renal imposible de realizarse en el país. En ese momento justo, el 19 de diciembre, mediante un golpe de Estado, su compadre el general Gómez, en arreglo con el embajador estadounidense, lo desalojará de la presidencia para mantenerse en el poder durante 27 años, desde 1908 hasta 1935.

Durante 15 años deambularía Castro en el exilio. Convertido en un paria, en un indeseable, el fogoso andino nacido en Capacho Viejo verá cerrarse todas las puertas. Lo acompaña en su errancia la sorda persecución de los espías estadounidenses y venezolanos que no cesaban de vigilarlo. Tanto Francia como Alemania, tanto Estados Unidos como Inglaterra y Trinidad, le negaron la entrada. Sólo España, Cuba y Puerto Rico lo recibieron. Fue en este último lugar donde moriría el 5 de diciembre de 1924.

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El castrismo se va diluyendo en sus propias aguas tras caer en los juegos de las camarillas y los aires cortesanos del poder. Sintiéndose libre de enemigos importantes, el presidente se ve envuelto en ruidosas celebraciones y veladas de desenfreno, entre las adulaciones y las risas de los consorcios favorecidos. Es el origen de la imagen tan vituperada que nos llega de Castro, desde todas partes del mundo: entre irrisión y satanizaciones, entre sátiras y otras bufonadas alimentadas por el sarcasmo continuo, se publican en periódicos estadounidenses y europeos, contra la “arrogancia”, “intemperancia”, “arbitrariedad” de “El Cabito” venezolano, más de 3.000 mil caricaturas del mandatario venezolano. Todas éstas con una intención común: presentar a Cipriano Castro “como la mayor molestia de América Latina”.

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EL GOBIERNO DE CIPRIANO CASTRO (1899-1908)

C

ipriano Castro ha sido caracterizado en nuestra historia como un personaje polémico, enigmático e irreverente, pero más allá de las críticas y del enfoque que la historiografía le ha dado —mostrándolo como un presidente díscolo, libertino y demagogo—, conviene no desestimar sus actuaciones para no ocultar su proyecto de país y sus logros. Personaje explosivo, aun después de haberlo desalojado del poder y condenado al exilio, Juan Vicente Gómez mantuvo un grupo de espionaje que lo perseguía, ya que siempre tuvo temor de su posible regreso. Personajes como Eleazar López Contreras, pese a no pertenecer a su séquito inmediato, mantuvieron un respeto grande por Castro. Una vez desterrado del país, al llegar a La Habana fue aclamado por quienes admiraban su posición nacionalista, lo que hace ver su impacto en la región como un líder antiimperitalista. Una mirada al curso de su gobierno puede ayudar a entender sus acciones, que rompieron con la subordinación al capital financiero internacional propia del siglo XIX venezolano, lo que generaría la satanización de Castro por parte de la prensa mundial.

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“Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos”

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A finales de 1899 entraba triunfante a Caracas la Revolución Liberal Restauradora bajo la consigna de “Nuevos hombres, nuevos ideales y nuevos procedimientos”. La comandaba Cipriano Castro, quien junto a un nutrido grupo de andinos llegaba a la capital para arrebatar el poder a una clase política inerte que, luego de la muerte de Joaquín Crespo, se veía acéfala de un liderazgo fuerte. Es de destacar cómo el proyecto político de Cipriano Castro tenía por base un cambio o transformación importante del país, y una muestra de ello fue la Asamblea Constituyente de 1901, a través de la cual se intentará redactar otra Constitución acorde con la nueva realidad política. Por ello, antes de convocarla, Castro sanciona una ley donde se reduce el número de los estados de Venezuela de 20 a 15. Esta Constituyente será un hito en el gobierno de Cipriano Castro y nos señala cómo para ese año el general andino no contaba con un poder absoluto en el país, ya que los integrantes de la Asamblea pertenecían en su gran mayoría al viejo orden, es decir, no cumplían el requerimiento castrista de los “nuevos hombres”. Inteligentemente, Castro, quien conocía de qué manera funcionaba la política nacional, colocó límites estrictos a los lapsos de discusión de los constituyentes, estipulando sólo 30 días, con una prórroga de 10 en caso de necesitarse mayor tiempo, como plazo para redactar la nueva Constitución. El presidente de la Asamblea Constituyente fue Juan Pablo Rojas Paúl. La nueva Constitución, sancionada el 29 de marzo de 1901, amplió el período presidencial de 4 a 6 años, incorporó por primera vez un apar-

La centralización del poder político, la creación de un ejército nacional, la promulgación de una nueva Carta Magna y la eliminación sistemática del caudillismo fueron algunos de los logros del proyecto restaurador.

tado sobre la Soberanía Nacional y el Poder Público, el voto directo adquirió rango constitucional y se aprobó la creación de la renta a los estados, para cubrir parte de sus gastos, etc. No obstante, el clima de entendimiento entre el viejo y el nuevo orden que se evidenció en la Asamblea Constituyente quedó tronchado. La defensa de sus privilegios por parte de los caudillos regionales y la imposición de su autoridad por parte de Castro hicieron que el texto constitucional fuera imposible de ejecutar. A ello se sumó la reacción de la Revolución Libertadora, a la cual se unirían los caudillos tradicionales con el objetivo de desalojar a Cipriano Castro del poder. Conjura de empresas extranjeras, banqueros y caudillos, la llamada Revolución Libertadora fue liderizada por el banquero Manuel Antonio Matos, luego de que el Presidente Castro lo encarcelara y sometiera al escarnio público por negarse a darle un crédito a la República. Esta sublevación que conmocionó al país contó con un respaldo


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La Revolución Libertadora sería derrotada el 13 de octubre de 1902, en la batalla de La Victoria. Con ello se ponía término a una sublevación cuyo único objetivo fue sacar del poder a los andinos

La Revolución Libertadora y el bloqueo de Venezuela La Revolución Libertadora sería derrotada el 13 de octubre de 1902, en la batalla de La Victoria. Con ello se ponía término a una sublevación cuyo único objetivo fue sacar del poder a los andinos, restaurar en el gobierno a los sectores tradicionales y entregar el país al capital extranjero. Estos combates representarían la última guerra civil de Venezuela, y gracias a su triunfo el gobierno de Castro socavó las bases del caudillismo, lo cual le permitió aplicar su proyecto de centralización, no sin antes enfrentarse, como nunca antes lo había hecho un presidente venezolano, con los poderes extranjeros modernos. Con la derrota de la Revolución Libertadora los capitales internacionales decidieron pasar del financiamiento opositor a la intervención directa, y de esta manera comenzaron a estrangular a la economía nacional. El punto culminante fue el bloqueo a las costas venezolanas, el 9 de diciembre de 1902, por parte de buques alemanes, ingleses e italianos, con el pretexto de obligar al gobierno a cumplir compromisos de deudas. La proclama de “La Planta insolente del Extranjero…” , del mismo 9 de diciembre, definió rotundamente una firme posición por parte de Cipriano Castro, la cual generó una reacción nacionalista en el país, tan

JUAN PABLO ROJAS PAÚL Y LA CONSTITUYENTE. Uno de los hechos poco tratados al momento de referirse al gobierno de Cipriano Castro fue la convocatoria a la Asamblea Constituyente que promulgó la Constitución de 1901, la cual estaba presidida por Juan Pablo Rojas Paúl.

importante que muchos de sus adversarios se le unieron en contra de la agresión (por ejemplo: El “Mocho” Hernández), sumada a la significativa movilización popular y a la simpatía latinoamericana, todo lo cual le ganó al mandatario venezolano una alta popularidad. El respaldo latinoamericano despertado por la actitud de Castro se expresó en diferentes formas: los cadetes de la Escuela Militar de Chile colocaron su foto en su instituto y diariamente le hacían el saludo militar; el gobierno del Perú asomó la posibilidad de convocar a una movilización continental en apoyo a Venezuela; el jurista Luis María Drago, Canciller de la República Argentina, enunció la célebre Doctrina Drago, en la cual se catalogaba como inaceptable cualquier acción armada por parte de potencias extranjeras en contra de países latinoamericanos, para obligarles a cumplir con compromisos de pagos de las deudas internacionales.

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internacional inusitado, pues su líder el banquero Matos recibió un fuerte financiamiento de compañías extranjeras bajo la oferta de eliminarles impuestos y favorecer al capital foráneo, lo que evidencia cuán incómodo era el gobierno de Castro para esos intereses.

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El respaldo latinoamericano despertado por la actitud de Castro se expresó en diferentes formas: los cadetes de la Escuela Militar de Chile colocaron su foto en su instituto y diariamente le hacían el saludo militar.

Cipriano Castro con su Estado Mayor y demás oficiales del ejército en conmemoración de la batalla de Tocuyito.

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La República contraataca

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El bloqueo se levantó el 13 de febrero de 1903, con la mediación de los Estados Unidos (quienes vieron el peligro de una recolonización europea). Parecía en un primer momento una claudicación por parte de Castro, pues éste aceptaba la cancelación de las deudas bajo ciertas condiciones de tiempo y cantidad. Pero luego de resuelto el conflicto la República contraatacará al realizar una serie de demandas judiciales contra compañías como la New York and Bermudez, por su financiamiento a la Revolución Libertadora y por incumplimiento de contrato. Ello desatará una campaña internacional inédita contra Venezuela en la prensa de Europa y de Estados Unidos. La campaña de ridiculización y demonización a nivel mundial, que llegó a tocar la dignidad de los venezolanos, así como el rompimiento de relaciones diplomáticas con Francia (1906) y Holanda (1908), pueden interpretarse como signo de la intolerancia por parte de las potencias económicas hacia un gobierno nacionalista que ponía los intereses nacionales por encima de los extranjeros.

Mientras con Castro se consolidaba el establecimiento de un gobierno central fuerte que aniquilaba el caudillismo, lo cual se evidenciaría en la redacción de una nueva Constitución en 1904, la fundación de un ejército moderno y profesionalizado, etc., las potencias extranjeras comenzaban a contactar a Juan Vicente Gómez con el fin de separar a Cipriano Castro del poder. Lo lograrían en 1908, cuando éste dejará encargado de la presidencia a Gómez para viajar al exterior por motivos de salud. El fin de las montoneras propias del siglo XIX, que eran foco de inestabilidad política y económica; el surgimiento de nuevas figuras con el desplazamiento de la vieja clase política; la constitución de un ejército moderno, fueron los principales logros del gobierno de Cipriano Castro, los cuales el gomecismo no hizo sino mantener y consolidar. Su carácter nacionalista fue execrado y ridiculizado, no sólo en su época sino en la versión transmitida hasta hoy por parte de una historiografía que lo desacredita por haber defendido la integridad del país, por haberse atrevido a levantar su voz, no dispuesto a dejarse humillar por los imperios del momento.


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CONTEXTO INTERNACIONAL:

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DEL IMPERIALISMO ESTADOUNIDENSE

as acciones para muchos admirables de Cipriano Castro se enmarcan en una época en que los EEUU desarrollaban una política agresiva y abiertamente intervencionista en el continente. Esa actitud se debió a que la región era el campo de batalla entre el país del Norte y las potencias europeas, especialmente Inglaterra. El control del capital inglés en Latinoamérica, ejercido desde mediados del siglo XIX, comenzó a ser visto por los EEUU como una traba a sus intereses de expansión y dominio. El país yanqui enarboló entonces la bandera del Panamericanismo con el propósito de contrarrestar la influencia inglesa. Así, a partir de 1889 se establecen las Conferencias Panamericanas, las cuales con el tiempo se convirtieron en el eje central de la política exterior de la Casa Blanca, con la finalidad primordial de alejar la influencia inglesa de la región, para así tener la supremacía absoluta en la economía y la política latinoamericana. Entre 1889 y 1910, los EEUU auspiciaron las primeras cuatro Conferencias Panamericanas, que comenzaron a dar su fruto en la de Buenos Aires (1910), donde se fundó la Unión Panamericana, presidida por el Secretario de Estado de los Estados Unidos. A finales del siglo XIX, los Estados Unidos tendrán resultados por sus esfuerzos de desplazar a Inglaterra de la región, al erigirse como el “protector” de las débiles repúblicas latinoamericanas, bajo la bandera

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de la Doctrina Monroe. Durante la intervención yanqui en el conflicto fronterizo entre Venezuela y la Guyana Británica, en 1895, los EEUU le replicarían a Inglaterra: “En la actualidad Estados Unidos es prácticamente soberano en este continente”. A comienzos del siglo XX Inglaterra va a quedarse rezagada ante la expansión y el crecimiento económico estadounidense, lo que hace que los ingleses reconozcan el campo de influencia de EEUU, en vista de su enfrentamiento con las demás potencias europeas en otras áreas del mundo, como África y Asia. Se entablará entre ambas naciones anglófonas una alianza en que unirán sus intereses bancarios y comerciales. Iniciarían entonces los EEUU su ola intervencionista en la región nuestramericana, como fue su participación en la Guerra de Independencia de Cuba en 1898, con la intención de apoderarse de las últimas colonias españolas en América (Cuba y Puerto Rico). Así se daba inicio a una etapa funesta para las naciones latinoamericanas provocada por la ofensiva estadounidense, cuya expresión de brutalidad se evidenció en el intervencionismo militar en el Caribe y Centroamérica, en aplicación de la tesis del “gran garrote”. Durante 16 años (18971913) los consecutivos gobiernos republicanos de los presidentes William Mc Kinley, Theodore Roosevelt y William H. Taft fueron la viva expresión del imperialismo yanqui, que dejaba atrás años de aislamien-

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William H. Taff, Theodore Roosevelt y William McKinley. Protagonistas del voraz y creciente imperialismo estadounidense en tiempos de Cipriano Castro.

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SIGLO XX

EN: CIPRIANO CASTRO

EN LA CARICATURA MUNDIAL.

ARCHIVO AUDIOVISUAL

DE LA

BIBLIOTECA NACIONAL.

UN PRESIDENTE CONTRA EL IMPERIO

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La actitud y el temple de Castro ante las potencias extranjeras despertaron una campa帽a de desprestigio y ridiculizaci贸n en la prensa internacional, en la que no faltaron elementos como el racismo, el moralismo hip贸crita y el desprecio eurocentrista.

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UN PRESIDENTE CONTRA EL IMPERIO

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SIGLO XX UN PRESIDENTE CONTRA EL IMPERIO

Surgió entonces el famoso Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe, según el cual los EEUU asumían la función de policía internacional, con el objetivo de obligar a cualquier país latinoamericano a cumplir con el pago de sus deudas. to convencido de que su “Destino Manifiesto” le exigía expandirse y llevar su poderío militar y sus capitales a Latinoamérica aun a la fuerza. La intención hegemónica de los EEUU quedaría patente con su participación en la separación del Istmo de Panamá de la República de Colombia (1902), donde los yanquis intervendrían militarmente y obligarían a Colombia a aceptar la secesión de parte de su territorio, mientras convertían a Panamá en un nuevo protectorado, imponiéndole una Constitución (1904) que permitía la intervención militar estadounidense en su territorio. Surgió entonces el famoso Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe, según el cual los EEUU asumían la función de policía internacional, con el objetivo de obligar a cualquier país latinoamericano a cumplir con el pago de sus deudas. Ésta no fue sólo una simple declaración, ya que en 1905 los yanquis invadían a República Dominicana, asumiendo el control de sus finanzas y aduanas, bajo el pretexto de que ese país, el cual se había declarado en bancarrota en 1904, debía pagar sus deudas a las potencias europeas (Alemania, Francia, Italia y Holanda), quienes lo tenían bloqueado como medida de presión. Seguirían otras invasiones, con motivos diversos: Cuba (19061909), Nicaragua (1912-1925) y México (1914-1924). La llamada “Diplomacia del dólar”, implementada por el presidente gringo William

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LUIS MARÍA DRAGO, Canciller de la República Argentina, alzaría la voz a favor de Venezuela, enunciando la famosa Doctrina Drago.

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H. Taft, serviría para acrecentar la dominación económica. Taft alentaba a los banqueros de su país a refinanciar los bonos de los países latinoamericanos para impedir una posible intervención europea. A principios del siglo XX los países de Nuestramérica vieron crecer la dependencia, la pobreza y el atraso, víctimas de aquella potencia imperialista estadounidense, que llegaba tarde pero ávida al reparto del mundo. A la intervención militar se añadía el control económico y, aún peor, el chantaje de Constituciones, Tratados comerciales y Leyes, que muchos países latinoamericanos tuvieron que aceptar ante el creciente poderío económico yanqui y la continua penetración de sus capitales, que aumentaban su dependencia y subordinación. En esta grave situación geopolítica se desenvolvería Cipriano Castro, quien en la región que se encontraba inmersa en el reparto del botín de los negocios que el floreciente capitalismo yanqui producía, quiso hacer valer, con precarios recursos, los intereses de la patria. Bien caro habría de pagar su actitud a partir de 1908, luego de la traición de Juan Vicente Gómez. Los Estados Unidos, que no aceptaban desmedro de su poderío sobre Nuestramérica, se sostendrían con las invasiones, la violación de las soberanías y la ruina económica que dejaron a lo largo de tantas intervenciones, en su guerra con Europa por el control de nuestros países..


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EN: CIPRIANO CASTRO

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Flotas extranjeras en las costas venezolanas.

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l 9 de diciembre de 1902 el puerto de La Guaira fue sorprendido violentamente, sin previa declaración de guerra, por 15 unidades de la armada inglesa y alemana; fueron secuestrados 6 buques venezolanos, ocupados los muelles y, en un despliegue sigiloso, tropas élites extranjeras sacarían a sus representaciones diplomáticas de Caracas en la madrugada del 10 diciembre. Sólo dos días más tarde circularía un telegrama oficial dado a conocer por el comandante de la flota británica: “Por la presente se notifica que un bloqueo ha sido declarado para los puertos La Guaira, Carenero, Guanta, Cumaná, Carúpano y las Bocas del Orinoco, y se hará efectivo desde y después del 20 de diciembre”. Así se iniciaba la agresión o Bloqueo ejecutado principalmente por Inglaterra y Alemania, a la que luego se sumarían ocho países. Dos serían los objetivos: primero, obligar a Venezuela a cancelar las deudas contraídas con los banqueros y así regular el pago de la deuda externa; segundo, la cancelación a sus súbditos por los daños y perjuicios sufridos. Tales demandas serían consideradas por el gobierno de

EN LA CARICATURA MUNDIAL.

DICIEMBRE 1902-FEBRERO 1903

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EL BLOQUEO

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El bloqueo a las costas venezolanas durante el año1902 estuvo encabezado por Inglaterra y Alemania, a las que posteriormente se unirían Italia, España, Holanda, Francia y eventualmente México, en un despliegue bélico que superó las posibilidades de respuesta de la modesta flota nacional.

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Surgió entonces el famoso Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe, según el cual los EEUU asumían la función de policía internacional, con el objetivo de obligar a cualquier país latinoamericano a cumplir con el pago de sus deudas.

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Arriba: Fragata Panther, de la flota alemana, neutralizado en su intento de incursionar en las costas marabinas. A la izquierda: Puerto de La Guaira en una postal de la época.

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Cipriano Castro como exageradas y mal conducidas, esto porque no eran presentadas por los canales ordinarios que la justicia venezolana ofrecía. En efecto, al 31 de diciembre de 1902, Venezuela era supuestamente deudora de estas potencias por Bs. 119.300.000, saldo al que se habían acumulado Bs. 46.000.000 por intereses. “¡Venezolanos! ¡La Planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria!”, fue la temeraria frase del Presidente Castro el mismo 9 de diciembre en Caracas. En todo el país se encendió un movimiento unitario y nacionalista con miras a defender la soberanía, pese a que el gobierno no terminaba de solventar totalmente la Revolución Libertadora, encabezada por el banquero Manuel Antonio Matos.

En las plazas públicas se quemaron banderas, se apedrearon las legaciones de los países agresores y se dieron órdenes de encarcelar a súbditos alemanes, ingleses e italianos. Frente al poderío bélico y la desventaja en que se encontraba el gobierno para maniobrar militarmente, fue necesario acceder a la búsqueda de soluciones pacíficas. Impotente el país para resolver por su propia cuenta el conflicto —los demandantes exigían entenderse con “un interlocutor de su nivel”, que garantizara “el cumplimiento de los compromisos”— el embajador estadounidense en Caracas, Herbert W. Bowen, fungió como Ministro Plenipotenciario por Venezuela para gestionar las reclamaciones, con autorización del gobierno venezolano. Las negociaciones se celebrarían en Washington. El 14 de febrero de 1903, el ministro Bowen obtiene la firma de los denominados Protocolos de Washington, en donde se estipula el retiro de las flotas agresoras de las costas venezolanas, previo pago de 5.000 libras esterlinas a cada una como anticipo a cuenta de las reclamaciones pendientes. Las otras naciones demandantes —Estados


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Unidos, Francia, Bélgica, España, México, Holanda, Suecia y Noruega— aprovecharon también para firmar sendos acuerdos para la cancelación de deudas. Irónicamente, los documentos anexos fueron escritos en inglés, alemán e italiano: Castro acogería más adelante una traducción al español realizada por el Departamento de Estado, a la cual dio carácter oficial el 6 de marzo de 1903, en Gaceta Oficial. ¿Cómo quedaba la Nación frente a estos acuerdos firmados? En suma, la soberanía nacional quedaría en la bancarrota dentro del panorama mundial, gracias a la superioridad de las armas aliadas empleadas en el bloqueo. Se reconocieron todos los daños morales y materiales sufridos en nuestros puertos por las flotas interventoras. De igual manera, Venezuela vio enajenada la potestad de administrar sus recursos impositivos de acuerdo al interés nacional, ello en beneficio de otras potencias, con una cláusula de intervención fiscal que pendió sobre la Hacienda Pública durante muchos años, hasta la cancelación

El pueblo venezolano se pondría en armas en defensa de la soberanía nacional.

total de las deudas. Sólo los Estados Unidos de Norteamérica lograrían afianzar —gracias a su mediación interesada— su hegemonía sobre nuestro continente en los albores del siglo XX, por sobre las potencias declinantes de Europa.

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BLOQUEO DE LAS POTENCIAS EXTRANJERAS A LAS COSTAS VENEZOLANAS

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HISTORIADORES DE VENEZUELA

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IMÁGENES

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DE LA

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a obra de Miguel Acosta Saignes (1908-1989), uno de los máximos exponentes de las ciencias sociales en el país, está dirigida hacia la indagación y divulgación del pasado de los sectores excluidos por los discursos historiográficos oficiales. Antropólogo, etnohistoriador, periodista, político, educador, el espíritu multidisciplinario de este venezolano —oriundo del pueblo aragüeño de San Casimiro— entendía la cultura como fuente indispensable de nuestra historia. Luego de haber sido detenido en La Rotunda y en el Castillo de Puerto Cabello entre 1928 y 1929, debido a su participación en las manifestaciones estudiantiles en contra Juan Vicente Gómez, y después de fundar en 1935, junto con otros compañeros, el Partido Republicano Progresista (PRP), Miguel Acosta Saignes sería exiliado bajo el gobierno de Eleazar López Contreras en 1936. México lo acogerá y allí asimilará, con todos los honores, las luces de la etnohistoria, haciéndose Maestro en Ciencias Antropológicas en 1945. De regreso a Venezuela en 1946, la labor de Acosta Saignes se explaya en una prolífica obra: crea el Departamento de Antropología en la recién instituida Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela (1946); funda la Sección de Historia y la Escuela de Periodismo de la misma facultad (ambas en 1947); funda la Comisión Nacional Indigenista y la Revista Archivos Venezolanos del Folklore (1949); preside el Decanato de la Facultad de Humanidades y Educación en dos ocasiones (1965-1968 y 1968-1971). Paralelamente, y con suma fuerza, produce —además de colaborar en distintos periódicos— gran parte de

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CORTESÍA DE

FUNDACITE FALCÓN

SAIGNES

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MIGUEL ACOSTA

MIGUEL ACOSTA SAIGNES concibió la cultura como práctica liberadora, como hecho dignificante y como visión totalizante. Quiso revelar a Venezuela sus propios valores y sus enormes posibilidades como pueblo creador.

su obra intelectual e investigativa. Son emblemáticos los siguientes trabajos: Estudios de etnología antigua de Venezuela (1954); Estudios del Folklore Venezolano (1962): Vida de los esclavos negros en Venezuela (1967); Bolívar: acción y utopía del hombre de las dificultades (1977), entre otras ponencias, artículos y trabajos divulgativos.

Vida de los esclavos negros en Venezuela es un ejemplo capital del talante investigativo y reflexivo de Miguel Acosta Saignes; en él rompe el silencio del discurso oficial que había sepultado durante siglos el pasado latente de la africanidad y su valioso legado en nuestra cultura venezolana, conjugando lúcidamente la historia y la antropología.


HISTORIADORES DE VENEZUELA

En Vida de los esclavos negros en Venezuela, Acosta Saignes realiza por primera vez en nuestra historiografía una interpretación cabal del sufrimiento y el inmenso valor cultural de nuestras poblaciones afrodescendientes.

VIDA DE LOS ESCLAVOS NEGROS EN VENEZUELA ESTRACTOS DE LA INTRODUCCIÓN Los materiales sobre la esclavitud son inagotables. En la Colonia todo, en último término, dependía de los esclavos. Sobre sus hombros recayó el mantenimiento de aquella sociedad: fueron pescadores de perlas, descubridores de minas, pescadores, agricultores, ganaderos, fundadores de pueblos, buscadores del Dorado, fundidores, trabajadores especializados en los trapiches y las minas, herreros, toreros, cantores, domésticos, músicos, barberos, pulperos, verdugos, pregoneros, soldados, juglares. Toda la sociedad colonial descansó en Venezuela sobre las espaldas poderosas de los africanos y sus descendientes; sobre su valor y su extraordinaria resistencia, también sobre su inteligencia y su entereza; sobre su capacidad inagotable de esperanza y sobre su indoblegable espíritu de rebeldía. Para mostrar todo esto era indispensable una obra inicial, para rescatar del lugar común, del olvido, de los prejuicios y la injusticia, todo el valor constructivo de la existencia de los esclavos negros en la historia de nuestro país. Alguien debía iniciar la refutación de las versiones idílicas, según las cuales casi sufrían más los amos que los esclavos. O esas otras por las cuales se ha calumniado a los africanos, sin término y con la más absoluta ausencia de sentido sociológico. Nombraremos aquí sólo dos de esas opiniones infortunadamente compartidas por muchos entre quienes se consideran especialistas en ciencias sociales o históricas. La primera es de Johnston. “El negro —afirmó sin recato alguno— más que ningún otro tipo humano, ha sido destinado por sus características físicas y mentales como sirviente de otras razas […] El negro en un estado primitivo nace esclavo. Posee gran fuerza física, docilidad, disposición amistosa, corta de memoria para dolores y crueldades y fácil gratitud para bondades y actos de justicia […] Fácilmente llega a ser feliz […] No tiene simpatías por otros negros, sigue e imita a sus amos independientemente de

afinidades raciales y como es usualmente fuerte y luchador, resulta útil no sólo como trabajador sino como soldado…”. Tales pensamientos infames revelan simplemente el pensar de los esclavistas o de modernos racistas, epígonos del nazismo, pues todavía hay quien piense como él. El segundo autor a quien deseamos citar, profundamente equivocado, es Antonio Arellano Moreno. En el capítulo dedicado a la mano de obra de los negros, en sus Orígenes de la Economía de Venezuela, escribe: “El estudio y la observación de las condiciones económicas y sociales en que se movían los negros y los pardos, nos parecen una explicación más que suficiente para explicar las causas de las revueltas, sin que sea necesario recurrir a presunciones de otra naturaleza. Si a estos factores de orden económico se agregan otros de orden psicológico, como son: la infatuación del negro, su engreimiento, su vanidad y su espíritu de imitación, tendremos las causas generales de las revueltas…”. Menguada manera de interpretar la dinámica histórica de Venezuela. No sólo por simple vía psicologista, sino por la del absoluto desprecio de los negros, seres humanos tan nobles y aptos como cualesquiera otros, conformados en cada etapa histórica por las condiciones económicas-sociales dominantes. Nadie puede realizar con verdad científica generalizaciones tales. “El negro…” o “el blanco”, o “el amarillo”, son denominaciones que hace tiempo dejaron las ciencias sociales en su lugar. Los hombres no poseen cualidades o defectos por el color de la piel, sino por los regímenes sociales donde viven y por el lugar que en ellos les corresponde. Pero dejemos las refutaciones, y dediquemos atención a otros asuntos. […] Usamos la expresión “negro”, solamente con un sentido histórico, debido a su abundancia en todas las fuentes. Para nosotros el color de la piel u otro signo somático cualquiera, ningún sentido peyorativo pueden tener. Los hombres se distinguen por cuanto hacen, y no fundamentalmente por sus características corporales. Nuestro título Vida de los esclavos negros en Venezuela, alude a la existencia, durante la primera parte del siglo XVI, de los esclavos indios. Era necesario diferenciarlos. Nuestro empleo, pues, de la palabra “negro”, se adapta a algunos usos tradicionales sin la menor sombra de menosprecio. Por el contrario, intentamos aquí demostrar el sufrimiento, el esfuerzo, la capacidad, de los africanos y sus descendientes. […] Así, el estudio de la vida de los esclavos conduce a una proyección hacia el futuro, pues no queda otra labor para quien analice los regímenes sociales de desigualdad, que denunciar sin descanso sus males y encontrar en las luchas del pasado inspiración para las que han de conducir a la desaparición de los regímenes de clase. PARA SEGUIR LEYENDO ... Miguel Acosta Saignes. Vida de los esclavos negros en Venezuela. Caracas, Hespérides, 1967. Rafael A. Strauss K. “Acosta Saignes, Miguel”. Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 1998. Rafael A. Strauss K. “Reseñas y recensiones”. Tierra Firme. Caracas, 2004, vol. 22, no. 85, pp. 161-163.

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DE LA

BIBLIOTECA NACIONAL.

MIGUEL ACOSTA SAIGNES

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SIGLO XX 1899 – 1999 ESTADO, PETRÓLEO Y DEMOCRACIA

NOVIEMBRE DE 1948:

EL MANDATO FUGAZ ARCHIVO AUDIOVISUAL

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DE RÓMULO GALLEGOS

Un presidente inédito 15 de febrero de 1948 llegaba al poder Rómulo Gallegos, primer presidente elegido a través del sufragio universal, directo y secreto por los venezolanos. El 74% de los votos constituyó un contundente respaldo que con creces lo alejó de sus contrincantes: Rafael Caldera, por el recién nacido partido COPEI (en la primera de sus seis nominaciones presidenciales), y Gustavo Machado, por el Partido Comunista de Venezuela. Todo sugería un sólido estreno del gobierno de Acción Democrática, apuntalado por el control que obtuvieron sobre el Congreso y las Asambleas Legislativas

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del país. El prestigio intelectual y moral de Gallegos certificaba lo que en las urnas electorales había expresado el pueblo. Y no podía ser de otro modo: el partido que había adelantado la reforma del Estatuto Electoral, para darle el deber del voto a los analfabetas y a las mujeres, se había hecho con el favor de las mayorías cuya inclusión había procurado en el recién advenido sistema político democrático. ¿Cómo se puede explicar entonces que, el 24 de noviembre de 1948, un golpe militar sacara del poder de forma tan intempestiva a Rómulo Gallegos? Lo cierto es que, salvo reacciones aisladas, las masas que respaldaron ampliamente su elección quedaron inertes

En medio de la plana militar, se asoma la figura civil del Presidente Rómulo Gallegos. Apenas nueve meses después sería víctima de aquellos que gobernarían dictatorialmente a Venezuela hasta 1958.

y no reaccionaron frente al esquinazo cuartelario que desalojó del poder al partido Acción Democrática. Así, el gobierno surgido de la primera votación presidencial directa en la historia de la República fue sustituido por una Junta Militar de Gobierno, integrada por los mismos militares que ayudaron a despachar al medinismo en 1945. ¿Por qué se produjo esta abrupta salida?


SIGLO XX EL MANDATO FUGAZ DE RÓMULO GALLEGOS

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Entender por qué fue tan breve el gobierno de Rómulo Gallegos pasa por adentrarse en los cuestionamientos hechos, no sólo a su gobierno, sino a todo el tiempo que se inició con el 18 de octubre de 1945.

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Atentos a cualquier signo de desorden, tropas del ejército se apostaron en el centro de Caracas, horas después del golpe inusitado.

quien realmente gobernaba el país; pero la realidad es que había ocurrido un distanciamiento entre Betancourt y Gallegos), el desarme de las milicias adecas, la incorporación de independientes al gabinete, etc. Este ultimátum fue rechazado de forma enérgica por Gallegos, quien, un día después, es decir, el 20 de noviembre, convocó a más de 400 oficiales en el Cuartel Ambrosio Plaza, para exhortarlos a respetar la Constitución. Esos intentos fueron infructuosos, toda vez que el 24 de ese mes tuvo lugar, sin mayores obstáculos, el golpe de Estado que desalojó a Gallegos por obra de los mismos militares que, tres años atrás, habían hecho lo mismo con Medina Angarita.

Un ex presidente en su laberinto Lo sorprendente de la rápida salida de Gallegos no fue sólo la nula reacción popular, ni la desbandada de los dirigentes adecos, quienes, en vez de intentar organizar a sus bases para impedir el derrocamiento de Gallegos, lo que hicieron fue huir a las embaja-

das buscando asilo. Lo realmente interesante, y que ha quedado en la historia, son las candentes declaraciones del desalojado presidente al llegar a La Habana, en las cuales acusa directamente nada más y nada menos que a los Estados Unidos de Norteamérica. “¿Qué significa la presencia, constatada por personas que me merecen fe absoluta, de un agregado militar de Embajada de potencia extranjera con ajetreos de cooperador o consejero en uno de los principales cuarteles de Caracas, mientras se estaba desarrollando la insurrección militar contra el gobierno constitucional y de puro y legítimo origen popular que yo presidía?”. El Agregado Militar de los Estados Unidos en Venezuela era el coronel Adams, quien se encontraba en Miraflores el día del golpe. En relación con el personaje, existen dos versiones sobre su presencia en el Palacio de Gobierno: una era que estaba buscando entradas para una corrida de toros, y la otra que estaba realizando gestiones para obtener noticias de un avión de la Fuerza Aérea de EEUU que se había

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Entender por qué fue tan breve el gobierno de Rómulo Gallegos pasa por adentrarse en los cuestionamientos hechos, no sólo a su gobierno, sino a todo el tiempo que se inició con el 18 de octubre de 1945. En tal sentido, no fueron pocas las voces que alertaron en torno al “sectarismo” puesto en práctica por los adecos una vez instalados en el ejercicio del poder. Ese sectarismo político llevó a no pocas peleas innecesarias entre los militantes de AD y los del resto de las organizaciones políticas que pasaban a componer el nuevo elenco de la vida política venezolana desde ese entonces. También llevaría al partido blanco a no separar la paja del grano, ni distinguir entre la posición de la extrema derecha y sus rivales políticos menos conservadores. Además, a Acción Democrática se le inculpaba de controlar todos los poderes del Estado, fenómeno que se acentuó luego de la arrolladora victoria de Rómulo Gallegos, al punto de que algunas voces advertían que la democratización del sufragio había afectado severamente al pluralismo democrático. Por aquellos días resonó la voz, muy común entre los adversarios de AD, según la cual este partido había formado bandas armadas para arremeter contra los actos y manifestaciones de sus antagonistas políticos. A ello se agregaban los señalamientos de actividad política en el seno de las Fuerzas Armadas. Estas acusaciones, respaldadas en algunos casos por evidencias, allanaron el camino para el enfriamiento y posterior ruptura de la unión cívico-militar que había privado desde 1945. Esa separación adeco-militar es un factor clave para explicar la salida de Rómulo Gallegos, achacable al descontento causado en el sector militar, cuyo punto culminante fue el famoso ultimátum dado a Rómulo Gallegos, el 19 de noviembre de 1948, en el que Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez condicionaron la lealtad de las Fuerzas Armadas a la salida del país de Rómulo Betancourt (se pensaba que él era

DE LA

Causas de la salida de los adecos

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SIGLO XX EL MANDATO FUGAZ DE RÓMULO GALLEGOS

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DE LA

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De modo que Gallegos asignará a los Estados Unidos y a las compañías petroleras la responsabilidad de su derrocamiento.

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Rómulo Gallegos, exiliado en la ciudad de La Habana.

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perdido en la Gran Sabana. Esta última fue la versión oficial del gobierno norteamericano. Pero a Gallegos ninguna de las razones anteriores le merecía credibilidad. Era muy difícil pensar que el Agregado Militar yanqui estuviera en Miraflores, el día de un golpe de Estado, buscando unos pases de cortesía para una corrida de toros. De modo que Gallegos asignará a los Estados Unidos y a las compañías petroleras la responsabilidad de su derrocamiento. “Poderosas fuerzas económicas: las del capital venezolano sin sensibilidad social, y acaso también las del extranjero explotador de la riqueza de nuestro subsuelo, y del cual no era dable esperar que aceptase de buen grado las limitaciones que le hemos impuesto, en justa defensa del bienestar colectivo, con el aumento de sus tributaciones al fisco nacional y con la determinación de no continuar prodigando nuevas concesiones petroleras, que han de ser reservas de la riqueza del porvenir de Venezuela, han sido ellas, no vacilo en denunciarlo, repito, las que han inflado la gama tradicional de poderío que alimentaban los autores del golpe militar hoy victorioso.” En contraposición, y dando muestras de sus intenciones de volver al poder en el futuro, se encontraba Rómulo Betancourt, quien

se dedicó a desmentir a Gallegos. Betancourt se cuidará mucho de asignar cualquier responsabilidad a los Estados Unidos en el asunto, cosa que hará también la mayoría de líderes adecos, así como los del ala izquierdista, representada, entre otros, por Domingo Alberto Rangel. Así las cosas, Betancourt se encargó de dejar claro que él no pensaba como Gallegos, que éste “es un hombre honesto y sincero pero frecuentemente desinformado y en este momento lo está. El partido AD está satisfecho porque las compañías petroleras americanas en Venezuela no estuvieron involucradas en el golpe […] esto trataré de explicárselo a Gallegos cuando lo vea”. Posteriormente, Rómulo Gallegos se vería en la obligación de retractarse. Lo que queda claro es que Betancourt se abocó prontamente a llevarle la contraria a Gallegos, con el propósito nada velado de congraciarse con el gobierno norteamericano. Muestra de ello fue la petición de entrevista que le hiciera al embajador de los EEUU en Caracas, en diciembre de 1948, mientras se encontraba asilado en la embajada de Colombia. Allí, como lo revelan las fuentes de la época, Betancourt se encargó de alejarse de Gallegos ante los ojos del diplomá-

tico norteamericano. A partir de entonces, quedan claras las aspiraciones de retorno al poder de Betancourt, así como su abierta alineación con los EEUU en el marco de la Guerra Fría. Para ello, debía lavar su expediente de su antigua filiación comunista y acercarse a la órbita de los gringos. Con la caída de Gallegos, quedó atrás la experiencia democrática del Trienio, y se iniciaría un tiempo en el que sus actores fundamentales, entre ellos Betancourt, se empeñarían en huir de su recuerdo, básicamente por dos razones: por el origen golpista del gobierno octubrista, y por el tinte popular de ese efímero período, que se evidencia en acciones como las de Gallegos desde La Habana. En adelante vendrá el tiempo de la cercanía con los intereses estadounidenses, y del marcado anticomunismo de Betancourt, que se manifestará, en lo inmediato, en la política de segregar a los comunistas de las luchas de resistencia contra Pérez Jiménez (orientación que afortunadamente fue desoída por las bases adecas de la resistencia), y, en el mediano plazo, en acuerdos como el de Nueva York y el Pacto de Punto Fijo, que, amén de otras consideraciones, dejaban fuera del juego político a los comunistas venezolanos. Luego de 1958, este marcado anticomunismo de Betancourt se hará manifiesto a través de su actuación en la década de los años sesenta. PARA SEGUIR LEYENDO ... Manuel Caballero Rómulo Betancourt (político de una nación). Caracas, Editorial Alfadil, 2004. Simón Alberto Consalvi, Auge y caída de Rómulo Gallegos. Caracas, Monte Ávila Editores, 1991. Rómulo Gallegos. Mensaje dirigido al pueblo de Venezuela por Rómulo Gallegos el 5 de diciembre de 1948. Caracas, Editorial Arte, 1985. Margarita López Maya. EE.UU. en Venezuela 1945-1948. Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1996.


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BIBLIOTECA NACIONAL.

LUGAR DE MEMORIA

na mujer insigne y comprometida en las luchas por la igualdad y la liberación destella en el siglo XX venezolano: es Argelia Laya. Desde muy joven dedicó su tiempo a la docencia y, en especial, a la militancia política. Hacia 1950, con una tajante definición ideológica, renunció al partido Acción Democrática, al constatar que las directrices del partido comenzaron a desviarse de la práctica revolucionaria. La “Comandanta Jacinta”, como se dio a conocer durante la clandestinidad en la década de 1960, cuando fue activista del grupo guerrillero del Partido Comunista de

U

Venezuela, demostró su tenacidad como combatiente por la reivindicación de los sectores históricamente excluidos, en especial las mujeres. En el recorrido de la historia contemporánea de Venezuela, Argelia Laya se inscribe en la memoria como una luchadora infatigable por la búsqueda de una redistribución equitativa de los roles para la mujer venezolana. Su firme participación en la creación de varias instancias de organización en respaldo de los derechos civiles de la mujer, en oposición a la discriminación de género, ocupa un lugar significativo en la realidad socio-histórica del país.

En los últimos años de su vida, como promotora de la igualdad femenina, participó en cantidad de eventos por la defensa de los derechos femeninos y de otros excluidos, a fin de verlos consolidados en nuestra cotidianidad. Su discurso y su práctica continúan vigentes en las demandas históricas de los y de las invisibilizadas por el poder excluyente: “Y las mujeres, en estas próximas décadas que faltan para entrar a un nuevo siglo, lucharemos por nuestros derechos y por los de nuestra patria, porque el problema de la igualdad de la mujer es el problema de la liberación de los pueblos.”

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ARGELIA LAYA “EL PROBLEMA DE LA IGUALDAD DE LA MUJER”

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1998 – 2008 ESTADO, PETRÓLEO Y DEMOCRACIA

EL GOLPE ELECTORAL DE 1998

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HUGO CHÁVEZ 1998-2003. MINCI. FOTOGRAFÍA: ÉLIDA SALAZAR

Y LA CAÍDA DE LA "CUARTA REPÚBLICA"

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A finales del siglo XX Venezuela entraría en una nueva fase política y social. El fin de la hegemonía puntofijista se vería expresada en la elección de Hugo Rafael Chávez Frías como presidente de la Republica.

l 6 de diciembre de 1998, con el 56,45% de los votos, Hugo Chávez Frías se convertía en Presidente de la República. Su triunfo, aunque definido en la recta final de la contienda electoral, en realidad no sorprendió a nadie. Su propuesta de refundar al país mediante la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, su declarada inspiración bolivariana y su anuncio del fin de la “Cuarta República”, calaron en el sentimiento popular ya cansado de una hegemonía política —la iniciada en 1945 y luego consolidada a partir de 1958— que, además de no asumir sus errores, se negaba a realizar los cambios que el país exigía a gritos.

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Crónica de una muerte anunciada El Pacto de Punto Fijo fue el punto de arranque del sistema político que tomaría cuerpo en Venezuela a partir de 1958. Además del respeto a los resultados electorales y la conformación de un gobierno en el que participarían los partidos que lo suscribieron —AD, COPEI y URD—, el pacto se tradujo en la segregación del Partido Comunista de Venezuela

y ulteriormente de los sectores de izquierda, pese a su destacado papel en la oposición a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Luego de diversos acuerdos de gobernabilidad y de conciliación de élites, como el de “Ancha Base” con el que gobernaría Raúl Leoni, hacia la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez (1974-1979) llegaría a consolidarse un sistema de repartos del poder conocido como el “bipartidismo”. Así, la alianza política entre Acción Democrática y COPEI fue clave para explicar la estabilidad de aquel sistema, que empezó a mostrar sus fisuras en la década de los ochenta. Desde el año 1958, el ala de Acción Democrática conducida por Rómulo Betancourt se había empeñado en marginar, acorralar y segregar de la estructura del partido a los sectores izquierdistas. Este grupo excluido fundaría en 1960 el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Poco después tendría lugar la segunda división de AD, protagonizada por el llamado grupo ARS, que encabezaba Raúl Ramos Jiménez (1961). Otra división del partido adeco fue la representada por el Movimiento


SIGLO XI EL GOLPE ELECTORAL DE 1998

Sin embargo, pese los clamores de cambio de la sociedad, los viejos protagonistas seguían aferrados a las prácticas que, con fuerza creciente, eran rechazadas por las mayorías nacionales. CADENA CAPRILES. ARCHIVO FOTOGRÁFICO.

Electoral del Pueblo (MEP), en el que uno de los líderes fundadores y emblemáticos de AD, Luis Beltrán Prieto Figueroa, abandonó las filas de AD junto a un nutrido grupo de militantes (en su mayoría sindicalistas), hecho que ayudó a triunfar por primera vez a COPEI en unas elecciones presidenciales, en 1969, con Rafael Caldera. Rómulo Betancourt prefirió perder esas elecciones con su candidato Gonzalo Barrios antes que permitir que Prieto Figueroa ganara la presidencia. Estos incidentes en la vida del partido blanco reflejaban algo más que simples pugnas por el ejercicio del poder. Más allá de las consabidas disputas, características en la vida de todos los partidos políticos, el otrora “Partido del pueblo” se convirtió progresivamente en una organización clientelar. Con el correr del tiempo, AD se tornaría en una organización centrada en la búsqueda de victorias electorales, más que ajustarse a los presupuestos doctrinales e ideológicos que habían inspirado la acción política de sus fundadores.

El desmoronamiento del Puntofijismo El Comandante Hugo Chávez, después de la fallida insurrección del 4 de febrero de 1992, pasaría a la historia su contundente "POR AHORA…"

anunciada de lo que el pueblo bautizó como “El paquete”, dio por resultado la convulsión social del Caracazo en febrero de 1989. La brutal represión protagonizada por las fuerzas policiales y militares bajo el mando de Pérez, hizo que aquella clarinada popular ocasionara un eco en los cuarteles. Así, la mañana del 4 de febrero de 1992 se verificó un pronunciamiento militar —el primero luego de treinta años de tranquilidad en los reductos castrenses—, liderizado por el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, cuya alocución televisiva asumiendo la responsabilidad del fallido golpe le ganó una popularidad inusitada. Una segunda insurrección, el 27 de noviembre de 1992, sería el detonante para que —por razones vinculadas con el manejo de los fondos públicos, pero fundamentalmente por la deslegitimación del gobierno de Pérez—, mediante un juicio llevado por el Congreso, se desalojara del poder a Carlos Andrés Pérez y se abriera paso, primero, a la presidencia interina de Ramón J. Velásquez, en 1993, y seguidamente al triunfo electoral de Rafael Caldera ese mismo año. Caldera debería el triunfo a su histórico discurso en el Congreso, en el cual señaló como condición del alzamiento del 4 de febrero la quiebra del sistema político. El veterano fundador de COPEI y exponente del puntofijismo, pese a haber afincado su elección en lo que él mismo denominó su “Carta de intención con el pueblo de Venezuela”, no representó un gran cambio. Se trataba del primer presidente en la era puntofijista que no alcanzaba el poder con el respaldo explícito de alguno de los dos grandes partidos. Caldera terminó por fundar un nuevo

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Tras la derrota de las guerrillas en los años 70, Venezuela se convertiría en un ejemplo de la democracia representativa promulgada entre los países latinoamericanos por los Estados Unidos, quienes continuamente reforzaban el prestigio del sistema puntofijista por su estabilidad, la cual se basaba, entre otros factores, en la dura represión ejecutada contra las diversas versiones de la izquierda venezolana, ya reducida a finales de los años sesenta a una derrota política y militar que no tendría revés. Pero la crisis histórica del Viernes Negro en 1983, las continuas denuncias de corrupción que naufragaban en el mar de la impunidad, y la incomprensión frente a los deseos del pueblo, fueron dando muestras de las debilidades del sistema y de su urgente necesidad de reformas. Concientes del cuadro, las cabezas de aquel orden político se dieron a la tarea de convocar iniciativas como la de la COPRE (Comisión para la Reforma del Estado). Sin embargo, pese los clamores de cambio de la sociedad, los viejos protagonistas seguían aferrados a las prácticas que, con fuerza creciente, eran rechazadas por las mayorías nacionales. La eclosión de la debilidad del sistema ocurriría con la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez (1989-1993). Pese a no haber ofrecido tal cosa en su campaña, la imagen de Pérez significó para los venezolanos el retorno de “la gran Venezuela”, cosa que, visto el estado de las finanzas públicas luego de la nefasta administración de Jaime Lusinchi, era imposible de alcanzar. Por ello, apenas llegado a Miraflores, Pérez decidiría inscribir la política económica de su gobierno en lo que en aquellos días se denominó “Plan de Ajustes”, el cual no era otra cosa que un programa de corte liberal ortodoxo. El grosero contraste entre las reminiscencias de bonanza que inevitablemente inspiraba Pérez y la presente ejecución

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SIGLO XI

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ARCHIVO AUDIOVISUAL

DE LA

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El Pacto de Punto Fijo fué el punto de arranque del sistema político que tomaría cuerpo en Venezuela a partir de 1958. Las continuas denuncias de corrupción y la incompresión frente a los deseos del pueblo, fueron dando muestras de debilidades del sistema y de su urgente necesidad de reformas.


SIGLO XI EL GOLPE ELECTORAL DE 1998

En 1998 el país escogía un nuevo presidente en medio de una grave inestabilidad económica, producto de las secuelas de la crisis bancaria de 1993 y los bajos precios del petróleo. Venezuela se encontraba en una encrucijada: apuntarse con el continuismo o apostar a un cambio radical. HUGO CHÁVEZ 1998-2003. MINCI. FOTOGRAFÍA: ÉLIDA SALAZAR

partido: Convergencia, pero optó por pactar con el vetusto aparato adeco dirigido por Luis Alfaro Ucero, bajo cuyo amparo, y el del refuerzo que significó para su gobierno la entrada de figuras como Teodoro Petkoff, pudo el viejo líder concluir su segunda administración, sin pena ni gloria.

1998: El fin de una hegemonía

En la coyuntura del fin del siglo XX, Hugo Chávez se perfiló como el máximo líder de lo que hoy se conoce como la Revolución Bolivariana.

desconcertados ante el avance del comandante bolivariano. Otra señal mayor del desespero en el estamento político puntofijista fue la histórica división de las elecciones, con el fin de impedir que arrasara el movimiento liderizado por Chávez. Así, fueron adelantadas las elecciones de Senadores, Diputados y Gobernadores de estado para el 8 de noviembre, quedando fijada la elección de Presidente para el 6 de diciembre. A pesar de esta maniobra, el descontento general del electorado hizo que AD y COPEI se convirtieran en minorías parlamentarias, lo que fue muestra contundente del rechazo de la ciudadanía a la vieja clase política. La suerte, pues, estaba echada, y el candidato Hugo Chávez Frías, pese a las maniobras antes descritas y a la nutrida campaña mediática en su contra, batiría el 6 de diciembre de 1998 en el terreno electoral, y con las voluntades de la mayoría popular, las fuerzas que habían dominado la política venezolana durante más de 40 años. PA R A S E G U I R L E Y E N D O . . . Fidel Canelón y Franklin González. “El modelo político puntofijista, desarrollo, agotamiento y perspectivas” en Revista Venezolana de Coyuntura, Caracas, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales Dr. Rodolfo Quintero, Enero-Junio 1998, Pág. 11-42. Historia Global de Venezuela (desde los orígenes hasta la actualidad). Caracas, Editorial Globe, 2006. Margarita López Maya. Auge y caída de Acción Democrática. Historiadores SC, 1994.

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¿Por qué no se pudo contener la llegada a la Presidencia de la República de una joven figura, como la de Hugo Chávez, quien ni siquiera contaba con un partido sólido que lo respaldara, sino con una alianza de grupos de izquierda cuya importancia electoral había sido realmente insignificante hasta ese momento? En 1998 el país escogía un nuevo presidente en medio de una grave inestabilidad económica, producto de las secuelas de la crisis bancaria de 1993 y los bajos precios del petróleo. Venezuela se encontraba en una encrucijada: apuntarse con el continuismo o apostar a un cambio radical. De tal forma, los candidatos que al comienzo de aquel año se mostraron al pueblo fueron Enrique Salas Römer, a la sazón Gobernador del estado Carabobo, y la ex reina de belleza Irene Sáenz, Alcaldesa del Municipio Chacao. Esta última lideraba todas las mediciones de opinión a finales de 1997 e inicios de 1998. Ello en razón de que la sociedad venezolana de entonces había sido abrazada por un escepticismo “antipolítico”, el cual amenazaba no sólo a los partidos hegemónicos, sino a todo aquel que mostrase preocupación por los asuntos públicos. Esta perniciosa tendencia, cuidadosamente alimentada por los medios privados de comunicación durante la década de los años ochenta, había calado profundamente en la sociedad. Irene Sáez, la predilecta del favor de la gente, cometió, en ese marco, un error que a la postre le costaría su carrera política: aceptar el apoyo de COPEI. Donald Ramírez y el ex presidente Herrera Campins, al frente de la tolda verde, le darían a la bella Irene el beso de la muerte. Así, en el transcurso de la campaña, la candidatura del líder del 4 de febrero de 1992 comenzó a ganar auge, al punto de que ya en el último trimestre del año encabezaba las encuestas, habiendo desplazado a la ex reina, lo cual hizo que las señales de alarma de la hegemonía política dominante empezaran a sonar. Fue entonces cuando Acción Democrática y COPEI decidieron protagonizar una jugada riesgosa, retirando el apoyo a sus candidatos Luis Alfaro Ucero e Irene Sáenz respectivamente, a fin de apoyar al candidato que estaba más cercano a Hugo Chávez en las encuestas: Enrique Salas Römer. Esto era muestra de la desesperación y la poca capacidad de maniobra de los partidos políticos tradicionales, que se veían

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NOTICIAS

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La batalla del encartado Batallón de la Reserva Nacional presta apoyo a MEMORIAS de Venezuela Desde tempranas horas del viernes 3 de octubre, el Batallón de la Reserva Nacional “Batalla de Mosquiteros” acudió en apoyo de MEMORIAS de Venezuela con el objetivo de insertar el encartado en 60.000 ejemplares del número 5 de la revista, que sería distribuida el domingo 5 de octubre. El Batallón fue convocado por la Fundación Imprenta de la Cultura y la operación logística fue conducida por Solciret Pérez. Los y las tenaces reservistas estuvieron auxiliados por un grupo voluntario de estudiantes de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela.

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Memorias de la Insurgencia en Venezuela Participación de los sectores populares durante la Independencia La Fundación Centro Nacional de Historia, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, realizó entre el 29 de septiembre al 3 de octubre, en la Sala “Manuel Segundo Sánchez” de la Biblioteca Nacional, el I Taller Herramienta teórico-metodológicas para la elaboración del Diccionario de las Insurgencias. Igualmente, entre el 6 y el 8 de octubre, en la Sala “Doris Wells”, el CNH, llevó a cabo el Simposio Internacional Memorias de la Insurgencia en Venezuela. Estas dos actividades contaron con la participación de reconocidos investigadores.

Inaugurada exposición “1808: 200 años de la conspiración de los mantuanos” Celebrando los Bicentenarios de los episodios emancipadores venezolanos En el marco de la celebración de los 200 años de la Conspiración de los Mantuanos, el Museo Nacional de Historia, con el auspicio de la Fundación Centro Nacional de Historia, inauguró el pasado mes de noviembre, en los espacios del Museo Cuadra Bolívar, la exposición “1808: 200 años de la Conspiración de los Mantuanos”. Por medio de una serie de dispositivos museográficos, la exposición pone en escena los personajes y episodios que se desarrollaron durante 1808 como parte de los movimientos que antecedieron al proceso revolucionario de la Independencia venezolana.

Los Chaima del Guarapiche ven reconocidos sus derechos La Alcaldía del Municipio Caripe emite Ordenanza Indígena El pasado 12 de octubre la población Chaima del estado Monagas celebró en la Plaza Bolívar de Caripe la publicación de la Ordenanza Indígena, emitida por la Alcaldía del Municipio Caripe. La ordenanza, estructurada en 2 títulos, 3 capítulos y 15 artículos, les reconoce sus derechos como

pueblo originario sin menoscabo de su presencia en otros municipios. Hace 8 años, motivada por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la comunidad Chaima de Caripe del Guácharo se dirigió a la Alcaldía de Caripe expresando su intención de participar, como comunidad indígena, en los procesos electorales y reivindicando su derecho de tener acceso a los documentos de propiedad de la tierra.

Un fotógrafo de la venezolanidad Centenario del nacimiento de Miguel Acosta Saignes En el marco de la celebración del primer centenario del nacimiento del reconocido etnohistoriador, periodista, ensayista y docente venezolano Miguel Acosta Saignes (8 de noviembre de 1908), el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Fundación Centro Nacional de Fotografía (CENAF), inauguró el 9 de octubre la muestra titulada "Miguel Acosta Saignes, un fotógrafo de la venezolanidad", en la sede del CENAF, ubicada en la Planta Baja del Foro Libertador. La exposición reúne un conjunto de 37 imágenes seleccionadas de entre centenares de negativos rescatados en la vieja casa de Acosta Saignes, y busca dar a conocer la utilización que hizo el inolvidable historiador venezolano del recurso fotográfico como instrumento de apoyo en sus investigaciones antropológicas.


LA HISTORIA EN LIBROS

Miguel Montoya Salas Evolución político-territorial de Mérida (1558-1914) Venezuela, Universidad de Los Andes, 2008. El libro constituye un intento de periodización en torno a la historia política de Mérida. Sus páginas analizan las diversas jurisdicciones territoriales, dependencias, adscripciones, separaciones y anexiones de las cuales fue objeto el

Chile. El conocimiento científico hace aportes significativos al conocimiento de la identidad cultural y regional de la Cultura Chinchorro, la cual ha ido ganando un espacio relevante dentro del patrimonio cultural de la Historia Universal.

territorio hoy conocido como estado Mérida, así como la influencia del clero merideño en la consecución de la independencia de Venezuela. Contiene finalmente en apéndice una breve biografía del fundador de la ciudad, Juan Rodríguez Suárez, en el que se revelan noticias de interés acerca de un personaje que parece legendario. HISTORIA INDÍGENA

Bernardo Arriaza y Vivien Standen Muerte, momias y ritos ancestrales Chile, Editorial Universitaria, 2008. En esta obra, Bernardo Arriaza y Vivien Standen analizan la importancia de los rituales y la momificación artificial en las poblaciones Chinchorro, práctica que comenzó hace 7000 años en la costa de Arica, en el extremo norte de

Ruud van Akkeren La visión indígena de la conquista Guatemala, CIRMA, 2007. El estudio de la conquista de Guatemala ha estado determinado por la visión española. Tanto es así, que la visión indígena ha quedado oculta, en buena medida porque los documentos elaborados por los indígenas fueron descartados como inválidos o porque su interpretación resultaba impenetrable. El presente libro toca el tema sensible de la “alianza” con el invasor y proporciona una nueva y detallada interpretación del cruento proceso de colonización emprendido por el imperio español a partir del siglo XVI.

HISTORIA LATINOAMERICANA

Jaime E. Rodríguez O. La independencia de la América española México, Fondo de Cultura Económica, 2008. Para el autor la independencia de la América española no fue un movimiento anticolonial; fue parte tanto de la revolución del mundo hispánico y la desintegración de la monarquía como resultado de la invasión francesa de la Península Ibérica. En América, la revolución política del mundo hispánico estuvo acompañada de una lucha respecto a quién debía gobernar. En esta obra se plantea que la tradición liberal del gobierno constitucional y representativo que había surgido en las Cortes de Cádiz y en los regímenes rivales en América, junto con el logro de la condición de nación, constituye la herencia más importante de los procesos de la independencia de la América española. MEMORIAS DE VENEZUELA NOVIEMBRE DICIEMBRE 2008

HISTORIAS LOCALES Alí E. López Crónicas de Historia Universitaria. Rescate de una memoria histórica y desconocida de la Universidad de Los Andes Venezuela, Universidad de Los Andes, 2008. Estas Crónicas son producto de la ardua labor de investigación, búsqueda y recopilación que el autor ha llevado a cabo para ofrecer en treinta y siete apartados la más documentada y panorámica evolución histórica e historiográfica de la universidad andina, y son editadas con la intención de no dejar morir la memoria, el legado y el aporte humanístico y científico de esa universidad. En estas páginas, sencillas y gratas, aparece todo un repertorio de noticias; testimonios, datos y personajes que a lo largo de casi dos siglos han contribuido a vitalizar el devenir de esta ilustre casa de estudios.

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