Los autores ponen de manifiesto la riqueza de expresiones megalíticas de todo el actual territorio cacereño atravesado por el Tajo. Defienden la larga secuencia de un megalitismo que con fechas desde el V milenio cal BC. continúa realizándose hasta la Edad del Bronce. Las necrópolis de monumentos de pequeño tamaño, entre las que se detectan auténticas cistas, plantean el uso de estas referencias a la tradición de los ancestros en el marco de las sociedades metalúrgicas del Tajo interior. Con ello asumen que los procesos de individualización no se constatan de modo amplio con el campaniforme,sino que se van instalando paulatinamente en contextos sociales con tendencia a la jerarquización desde el Neolítico Medio, como demuestra el mismo sistema de utilización de los sepulcros colectivos.