Flor de mort. La festividad de Todos los Santos en el cementerio viejo de Benidorm
Lola Carbonell Beviรก
Flor de mort. La festividad de Todos los Santos en el cementerio viejo de Benidorm
Lola Carbonell Beviรก
A las personas que me apoyan y me demuestran su afecto cada día. Mis familiares: Pepito, Antonio Javier, Mari Carmen, Carmen y, Trufito, Buju y Chester. A mi madre y abuela materna que están en la Luz: Lola y Lolita. A mis verdaderos amigos que me dieron todo su cariño, sin pedir nada a cambio: Puppy y Vipy.
Flor de mort. La festividad de Todos los Santos en el cementerio viejo de Benidorm Lola Carbonell Beviá
Desde que existe el cementerio viejo de Benidorm, que en el siglo XIX era denominando de la “Foia del Bol”, se ha mantenido la costumbre de acudir el día 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, a visitar a los familiares difuntos. La carestía económica que tenían las familias en el siglo XIX hizo que la costumbre de visitar el cementerio fuese estrictamente personal, donde los familiares se personaban ante la tumba del difunto y rezaban, sin más. Conforme fue avanzando el siglo XX, se fue arraigando la costumbre de plantar crisantemos para recolectarlos en noviembre, época en que estaban en pleno florecimiento y, llevarlos como homenaje a los familiares difuntos al cementerio. Tanto en las huertas, como en los patios, las amas de casa plantaban sus flores y las cuidaban hasta la fecha de Todos los Santos. Fundamentalmente las flores que se plantaban y recolectaban para dicha festividad fueron los crisantemos en todas sus variedades y colores, que eran denominados “flor de mort”, flor de muerto, para los muertos. Pero además, los jardines proporcionaron claveles, rosas, crestas, o jacaranda, con las que se realizaban composiciones de ramos para la decoración de panteones, nichos y túmulos; o bien servían para tapizar el suelo de las sepulturas de familia y túmulos, como se hacía con las ramas del árbol llamado jacaranda. Igualmente se plantaban semillas que coloquialmente se conocían por “yeros”. Debían crecer en la oscuridad y, para ello las amas de casa las colocaban debajo de las camas para que crecieran en la semioscuridad. La planta desarrollaba una larga cabellera rizada de color blanco, que era muy apreciada y, para Todos los Santos se llevaba al cementerio para decorar las tumbas. Dichas tradiciones se mantuvieron y ampliaron a lo largo del siglo XX, pasando del empleo de la flor cultivada y cortada en el huerto o patio familiar, a la flor cultivada profesionalmente y comercialmente vendida para esas fechas. Las últimas décadas del siglo XX y primeras del siglo XXI innovaron la decoración floral funeraria con nuevas flores y variedades de las anteriores, pero siempre manteniendo la tradición del crisantemo o “flor de mort”.
Ahora bien, el viejo cementerio de la “Foia del Bol”, actualmente llamado de San Jaime, acoge en la actualidad, una amplia variedad de crisantemos de múltiples variedades y colores, siendo la flor principalmente empleada en la decoración funeraria, seguida del gladiolo, rosa, clavel y otras flores más minoritarias. El crisantemo o “flor de mort” se encuentra tanto en macetas preparadas desde los viveros, ramos de flor cortada, pináculos, coronas, así como con flores sueltas tapizando el suelo, en muy pocos casos. Igualmente, todavía pervive, aunque en enterramientos minoritarios, la costumbre de tapizar el suelo del panteón de familia, con las ramas de jacaranda.
En Villajoyosa (Alicante). A 4 de junio, 2015.
Flor de mort o, crisantemos
Otras flores: Gladiolos
Otras flores: Rosas y claveles
Otras flores: Buganvilla
Lola Carbonell Beviá es hisroriadora, especializada en el doctorado de Humanidades Contemporáneas por la Universidad de Alicanye y, ha realizado tres monografías sobre los cementerios municipales de Benidorm y, sus costumbres funerarias. Las fotografías que aparecen en esta obras han sido realizadas por la autora.