La llegada de los herรกclidas de Tlepรณlemo a las islas Baleares
Lola Carbonell Beviรก
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La llegada de los herรกclidas de Tlepรณlemo a las islas Baleares
Lola Carbonell Beviรก
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La llegada de los heráclidas de Tlepólemo a las islas Baleares
Índice
1. Tlepólemo, hijo de Heracles. 2. Tlepólemo. 3. Tlepólemo en la guerra de Troya. 4. La llegada de los heraclidas a las Baleares, según Apolodoro. 5. La llegada de los heraclidas a las Baleares, según Licofrón. 6. Errores históricos. 6.1. La historia de Timeo. 6.2. La historia de Binimelis. 6.3. La historia de Juan Ramis y Ramis. 6.4. La historia de Carlos Garrido. 6.5. +egación de la llegada de los heraclidas a las Baleares. 7. Conclusiones. 8. Citas bibliográficas.
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La llegada de los heráclidas de Tlepólemo a las islas Baleares Lola Carbonell Beviá
“Los helenos, tras ir errantes, desembarcaron en diversos puntos y se fueron estableciendo: éstos en Libia, aquellos en Italia, en Sicilia los otros, algunos en las islas cercanas a Iberia”. (Apolodoro. Epístomes 6).
1. Tlepólemo, hijo de Heracles. El abuelo materno de Tlepólemo se llamaba Filante (1). La madre de Tlepólemo se llamaba Astioque y, era hija de Filante (2). Electrión era el bisabuelo paterno de Tlepólemo, padre de Alcmena, -la abuela de Tlepólemo-, quién tuvo un hijo con Júpiter, al que llamó Heracles (3). La leyenda narra que Alcmena estaba casada con Anfitrión (4), quién marchó a luchar contra el rey Pterelao de Tafos. Durante su estancia fuera de su hogar, Alcmena estaba convencida de que había yacido con Anfitrión quién le contó sus hazañas en Ecalia. A la llegada de Anfitrión, ella no lo echó en falta y le contó que se había unido carnalmente con él. Anfitrión percibió que una deidad había estado con su esposa y, que este había sido Júpiter. De la unión de Júpiter y Almena nació Heracles (5). Heracles nació una generación anterior a la guerra de Troya y, su estirpe era egipcia (6). Viajó hasta la India y repartió el territorio entre todos sus hijos (7). Heracles fue uno de los componentes de los argonautas (8). De la unión de Heracles con Astioque nació Tlepólemo (9). 4
Una de las múltiples esposas de Heracles fue la que se encargó de asesinarlo, incitada por Neso. Se llamaba Deyanira y, era hija de Eneo (10). Tras la muerte de Heracles como mortal, fue convertido en inmortal e iniciada su leyenda (11) 2. Tlepólemo. De Tlepólemo se sabe que fue uno más de los casi, medio centenar de hijos, que tuvo Heracles. Junto con sus hermanos, denominados “heraclidas” marcharon al Peloponeso y conquistaron sus ciudades. Tras un año, se dirigieron a Maratón donde se instalaron. Pero Tlepólemo, abandonó a sus hermanos desde su estancia en el Peloponeso y, se instaló en Rodas, obligado por haber provocado el asesinato de Licimnio (12), que era pariente suyo, por ser su tío abuelo, es decir, éste era el hermano bastardo de su abuela paterna Alcmena (13). Tras el asesinato de Licimnio, Tlepólemo fue desterrado a la isla de Rodas, pero no marchó solo sino con un grupo de argivos (14) y, fundó la ciudad de Tirinte (15). 3. Tlepólemo en la guerra de Troya. Sobre la vida de Tlepólemo se tiene constancia de que acudió desde Rodas, con 9 naves a combatir en la guerra de Troya, atacando la ciudad (16). Fue uno de los 36 pretendientes de Helena (17). Parece ser que la guerra de Troya se produjo alrededor de los años 1148-1143 a. C. (18), aunque para otros autores la cronología de dicha guerra se centra en el siglo XII a. C. (19), concretamente en el año 1186 a. C. (20). Tlepólemo murió en la guerra de Troya, asesinado por Sarpedón (21). 4. La llegada de los heraclidas a las Baleares, según Apolodoro. Una vez finalizada la guerra de Troya, los hombres de Tlepólemo, se dirigieron errantes por el Mediterráneo occidental. Algunos desembarcaron y se establecieron en Libia; otros en Campania, en Italia; en Sicilia; en las riberas del río Sangario; en Chipre; en el país de los pelasgos al que llamó 5
Tesalia; en Andros; en Creta; en Apolonia del Epiro; y los de Tlepólemo tras llegar a Creta, fueron desviados por los vientos y, se establecieron en las islas cercanas a Iberia (22). Este hecho se produjo en el siglo XII a. C. 5. La llegada de los heraclidas a las Baleares, según Licofrón. El autor griego Licofrón escribió entre los años 270-260 a. C., un poema que tituló “Alexandra”, donde relató la historia de Casandra, hija del rey Príamo. En la historia narraba la llegada de unos griegos a las islas Gimnesias, arrastrados por el oleaje, donde llevaron una pésima vida y empleaban la honda (23). Un hecho más parecido a la llegada de los griegos rodiotas en el siglo VIII, que a la historia de los heraclidas en el siglo XII a. C. 6. Errores históricos. La bibliografía clásica ha alterado la historia de la llegada de los heraclidas a Menorca, tergiversando el proceso histórico. De modo que la alteración comenzó por Timeo, continuó por Binimelis, por Juan Ramis y Ramis, por Carlos Garrido y, concluye en la actualidad con la negación del hecho, por Miquel Àngel Casasnovas Camps. 6.1. La historia de Timeo. Sobre Timeo “el detractor”, Flavio Josefo señaló en su momento que no fue un historiador honrado, ya que se dedicaba a “difamar” en sus obras (24). Timeo fue un historiador siciliano que vivió en el siglo IV a. C. y, dejó su influencia en Diodoro Sículo y, en Plutarco (25). Las únicas referencias a Timeo sobre las Baleares fueron que las llamó Cloirades y, que a ellas llegaron algunos beocios (26). 6.2. La historia de Binimelis. El error de Binimelis fue afirmar que a las Baleares llegaron los argonautas, encabezados por Hércules el Tebano en el año 1210 a. C., basándose en la información documentada por Florián (27). Lola Carbonell Beviá demostró en su trabajo de investigación titulado “Menorca durante la Edad del Bronce: Tendencias arquitectónicas y religiosas procedentes de la metalurgia”, que los 6
datos aportados por Binimelis fueron inciertos, puesto que la isla de Menorca no aparece en el itinerario o periplo de los argonautas por el Mediterráneo (28). 6.3. La historia de Juan Ramis y Ramis. Como se ha visto con anterioridad Tlepólemo, el hijo de Heracles falleció en la guerra de Troya. Pues bien, señaló en su día Juan Ramis y Ramis, que en el siglo VIII a. C., los griegos de Rodas se apoderaron de las Baleares, al mando de los cuales se encontraba Tlepólemo (29), poblando la isla de Menorca (30). Aquí es donde se produjo el error histórico, puesto que hubo dos llegadas de colonos griegos a Menorca. En primer lugar, en el siglo XII a. C., con los hombres de Tlepólemo. Y en segundo lugar, en el siglo VIII a. C., con los rodiotas dirigidos por otro Tlepólemo, cuyo nombre fue el mismo, pero no el personaje. 6.4. La historia de Carlos Garrido. El escritor Carlos Garrido recogió en su obra “Menorca mágica” la hipótesis de que Menorca estuviese incluida en el periplo de “La Odisea”, de Ulises. Y adujo que si por Menorca pasaron los griegos a la vuelta de Troya, porqué no iba a ocurrir lo mismo con los personajes de la Odisea. Para ello citaba que algunos autores relacionaron a Menorca con la tierra Lestrigonia, identificando el puerto de la tierra mítica, con el de Mahón (31). Pero dicha historia paralela nada tiene de real con la Historia de Menorca. 6.5. +egación de la llegada de los heraclidas a las Baleares. Miquel Àngel Casasnovas Camps puso en duda que hubieran llegado a las islas Baleares los heraclidas. No creyó que fuera un hecho histórico, tal y como lo relató en su día Apolodoro y, Licofrón, sino que estimó que fuese un mito y, añadió, que para que dejase de ser un mito, deberían encontrarse restos arqueológicos, que hasta el momento no han aparecido (32), como también pone en duda la no existencia de helenos en el siglo VIII a. C., puesto que los materiales
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arqueológicos griegos hallados en Menorca tienen una cronología del siglo VI a. C. (33). 7. Conclusiones. La Historia ha evidenciado que los prehelenos y griegos han llegado a la isla de Menorca en el año 2405 a. C., al mando de Theucher, hijo de Tamalón, rey de los Salaminos. La segunda llegada de prehelenos a Menorca se produjo con los heraclidas seguidores de Tlepólemo, una vez fallecido este dirigente hijo de Hércules en la guerra de Troya, en el siglo XII a. C., cuando la nave fue arrastrada por los vientos, desde la isla de Creta. La tercera oleada de griegos arribada a Menorca tuvo lugar en el siglo VIII a. C., al mando de otro jefe llamado igualmente Tlepólemo, quienes se asentaron en la isla de Menorca y, conocedores del manejo de la honda, adiestraron a los hombres y jóvenes autóctonos en el uso de la misma. La confusión histórica se produjo cuando se alteraron los acontecimientos históricos, uniendo la llegada de los heraclidas con la de los griegos rodiotas al mando de Tlepólemo. Cuando en realidad, los heraclidas llegaron sin Tlepólemo, pues éste había sido asesinado en la guerra de Troya. Y el mando rodiota llamado Tlepólemo no fue el mismo personaje que su antecesor, puesto que vivió cuatro siglos después.
En Villajoyosa (Alicante). A 15 marzo, 2017.
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8. Citas bibliográficas.
(1). APOLODORO. “Biblioteca mitológica”. Introducción de Julia García Moreno. Colección: Cásicos de Grecia y Roma. BT 8273. Madrid. Alianza Editorial. 2004 (1ª edición). Página 126. Libro II, 7. Tlepólemo hijo de Heracles y de Astioque. “(…) de Astioque, hija de Filante, tuvo a Tlepólemo (…)”. (2). CAYO JULIO HIGINO. “Fábulas. Astronomía”. Edición de Guadalupe Morcillo Expósito. Colección Clásicos Latinos Nº 82. Director Enrique montero Cartelle. Madrid. Akal/Clásica. 2008. Página 143. Fábulas. CLXII. Los hijos de Hércules. Tlepólemo. “(…) De Deyanira, Hilo. De Astíoque, Tlepólemo (…)”. (3). HIGINO. “Fábulas mitológicas”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8307. Madrid. Alianza editorial. 2009. Página 50. 14. Los argonautas convocados. Heracles. “(…) Hércules, hijo de Júpiter y de Alcmena, hija de Electrión (…)”. (4). DE SAMÓSATA, Luciano. “Diálogos de los dioses. Diálogos de los muertos. Diálogos marinos. Diálogos de las cortesanas”. Colección: Biblioteca temática. Clásicos de Grecia y Roma. BT 8280. Madrid. Alianza editorial. 2005 (1ª edición). Página 130. Diálogo de los muertos XVI. Cita (63). “(…) [Anfitrión] Esposo de Alcmena, madre de Heracles y, padre “terrenal” de este (…)”. (5). HIGINO. “Fábulas mitológicas”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8307. Madrid. Alianza editorial. 2009. Página 69. 29. Alcmena. “(…) Anfitrión había partido para conquistar Ecalia (126) y Alcmena, teniendo a Júpiter por su marido, lo recibió en el lecho. Cuando entró al lecho y le refirió las empresas que había realizado en Ecalia, creyó que era su marido y se acostó con él. Y este se acostó con ella con tanto entusiasmo, que usurpó un día, repitiendo dos noches, de modo que Alcmena se extrañó de qué la noche durara tanto. Después, cuando le anunciaron que su marido llegaba victorioso, no le dio / (Página 70) importancia, porque pensaba que ya había visto a su marido. 9
Al entrar Anfitrión al palacio y verla despreocupada y tranquila, se asombró y se quejó de que ella no le recibiera al llegar; y Alcmena le respondió: “Ya llegaste antes, te acostaste conmigo y me contaste tus hazañas en Ecalia”. Con todos estos indicios, Anfitrión comprendió que una deidad había estado en su lugar y desde ese día no se acostó con ella, que, preñada de Júpiter, dio a luz a Hércules (…)”. Página 69. Cita (126). “(…) Anfitrión marchó contra el rey Pterelao de Tafos en Apolodoro, II, 4 6, (…)”. (6). DIODORO SÍCULO. “Biblioteca histórica. Libros I-III”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8266. Madrid. Alianza Editorial. 2003. Página 56. Libro I. Cronología de Heracles. “(…) Heracles, por ejemplo, que era de estirpe egipcia, recorrió valerosamente gran parte del mundo habitado y erigió la columna que hay en Libia; sobre esto intentan encontrar pruebas entre los griegos. Pero al ser universalmente aceptado que Heracles combatió junto a los dioses olímpicos en la guerra contra los gigantes, afirman que de ninguna manera concuerda que los gigantes todavía se encontraran en la tierra en la época que los griegos aseguran que nació Heracles, una generación antes de los sucesos de Troya (…)”. (7). DIODORO SÍCULO. “Biblioteca histórica. Libros I-III”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8266. Madrid. Alianza Editorial. 2003. Página 206. Libro II. Heracles en la India. “(…) Dicen que Heracles nació en su tierra y, de manera similar a los griegos, le atribuyen la maza y la piel de león. Era muy superior al resto de los mortales por la fuerza y vigor de su cuerpo y limpiaba la tierra y el mar de fieras salvajes. Se casó con muchas mujeres, teniendo gran cantidad de hijos, pero solamente una hija; cuando éstos llegaron a la edad viril dividió toda la India en partes iguales a los hijos, designó a todos los hijos reyes y, a la única hija criada también la designó reina. Fundó no pocas / (Página 208) ciudades y la más grande y famosa de éstas la llamó Palibotra. Edificó en ella un suntuoso palacio y asentó multitud de habitantes; fortificó la ciudad con magníficos fosos llenos de agua del río (…)”. (8). HIGINO. “Fábulas mitológicas”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8307. Madrid. Alianza editorial. 2009. Página 53. 14. Los argonautas convocados. Heracles. “(…) Hércules también dejó atrás a Polifemo, que fundó una ciudad en Misia (95) y murió junto a los Cálibes 10
(…)”. Página 53. Cita (95). “(…) Precisamente Cíos, junto a la desembocadura del río homónimo: Apolonio de Rodas, i 1320 ss (…)”. (9). HIGINO. “Fábulas mitológicas”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8307. Madrid. Alianza editorial. 2009. Página 192. <162. Los hijos de Hércules. “(…) Hilo, de Deyanira. Tlepólemo, de Astioque (…)”. (10). HIGINO. “Fábulas mitológicas”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8307. Madrid. Alianza editorial. 2009. Página 240. 240. Los que mataron a sus esposos. “(…) Deyanira, hija de Eneo, a Hércules, hijo de Júpiter y Alcmena, incitada por Heso (…)”. (11). CAYO JULIO HIGINO. “Fábulas. Astronomía”. Edición de Guadalupe Morcillo Expósito. Colección Clásicos Latinos Nº 82. Director Enrique montero Cartelle. Madrid. Akal/Clásica. 2008. Página 169. Fábulas. CCXXIV. Los mortales que fueron convertidos en inmortales. Hércules. “(…) 1. Hércules, hijo de Júpiter y Alcmena (…)”. (12). APOLODORO. “Biblioteca mitológica”. Introducción de Julia García Moreno. Colección: Cásicos de Grecia y Roma. BT 8273. Madrid. Alianza Editorial. 2004 (1ª edición). Página 127. Libro II, 8. Heráclidas = Hijos de Heracles. Tlepólemo en el Peloponeso y en Rodas. “(…) Muerto Euristeo, los Heraclidas marcharon contra el Peloponeso y conquistaron todas sus ciudades. Pero transcurrido un año desde su regreso, se apoderó una plaga de todo el Peloponeso y un oráculo reveló que había sido provocada por los Heraclidas, pues habían regresado antes de lo que debían. Por ello abandonaron el Peloponeso y se retiraron a Maratón para allí instalarse. Antes de que saliesen del Peloponeso, Tlepónemo mató sin querer a Licimnio, pues mientras aquel daba bastonazos a un criado, éste corriendo se metió por medio y, huyendo acompañado de unos pocos, llegó a Rodas y allí se instaló (…)”. (13). PÍNDARO. “Epinicios”. Edición de Pedro Bádenas de la Peña y Alberto Bernabé Pajares. Nº 67. Madrid. Akal/Clásica. 2002. Página 77. Olímpica VII. est. 2 20-25. ant. 2. 26-31. “(…) A ellos, prepotente descendencia de Heracles, deseo enmendarles la historia que les es común proclamándola desde el comienzo, desde Tlepólemo. Por parte de padre, se precian de venir de Zeus y descienden de Amíntor por su madre, Astidamea. Sobre la mente de los hombres penden innumerables desatinos y es imposible descubrir que será lo mejor que un hombre pueda conseguir 11
en un momento dado, así como al final de su camino. Pues también Tlepólemo, colonizador, antaño de esta tierra, a Licimnio, hermano bastardo de Alcmena, a su llegada al palacio de Midea, lo mató en Tirinte golpeándolo con un bastón de duro olivo en un rapto de cólera (…)”. (14). PÍNDARO. “Epinicios”. Edición de Pedro Bádenas de la Peña y Alberto Bernabé Pajares. Nº 67. Madrid. Akal/Clásica. 2002. Página 75. Olímpica VII. Tlepólemo. “(…) Más tarde, Tlepólemo, hijo de Heracles, es desterrado a Rodas al frente de un grupo de argivos por haber matado sin querer en un rapto de cólera a un tío suyo, Licimnio. Tlepólemo coloniza así la isla con sus huestes. Es, en definitiva, el mito histórico sobre el origen dorio de la población de Rodas, con lo que se vincula a Diágoras con un Heráclida, ya que, desde Heracles, nunca un mismo linaje se ha destacado tanto en las Olimpiadas (…)”. (15). PÍNDARO. “Epinicios”. Edición de Pedro Bádenas de la Peña y Alberto Bernabé Pajares. Nº 67. Madrid. Akal/Clásica. 2002. Página 79. Olímpica VII. est. 5 77-82. “(…) Allí –como un dios- Tlepólemo, antiguo fundador de Tirinte, encuentra dulce compensación por su triste suerte (…)”. (16). APOLODORO. “Biblioteca mitológica”. Introducción de Julia García Moreno. Colección: Cásicos de Grecia y Roma. BT 8273. Madrid. Alianza Editorial. 2004 (1ª edición). Página 205. Epítomes 3. Tlepólemo acudió a combatir en la guerra de Troya con 9 naves. “(…) de Rodas, Tlepólemo, hijo de Heracles y Astíoque, 9 naves (…)”.CAYO JULIO HIGINO. “Fábulas. Astronomía”. Edición de Guadalupe Morcillo Expósito. Colección Clásicos Latinos Nº 82. Director Enrique montero Cartelle. Madrid. Akal/Clásica. 2008. Página 108. Fábulas. XCVII. Los que fueron a conquistar Troya y todas sus naves. Tlepólemo, hijo de Heracles. “(…) 7. Tlepólemo, hijo de Hércules y de Astíoque, de Micenas, con nueve naves (…)”.HIGINO. “Fábulas mitológicas”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8307. Madrid. Alianza editorial. 2009. Página 133. 97. Los que fueron a atacar Troya y cuantas naves aportaron. “(…) Tlepólemo, hijo de Hércules y de Astioque, de Micenas, 9 naves. Idomeneo, hijo de Deucalión, de Creta, 40 naves (…)”. (17). CAYO JULIO HIGINO. “Fábulas. Astronomía”. Edición de Guadalupe Morcillo Expósito. Colección Clásicos Latinos Nº 82. Director 12
Enrique montero Cartelle. Madrid. Akal/Clásica. 2008. Página 98. Fábulas. LXXXI. Los pretendientes de Helena. Tlepolemo. +ota: además de Tlepolemo habían 36 más. “(…) Tlepólemo (…)”.HIGINO. “Fábulas mitológicas”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8307. Madrid. Alianza editorial. 2009. Página 116. 81. Los pretendientes de Helena. “(…) Tlepólemo (…)”. +ota mía: el autor cita a Tlepólemo entre otros 36. Con Tlepólemo fueron 36, aunque el autor dice en el texto que los antiguos mencionan a otros. (18). DIODORO SÍCULO. “Biblioteca histórica. Libros I-III”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8266. Madrid. Alianza Editorial. 2003. Página 34. Libro I. Cita (11). Cronología de la guerra de Troya. “(…) Historiador del siglo II a. c., que escribió en cuatro volúmenes sus Historias, que nos han llegado de manera fragmentada, se remontaban al 1148/1143 (guerra de Troya) hasta el 120/119 a. C. Escribió una cronología en la que se basó Diodoro (…)”. (19). FLAVIO JOSEFO. “Sobre la antigüedad de los judíos. Autobiografía”. Traducción, introducción y notas de José Ramón Busto Saiz y Mª Victoria Spottorno Díaz-Caro. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8282. Madrid. Alianza Editorial. 2006 (1ª edición). Página 43. Sobre las antigüedades de los judíos I, 105. Cita (29). “(…) Según la cronología bíblica, sin embargo, que es la que Josefo sigue, la salida de Egipto tuvo lugar cuatrocientos ochenta años antes del comienzo de la construcción del templo (958 a. C.), o sea, en el 1438 a. C. La guerra de Troya se fecha comienzos del siglo XII a. C. (…)”. (20). VERA ARANDA, Ángel Luís. “Breve Historia de las ciudades del mundo antiguo”. Madrid. Nowtilus. 2009. (1ª edición: noviembre). Página 162. 5 Cartago, de capital púnica a gran colonia romana. La legendaria fundación de la “Ciudad +ueva” fenicia. “(…) la caída de Troya tuvo lugar en el siglo XII a. C. (en el año 1186 a. C., según la tradición), mientras que la fundación de Cartago tuvo lugar en el año 814 a. C. (…)”. (21). APOLODORO. “Biblioteca mitológica”. Introducción de Julia García Moreno. Colección: Cásicos de Grecia y Roma. BT 8273. Madrid. Alianza Editorial. 2004 (1ª edición). Página 222. Cita (93). “(…) Este hijo de Heracles, establecido en Rodas, había sido muerto en Troya por Sarpedón, cf. Apolodoro, II 7, 6, 8, 2; Homero, Ilíada v 627 sss 13
(…)”.CAYO JULIO HIGINO. “Fábulas. Astronomía”. Edición de Guadalupe Morcillo Expósito. Colección Clásicos Latinos Nº 82. Director Enrique montero Cartelle. Madrid. Akal/Clásica. 2008. Página 117. Fábulas. CXIII. Quienes mataron a hombres ilustres. Muerte de Tlepólemo. “(…) Sarpedón, a Tlepólemo y a Antifo (…)”.HIGINO. “Fábulas mitológicas”. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8307. Madrid. Alianza editorial. 2009. Página 149. 113. Quién mató a un guerrero ilustre. “(…) Sarpedón a Tlepólemo (…)”. (22). APOLODORO. “Biblioteca mitológica”. Introducción de Julia García Moreno. Colección: Cásicos de Grecia y Roma. BT 8273. Madrid. Alianza Editorial. 2004 (1ª edición). Página 221 y 222. Epítomes 6. Ubicación geográfica de los hombres de Tlepólemo después de la guerra de Troya. “(…) Los helenos, tras ir errantes, desembarcaron en diversos puntos y se fueron estableciendo: éstos en Libia, aquellos / (Página 222) en Italia, en Sicilia los otros, algunos en las islas cercanas a Iberia, otros en las riberas del río Sangario y los hay que habitaron Chipre. De los que naufragaron en torno al Cafereo, cada uno fue llevado a un lugar diferente: Guneo a Libia, Ántifo, hijo de Tésalo, al país de los pelasgos, a cuyo territorio llamó Tesalia después de ocuparlo; Filoctetes a Italia, concretamente a Campania; Fidipo, en compañía de los de Cos, se estableció en Andros, Agapénor en Chipre y, el resto en diversas regiones. <El resumen de los datos de Apolodoro y los demás es así: Guneo, tras abandonar sus naves, llega a Libia y se asienta en la cuenca del río Cínife. Meges y Prótoo se matan en Eubea en torno al Cafereo con otros muchos… después del naufragio de Prótoo en el Cafereo, los magnetes que iban con él fueron arrojados a Creta, donde se establecieron. > <Después de la expugnación de Troya, Menesteo, Fidípo junto con Ántifo, la gente de Elefénor y filoctetes navegaron juntos hasta Mimas. Posteriormente, Menesteo va a Melos, donde reina a la muerte del rey Polianacte. Ántifo, hijo de Tésalo, fue al país de los pelasgos y, tras ocupar la región, la denominó Tesalia. Fidipo, con el contingente de Cos, fue desviado a Andros y, después a Chipre, donde se estableció. Los de Eléfenor, que había muerto en Troya, fueron precipitados al mar Jónico y poblaron Apolonia del Epiro. Los de Tlepólemo (93) arribaron a Creta y luego desviados por los vientos, se asentaron en las islas de Iberia… La gente de Protesilao fue arrojada a Pelene, cerca de / (Página 223) la 14
llanura de Canastro. Filoctetes fue desviado a Italia, concretamente a Campania y, tras hacer guerra a los lucanos, se establece en Crimisa, lugar cercano a Crotona y Turio donde, liberado de su errabundeo, funda el santuario de Apolo Aleo, al cual ofrendó su propio arco, según relata Euforión.> (…)”. ARAMBURU-ZABALA HIGUERA, Javier. “Enigmas de la arqueología balear”. Colección Plural. Palma. Edicions Documenta Balear. 2007. Páginas 17. Adán y Eva en las islas. “(…) “(…) Para otro autor griego del siglo I a. C., Apolodoro, fueron las huestes del héroe rodio Tlepólemo, famoso por su manejo de la lanza, las que después del saqueo de Troya y camino de Creta fueron desviadas por el viento hasta las islas ibéricas, en las que se asentaron (…)”. (23). ARAMBURU-ZABALA HIGUERA, Javier. “Enigmas de la arqueología balear”. Colección Plural. Palma. Edicions Documenta Balear. 2007. Páginas 16 y 17. Adán y Eva en las islas. “(…) Tampoco es una búsqueda reciente; en realidad, sabemos que al menos desde hace dos milenios ya se hacían esa pregunta y seguramente antes también: con seguridad, los baleáricos o talayóticos disponían de sus mitos para explicar quien fue el primero en llegar a las islas. Pero los primeros que sabemos que especularon sobre el origen de los baleares fueron los griegos, que creían que sus héroes, después de la caída de Troya (fechada hacia 1240 a. C.), vagaban por el Mediterráneo hacia sus lugares de origen superando mil aventuras (en lo que se conoce como ciclo de los nóstoi o retornos) hasta / (Página 17), algunos de ellos, en las islas Baleares. El primero de estos autores fue Licofrón, que recoge en su poema “Alexandra”, escrito hacia el 270-260 a. C., el augurio de Casandra, hija del rey Príamo, de que algunos griegos llegarían arrastrados por el oleaje hasta las islas Gimnesias, donde llevarían una vida miserable, vestidos con pieles de carnero, sin vestido ni calzado y armados con tres hondas (…)”.CARBONELL BEVIÁ, Lola. “Menorca durante la edad del Bronce: Tendencias arquitectónicas y religiosas procedentes de la metalurgia”. 2015. Página 7. 2. La llegada de los beocios a Menorca. “(…) Para Binimelis, la llegada de los primeros griegos a la península Ibérica se produjo en el año 2.405 a. C., dirigidos por Theucher, hijo de Tamalón, rey de los Salaminos (46). Durante el segundo milenio a. C., fue Tlepolemo, el hijo de Hércules el griego quién colonizo las Baleares. Y en el primer milenio a. C., año de 900 a, C., fueron los “Pryges” (?) los que poblaron las Baleares (47) (…) 15
En el siglo XX, autores como Víctor Guerrero Ayuso, destacaron la existencia de una tradición griega –tomada de un antiguo poema escrito por Licofron, al igual que Binimelis-, que señalaba que los héroes de la guerra de Troya fueron arrastrados por el mar hasta las islas Gimnesias, sobreviviendo gracias a pieles de carnero que utilizaron como vestimenta, sin calzado, y armados con tres hondas (…)”.GARRIDO, Carlos. “Tumbas de gigantes”. Publicado en: “Menorca mágica”. Prólogo de Pau Faner. Colección El Barquero. Palma de Mallorca. José J., de Olañeta, Editor. 2009. (9ª edición). Página 25. Las Cloirades griegas de Timeo. “(...) La arqueología, sin embargo, establece un paralelismo entre el comienzo del hombre en Menorca -que por ahora debe solamente suponerse en cuanto a fechas-y Mallorca, donde sí está documentado. La datación de Son Matge, en Valldemossa, sigue siendo la más antigua: unos 4000 años antes de Cristo. Sin embargo, aunque es de suponer que el establecimiento humano en ambas islas sería coetáneo, los restos más antiguos hallados en Menorca se remontan sólo a unos 2000 años antes de Cristo. Todo lo anterior duerme aún en el misterio. Según refiere Víctor Guerrero, existe una tradición griega según la cual los héroes de la guerra de Troya pasaron a Mallorca y Menorca. En un antiguo poema de Licofron (escrito en los años 270-260 a. C., pero que recoge material mucho más antiguo), Casandra -hija de Príamo- relata el terrible augurio de que algunos griegos, “después de haber navegado con sus “cangrejos” (barcos de remo), llegarían arrastrados por las olas hasta los arrecifes de las Islas Gimnesias, donde habrían de sobrellevar una vida miserable, vestidos con pieles de carnero, sin ropajes ni calzado y armados cada uno con tres hondas” (…)”. (24). FLAVIO JOSEFO. “Sobre la antigüedad de los judíos. Autobiografía”. Traducción, introducción y notas de José Ramón Busto Saiz y Mª Victoria Spottorno Díaz-Caro. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. BT 8282. Madrid. Alianza Editorial. 2006 (1ª edición). Página 68. Sobre las antigüedades de los judíos I, 126. XXIV. Refutación de las calumnias e injurias contra los judíos. Timeo. “(…) Hay quienes han intentado manchar la nobleza de algunos pueblos y de ciudades bien ilustres y difamar su constitución. (…) Timeo (92), en sus Historias, ha calumniado a las mencionadas ciudades y también a otras (…)”. Página 68. Cita (92). “(…) Apodado Epitimeo (= “detractor”). (…)”. (25). GÓMEZ ESPELOSÍN, F. J. “Introducción a la Grecia Antigua”. Colección: Clásicos de Grecia y roma. BT 8209. Madrid. Alianza editorial. 2008. Página 271. 4. El siglo IV. ¿Una época de transición? 4.3. Las fuentes. “(…) Hay que hacer también mención a la historiografía griega 16
occidental representada especialmente por Timeo, un historiador siciliano de la segunda parte del siglo IV que compuso en Atenas, donde vivió casi cerca de cincuenta años, su historia del mundo griego occidental, centrada particularmente en Sicilia. Su obra no ha llegado tampoco hasta nosotros pero ha dejado ecos manifiestos en la obra de Diodoro de Sicilia y quizá también en aquellas de las bibliografías de Plutarco que se refieren a personajes del mundo siciliano, como es el caso del tirano Timoleón (…)”.ERATÓSTENES & PARTENIO & ANTONINO LIBERAL & PALÉFATO & HERÁCLITO & ANÓNIMO VATICANO. “Mitógrafos griegos”. Edición de Manuel Sanz Morales. Colección Clásicos griegos. Nº 65. Director: Manuel García Teijeiro. Madrid. Akal/Clásica. 2001. Página 121. Partenio de +icea. Timeo. Cita (111). “(…) De Tauromenio (hoy Taormina), Sicilia. Vivió h. 350-250 a. C. alcanzando la edad de 96 años. Su obra máxima es una historia hoy perdida de los griegos de Italia, que constaba al menos de 38 libros y cuyo título es inseguro, tal vez Sikelikai historíai. Partenio se refiere probablemente a esta obra (…)”. (26). GARRIDO, Carlos. “Tumbas de gigantes”. Publicado en: “Menorca mágica”. Prólogo de Pau Faner. Colección El Barquero. Palma de Mallorca. José J., de Olañeta, Editor. 2009. (9ª edición). Página 25. Las Cloirades griegas de Timeo. “(...) El autor del poema añade que Timeo llama “Cloirades” o rocosas a estas islas, y que a ellas llegaron algunos beocios (…)”. (27). BINIMELIS, Juan. “Hueva historia de la isla de Mallorca y de otras islas a ella adyacentes”. Tomo I. Palma. Imprenta de José Tous.1927. Página 115. Capítulo XXIII. Como Hércules Alceo con muchos corsarios corriendo por las riberas de España llegaron a las Islas Baleares. “(…) con la venida de Hércules el Thebano, que se llamaba así por ser de la ciudad de Thebas. Llamarónles a él y a sus soldados que les seguían, Argonautas por un nuevo bajel, el cual hicieron al modo de una galera que llamaron Argos. Esta gente partió de Creta, o Candia, en el mar Mediterráneo, y otros partieron de Afete provincia de los Maguerios, cerca de Pegasso. Empezaron su navegación y costeando toda la ribera de España se detenían en donde hallaban cosa que fuese oro o plata, que era el principal intento que les había hecho salir de la Grecia. Y después de sus grandes peregrinaciones llegaron a la ribera de Sagunto, que ahora llaman Morviedre (…). Allí tuvieron relación de las islas Baleares y supieron que estaban a poco trecho distantes de aquella frontera. En las cuales islas creyeron estos corsarios griegos que hallarían facilidad y 17
buen aparejo para robarles de todo lo precioso que tenían por ser aquellas gentes, según la información que de los saguntinos recibieron, desarmada, silvestre y sin defensas de hierro y que iban todos desnudos, ociosos y vagabundos, desparramados por la isla y gente muy esquiva. Pero con toda rusticidad tenían entre ellos personas principales a quienes reconocían en alguna manera autoridad y señorío. Y eran tales, como dice el mismo Florián, que algunos les llamaban reyes cuando hablan en lo hecho de estas islas. A la venida entonces de estos griegos corsarios había entre los Baleares uno más principal llamado Bocons, que era entre ellos como un legislador. El cual va descubriendo Juan Boemo en la descripción de la Asia, diciendo: Legumque ad hominum conmersis pertineat. Bocchoridem latorem fuiste seribunt. Y era tan salvaje y silvestre, como los otros que le reverenciaban. Llegados ya los corsarios con sus bajeles, luego que tomaron puesto salieron a tierra parte de aquella gente, y tomaron mediana cantidad de hombres y mujeres mallorquines, que hallaron por la ribera harto descuidados de semejante sobresalto. / (Página 116) Empezaron a demandarles por señas y palabras y con todas las importunaciones que pudieron, que les diese oro y plata, si había en la isla, o que les declarasen y enseñasen en que parte de ella lo hallarían. Ho entendían los mallorquines que cosa fuesen estos metales, ni menos podían así bien caer en la cuenta como a gente que nunca tal cosa había tratado ni menos visto. Los griegos les hacían ostentación de algunos pedazos de oro y plata, que traían de España, declarándoles con meneos y ademanes que aquello era lo que buscaban. Pero después de visto aquello, los de las islas, burlaron tanto de ello, que más no pudieron, como cosa vil y baja y poco provechosa, no menos necesaria a la vida humana. Significándoles con señas y meneos de las manos, que si le tuviesen en su poder no la preciarían ni la tendrían en nada y se lo darían liberalísimamente, y sin ruegos ni importunaciones, pues de nada les podría servir, ni dar al mundo provecho alguno. Y dice más, que cuanto más ellos les menospreciaban de palabra, tanto más Hércules y Alceo y los suyos, creyeron hacer más disimulación para cubrir su tesoro. Y puestos algunos de aquellos mallorquines en los bajeles como a presos por guías para buscar la isla, procuraron de llevar a sus manos todos aquellos principales que allí habitaban, pensando que los tales serían personas de más juicio, y razón, y que tendrían en su poder la riqueza de la tierra si alguna poseyesen. Entre los tales fue preso Boehoris, el que dijimos ser el más acatado en la isla, descendiente, según dicen, de la generación y linaje de Baleo, capitán muy antiguo, que Orón Libio en esta isla dejó, cuando en los tiempos pasados pasara de la Libia a España contra los Geriones. El cual Boehoris, como no les respondiese ni menos diese lo que Alteo demandaba fue sin dilación cruelmente atormentado con muchos de los otros mallorquines, y lo fueron con tanta crueldad y rigor, que los más de ellos murieron en los tormentos, 18
hasta que los griegos viendo que en nada aprovechaban de lo que hacían contra aquella gente, se metieron por el restante de la isla, creyendo que con su trabajo y diligencia hallarían los minerales que les / (Página 117) encubrían y negaban los mallorquines, pero reconociendo poco después que verdaderamente, o por decir mejor, a parecer de ellos la tal isla no tenía metales ni minas descubiertas ni cosa semejante, la dejaron y volvieron a sus bajeles, cansados del trabajo pesado, sin más provecho que del primero. Davegaban a la isla de Menorca que está a 30 millas así al levante, con los mismos propósitos e intentos, y con lamisca demanda; en donde también hicieron otras semejantes diligencias y daños, aunque no tantos porque luego reconocieron en ella tan mal aparejo, como tenía la isla pasada. Fue esto 1210 años antes de la venida del Salvador del mundo. De todo punto dejaron estos griegos las dos islas, y se volvieron a sus bajeles. Y cuenta el mismo Florián que quedaron los mallorquines tan espantados de este mal súbito que les vino por causa del oro y plata, y de los otros metales de España, que siempre después les aborrecían demasiadamente, pensando que de esta manera evitarían también muchas guerras, y se conservarían en mucha paz y quietud en sus tierras, y ya mucho más que tenían en memorias que a Gerión le vino todo el mal por las grandes riquezas de oro y plata que tenían, y no sólo huían de ver cualquier metal en pieza, sino de las cosas que de ellos fuesen labradas, en cualquiera obra o manera; huían de ellas y las echaban de sí, no consintiendo que se tratasen ya más en sus islas, ni menos nadie las trajese de parte alguna, y mayormente el oro y plata solo por temor de que no viniesen algunas gentes por causa de aquello con la demanda de los griegos argonautas. Esto mismo va escribiendo Juan Boemo de los mismos mallorquines, y lo toma a la letra de Diodoro Sículo, y son también sacadas las mismas palabras de Aristóteles (…)”. (28).CARBONELL BEVIÁ, Lola. “Menorca durante la Edad del Bronce: Tendencias arquitectónicas y religiosas procedentes de la metalurgia”. Alicante. www.Historiayarqueologia 2015. www.Menorca durante la Edad del Bronce. Tendencias arquitectónicas procedentes de la metalúrgia.pdf Página 8. 2.2. Beocios en Menorca, no argonautas. “(…) La expedición de los argonautas se produjo en el año 1.285 a. C., como ya se ha citado. Este dato indica que beocios y tesalios pertenecieron al pueblo pelásgico en dicha fecha, puesto que los reyes de Beocia y Tesalia, fueron hermanos y, sus costumbres religiosas, -redactadas en las Argonáuticas por Apolonio de Rodas-, igualmente, pelásgicas (61). Los 54 argonautas dirigidos por Jasón (62) se aproximaron a Menorca, pero no llegaron a ella, navegando hasta Italia y las islas del mar de Cerdeña (63), e incluso arribaron a la isla de Elba o Estécates (64). Havegaron por el mar Ausonio o Itálico (65), 19
pasando por la isla de las Sirenas o de las Flores (66), por el siciliano cabo Lilibeo (67), donde una tormenta los empujó durante nueve días y noches hasta la isla libia de Sirte (68), alcanzando con posterioridad el lago Tritón (69) y encauzando la nave paralelamente a la costa africana, hasta que pudieron cruzar, guiados por las corrientes, hacia el Mediterráneo central. Menorca no se encontraba entre las islas mediterráneas visitadas por los argonautas, que fueron: Antemoesa (70), Ática (71), Brigeidas (72), Calauria (73), Cárpatos (74), Ceos (75), Córcira (76), Ceroso (77), Delos (78), Día (79), Discélado (80), Drépane (81), Egina (82), Electris (83), Enea (84), Equínadas (85), Escíato (86), Espóradas (87), Estécades (88), Etalia (89), Eubea (90), Fílira (91), Hipúride (92), Imbros (93), Isa (94), Lemnos (95), Libúrnides (96), Ligístides (97), Hinfea (98), Ortigia (99), Partenia (100), Peuce (101), Planctas (102), Sícino (103) y, Tafos (104). Por lo tanto, los datos aportados por Joan Binimelis de que los argonautas arribaron a Menorca, son inciertos (…)”. (29). RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 144. Libro I. Primeras noticias de Menorca. Sección VIII. Gobierno de estas Islas en los mismos siglos. “(…) Con lo que precede habrán visto los que han leído que los Griegos de Rodas en el siglo VIII, antes del nacimiento del Señor, se apoderaron de las Baleares echando de ellas a los fenicios. El jefe principal de esta empresa fue Tlepolemo acompañado de muchos vecinos de Lindo [Rodas] (15) una de las ciudades de la misma (16) Isla. Y como el gobierno de los griegos era aristocrático, (17) es muy natural que lo introdujesen en las baleares; y si lo pequeño puede compararse con lo grande, podremos pensar que el gobierno político que aquí se estableció, imitaría en algún modo al de los focenses en Marsella, de que Estrabón / (Página 144) nos habla. Con arreglo a esto en cada una de estas dos islas habría como un gran senado compuesto de un crecido número de sus ciudadanos más distinguidos y hábiles, y constatarían sus tribunales de un cierto número de magistrados que se sacarían sin duda de entre los druidas como que estos en los países en donde existían, tenían a su cargo la administración de la justicia (19). A la cabeza de estos juzgados habría también su jefe, o presidente anual sacado, o de la clase que llevo mencionada, o de la de los nobles, como se acostumbraba en las Galias en tiempo que el druidismo estaba en vigor (20).
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Por los motivos que tengo expresados no pongo duda alguna en que estos / (Página 145) antiguos Baleares durante el gobierno de los griegos conservarían sus funestas costumbres, usos y prácticas, pues como lo dejo insinuado los hallamos existentes en tiempos mucho más modernos. Tampoco he podido rastrear que aunque tan hábiles nuestros isleños en el manejo de las hondas, fuesen empleados por los griegos en alguna expedición (...)”. Página 143. Cita (15). “(…) Jam cui Tlepolemus, et cui Lyndus origo fan ta bella serens Baliaris, et alite plumbo Silius Italicus de 2º bello Punico lib. III (…)”. Página 143. Cita (16). “(…) Véase la nomenclatura de Mr. Le febure de Villebrune a Silio Italico, tomo III, página 148 donde nos asegura que Lindus era una Ciudad de la Isla de Rodas (…)”. Página 143. Cita (17). “(...) Masdeu ibi tomo I,part. II, lib. V. XIX. pág. 99 (...)”. Página 144. Cita (18). “(...) Según el Sr. de Masdeu que allí lo cita pág. 99 (...)”. Página 144. Cita (19). “(...) Histoire de France par Mr. Laureau tomo I, pág. 96 (...)”. Página 144. Cita (20). “(...) Idem pág. 45 (...)”. (30). RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 92. Libro I. Primeras noticias de Menorca. Sección III. Idioma, alfabeto, trages, y cultura de los Menorquines en los siglos de que hablo. “(…) Esto último puede conjeturarse con mayor fundamento de diferentes cuevas de las muchas de Calascovas, como que aún en los fragmentos de Inscripciones Romanas que allí existen, sin embargo que tan modernos respecto al tiempo de que trato, se ven letras, y otros vestigios (93) del idioma griego que introdujeron en Menorca los vecinos de Lindo en la isla de Rodas que con Tlepólemo a su frente vinieron a poblarla, como en otras partes lo tengo (94) evidenciado. / (Página 93) Pero y cuando fue que esto aconteció? Aunque en cosas de tanta antigüedad es difícil de encontrar datos con todo siguiendo las huellas de uno de los más célebres historiadores del (95) siglo último, el establecimiento y ocupación de las Baleares por los griegos se puede fijar en el siglo VIII (96), antes del Sr. después del domicilio de los de Rodas en (97) Cataluña. Los motivos que llevo indicados tantas veces de la gran distancia del tiempo, y de la falta de monumentos son aquí un obstáculo para saber lo que pasó en esta memorable ocasión, es decir, si los griegos echaron a los de Fenicia por fuerza de armas de estas islas, o si los de las misma nación acogieron amistosamente a los recién venidos / (Página 94), y les permitieron el vivir entre ellos (...)”. (31). GARRIDO, Carlos. “Tumbas de gigantes”. Publicado en: “Menorca mágica”. Prólogo de Pau Faner. Colección El Barquero. Palma de Mallorca. José J., de Olañeta, Editor. 2009. (9ª edición). Página 26. Las 21
Cloirades griegas de Timeo. “(...) En relación de las Baleares con el mundo mítico helénico se encuentra también en la hipótesis que relaciona Menorca con el periplo de Ulises. Si por aquí pasaron los “griegos” a la vuelta de Troya, ¿por qué no había de hacerlo el protagonista de La Odisea? Además teniendo en cuenta que el poema homérico es algo así como un compendio del mundo legendario de la época, no es descabellado pensar que las Baleares estuvieron en él. Concretamente algunos autores atribuyen a Menorca el episodio de los lestrigones, del Canto X. Ulises ya veía a lo lejos las luces de Itaca, cuando vencido por el sueño, deja el control de la nave. Sus imprudentes compañeros abren entonces por curiosidad el odre de los vientos que Eolo les había proporcionado. Los céfiros, desatados, les alejan de Ítaca en medio de una gran tempestad. Tras volver a la isla Eolia, navegan seis días con sus noches, y al séptimo llegan a Lestrigonia. Un país en el que “un hombre que no durmiese podría ganarse dos salarios: uno guardando bueyes, y otro apacentando blancas ovejas”. Las naves arriban al “magnífico puerto, el cual estaba rodeado por ambas partes de escarpadas rocas y tenía en sus extremos riberas prominentes y opuestas que dejaban un estrecho paso”. A este lugar, que identifican con el puerto de Maó, “todos llevaron las corvas naves y las amarraron en el cóncavo puerto, muy juntas porque allí no levantan olas ni grandes ni pequeñas y una plácida calma reina en derredor”. Sin embargo, el astuto Ulises es más previsor. Deja su negra embarcación sujeta a un peñasco fuera del puerto y sube luego a una áspera atalaya. Desde allí, con preocupación, no columbra “labores de bueyes ni de hombres, sino tan sólo el humo que se alzaba de la tierra”. [¿humo de las hogueras de las taulas, o humo emitido por las griegas de una isla volcánica?]. En evitación de nuevos problemas, Ulises manda tres hombres a presentar sus respetos al rey de este pueblo de gigantes, cuya esposa era “alta como la cumbre de un monte y cobráronle por ello no poco miedo”. El temor estaba más que justificado. El rey Antífanes, agarrando prestamente a uno de los enviados, “aparéjose con el mismo la cena”. Luego, ante la fuga aterrada de los dos restantes, “gritó por la ciudad y, al oírle, acudieron de todos lados muchos y fuertes lestrigones, que no parecían hombres sino gigantes, y desde las peñas tiraron pedruscos muy pesados: pronto se alzó en las naves un deplorable estruendo causado a la vez por los gritos de los que morían y por la rotura de los barcos; y los lestrigones, atravesando a los hombres como si fuesen peces, se los llevaban para celebrar nefando festín”. Ulises apenas tiene tiempo de cortar las amarras del bajel de azulada proa y, con los pocos amigos que pudo recoger, salir de nuevo hacia el mar. 22
Indudablemente, algunos elementos de la historia podrían corresponderse con la imagen mítica de Menorca: la fama de su ganado, el/ (Página 27) puerto resguardado donde no se levantan olas, la raza de habitantes belicosos, su habilidad en el lanzamiento de pedruscos... Sin embargo, la interpretación clásica del periplo de Ulises efectuada por Víctor Bérard sitúa el país de los lestrigones un poco más hacia oriente, aunque casi a la misma altura. Concretamente en el norte de Cerdeña; identificando la rada con Porto Rozzo (...)”. (32). CASASNOVAS CAMPS, Miquel Àngel. “Història de Menorca”. Colección: Els treballs i els dies nº 56. Palma de Mallorca. Institució Francesc de Borja Moll. 2016. Página 68. Capítol IV. La cultura dels talaiots. +egación de la llegada de heraclidas a Baleares. “(…) Però el mite que mes ens interessa és el de la saga dels nostoi, el retorn dels cabdills aqueus alss seus llocs d´origen després de la guerra de Troia. Això portà Estrabó a remuntar la nissaga dels balears a l´arribada d´aquells herois grecs. Aquesta mateixa explicació la trobam a Licofró i Apol.lodor, segons el qual ¡Que uns Hel.lens extraviats després d´arribar cada un a un lloc diferent s´hi estableixen […] però uns a les illes prop d´Iberia. I els fills de Tlepolem atraquen a Creta i llavors llanáts pels vents habitaren els entorns de les illes Ibèriques”. Aquestes singladures per l´occident mediterrani tenen la seva constatació arqueológica –encara que no a les Balears, almenys de moment- en les troballes de cerámica micénica aparegudes a diversos indrets de la península Ibèrica (…)”. (33). CASASNOVAS CAMPS, Miquel Àngel. “Història de Menorca”. Colección: Els treballs i els dies nº 56. Palma de Mallorca. Institució Francesc de Borja Moll. 2016. Página 69. Capítol IV. La cultura dels talaiots. +egación de evidencias griegas en Menorca anteriores al siglo VI a. C. “(…) Mes tardana és l´expansió grega, si bé aquesta anava més encaminada en un principi a l´obtenció de terres que no al comerç. Així i tot l´activitat comercial dels hel.lens s´intensificà a partir del segle VIII a. C., quan ja queden ben delimityades les àrees d´influència de fenicis i grecs a la Mediterrània centreoccidental. Com, passa en el cas dels fenicis, també, també s´ha de descartar una presumpta “dominació” grega. Més encara, no ens han arribat materials de factura grega anteriors al segle VI a. C. Al capitol següent ens referirem amb més detall a aquesta qüestió (…)”. 23
Lola Carbonell Beviá, alicantina de nacimiento, es historiadora, especializada en Humanidades Contemporáneas. Ha realizado numerosas monografías sobre la Historia de la Edad Media de Menorca y, sobre su Protohistoria. En este trabajo de investigación, se ha centrado en demostrar la llegada de los heráclidas a la isla de Menorca, los hombres de Tlepólemo procedentes de Creta, después de la caída de Troya, en el siglo XII a. C.
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