Menorca la llegada de la religiosidad persa a través del ejército mercenario y, de las rutas comerci

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Menorca: La llegada de la religiosidad persa a través del ejército mercenario y, de las rutas comerciales de navegación feniciopúnico-cartaginesas. Lola Carbonell Beviá 1


Menorca: La llegada de la religiosidad persa a través del ejército mercenario y, de las rutas comerciales de navegación fenicio-púnico-cartaginesas.

Lola Carbonell Beviá

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Índice Menorca: La llegada de la religiosidad persa a través del ejército mercenario y, de las rutas comerciales de navegación fenicio-púnico-cartaginesa Lola Carbonell Beviá

1. Gimnesias y gimnetes. 2. La Anábasis: Participación de los honderos gimnetas en la guerra civil entre Ciro “el Joven” y, Artajerjes II. 2.1. La participación directa de los honderos gimnetas en la expedición contra Persia. 2.1.1. 2.1.2. 2.1.3.

Los gimnetas en la batalla. Dirigentes militares de los gimnetas. Acciones bélicas de los honderos gimnetas.

2.2. 2.3. 2.4. 2.5. 2.6. 2.7. 2.8. 2.9. 2.10. 2.11. 2.12.

El itinerario de ida: Etapas de Sardes a Babilonia. El itinerario de vuelta: Etapas de Babilonia a Pérgamo. El cantico del peán antes del inicio de la batalla. La alimentación. Las enfermedades. La vestimenta de los soldados. Los augurios. La religiosidad de los soldados: Los dioses. La diversión. Glandes de piedra y de plomo. La arquitectura del Asia Menor: el zigurat.

3. El retorno a Menorca: La llegada de la religiosidad persa a través del ejército mercenario. 3.1. 3.2. 3.3. 3.4.

Las pezuñas de caballo de Torralba. El torito de Torralba. Reminiscencias de la arquitectura escalonadas de Menorca. El culto persa: las mesas.

persa:

las

torres

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4. La llegada de la religiosidad fenicio-púnico-cartaginesa a Menorca, a través de las rutas comerciales de navegación. 4.1.

Las colonias fenicias en el Mediterráneo: Menorca, Rodas, Creta, Malta, Sicilia, Cerdeña, y Córcega. 4.2. El comercio fenicio con Menorca. 4.3. El apoyo fenicio a Persia. 4.4. La instauración de una colonia cartaginesa en Menorca. 4.5. La reutilización de los recintos de taula. 4.6. El culto fenicio-púnico-cartaginés en las taulas. 4.6.1. Los pebeteros de Tanit. 4.6.2. Las cuentas de collar de círculos concéntricos. 4.6.3. El Imhotep, de Torre d´en Gaumés. 4.7.

La teosofía de los dioses alados.

4.7.1. Deidades mesopotámicas. 4.7.2. Deidades persas. 4.7.3. Deidades semíticas. 4.7.3.1. Deidades cananeas. 4.7.3.2. Deidades sirias. 4.7.3.3. Deidades fenicias. 4.7.3.4. Deidades cartaginesas. 4.7.4. Deidades egipcias. 4.7.5. Deidades del Asia Menor. 4.7.6. La teosofía de los dioses alados. 5. 6.

Conclusiones. Citas bibliográficas.

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Menorca: La llegada de la religiosidad persa a través del ejército mercenario y, de las rutas comerciales de navegación fenicio-púnico-cartaginesas Lola Carbonell Beviá

“Próxeno se presentó con cerca de mil quinientos hoplitas y quinientos gimnetas”. (Jenofonte. Anábasis. Libro I, 3).

1. Gimnesias y gimnetes. La bibliografía clásica ha venido denominando a las islas Baleares, Gimnesias. De ello se hizo eco Juan Ramis y Ramís, que a su vez utilizó como fuente a san Jerónimo (1). Dicho autor señaló que los habitantes de las Gimnesias se ejercitaban en el manejo de la honda, e iban desnudos en el estío (2) y, fueron denominados gimnetes (3). Otros autores, como Julio Martínez Santa-Olalla, especificaban que las Gimnesias fueron las Baleares –Mallorca y Menorca-, pero no Ibiza, que pertenecía a las Pytiusas (4). En la misma línea se incluía Juan Seguí Rodríguez, que añadió la denominación de Ibiza, como “Ophiusa” (5). Siendo el nombre de la isla de Menorca en el siglo V a. C. “Meloussa”, según el mapa de Hecateo, referido por P. Bosch Gimpera (6). Según Juan Ramis y Ramis, la denominación de Gimnesias existía desde el siglo XII a. C. (7). Pero realmente, el primer mapa que hizo referencia a las Gimnesias fue la “Ora Marítima” de Festo Rufo Avieno, realizado en el 350 a. C., y que parecía hacer referencia a las poblaciones existentes en la Iberia del siglo VI a. C. (8). Pero las Gimnesias y sus habitantes los gimnetes, no solo habitaron las islas Baleares en el siglo VI a. C., sino igualmente, el territorio que actualmente se corresponde con las provincias de

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Alicante, Murcia y sur de Valencia, lo que fue la Contestania Ibérica (9). 2. La Anábasis: Participación de los honderos gimnetas en la guerra civil entre Ciro “el Joven” y, Artajerjes II. Los gimnetas fueron los habitantes de la primitiva Contestania Ibérica, e islas Baleares. En el año 401 a. C., fueron reclutados honderos gimnetas para participar en la campaña dirigida por Ciro “el Joven” en territorio persa, contra su hermano Artajerjes II (10). Del reclutamiento de los soldados mercenarios, se encargo Clearco de Lacedemonia (11). Ahora bien, ¿fue Clearco directamente a Iberia para reclutar a los gimnetas, entre las colonias griegas establecidas en la península y en las islas mediterráneas? No hay respuesta. Lo cierto es que fueron 500 los gimnetas alistados (12), que pasaron a formar parte del destacamento del general o estratego griego, llamado Próxeno de Beocia (13). Los gimnetas formaron parte del ejército mercenario, como miembros de las tropas ligeras, compuestas por lanzadores de jabalina, arqueros y honderos (14). Los honderos gimnetas que participaron en la campaña de Ciro en Persia, permanecieron fuera de Menorca durante 15 meses, tiempo que duró la expedición (15), recorriendo una distancia de aproximadamente 6.100 kilómetros (16). Los 500 honderos gimnetas formaban parte de los 12.000 mercenarios griegos (17) o 14.000 efectivos, contratados por Ciro (18). De la totalidad de los mercenarios que participaron en la campaña de Ciro, retornaron con vida 8. 600, causando 1.400 bajas por defunción, bien por haber muerto en la batalla, bien por la nieve, o bien, por enfermedad (19). El príncipe persa Ciro “el Joven” engañó a todos los que participaron en su campaña, comenzando por los estrategos o generales. De hecho, los honderos gimnetas menorquines llegaron engañados por Clearco y, siguieron engañados por Próxeno de Beocia. Nadie supo la finalidad de la campaña hasta que estuvo bastante avanzada. El objetivo de los mercenarios enrolados era luchar junto a Ciro, pues conocían el gran valor del príncipe persa (20). Durante el trayecto de Dana a Tarso, los mercenarios barruntaban sospechas sobre la finalidad de la campaña de Ciro y presagiaban que no habían sido contratados para lo que se les había comunicado (21). En Tápsaco, Ciro llamo a sus estrategas griegos y 6


les informó de su objetivo: marchar a Babilonia y luchar contra el “Gran Rey”, su hermano Artajerjes II. Los soldados mercenarios se negaron a continuar, a menos que les concediera otra suma de dinero, una vez finalizada la campaña. Ciro aceptó (22). Los mercenarios tuvieron problemas de cobro durante toda la expedición, que fue iniciada en enero del año 401 a. C., y finalizada en marzo del año 400 a. C. (23); teniendo lugar la muerte de Ciro “el Joven”, en otoño del 401 a. C. (24). Los soldados mercenarios combatieron en un primer momento por una paga. Después, por salvar su propia vida (25). Desde que llegaron a Pérgamo, lucharon bajo las órdenes del rey tracio, Seutes, a cambio de una paga (26), que Seutes distanciaba en el tiempo, incumpliendo su acuerdo (27), e inculpando a su súbdito Heráclides (28). La moneda con que Ciro pagó a sus estrategos (29) fue el dárico o moneda de oro, cuyo peso era 8´42 gramos (30). Ciro prometió pagar a cada uno de los soldados un dárico y medio al mes (31). 3. La participación directa de los honderos gimnetas en la expedición contra Persia. Si en el viaje de ida y batalla principal en la que murió Ciro “el Joven”, los honderos gimnetas destacaron por sus acciones bélicas, se desconoce, pues Jenofonte lo omitió. 3.3.

Los gimnetas en la batalla.

Jenofonte, tan sólo hizo referencia a un conflicto interno entre las tropas mercenarias de Ciro, en el que el general Clearco sufrió una lluvia de piedras, -se supone que por parte de los honderos mercenariosal mando de Próxeno de Beocia, antes de que se produjera la batalla principal de Persia (32). Los honderos gimnetas se situaron en el ala diestra, junto al margen del Éufrates, bajo el mando de Próxeno, en la batalla contra el “Gran Rey”, Artajerjes II (33). Tras la muerte de Ciro “el Joven” durante la batalla (34), los estrategos o generales Clearco y Próxeno acordaron sacar al ejército mercenario griego de la zona de peligro (35) y retomar el orden entre sus soldados (36).

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3.2.

Dirigentes militares de los gimnetas.

Los gimnetas estuvieron bajo la dirección del general griego Próxeno de Beocia, natural de la ciudad de Tebas (37). Próxeno fue amigo del escritor Jenofonte, que participó directamente en la campaña de Ciro en Persia. De hecho, fue el propio Jenofonte quién indujo a Próxeno a alistarse bajo el mando de Ciro. Tras la muerte de Ciro, ambos tomaron parte, conjuntamente, en las decisiones de reorganizar el ejército griego mercenario (38). Los generales de Artajerjes II, apresaron y asesinaron a Próxeno, decapitándolo (39). Próxeno de Beocia fue un buen general y, muy humano, pero no tenía capacidad para imponerse a sus subordinados. Murió a la edad de 29 años (40). Tras ser asesinados los cuatro estrategos griegos de Ciro, tomó el mando de la expedición, Jenofonte, amigo de Próxeno, que no detentaba hasta ese momento ningún cargo militar (41). En primer lugar, habló con los capitanes de Próxeno (42), y fue apoyado por los mismos para tomar el mando de la expedición (43), siendo elegido estratego (44). Jenofonte dispuso, en primer lugar, asentarse en el territorio del rey persa Artajerjes II, para sobrevivir y, a continuación propuso el retorno a Grecia (45). Propuestas que fueron aprobadas por la milicia (46). El estratego griego Quirísofo estuvo al mando de los gimnetas que encabezaban la vanguardia del ejército en el viaje de retorno a Pérgamo (47), siendo comandante de los gimnetas, Aristeas de Quíos (48) y, Nicómaco de Eta, como capitán (49). 3.3.

Acciones bélicas de los honderos gimnetas.

Durante el viaje de retorno a Grecia, los honderos gimnetas realizaron varias incursiones bélicas, ofensivas y defensivas. La primera de ellas tuvo lugar entre el cruce de los caminos de Susa y Echbatana, Lidia y Jonia (50), donde los honderos griegos gimnetas fueron neutralizados, debiendo de retroceder (51). En la segunda de las acciones bélicas, los honderos gimnetas fueron ordenados, pasando de la retaguardia a la vanguardia de la columna del ejército griego, en su camino hacia Grecia. El hecho sucedió a últimos de noviembre del año 401 a. C. (52). En la tercera de las acciones bélicas, los honderos gimnetas capturaron una emboscada de bandidos (53), arrojando las piedras más con sus manos, que con sus hondas (54). 8


Y por último, la cuarta de las acciones bélicas de los gimnetas, consistió en vigilar las cimas de los montes (55). 3.4.

El itinerario de ida: Etapas de Sardes a Babilonia.

Los 500 gimnetas honderos reclutados para formar parte de las tropas de infantería ligera del ejército mercenario griego de Ciro “el Joven”, se incorporaron con el resto de los soldados, en la ciudad asiática de Sardes, bajo el mando del general Próxeno de Beocia (56). El texto de “La Anábasis” hace omisión del acto del reclutamiento de las tropas por Clearco, y de su llegada a Sardes. Las tropas de infantería ligera del ejército de Ciro iniciaron su anábasis –recorrido hasta el interior de Persia- (57) caminando hasta Babilonia (58), recorriendo llanuras (59), atravesando ríos, pasando sed y hambre en el desierto donde murieron muchos de los animales de carga (60); un itinerario que duró aproximadamente unos seis meses. 3.5.

El itinerario de vuelta: Etapas de Babilonia a Pérgamo.

El ejército griego mercenario y, por tanto, los honderos gimnetas, recorrieron 3.300 kilómetros desde Babilonia a Pérgamo, en su viaje de retorno (61), recorriendo 18 etapas y numerosas subetapas (62). Tras la muerte de Ciro, los soldados del ejército mercenario comunicaron a las tropas de Artajerjes II, su deseo de no luchar contra el “Gran Rey” y, que habían sido conducidos hasta allí con el engaño de Ciro, manifestando su deseo de volver a Grecia (63). Pero los persas no se fiaban de los griegos mercenarios y los espiaron mientras los tuvieron bajo su supervisión, acompañándolos durante el camino de retorno (64). Desde el momento en que los generales persas asesinaron a los estrategos de los griegos, el ejército mercenario huyó del ejército persa para salvar sus vidas. En dicho viaje de retorno a Grecia pasaron calamidades pues el avance fue durante el otoño e invierno del año 401 a. C. y la primavera del 400 a. C. Se enfrentaron a la climatología, cogiéndoles desprevenidos varias nevadas importantes y, debiendo de untarse el cuerpo con aceite para evitar el frío intenso (65); aprendieron de los habitantes autóctonos, el modo de envolver las patas de las caballerías, para que no se hundieran en la nieve (66); no recibieron la paga prometida y por tanto, no tuvieron dinero para abastecerse de alimentos en el viaje de retorno (67); y sufrieron impedimentos para navegar por encontrarse en la estación de invierno, ya que los puertos estaban cerrados a la navegación (68). 9


3.6.

El cantico del peán antes del inicio de la batalla.

La tradición griega indicaba que antes de entrar en combate, los soldados debían entonar un cántico religioso al dios Apolo, que denominaban peán, equivalente a “sanador”, y que consistía en pedir la ayuda y protección en la batalla (69). 3.7.

La alimentación.

Con el dinero de la paga, los soldados podían comprar alimentos durante el viaje. En el itinerario de ida a Babilonia, habían comerciantes lidios que vendían los alimentos a los soldados, pero éstos resultaban muy caros y, los soldados decidieron alimentarse con carne. Igualmente, cuando llegaban a alguna ciudad, allí se abastecían de productos alimenticios (70). En otras ocasiones, las pertenencias alimenticias de los griegos mercenarios fueron saqueadas por el ejército persa (71). Los honderos gimnetas llegaron a probar el cogollo de palmera, un alimento de buen sabor que producía fuertes jaquecas (72). A veces, cuando les era permitido, los soldados mercenarios podían saquear los poblados en caso de victoria apropiándose de las provisiones (73). En una ocasión se produjo una intoxicación colectiva entre los soldados por la ingesta de miel (74). Entre los alimentos que podían comer, procedentes de los saqueos se encontraba el pan, rodajas de delfín conservadas en salmuera, grasa de delfín que era empleada como aceite, castañas preparadas como pan y, vino agrio que mezclaban con agua (75); harina, aceitunas, ajos y cebollas (76). 3.8.

Las enfermedades.

Las principales enfermedades que afectaron a las tropas mercenarias tuvieron lugar con la llegada de la nieve y el frio y, fueron principalmente gangrena y ceguera. El remedio para la ceguera consistía en colocarse una venda sobre los ojos, de estofa negra. Mientras que el remedio para evitar la gangrena en los pies consistía en no dejar de moverse durante todo el día para que no se congelaran los dedos de los pies y, en quitarse el calzado por la noche, para dormir (77). Uno de los importantes problemas que afectaron a los mercenarios fue el agotamiento por cansancio y la extenuación, llegando incluso, en algunos casos, a pedir la muerte, porque no podían continuar el viaje (78).

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En una ocasión, los soldados sufrieron una intoxicación generalizada por ingesta de miel, siendo el cuadro de síntomas: vómitos, diarrea, pérdida de la razón y debilidad general (79). Cuando los soldados necesitaban cuidados directos durante unos días, solían quedarse en alguna casa que los hospedara, por cuyos cuidados solían pagar con el dinero de su soldada (80). 3.9.

La vestimenta de los soldados.

Los mercenarios griegos iban ataviados con túnica de color púrpura, yelmo de bronce en la cabeza, grebas y escudo sin recubrir (81). Los honderos gimnetas por pertenecer a la clase de tropa ligera irían vestidos solo con túnica púrpura (82), sandalias de piel de buey – recién desollado y, sin curtir-, en los pies como calzado (83) y, sus hondas. 3.10. Los augurios. Los honderos gimnetas mercenarios, en el ejército griego, fueron conocedores de primera mano, de los múltiples y constantes sacrificios que se hicieron dentro de la campaña de Ciro contra Persia. El propio ejército de Ciro tenía sus sacerdotes y augures y no se tomaba ninguna decisión bélica si previamente no se había realizado el sacrificio del animal, para conocer el futuro a través de la lectura de sus vísceras. El ejército griego llevaba consigo sus propios animales sacrificiales. El primer sacrificio lo ordenó Ciro antes de emprender la batalla del Éufrates, siendo favorables los augurios (84). Los sacrificios se realizaban al amanecer (85) y, al anochecer, después de la puesta del sol (86). Cuando encontraban algún río, los sacrificios se efectuaban degollando a las víctimas sobre las aguas (87). En ocasiones, para aplacar la tempestad, se hicieron sacrificios en honor del viento (88). También se ofrecieron sacrificios a las deidades religiosas como inicio de unos juegos deportivos atléticos olímpicos (89). Cuando se tenían dudas porque los augurios no eran propicios, continuamente los adivinos (90) sacrificaban un gran número de víctimas (91) para tener un resultado certero (92). El estratego Jenofonte fue un gran conocedor de los augurios a través de las vísceras de la víctima propiciatoria (93) y, durante su mandato se consultaron constantemente a los adivinos. En ocasiones, el ejército necesitaba de animales para sacrificios que compraba (94), en 11


otras, las víctimas propiciatorias eran capturadas entre las bestias de carga de los enemigos (95). Cuando las dudas eran importantes, los sacrificios tenían lugar por pares (96). Los adivinos que pertenecieron al ejército mercenario griego fueron: Silano de Ambracia y Arexión de Arcadia (97). Y por último, tan solo en una ocasión se realizó un sacrificio en acción de gracias por el resultado de la adivinación, a través de la interpretación de sueños (98). 3.11. La religiosidad de los soldados: Los dioses. Los mercenarios griegos tuvieron sus propias deidades, -como Apolo y Ares, dioses benefactores en la guerra (99)-, pero en el trayecto de ida a Babilonia y vuelta, al territorio griego, conocieron y experimentaron otros cultos deíficos. Zeus Salvador era otra de las deidades de los griegos, que se manifestaba a través de signos como el estornudo. Igualmente, los griegos rendían culto a Ártemis efesia, diosa a la que rendían cabras como sacrificio (100). En las actividades deportivas, los griegos rendían culto a sus dioses Zeus Salvador y Heracles (101). También se le rendía culto a otra variedad de Heracles: Heracles Conductor (102). Así como a Zeus Soberano (103) y, Zeus Propiciatorio (104). Los extranjeros tenían por deidad protectora a Zeus Hospitalario, por lo tanto, los mercenarios griegos, por su calidad de extranjeros en Persia se acogían a su protección (105). Los sirios que vivían junto al río Calo, consideraban a los peces del río deidades, siendo la principal, la diosa Astarté, también conocida por Derceto, que se transformó en pez y, su hija Semíramis, en paloma (106). 3.12. La diversión. Los mercenarios griegos alternaban las penurias de la expedición con la diversión en casos eventuales, cuando la situación se lo permitía. La primera de las actividades lúdicas de los mercenarios tuvo lugar en el viaje de ida a Babilonia, concretamente en la ciudad de Peltas, donde celebraron la festividad de las “Licias” con una competición deportiva, consistiendo los premios en estríngiles de oro (107). La segunda de las competiciones deportivas tuvo lugar en el viaje de regreso de Babilonia a Pérgamo y, consistió en la organización de 12


unos juegos atléticos. La actividad principal fue una carrera que cruzaba un monte pedregoso y lleno de maleza en la que participaron más de 60 cretenses. También hubo una carrera en el estadio, en la que compitieron los hijos de los prisioneros; así como lucha en las modalidades de pugilato y pancracio; y una carrera de carrera de caballos (108). En la ciudad de Cotiora, donde permanecieron 45 días, realizaron la tercera de las celebraciones atléticas (109). 3.13. Glandes de piedra y de plomo. En el ejército mercenario de Ciro, no solo asistieron honderos gimnetas, sino también honderos rodios (110), quienes utilizaban glandes de plomo (111), para disparar con sus hondas. En cambio, los honderos gimnetas utilizaban glandes de piedra para sus tiros con honda (112). 3.14. La arquitectura del Asia Menor: el zigurat. Los mercenarios fueron hombres que conocieron nuevos países, paisajes y arquitecturas en la expedición contra Artajerjes II, rey de Persia. Conocieron casas excavadas en el suelo, a modo de hipogeo, en la que compartían habitación humanos y animales (113). Y conocieron torres escalonadas que todavía en el siglo V a. C., continuaban denominándose zigurats (114). 4. El retorno a Menorca: La llegada de la religiosidad persa a través del ejército mercenario. Los honderos gimnetas retornados a Menorca, volvieron con una nueva perspectiva de la vida y, de su vida. Y por tanto, fueron portadores de un ampliado concepto de la religiosidad, puesto que a sus concepciones religiosas, se le habían sumado las deidades procedentes de los griegos, de los sirios y de los persas. Los honderos gimnetas continuaron acudiendo al culto de su religión, celebrado en los recintos de taula, donde aportaron sus ofrendas, exvotos que fueron diferentes a los que estuvieron acostumbrados a ofrecer con anterioridad a su expedición a Persia. Los santuarios menorquines ubicados en los recintos de taula eran diferentes a los persas. Éstos se ubicaban en las cimas de las montañas o lugares altos (115). En ellos se realizaban sacrificios de animales, donde 13


los mismos eran degollados para que su sangre bañase la tierra (116), posteriormente el animal era troceado y su carne hervida (117). El dios persa, por excelencia, adorado por los soldados fue Mitra (118). Y al mismo tiempo, Mitra fue el dios solar (119), a quién se le tributaban ofrendas de bueyes y caballos (120). 4.1.

Las pezuñas de caballo de Torralba.

En el recinto de taula de Torralba d´en Salort, aparecieron en su día, junto a un altar de piedra ubicada a la izquierda de dicha taula, tres, de cuatro pezuñas pertenecientes a un caballo de bronce, que fueron encastadas en cuatro orificios practicados en la roca (121). La cronología atribuida al santuario de Torralba d´en Salort abarca del año 800 a. C., al 200 a. C. (122). Para otros autores, se centra en el siglo IV a. C. por los materiales excavados (123), pero la cronología de la ofrenda de los honderos gimnetas fue del año, del 400 a. C., cuando los mercenarios retornados a Menorca llevaron la ofrenda del caballo de bronce, -del que quedan tres, de las cuatro pezuñas-, como ofrenda a Mitra el dios solar del ejército, a quién se le ofrecían caballos como sacrificio. 4.2.

El torito de Torralba.

En el mismo santuario-recinto de taula, de Torralba d´en Salort, apareció junto a las pezuñas de caballo, una pequeña escultura de un torito joven (124), fundido a la cera perdida (125). Esta figurita (126), igualmente fue un exvoto ofrecido por alguno de los honderos gimnetas venidos de Persia, puesto que el toro, fue un animal igualmente sacrificado al culto solar de Mitra. Y con la misma cronología que las pezuñas: 400 a. C., fecha que se inserta, según Fernandez Miranda, dentro de la cronología de la taula de Torralba d´en Salort: siglo IX a.C. (127). 4.3.

Reminiscencias de la arquitectura escalonadas de Menorca.

persa:

las

torres

Los honderos gimnetas que participaron en la expedición de Ciro en Persia, conocieron de primera mano los primitivos templos religiosos denominados “zigurats”, puesto que la principal batalla en la que falleció Ciro “el Joven” tuvo lugar cerca de Babilonia, junto al río Éufrates.

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Al igual como el culto al sol estaba directamente relacionado con la advocación de Mitra, igualmente existía el culto al sol en la torre escalonada o zigurat (128). Se podría afirmar, con toda seguridad, que fueron los honderos gimnetas que participaron en la expedición de Ciro, a Persia, los conocedores de las torres escalonadas cuya arquitectura fue reproducida en la isla de Menorca y destinada, con el paso de los siglos, a otros fines. Dicha hipótesis ya fue lanzada por un autor hace años (129) y, radicalmente desestimada, permaneciendo en el olvido. Pero son muy diferentes las torres escalonadas que han pervivido hasta la actualidad, de las barracas propiamente dichas, cuya estructura morfológica es diferente, aunque todas estén construidas en piedra seca. Jaume Sastre Moll estima que su origen pudo ser romano (130), pero la evidencia de que su origen fue persa, se encuentra en “La Anábasis”, de Jenofonte, con los 500 honderos gimnetas que participaron en la expedición a Persia, bajo el mando de Ciro ”el Joven”. 4.4.

El culto persa: las mesas.

La denominación de mesas a los altares conocidos vulgarmente como “taulas”, pudo ser una aportación de los honderos gimnetas que vinieron de Persia. Como se ha visto anteriormente, los cultos sagrados persas se realizaban en “lugares altos” abiertos, por lo tanto fueron diferentes a los recintos de taula. Solo coincidían en el ritual religioso. En ellos se practicaban sacrificios sagrados de animales, en los que los animales eran descuartizados y hervidos, previamente a ser comidos por los asistentes. Fue Herodoto de Halicarnaso, quién refirió que los persas practicaban una comida ritual pública sacrificial que llamaban “mesa”, en tiempos de Darío I (131). En otros tiempos, las costumbres se mantenían con más raigambre que en la actualidad, de modo que muy posiblemente, durante el reinado de Artajerjes II, que fue el periodo cronológico en que los honderos gimnetas fueron a Persia, se mantuviera la existencia de la comida sacrificial denominada “mesa” y fuesen ellos, los honderos gimnetas los que llevaron el término a Menorca en el año 400 a.C., llamando “taulas” a las mesas de sacrificios, que tenían lugar en los recintos de los santuarios menorquines.

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5. La llegada de la religiosidad fenicio-púnico-cartaginesa a Menorca, a través de las rutas comerciales de navegación. El dominio de la navegación comercial en el siglo V a. C. era fundamentalmente fenicio-púnico-cartaginés. Pero, además, en el año 445 a. C., Fenicia-Palestina-Siria fueron incluidas en la quinta satrapía persa (132), o quinto nomo persa, en el que también quedaba incluido Chipre (133), de las veinte satrapías organizadas por el rey persa Darío I, llamada Abar-Nahara y, que se extendía desde la orilla occidental del Éufrates, hasta el Mediterráneo (134). Las ciudades cartaginesas Cirene y Barca estuvieron incluidas, dentro de la sexta satrapía persa, junto con Egipto (135). Los fenicios lucharon contra los griegos en apoyo de los persas (136). Una época en la que los mercenarios griegos fueron muy apreciados por sus cualidades como excelentes guerreros (137). Por lo tanto, la navegación comercial fenicio-púnico-cartaginesa, en el año 401 a.C., estuvo en manos persas, bajo el reinado de Artajerjes II (138), hermano de Ciro “el Joven” (139). Los puertos comerciales fenicios, de conocida importancia en dicho periodo, fueron: Asquelón, Jaffa (140), Iso (141), Quittion – colonia fenicia de Chipre- (142), Sidonia (143), Cartago (144), Akko (145), Dor (146), o, Tiro (147). 5.1.

Las colonias fenicias en el Mediterráneo: Menorca, Rodas, Creta, Malta, Sicilia, Cerdeña, y Córcega.

Parece ser, que los fenicios utilizaron la isla de Menorca como punto de estacionamiento (148) y, colonia desde el siglo XIII a. C. (149), siendo posteriormente desde el siglo V a. C. colonia cartaginesa (150). Restos de asentamientos fenicios que constituyeron un pequeño núcleo habitado fueron hallados en Sanisera, con sepulturas fenicias (151). La isla de Rodas fue colonizada por los fenicios en el año 1000 a. C., (152); e igualmente la isla de Creta (153). Y a su vez, los rodios, colonizaron Menorca en el siglo IX a. C., (154). En Malta, Sicilia y Cerdeña existieron también colonias fenicias (155). Mientras que en Córcega y Cerdeña se establecieron colonias cartaginesas (156). Al existir colonias fenicias en Cerdeña, Persia tuvo motivos para querer conquistar y dominar Cerdeña (157).

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5.2.

El comercio fenicio con Menorca.

Menorca se hallaba en la ruta comercial fenicia, donde éstos acudían para comprar miel, cera, ganado, pieles, juncos que servían para fabricar maromas y cuerdas; aceitunas de acebuches, que transformaban en aceite y, cueros de ganado vacuno (158); así como murex y buccinum (159). Fruto de dicho comercio, la arqueología ha encontrado en Menorca medallas fenicias de bronce, procedentes de Gadir, pues llevan en una de sus caras unos atunes, símbolo de dicha ciudad (160), hecho que significa que la isla de Menorca se hallaba en el viaje de retorno de los fenicios, desde Gadir. 5.3.

El apoyo fenicio a Persia.

Desde el reinado del persa Darío I, los fenicios y persas estuvieron encargados de conducir bastimentos y víveres al ejército Persa (161). Si los fenicios siglos antes de la expedición de Ciro “el Joven” ya apoyaban comercialmente en la navegación al imperio persa, también lo debieron continuar haciendo, una vez que Fenicia y Siria formaron parte de la quinta satrapía persa. Por lo tanto, si en Menorca había una colonia fenicia con la que se comerciaba; y Fenicia dependía de Persia en el año 401 a.C., cuando los honderos gimnetas fueron reclutados, con toda seguridad se podría argumentar que los mercenarios menorquines se embarcaran en las naves fenicias que los llevarían hasta la costa más próxima a Sardes, para que se unieran al contingente de tropas griegas mercenarias que iban a apoyar la expedición de Ciro “el Joven”. 5.4.

La instauración de una colonia cartaginesa en Menorca.

En Menorca, estaba asentada población griega desde el siglo IX a. C., manteniendo su dominio durante un siglo, cuando llegaron los primeros cartagineses, quienes lucharon con estos (162), previamente a establecer una colonia cartaginesa (163), que fue fundada en el año 400 a. C. (164). Por lo tanto, Cartago pertenecía a la sexta satrapía persa en el año 401 a. C., fecha en que los honderos gimnetas se embarcaron hasta llegar a Sardes, para participar en la expedición de Ciro “el Joven”, hecho que significa que los honderos gimnetas pudieron marchar en naves cartaginesas hasta Cartago, para a continuación hacer transbordo 17


y embarcar en naves fenicias, que los llevarían hasta el puerto más cercano a Sardes. 5.5.

La reutilización de los recintos de taula.

Los santuarios, ubicados en los recintos de taula, fueron reutilizados en el año 400 a. C., periodo en que retornaron los honderos gimnetas de Persia, conocidos como “apiru” o “habiru” en Mesopotamia (165). Tanto los cultos persas, como las religiones semíticas occidentales -sirio-cananeos, púnicos o cartagineses-, contemplaban la ejecución de sacrificios de animales como ofrendas a sus dioses (166). De modo que los tipos de animales sacrificados fueron: - Corderos, en los cultos sirio-cananeos (167) sacrificados en lugares altos (168). - Carneros y toros por cananeos-filisteos (169). - Bueyes, frutas y legumbres, por fenicios (170). En los templos de los pueblos semíticos, hubieron carniceros que se ocupaban de descuartizar a los animales (171). Los sumerios también sacrificaban animales a los dioses, y los quemaban como ofrendas (172). Y salvo contadas excepciones con motivo de fechas excepcionales o catástrofes, los fenicios y cartagineses ofrecían sacrificios humanos a sus dioses (173). Los cultos persas se realizaban en lugares altos y abiertos. Lo mismo ocurría con los cultos cananeo-fenicio-cartagineses. Los santuarios fenicio-cartagineses eran reducidos, pequeños y cuadrados, con pequeños altares que se colocaban en la pared, donde los devotos depositaban sus ofrendas a los dioses. Ahora bien, dado que las religiones semíticas orientales y occidentales realizaban sus sacrificios en santuarios ubicados en lugares abiertos, los habitantes alóctonos y autóctonos de Menorca reutilizaron las taulas para realizar sus prácticas religiosas en los santuarios de antaño. Y no fueron levantados –de nueva planta-, los recintos de taula, tanto por fenicios, persas y cartagineses. De hecho, los santuarios ubicados en los recintos de taula registraron arqueológicamente en su subsuelo restos de huesos de animales, que fueron el fruto de los sacrificios religiosos: - Varios restos molares de bóvidos y cabras en Talatí (175). - Huesos troceados de cápridos y bóvidos, con inclusión de sus cuernos, en Torralba d´en Salort (176). - Fragmentos de huesos de fauna doméstica –ovejas, cabras y bóvidos-, en Torralba d´en Salort y Torre d´en Gaumés (177). 18


- Restos de huesos de animales calcinados: oveja, cabra, cerdo; dientes de bóvido y algún colmillo de verraco joven, en Sa Torreta (178). - Huesos de astrágalo de oveja (179); bóvidos y cerdos (180), en Torralba d´en Salort. - Pequeños huesos de animales de corta edad, en Binisafullet (181). 5.6.

El culto fenicio-púnico-cartaginés en las taulas.

En algunos santuarios de recintos de taula, de Menorca, se han hallado restos de cerámicas ibicencas, como en Torralba d´en Salort (182) y, púnicas como en Binisafullet (183), junto a los pebeteros de cabeza femenina procedentes de Torralba d´en Salort (184). 5.6.1. Los pebeteros de Tanit. Durante el periodo comprendido entre los años 786 a. C. (185) y el 146 a. C. (186), correspondiente a la creación y destrucción de Cartago, pudieron llegar y realizarse las ofrendas de pebeteros de cabezas femeninas en los santuarios de recintos de taula de Torralba d´en Salort y Sa Torreta. Aunque presumiblemente los thymiateria femeninos pudieron utilizarse entre los siglos IV y III a. C. (187). En la taula de Torralba d´en Salort se encontraron dos pebeteros púnicos con cabeza de mujer (188), que Gornés Hachero, atribuye de tipo ibicenco y, que podrían representar la idea de fertilidad y abundancia relacionadas con el ciclo agrario (189). Mientras que en la taula de Sa Torreta, apareció una cabeza de arcilla amarilla cartaginesa, fabricada en un molde (190). Ahora bien, ¿cuál fue el motivo por el que fueron ofrecidos los pebeteros de cabezas femeninas a la deidad? El culto a Baal o Baal Hammón, conllevaba el ofrecimiento de incienso durante sus ritos, puesto que era el “señor del altar perfumado”. Pero además, Baal era el esposo y pareja de Tanit, por ello los sahumerios que se ofrecían a Baal se realizaban utilizando esculturas representativas de la diosa Tanit (191). Por otro lado, el incienso ofrecido a Baal y Baal Hammón, era traído desde Arabia por los fenicios, para sus propios cultos y, para venderlo a los griegos, cartagineses y otros pueblos que empleasen en sus rituales (192).

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5.6.2. Las cuentas de collar de círculos concéntricos. Igualmente, en Menorca, han salido a la luz numerosas cuentas de collar esmaltadas en necrópolis romanas, procedentes del comercio cartaginés, caracterizadas por tener una simbología de pequeños círculos concéntricos (193), que correspondían a la deidad femenina “diosa de los Ojos”, equivalente a Astarte-Tanit (194). 5.6.3. El Imhotep, de Torre d´en Gaumés. Durante el periodo de dominio cartaginés en Menorca, la isla mantuvo relaciones comerciales con los griegos jonios focenses de Ampurias, en cuyo subsuelo quedaron vestigios de monedas ampuritanas con una cronología del siglo VI a.C. (195), de bronce y con escritura griega (196). Pues bien, en Ampurias hubo un templo dedicado al dios EsculapioAsklepios (197). Ahora bien, ¿pudo haber llegado la figurita de Imhotep procedente de Ampurias? Pues sí. Pudo haber sido adquirida por alguien que quiso ofrecerla como exvoto en el santuario de recinto de taula de Torre d´en Gaumés, donde fue hallada. Su tamaño era de 15 cm., de altura y correspondía a la figura de Imhotep, visir y arquitecto del faraón Zoser (III dinastía), constructor de la pirámide de Sakkara, que alcanzó una gran popularidad entre los siglos VII-VI a. C., como curador de enfermedades (198). Casanovas Camps añade que llegó a Menorca procedente del comercio colonial y, en tierras helénicas fue denominado Asklepios, en lugar de Imhotep (199) y, relaciona su llegada con el comercio púnico (200), al igual como Lagarda Mata (201). Fue descubierto en las excavaciones realizadas en abril de 1974, por Guillem Rosselló Bordoy en el recinto de taula de Torre d´en Gaumés (202), junto con dos puntas de venablo y una urna de piedra arenisca (203). Autores como Montaner y, Fernández Miranda, estimaron que la figura de Imhotep, era de época helenística y fue realizada por una persona que cometió errores al copiar el texto jeroglífico (204). Morfológicamente la figurita de Imhotep de bronce, descansa sedente, cuyos brazos y manos se apoyan sobre las rodillas y, sostenía sobre la falda un rollo desplegado (205).

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5.7. La teosofía de los dioses alados. Para entender las costumbres religiosas de las culturas colonizadoras de la isla de Menorca, se tienen que conocer los cultos religiosos y advocaciones a las que se adscribían. 5.7.1.

Deidades mesopotámicas.

Los antecedentes de la religión persa se encuentran en la mesopotámica. Creían en los dioses celestes, para quienes construían santuarios elevados en grandes montículos de barro cocido que denominaban “zigurats” (206), siendo la ciudad de Babilonia una de las “puertas del cielo” (207). Hubieron numerosos dioses mesopotámicos cuyos nombres fueron: Adad (208), Adapa (209), Alatu (210), Amorka (211), Anat (212), Anshar (213), Anú (214), Aralu (215), Argatis (216), Aruru (217), Ashur (218), Atar (219), Ea (220), Edimmu (221), Ennugi (222), Ereshkigal (223), Gilgames (224), Gumunbanda (225), Ishtar (226), Marduk (227), Milita (228), Nabu (229), Nino o Ninos (230), Omorka (231), Salambó (232), y Sesal (233). Alguno de ellos, como Astarté, pasaron a la religión fenicia (234). Entre los dioses a los que se le tributaban sacrificios humanos se encontraban: Adramelech (235), Moloch = Bel = Nimrod = Tammuz (236). 5.7.2.

Deidades persas.

Persia tuvo numerosas deidades en su panteón, que fueron: Abraxas (237), Acrob (238), Ahrimán (239), Amchaspends (240), Anudad (241), Ardibehecht (242), Argenk (243), Bab (244), Bad (245), Din (246), Drujs (247), Gayomart (248), Matra (249), Ormuz (250), Peri (251), Persica (252), Rapitán (253), Rustem (254), Serok (255), Shariver (256), Sobosco (257), Soma (258), Suria o Surya (259), Tarish (260), Veretragna (261), Yazatas (262) y Zoroastro (263). Aunque los dioses más importantes y conocidos de la Babilonia persa fueron Mitra, reconocido fundamentalmente durante el reinado de Artajerjes II, hermano de Ciro “El Joven”, -dios de los contratos, del sol, de la luz, de las ciencias, y de los soldados- (264) y, Ahura Mazda, deidad por excelencia durante el reinado de Darío I (265). 21


5.7.3.

Deidades semíticas.

Cuatro fueron los dioses genéricos de los semitas: Baal (266), Cam (267), Og (268) y Sutek (269). Pero luego, dentro de los pueblos semitas, se hallaban los cananeos, sirios, fenicios y cartagineses quienes tenían sus propias deidades. 5.7.3.1.

Deidades cananeas.

El, fue el dios creador de todas las criaturas, cuya simbología era el toro (270) y cuya emblemática, en la arquitectura religiosa, era el cipo, mientras que en la arquitectura civil fue la estela (272). A El, se le sacrificaban bueyes (273), corderos (274) y reses lechales (275), como ofrendas. Y tenía un grupo de vestales (276), que se encargaban de su culto, del culto al dios de la Luz y, eran denominadas “Hijas del Lucero” (277). Su santuario se hallaba en una gruta y del mismo se ocupaba un adivino (278), y un sacerdote (279). Baal, dios cananeo del sol y del amor libre era representado con aspecto físico zoomorfo: cuerno, pezuñas y rabo (280). Baal “el Victorioso”, fue hijo de Él y hermano de la virgen Anat (281). Pero además, Anat fue la segunda esposa de Baal “El Victorioso” que le dio a luz un varón (282). Y por último, Belcebú, “el señor de las moscas” fue considerado como un diablo por el cristianismo (283). 5.7.3.2. Deidades sirias. Él también fue una deidad siria a la que se le rendía culto en Tell Mardikh. Fue el dios supremo, padre de la raza humana y cuya representación simbólica era el toro. Fue esposo de la diosa Asera = Ishtar = Athirad = Afdirad = Astoret = Astarté (284). Otros dioses sirios fueron: Beel-Zebud = El señor de las moscas (285), Belfegor (286), Gad (287), Liban (288), Moloc y Renfán (289). 5.7.3.3. Deidades fenicias. En Fenicia el dios universal y padre de todos los dioses también se llamó Él. Era el esposo de Asherah del Mar y, padre de Baal y Anat (290). 22


La diosa madre de Baal y Anat también recibía el nombre de Baalat “la señora” = Ashtoret = Astarté = Afrodita = Astarot = Reina del Cielo = Stella Maris (291). Baal fue la máxima autoridad de la dinastía real de Tiro, puesto que su nombre significa el rey de la ciudad (292). Asimilado posteriormente a Reshef-Melkart (293) y a Heracles Tasio (294). Los dioses que destacaron en el panteón fenicio fueron: Acmones (295), Agrotés (296), Aleyin (297), Antilíbano (298), Belial (299), Dagón (300), Dido (301), Esmuno (302) o Eshmun (303), Hadad (304), Hipsuriano (305), Melkart (306), Menruno (307), Moloc (308), Muth (309), Siga (310), Taaut (311) y, Usus (312). 5.7.3.4. Deidades cartaginesas. Los dioses cartagineses prácticamente fueron los mismos que los fenicios. El panteón cartaginés se compuso de (313): - Moloch = Kronos griego. - Gad = Bes = Hércules egipcio (314) - Adonis = Eshmun = Asklepios = Esculapio = Imhotep. - Baal Hammón = Toro = Disco solar, pareja de Tanit = Iunoni = Luna. - Pumay chipriota = Pigmalión griego = Adonis-Eshmun. - Reshef-Melqart = Apolo = dios guerrero = dios del rayo. - Reshef-Gad-Bes. - Poseidón griego = Yam cartaginés (315). - Ptah-Isis-Nefty. 5.7.4.

Deidades egipcias.

El panteón de los dioses egipcios es quizás, más conocido que los anteriores: Agros (316), Aménebis (317), Amente (318), Ammón (319), Anher (320), Anubis (321), Apap (322), Apis (323), Athor (324), Atum (325), Auhu (326), Bendedet (327), Benu (328), Chmun (329), Ftah o Fta (330), Geb (331), Hapi (332), Hathor (333), Hequet (334), Honson (335), Horus (336), Isis (337), Khepri (338), Menés (339), Mentu o Mont (340), Meskhenet (341), Min o Minu (342), Mnevis (343), Mut (344), Nau o Nu (345), Nefté o Neftis (346), Neheh (347), Nilo (347), Osiris (348), Pooh (349), Renenut (350), Saté (351), Serapis (352), Shai (353), Suan (354), Tefnet (355), Thmei (356), Thot (357), Tiqués (358), Tmei (359), Tot (360) y, Tpe (361). 23


5.7.5.

Deidades del Asia Menor.

Las ciudades del Asia Menor tuvieron cultos diferentes a dioses y diosas distintos. - Delfos rindió culto a Apolo (362). - Asseso, a Minerva (363). - Efeso, Diana y Ceres legisladora (364). - Sardes, a Júpiter y Cibele (365). - Tebas, a Apolio Ismeno (366). - Arcanida, a Minerva la Pallenida (367). - Tegea, a Minerva (368). - Tornax, a Apolo (369). - Samos, a Juno (370). - Lidia, a Júpiter (371). - Lidia, a Apolo (372). - Thebas de Beocia, a Apolo Ismenio (373). - Ascalona, a Venus Urania (374). - Jonia, a Panjonio (375). - Samos, a Neptuno el Heliconio y Juno (376). - Esmirna eólica, a Baco (377). - Quío, a Minerva (378). - Halicarnaso, a Minerva (379). - Babilonia, a Júpiter Belo (380), a Júpiter Sedente (381), a Venus (382). - Persia, al sol (383). - Delos, a Ilitegia o Diana Lucina y, Apolo (384). - Escitia, a Vesta = Tabiti = Histia; Júpiter = Papeo; Tierra = Apia; Apolo = Etosiro; Venus Celeste = Artimpasa; Neptuno = Tamimasadas; Hércules y Marte (385). A la diosa madre en Cízico e Hila (386). - El Ponto, a Júpiter Urio y Zalmoxis (387). - Bizancio, a Diana Ortosia, Baco y Júpiter (388). - Corinto, a Juno (389). - Caria, a Júpiter el “Estratio” (390). 5.7.6.

La teosofía de los dioses alados.

Los contactos comerciales, los movimientos poblacionales, las guerras, las colonizaciones, las circunstancias personales de los individuos hicieron, a lo largo de los siglos, que los cultos religiosos se desplazaran, adoptaran y sincretizaran en nuevos lugares y en otros dioses. 24


De la primitiva religión postglacial denominada “de la Luz”, o de “los hijos de la Luz”, quedaron diseminados elementos alados en diferentes zonas geográficas. A Persia llegaron los “querubines” o toros alados con cabeza humana (391). Zoroastro, elevado a deidad, dejó como legado al dios alado Ahura Mazda (392). A Mesopotamia llegó la deidad alada, con alas de águila, llamada Asur (393). Mientras que en Babilonia permaneció el demonio alado denominado Pazuzu (394). Pero el lugar donde la religión de la “Luz” y sus dioses alados penetró profundamente fue a través de Egipto, siendo distribuidas sus ideas gracias al comercio egipcio-fenicio-púnicocartaginés, siendo la isla de Ibiza, la receptora de las nuevas ideas y reproductora comercial de dichos pequeños amuletos apotropaicos que ayudaban al difunto a llegar protegidos al “más allá”. Las deidades aladas que aparecieron en los yacimientos arqueológicos cartagineses de Ibiza, procedentes del Próximo Oriente, son: - Bes, un dios con “vientre prominente, piernas cortas curvadas y brazos igualmente cortos pegados al cuerpo con las manos tocando el comienzo de los muslos. El rostro del dios suele aparecer barbado, con aspecto fiero, el ceño fruncido, nariz ancha y la boca cerrada o abierta mostrando la lengua. Sobre la cabeza ostenta un penacho usualmente de cinco plumas” (395). - Bes alado, con dos alas que sustituyen a los brazos (396). Era utilizado para asegurarse un segundo nacimiento que se producía tras la muerte (397). Y tan solo ha sido hallado un ejemplar de Bes alado en el yacimiento de Puig des Molins (398). - Ptah Pateco Panteo (399). Era utilizado como un protector contra las alimañas, para proteger el cuerpo incorrupto de cara la nueva vida de ultratumba (400). Morfológicamente, Ptah Pateco Panteo era representado desnudo, enano “acondroplásico: cabeza desproporcionada, piernas cortas arqueadas y brazos también cortos tocando con las manos el comienzo de los muslos. El rostro es juvenil y usualmente sobre la cabeza se representa, de forma más o menos realista, un escarabajo. Algunos ejemplares presentan pilar dorsal adosado” (401). Llevaba alas y estaba adosado a un pilar (402). 25


- Esfinge alada con rostro de animal o, con rostro humano, con cuerpo de león y dos alas abiertas, replegadas hacia la espalda (403). - Maat, diosa alada, con una pluma en las manos (404). - Isis-Hathor, diosa alada, con disco y cuernos (405). 6. Conclusiones. La expedición del príncipe persa Ciro “el Joven” de invadir el reino de Persia, dirijido por su hermano el rey de Persia Artajerjes II, fue el desencadenante de una serie de cambios ideológicos en la religión, la arquitectura, el comercio y la navegación menorquina. En primer lugar, los 500 honderos gimnetas utilizaron las vías comerciales marítimas establecidas con Cartago y Fenicia, para ser trasladados desde Menorca a Sardes, por las potencias comerciales más importantes del Mediterráneo en el año 401 a. C., potencias que se hallaban bajo el dominio político de Persia, perteneciendo Fenicia a la quinta satapía, mientras que Cartago, lo hacía en la sexta satrapía. Los honderos gimnetas fueron llevados a la campaña contra Persia con engaño, siendo alertados de la verdad por los estrategos de Ciro, cuando la expedición ya se hallaba en marcha. Los honderos gimnetas no fueron los únicos honderos que pertenecían a los mercenarios griegos, compartieron su habilidad con la honda y proyectiles de piedra, con honderos samios –que disparaban con glandes de plomo-, así como con honderos cretenses. Los honderos gimnetas no destacaron en la expedición a Persia, hasta iniciado el viaje de retorno a Pérgamo, en que actuaron destacadamente en cuatro ocasiones, relatadas por Jenofonte. En quinto lugar, los honderos gimnetas fueron pagados como soldados del ejército mercenario, en moneda de oro, denominada “dárico”. La llegada de los honderos gimnetas a Menorca en el año 400 a. C., supuso una serie de cambios e innovaciones en las costumbres religiosas. Los mercenarios menorquines habían conocido en Persia oficialmente bajo el reinado de Artajerjes II, que el dios Mitra fue la deidad de los soldados, a quién se le sacrificaban caballos y toros. Y, dichos équidos y bóvidos fueron depositados como ofrendas en el santuario del recinto de taula de Torralba d´en Salort, en forma de esculturas: “torito” y “pezuñas”. Religiosamente, conocieron de primera mano una serie de deidades, hasta ese momento anteriormente desconocidos por ellos, que se les rendía culto en el territorio de Asia Menor, en la ciudad persa de Babilonia, en Cartago y Fenicia, así como en Egipto. Podría ser que en 26


esa apertura religiosa hubieran tenido conocimiento del dios de la salud, Imhotep-Asklepios, que fue adquirido, procedente del comercio ampuritano con Menorca y, que fue llevado a la isla y, depositado en el santuario de recinto de taula de Torre d´en Gaumes, en el mismo periodo coincidente con el retorno de los honderos gimnetas. Las nuevas percepciones religiosas cartaginesas ejercieron su influencia, siendo depositados varios pebeteros de cabezas femeninas, -identificada con la efigie de la diosa Tanit-, en el santuario de recinto de taulla de Torralba d´en Salort, con motivo de honrar con sahumerios al dios fenicio-cartaginés Baal Hammón, esposo de Tanit. Ideológicamente, el retorno a Menorca de los honderos, se manifestó en la denominación de los ágapes sacrificales, a los que los persas llamaban “mesas” de sacrificios. El año 400 a. C., fue el punto de inflexión en que los ágapes sacrificiales que eran ofrecidos en los santuarios de los recintos de taula de Menorca, pasaron a denominarse “mesas” y, con el paso del tiempo, la arquitectura simbólica de los recintos de los santuarios pasaron a denominarse “taulas”, en sustitución de las tradicionales comidas sacrificiales. Arquitectónicamente, la llegada de los honderos mercernarios menorquines, trajo consigo la aplicación de una nueva construcción. Fueron las torres escalonadas o zigurats, desplazadas y reproducidas, en la isla de Menorca, primigeniamente para alguna finalidad que hasta ahora se desconoce, pero que permaneció construyéndose en el territorio insular a lo largo de los siglos, tenido una finalidad agropecuaria en los siglos XIX y XX.

En Villajoyosa (Alicante). A 1 de julio, 2015.

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Citas bibliográficas (1). RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 32. Libro I. Primeras noticias de Menorca. Sección I. Situación y habitantes de Menorca hasta la venida de los cartagineses. “(…) A los Griegos de Rodas, que se introdujeron en estas Islas en los tiempos y siglos que llevo mencionados, devemos añadirlos Foceos, los Samios, y a este tenor otras muchas gentes orientales que penetraron en España en los mismos tiempos, como consta por las Historias (30) pues hallándose las Baleares tan al paso en los viages y navegaciones de aquellos pueblos a nuestra península, es muy verosímil que por falta de víveres, o con las tempestades algunos de sus buques hiciesen escala en estas Islas, y que de sus resultas dexasen en ellas / (Página 32) algunas familias, Así me lo hacen presumir las autoridades ya citadas de Sn. Gerónimo, y del Sr. Masdeu (31) que son tan dignas de nuestra confianza y respecto. De la reunión de tan diversas gentes había de resultar un agregado bastante extraño de idiomas, leyes, religión, y costumbres en estas islas en los siglos que voy tratando, pero con todo me persuado que los más generales serían los usos, lenguaje y supersticiones de los Celtas, según lo comprueba el gran número de monumentos célticos que aún subsiste en Menorca, muchos de los cuales se pueden graduar de antiquísimos, y pertenecientes a los tiempos (32) / (Página 33) de que hablo; al paso que de los Fenicios, griegos y sobre todo de los de la misma época no nos quedan vestigios a lo menos ciertos (…)”. Página 31. Cita (30). “(…) Ensayo sobre los Alfabetos de las Letras desconocidas… de España por D. Luís Josef Velásquez. pág. 17. Véase la cita nº 15 (...)”. Página 32. Cita (31). “(…) Ad Hispanias transgredior nonne Saguntum Graeci ex Insula Zacuntho profecti condiderunt?... Montes quoque Hispaniarum, Calpe, Iarus, Pyrene,item Insulae Aphrodisiades, et Gymnesiae, quae vocantur Baleares, nonne Graeci sermonis inditia demonstrant? Div. Hieronim. loc.jam citat. nº 38 (…)”. Página 32. Cita (32). “(...) Véase lo que digo sobre el particular en mis Antigüedades Célticas de Menorca, especialmente en la Introducción (...)”. (2). RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 36. Libro I. Primeras noticias de Menorca. Sección II. @ombres comunes y particulares de estas Islas hasta que los cartagineses entraron en ellas. “(…) Siguiendo los mismos principios soy de parecer que el Ballein de los Griegos, y el Baliaris, ó Balearis de los Romanos derivan todos del Baaliaroh de los Fenicios, y con efecto haviendo sido estos los primeros que vinieron, y se apoderaron de estas Islas después de los Celtas sus primitivos habitantes (5) es muy a presumir que los griegos y Romanos 28


formasen su nombre sobre el de aquellos acomodándolo a su lenguaje. Yo no soy el único que pienso de este modo. Estrabón lo hace ver bastante / (Página 37) cuando nos dice que los Fenicios llamaban Balearidas a los que se exercian (6) y que de aquí les vino el mismo nombre a las Gymnasias (7). Esta aserción de aquel celebrado geógrafo en tanto es más fundada en cuanto es positivo que el más principal exercicio entre los antiguos isleños era el de las honda ya desde los Fenicios. Así creo haberlo comprobado (8) y aún espero evidenciarlo más con lo que digo en adelante. Sé muy bien que D. Tomás de Pinedo en sus Gotas a la obra de Estefano Bisantino de Urbibus, el Populis, tiene por muy violento el parecer del sabio Bochart (9) cuando deduce del idioma / (Página 38) Hebreo el Baaliaroh que llevo mencionado. Pero y donde está la violencia, siendo como era la lengua fenicia casi una misma con la (10) hebrea, y en particular en los siglos de que hablo que son antiquísimos ¿Por lo que no puede haber dificultad, ni reparo fundado a que el primer nombre de estas islas venga de los Fenicios, y del idioma que esta Gación hablaba cuando vinieron a las mismas, y las ocuparon. Go he podido hallar que estos navegantes les diesen otros nombres comunes, ni a sus moradores que los referidos; y así pasó a tratar de los que los griegos impusieron a las mismas islas, uno de los cuales fue el de Choerades, / (Página 39) Chiradas, o Choeradas, como se ve de Lycophron (11) y de otros escritores (12). Esta palabra significa piedras en el agua que se parecen desde lejos a los cerdos cuando estos (13) nadan; y en efecto son muy comunes en los parajes marítimos así de Mallorca, como de esta isla; como y no menos las que se hallan cubiertas aunque a poca profundidades la boca, e inmediaciones de sus puertos, que exigen por lo mismo un cuidado particular en los que (14) van entrando. El expresado nombre de Choerades / (Página 40) no fue común, ni seguido entre los griegos, pero si lo fueron entre los mismos, y sucesivamente entre los romanos (15) los de Gymnasias, y Gymnesias, aquel por lo mucho que se ocupan en el ejercicio de la (16) honda, deduciendo naturalmente la misma denominación del verbo griego gymnezein, y el otro de que iban desnudos durante el estío, (17) pero no en lo demás del año. Sea lo que fuere (18) acerca de esto, creo que a lo menos se cubrirían en el invierno, / (Página 41) o con la Sisyrna (19) de que habla Lycophron, o con otro vestido grosero con que se defendiesen del rigor del tiempo. Vengo ya al otro nombre tomado del griego, que también tuvieron estas islas en los mismos siglos de que trato, y es el de Baliareis (20) que después los romanos mudaron en Baliares, y Baleares. La referida palabra griega la sacan varios autores del griego (21) Ballein, cuyo verbo es bastante visible que deriva del Baaliaroh fenicio, y del que los de la 29


propia nación formaron el Balearidas, y otras terminaciones semejantes como sin duda lo hicieron los griegos con el gymnezein, del cual es a creer, por lo que tengo dicho, que sacarían el Gymnesios, y de este el Gymnesias, y el Gymnetes, que aplicaron a las mismas / (Página 42) islas (22) y a sus vecinos. Go veo necesario el detenerme en comprobar que en estos siglos tan antiguos no se apellidaban Baleares sino las dos islas que en el día llamamos Mallorca y Menorca, siendo tan sabido, e indudable haber continuado esta práctica hasta el tiempo de los mahometanos en que bajo de su dominio formaron reino (23) separado. Como los griegos desde que empezaron a fundar colonias en Cataluña (24) y a comerciar en el Occidente, tenían por lo regular que reconocer a estas islas en sus idas, y vueltas, y a tratar con sus habitantes, experimentaron con el tiempo los usos y costumbres de estos, y sus inclinaciones ya malas, y ya buenas. De aquí provino que habiendo visto, y conocido su grande propensión hacia el / (Página 43) bello sexo, y que por una solamujer que les robaban los corsarios (25) daban en cambio tres, y cuatro hombres, pusieron sin duda a estas islas el nombre de Aphrosiades, o Aphrosidiades, con que las llamaron Sn. Jerónimo (26) y Sn. Isidoro. Go falta quién quiere que este se diese a las mismas islas porque en ellas se adoraba a Venus (27), pero esto último no me parece tan probable como lo anterior. Estrabón las llama asimismo Eudemonas (28) es decir muy afortunadas, o felices, y también Axiologas para dar a entender lo muy dignas que eran de (29) elogios; pero estos nombres no creo que fuesen generales, como los antedichos / (Página 44) pues no los veo en otro autor, y por esto más me parecen epítetos que otra cosa, y que provienen de la inclinación de aquel celebrado Geografa hacia estas islas por las buenas circunstancias, y calidades que en su tiempo tenían los habitantes de ellas (...)”.Página 36. Cita (5). “(…) Véase la Sección anterior nº II y en otras partes de mis obras (…)”. Página 37. Cita (6). “(...) Dicunt exercitantes a Phaenicibius Balearidas appellari, unde et Gymnasias Balearidas dictas esse, Strabo rer. Geograph. Libro XIV.pág. 452 (...)”. Página 37. Cita (7). “(...) De este nombre que también tuvieron las Baleares, trató asimismo en esta sección (...)”. Página 37. Cita (8). “(...) Léase la sección que antecede (...)”. Página 37. Cita (9). “(...) Ibi, pág. 216 (...)”. Página 38. Cita (10). “(…) Il est indubitable que la langue Hebraique a eté commune á des peuples qui n´avoient aucune liaison avec la famile de Heber; par exemple les Pheniciens, en Chamanens, les Siriens, les Philistins, quid u temps de Abraham parloient Hebreu,on une langue trés peu diferente de L´Hebraique. Calmet Dictionnaire de la Lible tom. II, pág. 627 (…)”. Página 39. Cita (11). “(...) Véase la obra del nº 9 con las notas del mismo Pinedo ibi pág.116. Alii vero utrinque ablutas Choerades Gymnesias. Las 30


demás variedades se ven allí mismo (...)”. Página 39. Cita (12). “(...) Véase mi obra sobre la situación de Menorca pág. 5 y pág. 22 (...)”. Página 39. Cita (13). “(...) Sumpta similitudine a petris, quae Choerades vocantur, quod porco natanti similes appareant e longinquo aspicientibus. D. Tomás de Pinedo Poi. Pág. 116 (...)”. Página 39. Cita (14). “(...) Licet ostia latentes sub aquis petras frecuentes habebat ut subeuntibus attentiore cura opus sit. Strabo. rer. geographicar. lib. III.Pág. 117 (...)”. Página 40. Cita (15). “(...) Si empezamos por los primeros siglos del que estoy tratando, no puedo esta nación conocer a estas islas, porque aún no existía, y en lo demás de la misma época es bastante dudoso si llegó a conocerlas (...)”. Página 40. Cita (16). “(...) Histoire du Royaume de Majorque par Mr. d´Hermilly part I, pág. 2 (...)”. Página 40. Cita (17). “(...) Diodoro Sículo en su Historia Universal tomo II, libro V, página 215. Sthepanus Bisantinus de urbibus, et populis, pág. 216 y otros muchos autores que sería largo de referir (...)”. Página 40. Cita (18). “(...) Mi sabio amigo el difunto D. Antonio Roig en sus Reflectiones Critico Apologéticas pág. 85 lo impugna seriamente con graves fundamentos que hacen bastante fuerza, y por la misma causa lo dejo en la clase de dudoso. Yo vuelvo a tratar de ello en la sección III de este libro (...)”. Página 41. Cita (19). “(...) Sisyrna induti... apud Stephanum Bisantinum ibi pág. 216. En otra parte hablaré más de la Sisyrna (...)”. Página 41. Cita (20). “(...) Idem Stephanus ibidem (...)”. Página 41. Cita (21). “(...) Mr. d´Hermilly ibi pág. 2 (...)”. Página 42. Cita (22). “(...) Stephanus Bisantinus ibi pág. ead (...)”. Página 42. Cita (23). “(...) Mr. d´Hermilly en dicha obra pág. 2 (...)”. Página 42. Cita (24). “(...) Véanse las notas nº 15 y 16 de la sección I (...)”. Página 43. Cita (25). “(...) Masdeu en su Historia Crítica de España tomo I, part. II. pág. 158. Diodoro Sículo ibi lib. V. pág. 216 (...)”. Página 43. Cita (26). “(...) Léase la nota nº 31 de la sección 1 y también a Mr. d´Hermilly en su citada obra página 3 (...)”. Página 43. Cita (27). “(...) El mismo Mr. d´Hermilly ibi (...)”. Página 43. Cita (28). “(...) Idem ibidem (...)”. Página 43. Cita (29). “(...) Allí también (...)”. (3). RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 94 y 95. Libro I. Primeras noticias de Menorca. Sección III. Idioma, alfabeto, trages, y cultura de los menorquines en los siglos de que hablo. “(…) Después de meditado este punto contemplo que lo primero es lo más fundado y seguro, porque aunque la primera Tiro fue destruida por Gabucodonosor el Grande en el año 572 antes de la era (98) cristiana, este suceso es posterior al que ahora trato en mucho más de un siglo, y por consiguiente no es de creer que el comercio fenicio, que entonces estaba en su esplendor, hubiese querido consentir a ceder voluntariamente estas islas a sus nuevos rivales los vecinos de Rodas, que venían a establecerse en ellas, 31


y esto precisamente con el mismo fin de traficar, que era el gran móvil de los fenicios en sus expediciones marítimas. Tengo pues por muy verosímil que entre ambas naciones y aún entre los celtas baleares hubo algunos choques, y / (Página 95) sangre derramada, pero que al fin los griegos quedaron vencedores, y se apoderaron de Mallorca y Menorca, bien que al mismo tiempo me persuado que muchas familias célticas y fenicias continuaron a demorar en ambas islas sujetándose al dominio griego, y aliándose con ellos por medio de casamientos. Go cabe duda, según mi modo de pensar, que con la ocupación y establecimientos de la nación griega el idioma de estos isleños padecería nuevas alteraciones, pues todo pueblo conquistador que usa de lenguaje diverso, lo suele hacer en sus nuevos dominios si en ellos permanece por algunos años, lo que con mucho mayor fundamento debemos creer en el caso actual, en que como veremos los Cartagineses no vinieron a las Baleares sino como un siglo después de los Griegos, es decir, en el siglo VII (99) / (Página 96 antes de Jesu-Cristo. Estos pobladores cuando Cadmo bajó a la Grecia desde la fenicia como unos mil quinientos años antes de nuestro redentor, habían aprendido al alfabeto de aquel navegante compuesto entonces de diez y seis letras (100), y habiéndole después añadido otras ocho (101) aunque de poca necesidad, es muy creíble que con este aumento lo introdujesen en estas Gimnesias cuando vinieron a ocuparlas. Así lo hicieron en España cuando allí fundaron sus colonias (102), llevando la otra novedad que inventaron en el siglo XI, antes del nacimiento del Sr. (103) de escribir de la parte izquierda a la derecha contra la práctica de los (104) fenicios. Este invento me parece también muy / (Página 97) verosímil que los griegos lo usasen cuando su dominio en estas islas (105) aunque no por esto me persuado que lo siguiesen los de Fenicia establecidos en el mismo suelo, como que ignoramos que la misma nación haya jamás variado su modo de escribir primitivo, que en efecto es conforme al de los antiguos pueblos de oriente, y a lo que practican los Hebreos, Árabes (106) y otros varios, En cuanto a los celtas menorquines soy de parecer que hubo variedad en el particular, como la hubo en España entre los celtíberos, entre cuyas medallas unas deben leerse de izquierda a la derecha, y otras al (107) revés. Yo estoy en que los griegos empezaron a conocer y frecuentar a las Baleares / (Página 98) desde su comercio y establecimiento de colonias en las costas de las provincias que en el día llamamos Cataluña y Valencia, como que estas islas les eran tan al paso para ir, y volver desde aquellas. Sentada esta base soy de parecer que los griegos en sus detenciones involuntarias en estas islas para reparar sus averías, o por los vientos contrarios que experimentaban para seguir sus viajes, viendo lo mucho 32


que los naturales se ejercitaban, e instruían en el majejo de las hondas desde el tiempo de los fenicios, como se ha dicho, dieron a las Baleares el nombre de Gymnasias con que las apellida Plinio (108), que en el idioma griego quiere decir ejercitarse (109), o combatir. Creo también que habiendo observado que los isleños se / (Página 99) desnudaban enteramente, o casi del todo a fin de mejor habilitarse en aquel ejercicio, tocaron en e la primera a de dicha palabra, y apellidaron Gymnesias a las mismas islas, y Gymnetes a sus habitantes (110) como que lo último significa a un hombre desnudo. Efectivamente no creeré con facilidad que los Baleares a lo menos desde el arribo de los fenicios anduvieron desnudos, aún en el rigor del estío, porque además de que no veo pruebas suficientes para podérmelo persuadir, como los vecinos de estas islas cuando en ellas entraron los griegos, habían vivido tantos siglos bajo la dominación fenicia, no es verosímil que los pudientes hubiesen dejado de adoptar el traje de esta nación, a que estaban sujetos, y era natural el complacer. Como fue el comercio el que llevó / (Página 100) los griegos a las costas de Cataluña, y Valencia, e igualmente a estas islas, no dudo de que muchos de sus habitantes se diesen a esta profesión; más no veo qie otros renglones podían emplear para hacer un tráfico activo soin los que tengo mencionados hablando del de los fenicios. Tampoco he podido descubrir si los nuevos conquistadores emplearon a estos isleños en las guerras de los griegos focenses en Córcega, ni en otras (111) partes por su habilidad tan conocida desde el tiempo de los de Fenicia en el ejercicio de las hondas, aunque no lo tengo por inverosímil. Lo que si me parece fundado es que siendo como era tan culta la nación griega en la época de su conquista de estas islas, que ya había producido a Orfeo, a Lino, y a Homero (112), los naturales de / (Página 101) aquellos tiempos se dedicasen a la poesía, y a la música, de que ya podían tener nociones, y reglas desde el gobierno de los fenicios por lo mucho que estos navegantes eran aficionados 8113) a estas bellas artes. Lo mismo digo de la agricultura, que en los siglos de que tratamos ya se practicaba en la Grecia (114) y por consiguiente es muy probable que los de la misma nación la introdujesen en las Baleares cuando las conquistaron, como es a creer qiue lo habrían hecho los fenicios en ocasión que las poseían. Aunque en Menorca se hallan medallas griegas anteriores a la venida del / (Página 102) Señor, no creo por esto que sean de los siglos de que escribo, porque sus letras son romanas, lo que arguye que se acuñaron ciando el dominio de esta nación (...)”. Página 94. Cita (98). “(…) Gouveau Dictionnaire Historique. Cen 1789.Tomo I. Pág. 30 (…)”. Página 95. Cita (99). “(…) Masdeu ibi tom. I. part. II. lib. VI. S.V pág.107 y 108 (…)”. Página 96. Cita (100). “(...) El mismo historiador ibi lib. V. XX. 33


pág. 100 (...)”. Página 96. Cita (101). “(...) Idem ibidem (...)”. Página 96. Cita (102). “(...) El propio escritor ibi (...)”. Página 96. Cita (103). “(...) Allí igualmente (...)”. Página 96. Cita (104). “(...) Vease ibi (...)”. Página 97. Cita (105). “(...) El Sr. Masdeu en dicha su obra tomo I, part. II. Ilustración III, pág. 523. XII (...)”. Página 97. Cita (106). “(...) Masdeu ibi tom I. part.II. Ilustración III. pág. 312 (...)”. Página 97. Cita (107). “(...) El Sr.Velasquez en su citada obra sobre los Alfabetos de las letras desconocidas, pág. 86 (...)”. Página 98. Cita (108). “(...) Baleares funda bellicosos Graecci Gymnasias dijere Plinius Histor. mund. lib. III.cap. V (...)”. Página 98. Cita (109). “(...) Mr. d´Hermilly en su Historia del Reino de Mallorca parte I, pag. 2 (...)”. (4). MARTÍNEZ SANTA-OLALLA, Julio. “La Prehistoria de las Baleares y el estado actual de su conocimiento”. Revista de Menorca. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón. Y de las Sociedades Afines Domiciliadas en el mismo. Año XXXIII. Quinta Época. Tomo XXIV. Mahón. 1929. www.RevistadeMenorca1929.pdf Página 359. “(...) La distinción que los antiguos establecieron entre Baleares o Gymnesias y Pytiusas, puede establecerse hoy día en el orden de la Arqueología Prehistórica. Ibiza, hoy por hoy, no tiene nada que ver con Mallorca y Menorca en lo que a la Prehistoria atañe. Es más: la Prehistoria ibicenca, si existe, nos es desconocida (…)”. (5). SEGUÍ Y RODRÍGUEZ, Juan. “Fundación de Mahón. Conclusión”. Revista de Menorca. Ciencias. Artes. Letras. Mahón. Establecimiento tipográfico de B. Fábregues. 1 de julio, 1888. www.RevistadeMenorca1888.FundacionMahón.pdf Página 21. Cita a) “(...) En dicha ‘Crónica General de España”, editada por Rubio, Grilo y Vitturi -tomo de las islas Baleares, Madrid, 1870 leernos, pag. 25, que “Menorca no es tan grande como Ibiza’, y que “debe su nombre a ser la más pequeña de las Baleares”. Corno esto error se halla divulgado en almanaques, diccionarios y aún en alguna geografía, vamos a recordar la superficie de las tres mayores islas del archipiélago: Mallorca................3.652´209 kilómetros cuadrados. Menorca.................664´857 id. Ibiza ......................561´714 id. Pero, como todo error suele ser hijo de algo, recordaremos que el fundamento el que nos ocupa estriba en que los miembros de Jimnesias y Ophiusa fueron dados respectivamente a las Baleares é Ibiza; denominaciones de origen griego: es decir que en aquel tiempo Mallorca y Menorca fueron consideradas como formando un grupo aparte del constituido por Ibiza y Formentera (llamadas después Menorca es la menor de las Baleares, es cometer un verdadero dislate geográfico (...)”. (6). PERICOT GARCÍA, Luís. “Historia de España. Gran historia general de los pueblos hispanos”. Tomo I. Época primitiva y romana. Barcelona. 34


Instituto Gallach. 1973 (5ª edición).Página 195. Mapa de Meloussa = Menorca. “(…) La España de Hecateo. (Hacia el 500 a. de J. C.). La interpretación de este mapa también se debe al profesor Bosch Gimpera. (Tomado de la obra de P. Bosch Gimpera. Etnología de la Península Ibérica) (…)”. (7). RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 161. Libro II. Entrada de los Cartagineses en las Baleares, y su abandono a la fin de la segunda guerra Púnica. Sección I. Primer arribo de los de Cartago a estas Islas, y sucesos que lo siguieron hasta concluida la primera guerra Púnica contra los Romanos. “(…) Cartago, Colonia de Tiro largo tiempo emula del imperio romano, fue fundada por la reina liza llamada comúnmente Dedi (1) en el año ochocientos / (Página 161) ochenta y dos antes del nacimiento de nuestro redentor (2) y en poco tiempo creció tanto su poder y comercio, que a los ciento y sesenta años de su existencia, se apoderó de la isla de Iviza (3). Hechos dueños de ella los Cartagineses, era natural que passasen a hacer lo propio en las Baleares; pero como éstos se hallavan ocupadas desde un siglo antes por los Rodios (4), se contuvieron algún tiempo porque no tenían fuerzas suficientes para ejecutarlo, o por no desmentir el aire de dulzura y afabilidad que havian afectado hasta (5) entonces. Más como los móviles verdaderos y principales de aquella República eran la ambición, y la codicia, no tardaron a disgustarse, y a no poder sufrir a los Griegos poseedores / (Página 163) de las Baleares, y de otras colonias en el Continente Español (6) y a querer apropiarse las riquezas que aquellos sacavan de su tráfico, echándolos de estas Islas. Yo no creo que esto se hiciese sin derramamiento de sangre por una y otra parte; pero los antiguos escritores nada nos dicen de ello, y además nos callan el año en que esto sucedió; pero parece muy probable que la emulación, y el encono entre las dos naciones se encendieron bien presto, y que los de Cartago en el siglo XII, antes de la era del Señor tomaron las Gimnesias (7) a los Griegos. El P. Florián de Ocampo en su Historia antigua de España (8) y con el / (Página 164) otros escritores quieren que los cartagineses habiendo logrado prender algunos mallorquines se informaron de ellos sobre el estado de su isla, y de su vecina esta Balear Menor, y por este medio supieron que aquella se llamaba Clumba, y la nuestra =ura, y otras circunstancias relativas a las mismas islas. Igualmente pretenden que de resultas las acometieron los cartagineses pero que los Baleares se defendieron con sus hondas en términos que los (9) rechazaron, y que lo propio aconteció con una armada que los de Cartago despacharon desde Sicilia con la misma idea hasta que al fin los ánimos de los habitantes de estas islas se suavizaron de tal modo con la venida de Himilcon y Hannon cuanto estos pasaban de gobernadores de Cartago a los lugares que su 35


república poseía / (Página 165) en la península (10), que les permitieron en sentir de algunos el fundar tres pueblos en Menorca, uno de ellos llamado Labon, el otro Sesena (11) y el tercero Magón, bien que el mismo Florián solo tiene por cierta la fundación de los dos últimas ciudades (12). El mismo historiador en el lib. 2º cap. 10: el P. Mariana en el lib. 2º. cap. I. pág. 167 de su Historia de España: Beuter en el lib. I. cap. 12 de su Crónica: Dameto en su Historia de Mallorca lib. I. 4. pág. 117 y con ellos otros escritores dicen que antes de la primera guerra de Cartago con los romanos envió aquella república a las Baleares por su gobernador a un general llamado Magón, quién con su buen / (Página 166) modo ablandó los ánimos de los isleños, y aún añaden que escribió un libro de las cosas memorables de estas islas y fundó en Menorca una ciudad de su mismo nombre. Pero y de dónde sacaron estos escritores, y los que nos dicen lo propio, semejantes especies? Y en qué autor, o autores antiguos se fundaron para producirlas? Yo no lo veo; y considerando en su consecuencia que se trata de hechos tan distantes de la edad en que escribió el P. Florián y los demás que los aseguran (13), no puedo mirarlo, ni tenerlo sino por dudoso, a lo menos cuando no sea incierto, por más que como natural de esta Menor de las Baleares estoy interesado en aumentar y conservar los timbres, y antiguas glorias que resultarían / (Página 167) a los vecinos de ambas islas si fuesen ciertas las victorias que nos refieren (14) (...)”. Página 161. Cita (1). “(…) Masdeu Historia crítica de España, tomo I, part. II, libro VI. S. I. Página 103 (…)”. Página 161. Cita (2). “(…) Gorweau Dictionnaire Historique &c, tomo I, página 30 (…)”. Página 161. Cita (3). “(…) Masdeu ibi Página 104. S.II (…)”. Página 161. Cita (4). “(…) idem ini S. V. Página 107 (…)”. Página 161. Cita (5). “(…) Idem ibidem (…)”. Página 162. Cita (6). “(…) Véase el tomo I, part II, lib. V de dicha Historia del Sr. Masdeu, y particularmente los SS. VIII, XV y XVI (…)”. Página 163. Cita (7). “(...) Masdeu ibidem lib. VI V. pág. 168 (...)”. Página 163. Cita (8). “(...) Libro II. cap. XVI. pág. XCII (...)”. Página 164. Cita (9). “(...) Florián ibi Binimelis en su Historia de Mallorca, lib. I, cap. 24. Dameto en la suya del reino Baleárico lib. 1, tit. E. pág. 116 (...)”. Página 165. Cita (10). “(...) El mismo Florián ibi lib II. cap. XLII. Mariana en su Historia de España, lib. I. cap. 19 (...)”. Página 165. Cita (11). “(...) Florian ibi lib. III. cap. IV. pág. CXXVII. Beuter lib. I cap. 13 (...)”. Página 165. Cita (12). “(...) Florian ibi (...)”. Página 166. Cita (13). “(...) Los autores citados al nº II son del siglo XVI a excepción del P. Mariana que murió en el siguiente (...)”. Página 167. Cita (14). “(...) Desde el nº 9 hasta el anterior inclusive con otros que no expreso por no ser prolijo (...)”. (8). PERICOT GARCÍA, Luís. “Historia de España. Gran historia general de los pueblos hispanos”. Tomo I. Época primitiva y romana. Barcelona. Instituto Gallach. 1973 (5ª edición). Página 191. Mapa de Avieno, (hacia 36


el 350 a. C.). “(…) La Ora Marítima, de Rufo Festo Avieno, contiene un periplo del siglo VI a. de J.C., obra probablemente de un griego y, es la más antigua descripción de la Península Ibérica (…). Los profundos estudios del profesor A. Schulten sobre dicha obra han dado como resultado la interpretación que se refleja en este mapa, donde solo se indican los nombres que figuran en el periplo y sus correspondencias actuales con alguna rectificación, discutible del profesor Bosh Gimpera. (Tomado de la obra de P. Bosch Gimpera, Etnología de la Península Ibérica) (…)”. (9). PRESEDO, Francisco. Capítulo VI. Los pueblos íberos. Publicado en: BLÁZQUEZ, J. M. & FERNÁNDEZ NIETO, J. & LOMAS, F.J. & PRESEDO, F. “Historia de España Antigua. Tomo I. Protohistoria”. Colección Historia, serie mayor. Madrid. Cátedra. 2012 (7ª edición). Página 154. Los pueblos íberos. Deitanos = Gimnesios. “(…) La Ora marítima con vaguedad acostumbrada cita a unos llamados gimnésios de los que no sabemos nada y, en Hecateo, fuente mucho más segura, aparecen los deitanos. Plinio llama Deitania a la costa oriental de la citerior, comprendida entre la Contestania y la Bastetania. Bosch y Pericot sitúan a los deitanos, a partir del siglo III, al nordeste de los mastienos y tartesios. Cabré hizo un estudio arqueológico de la región y demuestra que la fase ibérica de la misma puede fecharse desde el siglo V a.C. (…)”. PRESEDO, Francisco. Capítulo VI. Los pueblos íberos. Publicado en: BLÁZQUEZ, J. M. & FERNÁNDEZ NIETO, J. & LOMAS, F.J. & PRESEDO, F. “Historia de España Antigua. Tomo I. Protohistoria”. Colección Historia, serie mayor. Madrid. Cátedra. 2012 (7ª edición). Página 154. Los pueblos íberos. Deitanos = Gimnesios = Contestanos. “(…) Sobre esta región y pueblo tenemos una monografía reciente debida a E. Llobregat que resumiremos con algunas observaciones. En la Ora marítima no aparecen los contestanos ni la Contestania; tampoco en los escritores griegos más antiguos, incluido Estrabón. Solo Plinio y Ptolomeo la individualizan con cierta precisión. Para el primero la Contestania va desde el río Taver, que desemboca en el golfo ilicitano, hasta el río Sucro. Entre estos confines se citan una serie de lugares con la mención de su categoría administrativa. Illici, Lucentum y Dianium. Para el segundo la costa de los contestanos comprende Loukenton, Cartago Gova, promontorio Escombraria, desembocadura del Terebos, Alonai, desembocadura del río Saitabios, Puerto Illicitatos, desembocadura del Soucrón. Las ciudades interiores de los contestanos son: Menlaria, Valentia, Saitabis, Saitabicula, Ilikias y Iaspis. Apunta Llobregat que los nombres que otras gentes dan a la región son probablemente sucesivos o alternativos. Evidentemente las noticias de Plinio y de Ptolomeo reflejan un estado de cosas que no va más allá del siglo I y, no sabemos hasta qué punto la administración romana respetó las divisiones originarias 37


indígenas. De hecho el término Contestania es desconocido en Estrabón, que atribuye esta región a los edetanos. La opinión de Schulten de que los contestanos eran celtas descansa en etimologías y relaciones de la raíz del nombre. Modernamente se atribuye a los terminados en -itani, -etani un origen mediterráneo antiguo. Go cabe poner en duda el carácter ibérico de esta región, ni en su cultura material, ni en su escritura, por lo que me parecen ociosas estas discusiones lingüísticas. Los contestanos son de los pueblos que en la época ibérica alcanzaron cotas de cultura más altas (…)”. (10). JENOFONTE. “Anábasis”. Libro I. Texto griego con traducción literal y literaria por José Pérez Riesgo. Colección Gredos Bilingüe. Madrid. Editorial Gredos. 1976. Página 156. Vocabulario. Artajerjes II. “(...) Artajerjes II, Mnemon, hijo mayor de Darío y Parisatis, a quién disputó el trono Ciro. Reinó desde el 404 a 361 a. C (...)”. (11). JENOFONTE. “Anábasis”. Libro I. Texto griego con traducción literal y literaria por José Pérez Riesgo. Colección Gredos Bilingüe. Madrid. Editorial Gredos. 1976. Página 4. Expedición de Ciro. De cómo fueron reclutados los gimnetes junto al resto de las tropas que participaron en la guerra de Persia, a favor de Ciro, hermano de Artajerjes, rey de Persia, en el siglo V a. C. “(...) Darío y Parisatis tuvieron dos hijos: Artajerjes, el mayor, y Ciro, el más joven. Achacoso ya Darío, y presintiendo el fin de sus días, deseaba que se hallasen presentes en aquel trance sus dos hijos. Pues bien, quiso la suerte que el mayor estuviese ya a su lado; en cuanto a Ciro, le manda venir de la satrapía, de cuyo gobierno le había encargado -habíale nombrado asimismo generalísimo de cuantos se reúnen para la revista anual en la llanura del Castolo-. Así, pues, emprende Ciro la marcha hacia el interior, llevando consigo a Tisafernes, a quién tenía por amigo, y una escolta de los / (Página 6) griegos a su servicio de trescientos hoplitas, mandados por Jenias de Parrasia. Más he aquí que, una vez muerto Darío y posesionado del tronco de Artajerjes, Tosafernes calumnia a Ciro ante su hermano de que conspira contra él. Créelo Artajerjes y manda detener a Ciro para matarle: pero le salva la intercesión de la madre, que le envía otra vez a su gobierno. Lejos ya de la corte, y ante el peligro corrido y los agravios recibidos, Ciro planea la manera no estar nunca más a merced de su hermano y aún, si ello es posible, de suplantarle en el trono. De un lado ayudábale su madre Parisatis, que sentía por el mayor cariño que por el reinante Artajerjes; de otro, a cuantos palaciegos venían a visitarle tratábamos a todos de manera que, al marcharse, quedasen más amigos suyos que del Rey; velaba asimismo porque los bárbaros a sus órdenes no sólo estuviesen listos para entrar en acción, sino también le fuesen adictos. Cuanto a las tropas / (Página 8) griegas, ibalas concentrando con el mayor secreto, a fin de sorprender al rey lo más desprevenido posible. He 38


aquí pues, como preparaba la leva: cursó órdenes a cada uno de los jefes de cuantas guarniciones tenía en las ciudades que tomasen a sueldos cuantos más y mejores peloponesios pudiesen, so pretexto de que Tisárfenes preparaba la agresión contra dichas ciudades. Y, en efecto, las ciudades jonias eran de Tisafernes desde hacía tiempo por donación del Rey; pero por aquellos días se habían pasado todas a Ciro, excepto Mileto. En Mileto, informado a tiempo Tisafernes de que algunos planeaban igualmente pasarse al bando de Ciro, mató a unos y desterró a otros de los conjurados. Acoge Ciro, a los desterrados, y formando con ellos un ejército, pone cerco a Mileto por mar y tierra y trata de volver los desterrados a su patria. Y aquí tenía Ciro un nuevo pretexto de reunir tropas. Por medio de misarios reclama del Rey que, siendo hermano suyo, estaba más puesto en razón que se le diesen a él / (Página 10) estas ciudades que no que estuviesen bajo el mando de Tisafernes; petición que apoyó también su madre; de forma que el Rey no se percató de la conspiración urdida contra él, antes bien creía que los gastos en tropas de su hermano obedecían al hecho de estar en guerra con Tisafernes; y así no dio mayor importancia a sus diferencias, tanto más cuanto que Ciro remitía al Rey los tributos provenientes de las ciudades que tenían aún de Tisafernes. Un segundo ejército se le estaba congregando en el Quersoneso frontero a Abidos; he aquí como: Clearco de Lacedemonia estaba exilado; en una entrevista con él, Ciro, gratamente impresionado, le entrega diez mil daricos. Con el dinero recibido levantó Clearco un ejército, y tomando como base el Quersoneso, hizo una campaña contra los tracios que habitaban allende el Helesponto. Como quiera que esta campaña era altamente beneficiosa para los griegos, las ciudades del Helesponto contribuyeron voluntariamente con dinero / (Página 12) al mantenimiento de las tropas. De este modo mantenía también secretamente este ejército. Era por suerte amigo de Ciro Arístipo de Tesalia: obligado por sus enemigos políticos, se dirige a Ciro y le pide soldada para dos mil mercenarios durante tres meses, alegando que con esa ayuda podría triunfar de sus enemigos. Pues bien; Ciro le da soldada para cuatro mil mercenarios durante seis meses y le ruega que no haga la paz con sus enemigos sin haberse antes asesorado con él. Así mantenía también ocultamente este ejército de Tesalia. A Próxeno de Beocia, que era huésped suyo, mandó decir que se le reuniese con el mayor número que pudiese de soldados, pues que quería hacer una campaña contra los pisidios, quienes, según él, hostilizaban continuamente sus tierras. Asímismo pasó aviso a Soféneto de Estinfalo y a Sócrates de Acaya, también amigos suyos, que viniesen con / (Página 14) el mayor número posible de soldados, pues quería hacer la guerra a Tisafernes con los desterrados milesios. Todos éstos hicieron lo que se les pedía (...)”. 39


(12). JENOFONTE. “Anábasis”. Libro I. Texto griego con traducción literal y literaria por José Pérez Riesgo. Colección Gredos Bilingüe. Madrid. Editorial Gredos. 1976. Página 17. Expedición de Ciro. Gimnetas. “(...) y Próxeno se presentaba teniendo por una parte hoplitas hasta mil quinientos, por otra gimnetas quinientos (...)”. (13). JENOFONTE. “Anábasis”. Libro I. Texto griego con traducción literal y literaria por José Pérez Riesgo. Colección Gredos Bilingüe. Madrid. Editorial Gredos. 1976. Página 14. El inicio de la expedición bélica de Ciro: Sardes. “(...) Y pareciéndole ser ya tiempo de emprender la marcha hacia el interior, puso como pretexto su propósito de expulsar de una vez para siempre a los pisidios de sus tierras. Congrega, aparentemente contra estos, las fuerzas así bárbaras como griegas. Y también al mismo tiempo da orden a Clearco de reunírsele con todas sus tropas, y a Arístipo de enviarle, hecha la paz con sus enemigos, el ejército que tenía. Y ordena a Jenias de Arcadia, que mandaba en su nombre las tropas mercenarias de las ciudades, presentársele con todas las tropas, excepto las estrictamente suficientes para guarnecer las ciudadelas. Llamó también a los que estaban sitiando a Mileto, y ordenó a los exiliados que se sumasen a su expedición, prometiéndoles que, si llevaba a feliz término el objeto de la campaña, no cejaría hasta habérselos / (Página 16) reintegrado a su patria. Estos le obedecieron muy gustosos, pues tenían confianza en él, y se presentaron en Sardes con sus armas. Así llegó a Sardes Jenias con hasta cuatro mil hoplitas entresacados de las guarniciones de las ciudades; y Próoxeno vino al frente de unos mil quinientos hoplitas y de quinientos gimnetas; Soféneto de Estínfalo se presentó con mil hoplitas; Sóxcrates de Acaya, con unos quinientos hoplitas, y Pasión de Megara con trescientos hoplitas e igual número de peltastas: tanto este último como Sócrates eran de los que tenían puesto sitio a Mileto. Todos estos se reunieron con Ciro en Sardes (...)”. (14). JENOFONTE. “Anábasis”. Libro I. Texto griego con traducción literal y literaria por José Pérez Riesgo. Colección Gredos Bilingüe. Madrid. Editorial Gredos. 1976. Página 157. Vocabulario. Gimnetas. “(...) expediti, tropas ligeras en oposición a los (...) armados con armas pesadas. Los gimnetas formaban parte integrante del ejército griego hasta el siglo IV, y suelen contar entre sus filas cuerpos de mercenarios. Go llevaban armas defensivas, por lo que combatían preferentemente de lejos: comprendían los cuerpos especiales de lanzadores de jabalina, arqueros y honderos (...)”. (15). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 351. Anábasis. Libro VII, 8. Tiempo de la expedición = 15 meses. “(…) La estadística total del recorrido de la expedición, ida y vuelta, es de doscientas quince etapas, mil 40


ciento cincuenta parasangas o, lo que es lo mismo, treinta y cuatro mil doscientas cincuenta y cinco estadios. El tiempo empleado entre el trayecto de ida y el de vuelta es de un año y tres meses] (…)”. (16). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 350. Cita (88). “(…) Aquí acaba la narración de Jenofonte; lo que viene a continuación es una serie de notas estadísticas elaboradas por otra mano. La distancia recorrida es de aproximadamente 6.100 kilómetros (…)”. (17). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 65. Anábasis. Libro I. Cómputo de las tropas de Ciro el Joven. “(…) Este es el balance que en aquel entonces arrojó la revista de armas: entre las fuerzas griegas, diez mil cuatrocientos hoplitas y dos mil quinientos peltastas, mientras que los bárbaros que acompañaban a Ciro sumaban cien mil, con unos veinte carros falcados aproximadamente. Los enemigos, por su parte, alcanzaban, eso se decía, el millón doscientos mil y doscientos carros falcados, además de otros seis mil jinetes al mando de Artagerses que se encontraban alineados delante del mismísimo Rey. Cuatro eran los generales del ejército del Rey, cada uno de ellos al frente de trescientos mil hombres: Abrócomas, Tisafernes, Gobrias y Arbaces. Sin embargo, de éstos sólo tomaron parte / (Página 66) en la batalla novecientos mil soldados y ciento cincuenta carros falcados, pues Abrócomas, que venía de Fenicia llegó cinco días después de la batalla. Estos, fueron, al menos, los informes que le hicieron llegar a Ciro quienes habían desertado del Gran rey antes del enfrentamiento, informes que, tras el combate, fueron confirmados por los prisioneros que se tomaron después. Desde allí, Ciro cubrió, en una etapa, tres parasangas con todo el ejército, tanto griegos como bárbaros en formación de combate, pues, no en vano, daba por supuesto que ese día el Rey presentaría batalla. A mitad de etapa, encontraron una profunda trinchera excavada en la tierra de cinco brazas de anchura y tres de profundidad. La trinchera se extendía llanura arriba por espacio de doce parasangas hasta la muralla de Muedia. [Allí hay unos canales que salen del Tigris; se trata de cuatro canales de un pletro de largo y bastante profundos por los que navegan embarcaciones dedicadas al transporte de trigo; desembocan en el Éufrates y distan entre sí una parasanga; hay puentes trazados sobre ellos] (21). A lo largo del Éufrates había un estrecho pasaje de no más de veinte pies de ancho entre la trinchera y el río. Esta fosa la había hecho cavar el Gran Rey como medio de defensa apenas tuvo noticia de que Ciro marchaba contra él. Sea como fuere, Ciro atravesó con su ejército el mencionado pasaje y llegaron al otro lado de la trinchera (…)”. 41


JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 12. Introducción. “(…) (los cien mil bárbaros de Ciro más sus doce mil mercenarios griegos frente al millón doscientos mil de Artajerjes más sus doscientos carros falcados) (6) (…)”. Página 12. Cita (6). “(…) Las cifras que ofrece Jenofonte no son verosímiles; lo más probable es que el ejército rebelde estuviera compuesto por unos cuarenta mil efectivos, mientras que el ejército imperial debería de contar con un número de quince mil a veinte mil hombres más (…)”. Ibidem. Página 13. Introducción. “(…) Es, en efecto, la hora de los grandes estrategos, quienes se encuentran al mando de una tropa de doce mil mercenarios absolutamente desconcertados; no en vano han salido victoriosos en la porción de batalla que les correspondía, pero se acaban de enterar de que su condotiero ha muerto y la conjura ha fracasado (…)”. (18). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 9. Introducción. “(…) el fiero Clearco de esparto al mando de otros mil soldados acorazados, ochocientos hombres de infantería ligera y doscientos experimentados arqueros cretenses; Sofeneto de Estíndalo, Sosias de Siracusa, Pasión de Mégara, Quirísofo de Esparta y Sócrates de Acaya aportaban el resto de hombres hasta completar un ejército de unos catorce mil efectivos destinados a ocupar con sus falanges el ala diestra de la armada de Ciro en la dramática jornada de Cunaxa. En efecto, Ciro no sólo había tratado de celar, como era lógico, sus intenciones a Artajerjes, sino que también se las / (Página 10) había ocultado a sus mercenarios, quienes en todo momento se habían movido bajo la idea de que marchaban en una expedición de castigo contra alguna provincia rebelde (…) en un momento determinado de la expedición, la marcha al corazón del Imperio Persa la marcha al corazón del Imperio Persa amenaza con detenerse: el ejército en bloque se planta, los soldados comienzan a apedrear a sus estrategos cada vez que les conminan a dar un paso más, algún que otro contingente llega incluso a desertar, pero la mayoría tiene conciencia plena de lo que son; son mercenarios y hay que volver a negociar (…)”. (19). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 219. Anábasis. Libro V, 3. Recuento de soldados = 8.600. Bajas = 1.400. Dinero para el culto a Apolo y Artemis Efesia. “(…) Visto que Quirósofo no llegaba, que no había embarcaciones suficientes y que no quedaban víveres que coger, tomaron la decisión de partir por tierra. Embarcaron en los cargueros a 42


los enfermos, a los hombres de más de cuarenta años, a los niños y a las mujeres, así como todo el bagaje que no era estrictamente indispensable; también subieron a bordo los estrategos más veteranos, Filesio y Soféneto, con el encargo de dirigir las operaciones. El resto del ejército se puso en movimiento: los caminos ya habían sido acondicionados. Al tercer día de marcha, llegaron a Cesarunte, enclave griego sobre el mar y colonia de Sírope en la región de la Cólquide. Allí permanecieron por espacio de diez días, en el transcurso de los cuales se procedió a la revista de las tropas y al recuento de los hoplitas, ocho mil seiscientos en total, ése era el número de los que habían sobrevivido; el resto había muerto a manos del enemigo, por la nieve y, alguno que otro, / (Página 220) por enfermedad. También aquí repartieron el dinero recaudado por la venta de los prisioneros, reservando para Apolo y para Ártemis Efesia una décima parte, la cual fue distribuida en partes iguales entre cada uno de los estrategos con el objeto de que la custodiaran para los dos dioses; la parte de Quirísofo fue confiada a Geónde Ásine(…)”.BENGTSON, Hermann. “Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la Edad Antigua”. I. Colección Historia Universal Siglo XXI. Volumen 5. Madrid. Siglo XI de España Editores. 1985 (Décimotercia edición). Página 187. @úmero de participantes en la campaña de Ciro. “(…) las expedición de los diez mil (en realidad eran 13.000 hombres, de los que regresaron 8.600) (…)”. (20). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 272. Anábasis. Libro VI, 4. Objetivo de los mercenarios: conocer el valor de Ciro. “(…) Go en vano la mayoría de los soldados se había enrolado en esta expedición mercenaria no por escasez de medios de vida, sino porque habían oído del valor de Ciro; en efecto, muchos habían acudido con sus propios / (Página 273) hombres, otros habían invertido hasta sus propias posesiones, mientras que otras personas, en cambio, se habían escapado de sus padres y sus madres, o habían dejado atrás a sus hijos con el objeto de volver con ellos llenos de riqueza, todo porque habían oído que otros habían conseguido muchas y grandes fortunas al lado de Ciro. Pues bien, lo que estos hombres deseaban era regresar a salvo a Grecia (…)”. (21). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 43. Anábasis. Libro I. Desde Dana a Tarso. Sospechas de las tropas de que se dirigían a luchar contra Artajerjes. “(…) Desde allí trataron entonces de penetrar en Cilicia. Sin embargo, la entrada consistía en un camino de carros severamente inclinado e imposible de atravesar con un ejército en caso de que alguien les cerrara el paso. Había corrido, en efecto, la voz de que 43


Siénesis se hallaba en lo alto vigilando el acceso, por lo que permanecieron un día en la explanada. (…) / (Página 44) Tras el descenso, marchó a través de aquel valle durante cuatro etapas, veinticinco parasangas, hasta Tarso, ciudad de Cilicia grande y próspera en la que se levantaba el palacio real de Siénesis, el rey de los cilicios. (…) / (Páginas 45) Ciro y su ejército permanecieron en Tarso durante veinte días, ya que la tropa se negaba a continuar avanzando. Go en vano, albergaban la sospecha de que se dirigían contra el Gran Rey y argüían que no habían sido contratados para eso (…)”. (22). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 53. Anábasis. Libro I. De Miriando a Carmande. Culto a los peces y a las palomas por los sirios. Ciro comunica oficialmente a sus tropas la campaña bélica contra su hermano Artajerjes, en la ciudad de Tápsaco. Algunos mercenarios griegos habían acompañado a Ciro en una campaña anterior para ir a ver a su padre Darío. Comerciantes lidios entre los bárbaros del ejército de Ciro vendían alimentos a los soldados. “(…) Ciro, cubriendo en cuatro etapas veinte parasangas, llegó al río Calo, de un pletro de anchura y lleno de peces grandes pero inofensivos a los que los sirios consideraban dioses y a los que estaba prohibido hacer daño, de igual modo que a las palomas (17). (…) Desde allí en cinco etapas avanzó treinta parasangas hasta el manantial del río Dardas, de un pletro de anchura, donde se levantaba el palacio de Bélesis, quién fuera sátrapa de Siria. (…) / (Página 54) A continuación cubrió en tres etapas quince parasangas hasta el Éufrates que posee una anchura de cuatro estadios. A sus márgenes se erigía una ciudad grande y próspera de nombre Tápsaco, donde permaneció por espacio de cinco días. Allí Ciro, haciendo llamar a los estrategos griegos, les informó de que el objetivo era marchar a Babilonia, contra el Gran Rey. Les conmino, además, a comunicárselo a sus soldados y a convencerlos de que le siguieran. De este modo, los estrategos convocaron una asamblea y anunciaron la noticia. La tropa se enfureció con los estrategos, a los que acusaban de llevar ocultando conscientemente la información desde hacía tiempo y se negaban a continuar a menos que les concedieran otra suma de dinero, como a los que habían acompañado a Ciro en la expedición anterior cuando fue a ver a su padre. Los estrategos le comunicaron a Ciro la respuesta, ante la cual él prometió entregar cinco minas de plata por cabeza cuando llegaran a Babilonia, así como el total del sueldo hasta que llevara a los griegos de regreso a Jonia (19). De este modo la mayoría de los griegos quedaron convencidos (…). / (Página 55) 44


Ciro cruzó el río y, le siguió el resto del ejército en su totalidad. Mientras lo atravesaban, ninguno resultó mojado con el agua por encima del pecho. La gente de Tápsaco decía que nunca antes de aquel día ese río había sido atravesado a pie, sino por medio de embarcaciones. Éstas las acababa de quemar a su paso Abrócomas, para que Ciro no pudiera cruzar. Parecía una / (Página 56) señal divina y que a todas luces el río se apartaba ante Ciro como futuro soberano. Desde allí avanzó a través de Siria cubriendo en nueve etapas cincuenta parasangas; llegaron pues al río Araxes, sobre el que se levantaban numerosas aldeas repletas de trigo y vino. Permanecieron por espacio de tres días en el lugar y se aprovisionaron de víveres. A continuación marchó a través de Arabia dejando el Éufrates a la derecha y cubriendo en cinco etapas por el desierto treinta y cinco parasangas. En esta región, el terreno era toda una llanura, plana como el mar y llena de absintio; cualquier otro tipo de vegetación, matojos o cañas, eran todos olorosos, como plantas aromáticas. Árboles no había, pero sí fieras de todo tipo: un buen número de onagros y muchas avestruces, además de avutardas y gacelas. De cuando, en cuando, los soldados de caballería se dedicaban a cazarlas. (…) La carne de los onagros capturados era semejante a la de los venados, pero más tierna. Sin embargo, nadie consiguió coger un avestruz y, aquellos jinetes que lo intentaron, desistieron al instante, puesto que en su huída les cobraba ventaja, no sólo con la carrera de sus patas, sino también al elevarse con sus alas empleándolas a modo de velas. Las avutardas, en cambio, si se las levanta rápido son fáciles de atrapar, puesto que vuelan a tramos, como las perdices y, enseguida se cansan; su carne es exquisita. / (Página 57) Avanzando a través de esa región llegaron al rio Masca, de un pletro de anchura. Había allí una gran ciudad abandonada de nombre Corsote que se encontraba enteramente rodeada por el Mascas y allí permanecieron durante tres días haciendo acopio de provisiones. Avanzaron luego por el desierto noventa parasangas en el curso de trece etapas, manteniendo el Éufrates a su derecha y, así llegaron a Pilas. Durante este periodo murieron de hambre muchas bestias de carga, pues no había ni hierba ni matorrales de ningún tipo, dado que se trataba de una comarca totalmente baldía. Los lugareños excavaban a lo largo del río y construían muelas de molino que llevaban a Babilonia, donde las vendían y a cambio compraban grano para vivir. En lo que respecta al ejército éste se quedó sin víveres y, no había modo de conseguirlos sino en el mercado lidio, situado entre las fuerzas bárbaras de Ciro y, al precio de cuatro siclos la capita de harina o cebada. El siclo equivale a siete óbolos áticos y medio, mientras que la capacidad de la cápita es de dos quénices áticos, con lo que los soldados se mantenían a base de carne (20). (…) / (Página 58) 45


En el curso de esta marcha por el desierto vieron al otro lado del Éufrates una rica y gran ciudad de nombre Carmande / (Página 39), donde las tropas compraron provisiones; este es el modo en que atravesaron el río por medio de balsas: las pieles que usaban como lonas para las tiendas las rellenaron de hierba seca, a continuación las juntaron y las cosieron de manera que el agua no mojase la paja. Sobre estas embarcaciones cruzaron el río y se aprovisionaron de cuanto era necesario; vino producido con el producto de la palmera y pan de mijo, grano muy abundante en la región (…)”. Página 53. Cita (17). “(…) De acuerdo con la leyenda (cf. por ejemplo, Ovidio, Metamorfósis IV 45 y sig.) las diosa siria Derceto se transformó en pez y su hija Semíramis en una paloma (…)”. Página 54. Cita (19). “(…) Acabada la campaña los mercenarios no tenían por qué percibir un salario adicional para afrontar su regreso sino que lo hacían por sus propios medios (…)”. Página 57. Cita (20). “(…) Siendo el quénice (medida de capacidad de áridos equivalente a 1´90 litros) la ración diaria que consumía un soldado, éste le saldría a un precio de dos siclos, es decir, quince óbolos, la paga de dos días y medio; por este motivo se veían forzados a recurrir a la carne, alimento poco habitual en la dieta griega y poco indicado para las etapas del desierto (…)”. (23). BENGTSON, Hermann. “Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la Edad Antigua”. I. Colección Historia Universal Siglo XXI. Volumen 5. Madrid. Siglo XI de España Editores. 1985 (Décimotercia edición). Página 187. Final de la campaña de Ciro tras su muerte. “(…) La empresa había perdido así su finalidad. Con razón se considera la retirada de los griegos de Babilonia, a través del país montañoso e inhospitalario de Armenia, hasta el Mar Gegro, adonde llegaron en marzo del año 400, cerca de Trapezunte (Trebisonda) como una brillante hazaña de la historia griega (…)”. (24). BENGTSON, Hermann. “Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la Edad Antigua”. I. Colección Historia Universal Siglo XXI. Volumen 5. Madrid. Siglo XI de España Editores. 1985 (Décimotercia edición). Página 186. Muerte de Ciro el Joven: Otoño del 401 a.C. “(…) si en la batalla decisiva de Cunaxa, cerca de Babilonia, Ciro el Joven no hubiera sido muerto (otoño del 401) (…)”. (25). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 15. Introducción. “(…) Comienza entonces una aventura de tintes odiseicos en un esforzado camino de vuelta a la patria en la que los mercenarios, que ahora ya no combaten por una paga, sino por salvar la propia vida, han de abrirse paso con sus propios medios en un territorio y unas condiciones cada vez más hostiles (…)”. 46


(26). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 16. Introducción. “(…) A continuación llegan a la colonia griega de Trapezunte y, finalmente, tras una azarosa peripecia en la que los aventureros se vuelven a convertir en mercenarios al servicio de un pintoresco rey tracio de nombre Seutes, recalan en Pérgamo, donde Jenofonte pone a sus hombres en manos del general en jefe espartano Tibrón. Por aquel entonces de los catorce mil soldados iniciales ya sólo quedan cinco mil y, a diferencia de Odiseo, que consigue llegar a su patria, el destino de estos hombres no está en su hogar, al margen ya de las armas y los desvelos; como buenos mercenarios (o como gente que no tiene en su horizonte otro destino que la batalla), los supervivientes se volverán a enrolar con Timbrón, quién proyecta una campaña militar contra Tisafernes y, lo harán, naturalmente, a cambio de una paga. Dos cosas nos restarían aún por decir en esta breve nota introductoria; la primera tiene que ver con la paradoja de que los Diez Mil, que en ningún momento de la obra son denominados bajo este apelativo, nunca aparecen en este número. La cifra más aproximada a la emblemática cantidad es la de los nueve mil ochocientos efectivos que aún quedan con vida tras las violentas escaramuzas contra los carducos; a Cesarunte llegarán ocho mil seiscientos y, tras la campaña tracia a las órdenes de Seutes solo quedarán seis mil: / (Página 17) ¿de dónde procede, pues, la expresión de la leyenda (8)? Se ha propuesto que en la Anábasis redactada por otro destacado participante de la expedición (9), Soféneto de Estinfalo, se ofrecía de inició esta cifra más redonda y simbólica, pero el problema es que su relato de los acontecimientos no ha llegado hasta nosotros. Frente a esta suposición se alza el hecho de que los persas contaban sus efectivos por myríades: Éste es el balance que en aquel entonces arrojó la revista de armas: entre las fuerzas griegas, diez mil cuatrocientos hoplitas y dos mil quinientos peltastas, mientras que los bárbaros que acompañaban a Ciro sumaban cien mil, con unos veinte carros falcados aproximadamente (17, 10), y donde nosotros traducimos “cien mil”, Jenofonte escribe déka muryádes, esto es, “diez miríadas” y así, en parangón con las myriádes persas de Ciro, las tropas mercenarias griegas pasarían a ser conocidas por la posteridad bajo el nombre con tonos legendarios de los Diez Mil, la miríada heroica por excelencia (…)”. Página 17. Cita (8). “(…) Para una explicación más circunstanciada, cf. P. Masqueray, “Les Dix-Mille. Origine de l´expression”, en Xénophon. Anabase. Tome I, 8ª ed. parís, Les Belles Letres, 2002, pág. 17-20 (…)”. Página 17. Cita (9). “(…) La aventura fue puesta por escrito, además de Jenofonte, por estratego 47


Soféneto de Estínfalo y por Ctesias, el médico personal de Artajerjes. También Diodoro de Sicilia, en el Libro XIV de su Bibliotheca Histórica, narra el episodio de la Anábasis (…)”. (27). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 327. Anábasis. Libro VII, 6. La paga = Problema constante de los soldados. “(…) En cuanto a la paga, ésta no aparecía por ningún sitio, por lo que los soldados estaban realmente enfadados con Jenofonte, mientras que Seutes ya no lo trataba con familiaridad, sino que cada vez que Jenofonte iba en su busca para mantener un encuentro con él, le surgían de repente muchos compromisos (…)”. (28). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 344. Anábasis. Libro VII, 7. Problemas de pago. “(…) Tras escuchar estas palabras, Seutes maldijo al culpable de no haber realizado el pago de la soldada en su momento; todos sospecharon que se trataba de Heraclides. “Por mi mente –dijonunca ha pasado la idea de estafaros y pagaré”. Entonces, Jenofonte volvió a tomar la palabra:”Perfecto; y ahora que tienes intención de pagar, te ruego que lo hagas a través de mí y que no permitas que a causa tuya se me tenga en el ejército en una consideración distinta de la que tenía cuando vinimos ante ti”. (…) / (Página 345) A la mañana siguiente, Seutes le entregó lo acordado y envió a algunos hombres con ellos para que condujeran el ganado. Hasta entonces, los soldados habían estado diciendo que Jenofonte se había marchado con Seutes para instalarse allí y para recibir lo que le había prometido, pero en cuanto lo vieron, salieron corriendo a su encuentro llenos de alegría. Apenas Jenofonte hubo visto a Cármino y Polínico, les dijo: “Gracias a vosotros he recuperado esto para el ejército. Os lo entregó; vendedlo y repartid la ganancia entre la tropa”. Estos lo cogieron, designaron a los intendentes que habrían de encargarse del botín, los cuales procedieron a su venta, no sin recibir graves acusaciones. Jenofonte se mantenía al margen; era obvio que estaba realizando los preparativos para el regreso a casa, ya que en Atenas todavía no había decretado su exilio. Sin embargo, sus amigos más allegados del / (Página 346) campamento se acercaron a él para rogarle que no partiera antes de sacar el ejército del país y ponerlo en manos de Tibrón. Desde allí zaparon para Lámpsaco (…)”. (29). JENOFONTE. “Anábasis”. Libro I. Texto griego con traducción literal y literaria por José Pérez Riesgo. Colección Gredos Bilingüe. Madrid. Editorial Gredos. 1976. Página 10. Expedición de Ciro. De cómo fueron reclutados los gimnetes junto al resto de las tropas que 48


participaron en la guerra de Persia, a favor de Ciro, hermano de Artajerjes, rey de Persia, en el siglo V a. C. “(...) Un segundo ejército se le estaba congregando en el Quersoneso frontero a Abidos; he aquí como: Clearco de Lacedemonia estaba exilado; en una entrevista con él, Ciro, gratamente impresionado, le entrega diez mil daricos (…)”. (30). BENGTSON, Hermann. “Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la Edad Antigua”. I. Colección Historia Universal Siglo XXI. Volumen 5. Madrid. Siglo XI de España Editores. 1985 (Décimotercia edición). Página 14. Dárico y siclo. “(…) Se trata de una moneda de oro, el darico (dareikós); esta moneda contenía 8´42 gramos de oro y tenía el mismo peso de la estatera de Focea, moneda comercial griega de uso muy común. Por otra parte, su peso representaba la sexagésima parte de la mina babilónica. El darico, en el que el Gran Rey estaba representado como arquero arrodillado (esta es la razón de que en el lenguaje popular se designara esta moneda como toxotes (arquero). (…) Al lado de la moneda de oro había otra de plata, de 14´9 gramos, que en babilonio se llamaba shiklu y, en griego, siglos (siclo) (…)”. (31). JENOFONTE. “Anábasis”. Libro I. Texto griego con traducción literal y literaria por José Pérez Riesgo. Colección Gredos Bilingüe. Madrid. Editorial Gredos. 1976. Página 52. Los soldados decidieron continuar con Ciro a cambio de que le aumentase la paga. “(...) quienes si bien sospechaban que Ciro iba contra el Rey, con todo decidieron seguirle. Reclaman aumento de paga, prometiéndoles Ciro dar a todos la mitad más de lo que ganaban, darico y medio a cada soldado al mes, en vez de un solo darico. Pero que, efectivamente, marchaba contra el Rey, ni siquiera entonces lo supo nadie, al menos claramente (...)”. (32). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 60. Anábasis. Libro I. Próxeno era griego. Fue un estratego (general) de Ciro, al mando de los gimnetas, por eso habla de nube de piedras. “(…) Próxoneo, que casualmente acababa de llegar al frente de un batallón de hoplitas, de inmediato dispuso a sus hombres entre las dos facciones y con las armas en alto le rogó a Clearco que no persistiera en su actitud. Sin embargo, Clearco se puso furioso: poco había faltado para morir bajo una nube de piedras y Próxoneo le hablaba como si lo que le hubiese sucedido no tuviera importancia, de modo que le gritó que se quitase del medio. En ese instante, apareció Ciro, que fue puesto al corriente de los hechos. Al punto empuñó unas cuantas picas y en compañía de unos cuantos hombres de confianza acudió en medio y dijo lo siguiente: “Clearco, Proxóneo y todos los demás griegos, no tenéis ni idea de lo que estáis haciendo: si os enzarzáis en una batalla los unos con los otros, desde este mismo día ya me podéis dar por acabado y, a vosotros mismos no mucho después, porqué, 49


como se nos tuerzan las cosas, todos estos bárbaros que aquí veis, van a ser peores enemigos para nosotros que los que están con el Rey”. Al oír estas palabras, Clearco tomó en sí y, dando por terminada la disputa, las dos partes bajaron al suelo las armas (…)”. (33). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 68. Anábasis. Libro I. Ejército de Ciro el Joven. Los honderos gimnetas se situaron en el ala diestra al mando de Próxeno. “(…) Clearco, ocupando el extremo diestro del ala griega, junto al margen del Éufrates; Próxeno a su flanco y, a continuación el resto; Menón, por su parte, ocupaba con su ejército el extremo izquierdo del ala griega (22). Por lo que hace al contingente bárbaro, los cerca de mil jinetes plafagionios formaban a la derecha de Clearco, al igual que los peltastas griegos, mientras que a la izquierda, con el resto del contingente bárbaro, se alineaba Arieo, el lugarteniente de Ciro, quién dominaba con sus aproximadamente seiscientos jinetes el centro de la formación. Todos ellos iban pertrechados de corazas, protectoras de muslos y cascos, todos menos Ciro, que acudía a la batalla a cabeza descubierta [pues no en vano, es fama que los persas se aventuran al combate con la cabeza desprotegida]. Todos los caballos de las fuerzas de Ciro llevaban testera y pechera y los jinetes iban también provistos, al margen de sus armas, de dagas griegas (…)”. Página 68. Cita (22). “(…) Los mercenarios griegos constituían el ala diestra, considerada como la más importante, del ejército de Ciro; de ahí que Jenofonte hable de “ala griega”; el centro y el ala izquierda lo ocupaban las fuerzas persas del príncipe rebelde (…)”. (34). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 73. Anábasis. Libro I. Muerte de Ciro. “(…) ésta es, por tanto, la forma en que murió Ciro, el hombre más digno de ser Rey de entre los persas desde Ciro el Viejo y el más capacitado para gobernar (…)”. Ibidem. Página 78. Anábasis. Libro I. Muerte de Ciro. “(…) Sobre el propio terreno le cortaron a Ciro la cabeza y la mano derecha (…)”. (35). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 79. Anábasis. Libro I. Los estrategos después de la muerte de Ciro. Próxeno al mando de los gimnetas. “(…) Clearco llamó a Próxeno, pues era el que tenía más a mano, para deliberar si debían enviar un destacamento o si, por el contrario, debían acudir en ayuda del campamento con todos los efectivos (…)”. 50


(36). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 86. Anábasis. Libro II, 1. Los estrategos retoman el orden en el ejército de Ciro. “(…) Cuando los estrategos oyeron la noticia y el resto de los griegos se enteraron, experimentaron una profunda desazón. (…) Así pues, éstos partieron y Clearco quedó a la espera; mientras tanto, el ejército se abastecía como podía con el forraje de los animales de tiro y degollando bueyes y asnos; para la leña, bastaba con avanzar unos pocos pasos desde la línea en que se había desarrollado la batalla y, emplear a esos efectos y a tanto las muchas flechas de las que los griegos habían obligado a desprenderse a los desertores del Rey como los escudos de mimbre y de madera pertenecientes, estos últimos, a los egipcios. / (Página 87) Contaban además con un buen número de escudos ligeros y carros vacíos para llevarse; sirviéndose de todo ello, cocieron carne y comieron por ese día (…)”. (37). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 87. Anábasis. Libro II. El estratega Próxeno era griego de Tebas. “(…) Próxeno de Tebas dijo lo siguiente: “Falino, me pregunto, no sin asombro, si el Rey nos pide las armas en calidad de vencedor o como presente de amistad. Si se trata de lo primero, ¿qué necesidad tienes de pedírnoslas? Que venga y las coja, sin más. Ahora bien, si lo que pretende es convencernos / (Página 88) que diga qué es lo que obtendrán los soldados, si es que deciden complacerle”. A lo que Falino replicó: “El Rey se considera vencedor porque dio muerte a Ciro; ¿quién hay en condiciones de disputarle ahora el Imperio? Igualmente considera que estáis a su merced, porque os tiene en medio de su territorio, atrapados entre dos ríos infranqueables y, con la capacidad de enviar contra vosotros tal cantidad de hombres que no podríais matarlos ni aunque os concediera la posibilidad” (…)”. Página 88. Cita 28. “(…) Egipto se acababa de independizar pocos años antes, en el 408 a. C., del Imperio Persa, en cuyo poder había caído en el año 525 a. C. (…)”. (38). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 102. Anábasis. Libro II. El viaje de vuelta. Próxeno, compañero de guerra de Jenofonte. Los honderos. “(…) Recorridas tres etapas, llegaron a la denominada muralla de Media y pasaron al otro lado. Se trataba de una construcción de ladrillo cocidos levantados sobre un pavimento bituminoso; de veinte pies de anchura y cien de altura. Su longitud, según se dice, era de veinte parasangas, en las que tuvieron que atravesar dos canales, uno por medio de una pasarela y el otro uniendo siete barcazas. Se trataba de dos afluentes del Tigris, a 51


partir de los cuales habían excavado varias acequias para regar el terrero; al principio eran anchas, pero cada vez se iban estrechando más, hasta finalmente convertirse en pequeños regueros, como los que en Grecia atraviesan los campos de mijo. Por fin llegaron al río Tigris, frente al cual se levantaba, a quince estadios de distancia, una inmensa y / (Página 103) populosa ciudad de nombre Sítaca. De este modo, los griegos montaron sus tiendas en las inmediaciones, al lado de un gran y hermoso parque cubierto de todo tipo de árboles, mientras que los bárbaros lo hicieron al otro lado del Tigris, con lo que dejaron de estar a la vista. He aquí, pues, que, tras la cena, Próxeno y Jenofonte se encontraban dando un paseo frente a la explanada de las armas, cuando un recién llegado le preguntó al cuerpo de guardia donde podría encontrar a Próxeno o a Clearco (…). Entonces Próxeno le dijo: “Yo soy la persona que buscas”, a lo que el hombre le contestó lo siguiente: “Me mandan Arieo y Artaozo, personas leales a Ciro y que están de vuestra parte. Os conminan a estar prevenidos ante un ataque nocturno de los bárbaros, ya que en la pradera vecina se encuentra emboscado un ejército muy numeroso. Además os exhortan a que enviéis un destacamento al puente sobre el Tigris porque Tisafernes planea echarlo abajo durante la noche, si tiene la posibilidad, de modo que no podáis pasar a la otra orilla y quedéis atrapados entre el río y el canal” (…)”. (39). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 111. Anábasis. Libro II. El estratego Próxeno era de Beocia. “(…) los estrategos fueron llamados adentro: Próxeno de Beocia (…). / (Página 112) los acompañaba Jenofonte de Atenas, que quería saber noticias de Próxeno (…)”. Ibidem. Página 113. Anábasis. Libro II. Decapitación de los estrategos de Ciro: Próxeno. “(…) Próxeno (…) dado que son nuestros estrategos. (…) En efecto, los estrategos, apresados de la manera que vimos, fueron llevados ante el rey y murieron decapitados (…)”. (40). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 115. Anábasis. Libro II. Biografía de Próxeno. “(…) Próxeno de beocia albergaba desde su más temprana adolescencia la ambición de convertirse en un hombre llamado a protagonizar grandes acciones, aspiración que le empujo a contratar los servicios de / (Página 116) Georgias de Leontinos (32). De este modo, tras haber frecuentado sus clases, se consideró lo suficientemente capaz tanto de asumir responsabilidades de mando como de no tener que depender de los favores de sus importantes amigos; de ahí que se embarcara en esta empresa con Ciro con el objeto de adquirir una notable reputación, un 52


gran poder e inmensa riqueza. Pero por más que desease vehementemente obtener todo eso, es obvio que no estaba dispuesto a conseguirlo por medios ilícitos; antes bien, estaba convencido de que debía obtenerlo por vía de la justicia y la honestidad y, si no, no conseguirlo. En cuanto a sus dotes de mando, sabía manejarse con las personas de bien, pero no era capaz de infundir en sus soldados ni respeto ni miedo, sino que, por el contrario, se sentía más cohibido ante sus soldados que sus subordinados ante él. Además era evidente que tenía más miedo de atraerse la enemistad de sus hombres que el que tenían ellos de desobedecerle. Creía que para ser y parecer un verdadero jefe bastaba con elogiar al que actuaba bien y no alabar al que hacía mal; razón por la que las personas honestas de su entorno le eran adictos, mientras que la gente sin principios actuaban a sus espaldas al creer que era fácil de manejar. Cuando murió, tenía cerca de treinta años (…)”.Página 116. Cita (32). “(…) Georgias es uno de los máximos representantes de la sofística. Llegó a Atenas en el año 427 a. C., en calidad de embajador y se dedicó a enseñar fundamentalmente retórica. Sobre su persona, realiza Platón el diálogo Gorgias (…)”. Ibidem. Página 118. Anábasis. Libro II. Biografía de Próxeno. La muerte de Próxeno. “(…) En el momento de la ejecución de los estrategos que habían tomado parte en la expedición de Ciro contra el Rey, él [Menón de Tealia] no murió a pesar de que había participado igualmente, si bien, tras la muerte de aquellos, fue castigado por el rey con la pena capital. Sin embargo, no fue decapitado como Clearco y el resto (al parecer es el tipo de muerte más rápido), sino que sometido a tremendos suplicios, fue mantenido con vida por espacio de un año, hasta que, según dicen, murió como un criminal (…)”. (41). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 121. Anábasis. Libro III, 1. Próxeno era amigo de Jenofonte. Próxeno no se sabe si reclutó a los honderos. Parece que no. Los honderos reclutados desconocían que se iban a enfrentar al rey de Persia. “(…) Cuando los estrategos fueron capturados y los capitanes y los soldados que les acompañaban fueron pasados a cuchillo, se produjo un tremendo desconcierto entre las filas griegas. Go en vano eran conscientes de hallarse en las inmediaciones de la corte del Rey, de que se encontraban rodeados por todos los sitios de un gran número de poblados y ciudades enemigas en las que nadie estaría dispuesto a procurarles mercado, de que se encontraban a no menos de diez mil estadios de Grecia y no tenían una guía que les abriese camino, un camino de regreso que, por otra parte, se encontraba atravesado por ríos infranqueables; los bárbaros que habían acompañado a Ciro en la expedición les habían traicionado y se habían quedado solos, no contaban ni siquiera con un jinete aliado, por lo que, obviamente / (Página 122) ni 53


en caso de victoria podrían matar a ninguno, pero si caían derrotados, nadie sobreviviría. Con estos pensamientos desmoralizados, como estaban, pocos fueron los que esa tarde probaron bocado y, pocos los que hicieron lumbre; de hecho hubo bastantes que ni acudieron al campamento esa noche, sino que se echaron a dormir allí donde cada uno se encontraba, sin poder pegar ojo por la tristeza y por la nostalgia de su patria, de sus padres, mujeres e hijos, a los que creían que jamás volverían a ver. En tal estado de pesimismo, todos trataron de descansar. Se encontraba en el ejército un tal Jenofonte, ateniense, que sin ser estratego, capitán ni soldado, sin embargo se había sumado a ellos a instancias de Próxeno, a quién se le unía desde antiguo un vínculo de hospitalidad; lo había hecho venir de su ciudad bajo la promesa de que, si le acompañaba, le procuraría la amistad de Ciro, a quién consideraba, eso decía, mejor para sí que su propia patria. Así pues, tras leer la cara de Próxeno, Jenofonte le consultó a Sócrates (33) el ateniense a propósito del viaje y, Sócrates, sospechando que la amistad con Ciro podría acarrearle la reprobación de la ciudad debido a la opinión generalizada de que Ciro había apoyado resueltamente a los espartanos en su guerra contra Atenas, le aconsejó a Jenofonte que acudiera a Delfos y le consultara al dios acerca de ese viaje. De este modo, Jenofonte fue allí y le preguntó a Apolo a qué dios debía hacer votos y sacrificios para recorrer de la mejor y más favorable manera el camino que tenía en mente y para retornar sano y / (Página 123) salvo una vez acometida con éxito su empresa; en respuesta, Apolo le indicó los dioses a los que debía tributar sacrificios. De vuelta a Atenas, le contó la respuesta del oráculo a Sócrates, quién, nada más escucharle, le reprendió por no haber preguntado antes que nada si le convenía partir o quedarse y, que habiendo tomado por su cuenta la decisión de partir su pregunta se hubiese limitado únicamente a cual era mejor forma de hacerlo: “Pero ya que has planteado así la cuestión –apostilló-, debes llevar a cabo todo lo que el dios te ha ordenado”. De este modo, tras hacer los sacrificios a las divinidades que el dios le había indicado, zarpó. En Sardes se unió a Próxeno y Ciro, que se encontraban a punto de emprender la marcha hacia el interior y, allí le presentaron a Ciro. Al empeño de Próxeno, se sumó la insistencia de Ciro para que se quedara; le decía que tan pronto como acabara la campaña, enseguida le mandaría de vuelta a casa. El caso es que se hablaba de una expedición contra los písidas, con lo que, de algún modo, se unió a ella engañado, pero no por parte de Próxeno, que como el resto de los griegos, a excepción de Clearco, desconocía que el ataque estaba dirigido contra el Rey, aunque bien es cierto que, una vez llegado a Cilicia, era ya evidente para todos que el objetivo era el Rey. Sin embargo a pesar de estar temerosos por el viaje y reacios a llevarlo a cabo, la mayoría lo continuó 54


por un sentimiento de vergüenza de cara a sus compañeros y a Ciro; uno de éstos era Jenofonte (34) (…)”. Página 122. Cita (33). “(…) Se trata del filósofo Sócrates, maestro de Platón y del propio Jenofonte; ambos discípulos narran las circunstancias de su condena a muerte en sendas obras tituladas Apología de Sócrates (…)”. Página 123. Cita (34). “(…) Jenofonte abandona aquí su evocación de cómo se enroló en la expedición contra el rey y vuelve a la narración de los momentos dramáticos vividos tras la ejecución de los estrategos (…)”. (42). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 124. Anábasis. Libro III, 1. Jenofonte habló con los capitanes de Próxeno. “(…) Ante esto, se levantó y acto seguido llamó a los capitanes de Próxeno, a los que, una vez reunidos (…)”. (43). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 126. Anábasis Libro III, 1. Jenofonte toma el mando de los hombres de Próxeno. “(…) Por mi parte, si vosotros estáis dispuestos a arrojaros por esta senda, yo estoy deseoso de seguiros, pero si, en su lugar, disponéis que asuma el mando, no pondré como excusa mi joven edad, porque considero / (Página 127) que me encuentro en el momento idóneo para espantar los peligros lejos de mí”. Estas fueron sus palabras. Los oficiales, apenas las hubieron oído, le animaron a que tomara el mando, todos salvo Apolónides, un individuo que hablaba en beocio. (…) Por mi parte, caballeros, propongo que no sólo no aceptemos a este hombre en nuestra compañía, sino que le degrademos de su rango de capitán, le carguemos nuestros fardos a las espaldas y le y tratemos como le corresponde: este hombre deshonra a su / (Página 128) patria y a toda Grecia, porque a pesar de ser griego se comporta de esta manera”. En ese momento intervino Agasias de Estínfalo. (…) Jerónimo de Elea, el más veterano de los capitales de Próxeno (…)”. (44). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 130. Anábasis Libro III, 1. Jenofonte elegido estratego en lugar de Próxeno. “(…) Dicho lo cual, se levantó para no perder el tiempo a la hora de tomar las medidas oportunos. Acto seguido, los jefes fueron elegidos: Timasión de Dárdano en sustitución de Clearco, Janticles de Acaya en lugar de Sócrates, Cleanor de Arcadia por Agias, Silesio de Acaya en sustitución de Menón y, en lugar de Próxeno, Jenofonte de Atenas. / (Página 131) 55


Cuando se hubo llevado a cabo la elección, a punto ya de romper el día, los comandantes se juntaron en el centro del campamento y, tras establecer los puestos de guardia, convocaron a los soldados (…)”. (45). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 136. Anábasis Libro III, 2. Jenofonte propone asentarse en territorio del Rey para sobrevivir. Jenofonte propone la vuelta a Grecia. “(…) “Ahora bien, si los ríos no nos permiten el paso y no encontramos ningún guía, ni aún debemos abatirnos. Por lo que sabemos, los misios, que, por cierto, no podemos decir que sean mejores que nosotros, habitan varias importantes y prósperas ciudades en territorio del Rey contra su voluntad; lo mismo sabemos de los písidas; y en cuanto a los licaones, les hemos visto con nuestros propios ojos ocupar las plazas fuertes de la llanura y explotar los cultivos de los persas. En este sentido, yo diría que deberíamos hacer como si no nos dirigiéramos a casa, sino que estamos disponiendo todo como para establecernos aquí, porque estoy seguro de que a los propios misios el Rey les proporcionaría no ya un buen número de guías sino un montón de rehenes para garantizarles una retirada sin sorpresas; incluso les construiría un camino si quisieran marcharse en carros de cuatro caballos; pues bien, tres veces más gustoso haría eso con nosotros, estoy seguro, si viera que estamos dispuestos a quedarnos. Mi miedo es, sin embargo, que, una vez que nos hayamos acostumbrado a llevar una vida cómoda, a nadar en la abundancia / (Página 137) y tener trato con las mujeres y muchachas de los medos y los persas, altas y guapas como son, nos olvidemos del camino a casa, como los lotófagos (40). Al menos a mí, lo natural y lo justo me parece tratar de volver primero a Grecia con nuestros allegados (…)”. Página 137. Cita (40). “(…) Literalmente “comedores de loto” (¿dátil?), pueblo fabuloso que dieron a probar a los compañeros de Odiseo la flor de loto haciendo que estos olvidaran que tenía que regresar a Ítaca (Cf. Odisea IX 94 y sigs.) (…)”. (46). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 138. Anábasis Libro III, 2. Votaciones a las propuestas de Jenofonte. “(…) “Pero ya es hora de ir acabando, porque el enemigo puede aparecer en aquel momento, de modo que quién esté de acuerdo con mi propuesta que la ratifique lo antes posible para ponerla en funcionamiento. Ahora bien, si alguien tiene una idea mejor, que se sienta libre de expresarla, aunque sea un soldado raso: todos necesitamos una salvación común…”. (…) quién esté a favor de estas medidas, que levante la mano. Todos la levantaron (…)”. Ibidem. Página 138. Anábasis Libro III, 3. El plan de Jenofonte. “(…) Deliberando entre sí, los estrategos resolvieron dar la siguiente respuesta 56


por boca de Quirísofo: Tenemos pensado atravesar el territorio causando el menor daño posible siempre que nos permitan regresar a casa; si, por el contrario, alguien nos obstaculiza el camino, le presentaremos batalla con todas nuestras fuerzas (…)”. (47). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 162. Anábasis. Libro IV, 1. Gimnetas a la cabeza del ejército griego. “(…) A la cabeza del ejército se encontraba Quirísofo, que iba acompañado de sus tropas y de todos los gimnetas, mientras que Jenofonte, con los hoplitas de retaguardia y sin ningún gimneta –pues no parecía que existiera peligro alguno de que nadie les asaltara por la espalda durante la ascensión-, cerraba la columna (…)”. (48). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 166. Anábasis. Libro IV, 2. Aristeas de Quíos, comandante de los Gimnetas. “(…) Se decidió entonces convocar a los capitanes tanto de los peltastas como de los hoplitas para comunicarles la situación y preguntarles si había alguno dispuesto a demostrar su valía presentándose voluntario a la misión. (…) Acto seguido se preguntó si algún comandante de los gimnetas tenía la intención de unirse a ellos. Se presentó Aristeas de Quíos, quién en varias ocasiones había demostrado su valía en este tipo de servicios al ejército. Era ya bien entrada la tarde cuando a los voluntarios se les dio la orden de probar un bocado y de ponerse en movimiento. Una vez que ataron al guía se lo entregaron y acordaron con ellos que si ganaban la cima deberían vigilar la posición durante la noche y, al amanecer, dar la señal con la trompeta; acto seguido, se lanzarían contra los enemigos que controlaban el paso visible, mientras que el resto del ejército acudiría en su auxilio subiendo con la mayor rapidez. Establecido el plan de ataque, los voluntarios se pusieron en marcha en número aproximado de dos mil (…). / (Página 167) los bárbaros comenzaron a hacer rodar bloques de piedra que, por grandes o pequeñas que fueran, habrían bastado para llenar cada vez un carromato; bajaban estrellándose contra las rocas, lo que hacía que sus pedazos se esparcieran en todas las direcciones como si fueran disparados por hondas, impidiendo del todo la posibilidad de acceder al camino. Algunos capitanes, dado que por ahí no se podía pasar, trataron de hallar otra ruta, cosa que estuvieron intentando hasta que oscureció. Cuando pensaron que se podían retirar sin ser vistos, regresaron para la cena –el hecho es que ni siquiera habían desayunado-. Con todo, el enemigo, a 57


juzgar por el estrépito que se producía, no paró de hacer rodar piedras en toda la noche (…)”. (49). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 193. Anábasis. Libro IV, 6. Capitanes de los gimnetas: Aristeas de Quíos y @icómaco de Eta. “(…) y lo mismo hicieron Aristeas de Quíos y =icómaco de Eta con sus respectivos gimnetas: el plan que trazaron consistía en que, una vez dominada la cima, encenderían varias hogueras (…). Cuando hubieron cenado y sobrevino la noche, el grupo de hombres designado para la misión partió y se hizo con el control de la montaña, mientras que el resti se puso a descansar allí donde estaban (…)”. (50). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 156. Anábasis Libro III, 5. Zona geográfica cercana al ataque donde actuaron los gimnetas. “(…) Estos respondieron que en dirección al sur se extendían las regiones de Media y Babilonia, lugar por el que ya habían pasado; el camino hacia el este conducía a Susa y Echbatana, donde, según es fama, el Rey pasaba los periodos de estío; pasando el río y en dirección a poniente, se llegaba a Lidia y a Jonia, mientras que la ruta a través de las montañas, mirando al norte, llevaba al país de los carducos, gente belicosa esta, que, según decían, habitaba en las montañas y no reconocía la autoridad del Rey (…)”. (51). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 149. Anábasis Libro III, 4. Incursión contra los gimnetas griegos = honderos. “(…) En el curso de la quinta etapa, avistamos un palacio con varias aldeas a su alrededor. El camino que conducía a aquel paraje atravesaba elevadas lomas que bajaban de una montaña a cuyos pies se encontraba el conjunto de casas. La visión de estos cerros contentó a los griegos, cosa natural teniendo en cuenta que les perseguía la caballería enemiga. Pero he aquí que, conforme continuaban su marcha y ya habían subido desde la llanura a la primera cima, la habían bajado y se disponían a subir la segunda, los bárbaros salieron sobre ellos y, desde lo alto, dispararon, al ritmo que marcaba el látigo, una nube de piedras y de flechas en dirección a la pendiente. Go sólo causaron heridas a muchos, sino que además se impusieron a los gimnetas griegos, haciéndoles retroceder hasta el interior de la línea de hoplitas, dejando pues, neutralizados durante toda la jornada a los honderos y a los arqueros entre el grupo de no combatientes. Los griegos, ante tal hostigamiento, intentaron un contraataque, pero a causa del armamento pesado de la infantería 58


alcanzaron la cima muy lentamente, mientras que los enemigos la abandonaron con toda rapidez. Es más, cuando se fueron a replegar con el grueso del ejército, se encontraron con el mismo inconveniente, situación que se repitió en la segunda colina, de modo que a partir de la tercera decidieron no mover los soldados hasta que del flanco diestro del rectángulo no saliera un destacamento de peltastas en dirección al cerro. Tan pronto como los peltastas se encontraron por encima de los perseguidores, éstos no trataron ya de asaltar a los griegos en su descanso, ante el temor de ser interceptados y quedar rodeados por ambos lados. Avanzaron así durante el resto de la jornada, parte / (Página 150) del ejército por el camino que iba por las colinas y parte siguiendo un trazado paralelo a las lomas de la montaña y, de este modo llegaron a las aldeas. Una vez allí, llamaron a ocho ciudadanos, ya que los heridos eran numerosos. En aquel lugar permanecieron por espacio de tres días, no sólo por causa de los heridos, sino porque además había víveres en abundancia, como harina, vino o montones de cebada para los caballos, provisiones que habían sido almacenadas para el sátrapa de la región. Al cuarto día, bajaron al valle (…) la necesidad les enseñó a acampar en la primera aldea que avistaran (…)”. Página 155. Cita (45). “(…) El equivalente a seis mil dracmas. La paga de un hoplita era de cuatro óvalos al día, siendo el óbolo la sexta parte de un dracma (…)”. (52). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 175. Anábasis. Libro IV, 3. Honderos mandados de la retaguardia a la vanguardia. “(…) Por su parte, Quirísofo, una vez asegurada su posición, envió a Jenofonte un contingente de peltastas, honderos y arqueros con órdenes de hacer lo que les mandara. (…) / (Página 178) Una vez que cruzaron el río, a eso del mediodía, avanzaron en formación a través de la llanura entera de Armenia (…). La aldea a la que finalmente / (Página 179) llegaron era grande y ostentaba un palacio propiedad del sátrapa; sobre la mayoría de las casas se levantaban torres y había abundancia de víveres. Desde allí recorrieron en dos etapas diez parasangas en las que atravesaron el nacimiento del Tigris. A continuación, cubrieron en tres etapas quince parasangas hasta el Teleboas, un río hermoso, aunque no muy grande y, con gran cantidad de aldeas a su alrededor. Esta región recibía el nombre de Armenia Occidental. (…) Desde allí recorrieron sobe tereno llano quince parasangas en tres etapas (…) hasta que llegaron a un palacio y a las aldeas que tenía a su alrededor, todas repletas de abundantes provisiones. Estando ya acampados, durante la noche cayó una intensa nevada (49) (…) / (Página 180) 59


Por lo demás, allí tenían todo tipo de buenas vituallas: animales para el sacrificio, grano, vinos añejos y olorosos, uvas pasas y legumbres surtidas (…)”. Página 179. Cita (49). “(…) Se encuentran a últimos de noviembre (…)”. (53). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 192. Anábasis. Libro IV, 6. Gimnetas capturan a una emboscada de bandidos. “(…) Además, cuento con guías, porque los gimnetas han capturado en una emboscada a una partida de bandidos que nos venían siguiendo. Por ellos me he enterado de que la montaña no es del todo impracticable y que en ella pastan cabras y vacas (…)”. (54). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 215. Anábasis. Libro V, 2. Gimnetas. “(…) Mientras tanto Jenofonte ordenó a los peltastas que avanzaran jabalina en mano dispuestos a arrojarla en cuanto se diera la señal por su parte, los arqueros debían tener las flechas sobre las cuerdas para disparar al primer toque de trompeta; del mismo modo, los gimnetas debían tener sus morales llenos de piedras. A tales efectos, envió a las personas adecuadas para que supervisaran las maniobras (…)”. Página 216. Anábasis. Libro V, 2. Piedras de honda. “(…) en un momento, cayó sobre el enemigo una lluvia de proyectiles: lanzas, flechas, piedras de honda –si bien la mayor parte de ellas fueron arrojadas con la mano-, incluso hubo quien tiraron tizones encendidos (…)”. (55). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 266. Anábasis. Libro VI, 3. Los gimnetas siguieron a Jenofonte. “(…) Finalmente, Jenofonte, tras conseguir unas naves desembarcó en el límite entre Tracia y la región de Heraclea y continuó su viaje tierra adentro (…). / (Página 268) Jenofonte, por su parte, se internaba por el interior del país, cuando una avanzadilla de sus jinetes se topó con un grupo de ancianos que caminaban a un sitio indeterminado. (…) / (Página 269) Dichas estas palabras, reemprendió la marcha al frente del ejército y envió a los flancos y a las cimas de los montes a los gimnetas más ágiles con el encargo de dar la voz de alarma si observaban cualquier cosa donde fuera. (…) / (Página 270) Con las primeras luces de la mañana, ofrecieron una plegaria a los dioses (…)”. (56). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 38. Anábasis. Libro I. 500 60


gimnetas llegaron a Sardes al mando de Próxeno. De Sardes a Colosa. “(…) Así pues, Jenias se personó en Sardes con unos cuatro mil hoplitas procedentes de las ciudades; Próxeno se presentó con cerca de mil quinientos hoplitas y quinientos gimnetas (4) (…). Todos ellos se reunieron con Ciro en Sardes. (…) Al frente de los que he mencionado, Ciro abandonó Sardes y, cubriendo en tres etapas veintidós parasangas (6), atravesó Lidia hasta el río Meandro, de dos pletros (7) de ancho y sobre el que había un puente conformado por siete barcazas. Tras cruarlo, recorrió Frigia en una etapa de ocho parasangas, hasta Colosa, una populosa ciudad, próspera y grande, donde permaneció por espacio de siete días (…)”. Página 39. Cita (4). “(…) El de gimnetas (de gymnós, “desnudo”) es el cuerpo de infantería ligera: arqueros, honderos y lanzadores de jabalina. Go llevaban armas de defensa (…)”. Página 39. Cita (6). “(…) Medida persa equivalente a unos 5 kilómetros aproximadamente (…)”. Página 39. Cita (7). “(…) Unidad de longitud equivalente a unos 30 metros aproximadamente (…)”. (57). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 8. Introducción. “(…) El título original de la obra es el de La Anábasis de Ciro, en alusión al príncipe persa que protagoniza el primero de los siete libros en los que desde antiguo se ha venido dividiendo la obra (…). La palabra griega Anábasis simplemente quiere decir “subida”, “ascensión”, pero también era empleada con el significado más concreto de “marcha al interior” en referencia al trayecto desde el litoral hasta las tierras altas del interior de un país; con un sentido aún más concreto el término Anábasis designaba el camino que conducía desde las ciudades griegas de la franja costera de Asia Menor hasta el corazón mismo del Imperio Persa, precisamente la ruta seguida por la expedición que, tras la muerte de Darío II, su hijo Ciro el Joven organizó contra el heredero del trono, Artajerjes II, su propio hermano. Con el objeto, pues, de marchar contra el Gran Rey, el príncipe rebelde reclutó un gran ejército en el que se encontraba un contingente de mercenarios griegos que jamás se habían reunido. Apenas tres años atrás, en el 404 a. C., / (Página 9) acaba de concluir la larga y devastadora contienda que había enfrentado a griegos contra griegos; el fin de la Guerra del Peloponeso suponía que miles de soldados se hubieran quedado sin ocupación, por lo que la convocatoria de Ciro fue recibida como una nueva llamada a la acción; la diferencia era que ya no luchaban por la salvación de sus ciudades sino por una paga, bien ganada, en oro persa (3) (…)”. Página 9. Cita (3). “(…) Sobre la figura del mercenario, véase el clásico de H. W. Parke Greek Mercenary Soldiers From the Earliest Times to the Battle od Ipsus (Oxford, Clarendon Press, 1933) o el 61


más reciente de Matthew Trundle Greek Mercenaries from the Late Arcchaic Period to Alexander (Londres-Gueva York, Routledge, 2004) (…)”. (58). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Recorrido de los gimnetas. Viaje de ida a babilonia: 14 etapas, sin contar con las subetapas que se citan en el texto. - Sardes: Lidia, cruzaron el río Meandro; Frigia; Colosa (7 días). - De Colosas a Celenas (30 días). - De Peltas al Mercado de los Ceramistas, llano de Caistro (5 días). - Del llano de Caistro a Timbrio, Tineo (3 días). - De Tineo a Iconio (3 días). - De Iconio a Licaonia, Capadocia, Dana (3 días). - De Dana a la explanada de Cilicia (1 día). - De la explanada de Cilicia a Tarso (20 días). - De Tarso a Iso (3 días). - De Iso a las puertas de Cilicia y Siria. - De Siria a Miriando (7 días). - De Miriando, al río Calo, río Dardas, río Éufrates, Tapsaco (5 días). - De Tapsaco al río Araces (3 días). - Del río Araces al desierto de Arabia a Corsote (3 días). - De Corsote a Pilas, Carmande, Babilonia. (59). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 40. Anábasis. Libro I. De Celenas a Peltas. “(…) Desde aquel lugar marcharon hasta la populosa ciudad de Peltas, cubriendo en dos etapas diez parasangas; allí permanecieron por espacio de tres días en el transcurso de los cuales Jenias de Arcadia / (Página 41) celebró las festividad de las Liceas con sacrificios y una competición deportiva; los premios consistían en unas estríngiles (9) de oro. Incluso Ciro estuvo presenciando los juegos. Desde allí, tras cubrir en dos etapas doce parasangas, recalaron en el Mercado de los Ceramistas, una populosa ciudad lindante con la región de Misia. De allí pasaron, tras treinta parasangas distribuidas en tres etapas, al llano de Caístro, ciudad habitada en la que permanecieron cinco días. Para entonces se les debía a los soldados más de tres meses de sueldo y, éstos no paraban de ir a los pabellones de Ciro a reclamarlo. Éste les daba largas mediante promesas pero se mostraba claramente atribulado, pues no iba con su forma de ser el no pagar si contaba con el dinero. Ésta es la 62


situación cuando llegó de visita ante Ciro Epiaxa, la esposa de Siénesis, rey de Cilicia; según se cuenta, ésta le hizo entrega de una gran suma de dinero, con lo que Ciro pasó a su ejército el sueldo de cuatro meses (…)”. Página 41. Cita (9). “(…) Una suerte de espátulas con las que los atletas se quitaban la mezcla de aceite y tierra que empleaban para tonificar los músculos y hacer presa en el rival (…)”.Página 41. Anábasis. Libro I. Desde el llano de Caístro hasta Dana. “(…) Desde allí recorrieron, en dos etapas, diez parasangas hasta la poblada ciudad de Timbrio. A un margen del camino se encuentra la fuente llamada Midas en honor del rey de Frigia, pues cuenta la leyenda que fue ahí donde Midas capturó al sátiro al mezclar el agua de la fuente con vino (10). Desde allí prosiguió su marcha / (Página 42) durante dos etapas, diez parasangas, hasta la populosa Tirieo, donde permaneció tres días. Se dice que la reina cilicia expresó a Ciro su deseo de que el ejército desfilara para ella. Solícito, pues, pasó revista al contingente de griegos y bárbaros en la llanura. Ordenó a los griegos que se dispusieran y tomaran posiciones tal y como en ellos es costumbre para la batalla, cada general poniendo en formación a sus respectivos hombres. Estaban dispuestos en líneas de a cuatro; Menón, al frente de los suyos, ocupaba el ala derecha; Clearco y los suyos a la izquierda y, el centro de los demás estrategos. En primer lugar, Ciro pasó revista a los bárbaros, que marchaban agrupados en escuadrones y compañías; a continuación, Ciro pasó ante las fuerzas griegas montado sobre un carro y la reina cilicia sobre un carruaje. Llevaban los griegos yelmos de bronce, túnicas de color púrpura y grebas y escudos sin recubrir. Una vez que hubo pasado por delante de todos, detuvo su carro a mitad de la falange y envió a su intérprete Pigres a donde estaban los estrategos de los griegos con la orden de que presentaran armas y que la falange avanzara en bloque. Los estrategos transmitieron la orden a los soldados, quienes a un toque de corneta, presentaron armas y cargaron. A medida que avanzaban, cada vez más veloces y con mayor estruendo, los soldados rompieron a correr espontáneamente hacia las tiendas. Un inmenso pavor cundió entre los bárbaros, la reina cilicia huyó sobre su carruaje y la gente del mercado echó a correr dejando atrás sus pertenencias. Por su parte, los griegos llegaron a los pabellones entre risas. / (Página 43) La reina quedó maravillada al contemplar la brillantez y el orden del ejército, mientras que Ciro se mostraba encantado al ver el terror que los griegos habían infundido en los bárbaros. Desde allí cubrieron en tres etapas veinte parasangas hasta Iconio, la última ciudad de Frigia, donde permanecieron tres días. Acto seguido, marcharon durante cinco etapas, unas treinta parasangas, a través de Licaonia. Comoquiera que se trataba de un país enemigo, Ciro se lo entregó a los griegos para que lo arrasaran. (…) Con el resto del ejército 63


Ciro marchó a través de Capadocia y en cuatro etapas veinticinco parasangas, se hallaba ante Dana, una gran ciudad, densamente habitada y próspera, donde permanecieron tres días, en el transcurso de los cuales Ciro condenó a muerte a un persa de nombre Megafernes, encargado de la púrpura real (…)”. Página 41. Cita (10). “(…) La secuela de este encuentro es el proverbial don que el dios Dionisio, de quién el sátiro era compañero, concedió al Rey: convertir en oro todo lo que tocaba, lo que, como se sabe, le llevó a morir de hambre (…)”. Página 43. Cita (11). “(…) Alta dignidad de la corte persa cuya función no había sido aún bien establecida (¿portaestandarte, escriba…?) (…)”. (60). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 53. Anábasis. Libro I. De Miriando a Carmande. Culto a los peces y a las palomas por los sirios. Ciro comunica oficialmente a sus tropas la campaña bélica contra su hermano Artajerjes, en la ciudad de Tápsaco. Algunos mercenarios griegos habían acompañado a Ciro en una campaña anterior para ir a ver a su padre Darío. Comerciantes lidios entre los bárbaros del ejército de Ciro vendían alimentos a los soldados. “(…) Ciro, cubriendo en cuatro etapas veinte parasangas, llegó al río Calo, de un pletro de anchura y lleno de peces grandes pero inofensivos a los que los sirios consideraban dioses y a los que estaba prohibido hacer daño, de igual modo que a las palomas (17). (…) Desde allí en cinco etapas avanzó treinta parasangas hasta el manantial del río Dardas, de un pletro de anchura, donde se levantaba el palacio de Bélesis, quién fuera sátrapa de Siria. (…) / (Página 54) A continuación cubrió en tres etapas quince parasangas hasta el Éufrates que posee una anchura de cuatro estadios. A sus márgenes se erigía una ciudad grande y próspera de nombre Tápsaco, donde permaneció por espacio de cinco días. Allí Ciro, haciendo llamar a los estrategos griegos, les informó de que el objetivo era marchar a Babilonia, contra el Gran Rey. Les conmino, además, a comunicárselo a sus soldados y a convencerlos de que le siguieran. De este modo, los estrategos convocaron una asamblea y anunciaron la noticia. La tropa se enfureció con los estrategos, a los que acusaban de llevar ocultando conscientemente la información desde hacía tiempo y se negaban a continuar a menos que les concedieran otra suma de dinero, como a los que habían acompañado a Ciro en la expedición anterior cuando fue a ver a su padre. Los estrategos le comunicaron a Ciro la respuesta, ante la cual él prometió entregar cinco minas de plata por cabeza cuando llegaran a Babilonia, así como el total del sueldo hasta que llevara a los griegos de regreso a Jonia (19). De este modo la mayoría de los griegos quedaron convencidos (…). / (Página 55) 64


Ciro cruzó el río y, le siguió el resto del ejército en su totalidad. Mientras lo atravesaban, ninguno resultó mojado con el agua por encima del pecho. La gente de Tápsaco decía que nunca antes de aquel día ese río había sido atravesado a pie, sino por medio de embarcaciones. Éstas las acababa de quemar a su paso Abrócomas, para que Ciro no pudiera cruzar. Parecía una / (Página 56) señal divina y que a todas luces el río se apartaba ante Ciro como futuro soberano. Desde allí avanzó a través de Siria cubriendo en nueve etapas cincuenta parasangas; llegaron pues al río Araxes, sobre el que se levantaban numerosas aldeas repletas de trigo y vino. Permanecieron por espacio de tres días en el lugar y se aprovisionaron de víveres. A continuación marchó a través de Arabia dejando el Éufrates a la derecha y cubriendo en cinco etapas por el desierto treinta y cinco parasangas. En esta región, el terreno era toda una llanura, plana como el mar y llena de absintio; cualquier otro tipo de vegetación, matojos o cañas, eran todos olorosos, como plantas aromáticas. Árboles no había, pero sí fieras de todo tipo: un buen número de onagros y muchas avestruces, además de avutardas y gacelas. De cuando, en cuando, los soldados de caballería se dedicaban a cazarlas. (…) La carne de los onagros capturados era semejante a la de los venados, pero más tierna. Sin embargo, nadie consiguió coger un avestruz y, aquellos jinetes que lo intentaron, desistieron al instante, puesto que en su huída les cobraba ventaja, no sólo con la carrera de sus patas, sino también al elevarse con sus alas empleándolas a modo de velas. Las avutardas, en cambio, si se las levanta rápido son fáciles de atrapar, puesto que vuelan a tramos, como las perdices y, enseguida se cansan; su carne es exquisita. / (Página 57) Avanzando a través de esa región llegaron al rio Masca, de un pletro de anchura. Había allí una gran ciudad abandonada de nombre Corsote que se encontraba enteramente rodeada por el Mascas y allí permanecieron durante tres días haciendo acopio de provisiones. Avanzaron luego por el desierto noventa parasangas en el curso de trece etapas, manteniendo el Éufrates a su derecha y, así llegaron a Pilas. Durante este periodo murieron de hambre muchas bestias de carga, pues no había ni hierba ni matorrales de ningún tipo, dado que se trataba de una comarca totalmente baldía. Los lugareños excavaban a lo largo del río y construían muelas de molino que llevaban a Babilonia, donde las vendían y a cambio compraban grano para vivir. En lo que respecta al ejército éste se quedó sin víveres y, no había modo de conseguirlos sino en el mercado lidio, situado entre las fuerzas bárbaras de Ciro y, al precio de cuatro siclos la capita de harina o cebada. El siclo equivale a siete óbolos áticos y medio, mientras que la capacidad de la cápita es de dos quénices áticos, con lo que los soldados se mantenían a base de carne (20). (…) / (Página 58) 65


En el curso de esta marcha por el desierto vieron al otro lado del Éufrates una rica y gran ciudad de nombre Carmande / (Página 39), donde las tropas compraron provisiones; este es el modo en que atravesaron el río por medio de balsas: las pieles que usaban como lonas para las tiendas las rellenaron de hierba seca, a continuación las juntaron y las cosieron de manera que el agua no mojase la paja. Sobre estas embarcaciones cruzaron el río y se aprovisionaron de cuanto era necesario; vino producido con el producto de la palmera y pan de mijo, grano muy abundante en la región (…)”. Página 53. Cita (17). “(…) De acuerdo con la leyenda (cf. por ejemplo, Ovidio, Metamorfósis IV 45 y sig.) las diosa siria Derceto se transformó en pez y su hija Semíramis en una paloma (…)”. Página 54. Cita (19). “(…) Acabada la campaña los mercenarios no tenían por qué percibir un salario adicional para afrontar su regreso sino que lo hacían por sus propios medios (…)”. Página 57. Cita (20). “(…) Siendo el quénice (medida de capacidad de áridos equivalente a 1´90 litros) la ración diaria que consumía un soldado, éste le saldría a un precio de dos siclos, es decir, quince óbolos, la paga de dos días y medio; por este motivo se veían forzados a recurrir a la carne, alimento poco habitual en la dieta griega y poco indicado para las etapas del desierto (…)”. (61). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 228. Anábasis. Libro V, 5. Distancia recorrida por el ejército griego en el camino de regreso desde Babilonia = 3.300 Km. “(…) [Hasta aquí, el ejército se había desplazado por tierra. La distancia del camino de regreso desde el campo de batalla junto a Babilonia hasta Cotiora era de seiscientas veinte parasangas distribuidas en ciento veintidós etapas, o lo que es lo mismo, dieciocho mil seiscientos estadios, durante un total de ocho meses] (62) (…)”. Página 228. Cita (62). “(…) Interpolación. Se trata de una distancia de cerca de 3.300 kilómetros (…)”. (62). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Itinerario del viaje de vuelta de Babilonia a Sardes: 18 etapas, sin contar con las subetapas que se citan en el texto. - De Babilonia a Media, Sitaca. - Río Tigris, río Fisco, Opis. - Media, aldeas de Parisátide –madre de Ciro-, desierto, Cenas, río Zapatas. - Del río Zapatas, al río Tigris, Larisa, Mespila, aldeas. - De las aldeas a un palacio con aldeas (3 días). 66


- A los Carducos (Armenia), valle del Centrites. - Del valle del Centrites al nacimiento del Tigris, río Teleboas (Armenia Occidental), Armenia. - De Armenia al río Fasis, Cálibes, río Arpaso, tierra de los Escitenos (3 días). - Gimmas, monte Teques, tierra de Macrones, Cólquide (30 días). - Trapezunte (viaje por mar de los enfermos, viejos y mujeres). - De Trapezunte a Cerasunte (10 días). - Tierra de Mosinecos, tierra de Cálibes, tierra de Tibarenos, Cotiora (45 días). - De Cotiora por mar a Harvece (Sinope) (5 días). - De Harvece a Heraclea por mar. - Crisópolis de Calcedonia por tierra (7 días). - Bizancio. - Lampsaco, Antandro, llanura de Tebas, Adramítico, Citono, llanura del Cano y Pérgamo (Misia). (63). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 98. Anábasis. Libro II. Exposición de Clearco de que Ciro los llevó engañados a la guerra. El deseo de volver a casa. “(…) Tras esta intervención, los griegos se hicieron aparte para deliberar; la respuesta fue comunicada a través de Clearco: “=osotros no vinimos a hacer la guerra al rey ni nos dirigíamos contra él, pero como tú bien sabes, Ciro se encargó de encontrar diferentes pretextos para tomaros desprevenidos y conducirnos hasta aquí. Lo cierto es que cuando vimos que se encontraba en peligro, nos dio vergüenza traicionarle a los ojos de los dioses y de los hombres, nosotros, que en los días precedentes nos habíamos beneficiado de sus favores. Pero ahora que Ciro ha muerto, no albergamos pretensiones de disputarle al Rey su imperio, ni existe razón / (Página 99) para que queramos devastar su territorio y mucho menos asesinarlo. Antes bien desearíamos volver a casa, si es que nadie nos lo estorba. Porque si alguien trata de hacernos mal, desde luego que trataremos de defendernos con la ayuda de los dioses. Si, por el contrario, se da la circunstancia de que alguien nos facilite las cosas, no vamos a ser menos, en la medida de nuestras posibilidades, a la hora de corresponderle”. (…) Al día siguiente todavía no estaba de regreso, con lo que los griegos comenzaron a preocuparse; pero al tercer día volvió con la noticia de que había logrado obtener del Rey licencia para ponerlos a salvo, si bien había habido gran cantidad de personas que se habían opuesto a ello 67


argumentando que no era propio de un Rey dejar escapar a quienes habían combatido contra él. Para finalizar dijo: “En estos momentos contáis con nuestro compromiso de haceros llegar a una región amiga y de que os conduciremos a Grecia sin engaño, consintiéndoos, además el acceso al mercado. En el caso de que no nos sea posible facilitároslo, os daremos permiso para tomar lo imprescindible del propio territorio. Por vuestra parte debéis prometernos que haréis vuestro recorrido en son de paz y sin provocar daños, haciendo libre acopio de grano y de bebida únicamente cuando no os demos acceso al mercado; en caso contrario, tendréis que adquirirlo mediante pago”. El acuerdo quedó sancionado con un juramento en el que Tisafernes y el hermano de la mujer del Rey / (Página 100) tendieron la diestra a los estrategos y capitanes griegos, aceptando, al tiempo la de ellos. (…) Tras este encuentro, los griegos y Arieo, que se encontraban acampados los unos al lado del otro, estuvieron a la espera de Tisafernes durante más de veinte días (…). / (Página 101) Clearco les respondió lo siguiente: “Claro que a mí también me rondan todos estos pensamientos, pero considero que si nos marchamos ahora, parecerá una maniobra de guerra y una violación de la tregua. Luego, punto primero, nadie nos da acceso a un mercado ni a un lugar donde abastecernos y, en segundo lugar, no tendremos nadie que nos guíe (…)”. (64). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 104. Anábasis. Libro II. El viaje de vuelta. “(…) Fue entonces cuando comprendieron que se trataba de un espía enviado por los bárbaros ante el temor de que los griegos derribaran el puente y se hicieran fuertes en la isla que por un lado tenía como defensa el Tigris y por otro el canal. (…) Al amanecer cruzaron el puente, compuesto por treinta y siete lanchones, tomando todas las precauciones posibles. (…) Desde el Tigris avanzaron en cuatro etapas veinte parasangas hasta el río Fisco, de un pletro de anchura / (Página 105) y sobre el que se extendía una pasarela; a su orilla se levantaba una importante ciudad. (…) Clearco los conducía en filas de a dos y, los hacía avanzar y pararse a intervalos, de manera que cada vez que la cabeza se quedaba quieta, el grueso del ejército tenía que detenerse necesariamente, con lo que la columna de soldados daba la impresión de ser inmensa incluso a los propios griegos, cuanto más al persa, que se había quedado impactado al contemplarlo. Desde aquí recorrieron, a través de Media y en seis etapas por el desierto, treinta parasangas hasta llegar a las aldeas de Parisátide, la, madre de Ciro y el Rey. Como gesto de desprecio hacia Ciro, Tisafernes 68


consistió que los griegos las saquearan, si bien no permitió que hicieran esclavos; había grano en abundancia, además de ganado y otros bienes. Desde allí avanzaron en cuatro etapas por el desierto veinte parasangas, manteniendo el Tigris a la izquierda. En el curso de la primera etapa, sobre la orilla opuesta, dieron con una ciudad grande y próspera de nombre Cenas, desde la que los bárbaros les llevaron pan, queso y vino por medio de balsas hechas de cuero. Tras este episodio, llegaron al río Zapatas, de cuatro pletros de ancho, donde permanecieron por espacio de tres días en los que se suscitaron muchas sospechas pero sin que ninguna conspiración saliera abiertamente a la luz (…)”. (65). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 180. Anábasis. Libro IV, 4. Remedio contra el frío: untarse el cuerpo con aceite. “(…) Sin embargo, mientras pasaban la noche allí acampados cayó de nuevo una tremenda nevada que cubrió por entero tanto las armas como los cuerpos de quienes se encontraban tumbados; también las bestias quedaron inmovilizadas por la nieve y, la mayoría de los soldados vacilaba a la hora de levantarse, ya que la nieve caída, en tanto que no se deslizara por dentro de sus ropas, les infundía calor mientras siguieran tendidos. (…) A raíz de eso, se levantaron los demás para encender el fuego y untarse el cuerpo. De hecho, allí habían encontrado una gran cantidad de ungüentos que se podían emplear en lugar del aceite de oliva, como sebo, aceite de sésamo, de almendras amargas o de trementina; también encontraron perfumes extraídos de esas mismas esencias (…)”. (66). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 188. Anábasis. Libro IV, 6. El viaje de retorno. Caballo consagrado al sol en Armenia. Técnica de envolver las patas de los caballos para caminar por la nieve. “(…) Quirísofo y Jenofonte le preguntaron al jefe del lugar, a través de un intérprete hablante de persa, qué país era aquel. Su respuesta fue que Armenia. (…) Entonces, Jenofonte / (Página 189) condujo al jefe de vuelta con su gente y le hizo entrega de una montura bastante vieja que había cogido para que la alimentara y la ofrendara en sacrificio, pues se había enterado de que se trataba de un caballo consagrado al sol y temía que muriese reventado por el viaje. (…) Después, el jefe de la aldea les enseñó a envolver las pezuñas de los caballos y de las bestias de carga con unos sacos para cuando los llevaran por la nieve, ya que sin ellos se hundían hasta el vientre. (…) / (Página 190) 69


A continuación recorrieron siete etapas, a razón de cinco parasangas al día hasta el río Fasis, de un pletro de ancho (…)”. (67). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 296. Anábasis. Libro VII, 1. El viaje de regreso. “(…) A continuación, todos los soldados cruzaron hasta Bizancio, pero Anaxibio no les hizo entrega de la paga prometida, sino que por medio de un heraldo les ordenó que cogieran las armas y los bagajes y salieran para que pudiera pasarles revista y despedirlos. Los soldados indignados porque no tenían dinero con que abastecerse para el viaje, empaquetaron sus pertenencias a regañadientes (…): / (Página 297) Anaxibio convocó a los estrategos y a los capitanes y les dijo los siguiente: “Coged las provisiones en los poblados tracios: hay cebada, grano y demás víveres en abundancia. Tomad lo necesario y marchad hacia el Quersoneso; allí Cinisco os distribuirá el sueldo. Al oír estas palabras, algunos soldados, o puede que incluso algún capitán, las pusieron en conocimiento del ejército (…)”. Página 299. Cita (77). “(…) Calcedón era una colonia griega situada frente a Bizancio, en la orilla asiática del estrecho del Bósforo (…)”. (68). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 312. Anábasis. Libro VII, 2. El viaje de retorno. “(…) Era invierno, en efecto y, por más que se quisiera, era imposible zarpar (…)”. (69). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 70. Anábasis. Libro I. Cántico de guerra antes de comenzar a combatir. Culto griego a Apolo y Enilaio = Ares. “(…) Go habría más de tres o cuatro estadios de distancia entre una y otra líneas de batalla, cuando las filas griegas comenzaron a entonar el peán (25) y a marchar contra el enemigo. Conforme avanzaban, un sector de la falange se separó de la línea, con lo que los que quedaron / (Página 71) atrás comenzaron a correr, momento en que todos a la vez lanzaron el grito de guerra que elevan en honor a Enialio (26) y se echaron a la carrera (…)”. Página 70. Cita (25). “(…) Canto griego de batalla en honor de Apolo bajo su advocación de Peán (“Sanador”) (…)”. Página 71. Cita (26). “(…) Ares, el dios de la guerra (…)”. Ibidem. Página 175. Anábasis. Libro IV, 3. Pronósticos. Adivinación. Peán. Prostitutas en el ejército. “(…) Mientras que los adivinos degollaban víctimas sacrificiales sobre las aguas del río (…). En el momento en que las víctimas se mostraban propicias, toda la tropa entonó el peán e irrumpió en gritos de guerra, gritos a los que también se unieron las mujeres, pues eran muchas las prostitutas que acompañaban al ejército (…)”. 70


(70). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 53. Anábasis. Libro I. De Miriando a Carmande. Culto a los peces y a las palomas por los sirios. Ciro comunica oficialmente a sus tropas la campaña bélica contra su hermano Artajerjes, en la ciudad de Tápsaco. Algunos mercenarios griegos habían acompañado a Ciro en una campaña anterior para ir a ver a su padre Darío. Comerciantes lidios entre los bárbaros del ejército de Ciro vendían alimentos a los soldados. “(…) Ciro, cubriendo en cuatro etapas veinte parasangas, llegó al río Calo, de un pletro de anchura y lleno de peces grandes pero inofensivos a los que los sirios consideraban dioses y a los que estaba prohibido hacer daño, de igual modo que a las palomas (17). (…) Desde allí en cinco etapas avanzó treinta parasangas hasta el manantial del río Dardas, de un pletro de anchura, donde se levantaba el palacio de Bélesis, quién fuera sátrapa de Siria. (…) / (Página 54) A continuación cubrió en tres etapas quince parasangas hasta el Éufrates que posee una anchura de cuatro estadios. A sus márgenes se erigía una ciudad grande y próspera de nombre Tápsaco, donde permaneció por espacio de cinco días. Allí Ciro, haciendo llamar a los estrategos griegos, les informó de que el objetivo era marchar a Babilonia, contra el Gran Rey. Les conmino, además, a comunicárselo a sus soldados y a convencerlos de que le siguieran. De este modo, los estrategos convocaron una asamblea y anunciaron la noticia. La tropa se enfureció con los estrategos, a los que acusaban de llevar ocultando conscientemente la información desde hacía tiempo y se negaban a continuar a menos que les concedieran otra suma de dinero, como a los que habían acompañado a Ciro en la expedición anterior cuando fue a ver a su padre. Los estrategos le comunicaron a Ciro la respuesta, ante la cual él prometió entregar cinco minas de plata por cabeza cuando llegaran a Babilonia, así como el total del sueldo hasta que llevara a los griegos de regreso a Jonia (19). De este modo la mayoría de los griegos quedaron convencidos (…). / (Página 55) Ciro cruzó el río y, le siguió el resto del ejército en su totalidad. Mientras lo atravesaban, ninguno resultó mojado con el agua por encima del pecho. La gente de Tápsaco decía que nunca antes de aquel día ese río había sido atravesado a pie, sino por medio de embarcaciones. Éstas las acababa de quemar a su paso Abrócomas, para que Ciro no pudiera cruzar. Parecía una / (Página 56) señal divina y que a todas luces el río se apartaba ante Ciro como futuro soberano. Desde allí avanzó a través de Siria cubriendo en nueve etapas cincuenta parasangas; llegaron pues al río Araxes, sobre el que se levantaban numerosas aldeas repletas de trigo y vino. Permanecieron por espacio de tres días en el lugar y se aprovisionaron de víveres. 71


A continuación marchó a través de Arabia dejando el Éufrates a la derecha y cubriendo en cinco etapas por el desierto treinta y cinco parasangas. En esta región, el terreno era toda una llanura, plana como el mar y llena de absintio; cualquier otro tipo de vegetación, matojos o cañas, eran todos olorosos, como plantas aromáticas. Árboles no había, pero sí fieras de todo tipo: un buen número de onagros y muchas avestruces, además de avutardas y gacelas. De cuando, en cuando, los soldados de caballería se dedicaban a cazarlas. (…) La carne de los onagros capturados era semejante a la de los venados, pero más tierna. Sin embargo, nadie consiguió coger un avestruz y, aquellos jinetes que lo intentaron, desistieron al instante, puesto que en su huída les cobraba ventaja, no sólo con la carrera de sus patas, sino también al elevarse con sus alas empleándolas a modo de velas. Las avutardas, en cambio, si se las levanta rápido son fáciles de atrapar, puesto que vuelan a tramos, como las perdices y, enseguida se cansan; su carne es exquisita. / (Página 57) Avanzando a través de esa región llegaron al rio Masca, de un pletro de anchura. Había allí una gran ciudad abandonada de nombre Corsote que se encontraba enteramente rodeada por el Mascas y allí permanecieron durante tres días haciendo acopio de provisiones. Avanzaron luego por el desierto noventa parasangas en el curso de trece etapas, manteniendo el Éufrates a su derecha y, así llegaron a Pilas. Durante este periodo murieron de hambre muchas bestias de carga, pues no había ni hierba ni matorrales de ningún tipo, dado que se trataba de una comarca totalmente baldía. Los lugareños excavaban a lo largo del río y construían muelas de molino que llevaban a Babilonia, donde las vendían y a cambio compraban grano para vivir. En lo que respecta al ejército éste se quedó sin víveres y, no había modo de conseguirlos sino en el mercado lidio, situado entre las fuerzas bárbaras de Ciro y, al precio de cuatro siclos la capita de harina o cebada. El siclo equivale a siete óbolos áticos y medio, mientras que la capacidad de la cápita es de dos quénices áticos, con lo que los soldados se mantenían a base de carne (20). (…) / (Página 58) En el curso de esta marcha por el desierto vieron al otro lado del Éufrates una rica y gran ciudad de nombre Carmande / (Página 39), donde las tropas compraron provisiones; este es el modo en que atravesaron el río por medio de balsas: las pieles que usaban como lonas para las tiendas las rellenaron de hierba seca, a continuación las juntaron y las cosieron de manera que el agua no mojase la paja. Sobre estas embarcaciones cruzaron el río y se aprovisionaron de cuanto era necesario; vino producido con el producto de la palmera y pan de mijo, grano muy abundante en la región (…)”. Página 53. Cita (17). “(…) De acuerdo con la leyenda (cf. por ejemplo, Ovidio, Metamorfósis IV 45 y sig.) las diosa siria Derceto se transformó en pez y su hija Semíramis en una 72


paloma (…)”. Página 54. Cita (19). “(…) Acabada la campaña los mercenarios no tenían por qué percibir un salario adicional para afrontar su regreso sino que lo hacían por sus propios medios (…)”. Página 57. Cita (20). “(…) Siendo el quénice (medida de capacidad de áridos equivalente a 1´90 litros) la ración diaria que consumía un soldado, éste le saldría a un precio de dos siclos, es decir, quince óbolos, la paga de dos días y medio; por este motivo se veían forzados a recurrir a la carne, alimento poco habitual en la dieta griega y poco indicado para las etapas del desierto (…)”. (71). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 81. Anábasis. Libro I. Saqueo de los alimentos de los griegos por el bando de Artajerjes. “(…) Cuando llegaron a las tiendas, era casi la hora de cenar y, ése fue el término de la jornada: encontraron que la mayor parte de sus pertenencias, en particular la comida y la bebida, habían sido saqueadas y, en cuanto a los carros cargados de harina y vino –cuatrocientos, según se diceque Ciro había preparado para distribuirlos entre los griegos en caso de que el ejército se viera afectado por una severa hambruna, también estos habían sido saqueados por los hombres del Rey. De este modo / (Página 82), la mayor parte de los griegos no tuvieron qué cenar, pero es que tampoco habían podido almorzar, ya que el rey había aparecido antes de que las tropas hubieran hecho un alto para comer. Bajo esas condiciones pasaron la noche (…)”. (72). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 96. Anábasis. Libro II. El viaje de vuelta. Cogollo de palmera: alimento de los soldados. “(…) Ellos, entonces, les guiaron y, Clearco, a pesar del pacto, avanzó con el ejército en formación y haciéndose cargo él mismo de la retaguardia. A su paso hallaron zanjas y canales llenos de agua, hasta el punto de que era imposible atravesarlos sin pasarelas, por lo que tuvieron que improvisar vados con unas palmeras que había allí había; unas que estaban caídas y otras que hubo que talar. (…) / (Página 97) Tras recorrer un trecho, llegaron a unas aldeas en las que, de acuerdo con las indicaciones de los guías, podían abstenerse de provisiones. Había allí grano en abundancia, vino de palma y un mosto ligeramente ácido extraído a partir de ella mediante su cocción. Los dátiles de las palmeras iguales a los que se pueden ver en Grecia eran para los criados, mientras que para los señores quedaban reservados otros más escogidos y de un aspecto y tamaño extraordinarios y, de un color en absoluto diferente del ámbar; otros los dejaban secarse y luego los almacenaban como frutos secos; el licor que de ellos se extraía era 73


agradable, pero producía dolor de cabeza. Fue allí donde los soldados comieron por primera vez cogollo de palmera y, la mayoría quedaron gratamente sorprendidos tanto de su aspecto como de su peculiar sabor, si bien causaba también fuertes jaquecas. Por otra parte, cuando se le extraía el cogollo a la palmera, ésta se secaba completamente. En este lugar permanecieron tres días, en el espacio de los cuales se presentaron, en representación del Gran Rey, Tisafernes, el hermano de la mujer del Rey y otros tres persas, a los que acompañaba un elevado número de esclavos (…)”. (73). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 135. Anábasis Libro III, 2. Mercado. “(…) En cuanto a las provisiones, ¿qué es mejor, comprarlas en el mercado que ellos han dispuesto –pequeñas cantidades / (Página 136) a un precio altísimo, cuando apenas nos queda ya dinero- o cogerlas nosotros mismos, en caso de victoria, usando cada uno la cantidad que le apetezca? (…)”. (74). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 203. Anábasis. Libro IV, 8. Intoxicación por comer miel. “(…) Por lo demás, no ocurrió nada que les llamase particularmente la atención salvo el hecho de que en el lugar existían numerosas colmenas cuya miel hacía que todos los soldados que la comían perdieran la razón, sufrieran vómitos y diarrea y no pudieran mantenerse en pie. Los que apenas la habían probado parecían encontrarse absolutamente borrachos, mientras que los que habían comido una gran cantidad parecían estar idos e incluso al borde de la muerte. Así pues, había una gran cantidad de hombres que yacían en el suelo como si hubieran sufrido una derrota y en el ejército cundía un gran desánimo. Sin embargo, un día después no había muerto ninguno y, al mismo tiempo más o menos todos recobraron el sentido. En el curso del tercer y cuarto día ya se fueron incorporando, como si se hubiese tratado de una intoxicación. Desde este lugar recorrieron en dos etapas siete parasangas y llegaron al mar, a Trapezunte, una populosa ciudad griega –colonia de Sínope en tierras de la / (Página 204) Cólquide- situada en el Ponto Euxino. Allí permanecieron por espacio de unos treinta días en las aldeas de los colcos y, tomando esa zona como base, asolaban la región (…)”. (75). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 226 y 227. Anábasis. Libro V, 4. Alimentos. “(…) Durante el saqueo de la roca, los griegos encontraron en las casas depósitos de panes amontonados del año anterior, según se 74


aseguraban los mosinecos, mientras que el trigo en flor estaba almacenado aparte con la paja, siendo espelta en su mayor parte. Se encontraron también rodajas de delfín conservadas en salmuera dentro de unos cántaros, así como unos tarros llenos de grasa del mismo animal, que los mosinecos empleaban como los griegos el aceite. En los graneros había / (Página 227) una gran cantidad de nueces planas y sin surcos (61), las cuales hervidas y cocidas como pan, constituían su principal sustento. También encontraron vino, que, sin mezclar, tenía un sabor agrio por su aspereza, pero que, mezclado con agua, resultaba oloroso y suave. De este modo, los griegos desayunaron en el lugar (…)”. Página 227. Cita (61). “(…) Esto es, castañas (…)”. (76). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 302. Anábasis. Libro VII, 2. Alimentos. “(…) En cuanto estuvieron fuera de la ciudad, Anaxibio atrancó las puertas e hizo proclamar que cualquier soldado que fuera sorprendido intramuros sería vendido. A la mañana siguiente, llegó Cerátadas con los animales y el adivino; le acompañaban veinte personas cargadas de harina, otras veinte cargadas de vino, tres llevando aceitunas, uno con un saco de ajos lleno hasta los topes y otro con uno de cebollas; tras dejar todo en el suelo para distribuirlo, llevó a cabo el sacrificio (…)”. (77). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 184. Anábasis. Libro IV, 5. Enfermedades provocadas por la nieve: ceguera y gangrena. “(…) Atrás permanecían los soldados que se habían quedado ciegos por la nieve o cuyos dedos de los pies habían quedado gangrenados a causa del frío. Para los ojos había un remedio contra la nieve si se avanzaba colocándose una venda de estofa negra sobre ellos, mientras que para los pies el truco estaba en moverse sin quedarse quieto en ningún momento y en quitarse el calzado por la noche (…)”. (78). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 185. Anábasis. Libro IV, 5. Extenuación por cansancio. Remedio contra el cansancio: fuente termal. “(…) había ocurrido gracias a una fuente termal cercana que exhalaba vapores en una hondonada; cambiando de dirección, fueron a sentarse en aquel lugar y se negaron a continuar. (…) Su respuesta, sin embargo, fue que les matase, que no podían dar ni un paso más (…)”. (79). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 203. Anábasis. Libro IV, 8. 75


Intoxicación por comer miel. “(…) Por lo demás, no ocurrió nada que les llamase particularmente la atención salvo el hecho de que en el lugar existían numerosas colmenas cuya miel hacía que todos los soldados que la comían perdieran la razón, sufrieran vómitos y diarrea y no pudieran mantenerse en pie. Los que apenas la habían probado parecían encontrarse absolutamente borrachos, mientras que los que habían comido una gran cantidad parecían estar idos e incluso al borde de la muerte. Así pues, había una gran cantidad de hombres que yacían en el suelo como si hubieran sufrido una derrota y en el ejército cundía un gran desánimo. Sin embargo, un día después no había muerto ninguno y, al mismo tiempo más o menos todos recobraron el sentido. En el curso del tercer y cuarto día ya se fueron incorporando, como si se hubiese tratado de una intoxicación. Desde este lugar recorrieron en dos etapas siete parasangas y llegaron al mar, a Trapezunte, una populosa ciudad griega –colonia de Sínope en tierras de la / (Página 204) Cólquide- situada en el Ponto Euxino. Allí permanecieron por espacio de unos treinta días en las aldeas de los colcos y, tomando esa zona como base, asolaban la región (…)”. (80). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 231. Anábasis. Libro V, 5. Curación de soldados enfermos. “(…) “Por lo que respecta a eso de que los nuestros han entrado por la fuerza y se han alojado en sus casas, sólo pedíamos que acogieran a los enfermos bajo techo, pero como no nos abrían las puertas, nos introdujimos en la ciudad por los resquicios que deja la propia fortaleza, sin llevar a cabo ninguna acción violenta. El hecho es que en las casas solo se encuentran los enfermos, pagando el coste con su dinero y, la guardia que hemos apostado a las puertas es para que nuestros enfermos no estén a merced de vuestro gobernador, sino de nosotros, para que podamos sacarlos cuando queramos. Los demás, como veis, hemos acampado a cielo abierto y en formación, dispuestos a responder con favores a los favores y con daños a los daños (…)”. (81). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 41. Anábasis. Libro I. Desde el llano de Caístro hasta Dana. Vestimenta de los griegos. “(…) Desde allí recorrieron, en dos etapas, diez parasangas hasta la poblada ciudad de Timbrio. A un margen del camino se encuentra la fuente llamada Midas en honor del rey de Frigia, pues cuenta la leyenda que fue ahí donde Midas capturó al sátiro al mezclar el agua de la fuente con vino (10). Desde allí prosiguió su marcha / (Página 42) durante dos etapas, diez parasangas, hasta la populosa Tirieo, donde permaneció tres días. Se dice que la reina 76


cilicia expresó a Ciro su deseo de que el ejército desfilara para ella. Solícito, pues, pasó revista al contingente de griegos y bárbaros en la llanura. Ordenó a los griegos que se dispusieran y tomaran posiciones tal y como en ellos es costumbre para la batalla, cada general poniendo en formación a sus respectivos hombres. Estaban dispuestos en líneas de a cuatro; Menón, al frente de los suyos, ocupaba el ala derecha; Clearco y los suyos a la izquierda y, el centro de los demás estrategos. En primer lugar, Ciro pasó revista a los bárbaros, que marchaban agrupados en escuadrones y compañías; a continuación, Ciro pasó ante las fuerzas griegas montado sobre un carro y la reina cilicia sobre un carruaje. Llevaban los griegos yelmos de bronce, túnicas de color púrpura y grebas y escudos sin recubrir. Una vez que hubo pasado por delante de todos, detuvo su carro a mitad de la falange y envió a su intérprete Pigres a donde estaban los estrategos de los griegos con la orden de que presentaran armas y que la falange avanzara en bloque. Los estrategos transmitieron la orden a los soldados, quienes a un toque de corneta, presentaron armas y cargaron. A medida que avanzaban, cada vez más veloces y con mayor estruendo, los soldados rompieron a correr espontáneamente hacia las tiendas. Un inmenso pavor cundió entre los bárbaros, la reina cilicia huyó sobre su carruaje y la gente del mercado echó a correr dejando atrás sus pertenencias. Por su parte, los griegos llegaron a los pabellones entre risas. / (Página 43) La reina quedó maravillada al contemplar la brillantez y el orden del ejército, mientras que Ciro se mostraba encantado al ver el terror que los griegos habían infundido en los bárbaros. Desde allí cubrieron en tres etapas veinte parasangas hasta Iconio, la última ciudad de Frigia, donde permanecieron tres días. Acto seguido, marcharon durante cinco etapas, unas treinta parasangas, a través de Licaonia. Comoquiera que se trataba de un país enemigo, Ciro se lo entregó a los griegos para que lo arrasaran. (…) Con el resto del ejército Ciro marchó a través de Capadocia y en cuatro etapas veinticinco parasangas, se hallaba ante Dana, una gran ciudad, densamente habitada y próspera, donde permanecieron tres días, en el transcurso de los cuales Ciro condenó a muerte a un persa de nombre Megafernes, encargado de la púrpura real (…)”.Página 41. Cita (10). “(…) La secuela de este encuentro es el proverbial don que el dios Dionisio, de quién el sátiro era compañero, concedió al Rey: convertir en oro todo lo que tocaba, lo que, como se sabe, le llevó a morir de hambre (…)”.Página 43. Cita (11). “(…) Alta dignidad de la corte persa cuya función no había sido aún bien establecida (¿portaestandarte, escriba…?) (…)”. (82). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 216. Anábasis. Libro V, 2. 77


Asalto. Vestimenta de los soldados = Túnica. “(…) Bajo esta lluvia de proyectiles, el enemigo se vio obligado a abandonar las empalizadas y las torres, lo que llevó a Agasias de Estínfalo y a Filoxeno de Pelene a dejar las armas en tierra y a escalarlas provistos únicamente de su túnica; uno tiraba del otro y, mientras tanto un tercero ya estaba arriba: según parecía, la plaza estaba tomada. Entonces, tanto los peltastas como el resto de tropas ligeras entraron al asalto y se entregaron al saqueo de lo que cada uno pudiera. (…) (83). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 184. Anábasis. Libro IV, 5. Tipo de calzado de los soldados: sandalias. “(…) ya que a cuantos se acostaban con el calzado puesto las tiras de las sandalias se les hundían en la carne y las sandalias se congelaban / (Página 185) alrededor del pie. Go en vano estaban hechas con la piel de los bueyes recién desollados y, por tanto sin curtir, a la que habían recurrido al tener que deshacerse de sus viejas sandalias (…)”. (84). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 70. Anábasis. Libro I. Sacrificios de animales durante la campaña bélica: augurios. “(…) Ciro, deteniendo el caballo, le contestó y, así pidió que se lo comunicase a todos, que tanto los sacrificios como los presagios eran favorables (…)”. (85). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 173. Anábasis. Libro IV, 3. Sacrificios adivinatorios. “(…) nada más despuntar la aurora, todos los estrategos hicieron acto de presencia y celebraron un sacrificio; los auspicios se mostraron inmediatamente favoables desde la primera víctima y, tras abandonar el lugar de la ceremonia los / (Página 174) estrategos y capitanes dieron orden a la tropa de preparar el rancho (…)”. (86). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 90. Anábasis. Libro II. Sacrificios. “(…) Acto seguido, cuando el sol ya se ponía, convoco a los estrategos y a los capitanes y les habló como sigue: “Compañeros, el resultado del sacrificio que he llevado a cabo no es favorable a marchar contra el Rey y, es lógico que no lo sea, pues me acabo de enterar de que entre nosotros y el Rey se encuentra el Tigris, un río / (Página 91) navegable pero que no podemos cruzar sin embarcaciones y, no contamos con ninguna. Por otro lado, no nos es posible quedarnos aquí, porque no 78


podemos hacernos con provisiones. Sin embargo, el sacrificio era absolutamente favorable a que nos uniéramos a los partidarios de Ciro, por lo que es necesario actuar de la siguiente forma: retirémonos a cenar lo que cada uno tenga; luego, cuando el cuerno de la señal de descanso, preparad vuestros bagajes; al segundo toque, cargadlos sobre las bestias; al tercero, seguid al guía, llevando a las bestias por el lado del río y las armas por fuera”. Tras oír sus instrucciones, los estrategos y capitanes se marcharon y procedieron como les había indicado; en adelante, él mandaría y los demás obedecerían, pero no porque le hubiera elegido, sino porque era el único en que veían las dotes propias del que manda, mientras que el resto carecía de experiencia (…)”. Ibidem. Página 156. Anábasis Libro III, 5. Sacrificios. “(…) Con todo, los estrategos consideraron necesario continuar la marcha a través de las montañas, hacia el territorio de los carducos, ya que, a decir de los prisioneros, tras ellas se encontraba Armenia, la próspera y gran región gobernada por Orontas; desde allí – eso decían-, era fácil tomar la dirección que se quisiera. Así pues, ofrecieron un sacrificio para partir cuando pareciese que era el momento oportuno (…)”. (87). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 175. Anábasis. Libro IV, 3. Pronósticos. Adivinación. Peán. Prostitutas en el ejército. “(…) Mientras que los adivinos degollaban víctimas sacrificiales sobre las aguas del río (…). En el momento en que las víctimas se mostraban propicias, toda la tropa entonó el peán e irrumpió en gritos de guerra, gritos a los que también se unieron las mujeres, pues eran muchas las prostitutas que acompañaban al ejército (…)”. (88). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 182. Anábasis. Libro IV, 4. Sacrificios en honor del viento. “(…) uno de los adivinos sugirió degollar alguna víctima propiciatoria en honor del / (Página 183) viento; hecho lo cual, a todos les pareció absolutamente claro que la violencia de la tempestad amainaba (…)”. Página 183. Cita (50). “(…) Una braza son cuatro codos, aproximadamente 1´80 m., (cf. nota 47) (…)”. (89). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 229. Anábasis. Libro V, 5. Religiosidad = Sacrificios. Distracciones = Procesiones y competiciones atléticas. “(…) En este lugar permanecieron por espacio de cuarenta y cinco días, en el transcurso de los cuales lo primero que hicieron fue ofrecer un sacrificio a los dioses y celebrar, todos y cada uno de los 79


griegos repartidos según su procedencia, procesiones y competiciones atléticas (…)”. Ibidem. Página 204 y 205. Anábasis. Libro IV, 8. Distracciones del ejército: Juegos olímpicos, sacrificios a Zeus Salvador y a Heracles. “(…) Tras esto, prepararon el sacrificio que habían prometido; no en vano les había llegado un número suficiente de bueyes como para rendir sacrificio tanto a Zeus Salvador como a Heracles, que les había conducido a salvo y, al resto de los dioses que habían acordado. También organizaron unos juegos atléticos sobre la montaña en que habían instalado las tiendas (…)”. (90). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 215. Anábasis. Libro V, 2. Augurios. “(…) También Jenofonte se sumó a este parecer, fiado en los presagios de las víctimas sacrificiales, pues los adivinos habían vaticinado, efectivamente, una batalla y que el desenlace de la expedición tendría un buen final (…)”. (91). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 228. Anábasis. Libro V, 5. Sacrificios. “(…) sino, que ordenándoles que aguardasen mientras deliberaban, celebraron un sacrificio. Después de que hubieron inmolado un gran número de víctimas, al final todos los adivinos dictaminaron que los dioses no aprobaban de ninguna manera la guerra, por lo que entonces aceptaron los presentes y a través de una marcha de dos días por territorio amigo llegaron a la ciudad griega de Cotiora, colonia de Sínope establecida en el país de los tibarenos (…)”. Ibidem. Página 290. Anábasis. Libro VI, 6. Sacrificios y augurios. “(…) Cleandro, por su parte, celebró un sacrificio por el viaje. (…) / (Página 291) Sin embargo, como a pesar de estar celebrando sacrificios durante tres días seguidos, los presagios no fueron propicios, convocó a los estrategos y les dijo: “Las víctimas no son favorables al hecho de que sea yo el que guíe a vuestro ejército. (…) Al sexto día llegaron a Crisópolis de Calcedonia, donde permanecieron por espacio de una semana vendiendo el botín (…)”. (92). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 225. Anábasis. Libro V, 4. Augurios. “(…) A la mañana siguiente, tras celebrar un sacrificio en el que obtuvieron presagios favorables (…)”. (93). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 239. Anábasis. Libro V, 6. Augurios. “(…) El caso es que él sabía que yo no soy un ignorante en la 80


materia, ya que siempre asisto a los sacrificios; con todo, me avisaba de que en las entrañas aparecían signos de un engaño y de un complot urdido contra mí, consciente ya entonces de que él mismo se disponía a calumniarme ante vosotros (…)”. Ibidem. Página 273. Anábasis. Libro VI, 4. Sacrificios. “(…) Al día siguiente de la reagrupación de todo el ejército, Jenofonte celebró un sacrificio con vistas a una expedición, ya que era necesario salir en busca de víveres (…)”. Ibidem. Página 305. Anábasis. Libro VII, 2. Adivinación. “(…) Al oír esto, Jenofonte mandó al resto por delante con la excusa de que deseaba celebrar un sacrificio. Así pues, dio media vuelta e inmoló unas víctimas para saber si los dioses le permitían tratar de conducir al ejército ante Seutes (…)”. Ibidem. Página 349. Anábasis. Libro VII, 8. Sacrificios. “(…) Al día siguiente, Jenofonte celebró un sacrificio (…) / (Página 350) Jenofonte había realizado sacrificios con vistas a un nuevo ataque. (…) A continuación regresaron nuevamente a Pérgamo, donde Jenofonte rindió gratitud al dios (…)”. (94). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 243. Anábasis. Libro V, 7. Venta de animales sacrificiales. “(…) aliadas de Cerasunte, desde las que algunos de ellos han bajado hasta aquí para vendernos animales sacrificiales y otros productos que tienen (…)”. Ibidem. Página 302. Anábasis. Libro VII, 2. Augurios. “(…) éste acordó con ellos que al día siguiente se presentaría ante el ejército con víctimas para el sacrificio, un adivino y comida y bebida para la tropa (…)”. (95). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 255. Anábasis. Libro VI, 1. Sacrificios. “(…) Así, una vez sacrificados los bueyes capturados al enemigo además de otras víctimas propiciatorias, les ofrecieron un / (Página 256) magnífico festín, si bien tuvieron que cenar recostados en yacijas y beber en copas de cuerno que encontraron en la zona. Después de que hubieran hecho las libaciones y entonado el peán, los tracios se levantaron en primer lugar (…)”. (96). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 259. Anábasis. Libro VI, 1. Augurios. “(…) Indeciso sobre la decisión que debía tomar, resolvió consultarlo con los dioses. Así pues, tras presentar dos víctimas ante el altar, las sacrificó en honor de Zeus Soberano, que era el dios que el oráculo de Delfos le había designado (…)”. Ibidem. Página 260. Anábasis. Libro VI, 1. Augurios. “(…) Celebró, pues, el sacrificio y el 81


dios le manifestó con toda claridad que ni aspirara al mando ni lo aceptara en caso de que lo eligieran (…)”. Ibidem. Página 261. Anábasis. Libro VI, 1. Augurios. “(…) he celebrado un sacrificio para ver si para vosotros era bueno confiarme este cargo y para mí aceptarlo y los dioses me han enviado unas señales tan claras por medio de las víctimas de que debo rechazar el mando único, que hasta un profano las habría sabido interpretar (…)”. (97). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 274. Anábasis. Libro VI, 4. Sacrificios para los augurios. “(…) A continuación, los estrategos oficiaron el sacrificio en presencia del adivino Arexión de Arcadia; no en vano Silano de Ambracia se había dado a la fuga ya en Heraclea por medio de un barco que había fletado, los presagios de las víctimas no fueron favorables a la partida, por lo que ese día dejaron a un margen los sacrificios. Hubo gente que incluso se atrevió a decir que, en su ambición de fundar allí una ciudad, Jenofonte había presionado allí al adivino para que dijera que las señales no eran propicias a la partida. Entonces, Jenofonte hizo anunciar por medio de un heraldo que el que quisiera podía asistir a la mañana siguiente al sacrificio y, solicitó que, si había algún adivino, éste hiciera acto de presencia para proceder al examen de las entrañas de las víctimas en común; así, pues, celebró el sacrificio en presencia de muchos testigos y, por más que repitió la operación en tres ocasiones, los presagios se mostraron desfavorables a la partida. (…) / (Página 275) Jenofonte volvió a tomar la palabra: “Soldados, como habéis comprobado, las víctimas no ofrecen presagios favorables con respecto al viaje (…) por lo que me parece que debemos celebrar un sacrificio específico para este propósito. (…) En consecuencia, a todos les pareció oportuno permanecer allí; sin embargo, todavía era necesario salir en busca de víveres, por lo que con este propósito volvieron a hacer hasta tres sacrificios, obteniendo l mismo resultado negativo. (…) pero él les contestó que no les conduciría en busca de ellas hasta que las señales no fueran favorables. A la mañana siguiente se prepararon nuevamente para los sacrificios; prácticamente todo el ejército –era una cuestión que, no en vano, afectaba a todos- se encontraba presente alrededor del altar, pero he ahí que ya no quedaban víctimas que sacrificar (…). / (Página 276) Apenas lo oyeron, los soldados rompieron a gritar que no había porque llevar nada a ningún sitio, sino que se debía celebrar un sacrificio cuanto antes. El caso es que como ya no había ovejas compraron uno de los bueyes de los convoyes para inmolarlo y, Jenofonte pidió a Clearco de 82


Arcadia que oficiara el sacrificio en su lugar, por si ello tenía algo que ver; pero tampoco así dio resultado. (…) Acto seguido, Jenofonte, dado que aquel día las víctimas tampoco habían dado señas favorables, cogió un buey de tiro –no había otros animales para el sacrificio- y lo degolló. (…) / (Página 277) Entretanto, habían llegado de Heraclea un mercante cargado de harina, animales sacrificiales y vino. De este modo, Jenofonte se levantó bien temprano y celebró un sacrificio para la partida y, desde la primera víctima los presagios resultaron favorables; es más, cuando la ceremonia ya tocaba a su fin, el adivino Arexion de Parrasia divisó un águila propiciatoria y exhortó a Jenofonte a tomar las riendas del ejército (…)”. (98). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 174. Anábasis. Libro IV, 3. Libación en acción de gracias por adivinación a través de la interpretación de sueños. “(…) Jenofonte ofreció personalmente una libación y ordenó a los jóvenes que también ellos derramaran vino y rogaran a los dioses que les habían revelado tanto el sueño como el vado que les propiciasen un buen fin a lo que todavía quedaba por venir. A continuación, les llevó ante Quirósofo, a quién le contaron lo ocurrido y, apenas oyó sus palabras también él llevó a cabo una libación (…)”. (99). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 70. Anábasis. Libro I. Cántico de guerra antes de comenzar a combatir. Culto griego a Apolo y Enilaio = Ares. “(…) Go habría más de tres o cuatro estadios de distancia entre una y otra líneas de batalla, cuando las filas griegas comenzaron a entonar el peán (25) y a marchar contra el enemigo. Conforme avanzaban, un sector de la falange se separó de la línea, con lo que los que quedaron / (Página 71) atrás comenzaron a correr, momento en que todos a la vez lanzaron el grito de guerra que elevan en honor a Enialio (26) y se echaron a la carrera (…)”. Página 70. Cita (25). “(…) Canto griego de batalla en honor de Apolo bajo su advocación de Peán (“Sanador”) (…)”. Página 71. Cita (26). “(…) Ares, el dios de la guerra (…)”. (100). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 132. Anábasis Libro III, 2. Culto a Zeus Salvador t Ártemis. “(…) En el preciso instante en que estaba diciendo eso, alguien estornudó (37) y los soldados, al oírlo, se postraron todos a un mismo tiempo para adorar al dios, ante lo / (Página 133) que Jenofonte añadió: “Opino, compañeros, que, como ha sido justo en el momento en que hablábamos de salvación cuando se nos ha aparecido una señal procedente de Zeus Salvador, deberíamos hacer voto 83


de ofrecer sacrificios en agradecimiento al dios por nuestra salvación tan pronto como lleguemos a territorio amigo, así como ha de hacer extensibles los sacrificios, en la medida de nuestras posibilidades, a los demás dioses. Quién esté de acuerdo –añadió- que levante la mano”. Todos la alzaron, por lo que formularon los votos y entonaron el peán y, una vez concluida la ceremonia convenientemente, Jenofonte retomó la palabra: “Os estaba diciendo que contamos con muchas y fundadas esperanzas de salvación. En primer lugar, hemos mantenido los juramentos hechos en nombre de los dioses, aquellos sobre los que los enemigos han cometido perjurio al violar la tregua contra la palabra dada. Así las cosas, es lógico que los dioses hayan tomado partido en contra de nuestros adversarios y a favor de nosotros y sin duda que son capaces de volver en un instante débil al fuerte y de salvar al débil fácilmente por terrible que sea su situación si esa es su voluntad. En segundo lugar, os recordaré los peligros afrontados por nuestros antepasados para que comprobéis que no sólo es vuestro deber ser valientes, sino que con la ayuda de los dioses valientes encuentran salvación aún en las circunstancias más adversas: cuando los persas y sus aliados llegaron en una expedición desproporcionada para borrar a Atenas de la faz de la tierra, los atenienses les plantaron cara y les derrotaron (38). Entonces prometieron tributar a Ártemis tantas cabras en sacrificio a la / (Página 134) diosa como enemigos pudieran matar y, como no pudieron encontrar cabras suficientes, decidieron ofrecer quinientas al año, sacrificio que todavía se celebra a día de hoy. Después cuando más tarde Jerjes reunió un ejército innumerable y atacó Grecia, también nuestros antepasados vencieron a los suyos en aquella ocasión tanto por tierra como por mar (39); victorias cuya prueba contempláis en los trofeos pero cuyo mejor testimonio es la libertad de las ciudades en las que habéis nacido y os habéis criado, puesto que ningún hombre es vuestro soberano, sino que sólo os inclináis ante los dioses: tal es la estirpe de la que procedéis (…)”. Página 132. Cita (37). “(…) Signo de buen augurio para los griegos (…)”. Página 134. Cita (39). “(…) Por mar en la batalla de Salamina (480 a. C.) y por tierra en la de Platea y Mícale (479 a. C.) (…)”. Ibidem. Página 220. Anábasis. Libro V, 3. Culto a Ártemis Efesia. Amistad entre Jenofonte y Próxeno. “(…) Así pues, Jenofonte preparó la ofrenda votiva en honor a Apolo y la consagró en el tesoro de los atenienses en Delfos, haciendo inscribir en ella tanto su nombre como el de Próxeno, con quién había mantenido vínculo de hospitalidad antes de morir junto a Clearco. Por lo que respecta a la parte destinada a Ártemis Efesia, cuando partió de Asia con Agesilao para tomar parte en la campaña contra los beocios (60), Jenofonte se la confió a Megabizo, guardián del templo de Ártemis, porque se temía que en el viaje afrontaría situaciones peligrosas; sus instrucciones eran que, si salía vivo, le 84


devolvería el dinero, pero si le ocurría algo, le dedicara a la diosa la ofrenda que él pensara que a ella le agradaría. En una ocasión, con Jenofonte ya en el exilio y viviendo en una localidad cercana a Olimpia, Escilunte, donde se había establecido como colono gracias a los espartanos, Megabizo, de paso por Olimpisa con ocasión de los juegos, fue a su encuentro y le devolvió el depósito. Con este dinero, Jenofonte compró un recinto para la diosa en el lugar que el oráculo de Apolo le había indicado. A través de ese terreno fluía el río / (Página 221) Selinunte y se daba la casualidad de que en Éfeso, junto al templo de Ártemis, corre un río también llamado Selinunte; en ambos hay peces y conchas y en el recinto de Escilunte se encuentra además, todo tipo de fieras destinadas para la caza. Con el dinero sagrado, Jenofonte también se construyó un altar y un templo y, de ahí en adelante, año tras año ofreció en sacrificio a la diosa la décima parte de los frutos del campo; todos los ciudadanos, así como los hombres y mujeres de los alrededores, participaban en la festividad. A los participantes, la diosa les repartía harina, panes, vino, frutos secos y tajadas de las víctimas sacrificadas, que habían sido criadas con el pasto sagrado. También les repartía la carne de caza procedente de la montería que los hijos de Jenofonte y otros vecinos de la ciudad organizaban. Cualquier hombre adulto podía unirse a la batida y, las piezas que cobraban –jabalíes, corzos y ciervos- las obtenían tanto en el recinto sagrado como en las faltas del Fóloe. Dicho camino está situado en el camino que conduce de Esparta a Olimpia, a unos veinte estadios aproximadamente del santuario de Zeus ubicado en esta última localidad y, en su interior se extiende una pradera y varios cerros cubiertos de árboles, donde se encuentran sustento los cerdos, las cabras, los bueyes y los caballos, hasta el punto de que las bestias de tiro de quienes acuden a la festividad puedan pastar hasta la saciedad. Alrededor del propio templo hay plantado un jardín de árboles frutales que ofrecen los productos más sabrosos de cada estación. El templo es una réplica en pequeño del edificio más grande que hay en Éfeso, incluso la estatua de la diosa en un trasunto en madera de ciprés de la de oro que / (Página 222) preside el de allí. En una estela erigida junto al templo se lee la siguiente inscripción: Este recinto está consagrado a Ártemis. Quién lo posea y disfrute habrá de orecer en sacrificio un diezmo anual. Con lo sobrante, mantendrá el templo en bues estado. Si no lo hace, la diosa lo tomará en cuenta (…)”. Página 220. Citas (60). “(…) En el año 394 a. C., cuando Jenofonte tomó parte junto a su amigo Agesílao, rey de Esparta, en la batalla de Coronea, que se saldó con la victoria de Agesilao sobre los beocios y sus aliados (cf. Jenofonte, Helénicas IV 2, 1-8) (…)”. (101). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. 85


Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 204 y 205. Anábasis. Libro IV, 8. Distracciones del ejército: Juegos olímpicos, sacrificios a Zeus Salvador y a Heracles. “(…) Tras esto, prepararon el sacrificio que habían prometido; no en vano les había llegado un número suficiente de bueyes como para rendir sacrificio tanto a Zeus Salvador como a Heracles, que les había conducido a salvo y, al resto de los dioses que habían acordado. También organizaron unos juegos atléticos sobre la montaña en que habían instalado las tiendas. Paras ocuparse de la carrera y para presidir las competiciones, eligieron a Dracontio, un espartano que de niño fue exiliado de su país por haber matado accidentalmente a otro niño atravesándole con una daga. Una vez concluida la ceremonia, entregaron las pieles a Dracontio y le invitaron a que le condujera hasta la pista en que tendría lugar la carrera, pero he aquí que Dracontio señaló el propio lugar en que estaban: “Este cerro –dijo- es estupendo para correr por donde queráis”. “Pero, ¿cómo van a poder competir en la lucha –le preguntaron- sobre un terreno tan pedregoso y con tanta maleza?”, a lo que respondió lo siguiente: “El que caiga derribado simplemente se hará un poco más de daño”. En la carrera del estadio compitieron los niños, hijos de los prisioneros en su mayor parte, / (Página 205) mientras que en la distancia de los veinticuatro estadios participaron más de sesenta cretenses; otros prefirieron la lucha, el pugilato y el pancracio (56), dando lugar a un gran espectáculo, ya que el nivel de participación fue alto y, dado que los espectadores eran sus propios compañeros, hubo una gran rivalidad. Tampoco faltó la carrera de caballos: era preciso lanzarse al galope colina abajo hasta llegar al mar y, desde allí, regresar de nuevo al altar. Durante la bajada, la mayoría caía rodando, pero a la subida, debido a la fuerte pendiente, los caballos apenas podían avanzar al paso, lo que provocaba una gran algarabía, risas y diversión (…)”. Página 205. Cita (56). “(…) El pancracio es una combinación de lucha y pugilato en la que se permitía todo salvo dar golpes bajos, estrangular y sacar los ojos (…)”. (102). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 265. Anábasis. Libro VI, 2. Augurios. Culto a Heracles Conductor. “(…) Durante un tiempo Jenofonte tuvo en mente abandonar a sus hombres y embarcar con ellos, pero en el curso de un sacrificio a Heracles Conductor, al consultar si o le resultaría preferible y más ventajoso continua la expedición con los soldados que se habían mantenido a su lado o librarse de ellos, el dios le indicó a través de las víctimas que continuara con ellos la expedición (…)”. Ibidem. Página 281. Anábasis. Libro VI, 5. Augurios. Culto a Heracles Conductor. “(…) Soldados, los auspicios nos son favorables, las 86


aves de buen agüero, las entrañas más que propicias: marchemos contra el enemigo. (…) Seguid a Heracles Conductor (…)”. (103). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 336. Anábasis. Libro VII, 7. Sacrificios para augurios. Culto a Zeus Soberano. “(…) Jenofonte tomó dos víctimas y los sacrificó a Zeus Soberano para ver si lo mejor y más conveniente era permanecer con Seutes bajo sus condiciones o partir con el ejército. El dios le señaló la partida (…)”. (104). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 346. Anábasis. Libro VII, 7. Sacrificios a Zeus Propiciatorio. Augurios. “(…) Pero cuando los habitantes de Lámpsaco le enviaron presentes de hospitalidad Jenofonte ofreció un sacrificio a Apolo en presencia de Euclides, quién al ver las entrañas de las víctimas, se convenció de que en verdad no tenía dinero. “Además sé –añadió el adivino- que aunque alguna vez llegaras a tenerlo, te aparecerá un obstáculo y, puede que no sea otra cosa que tú mismo”. Jenofonte estuvo de acuerdo en este punto. “Tu obstáculo es Zeus Propiciatorio”, prosiguió Euclides y, le preguntó si le había ofrecido un sacrificio: “Como en casa –continuó-, donde yo solía inmolar víctimas y celebrar holocaustos para vosotros”. Jenofonte respondió que no había ofrecido víctimas a este dios desde que abandonó la patria, por lo que Euclides le aconsejó que le hiciera un sacrificio tal y como solía y le aseguró que todo iría a mejor. / (Página 437) A la mañana siguiente, Jenofonte se dirigió a Ofrinio, donde llevó a cabo un sacrificio quemando por entero unos lechones según el rito patrio; los auspicios fueron favorables y, de hecho, ese mismo día llegaron Bión y Gausiclides para hacer entrega del dinero al ejército. (…) Desde allí marcharon a través de la Tróade y, una vez que pasaron el monte Ida, llegaron primero a Antandro y luego, siguiendo la línea de la costa, a la llanura de Tebas (87). Desde allí, a través de Adramitio y Citono, alcanzaron la llanura del Caico y entraron en Pérgamo, ciudad de Misia. (…) Así pues, con estos hombres ya a su lado, Jenofonte celebró un sacrificio y, el adivino Basias de Elea, que se encontraba presente, anunció que los presagios eran completamente favorables y que le podían capturar perfectamente (…)”. Página 347. Cita (87). “(…) Go confundir con la ciudad de Beocia, cuna del mítico Edipo (…)”. (105). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 131. Anábasis Libro III, 1. Zeus hospitalario = Deidad de los mercenarios. “(…) el respeto 87


debido a Zeus hospitalario (36) (…)”. Página 131. Cita (36). “(…) Una de las advocaciones de Zeus en su calidad de protector de huéspedes y extranjeros (cf., por ejemplo, Homero, Odisea IX 270) (…)”. (106). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 53. Anábasis. Libro I. De Miriando a Carmande. Culto a los peces y a las palomas por los sirios. “(…) Ciro, cubriendo en cuatro etapas veinte parasangas, llegó al río Calo, de un pletro de anchura y lleno de peces grandes pero inofensivos a los que los sirios consideraban dioses y a los que estaba prohibido hacer daño, de igual modo que a las palomas (17) (…)”. Página 53. Cita (17). “(…) De acuerdo con la leyenda (cf. por ejemplo, Ovidio, Metamorfósis IV 45 y sig.) las diosa siria Derceto se transformó en pez y su hija Semíramis en una paloma (…)”.JENOFONTE. “Anábasis”. Libro I. Texto griego con traducción literal y literaria por José Pérez Riesgo. Colección Gredos Bilingüe. Madrid. Editorial Gredos. 1976. Página 165. Vocabulario. Río de Siria donde los peces son sagrados. “(...) Río de Siria que desaparece bajo la arena: actualmente se llama Chalib, y aún abunda en sabrosos peces. Según la mitología del país, la diosa Darketo o Astarté habíase convertido en pez, y su hija Simíranis en paloma; de ahí la especial consagración de unas y otros a esas deidades (...)”. (107). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 40. Anábasis. Libro I. De Celenas a Peltas. Diversión = Competición deportiva. “(…) Desde aquel lugar marcharon hasta la populosa ciudad de Peltas, cubriendo en dos etapas diez parasangas; allí permanecieron por espacio de tres días en el transcurso de los cuales Jenias de Arcadia / (Página 41) celebró las festividad de las Liceas con sacrificios y una competición deportiva; los premios consistían en unas estríngiles (9) de oro. Incluso Ciro estuvo presenciando los juegos. Desde allí, tras cubrir en dos etapas doce parasangas, recalaron en el Mercado de los Ceramistas, una populosa ciudad lindante con la región de Misia. De allí pasaron, tras treinta parasangas distribuidas en tres etapas, al llano de Caístro, ciudad habitada en la que permanecieron cinco días. Para entonces se les debía a los soldados más de tres meses de sueldo y, éstos no paraban de ir a los pabellones de Ciro a reclamarlo. Éste les daba largas mediante promesas pero se mostraba claramente atribulado, pues no iba con su forma de ser el no pagar si contaba con el dinero. Ésta es la situación cuando llegó de visita ante Ciro Epiaxa, la esposa de Siénesis, rey de Cilicia; según se cuenta, ésta le hizo entrega de una gran suma de dinero, con lo que Ciro pasó a su ejército el sueldo de cuatro meses (…)”. Página 41. Cita (9). “(…) Una suerte de espátulas con las que los atletas se quitaban la 88


mezcla de aceite y tierra que empleaban para tonificar los músculos y hacer presa en el rival (…)”. (108). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 204 y 205. Anábasis. Libro IV, 8. Distracciones del ejército: Juegos olímpicos, sacrificios a Zeus Salvador y a Heracles. “(…) Tras esto, prepararon el sacrificio que habían prometido; no en vano les había llegado un número suficiente de bueyes como para rendir sacrificio tanto a Zeus Salvador como a Heracles, que les había conducido a salvo y, al resto de los dioses que habían acordado. También organizaron unos juegos atléticos sobre la montaña en que habían instalado las tiendas. Paras ocuparse de la carrera y para presidir las competiciones, eligieron a Dracontio, un espartano que de niño fue exiliado de su país por haber matado accidentalmente a otro niño atravesándole con una daga. Una vez concluida la ceremonia, entregaron las pieles a Dracontio y le invitaron a que le condujera hasta la pista en que tendría lugar la carrera, pero he aquí que Dracontio señaló el propio lugar en que estaban: “Este cerro – dijo- es estupendo para correr por donde queráis”. “Pero, ¿cómo van a poder competir en la lucha –le preguntaron- sobre un terreno tan pedregoso y con tanta maleza?”, a lo que respondió lo siguiente: “El que caiga derribado simplemente se hará un poco más de daño”. En la carrera del estadio compitieron los niños, hijos de los prisioneros en su mayor parte, / (Página 205) mientras que en la distancia de los veinticuatro estadios participaron más de sesenta cretenses; otros prefirieron la lucha, el pugilato y el pancracio (56), dando lugar a un gran espectáculo, ya que el nivel de participación fue alto y, dado que los espectadores eran sus propios compañeros, hubo una gran rivalidad. Tampoco faltó la carrera de caballos: era preciso lanzarse al galope colina abajo hasta llegar al mar y, desde allí, regresar de nuevo al altar. Durante la bajada, la mayoría caía rodando, pero a la subida, debido a la fuerte pendiente, los caballos apenas podían avanzar al paso, lo que provocaba una gran algarabía, risas y diversión (…)”. Página 205. Cita (56). “(…) El pancracio es una combinación de lucha y pugilato en la que se permitía todo salvo dar golpes bajos, estrangular y sacar los ojos (…)”. (109). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 229. Anábasis. Libro V, 5. Religiosidad = Sacrificios. Distracciones = Procesiones y competiciones atléticas. “(…) En este lugar permanecieron por espacio de cuarenta y cinco días, en el transcurso de los cuales lo primero que hicieron fue ofrecer un sacrificio a los dioses y celebrar, todos y cada uno 89


de los griegos repartidos según su procedencia, procesiones y competiciones atléticas (…)”. (110). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 146. Anábasis Libro III, 4. Honderos rodios y arqueros escitas. “(…) Sin embargo, cuando los rodios, desde sus posiciones / (Página 147) comenzaron a lanzar proyectiles y los arqueros [escitas] a disparar sus flechas sin fallar ni un solo tiro –ni aunque hubieran querido fallar les habría sido fácil-, tanto Tisafernes como el resto de las formaciones se retiraron rápidamente fuera del alcance de los disparos (…)”. (111). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 147. Anábasis Libro III, 4. Honderos rodios y persas. “(…) los bárbaros ya no hacían mella con sus lanzamientos a larga distancia, ya que los honderos rodios llegaban más lejos que los persas y más lejos incluso que sus arqueros. A propósito de los arcos persas, éstos eran también grandes, por lo que las flechas que recogían les resultaban valiosas a los cretenses, que reutilizaban los dardos del adversario y se ejercitaban en tiros de larga distancia disparando hacia arriba; en las aldeas encontraron, además, muchas cuerdas de arco y plomo útil para las hondas. Ese día cuando los griegos hubieron establecido su campamento en las aldeas que habían encontrado, los bárbaros se retiraron, al haberse llevado la mejor parte en la escaramuza. El día después, los griegos permanecieron allí e hicieron acopio de provisiones, pues había gran abundancia de grano en las haciendas, pero la jornada siguiente reanudaron la marcha a través de la llanura (…)”. (112). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 215. Anábasis. Libro V, 2. Gimnetas. “(…) Mientras tanto Jenofonte ordenó a los peltastas que avanzaran jabalina en mano dispuestos a arrojarla en cuanto se diera la señal por su parte, los arqueros debían tener las flechas sobre las cuerdas para disparar al primer toque de trompeta; del mismo modo, los gimnetas debían tener sus morales llenos de piedras. A tales efectos, envió a las personas adecuadas para que supervisaran las maniobras (…)”. Ibidem. Página 216. Anábasis. Libro V, 2. Piedras de honda. “(…) en un momento, cayó sobre el enemigo una lluvia de proyectiles: lanzas, flechas, piedras de honda –si bien la mayor parte de ellas fueron arrojadas con la mano-, incluso hubo quien tiraron tizones encendidos (…)”. (113). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. 90


Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 187. Anábasis. Libro IV, 5. El viaje de retorno. Conocimientos de la arquitectura tradicional. “(…) Las casas eran subterráneas, con una abertura semejante a la boca de un pozo, pero su interior era espacioso. La entrada para los animales consistía en unas galerías excavadas, mientras que las personas bajaban por medio de una escalera. En las casas vivían cabras, ovejas, vacas y aves con sus respectivos polluelos, bestias que eran alimentadas allí dentro con forraje. También había trigo, cebada, legumbres y cerveza en tinajas, sobre cuya superficie flotaban los granos de cebada; del mismo modo, sobresalían unas pajas –unas más grandes que otras- sin nudos, de manera que cuando alguien tenía sed, bastaba con que se metiese una en la boca y sorbiera. Resulta una bebida extremadamente fuerte si no se la rebaja con agua, pero muy agradable cuando uno se acostumbra a ella (51). (…) y en señal de buena voluntad les indicó el lugar en que el vino estaba enterrado (…)”. Página 187. Cita (51). “(…) La cerveza no era una bebida familiar para los griegos (…)”. (114). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 145. Anábasis Libro III, 4. Arquitectura = Zigurat. “(…) En las inmediaciones había un zigurat de piedra, de un pletro de anchura y dos de altura; en ella se encontraban refugiados muchos bárbaros procedentes de las aldeas vecinas. Desde allí recorrieron, en el curso de una etapa, seis parasangas hasta una gran muralla que yacía en ruinas / (Página 146) y que se encontraba en los alrededores de una ciudad de nombre Mespila, que antaño había sido habitada por los medos (43). Su base, de cincuenta pies de ancho y otros cincuenta de alto, estaba hecha de piedra pulida con incrustaciones de conchas y, sobre ella se levantaba un muro de ladrillo de cincuenta pies de grosor y cien de altura, con un perímetro de cien parasangas (…)”. (115). JENOFONTE. “Ciropedia”. Edición de Rosa A. Santiago Álvarez. Colección Akal / Clásica nº 29. Madrid. Ediciones Akal. 1992. Página 352. Sacrificios de los persas en los lugares altos o cimas de las montañas. “(…) Así que, tomando en seguida lo necesario, dispuso sacrificios en honor de Zeus patrio, del Sol y de los demás dioses, en las cimas (37), tal como es de uso entre los persas y, a la vez les dirigía las siguientes súplicas: “Zeus patrio, Sol y dioses todos, aceptad estos sacrificios de acción de gracias por mis numerosos éxitos y estas muestras de gratitud porque, tanto por medio de presagios, como por señales celestes, por aves o por augurios, me habéis indicado siempre lo que debía haber y lo que no debía hacer (…)”. Página 352. Cita (37). “(…) Efectivamente, según Herodoto I, 131. 2, los persas hacen estos sacrificios en las cimas de las montañas, Estrabón V. 3. 13 también lo confirma (…)”. 91


(116). JENOFONTE. “Ciropedia”. Edición de Rosa A. Santiago Álvarez. Colección Akal / Clásica nº 29. Madrid. Ediciones Akal. 1992. Página 329. Holocausto de toros y caballos. “(…) Cuando llegaron al santuario, hicieron sacrificios a Zeus con el holocausto de los toros y al Sol con el de los caballos; después los hicieron a la Tierra, degollando las víctimas (33), tal como los magos lo habían prescrito, a continuación / (Página 330) a los héroes enterrados en Siria (…)”. Página 239. Cita (33). “(…) Cf., J. Casabona, Recherches sur le vocabulaire des sacrifices en grec, des origines a la fin de l´èpoque classsique, Aix-en Provence, 1967, pág. 164. Las víctimas son degolladas para que su sangre bañe la tierra (…)”. (117). JENOFONTE. “Ciropedia”. Edición de Rosa A. Santiago Álvarez. Colección Akal / Clásica nº 29. Madrid. Ediciones Akal. 1992. Página 64. Cita (65). “(…) La religiosidad de Ciro es algo constante en el retrato que de él nos presenta Jenofonte. Cualquier empresa importante la presenta Jenofonte. Cualquier empresa importante la presenta siempre con un sacrificio perfectamente acorde con el ritual establecido. Herodoto (I. 131132) pone de relieve la diferencia en los rituales de los sacrificios y del culto a los dioses entre griegos y persas: los persas no hacen los sacrificios sobre los altares, ni encienden fuego, ni hacen libaciones, ni los acompañan de música de flauta, ni se revisten con las bandaletas sagradas, ni esparcen granos de cebada sobre la cabeza de la víctima y sobre el altar; pueden hacerlos en cualquier lugar puro, coronados con una corona preferentemente de mirto; la carne de la víctima, una vez despedazada y cortada en trozos, se cuece. Un mago debe presentar el sacrificio y, cantar una letanía ante la carne una vez cocida y depositada sobre la hierba. Tras unos momentos, la persona que ha ofrecido el sacrificio se puede llevar la carne y hacer de ella lo que le parezca (…)”. (118). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 248. Mitra. “(…) Mit. persa. Dios del Sol, creador de la luz y de las ciencias, que más adelante pasó a ser un dios militar, adorado por los soldados (…)”. (119). JENOFONTE. “Ciropedia”. Edición de Rosa A. Santiago Álvarez. Colección Akal / Clásica nº 29. Madrid. Ediciones Akal. 1992. Página 288. Cita (62). “(…) Por fin una invocación a un dios no griego. Mitra es el dios solar de los persas. Jurar por Mitra era frecuente entre los persas, cf. Jenof. Econ. IV. 24. Plutarco Artajerjes 4. Para más detalles, vid. E. Benveniste. Titres et noms propres en Iran ancien. París 1966 (…)”. (120). JENOFONTE. “Ciropedia”. Edición de Rosa A. Santiago Álvarez. Colección Akal / Clásica nº 29. Madrid. Ediciones Akal. 1992. Página 327. Sacrificios de toros y caballos como culto al Sol (pezuñas de la taula de Menorca y, torito hallado en una taula). “(…) Cuando se abrieron solemnemente las puertas del palacio real, eran conducidos en primer 92


lugar toros de extraordinaria belleza, en cuatro filas, en honor de Zeus y los demás dioses que los magos habían indicado –pues los persas creen que en lo referente a los dioses mucho más que en ninguna otra cosa hay que servirse de los expertos-. Después de los bueyes, eran conducidos caballos como ofrendas al Sol (28); después de estos seguía un carro blanco consagrado al Sol, también éste coronado como el anterior; después de este, seguía un tercer carro, los caballos cubiertos de púrpura y, tras él un fuego sobre un gran altar era llevado por hombres que le seguían (…)”. Página 327. Cita (28). “(…) Esta costumbre no parece exclusiva de los persas, pues Herodoto I, 216, se la atribuye también a los masagetas; el propio Jenofonte en Anábasis IV. 5.35 lo dice también de los armenios, e incluso Pausanias III. 20 habla de algo semejante en Laconia. La asociación del caballo con el culto al sol proviene, probablemente, de la concepción mitológica de que el sol recorre el cielo cada día en y un corro tirado por blancos corceles (…)”. (121). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 4. Torralba d´en Salord. “(…) En el interior del recinto podemos observar otros elementos arquitectónicos, como un altar de piedra, situado a la izquierda de la taula, sobre el cual se situó, en su día, una figurita de caballo de bronce, del cual sólo pudieron recuperarse sus cuatro pezuñas encastadas en cuatro orificios practicados en la roca (…)”. (122). LAGARDA MATA, Ferrán. “Las enigmáticas taulas de Menorca. Homenaje a Josep Mascaró i Pasarius”. Volumen 1. Zaragoza. Sobradiel. 2011. Página 42. LAGARDA MATA, Ferrán. “Taulas”. Imhotep. “(…) Lo único cierto es que el único recinto con datación radiocarbónica es el de Torralba d´en Salort, con fechas que van del 800 al 200 a.C. (Talayótico III y IV) (77), las cuales vendrían confirmadas por la tipología de los hallazgos efectuados en su interior y en el de otros monumentos excavados (…)”. (123). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 11. Cronología. “(…) Tampoco en Torralba d'en Salord, donde los objetos más antiguos -unos pocos fragmentos de cerámicas griegas- fueron localizados en el nivel inferior del santuario, datado entre el siglo IV y el 255 cal a.C. (Fernández-Miranda, et alii, 1995: 123) (…)”. (124). LAGARDA MATA, Ferrán. “Las enigmáticas taulas de Menorca. Homenaje a Josep Mascaró i Pasarius”. Volumen 1. Zaragoza. Sobradiel. 2011. Página 42. LAGARDA MATA, Ferrán. “Taulas”. Imhotep. “(…) 93


Lo único cierto es que el único recinto con datación radiocarbónica es el de Torralba d´en Salort, con fechas que van del 800 al 200 a.C. (Talayótico III y IV) (77), las cuales vendrían confirmadas por la tipología de los hallazgos efectuados en su interior y en el de otros monumentos excavados: su estatuilla de un toro joven (…)”. (125). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. Página 4. Torralba d´en 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Salord. “(…) En el interior del recinto podemos observar otros elementos arquitectónicos, como un altar de piedra, situado a la izquierda de la taula, sobre el cual se situó, en su día, una figurita de caballo de bronce, del cual sólo pudieron recuperarse sus cuatro pezuñas encastadas en cuatro orificios practicados en la roca. A los pies de este altar, se localizó una pequeña figurita de un toro de bronce, fundido a la cera perdida que mostraba fallos en su ejecución- (…)”.LAGARDA MATA, Ferrán. “Las enigmáticas taulas de Menorca. Homenaje a Josep Mascaró i Pasarius”. Volumen 1. Zaragoza. Sobradiel. 2011. Página 372. GOR@ÉS HACHERO, Josep Simón. “Un estado de la cuestión sobre cronología relativa y absoluta de los santuarios de taula de Menorca”. Torralba d´en Salort. “(…) En el interior del recinto podemos observar otros elementos arquitectónicos, como un altar de piedras situado a la izquierda de la taula, sobre la cual se situó, en su día, una figurita de caballo de bronce, del cual sólo pueden recuperarse sus cuatro pezuñas encastradas en cuatro orificios practicados en la roca. A los pies del altar, se localizó una pequeña figurita de toro de bronce, fundido a la cera perdida -que mostraba fallos en su ejecución- (…)”. (126). LAGARDA MATA, Ferrán. “Las enigmáticas taulas de Menorca. Homenaje a Josep Mascaró i Pasarius”. Volumen 1. Zaragoza. Sobradiel. 2011. Página 375. GOR@ÉS HACHERO, Josep Simón. “Un estado de la cuestión sobre cronología relativa y absoluta de los santuarios de taula de Menorca”. Cronología absoluta y relativa de los santuarios de taula. “(…) Otro autor que plantea una cronología antigua para los santuarios de taula de Menorca es William Waldrem, a raíz de sus excavaciones en el santuario de la taula de Toralba d´en Salort [Waldren (1996). El principal argumento de este autor se centra básicamente, en una datación de C-14 efectuada sobre una muestra localizada en el interior del recinto, que situaba su uso en torno al siglo X cal A. C., lo que junto a otras dataciones que caen en el mismo segmento temporal, efectuadas en el santuario de Son Mas -un edificio de características tipológicas muy similares a los santuarios de taula menorquines, especialmente en su planta en forma de herradura-, le lleva a presentar el origen de estos edificios a partir del siglo X cal a.C. Sin embargo, ambas dataciones 94


cuentan con importantes objeciones. Por lo que respecta al santuario de taula de Torralba d ´en Salort, la mencionada datación (QL-1164) fue obtenido de un contexto no publicado todavía, situado sobre la roca madre del santuario. Cabe recordar que el santuario está excavado directamente sobe la roca madre, lo que supone un argumento a favor de la antigüedad del yacimiento, a no ser que esta datación procediera de alguna antigua unidad estratigráfica -anterior en cualquier caso a la construcción del santuario de taula-, que hubiera sido respetada en el momento de la excavación de la planta del santuario en la roca madre, aspecto que no podemos comprobar hasta que no se publique la memoria definitiva de excavación, y puede analizarse la estratigrafía de esta zona (…)”. (127). FERNÁNDEZ MIRANDA, Manuel. “La fase final de la Prehistoria de Menorca y los primeros contactos comerciales de la isla con el mundo clásico”. Revista de Menorca. Fundada en 1888. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico. Año LXVII. Séptima Época. Primer Semestre. Mahón. 1976. www.RevistadeMenorca1976.pdf Página 17. La taula de Torralba d´en Salord. “(...) Guevamente debemos hacer mención a nuestros trabajos en Torralba d´en Salord. En la campaña de 1975 y en la que hemos realizado este mismo año nos hemos centrado básicamente en el estudio del recinto de la taula y sus inmediaciones obteniendo unos resultados ciertamente interesantes. La taula propiamente dicha de Torralba aparece hincada en el suelo incrustada en una grieta que se abre en él y cercada por un recinto / (Página 18) construido, al menos en su parte más noble, con sillares bastante bien cortados y de manera regular que forman un muro con forma absidal, la puerta abierta en el lado recto y casi frente a la taula, en el que, al interior, se abren pequeñas capillitas semicirculares separadas por piedras hincadas y verticales que se apoyan en un basamento y que presentan su cara superior preparada para sostener otro pilote de estructura similar pero seguramente de tamaño más reducido. Este muro fue construido arruinando otro anterior al que se asocian materiales talaióticos antiguos y una cronología a principios del siglo noveno a. de J.C., lo que es sorprendentemente coincidente pues en Mallorca, en Son Matge, cerámicas idénticas fueron fechadas por medio de C-14 en torno al 870 a. de J.C. Incluso en algunas zonas este muro puede estar en relación con materiales más antiguos, de cronología pretalaiótica, pero es este un extremo que no podemos aclarar de momento pues necesita extender por una zona el área de excavación actual. En cualquier caso con los actuales resultados estamos ya en condiciones de plantear una periodización para el poblado que nos era insospechada cuando empezamos nuestros trabajos hace ya cuatro campañas (...)”. 95


(128). “Babilonia misterio religioso”. www.Babilonia-MisterioReligioso.pdf www.HEAQUIQUEVIENE.COM.AR Página 24. Las torres del cielo: los zigurats. “(...) Todos estamos familiarizados con la gran torre de Babel y sabemos de cómo Dios se enojó en contra de ellos. Hemos también notado como se expandieron otras ideas desde Babilonia. ¿Podría ser este el origen de construir una torre en relación con los templos religiosos? Durante los primeros días de Babilonia el pueblo dijo: “Vamos, edifiquemos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo” (Génesis 11:4). Sin duda alguna que la expresión “que llegue al cielo” fue para indicar gran altura. Esta misma expresión la encontramos en Deuteronomio 1:28, que menciona grandes ciudades cuyas murallas se levantan “hasta el cielo”. De igual forma, la torre de Babel fue planeada para que tuviese gran altura. ¡Pero no debemos suponer que estas construcciones de Babel eran con el fin de elevarse hasta el cielo, donde está el Trono de Dios! ¡Go! ¡Su deseo no era estar ante la presencia de Dios! Al contrario, hay suficientes evidencias que indican que la torre estaba relaciona con su religión, con su culto al sol. Los historiadores se refieren a Babel como un Ziggurat (una torre con pequeña pirámides que van indicando diferentes historias). De todos los majestuosos monumentos de Babilonia, la grandiosa torre de Ziggurat fue sin duda alguna una de las construcciones más espectaculares de su era, elevándose majestuosamente sobre su gran muralla de miles de torres. Alrededor de la vasta plaza se separaban recámaras para los viajeros y también para los sacerdotes que vigilaban el Ziggurat. Koldewey llamó a esta colección de estructuras “el Vaticano de Babilonia” (61). Aunque Babilonia era conocida por su grandiosa torre del pasado, también tenía otras numerosas torres por las cuales también se la conocía. Se cree que uno de los significados del nombre de la diosa Astarté (Semiramis), escrito como Asht-Tart, quiere decir “la mujer que edificaba torres” (62). La diosa Cibeles (quien también ha sido identificada como Semiramis), era conocida como la diosa portadora de torres. La primera (dice Ovid) que edificó torres y ciudades y por lo cual fue representada con una corona en forma de torre sobre su cabeza, como también lo fue Diana (véase la ilustración de Diana en el capítulo Dos). En el simbolismo de la Iglesia Católica, ¡La torre es un emblema de la Virgen María! (63). Encontramos entonces una conexión definitiva dentro de la adoración a la diosa-madre y las torres de la religión babilónica. Algunas de las antiguas torres fueron construidas por motivos militares –torres de guardia- , ¡pero la mayoría de las torres construidas en el Imperio babilónico fueron exclusivamente religiosas y asociadas con el culto al sol y unidas al templo! En aquellos días, un extranjero que entraba a la ciudad de Babilonia no tenía dificultad alguna en localizar el 96


templo, pues según se dice, encima de las casas de techos planos “...podía verse la torre con claridad”. Cada población del Imperio babilónico tenía su templo y éste su torre (64). Ya hemos visto cómo un cierto número de ideas se originaron en Babilonia fue también la cuna de las torres religiosas! Es aún más probable cuando consideramos que fue durante la edificación de la gran torre de Babel que comenzó la divulgación a través de la emigración de los hombres, sobre la faz de la tierra, que llevaron consigo la idea de la torre. Y a pesar de que al paso de los años estas torres religiosas se han desarrollado de diferentes formas y en distintos países, ¡las torres continúan de una o de otra manera! Gotemos cómo son usadas las torres por las diferentes religiones del mundo: Las torres han sido parte de las religiones de los chinos por mucho tiempo. La ilustración acompañante indica una de las muchas “pagodas” (el derivado de este nombre es “diosa”). En cuanto a las torres usadas por la religión hindú, leemos: “...desplazadas sobre grandes templos, hay grandiosas pagodas o torres... elevándose altamente sobre los alrededores, en todo sitio podían ser vistas por el pueblo y de tal manera, su devoción a su culto idólatra aumentaba... Un gran número de estas pagodas tienen cientos de pies de altura y están cubiertas de esculturas que representan escenas de la vida de los dioses del templo o de eminentes santos” (65) (...)”. Página 24. Cita (61). “(...) Antiguos templos y ciudades 62 (...)”. Página 24. Cita (62). “(...) Dos Babilonias, p.307 63 (...)”. Página 24. Cita (63). “(...) Diccionario de símbolos, p.326 64 (...)”. Página 24. Cita (64). “(...) La grandeza de Babilonia, p. 335. 65 (...)”. Página 24. Cita (65). “(...) Historia de los cultos del mundo, p. 269 (...)”. (129). SASTRE MOLL, Jaume. “Las barracas menorquinas. Construcciones rurales de piedra seca”. Colección: Trabajos del Museu de Menorca, nº 9. Mahón. Conselleria de Cultura, Educació i Esports. Govern Balear. 1989. Página 35. Conclusiones. “(…) Es opinión generalizada que las construcciones de piedra seca, que actualmente estás desparramadas por las zonas de secano, están ligadas a un pasado remoto. Según algunos, las raíces de las barracas menorquinas hay que buscarlas en las construcciones dolménicas, otras en cambio, pretenden encontrarlas con otras de tradición asiática (1); hasta hay quiñen ha pretendido compararlas con los zigurats mesopotámicos (…)”. (130). SASTRE MOLL, Jaume. “Las barracas menorquinas. Construcciones rurales de piedra seca”. Colección: Trabajos del Museu de Menorca, nº 9. Mahón. Conselleria de Cultura, Educació i Esports. Govern Balear. 1989. Página 35. Conclusiones. “(…) Es evidente que en todas esas construcciones existe una técnica uniforme, hasta el punto que se podría hablar de una técnica occidental mediterránea, que ha perdurado en las construcciones de piedra seca. Pero no sucede así en la forma y solución de problemas constructivos, pues la cultura talayótica, por 97


ejemplo, no supo dar solución al cerramiento con falsa cúpula, mientras es común en las nuragas sardas. Luego hay que buscar el origen de tales construcciones en otros momentos más tardíos. Pero además hay que advertir que existe una gran confusión sobre el tema, pues con el término “barracas” o “construcciones de piedra seca” se incluyen muy diversos tipos que poco tienen que ver unos con otros, debido a sus grandes diferencias estructurales. Las primitivas viviendas de Italia eran sencillas cabañas de forma circular, de techo cónico, con urdimbre de troncos y cubiertas de cañas y paja, tipología de hábitat que tanto es aplicable a los castros galaicos (monte de Santa Tecla-La Guardia-Pontevedra), como a las pallozas de las quebradas tierras asturianas, gallegas o leonesas, o a las escasas barracas con cubierta de paja aún existentes en el Pirineo leridano (CanejánLérida) (3), como a los círculos talayóticos hallados en las excavaciones de Alcaidús por Mª Luisa SERRA BELABRE. La dominación romana supuso un cambio de vida para los habitantes del país sometido. En las Baleares esta faceta no es muy conocida, aunque la arqueología ya ha confirmado la pervivencia de algunos núcleos talayóticos post-conquista. Con la llegada a las islas de más de tres mil colonos procedentes de la península, creemos que, además del aporte étcnico que ellos representaban, se introdujeron nuevas técnicas constructivas y de producción que se mezclarían con las ya existentes (4). (…) / (Página 39) Así, en esos momentos entraría en las islas el tipo de cabaña o barraca propia de los labradores y pastores latinos, que algunos autores clásicos llaman “casae”, “tuguria”, “casula”… tan típicas de las zonas de cultivo de viña. Una descripción muy somera de las mismas nos la da POMPOGIO MELA en su obra “De Chorografía”: “Con el nombre de tugurio se expresa todo edificio que es más apropiado para protegerse en el campo que para morada de la ciudad” (5). Posiblemente fuera ya en época romana cuando se construyeron las primeras barracas en el campo menorquín, en aquellos lugares plantados con viña o adaptados para el cultivo de secano, pero manteniendo la técnica constructiva autóctona, enraizada en la talayótica. Tales construcciones proliferan en toda la cuenca mediterránea con peculiaridades propias según las regiones, pero todas ellas con similares características: planta circular con cubierta cónica (…)”. Página 41. Cita (1). “(…) J. RUBIO i BELLVE. Construcciones de pedra en sec (marges, parets, portals, barraques). Anuario de la Asociación de Arquitectos de Cataluña (Barcelona, 1914), 35 (…)” Página 41. Cita (2). “(…) L. TORRES BALBÁS. La vivienda popular en España. Tomo III, p. 219 (…)”. Página 41. Cita (3). “(…) C. FLORES. Arquitectura popular española. Ed. 98


Aguilar, 5 Tomos. (Bilbao 1978-80) Tomo I. fig. 448 (…)”. Página 41. Cita (4). “(…) A. ARRIBAS PALAU. La romanització de les Illes Balears. Lliçó inaugural del Curs 1983-84 (Palma-Octubre 1983). pp. 40-48 (…)”. Página 41. Cita (5). “(…) J. GUILLEG. Urbs roma. Vida y costumbres de los romanos. I. La vida privada. (Salamanca 1981), p. 57 (…)”. (131). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro VI. Erato. Reinado de Darío, rey de Persia. Artafernes, virrey de Sardes. Aristágoras había sublevado Jonia. Pisistrato, tirano de Atenas, hijo de Cipselo. Milciades, hijo de Cimón. Metíoco, hijo de Milciades. Mardonio, general del ejército de Darío, hijo de Sobrias, y yerno de Darío, casado con Artozostra. Cronología: año 497 a. C. Cleómenes, hijo de Anaxandrides, rey de Esparta. Sacrificios. Fiestas en las que se hacían sacrificios. La comida pública sacrificial se llamaba mesa. Adivinación: oráculo de Delfos. “(...) LVII. Estos son sus privilegios y gajes militares: los honores que les fueron concedidos en tiempo de paz son los siguientes: Cuando alguno hace un sacrificio público se guarda para los reyes el primer asiento en la mesa y convite; las viandas no solo deben presentárseles primero, sino que de todas debe darse a cada uno de los reyes doble ración comparada con la que se da a los de los convidados, debiendo ser ellos los que den principio a las libaciones religiosas; a ellos pertenecen también las pieles de las víctimas sacrificadas. En todas las neomenias y hebdomas de cada mes (en los días 1º y 7º) debe darse a cada uno de los reyes en el templo de Apolo una víctima mayor, un mediano [37] de harina y un cuartillo lacedemonio de vino. En los juegos y fiestas públicas los primeros asientos están reservados a sus personas. A ellos pertenece el nombramiento de sus ciudadanos para próxenos [38] (agentes o procuradores públicos de las ciudades); y cada uno de ellos tiene la elección de dos Pythios o consultores religiosos diputados para Delfos, personas alimentadas en público en compañía de los mismos reyes. El día que estos no asisten a la mesa y comida pública [39], se debe pasarles en sus casas dos chenices de harina y una cotila de vino para cada uno en particular: el día en que asisten a la mesa común, debe doblárseles toda la ración. En los convites que hacen los particulares deben los reyes ser tratados y privilegiados del mismo modo que en las comidas públicas. La custodia de los oráculos relativos al estado corre a cuenta de los reyes; bien que de ellos deben ser sabedores los Pythios o consultores sacros. El conocimiento de ciertas causas está reservado a los reyes; si bien estas son únicamente: 1º. Con quién debe casar la pupila heredera que no hubiere sido desposada con nadie por su padre: 2º. Todo lo que mira al cuidado de los caminos públicos: 3º. Toda adopción siempre que uno quiera tomar por hijo a otra 99


persona, debe celebrarse en presencia de ellos: 4º. El poder asistir y tomar asiento entre los Gerontes o senadores reunidos de oficio, que son 28 consejeros del estado; y cuando los reyes no quieren concurrir a la junta, hacen en ella sus veces los senadores más allegados a los mismos, de suerte que añaden a su propio voto dos mas, a cuenta de los dos reyes (...)”. (37). “(...) El medimno venía a tener 6 celemines (...)”. (38). “(...) Eran los Próxenos unos comisarios o cónsules encargados de los negocios de las otras ciudades, en cada una de las cuales, había otro Próxeno nombrado por los Espartanos para agente de sus intereses. Los Pythios y el agorero asesor de los reyes venían a ser, si se me permite la expresión, los teólogos del Estado (...)”. (39). “(...) Las leyes de Licurgo obligaban a que los Espartanos comiesen en comunidad repartidos en sus respectivos refectorios o Sysitia, como se llamaban, en los que los reyes con sus Éforos y Gerontes formarían mesa aparte (...)”. (132). BEECHER KEYES, Nelson. “El fascinante mundo de la Biblia”. Edición castellana revisada por el Rvdo. P. Emilio del Río S. J. Colección: Biblioteca de Selecciones. Madrid. Selecciones del Reader´s Digest. 1963 (2ª edición). Página 138. Mapa: “La restauración de Judá. Aprox. 445 a. C.”. Fenicia-Palestina-Siria incluidas en la 5ª satrapía persa: 445 a. C. “(…) Judá se convierte en una pequeña provincia de la quinta satrapía persa (zona rosa), que se extiende desde la frontera de Cilicia a la de Egipto e incluye toda Fenicia, Palestina y Siria (…)”. (133). BENGTSON, Hermann. “Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la Edad Antigu”. I. Colección Historia Universal Siglo XXI. Volumen 5. Madrid. Siglo XI de España Editores. 1985 (Décimotercia edición). Página 365. Siria bajo los persas. “(…) Las poblaciones de Siria son tan distintas como sus regiones. En la parte norte del V nomo de Herodoto habitan arameos, a los que encontramos también en vastas regiones de Mesopotamia. Están etnográficamente emparentados con los cananeos. La población de Palestina fue en una época cananea, pero, al ocupar la tierra los pueblos israelitas, los cananeos les tuvieron que ceder el terreno, aunque en muchos lugares se unieron con ellos. Al grupo de los cananeos pertenecen también los fenicios. Según Herodoto, el V nomo, al que por lo demás pertenecía también Chipre, había de pagar al rey de Persia un tributo anual de 350 talentos. Go cabe duda que una gran parte de este habían de proporcionarlo las ciudades mercantiles fenicias. En Fenicia terminaban las rutas caravaneras procedentes del Asia central; y desde allí, cargados en barcos fenicios, los productos de Asia, ante todo metales y especias, así como los propiamente fenicios, especialmente vidrio y púrpura, llegaban al mundo entero. Poco después del hundimiento del imperio neobabilónico (caldeo) el año 539, Sirias había caído en poder de los persas, probablemente el año 100


534. Siria y Fenicia pertenecieron primero a la gran satrapía de Babilu u Ebir-nari (“Babilonia y la tierra del otro lado del río”, esto es, Siria). Sin embargo, la administración de una satrapía tan grande resultaba difícil; el sátrapa tenía su residencia en la antigua ciudad real de babilonia, lejos de Siria. Se decidió, pues, separar las regiones situadas al oeste del Eufrates. Ebir-nari (en arameo Abar-Gahara) se convirtió en otra provincia con un sátrapa propio. El sátrapa residía, al parecer, en la ciudad de Trípoli. Las ciudadesestados fenicias se consideraban más o menos como aliadas y no como súbditas del Gran Rey y, por regla general en sus asuntos internos no se entrometía el gobierno persa central. El resto de Siria fue dividido en una serie de pequeñas satrapías subordinadas (en griego se solían designar como hiparquías). De estas están atestiguadas por las fuentes: Samaría, Idumea, Moabitis y Amonitis (…)”. (134). FERNÁNDEZ TRUYOLS, Andrés. “Geografía Bíblica (El país de Jesús)”. Barcelona. Editorial Vilamala. 1951. Página 32. Geografía política. La provincia de Judea en la satrapía persa de Abar-nahara. “(…) Abar-nahara (´eben nahar: del otro lado del río), era la quinta de las veinte satrapías en que organizó Darío I su inmenso imperio. Extendíase desde la orilla occidental del Éufrates hasta el Mediterráneo y, era gobernada por un sátrapa que tenía su residencia en Damasco. Dividíase la satrapía en varias provincias, de las cuales nos interesan, de Gorte a Sur: Samaría, Judá, Ashdod, Arabia y, al Este Ammón. Todas ellas confinaban con Judá, que ocupaba en cierto modo el centro. Estaban gobernadas por sendos pehas subordinados al sátrapa de Abarnahara. Judá es llamada medinah (Geh. 1, 3; Esd. 2, 1; 5, 8: passim así en Esd. como en Geh.); y la misma denominación se da a otras provincias, v. gr. Babel (Esd.7, 16), Elam (Dan. 8, 2) y, en general a regiones regi9das por príncipes (3 Re. 20, 14 ss); de suerte que el vocablo tiene una cierta elasticidad; y aún algunos piensan que a veces se aplica la referida denominación a un territorio que no sea sino parte de una provincia. ¿Cuál era la extensión de la provincia de Judea? Varios documentos del libro de Gehemías nos suministran elementos suficientes para fijar sus límites, si no con absoluta certeza, por lo menos con suma habilidad. Límite Gorte.- Las poblaciones más septentrionales eran: Gabaón, Masfa, Beerot, Rama, Djeba, Betel y Hai (Geh. 3, 7; 7, 29-32). De ahí parece podemos concluir que la provincia de Judá no se extendía –al menos considerablemente- más allá de Betel y Hai, cuya posición nos es perfectamente conocida. / (Página 35) Más difícil es de fijar el límite del Mediodía. Pónese generalmente entre Betsur y Hebrón; pero a nuestro juicio hay que distinguir los varios periodos, según parece exigir el tenor de los documentos que poseemos. En 101


la lista de los primeros inmigrados, según parece exigir el tenor de los documentos que poseemos. En la lista de los primeros inmigrados al tiempo de Ciro la ciudad más meridional que allí se menciona es Belén (Esd. 2, 21; Geh. 7, 26). Diríase por consiguiente que por aquel entonces el territorio de la medinah no iría mucho más allá de dicha población. Más tarde, en tiempo de Gehemías, el límite se había adelantado hacia el Sur. En efecto, entre los que acudieron a Jerusalén para trabajar en la restauración de los muros cuentánse los habitantes de Tecua (Geh. 3, 5) 8 Km., al Sur de belén y los de Betsur (3, 16), ciudad ya muy cerca de Hebrón; pero esta última no se nombra, indicio de que el límite corría a la sazón entre las dos poblaciones. El límite oriental se extendía ciertamente hasta Jericó, pues habitantes de esta ciudad formaban parte de la primera caravana, conducida por Zorobabel (Esd. 2, 34); y de la misma subieron trabajadores para la restauración de las murallas (Geh. 3, 2); y dicho límite alcanzaría sin duda hasta el Jordán, que dividiría la medinah del territorio de Ammón. Finalmente, cuando al límite occidental se tropieza con alguna dificultad. En la enumeración de los que acudieron a Jerusalén para la reconstrucción de los muros (Geh. 3), las ciudades más occidentales que se mencionan son Qeila (v. 17 s) y Zanoah (v. 13), de manera que según esto el territorio de la medinah comprendería la región montañosa hasta el borde oriental de la Shefela, o sea, hasta sus comienzos. Por el contrario en la lista de los inmigrados (Esd. 2, 33) y en la de los sitios habitados por los benjaminitas. / (Página 36) (Geh. 11, 34 s) se habla de Lod, Hadid y Ono, ciudades que se hallan ya en plena llanura. Es muy posible que estos pasajes se refieran a distintos periodos de tiempo, en los cuales eran distintas las condiciones de la población. Cuanto a los países y gentes confinantes con la medinah apenas se ofrece dificultad. Al Gorte, la provincia de Samaría, compuesta de aquel híbrido conglomerado de judíos y paganos tan al vivo descrito en 4 Re. 17.- Al Este los ammonitas, cuyo territorio debía de extenderse hasta el Jordán, lindando por consiguiente con el de Judá.- Al Oeste, la provincia de Ahsdod.- Finalmente, al Sur, la provincia de Araba. Es claro que no se trata de la Sarabia propiamente dicha, sino de la región meridional de Palestina. Serían los árabes de los que dice Herodoto III 5. 7s., que ocupaban el territorio que se extiende al Sur de Gaza (…)”. (135). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro III. Talía. Reinado de Darío, rey de Persia. Las ciudades cartaginesas de Cirene y Barca pertenecían a la sexta satrapía de Darío. “(...) XCI. El quinto gobierno, cargado con 350 talentos de imposición, empezaba desde la 102


ciudad de Posideo [48], fundada por Anfíloco, hijo de Anfiarao, en los confines de los Cilicios y Sirios, y llegando hasta el Egipto, comprendía la Fenicia entera, la Siria que llaman Palestina, y la isla de Chipre, no entrando sin embargo en este Gobierno la parte confinante de la Arabia, que era franca y privilegiada. El sexto gobierno se componía del Egipto, de los Libios sus vecinos, de Cirene y de Barca, agregadas a este partido, y pagaba al erario real 700 talentos, y esto sin contar el producto que daba al rey la pesca del lago Meris, ni tampoco el trigo que en raciones medidas, se daba a 120.000 soldados persas y a las tropas extranjeras a sueldo del rey en Egipto, que suelen estar de guarnición en el fuerte blanco de Menfis. En el sétimo gobierno estaban encabezados los Satágidas, los Gandarios [49], los Dádicas, y los Aparitas que contribuían todos con la suma de 170 talentos. Del octavo gobierno, compuesto de Sosa y de lo restante del país de los Cisios, percibía el erario 300 talentos de contribución (...)”. (48). Posideo. “(...) Ciudad marítima de la Siria, llamada también Posidonio, cerca de Heraclea (...)”. (49) Gandarios. “(...) Esta satrapía era la más remota del imperio, según se infiere de la posición de los Gandarios o Gargaridas situados junto al Ganges. El nono gobierno se llama al presente Kurdistan; el décimo Schivan; el undécimo, contenido entre el Tauro y el mar Caspio, se llamó después Media Atropatene; el duodécimo es hoy el Korasan (...)”. (52). “(...) Los Etíopes de la satrapía decimasétima estarían probablemente situados cerca del Indo; la decimaoctava correspondería a la Armenia menor; la decimanona al Ponto, célebre reino de Mitrídates; la vigésima no comprendería regularmente todo el Indostán situado entre el Indo y el Ganges, sino una parte de él únicamente (...)”. HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro III. Talía. Reinado de Darío, rey de Persia. “(...) XCVI. Estos eran los ingresos que Darío percibía del Asia y de algunas pocas provincias de la Libia. Corriendo el tiempo, se le añadió el tributo que después le pagaron, así las islas del Asia menor, como los vasallos que llegó a tener en Europa, hasta la misma Tesalia. El modo como guarda el persa sus tesoros en el erario, es derramar el oro y la plata derretida en unas tinajas de barro hasta llenarlas, y retirarlas después de cuajado el metal; de suerte que cuando necesita dinero va cortando de aquellos pilones el oro y plata que para la ocasión hubiere menester (...)”. HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Geografía de Persia, Arabia, Fenicia, Siria y Palestina. “(...) XXXIX. Esta es la Primera de las dos zonas de tierra; pasando 103


hablar de la otra, empieza desde los persas y llega hasta el mar Eritreo. En ella está la Persia, a la cual sigue la Asiria [31], y después de ésta la Arabia, que termina en el Golfo Arábigo o mar Rojo, al cual condujo Darío un canal tomado desde el Gilo, si bien no concluye allí sí porque así lo han querido. Hay, pues, un continente ancho y muy grande desde los persas hasta la Fenicia, desde la cual sigue aquella zona por la costa del mar Mediterráneo, pasando por la Siria Palestina y por el Egipto, en donde remata, no conteniendo en su extensión más que tres naciones. Estas son las regiones contenidas desde la Persia hasta llegar a la parte occidental del Asia (...)”. (31). “(...) Bajo este nombre parece que el autor comprende aquí a los Fenicios, Palestinos y Hebreos (...)”. (136). BENGTSON, Hermann. “Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la Edad Antigu”. I. Colección Historia Universal Siglo XXI. Volumen 5. Madrid. Siglo XI de España Editores. 1985 (Décimotercia edición). Página 366. Lucha de los fenicios contra griegos en apoyo de los persas. “(…) Los sátrapas persas se arraigaron en el país. En Siria gobernaba la familia de belesis, que poseía extensos bienes raíces en el país. Jenofonte menciona un castillo y un jardín zoológico del sátrapa, cerca de Alepo (Jenofonte, Anábasis, I, 4, 10). El valor particular de las ciudades fenicias consistía para el Gran Rey en su flota, la cual participó en todas las grandes empresas y, las más de las veces, con éxito. Los fenicios lucharon durante la sublevación jónica contra la flota de los jonios de Asia Menor; participaron de modo decisivo en las batallas navales de Artemisio y Salamina y, combatieron junto al Eurimedonte y en Egipto, donde contribuyeron a la derrota de los atenienses cerca de Menfis. En Egipto lucharon bajo el mando de Megabizo, quién más adelante fue nombrado sátrapa de Abar-Gahara (Siria) (¿454?) (…)”. (137). BENGTSON, Hermann. “Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la Edad Antigu”. I. Colección Historia Universal Siglo XXI. Volumen 5. Madrid. Siglo XI de España Editores. 1985 (Décimotercia edición). Página 366. Mercenarios griegos con Megabizo. “(...) se había apoyado para su sublevación en mercenarios griegos, que eran apreciados en el mundo entero como excelentes guerreros (…)”. Ibidem. Página 368. Mercenarios griegos. “(…) Gectanebo II envió a los sidonios cuatro mil mercenarios griegos, a título de auxilio, bajo el mando de Méntor de Rodas. (…) La situación empeoró para los persas por la defección de nueve príncipes chipriotas que hicieron causa común con los fenicios (…)”. (138). BLANCO FREIJEIRO, Antonio. “Los grandes imperios y civilizaciones”. Madrid. Sarpe. 1985. Página 93. Artajerjes II Mnemon. “(…) Rey persa desde 404 hasta 358 a. C. Ascendió al trono en contra de la voluntad de su madre, Parisatis, que favorecía a su hijo más joven, Ciro. Al parecer, Ciro había conspirado en numerosas ocasiones contra su hermano mayor, pero Artajerjes le permitió volver a su satrapía en Sardes. 104


El nuevo rey, a quién los griegos dieron el apodo de Mnemon, se hizo cargo de una herencia, que no era nada fácil. En 405 a. C., había estallado en Egipto septentrional una rebelión, a cuyo frente se encontraba Amirteo. Este reinó durante seis años, pero, incluso después de su muerte, Egipto siguió siendo independiente y, no pudo volver a ser sometido totalmente hasta 343-342 a. C. La pérdida del país, rico en cereales, fue una cuestión muy sensible para los persas. Artajerjes era un luchador incansable y, su reinado se caracterizó por las continuas conspiraciones contra Grecia. (…) Desde el punto de vista interno, Artajerjes, además de vencer a su hermano Ciro el joven en la batalla de Cunaxa en 401 a. C., tuvo un reinado presidido por numerosas intrigas, que no siempre fueron solucionadas por medio de la negociación, sino a menudo con la perfidia y el asesinato (…)”. (139). BLANCO FREIJEIRO, Antonio. “Los grandes imperios y civilizaciones”. Madrid. Sarpe. 1985. Página 81. Ciro “El Joven”. “(…) Durante la enfermedad de su padre, se llamó a la corte a Ciro el Joven, que se las daba de amo y señor en sus satrapías. Asistió allí a la muerte de su padre y a la coronación de su hermano mayor, Arsaces, en Pasargadas. Este subió al trono con el nombre de Atajerjes II, atacando la voluntad de Darío, pero la reina Parisátides habría preferido que fuese Ciro quién se convirtiera en emperador y quizá lo instigó a asesinar a su hermano. Ciro, sorprendido en el acto de atacar a Arsaces en el curso de la ceremonia de coronación, sólo logró salvar la vida gracias a la intercesión de su madre y, fue devuelto a las satrapías. Empero, no abandonó la idea de tomar el poder y se dedicó a reunir un ejército para derrotar a Artajerjes II, reclutando tropas en todas las ciudades de Jonia. Únicamente Mileto, controlada por Tisafernes, no le prestó ayuda, pero Ciro pretextó este obstáculo 8conocido también en la corte) para justificar la formación de un ejército que, según hizo saber a su hermano, debía oponerse al sátrapa que era su adversario. Ciro envió a la corte tributos que contribuyeron a disminuir las sospechas que su hermano abrigaba contra él y, pudo entretanto reunir un gran ejército, del cual también formaban parte 13.000 mercenarios griegos. A la cabeza de estas tropas, Ciro inició en 401 a. C., la expedición contra Artajerjes. El encuentro decisivo se produjo en Cunaxa, en Babilonia, en el 401 a. C.: los mercenarios griegos estaban a punto de ganar cuando Ciro, que tenía a su alrededor 600 soldados de caballería y vigilaba el desarrollo de la batalla, advirtió que Artajerjes, que guiaba su ejército desde su puesto en medio de las tropas, según la costumbre persa, se disponía a cercarlo con 6.000 hombres. Los 600 jinetes de Ciro atacaron y dispersaron al enemigo, pero ese movimiento, que pudo haber determinado la victoria, se transformó en desgracia para 105


los rebeldes a causa de la impetuosidad juvenil de su jefe. En efecto, viendo a su hermano en lo más recóndito de las filas persas, se lanzó sobre él y le asestó un fortísimo golpe en pleno pecho, consiguiendo herirlo a través de la coraza. Go obstante, en la feroz refriega que tuvo lugar después, tocó a Ciro y a los suyos la peor parte. El ejército rebelde, privado de su comandante, fue derrotado y debió iniciar una ardua retirada. Las vicisitudes de la marcha de regreso de los griegos desde Babilonia hasta las costas del mar Gegro (narradas por Jenofonte en su Anábasis) dan la pauta de la decadencia del poderío militar de los persas, que no tuvieron el valor de enfrentarse a los sobrevivientes en campo abierto (…)”. Ibidem. Página 92. Anábasis. “(…) Término griego que significa subida o expedición hacia el interior. La más conocida y estudiada es la escrita por Jenofonte con el nombre de Anábasis de Ciro el Joven, también llamada Retirada de los diez mil. El mismo Jenofonte participó en la expedición de 13.000 hombres, que acudió en ayuda de Ciro el Joven contra Artajerjes. Derrotado Ciro en la batalla de Cunaxa, los griegos se encontraron aislados y amenazados por todas partes en pleno territorio del imperio persa. La retirada de los griegos de Babilonia, a través del país montañoso e inhospitalario de Aremnia, hasta el mar Gegro, donde llegaron en marzo de 400 a. C., cerca de Trapezunte, se considera como una brillante hazaña de / (Página 93) la historia griega. Además de la descripción de los acontecimientos militares, la Anábasis, de Jenofonte, proporciona, sobre todo en los últimos libros, una gran abundancia de material cultural e histórico. Gos ilustra acerca de las prácticas y las costumbres de los pueblos de Armenia y Anatolia, así como el estado de las remotas ciudades griegas del mar Gegro, todo ello con un realismo típico del autor. Jenofonte logra salvar los restos del derrotado ejército; la Anábasis es el primer ejemplo histórico de memorias militares y uno de los más hermosos libro de loa literatura griega (…)”. Ibidem. Página 97. Ciro el Joven. “(…) Hijo del rey persa Darío II que encontró la muerte en el año 404 a. C. Ocupó su lugar a su hijo mayor Arsaces, quién con el nombre de Artajerjes II reinó durante más de cuarenta años. Ciro marchó a Babilonia para disputar el trono de su hermano. Participaron en la expedición numerosos griegos, sobre todo del Peloponeso y, además formaron parte también los espartanos con un cuerpo auxiliar bajo el mando de Quirísofo. Cuando los griegos de Asia Menor se dirigieron hacia Esparta pidieron ayuda a los persas y Ciro el Joven se puso al mando de las tropas. Ciro había logrado su objetivo inicial si no hubiera perecido en la batalla de Cunaxa en 401 a. C. La empresa había perdido su finalidad y las tropas de Ciro tuvieron que retirarse. Esta empresa ha llegado hasta nuestros días a través de la narración que hizo Jenofonte en su obra El Anábasis de Ciro el Joven (…)”. 106


(140). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 72. Sobre la época persa en que los honderos fueron como mercenarios, siendo el puerto de Tiro, el oficial utilizado por el ejército persa. “(…) así mismo otras ciudades como Dor y Asquelón, recibieron también esta influencia al quedar bajo el predominio político fenicio propiciado por los conquistadores persas (133) (…)”. Página 72. Cita (133). “(…) Se ha considerado que en época persa varias ciudades de la costa palestina tuvieron autonomía bajo una jurisdicción política de los reyes fenicios de Tiro y Sidón, pero puede ser que estos sólo poseyeran ciertos derechos económicos y concesión de impuestos, sin llegar a tener autoridad política. Un dato a este respecto para el siglo IV a. C., sería la inscripción existente en el sarcófago del rey sidonio Eshmunazar, indicando como este recibió Dor y Jaffa del rey persa (Graf. 1977: 221). Igualmente, de acuerdo con el Pseudo Scilax, Asquelón llegó a ser una colonia tiria con un palacio real (…)”. (141). JENOFONTE. “Anábasis”. Introducción, traducción y notas de Óscar Martínez García. Colección: Clásicos de Grecia y Roma. Madrid. Alianza Editorial. 2011 (2ª reimpresión). Página 50. Anábasis. Libro I. Desde Tarso a Miriando, ciudad costera habitada por fenicios. El ejército de mar de Ciro. “(…) Desde allí, en el curso de dos etapas, recorrió diez parasangas hasta el río Psaro, que tenía tres pletros de anchuras y, de allí recorrió en una etapa cinco parasangas, llegaron a Iso, la última ciudad de Cilicia sobre la orilla del mar, ciudad populosa, grande y próspera. Allí permanecieron tres días llegaron treinta y cinco naves del Peloponeso / (Página 51) al mando del navarco (15) espartano Pitágoras, si bien desde Éfeso se había puesto al frente el egipcio Tamos, que mandaba otras veinticinco naves de Ciro, aquellas con las que había puesto cerco a Mileto –aliada entonces de Tisafernes- cuando vino en apoyo de Ciro contra el propio Tisafernes. Sobre las naves, llegados por petición expresa de Ciro, se encontraba el espartano Quirísofo, quién comandaba setecientos hoplitas que podía al servicio de Ciro. Las embarcaciones se hallaban fondeadas frente al pabellón de Ciro. Fue allí donde también los mercenarios griegos que habían desertado del ejército de Abrócomas –cuatrocientos hoplitas-se pasaron al bando de Ciro y se unieron a la expedición contra el Rey. Desde allí avanzó en una etapa cinco parasangas hasta las Puertas de Cilicia y de Siria. (…) / (Página 52) Después Ciro marchó a través de Siria, recorriendo cinco parasangas en una etapa hasta Miriando, ciudad costera habitada por fenicios. Como se trataba de un enclave comercial, había allí fondeadas numerosas naves de carga. Permaneció en el lugar por espacio de siete días (…)”. Página 51. Cita (15). “(…) En Esparta era el magistrado al mando de la 107


flota; detentaba sobre ella amplios poderes, similares a los de los reyes, de quienes eran representantes (…)”. (142). BEECHER KEYES, Nelson. “El fascinante mundo de la Biblia”. Edición castellana revisada por el Rvdo. P. Emilio del Río S. J. Colección: Biblioteca de Selecciones. Madrid. Selecciones del Reader´s Digest. 1963 (2ª edición). Página 103. Mapa página 104. “Israel y Judá en tiempos de Yeroboam II. Apr. 786-746”: “(…) Quittion (colonia fenicia de Chipre) (…)”.LÓPEZ-GRANDE, María J. & VELÁZQUEZ, Francisca. & FERNÁNDEZ, Jordi H. MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Govern de les Illes Balears. 2014. Página 80. Chipre, relación comercial con Fenicia e Ibiza. “(…) en la hipotética consideración relativa a que desde aquí partieran los amuletos localizados en las colonias centro-occidentales, tanto si estos eran genuinamente egipcios como si se trataba de imitaciones, una probable escala y primera receptora habría sido la isla de Chipre. Se impone, por tanto, llevar a cabo una breve reseña sobre la existencia de estos amuletos en la isla y, analizar si por sus características podrían ser tenidos en cuenta como un eslabón que uniera los hallazgos de ambos lados del Mediterráneo. En Chipre existían amuletos en los principales centros considerados de origen o influencia fenicia. Estos ejemplares presentan tipos iconográficos documentales en los yacimientos levantinos, como puede constatarse en las piezas aparecidas en las excavaciones de la necrópolis de Amathonte (Clerc, 1991) y en diferente lugares de las intervenciones llevadas a cabo en los “Sitios I y II” del asentamiento de Kition (Clerc et alii, 1976). Algo más similares en una primera aproximación a los amuletos centro-mediterráneos podrían ser los hallazgos / (Página 81) procedentes de la necrópolis de Agios Georghios (Kition) (Clerc. 1991), aunque todavía estamos a la espera de su publicación definitiva. En la necrópolis de Amathonte ya se habían llevado a cabo hallazgos de amuletos durante las excavaciones de la misma Sveca (155) (Ghjerstad et alii, 1935). Estos resultados se han visto ampliamente superados e intervenciones posteriores con la excavación de las tumbas números 110-385 (Tytgat, 1989), que ha permitido documentar un conjunto de amuletos analizados y publicados por G. Clerc (1991: 52-149). A partir de su estudio, se han podido comprobar algunas características que lo acercan a los amuletos localizados en el ámbito del Mediterráneo centro-occidental, predominantemente los de cronología más elevada, como la presencia de ejemplares de Ptah Pateco Panteo, representados por diferentes tipos iconográficos incluyendo el denominado “dominó”, aunque su número sigue siendo escaso en comparación con el ojo wd3t, e inferior a los ejemplares de Ptah Pateco, al igual que sucedía en los yacimientos levantinos. Igualmente se constata la presencia de 108


Horus hieracocéfalo aunque su número sea poco relevante, así como el hallazgo de ejemplares considerados de carácter no egipcio, como máscaras demoníacas, manos, falos, sierra, etc. Otras discordancias importantes son la práctica ausencia de uraeus, así como la escasez de placas rectangulares de doble representación, fundamentalmente ud3t/vaca y, por el contrario, la abundancia de placas circulares dentadas teniendo el wd3t como única iconografía, muy escasas en el Mediterráneo centro-occidental. Igualmente no hemos constatado las variantes formales características de los hallazgos centro-occidentales, que como veremos, hasta el momento parecen ser genuinamente originarias de esta zona geográfica. La datación de estos amuletos es poco precisa, debido a la reutilización de sus tumbas de procedencia, algo lamentable puesto que el factor cronológico podría ser de gran importancia a la hora de efectuar comparaciones con los ejemplares del otro lado del Mediterráneo, ya que como veremos en este catálogo, el conjunto chipriota es diferente al ibicenco, pero probablemente las variantes iconográficas características de este tengan una cronología más tardía. Sería pues, importante conocer los amuletos cartagineses de cronología más elevada para poder efectuar las comparaciones oportunas (…)”. Página 81. Cita (155). “(…) Tumbas 2, 9, 14 y 15 (Gjersstad et alii, 1935: tumba 2, lám. VI, 7, 8, 9, 10; tumba 4, lám. VII, 13; tumba 5, lám. VII, 39; tumba 9, lám., XIV, 1, 4, 5, 11, 12, 66, 149, 151; tumba 14, lám. XX, 2-5 y tumbas 15, lám. 3-2, 329) (…)”. (143). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro III. Talía. Reinado de Darío, rey de Persia. Sidonia, puerto de fenicia. @avegación de cabotaje. Planos costeros. Aristofilides, rey de Tarento. “(...) CXXXVI. Habiendo, pues, bajado a Fenicia y llegado a Sidonia, uno de los puertos de aquel país, equiparon sin pérdida de tiempo tres galeras, y cargaron de todo género de bastimentos una nave, en que embarcaron asimismo varios y preciosos regalos. Abastecidos de todo, siguieron el rumbo hacia la Grecia, que fueron costeando y sacando los planos de sus costas, sin dejar nada que notar por escrito, y practicada esta diligencia con la mayor parte de los lugares, y en especial con los más nombrados, llegaron por fin a Tarento en las playas de Italia. Aristofilides, rey de los Tarentinos, a quien Democedes logró fácilmente sobornar, le complació en sus dos solicitudes, de quitar los timones a las naves de los medos, y de arrestar por espías a los persas, echando voz de que lo eran sin duda. Mientras se irrogaba este daño a la tripulación, Democedes llegó a Crotona y una vez refugiado ya en su patria, suelta Aristofilides a sus prisioneros, restituyendo los timones a sus naves (...)”. 109


(144). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro III. Talía. Los fenicios se opusieron a la campaña militar de Cambises, rey de Persia contra Cartago. La fuerza marina de Persia dependía de la armada fenicia. Chipre era vasalla voluntaria de Persia. “(...) XIX. Volviendo a Cambises, no bien tomó la resolución de enviar sus espías a la Etiopía, cuando hizo venir de la ciudad de Elefantina a ciertos hombres de los Ictiófagos [14], bien versados en el idioma etiópico; y en tanto que llegaban, dio orden a su armada naval que se hiciera a la vela para ir contra Carchedon o Cartago. Representáronle los fenicios que nunca harían tal, así por no permitírselo la fe de los tratados públicos, como por ser una impiedad que la madre patria hiciera guerra a los colonos sus hijos. =o queriendo concurrir, pues, los fenicios a la expedición, lo restante de las fuerzas no era armamento ni recurso bastante para la empresa; y esta fue la fortuna de los Carchedonios, que por este medio se libraron de caer bajo el dominio persiano; pues entonces consideró Cambises por una parte que no sería razón forzar a la empresa a los fenicios, que de buen grado se habían entregado a la obediencia de los persas, y por otro vio claramente que la fuerza de su marina dependía de la armada fenicia, no obstante de seguirle en la expedición contra el Egipto los naturales de Chipre, vasallos asimismo voluntarios de la Persia (...)”. (14). “(...) Los que se alimentan de pescado (...)”. (145). LÓPEZ-GRANDE, María J. & VELÁZQUEZ, Francisca. & FERNÁNDEZ, Jordi H. MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Govern de les Illes Balears. 2014. Página 76. La ciudad cananea de Akko. “(…) De los yacimientos de AKK (139) Akko-Remez emplazados en el límite norte de la bahía de Haifa proceden veintiún ejemplares datados desde el periodo EZ IIB (900-700 a. C) hasta Época Helenística (Herrmann, 1994: nº 636, idem, 2002: 83-89, idem, 2006: 35). Estos amuletos se caracterizan por su variedad tipológica, aunque incluyen una mayor presencia del ojo wd 3t y la aparición de ejemplares de cronología tardía como la corona roja y el león y el carnero tumbados, acusando al igual que otros yacimientos de la zona la ausencia de patecos panteos, uraeus, antropomorfo con cabeza de halcón y placas wd3t/vaca (…)”. Página 76. Cita (139). “(…) La ciudad de Akko fue un enclave cananeo con un floreciente puerto que fue atacado por Ramsés II (Dever, 1933: 55), al que los textos asirios en los siglos IX y VIII, describen como una importante ciudad fenicia; durante el Periodo Persa fue una base militar para las acciones llevadas a cabo contra Egipto, comenzando su verdadero apogeo en Época Helenística (…)”. (146). LÓPEZ-GRANDE, María J. & VELÁZQUEZ, Francisca. & FERNÁNDEZ, Jordi H. MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía 110


egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Govern de les Illes Balears. 2014. Página 78. El puerto cananeo-fenicio comercial de Dor. “(…) de las excavaciones del hábitat del yacimiento conocido como “Khirbet el-Burj” (Stern, 1992), identificado con la ciudad portuaria de Dor (147), proceden ciento siete amuletos (Hermann, 1994: 42, idem, 2006: 36, 39), cuyas dataciones, con algunas excepciones, se centran entre el 600 a. C., y el periodo Helenístico. El conjunto de estos amuletos se enmarca dentro de los parámetros d los yacimientos fenicios pertenecientes a Época Persa, con resultados similares a los obtenidos en la necrópolis de Atlit. Así, observamos como principales características en la tipología de los ejemplares procedentes de Dor, la presencia mayoritaria del ojo wd3t, nada sorprendente, pero también la elevada cantidad relativa del papiro w3d y de la diosa Taweret, mientras que al contrario destacan la ausencia de Horus antropomorfo hieracocéfalo y la escasez de ejemplares de Ptah Pateco, ninguno en su aspecto panteístico, así como de ureus y de placas (148). A estos factores hay que añadir la inclusión de tipos iconográficos que parecen incorporarse a partir del siglo VI a. C., como el dios Shu, la liebre y las coronas del Alto y Bajo Egipto. En este asentamiento tenemos constancia de la presencia de amuletos no egipcios (149) típicos del ámbito fenicio-púnico, como son las cabezas demoníacas y las cabezas de vidrio polícromo realizadas sobre núcleo de arena, ambos tipos datados por C. Herrmann (1994) en Época Persa (450-333 a. C. (…)”. Página 78. Cita (147). “(...) La ciudad de Dor fue fundada en el Bronce Final II y desde sus comienzos mantuvo relaciones comerciales con las islas del Egeo y Egipto; el puerto de Dor es mencionado en el relato del viaje de Unamón (Galán, 2000, 200 mapa 4). Esta ciudad cananea fue conquistada por los israelitas en época del rey David, cayendo posteriormente en mano de asirios y persas, época durante la cual pudo estar bajo el mando de los sidóneos. Durante el siglo V a. C., aparece como un puerto pujante con una gran abundancia de cerámica ática que demuestra conexiones comerciales entre Dor y Atenas. Durante el helenismo la ciudad llegó a ser una importante fortaleza. Las primeras excavaciones se emprendieron entre 1923-24, siendo retomadas en 19501952 y posteriormente por E. Stern (…)”. Página 78. Cita (148). “(…) Solo se ha documentado la presencia de uraeus [serpiente] (Herrmann, 2006; nº 266) datado en una cronología algo más elevada que la mayoría de los ejemplares y, que difiere del tipo iconográfico constatado en Ibiza. Igualmente se ha recuperado un amuleto con representación de wd3t/vaca sin ternero (Herrmann, 2006:221-222, nº 927, lám. XCVII) (…)”. Página 78. Cita (149). “(…) C. Herrmann, 1994: núm. 1332-33 y 1343-44 respectivamente (…)”. (147). LÓPEZ-GRANDE, María J. & VELÁZQUEZ, Francisca. & FERNÁNDEZ, Jordi H. MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía 111


egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Govern de les Illes Balears. 2014. Página 72. Sobre la época persa en que los honderos fueron como mercenarios, siendo el puerto de Tiro, el oficial utilizado por el ejército persa. “(…) así mismo otras ciudades como Dor y Asquelón, recibieron también esta influencia al quedar bajo el predominio político fenicio propiciado por los conquistadores persas (133) (…)”. Página 72. Cita (133). “(…) Se ha considerado que en esa época persa varias ciudades de la costa palestina tuvieron autonomía bajo una jurisdicción política de los reyes fenicios de Tiro y Sidón, pero puede ser que éstos solo poseyeran ciertos derechos económicos y concesión de impuestos, sin llegar a tener autoridad política. Un dato a este respecto para el siglo IV a. C., sería la inscripción existente en el sarcófago del rey sidonio Eshmunazar, indicando como éste recibió Dor y Jaffa del rey persa (Graf. 1977: 221). Igualmente, de acuerdo con el Pseudo Scilax, Asquelón llegó a ser una colonia tiria con un palacio real (…)”. (148). SEGUÍ Y RODRÍGUEZ, Juan. “Fundación de Mahón. Conclusión”. Revista de Menorca. Ciencias. Artes. Letras. Mahón. Establecimiento tipográfico de B. Fábregues. 1 de julio, 1888. www.RevistadeMenorca1888.FundacionMahón.pdf Página 9. “(…) Entre otros autores, se citan las colonias fenicias de las Baleares, en el extenso Diccionario de la Conversación y de la Lectura, dirigido por W. Duckett. Larousse, en su Gran Diccionario Universal del siglo XLX dice que las islas de Cerdeña y las Baleares servían de estación á los buques fenicios que pasaban á la Península (…)”.SUTTON, Peter. “El lenguaje de la arquitectura tradicional menorquina”. Revista de Menorca. Fundada en 1888. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico. Año LXIX. Séptima Época. Primer Semestre. Mahón. 1978. www.RevistadeMenorca1978.pdf Página 156. “(...) Como la mayor parte de las civilizaciones, los primeros menorquines vivieron en cuevas, muchas de las cuales todavía permanecen hoy, encontrándose en los acantilados de la costa sur y en las hondonadas del interior. Suficientes pruebas han sido encontradas en estos poblados trogloditas para mostrar que fueron ocupados por gente de la primera Edad del Bronce. Es mucho más tarde, pero todavía durante la Edad del Bronce, cuando la gente edificó los muchos monumentos que todavía hoy encuentran en Menorca. La isla posee la casa más antigua que existe en Europa. La isla posee la casa más antigua que existe en Europa y contiene tempranos ejemplos de técnicas de construcción. Existen tres formas distintas de estructura de la Edad del Bronce: las “Taules”, los “Talayots” y las “Gavetes”. Lo interesante sobre estos monumentos es que su abundancia indica que hubo en su tiempo, unos 500 poblados en la isla donde solamente 50 existen hoy. 112


Los Fenicios llegaron a Menorca sobre el año 1600 o 1200 a. de J. C., y fundaron las dos ciudades principales de la isla, Mahón y Ciudadela. Después llegaron los Griegos que edificaron poblados sobre los restos fenicios, pero estos también fueron conquistados por los Cartagineses que a su vez usaron los poblados griegos edificando su colonia menorquina el año 400 a. de J. C. (…)”. (149). SEGUÍ Y RODRÍGUEZ, Juan. “Fundación de Mahón. Conclusión”. Revista de Menorca. Ciencias. Artes. Letras. Mahón. Establecimiento tipográfico de B. Fábregues. 1 de julio, 1888. www.RevistadeMenorca1888.FundacionMahón.pdf Página 22. “(…) ¿Es racional suponer que, no habiendo desembarcado / (Página 23) los cartagineses en Menorca hasta mediados del siglo V antes de la era, y habiéndola ya ocupado los fenicios á mediados del XIII (…)”. (150). SEGUÍ Y RODRÍGUEZ, Juan. “Fundación de Mahón. Conclusión”. Revista de Menorca. Ciencias. Artes. Letras. Mahón. Establecimiento tipográfico de B. Fábregues. 1 de julio, 1888. www.RevistadeMenorca1888.FundacionMahón.pdf Página 22. “(…) ¿Es racional suponer que, no habiendo desembarcado / (Página 23) los cartagineses en Menorca hasta mediados del siglo V antes de la era (…)”. (151). GARRIDO, Carlos. “Sanisera: perdida y encontrada”. Publicado en: “Menorca mágica”. Prólogo de Pau Faner. Colección El Barquero. Palma de Mallorca. José J., de Olañeta, Editor. 2009. (9ª edición). Página 77. “(...) Plinio el Viejo, cuando describe las ciudades de Menorca, hace referencia a Jammo (Ciutadella), Magona (Maó) y Sannisera. Incluso Pedro Martel, cuando describe la isla a Jaime I durante la preparación de la conquista, cita el “Port de Sereyna”. El mismo que aparece anotado en el Atlas catalán de 1375 como “Senija”. Los historiadores se preguntaron muchos años cual podía ser esa tercera ciudad de la que sólo el nombre había sobrevivido. Algunos la identificaron con Alaior o incluso con la fortaleza de Santa Águeda. / (Página 78) Sin embargo, y como ocurre tantas veces, la toponimia era el rastro más seguro para encontrarla: Samnicera, Janissari, Sanisera, Senitja, Sa Gitja. Los hallazgos arqueológicos fueron mostrando lentamente la realidad de una villa que, con toda probabilidad, fue fundada por fenicios o cartagineses en ese privilegiado puerto del norte menorquín. Llegaría a constituir un pequeño núcleo habitado (…)”.COTRINA, José. “Sobre las ruinas de “Sa Gitja”. Revista de Menorca. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón y de las Sociedades Afines Domiciliadas en el mismo. Año XXXI (Quinta Época) Tomo XXII. Mahón. Tipografía Mahonesa. 1927. Página 83. “(...) Existe al E., del Cabo de Caballería, formando un pequeño entrante en el soberbio índice que 113


marca aquella punta al destacar de la costa septentrional de la isla, el puerto de Sa Gitja, hoy solo accesible a embarcaciones de poco calado. Seguramente más utilizado antes de la navegación a vapor, ha sido citado alguna vez en trabajos históricos y de cuanto hemos leído conservamos, entre otros, el recuerdo de que el brigadier Quesada, último Gobernador español del siglo XVIII, desembarcó en dicho paraje, de arribada forzosa, al venir a Menorca para tomar posesión del mando de la isla. Consta, en las obras de historia, que existen unas ruinas en las proximidades de aquel puerto y don Antonio Vives encontró en 1903 unas sepulturas fenicias, según leemos en la Geografía e Historia de Menorca de nuestro ilustrado amigo, el Cronista de Mahón, don Francisco Hernández Sanz. Las más antiguas referencias que sobre las ruinas aludidas hemos podido encontrar, se hallan en los papeles del primer historiógrafo don Juan Ramis y Ramis, infatigable / (Página 84) investigador de cuanto, en todos los órdenes, tuviera relación con la Balear menor. Digamos dos palabras sobre la ocasión en que el doctor Ramis anotó las maniferstaciones que vamos a trascribir. El Alférez de la Real Armada don José de Vargas Ponce, que era, según Ramis, sujeto bien conocido en el Orbe literario, publicó en 1787 las Descripciones de las islas Pithiusas y Baleares. Para completar los datos que poseía con respecto a Menorca se dirigió al Coronel don Agustín de Roncali, Teniente de Rey de Mahón y segundo Comandante de la isla, remitiéndose un cuestionario que había de ser contestado por persona perita. El Coronel Roncali se dirigió al doctor Ramis como el más indicado para satisfacer los deseos del Alférez Vargas y el docto menorquín que recibió el encargo en 11 de abril de 1784, lo dejó totalmente cumplido a los siete días. Remitidas las contestaciones de Ramis al Alférez Vargas, redactó este la descripción histórica y topográfica de Menorca y tuvo la atención de remitir el original al historiógrafo menorquín suplicándole lo revisase y corrigiese. Así lo hizo este, guardando copia del propio trabajo y del que para revisión se le había remitido, escribiendo al señor Vargas al devolverle el original revisado y recibiendo de éste una honrosa contestación. El escrito en que el mismo doctor Ramis relata estos hechos, en 13 de febrero de 1786, manifiesta que tanto las notas de corrección al trabajo del último como las respuestas al cuestionario constituyen sus primeros ensayos en este asunto, habiendo tenido que realizarlos “con mucha prontitud y en medio de ocupaciones continuas y muy graves” por lo que pide indulgencia al lector si hallare inexactitudes u otras faltas en tales documentos. La carpeta que contiene estos lleva en la cubierta el epígrafe “respuestas, Gotas y otras piezas relativas a la Historia y Topografía de Menorca”, 1786, Tomo I. Go tiene desperdicio este tomo que hemos 114


podido examinar gracias a la / (Página 85) amabilidad de los descendientes del ilustre escritor, pero nuestro trabajo de hoy se ha de limitar a transcribir lo que a propósito de Sa Gitja se hace constar en una nota al original del Alférez Vargas. Decía ésta: “Después de las conjeturas sobre sus primeros colonos se sabe que los cartagineses echaron en Menorca los fundamentos de tres ciudades a que pusieron los nombres de tres de sus más famosos capitanes. Magón hoy Mahón, Jamma que es ciertamente Ciudadela y Labón de que no han quedado vestigios que puedan indicarnos con certidumbre el verdadero sitio de su fundación, no obstante que se puede conjeturar es la que se llama hoy Alayor...”. A estas afirmaciones hace Ramis un comentario sobre las conjeturas relativas a los primeros pobladores, creyendo que puede aceptarse la fundación de las tres ciudades por los cartagineses que el P. Mariana ya incluye en el libro 2º, Capº. 1º de su Historia. Y tomando pie de la creencia de que la antigua Labon sea la actual Alayor, hace constar los datos siguientes en los que podrá ver el lector como surge la noticia de las ruinas de Sa Gitja. Plinio en el3º cap.º 5º de su Historia Gatural auque cuenta tres ciudades en la isla no hace mención ninguna de Labon y solo sí nombra a sanicera de que ningún otro antiguo hace mención: Civitates habet Jammonem, Sanicera, Magonem. Estrabón que floreció en tiempo de Augusto y de Tiberio, no menciona a Labon ni a Sanicera, sí únicamente a Jamnon y Magón, de lo que parece deberse concluir que Labón y Sanicera ya no existían en tiempo de estos autores o bien no los contarían por ser entonces de poca importancia o por otras causas que no han llegado a nuestra noticia. Segismundo selenio en sus anotaciones a la Historia Gatural de Plinio sienta en parte lo mismo, añadiendo parecerle verosímil que Sanicera sería alguna villa construida por los primeros habitantes de Menorca, si bien, no señala conjetura alguna de esto; ni menos he podido rastrear otra / (Página 86) cosa tocante a este asunto, sino que en el término de Mercadal a la parte del Gorte hay una bahía muy grande que se llama Sanitja cuyo nombre se parece bastante al de Sanicera; a que se añade que en el fondo de la antedicha bahía hay un paraje inmediato al mar donde se descubren algunas ruinas muy antiguas, las que podrían ser de la expresada ciudad”. Tenemos, pues, que a juicio de Ramis las ruinas de Sa =itja pueden ser las de la atigua Sanicera, ciudad anterior a Plinio y a Estrabón, puesto que este último (anterior a nuestra era) no lo cita y Plinio del siglo I de J. C., la anota como población antigua. La conjetura de Ramis puede servir solamente para atestiguar que la curiosidad de los investigadores sobre las ruinas de Sa Gitja se remonta a muchos años, pero no puede considerarse más que como tal conjetura. Bien pudiera haber sido el lugar de las ruinas el emplazamiento de la antigua Sanisera, sean o no (probablemente esto 115


último) de esta ciudad los restos que hoy llaman la atención al visitante (...)”. (152). GUIRAO, P. “El enigma de los mapas de Piri Reis. Detallados mapas de Sudamérica y la Antártida anteriores al siglo III a .JC”. Colección enigmas. Barcelona. Libroexpres.1980. Página 172. “(…) 1000 a. C. Los primeros fenicios en Rodas. También alrededor de estas fechas, alcanzarán Gibraltar y se inicia la fundación de varias ciudades, entre ellas Gades (…)”. (153). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 66. Rodas y Creta. “(…) Una excepción era el Egeo. Los fenicios ya habían intentado al principio penetrar en ese mar. Estaban ya bien establecidos en diversos puntos de Chipre y, de ahí partieron para fundar factorías en Rodas e incluso en Creta. Pero los griegos pronto aplastaron estas cabezas de puente y, durante un tiempo los fenicios hubieron de abandonar toda esperanza de penetrar en el Egeo (…)”. (154). SEGUÍ Y RODRÍGUEZ, Juan. “Fundación de Mahón. Conclusión”. Revista de Menorca. Ciencias. Artes. Letras. Mahón. Establecimiento tipográfico de B. Fábregues. 1 de julio, 1888. www.RevistadeMenorca1888.FundacionMahón.pdf Página 23. “(…) y los griegos rodios en el IX (…)”.RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 5. Prólogo. “(…) Este quadro presenta el espectáculo de los primeros pobladores de Menorca que fueron los celtas provenientes de España con alguna mezcla de Íberos, provandolo con conjeturas que me parecen muy fundadas, porque la gran distancia de los tiempos, y la falta de Escritores antiguos no dan lugar a pruebas completas, como no lo admiten con los primeros habitantes de la mayor parte de otros países. Más luz nos queda por lo que mira a los Fenicios que también vinieron, y se arraigaron en las Baleares cuando las habitavan los Celtas, cuya época la fija Estrabon después de la ruina de Troya, y con lo qual mudó naturalmente el aspecto de ambas Islas / (Página 6) en la mayor parte de todos los puntos ya expresados. Estos hábiles navegantes tan propagadores del comercio marítimo después de algunos siglos de pacífico possesorio, y de haver fundado algunas poblaciones, fueron echados de ellas por los Griegos de Rodas, y de otras partes del Oriente; pero el dominio de estos no fue de larga duración, pues en el siglo IX., antes de la venida del Señor los cartagineses hicieron lo propio con los Griegos que estos habían hecho con los vecinos de Fenicia establecidos en las Baleares. Lo más particular fue que los últimos conservaron su libertad sin embargo de todo el orgullo y poder de Cartago a motivo sin duda que de esta manera les serían más apasionados, y servirían de compañeros y auxiliares en sus empresas / 116


(Página 7) y victorias con mayor gusto, y afición considerándose como libres, y no súbditos de Cartago. Así creo haberlo evidenciado fundándome en el parecer de los hombres más sabios que han tratado del particular; y lo cierto es que de un modo, u de otro los Menorquines de aquellos tiempos con los Balcanes de la Isla Mayor, se distinguieron mucho en el servicio de los Cartagineses hasta que por fin vencidos estos en la batalla decisiva de Zama quedaron reducidos a sus dominios Africanos, y los vecinos de estas Islas continuaron independientes así de aquellos, como de los Romanos. En este estado prosiguieron hasta que habiéndoles imputado que se daban a la piratería, el Cónsul Q. Cecilio Metelo pasó alas mismas islas, y las sujetó al Imperio de Roma, poblándolas / (Página 8) con tres mil individuos de su Gación, y habiendo obtenido en premio de su celo y conquista el triunfo a que tanto anhelaba con el cognombre de Balearico (…)”. (155). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 13. Colonias fenicias. “(…) Todas las poblaciones señaladas en la costa africana –salvo Cirene, colonia griega- fueron fundadas por los fenicios, que tuvieron en Cartago su capital occidental. También fundaron poblaciones en Malta, Sicilia, Cerdeña, las islas Baleares y España. (…) El periodo representado en el mapa se extiende aproximadamente desde el año 1300 hasta el 140 antes de nuestra era (…)”. (156). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 133. Capítulo sexto: Auge y caída de Cartago. “(…) Pero todo esto ocurrió mucho más adelante. Los primeros enemigos de los cartagineses fueron los griegos, quienes empezaron a introducirse en Sicilia solo unos 80 años después de la fundación de Cartago. Un grupo de griegos llegó de Calcis el año 735. Otro vino de Corinto en el año 734, un tercero de Mégara en el 728. Al cabo de 50 años había colonias griegas por toda la Sicilia oriental y central, cada una independiente de las demás y también de la Grecia continental. Poco se sabe acerca de las relaciones entre los griegos y los cartagineses durante este primer periodo. Pero a medida que se extendían las colonias griegas, Cartago pronto resolvió contener esta expansión. Empezó fundando una colonia en Motya, frente al extremo occidental de Sicilia y convirtiéndola luego en una población amurallada. Más adelante Cartago se alió con los etruscos, pueblo que formaba un poderoso reino en la Italia central. Con la ayuda de estos, Cartago pudo establecer su presencia en Córcega y adquirir control sobre unas cuantas colonias costeras en la isla de Cerdeña. Poco a poco, los cartagineses –apoyados por su alianza con los etruscos- pudieron ejercer una creciente influencia sobre Cerdeña y Córdoba. Esto significa que las rutas que iban hacia el oeste hasta España, tanto por el norte como por el sur de Sicilia, estaban 117


en manos cartaginesas. Los griegos fueron excluidos de la riqueza que el comercio con España proporcionaba, mientras que los cartagineses podían ahora dedicarse al monopolio del metal en España (…)”. (157). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro V. Terpsícore. Reinado de Darío, rey de Persia. Culto a los dioses tutelares persas. Conquista de Cerdeña para Persia. “(...) CVI. Dada esta orden, llama Darío ante sí al milesio Histieo, a quien hacía tiempo que detenía en su corte, y le habla en estos términos: —«Acabo ahora de recibir la nueva, Histieo, de que aquel regente tuyo a quien confiaste el gobierno de Mileto ha maquinado grandes novedades contra mi corona. Sábete que habiendo él juntado tropas que llamó del otro continente, y persuadido a que con ellas se coligasen los jonios (a quienes doy mi real palabra de que no se alabarán de una traición que bien caro ha de costarles), han intentado arrebatarme a Sardes. ¿Qué te parece de toda esta maquinación? Dime tú: ¿cabe que esto se haya urdido sin que tú anduvieras en el asunto? Mucho sentiría hallarte después cómplice de tal atentado.» A lo que respondió Histieo: ¿Es posible, señor que eso de mí sospechéis y digáis? ¿Había yo de intentar cosa alguna que ni mucho ni poco pudiera daros que sentir? Pues eso que receláis ¿a qué fin, o con qué mira lo había yo de procurar? ¿Qué cosa me falta al presente? ¿Go gozo de los mismos placeres y gozos que vos? ¿no tengo la honra de tener parte en vuestros secretos y resoluciones? Si mi regente, señor, maquina algo de lo que me decís, estad seguro que sin saberlo yo obra por sí mismo. Pero yo no puedo absolutamente persuadirme de que sea verdadera la nueva de que mi regente ni tampoco los Milesios intentasen novedad alguna. Mas si han dado en realidad ese mal paso y vos estáis del todo cerciorado de su alevosía, permitidme, señor, que os diga no haber sido acertado vuestro consejo en quererme tener lejos de aquella nación; pues, no teniéndome a su vista los jonios, quizá se habrán animado a ejecutar lo que tiempo ha deseaban; que si en la Jonia me hubiera hallado ya presente, paréceme que ninguna ciudad hubiera osado mover contra vos un dedo de la mano. Lo que al presente puede hacerse en este caso es permitirme que con toda mi diligencia me parta para Jonia, donde pueda reponer los asuntos en el mismo pie de antes y os entregue preso en vuestras manos a mi regente, si tales cosas maquinó. Aun os añado, y os lo juro, señor, por los dioses tutelares de vuestro imperio, que después de ajustadas estas turbulencias a toda vuestra satisfacción, no he de parar ni quitarme la misma túnica con que bajaré a la Jonia antes de conquistaros a Cerdeña [79], la mayor de las islas, haciéndola tributaria de la corona (...)”. (79). “(...) Era en aquel tiempo un error común de geografía hacer a Cerdeña la mayor de las islas conocidas (...)”. HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros 118


de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro V. Terpsícore. Reinado de Darío, rey de Persia. Cerdeña. “(...) CXXIV. Al tiempo que caían dichas ciudades en poder del enemigo, el milesio Aristágoras, que sublevando la Jonia había llevado las cosas al último punto de perturbación, mostróse hombre de corazón poco constante en las adversidades, pues al ver lo que pasaba, pareciéndole ser enteramente imposible que pudiese ser vencido el rey Darío, sólo pensó cómo podría escapando poner en salvo su persona. Llamando, pues, a consulta sus partidarios, les dice: que juzgaba por lo más acertado procurar ante todo tener prevenida y pronta una buena retirada a donde se refugiaran, si acaso la necesidad les obligase a desamparar a Mileto; que decidieran si sería mejor conducir una colonia de Milesios a Cerdeña, o bien a Mircino, plaza situada en las Edonos, que había fortificado Histieo después de recibirla de mano y gracia de Darío. Tal era la propuesta sobre que consultaba Aristágoras (...)”. HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro V. Terpsícore. Reinado de Darío, rey de Persia. Cerdeña. “(...) CXXV. Hallábase en la consulta el docto historiador Hecateo, hijo de Hegesandro, cuyo parecer era de no enviar la colonia a ninguna de las dos partes propuestas, sino de que Aristágoras levantase antes una fortaleza en la isla de Lero, y en caso de ser echado de Mileto, estuviese quieto entretanto en aquella guarida, desde cuya fortaleza pudiese salir después para recobrar su patria: éste fue el parecer de Hecateo (...)”. HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro VI. Erato. Reinado de Darío, rey de Persia. Histieo, señor de Mileto. Artafernes, virrey de Sardes. Aristágoras había sublevado Jonia. Histieo quería conquistar Cerdeña. “(...) II. Histieo, pues, no asegurándose de Artafernes como de quien estaba ya sabedor de la verdad, venida apenas la noche se fue huyendo hacia el mar y dejó burlado al rey Darío; porque bien lejos de conquistar á la corona la isla de Cerdeña, la mayor de cuantas hay en el mar, según lo tenía prometido, marchó a ponerse al frente de los jonios, como generalísimo en la guerra contra el persa. Con todo, los de Quío, a donde pasó luego, teniéndole por espía doble de Darío, enviado con la oculta mira de intentar contra ellos alguna novedad, lo pusieron preso; aunque poco después, informados mejor de la verdad, y sabiendo cuán grande enemigo era del rey, le dejaron otra vez libre y suelto (...)”. 119


(158). BARCELÓ Y CAYMARÍS, Francisco. “Crónica de Menorca. Manuscrito inédito: 1837”. Revista de Menorca. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón. Y de las Sociedades Afines Domiciliadas en el mismo. Año XVI. Quinta Época. Tomo VII. Mahón. 1912. www.RevistadeMenorca1912.pdf Página 241. Comercio. “(...) El principal género de su comercio que traficaban los Fenicios al principio de su domicilio en esta Isla, consistía únicamente en una pequeña porción de miel y cera, algún ganado y sus pieles, con cantidad algo considerable de juncos de que se servían para fabricar las maromas y cuerdas de las embarcaciones (A). (…) y últimamente aumentaron con el tiempo su comercio, añadiendo / (Página 242) a la mayor cantidad de los indicados géneros, las aceitunas de los olivos silvestres, muy comunes y abundantes en la misma, de que formaban en Fenicia el aceite, que transportado a Menorca era muy apreciado; y de los cueros del ganado vacuno, que merecían la preferencia sobre los cueros flacos y pelados del Asia y África (A). En cambio de todo esto y de alguna madera para componer sus naves estropeadas por las tormentas, les daban algunos instrumentos de hierro y barro, varios vestidos, y según el valor del género que extraían, lo permutaban con algunas mujeres, por ser absolutamente prohibida la introducción en la Isla del oro y de la plata (B). Además de los muchos descubrimientos concernientes a la agricultura y comodidades domésticas que al principio recibieron los Celtas de los Fenicios; fue el haberles enseñado la formación y uso del instrumento conocido en el día por el arado. Este se formaba entonces de una madera larga y encorvada por una parte para penetrar la tierra, y levantado por la otra para atar en él los bueyes, con cuya ayuda labraban con mucha más felicidad y comodidad en los campos, no obstante de carecer este arado de reja rehierro ni punta de otro metal, pues aún no se conocían dichos instrumentos (C) (...)”. Página 241. Cita (A). “(...) Masdeu tomo I, parte 2, página 349 (...)”.Página 242. Cita (A). “(...) Histoire de France, & par Mr. Laureau, tomo I, pág. 142 (...)”. Página 242. Cita (B). “(...) Idem, idem, idem. Tomo I, página 131 (...)”. Página 242. Cita (C). “(...) L´origine des Loix & tomo.I. Liv. II, art. I, Pág. 186 (...)”. (159). BARCELÓ Y CAYMARÍS, Francisco. “Crónica de Menorca. Manuscrito inédito: 1837”. Revista de Menorca. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón. Y de las Sociedades Afines Domiciliadas en el mismo. Año XVI. Quinta Época. Tomo VII. Mahón. 1912. www.RevistadeMenorca1912.pdf Página 241. Comercio. “(…) Progresivamente después, añadieron a este género de comercio el Murex y el Buccinum, de cuyos mariscos abunda aún la Isla, sirviéndose de este género en las fábricas de Fenicia para teñir la púrpura (B) (…)”. Página 241. Cita (B). “(...) Mr. Valmont Bomare en su Diccionario de la Historia 120


Gatural, tomo 2, página 472; tomo 9, página 118 y tomo 11, página 478 (...)”.EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 58. Tintes. “(…) Tiro y Sidón eran centros de teñido, célebres por su paño púrpura, el cual dependía de la segunda ventaja natural de Fenicia: el múrice, un molusco gasterópodo muy abundante en las aguas costeras. Alguien –tal vez un pescador- descubrió un día que, si se sacaba el suave cuerpo de un múrice de su caparazón y se le exponía al sol en una cacerola poco profunda con agua salada, el molusco empezaba a descomponerse y una glándula de su cuerpo empezaba a segregar un líquido. Este líquido era utilizado para teñir el paño. Según el tiempo que durase el proceso de descomposición y según lo concentrado que estuviera el extracto, el color resulta variaba desde un rosa pálido, pasando por varias tonalidades de rojo, hasta un intenso violeta. Esta última tonalidad era la púrpura real de Tiro conocida y admirada por todo el mundo antiguo y en algunos países lucida sólo por los reyes (…)”. (160). RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 67. Libro I. Primeras noticias de Menorca. Sección III. Idioma, alfabeto, trages, y cultura de los Menorquines en los siglos de que hablo. Monedas fenicias de Gadir, simbología de los atunes. “(…) Por no ser prolixo, no me detendré mas en el detalle de medallas Fenicias halladas en la Isla, contentándome con describir a dos de las muchas de mi gabinete que se han encontrado en el mismo suelo. Una y otra son en mediano bronce, y sus letras las de aquella =ación en sentir del citado Velásquez, y creo que en lo sustancial son las mismas de los números 11 y 12, que trae este Escritor (52) en la enunciada Tabla XVII. Su anverso contiene la cabeza de Hércules cubierta con la piel del León, (53) y buelta a la isquierda con la clava al hombro, y en su reverso hay dos atunes que miran a la misma parte, y entre ellos a un lado de Luna creciente, y en el otro una letra que parece un Aleph (54) Fenicio. Sobre los atunes hay también / (Página 68) varias letras, y otras debaxo; y como todo esto es tan parecido a las medallas, y letras que pone el mismo Autor en la tabla y números antedichos, gradúo las mías por Bastulo Fenicias, como lo hace el Sr. Velásquez con las suyas. En conformidad a estos principios tengo por la de Hércules la cabeza que se ve en mis medallas, y que el sentido de las letras es (55) el dominador de Gadir, que es uno de los títulos que los Fenicios davan a aquel Héroe con respecto a Cádiz (56). Siendo como fueron los celtas los primitivos habitantes de esta isla, debía al parecer hacer mención de las medallas que hallamos en Menorca y apellidamos Celtibéricas antes de tratar de los fenicios; pero como los celtas tenían tan poca cultura antes del arribo de los fenicios / (Página 69) a la Península, según lo hemos visto, y aún lo diré más adelante, es muy 121


creíble que no acuñarían medallas sino en siglos muy posteriores a los de que trato, Yo tengo diferentes de ellas en mi gabinete, más en conformidad a lo antedicho solo hablaré de algunas cuando nos hallemos en el tiempo de los cartagineses y romanos (…)”. (161). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro VII. Polimnia. Reinado de Darío, rey de Persia, hijo de Histaspes. Linaje de Darío: Artobazanes, hijo de Darío y su primera esposa hija de Gobrias; Jerjes, hijo de Darío y Atosa, hija de Ciro. Jerjes sucesor del imperio Persa. Mardonio, hijo de Gobrias, primo hermano materno de Jerjes. Mardonio aspiraba a ser virrey de Grecia. Antepasados de Jerjes: hijo de Darío y descendiente de sus abuelos Histaspes, Arsamenes, Armnes, Telspis y Aquemenes. “(...) XXV. Al tiempo que se ejecutaban estas obras como mandaba, íbanse aprontando los materiales y cordajes de biblo y de lino blanco para la construcción de los puentes. De ello estaban encargados los fenicios y egipcios, como también de conducir bastimentos y víveres al ejército, para que las tropas y también los bagajes que iban a la Grecia no pereciesen de hambre. Informado, pues, Jerjes de aquellos países, mandó que se llevasen los víveres a los lugares más oportunos, haciendo que de toda el Asia saliesen urcas y naves de carga, cuáles en una, cuáles en otra dirección. Y si bien es verdad que el almacén principal se hacía en la Tracia en la que llaman Leuca Acta [5] (blanca playa), con todo tenían otros orden de conducir los bastimentos a Tirodiza de los Perintios, otros a Dorisco, otros a Eyona sobre el Estrimón, otros a Macedonia (...)”. (5). “(...) Lugar vecino al Istmo del Quersoneso. Tirodiza estaba en las costas de Heraclea. Dorisco se llamaba una llanura de Tracia con un fuerte sobre el Hebro (...)”. (162). BARCELÓ Y CAYMARÍS, Francisco. “Crónica de Menorca. Manuscrito inédito: 1837”. Revista de Menorca. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón. Y de las Sociedades Afines Domiciliadas en el mismo. Año XVI. Quinta Época. Tomo VII. Mahón. 1912. www.RevistadeMenorca1912.pdf Página 277. Año de 700 a. C. Cartagineses. “(…) Cartago, colonia de Tiro, largo tiempo emula del imperio Romano, fue fundada por la Reyna Eliza, o por otro nombre Dido, ochocientos ochenta y dos años antes de la era vulgar (A), y en poco tiempo creció tanto su poder y comercio, que a los ciento y sesenta años de su existencia ya se apoderó de la Isla de / (Página 278) Ibiza (A). estos como todas las demás naciones entraron en Menorca, ya para comerciar, ya a causa de las borrascas que sufrían en sus viajes y tráfico a España, para ellos tan frecuente, y en estos casos manifestaron al principio a los menorquines un aire de dulzura y afabilidad que con el objeto de ser bien vistos habían afectado (B) (…)”. Página 278. Cita (A). “(…) Masdeu en su 122


Historia crítica de España, tomo 1, parte 1, libro 6, página 104 (…)”. Página 278. Cita (B). “(...) Idem idem, página 107 (...)”. Página 278. Año de 700 a. C. Tentativa de tomar Menorca. “(...) Esta república tenía por verdaderos móviles la ambición y la codicia, y poco a poco empezaron en sus continuas entradas y salidas en esta isla a no poder sufrir a los griegos sus poseedores, envidiando las inmensas riquezas que estos últimos sacaban del continente español (C). Go se ocultaba a los cartagineses todo cuanto había sucedido a los menorquines en la toma de esta isla por los griegos: sabían que reinaba en ellos un concentrado odio a una nación usurpadora que a más de haber derramado un río de sangre en la guerra injusta que habían promovido, los habían separado de sus amigos los fenicios, y trastornado alevosamente sus leyes civiles y culto religioso, imponiéndoles otras las más opresivas y tiranas; en cuya consecuencia no dudaron que a más de no hallar resistencia de parte de los Menorquines, caso de querer conquistar esta isla de los Griegos, sería para aquellos muy plausible dicha determinación, por librarse de este modo de unos enemigos cuya tiranía y bárbara opresión iba aumentando cada día (...)”. Página 278. Cita (C). “(...) Idem, idem, pág, idem (...)”. Página 279. Año de 700 a. C. Entrada de los cartagineses en Menorca y su expulsión de la misma por los isleños. “(...) Bajo la capa de comercio y con una extraordinaria reserva, entraron los cartagineses / (Página 279) en diferentes puntos de la isla con muchas naves cargadas de gente con el objeto de sublevarse contra los griegos y ganar por este motivo la voluntad de los menorquines, que según el plan de los primeros, los habían de mirara como a sus libertadores y someterse por consiguiente bajo su amparo y protección. Saltaron en tierra con mano armada y atacaron a los griegos y ganar por este medio la voluntad de los menorquines, que según el plan de los primeros, los habían de mirar como a sus libertadores y someterse por consiguiente bajo su amparo y protección. Saltaron en tierra con mano armada y atacaron a los griegos, que con el salvoconducto de amistad ignoraban la traición halándose indefensos. El rumor de guerra se esparció por toda la isla, y en un momento los griegos y menorquines se hallaron defensos, pues picados de la traición, embistieron a los amotinados para vengarse de tan atrevido atentado. Los cartagineses esperaron intrépidos a sus contrarios, trasvase la más encarnizada lucha, más no pudieron sufrir largo tiempo el furor y estrago de las hondas menorquinas y les fue preciso abandonar la isla precipitadamente, dejando en ella muchas víctimas y la mayor parte de sus armas y mercadurías (...)”. Página 279. Cita (A). “(...) Dameto en su Historia del Reyno Baleárico, lib, I. tit. 2. pág. 116 (...)”. Página 279. Año de 700 a. C. Motivo de los menorquines en expulsar a los cartagineses. “(...) La esquivez de los menorquines por los diferentes choques de enemigos, y por las continuas invasiones de nuestra isla los había hecho recelosos y 123


desconfiados. Go obstante la opresión de los griegos y el inconciliable odio a esta nación, les era en extremo desagradable mudar de gobierno, temiendo siempre peorar de suerte. Ellos se habían defendido de los cartagineses, no para mantener a los griegos en la libre posesión de esta isla, sino únicamente para no ser tachados con el feo borrón de traidores y conspiradores a su propia patria. Suspiraban solamente por su primitiva / (Página 280) independencia, o al menos por una indisoluble asociación con una nación confederada, tal eran los Fenicios, que no solo formase la felicidad de la Patria, si que fuese capaz de romper las duras cadenas de su cautiverio con promesa inviolable de no volver a usar traidoramente de una semejante opresión (...)”. Página 279. Año de 700 a. C. Segunda tentativa cartaginesa burlada por los menorquines. “(...) Muy al contrario era el general sentimiento de los cartagineses. Su altivez abatida con un acontecimiento, que muy al contrario de haberles producido los lisonjeros efectos que esperaban de los menorquines, los habían estos derrotado y echado ignominiosamente de la isla (A). Este suceso les estimuló tal odio, tal venganza y furor, que desde aquel momento no solo juraron conquistar esta isla y limpiarla de los griegos, si que castigar a los menorquines por no haber manifestado afectos a su partido. Desde Sicilia salió al efecto una grande y poderosa armada cartaginesa con dirección a Menorca, más habiendo esta anclado por precisión en el puerto de Mahón, fue atacada por los honderos menorquines con tanta furia de piedras, que no pudiendo resistir sus estragos la precisó a salir y a abandonar la empresa (B) (...)”. Página 279. Cita (A). “(...) Binimelis en su Historia de Mallorca, Lib. 1, cap. 24 (...)”. Página 279. Cita (B). “(...) Dameto, lib. I, titulo II, página 116 (...)”. (163). BARCELÓ Y CAIMARIS, Francisco. “Historia de Menorca. (Manuscrito inédito). 1837”. Revista de Menorca. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón y de las Sociedades Afines Domiciliadas en el mismo. Año XVII. Tomo VIII. Quinta época. 1913. Mahón. Revista de Menorca. 1913. www.revistademernorca1913.pdf Página 349. “(...) @uevas precauciones de los cartagineses. Burlados así todos los planes de Cartago y convencida de que le era imposible lograr a la fuerza sus intentos determinó buscar otros medios y tomar al efecto otras precauciones. Go se ocultaba a los Cartagineses, que la / (Página 350) resistencia hallada en esta Isla en sus dos anteriores expediciones, era efecto, no de los Griegos, sino del incomparable valor y destreza de los Menorquines. Por otra parte el general descontento de estos isleños y el implacable odio contra los Griegos, daba a comprender que si bien como súbditos defendían a los de su mando, con todo era su defensa, no por aversión que tuviesen a los Cartagineses, y si únicamente para obedecer a los que tenían las riendas de su gobierno presidiendo del modo tiránico con que lo habían obtenido. 124


Convenio entre los Cartagineses y Menorquines. Después de varios debates y discusiones, prevaleció la opinión de enterrar a los Menorquines su intención, la que a nada más se extendía sino a conquistar la Isla para romper las cadenas griegas que desde tanto tiempo fijaban su libertad patria, y que muy al contrario de fabricarles nuevos grillos, quedarían no obstante en el pleno goce de sus primitivas leyes; pues el motivo de querer poseer la Isla era únicamente para tener un apoyo en la conquista de España que habían premeditado, asegurándoles en conclusión, que dicha conquista redundaría en su provecho y tendrían a los Menorquines todos los miramientos posibles haciéndoles continuas mercedes. Al efecto, los Cartagineses diputaron a dos de sus principales jefes Gobernadores nombrados para los lugares que su República poseía en la Península, llamados Himilcón y Hannón, quienes habiendo pasado a Menorca y tratado con sus habitantes se allanaron estos, después de dulces y convencidas persuasiones, a permitir que los Cartagineses pudiesen establecerse en Menorca si que también en ellas sus facrias para su comercio, quedando convenidos unos y otros que cada cual quedaría independiente / (Página 351) y obligación expresa de auxiliarse mutuamente cuando fuese necesario (A). A esto precedieron otros pactos y formalidades de poco momento entre los menorquines y Diputados Cartagineses, cuyos últimos quedaron prendados de su afabilidad y dulzura de carácter. Entrada de los Cartagineses a Menorca. Bajo este convenio, vino desde Iviza (B) a Menorca un numerosos comboy cartaginés, cuyas tropas saltaron luego en tierra para ocuparla y vengarse de los Griegos. Los Menorquines, en lugar de oponerse a su desembarque, no obstante de haber salido armados con los Griegos, se pronunciaron al momento a favor de los Cartagineses, quienes con la ayuda de los menorquines circuyeron a los Griegos, y habiendo vengado su agravio, los pocos que restaron vivos fueron cautivados y expulsados de la isla habiéndola dominado tiránicamente el largo espacio de un siglo (C). (A). Mariana en su Historia de España, libro 1, cap. 19. (B). Masdeu, parágrafo 5, pág.107. (C). masdeu en su Historia crítica de España, tomo 1, parte II, lib. 6, parágrafo 5, pag.107. (D). Florián, lib.II. cap. 43 (…)”. (164). SUTTON, Peter. “El lenguaje de la arquitectura tradicional menorquina”. Revista de Menorca. Fundada en 1888. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico. Año LXIX. Séptima Época. Primer Semestre. Mahón. 1978. www.RevistadeMenorca1978.pdf Página 156. “(...) Como la mayor parte de las civilizaciones, los primeros menorquines vivieron en cuevas, muchas de las cuales todavía permanecen hoy, encontrándose en los acantilados de la costa sur y en las hondonadas del interior. Suficientes pruebas han sido encontradas en estos poblados 125


trogloditas para mostrar que fueron ocupados por gente de la primera Edad del Bronce. Es mucho más tarde, pero todavía durante la Edad del Bronce, cuando la gente edificó los muchos monumentos que todavía hoy encuentran en Menorca. La isla posee la casa más antigua que existe en Europa. La isla posee la casa más antigua que existe en Europa y contiene tempranos ejemplos de técnicas de construcción. Existen tres formas distintas de estructura de la Edad del Bronce: las “Taules”, los “Talayots” y las “Gavetes”. Lo interesante sobre estos monumentos es que su abundancia indica que hubo en su tiempo, unos 500 poblados en la isla donde solamente 50 existen hoy. Los Fenicios llegaron a Menorca sobre el año 1600 o 1200 a. de J. C., y fundaron las dos ciudades principales de la isla, Mahón y Ciudadela. Después llegaron los Griegos que edificaron poblados sobre los restos fenicios, pero estos también fueron conquistados por los Cartagineses que a su vez usaron los poblados griegos edificando su colonia menorquina el año 400 a. de J. C. (…)”. (165). GÓMEZ ESPELOSÍN, Francisco Javier. “Diccionario de términos del mundo antiguo”. Colección: Biblioteca de consulta. Madrid. Alianza editorial. 2005. Página 27. Apiru / habiru. “(…) Término que en fuentes mesopotámicas y egipcias designaba a un grupo de población marginal compuesto sobre todo por criminales, fugitivos, merodeadores, mercenarios, refugiados y desclasados sociales que vagaban por las montañas y los bosques del norte de Mesopotamia. Significa literalmente “los que han cruzado”. Constituían una seria amenaza para las comunidades estables de la zona, así como un peligro constante para los mercaderes y toda clase de viajeros (…)”. (166). GÓMEZ ESPELOSÍN, Francisco Javier. “Diccionario de términos del mundo antiguo”. Colección: Biblioteca de consulta. Madrid. Alianza editorial. 2005. Página 249. Sacrificio. Thysía. “(…) Forma más común de influir en la conducta de los dioses, consistente en la inmolación de un animal en el exterior de un templo o como ofrenda a la divinidad. El término significa literalmente “hacer algo sagrado”, es decir apartarlo del uso cotidiano y entregarlo al uso exclusivo de los dioses. Mediante el sacrificio se hacía la promesa solemne al dios de que si accedía a la petición formulada se le haría una ofrenda a cambio. Los asistentes al sacrificio consumían después la carne de la víctima inmolada (…)”. Ibidem. ágina 132. Holocausto. “(…) Tipo de sacrificio en Grecia habitualmente ofrecido a las divinidades del mundo subterráneo, en el que la víctima ofrendada era completamente consumida por el fuego a causa del temor que suscitaba el hecho de tomar una parte de cualquier ofrenda destinada a ellos por los peligros que entrañaba. Iban también dirigidas a difuntos de carácter excepcional, como los héroes, ya que se creía que 126


necesitaban todo el alimento y que mostrarían su cólera en caso de no recibirlo completo. También se ofrecía, de manera más excepcional, a las divinidades olímpicas cuando se necesitaba todo el alimento y que mostrarían su cólera en caso de no recibirlo completo. También se ofrecía de manera más excepcional, a las divinidades olímpicas cuando se necesitaba una intervención poderosa por su parte sobre el curso de la naturaleza, una circunstancia que podía comportar incluso a veces sacrificios humanos. Este tipo de sacrificios eran también característicos de las religiones semíticas occidentales como las de judíos y fenicios (…)”. (167). APÓCRIFO. “Mitología Cananea: Leyenda del rey Keret o Kirta”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 20 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Sacrificios de animales a los dioses sirio-cananeos. Los dioses no son capaces de curar a Kirta e Ilu decide intervenir dando poderes para ello a la diosa Sa`tiqatu. “(...) "¡Môtu, seas derrotado; / tú, Sa`tiqatu, venga, vence!". Y se fue Sa`tiqatu, / en la casa de Kirta hizo su ingreso; llorando se dirigió y entró, / sollozando penetró dentro. De la ciudad espantó a Môtu (?), / de la villa auyentó al Enemigo; Con una vara golpeó abriendo brecha / y exterminando/desapareció la enfermedad de su cabeza; y repetidamente le lavó del sudor, / le abrió el apetito de comer / la gana de alimentarse. Môtu, así, fue derrotado, / Sa`tiqatu, pues, venció. Y ordenó Kirta el Magnífico, / alzó su voz y exclamó: "Escucha, ¡oh joven Hurrayu!, / sacrifica un cordero, que voy a comer, / una res sacrificial que voy a alimentarme". Escuchó la joven Hurraryu, / sacrificó un cordero y comió, / una res sacrificial y se alimentó. Pasó un día y otro, / se sentó Kirta en su trono, se sentó en su trono real, / en el diván, el solio de su poder (...)”. (168). APÓCRIFO. “Mitología Cananea: Leyenda del rey Keret o Kirta”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 20 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Sacrificios de animales a los dioses en los lugares altos. Adivinación a través de los sueños. 1 Re 3,4-15 (sueño de Salomón). “(...) 4 E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar. 5 Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. 6 Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en 127


que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día. 7 Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. 8 Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. 9 Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? 10 Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. 11 Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, 12 he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. 13 Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. 14 Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días. 15 Cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también banquete a todos sus siervos (...)”. (169). DEL OLMO LETE, Gregorio. “Sukkot: De Ugarit al talmud. Pervivencia de un ritual “en el terrado”. MEAH, sección Hebreo 53 (2004) 249-269). 21 páginas. www.DEL_OLMO.pdf Página 250. Terrazas utilizadas por cananeos y filisteos. “(...) Tenemos, sin embargo, en los textos rituales de Ugarit uno muy significativo al respeto, que los estudiosos de los mismos han relacionado por su parte con la fiesta hebrea en cuestión (3), son llevar a cabo, con todo, un análisis a fondo de tal corrección. Desde luego, en la perspectiva actual sobre los orígenes cananeos de Israel, hablaríamos en todo caso más bien de continuidad o pervivencia cultual que de “préstamo”. Dice así el texto ugarítico KTU 1.41:5: Entonces sacrificará el rey a prgl s qrn en el terrado (bgg), en el que habrá cuatro más habitáculos (mtbt) (hechos) de ramas (azmr): un carnero en holocausto, un toro y un carnero en sacrificio pacífico, siete veces; ad limitum dará el Rey respuesta. A la puesta del sol el Rey (quedará) desacralizado y, revestido 128


espléndidamente y limpio su rostro, le entronizarán en el palacio y, una vez allí, alzará sus manos al cielo (4) (…)”. (170). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 110. “(…) Los sacerdotes llevaban listas de las tarifas impuestas para cada tipo de sacrificio. Prescribían la ofrenda adecuada para borrar una ofrenda determinada, así como los honorarios del sacerdote por aceptar la ofrenda y celebrar el ritual que la acompañaba. Una de tales listas estipulaba que, por cada buey sacrificado, el sacerdote percibiría 10 piezas de plata; y si el sacrificio estaba encaminado a purgar un pecado (en vez de ser una mera expresión de devoción al dios), entonces el sacerdote recibiría también una parte del buey. Debido a esas costumbres, tanto los templos como los sacerdotes se enriquecían y, ciertas familias nobles llegaron a reservar para sí mismas el cargo de sacerdote (…)”. Ibidem. Página 110. “(…) La preocupación de los fenicios por su religión era enorme. En consecuencia el sacerdocio ejercía una gran influencia, tanto económica como política y religiosa. Se realizaban constantes ofrendas: vino, perfumes, incienso, animales y a veces simplemente frutas o legumbres (…)”. (171). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 109-110. “(…) Por añadidura, los templos tenían escribas, carniceros encargados de descuartizar los animales (/ Página 110) del sacrificio, empleados, auxiliares de los templos, jardineros, artesanos y esclavos (…)”. (172). ASIMOV, Isaac. “El Cercano Oriente”. Colección: Historia Universal. Madrid. Alianza editorial. 2011. (3ª Edición). Página 22.1. Los sumerios. Sacrificios. “(…) Se suponía que lo que agradaba a los hombres también agradaba a los dioses, de modo que el método más importante para lograr que los dioses fueran propios era brindarles alimento. En verdad, no comían como los hombres, pero el humo del alimento quemado ascendía al cielo donde se imaginaba que vivían los dioses; por ende, se sacrificaban animales y se los quemaba como ofrenda *. / (Página 23) Tenemos un ejemplo en un antiguo poema mesopotámico, en el que una gran inundación enviada por los dioses asola a la humanidad. Entonces, los mismos dioses, privados de sacrificios, empiezan a sentir hambre. Cuando un sobreviviente de la inundación sacrifica animales, los dioses se apiñan con ansiedad: Los dioses olieron su aroma, los dioses olieron el dulce aroma. Como moscas, se agruparon sobre el sacrificio (…) Los reyes de las ciudades mesopotámicas eran también altos sacerdotes y se encargaban de llevar a cabo los sacrificios (…)”. 129


(173). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 106. “(…) Hay que reconocer que los fenicios practicaban el más extraño sacrificio: el de las vidas humanas. Otras religiones evitaban el sacrificio humano, como acabaron por hacer los fenicios. Pero lo hicieron tarde. Los hebreos sabían que sus vecinos del norte lo practicaban y, les repugnaba esta sangrienta costumbre. Incluso después de que la Fenicia oriental hubiera abandonado el sacrificio humano, siguió practicándose en Cartago; y ellos repugnaba a los romanos. Como prueba del sacrificio humano en la fenicia oriental solo disponemos de un par de referencias en el Antiguo Testamento. En cuanto a la Fenicia occidental, las pruebas son irrefutables: se trata de pruebas contundentes extraídas de la tierra. En un antiguo cementerio de Cartago se han exhumado miles de pequeñas vasijas de arcilla que contenían los restos de criaturas y niños, pero también lo es que utilizaban estos animales como sustitutos. Sin embargo, la parte más interesante y fascinadora de todo esto es que se considera ineficaces / (Página 107) a los sustitutos. Hacia el 320 antes de nuestra era, las familias nobles que habían adoptado la costumbre de sustituir sus hijos por esclavos o, quizá por animales, fueron culpadas de un desastre militar que había sufrido. Puesto que habían ofendido a los dioses, se vieron obligadas a una reparación: se inmolaron en honor de los dioses 500 criaturas procedentes de las mejores familias. Por aquel tiempo, hacia unos 400 años que se practicaba en Cartago el sacrificio religioso. Los niños eran llevados al tofet, un lugar sagrado en el que había un ídolo o una piedra sagrada muy antigua y, eran sacrificados allí. Como en el caso de otras religiones contemporáneas, el sacrificio de la carne iba acompañado de la consumición por el fuego. Ello explica las numerosas referencias a hornos abrasadores, a “pasar por las llamas”. Según parece, la criatura era llevada al ídolo, sosegada por un sacerdote y degollada. A continuación se depositaba su cuerpo en brazos de una estatua de bronce que tenía debajo un horno o parrilla. Algunas pruebas indican que los brazos del dios fueron accionados mecánicamente, de forma que dejaba caer a la criatura en las llamas. Para incrementar el temor de los devotos y su creencia en que la divinidad respondía a estos actos piadosos, se utilizaban ciertos artilugios. En la estación hueca de la página 128, se habían practicado unos orificios en los senos de la diosa y luego fueron tapados con cera y de los orificios empezaba a manar prodigiosamente leche, que previamente había sido vertida en el interior de la estatua (…)”. Ibidem. Página 110. “(…) (Los seres humanos se reservaban para ocasiones especiales o para terribles catástrofes) (…)”. Ibidem. Página 143. Capítulo sexto: Auge y caída de Cartago. Tofet. “(…) En 1919 se localizó en Motya otro cementerio, no 130


lejos del primero. En él las urnas eran muy pequeñas, pues la mayoría no superaban los 30 centímetros de altura. Fueron abiertas una tras otra y, al igual que las urnas de Cartago, contenían cenizas de animales jóvenes y criaturas humanas. Go era éste un cementerio corriente donde se depositasen toda clase de muertos, sino un lugar sagrado, un tofet, donde se inmolaban seres vivos de corta edad: se ofrecía en sacrificio al primer hijo de una familia o, en sustitución del primer hijo, a un animal (…)”. (174). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 110. “(…) La amplitud de la jerarquía sacerdotal y sus variadas obligaciones parecen indicar que los templos eran lugares grandes y complejos. Pero esto no es necesariamente cierto. En efecto, hay pruebas de que gran parte del culto fenicio tenía lugar en pequeños santuarios al aire libre, que solían ser de diseño sencillo. Cualquier cosa servía: una roca, un altar o un pequeño recinto enclavado en “un lugar elevado” y al descubierto. El “lugar” era importante, puesto que se atribuían poderes divinos a determinadas aguas (manantiales o ríos), arboledas y roquedos. El santuario de Cartago más antiguo que se conoce es un espacio cuadrado y reducido, tallado en una roca. Dedicado a la diosa Tanit, el santuario apenas mide un metro de anchura. Al igual que en muchos otros lugares sagrados fenicios, su fuerza derivaba de su antigüedad y posiblemente de los objetos sagrados que había en el sitio o en sus alrededores. Es posible que el tan insólitamente reducido tamaño de este santuario refleje solo la extrema pobreza de los primeros colonos que se establecieron en Cartago. Un santuario algo mayor, recientemente descubierto por James Pritchard en su nueva e interesante excavación en Sarepta, tiene la forma de un pequeño edificio rectangular, dentro de la cual se alza un altar. Rodeando el perímetro interior de este edificio hay un banco o plataforma de piedra con su superficie enyesada. Sobresale de la pared como un mostrador bajo, sobre el que los devotos depositaban sus ofrendas al dios. Además de los alimentos e inciensos que los sareptos solían dejar allí, también colocaron muchas estatuillas de arcilla. Se han hallado figuras de este tipo en varios yacimientos arqueológicos fenicios y, sin duda representaban alguna especie de ofrendas votivas. Go se sabe con certeza si se trataba de imágenes de los propios dioses. Una de estas figurillas es un desnudo, lo que elimina la posibilidad de que se trate de un dios o una diosa; en la larga tradición de las tradiciones semíticas, los dioses y las diosas siempre se representaban completamente vestidos, ataviados con ricas vestiduras apropiadas a su rango. Incluso cabe que las figurillas vestidas tampoco sean dioses. Algunas poseen pechos voluminosos, otras tienen abultados vientres; es evidente que representan mujeres encintas. Tales rasgos indican que las figurillas eran estatuas que representaban a los suplicantes, no a los 131


dioses. Llevaban mensajes a los dioses, suplicas de qué estos respondieran a las oraciones. “Haz que yo sea fértil”, parece decir; “haz que mi hijo nazca sano”. Una vez colocado en un santuario y dedicada a un dios, la figurilla se convertía en un objeto sagrado, propiedad del dios. =o podía ser destruida. A lo largo de muchas décadas –quizá incluso de siglos- debió amontonarse en los pequeños santuarios una gran cantidad de esas figurillas. Pritchard descubrió cómo eran dispuestas algunas de las figurillas de Sarepta, cuando su equipo cavó en el enyesado suelo del santuario. Cuidadosamente sepultadas en una cavidad rectangular, había casi 30 figurillas suplicando a la divinidad desde hace unos 2500 años. Es probable que Sarepta encierre también la clave de otra importante cuestión referente a la vida religiosa de los fenicios: la naturaleza de los templos fenicios. Hay indicios de que, junto al pequeño santuario que acabamos de describir, se encuentra una edificación mucho mayor, pues hasta ahora los conocimientos acerca de los templos fenicios han sido escasos. En otros lugares de Fenicia se han descubierto restos de templos, pero todos ellos existen únicamente como la silueta de la base, puesto que los muros se levantan escasos centímetros del suelo. De todas formas, siguen una pauta tan regular, que empieza a ser posible describir el plano del suelo de un templo “típicamente” fenicio. Era un edificio rectangular con tres aposentos: primero una pequeña antecámara, luego una amplia sala principal y por fin un pequeño sanctasanctórum al fondo. Este último se alcanzaba ascendiendo unos escalones y contenía un altar y un ídolo, o cualquier otro objeto que allí se adorara. A veces se trataba simplemente de una piedra sagrada, llamada betilo. Parece ser que el pequeño santuario de Pritchard en Serepta tenía un betilo exactamente delante del altar; hay para él un lugar en el suelo, pero hace tiempo que desprendieron la piedra y se la llevaron. Un templo fenicio era seguramente un edificio más bien alto y estrecho, con una elevada puerta de entrada. Unos escalones daban acceso a esa puerta, la cual estaba flanqueada a cada lado por una columna / (Página 112) exenta de piedra, madera o bronce. Según parece, las columnas tenían nombre y personalidad propia y, posiblemente propiedades divinas. La más detallada descripción de un templo aparece en la Biblia. Go constituye una prueba directa, puesto que describe un edificio que mandó levantar Salomón en Jerusalén y que estaba destinado al culto hebreo. Sin embargo, fue diseñado por arquitectos tirios. El templo de Jerusalén se ajustaba al modelo de tres aposentos, incluso en los escalones y las columnas de la puerta principal y, poseía muchos otros detalles de evidente gusto fenicio. Fue hecho con pesados bloques de piedra labrada y 132


recubierto en su interior con madera de cedro, al que se agregó gran cantidad de adornos de oro. Tenía amplias puertas de madera y, las columnas que la flanqueaban habían sido hechas de bronce por un artesano tirio que fabricó también varios aguamaniles de bronce para los lavatorios y otros recipientes para ser usados tanto dentro como fuera del templo. Pese a las fundamentales diferencias entre ambas religiones, las similitudes de los detalles del templo son notables (…)”. (175). FLAQUER Y FÁBREGUES, Juan. “Descubrimientos en “Talatí de Dalt”. Revista de Menorca. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón. Y de las Sociedades Afines Domiciliadas en el mismo. Año XXXVI. Quinta Época. Tomo XXVII. Mahón. 1932. www.RevistadeMenorca1932.pdf Página 20. Restos arqueológicos hallados en la primera cripta de Talatí. “(…) En la estancia fueron encontradas dos piedras como las antedichas, que no corresponden en materia a la de la localidad, pues fueron traídas de la parte G y una bolita de las corrientes cerca de los talayots pero muy perfecta. En cerámica salieron fragmentos desperdigados de una cazuela o urna cineraria prehistórica, otro bello fragmento de urna ibérica con semicírculos concéntricos, de las llamadas de sombrero de copa procedentes, sin duda, del S. E de España, muchos más, en preponderancia la romana y por fin trozos (le una tinajuela árabe que tal vez señale la época del saqueo y relleno. De restos animales sólo apareció un molar humano y varios otros de bóvidos y cabras, datos todos ellos de poco aprecio teniendo en cuenta el evidente saqueo del local; tan sólo la tinajuela prehistórica puede muy bien ser coetánea de la construcción, que por su técnica y orientación nos parece indica una época decadente, ya de las postrimerías de la edad del bronce. Su destino lo consideramos sepulcral (…)”. (176). FERNÁNDEZ MIRANDA, Manuel. “La fase final de la Prehistoria de Menorca y los primeros contactos comerciales de la isla con el mundo clásico”. Revista de Menorca. Fundada en 1888. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico. Año LXVII. Séptima Época. Primer Semestre. Mahón. 1976. www.RevistadeMenorca1976.pdf Página 20. El banco adosado a la pared del recinto de taula de Torralba d´En Salord. “(…) Siempre se han identificado esas construcciones con santuarios, identificación que nosotros creemos poder dar también sin reservas para las taulas, lo que por otro lado explicaría también su existencia en cada poblado. La propia excavación de Torralba nos ha facilitado en este sentido una información del mayor interés. El nivel más antiguo presenta una gran cantidad de huesos, troceados deliberadamente, de distintos animales, cápridos y bóvidos preferentemente e incluso sus cuernos, elemento este tradicionalmente considerado cultual en las dos Baleares mayores desde el descubrimiento de Costitx, que parecen colocados a manera de ofrenda, disposición que aun está más clara en el nivel reciente, 133


aquel que aprovecha el muro adosado, colocando los huesos cuidadosamente dentro de vasos de paredes finas que a su vez, en ocasiones, se sitúan dentro de fondos de ánforas (…)”. (177). LAGARDA MATA, Ferrán. “Las enigmáticas taulas de Menorca. Homenaje a Josep Mascaró i Pasarius”. Volumen 1. Zaragoza. Sobradiel. 2011. Página 43. LAGARDA MATA, Ferrán. “Taulas”. Hallazgos en Torre d´en Galmés. “(…) También han sido hallados botones de hueso, urnas de arenisca, algunos huesos humanos y numerosos huesos de animales (cabras, ovejas, bóvidos), mayoritariamente jóvenes (el 75% de los cerdos de Torralba d´en Salort fueron sacrificados durante su primer año de vida y el 60% de los bóvidos del mismo yacimiento en su segundo año; el 30 % de las ovejas y cabras también lo fue antes de cumplir in año y otro 45% entre el primero y el tercero, lo que ha hecho suponer a los investigadores, dado el ciclo reproductivo de los ovinos, un nacimiento hacia Goviembre, que los sacrificios se producían mayoritariamente entre Junio y Septiembre, quizás en una gran fiesta que marcaba el final del ciclo animal agrícola (79) (…)”. GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional Página 1. “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf “(…) Otro elemento arquitectónico que cabe resaltar del recinto de taula es lo que se conoce como segunda taula. Se trata de una pilastra adosada al muro por su parte interna, situada entrando a la izquierda, y que normalmente estaría coronada también por un capitel que adoptaría –en algunos casos-, la misma forma del capitel de la taula. Este espacio parece tener un importante peso simbólico, puesto que tanto en Torre d’en Gaumés como en Torralba d’en Salord, se localizaron elementos figurativos de gran importancia para / (página 2) interpretar los cultos que tuvieron lugar en su interior, puesto que en algunas ocasiones, se han localizado elementos iconográficos de bronce en este lugar. También se documenta la presencia de hogueras, delimitadas por piedras, normalmente a la derecha de la taula, en cuyo interior se localizan fragmentos de cerámicas y huesos de fauna doméstica, entre un denso sedimento compuesto por cenizas y carbones, lo que muchos investigadores han interpretado como la prueba de la existencia de un fuego de combustión continua en el que se practicaban ofrendas en forma de carne, vasos cerámicos y probablemente líquidos (…)”. (178). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 3. Sa Torreta. “(…) La excavación deparó resultados semejantes a los obtenidos en Trepucó, aunque la memoria publicada resulta exasperadamente escasa en cuanto a 134


la información facilitada. En el Goreste del recinto se localizó un nivel de cenizas que contenía bordes de vasijas indígenas, fragmentos de cerámicas púnicas acanaladas, y restos de huesos de animales calcinados (oveja o cabra, y cerdo, así como algunos dientes de bóvido y un colmillo de verraco joven). A / (Página 4) los pies de la taula, junto a una piedra a su derecha, se localizó una cabecita de terracota, representando un busto femenino, posiblemente de origen púnico, y enfrente de la taula también se localizó un nivel de cenizas conteniendo fragmentos de huesos y otros materiales arqueológicos (Murray, 1934: 11) (…)”. (179). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. Página 4. Torralba d´en 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Salord. “(…) En el interior del recinto podemos observar otros elementos arquitectónicos, como un altar de piedra, situado a la izquierda de la taula, sobre el cual se situó, en su día, una figurita de caballo de bronce, del cual sólo pudieron recuperarse sus cuatro pezuñas encastadas en cuatro orificios practicados en la roca. A los pies de este altar, se localizó una pequeña figurita de un toro de bronce, fundido a la cera perdida -que mostraba fallos en su ejecución-, junto a los restos de dos pebeteros púnicos con forma de cabeza de mujer. Este altar de piedra, fabricado sobre un solo bloque de piedra y protegido en su lado norte por una gran losa también monolítica, está insertado en un orificio practicado sobre la roca madre, por lo que los investigadores que excavaron este recinto piensan que se construyó en el momento inicial del santuario (FernándezMiranda et alii, 1995: 125). Justo por delante del pilar central o taula, se observa un semicírculo de piedras que cierra un área que fue especialmente rica en ofrendas cerámicas y de animales. Concretamente, el 25% de los astrágalos de oveja localizados en el interior del recinto aparecieron justo en este lugar. Los investigadores de Torralba d’en Salord opinan que estos huesos deben relacionarse con prácticas de adivinación y magia. Debe destacarse también que en la taula de Torralba se localizó una gran hoguera, situada sobre la roca madre y rodeada de un pequeño murete circular / (Página 5) de piedras, que se localizaba justo a la derecha del recinto, por delante de la taula. Por el gran espesor de las cenizas contenidas en este recinto, cabe suponer que el fuego fue vivo y reactivado en varias ocasiones. Entre las cenizas y carbones se localizaron restos fragmentados de cerámicas indígenas, campanienses A, ibéricas, ibicencas, etc. Continuando con la descripción del recinto, debemos fijar la atención en lo que los arqueólogos han denominado capillitas, las cuales se sitúan en la parte anterior del edificio. Están separadas por pilares monolíticos y se localizan en la parte interna de los muros, formando unos semicírculos en los cuales, ya en época romana, se les construye una 135


especie de bancos corridos sobre los que se depositaron ofrendas cerámicas de factura romana. En algunos puntos del muro se abren unos nichos de forma rectangular, algunos incluso excavados en la roca sobre la que se asienta el edificio, que suponemos servían para alojar diferentes ofrendas, aunque en el caso de Torralba aparecieron todos vacíos (…)”. (180). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 7. Ritos religiosos en los santuarios de taula. “(…) Durante los últimos decenios de uso en el recinto de Torralba d’en Salord, una de las reformas o cambios que los investigadores pudieron documentar se centraba en la construcción y uso de los bancos corridos en el interior de las capillitas, al parecer inexistentes antes del siglo I a.C. Los investigadores localizaron sobre ellos algunas lucernas romanas, tapaderas de ánforas o vasos de paredes finas y fondos recortados de ánforas con huesos en su interior. Ignoramos que otras transformaciones estructurales pudieron producirse en el interior de este santuario, por lo que nos remitidos a los contextos documentados con cierta seguridad, que son aquellos datados a partir de mediados del siglo IV a.C. Debemos recordar que había lugares especiales en el interior del monumento (delante de la taula, la hoguera, el altar monolítico, las capillitas, etc) que probablemente cumplirían funciones diferentes en cuanto al ritual. Por lo que sabemos hasta hoy, podemos decir que en el interior del recinto de taula de Torralba d’en Salord se sacrificaban principalmente ovejas y cabras, pero también bóvidos y cerdos. Las investigaciones constataron que el recinto se hallaba lleno de restos de huesos de estas especies animales, muchos de ellos troceados y quemados, mezclados con restos de vasos indígenas y de / (Página 8) importación, por lo que se deduce que, al menos una parte de ellos fue consumido u ofertado en el interior del recinto. El estudio detallado de los restos de huesos animales ha deparado interesantes datos que nos ayudaran a comprender, en parte, las acciones que se desarrollaban en el interior. El 70% de los restos de animales correspondían a cabras y ovejas, y el resto lo eran de cerdo y bóvidos. Sin embargo, no se depositaban en la taula la totalidad de los restos o huesos, sino que sólo lo era una parte concreta, especialmente las partes de bajo rendimiento cárnico. Este dato planteó una interesante hipótesis a los investigadores (Fernández-Miranda et alii, 1995) en la que se exponía que los animales eran troceados en el recinto de taula y consumidos en los espacios domésticos, mientras que sólo se ofrecían aquellas partes de poco contenido comestible a la divinidad. A ello viene a sumarse que los huesos inferiores de patas y extremidades aparecían regularmente completos, mientras que el resto estaba muy troceado aparecía en poco 136


número. Rara vez se documentaron costillas o extremidades delanteras, mientras que abundaban las traseras. Otro aspecto muy interesante es la edad en que fueron sacrificados los animales. El 30% de ovejas y cabras fueron sacrificadas antes de cumplir un año, y otro 45% entre uno y tres años. También, el 75% de los cerdos fueron sacrificados durante su primer año de vida, y el 60% de los bóvidos lo fue en el segundo año. Es decir, se sacrificaban animales jóvenes. Esta pauta contradice, en cierta manera, la rentabilidad que pueda sacarse sobre todo de ovejas, cabras y bóvidos, puesto que éstos, mientras viven, aportan leche y sus derivados – queso, requesón, etc-, sangre, lana, etc. Incluso los investigadores de Torralba d’En Salord han llegado a calcular la edad de sacrificio de los animales, en función a su ciclo reproductor, gracias a que no se han encontrado prácticamente restos de animales que hubieran sido sacrificados antes de cumplir los seis meses y tampoco entre un año y dieciocho meses (Fernández-Miranda et alii, 1995: 127). Como se sabe que en el ciclo reproductivo de ovejas y cabras se producen los nacimientos hacia noviembre, los investigadores aducen que el sacrificio se produjo entre junio y noviembre. Ello planteó la posibilidad de que los ritos de sacrificio en los santuarios de taula se produjeran al final del ciclo anual agrícola (…)”. (181). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 9. Ritos religiosos en los santuarios de taula. “(…)Otro santuario que ha aportado algunos datos de interés respecto a las ofrendas de animales que allí tenían lugar es el de Binissafullet, en el que, entorno a dos de las pilastras del paramento interno, se localizaron un gran número de pequeños huesos embutidos en el muro, ocupando los espacios entre piedras del muro. Al parecer, las ofrendas localizadas en el interior del recinto se acumulaban en el perímetro del edificio, dejando el centro relativamente despejado. Éstas consistían básicamente en cerámicas talayóticas –principalmente vasos talayóticos troncocónicos y globulares, exvasados y de labio biselado, localizados entorno a la hoguera- y púnicas – ánforas PE-14 y PE-16, especialmente concentradas detrás del pilar de taula, muchas de ellas intencionadamente rotas y fragmentadas- así como en numerosos restos de fauna correspondiente a animales de corta edad –aunque no se especifican las especies en la única publicación disponible. En directa relación con el sacrificio de animales, deben situarse los numerosos restos de ánforas localizados en el interior del recinto de taula. En una gran parte del recinto se localizaron ánforas rotas y esparcidos sus restos, junto a algunos puntos en los que se habían depositado tapaderas de ánfora colocadas boca arriba, junto a pequeños vasos indígenas y romanos con 137


huesos en su interior. La tipología de las ánforas es diversa, aunque podría decirse que la mayoría pudieran haber contenido vino. Estaríamos así ante unas prácticas que tenían lugar durante el verano, en las que participaban sacrificios y ofrendas de animales, junto a la ingesta y oferta de vino a la divinidad. Go es éste un ritual distinto al que se ofertaba en muchas culturas prehistóricas e históricas del Mediterráneo, donde las celebraciones y banquetes de parecidas formas tuvieron lugar en innumerables sitios (…)”. (182). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 5. Torralba d´en Salord. “(…) Entre las cenizas y carbones se localizaron restos fragmentados de cerámicas indígenas, campanienses A, ibéricas, ibicencas, etc (…)”. (183). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 9. Ritos religiosos en los santuarios de taula. “(…) Otro santuario que ha aportado algunos datos de interés respecto a las ofrendas de animales que allí tenían lugar es el de Binissafullet, en el que, entorno a dos de las pilastras del paramento interno, se localizaron un gran número de pequeños huesos embutidos en el muro, ocupando los espacios entre piedras del muro. Al parecer, las ofrendas localizadas en el interior del recinto se acumulaban en el perímetro del edificio, dejando el centro relativamente despejado. Éstas consistían básicamente en cerámicas talayóticas –principalmente vasos talayóticos troncocónicos y globulares, exvasados y de labio biselado, localizados entorno a la hoguera- y púnicas – ánforas PE-14 y PE-16, especialmente concentradas detrás del pilar de taula, muchas de ellas intencionadamente rotas y fragmentadas- así como en numerosos restos de fauna correspondiente a animales de corta edad –aunque no se especifican las especies en la única publicación disponible (…)”. (184). FERNÁNDEZ MIRANDA, Manuel. “Arte prehistórico en las Baleares”. Cuadernos de Arte Español. Madrid. Historia 16.1992. Página 18. Taulas. “(…) En fin, la presencia de estatuas-pebetero de Tanit-Deméter en Torralba d´en Salort o los espacios donde el fuego arde permanentemente en el interior de los recintos, puedan describir nuevas conexiones religiosas, con ritos en torno a la vida y a la muerte conectados con la práctica de ofrendas a través del fuego, quizá al modo de los altares de cenizas (…)”. (185). BEECHER KEYES, Nelson. “El fascinante mundo de la Biblia”. Edición castellana revisada por el Rvdo. P. Emilio del Río S. J. Colección: 138


Biblioteca de Selecciones. Madrid. Selecciones del Reader´s Digest. 1963 (2ª edición). Página 102. Segunda parte. El pueblo dividido. 7. Damasco, el vecino belicoso. Fundación de Cartago. “(…) Los sirios se quedaron en su patria. El tiempo de paz permitió a los fenicios de Tiro fundar una de las más grandes ciudades de la antigüedad, Cartago en la costa norte de África. Este periodo floreciente tuvo su apogeo durante el reinado de dos reyes notables: Yeroboam II de Israel y Uzziyyá de Judá. Yeroboam II que subió al trono alrededor de 786 antes de Cristo era hijo de Yoás y, tercer descendiente de aquel / (Página 104) irascible conductor de carros, Yehú. Uzziyyá, llamado a veces Ayaryá era el nieto de Yoás de Judá. Yeroboam era ya rey de Israel hacía varios años, cuando Uzziyyá, de dieciséis años, subió al trono de Judá (…)”. (186). BEECHER KEYES, Nelson. “El fascinante mundo de la Biblia”. Edición castellana revisada por el Rvdo. P. Emilio del Río S. J. Colección: Biblioteca de Selecciones. Madrid. Selecciones del Reader´s Digest. 1963 (2ª edición). Página 164. Tercera parte. El tiempo de Jesús. 13. Roma y Herodes el Grande. “(…) Este rápido crecimiento de su poder le proporcionó un nuevo rival que provenía de otro lugar: Cartago. Esta ciudad demostró ser el enemigo más peligroso con el que se había enfrentado hasta entonces, dando como resultado una larga y costosa campaña y una lucha a muerte. Finalmente, en 146 antes de Cristo la poderosa ciudad comercial africana fue totalmente destruida (…)”. (187). BLÁZQUEZ, J. M. Capítulo XVI. Colonización cartaginesa en la Península Ibérica. BLAZQUEZ, J. M. Capítulo XII. Poblados y necrópolis fenicios. Publicado en: BLÁZQUEZ, J. M. & FERNÁNDEZ NIETO, J. & LOMAS, F.J. & PRESEDO, F. “Historia de España Antigua. Tomo I. Protohistoria”. Colección Historia, serie mayor. Madrid. Cátedra. 2012 (7ª edición). Página 438. Influjo púnico en el Levante ibérico, 509-237 a. C. Destrucción de poblados. Thymiateria. “(…) Los thymiateria con cabeza femenina, aparecen en la actual provincia de Alicante. Su cronología es amplia, pues se extiende desde los siglos IV y III a. C., a la época imperial (…)”.BLÁZQUEZ, J. M. Capítulo XVI. Colonización cartaginesa en la Península Ibérica. BLAZQUEZ, J. M. Capítulo XII. Poblados y necrópolis fenicios. Publicado en: BLÁZQUEZ, J. M. & FERNÁNDEZ NIETO, J. & LOMAS, F.J. & PRESEDO, F. “Historia de España Antigua. Tomo I. Protohistoria”. Colección Historia, serie mayor. Madrid. Cátedra. 2012 (7ª edición). Página 438. Influjo púnico en el Levante ibérico, 509-237 a. C. Influencia púnica en la escultura, la cerámica, la coroplastia y la religión ibérica. @ecrópolis escalonada de Pozo Moro = @eohitita. Iunoni = Tanit. Pebeteros. Sacrificios de niños a Moloch. “(…) Los orígenes de la escultura ibérica no son ni fenicios ni cartagineses, salvo Pozo Moro, que no parece que dejara huella. En Pozo Moro (Albacete) ha aparecido una necrópolis de finales del siglo VI a. C., o de comienzos del 139


siguiente, del más alto interés para el conocimiento de la mitología ibérica. En ella hay un monumento funerario de planta cuadrada con cuatro leones de tipo neohitita en las esquinas, que responde, posiblemente, a modelos del norte de Siria, como Amrit. (…) / (Página 439) El arte de todo el grupo recuerda muy de cerca a los relieves del norte de Siria (…). En realidad, genios bifrontes son frecuentes en estas regiones de Asia, como el daimon con dos cabezas de león con las fauces entreabiertas de Tell Halaf, aunque las cabezas no están superpuestas, como en Pozo Moro. En Tell Halaf se documenta también la misma inclinación a representar animales rampantes. (…) Las figuras con alas múltiples de Pozo Moro asimismo son muy conocidas en el próximo Oriente, Tell Halaf, etc. (…) En el monumento de Pozo Moro también hay unos gatos (¿) que arrojan llamas por la boca. El conjunto es difícil de interpretar, pero ilustra las ideas sobre los dioses y sus mitos, así como sobre las creencias en la vida de ultratumba, traídas por los semitas y asimiladas por los íberos (…). / (Página 440) Sin embargo, algún impacto del arte y de la religión semita está presente en la escultura ibérica. (…) En varias esculturas de Cerro de los Santos se acusan influencias de la escultura chipriota en el hieratismo tan acentuado. (…) La simbología religiosa cubre, en gran parte, los vasos y, no se puede interpretar como meros motivos decorativos. El íbero captaba perfectamente su profundo significado religioso. Representaba el artesano íbero estos símbolos, aún en objetos no de culto, por estar toda su vida inmersa en la religión. La roseta alada gozó desde tres mil años a. C., de una gran aceptación, como símbolo de la potencia divina y humana. Se encuentra en el =orte de Siria, en el conocido relieve de Saktche-gösis con el disco del sol alado (…) procede del mismo mundo fenicio-chipriota y su fecha cae hacia la mitad del siglo VI a. C. (…) El ave con el símbolo vegetal, sola, sin sacerdotisa es una composición muy frecuente en la cerámica chipriota del siglo VI y comienzos del siguiente. (…) / (Página 441) En el arte de Chipre se representa frecuentemente la cabeza de la diosa Hathor, en capiteles y sobre vasos depositados en tumbas. El tema pasó a Cartago, donde se le encuentra en los huevos de avestruz desde el siglo VI a. C. En el cuello de un vaso de Alicante se colocó una máscara humana sobre un friso de animales y peces y, debajo de un segundo de aves con las alas extendidas; la composición tiene su lejano prototipo en un escudo cretense. Hasta ahora en el arte ibérico no han aparecido cabezas de Hathor, diosa de marcado carácter funerario; sólo en un braserillo de Huelva. 140


La máscara humana se pintó debajo de las asas de un calatos de Elche, acompañada de rosetas, de aves y de vegetales. Sobre las mejillas hay círculos rellenos, como en Chipre. Estas cabezas ibéricas, a juzgar por la mueca, tienen un sentido apotropaico. Sobre un fragmento de Elche, en relieve, se repite la misma cabeza con los círculos sobre las mejillas, pero sin mueca y, posiblemente esté colocado entre las alas. Una representación muy parecida, sin círculos sobre las mejillas, se esculpió en un capitel de la necrópolis de Golgoi en Chipre. La máscara de la diosa en relieve con las mejillas pintadas se moldeó, nuevamente, sobre unos onfalos de un vaso de culto; aquí sigue modelos de cerámica campaniense de barniz negro. La diosa alada, acompañada de sus atributos, rosetas, animales y vegetales, se repite, frecuentemente, en la cerámica de Elche. Una vez está entre caballos rampantes, animales con los que se vincula Astarté en el Oriente. Es seguro que la diosa alada de Elche es la imagen de Tanit, que, a juzgar por la inscripción del frontón de un templo representado en monedas romanas, era la diosa de Illici, la inscripción dice Iunoni, es decir, Tanit. Las inscripciones romanas y San Agustín confirman esta identificación. (…) Todos estos símbolos de origen oriental y más concretamente procedentes de los fenicios de Chipre, llegaron al mundo ibérico directamente, sin intermediario de Cartago, donde solo se documenta la máscara. Aquí gozaron de una gran aceptación y arraigaron. Ya se han mencionado algunas terracotas de influjo cartaginés, como la del Cabecico del Tesoro y la del santuario de La Sereta de Alcoy. Las más significativas son los pebeteros de forma de busto femenino, alado y con atributos, estudiados por A. Muñoz y por E. Aubet. Estas terracotas son las manifestaciones más importantes del arte y la devoción popular. Se adjuntaban en las tumbas y santuarios / (Página 442) y fueron objetos de un comercio activo por parte de cartagineses y de griegos. Son muy abundantes en el santuario rupestre de Es Cuyram y, son la imagen de la diosa de Cartago, Tanit, que a partir del siglo V a. C., ocupa un lugar preponderante en el panteón cartaginés. Tanit y su paredro, Baal Hammon, suplieron en importancia a Astarté y a Melqart. Tanit es una diosa astral y celeste, de la fecundidad y de la muerte. Las causas del auge de su devoción no están claras; se ha pensado en cambios político-religiosos, con fuerte impacto en la economía, en Cartago. La identificación de estas terracotas es segura por los atributos y por las inscripciones recogidas en el santuario. Son figuras, en Ibiza, muy uniformes. Son figuras, en Ibiza, muy uniformes, acampanadas y parecen proceder de 25 moldes distintos; van generalmente policromadas y, están fabricadas en un molde de dos piezas. Su cronología es de los siglos VI al III a. C. La diosa cubre su cabeza con su polo griego. El pelo, recogido en trenzas, cuelga a ambos lados de la cara. Dos grandes alas 141


cubren el busto. Sobre el pecho y, entre las alas, están colocados algunos de los atributos, el craeciente, la flor de loto, el disco, el caduceo, etcétera, que son todos de origen púnico, así como el collar y el peinado. Derivan de los pebeteros de origen greco-sicialiano, vinculados con el culto a Deméter, que a partir del siglo IV a. C., se difundieron por todo el Mediterráneo occidental. La diosa se esculpió, exactamente igual a una estela del santuario de Soussa, fechada en el siglo IV a. C. Una pieza de Es Cuyram, sin polos y sin atributos y, con un medallón en forma de disco, sigue muy de cerca una terracota de Saint Monique, en Cartago; son ejemplares únicos. El ejemplar de Ibiza proviene seguramente de Cartago. Los artesanos, que fabricaron los moldes de Es Cuyram, se inspiraron, pues, en modelos de Cartago, de los que sólo se ha conservado uno y, crearon tipos de gran originalidad. La misma diosa se esculpió en el sarcófago de la sacerdotisa de Cartago, fechado en la segunda mitad del siglo IV a. C. Estas dos terracotas, con medalla, son la fase primera, de las terracotas ibicencas ya simplificadas, pues antes se representaría a la diosa alada de cuerpo entero y sin polos, como en una terracota de la necrópolis de Saint Monique. El tipo de Tanit alada fue frecuente en Cartago, como lo indica el mencionado sarcófago, que apareció en 1902 en la parte de la necrópolis reservada, probablemente, a cementerio de los sacerdotes y de las sacerdotisas, con una dama policromada, esculpida, con alas, que parten de las caderas y se cruzan delante del cuerpo. La mano derecha sostiene una paloma y la izquierda un píxide. Go representa a la sacerdotisa Arisatbaal, cuya inscripción funeraria se recogió en las proximidades, pues lleva los atributos de la diosa; podría ser, también, la imagen divinizada del difunto, como en los sarcófagos púnicos. Se ha supuesto que es una copia, de marcado influjo griego, de una imagen monumental de culto. Otra imagen de la misma diosa es una estatuilla de marfil procedente de un santuario cercano a Salambó. Representa a Tanit de cuerpo entero, con un pectoral, con túnica larga y con las alas cruzadas sobre las piernas. En estas dos últimas imágenes la influencia egipcia es clave en el tratamiento del peinado y en las alas, lo que sugiere que la iconografía de Tanit alada se crea en Cartago en el siglo IV a. C, por influjo egipcio de las representaciones de Isis, pero esta aceptación de ciertos motivos no indica ningún sincretismo religioso ni con Isis ni con Deméter. La imagen alada de Tanit, creada en Cartago, influyó en la terracota ibicenca y en las figuras aladas de Elche, que representan a la misma diosa. Los pebeteros del Levante ibérico serían, pues, imágenes de Tanit y posiblemente el tipo, no vendría directamente de Carthago, sino de Ibiza. Estos pebeteros han aparecido en el Levante ibérico frecuentemente en tumbas: la Albufereta, Font Calent, El Campet, Illici, Tossal de la Cala, etc., lo que indica el carácter de diosa funeraria que 142


tuvo Tanit, pero se cuentan pocos ejemplares hacia el Gorte y hacia el Sur. / (Página 443) El culto de la diosa de la fecundidad lleva consigo música y danzas rituales, seguramente introducidas por los fenicios o cartagineses, como lo indican la citada terracota de la Gran Madre con dos aulistas, el mencionado fragmento de Elche con una posible bailarina y un segundo con una bailarina, vestida con chitón, acompañada de los símbolos de Tanit y con los brazos de otras; todas las danzantes levantan en este fragmento los brazos de otras; todas las danzantes levantan en este fragmento los brazos en actitud de baile. Hasta el momento presente no han aparecido testimonios en la Península Ibérica de sacrificios de niños quemados en honor de Moloch, ritual típicamente fenicio, atestiguado en Cartago, Sfax y Soussa en África y, recientemente en las colonias de Motya, Monte Sirai, Sulcis, Tharros y de =ora, etc.; ritual contra el que predicaron los profetas de Israel como Jeremías: “Y se hicieron los altos de Tofet, que está en el valle de benjinon, para quemar allí sus hijos y sus hijas, cosa que ni yo les mandé, ni pasó siquiera por mi pensamiento”. Se cita este sacrificio de niños a la divinidad en el libro de los Reyes. A este ritual aluden también los escritores de época romana A. Ramos Folques, sin embargo, ha propuesto la hipótesis de que hay huellas de tales sacrificios en La Alcudia de Elche (…). / (Página 444) Los iberos y los vetones asimilaron los rituales propios de las gentes del Sur, éstas habían recibido de los colonos fenicios asentados en la costa. Sin embargo, una semitización profunda, no se dio ni entre íberos, ni entre otros pueblos. De la influencia púnica en la sociedad, en la economía y en las formas políticas de gobierno de los íberos no se sabe nada por el momento (…)”. (188). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 4. Torralba d´en Salord. “(…) En el interior del recinto podemos observar otros elementos arquitectónicos, como un altar de piedra, situado a la izquierda de la taula, sobre el cual se situó, en su día, una figurita de caballo de bronce, del cual sólo pudieron recuperarse sus cuatro pezuñas encastadas en cuatro orificios practicados en la roca. A los pies de este altar, se localizó una pequeña figurita de un toro de bronce, fundido a la cera perdida que mostraba fallos en su ejecución-, junto a los restos de dos pebeteros púnicos con forma de cabeza de mujer (…)”. (189). GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 7. Ritos religiosos en los 143


santuarios de taula. “(…) Durante los últimos decenios de uso en el recinto de Torralba d’en Salord, una de las reformas o cambios que los investigadores pudieron documentar se centraba en la construcción y uso de los bancos corridos en el interior de las capillitas, al parecer inexistentes antes del siglo I a.C. Los investigadores localizaron sobre ellos algunas lucernas romanas, tapaderas de ánforas o vasos de paredes finas y fondos recortados de ánforas con huesos en su interior. Ignoramos que otras transformaciones estructurales pudieron producirse en el interior de este santuario, por lo que nos remitidos a los contextos documentados con cierta seguridad, que son aquellos datados a partir de mediados del siglo IV a.C. Debemos recordar que había lugares especiales en el interior del monumento (delante de la taula, la hoguera, el altar monolítico, las capillitas, etc) que probablemente cumplirían funciones diferentes en cuanto al ritual. Por lo que sabemos hasta hoy, podemos decir que en el interior del recinto de taula de Torralba d’en Salord se sacrificaban principalmente ovejas y cabras, pero también bóvidos y cerdos. Las investigaciones constataron que el recinto se hallaba lleno de restos de huesos de estas especies animales, muchos de ellos troceados y quemados, mezclados con restos de vasos indígenas y de / (Página 8) importación, por lo que se deduce que, al menos una parte de ellos fue consumido u ofertado en el interior del recinto. El estudio detallado de los restos de huesos animales ha deparado interesantes datos que nos ayudaran a comprender, en parte, las acciones que se desarrollaban en el interior. El 70% de los restos de animales correspondían a cabras y ovejas, y el resto lo eran de cerdo y bóvidos. Sin embargo, no se depositaban en la taula la totalidad de los restos o huesos, sino que sólo lo era una parte concreta, especialmente las partes de bajo rendimiento cárnico. Este dato planteó una interesante hipótesis a los investigadores (Fernández-Miranda et alii, 1995) en la que se exponía que los animales eran troceados en el recinto de taula y consumidos en los espacios domésticos, mientras que sólo se ofrecían aquellas partes de poco contenido comestible a la divinidad. A ello viene a sumarse que los huesos inferiores de patas y extremidades aparecían regularmente completos, mientras que el resto estaba muy troceado aparecía en poco número. Rara vez se documentaron costillas o extremidades delanteras, mientras que abundaban las traseras. Otro aspecto muy interesante es la edad en que fueron sacrificados los animales. El 30% de ovejas y cabras fueron sacrificadas antes de cumplir un año, y otro 45% entre uno y tres años. También, el 75% de los cerdos fueron sacrificados durante su primer año de vida, y el 60% de los bóvidos lo fue en el segundo año. Es decir, se sacrificaban animales jóvenes. Esta pauta contradice, en cierta manera, la rentabilidad que pueda sacarse sobre todo de ovejas, cabras y bóvidos, puesto que éstos, mientras viven, aportan leche y sus derivados –queso, 144


requesón, etc-, sangre, lana, etc. Incluso los investigadores de Torralba d’En Salord han llegado a calcular la edad de sacrificio de los animales, en función a su ciclo reproductor, gracias a que no se han encontrado prácticamente restos de animales que hubieran sido sacrificados antes de cumplir los seis meses y tampoco entre un año y dieciocho meses (Fernández-Miranda et alii, 1995: 127). Como se sabe que en el ciclo reproductivo de ovejas y cabras se producen los nacimientos hacia noviembre, los investigadores aducen que el sacrificio se produjo entre junio y noviembre. Ello planteó la posibilidad de que los ritos de sacrificio en los santuarios de taula se produjeran al final del ciclo anual agrícola. / (Página 9) Otro santuario que ha aportado algunos datos de interés respecto a las ofrendas de animales que allí tenían lugar es el de Binissafullet, en el que, entorno a dos de las pilastras del paramento interno, se localizaron un gran número de pequeños huesos embutidos en el muro, ocupando los espacios entre piedras del muro. Al parecer, las ofrendas localizadas en el interior del recinto se acumulaban en el perímetro del edificio, dejando el centro relativamente despejado. Éstas consistían básicamente en cerámicas talayóticas –principalmente vasos talayóticos troncocónicos y globulares, exvasados y de labio biselado, localizados entorno a la hoguera- y púnicas – ánforas PE-14 y PE-16, especialmente concentradas detrás del pilar de taula, muchas de ellas intencionadamente rotas y fragmentadas- así como en numerosos restos de fauna correspondiente a animales de corta edad –aunque no se especifican las especies en la única publicación disponible. En directa relación con el sacrificio de animales, deben situarse los numerosos restos de ánforas localizados en el interior del recinto de taula. En una gran parte del recinto se localizaron ánforas rotas y esparcidos sus restos, junto a algunos puntos en los que se habían depositado tapaderas de ánfora colocadas boca arriba, junto a pequeños vasos indígenas y romanos con huesos en su interior. La tipología de las ánforas es diversa, aunque podría decirse que la mayoría pudieran haber contenido vino. Estaríamos así ante unas prácticas que tenían lugar durante el verano, en las que participaban sacrificios y ofrendas de animales, junto a la ingesta y oferta de vino a la divinidad. Go es éste un ritual distinto al que se ofertaba en muchas culturas prehistóricas e históricas del Mediterráneo, donde las celebraciones y banquetes de parecidas formas tuvieron lugar en innumerables sitios. En este marco deben situarse también el hallazgo de la figurita de bronce de un toro –mencionado antes- y de dos pebeteros de terracota de tipo ibicenco representando cabezas humanas femeninas, que podrían representar la idea de fertilidad y abundancia, perfectamente relacionadas con el ciclo agrario comentado anteriormente (…)”. (190). LAGARDA MATA, Ferrán. “Las enigmáticas taulas de Menorca. Homenaje a Josep Mascaró i Pasarius”. Volumen 1. Zaragoza. Sobradiel. 145


2011. Página 347. ALBERO SA@TACREU, Daniel & GOR@ÉS HACHERO, Josep Simón. “Cultura material de los recintos de taula: la cerámica”. Cerámica indígena. “(…) Este tipo de cerámica es habitual en recintos de taula documentados, como sa Torreta, Trepucó i talatí de Dalt y al menos en torre d´en Galmés constituye la parte mayoritaria del registro material cerámico localizado. Este tipo de cerámica suele presentarse de manera muy fragmentaria cosa que, tal vez, se podría relacionar con una intensa ocupación de los recintos o con la rotura deliberada de los materiales (Murray (1932); Rosselló (1984), (1986); Fernández-Miranda (1995); Guerrero et alii (2006) páginas 165-175) (…). / (Página 355) En Torre d´en Galmés, las cerámicas púnicas ebusitanas (ibicencas) suponen en 46´9% de todo el material a torno contabilizado dentro del recinto, Entre las cerámicas de este yacimiento y grupo, podemos destacar la presencia de abundantes ánforas Maña E o PE-17 con una cronología de 160 +- 40 a. C. (Ramón (1991), página 110-112). También destacan unos boles de labio entrante y restos de una jarrita. En el recinto de Binissafullet, están bien documentados tipos anfóricos como la PE-14 y el PE-16 [Vado y Plantalamor (1997)] (…). / (Página 356) El P-14 es el primer contenedor desarrollado a un nivel altamente industrial. Estas tipologías se fabricaron durante el siglo IV y III a. C., (Ramón (1991), página 106-108).También dentro de ese grupo púnico, podemos citar la presencia los pies de la taula de Sa Torreta de una cabeza de arcilla amarilla. Según la autora, las marcas de dedos constatadas en la parte posterior de la arcilla indican que esta fue presionada y la pieza fue hecha con su molde. La procedencia de esta pieza ha sido considerada como Cartaginesa (Murray (1934), página 11). Finalmente, señalar que en las excavaciones realizadas en Talatí de Dalt en los años 50 (Benejam y Pons (2005) página 27) y en Torralba d´en Salot [Gornés (2003)] también se documentaron cerámicas a torno de esta procedencia. El segundo grupo de cerámicas a torno en importancia en Torre d´en Gaumés es el de las cerámicas ibéricas (20´4%). Dentro de este grupo, se deben destacar las ánforas y otros tipos cerámicos donde es usual encontrar decoraciones con las observadas en el barco de Binissafuller indican que podrían proceder del área catalana. Los investigadores de este yacimiento submarino pudieron establecer con seguridad el origen de los materiales y relacionarlos con una fuerte interacción comercial efectuada por los púnicos entre Ibiza, la costa catalana y Menorca [Guerrero et aliii (1991)]. Este hecho explicaría porque son tan abundantes en Menorca las cerámicas de esta procedencia, estando presentes en muchos contextos, como por ejemplo en el recinto de taula de Talatí de Dalt (Benejam y Pons (2005), página 27), en Toralba d´en Salort [Fernández Miranda (1981)] y en el recinto de Trepucó, donde se documentó una pieza entera (Murray (1932), página 33). Finalmente, señalar que no se documentó cerámica 146


ibérica en el recinto de Sa Torreta (Murray), página 19). (…) /(Página 357) Para terminar, debemos señalar un último grupo representado por la cerámica grecoitálica, que en Torre d´en Galmés representa un 14´3% del material a torno. Así pues, se identificaron restos de un borde Lamboglia 22, ánfora grecoitálica, cerámica ática de barniz negro (kylix), una lucerna helenística y cerámica gris ampuritana [Rosselló (1984) (1986); Fernández Miranda (1981)]. También se han documentado en el recinto de Binisafullet, ánforas greoitálicas fechadas en el siglo II a. C. [Vado y Plantalamor (1997)] y material de este periodo y procedencia en el recinto de Talatí de Dalt (Benejam y Pons (2005) página 27). Finalmente, se ha documentado cerámica campanéense tipo A, gris ampuritana, de paredes finas, lucernas romanas, ánforas, tapadoras de ánfora y sigillatas en Torralba d´en Salort [Fernández Miranda (1982), (1995); Gómez (2003)]. También del santuario de Torrellafuda (Ciutadella) se conocen unos pocos materiales cerámicos a torno, tales como un pequeño bol de cerámica campaniense A sin sello, un fragmento de bol de cerámica megárica y una jarrita de paredes finas también romana [Plantalamor, (1991), página 348)] (…)”. (191). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 121. Capítulo quinto: Dioses, sacerdotes y sacrificios. Tanit. “(…) Muchas estelas cartaginesas llevan el símbolo de su diosa Tanit: un triángulo coronado por una barra horizontal y con un círculo sobre esta. Los tres elementos juntos sugieren una figura humana vestida con un faldón. Al parecer, Tanit tenía también relación con las Luna, pues su símbolo está a menudo coronado por una Luna en cuarto creciente. ¿Quién era exactamente Tanit? ¿Cómo se introdujo en el panteón cartaginés? Estas preguntas constituyen aún un enigma. Cuando la princesa tiria Elisa huyó para fundar Cartago, se llevó consigo a una suma sacerdotisa de la diosa Astarté y 80 jóvenes doncellas. A partir de entonces, el culto de Astarté, con ciertas modificaciones locales para absorber los nombres y rasgos de los dioses griegos y romanos (lo cual hace que el panteón fenicio resulte tan confuso), persistió en una u otra manera a través de la historia de Cartago. Es posible incluso que Tanit hubiera regresado al este y se hubiera introducido en el panteón de las ciudades orientales. En 1971 fue hallado un cargamento de figurillas de arcilla que representaban a Tanit desperdigadas en el fondo del mar a menos de dos kilómetros de la costa de Israel, cerca de la antigua ciudad fenicia de Akka. El barco que las transportaba había desaparecido. Los arqueólogos israelitas que realizaron este descubrimiento creen que la nave se dirigía rumbo al este – quizá desde Cartago, el centro del culto a Tanit- y zozobró en una tormenta poco antes de poder refugiarse en un puerto. 147


De haberse dirigido al oeste, hacia Cartago, arguyen los arqueólogos, no se habría hundido tan próximo al punto de partida; su capitán no habría abandonado el puerto de origen al avecinarse una tormenta. El propio Baal fue trasladado desde el este a Cartago, pero aquí adoptó el nombre de Baal Hammón, o “señor del altar perfumado”, que refleja la gran cantidad de incienso ofrecido durante sus ritos. El puesto exacto que ocupaba en Cartago es confuso; en efecto, el principal dios masculino en Tiro (la ciudad madre de Cartago) era Melqart, quién también fue trasladado a Cartago, donde se le rindió culto durante muchos siglos. De hecho, en los primeros años de la historia cartaginesa, parece que una devota delegación regresaba a Tiro cada año en visita oficial con el expreso fin de presentar los respetos de Cartago a Melqart en su templo tirio. Melqart, entonces, representa los lazos con el viejo régimen de la madre patria y es por tanto una expresión de conservadurismo político en la nueva ciudad occidental. Era el dios patrón de las viejas familias nobles de Cartago, especialmente de los Bárcidas, de quienes descendía una serie de brillantes generales: Amical Barca, los dos Asdrúbal, Aníbal / (Página 122) y Magón. Hasta nosotros llegan débiles ecos de luchas políticas entre las distintas clases sociales de Cartago, ecos que se reflejan en las sucesivas pérdidas y aumentos de popularidad de los dioses protectores de las diversas facciones. Con el tiempo, la pareja más antigua –Melqart y Astarté- perdieron popularidad ante Baal Hammón y Tanit. También perdieron parte de sus funciones. Tanit llegó a ocupar el sitio de Astarté como la madre tierra para los cartagineses. Se convirtió en la consorte de Baal Hammón en la trinidad fenicia de padre, madre e hijo. Según Gilbert y Colette Charles-Picard, el repentino acceso de Tanit a la supremacía se remonta a una catastrófica derrota sufrida por los cartagineses en Himera en el año 480 antes de nuestra era, cuando trataron de arrojar a los griegos de Sicilia. Este fracaso hizo que Cartago se replegara cada vez más hacia dentro, volviendo los ojos hacia cuestiones orientales y africanas. Fue en ese clima en el que Tanit se elevó a la preeminencia sobe las demás diosas. Algunos especialistas creen que los orígenes de esta también eran africanos y que su acceso a la supremacía refleja la posición geográfica de Cartago: un pequeño enclave fenicio, situado en medio de una amplia población nativa de libios, númidas y bereberes, e inevitablemente afectado por los matrimonios entre razas distintas y la influencia de creencias locales. Sea como fuere, el gran número de piedras votivas dedicadas a la sagrada Tanit en Cartago desde aproximadamente el año 500 antes de nuestra era atestigua la supremacía que ésta gozó a partir de entonces. Pero también a ella le llegó su hora. Si bien los sacerdotes cartagineses 148


estaban resueltos a conservar la pureza y características de su religión (además de su propia autoridad), las circunstancias les obligaron a ir cediendo terreno poco a poco a los dioses griegos y romanos. Estos nuevos dioses no sólo tenían una nueva personalidad enormemente atrayente, sino que además simbolizaban una sociedad más progresiva, más flexible y más interesante, con unas formas de arte más vivas y una más inteligente política con respecto a la industria y al comercio; y en definitiva, especialmente en el caso de los dioses romanos, estaban respaldados por un importante ejército. En el Levante, los dioses fenicios y el sistema de vida fenicio estaban siendo rápidamente devorados por los dioses y las costumbres griegas. En la época de Alejandro, Melqart se confundía ya con Heracles, como sucedía también en Cartago. Baal Hammón, el último de los crueles ídolos a quienes se sacrificaban criaturas, fue absorbido por el romano Saturno. La madre Tanit se convirtió en la madre Juno. Después de la caída de Cartago, ocurrida en el año 146 antes de nuestra era, sus sacerdotes persistieron durante algunas generaciones, prestando cada vez más atención al grupo de fieles africanos. Durante un tiempo mantuvieron viva su lengua entre los númidas, pero acabó desapareciendo. El gran dios Baal, que durante mil años había hecho oír su sonora voz en tantas ciudades, enmudeció. Su corte de sacerdotes se hundió en el anonimato. la lengua en la que él había sido adorado se redujo a un murmullo, luego al silencio (…)”. (192). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro III. Talía. Reinado de Darío, rey de Persia. Los fenicios eran los que se ocupaban del comercio del incienso desde Arabia a Grecia. “(...) CVII. Por la parte de Mediodía, la última de las tierras pobladas en la Arabia, única región del orbe que naturalmente produce el incienso, la mirra, la casia, el cinamomo y ládano, especies todas que no recogen fácilmente los árabes, si se exceptúa la mirra. Para la cosecha del incienso sírvense del sahumerio del estoraque, una de las drogas que nos traen a Grecia los fenicios; y la causa de sahumarle al irlo a recoger es porque hay unas sierpes aladas de pequeño tamaño y de color vario por sus manchas, que son las mismas que a bandadas hacen sus expediciones hacia el Egipto, las que guardan tanto los árboles del incienso, que en cada uno se hallan muchas de ellas, y sola tan amigas de estos árboles que no hay medio de apartarlas sino a fuerza de humo del estoraque mencionado (...)”. (193). PERICOT GARCÍA, Luís. “Historia de España. Gran historia general de los pueblos hispanos”. Tomo I. Época primitiva y romana. Barcelona. Instituto Gallach. 1973 (5ª edición). Página 269. Los restos de la colonización cartaginesa. “(…) Todo lo dicho queda oscurecido ante la 149


riqueza de la isla de Ibiza, la antigua Ebussus, fundada en el año 663. / (Página 270). De la Ibiza púnica conocemos multitud de estaciones. De las otras islas solo sabemos que habían ocupado a la de Formentera. En Mallorca y Menorca, los restos púnicos se reducen a pequeños vasos de cerámica y vidrio y cuentas de collar esmaltadas encontradas en las necrópolis romanas (…)”. (194). CARBONELL BEVIÁ, Lola. “Benidorm Ibérica”. Zaragoza. Grupo de Arqueología de Menorca. 2015. www.BENIDORM IBÉRICA.PDF Página 21. 8. La deidad: Teosofía de los círculos concéntricos ibéricos. “(…) La emblemática de los círculos concéntricos no se dio exclusivamente en el periodo ibérico. Se trata de una concepción simbólica de la deidad que procede de la Prehistoria, cuya representación siempre es abstracta o anicónica (148). Los círculos podían ser representados únicos o trinos, dentro del lenguaje simbólico abstracto religioso. Cuando se representaba único estaba haciendo alusión a la deidad mortal, en general, o concretamente a una, indistintamente. Cuando los círculos se representaban únicos, trinos y, equidistantes, sugerían simbólicamente la trinidad de la Diosa Madre mortal, es decir a la primera madre de la humanidad (149), como se verá en la emblemática ubicada en la frente de las cabezas femeninas en forma de pebetero, ya que los tres círculos de las mismas no son frutos, -como se ha indicado hasta el momento-, sino que es la representación de la deidad trina de la Diosa Madre. Todos los círculos que aparecen en la cerámica ibérica pertenecen al tipo de círculos concéntricos que hacen alusión a una deidad o entidad superior deífica de suma importancia y con carácter inmortal (150). La teosofía de los círculos concéntricos partió del Oriente Medio. Surgio en Tell Irak y Tell Haslaf, yacimientos arqueológicos ubicados en la zona mesopotámica. Se extendió hacia Occidente, asentándose en SiriaFenicia, Chipre y Egipto durante la Edad del Bronce. En Chipre, los círculos deíficos estuvieron ligados a la divinidad femenina denominada “Diosa de los Ojos”, denominación que mantuvo de los yacimientos primigenios (151). El culto a la divinidad circular “Diosa de los Ojos” llegó a la isla de Menorca (España), a través del comercio marítimo en la propia Edad del Bronce (152). En Egipto, la deidad circular representaba a “Dios” o al “Pensamiento creador” y se mantuvo a lo largo de dos mil años (153). / Página 22) En cuanto a Siria-Palestina, los círculos concéntricos deíficos, fueron adscritos a la diosa de la fertilidad llamada “qds-´trt-´srh”, que fue identificada sincréticamente con Astarté (154). La religiosidad a la deidad circular fue expandida desde el Mediterráneo Oriental al Occidental durante el primer milenio antes de Cristo, mediante el comercio sirio-cananeo-chipriota-fenicio-púnico150


cartaginés que trasladó la emblemática de la deidad en numerosos objetos con carácter religioso destinado a santuarios, apareciendo en cuentas de pasta vítrea para collares (155), insculturas y elementos decorativoreligiosos ligados a enterramientos (156), como los minúsculos amuletos egipticiantes de carácter apotropaico que se colocaban entre los ropajes del difunto; las cerámicas destinadas a acoger las cenizas del difunto, como los kalathos o, los propios pebeteros de cabezas femeninas. Pero el culto a la deidad circular no solo se extendió por vía marítima a través del comercio, sino también por vía terrestre, atravesando el Asia Menor, e introduciéndose en el centro de Europa fue acogida por los pueblos indoeuropeos y absorbida y aceptada por los mismos, se fue extendiendo a través de ellos llegando a Hispania por la vía Suiza-Cataluña. De modo que en el ámbito indoeuropeo, las divinidades circulares no fueron atribuidas a deidades femeninas y masculinas, sino que tuvieron un marcado carácter patriarcal masculino plasmándose en todo tipo de aditamento guerrero –empuñaduras de espadas, cinturones, escudos, etc.,(157) (…)”. (195). RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 67. Libro I. Primeras noticias de Menorca. Sección III. Idioma, alfabeto, trages, y cultura de los Menorquines en los siglos de que hablo. Página 69. “(…) Lo propio digo por lo que respecta a las medallas de Ampurias que asimismo suelen encontrarse en esta isla. Go hablo precisamente de las mismas medallas donde hay caracteres en parte latinos, o del todo desconocidos, porque los primeros prueban claramente que aquellos monumentos fueron acuñados desde que los romanos se introdujeron en España, y las letras desconocidas son visiblemente celtibéricas en sentir del P. M. Florez (57), sino aún de aquellas, / (Página 70) cuyas letras son enteramente griegas, porque todo esto es muy posterior a los tiempos en que me hallo. Una y otra Ampurias fueron fundadas por los de Focea a mediados del siglo VI antes del nacimiento del Señor (58), y en su consecuencia el tratar ahora de sus medallas, sería muy fuera del caso por corresponder a un tiempo tan diverso del en que ocupo. Como ignoro haberse encontrado en la isla medallas de algún otro pueblo de la Grecia anteriores a la era cristiana, al parecer que por ahora nada me queda por decir de lo concerniente a este ramo de la cultura griega en Menorca (...)”. (196). RAMIS Y RAMIS, Juan. “Historia civil, y política de Menorca. Parte I”. Mahón. Ediciones Nura / Editorial Sicoa. 1991. Página 102. Libro I. Primeras noticias de Menorca. Sección III. Idioma, alfabeto, trages, y cultura de los Menorquines en los siglos de que hablo. “(…) Tales son los de Ampurias, o EMPORITO=, que son las únicas de esta 151


clase que han llegado hasta aquí a mis manos; por manera que tengo varias en mi monetario, y solo hay una de que estoy dudoso que es la del nº 2. Tabla XXV del P. M. Florez (115) y muy parecida a la décima de D. Andrés de Gusseme (116). De estas he visto una en mediano bronce encontrada en Menorca; y como sus letras son todas griegas; por esto y otras circunstancias que sería largo el referir, puede que sea de las de los tiempos de que hablo (…)”. Página 102. Cita (115). “(…) Medallas de las Colonias, Municipios, y Pueblos antiguos de España, tomo II. Página 420 a 422 (…)”. Página 102. Cita (116). “(…) En su Diccionario Gumismático tom. III. Pág. 131 (…)”. (197). PRESEDO, Francisco. Capítulo IX. Cultura y religión ibéricas. Publicado en: BLÁZQUEZ, J. M. & FERNÁNDEZ NIETO, J. & LOMAS, F.J. & PRESEDO, F. “Historia de España Antigua. Tomo I. Protohistoria”. Colección Historia, serie mayor. Madrid. Cátedra. 2012 (7ª edición). Página 226. La religión ibérica. Asklepios de Ampurias. “(…) Por lo que hace a la influencia griega sobre el mundo ibérico tenemos que partir de la única colonia griega en España que es Ampurias. Sabemos allí existió, a decir de los arqueólogos, un templo de Asclepios al cual pertenecerá la famosa estatua de este dios que durante mucho tiempo se creyó de época clásica pero que actualmente se considera de época romana republicana. Todo ello está vinculado al problema de la Ampurias antigua, hasta ahora confuso y de difícil solución. Igualmente existió allí un templo dedicado a Serapis, deidad evidentemente no griega cuya expansión por el Mediterráneo se verificó en época romana. Es muy posible, sin embargo, que en el siglo V en Ampurias existieran cultos que podemos determinar por restos arqueológicos, como ocurre en la Kore fechada a mediados del siglo V, aparentemente un original griego y que se relacionaría con el culto a Demeter. Lo mismo diríamos de la cabeza de Artemis procedente de la misma ciudad y, de época helenística al torso de Afrodita. En la necrópolis Martí apareció una terracota de Hermes itifálico que está bien fechado por cerámica griega en la primera mitad del siglo V (…)”. FERNÁNDEZ NIETO, F. J. Capítulo XXI. Los griegos en España. Publicado en: BLÁZQUEZ, J. M. & FERNÁNDEZ NIETO, J. & LOMAS, F.J. & PRESEDO, F. “Historia de España Antigua. Tomo I. Protohistoria”. Colección Historia, serie mayor. Madrid. Cátedra. 2012 (7ª edición). Página 550. El dominio masaliota. Esculapio-Asklepios. “(…) Las edificaciones civiles y religiosas de Ampurias que hoy conservamos datan, sin embargo de época helenística y romana republicana: destacan el ágora o plaza pública, que fue ligeramente desplazada y engrandecida en el siglo IV con los pórticos de la stoa y los templos de Serapis y Asclepio; en este último, que fue un simple edículo, estaba la magnífica estatua del dios, el Esculapio de Ampurias, ciertamente el mejor hallado en la península de la escultura griega helenística (…)”. 152


(198). FERNÁNDEZ MIRANDA, Manuel. “Arte prehistórico en las Baleares”. Cuadernos de Arte Español. Madrid. Historia 16.1992. Página V. Fichas 7. Imhotep de Torre d´en Gaumés (Alaior, Menorca). “(…) Estatuilla fundida en bronce tallada en el recinto de la taula 15cm., de altura. Realización en molde. Museo de Menorca (Maó). Representación de la divinidad egipcia de época tardía llegada probablemente hasta Menorca como pieza de comercio púnico de bienes de prestigio, hacia el siglo IV a. C. Imhotep fue visir del faraón Zoser (III dinastía) que alcanzó popularidad como dios curador de enfermedades a partir de época saíta (siglos VII-VI a. C.). Su culto se extendió por todo el Mediterráneo. En Torre d´en Gaumés firmaba parte de las ofrendas depositadas en el recinto de taula, lo que prueba la complejidad de los rituales allí realizados (…)”. (199). CASASNOVAS CAMPS, Miquel Ángel. “Història de les illes Balears”. Col.lecció Els Treballs i els dies 44. Palma de Mallorca. Editorial Moll 1988. 1ª. Edición. Página 52. “(…) Una de les troballes més sorprendents fou la figureta d´Imhotep trobada a Torre d´en Gaumés, dins el recinte de taula. Aquesta estatueta, arribada per mitjà del comerç colonial, ens relaciona les ciencies del món talaiòtic tardà amb les divinitats de la medicina i de la curació, encarnades per Imhotep-assimilat a Asclepios a les terres hel.lèniques “(…)”. (200). CASASNOVAS CAMPS, Miquel Ángel. “Història de les illes Balears”. Col.lecció Els Treballs i els dies 44. Palma de Mallorca. Editorial Moll 1988. 1ª. Edición. Página 64. La colonización púnica de Menorca y Mallorca. “(…) De tota manera, pot descartar-se la presència de mercaders fenicia a les costes mallorquines i menorquines, fora de contactes esporàdics, abans del segle VI a.C. (…). Podría parlar-se també, però, de comerç precolonial intercanvi i/o comerç sense mercat i contrapartidas extraeconòmiques (…). Els mercaders púnics podien actuar també en aquests moments inicials com a redistribuïdors de mercaderies alienes, i potser això expliqui la presència d´algun dels bronzes grecs o de l´àrea itàlixca i tot de la figureta egìpcia d´Imhotep trobada al recinte de taula de Torre d´en Gaumés (Alaior) (…)”. (201). LAGARDA MATA, Ferrán. “Las enigmáticas taulas de Menorca. Homenaje a Josep Mascaró i Pasarius”. Volumen 1. Zaragoza. Sobradiel. 2011. Página 42. LAGARDA MATA, Ferrán. “Taulas”. Imhotep. “(…) Lo único cierto es que el único recinto con datación radiocarbónica es el de Torralba d´en Salort, con fechas que van del 800 al 200 a.C. (Talayótico III y IV) (77), las cuales vendrían confirmadas por la tipología de los hallazgos efectuados en su interior y en el de otros monumentos excavados: su estatuilla de un toro joven, que se hallaba acompañada de dos pebeteros ibicencos de tipo ¡¡¡Tanit!!!, un fragmento de otra pieza probablemente similar hallada en Sa Torreta (78); el Imhotep de defectuosos jeroglíficos egipcios aparecido en Torre d´en Galmés, 153


probablemente de la época de la XXVI dinastía (664-525 a. C.), aunque otros lo creen helenístico de finales del siglo IV a.C., y de un tipo muy popular en el Mediterráneo por la expansión comercial y territorial fenicio-púnica, las cuentas de pasta vítrea y las cerámicas ibéricas, campanienses y cartaginesas que acompañaban a las talayóticas y a los típicos amolons (piedra móvil de molinos de mano) indígenas (…)”. (202). LAGARDA MATA, Ferrán. “Las enigmáticas taulas de Menorca. Homenaje a Josep Mascaró i Pasarius”. Volumen 1. Zaragoza. Sobradiel. 2011. Página 365. SÁ@CHEZ-CUE@CA, Ramón. “Imhotep, hijo de Ptah. Informe técnico del tratamiento de conservación y restauración de la figurilla encontrada en 1974 en el recinto de taula de Torre d´en Galmés”. Publicado en: Rosselló-Bordoy, G. et alii. “Imhotep, hijo de Ptah”. Mayurqa 12.Universitat de les Illes Ballears.1974. Páginas 123142. “(…) Se trata de una figurilla de bronce de unos quince centímetros de altura que representa a la divinidad “Imhotep” en posición sedente (sin asiento) que sostiene sobre sus rodillas un papiro abierto. Tiene bajo los pies un vástago de sujeción. La estatuilla fue extraída del subsuelo durante las excavaciones efectuadas en abril de 1974 en Torre d´en Galmés (Menorca) (…) / (Página 367) Durante el mismo [tratamiento], quedó al descubierto un jeroglífico inscrito sobre el papiro y el oro de los ojos. Éstos están realizados mediante inclusión de oro con una piedra redonda de color pardo como pupila. La minuciosidad y calidad de elaboración de los detalles denota una obra de gran calidad técnica y artística (…)”. (203). LAGARDA MATA, Ferrán. “Las enigmáticas taulas de Menorca. Homenaje a Josep Mascaró i Pasarius”. Volumen 1. Zaragoza. Sobradiel. 2011. Página 372. GOR@ÉS HACHERO, Josep Simón. “Un estado de la cuestión sobre cronología relativa y absoluta de los santuarios de taula de Menorca”. Torre d´en Galmés. “(…) Este contexto es del máximo interés, por cuanto señala un área cultural de importancia específica dentro del santuario. En el sector =.O., del recinto de taula, y a lo largo del muro, así como junto a la pilastra C, se localizan dos puntas venablo de hoja lanceolada y largo pedúnculo, junto a una urna de piedra arenisca, -de forma rectangular, fijada al suelo mediante cuñas de piedra-; entre ésta y el muro se localizó una figurita de bronce representando al ya mencionado semidios egipcio Imhotep. Acompañaban a este conjunto de objetos algunos fragmentos de cerámicas talayóticas así como “…es de destacar la presencia de colmillos de jabalí”. Ante la urna se localizó, excavada en la roca madre una pequeña cubierta colmatada con tierra “arcillosa grisácea” (RossellóBordoy (1984) página 117 y 135) cuyo contexto arqueológico desconocemos (…)”.GORNÉS HACHERO, J. Simón. “Guevas aportaciones a los contextos arqueológicos y a la cronología de los santuarios de taula de Menorca”. Roma. Congreso Internacional “Saturnia 154


Tellus”. 2004(noviembre). www.Gornés,2004.pdf Página 5. Torre d´en Gaumés. “(…) Desafortunadamente, las excavaciones emprendidas en los años 70 no ayudaron a clarificar ni la estratigrafía ni la ordenación de los conjuntos arqueológicos, a pesar de que evidentemente se localizaron sectores vírgenes, no excavados por Flaquer, como pone de manifiesto la localización de la figurita de bronce representando a Imhotep. Este contexto es del máximo interés, por cuanto señala un área cultual de importancia específica dentro del santuario. En el sector =.O. del recinto de taula, y a lo largo del muro, así como junto a la pilastra “C”, se localizaron dos puntas de venablo de hoja lanceolada y largo pedúnculo, junto a una urna de piedra arenisca, -de forma rectangular, fijada al suelo mediante cuñas de piedra-; entre ésta y el muro se localizó una figurita de bronce representando al ya mencionado semi dios egipcio Imhotep. Acompañaban a este conjunto de objetos algunos fragmentos de cerámicas talayóticas así como “…es de destacar la presencia de colmillos de jabalí”. Ante la urna se localizó, excavada / (Página 6) en la roca madre, una pequeña cubeta colmatada con tierra “arcillosa grisácea” (Rosselló-Bordoy, 1984: 117 y 135) cuyo contextos arqueológico desconocemos (…)”. (204). FERNÁNDEZ MIRANDA, Manuel. “La fase final de la Prehistoria de Menorca y los primeros contactos comerciales de la isla con el mundo clásico”. Revista de Menorca. Fundada en 1888. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico. Año LXVII. Séptima Época. Primer Semestre. Mahón. 1976. www.RevistadeMenorca1976.pdf Página 16. “(…) Recientemente los trabajos de Rosselló Bordoy en Torre d´en Gaumés, continuando los que ya por los años cuarenta iniciara con empuje y buena voluntad Flaquer, han proporcionado nuevos elementos de juicio a los que nos vamos a referir brevemente, así como a la problemática que han levantado. Al limpiar el recinto de la taula de ese yacimiento Rosselló Bordoy ha encontrado la estatuilla representación de Imhotep que todos Uds., conocen y que ha sido valorada muy desigualmente ya por distintos especialistas. Imhotep fue, como Vds, saben probablemente, una especie de sacerdote -visir del faraón Zoser, es decir III Dinastía, que intervino en distintas obras oficiales, entre ellas, al parecer, en la construcción de la pirámide de Sakkara, y se ganó una reputación como médico y hombre de ciencia. En época saita, siglos VII/VI a. de J.C., fue popularizado y equiparado a Asclepios haciéndose su culto relativamente frecuente en algunas ciudades del oriente y reproduciéndose con cierta frecuencia su imagen en estatuillas de distintos tamaños. Esta fecha resulta sin embargo demasiado alta para la inscripción que aparece en la figurilla menorquina, que a juicio de Montaner, que la ha estudiado y publicado, parece ser de época helenística y realizada por una persona que comete errores al escribir el jeroglífico. Basándose en estas observaciones de carácter 155


epigráfico nosotros propondríamos aquí a manera de hipótesis, una fecha relacionada o a partir de la conquista de Egipto por Alejandro, último tercio del siglo IV, lo que coincidiría perfectamente con la datación de Montaner, y, lo que es más importante, con un fenómeno más generalizado como es el de la aparición de una serie de productos en occidente de factura / (Página 17) al parecer griega pero íntimamente ligados al comercio cartaginés, que luego documentaremos por otros medios en la isla: la kylix de Medellín, estudiada por Almagro Gorbea entre otros, el pie de cráter de Abdera o los grafitos púnicos en las cerámicas halladas en el barco de la Illa del Sec, en la bahía de Palma, son algunas pruebas de este fenómeno a que nos referimos que es cuestión de atención en estos momentos por parte de varios investigadores y que quizá en poco tiempo ayude a comprender determinados fenómenos comerciales hasta ahora mal valorados (…)”. (205). GARRIDO, Carlos. “El ídolo de los ojos de oro”. Publicado en: “Menorca mágica”. Prólogo de Pau Faner. Colección El Barquero. Palma de Mallorca. José J., de Olañeta, Editor. 2009. (9ª edición). Página 43. El ídolo de los ojos de oro. “(...) Hay principios tan básicos que debemos recordarlos a menudo para no olvidarlos. Este es uno de ellos: “Para las antiguas sociedades, un cierto lugar no era sagrado porque en él se efectuara un culto; sino al contrario, se hacía culto porque se consideraba sagrado. Lo que motivaba la sacralizad era la presencia de los fenómenos, la existencia de símbolos o simplemente el fervor religioso producido por la situación o configuración del paisaje”. La observación de Amador Rebullida Conesa, autor de Astronomía y religión en el Geolítico-Bronce, señala un hecho en el que muchos jamás se han separado a pensar: ¿por qué fueron sagrados ciertos lugares? ¿Quién les otorgó magia? Los fenicios consagraron no solo santuarios artificiales, sino que vieron en los accidentes naturales como montañas, islas, cavernas o rocas solitarias, las señales de sus dioses. En la misma línea se encontrarían los talayóticos, influidos por los pueblos semitas y emparentados con su visión religiosa (...). Dentro de este contexto deberíamos imaginar los grandes centros sagrados de la Menorca antigua. Como esa ciudad sacra, sin precedentes, que apenas ha comenzado a descubrirse. Se encuentra en So Ga Caçana, no muy lejos del inevitable Torralba. Pasando por la carretera atisbamos uno de esos talayotes solitarios que salpican las llanuras del Migjorn. Cuando nos acercamos, aparecen entre nosotros los restos de tres recintos de taula prácticamente contiguos. Desde lo alto del talayote se intuye la arquitectura antigua de esos santuarios, aunque las taulas sean apenas unas losas arruinadas. Aquí probablemente / (Página 44) convergían varias poblaciones del sur menorquín, tal vez incluso hostiles entre sí. 156


Dentro de las hornacinas abiertas en los muros se dejarían ofrendas, manjares o pequeños exvotos. Al pie de las taulas quemarían los animales, cuyos restos han aparecido en todos los santuarios: cabras, ovejas y cerdos. En ciertas fechas, que pudieran incluso corresponderse a nuestros días de Sant Joan y Gavidad, serían escenarios de grandes fiestas y procesiones. Enormes fogatas servirían, quizás, para ver a través del humo como “balla el sol”. Lo mismo que se dice actualmente en Gavidad con un vaso de calent. Se ha especulado con la posibilidad de que se llevaran a cabo sacrificios humanos. Ya que se conoce la existencia de los llamados “tófets” cartagineses, donde enterraban en unas urnas a los niños muertos en holocausto por Baal Hammón o su paredro femenino, Tanit, la Gran Dama. Como atestiguan numerosas fuentes, en la antigüedad se acudía al sacrificio humano en momentos de gran peligro o cuando se creía perdido el favor del dios. Con la sangre derramada se untaban los betilos o piedras sagradas, como las taulas. En Menorca, no obstante, se carece de cualquier evidencia que permita sospechar la existencia de tales prácticas; pero algunos hallazgos en santuarios mallorquines autorizan al menos a mantener la hipótesis. Dentro de esta cosmovisión donde todo estaba interrelacionado, no había sitio para el azar. Todo era causal, jamás casual. Hasta los fenómenos más intrascendentes eran considerados como signos o augurios. Los sueños, por ejemplo, alcanzaban a menudo la categoría de revelación. Es posible, por lo tanto, que en estos santuarios se llevara a cabo la práctica del “sueño incubado”, presente entre los griegos y semitas. El consultante ingería una sustancia hipnótica y se purificaba antes de dormir dentro del recinto sagrado. Durante el sueño, aparecía la señal del dios indicando qué debía hacer o augurándole su próximo futuro. Herodoto ya cita esta práctica de yatromancia entre los nasamones. Los miembros de ese pueblo libio, escribió: “acuden a las tumbas de sus antepasados, y después de efectuar sus plegarias, se extienden encima, gobernándose por lo que ven en el sueño”. Los santuarios o tal vez incluso las cuevas sepulcrales talayóticas pudieron cumplir también con esta misión mántica. La religión arcaica tenía entre sus funciones la magia del oráculo, y parece difícil que ello no ocurriera también entre los honderos. De lo que si existe constancia fieles de la función salutífera de los recintos de taula. En Torralba, las últimas excavaciones dieron como / (Página 45) resultado el hallazgo de un pequeño toro de bronce a los mismos pies de la taula. La técnica expresiva es muy similar a la de los famosos “bous de Costitx”. Una expresión antropomorfizada de ojos grandes y boca sonriente. Líneas muy marcadas en el rostro. Cornamenta con inclinación lunar y atributos sexuales remarcados. En su dorso, 157


presenta una raja que ya fue objeto de una tosca reparación en la época. La existencia de vástagos en las patas indica que fue concebido para ser expuesto en una peana. El pequeño toro de Torralba pudo representar a otros de mayor tamaño, del mismo modo que las imágenes religiosas más veneradas siempre son reproducidos en miniatura. Un toro gigante ya desaparecido, pero que pudo concitar el culto de una parte importante de la isla. Tal vez, ¿por qué no?, con prácticas como las del Taurobolio. Cuando, en plena efervescencia histérica del Imperio Romano, se degollaba un toro y los iniciados, bajo una plataforma enrejada, se empapaban en su sangre; creyendo apoderarse así de la vida y la fuerza del animal. Por sus características, el toro de Torralba no parece tanto la representación directa de un dios, como la copia de un modelo sagrado. Lo mismo ocurre con un hallazgo que todavía fue más espectacular. Una aparición que posee carácter de leyenda. En la primavera de 1974, un equipo dirigido por Guillem Rosselló Bordoy procedía a la excavación del recinto de taula de Torre d´en Gaumés, otra de las grandes ciudades de la Menorca talayótica. Debido al tiempo transcurrido desde anteriores campañas, todo el lugar había sido invadido por matorrales y acebuches que hacían casi imposible el libre movimiento por su interior. Al comenzar la limpieza, los arqueólogos se dieron cuenta de que en la zona absidal del recinto quedaba un sector sin excavar, debido a la caída de unos bloques de piedra. Conforme se fue explorando el terreno, fueron surgiendo unos bancos periféricos adosados a la base del paramento interno. La piqueta fue descubriendo entre ellos cerámica talayótica con improntas vegetales y geométricas. Hasta que, al pie de una de las pilastras, apareció la punta de una especie de venablo con hoja lanceolada y largo pedúnculo. El hallazgo asombró a los arqueólogos: en todo el mundo talayótico balear no había ninguna pieza parecida. Siguió la excavación y apareció una urna de arenisca con forma rectangular, y adosada a la pared descubrieron poco después una nueva punta de flecha o jabalina idéntica a la anterior, pero ligeramente más corta. En medio del normal interés, y presintiendo la presencia de otro hallazgo que se sentía inminente, se topó con un objeto duro cuando se / (Página 46) limpiaba el sector excavado. Tenía forma rectangular y una serie de incisiones paralelas en disposición vertical. Súbitamente, como presa de un encantamiento, un gesto brusco del excavador hizo que el misterioso objeto saltara literalmente a sus manos. Todos quedaron paralizados por la sorpresa. Y mucho más cuando una primera limpieza superficial permitió eliminar las adherencias 158


superficiales y masas de tierra. Entonces, la emoción fue aún mayor. Aquello que tenía en sus manos era una figurilla egipcia. =o había duda. Se percibía claramente la silueta sedente con una cabeza muy erguida, el torso desnudo y una grave falla en la frente, producida por la desintegración del metal. En el muro donde se apoyó durante siglos, una mancha verde daba fe de ellos. Los brazos del ídolo, unidos al cuerpo, descansaban sobre las rodillas sosteniendo sobre la falda un rollo desplegado. Bajo la planta de los pies, un largo pivote piramidal indicaba que la figurilla estuvo situada en una peana, probablemente de madera, que desapareció sin dejar rastro. El bronce de unos 15 centímetros de altura, parecía bien conservado. Pero hacía falta una concienzuda labor restauradora que no podía realizarse en Menorca. En Mallorca se descubriría que se trataba de una imagen de Imhotep, célebre arquitecto de Zóser y constructor de la pirámide escalonada de Sakkara. Este personaje vivió alrededor del 3.000 a. C y ha sido considerado como el fundador de la medicina egipcia. Por su gran sabiduría el pueblo de aquel país lo deificó. Y todavía hoy la tradición esotérica lo considera Gran Maestro de la Ciencia Secreta, conocedor de todos los grandes poderes. Es también el protagonista del ciclo cinematográfico de “La momia”. Los griegos le llamaron Imouthes, y fue equiparado al gran Asclepios. El núcleo más importante de su culto estuvo en el llamado Asklepeion de Sakkara, donde apareció un enigmático cementerio de pájaros ibis momificados. Se supone que la tumba de Imhotep estaba en las inmediaciones de ese gran hospital dedicado a su memoria, pues nadie ha logrado hallarla. Lo más impresionante de esta pequeña estatua, que cabe enteramente en una mano, son sin lugar a dudas sus ojos. Al tomarlo, el Imhotep ofrece un tacto frío, como el hielo de los siglos. Sus pupilas en relieve destacan sobre sus ojos con incrustaciones de oro batido semejando la coroides. De ese modo, sus constructores lograron el inquietante efecto de las estatuas cuya vista nos sigue a medida que nos movemos. Ojos que se clavan, reluciendo, en los nuestros. Burlones e inquietantes. Como si leyeran todas las interrogaciones de nuestro pensamiento. / (Página 47) El Imhotep no tiene cejas. Posee una nariz pequeña, unos labios carnosos, pómulos ligeramente abultados y unas orejas de fino diseño. Su actitud mayestática se encuentra realzada por el collar “osk”, usado desde tiempos remotos en la indumentaria egipcia. El papiro que despliega entre sus manos ha logrado, también ser descifrado: “Imhotep, doblemente adorado, hijo de Ptah”. Los arqueólogos, que han datado la pieza en los años del siglo VII a. C., conocen unas cincuenta representaciones más de este personaje, 159


repartidas en diversos lugares del área mediterránea. Entre ellas la de Torre d´ En Gaumés es seguramente de las más proporcionadas en su modelado. El doblemente adorado hijo de Ptah fue una figura de alto poder taumatúrgico, por lo que sus representaciones circularon con cierta abundancia por los centros de curación mágica. En aquellos tiempos de intensos contactos comerciales vía griega o púnica, el apartado de los ritos salutíferos debió constituir también un filón comercial. Go sería extraño que las supuestas puntas de venablo halladas junto al ídolo, sin precedentes en las Islas, fueran en realidad parte de un instrumental quirúrgico o médico. De confirmarse esta evidencia, se daría un paso muy importante en la comprensión de los santuarios de taula. Go sólo servían para sacrificios y actos religiosos, sino también para la práctica de la medicina mágica. Enfrío Imhotep de los ojos de oro llegó de tierras orientales para mostrar su poder sanador y taumatúrgico, coexistiendo con otros cultos en ese sincretismo mediterráneo de los santuarios. El prestigioso ganado a través de los siglos, y la rara perfección de su imagen, debieron impresionar a los antiguos menorquines, que se encomendaban a él para apartar de sí las enfermedades y los hechizos, en aquel tiempo siempre asociados a ellas. Sin embargo, hay algo más. Un misterio estremecedor en el hallazgo de esa figurilla, que en el momento de escribir estas líneas duerme en el interior de un frasco de vidrio a la espera de poder ser exhibida algún día. Tan misterioso como el hecho de que su aparición fuera anunciada, casi profetizada, muchos años antes de producirse. Recordemos que el acontecimiento tuvolugar en 1974. También hemos citado en varias ocasiones el libro Piedras y viento de Mario Verdaguer, cuya primera edición data de 1927. ¿Cómo podemos explicar entonces que el novelista relatara en su libro, con una pasmosa fidelidad, el hallazgo de Imhotep? / (Página 48) Leamos: “La suela de su zapato había resbalado sobre un objeto duro y pálido. Se agachó y apartó cuidadosamente con sus manos la hojarasca muerta. Entonces apareció la tierra roja y húmeda como carne y en aquella tierra una bola verde de oxidado metal. Ayudándose de la piqueta fue surgiendo de aquella tierra roja una forma verde fosilizada. Era una estatuilla sepulcral prehistórica, labrada por aquellos hombres innotos, de piedra y cobre, que habían levantado en Menorca los gigantescos altares de culto druídico”. El personaje de Verdaguer eleva hacia sí la estatuilla: “Era pesada, maciza, cubierta de lepra verde, roída por el trabajo secular. El viejo personaje guardaba su actitud impasible y extraña. Sus ojos sin pupilas no tenían miradas para el hombre, en sus labios hieráticos, había, inmóvil, 160


la eterna sonrisa del misterio y los brazos pegados al cuerpo daban a aquel ser de metal una rigidez sagrada, hacían más inmóvil su inmovilidad como impregnada del sentido de lo eterno”. Las negritas son nuestras. Para indicar la sorprendente descripción que Verdaguer hace, cuarenta y siete años antes de ser desenterrado, del sonriente Imhotep. En la novela, el “monstruo verde” no trae sino desgracias, y finalmente es arrojado de nuevo a la tumba de los gigantes: “El agua viscosa sorbió lentamente a aquel ser de metal, que despareció en el limo. Los jaramagos se estremecieron y rápidas lagartijas huyeron en todas direcciones”. Uno no sabe si la mirada brillante del Imhotep trae la pedición como en la novela de Verdaguer, o por el contrario sigue curando a quienes confían en el antiguo taumaturgo doblemente adorado. carecemos por ahora de datos que nos lo aclaren (...). “Menorca es un inmenso cementerio de una civilización tres veces milenaria”, escribió Josep Plá. Tal vez varios Imhotep duerman todavía sin desenterrar porque ningún novelista supo imaginar su descubrimiento (...)”.GARRIDO TORRES, Carlos. “Menorca mágica”. Colección El Barquero. Palma de Mallorca. José J. Olañeta, Editor. 2009. Página 47. La escultura menorquina de Imhotep. “(…) ¿Cómo llegó a Menorca? ¿Por qué se encontraba en el recinto de taula? El doblemente adorado hijo de Ptah fue una figura de alto poder taumatúrgico, por lo que sus representaciones circularon con cierta abundancia por los centros de curación mágica. En aquellos tiempos de intensos contactos comerciales vía griega o púnica, el apartado de los ritos salutíferos debió constituir también un filón comercial. Go sería extraño que las supuestas puntas de venablo halladas junto al ídolo, sin precedentes en las Islas, fueron en realidad parte de un instrumental quirúrgico o médico. De confirmarse esta evidencia, se daría un paso importante en la comprensión de los santuarios de taula. Go sólo servían para sacrificios y actos religiosos, sino también para la práctica de la medicina mágica (…)”. (206). ASIMOV, Isaac. “El Cercano Oriente”. Colección: Historia Universal. Madrid. Alianza editorial. 2011. (3ª Edición). Página 26.1. Los sumerios. Dioses celestiales. “(…) Así, el periodo de Halaf llegó a su fin hacia el 4000 a.C. porque los nómadas se lanzaron sobre Mesopotamia desde los montes Zagros, que señalan al noreste el límite de las tierras bajas mesopotámicas. (…) El periodo de Ubaid duró del 4000 al 3300 a. C., aproximadamente. Tal vez los nómadas que se establecieron allí en dicho periodo formaran el pueblo al que llamamos “sumerio”. Se asentaron a lo largo de la parte 161


inferior del Éufrates, por lo que esa zona de Mesopotamia, en ese periodo de la historia, es llamada “Sumer” o “Sumeria”. (…) Por ejemplo, desarrollaron la técnica de construir estructuras monumentales. Al provenir de regiones montañosas / (Página 27) con abundantes lluvias, estaban habituados a la idea de que hay dioses en el cielo. Y como sintieron la necesidad de estar lo más cerca posible de esos dioses celestes, para que sus ritos fuesen más eficaces, construyeron grandes montículos de barro cocido en cuya cima efectuaron sus sacrificios (…) Tales construcciones hechas por etapas son llamadas zigurats y, es probable que fueran las construcciones más imponentes de su época. Las pirámides egipcias fueron construidas muchos siglos después que los primeros zigurats. (…) Pero el recuerdo de los zigurats llegó al Occidente moderno a través de la Biblia. El libro del Génesis (que llegó a su forma actual veinticinco siglos después del periodo de Ubaid) habla de un tiempo primitivo en que los hombres “hallaron una llanura en la tierra de Shinar y, se establecieron allí” (Génesis, 11,2). La tierra de Shinar, por supuesto, es Sumer. Una vez allí, sigue la Biblia, dijeron: “Vamos a construirnos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo” (Génesis, 11,4). Se / (Página 28) trata de la famosa “Torre de Babel”, leyenda basada en los zigurats. Por supuesto, los sumerios trataron de llegar al cielo, en el sentido de que esperaban que sus ritos fuesen más eficaces en la cima de los zigurats que en el suelo. (…) También inventaron el vehículo con ruedas (…)”. (207). ASIMOV, Isaac. “El Cercano Oriente”. Colección: Historia Universal. Madrid. Alianza editorial. 2011. (3ª Edición). Página 66. 3. Los amorreos. Las puertas del cielo = Babilonia = Puerta de Dios. “(…) Alrededor del 2000 a. C., después de los gloriosos días de Ur y cuando Sumeria entraba en su decadencia final, los amorreos surgieron del desierto e invadieron la Media Luna Fértil, por el este y el oeste. / (Página 67) En el oeste, colonizaron las tierras adyacentes al mar Mediterráneo y se mezclaron con los habitantes de Canáan que también hablaban una lengua semítica). Así, en la Bíblia, a los cananeos se los llama a menudo amorreos. (…) Los amorreos también se apoderaron de una pequeña ciudad acadia llamada Bab-ilum (palabra acadia que significa “puerta de Dios”) e hicieron de ella su ciudad. En el hebreo de la Bíblia, el nombre de la ciudad se convirtió en Babel (…)”. (208). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 46. Adad. “(…) Mit. mesopotámica. Divinidad asirio-caldea del 162


Sol. Era el dios de las tempestades y de los vientos y lluvias favorables. Se le representaba armado de relámpagos, de pie sobre un toro (…)”. (209). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 47. Adapa. “(…) Mit. mesopotámica. Deidad asirio-babilónica creada por Ea, en Ediru, para ser rey de los mortales, dotado de gran sabiduría y prudencia de una oreja de grandes dimensiones, pero privado de la inmortalidad, reservada solo a los dioses (…)”. (210). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 56. Alatú. “(…) Mit. mesopotámica. Diosa de ultratumba, en Asiria y Caldea, que tenía la misión de recibir a los muertos (…)”. (211). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 65. Amorka. “(…) Mit. mesopotámica. Divinidad femenina, encarnación del mar o de la luna. De su cabeza, el dios Bel creó a los hombres (…)”. (212). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 66. Anat. “(…) Mit. mesopotámica. Deidad asiria que personificaba la naturaleza femenina, en su aspecto procreativo (…)”. (213). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 70. Anshar. “(…) Mit. mesopotámica. principio masculino que simboliza el mundo celeste. Fue progenitor de los dioses (…)”. (214). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 72. Anú. “(…) Mit. mesopotámica. Dios que entre los sirios y caldeos representaba el cielo y la luz y, del que dependían los buenos y malos espíritus (…)”. (215). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 76. Aralu. “(…) (El país sin retorno). Mit. mesopotámica. Mundo subterráneo donde los muertos se alimentaban de tierra y barro (…)”. (216). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 82. Artagatis. “(…) Mit. mesopotámica. Diosa asiria, representada en forma de pez y, de cuya cabeza salían rayos luminosos hacia lo alto. Se supone que representaba a la Luna (…)”. (217). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 83. Aruru. “(…) Mit. mesopotámica. Diosa madre de Sumer y Akad. Hizo mujeres a su imagen con trozos de arcilla (…)”. 163


(218). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 84. Ashur. “(…) Dios supremo de la mitología asiria, cuyo nombre significa benévolo, aunque en realidad se trataba del dios de la guerra. Como dios bélico era representado montado sobre un toro desbocado. También era como dios supremo, creador de todo lo existente (…)”. (219). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 87. Atar. “(…) Mit. persa. Deidad considerada la personificación del fuego, que otorga a los hombres la virilidad, el saber y la felicidad temporal y eterna (…)”. (220). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 139. Ea. “(…) Mit. mesopotámica. deidad babilónica, poseedora de la sabiduría infinita. Habitaba en las profundidades del mar y favorecía a los hombres (…)”. (221). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 140. Edimmu. “(…) Mit. mesopotámica. Genios, que son las sombras de las almas de los muertos no sepultados y, se vengan atormentando a los hombres (…)”. (222). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 147. Ennugi. “(…) Mit. mesopotámica. Divinidad acuática asiriobabilónica, señor de los canales y fosos (…)”. (223). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 150. Ereshkigal. “(…) Mit. mesopotámica. Era para los sumerios hermana de Ishthar, diosa de los infiernos. Fue la soberana del mundo subterráneo, hasta que Gergal bajó allí y, ella, para llegar a un acuerdo de paz, tuvo que tomar a Gergal por esposo (…)”. (224). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 176. Gilgames. “(…) Mit. mesopotámica. Es el héroe legendario de Sumeria, protagonista de la epopeya más remota de los humanos. Pleno de arrojo y de portentosas facultades físicas, era rey de Uruk y, el mito lo presenta haciendo sobrehumanos esfuerzos por atravesar el océano de la muerte en busca de una vida que desconozca todo término o fin y, con el destino trágico de no poderlo conseguir (…)”. (225). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 179. Gumunbanda. “(…) Mit. mesopotámica. Deidad de la tierra y de la fertilidad, entre los babilonios (…)”. 164


(226). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 207. Isthar. “(…) Mit. mesopotámica. Divinidad de la caza y del mar, diosa madre de los sumerios, tutelar de Uruk (…)”. (227). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 234. Marduk. “(…) Mit. mesopotámica. Dios de Babilonia, protector de la justicia, el orden y el buen gobierno (…)”. (228). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 246. Milita. “(…) Mit. mesopotámica. Diosa del amor y de la fecundidad. Algunas mujeres sacrificaban a la diosa su virginidad (…)”. (229). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 253. @abu. “(…) Mit. mesopotámica. Deidad cuya misión era escribir en las tablillas el destino anual de los mortales (…)”. (230). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 262. @ino o @inos. “(…) Mit. mesopotámica. Fundador mítico de Ginive y del imperio babilónico. Se le considera inventor del arte militar. Era hijo de Belo (…)”. (231). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 268. Omorka. “(…) Mit. mesopotámica. Diosa de los caldeos, esposa de Belus, con el que coexistía en la eternidad. Era como la Gaturaleza personificada. Se encontró en el seno del caos primigenio, que contenía a los monstruos. Belus la dividió en dos partes, de las que hizo el Cielo y la Tierra (…)”. (232). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 319. Salambó. “(…) Mit. mesopotámica. Diosa del amor, en Babilonia (…)”. (233). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 324. Sesak. “(…) Mit. mesopotámica. Deidad babilónica protectora del sueño (…)”. (234). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 85. Astarté. “(…) Mit. mesopotámica. Diosa del amor en Babilonia y también diosa madre, esposa de Asur. En los tiempos primitivos fue la diosa protectora de la ciudad de Uruk (…)”. (235). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. 165


Página 49. Adramelech. “(…) Mit. mesopotámica. divinidad asiria relacionada con el Sol. En su honor se quemaban niños al pie de su altar (…)”. (236). “Babilonia misterio religioso”. www.Babilonia-MisterioReligioso.pdf www.HEAQUIQUEVIENE.COM.AR Página 40. Culto a Moloch. “(...) Es muy probable que la creencia en el purgatorio fue nada más que un desarrollo de ideas asociadas con el antiguo culto a Moloch. Parece que las distintas naciones paganas tenían la idea de que el fuego era el representante terrenal del dios-sol. Tales ideas del fuego fueron conectadas con en antiguo culto solar. Fue esta falsa creencia en los poderes de limpieza del fuego, que estaba tras los ritos abominables de pasar los hijos por el fuego de Moloch. Sobre este rito, Dios mando mandó a su pueblo: “... y no des tu simiente para hacerla pasar por el fuego a Moloch” (Levítico 18:21, Jeremías 32:35 y 2º Reyes 23:10). Pero ni el pasar por fuego de Moloch, ni pasar por el fuego del purgatorio pueden limpiar al hombre del pecado. ¡Se necesita para ello la sangre de nuestro Señor Jesucristo! Moloch era otro nombre de Bel o =imrod (126). Los ritos de Moloch sin duda eran babilónicos. Este era conocido como el dios-fuego y uno de los significados del nombre de Tammuz (supuestamente el renacido =imrod), es Tam (perfecto) y Muz (por fuego). Ahora comenzamos a ver el verdadero significado de la idea básica de purificación por fuego y su origen. Estos mismos conceptos paganos se desarrollaron más tarde en la idea del purgatorio. Esta idea se propagó por las naciones y finalmente, junto con otras ideas paganas, fue absorbida dentro de la Iglesia Católica Romana. Los ritos en conexión con este falso dios Moloch era muy crueles y malvados. Era adorado “con sacrificios humanos..., con mutilaciones, votos de celibato y virginidad y dedicación del primogénito, que era quemado en los brazos o dentro del vientre del horrible ídolo de bronce convertido en un horno. En la ilustración, el sacerdote pagano ha tomado el bebé de brazos de su madre para ofrecérselo a Moloch. Se hacía un gran ruido de tambores para apagar los gritos de la víctima. (La palabra tambores es thopim, de la cual proviene la palabra tophet, que se menciona varias veces en la Biblia como el valle donde eran hechos estos sacrificios.) Mientras que los tambores resonaban, las bandas tocaban y los sacerdotes cantaban. Los sacrificios humanos eran devorados por el fuego (...)”. Página 40. Cita 126. “(...) Fausset (...)”. “Adoración”. www.Fundaciónwikipwedia.Inc Sin paginar. Culto al Sol. “(...) Así pues, con =imrod a la cabeza como el escogido, llegó a ser la parte central del culto de todas las culturas, transformándose en el sol benefactor y a toda la gama de dioses solares, desde Ra hasta Helios. La adoración a esta gama de dioses, iba desde sacrificios humanos, de diferentes maneras, 166


hasta el lacerarse a sí mismo y aventar al fuego a sus hijos como ofrenda (...)”. “Adoración”. www.Fundaciónwikipwedia.Inc Sin paginar. Dioses de Babilonia. “(...) Génesis 3: 15. “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón”. Zero-asta: “La semilla o simiente de la mujer”, esta palabra es de origen semítico, tanto en arameo zeré, como en el caldeo zer(o)semilla, círculo, así como el hebreo zeroa (zera) significan lo mismo, zero hasta también significa Ignigena, nacido del fuego. Este título en los albores de la humanidad, tenía su origen divino, pues era una referencia directa con un salvador que destruiría la simiente de la serpiente. Así pues, este título lo tomó Semíramis, primeramente para su hijo =imrod el creador de Babilonia, y después de copular con él, le dio un hijo, al cual lo llamó Zeroastero o simiente escogida pues era muy sabio entre todos los pueblos semíticos que Dios había designado una simiente de la mujer para acabar con el mal, argumentando que había sido concebido divinamente así nació el primer culto primitivo, o adoración a la feminidad sagrada, y al hijo, al autoproclamarse ella divina y su hijo, se esparció por todos los pueblos, ella llegó a ser conocida bajo muchos nombres, tales como Astoreth, asera, reina del cielo, astaroth, diana etc. De ahí se derivó la madre de todas las religiones, tanto politeístas, como monoteístas, el Zoroastrismo antiguo, aunque las religiones Abrahámicas disputan esto. Esto es porque según algunos escritos hebreos, =imrod tiene genealogía en Cam, y no en Sem, la cual se consideraba la descendencia escogida (mesiánica) por su Dios (...)”. (237). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Abraxas. “(…) Mit. persa. Divinidad suprema de los seguidores de Basílides (…)”. (238). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 44. Acrob. “(…) Mit. persa. Gombre del jerarca supremo de los espíritus angélicos que merodean dispersos por el cosmos (…)”. (239). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 54. Ahrimán. “(…) Mit. persa. Representa la encarnación del mal, engendrado de las tinieblas; opuesto a Ormuz, que representa el bien. Estaba previsto que durante milenios lucharía contra el principio del bien obteniendo un triunfo provisional, ya que al final de los tiempos el principio del bien prevalecería definitivamente (…)”. (240). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 63. Amchaspends. “(…) Mit. persa. Genios benéficos, bajo el 167


mando de Ormuz. Son los espíritus inspiradores de las virtudes públicas y privadas y, deben velar por la creación entera (…)”. (241). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 65. Amudad. “(…). Mit. persa. Toro creado por Ormuz, que reunía en sí los principios físicos de la vida. De la sangre que le manó de la herida producida por el puñal de Mitra nacieron las plantas y los animales y, de su paletilla se formó el primer hombre (…)”. (242). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 76. Ardibehecht. “(…) Mit. persa. Dios persa del fuego. Lleva el nombre del décimo mes del año, el cual le estaba consagrado (…)”. (243). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 78. Argenk. “(…) Mit. persa. Gigante fabuloso que construyó un túnel en el Cáucaso, donde se guardaban maravillosas estatuas de oro y piedras preciosas que representaban a los primitivos monarcas orientales, con figuras fantásticas (…)”. (244). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 95. Bab. “(…) Mit. persa. Dios del fuego, su nombre significa padre (…)”. (245). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 96. Bad. “(…) Mit. persa. Dios de los tempestades y los vientos (…)”. (246). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 134. Din. “(…) Mit. persa. Genio o espíritu de la ley (…)”. (247). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 137. Drujs. “(…) Mit. persa. Espíritus diabólicos, de naturaleza femenina (…)”. (248). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 173. Gayomart. “(…) Mit. persa. primer hombre, según los persas y, al que hizo perecer Ahrimán. Pero el semen de Gayomart, que perduró en las profundidades de la tierra durante cuarenta años, produjo luego la primera pareja del linaje humano (…)”. (249). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 235. Matra. “(…) Mit. persa. Diosa persa del amor, similar a Afrodita (…)”. 168


(250). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 271. Ormuz. “(…) Mit. persa. Dios supremo de los persas. Es el Universo, el resplandeciente, el más inteligente y sabio; fuente de toda la verdad, de toda la belleza; el creador y ordenador de todo lo que existe. A él se oponía, como principio absoluto del mal, Arihmán. El Dorodman servía de morada a Ormuz (…)”. (251). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 289. Peri. “(…) Mit. persa. genios malignos femeninos (…)”. (252). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 292. Persica. “(…) Mit. persa. Diosa de la caza, similar a la Artemisa griega (…)”. (253). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 315. Rapitán. “(…) Mit. persa. Genio que simbolizaba la noche. Durante el invierno conservaba el calor necesario para la vida (…)”. (254). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 318. Rustem. “(…) Mit. persa. Héroe legendario de Persia, símbolo de la lucha de los iranios contra los turanios (nómadas de raza mongólica) (…)”. (255). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 324. Serok. “(…) Mit. persa. Ized, que gobernaba la tierra, moderaba la lluvia y protegía el séptimo día del mes (…)”. (256). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 325. Shariver. “(…) Mit. persa. Deidad que simbolizaba la prosperidad y la riqueza; era también el genio de los metales (…)”. (257). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 331. Sobosco. “(…) Mit. persa. Profeta que envió a Ormuz a la Tierra, en el cuarto periodo, para convertir a los hombres y prepararlos para la resurrección (…)”. (258). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 332. Soma. “(…) Mit. persa. Dios persa, primer rey de la mitología lunar. En el “Rig-Veda” es el maestro de los hombres, la fuente de la vida y el autor de la inmortalidad. // En la mitología hindú era el brebaje que bebían los dioses, que aseguraba la inmortalidad (…)”. 169


(259). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 333. Suria o Surya. “(…) Mit. hindú. Es el Sol; algunos lo consideraban como el más grande de los dioses. Vivificaba las almas y los elementos. Se desplazaba en un carro tirado por siete corceles verdes, conducidos / (Página 334) por Aruna. Era representado como un hombre de color rojo, con tres ojos y cuatro brazos (…)”. (260). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 339. Tarish. “(…) Mit. persa. Rey o soberano de los espíritus diabólicos. Se le representaba con rasgos mongólicos (…)”. (261). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 384. Veretragna. “(…) Mit. persa. Diosa de la victoria, entre los persas y, la de la caza entre los partos (…)”. (262). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 400. Yazatas. “(…) Mit. persa. “Que merecen adoración”. Gombre que se aplicaba a los genios secuaces de Ormuz, por los antiguos persas. Eran tutelares de los elementos o símbolos de ideas puras. // Según otra versión es un dios persa de la luz (…)”. (263). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 407. Zoroastro. “(…) “Mit. persa. Profeta y reformador persa. Hijo de Pooskapo y de Dogdu. Siendo niño, sus enemigos los magos intentaron matarle arrojándolo en una hoguera, pero las llamas no le hicieron ningún daño. Fue defendido por los lobos y amamantado por las ovejas. Extendió la religión de Ormuz a toda Persia y hasta la India (…)”. (264). BENGTSON, Hermann. “Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la Edad Antigu”. I. Colección Historia Universal Siglo XXI. Volumen 5. Madrid. Siglo XI de España Editores. 1985 (Décimotercia edición). Página 17. Dioses: Mitra y Anahita. “(…) lo cierto es que el pueblo persa adoraba deidades sin imágenes, a cielo abierto, de las cuales conocemos dos de tiempos de Heródoto: Mitra y Anahita (…)”.FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. BLANCO FREIJEIRO, Antonio. “Los grandes imperios y civilizaciones”. Madrid. Sarpe. 1985. Página 248. Mitra. “(…) Mit. persa. Dios del Sol, creador de la luz y de las ciencias, que más adelante pasó a ser un dios militar, adorado por los soldados (…)”.Página 68. “(…) relieve del friso superior de la tumba de Artajerjes II o III. A la derecha del soberano domina la escena el símbolo del dios Ahura-Mazda, que emerge de medio busto, de un disco alado. La iconografía de este dios fue retomada por la egipcia y 170


la asiria. Las inscripciones de Darío y sus sucesores no citan dios alguno que no sea Ahura-Mazda, el “Sabio Señor”. Sin embargo, en tiempos de Artajherjes II se reconocieron oficialmente otras dos divinidades: Mitra, dios de los contratos y, Anahita, diosa de las aguas y de la fecundidad, cuyas efigies se introdujeron en todo el imperio. Debajo de la figura del soberano vemos las filas de los representantes de los pueblos sometidos, motivo que ya se halla presente en la tumba de Darío (…)”.BLANCO FREIJEIRO, Antonio. “Los grandes imperios y civilizaciones”. Madrid. Sarpe. 1985. Página 102. Mazdeísmo. “(…) Epíteto que acompaña siempre al dios Ahura. Religión dualista de la antigua Persia, fundada por Zaratrusta. Esta religión estaba dominada por el principio de la casta sacerdotal de los magos que proponía un ideal de justicia social y de reforma espiritual. El dualismo estaba basado en dos principios: el bueno o Ahura Mazda y el malo o Ahrimán. El hombre debía luchar por el bien contra el mal. Esta religión constituyó un poderoso factor de unidad nacional, pero los soberanos lo deformaron en provecho suyo. La religión oficial, dejando de lado a los magos hostiles partidarios del proselitismo inhábil, organizó en torno al rey un culto práctico de adoración al fuego sagrado, haciendo del Ahura Mazda el soberano de otros dioses. El rey se diviniza y se hace representante de la justicia, del derecho y de la verdad divina. En términos generales el pueblo persa adoraba deidades sin imágenes, a cielo abierto, de las cuales conocemos dos de los tiempos de Herodoto: Mitra y Anahita. Por otro lado, los magos tuvieron también un papel fundamental y, su religión parece estar relacionada con el culto al fuego (…)”. (265). BLANCO FREIJEIRO, Antonio. “Los grandes imperios y civilizaciones”. Madrid. Sarpe. 1985. Página 105. Parsismo. “(…) Religión zoroástrica de los parsis. Su carácter fundamental es que se acentúa cada vez más el monoteísmo de la religión del Irán. Ahura Mazda aumenta su poder dentro del panteón de divinidades persas; el fuego se convierte en algo sagrado, pero, sin embargo, no se rinde culto, ya que adquiere un carácter meramente simbólico. Los parsis creen en la inmortalidad del alma y en la existencia de un juicio ultraterrenal. La principal fiesta religiosa se celebra en Año Guevo o Gasuruz, que tiene lugar en el equinoccio de otoño; en ella se observa la pervivencia de la antigua ideología de los reyes persas. Tomando la figura de Jam, entronizado en el cielo, retorna al monte Elburz para instaurar el reino universal y una era mesiánica (…)”.BLANCO FREIJEIRO, Antonio. “Los grandes imperios y civilizaciones”. Madrid. Sarpe. 1985. Página 68. “(…) Este tipo de tumba aparece en la altiplanicie irania con la llegada de las tribus medas y presenta de inmediato las características que conservarán las grandes tumbas de Gakshi-Rustam. Una fachada semejante a la de un palacio, con columnas, la figura del soberano en actitud de adoración ante 171


el altar, sobre el cual se alza el disco alado que, desde Darío en adelante, tendrá en el medio busto de Ahura-Mazda (…)”. ASIMOV, Isaac. “El Cercano Oriente”. Colección: Historia Universal. Madrid. Alianza editorial. 2011. (3ª Edición). Página 176. 6. Los persas. La religión persa: Ahura Mazda. “(…) Al parecer, en algún momento comprendido entre el 600 y el 550 a. C., en tiempos del Imperio Medo, vivió un reformador religioso en la región situada al sur del Mar de Aral, al otro lado de la frontera noreste de ese imperio. (Según una leyenda posterior, era un medo que había huido atravesando los límites del imperio para escapar a la persecución. pero también puede haber sido un nativo de esa remota región). Su nombre era Zaratrusta, aunque también es conocido por la forma griega de su nombre, Zoroastro. La doctrina de Zoroastro se acercaba al monoteísmo más que cualquier otra religión de la época, excepto el judaísmo. Zoroastro procedió a Ahura Mazda como gran dios del Universo, el dios de la luz y el bien. Para explicar la existencia del mal, Zoroastro suponía la existencia de otro ente, Ahriman, que representaba las tinieblas y el mal. Ambos, Ahura Mazda y Ahriman, tenían un poder aproximadamente igual y, el Universo estaba desgarrado por la guerra entre ellos. Todos los hombres se alinean en esta lucha de un lado al otro. Los que se adhieren a elevados principios éticos se colocan del lado de Ahura Mazda, quién desde luego, habrá de ganar. Esta doctrina de una guerra entre el bien y el mal tuvo la gran virtud de explicar la existencia del mal en el mundo y por qué a veces los hombres buenos sufren y pueblos enteros son arrojados a la miseria pese a la existencia de un Dios bondadoso y misericordioso. Después de la muerte de Zoroastro, sus enseñanzas se difundieron gradualmente por todo el Imperio Persa. / (Página 177) Ejerció fuerte influencia sobre el judaísmo. Sólo después de conocer el pensamiento de Zoroastro comenzaron los judíos a elaborar la doctrina de Satán como eterno adversario de Dios. Pero, claro está, los judíos nunca aceptaron la idea de que Satán podía ser igual a Dios, ni siquiera casi igual, como Ahrimán había sido el igual o casi el igual de Ahura Mazda. Todo el sistema de ángeles y demonios que entró gradualmente en la teología judía después del retorno del exilio babilónico probablemente derive también del zoroastrismo. Los zoroastrianos desarrollaron elaboradas teorías sobre la vida después de la muerte que el judaísmo adoptó. Antes, los judíos solo hablaban de una oscura existencia en el Seol, que era muy similar al Hades griego. El zoroastrismo no se difundió sin resistencias y, en las primeras décadas del Imperio Persa debió de haber muchas fricciones internas entre quienes aceptaban y quienes rechazaban las enseñanzas de Zoroastro. 172


El zoroastrismo, como el judaísmo, era una religión intolerante. Go sólo predicaba lo que juzgaba la verdad, sino que afirmaba tajantemente que las otras religiones estaban equivocadas. Como los judíos, los zoroastrianos consideraban que quienes adoraban a otros dioses realmente adoraban a demonios y, que la idolatría era un pecado mortal. Cabe sospechar que Ciro y Cambises no fueran zoroastrianos, pues consintieron en adorar a Marduk en su papel de reyes babilónicos. Pero Darío era, con toda certeza un zoroastriano, pues en sus inscripciones apela devotamente a Ahura Mazda (…)”. (266). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 95. Baal. “(…) Mit. semita. Divinidad suprema de los pueblos semíticos, a la cual se ofrecían sacrificios humanos, sobre todo de niños, a los que se quemaba en el interior del ídolo. Su nombre significa maestro o señor (…)”. (267). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 106. Cam. “(…) Mit. semita. Dios del tiempo y de los elementos de la naturaleza (…)”. (268). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 267. Og. “(…) Mit. semita. Gigante que se salvó del diluvio universal. Declaró la guerra a los israelitas y se apoderó de una gran montaña, para arrojarla sobre el campo de Israel, aplastando a su ejército. Pero dos hormigas horadaron la montaña en el sitio que Og tenía su cabeza y, quedó su cuello preso como una argolla. Sus dientes crecieron tanto que se clavaron en la montaña, impidiéndole separarse de ella (…)”. (269). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 334. Sutek. “(…) Mit. semita. Dios de la guerra de los hicsos. Al dominar este pueblo Egipto, lo relacionaron con Set (…)”. (270). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Teofanía de Baal. Simbología del toro = Baal. “(...) Y, ¡mira!, al séptimo día se acostó, sí, Baal compadecido de la miseria de Daniel, el Refaí, del quejido del Prócer Harnamí, el que no tenía hijo como sus hermanos, no descendencia como sus parientes: -¡Que pueda tener un hijo como sus hermanos y descendencia como sus parientes, el que revestido a los dioses alimenta, revestido da de beber a los santos! Bendícelo, ¡oh Toro EL!, padre mío, confórtalo, ¡oh Creador 173


de las criaturas! Y haya un hijo suyo en su casa, descendencia en su palacio (...)”. (271). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. El hijo ideal: pedido. Emblemática del dios familiar: cipo en el santuario de El o Baal. Comida-ofrenda al dios. “(...) que erija la estela de su dios familiar, en el santuario, el cipo votivo de su gente; que de la `tierra' libere su `espíritu', del `polvo' proteja sus restos; que cierra las mandíbulas de sus detractores, expulse al que le haga algo; que le tome por la mano en su embriaguez, cargue con él cuando esté harto de vino; que consuma su ración en el templo de Baal, y su porción en el santuario de El; que revoque su tejado cuando se forme barro, lave sus vestidos cuando se ensucien (...)”. (272). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. El hijo ideal: concedido. Emblemática de El-Baal: en el edificio civil mediante una estela; en el edificio religioso mediante un cipo. “(...) Haya así un hijo suyo en su casa, descendencia en su palacio que erija la estela de su dios familiar, en el santuario el cipo votivo de tu gente; que de la `tierra' libere su espíritu, del `polvo' proteja sus restos, que cierre las mandíbulas de sus detractores, expulse al que le haga algo; que le tome por la mano en su embriaguez, cargue con él cuando esté harto de vino; que consuma su ración en el templo de Baal, y su porción en el santuario de El; que revoque su tejado cuando se forme barro, lave sus vestidos cuando se ensucien (...)”. (273). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Escena de banquete. El rito cananeo seguía el primigenio rito de sacrificio y comida sagrada al dios de la Luz durante seis días. En este caso las Hijas del Lucero eran las vestales, consagradas al dios de la Luz. “(...) Se dirigió Daniel a su casa, marchó Daniel a su palacio. Entraron en su casa las Kotharot, las hijas del `Lucero', las Golondrinas. A continuación, Daniel, el Refaí, inmediatamente el Prócer harnamí, un buey sacrificó para las Kotharot, dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. He aquí, un día y otro dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. Un tercer y cuarto día dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del 174


`Lucero', las Golondrinas. Un quinto y sexto día dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. Y, ¡mira!, al séptimo día se marcharon de su casa las Kotharot, las hijas del `Lucero', las Golondrinas, dispensadoras de la delicia del lecho fecundo, de la belleza del lecho de procreación. Se sentó Daniel a contar sus meses: un mes y otro dejó transcurrir, un tercer y cuarto mes pasar. El décimo mes llegó y el seno de su mujer se abrió (?). (Laguna de unas 10 líneas) (Laguna de unas 12 líneas). (...)”. (274). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Banquete y regalo del arco. Relaciones entre Egipto y Babilonia. Comida de sacrificios a los dioses. Armas de caza cananeas: arco y flechas. Identificación del Señor de Menfis como de un dios. “(...) Al instante Daniel, el Refaí, acto seguido el Prócer Harnamí, en voz alta a su mujer así gritó: - Escucha, Dueña Danatay, prepara un cordero de entre los añojo, para el apetito de Kothar-Hasis, para la gana de Hayán, el artesano ambidiestro. Da de comer, de beber, a los dioses, reconforta y agasájales, a los Señores de Menfis, que de un dios es todo él. Escuchó la Dueña Danatay. Preparó un cordero de entre los añojos para el apetito de Kothar-Hasis, para la gana de Hayán, el artesano ambidiestro. Cuando llegó Kothar-Hasis, en las manos de Daniel puso el arco, en sus rodillas dejó las flechas. A continuación, Dueña Danatay dio de comer y beber a los dioses, les reconfortó y agasajó, al Señor de Menfis, que de un dios es todo él. Marchó Kothar a su tienda, Hayán a su mansión (...)”.APÓCRIFO. “Mitología Cananea: Leyenda del rey Keret o Kirta”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 20 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Sacrificios de animales a los dioses sirio-cananeos. Los dioses no son capaces de curar a Kirta e Ilu decide intervenir dando poderes para ello a la diosa Sa`tiqatu. “(...) "¡Môtu, seas derrotado; / tú, Sa`tiqatu, venga, vence!". Y se fue Sa`tiqatu, / en la casa de Kirta hizo su ingreso; llorando se dirigió y entró, / sollozando penetró dentro. De la ciudad espantó a Môtu (?), / de la villa auyentó al Enemigo; Con una vara golpeó abriendo brecha / y exterminando/desapareció la enfermedad de su cabeza; y repetidamente le lavó del sudor, / le abrió el apetito de comer / la gana de alimentarse. Môtu, así, fue derrotado, / Sa`tiqatu, pues, venció. Y ordenó Kirta el Magnífico, / alzó su voz y exclamó: "Escucha, ¡oh joven Hurrayu!, / sacrifica un cordero, que voy a comer, / una res sacrificial que voy a 175


alimentarme". Escuchó la joven Hurraryu, / sacrificó un cordero y comió, / una res sacrificial y se alimentó. Pasó un día y otro, / se sentó Kirta en su trono, se sentó en su trono real, / en el diván, el solio de su poder (...)”.(275). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Escena de banquete. Comida ritual al dios cananeo Baal. Armas de caza: carcaj, arco y flechas. “(...) - Comed de toda clase de pan, bebed de toda clase de vino. Mientras comían y bebían los dioses se proporcionaron reses lechales, con un cuchillo `a la sal' filetes de cebón. Bebieron en cáliz de plata vino, en copa de oro sangre de cepas, escanciaron copa tras copa. De nuevo sirvieron los escanciadores, hicieron subir mosto... hasta que se agotó el vino elaborado. Del cinto/carcaj Aqhat tomó una flecha, quedó montado el arco, creación de Kothar (...)”. (276). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. La tentación de Anat, la seducida seductora. Armas de caza: arco hecho de hueso de cuerno, y tendones de toro; y flechas de ramas de fresno y caña, creado por Kothar-Hasis. Anat era una vestal del templo de Baal. “(...) Al alzar sus ojos ella lo vio: resplandecía como un relámpago, su nervio como un rayo brillaba, como cuando conmueve el abismo un rayo. Apateció Anat disponer de sus flechas, montar el arco, creación de Kothar-Hasis, cuyos cuernos/ramas se curvaban como una serpiente. El cáliz tiró a tierra, su copa derramó en el suelo. Alzó su voz y exclamó: - Escucha, por favor, ¡oh, Prócer Aqhat!. Pide plata y te la daré, oro y te lo otorgaré; pero da tu arco a la Virgen Anat, tus flechas a la `Pretendida de los pueblos'. Y respondió el Prócer Aqhat: - Los más estupendos fresnos del Líbano, los más vigorosos nervios de los toros salvajes, los más estupendos cuernos de las cabras monteses, los más vigorosos tendones de los jarretes de toro, las más espléndidas cañas de los vastos cañaverales entrégalos a Kothar-Hasis y que haga un arco para Anat, flechas para la `Pretendida de los pueblos'. Respondió la Virgen Anat: Pide vida, ¡oh, Prócer Aqhat!, pide vida y te la daré, inmortalidad y te la otorgaré. Te haré contar años como Baal, como el/los hijo(s) de El contarás meses. Como Baal de cierto da la vida y convida, al revivido convida y le ofrece de beber, mientras entona y canta en su presencia el aedo. Yo misma también le corresponderé, daré la vida al Prócer Aqhat (...)”.

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(277). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Escena de banquete. El rito cananeo seguía el primigenio rito de sacrificio y comida sagrada al dios de la Luz durante seis días. En este caso las Hijas del Lucero eran las vestales, consagradas al dios de la Luz. “(...) Se dirigió Daniel a su casa, marchó Daniel a su palacio. Entraron en su casa las Kotharot, las hijas del `Lucero', las Golondrinas. A continuación, Daniel, el Refaí, inmediatamente el Prócer harnamí, un buey sacrificó para las Kotharot, dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. He aquí, un día y otro dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. Un tercer y cuarto día dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. Un quinto y sexto día dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. Y, ¡mira!, al séptimo día se marcharon de su casa las Kotharot, las hijas del `Lucero', las Golondrinas, dispensadoras de la delicia del lecho fecundo, de la belleza del lecho de procreación. Se sentó Daniel a contar sus meses: un mes y otro dejó transcurrir, un tercer y cuarto mes pasar. El décimo mes llegó y el seno de su mujer se abrió (?). (Laguna de unas 10 líneas) (Laguna de unas 12 líneas). (...)”. (278). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Marcha de Anat. Templo de la deidad El, se hallaba en el nacimiento de los ríos Trigris y Eúfrates. El templo de El se encontraba en una gruta. Attán el Arúspice = Arúspice era el adivino que auguraba el futuro a través de las entrañas de los animales sacrificados. “(...) Alzó los pies y saltó a tierra. Puso entonces cara hacia El, que mora en la fuente de los dos ríos, en el seno del venero de los dos océanos. Se dirigió a la gruta de El y entró, en la morada del Rey, Padre de años. A los pies de El se inclinó y cayó, se postró y le rindió honores. Calumnió al Prócer Aqhat, denigró al hijo de Daniel, el Refaí. Y dijo la Virgen Anat, alzó su voz y exclamó: Palabras insolentes pronunció Aqhat, se regodeó/escuchó... (Laguna de unas 10 líneas) Borde. El escriba fue Ilimilku, shubaní, discípulo de Attán, el Arúspice (...)”. Ibidem. Sin paginar. Primera actuación de magia: Auríspice: observación de las entrañas de animales para adivinar el futuro. Tipo de enterramiento cananeo: en el interior de cuevas. “(...) Alzando sus 177


ojos lo vio, observó en las nubes a las águilas. Alzó su voz y exclamó: ¡Que rompa Baal las alas de las águilas, que les rompa Baal los remos! Caigan a mis pies, que yo abriré sus entrañas para mirar, si hay sebo o si hay hueso. Lloraré y le enterraré, le pondré en la caverna de los dioses de la tierra. Apenas salió de su boca la palabra, de sus labios el dicho, las alas de las águilas Baal rompió, Baal les rompió los remos. A sus pies cayeron, abrió sus entrañas y miró: no había sebo ni había hueso. Alzó su voz y exclamó: - ¡Que recomponga Baal las alas de las águilas, que les recomponga Baal los remos! ¡Que se echen las águilas a volar! (...)”. Ibidem. Sin paginar. Segunda actuación de magia. Auríspice: observación de las entrañas de animales para adivinar el futuro. Tipo de enterramiento cananeo: en el interior de cuevas. “(...) Al alzar los ojos lo vio, observó a Hirgab, el padre de las águilas. Alzó su voz y exclamó: - ¡Que rompa Baal las alas de Hirgab, que le rompa Baal los remos! Caiga a mis pies, que yo abriré sus entrañas para mirar si hay sebo o si hay hueso. Lloraré y le enterraré, le pondré en la caverna de los dioses de la tierra. Apenas salió de su boca la palabra, de sus labios el dicho, las alas de Hurgab Baal rompió, Baal le rompió los remos. A sus pies cayó, abrió sus entrañas y miró: no había sebo ni había hueso. Alzó su voz y exclamó: - ¡Que recomponga Baal las alas de Hirgab, que le recomponga Baal los remos! ¡Que se eche Hirgab a volar! (...)”. Ibidem. Sin paginar. Tercera actuación de magia. Auríspice: observación de las entrañas de animales para adivinar el futuro. Tipo de enterramiento cananeo: en el interior de cuevas. “(...) Al alzar los ojos lo vio, observó a Samal, la madre de las águilas. Alzó su voz y exclamó: - (Que rompa Baal las alas de Samarl, que le rompa Baal los remos! Caiga a mis pies, que yo abriré sus entrañas para mirar si hay sebo o si hay hueso. Lloraré y le enterraré, le pondré en la caverna de los dioses de la tierra. Apenas salió de su boca la palabra, de sus l abios el dicho, las alas de Samal Baal rompió, Baal le rompió los remos. A sus pies cayó, abrió sus entrañas y miró: había sebo, había hueso (...)”. (279). APÓCRIFO. “Mitología cananea: Epopeya de Aqhat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 11 diciembre, 2009. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Bendición divina. El sacerdote a Baal era la representación deífica que los textos denominan genéricamente El. La bendición se hacía con un cáliz alzado con la mano derecha.“(...) Una copa tomó El en su mano, un cáliz en su diestra. Bendijo, sí, a su siervo, bendijo a Daniel, el Refaí, confortó al Prócer Harnamí: - En su vigor reviva Daniel, el Refaí, en su apetito, el Prócer Harnamí; en su espíritu sienta él lozanía, a su lecho suba 178


y se eche. Al besar a su esposa, haya concepción, al abrazarla, preñez, pariéndole su concepción, su preñez a Daniel, el Recaí (...)”. (280). LLAMBIAS, Miguel. “¿Son tan enigmáticas las Taulas?”. Revista de Menorca. Fundada en 1888. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico. Año LXIII. Séptima Época. Primer Semestre. Mahón. 1972. www.RevistadeMenorca1972.pdf Página 247. Baal = Dios cananeo del sol. “(…) Oportuno será recordar que BAAL, dios cananeo del SOL y del amor libre, es el antogonista bíblico de nuestro YAVE. Es el vencido y condenado, como lo prueban la elocuencia de los símbolos y el detentador de los poderes infernales. Sus hoy casi festivos cuernos, pezuñas y rabo, son los restos del antiguo zoomorfismo superado. Y en la gráfica, y hemos de recordar verídica expresividad, con que el símbolo lo va plasmando, observarnos su fatal declive -el camino hacia el ocaso-. El hierático e impresionante toro -alado es, sucesivamente, simple toro, becerro de oro... En Grecia -el tiempo y las naciones van pasando- será morueco o macho cabrío para acabar con la más simplificada expresión, que son sus cuernos. Pero hasta nuestros días llegan los últimos estertores de esta larga agonía y, por cruel paradoja, en símbolos de buena suerte: la herradura, con sus brazos hacia arriba / (Página 248) (cuernos) o el trébol de cuatro hojas, representación floral de la cruz precristiana y de la que el románico hizo uno de sus adornos preferidos. (…)”. (281). APÓCRIFO. “Mitología Cananea: “El mito de la Lucha entre Ba`lu y Môtu”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. “(...) Dentro de la rica mitología dada a conocer por las tablillas de Ugarit, el poema más importante es el de Baal y Mot, la versión más completa del drama de la fertilidad motivado por la desaparición de un dios (Dummuzi-TammuzAdonis, Osiris, Telepinu). La historia de la "muerte" de Baal y de su liberación por su hermana Anat aparece como la transposición mítica de un fenómeno natural: la desaparición de las lluvias en la estación seca, relacionada con Mot, dios de los infiernos - y su retorno en los comienzos de la estación invernal. El poema comienza con un diálogo entre Mot y Baal, quien atiende a la llamada del primero y desciende a sus dominios en el mundo inferior, lo que conlleva la desaparición del dios. Tras algunas lagunas, continúa la narración. Ilu se entera de la desaparición de Baal (...)”. (282). APÓCRIFO. “Mitología cacanea: Los amores y Baal y Anat”. Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981. Sin paginar. 9 enero, 2010. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. El texto hace referencia a que la vestal cananea utilizaba maquillaje para seducir a los ángeles custodios caídos = Hijos de los dioses (Baal), deidad del 179


Cielo, de la religión de la Luz. Hadad era un dios exiliado de la Tierra. KTU 1.10. “(...) La primera columna, muy fragmentada sólo permite una reconstrucción hipotética que deja entrever los preparativos de Anat antes de lanzarse en busca de su “hermano” Baal. (Laguna de unas 20 líneas) [Se lavó] la Virgen Anat, [...se maqui]lló con polvos, [con esen]cia que los dioses no conocen, [que ignora] la asamblea de las estrellas, [que no comprende] la familia de los cielos. [Pretendió seducir a] Baal, el Todopoderoso, [encandilar] al Auriga de las nubes, [para que Baal no] acose a los pueblos, [para que Hadad] vuelva a la tierra. [¡Que su poder reviva] a los muertos, [que haga florecer] la mano del Héroe el erial! [Que Baal benevolen]cia muestre, [que Hadad gracia] otorgue! [Se lavó] la Virgen Anat, [se maquilló la «Pretendida] de los pueblos » [para que Baal no acose] a los pueblos, [para que Hadad] vuelva a la tierra. [De ese modo se regocijará to]da carne, [se llenará de gozo toda alma (?)]. (Laguna de unas 13 líneas) (...)”. Ibidem. Sin paginar. Anat era hermana del dios Baal. Emblemática de Anat: Cuernos, igual como Isis o Isthar; y arco y flechas, como Diana. El encuentro tuvo lugar en la riberas del Shamac (¿río o lago o mar interior?). La primera esposa de Baal era una novilla, que vivía con el dios Baal cuando llegó Anat. KTU 1.10 II. “(...) Una vez convenientemente adobada, Anat se dirige al encuentro de Baal, ocupado en sus propios ejercicios venatorios. La descripción del viaje se ha perdido; es probable que viniese dada según el consabido formulario de marcha de que el mito baálico nos ha ofrecido cumplidos ejemplos. (Laguna de unas 20 líneas) -[¿Está Baal en su casa], [el dios Hadad] en su palacio? Y respondieron los pajes de Baal: -=o está Baal en casa, el dios Hadad en su palacio. Su arco tomó en su mano, Y sus flechas en su diestra. Luego puso cara 180


Hacia las riberas de Shamak, Llenas de toros salvajes. Ahuecó el ala la Virgen Anat, Ahuecó el ala y escapó volando Hacia las riberas de Shamak, llena de toros salvajes. Entonces alzó sus ojos Baal, el Todopoderoso, alzó, sí, sus ojos y vio; vio, sí, a la Virgen Anat, la más graciosa entre las hermanas de Baal. Ante ella se apresuró a alzarse, a sus pies se prosternó y cayó. Alzó su voz y dijo: - ¡Que vivas, hermana, largamente! Tus vigorosos cuernos, Virgen Anat, tus vigorosos cuernos Baal los ungirá, Baal los ungirá con (poder de) vuelo. Así atravesaremos en la “tierra” a mis enemigos, y en el “polvo” a los adversarios de tu hermano. Entonces alzó sus ojos la Virgen Anat, alzó, sí, sus ojos y vio; vio a una novilla y escapó corriendo, escapó corriendo y (que) escapó chozpando con la gracia, con el donaire de la bandada de los Kotharot. [En voz alta] a Baal gritó Anat: -[¡Mira], Baal, lo que he visto, [dios] Hadad, lo que nuestros ojos [vieron]! (?). [Miró] Baal, el victorioso, [a la Virgen] Anat contempló. (Texto irreconstruible de 5 líneas)(...)”. Ibidem. Sin paginar. Un hijo nacido fruto de la unión sexual entre el dios Baal y la Vestal Anat. Las vestales del dios de la Luz la atendieron en el parto, ya que se trataba del nacimiento sagrado de un dios. KTU 1.11. “(...) Es posible que este pequeño fragmento forme parte del texto perdido entre la II y III columna. En el mismo se describiría la relación sexual entre Baal y Anat. [Baal (?)] apretó y agarró su vulva, [Anat (?)] apretó y agarró sus testículos. [Y Ba]al desfalleció (?) por el becerro (?), [por el morlaco de] la Virgen Anat. [Al abrazarse/besarse (?) hubo] concepción y parto [con la ayuda (?)] de la banda de las Kotharot: [un hijo nació (?) a] la Virgen Anat, [progenie a] Baal el Todopoderoso. 181


(Texto de 13 líneas irreconstruible) (...)”. Ibidem. Sin paginar. La diosavaca, procedía de la mitología griega y fue la que colonizó Etiopía y Egipto, antes de la creación del primitivo país de Egipto. Con posterioridad a esta época seguía siendo costumbre entre las mujeres babilónicas, israelitas, y cananeas buscar una sustituta al esposo para tener descendencia si la propia esposa no le podía dar hijos. Esto pudo ser el método seguido por Anat, con la vaca, hasta que la propia Anat pudo dar a luz por sí misma. Yo creo que la diosa-vaca fue la primera esposa de Baal, y Anat la segunda esposa porque este texto señala que fue desflorada con el dedo, ya que era virgen del dios Baal. El exiliado Hadad era hijo de Dagón, dios de los filisteos. Por lo tanto Baal se unió con su hermana, y el hijo de ambos fue el heredero que aglutinaba el reino sirio-cananeo. Y ese heredero fue el que llegó con su madre la diosa-vaca a Egipto. KTU 1.10 III. “(...) Parece ser que la relación no ha dado el apetecido resultado y se ha de recurrir a un sistema sustitutorio, una especie de vientre de alquiler, ya que la Virgen Anat no responde a las expectativas. Recuérdese cómo ya en el mito (KTU 1.5 V 18 ss.), antes de ir al encuentro de Mot, Baal copula con una novilla que le pare su sustituto. De nuevo aquí será una vaca la encargada de engendrar para Baal. Pero una vaca de alguna manera elegida por Anat, que así se identifica con ella (cf. KTU 1.13: 29-30, donde Anat es denominada la “novilla de Baal”). La diosa del furor y la guerra, para funcionar como diosa de la vida y la procreación, tiene que metamorfosearse. Esta simbología teromórfica es propia de la religión cananea y resulta la formulación mítica del celebre becerro que la simboliza en el pensamiento bíblico.(Tanto Baal como El son denominados el “Toro” en el mito ugarítico). (Laguna de unas veinte líneas) -[Un ternero] la novilla parirá: un becerro a la Virgen Anat, una becerra a la “Pretendida de los Pueblos”. Y respondió Baal, el Todopoderoso: -¿Para qué como nuestro Creador excelso [soy yo], como la ancestral estirpe que nos constituyó? Se abalanzó Baal, llena [su “mano” (?)], el dios Hadad, llenó su [“dedo” (?)]. Desflorada fue la vulva de la Virgen Anat, la vulva, sí, de la más graciosa de las hermanas de Baal. Ascendió Baal a la montaña, el hijo, sí, de Dagón al [terreno (de su posesión) (?)]. Se sentó Baal en su trono [regio], el hijo de Dagón en el solio [de su poder]. Por el becerro el grito [alzó Baal], 182


por el becerro el grito lanzó [Hadad]. Marchó y escapó chozpando [Anat], con gracia, con don[naire y exclamó]: -La novilla, la novilla [que vi] un morlaco parió [a Baal], un toro salvaje, sí, al [Auriga de las nubes]. Abrazó la novilla [a su morlaco], abrazó la novilla [a su toro salvaje], y le cubrió con su ubre, (mientras) él chupaba (?) sus pezones (?), sí, y su calostro, el calostro de su infancia. La ladera ascendió (Anat) por la montaña, la cuesta por el monte del triunfo. Ascendió así al (monte) Arat, al Arar y al Safón, a la delicia, al monte del triunfo. En voz alta a Baal gritó: -¡La buena nueva de El recibe, Baal, recíbela, sí, progenie de Dagón! Pues un morlaco a Baal ha nacido, un toro salvaje, sí, al Auriga de las nubes. Se alegró Baal el Victorioso (...)”. (283). LEVI, “El Evangelio de Acuario de Jesús el Cristo. Transcrito de los Registros Acásicos”. Introducción por la Dra. Eva S. Dowling, Escribiente del Mensajero. Colección: Sendero. Barcelona. Ediciones Brontes. 2011. Página 156. Sección VI. AI@. Segunda Época Anual de la Misión de Jesús como Cristo. Capítulo 101. Continuación del Sermón de la Montaña. Parte final del código de ética. Los cristianos retornan a Cafarnaún. Belcebú = Demonio. “(…) 3. El incienso que para Dios es dulce, es ofensivo para Belcebú; y el pan del cielo no es más que desperdicio para los hombres que no pueden comprender en sí mismos la vida del espíritu (…) / (Página 157) 27. Y el juez dirá: Go os conozco. Rendisteis servicio a Dios con palabras mientras en vuestro corazón adorabais a Belcebú (…)”.LEVI, “El Evangelio de Acuario de Jesús el Cristo. Transcrito de los Registros Acásicos”. Introducción por la Dra. Eva S. Dowling, Escribiente del Mensajero. Colección: Sendero. Barcelona. Ediciones Brontes. 2011. Página 153. Sección VI. AI@. Segunda Época Anual de la Misión de Jesús como Cristo. Capítulo 99. Continuación del Sermón de la Montaña. Jesús desvela a los doce los aspectos espirituales del noveno Mandamiento. Belcebú = Diablo. “(…) 13. Los hombres fingen que adoran a Dios en sábado y luego veneran a Belcebú el resto de los días. (…) 15. El hombre que finge adorar a / (Página 154) 183


Dios a Belcebú es enemigo de Dios, un piadoso diablo, maldición de los hombres (…)”. (284). “Adoración”. www.Fundaciónwikipwedia.Inc Sin paginar. Dioses sirio-babilonios. “(...) Entre los hallazgos arqueológicos, el que está considerado como uno de los más antiguos dioses es El (en hebreo) que tradicionalmente se traduce como “dios” o “deidad”. En todo el Levante mediterráneo era denominado El o II, siendo el dios supremo, padre de la raza humana y de todas las criaturas. En la mitología cananea era la deidad principal y era llamado “padre de todos los dioses” “el toro”. En las tablas de Ugarit figura también como el esposo de la diosa Asera; Ishtar entre los babilonios [originalmente llamada Athirat (o Afdirad)]. En la Biblia ella recibe el nombre de Astoret. La forma griega es Astarté. (Es la madre de todos los dioses, la esposa celestial, la reina del cielo). La gente adoptaba una forma de vida en concordancia a los preceptos de esas deidades. Esa forma de vida contrastaba con lo que exigía Yahvé (el verdadero Dios de los hebreos). Representación del dios El se encontró en las ruinas de la Biblioteca Real de la civilización Ebla, -en el yacimiento arqueológico de Tell Mardikh (Siria), que data del 2300 a. C.- (...)”. (285). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 97. Beel-Zebub. “(…) Mit. siria. Divinidad siria, denominada “señor de las moscas” por estar plagada de ellas su efigie, ensangrentada por los sacrificios que se le ofrecían (…)”. (286). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 98. Belfegor. “(…) Mit. siria. Divinidad que propiciaba los inventos. Era de figura monstruosa y se le hacían sacrificios de víctimas humanas. Tenía la propiedad de transformarse en forma de mujeres de gran hermosura (…)”. (287). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 171. Gad. “(…) Mit. siria. Diosa de la suerte o de la buena fortuna (…)”. (288). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 227. Liban. “(…) Mit. siria. Joven de extraordinaria piedad, que fue muerto por unos bandidos. Los dioses lo transformaron en montañas del Líbano (…)”. (289). “La Santa Biblia. Antiguo y Guevo Testamento. Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569) revisada o por Cipriano de Valera (1602).Otras revisiones: 1862, 1909 y 1960”. Sociedades Bíblicas en América latina. 1960. Hechos (7, 43). “(…) Antes bien llevasteis el 184


tabernáculo de Moloc, y la estrella de vuestro Dios Renfán, figuras que os hicisteis para adorarlas (…)” (290). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 105. Capítulo quinto: Dioses, sacerdotes y sacrificios. “(…) Ugarit, esa antigua ciudad cananea situada en la costa norte de Biblos, fue saqueada y arrasada por los “pueblos del mar” en una invasión o por unos piratas hacia el año 1234 antes de nuestra era, es decir, pocas décadas después de la caída de Troya. Pero a diferencia de Troya, Ugarit no fue cantada por un Homero ni fue inmortalizada por una historia posterior; nunca se volvió a ocupar ni se reconstruyó. Pese a su riqueza, hoy sería recordada únicamente como un montón de ruinas cubierto de tierra, si no la hubiera excavado en 1929 el arqueólogo Claude Schaeffer. Lo que Schaeffer halló en Ugarit fue, con mucho, la mayor colección descubierta hasta ahora de tabletas de arcilla protofenicias referentes a religión y mitos. Los especialistas discuten acerca de que si los textos ugaríticos pueden ser considerados realmente fenicios. Pero todos ellos están de acuerdo en que estos valiosos textos nos proporcionan múltiples indicios sobre lo que los fenicios creían. Un hecho importante que los textos ugaríticos contribuyen a confirmar es la relación que había entre muchas religiones de aquel tiempo y de aquella parte del mundo. Los nombres de dioses y diosas, así como algunos de sus atributos específicos, podían variar de un lugar a otro; sin embargo, siempre había la misma estructura en el panteón, ya fuera en Canaán, ya en Asiria, en Babilonia o en la Grecia micénica. Así pues, aunque no puede afirmarse que los cultos surgidos en las diversas ciudades fenicias descienden directamente de los descritos en los textos ugaríticos, es evidente que tales cultos están estrechamente relacionados. Podemos dar por sentado que tenían un origen común cananeo y que con el paso del tiempo se fueron diversificando. Teniendo presente este modelo, puede procederse a describir el panteón fenicio. A la cabeza del panteón se encontraba una deidad masculina, que en Ugarit era llamada El. Su nombre significaba simplemente “dios” y, al parecer personificaba los más amplios aspectos de una deidad universal. Era llamado “el padre de los dioses”, el “creador de los creadores”. Pese a ello, parece haber sido un dios más bien pasivo, que seguía existiendo cual la imprecisa figura del padre para los demás dioses y diosas en los posteriores panteones de muchas ciudades fenicias. El papel activo lo asumía Baal, el dios de las tormentas. La identificación de Baal con la fuerza, la violencia, la juventud y el dinamismo es lo que caracteriza su puesto como el más destacado dios masculino en toda Fenicia. Baal ha llegado hasta nosotros como el dios fenicio por excelencia, el que para los profetas hebreos personifica una 185


fe que rivalizaba con la suya. La Biblia está cuajada de atronadoras peroratas contra las maldades de Baal. Este representa, por extensión, todo el panteón semita no hebreo, con sus aderezos de politeísmo, sacrificio de criaturas, culto a los ídolos y demás. En rigor, la religión fenicia no se reducía al culto a Baal. Poseía una estructura similar a la de varias regiones contemporáneas, basada en un antiquísimo mito que pretendía explicar el misterio del ciclo de estaciones. El dios padre, El, tenía una consorte, la diosa madre, Asherah-del-Mar, cuyo hijo parecía cada año para simbolizar la siega de la cosecha y la sequía de la tierra. El hijo renacía luego, señalando el retorno de la primavera y una nueva cosecha. Este mito ha conocido diferentes versiones. En los / (Página 106) textos ugaríticos, Baal es asociado con la lluvia y el agua portadora de vida, es el joven dios que muere. Desaparece bajo tierra. La hermana de Baal, Anat acude allí a rescatarle, encuentra su cuerpo y se lo lleva. En otro texto, citado por el especialista en materia cananea J. Gray, es el propio Baal quien lucha contra Mot, el dios de las estaciones secas y del mundo inferior (…)”. (291). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 106. Capítulo quinto: Dioses, sacerdotes y sacrificios. “(…) La más importante deidad femenina era Astarté, la diosa de la fertilidad. Su nombre varía de acuerdo con el país, e incluso según las distintas ciudades fenicias. En la Biblia se la conoce como Ashtoret; en Babilonia como Ishtar; en la antigua Grecia, como Afrodita. Pero en Biblos se la conocía como baalat (es decir, “señora), evidentemente la versión femenina de baal (que quiere decir “señor”) (…)”.GARRIDO, Carlos. “La naveta dels Tudons, catedral para los muertos”. Publicado en: “Menorca mágica”. Prólogo de Pau Faner. Colección El Barquero. Palma de Mallorca. José J., de Olañeta, Editor. 2009. (9ª edición). Página 29. “(…) En el lenguaje religioso de aquella época, dos eran los grandes protagonistas. La Gran Madre, nacida en el Geolítico, Señora de la Fecundidad y las cosechas, la diosa de los Animales o de la Madre Montaña. La Diosa Blanca pintada por Robert Graves en su universalidad, y que daría origen a la Astarté fenicia y la Tanit púnica. Ella, como Señora de la Tierra, tenía su vientre y matriz en las cuevas, en la oscuridad germinal de lo subterráneo. Sus adoradores buscaban el lugar de donde surgía la vida de los árboles y las plantas para depositar a sus muertos. Y así, regenerándose con su poder, éstos podían algún día renacer o incluso seguir viviendo en forma de númenes (…)”.BAIGENT, Michael & LEIGH, Richard. “Masones y templarios. Sus vínculos ocultos”. Madrid. MR Ediciones. 2005. (1ª edición: abril). Página 145. Segunda parte. Escocia y una tradición oculta. 9. Masonería: geometría sagrada. Astarté. “(…) Los templos 186


tirios eran erigidos en honor de Astarté, la diosa madre fenicia (quién, sometida a un forzoso cambio de sexo por los primeros Padres de la Iglesia, entró en la tradición cristiana como Astarot, el demonio masculino). En la antigua Tiro, Astarté era conocida por los apodos de reina del Cielo y Estrella del Mar o Stella Maris, fórmulas que, por supuesto, fueron secuestradas por la cristiandad y asignadas a la Virgen. Astarté era adorada convencionalmente en “lugares elevados”; las cimas de colinas y montañas –el monte Hermón, por ejemplo- están salpicadas con sus santuarios. Y cualquiera que haya sido su lealtad nominal al dios de Israel, Salomón era uno de sus adoradores: así, en I Reyes III, 3: Salomón amaba a Yavé: seguía los preceptos de David, su padre, excepto que ofrecía sacrificios e incienso en los lugares elevados. I Reyes XI, 4-5 es incluso más explícito: Cuando Salomón envejeció, sus esposas inclinaron su corazón hacia otros dioses; y su corazón no estaba totalmente con Yavé su Dios como lo había estado el de su padre David. Salomón se convirtió en un seguidor de Astarté, la diosa de los sidonianos… De hecho, la famosa “Canción de Salomón” es un himno a Astarté y, una invocación de la diosa: Llega del Líbano, mi novia prometida, llega del Líbano, viene en tu camino. Baja la vista, desde las alturas de Amana, desde las cimas de Senir y Hermón (2) (…)”. Página 298. Cita (2). “(…) El cantar de los cantares (La canción de Salomón), IV, 8 (…)”. (292). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 106. Capítulo quinto: Dioses, sacerdotes y sacrificios. “(…) Este mito ha conocido diferentes versiones. En los / (Página 106) textos ugaríticos, Baal es asociado con la lluvia y el agua portadora de vida, es el joven dios que muere. Desaparece bajo tierra. La hermana de Baal, Anat acude allí a rescatarle, encuentra su cuerpo y se lo lleva. En otro texto, citado por el especialista en materia cananea J. Gray, es el propio Baal quien lucha contra Mot, el dios de las estaciones secas y del mundo inferior (…)”. Ibidem. “(…) En Tiro, Baal se convirtió en Melqart y, como tal fue exportado a Cartago. El apelativo se deriva de mlk, que significa “rey” y qrt, que quiere decir “ciudad”. Pero el dios al que se refería el nuevo nombre era el mismo viejo Baal, activo señor de las tormentas, la deidad suprema en la mayor parte de las ciudades fenicias (…)”. (293). GARRIDO, Carlos. “La naveta dels Tudons, catedral para los muertos”. Publicado en: “Menorca mágica”. Prólogo de Pau Faner. Colección El Barquero. Palma de Mallorca. José J., de Olañeta, Editor. 2009. (9ª edición). Página 29. “(…) El segundo personaje era masculino. 187


El dios guerrero de la potencia solar, asimilado al Toro. Esta divinidad derivaría en el Baal Hammón y Reshef Melkart del mundo semita y púnico. De él surgiría también la figura del dios que después de ser muerto y descuartizado, renace al tercer día con todo su poder. La base de todo un ciclo mediterráneo (...)”. (294). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro II. Euterpe. Culto a Hércules en Tiro (Fenicia). Cronología: 2300 años desde la fundación de la primera Tiro. Hércules = Tasio. Culto a Hércules-Tasio en Taso (Fenicia). Cronología: 5 generaciones antes del nacimiento de Hércules, hijo de Anfitrión (Grecia). Culto a Hércules mítico en Grecia. Y culto a Hércules Olímpico en Grecia. “(...) XLIV. Queriendo yo cerciorarme de esta materia donde quiera me fuese dable, y habiendo oído que en Tiro de Fenicia había un templo a Hércules dedicado, emprendí viaje para aquel punto. Lo vi, pues, ricamente adornado de copiosos donativos, y entre ellos dos vistosas columnas, una de oro acendrado en copela, otra de esmeralda, que de noche en gran manera resplandecía. Entré en plática con los sacerdotes de aquel dios, y preguntándoles desde cuando fue su templo erigido, hallé que tampoco iban acordes con los griegos acerca de Hércules, pues decían que aquel templo había sido fundado al mismo tiempo que la ciudad, y no contaban menos de 2.300 años desde la fundación primera de Tiro. Allí mismo vi adorar a Hércules en otro edificio con el sobrenombre de Tasio, lo que me incitó a pasar a Taso, donde igualmente encontré un templo de aquel dios, fundado por los fenicios, que navegando en busca de Europa edificaron la ciudad de Taso, suceso anterior en cinco [50] generaciones al nacimiento en Grecia de Hércules, hijo de Anfitrión. Todas estas averiguaciones prueban con evidencia que es Hércules uno de los dioses antiguos, y que aciertan aquellos griegos que conservan dos especies de heraclios o templos de Hércules, en uno de los cuales sacrifican a Hércules el Olímpico como dios inmortal, y en el otro celebran sus honores aniversarios como los del héroe o semidios (...)”. (50). “(...) Parece que el número de cinco debe corregirse con el de ocho (...)”. (295). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 43. Acmones. “(…) Mit. fenicia. Divinidad progenitora del Cielo y de la Tierra (…)”. (296). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 54. Agrotés. “(…) Mit. fenicia. Divinidad considerada como inventora y protectora de la agricultura (…)”. 188


(297). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 60. Aleyin. “(…) Mit. fenicia. Hijo de Baal. Era el espíritu de las fuentes y fomentaba el crecimiento de las plantas (…)”. (298). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 72. Antilíbano. “(…) Mit. fenicia. Gombre de un gigante que dio su nombre a las montañas donde habitaba (…)”. (299). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 98. Belial. “(…) Mit. fenicia. Espíritu infernal de apariencia hermosa, que actuaba como genio del mal; por instigar a los ángeles a la rebelión fue expulsado del paraíso (…)”. (300). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 105. Capítulo quinto: Dioses, sacerdotes y sacrificios. “(…) Otro, Dagón, estaba asociado con el trigo (…)”. (301). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 133. Dido. “(…) Mit. fenicia. Fundadora de Cartago. También llamada Elisa. Su hermano Pigmalión, rey de Tiro, codiciando las riquezas del marido de Dido, Acerbas, le dio muerte. Pero Dido, avisada, pudo huir de Tiro con todos sus bienes. Desembarcó en las costas de África y decidió fundar allí una ciudad, pero los habitantes de aquellas tierras y su rey, Jarbas, se opusieron a su propósito y, al fin accedieron a venderle la tierra que pudiese caber en la piel de un buey. Dido hizo cortar la piel en tiras finísimas, abarcando con ellas un gran espacio de terreno, en el cual fundó la ciudad que más tarde sería Cartago. El rey Jarbas la amenazó con una guerra, ante lo cual Dido, desesperada, se suicidó atravesándose con una espada (…)”. (302). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 155. Esmuno. “(…) Mit. fenicia. Dios de la medicina (…)”. (303). EDEY, Maitland A. “Orígenes del hombre: Los fenicios”. Holanda. Time-Life International. Barcelona. Salvat Editores. 1975. Página 106. Capítulo quinto: Dioses, sacerdotes y sacrificios. “(…) el sidonio Eshmun, cuyo cometido era la curación (…)”. (304). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 181. Hadad. “(…) Mit. fenicia. Dios del aire, las nubes, las tempestades, los relámpagos, los rayos y la lluvia. Se oía su voz en el fragor de las tormentas (…)”. 189


(305). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 198. Hipsuriano. “(…) Mit. fenicia. El hijo de la primera pareja humana y, al que se atribuye la invención de numerosas artes (…)”. (306). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 241. Melkarth. “(…) Mit. fenicia. Dios marino, se supone era el mismo Baal; los griegos lo identificaron con Heracles (…)”. (307). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 243. Menrumo. “(…) Mit. fenicia. Dios, hijo de los Gigantes. Enseñó a los hombres a vestirse con pieles de animales y a adorar al fuego y a los vientos marinos. En su honor se estableció el culto a los muertos (…)”. (308). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 248. Moloc. “(…) Moloch o Moloc. Mit. fenicia. Dios semita, al que rindieron culto varios pueblos de esa raza. En su honor se quemaban niños. Se le representaba como una estatua de metal, con los brazos dispuestos para recibir a las víctimas (…)”. (309). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 251. Muth. “(…) Mit. fenicia. Dios de los muertos (...)”. (310). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 326. Siga. “(…) Mit. fenicia. Gombre de una diosa de características similares a la Atenea griega (…)”. (311). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 335. Taaut. “(…) Mit. fenicia. Dios al que se atribuye la invención de la escritura, las ciencias y las artes (…)”. (312). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 378. Usus. “(…) Mit. fenicia. Dios de las aguas. Enseñó a los hombres a navegar vaciando un tronco de árbol como barca (…)”. (313). BLÁQUEZ, J. M. Capítulo XIX. Religión fenicia y púnica. BLAZQUEZ, J. M. Capítulo XII. Poblados y necrópolis fenicios. Publicado en: BLÁZQUEZ, J. M. & FERNÁNDEZ NIETO, J. & LOMAS, F.J. & PRESEDO, F. “Historia de España Antigua. Tomo I. Protohistoria”. Colección Historia, serie mayor. Madrid. Cátedra. 2012 (7ª edición). Página 517. El panteón cartaginés. Moloch = Kronos griego. Astarté = Minerva. Gad = Bes = Hércules Egipcio. Eshmun = Asklepios = Esculapio = Imhotep. Baal Hammón = Toro = Disco solar, pareja de 190


Tanit = Iunoni = Luna. Pumay chipriota = Pigmalión griego = AdonisEshmun. Reshef-Melqart = Apolo = dios guerrero = dios del rayo. Reshef-Gad-Bes. Poseidón griego = Yam cartaginés. Ptah-Isis-@efty. “(…) Cartago Gova contaba con colinas dedicada a varios dioses, típicamente semitas, como se señaló ya, en las que, seguramente, había templos o recintos sagrados al aire libre, a ellos consagrados. Estas eran las de Moloch, el Kronos griego, la de Eshmun, equivalente al Asclepios de los griegos y al Esculapio de los romanos y la de un Baal metalúrgico, equivalente al Hefaistos de los griegos, también representado en monedas de Malaca. Por Plinio se tiene noticia de un cabo consagrado a Baal Hammón, dios de carácter solar, que es el Cabo de Palos. Se le representa como un anciano, barbudo, como figura en las monedas de Lixus y de Malaca, donde recibía culto también su asociada Tanit. En esta ciudad existió muy probablemente, un templo dedicado a Baal Hammón, dios de carácter solar representado en las monedas con el título SMS, Sol, que alude al carácter del dios. Estrabón y Avieno mencionan una isla, la de León, ceca de Gades, consagrada a Baal Hammón. Estrabón recoge también la noticia de la existencia de un santuario de este dios en el cabo de San Vicente. El símbolo de este dios es el toro y el disco solar. En las monedas de Sexi, frente al símbolo lunar / (Página 518) de Tanit, se colocó un círculo con rayos, que alude a Baal Hammón, al igual que en las monedas de Bailo, en las que con frecuencia aparece el toro. El mismo disco solar se repite en las acuñaciones de Malaca, en series distintas de las de Tanit. En opinión de Solá Solé en Ibiza se debió venerar también Baal Hammón, ya que el símbolo del toro se encuentra en algunas monedas. Baal Sagón, por lo menos desde el siglo VI a. C., recibió culto en un santuario, cerca de la desembocadura del Guadalquivir. Su nombre significa Baal de Monte Sagón; es un dios bien conocido en los textos de Ugarit y del Antiguo Testamento. El Zeus Karios de Filón de Biblos es idéntico, seguramente, al Baal Sagón. El nombre de Astarté, la Minerva de los romanos, ya citada en textos de Ugarit, se lee, como teóforo, “el protegido de Astarté”, en una estela sepulcral de Villaricos. (…) El culto a Eshmun, además de en Cartago Gova está atestiguado en un teóforo e Es Cuyram, bajo la forma “el criado de Eshmun”. (…) El dios de los chipriotas Pumay, Pigmalión, para los griegos, se veneraba en el Herakleion de Gades, según indicación de Filóstrato, estaba asimilado a Adonis-Eshmun. Todos estos dioses están documentados en el panteón cartaginés. Dos inscripciones de Ibiza citan a otros dos dioses nuevos en el culto cartaginés. Son Reshef-Melqart, que es el dios que Almagro propone recientemente que representan el guerrero. (…) Este dios es el 191


equivalente del Apolo de los griegos y en Ibiza se empareja con Melkart, asociaciones corrientes en el Mundo Semita. Es el dios del rayo, con el que aparece como símbolo. Es un dios de carácter guerrero, por eso lleva también como atributos el hacha, el escudo y la lanza. Su patria era Siria. Le tributaron culto ya los fenicios, los arameos y los egipcios, éstos últimos a partir del imperio =uevo (…). Su titulatura en Egipto “el gran dios, el señor de la eternidad, el príncipe de todo lo eterno, el señor de la doble fuerza entre la compañía de los dioses, el gran dios, señor del cielo, gobernador de los dioses”. (…) El otro dios mencionado en compañía de Reshef en Ibiza es Gad, citado en el profeta Isaías, que es el destino. En la placa de es Cuyram, la presencia del artículo parece indicar un espíritu, un daimon tutelar, que en el caso de Ibiza sería Bes, que fue considerado entre los fenicios y cartagineses como un fetiche. (…) / (Página 519) Poseidón griego, Yam, venerado en Cartago. Tanit, la gran diosa de la vegetación, de carácter lunar, fue venerada tanto por los semitas como por los indígenas en la Península Ibérica. Su nombre se lee en la placa de Es Cuyram, recibía el título frecuentemente de “Tanit, faz de Baal”. Su símbolo era el creciente lunar, con círculo o punto en su parte cóncava. (…) Su imagen como faz de Baal” (…) se representó un busto, con rayos, rodeaba la cabeza de largos cabellos y con los senos muy marcados. (…) Esta misma diosa llamada Venus marina por Avieno, también recibe culto en Sagunto. Imágenes indígenas de esta diosa son, probablemente, las damas de baza y de Elche, la del tesoro de Santiago de la Espada y,las varias, pintadas, sobre la cerámica de Illici, rodeadas de sus símbolos, de origen mental. En Elche tenía Tanit un templo según testimonio de las monedas, donde se lee el epígrafe Iunoni. Todas estas imágenes prueban que su culto se propagó mucho entre los indígenas. Se la veneraba con danzas rituales, de las que queda constancia en la cerámica illicitana. La gran Diosa Mare está representada en una terracota de Alcoy, que prueba también la existencia de estas danzas rituales. A Tanit estaba consagrado el santuario de Es Cuyram; las terracotas aladas recogidas en el templo son imágenes de la diosa. Las diosas entronizadas de Villaricos y de Ibiza son, probablemente, imágenes de Tanit, al igual que las damas con pandero de Ibiza. Dos imágenes del dios, egipcio en origen Ptah, se han hallado en Cádiz; también aparece en Ibiza. En la primera ciudad va a acompañado de otras dos diosas egipcias, Isis y =efty. Mitos orientales trajeron los fenicios, así el de Gilgamés. (…) Los fenicios introdujeron una serie de animales fantásticos, que gozaron de gran aceptación entre los indígenas, como el grifo (…) las esfinges (…) el árbol de la vida (…) los amuletos de varios tipos. (…) Objetos de culto de 192


la procedencia semita fueron utilizados por las poblaciones nativas, como los thymiateria. (…) Como ya se ha indicado, el ritual funerario fue copiado de los semitas por los indígenas y es de creer que con ellos se infiltrasen las ideas semitas sobre ultratumba, al igual que las danzas fúnebres que se documentan en las estelas de Córdoba y de Ciudad real, el simbolismo funerario del espejo (La Aliseda, etc) y de la lira (estela aragonesa). / (Página 520) (…) Dioses griegos como Dionisos, al igual que sátiros y silenos, fueron venerados entre los punicos de Ibiza, donde la Gorgona gozó de gran aceptación, con carácter apotropaico (…)”. BLÁQUEZ, J. M. Capítulo XIX. Religión fenicia y púnica. BLAZQUEZ, J. M. Capítulo XII. Poblados y necrópolis fenicios. Publicado en: BLÁZQUEZ, J. M. & FERNÁNDEZ NIETO, J. & LOMAS, F.J. & PRESEDO, F. “Historia de España Antigua. Tomo I. Protohistoria”. Colección Historia, serie mayor. Madrid. Cátedra. 2012 (7ª edición). Página 520. Culto de Adonis = Eshmun = mi señor. “(…) Adonis era uno de los grandes dioses de Biblos. Su nombre significa “mi señor”. (…) En Sidón era una deidad muy importante Eshmun, venerado también en Cartago =ova, que, por sus funciones y por su naturaleza, correspondía a Adonis (…)”. (314). ALCOVER, Rafael. “La cultura en las Baleares”. Revista de Menorca. Fundada en 1888. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico. Año LXVIII. Séptima Época. Primer Semestre. Mahón. 1977. www.RevistadeMenorca1977.pdf Página 210. Ibiza púnica. “(...) Ciento sesenta años después de la fundación de Cartago / (Página 211) el 654 antes de Cristo, los cartagineses fundan Ibiza, la ciudad más antigua del Levante español. La Pititusa mayor es, pues, la adelantada en la Historia y su vida y su cultura importadas de la colonia fenicia del Gorte de África, muy superior a la de las otras islas. Diodoro Sículo, que describe la isla y fija la fecha de la fundación de la ciudad, nos habla de “un número considerable de casas admirablemente construidas”. Pero hoy no las conocemos ni podemos conocerlas, porque Ibiza sigue asentada sobre la misma colina tras sus 26 siglos de existencia. Conocemos sí, varios puntos en la Isla que han entregado sus testimonios y, sobre todo, su cementerio del Puig de´s Molins, cuyos casi 4.000 hipogeos, indican claramente la prosperidad de la colonia. Otro detalle lo corrobora y es que la colonización griega en España es desviada hacia el Gorte. Sus dioses fundamentales son Tanit y Bes, y de éste, alegre y burlón, procede etimológicamente el nombre de la ciudad y de la isla: Ibis-im. Sus ocupaciones principales la agricultura y el pastoreo, con fama de su lana; la pesca, las salinas y, de su conjunción, la salazón del pescado. Su cerámica, abundante, de utilidad y de figura tiene, según 193


recoge Plinio, virtudes contra la ponzoña. Parece cierto que era conocida la púrpura y que el Comercio Ebusitano era floreciente (...)”. (315). HERNÁNDEZ SANZ, Francisco. “Descripción de la isla de Menorca por Castiglione (1620)”. Revista de Menorca. Publicación del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón. Y de las Sociedades Afines Domiciliadas en el mismo. Año XXXIII. Quinta Época. Tomo XXIV. Mahón. 1929. www.RevistadeMenorca1929.pdf Página 228. “(...) y tenía antiguamente según Ptolomeo dos ciudades, Iana y Mago, las cuales existen todavía en la actualidad. Iana se halla situada hacia el S. E., (Sirocco) llamada hoy por sus habitantes Ciudadela, y Mago toma el nombre de la isla de Menorca habiendo quedado solamente aquel nombre para designar su puerto, llamado Puerto-Mago, y no (como otros escriben) Magno ni Mao por las razones que aduciré más abajo (...) y tiene un magnífico puerto, llamado Mago de Magote Cartaginés, quién recibió orden del Senado Cartaginés de salir de España y partir con su ejército para Italia para reunirse con Aníbal; salido de Gadí, o de Caliz (Cádiz) con su escuadra, llegó a las islas baleares, en donde, por ser el final del otoño, resolvió / (Página 229) invernar en ellas: fue primero a Maiorica, en donde los isleños, con sus hondas, le recibieron como a enemigo, y tiraron tan gran número de piedras a las naves que le obligaron a huir de aquel puerto. Por lo cual Magón se fue a Minorica fértil por la bondad del terreno si bien de hombres y de armas no tan poderosa como la mayor: y sin resistencia entró en el puerto gozando de la comodidad y riqueza de aquella ciudad y de la Isla todo el invierno: en cuyo tiempo (como narra Livio en el libro 8 de la 3. Deca) condujo a sus expensas dos mil de aquellos habitantes, ensanchó la ciudad y a esta y a su puerto le dejó su nombre, que aún dura en nuestros días. Antes de Magón había visitado esta Isla Hércules (como escribe el mismo Obispo al principio del 2 libro) quién habiendo salido de Italia y llegado a estas Islas, llamadas Ginnasies o Ginnesies por la habilidad de sus habitantes en el manejo de la honda las llamó Baleares. Vino primeramente a la Isla de Minorica, en donde mandó edificar un templo a Iano, al que los antiguos solían consagrar el comienzo de todas las cosas, cerca de Ciudadela, la cual del nombre del mismo dios tomó el de Iana; y así vino llamándose su puerto haya los tiempos de Tolomeo. Dicen los escritores que los habitantes de esta Isla, cuando iban a la guerra, llevaban tres hondas, hechas (como quiere Estrabón en el 3) de juncos. Con la primera se ceñían la cabeza y con la segunda la cintura, llevando la otra en la mano; pero añade que son hombres pacíficos. Sin embargo habiéndose alzado, en cierta ocasión unos cuantos / (Página 230) contra ciertos corsarios, Quinto Metelo (por sobrenombre llamado después el Baleárico) siendo Cónsul vino a tomar estas Islas, pero al acercarse a ellas le fue preciso cubrir sus naves con cueros para defender sus soldados de las piedras que con las hondas los 194


isleños les arrojaban. Por fin las conquistó y el Senado Romano, conocida la bondad del país, envió tres mil hombres para que las habitaran (...) En estas Islas Baleares (pero no puedo precisar en cuál de las dos) vino a morir Vocieno Montano de Garbona, orador doctísimo en todas las ciencias y escritor confinado allí por el Emperador Tiberio (...)”. (316). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 54. Agros. “(…) Mit. egipcia. Deidad, hijo de Isis y Osiris (…)”. (317). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 64. Aménebis. “(…) Mit. egipcia. Divinidad que representaba la fertilidad de los campos (…)”. (318). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 64. Amente. “(…) Mit. egipcia. Diosa encargada de recibir a los muertos, ofreciéndoles agua y pan; si el difunto lo aceptaba, los dioses lo consideraban amigo y lo incorporaban a su séquito (…)”. (319). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 65. Ammón. “(…) Mit. egipcia. Suprema divinidad egipcia. Su misión era producir y conservar permanentemente la vida en la creación. Se le representaba con cabeza humana y, otras veces con cabeza de carnero, con los cuernos retorcidos. Eran sus atributos el disco, imagen del sol, que todo lo vivifica y, una mazorca. Era también el dios de la fertilidad; con el predominio de Tebas, llegó a su apogeo, pasando a ser el dios nacional, identificándose con Ra bajo el nombre de Ammón-Ra (…)”. (320). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 69. Anher. “(…) Mit. egipcia. Dios del Sol y divinidad local de Abidos (…)”. (321). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 72. Anubis. “(…) Mit. egipcia. Hijo de Osiris y de Geftis. Se le representaba con cuerpo humano y cabeza de chacal. Presidía los embalsamamientos y las preces funerarias. Se le rindió culto como dios de los muertos, que acusaba a las almas que se sometían al juicio final ante Osiris (…)”. (322). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 73. Apap. “(…) Mit. egipcia. Gombre de la fabulosa serpiente representativa del mal (…)”. (323). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. 195


Página 73. Apis. “(…) mit. egipcia. Buey sagrado al que se consideraba como símbolo de Osiris. Su color debía ser negro y tener una mancha blanca en la frente y en el lomo la figura de un buitre con las alas desplegadas. Se le adoraba en su templo de Menfis. Después de muerto era embalsamado, envuelto en telas riquísimas y expuesto en un féretro (…)”. (324). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 89. Athor. “(…) Mit. egipcia. Diosa del amor (…)”. (325). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 91. Atum. “(…) Mit. egipcia. Dios progenitor del género humano. De su seno extrajo a los dioses, a los hombres y los demás seres. Al principio era una divinidad solitaria, más adelante engendró por sí mismo, sin intervención femenina y, posteriormente se le atribuyó una esposa (…)”. (326). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 91. Auhu. “(…) Mit. egipcia. Dios luna. Se le representaba en figura de hombre con cabeza de ibis o gavilán, aureolado con media luna (…)”. (327). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 98. Bendedet. “(…) Mit. egipcia. Carnero sagrado donde se encarnaba el espíritu de Osiris (…)”. (328). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 98. Benu. “(…) Mit. egipcia. Pájaro sagrado que surgió cantando de un árbol en llamas. Era un emblema de la resurrección y estaba consagrado a Osiris (…)”. (329). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 123. Chmun. “(…) Mit. egipcia. Dios de la medicina (…)”. (330). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 169. Ftah o Fta. “(…) Mit. egipcia. Dios que personifica el fuego y el calor. Le estaba consagrado el escarabajo (…)”. (331). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 174. Geb. “(…) Mit. egipcia. Dios de la tierra. Junto con Gut, el cielo, constituyen una pareja divina (…)”. (332). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. 196


Página 182. Hapi. “(…) Mit. egipcia. hijo de Osiris, genio funerario; tenía la misión de velar por la conservación de las vísceras del hombre (…)”. (333). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 183. Hathor. “(…) Mit. egipcia. Divinidad femenina egipcia, su nombre significa “habitación de Horus”. Era la madre de los dioses secundarios y, considerada también diosa de los muertos y su culto. Representaba el principio femenino del cosmos, así como el toro de la fuerza masculina. Se la representaba como una vaca, símbolo de la maternidad y de la lactancia, con una cabeza coronada por un disco solar (…)”. (334). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 190. Hequet. “(…) Mit. egipcia. Divinidad egipcia, que simbolizaba la germinación. Se la representaba con cabeza de rana (…)”. (335). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 199. Honson. “(…) Mit. egipcia. Primogénito del dios Amun-Ra (…)”. (336). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 199. Horus. “(…) Mit. egipcia. Hijo de Osiris y de Isis. Simbolizaba el dios naciente. Luchó contra su tío, Tifón, asesino de Osiris y, consiguió vencerlo, triunfando así el bien sobre el mal en la Tierra. Se le representaba con cuerpo humano y cabeza de halcón, o con figura de niño saliendo de una flor de loto. Llegó a considerársele como fundador o antecesor divino de las dinastías faraónicas (…)”. (337). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 207. Isis. “(…) Mit. egipcia. Diosa que personifica la fuerza fecundadora de la naturaleza. Casó con Osiris, su hermano, a quién ayudó en sus empresas civilizadoras. Cuando Tifón dio muerte a Osiris, cortó su cuerpo en trece pedazos, que diseminó por el mundo. Isis, incansable, los fue reuniendo todos. Los egipcios la veneraban bajo la forma de una vaca. También era representada como una mujer bella, tocada con una diadema en forma de globo lunar (…)”. (338). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 218. Khepri. “(…) Mit. egipcia. Dios de las transformaciones y de la renovación de la vida. Se la representaba como un escarabajo, símbolo de la eternidad (…)”. (339). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. 197


Página 243. Menés. “(…) Mit. egipcia. Primer rey que hubo en la Tierra, después de los dioses; enseñó el culto divino y difundió los principios de la civilización (…)”. (340). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 244. Mentu o Mont. “(…) Mit. egipcia. Dios tebano de la guerra. Era representado con cabeza de halcón y disco solar (…)”. (341). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 244. Meskhenet. “(…) Mit. egipcia. Diosa que protegía los nacimientos. Más adelante fue considerada una diosa del mundo subterráneo (…)”. (342). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 246. Min o Minu. “(…) Mit. egipcia. Dios del Alto Egipto, protector de los ganados, de la producción y de la generación. Se le representaba con forma humana, levantando con la mano derecha unos zorros, mientras que con la izquierda sostiene un falo (…)”. (343). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 248. Mnevis. “(…) Mit. egipcia. Toro sagrado del Sol; su culto era muy antiguo, anterior al de Apis y Onubis (…)”. (344). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 251. Mut. “(…) Mit. egipcia. Divinidad esposa de Ammón-Ra, era diosa celeste o solar (…)”. (345). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 255. @au o @u. “(…) Mit. egipcia. Caos, u océano primordial, en el que residía el principio de todas las cosas (…)”. (346). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 257. @efté o @eftis. “(…) Mit. egipcia. Diosa egipcia, hermana de Osiris. Tuvo relaciones incestuosas con éste, dando luz a Anubis (…)”.Página 257. @eheh. “(…) Mit. egipcia. Dios egipcio, protector de la casa de la felicidad y de la vida prolongada (…)”. (347). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 261. @ilo. “(…) Mit. egipcia. Dios-río. Cuando este se salía de madre, en el tiempo del solsticio, se celebraban fiestas, en las cuales se sacrificaban toros negros y se arrojaban flores de loto a la corriente (…)”. (348). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. 198


Página 272. Osiris. “(…) Mit. egipcia. Dios egipcio; según los griegos, hijo de Cronos y de Rea. Civilizó a los egipcios, les dio leyes justas y benéficas, les enseñó la agricultura e instituyó el culto a los dioses. Fundó la ciudad de Tebas. Confió la administración de su reino a su esposa y hermana Isis y, emprendió un largo viaje por Etiopía, Arabia, la India, etc. A su regreso a Egipto fue recibido por su pueblo como un dios Tifón le invitó a un banquete, al que concurrieron sesenta y dos conjurados y la reina de Etiopía, Aso. Un esclavo apareció con un cofre, por orden de Tifón y éste dijo que se lo regalaría a aquel de los presentes que se adaptara al mismo. Osiris se metió y, Tifón hizo cerrar el / (Página 273) cofre herméticamente y arrojarlo al Gilo. El cofre navegó por el río durante veintiocho años, yendo a dar a Biblos. Allí se trasladaron Isis y su hijo Anubis, recuperaron el cuerpo pero Tifón dio orden de despedazarlo en trece trozos, que enterraron en otras tantas partes de Egipto. El culto de Osiris se extendió por todo Egipto y, estaba relacionado con el Sol. Se le representaba coronado por una doble mitra y, sus atributos eran la cruz anseada, el cetro, el carnero sagrado y un bastón inaugural (…)”. (349). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 300. Pooh. “(…) Mit. egipcia. La Luna adorada como diosa por los egipcios. Era esposa de Fre. Se la representaba a veces con alas y cabeza de gavilán (…)”. (350). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 317. Renenut. “(…) Mit. egipcia. Diosa protectora de la lactancia; nutre al niño y le da nombre y personalidad. Se la consideraba también como diosa de las cosechas (…)”. (351). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 320. Saté. “(…) Mit. egipcia. Diosa cuya naturaleza es poco conocida, su imagen aparece en las leyendas mortuorias. Lleva una palma y un tallo de loto y, a veces se la representa con alas (…)”. (352). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 324. Serapis. “(…) Mit. egipcia. Dios, al que se identificaba con Plutón, Zeus o el Sol. Otras versiones lo hacen un dios puramente egipcio. Probablemente se trataba de un dios nacional egipcio, confundido con el dios Apis, que fue adorado en Egipto hacia el siglo y antes de nuestra era. Se le atribuía el poder de curar todas las enfermedades. La primera estatua que se conoce era un bloque de piedra casi informe, que Ptolomeo hizo reemplazar por la imagen de Sinopio. En el siglo II, su culto se extendió por Grecia, Tracia y Roma, donde por el carácter inmoral de sus fiestas fue prohibido su culto por el Senado. Un Serapis muy antiguo había 199


servido para marcar la entrada del Sol en el solsticio de invierno. El nilómetro estaba consagrado a este dios, que tenía el modio, emblema de la fertilidad. Su emblema era una serpiente. A veces se le representaba como un hombre viejo de gran barba, rodeados por los anillos de una serpiente (…)”. (353). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 324. Shai. “(…) Mit. egipcia. Gombre del destino, que nace con el hombre y le acompaña inseparablemente (…)”. (354). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 332. Suan. “(…) Mit. egipcia. Diosa egipcia de segundo orden, análoga a la Artemisa griega. Se la representaba con cabeza de buitre y armada de arco y flechas (…)”. (355). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 343. Tefnet. “(…) Mit. egipcia. Diosa similar a Artemisa, hermana gemela y esposa de Shan. Se la representaba como una mujer con cabeza de leona (…)”. (356). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 357. Thmei. “(…) Mit. egipcia. Diosa de la justicia y la verdad. Se la representaba con alas blancas y azules y coronada con una diadema de plumas (…)”. (357). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 357. Thot. “(…) Mit. egipcia. Dios que los griegos identificaron con Hermes. Se le atribuía la invención de la escritura, la gramática, la astronomía, las matemáticas, la música y el / (Página 358) comercio. Durante el largo viaje que emprendió Osiris, quedó en Egipto junto a Isis para ayudarle. También se admitía que había habido dos Thot, uno que promulgó antes del diluvio los principios del conocimiento y, otro, consejero de Osiris, que adaptó estos principios al lenguaje vulgar e instauró la civilización sobre la tierra. Se le representaba con cabeza de gavilán, o de ibis, o de cinocéfalo, o humana. Sus atributos eran el disco, la media luna y la barca sagrada (…)”. (358). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 361. Tiqués. “(…) Mit. egipcia. Dios doméstico que participaba de los atributos del poder, la fortuna, el amor y la necesidad (…)”. (359). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. 200


Página 366. Tmei. “(…) Mit. egipcia. Diosa de la justicia, que pesaba las acciones de los hombres (…)”. (360). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 367. Tot. “(…) Mit. egipcia. Dios de las letras personificación de la inteligencia divina y creadora. Se le representaba con cabeza de ibi, o como un mono cinocéfalo (…)”. (361). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 368. Tpe. “(…) Mit. egipcia. Diosa que personificaba el cielo. Se la representaba con dos caras y pechos colgantes. Figuraba en los monumentos funerarios (…)”. (362). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Sacerdotisa de Apolo en Delfos. “(...) XX. Yo sé que pasó de este modo la cosa, por haberla oído de boca de los delfios. Añaden los de Mileto, que Periandro, hijo de Cipselo, huésped y amigo íntimo de Trasíbulo, que a la sazón era señor de Mileto, tuvo noticia de la respuesta que acababa de dar la sacerdotisa de Apolo, y por medio de un enviado dio parte de ella a Trasíbulo, para que informado, y valiéndose de la ocasión, viese de tomar algún expediente oportuno (...)”. (363). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Templo a Minerva en Asseso. “(...) XXII. Todo esto lo hacía Trasíbulo con la mira de que el mensajero lidio, viendo por tina parte los montones de trigo, y por otra la alegría del pueblo en sus fiestas y banquetes, diese cuenta de todo a Aliates cuando volviese a Sardes después de cumplida su comisión. Así sucedió efectivamente; y Aliates, que se imaginaba en Mileto la mayor y a los habitantes sumergidos en la última miseria, oyendo de boca de su mensajero todo lo contrario de lo que esperaba, tuvo por acertado concluir la paz con la sola condición de que fuesen las dos naciones amigas y aliadas. Aliates, por un templo quemado, edificó dos en Asseso a la diosa Minerva, y convaleció de su enfermedad. Este fue el curso y el éxito de la guerra que Aliates hizo a Trasíbulo y a los ciudadanos de Mileto (...)”. (364). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Templo a Diana en Éfeso. “(...) XXVI. Por muerte de Aliates entró a reinar su hijo Creso a la edad de treinta y un años, y tornando las armas, acometió a los de Éfeso, y sucesivamente a los demás griegos. Entonces fue criando los Efesios, viéndose por él sitiados, consagraron su ciudad a Diana, atando 201


desde su templo una soga que llegase hasta la muralla, siendo la distancia no menos que de siete estadios [25], pues a la sazón la ciudad vieja, que fue la sitiada, distaba tanto del templo. El monarca lydio hizo después la guerra por su turno a los jonios y a los eolios, valiéndose de diferentes pretextos, algunos bien frívolos, y aprovechando todas las ocasiones de engrandecerse (...)”. (25). “(...) Siete estadios son 4.200 pies; el estadio griego u olímpico contenía 600 pies; el itálico 625, porque el pie italiano era algo menor que el griego. Cada estadio constaba de 405 pasos (...)”. Ibidem. Sin paginar. Libro VI. Erato. Reinado de Darío, rey de Persia. Histieo, señor de Mileto. Artafernes, virrey de Sardes. Aristágoras había sublevado Jonia. Culto a Ceres legisladora en Éfeso: sacrificio llamado Tesmoforia. “(...) XVI. Perseguidas por el enemigo algunas naves de su escuadra, que por destrozadas no se hallaban en estado de huir, tomaron la derrota hacia Micale [6]; allí, varando en la playa y dejando en ella las galeras, salva ya la tripulación, íbase a pie por tierra firme. Caminaban los marineros de Quío por la señoría de Éfeso, y llegados ya del noche cerca de la dicha ciudad, quiso su desgracia que las mujeres del país estuviesen allí ocupadas en celebrar a Ceres legisladora un sacrificio llamado Tesmoforia. Los efesios, que nada habían oído todavía de lo sucedido a los de Quío, y que viendo aquella tropa entrada por su tierra, la tenían por una cuadrilla de salteadores que venían a robarles las mujeres, saliendo luego todos levantados en masa a socorrerlas, acabaron con los pobres marineros de Quío: ¡tanta fue su desventura!(...)”. (6). Micale: promontorio situado frente a Samos. “(...) Promontorio enfrente de Samos (...)”. (365). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a Júpiter por Creso, rey de Sardes. “(...) XLIV. Túrbase Creso al oír la noticia, y se lamenta particularmente de que haya sido el matador de su hijo aquel cuyo homicidio había él expiado. En el arrebato de su dolor invoca al dios de la expiación, al dios de la hospitalidad, al dios que preside a las íntimas amistades, nombrando con estos títulos a Júpiter, y poniéndole por testigo de la paga atroz que recibe de aquel cuyas manos ensangrentadas ha purificado, a quien ha recibido corno huésped bajo su mismo techo, y que escogido para compañero y custodio de su hijo, se había mostrado su mayor enemigo (...)”. Ibidem. Sin paginar. Libro V. Terpsícore. Reinado de Darío, rey de Persia. Culto a Cibele en Sardes. “(...) CII. En el incendio de Sardes quedó abrasado el templo de Cibele, diosa propia y nacional; pretexto de que se valieron los persas en lo venidero para pegar fuego a los templos de la Grecia [76]. Los otros persas que moraban de estotra parte del Halis, al oír lo que en Sardes estaba pasando, unidos en cuerpo de ejército, acudieron al socorro de los lidios; pero no hallando ya 202


a los jonios en aquella capital y siguiendo sus pisadas, los alcanzaron en Éfeso. Formáronse los jonios en filas y admitieron la batalla que los persas les presentaban; pero fueron de tal modo rotos y vencidos, que muchos murieron en el campo a manos del enemigo. Entre otros guerreros de nombre que allí murieron, uno fue el jefe de los Eretrios, llamado Euálcides, aquel atleta que en las justas Coronarias había ganado en premio público la corona y había por ello merecido que Simónides Ceio lo subiera a las nubes. Los otros jonios que debieron la salvación a la ligereza de sus pies, se refugiaron a varias ciudades (...)”. (76). “(...) Mero pretexto, sin duda: pues los persas abrasaron en Egipto muchos templos, guiados por su principio religioso de que a los dioses no debía encerrárseles entre paredes (...)”. (366). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a Apolo Ismenio en Tebas. “(...) LII. Informado Creso del valor de Anfiarao y de su desastrado fin [30], le ofreció un escudo, todo él de oro puro, y juntamente una lanza de oro macizo, con el asta del mismo metal. Entrambas ofrendas se conservan hoy en Tebas, guardadas en el templo de Apolo Ismenio (...)”. (30). “(...) El valor y fatal término de Anfiarao puede verse en Diodoro Sículo. lib. IV, pág. 305 (...)”. (367). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a Minerva la Pallenida. Adivinación: Anfylito, adivino de Acarnania. “(...) LXII. Partiendo por fin de Eretria, volvieron al Ática once años después de su salida, y se apoderaron primeramente de Maratón. Atrincherados en aquel punto, se les iban reuniendo, no solamente los partidarios que tenían en la ciudad, sino también otros de diferentes distritos, a quienes acomodaba más el dominio de un señor que la libertad del pueblo. Su ejército se aumentaba con la gente que acudía; pero los atenienses que moraban en la misma Atenas miraron la cosa con indiferencia todo el tiempo que gastó Pisístrato en recoger dinero, y cuando después ocupó a Maratón, hasta que sabiendo qué marchaba contra la ciudad, salieron por fin a resistirle. Los dos ejércitos caminaban a encontrarse, y llegando al templo de Minerva la Pallenida, hicieron alto uno enfrente del otro. Entonces fue cuando Anfilyto, el célebre adivino de Acarnania arrebatado de su estro, se presentó a Pisístrato y le vaticinó de este modo: Echado el lance está, la red tendida; Los atunes de noche se presentan Al resplandor de la callada luna [37] (...)”. (37). “(...) El vaticinio de Anfilyto se ha conservado en estos dos versos latinos: Est nummus proyectus, item sunt retia tenta Gox adderunt tynni, claro sub siders lunae 203


(...)”. (368). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Adivinación: oráculo de Delfos. Culto a Minerva en Tegea. “(...) LXVI. De este modo lograron los lacedemonios el mejor orden en sus leyes y gobierno, y lo debieron a Licurgo, a quien tienen en la mayor veneración, habiéndole consagrado un templo después de sus días. Establecidos en un país excelente y contando con una población numerosa, hicieron muy en breve grandes progresos, con lo cual, no pudiendo ya gozar en paz de su misma prosperidad y teniéndose por mejores y más valientes que los arcades, consultaron en Delfos acerca de la conquista de toda la Arcadia, cuya consulta respondió así la Pitia: ¿La Arcadia pides? Esto es demasiado. Concederla no puedo, porque en ella, De la dura bellota alimentados, Muchos existen que vedarlo intenten. Yo nada te la envidio: en lugar suyo Puedes pisar el suelo de Tegea, Y con soga medir su hermoso campo. Después que los lacedemonios oyeron la respuesta, sin meterse con los demás arcades, emprendieron su expedición contra los de Tegea, y engañados con aquel oráculo doble, y ambiguo, se apercibieron de grillos y sogas, como si en efecto hubiesen de cautivar a sus contrarios. Pero sucedióles al revés; porque perdida la batalla, los que de ellos quedaron cautivos, atados con las mismas prisiones de que venían provistos, fueron destinados a labrar los campos del enemigo. Los grillos que sirvieron entonces para los lacedemonios se conservan aun en Tegea, colgados alrededor del templo de Minerva (...)”. (369). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Adivinación: oráculo. Culto a Apolo en Tornax (Laconia). Sardes (Lidia) productora de oro. “(...) LXIX. Informado Creso de todas estas cosas, envió a Esparta sus embajadores, llenos de regalos y bien instruidos de cuanto debían decir para negociar una alianza. Llegados que fueron, se explicaron en estos términos: —«Creso, rey de los lidios y de otras naciones, prevenido por el Dios que habita en Delfos de cuánto le importa contraer amistad con el pueblo griego, y bien informado de que vosotros, ¡oh lacedemonios! sois los primeros y principales de toda la Grecia, acude a vosotros, queriendo en conformidad del oráculo ser vuestro amigo y aliado, de buena fe y sin dolo alguno.» Esta fue la propuesta de Creso por medio de sus enviados. Los lacedemonios, que ya tenían noticia de la respuesta del oráculo, muy 204


complacidos con la venida de los lidios, formaron con solemne juramento, el tratado de paz y alianza con Creso, a quien ya estaban obligados por algunos beneficios que de él antes habían recibido. Porque habiendo enviado a Sardes a comprar el oro que necesitaban para fabricar la estatua de Apolo, que hoy está colocada en Tornax de la Laconia, Creso no quiso tomarles dinero alguno, y les dio el oro de regalo (...)”. (370). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a Juno en Samos. “(...) LXX. Por este motivo, y por la distinción que con ellos usaba Creso, anteponiéndolos a los demás griegos, vinieron gustosos los lacedemonios en la alianza propuesta; y queriendo mostrarse agradecidos, mandaron trabajar con el objeto de regalársela a Creso, una pila de bronce que podía contener trescientos cántaros; estaba adornada por defuera hasta el borde con la escultura de una porción de animalitos. Esta pila no llegó a Sardes, refiriéndose de dos maneras el extravío que padeció en el camino. Los lacedemonios dicen que, habiendo llegado cerca de Samos, noticiosos del presente aquellos isleños, salieron con sus naves y la robaron. Pero los samios cuentan que navegando muy despacio los lacedemonios encargados de conducirla, oyendo en el viaje que Sardes, juntamente con Creso, habían caído en poder del enemigo, la vendieron ellos mismos en Samos a unos particulares, quienes la dedicaron en el templo de Juno; y que tal vez los lacedemonios a su vuelta dirían que los samios se la habían quitado violentamente (...)”. (371). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a Júpiter en Lidia. “(...) LXXXIX. Este discurso hizo mella en el ánimo de Ciro, el cual mandó retirar a los presentes, y consultó después a Creso lo que le parecía deber hacer en semejante caso. «Puesto que los dioses, dijo Creso, me han hecho prisionero y siervo tuyo, considero justo proponerte lo que se me alcanza. Los persas son insolentes por carácter, y pobres además. Si los dejas enriquecer con los despojos de la ciudad saqueada, es muy natural que alguno de ellos, viéndose demasiado rico, se rebele contra ti. Si te parece bien, coloca guardias en todas las puertas de la ciudad con orden de quitar la presa a los saqueadores, dándoles por razón ser absolutamente necesario ofrecerá Júpiter el diezmo de todos esos bienes. De este modo no incurrirás en el odio de los soldados, los cuales, viendo que obras con rectitud, obedecerán gustosos tu determinación.»(...)”. (372). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a Apolo en Lidia: colocación de las ofrendas en el umbral del templo. “(...) XC. 205


Alegróse Ciro de oír tales razones, que le parecieron muy oportunas, las encareció sobremanera, y mandó a sus guardias ejecutasen puntualmente lo que Creso le había indicado. Vuelto después a Creso, le dijo: —«Tus acciones y tus palabras se muestran dignas de un ánimo real; pídeme, pues, la gracia que quisieres, seguro de obtenerla al momento. —Yo, señor, respondió, te quedaré muy agradecido si me das tú permiso para que, regalando estos grillos al dios de los griegos, le pueda preguntar si le parece justo engañar a los que lo sirven, y burlarse de los que dedican ofrendas en su templo.» Ciro entonces quiso saber cuál era el motivo de sus quejas, y Creso le dio razón de sus designios, de la respuesta de los oráculos, y especialmente de sus magníficos regalos, y de que había hecho la guerra contra los persas inducido por predicciones lisonjeras; y volviendo a pedirle licencia para dar en rostro con sus desgracias al dios que las había causado, le dijo Ciro sonriéndose: —«Haz, Creso, lo que gustes, pues yo nada pienso negarte.» Con este permiso envió luego a Delfos algunos lidios, encargándoles pusiesen sus grillos en el umbral mismo del templo, y preguntasen a Apolo si no se avergonzaba de haberle inducido con sus oráculos a la guerra contra los persas, dándole a entender que con ella daría fin al imperio de Ciro; y que presentando después sus grillos como primicias de la guerra, le preguntasen también si los dioses griegos tenían por ley el ser desagradecidos (...)”. (373). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Ofrendas a los dioses. Culto a Apolo Ismenio en Thebas de Beocia. “(...) XCII. Volviendo a los donativos de Creso, no solamente fueron ofrendas suyas las que dejo referidas, sino otras muchas que hay en Grecia. En Thebas de Beocia consagró un trípode de oro al dios Apolo Ismenio, y en Éfeso las vacas de oro y la mayor parte de las columnas. En el vestíbulo del templo de Delfos se ve un grande escudo de oro. Muchos de estos donativos se conservan en nuestros días, si bien algunos pocos han perecido ya. Según he oído decir, los dones que ofreció Creso en Branchidas, del territorio de Mileto, son semejantes y del mismo peso que los que dedicó en Delfos. Sin embargo, las ofrendas hechas en Delfos y en el templo de Anfiarao, fueron de sus propios bienes, y como primicias de la herencia paterna; pero los otros dones pertenecieron a los bienes confiscados a un enemigo suyo, que antes de subir Creso al trono había formado contra él un partido con el objeto de que la corona recayese en Pantaleon, hijo también de Aliates, pero no hermano uterino de Creso, pues éste había nacido de una madre natural de la Caria, y aquél de otra natural de la Jonia. Cuando Creso se vio en posesión del imperio, hizo morir al hombre que tanto lo había resistido, despedazándole con los peines de hierro de un cardador, y consagró del modo dicho los bienes ofrecidos de antemano a los dioses 206


(...)”. (374). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Psamético, rey de Egipto dominaba Siria-Palestina. Los Escitas llegan territorio egipcio. Culto primitivo a Venus Urania en Ascalona. Culto a Venus Urania en Chipre posterior al de Ascalona. Culto a Citeres en Fenicia. “(...) CV. Desde allí se encaminaron al Egipto, y habiendo llegado a la Siria Palestina, les salió a recibir Psamético, rey de Egipto, el cual con súplicas y regalos logró de ellos que no pasasen adelante. A la vuelta, cuando llegaron a Ascalona, ciudad de Siria, si bien la mayor parte de los escitas pasó sin hacer daño alguno, con todo no faltaron unos pocos rezagados que saquearon el templo de Venus Urania. Este templo, según mis noticias, es el más antiguo de cuantos tiene aquella diosa, pues los mismos naturales de Chipre confiesan haber sido hecho a su imitación el que ellos tienen; y por otra parte los fenicios, pueblo originario de la Siria, fabricaron el de Citeres. La diosa se vengó de los profanadores de su templo enviándoles a ellos y a sus descendientes cierta enfermedad mujeril. Así lo reconocen los escitas mismos; y todos los que van a la Escitia ven por sus ojos el mal que padecen aquellos a quienes los naturales llaman Enareas (...)”. (375). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Templo de Panionio en Jonia. Ciudades jonias. “(...) CXLII. Estos jonios, a quien pertenece el templo de Panionio, han tenido la buena suerte de fundar sus ciudades bajo un cielo y en un clima que es el mejor de cuantos habitan los hombres, a lo menos los que nosotros conocemos. Porque ni la región superior, ni la inferior, ni la que está situada al Occidente, ninguna logra iguales ventajas, sufriendo unas los rigores del frío y de la humedad, y experimentando otras el excesivo calor y la sequía. Go hablan todos los jonios una misma lengua, y puede decirse que tienen cuatro dialectos diferentes. Mileto, la primera de sus ciudades, cae hacia el Mediodía, y después siguen Miunte [66] y Priena. Las tres están situadas en la Caria y usan de la misma lengua. En la Lidia están Éfeso, Colofon, Lébedos, Teos, Clazómenas y Focéa; todas las cuales hablan una lengua misma, diversa de la que usan las tres ciudades arriba mencionadas. Hay todavía tres ciudades de Jonia más, dos de ellas en las islas de Sumos y Quío, y la otra, que es Erithrea, fundada en el continente. Los quíos y los eritreos tienen el mismo dialecto; pero los samios usan otro particular suyo (...)”. (66). “(...) Miunte, de ciudad que era de la Caria, pasó a ser ciudad de la Jonia (...)”. Ibidem. Sin paginar. Templo de Panjonio. “(...) CXLIII. De estos pueblos jonios los Milesios se hallaban a cubierto del peligro y del 207


miedo por su trato con Ciro, y los Isleños nada tenían que temer de los persas, porque todavía no eran súbditos suyos los fenicios, y ellos mismos no eran gente a propósito para la marina. La causa porque los Milesios se habían separado de los demás griegos, no era otra sino la poca fuerza que tenía todo el cuerpo de los griegos, y en especial los jonios, sobremanera desvalidos y casi de ninguna consideración. Fuera de la ciudad de Atenas, ninguna otra había respetable. De aquí nacía que los otros jonios, y los mismos atenienses, se desdeñaban de su nombre, no queriendo llamarse jonios; y aun ahora me parece que muchos de ellos se avergüenzan de semejante dictado. Pero aquellas doce ciudades no sólo se preciaban de llevarle, sino que habiendo levantado un templo, le quisieron llamar de su mismo nombre Panjonio, o común a los jonios, y aun tomaron la resolución de no admitir en él a ningún otro que los pueblos jonios, si bien debe añadirse que nadie pretendió semejante unión a no ser los de Esmirna (...)”. (376). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a @eptuno el Heliconio en Micale (isla de Samos). “(...) CLXVIII. El Panionio es un templo que hay en Micale, hacia el =orte, dedicado en nombre común de los jonios a =eptuno el Heliconio. Micale es un promontorio de tierra firme, que mira hacia el viento Zéfiro [67], y pertenece a Samos. En este promontorio, los jonios de todas las ciudades solían celebrar una fiesta, a que dieron el nombre de Panjonia. Y es de notar que todas las fiestas, no sólo de los jonios, sino de todos los griegos, tienen la misma propiedad que dijimos de los nombres persas, la de acabar en una misma letra. [68](...)”. (67). Viento Zéfiro. “(...) Oeste, o Poniente (...)”. (68). “(...) Véase la nota al par. 439 (...)”. Ibidem. Sin paginar. Libro III. Talía. Arquitectura especializada en Samos. Culto a Juno en Samos. “(...) LX. Algo más de lo regular me voy dilatando al hablar de los samios, por parecerme que son a ello acreedores, atendida la magnificencia de tres monumentos, a los cuales no iguala ningún otro de los griegos. Por las entrañas de un monte que tiene 150 orgias de altura abrieron una mina o camino subterráneo, al cual hicieron dos bocas o entradas. Empezaron la obra por la parte inferior del monte, y el camino cubierto que allí abrieron tiene de largo siete estadios, ocho pies de alto, y otros tantos de ancho. A lo largo de la mina, excavaron después un conducto de 28 codos de profundidad y de tres pies de anchura, por dentro de la cual corre acanalada en sus arcaduces el agua, que tomada desde una gran fuente, llega hasta la misma ciudad. El arquitecto de este foso subterráneo, que sirviera de acueducto, fue Eupalino el megarense, hijo de =austrafo. Este es uno de los tres monumentos de Samos. El otro es su muelle, terraplén levantado dentro del mar, que tendrá 20 orgias de alto y más de dos estadios de largo. El 208


tercero es un magnífico templo, el mayor realmente de cuantos he alcanzado a ver hasta ahora, cuyo primer arquitecto fue Reco, natural de Samos e hijo de Files [36]. En atención a estos monumentos me he extendido en referir los hechos de los samios (...)”.(36). “(...) Aun quedan ruinas de este célebre templo dedicado a Juno, del muelle que atestigua que los Samios fueron los primeros negociantes por mar entre los Griegos, y de la mina descrita por el autor, que se encuentra entre los restos de la ciudad y el monte Metelino, con dos bocas, de las que una corresponde al camino cubierto, y otra al acueducto excavado al lado con mayor profundidad, al cual se podía bajar desde la mina para conservarte en buen estado (...)”. Ibidem. Sin paginar. Libro III. Talía. Polícrates, tirano de Samos. Culto a Juno en Samos. “(...) CXXIII. Oyó Polícrates con mucho gusto tal embajada, y determinó complacer a Orales. Sediento el hombre de dinero, envió ante todo para verlo a su secretario, que era Menandrio, hijo de Menandrio, el mismo que no mucho después consagró en el Hereo [71] los adornos todos muy ricos y vistosos que había tenido Polícrates en su mismo aposento. Sabiendo Oretes que aquel explorador era un personaje de respeto, toma ocho cofres y manda embutirlos de piedras hasta arriba, dejando sólo por llenar una pequeña parte la más vecina a los labios de aquellos, y después cubre de oro toda aquella superficie; ata muy bien sus cofres, y los deja patentes a la vista. Llegó poco, después Menandrio, vio las arcas de oro, y dio cuenta luego a Polícrates (...)”. (71). Hereo. “(...) Este era el nombre propio del templo de Juno, en Samos (...)”. Ibidem. Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Reinado de Darío, rey de Persia. Culto a Juno en Samos. “(...) LXXXVIII. Habiendo Darío mostrado mucho gusto y satisfacción por lo bien construido que le parecía el puente de barcas, tuvo la generosidad de pagar a su arquitecto Mandrocles de Samos todas las partidas a razón de diez por uno. Separando después Mandrocles las primicias de aquel regalo, hizo con ellas pintar aquel largo puente echado sobre el Bósforo, y encima de él al rey Darío sentado en su trono, y al ejército en el acto de pasar; y dedicó este cuadro en el Hereo o templo de Juno, en Samos, con esta inscripción: Mandrocles, que subyugó con su puente al Bósforo, fecundo en pesca, colocó aquí su monumento, corona suya, gloria de Samos, pues que supo agradar al rey, al gran Darío. Tal fue la memoria que dejó el constructor de aquel puente (...)”. (377). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Separación de la Esmirna eólica por los jonios, e incorporación a Jonia. Culto a Baco en la Esmirna eólica. “(...) CL. Los eolios perdieron a Esmirna de este modo: ciertos Colofonios, vencidos en una sedición doméstica y arrojados de su patria, hallaron en Esmirna un asilo. Estos fugitivos, un día en que los de 209


Esmirna celebraban fuera de la ciudad una fiesta solemne a Baco, les cerraron las puertas y se apoderaron de la plaza. Concurrieron todos los eolios al socorro de los suyos, pero se terminó la contienda por medio de una transacción, en la que se convino que los jonios, quedándose con la ciudad, restituyesen los bienes muebles a los de Esmirna. Estos, conformándose con lo pactado, fueron repartidos en las otras once ciudades eolias, que los admitieron por ciudadanos suyos (...)”. (378). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a Minerva en Quío. Reinado de Ciro, rey de Persia. Sacrificios a los dioses. “(...) CLX. Los Cymanos, oída la respuesta que llevaron sus diputados, no queriendo exponerse a perecer si le entregaban, ni a verse sitiados si le retenían en la ciudad, le enviaron a Mytilene, a donde no tardó Mázares en despachar nuevos mensajeros, pidiendo la entrega de Páctyas. Los Mytileneos estaban ya a punto de entregársele por cierta suma de dinero, pero la cosa no llegó a efectuarse, porque los Cymanos, llegando a saber lo que se trataba, en una nave que destinaron a Lésbos embarcaron a Páctyas y le trasladaron a Quío. Allí fue sacado violentamente del templo de Milierva, patrona de la ciudad, y entregado al fin por los naturales de Quío, los cuales le vendieron a cuenta de Atárneo, que es un territorio de la Mysia, situado enfrente de Lésbos. Los persas, apoderados así de Páctyas, le tuvieron en prisión para presentársela vivo a Ciro. Durante mucho tiempo ninguno de Quío enharinaba las víctimas ofrecidas a los dioses con la cebada cogida en Atárneo, ni del grano nacido allí se hacían tortas para los sacrificios; y, en una palabra, nada de cuanto se criaba en aquella comarca era recibido por legítima ofrenda en ninguno de los templos (...)”. (379). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Los Pedaseos, oriundos del norte del monte Halicarnaso. Culto a Minerva. “(...) CLXXV. Más arriba de Halicarnaso moraban tierra adentro los Pedaseos. Siempre que a estos o a sus vecinos les amenaza algún desastre, sucede que a la sacerdotisa de Minerva le crece una gran barba, cosa que entonces le aconteció por tres veces. Los Pedaseos fueron los únicos en toda la Caria que por algún tiempo hicieron frente a Hárpago, y le dieron mucho en que entender, fortificando el monte que llaman Lida; mas por último quedaron vencidos y arruinados (...)”. (380). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a Júpiter Belo en Babilonia. Templo cuadrado formado por varias torres una 210


encima de otra = zigurat. El templo está regido por sacerdotes caldeos y en el último piso del templo vivía una mujer ¿vestal? “(...) CLXXXI. El muro por la parte exterior es como la lóriga de la ciudad, y en la parte interior hay otro muro que también la ciñe, el cual es más estrecho que el otro, pero no mucho más débil. En medio de cada uno de los dos grandes cuarteles en que la ciudad se divide, hay levantados dos alcázares. En el uno está el palacio real, rodeado con un muro grande y de resistencia, y en el otro un templo de Júpiter Belo con sus puertas de bronce. Este templo, que todavía duraba en mis días, es cuadrado y cada uno de sus lados tiene dos estadios. En medio de él se va fabricada una torre maciza que tiene un estadio de altura y otro de espesor. Sobre esta se levanta otra segunda, después otra tercera, y así sucesivamente hasta llegar al número de ocho torres. Alrededor de todas ellas hay una escalera por la parte exterior, y en la mitad de las escaleras un rellano con asientos, donde pueden descansar los que suben. En la última torre se encuentra una capilla, y dentro de ella una gran cama magníficamente dispuesta, y a su lado una mesa de oro. =o se ve allí estatua ninguna, y nadie puede quedarse de noche, fuera de una sola mujer, hija del país, a quien entre todas escoge el Dios, según refieren los Caldeos, que son sus sacerdotes (...)”. (381). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Culto a Júpiter sedente en el templo de Babilonia. Altar de oro donde se sacrificaban víctimas tiernas y de leche, en el interior del templo-zigurat. Ara para la cremación de incienso en el interior del templo-zigurat. “(...) CLXXXIII. En el mismo templo de Babilonia hay en el piso interior otra capilla, en la cual se halla una grande estatua de Júpiter sentado, que es de oro: junto a ella una grande mesa también de oro, siendo del mismo metal la silla y la tarima. Estas piezas, según dicen los Caldeos, no se hicieron con menos de ochocientos talentos de oro. Fuera de la capilla hay un altar de oro, y además otro grande para las reses ya crecidas, pues en el de oro sólo es permitido sacrificar víctimas tiernas y de leche. Todos los años, el día en que los Caldeos celebran la fiesta de su Dios, queman en la mayor de estas dos aras mil talentos de incienso. En el mismo templo había anteriormente una estatua de doce codos, toda ella de oro macizo, la que yo no he visto, y solamente refiero lo que dicen los Caldeos. Darío, el hijo de Histaspes, formó el proyecto de apropiársela cautelosamente, pero no se atrevió a quitarla. Su hijo Jerjes la quitó por fuerza, dando muerte al sacerdote que se oponía a que se la removiese de su sitio. Tal es el adorno y la riqueza de este templo, sin contar otros muchos donativos que los particulares le habían hecho (...)”. (382). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la 211


Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Ritos religiosos asirios: prostitución sagrada en el templo de Milita-Venus. Culto a Venus en Babilonia. Prostitución sagrada en Chipre. Reinado de Ciro, rey de Persia. “(...) CXCIX. La costumbre más infame que hay entre los babilonios, es la de que toda mujer natural del país se prostituya una vez en la vida con algún forastero, estando sentada en el templo de Venus. Es verdad que muchas mujeres principales, orgullosas por su opulencia, se desdeñan de mezclarse en la turba con las demás, y lo que hacen es ir en un carruaje cubierto y quedarse cerca del templo, siguiéndolas una gran comitiva de criados. Pero las otras, conformándose con el uso, se sientan en el templo, adornada la cabeza de cintas y cordoncillos, y al paso que las unas vienen, las otras se van. Entre las filas de las mujeres quedan abiertas de una parte a otra unas como calles, tiradas a cordel, por las cuales van pasando los forasteros y escogen la que les agrada. Después que una mujer se ha sentado allí, no vuelve a su casa hasta tanto que alguno la eche dinero en el regazo, y sacándola del templo satisfaga el objeto de su venida. Al echar el dinero debe decirle: «Invoco en favor tuyo a la diosa Milita,» que este es el nombre que dan a Venus los asirios: no es lícito rehusar el dinero, sea mucho o poco, porque se le considera como una ofrenda sagrada. =inguna mujer puede desechar al que la escoge, siendo indispensable que le siga, y después de cumplir con lo que debe a la diosa, se retira a su casa. Desde entonces no es posible conquistarlas otra vez a fuerza de dones. Las que sobresalen por su hermosura, bien presto quedan desobligadas; pero las que no son bien parecidas, suelen tardar mucho tiempo en satisfacer a la ley, y no pocas permanecen allí por el espacio de tres y cuatro años. Una ley semejante está en uso en cierta parte de Chipre (...)”. (383). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Masagetas. Culto al sol. Ciro, rey de Persia. “(...) CCXII. Informada Tomiris de lo sucedido en su ejército y en la persona de su hijo, envió un mensajero a Ciro, diciéndole: —«Go te ensoberbezcas, Ciro, hombre insaciable de sangre, por la grande hazaña que acabas de ejecutar. Bien sabes que no has vencido a mi hijo con el valor de tu brazo, sino engañándolo con esa pérfida bebida, con el fruto de la vid, del cual sabéis vosotros henchir vuestros cuerpos, y perdido después el juicio, deciros todo género de insolencias. Toma el saludable consejo que voy a darte. Vuelve a mi hijo y sal luego de mi territorio, contento con no haber pagado la pena que debías por la injuria que hiciste a la tercera parte de mis tropas. Y si no lo practicas así, te juro por el sol, supremo señor de los masagetas, que por sediento que te halles de sangre, yo te saciaré de ella.»(...)”. Sin paginar. 212


Aspectos sociales y religiosos de los masagetas. Culto al sol con sacrificios de caballos. Asesinato y banquete familiar con la carne del anciano difunto. “(...) CCXVI. Los masagetas tienen algunas costumbres particulares. Cada uno se casa con su mujer; pero el uso de las casadas es común para todos, pues lo que los griegos cuentan de los escitas en este punto, no son los escitas, sino los masagetas los que lo hacen, entre los cuales no se conoce el pudor; y cualquier hombre, colgando del carro su aljaba, puede juntarse sin reparo con la mujer que le acomoda. Go tiene término fijo para dejar de existir; pero si uno llega a ser ya decrépito, reuniéndose todos los parientes le matan con una porción de reses, y cociendo su carne, celebran con ella un gran banquete. Este modo de salir de la vida se mira entre ellos como la felicidad suprema, y si alguno muere de enfermedad, no se hace convite con su carne, sino que se lo entierra con grandísima pesadumbre de que no haya llegado al punto de ser inmolado. Go siembran cosa alguna, y viven solamente de la carne de sus rebaños y de la pesca que el Araxes les suministra en abundancia. Su bebida es la leche. Go veneran otro dios que el sol, a quien sacrifican caballos; y dan por razón de su culto, que al más veloz de los dioses no puede ofrecerse víctima más grata que el más ligero de los animales (...)”. (384). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Los Hiperbóreos llevaron a Delos los cultos de Ilitegia o Diana Lucina y, Apolo. Sacrificios: muslos de víctimas quemadas encima del ara.“(...) XXXV. Cuentan los Delios asimismo que por aquella misma época en que vinieron dichos conductores, y un poco antes que las dos doncellas Hipéroque y Laódice, llegaron también a Delos otras dos vírgenes Hiperbóreas, que fueron Agra y Opis [26], aunque con diferente destino, pues dicen que Hipéroque y Laódice vinieron encargadas de traer a Ilitegia o Diana Lucina el tributo que allá se habían impuesto por el feliz alumbramiento de las mujeres; pero que Agra y Opis vinieron en compañía de sus mismos dioses, Apolo y Diana, y a estas se les tributasen en Delos otros honores, pues en su obsequio las mujeres; pero que Agra y Opis vinieron en compañía de sus mismos dioses, Apolo y Diana, y a estas se les tributan en Delos otros honores, pues en su obsequio las mujeres forman asambleas y celebran su nombre cantándoles un himno, composición que deben al licio Oten [27], el cual aprendieron de ellas los demás isleños, y también los jonios, que reunidos en sus fiestas celebran asimismo el nombre y memoria de Opis y de Agra. Añaden que Olen, habiendo venido de la Licia, compuso otros himnos antiguos, que son los que en Delos suelen cantarse. Cuentan igualmente que las cenizas de los muslos de las víctimas quemados encima del ara se echan y se consumen sobre el sepulcro de Agra y Opis que está detrás de 213


Artemisio, vuelto hacia Oriente e inmediato a la hospedería que allí tienen los naturales de Ceo (...)”. (26). “(...) Algunos llaman Agra Ecaerge, y creen que estaba con su compañera Opis en el mismo sepulcro que las dos vírgenes anteriores (...)”. (27). “(...) Si Olen, como dice Suidas, fue inventor del verso épico, será preciso hacerle muy antertior a la guerra troyana, cuando ya parece que aquel verso era común en boca de muchos cantores (...)”. (385). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Culto religioso de los escitas: Vesta = Tabiti = Histia; Júpiter = Papeo; Tierra = Apia; Apolo = Etosiro; Venus Celeste = Artimpasa; @eptuno = Tamimasadas; Hércules y Marte (solo levantaban altares a Marte). “(...) LIX. Los escitas, pues, abundan en las cosas principales o de primera necesidad; por lo tocante a las leyes y costumbres, se rigen en la siguiente forma. He aquí los únicos dioses que reconocen y veneran: en primer lugar y con más particularidad, a la diosa Vesta [49]; luego a Júpiter y a la Tierra, a quien miran como esposa de aquél; después a Apolo, Venus Celeste, Hércules y Marte; y estos son los dioses que todos los escitas reconocen por tales; pero los regios hacen también sacrificios a Geptuno. Los nombres escíticos que les dan son los siguientes: a Vesta la llaman Tabiti; a Júpiter lo dan un nombre el más propio y justo a mi entender, llamándole Papeo; a la Tierra la llaman Apia; a Apolo Etosiro; a Venus Celeste Artimpasa; a =eptuno Tamimasadas. =o acostumbran erigir estatuas, altares ni templos sino a Marte únicamente (...)”. (49).”(...) Parece que miraban por reina propia a su diosa Tabita, la Histia de los Griegos y la Vesta de los Latinos (...)”. (386). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Costumbres escitas. Culto a la diosa Madre en Cízico. Fiesta a la diosa madre en Hila: música con timbales y figurillas colgantes del cuello. “(...) LXXVI. A nada tienen más aversión que a los usos y modas extrañas, aun a las de otra provincia de la nació; pero con mucha particularidad a las de los griegos, como se vio bien una vez en Anacarsis y otra en Sciles. Anacarsis en primer lugar, habiendo visto muchos países y mostrádose en todos hombre muy sabio, volvía ya a los aires nativos de la Escitia. Sucedió que navegando el Helesponto tomase puerto en Cízico, en donde halló a los vecinos de la ciudad ocupados en hacer a la madre de los dioses una fiesta magnífica y pomposa, y el buen Anacarsis con aquella ocasión hizo un voto a la madre, de que si por su favor y ayuda llegaba salvo a su casa, le haría aquel mismo sacrificio que 214


entonces veía hacer a los Cizicenos, e introduciría allí aquella vigilia y fiesta nocturna. Llegado después a Escitia, habiendo desembarcado en el sitio que llaman Hilea, floresta vecina al Dromo de Aquiles y poblada de todo género de árboles, celebraba Anacarsis su fiesta a la diosa, sin omitir ceremonia alguna, tocando sus timbales y llevando las figurillas pendientes del cuello. Uno de los escitas que le había visto en aquella función le delató al rey Saulio, el cual, avisado, y viendo por sus ojos a Anacarsis que continuaba en sus ceremonias, le mató con una saeta [58]. Y aun ahora, si se pregunta a los escitas por Anacarsis, responderán que no saben ni conocen tal hombre; tal es la enemiga que con él tienen, así porque viajó por la Grecia, como porque siguió los usos y ritos extranjeros. Pero, según supe de Timnes, tutor que era de Ariapites, fue Anacarsis tío de Idantirso, rey de la Escitia, e hijo de Gnuro, nieto de Lico y biznieto de Espargapites. Y si es verdad que Anacarsis fuese de tal familia, ¡triste suerte para el infeliz la de haber muerto a manos de su mismo hermano, pues Idantirso fue hijo de Saulio, y Saulio quien mató a Anacarsis! (...)”. (58). “(...) Go miraban, a lo que veo, los soberanos de Escitia por cosa indigna el dar muerte por su mano a los reos, como lo practicaron algunas veces a su ejemplo los Czares de Rusia y entre ellos el mismo Pedro el Grande. Además, Saulio podía ser movido contra su hermano Anacarsis, menos por el celo de las costumbres patrias que por envidia contra un príncipe tan ilustrado, enviado por su padre a Grecia para instruirse (...)”. Ibidem. Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Reinado de Esciles, rey de Escitia. Culto a Baco: dios de las máscaras = festividad de la mojiganga. “(...) LXXIX. Pero estando destinado que tuviese un fin desastroso, alcanzóle la desventura con la siguiente ocasión. Dióle la gana de alistarse entre los cofrades de Baco, el dios de las máscaras, y cuando iba ya a hacer aquella ceremonia y profesión, sucedióle un raro portento. Alrededor de la magnífica y suntuosa casa que, como acabo de decir, se había fabricado en la ciudad de los Boristenitas, tenía una gran plaza circuida toda de estatuas de mármol blanco en forma de esfinges y de grifos; contra este palacio disparó Dios un rayo que lo abrasó totalmente. Pero no se dio Esciles por entendido, y prosiguió del mismo modo su mascarada. Es de saber que los escitas suelen dar en rostro a tos griegos sus borracheras y bacanales, diciendo que no es razonable tener por dios a uno que hace volver locos y furiosos a los hombres. Ahora, pues, cuando Esciles iba hecho un perfecto camarada de Baco, uno de los Boristenitas dio casualmente con los escitas y les dijo: —«Muy bien, sabios escitas; vosotros os mofáis de los griegos porque hacemos locuras cuando se apodera de nosotros el dios Baco; ¿y qué diríais ahora si vierais a vuestro rey, a quien no sé qué espíritu bueno o malo arrebata danzando por esas calles, loco y lleno de Baco a no poder más? Y si no queréis creerme sobre mi palabra, seguidme, amigos, que mostrároslo he con el dedo.» 215


Siguiéronle los escitas principales, y el Boristenita los condujo y ocultó en una de las almenas. Cuando vieron los escitas que pasaba la mojiganga, y que en ella iba danzando su rey hecho un insensato, no es decible la pesadumbre que por ello tuvieron, y saliendo de allí dieron cuenta a todo el ejército de lo que acababan de ver (...)”. (387). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Reinado de Darío, rey de Persia. Propóntide = Mar de Mármara. Helesponto = Estrecho de Galipoli. Culto a Júpiter Urio en la entrada del Ponto. “(...) LXXXV. Luego que Darío salió de Susa llegó al Bósforo de Calcedonia, lugar donde se había construido el puente; entrando en una nave, fuese hacia las islas Cianeas, como las llaman; de las cuales dicen los griegos que eran en lo antiguo vagas y errantes. Sentado después en el templo de Júpiter Urio [63], estuvo contemplando el Ponto, pues es cosa que merece ser vista, no habiendo mar alguno tan admirable. Tiene allí de largo 11.100 estadios, y de ancho por donde lo es más 3.300. La boca de este mar tiene en su entrada cuatro estadios de ancho; pero a lo largo en todo aquel trecho y especie de cuello que se llama Bósforo, en donde se había construido el puente, cuenta como 120 estadios. Dicho Bósforo se extiende hasta la Propóntide, que siendo ancha de 500 estadios y larga de 1.400 va a terminar en el Helesponto [64], el cual cuenta siete estadios a lo angosto y 400 a lo largo, y termina después en una gran anchura de mar, que es la llamada Mar Egeo (...)”. (63). “(...) Aunque consta de los antiguos que había en la entrada del Ponto un célebre templo de Júpiter Urio, desde el cual se extendía la vista hasta las Cianeas dos peñascos llamados al presente Pavonatas, situados en el Bósforo de la Calcedonia, hoy estrecho de Constantinopla, la inutilidad de esta navegación de Darío solo con objeto de gozar de una perspectiva, hace a muchos dudoso el sentido, vertiendo «sobre la cubierta de la nave.» (...)”.(64). Propóntide =Mar de Mármara. Helesponto = Estrecho de Galipoli. “(...) La Propontide es el mar de Mármara; el Helesponto el estrecho de Galipoli, donde se hallan en el paraje más angosto los Dardanelos (...)”. Ibidem. Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Culto a Zalmoxis entre los griegos del Helesponto y Ponto. “(...) XCV. Este Zamolxis, según tengo entendido de los griegos establecidos en el Helesponto y en el mismo Ponto, siendo hijo de mujer y mero hombre, sirvió esclavo en Samos, pero tuvo la suerte de servir a Pitágoras el hijo de Mnesarco. Habiendo salido libre de Samos, supo con su industria recoger un buen tesoro, con el cual se retiró a su patria. Como hallase a los tracios sus paisanos sin cultura y sin gusto ni instrucción, el prudente Zamolxis, hecho a la civilización o molicie de la Jonia y a un modo de pensar y obrar mucho más fino y sagaz que el que corría entre los tracios, 216


como hombre acostumbrado al trato de los griegos y particularmente al de Pitágoras, no el último de los sabios, con estas luces y superioridad mandó labrarse una sala en donde, recibiendo a sus paisanos de mayor cuenta y dándoles suntuosos convites, comenzó a dogmatizar, diciendo que ni él, ni sus camaradas, ni alguno de sus descendientes acabarían muriendo, sino que pasarían a cierto paraje donde eternamente vivos tuviesen a satisfacción todas sus comodidades y placeres. En tanto que así platicaba y trataba con los tracios, íbase labrando una habitación subterránea [72]; y lo mismo fue quedar concluida, que desaparecer Zamolxis de la vista de sus paisanos, metiéndose bajo de tierra en su sótano, donde se mantuvo por espacio de tres años. Los tracios, que lo echaban menos, y sentían la falta de su buena compañía, llorábanle ya por muerto, cuando llegado ya el cuarto año, ve aquí que se les aparece de nuevo Zamolxis, y con la obra les hace creer lo que les había dicho de palabra (...)”. (72). “(...) Si Zamolxis no fue en este artificio discípulo de Pitágoras, pudo ser su maestro, pues otro tanto maquinó aquel en Cortona. Esta ignorancia de la inmortalidad entre los Getas o Docos antes de Zamolxis hace pensar que serían una rama de Escitas más bien que de Celtas, quienes instruidos por los Euretes Druidas o Bardos, parece que jamás olvidaron aquel dogma (...)”. Ibidem. Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Zalmoxis, dios de los Getas. “(...) XCVI. Esto cuentan que hizo Zamolxis: yo en realidad no tomo partido acerca de esta historia y de la subterránea habitación; ni dejo de creerlo, ni lo creo tampoco ciegamente; si bien sospecho que nuestro Zamolxis viviría muchos años antes que hubiese nacido Pitágoras. Así que si era Zamolxis un hombre meramente, o si es un dios Geta, y el dios principal para los Getas, decídanlo ellos mismos; pues sólo es de este lugar decir que los Getas vencidos por Darío lo iban siguiendo con lo demás del ejército (...)”. (388). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro IV. Melpómene. Reinado de Darío, rey de Persia. Culto a Diana Ortosia (ara). Culto a Baco en Bizancio. Culto a Júpiter en Bizancio. “(...) LXXXVII. Vuelvo a Darío, quien después de contemplado el Ponto, volvióse atrás hacia el puente, cuyo ingeniero o arquitecto había sido Mandrocles, natural de Samos. Habiendo el rey mirado también curiosamente el Bósforo, hizo levantar en él dos columnas de mármol blanco, y grabar en una con letras asirias y en otra con griegas el nombre de todas las naciones que en su ejército conducía, y conducía todas aquellas de quienes era soberano. El número de dichas tropas de infantería y caballería subía a 70 miríadas, o al de 700.000 hombres, sin incluir en él la armada naval en que venían juntas 600 embarcaciones. Algún tiempo después cargaron los Bizantinos con dichas columnas, y llevándolas a su 217


ciudad se valieron de ellas para levantar el ara de Diana Ortosia, exceptuando solamente una piedra llena de caracteres asirios, que fue dejada en Bizancio en el templo de Baco. El sitio del Bósforo en que el rey Darío fabricó aquel su puente, es puntualmente, según mis conjeturas, el que está en medio de Bizancio y del templo de Júpiter situado en aquella boca (...)”. (389). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro V. Terpsícore. Reinado de Darío, rey de Persia. Adivinación: oráculo cercano al río Aqueronte. Aparición de una difunta. Culto a Juno en Corinto. Sacrificios a los muertos. “(...) XCII. Tal era la propuesta de los lacedemonios, a la cual ni se acomodaban los más de los diputados, ni se atrevían con todo a contradecirla, guardando todos los aliados un profundo silencio. Rompiólo al cabo Sosicles el corintio con un tono sublime [61]. —«Ahora sí, exclamó, que están todas las cosas a pique de revolverse y trastornarse; el cielo para caer bajo la tierra, la tierra para subirse sobre lo más alto del cielo; van a fijar los hombres su morada en los mares, los peces a morar donde vivían primero los hombres, cuando llegamos a ver ya, que empeñados vosotros, oh lacedemonios, en arruinar una república justa y bien ordenada, procuráis tan de veras reponer en las ciudades libres el despotismo y la tiranía, no pudiendo dejar de ver con los ojos ser ésta la cosa más inicua, más cruel, más sanguinaria de cuantas pueden verse entre los mortales. Y si no, decidme ahora, lacedemonios: si tan conveniente os parece que las riendas del gobierno estén en mano de un tirano, ¿por qué no sois los primeros en colocar un déspota sobre vuestras cabezas? ¿Por qué con vuestro ejemplo no animáis a los demás a que sufran un señor absoluto? Vemos empero todo lo contrario: vosotros, siempre libres hasta aquí de tiranos domésticos, y muy prevenidos siempre para que jamás los sufra Esparta, vais recetándolos a los otros, y procuráis encajarlos a vuestros confederados. A fe mía, espartanos, si hubierais probado lo que es un tirano, como nosotros los corintios lo probamos, pensarais ahora muy de otro modo y serian mejores de lo que son vuestras propuestas. Oíd, pues, lo que nos sucedió [62]. La antigua Constitución del estado era en Corinto la oligarquía, gobernando la ciudad unos pocos ciudadanos llamados los Baquíadas, que nunca en sus matrimonios contraían alianza sino entre ellos mismos. Acaeció entonces que a uno de aquellos principales y magnates, por nombre Anfión, nació una hija coja llamada Labda, y como ninguno de los Baquíadas, la quisiese por mujer, casó al fin con ella cierto Eecion, hijo de Equécrates, natural del lugar de Petra, bien que Lapita de origen y descendiente de la familia Cénida [63]. Viendo después Eecion que no tenía hijos de Labda ni de otra mujer alguna, emprendió una romería a Delfos para consultar el oráculo sobre 218


la desventura de no tener sucesión. =o bien hubo entrado en el templo, cuando encarándose con él la Pitia, le recita de repente estos versos: Eecion, digno de gloria, nadie te honra cual mereces tú: Labda ya grávida parece tina gran rueda que cayendo sobre monarcas, mandará a Corinto. Ignoro cómo llegó este oráculo dado a Eecion a oídos de los príncipes Baquíadas, a quienes antes se había dado acerca de las costas de Corinto otro oráculo oscuro, pero dirigido al mismo punto que el de Eecion, en estos términos: «Águila grávida sobre altos peñascos dará a luz un valiente león que corte las rodillas: atiende a ello, corintio, vecino de la linda Pirene, que moras en torno de la encumbrada Corinto.»[64] Y si bien este oráculo era antes para los Baquíadas, a quienes se había proferido, un misterio impenetrable, apenas oyeron el otro dado entonces a Eecion, cayeron de pronto en la cuenta, y dieron de lleno en el sentido del primero, que concordaba mucho y se enlazaba con el del último. Entendiendo, pues, que se les pronosticaba su ruina, con la mira de conjurada dando la muerte al hijo de Eecion que estaba ya para nacer, llevaban su intriga con sumo secreto. En efecto, luego que parió dicha mujer destinan al pueblo en que vivía Eecion diez de su mismo gremio o clase, con orden de quitar la vida al niño recién nacido. Llegados a Petra, entran en el patio de la casa de Eecion y preguntan por el chiquillo. Labda la coja, que estaba lejos de imaginar que vinieran con ánimo dañado, antes se lisonjeaba de que aquella visita de los magnates se le hacía en atención a su padre, para congratularse con ella por su feliz alumbramiento, se lo presenta y lo pone en brazos de uno de los diez, y si bien ellos al venir hablan entre sí concertado que el primero que al niño cogiera le estrellara luego contra el suelo, quiso con todo la buena suerte, cuando Labda dejó a su hijo en brazos de aquél, que se sonriese el niño, mirando blandamente al que iba a recibirle, sonrisa que atentamente observada movió a ternura al primero que le había recibido; y le hizo tal impresión, que en vez de dar con el niño en el suelo, lo entregó al segundo y éste al tercero, de suerte que fue pasando de mano en mano por los diez infanticidas, sin que ninguno se atreviera a ensangrentar las suyas en aquella víctima de la ambición. Vuelto, pues, el hijo a la madre y salidos del atrio, se pararon ante la puerta misma de la casa, y empezaron a culparse unos a otros, pero sobre todo al primero que la recibió, por no haber ejecutado la orden que traían. Go pasó mucho rato sin que se resolviesen a entrar de nuevo en la casa y concurrir todos aunados a la muerte del niño. Mas todo en vano, que el destino fatal de Corinto era, señores, que le viniera el azote de la casa de Eceion: porque Labda iba entretanto escuchando detrás de la puerta todo aquel discurso de muerte, y recelando luego que mudando de parecer y entrando segunda vez le 219


matasen la infeliz criatura, tórnala solicita, y va afanada a esconderla donde se le ofrece que nadie lo había de sospechar, que fue bajo un celemín [65], bien persuadida que vueltos los diez nobles sayones no dejarían sin duda arca, ni rincón, ni escondrijo que registrar. En efecto, así fue: entran segunda vez, y todo era buscar por una y otra parta el niño; pero viendo que no podían dar con él, resolviéronse por fin a regresar y decir a los que les enviaban que todo se había hecho conforme a las órdenes dadas, y vueltos a los suyos, así realmente se lo dijeron, íbase criando después el niño, que de tal riesgo a dicha se había escapado, en casa de su padre Eecion, y por ya buena suerte de haberse librado del peligro debajo del celemín, en griego Cipsele, quedósele en adelante el nombre de Cipselo. Llegado ya a la mayor edad, diósele a una consulta que en Delfos hacía una respuesta ambigua y enrevesada, por la cual gobernándose después y esperanzado mucho en ella, logró salir con su empresa y apoderarse del dominio de Corinto. La respuesta era de este tenor: «¿>i>Veis el gran varón que llega dentro de mi atrio, Cipselo el Eecida? rey será de la esclarecida Corinto con su prole, pero no con la prole de su prole.»[66] Tal fue el oráculo: Cipselo llegó a ser señor de Corinto, y con esto un tirano que a muchos corintios desterró, a muchos quitó los bienes, patria y vida, después de un gobierno de treinta años, habiendo tenido la fortuna de morir en paz y en su cama: sucedióle en la tiranía su hijo Periandro, quien aunque en los principios de su gobierno se mostraba más humano y blando que su padre, con todo, por haber después comunicado por medio de unos mensajeros con el otro tirano de Mileto, el célebre Trasíbulo, llegó a hacerse mucho más cruel y sanguinario que el mismo Cipselo. Es preciso saber que envió Periandro un embajador a Trasíbulo con la comisión de preguntarle de qué medios se podría valer para estar más seguro en su dominio y para gobernar mejor su estado: pues bien, saca Trasíbulo al enviado de Periandro a paseo fuera de la ciudad, y éntrase con él por campo sembrado, y al tiempo que va pasando por aquellas sementeras le pregunta los motivos de su venida, y vuelve a preguntárselos una, y otra, y muchas veces. Era empero de notar que no paraba entretanto Trasíbulo de descabezar las espigas que entre las demás veía sobresalir [67], arrojándolas de sí luego de cortadas, durando en este desmoche hasta que dejó talada aquella mies, que era un primor de alta y bella. Después de corrido así todo aquel campo, despachó al enviado a Corinto sin darle respuesta alguna. Apenas llegó el mensajero, cuando le preguntó Periandro por la respuesta; pero él le dijo: —«¿Qué respuesta, señor? ninguna me dio Trasíbulo;» y añadió que no podía acabar de entender cómo te hubiese enviado Periandro a consultar un sujeto tan atronado y falto de seso como era Trasíbulo, hombre que sin causa se entretenía en echar a perder su hacienda; y con esto dióle cuenta al cabo de lo que vio hacer a Trasíbulo. Mas Periandro dio al instante en el 220


blanco, y penetró toda el alma del negocio, comprendiendo muy bien que con lo hecho le prevenía Trasíbulo que se desembarazase de los ciudadanos más sobresalientes del estado; y desde aquel punto no dejó ni maldad ni tiranía que no ejecutase en ellos, o manera que a cuantos había el cruel Cipselo dejado vivos o sin expatriar, a todos los mató o los desterró Periandro, aun más, despojó en un solo día por causa de su mujer Melisa, ya difunta, a las mujeres todas de Corinto. Había hecho que unos mensajeros enviados hacia los Tesprotos, allá cerca del río Aqueronte [68], consultasen al oráculo nigromántico acerca de cierto depósito de un huésped. Aparecióseles la difunta Melisa; les respondió que no manifestaría, al menos claramente, el lugar de aquel depósito, que les decía únicamente que por hallarse desnuda padecía mucho frío, pues de nada lo servían los vestidos en que la enterraron, no habiendo sido abrasados, y que buena prueba de ser verdad lo que decía podía ser para Periandro haber él mismo metido el pan en un horno frío. Después que se dio razón a Periandro de dicha respuesta, de cuya verdad le pareció ser prueba convincente esta última indicación, por cuanto había conocido a Melisa después de muerta, sin más tardanza hace publicar luego un bando que todas las mujeres de Corinto concurran al Hereo o templo de Juno. Como si fueran ellas a celebrar alguna fiesta, iban allá con sus mejores adornos y vestidos, mientras que por medio de las guardias que tenía apostados en el templo iba despojándolas a todas, tanto a las amas como a las criadas, y acarreando después todas las galas a una grande hoya, las entregó a la hoguera el tirano, rogando e invocando a su Melisa, cuya fantasma, aplacada con este sacrificio, declaró el lugar del depósito a los diputados que segunda vez le envió Periandro. He aquí, oh lacedemonios, lo que es y lo que en una ciudad suele hacer la tiranía. Con toda verdad os digo que si antes quedamos los corintios confusos y admirados al saber que llevabais a ese Hipias, al oír ahora esa vuestra demanda nos hallamos aquí suspensos y atónitos. En suma, conjurándoos por los dioses de la Grecia, os pedimos y suplicamos, oh lacedemonios, que no intentéis autorizar la tiranía ni introducir el despotismo en las ciudades. Y si obstinados contra las leyes divinas y humanas porfiareis en restituir a Atenas a ese vuestro Hipias, protestando desde ahora solemnemente nosotros los de Corinto, os declaramos que no consentimos en ello.» (...)”. (61). “(...) Este patético e inesperado exordio tiene un tono sublime digno del más diestro orador. La idea grandiosa tomada del total trastorno de la naturaleza, se vio después imitada por los más nobles escritores, como Horacio: Quis neget arduis Pronos relabi posse rivos Montibus et Tiberim reverti!(...)”. (62). “(...) Fundóse la monarquía de Corinto en el año del mundo 2490, y tuvo ocho reyes da la primera 221


dinastía, que duró 430 años, siendo Sisifo el primero de ellas. La segunda dinastía, fundada por Fletes, descendiente de Hércules, llamada primero de los Heraclidas y después de los Baquíadas, del nombre de Báquida su quinto rey, contó 12 reyes, pasando después de la muerte de Autómenes, el último de ellos, a ser aristocrático el gobierno, pues se alzaron con él 200 nobles, llamados los Baquíadas por el autor, quienes, repartidos entre sí los empleos, nombraron un presidente con el título de Pritanis. Duró 200 años esta oligarquía (...)”. (63). “(...) Eecion descendía de Aulaso hijo de Melanes, quien procedía al paracer de Ceneo, uno de los Lapitas y compañero de Piritoo en la guerra de los Centauros (...)”. (64). “(...) El epíteto dado a Corinto, que equívale a superciliosa, alude a lo alto y escabroso de la ciudad, o al vecino monte Acro Corinto, en cuya cima estaba una fortaleza inexpugnable. Pirene es una fuente cerca de Corinto, rodeada de mil primores del arte (...)”. (65). “(...) Dice Pausanias que se ocultó al niño bajo una cesta: pero no es creíble, porque esta especie de mueble pronto lo registrarían los diputados. La soberbia cesta dedicada por los Cipselidas en Olimpia de que habla después, sería más bien una memoria fastuosa de aquel suceso que un remedo exacto de él (...)”. (66). “(...) Ignoro si debo de leer «pero no con la prole de su prole,» o más bien, «y aun con la prole de su prole,» si nos atenemos a la autoridad de Aristóteles, que en el libro V de su Política cuenta tres tiranos Cipselidas; Cipselo, Periandro y Psamético, hijo de Gorgias y nieto de Cipselo (...)”. (67). “(...) Este aviso tiránico de Trasíbulo, imitado por Tarquino el Soberbio, tuvo después acogida y aplauso con el nombre de ostracismo en una república que no respiraba sino odio a la tiranía, de modo que Aristóteles, para explicar la naturaleza del ostracismo, se vale de la misma metáfora. En todo cuerpo civil donde reine la envidia triunfará el desmoche de Trasíbulo o el ostracismo de Atenas (...)”. (68). Río Aqueronte = río Verlichi. “(...) Esta región del Epiro es quizá la Vayelicia, y el Aqueronte el río Verlichi (...)”. (390). HERODOTO DE HALICARNASO. “Los nueve Libros de la Historia”. Traducción Bartolomé Pou, S.J. Sin paginar. http://antepasadosnuestros.blogspot.com.es Sin paginar. Libro V. Terpsícore. Reinado de Darío, rey de Persia. Culto a Júpiter el Estratio o guerrero en Labranda. Bosque de plátanos consagrado a Júpiter. Sacrificios a Júpiter por parte de los carios. “(...) CXIX. Go tardaron en aparecer los persas, y pasando el Meandro vinieron a las manos con el enemigo cerca del río Marsias. En la batalla, si bien los carios por largo tiempo resistieron al persa haciendo los mayores esfuerzos de valor, su menor número, con todo, cedió al fin al mayor de los enemigos. Los muertos en el choque de parte de los persas fueron como 2.000 y hasta 10.000 de la de los carios. Los que de estos quedaron salvos con la fuga, se vieron en la necesidad de refugiarse a Labranda [87], en el templo de 222


Júpiter el Estratio o guerrero, cerca del cual había un gran bosque de plátanos consagrado a aquella divinidad; y de paso no quiero dejar de observar que de cuantas naciones tengo noticia, la de los carios es la única que sacrifica a Júpiter bajo aquel título. Refugiados allí los carios, empiezan a deliberar de qué manera podrían quedar salvos, si acaso sería bien entregarse al persa a discreción o mejor abandonar de todo punto el Asia menor (...)”. (87). “(...) En el día Eblebanda. El título de Stratio se dio posteriormente a Júpiter en muchos países (...)”. (391). ASIMOV, Isaac. “El Cercano Oriente”. Colección: Historia Universal. Madrid. Alianza editorial. 2011. (3ª Edición). Página 126. 4. Los asirios. Dioses alados. “(…) El rey construyó un gran palacio de 80 habitaciones que tenía 200 metros de ancho por 210 de largo. Flanqueaban sus puertas esos característicos elementos de la escultura asiria que eran los toros alados de piedra, de unas 20 toneladas de peso, con cabezas de monarcas barbudos. Al parecer, representaban un tipo de espíritu poderoso que protegía la entrada al palacio y, por ende, al rey que vivía en él. (Era común esta idea de proteger las puertas. Los egipcios usaban para ello esfinges, es decir, leones con cabeza humana). Esos toros alados se ven tan a menudo en conexión con escritos sobre Asiria que han llegado a ser casi como representantes de esa tierra, como el águila de los Estados Unidos o el oso de Rusia. En verdad, la fama de Gínive debe de haber difundido el conocimiento de esos seres alados por todas las partes del imperio. Parece ser cierto, por ejemplo, que los misteriosos “querubines” mencionados en la Biblia eran esos toros alados o algo muy similar a ellos: es un poderoso querubín con una espada de fuego el que cierra el camino de retorno al Jardín del Edén; seis querubines alados custodian el trono Divino en la visión de Isaías; y dos querubines (no descritos) están en la cima del Arca de la Alianza (…)”. (392). ASIMOV, Isaac. “El Cercano Oriente”. Colección: Historia Universal. Madrid. Alianza editorial. 2011. (3ª Edición). Página 176. 6. Los persas. La religión persa: Ahura Mazda. “(…) Al parecer, en algún momento comprendido entre el 600 y el 550 a. C., en tiempos del Imperio Medo, vivió un reformador religioso en la región situada al sur del Mar de Aral, al otro lado de la frontera noreste de ese imperio. (Según una leyenda posterior, era un medo que había huido atravesando los límites del imperio para escapar a la persecución. pero también puede haber sido un nativo de esa remota región). Su nombre era Zaratrusta, aunque también es conocido por la forma griega de su nombre, Zoroastro. La doctrina de Zoroastro se acercaba al monoteísmo más que cualquier otra religión de la época, excepto el judaísmo. Zoroastro procedió a Ahura Mazda como gran dios del Universo, el dios de la luz y el bien. Para explicar la existencia del mal, Zoroastro suponía la existencia de otro ente, Ahriman, que representaba las tinieblas y el mal. Ambos, 223


Ahura Mazda y Ahriman, tenían un poder aproximadamente igual y, el Universo estaba desgarrado por la guerra entre ellos. Todos los hombres se alinean en esta lucha de un lado al otro. Los que se adhieren a elevados principios éticos se colocan del lado de Ahura Mazda, quién desde luego, habrá de ganar. Esta doctrina de una guerra entre el bien y el mal tuvo la gran virtud de explicar la existencia del mal en el mundo y por qué a veces los hombres buenos sufren y pueblos enteros son arrojados a la miseria pese a la existencia de un Dios bondadoso y misericordioso. Después de la muerte de Zoroastro, sus enseñanzas se difundieron gradualmente por todo el Imperio Persa. / (Página 177) Ejerció fuerte influencia sobre el judaísmo. Sólo después de conocer el pensamiento de Zoroastro comenzaron los judíos a elaborar la doctrina de Satán como eterno adversario de Dios. Pero, claro está, los judíos nunca aceptaron la idea de que Satán podía ser igual a Dios, ni siquiera casi igual, como Ahrimán había sido el igual o casi el igual de Ahura Mazda. Todo el sistema de ángeles y demonios que entró gradualmente en la teología judía después del retorno del exilio babilónico probablemente derive también del zoroastrismo. Los zoroastrianos desarrollaron elaboradas teorías sobre la vida después de la muerte que el judaísmo adoptó. Antes, los judíos solo hablaban de una oscura existencia en el Seol, que era muy similar al Hades griego. El zoroastrismo no se difundió sin resistencias y, en las primeras décadas del Imperio Persa debió de haber muchas fricciones internas entre quienes aceptaban y quienes rechazaban las enseñanzas de Zoroastro. El zoroastrismo, como el judaísmo, era una religión intolerante. Go sólo predicaba lo que juzgaba la verdad, sino que afirmaba tajantemente que las otras religiones estaban equivocadas. Como los judíos, los zoroastrianos consideraban que quienes adoraban a otros dioses realmente adoraban a demonios y, que la idolatría era un pecado mortal. Cabe sospechar que Ciro y Cambises no fueran zoroastrianos, pues consintieron en adorar a Marduk en su papel de reyes babilónicos. Pero Darío era, con toda certeza un zoroastriano, pues en sus inscripciones apela devotamente a Ahura Mazda (…)”. (393). FONTÁN BARREIRO, Rafael. “Diccionario de la mitología mundial”. Colección: Biblioteca Edaf nº 231. Madrid. Edaf Editorial. 1981. Página 85. Asur. “(…) Mit. mesopotámica. Dios supremo de los asirios. Se le representa como un hombre con alas de águila (…)”. (394). MARCHAND, Pierre. “Historia de la Humanidad. Larousse”. Madrid. Marco Ibérico distribución de Ediciones. 1995. Página 61. Demonio alado de Babilonia. “(…) El demonio Pazuzu era una personificación del ardiente viento del sudoeste (…)”. 224


(395). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 123. Divinidades antropomorfas masculinas: Bes. “(…) Bes naturalista. Sobre un pequeño zócalo se representa al dios en bulto redondo, con el vientre prominente, piernas cortas curvadas y brazos igualmente cortos pegados al cuerpo con las manos tocando el comienzo de los muslos. El rostro del dios suele aparecer barbado, con aspecto fiero, el ceño fruncido, nariz ancha y la boca cerrada o abierta mostrando la lengua. Sobre la cabeza ostenta un penacho usualmente de cinco plumas (…)”. (396). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 124. Bes alado. “(…) Bes hibrido. El dios aparece en bulto redondo, frontal, con la iconografía usual salvo los brazos, sustituidos por dos pequeñas alas y las piernas por sendas formas triangulares que ocupan su lugar. La melena le cubre la espalda terminando en forma de medión trenzado (…)”. Ibidem. Página 146. Bes, deidad protectora. Cita (206). “(…) finalmente parece considerarse su pertenencia a la raíz bs3 (proteger) (Lipinski, 1995), que para nosotros se presenta como la más lógica dado el carácter de divinidad protectora que este dios tiene asignado (…)”. Página 147. Bes. “(…) El dios Bes es una divinidad no perteneciente a ninguno de los sistemas cosmogónicos de la religión egipcia, tampoco forma parte del conjunto de los “grandes dioses del panteón egipcio”, ni se conoce ningún templo que le estuviera dedicado con exclusividad (209). Sin embargo y, a tenor de la abundancia de sus representaciones, gozó de la abundancia de sus representaciones, gozó de una preeminencia que se extendió a todas las capas de la población egipcia, incluida en la realeza, como ha demostrado su hallazgo en el ámbito de los palacios y templos funerarios, probablemente por el carácter / (Página 148) extenso y práctico de sus atribuciones que respondan a los problemas planteados al común de los individuos, tanto en su vida cotidiana como en su existencia eterna (…)”. Ibidem. Página 147. Cita (209). “(…) El dios está representado junto a otras divinidades en el templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari (PM II: 348-18) en el de Amenhotep III en Luxor (PM II: 326152) aparte de su aparición en el templo de Mut en Karnak y, en concesión con Hathor en templos diversos y mammisis. Sin embargo, consideramos la posibilidad de que en los últimos tiempos si existiera algún tipo de santuario a él dedicado, como el que se le atribuye en Bawiti, en el oásis de Bahariya, así como en el recinto encontrado por Quibell en Saqqara (Quibell, 1907) o en su oráculo de Abidos, aunque estos dos últimos 225


espacios parece que se encontraban dentro de los templos pertenecientes a otra divinidad titular (…)”. (397). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 148. Vulvas a Hathor. Amuletos a Bes para el primer y segundo nacimiento. “(…) Amuletos de Bes se presentaban como objetos votivos en las capillas de Hathor, como por ejemplo en las de Deir el-Bahari, Mirgissa, Serabit elKhadim Timna y Gebel Zeit (Pich, 1933: 291), ofrendas que, junto a otros amuletos de la fertilidad (falos, vulvas, taweret), se dedican a Hathor para asegurar la concepción y /o el nacimiento con éxito de un niño. Bes está asimismo asociado a un segundo “nacimiento” que se producía tras el sueño, del que es probable que los antiguos egipcios temieran no despertar, pues el sueño era visto como un estado cercano a la muerte, en donde el hombre se abandonaba a las fuerzas malignas que le podían acarrear visiones terribles y causar enfermedades (Dasen, 1993: 75). En efecto, Bes parece haber sido el dios más popular para guardar y defender al durmiente de todas estas fuerzas malignas, lo que explicaría su utilización como amuleto también durante la noche, así como la / (Página 149) aparición del dios en los reposacabezas (210) que se utilizaban durante el sueño (Perraud, 1998: 161-173). También a esta función se debería su aparición en patas (211) y cabeceros de camas (212) (…)”. Página 149. Cita (210). “(…) Por ejemplo, el hallado entre los objetos del ajuar de la tumba de Tutanjamón (KV62): El Cairo, ME JE 62023 (…)”. Página 149. Cita (211). “(…) Pares de patas de madera tallados con la forma de Bes: Bruiselas MR SH, E. 714-716; Col. Michailidis 67, 69, 71 (…)”. Página 149. Cita (212). “(…) Como los encontrados en la tumba de Yuya y Tuya (KV 46: El Cairo ME C6 51109), así como en la de Tutanjamón (KV 62: El Cairo, ME CG 62016) (…)”. Ibidem. Página 151. Bes de cuerpo entero alado (Reino @uevo). “(…) Con la misma iconografía descrita, el dios es representado en imagen frontal sobre placa de dorso plano, pero los brazos están doblados, las manos a la altura de los hombros sostienen simétricamente dos ojos wd3t colocados a ambos lados de su cabeza; características de esta iconografía / (Página 152) son las alas que caen simétricamente hasta el suelo (221). En estas representaciones el dios puede llevar una corta faldilla por encima de las rodillas (222) (…)”. Página 152. Cita (221). “(…) W. M. F. Petrie, 1914: 41, nº 189, lám. XXXIV, 189f (…)”. Página 152. Cita (222). “(…) B. Schlick-Golte y V. Doste zu Hülshoff, 1990: 229, nº 191 (…)”. @ota mía: @o hay bibliografía de Bes alado posterior al Reino @uevo. (398). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de 226


Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 167. Solo hay un bes alado procedente de Puig des Molins. “(…) 1.1.1.4. Bes híbrido. El dios aparece en bulto redondo, frontal, con la iconografía usual, salvo los brazos, sustituidos por dos pequeñas alas y las piernas por sendas formas triangulares que ocupan su lugar. La melena cubre la espalda terminando en forma de mechón trenzado. Gº 17 MCF 30369/3. Material: fayenza con vidriado verde oscuro. Dimensiones: 27 x 1´9 x 1´2 cm. Observaciones: Estado de conservación bueno, salvo fractura en la parte superior del penacho. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Carreras y Domenech, 2003; 44, collar nº 30, Velázquez, 2007 b; 145, nº 30369 /1. Lám. XLIII, fig.1 (…)”. (399). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 127. Diosa alada junto a Ptah Pateco Panteo. “(…) 1161. El dios Ptah Pateco Panteo, está representado en la iconografía usual: desnudo, piernas cortas y curvadas, rostro imberbe y escarabajo sobre la cabeza, sujetando en sus manos serpientes o cuchilllos. Sobre los hombros dos alcones y en la espalda una diosa alada de pie, mirando hacia la izquierda, con los brazos levantados, llevando palmas o plumas en sus manos. 11611. La diosa alada posterior está representada mediante relieve. 11612. La diosa alada posterior está representada esquemáticamente mediante incisión. 1.1.6.2. Iconografía básica del dios incluyendo sobre los hombros dos alcones, en sus laterales a las diosas Isis y Geftis y en la espalda, en relieve, una divinidad femenina alada en pie, con el cuerpo frontal y el rostro de perfil mirando hacia la izquierda y los brazos levantados llevando palmas o plumas en las manos (…)”. (400). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 190. Dios alado egipcio Ptah Pateco. “(…) Tampoco existe constancia de que Ptah Pateco fuera destinatario de culto oficial, al parecer se trata de una divinidad popular que poco a poco fue ganando prestigio a causa de los beneficios atribuidos a sus amuletos (…) Sería pues un amuleto para los vivos y para los muertos: protector de los vivos contra las alimañas, especialmente de los niños que quizás los llevarían / (Página 191) alrededor del culto según recomiendan las formas mágicas; pero también con un simbolismo de regeneración, tan crucial en 227


las creencias funerarias egipcias que fomentaría su utilización en el Más allá (…)”. (401). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 191. Tipos de dios alado egipcio Ptah Pateco. “(…) Realizado en bulto redondo y colocado sobre una pequeña base se representa el cuerpo desnudo del dios como un enano acondroplásico (322): cabeza desproporcionada, piernas cortas arqueadas y brazos también cortos tocando con las manos el comienzo de los muslos. El rostro es juvenil (323) y usualmente sobre la cabeza se representa, de forma más o menos realista, un escarabajo (324). Algunos ejemplares presentan pilar dorsal adosado. El dios representado con la iconografía anterior puede estar colocado sobre cocodrilos más o menos esquemáticos (325) y / o portar dos cuchillos (326) o dos serpientes en sus manos (327), e incluso llevándose los ofidios a la boca (328). En algunos ejemplares se le añade en la espalda un pilar adosado del que surgen simétricamente dos pares de dobles alas (329) (…)”. Página 191. Cita (322). “(…) Durante algún tiempo se mantuvo que representaban fetos humanos, esta idea ha sido rechazada, aunque cabe reconocer la peculiaridad de esta representación y su posible relación con la idea del nacimiento avalada por la figura del escarabajo que porta sobre su cabeza (…)”. Página 191. Cita (323). “(…) W.M.F. Petrie, 1914: 38, nº 176. Lám. XXXI, 176, a-c, h-j; Londres, MB EA 67227 (TPI) (…)”. Página 191. Cita (324). “(…) W.M. Petrie, 1914: 38, nº 176, Lám. XXXI, 176, f, h, k, I, Lonsdres, BM EA 63475, 6. Brunton, 1948: Lám.. LVIII, 33, 36-38 (D. XXII-XXV) (…)”. Página 191. Cita (325). “(…) Londres, BM EAG3475 = 6. Brunton, 1948: Lám LVIII, 41 (D XXIIXXV) (…)”. Página 191. Cita (326). “(…) Londres, BM EA63475; 6. Brunton, 1948: Lám. LVIII, 37 (D. XII-XXV) (…)”. Página 191. Cita (327). “(…) V. Dasen, 1993: Lám. 3´2 (…)”. Página 191. Cita (328). “(…) Londres, BM EA 63475 (TPI); 6. Brunton, 1948: Lám. LVCIII, 38 (D XIIXXV) (…)”. Página 191. Cita (329). “(…) Esta iconografía podría ser considerada como precursora del tipo iconográfico panteo. 6 Brunton, 1948: Lám. LVIII, 39 (Dinastías XXII-XXV) (…)”. (402). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 193. Cronología del dios alado Ptah Pateco. “(…) Otros hallazgos procedentes de contextos datados entre las Dinastías XXII-XXV con los procedentes de Lahun (339) (Petrie, 1914: 38. Lám. XI, 176 g, idem, 1891: Lám. XXIX, 43 (…)”. Página 193. Cita (339). “(…) Uno de estos ejemplares tiene el interés de presentar ya en su parte trasera una diosa alada, podría tratarse del paso intermedio entre el dios con pilar dorsal y alas y los modelos más 228


complejos con Isis y Geftis a ambos lados (…)”. Ibidem. Página 196. Dios Ptah Pateco en el ámbito fenicio-púnico. “(…) Entre el 900-700 a. C., vemos aparecer tímidamente algunos ejemplares más interesantes, como un amuleto que presenta el tipo iconográfico con pilar dorsal y alas, incluyendo tanto en la columna como en la base jeroglíficos (Hermann, 1994: nº 643) (…)”. @ota mía: En Ibiza no ha aparecido Ptah Pateco alado. Ibidem. Página 203. Ptah Pateco Panteo, Egipto. “(…) El denominado Ptah Pateco Panteo representa al mismo dios y con las mismas características físicas que acabamos de describir en el tipo iconográfico anterior 1.1.5., por lo que todas las cuestiones comentadas en el apartado referente a origen, denominación, atribuciones, etc., continúan siendo válidas para la variante de Ptah que vamos a exponer a continuación. La diferencia existente en esta nueva iconografía es la conexión de Ptah Pateco con otras divinidades cuya identidad puede ser variada, de aquí la denominación de panteo adoptada. Otras característica es la presencia sobre la base, más habitual que en la divinidad simple, de dos cocodrilos que son pisados por el dios (…)”. Ibidem. Página 203. Tipos iconográficos usuales en Egipto de Ptah Pateco Panteo. “(…) Al tipo iconográfico usual de Ptah Pateco (cuerpo desnudo representado como un enano acondroplásico, piernas cortas arqueadas, brazos cortos tocando con las manos el comienzo de los muslos, escarabajo sobre la cabeza y en ocasiones cocodrilos bajo los pies), se le adosaba a la espalda una divinidad alada leontocéfala con el rostro ligeramente ladeado y coronada con el disco solar (364) algunos ejemplares pueden incluir dos halcones sobre los hombros del dios. Al tipo iconográfico básico se le une la presencia de tres divinidades, dos adosadas en los laterales del Dios y una tercera a su espalda. Estas divinidades pueden ser: / (Página 204) - En los laterales: isis y Geftis. - Diosa leontocéfala, posiblemente Mut (365). - En la espalda: =efertum. - Divinidad femenina alada. - Al tipo iconográfico usual del dios sobre los cocodrilos se añade la presencia de dos halcones posados sobre los hombros (366), dos divinidades adosadas en sus laterales y otra en la espalda. Estas divinidades pueden ser: - En los laterales: Isis y Geftis (367). - En la espalda: diosa lentocéfala o divinidad femenina alada (368).

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- El tipo iconográfico se degenera, integrándose en el cuerpo del dios como simples volúmenes los diferentes elementos compositivos: halcones, divinidades laterales y posteriores, siendo en ocasiones separados mediante perforaciones. Variantes: - El dios puede llevar diferentes tocados: dos plumas con disco solar y más usualmente la corona atej (369). - Ptah Pateco puede llevar cuchillos (370) o serpientes en sus manos, o bien expele dos ofidios por su boca (371). - Algunos de estos amuletos poseen una inscripción jeroglífica en su base (…)”. Página 203. Cita (364). “(…) W.M.F. Petrie, 1914: 38, nº 176. Lám. XLVI, 176, p. idem, 1891: Lám. XXIX, 43; Londres, BM EA 36454 (…)”. Página 204. Cita (365). “(…) G. Brunton, 1948: Lám. LVIII, 40 (Dinastías XXII-XXV) (…)”. Página 204. Cita (366). “(…) Quizás se trata de las propias diosas en su forma de ave (Goyon, 1975: 349-399) (…)”. Página 204. Cita (367). “(…) W.M. F. Petrie, 1914: 34, Lám. XVI, 144, f; Londres, BM EA 60203 (TPI) (…)”. Página 204. Cita (368). “(…) W. M. F. Petrie, 1914: 34, Lám. XXVI, 144, f; Londres, BM EA 60203; B. Schlick-Golte y V. Droste zu Hülshoff, 1990: 263-266, núms. 236 y 237, con una cronología del TPI a la Baja Época(…)”. Página 204. Cita (369). “(…) W.M.F. Petrie, 1914; 38, nº 176, Lám. XLVI, 176, p; Londres BM EA 36454 (TPI); 6. Brunton, 1948: Lám. LVIII, 39 (corona atej con uraeus) (Dinastías XXII-XXV) (…)”. Página 204. Cita (370). “(…) W, M. F. Petrie, 1914: 38, nº 176, lám. XLVI, 176, p; 6. Brunton, 1948: Lám. LVIII, 39,40 (Dinastías XXII-XXV).Londres, BM EA 36 454 (…)”. Página 204. Cita (371). “(…) G. Bronton, 1948: Lám. LVIII, 40 (Dinastías XXII-XXV) (…)”. Ibidem. Página 205. Cronología de Ptah Pateco Panteo. “(…) Los comienzos de este amuleto son posteriores al que representa a Ptah Pateco en solitario, constatándose su presencia a partir del TPI en necrópolis populares como Lahun (Petrie, 1891: Lám. XXIX, 43) (372) o Matinar (Brunton, 1948: Lám. LVIII) donde podemos observar ejemplares de los dos tipos iconográficos de Path Pateco, simple y panteístico (373) en la tumba 73b (Dinastías XXII-XXV). (Brunton, 1948: Lám. LVIII, 40). También en una 230


tumba hallada en el Ramesseum, cuyo ajuar funerario fue datado por j. Quibell en la Dinastía XXII (1898: 11, Lám. XVIII), fue localizado un ejemplar de Path Pateco Panteo al que acompañaban otros amuletos característicos del TPI y del periodo Saita y una cuenta tubular. De cronología posiblemente posterior existen amuletos de esta tipología en diferentes catálogos de colecciones de amuletos egipcios (Daressy, 1905-1906: 307-311, lám. LIX: Morgensen, 1930: 112, Lám. XXXV, A, 194; Schlick-Golte y V. Drostezu Hülshoff, 1990: núms.236-237), pero no se documenta el contexto de su aparición. En Egipto se trata de una iconografía menos habitual que la correspondiente al tipo anteriormente analizado de Ptah Pateco no panteístico y, por supuesto, como comprobaremos a continuación, su popularidad parece ser muy inferior que la obtenida en Ibiza y en general en el ámbito fenicio púnico del Mediterráneo Centro-Occidental (…)”. Página 205. Cita (372). “(…) El ejemplar de Lahun pertenece al primer tipo que hemos descrito en nuestra enumeración iconográfica (…)”. Página 205. Cita (373). “(…) Matinar cuenta con ejemplares de Ptah Pateco representantes de múltiples variantes: sin escarabeo, con escarabeo, con cuchillos, con serpientes en la boca, con alas saliendo de un pilar, o con un ejemplar panteístico, caracterizado por la falta de dos halcones y por no presentar las diosas más usuales Isis y Geftis en sus lados, e Isis otra vez en la espalda, sino a Sejmet / Bastet y probablemente Mut a los lados y Gefertum en la espalda (…)”. Ibidem. Página 205. Ámbito fenicio-púnico de Ptah Pateco Panteo. “(…) La presencia del Ptah Pateco Panteo es escasa en los yacimientos de la costa del Levante mediterráneo. En Biblos, se ha hallado un ejemplar en un depósito votivo con datación contemporánea a la Dinastía XXII, perteneciente al tipo iconográfico que presenta a Isis alada en la espalda (Dunand, 1937: Lám. LXXIII, idem, 1939: 178). En la necrópolis de Akzib es donde se ha localizado el mayor número de amuletos que presentan a Ptah en su versión panteística realizados en fayenza y esteatita; su cronología es elevada, entre el 900700 a. C. (Hermann, 1994: núm. 633, 645-647, idem 2006; núms. 170-174, 176, 177; Dayagi-Mendals, 2002: 50, nº / (Página 206) 105. Fig. 4.7.81, nº 70, fig. 4. 21 y 98, núms. 111 y 112. Fig. 4. 27; Cowie, 20024: núms. 4, 7, 12) (374). Estos amuletos se caracterizan por presentar una divinidad en la espalda, usualmente Isis / Hathor con corona de cuernos y disco solar, aunque en algún ejemplar de la divinidad representada es =efertum (375). Una particularidad interesante es la presencia de signos jeroglíficos en la base de muchos de estos amuletos, aspecto que también va a presentar, como veremos en el apartado correspondiente, algunos ejemplares de este tipo iconográfico localizado en Ibiza. 231


Procedentes del asentamiento de Asquelón, también hemos documentado tres ejemplares (376) muy similares tallados en esteatita, con divinidad alada en la parte posterior y signos inscritos en su base, datados por C. Hermann (1994: nº 644, idem, 2002: nums. 16 y 17) en el periodo cronológico entre el 900 y 700 a. C., aunque los contextos parecen indicar una cronología algo más baja. También en las excavaciones de Akko se ha recuperado un amuleto de Ptah Pateco Panteo (377), muy diferente a los citados anteriormente, datados por C. Hermann (1994; nº 636, idem, 2002: nº 84) en el siglo VIII a. C; se trata de un ejemplar que represente en ambas caras las misma iconografía cuadrangular y esquemática del dios, llevando dos halcones sobre los hombros, una tipología análoga a una variante recogida en el ámbito fenicio-púnico del Mediterráneo centro-occidental. Este amuleto es similar a un ejemplar cuya procedencia de la necrópolis de Akrib es dudosa (Herrmann, 1994: nº 635). Es interesante considerar que no han aparecido ejemplares con este tipo iconográfico ni en la necrópolis de Atlit ni en el asentamiento de Dor, ambos pertenecientes al ámbito de la influencia cultural fenicia. Más minoritaria que en la zona de influencia fenicia, es la existencia de ejemplares panteísticos en yacimientos con presencia de amuletos de tipo egipcio de otros asentamientos de Palestina / Israel, todo lo contrario a lo que sucedía, como ya hemos hecho referencia, con los amuletos representando el tipo simple de Path Pateco. En las publicaciones de C.Herrmann (1994: núm. 639-642, idem, 2006: nº 178) hemos recogido noticias de amuletos de Path Pateco, llevando halcones sobre los hombros y en la parte posterior una divinidad alada, procedentes de Bet-Shemesh (378) / (Página 207), Meggiddo (379), Tell el-Ajull (380) y de Ekron (381), este último presentando gran similitud con ejemplares localizados en contextos del ámbito feniciopúnico; la cronología propuesta por este autor para estas piezas es del 900-600. En Chipre contamos con diferentes variantes de este tipo iconográfico. En las excavaciones del Sitio II de Kition se localizaron tres amuletos de Ptah Pateco Panteo llevando a la espalda Isis pterófora (Clerc et alii, 1976: núm Kit. 772, 1015, y 1016, Lám. X) (382), en contextos datados entre el 600-450 a. C., más otro ejemplar ornamentado con collar y sujetando serpientes en las manos, que presenta en su espalda una divinidad identificada con Gefertum (383), con una cronología estimada entre el 850-800 a. C. (Clerc et alii, 1976: nº Kit 3361, lám. X). En las excavaciones de la necrópolis de Agios Georghios, se ha documentado un amuleto de doble cara de Ptah flanqueado por Isis y 232


neftis, en una tumba con una cronología estimada entre los siglos VI-IV a. C. (Clerc, 1991: 112, nota 221) (384). En la necrópolis de Amathonte (Clerc, 1991: 111-113) los ejemplares de esta divinidad plantea son muy abundantes, constatándose diferentes variantes iconográficas, como Ptah Pateco Panteo con collar, presentando en la espalda diosa alada coronada por una pluma de Maat (385) o flanqueado por Isis y Geftis y en la parte posterior Isis pterófora (386). Otras variantes localizadas son los amuletos que presentan al dios en ambas caras flanqueado por Isis y Geftis (387) y, los ejemplares en los que el tipo iconográfico es ya prácticamente irreconocible (388). La cronología de las tumbas de la necrópolis de Amathonte donde se han localizado estos ejemplares panteos datan entre el 750-550 a.C., aproximadamente (Clerc, 1991; 113) / (Página 208). En Malta, entre los ejemplares recogidos en su catalogación por G. Hölbl (1989), ninguno de los que muestran a Path Pateco recoge su iconografía pantea. En la zona mediterráneo centro-occidental la representación de Path Pateco Panteo, al contrario de lo que hemos constatado en la zona oriental, goza de una gran popularidad (389), existiendo ejemplares en diferentes tipos de contextos: Su localización en tofet ha tenido lugar en yacimientos de Cerdeña, como Tharros (Acquaro, 1977: 68, nota 20) y Sulcis (Bartoloni, 1973: 191, núm. 28, 29; Martini, 2004: 87-92, núm., 814-823, Stager, 1982ª: Lám. 18, d y 1982b: 99.Fig. 3; Dtaper y Wolff, 1984: 44) y de Sousse (Cintas, 1947: 11, 12, 16). Así mismo existen amuletos procedentes de presuntos “santuarios” ubicados en la Península Ibérica como Gorham´s Cave (Gibraltar) (García Martínez, 2001: Vol, I. 91. núms. 599-763), muchos de ellos con procedencia conocida de Cagliari (Raramelli, 1912: 182, 186, 188, 196, 201, 202, 206, 213, 216; Manfredi, 1986: 163, núm. 6-7; Acquaro, 19767: núms. 672, 675, 679, 684), Gora (Acquaro, 1977, n1 626), Tharros (Acquaro, 1975: C27-c46, idem, 1882: núm. 99.127; Mendelson, 1987: 110; Acquasro et alii, 2006: 127, nº 5), Sulcis (Uberti, 1971: 303-305; Hölbl, 1986 a: Vol I, 56, 58, Vol. II, 199, lám. 13´3 y 15´1, 200, lám. 19´6 y 19´7; Acquaro, 1987: 179-180; Savio et alii, 2004: 127-136, núms. 1-46), Monte Sirai (Bartoloni, 2000b: 22, lám II, d, tumba nº 88) y Monte Luna (Costa, 1983: 748).. En Cartago los hallazgos se reparten por todas las zonas de su necrópolis: Byrsa (Delahre, 1890: 15, idem, 1896: 137), Douïmès (Delattre, 1897: 29-30; Berger, 1900. Lám. XXXVII A-C, XXXIV, 20 y 25), Derwech (Gauckler, 1915, vol I; Vercoutter, 1945: núms 801-812), Ard etTovibi (Poissot y lantier, 1927: 442, 451), Dahar el-Morali bajo 233


(Gauckler, 1915: vol I, 210, 224, Merlin, 1918: 316-330, idem, 1920: 1113, 18-20; Vercoutter, 1945: núms. 800 y 813), Dahar el-Morali Alto (Gauckler, 1915: Vol I, 195-210; Merlin, 1917: 132-150), Ard el-Kheraib (Merlin y Drappier, 1909: 25-80) y Sainte Monique (Delatre, 1900b: 91, 1906: 9, 11 ,29). Los ejemplares localizados en el norte de África proceden de la necrópolis de Útica (Cintas, 1951: 56), Kerkuan, zonas de Gebel-Mlezza, tumbas XII y III (Cintas y Gobert, 1939: 156-157, Fig. 15), Arg elRhazovani (Gallet de Santene y Slim, 1983, 34, 42) y necrópolis de la Playa (Gallet de Santerre y Slim, 1983: 21) y Guraya (Missonioer 1933. 110, Lám. I). En Sicilia se han localizado varios ejemplares de Ptah Pateco Panteo, algunos sin contexto seguro, procedentes del Lilibeo (Fresina, 1980: nº 4) y de Muzia (Fresinha, 1980: núm. 1-3). Ya contextualizados se han documentado amuletos procedentes de la necrópolis de Solunti, tumba 173 (Termini, 1995: 100-101. Fig. 1, d, lám. 1, 4) y la de Palermo, uno localizado en un hallazgo antiguo (391) (Tamburello, 1967: 377-378 Fig. 30) y, dos más documentados en las más recientes excavaciones de la Caserna Tukoöry, tumbas 50 (392) y 63 (393) (Di Atefano, 2009: 43, 147 y 186-187, Dib. 24, 13). Por último en la Península Ibérica se localiza esta tipología en las necrópolis de Gadir (Calle de Tolosa-Latour) (Perdigones et alii, 1990: 41, 75, Fig. 38, 11). Puente de Goy (Almuñécar, Granada), (Molina et alii, 1982: Fig. 18, núms.17-18, 20-23; Molina y Padró, 1983: Fig. 2; núms. 16; Padró, 1995: 113-117, núms. 24-32 a, 24-37) y Villaricos (Almería) (Astruc, 1951: 21, 35, padró, 1985: nº 23.11). Se conoce así mismo un ejemplar procedente de la tumba 5 de la necrópolis no fenicio-púnica de les Casetes (Villajoyosa. Alicante) (García Gandía, 2009: 48, 142, fig. 23, 1 y 146; Vaquero, 2012: 96-99, nº 1, Fig. 4, 1, 5-8). En Ibiza la presencia de este amuleto es muy abundante, con noventa y nueve ejemplares documentados. Una problemática planteada en la descripción de este amuleto, es la identificación de la divinidad representada en el verso, usualmente atribuido a Isis. Estudios recientes sobre la iconografía de las distintas diosas aladas egipcias (López-Grande, 2003; López-Grande y Velázquez, e. p), consideran la posibilidad de identificar a las diosas pteróforas llevando sobre la cabeza el disco solar y palmas de las manos, como una representación de Maat. Esta identificación sería más coherente con la iconografía total del amuleto, puesto que la diosa Isis, reconocida por su usual tocado, ocupa ya uno de los flancos del dios, acrecentándose así el sentido panteístico de la pieza (…)”. Página 206.Cita (374). “(…) Tumba G 1/loc. 02-202/Fase 1, Jerusalén, IAHU 2469; Tumba G/1 Loc. 2029/Fase 3, 234


Jerusalén, IAHU 9232; tumba G/1. Fase e, Jerusalén, IAHU 9283; tumba G/ 1. Fase 3, Jerusalén, IAHO 9283; tumba ZR IX, Jerusalén, M. Israel 48296; tumba ZR XXIX, Jerusalén, M. Israel 48-541; tumba ZR XXXVI, Jerusalén, M. Israel 48-641 y 48-675 y, por último un ejemplar con contexto desconocido, Jerusalén, M. Israel s/n1 Inu (…)”. Página 206.Cita (375). “(…) Hermann, 2006, nº 177 y más dudoso por encontrarse muy desgastado el nº 174 (…)”. Página 206.Cita (376). “(…) Grid 57 / Square 58 / F. 239 / F618, Grid 50/ Squaro 48/ L 405/ FG 4/ Korb 6 y Grid 50/Square 57/2 218/Korb 28 (…)”. Página 206.Cita (377). “(…) Estrato III, H 11, locus 252 (fayenza) (…)”. Página 207.Cita (378). “(…) Tumba I. Jerusalén. R, M. J. 46 y J. 47 (fayenza) (…)”. Página 207.Cita (379). “(…) Área C/Squ. R-R/ loc….300/St. III Chicago, Oriental Institute A 18725/ M 924 (fayenza) (…)”. Página 207.Cita (380). “(…) Gecrópolis 1100/tumba 1152, Jerusalén, RM 32. 2006/693 (esteatita) (…)”. Página 207.Cita (381). “(…) Área IV/Square IV GW. 63/Korb 23/loc. 63009. Jerusalén.,Albright Institut, 6652B (…)”. Página 207.Cita (382). “(…) Kit 772 con inscripción (Sitio II., Bothors I, -1´65m-, exc. 1967); Kit 1015 (Sitio II, Bothros I -1´701´90 m, exc. 1968 y Kit 1016 (Sitio II, Bothros I, 1´70- 1´90 m-, exc. 1973 (…)”. Página 207.Cita (383). “(…) Kit 3361 con inscripción (Sitio II, Bothros 16- 2´95m-, exc. 1973) (…)”. Página 207.Cita (384). “(…) CS 2537/ 63 (…)”. Página 207.Cita (385). “(…) Amathonte, T. 296/1 (collar y diosa alada) (…)”. Página 207.Cita (386). “(…) Amathonte. T. 225 / 45 (…)”. Página 207.Cita (387). “(…) Amathonte. T 225/44, T. 242/18.2 y T 242/19 (…)”. Página 207.Cita (388). “(…) Amathonte, T 232/39 y 338/7. 4 (ejemplar de los denominados “dominó”) (…)”. Página 208.Cita (389). “(…) Aparte de los abundantes ejemplares de Ibiza, se han documentado con todas las carencias ya reiteradas, a las que se añade las diferentes denominaciones usadas por los autores al descubrir los hallazgos, seiscientos setenta y cinco ejemplares en el resto del ámbito del mediterráneo centro-occidental (Velázquez, 2004: tipo A. 11; Martini,2004; savio et alii 2004) (…)”. Página 208.Cita (390). “(…) En total hemos recogido siete ejemplares, más dos considerados como dudosos por J. Vercoutter (1945:núms.815 y 822) (…)”. Página 209. Cita (391). “(…) Palermo. MAR 33877. Amuleto localizado en un enterramiento infantil en ánfora el 26 de agosto de 1953 (…)”. Página 209. Cita (392). “(…) Palermo. MAR 40354. Realizado en fayenza, perteneciente a un individuo femenino inhumado en el interior de esta cámara hipogeica (…)”. Ibidem. Página 209. Cita (393). “(…) Palermo. MAR 47169. También elaborado en fayenza. Se trata de una inhumación infantil en sarcófago monolítico de calcárea, depositado en una fosa excavada en la roca (…)”. Ibidem. Página 210. Ptah Pateco Panteo. 1.1.6.1. El dios Ptah Pateco está representado con la iconografía usual: desnudo, piernas cortas y curvadas, rostro imberbe y escarabajo sobre la 235


cabeza, sujetando en sus cuerpos serpientes o cuchillos. Sobre los hombros dos alcones y en la espalda una diosa alada en pie, mirando hacia la izquierda, en los brazos levantados llevando palmas o plumas en sus manos. “(…) Gº 44 MAC-Barcelona Gamer-Wallert nº B 60. Material: Fayenza con restos de vidriado. Dimensiones: 3´5 x 1´8 cm. Observaciones: Atribuido por I.Gamer-Wallert a la colección del MACBarcelona. Go ha sido posible comprobar la técnica utilizada para realizar la representación de la diosa. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Astruc, 1957 a: 181, Fig. XVIII; Gamer-Wallert, 1978: 270, nº B60, lám. 37a, Dib. 44. Gº 45 MAC-Barcelona Gamer-Wallert nº B61. Material: Fayenza con restos de vidriado. Dimensiones: 3x 1´4 cm. Observaciones: Atribuido por I. Gamer-Wallert a la colección del MACBarcelona. Go ha sido posible comprobar la técnica utilizada para realizar la representación de la diosa. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Gamer-Wallert, 1978.: 270-271, nº B 61, Lám. 37 b, Dib. 44 (…)”. Ibidem. Página 211. 1.1.6.1.1. La diosa alada está representada mediante relieve. “(…) Gº 46 MAEF 4800. Material: fayenza con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 3´1 x 1´75 x 1´2 cm. Observaciones: Estado de conservación regular erosionado y con pequeña fractura en la base. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Hipogeo 1, campaña 1929. Bibliografía: Fernández y Padró, 1982: 91-92. Fernández y Padró, 1986: 17, Lám. I, 6; Fernández, 1992: Vol I, 334-335, vol. II, 149,Vol III, Fig.191. 1089. Lám. CLXX, 1089; López-Grande y Velázquez, e. p: 304. Fig. 3 id. Gº 47 MAG 1923 / 60/ 435-1. Material: fayenza con restos de vidriado verde claro.. Dimensiones: 2´0 x 0´9 x 0´5 cm. Observaciones: Mal estado de conservación, pequeñas roturas en la base y en la parte superior. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Inédito. Gº 48. MCF. 30365 / 10. Material: fayenza con vidriado verde claro. Dimensiones: 1´8 x 1´3 x 0´8 cm. Observaciones: Estado de conservación bueno aunque presenta la parte trasera algo erosionada. 236


Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Gamer-Wallert, 1978: 306, nº S, 16, Lám. 37, e; Carreras y Domenech, 2003: 36, nº 19. Gº 49 MCF 30369/4. Material: Fayenza con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´1 x 1´2 x 0´9 cm. Observaciones: Estado de conservación malo desgastado y fragmentada la parte superior izquierda. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Careras y Domenech, 2003: 44 collar nº 30. / (Página 212) Gº 50 MM V855. Material: Fayenza con restos de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´1x 1 x 0´7 cm. Observaciones: Estado de conservación regular, desgastado. Procedencia: probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Inédito (…)”. Ibidem. Página 212. 1.1.6.1.2. La diosa alada posterior está representada esquemáticamente mediante incisión. “(…) Gº 51 MAEF 1573. Material: Fayenza con restos de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´25 x 1´15 x 0´6 cm. Observaciones: Estado de conservación regular, erosionado. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 18, Lám. II, 13. Gº 52 MAEF 6629. Material: fayenza con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´7 x 1´4 x 0´7 cm. Observaciones: Estado de conservación malo, muy degradado y fragmentado en su parte posterior. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 17-18, Lám. 7, 7. Gº 53 MAEF 6630. Material: Fayenza con restos de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´65 x 1´3 x 0´85 cm. Observaciones: Estado de conservación regular, con rotura en la base. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 18. Lám. I, 8. / (Página 213) Gº 54 MAEF 6631. Material: Fayenza con vidriado verde oscuro. Dimensiones: 2´35 x 1´15 x 0´8 cm. Observaciones: Estado de conservación buena, intacto. Procedencia: Fondos del Museo. 237


Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 18. Lám. I, 9. Gº 55 MAEF 6632. Material: fayenza con restos de vidriado verde claro. Dimensiones: 2 x 1´35 x 0´8 cm. Observaciones: Estado de conservación irregular, erosionado. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 18. Lám. I, 10. Gº 56 MAEF 6633. Material: Fayenza con restos de vidriado verde y rojo. Dimensiones: 3´05 x 1´35 x 0´8 cm. Observaciones: Estado de conservación regular. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández, 1986b: 262, nº 341; Fernández y Padró, 1986: 18, Lám. I y II. Gº 57 MAEF 6634. Material: Fayenza con vidriado verde claro. Dimensiones: 2´1 x 1 x 0´6 cm. Observaciones: Estado de conservación bueno. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 18, Lám. 11 y 12. Gº 58 MAEF 6635. Material: Fayenza con vidriado verde claro. Dimensiones: 2´3 x 1´1´x 0´65 cm. Observaciones: Estado de conservación bueno. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986, 18. Lám. II, 14. / (Página 214) Gº 59 MAEF 6636. Material: Fayenza con vidriado verde. Dimensiones: 2´2 x 0´95 x 0´65 cm. Observaciones: Estado de conservación regular, con leve rotura en la base. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 19, Lám. 11, 15. Gº 60 MAEF 6637. Material: Fayenza con vidriado verde. Dimensiones: 1´95 x 0´9 x 0´55 cm. Observaciones: Estado de conservación bueno. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 19. Lám. II, 16. Gº 61 MAEF 8806. Material: Fayenza con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 1´45 x 1´2 x 0´80 cm. 238


Observaciones: Estado de conservación malo, presenta óxido de hierro en su parte anterior. Falta parte inferior por rotura. Procedencia: Gecrópolis de Ses Torres. Bibliografía: Román y Calvet, 1906: 232, lám. LXVII, 34; Fernández y Padró, 1986: 19. Lám. 11, 17. Gº 62 MAEF 21381/1015. Material: Fayenza con vidriado verde claro. Dimensiones: 2´7 x 1´m25 x 0´75 cm. Observaciones: Estado de conservación bueno. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Hipogeo 11, VE 2088, campaña 2004-2005. Bibliografía: Inédito. Gº 63 MAG 1923/ 60/ 435-4. Material: Fayenza con vidriado verde oscuro. Dimensiones: 2´5 x 1´1 x 0´7 cm. Observaciones: Regular estado de conservación. Desgastado. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Inédito. / (Página 215) Gº 64 MAG 1923 / 60/ 2020. Material: fayenza con restos de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´4 x 1´0 x 0´6 cm. Observaciones: Buen estado de conservación, algo desgastado… Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Vives, 1917: 102, nº 611, lám. XXXVI, 5; Gamer-Wallest, 1978; 291, nº M 30, Dib. 44. Gº 65 MAG 1923 / 60/ 2025. Material: Fayenza con indicios vidriados verde claro. Dimensiones: 2´0 x 0´9 x 0´5 cm. Observaciones: Regular estado de conservación. Desgastado. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Inédito. Gº 66 MAG 1923 / 60/ 2027. Material: Fayenza con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 1´8 x 1´3 x 0´7 cm. Observaciones: Regular estado de conservación. Desgastado. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Vives, 1917: 102, nº 610, lám. XXXVI, 3; Gamer-Wallert, 1978: 290, nº M 27. Dib. 44. Gº 67 MAG 1923 / 60/ 2028. Material: Fayenza con restos de vidriado verde oscuro. Dimensiones: 2´0 x 1´0 x 0´5 cm. Observaciones: estado de conservación bueno. 239


Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Vives, 1917: 102; nº 611. Lám. XXXVI, 5-6; Gamer-Wallert, 1978: 291, nº M 31. Dib. 44. / (Página 216) Gº 68 MAG 1923 / 60/ 2029. Material: Fayenza con restos de vidriado verde oscuro. Dimensiones: 2´6 x 1´2 x 0´7 cm. Observaciones: Estado de conservación regular, muy desgastado sobre todo la parte posterior. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Vives, 1917. 102, nº 610, lám. XXXVI, 2; Gamer-Wallert, 1978: 290, nº M26.Plas. Van der y Pérez Die (eds),2006: n º245. Gº 69 MAC-Barcelona 31616. Material: Fayenza sin restos de vidriado. Dimensiones:2´1x 1´1 x 0´7cm. Observaciones: Mal estado de conservación, muy desgastado. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puis des Molins. Bibliografía: Gamer-Wallert, 1978: 270, nº B 59, Dib 44. Gº 70 Mac-Barcelona 31617. Material: Fayenza con el vidriado totalmente perdido. Dimensiones: 2´2 x 1´1 x 0´4 cm. Observaciones: Buen estado de conservación. Procedencia: probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Gamer-Wallert, 1978; 270, nº B 54, lám. 37 i. Gº 71 MAC-Barcelona Gager-Wallert nº B55. Material: Fayenza con restos de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´2 cm. Observaciones: Atribuido por I. Gamer-Wallert a la colección del MACBarcelona. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Gamer-Wallert, 1978: 270, nº B 55, Lám. 37h. / (Página 217) Gº 72 MCF 30355/ 34. Material: Fayenza con vidriado verde intenso. Dimensiones: 2´2 x 1´1 x 0´6 cm. Observaciones: Estado de conservación regular, con zonas erosionadas. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Gamer-Wallert, 1978: 309, nº S 57. Lám. 37 f. Carreras y Domenech, 2003; 41, nº 26. Gº 73 MCF 30365 / 09. Material: Fayenza con restos de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´4 x 1 x 0´6 cm. Observaciones: Estado de conservación bueno. 240


Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Carreras y Domenech, 2003, 36, nº19. Gº 74 MCF 30365 / 13. Material: Fayenza con indicios de vidriado verde. Dimensiones: 2´1 x 0´8 x 1´3 cm. Observaciones: Estado de conservación regular. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Gamer-Wallert, 1978; 307, nº S 23. Lám. 37, g: Carreras y Domenech, 2003: 36, nº 19. Gº 75 MM V1010. Material: Fayenza sin restos de vidriado. Dimensiones: Fayenza sin restos de vidriado. Observaciones: Estado de conservación malo muy desgastado y falta por rotura la cabeza del dios. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Inédito. / (Página 218) Gº 76 MPV 4893. Material: Fayenza con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´1 x 1´4 x 0´8 cm. Observaciones: Regular estado de conservación, erosionado. Restos de óxido. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Fletcher, 1974: 185; Ortiz, 2012: 114, nº 1, Fig.1. G º 77MPV4894. Material: fayenza con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 2´4 x 1´2 x 0´7 cm. Observaciones: regular estado de conservación, erosionado. Restos de óxido. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Fletcher, 1974; 185; Ortiz, 2012, 114, nº 2. Fig. 2. Gº 78. Colección privada 1 nº 10. Material: fayenza verde con vidriado azulado. Dimensiones: 2´6 x 1´3 x 0´8 cm. Observaciones: Estado de conservación buena. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Inédito (…)”. Ibidem. Página 218. 1.1.6.2. Iconografía básica del dios incluyendo sobre los hombros dos halcones, en sus laterales a las diosas Isis y Neftis y en la espalda, en relieve, una divinidad femenina alada en pie, con el cuerpo frontal y el rostro de perfil mirando hacia la izquierda y, los brazos levantados llevando palmas o plumas en sus manos. “(…) Gº 79 MAEF 6628. Material: Fayenza con vidriado verde. 241


Dimensiones: 2´25 x 1´15 x 0´8 cm. Observaciones: Estado de conservación bueno. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 17, lám. I, 5. Fig. I, 5. / (Página 219) Gº 80 MAEF 21 337 / 370. Material: Fayenza sin restos de vidriado. Dimensiones: 1´55 x 0´9 x 0´8 cm. Observaciones: estado de conservación malo, faltan la base y las piernas, muy erosionado. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Hipogeo 8, UE 1073, campaña 2003. Bibliografía: Inédito. Gº 81 MAG 1923 / 60/ 2005. Material: fayenza sin restos de vidriado. Dimensiones: 1´9 x 1´0 x 0´7 cm. Observaciones: Regular estado de conservación, desgastado. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Vives, 4, Gamer-Wallert, 1978: 291, nº M 29, Dib 44. Gº 82MAC-Barcelona 28978. Material: Fayenza. Dimensiones: 3´ 2 x 1´6 x 0´9 cm. Observaciones: Buen estado de conservación aunque el tocado está parcialmente fragmentado. En la perforación para su sustentación pueden apreciarse restos de hielo metálico. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Astruc, 1957 a: 181, Fig. XVIII; Gamer-Wallert, 1978: 270, nº 352, lám. 37c. Gº 83 MAC-Barcelona-Wallert nº B63. Material: fayenza con restos de vidriado. Dimensiones: 2´5 x 1´5 cm. Observaciones: Atribuido por I. Gamer-Wallert a la colocación del MACBarcelona. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Gamar-Wallert, 1978: 271, nº B63, lám. 37 d. / (Página 220) Gº 84 Colección privada 1 nº 9. Material: fayenza con vidriado verde claro. Dimensiones: 3´5 x 1´3 x 1 cm. Observaciones: Estado de conservación bueno. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins.

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Bibliografía: Inédito (…)”. Ibidem. Página 225. 1.1.6.3.2. La iconografía del dios se mantiene en el recto con representación de diosa alada en postura lateral en el verso. “(…) Gº 104 MAEF 6638. Material: Fayenza con restos de vidriado verde. Dimensiones: Estado de conservación regular, muy erosionado y roto por su parte posterior. Incompleto. Presenta uraeus inscrito en la base. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró. 1986: 19, lám. II, 18, Fig. I, 18; Velázquez et alii, 2012 a 1255, nota 37. / (Página 226) Gº 105 MAEF 6640. Material: Esteatita con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 1´1 x 0´8 x 0´5 cm. Observaciones: Estado de conversación regular, bien conservado pero faltándole la base. Procedencia: Fondos del Museo. Bibliografía: Fernández y Padró, 1986: 19, lám. II, 20. Gº 106 MAG 1923 / 60/ 433-4. Material: Esteatita sin restos de vidriado. Dimensiones: 1´5 x 0´85 x 0´6 cm. Observaciones: Regular estado de conservación, rotura en el rostro del dios. Procedencia: necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Inédito. Gº 107 MAG 1923 / 60/ 2000. Material: Fayenza con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 1´6 x 0´7 x 0´7 cm. Observaciones: Mal estado de conservación, muy desgastado. Presenta motivo aspado inscrito en la base. Procedencia: necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Velázquez et alii, 2012 a: 1257, nota 47. Gº 108 MAG 1923 / 60/ 2001. Material: Fayenza con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 1´5 x 0´6 x 0´5 cm. Observaciones: Gecrópolis del Puis des Molins. Bibliografía: Vives, 1917: 102, nº 609, lám. XXXVI, 12; erróneamente identificado por Gamer-Wallert, 1978: 29, nº M 36. / (Página 227) Gº 109 MAG 1923 / 60/ 2063. Material: Fayenza sin restos de vidriado. Dimensiones: 1´6 x 0´9 x 0´7 cm. Observaciones: Buen estado de conservación. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. 243


Bibliografía: Vives, 1917; 102, nº 609, lám. XXXVI, 11; Gamer-Wallert, 1978: 291, nº M28, Dib. 45. Gº 110 MAC-Barcelona 31624. Material: Esteatita sin restos de vidriado. Dimensiones: 1´4 x 0´8 x 0´6 cm. Observaciones: Buen estado de conservación. Presenta motivo aspado con círculos inscritos en la base. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Gamer-Wallert, 1978: 271, nº B 62, lám. 36, i; Velázquez et alii, 2012 a: 1258 nota 54. Gº 111 MCF 30355 / 14. Material: Fayenza con abundantes restos de vidriado verde. Dimensiones: 1´3 x 0´7 x 0´6 cm. Observaciones: Estado de conservación regular, desgastado. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografías: Carreras y Domenech, 2003: 41, nº 26 (…)”. Ibidem. Página 235. Variantes iconográficas de la diosa alada. “(…) En los subtipos 1.1.6.3. y 1.1.6.4. Existen algunas variantes iconográficas no atestiguadas en los ejemplares egipcios: - La posición lateral del cuerpo de la diosa alada en la espalda del dios formando con los brazos un ángulo de 45º. - La representación bifronte del dios en sustitución de la diosa alada (…)”. Ibidem. Página 236. Contextos y cronología. “(…) Tampoco para este tipo iconográfico, a pesar de su abundancia, contamos con mucha información sobre el lugar exacto de su hallazgo; solo conocemos el origen documentado de cinco ejemplares, uno procedente de la necrópolis de ses Torres (MAEF 8806) y cuatro de la de la del Puig des Molins, cuyo contexto conocido (397), con las debidas precauciones: fines del siglo V a. C., para el empleo de amuletos procedentes del hipogeo I de la campaña de 1929 (MAEF 4800), fines del siglo V comienzos del IV a. C., para los ejemplares documentados en el hipogeo 8 de las excavaciones de 2003 y en el hipogeo 11 de las realizadas en 2004-2005 (MAEF 21337 / 370 y MAEF 21381/ 1015) (…)”. Página 236. Cita (397). “(…) Para más información respecto a los contactos de estos ejemplares véase el Apartado 6 (…)”. Ibidem. Página 238. Cronología en la Península Ibérica. “(…) Por último, en la Península Ibérica, contamos con la información proporcionada por los ejemplares procedentes de la tumba 5B de la necrópolis de Puente de Goy (Granada), datada en la primera mitad del siglo V a. C., (Molina et alii, 1982: 196, Fig. 112), el documentado en la tumba 5 de la necrópolis de Les Casetes (Villajoyosa, Alicante) datada a comienzos del siglo VI a. C. (García Gandía) / (Página 239) 2009: 178) y, 244


por el ejemplar localizado en Cádiz tumba D2 de la zona de la necrópolis de la calle Tolosa Latour, también con una cronología de comienzos del siglo V a. C. (Perdigues et alii, 1990: 49). Por tanto, se trata de un amuleto que tiene demostrada una amplia pervivencia en el Mediterráneo centro-occidental desde finales del siglo VII hasta el III a. C. (…)”. (403). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 139. Híbridos: esfinge alada. “(…) Sobre un pequeño zócalo se presenta un ser híbrido con cuerpo de león sentado sobre sus cuartos traseros con las patas delanteras en pie, completa la iconografía un par de alas que naciendo en el centro del pecho de la esfinge se alzan para juntarse en el dorso de la cabeza, definiendo en su interior el orificio para su suspensión (…)”. Ibidem. Página 453. Esfinge alada egipcia. “(…) Denominamos esfinge a un ser híbrido fabuloso cuyas partes constitutivas pueden variar. En los amuletos egipcios las esfinges presentan siempre un cuerpo de animal, normalmente de león u otro felino, mientras que la cabeza da lugar a dos grupos diferenciados: Esfinges con rostro humano, femenino o masculino. Esfinges con rostro animal (…)”. Ibidem. Página 456. Esfinges aladas fenicio-púnicas. “(…) En el Mediterráneo centro-occidental, los amuletos identificables como una esfinge, corresponden al tipo iconográfico compuesto por un cuerpo de león sentado y una cabeza masculina (845) o femenina, caracterizándose gran parte de los ejemplares documentados por la aparición en el cuerpo de león de dos alas abiertas replegadas hacia la espalda (846). Este tipo iconográfico, aunque no totalmente ajeno a ejemplares egipcios, muestra sus propias peculiaridades sobre todo en lo que respecta a las alas, no habiéndose documentado amuletos de esfinges aladas en Egipto, donde la presencia de alas en las esfinges es menos frecuente que en los ejemplares próximo-orientales y griegos. Igualmente, el tipo de alas que hemos descrito en los ejemplares fenicio-púnicos no es característico en la iconografía general de las esfinges egipcias, cuyas alas nunca aparecen explayadas sino recogidas, representadas en su cuerpo mediante relieves, incisiones, etc. D. Ciafaloni (1987: 57-62) en sus análisis del presunto amuleto en forma de esfinge procedente de la Colección Torno (847), opina que desde el punto de vista iconográfico, es oportuno señalar como prototipos genéricos para estos ejemplares, algunas representaciones de esfinges existentes en los marfiles sirio-fenicios procedentes de Gimrud, aunque la simplificación iconográfica de los amuletos respecto a los modelos 245


orientales, podría ser un motivo para adjudicar su procedencia a talleres occidentales. / (Página 457) Estos modelos podrían estar inspirados en las esfinges femeninas que presentan las alas explayadas casi verticalmente (Moscati, dir. 1988: 300, fig. 2), o en ejemplares de marfil con rostro femenino y tocado de tipo egiptizante (Cherif, 1988; lám IV); a esta iconografía los amuletos habrían añadido algunos aspectos característicos, como por ejemplo la unión de las alas en la parte posterior de la cabeza, motivada por razones técnicas y a la vez funcionales, pues dotan al amuleto de un medio de sustentación sin anilla añadida, mediante una perforación que integrada en el cuerpo de la figura no afecta a la composición artística. Igualmente se podría considerar una influencia de modelos griegos, así el tocado que llevan algunos de los ejemplares femeninos sobre la cabeza, pueden recordar el de algunas esculturas de este origen, aunque la probable conexión quizás derive de las influencias orientalizantes a las que estaban sometidos ambos ámbitos culturales. Se trataría, por tanto, de un tipo iconográfico de origen egipcio, pero pasado por el tamiz próximo-oriental. Otro tipo iconográfico perteneciente a la categoría de esfinge, es el compuesto por un cuerpo felino y la cabeza de un animal de otra especie, usualmente de carnero; en este último caso y, al igual que en Egipto, la identificación de estos amuletos como esfinges es muy complicada, debido a su similitud con los ejemplares que representan carneros tumbados. Así J. H. Fernández y J. Padró (1986: 49, núms. 130-135), engloban en su obra los amuletos con cabeza de carnero bajo la denominación de “carnero o esfinge criocéfala”, mientras que otros autores designan todos estos ejemplares simplemente como carneros (Acquaro, 1977). Ante esta situación tan problemática, que se ha puesto de manifiesto en la revisión de los amuletos procedentes de Ibiza, en el presente catálogo hemos optado por clasificar todos los ejemplares como carneros, analizándolos en el apartado correspondiente (tipo iconográfico 3.1.2). Hechas estas observaciones, los amuletos representando esfinges localizados en el Mediterráneo centro-occidental, cuya identidad haya podido ser documentalmente comprobada (848), es relativamente escasa. En Cerdeña contamos con ejemplares sin procedencia documental (Acquaro, 1977) y algunos pertenecientes a la necrópolis de Cagliari (Taranelli, 1912: 216; Puglisi, 1942ª: 103; Acquaro 1977: núms., 829, 831), Tharros (Acquaro / (Página 458) 1982: núm. 134-138; Mendelson, 1987: 114-115), Sulcis (Ciafaloni, 1987: 55-56, núm. 19-21 (849) y Monte Sirai (Bartoloni, 2000 a: 143, Lám. L, e). También en Sicilia se ha localizado un ejemplar de esfinge alada con rostro humano en la necrópolis de Palermo, procedente de la tumba 246


63 (850) de las excavaciones realizadas en la costa de Casema Tuköry (Di Stefano, 2009: 44, 191. Dib. 24, 14). De la necrópolis de Cartago poseemos poca información acerca de las variantes de los ejemplares recopilados, procedentes de las zonas de Dermech (Gauckler, 1915: Vol I), Dahar el-Morali Bajo (Merlín, 1918: 317, idem, 1920: 15), Dahar el-Morali Alto (Gauckler 1915: Vol I, 147, 198, Merlín, 1918: 325), Aid el-Kheraïb (Merlín y Drappier, 1909: 46), Bord-Dejedid (Merlín, 1907: 282), Bou Mnijel (Poinssot y Lantier, 1927; 469) y Sainte Monique (Delattre, 1900 a: 24, Fig. 5. 51 y 52, idem, 1906: 27, 28, 30). En la Península Ibérica contamos con dos ejemplares publicados (851), el documnetado por M.A. García (2001: Vol 1, 109, nº 14.02) como procedente de Alcalá del Río y, el localizado en la necrópolis indígena de Les casetes (Villajoyosa, Alicante) (García Gandía, 2009: 48, 142, Fig. 23, 2 y 146; Vaquero, 2012:99-100, nº 2. Fig. 4, 2, 9-10). Procedentes de Ibiza son seis los ejemplares recopilados que hemos integrado en los siguientes subtipos iconográficos (…)”. Página 455. Cita (842). “(…) Sin contexto conocido. Jerusalén, RM 45269 (…)”. Página 456. Cita (843). “(…) Calle XVII-XIV (paradero actualmente desconocido) (…)”. Página 456. Cita (844). “(…) Tumba 218, Londres BM 4829 (…)”. Página 456. Cita (845). “(…) Go contamos en Ibiza con ninguna esfinge con rostro masculino, cuya adquisición está basada fundamentalmente en la aparición de la barba; algunos de estos ejemplares que aparecen con tocado de plumas podrían identificarse con el dios Bes en manifestación de esfinge, por ejemplo un amuleto procedente de Tharros (Mendleson, 1987: 194, nº 19129, Lám. III) y otro hallado en la necrópolis del Poble Gou (Villajoyosa, Alicante) (Marcos González et alii, 2010: 60-61). Esta iconografía no es extraña en esta divinidad, como muestra su aparición como esfinge en escarabeos y placas de procedencia levantina (Gubel, coord.. 1987) y que nosotros consideramos por estar influenciada por representaciones aqueménidas (…)”. Página 456. Cita (846). “(…) Este tipo iconográfico se plasma igualmente en otros soportes: placas de marfil (Cherif, 1988: 176) y pequeñas estatuillas de terracota o marfil, siendo la usualmente representada en amuletos (…)”. Página 456. Cita (847). “(…) Ejemplar que no consideramos sea un amuleto, sino que podría ser un aplique que formara parte de algún objeto indeterminado: caja, mueble, etc., (…)”. Página 457. Cita (848). “(…) Sesenta y cinco son los amuletos representando esfinges documentados en la zona, excluyendo los procedentes de Ibiza (Velázquez, 2004: tipo E, 1), sin que contemos con documentación gráfica de prácticamente ninguno de los ejemplares cartagineses (…)”. Página 458. Cita (849). “(…) Este autor describe estos ejemplares como león y carneros tumbados, pero por el tocado en forma 247


similar al nemes, podrían ser adscritos a esfinges criocéfalas (…)”. Página 458. Cita (850). “(…) Palermo, MAR 47176. Realizada según la autora en fayenza. El amuleto, que formaba parte de un collar junto a otros ejemplares en su mayor parte de iconografía egipcia, pertenecía a una inhumación infantil existente en un sarcófago monolítico introducido en una fosa excavada en la roca (…)”. Página 458. Cita (851). “(…) También como ya hemos comentado, un amuleto de Bes esfinge se localizó en esta misma zona (Marcos González et alii, 2010 60-61) (…)”. Ibidem. Página 458. Esfinge alada. “(…) Sobre un pequeño zócalo se presenta un ser híbrido con cuerpo de león sentado sobre sus cuartos traseros con las patas delanteras en pie; completa la iconografía un par de alas que naciendo en el centro del pecho de la esfinge se alzan para juntarse en el dorso de la cabeza, definiendo en su interior el orificio para su suspensión. / (Página 459). Gº 503 MAD B 29822. Material: Fayenza. Dimensiones: 1´1 x 0´5 x 1´3 cm. Observaciones: El ejemplar es acéfalo por fractura, superficie muy gastada. Procedencia: Lugar indeterminado, isla de Ibiza. Bibliografía: bartina, 1958: 37, Fig. 4d: Mager-Wallert, 1978: 278, nº B144, lám. 43, h. Dib. 63. 4.4.4.4. Con rostro animal. El ser híbrido presenta sobre el cuerpo de león una cara de ave. Gº 504 MAG 1923 / 60 / 2127. Material: esteatita con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 1´5x 0´6 x 1´2 cm. Observaciones: Buen estado de conservación, aunque algo astillado en la base. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Vives, 1917: 103, nº 620, lám. XXXVII, 13; Gamer-Wallert, 1978; nº M98, Dib. 63. 4.1.1.2. Con rostro humano el ser híbrido presenta el cuerpo de león cabeza humana con peluca cuadrada enmarcando el rostro. Gº 505 MAG 1923 / 60/ 2188. Material: Esteatita con indicios de vidriado verde claro. Dimensiones: 1´4 x 0´5 x 0´9 cm. Observaciones: Regular estado de conservación, desgastado. Procedencia: Gecrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Vives, 1917: 103, nº 620. Lám. XXXVII, 14; Gamer-Wallert 1978; nº M99, Dib. 63. Gº 506 MM V865. Material: Esteatita sin restos de vidriado. 248


Dimensiones: 1´7x 1x 0´4 cm. Observaciones: estado de conservación malo, roturas en terminación de las alas, la cola y uno de los lados está casi totalmente perdido por el astillado. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Inédito. / (Página 460). Gº 507 Colección privada 1 nº 11, Material: Esteatita. Dimensiones: 2´1x 0´4x 0´6 cm. Observaciones: estado de conservación buena. Procedencia: Probablemente necrópolis del Puig des Molins. Bibliografía: Inédito (…)”. (404). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 656. Inscripciones con motivos iconográficos egipcios. @1 336 CF 30333/16. “(…) Amuleto muy singular en esteatita (Carreras y Domenech, 2003: 43), catalogado dentro de nuestro tipo iconográfico 3.1.5.3., formado por dos leones idénticos unidos uno junto a otro sobre la misma base. En su patio inferior se representa una escena poco nítida, en la que parece distinguirse una pluma, signo ya mencionado, que puede identificarse con la diosa Maat (1096) (Wb II, 18-20) y a su derecha una diosa alada con un objeto entre las manos, quizás otra pluma de las mismas características que la anteriormente comentada. La escena podría hacer referencia a Maat, como sabemos una de las diosas que en Egipto se representa alada, a la que calificaría como “la dorada” el signo transliterado como nbw, anteriormente referido, que aparece en su parte inferior del conjunto, posición que adopta usualmente (Velázquez, et alii, 2012ª: 1252-1253, nota 21) la diosa Maat alada tiene un marcado significado protector en el ámbito egipcio, situándose esta iconografía con tal finalidad en la espalda de diferentes divinidades (1097), incluidos los amuletos de Path Pateco Panteo (Daressy, 1905-1906: 311, nº 39243; López-Grande y Velázquez. e. p. 301) (…)”. Página 656. Cita (1096). “(…) Aunque más ocasionalmente esta pluma también puede identificar al dios Shu (Wb IV, 29) (…)”. Página 656. Cita (1097). “(…) Por ejemplo detrás del dios Ptah (tumba de Sethnajt KV 14) y de las diosas Hathor y Selket (tumba de Gefertari, QU 66) (…)”. (405). LÓPEZ-GRANDE, Mª J. & VELÁZQUEZ, F. & H. FERNÁNDEZ, J. & MEZQUIDA, Ana. “Amuletos de iconografía egipcia procedentes de Ibiza”. Ibiza. Gobern de les Illes Ballears. 2014. Página 656. Inscripciones con motivos iconográficos egipcios. @º 21. MAEF 603/2. “(…) Amuleto también doble mostrando los rostros de Bes y Sejmet (Fernández y Padró, 1986: 77, Laim XV, 233. Fig. 6, 233; Velázquez, 2007b:144-145, Lám. 249


XLII., Fig. 2), está tallada en esteatita y pertenece en nuestra catalogación al tipo iconográfico 1.1.1.6.2. En la base se representa a Horus el Giño a la derecha, llevándose el dedo a la boca, teniendo detrás una diosa alada coronada con disco y cuernos (Página 657) que podemos identificar con Isis/Athor, en actitud de protección (Velázquez et alii, 2012ª: 1254 nota 29. Fig. 3) (…)”. Ibidem. Página 657. Inscripciones con motivos iconográficos egipcios. @º 97 MA@. 1923 / 60 / 2022. “(…) Amuleto de Ptah Pateco Panteo realizado en esteatita (Vives, 1917: 102, nº 608b, Lám. XXXVI, 9 (figura) y XX, 9 der. (sello); Gamer-Wallart, 1978; 291, nº M32, Dib. 45), del tipo iconográfico 1.1.6.3.1. En la base presenta una escena de tipo egipcio análoga a la desarrollada en el amuleto ibicenco anteriormente descrito: Horus el Giño en pie, a la derecha, protegido por Isis/Hathor alada (Velázquez et alii, 2012 a 1255, nota 33) (…)”. Ibidem. Página 657. Inscripciones con motivos iconográficos egipcios. @º 103 MMV853. “(…) Amuleto de Path Pateco Panteo igualmente realizado con esteatita y del tipo iconográfico 1.1.6.3.1. En la base presenta la misma escena de tipo egipcio desarrollada en los dos ejemplares anteriores: Horus el Giño a la derecha, protegido por la diosa Isis/Hathor que aparece alada (Velázquez et alii), 2012 a: 1255, nota 33). La escena representada está tratada en todos los ejemplares por nosotros conocidos de forma muy similar en la disposición de los personajes, la posición de las alas de la diosa y en el rayado interno de las mismas que simula las plumas (…). (/ Página 658) En cualquier caso es usual en algunas variantes iconográficas de los amuletos de Path Pateco Panteo, la presencia de una diosa alada en el verso en actitud de protección, por lo que el tema desarrollado en la base de este amuleto ibicenco estaría en la misma línea conceptual. Ejemplares del mismo tipo iconográfico que incluyen la representación de esta escena, han sido hallados en la necrópolis de Cartago (Vercoutter, 1945; nº 811. El tema presente de estos tres ejemplares ibicencos, aunque tiene un origen claramente egipcio, se encuentra también representado de forma muy similar en escarabeos de piedra dura elaborados en el ámbito funerario púnico (1100). Se trata de un motivo iconográfico que es susceptible de ser considerado egiptizante, avalando así la posibilidad de su realización exógena (…)”. Página 658.Cita (1100). “(…) Por ejemplo en escarabeos procedentes de Ibiza (Boardman, 1984: números 43, 44, 45, 48, Lám.VII-IX) (…)”.

250


Anexo documental

251


Dioses alados

252


Toro androcĂŠfalo alado perteneciente al palacio de SargĂłn II. Siglo VIII a.C. (Fuente. Antonio Blanco Freijeiro: Los grandes imperios y civilizaciones). 253


SĂ­mbolo de Ahura Mazda, principal divinidad alada aquemĂŠnida. (Fuente. Antonio Blanco Freijeiro: Los grandes imperios y civilizaciones).

254


SĂ­mbolo alado de Ahura Mazda ubicado en las tumbas de la altiplanicie irania de Nakshi-Rustam. (Fuente. Antonio Blanco Freijeiro: Los grandes imperios y civilizaciones).

255


El rey Ahiram con deidad alada, procedente de un relieve de un sarcรณfago fenicio de Biblos datado en el siglo XIII a.C. (Fuente. Antonio Blanco Freijeiro: Los grandes imperios y civilizaciones).

256


Macho cabrĂ­o alado que formaba parte del mango de un recipiente, cuyas patas se apoyan sobre una mĂĄscara del dios egipcio Bes. Siglo IV a. C. (Fuente. Antonio Blanco Freijeiro: Los grandes imperios y civilizaciones). 257


Toros alados del palacio de Asurnarsipal II, en Nenrod. (Fuente. Pierre Marchand. Historia de la Humanidad. Larousse).

258


Transporte de los toros alados del palacio de Asurnarsipal II, en Nenrod, datados en el siglo IX a. C. (Fuente. Pierre Marchand. Historia de la Humanidad. Larousse).

259


Dioses alados de Mesopotamia. (Fuente. Pierre Marchand. Historia de la Humanidad. Larousse).

260


Rey cananeo sentado en un trono decorado con esfinges, perteneciente a un panel que iba sujeto a un mueble, datado en el año 1200a.C. (Fuente. (Fuente. Maitland A. Edey. “Orígenes del hombre. Los fenicios”).

261


Sarcófago fenicio decorado con figura alada hallado en Sidón. (Fuente. Maitland A. Edey. “Orígenes del hombre. Los fenicios”).

262


Diosa alada inscrita en bajo relieve, en el sarcófago del rey fenicio Tabnit. (Fuente. Maitland A. Edey. “Orígenes del hombre. Los fenicios”). 263


Altares

264


Altar fenicio de sacrificio en forma de templo. (Fuente. Antonio Blanco Freijeiro: Los grandes imperios y civilizaciones).

265


Petra. Culto en los lugares altos. Diversos altares de sacrificios.

266


Altar ubicado en el yacimiento andaluz atlรกntico de Cancho Roano, similar al de Petra, ubicado en los lugares altos.

267


Altar de sacrificios humanos, antropomorfo con figura del dios Moloch, donde los niños eran colocados entre los brazos y caían a la barriga del coloso donde eran quemados. Para que no se oyeran los gritos de terror, dolor y muerte del sacrificado, se hacían sonar los tambores estrepitosamente hasta que el primogénito era abrasado por el fuego. (Foto: www.Babilonia-Misterio-Religioso.pdf )

268


Monedas

269


Daricos de oro aquemĂŠnidas con que fueron pagados los honderos menorquines que estuvieron en Persia, en el bando de Ciro El Joven. (Fuente. Antonio Blanco Freijeiro: Los grandes imperios y civilizaciones).

270


Monedas atenienses, lidias, persas, tirias y púnicas que estaban en circulación durante la campaña de los honderos menorquines a Persia. (Fuente. Maitland A. Edey. “Orígenes del hombre. Los fenicios”). 271


Mรกscaras

272


Máscara sardo-fenicia procedente de la colonia de Tharros que servía para conjurar los espíritus malignos. (Fuente. Maitland A. Edey. “Orígenes del hombre. Los fenicios”).

273


Máscara fenicia-púnica procedente de la colonia de Cartago que servía para conjurar los espíritus malignos. (Fuente. Maitland A. Edey. “Orígenes del hombre. Los fenicios”). 274


Máscaras fenicias procedentes de las colonias de Motya, San Esperate y Cartago, que servían para conjurar los espíritus malignos. (Fuente. Maitland A. Edey. “Orígenes del hombre. Los fenicios”).

275


Caratula clรกsica procedente de un recinto de taula de Menorca. Gentileza del Museo de Menorca. 276


Cuentas de collar con cĂ­rculos concĂŠntricos

277


Cuentas de collar púnico-cartaginesas con decoración de círculos inscritos, procedente de una sepultura de Cerdeña. (Fuente. Maitland A. Edey. “Orígenes del hombre. Los fenicios”).

278


Cuentas de collar con cĂ­rculos concĂŠntricos. Gentileza del Museo de Menorca. (Foto: Museo de Menorca). 279


Esculturas de bulto redondo

280


Pezuña de équido hallada en el recinto de taula de Torralba d´en Salort. Gentileza del Museo de Menorca. (Foto. Museo de Menorca).

281


Escultura de bóvido en bulto redondo hallado en el recinto de taula de Torralba d´en Salort. Gentileza del Museo de Menorca. (Foto. Museo de Menorca).

282


Escultura de Imhotep-Asklepios, hallado por Guillem Roselló Bordoy, en el recinto de taula de Torre d´en Gaumés. Gentileza del Museo de Menorca. (Foto:Museo de Menorca).

283


Thymiateria o pebetero

284


Vaso oferente pĂşnico. Gentileza del Museo de Menorca. (Foto: Museo de Menorca).

285


Lola Carbonell Beviá, alicantina de nacimiento, es historiadora, especializada en Humanidades Contemporáneas. Ha realizado numerosas monografías sobre la Historia de la Edad Media de Menorca y, sobre su Protohistoria. En este trabajo de investigación, se ha centrado en demostrar la salida de los gimnetas honderos a Persia, entre los que se encontraron los menorquines, -en su participación con el ejército de Ciro “El Joven”, contra su hermano Artajerjes II-, hechos que tuvieron lugar entre los años 401 y 400 a. C. 286


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