11 semana TO

Page 1

Oraciones verde_Maquetación 1 08/06/2016 10:23 Página 1

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

11º Domingo del tiempo ordinario (12 junio 2016) Comisión Permanente HOAC

Dimas, en cambio, no tenía ojos ni pensamientos más que para Aquel… Cada mirada de Jesús era una avalancha de felicidad que le caía encima, al mismo tiempo que le venía a la memoria toda su vida pasada, tan ruin y miserable… Por momentos Cristo se iba convirtiendo en TODO para él” (Rovirosa. “El primer santo, Dimas el ladrón. OC, T. I, pág. 380).

No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. Solo gracias a ese encuentro con el amor de Dios somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad (EG 7-8). Contempla tu pecado

Aunque no estás acostumbrada a hacerlo, ya lo sé. Y tú lo sabes mejor aún. Pero el inicio solo puede ser ese: sentirse perdonado, sentirse amado, pese a como somos. Y, si no somos conscientes de nuestro pecado, nunca podremos acoger el perdón ni el Amor; no nos sentiremos amados ni perdonados. ¡Y hay tanto que perdonar! Pecado personal, y pecado social que también tú y yo contribuimos a que exista. Pecado personal que termina siendo causa de injusticia, convirtiéndose en estructura injusta, tejiendo redes inmisericordes de injusticia. Pecado que también provoca víctimas. Pecado que nos cuesta reconocer, porque también la mentalidad de este sistema termina por ser la nuestra. Repasa los hechos y las circunstancias de cada día, de esta semana pasada. No necesitas ir más lejos. Tu vida personal y familiar, tu vida eclesial, la vida en tu trabajo, con tus compañeros y compañeras, en el barrio o el pueblo… Enumera todo aquello en que no has puesto amor. Aquello en que siguen pesando los criterios egoístas de tu bienestar. Cuando hayas hecho esa lista, la relees y, si llegas a llorarla, ora:

Misericordia, Dios mío,

un placebo, o una excusa.

perdóname. Una vez más, como otras tantas, aunque hoy quiero pedirlo de veras.

Hiere la raíz de mi egoísmo que me hace acumular, poner mi confianza en los dineros.

No he actuado con justicia, he hecho daño a sabiendas, porque sigo siendo yo el centro de mi vida. Vivo tratando a todos y a todo no con tu Amor, sino desde mi soberbia. Perdóname mi vida cómoda, segura y confortable, que hace del compromiso

Arruino mi garganta gritando desde el sofá, pero resguardo el corazón aun sabiendo que lo pierdo.

1

Sordo al dolor, callado ante el sufrimiento, cerrado a tu perdón, que me invita siempre a vivir del amor y la fraternidad.


Oraciones verde_Maquetación 1 08/06/2016 10:23 Página 2

11º Domingo del Tiempo Ordinario

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

C.P.

hacer fraternidad! Perdóname, Señor, enséñame a amar.

Incapaz de amar al enemigo, lo cultivo. Acreciento las trincheras, multiplico las condenas.

Enséñame, Señor a ser de los demás.

¡Cuánto me cuesta

LA PALABRA DE DIOS, rehace nuestra vida Lc 7,36-8,3: Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor.

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo: -Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora. Jesús tomó la palabra y le dijo: -Simón, tengo algo que decirte. El respondió: -Dímelo, maestro. Jesús le dijo: -Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más? Simón contestó: -Supongo que aquel a quien le perdonó más. Jesús le dijo: -Has juzgado rectamente. Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: -¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella en cambio me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella en cambio desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella en cambio me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor: pero al que poco se le perdona, poco ama. Y a ella le dijo: -Tus pecados están perdonados. Los demás convidados empezaron a decir entre sí: -¿Quién es éste, que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer: -Tu fe te ha salvado, vete en paz. Más tarde iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo predicando la Buena Noticia del Reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes. Palabra del Señor 2


Oraciones verde_Maquetación 1 08/06/2016 10:23 Página 3

C.P.

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

11º Domingo del Tiempo Ordinario

ACOGE LA PALABRA, MEDITA Y CONTEMPLA Hoy soy ese fariseo. Cerca de Jesús, al que he invitado a mi mesa, al menos de cara a la galería, pero ¡qué lejos en el corazón! Mi manera de pensar, de sentir, de vivir, no es la suya. Sigue siendo la mía. Por eso soy capaz de reconocer todos los pecados del mundo en los otros, pero no veo mi propia incoherencia. Tanto la he cuidado que me la he terminado creyendo. Termino transformando el amor en una convención social vacía, sin la vida compartida en que se sustenta. Con qué dureza miro a los otros para justificarme… No hay mirada de amor entre Simón, el fariseo, y Jesús, porque seguramente Simón no mira a Jesús a los ojos, no se deja mirar por él, y así no hay manera de dejar que Dios nos encuentre ni de encontrarnos con el amor de Dios. La humildad es el camino. Solo los humildes son capaces de entender lo que reconstruye el perdón y el amor de Dios en la vida. En la humildad de reconocer nuestro pecado podemos escuchar que nuestros pecados están perdonados. Tenemos necesidad de escucharlo, de sentirnos amados en el perdón; tenemos necesidad de cruzar nuestra mirada con la de Jesús. Convertirse es, antes que nada, dejarnos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. Es volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión es el descubrimiento de la verdadera alegría. Es limpiar nuestra mente de egoísmos e intereses que empequeñecen nuestro vivir cotidiano. Liberar el corazón de angustias y complicaciones creadas por nuestro afán de poder y posesión. Liberarnos de objetos que no necesitamos y vivir para personas que nos necesitan. Comenzamos a convertirnos cuando descubrimos que lo importante es preguntarse cómo puedo ser más humano. ¡Ojalá fuera esa mujer!, o María Magdalena, o Juana, o Susana, o alguna de las curadas de sus “malos espíritus y enfermedades”. Ojalá fuera alguna de las que se supieron y se sintieron perdonadas y amadas, reconocidas y acogidas. Puestas, de nuevo, en el camino de la vida, ante una nueva oportunidad, acariciadas más profundamente que en toda su vida, a pesar de su pecado -o quizá por él- por haberlo podido reconocer y llorar, por estar dispuestas a dejarse amar y perdonar, por estar dispuestas a emprender el camino del amor y la misericordia. ¡Ojalá fuéramos como esas mujeres! Capaces de amar porque nos dejamos perdonar. La fe te ha salvado. ¡Qué curioso! No hay una confesión de fe, ni siquiera una exclamación, ni una sola palabra sale de la boca de la mujer pecadora. Ni un ¡Señor mío! Solo dolor, solo saberse pecadora, solo saberse necesitada de perdón y de amor, solo llanto y besos. Su confesión de fe es perdón necesitado y recibido, y es amor ofrecido. Así sucede también hoy: los últimos, los marginados, los descartados por nosotros en nuestra vida nos enseñan perdón y amor: sin palabras, con gestos, con dolor y con ternura, con la propia vida. En el fondo nuestra fe es esa: que es el Amor el que salva, solo el Amor (de Dios por nosotros) es digno de fe. Y ese amor nace en nosotros al sabernos perdonados por Dios. Rescatados de nuestra propia miseria y de nuestro egoísmo, para vivir en el amor y en una vida entregada. Una vida a los pies de Jesucristo, a los pies de nuestras hermanas y hermanos más pobres. Lo esencial es experimentar la sanación que Jesucristo produce en nuestra vida, recuperando nuestra humanidad. 3


Oraciones verde_Maquetación 1 08/06/2016 10:23 Página 4

11º Domingo del Tiempo Ordinario

C.P.

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

Los pobres necesitan justicia, pero más aún necesitan el amor que hemos de manifestarles. Necesitan a Dios, por eso nos necesitan hermanos, nos exigen fraternidad. Los pobres necesitan que en ellos reconozcamos a Cristo, doliéndonos del abandono a que les sometemos, llorando las cegueras que nos impiden sentirlos hermanas y hermanos. Dispuestos a ungirlos para la Vida, perfumando su existencia de bondad y misericordia. Los pobres nos evangelizan cuando en ellos nos dejamos mirar por Dios, y se transforma nuestra vida. Desde tu proyecto de vida concreta algún compromiso para que, desde la conciencia de pecado, vayas dando pasos en la experiencia del perdón que Dios te ofrece, y transformarlo en un fraterno servicio de amor a los empobrecidos del mundo obrero. Puedes plantearte celebrar el sacramento de la Reconciliación.

TERMINA AGRADECIENDO EL PERDÓN, AGRADECIENDO EL AMOR

«Ámame más, Señor, para quererte». Búscame más, para mejor hallarte. Desasosiégame, por no buscarte. Desasosiégame, por retenerte.

Pódame más, para más florecerte. Desnúdame, para no disfrazarte. Enséñame a acoger, para esperarte. Mírame en todos, para en todos verte.

¡Por los que no han sabido sospecharte, por los que tienen miedo de encontrarte, por los que piensan que ya te han perdido, por todos los que esperas en la muerte, quiero cantarte, Amor, agradecido, porque siempre acabamos por vencerte!

Pedro Casaldáliga

Señor, Jesús, te ofrecemos todo el día… María, Madre de los pobres, ruega por nosotros 4


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.