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ORAR EN EL MUNDO OBRERO
14º Domingo del tiempo ordinario (3 julio 2016) Comisión Permanente HOAC
La gran paradoja del cristianismo, que ha desconcertado, que desconcierta y que desconcertará siempre la razón humana, es, precisamente, la de vencer a la fuerza con la debilidad, al poder con la mansedumbre y a las leyes con el amor (Rovirosa OC, T.I. 142).
A veces perdemos el entusiasmo por la misión al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno (EG 265). Busca un momento y un lugar tranquilos. Acoge conscientemente la presencia de Dios que habita tu vida. Agradécela. Siente renovada la invitación de Jesús a seguirle, a poner tu vida al servicio del Reino. Deja que resuene nuevamente la llamada, la vocación evangelizadora, en tu vida. Siente la llamada
Comienza por escuchar estos testimonios:
“El equipo me ayuda a vivir la fraternidad y a confrontar la vida. Intento ser Iglesia en mi lugar de trabajo, con mis compañeros. La mayoría no son creyentes, les basta su saber. Dios no es su referencia. Mi trabajo es un lugar privilegiado de encuentro con Dios en los pobres" (Pilar). “La formación y la militancia cristiana organizada han supuesto la base fundamental de mi lucha sindical, intentar que los trabajadores fuéramos los protagonistas en nuestros puestos de trabajo. En el equipo revisamos cada situación anteponiendo por encima de todo la dignidad de la persona” (Juan). Mira tu propia vida. Los ambientes y situaciones en que se desenvuelve, tus lugares de compromiso y comunión. Recuerda que estás en ellos no por propia iniciativa, sino llamado y enviado por Dios. Refresca, renueva y agradece esa vocación evangelizadora. Y hazte consciente de cómo la vives en el día a día: ¿como orante, con un oído en Dios y otro en las personas? ¿Confiando en la fuerza de la Palabra antes que en tus propias fuerzas? ¿Desde la pobreza de recursos, y desde la pobreza que te lleva a poner la esperanza en Dios? ¿Con la alegría de valorar los pequeños logros que humanizan la vida de las personas? Escribe tu reflexión, tu revisión, tu oración. Puedes compartirla en la oración de equipo. 1
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14º Domingo del Tiempo Ordinario
SEMILLAS DEL REINO
Sois semillas del Reino plantadas en la historia. Sois buenas y tiernas, llenas de vida. Os tengo en mi mano, os acuno y os quiero, y por eso os lanzo al mundo: ¡Perdeos! No tengáis miedo a tormentas ni sequías, a pisadas ni espinos. bebed de los pobres y empapaos de mi rocío.
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C.P.
Fecundaos, reventad, no os quedéis enterradas. Floreced y dad fruto Dejaos mecer por el viento.
Que todo viajero que ande por sendas y caminos, buscando o perdido, al veros, sienta un vuelco y pueda amaros ¡Sois semillas de mi Reino! ¡Somos semillas de tu Reino!
Escucha LA PALABRA Lc 10,1-12.17-20: Descansará sobre ellos vuestra paz.
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: –La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «está cerca de vosotros el Reino de Dios». Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros». «De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios». Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo. Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: –Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. Él les contestó: –Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo. Palabra del Señor 2
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C.P.
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
14º Domingo del Tiempo Ordinario
¿Qué te dice hoy esta Palabra, a ti, a tu vida enviada a evangelizar? Enviados. Quizá es lo primero de lo que tenemos que tomar conciencia. Es el Señor quien me envía. No estoy aquí por gusto, por propia voluntad. Mi voluntad ha sido poner mi vida en manos del Dios amoroso, para que se haga en ella su voluntad. Y su voluntad es enviarme. Y mi alimento es hacer su voluntad, como lo fue para Jesús. Enviadas y enviados para tomar conciencia de la necesidad de poner en manos de Dios la tarea: los preparativos, la ejecución, la manera de realizarla, la expectativa de resultados… Incluso los resultados no son míos, sino suyos. Porque tantas veces se nos olvida esto y creemos que todo depende de nosotros. O nos creemos en posesión de las llaves del Reino, y dueños de la verdad, y podemos terminar anunciándonos a nosotros mismos. Rogad al dueño de la mies. Es la primera condición para ser evangelizadores. Orar a quien es dueño de esta mies. Reconocernos elegidos y enviados, y vivir la misión en ese encuentro cotidiano y orante con la Palabra. No podemos evangelizar –ni en el sindicato, ni en el barrio, ni en la parroquia, ni en el partido o la asociación de vecinos, ni en la cola del paro– sin oración. Poneos en camino. Porque se trata de salir. Quien es enviado debe ponerse en marcha. No se trata de quedarnos a esperar al que llegue, sino de salir al encuentro de quien va por los caminos de la vida, a veces desorientado, necesitando la compañía de quien quiera caminar a su lado. Eso somos: quienes caminamos al lado de hombres y mujeres en esta vida, quienes hacemos camino en común, nos acompañamos, en dirección a la vida, por caminos de humanidad y fraternidad, de justicia y misericordia. Quizá hoy el Señor me sigue mirando y preguntando qué caminos son los que recorro en mi vida; me sigue preguntando al lado de quien estoy. Un estilo evangelizador. No vale cualquiera, ni vale cualquier manera de hacerlo. Solo podemos hacerlo con el mismo estilo de Jesús: capaces de discernir los signos de los tiempos, de apreciar donde están las raíces de la injusticia, de desvelar los signos balbucientes de la misericordia. Solo podemos evangelizar fiándonos siempre y solo de Dios; solo con espíritu de pobreza. Y, por eso, sabiendo que ofrecemos, que nos ofrecemos. Sabiendo que no vale vencer, sino escuchar. Que no se trata de medios, sino de espíritu. Que no es cuestión de decisión, sino de paciencia. Acompañar la vida de las personas es querer caminar a su lado y a su ritmo, dejándonos acompañar también nosotros, reconociendo que no es una tarea para solitarios. ¡Dios nos libre de ídolos y profetas a quien seguir! Este es un camino que se hace en comunidad. Seguir, solo seguimos al Señor. Nuestra alegría: ¡que los demonios se someten en nombre de Dios! Que la fraternidad va tomando cuerpo en esta existencia humana, en la vida social como signo del Reino. Que la injusticia se desvela y retrocede. Aunque todo sea en pequeños hechos y realidades. Pero sobre todo nuestra alegría es “que nuestros nombres están inscritos en el cielo”; que realizando esa misión vamos siendo lo que estamos llamados a ser. Responder a la tarea evangelizadora con la manera de ser de Dios, es responder también a la vocación que nos humaniza porque nos va haciendo ser más al modo de Dios. Somos para la misión. Es la misión las que nos hace ser: hijos e hijas de un Dios que sueña fraternidad para todos y todas. 3
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14º Domingo del Tiempo Ordinario
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
C.P.
Con el proyecto personal de vida por delante, con mi proyecto evangelizador, y el Quehacer Apostólico Comunitario, oro y reviso cómo está siendo mi vida de evangelizador: ¿Con este estilo que pide el Evangelio? ¿Qué tengo hecho vida de ese estilo evangelizador? ¿Qué me falta por hacer vida? ¿Cómo seguir creciendo en el espíritu de pobreza que me pide el Evangelio?
Termina orando, poniéndote en manos del Señor, para hacer su Proyecto
POBREZA EVANGÉLICA
como una faca afilada. Y el llanto y la risa en la mirada.
No tener nada.
Y la mano extendida y apretada. Y la vida, a caballo, dada. Y este sol, y estos ríos, y esta tierra comprada, para testigos de la Revolución ya estallada.
No llevar nada. No poder nada. No pedir nada. Y, de pasada, no matar nada; no callar nada. Solamente el Evangelio,
¡Y más nada!
Termina como siempre, rezando la Oración a Jesús Obrero, Que su Reino sea un hecho, y para eso, pídele también que siga enviando mujeres y hombres para evangelizar.
Señor, Jesús, Danos la gracia… Que tu Reino sea un hecho…
María, Madre de los pobres, Ruega por nosotros 4