ORAR EN EL MUNDO OBRERO 3er Domingo de Pascua (30 de abril de 2017) Comisión Permanente HOAC
El prodigio cósmico, inenarrable, infinito, de Dios dejándose matar por los hombres, era demasiado grande y lo tenían demasiado cerca para que pudieran, no digo verlo, sino ni siquiera sospecharlo, y tomaron la Gran victoria como si fuera el fracaso definitivo, como lo confirman las palabras «desinfladas» de los discípulos que iban a Emaús. ¡Y eso que entonces ya se corría la voz de que había resucitado! (Rovirosa, “Judas…” OC, T.I. 485).
El camino de Emaús se convierte así en símbolo de nuestro camino de fe: las Escrituras y la Eucaristía son los elementos indispensables para el encuentro con el Señor… La vida a veces nos hiere y nos marchamos tristes, hacia nuestro «Emaús», dando la espalda al proyecto de Dios. Nos alejamos de Dios. Pero nos acoge la Liturgia de la Palabra: Jesús nos explica las Escrituras y vuelve a encender en nuestros corazones el calor de la fe y de la esperanza, y en la Comunión nos da fuerza. Palabra de Dios, Eucaristía… Siempre, queridos hermanos y hermanas, la Palabra de Dios y la Eucaristía nos llenan de alegría (Francisco, Regina Coeli, 4 mayo 2014). CONTEMPLA DESDE LA VIDA; DE LA DECEPCIÓN A LA ILUSIÓN
Nuestros caminos y los del mundo obrero, son muchas veces así: caminos de decepción, de desilusión, de agotamiento, de desesperanza… Caminos de vida que, sin embargo, nos cuesta apreciar a cada paso. Repasa esas experiencias que abundan en tu vida: equipos que se deshicieron, relaciones que terminaron mal, desencuentros familiares, la sensación de que cada uno va a lo suyo y no merece la pena complicarse más, compromisos abandonados con cualquier excusa, ilusiones olvidadas, abandonos, incapacidad para resistir, desesperanzas, proyectos fracasados, propuestas no acogidas, desempleo, precariedad, luchas interminables e infructuosas… Reconócete también en ellas. Son tu vida… Y en ellas, escucha la voz de Dios, que te dice…
TÚ ERES PASCUA
Eres pascua aunque tus proyectos fracasen si mantienes la confianza en hombres y mujeres y dejas a Dios ser Padre y Madre. Eres pascua aunque tu vida parezca estéril, si te sientes habitado por su presencia amiga que misteriosamente te acompaña y salva.
1
Eres pascua aunque en nada destaques, si bebes en sus manantiales y te conformas con ser cauce, simplemente cauce.
Eres pascua aunque andes errante si compartes lo que tienes y despiertas alegrías en otros caminantes.
Domingo de Pascua
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Eres pascua aunque seas débil y torpe, si escuchas su palabra serena y abierta: –Soy yo, no temas. Y la guardas.
C.P.
Eres pascua aunque tus manos estén vacías, si te abres al otro, el que sea, y le dejas que ponga tu corazón en ascuas.
Eres pascua aunque pidas pruebas, si besas las nuevas llagas que aparecen y esperas entre hermanos que Él vuelva.
Eres pascua aunque no lo creas, aunque te rompas en mil pedazos, aunque mueras en primavera… porque Él pasa y te libera.
Escucha la Palabra del Señor. Deja que arda tu corazón… Lc 24,13-35: Lo reconocieron al partir el pan
Aquel mismo día, dos de ellos iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: « ¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: « ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?». Él les dijo: « ¿Qué?». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron». Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?». Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el 2
C.P.
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Domingo de Pascua
pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Palabra del Señor LA PALABRA TE ACOMPAÑA Y TE AYUDA A VER...
El episodio de Emaús nos describe el camino que tenemos que hacer los discípulos y las comunidades de todos los tiempos para reconocer la presencia de Jesús en la historia. Dos discípulos que han perdido la fe por el escándalo de la Cruz. Dos discípulos que, aparentemente, poseen todos los elementos necesarios para creer. Todo inútil. Caminan envueltos en tristeza y desaliento. Todas sus esperanzas se han desvanecido. Ya no hay nada que esperar. Se habían hecho una imagen (¿su propia imagen?) de Jesús, se habían ilusionado… pero la Cruz es para ellos el fin de toda esperanza. No pueden ver otra cosa. Por eso no reconocen al Resucitado en el camino de la historia cuando se les aparece como otro caminante más. Pero cuando empiezan a escuchar a Jesús, y salen de sí mismos, cuando se dejan interpelar, sienten arder el corazón y dan señales de vida: “Quédate con nosotros”. Acogen al hombre, se hacen prójimos del caminante, ya no son los mismos que al comienzo. Su actitud es otra. Y en la fracción del pan le reconocen. En el pan compartido los discípulos descubren una nueva presencia de Jesús en medio de ellos. En la comunidad reunida para acoger la Palabra, en la memoria del pan compartido y la vida entregada, ahí está Jesús Resucitado. Palabra y Eucaristía: sin ellas tampoco nosotros podemos reconocer a Jesús Resucitado en medio de la vida del mundo obrero. Sin ellas, nuestras experiencias se sumirán en la misma sensación de fracaso y pérdida, muchas veces. El camino de Jerusalén a Emaús es un camino de huida y abandono. El de quienes están de vuelta de todo, de los que se hicieron ilusiones, de los que esperan hasta cierto punto, y de quienes nunca acaban de entregarse del todo. Pero es el camino de la vida que todos, de una forma u otra, tenemos que recorrer. Es en ese camino por el que avanzamos muchas veces penosamente en el que nos sale al encuentro Jesús. Al reconocer a Jesús desandan ese camino. Vuelven a Jerusalén. La fe no se hace ilusiones, vive con ilusión: “Hemos visto al Señor”. Podemos ver al Resucitado, en el hermano necesitado, en la Eucaristía, en la Comunidad fraterna reunida en el amor, en la escucha de la Palabra… 3
Domingo de Pascua
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
C.P.
Hemos visto al Señor. También es nuestra tarea dar testimonio de lo que hemos visto y oído. Para eso nos proponemos y concretamos en nuestro proyecto de vida un proyecto evangelizador. Tráelo de nuevo frente a ti. ¿Qué necesita tu proyecto evangelizador para ser cauce y testimonio de este encuentro con el Resucitado?
TERMINA ESTE ENCUENTRO CON EL SEÑOR, ORANDO Señor, son muchos los que me dicen: Sé prudente, ten cuidado. Ten cuidado con la gente; ten cuidado de no dormirte; ten cuidado de no pasarte; ten cuidado en la calle; ten cuidado por la noche; ten cuidado en el trabajo; ten cuidado, pues es zona conflictiva. Ten cuidado, que te necesitamos.
Pero muy pocos, y pocas veces, me dicen que vigile, porque puedo encontrarme contigo y no reconocerte…
Yo sé que te gusta dar sorpresas saliendo a nuestro encuentro en lo cotidiano de cada día, en las miradas de rostros cercanos, en los ecos de voces lejanas, en la mesa caliente, en el trabajo y en el descanso, en los recodos de la vida, en la soledad sonora, en plazas, calles y mercados, en sendas peligrosas y arriesgadas, en las noches oscuras, o cuando descansamos bajo una higuera… Y no estoy preparado para reconocerte porque tengo otras historias. Señor, enséñame a reconocerte.
Oración a Jesús Obrero
Señor, Jesús, te ofrecemos todo el día: nuestro trabajo, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas…
4
María, Madre de los pobres, Ruega por nosotros.