C. Permanente
Orar en el mundo obrero
6º Domingo de pascua A
ORAR EN EL MUNDO OBRERO 6º DOMINGO DE PASCUA A (25 mayo 2014) VER
Medio Evangelio, o un Evangelio «unidimensional»
El día 14 de mayo, el señor obispo vino a mi parroquia a confirmar 16 chicas y chicos. La homilía del señor obispo, principalmente dirigida a los jóvenes en cuestión, fue altamente cualificada, e incluso emotiva, con respecto al amor de Dios, pero desgraciadamente se quedó ahí. Sólo hubo tres frases en toda la homilía que fueran invitación al amor a las personas, es decir, muy poca cosa. Dos de estas frases hicieron referencia a “amar y compartir lo que se tiene", y la tercera fue más expresiva, en el sentido de “ayudar a las personas pobres y necesitadas”. Ni una sola frase sobre la necesidad de luchar por cambiar la sociedad en un sentido de mayor justicia y libertad. Ni una sola frase que invitara a esforzarse solidariamente ante las barreras que encuentran tantos jóvenes- y que muy probablemente pueden encontrar los mismos interesados - para poder autorrealizarse: paro y precariedad laboral, dificultad extrema de acceder a una vivienda, dificultad para emanciparse, dificultad para plantearse formar una familia. Barreras puestas por unas estructuras sociales injustas y al servicio de intereses indecentes. Es decir: no hubo ninguna voluntad de invitara estos jóvenes que se confirmaban a una vida de compromiso social cristiano. Y, aunque esto esté, por desgracia, en consonancia con la tónica general de una Iglesia burocratizada ¡tan distante de lo que desea el papa Francisco!, no debe escapar de la crítica. Hay que criticarlo, porque no está bien. ¿Sólo el amor de Dios sin encarnación? Es decir: medio Evangelio, o un Evangelio «unidimensional». ¿Dónde vamos con esto? ¿Qué pueden hacer de esto unos jóvenes del siglo XXI?
Evangelio según Juan (14,15-21) En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Si me amáis, guardaréis mis mandamientos, y yo pediré al Padre que os dé otro Defensor para que esté siempre con vosotros. Él es el Espíritu de la verdad, que el mundo no puede acogerlo, porque no escapaz de verlo ni conocerlo; vosotros, en cambio lo conocéis, porque vive ya en vosotros y está dentro de vosotros. No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros. Dentro de poco tiempo, el mundo ya no meverá, pero vosotros sí que me veréis, porque yo vivo, y vosotros también viviréis. Aquel día, comprenderéis que yo estoy en mi Padre, y vosotros conmigo, y yo en vosotros. El que me ama es el que acepta mis mandamientos y los guarda; y el que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.
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C. Permanente Orar en el mundo obrero Profundizando en el Evangelio
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Juan sitúa el diálogo de Jesús con los discípulos en el contexto de la última cena (lavado de los pies, tal como yo lo he hecho..., etc.). En este trozo de hoy destaca lo que Jesús dice sobre "amar guardar los mandamientos" y la promesa de "el Espíritu de la verdad". Ya en la tradición bíblica "amar a Dios" y "guardar sus mandamientos" son una sola cosa para el pueblo judío. Pueblo llamado a hacer y a vivir la Alianza que Dios le ofrece (Dt7,9). En este amor se destaca siempre la iniciativa de Dios, y también su permanencia, su fidelidad (1 Co 1,9). Por tanto, "guardar los mandamientos" no es una condición sin la cual Dios no ama a su pueblo, sino la forma concreta que el pueblo tiene de amar a Dios. La expresión "mis mandamientos" equivale a "mi palabra". Cuando Jesús lo dice se refiere a la revelación de su persona, de su misión. Guardar esta palabra es creer en Él. Ya en el Antiguo Testamento la Leyes (¡tantas veces convertidas en simples preceptos y prescripciones legales que nos esclavizan! Ya decía Pablo: “la letra mata”) son, antes que nada, la revelación de Dios que conduce a la vida (Sal119). La novedad del Nuevo Testamento respecto del Antiguo es que el amor del discípulo recae sobre Jesús. La adhesión a su Palabra de vida es lo que lleva al cumplimiento de la Alianza. Guardar sus mandamientos, pues, no es someterse a unos preceptos legales, es el amor a la persona de Jesús, la Palabra que se hizo carne (Jn 1,14). Jesús promete "Otro Defensor". La palabra que hay en el texto original significa "el que ha sido llamado para auxiliar, acompañar y ayudar". En este pasaje, el "Defensor" tiene una función muy concreta: "para que esté siempre con vosotros". Jesús habla de "otro Defensor". Un "otro" porque Él mismo es el que ha estado hasta ahora con ellos, a su lado (Jn14,9). Después de Jesús el "otro" que estará con los creyentes es el Espíritu Santo (no así en Mateo, que será el mismo Jesús). El Espíritu, enviado por el Padre, es el gran Don de Jesús en su Pascua (Jn19,30; 20,22). Podríamos decir que el Espíritu es el verdadero autor del Evangelio: es por Él que podemos recordar lo que Jesús hizo, y dijo y comprender su significado para cada comunidad y para cada persona. Lo que llamamos actualización del Evangelio. En este sentido dice que es "el Espíritu de la verdad". "Aquel día" es una expresión conocida en la tradición bíblica (Mc 13,32). Aquí se refiere a la vida de los discípulos después de la resurrección de Jesús. Por la acción del Espíritu, continuarán unidos a Jesús como Él lo está con el Padre. En este sentido se refiere a nosotros, por ejemplo en la experiencia que estamos llamados a hacer en nuestra Revisión de Vida: descubrir que Dios está presente en la vida, "conocerlo" en la vida diaria, en la lucha…. JUZGAR Una deseada definición de la vida en comunidad y en comunión podría ser esta: es un diálogo de amor entre personas humanas... Y eso es lo que quiere establecer Jesús entre Él y nosotros: el que me ama... Yo también lo amaré y le haré conocer claramente. Ahora bien: amor es ya una palabra demasiado devaluada, y solo por eso, siempre hay que llenarla de su verdadero contenido. Jesús afirma la estrecha relación que existe entre querer lo y cumplir sus mandamientos. Es decir, nos ayuda a huir de dos posibles errores: - El primero, pensar que el amor a Cristo se puede reducir a un puro sentimentalismo, o a una piedad superficial, sin ninguna incidencia en la vida real. Si el amor no se demuestra en la vida cotidiana, se queda en nada;
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C. Permanente Orar en el mundo obrero 6º Domingo de pascua A -Y, en segundo lugar, no reducir el cristianismo a una serie de mandatos y obligaciones pesadas que se han de hacer porque lo dice una moral establecida, no siempre sincera. Sin amor las leyes y las normas son pura carga incomprensible. Amar a Jesús (=amar a Dios) y guardar sus mandamientos son una única y misma cosa, son inseparables, no amamos a Dios (=Jesús) si no guardamos sus mandamientos. Ahora bien, ¿cuáles la palabra y cuáles son los mandamientos de Jesús? La palabra es Jesús mismo, su vida de servicio y su misión de amor, para que todos tengan vida y acoja la verdad (el amor de Dios). Cristo nos amó dando su vida, y nos ama enviándonos su Espíritu, que nunca nos deja huérfanos, nosotros deberemos amarlo con nuestra vida. El amor es un intercambio de vidas. Dos personas que se aman procuran siempre darse mutuamente lo que una y otra desean. No hacen falta normas ni mandamientos.. Ama y hazlo que quieras (San Agustín). ACTUAR “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” - Fijamos nuestro recuerdo en la despedida de una persona amiga, de un familiar muy querido. Y pensamos: ¿Qué es lo que más nos queda de su estancia entre nosotros?¿Qué es lo que queremos guardar como recuerdo? ¿Qué es lo que nos une en su ausencia? - Fijamos nuestra mirada en lo que hemos visto y descubierto de la vida y acción de Jesús. Y compartimos: ¿Qué es lo quemás recuerdo de su vida y acción? ¿Qué es lo que quiero guardar de todo lo que me ha dejado? ¿Qué es lo que más me une con él ahora y aquí? - El Padre da el Espíritu a los que quieren amar y seguirá su Hijo Jesús. ¿Nosotros queremos amar y seguir a Jesús? ¿Qué supone para mí amar y seguir a Jesús? - El Espíritu que el Padre ha dado a través de Jesús, ¿cómo nos ayuda a descubrir a Jesús presente y actuante en nuestra vida y acción? ¿Cuándo nos sentimos acompañados por la fuerza del Espíritu?
LOS DIEZ MANDAMIENTOS algo actualizados pero plenos de sentido, para los que decimos que creemos en Dios
1.- Amarás a Dios sobre todas las cosas, no harás un dios del dinero, ni del poder, ni del prestigio, ni de alcanzar posición social. Amarás a Dios y, por tanto, a la humanidad y todo lo que hagas será para mejorar la humanidad. No ofrecerás sacrificios a ningún dios falso creado por ti tales como el dinero, el poder, el prestigio, la fama. No sacrificarás a la humanidad para pagar una deuda ilegítima adorando al dios dinero. 2.- No tomarás el nombre de Dios en vano, diciendo que gobiernas como Dios manda cuando no llevas el amor ni a Dios dentro de tu corazón y no haces lo que Dios quiere, que es cuidar de la humanidad. No tomarás el nombre de Dios en vano, yendo a misa, rezando y comulgando mientras todas tus obras son abominables a los ojos de Dios, mientras todas tus obras se encaminan a dañar a la humanidad, el pueblo de Dios. 3.- Descansarás y permitirás descansar del trabajo los días justos que correspondan a una vida digna. No obligarás al trabajador a trabajar sin descanso y sin medida. No obligarás a la
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C. Permanente Orar en el mundo obrero 6º Domingo de pascua A gente a tener dos y tres trabajos para poder sobrevivir, no obligarás a la gente a llegar a la extenuación para tener siquiera qué comer. No explotarás al obrero y le pagarás su salario justo para que pueda disfrutar de su ocio y de su vida dignamente y esto le conduzca a la felicidad. 4.- Honrarás a tu padre y a tu madre no robándoles sus pensiones y no robándoles con preferentes. Los honrarás asegurándoles una vida digna en su vejez. Los honrarás no engañándoles, haciéndoles trabajar toda su vida para luego robarles su jubilación. Los honrarás ayudándolos, no dañándolos tal como haces ahora. 5.- No matarás. No matarás condenando a la gente a la miseria, a la precariedad, a la desesperación, al suicidio. No matarás suprimiendo los servicios públicos de salud y educación. No matarás a la sociedad condenándola al paro endémico y estructural. No matarás poniendo cuchillas en las vallas de las fronteras. No matarás las ilusiones, las fuerzas y las ganas de los jóvenes presentándoles un panorama artificial de desesperación y llamada a la inacción. No matarás la esperanza mintiendo sobre esta crisis Sísifo que has creado para nunca acabar. 6.- No cometerás adulterio, adulterando la verdad, manipulándola, engañando a la gente para obtener tu beneficio. No cometerás adulterio adulterando la realidad creando una crisis mentirosa que es una estafa en la que estás robando todo al pueblo de Dios, que es toda la humanidad. No cometerás adulterio manipulando a los medios de comunicación para que se conviertan en tus voceros y cerrándolos cuando ya no te hagan falta. 7.- No robarás. No robarás. No robarás. No robarás al pobre para dárselo al rico, porque la única manera de que haya ricos es empobrecer a la humanidad, es crear pobreza donde no la había, la única manera de que haya ricos es robar al pueblo de Dios, toda la humanidad. La única manera de que haya ricos es crear pobres. No robarás. ¿Está claro? Es que no sé cómo decirlo más claro. 8.- No dirás falso testimonio contra tu prójimo. No mentirás en los juicios. No dejarás impune al culpable mientras castigas al inocente. No dirás que no sabías que te alquilabas el piso a ti misma. No dirás que no recibías sobres cuando los recibías. No dirás que eres inocente cuando sabes que eres culpable. No dirás que no has despilfarrado dinero público cuando lo has hecho a manos llenas. No dirás que no has defraudado y engañado para enriquecerte a costa del pueblo de Dios, toda la humanidad, cuando sabes que lo has hecho. No dirás que cualquiera lo haría en tu lugar para justificarte, porque no lo ha hecho cualquiera: lo has hecho tú. 9.- No consentirás que te dominen pensamientos impuros tales como la avaricia, el egoísmo, el ansia de poder, el ansia de prestigio social, el ansia de posesiones materiales, el ansia de dinero, porque si consientes que te dominen estos pensamientos impuros, tu vida será esclava de ellos y todo lo que hagas será para conseguir saciarlos, dañando al pueblo de Dios, a toda la humanidad. 10.- No codiciarás la casa de tu prójimo, ni le tendrás envidia. No codiciarás cosa alguna de tu prójimo ni sentirás envidia de ellas. No codiciarás los impuestos del pueblo, no codiciarás la salud del pueblo, no codiciarás la educación del pueblo, no codiciarás la sumisión del pueblo, no codiciarás el sufrimiento del pueblo, no codiciarás la vida del pueblo, no codiciarás el alma del pueblo, del pueblo de Dios que es toda la humanidad. Los diez mandamientos. Adolfo Ranero. Publicado en
ALANDAR nº 305
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