Sector Dona de València Hermandad Obrera de Acción Católica
Valencia, abril de 2015 Las organizaciones abajo firmantes, conscientes de que los sufrimientos de los colectivos marginados deben ser los nuestros y de que el anuncio de la buena noticia del Evangelio en las periferias empieza por dignificar a las personas en su puesto de trabajo, impulsamos una campaña sobre la situación de las empleadas de hogar. Le pedimos al Arzobispado de Valencia que apoye públicamente las reivindicaciones de las empleadas de hogar, demandando un cambio de las leyes injustas que van en contra de la más elemental doctrina social cristiana. Asimismo, que promueva unas prácticas evangélicas entre la feligresía que cuenta con servicio doméstico y que debe dar ejemplo. Esta profesión, ocupada en un 95% por mujeres, no es considerada digna porque: 1.- Es un sector para el que legalmente no hay categorías profesionales ni un sueldo que les permita vivir decentemente, ya que no supera el Salario Mínimo Interprofesional. 2.- El derecho humano y profundamente cristiano de compatibilizar trabajo y familia es negado de hecho. Impunemente permitido por la ley, miles de trabajadoras del hogar internas tienen que renunciar a su derecho al descanso entre jornadas y, en muchos casos bajo amenaza de despido, trabajan sin descanso las 168 horas que tiene la semana. No solo es un atentado para la vida familiar, sino para su salud física y sicológica. 3.- Muchas familias no dan de alta a sus trabajadoras del hogar, con lo que no tienen derecho a jubilación o a una baja por enfermedad. Resulta difícil denunciar esta ilegalidad, por la complicación de tener que acceder al domicilio y demostrar que trabaja allí. 4- Las trabajadoras inmigrantes, cuando pierden el trabajo involuntariamente, frecuentemente por la muerte de la persona empleadora, si no están dadas de alta o no tienen las suficientes cotizaciones, no pueden renovar papeles, quedando a merced de ser retenidas en los CIE o expulsadas a sus países. 5.- El Gobierno de España no ha ratificado el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), lo que significaría, entre otras cosas, que tendrían reconocido el derecho al desempleo. El papa Francisco criticó recientemente la explotación laboral y el trabajo en negro, diciendo que “hay quien ofrece 11 horas de trabajo al día por 600 euros al mes. Y si no te gusta, te dicen que te vayas a casa. Esto es lo que pasa en este mundo, donde si no aceptas otro lo hará. El hambre hace que se acepten también trabajos en negro, como todo el personal doméstico. ¿Cuántos de ellos tienen garantizada la jubilación?".