CELEBRACIÓN DEL 1º DE MAYO 2015 Motivación. El 23% de personas están sin trabajo en nuestro país. El 90% de empleos que se crean son precarios. Estas dos afirmaciones que se escriben en una línea, pero que afectan a varios millones de personas y sus familias, quieren “tocar” nuestro corazón especialmente en esta fecha del 1º de Mayo. Al celebrar la Fiesta de San José Obrero y Día del Trabajo, la Delegación Diocesana de Pastoral Obrera ofrece este material con el objetivo de ayudar a las parroquias y comunidades cristianas a sentirse solidarias de esta dolorosa realidad. Sabemos que sois conscientes de lo que pasa y que la realidad que viven tantas personas no es ajena a vuestra tarea pastoral. Nuestro servicio solamente quiere recordar la llamada urgente de la Iglesia a evangelizar el trabajo como realidad central de la vida de las personas, de las familias y de toda la sociedad. Hace pocos días el Papa Francisco en la audiencia general de los miércoles (25 de marzo de 2015) decía estas palabras: “Saludo con especial afecto a los trabajadores de la provincia de Vibo Valentia, que están viviendo una grave situación económica. Deseo asociarme a las intervenciones de su obispo, monseñor Luigi Renzo, expresando mi preocupación y cercanía a sus abrumadores problemas. Lanzo un llamamiento acongojado para que no prevalezca la lógica del beneficio económico, sino la de la solidaridad y la justicia. En el centro de toda cuestión, y especialmente en el de la cuestión laboral, siempre han de estar la persona y su dignidad: ¡por eso tener trabajo es cuestión de justicia, y una injusticia no tenerlo! ¡Cuando uno no se gana el pan, pierde su dignidad! Y este es el drama de nuestro tiempo, particularmente para los jóvenes, los cuales, sin trabajo, no tienen perspectivas para el futuro y pueden convertirse fácilmente en presa de las organizaciones criminales. Por favor, luchemos por esto: por la justicia del trabajo” (Ecclesia, 4 abril 2015, 32). Nuestros obispos también nos animan a seguir ofreciendo hoy la salvación de Jesucristo a todos nuestros hermanos del trabajo. Así lo expresan en el Mensaje de los Obispo de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar con ocasión del XX Aniversario de la publicación del Documento “La Pastoral Obrera de toda la Iglesia”. “Desde siempre el trabajo humano, así nos lo dice la Palabra de Dios, nos asocia a la obra creadora de Dios, de la que es continuación; por el ganamos el sustento cotidiano para nuestras familias, realizamos la vocación propia de todo ser humano con el aliento del Espíritu Santo, ordenamos nuestra vida al bien común, y respondemos a las exigencias de justicia y caridad que la comunión fraterna pide de todos y de cada uno. … Hoy, veinte años después , es conveniente seguir mirando con detenimiento y con misericordia entrañable esa realidad, mirar a los hombres y mujeres del trabajo, ver cuáles son sus esperanzas y sus gozos, sus sufrimientos y luchas; una mirada que nos permita actualizar en las nuevas circunstancias una propuesta pastoral para toda la Iglesia. … Os animamos a seguir…” (Mensaje, nºs. 2.10.14). Que las parroquias y comunidades cristianas no descuidemos esta hermosa tarea que se nos confía.
Para la Eucaristía del día 1 de mayo (o del Domingo 5º de Pascua) Monición de entrada: En esta celebración queremos tener en cuenta de manera especial lo que están viviendo muchas familias en relación con el trabajo. Todos conocemos familias que están pasando dificultades, a veces muy graves, porque les falta el trabajo, o porque el trabajo que tienen no les permite vivir con un mínimo de dignidad. La Eucaristía es un momento muy especial para los cristianos. Aquí experimentamos que Dios Padre nos ama sin medida, que nos quiere hermanos unos de otros, y que crecemos como hermanos cuando nos ayudamos y luchamos unos por otros. “La economía ha de estar al servicio de las personas”. “La falta de trabajo quita la dignidad a las personas, porque no pueden llevar el pan a sus casas”. Frases de este tipo está repitiendo el Papa Francisco con frecuencia. Hace pocos días decía de nuevo: “Por favor, luchemos por esto: por la justicia del trabajo”. Unidos a Jesucristo Resucitado oremos por un trabajo digno y decente para todas las personas.
Peticiones: 1. Por toda la Iglesia, para que, siguiendo los pasos del Papa Francisco, no se calle ante las injusticias y anuncie en todos los lugares el llamado Evangelio del trabajo. R. 2. Por los gobernantes de todos los países, para que pongan el bien de las personas en el centro de sus decisiones, e impulsen un trabajo decente que haga posible una vida digna para todas las personas, R. 3. Por todos los cristianos y cristianas que están comprometidos en la evangelización de los trabajadores y trabajadoras, para que nunca se desanimen y propongan los valores del Evangelio a sus compañeros y compañeras, R. 4. Por todas las mujeres maltratadas y discriminadas en el hogar y en el trabajo, para que sean reconocidas y respetados sus derechos en todas las esferas de la vida social y eclesial, R. 5. Por los trabajadores fallecidos después de una vida entregada en el trabajo y en la lucha por la justicia, y especialmente por los que mueren víctimas de los accidentes de trabajo, R. 6. Por nuestras comunidades parroquiales, para salgan al encuentro de las nuevas necesidades de nuestros hermanos como fruto de la Eucaristía que celebramos, R.
Ofrendas: Invitamos a poner sobre el altar, junto al pan y al vino, los esfuerzos de tantas familias trabajadoras para salir adelante y tantas luchas por avanzar en unas relaciones laborales más justas.