ORAR EN EL MUNDO OBRERO Bautismo del Señor (8 de enero de 2017) Comisión Permanente HOAC
Jesús exige que le ofrezcamos conscientemente nuestra nulidad, y así se va renovando constantemente la maravilla del Bautismo. Este juntar estiércol y tierra con semillas de vida hace que la santidad de Dios florezca entre los hombres; el gran milagro. (Rovirosa, Judas… OC, T.I. 557).
En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero. Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador… La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados... Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros»… ¿A qué esperamos nosotros? (EG 120). Discípulos misioneros. Eso somos.
COMO DISCÍPULOS, NOS DISPONEMOS A ESTE ENCUENTRO CON EL SEÑOR Padre Bueno, te agradezco que me hayas concedido la alegría de participar de la comunidad de tus hijas e hijos amados. Te doy gracias por mi bautismo, y te pido vivirlo dignamente.
Que yo sea testigo de tu amor, llenándome de afecto, de ternura, y, amándote a ti, ame, también, a mis hermanos y hermanas, como tú me amas.
Que venga sobre mí el Espíritu Santo y me guíe, manteniéndome firme en la fe, fiel a tus palabras, anunciando el Reino de Dios, en la vida del mundo obrero. 1
Bautismo del Señor
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
C.P.
Nos ponemos a la escucha de la Palabra Mateo 3, 13-17
Por entonces viene Jesús desde Galilea al Jordán y se presenta a Juan para que lo bautice. Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?». Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco». Palabra del Señor
Para vivir la Palabra, acógela, hazla tuya
La escena del bautismo de Jesús narrada por los evangelios es una noticia revolucionaria para los primeros cristianos: el cielo se abre; el espíritu de Dios desciende de nuevo sobre el pueblo; la vida no es algo cerrado; con Jesús se nos abre un horizonte infinito; Dios está con nosotros. Esta es la gran verdad que no termina con la celebración de la Navidad; es la gran verdad que podemos celebrar cada día. Es algo que hacemos siempre que dejamos a Dios nacer en nuestra vida, siempre que compartimos lo que somos y tenemos con el Jesús que habita en cada excluido de este mundo; siempre que estamos dispuestos a caminar acompañando la vida de las personas; siempre que bautizamos nuestro diario vivir con el Espíritu que animó a Jesús. La experiencia del bautismo fue para Jesús algo determinante. Animado por el Espíritu comenzará una vida nueva, totalmente entregado al anuncio del Reino de Dios. También nosotros, bautizados conscientes, como dice Rovirosa, nos tenemos que preguntar cuál es la razón última de nuestro vivir diario, y para qué comenzamos un nuevo día cada amanecer. ¿Para qué vivimos? ¿Para quién vivimos? ¿Con quién vivimos? ¿Hacia dónde vivimos? 2
C.P.
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Bautismo del Señor
En el núcleo de nuestra fe hay una experiencia básica: Yo soy amado. Yo soy amada. Porque vivo habitado y sostenido por un Dios que es amor insondable y gratuito. Ser cristiano es creer que Dios me ama absoluta e incondicionalmente tal como soy, antes, incluso, de que cambie. Los creyentes necesitamos reavivar y revivir hoy esta experiencia: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rom 5, 5). “Tú eres mi hijo amado”. Fue la experiencia de Rovirosa: Jesús me ama con locura sin que en mí haya nada amable… Cuando se ha visto el amor de Jesús… no hay más remedio que corresponder a su amor. El bautismo es un contrato entre Dios y el bautizado, en el que por parte de la divinidad se producen todos los dones y todas las maravillas a condición de darle, con todas las consecuencias el propio “fiat”, con plena libertad… sabiendo a qué se compromete uno. Y sigue diciendo: Por la muerte mística bautismal y por el negarse a sí mismo… resulta que el cristiano ya no es nada más que cristiano. Quiero decir que no es algo que se le añade a la vida propia, sino que la absorbe toda. Mi vivir es Cristo. Jesús se me da Él mismo en el bautismo. Nuestro bautismo es signo de la Vida nueva y buena que Cristo hace posible en nosotros y, a la vez, proyecto que nosotros hemos de realizar. Asumir y vivir conscientemente nuestro bautismo significa un profundo y constante dinamismo: estar siempre en camino, en actitud de conversión, pasando de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad, de ser personas viejas a ser personas nuevas. Y esto sucede en la misma medida en que vivimos nuestra comunión bautismal con el Resucitado a través del seguimiento del Crucificado, practicando como Él el amor, y poniendo por amor la vida al servicio de los demás desde las situaciones que viven los empobrecidos del mundo obrero. Nuestro bautismo nos llama a estar siempre en camino y a aportar lo que podamos en nuestro pequeño mundo para que se avance hacia el Reino de Dios, que será la respuesta libre y gratuita del Padre a nuestro caminar en esperanza. El Espíritu que Jesús recibió en su bautismo, y nosotros en el nuestro, no es un Espíritu que nos aleja del mundo, sino que nos implica en él; no es un Espíritu que nos encierra en nosotros mismos, sino que nos abre a los demás; no es un Espíritu de solo palabras, sino de hechos de vida. A la luz de esta Palabra de Dios, ¿Qué necesita mi proyecto de vida militante para concretar mejor, en mi militancia obrera cristiana, las exigencias y responsabilidades que me plantea mi bautismo? ¿Y para acompañar a otras personas a tomar conciencia de la importancia de vivir su bautismo con madurez? ¿Y para abrir cauce a la corresponsabilidad evangelizadora de los bautizados en la Iglesia; en concreto en mi parroquia? 3
Bautismo del Señor
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
C.P.
Termino este encuentro con el Señor, orando Siento, Señor, que estoy donde Tú quieres que esté; que nací para estar donde ahora estoy, donde Tú me has traído, que vine al mundo para hacer lo que hago, lo que Tú me pides. De no ser así, Tú me hubieras hecho diferente: más sabio o más pobre, más hábil o más torpe, más tierno o más firme, más fuerte o más débil…
Tú, que has abierto el cielo para siempre, que me has dado vida y nombre, que te has mojado para mojarme, que me has perfumado con tu Espíritu, que me susurras tus quereres, que me llamas “hijo, hija” sin avergonzarte, que me bautizaste para comprometerte, y que te alegras de que esté donde Tú me soñaste, apacigua mi espíritu cuando a veces se me ocurre al pesar mi vida –mis vanidadesque podría haber hecho algo más grande.
Señor, Jesús, te ofrecemos, todo el día, nuestro trabajo, nuestras luchas, nuestras alegrías, y nuestras penas…
Concédenos pensar como Tú, trabajar contigo, y vivir en Ti.
María, Madre de los pobres, ruega por nosotros. 4