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ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Solemnidad de la Santísima Trinidad (22 de mayo de 2016) Comisión Permanente HOAC
Por la Revelación sabemos que Dios es Amor. Y es Amor porque es Uno y Tres. Y Dios puede ser Uno y Tres porque es Amor. Amor absoluto, que se da plena y totalmente y de Tres hace Uno (Rovirosa, Cooperatismo Integral II. OC T.I. pág. 263).
Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano implica descubrir que con ello le confiere una dignidad infinita. Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios. Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano. Su redención tiene un sentido social porque Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres. Confesar que el Espíritu Santo actúa en todos implica reconocer que Él procura penetrar toda situación humana y todos los vínculos sociales: El Espíritu Santo posee una inventiva infinita, propia de una mente divina, que provee a desatar los nudos de los sucesos humanos, incluso los más complejos e impenetrables. La evangelización procura cooperar también con esa acción liberadora del Espíritu. El misterio mismo de la Trinidad nos recuerda que fuimos hechos a imagen de esa comunión divina, por lo cual no podemos realizarnos ni salvarnos solos (EG 178). LO PRIMERO, SIEMPRE, ACOGER EL AMOR La presencia del Amor del Padre que, por Jesucristo, se derrama en nuestra vida por medio del Espíritu Santo, es algo que llena nuestra existencia. Tenemos que aprender a reconocer ese amor en nuestra vida; también en medio de las dificultades.
Quizá hemos dejado de maravillarnos y sorprendernos con lo que Dios –familia y comunión- puede hacer y va haciendo con nosotros y de nosotros: hijos y hermanos, hijas y hermanas, familia y comunidad.
Hoy somos invitados a reconocer esos signos de la presencia de Dios Trinidad en nuestra vida, y en la vida del mundo obrero. A reconocerlos y agradecerlos.
Párate un momento en silencio, y hazte consciente de ellos; tráelos a tu corazón y a tu recuerdo. 1
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Solemnidad de la Ascensión del Señor
C.P.
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Y ora:
ALABADO SEAS, MI SEÑOR
Alabado Seas, mi Señor, Por tus criaturas al completo, porque en ellas habita tu misterio.
Alabado seas, mi Señor, Por los hermanos sol, viento, y fuego, Y por las hermanas luna, agua, y luz. Porque, como el santo de Asís, en ellos percibo tu aliento.
Alabado seas, mi Señor, Por los hermanos y hermanas que sufren, en paro y precariedad, en soledad, en encierro, Porque junto a ellos tu mensaje queda manifiesto. Alabado seas, mi Señor, Por las hermanas justicia, bondad y belleza, Porque con ellas nos comunicas tu Reino.
Alabado seas, mi Señor, Por querer anunciarnos tu verdad, Tu amor de Padre, En tu hijo Jesús, y en tu Espíritu eterno, En lo escondido y en silencio.
PONTE A LA ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS, QUE CREA COMUNIÓN
Jn 16,12-15: Todo lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará
Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará. 2
Palabra del Señor
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C.P.
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Solemnidad de la Ascensión del Señor
ACOGE LA PALABRA, MEDITA Y CONTEMPLA No resulta fácil entender, en primera lectura, lo que nos dice este texto de Juan. La escena ocurre antes de la venida del Espíritu, antes de Pentecostés. Es el discurso final, de despedida, de Jesús a los discípulos. Jesús no había enseñado todo sobre todas las cosas de la vida. Sus enseñanzas eran capaces de inspirar la vida de los creyentes, pero no sin dificultades. En sustancia, Jesús nos dice que todo lo que acontece es voluntad del Padre, porque todo se encuentra ya dentro de la mirada amorosa del Padre sobre la historia. No hay solución de continuidad entre esa mirada del Padre, la obra del Hijo, y lo que dirá el Espíritu de la verdad. Dios acompaña así a la humanidad y la creación, hacia la Verdad completa. Jesús, desde su propia experiencia de Dios, invita a sus seguidores a relacionarse de manera confiada con Dios Padre, a seguir fielmente sus pasos de Hijo de Dios encarnado, y a dejarnos guiar y alentar por el Espíritu Santo. Nos enseña así a abrirnos al misterio santo de Dios. Jesús nos descubre que este Padre tiene un proyecto nacido de su corazón: construir con todos sus hijos e hijas un mundo más humano y fraterno, más justo y solidario. Jesús lo llama «reino de Dios» e invita a todos a entrar en ese proyecto del Padre buscando una vida más justa y digna para todos empezando por sus hijos más pobres, indefensos y necesitados. Pero los discípulos no son capaces aún de insertarse a fondo en esa mirada que proyecta Dios sobre la historia, ni en ese misterio de comunión que se encuentra en Dios Trinidad, y hacia el que camina la historia. Creer en la acción del Espíritu no da certezas absolutas, ni es un remedio fácil frente a situaciones complejas que necesitan respuestas vitales, pero es un principio que conduce a la escucha y a la búsqueda, en comunión, de la Verdad. Este Espíritu es el amor de Dios, el aliento que comparten el Padre y su Hijo Jesús, la fuerza, el impulso y la energía vital que hará de los seguidores de Jesús sus testigos y colaboradores al servicio del gran proyecto de la Trinidad santa. Somos imagen del Dios Trinidad, del Dios comunión. Hijos e hijas de un Dios familia, Padre y Madre, Dios fraternidad y sororidad, Dios comunión. Esa es nuestra condición. A ella nos va guiando el Espíritu Santo, en la escucha de la Palabra y en la oración: a una vida Trinitaria. Se nos ha enseñado a llamar a Dios, Padre; a seguir al Hijo; a invocar el don del Espíritu Santo. Esos son los nombres que sustentan la Historia que está detrás de este historia nuestra de cada día. Con ellos comprendemos que el mundo no está abandonado de Dios, sino que es su alegría, su delicia. Podemos comprender y experimentar que nuestra llamada a la comunión con Dios, y con nuestros hermanos y hermanas, es algo que nos puede hacer sonreír en medio de la vida y nos hace libres, porque nos hace humanos y diviniza nuestra existencia; nos hace amados y capaces de amar. Y esa –ser amados y amar- es la Verdad más honda de nuestra existencia. ¿De qué modo puedes ir creciendo en comunión de vida? En la escucha de la palabra y la oración, en la acogida fraterna de los otros, en la construcción del cuerpo social de Cristo, en la construcción del Reino de Dios y su justicia, en la vida de equipo. Concrétalo, con algún compromiso desde tu proyecto de vida. 3
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Solemnidad de la Ascensión del Señor
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Termina orando Dios, que eres Padre y Madre, Te agradezco que me hayas llamado a esta historia que es la tuya, para poder expresarme un día todo tu amor; Un amor de padre y madre por su propio hijo. Concédeme creer en Ti, confiarte mi vida, poder estar de verdad en tus manos.
Dios, que eres Hijo, has entrado en mi historia y me has salvado. Has participado del designio de amor que tenía Dios, Padre y Madre, sobre mí, y sobre todos los hermanos y hermanas que caminan a mi lado. Concédeme vivir de tu libertad de acción y de palabra, Concédeme comprender cómo tu Verdad me hace libre.
Dios, que eres Espíritu Santo, es tu fuerza la que abre mis ojos para ver la verdadera historia que está detrás de la fachada de cada día. Es tu fuerza la que me ayuda a descubrir los milagros que tienen lugar en mí y en cuantos están a mi alrededor. Concédeme tus dones para caminar con ojos abiertos y oídos atentos, para sentir el latido del corazón que me anima, cuando sienta el miedo, el apretón de manos que me da fuerza, el abrazo que me sosiega la sonrisa capaz de jugar con la vida divina que hay en el mundo
Señor, Jesús,
te ofrecemos todo el día…
María, Madre de los pobres, ruega por nosotros
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C.P.