La reforma laboral empeora el empleo La lucha contra la violencia machista en crisis Edita HOAC - Nº 144 - MARZO 2013 - III ª Época - 0,60 € - Suscripción anual: 6 €
Esperanza para la democracia así lo vemos
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a burocracia de las organizaciones políticas parecen duras de oído al sufrimiento de los más desfavorecidos y desválidos; y excesivamente complacientes con el poder económico, con el que en ocasiones mantienen una relación nada decente. Afortunadamente se ha abierto una puerta a las esperanzas de regenerar nuestra democracia y conseguir mayores niveles de justicia social, con la aceptación a trámite de la Iniciativa Legislativa Popular que aspira a acabar con el drama de los desahucios que dejan sin hogar, pero con una deuda impagable, a tantas familias. Habrá que esperar a ver en qué queda el trámite, pero el camino ya se ha empezado a recorrer, gracias a la participación informada y consciente de la ciudadanía, incluidas las propias víctimas de la legislación hipotecaria. Para la Iglesia «la participación en la vida comunitaria no es solamente una de las mayores aspiraciones del ciudadano, lla-
mado a ejercitar libre y responsablemente el propio papel cívico con y para los demás, sino también uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos, además de una de las mejores garantías de permanencia de la democracia» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 190). En esta época de grandes padecimientos e injusticias y ante la crisis de las propias instituciones democráticas, nos parece oportuno recordar, con la Iglesia, que «se hace imprescindible la exigencia de favorecer la participación, sobre todo, de los más débiles, así como la alternancia de los dirigentes políticos, con el fin de evitar que se instauren privilegios ocultos; es necesario, además, un fuerte empeño moral, para que la gestión de la vida pública sea el fruto de la corresponsabilidad de cada uno con respecto al bien común» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 190).
la calle
La reforma laboral empeora el empleo Un año después de la última reforma laboral las cosas no han mejorado para los trabajadores. Han desaparecido unos 850.000 puestos de trabajo, el despido indemnizado con 20 días aumentó hasta casi el 50% y los expedientes de regulación han aumentado en un 66%.
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as leyes laborales, por sí solas, no crean empleo, algo que depende, al fin y al cabo, de la actividad económica y de las expectativas de negocio. En lo que sí que inciden es en las condiciones de trabajo, en el ánimo del empresariado y en el ritmo de generación de puestos de trabajo. Las últimas modificaciones del mercado de trabajo no han dado los frutos esperados. Ha sido utilizada para rebajar los salarios, modificar horarios y facilitar los planes de ajuste. También para destruir empleo a un ritmo nunca visto antes, cuando las medidas de flexilibilidad interna de las empesas no han evitado el deterioro de la actividad empresarial. «Pensar que con una legislación se puede arreglar la situación del mercado laboral español es engañarnos. Y en todo caso, hasta que no se produzca la expansión económica, la ley no podrá mostrar sus efectos positivos», opina Miguel Ángel Malo, profesor de economía de la Universidad de Salamanca. «La reforma laboral impuesta por el PP ha confirmado nuestros peores presagios. Ha incumplido sus objetivos, puesto que no ha creado empleo ni reducido el paro. La contratación ha caído con carácter general un 3,6%, la ocupación ha bajado el 5% y el paro ha aumentado el 13%», afirma Toni Ferrer, secretario de acción sindical de UGT.
«La legislación no ha servido para generar trabajo, sino para duplicar el ritmo de destrucción de empleo y para que los salarios bajen en términos nominales. Ha desequilibrado la posición de los trabajadores en relación con los empresarios, que han abusado de ella para destruir puestos de trabajo», afirma el responsable del gabinete económico de CC.OO., Miguel Ángel García. Para el sindicato USO, «las reformas emprendidas por el Gobierno, lejos de reactivar la economía y el empleo, han profundizado en la recesión económica, fruto entre otras cosas, de un colapso de la demanda interna y se han traducido en más empleo destruido, alcanzando una tasa de paro del 26,6%, y más de 2 millones de personas que no perciben prestación o subsidio de desempleo». Xabier Thibault, director general de Empleo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, tiene otra visión, como no puede ser menos: «Pretendíamos sustituir flexibilidad ex-
terna por flexibilidad interna para evitar una mayor destrucción de empleo y así ha sido. Las empresas están reduciendo las condiciones de trabajo de sus plantillas en vez recortar el empleo». El consuelo de Thibault radica en que las congelaciones y rebajas de sueldos han permitido salvar los 30.000 empleos que se han visto afectados por los acuerdos de descuelgue. Del mismo parecer es Pedro Schwartz, profesor extraordinario de la Universidad San Pablo CEU, quien coincide en que una parte del efecto de la reforma laboral es que «ha permitido que las empresas se liberaran del empleo poco productivo», lo que habría facilitado que una parte de las compañías sortearan mejor la situación. Lo que nadie duda es que se está produciendo una rebaja –vistas las últimas declaraciones del jefe de los empresarios españoles, todavía sin fin– de los derechos de los trabajadores con el objetivo de ganar la ansiada competitividad que pueda relanzar la economía
del país. Un camino defendido por la mayoría de expertos, aunque de dudosa eficacia, en un mundo donde las empresas se mueven a sus anchas para encontrar siempre mano de obra más barata y legislaciones nacionales que prometen cada vez mayores tasas de ganancia. Por su parte, la Confederación Europea de Sindicatos ha convocado movilizaciones coincidiendo con la Cumbre de Primavera de los líderes europeos de los días 14 y 15 de marzo, por el empleo, especialmente por el establecimiento de un plan de empleo juvenil, el crecimiento y la regeneración democrática. Pero su influencia y prestigio actuales no parecen que sean suficientes para que sus propuestas sean muy tenidas en cuenta. Mientras las autoridaes y la propia sociedad civil no entiendan que el mayor reto actual al que nos enfrentamos es el de la generación de trabajo decente (o en su defecto un sistema de protección social que garantice unos ingresos mínimos y el acceso a los servicios básicos) capaz de reducir la pobreza, la desigualdad y la injusticia, habremos de convivir con unas dramáticas tasas de paro generadoras de gran dolor y sufrimiento. Toda una amenaza para la cohesión y la convivencia de la que pocos parecen ser conscientes. Roge Torres
Quiénes hacemos el ¡Tú! Coordina: Mª Dolores Medina
Colaboran: Roge Torres, A. A. Maestre, Francisco Porcar, José Luis Palacios, Cristina López, Gregorio Burgos, Antonio Hernández y Chipola. El ¡Tú! se imprime en papel couché de 100 gr/m2, ecológico, 100% libre de cloro y de otros compuestos sulfurosos. Nuestra dirección: Periódico ¡Tú!, Alfonso XI, 4 -4º, 28014 Madrid, y nuestros teléfonos son: 91 701 40 80, y 91 522 74 03 (fax) Edita: Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Depósito legal: M.40919–1996 La tirada de este número ha sido de 12.000 ejemplares.
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política en zapatillas
¡Pobre mundo obrero pobre! «M
e quedan tres meses de paro y veinte años de hipoteca», dice un trabajador parado, de profesión arquitecto. María, separada, con una hija adolescente, ha terminado el contrato de un mes, y no sabe qué hacer. María es médica. Estos casos explican con fuerza demoledora lo que nos está ocurriendo al mundo obrero: ser arquitecto o médico significaba pertenecer a un estrato alto de la sociedad. Ahora son trabajadores parados y precarios… No se han igualado con el resto del mundo obrero, nos hemos hundido, y ellos han quedado en la cúspide de una pirámide de pobreza y exclusión, ocupando hoy la posición que ocupaban los peones y profesionales de baja cualificación, que ahora deambulan como zombies buscando un empleo que nunca volverá.
Se nos ha quitado el empleo y la protección, dejándonos sin derechos y sin defensa: los sindicatos, atacados y calumniados, con la ayuda inestimable de ellos mismos, están lejos de estas víctimas. La administración de justicia, que Gallardón nos obliga a pagar con un sa-
lario que nos han quitado, nos machaca si acuciados por la necesidad seguimos el consejo de Santo Tomás: tomar de lo ajeno lo necesario para vivir. Como le ha ocurrido a Adela, condenada por comprar alimentos para sus hijos con la tarjeta de otro, y finalmente indultada, cuando se le debía haber pedido perdón por haberla dejado sin lo necesario para vivir. La respuesta está en nosotros, en cada ser humano, si recuperamos la pasión y la compasión por el otro, que Dios ha puesto en nuestros corazones. De esta pasión nació el gran movimiento de solidaridad que llamamos sindicatos, y de esta pasión pueden renacer de nuevo, si unimos la necesaria negociación colectiva con la tarea humanizadora de compartir la vida concreta de cada una de las víctimas. A.A. Maestre
cultura
La corrupción y el amor al dinero
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s normal que los escándalos de corrupción nos tengan asqueados y más que hartos. Pero esa lógica reacción no debería llevarnos a perder de vista algo muy importante: no se trata solo del comportamiento de algunas personas deshonestas; se trata de comportamientos corruptos que han crecido en la atmósfera de una radical corrupción de la economía. Lo que ha provocado la actual crisis social es la corrupción de una economía cada vez más alejada de las necesidades de las personas y dominada por la especulación (financiera, inmobiliaria…), en la búsqueda insaciable del mayor beneficio a costa de lo que sea. Esa economía corrupta de la época del crecimiento económico, del que tanto se presumía, y que socialmente considerábamos como algo normal y natural. Ese ha sido el caldo de cultivo ideal para la corrupción, porque es la economía de los negocios sucios (legales o ilegales), de las mentiras, del todo vale para ganar más y más dinero. Es el «ansia de dinero», no solo como comportamiento de algunos individuos, sino también como cultura económica de nuestra sociedad, lo que ha provocado el actual desastre para los empobrecidos y el resquebrajamiento de
la sociedad. En un escrito del Nuevo Testamento se advierte del problema que el «amor al dinero» representa para nuestra humanidad: «la raíz de todos los males es el ansia de dinero» (1 Timoteo 6, 10). Un problema que se agrava mucho cuando el «ansia de dinero» es la atmósfera que nos envuelve. No en vano decía Jesús: «no podéis servir a Dios y al Dinero» (Mateo 6, 24), que podríamos expresar también como «no podéis servir a las personas y al dinero». Ese amor al dinero abre un abismo de indiferencia ante el sufrimiento de los empobrecidos, porque nos hace ciegos a su realidad. Solo cambiando esa atmósfera social podremos combatir de verdad la corrupción. Y el camino para hacerlo está muy claro: es el camino de aquellos que sí son sensibles al sufrimiento y las necesidades de los empobrecidos, de aquellos que se ponen a su lado y de su lado, de los que dedican sus mejores esfuerzos a combatir ese empobrecimiento, a aliviarlo, intentar acabar con él. Ese es el camino de la vida, de lo justo, de lo humano. El amor al dinero es un camino de muerte, de injusticia, de inhumanidad. Y no nos autoengañemos: no podemos hacer compatibles los dos caminos. Francisco Porcar
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la ventana del mes
La lucha contra la violencia mac Oficialmente las víctimas de la violencia machista fueron menos en 2012 que en años anteriores. La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género contabilizó 49 mujeres fallecidas a manos un hombre. Sería la cifra más baja desde que entró en vigor la Ley Integral contra la Violencia de Género aprobada en 2004. El año 2011 fueron 61 las mujeres asesinadas; y 76 en 2008, la cifra más alta desde entonces.
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in embargo, la Red Estatal de Organizaciones Feministas contra la Violencia de Género llevaba registrados 62 crímenes de mujeres cometidos en el ámbito familiar, una cifra más parecida a la de años precedentes. Hay quien sospecha maliciosamente que se está produciendo un maquillaje estadístico que pueda servir para justicar la reducción de recursos públicos en el combate contra la violencia ejercida contra las mujeres. Otra interpretación para explicar el descenso de muertes por violencia de género tiene que ver con la disminución de las separaciones, que en muchos casos actúan como detonantes de los crímenes, por lo que las agresiones quedarían confinadas al ámbito familiar sin llegar a desembocar en muerte. Preocupa el hecho de que aumenta el porcentaje de mujeres que presentan una denuncia por malos tratos pero luego desisten de continuar el proceso (13,11% en 2012, frente al 11,54% en el 2011). Una explicación posible de este
cambio sería que la dificultad de mantener o encontrar un trabajo y la pérdida de los ingresos familiares provocada por la mala situación económica desanima a las mujeres en su proceso de ruptura con el presunto maltratador. Otro factor inquietante procede del gran número de sobreseimientos en sede judicial de estas denuncias y el descenso de las órdenes de protección cursadas, pese al aumento de las denuncias. Las tasas judiciales podrían empeorar un poco más el panorama. Desde 2010 el presupuesto público para hacer frente a esta lacra ha descendido un 28%, según informa el diario «El País». Julia Almansa, de la Fundación Luz Casanova que mantiene dos programas contra la violencia de género, comenta que
«Otro factor inquietante procede del gran número de sobreseimientos en sede judicial de estas denuncias y el descenso de las órdenes de protección cursadas...» 4
«no ha habido tanto una eliminación de estas partidas –en algunos casos sí, como en Castilla-La Mancha que ordenó el cierre de todas las casas de acogida– como una reducción de sus cuantías. Hay administraciones que no miran las trayectorias y la competencias de las entidades sino que se fijan exclusivamente en el coste económico para adjudicar los contratos».
Fundación Luz Casanova La fundación Luz Casanova –la entidad jurídica de las religiosas Apostólicas, llamada así en honor de su fundadora, para colaborar con las administra-
ciones–, en 2005, creó su servicio de atención a mujeres maltratadas. Además de casas de acogida, que funcionan como un recurso de emergencia para romper de inmediato con la violencia que han sufrido, y que cuenta con unas 20 plazas, existía un servicio de intervención que duraba nueve meses, con el objetivo de ayudarles a asumir su historia y recuperar su autoestima, denominado «Mercedes Reyna». Ocho personas formaban el equipo profesional remunerado que repartía su actividad entre la asistencia legal, la atención psicológica, la intervención social, la educación en habilidades sociales y de género, la ludoteca-
chista en crisis guardería y la supervisión de las visitas a los «puntos de encuentro». A pesar de los esfuerzos por establecer una nueva fase de intervención que pueda garantizar la independencia económica a través del empleo, la Fundación Luz Casanova ha perdido el contrato con las administraciones públicas, al ser desbancada por una empresa de nueva creación
Nosotras contamos El proyecto «Nosotras contamos» permite a las mujeres contar con un espacio de relación y de autoayuda, y también de alerta sobre posibles nuevas relaciones de pareja peligrosas, una vez que han roto con la historia de violencia padecida. Maria José y su compañera Concha lideran, de algún modo, la iniciativa que permite a las víctimas de la violencia doméstica reconstruir sus biografías. «Les doy mi teléfono y les digo a las compañeras que me pueden llamar siempre. A veces quedamos para ir al cine, para tomar una caña o para pasear. Buscamos actividades que sean gratis o cuesten poco... A veces se trata de dejar que se desahoguen y otras de cambiar de tema para no estar siempre hablando de lo mismo», explica María José. También se esfuerza
que presentó una oferta económica más baja. «Veníamos constatando que las mujeres que llegaban presentaban circunstancias cada vez más graves, además de la violencia padecida, por lo que nos veíamos en la necesidad de intensificar el trabajo social y buscar otros recursos para poder resolver necesidades básicas como el empleo, el aloja-
esta mujer por encontrar trabajo a sus compañeras, muchas de las cuales se enfrentan sin redes de apoyo ni habilidades suficientes –a veces, hasta desconociendo el castellano– a la dura tarea de mantenerse económicamente independientes, socialmente útiles y emocionalmente sanas. Tras pasar por el proyecto «Mercedes Reyna» de la Fundación Luz Casanova, María José decidió que debía
miento, la manutención de los hijos...», explica Julia Almansa. La obra social de las Apostólicas ha optado por dedicarse a otro colectivo menos atendido en la actualidad por los servicios y entidades sociales como son las adolescentes maltratadas o con relaciones de riesgo con sus parejas y abrir su financiación a la colaboración de entidades privadas. José Luis Palacios
seguir vinculada a él, pero esta vez, ofreciendo su experiencia a otras mujeres que la pudieran necesitar. Explica que «estaba en una cárcel hasta que rompí las cadenas y me vi aflorar como jamás pensé que lo podría hacer, así que si ahora veo o intuyo que hay mujeres que puedan estar pasando por lo que yo pasé, siento la necesidad de hacer lo que me hubiera gustado que alguien hubiera hecho conmigo. Resulta que
además, haciendo esto, recibo mucho afecto, me llenan de cariño y soy feliz cuando reímos juntas». «Cuando se formó el segundo grupo de terapia con mujeres víctimas de la violencia, me dijeron que podía haber alguna compañera con características parecidas a las mías y ya me animé a participar, yo estaba en vías de recuperación y me sentía fuerte. Siempre pensé que si hubiera encontrado antes alguna persona que me comprendiera y me hubiera prestado ayuda, me habría ahorrado muchos tormentos, así que pensé que yo podía servir de ayuda a otras mujeres. Estaba agradecida y de algún modo quería devolver lo que habían hecho conmigo. Me ofrecí a la psicóloga, le dije que contaran conmigo y estaba siempre dispuesta a ir cuando me lo pidieran», afirma.
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¿quién es? Antonio Hernández-Carrillo, autor de «Evangelio en la calle»:
«No podemos buscar a Jesús entre los muertos» El sacerdote granadino ha reunido sus colaboraciones en esta publicación en un libro que acaba de ver la luz en Ediciones HOAC. Desde su fidelidad a la Iglesia, a la HOAC y a los empobrecidos del mundo obrero ha querido contribuir en el «Año de la Fe» a la siempre apasionante tarea de convertir el Evangelio en vida cotidiana. –¿Cómo nació el libro «Evangelio en la calle» y qué razón de ser tiene este título? ¿Qué cree que puede aportar? –En esta etapa última, y ya larga, del «¡TÚ!» se me encomendó, desde el principio la reflexión «Evangelio en la calle». El «inventor» fue Rafael Díaz Salazar. Y la verdad es que me gustó y me resultó apropiada. La razón de ser del cristiano es, sin duda, la de llevar el Evangelio a la calle para aportar en el corazón de la vida la fuerza infinita de su luz. Si Jesucristo (y su Evangelio) estuviera más presente en la calle, ¡otro gallo cantaría! –¿Qué papel dirías que estamos llamados a desempeñar los cristianos en el mundo del trabajo? –Las reflexiones de este librito giran alrededor de la vida corriente y moliente y en esa vida ocupa un lugar insustituible el trabajo o, por desgracia, la ausencia del mismo. Si los cristianos prescindimos de esto, abandonamos una parcela enorme en donde se juega la vida y la muerte del ser humano. La luz y la sal del Evangelio no se puede esconder y hay que sacarla para que el trabajo en malas condiciones y el sin trabajo no ahogue y estrangule a tanta gente anunciando, al mismo tiempo, un trabajo más humano.
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–¿No hemos encerrado los cristianos a Cristo en las cuatro paredes del templo, en las imágenes y en la cerrazón de nuestra propia vida? –Así es. Por eso digo que hay que reivindicar la vida, la luz, la esperanza, los amaneceres, las calles, las plazas, el trabajo, la lucha por un mundo nuevo, en definitiva, la Resurrección. No podemos buscar a Jesús entre los muertos. Esto es una crítica frontal a aquellos cristianos siempre envueltos en sacristías y ceremonias sin vida. –¿Crees que quizá nos falta, a veces, mostrar más abiertamente y de manera esperanzadora estas señales de la presencia de Cristo Resucitado?, ¿a qué se debe?, ¿cómo poner remedio? –Necesitamos verdaderamente personas que transmitan Resurrección. Yo pongo el caso del pensionista que comparte, de la madre que quiere rebajar el tren de vida de su familia, del enfermo visitador… Es necesario mostrar más claramente estas señales. Nuestra falta de fe, la facilidad que ofrecen otros caminos y la exigencia de la verdadera Resurrección son las dificultades. Pero merece la pena superarlas. –¿Cómo podemos ser, tal y como indicas «caricia, consuelo y fuerza de Dios para
los sentados al borde del camino»? –Comer menos y pensar más, luchar por la justicia y rechazar el asistencialismo, compartir el pan, valorar que somos parte de una gran familia que lo está pasando mal, potenciar la fuerza de las «mujeres del barrio y pueblo», no vivir encerrados en la casa, no descalificar a nadie por ninguna razón, entregar nuestra vida más que guardarla y, finalmente, dar un vaso de agua al sediento. Jesús de Nazaret eleva portentosamente el vaso de agua (el servicio) a dignidad de sacramento tanto para el que
lo da como para el que lo recibe. –¿Qué tiene que pasar para que sea «agua para el sediento, luz para el caminante y novedad para el que busca»? –Que tomemos en serio el Evangelio y la calle, la calle y el Evangelio. Que no los separemos, que estén inseparablemente unidos. La fuerza profunda del Evangelio es imparable cuando tiene como marco las alegrías, las angustias y las esperanzas del bullicio de la calle. La calle también queda limitada si no cuenta con la lucidez del Evangelio. Paqui Castilla
Aparato crítico Caridad en la pantalla
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roliferan iniciativas anti-crisis de ciudadanos bienpensantes y organismos de todo tipo que quieren poner su granito de arena en el combate contra los dramáticos efectos de la crisis económica, social y política que vivimos. Los grandes medios de comunicación lo celebran entusiasmados. Hasta se permiten lanzar sus propias iniciativas benéficas, a pesar de que en su parrilla fomenten sin compasión las más bajas pasiones y los egoísmos más desenfrenados. Por peregrinas que puedan ser las iniciativas bienintencionadas, los medios les dan cancha, aunque solo sea para contrarrestar el resto de trágicas informaciones con las que se despachan últimamente, sin reparar en distinguir si este tipo de proyectos caritativos humillan más que promueven a sus beneficiarios, esclavizan más que liberan o perpetúan las injusticias más que las combaten.
Frente a la caridad que humilla, el pensamiento cristiano propone la caridad política que no se contenta con vestir al desnudo y dar de comer al hambriento sino que persigue también atender a las causas de los problemas y promover la participación en las organizaciones, instituciones y estructuras políticas en las que se toman decisiones que afectan a las personas. El reto sigue siendo ambicioso, ya que en general, los católicos, como decía José María Mardones, somos mejores enfermeros que médicos. Decía el profesor Víctor Manuel Marí Saéz que «en este contexto de crisis y de precariedad seguirán proliferando iniciativas solidarias. En todas ellas hay buena intención, pero con esto no basta. Hace falta integrar importantes dosis de caridad política para que, junto a la ayuda puntual, se critiquen las causas que generan esa pobreza y se avancen otros modos de organizar la producción, la distribución y el consumo de los bienes necesarios para la vida». Pues eso. Cristina López
¿Sabías que.. ? E
l número de personas en riesgo de pobreza en España ha aumentado en 1,4 millones de personas desde 2007, un incremento mayor que en el resto de países de la Unión Europea, según el informe «Crisis y fractura social en Europa». n nuestro país la pobreza severa ha aumentado más que en ningún otro país de nuestro entorno hasta llegar al 5,2% de la población.
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La mirada justa
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¿Qué mundo del trabajo nos espera?
os gobiernos están tomando muchas medidas para salir de la crisis: reforma laboral, recortes en educación, en sanidad y en todo. Se está organizando un mundo económico distinto. Con angustia nos preguntamos: el mundo del trabajo, ¿en qué quedará? Cuando la economía empiece a levantar la cabeza, ¿en qué situación estarán los trabajadores y trabajadoras? ¿Hacia qué mundo del trabajo vamos a ir? Se va imponiendo la globalización económica, una única economía mundial. Algunos soñaban que triunfaría un modelo de trabajadores llenos de derechos laborales y sociales, con gran capacidad salarial, unidos y organizados para un futuro mejor, por lo menos como en los países europeos. En cambio, ahora se nos dice que esta aspiración es ruinosa. Los trabajadores de los países desarrollados deben asemejarse a los países emergentes (China, India, Brasil…). Para poder emerger, los trabajadores deben trabajar más, tener salarios más bajos, aceptar los trabajos como se imponen, no estar muy organizados con sindicatos fuertes, cotizar más años y tener pensiones más realistas. Es decir,
todos los trabajadores de la tierra equiparados, no hacia arriba, con buenas condiciones, sino hacia abajo, en peores condiciones. Así habrá trabajo para todos y progreso. La mirada justa de la enseñanza social de la Iglesia ya decía hace bastantes años que la llamada globalización podría ser «un bien para el hombre y para la sociedad, pero podría constituir también un daño de notables consecuencias. Todo depende de algunas opciones de fondo, es decir, si la globalización se pone al servicio del hombre y de todo hombre, o si exclusivamente contribuye a un desarrollo desvinculado de los principios de solidaridad y participación» (Juan Pablo II, Discurso 2 de mayo de 2000). Hoy estamos viendo entre nosotros los daños de notables y lamentables consecuencias que produce la globalización de la economía capitalista dominante. Hay que resistir y soñar otras cosas, otro mundo. «Actualmente son muchos los que reconocen que es necesario un nuevo modelo de desarrollo, así como una nueva visión de la economía» (Benedicto XVI, Mensaje sobre la paz, 2013). Gregorio Burgos
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a diferencia de ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre ha aumentado desde 2007 un 16,7%, colocando a nuestro país en el tercer puesto dentro de la Unión Europea en cuanto a desigualdad. adas las características de nuestro mercado laboral, la recesión económica ha supuesto más destrucción de empleo que en cualquier otro país europeo, a pesar de que la caída de la actividad económica ha sido parecida.
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evangelio en la calle
Así va el mundo
No lloréis por mí
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esús, nuestro Maestro, no desaprovechó ni un solo momento de su vida para enseñar con autoridad. Incluso lo hizo en momentos realmente cargados de sufrimiento personal. La escena a la que me voy a referir es significativa porque en ella realiza su enseñanza en el camino del calvario y con la cruz a cuestas. Desde semejante púlpito, sin duda, su mensaje es de un auténtico maestro y adquiere una capacidad de persuasión infinita. «A un gran gentío del pueblo y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él», Jesús el Nazareno les dice: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos»… (Lucas 23, 27-31). Cristo recoge con su mirada de misericordia las lágrimas de aquellas mujeres, pero no quiere que se queden en una expresión estéril y superficial y, por eso, las conduce también al dolor de tantos inocentes (madres e hijos) injustamente maltratados a lo largo de la historia cercana y lejana. Las invita a reconocer en él el leño verde, pero deben pensar también en el leño seco del dolor de los otros. ¡Qué hermosa lección y qué hermosa escuela en donde se imparte! A este pasaje del Evangelio me llevan continuamente grupos de personas, especialmente mujeres, que, cuando cuentan sus estrecheces, penalidades e injusticias de la vida, siempre terminan diciendo: «Pero nosotros no podemos quejarnos ni llorar demasiado porque hay mucha, mucha gente que está peor que nosotros; ellos sí que están pasándolo mal. Y de este pasaje se alejan aquellos otros que incomprensiblemente solo miran a Cristo con la cruz a cuestas y los demás les traen sin cuidado. ¿Será posible? Nadie estamos libres de tal pecado. Contemplar a Cristo con la cruz a cuestas es un ejercicio lleno de ternura y compasión, pero inmediatamente (simultáneamente) hemos de oír de los labios del mismo Jesús: «Llorad por vosotras y por vuestros hijos». Y entonces, y solo entonces, el Evangelio se hace calle y camino. Antonio Hernández-Carrillo
NOVEDAD
Todavía hoy pesan muchas injusticias que obstaculizan el camino hacia la igualdad de las mujeres. En algunos países ser mujer es un riesgo incluso antes de nacer. El 60% de las personas con hambre crónica son mujeres y niñas. El 98% de las víctimas de la trata en todo el mundo son mujeres y niñas. Dos terceras partes de las personas analfabetas del mundo son mujeres. Ellas son con frecuencia objeto de explotación económica. Sus derechos son vulnerados sistemáticamente en muchas partes del mundo, de modo que no pueden ejercer su propia libertad, ni tomar las mismas decisiones que los hombres, ni disponer de los mismos bienes. Por eso, Manos Unidas este año ha dedicado su campaña de sensibilización a recordar que «No hay justicia sin igualdad», con el convencimiento de que con esfuerzo, trabajo y voluntad, puede cerrarse la brecha que separa a hombres y mujeres en muchas sociedades.
Conocer la realidad es el primer paso para disponerse a cambiarla Pedidos: Ediciones HOAC. Calle Alfonso XI, 4, 4º 28014 Madrid 2ª Edición 91 701 40 83 www.hoac.es - www.edicioneshoac.org
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