A las Fronteras... Capítulo 2º

Page 1

A las

2 En ÂŞ

Fronteras...

trega


A LAS FRONTERAS... Autor: David Chamorro, S.J. Diseño y Diagramación: Gabriela Chica Fotos: Banco de Imágenes HC Fecha de Publicación: 13/10/2020


CAPÍTULO II LOS INICIOS (1970-1981)


A LAS FRONTERAS

"El mundo estรก cansado de discursos, quiere

hechos, quiere obras, quiere ver a los cristianos

que encarnan como Cristo la verdad en su vida". Alberto Hurtado, S.J.

22


A LAS FRONTERAS

No tengo mรกs brazos que ustedes. Inscripciรณn escrita en una estatua mutilada de Cristo, que Josse van der Rest hallรณ a finales de la II Guerra Mundial, 1945.

23


A LAS FRONTERAS

El Tío Paco usaba una moto para su trabajo Pastoral.

grupo de personas haciendo un retiro espiritual y todo el mundo se despertó protestando por el ruido…

El P. García se mudó al Colegio Javier en septiembre de 1970. Hogar de Cristo de Chile lo invitó para conocer sus métodos de trabajo y así poder empezar, bajo aquella orientación, el trabajo en Guayaquil. El viaje a Chile se realizó en enero de 1971. El pasaje, ida y vuelta, costó siete mil sucres. Allá estuvo el P. García 22 días, visitando las obras sociales que los jesuitas chilenos realizaban en Santiago, Concepción y Antofagasta.

Hogar de Cristo debía nacer como una obra de la Arquidiócesis. Tío Paco le expuso a Mons. Echeverría lo que pretendía: construir casitas de madera y caña, como las que construyen las familias sencillas del suburbio con sus conocimientos ancestrales, frescas y humildes, pero con materiales prefabricados y diseñadas técnicamente. De esa forma se dotaría a las viviendas de mayor estabilidad estructural y mejor presencia estética. “Pero, sobre todo, queríamos que las casitas fueran un signo de la alegría del Señor llegando a sus vidas”. El Arzobispo se entusiasmó y le ofreció los patios del Seminario Mayor para iniciar lo antes posible. Desde ese momento, el Arzobispo de Guayaquil es el Presidente Nato de la Corporación.

Al volver a Ecuador, con ocasión de una visita a Manta, el flamante párroco de Mapasingue le compra al P. Luis Garzón, S.J. su antigua moto. Muy útil, pues el trabajo pastoral se desarrollaría en un auténtico lodazal. De allí marchó a Esmeraldas, con la finalidad de conocer algo sobre la materia prima necesaria para los trabajos. En Quinindé consiguió una camioneta de tablas y tablones, con los cuales regresó a Guayaquil. Él mismo tuvo que descargar el camión con su ayudante. En el Seminario había un

24


La caña guadúa10

A continuación parece justo decir unas palabras sobre la noble materia prima de nuestras casitas: la caña guadúa o bambú, planta que crece naturalmente en regiones tropicales y subtropicales. Botánicamente, la caña guadúa es hierba y no madera. La creciente escasez de madera la está convirtiendo en un material alternativo incluso en países desarrollados. Existen más de 800 variedades. Su tronco es circular y hueco. El alto de la caña varía de acuerdo a la especie, desde menos de un metro hasta más de 30. La caña guadúa tiene algunas propiedades que facilitan su empleo con fines habitacionales. Carece de los extractos químicos de la madera y por ende se puede pegar muy bien con cola o cemento de contacto. Es relativamente fuerte y dura; puede ser cortada empleando herramientas simples. Es económica. La parte externa de la caña no tiene corteza, por lo que no produce basura y permite ahorrar tiempo. Además, su superficie es limpia y, por su color, la casa construida con bambú es estéticamente atractiva. El tronco es elástico a la vez que fuerte, esto le dota de propiedades antisísmicas. Resiste las tormentas. Su almacenaje es sencillo, cuesta poco y es fácil de conseguir.

Entre las desventajas mencionaremos:

de

este

material

• Su baja durabilidad natural. • Es propensa al incendio, aunque en menor escala que la madera. • Necesita mucho cuidado al cortar y almacenar; la vida máxima con los debidos cuidados es de 10-15 años, si el material está en contacto con el suelo y la atmósfera durará solo dos o tres años. Con protección durará de 4 a 6 años en ambiente húmedo. • Por su naturaleza de tubo hueco no se puede juntar con facilidad, ya que es imposible clavar o hacer uniones firmes. • Es susceptible de sufrir el ataque de hongos, escarabajos y termitas. • La estandarización de este material es imposible, por la variación en las medidas propias de un producto natural.

Cf. Diacon, D., Housing the homeless in Ecuador, 1998. Los datos técnicos mencionados a continuación están tomados de esta publicación realizada con motivo del premio internacional World Habitat obtenido en 1995.

10

25


La caña está lista después de cinco o seis años de crecimiento. Puede ser cultivada en pequeña escala, incluso por una familia individual. La planta sobrevive alrededor de 40 años. Una hectárea de sembrío de caña guadúa provee 2.5 tm de bambú al año. Es difícil de transportar a largas distancias debido al bajo peso en relación a su volumen y la vulnerabilidad de los troncos recién cortados. En los inicios de Hogar de Cristo la vía de llegada de la caña a la planta era la ría. El P. García necesitaba operarios. Un día caminaba por la calle y se encontró con dos muchachos. “¿Quieren trabajar?”

“Sí queremos” fue la respuesta. El sacerdote les preguntó si sabían de carpintería y contestaron que no, pero que podían aprender. A continuación, Tío Paco preguntó a los que estaban construyendo la residencia jesuita del Javier por un buen maestro de obras. Así entró en contacto con Don Pepe Hernández, ebanista, graduado en el Colegio Técnico de la Sociedad Filantrópica). Él sería el Director de la Obra, mientras Tío Paco se reservaba el puesto de Gerente. A Pepe Hernández en principio le pareció que el proyecto no iba a funcionar, las casa eran sumamente bajas, así que él modificó la altura (2.64 metros y 3.25) y ciertas modificaciones estructurales. Poco después fueron contratados los maestros Manuel Pallo, Eduardo Bailón y Vicente Delgado. La madera se la conservaba secándose en los patios del Seminario, mientras la caña era obtenida mediante donaciones. El Tío Paco había contratado a unos trabajadores para trabajar la caña rolliza pero el ritmo de trabajo de ellos al principio era muy lento. Con la caña guadúa, estos humildes maestros harían verdaderas catedrales para los empobrecidos de Guayaquil.

Trabajos pastorales en Mapasingue

Octubre de 1970 transcurrió con la organización de los trabajos parroquiales característicos: celebración de la Santa Misa, catecismo para los niños… Los niños y niñas recibían la formación catequética bajo unas cañas y palos. La nueva parroquia nace en una situación de suma precariedad que dificulta la acción misionera; remediar estas dificultades fue la primera y principal inquietud de nuestro sacerdote. En noviembre se empezó la construcción de la Capilla de caña y madera. Organizados los trabajos, se informa al Sr. Arzobispo de la marcha de todo. En estos primeros trabajos es de gran ayuda otro Padre García, cubano, (posteriormente asesinado en México), quien instaló la electricidad, ayudó a

rellenar los patios y limpiar los alrededores del Seminario. En estos espacios se exhibieron los modelos fabricados para hacer la correspondiente propaganda.

26


Don Pepe Ycaza se suma a Hogar de Cristo

“Estamos iniciándolo todo”

escribe el Tío Paco en sus memorias.

“A mediados de noviembre estoy paseando por la

explanada del Colegio Javier y veo entrar un carro, que

se para bastante cerca de mí y del cual se baja el Sr. José Ycaza Coronel, al cual yo conocía, pero él a mí no…”

27


En efecto, Tío Paco había conocido a este ilustre caballero y gran profesional hacia 1964, durante un encuentro del Movimiento Familiar Cristiano. En 1970, Don Pepe Ycaza era el Gerente General de Eternit Ecuatoriana. Gozaba de la amistad de Mons. Echeverría, a quien en más de una ocasión tuvo en su casa en la ciudadela Los Ceibos. Ese año recibió la visita del P. van der Rest, quien tenía vínculos con Eternit, pues su familia era accionista de la misma. La solicitud del jesuita belga fue que Eternit brinde facilidades para la adquisición de los techos. Para Tío Paco, volver a encontrarse con un hombre que le había causado tan honda impresión, fue visto por el como un designio de la Providencia. “Al bajarse de su carro, se me acerca y con mucha delicadeza me saluda y me pide que le dé la Comunión. Encantado, le contesté. Después de haberle dado la Comunión me retiro para esperarlo en la puerta, hasta que termine su acción de gracias. Saliendo a la puerta, me dirijo a él, manifestándole que yo lo conozco; tales recuerdos fueron para los dos de gran alegría y habiendo pasado las cosas a otro terreno, él preguntó cuál era mi misión en el Javier. Le contesté que había sido nombrado Párroco de Mapasingue y al mismo tiempo mis superiores estaban interesados en la iniciación de una obra social a favor de los pobres del suburbio”. Don Pepe comprometió en

ese mismo momento su apoyo, ofreciéndole un descuento del 25% en los techos de Ardex imprescindibles para la elaboración de las casitas. Pepe Ycaza recuerda: Estos encuentros fueron la semilla de mi colaboración con Viviendas Hogar de Cristo, pues comprendí la responsabilidad social de contribuir a disminuir, aunque sea en parte, el sufrimiento de miles de familias sin vivienda con un mínimo de dignidad. Y fue claro para mí, que las casitas de caña y madera eran las únicas asequibles a su pobre condición económica. De ahí en adelante, creo que mi modesta contribución fue procurar que Viviendas Hogar de Cristo creciera organizadamente para cumplir con la recomendación del Concilio Vaticano II, de que las obras sociales de la Iglesia sean llevadas con orden y eficacia (…). Quisiera anotar, también, el valioso aporte de tres buenos amigos que invité a formar parte del Directorio de Viviendas. Ellos son: Ec. Jorge Páez, que se encargó de la estructuración administrativa y contable, el Dr. Hugo Larrea, de los aspectos legales, y el Ing. Carlos Ordóñez, de las remodelaciones de la actual fábrica.

José Ycaza invitó a Carlos Ordóñez a la remodelación de la fábrica.

28


Visita del Padre General

El 13 de mayo de 1971, llega a Guayaquil el P. Pedro Arrupe Gondra (1907-1991), Superior General de la Compañía de Jesús. En el Javier le llamaron la atención las maquetas de las casas de caña que el Tío Paco había preparado. Recibió una corta explicación de lo que se pensaba realizar. Se interesó mucho por la obra. El P. Arrupe, hombre de suma sensibilidad social, tuvo el interés de visitar el suburbio al día siguiente. Llegó acompañado del P. Asistente para América Latina Septentrional y del P. Viceprovincial, Marco V. Rueda. La Capilla de Mapasingue se reduce al galpón y al pequeño cuarto adjunto que hace las veces de sacristía. Así fueron los comienzos, difíciles pero solemnes en su humildad…

El Padre Arrupe dando la bendición a los niños de la Parroquia Mapasingue.

29


No era necesario traer la madera de Esmeraldas, existían otros medios más sencillos. Esto lo descubrió el padre en mayo, cuando un profesor de Fe y Alegría le comentó que lo mejor sería comprar el material en la ría y llevarlos a un aserradero de los muchos que había en el sector. Fue este mismo profesor quien le recomendó un terreno junto a la ría y le presentó a un comercializador de madera. Así nació la asociación con el Aserradero “El Cedro”. La madera comprada fue conducida allá y en dos o tres días se convirtió en magníficos tablones. Cada palo había costado S/. $60; de cada uno de ellos salieron entre cinco y seis tablones. Tío Paco recordó esta como la mejor compra de los primeros años…Inmediatamente transportaron en camión dichos tablones al Seminario.

El primer trabajador, a las órdenes de Pepe Hernández y posteriormente guardián, fue Manuel Pallo Quintanilla. Tenía 19 años y estaba casado. Se le hizo su casita y después empezó a prestar sus servicios. Quedó constituido el primer equipo de Hogar de Cristo: Pepe Ycaza, Pepe Hernández, como jefe de producción, Manuel Pallo, obrero y guardián y dos trabajadores más: Eduardo Bailón y Vicente Delgado. Se trataba de moradores de Mapasingue, donde el Padre era párroco. La madera era transportada a los patios del Seminario. Cuatro días llevó construir la primera casa. El Tío Paco, martillo en mano, trabajó codo a codo con sus obreros.

Primer Equipo del Hogar de Cristo

30


Arranca el trabajo Tanto la obra parroquial, la construcción de las viviendas y el funcionamiento de las escuelas de Fe y Alegría empiezan casi al mismo tiempo, alrededor del 6 de octubre de 1971, que será en adelante la fecha del aniversario de Hogar de Cristo. El apoyo del Arzobispo, quien había patrocinado ya otras obras sociales (dispensarios médicos, escuelas populares) fue total desde el comienzo.

El terreno para empezar la misión fue adquirido mientras se estaban construyendo las primeras viviendas en el sector, al final de la calle 7ª.

Van der Rest dejó una suma de dinero con la finalidad de comprar los primeros implementos. El primer gasto registrado fue el 21 de diciembre de 1970, cuando Tío Paco le entrega a Pepe Ycaza un cheque por valor de 1.800 sucres para cubrir la Capilla. Con un reducido grupo humano y en un rústico taller comenzaron a construirse las viviendas del Hogar de Cristo. Tío Paco se contactó con una empresa que recibía los maderos que llegaban por el río y los entregaba aserrados, convertidos ya en tablones. Desde allí se los trasladaba al patio del Seminario. El costo por tablón era de 60 sucres.

El relleno de la Escuela y de la Parroquia se hizo gracias a la colaboración del Consejo Provincial, de su Presidente, Sr. Walter Franco, y de los vecinos. Instalado el primer galpón, se inicia la celebración diaria de la Misa y el Catecismo. En el mismo galpón que hace de Capilla, empieza la Escuela de Fe y Alegría, cuya primera profesora fue la Srta. Leonor Vargas. Al mismo tiempo se ha empezado la construcción de otras aulas, bajo la dirección del P. González de Durana, Director de Fe y Alegría en Guayaquil.

El primer motor costó 3.000 sucres. Un grupo de obispos alemanes visitaron Mapasingue. Al ver la pobreza del suburbio, donaron S/. $11.500. Con este dinero se pudo terminar la Capilla, forrada de caña.

31


Las primeras casas Tío Paco mostrando nuestras primeras viviendas de bambú.

$2.000 (la cotización del dólar era de 25 sucres). El resto se canceló en mensualidades de S/. $100. El terreno fue una donación del padre de Antonio Cano. Con el tiempo y su trabajo, Cano transformó su casita en una fábrica de productos para el procesamiento de carne de gallina. Un hecho histórico en los anales de Hogar de Cristo fue la instalación de la primera vivienda, el día 12 de junio de 1971, gracias a la iniciativa del P. Ascanio. Esta primera casita, que había sido construida por Tío Paco en persona en cinco días, se instaló en Mapasingue, calle 7ª, frente a la Escuela “María Reina”, a un antiguo alumno del colegio “20 de Abril”, llamado Antonio Cano. Esta casa, de una sola agua y de dimensiones 6.40 m. x 3.20 m., se vendió por S/. $4.000, siendo la entrada de S/.

La segunda casa fue para la familia de Vicente Delgado, trabajador de Hogar de Cristo, y fue instalada en la parroquia de Santa Teresa. Posteriormente, y frente a una Escuela de Fe y Alegría, le fue donada a la familia Delgado otra casa, costeada por Viviendas Hogar de Cristo. Vicente Delgado la transformó con su trabajo en una casa de cemento. En estos primeros meses, la producción era de una casa por semana.

32


Estatutos de Hogar de Cristo Fueron redactados por Pepe Ycaza y el Ab. Teodoro Arízaga Vega, como Síndico de la Obra. La Junta Directiva que firmó los Estatutos fue constituida de la siguiente manera: Presidente: Mons. Bernardino Echeverría Ruiz, Arzobispo de la Arquidiócesis de Guayaquil. Vicepresidente: Sr. Ec. José Ycaza Coronel, Gerente General de Eternit Ecuatoriana y catedrático de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil. También fue secretario “ad hoc”. Síndico: Sr. Dr. Teodoro Arízaga Vega. Administrador: P. Francisco García Jiménez, S.J.. Vocales: Sr. Ec. José García, Gerente de una firma auditora, Sr. Dr. Galo García Feraud, catedrático de la Universidad Católica (después Ministro de Educación y de Gobierno), Sr. Enrique Muñoz, Gerente General de Xerox Ecuatoriana.

Veintimilla y el Subsecretario Lcdo. Endara. La aprobación fue registrada en el libro 12, no. 1.624, firmando el Sr. Víctor Santillán, Jefe de Estadística. De esta forma se cumplieron los requerimientos legales para reconocer a la nueva institución como una empresa de fines sociales.

Firmados por todos, los estatutos, son enviados a Quito para su debida aprobación. El 14 de octubre de 1971, por oficio del Ministerio de Previsión Social y Trabajo, fueron aprobados los Estatutos, por acuerdo no 2.806; firmaron el Ministro Dr. Rodolfo

33


Organización y comercialización de las viviendas Bajo la dirección de Pepe Hernández, con el aporte de los maestros Ángel Salazar (+) y Vicente Delgado, y siguiendo la orientación de los planos traídos de Chile, se escogió el modelo de casa más apto para las familias. Recordemos que la primera casa, adquirida por el Sr. Cano, tuvo unas dimensiones de 6.40 por 3.20, de una sola agua. La siguiente, cuyo modelo se generalizó, tuvo las mismas dimensiones, pero con dos aguas. También

se diseño un modelo de 6.40 x 6.40, único en los primeros años. No se lo produjo por la acertada presunción de la serie de dificultades que surgirían; por eso Viviendas Hogar de Cristo se limitó a fabricar en serie la casa de 3.20m x 6.40m, dejando otras más grandes para mejores tiempos. Para este trabajo se disponía solo de dos máquinas, una para el corte de los tablones, de dos pulgadas de longitud y otra para el corte transversal. El primer motor fue comprado por el P. Stragier y era de cinco caballos de fuerza. El segundo fue de tres caballos. Las máquinas fueron montadas por el carpintero del Colegio Javier. Vendida la primera casa, la preocupación fue fabricar más paneles, sin caer en la cuenta de que lo más importante era la comercialización. Pepe Ycaza, llamó la atención en ese sentido. Se les ocurrió instalar en el patio del Seminario una exposición de las viviendas para atraer a posibles clientes. La primera casa medía 6,40 x 3,20

34


los costos bajos, al alcance de las clases empobrecidas. Junto con la casa no se incluyen agua ni servicios básicos. Hogar de Cristo anima a los propietarios que se reúnan y pidan a las autoridades locales que provean de estos servicios. La mayoría de las personas que buscan casa son iletrados, por lo cual las instrucciones para el armado son fáciles y claras.

El diseño de la casa se perfecciona, basado en el uso de mangle y caña guadúa que ha sido usado localmente por siglos. Las casas suelen ser construidas con una base alta debido a las inundaciones frecuentes. Las bases son pilares de mangle (palafitos) enterrados en el suelo. Las paredes son paneles de madera cubiertos con bambú, el piso está hecho de tablas de madera y el techo es de zinc o árdex. Las familias encuentran a las casas fáciles de mantener y de ampliación en caso de necesidad. A través de los años se introducirán modificaciones al diseño básico para minimizar la cantidad de material usado y mantener

35

No fue fácil continuar una obra semejante, única en su tipo en Ecuador. Pero el tesón de Tío Paco, de José de Ycaza, de Pepe Hernández, el apoyo de Mons. Echeverría, de la Arquidiócesis, del Directorio y de nobles y generosos miembros de la sociedad guayaquileña, ricos y pobres, contribuirá al desarrollo de esta novedosa obra. Dos de las siguientes casas fueron instaladas para dos profesores de Fe y Alegría. Resultaron bonitas, pero a la hora de pagar, los profesores desaparecieron. Hogar de Cristo avanza con total confianza en el Señor, a pesar de estas y otras contrariedades. El Sr. Nicolás Franco, presidente de la Cooperativa “12 de Octubre”, se presentó para solicitar unas casas. El sitio elegido para la instalación estuvo ubicado cerca de la fábrica de cemento “San Eduardo”.


El camión enviado por el Padre Josse Van der Rest contribuiría en la Misión.

Uno de los problemas iniciales de las viviendas era que éstas solían ser solicitadas por gente de recursos que las necesitaba para asegurar sus terrenos ante posibles invasiones. De nada sirvieron ulteriores reclamaciones por carta. Algunas de estas personas pagaron parte de la deuda, pero la mayoría no lo hizo así. En julio de 1971, realizó una visita el Prefecto del Guayas, Sr. Walter Franco, con la finalidad de ofrecer el relleno de los terrenos de Fe y Alegría, compromiso que fue cumplido. La labor de 1971, primer año de la obra, significó la fabricación e instalación de 13 casas. Todo lo tuvo que hacer el reducido personal de Hogar de Cristo,Tío Paco incluido: fabricación, transporte, preparación de bases e instalación de la casa. Aún están lejanos los tiempos en que llegarán los voluntarios o en que la misma comunidad se organice para ayudar en estas tareas.

36


1972-73 Lento fue el progreso de Viviendas Hogar de Cristo en este bienio. Se despidieron a algunos trabajadores y se contrataron otros, la obra se manejó con un personal de cinco o seis trabajadores. Como consecuencia de la falta de propaganda y de la inexperiencia, las casas no se venden y el personal está subocupado. La pausa sirve de alguna manera para que el equipo haga progresos en la parte técnica. Pepe Hernández colaboró con el carpintero del Colegio Javier en la construcción del maderamen de la nueva casa de la comunidad jesuita. Terminado este trabajo, vuelve al Aserrío. En enero llegó el P. Van der Rest para inspeccionar la marcha de la obra y dar algunas instrucciones. El 15 de ese mes tuvo lugar el golpe militar del General Rodríguez Lara, que puso fin a la presidencia de Velasco Ibarra. El más largo período dictatorial de nuestra historia había comenzado (1972-1979).

aulas de caña, se pudo iniciar el año lectivo 1972-73 en el suburbio. En noviembre y gracias a un donativo de S/. $200.000, empezó la construcción de dos edificios que habrían de ser las futuras casas parroquiales de la misión. En principio, sirvieron para habitación de las Madres de la Asunción, quienes dirigieron las escuelas de Fe y Alegría del sector.

El 3 de abril, previa consulta con Mons. Echeverría, los jesuitas empezaron la construcción de las Escuelas de Fe y Alegría. En la capilla parroquial (una “caja grande”, recuerda Pepe Ycaza) y en otras

3. Posteriormente, familias que viven en la calle por motivos de incendio, desalojos, conflictos familiares y razones económicas.

Mientras tanto, la experiencia le va indicando a Hogar de Cristo el perfil de las personas que acuden a su sede solicitando vivienda: 1. Grupos sociales marginados en áreas urbanas (en un principio, mayoritariamente de Mapasingue), que viven en asentamientos humanos precarios. 2. Madres solteras o abandonadas con sus hijos e hijas (la mayoría).

37


4. Personas desalojadas por sus arrendatarios. 5. Parejas jóvenes que desean empezar su propia familia (al comienzo, pocos)11. Ya desde los inicios, el 90% de quienes solicitan vivienda a Hogar de Cristo son mujeres que buscan estabilidad para sus familias. La mitad de ellas han sido abandonadas por sus esposos. Desde el comienzo se dio prioridad a los aplicantes que se comprobaba que son pobres entre pobres, por ejemplo, aquellos con menores ingresos, con mayor número de hijos y madres abandonadas. Esta tarea la hizo el Tío Paco personalmente, hasta que se contrató una secretaria para ayudarle, la Srta. Yolanda Montalvo.

11

Diacon, D., opus cit.p. 40.

El 9 de enero de 1973 un torrencial aguacero inundó Mapasingue, como es habitual en el suburbio. Los pobladores son socorridos por el Ejército, que se encarga de sacarles en barcas. El General Rodríguez Lara visitó los terrenos afectados. En abril, el P. Van der Rest envía un camión marca Mercedes, que tanta ayuda prestará en la labor del Aserrío. El 1º de Junio se adquiere a la Junta de Beneficencia el terreno junto a la ría. Inmediatamente, se inició el relleno del mismo. Su precio fue de S/. $300 el metro cuadrado; la extensión, alrededor de 1.000 m2.

38


Final de la misión de la Compañía en Mapasingue

Mudanza de la obra a la nueva sede del Hogar de Cristo.

Por decisión del P. Rueda, debido a la falta de personal jesuita, en junio de 1973 se decidió entregar la Parroquia de Mapasingue al clero secular. Desde este momento, el trabajo principal del Tío Paco fue en las Viviendas, ayudando también en la Iglesia San José. Por este tiempo fue el traslado al nuevo Aserrío. El Tío Paco dejó el Javier y se mudó a la Residencia ese mismo mes. Continúan los problemas: robo de material, atraso en los pagos, el terreno va resultando estrecho… Un día, una de las vigas se desprende del techo y lastima severamente al P. García y a Pepe Hernández. Pocos días después, estando aserrando madera, un descuido del Tío le hace caer de cabeza en una fosa. Era un golpe como para romperle a uno la cabeza, pero más bien las heridas fueron en las piernas. Era agosto de 1973. El aserrío de La Atarazana fue nuestra casa hasta el 2012

39


Primer contacto con la TV La contestación fue inmediata: un bienhechor ofreció terreno para la familia. El transporte corrió a cargo de Viviendas Hogar de Cristo. Se cargó un camión alquilado con una casa doble, incluyendo las bases y los pilares. Poco después llegó el donante para señalar el sitio y, antes de lo previsto, llegó también el Sr. Hanna con su equipo para grabar los acontecimientos. Cuando se terminaba la operación, llegó un camión del Ejército con la familia y sus enseres. Cuatro horas tardó la instalación. La recompensa fue contemplar la gran alegría de aquella familia, que pocas horas antes se encontraba botada en la calle y en el mayor desamparo. Todos estos actos fueron retransmitidos por el Canal 10. Estamos ya en los finales de la permanencia en el Seminario. Después de cinco años, ha sido posible adquirir los terrenos junto a la ría (mil metros cuadrados que pertenecían a la Junta de Beneficencia, como ya habíamos mencionado) gracias a la gestión del Dr. Galo García Feraud. Hogar de Cristo se traslada a su nueva sede.

Inicios de 1974. Diario “El Universo” publica una noticia relatando cómo una familia con cinco hijos había sido botada a la calle. La televisión también se había hecho eco de tal desgracia. Hogar de Cristo se comunicó por teléfono con Canal 10 (Telecentro). El recordado periodista Antonio Hanna contestó la llamada. Se le manifestó la disposición de donar casas siempre y cuando las familias dispusieran de solar y transporte.

El camión está recién adquirido, enviado desde Bélgica por el P. van der Rest.

40


Las primeras casas

El P. Julio Stragier había negociado en Bélgica la compra de una máquina “Brenta”. El Gerente de la Aserradora CREAR manifiesta que esa máquina no es apta para el tipo de madera que emplea Hogar de Cristo. Con todo, llegó la máquina. Su peso era de 12 toneladas. En cajón aparte vino la cepilladora, fabricada en 1925 y que rindió notablemente. El conjunto lo completan las máquinas auxiliares: afiladora, soldadora, prensa soldadora, afiladora de bisel, rectificadora de hojas, etc. Poco después se adquirió otra máquina para trabajar la madera, de industria colombiana. Su precio: S/. $100.000. En febrero de 1974 se empieza a instalar la máquina, con la presencia constante de Don Pepe Hernández (un trabajo difícil). Se termina la instalación en marzo. Ante la presencia del instalador, se hacen las pruebas con buen resultado. Inmediatamente, Don Pepe tomó la dirección y con la práctica se fue capacitando en el manejo de dicho aparato.

El Padre García muestra al Padre Julio Stragier al Guayaquil de los años 70.

Fue necesario construir un pozo. Tío Paco recurrió a ingenieros de la Universidad Católica de Quito. En la capital, un profesor de la PUCE le dice que en esa especialidad son mejores los ingenieros de Guayaquil. Al volver, nadie la recomienda ningún nombre. Desorientado, Tío Paco preguntó a los vecinos del Aserrío “El Cedro” que le indicasen cómo instalaron su máquina vertical. No es fácil que nadie revele sus secretos. Hay que buscar otros caminos. Viviendas Hogar de Cristo tenía madera en bodega a la espera de un buen comprador. El P. García le propuso el negocio a Don Miguel Pulsadas: “Entendámonos, Don Miguel. Hágame un buen relato de la instalación del pozo que yo le voy a regalar las tablas”. Con pluma y papel, ambos se sentaron cómodamente. Pulsadas empieza a hablar y Tío Paco empieza a escribir. “Allí soltó hasta la última gota de leche que mamó” -relata el religioso. “¡Cómo me reía yo después de todas estas cosas!” La astucia dio resultado. Después de una larga charla, Tío Paco adquirió todos los secretos de cómo cavar el imprescindible pozo. Don Miguel se llevó sus tablas y el sacerdote, complacido, se quedó con su ciencia. Mientras, Don Pepe se ocupaba del armado de la máquina Brenta. Su talento y paciencia dieron resultado.

41


Vista aérea del aserrío ubicado al pie del Río Guayas.

El famoso foso necesitó de hierro, técnica y mano de obra. El hierro lo proporcionó la empresa “Andex”, absolutamente gratis. La fosa se termina el 13 de Julio de 1974. La máquina se empieza a instalar tres días después y se termina en los últimos días de Julio. El motor es magnífico y trabaja estupendamente. Hay que hacer la instalación eléctrica, pero antes Don Pepe va unos días a Montecristi para aprender de unos técnicos la manera de trabajar la máquina. La Brenta fue estrenada en octubre. Todos en el Aserrío “El Cedro” estaban pendientes y asomados por las tapias para contemplar el funcionamiento. En cuanto al winche, aparato indispensable para el trabajo, fue encargado en primera instancia a un amigo que cobró S/. $25.000, pero fue un fracaso. Como siempre, Pepe Ycaza acudió en auxilio; por suerte el fabricante tenía una cuenta pendiente con Eternit. Pepe lo llama por teléfono y le dice que si no arregla el problema tendrá que cancelar inmediatamente su cuenta. Asunto arreglado.

José Ycaza durante su visita al Aserrío

42


La primera casa del nuevo aserrío fue vendida al Sr. Jesús Rojas Cevallos, que la instaló en el suburbio, calle 31, y la pagó puntualmente. Otra casa fue entregada a Betty Franco, una pobre mujer del suburbio, cargada de hijos, cinco por lo menos, que vivían de la caridad. Era una señora a quien nunca se le vio seria en Hogar de Cristo; a pesar de su miseria, siempre tenía una sonrisa en los labios. Tío Paco la citó y con la ayuda solidaria de los vecinos empezaron los trabajos. Terminada la instalación, la casita quedó muy bien. Los enseres de la pobre familia daban lástima Los cinco niñitos de la señora Betty (“más flaca que un espárrago” la describe el Diario) eran muy simpáticos y estaban bien gorditos. Muchos años después, Tío Paco se encontró con la señora Franco. Las cosas habían cambiado. Una persona caritativa le había contactado con SOLCA. La casa del Hogar había sido vendida; con el dinero compró una preciosa villa en la Cooperativa “Martha de Roldós”. Siempre con la sonrisa en los labios, seguía siendo “tan flaca como un espárrago”, pero feliz… Historias de superación como está se han repetido una y mil veces con los socios y socias de Viviendas Hogar de Cristo.

“Nosotros los representantes del Gobierno del Ecuador en este congreso, prometemos a la Corporación de Viviendas Hogar de Cristo nuestro decidido apoyo para el desarrollo de un plan de vivienda que redundará en gran beneficio para nuestra clase marginada del Ecuador”. A continuación se levanta el Director de la Asamblea: “Esta promesa que el señor representante del Gobierno del Ecuador tan solemnemente formula justifica plenamente, solo ella, la convocatoria de este Congreso...” Los hechos fueron otros. De vuelta al país, nadie se acordó de tal promesa. En estos años, Pepe Ycaza recomendaba continuamente al P. García que mantuviera la independencia de Viviendas Hogar de Cristo, rehusando en lo posible la colaboración con instituciones públicas. “El Estado es mal pagador”, era la convicción de Don Pepe. Una serie de hechos posteriores la daría la razón.

La obra más importante realizada en Octubre del 74 fue la fabricación de un gran galpón central. En ese mismo mes, se realizó un Congreso de Vivienda en Bogotá, organizado por SELAVIP. Por parte del Ecuador asistieron la Junta Nacional de la Vivienda, el Banco Ecuatoriano de la Vivienda, la Fundación Mariana de Jesús y Viviendas Hogar de Cristo. Nuestra organización presentó fotografías de lo realizado hasta el momento. La exposición causó excelente impresión entre los asistentes. Pidió la palabra un representante de la JUNAVI y del BEV:

43


Por aquel tiempo, el fundador de Hogar de Cristo comenzó a tomar medicación (tranquilizantes). Un rasgo de su carácter, que irá acrecentándose con los años, será la ansiedad y cierto pesimismo que le invadirá a ratos. Pero ordinariamente era una persona que contagiaba paz y alegría. Sumamente efusivo en el saludo: “¡Cómo estás chiquillo!”, siempre presto a la ayuda y a la escucha, sobre todo

a los humildes. Pepe Ycaza recuerda el espectáculo que constituían las visitas del sacerdote a las oficinas del Banco Continental: “las cajeras ya le conocían y se acercaban risueñas a saludarle. Él repartía bendiciones y rosarios. Rezaba el Padre Nuestro en alta voz y todos le seguían”. Efectivamente, Tío Paco estaba siempre evangelizando, siempre predicando y hablando del buen Dios. No era muy riguroso en la contabilidad y con frecuencia terminaba donando las casas a quienes no podían pagar. Esto traía su costo: a finales de los 70 le intranquilizarán, sobre todo, la continuidad de la obra y el tema del sucesor en la Gerencia. Por ello, empezará a pedir que la Compañía envíe otro jesuita; al no conseguirlo, fijará su esperanzada mirada en algunos seglares. Había concluido 1974 con una producción de 400 viviendas de 10 m2. Hogar de Cristo estaba en condiciones de realizar el proceso de fabricación completo. Siempre ha sido agudo el problema de la provisión de madera, pero tenían conocimiento de que en Babahoyo había una buena fuente de aprovisionamiento para el futuro. Allí acudió el equipo de Hogar de Cristo. Sacerdotes de Los Ríos recomendaron al dueño de un aserradero, quien podría proporcionar la madera requerida. Acudieron donde dicho caballero, quien estaba dispuesto a la sociedad, pero pidió dinero adelantado. Se entregó una cuota de S/. $40.000. Pasó un mes y nada. Entonces volvieron a los Ríos Tío Paco y Pepe Ycaza. El referido señor manifiesta que ha tenido una demora, pero asegura que la madera llegará a Guayaquil en un par de días. Esperaron unos días en vano. Habían sido estafados.

44


La gran opción del Padre Arrupe: Fe y Justicia

Mientras tanto, el Padre Arrupe había convocado a la Congregación General 32 de la Compañía de Jesús. En otros lugares del mundo donde estaba presente la Compañía se sentía también la necesidad de trabajar por la Justicia del Reino. De hecho, en casi todas la Provincias de la Compañía habían surgido obras de carácter social: educación popular, servicios de salud y asistencia social, atención a desplazados… Alberto Hurtado y José Ma. Rubio entre otros, habían sido pioneros del apostolado social. Había llegado el momento de reconocer oficialmente la necesidad de comprometerse con los marginados y empobrecidos. Numerosos postulados llegaron a Roma en este sentido. Su famoso y trascendental decreto 4 que consagró la nueva forma de entender la misión de los hijos de San Ignacio: La misión de la Compañía de Jesús hoy es el servicio de la fe, del que la promoción de la

justicia constituye una exigencia absoluta, en cuanto forma parte de la reconciliación de los hombres exigida por la reconciliación de ellos mismos con Dios. Ciertamente ésta ha sido siempre, bajo modalidades diversas, la misión de la Compañía: esta misión adquiere empero un sentido nuevo y una urgencia especial, en razón de las necesidades y las aspiraciones de los hombres de nuestro tiempo, y, bajo esta luz, queremos considerarla con una mirada nueva. Nos encontramos efectivamente en presencia de toda una serie de nuevos desafíos. El trabajo pionero de Hogar de Cristo ha demostrado estar en la línea de Fe y Justicia marcada por la CG 35.

45


1975 Tiempos de la dictadura de Rodríguez Lara. Era Alcalde de Guayaquil el Sr. Molina Defranc, amigo del Señor Arzobispo y que había hecho unos cuantos favores a la obra de las viviendas. Solicitó que se le otorgase una casa para la señora que trabajaba en su hogar. La vivienda fue cargada en el camión, que se puso en marcha hacia el lugar que el Sr. Alcalde había señalado. Al llegar al sitio, el personal de Hogar de Cristo descubrió que los moradores estaban soliviantados, ya que según ellos, dicho terreno no era del Alcalde. Tomaron piedras para lanzarlas contra el camión. Gracias a la habilidad del chofer, que retrocedió a tiempo y se alejó, se evitó que la gente destrozase el vehículo. Poco después, un incendio destruyó varias casas en la calle Machala, donde estaban refugiadas varias familias de la Sierra. Tío Paco se presentó al Sr. Alcalde con la intención de solucionar tan grave problema. El ofrecimiento consistió en proporcionar la mitad de las viviendas, con tal de que el Municipio proporcionase la otra mitad, el terreno para la colocación de las casas y el transporte. El Municipio aceptó. Empezó el trabajo y cuando todo estaba terminado, los representantes de Hogar de Cristo se apersonaron en el sitio.

46


En ese momento se dieron cuenta que aquellos terrenos habían sido invadidos, impidiendo la gente la instalación de las casas. Inútil reclamar. Inmediatamente, el P. García fue al Municipio para hacer la reclamación, pero el Alcalde manifestó que ellos no podían hacer nada. Con la devolución de los S/. $60.000 adelantados por el Municipio se dio por terminado el compromiso. Este año fue testigo de un hecho singular, preámbulo de lo que sería la colaboración de tantas damas porteñas en la obra de Hogar de Cristo. Hablamos de la colaboración de Eugenia de Febres-Cordero, esposa del político socialcristiano León Febres-Cordero. Ella misma le pidió al Sr. Arzobispo que le pudiera señalar una obra en la que pudiera ayudar a favor de los necesitados y el Sr. Arzobispo le señaló la nuestra. De inmediatamente se presentó en el Aserrío haciendo su ofrecimiento. Creímos que para empezar sería bueno hacer una colecta entre la gente pudiente de Guayaquil, colecta que la realizó ella sola. El dinero recogido en esta primera colecta fue de S/. $70.831, que se depositaron en una cuenta corriente del Banco de Guayaquil. El Tío Paco tiene 65 años. No todos los clientes están al día en el pago de sus cuotas. El P. Viceprovincial no daba ninguna esperanza de enviar otro jesuita a Hogar de Cristo. Lo que más solicitaba nuestro buen sacerdote era la colaboración de otro compañero jesuita. Le invade el desánimo por la falta de fuerzas y de recursos. Las finanzas de la organización funcionan al límite. Esta situación se acentúa entre 1978 y 1980.

36

47


Incremento de la superficie del aserrío

Pero la vida continúa… y el trabajo también. Un hecho fortuito permite ampliar la superficie del aserrío. Un día, Tío Paco está esperando un autobús para volver a casa, cuando ve avanzar un camión que cargaba tierra, en dirección a Durán. Hace parar al camión y le pregunta al chofer adónde va. El camionero contesta que a botar la carga en cualquier lugar. Tío Paco le ofrece S/. $50 si bota la tierra junto a la ría. Se trepa al camión, que toma dirección rumbo al Aserrío. Con este material se rellenó parte del terreno. Pero no es suficiente.

vaciando, cobrando y marchando a traer más. ¿Quién puede discutirle al Tío Paco que aquí no ha obrado la Divina Providencia? ¿Cuánto costó el relleno del estero? Tío Paco responde: “Ni dos mil sucres”.

Poco después, se hace evidente que el Sr. Alfredo Zambrano está metiendo carros de cascajo en el terreno colindante. Se le ocurre a Tío Paco una idea: “si tú avanzas por la cabeza, yo avanzo por la cola…”. Del cementerio están sacando cascajo para instalar tumbas. Dicho cascajo es transportado en camiones para botarlo en cualquier lugar. Ese cualquier lugar va a ser el Aserrío, a cambio de los $50 sucres que paga el Tío por el servicio. Uno tras otro desfilan los camiones,

48


Mientras tanto, el vecino, Don Zambrano, decide hacer su casa sobre la cabecera del estero que él había invadido. La casa la iba a montar sobre una gran plancha de hierro y cemento, limitando con el Aserrío, hacia la entrada del estero sin rellenar todavía. La plancha está terminada y encima empiezan a construir los pilotes de la casa. Cuando los pilotes han llegado a cierta altura, los ingenieros notan que la plancha va cediendo y desequilibrándose hacia el lado de Hogar de Cristo. Es decir, que la casa se les viene abajo. Notando el inminente peligro, Don Alfredo, lleno de angustia, se acerca para pedir auxilio: - Padrecito, padrecito, déjeme rellenar su parte del estero. - ¡Encantado, Don Alfredo, meta todos los camiones que quiera! Inmediatamente empieza a meter el vecino su cascajo y a dragar con sus máquinas, incluso a compactar con cemento, de manera que todo el sector queda muy bien cimentado. De esa forma se adquirieron 1.000 m2 más.

La salud del P. García se va complicando. Ahora siente más fuertes sus habituales dolores de cabeza y en el hombro derecho. En una ocasión, un vigilante le pide la licencia de conducir. Busca por todas partes y la licencia no aparece. - Padrecito, ha cometido tres infracciones. La primera: se ha parado en mitad de la carretera. La segunda, en cuanto me vio, ha dado Ud. retro al camión, cosa también prohibida. La tercera, la más manifiesta de todas: no lleva licencia. Mete mano al bolsillo el infractor y le ofrece al vigilante un billete de cien sucres para que se compre un pavo para la noche. Era 24 de Diciembre. - No Padre no lo voy a citar, guárdese su billetito y tenga más cuidado para otra ocasión. - “Yo creí morirme de vergüenza. ¡Qué lección para un cura!”

49


1976-1979 Durante el Carnaval de 1976 cae el gobierno del General Rodríguez Lara, que es sustituido por el Triunvirato Militar. Animados por los PP. José Nevado y Juan Valpuesta, un grupo de quince alumnos del Javier comienzan a colaborar con Viviendas Hogar de Cristo en el armado de camas. Aprovechando sus tiempos libres estos jóvenes gestionaron la adquisición de colchones. Camas y colchones eran entregadas a las familias que lo necesitasen. Fue el inicio de una fructífera relación entre Hogar de Cristo y el Colegio Javier, que se mantiene hasta ahora con el nombre de “Proyecto Social Arrupe”. En agosto de 1977, el Tío Paco sufre un accidente mientras hacía sus Ejercicios Espirituales en Baños. Como consecuencia de una caída se lastima la pierna y la clavícula. Permanece una semana en el Hospital de Baños. En octubre, llega a Guayaquil el P. Stragier, a proponer a nuestro sufrido personaje un viaje a México. El principal resultado de este viaje fue la visita a la Virgen de Guadalupe y a diversas obras sociales de la Iglesia Mexicana. En 1978, Daniel Wakinx, exilado político argentino que trabaja en el comercio y estudia Teología, se suma a la obra. Se convirtió en la “mano derecha” del Gerente, sin cobrar un solo centavo. Ayudaba en la revisión de cuentas y en los trámites financieros. A los quince meses se retira para ingresar en el Colegio Javier como pre-novicio. No perseveró en la Compañía de Jesús, pero dejó gratos recuerdos en Hogar de Cristo. Tío Paco percibe que su obra está entrando en crisis. Por esta causa, decide no aumentar el

personal. Una empresa japonesa se prestó a negociar las planchas para los techos. A los dos meses de firmado el contrato, llegó la primera remesa de planchas. Cada plancha costaba S/. $60. De aduanas no cobraron ni un solo centavo. Todo fue negociado por el Banco de Guayaquil. Este fue el motivo de la adquisición de un utilísimo Volkswagen, cuya misión consistió en transportar planchas de zinc al suburbio. El Presidente de la Junta Nacional de la Vivienda vio en TV la obra de Hogar de Cristo y manifiesta su deseo de colaborar. Avanzaron las gestiones, se tuvieron algunas reuniones, pero al final el Gerente General de la Junta Nacional de la Vivienda se opuso a la aprobación del contrato, sin manifestar las razones. En abril de 1979 se realizó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, con el aplastante triunfo del binomio Roldós-Hurtado. Un mes después, se realizó el Congreso de Vivienda organizado por la JUNAVI y el BEV. Duró siete días y fueron invitados el Arq. Oscar Hidalgo López, catedrático universitario en Bogotá, después gran colaborador de nuestra Obra, juntamente con Jorge Morán, Vicerrector de la U. Laica Vicente Rocafuerte. El objeto principal de este taller era estudiar la realidad del suburbio para remediar la situación de sus moradores. Los estudios concluyeron que el suburbio de Guayaquil era el tercero del mundo en padecer problemas de vivienda. Por tanto, era de interés nacional conocer a fondo el problema para emplearse en su solución. El Arq. Oscar Hidalgo, conocedor profundo de la caña y sus aplicaciones, elogió la labor de Viviendas del Hogar de Cristo. Recalcó a todos los asistentes que nadie más había presentado una práctica solución a tan terrible problema: “Agradezco al P. García el darnos a conocer el trabajo que está realizando en provecho y bienestar de los pobres del suburbio de Guayaquil y en prueba de tal agradecimiento, regalo esta colección de mis obras acerca del bambú y ojalá que ellas le ayuden para seguir trabajando en su magnífica labor a favor de los pobres”.

50


El 12 de junio de 1979, Yolanda González, la secretaria, se retira para dedicarse a otras actividades. Ha trabajado en esa función siete años. Un mes después, también Daniel se retira, como se ha anotado ya. Otra vez Tío Paco siente que se ha quedado solo. Cuatro personas integran el Aserrío: Pepe Hernández, Vicente Delgado, Angelito Pallo y Tío Paco. A pesar de las estrecheces, Hogar de Cristo es considerada ya por algunos como la obra diocesana mejor administrada en el Ecuador, como recuerda Pepe Ycaza. En septiembre, un terrible incendio asola un barrio en el Estero Salado, dejando sin hogar a diez familias. Tío Paco se encuentra con las autoridades de Guayaquil y entre las personas conocidas con Antonio Hanna, ahora Alcalde de la Ciudad. Las autoridades han llegado para conocer las magnitudes de la catástrofe y prometer ayuda. A las pocas semanas, otro incendio de las mismas proporciones que el anterior, a unas veinte cuadras, en el Estero. Nuevamente se presenta el Gerente de Hogar de Cristo para ofrecer ayuda. Cuando le vieron llegar, una lideresa popular anunció a sus compañeros:

La oferta del P. García fue entregar a cada familia la estructura de la casa, el piso y el techo de ardex. Al día siguiente, conforme a lo previsto, la mayoría de los damnificados se presentó con un trailer en el Aserrío y en un par de viajes realizaron el transporte. Las casas fueron instaladas. Poco después, se instalaron 50 casas más en la Cooperativa “San Pedro”. Con acciones como está, aumentaba la credibilidad de nuestra obra entre los sectores más necesitados. El bien que está haciendo el Hogar en el suburbio es evidente. A pesar de la producción limitada, cada familia que adquiere una casita consigue más estabilidad, tiene mejores posibilidades de obtener un trabajo. Su salud mejora, así como las relaciones sociales con los vecinos. Se están conformando así por doquier grupos solidarios que luchan para mejorar sus condiciones de agua potable y salubridad, solicitándolos al Municipio, que lamentablemente en aquellos años está dominado por la corrupción y el piponazgo. Ciertamente, las familias marginadas ven la casa de caña guadúa como el primer paso para adquirir una vivienda duradera, más cómoda y decente.

- Compañeros, les presento al P. Francisco García, que seguramente viene a prometerles alguna ayuda. Les ruego que lo que el P. García les prometa, lo acepten, porque lo que él promete sí que lo cumple...

51


1980-1981: Crisis Ante tales acontecimientos solo cabía esperar. Ni pensar en aumentar el personal. Tío Paco cuenta: “Con las tres buenas personas que quedaban seguiríamos trabajando y poniendo techos. No haríamos paneles, sino simplemente aserrar troncos en tiras y tablas, continuando con las puertas y así entregar el material. Por tanto obligábamos a los clientes a una mayor intervención de su parte. La experiencia en la Cooperativa de San Pedro había dado resultado. Bajo este plan, las viviendas serían más baratas gracias a que requerían menos mano de obra. El asunto de los pagos era lo más grave. Los usuarios se dieron cuenta de mi poca eficacia para reclamar sus deudas, especialmente en Durán, y aunque por teléfono solicitaba el pago nadie me hacía caso. Fueron días de prueba, pues esto nunca había pasado, pero estaba pasando ahora”. De hecho, el P. García comienza a pensar en cerrar la obra. Para conseguir fondos, Tío Paco ordenó a Pepe Hernández la elaboración de sillas y mesas para la Escuela Arquidiocesana (que fueron

entregadas) e inclusive elaborar muebles, pero era una mala idea porque el personal no estaba capacitado para eso. Sus colaboradores más cercanos le animan a seguir adelante. Hace siete años el Aserrío se ha establecido en la ría. En 1981 estalló el conflicto con el Perú (Paquisha). El 24 de mayo de 1981 fallece en un accidente el Presidente Jaime Roldós A., su esposa y comitiva. Por aquel tiempo, el Tío Paco había recibido ya más de una invitación para brindar conferencias sobre el tema de la vivienda en universidades y foros sociales. Pero las preocupaciones no le dejan en paz. Era urgente un cambio con prontitud o la obra podría colapsar. A pesar de ser la capital económica del Ecuador, Guayaquil se hunde más y más en la pobreza. El 70% de su población está por debajo de la línea de pobreza. Pero ya el Señor tenía previsto al hombre adecuado para levantar su Hogar… Se encontraba ese momento en España, colaborando en la construcción de colegios y residencias jesuitas en la Provincia de Aragón. Su nombre: Roberto Costa Prats.

52


Junto a los

años

Excluidos HOGAR DE CRISTO


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.